Ejemplar gratuito · Prohibido su venta · 3.167 suscriptores
El Pensador revista de cultura, filosofía, economía, historia y ciencia a la luz de la fe cristiana
∎en este número May feelings DAR Y PEDIR ORACIONES EN LA RED ►46
¿Hay sentido en el SUFRIMIENTO? Reflexiones de F O’Connor ►7
CATÓLICOS EN INTERNET
VATICAN.VA ES LA PÁGINA WEB NÚM 12.671►42
Número 2. Año I. Marzo-abril 2013. Edición PDF. Editado en Barcelona DIGNITAS © Círculos de Santo Tomás dignitad.blogspot.com.es Suscripciones, núms. atrasados: revistaelpensador@gmail.com
GEISSLER A PROPÓSITO DEL CARDENAL NEWMAN
La conciencia: El originario vicario de Cristo ►40-41
LAICISMO Escriben JONATHAN SACKS Líder judío de la Commonwealth
IGNACIO ARSUAGA Pte. de Hazte Oír JOSEP MIRÓ Pte. de E-Cristians JESÚS DOMÍNGUEZ Dtor. de la OESI de la Conf. Episcopal Española PROFESORES: Ramón Lucas · Enrique San Miguel · José María Carabante · Santiago Petschen · Diego Poole · Gabriel Andrade · José Luis Villacañas · J. M. Caparrós
Prohibir los crucifijos en las escuelas y edificios públicos, gubernamentales o no. Poner en solfa las ayudas a organizaciones caritativas católicas. Dificultar la enseñanza religiosa o la libre elección de los padres a llevar a sus hijos a centros diferenciados. Censurar a la jerarquía eclesiástica cuando realiza recomendaciones a sus fieles que chocan con decisiones políticas. O provocar disturbios coincidiendo con las Jornadas Mundiales de la Juventud. La hostilidad del proyecto ateo de laicismo se ha venido recrudeciendo en Europa y países iberoamericanos como Argentina. ¿Tienen los creyentes la obligación de vivir su fe en la intimidad? ¿Es la religión un mero asunto privado? ¿Pueden los cristianos hacer política? Preguntas que no hace más de tres décadas serían sencillamente ridículas, han tornado en estos tiempos en cuestiones de una grave trascendencia. EL PENSADOR ofrece en sus páginas datos, definiciones y análisis desde diversas disciplinas.
►15-34
El Calvario Una roca que habla ►5
LITTERA
Toda la literatura de Foucalt a propósito de la locura cabe hoy trasladarla a la muerte, a la vejez. El ser humano postmoderno ha condenado a los enfermos, a los que sufren y a los moribundos a la reclusión extramuros de la vida cotidiana. La familia, atacada por el laicismo dominante en las sociedades occidentales, ha abandonado en gélidos hospitales y residencias a quienes ya no proyectan una felicidad superficial o incumplen con una actividad “normal”. Es la consecuencia inevitable del materialismo. Si el hombre, como decía Le Mattrié, es sólo una máquina, entonces conviene deshacerse de ella cuando no funciona o cuando comienza a dar señales de que las pilas se agotan. La dignidad del ser humano queda de este modo al albur de la utilidad. Es una dignidad utilitarista, por mucho que se les llene la boca de solidaridad o de derechos humanos.— DIGNITAS
EXCLUSIVA│PACO ARANGO Director de Maktub
“Estoy trabajando en el guión de mi próxima película que se titula 11%. Una historia que trata de unos pobres individuos que reciben el control de un enorme Banco” ANUNCIA QUE SE RODARÁ EN ESTADOS UNIDOS Y A LO GRANDE
►11-12
BENEDICTO XVI
Un Papa que hace historia ► Su bibliografía fundamental
►35-39
EL PENSADOR
2 · Marzo-Abril 2013
Echar las redes mar adentro
SUMARIO Firmas pensadoras Gabriel ANDRADE
Revista de Prensa Cartas al Diretor Desde el seminario El Calvario: una piedra que habla
LIBROS SUGERENTES [6-9]
Los enamoramientos (Javier Marías) Entrevista con el autor de la biografía de Álvaro del Portillo El sentido del sufrimiento en Flannery O’Connor A las cinco y diez de la tarde: Frossard Reseñas de libros
CINE PARA PENSAR [10-12]
Cine-lub: El estudiante · Soul surfer Santo Tomás Moro: catorce lecciones El atlas de las nubs: una película new age Entrevista: Paco Arango
MÚSICA Y MÚSICOS [13-14]
What’s love: Jaeson Ma La conversión de la cantante de Roxette
EL LAICISMO [15-34]
Los graves problemas del laicismo Laicidad y laicismo ¿Qué debemos hacer cuando no se trata de martirio? ¿Por qué le llaman laicismo cuando es ingeniería social? Laicismo, laicidad de Iglesia católica: Una vision desde los datos ¿Cómo se pasa de las restricciones a la libertad religiosa a la violencia contra le fe? Habermas, la religion entre lo público y lo privado Los límites del laicismo Konrad Adenauer: amor, perdón, reconciliación ¿Es posible el diálogo entre ateos y creyentes? ¿Poncio Pilato como paradigma de demócrata? Bibliografía sobre fe y laicismo Ser cristiano en un Estado laico Islam: del laicismo a los movimientos islámicos Un siglo en la historia de los países musulmanes La influencia del cristianismo en la gestación de la democracia
EL PAPA BENEDICTO XVI RENUNCIÓ [35-39]
BXVI renunció Editorial: una renuncia que nos interpela Renuncia según el Código Canónico Historia: las renuncias al Pontificado Ratzinger fundamental: 45 libros imprescindibles El Papa de la Providencia
APOLOGÉTICA [40-41]
La conciencia: el originario vicario de Cristo
INTERNET [42-46]
¿Sería Pablo un internauta? Los católicos, apostolado, internet BXVI: ante las jornadas de las Comunicaciones 2013 Las webs católicas más recomendadas para un ateo Entrevista: Santiago Requejo (May Feelings)
MEDITACIÓN [47]
La Cuaresma: tiempo de penitencia y conversión
Profesor de Filosofía de la Universidad del Zulía (Venezuela)
Ignacio ARSUAGA Presidente de Hazte Oír
José María CARABANTE Profesor de Filosofía del Derecho. Universidad Complutense (Madrid)
Alejandro CIFRES Prelado de Honor. Director del Archivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe
Jesús DOMÍNGUEZ Director de la Oficina de Estadística de la Conferencia Episcopal Española
Hermann GEISSLER Director de la Oficina para la Doctrina de la Congregación para la Doctrina de la Fe
Nº 2. El Pensador (325x460) Angelloes.
PALABRORAR Por: Hno. Lázaro Clemente, Fmp
Esperansia.—
Ramón LUCAS Profesor de Antropología filosófica y Bioética en la Universidad Gregoriana (Roma). Legionario de Cristo
Carlos LLORENTE Odontólogo. Autor de Primera Semana Santa de la Historia
Juan ORELLANA Profesor de la Universidad CEU-San Pablo. Director del Departamento de Cine de la Conf. Episcopal Española
José María MARTÍNEZ Profesor de Literatura y cultura hispánica en la Universidad de Texas-Pan American
Susana MIRÓ LÓPEZ Profesora de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid)
Josep MIRÓ Presidente de E-Cristians. Profesor de la Universitat Abat Oliva (Barcelona)
Santiago PETSCHEN Catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense (Madrid). Profesor Jean Monnet de la U.E.
Diego POOLE Profesor de Filosofía del Derecho. Univ. Rey Juan Carlos.
Juan Manuel de PRADA
Dícese de la virtud de esperar algo apasionadamente. Virtud de dos "componentes". La esperanza comunica paz al ansia de Dios. El ansia de Dios hace activa la espera de Su Voz.
EN PRIMERA PLANA [2-5]
ESTA REVISTA HA SIDO EDITADA PARA SER DISTRIBUIDA. LA INTENCIÓN DE LOS EDITORES ES QUE SEA UTILIZADA LO MÁS AMPLIAMENTE POSIBLE. LA REPRODUCCIÓN PARCIAL DE CONTENIDOS ESTÁ AUTORIZADA EXPRESAMENTE, A CONDICIÓN DE QUE SE HAGA CONSTAR EL NOMBRE DE LA REVISTA, EL TÍTULO DEL ARTÍCULO Y, CUANDO PROCEDA, EL AUTOR DEL TRABAJO.
Escritor y columnista de prensa. Premio Planeta
Jonathan SACKS Líder de la comunidad judía de la Commonwealth
EL PENSADOR
Enrique SAN MIGUEL Catedrático de Historia del Derecho. Universidad Rey Juan Carlos (Madrid)
José Luis VILLACAÑAS Catedrático de Historia de la Filosofía. Universidad Complutense (Madrid)
COLABORAN TAMBIÉN EN ESTE NÚMERO · Mauricio Artieda · Lázaro Clemente Yago · I. Páez · Guillermo Garrido · Fausto Gil · Jucho · Pedro López-Ybarra · Fidel Mateos · José Luis Retegui · África Marteache · Laura Orri · M. Francis de Palma · A. Montesdeoca · Llucià Pou · Samuel Segura · V. Morales · Julio Muñoz · Mijailo Bokan · Mn Francesc Perarnau ·
AYÚDANOS A DIFUNDIR EL PENSADOR
Nº 2. Marzo-Abril Es una revista independiente, editada por Círculos de Santo Tomás. Su financiación procede de las aportaciones voluntarias de sus lectores. La línea editorial de la revista es la divulgación del pensamiento cristiano y, en particular, la relación entre Fe, Ciencia y Razón. El compromiso editorial que asumimos es ofrecer periódicamente materiales de alta calidad, que permitan a nuestros lectores formarse una opinión correcta como herramienta para el debate y para la tarea de evangelización. EL PENSADOR sólo se hace responsable del Editorial y de los artículos sin firma. No necesariamente comparte todas las opiniones de sus colaboradores.
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 3
Echar las redes mar adentro Un feliz proyecto.—
Ellis el gran desconocido.—
Por Guillermo Garrido El tema estrella de estos últimos dos meses ha sido, sin duda, la renuncia del Sumo Pontífice, materializada el pasado 28 de febrero. Son muchísimas las valoraciones realizadas en las columnas de los principales periódicos del mundo. Nosotros destacamos dos. La primera, la de Antonio María Rouco, presidente de la Conferencia Episcopal Española, escribió el 17 de febrero en La Razón un artículo titulado “Hacia la meta final”, en el que enjuicia la renuncia del Papa como “un claro signo de humildad, de libertad en el Señor y de amor a la Iglesia, a la que ha servido con entrega infatigable y generosa”. En una línea similar se manifestaba, el mismo día, el director de L’Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian: “Benedicto XVI demuestra una lucidez y una humildad que es ante todo, como explicó una vez, adhesión a la realidad, a la tierra. Así, al no sentirse ya capaz de ’ejercer bien’ el ministerio que se le ha encomendado, ha anunciado su renuncia. Con una decisión humana y espiritualmente ejemplar, en la madurez plena de un pontificado que, desde su inicio y durante casi ocho años, día tras día, no ha dejado de sorprender, dejará una huella profunda en la historia. Esa historia que el Papa lee con confianza en el signo del futuro de Dios”. El 14 de febrero, The New York Times publicaba un extenso reportaje bajo el titular de “Un laboratorio para revitalizar el catolicismo”. Habla de Brasil, donde el rotativo de la izquierda liberal considera que la Iglesia católica está perdiendo rápidamente importancia. Allí han comenzado a proliferar sacerdotes católicos carismáticos: “El más famoso de ellos el reverendo Marcelo Rossi, de 45 años de edad, ex entrenador personal, ha vendido más de 12 millones de discos y ha celebrado la misa en un estadio de fútbol lleno de decenas de miles de fieles”. La agencia de noticias norteamericana Associated Press daba a conocer que un distrito escolar de Ohio, The Jackson City Schools, decidió mantener un retrato de Jesús colgado en la escuela, donde ha estado los últimos 65 años, a pesar de que las autoridades consideran que el retrato es inconstitucional al promover la religión en una escuela pública. La decisión se adoptó por votación y el consejo escolar sostuvo que debe proteger los derechos de los estudiantes a la libre expresión. El 20 de febrero, L’Osservatore publicaba una interesante reseña con ocasión de que el Antonio María Rouco, y el arzobispo de Dijon, Roland Minnerath, propusieron algunas reflexiones en relación al motu proprio de Benedicto XVI Intima Ecclesiae natura. La noción de identidad católica -escribe el arzobispo Minnerath-, «aparece ya en las primeras palabras del motu proprio. “La naturaleza íntima de la Iglesia” se debe manifestar en las instituciones y en la obra de caridad que ella promueve en el nombre mismo de su misión apostólica. El motu proprio recuerda oportunamente que “el servicio de la caridad” es parte integrante de la misión de cada Iglesia particular y que depende, como tal, del ministerio del obispo». Debemos dar las gracias tanto a Álex del Rosal, director de Religión en Libertad, como a Pedro González y Eleuterio Fernández Guzmán, columnistas de Infocatólica, por las elogiosas palabras que han dedicado a EL PENSADOR con ocasión de nuestro nacimiento.
LA RAZÓN España
L’OSSERVATORE Vaticano
NEW YORK TIMES Estados Unidos
He leído con sumo gusto la entrevista publicada en el número 1 de EL PENSADOR de George Ellis. Me ha gustado. Pero por desgracia el mundo de la astrofísica está repleto de ateos que utilizan sus conocimientos científicos para hacer apología de su doctrina ideológica. No dudo que habrá muchos científicos de primer nivel, como Ellis, que defiendan la vigencia de la fe, de la fe cristiana, apoyada por sus conocimientos científicos. Pero por desgracia son desconocidos para el gran público. Yo mismo, que soy aficionado a este tipo de literatura, no conocía ni siquiera de referencia al entrevistado. Por eso me congratulo de que ustedes le den cobertura mediática. Es necesario e imprescindible. Y todos los lectores de esta revista deberíamos contribuir a difundir esa entrevista, que rompe muchos tópicos y destroza no pocos postulados cientificistas. Gregorio López Serrano (Madrid. España).
L’OSSERVATORE Vaticano
RELIGIÓN EN LIBERTAD INFOCATÓLICA España
Felicitaciones.— Sólo unas breves letras para decirle que me ha encantado el primer número de su revista. Los temas son muy interesantes y el modo con que se tratan es serio y riguroso. Leo bastantes publicaciones católicas y, con toda seguridad, esta es una de las de más nivel. Es justo este tipo de publicaciones lo que necesitamos los laicos. Ana María Larraín (Santiago. Chile).
Evangelizar la cultura.—
Os felicito por la revista. Me parece muy buena y muy oportuna para este momento de la historia. Creo que aporta el sentido de Nueva Evangelización en el mundo de la cultura, en el que debemos estar como cristianos. José Vega (As Pontes de García La fe razonable de W. L. Craig.— El verano pasado conocí navegando en Youtube los Rodríguez. La Coruña. España). debates del filósofo y teólogo norteamericano Wi- El conservadurismo de ustedes.— lliam Lane Craig y en poco tiempo me tragué todos Por casualidad ha llegado a mis manos un ejemplar los vídeos subtitulados en español que pude locali- de vuestra revista, remitido por un conocido miemzar de él. La frescura y solidez de su discurso sobre bro del Opus Dei de mi diócesis. Claro está por tanla fe razonable me resultaron tremendamente intere- to el conservadurismo de EL PENSADOR. Es insantes. Pero sobre todo, lo que llama la atención de creíble cómo la línea conservadora de nuestra Iglesia este filósofo es su disposición a debatir con recono- tiene permiso para escribir de todo, mientras otros, cidos ateos. los teólogos de la Liberación, tienen que pedir autoEl orden de exposición, su lógica y la solvencia de rización para escribir cualquier cosa. Aquí gente sus argumentos han hecho temblar ante su presencia como ustedes ni siquiera respetan la línea pastoral a los cuatro jinetes del Nuevo Ateísmo. De hecho, diocesana. Ojalá que el espíritu de san Óscar RomeDawkins rehusó cobardemente enfrentarse cara a ro ilumine el cónclave para elección del nuevo Papa. cara a Craig después de cómo éste desarmó intelec- Raúl Alcalá (Usulután. El Salvador). tualmente a Hitchens, Dennett y Harris. ¿Está la teología ganando la batalla (al menos a nivel intelectual, que no popular) a los ateos negacionistas? ¿Se Las cartas al director no deberán tener más de 500 está moviendo algo en el pensamiento cristiano an- palabras y pueden ser extractadas por la redacción glosajón? Son cuestiones que me planteé después de de EL PENSADOR. conocer esta realidad. Todos los debates están dispo- Para enviar cartas al director, emplee el siguiente nibles en Youtube. Francisco J. López (Sevilla. correo electrónico: revistaelpensador@gmail.com España).
DESDE EL SEMINARIO Dejarse llevar por “Otro”
ASSOCIATED PRESS Estados Unidos
Ojalá dure su revista mucho tiempo. Sobre todo porque es necesaria. A los cristianos nos faltan muchos datos para hacer frente a tanta manipulación ateísta. Muchos sacerdotes hacen lo que pueden, pero también les falta formación en temas relacionados con la ciencia. Así que bienvenidos seáis y mis mejores deseos para que alcancéis la difusión que bien merecida tenéis. Por mi parte no va a faltar empeño en darla a conocer entre mis amistades y conocidos. Dios os bendiga y ánimo con la tarea de evangelización que habéis emprendido. Lorena García (Valladolid. España).
ral, sino de mi vida y de mi historia personales. El vivió así desde pequeño, desde la confianza en el susurro de una voz suave, impregnada de amor, que le decía: «Tú… sígueme». Para aquellos de nosotros que nos encontramos en un camino de sequela Cristi, y por qué no, para todos aquellos que en este momento se encuentran buscando el sentido y la dirección de su vida, este: «mi programa es no hacer mi voluntad sino dejarme conducir por Él», es todo un punto de referencia. Cuatro años más tarde, el jueves santo de 2009, el Papa descubría de nuevo su corazón de niño y confiaba, esta vez a sus sacerdotes, que la idea de realizarse en esta vida «comporta que no queremos imponer nuestro rumbo y nuestra voluntad; que no deseamos llegar a ser esto o lo otro, sino que nos abandonamos a Él, donde sea y del modo que Él quiera servirse de nosotros». ¿Qué quiso decir el Papa? Pues que Dios es vida y su voluntad es fuente de vida. Benedicto XVI nos dijo siempre con sus palabras y sobre todo con su ejemplo que inserirse en el río de la voluntad divina es inserirse en el manantial que hace fecunda nuestra existencia y realiza el Reino de Dios en la tierra. Lo dijo aún más claro cuando en esa misma ocasión precisó: «En el sí de la Ordenación sacerdotal hemos hecho esta renuncia fundamental al deseo de ser autónomos, a la ̎autorrealización ̎». Quiero creer que también ahora el Santo Padre ha sabido descubrir el susurro de la voluntad de Dios en su corazón –que sabemos habla de muchas maneras– y veremos como el Señor convierte su nuevo sí, el sí del pequeño Joseph, en fuente de vida y fecundidad para su Iglesia.
Ante la invitación de un amigo de compartir, como seminarista, lo que yo en particular he aprendido del pontificado de Benedicto XVI, lo hago resaltando una lección que el «pequeño Joseph» me ha dado a mí como hombre, como cristiano y como futuro sacerdote: fiarme siempre de la voluntad de Dios en mi vida. Acompaño esta idea recordando dos momentos en los que el Santo Padre quiso compartir con nosotros el tesoro que desde pequeño guardaba en su corazón. Con la Iglesia universal al inicio de su pontificado y de manera más particular con los sacerdotes presentes durante la misa crismal del 2009 en la basílica vaticana. Muchos religiosos y seminaristas nos encontrábamos en la plaza de San Pedro aquél 24 de Abril de 2005, cuando el Papa dijo algo sorprendente: «mi verdadero programa de gobierno es no hacer mi voluntad, no seguir mis propias ideas, sino de ponerme, junto con toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y de la voluntad del Señor y dejarme conducir por Él». Esto no se improvisa. Son cosas que no se dicen por ser lo políticamente correcto. Allí habló un corazón de niño que nunca tuvo miedo de dejarse guiar por el Otro. No hace falta ser un gran intelectual para poder entrever en los escritos y conferencias del hasta aquél momento Cardenal Ratzinger, un instinto de confianza y abandono Hno. Julio Muñoz, L.C. del propio yo en ese Otro, dueño de la vida y de la Seminarista. Centro Superior de Estudios de los Lehistoria. Pero no de la vida y de la historia en gene- gionarios de Cristo. Roma.
EL PENSADOR
4 · Marzo-Abril 2013
Echar las redes mar adentro
EN EL PRÓXIMO NÚMERO [3]
MAYO JUNIO 2013
Geografía y geopolítica del Cristianismo en el siglo XXI será el tema central que abordará EL PENSADOR en su número 3, correspondiente al bimestre de mayo–junio. El tema no puede ser más candente, habida cuenta de que (el Espíritu Santo mediante) para esas fechas contaremos con un nuevo Papa que tendrá que enfrentar, como reconoció Benedicto XVI en su renuncia, graves retos en una sociedad extremadamente dinámica como la que vivimos. Repasaremos, pues, el Atlas Mundial del cristianismo, por regiones geográficas. Y analizaremos las perspectivas que ofrece para la evangelización cuyo fin último, no podemos olvidarlo, es la completa conversión del mundo. Pero esas tendencias demográficas de los creyentes, por así decir, quedarían hueras si al mismo tiempo no realizáramos un análisis geopolítico de la situación actual. ¿Qué oportunidades y amenazas ofrece hoy en día la globalización para la expansión de nuestra fe? ¿En qué medida la Iglesia, no sólo como institución, es capaz de afrontar los nuevos ejes paradigmáticos de los tiempos por venir?
Geo{
-grafía y -política del Cristianismo en el siglo XXI
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 5
en primera plana
De pronto, en una de estas veces mientras preparaba la maqueta, me fijé en que lo que sujetaba entre mis dedos se parecía enormemente a un feto humano
Una piedra que Por Carlos Llorente
Plano del arquitecto Katsimbinis. Fundamental para diseccionar y recortar los 24 planos de corte para construir la maqueta
Una extraordinaria “coincidencia”. Imagen que muestra la plantilla número 10 con el resto de cola embrionaria.
He encabezado este artículo como «Una roca que habla», porque así es en efecto. Estoy hablando del Calvario, o Gólgota. ¿Por qué digo que habla? Cuando escribía mi libro sobre la Pasión, La primera Semana Santa de la Historia, trataba de buscar imágenes para ilustrar el Calvario y, como cuento en el libro, tuve que hacer su maqueta para poder verlo en tres dimensiones y describirlo bien a los lectores. Lo de hacer maquetas es algo que se me da muy bien, modestia aparte, porque llevo toda mi vida, desde pequeño, haciéndolas. Por otra parte, había descubierto que un arquitecto, por nombre Katsimbinis, hizo en su día un alzado del monte original. Así que, entre mi afición a las maquetas, y los datos topográficos extraídos del plano de Katsimbinis, la tarea no parecía demasiado difícil. Sin embargo, no podía imaginarme siquiera qué sorpresa me tenía reservado todo aquello. Diré que para construir la maqueta, debido a la fragilidad de ellas, tenía que recurrir a madera de balsa, que es sumamente blanda. Mientras estaba en plena fase de recortar las plantillas para construir la maqueta, ocurría que se rompía con frecuencia por una de las curvas más pronunciadas y, debido a esto, me veía obligado a pegar los extremos y mantenerlos de ese modo, sujetos con los dedos, hasta que por fin quedaba firme. Esto ocurrió muchas veces durante el proceso. De pronto, en una de estas veces, me fijé en que lo que tenía entre mis dedos sujetando se parecía enormemente a un feto humano; se puede dar cuenta el lector de la sorpresa que antes había dicho. Como profesionalmente soy dentista, dispongo de una formación médica general, ya que estudié en su día Medicina. Recordaba las lecciones de embriología del profesor Orts Llorca, y observaba que, en efecto, aquello podría ser así, por la forma de lo que podría ser la cabeza, las extremidades inferiores, y sobre todo, lo que más me llamaba la atención era un espolón que salía del cuerpo, y que se asemejaba asombrosamente a la cola embrionaria residual del feto en la fase de desarrollo embrionario.
habla
Debido al grado de excitación que me produjo el descubrimiento, fui a consultarlo con libros de embriología humana y me rendí ante la evidencia. Un amigo me prestó un video sobre el desarrollo fetal titulado: «En el seno materno» de National Geographic, que no sólo me confirmó lo que sospechaba, sino que además me decía que el resto de plantillas de la maqueta, desde la más pequeña de la cumbre del Calvario hasta la mayor de la base, era una sucesión de cortes que podrían corresponder a las diferentes fases del desarrollo de un feto humano. desde la más pequeña de la cumbre del Calvario hasta la mayor de la base, era una sucesión de cortes que podrían corresponder a las diferentes fases del desarrollo de un feto humano. Desde la fase de “gástrula” a los 9 días de la gestación, hasta un feto de 7 semanas (periodo de tiempo en que desaparece la cola embrionaria y se puede datar el feto). Esta es la razón por la que sostengo que la roca del Calvario habla. Pero no sólo por lo que acabo de contar, pues con no ser esto más que bastante, la roca habla de más cosas. Veámoslo. El libro que comenté anteriormente lo escribí sin conocer directamente Tierra Santa. Poco después de publicarlo la visité en dos ocasiones distintas y, al ver el Calvario, me corrigió de un error que cometí al escribir La primera Semana Santa de la Historia: en concreto, la dirección hacia donde miraba Cristo al ser crucificado. En el libro contaba equivocadamente que a Jesús le colgaron mirando hacia Jerusalén. ¿Cómo fue que la roca me corrigió? Estudiando las dos partes de la cresta de la roca que hay al descubierto a ambos lados del altar de la Crucifixión (ver fotografías), observé que sobre el cristal que las cubre y protege, están colocados dos objetos metálicos a modo de porta-velas, que pretenden señalarnos donde estaban las cruces de los ladrones, pues hace unos años, en el siglo XIX al menos, lo hacían dos discos negros situados encima de la roca, pues no estaban los cristales. Pero como podrán ver en las fotografías que tomé, sobre la roca no hay ningún orificio que haya sujetado
los gruesos postes verticales de las cruces. Lo cual me hizo pensar que los bandidos no fueron crucificados sobre la cresta, sino fuera de ella, y sin duda lo harían en la plataforma de la rampa que los romanos harían para acceder a la cresta de la roca, que tenía un desnivel de cuatro metros con cuarenta centímetros. Si esto es así, pensé que a Jesús le debieron de crucificar de espaldas a Jerusalén, por lo que el que visita la capilla de la Crucifixión tendría a Cristo crucificado de cara, tal vez inmediatamente por detrás del altar, y más atrás aún estaría Jerusalén en tiempos de la crucifixión. Esto estaría de acuerdo con una profecía del profeta Jeremías que dice: «En el día de su perdición les mostraré la espalda, y no el rostro» (Jeremías 18,17): A modo de conclusión de este pequeño artículo me queda el significado de estas supuestas imágenes de fetos humanos. ¿Qué nos querría decir? podríamos preguntarnos. Yo creo que es como un mensaje cifrado del Cielo, de la misma manera que la aparición de la estrella navideña fue un mensaje para los Magos. La sucesión de imágenes que van conformando el feto, ¿no significaría esto una Nueva Vida? Ahora veamos todo el conjunto: Cristo muriendo crucificado en lo alto de la roca, y por debajo la aparición de una nueva vida; ¿no dijo Jesús que Él era el camino, la verdad y la vida?, ¿no querría decir esta imagen que por su muerte en la cruz el hombre tiene una Nueva Vida? Además está la pequeña cueva de Adán en la base del Calvario, en la cara que mira a Jerusalén (ver imagen de la maqueta). Esta cueva ya era conocida con este nombre antiguamente, y al estar en la misma base de la roca, su significado podría ser: Cristo estaría redimiendo a la humanidad representada por Adán.
∎∎∎ Carlos Llorente es médico odontólogo. Reconocido investigador de la Sábana Santa, es autor del libro La primera Semana Santa de la Historia. Editorial Homolegens, 2010.
EL PENSADOR
6 · Marzo-Abril 2013
LIBROSugerentes
Los enamoramientos (Javier Marías) Por: José María Martínez Hasta el momento mi apreciación por la obra de Marías ha ido pasando del entusiasmo (Corazón tan blanco) a la inquietud (Negra espalda del tiempo), para llegar ahora, con Los enamoramientos, a una preocupante decepción. Decepción por varias razones, a pesar de mi reconocimiento de la capacidad hipnotizante de su lenguaje. Pero el lenguaje solo no hace una buena novela, y en Los enamoramientos hay poco más que salvar. En primer lugar decepción por la disonancia entre el título y el verdadero tema del libro. El título puede hacer pensar que Los enamoramientos versa sobre la entidad y características del amor o de las relaciones amorosas, y puede que hasta el propio Marías haya pretendido convertirlo en el asunto principal. Sin embargo creo que el lector más atento se acabará dando cuenta de que al final toda la historia amorosa, con crimen incluido, no es más que un pretexto para que Marías vuelva sobre uno de sus temas más repetidos, y por eso más cansino y monótono. Y es que al final el amor o los enamoramientos quedan en un segundo plano, desplazados por la idea de que no hay certeza posible, de que todo es incertidumbre o en el mejor de los casos simple palabrería con buenas intenciones. Por ello se dejan tantos cabos sueltos acerca de los pormenores del asesinato de Miguel, porque el autor cree sencillamente que no puede haber otro modo de hacerlo. Como esto es algo que Marías repite hasta la saciedad en otras novelas, el lector no puede sino quedarse con la duda de si lo que ocurre con Marías es que está tan atrapado en esas coordenadas que no es capaz de salir de ellas y que todos los demás temas que trate en sus novelas (amor, guerra, etc.) van a quedar inevitablemente neutralizados por ese escepticismo. Tampoco queda muy claro si el título que ha elegido Marías quiere suplantar al tema del amor como tal o no, pero en cualquier caso y como aviso al lector que espere una novela romántica no puedo más que desaconsejarla. Salvo el caso de Miguel y Luisa, que se presentan verdaderamente como una “pareja perfecta”, las demás combinaciones (María-Javier; María-Leopoldo, Javier-Luisa, etc.) están más bien definidas por las triangulaciones, el egocentrismo o la superficialidad que por el verdadero compromiso. De forma análoga, el lector se va a quedar con la duda a cerca de la posibilidad real del amor, de vivir enamorado. Al tratar del amor –o mejor de los enamoramientos– y de otros temas adyacentes en este libro es donde se vierten muchas de las reflexiones caras a Marías, como pueden ser el olvido, la fatalidad, la impunidad, la conciencia… Entre esas reflexiones algunas son más o menos brillantes, pero también abundan las obviedades y perogrulladas. Y lo mismo ocurre con otras acerca de asuntos como el amarillismo periodístico, la política española, la vida literaria… Lo grave en este caso es que esa crítica es siempre negativa y cínica, y nunca constructiva. El remate a todo esto lo da María, la protagonista y narradora, que podía haber contribuido a una solución positiva del conflicto, por costosa
que fuera, pero que al final decide abstenerse. Esto encaja bien en la filosofía escéptica de Marías, pero me parece que es una estúpida contradicción después de haber estado denunciando la falta de funcionamiento de tantos niveles de la vida española. Algunas cosillas más. 1) Como en Negra espalda del tiempo Marías vuelve a cebarse aquí en la figura del profesor Francisco Rico, que puede representar la erudición inútil o la soberbia académica. No digo que algunos de los momentos no estén logrados, pero tanta repetición, de nuevo, da la impresión de agotamiento e incluso produce el efecto contrario. 2) La voz narrativa elegida por Marías es la de María Dolz, empleada en una editorial. En cuanto a la narración hay momentos en que esa voz sí suena a femenina, pero en su mayoría se nota demasiado que sigue siendo la voz de su amo, por el estilo y por el tono. A Marías le pasa aquí un poco lo mismo que a Juan Benet, uno de sus maestros, que al dar tanta prioridad al lenguaje acaban matando a sus propios personajes. Además al presentar a María desde el principio como trabajadora de una editorial, el lector más avisado ya sabe que eso va a traer como consecuencia inevitable y aburrida por su falta de originalidad la crítica del mundo literario, de escritores cuyos nombre en clave se ridiculizan. Todo ello, de nuevo sin proponer soluciones de ningún tipo. 3) Los continuos desmentidos o relativizaciones de partes de la historia contada anteriormente (versiones diferentes de periódicos sobre el crimen, versiones divergentes del apellido de Miguel, errores de traducciones, etc.) reflejan bien esa idea de la imposible certeza que propone el libro, pero al final dejan la historia con una consistencia tan frágil que uno no sabe si realmente qué partes de ella son ciertas y cuáles no. Esto puede gustar una vez, como en Corazón tan blanco, pero al repetirse de nuevo, el lector tiene derecho a preguntarse si un escritor que ha recibido tantos elogios es capaz o no de crear mundos y registros diferentes, como lo hicieron o lo están haciendo Miguel Delibes, José Luis Sampedro o José Jiménez Lozano Al final, para mí, solo se salvan la descripción de la felicidad amorosa inicial de Luisa y Miguel, el momento en que se revela la cara en principio oculta del asesinato de Miguel y el lenguaje de Marías. Por eso creo que la foto de la portada es un buen resumen de todo el libro; una feliz pareja pero vista como reflejo, no como realidad, porque ya se encarga el narrador de decirnos, una vez más, que esa realidad no es fija, que no existe. Pero esto es algo que nos lleva diciendo desde hace mucho tiempo y que nos lleva a concluir, con el refranero español, que “para este viaje no hacían falta tantas alforjas”, ni tampoco cuatrocientas páginas.
∎∎∎ José María Martínez es profesor de Literatura y cultura hispánica en la Universidad de Texas-Pan American y administra el blog de Literatura Viaje al Parnaso
BIOGRAFÍA DEL SUCESOR DE SAN JOSEMARÍA AL FRENTE DEL OPUS DEI
“Era un acérrimo defensor de la libertad de las personas” Javier Medina presentó el pasado 4 de marzo, en el Colegio de Ingenieros de Caminos de Madrid, su libro Álvaro del Portillo: un hombre fiel (Rialp), la última biografía del sucesor de San Josemaría Escrivá de Balaguer al frente del Opus Dei. Javier Medina Bayo (Vizcaya, 1950), sacerdote, doctor en Ciencias de la Educación y en Filosofía, fue un privilegiado testigo personal de los 24 últimos años de vida de Mons. Álvaro del Portillo. Con el libro ya en la calle desde el pasado mes de octubre, y su protagonista declarado Venerable por Benedicto XVI, hablamos con su autor. ¿Quién es Álvaro del Portillo en la historia de la Iglesia? Mons. Javier Echevarría, sucesor de Don Álvaro como Prelado del Opus Dei, ha afirmado en más de una ocasión que considera a Mons. del Portillo “un gigante en el firmamento eclesial” de la segunda mitad del siglo XX. Esta grandeza proviene, en primer lugar, de su fidelidad a Dios, que el Papa Benedicto XVI ha confirmado solemnemente el pasado 28 de junio, al conferirle el título de Venerable; es decir, al declarar solemnemente que Mons. del Portillo ha vivido en grado heroico todas las virtudes cristianas y goza de fama de santidad en la Iglesia. Son muchos los motivos por los que Don Álvaro ocupa un lugar destacado en la historia de la Iglesia contemporánea. Espero que algunos se vean con claridad en la biografía que he escrito. ¿Podría destacar algunos motivos? Un sacerdote que con su palabra y, sobre todo, con su ejemplo, ha hecho mucho bien a millares de hombres y de mujeres de los cinco continentes. Un acérrimo defensor de la libertad de las personas. Un gran jurista y teólogo que ha ofrecido una contribución importante a la doctrina y al derecho de la Iglesia. Un sacerdote que daba paz a quienes le trataban. ¿Y qué supone Álvaro del Portillo en la historia del Opus Dei? Durante casi cuarenta años, hasta el 26 de junio de 1975, fue la ayuda más firme y el colaborador más próximo de San Josemaría; después, su sucesor fidelísimo al frente del Opus Dei, que se marcó como programa de gobierno la absoluta lealtad al espíritu que el Fundador había dejado no sólo escrito, sino esculpido, como le gustaba repetir. Pienso que la manifestación más importante de esa fidelidad fue la erección del Opus Dei como prelatura personal, concedida por Juan Pablo II el 28 de noviembre de 1982. Era la configuración canónica adecuada al carisma fundacional de la Obra, que el Fundador había dejado preparada, aunque no la pudo ver realizada en la tierra. ¿Cómo era de práctico su amor a la Iglesia y al Papa? A mi parecer, lo más “práctico” siempre es rezar por la Iglesia y por el Papa. Por eso, quienes más ayudan a la Iglesia y al Papa son los santos. Dicho esto, me conmueven de modo particular las manifestaciones de amor filial que Don Álvaro tenía con los Romanos Pontífices: actuaba siempre como un hijo que sólo desea dar alegrías a su padre. ¿Cuáles son las señas de identidad de su fama de santidad? Don Álvaro buscó la santidad en el cumplimiento de sus deberes ordinarios: primero, como ingeniero; después, como sacerdote y como obispo. Eso sí, su cumplimiento era amoroso, fundado y alimentado por un trato intenso con la Trinidad, un gran amor a la Santísima Eucaristía y a los demás sacramentos, una tierna devoción a la Virgen. He subrayado que el “cumplimiento” de sus deberes era “amoroso”, porque –como nos
MEDINA BAYO, Javier. Álvaro del Portillo. Un hombre fiel Edita: Rialp. Madrid. 2012 Núm págs: 826
explicó muchas veces– para un cristiano no es suficiente un simple “cumplir por cumplir”: si nos limitamos a eso, el cumplimiento termina pronto en un “cumplo y miento”. El cristiano debe hacerlo todo –aun lo que parezca más intrascendente– por amor a Dios y a los demás. ¿Qué supuso Álvaro en la vida y en la santidad de San Josemaría? San Josemaría lo llamó saxum, “roca”: pienso que no es necesario añadir más. Si San Josemaría es el santo de la vida ordinaria, Don Álvaro será...Otro santo de la vida ordinaria. Es el espíritu del Opus Dei. Además, añadiría –es una opinión completamente personal– que Don Álvaro constituye un ejemplo luminoso de fidelidad a la Iglesia y al Papa, a los compromisos cristianos de cada uno; a San Josemaría y a los fieles del Opus Dei; a sus amigos y parientes, y a sus colegas de trabajo. ¿Qué ha sido lo que más le ha llamado la atención al conocer su vida con detalle? Me ha impresionado mucho su fe: tenía una fe gigantesca. Por ejemplo: durante los 19 años que dirigió la Obra, se comenzó el trabajo apostólico estable en 20 nuevos países; impulsó iniciativas de gran alcance social – desde clínicas en países de África, Europa y América, a escuelas y universidades en los diversos continentes– y muchas otras labores todo tipo. En 1983, ante las dificultades para comenzar la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, que eran innegables, comentó: “No podemos dejarnos llevar por la falsa objetividad, que lleva a descubrir las dificultades para sacar adelante un proyecto —la falta de medios económicos, la incomprensión de otras personas...—, y olvidar que en el otro platillo de la balanza está la gracia de Dios, que es más poderosa”. Esa era le fe de Don Álvaro. Todos los hombres tenemos defectos. ¿Cuáles eran las luchas de Álvaro y cómo las superaba? Era una persona como nosotros, completamente normal. Imagino que, habitualmente, su lucha consistiría en el cumplimiento del pequeño deber de cada instante, porque es ahí donde nos espera Dios. Don Álvaro o la fuerza del sí. Del sí, ¿a qué? A Dios. Y por Dios, a la Iglesia, al Papa, al Opus Dei y a su Fundador, a todas las almas. Era un sí total.
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 7
El sentido del sufrimiento en la obra de Flannery O’Connor Por: Susana Miró López
¿
Cuál es el sentido del sufrimiento? ¿Tiene de hecho algún sentido, puede tenerlo? Es verdad que cuando se mira el dolor desde fuera, como si se lo analizara en un laboratorio, podemos atrevernos a dar alguna “explicación”. Pero, bien analizado, este acercamiento es casi sacrílego, porque distorsiona la realidad y hiere a quien sufre. Y sin embargo, como una exigencia de nuestra naturaleza, no podemos dejar de cuestionarnos acerca de su sentido. Hay quienes, en medio del dolor, han sido capaces de vislumbrar una luz. Más aún, han sabido sacar fuerza de la fragilidad y se han constituido como maestros en “la ciencia del sufrir”. Su testimonio y su palabra pueden iluminar las noches oscuras de otros hombres. Uno de estos maestros es la escritora americana Flannery O’Connor (1925-1964). Su obra se fundamenta en un profundo conocimiento del ser humano y en su visión cristiana de las cosas, y permite encontrar cierta luz al misterio del dolor y descubrir que sólo lo Absoluto podría tomar sobre sus espaldas tanto nuestros sufrimientos individuales como los sufrimientos de toda la humanidad, y transformar todo ese dolor en vehículo para que su gracia pueda ser acogida por la naturaleza caída del hombre. Así, O’Connor se dio cuenta de que el sufrimiento presente en la existencia ofrece al hombre la oportunidad de cultivar la misericordia y quizás también levantar ese velo de inmanenecia que cubre nuestra época y le impide acercarse a la plenitud para la que fue creado. Toma como punto de partida de su obra el propio entorno donde vive. A través de esa mirada que lanza a su alrededor, refleja lo limitado del hombre y la necesidad de encontrar una respuesta al sentido de la existencia humana. Interpreta el sufrimiento dentro del marco de su fe católica. De acuerdo con ella, admite que el gran escándalo de este mundo no es la existencia del sufrimiento, sino que Dios decidió encarnarse en Cristo para superar las leyes del dolor, del sufrimiento y de la muerte, y sustituirlas por el mensaje de la redención. O’Connor utiliza como personajes claves a seres grotescos y los enfrenta a una situación de necesidad en la que se ven desvalidos; en esas circunstancias se les ofrece la alternativa de la gracia y sus caracteres muestran que la persona, en el uso de su libertad, acepta o rechaza esa gracia. La autora se remonta al mismo origen de la humanidad y a la existencia de un pecado original, para justificar la presencia del sufrimiento en el mundo. Aunque apunta la insuficiencia de una explicación meramente intelectual ante el sufrimiento y, especialmente, el de los inocentes, muestra que todavía es más incomprensible –desde nuestros pará-
metros- el hecho de que un Dios decida hacerse hombre y morir para redimirnos: «The central Christian mystery: that it has, for all its horror, been found by God to be worth dying for» . O’Connor parece seguir un proceso que se esquematizaría así: una situación inicial en la que el hombre se cree un ser perfecto; en algún momento de su vida esta situación se altera, por un sufrimiento físico, psíquico o espiritual; surgen así distintas actitudes ante el sufrimiento: –provocarlo, negarlo, huirlo, rendirse, resistirse, dominarlo o transformarlo hasta “vencer el mal con el bien”-; tales actitudes no dependen tanto de las circunstancias previas del sujeto como del uso de su libertad interior para abrirse o no a la gracia que Dios le tiende; una vez aceptada la gracia, el camino sigue siendo doloroso –porque el sufrimiento no desaparece-, pero se llevará a cabo con un guía al lado: Dios; el hombre se abandona confiado en Dios y se llena de ese amor misericordioso -a veces, es consciente de la propia transformación;
Una escritora católica Flannery O’Connor nació en el seno de una familia católica el 25 de marzo de 1925 en Savannah, Georgia, en la zona del Sur de los EEUU que se ha llamado el `cinturón bíblico`, de mayoría protestante. En este entorno del sur vivió casi toda su corta vida. Con sólo dieciséis años perdió a su padre de la misma enfermedad, el lupus erithematosus, que ella padeció. Estudió en el Georgia State, donde comenzó a escribir sus primeros relatos. Tras una estancia en Nueva York, se trasladó a Connecticutt a vivir
con los Fitzgerald. Allí escribió Wise Blood. En 1950 comenzó a acusar su enfermedad. Se instaló en una antigua finca agrícola de la familia, donde transcurrirá el resto de su vida a excepción de las estancias en el hospital y un viaje a Europa en 1958. En la casa familiar, llamada “Andalusia”, su vida consistirá en una dedicación casi exclusiva a la literatura, que dará como fruto varios relatos cortos y una novela más (The Violent Bear it Away) Murió el 3 de agosto de 1964.
sufrimiento espiritual, pero para ello debió abrirse primeramente a Él. Comprendió que el dejarse hacer por Dios supone un cambio y, como tal, es doloroso. La apertura a la gracia cuesta: «This notion that grace is healing omits the fact that before it heals, it cuts with the sword Christ said he came to bring». Todo lo anterior pasa por Cristo, considera que la fuerza para su sufrimiento es Él y que el hombre lo encuentra cuando se olvida de sus propios sufrimientos para preocuparse por los de los demás. O’Connor indica que no hubiera necesitado la enfermedad para reconocer a Cristo redentor; el hombre se une a Él siempre que actúe de forma no pecaminosa. Pero, con el paso de los años, reconocerá que la enfermedad fue una extraña bendición que le sirvió para alejarse de toda vanagloria humana y descubrir una vocación por encima de la de escribir, la vocación a la vida eterna. Abríamos este artículo con una serie de interrogantes, es verdad que ante el sufrimiento de alguien concreto, las preguntas parecen herir y profanar el dolor. Pero también es cierto que no podemos dejar de cuestionar la razón de nuestro ser y su sentido, sobre todo cuando constatamos algo que contradice tan radicalmente nuestras más íntimas tendencias. Por eso, quizás el dolor más intenso es aquel que no encuentra ninguna respuesta a las preguntas; un dolor así puede llegar a destruir a la persona. Miremos por un momento la amarga queja de Job en el Antiguo Testamento, pues ni él ni sus amigos tenían la solución a tan gran problema. Pero en el antiguo poema hebreo sucede algo de pronto que cambia las cosas: de modo extraño e inesperado Dios muestra su Presencia y Job la acepta, no porque “responda” y “clarifique” sus interrogantes, sino porque al hacerle entrar de lleno en el misterio, abraza su corazón, lo envuelve y lo llena con su paz. Esta es también, la reflexión de Flannery O’Connor, aprendió que «ningún mal es totalmente malo», que en medio de su horror hay una «gracia más oscura», una «gracia que corta para sanar», y por eso nos enseña a afrontar los sufrimientos que nos toquen y a vivirlos como ella los vivió: «[…] evil is not simply a problem to be solved, but a mystery to be endured».
otras, simplemente clama por el hecho de sentirse abandonado, pero confía en Dios-; este camino particular de cada uno servirá al resto de hombres, apunta al misterio de la comunión de los santos; por último, la creación culminará con la resurrección gloriosa de todos los que aceptaron vivir en clave de amor. La propuesta de sentido para el sufrimiento que la autora hace queda ratificada por su propia vida, pues ella misma debió enfrentarse con la realidad de la cruz y necesitó de una respuesta que la llevara a dar sentido a su propia existencia: Entiende que el hombre perdió la inocencia con la caída y sólo la puede recuperar mediante la redención que trajo la muerte de Cristo y la lenta participación del hombre en ∎∎∎ ella. Descubrió en la enfermedad una elevada forma de instrucción: en la soledad que la Susana Miró es Prof. Dra. en el Dpto. de Formaacompañó, se encontró con Dios. Se dio cuenta de que Dios la rescató de sí ción Humanística de la Universidad Francisco de misma en el dolor de la enfermedad y en su Vitoria (Madrid).
