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El Pensador revista de cultura, filosofía, economía, historia y ciencia a la luz de la fe cristiana
Número 3. Año I. Mayo-junio 2013. Edición PDF. Editado en Barcelona DIGNITAS © Círculos de Santo Tomás dignitad.blogspot.com.es Suscripciones, núms. atrasados: revistaelpensador@gmail.com
GEOGRAFÍA Y GEOPOLÍTICA DEL “SIGLO CATÓLICO” El profesor Mario Graziano, de La Soborne, publicó hace unos años un libro titulado El siglo católico. Muy lejos, por tanto, de quienes preconizan la decadencia y caída del catolicismo durante lo que resta del siglo XXI. ¿Cuál es hoy día la “geografía del catolicismo”? Realizamos un repaso pormenorizado a la situación de la Iglesia en el mundo a partir de las estadísticas oficiales. Dos de
los asuntos más destacados que influirán en la geografía católica (los perseguidos y el papel de los laicos) han merecido un análisis más completo. Pero junto a la geografía, hemos realizado también un estudio de la “geopolítica” del llamado “siglo católico”. ¿Cuáles son las claves del discurso católico que permiten augurar el protagonismo de la Iglesia en
pleno siglo XXI? Nos hemos detenido, sobre todo, en tres. La familia, en un sentido amplio que comprende también el derecho a la vida y la ingeniería social de las políticas de género. La democracia y la libertad religiosa, que conforman no sólo una aspiración de la Iglesia, sino también una necesidad para la evangelización de zonas tan importantes como Asia. Y la globalización, cuyo elemen-
to más visible, la economía especulativa, ha puesto en jaque la propia credibilidad de las fronteras nacionales. Todos estos temas, que tienen además una actualidad rabiosa, permiten a la Iglesia católica tener una posición privilegiada de cara a los grandes debates públicos que se avecinan en las próximas décadas.
Periodismo: Los principales retos del nuevo Pontificado CINE Por Juan Orellana
Malick, un director que sorprende
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«Me llamaré Francisco»
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LITTERA
La teología no puede caer en el saco de la ideología. Y la labor social de la Iglesia es diferente al papel de las ONGs. Son dos grandes ideas que el Papa Francisco no ha cesado de repetir en sus primeras semanas de Pontificado. Ambas comparten el sentir contra la tentación de secularización de la Iglesia, vale decir de todos los cristianos. Ni de izquierdas ni de derechas, sino de Cristo, que es la Verdad. Y la primera caridad, la más importante y auténtica –algo que también nos recordaba Benedicto XVI ante la Cuaresma de 2013– es el apostolado, el anuncio del evangelio. La fumata bianca del 13 de marzo, cuya imagen reproducimos a la derecha, es el anuncio gozoso de un nuevo Pontificado, pero también una llamada nítida al compromiso cristiano en y para el siglo XXI: “Trabajad no por el alimento que perece, sino por el que dura hasta la vida eterna” (Jn 6, 27). — DIGNITAS
Los franciscanos escriben sobre
San Francisco de Asís
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EL PENSADOR
2 · Mayo-junio 2013
Echar las redes mar adentro
SUMARIO Firmas pensadoras La elección del Papa Francisco al frente de la Iglesia. Ofrecemos su biografía fundamental, la homilía de inicio del pontificado y un texto sobre el Año de la Fe. Además, incluimos un glosario de los principales mensajes en sus primeras semanas al frente de la Santa Sede.
SAN FRANCISCO [2-5]
El papa ha elegido un nombre muy significativo para su papado: el de Francisco, en homenaje al santo de Asís. Con tal motivo, EL PENSADOR ha pedido a intelectuales franciscanos que desgranen la personalidad, la espiritualidad y la vigencia del pensamiento franciscano hoy día.
LA PRENSA Y EL PAPA [2-5]
Hemos querido conocer la opinion de los principales periodistas especializados en la Iglesia sobre el nuevo papa y los retos que encara Responden, entre otros, los directores de Aciprensa, Alfa y Omega y Misión
CUADERNOS DIGNITAS [2-5] ¿Cuál es a día de hoy la situación de la Iglesia? ¿Cuáles son los fenómenos sociológicos, económicos, politicos y culturales que enfrenta? Cuadernos Dignitas realiza un profundo análisis de la geografía y la geopolítica del “siglo católico”
MÚSICA [2-5]
Eric Clapton. La búsqueda de la felicidad por uno de los mitos musicales más influyentes del siglo XX.
CINE [2-5]
Películas en DVD recomendadas La Cristiada, por J. M. de Prada. Frankenstein visto desde la filosofía Malick, un director sorprendente.
LIBROS [2-5]
Reseñas y novedades de novelas y libros de no-ficción Los coordinadores de Hablando con el papa, repasan esta interesante reflexión sobre la influencia intelectual del pensamiento de BVI.
Martin AURELL Prof. Historia de la Edad Media. Univ. de Poitiers
Amaya AZCONA Portavoz del Foro de la Familia (España)
José Ramón AYLLÓN Filósofo. Profesor de Antropología en la Universidad de Navarra
José María BARRIO MAESTRE Profesor titular de la Universidad Complutense (Madrid)
Francisco José CONTRERAS Catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla
Nº 3. El Pensador (90x60. Oleo sobre tela) Araceli Fernández.
Luis Antonio CURIEL CALLEJA
PALABRORAR
Investigador del I.E.F.
Por: Hno. Lázaro Clemente, Fmp
Adolfo GONZÁLEZ Obispo de Almería (España)
Juan Ignacio GRANDE ARANDA Profesor de Historia del Pensamiento en la Facultad de Ciencias de la Información de CEU-San Pablo (Madrid)
Javier HERNÁNDEZ-PACHECO Catedrático de Filosofía de la Universidad de Sevilla
Miguel Ángel HERRERA MOLINA Profesor de Historia del Pensamiento en la Facultad de Ciencias de la Información de CEU-San Pablo (Madrid)
José María MARTÍNEZ Profesor de Literatura y cultura hispánica en la Universidad de Texas-Pan American
Javier MENÉNDEZ ROS Director de Ayuda a la Iglesia Necesitada. España
José Antonio MERINO, Ofm Profesor de Filosofía. Ex rector de la Pontificia Universidad Antonianum (Roma)
Cristina NORIEGA GARCÍA Profesora de Psicología Social en la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo (Madrid)
Juan ORELLANA Profesor de la Universidad CEU-San Pablo. Director de la Comisión de Cine de la Conferencia Episcopal Española
Mª Elizabeth DE LOS RÍOS URIARTE Profesora Investigadora de la Fac. de Bioética de la Universidad Anáhuac México Norte.
Optimística.— Dícese de la cualidad de quien respira y transmite esperanza desde la oración.
EN PRIMERA PLANA [2-5]
ESTA REVISTA HA SIDO EDITADA PARA SER DISTRIBUIDA. LA INTENCIÓN DE LOS EDITORES ES QUE SEA UTILIZADA LO MÁS AMPLIAMENTE POSIBLE. LA REPRODUCCIÓN PARCIAL DE CONTENIDOS ESTÁ AUTORIZADA EXPRESAMENTE, A CONDICIÓN DE QUE SE HAGA CONSTAR EL NOMBRE DE LA REVISTA, EL TÍTULO DEL ARTÍCULO Y, CUANDO PROCEDA, EL AUTOR DEL TRABAJO.
Begoña RODRÍGUEZ DÍAZ Profesora de Derecho Internacional Público de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid)
EL PENSADOR
Yolanda RODRÍGUEZ LUENGO Profesora de Economía Aplicada de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid)
Francisco RODRÍGUEZ VALLS Profesor de Filosofía en la Universidad de Sevilla
Ignacio SÁNCHEZ CÁMARA Catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de La Coruña. Consejero de Educación en la Embajada de España en Roma.
Carmen SÁNCHEZ MAÍLLO Profesora de Teoría del Derecho. Universidad CEU-San Pablo de Madrid y secretaria académica del I.E.F.
Jesús SANZ Arzobispo de Oviedo (España)
Donald SPOTO Escritor
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Nº 3. Mayo-junio Es una revista independiente, editada por Círculos de Santo Tomás. Su financiación procede de las aportaciones voluntarias de sus lectores. La línea editorial de la revista es la divulgación del pensamiento cristiano y, en particular, la relación entre Fe, Ciencia y Razón. El compromiso editorial que asumimos es ofrecer periódicamente materiales de alta calidad, que permitan a nuestros lectores formarse una opinión correcta como herramienta para el debate y para la tarea de evangelización. EL PENSADOR sólo se hace responsable del Editorial y de los artículos sin firma. No necesariamente comparte todas las opiniones de sus colaboradores.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 3
Echar las redes mar adentro
El nihilismo.—
Por Guillermo Garrido La reforma de la Curia vaticana ha traído, naturalmente, un reguero de tinta en todo el mundo. Dos botones de muestra. El diario madrileño El Mundo titulaba el 13 de abril: “Las revoluciones de Francisco”, afirmando que el papa argentino “comenzó a romper moldes desde el mismo instante en que, vestido con una simple sotana blanca y un crucifijo plateado sobre el pecho, se asomó al balcón central de la Basílica de San Pedro y anunció al mundo que quería llamarse Francisco, como san Francisco de Asís, el santo de los pobres (…) Desde entonces el papa llegado 'del fin del mundo' no sólo se ha metido en el bolsillo a la mayoría de la gente (las encuestas señalan que al 92% de los italianos les gusta) sino que ya está llevando a cabo una pequeña revolución que hace presagiar que el suyo será un pontificado de fuerte cariz reformador y purificador”. Y La Mañana de Neuquén, Argentina, afirmaba el mismo día que “con esta importante decisión, el papa latinoamericano, que hasta ahora no se había pronunciado públicamente sobre el tema, pasa a la acción, tal como habían exigido los casi 90 cardenales de los 115 que lo eligieron como pontífice en el cónclave del pasado 13 de marzo”.
EL MUNDO España
Uno de los grandes problemas que afronta nuestra civilización es el nihilismo. Nada tiene trascendencia porque todo tiene un valor semejante. El laicismo entonces es sólo una consecuencia de esa pérdida valorativa, de ese resquebrajamiento de una jerarquía de principios que endiosa a los hombres, convirtiéndoles en este sentido en meros objetos en manos del diablo. Sugiero que se trate el nihilismo en un futuro número de EL PENSADOR. Es desde mi humilde punto de vista todavía mucho más importante que el laicismo, que des- Más felicitaciones.— Saludos desde el municipués de todo tiene muchas connotaciones diferentes. pio de Aquixtla, localizado en el estado de Puebla, México. Soy un joven sacerdote de la Arquidiócesis de Óscar Rodrigo Velasques (Puerto Montt. Chile). Tulancingo, en México. Actualmente estoy colaborando en la etapa de discernimiento y maduración voca “Gélidas residencias”.— Hace un tiempo que cambié mi visión acerca de las cional de algunos seminaristas que han terminado la "gélidas residencias" para ancianos que menciona Dig- facultad de Filosofía y ahora están preparándose para nitas en el número anterior. Quizá anteriormente era ingresar a la facultad de Teología. He leído algunos factible atender a una persona enferma según sus nece- artículos de su revista. La manera de desarrollar y exsidades en el hogar, pero con el aumento de la esperan- plicar es seria y rigurosa y los temas son muy intereza de vida, hay una mayor incidencia de enfermedades santes. Dios Nuestro Padre le bendiga, sostenga, acomtipo demencia (Parkinson, Alzheimer). Con la expe- pañe y le dé éxito a esta valiosa e importante publicariencia de un familiar cercano diagnosticado de Alzhei- ción. José Juan Conde (Aquixtla. México) mer, me he replanteado mi postura anti-residencia, porque he asistido a cursos para tratar de entender esta enfermedad y ayudar en lo posible, y sin embargo, solo un especialista puede realizar la estimulación cognitiva que se recomienda para este tipo de enfermos. ¿Qué es mejor, que esté en casa sin querer salir, mirando al
Las cartas al director no deberán tener más de 500 palabras y pueden ser extractadas por la redacción de EL PENSADOR. Envíe sus cartas al director a revistaelpensador@gmail.com
DESDE EL SEMINARIO LA MAÑANA Argentina
En el programa Face the Nation del canal CBS News, el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, dijo el 2 de abril que el Papa Francisco era un “espaldarazo” para la Iglesia Católica. En la entrevista, Dolan reflexionó sobre la importancia del cónclave recién terminado en Roma. Leído en The Wall Street Journal del 8 de abril: Después de décadas de permanecer al margen del debate, los cristianos evangélicos están presionando a los legisladores republicanos (y también a los demócratas, aunque a estos no les hace falta mucho) para que apoyen una legislación permisiva hacia la ciudadanía de EE.UU. para los inmigrantes ilegales del país, en base a su lectura de las enseñanzas de la Biblia. Los pastores evangélicos, entre ellos uno de sus más destacados líderes, Beshore, ven a los inmigrantes ilegales como “los leprosos de hoy en día, que deben ser tratados con compasión por los cristianos”. ¿Puede –me pregunto yo- que los evangélicos estén tratando de ganarse las simpatías de los hispanos, mayoritariamente católicos
infinito y dando vueltas a la vida, o asistiendo a talleres de manualidades y demás? Sigue sin atraerme la opción de ingresar a una persona en una residencia, pero en este siglo cada vez resulta más difícil proporcionar a los enfermos la ayuda que necesitan: quizá porque es normal que ambos cónyuges trabajen para mantener la familia, o porque el enfermo requiere una atención más personalizada. Hay que cambiar la mentalidad de que una residencia es una mala opción. Porque yo veo que debido a sus prejuicios anti-talleres de estimulación, es difícil ayudar a mi familiar, y porque veo nuestras limitaciones ante sus peticiones de ayuda. Se puede estar en una residencia, bien atendido en todos los sentidos (corporal, psíquico e intelectual) y acompañado de cerca por la familia. Quizá no es la mejor opción, pero puede ser una opción necesaria, mal que nos pese, y no necesariamente mala. Dolores B. (Barcelona. España)
CBS NEWS Estados Unidos
WALL STREET JORUNAL Estados Unidos
Claro que en Estados Unidos, nuestro querido Obamatrix sigue con su agenda de ingeniería ASSOCIATED social. Los legisladores de California, según PRESS Associated Press (9 de abril) están conside- Estados Unidos rando la posibilidad de eliminar las exenciones de impuestos de algunas ONGs, en particular católicas, que no acepten entre sus miembros a gays, transexuales o ateístas entre sus miembros. La medida, según la agencia de noticias, parece encaminada a presionar a los Boy Scouts de América. Que Dios les proteja: el lobby gay les ha mirado.
Los Papas, la cruz y la alegría El pasado 13 de marzo, tras la famosa fumata bianca, me sorprendió un temor, tal vez natural, ante un papa «inesperado». Por un lado la liturgia para la cuaresma de este año, por medio del profeta Isaías, nos venía recordando que Dios siempre provee para su pueblo y que nunca nos deja solos: «no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua» (Is 49, 8-15). Por otro, estaba inquieto ante esta sorpresa de Dios y quise aquél mismo día, antes de meterme en la Juan Pablo II saluda al entonces Cardenal Ratzinger, ante la cama, encontrar una palabra que ilumina- mirada del Cardenal Bergoglio. Tres papas en una instantánea. ra mi corazón. Abrí al azar el diario de sor Faustina y me topé con esta frase que el Se- amor a Dios». ñor dirige a la santa refiriéndose a su confesor: Es verdad que el corazón de Dios ha querido que «Es un sacerdote según Mi corazón, Me agradan aquellas a las que la tradición cristiana considera sus esfuerzos». almas escogidas (consagradas) participen de un Creo que nuestro Papa Francisco bien puede ser modo particularmente cercano en la cruz del Seaquél sacerdote según el corazón de Cristo, pas- ñor. Pero, no lo es menos, que todos los homtor compasivo, que desde el inicio de su pontifi- bres, clérigos y laicos, estamos llamados a abracado no ha dejado de invitarnos a creer en la mi- zar la cruz de Cristo, la que Dios nos envía a mesericordia de un Dios que «perdona todo» (Cf. nudo en los sacrificios grandes y pequeños de la Ángelus del 17 de Marzo). Pero al mismo tiempo vida ordinaria. me ha impresionado mucho ver la fuerza con la San Agustín comparaba la travesía de nuestra que ha querido recordar a sus hermanos cardena- vida, esa de la vida ordinaria, a un gran océano les –y con ellos a todos los pastores de la Iglesia que nadie puede atravesar «si no es llevado por –, que no son discípulos del Señor los que quie- la cruz de Cristo». Y refiriéndose a esa misma ren seguirlo sin cruz. Una idea que les recalcó en cruz, exhortaba: «Si no veis bien a donde vais, su primera homilía como Papa y de nuevo duran- no la soltéis: ella misma os conducirá.» te la misa del Domingo de Ramos citando a Be- Creo que Benedicto y Francisco, estos dos sacernedicto XVI: «Vosotros sois príncipes, pero de dotes «según el corazón de Cristo», nos quieren un rey crucificado». hacer ver que la alegría cristiana (que no es otra Tal vez quiso hacerse eco del Papa emérito cosa que la paz), pasa por abrazar la cruz del quien, en su última misa con los religiosos de Señor. Ojalá que todos, especialmente los llamaRoma el 2 de febrero pasado, nos decía hablando dos a ser pastores, no busquemos otra alegría que de la alegría de seguir al Señor, que esta alegría la que Dios nos ofrece en bandeja de plata en el «de la vida consagrada pasa necesariamente por gran océano de la vida cotidiana, tan gris a veces, la participación en la Cruz de Cristo», porque tan aburrida, pero tan hermosa . «de aquella herida brota la luz de Dios, y tam- Hno. Julio Muñoz, L.C. bién de los sufrimientos, de los sacrificios, del Seminarista. Centro Superior de Estudios de los Ledon de sí mismos que los consagrados viven por gionarios de Cristo. Roma.
EL PENSADOR
4 · Mayo-junio 2013
LOS TEXTOS ÍNTEGROS DEL NUEVO PAPA AL COMIENZO DE SU PONTIFICADO R G
Durante las primeras semanas de Pontificado, el Papa Francisco ha tenido la oportunidad de expresar públicamente sus pensamientos a lo largo de numerosas homilías y discursos. En Los signos del nuevo pontificado, hemos compilado la totalidad de dichos textos, respetándolos íntegros. La organización de los textos compendiados sigue un primer criterio temporal, pero añadiendo también un índice temático que remite al lector a seguir la opinión sistemática del nuevo Santo Padre en diversas materias de especial trascendencia para todas las personas de fe. Una herramienta útil para profundizar en la misión del Año de la Fe que culminará en octubre próximo.
En junio
S I T A
Las homilías y discursos pronunciados por el Papa Francisco al comienzo de su pontificado inauguran la colección “Emaús”. Las claves, los signos, que servirán de eje al nuevo Vicario de Cristo, compendiados y sistematizados por EL PENSADOR.
Un proyecto editorial para ayudar en la evangelización
En septiembre El primer volumen de la colección “Redes de pesca” abordará diez preguntas claves del mundo ateo, confrontándolas con diez respuestas cristianas. Un texto sólido que ayudará a afrontar el diálogo con los no creyentes.
EL PENSADOR, con el espíritu de desarrollar su objetivo de ofrecer herramientas que ayuden en la evangelización, lanzará a partir del próximo mes de junio un ambicioso proyecto para sus suscriptores: Ediciones EP. En principio, serán tres las colecciones que darán cuerpo progresivamente a Ediciones EP. “Emaús” recogerá textos teológicos y espirituales. “Signum” dará a conocer obras que aborden la relación entre fe, razón y ciencia. Y “Redes de pesca” serán cuadernos útiles para la misión de apostolado
en ambientes secularizados, agnósticos o ateos. “Emaús” verá la luz en junio con un primer título: Los signos del nuevo pontificado, en donde se recogerán sistematizados los discursos y homilías íntegros, pronunciados por el Papa Francisco desde su elección. Por su parte, en septiembre se inaugurará también “Redes de pesca”, con el título Diez preguntas ateas y diez respuestas cristianas. Por lo general, las obras publicadas por Ediciones EP serán gratuitas y, como hacemos con la revista, se editarán en formato PDF para lectura e-book.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 5
en primera plana
PRIMER SANTO PADRE AMERICANO. PRIMER JESUITA EN LA SILLA PETRINA. PRIMER PAPA EN LLAMARSE FRANCISCO. HIJO DE INMIGRANTES. VOCACIÓN SACERDOTAL TARDÍA. CON ESTUDIOS CIENTÍFICOS.
Llegó Francisco S U B I O G RAF ÍA F UN DAM E NTAL 1936 (17 de diciembre) Nace en Buenos Aires (Argentina). Es uno de los cinco hijos del matrimonio formado por Mario Bergoglio (empleado ferroviario) y Regina Sivori (ama de casa), ambos inmigrantes italianos afincados en Argentina. 1957 Decide hacerse sacerdote, tras una confesión el día que se celebraba la tradicional Fiesta del Estudiante bonaerense. 1958 (11 de marzo) Ingresa en el seminario del barrio Villa Devoto como novicio de la Compañía de Jesús. 1963 Se licencia en Filosofía en la Facultad de Filosofía del Colegio San José, en San Miguel. 1964 Es profesor de Literatura y Psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe. 1965 Se traslada como profesor al Colegio de El Salvador de Buenos Aire. 1969 (13 de diciembre) Es ordenado sacerdote por el arzobispo Ramón José Castellano.
1970 Se licencia en Teología en la Facultad de Teología del Colegio de San José. 1971 Realiza la tercera probación en la Casa de los Jesuitas de Alcalá de Henares (Madrid) y el 22 de abril hace la profesión perpetua. A partir de entonces hizo una larga carrera dentro de la Compañía de Jesús, siendo maestro de novicios en Villa Barilari, en San Miguel, profesor de la Facultad de Teología, consultor de la provincia y rector del Colegio San Massimo (1980-1986). 1973 Nombrado provincial de los Jesuitas en Argentina. 1979 Cesa como provincial. 1980 Vuelve a desempeñarse como director del Colegio de El Salvador, de Buenos Aires. 1982 Publica su libro Meditaciones para religiosos. 1986 Viaja a Alemania para finalizar su tesis doctoral. A su regreso pasa a ser director espiritual y confesor en la Iglesia de los Jesuitas en Córdoba (Argentina).
1992 (20 de mayo) Es nombrado por Juan Pablo II obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. LatinoaElige como lema episcopal mericano “miserando atque eligendo”. El Papa (27 de junio) Recibe en la Francisco catedral de Buenos Aires la ordenación Hijo de episcopal de manos del cardenal 2005 inmigrates Antonio Quarracino, delElnuncio Papa apostólico monseñor Francisco Ubaldo Calabresi y del obispo deLaMerce pobreza des-Luján, monseñor Emilio Og de Asís ñenovich. El Papa Publica sus libros Reflexiones Francisco so 2005 bre la vida apostólica yJesuita Reflexiones de esperanza. El Papa 1997 (13 de junio) Es nombrado Francisco arzobispo coadjutor de BuenosMisionero Aires. 2009 1998 (28 de febrero) Toma el cargo de El Papa arzobispo de Buenos Aires que Francisco lleva añadido el de primado de La demoArgentina. cracia 2001 (21 de febrero) Es creado cardenal El Papa por el papa Juan Pablo II,Francisco con el título de San Roberto Belarmino. 2013 Ese mismo año, durante el “corralito” que afectó a las economías domésticas de los ar
gentinos, desempeñó un i m p o r tante papel de defensa de las cla ses medias y trabajadoras del país. (Octubre) Fue designado Relator General de la 10ª Asamblea del Sínodo de Obispos sobre el Minis terio Episcopal. Elegido presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, cargo que desempeña hasta 2011. (Abril) Participa en el cónclave que elige a Benedicto X V I como papa. En enero imparte en Madrid los Ejercicios Espirituales a los obispos miembros de la Conferencia Episcopal Española. (Septiembre) Lanza una campaña de solidaridad coincidiendo con el Bicentenario de la Independencia de Argentina, que dio origen al nacimiento de doscientas asociaciones solidarias en los si guientes años. (13 de marzo) Es elegido Papa por los miembros del Colegio Cardenalicio el segundo día de cónclave, tras la quinta votación.
EL PENSADOR
6 · Mayo-junio 2013
Meditaciones del Papa Francisco EL PENSADOR ha realizado un glosario temático con los que, a nuestro juicio, son los principales mensajes lanzados por el Papa Francisco al comienzo de su Pontificado, durante los meses de marzo y abril. No se trata de una recopilación exhaustiva sino, como hemos dicho, una mera selección de reflexiones sobre asuntos de especial interés.
Adorar “Adorar es despojarse de nuestros ídolos, también de esos más recónditos, y escoger al Señor como centro, como vía maestra de nuestra vida”. (Ver Ídolos) “Adorar al Señor quiere decir darle a él el lugar que le corresponde; adorar al Señor quiere decir afirmar, creer – pero no simplemente de palabra – que únicamente Él guía verdaderamente nuestra vida; adorar al Señor quiere decir que estamos convencidos ante Él de que es el único Dios, el Dios de nuestra vida, el Dios de nuestra historia “. “Tú, yo, ¿adoramos al Señor? ¿Acudimos a Dios sólo para pedir, para agradecer, o nos dirigimos a él también para adorarlo? Pero, entonces, ¿qué quiere decir adorar a Dios? Significa aprender a estar con Él, a pararse a dialogar con él, sintiendo que su presencia es la más verdadera, la más buena, la más importante de todas. Cada uno de nosotros, en la propia vida, de manera consciente y tal vez a veces sin darse cuenta, tiene un orden muy preciso de las cosas consideradas más o menos importantes”. Apostolado “Pedro y los Apóstoles anuncian con audacia, con parresia, aquello que han recibido, el Evangelio de Jesús. Y nosotros, ¿somos capaces de llevar la Palabra de Dios a nuestros ambientes de vida? ¿Sabemos hablar de Cristo, de lo que representa para nosotros, en familia, con los que forman parte de nuestra vida cotidiana? La fe nace de la escucha, y se refuerza con el anuncio”. Ateísmo “Respetando la conciencia de cada uno, pero sabiendo que cada uno de ustedes es hijo de Dios”. Benedicto XVI “Durante estos años de pontificado ha enriquecido y fortalecido a la Iglesia con su magisterio, su bondad, su dirección, su fe, su humildad y mansedumbre”. “El ministerio petrino, vivido con total dedicación, ha tenido en él un intérprete sabio y humilde, con los ojos siempre puestos en Cristo, Cristo resucitado, presente y vivo en la Eucaristía”. Buen Pastor (El) Jesús quiere establecer con sus amigos
una relación que sea el reflejo de aquella que Él mismo tiene con el Padre: una relación de pertenencia recíproca en la confianza plena, en la íntima comunión. Para expresar este entendimiento profundo, esta relación de amistad Jesús utiliza la imagen del pastor con sus ovejas: Él las llama y ellas reconocen su voz, responden a su llamado y lo siguen. ¡Esta parábola es hermosísima! El misterio de la voz es sugestivo: desde el vientre de nuestra madre aprendemos a reconocer su voz y aquella del papá; por el tono de una voz percibimos el amor o el desprecio, el afecto o la frialdad. ¡La voz de Jesús es única! Si aprendemos a distinguirla, Él nos guía por el camino de la vida, un camino que supera también el abismo de la muerte. Caminar “Casa de Jacob, venid; caminemos a la luz del Señor (Is 2,5). Ésta es la primera cosa que Dios ha dicho a Abrahán: Camina en mi presencia y sé irreprochable. Caminar: nuestra vida es un camino y cuando nos paramos, algo no funciona. Caminar siempre, en presencia del Señor, intentando vivir con aquella honradez que Dios pedía a Abrahán, en su promesa”. Carismas “El Paráclito, que da a cada uno carismas diferentes, nos une en esta comunidad de Iglesia, que adora al Padre, al Hijo y a Él, el Espíritu Santo”. Confesar “El problema es que nosotros nos cansamos, no queremos, nos cansamos de pedir perdón. Él jamás se cansa de perdonar, pero nosotros, a veces, nos cansamos de pedir perdón”. “Pidamos la gracia de no cansarnos de pedir perdón, porque Él nunca se cansa de perdonar”. “Él ha venido para nosotros, cuando reconocemos que somos pecadores. Pero si somos como aquel fariseo ante el altar –Te doy gracias, porque no soy como los demás hombres, y tampoco como ese que está a la puerta, como ese publicano -, no conocemos el corazón del Señor, y nunca tendremos la alegría de sentir esa misericordia”. “Él se olvida, Él tiene una capacidad de olvidar, especial. Se olvida, te besa, te
abraza y te dice solamente: Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más”. —A Jesús “Si no confesamos a Jesucristo, algo no funciona. Acabaremos siendo una ONG asistencial, pero no la Iglesia, Esposa del Señor. Cuando no se camina, se está parado (…) Cuando no se confiesa a Jesús, me viene a la memoria una frase de Léon Bloy: Quien no reza al Señor, reza al diablo. Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio”. Cruz “El mismo Pedro que ha confesado a Jesucristo, le dice: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Te sigo, pero no hablemos de cruz. Esto no tiene nada que ver. Te sigo de otra manera, sin la cruz. Cuando caminamos sin la cruz, cuando edificamos sin la cruz y cuando confesamos un Cristo sin cruz, no somos discípulos del Señor: somos mundanos”. Espíritu Santo “El Paráclito, es el protagonista supremo de toda iniciativa y manifestación de fe”. “Crea todas las diferencias de la Iglesia, y parece que fuera un apóstol de Babel. Pero, por otro lado, es quien mantiene la unidad de estas diferencias, no en la “igualdad”, sino en la armonía. Recuerdo aquel Padre de la Iglesia que lo definía así: Ipse harmonia est. El Paráclito, que da a cada uno carismas diferentes, nos une en esta comunidad de Iglesia, que adora al Padre, al Hijo y a Él, el Espíritu Santo”. “El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, con su fuerza vivificadora y unificadora: de muchos, hace un solo cuerpo, el Cuerpo místico de Cristo”. Evangelización “La verdad cristiana es atrayente y persuasiva porque responde a la necesidad profunda de la existencia humana, al anunciar de manera convincente que Cristo es el único Salvador de todo hombre y de todos los hombres. Este anuncio sigue siendo válido hoy, como lo fue a comienzos del cristianismo, cuando se produjo la primera gran expansión del Evangelio”. Gracia de Dios
“(…) si yo me dejo alcanzar por la gracia de Cristo resucitado, si le permito que me cambie en ese aspecto mío que no es bueno, que puede hacerme mal a mí y a los demás, yo permito a la victoria de Cristo que se afirme en mi vida, que extienda su acción benéfica. ¡Éste es el poder de la gracia! Sin la gracia no podemos hacer nada. Sin la gracia no podemos nada. Y con la gracia del Bautismo y de la Comunión eucarística puedo llegar a ser instrumento de la misericordia de Dios. De esa bella misericordia de Dios”. Ídolos ocultos “(…) despojarnos de tantos ídolos, pequeños o grandes, que tenemos, y en los cuales nos refugiamos, en los cuales buscamos y tantas veces ponemos nuestra seguridad. Son ídolos que a menudo mantenemos bien escondidos; pueden ser la ambición, el carrerismo, el gusto del éxito, el poner en el centro a uno mismo, la tendencia a estar por encima de los otros, la pretensión de ser los únicos amos de nuestra vida, algún pecado al que estamos apegados, y muchos otros. Esta tarde quisiera que resonase una pregunta en el corazón de cada uno, y que respondiéramos a ella con sinceridad: ¿He pensado en qué ídolo oculto tengo en mi vida que me impide adorar al Señor?”. Iglesia “Edificar la Iglesia. Se habla de piedras: las piedras son consistentes; pero piedras vivas, piedras ungidas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la Esposa de Cristo, sobre la piedra angular que es el mismo Señor”. “La Iglesia existe precisamente para comunicar esto: la Verdad, la Bondad y la Belleza en persona”. “Jesús nos ha llamado a formar parte de una nueva familia: su Iglesia, en esta familia de Dios, caminando juntos por los caminos del Evangelio”. -y política “La Iglesia no es de naturaleza política, sino esencialmente espiritual: es el Pueblo de Dios. El santo Pueblo de Dios que camina hacia el encuentro con Jesús”.
EL PENSADOR
Jóvenes “A ustedes les digo: lleven esta certeza: el Señor está vivo y camina con nosotros en la vida. ¡Esta es su misión! Lleven adelante esta esperanza: este ancla que está en los cielos; mantengan fuerte la cuerda, manténganse anclados y lleven la esperanza. Ustedes, testigos de Jesús, den testimonio de que Jesús está vivo y esto nos dará esperanza, dará esperanza a este mundo un poco envejecido por las guerras, por el mal, por el pecado. ¡Adelante, jóvenes!” Jueces y magistrados “Administrar justicia es una de las más insignes tareas que el hombre pude ejercer. (…) A este respecto, es de gran utilidad tener siempre presentes los bellos ideales de ecuanimidad, imparcialidad y nobles miras que caracterizaron a los grandes magistrados que han pasado a la historia de la humanidad por la rectitud de su conciencia, los conspicuos valores que los distinguían y la irreprochabilidad con que llevaron a cabo su servicio al pueblo. Éste va uncido a la búsqueda continua de dar en todo momento a cada uno lo que es debido. Se trata de respetar el orden, derrotar el mal, tutelar la verdad. Los que se dedican a ello han de estar adornados de virtudes humanas, en particular grandeza de espíritu, prudencia, sabiduría, integridad y fortaleza. Se requiere asimismo diligencia y abnegación en el desempeño de las propias obligaciones, pues cuando la justicia llega tarde o no llega, se engendra mucho dolor y sufrimiento, la dignidad humana queda lastimada y el derecho postergado”. Libertad “Cristo es el Pastor de la Iglesia, pero su presencia en la historia pasa a través de la libertad de los hombres”. Medios de comunicación “El papel de los medios de comunicación ha ido creciendo cada vez más en los últimos tiempos, hasta el punto de que se ha hecho imprescindible para relatar al mundo los acontecimientos de la historia contemporánea”. Éstos “requieren casi siempre una lectura compleja, que a veces puede incluir también la dimensión de la fe. Los acontecimientos eclesiales no son ciertamente más complejos de los políticos o económicos. Pero tienen una característica de fondo peculiar: responden a una lógica que no es principalmente la de las categorías mundanas; y precisamente por eso no son fáciles de interpretar y comunicar a un público amplio y diversificado”. “Una invitación a tratar de conocer cada vez mejor la verdadera naturaleza de la Iglesia, y también su caminar por el mundo, con sus virtudes y sus pecados, y conocer las motivaciones espirituales que la guían, y que son las más auténticas para comprenderla”. “Vuestro trabajo implica una atención especial respecto a la verdad, la bondad y la belleza; y esto nos hace particularmente cercanos, porque la Iglesia existe precisamente para comunicar esto: la Verdad, la Bondad y la Belleza en persona”. Ministerio -sacerdotal “Tengan siempre ante sus ojos el ejemplo del Buen Pastor, que no ha venido para ser servido, sino para servir y para tratar de salvar lo que estaba perdido”. “El ministerio pastoral es una llamada a caminar en la fidelidad al Evangelio de nuestro Señor Jesucristo”. “«Cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras» (Jn 21,18). Esta es una palabra dirigida a nosotros, los Pasto-
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res: no se puede apacentar el rebaño de Dios si no se acepta ser llevados por la voluntad de Dios incluso donde no queremos, si no hay disponibilidad para dar testimonio de Cristo con la entrega de nosotros mismos, sin reservas, sin cálculos, a veces a costa incluso de nuestra vida”. “Conscientes de haber sido elegidos entre los hombres y constituidos en favor de ellos para cuidar las cosas de Dios, ejerzan con alegría y caridad sincera la obra sacerdotal de Cristo, con el único anhelo de gustar a Dios y a no a ustedes mismos. Sean pastores, no funcionarios. Sean mediadores, no intermediarios”. “Servir al Evangelio con renovado amor, ayudando a la Iglesia a ser cada vez más, en Cristo y con Cristo, la vid fecunda del Señor”. “Llevar a Jesucristo al hombre, y conducir al hombre al encuentro con Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, realmente presente en la Iglesia y contemporáneo de cada hombre”. “(…) que la doctrina de ustedes sea alimento para el Pueblo de Dios; alegría y sostén a los fieles de Cristo el perfume de vuestra vida, para que con su palabra y su ejemplo ustedes edifiquen la casa de Dios, que es la Iglesia. Ustedes continuarán la obra santificadora de Cristo. Mediante el ministerio de ustedes, el sacrificio espiritual de los fieles se hace perfecto, porque se une al sacrificio de Cristo, que por medio de las manos de ustedes, en nombre de toda la Iglesia, es ofrecido de modo incruento sobre el altar de la celebración por los Santos Misterios”. “Lean y mediten asiduamente la Palabra del Señor, para creer lo que han leído, para enseñar lo que aprendieron en la fe, vivir lo que han enseñado. Recuerden también que la Palabra de Dios no es propiedad de ustedes: es Palabra de Dios. Y la Iglesia es la que custodia la Palabra de Dios”. -petrino “Comenzamos este camino: Obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Recemos por el mundo, para que haya una gran fraternidad”. “Cristo es el centro, no el Sucesor de Pedro. Cristo es la referencia fundamental, el corazón de la Iglesia”. Amparo del – “Encomiendo mi ministerio y el vuestro. Que cada uno de vosotros, bajo el amparo maternal de María, nuestra Madre, Madre de la Iglesia, camine alegre y con docilidad a la voz de su divino Hijo, fortaleciendo la unidad y dando testimonio de la fe genuina en la continua presencia del Señor”. Misericordia “Conmueve la actitud de Jesús: no oímos palabras de desprecio, no escuchamos palabras de condena, sino solamente palabras de amor, de misericordia, que invitan a la conversión: Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más. Y, hermanos y hermanas, el rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia. ¿Habéis pensado en la paciencia de Dios, la paciencia que tiene con cada uno de nosotros? Ésa es su misericordia. Siempre tiene paciencia, paciencia con nosotros, nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si sabemos volver a Él con el corazón contrito. Grade es la misericordia del Señor, dice el Salmo”. “Un poco de misericordia hace al mun-
do menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia”. “El mensaje de Jesús es éste: La misericordia. Para mí, lo digo con humildad, es el mensaje más fuerte del Señor: la misericordia. Pero él mismo lo ha dicho: No he venido para los justos; los justos se justifican por sí solos. Él ha venido para nosotros, cuando reconocemos que somos pecadores. Pero si somos como aquel fariseo ante el altar – Te doy gracias, porque no soy como los demás hombres, y tampoco como ese que está a la puerta, como ese publicano-, no conocemos el corazón del Señor, y nunca tendremos la alegría de sentir esa misericordia”. Pesimismo “No caigamos en el pesimismo y el desánimo: tengamos la firme convicción de que, con su aliento poderoso, el Espíritu Santo da a la Iglesia el valor de perseverar y también de buscar nuevos métodos de evangelización, para llevar el Evangelio hasta los extremos confines de la Tierra (Hch 1,8)”. Resurrección “Desgraciadamente a menudo se ha intentado ocultar la fe en la resurrección de Jesús, e incluso entre los mismos creyentes se ha insinuado la duda. Ha sido por superficialidad, o a veces, por indiferencia, porque nos ocupan miles de cosas que se consideran más importantes que la fe, o por una visión de la vida puramente horizontal. Pero precisamente es la resurrección la que nos da la esperanza más grande, ya que abre nuestra vida y la vida del mundo al futuro eterno de Dios, a la felicidad plena, a la certeza de que el mal, el pecado y la muerte pueden ser derrotados. Y esto nos lleva a vivir con más confianza las realidades cotidianas, a hacerles frente con coraje y compromiso. La Resurrección de Cristo ilumina con una nueva luz estas realidades cotidianas. ¡La resurrección de Cristo es nuestra fuerza!”.
Tradición “Las Sagradas Escrituras, como sabemos, son el testimonio escrito de la Palabra divina, el memorial canónico que atestigua el acontecimiento de la Revelación. La Palabra de Dios, por lo tanto, precede y excede a la Biblia. Es por ello que nuestra fe no tiene en el centro sólo un libro, sino una historia de salvación y sobre todo a una Persona, Jesucristo, Palabra de Dios hecha carne. Precisamente porque el horizonte de la Palabra divina abraza y se extiende más allá de la Escritura, para comprenderla adecuadamente es necesaria la constante presencia del Espíritu
Santo que «guiará hasta la verdad plena» (Jn 16, 13). Es preciso situarse en la corriente de la gran Tradición que, bajo la asistencia del Espíritu Santo y la guía del Magisterio, reconoció los escritos canónicos como Palabra dirigida por Dios a su pueblo y nunca dejó de meditarlos y descubrir en ellos las riquezas inagotables”. Vejez “La sede de la sabiduría de la vida. Los viejos tienen sabiduría de haber caminado en la vida, como el anciano Simeón, la anciana Ana en el Templo. Y justamente esa sabiduría les ha hecho reconocer a Jesús. Ofrezcamos esa sabiduría a los jóvenes: como el vino bueno, que mejora con los años, ofrezcamos esta sabiduría de la vida” “Es el tiempo de la tranquilidad y de la plegaria. Y también de brindar esta sabiduría a los jóvenes”. Vocación “A veces Jesús nos llama, nos invita a seguirlo, pero quizás sucede que no nos damos cuenta que es Él, justo como le pasó al joven Samuel. Hoy, aquí en la Plaza hay muchos jóvenes. Quisiera preguntarles: ¿han escuchado a veces la voz del Señor que a través de un deseo, una inquietud, les invitaba a seguirlo más de cerca ? ¿Han tenido ganas de ser apóstoles de Jesús? Es necesario jugarse la juventud por grandes ideales. ¡Pregunta a Jesús qué cosa quiere de ti y sé valiente! Detrás y antes de cada vocación al sacerdocio o a la vida consagrada, está siempre la oración fuerte e intensa de alguien: de una abuela, de un abuelo, de una madre, de un padre, de una comunidad… Es por esto que Jesús ha dicho: « ¡Rueguen al dueño de los sembrados –o sea a Dios Padre- que envíe trabajadores para la cosecha!» (Mt 9,38)”. “Las vocaciones nacen en la oración y de la oración; y sólo en la oración pueden perseverar y fructificar (…) Oremos (…) e invoquemos la intercesión de María, que es la Mujer del “sí”. Ella ha aprendido a reconocer la voz de Jesús desde cuando lo llevaba en el vientre. ¡Que María nos ayude a conocer cada vez mejor la voz de Jesús y a seguirla, para caminar en el camino de la vida!”.
EL PENSADOR
8 · Mayo-junio 2013
D
oy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa de comienzo del ministerio petrino en la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia universal: es una coincidencia muy rica de significado, y es también el onomástico de mi venerado Predecesor: le estamos cercanos con la oración, llena de afecto y gratitud. Saludo con afecto a los hermanos Cardenales y Obispos, a los presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas y a todos los fieles laicos. Agradezco por su presencia a los representantes de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales, así como a los representantes de la comunidad judía y otras comunidades religiosas. Dirijo un cordial saludo a los Jefes de Estado y de Gobierno, a las delegaciones oficiales de tantos países del mundo y al Cuerpo Diplomático. Hemos escuchado en el Evangelio que «José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24). En estas palabras se encierra ya la misión que Dios confía a José, la de ser custos, custodio. Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es una custodia que se alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo II: «Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo» (Exhort. ap. Redemptoris Custos, 1). ¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús ¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio; y eso es lo que Dios le pidió a David, como hemos escuchado en la primera Lectura: Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu. Y José «custodio» porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han
Plaza de San Pedro 19 de marzo de 2013
Homilía íntegra del Papa Francisco
en la
misa de
inicio de su
pontificado
confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas. En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación. Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios. Y cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido. Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer. Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para «custodiar», también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura. Y aquí añado entonces una ulterior anotación: el preocuparse, el custodiar, requiere bondad, pide ser vivido con ter-
nura. En los Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura. Hoy, junto a la fiesta de San José, celebramos el inicio del ministerio del nuevo Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, que comporta también un poder. Ciertamente, Jesucristo ha dado un poder a Pedro, pero ¿de qué poder se trata? A las tres preguntas de Jesús a Pedro sobre el amor, sigue la triple invitación: Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas. Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de san José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la caridad: al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al encarcelado (cf. Mt 25,31-46). Sólo el que sirve con amor sabe custodiar. En la segunda Lectura, san Pablo habla de Abraham, que «apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza» (Rm 4,18). Apoyado en la esperanza, contra toda esperanza. También hoy, ante tantos cúmulos de cielo gris, hemos de ver la luz de la esperanza y dar nosotros mismos esperanza. Custodiar la creación, cada hombre y cada mujer, con una mirada de ternura y de amor; es abrir un resquicio de luz en medio de tantas nubes; es llevar el calor de la esperanza. Y, para el creyente, para nosotros los cristianos, como Abraham, como san José, la esperanza que llevamos tiene el horizonte de Dios, que se nos ha abierto en Cristo, está fundada sobre la roca que es Dios. Custodiar a Jesús con María, custodiar toda la creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos a nosotros mismos; he aquí un servicio que el Obispo de Roma está llamado a desempeñar, pero al que todos estamos llamados, para hacer brillar la estrella de la esperanza: protejamos con amor lo que Dios nos ha dado. Imploro la intercesión de la Virgen María, de san José, de los Apóstoles san Pedro y san Pablo, de san Francisco, para que el Espíritu Santo acompañe mi ministerio, y a todos vosotros os digo: Orad por mí.
EL PENSADOR
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Cruzar el umbral de la fe HOMILÍA DEL ENTONCES CARDENAL BERGOGLIO, PRIMERO DE OCTUBRE DE 2012, INAUGURACIÓN DEL AÑO DE LA FE
E
ntre las experiencias más fuertes de las últimas décadas está la de encontrar puertas cerradas. La creciente inseguridad fue llevando, poco a poco, a trabar puertas, poner medios de vigilancia, cámaras de seguridad, desconfiar del extraño que llama a nuestra puerta. Sin embargo, todavía en algunos pueblos hay puertas que están abiertas. La puerta cerrada es todo un símbolo de este hoy. Es algo más que un simple dato sociológico; es una realidad existencial que va marcando un estilo de vida, un modo de pararse frente a la realidad, frente a los otros, frente al futuro. La puerta cerrada de mi casa, que es el lugar de mi intimidad, de mis sueños, mis esperanzas y sufrimientos así como de mis alegrías, está cerrada para los otros. Y no se trata sólo de mi casa material, es también el recinto de mi vida, mi corazón. Son cada vez menos los que pueden atravesar ese umbral. La seguridad de unas puertas blindadas custodia la inseguridad de una vida que se hace más frágil y menos permeable a las riquezas de la vida y del amor de los demás. La imagen de una puerta abierta ha sido siempre el símbolo de luz, amistad, alegría, libertad, confianza. ¡Cuánto necesitamos recuperarlas! La puerta cerrada nos daña, nos anquilosa, nos separa. Iniciamos el año de la fe y paradójicamente la imagen que propone el Papa es la de la puerta, una puerta que hay que cruzar para poder encontrar lo que tanto nos falta. La Iglesia, a través de la voz y el corazón de pastor de Benedicto XVI, nos invita a cruzar el umbral, a dar un paso de decisión interna y libre: animarnos a entrar a una nueva vida. La puerta de la fe nos remite a los Hechos de los apóstoles: “A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia, y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos” (Hechos 14, 27). Dios siempre toma la iniciativa y no quiere que nadie quede excluido. Dios llama a la puerta de nuestros corazones: Mira, “estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos” (Apocalipsis 3, 20). La fe es una gracia, un regalo de Dios. “La fe sólo crece y se fortalece creyendo; en
un abandono continuo en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios” (Benedicto XVI). Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida mientras avanzamos delante de tantas puertas que hoy en día se nos abren, muchas de ellas puertas falsas, puertas que invitan de manera muy atractiva pero mentirosa a tomar camino, que prometen una felicidad vacía, narcisista y con fecha de vencimiento; puertas que nos llevan a encrucijadas en las que, cualquiera sea la opción que sigamos, provocarán a corto o largo plazo angustia y desconcierto, puertas autorreferenciales que se agotan en sí mismas y sin garantía de futuro. Mientras las puertas de las casas están cerradas, las puertas de los shoppings están siempre abiertas. Se atraviesa la puerta de la fe, se cruza ese umbral, cuando la Palabra de Dios es anunciada y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Una gracia que lleva un nombre concreto, y ese nombre es Jesús. Jesús es la puerta (Juan 10, 9). Él, y Él solo, es, y siempre será, la puerta. Nadie va al Padre sino por Él (Juan, 14, 6). Si no hay Cristo, no hay camino a Dios. Como puerta nos abre el camino a Dios y como Buen Pastor es el único que cuida de nosotros al costo de su propia vida. Jesús es la puerta y llama a nuestra puerta para que lo dejemos atravesar el umbral de nuestra vida. “No tengan miedo… abran de par en par las puertas a Cristo”, nos decía el beato Juan Pablo II al inicio de su pontificado. Abrir las puertas del corazón como lo hicieron los discípulos de Emaús, pidiéndole que se quede “con nosotros para que podamos traspasar las puertas de la fe” y el mismo Señor nos lleve a comprender las razones por las que se cree, “para después salir a anunciarlo”. La fe supone decidirse a estar con el Señor para vivir con él y compartirlo con los hermanos. Damos gracias a Dios por esta oportunidad de valorar nuestra vida de hijos de Dios, por este camino de fe que empezó en nuestra vida con las aguas del bautismo, el inagotable y fecundo rocío que nos hace hijos de Dios y miembros hermanos en la Iglesia. La meta, el destino o fin es el encuentro con Dios con quien ya hemos entrado en comunión y que quiere restaurarnos, purificarnos, elevarnos, santificarnos, y darnos la feli-
cidad que anhela nuestro corazón. Queremos dar gracias a Dios porque sembró en el corazón de nuestra Iglesia arquidiocesana el deseo de contagiar y dar a manos abiertas este don del bautismo. Este es el fruto de un largo camino iniciado con la pregunta ¿Cómo ser Iglesia en Buenos Aires?, transitado por el camino del estado de asamblea para enraizarse en el estado de misión como opción pastoral permanente. Iniciar este año de la fe es una nueva llamada a ahondar en nuestra vida esa fe recibida. Profesar la fe con la boca implica vivirla en el corazón y mostrarla con las obras: un testimonio y un compromiso público. El discípulo de Cristo, hijo de la Iglesia, no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. Desafío importante y fuerte para cada día, persuadidos de que el que comenzó en ustedes la buena obra la perfeccionará hasta el día, de Jesucristo (Filipenses 1, 6). Mirando nuestra realidad, como discípulos misioneros, nos preguntamos: ¿a qué nos desafía cruzar el umbral de la fe? Cruzar el umbral de la fe nos desafía a descubrir que si bien hoy parece que reina la muerte en sus variadas formas y que la historia se rige por la ley del más fuerte o astuto y si el odio y la ambición funcionan como motores de tantas luchas humanas, también estamos absolutamente convencidos de que esa triste realidad puede cambiar y debe cambiar, decididamente porque “si Dios está con nosotros ¿quién estará contra nosotros?” (Romanos 8, 31). Cruzar el umbral de la fe supone no sentir vergüenza de tener un corazón de niño que, porque todavía cree en los imposibles, puede vivir en la esperanza: lo único capaz de dar sentido y transformar la historia. Es pedir sin cesar, orar sin desfallecer y adorar para que se nos transfigure la mirada. Cruzar el umbral de la fe nos lleva a implorar para cada uno “los mismos sentimientos de Cristo Jesús” (Filipenses 2, 5) experimentando así una manera nueva de pensar, de comunicarnos, de mirarnos, de respetarnos, de estar en familia, de plantearnos el futuro, de vivir el amor, y la vocación. Cruzar el umbral de la fe es actuar, confiar en la fuerza del Espíritu Santo presente en la Iglesia y que también
EL PENSADOR
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se manifiesta en los signos de los tiempos, es acompañar el constante movimiento de la vida y de la historia sin caer en el derrotismo paralizante de que todo tiempo pasado fue mejor; es urgencia por pensar de nuevo, aportar de nuevo, crear de nuevo, amasando la vida con “la nueva levadura de la justicia y la santidad” (1 Corintios 5, 8). Cruzar el umbral de la fe implica tener ojos de asombro y un corazón no perezosamente acostumbrado, capaz de reconocer que cada vez que una mujer da a luz se sigue apostando a la vida y al futuro, que cuando cuidamos la inocencia de los chicos garantizamos la verdad de un mañana y cuando mimamos la vida entregada de un anciano hacemos un acto de justicia y acariciamos nuestras raíces. Cruzar el umbral de la fe es el trabajo vivido con dignidad y vocación de servicio, con la abnegación del que vuelve una y otra vez a empezar sin aflojarle a la vida, como si todo lo ya hecho fuera sólo un paso en el camino hacia el reino, plenitud de vida. Es la silenciosa espera después de la siembra cotidiana, contemplar el fruto recogido dando gracias al Señor porque es bueno y pidiendo que no abandone la obra de sus
Cruzar el umbral de la fe entraña la permanente conversión de nuestras actitudes, los modos y los tonos con los que vivimos manos (Salmo 137). Cruzar el umbral de la fe exige luchar por la libertad y la convivencia aunque el entorno claudique, en la certeza de que el Señor nos pide practicar el derecho, amar la bondad, y caminar humildemente con nuestro Dios (Miqueas 6, 8). Cruzar el umbral de la fe entraña la permanente conversión de nuestras actitudes, los modos y los tonos con los que vivimos; reformular y no emparchar o barnizar, dar la nueva forma que imprime Jesucristo a aquello que es tocado por su mano y su evangelio de vida, animarnos a hacer algo inédito por la sociedad y por la Iglesia; porque “el que está en Cristo es una nueva criatura”. (2 Corintios 5,17) Cruzar el umbral de la fe nos lleva a perdonar y saber arrancar una sonrisa, es acercarse a todo aquel que vive en la periferia existencial y llamarlo por su nombre, es cuidar las fragilidades de los más débiles y sostener sus rodillas vacilantes con la certeza de que lo que hacemos por el más pequeño de nuestros hermanos al mismo Jesús lo estamos haciendo (Mateo 25, 40). Cruzar el umbral de la fe supone celebrar la vida, dejarnos transformar porque nos hemos hecho uno con Jesús en la mesa de la eucaristía celebrada en comunidad, y de allí estar con las manos y el corazón ocupados trabajando en el gran proyecto del Reino: todo lo demás nos será dado por añadidura (Mateo 6, 33). Cruzar el umbral de la fe es vivir en el espíritu del Concilio y de Aparecida, Iglesia de puertas abiertas no sólo para recibir sino fundamentalmente para salir y llenar de evangelio la calle y la vida de los hombres de nuestros tiempo. Cruzar el umbral de la fe para nuestra Iglesia arquidiocesana, supone sentirnos confirmados en la misión de ser una Iglesia que vive, reza y trabaja en clave misionera. Cruzar el umbral de la fe es, en definitiva, aceptar la novedad de la vida del Resucitado en nuestra pobre carne para hacerla signo de la vida nueva. Meditando todas estas cosas miremos a María. Que ella, la Virgen Madre, nos acompañe en este cruzar el umbral de la fe y traiga sobre nuestra Iglesia en Buenos Aires el Espíritu Santo, como en Nazaret, para que igual que ella adoremos al Señor y salgamos a anunciar las maravillas que ha hecho en nosotros.
La personalidad y los grandes retos del nuevo Papa Por: Adolfo González
E
l Papa Francisco tiene una biografía cuyos trazos principales han sido definidos por los apuntes, algunos muy apresurados, de los medios de información. Su vocación tardía surgida de la inspiración cristiana de su juventud, le mueve a ingresar en la Compañía de Jesús y, pasados los años, vendría a ser provincial de los jesuitas argentinos en los años setenta en tiempos convulsos para la sociedad argentina y para la Compañía. Después vendría a ser profesor de Teología en los ochenta. Nombrado por Juan Pablo II obispo auxiliar de Buenos Aires en 1992, pasó después a Arzobispo coadjutor en 1997 y Arzobispo de Buenos Aires en 1998. Un jesuita fiel Esta trayectoria es resultado de un propósito de fidelidad a la tradición de fe y a la espiritualidad de san Ignacio, polarizada en la vida interior como experiencia de conversión y ascética del seguimiento de Cristo, que había de traducirse en un porte exterior y un estilo de vida austero y humilde. Su solidaridad con los pobres, marginados y con cuantos sufren y su recia defensa de los derechos humanos frente a los abusos del poder político le revelan como un pastor de reconocida proyección social por razones evangélicas y alejado de la ideología militante de algunas formas de teología liberacionista inspirada por el marxismo. Contra tendencias que desdibujan la tradición católica y la naturaleza de la vocación religiosa, el jesuita Bergoglio reivindicó con claridad la identidad de la Compañía contra su secularización, y el arzobispo la condición sobrenatural del cristianismo contra su disolución en ideología de la emancipación. No sólo no ha dejado de defender a los indefensos frente al poder político y la corrupción, tampoco se ha ahorrado intervenciones públicas en defensa de la inviolabilidad de la vida humana desde su concepción, promoviendo la belleza del amor humano en su genuina verdad como fundamento del matrimonio cristiano. Su piedad mariana y su recia espiritualidad sacerdotal le hicieron acreedor de la confianza de Juan Pablo II y, si las informaciones que han trascendido del cónclave de 2005 son ciertas, su personalidad pastoral le colocó como candidato a la sede de Roma cuando accedió a ella Benedicto XVI. Él contribuyó de forma decisiva a que la asamblea de Aparecida viera en la piedad popular un referente de la espiritualidad que no puede relegarse.
neren gran expectativa. Entre ellos, la nueva evangelización de la sociedad y de la cultura contemporánea, imbuida ésta de un agnosticismo laicista promovido por una mentalidad secularizada, para la que Dios es una hipótesis que debe ponerse entre paréntesis. Si en el primer mundo, la mentalidad laicista afecta a usos y comportamientos que no se compadecen con la fe cristiana, más aún, se diría que son rotundamente anticristianos y manifiestan una cierta cristianofobia, los efectos de la globalización expanden la ondulación secularista a las Iglesias de Hispanoamérica y alcanzan incluso a las nuevas Iglesias africanas. La nueva evangelización es ineludible y se trata de llevarla adelante con nuevo tacto, voluntad de aproximación a los alejados colocándose en la misma óptica en que ellos se han colocado, para mejor entenderlos, y poniendo de relieve cómo algunas de sus más definidas aspiraciones, lo son también de Iglesia, como la emancipación del hombre de toda esclavitud y la aspiración a la felicidad, realidades imposibles al margen de Dios. Evangelizar la sociedad y la cultura, proyectar ante las jóvenes generaciones las posibilidades humanizadoras de la fe cristiana, promoviendo una verdadera cultura de la paz y del diálogo son retos ineludibles para la Iglesia y lo son, por eso, del Papa y de los obispos. La renovación de la vida de la Iglesia, «siempre necesitada de reforma», urgirá al Papa a reformar las estructuras de gobierno de la Iglesia, guiándose por la purificación constante de los pastores y de los fieles. Benedicto XVI ha abierto la brecha de esta renovación y búsqueda de trasparencia en los organismos de gobierno de la Iglesia. Todos, eclesiásticos y fieles, estamos urgidos a adoptar un estilo de vida y actuación privada y pública evangélicamente coherente. Hay otros retos ineludibles, como hacer avanzar el diálogo ecuménico entre las Iglesias cristianas, para hacer juntas cuanto sea posible, a fin de aunar fuerzas y fortalecer el testimonio cristiano, siguiendo el camino trazado por los últimos Pontífices. Se ha hablado y no sin razón, del reto de las vocaciones sacerdotales y de vida consagrada apostólica y contemplativa, pero esta aspiración es inseparable de la misma renovación de la Iglesia, que exige una interiorización de los valores evangélicos por todos los cristianos. De ello dependerá una presencia pública de la Iglesia verdaderamente impactante por el testimonio de sus miembros. Con toda seguridad, el Papa Francisco afrontará, en continuidad con sus predecesores inmediatos, el reto de proseguir en fidelidad al Vaticano II la renovación de la Iglesia.
Los retos del pontificado Se ha convertido en el primer hispanoamericano que gobernará la Iglesia universal. Con ello los cardenales reconocen el peso y el significado que para la Iglesia universal tiene el catolicismo his- ∎∎∎ panoamericano. De ahí que las esperanzas puestas en su pontificado se acre- Adolfo González es Obispo de Almería cienten y los retos que ha de asumir ge- (España)
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 11
MONOGRÁFICOS
Detalle del cuadro Visión de San Francisco de Asís de José de Ribera (16361638)
SAN FRANCISCO VISTO POR LOS FRANCISCANOS El nuevo Papa tomó por nombre Francisco, en memoria de San Francisco de Asís. Debido a ello, EL PENSADOR ofrece en las siguientes páginas un especial en donde abundaremos en la figura de uno de los santos más importantes para la Iglesia y la civilización occidental. Destacados miembros de la Orden Franciscana Menor, de diversos países, diseccionan en exclusiva la figura y la espiritualidad de su propio fundador. Entre ellos el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, y el ex rector de la Universidad Antonianum, José Antonio Merino. Además, ofrecemos las reflexiones de los dos biógrafos actuales del santo de Asís: un autor de best-sellers y un especialista en Historia de la Iglesia en la Edad Media.