{ CONVERTIR. PRIMERA PERSONA DEL SINGULAR }
EL PENSADOR
A
Por: ANDRÉ FROSSARD
Ilustración: Laura Orri. El Pensador
QUÍ sobreviene el acontecimiento que está en el centro, debería decir en el comienzo, de mi vida, puesto que ésta, por la gracia del bautismo, debía revestir la forma de un nuevo nacimiento. Un acontecimiento que iba a operar en mí una revolución tan extraordinaria, cambiando en un instante mi manera de ser, de ver, de sentir,
rramar sobre unos allegados, desconcertados por la excentricidad de ese cardo que inopinadamente florecía en rosas. Se creyó oportuno, suponiéndose hechizado, hacerme examinar por un médico amigo, ateo, buen socialista, que tenía la habilidad de no convocarme a su despacho, donde no habría abierto la boca, sino de venir a casa en
los trabajos avanzaban. ¿Era una enfermedad grave? No. La fe no atacaba la razón. ¿Había un remedio? No; la enfermedad evolucionaba por sí misma hacia la curación; esas crisis de misticismo, a la edad en que yo había sido atacado, duraban generalmente dos años y no dejaban lesión, ni huellas. No había más que tener paciencia.
transformando tan radicalmente mi carácter y haciéndome hablar un lenguaje tan insólito que mi familia se alarmó. Todavía la víspera era un muchacho rebelde y fácilmente insolente, es verdad, pero, desde el punto de vista de la estadística, normal, gravitando en un círculo de ideas conocidas, teniendo, en materia de educación sentimental, el desorden que se decía propio de su edad, en fin, capaz de todo, pero no de sorprender. Al día siguiente era un niño dulce, asombrado, lleno de una alegría grave, cuyo sobrante no podía contenerse de de-
visita amistosa y de interrogarme indirectamente, sin insistencia de curiosidad aparente, no volviendo a los puntos que le interesaban sino después de largos rodeos. Algunas de estas conversaciones sosegadas le pusieron en situación de comunicar a mi padre sus conclusiones: era la “gracia”, dijo, un efecto de la “gracia” y nada más. No había por qué inquietarse. Hablaba de la gracia como de una enfermedad extraña, que presentaba tales y cuales síntomas fácilmente reconocibles. La naturaleza del mal resistía aún al examen, pero
Mi padre no pedía nada mejor. Mi metamorfosis le devolvía la esperanza, y si había que dar gracias a la religión, ¡bien!, ella tendría el realismo de agradecérselo sin cumplidos. Mi padre, al principio, y antes de recurrir a la medicina, se había mostrado menos complaciente. Yo había rogado el secreto a algunas personas que tenían que instruirme, que explicarme la Iglesia y que bautizarme. Comprendía bien lo que podía tener de desagradable para un militante socialista de la envergadura de mi padre, ser contradicho a domi-
André Frossard (1915-1995) fue un destacado escritor y periodista francés. Elegido miembro de la Academia francesa en 1987 para el asiento 2, en donde sucedió a René de Castries. Su padre, Louis-Oscar Frossard, fue uno de los fundadores del Partido Comunista de Francia, liderándolo durante 31 años. André fue criado como ateo, pero se convirtió al catolicismo. Fue bautizado el 8 de julio de 1935. Fue uno de los amigos franceses más cercanos de Juan Pablo II.
tarde………………..
…..a las cinco y diez de la 8 · Marzo-Abril 2013
cilio por su propio hijo, y había creído que tomaba bastantes precauciones para que el menudo hecho diferente de mi paso al catolicismo no se convirtiera en una novedad política. Desgraciadamente, el secreto fue mal guardado, y al leer un diario de extrema derecha mi padre se enteró de todo, salvo de lo esencial, es decir, de las circunstancias exactas de mi conversión. El periódico, que no se interesaba precisamente por mi alma, insistía sobre el poco caso que parecía hacer de mi educación socialista al preferir, decía, “la compañía de San Francisco de Asís”. El puno de vista no era muy elevado, pero el golpe hirió. Mi padre creyó comprender que las derechas, ayudadas por algún sacerdote solapado, se habían aprovechado de la fragilidad de mi carácter y de mi ausencia de discernimiento para montar una maniobra contra él. Irritado, rehusó verme; negarse a hablarme no hubiera cambiado gran cosa nuestro estatuto belfortiano. Respetuosos con nuestras convenciones, me instalé en una especie de catacumba interior, con mis certezas y esa felicidad que tanto me hubiese gustado distribuir, extender, entregar al saqueo. Cuando habitábamos en un ministerio, lo que era cada vez más frecuente, salía furtivamente por la mañana mucho antes de que el portero hubiera comenzado su servicio, e iba a encontrarme con mi querido siamés que me esperaba en la esquina de una calle, con su bamboleante vehículo, para llevarme a una misa del alba en NotreDame o en otra parte. Una o dos silleras, canosas bajo su sobrero de paja negra, eran toda nuestra compañía. Las miraba, agarradas a sus reclinatorios como a una escala de Jacob en miniatura, y me decía que tal vez debía a la fidelidad mantenida de edad en edad por tantas ancianas como ellas, el haber encontrado, en a las cinco y diez de la tarde, una religión intacta.
SIGUE LEYENDO... A. Frossard. Dios existe. Yo me lo encontré.. Editorial Rialp. 2009 167 páginas.
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 9
[librosparasaber] JACKSON, Gabriel. Civilización y barbarie en la Europa del siglo XX. Edita: Crítica. Barcelona. 2009 Núm págs: 463
PIKAZA, Xabier. El cristianismo y la construcción de la paz Edita: Ediciones Deusto. Bilbao. 2003 Núm págs: 162. Xabier Pikaza construye su argumento con una perspectiva interdisciplinaria: filosófica, teológica, política y cristiana. El autor propone que, desde la esperanza pascual de Jesús y la confianza racional en el diálogo humano, los hombres tienen un futuro de paz. Es necesario aceptar la paz como don y esfuerzo, como invento y construcción humana, y emprender su búsqueda como un motivo para seguir viviendo en el sentido bíblico más simple: “tener hijos y cultivar la tierra”. El texto se divide en tres partes: en la primera, el autor plantea el tema desde la perspectiva ilustrada de Kant, cristiano que pensó que la paz era necesaria y posible, no desde una perspectiva puramente racional o puramente religiosa, sino desde lo que el filósofo llama “conflicto de intereses”. La humanidad tiene la capacidad de construir la paz a través del enfrentamiento de los intereses de la sociedad y cuando se da cuenta que una paz superior puede ofrecerle beneficios optará por una paz perpetua, porque así conviene a sus intereses. En la segunda parte, Pikaza menciona algunas dificultades o elementos que la actualidad presenta para la construcción de la paz, como el tema del Estado, violencia del sistema, autoridad, institución, modernidad, libertad, mundo de la vida y mundo de la muerte. Por último, en la tercera parte, el autor describe, a manera de corolario a la propuesta de Kant, el mensaje cristiano en perspectiva de esperanza, partiendo del judaísmo hasta llegar a lo que el autor llama aspecto supralegal del cristianismo. De acuerdo con el cristianismo, la búsqueda de la paz circunscrita a las leyes civiles (humanas) termina encerrando al hombre en un “círculo de impotencia y violencia que desemboca en la muerte”. Es necesario descubrir el poder de la gratuidad para renunciar a situaciones de privilegios que ahondan las injusticias. Por: V. Morales
CIENCIAS
Reseñas
Una era de enormes avances científico-tecnológicos y de sofisticadas innovaciones en el arte y el pensamiento. Una época de violencia a escala descomunal. El siglo de Einstein, Stravinsky, el cine y la explosión editorial es también es el de Hitler y Stalin; el de las guerras que devastaron gran parte de Europa (y el mundo); el del Holocausto nazi y la sangría comunista. ¿Busca usted una síntesis o visión panorámica de esta terrible «era de extremos»? Civilización y barbarie en la Europa del siglo XX (Crítica, 2009) es una buena opción: obra bien escrita e ilustrativa. El tema es interesantísimo. Se trata, según el autor, de un trabajo de síntesis e interpretación que concierne más a los legados morales, intelectuales y artísticos que a los factores políticos y económicos, inspirado por un sentido de búsqueda moral. Jackson desliza al final una crítica de ciertas corrientes culturales muy en boga en las postrimerías del siglo, las que han causado estragos en las facultades de humanidades y ciencias sociales: me refiero al estructuralismo, el decontructivismo y el multiculturalismo. Bien argumentada, esta crítica es una muestra de sensatez y sabiduría por parte del autor. Aunque forzosamente despachado en escasas páginas, hay un buen tratamiento de los despotismos menores del período de entreguerras, con similitudes y diferencias de unos regímenes que no cabe meter en el saco de los fascismos. Los regímenes comunistas son también objeto de una visión negativa. El autor deja constancia en el mismo balance de una serie de ideas de rango general, entre otras las siguientes: el capitalismo ha demostrado ser el sistema productivo más efectivo en la historia de la humanidad, al tiempo que su capacidad depende de correcciones y controles sociales ligados al Estado de Bienestar. En el último capítulo, Jackson, aunque reconoce su agnosticismo, reflexiona lúcidamente sobre los efectos que el secularismo ha supuesto como “barra libre” para las mayores atrocidades del siglo XX. Por: Rodrigo J.
LEACH, Javier. Matemáticas y reli- entre sí. El uso de lenguajes diferentes por parte de científicos y teólogos es mugión. chas veces el origen de dificultades de Edita: Sal Terrae. Madrid. 2010. comprensión entre ellos. Núm págs: 206. “Este libro es acerca de nuestros lenguaEn Matemáticas y religión, Javier Leach, hace un sugerente estudio de la evolución histórica del lenguaje de las matemáticas y su influencia en la evolución de los lenguajes de la metafísica y la teología. Leach, matemático y jesuita, es profesor en la Facultad de Informática de la Universidad Complutense, donde obtuvo el doctorado en matemáticas, es también director de la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión, desde su creación en 2003, en la Universidad Comillas de Madrid. Leach examina tres momentos históricos en los que hubo un proceso de cambio en esta evolución: la introducción del método deductivo en Grecia, el uso de las matemáticas como un lenguaje de la ciencia moderna, y la formalización de lenguajes matemáticos en los siglos XIX y XX. A medida que se desarrolla esta fascinante historia, Leach señala las notables diferencias e interrelaciones que existen entre los lenguajes de la ciencia y la religión. Hasta ahora se ha reflexionado poco sobre estas similitudes y diferencias, o acerca de cómo ambos lenguajes se pueden complementar y enriquecer
jes, pero con un enfoque sobre el papel privilegiado que tienen las matemáticas en nuestra capacidad para comunicarnos cuando hablamos acerca del mundo que nos rodea. En este sentido, la matemática no es un lenguaje privado que utiliza primordialmente una determinada comunidad de personas. Es nuestro lenguaje público. Pero es más que eso también. Como espero que se vea a lo largo del libro, las matemáticas no sólo nos guían a través de los lenguajes de la ciencia, sino que nos llevan a hacernos preguntas acerca de una realidad mayor que llamaré «realidad metafísica» y que generalmente abordamos en el contexto de la filosofía y la religión.” El autor expresa, al final de la presentación de su obra, el deseo de “que este pequeño libro transmita a quienes sienten curiosidad por las matemáticas el rico mundo que yo he descubierto en esta disciplina y por qué creo que ver la matemática con una nueva perspectiva puede aumentar nuestra percepción de la belleza y nuestra capacidad para encontrar armonía entre la ciencia y nuestras tradiciones de fe.” Por: A. Montesdeoca. Tendencias 21.
HISTORIA LUTZ, Heinrich. Reforma y contrarreforma. Europa entre 1520 y 1648. Edita: Alianza Editorial. Madrid. 2009 Núm págs: 412.
religioso-confe-sionales, estuvo marcada al máximo por contrastes políticos y sociales”. Este periodo no sólo es importante para conocer el origen inmediato de la Modernidad europea, que se forjará a partir del XVII pero especialmente con la Ilustración francesa, sino también para comprender en sus justos términos todo el complejo aparato político y de intereses varios que cohabitaron con el “problema religioso” derivado de la reforma protestante. Lutz, que murió en 1986, era profesor de Historia Moderna en la Universidad de Viena. Su puesto como director del instituto Deutsche Recihstagsakten para la época de Carlos V le proporcionó una visión privilegiada.
Este libro constituye una interesante síntesis de la historia de Europa desde principios del siglo XVI hasta los albores de la Revolución de Inglaterra: desde 1520 hasta la paz de Westfalia, una época marcada por conflictos cuyas consecuencias llegan hasta nuestros días. Los historiadores especializados en esta época conocen bien la obra de Lutz, que ha permitido romper los esquemas prestablecidos sobre la cuestión. El autor afirma que “Cuando hoy hablamos de Reforma y Contrarreforma, no podemos olvidar que Por: P. López-Ybarra la propia época, junto a los conflictos
RELIGIÓN LUBAC, Henri de. El drama del humanismo ateo. Edita: Editorial Encuentro. Madrid. 2008 (4ª edic. revisada, 2012). Núm págs: 356.
cio del autor, el resumen de muchos de los errores del siglo XX: el intento de organizar la vida social, política, económica, cultural sin Dios (prescindiendo deliberadamente de Dios, al que se veía como un obstáculo para la plena realización del hombre, para que el hombre alcanzara su libertad y su plenitud), ha devenido en la más cruel organización contra el hombre de toda la historia: el siglo con más guerras, más atropellos de la libertad del hombre, más muertos por la violencia del hombre... Al final, cita las famosas palabras de Dostoievski: "si no existe Dios, ¡ay del hombre!". Lúcido ensayo para lectores que no temen los ensayos que requieren estudio.
El famoso libro, ya clásico, de Henri de Lubac, es un volúmen denso y prolijo, pero muy sugerente. Analiza el autor el pensamiento de Nietzche, Auguste Comte y otros autores, y en el tramo final, Dostoievski, concentrando su atención en "Los hermanos Karamazov". La síntesis del libro es esta: "no es verdad que el hombre no puede organizar la tierra sin Dios. Lo cierto es que, sin Dios no puede, a fin de cuentas, más que organizarla contra el hombre". Y este es, a jui- Por: J. I. Peláez
EL PENSADOR
10 · Marzo-Abril 2013
CINEparaPENSAR
videovidesviderevidivisum Por: José Luis Retegui
Block de notas │ Un hombre para la eternidad (1966)
Las 14 lecciones de Moro Por: J. M. Caparrós
La universidad de la vida Nada más jubilarse, Chano cumple su sueño de ser universitario. Sin complejos, comparte pupitre con jóvenes estudiantes de literatura, enganchando con ellos desde el primer momento gracias a su entrañable carácter. Juntos, se animan a representar El Quijote; cuyo texto quiere Chano que transforme sus vidas dentro y fuera de los escenarios. El mexicano Girault dirige un sorprendente mix generacional, mostrando con naturalidad los problemas que se repiten en la etapa juvenil. Desde la sexualidad, a las drogas; la familia y el noviazgo, se ven iluminadas por un anciano “catedrático” en el arte de vivir. Con apabullante sentido del humor y sin caer en tópicos ni moralinas, esta arriesgada apuesta triunfa al conseguir una visión esperanzada de nuestros días. El ser humano no ha cambiado, y a cualquier edad llega más lejos cuanto más ama. El paralelismo con Don Quijote, nos convence de que, en lo esencial, nuestras preguntas siguen resolviéndose con las respuestas de siempre. Título: El estudiante Dirección: Roberto Girault País: México Año:
2009 Duración: 95 min. Género: Comedia dramática Reparto: Jeannine Derbez, Cuauhtémoc Duque, Pablo Cruz Guerrero, Jorge Lavat, Norma Lazareno, Daniel Martínez
Fe entre las olas La sociedad norteamericana se conmocionó cuando en 2003, la surfista Bethany Hamilton perdió su brazo izquierdo por el ataque de un tiburón tigre. Una década después, Disney produce su historia con estrellas de primer nivel. Se trataría de una repetida película de superación personal, de no ser porque esta campeona mundial de Surf había pedido a Dios días antes del accidente que le mostrase la manera de glorificarle. De esta forma, la fe se sumerge en las paradisiacas aguas de Hawaii, reflejando cristalinamente, las ganas de vivir que brotan al sostenerse en aquello que no se puede perder de golpe. La amistad, la familia y la confianza en Dios forman una gigantesca ola que Bethany no deja pasar. Dentro del género familiar, cuenta con avanzados medios técnicos que te suben literalmente a la tabla de surf hasta casi sentir el agua. Gracias a Bethany, recibimos desde las tierras más occidentalizadas, un refrescante mensaje cristiano. Cuando uno vive una vida de cine, Hollywood llama a la puerta. Título: Soul surfer Dirección: Sean McNamara. País: USA. Año: 2011. Duración: 106 min. Género: Biográfico Reparto: AnnaSophia Robb, Helen Hunt, Dennis Quaid, Lorraine Nicholson, Carrie Underwood
1.- El compromiso cristiano en la política Sir Thomas More era un reconocido jurista, que sintió la necesidad de dedicarse a la res publica para servir a su país. Ya lo había escrito en su citada y capital obra, Utopía. 2.- La vida de familia Viudo, y con una hija de su primer matrimonio – Margaret–, se casó en segundas nupcias con Lady Alice. Se aprecia la armonía familiar, delicadeza con el servicio, cariño y comprensión con su esposa –alaba el detalle de la comida que le trae a la prisión – y con su hija. 3.- La defensa de la fe y el Papa Por ser fiel al Magisterio de la Iglesia –en torno al pretendido divorcio de Enrique VIII y la secesión de Roma (como al final se dio en ambos casos)–, fue presionado para que se pronunciara en favor de las leyes injustas. Se mantuvo, como el obispo John Fisher –que fue decapitado y canonizado el mismo año que Moro–, al lado del Papa, en defensa de la ortodoxia católica. 4.- La libertad de las conciencias Siempre manifestó un gran respeto por la conciencia ajena, e intentó que se respetara su libertad, aquello que su conciencia recta le presentaba como justo. No obstante, cuando fue necesario –nótese en los interrogatorios o en el proceso final– elevaría la voz para defender su postura en temas no opinables, diciendo lo que pensaba con firmeza y valentía, exigiendo además ser escuchado tal como preveía la ley. 5.- La desobediencia a las leyes injustas Moro manifiesta servir primero a Dios que al rey: en el proceso, declara injusta una ley que obliga a los cristianos a desobedecer a Dios. Es famosa esta frase, que se reproduce en el filme: “Muero siendo buen servidor de mi rey, pero primero de Dios”. 6.- Intransigencia con la doctrina, pero respeto por la persona Evitando toda polémica, no transige con el casamiento de William Roper –que está apartado de la Iglesia Católica– con su hija Margaret. Finalmente, por amor a ella y estima a la lealtad del padre, Roper cambia de postura y obtiene su consentimiento para el matrimonio. Aquí se aprecia la actitud firme de Sir Thomas More, en defensa del futuro de su hija y de sus posibles descendientes. (William Roper y Margaret More serían después sus principales biógrafos). 7.– Los medios humanos y los sobrenaturales Tomás Moro utiliza su competencia como jurista para defenderse a ultranza. “Me agarraré a la vida con mano firme”, dice durante el proceso. El silencio es un arma que sabe emplear, siguiendo la máxima de “quien calla, otorga” (aunque en este caso, se sabía que era al revés). No pueden condenarle –y él lo sabe– por falta de pruebas. Además, guarda copia de los documentos y tiene todos los asuntos en regla. Cuando va a entrar en el juicio – donde será condenado a muerte, debido a la calumnia de Sir Richard Rich–, se le ve rezar, de rodillas, invocando a Dios y a la Virgen. 8.- El prestigio profesional Humanista, amigo personal de Erasmo de Rotterdam y Luis Vives, dimitió como Lord Canciller de Inglaterra en 1534, al no firmar las referidas Actas de Sucesión y de Supremacía. Pero, por su prestigio, tenían muy en cuenta su competente opinión. Por eso, en Inglaterra y en toda Europa, se sabía que su silencio condenaba la actitud de Enrique VIII.
El rey, durante la espléndida secuencia de la entrevista en Chelsea –donde habla en latín con Margaret –, admira la coherencia de Moro y le pide no oponerse, que quede al margen. 9.- Lealtad con las autoridades civiles Se manifiesta también fiel súbdito del rey, reza por el monarca y por el Reino (incluso cuando va a ser ejecutado por “alta traición”). Como escribió en su encierro en la Torre de Londres, “el hombre no puede ser separado de Dios, ni la política de la moral”. 10.- El rechazo de favores y evitar favorecer a personas no fiables Asimismo se observa que es una persona incorruptible, que rechaza el soborno y los regalos, al igual que hacer favores a personas que pueden comprometerle. Como, por ejemplo, a Richard Rich, el jurista que busca un empleo y le traiciona al final, a quien dice –tras cometer aquél perjurio–, con el sentido del humor que caracterizaba a Moro: “Has perdido el alma, para ganar el mundo… Pero si es por Gales” (ya que había sido nombrado Fiscal General de Gales, por el intrigante Secretario del Consejo, Thomas Cromwell). En dos momentos de la película, el monarca y Cromwell dicen a Thomas More que le concederán todo lo que pida si transige; él rechaza el triunfo y la gloria humana – que también le ofrece Enrique VIII, en la referida entrevista en Chelsea– por seguir fiel a los dictados de su conciencia. 11.- Evitar la crítica y la murmuración Cuando al principio del filme se oye una conversación de crítica a la situación de la Iglesia y de los clérigos de aquella época, en la que Moro está presente, no se le ve murmurar ni condescender con los asistentes. Tampoco critica al rey ni al Cardenal Wolsey –que eran las legítimas autoridades–, ni cae en la ironía en torno a Ana Bolena. 12.- Amistad verdadera y respeto por la ley Por otra parte, cuando su amigo el Duque de Norfolk le pide que transija por amistad, le comenta que por amistad con él no puede ir al infierno. En otro momento, cuando le recomienda que dé un rodeo y se salte la ley, sostiene que el demonio le condenaría precisamente por haberle engañado saltándose la ley. 13.- Incomprensión de los seres queridos y de la sociedad de su tiempo Su esposa e hija, por otro lado, no comprenden del todo la actitud de Moro, que les ha llevado a la ruina; pero él sigue adelante por fidelidad a la Iglesia y a su conciencia. Al final, la familia –debido también al cariño y convicciones profundas– llega a respetarle y se siente unida a su martirio. (La emotiva secuencia en la celda de la Torre de Londres es antológica). Otro detalle es que, cuando cae en desgracia, todos le dan la espalda, hasta el barquero se niega a llevarle a su mansión en Chelsea. 14.- Perduración de la verdad En el epílogo –con voz en off–, explica un narrador el trágico final de todas aquellas personas que condenaron a Sir Thomas More. No se dice, en cambio, que la Iglesia Católica lo canonizó como mártir cuatro siglos después. Nótese que los autores del filme son un anglicano (Robert Bolt) y un judío (Fred Zinnemann), que no obstante admiraban su ejemplo, la integridad y la figura de santo Tomás Moro, y su perduración como “un hombre para todas las estaciones” (título original de la obra escénica y de la misma película).
EL PENSADOR
Desde mi butaca Por: Juan Orellana Esta unidad cósmica que recuerda al eterno retorno nietzscheano, ofrece una trascendencia sin Dios (…) una obra tediosa, con indudables momentos de interés, pero fundamentalmente pretenciosa
Título: El atlas de las nubes Dirección: Tom Tykwer, Andy Wachowski, Lana Wachowski País: EE.UU. Año: 2012 Duración: 164 minutos Género: Drama, Misterio, Ciencia ficción Reparto: Tom Hanks, Halle Berry, Hugo Weaving, Ben Whishaw Estreno en cines: 22 de febrero de 2013
El atlas de las nubes, una película new age
S
∎∎∎ Juan Orellana es profesor de la Universidad CEU-San Pablo. Director de la Comisión de Cine de la Conferencia Episcopal Española. Autor de numerosos libros sobre cine. Director del Máster de Cine de la CEU-San Pablo.
ENTREVISTA
in duda la new age es la cara mística del laicismo. Y nos llega una película bastante representativa. Los hermanos Wachowski, famosos por su saga de The Matrix, se unen a Tom Tykwer (El perfume: historia de un asesino) para adaptar la novela homónima del escritor británico David Mitchell, publicada en 2004. La peripecia argumental, con claros ecos de autores de vetas filosóficas como Haruki Murakami o Philip K. Dick, nos ofrece una filosofía de la historia de corte new age a través de seis tramas entrecruzadas. Cada una de estas tramas ocurre en una época diferente, desde principios del Siglo XIX hasta un futuro post-apocalíptico, y en lugares diversos, que van de Asia a California. Los personajes repiten intérprete y a veces nombre, y así encontramos con que casi todos los actores tienen seis papeles diferentes (Tom Hanks, Halle Berry, Jim Broadbent, Susan Sarandon, Hugh Grant o James D'Arcy, entre otros). Los Wachowski vuelven a sentirse cómodos en un planteamiento muy similar al de Matrix: una sociedad definida por unas élites que tienen el poder, y un gran colectivo de esclavos que sueñan secretamente con su liberación. Se trata de una concepción postmarxista, en la que la lucha de clases ya no tiene que ver con el poder económico, sino con el poder ideológico, el pensamiento único, que en una de las tramas futuristas del film, se llama Unanimidad. Como ya hiciera Griffith con la cuestión de la intolerancia en su film homónimo, los directores de El atlas de las nubes ofrecen un montaje paralelo para mostrarnos esa esclavitud ideológica en distintos momentos de la historia, y la lucha de unos pocos elegidos por liberar a los oprimidos y darles a conocer la verdad. A esta “filosofía de la historia” interesante, pero poco original, se añade un envoltorio new age que sugiere una especie de transmigración de las almas o un alma única compartida por todos a lo largo de la historia. Esta unidad cósmica que recuerda al eterno retorno nietzscheano, ofrece una trascendencia sin Dios, un más allá de la muerte real, pero abstracto, como un “estado” o “conocimiento”, ajeno a cualquier tipo de teísmo. El resultado es una obra tediosa, con indudables momentos de interés, pero fundamentalmente pretenciosa.
PACO ARANGO
Marzo-Abril 2013 · 11
Que en el cine español surja una película con un mensaje nítidamente cristiano es como la lluvia en el desierto de Atacama. Una rareza que roza la excentricidad. La subvención pública de la que depende la industria cinematográfica y la extensión de lo políticamente correcto ha producido un tipo de filmografía por lo general ajena, cuando no abiertamente hostil, al cristianismo. Campan a sus anchas argumentos superficiales, historias ideologizadas y actores que prestan con sobrada frecuencia su rostro famoso en movilizaciones laicistas radicales. Ni siquiera la desolación de público, las butacas vacías, la sangría económica de los proyectos cinematográficos españoles puestos en marcha parecen socavar lo más mínimo el paradigma en que se halla instalado. Por eso, que de cuando en cuando surjan directores como Paco Arango, es como una mañana de verano. Arango fue un conocido músico de los ochenta, revestido luego de productor televisivo y por último, un imaginativo amigo de los niños con cáncer, para quienes puso en marchauna fundación, Aladina, que trata de aletear con risas las siempre impersonales y gélidas estancias de las plantas de oncología de los hospitales. De ahí a Maktub hubo una experiencia personal, la de un niño de carne y hueso cuya historia se cuenta en una película que ha batido el sambenito de que el cine español no es rentable, que el público de la Península sólo consume fastfood made in Hollywood. Pero el balance final de Maktub ha demostrado que el cine hispánico puede ser rentable y, cuando de verdad merece la pena, cuando está bien hecho y cuenta una historia profunda pero sin pretensiones ideológicas, lo es. Arango se desnuda en la entrevista concedida a EL PENSADOR. Habla de su fe, de su relación con Dios, de su vivencia como cristiano, con una normalidad que, en estas tierras hoy día, parecen incluso heroicas. Siempre es heroísmo nadar contracorriente, decir algo contra el pensamiento único. Sus declaraciones están llenas de humildad y de sencillez. Traslucen un sentido común poco corriente. Y una perspectiva de la vida optimista y alegre. Arango es, sin duda, un valiente. Para quienes hayan visto Maktub, éste es su director. Y a quienes aún no hayan tenido la suerte de haberla visionado, nuestra más entusiasta recomendación. De seguro que no se sentirán decepcionados. Todo lo contrario.
Título: Maktub Dirección: Paco Arango País: España Año: 2011 Duración: 115 min. Género: Comedia Calificación: Apta para todos los públicos Reparto: Diego Peretti, Aitana Sánchez Gijón, Goya Toledo, Andoni Hernández, Rosa Maria Sardà, Amparo Baró, Mariví Bilbao, Enrique Villén, Jorge Garcia, Laura Esquivel, Fátima Baeza, Pere Brasó, Sara Jiménez, Nuria López, Arón Piper, Carmen Soto, Oriol Tarrasón
EL PENSADOR
12 · Marzo-Abril 2013
© De San Bernardo. ABC
Dios no quiere nuestro sufrimiento. Le he visto a Él llorar cuando fallece un niño P. Entre el bien y el mal está la vida. Quiero decir que a veces el sufrimiento de alguien tiene un sentido para él y para los demás. También la alegría, por supuesto, puede tenerlo. Entre el bien y el mal, ¿qué nos dice Maktub?
R. Estoy trabajando en el guión de mi próxima película que se titula 11%. Es una historia muy coral, una película muy Kapra, que trata de unos pobres individuos que reciben el control de un enorme Banco. Es una especie de cuento navideño lleno de humor y ternura. Me alegro comunicar que esta pelíR. Recuerdo que hace tiempo, cuando oía cula se rodará en Estados Unidos y a lo granque hablaban del “misterio del sufrimiento”, de. ¡Y no tiene nada de cáncer!, jaja… me parecía una excusa para explicar que no se tenía respuesta para algo tan horrible co- P. Parece como que el relativismo, el que mo, por ejemplo, el fallecimiento de un niño. todo depende de la perspectiva con que se Después de casi doce años trabajando con mira, que cualquier juicio sobre un hecho es niños con cáncer, ahora me atrevo a decir legítimo, diluye la responsabilidad personal que comprendo por qué le llaman “misterio”. y en consecuencia también la libertad de En Maktub, trato justamente este tema inten- elegir entre el bien y el mal. Algunos incluso tando explicar o definir lo que yo pienso llegan a sostener que no existe la responsasobre ese tema. Es difícil encontrar algo po- bilidad, debido a que todos obedecemos a sitivo cuando fallece alguien que tú quieres, nuestra genética o a nuestro cerebro, que pero desde mi punto de vista, si crees que impiden la voluntad. O sea, que estamos existe Dios, entonces esto sí que es posible. determinados y entonces no cabe elección Yo estoy más que convencido que Dios no posible. ¿Son el bien y el mal conceptos trasquiere nuestro sufrimiento, más bien le he nochados? ¿El bien y el mal, son conceptos visto a Él llorar cuando fallece un niño. An- subjetivos u objetivos? tonio, el protagonista de mi película, tenía la misma sensación. R. En mi humilde opinión, el bien y el mal sí existen. Obviamente nuestras circunstancias P. No he podido evitar comparar Maktub y nuestra genética tiene mucho que decir en con “Tears in heaven” de Clapton. Es una lo que puede guiar nuestro comportamiento canción que ha ayudado a miles de padres a pero no la elección de lo que somos como superar la pérdida de sus hijos. También seres humanos. Desde un punto de vista crisClapton se transformó mientras componía tiano, el mal intenta privarnos de nuestra esa melodía. ¿A quién piensa que ayuda felicidad y de nuestro derecho de disfrutar. Maktub? Eso creo que es el mayor poder que puede tener el mal, robarnos nuestra ilusión. Ahora R. Creo que Maktub puede ayudar a mucha bien, yo soy una persona muy positiva, muy gente. A mi entender es una película que optimista. Creo que muy por encima de abre el corazón, te remueva el alma y te per- nuestra noción del bien o el mal, existe el mite pensar que la vida es especial. El cine, Amor de un Dios que puede borrar de un el séptimo arte, es la mayor sesión de hipno- plumazo cualquier circunstancia si nuestro sis que existe. Te apagan la luz, y si la pelí- deseo es buscarlo. cula es buena, estás en silencio recibiendo un mensaje que puede llegar a ser muy profun- P. En un ambiente de crisis, de pesimismo, do. El mensaje es de fe y de esperanza en mi en el que vive actualmente la opulenta sociepelícula. Hace unos meses hicieron un pase dad occidental, muchos se preguntan qué se privado de Maktub en el Vaticano y me atre- puede hacer. O qué hace Dios ante el mal: vo a decir que fue porque vieron en ella un una familia desahuciada, por ejemplo. La testimonio importante para compartir. Madre Teresa solía responder que “Dios ha hecho mucho para solucionar los problemas. P. Después de Maktub, muchos nos pregun- Te ha creado a ti”. Has comentado en algutamos con expectación: ¿preparas otra pelí- na ocasión que la mayor enfermedad que cula? ¿Cuál es tu próximo proyecto? aqueja al hombre de hoy es que las prisas
nos han llevado a no darnos cuenta de lo importante. ¿Qué es para Paco Arango lo importante? R. Para mí lo más importante es ser conscientes de que nuestra vida, nuestra existencia, es un regalo que se debe valorar. Personalmente para mí, los niños con cáncer tienen una prioridad en mi vida. Lo que comenzó como un pequeño voluntariado semanal se ha convertido prácticamente en mi vocación. Estoy obsesionado con poder combatir e intentar debilitar al enemigo, el cáncer infantil. P. A ti, tu responsabilidad personal te ha llevado a embarcarte en un hermoso proyecto, la Fundación Aladino. ¿Por qué? ¿Qué te ha movido a moverte en esta dirección? R. Lo que me llevó a trabajar con niños con cáncer fue la sensación de que el alma me pesaba. Había tenido mucha suerte en la vida tanto con la familia que había recibido como con mis logros profesionales. Estaba sano, feliz y económicamente fuerte. Algo tenía que hacer yo para poder compartir mi suerte y devolver de alguna forma con amor y dedicación aquellos dones que tenía. Me alegra decir que hoy en día la fundación Aladina ayuda a más de 1000 niños a pie de cama en distintos hospitales españoles.
Hazte embajador de la
P. Quien da, recibe. ¿Qué ha recibido Paco Arango de los niños a los que hace sonreír? R. Personalmente he cambiado mucho gracias a los niños con cáncer. Antes era feliz por una circunstancia, un logro o una aventura. Ahora he aprendido a ser feliz por razones mucho más sencillas pero a la vez mucho más profundas. Siempre comentó que ahora me fijo en los árboles y que antes casi pasaban a mi lado desapercibidos. Es decir, he aprendido a levantar la mirada y vivir mi vida con más intensidad y más responsabilidad. Se los debo todo a estos pequeños guerreros como les llamo yo, ellos tienen la culpa de mi sonrisa. Sigo siendo un desastre… ¡pero soy feliz! © El Pensador. 2013.
PARA SABER MÁS
“Se sufre en abundancia, se llora en abundancia. Las batallas son largas y duras y algunas se pierden, pero al final el amor y el cariño son lo que sobresalen de toda esta experiencia”, dice el fundador de la Fundación Aladina, Paco Arango. WWW.ALADINA.ORG
Ayúdales. Consigamos la sonrisa de los niños que padecen cáncer.
EL PENSADOR
MÚSICAYMÚSICOS
Marzo-Abril 2013 · 13
what’s J
Se ha hecho mundialmente famoso. Más de dos millones de personas vieron su videoclip Love, que pone música al Himno del Amor de San Pablo. Cientos de miles de jóvenes siguen sus canciones inspiradas en su fe cristiana. Jaeson nació el 11 de noviembre de 1980, en Lubbock, Texas, en el seno de una familia de origen chino. Tuvo una infancia difícil y estuvo involucrado en un delito de robo y venta de drogas, por el cual fue condenado a pena de cárcel. Con el castigo llegó el arrepentimiento y la conversión del corazón de Jaeson. Con 19 años y la libertad recobrada, estaba decidido a cambiar de vida. Se dedicó a trabajar duro y a estudiar. Logró titularse en teología bíblica, pastoral juvenil y gestión empresarial. En la actualidad, Jaeson predica el tesoro del evangelio en la pastoral universitaria a través de su música en la pastoral universitaria: son famosas sus giras periódicas a unas 20 universidades del Estado de California, en donde vive. En una ocasión, Jaeson narró un acontecimiento que le marcaría toda su vida. “Mis padres se mudaron de Hong Kong a Texas y poco después se separaron. Mi padre se fue y dejó a mi madre sola en una ciudad desconocida. Ella no sabía hablar inglés, estaba en paro y tenía que alimentar a sus hijos. A las semanas de marcharse mi padre se dio cuenta de que estaba embarazada. Le llamó por teléfono y él dijo que no se podía ocupar de ese problema, que su embarazo era un accidente. Mi madre lo pensó mucho y creyó que no tenía otra alternativa, así que decidió abortar. Ese niño era yo. Fue al hospital y como es costumbre le dieron cinco minutos para que se lo pensara bien. Ya tenía la bata puesta, los cables… Y creo que por la divina providencia pasó justo delante de ella un doctor de turno. La miró sorprendido, porque la conocía de la iglesia local. Posiblemente no se imaginara nunca que mi madre hiciera algo así. Y ella sintió que aquello era una señal de Dios, de que no tenía que matarme. ¡Tardó medio segundo en quitarse todo, la bata, los cables… y salir de allí! Me lo contó cuando tenía 22 años. ¡Yo no tenía ni idea! Y me dijo que cuando llegó a su casa, se arrodilló en la cocina y le dijo a Dios que estaba arrepentida de haber tratado de apagar la vida que Él había creado. Después de saber eso, sé que Dios no crea accidentes, Él crea destinos. Yo soy una prueba viviente de ello”. —El Pensador.
A
e
O S N
ma
EL PENSADOR
14 · Marzo-Abril 2013
LA CONVERSIÓN DE LA CANTANTE DE ROXETTE Por: Llucià Pou Sabaté Marie Fredriksson, la voz femenina del famoso grupo de música pop Roxette (me encantan sus baladas) hace unos 10 años tuvo un cáncer cerebral y su voz se apagó… después de un duro tratamiento de más de dos años, se curó. Marie dijo que Dios se acordó de ella y así le concedió una “Segunda Oportunidad”, como confesaba en la TV al presentar ya curada su disco The Change (El Cambio): “Estoy en contacto con Dios todos los días. Siempre es algo muy cálido y grandioso. Cuando yo era pequeña, mi hermana mayor Anna-Lisa, murió en un accidente y fue muy difícil para mí creer que Dios existía. Así que me llevó mucho tiempo acercarme a Dios después de lo que había sucedido… Poco a poco nos volvimos amigos más y más, y ahora se ha convertido en un cálido y maravilloso apoyo. Primero, noté que estaba perdiendo la visión en mi ojo derecho. Lo próximo que recuerdo es la voz de mi esposo gritando luego de que cayera al piso aquel 11 de septiembre; tuve una convulsión epiléptica (…) tuve que vol-
Is About To Come (cuando el Señor está por venir). La compañía discográfica de Roxette no han querido editar aquel álbum excepto algunos países como Brasil, Alemania, Japón y Escandinavia, como Suecia, el país de Marie. En 2007 lanzó Hometown (mi primer hogar), donde habla del Camino hacia el Señor, que es el verdadero hogar, y de los obstáculos que ha encontrado en la gente, por causa de su conversión: “Ir de regreso a mi primer hogar, / Es cambiar por completo la dirección en que voy. / Han pasado muchos años desde que Te vi, / Dios, ¿Te podré conocer? / ¿Todavía eres mi amigo? Ir de regreso a mi primer hogar, / Es hacer que muchos no lo entiendan y se enojen. / Ha pasado tanto tiempo, / Que no sé qué encontraré, / Regresando a mi primer hogar. Yo sabía cuándo te dejaba, / Que no íbamos a conversar por un tiempo, / ¡Pero Dios, como Te extrañaba!, / En verdad cada día que vivía sin tu sonrisa.
Marie Fredriksson ver a aprender a escribir y a cantar. Por un momento pensé que nunca más podría volver a cantar, pero afortunadamente eso no fue así”. Su esposo Micke Bolyos y sus dos hijos jugaron un papel vital en su recuperación. Decía que por un lado, la ira surge al no poder entender el “porqué a mí”, y por otro lado surge el deseo inmenso por seguir viviendo y la gratitud del amor que restaura. M. Mena destaca la canción Second Chance (Segunda Oportunidad), donde Marie habla de Dios por primera vez en sus canciones, con agradecimiento: “gracias a Dios estoy viva”. Ahí también anima a “no dar nada por sentado”, hablando de nuestra dependencia divina. En Bad Moon refleja la dureza de la enfermedad, como una prueba que nos da la vida. La balada All About You, escrita por su esposo, habla del amor y cómo la vida es un “milagro”, y un “regalo del cielo”. Otra canción con un mensaje valioso es Love to Live (ama para vivir), pues es el amor la base de todo. En A Table in the Sun (una mesa bajo el sol) nos confiesa también “gracias a Dios estoy salvada”. Otra canción es When The Lord
Todavía siento la lección que me diste / Cuando vivía tan alejada y por mi propia cuenta. / ¡Si!, yo siempre lo tengo presente. / Ahora necesito ver en qué camino el viento ha soplado. Estoy yendo a mi primer hogar (…) Yo oí de un viejo amigo, / Que el morir injustamente fue parte de Tu vida, / Y eso rompió mi corazón en mil pedazos, / Y como un puñal también parece atravesarme por completo. Aquí solitaria en el tren de la noche, / Buscando una respuesta para mi alma / Con una lágrima en mi mejilla, / Solo puede haber Un camino para conocer, / Es por eso que… Estoy yendo a mi primer hogar (…) Si Tú pudiste cambiar mis lágrimas en vino, / Estoy volviendo a Ti, el Hogar Verdadero”.
∎∎∎ Llucià Pou Sabaté es licenciado en Historia y sacerdote, perteneciente al Opus Dei. Imparte clases en el Colegio Mulhacén (Granada).
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 15
laicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicism olaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolai cismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismo laicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicism olaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismola icismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismol aicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicis molaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicism olaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaic ismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaici smolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolai cismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismo laicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaic ismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismol aicismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicismo laicismolaicismolaicismolaicismolaicis laicismolaicismolaicismolai cismolaicismolaicismolai cismolaicismolaicismolai cismolaicismolaicismolaic ismolaicismolaicismolaicism olaicismolaicismolaicismola icismolaicismolaicismolai cismolaicismolaicismo laicismolaicismolaicis molaicismolaicismola icismolaicismolaic ismoalicismolaic ismolaicismolaic ismolaicismolaic ismolaicismola icismolaic ismola icism olai cis mola icismo laicismo laicismolaici smolaicismolaici smolaicismolaicismo laicismolaicismolaicis molaicismolaicismolaic ismolaicismolaicismola icismolaicismolaicismo laicismolaicismolaicism olaicismolaicismolaicis molaicismolaicismolaic ismolaicismolaicismolai cismolaicismolaicismolai cismolaicismolaicismolaici smolaicismolaicismolaicism olaicismolaicismolaicismolai
LAICISMO
cismolaicismolaicismolaicismolaicis molaicismolaicismolaicismolaicismo laicismolaicismolaicismolaicismolaicis molaicismolaicismolaicismolaicismolaic ismolaicismolaicismolaicismolaicismolaic ismolaicismolaicismolaicismolaicismolaicis molaicismolaicismolaicismolaicismolaicism olaicismolaicismolaicismolaicismolaicismola icismolaicismolaicismolaicismolaicismola icismolaicismolaicismolaicismolaicism olaicismolaicismolaicismolaicismolai cismolaicismolaicismolaicismolaicis molaicismolaicismolaicismolaicism olaicismolaicismolaicismolaicism olaicismolaicismolaicismolaic ismolaicismolaicismola icismolaicismolaicis
EL LAICISMO HA DEJADO DE SER UNA SIMPLE DEMANDA DE ACONFESIONALIDAD DEL ESTADO, DE SEPARACIÓN ENTRE EL PODER POLÍTICO Y LA RELIGIÓN, PARA CONVERTIRSE EN UN AUTÉNTICO PROYECTO IDEOLÓGICO QUE ASPIRA EN ÚLTIMA INSTANCIA A INSTAURAR EL ATEÍSMO MILITANTE
COMO FORMA DE ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL. BAJO LA SOFLAMA DE QUE HAY QUE RESPETAR A QUIENES NO TIENEN NINGUNA FE, SE VIENE DESARROLLANDO UN PROGRAMA LEGISLATIVO QUE RESTRINGE LA LIBERTAD RELIGIOSA DE LAS PERSONAS, UN DERECHO
CONSAGRADO EN LA DECLARACIÓN DE DERECHOS HUMANOS. ESTA EVIDENTE CONTRADICCIÓN (PARA GARANTIZAR EL DERECHO DE UNOS HAY QUE LIMITAR EL DE OTROS) PONE EN JAQUE NO SÓLO EL CONCEPTO MISMO DE DEMOCRACIA, SINO TAMBIÉN LA CONVIVENCIA DE LA SOCIEDAD.
EL PENSADOR
16 · Marzo-Abril 2013
los graves problemas del
laicismo «Si no existe una verdad trascendente, con cuya obediencia el hombre conquista su plena identidad, tampoco existe ningún principio seguro que garantice relaciones justas entre los hombres: los intereses de clase, grupo o nación los contraponen inevitablemente unos a otros. Si no se reconoce la verdad trascendente, triunfa la fuerza del poder, y cada uno tiende a utilizar los medios de que dispone para imponer su propio interés o la propia opinión, sin respetar los derechos de los demás» (Juan Pablo II, Encíclica Centesimus annus, núm. 44). «La cultura y la praxis del totalitarismo comportan además la negación de la Iglesia. El Estado, o bien el partido, que cree poder realizar en la historia el bien absoluto y se erige por encima de todos los valores, no puede tolerar que se sostenga un criterio objetivo del bien y del mal, por encima de la voluntad de los gobernantes y que, en determinadas circunstancias, puede servir para juzgar su comportamiento. Esto explica por qué el totalitarismo trata de destruir la Iglesia o, al menos, someterla, convirtiéndola en instrumento del propio aparato ideológico. El Estado totalitario tiende además, a absorber en sí mismo la nación, la sociedad, la familia, las comunidades religiosas y las mismas personas» (Centesimus annus, núm. 45).
Con el término “lacismo” podemos denominar fenómenos muy diversos y contradictorios (ver pág. 18). Aquí nos vamos a ocupar preferentemente del denominado “laicismo negativo” que tiene por objeto no sólo la separación entre Estado e Iglesia –y que tiene su origen en el propio cristianismo, como se verá en el cuadro infográfico que cierra este cuaderno-, sino sobre todo la total secularidad de la sociedad, con un propósito ideológico bien definido por parte de las élites intelectuales y políticas que lo ponen en marcha y sustentan con mano de hierro: la extensión del ateísmo mediante la restricción de la libertad religiosa a ámbitos exclusivamente privados y marginales de la sociedad. Un primer problerma Esta versión del laicismo radical ancla sus orígenes inmediatos en la Ilustración francesa del siglo XVIII y en particular a partir de la Revolución francesa. Con ella triunfó en amplios campos intelectuales y políticos la idea de que todas las tareas y desafíos que implican al hombre han de ser resueltos en el marco del tiempo histórico, con y a través del tiempo histórico. Esto, naturalmente, implica la negación de un “más allá” y de un tiempo “después” del tiempo, que según Evans-Pritchard, implicó el desarrollo de amplias teorías antiescatológicas. Uno de los principales problemas que afronta, pues, esta versión del laicismo radica en sus propios orígenes, la Ilustración, que está siendo objeto últimamente de una revisión crítica en línea con lo que Hegel
denominaba la “Ilustración satisfecha”, al observar los productos extraordinariamente peligrosos y los efectos colaterales dañosos que ha producido en la humanidad durante los siglos XX y lo que llevamos del XXI. Max Weber Uno de los primeros autores de un larguísimo elenco que presenta la evolución de la sociedad (especialmente la europea) como un inevitable “proceso de secularización” es el sociólogo Max Weber, que sigue tanto una visión de ética protestantista como, en este asunto, la visión “progresista” que debemos a Comte. Weber postula una ruptura radical con la filosofía de la historia del siglo XIX, tanto en su versión idealista (Hegel) como materialista (Marx). Para él, el aspecto fundamental para determinar la secularización de la sociedad “depende de la primacía de las formas de acción con sentido, que encuentran su expresión histórico-social en la ética de la renuncia y la ascesis intramundana propias del protestantismo”. Bryan Wilson Entre los setenta y ochenta del pasado siglo, el sociólogo Bryan Wilson ejerció una notable influencia en este debate. Para él, la cuestión radicaba en la transferencia de la propiedad, el poder, la actividad y las funciones, latentes o manifiestas, de las instituciones con un fundamento sobrenatural a instituciones que operaban exclusivamente de acuerdo con criterios empíricos, raciona-
EL PENSADOR les y pragmáticos. En su misma línea, Ferdinand Tönnies dirá que la secularización producto del laicismo negativo es una nota de identidad de la modernidad europea, que indica el paso de la comunidad a la asociación o sociedad. Mientras que la religión había aportado a las sociedades una visión global o de fondo, determinadas por situaciones emocionales y morales, la situación actual estaría –en palabras de Wilson- “en el creciente predominio del elemento intelectual, técnico y práctico sobre lo que es emocional y moral”. El cientificismo como problema El problema que se suscita, entonces, es que la ciencia se convierte entonces en cientificismo, un ejemplo del cual sería la extensión del término “relatividad” einsteniana a “relativismo moral” (para disgusto del físico) y otro, el del evolucionismo con las tesis marxistas, de un lado, o con las ultraliberales de Spencer (“evolucionismo social”) por otro. Como han señalado, entre otros muchos, el profesor R. Lucas L.C., la extensión del ámbito de la ciencia a un campo que no es el suyo (la política, la moral) debe ser rechazado de plano pues la ciencia es un modo de acceder al conocimiento, pero no un método de elaboración de teorías morales o éticas. El sentido legislativo: el problema del positivismo El laicismo comporta un proyecto legislativo que tiene por objeto la gradual expulsión de las autoridades eclesiásticas del ámbito del dominio temporal a favor de las pretensiones del Estado de monopolizar todas las facetas del ejercicio del poder. La superación del dualismo clásico, que hunde sus raíces en el mismo nacimiento del cristianismo, se realiza mediante la potenciación a la máxima expresión del derecho
Marzo-Abril 2013 · 17
positivo frente a cualquier limitación objetiva o natural del poder legislativo del aparato del Estado, con independencia de que éste sea democrático (y sus diversas graduaciones) o no. Las consecuencias prácticas de esta visión han quedado de manifiesto a lo largo del pasado siglo XX. A este respecto, convendría un repaso de la obra (y especialmente del último capítulo) de Gabriel Jackson, Civilización y barbarie en la Europa del siglo XX (Ed. Crítica). La tolerancia negativa La expansión de posturas relativistas que conceden idéntico valor moral a cualquier juicio ha llevado, como señala el profesor José María Barrio, a la repudia de valores axiomáticos de la “verdad”. En esta situación, cualquier planteamiento que remita a valores “verdaderos” queda automáticamente estigmatizada como “intolerante” y se desarrolla a partir de entonces la paradoja de la “tolerancia negativa”. Esta consiste en que, para que la sociedad pueda ser plural se exige la limitación política y cultural de las ideas religiosas, que deben quedar reducidas a un ámbito doméstico marginal en la incidencia pública. La esencia del ser humano La reducción a la historia y en la historia de la actividad del hombre supone una quiebra del homo religiosus que es característica esencial del ser humano. En última instancia el laicismo viene llamado al fracaso, tarde o temprano, puesto que el hombre tiene dentro de sí, como señala Duch, la posibilidad y necesidad de buscar un más allá de su propia trascendencia. El ser humano nunca llegará a ser capaz de dominar definitiva y exhaustivamente la contingencia.
Occidente: el Islamismo como excusa Pocos días después del colapso de las torres gemelas del World Trade Center, en septiembre de 2001, un joven filósofo y estudiante de neurociencias de la Universidad de Stanford, Sam Harris, extrajo una consecuencia personal: la religión es el problema. Fruto de esa reflexión, Harris publicó dos auténticos best-sellers, El final de la fe y Carta a una nación cristiana. Acababa de nacer el llamado grupo del Nuevo Ateísmo. La estrategia laicista en Estados Unidos está, pues, claramente intrincada con el problema del terrorismo islamista. Con ello consiguen un terreno abonado para un discurso fácil (y por tanto efectivo): la implicación religiosa en asuntos políticos debe limitarse a fin de evitar que “en nombre de Dios” cualquier creyente cometa atentados salvajes. En Europa la versión laicista es algo distinta, pero no mucho. La excusa la aporta la inmigración de origen musulmán, que en
Una fortaleza innegable La inmensa mayoría de la población mundial profesa una religión (83,7%). No hay grandes diferencias, en este tema, entre naciones ricas y pobres. El cristianismo sigue siendo la religión mayoritaria en el planeta, con un 31,5%, seguida por el Islam, con un 23,5%. Tampoco parece que la población creyente esté envejeciendo. De hecho, quienes se declaran ateos o agnósticos, están por encima de la media de edad de la población mundial (34 años frente a 28 de media) y también por encima de musulmanes, hindúes y cristianos.
determinados países ha alcanzado cotas ciertamente altas (Francia, Holanda, Alemania o Austria, por ejemplo). Dado que los hábitos culturales de los musulmanes, como el uso del velo o la sharía, aplicada a veces clandestinamente, conculca los derechos humanos que forman la base de la convivencia democrática europea, muchos ciudadanos consideran necesario la limitación del ámbito público religioso. Los laicistas aprovechan la ocasión para, en aras a no promover una aparente discriminación entre creencias religiosas, ampliar el campo de las restricciones al cristianismo. Como se ve, la táctica es la misma: confundir el radicalismo islamista con “cualquier tipo de religión” y, con ello, beneficiarse del temor al terrorismo o el rechazo a prácticas contrarias a los derechos humanos, para ampliar las bases sociales a su proyecto laicista.
Estados laicistas que fabrican ateos El laicismo negativo no es desinteresado ni inocente. Detrás de la bandera hay un interés concreto, que es la expansión del ateísmo a costa de reducir hasta donde sea posible la práctica religiosa de la población. Así pues, el laicismo negativo es, ante todo, una táctica política tras la que subyace un interés también político. Más allá del intento soviético de “fabricar un hombre nuevo sin Dios”, como proclamaba la Liga de Ateos de la URSS, el éxito de esta política ha venido de la también comunista República Popular China. Algo más de seis de cada diez ateos del mundo viven en aquel país, a pesar de que el peso demográfico
de China es muy inferior. Los ateos chinos suman tanto numéricamente como dos veces la población total de Estados Unidos. Así pues, cuando los ateos presumen de sumar ya un 16% de la población mundial, deben pensar que si eliminamos China de ambas partes de la balanza, el ateísmo+agnosticismo alcanza apenas el 5%. Las razones del éxito laicista del Estado en China tienen mucho que ver con el terreno abonado de las religiones tradicionales del país, confucionismo y budismo, que el profesor Michael Martin, defensor del ateísmo, consideraba “religiones propiamente ateas”.
Mantras de la propaganda pro-ateísta
45,3% que no creen) son similares a los No es posible garantizar la democracia obtenidos por Leuba en 1915. con los católicos haciendo política Sin embargo, como apunta el profesor Las religiones provocan conflictos béliJosé V. Casanova en su reciente Genea- cos e inseguridad logía de la secularización, de las 15 tran- El célebre historiador (agnóstico) Gabriel siciones democráticas acaecidas en las Jackson concluye en su libro Civilización últimas décadas en el mundo, en 11 el y barbarie en la Europa del siglo XX, papel pro-democracia de la Iglesia católi- que uno de los motivos fundamentales de ca ha sido determinante. las graves atrocidades de ese tiempo es la pérdida de importancia política de la El mundo científico le ha dado la es- religión, ya que los dirigentes políticos no se sienten limitados por ningún tipo palda a la fe: son incompatibles La estrategia del Nuevo Ateísmo consiste de restricción moral objetiva. en apropiarse del monopolio de la ciencia. Afirman que cada día, menos científicos creen en Dios y blanden la famosa encuesta de Witham y Larson, publicada en el número 386 de la prestigiosa revista Nature. Lo que no dicen es que los datos (39,3% de científicos creyentes frente a
La juventud es cada día más atea La edad media del ateo, a nivel mundial, es de 34 años. Sólo superados en edad por el judaísmo (36) e igualados con el budismo (34). Un ateo es, de media, un 13,3% más viejo que un católico.
EL PENSADOR
18 · Marzo-Abril 2013
ELPENSATRES by Jucho
Laicidad y lacismo… Laicismo o laicidad Por: Samuel Segura Mucho se ha dicho a lo largo de las últimas décadas acerca de la relación que un Estado debe mantener en relación con las religiones que existen y se desarrollan en el seno de su población. Como consecuencia, ríos de tinta hay escrito sobre la diferencia entre los términos confesional, aconfesional, laicidad y laicismo. El terreno común en la discusión sobre la laicidad de un Estado, se centraría en la distinción entre los planos de lo secular y lo religioso. Entre el Estado y las religiones debería, pues, existir, un mutuo respeto a la autonomía de cada parte. A partir de aquí, encontramos dos posturas distintas frente a este tema. Una primera postura se situaría en un punto neutral ante todas las diferentes religiones de la sociedad, sin favorecer más a una que a otra, pero considerando el hecho religioso en sí mismo como algo positivo para el hombre, es decir, que hace bien a la sociedad; y por otro lado, se encuentra la otra postura, que también se sitúa en un punto neutral ante todas las religiones, pero que considera negativo y nocivo para el hombre poseer un sentimiento religioso y mucho peor profesar un credo, puesto que el creer sería considerado un acto primario e incompatible con el progreso científico e intelectual del mundo contemporáneo. La primera postura, al considerar la religión como algo propio de la vida humana y útil para dar respuesta a muchos interrogantes de la existencia que quedan más allá del alcance de la ciencia, aprecia su presencia en la sociedad, de modo que protege activamente las distintas creencias de cada persona, asumiendo así la Declaración de los Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, que en su artículo 18 dice: «toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia». Como dijo el Papa Benedicto XVI en su discurso al 56 congreso nacional de juristas católicos italianos, el sábado 9 de diciembre de 2006, la laicidad positiva «implica que el Estado no considere la religión como un simple sentimiento individual, que se podría confinar al ámbito privado. Al contrario, la religión, al estar organi-
zada también en estructuras visibles, como sucede con la Iglesia, se ha de reconocer como presencia comunitaria pública». El Estado no impondría ninguna religión, pero estando al servicio de la sociedad, facilitaría su práctica y enseñanza a cada uno de los miembros. A su vez, el arzobispo de Besançon (Francia) André Lacrampe afirmaba en su discurso La laicidad francesa y las religiones: un desafío el 12 de septiembre de 2005, que «un Estado de derecho no se podría contentar con ejercer, respecto a la libertad religiosa, una simple tolerancia. Es responsabilidad suya defenderla, preservarla, promoverla. Si hay un debate sobre la libertad religiosa, no se trata tanto sobre la necesidad de respetarla sino de favorecer su desarrollo. Es decir que le incumbe al Estado, encontrar soluciones y fijar con todas las confesiones religiosas, las modalidades de estas circunstancias, las soluciones y posibilidades que contribuyan claramente al bien común y que no son consideradas como privilegios, sino como derechos democráticos». La laicidad negativa La segunda postura, la laicidad negativa, también es conocida como laicismo. El laicismo promovería una actitud hostil hacia la religión, no sólo de indiferencia, sino de negación y marginación. Como ya hemos apuntado antes, esto se debería a la repulsión hacia el acto de creer, y derivaría de una doctrina filosófica dogmática, que supedita todo aquello inverificable empíricamente a noconocimiento, es decir, a falso. Solo es verdadero aquello demostrado científicamente, de modo que lo inverificable, como la religión, debe ser apartado y marginado de la sociedad porque daña al hombre y le impide evolucionar. Siguiendo este razonamiento, es impensable mostrar públicamente ningún signo religioso, solo pueden ser tolerados en la esfera privada. No se le puede exigir a un hombre que deje de creer, pero sí que se debe aislar activamente su manifestación pública, por el bien de la sociedad. Un ejemplo de esta doctrina lo encontramos en el pensamiento de Fernando Savater, filósofo contemporáneo. Como explica en un artículo publicado en El País (30 de abril de 2004), no sería apto impartir la enseñanza de ninguna religión en la escuela pública porque no entra dentro de lo verificable, solo es cierto para algunas “almas piadosas”, de modo que quedaría en la esfera de lo privado, y el Estado no debe facilitar nun-
ca su enseñanza, ofreciéndola como para creer que la ciencia es la única materia optativa. verdad. Los cristianos también teneOtra manera de aislar a la religión de la comunidad social, sería mediante la impermisibilidad de su pronunciamiento público sobre ningún tema. La opinión de la autoridad religiosa en cuestión, queda automáticamente infectada por sus creencias, por lo que ya no es apto para ser discutido públicamente. Debe volver a ser reducido a la esfera privada.
La opinión de los obispos católicos, portavoces de la religión mayoritaria en España (según las encuestas del CIS entre 2000 y 2010, el porcentaje de españoles que se declaran católicos oscila entre el 74% y el 82%), debe ser silenciada en los medios de comunicación públicos, y en caso de ser difundida, lo será para mostrar su intolerancia y falsedad. Todo con la finalidad de transmitir las bases de esta corriente filosófica, y mostrar como el creer religioso es un acto negativo para el hombre y para la sociedad. Finalmente, podemos afirmar con certeza y tranquilidad que hoy España no es un Estado laicista. Hoy, el laicismo en España se localiza más bien en pequeños grupos de presión o lobbys, que son minoritarios, pero que intentan dominar la esfera pública, con el objetivo de transmitir esta ideología a la totalidad de la población española. La situación actual de España es un momento propicio para esta difusión ideológica, ya que la creencia religiosa en España hoy está fuertemente debilitada. Los cristianos sabemos que la fe nunca puede ser impuesta a nadie. Creer es el acto más libre que puede llevar a cabo la voluntad humana, pues es el más primigenio de todos. Algunos creen poseer la máxima justificación
mos nuestras razones para creer, como dice San Pedro: «Siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza. Pero hacedlo con dulzura y respeto. Mantened una buena conciencia, para que aquello mismo que os echen en cara, sirva de confusión a quienes critiquen vuestra buena conducta en Cristo». El cristiano espera la persecución, porque fue anunciada por boca del mismo Jesucristo. Alegrémonos, pues, y demos gracias por las persecuciones, pero sobretodo, que nos sirvan para no convertirnos en perseguidores, pues este es el mayor de nuestros peligros.
EL PENSADOR
Por: África Marteache De 1931 a 1933, año en que Hitler ganó las elecciones, Rhöm y sus camisas pardas habían cometido tropelías sin cuento contra judíos, comunistas y “depravados” (proxenetas, travestidos, etc…) pero no atacaron a los cristianos. De ahí el famoso poema de Martin Niemöller. Él mismo confesó haber votado al partido Nacionalsocialista en estas elecciones pero, no había transcurrido un año, cuando tuvo que secesionar la Iglesia Luterana, junto a Dietrich Bonhoeffer, horrorizado ante el avance de los llamados Cristianos Alemanes. Los católicos, con el recuerdo aún fresco de la Kulturkampf, no fueron tan optimistas y Hitler no ganó en los landers católicos. El 20 de julio de 1933 firmó un Concordato con la Santa Sede, pero había tomado buena cuenta del resultado de las elecciones y, justo un año después, en la “Noche de los Cuchillos Largos” asesinó a tres líderes católicos: Edgar Julius Jung, Adalbert Probst y Erich Klausener. De alguna manera las condiciones leoninas de Hitler fueron ya conocidas: disolución de los partidos, los sindicatos, las organizaciones y los periódicos católicos o de cualquier otro signo que no fueran controlados por él. El Concordato se convirtió en papel mojado y ya en 1937 el papa Pío XI envió su encíclica Mit Brenneder Sorge, escrita en alemán, para que fuese leída en todas las iglesias de Alemania, cosa que no ocurrió. ¿De qué manera era percibido esto por los cristianos? Fue percibido con un desconcierto general porque las iglesias continuaban abiertas al culto, en los landers católicos se celebraban procesiones, los seminarios recibían seminaristas, las cárceles tenían sus capellanes y los estudiantes de la universidad elegían sin problemas la asignatura de teología (los componentes de “La Rosa Blanca”, por ejemplo, que eran estudiantes de medicina, también recibieron clases de teología de Theodor Haecker y Carl Muth) Así que la astucia de Hitler-preocupado por las paz interior ante una guerra, primero inminente y luego real- impidió a los cristianos el martirio y los dejó en la siguiente tesitura: no iban a ser perseguidos a cambio de que aceptaran todas las leyes y disposiciones del estado. Por tanto los que se movieron lo hicieron exclusivamente por imperativo de conciencia. De esa manera los nazis los consideraban como resistentes y sus “delitos” fueron de carácter político… Cuando se trataba de sacerdotes muy carismáticos, como los palotinos de Schöenstatt, o el muniqués Rupert Mayer SJ, no se molestaban en enjuiciarlos y los llevaban directamente a Dachau, sin dar explicaciones. Después de la derrota Alemania asumió sus culpas de manera colectiva y los resistentes fueron convenientemente silenciados para que su ejemplo no enturbiara la idea general que se lanzó al mundo: “no nos enteramos” o “no pudimos hacer nada”. La resistencia cristiana en Alemania es emergente: algunos católicos son beatos: Clemens August von Galen, Karl Leisner, Bernhard Lichtenberg, Johannes Prasek, Eduard Müller, Herman Lange, Jakob Gapp… la Iglesia Ortodoxa Rusa ha canonizado a Alexander Schmorell, el único componente de “La Rosa Blanca” que era de religión ortodoxa (su icono se puede ver en internet). Unos pocos miles entre setenta y cuatro millones de personas. La II Guerra Mundial ha cambiado muchas cosas, ha ampliado el martirio, no solo por cuestiones de Fe sino por la recta conciencia que emana de esa misma fe.
¿Por qué le llaman laicismo cuando es ingeniería social?
¿Qué debemos hacer cuando no se trata de martirio?
Marzo-Abril 2013 · 19
Que dos de cada tres ateos viva en un Estado antidemocrático como China no es ninguna casualidad. Tampoco lo es que los países con mayor nivel de ateísmo entre su población sean, precisamente, en los que se disparan las tasas de suicidio (ver cuadro al pié de este artículo). Sólo desde un Estado poderoso e ideologizado puede imponerse al ser humano que reduzca su vertiente espiritual al ámbito más reservado de su privacidad. Y en esas circunstancias es lógico hallar infelicidad, puesto que todo se hace depender del éxito material que se obtenga (o pierda) en la vida. El laicismo negativo, aquel que pretende desterrar de la esfera de lo público cualquier manifestación de la vertiente espiritual de los seres humanos, únicamente es posible desde la ingeniería social. Como señala con extraordinaria claridad Lluís Duch (La religión en el siglo XXI, Siruela, 2012), “jamás se alcanza a anular el deseo humano de ir más allá de cualquier más allá, esto es, la posibilidad del homo religiosus (…) jamás lo histórico en el ser humano llegará a sustituir, a ocupar, el lugar de lo estructural”. Y lo estructural es la búsqueda de Dios, de la trascendencia. El concepto de “ingeniería social” se popularizó con la obra La sociedad abierta y sus enemigos, de Popper. Para el filósofo austriaco había dos formas de ingeniería social. La utópica (Platón, Hegel y Marx y sus herederos totalitarios) y la ingeniería social por etapas. La primera se propone la transformación total de la sociedad mediante una organización central de acuerdo con un plan ideal y comprehensivo que no está presionado por limitación alguna por parte de instituciones sociales competitivas (la Iglesia, por ejemplo). La segunda comporta sólo “perseguir y abatir los grandes y más urgentes males de la sociedad” y sería característica de los Estados del Bienestar auspiciados por las corrientes socialdemócratas y liberaldemócratas. Aunque en realidad la “ingeniería social” es hijo de la Ilustración liberal del XVIII y el nacimiento de las ciencias que estudian el comportamiento humano. Cabe recordar las premonitorias palabras de Burke cuando advirtió, refiriéndose a los empiristas franceses, que “son peor que indiferentes a los sentimientos y a los hábitos que sostienen e
mundo moral (…) tratan a los hombres en su experiencia ni más ni menos como lo harían con ratones en una bomba de aire o en un recipiente de gas melifluo”.
como causa de “las mayores guerras del mundo” (obviando las del siglo XX, naturalmente) y en segundo lugar porque la preeminencia de la naturaleza implica en no poco sentido una cierta vuelta al paganismo naturalista. Lobby homosexual Uno de los movimientos sociales más activos en la promoción del laicismo es el colectivo de gays y lesbianas. La explicación es bien sencilla: sólo con la marginación de una moral objetiva podrán lograr sus objetivos políticos de ingeniería social: “matrimonios”, adopciones, legitimación de un lenguaje “no discriminatorio”, etc. Lobby empresarial Otro de los núcleos influyentes (y financiadores) de programas laicistas lo constituye el universo empresarial directamente relacionado con lo que se ha venido en denominar la “cultura de la muerte”: clínicas abortistas, centros de eutanasia, reproducción artificial (y con el tiempo probablemente de clonación), farmacéuticas de píldoras abortivas o de métodos anticonceptivos, etc. Liberalismo La idealización del mercado como conjunto de relaciones humanas democrático y autorredistributivo ha llevado a numerosas tendencias liberales a abrazar el laicismo, con la intención de que las religiones y sus doctrinas sociales no dificulten el libre juego del mercado. De este modo, tan materialista como el marxismo, el ser humano se convierte en pura mercancía y en objeto de consumo. Neopaganismo El laicismo es también una táctica para aquellos movimientos neopaganos, como el ecopacifismo o los movimientos indigenistas, que pretenden desterrar las religiones “mayoritarias” para hallar un espacio de expresión.
Utópica La ingeniería social utópica fue predominante durante el pasado siglo XX. Pero no conviene engañarse: casi el 18% de la población mundial sigue viviendo bajo regímenes de este tipo (China, Corea del Norte, Cuba, entre otros). Por otra parte, las fuerzas políticas en sintonía con este proyecto siguen siendo en muchos países determinantes o cuando menos influyentes. Las corrientes dentro de esta tipología se pueden dividir entre materialistas (marxismo o socialismo científico) y modernista (fascismo, nazismo, etc). Materialista Los intelectuales que dieron luz a este pensamiento ideológico se declararon abiertamente hostiles a cualquier práctica religiosa. Marx, pero especialmente Engels y a partir de ahí Lenin, Stalin, Mao, etc., no concebían su propósito de una sociedad socialista sin la previa extirpación de raíz de la religión, el “opio del pueblo” mediante el que se consagraba la desigual distribución de la riqueza. Pese a que los intentos soviéticos de proscribir toda manifestación religiosa quedaron superados por los anhelos de libertad de sus ciudadanos, el mismo empeño continúa hoy en día en China y entre quienes defienden las tesis comunistas y socialistas en las democracias occidentales. Modernista La completa preeminencia del Estado (“lo es todo para un fascista”, diría Mussolini en su apogeo) chocaba de frente con la Iglesia. Tanto Hitler como Mussolini no pudieron llevar a término su proyecto ideológico en el que, sin duda, el cristianismo “Sólo desde un Estado poderoso e era considerado en última ideologizado puede imponerse al instancia como una enfermedad pueril, en línea con los ser humano que reduzca su verp l a n t e a m i e n t o s tiente espiritual al ámbito más re“progresistas” de Comte.
servado de su privacidad. Y en esas circunstancias es lógico hallar infelicidad, puesto que todo se hace depender del éxito material que se obtenga (o pierda) en la vida.”
¿Por etapas? La realidad política y social de numerosos países europeos en los últimos cincuenta años ha puesto de manifiesto que Popper erraba al calificar de reformista la ingeniería por etapas. Los progresistas han llegado tan lejos o más que muchos de los regímenes totalitarios a la hora de implantar medidas coactivas a la libertad religiosa, aunque con el disfraz aparente de hacerlo en nombre de causas “justificativas” que le confieren una imagen amable para amplios sectores de la población. Feminismo El movimiento feminista ha pasado, desde los años 60, de reivindicar una igualdad de trato entre personas de distinto sexo, a propugnar un proyecto ideológico de ingeniería social. Identificando la religión con comportamientos “tradicionales”, el feminismo se ha identificado con los movimientos laicistas. Christine Overall dice que “el más obvio de los argumentos feministas a favor del ateísmo es una versión del argumento del mal que procede de la constatación de que las religiones monoteístas discriminan a las mujeres”. Ecopacifismo El ecopacifismo tiene también motivos ideológicos para promover el laicismo. En primer lugar, la identifi- Elaboración: EL PENSADOR. cación del hecho religioso Tasas de suicidio: por cada 100.000 habts.
EL PENSADOR
20 · Marzo-Abril 2013
Laicismo, laicidad e Iglesia católica Una visión desde los datos Por: Jesús Domínguez
S
e pueden apreciar de manera continuada, fruto del interés de determinados sectores, las vehementes declaraciones que pretenden fomentan actitudes hostiles hacia todo lo relacionado con las manifestaciones de tipo religioso, arremetiendo contra sus instituciones o contra sus distintas formas de expresión. En aras de potenciar este discurso anti se recurre a diferentes ardides, unidos por la esencia común de intentar conseguir, mediante la negación y la nula voluntad de ver otra realidad que no sea la propia, imponer un adoctrinamiento social basado no en la separación de la Iglesia frente a los poderes públicos, sino en su marginación como medio para apartar la realidad religiosa de todo ámbito público. Existe una doble perspectiva estadísticosociológica que, dada su importancia, debe ser reseñada en este contexto. Esta realidad social puede ser cuantificada en aras de propiciar debates más serenos, menos fanáticos y sobre todo, más asentados en el análisis de algunos aspectos vertebrados dentro de la sociedad. De una parte, hay que resaltar la importancia que desde el punto de vista numérico supone para los ciudadanos la consideración del hecho religioso. Por otra, la ingente labor social que la Iglesia realiza con los ciudadanos, no sólo con los que manifiestan de manera inequívoca sus preferencias religiosas o se declaran practicantes, sino ampliando esta influencia en otra faceta más social a todos aquellos que, sin distinción y sin exclusión, e independientemente de sus posicionamientos políticos, sociales o religiosos, son asistidos. Bajo este contexto, es interesante reflexionar sobre el talante de este laicismo beligerante, basado en la idea de apartar de la sociedad a una institución que vuelca todo su esfuerzo precisamente en amparar a los más desfavorecidos de esa colectividad, tutelando infinidad de proyectos que de otro modo quedarían fuera del alcance de millones de personas y que habría que preguntarse acerca de quiénes serían los poderes institucionales que asumirían ese cometido, sustituyendo a quienes ahora los acometen. La efectiva separación entre el Estado y la Iglesia, amparada por la Constitución de 1978 y los Acuerdos Estado español-Santa Sede, permite la necesaria independencia entre ambos. Pero independencia, es decir, laicidad, no significa exclusión. Del mismo modo que el Estado no puede excluir a la Religión, a no ser que se esté hablando de estados totalitarios, en los que la voluntad de sus ciudadanos no tuviera la mínima consideración, tampoco la Religión y, más concretamente la Iglesia católica, que representa esta manifestación para una gran mayoría de ciudadanos, no puede vivir ajena a la sociedad en la que está inmersa. Así, es un hecho la manifiesta realidad de la vivencia que la sociedad desarrolla bajo el paraguas de la Iglesia católica, donde su labor espiritual tiene un gran calado social. Aunque no es menos cierto que se está produciendo una paulatina secularización en las sociedades modernas, principalmente en Europa y, concretamente, en España. La crisis actual que se está viviendo viene definida no sólo por su impacto económico, donde los más perjudicados son los más débiles, sino en un ámbito moral, que afecta de modo determinante a todos los estratos sociales. Ante esta realidad, la presente coyuntura puede vivirse como una gran oportunidad, basada en sacar lo mejor de la sociedad. Y sin lugar a dudas, está siendo una demostración para sacar lo mejor de la Iglesia católica, que muestra su talante evangélico no sólo desde los púlpitos, animando a la solidaridad y a las buenas prácticas con el prójimo, sino también con obras y acciones. La labor de la Iglesia se encuentra inmersa, per se, en los principios universales que se
pueden abanderar desde distintas posiciones. Curiosamente, los mismos o parecidos que se reclaman desde las posiciones más extremas y contrarias, por lo menos aludidas teóricamente. Entonces, cabe preguntarse si será éste el problema de fondo o existen otros componentes espurios más allá. La Iglesia católica es una institución que, compuesta por hombres y mujeres, desde su acepción de naturaleza humana, avanza en cada momento hacia su mejora. También existen elementos que distorsionan y que manchan su nombre, pero no es menos cierto que concurre una firme voluntad de apartar esos comportamientos negativos del presente y del futuro de la Iglesia. Y al igual que en cualquier colectivo existen miembros que, bajo el resguardo de su posición o sin ella, se aprovechan para beneficiarse personalmente, no por ello se realizan generalizaciones de la institución a la que pertenecen dichos individuos. Desde esta perspectiva es donde asoman las cifras que avalan esta realidad, muchas veces callada, pero siempre generosa. ¿Es posible que se puedan obviar estas contribuciones al bien común? Se debería reflexionar en aras de perseguir un reconocimiento objetivo basado en hechos objetivos. La libertad también es una cuestión trascendente en este aspecto, puesto que las manifestaciones de los ciudadanos, en este caso católicos, se pueden entender como afirmaciones de la plena autonomía que ejercen desde su propia conciencia. Entorno social De este modo y, basándose en la objetividad externa de los datos1, se puede aseverar que, en media2, el 72% de los españoles se autocalifica como católico. Esto supone una cifra superior a los 30 millones de ciudadanos. Adicionalmente a estos valores, alrededor de un 16% se define como no creyente y un poco más del 8% se declara ateo. Del colectivo que se autoconsidera católico, alrededor de una tercera parte se declara católico practicante, cuya manifestación más reconocible es la asistencia a Misa en los días de precepto. Así, se puede estimar3 que la asistencia media en cada uno de los preceptos fluctúa en una banda que va desde los 8 a los 10 millones de personas. Esta cifra supone una asistencia global al año 4 en media de cerca de 600 millones de personas. Por otra parte, a pesar de que la legislación no ha propiciado las mismas oportunidades en materia educativa a la asignatura de Religión en las escuelas con las alternativas propuestas, la realidad es que aproximadamente tres de cada cuatro alumnos5 optan, libre y voluntariamente, por la elección de recibir formación en la asignatura de Religión y Moral católica, lo que supone una cifra en términos absolutos de cerca de 4 millones de alumnos inscritos. Finalmente cabe señalar que, aunque el número de matrimonios ha decrecido en los últimos años, la cifra de matrimonios canónicos es superior a la correspondiente a matrimonios exclusivamente civiles donde los contrayentes son ambos solteros6. Amén de los cientos de miles de Bautismos7 y Primeras Comuniones8 celebrados cada año. No parece muy incorrecto interpretar estas cifras acerca de la voluntad de un conjunto numeroso de ciudadanos. Tal vez se trate del fenómeno social más multitudinario que existe en España desde el punto de vista numérico, aunque tal vez también el más recogido de cara al exterior. Hechos Pero ¿cómo combate la Iglesia católica los ataques que sufre? La respuesta podría ser entendida desde la óptica de los hechos, haciendo realidad la cita evangélica “en esto conocerán que sois mis discípulos, si tenéis amor unos con otros” (Juan, 13:35). Como ejemplo, los responsables de la Iglesia católica respaldan que los contribuyentes
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). 2 Media de las autoconsideraciones en los Barómetros de Opinión elaborados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) entre los meses de septiembre de 2012 y enero de 2013. 3 Datos estimados en base a las respuestas de los Barómetros que elabora el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) cruzados con los datos de población que publica el Instituto Nacional de Estadística. 4 Supuestos 60 días de precepto y considerando las repuestas a asistencia varias veces al año, alguna vez al mes, casi todos los domingos y festivos y varias veces a la semana. 5 Datos publicados por la Subcomisión de Enseñanza (CEE) Curso 2011-2012 www.conferenciaepiscopal.es/index.php/ estadisticas-ensenanza.html 6 Datos del Instituto Nacional de Estadística (2008, 2009, 2010). 7 309.487 Bautismos de media en los últimos 4 años. Oficina de Estadística y Sociología de la CEE. 8 250.863 Primeras Comuniones de media en los últimos 4 años. Oficina de Estadística y Sociología de la CEE. 9 Datos correspondientes a Cáritas y Manos Unidas. Memoria económica 2011.
opten no sólo por marcar la casilla de la Asignación Tributaria para captar recursos para sus fines, sino que hacen un ejercicio de responsabilidad animándoles a que también marquen a la vez la casilla denominada como Otros Fines de Interés Social en la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. Y explican las ventajas que conlleva ese gesto y las nulas desventajas para los declarantes. Es una evidencia de que se está valorando opciones diferentes, entendidas como complementarias, que buscan ese bien común. Pero el elemento que cobra especial relevancia es, sin duda, la labor caritativa y social que la Iglesia católica realiza. No es necesario observar detenidamente las calles de nuestras ciudades y el panorama desolador que supone para millones de personas la falta de ingresos regulares y/o insuficientes para mantener un mínimo digno para sus vidas. La respuesta viene por la Caridad, mostrada por la entrega de miles de personas que no tienen más finalidad en sus acciones que el amor al prójimo. La Iglesia católica no es la única que realiza estos menesteres, pero sí es la más numerosa, destinando casi 300 millones de euros9 a atender a los más necesitados en España y más allá de nuestras fronteras. Sería interesante reflexionar sobre las posibles soluciones que, aquellos que quieren apartar la religión y sus manifestaciones, con la Iglesia católica como máximo exponente, podrían proponer para efectuar una adecuada gestión del cuidado de esta ingente masa desfavorecida. Una realidad que supera la coyuntura de las épocas del ciclo bajista de las economías, puesto que los enfermos terminales, incurables y el resto a los que llamamos marginados no desaparecen cuando la economía está en buen momento y, consecuentemente, tampoco dejan de necesitar el apoyo y cuidado. Conclusión Como en la mayoría de las ocasiones, la mejor opción sería la de buscar puntos de encuentro y reconocimiento a las realidades que se ven acompañadas por hechos. Tal vez la luz de esas manifestaciones alumbre un camino que permita colocar a cada uno en su verdadero lugar y bajo su verdadero protagonismo, sobre todo cuando tantos ciudadanos deciden libremente que así lo quieren y otros tantos se ven favorecidos. De modo que, incluso aquellos que no comulgan con Iglesia católica, reconozcan el fruto de su ingente labor.
∎∎∎ Jesús Domínguez es doctor en Economía. Director de la Oficina de Estadística de la Conferencia Episcopal Española.