EL PENSADOR
12 · Mayo-junio 2013
Zurbarán. San Francisco
Por: † Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
FRANCISCO DE ASÍS: CUANDO LA VIDA SE HACE CÁNTICO Y PARÁBOLA
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l secreto de san Francisco Podríamos decir que San Francisco vuelve a cobrar una actualidad que le constituye en alguien de moda inusitadamente. La razón es bien conocida: la elección que nuestro actual Papa ha hecho al asumir como nombre propio a Francisco (de Asís). En este sentido tantos se hacen la pregunta que Fr. Maseo le formuló al propio San Francisco en unos de los documentos hagiográficos más populares del trecento ita-liano, las célebres “Florecillas”: «¿por qué a ti, por qué a ti? [...]. ¿Quieres saber por qué a mí viene todo el mundo? Esto me viene de los ojos del Dios altísimo, que miran en todas partes a buenos y malos, y esos ojos santí-simos no han visto, entre los pecadores, ninguno más vil ni más inútil, ni más grande pecador que yo. Y como no ha hallado sobre la tierra otra criatura más vil para realizar la obra maravillosa que se había propuesto, me ha escogido a mí para confundir la nobleza, la grandeza, y la fortaleza, y la belleza, y la sabi -duría del mundo, a fin de que quede patente que de Él, y no de creatura alguna, proviene toda virtud y todo bien, y na-die puede gloriarse en presencia de Él, sino que quien se gloría, ha de gloriarse en el Señor, a quien pertenece todo honor y toda gloria por siempre» (Florecillas 10). Hemos de evitar que la referencia a San Francisco sea convertida en una extraña amalgama de valores, actitudes... que se toman en préstamo indiscriminada y eclécticamente de cualquier religión y
filosofía, a fin de componer ese referente comodín, de largo y universal consumo, en el cual la originalidad propia que se deriva del Acontecimiento cristiano, quedase diluida. En este fenómeno no se destruye la historia cristiana anulando sus palabras y sus personas significativas, sino cambiando la raíz, el sentido, la evocación y la propuesta de las mismas, como decía Ch. Péguy. Acaso estamos ante un personaje aceptado por todos, con un atractivo fuerte y seductor, con una inocencia ingenua y casi naïf, que no ha tenido opositores conocidos en la historia. Mas sobre el Poverello Francisco, son tantos los que toman su nombre... si no en vano, sí al menos en otros muchos sentidos a como lo toma Dios y como lo escucha la Iglesia, que inevitablemente nos obliga a la cautela, porque ni siquiera hablar de San Francisco es necesariamente referencia al Poverello, al hijo de Pietro Bernardone y Madonna Pica que dejó su vida de hijo de rico comerciante para aventurarse en el seguimiento de Jesús, ya que desde las varias presentaciones que de este cristiano paradigmático se hace, se podría objetar: ¿de qué Francisco se va a hablar, para qué o contra quién? No es tan extraño que se convierta a Francisco en bandera o coartada de afanes que él sencillamente ignoró. El Poverello –muy a su pesar-– se ha prestado a veces, a más de una bandería utilizadora, queriendo encontrar en él al inspirador o al cómplice de los más diversos movimientos que recogen actualísimas preocupaciones. Con mucho gusto estos colecti-
vos visten a Francisco de verde ecologista, de blanco pacifista, de pana proletaria, de azul vaquero postmoderno, sin olvidar toda la gama de un incoloro tradicionalista..., aunque sea hartamente complejo hacer firmar al Francisco histórico los puntos de partida y sobre todo las metas de llegada que muchas veces tales programas propugnan. Francisco amó la creación como obra de Dios, fue un hombre de paz por saberse perdonado por el Señor, se entregó a los pobres imitando a Cristo crucificado, adoptó un hábito sencillo conmovido por el gesto de Dios que se revistió de nuestra humanidad, y fue fiel a la Iglesia y su tradición sin coqueteo con los tradicionalismos. Para el Papa Francisco, el santo de Asís es el que tiene estas referencias de un gran cristiano como el Poverello, hijo de Dios, hijo de la Iglesia e hijo de su tiempo. Tres filiaciones que deben acompañarnos en esta época apasionante de la mano de los santos, como con este gesto ha indicado el Sucesor de Pedro. La forma de vida franciscana Hay tantos caminos cristianos. Tantos se han ido escribiendo y describiendo a través de los veinte siglos de nuestra historia. También San Francisco quiso dar a sus hermanos una forma de vida, una Regla. Sería interesante poder presentar la gestación de la Regla franciscana, así como las lecturas diversas que ha tenido: detrás de cada una de ellas subyace, obviamente, una posición ante la persona y ante el carisma de Francisco. Digamos, ante todo, que la Regla fran-
ciscana es antes que nada la experiencia personal de un hombre que arriesgó su vida en la búsqueda radical de Dios, cuando cayeron como insuficientes ante sus ojos, los diversos ídolos y las varias expectativas que habían ocupado y preocupado su corazón. Fruto de esa búsqueda fue un encuentro con el Espíritu del Señor, que no se redujo a una cuestión privada de Francisco, sino que más bien en él quiso el Señor encontrarse con una generación –aquélla del s.XIII–, e incluso con muchas generaciones, ya que Francisco de Asís es un lugar común de referencia en toda la historia cristiana posterior. La Regla de Francisco es la expresión legislativa de una experiencia de encuentro con Jesucristo: el encuentro entre las búsquedas y preguntas de Francisco, y los hallazgos y respuestas que Dios le dará. Esta traducción de la voluntad de Dios para Francisco y para sus hermanos en una Regla, ha sufrido a través de los siglos diversas interpretaciones, nunca “inocentes”, en el sentido de que tras el comentario y los subrayados de la Regla subyacían las corrientes ideológicas de tan variado signo dentro de la Orden. Pero en cualquier caso, lo que es importante subrayar es la matriz carismática y espiritual de un texto que de suyo es regulador de una vida comunitaria. Francisco mismo dirá en su Testamento que “nadie me mostraba qué debía hacer, sino que el Altísimo mismo me reveló que debía vivir según la forma del santo Evangelio. Y yo lo hice escribir en pocas palabras y sencillamente y el se-
EL PENSADOR
ñor papa me lo confirmó”. Estamos, entonces, ante un texto que se remonta a la inspiración de Dios, que se revela en un Francisco que se encuentra sólo, sin que nadie pudiera hacer luz en su búsqueda (“nadie me mostraba...”). Lo que Dios revela a Francisco no es algo extraño o añadido a esa postrera Palabra dicha para siempre por el Padre en Jesús. Y por eso Francisco confiesa que la tal revelación no es otra sino vivir el santo Evangelio, es decir, vivir “lo de siempre y para siempre” pero en unas coordenadas espacio-temporales nuevas: siglo XIII, ocaso feudal, nacimiento burgués, umbría italiana, sensibilidad pauperista y comunal. Ahí justamente, en esas coordenadas se precisaba escuchar de nuevo el Evangelio de siempre. Y esto e lo que Dios quiso revelar a Francisco: que consintiera en ser él una tierra –la de su época y su generación– donde volver a acampar la Palabra única, la del Hijo. Una mañana, en la misa a la que asiste en la iglesita de la Porciúncula, Francisco escucha con una fuerza inédita el Evangelio de la misión de los Apóstoles: el discípulo de Jesús es mensajero de paz, como peregrino desarmado y pobre, que anuncia la Buena Noticia de la salvación. Era el punto de partida de su vida evangélica. Tras casi dos años de búsqueda y de espera, por fin Dios le revelaba su Palabra, ante la cual exclamaría: “esto es lo que quiero, lo que busco, lo que en lo más íntimo del corazón anhelo poner en práctica” (1Celano 22). Desde 1208 en que esto sucede, hasta que se redacta la Regla aprobada por el Papa Honorio III en 1223, se da un largo proceso. La intuición de Francisco va tomando forma de institución en la Orden, y su vocación personal se hace también con-vocación para los Hermanos que van llegando. Y todo ello supuso una adaptación en el sentido que decía Burgalassi: de cómo un fundador cede algo de sí mismo a la regla, sin que ello signifique una sustitución sino una complementariedad. No sería justo explicar maniqueamente la relación entre Francisco y sus diversos interlocutores (la sociedad, la jerarquía eclesiástica, la misma Orden), de modo que hubiera vencedores y vencidos, opresores y oprimidos. No siempre ha sido fácil esta tensión creadora entre intuición e institución, fundador y fundación. Hay que decir que ambas realidades se reclaman, se corrigen y se complementan. La sabiduría consiste en vivir tal relación desde una armonía justa y respectiva. En la historia del franciscanismo siempre ha latido esta polémica fundador-fundación, que ha generado en la resistencia u hostilidad de uno de los dos términos del binomio, todas las rupturas, refundaciones y reformas que han caracterizado estos ocho siglos de existencia. Asumiendo el texto de la Regla en su redacción final, enumeremos para concluir, algunos de los rasgos que caracterizan esta forma de vida franciscana, fruto de la revelación personal de Dios a Francisco y de la evolución de ésta en la historia de su naciente familia. Podemos agruparlos en torno a estos núcleos carismáticos: a) La vida del Evangelio. “La Regla y vida de los hermanos menores es ésta: guardar el santo evangelio de nuestro Señor Jesucristo”. Así comienza y así termina también la Regla franciscana, encuadrándose todo el proyecto de vida en una fidelidad exquisita a la Palabra de Jesús. La Buena Noticia que inaugura el ministerio público de Jesús (Cfr. Lc 4,16
Mayo-junio 2013 · 13
Para el Papa Francisco, el santo de Asís es el que tiene estas referencias de un gran cristiano como el Poverello, hijo de Dios, hijo de la Iglesia e hijo de su tiempo. Tres filiaciones que deben acompañarnos en esta época apasionante de la mano de los santos, como con este gesto ha indicado el Sucesor de Pedro. -21) es también la que enmarca el camino franciscano descrito en la Regla. Pero esta Regla es una vida, no simplemente una declaración de principios cristianos con una vaga referencia a Jesús. Es una vida hecha de seguimiento de Alguien, de imitación de una Persona concreta. La vida del Evangelio para Francisco será vivir como vivió el Señor, y por ello profesará la obediencia, el sin-propio y la castidad, como gestos concretos de quien camina pisando las huellas de Jesucristo (Cfr. 2Reg 1,1). Como dice Sebastián López, “Francisco comienza su aventura evangélica con el evangelio de misión de los apóstoles y la termina con el capítulo 13 de San Juan. Su existencia, como la regla y vida que dejó a sus hermanos y que fue suya también, está acotada por el Evangelio. Celano ha dicho esto mismo, sólo que mucho mejor: Francisco había hecho de la palabra de Dios la tienda de su intimidad con Él (2Celano 104). b) ...vivida en Fraternidad contemplativa, menor y pobre, misionera. Desde que el umbral de su conversión en que decida no llamar padre sino sólo a Dios (Cfr. 2Celano 12,b ), no sabrá vivir huérfanamente ninguna relación y ninguna circunstancia. Todo su proyecto está habitado por este Padre y por las consecuencias fraternas de una tal filiación. Fraternidad contemplativa, porque antes
de ir desglosando en la Regla los varios aspectos de la forma de vida comienza por el culto debido a Dios, y éste será el criterio con el que discernirá tanto el trabajo como el estudio de los Hermanos: pueden hacerse “con tal que no se apague el espíritu de la santa oración y devoción, a cuyo servicio deben estar las demás cosas temporales” (2Reg 5,2; Carta S. Antonio 2), y han tener el espíritu del Señor y su santa operación, orando continuamente con un corazón puro (Cfr. 2Reg 10,9). Fraternidad menor y pobre, porque desde el primado de Dios aparece como una consecuencia: que no contiende, ni litiga, ni juzga, ni se apropia de nada ni de nadie (Cfr. 2Reg 3,10-14; 2Reg 6; Adm 2; Adm 8; Adm 12). Es una Fraternidad edificada sobre la libertad de quien habiéndolo entregado todo y no codiciando nada, no necesita armas para defender su sin-propio; e igualmente edificada sobre la misericordia, se hace misericordioso, pues quien frecuenta la escucha de la Palabra de Dios y la adoración de su Presencia, debe terminar pareciéndose, asemejándose a su imagen. Fraternidad misionera, que desde estas actitudes evangélicas se hace anunciadora de la Paz (Cfr. 2Reg 3,13-14). Como subrayaba Francisco, el Hermano menor que vive la misión desde la paz puede comportarse de dos modos: “uno, que no promuevan disputas y controversias, sino que se sometan a toda criatura por Dios y confiesen que son cristianos; otro, que cuando les parezca que agrada al Señor, anuncien la Palabra de Dios para que crean en Dios omnipotente, Padre, e Hijo, y Espíritu Santo... y para que se bauticen y se hagan cristianos” (1Reg 16,7: ¡todo un programa de inculturación cristiana!). c) ...desde la Iglesia. Ya hemos indicado antes la eclesialidad de Francisco como uno de los distintivos de su originalidad carismática. Lo cual no significaba una ingenuidad ciega o un fanatismo reaccionario, como si Francisco no viera o no reconociese las “zonas oscuras” de la comunidad cristiana, y especialmente de la jerarquía. Véase al respecto la afirmación de su Testamento sobre los sacerdotes que viven en pecado (Cfr. Test 6-10). No obstante, recordamos aquí lo que decíamos más arriba sobre la escucha de Dios antes que a los hombres que Francisco realizó con total libertad, incluso cuando la misma jerarquía podía inducirle a abrazar un estilo de vida que no era el que Dios le pedía a él (Cfr. LP 18; LM 4,10; Flor 18). Pero el proyecto evangélico de Francisco tuvo siempre una confrontación filial con la Iglesia real, hecha de luz y de sombra, de gracia y pecado. Así, prometerá “obediencia y reverencia al señor papa Honorio y a sus sucesores canónicamente elegidos y a la Iglesia romana” (2Reg 1,2); a diferencia de los predicadores heréticos pauperistas, no consentirá que un Hermano predique en “la diócesis de un obispo cuando éste se lo haya prohibido” (2Reg 9,1); y terminará su Regla acogiéndose a la Iglesia como ayuda y criterio de su fidelidad carismática: “impongo por obediencia a los ministros que pidan al señor papa un cardenal de la santa Iglesia romana que sea gobernador, protector y corrector de esta fraternidad, para que siempre sumisos y sujetos a los pies de la misma santa Iglesia, firmes en la fe católica, guardemos la pobreza y la humildad y el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo que firmemente prometimos” (2Reg 12,3-4). San Francisco: acertar a cantar la es-
peranza en medio de la tristeza El biógrafo Celano nos describe el ocaso de Francisco diciendo que "amó a los suyos en extremo, y recibió la muerte cantando" (2 Cel 214). Pero sabemos que no fue la excepción final de su andar peregrino, ni su canto de cisne. Francisco no ignora esa tremenda dificultad que a veces acorrala a los hombres, en medio de inhumanidades, atropellos, envidias, egoísmos e injusticias. Sin embargo él fue capaz de traspasar las apariencias, y más allá de los mil gemidos de los hombres y de la misma creación (Rom 8,1921), logró descubrir la presencia del Espíritu que nos libra de toda esclavitud y nos hace hijos de Dios. Muchos admiradores de Francisco han leído su Cántico de las criaturas como una vuelta al paraíso perdido. Algo de «recuperación» de la armonía bondadosa y de la belleza inocente se da en el Cántico sanfranciscano. No obstante Francisco no ha hecho una simple abstracción del caos histórico, para volver a la pureza cósmica que relata el Génesis. Si así fuera, el Poverello tan sólo nos habría aportado un bellísimo poema en el que alaba nostálgicamente lo que fue y ya no es: la belleza y la bondad originarias. Por eso no hay evasión del realismo con el que la vida de los hombres parece desmentir el sueño de armonía que Dios alumbró en la mañana de la creación. Entre la luz y la sombra, entre el pecado y la gracia, Francisco en su Cántico ha sabido mirar más allá de la maraña de ambigüedad. El milagro no lo ha hecho Francisco, como si fuera un iluminado, sino, lógicamente, Jesucristo en su Redención. El Santo de Asís ha reconocido dentro de sí y en el corazón de los seres, el gemido del Espíritu por el que han sido recreadas todas las cosas. La perspectiva del Cántico de las criaturas es la de quien, siendo consciente del fracaso de armonía al que sometió a la creación quien siempre divide y confunde la obra de Dios, ha sabido otear ya la liberación de la esclavitud vislumbrando la libertad y la gloria de los hijos de Dios (Rom 8,1921). Sí, la creación gime los dolores del parto, como dirá Pablo a los Romanos, pero este gemido ha estado revestido por el Espíritu, abriendo a la esperanza la reconciliación que está presente, aunque no haya llegado a su plenitud (Rom 8,22 -30). Verdaderamente, la creación cantada por Francisco es la de quien ha recibido el don de mirar con los ojos de Dios. No todo está terminado, no ha llegado el tiempo final, aún existen divisiones, enfrentamientos, desarmonías y pecados, pero en el tiempo del «todavía no», puede vislumbrarse «ya» la gloria escondida en las entrañas de un mundo reconciliado por la Cruz del Señor Resucitado (Col 1,20). Alabado, seas mi Señor, por todas tu criaturas. Es el Hermano de Asís el que se asoma en su Cántico, en el cual se podría "recomponer casi por completo a San Francisco" (Chesterton). Francisco fue aprendiendo a cantar su cántico, y sólo al final compuso literariamente lo que su vida de seguimiento de Jesús no dejó de entonar.
∎∎∎ Jesús Sanz Montes es Arzobispo de Oviedo (España).
EL PENSADOR
14 · Mayo-junio 2013
SAN FRANCISCO DE ASIS Y SU FASCINACIÓN
Detalle del San Francisco de Asís, de Benvenuto di Giuseppe (s. XIII)
Por: José Antonio Merino, ofm
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l mes de marzo del 2013 nos ha traído sorpresas inesperadas y aires frescos de una nueva primavera espiritual y social. La elección del cardenal argentino Jorge Mario Bergaglio para Papa derribó convencionalismos y profecías. Pero el hecho que el nuevo electo se denominara Francisco resultó inimaginable pero gratamente sorprendente. Así el santo de Asís entró nuevamente en escena como un personaje universalmente amado y admirado. Hay una teología del texto como hay una teología del gesto. Una teología pensada y otra teología vivida. Una teología cerebral y una teología cordial. No es que se opongan entre ellas sino que difícilmente logran armonizarse en una misma persona, en un grupo o en un sistema. “Francisco ¿por qué a ti?” Francisco es uno de esos raros seres que espontáneamente lleva y transmite la primavera de su corazón intuitivo y de su inteligencia amante. Un santo profundamente cordial y de puertas siempre abiertas. De ahí, su simpatía y su ternura. Su fuerza y su fascinación. El Pobrecillo practicó la difícil pedagogía del decir sin contra-decir. No porque careciera de interlocutor, sino porque respeta la libertad y originalidad de cada persona aunque esté equivocada. De este santo se han interesado historiadores, literatos, teólogos, sociólogos, filósofos, artistas, cineastas, etc. En el cortejo de admiradores suyos están católicos, protestantes, ortodoxos, heterodoxos, racionalistas, masones, panteístas e incluso ateos devotos. Conservadores, reformistas, tradicionalistas, revolucionarios, místicos y ecologistas se apoyan en él para justificar sus tesis o antítesis, sus afirmaciones y sus contradicciones. Los católicos tradicionales ponderan su gran fidelidad a la iglesia. Los progresistas subrayan la sensibilidad que demostró con los pobres. Los ecologistas proponen su gran sintonía con todas las
criaturas. Los laicistas admiran su sencillez y el modo de ser cristiano en actitud de gran libertad frente a las instituciones, a las estructuras y al modo de celebrar la liturgia. Los de derechas ponen de relieve su respeto por la jerarquía y por las leyes vigentes. Los de izquierdas destacan su amor por los marginados y los pobres. Los llamados pensadores de frontera ven en él la capacidad de poder vivir en la ortodoxia flirteando con la heterodoxia. Santo humanista y humorista El Pobrecillo de Asís impacta por su simpatía, sencillez, humanidad y bondad. Incluso por sus contradicciones, según nosotros no según él. Evoca serenidad, humanidad y poesía. Cautiva por su nobleza, ternura y desinterés. Ha sabido sincronizar admirablemente santidad con poesía, canto con sufrimiento, alegría con pobreza, amabilidad con austeridad. Evangelio con humanidad. Inmanencia con trascendencia. Mística con acción. Religión con los problemas más sangrantes de la vida. No pretendió un cambio inmediato de las estructuras sociales de su tiempo, pero sí cambió la mentalidad de los hombres de entonces y puso las condiciones para que después cambiaran las estructuras. La magnanimidad forma parte de su talante vital. Huye del servilismo, aunque trata de servir a todos, y desenmascara las lisonjas de los aduladores y de los serviles. Logra ser totalmente libre sin hacer concesiones al egoísmo ni a la extravagancia. Es un aristócrata del espíritu y gran señor de un alma fina. Simpático rebelde sin ser ácrata y sin nihilismo que con simpatía y audacia transformó la religión, la cultura y la sociedad. Admira la grandeza del ser humano, pero no se escandaliza de la fragilidad humana, pues sabe que en la persona se encuentran misteriosamente conjuntados la cima y el abismo, lo bueno y lo malo, la gracia y la desgracia. Si el ser humano no es luz, al menos reconoce que es pe-
numbra luminosa que siempre hay que respetar e incluso admirar. Es que Francisco ve en cada ser humano más cosas de grandeza y de admiración que de desprecio y vilipendio. Es un auténtico demócrata y un convencido optimista. Simpático pero incómodo Él anticipó todo lo que hay de más sugestivo y simpático en la sensibilidad moderna, como son: la libertad personal, la alegría profunda, el sentido de fraternidad, la camaradería universal, el amor a la naturaleza, a las plantas, a los animales, la compasión social, la cortesía con todos, la atención especial a los seres más marginados de la sociedad, el fino sentido de los peligros de la prosperidad, del poder y del consumismo. Por eso, no puede sorprender esa fascinación por parte de los sectores sociales más diversos e incluso antagónicos. Es un hombre raro que no puede tener enemigos. Uno de los aspectos sorprendentes de Francisco consiste en el hecho de que, viviendo activamente en su tiempo y en su circunstancia histórica medieval, logró rechazar valores dominantes y determinantes de aquella sociedad mercantil, como eran: el afán de beneficiarse, la explotación del trabajo humano, la marginación de lo diverso, el dominio de lo urbano sobre lo rural, el valor de la moneda, etc. Incluso se opone a la espiritualidad religiosa de su época, basada en el desprecio del mundo (De contemptu mundi). Hay que evidenciar que Francisco madura su propia conversión y vocación religiosa dentro de una experiencia y piedad laicas, pues para él todo es gracia. Lo que es muy sorprendente, y un tanto herético, en aquel tiempo de total jerarquización y estratificación religiosa y social. Se trata de un hombre original y peligroso para el orden establecido del siglo XIII. Es gran innovador cuando reivindica la dignidad del laico. Dignidad lograda no tanto con proclamas, provocacio-
nes y actitudes hostiles sino con espíritu coherente y firme tenacidad alejándose de los espacios de privilegio de los nobles y de los clérigos. Incluso se resiste a instalarse en la institución clerical. Pero, para poder leer el evangelio en la misa, acepta ser ordenado diácono. Religión y alegría Su conversión al evangelio no supuso la renuncia de su carácter jovial y festivo, sino que lo potenció. Para él, Dios era una fiesta y danzaba cuando se acercaba a Él y cuando hablaba de Él. Su misma vida era permanente celebración litúrgica por los campos y en las ciudades. Para él, la naturaleza era el templo visible de la divinidad, donde celebraba espontáneamente la liturgia cósmica. Inventó un estilo nuevo de encarnar el evangelio compaginando la coherencia del mensaje de Jesús con el propio talante jovial y festivo. La santidad con la poesía. El humanismo con el humorismo. La religión con la estética. Aportó la alegría al cristianismo. No hay cosa peor para la religión que ofrecer la imagen de un dios triste y viejo. A ello contribuyen no poco ciertos manuales de teología y determinadas escuelas de espiritualidad con marcado acento sombrío de un dios justiciero y vengador. Acertadamente, Nietzsche define al diablo como el espíritu de la pesadez. Cuando las celebraciones religiosas son pesadas, bastante tufillo del diablo ha entrado en ellas. Con frecuencia asistimos perplejos a una teología abstracta de los atributos divinos y a la representación litúrgica de un dios menor. Es decir, a un dios pensado y rezado con puras proyecciones excesivamente humanas. Buscador de Dios Francisco era una fiera de Dios a quien buscaba no sólo mediante las oraciones oficiales de la iglesia, por la liturgia, sino también a través de toda la creación: la naturaleza, el paisaje, el sol, la luna, los astros, las flores, los pájaros y demás criaturas. Toda la vida de Fran-
EL PENSADOR
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Francisco no nos ha dejado un tratado de teología, sino una experiencia profundamente religiosa que puede forjar una teología, una filosofía, una sociología e incluso una estética. cisco fue un homenaje vivido y gozosamente proclamado a la trascendencia divina que se le manifestaba en la inmanencia de la vida cotidiana, pues para él todo es gracia. Francisco no nos ha dejado un tratado de teología, sino una experiencia profundamente religiosa que puede forjar una teología, una filosofía, una sociología e incluso una estética. A partir de su amor concreto a Jesucristo, orientó toda su vida y cambió su modo de relacionarse con los demás hombres y con la misma naturaleza. Cuando su interior cambió, al contacto con el Cristo de los Evangelios, todo su exterior reflejaba la fuerza interna que le animaba y sustentaba. Francisco supo descubrir y vivir la fuerza actuante del Espíritu Santo. Bien pudo decir: ¡Oh Espíritu cómo te siento en mí! Francisco era como una esfera que gira en torno a su centro, que es Dios. Y desde ese centro se dirige a todas las demás realidades que componen el mundo y la vida. Se interesa por todos los hombres y mujeres, sean del sector que sea, tratando de forjar la gran familia humana, de la que se siente el gran hermano universal. Se preocupa por la naturaleza no en abstracto, sino en concreto, admirando, respetando y dialogando con todos los seres de la creación. Consigue armonizar de forma privilegiada el amor a Dios, a los otros y a toda la creación. Hacia una ética de la frugalidad Francisco luchó durante su vida por romper dependencias para poder ser libre. Fue hombre de permanentes rupturas de todo aquello que pudiera sofocar la libertad, la creatividad y su vocación personal. Pero como el hombre no es un ser absoluto, necesita encontrar el Absoluto que lo libere de todo aquello que frecuentemente esclaviza, sobre todo de las menudas dependencias cotidianas. Francisco de Asís optó por la pobreza y renuncia de las cosas para imitar a Jesucristo, como un modo concreto de vivir el Evangelio. Opción que connotaba un estilo de relacionarse con las cosas y de estar en el mundo. Él no despreciaba nada, sino que tenía prevención no de las cosas en sí, sino de la propia actitud ante las cosas. Es prevención contra uno mismo para que no se sustituyan los fines por los medios. Si el Pobrecillo de Asís entrara en uno de los grandes centros comerciales, se daría un paseo, miraría tanta acumulación y pensaría para sí: “¡Qué maravilla, de cuántas cosas puedo prescindir!”
La ética de la frugalidad debiera reemplazar al deseo desordenado de consumir y devorar inútilmente. Esa moral de la moderación podrá corregir la deformación mental de exigir lo superfluo como derecho de existencia. La frugalidad y la moderación, en el uso y en las pretensiones habituales, corregirá las formas abusivas del tener y del consumir a favor del ser y del compartir. Patrono de la ecología Se hace hermano universal de todas las cosas y seres de la creación, a los que ha devuelto el uso de la palabra. En la naturaleza descubre la biblioteca de la divinidad y en el mundo ve un poema bellísimo. Por eso alaba, canta y celebra. Canta y celebra desde todos los seres, con ellos y a través de ellos, como auténtico juglar y verdadero trovador de un mundo que mira con ojos amorosos y con corazón penetrante, pues las cosas esenciales se esconden a la mente arrogante y se abren al corazón amante. La defensa del medio ambiente está siendo el problema más urgente y acuciante de la humanidad. Ella implica y engloba los problemas de la degradación ecológica, del hambre en el mundo, del mejoramiento de la calidad de vida, de la inseguridad debida a las condiciones que amenazan la convivencia ciudadana y la paz entre los pueblos. La ecología ambiental necesita de la ecología mental. La ecología social debe fundamentarse en la ecología cordial. La ecología global necesita de un pensamiento globalmente humanizado. La ecología planetaria sólo se logrará desde una ecología humanizadora. El desarrollo sostenible no conseguirá ser sustentable si no se apoya en la sostenibilidad de un pensamiento sostenible y en la visión global y armónica del universo. Francisco de Asís es de los pocos muertos que aún están vivos. Por ello su voz resuena aún con la garantía de lo auténtico y de lo permanente como bella síntesis del ser y del deber ser.
∎∎∎ José Antonio Merino OFM es profesor de filosofía y ex-rector de la Pontificia Universidad Antonianum (Roma). Entre sus libros, destacan Francisco de Asís y tú y Francisco de Asís y la ecología publicados por PPC en 2007 y 2008 respectivamente.
José de Ribera (1638-38) Visión de San Francisco de Asís
Cronología 1182 Nacimiento de Francisco en Asís. En el bautismo recibe el nombre de Juan. Sus padres son Pietro Bernardone y Madonna Pica. 1202 Guerra entre Perusa y Asís. En la batalla de Collestrada Francisco es hecho prisionero y llevado a Perusa. 1203 Francisco, liberado de su cautiverio, regresa a Asís. 1204 Larga enfermedad de Francisco. 1205 Francisco parte para la Pulla, enrolado en el ejército. En Espoleto tiene el sueño que da otro rumbo a su vida y le hace volver a Asís. En la segunda mitad del año comienza la conversión inicial del Santo: el “beso del leproso”. Peregrina a Roma. 1206 Por el mes de marzo, ante el tribunal del obispo de Asís, renuncia a los bienes paternos y a la familia. 1206/08 Trabaja en la restauración de las ermitas de San Damián, San Pedro y Santa María de los Ángeles. 1208 Por el mes de abril, cuando oía misa en la Porciúncula, escucha el evangelio del envío de los discípulos en misión, en el que descubre su vocación evangélica y apostólica. Se le unen los tres primeros compañeros: Bernardo de Quintavalle, Pedro Cattani y Gil de Asís. 1209 Francisco hace escribir la "forma de vida" o Regla que el Señor le había inspirado. Inocencio III les aprueba verbalmente su género de vida. 1212 En la noche del Domingo de Ramos, consagración religiosa de Santa Clara en la Porciúncula, dando inicio así a la II Orden franciscana o de las Clarisas. En el otoño, Francisco se embarca rumbo a Siria, pero los vientos contrarios hacen fracasar el intento, y regresa a Ancona. 1213/14 Viaje de Francisco por Francia y España, camino de Marruecos. Una enfermedad le obliga a regresar. 1217 En Pentecostés, 14 de mayo, se celebra el primer Capítulo General propiamente dicho. La Orden se divide en 12 Provincias y se nombran los Provinciales. 1219 Francisco se embarca para Acre y Damieta, y se entrevista con el Sultán de Egipto. 1223 Francisco compone la Regla definitiva en Fonte Colombo, que es aceptada por el Capítulo de Pentecostés. 1224 Del 15 de agosto al 29 de septiembre, Francisco pasa la cuaresma de San Miguel en el monte Alverna, donde le son impresas las Llagas de la Pasión de Cristo. Después retorna lentamente a Asís, sin dejar de predicar allá por donde pasa. 1224/25 Francisco sufre varias enfermedades, entre ellas una grave oftalmía. 1225 Allá por marzo-abril, compone en San Damián o en el palacio episcopal de Asís el Cántico del hermano sol. 1225/26 Su estado de salud sigue empeorando progresivamente. Es trasladado a Asís. 1226 Al sentir cercana a la hermana muerte, pide que lo lleven a la Porciúncula. Allí, el sábado día 3 de octubre, hacia las 19 horas, muere Francisco a la edad de 44 años. 1227 El 19 de marzo es elegido papa el cardenal Hugolino, Protector de la Orden y amigo de San Francisco, que toma el nombre de Gregorio IX. 1228 El 16 de julio, Gregorio IX canoniza a Francisco en Asís.
EL PENSADOR
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UNA MIRADA REEDUCADA POR CRISTO
LA ADMIRACIÓN DE FRANCISCO DE ASÍS Por Michel Hubaut, ofm
L
a mirada del hombre moderno se ha vuelto triste porque el hombre sólo sabe ver cosas-objeto de explotación o de consumo. El hombre ha achatado la tierra. Las cosas han perdido su dimensión simbólica, sagrada. Dios ya no está presente en ellas. Sólo quedan «cosas». El hombre ha perdido al mismo tiempo la capacidad de admiración. Incluso el cielo plagado de estrellas ha dejado de narrar la gloria de Dios; es un lugar que hay que explorar o explotar sin más. Los seres creados ya no transmiten «mensajes». Así las cosas, el hombre se ve remitido a sí mismo, a su horizonte limitado, a su soledad, y su mirada se abisma a menudo en la decepción. En la intimidad con su Señor, Francisco aprendió a admirar. El Espíritu de Cristo despertó su mirada. Pues Cristo fue el primero que invitó a los hombres a saber mirar a través del mundo creado el anuncio de un universo más hermoso todavía, el del Reino, y a presentir en el mundo creado la acción permanente del Padre. Cristo tuvo esta mirada asombrada. Y en esa mirada de Cristo Francisco supo educar también su propia mirada. Jesús vibró ante la belleza del mundo creado, desde la caña que dobla el viento, el sendero pedregoso en el que el sembrador pierde sus granos, la rojez llameante del ocaso del sol, hasta la gallina que recoge a sus polluelos bajo sus alas. Y Jesús discierne en todo ello un signo del misterio que Él revela. Jesús es la fuente, la luz, el camino, el pan, la piedra, la puerta. Todo es reflejo de su propio misterio. Jesús nos brinda la inteligencia profunda de las cosas creadas. Toda la creación habla de Él y de su Padre. Francisco extrae su propia admiración de la capacidad admirativa de Cristo. Y su marcada preferencia por las criaturas más humildes la impulsa también esta misma mirada crística. Ve en ellas un signo de la humildad y del anonadamiento de Cristo: «La piedad del Santo se llenaba de una mayor terneza cuando consideraba el primer y común origen de todos los seres, y llamaba a las criaturas todas -por más pequeñas que fueran- con los nombres de hermano o hermana, pues sabía que todas ellas tenían con él un mismo principio. Pero profesaba un afecto más dulce y entrañable a aquellas criaturas que por su semejanza natural reflejan la mansedumbre de Cristo y queda constancia de ello en la Escritura. Muchas veces rescató corderos que eran llevados al matadero, recor-
dando al mansísimo Cordero, que quiso ser conducido a la muerte para redimir a los pecadores» (LM 8,6). «También ardía en vehemente amor por los gusanillos, porque había leído que se dijo del Salvador: Yo soy gusano y no hombre (Sal 21,7). Y por esto los recogía del camino y los colocaba en lugar seguro para que no los escorchasen con sus pies los transeúntes» (1 Cel 80). «¿Quién podrá explicar la alegría que provocaba en su espíritu la belleza de las flores, al contemplar la galanura de sus formas y al aspirar la fragancia de sus aromas? Al instante dirigía el ojo y la consideración a la hermosura de aquella flor que, brotando luminosa en la primavera de la raíz de Jesé (Cristo), dio vida con su fragancia a millares de muertos» (1 Cel 81). «Por este motivo, amaba con más cariño y contemplaba con mayor regocijo las cosas en las que se encontraba alguna semejanza alegórica del Hijo de Dios» (1 Cel 77). Lo que podría aparecer como una mera ingenuidad, en Francisco era, de hecho, fruto de esa «mirada simbólica». Jesús viviente ilumina ya, desde dentro, toda la creación reconciliada en Él. «Bien lo saben cuantos hermanos convivieron con él: qué a diario, qué de continuo traía en sus labios la conversación sobre Jesús... ¡Qué intimidades las suyas con Jesús! Jesús en el corazón, Jesús en los labios, Jesús en los oídos, Jesús en los ojos, Jesús en las manos, Jesús presente siempre en todos sus miembros... Es más: si, estando de viaje, cantaba a Jesús o meditaba en Él, muchas veces olvidaba que estaba de camino y se ponía a invitar a todas las criaturas a loar a Jesús. Porque con ardoroso amor llevaba y conservaba siempre en su corazón a Jesucristo, y éste crucificado, fue señalado gloriosísimamente sobre todos con el sello de Cristo; con mirada extática le contemplaba sentado, en gloria indecible e incomprensible, a la derecha del Padre, con el cual, Él, coaltísimo Hijo del Altísimo, en la unidad del Espíritu Santo, vive y reina, vence e impera, Dios eternamente glorioso por todos los siglos de los siglos» (1 Cel 115)
El Greco (1600-1614). San Francisco de Asís y el hermano León meditando sobre la Muerte
INTERPRETAR LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS Por Gregorio Pérez de Guereñu, ofm
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l espíritu de búsqueda de Francisco y su permanente confrontación con la realidad entorno y con la realidad mundial lo conducen hacia una nueva lectura de la misma. Pero simultáneamente es visitado por el Espíritu del Señor en medio de sueños y grandes deseos y ambiciones de realizar aventuras que suponen constantes riesgos y sufrimientos1. De manera que si, por un lado, respira el aire de la época, por otro, se deja llevar del soplo del Espíritu en las más variadas situaciones de la vida en las que va adquiriendo, a su vez, nuevas experiencias. Así se ve Francis∎∎∎ co a sí mismo y así ve al mundo en meMichel Hubaut es autor de numerosos lidio de la crisis que significa el paso de bros, traducidos a varios idiomas. Entre lo antiguo a lo nuevo. Y frente a la criellos destacan Los caminos del silencio (PPC sis realiza una determinada lectura de Editorial), El camino franciscano (Verbo Divi- los signos de los tiempos. De aquí que no), Vivir consigo mismo, con los otros y con el Capítulo General OFM 2009, celebraDios (E. San Pablo) y Orar las parábolas. do en Asís, afirme taxativamente: Acoger el Reino de Dios (Salterrae) “Antes de obsesionarnos por adecuar
nuestras estructuras debiéramos comenzar por leer atentamente los signos de los tiempos y de los lugares y dejarnos interpelar por ellos”2. Tal lectura nos ha de llevar, fuera de duda, a re-formar y clarificar nuestra conciencia social; sólo después podremos elaborar un proyecto de vida y de misión de acuerdo a la forma vitae de Francisco. Es evidente que Francisco no usa nunca la expresión “signos de los tiempos”, pero es igualmente evidente que tiene su propio método de leer la realidad entera y de actuar en conformidad con lo que cree debe tener la prioridad en la vida. Ante todo, la experiencia de la vida le va enseñando algo que puede considerarse previo al discernimiento de los signos de los tiempos. Pero esa experiencia de la vida es indesligable de la experiencia del Dios de la vida. Tomada la decisión de vivir el Evangelio en medio del mundo y con la aprobación del señor papa Inocencio III, Francisco va
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Caravaggio (1595). San Francisco de Asís en éxtasis
regulando su vida y la de sus compañeros en lo que se refiere a la vida diaria. Así podemos señalar tres actitudes previas, como de base, antes de discernir los signos de los tiempos: a) Después de su conversión, Francisco y compañeros se encuentran a la intemperie tanto en la sociedad como en la Iglesia, en el sentido de que -según él mismo atestigua- “después que el Señor me dio hermanos, nadie me mostraba qué debía hacer, sino que el Altísimo mismo me reveló que debía vivir según la forma del san Evangelio”3. En esa situación de intemperie, ¿qué hacer con la vida?, ¿de qué vivir?, ¿cómo alimentarse y vestirse?, ¿dónde buscar alojamiento?, y tantas otras preguntas acuciantes. Cierto que apelan al texto evangélico de Mt 6, 25ss, sobre el vivir abandonados a la Providencia que mantiene frescos los lirios del campo y ágiles las aves del cielo. Pero todo esto en nada disminuye la dureza de la vida que le espera al excluido y al que quiere vivir guiado por una lógica diametralmente opuesta a la lógica implantada desde hacía siglos en la sociedad y en la Iglesia. Pues bien, la estrecha relación entre carisma y coyuntura enseñó a Francisco cómo vérselas en relación al ayuno, al sustento diario, al trabajo, al cuidado de los enfermos, a la manera de vestirse, al modo de vivir y comportarse según lugares, tiempos y climas en diferentes regiones4. Nos encontramos frente a una figura en la que se refleja la flexibilidad y la capacidad para adaptarse a la realidad manteniendo siempre en vigor la “forma vitae” profesada. No en vano pasaron catorce años desde la “forma vitae” de Francisco y compañeros aprobada oralmente por el papa Inocencio III (1209) hasta la puesta por escrito en la regla bulada (1223) aprobada por Honorio III. En este lapso de tiempo el movimiento franciscano tenía una práctica de vida propia del carisma “en estado naciente” y -podríamos decir tambiénprogrediente. Lo que supone una riqueza inestimable b) La experiencia de Dios –punto central y básico de su vida– permite a Francisco aconsejar al hermano León con unas
audaces palabras frente a los temores y dudas que lo pudieran acosar. Le dice: ”Hermano León, compórtate, con la bendición de Dios, y mi aprobación, como mejor te parezca que agradas al Señor y sigues sus huellas y pobreza” 5. Ahora bien, no es posible tener la osadía de dar tal consejo a un hermano sin gozar antes de una formidable libertad interior conseguida en la misma experiencia de Dios y en confrontación con las vicisitudes de la vida diaria. Rotzetter interpreta las palabras de Francisco al hermano León señalando que en el correr de la vida diaria, “en nombre de Dios y con su bendición necesariamente se encuentra con inevitables transgresiones”. Transgresiones del orden establecido, de las rutinas cotidianas marcadas por tradiciones humanas, de formas de vida y comportamiento que con los años han ido adquiriendo carta de ciudadanía y que gozan de una especie de sacralidad y de intangibilidad e inmovilidad, que en definitiva atan y merman la capacidad de caminar respondiendo así a la voluntad de Dios que se nos muestra en lo más mínimo. Esas ‘transgresiones’ son signos de una auténtica libertad evangélica de pensamiento, de palabra y de acción en el terreno personal, comunitario, social y eclesial. De lo que podemos deducir que según san Francisco se presentan dos formas de comportamiento: “primera, que nadie debería tener miedo de sobrepasar la frontera si se trata de una mejor imitación (de Cristo) y de una pobreza más adecuada; y segunda, que todos deberían estimular a quien se atreva a ir más allá de los estrechos límites existentes… Es imposible responder a los ‘signos de los tiempos’ sin esta libertad de ‘transgredir’, para lo que acabamos de ser estimulados”6. Nos encontramos nuevamente con el significado de fondo de las palabras de Chenu: el encuentro entre carisma y coyuntura. c) En tercer lugar, Francisco tiene tal visión de su rol en medio de los hermanos, del grupo de hermanos entre sí y de éste con el mundo entero, que quiere considerar al Espíritu Santo como verdadero Ministro general de la Orden7.
Ello quiere decir varias cosas, entre ellas el saber mirar siempre lejos y adelante, el poner la confianza y estar abiertos a la acción del Señor a través de su Espíritu, el estar atentos para escuchar su voz y seguir sus inspiraciones, el salir de uno mismo en lugar de encerrarse en sí y en el pasado tanto institucional como personal. Todos estos son otros tantos elementos previos a una auténtica lectura e interpretación de los signos de los tiempos. Sobre estas bases que permanecen firmes y se enriquecen cada día con los nuevos acontecimientos, Francisco ve y juzga el significado del feudalismo a lo largo de siglos tanto en la sociedad como en la Iglesia: rechaza las relaciones verticales y de sometimiento del vasallo para con el amo; juramento de fidelidad personal y tantas otras consecuencias. Observa y examina el valor de los nacientes ‘comunes’, o ‘comunas’ y asume el valor comunitario de los mismos; ve el nacimiento de las nuevas ‘fraternitates’ y asume de ellas elementos que lo fascinan por su similitud con la vida evangélica; se inserta con los suyos entre los movimientos pauperísticos y se acepta como uno de ellos, y logra que la Iglesia lo acepte en su seno; aparecen los ‘menores’ frente a los ‘mayores’ y quiere ser menor entre los menores; discierne y observa la finalidad de las cruzadas y ello le da motivo para instaurar una nueva forma de misión y evangelización. Y todo ello confrontado con textos del evangelio y con las actitudes de vida de Jesús. La doble cara de todo acontecimiento nuevo le obliga a discernir y a ser sensible para descubrir los elementos positivos e incorporarlos en su forma de vida. Uno de los acontecimientos que más llamó la atención de Francisco fue el surgimiento de las ‘comunas’ o movimiento comunal urbano, dejando atrás el punto base del feudalismo; es decir el juramento que el vasallo hacía a su señor. Ahora, con el advenimiento de las comunas, se unen todos los ciudadanos de una localidad y hacen juramento mutuo con el fin de romper con las desigualdades e instaurar un régimen de igualdad y ‘fraternidad’. Todo esto se-
dujo a Francisco lo cual, junto con el Evangelio, marcó su camino de manera indeclinable. El problema estará en saber si esa ‘fraternidad’ se mantendrá en adelante o cederá frente al poderío del dinero. Por ello, “hay que cuidarse de conferir un carácter idílico a la revolución comunal, pues la primavera de las comunas tiene también sus tormentas… De hecho, en la nueva sociedad de las comunas, el dinero es el rey. Y el dinero lo va a echar todo a perder”8. Con el poder del dinero aparecen nuevas desigualdades en la sociedad; por ello, pronto surgirán nuevos enfrentamientos que Francisco tratará de discernir certera y valientemente. De aquí que la fraternidad y la pobreza serán para él dos puntos sobre los que se edificará su movimiento. Chenu describe con precisión la coyuntura que integra el propósito de Francisco. Dice: “Desde hacía varias décadas, el régimen feudal, bajo el cual el mundo y la iglesia habían vivido benéficamente durante cuatro siglos, se encontraba en decadencia; su mismo triunfo lo entorpecía, lo hacía inoperante ante las necesidades, aspiraciones y problemas de una sociedad nueva. La contestación se generalizaba, llegando hasta la insurrección y el derrocamiento de los poderes establecidos… Poco a poco aparecen los cuadros de esta sociedad nueva, los gremios profesionales, los comunes políticos, las comunidades culturales llamadas ‘universidades’… En los tres aspectos, empezando por las relaciones de producción, el paternalismo cedía a la ‘fraternidad’ igualitaria… He aquí, pues, a Francisco; puede vérselo en cada uno de los puntos de nuestra evocación”9. La fraternidad y la pobreza asumidas por Francisco de Asís son los signos más claros de la ruptura con el régimen feudal. Tal pobreza, según el mismo Chenu, “no es la reforma ascética de aquellos que tienen miedo de los bienes de la tierra y los sacrifican a Dios, sino una condición ontológica de la vida de la Iglesia que la capacita para volver a encontrar su fuerza congénita”10. La pobreza, para san Francisco, va mucho más allá de una reforma ascética por la que sacrifica los bienes de la tierra y lleva consigo una especie de huída del mundo. Y no es que Francisco redescubra el Evangelio de la pobreza; ya otros lo hicieron antes de él. Lo típico de él es que al mismo tiempo que asume el valor evangélico de la pobreza lo hace cantando y dando gracias al Señor. “Francisco es un pobre que canta”, y canta entrando en comunión con Cristo pobre y humilde y con los más pobres y humildes de la sociedad. “Es una experiencia de comunión con los más humildes y los más pobres. Es una experiencia de comunión con la humanidad herida, de la que, al principio, el leproso fue para Francisco el símbolo viviente. Sin duda que esta experiencia le aportó un gozo puro y profundo”11. Y es esta experiencia la que comunica a sus hermanos cuando dice en Testamento: “El Señor mismo me condujo en medio de ellos (los leprosos), y practiqué con ellos la misericordia. Y, al separarme de los mismos, aquello que me parecía amargo, se me tornó en dulzura de alma y cuerpo”12. Por ello quiere dejar a los hermanos esta marca indeleble al decir: “Y deben (los hermanos) gozarse cuando viven con gente de baja condición y despreciada, con los pobres y
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débiles, y con los enfermos y leprosos, y con los mendigos de los caminos”13. Tal gozo no le puede venir a Francisco de una especie de magia o de espiritualismo barato. Llana y sencillamente este gozo está estrechamente vinculado con la experiencia de aquél que se hizo pobre con los pobres compartiendo su suerte: Jesús, el altísimo Hijo de Dios que se hizo pobre para enriquecernos a todos. Para Francisco vivir la pobreza es vivir eternamente agradecido al Señor, restituyendo a Él todo lo que somos y tenemos, tal como nos dice: “Y restituyamos todos los bienes al Señor Dios altísimo y sumo, y reconozcamos que todos son suyos, y démosle gracias por todos ellos, ya que todo bien de Él procede. Y el mismo altísimo y sumo, solo Dios verdadero, posea, a Él se le tributen todos los honores y reverencias, todas las alabanzas y bendiciones, todas las acciones de gracias y la gloria; suyo es todo bien; sólo Él es bueno”14. Es este restituir todo al Señor lo que hace que Francisco viva la pobreza con el más grande gozo. De nuevo, “Francisco es un pobre que canta”. Canta a Dios, canta a la creación entera, obra de Dios; pero canta porque los ve buenos, canta porque se siente amado y porque ama. Canta adentrándose en las entrañas del mismo mundo físico y humano. No lo desprecia, no huye del mismo; lo ama y ve en él al mismo Señor, al Dios omnipotente, todo bien, sumo bien, único bien. No otra cosa es el Cántico del hermano Sol, también llamado Cántico de las criaturas. Ciertamente son muchos los estudiosos que, a lo largo de la historia, han explicado con profundidad y erudición la Imago mundi. Y ciertamente la estructura externa del Cántico es la misma que aquella de la Imago mundi. “Pero la lectura que se hace de él (del mundo) es diferente. Francisco no nos informa, nos hace participar, nos introduce dentro de este mundo para que descubramos al autor de él. En esto se distingue el místico verdadero de los que no lo son”15. Francisco dialoga con la naturaleza toda; ella es su hermana, la admira, la venera como signo que conduce inevitablemente a Dios, y comenzando por el “señor hermano Sol” el cual “de Ti, Altísimo, lleva significación”. Todas las criaturas le llevan a Dios, en todas y cada una ve la bondad de Dios. Pero para ello necesita despojarse, una vez más, de todo lo que es él, para lograr restituirlo todo a Dios. Ecología física y ecología humana se unen inseparablemente en Francisco. Todo debe llevar a Dios. La creación entera es como una gigantesca custodia que nos muestra permanentemente al Creador. La creación entera gime, como con dolores de parto, para darnos a entender qué itinerario debemos seguir para llegar a Dios, Padre y Creador. Este itinerario no es otro que el de la desapropiación y del humilde reconocimiento de Dios como nuestro único Bien, como nuestro todo Bien, como nuestro sumo Bien. “Con frecuencia me ocurre –dice un autor comentando el Cántico de las criaturas–, preguntarme cómo se nos aparecería el mundo si, mediante una autoexpropiación llevada hasta las raíces del espíritu, lo pudiésemos mirar no según la óptica del tener sino según la óptica del ser”16. Y por supuesto que Francisco
Gianbattista Tiepolo (1767). Estigmatización de San Francisco
P. MESSA, “Francisco de Asís: de los sueños de grandeza a la grandeza de un sueño”, en Selecciones de Franciscanismo 114 (septiembrediciembre 2009) 391-426. 2 Portadores del don del Evangelio, 29. Documento del Capítulo General de la Orden de los Hermanos Menores, Asís, Pentecostés 2009. 3 Test 14. 4 Cf. 1R 2, 7. 13; 7, 8; 8, 3. 7. 10; 9, 3. 13. 16; 2R 2, 15. 17; 3, 12, 4, 2. 5 CtaL 3. Esa experiencia de Dios Francisco la manifiesta muchas veces y de muchas maneras, pero particularmente en el Testamento, cuando afirma: “El Señor me dio a mí, el hermano Francisco…El Señor me condujo entre los leprosos… El Señor me dio hermanos… El señor me reveló…(Tes 1, 2 , 14, 23. Y es que el Señor es el todo bien, el sumo bien, el único bien; es decir, el origen de todo bien, como reza el mismo Francisco en las Alabanzas que se han de decir en todas las horas (= AlHor). 6 A. ROTZETTER, “Los signos de los tiempos en la interpretación franciscana”, 28. 7 2Cel 193. 8 E. LECLERC, Francisco de Asís. El retorno al Evangelio, 20-28. Cf. J. F. GODETCALOGERAS, “El movimiento franciscano: una revolución evangélica”, quien sostiene que “el movimiento franciscano rechaza un sistema que no funciona para todos, y no colaborará con él. El rechazo del dinero forma parte de esta negativa. El dinero es rechazado porque no es accesible a todos”, 431. 9 M.- D. CHENU, “Coyuntura y carisma en Francisco de Asís”, 413. Ver también, E. LECLERC, “Francisco de Asís, encuentro del Evangelio y de la historia”, 241aa.; y del mismo LECLERC, Francisco de Asís. El retorno al Evangelio, 13-63. J. LE GOFF, “Francisco de Asís y la renovación del mundo feudal”, en Concilium 169 (noviembre 1981) 303-315. 10 M.- D. CHENU, el Evangelio en el tiempo, 117. 11 E. LECLERC, Francisco de Asís. El retorno al Evangelio 89. Ver M. MOLLAT, “La pobreza de Francisco: opción cristiana y social”, en Concilium 169 (noviembre 1981) 334-345. 12 Test 3. 13 1R 9, 2. Las biografías del santo están plagadas de textos similares explicados con ejemplos y parábolas. 14 1R 17, 17-18. Ver el hermoso comentario 1
que E. LECLERC hace del tema de la pobreza en Francisco de Asís en su obra Sabiduría de un pobre (Madrid 1964), particularmente bajo el acápite Más pobre que el leño muerto, 105-110. Sobre esta pobreza como despojamiento de todo y restitución de todo al Señor, cf. A. CORBIC, “Albert Camus y Francisco de Asís”, en Selecciones de Franciscanismo 113 (mayo -agosto 2009) 243-249. 15 N. ZEVALLOS, Cántico del Hermano Sol (CEP, Lima 1987) 31. 16 E. BALDUCCI, Francesco d’Assisi (Firenze 1989) 140. Ver también. B. TAPIA, “El cántico del Hermano Sol. Poema del amigo y hermano Francisco de Asís”, en Cuadernos Franciscanos 64 (marzo 1983) 217-230. 17 Cf. P. PEANO, “Las religiosas franciscanas. Orígenes, historia y valores constantes”, en Selecciones de Franciscanismo 30 (septiembrediciembre 1981) 415-461. 18 E. BALDUCCI, Francesco d’ Assisi, 140. El modelo socio-económico de la forma vitae de Francisco es fruto de la sabiduría del Reino. Por ello, “de ninguna manera lo pensamos aplicable a otras formas de vida cristiana, y menos a la sociedad en que vivimos. Es nuestra herencia de Hermanos Menores, la que nos dejó Francisco y que, por lo tanto, nace de la inclinación profunda del discípulo de Jesús a preferir pobreza a riqueza, desapropiación a derecho. Con todo, no hemos creado este modelo como una alternativa al margen, como una vuelta nostálgica a épocas más primitivas. Por el contrario, queremos ser modelo crítico ‘desde dentro’ del sistema imperante, en solidaridad precisamente con sus víctimas”; cf. Los Escritos de Francisco y Clara de Asís. Textos y apuntes de lectura; ed. preparada por J. HERRANZ, J. GARRIDO, y J. A. GUERRA (Oñati – Guipúzcoa 2001) 281. 19 M.- D. CHENU, El evangelio en el tiempo, 3839. 20 Cf. E. VILANOVA, Historia de la teología cristiana, I, 656-666. 21 Cf. E. LECLERC, Francisco de Asís. El retorno al Evangelio, 55-62. Ver también, M.- D. CHENU, La fe en la inteligencia (Barcelona 1966) 362, donde resalta el contraste de las reformas propuestas por el concilio IV de Letrán (1215) y la actitud de Domingo de Guzmán y Francisco de Asís
no puede olvidar que no se puede vivir sin tener. Prueba de ello es que integró a la familia franciscana tanto la Orden de las Hermanas Pobres (Clarisas) como la Tercera Orden, u Orden Franciscana Seglar, compuesta de laicos y laicas que viven en el mundo pero aspirando igualmente a la perfección, y las religiosas pertenecientes a la familia franciscana, cualquiera sea su denominación, aparte de las de la Segunda Orden17. “Pero él (Francisco) escogió como su porción una existencia reducida, dentro de los límites de lo posible, a la esencialidad del ser”18. Y aquí reside el sentido más profundo de la pobreza que él eligió, aunque tuviera su parte el aspecto ascético convencional. Ahora bien, frente a estos nuevos vientos descubiertos por una sensible y audaz lectura de los ‘signos de los tiempos’, tanto la sociedad como la Iglesia se tambalean. Ya no nos hallamos frente a la reforma realizada por Gregorio VII, reforma moral más que institucional y apostólica. “La reforma de Gregorio VII tiene su base en la defensa de los derechos de la Iglesia, de sus organismos temporales, del marco de sus empresas; reivindica las condiciones terrestres esenciales para su acción, para su libertad, para su administración. En cambio, en el siglo XIII, el retorno espiritual tiene su principal agente estratégico y encuentra su dinamismo en la libertad evangélica… Con san Francisco y santo Domingo, y asimismo con sus precursores más o menos afortunados, el fuego nuevo se enciende en el mismo pueblo cristiano”19. La Iglesia no logra entender lo que está sucediendo y por ello se resiste a cambiar. Ha tenido grandes éxitos en el pasado en la diversas reformas que han tenido lugar de suerte que con tales éxitos da la impresión de vivir en una situación histórica y en una verdad inmutables. No logra discernir los ‘signos de los tiempos’ y por ello rechaza fácilmente todo signo de contestación. Pero los aires nuevos y las nuevas inspiraciones del Espíritu llevaban al mundo entero hacia nuevos horizontes20. La Iglesia sigue aparentemente todopoderosa, es prisionera de su propio poderío e incapaz del comprender el mundo nuevo que se avecina y que, de alguna manera, ya se ha hecho presente. De aquí que su actitud frente a esta ‘novedad’ sea, más bien, de enfrentamiento, y no pocas veces de condena, sin el discernimiento requerido21. Y es que la Iglesia era poderosa, influyente y rica de bienes materiales; por eso no atenderá las críticas provenientes de quienes predican la pobreza y remitían a los orígenes de la Iglesia, a las comunidades cristianas primitivas. Monjes, obispos y alto clero desechaban las ‘comunas’ y desconfiaban de los valores de las mismas; ignoraban que en la sociedad y en la Iglesia había hecho irrupción un nuevo orden social con todo lo que éste conllevaba en todo orden de cosas. La Iglesia seguía siendo feudal en su mentalidad y en la vida práctica. Francisco y Domingo habían captado y respirado los nuevos aires en diversos ámbitos de la sociedad y de la Iglesia, y cada uno, según su manera de ver el Evangelio en esa nueva época, decidió llevar adelante una reforma verdaderamente apostólica.
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LA ORACIÓN EN FRANCISCO Por Jorge Martínez, ofm
Murillo (1668). San Francisco abrazando a Cristo en la Cruz
A
l referirnos a la persona de Francisco, si bien mucho se ha escrito sobre él (siendo tan simple, humilde y pobre), debemos admitir que nos encontramos ante una persona de gran riqueza espiritual y unos valores humanos tales que, sin duda alguna, aún podemos deducir mucho de lo que nos ha manifestado a través de su existencia y ello, por cierto, ser de provecho espiritual y humano para personas que transitan este tiempo de hoy. Sobre la espiritualidad de Francisco elegimos el tema de la oración, no sólo porque nos habla del diálogo del hombre con Dios, sino también de su aceptación y de lo que de Él proviene, como quien da sentido con ello a la propia existencia y a la totalidad de lo creado. Partiendo de ahí, la realidad misma adquiere una significación especial. Con sumo respeto, pero en sinceridad, podemos decir que un ateo y un creyente no ven al mundo de la misma forma, sin embargo, ambos se relacionan necesariamente con la totalidad de la creación y, de algún modo, con la fundamentación que la sustenta, se la admita o se la niegue. Al mencionar hoy a Francisco surge naturalmente el tema de la oración, pues
era la vivencia constante de aquel joven de Asís que se distinguía por su alegría y espontaneidad, como también por sus ideales, el que luego de su conversión se dedicaría por entero al seguimiento de Cristo(1). Oración Desde muy antiguo se ha tenido a la oración como “la piadosa elevación de la mente a Dios”, según San Juan Damasceno(2), o, al decir de San Agustín, “Tu oración es hablar con Dios; cuando lees, Dios habla contigo; cuando oras, hablas tú con Dios”(3) y hoy decimos que orar es simplemente hablar con Dios, es el diá-go que se da entre el hombre y Dios, desde el más simple, breve y sincero acto de confianza, hasta la más elevada contemplación y el privilegio en algunos de llegar al mismo éxtasis. Quizá, uno de los dramas más acuciantes y reales del hombre de hoy es, justamente, la falta de ese diálogo profundo y sincero con el Señor. El bombardeo que padece el hombre por un torbellino de noticias, preocupaciones laborales, estudio y actividades artísticas, angustias y conflictos personales, relaciones con los semejantes en la sociedad y en el ámbito familiar, ambiciones, modas y veleidades pasajeras, no deja lugar a la persona
para hacer un poco de silencio, a fin de encontrarse cada uno consigo mismo, entrever la realidad del otro y, por cierto, descubrir el sentido de la propia existencia. Francisco, lector asiduo de los Evangelios, percibe en Cristo que, a lo largo de toda su vida terrestre, si bien se dedicó a proclamar el mensaje de salvación y a socorrer con gran misericordia a toda persona necesitada, siempre supo darse un tiempo para orar; buscaba lugares apartados, libre del acoso de la gente y aún de la compañía de sus discípulos, a fin de entregarse por largo tiempo en su coloquio personal con el Padre(4). Por ello, Francisco se siente movido totalmente a seguir el ejemplo de Jesús; podemos decir que tenía siempre sus ojos fijos en Él y consagraba la mayor parte de su tiempo a la oración. La que manifestaba de forma muy particular: Orar en libertad La oración en libertad era un verdadero requisito en su predisposición orante. Para Francisco, según Celano, “…su preocupación máxima era la de ser libre de cuanto hay en el mundo…para darse sólo a Dios…por eso elegía frecuentemente lugares solitarios, para dirigir su alma enteramente a Dios…Su puerto segurísimo era la oración; pero no una oración fugaz, ni vacía, ni presuntuosa, sino una oración prolongada, colmada de devoción y tranquilidad en la humildad…Acostumbraba…orar en iglesias abandonadas y aisladas…con la divina gracia superó en ellas muchos temores y angustias de espíritu”(5). Momentos y afectos La oración debía ser en tiempo y sentimiento debido. De hecho, Francisco hablaba con el Señor largamente y con tal sentimiento, al punto que Celano dice del diálogo de Francisco con el Señor que era inimitable: “Allí respondía al Juez, oraba al Padre, conversaba con el amigo, se deleitaba con el Esposo”(6). Relaciones todas de tanto significado y sentimientos humanos, en lo referente a Dios, que daban contenido y forma a la oración de Francisco y mostraban, sin él intentarlo expresamente, su deseo de “convertir en formas múltiples de holocausto las intimidades más ricas de su corazón, y reducía a suma simplicidad lo que exteriormente parecía diverso”. Quien lo observara detenidamente, como lo hizo Celano, podía decir de Francisco que “Rumiaba muchas veces en su interior, sin mover los labios, e, interiorizando todo lo externo, elevaba su espíritu a los cielos. Así, hecho todo él no ya sólo orante, sino oración hecha hombre, orientando todo su ser –mirada interior y afectos- hacia lo que buscaba realmente, su único Señor”(7). Modo de orar, o mejor conversar, que tenía Francisco para con Dios. Guía orante Bien sabemos que Francisco, más que maestro, era un guía orante para los demás, no asumía una actitud magistral o determinante, sino, más bien, atraía o movía a la santidad con su ejemplo de vida. Pues él era un hombre hecho ora-
ción y, sin posturas afectadas, era un guía gozoso de sus hermanos en la práctica de la oración(8). Cuando éstos le pedían “que les enseñara a orar”(9), los invitaba a hacer de sus vidas un verdadero acto de entrega(10). En sus escritos legales insiste una y otra vez en la oración como deber primordial: “Por eso, los siervos de Dios deben entregarse constantemente a la oración o a alguna obra de bien”(11). Y no sólo a la oración personal sino también a la oración oficial de la Iglesia, la liturgia de las horas, celebrada en la fraternidad. Dificultades Para una verdadera vida de oración nunca faltan dificultades u obstáculos. Lo que era bien conocido para Francisco, por ello, si bien el trabajo tenía un lugar importante en la vida de los hermanos, existía el peligro de que, en razón del mismo, se dejaran engañar y descuidaran la unión personal con Dios, la que se da principalmente en la oración. Por ello, en su Norma de Vida, a lo que se unió Clara, dispuso: “Aquellos hermanos a quienes el Señor dio la gracia de trabajar, háganlo fiel y devotamente, de modo que evitando toda ociosidad, que es enemiga del alma, no apaguen el espíritu de la santa oración y devoción, a cuyo servicio deben estar todas las cosas temporales”(12). No sólo se refería al trabajo manual, sino también a la dedicación al estudio, sin por ello rechazarlo, pero da su alerta al respecto; lo vemos, por ejemplo, en la carta que dirige a San Antonio, en la que dice: “Me agrada que enseñes la sagrada teología a los hermanos, a condición de que, por razón del estudio, no se apague el espíritu de la oración y devoción, como se manda en la Regla”(13). La preocupación de Francisco, guía orante, se centraba en mostrar que cualquier trabajo u ocupación de los hermanos, debe estar penetrado por el espíritu de oración; además, deben entregarse completamente al Señor y donarse a Él como ofrenda agradable para su gloria. Vaciamiento de sí mismo El problema del hombre, desde que tiene conciencia de sí y de su entorno, mujer o varón de cualquier edad y condición, casi siempre fue el tener una sobrevaloración de sí mismo y creerse árbitro y señor de todo lo que existe. Francisco desconocía los raciocinios, argumentaciones o teorías de la moderna psicología, lo que es comprensible, vivió otra época. Sin embargo, como hombre de profunda vida interior, intuía lo que a cada uno le cuesta vaciarse de sí mismo y descubrir la soberanía de Dios, la realidad de sus semejantes y lo que puede significar y enseñarnos todo lo que nos rodea. Por ello, Francisco y Clara, recuerdan e indican a sus seguidores y amigos: “Aplíquense, en cambio, a lo que por encima de todo deben anhelar: tener el espíritu del Señor y su santa operación, orar siempre al Señor con puro corazón”(14). Pureza de corazón La limpieza de corazón no es fácil de obtenerse, pues son muchos los impulsos interiores que aparecen en la conciencia, aunque no se aspire a ello ¡Ah! Puro corazón…, simbólico espacio recóndito del interior del hombre, de muy difícil comprensión y misteriosas respuestas, puede albergar los sentimientos más nobles y generosos, así lo afirma Pablo al referirse a la caridad(15), como también cobijar miserias, vicios y aberraciones muy bajas, según lo señalara el mismo Cristo más de una vez en su Evangelio (16) . Por tanto, Francisco, en razón de la tan anhelada ‘pureza de corazón’, dice a sus frailes: “Amonesto y exhorto en el
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Señor Jesucristo a todos los hermanos que se guarden de toda soberbia, vanagloria, envidia, avaricia, preocupaciones y solicitudes de este mundo, difamación y murmuración”(17). Pues bien sabía Francisco que, quienes están dominados por tales miserias, dan a entender que centran todo en sí mismos, en su obrar y desear, e invadidos por el espíritu impuro de un ‘propio yo’ mal entendido, se dejan vencer por el ‘espíritu de la carne’, en el significado que le dieron los santos Padres y él mismo. De ahí que Francisco recomendara, en la formulación de la Regla no aprobada, lo siguiente: “…en la santa caridad que es Dios, ruego a todos los hermanos…que, removido todo impedimento y pospuesta toda preocupación y solicitud, como mejor puedan, sirvan, amen, honren y adoren al Señor Dios, y háganlo con limpio corazón y mente pura, que es lo que Él busca por encima de todo. Y hagámosle en nosotros una habitación y morada a Aquel que es el Señor Dios omnipotente…y adorémosle con puro corazón, porque es preciso orar siempre y no desfallecer”(18). Para Francisco, el llegar a tener un corazón puro se obtiene por la renuncia a todo lo que nos puede ligar a lo transitorio. En los inicios de su conversión, según Celano, frecuentando lugares retirados para orar, recibe entonces de Dios una inspiración que le dice: “…lo que has amado carnal y vanamente, cámbialo ya por lo espiritual, y, tomando lo amargo por dulce, despréciate a ti mismo, si quieres conocerme, porque sólo a ese cambio saborearás lo que te digo”(19). En acuerdo con lo dicho en este apartado, en una de las Admoniciones, Francisco dice: “Dichosos los que tienen el corazón limpio, porque ellos verán a Dios. Tienen verdaderamente el corazón limpio los que desprecian lo terreno, buscan lo celestial y nunca dejan de adorar y contemplar al Señor Dios vivo y verdadero con ánimo y corazón puros”(20). Humildad manifiesta Al disponerse a la oración, conviene situarse en sincera humildad, en la verdad de nuestro corazón. Para el sentir de Francisco, y es sentencia común, Dios obra como lo cree más conveniente, sin embargo, por lo común, se deja encontrar por la persona sencilla y humilde que nada se atribuye a sí misma. Por ello alerta a los que se dedican a la predicación y al trabajo manual, como también a los que más tiempo están en oración, de no atribuirse mérito alguno: “Procuren humillarse en todo, no gloriarse ni estar satisfechos de sí mismos, ni exaltarse interiormente por las palabras y obras buenas; más aún, por ningún bien que Dios haga, diga u obre alguna vez en ellos y por ellos”(21). Francisco pone en guardia contra este peligro en palabras que Celano nos transmite: “Cuando el servidor de Dios es visitado por el Señor en la oración con alguna nueva consolación, antes de que se acabe levante los ojos al cielo y, junta las manos, diga al Señor: ‘Señor, a mí, pecador e indigno, me has enviado desde el cielo esta consolación y dulcedumbre; te la devuelvo a ti para que me la reserves pues yo soy un ladrón de tus tesoros’. Y más, ‘Señor en el diálogo sincero y humilde con el Señor, por eso comenta: “Hay muchos que permanecen constantes en la oración y en los diversos oficios, y hacen muchas abstinencias y mortificaciones corporales, pero por sólo una palabra que pudiera parecer injuriosa para sus cuerpos o por cualquier cosa que se les quite, se escandalizan y enseguida se alteran. Estos tales no son pobres de espíritu”(23).
Colaboración efectiva La oración, según Francisco, no es sólo un diálogo entre el hombre y Dios, sino también un servicio, una clara colaboración en la construcción del Reino de Dios. Es decir, quien en la oración llega a la purificación de su corazón, y en humildad hace presente a Dios en su vida, podrá mantener una relación justa y considerada con todas las criaturas, y cooperará en el establecimiento del orden de Dios en todo lo existente. Así lo expresa Francisco en su ‘Cántico del Hermano Sol’, donde se muestra unido a todo lo creado para glorificar a Dios y reconocer su Reino en lo que nos rodea. Modos de orar La reflexión sobre la oración en San Francisco es cautivante y aún da para mucho más, sin embargo, en el intento de imitarlo en lo sencillo y lo breve, consideraremos algunos aspectos que hacen a lo práctico de la vida, a lo de todos los días. Bien sabemos que la mayoría de las oraciones que nos dejó Francisco son de alabanza y acción de gracias; lo que es muy comprensible en él, para quien honrar y alabar a Dios por sí mismo es la forma más elevada de oración. La que luego, por cierto, se transformará en oración de expiación pues, “…si vemos u oímos decir o hacer mal o blasfemar contra Dios, nosotros debemos bendecir, hacer el bien y alabar a Dios, que es bendito por los siglos”(24). Para Francisco, la forma más elevada de alabaza es la adoración, la que recomienda a todos los fieles con estas palabras: “Amemos, pues, a Dios y adorémosle con puro corazón y mente pura, porque esto es lo que sobre todo desea el Señor cuando dice: ‘Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad’. Porque todos los que lo adoran, es preciso que lo adoren en verdad. Y dirijámosle alabanzas y oraciones día y noche, diciendo: ‘Padre nuestro que estás en los cielos’, porque es preciso orar siempre y no desfallecer”(25). A la oración de acción de gracias está muy ligada la de petición, la que no debe estar centrada sólo en las necesidades y preocupaciones personales, sino también en las grandes intenciones del Reino de Dios. La oración de petición deberá interceder por las necesidades del tiempo y de cualquier lugar de nuestro planeta, por la Iglesia y el pleno establecimiento del Reino de Dios, a fin de que la creación entera se oriente a glorificar a Dios, sin excluir por ello la perfección individual. Podemos dirigirnos a Dios en petición como lo hiciera Francisco: “Concédenos por ti mismo a nosotros, miserables, hacer lo que sabemos que quieres y querer siempre lo que te agrada”(26). En seguimiento En la “Imitación de Cristo”, Tomás de Kempis dice que “Nuestro más ardiente deseo debe ser imitar la vida de Jesucristo”(27). Y para Francisco, mucho tiempo antes, la imitación de Cristo era ‘objetivo fundamental de vida’. Así lo vivió y da simplemente a entender a un hermano con estas palabras: “No necesito saber muchas cosas, hijo, sí a Cristo pobre y crucificado”(28), con lo que ya debería ser suficiente para cada uno. Para el método franciscano de oración, no hace falta abarcar muchos temas, lo importante es profundizar solamente algunos, o mejor, poder fijar la atención en la vida de Cristo, Dios y hombre verdadero, como nos lo presentan los Evangelios. El hombre-Dios que sigue viviendo en la Iglesia, que permanece en medio de nosotros, en el misterio de la Eucaristía.
Todo el interés y ocupación de cada uno deben orientarse en el seguimiento y la contemplación de Cristo. Es decir, nuestro pensamiento, nuestro trabajo y nuestra vida misma deberían inspirarse en el sentir de Cristo. De ahí que en una de sus Admoniciones, Francisco exclamara: “Dichoso aquel que no tiene placer y alegría sino en las santísimas palabras y obras del Señor, y con ellas lleva a otros al amor de Dios en gozo y alegría”(29). Oración y vida Compatibilizar oración y vida no es una mera aspiración ideal, sino un objetivo concreto de realización, por cierto, en quien transita el camino de la conversión total a Cristo. Al respecto, Celano decía que Francisco “Sostenía en su alma una tremenda lucha y mientras no llevaba a la práctica lo que había concebido en su corazón, no hallaba descanso”(30). Lo que es comprensible, no es fácil pero debe hacerse; es decir, el ser consecuente con la verdad, lleva a transformar en acción y vida lo que ya se había aceptado en la mente y decidido de corazón, a fin de ser, en realidad, un fiel seguidor del Evangelio. El poder llegar a una perfecta consonancia y armonía entre “oración y vida”, requiere el don de Dios, su gracia, nuestra incondicional respuesta y vivencia del amor. De lo contrario, se puede incurrir en la simulación, la hipocresía y la temeridad. Dios debe ser el centro total de esa “vida y oración” en la verdad de la persona humana. Si por gracia divina, se abren a la persona las puertas de los grados más altos de la oración, como lo son la contemplación y el éxtasis, se requiere en ella una gran apertura de corazón y de mente, a fin de adentrarse en las inspiraciones divinas y obrar dócilmente lo que Dios disponga, en el vacío de sí mismo y en la pureza de corazón. Inferencias De lo referido de Francisco sobre la oración y de las breves reflexiones que hemos hecho, podemos deducir algunas orientaciones de provecho para el lector: En primer lugar, la oración en Francisco no aparece como algo planificado y siguiendo cierta metodología, como podría darse en un tratado específico de espiritualidad o en un esquema sobre pasos precisos a seguir en modos y formas determinadas de oración; todo lo contrario, sino como una experiencia, con rasgos de espontaneidad, que muestra al ser humano en su relación personal con Dios. Experiencia que lleva a la persona a identificarse con Cristo, a reconocerse en él y tomar conciencia de que somos peregrinos, que no estamos solos y que nuestro caminar consiste en el seguimiento del Evangelio; que Dios viene al encuentro del hombre simple y sencillo, del que lo busca en humildad, desprendido de todo lo que lo pueda atar en el tiempo, aún de sí mismo y de la malicia del mundo.
∎∎∎ Fray Jorge Martínez OFM es director de la revista Nuestro Tiempo Franciscano y ha sido director de la Universidad Católica de Mendoza (Argentina). Además es vicepostulador de la causa de beatificación del Venerable Fray Mamerto Esquiú, juez en el Tribunal interdisciplinacio del Arzobispado de Santa Fe, donde reside, y doctor en Derecho Canónico y licenciado en Psicología clínica.
1 San Francisco de Asís, Escritos, ed. BAC, Madrid, 1995, ver 2l, cap. LXI a LXVII, nn 94 a 101 (En adelante, en las citaciones de esta obra, sólo se dirá Escritos, o. c.) 2 San Juan Damasceno, De fide orth., III, 24, en PL 94, 1089 3 San Agustín, In Ps 85, en 7, en PL 37, 1086 4 Cfr. Mt 14, 23; 27, 46; Lc 9, 18; 22, 41-46 5 Idem, o. c., 1C 71 6 Idem 7 Ibidem 8 En Escritos, o.c., San Buenaventura LM, cap. IV, nn 1-6 9 Escritos, o.c., 1C 45 10 Escritos, o. c., LM 4,3 11 Escritos, o. c., 1R 7,12 12 Idem, 2R 5,1 y ss; cfr Regla de Santa Clara 13 Idem, Cta.Ant 14 Escritos, o. c., 2R 10,9; Regla de Sta. Clara 10 15 1Cor 13, 1-13 16 Cfr. Mt 15, 7-10; 23, 1-32 17 Escritos, o. c., 2R 10,7 18 Escritos, o. c., 1R 22,26 y ss. 19 Idem, o. c., 2C 10; Test 3 20 Escritos, o. c., Adm 16 21 Idem, o. c. 1R 17, 6 22 Ibidem, o. c., 2Cel 99 23 Escritos, o. c., Admonición 14, 2-4 24 Idem, o. c., 1Reg 17,18 25 Idem, o. c., 2CtaF 19-21 26 Ibidem, o. c., CtaO 50 27Tomás de Kempis, Imitación de Cristo, 3, 1, 3 28 Escritos, o. c., 2C 105 29 Idem, o. c., Adm 20 30 Escritos, o. c., 1C 6.
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LA ACTUALIDAD DE SU CARISMA Y DE SU ESPIRITUALIDAD Por Fra Josep Gendrau i Valls, ofm
L
a actualidad y carisma de san Francisco son más patentes hoy que nunca: jamás en la historia, un papa había escogido en su elección el nombre del “Pobrecillo de Asís,” como lo ha hecho el actual. El mismo pontífice ha revelado las motivaciones: “Por el amor del santo a los pobres, por ser promotor de la paz y por su respeto a la belleza de la crea-
Fernando Yáñez de Almedina, San Francisco de Asís
ción,” dijo desde el balcón del Vaticano. Por estas mismas y otra razones, san Francisco de Asís ha sido uno de los santos más queridos del mundo. Su ardiente amor a Jesucristo y el Evangelio, su servicio constante y humilde a los “hermanos hombres” -buenos y no tanto -, y su canto enardecido a todas las criaturas, le han granjeado una simpatía y cariño excepcionales.
En Asís, ciudad de la Umbría, en el corazón verde de Italia, donde nació san Francisco, todo proclama con ternura su recuerdo: los caminos y carreteras, los árboles y los pájaros, las fuentes, los campos y las mieses, todo invita a vivir la paz de Dios. La pureza divina y la pureza cósmica se entrelazan y fusionan en un suave y delicado frescor. Veamos primero la popularidad del santo, para describir luego su carisma y su espiritualidad. Popularidad del santo Francisco de Asís es uno de los santos más queridos del pueblo, su nombre es universal. A finales del siglo pasado, la revista The Times lo proclamó “el hombre del siglo XX” por su popularidad, por su respeto a la creación y por considerar como hermanos a todas las cosas. Los ecologistas católicos lo consideran su intercesor. Los pesebristas le tienen por patrono, ya que el santo construyó el primer pesebre viviente en la historia en el pueblo de Greccio. El beato papa Juan Pablo II quiso celebrar en Asís el primer encuentro interreligioso-ecuménico. El papa aparece rodeado de los principales líderes religiosos del mundo frente a la capilla de de la Porciúncula, en Santa María de los Ángeles. Por su parte, el papa emérito Benedicto XVI, ha escrito bellas y profundas consideraciones sobre el “Poverel·lo:” “Se ha dicho que Francisco representa un “alter Christus,” fue verdaderamente un icono de Cristo. El testimonio de Francisco, que amó la pobreza para seguir a Jesús con entrega y libertad totales, sigue siendo también para nosotros una invitación a cultivar la pobreza interior para crecer en la confianza en Dios, uniendo asimismo un estilo de vida sobrio y un desprendimiento de los bienes materiales.” Sabida es hoy la noticia de que en el último conclave en Roma, el cardernal Bergoglio, elegido papa, escogió el nombre italiano de “Francesco,” como referente del santo por su amor a los pobres, su humildad o minoridad, su alegría interna y externa, su interés por la justicia y la paz, así como el respeto a todos los seres de la creación. Dicho nombre fue escogido como proyecto de vida. El franciscano y escritor, pare Pascual Rambla, dijo en una conferencia: “San Pablo nos reveló a Jesucristo muerto y resucitado, pero san Francisco lo reencarnó...” Y añadía sonriendo: “casi una blasfemia, pero es una corazonada!” Muchos filósofos y escritores, poetas y novelistas, artistas, así como pintores y músicos, incluso cineastas, han plasmado en sus escritos, obras de arte y películas, la vida y virtudes del santo de Asís. Es admirado y venerado por la Iglesia universal, por la familia franciscana, pos creyentes católicos y otras confesiones religiosas e incluso por agnósticos o no creyentes. No se conoce ningún libro o artículo filosófico, histórico, literario o poético, que haya desprestigiado el nombre y la figura de san Francisco de Asís. Carismas de Francisco Veamos ahora los principales carismas
de san Francisco que han actualizado su persona y su mensaje. Adhesión a Jesucristo El móvil que animó todas las acciones de san Francisco fue su deseo de complacer a Cristo y de asemejarse a Él. El bienaventurado fue llamado a la conversión por el mismo Cristo. Tanto en el camino de Espoleto como en la ermita de San Damián, es Jesús quien le habla sensiblemente. Y desde este momento es adicto a la causa de Cristo; no buscando otro maestro que le enseñe los caminos de la vida del espíritu. “Nadie, dice en su Testamento, me enseñaba lo que tenía que hacer, pero el Altísimo mismo me reveló que debía vivir según la forma del santo Evangelio.” “La Orden que Francisco quiso instituir es más de imitadores de Cristo, que de predicadores,” escribe Gratien de París. Ya en los primeros pasos de su conversión, Francisco oraba ante el Santo Cristo de San Damián: “Señor ilumina las tinieblas de mi corazón y dame una fe recta, una esperanza cierta, una caridad perfecta y una profunda humildad.” Consiguió lo que pedía, puesto que su primer biógrafo, Tomás de Celano lo describe así: “Tenía Jesús en el corazón, Jesús en los labios, Jesús en los ojos, Jesús en las manos, Jesús siempre presente en todos los otros miembros…” La adhesión a Jesucristo implica desnudarse de sí mismo para dejar que Cristo viviera en él; como dice san Pablo: “no soy yo, es Cristo que vive en mi…” En el monte de Albernia -el calvario franciscano-, entre árboles y peñas, mientras lloraba sus “grandes pecados”, como decía él, experimentó los dolores de la Pasión de Cristo, tal como lo había pedido: “Señor, que pueda experimentar en mi cuerpo y en mi espíritu, los sufrimientos que tu sentiste en tu Pasión.” De repente, se le apareció Cristo en forma de serafín alado del cual salían unos rayos luminosos que impactaban en su costado, manos y pies, gravando en ellos las cinco llagas del Crucificado. La ardiente oración del santo tuvo un sentido: experimentar en su vida el mimo amor que Jesús sintió cuando se inmoló por la humanidad. Ello le condujo a un más alto grado de contemplación. Como escribe san Buenaventura: “Nada tiene que sorprender a que haya sido comparado a los serafines, que representan a los espíritus más elevados de la jerarquía celestial.” Amor a los hermanos Francisco fue el primero de los fundadores que empleó el nombre de hermano menor a sus frailes, exigiendo que todos llevaran este nombre, incluso los superiores. En el capítulo de primera la Regla se afirma: “Que se amen los unos a los otros y que demuestran con sus obras la caridad que deben tenerse entre ellos, y que sean condescendientes, animados por la más alta dulzura hacia todos los hombres.” Este amor es entusiasta, tierno y demostrativo. Para respetar el orden de la caridad se aplica primero al prójimo, a los hermanos que están cerca. Mantenía a todos una solicitud especial y constante, semejante a los sentimientos de una ma-
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dre.. Sabía adelantarse, con sus delicadeces, a los deseos de sus hijos. Escribe: “Reconoceré que amas al Señor y a mí, que soy su siervo y tuyo, si te llevas de tal manera que no haya ningún hermano menor que hubiere pecado tanto como hubiere podido, y que después de ver tu mirada, no se aleje de ti, sin haber escuchado una palabra de misericordia.” La paz La paz evangélica fue la obra perseverante de san Francisco. Era el lema y saludo en su predicación a las multitudes: “La paz y el bien esté siempre con vosotros”. “El hombre es un lobo para el hombre” escribió Plauto, un autor que vivió hacia dos cientos años antes de Cristo. Francisco convirtió el lobo de Gubbio, e hizo que otros lobos sanguinarios recuperaran su rostro humano. Un autor del siglo XVIII, Thomas Hobbes, considera que una de las notas características de la esencia humana es el egoísmo, mediante el cual el hombre termina siendo verdugo, un lobo para el hombre. El santo de Asís convierte a este lobo, a este hombre, en hermano, con su actitud pacífica y pacificadora. A causa de la intransigencia evangélica, él era intransigente, pero a causa de la dulzura evangélica, él era dulcísimo. En el Evangelio encontraba respuesta a todos sus deseos y a todas las preguntas de los que aspiraban a la perfección y no permitía que nadie añadiera ningún comentario. Pero la paz del corazón no basta, hay que extenderla a la comunidad. El amor fraterno es, pues, preferible a la soledad y aislamiento. Sin embargo, tampoco la paz conventual es suficiente; hay que extenderla a todo el mundo. Tomás de Celano explica que el gran deseo de Francisco era extinguir los odios y devolver la paz y concordia a las ciudades y pueblos por donde él transcurría. Francisco inspiró la que podríamos llamar “la gran carta de Asís, donde proclama la unión y concordia entre las diversas clases sociales. Fue un deseo que le acompañó hasta el lecho de muerte, y supone un eficaz mensaje de reconciliación entre el obispo y el podestá de la ciudad. Asimismo en su famoso Cántico del hermano sol escribe: “Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor.” Veneración a la Eucaristía Su amor a este sacramento fue un carisma en él muy intenso, y el respeto que sentía por los sacerdotes era igualmente inmenso: “Quiero temerlos, amarlos, respetarlos como a mis señores y no quiero considerar en ellos pecado algún porque veo en ellos al Hijo de Dios. Obro así porque en este mundo no veo otra cosa sensible del Altísimo Hijo de Dios si no es su santísimo cuerpo y sangre que ellos, los sacerdotes, reciben y administran a los demás.” El bienaventurado Francisco quiso que sus hijos espirituales fueran en el mundo los misioneros de la Eucaristía, algo totalmente inédito antes de él. Fue el primero entre los santos que manifestó en su vida y en su obra, un ferviente ardor al sacramento del altar. En una carta a sus frailes escribe: “Besándoos los pies y con la caridad que puedo, os suplico a todos vosotros, hermanos, que tributéis toda reverencia y todo el honor, cuanto os sea posible, al santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo, en quien todas las cosas que hay en cielos y tierra, han sido pacificadas y reconciliadas con el Dios omnipotente.” Y a los sacerdotes les dice: “Ruego también en el Señor a todos
los hermanos sacerdotes, que son y serán o que deseen ser sacerdotes del Altísimo, que siempre que quieran celebrar la misa, ofrezcan purificados, con pureza y reverencia, el verdadero sacrificio del Santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo, con intención santa y limpia.” Espiritualidad franciscana Además de los carisma específicos que es difícil encontrar a otro más original o singular que Francisco. En la espiritualidad franciscana admira, como particular su minoridad evangélica. Jesús había dicho: “si no os hacéis como niños no entraréis en mi Reino.” Aquella “infancia espiritual” que encarnó luego santa Teresita de Jesús. Pequeñez, casi niñerías: Francisco envía a predicar a fray Rufino en calzoncillos a la mismísima catedral de Asís, y seguidamente él va a encontrarlo vestido de igual manera para castigarse de haber dado una orden tan drástica. En cierta ocasión come pollo para que todo el mundo sepa que no es un penitente: se hace llevar por las calles de Asís con una cuerda atada al cuello, mientras un hermano proclamaba su gula desmedida. Cuando fray León cae de inanición, desfallecido por el hambre, Francisco entra en una viña a “robar” uvas para que coma el hermano, y al mismo tiempo llama al propietario que le azote a él por haber sido un ladrón. Los discípulos no son diferentes del maestro: Juan el Simple imita a san Francisco gesto por gesto: tose cuando él tose, suspira cuando suspira… Fray Junípero corta la pata de un cerdo vivo para preparar el plato de un hermano enfermo, y substrae las campanillas de plata de una basílica para ofrecérselas a unos pobres. Jordano de Giano penetra en la habitación del Papa sin permiso, y tira de la manta para besarle los pies con veneración... El motivo de estos hechos y semejantes, es porque el santo tenía un alma de niño. El espíritu de minoridad, del cual vive, es el camino de perfección descubierto en el Evangelio, Quería que sus fraile se llamaran frailes menores. Una simplicidad que no se opone a la prudencia de la serpiente, pero que es semejante a la sencillez de una paloma, que rehúye toda apariencia de duplicidad o incoherencia. El santo odiaba la hipocresía. Se aplicaba las palabras evangélicas: “Decid sí, cuando es sí, y no, cuando sea no. Esta misma sencillez fue la que daba razón de su proceder. Lo expresa a fray Maseo referente al tema de su vocación: “Dios contempla a los buenos y a los malos, y no ha encontrado a otro entre los pecadores que fuera más vil e inútil que yo, y por esta razón me ha escogido para confundir la nobleza, la grandeza y la ciencia de este mundo.” Francisco quiso compartir con todos los hermanos suyos el espíritu humilde; ser menores en todo y de corazón, secundando así el Evangelio: “El que quiera ser grande, que se haga menor y servidor de todos.” Minoridad y respeto a la jerarquía de la Iglesia; sumisión y obediencia. El papa Inocencia III vio en sueños a este santo fraile, la columna que sostenía la basílica de San Juan de Letrán, que amenazaba derrumbarse. Minoridad en la predicación: “Suplico a todos mis frailes que no se gloríen, ni se alegren, ni se ensalcen interiormente por su bellas obras o discursos.” Humildad incluso en los sabios y entendidos: “Nada ni nadie debe apagar el espíritu de oración y devoción al cual todas las
demás cosas deben servir.” San Buenaventura, sabio doctor, está de acuerdo con el humilde fray Egidio, discípulo de san Francisco, cuando admite que una ancianita iletrada puede amar tanto o más a Dios que un sabio teólogo.En el marco de la espiritualidad franciscana, la infancia espiritual y la minoridad coinciden con el amor evangélico. Espíritu de desprendimiento La sencillez reclama desprendimiento; el abandono exige pobreza. Si hay una palabra evangélica que sea un modelo de vida franciscana, no hay ninguna duda que esta es la del sermón de Jesucristo: “No os preocupéis por vuestra vida... Mirad los pájaros del cielo: no siembran, no siegan, ni se recogen en graneros, y sin embargo vuestro Padre celestial los alimenta. ¿Y no valéis más vosotros que todos ellos? Buscad primero el Reino de Dios y su santidad y todo lo demás se os dará por añadidura.” Es el abandono espontáneo del hijo en los brazos de un padre misericordioso lo que guía la pobreza franciscana, más que una preocupación ascética contra las tentaciones de la riqueza. Francisco es muy lúcido respecto a este peligro, como lo manifiesta ante el Obispo de Asís: “Si poseemos bienes, necesitaremos armas para protegerlos.” Francisco afirmaba: “De la propiedad provienen las polémicas y los embrollos; es desde este aquí que fallamos en amar a Dios y al prójimo. Por ello no queremos ninguna propiedad en este mundo.” Quería seguir el ejemplo de Aquél Jesucristo- que no tenía ni una piedra donde reposar su cabeza. Contemplando a su amado en medio de la desnudez del pesebre y de la Cruz no podía aceptar bien alguno de este mundo para sí. Por esto, el amor a la pobreza se presenta en Francisco tan disimulado que pocos discípulos lo comprenden completamente. La Pobreza es realmente la dama de sus pensamientos, “Dama Povertá”; él es su caballero y la defiende con la vehemencia de un enamorado. Desde la llamada de Cristo, en San Damián, Francisco vive en el desasimiento; pero la importancia de este desprendimiento para la vida apostólica solamente le viene revelada por el Evangelio de la fiesta de S. Matías: “No llevéis, ni oro, ni plata, ni calderilla; no necesitáis alforja, ni bastón, ni dos túnicas, ni sandalias para el camino...” San Pablo testifica que sigue este precepto cuando presenta a los corintios el panorama de la vida que lleva con sus compañeros: “Sufrimos hambre, nos insultan; no tenemos lugar para vivir establemente; nos cansamos de trabajar con nuestras propias manos. Somos la basura del mundo...” Al final de su vida, Francisco, como Clara, estaba satisfecho por haber conseguido conservar intacto el tesoro de la Dama Pobreza. Lo manifiesta en el cap. VI de su Regla: “Que los hermanos no se apropien nada, ni casa, ni lugar, ni otra cosa alguna. Esta es la excelencia de la altísima pobreza. Que ella sea nuestra porción. Uníos del todo a ella, y en nombre de N.S. Jesucristo no deseemos poseer otra cosa bajo el cielo.” El santo, no solamente consiguió el desasimiento físico, sino que obtiene incluso el espiritual. Su cuerpo manifestó la perfecta armonía con su alma. Lo expresa con sinceridad en una de sus admoniciones: “Bienaventurados los pobres en el espíritu. Muchos son asiduos en la oración y los oficios; practican la abstinencia y la mortificación corporal, pero por una sola palabra que les parezca injuriosa o porque les priva de alguna co-
sa, pronto se escandalizan y se trastornan. No son pobres de espíritu.” La perfecta alegría” De ella habla el libro de “Las Florecillas de san Francisco.” Se dice que el santo de Asís comentó con su compañero de viaje, fray León:“Si sabemos soportar con paciencia, sin alterarnos y sin murmurar, todas las injurias, y si más bien pensamos con humildad y caridad que nos conocen bien, escribe, hermano, que en esto está la perfecta alegría.” El gozo espiritual es una característica de la espiritualidad franciscana. El santo recuerda unas palabras de Jesús en el Evangelio:“Cuando ayunéis no pongáis un rostro triste... Tu, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara.” Incluso en las circunstancias difíciles se muestra sereno y alegre. En una biografía contemporánea, “Los Tres Compañeros” se lee que un día de invierno, al inicio de su conversión, el santo cantaba por el camino. Unos bandoleros se le acercaron y le interpelaron: “¿Quién eres tú?” Les respondió amablemente: “Yo soy el heraldo del gran Rey.” Los bandidos respondieron contundentemente y le dieron una cruel paliza, echándolo en un hoyo lleno de nieve. Magullado y casi helado, reemprendió el camino cantando alegre, con una pose y un gozo extraordinarios. De carácter afable y de un trato cariñoso, sus primeras ambiciones le habrían abierto y conducido a la carrera de trovador. Sin embargo, la conversión le hizo descubrir que Dios era ofendido e ignorado, y es cuando por los caminos de Asís, lloraba amargamente y gritaba: “El Amor no es amado!” La alegría de Francisco provenía de fundamentos espirituales. Fue aquel gozo del cual se refiere Cristo a sus apóstoles en la última Cena, cuando dice al Padre:“Tendrán una alegría plena.” La misma de la cual habla san Pablo a los cristianos de su tiempo: “Alegraos siempre en el Señor.” Esta virtud evangélica la expresaba con sentidas melodías acompañadas de dos bastones, como si fuera un violín. Un desbordamiento del alma se encuentra con frecuencia en la liturgia franciscana, donde encontramos unas composiciones musicales que, después de entretenerse en notas pro¬fundas, se elevan con majestad a neumas de una sensibilidad casi inaccesible para descender luego a una solemne gravedad. No es por casualidad que entre las secuencias de la liturgia romana, las dos más punzantes sean Dies irae y Estabat Mater, que compusieron dos frailes menores: Tomás de Celano y Jacopone de Todi. A través de trágicas evocaciones, se descubre entre líneas la suavidad emocionante de un alma que fija su mirada en la alegría franciscana. San Francisco compuso el “Cántico del hermano Sol”, en momentos de atroces dolores físicos y poco antes de su muerte, a la cual trata de hermana: Loado seas, mi Señor, por la hermana muerte corporal, de la que ningún ser humano puede escapar. Load y bendecid a mi Señor! Sentido ecológico de la creación La alegría seráfica encuentra en la naturaleza un alimento privilegiado. San Francisco experimenta un sentimiento de vivo agradecimiento, no solamente por los dones de la Redención universal y de su historia personal, sino también por el espectáculo ante la belleza del cosmos material, tan generosamente ofrecida a nuestra consideración y contemplación. Leemos en un escrito de san Buenaventura, biógrafo de Francisco: “Distinguía perfectamente la bondad de Dios, no solamente dentro de su alma..., sino en todas la criaturas”. Estas eran
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para él un espejo de las perfecciones divinas. Según otro de sus biógrafos, fray Tomás de Celano, “en la creación, descubría la sabiduría, el poder y la bondad del Creador.” Sabemos que san Francisco conocía bien la Biblia y le había servido para contemplar las maravillas terrestres. En el Cántico de los tres adolescente dentro del horno leemos: Todas las obras del Señor, bendecid al Señor; bendecid al Señor, Sol y Luna, bendecidlo estrellas del cielo..” I en el salmo 148 se dice: “Load al Señor, Sol y Luna. Loadlo, todos los astros luminosos. Montañas y colinas, fuego, nieve, hielo y tormenta, dragones y abismos, load al Señor”. Estos y otros salmos cantaba con sus hermanos, y de ellos alimentaba su alma. Cuando compuso el himno de alabanza al Creador es fácil imaginar que se acordaba de los poemas bíblicos. Hay dos detalles originales, dignos de ser mencionados. El primero es que Francisco va más lejos que el autor sagrado; se dirige a las maravillas de la tierra llamándolas siempre hermano o hermana. Y segundo detalle: no canta las cosas por sí mismas, sino que alaba al Señor por ellas, que las ha creado. “Loado seas, mi Señor, por todas ellas.” Incluso podemos añadir que la espiritualidad franciscana enseña que la naturaleza no es bella y bonita por ser solo obra del Padre, sino también por ser santificada por el Hijo Jesucristo y en el Espíritu Santo. Esta fraternidad le llega a causa de la justa conciencia de la universalidad de la Redención. Los esplendores de la naturaleza no son bonitos solamente porque han sido creados por el Padre, como constaba en el Antiguo Testamento: son amados porque han sido santificados por el Hijo en el Espíritu Santo y prometidos a la glorificación eterna. Es lo mismo que afirma el apóstol san Pablo a los cristianos colosenses: “Se han reconciliado todas las criaturas del cielo y de la tierra.” El sentido ecológico de la tierra y todo cuanto en ella existe, no merece sólo un respeto y estima, con omisión de toda referencia al Creador, como enseña un cierto ecologismo agnóstico moderno. Es presido agradecer al Señor este don precioso. Para san Francisco, el auténtico ecologismo es vertical: dimana de la tierra y se eleva hasta el cielo; las cosas todas de la creación nos invitan y acompañan a agradecer y bendecir a Dios Padre que nos ha creador, a Dios Hijo que nos ha redimido y al Espíritu que nos ha santificado. El sentido ecológico franciscano descubre que todo es digno del amor a Dios. Muchas otras facetas podría exponer de la espiritualidad franciscana, como la oración contemplativa, la devoción a la Virgen María, la estima de la Iglesia, la veneración al Papa, el celo apostólico y misionero, la acción social, etc. Reclamaría una extensión de la que no dispongo. Termino con el saludo franciscano a todos mis lectores: ¡Paz y bien!
∎∎∎ Fra Josep Gendrau OFM es provincial dels franciscans de Catalunya.
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UNA PROPUESTA PARA NUESTRO TIEMPO Por: Fr. Benjamín Monroy, ofm
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uando el cardenal protodiácono, Jean Louis Tauran, anunció que el cardenal Bergolgio, el nuevo obispo de Roma, había elegido el nombre de Francisco, surgió una duda: de qué santo se trataba. Poco después, el nuevo Papa disipó la duda: se trataba de san Francisco de Asís. El ahora obispo de Roma señalaba así que uno de los ejes centrales de su pontificado y, por tanto, de la Iglesia, sería el proyecto franciscano. Francisco de Roma puso de manifiesto, una vez más, que Francisco de Asís no es propiedad de los franciscanos, sino patrimonio de la Iglesia y de la Humanidad. Aún cuando no han faltado críticas, incluso dentro del clero, el nuevo Papa se ha ganado el reconocimiento y la estima de propios y extraños. Teólogos que habían criticado con dureza a los dos últimos Papas, Leonardo Boff y Hans Kung — para citar solamente un latinoamericano y un europeo— recibieron con beneplácito la elección del cardenal Bergoglio y han vuelto a vislumbrar el futuro de la Iglesia con esperanza. Fue tal el impacto que el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, asistió a la misa de inicio de su pontificado: era la primera vez que un patriarca de Constantinopla asistía a un evento de tal naturaleza desde 1054, año en el cual la Iglesia Ortodoxa se separó de la católica.
Es claro que el estilo del Papa Francisco es evangélico y está impregnado de la espiritualidad del Santo de Asís. Si la espiritualidad franciscana —en cuanto centrada en el Evangelio de Jesús— tiene relevancia siempre que el Evangelio se pone en el centro del pensamiento y de la existencia, el deseo expreso de Francisco de Roma de asumir el proyecto de Francisco de Asís, la hace de una actualidad palpitante. Bastaría este hecho para señalar la relevancia del proyecto franciscano. Pero vale la pena poner de relieve algunas de las principales características de la espiritualidad franciscana que la hacen tan querida y tan actual. Volver sobre ellas ayuda a comprender las actitudes del Papa Francisco y, de paso, mostrar lo que desea para toda la Iglesia. Una Iglesia al borde de la ruina En el año 1205, mientras Francisco oraba en la pequeña y ruinosa iglesia de san Damián, con los ojos fijos en el Cristo bizantino, escucha la voz de Jesús: “Francisco, repara mi casa (Iglesia) que, como ves, amenaza ruina”. Jesús lo sacó de las profundidades de la contemplación y lo condujo a reparar una Iglesia en profunda crisis. ¿Por qué Cristo le dijo a Francisco que la Iglesia estaba a punto de colapsarse? Digamos algunas palabras. En los primeros tres siglos de existencia,
la Iglesia fue una comunidad pequeña y perseguida. En estas circunstancias, se acentuaba fuertemente el sentido de la presencia de Dios en medio de ella. Esta Presencia era la que le daba fuerza y unidad. Con el giro constantiniano, la autocomprensión de la Iglesia cambió. Sin que se perdiera la conciencia de los aspectos mistéricos, se fue perfilando otra concepción que, con el paso del tiempo, se volvió dominante: la Iglesia imperio. El cristianismo pasó a ser la religión oficial del Imperio Romano. Los límites de la Iglesia serán ahora los límites del imperio. Con esta nueva situación, se tiende a identificar el Imperio con Iglesia. De hecho, la Iglesia asumió los templos paganos y les dio un nuevo destino. La liturgia cristiana sustituyó a la pagana y asimiló algunos elementos de ella. La nueva situación fue favorable tanto para la Iglesia como para el Imperio. Por ejemplo, la Iglesia podía ahora crecer y madurar en un clima de aceptación y de paz. El Imperio también se vio favorecido. Encontró en la Iglesia el soporte para no hundirse en el caos. Pero la identificación de la Iglesia con el Imperio también trajo consecuencias negativas. Parte de la profunda decadencia de la Iglesia se debió a esta identificación. Basta leer la historia de la Iglesia medieval para enterarse del estado decadente en el que se encontraba.
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En el apogeo de la Iglesia-imperio hace su aparición Francisco de Asís. Con él se produjo un cambio decisivo en la imagen de la Iglesia. Aunque siempre se orientó hacia la obediencia a la Iglesia, especialmente a la jerarquía, su forma concreta de ser Iglesia constituyó una crítica mayúscula al sistema eclesiástico. Conjugando el sueño del Papa Inocencio III (según el cual la Basílica de San Juan de Letrán, sede papal, estaba a punto de derrumbarse cuando aparece un hombrecillo que la sostiene) con la misión de Cristo a Francisco (“repara mi casa que está amenazando ruina”), tenemos una Iglesia que no se caracterizará por el poder, la riqueza y el predominio, sino por la renuncia a esos bienes y por la vida de austeridad, minoridad, pobreza y servicio, con la independencia y libertad que de ello se deriva. No descubro el hilo negro cuando digo que la Iglesia de hoy atraviesa por una aguda crisis. Basta recordar las luchas por el poder en la curia romana, la filtración de documentos pontificios a la opinión pública, el escándalo de los sacerdotes pederastas, los feroces ataques de los medios de comunicación, el significativo número de católicos que abandonan la Iglesia. Benedicto XVI, cuando era cardenal, escribió el viacrucis del viernes santo (2005). Entre otras cosas decía: “¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia!” A esta Iglesia, agobiada por la crisis y todavía con polvo imperial sobre sus hombros, el Espíritu de Dios envía al Papa Francisco. El valor de la sencillez San Francisco se define a sí mismo como simple. Escribe en su Testamento: “Y aunque sea simple...”. Pío XII dijo una vez a los frailes: “La sencillez ha sido nota permanente de los hijos de san Francisco y la razón principal de su popularidad. Es distintivo vuestro la sencillez, la bondad candorosa y la alegría santa”. La simplicidad es una de las razones más profundas que explican la extraordinaria influencia ejercida en su tiempo por el Pobre de Asís y que, aún ahora, se expande más allá de los límites de la Iglesia y de la misma cristiandad. El hombre sencillo, simple (simplex significa ‘sin pliegues’), es lo contrario del hombre lleno de dobleces, cuyo corazón engreído está lleno de “repliegues” en donde se ocultan sus intereses egoístas. Uno de los biógrafos de san Francisco, Tomás de Celano, describe a nuestro santo de esta manera: “Procedía siempre con santa sencillez... Siempre él mismo e igual a sí mismo en obras y palabras: él mismo por dentro y por fuera...”. Ser uno mismo por dentro y por fuera. El simple no tiene por qué disimular ni aparentar. Una persona sencilla no esconde, no finge; es sincera y transparente. Para asegurarse de no engañar a nadie sobre la realidad de su vida, Francisco podía hacer gestos que se antojan “teatrales”. Por ejemplo, cuando su guardián quiso que le cocieran una piel de zorra por dentro de la túnica para protegerle del frío su estómago enfermo. Francisco aceptó con la condición de que se le pusiera un retazo igual por fuera para que los demás supieran lo que se escondía por dentro. Quería que su alma estuviera a la vista de todo. La sencillez franciscana es el resultado de un proceso de simplificación en el cual Dios es el principal protagonista. Cuando el Señor toma posesión de Francisco “elimina toda complicación espiritual, sentimental, existencial reduciendo todo a su misma simplicidad”. La simplicidad es desnudez espiritual. El Santo de Asís la simbolizó en la desnudez corporal. Un momento crucial en la vida de Francisco fue cuando se desnudo en la plaza delante
del obispo y dijo: “Y me iré desnudo al Señor”. Tomás de Celano asocia la simplicidad de Francisco con la libertad ante los poderosos y con la amplitud de corazón: “Se resistía en absoluto a adular a reyes y príncipes. Vivía en el continuo ejercicio de la santa simplicidad y no dejaba que lo angosto del lugar estrechara la holgura de su corazón”. La simplicidad no es cosa del pasado. Existe nostalgia de simplicidad. Se la desea y considera rentable. Me asombré cuando supe que empresarios millonarios y ejecutivos de los niveles más altos la elogiaban. Ha sido descubierta por el mundo de los negocios. No deja de sorprender el éxito del libro de J. Trout El poder de la simplicidad en los negocios. Y antes del libro de Trout ya circulaba otro libro sobre el valor de la simplicidad: E. St. James, Simplifica tu vida. Pistas para moderar la marcha y disfrutar de las cosas importantes. La autora, cuenta que un buen día tomó la decisión de simplifica su vida altamente complicada. Su atención estaba enfocada en los últimos avances tecnológicos, en una lucha desenfrenada para poseer el mayor número de bines materiales posible, en escalar puestos sociales cada vez más elevados. Pero un día, ella y su esposo abrieron los ojos: “... finalmente tuvimos que enfrentarnos al hecho de que lo único que habíamos conseguido, en nuestro atracón de poder, era una indigestión”. El privilegio de la pobreza A san Francisco se le atribuye la frase: “Necesito poco y lo poco que necesito, lo necesito poco”. Hablar de san Francisco de Asís es hablar del Pobrecito. Francisco siguió a Jesús, quien siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Quizá admiramos y nos sentimos impactados por su pobreza, pero somos incapaces de integrarla en la propia vida. Con todo, es uno de sus grandes “secretos”. No resulta fácil entender —y por tanto amar y seguir—la pobreza franciscana. Pero hay de pobreza a pobreza. La mayoría de las veces, la pobreza se percibe como una humillación, una vergüenza, una maldición, una mala suerte, una pesadilla. En cambio, la pobreza de Francisco es otra cosa. Tiene otro rostro. No es impuesta, sino elegida libremente. El Pobrecito la amó apasionadamente, la consideró un “privilegio” y tuvo que defender este privilegio incluso ante el Papa. Y es que la pobreza franciscana está llena de belleza. Francisco la imagina como una hermosa mujer, “la dama pobreza”, y se desposa con ella. La deseó como el codicioso anhela el dinero, como el dictador desea el poder, como la tierra reseca anhela el agua, como el amante desea a su amada. La pobreza para Francisco es como un jardín multicolor, un bosque de pinos, una bella melodía, un día de sol. ¿Cuál es el atractivo de “la dama pobreza” que no alcanzamos a percibir? La pobreza de Francisco es como un puente. Los puentes conectan dos riberas. Si queremos vislumbrar la fascinante belleza de la pobreza franciscana no podemos quedarnos en una de las orillas: hay que cruzar el puente. Entonces podemos entender por qué Francisco buscó a los pobres y la pobreza con tanto anhelo y fue tan fiel. La pobreza es, fundamentalmente, el espacio del encuentro con Dios. Al hacerse pobre, Francisco está dejando espacio para que Dios lo llene, para que se incline sobre él y cubra su desnudez. Este es el misterio de la pobreza franciscana: la belleza radiante de Dios en un ser humano totalmente abierto a Él. No se puede recibir a Dios mientras se está lleno de uno mismo. Al hacerse pobre, Francisco hace el “negocio” de su vida. Santa Clara, su íntima amiga y seguidora fiel escribe: “Negocio grande y laudable es dejar los bienes temporales por los eternos, mere-
cer los bienes celestes a cambio de los terrenos, recibir el ciento por uno, y asegurarse por siempre la vida bienaventurada” La vida de Francisco y Clara es un testimonio de la verdad del Evangelio. En el periódico español El País leí un artículo de Juan Arias (30.03.2013) en el cual comentaba que la Iglesia había encontrado en el Papa Francisco un líder y se preguntaba cuándo lo haría el mundo político. J. Arias escribe: “Si al mundo de hoy le falta un gran líder, capaz de devolver esperanza y abrir nuevos horizontes a una sociedad desencantada y en ruinas, la Iglesia parece haberlo encontrado”. En una entrevista aparecida en este mismo diario, el que fuera secretario general de la ONU durante casi una década, Kofi Annan, afirmaba: “Hoy tenemos un problema: la confianza entre los líderes y la gente está rota” (11.04.2003). El papa Francisco ha mostrado que el testimonio de austeridad y su cercanía a los pobres es rentable. La desconfianza del pueblo hacia sus líderes podría ser restablecida si se ejerciera un liderazgo al estilo del obispo de Roma, que no es otro que el estilo de Jesús de Nazaret.
la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos”. Al final de su homilía, cuando implora la intercesión la Virgen María, san José y los Apóstoles san Pedro y san Pablo, invoca a san Francisco junto con ellos. El testimonio de vida En la Redemptoris missio, Juan Pablo II escribe: “El hombre contemporáneo cree más a los testigos que a los maestros; cree más en la experiencia que en la doctrina, en la vida y los hechos que en las teorías”. El testimonio de vida es una característica esencial de la espiritualidad franciscana. Se cuenta que, en una ocasión, san Francisco envió a sus hermanos a evangelizar y les dijo: “Prediquen el Evangelio, y, si es necesario, usen palabras”. Las acciones hablan más que las palabras. El ejemplo de una vida cristiana fiel y devoto convence a más gente sobre la verdad del Evangelio que muchas bellas homilías y elocuentes discursos. El conocimiento religioso se muestra verdadero en la medida en que el creyente transparenta y realiza el dominio de Dios en el mundo. En último término, el creyente prueba y hace creíble la verdad de lo que cree con el testimonio, concretamente con el testimonio del amor. Al igual que Francisco de Asís, en las pocas semanas de pontificado Francisco de Roma ha predicado más con los gestos que con las palabras. Sus gestos han fascinado y conmovido al mundo: su serenidad desprovista de toda teatralidad cuando se asomó al balcón de la Basílica de san Pedro, sus ropajes papales reducidos al mínimo, su inclinarse ante el pueblo para pedirle la bendición, el nombre que escogió, el regresar a la casa donde se hospedaba en el autobús que llevaba a los cardenales, pagar personalmente lo que debía al hotel donde se había hospedado, su estilo espontáneo, alejado del protocolo asfixiante, la ostentación, el lujo.… Se ha revelado como un maestro del lenguaje no verbal. Recuerda a Francisco de Asís. Un día invitó al Hermano León a predicar. Salieron del convento, recorrieron la plaza del pueblo y luego regresaron al convento. Entonces el Hermano León le preguntó a Francisco: "¿A qué hora vamos a predicar? Aún no hemos hablado". Francisco le respondió: "Ya lo hicimos; ya hemos predicado". "Pero si no hemos dicho nada!", repuso el Hermano León. Entonces Francisco le aclaró: "Si nos parecemos a Cristo, quienes nos vieron ya se quedaron pensando en El. Ya les predicamos con nuestro ejemplo, pues un hombre que está lleno de Dios, lo comunica a todos". El Papa comunica a Dios porque está lleno de Dios. Como Francisco de Asís, ha puesto en el centro el Evangelio. Se parece a Cristo y anima a parecernos a Cristo. Podemos esperar que en su pontificado siga proyectado las actitudes y enseñanzas de Jesús de Nazaret.
El cuidado de la creación La espiritualidad franciscana tiene una dimensión cósmica. Trasciende las fronteras de la humanidad y se sitúa en el cosmos, en compañía del hermano sol y la hermana luna, los bosques y animales. Francisco tuvo en gran aprecio por todas las obras del Creador. Se sentía unido a ellas. En su bellísimo Cántico de las Criaturas aparece como un ser humano abierto a todas las creaturas, incluso a la hermana muerte corporal, y reconciliado con ellas. En este poema canta la alabanza, la gloria, el honor y toda bendición del Omnipotente y buen Señor por/con sus creaturas. El Cántico no es sólo un bello poema sobre la creación. Narra la experiencia de la unión mística de un hombre con las creaturas. Francisco no es un simple ecologista. En él existe algo más trascedente. Invita a recuperar la creación desde la experiencia de Dios. Desde la experiencia de Dios como Padre las creaturas se perciben como “hermanas”. Las ciencias modernas han confirmado la verdad de la experiencia de Francisco. Han descubierto la comunión que existe en el cosmos. La ecología no funciona con esquemas individualistas y excluyentes: toma en cuenta el conjunto de las relaciones que los seres humanos establecen entre ellos mismos y con su medio vital. Este hecho nos desafía a una nueva solidaridad en todos los órdenes (social, económico, religioso, espiritual...) frente a la crisis ecológica. Como lo dijo Juan Pablo II: “La crisis ecológica pone en evidencia la urgente necesidad moral de una nueva solidaridad, especialmente en las relaciones entre los países en vías de desarrollo y los países altamente industrializados. Pero esto no se dará, a menos que los responsables de los países se convenzan de la absoluta necesidad de esta nueva solidaridad que la crisis ecológica requiere y que es esencial para la paz. Este equilibrio ecológico no se logrará si ∎∎∎ no se afrontan directamente los problemas de pobreza existente en el mundo”. El cuidado de la creación es hoy una de las preocupaciones dominantes de la Fra Benjamín Montoy OFM es autor de Humanidad. Sobre esta tarea, san Francis- Contempla y quedarás radiante. Los mítico de Asís tienen mucho que decir a la cos franciscanos hoy. DDB, Bilbao, 2013. Iglesia y al mundo. Es muy significativo que el Papa Juan Pablo II lo haya proclamado Patrono de los cultivadores de la ecología (29.11.1979). No es raro encontrar en escritores no católicos ni cristianos la referencia a San Francisco cuando hablan de este tema. En la homilía de la Misa de inició del ministerio petrino, el Papa dijo: “Custodiar toda la creación, la belleza de
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EL MUNDO SE ENCUENTRA CON FRANCISCO DE ASÍS Por: Miguel Ángel Escribano Arráez, ofm
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resentar a San Francisco de Asís en una situación como la que vivimos actualmente tanto a nivel social, cultural, eclesiástico, no puede bastar con un relato de su biografía sino que debemos adentrarnos en aquellos aspectos que a lo largo de su vida han sido y son el referente necesario para que nuestro mundo descubriéndolo a él descubra cual es el estilo de vida que debemos afrontar. Cuando uno mira el mundo con una mirada cristiana necesita de referentes que le animen a vivir su vida cristiana desde el ejemplo de personas que anteriormente ya lo hicieron. Se trata en definitiva de localizar que el encuentro con Dios sólo puede pasar por un encuentro con los hermanos y hermanas, en ellos se refleja no sólo nuestra vida sino también nuestra fe. Orígenes de San Francisco San Francisco nace en la ciudad de Asís un día de noviembre del año 1181. Hijo de un comerciante de telas. Por lo tanto, en medio de una burguesía que comenzaba a imponerse frente a una nobleza que se encuentra de capa caída sobre todo porque el dinero estaba en manos de esa nueva burguesía a la que lo único que le faltaba era el tener títulos nobiliarios. Francisco está muy influenciado por su madre de origen francés Donna Pica, ella será quién de un modo claro marcará que el corazón de Francisco no se dirija únicamente al comercio y a las ganancias, aprende latín y a interpretar música, a fin de cuentas, le enseña a mirar el mundo con otros ojos, enseñanza que se harán palpables a lo largo de la vida de San Francisco de Asís. Francisco como joven adinerado de la época no deja de divertirse con los amigos de asistir a fiestas, pero gracias a esa mirada humana que le transmite su madre es también capaz de atender a los amigos de sentir la necesidad de ayudarles, sobre todo hace posible que aquellos que por nobleza debían tener más, nadie nota su ruina y fuesen por esta razón dados de lado por aquellos que comparten sus fiestas. Pero Francisco vive la experiencia de la guerra. Es en el enfrentamiento contra los nobles de Asís que se habían hecho fuertes en Perugia. Será en la batalla de Ponte San Giovanni donde cae prisionero en noviembre de 1202, estará prisionero casi un año. Está experiencia le hace descubrir la soledad de la cárcel y el vacio de la persona frente al resto del mundo. El dinero del padre lo rescata. Pronto se embarca en otra guerra contra el Imperio germánico siguiendo a las huestes papales. Será en Apulia en 1205 cuando la voz de Dios le dijo que andaba siguiendo al Señor equivocado y regresa a Asís, no sin antes ceder su armadura a un caballero que marchaba a la guerra con utillaje mucho más pobre que aquella que su nobleza requería. Este regreso cambia la actitud de Francisco de ser un joven alegre y bullanguero pasa a ser un joven en continua meditación, busca los espacios silenciosos y visita las capillas e iglesias pobres de los
Mariano Eckert El hermano Francisco de Asís
alrededores de la ciudad. Será en una de estas capillas, San Damián, donde la voz del Crucificado le manda una tarea bien concreta “ve y repara mi Iglesia”. Él sin dudarlo vende lo que tiene, incluso lo que no es suyo por ser de su padre y da el giro definitivo a su vida. Pero la vida del santo italiano no es simplemente una entrega radical a Dios, que lo es. Sino que es una entrega a Dios en medio de los hombres y mujeres de su tiempo. Esta sensibilidad especial que le había inculcado su madre Francisco la vive en su vida dando una gran importancia al mundo femenino que rodea a San Francisco. San Francisco y el mundo femenino Como hemos visto hasta el momento de su conversión y sin duda después de ella San Francisco tiene en mucha consideración y necesita el mundo femenino, no solamente como complemento humano sino como reflejo de la presencia de Dios y en muchos casos, como se dio en su relación con Santa Clara, para comprender aquello que Dios le pedía para
cumplir su voluntad. San Francisco no huye de las mujeres como era lo propio de su tiempo, es más descubre en ellas el rostro amoroso de Dios Padre. Como indicaba más arriba, la primera mujer que marcará su vida es su madre, desde luego que él sigue los designios marcados por su padre para bien del negocio, pero es ella la que va llenando el corazón de Francisco de la sensibilidad necesaria para que cuando abra los ojos del cuerpo y del espíritu sea capaz de reconocer en la naturaleza la obra de Dios. Los símbolos femeninos de la luna, del agua y de la tierra, no son sino el reflejo de aquellos elementos necesarios para la vida de las personas y que vienen a reflejar también la imagen de Santa Clara, escondida del mundo pero a la vez necesaria para que el mundo siga viviendo. Santa Clara es la segunda gran mujer que marca la vida de San Francisco, es el elemento orante, contemplativo que completa la obra de Dios en el ideal franciscano. Se muestra oculto para el mundo pero a la vez es quien hace crecer la simiente de la entrega radical a Dios.
Santa Clara es la mujer con la que Francisco desnuda el corazón y muestra las llagas del dolor de la incomprensión pero también el gozo de la fraternidad del amor de Dios. Santa Clara en San Francisco no es una consejera, una amiga, es su otro yo entregado a Dios es la unión de la presencia de Dios en el mundo. En Giacoma dei Settesoli, Francisco encuentra la vida seglar que quiere elevar su alma a la santidad. Esta mujer viuda descubre el ideal franciscano, y al mismo hombre de Dios y desea ardientemente ayudarle en su tarea evangelizadora, se dedica a la vida de caridad con todas las dificultades propias de ser mujer en aquel tiempo, viuda y de alta nobleza. Un mundo de contrariedades a las que ella sabe vencer. Giacoma estará junto al santo en el momento de la muerte porque Dios así lo quiere. En esta mujer la orden franciscana incorpora el papel de los seglares en el ideal de entrega a Dios, San Francisco observa que no sólo los consagrados son llamados por Dios a la santidad, sino también aquellos que no pueden renunciar a la vida de familia ellos tienen un papel muy destacado en la obra de caridad y santificación del mundo. La implicación de los seglares en el mundo no es un “invento” del siglo XX, las Órdenes Terceras que nacen unidas a las grandes Órdenes mendicantes ya lo habían hecho realidad muchos siglos antes, y lo que es más importante desde respetando la propia autonomía y la peculiar idiosincrasia de las mismas sin necesidad de clericalizar al laicado. Todo esto nos conduce a la necesidad de descubrir la sonrisa de Dios en el rostro femenino, Francisco siente la tentación pero él no se asusta, mira directamente a los ojos a la mujer porque reconoce en todo ser creado la obra de Dios y descubre en el fondo de cada mirada la presencia de Dios que hace resucitar, tanto carnal como espiritualmente, a toda persona. San Francisco y la autoridad eclesiástica Cuando San Francisco escucha del crucificado “ve y repara mi Iglesia” el santo entiende las palabras al pie de la letra y se pone a reparar la ermita de San Damián, motivo que le llevó a pedir limosna a quienes antes habían sido sus compañeros de festejos, y a vivir el mayor gesto de humildad habido que es el mostrarse sólo ante los ojos de los hombres, pero lleno de gozo de saberse acompañado por Dios Padre. Será este ejemplo de entrega radical el que haga que muchos le sigan y llegado el momento decidan que como parte de la Iglesia deben presentarse ante el Papa Inocencio III para que les confirme la Regla y forma de vida. Su entrada en Roma no desentonaría con la cantidad de mendicantes y pedigüeños que se encontraban en la ciudad eterna, sin embargo ellos llegan a San Juan de Letrán, sede del Papa, y entonces sí que su presencia llama la atención. Y aquí nos encontramos la gran diferencia entre el movimiento que inicia San Francisco
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San Francisco no marcha a hablar de religiones como si todo fuese lo mismo, en su idea está el anunciar el Evangelio y el rostro del Dios verdadero. No cae en un relativismo de considerar todo igual, su idea es la conversión de aquellos que no creen en Dios. Pero evitar el relativismo no implica un desprecio ni una imposición, es conocedor que sólo se descubre la verdad desde el diálogo y el respeto. Francisco ante el Sultán. Miniatura de un antifonario.
y los movimientos reformadores y heréticos de la época. Y es que San Francisco entiende las palabras del Cristo como eran “Ve y repara mi Iglesia” no tírala por tierra y levanta una nueva. Francisco sabe que está obra es de Dios y con Él y en su Iglesia debe llevarla a cabo. No cabe duda que entiende que debe hacerlo desde unas realidades distintas de las que se estaban llevando a cabo hasta el momento. Se vive una época de movimientos heréticos que más que reparar y fortalecer la Iglesia caminan por las sendas de la destrucción, pensando que únicamente los prefectos se salvarán. San Francisco no sólo se siente parte de la Iglesia y fiel al Santo Padre sino que quiere que sus hijos sean fieles a la Iglesia y respeten hasta el más humilde de los sacerdotes que se encuentren por el camino. Insiste en que no prediquen si no se les da permiso y su presencia entre el pueblo sea no para gloria de la Orden sino de Cristo y de su Iglesia, no invita a la separación sino a la vida integrada dentro de la comunidad eclesial. Cuando el Papa recibe a San Francisco y sus hermanos relata el sueño que había tenido de un hombre frágil y sencillamente vestido sostenido la Iglesia que amenaza ruina, de nuevo ese sostener es impedir que lo que obra de Dios caiga por los suelos, san Francisco esta siempre en contra de todo aquello que suponga empezar las cosas de la nada, porque Cristo ya vino y nos enseñó el camino ahora nos toca llevarlo a cabo desde la radicalidad de cumplir la voluntad del Padre. San Francisco y el Islam Fruto de ese amor a la Iglesia es el deseo de anunciar el Evangelio, no se puede permanecer callado, Dios le llama para anunciarlo a todos los hombres. Mucho se ha hablado del diálogo con el Islam y como San Francisco abrió puentes a favor de ese diálogo. No cabe duda que cuando los primeros mártires franciscanos fueron martirizados en Marruecos por anunciar el Evangelio, San Francisco no pudo sino exclamar “por fin tengo unos verdaderos hermanos menores”. Y con ese deseo es con el que él marcha a anunciar el Evangelio entre los sarracenos. San Francisco no marcha a hablar de religiones como si todo fuese lo mismo, en su idea está el anunciar el Evangelio y el rostro del Dios verdadero. No cae en un relativismo de considerar todo igual,
su idea es la conversión de aquellos que no creen en Dios. Pero evitar el relativismo no implica un desprecio ni una imposición, es conocedor que sólo se descubre la verdad desde el diálogo y el respeto. Benedicto XVI hablaba de evitar el relativismo, pero nunca negó el diálogo con las demás religiones. Los cristianos tratan de anunciar el Evangelio con las cruzadas, imponiendo una fe. San Francisco trata de evitar la violencia en la propagación de la fe por ello no es de extrañar que fuese recibido por el sultán Melik-el-Kamel con reticencias ante la visita de este loco que posiblemente fuese uno de tantos que buscase el martirio sin más. Sin embargo el Sultán encuentra en Francisco un hombre de Dios, de ahí que el encuentro tenga su plenitud en un diálogo fructífero compartiendo la fe de cada uno sin renunciar a sus principios. Ese diálogo y esa paz vivida desde el respeto es el que ha permitido a los franciscanos estar en los Santos Lugares hasta nuestros días.
alguien por conseguir ser yo en cuanto me entrego y vivo. El franciscano reconoce la posibilidad de volver a intentarlo, de tener una segunda oportunidad, sin quedar marcado por el fracaso, desde la idea franciscana se acepta la posibilidad de empezar de nuevo siempre teniendo presente al hermano y la hermana como criaturas de Dios. San Francisco desprecia al usurero y la Iglesia debe condenar la riqueza injusta que se realiza privando al hermano del salario justo por su trabajo, impidiendo su crecimiento como persona y el desarrollo de una vida familiar. Se trata en definitiva de superar el concepto económico actual de beneficio y utilitarismo por una economía donde prime la reciprocidad, la fraternidad y el don. En definitiva, en momentos de crisis como los actuales se debe volver a tomar en consideración a la persona humana por encima de los sistemas que valoran únicamente el beneficio y la productividad.
reconozca la limitación de lo que somos, pero también la grandeza de lo que podemos llegar a ser por el mero hecho de ser hijos de Dios y hermanos de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. San Francisco nos enseña a orar y esa oración no sólo se hace vida sino que nos lleva a la vida, dando sentido y valor a nuestra relación con los hombres y mujeres, con independencia de la religión y creencias de cada uno, superando el mero mercantilismo para descubrir un mundo más humano, donde todos nos juntamos a orar a Dios.