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 21
¿Cómo se pasa de la restricción legal de la libertad religiosa a la violencia contra la fe? Por: Ignacio Arsuaga
E
n nuestro país, España, ha sucedido más de una vez. Quienes periódicamente incendian nuestra convivencia conocen muy bien el procedimiento, tan burdo como repetido en el tiempo. Empiezan caldeando el ambiente. Luego convierten a los creyentes en chivos expiatorios de cualquier sandez. Y a través de terceros pasan a la acción directa. Una acción directa que en algunas ocasiones significa destrucción y muerte y en otras, restricciones de los derechos civiles y muerte civil. No hay que retroceder hasta el "Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano" para darse de bruces con esta conducta. El laicismo español de nuestros días, que camina de la mano del llamado “progresismo”, sigue pensando que la Iglesia es solo un edificio por quemar y la fe, el opio del pueblo. Los adalides del “progre-laicismo” están convencidos, con ardor mesiánico, de que los creyentes somos, por el mero hecho de creer en Dios, un obstáculo para la democracia y para la convivencia. El creyente, según el ideario “progre”, tarde o temprano querrá imponer por la fuerza sus ideas. El creyente, muy especialmente el cristiano, es en definitiva el enemigo número uno de la paz social. Por eso los progre-laicistas comenten o justifican los ataques contra la Iglesia. Desde el año 2005 hasta finales de 2011 se produjeron en España al menos 500 agresiones contra la Iglesia, sus representantes y los creyentes. Y una buena parte de ellas fueron agresiones físicas, violentas. A partir de 2012 el número de agresiones y ataques ha descendido. Pero se mantienen intactos los cambios legislativos que sustentan jurídicamente las agresiones laicistas. Desde MasLibres.org, la plataforma de HazteOir.org desde la que defendemos la libertad religiosa, analizamos las violaciones producidas en este ámbito desde la llegada al poder de Rodríguez Zapatero hasta el triunfo del Partido Popular de la mano de Mariano Rajoy. El resultado de esta investigación, que publicamos con el título de Los ataques a la libertad religiosa en España 2004-2011, puso en evidencia una vez más el recurso del laicismo a sus viejos usos. En la última década, los ataques a la libertad religiosa vivieron en España dos fases distintas. Entre 2004 y 2008 el número ataques violentos a templos fue insignificante en nuestro país. Pero las agresiones desde los medios y desde el Parlamento hacia los representantes de la Iglesia y a los creyentes por parte del Gobierno y de los partidos que lo sustentaban crecieron exponencialmente. A partir del año 2009 la situación cambia por completo: se reducen considerablemente las agresiones desde el Ejecutivo y los partidos “progresistas” y surge con fuerza en la
Ataques de colectivos ateos contra católicos, durante la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud, en Madrid. estadística el ataque violento, el incendio, los insultos en plena calle y la irrupción en los templos. ¿Por qué se produce este cambio? Volvamos al principio de este artículo. El proceso es el siguiente: 1) calentar los ánimos; 2) fijar la diana en los creyentes; 3) pasar a la acción directa. La primera legislatura del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero supuso, entre otras cosas, una ofensiva permanente contra la Iglesia. Desde las leyes frente a las que los católicos no podían permanecer callados, hasta las campañas laicistas lanzadas por las formaciones minoritarias izquierdistas y nacionalistas que medraron al amparo del PSOE, pasando por los medios de comunicación al servicio del más rancio anticlericalismo... La Iglesia y los creyentes soportaron todo tipo de agresiones, insultos y vejaciones. Fueron cuatro años de agitación y movilización contra los católicos, que eran ridiculizados en series de televisión, insultados desde las salas de prensa de los partidos gobernantes y ninguneados por las leyes aprobadas en el Congreso de los Diputados. El paso al chivo expiatorio fue muy rápido: los católicos fueron presentados ante la opinión pública como los causantes de las injus-
ticias padecidas por minorías hasta la fecha desconocidas. De repente los españoles supimos que miles de mujeres embarazadas estaban deseando acabar con la vida de los hijos que llevaban en sus vientres. Y los católicos, al impedírselo, recortábamos su libertad. Nos enteramos de que un número al parecer ingente de conciudadanos nuestros llevaban generaciones queriéndose casar con personas del mismo sexo y que no podían resistir un minuto más sin adoptar a niños abandonados. Y nosotros, afirmando que matrimonio y uniones homosexuales son cosas distintas, les condenábamos a una suerte de espantoso infierno laico. Supimos que los padres y las madres de los niños españoles estaban deseando entregar a sus criaturas al Estado para que este los educara, formara su carácter y les proporcionara una sólida educación moral. Laica, por supuesto. Y nosotros, rechazando semejante operación de adoctrinamiento a gran escala, recortábamos su derecho a carecer de principios. Tras los primeros cuatro primeros años de echar gasolina a los leños secos de la opinión pública por medio de todas estas campañas y muchas otras; tras ridiculizar a obispos y sacerdotes e insultar la fe de los creyentes; tras vejar los símbolos religiosos y comerciar con ellos para obtener apoyos PROCEDENCIA DE LAS AGRESIONES 2004-2011 electorales; tras una legislatura manchando a una amplísima mayoría de los ciudadanos... el Gobierno y los partidos se retiraron discretamente a un segundo plano. Lo hicieron exactamente en el momento en que una llama encendió la gasolina: ya no hacía falta echar más combustible. Había llegado la hora de la acción directa. Y así, en la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero, los insultos y las agresiones Ámbitos no políticos: Asociaciones, sindicatos, jueces, fundaciones, medios de comunicación, centros educativos, etc. por parte del poder y de los partidos y medios Personas desconocidas: Causantes anónimos de ataques, incendios, pintadas, asaltos, profanaciones, etc. Cada grupo atacante de comunicación que se contabiliza como una unidad, aunque hayan participado en el acto 50 personas, como en el caso de la capilla de la Universisostenían al Gobierno dad Complutense de Madrid.
empezaron a menguar. Había llegado el momento de abrir la puerta a terceros agentes. Surgieron entonces los asaltos a iglesias, los intentos de incendiar templos, el cierre de lugares de culto, los ataques violentos a sacerdotes y a fieles, los escupitajos a los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid. La historia se repitió nuevamente. El poder da paso a grupos violentos que actúan en universidades, atacan parroquias, organizan “procesiones” blasfemas o difunden mensajes de odio. Pero el poder no se retira del todo. Lo hace solo para aparentar neutralidad. Pero se apresura al cierre de filas cuando la situación lo requiere. Cuando las protestas por el intento de cierre de un lugar de culto o por el asalto y la profanación de una capilla saltan a la opinión pública, las instituciones académicas salen en defensa de los asaltantes y los partidos que sostienen al Gobierno se solidarizan con ellos. El resultado de todo ello es una larguísima lista de agresiones, que han adquirirlo diversas formas: ●Asaltos, incendios e intentos de incendio de iglesias. ●Interrupciones violentas de ceremonias religiosas, asaltos para impedir el desarrollo de actividades religiosas. ●Profanaciones, expolio, destrucción de imágenes. ●Amenazas públicas e insultos a los fieles y a la jerarquía católica a cargo de personalidades políticas. ●Ataques y eliminación de símbolos religiosos. ●Espectáculos destinados a ridiculizar a los creyentes. El cuadro que aparece a la izquierda, publicado en el citado informe Los ataques a la libertad religiosa en España 2004-2011, recoge la procedencia de estas agresiones durante los últimos años.
∎∎∎ Ignacio Arsuaga es presidente de la plataforma Hazte Oír.
EL PENSADOR
22 · Marzo-Abril 2013
LOS LÍMITES DEL LAICISMO
A
PESAR DE QUE LA RELIGIÓN ES CRITICADA POR MUCHOS INTELECTUALES, ESTA RESULTA SER EL MAYOR FACTOR DE COHESIÓN PARA UNA SOCIEDAD, FOMENTANDO EL ALTRUISMO Y LA INTEGRACIÓN EN ELLA. EL AUTOR DEFIENTE QUE RELIGICIÓN Y CIENCIA SE COMPLEMENTAN, NOS AYUDAN A REFLEXIONAR DE UNA MANERA MÁS PRECISA SOBRE NUESTRA EXISTENCIA Y NOS APORTAN LAS CLAVES PARA UN MAYOR DESARROLLO PERSONAL Y SOCIAL. POR TODAS ESTAS CUESTIONES LA RELIGIÓN, LEJOS DE PERDER IMPORTANCIA, SE MUESTRA COMO UNA GARANTÍA PARA AFRONTAR NUESTRO FUTURO COMO HUMANIDAD.
En 1830, un joven aristócrata francés visitó Estados Unidos para observar el nuevo fenómeno de la democracia estadounidense, construida sobre el principio de separación de iglesia y Estado. Como es lógico, también esperaba encontrarse con una sociedad laica, un lugar donde la religión, al haber sido desprovista de poder, no ejerciera ninguna influencia. Lo que encontró fue justo lo contrario: una sociedad que de hecho era muy religiosa, una sociedad donde, según sus palabras, la religión era “la primera institución política”. O como diríamos hoy, la primera institución civil. Este joven aristócrata era Alexis de Tocqueville, y en el libro que escribió sobre sus experiencias, concretamente su experiencia sobre la democracia estadounidense, dijo “Los filósofos del siglo XVIII explicaban el debilitamiento gradual de las creencias de una forma muy simple. El celo religioso, decían, se apagará a medida que aumenten la libertad y la ilustración”. En otras palabras, Tocqueville estaba diciendo que todo intelectual del siglo XVIII que se preciase de serlo pensaba que la religión estaba muriéndose, que estaba en cuidados intensivos, y que solo necesitaba un poco de ayuda para acabar; el suicidio asistido. “Es lamentable –dice Tocqueville– que los hechos no estén de acuerdo con esta teoría”. Así que planteaba esta pregunta: ¿cómo es que la religión no se había muerto, si todos habían dicho que lo haría? Han pasado 180 años desde que Tocqueville escribiera estas palabras, pero hasta hace bien poco los intelectuales seguían cometiendo el mismo error. En Estados Unidos hoy, por ejemplo, el porcentaje de personas que asisten semanalmente a un lugar de culto es mayor que el de Irán: 40% en Estados Unidos, 39% en Irán. Es más, en China hoy, medio siglo después de que el presidente Mao declarase que China era un país laico, hay más cristianos practicantes que miembros del Partido Comunista. De una u otra forma, la religión no ha muerto. En 2009, el editor y el corresponsal en Washington de The Economist, John Micklethwait y Adrian Wooldridge respectivamente, publicaron un libro, God is Back, un título extraordinario viniendo del personal de esa revista. En 2000, el sociólogo de Harvard Robert Putnam, publicó un libro titulado Solo en la bolera, donde desarrollaba su famosa tesis de que más estadounidenses que nunca juegan a los bolos, pero menos que nunca se unen a clubs o ligas de bolos. En otras palabras, van a los bolos solos. Putnam utilizó esto como un símbolo de la pérdida del sentido de comunidad en Estados Unidos, la pérdida de lo que los economistas y sociólogos estadounidenses denominan “capital social”. Así que en 2000 argumentaba que ya no quedaba capital social en Estados Unidos. Diez años más tarde publicaba un libro titulado American Grace, donde documentaba su descubrimiento de que el capital social está vivo y goza de buena salud en Estados Unidos, y en un lugar más que en ningún otro: en los centros de culto. Cuatro años de investigación le valieron a Putnam para descubrir que si una persona acude regularmente a la iglesia o sinagoga, es más probable que done dinero a la beneficencia que si no va regularmente. También es más probable que realice trabajos voluntarios para la beneficencia, que dé dinero a una persona sin techo, entregue vueltas de más a un dependiente, done sangre, ayude a un vecino con las bolsas de la compra, ayude a alguien con las tareas
Por: Jonathan Sacks
Traducción: Estefanía Pipino
del hogar, pase tiempo con alguien que esté deprimido, permita que un conductor se te cuele con el coche, ofrezca un asiento a un extraño o ayude a alguien a encontrar trabajo. Entre todas las buenas obras exploradas en la encuesta, no hay ninguna que los estadounidenses laicos hagan con más frecuencia que sus homólogos religiosos. Pero esto va más allá: los fieles habituales también son ciudadanos más activos. Es más probable que pertenezcan a organizaciones comunitarias, sobre todo aquellas que tienen que ver con gente joven, sanidad, arte u ocio. Es más probable que se unan a grupos de vecinos, o a asociaciones cívicas profesionales o fraternales. En estos grupos, es más probable que sean encargados o miembros del comité. Tienen una parte más activa en la vida cívica local, desde las elecciones locales a las asociaciones fraternales. Tienen una representación desproporcionada entre los activistas locales que luchan por reformas sociales o políticas. Acuden, se involucran, dirigen. Y hay un gran margen de diferencia entre ellos y los estadounidenses laicos. La religiosidad resulta ser el mejor indicador de participación cívica, ofrece datos más precisos que la educación, la edad, los ingresos, el sexo o la raza. Además, es más probable que las personas religiosas que asistan de forma regular a la iglesia o sinagoga se declaren felices y también vivan más tiempo. El libro de Putnam demuestra que la religión no solo no ha muerto, sino que es una fuente fundamental y primordial para la comunidad y el altruismo. Asimismo, Putnam afirma que las investigaciones en el Reino Unido –pendiente de publicación– confirman lo mismo. Más recientemente, el historiador escocés Niall Ferguson expuso algo sorprendente en el final de su libro Civilización: Occidente y el resto, al relatar la investigación llevada a cabo por la Academia China de Ciencias Sociales sobre cómo Occidente adelantó a China. Hasta el 1500, China estaba por delante de Occidente en prácticamente todos los aspectos relacionados con la tecnología: impresión, cerámica, tejidos, molinos de agua, etc. Pero a partir del 1500, Occidente adelantó a China y se mantuvo por delante hasta hace poco. Así que se encargó a la Academia China de Ciencias Sociales que averiguase qué era lo que daba a Occidente su ventaja diferenciadora, y los académicos chinos encargados de esta investigación informaron de lo siguiente: “Al principio pensamos que se trataba de vuestras armas, teníais armas mejores y más grandes que las nuestras. Luego investigamos un poco más y descubrimos que no, que se trataba de vuestro sistema político, era la democracia lo que os había permitido tener mejores armas. Luego indagamos todavía más y nos dimos cuenta de que era vuestro mercado, vuestro sistema económico os dio la democracia que, a su vez, os dio las mejores armas. Pero en los últimos veinte años nos hemos dado cuenta de que era vuestra religión”. Este fue el descubrimiento de la Academia China de Ciencias Sociales. Escribí un artículo bastante pícaro sobre este tema para The Times en el que decía que si decides “comprar” el cristianismo, uno puede descubrir que su producto lleva la etiqueta “Made in China”, pero que aun así merece la pena comprarlo. Así que ahí está: la prueba de que los intelectuales han malinterpretado sistemáticamente la naturaleza de la religión y la práctica religiosa y se han dedicado a pensar, durante casi tres siglos, que la religión estaba a punto de desaparecer, pero no lo ha hecho.
EL PENSADOR
En ciertas partes del planeta está creciendo. Es más probable que el siglo XXI sea más religioso que el XX. Es interesante el hecho de que la religión está creciendo especialmente en lugares como China, donde la economía también está creciendo. Debemos preguntarnos por qué esto es así, ya que en realidad es bastante extraño. Consideremos lo siguiente: cada función que antes cumplía la religión ahora puede satisfacerse por otro medio. En otras palabras, si se quiere explicar el mundo, no se necesita el Génesis; se tiene la ciencia. Si se quiere controlar el mundo, no es necesario rezar; se tiene la tecnología. Si se quiere prosperar, no es forzosamente necesario buscar la bendición de Dios; se tiene la economía global. Si se quiere controlar el poder, ya no se necesitan profetas; se tiene la democracia liberal y las elecciones. Si se está enfermo, no se necesita un cura; se puede ir a un médico. Si uno se siente culpable, no hay que confesarse; se puede visitar un psicoterapeuta. Si estás deprimido, no necesitas tener fe; puedes tomar una pastilla. Si aún necesitas la salvación, puedes ir a las catedrales actuales: los centros comerciales del Reino Unido –o como las llama un escritor estadounidense, las armas de consumo masivo–. La religión parece superflua, redundante, que está de más. ¿Por qué, entonces, sobrevive? Mi respuesta es sencilla. La religión sobrevive porque responde a tres preguntas que toda persona reflexiva se debe preguntar: ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cómo he de vivir? Siempre nos plantearemos estas preguntas porque el homo-sapiens es un animal que busca significados, y la religión siempre ha sido nuestra mayor herencia de significado. Podemos tener la ciencia, la tecnología, el Estado democrático liberal y la economía de mercado como cuatro instituciones que caracterizan la modernidad, pero ninguna de ellas podrá responder a estas preguntas que se plantean los humanos. La ciencia explica cómo, no por qué. Habla de lo que es, no de lo que debería ser. La ciencia es descriptiva, no prescriptiva; puede informarnos de las causas, pero no de los fines. De hecho, la ciencia niega los fines. Segundo, la tecnología: la tecnología nos da poder, pero ni puede decir ni dice cómo usar ese poder. Gracias a la tecnología podemos comunicarnos instantáneamente con el resto del mundo, pero no nos ayuda a saber qué decir. Y con respecto al Estado democrático liberal, nos da la máxima libertad para vivir como elijamos, pero la mínima indicación de cómo elegir. El mercado nos da elecciones, pero no nos dice cuáles son las elecciones sabias, buenas o bellas. Por lo tanto, siempre que nos planteemos estas preguntas, tendremos que recurrir a la religión. La religión no es la única fuente de respuestas; existen otras esferas que las ofrecen, como la literatura. Pero la religión sigue siendo el repertorio principal de aquellas preguntas en busca de significado.
Marzo-Abril 2013 · 23
El argumento fundamental que postulo en mi libro The Great Partnership, subtitulado God, Science and the Search for Meaning, es que la ciencia y la religión son casos extremos de dos formas diferentes de pensar sobre el mundo. Utilizo una metáfora para explicar esto, y no pretendo plantear nada más que una metáfora porque no se trata de neurociencia exacta –la mente es muy compleja y plástica– pero lo que digo es que la ciencia es el paradigma del pensamiento del hemisferio izquierdo: es atomista, analítico; mientras que la religión es sintética e integradora, un tipo de pensamiento característico del hemisferio derecho. Para resumir 120.000 palabras en una única oración: “La ciencia desmonta las piezas para ver cómo funcionan; la religión las junta para ver qué significan”. Constituyen dos formas irreduciblemente diferentes de pensar, y en el libro doy muchos ejemplos de otras situaciones donde se muestran dos formas de pensar completamente diferentes. Me refiero al psicopedagogo Jerome Bruner, que escribe sobre la diferencia entre sistemas e historias. O a la neurocientífica Carol Gilligan, que escribe sobre las diferentes formas en que hombres y mujeres piensan sobre la moralidad. Los hombres tienden a pensar en términos atomistas: ¿Cuáles son mis deberes? Mientras que las mujeres tienden a pensar en términos relacionales: ¿Cómo se relacionan entre sí los diferentes personajes involucrados? Simon Baron Cohen, psicólogo de Cambridge, ha escrito un libro muy interesante titulado La gran diferencia, que habla del autismo y de las diferencias entre hombres y mujeres a la hora de relacionarse. También ofrezco ejemplos extraídos de Richard Nisbett sobre las percepciones occidentales y orientales: las diferentes formas en que los chinos, o en general la gente del Este, describen una escena con respecto a cómo la hacen los estadounidenses. Los estadounidenses son muy atomistas, utilizan mucho el hemisferio izquierdo. Los chinos son muy relacionales. Aquí tenemos un único ejemplo proveniente de los manuales de lectura que se dan a los niños en la escuela. El manual de lectura estadounidense dice: “mira como corre Dick”, “mira como juega Dick”, “mira como corre y juega Dick”. El equivalente chino dice: “el hermano mayor cuida del hermano menor”, “el hermano mayor quiere al hermano menor”, “el hermano menor quiere al hermano mayor”: todo gira alrededor de las relaciones. Esto muestra formas de pensar fundamentalmente diferentes, y la religión y la ciencia son diferentes de modo parecido. El resultado es que para tener una personalidad equilibrada debemos tener dimensiones de significado y dimensiones analíticas y explicativas, y son diferentes. El problema aparece porque no todo el mundo se da cuenta de la necesidad de mirar con dos ojos, con dos hemisferios, que hay que escuchar en estéreo. Negar esto conduce a dos posibles falacias. La pri-
mera es que la religión constituye la única fuente de verdad máxima y que la religión puede decirnos que la ciencia simplemente se equivoca. La segunda es que la ciencia constituye la verdad última y por lo tanto la ciencia puede decirnos que la religión se equivoca. Ambas constituyen formas de pensamiento falaces. La religión no es la única fuente de significado, pero sí es una fuente primordial. Como consecuencia, muchos científicos caen en la falacia de argumentar que puesto que la ciencia es la única forma de entender el universo, y puesto que la ciencia no ofrece significados, se deduce como hecho científico que la vida carece de significado. Así nos topamos con Jacques Monod, por ejemplo, que dice “El hombre debe despertar de su sueño milenario y descubrir su total soledad, su aislamiento fundamental. Debe darse cuenta de que, como un gitano, vive en el límite de un mundo extraño; un mundo sordo a su música y tan indiferente ante sus esperanzas como ante sus sufrimientos y crímenes”. O Steve Weinberg, el físico ganador del premio Nobel que dice que cuanto más comprensible parece el universo, más poco sentido parece tener. Pero esto no son propuestas científicas, es lo que sucede si eres sordo ante el significado. En el judaísmo podemos aceptarlo, pero se considera un estado de ánimo, no una verdad. A continuación muestro algo del judaísmo que suena a Steve Weinberg o a Jacques Monod: “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. Porque el suceso de los hijos de los hombres, y el suceso del animal, el mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros; y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad”. (Eclesiastés 1-3). Pero en el judaísmo tenemos suficiente sentido del humor para decir: “el mal humor se te va a pasar”. Lo podemos aceptar como un estado de ánimo, pero no como una verdad. Y por supuesto a veces los ateos –y me refiero a grandes ateos, a ateos realmente grandes– pueden sonar increíblemente elocuentes. El texto ateo más elocuente que he leído está escrito por Bertrand Russell, que en realidad era un ateo estiloso, un ateo serio, y un pensador que me gusta mucho. Aquí tenemos a Bertrand Russell en un día malo: “Que el Hombre es el resultado de causas que no previeron el fin al que conducían; que su origen, su desarrollo, sus esperanzas y sus temores, sus amores y sus creencias, no son sino el resultado de ciertas situaciones accidentales de los átomos; que ninguna pasión, heroísmo, intensidad de pensamiento o de sentimiento pueden preservar la vida individual más allá de la tumba; que todo el trabajo de siglos, toda la adoración, toda la inspiración, toda la espléndida luminosidad del genio humano están destinados a extinguirse con la abrumadora muerte del sistema solar, y que todo el templo de las realizaciones del Hombre quedará inevitablemente enterrado bajo los restos de un universo en ruinas; todo esto, aun cuando sea susceptible de discusión, es, sin embargo, casi tan cierto, que ninguna filosofía que lo rechazara podría aspirar a mantenerse en pie. Solo dentro del armazón de estas verdades, solo sobre los firmes cimientos de una completa desesperación, podrá construirse en lo sucesivo, con seguridad, la morada del alma”. ¿Es magnífico, verdad? Pero es posible reescribir este pasaje desde el punto de vista contrario, decir prácticamente lo mismo pero desde una perspectiva completamente teísta. He aquí mi intento de rescribir a Bertrand Russell: “Que el Hombre, a pesar de ser el resultado de causas ciegas, no es ciego, que al ser creado a semejanza de Dios es más que el resultado de ciertas colocaciones accidentales de los átomos; que al ser libre puede elevarse por encima de sus temores y con la ayuda de Dios crear múltiples oasis de justicia y compasión en la jungla del espacio y el tiempo. Que aunque la vida es corta puede alcanzar la inmortalidad con su pasión y heroísmo, su intensidad de pensamiento y de sentimiento. Que también la humanidad, aunque algún día pueda dejar de existir, puede crear antes de que la noche caiga la espléndida luminosidad del genio humano. Confiando en que, a pesar de que ninguno de nuestra especie existirá para recordar, en la mente de Dios ninguno de nuestros logros se olvida. Todo esto, aun cuando sea susceptible de discusión, se ha visto probado una y otra vez a lo largo de la historia; nuestra fe nos hace grandes, no tenerla nos hace pequeños. Solo dentro del armazón de estas verdades, solo sobre los firmes cimientos de una completa esperanza, podrá construirse en lo sucesivo, con seguridad, la salvación del alma”. No he entendido nunca por qué se considera más valiente desesperarse que tener esperanzas. Se nece-
EL PENSADOR
24 · Marzo-Abril 2013
sita coraje para tener esperanzas; no se necesita coraje para desesperarse. Freud dijo que la fe religiosa es la ilusión –la ilusión reconfortante– de que la figura del padre existe. Pero un creyente religioso podría decirle a Freud que el ateísmo es la ilusión reconfortante de que no existe una figura paterna y que puedes hacer cualquier cosa que te apetezca sin que te castiguen. Así que no entiendo por qué el ateísmo se considera más heroico que el teísmo; yo lo llamo sueño de adolescencia. No obstante, en mi libro he tratado de citar solamente a ateos y agnósticos para mi defensa. Mis argumentos se basan en ateos como Nietzsche, en agnósticos como Wittgenstein, etc. Justo al principio del libro cito a tres pensadores que no se suelen considerar como religiosos: Einstein, Freud y Wittgenstein, quienes dicen que el significado de la vida es idéntico a la cuestión religiosa. Estas son las citas: Albert Einstein: “Saber y responder a la pregunta, ‘¿Qué significa la vida humana?’ es ser religioso”. Freud: “La idea de que la vida tenga algún propósito depende del sistema religioso”. Wittgenstein: “Creer en Dios es ver que la vida tiene un significado”. Más tarde cito a Tom Stoppard que dijo: “cuando descubramos todos los misterios y perdamos todos los significados estaremos solos en una orilla vacía”. No creo que estemos solos porque no hemos perdido el significado. También funciona a la inversa: si la fe puede respetar a la ciencia, la ciencia también puede respetar a la fe. Richard Dawkins dice lo siguiente: “Creo que puede afirmarse que la fe, el principal vicio de cualquier religión, es uno de los mayores males del mundo, comparable al virus de la viruela pero más difícil de erradicar. La fe es la gran evasión”. Sin embargo, Max Planck, ganador del premio Nobel de física y fundador de la teoría cuántica dice: “Cualquier persona que se haya visto seriamente comprometida en algún trabajo científico de cualquier tipo se dará cuenta de que en las puertas de entrada del templo de la ciencia están escritas las palabras: ‘debes tener fe’. Es una virtud de la que los científicos no pueden prescindir”. Einstein dice algo parecido: “Pero la ciencia puede ser creada solo por aquellos que están totalmente imbuidos de la aspiración hacia la verdad y el entendimiento. Esta fuente de sentimiento, sin embargo, brota de la esfera de la religión. A esta pertenece también la fe en la posibilidad de que las regulaciones válidas para el mundo de la existencia sean racionales, esto es, comprensible a la razón. No puedo concebir un genuino científico sin aquella profunda fe. La situación puede ser expresada con una imagen: la ciencia sin la religión es coja, la religión sin la ciencia es ciega”. Finalmente, el ateo más convencido del mundo, Nietzsche: “Nuestra fe en la ciencia reposa siempre sobre una fe metafísica; también nosotros los actuales hombres del conocimiento, nosotros los ateos y antimetafísicos, también nosotros extraemos nuestro fuego de aquella hoguera encendida por una fe milenaria”. Así que Nietzsche dice, si no tenemos fe, ¿por qué deberíamos siquiera considerar la verdad como un valor? Si eres político no siempre quieres la verdad, quieres poder. ¿Por qué la verdad debería ser un valor, si no fuera por el hecho de que tenemos fe religiosa? Esta es la opinión de Nietzsche. Yo creo que necesitamos ambas cosas. Necesitamos la religión y necesitamos la ciencia. Necesitamos la ciencia para explicar el universo y necesitamos la religión para explicar el significado de la existencia humana. Nos arriesgamos a perder mucho si perdemos la fe religiosa. Perderemos nuestro sentido occidental de dignidad humana. Pienso que perderíamos nuestro sentido de sociedad libre. Pienso que perderíamos nuestra concepción de responsabilidad moral. Pienso que perderíamos el concepto de relación sagrada, concretamente el matrimonio, y perderíamos nuestro concepto de una vida con sentido. Pienso que
la creencia religiosa es básica para la civilización occidental y perderemos su verdadera esencia si perdemos nuestra fe. Lo que no digo es que sea imposible ser un ateo redomado y convencido. Al contrario, mi supervisor de tesis, el difunto Sir Bernard Williams, uno de los mayores filósofos de su generación, era un ateo redomado, un ateo categórico, y yo le respetaba enormemente. No obstante, su visión era básicamente trágica. Realmente creía que la vida no tenía ningún sentido. Pienso que nos ayudó a entender lo que sucedería si Europa perdiera su fe religiosa. En su mejor libro, Vergüenza y necesidad, propuso la idea de que Europa hoy –la civilización occidental hoy– se encuentra en el mismo estado básico que los griegos presocráticos. Y podría tener razón. El año pasado, Ferdinand Mount escribió un interesante libro llamado Full Circle, donde sugiere que hemos retrocedido a la situación de la Grecia del siglo III a.C. Para mí, eso tiene mucho sentido; mucho de lo que oímos de filósofos y científicos hoy es muy similar a la posición de los estoicos, los escépticos, los cínicos y los epicúreos. Pero ese lugar no es un sitio alegre en el que estar, porque aunque la gente de la Grecia del siglo III a.C. no lo supiera –es complicado saber que se vive en cualquier año a.C.– a continuación, iba a venir la Grecia del siglo II a.C., que vivió la decadencia, tras lo cual Grecia no sobrevivió como sociedad viva mucho tiempo. Un siglo más tarde había sufrido un eclipse político prácticamente total. Si la época actual se puede ver como el equivalente a la Grecia del siglo III a.C., entonces estamos viviendo la decadencia de nuestra sociedad, y me temo que esto es lo que ocurrirá si perdemos nuestra fe. No obstante, en The Great Partnership he tratado de buscar puntos en común con los ateos, con los ateos serios, con Nietzsche y con otros. Hay un pasaje que me parece muy relevante en nuestra situación actual. Will Durant, un historiador estadounidense que escribió entre los años treinta y sesenta del siglo XX, publicó un trabajo en once volúmenes titulado Historia de la Civilización. De joven, Durant quiso ser cura, pero perdió su fe y, en su lugar, se convirtió en uno de los mayores estudiosos de la historia de la civilización. En el tomo quinto escribe algo que creo que apunta a donde estamos hoy: “Las etapas más avanzadas de toda civilización se caracterizan por albergar una cierta tensión entre religión y sociedad; en su punto álgido otorgan a la gente esa cierta unidad moral y de creencias que parece tan propicia para el sentido de Estado y el arte. La religión acaba en una lucha suicida por la causa perdida del pasado. Pues a medida que el conocimiento avanza o cambia continuamente, choca con la mitología y la teología, que cambian con lentitud geológica. En otras palabras, la ciencia avanza más rápido que los rabinos y los curas, ¿tiene esto sentido? Va más rápido, así que no podemos mantener su ritmo. Por ello, el control sacerdotal de las letras y las artes se siente como unas mortificantes cadenas o una barrera odiosa y la historia intelectual adopta la naturaleza de un conflicto entre ciencia y religión. Instituciones que en un principio estuvieron bajo el control del clero, como la ley y el castigo, la educación y la moral, el matrimonio y el divorcio, tienden a escapar del control eclesiástico para convertirse en algo laico, quizá profano. Las clases intelectuales abandonan la teología antigua, y tras algunas vacilaciones, el código moral que lo acompaña. La literatura y la filosofía se vuelven anticlericales. El movimiento de liberación crece hasta un exuberante culto a la razón, y cae al estado de desilusión más paralizante con cada dogma e idea. La conducta, privada de su sustento religioso, se deteriora en un caos epicúreo. Y la propia vida, despojada de la fe consoladora, se convierte en una carga similar a la pobreza consciente y la riqueza cansada. Al final, la so-
ciedad y su religión tienden a caer juntos, como cuerpo y alma, en una armoniosa muerte”. Esto se escribió a principios de los cincuenta, pero cualquiera que haya estudiado alguna vez la historia de las civilizaciones, ya sea el historiador islámico del siglo XIV, Ibn Khaldun; o el filósofo del siglo XVIII, Giambattista Vico; o incluso ateos como John Stuart Mill o Bertrand Russell; han llegado a esta conclusión: los individuos pueden llevar una buena vida sin la religión –el sentido moral es parte de lo que nos hace humanos– pero no así una sociedad; y la moralidad, en su quintaesencia, es un fenómeno social. Es ese conjunto de principios, prácticas e ideales lo que nos une en una empresa colectiva. El mercado y el Estado podrán estar dirigidos por la persecución de intereses, pero las sociedades se enmarcan en algo mayor y más extensivo, una visión compartida del bien común. Sin ello, las sociedades comenzarán a fragmentarse. La gente comenzará a pensar que la moralidad es cuestión de elección personal. El sentido de estar unidos –el significado raíz de “religión”– en una empresa mayor comenzará a atrofiarse y la cohesión social se perderá. Occidente está conformado por lo que hoy se denomina la herencia judeo-cristiana, que le dio su configuración única de valores y virtudes. Si perdemos eso, perderemos la civilización occidental como la conocemos desde hace casi dos milenios. ¿Tiene el judaísmo algo concreto que añadir a esto? Una cuestión importante es que casi desde el principio, los rabinos tuvieron la sensación de que la ciencia es una cosa y la religión, otra; y que no chocan. Sencillamente, son cosas diferentes. Esto está bellamente epitomizado en una bendición acuñada por los rabinos hace 2.000 años al ver a un gran científico no judío: “Alabado sea Dios… pues concedió su sabiduría a seres de carne y hueso”. ¿En qué científicos pensaban los rabinos? Eran griegos o romanos pero desde el punto de vista de los rabinos, eran paganos que se oponían a todo lo que significaba el judaísmo. Sin embargo, fueron los propios rabinos los que acuñaron esta bendición agradeciendo a Dios por estos científicos, diciendo, en otras palabras, “Pensamos diferente a vosotros, hemos luchado contra vosotros, pero aun así respetamos vuestra destreza científica y por ello elevamos una bendición agradeciendo a Dios vuestra existencia”. Reconocer la integridad autónoma y la dignidad religiosa de la ciencia es algo importante que debe hacer la religión. Los judíos están demasiado acostumbrados a los argumentos. Todos los textos canónicos del judaísmo son antologías de argumentos. Por lo tanto, si confiamos en nuestra fe, no tenemos nada que temer ante los hallazgos de la ciencia y los desafíos del ateísmo. En 2010 hice un programa de televisión en el que mantenía una serie de conversaciones con cuatro no creyentes, tres de ellos judíos: Howard Jacobson, Alain de Botton y Lisa Jardine (el cuarto era el neurocientífico y catedrático de Oxford, Colin Blakemore). Estos encuentros tenían algo que, de alguna forma, ampliaba perspectivas: sinceros, abiertos, serios y cívicos. De la misma forma, valoraba mi amistad con el fallecido Sir Isaiah Berlin, un judío laico. La primera vez que vino a nuestra casa dijo, “Gran Rabino, haga lo que haga, no me hable de religión: cuando se trata de Dios, estoy sordo como una tapia”. Luego dijo, “lo que no entiendo es cómo usted, habiendo estudiado filosofía en Cambridge, puede creer”. Y yo le dije, “Isaiah, si le ayuda, piense en mí como en un hereje no practicante”. Y él respondió, “entiendo, querido amigo, entiendo”. En 1997 publiqué un libro llamado The Politics of Hope, en el que argumentaba que el mundo había avanzado desde la gran conferencia de Isaiah Berlin de 1957, “Dos conceptos de libertad”, y que la amenaza para la libertad ahora era otra: no era el totalitarismo, sino la decadencia moral interna de las
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 25
...cuando esas ideas y esa identidad fueron muy ásperamente desdeñadas y descalificadas por los discursos materialistas en una Europa instalada en el despilfarro público y privado, el relativismo moral y en un ejercicio sistemático de la irresponsabilidad cívica y política, se pusieron las condiciones para la crisis...
Konrad Adenauer: amor, perdón, reconciliación Por: Enrique San Miguel © Joao Costa
sociedades libres. Le pregunté si podía ser tan amable de echarle un vistazo a mi libro, porque deseaba saber su opinión. Me dijo que se lo enviara y que me diría lo que pensaba. Pasaron los meses y no supe de él, así que llamé a Headington House. La señora Berlin atendió el teléfono y dijo, “Gran Rabino, Isaiah justo hablaba de usted”. Los rabinos no solían ser el tema de conversación habitual de Isaiah Berlin, así que le pregunté que en qué contexto me había mencionado, y me dijo: “Isaiah le acaba de pedir que oficie su funeral”. Estaba claro que Isaiah lo sabía. Cuatro días más tarde murió y oficié su funeral. Su biógrafo, Michael Ignatieff, me preguntó por qué Isaiah, un judío laico, quiso un funeral religioso. Yo le dije –espero no haberme equivocado– que puede que Isaiah fuera un judío laico, pero que además era un judío leal. Así que sentía una gran afinidad con él a pesar de que su visión religiosa difiriera de la mía. Esta sensación de afinidad por encima de diferencias ideológicas es el equivalente judío de la maravillosa idea británica de “cenar con la oposición”, la capacidad de mantener amistades personales incluso cuando se albergan visiones opuestas. Este vínculo humano se pierde cuando los líderes religiosos y los científicos se lanzan insultos, vilipendiando y tergiversando las visiones contrarias. Eso no puede ser bueno para la religión o para la ciencia o para el futuro de la humanidad que compartimos. Así que regreso al principio, con Robert Putnam. Putnam argumenta en su libro American Grace, que lo que marca la diferencia para las personas, lo que los convierte en buenos ciudadanos y vecinos, es la pertenencia a una comunidad, más que las creencias de las personas. Escribe que es más probable que un ateo que acuda regularmente a una sinagoga o iglesia sea mejor persona que un creyente religioso que nunca se haya unido a una comunidad. No deja de sorprender que los rabinos ya hubieran sugerido algo parecido. Un texto rabínico famoso recita las siguientes palabras de Dios: “Preferiría que no creyesen en Mí pero que estudiaran la Torá. Porque si estudian la Torá, su luz los guiará de vuelta a Mí”. Se trata de una declaración bastante radical, y supone una base sobre la que un creyente y un no creyente pueden unir sus manos en amistad. La socióloga de la religión Grace Davie dijo sobre el cristianismo británico que consiste en creer sin pertenecer. La comunidad judía tiende a ser lo contrario: pertenecer sin necesariamente creer. Ahora sabemos, gracias a Robert Putnam, que la pertenencia es lo que marca la diferencia. Una vez definí la fe como la redención de la soledad. Santifica las relaciones, construye comunidades, y desvía nuestra atención fuera de nosotros mismos, a los demás, lo que da resonancia emocional al altruismo y energiza a los mejores ángeles de nuestra personalidad. Estos son algunos de los dones de nuestro encuentro con la trascendencia, y ya sea el amor a la humanidad lo que conduzca al amor a Dios, o viceversa, sigue siendo la fuerza gravitacional necesaria que impide que cada uno de nosotros se desvíe a órbitas independientes, ligándonos en su lugar a la miríada de formas de la beatitud colectiva. Una sociedad sin fe es como una sociedad sin arte, música, belleza o gracia, y ninguna sociedad sin fe podrá pervivir durante mucho tiempo.
∎∎∎ Jonathan Sacks es rabino y líder espiritual de la comunidad judía de la Commonwealth. Este artículo es una transcripción de su conferencia el 10 de octubre de 2011 dentro del ciclo “Judaísmo y Modernidad”, organizado por la Congregación de Judíos Españoles y Portugueses en Londres, en colaboración con la revista Standpoint,
“La expresión ‘todos somos hermanos’ no es una fórmula jurista y profesor universitario, histórico líder antifascista, hueca, y no debemos permitir que lo sea nunca.” lugarteniente y después fraterno adversario de Alcide de Konrad Adenauer Gasperi en la democracia cristiana, sacerdote tras abandonar la política, explicaba muy gráficamente la especificidad de onrad Adenauer era un hombre muy directo la democracia cris tiana que tras la Segunda Guerra Mundial porque tenía las ideas muy claras. Se expresaba irrumpía como la fuerza política predilecta en la nueva Eucon una concisión hoy legendaria. Y con esa ropa en reconstrucción: no se trataba tan solo de un partido nitidez entendía que si el siglo XIX había fijado que obedecía a un impulso profundamente ético y regenerasu énfasis en la libertad, y el siglo XX en la igualdad, el dor, pero tampoco era una opción que se conformaba con la siglo XXI, el de un “mundo indivisible” como indivisible es libertad política, sino una propuesta política integral que la naturaleza humana, tendría que ser, forzosamente, el siglo pretendía dotar al Estado de derecho de contenido social. La de la fraternidad. democracia cristiana era una respuesta política en valores y La fraternidad –los seres humanos somos hermanos porque principios, pero una respuesta eficiente y honesta. La democompartimos un mismo Padre–, como la libertad y la igualdad, es un concepto radicalmente cristiano. Robert Schuman sostenía que la “democracia debe su existencia al cristianismo”, argumentando que la democracia había nacido el día en que el hombre fue llamado a realizar dentro de su vida temporal la dignidad del ser humano, con plena libertad pero dentro del respeto por los derechos de cada uno y por la práctica del amor fraterno en el seno de la igualdad entre todos. Y es evidente que nunca antes de Cristo se habían formulado semejantes pretensiones. Schuman remataba sus reflexiones, como muchas de sus intervenciones partidarias, con una afirmación definitiva: “La democracia será cristiana, o no será”. ¿Conservan su validez las afirmaciones rotundas emitidas hace más de medio siglo por los padres de Europa? ¿O acaso la democracia cristiana es un discurso válido para circunstancias tan excepcionales como las que padeció el continente entonces, devastado materialmente como consecuencia de la guerra, pero también arruinado moralmente por causa de los totalitarismos y, por la misma razón, un discurso que disfruta de singular vigencia e interés en instantes tan críticos como los que ahora padecen las sociedades europeas? ¿Hemos de resignarnos a que la obra ingente de la democracia cristiana solo sea reconocida, y solo resulte inspiradora, en coyunturas extremas? ¿La democracia cristiana es el último recurso político y partidario del Estado de derecho? Mi convicción cívica, pero también mi conclusión académica, es que, sin duda, la singularidad y la vigen- cracia cristiana sabía reconocer la naturaleza profunda de cia de las propuestas de la democracia cristiana han emergi- los problemas, pero también resolverlos, y resolverlos godo enormemente reafirmadas y consolidadas por esta crisis. bernando para todos. Pero también, que las ideas y la propia identidad de la de- Friedbert Pflüger llamó a su biografía del recordado presimocracia cristiana son válidas para estos tiempos y para dente federal alemán Richard von Weizsäcker Mit der todos los tiempos. Que, precisamente, cuando esas ideas y Macht der Moral. Y, en efecto, “con el poder de la moral” esa identidad fueron muy ásperamente desdeñadas y desca- se presenta el humanismo cristiano ante el más gigantesco lificadas por los discursos materialistas en una Europa insta- desafío de la historia de Europa desde el final de la Segunda lada en el despilfarro público y privado, el relativismo mo- Guerra Mundial: la realización plena de un proyecto de civiral y en un ejercicio sistemático de la irresponsabilidad cívi- lización basado en el amor, en el perdón y en la reconciliaca y política, se pusieron las condiciones para una crisis ción. Una civilización espiritualmente viva y creativa. Una que, esencialmente, era y es moral, y en el plano moral debe civilización liderada por la nobleza de la condición humana. ser reconocida, afrontada y resuelta. Y una civilización que da respuestas justas y que si se sabe Creo que los planteamientos de Konrad Adenauer y Robert incapaz de materializar plenamente sus ideales, no deja nunSchuman se encuentran hoy tan vigentes como ayer. Y pro- ca de tener hambre y sed de justicia. La historia europea nos bablemente, a la luz de la histórica experiencia de gobierno ofrece al respecto hermosísimas lecciones nada distantes en de la democracia cristiana en Europa, y de otras recientes el tiempo. experiencias de gobierno no precisamente cristianodemócratas, más. Que a más presencia y participación pública y política de los cristianos en cuanto tales, el sistema democrático ad- ∎∎∎ quiere una materialización más amplia, más generosa, más genuina, más integradora y, desde luego, más plural y más Emilio San Miguel es catedrático de Historia del Derecho y de las creativa o, en síntesis: a más humanismo cristiano, más de- Instituciones de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Entre mocracia. sus libros recientes se encuentran El Evangelio de la tenacidad. Porque en primer lugar, la democracia cristiana propone una Políticos cristianos (2007), La política de los cristianos (2007) y La lectura integral de la condición humana. Giuseppe Dossetti, democracia cristiana y la democracia de los cristianos (2010).