San Francisco y la economía La radicalidad evangélica que vivió San Francisco le llevó a vivir despojado de todo, por ello es un ejemplo en nuestros días como sistema económico que se debería imponer. Sistema en que ponga en el centro a la persona humana no a los intereses empresariales de producción, superando el egoísmo que se concentra en la obtención de unos resultados de producción. Debe llevarnos a un camino de vida y novedad interior. Decía Fr. Giancarlo Lati que de San Francisco podemos aprender que quién se convierte a Cristo nace en él la fantasía, la creatividad, el empeño en vivir los valores constitutivos de la persona humana, poniendo en el centro del propio pensamiento, de la propia acción al otro. Por ello San Francisco es atrayente para el joven de hoy, le invita a superar el mero individualismo y a reconocer en el otro a Cristo. La gran novedad del franciscano es que está en medio de las gentes y comparte con ellos sus problemas y situaciones. Sólo una gran capacidad de escucha es la que hace posible buscar soluciones en consonancia con nuestro ambiente cultural y social. Cuando San Francisco elige vivir “sin propio” lleva consigo la posibilidad de adquirir una libertad que supera los propios intereses personales para alcanzar unos objetivos comunitarios. Se debe superar el deseo de tener para poder ser
San Francisco de Asís el hombre orante No podemos terminar este encuentro del mundo con San Francisco sin recordar que San Francisco fue lo que fue e hizo lo que hizo por su intimidad con Cristo. Llegar a ser considerado el “alter Christus”. Su unión con Cristo no es sólo el resultado de la aparición de las señales de la cruz en su cuerpo, sino sobre todo hacer de su vida un deseo continuo de cumplir la voluntad de Cristo en su vida. Pero de nuevo se nos presenta la incógnita de cuál es la oración que puede hacer un mundo que ha abandonado la oración y ha desdeñado ser capaces de reconocer a Dios en sus vidas. Y en el santo de Asís es donde vemos que la oración es un camino, es una vida de valor de riesgo. Donde lo primero que se nos pide es que callemos las prisas y la obtusa necesidad de estar continuamente haciendo cosas. No cabe duda que vivimos la necesidad de un cambio social y la sociedad cambia cuando se da una transformación en cada uno de nosotros que descubre en el silencio la voz de Dios que nos va mostrando un camino donde reconozcamos al otro no por lo que nos pueda aportar ∎∎∎ sino por ser hermano nuestro. La oración de San Francisco es la ora- Miguel Ángel Escribano es director del Instición de Cristo, es cuando uno llega a la tuto Teológico de Murcia OFM. oración y se despoja de todo para que Dios ore en él con su vida de alegrías y de tristezas, que haga una oración que
San Francisco y la muerte Todo camino tiene un final y una meta que se alcanza y en este final también San Francisco enseña al mundo a vivir la muerte, la hermana muerte, otro rostro femenino que San Francisco endulza. No quita un ápice a la soledad de cada persona ante la muerte, pero él lo llena en la presencia de una vida entregada a Dios y desde Él a los hermanos. Como no puede ser de otra forma pide perdón a un cuerpo que ha maltratado a lo largo de su vida, y esto nos enseña nuevamente a cuidar ese regalo que Dios nos da a cada uno, a cuidar nuestro cuerpo, ni mimarlo ni despreciarlo, sino hacerlo parte de Dios porque es un regalo que Él nos hace. San Francisco ha llegado a comprender que el alma sigue amando mas allá de la tumba, y lo entiende desde la naturalidad de una vida “loca” a nuestros ojos pero llena de razón desde la presencia de Dios. San Francisco nos enseña con su vida que todo es obra de Dios y él está presente en el mundo y a nosotros nos toca hacerlo realidad, esa es su voluntad, que no ocultemos su rostro a los hombres, no se trata de hacer grandes teologías, San Francisco no las hizo, sólo se trata de vivir y cuanto más vivamos mas haremos que el mundo se vaya encontrando con un San Francisco que le enseña a ser simples, un tanto ingenuos y algo “locos”.
OTRAS MIRADAS SOBRE FRANCISCO DE ASÍS
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felicidad en el dinero y los bienes materiales. Es un personaje que gusta a casi todo el mundo, porque (a diferencia de la mayoría de los santos) no pertenece exclusivamente a la Iglesia católica y apostólica romana. El autor de la primera gran biografía moderna del santo fue un protestante francés; uno de los estudiosos más importantes de la orden franciscana fue un obispo anglicano; un griego ortodoxo escribió una excelente novela sobre su vida, y cuando el Dalai Lama posó para una fotografía en Asís, durante una conferencia de paz, decidió sentarse en el lugar que más amaba Francisco, el mismo donde murió.Gran parte de la vida de este hombre permanece envuelta en la oscuridad y el misterio, pero una cosa está absolutamente clara: vivió la segunda mitad de su existencia convencido de la presencia de Dios, incluso en los momentos más difíciles, como cuando sufrió las secuelas de una grave enfermedad, la ceguera y la frustración de sus más ardientes esperanzas. En cierto modo, su vida representa (sólo en apariencia) una larga lucha contra la trivialidad, y en esto, a mi juicio, reside la clave para entenderlo.Escribí en su día El santo que
Maestro de Hoogstraten (1510). Detalle del San Francisco de Asís recibiendo los estigmas
¿Por qué escribí su biografía?
En cierto modo, su vida representa (sólo en apariencia) una larga lucha contra la trivialidad, y en esto, a mi juicio, reside la clave para entenderlo.
plo de la capacidad de Dios para sorpren-dernos, para cambiar Por: Donald Spoto radicalmente rancisco vivió con sencillez, sin apego la forma en que vivimos y nos comportamos. a las posesiones materiales y, en con- En los momentos dramáticos de su vida, en la secuencia, libre para emprender el asombrosa forma en que un joven de costumcamino hacia Dios en el momento y el bres disolutas se convirtió en modelo de homlugar en que escuchase la llamada de la gracia. bre al servicio de los demás, nos reveló que Poseía una notable espontaneidad: salía en Dios está presente en el tiempo y en la historia. auxilio de los demás con la misma presteza con En otras palabras, goza de tanta credibilidad que acudía al encuentro con Dios, que conti- porque puso de manifiesto que sólo alcanzamos nuamente lo invitaba a participar en una nueva nuestro máximo potencial cuando dejamos enaventura. trar a Dios en nuestra vida. Francisco no era un teórico de la espiritualidad. Los extremos de la existencia de Francisco, que Nunca habló de Dios en otros términos que los pasó de libertino a penitente, de hombre humilde la experiencia, porque era testigo de un Dios de a santo, revelan a un individuo que se situó vivo y activo. Sólo reflexionaba sobre lo que en el margen del mundo. Al identificarse con veía, oía y sentía. En este aspecto, a pesar de las personas rechazadas por la buena sociedad, los siglos transcurridos, sigue siendo un ejem- Francisco demostró la absurdidad de buscar la
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quiso ser hombre con la convicción de que la fe es esencialmente una actitud ante la realidad. En el análisis final, lo que más me atrajo de Francisco de Asís es que vio su viaje hacia Dios como un proceso, como el examen y la revisión constantes de sus aspiraciones, el refinamiento de sus presupuestos sobre lo que Dios quería y sobre sus propias intenciones. En este sentido, su conversión no fue un acontecimiento instantáneo sino el resultado del trabajo de toda una vida. Quizá por esto tanta gente encuentra su historia conmovedora y vigente a pesar de los siglos transcurridos. Francisco tenía una fuerte conciencia de su identidad, y una conciencia aún más fuerte de Dios.
∎∎∎ Donald Spoto es autor de biografías que han sido best-sellers. Entre ellas, Francisco de Asís: el santo que quiso ser hombre (Ediciones B, 2004).
A PROPÓSITO DE LA OBRA DE ANDRÉ VAUCHEZ
Francisco de Asís: entre la historia y la memoria Por: Martin Aurell
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stamos ante un libro de primera categoría. Resultado final de una rica carrera como historiador de la religiosidad medieval, fruto de una investigación completa y madura, esta obra retrata de una manera ejemplar la vida, el legado y la leyenda de uno de los santos más influyentes de Occidente. Por un lado, el autor analiza minuciosamente las fuentes y, en particular, el complicado expediente hagiográfico. Así, los textos son resumidos, descritos y fechados con una claridad notable, en desdoro de las sombras que planean sobre las circunstancias de su elaboración y transmisión. Por otro lado, la obra sintetiza, de
manera tan crítica como respetuosa, todos los estudios precedentes. Vauchez reconoce con modestia lo que debe a la historiografía italiana, francesa o americana de estos últimos decenios: F. Ozanam, P. Sabatier, R. Manselli, J. Le Goff, J. Paul, R. Trexler, Ch. Frugoni, J. Dalarun... Después de esta lectura crítica de las fuentes y las reflexiones que han suscitado a varias generaciones de historiadores, el autor llega a sus propias conclusiones, innovadoras y moderadas. Los peligros de escribir la biografía de un gran personaje de la Edad Media son bien conocidos. Estos oscilan entre, de un lado, el positivismo beato que pretende reproducir fielmente sus gestos y su psico-
logía y, por otra parte, el escepticismo moderno que niega a los textos toda verisimilitud, si esta no es de naturaleza intertextual. Su larga experiencia como historiador permite al autor navegar con soltura entre estos dos escollos. Aun admitiendo la génesis “atormentada de la memoria histórica” (p. 17) de Francisco de Asís o que “la verdad de un personaje histórico no se puede separar de su transmisión” (p. 481), Vauchez no se contenta con una mera lectura puramente historiográfica de los textos. Trata de separar, en la medida de lo posible, los hechos, o al menos las huellas de los mismos que nos conserva la documentación, ya sea convencional o
EL PENSADOR
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hagiográfica. El autor nos propone siempre alguna interpretación, tomando partido claramente en los debates, aunque siempre con los matices de rigor. Así, evita tomar a Francisco como pretexto para estudiar su época, aunque, lógicamente, su contexto social y religioso nunca se pierde de vista. La dialéctica entre su intuición de fundador y el periodo histórico en que se inserta su vida –del cual toma prestado numerosas ideas y formas de vida–, es uno de los principales hilos conductores de esta biografía, si es que se puede considerar como tal. Tampoco cae en el binomio weberiano de carisma contra institución, cuyo maniqueísmo no hace justicia a los pormenores de la adaptación ulterior por los franciscanos del mensaje de Francisco. La obra está escrita con un lenguaje elegante, preciso y explicito, nunca vago, ni retórico ni afectado, que satisfará tanto al medievalista experto como al aficionado ilustrado. Es con esta claridad con que se diseccionan y exponen los problemas jurídicos, documentales o teológicos, que habrían podido parecer, a priori, de una dificultad y aridez insuperables. Uno no puede evitar la comparación de este tipo de redacción con la simplicidad que, ciertamente en un genero diferente como la predicación, Francisco predicaba al exponer las más profundas y complejas realidades sobrenaturales. Es, en definitiva, una de esas raras obras de un especialista que se leen de un tirón. El libro se estructura en cuatro partes: biografía de Francisco de Asís, aparición de una primera leyenda en los treinta años después de su muerte, historiografía y mitología hasta nuestros días y, en último lugar, estudio sistemático de las aportaciones más novedosas del mensaje franciscano. Nacido en 1181-1182 en el seno de una familia de comerciantes en plena ascensión en la Italia comunal de los siglos XII y XIII, Francisco es el prototipo social de “hijo de rico” que participa en su juventud de las actividades propias de su grupo de edad. Su prodigalidad como plebeyo afortunado se transformara un día en caridad cristiana, al igual que su combate en la milicia comunal impregnara su predicación de referencias caballerescas. Más que una “conversión” fulgurante, experimenta un “cambio” en varias etapas. Sirviendo a los leprosos, obra de misericordia típica de la espiritualidad de los laicos entorno al año 1200, se implica en un largo proceso que finalizará con el rechazo del modo de vida de su padre. Su actitud se inscribe, en ese momento, en la aspiración a la vida apostólica según los Hechos de los Apostoles 4, 32-34, con el rechazo de las riquezas y del poder de la jerarquía eclesiástica y el evangelismo errante y pobre, que se manifiestan en muchos movimientos, a veces heréticos, de la época. Esta actitud no es menos específica en lo que respecta a la noción de minoritas, muy querida por el “Pobre de Asis” (el autor usa esta expresión en lugar de la de “santo”, cuanto menos anacrónica para el periodo anterior a su canonización en 1228). Esta “minoría” engloba positivamente la pobreza, la incultura, la servidumbre y la enfermedad. La originalidad de Francisco parece disminuir si nos referimos a su fuerte compromiso a favor de la paz en el auge de las luchas comunales. En opinión de sus contemporáneos, su carisma se basa en la sinceridad de su ascetismo, en su bonhomía y en su humildad. Este carisma se concreta en su palabra, la cual solo excepcionalmente es performativa o taumatúrgica, permaneciendo siempre simple y accesible a todos en sus exhortaciones morales, hasta el punto de dudar en llamarlas predicaciones. Alrededor de 1208, los primeros compañeros se le unen en su fraternidad. Habiendo entregado con anterioridad sus
bienes a los pobres, viven de su trabajo “un segundo cristo (alter Christus, vease manual o de la mendicidad. La inteligen- Christus redivivus)”, pero en detrimento cia de Inocencio III, aunque receloso por de otros aspectos evangélicos de su exislas manifestaciones exteriores de su po- tencia. El reajuste de su fraternidad se breza, consiste en haber comprendido que concreta, igualmente, en la construcción era posible mantenerlos en el seno de la de la basílica de Asís, con un palacio ponIglesia, en razón de su respeto por la je- tificio contiguo. rarquía sacerdotal y los sacramentos. La En 1230, el traslado de los restos mortales enseñanza parisina de Pierre le Chantre, de Francisco a esta nueva iglesia se hace sin duda, ha contribuido a aumentar la en contra de su última voluntad, según la sensibilidad del papa a lo pertinente de cual debía reposar en la más modesta poralgunos movimientos nuevos animados tioncule. Este traslado da lugar a una vaspor laicos. Es el cardenal Hugolino, futu- ta agitación comunal, que el autor analiza ro Gregorio IX, el que protege la funda- de manera apasionante desde la perspectición en nombre de la Santa Sede, a la vez va del robo de las reliquias y de la relique le da un cuadro institucional al movi- gión cívica. La tumba queda disimulada miento, basado aún exclusivamente en la en un lugar de difícil acceso de la iglesia solidaridad fraterna de los hermanos y su y no produce algún milagro, contrariaadhesión al fundador. mente a la de Antonio de Padua (†1231), Entre 1217 y 1220, Francisco parte para uno de sus discípulos. Comparable a una Egipto, acompañando a la Cruzada, que él “segunda muerte”, la desnaturalización no rechaza. En la mentalidad de la época, del proyecto de Francisco se concreta en de la cual Francisco participa, la cruzada el apartamiento de su Testamento (del aparece como una peregrinación armada cual se puede leer una elegante traducción que debía abrir a los cristianos el libre en un anexo) por Gregorio IX, que lo desacceso a los lugares santos acelerando así poseyó de todo valor jurídico. El papa la Parusía. No se excluye que yendo al estableció, igualmente, una sutil distinencuentro del sultán al-Kamil, Francisco ción entre la propiedad y su uso. Esta ruphaya buscado el martirio. Su conversa- tura con la pobreza original de Francisco ción parece haberse desarrollado serena- alteró la esencia misma de su mensaje. mente. De regreso a la Umbria, el povere- Un cambio de este estilo no se hace sin llo constata, no sin cierto malestar, el pa- dejar heridos, como se constata por la pel creciente de los clérigos salidos de las vigorosa contestación de los Espirituales. escuelas en el seno de “su propia creación La historiografía desde la Edad Media que se le empieza a escapar”. Recibe los hasta nuestros días es la protagonista de estigmas en la ermita de La Verna y mue- la tercera parte. Una decena de leyendas re en 1226. hagiográficas ven la luz entre 1230 y Esta promoción no debe entenderse como 1263. Como indica su etimología, su fununa respuesta de Gregorio IX al excomul- ción era la de ser leídas en el oficio del gado Federico II, según la hipótesis de E. santo, y responden a criterios ejemplares Kantorowicz, que sin o teológicos, extraLa humildad le empuja a lugar a dudas es conños a la biografía fundido por la con- someterse siempre fielmente a realista contemdena pontificia al poránea. la Iglesia, a la cual quiere emperador en tanto Universitario, mireformar exclusivamente que anticristo y por nistro general del desde el interior. la percepción contraOrden, Buenavenria de Francisco cotura insiste en la mo el reparador ende la (…) es un mediador cultural, centralidad viado por la Proviestigmatización de dencia al final de los un transmisor de la doctrina Francisco, en la tiempos. Desde otra teológica sabia a los simples, importancia de los perspectiva, las bulas para quienes predica el arre- estudios dentro de de canonización inla orden, en su popentimiento con palabras y breza casi exclusisisten en el talante anti-herético del gestos simples, a la manera de vamente interior, mensaje franciscano, en el trabajo maun “juglar de Dios” en el cual el evangenual como simple lismo integral no antídoto contra la lleva a la desviación, sino que es vivido ociosidad según la tradición monástica, o en el interior de la institución eclesial. La en la proyección escatológica del santo. fama del nuevo santo sobrepasa la Um- La Legenda maior pasa a ser la biografía bria para extenderse por toda Europa. Es oficial hasta el punto de provocar la desla época en que los sacerdotes, formados trucción de las vidas de Francisco anteen las escuelas, toman las riendas de la riormente escritas, conservadas en los orden, eligiendo a unos de ellos en 1227 conventos franciscanos. Esta obra inspira para el generalato, en lugar del hermano las pinturas murales de Giotto en la basíElías, compañero de primera hora de lica de Asís. Hacia 1370-1390, las céleFrancisco. Asumen, entonces, algunas bres Fioretti retoman en lengua toscana el tareas pastorales que, como la confesión, Actus latino de 1337. Estas “folclorizan” el Pobre de Asís había explícitamente y “popularizan” la figura del poverello en reservado al clero secular. Desde 1239, su descripción nostálgica y rigorista de su año en que Elías es definitivamente forza- primera comunidad. En la época moderdo a la dimisión, los hermanos laicos son na, Francisco conocerá su damnatio meexcluidos de las funciones de autoridad. moriae, convirtiéndose en el “ídolo estigEn cuanto a la fundación cercana de Clara matizado” que es objeto de burla por parde Asis, ella ve como se le impone la te de Lutero y Voltaire, y cayendo en el clausura, la regla benedictina y el dispo- olvido. ner de las rentas. El romanticismo facilita su redescubriEscrita en 1228-1229 por Thomas de Ce- miento y su rehabilitación. En 1818 su lano, un intelectual franciscano, la prime- tumba es reabierta. Luis Massignon, terra vida de Francisco acompaña esta nueva ciario franciscano, lo proclama como uno juridificación y clericalización de la orden de los precursores del diálogo entre el con una imagen de su fundador mas con- Islam y los cristianos. Antes que él, Freforme con los cánones eclesiásticos; el deric Ozanam, fundador de las Conferenmismo autor hace una segunda biografía cias de san Vicente de Paul, vincula el en 1246-1247. Celano insiste en el papel estudio del franciscanismo a su comproprovidencial de Francisco como mitiga- miso personal. Más adelante, Vauchez dor de la ruptura, cada día más dramática, consagra algunas páginas cautivadoras a entre la Iglesia y el mundo. El paso a pri- Paul Sabatier, pastor protestante liberal, a mer plano de la estigmatización por la la recuperación política del franciscanishagiografía testimonia la voluntad, de mo en la época de los Pactos de Letran o ahora en adelante, de hacer de Francisco a las reuniones ecuménicas y pacifistas
más recientes en Asis. El Pobre de Asís sitúa la experiencia de Dios en un plano sensible, en las antípodas de las elucubraciones escolásticas. Esencial a su vivencia interior, el misterio de la Encarnación se materializa en el nacimiento viviente que hizo escenificar en Greccio, en 1223. Esta “aproximación tan carnal de lo divino” favorece al oído y a la vista en la descripción de las experiencias espirituales, que, aunque mortificantes, revelan un vocabulario de dulzura y consuelo. Su devoción a la eucarística y a los sacerdotes que la celebran apenas desentona. Esta devoción no es en absoluto incompatible con su evangelismo, sino que refleja una lectura directa y simple del Nuevo Testamento, o al menos de algunos extractos, a la manera de los laicos que ni la glosan ni la comentan. El espíritu, fuente de la libertad interior, se impone aquí sobre la letra. El Cristo desvalido y desnudo que el poverello intenta seguir al pie de la letra, se encuentra de idéntica manera tanto en la Natividad como en la Pasión, momentos que él privilegia sobre los otros pasajes del Evangelio. Por otra parte, su relación con la creación se desprende de una aproximación simbólica donde el agua se asocia con el bautismo, la madera con la cruz, el cordero con el sacrificio de Cristo... Contrariamente a los estereotipos, no es siempre positivo en lo que respecta a la naturaleza, como lo prueba su desprecio por los animales dañinos. Integra, por lo tanto, plenamente al hombre con la creación, que no está hecha para su dominio, ni concebida como un abajamiento neoplatónico de la divinidad y de sus arquetipos. La humildad le empuja a someterse siempre fielmente a la Iglesia, a la cual quiere reformar exclusivamente desde el interior. Esta obediencia se muestra en su relación con Hugolino al cual trata como un protector –tanto en el sentido jurídico como en el moral–, de su fraternidad: le da toda su confianza. Igualmente, es clásica su concepción de la orden franciscana, que él quiere que sea dirigida por sacerdotes y separada de los religiosos. A pesar de o a causa de una tonsura y de un diaconado impuestos por el papado, él permanece como un laicus religiosus (contradictio in terminis), pero que coincide con el desarrollo del eremitismo de su época. Aunque el Concilio de Letrán IV (1215) institucionaliza el mandato episcopal para la predicación y que las autoridades eclesiásticas desconfían de los seglares, un laico puede exhortar a la penitencia en público, como san Juan Bautista, modelo por excelencia de los ermitaños. En este sentido, Francisco, laico alfabetizado, pero iletrado (“no latinista”), es un mediador cultural, un transmisor de la doctrina teológica sabia a los simples, para quienes predica el arrepentimiento con palabras y gestos simples, a la manera de un “juglar de Dios”, y para quienes adapta las oraciones a la lengua italiana. En una época marcada por la teocracia pontificia, “la instauración del reino de Dios en la tierra”, la pobreza y la humildad de Francisco de Asís no transcurre sin consecuencias sociales. Ellas son “símbolo del rechazo del orgullo feudal y de la avaricia del nuevo mundo, urbano y burgués” (p. 471). Contribuyen poderosamente a la “espiritualización” del cristianismo occidental. Una conclusión de este alcance deja entrever la amplitud de miras que atraviesa toda la obra desde su inicio hasta su fin. Su apertura a los problemas de nuestro tiempo y a las cuestiones historiográficas más candentes no son más que consecuencia de su erudición. Este libro magistral marcara una época.
∎∎∎ Martin Aurell es profesor de Historia de la Edad Media en la Universidad de Poitiers
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O M S I D PERIO
Los retos del nuevo pontificado analizados por los periodistas En la audiencia que el Santo Padre ofreció a los medios acreditados ante la Santa Sede que cubrieron el Cónclave de su elección, el Papa Francisco reflexionó sobre el papel que los medios de comunicación juegan en la transmisión de la realidad viva de la Iglesia. El Papa reconoció, además, la importante labor que desarrollan los periodistas. Por ello, EL PENSADOR ha querido conocer de primera mano las impresiones de destacados periodistas católicos, sobre la figura del Papa Francisco, así como la realidad actual de la Iglesia y los retos más importantes a los que debe hacer frente el nuevo pontificado. Alejandro Bermúdez, miembro del Sodalicio de Vida Cristiana, dirige la prestigiosa agencia Aciprensa desde Estados Unidos. Miguel Ángel Velasco, un veterano periodista del legendario diario Ya, es director de la no menos prestigiosa revista Alfa y Omega, un medio de masas semanal que da a conocer en España la realidad de la Iglesia. Elena San Martín, delegada en España de la agencia de noticias Zenit, ha sido además corresponsal durante varios lustros en la Santa Sede. Isabel Molina es la directora de la revista Misión, una de las de mayor difusión en el panorama español. José María Poirier dirige la histórica cabecera católica Criterio, en Argentina. Jorge Enrique Mújica LC, es responsable de un influyente semanario digital especializado, Actualidad y Análisis. vaticana.
cuestionario 1º.- ¿Qué destacaría usted como rasgo principal de Su Santidad Francisco? 2º.- ¿Cuáles son a su juicio los tres retos estratégicos más importantes a los que se enfrenta su Pontificado? 3º.- Desde su importante atalaya, ¿cuál es el pulso que usted siente hoy día en la Iglesia? 4º.- Hemos hablado de fortalezas, ¿cuál es la principal debilidad que enfrenta en estos tiempos la Iglesia y cómo cree que debería afrontarse? ALEJANDRO BERMÚDEZ Director de Aciprensa
“El desafío de la Iglesia es el de sus hijos tibios o alejados” lla: la conversión del corazón. Tan senci- mundo. lla y difícil, que los cristianos sentimos El Papa Francisco destacó siempre, co- constantemente la tentación de encontrar mo sacerdote y obispo, y más aún hoy otro camino: el del cambio de las formas. Si decepciono con mi respuesta lo lacomo Pontífice, por la capacidad de ir al Pero el Papa Francisco es un mento, pero no me creo en capacidad de centro mismo del misterio cristiano: no “esencialista”; un hombre que, como lo des- poder hacer un elenco de prioridades que son normas, medidas, estrategias políti- cribe su amigo el Cardenal argentino Estanis- tenga verdadera utilidad, más allá de la cas o “reformas” de instituciones las que lao Karlic, “ve el todo en cada parte”; es de- catarsis. traen el bien o el “éxito” para la Iglesia o cir, en cada tema, ve lo esencial, la necesidad Un norteamericano dice que una de las de convertir el corazón como la única garant- prioridades es la recuperación de la crela sociedad. La única fórmula cristiana es ía de los necesarios y urgentes cambios en el dibilidad de la Iglesia tras los escándalos clara y a veces, desesperantemente senci-
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de abusos sexuales. Pero ¿Qué importancia tiene ese tema en el sudeste asiático, por ejemplo, donde el cristianismo crece velozmente y donde el tema del diálogo con la cultura es crucial y el de los abusos es inexistente? Un latinoamericano podría hablar de la nueva evangelización; pero ¿No tendría el término un sentido completamente distinto en Europa? ¿O tendría sentido alguno en África, el continente con el mayor crecimiento del catolicismo en el mundo, donde el Evangelio se predica apenas hace 80 o cien años? Prefiero dejarle al Santo Padre, que desde su posición tiene una visión de 360 grados que yo no tengo, establecer
sus prioridades. Mientras tanto, lo seguiré en la prioridad ya establecida por él y que no tiene minusvalía en ningún lugar: la conversión constante y personal a Jesucristo crucificado como fuente de cualquier transformación.
3 Veo una Iglesia en que, para bien o para mal –lo dirá la historia- el catolicismo sociológico está desapareciendo. Y esta desaparición trae un “sinceramiento” de las fuerzas de la Iglesia: aquellos que en palabras del Arzobispo de Filadelfia (Estados Unidos), Mons. Charles Chaput, son simplemente “agnósticos que van a Misa”
son cada vez menos y se apartan de una Iglesia que no se acomoda a sus gustos personales porque como el joven rico “es mucho lo que tenían”. Pero ese sinceramiento ha traído al mismo tiempo la consolidación de un núcleo católico diverso y rico, pero sólido y sanamente optimista. Aquello que Benedicto XVI llamaba “minorías creativas”. Creo que esas minorías creativas están siendo y serán capaces de traer una “nueva primavera del Evangelio” como dicen los Obispos de América Latina en el documento de Aparecida.
4 Lo respondo de alguna manera en el punto anterior. El desafío de la Iglesia es la de sus hijos tibios o alejados. Ninguno de nosotros está a la altura de la misión, porque no somos santos. Pero el drama de los hijos de la Iglesia que no sólo no lo son sino que creen que el serlo es innecesario daña la energía con la que la Iglesia como comunidad testimonia el Evangelio al mundo. Pero ellos no son un “peso muerto” del que habría que desembarazarse. Son el primer campo de misión.
MIGUEL A. VELASCO Director de Alfa y Omega
“La vuelta al verdadero Concilio Vaticano II y su aplicación correcta”
1 El rasgo principal que todo el mundo está destacando estos días de Su Santidad el Papa Francisco es el de su cercanía humana, su espontaneidad, su naturalidad. Es verdad; sin duda es un magnífico don de Dios, pero a mí me gustaría añadir que eso no es algo improvisado, ni fruto de la casualidad: en el fondo, sería artificial si no fuese acom -pañado de una vida interior absolutamente excepcional; antes que nada y por encima de todo, es y se siente sacerdote de Jesucristo, al servicio de todos los demás. Si no fuera así, la naturalidad sería coyun -tural y no cualidad permanente de la persona que ha sido elegida sucesor de Pedro.
2 Los tres retos más importantes a
los que, a mi entender, se tendrá que enfrentar en su Pontificado no son estratégicos ni tácticos ni tienen nada que ver con la política. Pertenecen a otra dimensión diferente, no de derechas ni de izquierdas, no pro-gresista ni conservadora, sino espiritual, de por encima; y nada tienen que ver tampoco, con toda seguridad, ni con la reforma de la Curia ni con el Vatileaks, ni con nada de todo lo que los sabiondos andan vendiendo estos días como mercancía averiada. El nuevo Papa es, como todos los demás, un Papa nuevo, pero nuevo, sobre todo, para la nueva Evangelización que es su primer reto evidente. Para eso ha sido elegido. El segundo reto pertenece también al meollo mismo de su condición de sucesor de Pedro y será confirmar en la fe y en la esperanza, con amor, con ternura ha dicho él mismo, a los hermanos. El Cristianismo no es un código moral, ni un conjunto de leyes y de reglamentos, es la persona de Jesucristo y desde la fe en Él únicamente tiene sentido todo lo demás que se haga en la Iglesia: el Papa y todos los demás. El tercer
reto tendrá mucho que ver, a mi juicio, con la vuelta al verdadero Concilio Vaticano II y por tanto a su aplicación correcta, al diálogo verdadero con los no creyentes que nada tiene que ver con la cesión, porque en la Iglesia hay unos principios irrenunciables. El Con-ilio, en una de sus Constituciones doctrinales más importantes, habló, con toda claridad, de los gozos y esperanzas, de las tristezas y de las alegrías de quienes vivimos en el mundo: dar respuesta concreta, coherente, creíble, a eso será el tercer reto si no es el primero y el segundo también.
3 Se me pregunta ¿Cuál es el pulso que hoy siente en la Iglesia? En este momento el latido del corazón de la Iglesia se resume en una palabra: esperanza; nada más y nada menos que esperanza. Las multitudes que acudieron a la plaza de San Pedro estos días, el Cónclave más mediá-tico de la historia, el despliegue asombroso de los medios de comunicación y de las redes so-
ciales ha hablado con absoluta claridad de la necesidad, de la urgencia, del hambre de esperanza que tienen los hombres de nuestro tiempo; y parecen haber entendido dónde la pueden encontrar…
4 La principal debilidad a la que la Iglesia se enfrenta en estos tiempos obviamente no es de la Iglesia, es de los seres humanos que formamos la Iglesia, con nuestras miserias y nuestros pecados. Se me pregunta cómo cree que debería afrontarse. Entiendo que sólo de dos maneras, si de verdad se quiere convertir la debilidad en fortaleza: una, creyéndonos en serio la Palabra del Señor “Yo estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos, sin Mí no podéis hacer nada, las fuerzas del infierno no prevalecerán; y otra, es –y no puede ser de otra manera- la oración persistente y confiada, y el trabajo constante y sin desmayo por la unidad en la Iglesia.
JORGE E. MÚJICA L.C. Director de Actualidad y Análisis
“Me gusta el tinte de continuidad con sus predecesores, Benedicto XVI y Juan Pablo II”
1 Como a muchas otras personas me gusta el tinte de continuidad con sus predecesores, aderezado con el “estilo” personal del Papa Francisco. Al no haber universidades para aprender a serlo es comprensible que al comienzo haya gestos nuevos o incluso “sorpresas” en el modo de hacer tal o cual cosa. Pero sustancialmente hay una continuidad y eso es lo que resalto, aunque quizá no sea algo que una gran mayoría haya podido apreciar.
También me gusta eso que ha transmitido como “programa” de su pontificado: la misericordia y la ternura. Esas dos características me hacen pensar en Juan Pablo II y en Benedicto XVI quienes supieron encarnarlas muy vivamente.
2 Me parece que son los mismos a los que se enfrentó y enfrentará cualquier otro Papa: ayudar a los católicos a crecer en su fe en Cristo, en su relación con él, y en su amor a la Iglesia. Eso se concretiza de modo diferente según los tiempos y lugares, pero es significativa tener por identificado el reto de manera que en un segundo momento se sabe apuntar a la mejor medicina.
En este sentido, creo que la Carta y desde luego también en que es Dios Apostólica Porta Fidei, con la que el quien vivifica porque, en definitiva, la Papa emérito convocó el año de la fe, Iglesia es suya. es también como una herencia programática de trabajo. Me gusta subrayar siempre que la Iglesia somos nosotros, cada uno. Y por eso su debilidad (y su potencial) tamLas atalayas siempre ven sólo una par- bién somos nosotros. ¿Cómo afrontar te y lo que yo puedo ver desde Roma debilidades? Prefiero pensar en cómo no me pone en condición de ofrecer prevenirlas. Y para prevenir hay que una valoración tan general. Y es que estar muy unidos a la vid, a Cristo. en cada área geográfica hay necesida- Vivir en unión con Dios. Esto no es des diferentes… Debo decir que al algo pío o teórico, es algo bien práctipensar en la imagen de tomar el pulso co: a mayor vida de Iglesia pienso en que la Iglesia ¡tiene pulso! Y (participación en los sacramentos, vida eso significa que está viva. En conse- eclesial, etc.) mejor salud espiritual y, cuencia esto lleva a pensar en el traba- en consecuencia, agentes evangelizajo de tantos hombres y mujeres, en su dores naturales y en todos los lugatestimonio que construye y evangeliza, res…
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EMILIA SAN MARTÍN Delegada de Zenit en España. Ex corresponsal en El Vaticano
“Las carabelas enviadas a América, Asia... están dando la vuelta y traen un evangelio enriquecido”
1 La compasión. Que puede tener muchas manifestaciones. El tiene la misericordia como lema de su escudo ya desde que era obispo. La misericordia con un hombre (Mateo) que era un pecador público y que Jesús lo hizo su discípulo y no sólo, luego fue uno de los evangelistas que nos han trasmitido los hechos y dichos de Jesús. Esta capacidad de transformación de la mirada misericordiosa de Dios sobre el mundo, o sea la compasión, este papa la ha subrayado desde el principio. Y ha llegado a decir que sin esta misericordia divina el mundo no existiría.
2 Un primer reto es, y para eso su nombre es profético, reedificar la Iglesia. Francisco, en el siglo XIII, de no menos facilidades para la Iglesia que el siglo que vivimos, inició su seguimiento de Cristo reconstruyendo iglesias de piedra, hasta que comprendió que la llamada de Dios era a reconstruir su Iglesia hecha de hombres y mujeres. Las órdenes mendicantes fueron un revulsivo para una institución anclada en el poder y la riqueza muchísimo más que ahora. Este papa ya lo ha dicho: ¡Cómo querría una Iglesia pobre! Por tanto, la Iglesia tiene que mirar en serio a sus inicios. El segundo reto es hablar más con hechos que con palabras. Una Iglesia misionera que se siente enviada, en camino, como ha dicho el papa Fran-
cisco, por fuerza tiene que tener un equipaje ligero. La fuerza del testimonio es lo que hoy necesitan nuestros contemporáneos. Por ello, limpieza total. Tolerancia cero. Pero no sólo con los escándalos sexuales que, si quiere, son muchos más indicadores de debilidad que de soberbia o avaricia. En cambio, no escandalizan tanto los enriquecidos a costa del pobre, los poderosos llegados a sus puestos de decisión por medio de la corrupción. Son pecados tan graves o más, porque afectan a millones de personas, que los pecados de origen sexual. Por tanto, limpieza total en quienes se proclaman miembros de esta Iglesia. El tercer reto son los laicos en la Iglesia y los nuevos ministerios, en los que incluyo especialmente a las mujeres. No se las puede seguir relegando a un papel secundario, como sacristanas, monaguillas, encargadas de Caritas, “perpetuas” (como llaman en Italia a las señoras que se consagran a servir a los sacerdotes). Las iglesias están mayoritariamente pobladas por mujeres, son las más incondicionales y las más abnegadas. Y sin embargo, salvo las misioneras, que tienen un papel protagonista en la evangelización, por fuerza de las cosas, porque no hay sacerdotes, las mujeres no tienen todavía, ni siquiera el protagonismo que tuvieron en los primeros siglos de la Iglesia, en las primeras comunidades. Los nuevos ministerios, la participación de los laicos con su carisma propio, no como personas clericalizadas o “mandadas”, sino como adultos en la comunidad eclesial, es algo que, por lo menos en Europa, es una asignatura pendiente.
Están dos realidades que conviven y se entremezclan. La comunidad eclesial universal mira a Roma para tener una palabra del papa. Pero no tendría esta palabra si el pontífice, como ha pasado en la historia, fuera un ciudadano sometido a una u otra potencia. El estado de la Ciudad del Vaticano es necesario para salvaguardar precisamente la misión evangelizadora de la Iglesia. Hay que pensar en pequeños países amenazados por grandes potencias que ven en la Santa Sede una voz que se alza en su favor. Lo mismo digo de los misioneros en todo el globo. Muchas veces la nunciatura apostólica ha sido su refugio en momentos de conflicto. El estado de la Ciudad del Vaticano emplea a una gran cantidad de personas que son más o menos católicas, más o menos auténticas. Por tanto se presta a todas las corruptelas que afectan a las instituciones humanas. Dicho esto, vivir en Roma, ir un día a San Pedro y ver a verdaderos creyentes que llegan de todos los rincones del planeta para volver a casa con una palabra para sus vidas, sentir la energía que transmite esa plaza, percibir que es la plaza mayor de la Iglesia es algo que hay que vivirlo, no se puede contar. Como hacen los musulmanes con la Meca, todos deberían venir al menos una vez en su vida a Roma para sentirlo. La misma sensación he tenido al recorrer los lugares que vieron transitar a Jesús de Nazaret en la Tierra Santa. Allí Jesús. Aquí Pedro y Pablo. Yo creo que una Iglesia con más de mil millones de personas es algo muy complejo y que tiene múltiples rostros. No me atrevería a hacer un análisis, ni la conozco lo suficiente. Siempre, desde muy joven, me ha atraído el heroísRoma es una realidad muy compleja. mo de los misioneros que han dado la
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vida por el testimonio. Creo que es la mayor riqueza de la Iglesia. Y hoy cada laico o laica estamos llamados a vivir ese heroísmo en la vida cotidiana, a veces arriesgando el puesto, arriesgando la fama, arriesgando la riqueza, arriesgando el bienestar por aquello en lo que creemos.
4 ¿Qué fortalezas? Cristo no tuvo ninguna fortaleza material y mucha espiritual, toda. Sólo tenía la fuerza de la misión recibida del Padre que le impulsaba. Ya lo he dicho, la debilidad de la Iglesia es la de una obra desempeñada por seres humanos con todas sus deficiencias. Y estas seguirán existiendo. Una debilidad de la Iglesia hoy, me atrevería a decir como europea que ha vivido en otras realidades, es su eurocentrismo, cuando su futuro y su riqueza espiritual quizá estén ya en otras latitudes. Una debilidad subsanable. Europa necesita reencontrar las raíces que la impulsaron a llevar la buena noticia al universo mundo. Y se lo van a recordar los descendientes de aquellos evangelizados. Como dijo hace ya muchos años Clodovis Boff, ha llegado el momento en que las carabelas enviadas a evangelizar América le devuelvan al viejo continente la riqueza espiritual que de él recibieron. Las carabelas enviadas a América, África, Asia y Oceanía están dando la vuelta y nos traen un evangelio enriquecido por el mestizaje, por las culturas del mundo. Ese viaje se ha iniciado ya con este papa Francisco y es imparable.
JOSÉ MARÍA POIRIER Director de Criterio. Argentina.
“Lo que más ha sorprendido del nuevo Papa, que no es nuevo para los argentinos, es su ejercicio pastoral de a pie”
1 Creo que lo que más sorprendió del nuevo Papa es algo que para los ciudadanos de Buenos Aires, y para los argentinos en general, se había tornado costumbre: un ejercicio pastoral directo, cara a cara, de a pie, con una inusitada austeridad y una marcada predilección por los más indefensos. Siempre claro y directo en sus mensajes; ajeno a las lógicas de poder.
ce: “Sus palabras me han traído a la memoria un sinfín de nombres, el rostro de no pocos niños y ancianos, las ilusiones de tantos jóvenes y matrimonios, las preocupaciones de los trabajadores y sus familias, así como las esperanzas y las penas de las personas sencillas y humildes, muchas de ellas pobres y desfavorecidas, olvidadas a menudo al costado del camino”. Por otra parte, creo importante señalar las dotes de gobierno que siempre demostró el cardenal Bergoglio, y su aguda percepción política.
la política de tolerancia cero frente a los abusos sexuales de menores por parte de clérigos, la búsqueda de transparencia en los asuntos económico-financieros del Vaticano (léase IOR) y una profunda reforma de la curia romana (es decir, descentralizar el gobierno central de la Iglesia y favorecer en vez de obstruir la comunicación entre los obispos y el Papa). En este sentido, podría decirse que continuará las grandes líneas emprendidas por Benedicto XVI (a quien lo une un profundo afecto y admiración intelectual), pero con mayor fuerza y decisión de mando.
búsqueda de sintonía con los jóvenes en una sociedad que se ha distanciado mucho de la Iglesia. Además, creo que Francisco seguirá de cerca los diálogos ecuménico e interreligioso. Las relaciones entre países ricos y países pobres, y la injusta desigualdad social de enteros continentes no le son ajenas. Por otra parte, siempre ha sido muy crítico de los populismos autoritarios que gobiernan en algunos países de la región latinoamericana.
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Días atrás, en una sugestiva carta Los retos ad extra serán los de una en respuesta a los saludos del alcalsevera austeridad en la Iglesia, la Advierto que la Iglesia sigue siende de Buenos Aires, Francisco di- Los principales retos ad intra son: preocupación por los pobres, la do un referente moral y espiritual
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en la sociedad mundial, y por ello mismo es importantísima su coherencia de vida y su virtud, su identificación entre el mensaje evangélico y el testimonio de vida. La Iglesia en muchos países da un verdadero ejemplo de asistencia de los más pobres, de defensa de lo derechos humanos y de conciencia ecológica.
Todo lleva a pensar que el nuevo Papa despierta simpatías dentro y fuera del mundo católico, que gustan sus gestos, su cercanía con la gente, su lenguaje sencillo. Puede significar un nuevo impulso para la evangelización y la presencia de los valores religiosos en la vida social.
4 Pienso que la Iglesia institucional ha perdido presencia y relevancia en el mundo cultural y para las nuevas generaciones. Hay temas importantes nunca tratados como la imposibilidad de recibir la eucaristía los divorciados vueltos a casar, los criterios para
ejercitar una paternidad responsable (uso de anticonceptivos), el celibato obligatorio para el clero secular, el lugar y la significación de la mujer, que constituyen motivos de distancia y desinterés de mucha gente frente a la jerarquía católica.
ISABEL MOLINA Directora de Misión
“Que los curas quieran realmente ser santos y sean un reflejo de Cristo vivo”
1 Su liderazgo del servicio. El Papa Francisco sabe que para hacer cabeza, el primero tiene que hacerse el último, pues ahí radica la fuerza arrolladora del liderazgo cristiano. Se predica con la vida misma: una vida de entrega, de cuidado a los demás, de dar amor en obras concretas. Como buen Pastor, nos enseña que el ejemplo y los gestos sencillos, pre-dican a gritos y pueden transformar vidas cuando van acompañados de una vida de piedad auténtica. Y, sin duda, destaco también su amor filial a la santísima Virgen. Desde el comienzo de su pontificado se encomendó a la Madre que siempre guía por camino certero hacia el corazón de Cristo.
2 En primer lugar, unificar la Iglesia.
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Desde países lejanos -y no tan lejanos- es posible experimentar una falta de armonía del clero con la cabeza visible de Cristo. Hace falta que los caudales de autoridad impregnen la jerarquía eclesiástica en todos los rincones de la Tierra, que los sacerdotes quieran ser realmente santos y sean una fiel representación de Cristo vivo. En segundo lugar, destacaría la necesidad de promover una Nueva Evangelización eficaz. Quizás uno de los mayores retos de la Iglesia hoy es que muchos católicos aún no han tenido un encuentro personal con Cristo. La Nueva Evangelización es un reto personal que todos y cada uno de nosotros necesita entender: nos corresponde comunicar la fe a las personas que tenemos más cerca para que de verdad descubran su riqueza, la vivan y profundicen en ella. La hondura de nuestra fe es inagotable. Los católicos no podemos quedarnos con una fe de clase de religión. Y por último, guiarnos para que seamos capaces de recristianizar la cultura. Simultáneamente con la Nueva Evangelización en el seno de la Iglesia, tenemos que impregnar la cultura de nuestro tiempo con el
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mensaje de Cristo. La secularización ha hecho que la cultura esté muy lejos de la vocación cristiana. Hace falta que volvamos a ser sal y luz entre nuestros contemporáneos, de un estilo de vida conforme con la apasionante verdad del Evangelio, único germen capaz de conducir al hombre por el camino de la felicidad.
3 La Iglesia católica tiene todas las respuestas a las preguntas que se hace el hombre de hoy en día y pienso que muchos -incluso no católicos, decepcionados de las ideologías y de propuestas espirituales vacías- están mirando hacia ella en busca de estas respuestas. Se puede decir que en la Iglesia hoy en día "el que busca" con espíritu honesto, encuentra. Y, para los mismos católicos, es apasionante saber que hoy existen muchísimos movimientos y carísimas eclesiales donde cada uno va encontrando un espacio para recorrer su camino hacia la Eternidad. Esta es una riqueza inmensa que tenemos hoy en la vida de la Iglesia que responde perfectamente a los tiempos que vivimos.
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4 El individualismo. A raíz de este ismo tan característico de nuestro tiempo, la gran mayoría de católicos no logramos vivir el ejemplo de los primeros discípulos. A ellos se les conocía por como se amaban unos a otros: "mirad cómo se aman", decían de ellos los gentiles. Solo si aprendemos a amarnos así, a recuperar el sentido de comunidad en nuestras parro-quias, a apoyarnos entre las familias católicas amigas, a hacer presencia en unidad en las obras que lleva la misma Iglesia (colegios, hospitales, medios de comunicación, entre muchas más), todos verán que tenemos un tesoro latiendo en nuestro corazón: el Amor de Cristo que se deja ver en nuestra mirada, que abraza con nuestros brazos y que habla con nuestras palabras. ¿Qué puede haber más cautivador para un mundo sediento de Amor? Tenemos que ser imparables en pro -pagar el Amor, como los apóstoles cuando habían recibido el Espíritu Santo.
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El sociólogo liberal francés, Frédéric Lenoir dijo hace unos años que “la Iglesia católica padece una crisis de alcance insólito, tan profunda que afecta a su credibilidad en todos los ámbitos”. El tradicionalista norteamericano Kenneth C. Jones lo ratifica: “En todas las áreas estadísticamente comprobables, el proceso de decadencia es innegable”. Lenoir es un convencido laicista. Jones un furibundo opositor al Concilio Vaticano II. ¿Dicen la verdad o la interpretan haciendo de ellas un objeto
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de uso político? El Anuario pontificio no deja de anunciar un sostenido incremento del número de creyentes católicos en el mundo que, por lo demás, es mayor que el incremento de la población mundial (+1,4% frente al 1,1%, respectivamente, en 2007). En la Francia de Lenoir en el último lustro ha habido un notable repunte de bautizos y bodas. En Estados Unidos se calcula que para 2050 los católicos serán la minoría mayoritaria. ¿Crisis de fe? Como dijo Ca-
milo Ruini en 2007, una Iglesia más vital solo puede suscitar mayor hostilidad en sus adversarios. Pero los católicos hablamos con demasiada frecuencia (y con no poca superficialidad) de que estamos en crisis. ¿Acaso no han pedido los últimos Papas una reevangelización? ¿No es eso un reconocimiento de que en efecto estamos en crisis? El número de sacerdotes y de seminaristas, de diáconos permanentes y de laicos misioneros ha aumentado considerablemente desde el
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fallecimiento de Pablo VI hasta la elección de Francisco. Pero también la secularización. Incluso ciertos aspectos de secularización que invaden a miembros de la Iglesia católica. Especialmente lo primero en América Latina y lo segundo en Europa. La llamada a la Nueva Evangelización no es, entonces, más que un llamado a recordar nuestra misión como cristianos de ser apóstoles, testigos de Jesús en me-dio del mundo. No es más que – o ni más ni menos- que eso.
-grafía y -política
del Cristianismo en el siglo XXI
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Situación global de la Iglesia A COMIENZOS DEL SIGLO XXI
El siglo XX ha sido una época de profunda y rápida transformación de la geografía católica. A comienzos del pasado siglo casi dos de cada tres católicos vivía en Europa. En 2007, dos de cada tres católicos vive en el continente americano o en Asia-Pacífico. Este fenómeno no sólo se ha producido por el aumento del laicismo en el Viejo Continente, sino también (y en no poca medida) por la vitalidad demográfica de América Latina y por la nueva expansión católica en África y el continente asiático. En conjunto la población mundial católica ha pasado de 757 millones de fieles en 1978, a la muerte de Pablo VI, a 1196 millones en 2010. Un incremento relativo de casi el
Misión Dos campos geográficos son tradicionales en la misión evangelizadora de la Iglesia: Asia-Pacífico y el África subsahariana. Sin embargo, los últimos Papas han convocado a la Iglesia a una Nueva Evangelización en territorios históricamente católicos, para hacer frente a la secularización.
Iglesia perseguida Inmigración Islam La fuerte ola inmigratoria de musulmanes, sobre todo en Europa, la cohesión de sus comunidades y las altas tasas de natalidad amenazan con la progresiva islamización de los países de acogida.
58%, muy ligeramente superior al crecimiento demográfico mundial. Y ello a pesar de que una parte nada desdeñable de la población mundial vive en países donde el catolicismo es perseguido oficial u oficiosamente. Ahora bien, el aumento del número de fieles católicos ha dejado “pobres” la progresión del número de sacerdotes y por tanto el ratio sacerdote/comunidad parroquial. Había 419.700 sacerdotes en 1978 y 408.020 en 2007 (retroceso que ha ido levemente corrigiéndose desde la cifra más baja, en 1985, con 403.480 sacerdotes ordenados). Ahora bien, el número de diáconos permanentes ha pasado en ese periodo de 2.686 (1975) a 33.391
(2005). Y los seminaristas de 33.731 (1980) a 58.538 (2005). El aumento de los laicos misioneros ha sido igualmente espectacular. Sobre todo por la pujanza de los movimientos eclesiásticos, que se han revelado desde el Concilio Vaticano II como auténtico semillero de católicos comprometidos de manera radical con su fe. Por otra parte, en el año 2000, la Iglesia católica disponía en todo el mundo (según estudios académicos imparciales) de 74.936 dispensarios, 13.933 residencias, 8.695 orfanatos, 5.853 hospitales, 1.046 universidades y 125.016 escuelas, sin contar las obras de labor social y caritativa que lleva a cabo.
La misión evangelizadora de la Iglesia está dificultada en numerosos países por restricciones legales y sociales a veces muy radicalizadas. Destacan en especial los países con mayoría musulmana y aquellos que tienen un régimen político comunista o post-comunista.
Los grandes movimientos migratorios están provocando importantes cambios en las sociedades receptoras. Los inmigrantes latinoamericanos hacia Europa mediterránea y Estados Unidos están “exportando” catolicismo a países secularizados. En EE.UU. Habrá mayoría católica en 2050. El riesgo está en la posible secularización de los hijos de los inmigrantes, sobre todo en Europa, influidos por un deseo de normalización en las sociedades de acogida y desapego a las culturas de origen.
Creyentes culturales
Secularización A pesar de los síntomas de post-secularización en países más avanzados, la secularización está profundizando en sociedades a donde, por diversos factores, ha llegado más tarde. Sería el caso de España y varios países de Iberoamérica. Este proceso de secularización también ha alcanzado a penetrar en ambientes tradicionales católicos, dando origen a los llamados “creyentes culturales”. Fenómenos como el divorcio o las familias extensas ayudan a derribar los principios morales cristianos.
Post-secularización Numerosos sociólogos comienzan a ver síntomas de post-secularización en no pocos países occidentales, sobre todo europeos, como Francia o Alemania. La postmodernidad y la globalización pueden ser un terreno fértil para la vuelta a la espiritualidad de sociedades de larga tradición secular, aunque el riesgo es la expansión de pseudoreligiones como el New Age.
Benedicto XVI habla de ellos como “agnósticos que van a misa”, es decir, creyentes que no profundizan en su fe y que mantienen profesiones exteriores religiosas meramente por convención social o por costumbre familiar. La Iglesia está convocada a una re-evangelización de estas vastas capas sociales, predominantes sobre todo en aquellos países con larga tradición católica (Europa mediterránea y, cada día más, en Latinoamérica). La presencia de “minorías creativas”, vinculadas sobre todo a los movimientos eclesiales, actúa como contrapeso a este fenómeno.
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Crisis vocacional Uno de los indicadores más sorprendentes de las últimas décadas es el aumento constante del número de diáconos permanentes ordenados. Es cierto que partían, en 1978, desde cifras muy bajas. Pero tampoco puede dejarse de comprobar que los crecimientos son altos y sostenidos. Entre 1999-2010 han aumentado un 50%, porcentaje nada despreciable teniendo en cuenta que los sacer-
dotes se incrementaron en el mismo periodo sólo un 2,4%. Otro indicador para la esperanza es que el número de seminaristas aumenta porcentualmente muy por encima del incremento de sacerdotes. Pero es más que probable que se encuentren por debajo del índice de reposición. Es decir, se prevé en el medio plazo un decrecimiento en el global de sacerdotes en el mundo.
Las JMJ: Iesu Communio como ejemplo
Claves geográficas: conversión en Asia, evangelización de Europa y consolidación en América
Asia es un continente clave. Representa el 53,6% de la población mundial y es el que más crece en términos demográficos. Por otra parte, su influencia económica y política probablemente no hará más que crecer a lo largo del siglo XXI. Sin embargo, sólo el 7% de su población es cristiana. Un hecho que contrasta con la más rápida y decisiva influencia del Islam en este continente. En los próximos treinta años los expertos calculan que el 27% de los asiáticos será musulmán. El principal problema que debe abordar la Iglesia de cara a la evangelización de Asia es el de la persecución religiosa. En China, India o Indonesia, los más poblados, los cristianos son perseguidos o tolerados con muchas restricciones.
La importancia de Europa no radica ni en su número de habitantes ni en su influencia política o económica (todos ellos en franco declive). Sin embargo, Europa representa la tradición histórica y cultural del cristianismo. La secularización del Viejo Continente debilita notablemente la expansión del cristianismo a nuevas tierras de misión, como Asia o África. De ahí la insistencia de Benedicto XVI en defender las raíces cristianas de Europa. Existen, no obstante, elementos para pensar que se está dando un proceso de postsecularización. En Europa será determinante el cambio de paradigma en la relación fe-ciencia-razón. Expandir la idea de su compatibilidad intrínseca será la clave para el siglo XXI.
Consolidar el cristianismo en América es vital. Casi la mitad de los católicos del mundo viven en este continente. Y no es ajeno a esta circunstancia que el nuevo papa proceda de allí. En América central y del sur el gran reto lo constituye el proceso de secularización que, con retraso pero a imitación de lo sucedido en Europa, se viene estimulando por los poderes políticos de izquierda y liberales. La aparición y extensión de sectas protestantes es otro grave problema. En América del Norte, especialmente en EE.UU., cabe la posibilidad de que para 2050 el catolicismo sea la religión mayoritaria. El reto aquí consiste en facilitar la asimilación de los inmigrantes del Sur sin que pierdan sus raíces.
“...Algo estaba naciendo. Bebíamos de San Francisco y de Santa Clara, pero también de los Padres de la Iglesia, de los santos, de los maestros y teólogos de la Iglesia y, por supuesto, del Magisterio, muy especialmente el de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, a quienes amamos entrañablemente. Muchas de nosotras hemos sentido la llamada a la consagración en las Jornadas Mundiales de la Juventud”. Dicen en Lerma, sede de Iesu Communio, la congregación religiosa fundada por sor Verónica en 2010. El papa Francisco, en línea con sus predecesores, insiste en convocar a la juventud a una entrega valiente. Las JMJ no sólo tienen como objetivo la conversión de los jóvenes, sino, sobre todo, la incorporación de nuevas generaciones a la vida religiosa y consagrada, con especial atención al sacerdocio. Un reto crucial en el que la Iglesia se juega mucho.
El papel de los laicos Los movimientos eclesiales y las sociedades de vida apostólica, entre otros, han ganado influencia desde el Concilio Vaticano II, en la medida en que han sabido atraer a centenares de miles de fieles no sólo a una mayor radicalidad en su vida de cristianos, sino también a labores de apostolado. El papel del laicado en la Iglesia no es nuevo ni propio del siglo XX. Si hemos de buscar una novedad en este fenómeno es el del número de fieles que se comprometen en diversos movimientos cuyo carisma no es el de formar nuevas congregaciones religiosas o ayudar a estas, sino, precisamente, agrupar laicos en un compromiso más decidido por el Evangelio. El papa Francisco ha insistido en sus primeras semanas de pontificado, en que hay que evitar el riesgo de clericalismo en la Iglesia. Ha sido claro y valiente. Porque precisamente uno de los retos más importantes que debe acometer la Iglesia en las próximas décadas es la de conceder un mayor protagonismo a los laicos.
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Anónimo (finales del s. XVI) Cristo predicando a la multitud.
Geopolítica y catolicidad: Reflexiones en el cambio de pontificado Por: Javier Hernández-Pacheco
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a reciente elección del Papa Francisco, ha vuelto una vez más a plantear la cuestión geopolítica del relativo peso de los continentes en la vida de la Iglesia. Afortunadamente, es algo que posiblemente olvidaremos hasta que, dentro de los años que Dios quiera, se vuelva a plantear otra vez. Porque a la hora de la verdad estas cuestiones continentales pesan más bien poco en el día a día de los cristianos. Pero como es cierto que la circunstancia nos ha obligado a una mínima reflexión, quiero aportar la mía, con la tranquilidad intelectual que da, además, saber que ha sido perdedora. Es cierto también que son mucho más importantes otras razones, que como es natural tienen que ver con el carácter personal ―for-ma-ción teológica, santidad de vida, dotes de gobierno, etc.― de los posibles candidatos (que además no son nunca tales). Pero… yo quería un papa norteamericano, y no ha salido. Lo quería un poco por exclusión. Por ejemplo, de la iglesia italiana. Ya sea por lo muy positivos que han sido los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, primeros papas no italianos en siglos; y también porque parece se había instalado un cierto consenso, del que participo, para marcar algo de distancia frente a la endogamia (en sentido figurado) romana, e introducir aire nuevo en la burocracia vaticana y el general gobierno de la Iglesia. Pero, más allá de los Alpes, mis reservas se extendían a la totalidad del continente. Por una mezcla de motivos que tienen que ver a la vez con nuestra historia cultural y con la demografía. Y es que al homo sapiens ecclesiasticus europeo, con poder para influir en el gobierno de la Iglesia, muy probablemente se le cuajaron las neuronas en torno a los años 60. Tras cien años de lucha de la Iglesia contra el liberalismo y el modernismo en sus distintas formas, el clero de los países católicos tuvo, después del Concilio Vaticano II, que revertir las denuncias proféticas, ahora contra
lo que ellos mismos habían aprendido en el Seminario. Y eso ha sido mucho más complicado de lo que parece. Voy a ser brutal: la mente humana da de sí lo que da, y los cortocircuitos intelectuales son muy difíciles de superar. De modo que esa generación ―salvo muy honrosas excepciones— está intelectualmente perdida para luchar contra las corrientes, ahora no liberales sino directamente nihilistas, que conforman nuestra cultura. Y así, frente a un siglo de lucha clerical contra el liberalismo, parece que va a seguir otro ―nos vamos ya a los 50 de este siglo XXI, que tampoco están tan lejos― de complejo de inferioridad frente al laicismo progresista. Es triste pero creo que hay que reconocerlo: un obispo europeo, que a duras penas ve sus opiniones acogidas en la prensa conservadora, en el fondo de su corazón preferiría verse ungido por las op-eds de La Repubblica, El Pais, Der Spiegel, o Le Monde, sin que estos, por supuesto, dejen de abominar del núcleo esencial del mensaje evangélico. De este modo, la relación del clero casi setentón con la intelectualidad de izquierdas, continúa requiriendo psiquiatras especialistas en el sado-masoquismo. De ahí que fácilmente se refugien en posiciones antisistema de origen sesentayochista, de corte antieconomicista o (en eso siguen sus viejos instintos) antiliberal, o mostrando sus simpatías, allí donde ha lugar, hacia un disolvente nacionalismo, que ellos aún ven compatible con, si no exigido por, la doctrina social de la Iglesia. Y esperan así llenar de nuevo los templos con restos marginales excluidos por ese sistema, sin entender que la supuesta solución tiene más que ver con el motivo por el que se vaciaron. La Iglesia ―dicen entonces unos y otros― todavía tiene que "cambiar", "acercarse a la gente". Y ya se sabe, gente, lo que se dice gente, son los votantes de Beppe Grillo, Esquerra Republicana e Izquierda Unida. Y así, como paradigma válido y supuesto punto de encuentro con "indignados", siempre nos quedará el
Poverello de Assisi, al que podemos reinterpretar como una mezcla escatológica de anarquista y perroflauta. Gracias a Dios, frente a esta penosa actitud de sus mayores, contrasta la vitalidad del clero joven, que goza de una inmejorable formación, y que nunca pasó esas calores, ni sufrió dichos complejos. Por no hablar de la católica grey europea que aún persevera en los templos y que, algunos activistas aparte, resulta ser de natural conservador; y que sostiene los domingos las colectas de Cáritas, mientras sufridamente aguanta cómo el párroco, ya mayor, fustiga desde el ambón (¡nada de púlpito!) su (de los fieles) conciencia burguesa. Es cierto que exagero, pero no mucho. Es una caricatura, pero bien ilustrativa. Lo suficiente para buscar la salvación por otras latitudes, como en los ochenta se buscó ―y gracias a Dios, y parece que al cardenal König, se encontró― en los extraños y desacomplejados parajes de la Galitzia polaca. Huyendo de la vieja Europa, como reserva espiritual siempre nos quedará África: el futuro de la renovación alternativa lejos del podrido Occidente capitalista; o Asía, que es en donde de verdad hay "gente". De ahí los ríos de tinta que hace correr cada cónclave la elucubración sobre un papa negro, en la que se refuerza el ya citado complejo, ahora que incluso los Estados Unidos tienen un presidente de color (aunque de poco color y graduado en Harvard). Mientras tanto silenciamos lo que desde el punto de vista cristiano producen Asia y África, que son ―ciertamente semilla de esperanza, por desgracia aún lejana― fundamentalmente mártires, olvidados por todos en esas fronteras de la interculturalidad, que, si se pueden trazar en el East End londinense o en las Banlieus parisinas, discurren mucho más dramáticamente por sitios como Darfur, Egipto, Paquistán, Nigeria, o Mindanao, donde todavía un creyente cristiano puede ser reo de muerte. Mejor haríamos en apoyar y dar calor, ¡y voz!, a esas iglesias
heroicas, en vez de, llegado cada cónclave, pasearnos por Roma a ver que cardenal negro o filipino tenemos por la Curia para adorno del progresismo clerical. Por supuesto, siguiendo a la búsqueda de alternativas, ahora ―se dice― ha llegado el momento de Latinoamérica. Vaya por delante que estoy firmemente convencido de que buenos pastores, preparados para asumir el sumo pontificado, pueden venir de cualquier sitio, porque el Espíritu sopla de dónde quiere. Digamos también que sus primeros gestos alejan al Papa Francisco de cualquier interpretación populista de esa opción preferencial por los pobres, que siempre ha sido y debe seguir siendo, no una característica latinoamericana, sino más bien signo palmario de fidelidad evangélica. Yo añado además mi más profundo convencimiento personal de que Latinoamérica constituye una reserva cultural de máxima esperanza, y no sólo para la constante renovación eclesial. La sencilla y honda piedad; la natural devoción de los pueblos americanos, muy especialmente a la Virgen María; pero también su innata tendencia al mestizaje y a la fecundidad, poética, musical, literaria, abren horizontes de renovación que pueden aportar (han aportado ya) inmensidades: a la Iglesia, y también a una cultura globalizada que hace mucho que ha dejado de ser euro- y anglo-céntrica. Pero por lo mismo estoy convencido de que esa prometedora fecundidad requiere para cuajar de una radical superación del "latinoamericanismo" ideológico, que más bien representa una lacra que todavía están sufriendo aquellas gentes. En la forma por ejemplo de teología de la liberación, cuya mayor repercusión a lo largo de ya muchos años va a ser, no la revolución, sino vaciar parroquias católicas de barrios marginales o comarcas campesinas a favor de denominaciones y sectas evangélicas. Porque son éstas las que mantienen abierta la promesa de transcendencia que el izquierdismo teológico bloquea en su opción a favor del activismo político. Por no
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Igual contribuyen al progreso de los más desfavorecidos, un dispensario sanitario en la selva profunda, que una escuela de negocios en la capital para hijos de la emergente burguesía de esos países. Y con sabiduría milenaria, bien orgullosa puede estar la Iglesia (y particularmente la Compañía de Jesús) de haber promovido a lo largo de siglos instituciones formativas o asistenciales en los dos niveles sociales, en el primero, tercero o cuarto mundo.
La relación del clero casi setentón con la intelectualidad de izquierdas, continúa requiriendo psiquiatras especialistas en el sado-masoquismo. De ahí que fácilmente se refugien en posiciones antisistema de origen sesentayochista (…) Gracias a Dios, frente a esta penosa actitud de sus mayores, contrasta la vitalidad del clero joven, que goza de una inmejorable formación, y que nunca pasó esos calores, ni sufrió dichos complejos.
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hablar de esa mezcla de vudú y socialismo que confluye en las corrientes bolivarianas e indigenistas. O por supuesto del peculiar ayuntamiento italo-español de fascismo y retórica revolucionaria, trasplantado al Rio de la Plata, y que al final se articula en el corrupto expolio del común, en esa catástrofe peronista que lleva camino de hacerse centenaria. Latinoamérica despegará, y creo que explosivamente, hacia la prosperidad que merece, cuando se dé cuenta como continente de que en el orden espiritual, en el cultural y en el económico, tiene mucho más que aportar que la reivindicación antioccidental. Es lamentable el retraso social; en algunos casos como en la Argentina: el hundimiento histórico desde posiciones que eran hace setenta años la envidia y el foco de atracción de emigrantes de Italia, Alemania o España. Mas eso no es algo de lo que tenga la culpa la banca internacional, o el imperialismo norteamericano, o las multinacionales españolas; ni siquiera, aunque estén más cerca, las viejas élites criollas. Más bien tiene su raíz en una profunda perversión ideológica. Han sido esas mismas élites, y los intelectuales que ellas generaron, y los militares que ejercieron el poder (ni mucho menos todos derechistas), y parte importante del clero que conformaba su ideario redentor, y al final, cuando les han dejado, incluso los mismos electores, los que se han empeñado en consagrar la miseria. Porque eso es lo que ocurre cuando, desde planteamientos intervencionistas que todo lo esperan del gobernante, se impide que cuaje la urdimbre de seguridad jurídica, de respeto a la libertad y a la propiedad privada, a la ley, que permiten el desarrollo de la iniciativa individual y la inversión del ahorro nacional e internacional; cuando, en fin, se abomina de todo lo que, en otras latitudes y especialmente en el tan denostado mundo "anglo", forma la base desde la que puede despegar el espíritu de empresa primero y el progreso económico después. Porque ellos son los que precisamente abren la posibilidad de cooperación, integración e igualación sociales. Y esto no es una discusión teórica: lo demuestra la misma población latina cuando llega con lo puesto a las playas de Florida o a los campos de California, y en el curso de una o dos generaciones ―igual que antes ocurrió con irlandeses, judíos, italianos y polacos— son capaces, con mucho esfuerzo porque fácil no es, de asegurar para sus nietos esas condiciones de progreso e integración social que permite verlos como prósperos ciudadanos y a algunos como alcaldes y gobernadores de las ciudades o estados que acogieron ―ciertamente de forma complicada― a sus abuelos. Y no sólo la emigración da esos frutos. También se ve la incipiente prosperidad en aquellos países —pienso en Brasil, en Chile, y poco a poco, pese a la narco-cultura, en Colombia, Perú y México— en los que se abandona la retórica populista (el ¡exprópiese! bolivariano) a favor de probadas políticas (eso sí, a no inmediato plazo) de fomento del ahorro, el comercio y la inversión. Pienso, sin embargo, que el momento latinoamericano, tan prometedor como se muestra allí donde alborea, no ha terminado de cuajar. Y me temo que para viejos sesentayochistas del mundo católico, todavía puede servir de anclaje para esa manipulación sentimental que fácilmente recurre a la retórica testimonial de "los pobres". Aquí los problemas teológicos son aún más profundos y radicales que los planteados a mediados del siglo XX, y tienen que ver con la interpretación última
del mensaje redentor; ni más ni menos que con las Bienaventuranzas. Porque, ¿qué quiere decir que son bienaventurados los que pasan hambre? ¿Quizás que iluminados por la fe y en contra de su elemental tendencia natural pueden ser felices porque no comen, y así nos invitan al ayuno a los que aún podemos disfrutar de mesa bien servida? Aquí el matiz lo es todo. La moderación es una elemental virtud de una vida natural en equilibrio consigo misma. E incluso lo es, sobre todo como ejemplo, la heroica austeridad propia de militares, misioneros, deportistas y ahorradores. Porque esa reciedumbre, la capacidad para asumir penurias (que viene de Penia, que es la pobreza en griego), es condición de sus hazañas, evangelizaciones, records olímpicos (cuando no se drogaban) y capitales empresariales (cuando no resultan de la corrupción política de los mercados). Voy más lejos: el faquir indú, el mendicante medieval y la castidad contemplativa o pastoral, nos señalan una dimensión en la que esa vida culmina más allá de su satisfacción natural. Y así dan testimonio de, y nos llaman a los demás hacia, una plenitud escatológica por venir. Pero no debemos olvidar que a los filósofos griegos ―Diógenes se llamaba el principal, el del candil y el tonel― que promovían esa excepcionalidad autárquica, en la que la pobreza se hacía modelo de vida, eran conocidos por el nombre de "cínicos"; y que ese término, puramente descriptivo al principio, se hizo sinónimo de implausibilidad moral; y pronto fue devuelto como improperio, cuando se empezó a sospechar tras de él, no un ideal sublime, sino algo, como lo expresa Nietzsche, "humano, demasiado humano", a saber, una moral rencorosa en la que la vida fracasada pretende convertir en virtud su miseria. Eso, mediante una radical inversión de la idea de virtud, que era para Aristóteles la capacidad habitual para realizar el bien propio de nuestra naturaleza. En este sentido, hay que reconocer que, a diferencia de otras tradiciones cristianas que se sienten cómodas en el entorno de una medida prosperidad material tal y como se decanta visualmente en el paradigma burgués, el mundo católico, a bandazos entre los Museos Vaticanos y el ideal franciscano, no ha sabido articular de un modo plausible en qué puede consistir esa "opción preferencial por los pobres". Quizás por no saber entender la actitud esencialmente liberal de Jesús de Nazaret, que así deliciosamente se expresa contra el cinismo moralizante que en todo encuentra algo que criticar: "Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: 'Demonio tiene'. Y vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores'"(Mt., 11, 18-19). Podemos, pues, concluir que en este asunto, como en tantos otros, son múltiples los caminos del Señor. Pero también hay algo de lo que podemos estar seguro en las enseñanzas del Maestro: la actitud que nos propone cuando vemos a un peregrino apaleado al borde del camino, no es la de sentarnos a su lado con cara de también haber cobrado y una pancarta que denuncie la inmisericordia de ladrones, sacerdotes, levitas y fariseos. La opción preferencial por los pobres bien puede entonces tener que ver con promover las condiciones que permiten dejar atrás, allí donde es endémica, esa situación de pobreza. Y entonces es posible que esa opción no sea monopolio de buenas intenciones moralizantes, y tenga, al menos también, que ver con la suscripción que hace una familia de cla-
se media de un fondo de capital que invierte en países emergentes; o con compañías mineras que buscan explotar riquezas escondidas en regiones apartadas (tan falso, o tan miserablemente verdadero si es el caso, es decir que Rio Tinto, por ejemplo, emplea niños en las minas como que los religiosos abusan de ellos en sus escuelas); o con bancos que canalizan petrodólares o ahorro asiático a economías que necesitan capital para su desarrollo. O lo mismo: igual contribuyen al progreso de los más desfavorecidos, un dispensario sanitario en la selva profunda, que una escuela de negocios en la capital para hijos de la emergente burguesía de esos países. Y con sabiduría milenaria, bien orgullosa puede estar la Iglesia (y particularmente la Compañía de Jesús) de haber promovido a lo largo de siglos instituciones formativas o asistenciales en los dos niveles sociales (y en los del medio), en el primero, tercero o cuarto mundo. Por eso, acusar, al grito de ¡exprópiese!, de materialismo e inmisericordia a quienes tratan de rentabilizar esas inversiones o fomentan centros educativos de élite, es tirar piedras contra el propio, o mejor casi siempre ajeno, tejado de los pobres. Sencillamente, esas retóricas sí que las carga el diablo, pues son, incluso a corto plazo, terriblemente depauperadoras. Naturalmente estas líneas no tienen ni misión profética ni consistencia científica; y son simple expresión de una opinión particular más o menos sustentada en la experiencia, la información y la reflexión, pero también en las simpatías, personales. Pero me atrevo a decir que no entiende la misión redentora de la Iglesia quien desprecie, por un lado esa cercanía testimonial a los pobres que se expresa en la inmediata misericordia ―por-que tuve hambre y me diste de comer, aquí, ahora, ya―; mas tampoco el que desde la retórica testimonial quisiera ahora subvertir la base éticojurídica que en los países occidentales a lo largo del tiempo ha permitido la emergencia de sociedades justas e igualitarias. E incluso pienso que no entiende la grandeza de la fe, quien se empeñe en deconstruir la historia de la Iglesia abominando, porque no se dedicó a misericordia, de ese esfuerzo por generar grandiosidad y belleza que en su día, en situaciones económicas en las que nada sobraba, levantó como monumentos a la fe catedrales góticas o palacios episcopales barrocos, y en general esas obras, anuncio también de la infinita gloria de Dios, que hoy con orgullo católico podemos admirar en los Museos Vaticanos. Y eso ―terribles misterios de la historia de nuestra redención— reconociendo que para construir la Basílica de San Pedro los papas renacentistas tuvieron que vender el cielo por parcelas en el feo asunto de las indulgencias, que causó la ira reformista de Lutero y la fractura aún hoy abierta de la Cristiandad. De la que por lo demás se aprovecharon los príncipes "reformados" para, una vez sofocadas a sangre y fuego las revueltas campesinas con la bendición del mismo Lutero, rapiñar inmisericordemente monasterios, hospederías y hospitales, pacientemente levantados durante siglos por los cristianos. Como tantas veces: ¡cuando abunda el discurso desamortizador sobre las riquezas de la Iglesia, es casi señal cierta de que vienen rampantes aquellos del… "me lo llevo"!). Todo esto viene de que yo ―¿quién me manda?!― quería un papa norteamericano. Y a pesar de reconocer lo evidentemente inesencial de mis preferencias, voy a terminar de decir por qué. Pues así de entrada porque es la Iglesia
EL PENSADOR
38 · Mayo-junio 2013
¡cuando abunda el discurso desamortizador sobre las riquezas de la Iglesia, es casi señal cierta de que vienen rampantes aquellos del… "me lo llevo"!.Todo esto viene de que yo ―¿quién me manda?― quería un papa norteamericano. Y a pesar de reconocer lo evidentemente inesencial de mis preferencias, voy a terminar de decir por qué. Pues así de entrada porque es la Iglesia que viene de la gran tribulación. Tribulación ciertamente merecida por sus pecados, lo que digo pese a estar convencido de que esos pecados no son peores que los de otros hombres, y tampoco que los de otras iglesias; consistiendo la diferencia más bien en que se cometieron en un entorno jurídico en el que quién la hace ―y nunca mejor dicho― la paga. En el sistema judicial americano los pecados, allí donde, además, son delitos, convierten en sabrosos panales a las instituciones que pueden satisfacer económicamente a sus perjudicados. Y así, en la crisis de la pederastia, se ha visto la iglesia norteamericana: inmersa en la vergüenza, al borde de la ruina, obligada a un ejercicio de descarnada sinceridad, a pedir perdón, a buscar la reconciliación con las víctimas; y también de rebote a hacer ejercicios extremos de reconstrucción pastoral, de gestión financiera, de gobierno comunitario, y, en medio de una humildad que más que virtud era necesidad empírica, a hacer un esfuerzo increíble para, pese a todo, mantener vivo el mensaje evangélico. Pues bien, creo que, acompañada por el Espíritu Santo, esa iglesia norteamericana ha salido triunfante de su miseria. Sin poder enorgullecerse, sin embargo, allí donde el pueblo de Dios ha brillado por su paciencia y fidelidad, y sus pastores ―a la fuerza ahorcan, decimos por aquí― se han visto obligados a hacer prodigios de gestión y de eficacia pastoral. Si hay alguien que sabe de crisis management espiritual, esos eran los cardenales norteamericanos. ¿Se puede, levantándose del pecado, convertirse en piedra que ofrezca fortaleza a la Iglesia universal? Pues parece que los sucesores de Pedro deben recordar que sí. Y además estoy convencido de que esa situación tiene ahora muchas ventajas. La primera es que la iglesia norteamericana ha recibido una cura de espanto que en los próximos decenios, si no siglos, la hace inmune a lo que, pese a todo, constituye uno de los peores males de la Iglesia, del que poco nos van a informar los papeles del Vatileaks, a saber, esa nunca del todo combatida tentación del clericalismo. Ese clericalismo es una actitud que fácilmente resulta en los eclesiásticos del viejo (o nuevo) mundo de tradición católica, del convencimiento de que, puesto que tienen la asistencia del Espíritu Santo para conducir a los fieles a la salvación, tienen asimismo en su poder el folleto de instrucciones para organizar la vida en los ámbitos familiar, profesional, económico, político y geopolítico. De hecho, los problemas de la jerarquía eclesiástica en esos países católicos, vienen de que, habiendo incorporado casi a su código genético ese planteamiento clerical, los pastores no acaban de encontrar su lugar en una sociedad descristianizada, en la que desesperadamente intentan ahora, no tener algo que decir en el orden profético de su misión salvadora, sino encontrar a quien en ese otro orden social de carácter por así decir administrativo, les escuche y reconozca la autoridad que creen tener. Y así van desesperados buscando dónde intermediar, o de quién hacerse portavoces ―de los
marginados y excluidos, por ejemplo― porque no parece que les baste con serlo de Jesucristo, de su llamada a la santidad en medio de circunstancias que en una sociedad plural son fundamentalmente las personales de cada uno. En el mundo anglosajón ese clericalismo, salvo en Irlanda, ha sido inviable. En Inglaterra y Escocia (o Australia o Nueva Zelanda) sencillamente porque los pastores católicos, cuando no tenían que esconderse, estaban fuera del establishment. En Canadá han intentado oponerse a un establishment extraño liderando en lo posible el secesionismo (y efectivamente, como en Croacia, Cataluña, Navarra y el País Vasco) vaciando los templos con ello, porque el rencor histórico no los llena nunca. Pero en los Estados Unidos, poco se podía hacer, porque… es que propiamente no había establishment, no en el sentido europeo. Porque ni era misión de los gobernantes hacer felices a los ciudadanos, no digamos procurar su salvación; ni esos ciudadanos, por piadosos que fuesen, pensaban que sus pastores espirituales tuviesen mucho que decir sobre qué días hacía instrucción la milicia, si se pagaba un impuesto sobre el té, o cómo se gestionaba la recogida de basuras. No es que no haya asuntos en los que la esfera político-administrativa y la profético-religiosa no puedan entrar en conflicto ―la esclavitud, o el aborto, o la pena de muerte, por ejemplo—; o circunstancias de diaria relevancia sobre las que los pastores no tuviesen mucho que decir ―la organización familiar de las relaciones sexuales, digamos―. Pero si es cierto que en ese mundo norteamericano lo que en Europa entendemos como una separación de Iglesia y Estado repercute en otra, a mi modo de ver muy saludable, tendencia a distinguir lo justo, por un lado, y lo bueno y agradable a Dios, por otro. De modo que la Iglesia, cuya responsabilidad es trasmitir a los fieles la llamada de Dios a la santidad, es más bien discreta a la hora de dar orientación en los asuntos mundanales. Por poner un ejemplo: mientras que la jerarquía eclesiástica italiana, portuguesa o española, puede fácilmente empeñarse en dar orientaciones precisas sobre políticas sociales, a la conferencia episcopal norteamericana no se les ocurre que el Evangelio tenga una opinión muy concreta sobre la organización de la asistencia sanitaria, más allá, siguiendo la doctrina de los Pontífices, de que debe ser universalmente "accessible, affordable and respects the life and dignity of every human being". Y por supuesto ella entiende que forma parte de su tradicional ministerio ofrecerla, especialmente a los más necesitados (sus hospitales atienden a una sexta parte de los pacientes norteamericanos). Otro ejemplo: una cosa es un pecado, que Dios perdona en lo secreto cuando acudimos a Él con humildad y propósito de enmienda; y otra muy distinta un delito que la sociedad somete a público escarnio e ineludible castigo, además de exigir en lo posible reparación económica. No haber sabido distinguir desde el principio ambas cosas, ha causado más daño del necesario en el doloroso asunto de la pederastia. Y seguro que los pastores norteamericanos tardarán en olvidar esa lección de anticlericalismo. Pero es que ese clericalismo nunca ha sido una opción para la iglesia norteamericana. Que Iglesia y Estado en cierto sentido se hayan ignorado mutuamente, en comparación con los países europeos católicos, ha tenido también como resultado que la mentalidad eclesial de aquellas latitudes no se ha visto en la obligación de mantener una actitud de
"denuncia" o en cualquier caso "conflictiva" frente al orden político, cuyas relaciones con la Iglesia ―y viceversa― nunca fueron, casi por inexistentes, proble-máticas. La consecuencia es que en los Estados Unidos la iglesia no se "siente" en lucha con un mundo civil por descristianizado que supues-tamente esté. Esa descris-tianización o paganización constituye para ellos más un problema personal, que social, político o planetario. Frente a la hipersensibilidad europea y latinoamericana para los "pecados estructurales", que han de ser resueltos por grandes movimientos históricos, el norteamericano entiende la moral más como una cuestión privada, donde el protagonismo lo tienen entonces las comunidades parroquiales, los sacramentos y la oración personal. De este modo, aquellas masas que llegaban a Elli Island como a una tierra de promisión, pero que se encontraban con muy duras condiciones de trabajo, vivienda, educación y asistencia social, vieron en la Iglesia Católica ―a diferencia de los fenómenos mafiosos que surgían de esas duras condiciones sociales― más un factor de integración que de conflicto social. Para aquellos inmigrantes —irlandeses en el siglo XIX, italianos en los años 20, polacos en los 30 y 40, vietnamitas en los 70, latinos en el último tercio del siglo XX― la Iglesia fue siempre y a la vez un ámbito de asistencia y apoyo, de memoria étnica y de fusión nacional. Es emocionante en sus templos ver intercaladas en la nave central entre las barras y estrellas y la enseña vaticana, las banderas italianas, polacas, irlandesas o portuguesas que recuerdan a los fieles sus países de origen sin menoscabar un ápice su patriotismo. De hecho la comunidad católica constituye actualmente en los Estados Unidos un ejemplo de interclasismo, interracismo, cosmopolitismo e integración comunitaria que hacen de ella casi la más visible encarnación del ideal nacional, de ese melting pot que se ha ido haciendo más difícil con los años. Por eso, la Iglesia Católica en los Estados Unidos, no sólo es, ya desde hace mucho, la denominación religiosa más significativa, sino que es, junto a la Fuerzas Armadas y a las Universidades, una de las instituciones más respetadas, de sur a norte y de costa a costa; y más representativas de ese original americanismo que empezó con aquello de We… the people. Eso pese a sus pecados y vergüenzas, o quizás últimamente también gracias a ellos. ¿Se entiende ahora que yo quisiera un papa norteamericano? Bueno, pues da igual, otra vez será, si estoy aquí para verlo. Y de momento, eso es catolicidad: ¡Viva el Papa Francisco! Grito que seguro también se oye de Boston a San Diego y de Seattle a Miami.
∎∎∎ Javier Hernández-Pacheco es Catedrático de Filosofía de la Universidad de Sevilla. Es autor, entre otros, de Acto y Substancia. Estudio a través de Santo Tomás de Aquino y El Duelo de Athenea. Reflexiones filosóficas sobre guerra, milicia y humanismo (Encuentro, 2008). Ha sido profesor visitante en prestigiosas universidades internacionales: Oxford, Columbia y MIT.
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 39
El activo papel de los laicos en la vida actual de la Iglesia Por: Samuel Segura La Iglesia es el Cuerpo de Cristo: del mismo modo que todos los miembros del cuerpo humano, aun siendo muchos, forman, no obstante, un solo cuerpo, así también los fieles en Cristo (cf. 1 Co 12, 12). La Cabeza de este cuerpo es Cristo (cf. Lumen Gentium 7). La idea general que se tiene de la Iglesia es la de ser una institución articulada jerárquicamente, que empezando por el Papa, siguiendo por los Cardenales, Obispos, Sacerdotes, y terminando por el resto del pueblo, conforman lo que se podría denominar la estructura eclesial, con una diferenciación esencial: el Clero y los Fieles. Dentro de esta distinción clérigo - seglar, desde los inicios del cristianismo se le ha añadido la figura del religioso. Esta comprensión de lo que es la Iglesia, es cierta, pero puede inducir a equívocos. Si nos paramos a observar, este parece ser el típico esquema común a todas las religiones del mundo: la separación entre lo Fano (del griego sacro, sagrado) y lo Profano (no-sagrado). Si aplicamos este esquema religioso-natural de una manera simplista a nuestro concepto de Iglesia, será equivocado. Es un esquema que responde a una separación abismal entre lo divino y lo humano; entre lo santo y puro que está en la iglesia, en el templo, y lo profano e impuro que está en el mundo, en el resto de la gente. Esto se palpa muy claramente en el antiguo Templo de Jerusalén, donde estaba el Sancta Sanctorum (en hebreo Kodesh ha -kodashim), el lugar donde se custodiaba el Arca de la Alianza, donde yacía la Morada de Dios (la Shekináh, ,)שכינהy donde solo entraba el Sumo Sacerdote una vez al año. Estaba separada del resto del santuario y del mundo por un tupido velo. Aún así, en el judaísmo esta separación ya no es tan lejana: Yahvé se autoentrega a su Pueblo en la Alianza Eterna y les regala la Ley de la Vida. Dios se acerca al pueblo elegido, se hace presente en la Tienda de la Reunión y en el Templo, “acampa entre los hombres”. El cristianismo trae una novedad al mundo, es el anuncio de la Buena Noticia. La fe cristiana cree en la encarnación del Hijo de Dios, Dios se ha acercado como nunca a la humanidad, se ha hecho un hombre entre los hombres. Cristo, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte, y una muerte de cruz (Flp 2,6-8). Cristo ha vencido al abismo que había entre divindad y humanidad, ha reconciliado lo que estaba históricamente separado. No solo desquebraja este esquema de miedo y terror hacia Dios, sino que quiso salvar al mundo entregando su propia vida en la cruz por todos los hombres. Murió para que todos recobren la vida. En el momento de su muerte ocurre un hecho muy significativo, como nos explica el Evangelio según San Mateo: Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu. En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba a bajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron (Mt 27,50-
Jóvenes cristianos “democráticamente” increpados en las calles de Madrid durante la última Jornada Mundial de la Juventud
51). El velo, símbolo de esta separación esencial, ha sido rasgado, el Santo de los Santos ya es accesible para todos: todos participamos del único sacerdocio de Cristo. «El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico, aunque diferentes esencialmente y no sólo en grado, se ordenan, sin embargo, el uno al otro, pues ambos participan a su manera del único sacerdocio de Cristo» (LG 10). «Créeme, mujer, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre, (...) llega la hora en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en Espíritu y en Verdad» (Jn 4,21.23). «Pues a los laicos también les hace partícipes de su oficio sacerdotal con el fin de que ejerzan el culto espiritual para gloria de Dios y salvación de los hombres. (...) De este modo, también los laicos, como adoradores que en todo lugar actúan santamente, consagran el mundo mismo a Dios» (LG 34). «Cristo cumple su misión (...), no sólo a través de la Jerarquía, que enseña en su nombre y con su poder, sino también por medio de los laicos, a quienes constituye testigos (cf. Hch 2, 17-18; Ap 19, 10) para que la virtud del Evangelio brille en la vida diaria, familiar y social, (...) pueden y deben desplegar una actividad muy valiosa en orden a la evangelización del mundo. En esta tarea resalta el gran valor de aquel estado de vida santificado por un especial sacramento, a saber, la vida matrimonial y familiar. (...) Aquí los cónyuges tienen su propia vocación: el ser mutuamente y para sus hijos testigos de la fe y del amor de Cristo» (LG 35). Como vemos, el Concilio Vaticano II devolvió su misión esencial a los laicos, un poco olvidado en los siglos anteriores e impregnado en la mentalidad religiosonatural de los fieles. La primera vocación a la que está llamado todo creyente es a ser Cristiano, a ser Hijo de Dios, a llevar su Bautismo a la plenitud. Una vez se está en el Sendero de la Vida, la forma de vivir el Ser Cristiano se concretizará en los diversos carismas que tiene la Iglesia que ya hemos explicado brevemente. De este bellísimo modo lo explica San Agustín: «Para vosotros soy obispo, con vosotros soy cristiano. Aquel nombre expresa un deber, éste
una gracia; aquél indica un peligro, éste la salvación» (Serm. 340, 1: PL 38, 1483). El Concilio obtuvo una respuesta potente del Espíritu Santo, apareció una nueva realidad eclesial, novedosa hasta el momento, y válida para los nuevos tiempos en los que debía navegar la Iglesia. El entonces papa Juan Pablo II, estuvo acompañado de un numeroso ejército de fieles cristianos, que lo apoyaban y acompañaban por todo el mundo, facilmente visibles en las Jornadas Mundiales de la Juventud. Este nuevo fenómeno ha sido fundamentalmente laical, aunque no exclusivamente: también han formado parte de él numerosos presbíteros, religiosos, religiosas, y hasta obispos. Todas estas corrientes enriquecedoras de vida y autenticidad evangélica son conocidas como Movimientos y Comunidades Eclesiales. Juan Pablo II los tenía en gran consideración, podemos citar muchísimos mensajes dirigidos hacia ellos. En la encíclica Redemptoris missio el Papa destacó la tarea de los movimientos para la nueva evangelización: «Recuerdo, como novedad surgida recientemente en no pocas Iglesias, el gran desarrollo de los Movimientos eclesiales, dotados de dinamismo misionero. Cuando se integran con humildad en la vida de las Iglesias locales y son acogidos cordialmente por Obispos y sacerdotes en las estructuras diocesanas y parroquiales, los Movimientos repre-sentan un verdadero don de Dios para la nueva evangelización y para la actividad misionera propiamente dicha. Por tanto, recomiendo difundirlos y valerse de ellos» (Redemptoris missio, n.72). Y también destacar el mensaje del Papa a los nuevos movimientos y comunidades de 1998: «¡Cuánta necesidad existe hoy de personalidades cristianas maduras, conocedoras de su propia identidad bautismal, de su propia vocación y misión en la Iglesia y en el mundo! ¡Cuánta necesidad de comunidades cristianas vivas! Y he aquí ahora, los movimientos y las nuevas comunidades eclesiales. Ellos son una respuesta suscitada por el espíritu Santo a este dramático desafío del fin del milenio. ¡Ellos son, ustedes son, la respuesta providencial! (...) ¡Ábranse con docilidad a los dones del Espíritu!
¡Acojan con gratitud los carismas que el Espíritu no cesa de despertar! ¡No olviden que cada carisma está dado para el bien común, esto es, para el beneficio de toda la Iglesia!». «Uno de los dones del Espíritu a nuestro tiempo es ciertamente el florecimiento de los movimientos eclesiales, que desde el inicio de mi Pontificado he señalado y sigo señalando como motivo de esperanza para la Iglesia y para los hombres. "Son un signo de la libertad de formas en que se realiza la única Iglesia, y representan una segura novedad, que todavía ha de ser adecuadamente comprendida en toda su positiva eficacia para el Reino de Dios en orden a su actuación en el hoy de la historia" (Insegnamenti, VII/2 [1984], p 696)» (Homilía del 25 de mayo de 1996). «Como bien sabéis la Iglesia misma es "un movimiento" . Y, sobre todo, es un misterio. El misterio del eterno "Amor" del Padre, de su corazón paterno, del cual se inician la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo. La Iglesia nacida de esta misión se encuentra "in statu missionis". Ella es un "movimiento", que se inscribe en la historia del hombre persona y de las comunidades humanas. Los "movimientos" en la Iglesia deben reflejar en sí el misterio de aquel "amor", del cual ella ha nacido y continuamente nace» (Homilía del 27 de septiembre de 1981, en Insegnamenti, IV/2 [1982], p. 305). «Los Movimientos eclesiales y las nuevas comunidades son hoy signo luminoso de la belleza de Cristo y de la Iglesia, su Esposa. Vosotros pertenecéis a la estructura viva de la Iglesia. La Iglesia os agradece vuestro compromiso misionero, la acción formativa que realizáis de modo creciente en las familias cristianas, la promoción de las vocaciones al sacerdocio ministerial y a la vida consagrada que lleváis a cabo en vuestro interior. También os agradece la disponibilidad que mostráis para acoger las indicaciones operativas no sólo del Sucesor de Pedro, sino también de los obispos de las diversas Iglesias locales, que son, juntamente con el Papa, custodios de la verdad y de la caridad en la unidad» (Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI a los participantes en el II congreso mundial de los movimientos ecle-
EL PENSADOR
40 · Mayo-junio 2013
Luigi Giussani
Kiko Argüello
Josef Kentenich
Chiara Lubich
Logotipo del Regnum Christi
Andrea Riccardi
siales y de las nuevas comunidades, Vaticano, 22 de mayo de 2006). Hay una gran variedad de movimientos dentro de la Iglesia, nosotros nos limitaremos a ofrecer unas someras pinceladas sobre ocho de ellos. Comunión y Liberación fue fundado por Don Luigi Giussani en Italia el año 1954. Es un movimiento eclesial cuya finalidad es la educación cristiana madura de sus propios seguidores y la colaboración con la misión de la Iglesia en todos los ámbitos de la sociedad contemporánea. El movimiento nació originalmente como un grupo de estudiantes llamado Gioventù Studentesca (Juventud Estudiantil), todos alumnos del liceo clásico Berchet de Milán donde Luigi Giussani era profesor de religión; a partir del año 1969 empieza a llamarse Comunión y Liberación. El nombre indica la idea que tiene el movimiento acerca de que el gran acontecimiento cristiano concentrado en la figura de Jesús, vivido desde la comunión, es el fundamento de la auténtica liberación del hombre. Cuenta con 47.994 miembros y está presente en 64 países. Desde sus inicios como Gioventù Studentesca (1954), la vida del movimiento de Comunión y Liberación está centrada en la liturgia, la plegaria, la caritativa, y el canto. También presta una atención particular a la cultura, al arte y la música. Gesto distintivo del movimiento es la catequesis de la scuola di comunità, organizadas cada semana y abierta a todos. Comienza normalmente con una plegaria y después una lectura de un texto de Giussani o del Papa. Sigue una discusión sobre lo leído, confrontándolo con las propias experiencias personales y se concluye con un canto y la invocación al Espíritu Santo. El Camino Neocatecumenal no ha querido ser llamado movimiento, porque no se adecúa a su esencia. Es una realidad de la Iglesia que está presente en parroquias de todo el mundo, y consiste en un itinerario de formación cristiana basado en el catecumenado de la antigüedad: el
proceso que seguían los paganos antes de ser bautizados durante los primeros siglos del cristianismo. Es un camino que dura años, con diferentes pasos o etapas, para redescubrir qué significa el Bautismo, y en definitiva qué significa ser cristiano. Este itinerario no se vive solo, sino en una pequeña comunidad de hermanos (de cualquier edad, estado civil y condición social). La vida de la comunidad se basa en tres momentos de encuentro periódicos: la celebración de la Eucaristía cada domingo (en la vigilia, sábado por la noche); la liturgia de la Palabra un día entre semana y la convivencia un domingo al mes. Los orígenes del Camino se remontan a la década de 1960, en el barrio marginal de Palomeras altas de Madrid, donde Kiko Argüello, pintor, y Carmen Hernández, química con vocación misionera, formaron una pequeña comunidad con algunas personas que vivían en las barracas. Actualmente está presente en 106 países de los cinco continentes, en más de 900 diócesis, con un total de más o menos 40.000 comunidades en 6.000 parroquias; con 3.000 sacerdotes, 1.500 seminaristas y 86 Seminarios Redemptoris Mater extendidos por todo el mundo. El Movimiento Apostólico de Schoenstatt nació de la intuición del joven sacerdote palotino Josef Kentenich (1885-1968), a quien en 1912 se le confió la atención pastoral de una casa para estudiantes precisamente en Schoenstatt, localidad situada cerca de Coblenza (Alemania). El padre Kentenich rápidamente se dio cuenta de la necesidad de conjugar la verdad de la fe con las exigencias de los tiempos y la necesidad, para los jóvenes que se le habían confiado, de un nuevo tipo de educación que naciera de lo íntimo de la persona haciéndola libre y capaz de opciones responsables. El acto de fundación del Movimiento es la Alianza de amor, que el 18 de octubre de 1918 el padre Kentenich y sus estu-
diantes sellaron con María y con Dios uno y trino en el Santuario –del que hoy existen 180 réplicas en el mundo– dedicado a la Mater admirabilis. En ese Santuario los estudiantes confiaron la propia vida a Nuestra Señora pidiéndole que hiciera de la Capilla un hogar en el que obtener la gracia de la acogida, la gracia de la transformación interior, la gracia del envío y de la fecundidad apostólica. El proceso formativo nace de su espiritualidad y se funda en la autoeducación, en la fe en la Providencia, en la santificación la vida cotidiana, en la prontitud y libre disponibilidad para ser instrumento de Dios. Cuenta con unos 96.000 miembros, de los cuales 4.400 pertenecen a los Institutos y 2.000 a las Federaciones, y está presente en 42 países distribuidos del siguiente modo: África (6), Asia (5), Europa (17), Norteamérica (5), Sudamérica (9). Unas 10.000 personas al día van en peregrinación a uno de los Santuarios del Movimiento esparcidos por el mundo. El movimiento de los Focolares ha tenido mucha fuerza en el siglo XX, y su presencia aún sigue activa. Chiara Lubich fue su fundadora en 1943. De joven tuvo que dejar sus estudios de filosofía por la Segunda Guerra Mundial. Decidió entregarse al Señor, y junto con otras compañeras se quedaron en Trento. A los 24 años, con dificultad pero también alegría, dejó a sus padres, fortalecida por la frase de Virgilio: Omnia vincit amor. Fue una mujer de Dios, el Espíritu Santo le puso en el corazón la necesidad de unidad, respondiendo al ruego de Jesús: «Padre, que todos sean uno»; de este modo ha promovido el diálogo fructífero entre distintas confesiones religiosas. El movimiento, difundido en más de 180 países de los cinco continentes, ha tenido muchos frutos en el campo ecuménico, con reconocimientos de muy variados credos y religiones (cristianos ortodoxos, anglicanos o luteranos, judaísmo, islam, hinduismo, budismo, etc). En 1997 Chiara fue invitada a una mez-
quita para hablar a más de 3.000 musulmanes, hecho inédito en la historia, donde recalcó, entre muchas otras cosas, que la regla de oro es el amor entre los hombres, escrita también en el Corán. Terminó diciendo: «amémonos, amémonos, amémonos». Regnum Christi es un movimiento de laicos cristianos de todas las edades que desean hacer del Evangelio una realidad en la propia vida y en la sociedad, respondiendo a la llamada universal a la santidad y al apostolado. El movimiento, la rama laica de la Legión de Cristo, quiere despertar en sus miembros la conciencia de la propia vocación bautismal, ofreciéndoles medios para vivir el Evangelio en las circunstancias cotidianas de la vida personal, familiar y profesional, formándoles y organizándoles para que vivan y realicen en sí mismos y en la sociedad la civilización del Amor y la justicia. Con el fin de perseverar en una vida cristiana auténtica, los laicos de Regnum Christi, que nutren una devoción filial por la Virgen María, modelo excelso de la nueva humanidad, se comprometen en la oración diaria, la frecuente participación a los sacramentos, la lectura semanal del Evangelio en grupo, así como la periódica evaluación de los progresos de la propia actividad apos-tólica. Los laicos del Regnum Christi pueden ser consagrados o consagradas, así como jóvenes y adultos llamados a la vocación matrimonial. El grado de compromiso también depende de las circunstancias personales y de la llamada especial que Dios hace a cada uno. El movimiento Regnum Christi cuenta con más de 47.000 miembros y está presente en 34 países distribuidos por todo el mundo, del siguiente modo: África (1), Asia (1), Europa (14), Norteamérica (7), Oceanía (3), Oriente Medio (1) y Sudamérica (7). La Comunidad de Sant’Egidio nació en Roma por iniciativa de Andrea Riccardi que, en el clima de la renovación del Concilio Vaticano II, empezó a reunir a un grupo de bachilleres, del que él formaba parte, para escuchar y poner en práctica el Evangelio. En los barrios pobres de la periferia romana inició su trabajo de evangelización que llevó al nacimiento de la comunidad de adultos. Desde 1973, en la Iglesia de Sant’Egidio en el Trastevere, la primera iglesia de la Comunidad, se empezó con la costumbre de la oración comunitaria todas las tardes, que desde entonces acompaña la vida de todas las comunidades en todas las partes del mundo. Son desde el principio la primera comunidad cristiana de los Hechos de los Apóstoles, el amor preferencial de la Iglesia por los pobres, el primado de la oración. Un sentido marcado por la misericordia de Dios hacia los enfermos y hacia los pecadores. El carácter laical y la presencia en grandes ciudades ha llevado a desarrollar una espiritualidad propiamente “urbana”, que recompone la normal dispersión de la vida cotidiana y las propias responsabilidades (familiares, profesionales, civiles) alrededor del primado de la evangelización y del servicio. Un paso decisivo en esta recomposición es la oración de la tarde común, abierta a todos aquellos que quieran participar en ella. La Comunidad de Sant’Egidio está constituida por una red de pequeñas comunidades de vida fraterna, cuenta con unos 50.000 miembros y está presente en 72 países distribuidos del siguiente modo: África (29), Asia (7), Europa (23), Norteamérica (8), Sudamérica (5). También se debe a Sant’Egidio la realización de un hospital para enfermos de
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Luis Fernando Figari
San Josemaría Escrivá
tuberculosis en Guinea Bissau y la realización en Mozambique de un centro nacional de prevención del SIDA. Tienen relación con la Comunidad algunas ONG, que recogen iniciativas de cooperación al desarrollo y a la solidaridad, como por ejemplo en Kosovo, Albania, Salvador, Guatemala. El Sodalicio de Vida Cristiana es una sociedad de vida apostólica fundada en Lima (Perú) por Luis Fernando Figari en 1971 y aprobada por el papa Juan Pablo II en 1997. Está compuesta por laicos consagrados y sacerdotes, llamados «sodálites», que hacen promesas perpetuas de celibato y obediencia, así como un compromiso por la comunicación del bien y de la vida comunitaria. Junto a ellos, forman parte de la familia espiritual sodálite el Movimiento de Vida Cristiana, que agrupa a jóvenes y matrimonios. El apostolado sodálite consiste fundamentalmente en la promoción de la juventud y la familia, la evangelización de la cultura, y la ayuda social a los más pobres.
Algunas de las características de la espiritualidad sodálite son: La vivencia integral de la fe, proyectada en la acción; la centralidad del misterio trinitario; el reconocimiento de la condición divina de Jesucristo, y la convicción de que se revela plenamente la identidad y vocación de todo ser humano (cf. Gaudium et spes, 22); el amor filial a la Virgen María; la dimensión comunitaria del ser humano; el esfuerzo por vivir con espiritualidad la vida cotidiana; la acogida responsable del don de la reconciliación; el amor profundo y comprometido a la Iglesia, y el servicio a su misión evangelizadora. El apostolado del Sodalicio es universal y sus miembros se pueden involucrar en todo tipo de actividades con fines evangelizadores. Sin embargo, el Sodalicio acentúa de modo especial el apostolado con los jóvenes (tanto en universidades, colegios, grupos parroquiales, entre otros), la evangelización de la cultura, y el apostolado con los pobres. También sostienen diversas iniciativas
de trabajo apostólico con las familias, considerando el matrimonio como camino de santidad, y en la defensa del no nacido. El Opus Dei es una institución de la Iglesia católica fundada por San Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928. «La filiación divina es el fundamento del espíritu del Opus Dei», afirma su fundador. Desde el bautismo, un cristiano es un hijo de Dios. La formación que proporciona la Prelatura fomenta la confianza en la providencia divina, la sencillez en el trato con Dios y con los demás, un profundo sentido de la dignidad de la persona y de la fraternidad entre los hombres, un verdadero amor cristiano al mundo y a las realidades creadas por Dios, la serenidad y el optimismo. «Es en medio de las cosas más materiales de la tierra donde debemos santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los hombres», decía san Josemaría. La familia, el matrimonio, el trabajo, la ocupación de cada momento son oportunidades habituales de tratar y de imitar a Jesucristo, procurando practicar la caridad, la paciencia, la humildad, la laboriosidad, la justicia, la alegría y en general las virtudes humanas y cristianas. Buscar la santidad en el trabajo significa esforzarse por realizarlo bien, con competencia profesional, y con sentido cristiano, es decir, por amor a Dios y para servir a los hombres. Así, el trabajo ordinario se convierte en lugar de encuentro con Cristo. Los fieles de la Prelatura asisten diariamente a Misa, dedican un tiempo a la lectura del Evangelio, acuden con frecuencia al sacramento de la confesión, fomentan la devoción a la Virgen. Para imitar a Jesucristo, procuran también ofrecer algunas pequeñas mortificaciones, especialmente aquellas que facilitan el cumplimiento del deber y hacen la
vida más agradable a los demás, así como el ayuno y la limosna. El fundador del Opus Dei explicaba que el cristiano no debe «llevar como una doble vida: la vida interior, la vida de relación con Dios, de una parte; y de otra, distinta y separada, la vida familiar, profesional y social». Por el contrario, señalaba san Josemaría, «hay una única vida, hecha de carne y espíritu, y ésa es la que tiene que ser —en el alma y en el cuerpo— santa y llena de Dios». El Opus Dei está constituido por un prelado, un presbiterio o clero propio y laicos, tanto mujeres como hombres. En el Opus Dei no existen distintas categorías de miembros. Existen simplemente modos diversos de vivir la misma vocación cristiana según las circunstancias personales de cada uno: sol-teros o casados, sanos o enfermos, etc. Además de los sacerdotes, algunos laicos —hombres y mujeres— viven el celibato, como un don de Dios y por motivos apostólicos: son los Numerarios y Agregados. Esto les permite una mayor dedicación a tareas formativas, sin modificar en nada su condición laical, su situación profesional, su posición en la Iglesia y en la sociedad. La mayoría de los fieles del Opus Dei (actualmente, alrededor del 70%) son los miembros supernumerarios: se trata por lo general de hombres o mujeres casados, para quienes la santificación de los deberes familiares forma parte primordial de su vida cristiana. Los numerarios ordinariamente viven en centros, porque las circunstancias les permiten permanecer plenamente disponibles para atender las labores apostólicas y la formación de los demás fieles de la prelatura. De los más de 90.000 miembros, el 98% son laicos, y la mayoría, casados. En torno a 2.000 son sacerdotes. Actualmente está presente en 68 países.
Europa: ¿secularismo o postsecularización? CASANOVA, José V. Genealogía de la “Hace más de 15 años desde la publica- tivos, judiciales o ejecutivos de diversos de recuperación del protagonismo del secularización Edita: Anthropos. Barcelona. 2012 ción de Public Religions in the Modern países. Sin ir más lejos, el pasado 20 de pensamiento cristiano en la sociedad. World, y puede asegurarse, con datos”, abril trascendió públicamente que más Los movimientos ciudadanos europeos Núm págs: 476. dice José V. Casanova en Genealogía de la secularización, “que estamos experimentando un proceso de desprivatización de la religión que es una tendencia relativamente global (…) la religión ciertamente ha retornado como un asunto objeto de disputa en la esfera pública de las sociedades europeas”. Es lo que el propio autor u otros como el sociólogo Manlio Graziano (El siglo católico), llaman la “post-secularización” que se podría venir experimentando en Europa occidental. El interés académico por las religiones ha aumentado considerablemente en los últimos tiempos, contra todo pronóstico. Prueba de lo cual es el incremento de estudios, seminarios e incluso congresos en los que las ciencias sociales abordan el fenómeno religioso. Por otra parte, han ido surgiendo en toda Europa diversas organizaciones civiles (asociaciones, fundaciones o plataformas) que se han mostrado muy activas en la defensa de valores y principios netamente cristianos, confrontándolos con las pretensiones de los poderes legisla-
de 15.000 alcaldes de la muy “secularizada” Francia han manifestado su intención de no oficiar actos civiles de “matrimonios homosexuales” en el supuesto de que el ejecutivo socialista del país termine aprobando dicha normativa. No es superfluo recordar que, desde comienzos del siglo XX, ha sido el país galo la vanguardia de las políticas de laicismo radical aplicadas luego en otras naciones europeas. El proyecto de inmersión secularista realizado en los últimos lustros en España (con la izquierda como catalizador, pero con una supuesta derecha incapaz de hacer frente a esas políticas una vez accede al poder) ha tenido, con todo, un efecto benéfico con el surgimiento de plataformas cívicas como Hazte Oír, ECristians, Profesionales por la Ética, etc., que han venido a complementar y modernizar los grupos tradicionales de ProVida o de defensa de la libertad de enseñanza. Junto a ello, han comenzado a proliferar grupos intelectuales (sobre todo en universidades privadas y públicas) que han comenzado a difundir ideas
se han mostrado especialmente activos en relación con cuestiones como el aborto, la eutanasia o el “matrimonio” homosexual. Pero el punto de eclosión, probablemente, sucediera cuando la burocracia instalada en los órganos de gobierno de la Unión Europea, trató de que sus miembros ratificaran una Constitución que, como advirtió en su día Benedicto XVI, pretendía intencionadamente borrar cualquier vestigio de la influencia del cristianismo en la conformación de la “civilización europea”. Con todo, los peligros de una inmersión laicista radical siguen presentes. No hay más que ver el profundo estudio realizado por el profesor Sánchez-Cámara (Europa y sus bárbaros). De modo que, tal vez, sea demasiado pronto para lanzar las campanas al vuelo y afirmar con certeza que Europa vive un proceso de postsecularización. Una cosa es decir que hay indicios más que suficientes para sospechar que ese proceso se está produciendo, y otra bien distinta es asegurar que este fenómeno se ha asentado definitivamente.
GRAZIANO, Manlio El siglo católico. La estrategia geopolítica de la Iglesia Edita: RBA. Barcelona. 2012 Núm págs: 221.
SÁNCHEZ CÁMARA, I. Europa y sus bárbaros. Edita: Rialp. Madrid. 2012 Núm págs: 332.
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Cristianismo y laicidad en la Unión Europea [1]
Por: Begoña Rodríguez Díaz
E
l papel del cristianismo en la construcción europea vuelve a estar de rabiosa actualidad. Las recientes declaraciones del Primer Ministro Húngaro afirmando que “Europa no funciona sin valores cristianos”, han despertado el interés de medios de comunicación de todas las tendencias. La polémica reforma de la Constitución aprobada por el Parlamento húngaro el pasado mes de marzo, que reconoce en su preámbulo “el papel de la cristiandad en preservar la nación” (además de otra serie de enmiendas de gran calado que no vamos a analizar en este comentario), ha provocado el recelo, e incluso el abierto rechazo de varios líderes europeos. Junto a referencias explícitas a Dios (la Constitución comienza con la frase “Dios bendiga a los húngaros”), la Constitución ha incorporado disposiciones que definen “la institución del matrimonio como una comunidad de vida entre un hombre y una mujer” y que afirman que “la vida del feto deberá ser protegida desde el momento de la concepción”. Se pretende, como ha declarado Viktor Orban, que la Constitución recoja los principios cristianos. Pues bien, la reacción de los dirigentes europeos no se ha hecho esperar. Junto a las llamadas y presiones por parte del Presidente de la Comisión y del Parlamento Europeo, se llegado a exigir por parte de algunos grupos parlamentarios europeos la posibilidad de aplicar la mayor sanción pre-
vista en el ordenamiento de la Unión: el procedimiento previsto en el artículo 7 del Tratado, que incluye la privación del derecho de voto en el Consejo. Dicho procedimiento se prevé para casos en que exista “riesgo claro de violación grave por parte de un Estado miembro de los valores contemplados en el artículo 2”, a la sazón, “respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías.” Este episodio muestra que el debate sobre una construcción cristiana o laica de la Unión Europea sigue latente. Durante los últimos años, la fuerte crisis económica que venimos padeciendo ha parecido eclipsarlo, como si “salvar el euro” fuera la única cuestión de interés para la Unión. Sin embargo, como se demostró con ocasión del debate “constitucional” de la Unión Europea, iniciado con la Declaración de Laeken en el año 2000, el peso del cristianismo o la laicidad en la construcción de la Unión Europea es un asunto muy controvertido, complicado, y de una enorme trascendencia. Pretendemos en este artículo hacer un repaso de las discusiones habidas en la Unión Europea en la última década en torno a sus raíces cristianas y al papel de las iglesias y organizaciones confesionales, para finalizar con una propuesta relativa a la construcción cristiana de Europa. Con carácter preliminar queremos desta-
car que el proyecto unificador en Europa surge de la iniciativa de un grupo de hombres, conocidos como los “padres fundadores” de la Unión (Schuman, Adenauer, Gasperi y Monnet), que compartían la condición de cristianos, y además católicos, siendo los creadores de la “Democracia Cristiana”. Resulta difícil entender de otro modo esa apertura a la reconciliación franco-alemana propuesta por Schuman, tan solo un lustro después de finalizar la Segunda Guerra Mundial. El paso “de enemigo a socio”, si bien inspirado por el miedo a un rearme alemán, supone perdón, aceptación y confianza, en definitiva, fraternidad: ¿alguien puede negar que estas cualidades son aportaciones propias del cristianismo? La “Constitución europea” y la mención a las raíces cristianas de Europa En los albores del nuevo milenio, y ante la perspectiva de la ampliación más ambiciosa que iba a experimentar la Unión Europea (que volvería a respirar con sus “dos pulmones” al integrar a un gran número de países de la Europa Central y Oriental, tras la caída del comunismo), la Unión Europea adoptó la llamada Declaración de Laeken sobre el futuro de la Unión Europea, que comenzaba con las palabras “Europa ante una encrucijada”: Cincuenta años después de su nacimiento, la Unión se encuentra en una encrucijada, en un punto de inflexión de su existencia (…).
Celebrando que la unificación europea era inminente, y que se había conseguido sin derramamiento de sangre, la Unión se proponía iniciar una seria reflexión sobre el camino a seguir en la construcción europea. Para ello, y tras identificar los principales retos a que tenía que hacer frente, convocó una Convención sobre el futuro de Europa (en adelante Convención), cuyos trabajos se desarrollaron entre febrero de 2002 y junio de 2003. El texto que elaborara la Convención (el borrador de “Constitución” Europea) sería la base para las negociaciones que tendrían lugar posteriormente a nivel intergubernamental, pues la reforma de los tratados sólo podía acordarse a través de una CIG (Conferencia Intergu-bernamental). La Convención, presidida por el francés Valéry Giscard’Estaing, estaba compues -ta por representantes de los gobiernos de los Estados miembros (y de los entonces candidatos, incluida Turquía, que participaron en pie de igualdad), de los Parlamentos Nacionales, del Parlamento Europeo y de la Comisión Europea2. Esta heterogénea composición, unida al carácter deliberativo y no decisorio de este órgano, facilitó la creación de distintas alianzas en el seno de este órgano (por países, por ideología, por institución…) y multiplicó las posibilidades de acuerdo. Además, hay que destacar que el Debate sobre el futuro de la Unión se abrió también a la sociedad civil, invitada a participar con sus propuestas a
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través de un foro público de debate, conocido como “el Foro de la Convención”. Por parte de la sociedad civil, una de las demandas más ampliamente reivindicada fue la referencia a las raíces cristianas de Europa. Al mismo tiempo, fue una de las cuestiones más controvertidas y que generó mayor debate en la Convención (al margen de las institucionales), debate que continuó abierto tras la firma del Tratado Constitucional, y del que se hicieron eco los medios de comunicación3. Hay que destacar la intensa y coordinada labor de lobby ejercida por las iglesias europeas en la Conference of European Churches, en defensa de unos mismos objetivos, así como la activa labor de la Iglesia Católica a través de la COMECE y de Su Santidad Juan Pablo II. Su solicitud original consistía en incluir una referencia a los valores cristianos de la UE en el artículo I-2 del Tratado Constitucional dedicado a los valores de la Unión. Esta demanda registró un amplio apoyo entre los miembros de la Convención, que presentaron numerosas enmiendas a su favor en el debate celebrado los días 27 y 28 de febrero de 2002. Pese a ello, el Presidium (órgano que dirigía los trabajos de la Convención) decidió que “en caso de que se introdujera esa referencia reconociendo la aportación de las religiones a la civilización europea, su lugar más adecuado sería en el Preámbulo y no en el propio cuerpo de la constitución”. Sin embargo, el primer borrador del Preámbulo, presentado por el Presidium el 28 de mayo de 2003, ignoró tal demanda, al omitir la referencia al cristianismo en un excursus histórico que nombraba no obstante, la civilización griega, romana y la Ilustración. La reacción de la sociedad civil no se hizo esperar, alzándose incontables voces que denunciaron tan significativa ausencia, tildada de ridícula, a las que se unieron numerosos miembros de la Convención. La solución propuesta por el Presidium en respuesta a tales críticas consistió en eliminar toda referencia histórica en el Preámbulo, eludiendo así la necesidad de mencionar el cristianismo entre las bases de la identidad europea. A última hora, y a instancias del propio Giscard, se incluyó una referencia al valor actual de la herencia cultural, religiosa y humanista de Europa. La introducción de una referencia a las raíces religiosas en el derecho primario de la Unión recibió una valoración positiva de las iglesias y comunidades religiosas, lo que no fue óbice para que lamentaran la ausencia de una mención explícita a Dios y al cristianismo. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que esta cuestión había provocado el claro rechazo de un grupo de organizaciones de la sociedad civil participantes en el Foro de la Convención4, que habían llegado a exigir, junto con la ausencia de referencia a la herencia cristiana, la incorporación del laicismo de las instituciones de la Unión Europea, incluso como uno de los objetivos de la Unión. No obstante, una mayoría de los ciudadanos de la Unión (el 60%) se mostraron partidarios de incluir una referencia a las raíces cristianas de Europa5. Una vez iniciados los trabajos de la Conferencia Intergubernamental, en septiembre de 2003, bajo la Presidencia italiana, varios Estados (entre los que podemos citar a España, Irlanda, Malta, Polonia, Portugal, Eslovaquia, Lituania y la República Checa) manifestaron su interés por una mención expresa al cristianismo en el Preámbulo, a lo que se opusieron
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otros como Turquía o Chipre. También, to, la eutanasia o el divorcio). En definien el seno del Parlamento Europeo, el tiva, y al margen de la referencia expresa Partido Popular Europeo y el grupo o implícita a las raíces cristianas de EuUnión Europea de las Naciones (UEN) ropa, la construcción europea quedó en trataron sin éxito de incluir una referen- suspenso hasta que se dieron suficientes cia a las raíces judeo-cristianas de Euro- garantías a los ciudadanos irlandeses de pa. que no se atentaría contra leyes nacionaEl tema alcanzó tal entidad (incluyendo les de clara orientación cristiana. A la no solo “el legado cristiano de Europa tranquilidad de los irlandeses contribuyó sino el carácter laico de las instituciones la Iglesia Católica irlandesa, que conside los Estados miembros de la Unión”), deró, con ocasión de la campaña del seque la Presidencia italiana propuso que gundo plebiscito, que no encontraba mofuera directamente tratado por los Jefes tivos “ni éticos ni morales” para rechade Estado y de Gobierno, por no llegar a zar el Tratado de Lisboa. La actitud de un acuerdo a nivel ministerial. Se los irlandeses resulta en cualquier caso aplazó, por tanto, la solución a la Cum- valiente y comprometida, y nos puede bre de Bruselas de diciembre de 2003, dar cierta luz sobre cómo construir una donde se priorizó el debate sobre la Europa cristiana. Volveremos sobre esta cuestión institucional. cuestión más adelante. Tras el fracaso de dicha Cumbre, la El Estatuto de las Iglesias y su diálogo cuestión de la herencia cristiana de Eu- con las instituciones europeas ropa, uno de los principales temas de En el mismo contexto del Debate sobre desacuerdo, dejó de estar en el núcleo el Futuro de Europa, iniciado hace poco duro de la negociación, centrada princi- más de una década, se plantearon otra palmente en el sistema de votación en el serie de temas, relativos a la identidad Consejo. Posteriormente tomó el relevo cristiana de Europa, que suscitaron el Irlanda en la Presidencia de la Unión, interés de la ciudadanía, y que presentaque constató que “pese al apoyo resuelto ban una enorme trascendencia de cara al de varias Delegaciones a una referencia papel que las iglesias e institutos religioespecífica a la herencia cristiana o ju- sos pudieran jugar en la construcción deocristiana de Europa, no hay visos de europea. Estos temas pueden sintetizarse consenso sobre este asunto”. Finalmente como sigue: el texto definitivo del Preámbulo esta- El respeto a la libertad religiosa bleció: en todas sus dimensiones (indivi“Inspirándose en la herencia cultural, dual, colectiva e institucional), no religiosa y humanista de Europa, a partir sólo como parte de las tradiciones de la cual se han desarrollado los valores constitucionales comunes de los universales de los derechos inviolables e Estados miembros, sino también a inalienables de la persona humana, la nivel europeo. democracia, la igualdad, la libertad y el El respeto al estatuto de las igleEstado de Derecho”. sias e institutos religiosos, meComo conclusión, podemos unirnos a las diante la incorporación de la Deafirmaciones del profesor Joseph H. Weiler (“judío practicante pero también constitucionalista practicante”), quien consideró que la referencia a Dios o al cristianismo no solo habría resultaEl debate sobre una do constitucional-mente acepconstrucción cristiana o table sino “indispensable”, ya que el Preámbulo de la Conslaica de la Unión titución Europea debería Europea sigue latente. haber reflejado la tradición (…) el peso de la del constitucionalismo europeo, y éste incluye tanto la laicidad o el cristianismo tradición laica adoptada por en la construcción Francia como la de numerosos países europeos cuyas de la Unión Europea Constituciones contienen rees un tema muy ferencias a Dios o al cristiacomplicado, nismo, sin que por ello puedan ser considerados menos controvertido y de una democráticos. enorme trascendencia. El Tratado de Lisboa adoptado en 2007 vino a poner fin al periodo de crisis de la Unión Europea iniciado en junio de 2005, con el fracaso del Tratado Consti- 1. Este artículo está basado en la Tesis Doctoral defendida por la autora en la tucional, rechazado en referéndum en Facultad de Derecho de la UNED en Francia y Países Bajos. Fue fruto de una febrero de 2010, con el título La aporConferencia Intergubernamental breve y tación de la sociedad civil a la construcción europea: Convención y Constitución Europea, opaca, cuyo mandato definió la Presique recibió el Premio Extraordinario dencia alemana. La cuestión de la refede Doctorado. rencia a las raíces cristianas de Europa 2. En calidad de observadores participaron representantes del Comité de las estaba para entonces lejos de ser prioriRegiones y del Comité Económico y taria (al menos para los gobiernos, que Social. eran quienes tenían la voz en ese mo- 3. Destaca la cobertura recibida en países como Polonia y España, especialmente mento6). Con el miedo a un nuevo rechadurante los meses de septiembre a zo en referéndum, apenas se celebraron diciembre de 2003 (en que la Presidenconsultas populares de ratificación. Ircia italiana trató sin éxito de llegar a un landa, sin embargo, sí lo celebró, por consenso sobre la mención del cristianismo en el Tratado Constitucional), y exigencia constitucional, y se manifestó en los últimos meses de la Presidencia en contra del Tratado de Lisboa. ¿Por irlandesa (mayo-junio de 2004). qué? Las razones son variadas, desde 4. Entre ellas podemos citar a: Società laica e plurale; National Secular Society; Europepolítica fiscal a mantenimiento de su an Humanist Federation; International estatuto de neutralidad. Pero sin duda Humanist and Ethical Youth Organisation; pesó también el miedo a que la Unión Regards de femmes; Etudiants Musulmans de France (EMF); Grand Orient de France pudiese interferir en materias que en 5. De acuerdo a datos del Eurobarómeprincipio quedaban reservadas a los Estro Flash 152, Conferencia Intergubertados (como la legislación sobre el abornamental, de diciembre de 2003.
claración nº 11 del Acta Final del Tratado de Ámsterdam, Declaración sobre el estatuto de las iglesias y de las organizaciones no confesionales: “La Unión Europea respeta y no prejuzga el estatuto reconocido, en virtud del derecho nacional, a las iglesias y las asociaciones o comunidades religiosas en los Estados miembros. La Unión Europea respeta asimismo el estatuto de las organizaciones filosóficas y no confesionales”. El establecimiento de un diálogo estructurado con las iglesias, diferenciado del existente con movimientos asociativos, en reconocimiento de su identidad y aportación específicas. Estas reivindicaciones fueron recogidas en el texto elaborado por la Convención (art. 37 del borrador presentado por el Presidium), siendo su mayor novedad la introducción del diálogo estructurado con las iglesias e institutos religiosos (y con otras organizaciones no confesionales), diferenciado del que se establece con otras organizaciones de la sociedad civil. Como es de imaginar, esto provocó el rechazo de un importante número de ONGs, lideradas entre otros por International Planned Parenthood Federation, que exigieron la supresión del mencionado artículo 37. Por otro lado, el respeto al estatuto de las iglesias e institutos religiosos no suscitó demasiada polémica, dado que ya se había acordado en Ámsterdam, y el proyecto convencional se limitó a “constitucionalizarla”7. Además, parecía el corolario del principio de respeto por la Unión a la identidad
6.