K
EL PENSADOR
26 · Marzo-Abril 2013
Verdad, tolerancia y democracia: el problema del relativismo Por: Ramón Lucas Lucas
L
a búsqueda de la verdad y la necesidad de aferrarse a certezas sólidas es una constante en la historia de la humanidad. Sin embargo, también el escepticismo y el relativismo tienen hondas raíces. En el último siglo, la tendencia escéptico-relativista se manifestó bajo la forma del “pensamiento postmoderno”, “deconstructivismo”, “pensamiento débil”, incapaz de alcanzar la verdad. El hombre de sólidas certezas, de convicciones profundas, es visto con sospecha, más orientado a la intolerancia que al diálogo. La verdad es un elemento de disgregación social y enfrentamiento de las culturas que lleva al fanatismo, al proselitismo, intolerancia y opresión. Al afirmar su carácter absoluto, la verdad tiende a la homologación de los que la aceptan y a la consecuente condena al ostracismo de los que no se adecuan. La concordia que debe reinar en las sociedades democráticas se pone en peligro. Parece que la convivencia civil puede asegurarse mejor con una visión escéptica y relativista, que considera con igual valor todas las opiniones, convicciones y comportamientos existentes en la sociedad y pide que todas sean aceptadas y toleradas. En cambio, se percibe la verdad como intolerante, fundamentalista, y fuente de miedos y temores. Se puede recordar lo que dice la Centesimus annus a este propósito: “Hoy se tiende a afirmar que el agnosticismo y el relativismo escéptico son la filosofía y la actitud fundamental correspondientes a las formas políticas democráticas, y que cuantos están convencidos de conocer la verdad y se adhieren a ella con firmeza no son fiables desde el punto de vista democrático, al no aceptar que la verdad sea determinada por la mayoría o que sea variable según los diversos equilibrios políticos”. Como sostuvo Marcello Pera, laico italiano, en el Meeting di Rimini 2005, es el “relativismo”, la doctrina por la que todas las culturas son iguales, por la que no se pueden comparar y no se pueden poner en ninguna escala para juzgar si una es mejor que la otra”, el elemento más preocupante en este momento para Occidente. “Todavía hay quien cree que la democracia es el rostro institucional del relativismo moral. Esto es un error peligroso. Una democracia relativista es vacía, nos hace perder la identidad colectiva y nos priva de cualquier sentido objetivo del bien”. La verdadera cuestión es que el hombre quiere redefinir los contenidos esenciales de su misma humanidad, considerando que no existe ninguna verdad acerca del bien del hombre que no sea el producto del consenso social. En ese modo de pensar, el “relativismo aparece así, al mismo tiempo, como el fundamento filosófico de la democracia”. Pero “bien mirado, tanto el nihilismo como el fundamentalismo mantienen una relación errónea con la verdad: los nihilistas niegan la existencia de cualquier verdad, los fundamentalistas tienen la pretensión de imponerla con la fuerza”. Para responder a este problema es necesario desmontar la ecuación: verdad = fanatismo = intolerancia. Son tres realidades diferentes. La verdad es la propiedad del juicio respecto al ser (adaequatio rei et intellectus); no es algo nominal sino real; estamos en el orden ontológico, porque es la conformidad con la realidad. Puesto que lo real no puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo el mismo
aspecto, las características de la verdad son: una, por el principio de no-contradicción se da la imposibilidad de la doble verdad; no existen grados en la verdad, aunque el acceso y la posesión puedan ser graduales y perfectibles; inmutable: no cambia, lo que cambia es su percepción y su ahondamiento. La certeza es algo diverso de la verdad. Es un estado psicológico del sujeto respecto a la verdad. Aquí no estamos ya en relación con el orden ontológico, sino que estamos en el orden psicológico. Se puede tener tres tipos de certeza. La certeza metafísica, que atañe a los primeros principios; la certeza física, que atañe a las realidades empíricas; y la certeza moral, que atañe a los valores. En el mismo nivel psicológico de la certeza se colocan la ignorancia, la duda y la opinión. El fanatismo es también un estado psicológico del sujeto. Es fruto de una restricción mental y carencia de sentido crítico, con fuerte carga ideológica. No se coloca en el nivel ontológico de la verdad objetiva, sino en el psicológico de la subjetividad. Lo específico del fanatismo ideológico es que considera absoluto lo que es solamente relativo y parcial. Tiende a absolutizar ciertas verdades parciales en nombre del interés o en función del poder. Hay muchos ambientes en los que se puede desarrollar el fanatismo ideológico: político, social, científico, económico, filosófico, religioso, etc. El fanatismo ideológico de tipo político y científico está muy difundido y requiere la sumisión incondicionada a la visión social y a la verdad alcanzada por la ciencia, la única real. Pero también el fanatismo religioso está impregnado de ideología; en nombre de verdades religiosas se hacen juicios y se toman decisiones sobre aspectos de orden científico, económico, social, etc., que deberían dejarse a la autonomía de cada uno de estos sectores. Caso emblemático en Occidente fue la actitud hacia Galileo. La intolerancia es un planteamiento que implica la voluntad libre y que se manifiesta en acciones concretas. A menudo está asociada al fanatismo ideológico, a visiones reducidas o a impetuosidad temperamental. Como se ve, la ecuación: verdad = fanatismo = intolerancia no se sostiene porque son tres realidades distintas. Pero volviendo al tema de la relación verdad-tolerancia, es oportuno observar que la certeza de poseer la verdad, con las características de “absoluta” antes descritas, no implica el hecho de poseer toda la verdad, o de ser el único en poseerla, y mucho menos ser intolerante. Una posición tan dogmática no estaría menos equivocada que la opuesta tendencia al relativismo. No sólo el nihilismo y el relativismo, sino también el fanatismo, político o religioso que sea, contradice la verdad y lleva a la intolerancia: “Pretender imponer a otros con la violencia lo que se considera como la verdad, significa violar la dignidad del ser humano” dijo Juan Pablo II. El hombre vive en la contingencia ontológica e histórica, y la verdad humana es siempre imperfecta, incompleta, perfectible. Se da en la tensión entre lo absoluto y lo relativo y por eso el hombre está siempre en camino hacia la verdad y jamás podrá abrazarla completamente en esta vida. Este camino desvela nuevas verdades que profundizan y redimensionan las precedentes, no en el sentido de negar sus aspectos verdaderos, sino que, en cuanto verdades parciales que son, quedan asumidas
en una más completa y mejor comprensión. “La finitud de la verdad no niega ni mucho menos que haya aspectos de absoluto en cada verdad. Lo que niega es la absolutización de la verdad, que es insensible ante la precariedad, la relatividad y la parcialidad de toda verdad” (Gevaert). Cualquier absolutización, sea por exceso o por defecto, distorsiona la auténtica verdad humana. La certeza de poseer la verdad camina al mismo paso de la conciencia de los propios límites y del hecho de que todo hombre está llamado a la verdad y la posee, aunque sea de modo imperfecto. Así, la verdad no es motivo de división o intolerancia, sino que lleva al diálogo con los demás para ahondar y captar mejor la verdad total. La verdad no es privilegio exclusivo de nadie. Como decía el poeta Antonio Machado: ¿tu verdad? ¿mi verdad? Ni la tuya ni la mía me interesa. Me interesa la verdad y vamos a buscarla juntos. Son, en cambio, el relativismo, el pensamiento débil y el escepticismo los que se oponen al diálogo y, de modo paradójico a cuanto predican, llevan a planteamientos intolerantes. Sería ingenuo considerar “que el relativismo no hace daño a nadie, que no orienta a nadie o incluso que es máximum de tolerancia (…). Pues bien, es precisamente lo contrario. (…) el relativismo, que predica la equiparación de los valores o la equivalencia de las culturas, orienta no tanto a la tolerancia cuanto al entreguismo, y más a la rendición de la conciencia, al declive que a la fuerza de convicción” (Pera-Ratzinger). Si no existe la verdad o si cambia continuamente, ¿qué sentido tiene dialogar para buscarla? Quiero esclarecer más este último punto, sobre el que, sin embargo, no me alargaré; me refiero a la relación entre libertad y verdad, y por tanto, a la cuestión de si el relativismo y el permisivismo son más acordes con el sistema democrático y más tolerantes. La idea de fondo de tales posiciones es que la verdad limita la libertad humana y, por tanto, el hombre es libre sólo si se desprende de la verdad. Pero las cosas no son así y este dilema es verdadero exactamente al contrario. Cualquier libertad que no penetre toda la verdad sobre el hombre será sólo aparente, y “una vez que se ha quitado la verdad al hombre, o bien van juntas o juntas perecen miserablemente”, como dijo Juan Pablo II, porque “la libertad posee una lógica interna que la cualifica y la ennoblece: está orientada a la verdad y se realiza en la búsqueda y en la actuación de la verdad”. Ya lo dice el Evangelio: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn 8,32). La negación de esta relación está en la base de uno de los problemas filosóficos actuales más graves: el relativismo. El relativismo moral se erige como el único garante del pluralismo democrático. Pero, ¿qué pasa cuando no existe un mundo común de verdades y valores? Se renuncia a pensar, se vive en lo fenoménico y no se va al fundamento: tu opinión vale tanto como la mía; ésa es tu verdad, ésta es la mía. La verdad cambia y cada vez se establece por mayoría parlamentaria. ¿Por qué buscar la verdad? La regla de la mayoría, según la cual vive el sistema democrático, constituye el criterio de verdad, por el cual lo que decide la mayoría es verdadero y bueno. Se somete a votación el bien y el mal, confiando al sufragio universal la decisión de lo que es bueno o malo.
EL PENSADOR
Ramón Lucas, L.C. es profesor de Antropología filosófica y Bioética de la Universidad Gregoriana de Roma. Es autor del libro Horizonte Verti-
entre ateos y
creyentes?
d L n
¿Es posible el diálogo
∎∎∎
DESDE LA OTRA ORILLA
Me parece claro que una cultura tan sensible a la libertad individual corre el riesgo de caer, “en la vida individual, en licencia y, en la vida política, en el arbitrio de los más fuertes y en arrogancia de poder” (Juan Pablo II). Una libertad desvinculada de la verdad no puede ponerse como fundamento del sistema democrático. La democracia no implica la ausencia o relativización de la verdad y de sus valores. Al contrario, requiere de ambos. “Hay que observar que, si no existe una verdad última, la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin principios se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como lo demuestra la historia (…). La libertad, no obstante, es valorizada en pleno solamente por la aceptación de la verdad. En un mundo sin verdad, la libertad pierde su consistencia”. La verdadera democracia, que intenta proteger y defender los derechos del hombre, no debería excluir la verdad, sino garantizar su expresión e impedir la imposición de sí misma con la manipulación o la fuerza. Por eso, la verdad en un sistema democrático no es un peligro y mucho menos un impedimento al pluralismo, a la tolerancia y a la sana convivencia civil entre personas con ideas y convicciones diferentes. No hay por tanto contraste entre verdad, democracia y tolerancia. La ley de la mayoría, que regula el funcionamiento de la democracia, no es un criterio de verdad, sino que es una regla práctica que permite a la sociedad civil funcionar siguiendo un modo de actuar que todos deben respetar. Está claro, sin embargo, que la de la mayoría no es la regla de lo verdadero y del bien, y por tanto aceptar todo lo que la mayoría decide no significa aceptar que sea verdadero y bueno cuanto ha decidido. No todo lo que se ha aprobado legalmente por la mayoría, es por eso mismo éticamente bueno. Por eso, el sistema democrático debe prever la objeción de conciencia contra las decisiones de la mayoría, en materias que conciernen los valores éticos, religiosos y cuantos tocan a la persona en sus derechos fundamentales. Sería una distorsión de la democracia, si ésta pretendiese imponer la verdad y el bien (no digo ya el error y el mal) a golpes de mayoría. En tal caso, no sería ya democracia, sino dictadura de la mayoría. Como bien ha escrito Marcello Pera en diálogo con Joseph Ratzinger, poner el relativismo como fundamento de la democracia y de la tolerancia es una tesis contradictoria, falsa y contraproducente. “Contradictoria porque, si el relativismo afirma que no existen fundamentos, entonces ni siquiera el relativismo puede ser el fundamento de la democracia. Falsa porque la democracia presupone como fundamento propio los valores de la persona, la dignidad, de la igualdad, del respeto; quitad valor a estos valores y habréis quitado la democracia. Y contraproducente porque, si, desde el punto de vista relativista, una verdad equivale a otra, ¿para qué sirve entonces el diálogo”.
Marzo-Abril 2013 · 27
Por: Gabriel Andrade No sólo es posible. Es también imperativo. La Inquisición no estuvo dispuesta a entablar tal diálogo, y mandó a la hoguera a miles de personas, por motivos de intolerancia religiosa. Los regímenes totalitarios del siglo XX tampoco estuvieron abiertos al diálogo, y enviaron al paredón y a los campos de concentración a millones de personas, también por motivos de intolerancia. En una época de carreras armamentísticas, resulta crucial intercambiar ideas y opiniones, como reemplazo del intercambio de balas. Pero, deseo advertir sobre algo muy importante: la tolerancia no es lo mismo que el relativismo. Cuando se acude a un diálogo, es necesario hacerlo con la disposición a escuchar y considerar los argumentos de la contraparte. Pero, ello no implica que debamos renunciar a las pretensiones de predicar
catolicismo defiende la idea de que Jesús es el Mesías, entonces por implicación, debe defender también la idea de que los judíos están equivocados. Es muy loable que el papa visite sinagogas y dialogue con rabinos, pero si es consistente con sus creencias, no debe tener temor en advertir a los judíos que ellos están equivocados en su creencia respecto a la identidad del Mesías. El teólogo protestante John Hick ha sido célebre por defender el inclusivismo, a saber, la idea de que todas las religiones conducen a la verdad, pero sencillamente no logro apreciar cómo la postura de Hick puede obviar el problema de la contradicción. Con todo, en un diálogo, aun si al defender nuestra postura, tenemos la obligación de sostener que quienes nos contradicen están equivocados, podemos ser lo suficientemente caritativos con la contraparte y postular que su postura no es descabellada. Esto, por supuesto, dependerá de qué se está debatiendo. En un debate con un geocentrista, yo no estaría dispuesto a admitir que mi contraparte está equivocada, pero tiene una postura racional. No: el geocentrismo es sencillamente descabellado. Pero, al debatir sobre la existencia de Dios, me parece que, si bien es lógicamente imposible que ambas partes tengan la razón, sí es al menos posible que ambas partes sean racionales. La la verdad absoluta. Si en el diálogo aparecen postura del creyente puede ser errónea, pero diferencias entre los dialogantes, no debe haber temor a decir: “Tú estás equivocado y Es imposible, entonces, que en yo estoy en lo cierto”. No es un insulto decir un diálogo entre ateos y a otra persona que se equivoca. Ni siquiera es un insulto decir a otra persona creyentes, ambos tengan razón, que está fuera de la salvación. No soy crey ambas posturas tengan el yente, y en alguna ocasión, algún creyente mismo valor. Dios no puede me ha dicho que, debido a mis creencias, yo no alcanzaré la salvación. No me he sentido existir y no existir a la vez. ofendido por ello. El creyente no está siendo intolerante, no está ridiculizando mi punto de vista, muchos menos está evitando que yo no es descabellada. Ha habido plenitud de lo exprese. Sencillamente está opinando que argumentos razonados que pretenden deyo estoy equivocado, y que mi punto de vis- mostrar la existencia de Dios. Igualmente, la ta no conduce a la salvación. Yo, por mi postura del ateo puede ser errónea, pero tamparte, también opino que el creyente está poco es descabellada: el problema del sufriequivocado, y que su punto de vista no con- miento es un tremendo reto intelectual para duce a la verdad. Ése es el diálogo verdade- el creyente. A diferencia de mis debates con ramente significativo. geocentristas, yo estoy dispuesto a admitir El ateo y el creyente tienen posturas contra- que en los debates con creyentes, mi contradictorias entre sí. Y, en virtud de un antiguo parte adelanta argumentos plausibles, aun si principio ya defendido por Aristóteles, si no me convencen. Por ello, en torno al debauna proposición es verdadera, su contradic- te entre ateos y creyentes, defiendo acá una toria tiene que ser falsa. Es imposible, en- postura adelantada por el filósofo ateo Witonces, que en un diálogo entre ateos y cre- lliam Rowe: el principio de caridad. Éste yentes, ambos tengan razón, y ambas postu- consiste en tratar de considerar los argumenras tengan el mismo valor. Dios no puede tos de la contraparte en su faceta más perexistir y no existir a la vez. Por ello, en el suasiva. Debería ser un principio asumido diálogo, existe la obligación de escuchar los por creyentes y ateos en sus diálogos. argumentos de la contraparte (los cuales podrían hacer cambiar de opinión a quien los considera), pero no existe la obligación de renunciar a pretender el monopolio de la verdad. Siempre es saludable, por supuesto, conceder un grado de duda a nuestras postu- ∎∎∎ ras, pero ello no debe conducir a postular que, en un diálogo, todos tenemos razón por Gabriel Andrade es profesor de filosofía en la igual. Universidad del Zulia (Venezuela). Es autor, entre Es por ello que simpatizo con la animadver- otros, de Breve Introducción a la Filosofía de la sión que Benedicto XVI siempre demostró Religión, Universidad de Cádiz, 2011. en contra del relativismo. Si, por ejemplo, el
i
a
g
O
D
A o
EL PENSADOR
28 · Marzo-Abril 2013
DEMOCRACIA Y RELATIVISMO
¿PONCIO PILATO COMO PARADIGMA DE DEMÓCRATA? Por: Diego Poole debate público, nada puede impedir que la mayoría intente avasallar a las minorías. El relativismo al separar por completo la voluntad y la verdad, confía las decisiones políticas a la pura voluntad, y a un equilibrio de intereses contrapuestos. El relativismo vuelve a poner en primer plano la máxima de de Hobbes: auctoritas, non veritas, facit legem. Es la autoridad, el poder puro y duro, no la verdad, el único fundamento de la ley. Pero la fuerza sin razón se transforma en violencia. Da igual que sea la fuerza de la mayoría. Incluso, peor todavía, porque entonces tiene más fuerza. Puede aplicarse aquí lo que dice Tomás de Aquino sobre las pasiones que no son moderadas por la razón, que compara con un caballo en carrera, que si es ciego, cuanto más corre, tanto más violentamente tropieza y se
A
ctualmente son muchos los que con Kelsen defienden que la ausencia de una verdad absoluta, o al menos, la imposibilidad de conocerla racionalmente, es el fundamento de la democracia. Sería, por tanto, la común ignorancia sobre el bien objetivo lo que fundaría la igual posición de todos a la hora de determinar el contenido de la ley. El único límite para establecer el contenido de la ley sería el principio de mayoría y el respeto al procedimiento establecido según las reglas formales de la democracia. Otra vez es Kelsen quien expone con toda claridad esta idea. Veamos en qué términos: «Decir que los juicios de valor sólo tienen una validez relativa —principio básico en el relativismo filosófico— implica que los juicios de valor opuestos son lógica y moralmente posibles. Dado que todos gozan de la misma libertad e igualdad, uno de los principios fundamentales de la democracia es que cada cual respete la opinión política de los demás. No es posible encontrar la tolerancia, los derechos de las minorías, la libertad de pensamiento y de expresión, que tanto caracterizan a la democracia, dentro de un sistema político que se base en la creencia en valores absolutos». (KELSEN, Hans: “Absolutismo y relativismo”, en Qué es Justicia.) Para justificar su teoría, Kelsen trae a colación el capítulo dieciocho del Evangelio de San Juan, donde se relata el momento en que Jesús es llevado ante Pilatos acusado de pretender ser hijo de Dios y rey de los judíos. Kelsen presenta esta imagen precisamente porque expresa el dilema fundamental de la filosofía jurídica en Occidente: la opinión de la mayoría frente a una institución que defiende la existencia de unos valores objetivos que han de estar por encima del mismo debate político, la Iglesia católica. Ante las palabras de Jesús «Tú lo has dicho, yo soy un rey. Para esto he nacido y para esto vine al mundo, para que yo dé testimonio de la verdad. Todo el que esté de parte de la verdad escucha mi voz», Pilatos le responde con una pregunta retórica: «¿Qué es la verdad?», dando a entender que no existe o que es inaccesible para nosotros y, en todo caso, que no le importa. Kelsen comenta: «Y Pilatos, que era un escéptico relativista y no sabia qué era la Verdad ni cuál era la Verdad absoluta en la que aquel hombre creía, procedió de modo consecuentemente democrático al someter la decisión de este caso a la votación popular». Es verdad que el mismo Kelsen, a renglón seguido, dice que este plebiscito representa un fuerte argumento en contra de la democracia, pues por él se condenó un hombre inocente. Pero él mismo se da la respuesta: «Nosotros, científicos de la política, debemos aceptar este argumento con una sola condición: que estamos tan seguros de nuestra verdad política que la impongamos si es necesario con sangre y lágrimas, que estemos tan seguros de nuestra verdad como el hijo de Dios lo estaba de la suya».
Crítica al positivismo relativista La democracia presupone valores. Para empezar, los derechos humanos No es verdad que la democracia respete por igual todas las opiniones políticas, porque ella misma es una opinión política junto a otras, aunque posiblemente la más conforme a la dignidad y libertad humanas. La democracia se sostiene tanto sobre el valor de la igualdad, como sobre la común dignidad de los hombres, o mejor, sobre la igual dignidad de todos los hombres. Un régimen verdaderamente democrático, antes de caracterizarse por la prevalencia de la opinión mayoritaria, se define por el respeto que tiene hacia todo ser humano. La democracia, por lo tanto, no se funda en la ausencia de valores, sino en la común dignidad humana, que es un valor moral de primera magnitud. La democracia presupone un núcleo ético no relativista, y este núcleo está formado por los derechos humanos. Estos derechos son como las fronteras de la democracia, dentro de las cuales han de jugar las mayorías, sin salirse de su respeto y promoción. Los Parlamentos pueden debatir sobre el mejor modo de protegerlos y promoverlos, pero no pueden abolirlos, so pena de renunciar a ser verdaderamente democráticos. Uno es demócrata, ante todo en la medida en que respeta la común dignidad de todos los seres humanos. Son, por eso, tremendamente injustos y antidemocráticos los que defienden, por ejemplo, el aborto o la eutanasia, porque excluyen a otros hombres del derecho humano más básico, que es el derecho a la vida, sobre el que se fundan todos los demás derechos. El consenso sólo es legítimo cuando se funda sobre unas normas básicas sobre las que no se discute. Por eso dice Aristóteles, al tratar sobre los límites del discurso, que quien discute si se puede matar a la propia madre no merece razones sino azotes. Para entrar en el debate público, hace falta un mínimo de sensatez. No se discute sobre si hay que proteger los derechos humanos, sino sobre el mejor modo de hacerlo. Y quien
diga que no hay que protegerlos, lo mejor es protegernos de él. Con el relativismo, sería correcto lo que escribió Geroges Duchéne: «¡La verdad, la ley, el derecho, la justicia dependerían de cuarenta traseros que se levantan contra veintidós que se quedan sentados!». El concepto de dignidad humana es incomprensible para el relativismo Hay un concepto básico que introduce el cristianismo, que es el concepto de dignidad, por el que se reconoce la singular excelencia del hombre, como el ser más valioso de toda la naturaleza material. El concepto de dignidad enriqueció el concepto de persona. Desde el cristianismo, la noción de persona ya no sólo sirvió para referirse a la dimensión naturalmente pública que tiene el hombre, sino principalmente para referirse a su carácter irrepetible. Cada hombre, por ser persona, es único. A mi madre, que tiene catorce hijos, cuando le preguntan cuántos hijos tiene, responde sin dudar: “tengo catorce hijos únicos”. Y así es, porque todos los hombres somos únicos. A nadie le gusta ser “el típico” lo que sea. Todos tenemos un amor natural a nuestra condición de persona y queremos que se vea reconocida como tal. La mentalidad relativista no es capaz de justificar la común dignidad del hombre, que no requiere de consensos ni de mayorías para ser reconocida. Nadie es persona porque lo decida un Código, otra cosa es que injustamente la ley no proteja a todos los hombres. El relativismo no sólo es incapaz de asegurar la dignidad, sino que él mismo justifica su propia violación. Un claro ejemplo es el recurso del relativismo cultural para legitimar en algunas sociedades el “derecho al aborto”, “el derecho al hijo por parte de parejas homosexuales”, la ablación femenina, las lapidaciones… Con el relativismo, la razón es sustituida por la fuerza Me contaron que la diferencia entre el político y el ladrón es que yo elijo al político, pero el ladrón me elige a mí. Y ciertamente, si la razón queda excluida como exigencia del
daña. Además, desde la perspectiva relativista no hay propiamente un bien común objetivo, sino intereses mayoritarios, que por otra parte serían inducidos, y manipulados en su expresión, por los medios de comunicación dominantes. Pero lo cierto es que también es fuente del derecho y de las decisiones políticas un núcleo de verdad ética, sobre el hombre, su dignidad y sus derechos, que el Estado debe tomar del sentido común y de la gran tradición moral y religiosa contrastada por el tiempo y el pensamiento, y en cualquier caso, de instancias intelectuales que sean independiente de los intereses políticos. El debate presupone la verdad La democracia, como foro de diálogo, presupone la verdad. Allí donde no hay verdad, no hay debate. Si se dan posiciones diversas que entran en confrontación dialógica, es porque se presupone que hay razones que pueden tener más peso que las demás. La opinión de muchos tiene valor, no porque sean muchos, sino porque se presume que hay más facilidad de acierto cuando la misma realidad se contempla desde diferentes perspectivas. Un jurista del siglo XIII, Sinibaldo dei Fieschi, que luego fue el Papa Inocencio IV, hizo célebre la máxima latina per plures melius veritas inquiritur. Que vulgarmente podríamos traducir como “cuatro ojos ven más que dos”. Pero esto no significa que por ser cuatro, y no dos, tengan razón, sino que tienen más posibilidad de tenerla, suponiendo ‑aunque es mucho suponer‑ que todos sean igualmente capaces. En cualquier caso, ya sea un debate entre cuatro, ya sea entre cuatrocientos, únicamente será posible un discurso público racional sobre la base de un criterio común, que trascienda la voluntad individual; un discurso que permita justificar la validez de unos comportamientos y la prohibición de otros. Sobre esta base no habría lugar para el mero conflicto de intereses, sino para un diálogo verdaderamente racional, donde
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 29
Bibliografía sobre la problemática
fe y laicismo
unos argumentos valdrían realmente más que otros, precisamente porque son más fieles a la realidad que otros. Por principio, la democracia vive de la confianza en la posibilidad de un entendimiento racional. Donde no hay posibilidad de argumentar sobre algo que precede y vincula la voluntad de los interlocutores, no hay más que conflicto de intereses, en el que se termina imponiendo el que tenga más fuerza, no el que tenga más razón. En las primeras líneas del De Interpretatione, Aristóteles sostiene que las lenguas que hablan los hombres son expresión de los pensamientos, y éstos, a su vez, se refieren a las cosas reales y verdaderas, que son las mismas para todos. La realidad pura y dura es el espacio común en el cual los seres humanos podemos encontrarnos y de donde surge la comunicación. La verdad es primariamente las cosas mismas en cuanto se abren al conocimiento y a la comunicación; y por relación con las cosas mismas, también se llama verdad a los pensamientos y a los discursos que hablan de ellas. La palabra existe para hacer manifiesto lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto. Y la comunidad de estas cosas es lo que constituye la familia y el Estado. Vemos, por lo tanto que el fundamento de la democracia no es el relativismo, como decía Kelsen, sino todo lo contrario: la capacidad de verdad y de entendimiento racional entre los hombres. Es precisamente la comunidad de los valores formada y puesta de manifiesto por el discurso racional, lo que da lugar a la comunidad política y hace posible la democracia (puede verse: ARAOS SAN MARTÍN, Jaime: “Relativismo, tolerancia y democracia en H. Kelsen”). Sobre el hecho de que las palabras sean la expresión de las cosas mismas, que son comunes para todos, hay un poema maravilloso de Juan Ramón Jiménez en Eternidades: “¡Inteligencia, dame / el nombre exacto de las cosas! / Que mi palabra sea / la cosa misma, / creada por mi alma nuevamente. / Que por mí vayan todos / los que no las conocen, a las cosas; / que por mí vayan todos / los que ya las olvidan, a las cosas; / que por mí vayan todos / los mismos que las aman, a las cosas... / ¡Inteligencia, dame / el nombre exacto, y tuyo, / y suyo, Y mío, de las cosas!” Al final las normas sólo se respetan por temor al castigo Tengo un amigo al que una vez le paró el coche de la policía por saltarse un semáforo. El agente se acercó a la ventanilla y le preguntó: “¿No ha visto el semáforo?” Mi amigo respondió: “El semáforo lo he visto, a quien no había visto es a usted”. Y es que cuando las normas no se pueden justificar con razones, sino sólo con la fuerza de la mayoría, los ciudadanos no encuentran otro motivo para obedecer que el temor a la sanción. Y esto, a la postre, no lo sostiene ningún ordenamiento jurídico. En contra del positivismo, el Derecho no mantiene su eficacia por la amenaza de la sanción, sino porque la inmensa mayoría de los ciudadanos tienen unos criterios de base moral y religiosa, que les motivan para ser justos con los demás. Identificar como justo todo lo que dice el Derecho y reducir lo justo a lo que dice el Derecho es, además de injusto, imposible. El humus cultural sobre el que se funda la moral, es anterior y da soporte también al mismo Derecho, entre otras cosas porque casi nadie ha lee las normas jurídicas.
∎∎∎ Diego Poole. es profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Autor, entre otros libros, de ¿Qué es el relativismo? y de El derecho de los juristas.
UNO DE LOS TEMAS FAVORITOS DE LAS CIENCIAS SOCIALES CONTEMPORÁNEAS, LA PROBLEMÁTICA SUSCITADA POR EL LAICISMO NEGATIVO HA GENERADO UN IMPORTANTE CAUDAL BIBLIOGRÁFICO EN TODO EL MUNDO, QUE –COMO SUELE SUCEDER EN ESTOS CASOS– ES DE DESIGUAL CALIDAD. POR ESTE MOTIVO, LA REDACCIÓN DE EL PENSADOR HA SELECCIONADO AQUELLAS OBRAS ACTUALES MÁS DESTACADAS, CON LA INTENCIÓN DE QUE NUESTROS LECTORES DISPONGAN DE UN MATERIAL DE PRIMER ORDEN PARA PROFUNDIZAR, SI LO DESEAN, EN EL ESTUDIO DE ESTE IMPORTANTE FENÓMENO. “Vivimos en regímenes liberales, y el liberalismo (...) está en la base de las constituciones nacionales y cartas internacionales de los derechos de las que estamos más orgullosos. Ahora bien, precisamente la idea actual de que el liberalismo sea sólo un marco político y procedimental neutro e independiente de toda doctrina sobre el bien, en particular religiosa, no ofrece ninguna fundamentación o justificación segura de esos derechos y los deja únicamente a merced de la fuerza, incluida la fuerza del derecho positivo creado por los parlamentos”, afirma el ex presidente del Senado italiano, Marcello Pera, en su libro: Por qué debemos considerarnos cristianos, Encuentro, Madrid, 2010, 229 páginas. El mismo autor, junto con su amigo Joseph Ratzinger, abunda en esta idea así como la situación de la UE en Sin raíces: Europa, relativismo, cristianismo, islam, Península, Madrid, 2005, 144 págs. Interesante aquí la perspectiva de la previsible islamización europea que Oriana Fallaci llamaba “Eurabia”. Los profesores Francisco J. Contreras y Diego Poole realizan un valiente y decidido análisis sobre el trasunto de las posiciones laicistas de una izquierda de laboratorio social, que sustenta sus cimientos en el relativismo. Muy recomendable, por tanto, la obra Nueva izquierda y cristianismo, Encuentro, Madrid, 2011, 269 págs. La concreción de estas políticas anticristianas durante el anterior gobierno socialista es también la temática de Proyecto Zapatero, de Ignacio Arsuaga y M. Vidal Santos. Próximo a esta perspectiva debemos resaltar la obra de Ignacio Sánchez Cámara, La familia: la institución de la vida, Esfera de los Libros, Madrid, 2011, 247 págs. La huella del espíritu de la Ilustración francesa se señala como el directo precedente de la situación de bancarrota vital en que se encuentra el mundo occidental, y en particular España. La tesis central de libro de José María Barrio, La gran dictadura. Anatomía del relativismo, Rialp, 2011, 187 págs., se encuentra en el análisis del relativismo de nuestros días, que ha pasado de ser una prisión teórica o práctica a convertirse en una dictadura cultural que pretende dominarlo todo. Dado que como en nombre de la verdad se han cometido innumerables tropelías, parece prudente recelar de quienes actúan con verdadera convicción en algo y, como consecuencia de esa desconfianza, se ha extendido el pensamiento único del relativismo. La consecuencia de esta dictadura es un desprecio a la verdad. El texto de Martin Rhonheimer, Cristianismo y laicidiad, Rialp, Madrid, 2009, 208 págs., se ha convertido en un imprescindible de esta problemática. El autor sostiene, entre otras tesis, que fue el cristianismo quien introdujo en la historia, por vez primera, una clara separación entre política y religión. El aliado natural del Estado laico es el cristianismo y, sobre todo, la Iglesia católica. Defiende cómo, en siglos pasados, la acción pastoral de la Iglesia católica estuvo en neto contraste con lo que hoy reconoce como sana laicidad del Estado. Lectura que debemos completar sin duda con la lúcida y exigente perspectiva constitucionalista del profesor Andrés Ollero, Un Estado laico: la libertad religiosa, Aranzadi-Thomson Reuters, Bilbao, 2009, 340 págs.
Sólo para suscriptores de EL PENSADOR
Te regalamos* Un mundo en cambio El fundador del Sodalitium Vitae Christianae, Luis Fernando Figari, explora el signo de los tiempos actuales, tiempos de cambio en todos los aspectos, desde una antropología cristiana y con una agudeza intelectual destacable. 137 págs.
Puede solicitarlo a: revistaelpensador@gmail.com [Indique en su correo: nombre, apellidos, edad y dirección postal a donde debemos enviárselo] * Hasta fin de existencias disponibles.
EL PENSADOR
30 · Marzo-Abril 2013
SER CRISTIANO EN UN ESTADO LAICO Por: Josep Miró i Ardèvol
E
l título me plantea la necesidad de comenzar con una pregunta cuya respuesta puede servirnos de marco de referencia sobre lo substancial de la misma. Y lo substancial es el ser cristiano. Pero ¿Qué es ser cristiano?, como se preguntaba Hans Urs von Balthasar en su pequeño gran libro. Cristiano es quien sigue a la persona de Cristo y da testimonio de Él, su encarnación, muerte y resurrección, en razón de la fe que le ha sido dada. Un católico es obviamente un cristiano, que posee unas características diferenciales. Afirma que solo en la Iglesia Católica se encuentra la verdad revelada, sin menoscabo de la libertad del Espíritu de Dios que sopla donde quiere. La Iglesia es el lugar privilegiado instituido por Jesucristo para vivir la fe en un espacio y tiempo concreto, gracias a los sacramentos, la asunción del primado de Pedro, y la sucesión apostólica, que le dota de continuidad histórica con su origen desde los tiempos de Jesús. Esta continuidad otorga la autoridad de interpretar la Sagrada Escritura desde su Tradición y Magisterio. Comunión de los Santos, Pueblo de Dios en la Alianza renovada en Jesucristo y su Cuerpo Místico. Natural y sobrenatural, no como dimensiones superpuestas, sino que “la Iglesia terrestre y la Iglesia dotada de bienes celestiales, no han de considerarse como dos cosas, porque forman una realidad compleja, constituida por un elemento humano y otro divino” (Lumen Gentium núm.8). La otra cuestión a presentar es la del estado laico en el que se desarrolla hoy la política. En su seno se debaten dos visiones contrapuestas, la de su neutralidad o aconfesionalidad, por una parte, y la del laicismo. En la primera, el hecho religioso es reconocido en términos positivos y de colaboración. En la segunda, la religión es considerada como una realidad en el orden de lo íntimo. En la primera el hecho religioso posee un espacio reconocido y diferenciado, pero no elimina una cuestión ultima ¿cómo establecer el bien, el bien común fin de toda política, solo con medios procedimentales, los únicos posibles en el marco de la razón instrumental propia del estado moderno?; más todavía ¿cómo conseguirlo en la post modernidad, la sociedad de la desvinculación, caracterizada por la radicalización subjetiva de la razón instrumental?, ¿cómo actuar en una sociedad que confunde el bien con la preferencia? En la segunda la situación empeora, porque aquel problema se le añade otro muy grave, como se constata escuchando una voz bien moderna la de Alain Touraine: “Es imposible llamar moderna a una sociedad que busca ante todo, organizarse y actuar de acuerdo con una revelación divina; es la difusión de productos de la actividad racional, científica, tecnológica, administrativa… La modernidad excluye cualquier finalismo… La idea de modernidad sustituye el centro de la sociedad a Dios por la ciencia dejando en el mejor de los casos las creencias religiosas en el seno de la vida privada” (Crítica de la Modernidad. Temas de Hoy. Madrid 1993 págs. 23-24) El hecho religioso, y quienes se adscribe en él, forman parte de una concepción inferior, incompatible con la modernidad. Lo “moderno” como antitético de lo religioso. Es una idea que ha perdurado, dando lugar a una derivada: la religión debe supeditarse a los presupuestos de la modernidad, y desaparecer como presencia y opinión de la vida pública. De esta manera, y de forma contradictoria con los derechos del hombre, expulsa de la vida colectiva una de las dimensiones constitutivas de ser humano. Lo “moderno” pertenece a un estadio civilización superior a lo “religioso”. El problema radical es que uno y otro se encarna en personas. Se establece así una doble perspectiva del ciudadano. Si no cree en Dios, o no lo toma en consideración, pue-
y contrato como único marco de referencia humana en las políticas públicas y en las relaciones interpersonales de la cultura de nuestro tiempo no son compatibles con la concepción cristiana de esa misma vida El rigor moral La segunda exigencia es el rigor moral, esto es: la capacidad para distinguir el bien del mal, lo justo de lo injusto, lo necesario de lo superfluo. Pero esta exigencia moral necesita del ejercicio de las virtudes. ¿Cómo puede existir la verdad en la política sin personas veraces? Aristóteles afirmaba que el fin último de la política es contribuir a la felicidad humana, y que para ello es necesario el conocimiento y practica de las virtudes. Una política sin virtud, escasamente moral, entraña la infelicidad para los ciudadanos. Verificamos cada día la verdad de esta afirmación. Pero esta exigencia moral mira también hacia la condición de cristiano. La Iglesia afirma el pluralismo político pero no lo confunde, en palabras del Siervo de Dios Juan Pablo II, con la diáspora católica. Un cristiano no puede colaborar con organizaciones que choquen con la fe, que vulneren la ley natural, que legislen contra el derecho natural. El Compendio Social de la Iglesia (punto 574) señala que “La elección del partido, de la formación política, de las personas a las cuales confiar la vida pública, aun cuando compromete la conciencia de cada uno, no podrá ser de elección exclusivamente individual” (…) “Será necesario esclarecerlo mediante la luz de la palabra inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas de juicio, y directrices de acción según las enseñanzas sociales de la Iglesia”.
Ilustración: M Francis de Palma. El Pensador
de participar con todo su ser en el debate público, pero si cree en Él, deberá razonar y manifestarse públicamente, suprimiendo de su ser toda razón religiosa. Naturalmente la asignación de posiciones era tan arbitraria, y en la práctica se ha demostrado tan inconsistente que solo podía producir conflicto e inestabilidad. La ideología de la realización del deseo, la base de la cultura de desvinculación hoy hegemónica, llevaría hasta el paroxismo la idea de exclusión religiosa. La simple palabra manifestada en público, la simple opinión, es contestada con voluntad y método para que el silencio ocupe su lugar. La libertad de expresión tiene, en la sociedad desvinculada, dos balanzas, una la que mide la opinión secular, y otra que rige la voz religiosa, con especial acritud hacia lo cristiano. La religión solo sería bien vista si se aviniera a hablar al margen de su encarnación en el comportamiento humano. Es en relación a estos marcos de referencia que debe pensarse y actuar en lo político desde la exigencia católica. Creo que para dar una respuesta sucinta puedo emplear aquí los términos que utilicé en el plenario del Consejo Pontificio para los Laicos el año 2010 Católicos en la política ¿Cuáles son las exigencias, las necesidades, los desafíos?, que se fundamenta en las palabras de Benedicto XVI en la audiencia que nos concedió en Noviembre del 2008 a los miembros de aquel Consejo Pontifico, y que pueden expresarse de la siguiente manera: Coherencia con la fe que profesa
Se participa en la política desde el sentido de fidelidad y pertenencia a la Iglesia; la consigna política nunca puede imponerse a lo que establece el Magisterio. Esa es la grandeza y el desafío principal del político católico. Por eso su patrón es Tomas Moro. Habrá muchos temas donde tal exigencia no opera, pero existen otros donde sí que se da de pleno. Señalo tres –que no son las únicos— sobre los que viene insistiendo el Santo Padre: (1) La defensa del matrimonio entendido como la unión entre un hombre y una mujer. (2) La defensa de la vida desde la concepción a la muerte natural. Y (3) el derecho de los padres a la educación moral y religiosa de sus hijos. Hoy se añade con urgencia un cuarto abordado desde siempre por la Iglesia, y tratado en su enfoque más reciente en Caritas in Veritate: el de la concreción de la justicia social en un sistema económico cada vez más abocado a la injusticia social manifiesta. Un católico no puede asumir en silencio, y menos colaborar, con la ley del aborto que suprime radicalmente el bien constitutivo por excelencia, la vida; el matrimonio homosexual, la discriminación de la educación diferenciada, el adoctrinamiento moral a través de una asignatura obligatoria, la imposición en la escuela pública de una determinada concepción de la sexualidad humana. Y tampoco puede asumir la desigual distribución de cargas y recompensas, el mercado como regulador fundamental directo e indirecto de las dimensiones humanas, una sociedad, un estado; unas relaciones interpersonales basadas sólo en el contrato. Mercado
Discernimiento cultural El discernimiento cultural del católico es otra exigencia señalada por Benedicto XVI. El político, el ciudadano católico, no debe asumir una cultura política contraria a los fundamentos cristianos. Para señalar sólo un ejemplo, aunque muy importante: no resulta compatible para la antropología cristiana (en realidad para la ley natural) una política que se afirme en la perspectiva de género, como hacen diversas políticas públicas españolas. Un católico no puede compartir una política que parte del principio de que la reproducción humana está determinada socialmente y no es un fin natural, porque su condición sexual es polimorfa, de manera que la sociedad ha de estar organizada para tratar igual toda forma de manifestación sexual, de la que la reproducción únicamente es una de sus formes posibles. La incompatibilidad con lo cristiano es evidente y frontal. El bien común El papa recuerda una exigencia reiterada en la doctrina social, el celo en el servicio al bien común, es decir la construcción de las condiciones que mejor permitan a cada persona el desarrollo para bien de sus dimensiones personales. Y finalmente exige competencia profesional. Es decir, no basta con ser bueno: además hay que ser competente. Siempre ha sido cierto –pero todavía lo es más hoy, cuando la realidad es tan compleja. Muchos errores se cometen simplemente por incompetencia, y eso también es estrictamente rechazable desde una perspectiva católica.
∎∎∎ Josep Miró i Ardèvol es miembro del Consejo Pontificio para los Laicos, presidente de ECristians y director del Centro de Estudios del Capital Social de la Universitat Abat Oliba (Barcelona)
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 31
Tras una conferencia con el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, Habermas cambió para admitir, finalmente, una influencia positiva de las creencias
L
a dialéctica públicoprivado vertebra la historia de las ideas políticas hasta tal punto de poder explicar la Filosofía social en función de ella. En la actualidad, la confrontación – y, en la mayoría de las ocasiones, la dura confrontación- entre las ideologías y las teorías políticas responde a la posición que en ellas ocupa respectivamente lo público y lo privado. La obra de J. Habermas puede entenderse, y así lo hace él mismo, como una permanente reflexión en torno a estos temas, siendo sin lugar a dudas uno de los pensadores que con más énfasis y empeño ha estudiado estos principios de organización social, sobre todo en la dinámica histórica en la que se presentan. Su primer trabajo importante, con el que superó las pruebas de habilitación en la universidad alemana, se encuentra dedicado a estudiar y analizar los cambios estructurales que provocaron el nacimiento y la posterior transformación de la opinión pública burguesa. Nos referíamos en términos dialécticos a la relación entre los ámbitos públicos y los privados y ciertamente esto se observa en una primera y superficial aproximación histórica. Las teorías liberales burguesas acentuaron el movimiento de privatización, provocando la inversión de la valoración colectiva al entrar en la Modernidad. Es, simplemente, el declive del hombre público del que habló con bastante agudeza Sennett. A partir de ese momento la dialéctica público-privado se ve perturbada por la aparición de un espacio en el que se entrecruzan, en una especie de síntesis confusa: lo social. Lo cierto, sin embargo, es que desde comienzos del siglo XX se ha generalizado un interés desmedido por lo público y por la delimitación del espacio privado. Tal vez una explicación adecuada sea concebir este nuevo interés como una consecuencia de la reivindicación de la política en respuesta a la interpretación cientificista del mundo. En efecto, la reivindicación de espacios públicos participativos, como una constante de la Filosofía práctica del último tercio del siglo XX, se ha empeñado en profundizar sobre los fundamentos teóricos de la democracia, toda vez que los ciudadanos han cambiado la apatía liberal por la intervención en los núcleos decisorios del poder. En la actualidad, lo público y lo privado tienen un nuevo campo de batalla: las creencias religiosas. Hasta hace poco más de un lustro, Habermas no había respondido explícitamente a la pregunta por el papel de las religiones en la esfera pública, aunque de manera implícita cabía concluir un cierto distanciamiento. En relación con la desobediencia civil Habermas suscribió, aunque de pasada, los planteamientos propuestos por el liberalismo: la neutralidad frente a las convicciones, neutralidad que, en última instancia, no era más que indiferencia. Una postura que, a raíz de una seria profundización en una conferencia con el entonces Card. Joseph Ratzinger, cambió para admitir, finalmente, una influencia positiva de las creencias en el ámbito público. Para conceptualizar esta nueva visión de Habermas conviene rastrear primeramente cuál es el modelo teórico de espacio público que sustenta. Como veremos este se construye en abierta oposición al liberalismo y al
ABERMAS LA RELIGIÓN ENTRE LO PÚBLICO Y LO PRIVADO Por: José María Carabante Habermas es partidario de apelar a las tradiciones “prepolíticas”. Entre ellas, la conciencia y las grandes culturas religiosas son de enorme importancia republicanismo, como superación de ambos. A continuación veremos las consecuencias de la excesiva formalización del espacio público, para después entrar brevemente a examinar el papel de la religión en la obra de Habermas. Consideraciones teóricas en torno a la religión y la teología en Habermas Existe una cierta tensión entre el Habermas heredero de la Ilustración, pero al mismo tiempo su más devoto crítico, y el último Habermas, que en ocasiones contempla con una mirada libre de prejuicios las construcciones teológicas. Sin embargo, en la cuenta de resultados siempre pesa más su racionalismo que, aunque no le impide negar cierto contenido de verdad en las intuiciones religiosas, al menos revela cierta sorna al examinar las pseudorazones religiosas, como si las creencias no estuvieran al alcance del descreimiento posmoderno y fueran un resto ciertamente periclitado del pensamiento mítico, al tiempo que un desafío para un pensamiento sin transcendencia. En cualquier caso, el hecho de que afirme que creyentes y no creyentes tienen que atribuirse mutuamente las correspondientes actitudes epistémicas avala, aunque sutilmente, una toma de consideración respecto de las verdades reveladas. A fuer de sinceros, deberíamos señalar que, para un creyente, se agradece en cualquier caso el respeto, sobre todo si uno se ha acostumbrado ya a las invectivas, por cierto algo intolerantes, de un contextualista como Rorty. De hecho, nunca se ha ocultado en la tradición a la que pertenece Habermas el papel predominante de un judaísmo desacralizado, así como de los conceptos centrales de la religión para la búsqueda de la emancipación filosófica. La misma Filosofía no es sino, como expresara Habermas en sus primeros escritos, una alternativa racionalista a la religión, en último término una secularización de sus contenidos salvíficos, tal y como estaba entendida por la Escuela de Frankfurt y Hegel. No resultan legítimas, piensa Habermas, las cosmovisiones religiosas que eluden plantearse su propia racionalización. La Ilustración ha tenido efectos irreversibles y como tal ha
de permear todas los ámbitos de conocimiento, incluido los teológicos. Pero al mismo tiempo, la labor de la Filosofía y del teórico no debe ser exclusivamente de respeto. Habermas exige la positiva colaboración entre ambas disciplinas, de manera que a través de un intercambio recíproco la Filosofía aprenda de los contenidos de la Teología y ésta se vea enriquecida por los planteamientos filosóficos modernos. Ahora bien, desde la perspectiva del pensamiento postmetafísico resulta evidente la ilegitimidad de apoyarse en un elemento transcendente para la consolidación y fundamentación de las normas morales que han de guiar la convivencia democrática. Por eso, la ética discursiva aparece como la legítima heredera de los mensajes de salvación religiosos. Aquí Habermas aparece no ya bajo la denominación deliberativa sino como exponente de un liberalismo republicano al estilo kantiano universalista, de acuerdo con el cual el Estado constitucional debe apoyarse en argumentos “accesibles a todas las personas”. Y, como tal, el Estado de Derecho debe ser autónomo, autosuficiente, al menos en teoría, sin resquicio ninguno, fortalecido abstractamente. Es decir, desde un punto de vista cognitivo, las sociedades liberales pueden cubrir su necesidad de legitimación con recursos independientes de las tradiciones religiosas o culturales. En principio, estos recursos deberían resultar suficientes para producir en los ciudadanos una solidaridad, una integración social, motivada. Lo que Habermas está intentando explicar, en última instancia, es que el proceso político de formación de la voluntad común posee una dinámica propia. ¿Dónde se encuentran estos motivos? En la lectura de la Constitución, en el patriotismo constitucional. Éste viene a ser la amalgama unificadora, un equivalente secularizado de los lazos religiosos que unían a las sociedades homogéneas. La diferencia en uno y otro caso es que la debilidad funcional de la cultura cívica procede de su artificiosidad. Las culturas y las religiones, algunas impuestas, se han consolidado a lo largo de los siglos, sedimentando un conjunto de tradiciones que perviven de manera inconsciente y espontánea. La cultura cívica, creada de manera
consciente por los aparatos estatales, se convierte en un motivo que teóricamente debería bastar, pero que en la práctica demuestra su ineficacia por tratarse de un constructo, de una labor de intelectuales comprometidos más que de un sentimiento espontáneo de la comunidad política. Al menos por el momento; podemos prever que, con el transcurso del tiempo, la sociedad absorba la cultura cívica de la misma forma que lo hizo con los argumentos religiosos. Con todo, la abstracción y la artificialidad de la cultura cívica no es la razón por la que Habermas la considera hasta el momento disfuncional. A su juicio en las actuales circunstancias es imposible llevar a cabo socialmente la formación de una voluntad política colectiva a causa de la deriva economicista de las sociedades liberales contemporáneas. El mercado ha colonizado la vida social y las estructuras del mercado y las categorías políticas no son compatibles. El desmoronamiento de la solidaridad social, es decir, la incompetencia para la integración de los individuos en proyectos comunes de largo alcance se ha evidenciado en primer lugar a nivel nacional, pero con más virulencia en la esfera internacional, donde poco a poco se va consolidando una globalización parcial, exclusivamente económica. A ello se refiere Habermas cuando afirma que las fuentes de la solidaridad se han secado y hay que revitalizarlas. Una manera distinta pero que no se aleja de la conocida afirmación del descarrilamiento de la modernidad: hay que superar la racionalización funcional, parcial, superficial, entendida en términos económicos y no político-discursivos. Precisamente por ello las razones internas que el Estado de Derecho trata de proveer a sus ciudadanos no son suficientes para consolidar la solidaridad entre ellos. En este sentido, Habermas es partidario de apelar a las tradiciones “prepolíticas”. Entre ellas, la conciencia y las grandes culturas religiosas son de enorme importancia. En cualquier caso, el planteamiento habermasiano, que reivindica un nuevo espacio para las categorías religiosas, está muy lejos de abonar el confesionalismo, ya que su propuesta no es un reclamo para extender los principios religiosos más allá de lo que resultaría tolerable en las sociedades actuales.
∎∎∎ José María Carabante es profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. © Cuadernos electrónicos de filosofía del Derecho. 15/2007.
EL PENSADOR
32 · Marzo-Abril 2013
Lo que demuestra la fuerza que tiene el islamismo (unión de política y religión), es el que hayan aparecido, según lugares y circunstancias, diversos tipos de islamismos: uno de derechas y otro de izquierdas y, dentro de ambos marcos, el de los Hermanos Musulmanes, el saudí, el árabe, el libio, el iraní, y también el afroamericano.
L
Islam
Del laicismo a los movimientos islámicos Por: Santiago Petschen
os diversos movimientos que se produjeron en los territorios de religión musulmana tuvieron, ya bastante tiempo antes del proceso descolonizador, y en el desarrollo del mismo, un carácter muy secular. Hacía ya varias décadas que la comunidad islámica –la Umma– había perdido su característica constitutiva fundamental: la institución califal. Kemal Atatürk, dirigente principal de Turquía, sustituyó el Sultanato por la República. La eliminación del sultán llevaba consigo la del califa. La orientación política de Atatürk tuvo un carácter secular de una envergadura extraordinaria. No se trató solamente de occidentalizar las costumbres, incluido el alfabeto, sino que dio el golpe en el mismo corazón político del islam. Desde el fin de la I Guerra Mundial hasta la llegada del revolucionario Jomeini, los shas de Persia, Reza Pahlevi, padre e hijo, condujeron al país pretendiendo imitar a Atatürk para modernizarlo y occidentalizarlo. Se eliminaron los símbolos religiosos, llegando incluso a querer suprimir la identidad islámica. Uno de los métodos que se siguió fue inventar una identidad construida con rasgos de la perdida civilización persa. El nuevo tipo de legislación se hizo imitando la legislación europea. Algo parecido sucedió con la europeización de la vestimenta, prohibición incluida del velo. En el mundo árabe surgieron una diversidad de movimientos cercanos entre sí pero con diversos matices: la arabidad, el pensamiento panárabe, el nacionalismo panárabe y el panarabismo. El nacionalismo panárabe fue apoyado por los británicos, como un fuerte elemento de oposición al “panturanismo”. Más adelante, después de la II Guerra Mundial, aparecieron dos construcciones intelectuales y empíricas del panarabismo. Una de ellas fue creada y difundida por Gamal Abdel Nasser y la otra por Michel Aflak. Ninguna de ellas utilizó como componente esencial el factor religioso. El mismo Nasser negaba explícitamente la fundamentación en el Corán como medio adecuado de gobierno. Organizó contra los islamistas una persecución extraordinariamente vigorosa. Las ideas de Nasser se dieron a conocer en un libro titulado Filosofía de la Revolución. En dicho libro se impulsaba una lucha contra el capitalismo y a favor de un nacionalismo egipcio que debía desplegarse tanto en el mundo árabe como en el africano y musulmán, a través de tres círculos geográficos diferentes. Los tres se hacían operativos a través de un socialismo que abarcaba la liquidación del imperialismo y del predominio capitalista y el establecimiento de una justicia social sana en una sociedad democrática libre”. Se trataba de una concepción en la que primaba más la praxis que la teoría y se basaba en una personalidad muy carismática como la de Nasser. En su evolución, todo el movimiento nasserista llegó a ser un movimiento tercermundista. Michel Aflak fue un hombre notablemente profundo. No por ello se apoyó en la religión. La ideología impulsora del baasismo fue de carácter nacionalista humanista con rasgos socialistas ajenos al marxismo. La dimensión práctica la realizó por medio de un partido político, el Baas, que operó como común a varios Estados. El pensamiento de Aflak fue teóricamente muy coherente.
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 33
Lo que acabamos de decir refiriéndonos a los turcos, a los iraníes y a los árabes, lo podemos afirmar en una visión de conjunto de todo el mundo musulmán, en palabras de Gilles Kepel: “De Marruecos a Indonesia y de Turquía a Nigeria, los países que integraban el mundo musulmán a finales de los años sesenta, formaban parte de conjuntos diversos y su referencia común al islam no constituía una baza política importante”. Esta afirmación no quiere decir que no existieran pensadores y movimientos islamistas. Existían. Mencionaremos como pensadores los casos de Sayyid Qotb y de Mawdudi. Como movimiento, el de los Hermanos Musulmanes. También la acción de los wahabíes, que en 1962 crearon en La Meca la Liga Islámica Mundial. En manera alguna, sin embargo, representaban el papel predominante. Pakistán, separado de la India por la naturaleza de su identidad islámica, era una excepción. Pero el cambio que se produjo en el judaísmo se originó también en el islam. Los movimientos panarabistas, nacidos en la lucha contra los colonizadores, se debilitaron rápidamente en el año 1967 tras el fracaso de los ejércitos árabes en la guerra de los Seis Días (según Fouad Ajami una especie de Waterloo del panarabismo), que también había tenido carácter secular. El Rey Faisal de Arabia Saudí interpretó la derrota como un efecto de la mala situación de los musulmanes, por haberse separado del islam. Difundió la idea de que había que rechazar la secularización y volver al Corán y a la sharía. La recuperación de Palestina debería conseguirse adoptando la aplicación islámica de la yihad y aspirando a la construcción mundial de una unidad política islámica que correspondiera a la umma del profeta. La unión de la religión y de la política reaparecía con fuerza en otro campo gigantesco de la escena internacional. Con su desarrollo, el panislamismo demostró la gran fuerza que tiene para fascinar tanto a los dirigentes como a las masas islámicas y para llenar de contenido diversos tipos de movimientos. Ello se apoya en que el islam no sólo es una religión sino que es un modo de vida impregnado en, prácticamente, todos sus aspectos de religión. La ideología musulmana cuenta con unos elementos históricos de peso como son el rechazo del imperialismo occidental, el mito de la creación de la comunidad islámica (umma), la superioridad del islam y de su civilización, y el retorno a las fuentes del islam interpretadas de formas diversas.
UN SIGLO EN LA HISTORIA DE LOS PAÍSES MUSULMANES
efecto de la emergencia del islamismo acaecida tras la derrota de 1967– significó la sustitución de sus rasgos occidentales por otros islámicos. Quedó establecida la República islámica implantándose una administración, una educación y la práctica de unas costumbres de acuerdo con la interpretación chií del Corán. En la lucha por el poder dada entre los distintos grupos sociales (marxistas iraníes, chiíes socialistas, autoridad de los ayatolás), se impuso este último dada la jerarquización y el control de la red de mezquitas que tenían a lo largo y a lo ancho de todo el país y otros recursos materiales, con Jomeini como líder de la nueva República islámica que se apoyaba en los intelectuales islamistas, la burguesía piadosa y la juventud urbana pobre. Numerosos ciudadanos fueron asesinados y otros muchos debieron marcharse al exilio. Los ayatolás y los imanes dirigieron la vida política del país. Desde Irán se intentó extender la revolución a todos los lugares del mundo islámico en las zonas del chiísmo. Era el islamismo de izquier-
Cuando Osama Bin Laden atacó a EEUU y mató a varios miles de personas resaltó la identidad cristiana de la nación estadounidense Dada la entidad de los diversos aspectos que acabamos de enumerar, aparece lo que es el islamismo: “la ideologización o la politización del islam” o, dicho de otra forma “pensar la politización del islam”. Sobre una base así surge el panislamismo, en expresión gráfica de algún autor, una “especie de internacional musulmana”. Al tomar los islamistas el poder del Estado y aplicar la sharía, se realizaría la unidad de la umma querida por el profeta como unión de creyentes de todos los musulmanes del mundo. Lo que demuestra la fuerza que tiene el islamismo (unión de política y religión), es el que hayan aparecido, según lugares y circunstancias, diversos tipos de islamismos: uno de derechas y otro de izquierdas y, dentro de ambos marcos, el de los Hermanos Musulmanes, el saudí, el árabe, el libio, el iraní, y también el afroamericano. “Sólo el islam, que unificó a los árabes, dotándoles de una gran civilización –ha escrito Kabunda Badi–, puede devolverles el orgullo perdido y los valores comunitarios y de solidaridad”. Tras la supresión del Califato, la inquietud se adueñó de muchos musulmanes. ¿Qué había que hacer? La búsqueda de otro califa no resultaba posible. La idea que se barajaba era crear una Organización Internacional de carácter islámico. Las vacilaciones iniciales fueron superadas por la acción de un monarca, Hasán II de Marruecos, emir de los creyentes. Y un suceso de notable dimensión religiosa fue el detonador que impulsó dicha creación. En 1968 un grupo terrorista judío quiso destruir la mezquita de Al-Aksa – memorial conmemorativo de la subida al cielo de Mahoma en Jerusalén–, provocando un incendio. En respuesta, Hasán II llamó exitosamente a Rabat a los jefes de Estado islámicos. Agrupados en la Conferencia Islámica aprobaron el proyecto. El Tratado de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) dio a la luz a una institución de base religiosa (Estados islámicos, valores islámicos y solidaridad islámica). Los miembros de dicha organización deben ser Estados soberanos con constitución islámica o, al menos, sociedad islámica. Se trata pues, de una organización internacional gubernamental de fundamento religioso, único caso en el amplio panorama de las organizaciones internacionales gubernamentales. Una organización no gubernamental llamada la Liga Islámica Mundial agrupa junto a la OCI a las comunidades musulmanas que habitan en Estados no islámicos. De esa forma, ambas organizaciones unen internacionalmente a todos los musulmanes del mundo. Unos años más tarde, la religión conquistó en su caminar evolutivo un importantísimo feudo: Irán. En 1978, el país estaba ya muy secularizado. La revolución de Jomeini –
das. El islamismo de derechas era el que, desde Arabia Saudí, controlaba la Organización de la Conferencia Islámica y se difundía, con el wahabismo, en las zonas del sunismo. Además de dichos movimientos, existe otro de carácter demográfico que se hace muy patente en Europa. Es el resultado de la emigración. En Francia, el número de mezquitas que se construyen es bastante superior al de iglesias. Se prevé que en el año 2050, Europa sea mitad de civilización occidental y mitad de civilización musulmana. Los inmigrados musulmanes tendrán entonces conciencia de dominio. En parte, por el impulso expansivo religioso-político que el profeta les dio. En parte también, por la conciencia de haber sido en el pasado un gran pueblo dominador que desearán repetir tan pronto como puedan. Es el efecto de un complejo de superioridad que no pocos autores reconocen. El tunecino Hichem Djaït es muy spengleriano en su enfoque sobre la decadencia de Europa. “Ahora se descubre que la cultura occidental, en sus diversos aspectos, está hecha añicos, que allí donde las auténticas civilizaciones se encuentran en vías de extinción, el monstruo que las ha devorado no produce más que una subcultura o una subcivilización”. En el reverso del sufrimiento europeo sitúa al islam: “La conciencia ingenua y desgraciada de Occidente que, frente a la alienación que padece, ve en un islam mítico o real el reverso de sus sufrimientos: un sentido de la felicidad, de la espiritualidad, de los valores comunitarios”.Y Gilles Keppel, al comparar –en su libro El Oeste de Alá–, la situación de los musulmanes en EEUU, el Reino Unido y Francia, llega a la conclusión de que los valores islámicos son considerados por los adeptos superiores a los del país occidental en donde viven. La utilización de la religión para potenciar al islam en los conflictos –o, si se quiere, en el conflicto que tiene con Occidente– origina a su vez en el contrario la profundización en la identidad religiosa. Huntington lo destacó con toda claridad: “Cuando Osama Bin Laden atacó a EEUU y mató a varios miles de personas... resaltó la identidad cristiana de la nación estadounidense”.
∎∎∎ Santiago Petschen es Catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid y profesor Jean Monnet de la UE . © Real Instituto Elcano.
1918-23 Guerra de independencia turca, por Mustafá Kemal Atatürk 1924 Colapso del Imperio Otomano. Caída del Califato. 1925 Reza Pahlevi es proclamado sha de Irán 1928 Atatürk comienza la “occidentalización” de Turquía. Hassan al-Banna crea en Egipto los Hermanos Musulmanes Transjordania, estado autónomo 1930 Irak estado independiente 1932 Arabia Saudí estado independiente Mohamed Zahir Shah ocupa el trono de Afganistán y comienza un periodo de modernización 1934 Yemen estado independiente 1938 Muere Mustafá Kemal Atatürk 1945 Se funda la Liga de Estados Árabes 1946 Siria y Líbano estados independientes 1947 Resolución de la ONU sobre el futuro Estado de Israel Creación del Partido Baaz (pan-árabe socialista) 1948 Creación del Estado de Israel 1948-49 Guerra con Israel 1952 Turquía entra en la OTAN 1953 Irán establece una alianza estrecha con EE.UU. 1955 Revolución árabe en Sudán 1956 Guerra con Israel Independencia de Marruecos Gemal Abdel Nasser se alza con el poder en Egipto. Política modernizadora y panárabe 1957 Nasser nacionaliza el Canal de Suez La Conferencia de Banding convirtió a Nasser en uno de los líderes (junto al yugoslavo Tito y el indio Nehru) del movimiento de los no alineados. 1958 Revolución árabe en Irak 1962 Revolución árabe en Yemen del Norte Argelia consigue la independencia 1963 El Partido Baaz se hace con el poder en Siria e Irak 1964 Creación de la OLP 1967 En la Guerra de los Seis Días el ejército israelí derrota estrepitosamente a la Coalición Arábica, suponiendo el principio del declive de Nasser y del nacionalismo árabe laicista. 1969 Libia se proclama república 1970 Muerte de Nasser 1973 Guerra con Israel 1978 Egipto e Israel sellan la paz con los Acuerdos de Camp David. Fractura del mundo musulmán 1979 Revolución islamista en Irán. República Islámica con Ayatollah Jomeini. 1980 La URSS invade Afganistán. Osama Bin Laden combate contra la invasión con apoyo de los EE.UU. 1981 Asesinato de Sadat, el presidente egipcio que firmó los acuerdos de Camp David Crisis de la Embajada EE.UU. En Irán 1991 El Frente Islámico de Salvación gana las elecciones en Argelia con el apoyo de los Hermanos Musulmanes. Golpe de Estado. 1993 Los muyahidines que habían participado en la guerra de Afganistán combaten en Bosnia y Herzegovina 1996 Gobierno de los talibán en Afgastistán. 2000 Al Qaeda ataca un buque norteamericano 2001 Al Qaeda atenta contra las Torres Gemelas de Nueva York. Seguirán Madrid y Londres Guerra contra el gobierno talibán de Afganistán 2003 Guerra de Irak. S. Hussein es derrotado 2007 Los islamistas se imponen en las elecciones en Turquía 2010-2013 La lla mada “primavera árabe” derroca a varios gobiernos (Túnez, Egipto, Libia) y provoca serios problemas a otros como Siria. La presencia islamista y de los Hermanos Musulmanes es patente. 2011 Los islamistas ganan las elecciones por primera vez en Marruecos 2012 El islam, segunda religión en Francia 2013 Los islamistas Hermanos Musulmanes ganan las elecciones en Egipto
Cronología elaborada por EL PENSADOR
EL PENSADOR
34 · Marzo-Abril 2013
LA SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO, EL DERECHO DE RESISTENCIA Y LA LIBERTAD DE CONCIENCIA
La influencia del cristianismo en la gestación de la democracia JESÚS
Jesús
IMPERIO TARDORROMANO
Diocleciano
Constantino / San Ambrosio
San Agustín
Concilio de Nicea
EDAD MEDIA
Carlomagno
Bonifacio VIII
Felipe IV
Ockham
Nicolás de Oresme
Bartolo de Saxoferrato
Erasmo
EDAD MODERNA
Reyes Católicos
B. de las Casas
T. Moro Guerras de Religión
Calvinistas Jesuítas
R. Belarmino
J. de Mariana
Francisco de Vitoria
ACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS
CONSECUENCIAS
* “Dinos, pues, tu parecer: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? Jesús, conociendo su malicia, dijo: ¿Por qué tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Ellos le presentaron un denario. Él les preguntó: ¿De quién es esa imagen y esa inscripción? Le contestaron: Del César. Díjoles entonces: Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Y al oírle se quedaron maravillados (…)” (Mt 22, 17-22)
Las palabras de Jesús son revolucionarias para una época marcada por religiones de Estado. Supone el nacimiento del dualismo: separación de los poderes espirituales, que Cristo había transmitido a Pedro, de los temporales, que había reconocido al César.
* Incendio de Roma. Nerón ajusticia a gran número de cristianos. Entre las víctimas estuvieron Pedro y Pablo. * Persecuciones a los cristianos, que se niegan a reconocer la divinidad (no así la autoridad política) del emperador (correspondencia de Plinio el Joven, legado de Bitinia, y Trajano). Las mayores, las de Valeriano y Diocleciano * Constantino se convierte. Galerio publica el Edicto de Tolerancia * Concilio Ecuménico de Nicea, con la intervención mediadora del emperador * Edicto de Tesalónica: el Imperio confesional * Edicto de Teodosio contra el arrianismo * Conversión de San Agustín, quien desarrollará la tesis de las dos ciudades * Ambrosio, obispo de Milán, condena a penitencia pública al emperador Constantino por la matanza de Tesalónica. * La intervención del Papa León I salva Roma del saqueo de Atila. Las autoridades eclesiásticas median en buena parte del imperio entre las ciudades y los invasores.
La lucha del Estado contra el cristianismo se salda, tras largos periodos de persecución, con la pérdida del carácter “divino” del emperador. Expansión de la teoría agustina de las dos ciudades, que se complementa posteriormente con el principio de las dos espadas. Importante novedad: El Estado (y el poder de los gobernantes) está legitimado en tanto que su actuación sea conforme con la moral cristiana, que actúa como el máximo principio rector y, por tanto, como una limitación a la potestas imperial.
* Carlomagno acepta ser coronado por el Papa: el poder político se legitima por voluntad de Dios * Egidio Romano y la bula Unam Sanctam, de Bonifacio VIII, expresan la culminación medieval de la línea doctrinal que legitimaba el supremo poder del Papado * La actuación de concentración política de Federico II de Sicilia y de Felipe IV de Francia, originan los primeros escritos sobre la emancipación del poder real de la tutela eclesial * Surge el galicismo: atribuía al rey prerrogativas en el gobierno de la Iglesia francesa. “Tercera vía” de Juan de París. * Tolomeo de Luca y Remigio de Girolami: surgen conceptos como “pueblo”, “comunidad de ciudadanos” o universitatis civium * Marsilio de Padua: su teoría laica desarrolla el concepto de ley y la indivisibilidad del poder * El franciscano Guillermo Ockham, en Dialogus III.II, se centra delimitar las esferas de poder espiritual y político, de modo que uno no dependa del otro * Álvaro Pelayo publica Speculum Regum, donde expone las características morales exigibles a cualquier rey cristiano * Nicolás de Oresme y John Wiclef defendieron el poder del gobierno civil sobre el clero y eran partidarios de que las Iglesias nacionales fueran más independientes de Roma *Bartolo de Saxoferrato y Baldo de Ubaldis desarrollan la formulación del concepto de “ciudadanía” premoderna
La culminación del supremo poder del Papado, que confiere legitimidad al poder político, conlleva un límite ex upra sobre el Estado medieval. Nacimiento de las grandes universidades europeas, en donde se gestan y discuten doctrinas políticas y teológicas. El lento proceso de concentración del poder en manos del rey, a partir sobre todo del siglo XIV, provoca una tensión doctrinal que progresivamente va afinando el ámbito espiritual y el político en sus correspondientes esferas. Se desarrolla el concepto de ley y la indivisibilidad del poder político en manos del Estado. Comienza a surgir el concepto de “ciudadanía” nacional, junto a pueblo y comunidad de ciudadanos o universitatis civium, como consecuencia del progresivo establecimiento de los Estados.
* Los Reyes Católicos expulsan a los musulmanes de España y constituyen el primer “Estado Moderno” de la historia * Descubrimiento de América. El Testamento de Isabel I recomienda el trato caritativo a los indios. Da lugar años después a las Leyes de Burgos (Fernando el Católico) sobre el trato humano a los indígenas, primera legislación sobre derechos humanos. Escuela iusnaturalista de Salamanca * Tomás Moro, amigo de Erasmo de Rotterdam, escribe Utopía y se opone (hasta la muerte) a decisiones políticas del rey de Inglaterra contrarias a la moral cristiana * Cisma protestante * Reforma católica: el Concilio de Trento * Guerras de Religión que enfrentan a monarcas católicos y protestantes en Europa * Francis Hotman (hugonete) publica Franco-Gallia, donde sostiene que Francia nunca fue una monarquía absoluta. Por su parte, el protestante escocés George Buchanan, en De iure regni apud Scots defiende que el poder deriva de la comunidad. Estas tesis se verán refrendadas por el anónimo Vindiciae contra tyrannos. * Los jesuitas desarrollan una línea pareja. Roberto Belarmino sostiene que el Papa, como líder espiritual, tiene un poder indirecto sobre los monarcas. Los gobernantes seculares no reciben su poder directamente de Dios, sólo el Papa * Juan de Mariana y Francisco Sánchez, de la Escuela de Salamanca, defienden la existencia de una sociedad civil que es anterior al Gobierno del Estado.
La conquista de nuevos territorios obliga a un trato digno a la persona (indígenas americanos) porque tienen derechos humanos derivados de su filiación divina. Los derechos humanos son indisponibles por la legislación positiva. Los gobernantes tienen la obligación de actuar con rectitud moral y frente a ellos cabe la oposición basada en la objeción de conciencia y la obediencia pasiva. El poder de los gobernantes puede devenir en ilegítimo cuando en su ejercicio conculca la verdadera religión y se convierte en tiranía. De este modo cabe la posibilidad de oposición política al poder establecido por parte de los ciudadanos y la comunidad. Los reyes deben dar cuenta al pueblo. Con este nuevo concepto político, se abre el camino a considerar poco después el poder del Estado como un pacto por delegación de los ciudadanos, limitado en su actividad por lo que dicta el bien común
Elaboración por: EL PENSADOR
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 35
BXVI RENUNCIÓ “Ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”, dijo Benedicto XVI en su discurso de la mañana del 11 de febrero pasado. Por su indudable interés histórico, publicamos la declaración íntegra realizada durante el consistorio y que fue retransmitida, en primer lugar, por Radio Vaticana.
Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Una renuncia que nos interpela
editorial
E
l pasado 11 de febrero, poco antes del Ángelus, el papa Benedicto XVI anunció su renuncia al Pontificado a partir del 28 de febrero. El anuncio sorprendió incluso a sus más cercanos colaboradores, según trascendió inmediatamente. Las portadas de todos los periódicos del mundo y las cadenas televisivas dedicaron un río de tinta y de imágenes a un hecho que no sucedía en la Iglesia desde el siglo XV. Fue inevitable que los analistas compararan la actitud de Benedicto XVI con la de su antecesor, Juan Pablo II, que se mantuvo como pastor de su rebaño hasta el último aliento de su vida. Nadie puede negar que, por muchas afinidades que hubiera en su día entre ellos, ambos son personalidades muy distintas. El siglo XXI ha sido bautizado por algunos pensadores como un tiempo líquido, una época de incertidumbre donde infinidad de acontecimientos trascendentales se suceden con una velocidad que impide, a su vez, la consolidación de las nuevas instituciones. Esta realidad es también un formidable reto, una incuestionable oportunidad para el catolicismo. En este preciso contexto es donde cabe enmarcar la decisión de Su Santidad. Benedicto XVI ha aducido falta de fuerzas físicas para el desempeño de su
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice. Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mí respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
misión. “En el mundo de hoy – decía el Santo Padre—, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del
Este siglo ha sido bautizado como un “tiempo líquido”, una época de gran incertidumbre ¿De verdad estamos dedicando todas nuestras energías a la conversión del mundo? espíritu”. Más allá de cualquier especulación maledicente, el aldabonazo del Papa debe servir a todos los católicos como recordatorio de que la evangelización, el apostolado, que debemos realizar no sólo es urgente y necesario, sino también exigente y sacrificado. Debemos tomar nota. Cuando el Papa da un paso atrás para que alguien con más ímpetu, con más dinamismo, ocupe la silla de San Pedro, también nos está interrogando a nosotros: ¿verdaderamente estamos dedicando todas nuestras energías a la conversión del mundo? —
EL PENSADOR
36 · Marzo-Abril 2013
Renuncia [del Romano Pontífice] SEGÚN LAS DISPOSICIONES DEL CÓDIGO CANÓNICO *
L
a renuncia del Romano Pontífice, llamada también abdicación o dimisión, consiste en el abandono voluntario del oficio primacial por el Papa. Dado el carácter específico de la misión del Sucesor de Pedro, no le son aplicables todas las causas jurídicas de la pérdida del oficio eclesiástico (cf cc. 184-196). Aparte del fallecimiento del Papa que conste con certeza y que se considera un modo ordinario de la cesación del Romano Pontífice en su oficio, que por su evidencia no viene explícitamente contemplado en el CIC (en cambio sí en la Const. ap. Universi Dominici gregis, de Juan Pa-blo II, 22.II.1996, AAS 88 [1996] 305-343), la renuncia, reconocida como un mecanismo ex-traordinario del cese de la titularidad del ofi-cio primacial, es tratada en la legislación canó-nica como una causa paralela e idéntica en cuanto a las consecuencias jurídicas de produ-cirse la vacante de la Sede Apostólica. La UDG en el n. 77 concreta el sentido de la sede vacante y establece de manera general que to-das las disposiciones relativas al gobierno in-terino de la Iglesiayala elección del Papa han de observarse también en el caso de la renuncia del Romano Pontífice. La doctrina, pero no la legislación canónica, considera también otros modos de la cesación en el papado: la pérdida cierta e incurable del uso de la razón y el caso hipotético del incu-rrimiento del Obispo de Roma en herejía noto-ria, apostasía o cisma. Los precedentes históricos En la historia de la Iglesia se indican algunos casos en las que los Sumos Pontífices renunciaron a su cargo. Algunos de estos acon -tecimientos son sólo legendarios, otras dimisiones eran en mayor o menor medida forzadas y por esta razón no siempre pueden calificarse como renuncias, sino más bien como deposiciones o destituciones del oficio supremo. La más conocida e incuestionable fue la abdicación de san Celestino V (1294), que suscitó después fuertes discusiones doc-
trinales sobre si la renuncia del Obispo de Roma es posible. Estas polémicas se dieron también por los oponentes de la elección de Bonifacio VIII, que intentaban poner en duda la validez del cónclave en el que fue elegido este sucesor de Celestino V. Algunos canonis-tas, invocando los principios «Sancta Sedes a nemine iudicatur» y «nemo iudex in causa sua», sostenían que el Papa no podía juzgarse a sí mismo y tampoco podía dimitir porque no tenía superior que pudiera aceptar la re-nuncia. Otro argumento que se aducía en con-tra era la existencia del lazo espiritual indiso-luble contraído entre cada Pontífice y la Sede Romana, a semejanza del vínculo matrimo-nial. El mismo Bonifacio VIII mediante una decretal (c. 1, de renuntiatione, I, 7, in VI) puso fin a esta discusión doctrinal y confirmó la le-gitimidad de la renuncia papal con tal de que esta se hiciera libremente. Este responsum, en cuanto normativa canónica, se hizo fuente del c. 221 del CIC de 1917, y esta prescripción sucesivamente pasó a convertirse en el actual c. 332 § 2: «Si aconteciere que el Romano Pontí-fice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se mani-fieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie».
canonistas, la causa de la renuncia del Papa debe ser proporcionada a la importancia del oficio, y por eso –en el caso del Obispo de Roma– gravísima, aunque queda a la libre va -loración y a la conciencia del Sumo Pontífice. Para la validez de la dimisión no se requiere ninguna causa concreta, pero en la doctrina se indican genéricamente: la necesidad o utili-dad de la Iglesia universal y la salvación del alma del Papa mismo. En la historia se enu-meraban también algunas circunstancias con-cretas: irregularidad canónica, pública con-ciencia de un delito cometido, el odium plebis que no se podía corregir o tolerar, el deseo de evitar el escándalo, la falta de discreción de juicio, enfermedad, vejez, inhabilidad para ejercer su misión, deseo de llevar la vida reli-giosa o eremítica. Al Romano Pontífice no se refiere formalmente la invitación a presentar la renuncia por edad avanzada (considerada como 75 años cumplidos) o por otros motivos (cf c. 401 §§ 1 y 2). La renuncia sin causa legí-tima o con causa leve sería ilícita y moral-mente culpable, pero válida, ya que es sufi-ciente sólo la libre voluntad del Obispo de Roma de cesar en su cargo. Tampoco la mani-festación expresa del motivo es condición de validez de la renuncia.
La posibilidad de la renuncia y sus causas El c. 332§2en primer lugar –haciéndose eco de la discusión medieval– indica clara-mente que el Romano Pontífice puede dimitir. Del mismo modo que el Papa es elegido por los cardenales y consiente libremente en esta elección, también puede retirar su consentimiento sobre la permanencia en el oficio supremo. No obstante, por la expresión usada en el texto del canon («si contingat ut [...] renunciet»), no se formula de modo positivo el derecho de renunciar legítimamente, como decretó Bonifacio VIII («Romanum Pontificem posse libere resignare»), sino más bien viene indicado el carácter excepcional y extraordi-nario de la decisión de dimitir. Consecuentemente, según la opinión de los
El carácter constitutivo de la renuncia La abdicación papal es un ejemplo clásico de la renuncia constitutiva, o sea aquella que produce su efecto inmediatamente, en virtud de la misma presentación de la renuncia, sin exigirse que esta sea aceptada por alguien. La razón por la cual el ordenamiento canónico excluye la aceptación de la dimisión del Papa por cualquier instancia es el rango supremo de este cargo en la Iglesia: no hay instancia superior que pudiera aceptar la renuncia. Es también una consecuencia del principio «Ro-manus Pontifex a nemine iudicatur» (cf c. 1404). La falta de obligación de la aceptación de la renuncia es propia de los oficios obteni-dos a través de la elección constitutiva (cf cc. 189 § 3; 430 § 2) y precisamente este carácter tiene la elección del
Romano Pontífice (cf c. 332 § 1). Ante todo, no están legitimados para aceptar la dimisión del Papa los cardenales electores (aunque sean ellos quienes lo elijan) –se decía explícitamente en el c. 221 del CIC de 1917– ni el concilio ecuménico. La libertad de la renuncia Los requisitos de validez de la renuncia del Sumo Pontífice expresamente indicados en el c. 332 § 2 son dos: debe hacerse libremente («libere fiat») y ha de ser debidamente mani-festada («rite manifestetur»). En cuanto a la libertad de la dimisión, los comentadores remi-ten al c. 187 del CIC, que para la validez de la renuncia exige que esta sea efectuada por quien se halla en su sano juicio («sui com-pos»), y al c. 188, que recoge las circunstancias que hacen inválida cualquier renuncia al ofi-cio eclesiástico: el miedo entendido como amenaza externa y humana, que sólo puede evitarse cesando en el oficio supremo (en el caso del Romano Pontífice no puede limitarse al miedo injustamente provocado); el error substancial que consiste en el juicio equivo-cado sobre algún elemento esencial de la re-nuncia; el dolo, o sea, el engaño producido para causar la renuncia (por ejemplo, fal-seando el diagnóstico médico del Papa para incitarle a la dimisión) y la simonía. A estos cuatro factores causantes la nulidad hay que añadir la violencia física (vale para cada acto jurídico, cf c. 125 § 1). Algunos canonistas in-cluyen también la enfermedad psíquica –ex-cluidos los intervalla lucida–; otros, no obs-tante, prefieren calificar esta situación como causa autónoma del cese del Papa en su oficio, o bien como una circunstancia que provoca la imposibilidad de ejercer la función primacial y en consecuencia produce el estado de sede impedida, caso en el que el c. 335 remite a las leyes especiales. En su decisión de dimitir, que es un acto personal suyo y por eso no delega-ble, el Papa no tiene obligación de seguir ejemplo ni es condicionado por ninguna indi-cación de sus antecesores, ni siquiera tiene que observar una ley especial al
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 37
Antecedentes respecto, si esta hubiera sido eventualmente promulgada por algún predecesor suyo. Sería una cosa extremamente delicada, ardua y de consecuencias muy peligrosas para la Iglesia abrir post factum discusiones y poner en tela de juicio la validez de la renuncia del Papa, dada su situación canónica tras la dimi-sión (pérdida total de la potestad primacial), si ocurrieran algunas circunstancias que pu-dieran influir en la validez de este acto. La misma advertencia se refiere también al modo de presentar la eventual dimisión, que debe realizarse de manera inequívoca y segura para disipar cualquier duda.
plimiento de una determinada edad y antes de llegar a ella hubiera caído en enfermedad mental, de tal modo que ya no hubiera podido revocar su renuncia antes de que esta hubiese quedado operativa. Irrevocabilidad de la renuncia Con la renuncia libre y debidamente manifestada, el Romano Pontífice pierde todo su poder primacial. Una vez realizada la dimisión, el Papa no puede posteriormente revocarla, pues ya ni tiene potestad de hacer este acto, ni puede recuperar la jurisdicción que te -nía en cuanto Obispo de Roma y que ha perdido en el momento de presentar su renuncia. La Sede Apostólica ha quedado ipso facto va -cante y el único modo válido de provisión es la elección del nuevo Romano Pontífice. Por esa misma razón no vale una renuncia del Papa bajo condición, por ejemplo hecha en fa -vor a otro o reservándose algunas competencias por el que dimite. Del mismo modo, carece de eficacia jurídica cualquier mandato, disposición, condicionamiento, simple recomendación o deseo del Pontífice dimitido res -pecto al futuro cónclave o para con el próximo Papa. No obstante, en la doctrina canonística se ha discutido la posibilidad de que el Ro-mano Pontífice pueda designar su sucesor, ad-mitiendo algunos autores tal eventualidad. Pero no sería posible este sistema sin cambiar la regulación actual de la elección del Obispo de Roma. ¿Cuál sería la posición canónica del Romano Pontífice dimitido en la Iglesia? ¿Sería solamente un episcopus consecratus más? Pa -rece que nada obsta que al «Papa emérito» puedan aplicarse, guardando las debidas proporciones, algunas de las indicaciones de carácter teológico del documento del la Cong Episc, Il vescovo emerito, del 2008, sobre todo en cuanto a la participación en la corresponsabilidad en la Iglesia. El Código nada dice sobre si el Papa que renunció a su oficio conserva la dignidad cardenalicia. Los autores no ofrecen respuestas concordes al respecto. Si se admitiese que el Obispo Romano tras su dimisión sigue siendo cardenal (teniendo en cuenta que se trata de una dignidad y no de un oficio), podría participar en la elección de su sucesor, con tal de que no haya superado los 80 años. Independientemente de esto, el Papa dimitido conserva la voz pasiva y –por lo menos en teoría– podría volver a ser elegido para la Sede de San Pedro.