7.
No así para el Parlamento Europeo, donde se siguió debatiendo esta cuestión, concretamente en el Congreso del Partido Popular Europeo celebrado en marzo de 2006. Y menos aún para la sociedad civil: como botón de muestra podemos recordar la creación de la “Fundación Europa”, presentada ante el Parlamento Europeo el 22 de marzo de 2006, cuyo objetivo era promover la mención de la herencia cristiana en el Preámbulo del Tratado Constitucional y defender los principios de la Doctrina Social de la Iglesia ante las instituciones europeas. Lo cual reviste cierta importancia, pues supone pasar el texto contenido en una declaración (no vinculante), a los tratados (derecho primario de la Unión).
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nacional, uno de cuyos elementos era precisamente el régimen jurídico de las iglesias y grupos religiosos. El texto elaborado por la Convención Europea mantuvo el tenor literal de la Declaración núm. 11 aneja al Tratado de Ámsterdam, y por tanto, persistía la diferencia relativa al derecho en virtud del cual se reconoce el estatuto jurídico: en el caso de las iglesias y comunidades religiosas se reconocía en virtud del Derecho nacional de los Estados miembros, mientras que no se especificaba en virtud de qué derecho se reconocía el estatuto de las organizaciones filosóficas y no confesionales. La CIG modificó este apartado, por lo que la versión definitiva del Tratado Constitucional (y del vigente Tratado de Lisboa), incluye una mención al estatuto de las organizaciones filosóficas y no confesionales reconocido “en virtud del derecho interno”. Pero como dijimos, el debate (tanto por parte de los miembros de la Convención como por la sociedad civil) se centró en este caso en la inclusión de un “diálogo abierto, regular y transparente” de las instituciones de la Unión con las iglesias y comunidades religiosas, diferenciado del previsto con otras organizaciones de la sociedad civil, en el capítulo dedicado a la democracia participativa. Y fue un debate muy acalorado, dado que aparecían claramente enfrentadas las posiciones de quienes propugnaban dicho diálogo diferenciado y quienes llegaron a pedir la supresión íntegra del polémico artículo 37. A favor de su inclusión se alegó la diferencia existente entre las “comunidades de fe” y las ONG, dado el estatus particular que tienen las primeras en los Estados miembros, su ámbito universal y el tipo de servicio específico que prestan a la sociedad. Junto a ello, se hizo valer que el diálogo de la Unión con las iglesias e institutos religiosos estaba justificado, dado que las políticas de la Unión afectan a áreas de su interés, en materias ajenas a la regulación propia de cada Estado. Así lo habían señalado tanto la Conferencia de Iglesias Europeas como la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea, al comienzo de los trabajos de la Convención, contando con el respaldo de numerosos miembros de la Convención. En palabras de Juan Pablo II: “(…) se trata de reaccionar ante la tentación de construir la convivencia europea excluyendo la aportación de las comunidades religiosas con la riqueza de su mensaje, de su acción y de su testimonio: eso sustraería al proceso de construcción europea, entre otras cosas, importantes energías para la fundamentación ético-cultural de la convivencia civil. Por tanto, espero que, según la lógica de la "sana colaboración" entre la comunidad eclesial y la comunidad política (cf. Gaudium et spes, 76), las instituciones europeas, a lo largo de este camino, entren en diálogo con las Iglesias y las confesiones religiosas según formas reguladas oportunamente, acogiendo la aportación que ciertamente pueden dar en virtud de su espiritualidad y de su compromiso de humanización de la sociedad.” (Discurso de Juan Pablo II, 20 de junio de 2002, en el Congreso “¿Hacia una Constitución Europea?”). Por otro lado, las razones que se alegaron para solicitar su supresión se basaban en el deseo de no privilegiar a ninguna confesión religiosa, en el temor a que las sectas se beneficiaran del diálogo
con las instituciones, y especialmente, en el deseo de no permitir que la influencia de las iglesias afectara a políticas de la Unión en temas tan sen-sibles como educación, moral, familia, aborto, investigación biomédica o euta-nasia, entre otras. Finalmente, el Presidium mantuvo la disposición, considerando que era apoyada por una mayoría de la Convención y teniendo en cuenta que la ausencia de una referencia a los valores religiosos en el artículo 2 se había acordado a condición de incorporar un artículo sobre el respeto al estatuto de las Iglesias. En palabras del francés Olivier Duhamel, fue el precio a pagar por el silencio de la Constitución respecto a Dios. El actual Tratado de Lisboa (art. 17 del Tratado de Funcionamiento de la Unión
Europea), preserva la redacción del Tratado Constitucional. La valoración que se ha realizado por parte de las iglesias y comunidades religiosas ha sido positiva, dentro de la prudencia. Sin duda éste es uno de los mecanismos que puede revelarse de interés para que las instituciones europeas oigan la voz de las iglesias y comunidades religiosas, aunque no hay que olvidar que, junto a ellas, se nombra con igual importancia a “organizaciones filosóficas y no confesionales”, lo que incluye a asociaciones “laicistas practicantes” y de la masonería (a título ilustrativo podemos mencionar que han participado en este diálogo organizaciones como el Grand Orient, en sus distintas facciones regionales, la orden masónica “El Derecho Humano”, la organización National Secular Society y l’Observatoire International de la Laïcité, entre otros). En cualquier caso, el diálogo regular de las instituciones de la Unión Europea con iglesias y comunidades de creyentes por un lado, y con organizaciones filosóficas y confesionales, es ya una realidad. Se había iniciado de modo informal por parte de la Comisión Delors en los años 90, pero desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, pasa a ser una obligación jurídica recogida en el derecho primario de la Unión. El diálogo viene promovido por la Comisión Europea, a través del BEPA (Bureau of European Policy Advisers) y cuenta con la participación de importantes representantes de las instituciones europeas, especialmente, el Presidente de la Comisión. Entre los temas tratados hasta el momento, en el marco de seminarios y encuentros, podemos citar la solidaridad intergeneracional, la economía social de mercado europea, la promoción de la solidaridad en la actual crisis económica, Juventud, Educación y Cultura, etc.
¿Es en este marco donde se juega la batalla entre una Europa cristiana o laica? ¿Es éste el camino para una construcción cristiana de Europa? Sin duda la presencia de los intereses de las iglesias y comunidades religiosas en un marco institucionalizado de diálogo presenta un enorme potencial e interés, pero en nuestro criterio, esto solo no es suficiente ni determinante. Epílogo Confieso algo de escepticismo respecto a los mecanismos oficiales de diálogo y negociación, habiendo comprobado la eficacia, frecuencia y densidad de los contactos informales. Qué frecuentemente el hecho de que se celebren sesiones públicas y “transparentes” únicamente implica que la verdadera negociación ha tenido lugar previamente en los
cabo el compromiso de humanizar la sociedad a partir del Evangelio, vivido bajo el signo de la esperanza. Con esta óptica, es necesaria una presencia de cristianos, adecuadamente formados y competentes, en las diversas instancias e Instituciones europeas, para contribuir, respetando los procedimientos democráticos correctos y mediante la confrontación de las propuestas, a delinear una convivencia europea cada vez más respetuosa de cada hombre y cada mujer y, por tanto, conforme al bien común. (Ecclesia en Europa, 28 junio 2003). Este compromiso personal, en la puesta en marcha de una “articulada acción cultural”, debe proceder de “todos los creyentes en Cristo”, si bien pesa singularmente en quienes formamos parte de la comunidad académica e investigadora. “Por último, deseo dirigirme a las mismas comunidades cristianas y a Europa será o no cristiana todos los creyentes en Cristo, pique pongan en marcha una según lo que hagamos o diéndoles vasta y articulada acción cultural. En dejemos de hacer los efecto, es urgente y necesario moscon la fuerza de argumentaciocristianos. Cristianos en trar, nes convincentes y de ejemplos estilos medios de mulantes, que construir la nueva Europa fundándola en los valores que la comunicación, en la han forjado a lo largo de toda su hisescuela, en las aulas toria y que hunden sus raíces en la universitarias, en el arte y tradición cristiana es beneficioso para todos, sea cual sea la tradición la literatura, en la filosófica o espiritual a la que perteempresa, en los hospitales, nezcan, y constituye el sólido fundamento para una convivencia más en la atención a los humana y pacífica, porque es respenecesitados, ¡cristianos tuosa de todos y de cada uno. Basándose en esos valores comparticomprometidos en la dos, será posible lograr las formas de política! Y también, cómo consenso democrático necesarias delinear, también en el ámbito no, cristianos en la calle para institucional, el proyecto de una Europa que sea verdaderamente la casa pasillos… de todos, en la que ninguna persona y En el contexto actual, en que la Unión ningún pueblo se sientan excluidos, sino Europea sigue sumida en una crisis que todos se sientan llamados a particieconómica y de falta de liderazgo, no par en la promoción del bien común en parece haber voluntad política de repen- el continente y en el mundo entero. sar temas de profundo calado, más allá Desde esta perspectiva, es lícito esperar de salir a flote. Pero aun así, en el desa- mucho de las universidades católicas rrollo cotidiano de su actividad, se deja europeas, que deberán desarrollar una sentir la influencia de quienes quieren reflexión profunda sobre los diversos construir una Europa laica desde distin- aspectos de una problemática tan estitos ámbitos, discriminando lo cristiano y mulante. (Juan Pablo II, Congreso a los cristianos. Y así, la “anécdota” del ¿Hacia una Constitución Europea?, 20 rechazo de Butiglione al puesto de comi- junio 2002.) sario europeo hace casi diez años, se En definitiva, y recordando a Burke (“lo inserta en el impresionante listado de único necesario para el triunfo del mal discriminaciones anticristianas en Euro- es que los buenos no hagan nada”), Eupa puesto de manifiesto por el Observa- ropa será o no cristiana según lo que torio sobre la intolerancia y la discrimi- hagamos o dejemos de hacer los crisnación de los cristianos en Europa tianos. Cristianos en los medios de co(OIDCE) hace poco más de un año. municación, en la escuela, en las aulas Junto a los laicistas, merece destacarse universitarias, en el arte y la literatura, el constante crecimiento del Islam en en la empresa, en los hospitales, en la Europa, incluso dejando de lado la pers- atención a los necesitados, ¡¡¡cristianos pectiva de que Turquía pudiera algún día comprometidos en la política!!! Y tamunirse al club europeo. Sin duda, es una bién, cómo no, cristianos en la calle, que tendencia creciente que no conviene mi- se movilicen de modo inteligente, ágil, nusvalorar en nuestro análisis. creativo y eficaz, en defensa de los valo¿Qué hacer frente a esto? ¿Cómo contra- res cristianos. En la calle… y en las urrrestar la fuerza de tantas organi- nas, como hicieron los irlandeses… zaciones cuyos intereses están clara- En definitiva, como decía Schuman, mente enfrentados a los de una Europa “Europa será cristiana o no será”. cristiana? ¿Cómo contribuir al proceso de integración europea desde nuestra condición de cristianos? A nuestro jui- ∎∎∎ cio, nada mejor que remitirnos a las palabras de Juan Pablo II: Por su parte, en la lógica de una sana colaboración entre comunidad eclesial y Begoña Rodríguez Díaz es profesora de Desociedad política, la Iglesia católica está recho Internacional Público y de la Unión Europa de la Universidad Francisco de Vitoconvencida de poder dar una contriria. Miembro del Instituto Robert Schuman bución singular al proyecto de unificade Estudios Europeos de la UFV. ción, ofreciendo a las instituciones europeas, en continuidad con su tradición y en coherencia con las indicaciones de su doctrina social, la aportación de comunidades creyentes que tratan de llevar a
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Jóvenes rezando ante una iglesia incendiada en Bosnia.
Las persecuciones de cristianos en el mundo Por: Luis Antequera
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entro del vasto mundo de la persecución religiosa que podríamos encuadrar como una especie del género “persecución de las minorías” -raro es el caso de que la mayoría sea la perseguida, aunque por increíble que parezca, también se da, como es el caso de lo que está aconteciendo actualmente en la República Centroafricana, donde una minoría musulmana que apenas asciende al 15% de la población intenta someter a la mayoría cristiana que asciende al 60% de la población e imponer la sharía en el país-, la persecución de los cristianos en particular es una subespecie muy importante. Tanto que cabe establecer que de cada cuatro personas perseguidas en el mundo hoy día a causa de sus creencia religiosas, tres son cristianos. No siempre ha sido así, y a lo largo de la historia, no siempre han sido los cristianos la comunidad religiosa más perseguida. Un honor que desde un punto de vista relativo desde luego, pero desde un punto de vista absoluto casi también, cabe otorgar a la comunidad judía. Incluso cabe hablar, seamos honestos, de una persecución cristiana donde los cristianos no eran el sujeto pasivo de la misma, sino bien al contrario, su sujeto activo. Ahora bien, si hemos de definir la situación actual, la que conocen nuestras generaciones, la realidad es la ya expuesta: tres de cada cuatro personas perseguidas en el mundo a causa de sus creencias religiosas son cristianas, y la comunidad cristiana es la comunidad religiosa más perseguida del mundo. Una afirmación que cabe extender también al siglo XX, hecha la salvedad del holocausto judío. Otro dato: y esos tres de cada cuatro personas perseguidas que son cristianos, ¿cuántos cristianos completan en una situación definible como de persecución en el más estricto sentido de la palabra? Pues bien, entre 80 y 100 millones de
personas. Entre 80 y 100 millones de cristianos en el mundo registran complicaciones en su vida diaria por el mero y sencillo hecho de ser cristianas, de haber nacido cristianas. Es injusto pero es así. El número de víctimas mortales, máxima expresión de la complicación que a esas personas perseguidas causa su condición de cristiana es difícil de establecer con precisión. Existe una estadística basada en los análisis realizados por el Center
for Study of Global Christianity, la organización norteamericana fundada por David B. Barrett (1927-2011) que publica la World Christian Encyclopedia y el Atlas of Global Christianity, la cual afirma que cada año 115.000 personas mueren a causa de su condición de cristianos. La cifra es espectacular, pero induce indiscutiblemente a engaño. Es verdad que una estadística fría que tome en con-
sideración algunas de las grandes masacres y genocidios del siglo XX – genocidio armenio de primeros del s. XX, cristiada mejicana, República y Guerra Civil españolas, persecución en Corea del Norte, en China, en Camboya y muchas otras que me estaré dejando en el tintero- podría llevar a obtener una media alta, no sé si tan alta como 115.000 víctimas mortales al año, pero sí alta en cualquier caso. Si bien, gracias a Dios, ese no es el panorama actual, y desde hace muchos años, tantos como casi medio siglo, la media de cristianos que pierden la vida a causa de su fe apenas –y digo apenas con todas las reservas que el uso de la palabra aquí merecealcanza unos centenares. Lo cual sin embargo, no ataca en modo alguno la dura realidad de que efectivamente, el número de cristianos que sufren complicaciones a veces muy severas por su mera militancia cristiana asciende inequívocamente a 80-100 millones de personas. Se trata de personas que más allá de estar especialmente expuestas a pagar con la vida un determinado comportamiento, -lo que no es poca complicación, convendrán ustedes conmigo-, tienen vedado el acceso a determinados puestos, a determinadas profesiones; no pueden frecuentar determinados ambientes; no pueden practicar el culto de modo público, y eso cuando no están obligados a estudiar religiones que no son la propia y hasta a realizar prácticas que son ajenas a su religión como es el caso de muchos cristianos en países musulmanes durante el ramadán, o el consumo de alcohol en países igualmente islámicos; no pueden ejercer ninguna forma de expresión susceptible de ser calificada como proselitismo; están obligados a convertirse para contraer matrimonio con personas de la religión predominante; tienen derechos cercenados en lo relativo a la educación de sus hijos; se hallan sometidas a leyes que afectan to-
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todos los ámbitos de la vida civil, a menudo de una inusitada crueldad, y que sin embargo pertenecen a ámbitos religiosos y culturales total-mente extraños al suyo… Desde el punto de vista antropológico, se puede decir que los grandes perseguidores de cristianos del s. XXI pertenecen a una de estas tres categorías: el islam, el hinduismo y el comunismo. Sin que ello quiera decir naturalmente que todos los musulmanes o países musulmanes, ni todos los hinduistas ni países hinduistas, ni todos los comunistas o países comunistas, persigan con similar intensidad a los cristianos, ni siquiera que todos lo hagan. Desde el punto de vista geográfico, esta persecución se lleva a cabo en dos continentes: Asia y África. Analicemos cada uno de estos casos. De los cinco continentes del planeta, tal vez sea Asia aquél en el que la densidad de cristianos por comparación a la población total sea inferior, lo que no cabe decir en términos absolutos, pues es tan alta la población asiática, probablemente la mitad de la de todo el mundo, que el número total de cristianos asiáticos es superior al existente en Oceanía o incluso en África. En todo Asia, países en los que la comunidad cristiana sea predominante sólo hay tres: en la zona del sudeste asiático Filipinas, donde por mor de la evangelización española casi un 90% son cristianos; y en la zona de las repúblicas soviéticas, dos, Georgia y Armenia, ambas con un 85% aproximadamente. Curiosamente, en determinadas zonas de Filipinas donde el islam es mayoritario o muy activista, se registra persecución. Países donde la comunidad cristiana constituye una mayoría muy significativa aunque no unánime tenemos otros dos: uno de ellos en la zona del Oriente Medio, Líbano, con un 40%; y otro en la del sudeste asiático, por cierto bastante inesperado: Corea del Sur, con un 43%. Curiosamente, en su homónimo del norte, por mor de la actuación del comunismo religofóbico, dicha comunidad apenas asciende al 2% en el mejor de los casos (si no el cero literal), desde el 30% que llegó a constituir. El Líbano constituyó hace unas décadas un interesante caso de convivencia islamo-cristiana que se ha deteriorado mucho en los últimos años. Los cristianos son una minoría significativa en varios países, a saber: Kazastán (14%), Brunei (14%), Indonesia (12%), Emiratos Arabes Unidos (12%), Kuwait (11%), Bahrein (9%), Malasia (9%), Birmania (8%) y Viet-Nam (8%). En este grupo milita un caso muy especial, el de China, donde el Informe de Libertad Religiosa estima el porcentaje de cristianos en un 8,6%, aunque la evaluación es muy difícil de realizar por el hermetismo del régimen. Con todo, ese 8,6% sobre la población china de 1.300 millones de seres representaría una comunidad cristiana de más de 110 millones de cristianos, que podemos estimar como una de las cinco comunidades cristianas por naciona-lidades más importantes del mundo. De todos ellos se puede hablar de persecución en Indonesia, Birmania y China, país este último en el que donde sin embargo, dicha persecución registra, según todos los observadores, una evolución muy saludable. Constituyen los cristianos una minoría considerable en los siguientes países: Taiwan (6%), Kirguistán (6%), Arabia Saudí (5%), Siria (5%), Omán (4%). En esta categoría milita otro caso singular muy importante, el de la India, donde el 5% de su población es cristiana, lo que
Cruz quemada en Vietnam
sobre una población de 1.200 millones de seres arroja una comunidad de 60 millones de cristianos, entre las diez más importantes del mundo, sólo a modo de ejemplo, sensiblemente mayor que la española. En este grupo la persecución es muy notoria en Arabia Saudí, uno de los países más intolerantes en materia religiosa del mundo, y las zonas de India en las que existen cristianos. En Siria la presente situación de guerra puede destapar un cruel proceso de persecución contra los cristianos que ya ha dado sus primeros síntomas. Son los cristianos una minoría muy pequeña, entre un 1% y un 4%, en los siguientes países: Azerbaiyán (3,1%), Nepal (3%), Laos (2,9%), Jordania (2,8%), Israel (2,4%), Japón (2,3%), Pakistán (2,2%), Camboya (2%), Mongolia (1,7%), Tayikistán (1,5%), Tailandia (1,2%). En este grupo milita un país en el que la comunidad ha podido reducirse a la mitad o incluso a menos en los últimos años cual es Irak, donde el ILR estima la población actual de cristianos en un 1,8%, que bien podía ascender a un 5% hace sólo unas décadas. La persecución es intensa también en Pakistán, y algo menos en Laos. Y son países en los que prácticamente no hay cristianos –es decir hay menos de un 1%- los siguientes: Bután (1%), Irán (0,5%), Bangla-Desh (0,5%), Yemen (0,2%), Afganistán (0,1%). En todos ellos salvo quizás en Bután, los cristianos lo pasan mal, con casos muy conocidos en Irán. De los cinco continentes del planeta, tal vez sea África junto con Iberoamérica aquél en el que el cristianismo se proyecte con mayor potencia, el verdadero vivero del cristianismo. Pero para no hablar por hablar, vamos a hacer un repaso, como hemos hecho con las comunidades asiáticas. Y siempre a partir de los datos ofrecidos por el Informe de libertad religiosa (ILR) de Ayuda a la Iglesia necesitada. De los aproximadamente 1.000 millones de habitantes africanos profesan el cristianismo en torno a un 46% de la población total. De ese 46%, la mitad serían protestantes, una tercera parte católicos, y un décima parte ortodoxos. Profesa el islam algo más de un 40% de los africanos, y las religiones tradicionales animistas africanas (culto de los antepasados) un 12% de ellos, quedando un exiguo 2% para otras religiones. Clasificaremos los países africanos en cinco grandes grupos: 1º.- El cristianismo es la religión predominante: más del 60% de sus habitantes son cristianos. Es el caso de los siguientes países: República Democrática del Congo (95,4%), Congo Brazzaville (95,4%), Angola (93,8%), Burundi
(92,9%), Lesoto (91,8%), Gabón (90,6%), Namibia (88,9%), Guinea Ecua -torial (88,7%), Suazilandia (87,6%), Ruanda (86,1%), Uganda (85,5%), Zambia (82,1%), Sudáfrica (81,7%), Kenia (81,7%), Malawi (79,8%), Zimbabue (71,5%), República Centroafricana (66%), Botsuana (65,1%), Ghana (61,2%). En estos países no se registran casos significativos de persecución salvo quizás en Kenia, debido a los problemas fronterizos que registra con Somalia, país islámico de los que en términos internacionales se considera “estado frustrado”. 2º.- El cristianismo constituye una mayoría muy significativa: entre el 30% y el 60% de sus habitantes son cristianos. Militan en este grupo los siguientes países: Etiopía (56,6%, junto a un 34,7 musulmanes), Camerún (56,6%), Tanzania (53,2%), Mozambique (52,5%), Madagascar (48,5%), Eritrea: (47,3% junto a 49,2 de musulmanes), Togo (45,7%), Nigeria: (45,5% junto a 45,4% musulmanes), Benin (43,8%), Liberia (40,5%), Costa de Marfil (33%). En estos países como vemos se da la particular circunstancia de dos fuertes comunidades casi igualitarias, una cristiana y otra musulmana, circunstancia que si en muchos casos lleva al mutuo respeto, cuando estalla convierte al país en un polvorín. Tal es el caso de Nigeria sobre todo, donde el conflicto es hoy día abierto y constituye uno de los focos más calientes de persecución del cristianismo hoy día, pero también de otros países donde la violencia puede estallar en cualquier momento, Eritrea, la misma Etiopía… 3º.- El cristianismo constituye una minoría significativa, entre el 10% y el 30%, caso de los siguientes países: Chad (25,5%), Burkina Fasso (20,3%), Sudán (16,4%), Sierra Leona (12,7%), Egipto (12,2%), Guinea Bissau (11,9%). Por lo que hace a persecución religiosa, se han de destacar aquí dos casos: el de Egipto, donde los cristianos coptos están pagando los platos rotos de la Primavera Arabe, con más de 50 víctimas mortales desde que gobierna Mursi; y Sudán, país que ha sufrido la secesión del sur, mayoritariamente cristiano, y donde la minoría cristiana que ha quedado en el país sufre las consecuencias de la rápida islamización de lo que ha quedado de país. En cuanto al Chad habrá que estar atentos pues podría convertirse en un foco de exportación de islamismo que ya está sufriendo la vecina República Centroafricana, mayoritariamente cris-tiana. 4º.- El cristianismo sólo es una minoría, entre el 2% y el 10% de la población, como ocurre en: Senegal (5,0%), Guinea Conakry (3,7%), Mali (2,9%), Libia: 2,7%. La persecución es creciente en Libia, desde la irrupción de la Primavera
Árabe, y en Mali, donde sin embargo la intervención militar directa por parte de los franceses parece haber resultado muy eficaz. 5º.- El cristianismo es una minoría ínfima, inferior al 2% de su población, como es el caso de: Níger (0,4%), Mauritania (0,3%), Túnez (0,2%), Argelia (0,2%), Marruecos (0,1%), Somalia (0,1%). Por lo que se refiere a persecución religiosa, se ha de resaltar el caso somalí, al que ya nos hemos referido arriba, estrechamente relacionado con el ambiente caótico que vive el país. Una sistematización geográfica es muy sencilla de realizar. Geográficamente hablando, la mayoría cristiana es muy obvia en la parte sur del continente, justo del ecuador que pasa por Gabón-CongoUganda-Kenia para abajo, donde no existe un solo país africano sin mayoría cristiana. Y es sumamente escasa por encima del trópico de cáncer que pasa por Mauritania-Argelia-Libia-Egipto, donde la única concentración significativa de cristianos es la egipcia, un 12%. Entre el trópico y el ecuador, tiende a constituir una mayoría en disputa con otras mayorías, ora islámicas (caso de Eritrea, caso de Etiopía, y sobre todo caso de Nigeria, el país más poblado de Africa, con 150 millones de habitantes repartidos prácticamente por mitades entre cristianos y musulmanes), ora animista (caso de Costa de Marfil). Junto a esta realidad de la persecución propiamente dicha de cristianos por entidades y personas que son de otra religión, habría que hablar todavía de otro tipo de persecución indiscu-tiblemente menos penosa, pero no por ello menos frecuente: es la que denominaría no tanto “persecución” como “acoso” de cristianos; una persecución que también podríamos caracterizar en una curiosa tipología, como de cristianos por cristianos. Es frecuente en los países de mayoría cristiana de occidente, y lo que es peor, es creciente, y en algunos casos, hasta alentada desde la autoridad concebida en un modo amplio: gobiernos, leyes, jueces… La realizan supuestos ateos que muchas veces exhiben una fanatismo religioso muy superior al de aquéllos a los que persiguen aunque “crean no creer” en Dios, y la realizan en nombre del progreso y la libertad a los que dicen servir. Da lugar a noticias incluso pintorescas si no fuera por lo que de menoscabo tiene a la libertad religiosa, al sistema de libertades individuales por ende, y al sistema democrático por extensión: una ministra que impide la utilización de la palabra “Jesús” en las escuelas; la prohibición a de representar a su país en Eurovisión a un grupo caracteriza-damente cristiano; la declaración por un juez de que el cristiano no es el mejor ambiente para educar a unos niños basándose en ello para denegar una adopción; la prohibición de llevar cruces y otros indicativos cristianos… Y todo ello, junto a agresiones verbales de todo tipo que en algunos momentos puntuales degeneran en físicas. En España, amén de la intensa violencia que desplegaron grupos ateos durante la celebración de la JMJ en agosto de 2011, se ha llegado a registrar un atentado en el Catedral de la Almudena del que afortunadamente no estamos hablando más gracias a que el cura de la catedral se percató de lo sospechoso del paquete que escondía la bomba, una bomba preparada para causar muchas víctimas incluso mortales, según se aclaró en su día.
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Niña quemada por ser cristiana. Orissa.
Los perseguidos: Un reto para el siglo XXI Por: Javier Menéndez Ros
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uando escuchamos a Cristo anunciándonos que para expandir su mensaje seremos necesariamente perseguidos, de alguna manera pensamos que esas palabras irían destinadas a los primeros cristianos o quizás a otros, que en algún momento de la historia han sufrido por razón de la fe. Pero con total certeza y veracidad podemos afirmar que hoy, en pleno siglo XXI, los cristianos son fehacientemente marginados en multitud de países del mundo y en otros muchos están auténticamente perseguidos. De hecho se estima que el 75% de los perseguidos y discriminados en el mundo por razón de su fe son cristianos, y así hasta llegar a la terrible cifra de 350 millones de personas. Tanta importancia tiene este hecho que los diferentes Papas han expresado repetidas veces su enorme preocupación por la falta de respeto a la libertad religiosa y nos han pedido oraciones por los miles de cristianos que sufren a causa de su fe. Sin ir más lejos el pasado 6 de abril el Papa Francisco nos ha dicho: “En muchos países los cristianos no pueden cargar con la cruz porque están sancionados o discriminados si lo hacen. Hoy, en el siglo XXI, nuestra iglesia es una iglesia de mártires” Por eso en “Ayuda a la Iglesia Necesitada”, fundación de la Santa Sede, que presta ayuda pastoral y contribuye a la evangelización en más de 135 países del mundo, estamos dedicando especial atención a estos hermanos nuestros que sufren por el simple hecho de llevar el mismo apellido de Cristo. En nuestra institución atendemos a proyectos de construcción y reconstrucción de igle-
sias, colaboramos en la formación catequética y religiosa, becamos a uno de cada siete seminaristas en el mundo, sostenemos a religiosas de vida contemplativa y activa, ayudamos en la formación de sacerdotes y de laicos comprometidos con la evangelización, financiamos a medios de comunicación católicos y también medios de locomoción para que la Palabra de Dios se pueda expandir. En el panorama mundial de la falta de libertad religiosa podemos decir sin temor a equivocarnos que lejos de amainarse la situación en China, éste enorme gigante encabeza esta triste clasificación. La ordenación de obispos que no cesa a espaldas del Vaticano y la convocatoria de Asambleas de la iglesia Patriótica utilizando la fuerza física y la coacción gubernamental para obligar a asistir a muchos obispos son hechos que no hacen sino agrandar la permanente tensión. Corea del Norte, país que nos tiene en vilo por su potencial armamentístico nuclear y su política belicista, se estima que tiene a cerca de 200.000 prisioneros en campos de prisioneros, muchos de ellos por motivos religiosos. Vietnam y Birmania son otros países asiáticos con grandísimas dificultades para la libertad religiosa. La India, y sus persecuciones sistemáticas a cristianos por parte de radicales nació-nalistas hindúes en algunos estados como Orissa, y Pakistán, con su terrible ley de la blasfemia que produce cada año decenas de acusaciones, en su mayor parte falsas, contra todo tipo de creyentes, originan dramáticos episodios que acaban con condenas injustas a prisión y con auténticos linchamientos o asesinatos de masas enardecidas contra las minorías cristianas. Casos como el de Asia Bibi, o la
niña Rimsha Masih disminuida psíquica acusada de blasfemia son sólo puntas de un enorme iceberg de intolerancia sistemática oficializada desde el poder. En Oriente Medio y África destacan las flagrantes violaciones a la libertad religiosa en países como Irán, Arabia Saudí, Yemen, Egipto, Irak, Somalia, Nigeria, Kenia, Etiopía o Sudán, por citar sólo alguno de ellos. Especialmente dolorosa está siendo la auténtica persecución de cristianos que están siendo amenazados y asesinados en Irak. Tras el terrible atentado de Bagdad del 31 de octubre del 2010 en el que fueron asesinados 52 fieles sirios católicos y 6 guardias de seguridad, le preguntaron a una madre de familia iraquí si no tenía miedo de seguir asistiendo a misa. Su respuesta fue contundente: “Sí, tenemos miedo, pero ¡qué mejor lugar para morir que la iglesia!” Esta afirmación responde perfectamente a la fortaleza de la fe que mantiene en pié a una comunidad minoritaria que está siendo sistemáticamente eliminada hasta conseguir que abandonen su tierra natal, que fue antes cristiana que musulmana. También han sido especialmente terribles los atentados contra iglesias protestantes y católicas en Nigeria y en Kenia con el resultado de muchísimas víctimas mortales, heridos y destrucción de templos. En Nigeria el grupo radical terrorista Boko-Haram es el que se ha responsabilizado de esta violencia que pretende en última instancia expulsar a los cristianos del país. La radicalización del fundamentalismo islámico, la politización del islamismo, la extensión forzosa de la sharía o ley islámica a la vida social en muchos paí-
ses y la falta clara de control y respuesta al terrorismo de Al Qaeda son factores que sin duda han contribuido a este empeoramiento. No podemos olvidar la situación de discriminación y de falta de libertad que se sigue produciendo en países como Cuba ni tampoco la denominada “cristianofobia” que tan rápidamente se está extendiendo en Occidente. La propia OSCE (Organización para la Cooperación y desarrollo en Europa) ha denunciado repetidas veces el aumento de la intolerancia y la discriminación en el viejo continente, motivado en muchos casos por un secularismo y por un laicismo agresivo que hace bandera de “progresismo” de la mofa, el insulto y la agresión a los símbolos y a los valores cristianos. Ante este preocupante panorama fue Benedicto XVI quien nos dio las claves para afrontarlo: informar y denunciar sin cesar y en todos los foros los atropellos que se produzcan, y sin que cunda el desánimo, tener un compromiso de oración, pues “sólo desde el perdón que nos enseña nuestra fe y desde la esperanza venceremos al mal”. Y así, desde el silencio de la entrega, la sangre de los mártires del siglo XXI seguro que se unirá a la de Cristo y a la que han derramado muchos otros por la fe en toda la historia de la humanidad. Esa sangre será sin duda semilla para renovar y fortalecer la Iglesia de Dios.
∎∎∎ Javier Menéndez es director de Ayuda a la Iglesia Necesitada (España).
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El eje
1. FAMILIA Y VIDA
como estrategia prioritaria
Familia
Anticoncepción
Vida
Sexualidad Divorcios
“Matrimonio” homosexual
Dignidad humana
Reproducción
artificial
EFECTOS
Biorrobótica
Biociencias
Eugenesia
Elaboración por EL PENSADOR
Ideología de género
Aborto
Eutanasia
Experimentos con embriones
►PÉRDIDA DE DIGNIDAD HUMANA [El ser humano se convierte en objeto de experimentación científica e ideológica] ► FORTALECIMIENTO DEL INDIVIDUALISMO Y DEL EGOÍSMO [Frente al “otro”, ya sean los hijos, la pareja o los enfermos, prevalece el “yo” como sujeto prioritario de derechos] ► PÉRDIDA DEL VALOR DE LA VIDA [La cultura de la muerte abarata en la conciencia colectiva el valor de la vida: se reconoce abiertamente el derecho a matar] ► DEPRESIÓN DEMOGRÁFICA [Para el 2050 se prevé un crecimiento demográfico negativo a nivel mundial, lo que provocará…] ► CRISIS ECONÓMICA [Ya que la pérdida de población, según ya establecieron los estudios de Keynes, entre otros, conlleva una contracción económica inevitable] ► FAMILIAS EXTENSAS [Niños en familias con varios padres y/o madres, o con padres y madres del mismo sexo]
En 2010 George Friedman, presidente de Stratfor (la principal compañía privada de predicción geoestratégica del mundo) publicó el libro Los próximos cien años, en donde realiza un pronóstico de los acontecimientos que alterarán el planeta en este siglo. Friedman dedica una atención especial al concepto de “familia”, dado que, según su análisis, jugará un papel estelar en el futuro. “En la actualidad –afirma-, el cambio demográfico más importante en el mundo es el drástico declive de los índices de natalidad”, desvelando que “Las Naciones Unidas prevén que para 2050 la población disminuirá hasta una cifra que se situará entre los 557 y los 663 millones, lo que supone un declive considerable”. Los datos empíricos confirman el análisis del geoestratega norteamericano. En 1970, las mujeres tenían un promedio, a nivel mundial, de 4,5 hijos. En 2000 ésta había caído hasta los 2,7. En 2011 la cifra es aún más baja. En los países desarrollados, el índice de natalidad ni siquiera garantiza la reposición, con una media de 1,6 hijos por matrimonio.
El papel que ha jugado la ideología de género en esta situación es destacable. En su raíz, la crianza de los hijos deja de ser la actividad primordial de una mujer y pasa a ser, si acaso, una entre muchas otras. El divorcio y la inestabilidad de los matrimonios civiles, estimulados por las legislaciones occidentales, son otras dos causas que apuntalan decididamente el problema. Se ha producido una disociación entre la cohabitación y el matrimonio formal y legal. Una vida más larga, el descenso de la tasa de fertilidad y los años de educación adicionales que retrasan la formación de familias, según los sociólogos, han contribuido al desmoronamiento de las pautas vitales y sociales previas. Junto a ello, el consumismo propiciado por el acceso rápido y barato al crédito, ha estimulado el individualismo hedonista de muchos habitantes en el mundo (y, gracias a las nuevas tecnologías, también en los países subdesarrollados donde esta actitud se convierte en aspiracional, según Kent Regan). El consumismo ha actuado, por tanto, como catalizador no sólo del individua-
lismo, sino también del egoísmo: padres que se preocupan más de su bienestar que del de sus hijos, mujeres que anteponen su comodidad a llevar a término su embarazo; parejas homosexuales que buscan el imposible rol de padre mediante la adopción de niños sin importarles las consecuencias psicológicas que puedan engendrar; la eugenesia encubierta con niños con deficiencias físicas o psíquicas que son abortados… son solo ejemplos que diagnostican un mal profundo en nuestras sociedades. A su vez, un sector nada desdeñable de los biocientíficos están jugando un papel clave en la pérdida de valor de la vida humana. No parece importar demasiado el límite moral cuando se trata de obtener beneficios (para la industria sanitaria) o réditos de reconocimiento (para los investigadores). Sin embargo, ya hay quienes se plantean el nacimiento de una “nueva especie”, híbrida entre el ser humano y el robot. ¿Puede que ese sea el futuro que nos espera? ¿Dónde ponemos los límites? La Iglesia católica ha sostenido, desde los años sesenta, cuando comenzaban a
apuntarse estos fenómenos, una postura clara y decidida. La defensa de la dignidad humana, de la vida, del matrimonio y de la bioética. Una actitud que ha suscitado numerosas críticas de sectores sociales y científicos, que ven en la doctrina católica un freno a sus intereses o a su modo de percibir la realidad. Incluso dentro de la Iglesia hay un sector (afortunadamente minoritario) que apuesta por lo que ellos llaman “modernizar el mensaje”, como si el cristianismo fuera un producto de consumo semejante a los que llenan los anaqueles de nuestras grandes superficies. Si la pérdida de valor de la dignidad humana es importante hoy día en términos de resistencia ética frente a un materialismo radicalizado, todavía lo será más conforme avance el siglo XXI y las secuelas de esta visión cortoplacista comiencen a notarse en nuestras sociedades como un grave error que ha conducido al declive demográfico y a una crisis económica verdaderamente estructural, que mermarán, con completa seguridad, nuestro progreso espiritual y material.
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Demografía: el grave error de las “políticas malthusianas” modelo de familia deseable) sea objeto de regulación meticulosa por las autoridades políticas no deja de ser una perversidad moral. Pero es que, además, han creado más problemas de los que en apariencia se pensaban solucionar. En efecto. La consecuencia inevitable de
En el horizonte de mediados de este siglo, la posición claramente pro-vida de la Iglesia junto al rol que juega en defensa de la bioética, puede ofrecer al catolicismo un papel muy relevante en el debate público mundial
Elaboración: EL PENSADOR. Fuente: Naciones Unidas.
La cultura de la muerte ha sido una de las apuestas durante los últimos cincuenta años de la macropolítica de buena parte de los países de todo el mundo, especialmente en el hemisferio Norte. Una mezcla de ideología (el sesentayochismo europeo junto al antisistema de los grupos de oposición norteamericanos a la guerra de Vietnam) y datos demográficos (la tasa de crecimiento demográfico mundial durante la década de los sesenta) confluyeron fatídicamente en el tiempo para dar alas a lo que se ha denominado el neo-maltusismo. La teoría bien conocida de Thomas Malthus (“el poder de la población es indefinidamente más grande que el poder de la tierra para garantizar la subsistencia del hombre”) recobró el vuelo hasta lo que el demógrafo francés Jacques Vallin llamó recientemente “el paroxismo de crecimiento”. Naciones Unidas: pretexto para la ingeniería social Las Naciones Unidas, en 1950, hicieron público un informe que alertaba de que los ritmos de crecimiento demográfico irían a un promedio anual del 3%, lo que significaba en la práctica que en menos de tres décadas la población se duplicaría. Las consecuencias se hicieron notar en términos de decisiones polí-ticas: control de la natalidad mediante la potenciación de los anticonceptivos, legalización del aborto, fomento de uniones menos estables que el matrimonio (y por tanto menos propensas a tener descendencia) e incluso, en algunos países que se consideraron “cruciales” el razonamiento literal de los hijos que debían tenerse como máximo por unidad familiar. Malthus se equivocó (y la historia lo ha demostrado) pues fue incapaz de incluir en su diagnóstico el progreso científico-técnico, apto para producir más con la misma cantidad de suelo. Sin embargo, el miedo a una superpoblación mundial en manos de los movimientos ideológicos de finales de los sesenta (apoyados a veces indisimuladamente por la llamada derecha liberal) dio a estos la oportunidad de desarrollar un amplio programa de ingeniería social, que ha venido aplicándose con implacable puntualidad. Que el derecho a la vida (incluyendo el
estas políticas han sido la amenaza, más que latente, de que el mundo pueda llegar a estar superpoblado y envejecido al mismo tiempo (ver despiece abajo), lo que esta vez sí (y sin caer en el alarmismo) puede ocasionar una crisis global de incalculables consecuencias para el futuro de la humanidad. Tanto los demógrafos como los sociólogos denominan a este problema como “de-presión demográfica”. Una oportunidad estratégica para la Iglesia católica En el horizonte de mediados de siglo, la posición claramente pro-vida de la Iglesia, unida al destacado papel que juega en defensa de la bioética, puede ofrecer al catolicismo un papel relevante en el debate público mundial. La fidelidad al Magisterio de la Iglesia, pues, no juega en contra de cara al futuro, sino más bien todo lo contrario. Esto será posible especialmente cuando comiencen a verse (como sucede ya en la Europa occidental) las nefastas consecuencias de una política de natalidad preconstruida por los aparatos del Estado, desde una miopía a largo plazo más que destacable y desde la intromisión en los derechos de las personas a dar cumplimiento a su vocación familiar. Pero lo que sucede en Europa es la antesala, al menos, del continente americano y, probablemente, de una parte nada pequeña de Asia. A su vez, las tendencias cada vez menos disimuladas de algunos científicos y multinacionales por desarrollar a largo plazo proyectos de combinación de robótica con biología humana, dará la oportunidad de demostrar que no se puede hacer ciencia desconociendo los límites éticos y morales que garanticen que sus frutos sean para el bien común.
Una clave: el empresariado iberoamericano Una cosa parece evidente: América está llamada a ser la cuna de la evangelización del continente asiático, como antes Europa fue la suya. Si repasamos las cifras que ofrece en este número EL PENSADOR, tenemos por un lado que los católicos americanos son hoy la mayoría indiscutible de los católicos en términos globales. Por otra parte, seis de cada diez habitantes del planeta viven en Asia, un continente en donde el catolicismo comienza a prender, pero donde aún tiene cotas ciertamente quasi -testimoniales. El reto no se presenta fácil en modo alguno. No en vano la americana y la asiática son culturas muy distintas y el flujo tradicional del continente americano ha sido con Europa, no con Asia. Sin embargo, los expertos advierten síntomas muy claros de una mayor intensificación de las relaciones económicas entre América (especialmente Iberoamérica) y Asia. La capacidad agrícola del continente es estratégicamente vital para el continente asiático, que tiene una pujante población a la que alimentar. Así pues una de las claves más interesantes en el medio plazo para la Iglesia católica es la reevangelización de su clase empresarial y profesional, ya que ésta está llamada en última instancia a ser un factor determinante desde el punto de vista de la globalización económica.
¿Hacia un planeta envejecido?
Elaboración: EL PENSADOR. Fuente: Naciones Unidas.
Entre enero de 1960 y diciembre de 1969 la tasa de crecimiento demográfico mundial fue de casi el 24%. Cuatro décadas más tarde, casi se ha reducido a la mitad: el 12,9%. Las perspectivas llevadas a cabo por especialistas indican que se trata de un proceso imparable. Para antes del 2050, siguiendo la línea actual, la población mundial comenzará a decrecer en términos absolutos. Un hecho que tendrá graves consecuencias históricas para la raza humana. Los periodos de crisis demográfica han
traído consigo, históricamente, graves crisis económicas. ¿Puede una población que decrece sostener los actuales niveles de vida de la población? Cualquier crisis demográfica implica necesariamente que durante un prolongado periodo de tiempo (alrededor de cuatro generaciones al menos) la población joven que se incorpora al mercado de trabajo es inferior que la población no activa, especialmente la jubilada. Incluso en el supuesto de que las nuevas tecnologías por descubrir palien parte de
este efecto perverso económico, hay áreas de actividad que no lograrán escapar. Después de todo, la sociedad de consumo en la que se basa nuestro actual sistema económico, no sólo depende de la producción de bienes y servicios, sino fundamentalmente del consumo y uso de los mismos. Las consecuencias en términos ecológicos y culturales tampoco serían menores a juicio de los expertos. También en el campo de la ética, pues puede surgir la tentación de recurrir a nuevas formas de robótica que suplanten una parte de la actividad humana. La ciencia ficción puede haberse quedado corta.
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La bioética del siglo XXI como esperanza de un mundo fracturado Por: Mª Elizabeth de los Ríos
W
alter Benjamin en su obra Tesis sobre el concepto de Historia1 narra la visión melancólica del ángel de la historia que, viendo las ruinas que la Modernidad ha dejado a su paso, extiende sus alas hacia un futuro incierto con la mirada vuelta hacia atrás y ante la imposibilidad de desplegar el vuelo porque el viento huracanado de la memoria victoriosa se lo impide. Así también nosotros, hombres y mujeres que vivimos este siglo nos encontramos atrapados entre la nostalgia por el pasado que ya no será y el futuro que aún no es; no obstante, Benjamin da una ligera esperanza al proponer el uso de la memoria como puerta de entrada para la redención en la vida del hombre, y con ella, para la frágil pero cierta posibilidad de lanzar la historia en otra dirección2. Si la modernidad condujo a grandes catástrofes con su racionalidad tecnocientífica y su ansia de progreso infinito e incondicional, la posmodernidad se erige como el lugar de la esperanza, es decir, como el ágora donde el diálogo y la reflexión cobran un segundo aire y
permiten pensar y re-pensar ya no sólo al hombre como ser racional sino al ser humano como ser en relación y, por ende, inacabado y necesitado de otros. La bioética como ciencia surgida en los años setenta y, por ende, como ciencia nueva se enmarca en los albores de la posmodernidad como eje vertebral desde el cual pensar, históricamente la realidad.; aquella que es frágil, líquida y fragmentada de la posmodernidad en donde la tarea principal no será ya la construcción de un discurso sólido con categorías invariables sino más bien un discurso cooperante y siempre dinámico que permita el encuentro con otros por un lado, y por el otro, el retorno a uno mismo para descubrir que la vida humana es y siempre será un misterio y, como tal, la única actitud posible frente a ella es el asombro. Con lo anterior, se propone en las páginas venideras, tomar a la bioética como la ciencia que permite la esperanza y lo hace en función de constituirse, ella misma, en una transdisciplina en donde las reflexiones en distintos campos del saber son necesarias y exigibles y por ende, fomenta y defiende el diálogo como instrumento de reflexión –que no
siempre de conciliación- y brújula para el entendimiento mutuo. De igual manera, la Bioética se considera esperanza en tanto que permite el retorno a la reflexión ética no como un supuesto dogmático ni a priori al quehacer humano sino como una puesta en acción frente al mundo y frente al ser humano inserto y afectado en este mundo. Así, la novedad de la Bioética como esperanza está tanto en su orientación preliminar y apriorística como en su efectividad intervencionista y paliativa. La bioética como esperanza deberá ocuparse entonces de los asuntos más apremiantes y urgentes de la era posmoderna, aquellos en donde se juega la vida del ser humano y la vida en general y lo deberá hacer mediante una ética de la acción, es decir, frente a lo dado y a lo que es, se cuestionará el papel de la intervención humana. No se trata aquí de pensar en lo que se hubiera podido hacer o en lo que se hizo bien, mal o no se hizo del todo sino en la exigencia que nos interpela frente al mundo dado, frente a eso que Heidegger denominaba el “ser-ahí” asumiendo el método husserliano de la “epojé” para dejar de lado los juicios y los prejuicios y
concentrarnos en las soluciones o acciones concretas con fines de transformación o, al menos, de paliación. De lo anterior se desprende que la bioética del siglo XXI además de ser la Bioética que se ocupe de los problemas específicos de la intervención humana sobre la vida en el campo de las ciencias de la salud como reza la definición de la edición de 1995 de la Enciclopedia de Bioética de W. Reich deberá también ser aquella disciplina que abarque diversos problemas más allá del campo de las ciencias de la salud pero directamente relacionadas con éstas. Es preciso, pues, desterritorializar la bioética. De esta manera se propone en este artículo que se reflexione sobre la acción concreta ante tres grandes problemas derivados de la posmodernidad y su efecto en la globalización: la actualidad, defensa, promoción y respeto de los derechos humanos, la migración, y la pobreza. Así, en primer lugar se ahondará sobre los retos y desafíos que algunos autores proponen para la Bioética del siglo XXI que cruzan fronteras con los problemas
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enunciados anteriormente para defender una Bioética nueva de carácter fundamentalmente práctico, en segundo lugar se abordarán las problemáticas enunciadas y su importancia para su reflexión bioética y, por último y en tercer lugar se emitirán conclusiones sobre el actuar de la bioética de la esperanza ante los desafíos que presenta la posmodernidad. I.- Algunas perspectivas para el Siglo XXI En términos genéricos, la bioética tiene principalmente en este siglo una tarea prospectiva3, es decir, a su base se encuentra una ética con visión de futuro, una reflexión que debe considerar los efectos a futuro que las prácticas presentes tienen y tendrán, así la bioética tiene que centrar su mirada en al anticipación de riesgos y en la propuesta de soluciones ante los mismos: “la bioética se ubica, pues, en una nueva dimensión ética: la de consideración de los efectos futuros, ambivalentes e inciertos, de nuestras actuales decisiones tecnocientíficas”4 . De esta manera, analizando la situación presente y proyectando los desafíos que ésta presenta, la bioética, para Jorge Alberto Álvarez-Díaz presenta tres rubros de retos que resolver: las condiciones de inequidad e injusticia aunados a los índices pobreza de algunos países, la introducción de nuevas tecnologías en el campo de la medicina, a saber, el surgimiento de la nanotecnología, y el avance de la neuroética como paradigma para las reflexiones éticas5. Respecto del primer rubro la cuestión a resolver radica en la carencia de recursos humanos y materiales en las zonas rurales de algunos países, especialmente latinoamericanos así como en la falta de acceso a los mismos por dificultades económicas o geográficas6. El problema bioético del segundo reto se encuentra en las implicaciones éticas de tecnificar la práctica médica, es decir, introducir aparatos e instrumentos tecnológicos en la atención médica que, por un lado ayudarían a mejorar y eficientizar la misma pero por el otro, comportan serios riesgos tales como la manipulación genética y sus consecuencias como la selección discriminatoria de ciertos embriones que se consideren más aptos, etc. No obstante, la nanotecnología se presenta también como alternativa para grandes problemas sociales relacionados con agua, agricultura y energía7. Grandes interrogantes éticas se erigen entorno a esta “colonización” de la técnica en la medicina sobre todo al tocar de cerca de la vida humana ya que ésta se impone frente a la primera con determinados límites que deben ser respetados bajo cualquier circunstancia. En el tercer rubro, la neuroética, la problemática bioética radica en la posibilidad de determinar si el comportamiento ético tiene una cierta base neurológica y/o fisiológica de tal manera que haya individuos naturalmente propensos a comportarse éticamente y otros que no o bien si se puede intervenir sobre determinadas estructuras cerebrales para potenciar el desarrollo de ciertas calidades que se buscan en los individuos con fines sociales o políticos8. Por su parte, la ciencia genómica, producto de la introducción de la técnica en l campo de la salud y de la medicina ha abierto un cuestionamiento serio en torno a los desafíos bioéticos que comporta. Las vertientes de la reflexión en este campo se bifurcan en dos sentidos: la genómica como cura para los individuos genéticamente enfermos y ésta como deseo de mejorar la especie humana siendo ésta segunda vertiente la más peligroso pues el deseo humano queda
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siempre insatisfecho por lo que los caer en excesos y perder de vista la finalidad terapéutica resulta la consecuencia directa de esta arista. Así Ana Isabel Gómez menciona algunos de los problemas resultantes: uso inadecuado de la información genética con fines discriminatorios, fecundación inter-especies, creación de transgénicos que disminuyan la biodiversidad, diagnósticos de padecimientos incurables, pérdida de la dignidad de la persona a partir de su manipulación genética en etapa embrionaria9. Para la autora los desafíos de la ciencia genómica tienen su origen en una lucha entre el hombre y la naturaleza, entre su ser creado y su ser creador que, a su vez, tiene su fundamento, en el deseo de poder del ser humano que lo lleva a corromper su medio y a corromperse a él mismo también. Con esto, el reto de la bioética será encontrar el debido equilibrio entre el ser humano, la técnica y la interacción de ambos actores en el medio natural y permitir el diálogo entre concepciones antropológicas distintas y multiculturales en un marco de respeto irrestricto a la persona humana y su dignidad10. Como se puede observar en las perspectivas planteadas, todas ellas convergen en el sentido planteado y propuesto al inicio de este artículo, a saber, la bioética como esperanza para los problemas de inequidad, injusticia, manipulación, y abuso de la técnica ante la vida humana. La bioética tiene que ser hoy sobre todo y principalmente signo de esperanza que sirva para dar razón del valor intrínseco de la vida en general y de la vida humana en particular. A continuación abordaré las problemáticas que mencioné al principio y que, a mi parecer, representan los retos más urgentes de reflexionar y resolver en el siglo que nos ha tocado vivir. 2.- Problemáticas diversas y su abordaje bioético A pesar del desencanto de la razón instrumental11 que culminó con la muerte de millones de personas en los campos de concentración nazis y, como éste, en diversos escenarios mundiales en donde la barbarie arrasaba con cuanta esperanza quedaba viva; aun habiendo atestiguado los abusos de la razón moderna y el fracaso del deseo de dominio, los seres humanos posmodernos no hemos sido capaces de resolver los muchos problemas que erizan nuestra mente; las consecuencias se siguen presentando como sobrecogedoras y aún así nos seguimos considerando incapaces de enfrentarlas, sea porque han avanzado demasiado y su paso es ya incontenible sea porque hace falta una pieza en el rompecabezas de expertos que permita una reflexión más holística de las mismas. Así pues, se proponen a continuación cuatro problemáticas posmodernas que urgen a reflexionar sobre ellas y, al mismo tiempo, se enuncia a la bioética como esa pieza faltante que ayude a mapear los puntos más controversiales de las mismas desde acciones que permitan enfrentarlos y, en la medida de lo posible, resolverlos o, al menos, paliarlos. 2.1 Derechos humanos La situación actual de los derechos humanos sigue siendo una agenda pendiente en el escenario mundial. La Declaración de 1948 puso sobre la mesa de discusión el tema y los diversos instrumentos nacionales e internacionales12 de defensa y promoción de los mismos le han dado seguimiento al diálogo; sin embargo el incondicional respeto a la vida humana y su dignidad y los derechos que de ella se derivan en las cuatro generaciones actuales permanecen sien-
do incógnitas sobre las cuales vale la pena seguir insistiendo. Según Navarrete et.al. los derechos humanos son “conjunto de atributos y facultades inherentes a la naturaleza de la persona humana –reconocidos o no por la ley- que requiere para su pleno desarrollo personal y social”13. De esta definición se pueden decir entonces algunas características indiscutibles de los mismos: universales, atemporales, inherentes a toda persona, no necesitan de su reconocimiento explícito para su existencia y son exigibles siempre y bajo cualquier circunstancia. Estas consecuencias, en especial, la última, pone en tela de juicio el uso de la fuerza desproporcionada como medida de contención en situaciones de extrema urgencia como podría ser un conflicto bélico armado o una situación de desplazamientos forzados, deportaciones o persecuciones peligrosas en donde los gobiernos generalmente suspenden las garantías individuales en aras de bien común. Aún ante tales escenarios la exigibilidad del respeto a los derechos humanos debe permanecer intacta, la declaración de suspensión de garantías no comprende, en sí misma, el atropello indiscriminado de los derechos de los ciudadanos aún cuando el país se encuentre en una urgencia ni da licencia para ello. Menciono lo anterior pues actualmente se debate sobre este aspecto con los refugiados o migrantes indocumentados que tienen que salir de su país por correr riesgo en el suyo, es un problema migratorio que aún cuando dichas personas representen un peligro para el país que las acoge sus derechos deben respetarse de igual manera pues no pierden su condición de personas aunque, de hecho pierdan su condición de ciudadanos14. Así mismo si todos los derechos, a saber, de primera generación (civiles y políticos), de segunda generación (económicos, sociales y culturales), de tercera generación (desarrollo de los pueblos) y de cuarta generación (de las generaciones futuras) se fundamentan en la dignidad de la persona humana y emanan de ésta entonces la primera reflexión bioética deberá girar en torno al deber de actuar a favor de la conservación y protección de la dignidad y si ésta se sustenta en la vida biológica ya que a partir de ésta la persona se manifiesta, entonces el deber se traslada al campo de la protección de la vida física como un deber supremo. Así las cosas, la reflexión bioética arroja el diagnóstico controversial del descuido a la protección de la salud como el primer eslabón del descuido a los derechos humanos. Ahora bien, dado el panorama anterior, el derecho humano de la protección de la salud se encuentra consagrado en ambos sistemas, tanto el de las Naciones Unidas como el Interamericano. En el Sistema ONU se encuentra primeramente en el artículo 25, fracción 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “1.Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
1- Cfr. Tesis no. 9. W. Benjamin. Tesis sobre el concepto de historia. En Obras. Libro I. Vol. 2; Abada Editores; (2008). 2. Frase de I. Ellacuría en su obra Filosofía de la realidad histórica. 2ª reimpresión; UCA; (2007). 3. Cfr. Linares, Jorge. Problemas filosóficos de la Bioética y desafíos bioéticos de la filosofía. P. 9. Disponible en el sitio <http:// weblinares.wordpress.com/2011/09/25/ problemas-filosoficos-de-la-bioetica-ydesafios-bioeticos-para-la-filosofia> Fecha de última consulta: 5 de abril del 2013. 4. Ibid. 5. Cfr. J.A. Álvarez-Díaz. “Retos de la bioética en la medicina del siglo XXI”. En Revista Peruana de medicina y salud pública. 28 (4). (2011); P. 657. 6. En algunas zonas los centros de salud se encuentran alejados de las comunidades y representan un reto para el traslado de los pacientes; así mismo, los horarios de los centros de atención no siempre coinciden con los de las actividades de la comunidad por lo que se hace difícil para la población ser atendida por el personal sanitario. 7. Cfr. Idem. P. 661. 8. Piénsese por ejemplo en la búsqueda de individuos resistentes y con gran fuerza física con fines bélicos o bien físicamente capaces de ciertas acciones tales como visión biónica, etc. 9. Cfr. Gómez Córdova, Ana Isabel. “Retos de la bioética en el siglo XXI: evolución para la evolución”. En Revista Latinoamericana de Bioética. Vol. 8, núm. 1. Edición 14. P. 71. 10. Cfr. Ídem. P. 73. 11. Los mayores representantes de dicha desilusión fueron los filósofos de la Escuela de Frankfurt que, viendo truncado su ideal de modernidad y progreso, constataron lo abusos del ansia de poder y construyeron una filosofía frente a ella marcada por una fuerte crítica social a los sistemas políticos de su época. Se sugiere la lectura de M. Horkheimmer y T. Adorno La dialéctica de la ilustración; Trotta; (2009). Así mismo se sugiere a G. Friedmann con su obra la filosofía política de la escuela de Frankfurt; Fondo de Cultura Económica; (1986). Cabe resaltar que no es lo mismo hablar de razón moderna que de razón ilustrada. La segunda representa el ideal del ser humano por alcanzar mejores niveles de vida y por lo tanto permite que surjan grandes ideales en la humanidad mientras que la primera representa el atropellado avance de la idea de progreso por encima de las miserias y sufrimientos humanos. Al respecto ver dicha diferenciación en Reyes Mate, Manuel. “la responsabilidad de la memoria” en Memoria y crítica de la modernidad. Comp. M.T. de la Garza. S. Goldsmith; Universidad Iberoamericana; (2010). 12. A nivel internacional, los derechos humanos pueden abordarse y estudiarse desde el sistema Universal de las Naciones Unidas o bien desde su contexto geográfico, en cuyo caso se cuenta con el Sistema Americano, el Sistema Europeo y el Sistema Africano de derechos humanos. El sistema de las Naciones Unidas no tiene un carácter vinculatorio más que en los casos de la emisión de los Pactos y los Estados que los firman y ratifican. En el Sistema Interamericano se cuenta con un órgano jurídico facultado para la emisión de sentencias, este es la Corte Interamericana de Derechos Humanos y, por ende, en dicho sistema las resoluciones son de carácter vinculante y se insertan dentro de un ordenamiento jurídico reconocido como autoridad. Con la Declaración Universal de los Derechos Humanos avalada en 1948 se comenzó el proceso de sistematización de los derechos humanos, mismo que fue fortalecido por las Convenciones y sus consecuentes Pactos que siguieron a dicha declaración: por un lado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC); ambos promulgados en 1966. Estos dos pactos en conjunto con la Declaración Universal de los Derechos Humanos conforman la Carta Internacional de los Derechos Humanos. 13. T. Navarrete. Et.al. Los derechos humanos al alcance de todos; Diana; (1991).