Manifestación de la renuncia El c. 332 § 2 exige que la renuncia del Romano Pontífice sea formalmente manifestada. No parece, como opinan algunos, que sea re-querida una ley especial que regule la dimi-sión. No está prevista (de modo diferente que en el c. 189 § 1 para los demás oficios) ninguna forma determinada de la renuncia del Papa. Basta que sea legítimamente manifestada. El Ro-mano Pontífice es libre para precisar cómo dar a conocer su decisión a la Iglesia. Puede ha-cerlo por escrito o de palabra, a través de los medios de comunicación o de viva voz, ante el colegio cardenalicio, como hizo Celestino V, o en presencia de cualquier otra persona. No obstante, en orden a la certeza y seguridad jurí-dicas, la voluntad de renunciar ha de ser mani-festada de tal modo que haya constancia clara y unívoca de la misma, siempre posible de pro-bar de manera que permita excluir cualquier duda. Obviamente, una renuncia dudosa e in-cierta sería causa de graves inconvenientes para la Iglesia. Esta misma razón hace razona-ble que sea el Papa mismo quien manifieste personalmente su decisión, sin mediar ningún plenipotenciario (en cambio, la renuncia de otros oficios puede hacerse por procurador). El carácter universal del oficio primacial requiere que la eventual dimisión del Sumo Pontífice tenga carácter público, de tal manera que llegue de modo inequívoco y seguro a toda la Iglesia. Tanto más cuanto que no se prevé ningún destinatario concreto de este acto, que pudiera simplemente recibir la renuncia (no en sentido de poder aceptarla o rechazarla) y comprobarla oficialmente, dando con esto inicio formal a la vacante de la Sede Apostólica, de modo análogo a como ocurre en la muerte del Obispo Romano. En todo caso, parece lógico que la noticia de la renun-cia del Papa llegue en primer lugar a los car-denales, ya que son ellos quienes han de pro-ceder a la elección de su sucesor. ∎∎∎ Particular dificultad podría comportar una renuncia presentada de modo complejo, con su eficacia aplazada en el tiempo, cuando el Papa condicionara su dimisión al concurrir al * Diccionario General de Derecho Canó-gún hecho, cuya verificación se dejaría a nico. Facultad de Derecho Canónico, unas personas determinadas o al colegio car- Universidad de Navarra denali-cio. Por ejemplo a Juan Pablo II se atribuye un escrito de renuncia, en el cual manifiesta su voluntad de dimitir en caso de enfermedad larga que se presumiese incurable y que le im-pidiera un suficiente ejercicio de su ministerio apostólico (cf S. ODER-S. GAETA, Perché è santo. Il vero Giovanni Paolo II raccontato dal postula-tore della causa di beatificazione, Milano 2010, 130). En tal caso, a los cardenales indicados por el Papa competería comprobar si se veri-fica alguna de las circunstancias mencionadas. Hay que señalar en este contexto algunas dudas y dificultades que surgen con relación a este modo de presentar la dimisión. Una primera es la sutil diferencia, que en la práctica no siempre puede resultar tan clara y nítida, entre la mera verificación de circunstancias que harían efectiva la renuncia y la decisión sustancial al respecto, cuando la renuncia del Papa fuera verdaderamente subordinada a la decisión de otro sujeto, que en efecto podría llegar a ser una disimulada depositio. Otra se -gunda complicación es la imposibilidad de que el Papa retire su decisión de resignar, si el estado de salud le impidiera tomar decisiones, y en este caso podría cuestionarse la libertad de la renuncia requerida para la validez de este acto. Lo mismo podría objetarse si el Papa condicionara su dimisión al cum-
Las renuncias al Pontificado
Por: Pedro López-Ybarra Clemente I, Ponciano, Gregorio XII y Celestino V son los cuatro papas que, con anterioridad a hacerlo ahora Benedicto XVI, renunciaron al ministerio petrino. Las vicisitudes de cada uno de ellos son tan diversas como distanciados son los tiempos. No cae entonces una comparación lineal que nos permita disponer de algo así como una tradición relacionada con las dimisiones del Romano Pontífice. Clemente y Ponciano existieron en los albores del cristianismo, en los siglos II y III respectivamente, cuando éste era perseguido por el imperio romano aún paganizado. Celestino V vivió a comienzos del siglo XIII. Y Gregorio XII en las primeras décadas del siglo XV, en una Italia que iniciaba tímidamente el camino hacia el Renacimiento. Que de 265 papas únicamente 5 (contando con Benedicto XVI) hubieran presentado su renuncia demuestra que, aunque perfectamente válida desde el punto de vista canónico, esta es una situación que en términos de tradición eclesiástica es una excepción histórica. Se sabe más bien poco de las circunstancias en las que dimitió Clemente I, del que ni siquiera se conocen con exactitud las fechas de su entronización y muerte, aunque en todo caso en los márgenes concisos del siglo II. La historiografía está conforme en el hecho de que durante aquellos tiempos de zozobra, el Papa decidió abandonar el cargo al tener noticia de que iba a ser desterrado. Un hecho que equivalía a privar a los fieles de su pastor. Un siglo más tarde, de Ponciano, que falleció en el año 235, se hizo a un lado para permitir un acuerdo entre facciones eclesiásticas, que se disputaban el poder. Como queda dicho, Gregorio XII vivió a comienzos del siglo XV. Llegó al trono de Pedro envuelto en los litigios infinitos del llamado cisma de Occidente, en el que al menos tres antipapas luchaban entre sí por legitimar cada uno su poder. Tras el Concilio de Constanza (1414-1418), Gregorio XII abandonó sus pretensiones. Celestino V, llamado en el siglo Pietro di Morrone, era un monje benedictino que antes de su nombramiento vivía ascéticamente como un ermitaño, en una cueva. A primera vista sus credenciales, y sobre todo su edad (79 años), no le hacían especialmente apto para liderar a la Iglesia, pero fue el elegido y él aceptó la tiara con la intención de sacar a la institución del bloqueo en que se hallaba tras veintisiete meses de un cónclave que a todas luces parecía interminable. Sus intenciones eran buenas, pero duró poco en un puesto que resultaba ya de por sí notablemente estresante. A los cinco meses de papado se vio sin fuerzas y renunció. Fue elegido como sucesor su consejero, quien se hizo denominar Bonifacio VIII. Por desgracia, las relaciones entre sustituido y sustituto no fueron lo que se dicen demasiado buenas.
∎∎∎ Pedro López-Ybarra es profesor de Historia Medieval (jubilado)
EL PENSADOR
38 · Marzo-Abril 2013
45 LIBROS IMPRESCINDIBLES RATZINGER fundamental
[ ¿El Fin de los Tiempos? Con ocasión de sus 70 años, el profesor emérito de teología en la Universidad de Münster, Johann Baptist Metz, la filósofa judía de la religión Eveline Goodman-Thau y el teólogo protestante Jürgen Moltmann fueron reunidos por el Cardenal Ratzinger en una reunión para tratar el tema de Dios y el final de los tiempos. Esta obra recoge sus discusiones y puntos de vista ofrecidos en aquella oportunidad. Verdad y Tolerancia: Fe Cristiana y Religiones Mundiales El Cardenal Ratzinger encara el problema de la verdad, la tolerancia, la religión y la cultura en el mundo contemporáneo y asume el difícil reto de reunir diversas concepciones de la verdad espiritual a la vez que defiende las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la salvación por Jesucristo. Dios está cerca de nosotros: La Eucaristía, el Corazón de Vida Una presentación de las dimensiones bíblica, histórica y teológica de la Eucaristía. El autor resalta la importancia para cada uno de la devoción y adoración del Santísimo Sacramento, en la recepción personal de la Comunión para el cristiano así como para la vida de la Iglesia. Para Ratzinger, cualquier transformación del mundo en el plano social procede de la celebración de la Eucaristía. Contemplar al traspasado: Una aproximación a la Cristología Espiritual Recorriendo por el diálogo de oración entre Jesús y su Padre Eterno, el Cardenal muestra cómo uno solo puede aproximarse al misterio del corazón de Cristo a través de la imitación de su oración. Construir el Templo de Dios El autor accede desde distintas aproximaciones a los elementos esenciales de la teología y el culto. Su exploración finalmente culmina en una exploración de la pregunta ¿Quién dicen ustedes que es el Hijo del Hombre? Llamados a la Comunión: Comprender la Iglesia hoy Un examen de la necesidad de la Primacía Papal para asegurar la unidad cristiana; el verdadero significado del sacerdocio como un sacramento y no como un mero ministerio; la necesidad de la Eucaristía como el Sacrificio del Salvador que se ofrece a sí mismo en nuestros altares; el papel de los Obispos como sucesores de los Apóstoles; el valor del sufrimiento en unión con Cristo crucificado y el indispensable servicio de los laicos en el apostolado. El Sacerdote Católico como Maestro y Guía Moral Una compilación de charlas dadas con motivo de un simposio realizado en 1990 en Filadelfia que reunió algunos de los mejores teólogos en el mundo sobre teología moral. El Cardenal Ratzinger dio la nota más desta-
Bibliografía seleccionada por El Pensador
cada y una homilía de clausura. La obra recoge también las intervenciones de William May y Albert Vanhove. Cooperadores de la Verdad Una selección de pasajes desde sus profundos escritos espirituales y teológicos, ofrecidos como meditaciones para cada día del año. Escatología: Muerte y Vida Eterna El Cardenal une los recientes acentos sobre la teología de la esperanza para un futuro con elementos tradicionales de la doctrina católica: cielo e infierno, purgatorio, muerte y la inmortalidad del alma. La Fiesta de la Fe: Una Aproximación a una Teología de la Liturgia En ensayo que presenta "aproximaciones a la teología de la liturgia”, el resultado de un serio estudio y un profundo amor por la Iglesia. Dios y el Mundo: Creer y vivir en nuestro Tiempo Una entrevista con el periodista Peter Seewald sostenida en la abadía benedictina de Monte Cassino en la que el Cardenal Ratzinger se refiere a asuntos de la fe y de la vida de fe en el mundo moderno. Evangelio, Catequesis, Catecismo: Luces sobre el Catecismo de la Iglesia Católica Una obra que ofrece nuevas aproximaciones sobre el carácter catequético y los fundamentos bíblicos del Catecismo de la Iglesia. En el principio…: Una Comprensión Católica de la Historia de la Creación y la Caída El Cardenal Ratzinger discute con Dios como creador, el significado del relato bíblico de la creación, la creación de los seres humanos, el pecado y la salvación y las consecuencias de la fe en la creación. Introducción al Cristianismo Una excelente y moderna interpretación de los cimientos del cristianismo a través de una elucidación del Credo de los Apóstoles. Recopilación de lecciones universitarias (1968). Dogma y revelación Antología de ensayos, predicaciones y reflexiones dedicadas a la pastoral (1973). Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica El Cardenal Ratzinger y el Cardenal Schonborn ofrecen útiles aproximaciones para la lectura y estudio del Catecismo, incluyendo una prehistoria del Catecismo, una mirada sobre su estructura y contenidos, los principales temas y métodos en él contenidos, una introducción especial a las cuatro partes del Catecismo y consejos específicos sobre cómo usarlo. Muchas Religiones, Una Alianza. Israel, la Iglesia y el Mundo Una profundización en la comprensión del principio más fundamental de la Biblia: la
]
alianza eterna de Dios con cristianos y judíos. El significado de la hermandad Cristiana Examinando la hermandad cristiana desde la perspectiva de la historia de la salvación, Ratzinger muestra cómo la caridad fraterna solo puede ser perfeccionada a través de la paternidad de Dios, la filiación divina de Cristo y nuestra hermandad en Cristo. Mi Vida: Memorias 1927 – 1977 En esta obra publicada en 1998, Ratzinger escribe sobre su vida familiar, los años de la opresión nazi y de la guerra, su extraordinario recorrido académico y su participación en el Concilio Vaticano II. Naturaleza y Misión de la Teología. Ensayos sobre la Teología Oriental en los debates actuales Una respuesta al diálogo actual sobre la teología y la clarificación de sus métodos, su misión y sus límites. Un Cántico Nuevo para el Señor Reflexiones sobre los asuntos críticos de la correcta manera del culto, la música sacra y la importante relación entre Cristología y Liturgia. Principios de Teología Católica. Ladrillos para una Teología Fundamental Una colección de artículos y conversaciones escritos en torno al tema central de la estructura del cristianismo, la interrelación con otras formas de cristianismo, los aspectos que distinguen el catolicismo de otras teologías cristianas. Principios de Moral Cristiana Un compendio de los principios fundamentales de la vida cristiana, co-escrito con Hans Urs Von Balthasar. Informe sobre la fe En una entrevista con el periodista católico Vittorio Messori, el Cardenal Ratzinger habla sobre la situación de la Iglesia en el tiempo posterior al Concilio Vaticano II (1985). La Sal de la Tierra En una entrevista exclusiva con Peter Seewald, el Cardenal Ratzinger ofrece una completa entrevista a un periodista secular sobre una serie de asuntos controvertidos y difíciles que afronta el catolicismo y el cristianismo al final del milenio pasado (1996). El Espíritu de la Liturgia El Cardenal Ratzinger compara esta obra a un clásico bastante más antiguo que lleva el mismo título, escrito por Romano Guardini, debido a que percibe que sus aproximaciones son similares a las que Guardini registró en su tiempo acerca de una renovada comprensión de la Liturgia. Una Mirada a Europa. La Iglesia en el Mundo Moderno. Balance y Proyección. Una presentación de los retos y responsabilidades que tanto la Iglesia como la sociedad en Europa enfrentan tras el colapso del
marxismo. Valores en épocas de trastorno Obra en la que advierte que Europa debe volver a aceptar sus raíces cristianas para evitar el vacío espiritual. Mirar a Cristo: ejercicios de Fe, Esperanza y Amor Una reflexión sobre las virtudes teologales fe, esperanza y caridad. Se presenta una nueva iniciación acerca de las actitudes de fondo dentro de las cuales la existencia humana se abre a Dios. Creación y pecado Dios ha creado el cosmos ha creado el hombre y le ha confiado el mundo para que lo conserve y lo cuide. Con su pecado el hombre ha llevado el cosmos al desorden y se trata ahora de restablecer el equilibrio inicial para que en el mundo brille la gloria del Dios y del hombre. Ser cristiano en la época neopagana Europa está hoy a punto de volver a ser de nuevo pagana. Pero entre estos nuevos paganos existe también una nueva sed de Dios que a menudo está mal orientada. Esta sed no se apaga con sueños de una nueva Iglesia ni con una Iglesia que pretenda renovarse a sí misma mediante discusiones sin término. Cuando es esto último lo que se ofrece, muchos prefieren refugiarse en lo esotérico, en lo mágico, allí donde parece abrirse la atmósfera del misterio, de lo totalmente otro. Caminos de Jesucristo Recopilación de artículos donde se persigue aclarar y precisar aspectos de la fe especialmente sometidos a discusión en los últimos años. Destaca, por ejemplo, la exposición que hace de la relación entre la cultura y la Fe, la historicidad de los textos bíblicos, la dimensión cultural de la Fe, etc. Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección Este libro es expresión de una búsqueda personal del ‘rostro del Señor’ a través de diez iluminados capítulos que abocan el tiempo desde el bautismo en el Jordán hasta la transfiguración en el Tabor. La infancia de Jesús Relata el origen, la infancia y la juventud de Jesús. En sus páginas se analizan temas capitales del catolicismo como la Anunciación de María, el Nacimiento de Jesús, la visita de los Reyes Magos o la pobreza del lugar del nacimiento. humanidad. Pensamientos sobre la Fe Descubrir la belleza y la alegría de la fe es un camino que cada nueva generación debe recorrer por sí misma, porque en la fe está en juego todo lo que tenemos de más nuestro y de más íntimo, nuestro corazón, nuestra inteligencia, nuestra libertad, en una relación profundamente personal con el Señor, que actúa en nuestro interior.
EL PENSADOR El amor se aprende. Las etapas de la familia Libro dedicado a la familia como ámbito en el cual, se aprende y se transmite el amor cristiano en todas las etapas de la vida. El texto va explicando la forma en que la familia recibe el ciclo completo de la vida humana. Se presenta la familia como un lugar de acogida en la infancia, sustento durante las fases del crecimiento y permanente escuela en la que se aprende el amor. Sobre esta base, cada persona comienza el proceso para formar una nueva familia, continuando de esta forma la vida misma. Mi cristiandad: Discursos fundamentales Con la lectura de estos discursos descubriremos gran parte del pensamiento del que hoy es nuestro Papa y sus opiniones sobre cuestiones muy actuales, como el abandono de los valores tradicionales y religiosos, las nuevas costumbres sociales, el concepto y el carácter sagrado de la vida, los desafíos con los que se enfrenta el sacerdocio, y las relaciones de la Iglesia católica con otras religiones mundiales. El resplandor de Dios en nuestro tiempo: meditaciones sobre el año litúrgico Las fiestas cristianas son más que tiempo libre, y por eso son tan indispensables: si abrimos los ojos para contemplarlas nos encontramos en ellas con lo totalmente otro, con las raíces de nuestra historia, con las experiencias primordiales de la humanidad, y, a través de ellas, con el amor eterno, que es la verdadera fiesta del hombre. Los caminos de la vida interior En esta obra el Santo Padre ofrece respuestas a las preguntas esenciales que el hombre se plantea a lo largo de su vida. El cristianismo no es una suma de ideas, una filosofía o una teoría sino un modo de vivir. Es caridad y es amor. Sólo así llegaremos a ser cristianos: si la fe se transforma en caridad. Orar En esta obra, Benedicto XVI nos presenta los textos, discursos y homilías fundamentales de su trayectoria. Meditar con los santos La vida de los santos no comprende sólo su biografía terrena, sino también su vida y actuación en Dios después de la muerte. En los santos es evidente que quien va hacia Dios no se aleja de los hombres, sino que se hace realmente cercano a ellos. Los santos son para nosotros amigos y modelos de vida. Con el ejemplo de la vida de estos santos el Papa nos invita a la meditación con el fin de alcanzar la santidad en nuestra vida ordinaria, imprimiendo a Cristo en nosotros mismos, el objetivo de la vida de todo cristiano. Meditar con mujeres santas A través de las santas de la Iglesia, Benedicto XVI nos invita a orar y poner en práctica nuestros valores como cristianos, a dignificar nuestra vida, a dar ejemplo a los que nos rodean, a aprender a sufrir y darlo todo por los demás. Meditar con los doce Apóstoles Semblanzas de los doce apóstoles, Benedicto XVI nos invita a meditar y orar para comprender mejor cuál es el camino que el Señor quiere para sus servidores en la tierra y poner en práctica nuestros valores como cristianos. Enseñanzas sobre la Virgen María En este libro nos acerca a la figura de la Virgen María como camino de esperanza, amor y entrega, la Madre a la que podemos acudir en momentos de alegría y desconsuelo, de esperanza y desazón. Verdad, valores y poder: piedras de toque de la sociedad pluralista Tres ensayos que abordan la conexión entre libertad individual y justicia social, o democracia y Estado, en un mundo relativista como el nuestro.
Encíclicas de Benedicto XVI Libro electrónico gratuito Para agradecer la riqueza y fecundidad del magisterio de Benedicto XVI, la Oficina de Información del Opus Dei ha preparado una edición electrónica con sus encíclicas. El libro puede descargarse gratuitamente en formato ePub, para smartphones y tabletas, y en formato Mobi, para lectores Kindle. Lo hallará en: www.opusdei.es
Marzo-Abril 2013 · 39
Benedicto XVI El Papa de la Providencia Por: Alejandro Cifres
C
uando hace casi ocho años tuve ocasión de comentar, en la Tercera de ABC, la elección de Benedicto XVI, me refería a las muchas sorpresas que aquel hecho había provocado en aquellos que no lo conocían realmente, que ignoraban la naturaleza de la Iglesia o simplemente juzgaban sólo con criterios humanos. Las sorpresas de aquel 19 de abril, sin embargo, no son nada ante la tremenda conmoción que produjo el 11 de febrero, memoria litúrgica de la Virgen de Lourdes, la noticia inesperada de que este mismo Benedicto XVI dejaría de ser Papa, por voluntad propia, el 28 de febrero, a las ocho de la tarde. Y como hace ocho años, es oportuno recordar que, en realidad, nada es más coherente y lógico con la impecable trayectoria vital de Joseph Ratzinger que la decisión de dejar el Pontificado, una vez que, ante Dios, él mismo ha llegado a la certeza de que sus «fuerzas, a causa de la avanzada edad, ya no son aptas para ejercitar de manera adecuada el ministerio petrino». He tenido el privilegio de trabajar largos años a su lado, cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Como todos los que lo han conocido, de cerca o de lejos, sé que es un hombre absolutamente excepcional, no sólo por su inmensa cultura, su gran inteligencia, su memoria prodigiosa, su conocimiento de la Iglesia y de su historia, su capacidad para educar al Pueblo de Dios, explicando con palabras simples los mayores misterios, su enorme fe o su celo por servir a la Iglesia. Cosas todas que, para quien no las supiera antes, durante su pontificado han quedado claras como la luz del día. Lo que tal vez muchos ignoren es que Joseph Ratzinger es también un hombre de la Providencia, no solo porque ha sido aquel que Dios ha escogido en un momento crucial de la historia para suceder al beato Juan Pablo II y guiar de forma sabia y certera la barca de Pedro, sino porque él mismo ha sabido vivir siempre pendiente de esa misma Providencia. Y para ello ha renunciado, no pocas veces, a su propia voluntad, para sacrificar su vida en aras de lo que esa misma Providencia disponía y le pedía. En los tiempos del Concilio, como joven y prometedor teólogo, se abrió camino entre lo más granado de la clase teológica alemana, la que estaba en vanguardia. Para quien conozca el clima eclesial de la Alemania postconciliar y sepa lo que significa ser teólogo profesional en aquel país, resultará evidente lo que tuvo que significar renunciar a ese enorme
prestigio social y eclesial, en obediencia primero a Pablo VI, que lo quiso arzobispo de Múnich-Frising, y luego a Juan Pablo II, que lo llamó a Roma a ejercer el papel quizás más desagradecido que imaginarse pudiera, como “guardián de la fe”, “cancerbero de la ortodoxia”. Los que con él hemos trabajado, ayudándolo en aquella ingrata tarea, hemos podido ver cuánto tuvo que sufrir durante aquellos largos años al revestir un rol que no amaba. Representar, según la injusta imagen pública -porque no era esa la realidad de los hechos-, el papel del intransigente, él, un hombre de pensamiento libre, amante del diálogo y deseoso de confrontarse con sus adversarios intelectuales; obedecer y someterse a la política curial, él, un hombre que sabe mirar a lo esencial, bien consciente de que las formas y las estrategias no deben jamás sobreponerse a la defensa de la verdad y del bien; renunciar a sus personales y legítimos deseos de dedicarse a la teología para no dejar sólo en su tarea al amado y anciano Juan Pablo II; estas cosas, no sólo constituyen el gran ejemplo que este hombre ha dado a cuantos lo conocemos, sino que permiten entender lo que ha sido su aceptación y su renuncia al pontificado. Recordaba yo, en 2005, aquellos ojillos pícaros, llenos de ilusión, con los que nos confiaba su deseo de que el nuevo Papa que saliera del inminente cónclave lo dejara libre para dedicarse, en lo que le quedara de vida, a su amada teología. Y, sin embargo, salió convertido en Papa. Al mes de ser elegido, nos invitó, a los que él llamaba su «pequeña familia», a celebrar con él la Eucaristía en la Capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico: el hombre menudo y encorvado que habíamos visto salir por la puerta de la Congregación camino del cónclave, aquel que, como nuevo Papa habíamos visto, todavía más encorvado bajo un nuevo peso en sus espaldas, entrar en su viejo despacho para visitarnos, en su primera salida como nuevo Pontífice, ahora, un mes más tarde, parecía un hombre nuevo. Más joven, más risueño, alegre como un niño, como alguien que, en lugar de haber recibido una carga pesada, se hubiera liberado de un peso que lo oprimía. Entonces lo entendí: antes tenía que rendir cuenta a los hombres de la misión recibida, ahora su interlocutor era sólo el Señor, y en Él descansaba todas sus penas, responsabilidades y trabajos. Había recibido una prueba más de que la Providencia gobierna, no sólo la vida de la Iglesia, sino la de cada uno de nosotros. Esta fe en la Providencia no está, sin embargo, reñida con la convicción
de que Dios se sirve de nosotros según nuestros propios talentos. Por eso, Benedicto nunca hizo programas que fueran más allá de sus fuerzas. Desde el primer momento confió a sus íntimos que tenía intención de concentrarse en lo esencial de su misión, dejando a otros aquello que no podía abarcar, consciente como era de su edad y de su frágil constitución. Y así ha ejercido el pontificado, como un «humilde trabajador en la Viña del Señor», según la máxima de Santa Teresa: «La humildad es andar en verdad» (Las Moradas, cap. 10). Este pragmatismo, tan lógico, tan 'alemán', le ha llevado ahora a estimar que ha llegado el momento de renunciar. ¿Por qué no habría de hacerlo? ¿Sólo porque Juan Pablo II quiso agotar sus fuerzas y su aliento ante la mirada de los hombres? El Papa Wojtila tenía una misión, y la cumplió de forma egregia; El Papa Ratzinger tenía otra, y la ha ejercido hasta el final de forma también admirable. Él sabe que la Iglesia se halla en una encrucijada, que tremendos desafíos están planteándose, que urgen respuestas valientes y decididas que él no está en condiciones de afrontar. ¿Por qué retrasar ese día hasta que acabe una tal vez larga vejez en la que sus fuerzas sólo irán disminuyendo día a día, impidiendo que los problemas de la Iglesia sean resueltos con determinación? Por otra parte, él sabe bien que la renuncia al pontificado sólo puede verificarse mediante un acto de plena conciencia y total libertad del Pontífice. ¿Qué sucedería si mañana sufriera un ataque que lo dejara en vida pero le impidiera la plena lucidez y libertad? Su decisión, por lo tanto, es coherente, generosa y clarividente. Según él mismo explicaba, comentando su escudo pontificio, Joseph Ratzinger llegó a Roma como el oso de S. Corbiniano, llevando obligado un fardo a sus espaldas, y lo ha arrastrado durante todos estos años por la Ciudad Eterna: “Me he convertido en una bestia de carga, y es así como estoy cerca de ti” (cf. Sal 73, 22). Ahora, por fin, se siente libre de ese peso, que ha llevado por todos nosotros y al servicio de todos nosotros. Alegrémonos por él y por la Iglesia, que tiene y seguirá teniendo en él un ejemplo supremo de obediencia a Dios y de confianza en la Divina Providencia.
∎∎∎ Monseñor Alejandro Cifres es prelado de Honor de Su Santidad Benedicto XVI y director del archivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en donde trabajó directamente con el entonces Cardenal Ratzinger
EL PENSADOR
40 · Marzo-Abril 2013
APOLOGÉTICA
U
n año atrás, el 19 de septiembre de 2010, Benedicto XVI proclamó beato al famoso teólogo inglés John Henry Newman. Durante el encuentro navideño con la Curia romana, celebrado el 20 de diciembre de 2010, el Papa hablaba otra vez de Newman, recordando, entre otras cosas, la actualidad de su concepción de conciencia: «En el pensamiento moderno, la palabra "conciencia" significa que en materia de moral y de religión, la dimensión subjetiva, el individuo, constituye la última instancia de la decisión. [...] La concepción que Newman tiene de la conciencia es diametralmente opuesta. Para él "conciencia" significa la capacidad de verdad del hombre: la capacidad de reconocer en los ámbitos decisivos de su existencia -religión y moral- una verdad, "la" verdad. La conciencia, la capacidad del hombre para reconocer la verdad, le impone al mismo tiempo el deber de encaminarse hacia la verdad, de buscarla y de someterse a ella allí donde la encuentre. Conciencia es capacidad de verdad y obediencia en relación con la verdad, que se muestra al hombre que busca con corazón abierto. El camino de las conversiones de Newman es un camino de la conciencia, no un camino de la subjetividad que se afirma, sino, por el contrario, de la obediencia a la verdad que paso a paso se le abría». Newman experimentó que conciencia y verdad se pertenecen, se sostienen y se iluminan recíprocamente; que la obediencia a la conciencia conduce a la obediencia a la verdad. Recurriendo frecuentemente a la experiencia propia, el pensamiento de Newman sobre la conciencia es moderno y personalista, caracterizado por una evidente impronta agustiniana. Para entrar en la cuestión, es necesario al principio describir brevemente el significado de la conciencia según Newman. Con el tiempo, el término conciencia ha asumido múltiples significados, que en parte son incluso contradictorios entre sí. Newman -se lee en Sermon Notes- describe el motivo central de estos contrastes con las siguientes palabras: «En cuanto a la conciencia, para el hombre existen dos modalidades de seguirla. En la primera, la conciencia forma sólo una especie de intuición hacia lo que es oportuno, una tendencia que nos recomienda una cosa u otra. En la segunda, es el eco de la voz de Dios. Todo depende de esta diferencia. La primera vía no es la de la fe; la segunda lo es». En la célebre Carta al Duque de Norfolk (1874), Newman profundiza en esta temática. Escribe al respecto: «Cuando los hombres apelan a los derechos de la conciencia, no entienden en absoluto los derechos del Creador, ni el deber que, tanto en el pensamiento como en la acción, tiene la criatura hacia Él. Ellos entienden el derecho de pensar, hablar, escribir y actuar según el propio juicio y el propio ánimo sin pensar en Dios (...). La conciencia tiene derechos porque tiene deberes; pero al día de hoy, para buena parte de la gente, el derecho y la libertad de conciencia consisten precisamente en desembarazarse de la conciencia, en ignorar al Legislador y Juez, en ser independientes de obligaciones que no se ven. Consiste en la libertad de abrazar o no una religión (...). La conciencia es una consejera severa, pero en este siglo se ha reemplazado con una falsificación de la que los dieciocho siglos precedentes jamás habían oído hablar o de la que, si hubieran oído, nunca se habrían dejado engañar: es el derecho a actuar según el propio placer». Esta descripción vale sustancialmente también para nuestro tiempo: la conciencia se confunde hoy frecuentemente con la opinión personal, el sentimiento subjetivo, el arbitrio. Para muchos ya no significa la responsabilidad de la criatura frente al Otro, sino la total independencia, la absoluta autonomía, la pura subjetividad. El santuario de la conciencia ha sido «desacralizado». La responsabilidad frente al Otro se ha desterrado de la conciencia. Las consecuencias de esta interpretación secularizada de la conciencia están dolorosamente a la vista. Emancipándose de la responsabilidad respecto a Dios, de hecho
A propósito de John H. Newman
La conciencia: El originario vicario de Cristo Por: P. Hermann Geissler (Traducción: Concha Martínez-Pinillos)
el hombre tiende a segregarse hasta del prójimo. Vive en el mundo del propio yo, a menudo sin preocuparse del otro, sin interesarse por el prójimo, sin sentirse corresponsable del otro. El puro individualismo, la búsqueda ilimitada del placer y del poder y la complacencia sin límites oscurecen el mundo y hacen cada vez más difícil la convivencia pacífica entre los hombres. Newman en cambio defiende decididamente el significado trascendente de la conciencia. Para él la conciencia no es una realidad puramente autónoma, sino esencialmente teocéntrica -un «santuario» en el cual el Otro se dirige personalmente a cada alma-. Con los grandes doctores de la Iglesia él confirma que el Creador ha impreso su ley en la criatura racional. «Esta ley, en cuanto es percibida por la mente de cada hombre, se llama "conciencia" y aunque pueda sufrir refracciones distintas al pasar a través de la inteligencia de cada ser humano, no por ello se resquebraja hasta el punto de perder su carácter de ley divina, sino que sigue manteniendo, como tal, el derecho a ser obedecida». El propio Newman describe el significado y la dignidad de la conciencia con palabras maravillosas: «La norma y la medida del deber no es la utilidad, ni la conveniencia, ni la felicidad del mayor número de personas, ni la razón de Estado, ni la oportunidad, ni el orden o el pulchrum. La conciencia no es un egoísmo clarividente, ni el deseo de ser coherentes con uno mismo, sino la mensajera de Aquél que, tanto en el mundo de la naturaleza como en el de la gracia,
nos habla tras un velo y nos amaestra y nos gobierna por medio de sus representantes. La conciencia es el originario vicario de Cristo, profética en sus palabras, soberana en su perentoriedad, sacerdotal en sus bendiciones y en sus anatemas; y si alguna vez decayera en la Iglesia el eterno sacerdocio, en la conciencia permanecería el principio sacerdotal y ella tendría su dominio». En la conciencia el hombre no percibe sólo la voz del propio yo. Newman compara la conciencia con un mensajero de Dios que nos habla como detrás de un velo. Se atreve incluso a denominar la conciencia como el originario vicario de Cristo y de atribuirle los tres «oficios» mesiánicos del profeta, del rey y del sacerdote. La conciencia es profeta en cuanto que predice si una acción es buena o no; es rey porque nos manda con autoridad: haz esto, evita lo otro; es sacerdote en cuanto que nos «bendice» después de haber realizado una acción buena -esto significa no sólo la experiencia gratificante de la buena conciencia, sino también la bendición que el bien comporta siempre para el hombre y para el mundo- o nos «condena» tras una mala acción -o sea, expresión de la mala conciencia y de las consecuencias negativas del pecado en el hombre y en la sociedad-. Para nosotros es importante que, según Newman, la conciencia está esencialmente enlazada con la responsabilidad respecto al Otro, en cuanto que constituye un principio inscrito en la naturaleza de cada hombre que requiere obediencia, debe formarse y se remite por encima de nosotros mismos -hacia Dios, por el bien propio y ajeno.
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 41
A propósito de John H. Newman
En su obra maestra Gramática del asentimiento (1870) busca elaborar una «prueba» de Dios a partir de la experiencia de la conciencia. Analizando la experiencia de la conciencia, distingue entre el «sentido moral» (moral sense) y el «sentido del deber» (sense of duty). Con el sentido moral entiende el juicio de la razón sobre la bondad o maldad de una acción determinada. El sentido del deber, en cambio, es el mandato autorizado de realizar la acción reconocida como buena y evitar aquella reconocida como mala. En sus reflexiones, Newman parte sobre todo de este segundo aspecto de la experiencia de la conciencia. Siendo «imperativa y cogente, como ningún otro imperativo en toda nuestra experiencia», la conciencia «ejerce una profunda influencia en nuestros afectos y emociones». De modo simplificado podríamos resumir el pensamiento de Newman -que no hay que confundir con un puro psicologismo- de la siguiente manera: cuando seguimos el dictado de la conciencia, nos llenamos de felicidad, alegría y paz. Si no obedecemos esta voz interior, sentimos vergüenza, espanto y temor. Newman interpreta esta experiencia así: «Si, como es el caso, nos sentimos responsables, nos avergonzamos, nos horrorizamos por haber trasgredido la voz de la conciencia, esto supone que existe Alguien respecto a quien somos responsables, ante quien experimentamos vergüenza, cuyas pretensiones tememos. Si al hacer el mal experimentamos el mismo disgusto doliente y desgarrador que nos arrolla cuando ofendemos a nuestra madre; si al hacer el bien gozamos de la misma serenidad luminosa del espíritu, de la misma alegría lenitiva y satisfactoria que deriva de un elogio recibido del padre, ciertamente tenemos en nuestro interior la imagen de una persona a la que contemplan nuestro amor y nuestra veneración, en cuya sonrisa hallamos nuestra felicidad, por quien sentimos ternura, a quien dirigimos nuestras invocaciones, por cuya ira nos preocupamos y consumimos (...), así los fenómenos de la conciencia, entendida como imperativo, sirven para imprimir en la imaginación la imagen de un regidor Supremo, un Juez, santo, justo, poderoso, omnisciente, punitivo». Frente a las tradicionales «pruebas de Dios», Newman afirma que prefiere la vía hacia Dios a partir de la conciencia. Algunos ven en esta postura una limitación en el pensamiento de Newman, reprochándole haber exagerado la dimensión de la interioridad del hombre. En realidad Newman no niega las tradicionales «pruebas de Dios», sino que es del parecer de que éstas conducen al hombre sólo a una imagen abstracta de Dios: a un primer Motor, a quien ordena todas las cosas, un Creador y Guía del mundo. Su vía de la conciencia en cambio conduce al hombre hacia un Dios que está en una relación personal con cada uno, que le habla, le muestra sus defectos, le llama a la conversión, le guía al conocimiento de la verdad, le impulsa a hacer el bien, se presenta como su supremo Señor y Juez. Las actitudes morales fundamentales, que brotan de la obediencia a la conciencia, forman, siguiendo a Newman, el «organum investigandi que se nos ha dado para ganar la verdad religiosa: esto conduciría a la mente, con una sucesión infalible, desde el rechazo del ateísmo al teísmo y del teísmo al cristianismo, y del cristianismo a la religión evangélica, y de ésta al catolicismo». En la Apología, Newman afirma de modo audaz: «Llegué a la conclusión de que, en una verdadera filosofía, no había solución intermedia entre el ateísmo y el catolicismo, y que un espíritu plenamente coherente, en las circunstancias en que se halla aquí abajo, debe abrazar o el uno o el otro. Y estoy sin embargo convencido de esto: yo soy católico en virtud de mi fe en Dios; y si se me pregunta por qué creo en Dios, respondo: porque creo en mí mismo. Encuentro, en efecto, imposible creer en mi propia existencia (y de este hecho estoy perfectamente seguro) sin creer también en la existencia de Quien vive en mi conciencia como un Ser Personal, que todo ve, todo juzga». Las afirmaciones más relevantes sobre el tema conciencia e Iglesia se encuentran en la citada Carta al Duque de Norfolk. En este ensayo, Newman rechaza la acusación de que tras la proclamación del dogma sobre la infalibilidad del Papa, los católicos ya no podrían servir al Estado como buenos ciudadanos, pues estarían obligados a entregar la propia conciencia al Papa. Para responder a semejantes ideas, entonces difundidas en Inglaterra, Newman aclara de manera magistral la relación entre la autoridad de la conciencia y la autoridad del Papa. La autoridad del Papa está fundada en la revelación, expre-
sión de la bondad divina respecto al hombre. Dios ha entregado su revelación a la Iglesia y, en virtud de su Espíritu, se hace garante de que ésta sea preservada, interpretada y transmitida de modo infalible en la Iglesia y por medio de la Iglesia. Si una persona acoge en la fe esta misión de la Iglesia, entiende en su propia conciencia que debe obedecer a la Iglesia y al Papa. Newman, en consecuencia, puede escribir: «Si el vicario de Cristo hablara contra la conciencia, en el auténtico significado del término, cometería un suicidio; suprimirá la base sobre la que se apoyan sus pies. Su auténtica misión es proclamar la ley moral; proteger y reforzar esa "Luz que ilumina a cada hombre que viene a este mundo". Sobre la ley y sobre la santidad de la conciencia se fundan tanto su autoridad en teoría como su poder en la práctica (...). Su raison d'être es la de ser el ejemplo de la ley moral y de la conciencia. La realidad de su misión es la respuesta al lamento de cuantos sienten la insuficiencia de la luz natural;
N
doctrina revelada, custodiada de modo infalible por la Iglesia. Newman sabe que «en las cosas doctrinales "la majestad de la conciencia" no es el tribunal adecuado para aquello que querría tener como afirmación válida sobre la materia». Si una persona acoge una doctrina revelada y enseñada por la Iglesia, no se trata prioritariamente de una cuestión de conciencia, sino de fe. Así que un creyente que considera que debe rechazar una doctrina de fe, no puede remitirse a su conciencia. O mejor, su conciencia ya no está iluminada por la fe. La conciencia del fiel siempre debe ser una conciencia eclesial formada por la fe. Pero la autoridad de la Iglesia y del Papa tiene límites. No tiene nada en común con el arbitrio o con los modelos de dominio de este mundo, estando inseparablemente unida al sentido de fe infalible de todo el pueblo de Dios y a la misión específica de los teólogos. La autoridad de la Iglesia se refiere sólo al ámbito de la verdad revelada y necesaria para la salvación. Si el Papa toma decisiones en el terreno de la disciplina o de la administración, obviamente no se trata de intervenciones infalibles. Sin embargo incluso aquí Newman ofrece criterios claros y precisos para el creyente: «Prima facie es su estricto deber, también por un sentido de lealtad, creer que el Papa tiene razón y actuar por ello en conformidad. Así que debe vencer esa mezquina, inicua, egoísta y vulgar propensión de la propia naturaleza, la cual, en cuanto oye hablar de mandato, se sitúa en contraposición al superior que lo ha impartido; se pregunta si este último no habrá ido más allá de sus propios derechos, complaciéndose en afrontar todo con escepticismo en los juicios y en la acción. No debe alimentar ningún testarudo propósito de ejercer el derecho de pensar, decir y hacer lo que le parece y apetece, sin preocuparse mínimamente de lo verdadero y de lo falso, de lo justo y de lo injusto, de la obligación misma de la obediencia, si es posible, y de ese amor que nos impulsa a hablar como habla el propio superior y a estar siempre a su lado en cualquier caso. Si esta regla fundamental se observara, los conflictos entre la autoridad del Pontífice y la autoridad de la conciencia serían extremadamente raros. Por otro lado, al ser, en los casos extraordinarios, la conciencia de cada uno libre de actuar según el propio talento, tenemos la garantía y la seguridad (...) de que ningún Papa jamás podrá crear para sus objetivos personales (...) una falsa conciencia» (Carta al Duque de Norfolk). Newman concluye sus afirmaciones sobre la conciencia en la Carta al Duque de Norfolk con el siguiente brindis famoso: «Si fuera obligado a introducir la religión en los brindis después de un almuerzo (cosa que, en verdad, no me parece lo más oportuno), brindaré, si deseáis, por el Papa; sin embargo, antes por la Conciencia; después por el Papa». Esta ocurrencia, que expresa también el fino humor de Newman, significa ante todo que nuestra obediencia al Papa no es una obediencia ciega, sino sostenida por la conciencia formada por la racionalidad de la fe. Quien en la fe ha acogido la misión del Papa, le escuchará por convicción personal de conciencia. En este sentido, primero viene la conciencia, aquella iluminada por la fe; y después el Papa. Mantiene decididamente Newman la correlación entre conciencia e Iglesia. No es posible remitirse a él o a su citado brindis para contraponer la autoridad de la conciencia con la del Papa. Ambas autoridades, la subjetiva y la objetiva, permanecen dependientes una de otra. Hoy la palabra conciencia es un término equívoco y frecuentemente malentendido. Con su camino de vida y su sólida doctrina, el beato John Henry Newman puede ayudarnos a redescubrir el verdadero significado de la conciencia como eco de la voz de Dios, rechazando al mismo tiempo interpretaciones insuficientes y erradas. Newman siempre afirmó plenamente la dignidad de la conciencia subjetiva, sin desviarse jamás de la verdad objetiva. Él no diría: conciencia sí - Dios o fe o Iglesia no; sino más bien: conciencia sí - y precisamente por eso Dios y fe e Iglesia sí. La conciencia es la abogada de la verdad en nuestro corazón; es «el originario vicario de Cristo».
y la insuficiencia de esta luz es la justificación de su misión» (Carta al Duque de Norfolk). No obedecemos al Papa porque alguien nos obliga a hacerlo, sino porque estamos personalmente convencidos en la fe de que el Señor -a través de él y de los obispos en comunión con él- guía a la Iglesia preservándola en la verdad. La conciencia formada por la fe conduce al hombre a la obediencia libre y madura respecto al Papa. Por otro lado, la Iglesia, el Papa y los obispos iluminan la conciencia necesitada de un apoyo claro y preciso. Newman afirma: «el sentimiento de lo justo y de lo injusto, que en la religión es el primer elemento, es tan delicado, tan irregular, tan fácil de confundirse, de oscurecerse, pervertirse, tan sutil en sus métodos de razonamiento, tan maleable desde la educación, tan influenciado por el orgullo y las pasiones, tan inestable en su curso que, en la lucha por la existencia, entre los múltiples ejercicios y triunfos de la mente humana, este sentimiento al mismo tiempo es el mayor y el más oscuro de los maestros; y la Iglesia, el Papa, la jerarquía constituyen, en la Providencia divina, la respuesta a una necesidad urgente». Al respecto la Iglesia es una gran ayuda no sólo para la conciencia del creyente individual. Ofrece también un servicio insustituible para la sociedad como abogada de los derechos y de las libertades inalienables de los hombres. Esos derechos y libertades, enraizados en la dignidad de la persona humana, forman la base de los Estados constitucionales modernos, pero como tales no pueden someterse a las reglas democráticas mayoritarias. Defendiendo la dignidad de la persona humana, creada por Dios y redimida por Cristo, y subrayando sus derechos y deberes fundamentales, la Iglesia ∎∎∎ cumple por lo tanto una misión de extraordinaria importancia para las sociedades modernas. P. Herman Geissler es Director de la Oficina de Doctrina de la De acuerdo con Newman no puede existir un choque directo Congregación para la Doctrina de la Fe. © L’Osservatore Romano entre la conciencia y la doctrina de la Iglesia. La conciencia, en efecto, carece de competencia en las cuestiones de la
EL PENSADOR
42 · Marzo-Abril 2013
no
Pablo un internauta?
¿Sería
INTERNET
Por: Guillermo Garrido
Por: Fidel Mateos Rodríguez
Perdonen que haga de gallego (porque además lo soy). ¿Sería Pablo un inter-nauta? Así aparece la pregunta en esta misma página. La que nos ha hecho el director de EL PENSADOR es: ¿Crees que sería San Pablo un internauta? Sin el guión. Debe ser cosa de los maquetadores. Digo que haré de gallego. Muchos afirman que se reconoce a un gallego en las escaleras, momento en que su idiosincrasia se manifiesta desnuda: ¿Subes o bajas? El gallego siempre responderá (o debería responder según el canon): “Depende”. ¿Sería Pablo un inter-nauta? Sí y no. ¿Ven? No se puede ser más gallego. Nauta implica navegador, de naos nave marina, según su etimología griega. Pablo era un magnífico pasajero de naves acuáticas. Dan cuenta de sus peripecias odiseicas: Creta, Malta, la costa griega y la Italia camino de Roma. Tal vez incluso la Terraconense, en España. Así pues, en un mundo en el que echarse al mar era casi no saber si uno sobreviviría, Pablo era indiscutiblemente un nauta. Inter-, internacional, intergeneracional, intercultural, implica como prefijo una relación entre el sustantivo que le sigue. No cabe tampoco duda de que Pablo fue un inter en todas las direcciones. Fue intercultural (cristiano, judío-fariseo, griego o helenista…), internacional (visitó, como él mismo confiesa en sus cartas, más territorios que ningún otro apóstol), etc. Fue, sobre todo, inter en sentido etimológico, “entre” el judaísmo y el paganismo, entre los judíos y los gentiles. ¿Qué sería el cristianismo sin el inter paulino? Por tanto, sí y no. Sí, Pablo sería internauta. No, Pablo era (no sería) internauta. Un internauta del siglo I dC. Un precursor que nos lleva muchos siglos de delantera. Ahora bien: ¿sería Pablo un internauta? (sin guión de por medio). Sí y no, también: disculpen la gallegada excesiva. Sí, sería un internauta, justo en el sentido que dice Fidel en la columna de al lado. No, en cambio, porque Pablo aborrecería el mundo virtual de internet. Él prefería el tú a tú, que vemos incluso en sus cartas. Así, internet sería un medio para conocer “personalmente” a más gente. Sólo eso.
@saulodetarso ¿Quién eres Señor? Este podría ser el primer tweet de san Pablo tras su conversión. Dice el papa Benedicto XVI en su último mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2013 (que transcribimos en las páginas de este número de EL PENSADOR), que “las redes sociales digitales están contribuyendo a que surja una nueva «ágora», una plaza pública y abierta en la que las personas comparten ideas, informaciones, opiniones, y donde, además, nacen nuevas relaciones y formas de comunidad. Y todos recordamos el discurso paulino en el ágora ateniense –continúa el Papa- como centro intelectual de todo el mundo conocido”. Me imagino a san Pablo en pleno siglo XXI con un móvil ya gastado del uso, con su Facebook, y sus tweets cada vez más provocadores al corazón de quien lo leyera, aprovechando todo lo inabarcable de internet a través de su ordenador portátil o el Ipad que le hubiesen regalado. ¿Quiere decir que esta es la posición mejor para un cristiano? Creo que no, porque también me imagino a un san Pedro, por ejemplo, sin saber apenas qué es un ordenador. En todo caso, uno y otro, san Pedro, san Pablo, buscarían llegar al mismo fin que es el encuentro con el otro, origen del encuentro un día con Cristo. @saulodetarso hoy me encuentro en Madrid, os espero a todos mis seguidores! “Las redes sociales se alimentan, por tanto, de aspiraciones radicadas en el corazón del hombre”, afirma Benedicto XVI, el primer Papa internauta de la historia de la Iglesia, y resuenan al lado unas palabras de san Pablo que también son una provocación diaria para mí: “me he hecho todo para todos, para ganar, sea como sea, a algunos.” (1 Cor. 9, 22)
sí
∎∎∎ Fidel Mateos Rodríguez es presidente de Jóvenes Cristianos en Acción. En la JMJ de Sidney fue uno de la docena de jóvenes que almorzó con Benedicto XVI en el encuentro con jóvenes evangelizadores.
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 43
LOS CATÓLICOS
APOSTOLADO
INTERNET
I
NTERNET no va a ser una tarea fácil. A pesar de que son cientos de millones las personas que se declaran católicas, durante los años cruciales en que se desarrolló la red, los católicos se olvidaron del ciberespacio. Las consecuencias saltan a la vista. Según los datos obtenidos por El Pensador de Alexa, el mayor medidor de tráfico en internet y que consultan más de 50.000 profesionales de la publicidad de todo el mundo para conocer las audiencias, las dos páginas más transitadas en la red son, como cabía esperar, Google y Facebook. En sexto lugar aparece Wikipedia, lo que da índice de hacia dónde parece que nos encaminamos. Hay que recordar que aunque Wikipedia se disfrace de enciclopedia, lo cierto es que es “autoelaborada” por los propios lectores. Nada que ver, por tanto, con la British o el Espasa Cal-
pe de toda la vida. Otro botón de tendencia de mercados es la página eBay, que ocupa el puesto 87 en el escalafón. Una tienda de muebles, Ikea, está sorprendentemente bien situada: en el puesto 288. Los medios de comunicación convencionales, a pesar de disponer de muchos medios económicos a su alcance, no han salido bien parados del embite. El más visitado es el de la CNN, seguido por The Huffington Post, pero ocupan los puestos 87 y 96 respectivamente. El primer diario en lengua castellana es el Marca, el número 334, pero justo por encima del Washington Post. ¿Y la Iglesia católica? La página oficial del Vaticano, www.vatican.va, ocupa el puesto 12.671. Incluso por detrás de la website de Greenpease (10.835). Un hecho que tiene mucha importancia, porque es un claro indicativo de lo mucho que nos queda por hacer. Sobre todo si tenemos en cuenta que, por ejemplo, entre las 50 primeras páginas por número de visitantes, hay dos dedicadas al porno duro y si extendemos el listado hasta las 100 primeras, hay seis. Tampoco las agencias de noticias católicas están mejor que la página oficial del Vaticano. La que más arriba ha llegado ha sido Aciprensa, que ocupa el puesto 19.576 (en México es la 970). De lejos le siguen la mítica Zenit (el 63.630 en el ranking), News.va (la 74.473) y otras, con mucho relumbrón aparente, quedan rezagadas a puestos verdaderamente marginales: Aceprensa, sin ir más lejos, aparece en el 266.673. Tomar la iniciativa Esta parece la consigna. En 2013 se celebrará las Jornadas Mundiales de Comunicaciones Sociales cuyo tema central va a ser precisamente este. De hecho, el Consejo Pontificio para los Laicos iba a tratar el tema de internet en su plenario de marzo (lógicamente atrasado por las circunstancias que se viven con ocasión de la renuncia de Benedicto XVI y el cónclave subsiguiente). El Papa Benedicto XVI ha sido el primero en usar el ciberespacio. Su sustituto, cualquiera que sea, será el primero en desembarcar en serio en este medio. La batalla por la audiencia, por el interés de los cibernautas, debe ser una de las prioridades de la política de comunicación del Vaticano. No es bueno que la Iglesia en su conjunto siga pareciendo marginal en los rankings de visitas globales de internet. Y esa es una responsabilidad de todos que, de alguna manera, deben verse impelidos a afrontar una estrategia no sólo de más actividad y presencia, sino también –y diríamos que sobre todo– de coordinación. Una coordinación que permita construir sinergias apuntando hacia un mismo objetivo. Porque lo cierto es que hoy el catolicismo en internet es mucho más débil que su presencia social. Y eso es un pasivo.
(
(
“Toda la Iglesia es apostólica mientras permanezca, a través de los sucesores de San Pedro y de los apóstoles, en comunión de fe y de vida con su origen. Toda la Iglesia es apostólica en cuanto que ella es “enviada” al mundo entero; todos los miembros de la Iglesia, aunque de diferentes maneras, tienen parte en este envío. “La vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado”. Se llama “apostolado” a “toda la actividad del Cuerpo Místico” que tiende a “propagar el Reino de Cristo por toda la tierra”. “Siendo Cristo, enviado por el Padre, fuente y origen del apostolado de la Iglesia”, es evidente que la fecundidad del apostolado, tanto el de los ministros ordenados como el de los laicos, depende de su unión vital con Cristo. Según sean las vocaciones, las interpretaciones de los tiempos, los dones variados del Espíritu Santo, el apostolado toma las formas más diversas. Pero es siempre la caridad, conseguida sobre todo en la Eucaristía, que es como el alma de todo apostolado”.— Catecismo de la Iglesia Católica 863 y 864
EL PENSADOR
44 · Marzo-Abril 2013
ANTE LA JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES DE 2013
Q
{
“ESTAMOS LLAMADOS A DAR A CONOCER EL AMOR DE DIOS”
BENEDICTO XVI
uisiera detenerme a considerar el desarrollo de las redes sociales digitales, que están contribuyendo a que surja una nueva «ágora», una plaza pública y abierta en la que las personas comparten ideas, informaciones, opiniones, y donde, además, nacen nuevas relaciones y formas de comunidad. Estos espacios, cuando se valorizan bien y de manera equilibrada, favorecen formas de diálogo y de debate que, llevadas a cabo con respeto, salvaguarda de la intimidad, responsabilidad e interés por la verdad, pueden reforzar los lazos de unidad entre las personas y promover eficazmente la armonía de la familia humana. El intercambio de información puede convertirse en verdadera comunicación, los contactos pueden transformarse en amistad, las conexiones pueden facilitar la comunión. Si las redes sociales están llamadas a actualizar esta gran potencialidad, las personas que participan en ellas deben esforzarse por ser auténticas, porque en estos espacios no se comparten tan solo ideas e informaciones, sino que, en última instancia, son ellas mismas el objeto de la comunicación. El desarrollo de las redes sociales requiere un compromiso: las personas se sienten implicadas cuando han de construir relaciones y encontrar amistades, cuando buscan respuestas a sus preguntas, o se divierten, pero también cuando se sienten estimuladas intelectualmente y comparten competencias y conocimientos. Las redes se convierten así, cada vez más, en parte del tejido de la sociedad, en cuanto que unen a las personas en virtud de estas necesidades fundamentales. Las redes sociales se alimentan, por tanto, de aspiraciones radicadas en el corazón del hombre. La cultura de las redes sociales y los cambios en las formas y los estilos de la comunicación suponen todo un desafío para quienes desean hablar de verdad y de valores. A menudo, como sucede también con otros medios de comunicación social, el significado y la eficacia de las diferentes formas de expresión parecen determinados más por su popularidad que por su importancia y validez intrínsecas. La popularidad, a su vez, depende a menudo más de la fama o de estrategias persuasivas que de la lógica de la argumentación. A veces, la voz discreta de la razón se ve sofocada por el ruido de tanta información y no consigue despertar la atención, que se reserva en cambio a quienes se expresan de manera más persuasiva. Los medios de comunicación social necesitan, por tanto, del compromiso de todos aquellos que son conscientes del valor del diálogo, del debate razonado, de la argumentación lógica; de personas que tratan de cultivar formas de discurso y de expresión que apelan a las más nobles aspiraciones de quien está implicado en el proceso comunicativo. El diálogo y el debate pueden florecer y crecer asimismo cuando se conversa y se toma en serio a quienes sostienen ideas distintas de las nuestras. «Teniendo en cuenta la diversidad cultural, es preciso lograr que las personas no sólo acepten la existencia de la cultura del otro, sino que aspiren también a enriquecerse con ella y a ofrecerle lo que se tiene de bueno, de verdadero y de bello» (Discurso para el Encuentro con el mundo de la cultura, Belém, Lisboa, 12 mayo 2010). Las redes sociales deben afrontar el desafío de ser verdaderamente inclusivas: de este modo, se beneficiarán de la plena participación de los creyentes que desean compartir el Mensaje de Jesús y los valores de la dignidad humana que promueven sus enseñanzas. En efecto, los creyentes advierten de modo cada vez más claro que si la Buena Noticia no se da a conocer también en el ambiente digital podría quedar fuera del ámbito de la experiencia de muchas personas para las que este espacio existencial es importante. El ambiente digital no es un mundo paralelo o puramente virtual, sino que forma parte de la realidad cotidiana de muchos, especialmente de los más jóvenes. Las redes sociales son el fruto de la interacción humana pero, a su vez, dan nueva forma a las dinámicas de la comunicación que crea relaciones; por tanto, una comprensión atenta de este ambiente es el prerrequisito para una presencia significativa dentro del mismo. La capacidad de utilizar los nuevos lenguajes es
necesaria no tanto para estar al paso con los tiempos, sino precisamente para permitir que la infinita riqueza del Evangelio encuentre formas de expresión que puedan alcanzar las mentes y los corazones de todos. En el ambiente digital, la palabra escrita se encuentra con frecuencia acompañada de imágenes y sonidos. Una comunicación eficaz, como las parábolas de Jesús, ha de estimular la imaginación y la sensibilidad afectiva de aquéllos a quienes queremos invitar a un encuentro con el misterio del amor de Dios. Por lo demás, sabemos que la tradición cristiana ha sido siempre rica en signos y símbolos: pienso, por ejemplo, en la cruz, los iconos, el belén, las imágenes de la Virgen María, los vitrales y las pinturas de las iglesias. Una parte sustancial del patrimonio artístico de la humanidad ha sido realizada por artistas y músicos que han intentado expresar las verdades de la fe. En las redes sociales se pone de manifiesto la autenticidad de los creyentes cuando comparten la fuente profunda de su esperanza y de su alegría: la fe en el Dios rico de misericordia y de amor, revelado en Jesucristo. Este compartir consiste no solo en la expresión explícita de la fe, sino también en el testimonio, es decir, «en el modo de comunicar preferencias, opciones y juicios que sean profundamente concordes con el Evangelio, incluso cuando no se hable explícitamente de él». (Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2011). Una forma especialmente significativa de dar testi-
impetuoso, ni en el terremoto o en el fuego, sino en el «susurro de una brisa suave» (1R 19,11-12). Confiemos en que los deseos fundamentales del hombre de amar y ser amado, de encontrar significado y verdad ―que Dios mismo ha colocado en el corazón del ser humano― hagan que los hombres y mujeres de nuestro tiempo estén siempre abiertos a lo que el beato cardenal Newman llamaba la «luz amable» de la fe. Las redes sociales, además de instrumento de evangelización, pueden ser un factor de desarrollo humano. Por ejemplo, en algunos contextos geográficos y culturales en los que los cristianos se sienten aislados, las redes sociales permiten fortalecer el sentido de su efectiva unidad con la comunidad universal de los creyentes. Las redes ofrecen la posibilidad de compartir fácilmente los recursos espirituales y litúrgicos, y hacen que las personas puedan rezar con un renovado sentido de cercanía con quienes profesan su misma fe. La implicación auténtica e interactiva con las cuestiones y las dudas de quienes están lejos de la fe nos debe hacer sentir la necesidad de alimentar con la oración y la reflexión nuestra fe en la presencia de Dios, y también nuestra caridad activa: «Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe» (1 Co 13,1). Existen redes sociales que, en el ambiente digital, ofrecen al hombre de hoy ocasiones para orar, medi-
monio es la voluntad de donarse a los demás mediante la disponibilidad para responder pacientemente y con respeto a sus preguntas y sus dudas en el camino de búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana. La presencia en las redes sociales del diálogo sobre la fe y el creer confirma la relevancia de la religión en el debate público y social. Para quienes han acogido con corazón abierto el don de la fe, la respuesta radical a las preguntas del hombre sobre el amor, la verdad y el significado de la vida ―que están presentes en las redes sociales― se encuentra en la persona de Jesucristo. Es natural que quien tiene fe desee compartirla, con respeto y sensibilidad, con las personas que encuentra en el ambiente digital. Pero en definitiva los buenos frutos que el compartir el Evangelio puede dar, se deben más a la capacidad de la Palabra de Dios de tocar los corazones, que a cualquier esfuerzo nuestro. La confianza en el poder de la acción de Dios debe ser superior a la seguridad que depositemos en el uso de los medios humanos. También en el ambiente digital, en el que con facilidad se alzan voces con tonos demasiado fuertes y conflictivos, y donde a veces se corre el riesgo de que prevalezca el sensacionalismo, estamos llamados a un atento discernimiento. Y recordemos, a este respecto, que Elías reconoció la voz de Dios no en el viento fuerte e
tar y compartir la Palabra de Dios. Pero estas redes pueden asimismo abrir las puertas a otras dimensiones de la fe. De hecho, muchas personas están descubriendo, precisamente gracias a un contacto que comenzó en la red, la importancia del encuentro directo, de la experiencia de comunidad o también de peregrinación, elementos que son importantes en el camino de fe. Tratando de hacer presente el Evangelio en el ambiente digital, podemos invitar a las personas a vivir encuentros de oración o celebraciones litúrgicas en lugares concretos como iglesias o capillas. Debe de haber coherencia y unidad en la expresión de nuestra fe y en nuestro testimonio del Evangelio dentro de la realidad en la que estamos llamados a vivir, tanto si se trata de la realidad física como de la digital. Ante los demás, estamos llamados a dar a conocer el amor de Dios, hasta los más remotos confines de la tierra. Rezo para que el Espíritu de Dios os acompañe y os ilumine siempre, y al mismo tiempo os bendigo de corazón para que podáis ser verdaderamente mensajeros y testigos del Evangelio. «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (Mc 16,15).
Vaticano, 24 de enero de 2013, fiesta de san Francisco de Sales
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 45
Las webs católicas más recomendables
5 TOP WEBS ...para un ateo
Le hemos preguntado a los 25 bloggers católicos más leídos sobre las cinco páginas que ellos recomendarían a un ateo que quisiera hacerse una idea sobre la Iglesia. Las respuestas no han podido ser más dispares: una demostración de la atomización (o, mirado desde otro punto de vista: de la pluralidad) que existe en el ciberespacio católico. Las cinco más votadas han sido, por este orden, Aciprensa, Religión en Libertad, Infocatólica, Zenit y Conoze. Son nuestras “top webs”. Resulta llamativo que la página oficial del Vaticano, vaticans.va, sólo haya recibido 2 votos, los mismos que la agencia news.va, frente a los 10 obtenidos por Aciprensa. La página de L’Osservatore ni siquiera ha sido mencionada por nuestros 25 bloggeros encuestados. Santiago Martín, desde su experiencia de haber dirigido durante años el programa “Testimonio” de TVE, destaca la web magnificat.tv: “Las televisiones por internet dan un nuevo aire al periodismo de opinión católico y están llamadas a jugar un papel decisivo”, dice. José Miguel Arráiz hace lo propio con EWTN. En cambio, el corresponsal en el Vaticano, Andrés Beltramo, a su vez, añade algunas secciones religiosas de grandes diarios: Valores Religiosos, de Clarín de Buenos Aires; o Vatican Insider, de La Stampa. Juan Luis Rascón propone como novedad teetcredo.com y Roberto Visier añade un sitio didáctico: disf.org/dizionario.asp. Carlos J. Díaz se inclina por un clásico del apostolado, el padre Loring, en catholicosonline.com. Ailyn, editora del Directorio de Blogs Católicos muestra un punto de escepticismo: “si la persona no quiere creer y se encierra no habrá argumento ni web que la convenza”, pero por si acaso, comparte el criterio de que un buen comienzo es Para Salvarte, de Loring: jorgeloring.org/obras.html. Y un vídeo que se halla en Youtube: “El juicio final. Sermón del santo Cura de Ars” Por su parte, Luis Antequera reflexiona que “en cuanto persona muy interesada en la persecución religiosa en el mundo, añadiría dos páginas: Asia News y Persecution.org”. Se suma a la corriente de versiones online de prensa tradicional y propone la página religiosa de The Daily Telegraph, de Londres. Un abanico de posibilidades plural del que echar mano si un día un ateo o un agnóstico nos pide un sitio al que recurrir.
Elaborado por El Pensador
EL PENSADOR HA REALIZADO UNA ENCUESTA ENTRE 25 DE LOS MÁS DESTACADOS BLOGGEROS CATÓLICOS DE ESPAÑA E IBEROAMÉRICA. LA PREGUNTA QUE LE HEMOS HECHO ES: “¿QUÉ CINCO WEBS CATÓLICAS RECOMENDARÍA A UN AMIGO ATEO?” CON ELLO HEMOS ELABORADO UN RANKING DE LOS 5 TOP WEBS. ESTE RANKING, POR TANTO, ADVERTIMOS QUE EL RANKING NO TIENE QUE VER CON LA DIFUSIÓN NI CON EL NÚMERO DE SEGUIDORES DE LAS WEBS QUE APARECEN. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25.
ACIPRENSA.COM ZENIT.COM RELIGIÓN EN LIBERTAD INFOCATOLICA.COM CONOZE.COM APOLOTEGICACATOLICA.ORG CATHOLIC.NET INTERROGANTES.NET MAGNIFICAT.TV AGENCIAFIDES EWTN ROME REPORTS CATOLICOS-ON-LINE FLUVIUM.ORG ACEPRENSA ENCUENTRA.COM ASIANEWS.IT VATICAN.VA NEWS.VA TELEGRAPH.CO.UK/NEWS/RELIGION RADIO VATICANA CHIESA RELIGION DIGITAL VALORES RELIGIOSOS (CLARIN) VATICAN INSIDER (LA STAMPA)
Alejandro Bermúdez Director de Aciprensa. Nació en Lima (Perú) el 19 de diciembre de 1960. Es profeso perpetuo en el Sodalicio de Vida Cristiana, una Sociedad de Vida Apostólica de Derecho Pontificio fundada en el Perú en 1971. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Lima. Desde el año 1987 es Director de la agencia católica de noticias Aciprensa y desde el año 2004 de la Catholic News Agency (CNA). Ha recibido diversos premios por su desempeño en el mundo de las comunicaciones católicas, entre ellos la Medalla “Pro Ecclesia et Pontifice” otorgada por el Papa Benedicto XVI en el año 2010.
James Mulford, LC Director Agencia de Noticias Zenit Es sacerdote legionario. En septiembre de 2011 fue nombrado editor de la agencia de prensa internacional ZENIT, con la que había estado vinculado desde su nacimiento. Anteriormente a su nombramiento había desempeñado su ministerio en Baltimor, Maryland.
Álex del Rosal (izqda.) es el director de Religión en Libertad. Luis F. Pérez Bustamante (centro) lo es de Infocatólica. Y Juanjo Romero (dcha.), el de Conoze. La notable labor de divulgación y de información cristianas que realizan en la red, muchas veces sin apoyo, sin recursos, es verdaderamente encomiable. Nuestras efusivas felicitaciones.
nosotros estamos en http://dignitad.blogspot.com.es Un blog de EL PENSADOR, creado para el debate y hecho con el rigor que nos caracteriza. Su actualización es dos veces en semana: martes y viernes.
EL PENSADOR
46 · Marzo-Abril 2013
Entrevista SANTIAGO REQUEJO Co-fundador director de marketing
May Feelings
“Nacimos para que nadie en el mundo vuelva a pensar: no tengo a nadie que rece por mí” May Feelings es una red social muy peculiar. Es la primera en la que la gente utiliza el ciberespacio para rezar por otras. Alguien tiene un problema, una intención… y pide oraciones. Y entonces otros muchos rezan. Pero estos no fueron los orígenes. ¿Cuándo surge la idea de crear MayFeelings? Es verdad. Surgió primero como iniciativa audiovisual el 1 de Mayo del 2008. Desde entonces y cada 1 de mayo hasta el 2011 publicábamos un vídeo en youtube que promovía la oración entre la gente joven. Estos vídeos conseguían más de 300.000 reproducciones en un solo mes y actualmente han llegado a más de 2 millones de personas en todo el mundo. Durante estos cuatro años no parábamos de recibir e-mails de gente que nos pedía que rezásemos por intenciones personales, que les ayudáramos rezando. Y por otro lado no paraban de llegarnos emails de gente que ya rezaba y que se alegraba de ver a gente que rezaba. En un primer momento empezamos a enviar los e-mails de las peticiones a personas que sabíamos que iban a rezar por ellas. Poco a poco esta práctica fue siendo más y más habitual, por lo que llegó un momento que decidimos dar un paso atrás y conectar a esas personas sin ser nosotros los intermediarios. Este fue el origen de la idea de crear una red social y de esta manera el 1 de Mayo del 2012 nació May Feelings, la primera red social espiritual del mundo. ¿Cómo pasasteis de la idea, del proyecto, a la realidad? Cuando nos dimos cuenta que May Feelings debía desembocar en una plataforma digital en internet que propiciara el encuentro de personas que necesitaban de oraciones y personas que querían rezar, empezamos a pensar cómo podríamos hacer ese encuentro más atractivo. Es decir, ya sabíamos que May Feelings tenía que ser una red social espiritual -la primera del mundo- pero teníamos que diseñar un "cómo" atractivo, joven, moderno, fácil y ágil. Entonces diseñamos el corazón de May Feelings: "El botón PRAY" y pensamos una serie de funcionalidades en torno a él: "Mis 5", los "10 más rezados" y el "Ahora rezando". Una vez que teníamos claro el proyecto sobre el papel empezamos a trabajar en el desarrollo técnico y en la promoción de la red social. ¿Por qué creéis que hacía falta una iniciativa como la vuestra? Lo decimos en el vídeo "May Feelings 5": ¿Cómo es posible que en un mundo lleno de redes sociales todavía hay tanta gente que se siente sola? Hacía falta algo como May Feelings sencillamente porque no había ninguna iniciativa que utilizara las nuevas tecnologías y más concretamente internet para unir a las personas (con nombre y apellidos) a
través de la oración por los demás. Había una realidad delante de nosotros evidente ante la cual podíamos hacer algo: "En el mundo hay gente que reza, pero hay mucha más que necesitan que recen por ellos". Nosotros nos consideramos personas muy afortunadas. Es decir, desde que éramos pequeños hemos tenido a alguien cerca de nuestro círculo familiar y de amigos que han rezado por nosotros en distintos momentos que lo
hemos necesitado. Lamentablemente, hay mucha gente que no tiene esta suerte. Hay mucha gente que no tiene a nadie que rece por ellas. Y si ya es injusto que exista un Primer Mundo y un Tercer Mundo material (en términos económicos) pensamos que era demasiado injusto que también hubiera un primer y tercer mundo espiritual. Esta fue una de las razones por las que decidimos crear May Feelings: Para que a partir del 1 de Mayo nadie en el mundo pueda volver a decir "no tengo a nadie que rece por mí".
gracias a Dios, a nuestras familias y amigos. May Feelings es una iniciativa laica que no está apoyada por ningún movimiento o institución religiosa. Un día cualquiera en MayFeelings, cuando tramáis lanzar un vídeo, ¿cómo es? Cada vez que sacamos un vídeo pensamos muy bien "Qué queremos contar", ese es el primer paso. Una vez que más o menos tene-
mos una idea clara del mensaje que queremos transmitir empezamos a trabajar la forma y la intensidad que debe tener el vídeo. Intentamos buscar que los vídeos sean impactantes y emocionantes, buscamos que el espectador cuando los vea le toque el corazón y le ilusione. Y para conseguir esto se requiere de mucho trabajo no solo en guión sino también en el montaje, ya que es ahí donde decides el ritmo, la música, los puntos de giro…. para que te hagas una idea, antes de sacar un May Feelings solemos hacer unas 15 versiones antes que se acaban des¿Cuánto cuesta poner en marcha un pro- cartando. Como director de Marketing de May Feeyecto como MayFeelings? Todo el tiempo y la dedicación de la que lings, la responsabilidad creativa de los vídedisponemos: las veinticuatro horas del día. os es mía. La suerte es que cuento con un equipo humano excepcional! ¿Y hacer un vídeo como los que hacéis, es mucha inversión? Proyectos tan singulares como el vuestro, Con los vídeos pasa lo mismo: Mucho tiem- después de seis años, seguro que os ha po y dedicación. Aprovecho para agradecer proporcionado más de una anécdota. Cuál desde aquí a todos los jóvenes que volunta- es la más señalada, la que destacarías coriamente nos ayudan cada año participando mo botón de muestra. en los vídeos. Sin ninguna duda en estos años han pasado cosas increíbles, que nunca podríamos haber imaginado. Tendría que pensar con un poco ¿Quién os ha apoyado? Hemos podido llevar adelante esta iniciativa más de tiempo te cuento por ejemplo, lo
último que nos ha pasado que a mí personalmente me emocionó enormemente. Se trata de una chica chilena de 16 años, Antonia Cabrera, el 28 de abril del 2012 tuvo un derrame cerebral y una amiga suya subió a May Feelings el 2 de mayo un pray por ella. A día de hoy es la 3 petición más rezada desde que se creó May Feelings y más de 1.850 personas han rezado por ella. Pues bien, hace unos días nos llegó un vídeo. No
sólo ha dejado atrás el diagnóstico, “vegetal o morirme”, sino que ahora ayuda a otras personas. Le decía Jesús a Pedro que había que pescar mar adentro, que había que tender las redes… ¿Qué tal va vuestro caladero? Uno de los lemas de May Feelings es "Porque no hay nada más humano que rezar". En este sentido, May Feelings es universal y está dirigida a todo el mundo con independencia de su ideología o credo. Los frutos más destacados son los datos que tenemos. Por así decir, en nuestra red, nunca mejor dicho, ya tenemos datos muy concretos que mostrar: 50.000 personas registradas de 120 países, 280.000 peticiones (más de 1.000 se suben cada día) que han generado 1.500.000 de oraciones. Seguro que hay gente que lee EL PENSADOR y que se pregunta cómo se puede colaborar con vosotros. Queremos llegar a millones de personas por lo que nos podrían ayudar muchísimo rezando mucho por este proyecto en primer lugar y en segundo lugar ayudándonos a difundirlo entre amigos, familiares, conocidos, etc.
EL PENSADOR
Marzo-Abril 2013 · 47
MEDITACIÓN
Tiempo de Cuaresma Penitencia y conversión Por: Mn Francesc Perarnau
N
uestra sociedad occidental, como no puede ser de otra manera, está conformada por los principios cristianos, que a lo largo de los siglos han cristalizado en muy diversas manifestaciones de distintos tipos: religiosas, artísticas, culturales, folclóricas... No se puede comprender nuestra sociedad occidental si se desconocen los principios más elementales del cristianismo, que han generado manifestaciones tan diversas y que han dado lugar a tantas tradiciones. Me venían a la cabeza estas reflexiones, por otra parte muy conocidas, al pensar en las tradicionales celebraciones del Carnaval (Carnestoltes, Carnes tollendas). Para un observador desconocedor de todo el trasfondo, no deja de ser sorprendente: De repente, coincidiendo con una determinada fase lunar y descontando 40 días, resulta que se hace una celebración en el que el eje central es de fiesta un tanto pagana, con abundante comida y bebida, y mucho baile..., pero con abundantes referencias religiosas al mismo tiempo. Es que el Carnaval solamente se entiende si se entiende la Cuaresma. Podemos explicarlo así: el Carnaval es el momento festivo que precede a un largo tiempo de exigencia especial que recibe el nombre de Cuaresma. En el horizonte de la vida de la iglesia, una vez superado el tiempo de Navidad, ha aparecido ya la Pascua: el gran misterio de nuestra redención y, en función de esas fiestas, desde hace muchos siglos la Iglesia determina el tiempo de preparación. Quieren recordar estos días aquel tiempo de preparación del Señor cuando, antes de co-
menzar su vida pública, se retiró al desierto, para dedicarse a la oración y la penitencia. Dicen los Evangelios: San Mateo 4, 4 Entonces fue Jesús conducido al desierto por el Espíritu para ser tentado por él. 2 Después de haber ayunado cuarenta días con cuarenta noches, sintió hambre. En las catequesis de Juan Pablo II sobre el Espíritu Santo encontramos una que lleva por título: El Espíritu Santo y las tentaciones de Jesús en el desierto. Llama la atención el Papa sobre el hecho de que el Señor es llevado al desierto por el Espíritu. Y saca de ahí una consecuencia práctica para la vida cristiana: “Estamos, por tanto, llamados a reconocer el valor integral del desierto como lugar de una particular experiencia de Dios, como sucedió con Moisés (Cfr. Ex 24, 18), con Elías (1 Re 19, 8), y sobre todo con Jesús que, "conducido" por el Espíritu Santo, acepta realizar la misma experiencia: el contacto con Dios Padre (Cfr. Os 2, 16) en lucha contra las potencias opuestas a Dios. Su experiencia es ejemplar, y nos puede servir también como lección sobre la necesidad de la penitencia, no para Jesús que estaba libre de pecado, sino para todos nosotros. Jesús mismo un día alertará a sus discípulos sobre la necesidad de la oración y del ayuno para echar a los "espíritus inmundos" (Cfr. Mc 9, 29) y, en la tensión de la solitaria oración de Getsemaní, recomendará a los Apóstoles presentes: "Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil" (Mc 14, 38). Seamos conscientes de que, amoldándonos a
Cristo victorioso en la experiencia del desierto, también nosotros tendremos un divino confortador: el Espíritu Santo Paráclito, pues el mismo Cristo ha prometido que "recibirá de lo suyo" y nos lo dará (Cfr. Jn 16, 14): él, que condujo al Mesías al desierto no sólo "para ser tentado", sino también para que diera la primera demostración de su poderosa victoria sobre el diablo y sobre su reino, tomará de la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre Satanás, su primer artífice, para hacer partícipe de ella a todo el que sea tentado. Después de ese tiempo en el desierto fue tentado, pero fracasó él el tentador. Es como si el Señor nos quisiera enseñar que si, como él, nos preparamos, nada podrá contra nosotros Satanás. En la Iglesia esa enseñanza del Señor se tomó muy en serio. Y ha dado muchos frutos de santidad a lo largo de los siglos. También nuestra experiencia personal es muy clara: una Cuaresma bien vivida da muchos frutos. La Iglesia nos recuerda el Miércoles de Ceniza, día en que comienza la Cuaresma, que “eres polvo y al polvo has de volver”, para hacernos entender que las cosas de este mundo, que tantas veces nos atraen y nos engañan con sus brillos, no son duraderas, que se terminan, que no valen la pena. Polvo eres y al polvo has de volver. Y nos viene tan bien que nos lo recuerde, porque las tres concupiscencias de las que nos habla San Juan, están siempre acechando: la de de la carne, la de los ojos, y la soberbia de la vida. Es el gran obstáculo que existe contra nuestra santificación. El Señor nos quiere Santos, pero tenemos el enemigo dentro de nosotros, ese que a veces pesaba tanto a San Pablo (Rm 7, 14-25): Sabemos que la Ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido como esclavo al pecado. Porque no logro entender lo que hago; pues lo que quiero, no lo hago; y en cambio lo que detesto, eso hago. Y si hago precisamente lo que no quiero, reconozco que la Ley es buena. Pues ahora no soy yo quien hace esto, sino el pecado que habita en mí. Porque sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita el bien; pues querer el bien está a mi alcance, pero ponerlo por obra, no. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si yo hago lo que no quiero, no soy yo quien lo realiza, sino el pecado que habita en mí. Así pues, al querer hacer el bien encuentro esta ley en mí: que el mal está junto a mí; pues me complazco en la ley de Dios según el hombre interior, pero veo otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi espíritu y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros. Este tiempo que vamos a empezar es un tiempo especial previsto por Dios mismo para que avancemos en el camino de nuestra lucha interior por el camino de la penitencia y de la mortificación. Conviene que nos demos cuenta de esto: es tiempo querido por el Espíritu Santo que es quien gobierna la Iglesia. Hemos de ver este tiempo como una nueva oportunidad que Dios mismo nos da para que mejoremos, para que nos acerquemos más a Él. Para la reflexión personal dejamos escritos unos números de Catecismo de la Iglesia que pueden ayudar a concretar algunos puntos para vivir mejor el tiempo de Cuaresma:
Tb 12,8; Mt 6,1-18), que expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los demás. Junto a la purificación radical operada por el Bautismo o por el martirio, citan, como medio de obtener el perdón de los pecados, los esfuerzos realizados para reconciliarse con el prójimo, las lágrimas de penitencia, la preocupación por la salvación del prójimo (cf St 5,20), la intercesión de los santos y la práctica de la caridad "que cubre multitud de pecados" (1 P 4,8). 1435 La conversión se realiza en la vida cotidiana mediante gestos de reconciliación, la atención a los pobres, el ejercicio y la defensa de la justicia y del derecho (cf Am 5,24; Is 1,17), por el reconocimiento de nuestras faltas ante los hermanos, la corrección fraterna, la revisión de vida, el examen de conciencia, la dirección espiritual, la aceptación de los sufrimientos, el padecer la persecución a causa de la justicia. Tomar la cruz cada día y seguir a Jesús es el camino más seguro de la penitencia (cf Lc 9,23). 1436 Eucaristía y Penitencia. La conversión y la penitencia diarias encuentran su fuente y su alimento en la Eucaristía, pues en ella se hace presente el sacrificio de Cristo que nos reconcilió con Dios; por ella son alimentados y fortificados los que viven de la vida de Cristo; "es el antídoto que nos libera de nuestras faltas cotidianas y nos preserva de pecados mortales" (Concilio de Trento: DS 1638). 1437 La lectura de la sagrada Escritura, la oración de la Liturgia de las Horas y del Padre Nuestro, todo acto sincero de culto o de piedad reaviva en nosotros el espíritu de conversión y de penitencia y contribuye al perdón de nuestros pecados. 1438 Los tiempos y los días de penitencia a lo largo del año litúrgico (el tiempo de Cuaresma, cada viernes en memoria de la muerte del Señor) son momentos fuertes de la práctica penitencial de la Iglesia (cf SC 109110; CIC can. 1249-1253; CCEO 880-883). Estos tiempos son particularmente apropiados para los ejercicios espirituales, las liturgias penitenciales, las peregrinaciones como signo de penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna, la comunicación cristiana de bienes (obras caritativas y misioneras). 1439 El proceso de la conversión y de la penitencia fue descrito maravillosamente por Jesús en la parábola llamada "del hijo pródigo", cuyo centro es "el padre misericordioso" (Lc 15,11-24): la fascinación de una libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna; la miseria extrema en que el hijo se encuentra tras haber dilapidado su fortuna; la humillación profunda de verse obligado a apacentar cerdos, y peor aún, la de desear alimentarse de las algarrobas que comían los cerdos; la reflexión sobre los bienes perdidos; el arrepentimiento y la decisión de declararse culpable ante su padre, el camino del retorno; la acogida generosa del padre; la alegría del padre: todos estos son rasgos propios del proceso de conversión. El mejor vestido, el anillo y el banquete de fiesta son símbolos de esta vida nueva, pura, digna, llena de alegría que es la vida del hombre que vuelve a Dios y al seno de su familia, que es la Iglesia. Sólo el corazón de Cristo, que conoce las profundidades del amor de su Padre, pudo revelarnos el abismo de su miDiversas formas de penitencia en la vida sericordia de una manera tan llena de simplicidad y de belleza. cristiana 1434 La penitencia interior del cristiano pue- ∎∎∎ de tener expresiones muy variadas. La EscriMn Francesc Perarnau es biólogo y sacerdote del tura y los Padres insisten sobre todo en tres Opus Dei. Rector de la Iglesia de Montalegre formas: el ayuno, la oración, la limosna (cf. (Barcelona)
TRIBUNA[TL]LIBRE
Europa claudicará
EL PENSADOR
∎∎∎ Juan Manuel de Prada es articulista. Como escritor tiene en su haber el Premio Planeta.
San Juan el Teólogo
Europa ha perdido la confianza en los valores y principios que fundaron su fuerza; este naufragio en las aguas del relativismo la torna más predispuesta a la claudicación. Leo en estos días un suculento libro de George Weigel, Política sin Dios (Ediciones Cristiandad), que fervorosamente les recomiendo. En él me tropiezo con una cita de Solzhenitsyn que logra designar sucintamente la razón del mal que corroe Europa: «Los fallos de la conciencia humana, privada de su dimensión divina, han sido un factor determinante en todos los mayores crímenes de este siglo, que se iniciaron con la Primera Guerra Mundial, a la que se remontan la mayor parte de nuestras desgracias. Esa guerra [...] se produjo cuando Europa, que por entonces gozaba de una salud excelente y nadaba en la abundancia, cayó en un arrebato de automutilación que no pudo más que minar su vitalidad a lo largo de, por lo menos, todo un siglo y quizá para siempre. Esa realidad sólo puede explicarse por un eclipse mental de los líderes de Europa, debido a la pérdida de su convicción de que, por encima de ellos, existía un Poder Supremo». Las palabras de Solzhenitsyn, que explican la progresiva decrepitud de Europa a lo largo del siglo XX, adquieren una signi-
Santos Apóstoles Pedro y Pablo
ficación aún más nítida y dolorosa en los albores del siglo XXI. Una civilización sólo es grande cuando la animan ideas trascendentes. La magnitud de los logros culturales alcanzados por un pueblo depende de la altura de sus aspiraciones espirituales. Basta contemplar el páramo espiritual de la Europa contemporánea, donde un día floreció la más elevada forma de civilización, para entender que su fin está próximo. No hará falta que ningún ejército islámico la invada y conquiste; bastarán unas cuantas bombitas, sabiamente dosificadas aquí y allá, para que Europa se entregue definitivamente a «ese arrebato de automutilación» al que se refería Solzhenitsyn. Europa capitulará porque ha renegado de Dios, porque cada vez un mayor número de europeos, desgajados del patrimonio que la historia les ha confiado, carecen de raíces espirituales. Este vacío interno se plasma en un desdén por la ética y la correspondiente obsesión por los privilegios y los intereses personales. Una sociedad cuyo único objetivo es su propia satisfacción acaba destruyéndose a sí misma. Existe un vínculo directo e indisoluble entre la fe y la voluntad de futuro. Sin fe no hay futuro. Habiendo renegado de Dios, Europa carece de recursos imagina-
MD de Grouzin
Marzo-Abril 2013 · 48
tivos y morales para mantener su civilización; carece, incluso, de razones convincentes para perdurar. La relativización del Derecho (convertido en mero instrumento legal para la satisfacción de caprichos, sin fundamentos inmanentes), la fascinación por el suicidio y la eutanasia, las cifras industriales de abortos, el estancamiento demográfico, etcétera, son fenómenos automutiladores que revelan una profunda crisis moral, una descomposición acelerada de los cimientos sobre los que durante siglos se ha sostenido nuestra civilización. El hombre europeo ha llegado al convencimiento de que, para ser moderno y libre, tiene que ser radicalmente secular. Esa convicción ha tenido consecuencias letales para la vida pública europea y para su cultura, convertida hoy en un aguachirle relativista. Los padres fundadores de la Unión Europea -Konrad Adenauer, Alcide de Gasperi, Robert Schumann, Jean Monnet- eran todos hombres religiosos que concebían la integración europea como un proyecto de civilización cristiana. Hoy, ese soñado proyecto ha degenerado en una burocracia cristofóbica. Como decía el salmista, «si el Señor no construye la casa, en vano trabajan los constructores». Europa claudicará, salvo que salga de su eclipse mental y vuelva a reconocer a Dios.
Sagrada Familia
LA PROPUESTA DE MARZO Iconos escritos en oración por la Fraternidad Monástica de la Paz Desde el año 1980 hasta el día de hoy, la comunidad de monjes y monjas de la Fraternidad Monástica de la Paz -siguiendo la llamada del Señor, al tiempo que respondiendo a las palabras del Papa Juan Pablo II- ha ido desarrollando este arte sagrado como expresión de su propio camino espiritual y como medio de comunicación entre Oriente y Occidente, a la par que como medio de, como dijera en una ocasión Juan Pablo II, enriquecer a Occidente con los tesoros que permanecen en Oriente. Los iconos, en la historia de la Iglesia, nunca han sido considerados como una mera obra artística. Los primeros iconógrafos trataban de plasmar con colores y pinturas lo que los Evangelios expresaban con palabras (Concilio de Nicea II). Más aún: los iconos y, en general, la cultura bizantina, es una mezcla de
cultura, arte, historia, fe... que se hace vida en el corazón de los habitantes del Imperio. Desde los Emperadores hasta el campesino más humilde, vivían la experiencia de los iconos como expresión de la fe de un pueblo que experimentaba diariamente la intervención de Dios, de la Theotokos y de los Santos en su vida cotidiana, a semejanza de como lo vivían las primeras comunidades cristianas de Jerusalén. Toda la cultura bizantina: arquitectura, escultura, pintura, orfebrería, bordados y manuscritos, entre otros, va a estar iluminada por esa fe que impregna cada una de las actividades y de la vida misma de los habitantes del Imperio. La Fraternidad Monástica de la Paz tiene la pintura de iconos como parte de su camino espiritual.
No solamente escriben sobre los santos iconos -su historia, su espiritualidad, su composición, su lugar en la liturgia y en la catequesis de la Iglesia, etc...-, sino que disponen de un Taller de Iconos, en el que realizan iconos pintados, según las técnicas antiguas y, también, reproducciones de iconos sobre madera, siempre con el interés de hablar de Dios a los hombres mediante su propio trabajo, aunque propiamente no lo consideran un trabajo. Sienten la pintura de iconos como una tarea confiada por el Señor y la ejercen en nombre de la Iglesia, como ministros encargados de hacer presente a Dios en el mundo, en los hogares... a través de los iconos. Es, para ellos, un tiempo exquisito de oración, de estar con el Señor plasmando el rostro de Aquel que nos amó primero.
RESURRECCIÓN
Taller de Iconos del Monasterio de la Trinidad. Alicante. Para adquirir iconos artesanales: Hna María de Jesús. Tfno. 654.533.027