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2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social”15. De igual manera se encuentra consagrado en el artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que reza: “1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental. 2. Entre las medidas que deberán adoptar los Estados Partes en el Pacto a fin de asegurar la plena efectividad de este derecho, figurarán las necesarias para: a) La reducción de la mortinatalidad y de la mortalidad infantil, y el sano desarrollo de los niños; b) El mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene del trabajo y del medio ambiente; c) La prevención y el tratamiento de las enfermedades epidémicas, endémicas, profesionales y de otra índole, y la lucha contra ellas; d) La creación de condiciones que aseguren a todos asistencia médica y servicios médicos en caso de enfermedad.”16 También se encuentra de forma explícita en los artículos, 17, 19 fracción 1 y 24 de la Convención sobre los Derechos del Niño; en el artículo 12 de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Ahora bien, en cuanto al sistema Interamericano de Derechos Humanos, el derecho a la protección de la salud se encuentra manifiesto en el artículo 11 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del hombre: “Artículo XI. Derecho a la preservación de la salud y al bienestar. Derecho a la educación Toda persona tiene derecho a que su salud sea preservada por medidas sanitarias y sociales, relativas a la alimentación, el vestido, la vivienda y la asistencia médica, correspondientes al nivel que permitan los recursos públicos y los de la comunidad. Asimismo tiene el derecho de que, mediante esa educación, se le capacite para lograr una digna subsistencia, en mejoramiento del nivel de vida y para ser útil a la sociedad El derecho de educación comprende el de igualdad de oportunidades en todos los casos, de acuerdo con las dotes naturales, los méritos y el deseo de aprovechar los recursos que puedan proporcionar la comunidad y el Estado. Toda persona tiene derecho a recibir gratuitamente la educación primaria, por lo menos”17. También se encuentra consagrado en el artículo 10 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José) en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador); así mismo en los artículos 3 fracción 2.a y 2.b de la Convención Americana para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra las personas con discapacidad y en el artículo 4.b de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (Convención de Belem do Para).
Como se observa, el derecho a la protección de la salud se encuentra regulado por diversos organismos y legislaciones, sin embargo se detectan problemas en su cumplimiento, es por esto que es preciso ir a la raíz del problema, es decir, a los actor es que, directa o indirectamente, favorecen u obstaculizan dicha regulación. Para ello es necesario analizar lo concerniente a la atención médica y sus actividades para entender los derechos que se ven comprometidos en cada una de ellas y, así poder acercarnos al problema del descuido a la protección de la salud. En México, la atención médica se define como “conjunto de servicios que se proporciona al individuo con el fin de promover, proteger y restaurar la salud”18 y sus actividades son preventivas, curativas, de rehabilitación y paliativas. Así en las actividades preventivas algunas de las problemáticas involucradas son la aceptación de recomendaciones médicas hacia los pacientes y su consecuente cambio de estilo de vida, aceptación o rechazo de tratamiento preventivos tales como la vacunación y el consentimiento para protocolos de investigación y/o experimentación. Respecto de las actividades curativas se presentan los riesgos de imprudencia, negligencia e impericia; en las actividades de rehabilitación los problemas de imprudencia, negligencia, impericia y consentimiento informado y por último en las actividades paliativas la distinción entre medios ordinarios y medios extraordinarios y el término de la vida humana. Por su parte, éstas problemáticas implican el respeto o la violación de ciertos derechos humanos tales como la vida, la libertad, la dignidad, la igualdad, la vida privada, la libertad de planificación familiar y el derecho al progreso científico y tecnológico, por mencionar algunos. La bioética ha trabajado a la par de los organismos internacionales y regionales de protección a los derechos humanos y fruto de ello han sido algunos fundamentos jurídicos que se han emitido como recomendaciones, entre ellos destacan el Código de Nüremberg (emitido a partir del término de la Segunda Guerra Mundial e incluso antes del surgimiento de la bioética como ciencia en 1947), la Declaración Universal sobre el genoma humano y los derechos humanos en 1998, la Declaración universal de los derechos humanos de las generaciones futuras en 1997, la Declaración internacional sobre datos genéticos humanos en el año 2003, la Declaración universal sobre bioética y derechos humanos en el 2005 así como las guías para la conformación de comités de Ética en la investigación y de Comités de bioética y de Seguridad elaboradas por la UNESCO en el año 2005 y 2007. No obstante la promulgación de éstos documentos, la práctica médica sigue comportando riesgos para la protección de la salud de los individuos y éstos, a su vez, comportan implicaciones ética serias en el cuidado de la vida y, atendiendo a lo mencionado en párrafos anteriores, hasta que el derecho a la salud no se cumpla por completo, tampoco se entraña protegiendo la vida humana y, por ende, tampoco se protegerán los derechos humanos por los que la Bioética tiene el reto de seguir generando recomendaciones y/o documentos que permitan una mayor atención y cobertura al derecho humano a la salud como fundamental para el desarrollo de todos los demás derechos. Así los derechos humanos constituyen una fuente de inspiración para el estudio, actualidad y
aplicación de la bioética, y por ello, constituyen un binomio indisoluble que garantiza el más alto respeto a la persona humana. 2.2 Migración Uno de los grandes retos que enfrentamos en este siglo es la migración19, las grandes movilizaciones humanas sea por causas naturales en cuyo caso quienes las realizan se denominarían desplazados o refugiados o bien por motivos personales que tienen que ver con la búsqueda de mejores condiciones de vida20. El sueño humano de paz se torna tierra de nadie donde los peligros amenazan con destruirlo. Para efectos de este artículo, abordaré únicamente el problema de la migración desde los migrantes, es decir, desde quienes han decidido salir de su país, aunque éste no se encuentre en condiciones apremiantes de inseguridad, e ir en búsqueda de un horizonte nuevo donde pueda ver cumplidos sus anhelos. Algunos países como México21 y gran parte de los países de Latinoamérica viven hoy en día una situación de pobreza extrema. Esto trae como consecuencia pocas o nulas oportunidades laborales y una baja considerable en los sueldos y manos de obra rural y urbana; a esto se suman las deficiencias en programas de educación media y superior dejando a los y las jóvenes sin preparación académica para poder si quiera intentar conseguir un empleo en las grandes ciudades. Ante esto, la migración, generalmente del sur al norte22 se convierte en una posibilidad vislumbrada por varios. Al hablar de migración es preciso aclarar que existen dos tipos de migración: la legal realizada por muchos jóvenes que después de haber terminado su licenciatura deciden cursar una maestría fuera del país23 o bien conseguir un trabajo en el extranjero donde su sueldo sea mayor al que les es ofrecido por las escasas plazas laborales que aseguran algunas empresas nacionales e internacionales. Esta migración se lleva a cabo con los correspondientes papeles y permisos y, generalmente termina en una migración completa de toda la familia24. Una segunda clasificación de la migración es la ilegal25, desafortunadamente la más conocida tanto por el número de personas que la practican como por los riesgos y decesos que provoca y seguirá provocando. Diferentes son las causas por las que las personas emigran26 –migración voluntaria- la principal es la falta de oportunidades de trabajo tanto en las zonas urbanas como en las zonas rurales y en el caso de que se consiga una oferta los bajos sueldos animan a soñar con otros países y abandonar lo que se ha conseguido. Hay quienes emigran también por tradiciones familiares, sobre todo, los varones que terminan la tele secundaria y no pueden seguir sus estudios en una preparatoria se encuentran ante la opción incuestionable de seguir los pasos de su padre o de su abuelo para así, seguir asegurando el bienestar familiar. Por último existe la condición humana del orgullo que determina el migrar como un estatus de jerarquía frente a la comunidad: migrar les da autoridad y demuestra su poder frente a aquellos que no pueden o no se atreven. Pero la migración es un problema que no sólo trae consecuencias a corto plazo como las descritas en páginas anteriores; también conlleva hechos a largo plazo que son igualmente perjudiciales para los y la emigrantes, sus familias y para el país entero. Una consecuencia directa es el
14. Es preciso distinguir dos niveles en el ser humano: el nivel ontológico, propio de su esencia de ser humano y que es inalterable siempre y de forma continua lo largo del tiempo de existencia de la persona y que, para el tema que nos compete, es el nivel donde se encuentra su dignidad que, as vez, es la base sobre la que se asientan los derechos humanos o el tronco de donde se ramifican los mismos, en sus actuales cuatro generaciones. Por otro lado, está el nivel axiológico que es el nivel de las acciones de los seres humanos, es decir, es el nivel en donde se les imprime valor a los actos humanos y éstos sí pueden modificar según la conducta o la circunstancia del individuo y pueden ser catalogados, además, como buenos o malos. Ahora bien, si partimos de la base de que en el nivel ontológico es donde se encuentra la dignidad de la persona humana y que éste nivel es inalterable siempre y en todo momento, entonces la dignidad de la persona será inalterable de igual modo, siempre y en todo momento. Así, todo aquello que emane de ésta, a saber los derechos humanos y el respeto por éstos, será igualmente inalterable. Por ello, ni si quiera ante la suspensión de las garantías individuales, los derechos humanos se pierden por lo que su exigencia sigue siendo vigente durante todo el tiempo de vida de la persona. 15. <http://www.un.org/es/documents/ udhr/> Fecha de última consulta: 3 de abril del 2013. 16.<http://www.cinu.org.mx/onu/ documentos/pidesc.htm> Fecha de última consulta: 3 de abril del 2013. 17. http://www.acnur.org/t3/fileadmin/ scripts/doc.php?file=biblioteca/ pdf/0025 Fecha de última consulta: 3 de abril del 2013. 18. Artículo 33 de la Ley General de Salud de los Estados Unidos Mexicanos. 19. Así lo han afirmado los expertos en migración C. Stephen y M. J. Miller en su obra La era de la migración. Movimientos internacionales de población en el mundo entero; Porrúa, (2004). 20. Cfr. C. Palencia Escalante. Perspectiva y prospectiva de la migración internacional. Instituto de investigación social Lucas Alamán; (2009). P. 22. 21. México se ha posicionado como el principal país receptor de remesas familiares de América Latina. Cfr. R. Delgado. Nuevas tendencias y desafíos de la migración internacional. Porrúa; (2004). P. 5. 22. Cfr. C. Smith. “la frontera norte: una tierra de nadie para los derechos humanos”. En C. Palencia. Op. Cit. P. 109. 23. Generalmente países que ejercen gran atracción como es el caso, para México, de estados Unidos. Cfr. Causas, efectos y consecuencias del fenómeno migratorio y la protección de los derechos humanos. Comisión Nacional de los Derechos Humanos (2006). P. 6. 24. C. Palencia. Op. Cit. P. 35, 36. 25. Idem.
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26. B. Keeley. International migration. OECD (2009) 27. Al respecto de sugiere la lectura de K. Nurse. “VIH/SIDA: la migración y la seguridad humana en el Caribe” en Causas, efectos y consecuencias… Op. Cit. Pps. 8792. 28. Cfr. M. A. Castillo. Et. al. Migración y Fronteras. El Colegio de la Frontera NorteAsociación latinoamericana de Sociología -El colegio de México; (1998). Pps. 86101. 29. Muchos de los migrantes que llegan a una ciudad nueva para ellos se enfrentan a la barrera del lenguaje y al choque cultural como dos focos de desaliento que pudieran desembocar en fuertes padecimientos emocionales para ellos. Aunado a esto, vivir en la clandestinidad por miedo a la deportación y, en ocasiones, vivir hacinados en un cuarto de una vivienda sin poder salir ni tener derecho al esparcimiento como derecho humano fundamental provoca diversas enfermedades físicas y psicológicas en los migrantes por los que debe entenderse que el riesgo de la migración no radica únicamente en el trayecto que recorren que ciertamente no esta exento de peligros sino también en su eventual llegada al destino deseado que no brinda condiciones saludables para su desarrollo personal. Cfr. C. Stephen. M. Miller. La era de la migración. Porrúa; (2004). Pps. 261-265. 30. http://www.who.int/mediacentre/ factsheets/fs326/es/ Fecha de última consulta: 4 de abril del 2013. 31. Ponte, Carlos. Conceptos fundamentales de la salud a través de su historia reciente. En: <http://www.fedicaria.org/miembros/ fedAsturias/Apartado_7/ CONCEPTOS_FUNDAMENTALES_SALUD_ HISTORIA_PONTE.pdf> Fecha de última consulta: 4 de abril del 2013. P. 1 32. Ibid. P. 2 33. H. Sigerist. Medicine and Human Welfare. New Haven: Yale University Press; (1941). Tomado del documento “Protección de la salud de las Américas”. Organización Panamericana de la Salud, 2001. El documento se puede encontrar en el sitio: < http://www.paho.org/ spanish/d/DO302_TOC.pdf> Fecha de última consulta: 4 de abril del 2013.
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a que el hombre al ser el que mayormente emigra comienza a vivir una vida sexual activa y promiscua ahí y al regresar a su tierra de origen no guarda las precauciones ni medidas de seguridad necesarias y mantiene relaciones con su esposa (o concubina) contagiándola con enfermedades cuya gravedad va de las más leves hasta las incurables como el VIH; aunado a esto se suma la poca educación sexual que se proporciona en esas zonas y el machismo que forma parte algunas culturas. Viven al amparo de sus abuelos o únicamente de su madre; de hecho, existen comunidades conformadas únicamente por mujeres dado que los hombres desde que terminan la educación media se ven forzados a emigrar porque así lo hicieron su papá, su abuelo, sus tíos o sus amigos, de esta manera se queda la mujer sola con sus hijas siendo nuevamente confinada a las labores hogareñas. Las mujeres no sueñan, no mejoran, no salen de sus pueblos o ranchos y por lo mismo sus vidas se reducen a estar siempre en el mismo lugar y creerse inferiores que sus hermanos o padres fomentando así el machismo en su más puro sentido. Igualmente resulta el saldo emocional que deja a su paso quien decide emigrar; hablo de quienes una vez del otro lado se olvidan de quienes dejaron aquí: hijos que se olvidan de sus padres, padres que se olvidan de sus hijos o esposos que se olvidan de sus esposas, sumiendo a sus familiares en la eterna melancolía de no volver a saber más de ellos ni si quiera si están vivos o muertos. También resulta penoso el caso de quienes tratando de cruzar la frontera mueren o de quienes estando allá caen lesionados en alguna obra o trabajo y al no tener seguro no son correctamente atendidos y fallecen. La melancolía persiste y el olvido nunca llega dejando que el recuerdo se apodere de familias enteras por años por venir; la tristeza es otra consecuencia de la migración. Como se ha advertido en párrafos anteriores, nuestro siglo es el siglo de los movimientos migratorios y valdría la pena preguntarnos, desde la Bioética de la esperanza propuesta a lo largo de estas páginas ¿qué está en nuestras manos para evitar este factor que nos trae consecuencias tan devastadoras para nuestra humanidad? La atención a migrantes puesta en práctica y ejercida con gran éxito por algunos grupos religiosos o laicos proporciona alivio y consuelo para los individuos en tránsito, la ayuda médica, nutricional pero sobre todo emocional o afectiva que se les brinda les permite seguir su ruta y conseguir su ideal y en algunos casos incluso, logra incidir para que regresen a sus hogares; sin embargo el problema seguirá rondando mientras el uso de la tecnología no se concilie con la mano humana y ahí es donde la bioética tiene su lugar. Como se enconaba en el apartado de las perspectivas de la bioética en este artículo, la introducción de la tecnología en el campo de la salud y, de las ciencias de la vida en general también puede ser positivo si se le da un uso adecuado. La agricultura, principal medio de subsistencia de las zonas rurales de los países puede verse altamente mejorada y los productos mejor vendidos si la técnica le favorece con usos adecuados así, los campesinos trabajaran mejor la tierra que, a su vez, dará mejores frutos y que, al tiempo, serán vendidos a mejor precio en el mercado global. El cuidado del agua que provo-
ca sequías importantes en el campo puede ser igualmente fortalecido por el uso de la tecnología y propiciar una mejor calidad de vida en el campo. La tarea de la reflexión bioética en este tema tiene que ver, por un lado con la atención integral a los migrantes y lograr el respeto a la atención de su salud aún cuando no sean ciudadanos oficiales del país a donde han emigrado, es decir, velar por el cuidado y protección de la salud y de la vida de los migrantes durante y después del proceso de tránsito y reubicación. Así será preciso crear políticas públicas que proporcionen condiciones saludables e higiénicas al arribo de los migrantes a las grandes urbes29. Por el otro lado, la tarea de la Bioética debe velar por mejorar las condiciones que llevan a una migración ilegal y creando proyectos que estén enfocados más a la prevención que a la atención de los problemas; así la bioética estará velando por los intereses de todos los ciudadanos y mejorando las condiciones de vida de los mismos. En este aspecto, la tarea de la bioética es, esencialmente, prospectiva. 2.3 Pobreza Para abordar este subtema resulta necesario establecer un nexo con la salud del individuo en tanto que lo que se plantea será que la pobreza limita el acceso a los servicios de salud y, por ende, contribuye al detrimento en la misma; no obstante esta primera tesis hay otras posturas que afirman que la salud es un factor aislado del entorno en donde la persona se inserta y que, por lo mismo, la pobreza le es ajena. Así, a continuación mencionaré brevemente las concepciones de la salud que se han dado históricamente para sustentar mi postura inicial en este apartado, a saber que la salud resulta de las condiciones y el entorno en que viven los individuos y, en consecuencia, si el entorno es de pobreza y miseria, la primera se verá alterada y disminuida. Existen dos maneras de entender la salud, a saber, la de corte social que toma en cuenta los factores que rodean al individuo como determinantes que afectan directamente a su estado de bienestar y la segunda que la considera de manera aislada y que la hace depender únicamente del sujeto y su historia clínica De cada una se derivan resultados diferentes y según la concepción que se tenga, las acciones que se encaminarán en distintas direcciones. La primera concepción de la salud, en términos genéricos, es la propuesta por la Organización Mundial de la Salud: “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”30. Esta manera de concebir la salud permite entender los procesos de enfermedad en relación estrecha con la ruptura, desequilibrio o ausencia completa de condiciones sociales tales como la economía, la alimentación, la vivienda, etc. Así, para prevenirlos, atenderlos o repararlos se requieren acciones conjuntas que atiendan a necesidades complejas ya que el origen de las afecciones es igualmente complejo. La segunda concepción de la salud, la entiende forma aislada, es decir, como únicamente dependiente de la genética del individuo y en proporción directa a sus posibilidades de adquisición para la compra de artículos y productos que le permitan una mejora continua en su estado físico. Esta postura sostiene una neutralidad con respecto a los factores que rodean al individuo como determi-
nantes en su proceso de conservación o restauración de la salud. Las consecuencias de una o de otra concepción son radicalmente distintas: en la primera el individuo participa directamente de su propio bienestar y toma decisiones respecto de su entorno proponiendo mejoras en las políticas públicas y amplía con ello su participación ciudadana en la toma de decisiones de su propia región o país. En cambio, en la segunda postura, el individuo queda sujeto a la autoridad del mercado global y del liberalismo económico y hace depender su salud de los expertos, es decir, se pone a total disposición de médicos, farmacéuticas y tecnologías de punta. En términos del Dr. Ponte, este segundo modelo: “Secuestra al sujeto que pierde autonomía de su propia salud y transfiere todo el protagonismo a las elites profesionales y a la alta tecnología”31. Los antecedentes que dieron lugar a una concepción de la salud enmarcada en entorno social del individuo van desde las condiciones presentadas por los obreros industriales en la Europa del Siglo XVIII y por los obreros textiles en el Siglo XIX. Las excesivas jornadas de trabajo, las pocas condiciones higiénicas de las fábricas, los gases desprendidos de las maquinarias así como las paupérrimas condiciones de vida de los obreros causaban altos índices de mortalidad en este grupo poblacional. Así, algunos médicos como Thomas McKeown comprobaron que, mejorando las condiciones sociales y sanitarias en los entornos de trabajo y vivienda, se reducían significativamente las enfermedades infecciosas.32 Con ello empezaba a quedar en evidencia que la restauración de la salud no estaba tano en relación con los tratamientos y las intervenciones médicas como con el mejoramiento de los entornos sociales y las condiciones higiénicas de la población. En 1946 Henry Sigerist propuso el término “promoción de la salud” dándole a ésta un enfoque específicamente social: “Una persona sana es un ser humano con un buen equilibrio corporal y mental y bien adaptado a su medio físico y social. Ejerce pleno control de sus facultades físicas y mentales, puede adaptarse a los cambios ambientales siempre y cuando no sobrepasen los límites normales, y contribuye al bienestar de la sociedad en la medida de sus posibilidades. Por lo tanto, la salud no es sencillamente la ausencia de enfermedad; es algo positivo, una actitud alegre hacia la vida y la aceptación entusiasta de las responsabilidades que la vida impone a la persona”33. Con esto, la salud cobra dimensiones importantes al tocar ejes sociales tales como la economía, la política, la administración y el gobierno, etc. Esta importancia fue puesta en el relieve mundial con la celebración del congreso organizado por la Organización de las Naciones Unidas mediante sus dos dependencias: la Organización Mundial de la Salud y la UNICEF en Alma Ata en 1978 en donde la salud se elevó a rango de derecho humano y se consolidó la participación colectiva y la responsabilidad gubernamental como arneses para la promoción de la salud34. En 1986 los esfuerzos continuaron resaltando la determinante social de la salud con la Primera Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud y su documento central, Carta de Ottawa35. En dicho documento es de
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notar la importancia conferida al diseño e implementación de políticas públicas enfocadas al desarrollo social para lograr la salud universal. No obstante la lucha de ambos documentos y el empuje social que provocaron, las posturas contrarias pronto se dejaron sonar con la intención de devolver el empoderamiento médico a los profesionales del área mediante el consumo de los productos –fármacos- que permiten la cura de diversas enfermedades; es decir, el discurso pasó de lo social a los individual, de lo público a lo privado y la salud dejó entonces de concebirse como el resultado de la armonía de diversos factores y se concibió como el resultado directo del mercado global de productos de higiene y salud. La ideología neoliberal permeó los foros donde la salud se discutía como un derecho y generó el cambio de ésta a una mercancía sólo accesible para algunos. Prueba de lo anterior es el documento final del Banco Mundial denominado “Investing in Health”36 generado en 1993 en donde se parte de la premisa infundada de que la salud más que ser un asunto de carácter público lo es de carácter privado y, por ende, la práctica médica debe privatizarse al igual que las acciones, productos y tratamientos que la fortalezcan. El documento en cuestión parte de la base de que la salud, al ser privada, deberá ser ejercida por el Estado sólo cuando los particulares no puedan resolver los problemas y, además, los servicios de salud públicos son, en su mayoría, ineficientes e inequitativos y si a esto se le aumenta que los recursos sanitarios en la esfera de lo público son escasos37, entonces la salud pública se vuelve una utopía dejando abandonados a los individuos al acceso limitado y no siempre garantizado a las prácticas privadas que mercantilizan sus servicios a los costos sociales de la globalización y la posmodernidad. El Banco Mundial, al proponer esta privatización de la medicina propone a tres actores fundamentales para que se desarrolle la salud, a saber, los individuos y sus familias al momento que adoptan estilos de vida saludables y se hagan cargo de sus propios procesos de promoción y restauración de la salud, los organismos no gubernamentales que prestan servicios a quienes no pueden acceder a los privados y, finalmente, los actores privados que se cotizan en el mercado. Proponer que la salud es un asunto de carácter privado implica necesariamente asumir la pobreza general del Estado que no puede hacerse cargo de asegurarles a los ciudadanos la protección de un derecho natural como lo es el cuidado de su vida y de su estado. Así, el Banco Mundial parte de la premisa implícita que firma la pobreza del Estado sin analizar la destinación de recursos con cautela38. El Banco Mundial debería de analizar a mayor profundidad el destino del gasto público y no por hecho que no existe economía interna que soporte el ejercicio más básico de protección a los ciudadanos. Lo más importante de la propuesta del Banco Mundial es que da pie para pensar a la salud de forma neutra, es decir, para pasar de un esquema basado en el entorno social como factor determinante para la conservación y el cuidado de la salud, a uno fundamentado en el cuidado individual y en las posibilidades individuales de acceso a los servicios privados de salud. En este esquema, se olvida que los factores tales como la pobreza y las condiciones higiénicas del entorno so-
cial son determinantes para la salud. Con lo anterior, el esquema plantea por el Banco Mundial oferta productos como mercancías únicamente asequibles para quienes tienen los recursos económicos que les permitan acercarse a ellos. De esta manera, recursos para la salud tales como vacunas, medicamentos, tratamientos, consultas médicas, seguros de gastos médicos y servicios de urgencia quedan a consideración de los individuos que puedan adquirirlos y dejan entonces de constituirse como bienes fundamentales que derivan del derecho a la salud como garantía personal. Si los servicios para atender la salud, conservarla o promocionarla están sujetos a las leyes del mercado, entonces la pobreza que impide adquirirlos estará en relación directa con el detrimento en la atención, conservación o promoción de la salud. Así lo afirma Adam Wagstaff: “La pobreza y la mala salud son fenómenos interrelacionados. Los países pobres tienden a presentar peores resultados sanitarios que los más pudientes, y dentro de cada país las personas pobres tienen más problemas de salud que las acomodadas. […] la pobreza genera mala salud, y la mala salud hace que los pobres sigan siendo pobres”39. Por su parte los fondos públicos, no se aplican en beneficio de las poblaciones más vulnerables que no pueden acceder, por sí mismos, a los recursos sanitarios; los programas sociales que combaten la pobreza quedan mermados cuando aparecen, delante de la mirada internacional otras problemáticas tales como el pago y financiamiento de las deudas externas e internas; así queda fuera del presupuesto la cobertura de la salud de los ciudadanos y la lucha contra pobreza que la pone en riesgo40. A continuación se mencionarán algunos ejemplos de productos y servicios que se insertan dentro de la dinámica económica y afectan, por ende, su adquisición universal. VACUNAS: al ser un modo de prevención de enfermedades, las vacunas al quedar sujetas al poder adquisitivo de los individuos, la prevención de padecimientos también quedará igualmente sujeta a la adquisición de las mismas; así, en los países donde no se tienen los recursos para que la población obtenga vacunas, la misma estará más propensa a ciertos padecimientos de otra forma prevenibles con las mismas. Un caso emblemático es el del brote de la poliomelitis en África y Oriente Medio por falta de vacunas41. Algunos esfuerzos internacionales han promovido la impartición de vacunas mejorando con ello la posibilidad de enfermedades que, de otro modo, serían mortales42; no obstante, este rubro sigue siendo una agenda pendiente en algunos países con el mayor índice de pobreza. NUTRICIÓN: si bien las tecnologías agrícolas han ido mejorando, el siglo XXI se ha caracterizado por la escasa aplicación de éstas en beneficio de la lucha contra la pobreza y su aliado, el hambre. La desnutrición es un serio problema que se enfrenta en algunas regiones del mundo. Según la FAO, hasta el año 2012 la cifra era de 868 millones de personas que padecen subnutrición crónica localizándose la mayoría en zonas de Asia, África y algunas regiones de América del Sur43. La subnutrición provoca diversas enfermedades y deterioro en la salud por lo que situarla dentro de los bienes que dependen del poder adquisitivo, de las leyes del mercado y de los intereses de las industrias es atentar directamente contra la vida y la
salud de los individuos. MEDICAMENTOS: detrás de los sistemas de salud de los países se encuentran los distintos intereses económicos de las industrias farmacéuticas que juegan con los precios de los medicamentos según sus respectivas competencias. De esta manera, la competencia entre patentes resulta ser el generador de la oferta y no así el genuino interés de generar productos que ayuden a estabilizar la salud de los individuos. Al respecto, es interesante la aseveración de quien obtuviera en el año 2006 el premio Conferencia Hugh Rodman Leavell, Paulo Marchiori Buss: “En la medida en que los intereses del comercio y de la ganancia superan los intereses de la salud de los más pobres y la gobernanza global, y los Estados nacionales no encuentran soluciones para la cuestión de acceso a tales insumos, puedo afirmar que vivimos en tiempos de barbarie global”44. No obstante el análisis de las variantes anteriores, el que estén sujetas al mercado no parece ser el problema principal sino que están ligadas a factores que generan desigualdades que afectan a quienes se encuentran más vulnerables dados sus ingresos tan reducidos. Así, según Wagstaff45 existen tres tipos de terminantes en los resultados sanitarios, a saber: 1.- Los relacionados con las familias y las comunidades dentro de los que se encuentran: uso de servicios sanitarios, prácticas dietéticas, sanitaras y sexuales, estilo de vida, etc. Así como normas culturales, instituciones comunitarias, capital social, medio ambiente e infraestructura. 2.- Los relacionados con el sistema de salud y otros sectores. Dentro de los relacionados con la provisión de servicios sanitarios están la disponibilidad46 y accesibilidad47, precio y calidad, dentro de los relacionados con la financiación de la salud están el aseguramiento, financiación y cobertura pública y privada y dentro de los sectores relacionados con los dos anteriores se encuentran la disponibilidad y accesibilidad, precio y calidad de alimentos, energía, carreteras, agua y saneamiento48. De lo anterior se desprende entonces que tanto los factores endógenos (familiares y comunitarios) como los exógenos (servicios y políticas públicas) son determinantes en las desigualdades en salud. Factores tales como los ingresos en una familia pueden mejorar prácticas dietéticas e incluso higiénicas dentro de los integrantes de una familia, de igual manera en nivel de alfabetización y el empoderamiento de las mujeres en la toma de decisiones de las prácticas del hogar son decisivos para el mejoramiento de la salud de los sujetos49. Se observa, con lo anterior que el problema de la salud es un problema que requiere un abordaje multidimensional pues en él confluyen factores que rodean a la enfermedad y la convierten en un prisma de muchos ángulos. Hasta aquí se ha seguido la línea que defiende que uno de los factores más primordiales en la mejora de la salud de los individuos es la lucha contra la pobreza pues ésta origina situaciones que afectan la accesibilidad a los servicios sanitarios así como genera condiciones directamente relacionadas con el deterioro en e estado de bienestar tanto de individuos como de grupos; sin embargo, hablar de pobreza es igualmente ambigüo; por esta razón, a continuación se ahondará en dicho concepto para determinar su influencia sobre la salud.
33. H. Sigerist. Medicine and Human Welfare. New Haven: Yale University Press; (1941). Tomado del documento “Protección de la salud de las Américas”. Organización Panamericana de la Salud, 2001. El documento se puede encontrar en el sitio: < http:// www.paho.org/spanish/d/ DO302_TOC.pdf> Fecha de última consulta: 4 de abril del 2013. 34. Para una consulta más detallada de dicha declaración, ésta se encuentra en el sitio: http://www.paho.org/spanish/dd/pin/ alma-ata_declaracion.htm Fecha de última consulta: 6 de abril del 2013. 35. El documento completo se puede consultar en: < http://www.paho.org/ spanish/hpp/ottawachartersp.pdf> Fecha de última consulta: 5 de abril del 2013. 36. El texto completo se puede consultar en: http://wdronline.worldbank.org// worldbank/a/c.html/ world_development_report_1993/ abstract/WB.0-1952-0890-0.abstract1 Fecha de última consulta: 5 de abril del 2013. 37. Cfr. A.C. Laurell. “La salud: de derecho social a mercancía”. En la revista Nuevas tendencias y alternativas en el sector salud. Fundación Friedrich Ebert. En: http:// www.javeriana.edu.co/Facultades/ C_Sociales/Profesores/jramirez/PDF/ laurell-saludymercancia.pdf Fecha de última consulta: 5 de abril del 2013. 38. Por ejemplo, en algunos países como México, el presupuesto público no es el problema sino que lo es el hecho de que éste se encuentre conservado en un sector de la población muy reducido. 39. A. Wagstaff. “Pobreza y desigualdades en el sector salud” en Revista Panamericana de salud pública. 11 (5/6), (2002). P. 316. 40. P. Marchiori Buss. “Globalización, pobreza y salud” en la revista Salud Colectiva. Año/Vol. 2, número 003; Universidad Nacional de Lanús; (2006). P. 283. 41. Ibid. P. Marchiori Buss. P. 288. 42. Algunos ejemplos de estas acciones son los realizados por The Global Alliance for Vaccines and Immunization (GAVI). Dicha Alianza está conformada por el Banco Mundial, la OMS, la UNICEF y fundaciones privadas y destina inmunización básica en países con un PIB menor a 1000 dólares. Hasta Septiembre del 2012 este programa ha prevenido 5.5 millones de muertes. Para ver los reportes completos del programa se sugiere el sitio: http:// www.gavialliance.org> Fecha de última consulta: 5 de abril del 2013. 43. Consulta realizada en: < http:// www.fao.org/hunger/hunger-home/es/ > Fecha de última consulta: 5 de abril del 2013. 44. Ibid. P. Marchiori, Buss. P. 290. 45. Ibid. A. Wagstaff. P. 317. 46. Se entiende por disponibilidad los siguientes factores: de agua potable y servicios de saneamiento, de personal médico capacitado, de medicamentos considerados como esenciales por la OMS, de alimentos nutritivos y de vivienda adecuada. Cfr. ONU/OMS. Derechos Humanos, salud y estrategias de reducción de la pobreza. Ginebra: OMS, 2009. P. 29. 47- Se entiende por accesibilidad lo siguiente: si el acceso a los servicios, bienes y establecimientos está asegurado sin discriminación alguna, si los establecimientos están situados al alcance geográfico de los usuarios, si son asequibles para todos en términos económicos, si la información sobre diagnósticos, pronósticos y tratamientos es fácil de obtener y, de hecho se da. Cfr. Ibid. P. 29. 48. Ibid. A. Wagstaff. P. 318. 49. Ibid. A. Wagstaff. Pps. 319-320.
EL PENSADOR
50. Según la definición de pobreza propuesta por el Banco Mundial. 51. Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. 52. . Sen. Desarrollo y libertad; Planeta; (1999). 53. ONU/OMS. Derechos Humanos, salud y estrategias de reducción de la pobreza. Ginebra: OMS, 2009. P. 8. 54. Cfr. Ibid. P. 30. 55. Ibid. P. 30. 56. J. Moltmann. Teología de la esperanza; Sígueme; (1969).
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Es preciso aclarar el término de pobreza ya que de lo que de él entendamos, la reflexión bioética se encaminará hacia n lado o el otro. Un primer acercamiento a este concepto es el que establece una conexión entre el ingreso y el individuo, así toda persona con un ingreso menor a un dólar veinticinco centavos diarios se considerará que vive en extrema pobreza50. Por su parte la definición más básica del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice que la pobreza es: “falta” o “carencia” y pobre “necesitado, que no tiene lo necesario para vivir”51. Así mientras el primer acercamiento hace hincapié en el factor económico como determinante único de la pobreza, el segundo abre la posibilidad a un acercamiento plural en donde lo necesario para vivir puede ser interpretado en sentidos varios. Amartya Sen, el Premio Nobel de Economía en 1998 dio un panorama más amplio aún sobre la pobreza al relacionarla directamente con las condiciones y capacidades individuales de aprovecharse de las oportunidades que se le presentan52. De esta manera, la pobreza y su lucha dependerán del empoderamiento de los mismos individuos en los procesos circundantes. Ciertamente la noción anterior conlleva el riesgo de que, previo al empoderamiento por parte de las personas, exista, a priori, una inequidad en el acceso a los servicios y oportunidades. Esto sucede con bastante frecuencia entre las poblaciones vulnerables pues el acceso, para el caso que nos compete, a los servicios de salud es limitado, escaso y de poca calidad, así el rol de los individuos en el mejoramiento de su salud queda circunscripto al ambiente donde se encuentra inserto. Si se toma la primer definición de pobreza y se le relaciona con la salud, entonces ésta se limitará al acceso a los servicios de salud, para diagnósticos o tratamientos y a la adquisición de medicamentos y productos sanitarios; sin embargo, como se ha dicho desde el principio, la salud no abarca únicamente la atención de las enfermedades cuando éstas surgen sino también la prevención de las mismas y para ello, la educación, el grado de escolaridad, el ingreso suficiente y la calidad de vida de las comunidades son de gran ayuda en el mantenimiento o mejora de la salud. En el año 2001 el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, considerando lo anterior, acordó que la pobreza era: “una condición humana que se caracteriza por la privación continua o crónica de los recursos, la capacidad, las opciones, la seguridad y el poder necesarios para disfrutar de un nivel de vida adecuado y de otros derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales”53. Es por lo anterior que en ocasiones, los
problemas de salud de los individuos van unidos a la violación de otros derechos que afectan directamente a su estado de salud, como por ejemplo los migrantes que son contratados para realizar labores que conllevan determinados riesgos físicos y que además tienen otras dificultades tales como el idioma, la cultura, la vivienda y la información que los limitan en el acceso a los servicios de salud54. Algunas problemáticas que aumentan la incidencia de violación a los derechos humanos en las comunidades pobres son: la concepción cultural de la mujer que la hace sujeta de ataques, discriminación y violencia, la concepción cultural de la figura de autoridad en el hogar que provoca violencia psicológica, verbal y física, las prácticas culturales nocivas tales como la clitoridectomía que son consideradas ritos de iniciación en algunas comunidades, la falta de acceso a la educación, la insuficiente o nula protección social y la falta de registro de nacimientos y/o documentos de identidad55. Como queda constatado, la pobreza es un factor que está estrechamente ligado a otros que determinan el estado de salud de los individuos por lo que el abordaje que se haga de la misma y las estrategias que se planteen deberán ser multifactoriales y transversales para que ataquen no únicamente la condición económica sino todo lo que rodea a la condición de pobreza. Ésta será pues la tarea principal de la bioética de la esperanza propuesta para el siglo XXI: un enfoque multifactorial de la salud en donde la pobreza ejerce un detrimento fundamental en ésta por lo tanto, las estrategias de mejoramiento deberán ir enfocadas, primer a paliar las condiciones de miseria para después lograr la atención de calidad a la salud de los individuos.
esfuerzos hacia aquello que se considera sagrado: el valor de la vida humana. Frente a esta pregunta no queda sino echar mano de la ciencia que compila el saber y crea una nueva metodología para acercarse a los problemas cotidianos, esta nueva ciencia es la bioética. Más la bioética no deberá resolver los problemas apostando bien a lo que se debe hacer cayendo en un imperativo categórico cumplido a rajatabla sin mayor explicación o bien a lo que se puede hacer reduciendo la conducta humana al abanico de posibilidades que la ciencia y la técnica ofrecen; más bien, la bioética del siglo XXI debe verse y encontrarse cara a cara con el mayor misterio de todos los tiempos: el ser humano y en su carácter misterioso la única opción posible es, como Moisés frente a la zarza ardiente, descalzarse y agradecer. Así, en este descubrimiento o mejor dicho, redescubrimiento de la vida humana como misterio y, por ende, como sagrado la bioética lanza su respuesta frente a la pregunta de la ciencia médica y de la tecnología: el hombre es la esperanza, el hombre es la respuesta y el centro de la reflexión. La bioética de la esperanza es hoy posible porque el siglo XXI ansía un redescubrimiento y éste será la oportunidad para dar esperanza ante las amenazas externas, pues el redescubrimiento del hombre provocará el asombro por la vida y cuando los hombre seamos capaces de asombrarnos nuevamente, recuperaremos el verdadero sentido de la dignidad humana. Existen más retos de los que he planteado en estas páginas y la exhortación es a mirarlos de frente y a reflexionar continuamente sobre ellos porque como dice Alfonso Cuarón en su película “The children of men”: no hay futuro para humanidad que se debate entre el miedo al otro y el aniquilamiento como toda 3. Conclusiones para una Bioética de premisa de relación social. Y hay que añadir: la esperanza somos nosotros. la esperanza Así como Jürgen Moltmann se preguntó si podía haber teología después del Auschwitts56 y propuso entonces la teo- ∎∎∎ logía de la esperanza como alternativa para pensar a dios en el mundo posmoderno, así también la bioética se pregunta hoy si puede haber reflexión ética Ma. Elizabeth de los Rios Uriarte es doctora en filosofía por la Universidad Iberosobre el actuar humano en la posmoder- americana ciudad de México. Maestra en nidad y la respuesta versa sobre lo que Bioética por la Universidad Anáhuac México se ha ido planteando en este artículo, a Norte y licenciada en Filosofía por la Unisaber, la bioética de la esperanza en versidad Iberoamericana de México. Profesora Investigadora de la Facultad de Biodonde la pregunta no es ya qué hacer ética de la Universidad Anáhuac México frente a lo que está hecho sino qué hacer Norte. frente a lo que está por venir sin olvidar que toda reflexión debe estar fundada en el suelo mismo desde donde se erige como posibilidad. El siglo XXI ha arrojado una serie de cuestionamientos que parecen haber desdibujado la frágil línea divisoria entre lo que se debe hacer y lo que se puede hacer y le ha lanzado la pregunta tanto a médicos como a filósofos, abogados y demás especialidades que dirijan sus
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Eugenesia La eugenesia por razones de raza, como aconteció en la Alemania nazi o en los Estados Unidos del primer tercio del siglo XX, no está vigente hoy, por fortuna, en ningún país del mundo. Sin embargo, la legalización del aborto por malformación del feto o la eutanasia de enfermos psíquicos, ha vuelto a colocar la eugenesia en el candelero. La estrategia pasa por converter lo que es eugenesia en “otra cosa”. Después de todo, la práctica eugenésica ha quedado muy deteriorada en la opinión pública tras la experiencia del pasado siglo. Lo cierto es que, por ejemplo, hay países en donde ya es muy difícil hallar por las calles niños con síndrome de Down. Y para una mayoría de esas sociedades, es un asunto sobre el que no merece la pena indagar y mucho menos levantar una bandera reivindicativa. Científicos de la relevancia pública de Hawkings han reivindicado en numerosos actos públicos, la “necesidad” de volver a prácticas eugenésicas a fin de evitar que la raza humana prescinda de cierto tipo de enfermos “cuya presencia es una obscenidad para un mundo desarrollado”.
La eutanasia en el mundo Italia La eutanasia está prohibida, pero la Constitución reconoce el derecho de rechazar cuidados médicos Francia La Lye Leonetti del 22 de
abril de 2005 instauró el derecho a “dejar morir”, sin permitir a los médicos que practiquen la eutanasia. Hollande prometió en su campaña electoral la aprobación de una ley de eutanasia Suiza Un médico puede administrar a un enfermo terminal que “desee morir” una dosis mortal de un medicamento que tomará el propio enfermo. Se obliga a los centros sanitarios públicos a “ofrecer estos servicios sanitarios” a los pacientes. Suiza se ha convertido en destino preferente para pacientes que
van a someterse a la eutanasia Luxemburgo La eutanasia está legalizada desde 2008 pese a la oposición del Gran Duque Bélgica Legalizada la eutanasia para enfermos físicos y psíquicos Holanda Legalizada la eutanasia, que se ha aplicado a menores e incluso bebés ÉLGI Gran Bretaña La eutanasia está prohibida. Desde 2002, la justicia autoriza la interrupción de tratamientos médicos en algunos casos. Alemania y Austria La eutanasia pasiva, como el hecho de desconectar una máquina, no es ilegal si el paciente da su consentimiento. España La eutanasia no está autorizada, pero la ley reconoce el derecho de los enfermos a rechazar cuidados médicos. En las Comunidades Autónomas de Andalucía y Aragón existen leyes que amparan prácticas eutanásicas Portugal La eutanasia y el suicidio asistido están considerados por el código penal como homicidios. Según el nuevo código deontológico de los médicos “la utilización de medios extraordinarios para mantener la vida” puede ser interrumpida en caso de muerte cerebral o a petición del enfermo, pero en ningún caso puede interrumpirse la hidratación y la alimentación administradas artificialmente. Noruega Un médico puede decidir no tratar a un paciente terminal a petición
de éste o, si el enfermo no puede comu -nicarse, a petición de sus familiares. Dinamarca Desde finales de 1992, se puede hacer un “testamento vital” que los médicos deben respetar. Suecia Se autoriza la asistencia médica al suicidio. Hungría y en la República Checa Los enfermos terminales pueden rechazar sus tratamientos. Eslovaquia Si bien “la eutanasia y el suicidio asistido son inaceptables”, el personal médico puede “atenuar el dolor de los enfermos incurables y moribundos (...) y respetar los deseos del paciente de acuerdo con la legislación”. Estados Unidos En Oregón, desde 1997, los médicos pueden allí prescribir drogas a pacientes termi-nales con una expectativa de vida no mayor de seis meses, para que ellos mismos se las administren. En 2008 se aprobó el suicidio asistido en Washington y el mismo año un juez de Montana dictaminó a favor de la libre administración de dosis letales de medicamentos recetados por un médico Australia El Territorio del Norte de Australia legalizó la eutanasia voluntaria Colombia En 1998 el Tribunal Constitucional dictó una sentencia en la que consideraba la eutanasia como un derecho fundamental. El Código Penal aprobado en 2000 mantiene la penalización de la eutanasia
Geografía de la “masacre de los inocentes”
(Datos referidos al 2011)
Una de las primeras cosas que sorprenden cuando echamos un vistazo al “atlas del aborto” es que el color verde (el de los países con legislaciones abortistas) se corres-ponde básicamente con el hemisferio Norte. En muchos casos, además, con países que están a la vanguardia de la denominada “depresión demográ-fica”. No por casualidad, sucede algo parecido con la regulación de los mal llamados “matrimonios” homosexua-les y con la eutanasia. ¿Es la cultura de la muerte, basada en un proyecto de ingeniería social, un fenómeno norte-occidental? Con más propiedad podríamos asegurar que se trata de un fenómeno característico de la “modernidad ilustrada”, de la
que también participaría el régimen comunista chino. Según cálculos imparciales, el número de abortos en las últimas dé-cadas ha superado los astronómicos 1.000 millones en todo el mundo. El equivalente al 16,6% de la población de nuestro planeta. En este sentido, el aborto será el principal responsable de la inversión de la pirámide poblacional que jalonará la segunda mitad del presente siglo. Los efectos globalizadores del aborto traerán consigo (ya sucede en Europa) una profundización en las migraciones del sur del planeta hacia el norte. A su vez, esto provocará no sólo una mayor tensión cultural en las sociedades occidentales, sino sobre
todo un mayor empobrecimiento de todo el sur terrestre. Una superpoblación en el norte frente a una mayor desertización del sur que, como es natural, tendrá un impacto decisivo (mucho más que la emisión de gases) en el ecosistema planetario. Instalados en una sociedad narcotizada por el bienestar material a corto plazo, las sociedades no están calibrando con acierto las consecuencias prácticas, más allá de las morales, de las políticas favorecedoras de la cultura de la muerte. El siglo XXI será, por tanto, un tiempo en el que este debate se verá recrudecido con-forme avancemos en las siguientes décadas. ¿Hasta dónde llegará “la masacre de los inocentes”?
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El divorcio: la orfandad de los niños con “familias ampliadas” La “normalización” de los divorcios es una de las letales consecuencias de la secularización de nuestras sociedades. Algo que afecta también a los “católicos culturales” que se caracterizan, entre otras cosas, por no entender ni querer comprometerse en su total significado con el sacramento del matrimonio. Los Estados, especialmente cuando están en manos de fuerzas progresistas y liberales, se han encaminado a favorecer la reducción de trámites para el divorcio. Frente al principio de prudencia que caracterizó en un primer tiempo las legislaciones divorcistas, ahora parece imponerse la “moda” de facilitar el divorcio, profundizando en su carácter meramente civil-contractual. Así pues no sólo es la denominación como “matrimonio” de las uniones homosexuales la que está desdibujando el concepto de esta institución sacramental. Antes –y con mucha mayor intensidad– lo está haciendo el divorcio. El divorcio se convierte así en la principal fábrica de secularización. Un riesgo del que numerosos tribunales eclesiásticos no parecen darse demasía-da cuenta, a la vista de que reproducen en el ámbito canónico ese vicio de favorecer la nulidad del vínculo. Junto a ello, la proliferación del “matri-
monio civil”, que suplanta el carácter sacramental por el jurídico-positivo, está teniendo el efecto de configurar “familias coyunturales” cuya vigencia temporal en promedio es cada vez menor. Frente a la estabilidad, que favorece la educación equilibrada de los hijos, se impone la conveniencia egoísta de los padres. Una consecuencia más del individualismo que asola nuestras civilizaciones. A su vez, los divorcios contribuyen aún más a exacerbar el carácter individualista de las sociedades. Por otra parte, la coyunturalidad de las relaciones matrimoniales ha conducido a algunos expertos a hablar de un retorno a la poligamia. Si en la antigüedad (y en ciertas civilizaciones como la musulmana) la poligamia es acumulativa, en las sociedades occidentales esta adopta la modalidad más sutil de “poligamia sucesiva”. En septiembre de 2009, ante un grupo de obispos brasileños, el papa Benedicto XVI dijo que “La Iglesia no puede mantenerse indiferente ante las separaciones y los divorcios, que arruinan casas y dañan a los
hijos, que necesitan ser instruidos y educados. El divorcio está minando con la llamada familia ampliada el que muchos niños se sientan huérfanos, no porque se hayan quedado sin padres, sino porque tienen demasiados”. “Sobre esa fragilidad se consuma la tragedia de tantos niños privados del apoyo de los padres y víctimas del malestar social”. La familia tiene su fundamento en el matrimonio y en el plan de Dios para los hombres, pero, como advirtió Benedicto
XVI, en el actual mundo secularizado cada vez se reducen más los matrimonios “y nadie se compromete a vivir sobre premisas tan frágiles e inestables. Esto conduce directamente a un aumento de las uniones de hecho y el incremento de los divorcios”. Un hecho sangrante que se produce, como ya hemos dicho, porque “hay fuerzas que lo hacen a posta para demoler la cuna natural de la vida humana”, vinculando de ese modo el divorcio a la cultura de la muerte.
La desnaturalización premeditada del concepto de “matrimonio” Es el segundo ataque más importante que recibe la institución del matrimonio, tras el divorcio. Pero, en este caso, con menos disimulo. Los promotores apenas disimulan la intención: vaciar de contenido el concepto (que ellos llaman “tradicional”) del matrimonio. Esta idea viene abalada, además, por el hecho indiscutible de que no existen razones jurídicas en absoluto para justificar este tipo de legislación, que quedarían perfectamente cubiertas con la institución de la “unión civil” como sucede en países tan liberales como Francia, Alemania o Reino Unido. La izquierda, desde los conocidos trabajos de Engels sobre la familia, se ha mostrado siempre muy crítica con el valor de la familia y en particular del matrimonio. Una tesis a la que se ha apuntado el feminismo radical, que considera el “matrimonio tradicional” como un sistema opresivo contra las mujeres. A pesar de que no han sido pocos los críticos que han mostrado la inconveniencia de denominar “matrimonio” a una unión de dos personas que, por ser del mismo sexo, no pueden conceptualmente ser denominado como tal (la raíz etimológica de matrimonio procede de mater, madre en latín), las tesis progresistas se están imponiendo en no pocos países occidentales y de América Latina. La actitud consecuente y racional de la Iglesia ha sido aprovechada por las corrientes laicistas de estos paí-
ses para desatar campañas de desprestigio en la opinión pública, acusando a los católicos de “retrógra– dos”, “homófobos” y “arcaicos”. La manipulación de los mensajes y el apoyo casi unánime de los medios de comunicación de estos países, ha suscitado un apoyo popular a estas medidas legislativas de ingeniería social sin importar, aparentemente, la trascendencia futura que pudiera tener para el ser humano. A diferencia de lo que sucede con el aborto o con la eutanasia, este es un fenómeno que progresivamente ha ido pasando de ser predominantemente del hemisferio norte, a trasladarse peligrosamente al sur, especi al m ent e e n p aí s e s ib ero americanos gobernados por la izquierda de corte populista, como sucede con Argentina o el Uruguay.
Adopciones por parejas homosexuales
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LA FAMILIA Entre lo natural y la ingeniería social E Por: Juan Ignacio Grande y Miguel Ángel Herrera
l punto de partida ha de ser el reconocimiento de una evidencia: el hombre es un ser libre y racional y, como tal, es el único ser que puede ir en contra de su misma razón y de su propia libertad. Tiene capacidad para perfeccionarse y poder para destruirse, a él y al resto de la creación. Con nuestra razón hemos de descubrir las normas de conducta que mejor se adaptan a nuestra forma de ser, a nuestra naturaleza, y, con nuestra libertad, las
ponemos en práctica. Los ordenadores están predeterminados, funcionan de acuerdo a los protocolos (programas) que les han sido instalados. Algo análogo ocurre con los animales, no pueden escapar libremente a lo que le fijan sus instintos. La corrupción de un programa de ordenador o la conducta extraña de un animal obedecen a la misma causa: una patología que debería de ser corregida. Por otra parte, la naturaleza humana deja un margen amplio a la capacidad de au-
todeterminación del hombre. Dentro de unos principios fundamentales que se han de descubrir, las cosas se pueden hacer de una u otra forma. Las culturas tienen un papel fundamental en el enfoque que se da a nuestra existencia. Pero las culturas, para ser tales, no pueden ser arbitrarias, tienen que ser fruto de una razón que busca la verdad. Pero, ¿qué es la verdad? Es trágico recordar que esa pregunta fue hecha por alguien que no supo reconocer que la tenía delante, porque esa verdad no era
útil para el momento. Las culturas son distintas formas de acercarse a la verdad, pero no todas esas formas son igual de válidas, existen culturas superiores a otras, culturas que facilitan el acceso a la verdad y culturas que lo obstruyen. El hombre, libremente, ha de perfeccionar su cultura, tanto de forma individual como de forma colectiva. La familia forma parte de esa realidad que forma parte de la naturaleza (la verdad) del hombre y que es percibida, y a la que se le da forma, a través de la cultura. La familia es una realidad natural fundamentada en un compromiso público de intimidad y comunidad de vida entre un hombre y una mujer, con vistas, entre otras cosas, a la procreación y educación de los hijos, y al desarrollo y cuidado de todos y cada uno de sus miembros, desde la concepción hasta la muerte. La gran mayoría de los hombres de todas las épocas desean nacer, crecer, vivir y morir en el seno de una familia, rodeados del afecto de sus seres queridos. La familia es el instrumento natural para llegar a la felicidad. Ésta es la realidad prejurídica con la que el Derecho positivo se encuentra y que, según la Declaración universal de los derechos humanos, “es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado” 1. El Estado ha de tomar el concepto de familia desde fuera, desde una filosofía independiente de ideologías, realista, y que tenga sus raíces en las fuentes del pensamiento cuyo acierto ha sido más contrastado a lo largo de la historia: el pensamiento judío, griego, romano y cristiano2. El Estado no tiene derecho a desnaturalizar la familia y, cuando lo hace, se suicida. Nuestra razón ha de descubrir la realidad, lo inmutable de la familia y adornarla con los imprescindibles ropajes culturales que harán de ella una institución rica y fructífera. Para ello se hace necesaria la luz de la recta razón, una razón que no esté contaminada de ideologías, de pasiones y de vicios, una razón que tenga a Dios (la Verdad) como luz. Por lo tanto, lo primero que ha de hacerse es reconocer la luz de Dios y evitar la oscuridad del laicismo y del consumismo sin ideas imperante. “¿Por qué? La oscuridad amenaza verdaderamente al hombre porque, sí, éste puede ver y examinar las cosas tangibles, materiales, pero no a dónde va el mundo y de dónde procede. A dónde va nuestra propia vida. Qué es el bien y qué es el mal. La oscuridad acerca de Dios y sus valores son la verdadera amenaza para nuestra existencia y para el mundo en general. Si Dios y los valores, la diferencia entre el bien y el mal, permanecen en la oscuridad, entonces todas las otras iluminaciones que nos dan un poder tan increíble, no son sólo progreso, sino que son, al mismo tiempo, también, amenazas que nos ponen en peligro, a nosotros y al mundo.”3 Dios es la única garantía de la familia. Sin Dios, “nadie ni nada garantiza que el cinismo del poder –bajo cualquier seductor revestimiento ideológico que se presente– no siga mangoneando en el mundo”4. Y eso es, precisamente, lo que está ocurriendo en este mundo, que la familia, que los hombres estamos siendo sometidos a un mangoneo por parte de unos pocos, que tienen el poder suficiente para imponer, tiránicamente, sus ideologías equivocadas. Nuestro país está siendo uno de los primeros campos de experimentación de una oscura ingeniería social: matrimonio homosexual, aborto libre, divorcio a la carta y unilateral, eliminación del núcleo
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ELPENSATRES by Jucho
familiar mediante la reducción radial de la natalidad; en contradicción con lo anterior: distintas formas de concepción de un ser humano...; educación impuesta por los entes públicos, sin el verdadero consentimiento ni participación alguna de los padres; infantilización de nuestra juventud5; frivolización de las relaciones sexuales y, en general, interpersonales; adición de nuestra juventud a las nuevas tecnologías... Todos esos problemas están siendo fomentados por algún o algunos grupos que están yendo en contra de toda razón objetiva en aras de un moralismo sin Dios y, por lo tanto, totalitario. El concepto de familia depende del que se tenga del hombre. La familia, sin más adjetivos, formada, a través de un vínculo matrimonial indisoluble, por un padre, una madre, los hijos y las demás personas que puedan formar parte de ese núcleo básico, es, desde un punto de vista antropológico, poco discutible. El hombre no puede ser tratado como un objeto, es lógico que su entregaaceptación total lo sea sólo con una sola persona y que sea para siempre y que, si tiene como función, esa entrega, la formación de una familia, lo sea un una persona del otro sexo y que esté abierta a la vida. El hombre no debe nacer en un tubo de ensayo; las relaciones sexuales tienen una gran seriedad y trascendencia... Si nuestros jóvenes de 27 años son críos inmaduros, ¿qué se puede esperar de ellos?, ¿en qué momento serán capaces de hacer frente a los problemas de su entorno? ¿A quién beneficia esta ingeniería social? ¿Quién saca provecho de esta despersonalización del hombre? Por supuesto, una sociedad inerme e infantil es fácilmente manipulable. ¿Quién puede tener interés en esta manipulación? La forma en la que nuestro Tribunal Constitucional aplica la doctrina (que parece más infalible que los dogmas de las creencias religiosas) de la interpretación evolutiva del Derecho, implica un dogmatismo laico, impuesto sin referencia a ningún razonamiento sustantivo, que supone la disolución de todo principio y de toda norma: la excusa es que “la Constitución es un árbol vivo que a través de una interpretación evolutiva se acomoda a las realidades de la vida moderna como medio para asegurar su pro-
El Estado, los poderes públicos controlados por unas pocas personas, se están erigiendo en cabezas de una religión laica que recurre a la ley para imponerse tiránicamente
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El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas, artículo 16. 3. Vid.: Ratzinger, Joseph. Verdad, valores, poder. Piedras de toque de la sociedad pluralista. Rialp, quinta edición, Madrid, 2005, p. 103. Homilia de Benedicto XVI en la Vigilia Pascual de la Noche Santa del año 2012; http:// www.zenit.org/es/articles/ benedicto-xvi-la-verdad-es-mas -fuerte-que-la-mentira Carta encíclica Spe Salvi; Benedicto XVI; núm 42. Los expertos retrasan hasta los 27 años la edad en que los jóvenes maduran; Sara Sans, La Vanguardía, 24 de enero de 2013. http:// www.lavanguardia.com/ vida/20130124/54362286259/ expertos-retrasan-edad-jovenes -maduran.html STC 198/2012, de 6 de noviembre de 2012.
pia relevancia y legitimidad y no sólo porque se trate de un texto cuyos grandes principios son de aplicación a supuestos que sus redactores no imaginaron, sino también porque los poderes públicos, y particularmente el legislador, van actualizando esos principios paulatinamente y porque el Tribunal Constitucional, cuando controla el ajuste constitucional de esas actualizaciones, dota a las normas de un contenido que permita leer el texto constitucional a la luz de los problemas contemporáneos, y de las exigencias de la sociedad actual a que debe dar respuesta la norma fundamental del ordenamiento jurídico a riesgo, en caso contrario, de convertirse en letra muerta”6. Lo que ocurría en este caso es que el gran principio que recoge nuestra Constitución impedía legitimar lo que se quería legitimar, los supuestos eran perfectamente imaginables. Efectivamente, sin consulta democrática previa, la Constitución ha quedado en letra muerta, para este caso y para todos los que vengan; en el terreno familiar y en todos los demás campos. No se dan razonamientos verdaderamente antropológicos en dicha sentencia. No se dan porque no los puede haber. El “cinismo del poder” ha triunfado. La sentencia manipuladora acude al concepto de cultura jurídica. Precisamente, al principio de este artículo, nos hemos referido a la cultura. Una parte de la cultura, evidentemente, es lo jurídico. Pues bien, para nuestro TC, en la sentencia antes citada, “la cultura jurídica no se construye sólo desde la interpretación literal, sistemática u originalista de los textos jurídicos, sino que también contribuyen a su configuración la observación de la realidad social jurídicamente relevante, sin que esto signifique otorgar fuerza normativa directa a lo fáctico, las opiniones de la doctrina jurídica y de los órganos consultivos previstos en el propio ordenamiento, el Derecho comparado que se da en un entorno sociocultural próximo y, en materia de la construcción de la cultura jurídica de los derechos, la actividad internacional de los Estados manifestada en los tratados internacionales, en la jurisprudencia de los órganos internacionales que los interpretan, y en las opiniones y dictámenes elaboradas por los órganos competentes del sistema de Naciones Unidas, así como por otros organismos internacionales
de reconocida posición”. Como puede observarse, no se hace ninguna referencia al concepto y a la realidad del hombre, que es el sujeto de la justicia. La persona (el hombre) es el sujeto de derechos y obligaciones. La persona ha de ser la primera fuente del Derecho y de la cultura jurídica. Nuestro TC, ¿es capaz de dar algún concepto sustantivo, fundamentado en la realidad, de lo que es la persona, para, a partir de allí, mantener un concepto coherente de matrimonio? Creemos que la respuesta es manifiestamente negativa. La respuesta a esa cuestión (¿qué es el hombre?) es, además, ajena al Derecho. Es propia de la Filosofía y de las religiones, que son parte fundamental de la cultura. Es más, la cultura cristiana, una de cuyas manifestaciones concretas era la cultura europea, ha demostrado, durante siglos, su superioridad basada en la mejor capacidad de entender lo que es el hombre y esa capacidad provenía del cristianismo, no venía impuesta por ninguna ideología y el poder político no podía manipularla. La Historia nos mostró, precisamente en Europa, un caso singular de manipulación ideológica del poder político, precisamente relacionado con el matrimonio. Enrique VIII, para conseguir anular un matrimonio válido consiguió convertirse en la Cabeza de la Iglesia de Inglaterra, en “señor de cuerpos y almas”. Con un mayor disimulo, pero con no menor contundencia, el Estado, los poderes públicos controlados por unas pocas personas, se están erigiendo en cabezas de una religión laica que, igual que la Iglesia de Inglaterra, recurre a la ley para imponerse tiránicamente. Sólo falta que, dentro de poco, nuestras cámaras legislativas aprueben un libro de oraciones.
∎∎∎ Juan Ignacio Grande y Miguel Ángel Herrera son profesores de Historia del Pensamiento de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo (Madrid).
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LA FAMILIA COMO CAMPO DE BATALLA SOBRE EL CONCEPTO DE SER HUMANO
“Los guisantes deconstruídos” N Por: Amaya Azcona
o es sencillo explicar el concepto de deconstrucción. Ferrá Adriá tardó años en que se reconocieran sus guisantes deconstruídos. No sería hasta la boda real de nuestros Príncipes de Asturias cuando los extraños guisantes adquirieron carta de naturaleza. Los guisantes dan mucho juego para este artículo, si Mendel levantara la cabeza se sorprendería de hasta donde ha llegado la genética y cómo ésta se ha puesto al servicio de la ideología de género. Pero dejémonos de guisantes y bodas reales y pasemos a la cuestión que nos ocupa: la familia, que casualmente se origina en un desposorio. Familia originaria Cuando escuchamos debates acerca de la familia, observamos que, muy a menudo, se utilizan términos sociológicos y términos jurídicos. La sociología analiza a la familia desde diversos ángulos como son: su posición en la estructura social (célula básica de la sociedad), las funciones estratégicas que realiza (funciones de cuidado, alimentación, educación, y socialización) o las formas que ha adoptado a lo largo de la historia (familia extensa, familia tradicional, familia burguesa, familia nuclear). El derecho se acerca a la familia considerando las normas para su fundación y los derechos y deberes de sus miembros.Estos aspectos de la familia son muy importantes pero no abarcan toda la realidad familiar, que es mucho más que sus funciones y que su regulación legal. Aspectos que, de suyo, son cambiantes según cambie la sociedad en la que se encuentre la familia. Pero hay algo que permanece y que detectamos como familia más allá de las contingencias históricas. Es más necesario que nunca señalar ese núcleo que permanece y que hace que se origine una familia. De esta forma evita-
remos peligrosos reduccionismos con graves consecuencias para amplias capas de la sociedad. Vivimos unos tiempos donde las certezas antropológicas han dejado de serlo para muchas personas. La familia es el campo de batalla donde se libra una guerra entre dos concepciones antagónicas del ser humano. Para la reflexión que nos ocupa no podemos menos que recordar las palabras del Beato Juan Pablo II en su “Carta a las familias” cuando señalaba que “Las palabras del libro del Génesis contienen aquella verdad sobre el hombre que concuerda con la misma experiencia de la humanidad. El hombre es creado desde el “principio” como varón y mujer: la vida de la colectividad humana- tanto de las pequeñas comunidades como de la sociedad entera- lleva la señal de esta dualidad originaria. De ella derivan la “masculinidad” y la “feminidad” de cada individuo, y de ella cada comunidad asume su propia riqueza característica en el complemento recíproco de las personas. A esto parece referirse el fragmento del libro del Génesis: “varón y mujer los creó” (Gn 1, 27). Esta es también la primera afirmación de la igual dignidad del hombre y de la mujer: ambos son personas igualmente…El hombre y la mujer aportan su propia contribución, gracias a la cual se encuentran, en la raíz misma de la convivencia humana, el carácter de comunión y complementariedad.” En este magnífico fragmento aparece claramente cómo el hombre y la mujer entran en relación. Pero el texto no se refiere a cualquier relación sino a una muy concreta: la relación que origina la familia.
Veamos: el varón y la mujer tienen una tendencia (inscrita en su naturaleza) a relacionarse y esta tendencia tiene carácter sexual. La sexualidad humana, que forma parte de la estructura del ser humano, es una realidad natural basada en la complementariedad (sólo surge la vida humana de la complementariedad entre varón y mujer) orientada a la unión plena y total del hombre y la mujer, esto es lo mismo que decir a su comunión (ser uno en dos). La naturaleza, hemos señalado, está dispuesta a la comunicación, pero serán el hombre y la mujer, en su libertad, los que deciden relacionarse uno con el otro y solamente uno con el otro, asumiendo el futuro posible de donde puede surgir la vida. Aceptan, además, la responsabilidad de cuidar y acompañar a esa nueva vida en su desarrollo vital. A esta decisión de unirse plena y totalmente el hombre con la mujer le llamamos conyugalidad, y de esta pueden devenir otras relaciones familiares como son la maternidad y la paternidad. Obviamente puede haber, y de hecho siempre ha habido, relaciones sexuales entre un hombre y una mujer, que no se consideran conyugales porque no se establece esta relación plena de uno con una para siempre y abierta a la vida. Será la relación conyugal la que origine la comunidad familiar y las relaciones de parentesco. Los cónyuges son un principio común de generación. Concluimos, entonces, que es la conyugalidad y las relaciones de parentesco derivadas de ella (paternidad-maternidad y fraternidad) las que caracterizan a la familia. El hijo está vinculado a sus padres por la consanguinidad. Será en la familia donde adquiera su identidad. En ella se percibe como hijo, como hermano, como alguien distinto del otro. Relaciones familiares La familia es un tipo de relación. ¿De Al llegar al mundo en precariedad, el qué tipo de relación hablamos? hijo necesita un entorno físico, afectivo, ¿Asociación?, ¿Institución?, ¿Relación afectiva?, ¿Comunidad de personas?, intelectual y espiritual, que le permita
desarrollarse en todas sus potencialidades personales. La familia es ese entorno auténticamente humano que necesitamos. Es la comunidad de vida y amor donde la persona es querida por lo que es, donde se vive la gratuidad y la reciprocidad. Los vínculos familiares poseen una dimensión de justicia, es lo que hace que sean jurídicos. La conyugalidad, consanguinidad y fraternidad son vínculos de donde (por su propia naturaleza) se generan derechos y deberes. Es en este momento donde interviene el derecho regulando este tipo de realidades porque tienen una dimensión jurídica y no al revés. No es el derecho el que crea los derechos y deberes sino que los reconoce y los regula. En palabras de D’Agostino el reconocimiento jurídico del matrimonio y la familia tiene por finalidad regular y proteger una estructura antropológica objetiva.No son las costumbres sociales ni las funciones que se asignen a los hombres y a las mujeres dentro de la familia ni las diferentes legislaciones que sobre la institución familiar haya habido o pueda haber lo que conforma la familia. Estas cuestiones son susceptibles de cambio a lo largo de la historia. Es la conyugalidad lo que permanece y lo que da continuidad a la familia a lo largo de los tiempos. De ahí que la famosa frase acerca de la “muerte de la familia” no ha podido ser confirmada empíricamente. Cuando Hêritier habla de la muerte de la familia, se refiere a la familia considerada como institución contingente, como una creación social que varía a lo largo de la historia. Hêritier estaría hablando de la muerte de una forma de familia que en su tiempo era la familia burguesa. La familia es más que una institución social histórica, es una realidad natural porque responde al ser del hombre, de ahí que puedan cambiar sus formas históricas y permanecer la familia. Alcanzamos a vislumbrar el carácter universal de la familia. Puede haber muchas formas de agruparse las personas que no sea familia, aunque vivan bajo el mismo techo; será familia la relación de personas que sea conforme a la naturaleza de la relación familiar. Las relaciones que se producen en el seno de la familia son de diferente naturaleza que las relaciones sociales y políticas. El peligro estriba en confeccionar normas que regulen la vida familiar desde inspiraciones ajenas a la familia, ajenas a la relación familiar. Hemos llegado al nudo de la cuestión. La cultura postmoderna niega que la familia sea una realidad natural y la explica como una convención social para cumplir las funciones que la sociedad le asigna y que, por tanto, no está sometida a una juridicidad propia y que es posible considerar familia lo que en cada momento sea más práctico para la sociedad en la que se encuentre. Muchas relaciones serán susceptibles de considerarse familia. Nos vamos acercando poco a poco al concepto de deconstrucción con el que hemos empezado el artículo. Deconstruir es resignificar los conceptos, vaciarlos de su significado y darles uno nuevo. El feminismo primero y posteriormente la ideología de género han tenido un papel muy activo en la resignificación de los conceptos: hombre, mujer, sexualidad, matrimonio, familia, paternidad, maternidad, fraternidad... Conceptos que afectan a las relaciones familiares y al núcleo de las identidades personales.
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Ideología de género La ideología de género ha entrado de lleno en las relaciones familiares. Consideran a la familia como un ámbito de alienación. El objetivo de este movimiento social es eliminar las relaciones familiares, originadas en la naturaleza, mediante un proceso de ingeniería social que vamos a tratar de explicar. Es la cocina donde se han guisado nuevas recetas re-significando los ingredientes (redefinir la relación esponsal, la conyugalidad, las relaciones sexuales, la filiación, la paternidad y la maternidad). Toda nuestra exposición anterior que se basaba en la afirmación obvia de que la naturaleza humana se expresa en dos sexos, varón y mujer, de pronto ha dejado de ser obvia. Fue en la Conferencia de Pekín, en el año 1995, donde se definió a nivel universal un término que venía gestándose, sobre todo en los ambientes universitarios, desde un tiempo antes: nos referimos al término inglés “gender”. Desde entonces muchas cosas han cambiado. Allí se explicó como “El género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo”. Cuentan que casi nadie entendió exactamente qué se quería decir, por lo que se pidió una aclaración que la Congresista americana Bella Abzug dio: “El sentido del término género ha evolucionado diferenciándose de la palabra sexo para expresar la realidad de que la situación y los roles de la mujer y del hombre son construcciones sociales sujetas al cambio”. Pekín no fue el principio sino un importante hito en la agenda que se estaba fraguando desde muchas décadas antes para de-construir lo que en la definición de Bella se conoce como construcción social. Lo que se trataba de decir, y que poco a poco ha calado en el imaginario social, es que no hay diferencias en los seres humanos al nacer por razón de su sexo (diferencias por naturaleza) sino que es la cultura, los roles o papeles que se les asigna, los que hacen que se comporten como hombres o como mujeres. Por tanto, para evitar que se continúe con los mismos comportamientos (superioridad del hombre sobre la mujer) se deben introducir nuevas construcciones sociales donde los papeles o roles no se distribuyan en función del sexo de nacimiento. “Lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado a sobrepasar la naturaleza; ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la naturaleza. De hecho, por la sola razón de pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de ella”. Esta frase atribuida a Shulamith Firestore resume claramente cómo la ideología de género percibe lo “natural”. Es la misma vieja aspiración del marxismo con pequeñas variaciones; si el marxismo pretendía la eliminación del dominio de una clase social sobre otra por medio de la revolución, suprimiendo la diferenciación de clases, la ideología de género pretende la eliminación del dominio de un sexo (el masculino) sobre el otro (el femenino) por medio de la revolución, suprimiendo la diferencia de sexos. Un objetivo prioritario será el acceso al control de la reproducción incluyendo el aborto. El texto siguiente de S. Firestone explica perfectamente el feminismo de género: “Asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase subyugada
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(las mujeres) se alce en revolución y se apodere del control de la reproducción; se restaure a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos, como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologías como todas las instituciones so-
cial, evitando entonces la paternidad conocida. Que la salud reproductiva sea considerada un derecho puede suponer, y de hecho así está ocurriendo, que estas conductas se regulen en el derecho positivo y que obliguen a los Estados a permitir-
ciales de nacimiento y cuidado de niños” Será Kate Millet (feminista radical en los 70) en su ensayo “Política sexual” la que consolide los términos “patriarcado” y “género”. Esta corriente que surge es conocida como feminismo radical, comienza en los ambientes intelectuales norteamericanos y posteriormente se extenderá por el resto de los países occidentales. Los conceptos “género” y “patriarcado” tratan de expulsar de los estudios de las ciencias sociales el concepto de “naturaleza”. Se trata de destruir las desigualdades sexuales y considerar en el mismo nivel la heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad y transexualidad. La ideología de género es una lectura crítica de la realidad que trata de transformar las relaciones humanas en el ámbito doméstico, en el de la comunidad y en el nivel de las instituciones políticas. Respecto del nivel doméstico, la ideología de género considera el hogar como unidad básica de intervención pues son, a su juicio, la familia y la maternidad las causas principales de sometimiento de la mujer. Esta ideología ha ido calando poco a poco en la legislación de los países occidentales transformando el derecho de familia. Se redefine el derecho a contraer matrimonio y a fundar una familia. Se redefinen también las relaciones de paternidad, de maternidad y de filiación, que se alejan de su naturaleza. En la ya citada Conferencia Internacional de Pekín convocada por Naciones Unidas se apela a un nuevo derecho: el derecho a la “salud sexual y reproductiva” (un paso más en la deconstrucción y en el cambio de significados). La salud reproductiva es una forma de liberar a la mujer y de separar la maternidad del cuerpo femenino; esto se conseguirá bien por la utilización de métodos anticonceptivos y por el recurso a la esterilización que evitan la maternidad; bien con el uso de métodos contraceptivos (tipo píldora del día después) o el recurso al aborto que suprimen la maternidad; bien por el control de la maternidad, recurriendo a la inseminación artifi-
las y a prestar los correspondientes servicios de atención. Movimiento social y deconstrucción En el año 2001 la socióloga Ana de Miguel presentó un artículo en el VII Congreso español de Sociología. En la ponencia se reflexiona acerca de la influencia de los movimientos sociales (el feminismo y la ideología de género lo son) en la construcción social. En el artículo la autora hace referencia a su consideración como laboratorios donde “fermenta lentamente la creación de nuevos marcos de referencia, de nuevos significados para interpretar los a menudo demasiado viejos hechos… esta visión, que enfatiza la relevancia de la teoría o praxis cognitiva y el protagonismo de los movimientos en los cambios de mentalidad y culturales, nos parece especialmente explicativa para valorar los profundos cambios que el feminismo está introduciendo en unas formas de organización social e interrelación entre los sexos que, según parece, pueden retrotraerse hasta la noche de los tiempos” A juicio de la autora, citando a Kate Millet, lo más característico del feminismo es que desafía el orden social y el código cultural más ancestral, universal y arraigado de los existentes en sus diversas manifestaciones. Para la autora uno de los objetivos de la teoría feminista es conceptualizar adecua-damente como conflictos, y producto de unas relaciones de poder determinadas, hechos y relaciones que se consideran normales o naturales y, en todo caso, inmutables (para poder cambiarlas). Para ello es necesario recorrer un camino cuyo primer paso es definir la situación como problemática, injusta e ilegítima, con el fin de posteriormente explicar el por qué de esa situación y qué circunstancias hacen que se produzca. Una vez encontrada la causa o causas de la situación injusta se ha de concienciar a la sociedad de que es posible una alternativa mejor a esa situación. Como objetivo general se trata de “la puesta en tela de juicio de principios valores y actitudes aprendidos e interiorizados desde la infancia, y, por supuesto, el paso a la
acción, tanto individual como colectiva” (De Miguel 2001) Estrategia para incorporar la ideología de género en las legislaciones Una autora iberoamericana, A. Facio, muy vinculada a las Naciones Unidas, ha reflexionado sobre estas cuestiones de estrategia. Es muy ilustrativo el proceso que describe. Como punto de partida está la afirmación de la discriminación de la mujer como un dato fáctico y que ha sido lo masculino el modelo de lo humano, por lo que el objetivo es re-conceptualizar al ser humano. El cambio de paradigma supone tener de fondo las idea de “patriarcado” y de “género”. Estas ideas deben presidir siempre cualquier análisis e interpretación de la realidad. Se toma conciencia de que ningún proyecto de ley es neutral y se han de dar los pasos para comprobar esta hipótesis e influir para que sea lo más neutral posible (según la lectura que la ideología de género hace de la realidad). Se trata de encontrar cualquier manifestación de sexismo e intentar eliminarla. La estrategia es, según A. Facio, en términos generales, que a cada Ley se le haga un riguroso examen en sus componentes formal o normativo, cultural y estructural. En el componente formal o normativo los criterios que se tienen en cuenta, entre otros, son: que las normas conforman actitudes y conductas; que también conforman el pensamiento sobre lo científico, lo objetivo, y lo natural; y que aparece la necesidad de promover la creación de doctrina jurídica. Otro aspecto a tener en cuenta es la importancia que tiene la ambigüedad o claridad de la redacción de la ley. Respecto del componente cultural A. Facio dice que pueden ser un freno al cambio las ideas que sobre la mujer tienen los que hacen las leyes, las tradiciones y costumbres y las presiones de los grupos sociales más fuertes que determinan qué leyes se promulgan y cuales se derogan. Desde el punto de vista estructural no se puede dejar de lado que, a juicio de A. Facio, la interpretación o aplicación de una manera específica y en forma reiterativa que se haga de una ley le va dando un significado que podría ser más amplio o más restringido de lo que el legislador quiso al promulgarla. No se puede olvidar la mayor o menor frecuencia de aplicación de una ley y la facilidad o dificultad en su aplicación. Esta estrategia para incorporar la ideología de género en las leyes se está llevando a cabo por todos los países occidentales. España ha sido durante las dos legislaturas pasadas un laboratorio de experimentación especialmente activo donde se han aprobado casi una decena de leyes con la ideología de género como marco de referencia. En estos momentos es en los países latinoamericanos donde se está librando la batalla. Pero, ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Se puede hablar de tres fases importantes en el proceso: 1ª fase. En un primer momento se trató de elaborar políticas públicas basadas en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres (igualdad ante la ley). Es el llamado feminismo de equidad que en España tuvo unas características especiales respecto de otros países europeos que a la vez que favorecían la igualdad ante la ley también lucharon por una política familiar.
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Vivir es el primero de los derechos humanos Con motivo de la Jornada de la Vida, los Obispos de la Subcomisión Episcopal española de Familia y Vida han hecho pública una Nota en la que se recuerda que “la Iglesia quiere celebrar el don precioso de la vida humana, especialmente en las primeras semanas tras su concepción. En esta ocasión, de manera especial, ante la falta de protección a la que hoy en día está sometida (…) La vida humana es un don que nos sobrepasa. Solo Dios es el Señor de la vida desde su comienzo hasta su término”. “Vivir es el primero de los derechos humanos, raíz y condición de todos los demás – subrayan los obispos-. El derecho a la vida se nos muestra aún con mayor fuerza cuanto más inocente es su titular o más indefenso se encuentra, como en el caso de un hijo en el seno materno. Afirmar y proteger el derecho a la vida y en concreto el de un
hijo en el seno materno, derecho que es inherente a todo ser humano y que constituye la base de la seguridad jurídica y de la justa convivencia, resulta esperanzador y próspero para la sociedad”. Además, en el Mensaje, los obispos afirman que “una conciencia cristiana bien formada no debe favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral en este sentido”. Por otro lado, señalan que “como obispos, nuestra obligación es ayudar al discernimiento acerca de la justicia y de la moralidad de las leyes (...) debemos reiterar que la actual legislación española sobre el aborto es gravemente injusta, puesto que no reconoce ni protege adecuadamente la realidad de la vida. Es, pues, urgente la modificación de la ley, con el fin de que sean reconocidos y protegidos los derechos de todos en lo que toca al mas elemental y primario derecho de la vida”. MÁS INFORMACIÓN EN
Es muy ilustrativo este fragmento de una feminista española en referencia a la estrategia llevada a cabo en los años 80: “Las militantes socialistas querían actuar políticamente en beneficio de las mujeres, entendidas estas como individuos independientes, y no como miembros de la unidad familiar. La estrategia que recomendaron entonces al partido consistía en el establecimientos de políticas de igualdad de oportunidades para las mujeres a fin de reducir las diferencias entre éstas y los hombres (…) Implícitamente apoyaron la renuncia a una política familiar intensiva que, a su juicio, reforzaría directa o indirectamente las obligaciones familiares de mujeres”, Celia Valiente (1996). Aún somos herederos de esta mentalidad. España es el país de Europa con menos medidas de política familiar. 2ª fase: Para las feministas más radicales la igualdad de oportunidades es heredera de la tradición liberal y tiene limitaciones, una de las cuales es que olvida el espacio privado (la vida familiar) que es donde se perpetúa la discriminación. Para tratar de superar la desventaja, que por su papel de cuidadoras arrastran las mujeres, en los años 90 se apostó por la acción positiva; se trataría de diseñar políticas y acciones que corrijan esas desventajas con las que parten las mujeres y que impiden su acceso a la vida laboral y política en igualdad de condiciones (el famoso sistema de cuotas es una medida de acción positiva). 3ª fase: Dado que seguía sin abordarse la discriminación en el espacio privado (insisten mucho las teóricas sobre la necesidad de modificar el rol de cuidadora de las mujeres) se aprueba un conjunto de normas donde la paternidad y maternidad son deconstruidas. En el año 2004 se aprueba en España la Ley de Violencia de Género, Ley Orgánica 1/2004 de 28 de Diciembre de “Medidas de protección Integral contra la Violencia de Género” donde se redefine el concepto de violencia doméstica (la violencia que ocurre en el entorno familiar, bien del hombre hacia la mujer –mayoritaria-, de la mujer hacia el varón - minoritaria-, del padre hacia los hijos, de la madre hacia los hijos, y de los adultos y jóvenes hacia los ancianos) para llamarse violencia de género (toda violencia ejercida hacia la mujer). No es
algo casual que esta sea la primera norma de una serie. En el año 2005 se modifica el Código Civil en materia de Derecho a contraer matrimonio, Ley de 1 de julio, es la llamada Ley de matrimonio homosexual. Se redefine, en la ley, el concepto de matrimonio que ya no es la unión de un hombre y una mujer. A este respecto Michel Signorile declaraba que se debía luchar por el matrimonio del mismo sexo y sus beneficios, y una vez garantizado redefinir la institución del matrimonio completamente. Otra frase muy ilustrativa es “La acción más subversiva que pueden emprender los gays y lesbianas es transformar por completo la noción de familia”. También en el año 2005 se modifican el Código Civil y la Ley de enjuiciamiento Civil en materia de divorcio, es la Ley 15/2005 de 8 de Julio, la llamada Ley de divorcio express. Si la ley de divorcio anterior había redefinido el matrimonio pasando de ser una relación permanente a una relación temporal con unas causas para su disolución, ahora ya no se necesitan causas para divorciarse por lo que el matrimonio pasa a ser una relación temporal susceptible de ser disuelta en cualquier momento sin causa ninguna; deja de ser, por tanto, una relación matrimonial para ser otro tipo de relación. En el año 2006 se aprueba la Ley de Educación, Ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo. Esta ley va a tener una influencia importante en los conceptos que sobre el matrimonio, la familia, la maternidad, la paternidad y la identidad sexual que se trasmitan a los jóvenes. En el año 2007 se aprueban dos leyes importantes en cuestiones de género, la Ley de Igualdad, Ley Orgánica 3/2007 de 3 de Marzo para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, y la Ley 3/2007, de 15 de Marzo reguladora de la rectificación de la mención registral del sexo. Ha pasado un poco desapercibida pero esta medida es clave para la ideología de género. Se redefine también el sexo que ya no depende de la biología sino de cómo se perciba la persona y de ciertas intervenciones médicas. En el año 2010 se aprueba la llamada Ley del Aborto, ley Orgánica 2/2010 de 3 de Marzo de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. Mucho se ha hablado de esta ley en lo que concierne al aborto pero es menos conocida su articulación en mate-
ria de salud sexual y reproductiva que tiene mucha influencia en la educación afectiva y sexual de los jóvenes ya que promueve el acceso a la anticoncepción y contracepción de los menores sin el conocimiento ni aprobación de los padres y obliga a enseñar la práctica del aborto en las universidades. Con las normas actuales la mujer es, según los términos de la ideología de género, “propietaria de su fecundidad”; ya no se habla de paternidad y maternidad sino de progenie. La paternidadmaternidad como relación familiar interpersonal ha sido suprimida. El parentesco real que propicia el conocimiento de las raíces personales, y que cada uno se identifique identificando a los suyos, se ha destruido; puede haber un padre donante, un padre legal, una madre genética, otra madre útero, madre cuidadora (la considerada madre), dos padres y ninguno biológico, o uno sí, dos madres… Cada vez aparecen más estudios sobre las implicaciones que estos experimentos tienen en la identidad personal de los niños. La persona tiene derecho al parentesco basado en la naturaleza humana, tiene derecho a crecer con unos padres unidos en matrimonio porque este es el mejor lugar para desarrollarse de una forma integral. En un trabajo de María Calvo se reflexiona acerca de que el movimiento feminista se ha ocupado solo de las ganancias y no de las pérdidas de la supuesta “liberación”. La renuncia de la mujer a su esencia femenina está trayendo consecuencias. Es ilustrativo un estudio americano acerca de la satisfacción de las mujeres “la paradoja del declive de la felicidad femenina” que analiza encuestas realizadas en EEUU y Europa y muestran que el grado de satisfacción que declaran las mujeres ha descendido en los últimos 35 años. Se podría hablar de un nuevo tipo de esclavitud femenina: la tiranía de la ideología de género. Señala María Calvo que al negar radicalmente la existencia de ciertos rasgos femeninos innatos, por vez primera en su historia el movimiento feminista iba contra sí mismo autolesionando a las mujeres que en un principio defendió. Volviendo al “principio” (hemos citado el Génesis) sabemos que el hombre creado por Dios, de quien le viene la vida, no puede vivir sin conectar con Él. Pero
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el hombre se ha separado de su causa primera y no vive para Dios (“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”) ni para los demás (“y al prójimo como a ti mismo”), sino que vive para sí mismo. Terminaré con un texto de San Ireneo titulado El dedo de Dios: “El hombre es una mezcla de alma y carne, una carne formada para ser semejante a Dios y modelada por sus dos Manos, es decir, el Hijo y el Espíritu. Es dirigiéndose a ellos que dijo: «Hagamos al hombre» (Gn 1,26)...Pero ¿cómo podrás un día ser divinizado si todavía no eres hombre? ¿Cómo podrás ser perfecto, siendo así que apenas eres un ser creado? ¿Cómo llegarás a ser inmortal siendo así que no has obedecido a tu Creador en una naturaleza mortal?... Puesto que eres obra de Dios espera pacientemente la Mano de tu Artista que hace todas las cosas a su tiempo oportuno. Preséntale un corazón flexible y dócil y conserva la forma que te ha dado ese Artista, guardando en ti el agua que viene de él y sin la cual, endureciéndote, rechazarás la huella de sus dedos. Si te dejas formar por él subirás hasta la perfección porque a través de este arte de Dios el barro que eres quedará escondido; es su Mano la que ha creado tu sustancia... Mas, si endureciéndote, rechazas su arte y te muestras descontento que te haya hecho hombre, por tu ingratitud para con Dios habrás rechazado no solamente su arte sino la misma vida; porque formar es propio de la bondad de Dios y ser formado es propio de la naturaleza del hombre. Pues si tú te entregas a él poniendo en él tu confianza y sumisión, recibirás el beneficio de su arte y serás la obra perfecta de Dios. Si, por el contrario, le resistes y huyes de sus Manos, el culpable de ser inacabado por no haber obedecido, serás tú, y no él”.
∎∎∎ Amaya Azcona es portavoz del Foro de la Familia. Especialista en orientación familiar.
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Abuelos y nietos Un vínculo para toda la vida L Por: Cristina Noriega García
os recientes cambios sociales y demográficos experimentados en los países desarrollados desde finales del siglo XX, han dado lugar a una serie de cambios en la estructura familiar, así como en las relaciones que se dan entre los distintos miembros que la componen. De ahí el aumento creciente del número de estudios en torno a las relaciones intergeneracionales, con especial énfasis en las relaciones abuelos-nietos, entre los que se encuentra el Grupo de Investigación en Envejecimiento de la Universidad CEU San Pablo. Los cambios demográficos, que se caracterizan por un aumento de la esperanza de vida (84,6 años para las mujeres y 78,5 años para los varones) y una disminución de las tasas de natalidad (1,38 hijos por mujer fértil)1 , han dado lugar, por un lado, a que sea cada vez más frecuente la coexistencia de miembros de distintas generaciones en una misma familia (hijos, padres, abuelos e incluso bisabuelos) y por otro lado, al haber un
menor número de nietos por abuelo, el surgimiento de una mayor exclusividad en las relaciones abuelos-nietos. Paralelamente, se han producido una serie de cambios sociales, como la incorporación de la mujer al mundo laboral, el elevado número de horas que dedican los padres al trabajo fuera del hogar, el surgimiento de nuevos modelos de familia, como son las familias divorcistas, reconstituidas, monoparentales, que, junto con la carencia de unos servicios formales que ayuden a los padres en el cuidado de niños, ha provocado que en numerosas ocasiones sean los abuelos quienes asuman diversas tareas relacionadas con el cuidado y la socialización de los nietos. Por este motivo, los abuelos son una pieza clave no sólo para las familias, sino que también el Estado de Bienestar se beneficia al brindar los abuelos un cuidado informal y no remunerado, que facilita la incorporación de la mujer al mundo laboral. Ante esta serie de cambios sociales, los abuelos de hoy no pueden comportarse
de acuerdo al modelo de abuelo que ellos tuvieron, pues se trataba de una figura distante y autoritaria, cuyo modo de relacionarse con los nietos no encaja con las relaciones abuelos-nietos actuales, caracterizadas por la reciprocidad y una mayor expresión de afectos. Los abuelos son para los nietos una fuente de amor y afecto, pero no sólo los abuelos aportan a los nietos, sino que éstos también proporcionan a los abuelos nuevas metas y deseos. Sin embargo, establecer los límites de las normas y obligaciones vinculadas al rol de abuelo actual es una tarea de difícil delimitación. Tradicionalmente se ha hablado de cinco estilos de abuelos: abuelos distantes, abuelos divertidos, abuelos guardianes de reserva familiar, abuelos que intervienen en momentos de crisis y abuelos que ejercen de padres subrogados2. Estos estilos no son estáticos, pues pueden variar en función de múltiples factores como pueden ser la edad (tanto del nieto como del abuelo), el sexo (tanto del nieto como del abue-
lo), la distancia entre la casa del abuelo y la del nieto, el número de nietos, el estado de salud, la etnia, el nivel sociocultural, entre otros. Tampoco son estilos excluyentes, pues el estilo de un abuelo puede ser resultado de la combinación de varias de estas tipologías mencionadas anteriormente. Se trata por tanto de un rol que puede tener significados muy diferentes de un abuelo a otro, e incluso, al ejercer este rol durante un periodo más largo de tiempo que sus antepasados, una misma persona puede ejercer distintos estilos en función de las circunstancias económicas, psicológicas y sociales concretas en las que se encuentre. A pesar de la gran heterogeneidad que caracteriza al rol de abuelo, parece claro que los abuelos están mucho más involucrados en el cuidado de los nietos que sus antepasados. De hecho, de acuerdo con la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa3, casi uno de cada cuatro abuelos (22,05%) cuida de los nietos en nuestro país, siendo la me-
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dia de horas dedicadas al cuidado (incluyendo el fin de semana) equivalente a 7,1 horas. Con estas cifras, España es el país europeo donde los abuelos invierten más horas en el cuidado de los nietos, frente a las 4,9 horas diarias en Europa. Ante este número de horas tan elevado que los abuelos dedican al cuidado de sus nietos, no cabe duda del importantísimo papel que desempeñan los abuelos en la socialización de sus nietos. La mayoría de investigaciones han estudiado el papel socializador de los padres y la escuela, olvidando el papel clave que ejercen los abuelos. La educación de los nietos no corresponde a los abuelos, pues ellos ya criaron a sus hijos, sin embargo los abuelos ejercen un papel socializador clave a través de la transmisión de una serie de valores, conocimientos, habilidades e historias familiares que ayudan a los niños a configurar su identidad e integrase en la sociedad. La transmisión de valores es una de las funciones más importantes que refieren los abuelos, en una sociedad caracterizada por una importante pérdida de valores y donde los padres están demasiado inmersos en las preocupaciones del día a día. Los abuelos ponen un especial énfasis en la transmisión del respeto, la honestidad, la generosidad, la dignidad, la espiritualidad, el perdón, el esfuerzo, el diferenciar entre el bien y el mal, el “ser educado” y el “ser buena persona”. Estos valores pueden transmitirse de múltiples formas, a través del ejemplo, juegos, historias, marcando límites y de forma indirecta a través de los valores transmitidos a los padres.
Además, los abuelos son el reservorio de la sabiduría familiar, pues son transmisores de las tradiciones e historias familiares, lo que les permite por un lado, mantenerse vivos en las distintas generaciones a través de la memoria familiar y, por otro lado, ayuda al nieto a construir su propia identidad, dando un sentido a sus orígenes y a su propia forma de ser. Asimismo, los abuelos son un modelo de envejecimiento para sus nietos, ya que, a través de su conducta, transmiten a los niños actitudes positivas hacia las personas mayores al enseñarles cómo son las personas mayores, cómo actúan, qué piensan y cómo se relacionan con los demás. Los años producen un conocimiento de la vida que les permite ayudar, escuchar y dar consejo a los nietos desde una perspectiva diferente de cuando ellos fueron padres. Esto es de especial importancia cuando los nietos son adolescentes, donde los abuelos en muchas ocasiones amortiguan las tensiones entre padres e hijos. No cabe duda por tanto, que los abuelos desempeñan múltiples funciones entre las que podemos destacar el ofrecer amor incondicional, cuidar, transmitir valores y tradiciones familiares, ser un modelo de envejecimiento, contar historias, intervenir en momentos de crisis familiar, amortiguar ante tensiones entre padres e hijos, ser confidente, jugar, entre otros, lo que proporciona múltiples beneficios a los niños. A pesar de que el cuidado de los nietos puede llegar a ser una tarea muy demandante, los abuelos también perciben la proximidad con sus nietos como algo altamente re-
compensante. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales4, donde el 95% de los abuelos españoles encuestados mostraron unos niveles elevados de satisfacción. De hecho, a nivel general, los abuelos refieren que los nietos les ayudan a sentirse más felices, jóvenes y activos, lo que se traduce en mayores niveles de bienestar. Además, los abuelos refieren mayores niveles de identidad familiar, sentido vital enriquecido y mayor apoyo social. Sin embargo, el cuidado de los nietos también llegar a ser una fuente de estrés para los abuelos, sobre todo cuando los cuidados son excesivos. Por este motivo, resulta relevante que padres y abuelos establezcan con claridad los límites de las responsabilidades de los abuelos, donde los abuelos defiendan la importancia de tener un tiempo personal para ellos, se distinga entre las situaciones donde hay una cierta claridad de las necesidades y las que suponen un capricho de los padres y se fomente que los contactos entre abuelos y nietos sean voluntarios y no exclusivamente por obligación.
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Instituto Nacional de Estadística. España en cifras. INE, 2012, págs. 8-15. B. Neugarten y K. Weinstein, “The changing American Grandparent”, Journal of Marriage and Family 26; 1964. Págs. 199-204. N. Badenes. y M.T. López, “Doble dependencia: abuelos que cuidan nietos en España”, Zerbitzuan 49, 2011. Págs. 107-125. IMSERSO, Las personas mayores en España. Informe 2000. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Instituto de Migraciones y Servicios Sociales; (2000).
∎∎∎ Cristina Noriega es profesora de Psicología Social en la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo (Madrid) y Terapeuta Familiar del Instituto de Estudios de la Familia de la misma Universidad.
La ideología de género
Proyecto de ingeniería social para el siglo XXI Por: Carmen Sánchez Maíllo
E
scribía el que fuera Cardenal Ratzinger que “la Ideología de género es la última rebelión de la criatura contra el Creador”. Pero ¿qué es la llamada “ideología de género”? La “Ideología de género” surgió del término Feminismo de género acuñado por Christina Hoff Sommmer en su obra Who store Feminism?1 Esta autora distinguió entre feminismo de equidad, aquel que defiende la igualdad legal y moral de los sexos, del feminismo de género, feminismo radicalizado que contempla a la mujer presa de un sistema patriarcal opresivo. Aquel feminismo puso ciertas bases a lo que hoy se conoce como “Ideología de género”. Hoy día esta ideología se ha independizado del feminismo, y ha sido asumida por otros movimientos no feministas como pueden ser: el movimiento gay, el feminismo socialista, la teoría queer o el cyborgismo. Por “Ideología de Género” en un sentido amplio entendemos un sistema de pensamiento que postula esencialmente que las diferencias entre hombre y mujer no corresponden a la naturaleza sino que son construcciones meramente culturales
o convencionales hechas según los roles o estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos. Dicha ideología pretende dar una interpretación total de la realidad, de la sociedad y de la historia. Si con el ateísmo se negó la existencia de Dios y con el materialismo se rechazó su condición espiritual, con la actual “ideología de género” el hombre de nuestros días pretende liberarse de modo absoluto de la objetividad de su propio cuerpo. Esta modernísima pretensión abraza las dos anteriores y las supera, pues además de negar un Dios creador de la persona -unidad substancial de cuerpo y alma- aspira a lograr la autonomía total de un individuo que se considera un ser autónomo que se autoconstruye a sí mismo por pura voluntad propia. Puesto que ya no hay un Creador, no habrá pues ningún principio inmaterial en el hombre, pero tampoco la corporeidad indicará nada objetivo, no se es varón o mujer, sino que con independencia del cuerpo el hombre se orientará sexualmente y se definirá como aquello que quiera ser. Retomando la idea de Lewis2 en su conocida obra La abolición del hombre, se
Sólo una razón abierta a la realidad puede conocer la naturaleza y favorecer que surja una cultura fecunda. Sin familia no hay sujeto, el individuo se deshace. Sin familias no hay sociedad, sin sociedad decae la política, el derecho y la cultura. Por eso, sólo recuperando la belleza y el sentido de la familia, se recompone el sujeto, crece la persona y se abre la posibilidad de recuperar nuestra malherida sociedad.
puede afirmar que en esta cosmovisión contemporánea hay una clara pretensión de abolir la naturaleza humana. Lo que lo clásicos llamaron Ley Natural, principios de la razón práctica o fundamentos últimos, Lewis lo llamó Tao3. A juicio del conocido pensador irlandés dichos fundamentos no son unos cualquiera entre los posibles juicios de valor, sino la fuente única de todo juicio de valor. Es extraordinaria la mirada profética que tuvo Lewis ante la rebelión de las nuevas ideologías contra la ley natural4. También lo adelantaba Arendt en los años 70 “El hombre del siglo XX, ha llegado a emanciparse de la Naturaleza hasta el mismo grado que el hombre del siglo XVIII se emancipó de la historia”5. De un modo muy claro observamos dicha rebelión en la “Ideología de género”. Si en innumerables culturas y civilizaciones siempre se ha dado por supuesta la existencia de una naturaleza humana ha sido respetando el misterio de en qué consiste, cuál es su esencia. El concepto de Naturaleza como “ser intrínsecamente
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Sus tentáculos han llegado desde las Conferencias Mundiales de la mujer, especialmente desde la de Pekín en 1995, pasando por la política internacional y española, desde la que se ha propuesto un cambio legislativo principalmente en temas de matrimonio, familia y vida, así como graves intromisiones en la educación, como la imposición de la asignatura de Educación para la ciudadanía
1. y por esencia así”, como modo propio y originario de ser de las cosas, como medida de lo adecuado e inadecuado para el hombre es rechazado por esta Ideología. Ya dijo Fireston: “Lo natural no es necesariamente un valor humano, la humanidad ha comenzado a sobrepasar la naturaleza; ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la naturaleza”6. Es decir, se produce la negación de la existencia de una naturaleza humana. Si se puede decir que se puede ser varón con un cuerpo femenino o mujer con un cuerpo masculino7, o pretender que la mujer se emancipe de la maternidad como afirmara Jaeger “hay que acabar con la posibilidad de que la mujer dé a luz”8 tratando de rechazar lo que existe, y que está fundado en la naturaleza de las cosas, lo que está en juego es la consistencia misma de la naturaleza humana. Para esta ideología la naturaleza incomoda, estorba y por tanto debe desaparecer. No debe haber nada que venga dado, cada uno se hace y se construye a sí mismo. Predomina un constructivismo, un voluntarismo, en el que todo se construye por pura voluntad, no hay realidad, ni naturaleza en la que fijarse. Es un hombre sin Dios, sin alma, sin sujeción a su cuerpo, que se auto crea, que es pura voluntad. Estamos pues hoy ante una situación completamente nueva, se intenta dar un paso más radical: eliminar la naturaleza. No hay Creador, ni orden, ni naturaleza humana. Esta forma de interpretar la realidad se extiende a distintos ámbitos, tiene una pretensión de totalidad y propone una redefinición del hombre. Es en este sentido en el que la “Ideología de género” ha sido concebida como un gran proyecto de ingeniería social para
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Christina Hoff Sommmer, Who store Feminism?, New York, Simon &Schuster, 1997. Clive Staples Lewis, La abolición del hombre, Madrid, Encuentro, 2007. Algunas de las ilustraciones de la ley natural o Tao como lo denomina Lewis se refieren por ejemplo: a la protección de la vida, las relaciones conyugales y patenofiliales, el cuidado de niños y ancianos, la sociabilidad humana o el castigo de delitos. Inclinaciones naturales que están presentes en numerosas culturas. “La rebelión de las nuevas ideologías contra la ley natural es la rebelión de las ramas contra el árbol: si los rebeldes pudieran vencer se encontrarían con que se han destruido así mismos”. Clive Staples Lewis, Ibidem. p.48. Hanna Arendt, Los orígenes del totalitarismo, Madrid, Taurus, 1974, pág.377. Shulasmith firestone, The Dialectic of sex, Nueva York, Batman Books, 1970, pág.10. Judith Buttler, Gender Trouble: Feminism and the Subversión of Identity, Routledge, New York, 1990, pág.6. Alison Jaeger, Political Philosohies of Women Liberation, Feminism and Philosophy Littlefield, New Yersey, Adams &Co, 1977, pág.13. Claro ejemplo de ello han sido las dos legislaturas socialistas desde 2004 hasta 2011, en las que ha producido un gran cambio legislativo que ha afectado a la vida, a la familia y a la educación principalmente.
nuestro siglo, y lo cierto es que su propósito tiene como finalidad un cambio: un nuevo hombre, una nueva sociedad jurídico-política y una nueva cultura. Esta cosmovisión ha tratado de irse imponiendo en distintos ámbitos y áreas de conocimiento. Sus tentáculos han llegado desde las Conferencias Mundiales de la mujer en la que han ido planteando sus propuestas, especialmente desde la de Pekín en 1995, pasando por la política internacional y española, desde la que se ha propuesto un cambio legislativo principalmente en temas de matrimonio, familia y vida, así como graves intromisiones en la educación, como la imposición de la asignatura de Educación para la ciudadanía, que en muchos de los manuales recomendados contienen una educación afectivo-sexual orientada absolutamente desde esta ideología9. Así mismo, han surgido recomendaciones e imposiciones de carácter lingüístico, e infinidad de series televisivas y películas de cine con modelos y parámetros propios de esta ideología. Desgraciadamente la Teoría del género ha encontrado el terreno abonado: en la filosofía por el nihilismo, el materialismo y el positivismo filosófico; en lo social por la revolución sexual de mayo del 68 y el desprecio a la institución familiar; en lo jurídico por el positivismo jurídico; en la política por el socialismo postmarxista nutrido de influencias de feminismo radical. Otro tema recurrente en esta ideología es un ataque frontal a la familia natural. La hostilidad frente a la familia es extrema. La principal razón de su rechazo la fundamentan
en considerar que esta institución básica de la sociedad "crea y apoya el sistema de clases sexo/género". Consideran que la familia ofrece las primeras lecciones de ideología de clase dominante y que imparte legitimidad a otras instituciones de la sociedad civil. Saben que la familia es lugar dónde se aprende la religión y el orden natural de las cosas. Insisten en la de-construcción de la familia no sólo porque a su juicio esclaviza a la mujer, sino porque condiciona a los hijos para que vean a la familia, el matrimonio y la maternidad como algo natural. La propuesta que nos sugiere la mencionada ideología es la de un hombre sin Dios, un cuerpo sin alma y un individuo sin familia. La contrapropuesta no puede venir sino de la recuperación de un nuevo encuentro entre la razón, la naturaleza y la cultura. Sólo una razón abierta a la realidad puede conocer la naturaleza y favorecer que surja una cultura fecunda. Sin familia no hay sujeto, el individuo se deshace. Sin familias no hay sociedad, sin sociedad decae la política, el derecho y la cultura. Por eso, sólo recuperando la belleza y el sentido de la familia, se recompone el sujeto, crece la persona y se abre la posibilidad de recuperar nuestra malherida sociedad.
∎∎∎ Carmen Sánchez Maíllo es profesora de Teoría del Derecho en la Universidad CEUSan Pablo de Madrid, y Secretaria Académica del Instituto de Estudios de la Familia.
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Hacia el origen de la “ideología de género” en los medios de comunicación
Fotograma de la película Ciudadano Kane
Por: Luis Antonio Curiel Calleja Dedicado a mi padre, Jesús Curiel Fombellida, que el pasado 17 de Diciembre de 2012 pasó a la Casa del Padre. Gracias a mi padre he aprendido el valor de la vida en su sentido más amplio.
P
arece evidente que la cuestión de la “ideología de género” ha adquirido carta de naturaleza en el debate social actual. En parte, su actualidad y la percepción de su entidad, importancia, etc., se deben a la influencia de los medios de comunicación. De ahí que sea pertinente realizar una síntesis sobre la relación entre información e ideología de género. Los medios de comunicación desempeñan un papel fundamental en el establecimiento y tratamiento de los temas que presentan a los ciudadanos, lo que provoca que muchas veces se tomen como normales ciertos comportamientos y actitudes, influyendo considera-blemente en el comportamiento de la sociedad, especialmente en el público adolescente y/o joven. Estos medios de comunicación han abordado el tema ideológico de diferentes maneras, especialmente desde la celebración de la Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las Mujeres, que se llevó a cabo en Pekín en 1995. Por este motivo, es necesario profundizar en los orígenes y abordar la relación de medios de comunicación e ideología de género con un sentido crítico, analizando los diversos aspectos del tratamiento in-
formativo y destacando aquellos factores positivos que se corresponden con el sentido del periodismo como servicio a la sociedad. Esta tarea permitirá una mejor comprensión del papel que deben asumir los medios de comunicación y cómo debe ser su relación con la sociedad. Además, servirá como cauce para entender la situación en la que se mueven los medios de comunicación en la actualidad. El papel de los medios en el establecimiento y tratamiento de los temas que se presentan a los ciudadanos Los medios de comunicación tienen una misión positiva en la sociedad. Son los responsables de transmitir la infor-mación a los ciudadanos, que confían en la veracidad de los mensajes difundidos por los propios medios. Es evidente que la información llega a través de los periodistas, que son los encargados de transmitir las noticias a la sociedad. El panorama mediático actual cuenta con grandes periodistas, cuyos referentes han sido otros maestros del pasado, y que han entendido su vocación como servicio a la sociedad. Esta manera de hacer periodismo ha permitido a muchos ciudadanos comprender el panorama social en el
que viven. Todo ello gracias a las herramientas que los propios periodistas han ofrecido a sus ciuda-danos para analizar la actualidad y su entorno. Juan Pablo II entendió a la perfección la importancia del periodismo como servicio a la sociedad y al bien común. Con motivo de la 37 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales celebrada en el año 2003, el Pontífice escribió una Carta Apostólica en la que recordaba el papel de los medios de comunicación, afirmando que “dentro de una visión orgánica y correcta del desarrollo del ser humano, los medios de comunicación pueden y deben promover la justicia y la solidaridad, refiriendo con verdad y cuidado los acontecimientos, analizando en modo completo las situaciones y los problemas, y dando voz a las diversas opiniones. Los criterios supremos de verdad y de justicia, en el ejercicio maduro de la libertad y de la responsabilidad, constituyen el horizonte donde situar una auténtica deontología en el aprovechamiento de los modernos y potentes medios de comunicación social”1. Parece claro que la preocupación por el control de la información ha sido una constante en la historia de la humanidad, especialmente en las últi-
mas décadas, donde las noticias se propagan con rapidez y llegan a numeroso público. De hecho, la aparición de otros medios de comunicación de masas, distintos a la prensa tradicional, como la radio, la televisión o Internet, han propiciado la inmediatez en la información y una amplia difusión de la misma. Este hecho, aparentemente ventajoso, trae consigo un importante riesgo para la sociedad, pues en numerosas ocasiones se difunden los hechos sin ser contrastados y/o analizados en profundidad. En ocasiones se realiza de manera inconsciente, pero muchas otras veces se hace de manera deliberada. En el fondo de la cuestión está el poder, los intereses mediáticos, las afinidades ideológicas, el dinero, etc. Esta manipulación de la realidad es el fruto de nuestra sociedad, que vive marcada, como señala Galdón López, por la “cultura sofística del simulacro, en la que el montaje y el argumento general han sido ideados por las actitudes positivistas, el guión y los textos únicos que se interpretan son realizados por los poderes e «ideologías» dominantes, y los actores principales y los coros que hacen eco reiterativo son la mayor parte de los medios de comunicación que, en su actuación, hacen ver
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al público que responden a sus demandas”2. Este hecho convierte la verdad en algo relativo, que permite a los manipuladores dar un determinado sentido en beneficio de sus propios intereses. Podríamos afirmar que información y poder caminan de la mano. De hecho, muchos estudios designan a la prensa como “el cuarto poder” por su capacidad de influir en la sociedad. Precisamente la historia de la prensa está marcada por una extraña relación con el poder, donde muchas veces priman los intereses de unos sobre otros o viceversa. Lo cierto es que la prensa se nutre, en gran medida, de la agenda política de los gobernantes, haciéndose eco de las distintas leyes, declaraciones y otro tipo de propuestas. Maxwell McCombs, uno de los padres de la Teoría de la agenda setting término acuñado como tal en 1968-, señala la influencia que los medios de comunicación de masas tienen sobre el público al determinar qué historias poseen interés informativo y cuánto espacio e importancia se les da. En este orden de cosas, afirma que “para los periodistas, este fenómeno del que ahora hablamos como el papel de los medios informativos como fijadores de la agenda supone una formidable cuestión ética de carácter global, respecto a cuál es la agenda que proponen los medios. «Lo que el público necesita saber» es una frase recurrente en el repertorio retórico del periodismo profesional”3. Esta teoría hace referencia a los medios de comunicación y la selección que realizan sobre los diversos temas a tratar. Su punto central es la capacidad de los mass media para graduar la importancia de la información que se va a difundir, dándole un orden de prioridad para obtener mayor audiencia, mayor impacto y una determinada conciencia sobre la noticia. LópezEscobar asegura que “con la Teoría de la agenda-setting se consolidó un método empírico para mostrar cómo los medios de difusión consiguen transferir a sus audiencias las listas jerarquizadoras de los temas o problemas más destacados para la sociedad. Mediante el análisis de contenido de los medios y el sondeo a la audiencia se descubre que, en efecto, existe una elevada correlación entre los temas a los que dan importancia los medios de difusión y los que interesan a sus audiencias”4. Podría afirmarse que los medios señalan los temas a los que debe prestarse más atención, a la vez que indican a la audiencia la importancia que deben dar a esas informaciones. A este respecto, Agejas Esteban estudia a McCombs y señala que “la mayoría de los estudios y trabajos tenidos en cuenta para su ensayo, articulan la investigación en torno a los temas de la agenda política. Dado que la mayoría de los estudios utilizados son anteriores a la década de los 90, resulta curioso constatar que la perspectiva de género no aparece como una de las determinantes de la consabida agenda -cuando sí que aparece ya, por ejemplo, la cuestión ecológica. Esto nos permite confirmar que la cuestión de la “ideología de género” es una de las más recientes”5. La prensa es el medio de comunicación más influyente de la sociedad, es el medio por excelencia, que es capaz de condicionar y moldear a la opinión pública y al ámbito político de un país. De hecho, los periódicos son los medios que más opinión generan. En la actualidad, la prensa está influenciada por el periodismo objetivista y la cuestión ideológica sobre el género, que parecen sujetos prioritarios en el quehacer periodístico y comunicativo contemporáneo de diversos medios de comunica-
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Esta nueva izquierda encontró su filón de oro en la celebración de la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres celebrada en Pekín, en 1995. Probablemente ha sido el desencadenante de la amplia propagación y difusión de las ideas y acciones que se venían gestando y realizando desde los años precedentes
ción, especialmente desde la celebración de la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre las Mujeres, celebrada en Pekín en 1995. La IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las Mujeres como desencadenante Parece claro que la perspectiva de género venía larvada desde los años sesenta y desde las precedentes Conferencias Mundiales sobre la Mujer. Si bien es verdad, hay dos momentos especialmente significativos en la década de los ochenta que merecen especial atención. Por un lado, la publicación de la Carta Apostólica de Juan Pablo II Mulieris dignitatem en 1988; por otro, la caída del Muro de Berlín un año después. Son dos hechos fundamentales para comprender el ambiente en el que se celebró posteriormente la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres de Pekín, en 1995. Las informaciones de la prensa de estos años sirvieron de humus ideológico para el desarrollo de esta corriente y su incorporación social. Aunque estaba larvado el tema, Juan Pablo II se adelantó a lo que vendría después con la publicación de Mulieris dignitatem, en 1988. En esta Carta, aboga por la dignidad y la vocación de la mujer. Juan Pablo II afirma que “la mujer -en nombre de la liberación del «dominio» del hombre- no puede tender a apropiarse de las características masculinas, en contra de su propia «originalidad» femenina. Existe el fundado temor de que por este camino la mujer no llegará a «realizarse» y podría, en cambio, deformar y perder lo que constituye su riqueza esencial. Se trata de una riqueza enorme”6. En esta misma línea, también advierte que “los recursos personales de la femineidad no son ciertamente menores que los recursos de la masculinidad; son sólo diferentes. Por consiguiente, la mujer -como por su parte también el hombre- debe entender su «realización» como persona, su dignidad y vocación, sobre la base de estos recursos, de acuerdo con la riqueza de la femineidad, que recibió el día de la creación y que hereda como expresión peculiar de la «imagen y semejanza de Dios»”7. En esta Carta Apostólica, Juan Pablo II recuerda que “la maternidad, ya desde el comienzo mismo, implica una apertura especial hacia la nueva persona; y éste es precisamente el «papel» de la mujer”8. Este documento pretende dar actualidad al mensaje del propio Conci-
lio Vaticano II, afirmando que “la dignidad de la mujer se relaciona íntimamente con el amor que recibe por su femineidad y también con el amor que, a su vez, ella da. Así se confirma la verdad sobre la persona y sobre el amor”9. Estas palabras de Juan Pablo II contrarrestan con el ambiente propiciado por la corriente ideológica sesentayochista que encontró un gran aliado en la prensa de su época y de décadas posteriores. Esa corriente reivindicaba, -además del pacifismo o el ecologismo-, el feminismo, que se extendió principalmente de la mano de Simone de Beauvoir. Desde los años sesenta, varias feministas lucharon por un nuevo papel de la mujer dentro de la sociedad, alejado del rol exclusivo de madre y esposa. Este caldo de cultivo propició varios documentos en el seno de la Iglesia apoyando la figura materna, desde posiciones preconciliares hasta la Carta Apostólica Mulieris dignitatem, pasando por el propio Concilio Vaticano II. El otro momento histórico al que se ha hecho referencia fue la caída del Muro de Berlín en 1989, lo que supuso la caída del símbolo principal de la izquierda. Este acontecimiento les dejó, en cierto sentido, huérfanos en su pensamiento, por lo que tuvieron que recurrir a otros símbolos ideológicos. Surge así una nueva izquierda que conformará nuevos planteamientos en su pensamiento y en su acción, que se reflejará en las políticas de numerosos países de América del Sur y de Europa, gobernados por diferentes espectros de las izquierdas (social -liberales o socialdemócratas), pero con unas mismas líneas de acción. Estos gobiernos promueven la equiparación o incluso la discriminación positiva a favor de la mujer, promueven el uso de métodos anticonceptivos bajo los argumentos de una mejor planificación familiar o con el fin de evitar el contagio y la propagación de enfermedades de transmisión sexual, apoyan las reivindicaciones de los homosexuales, el aborto, así como otras políticas y medidas educativas que desvirtúan el verdadero concepto de matrimonio y familia, tal y como se ha entendido a lo largo de la historia. Trillo-Figueroa explica que, “en general, la extrema izquierda surgida de finales de los 70, durante la década siguiente cambiaron sus tácticas revolucionarias para conquistar el poder, propios de la revolución clásica violenta desde arriba, por la revolución desde abajo, es decir, la conquista del poder a través de la infiltración cultural, comenzando por la educación y continuando por los medios de comunicación”10. Esta nueva izquierda encontró su filón de oro en la celebración de la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres celebrada en Pekín, en 1995. Probablemente ha sido el desencadenante de la amplia propagación y difusión de las ideas y acciones que se venían gestando y realizando desde los años precedentes. Es la gran Cumbre mediática, con un potencial sin precedentes en la historia de la humanidad para llegar a todos los rincones del planeta. La información sesgada, la transmisión de ideología o de posturas encontradas entre los dos bloques principales fueron la tónica general de las informaciones vertidas. Nada de rigor en las publicaciones, basadas en el periodismo declarativo o en la corriente ideológica del medio en cuestión. Hechos, sin duda alguna, que empobrecieron los diversos temas tratados en esta Conferencia. Todos estos acontecimientos se hicieron eco en los diversos medios de comunicación con diversos enfoques ideológicos, transmitiendo una información ses-
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Juan Pablo II: “Carta Apostólica del Sumo Pontífice Juan Pablo II a los responsables de las comunicaciones sociales” [en línea]. El Vaticano, 24 de enero de 2005. Disponible en http:// www.vatican.va/holy_father/ john_paul_ ii/apost_letters/ documents/hf_jp-ii_apl_20050124_ilrapido-sviluppo_sp.html. [Fecha de consulta: 30 de junio de 2010]. Galdón López, Gabriel: “Información, Desinformación y Manipulación”, en Gabriel Galdón (coord.), Introducción a la comunicación y a la información. Editorial Ariel, Barcelona, 2001, pág. 63. MCCOMBS, Maxwell: Estableciendo la agenda. Paidós, Barcelona, 2006, p. 21. LÓPEZ-ESCOBAR, E. y LLAMAS, J.P.: “Agenda-setting: investigaciones sobre el primer y el segundo nivel”, en Comunicación y Sociedad, IX, nº 1 y 2 (1996a), p. 9. AGEJAS ESTEBAN, José Ángel: “La ideología de género en la opinión pública”, en LACALLE NORIEGA, Maria y M ART ÍNEZ PERONI, Patr icia (coordinadoras), La ideología de género. Reflexiones críticas. Ciudadela Libros, Madrid, 2009, pp. 204-205. JUAN PABLO II: Mulieris Dignitatem – La dignidad de la mujer, punto 10. Idem. Ibídem, punto 18. Ibídem, punto 30. TRILLO-FIGUEROA, Jesús: La ideología de género. Libros Libres, Madrid, 2009, p. 157.
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gada y cargada de un profundo contenido relacionado con la perspectiva de género. Establecer el origen de la “ideología de género” en la prensa es complejo, pero sí podemos afirmar que se ha desarrollado significativamente desde la celebración de la citada Conferencia Mundial sobre las Mujeres de Pekín, momento culminante para la transmisión de esta ideología a través de los medios. En este mismo sentido juzga la Conferencia Giménez Armentia: “En comparación con las otras Conferencias Mundiales sobre la Mujer, la de Pekín tuvo un impacto mediático sin precedentes, cumpliendo ampliamente con el objetivo de toda Conferencia de Naciones Unidas de sensibilizar a la sociedad civil sobre los temas que aborda”11. La celebración de la cumbre oficial y del foro de ONG’s congregó a más de 3.200 periodistas, lo que supuso que la Conferencia de Pekín tuvo más cobertura que las tres cumbres sobre la mujer precedentes (México, 1975; Copenhague, 1980 y Nairobi, 1985). La repercusión mediática fue clave para difundir determinados planteamientos propuestos en esta Conferencia como ejes claves de la llamada “ideología de género”. De hecho, conviene señalar que la propia Declaración de Beijing, en el punto 38, establece un compromiso manifiesto para la incorporación de la perspectiva de género en todas las políticas y programas de acción: “Por la presente nos comprometemos en calidad de Gobiernos a aplicar la siguiente Plataforma de Acción y a garantizar que todas nuestras políticas y programas reflejen una perspectiva de género. Instamos al sistema de las Naciones Unidas, a las instituciones financieras regionales e internacionales pertinentes, a todas las mujeres y a todos los hombres, así como a las organizaciones no gubernamentales, con pleno respeto a su autonomía, y a todos los sectores de la sociedad civil a que, en cooperación con los gobiernos, se comprometan plenamente y contribuyan a la aplicación de esta Plataforma de Acción”12. En el Capítulo IV de esta Declaración, se establecen varios objetivos estratégicos y medidas concretas para su desarrollo. Entre los objetivos de las diversas áreas -como mujer y pobreza, educación y capacitación de la mujer, mujer y salud, violencia contra la mujer, entre otras- está la inclusión de metodologías basadas en el género. Parece que la resolución de todos los problemas está en esa inclusión de la perspectiva de género. La IV Conferencia Mundial de la Mujer estableció un capítulo dedicado a la mujer y los medios de difusión. Es un hito clave en la historia de las Conferencias, pues es la primera vez que se dedica un espacio a esta relación. El apartado J de la Plataforma de Pekín es un claro referente en la “ideología de género” y su relación con los medios de comunicación. Ofrece las pautas para comprender la importancia que esta Conferencia concede a los propios medios de comunicación como medio de transmisión de esta ideología que se ha incorporado en la mayor parte de las políticas y otros aspectos relacionados con la mujer. El punto 235 afirma que “aunque ha aumentado el número de mujeres que hacen carrera en el sector de las comunicaciones, pocas son las que han llegado a ocupar puestos directivos o que forman parte de juntas directivas y órganos que influyen en la política de los medios de difusión. Se nota la desatención a la cuestión del género en los medios de información por la persistencia de los estereotipos basados en el género que divulgan las organizaciones de difusión
públicas y privadas locales, nacionales e internacionales”13. El siguiente punto aboga por la supresión de las imágenes negativas y degradantes de la mujer en cualquier tipo de medios de comunicación. Además, se aboga por erradicar los programas en los que haya sesgo de género. El objetivo estratégico J.1 aboga por “aumentar el acceso de la mujer y su participación en la expresión de sus ideas y la adopción de decisiones en los medios de difusión y por conducto de ellos, así como en las nuevas tecnologías de comunicación”14. El siguiente objetivo estratégico, J.2, plantea “fomentar una imagen equilibrada y no estereotipada de la mujer en los medios de difusión”15. Parece que la clave está en integrar la perspectiva de género mediante la formación e incorporación de la mujer a los medios de comunicación. De hecho, todas las declaraciones y planes de acción propuestos en esta Cumbre están envueltos en esa perspectiva de género. En este sentido, Agejas Esteban afirma que “el logro más sonado de esta conferencia fue que se introdujera el término de género definido como la construcción social de los papeles asignados a hombres y mujeres en una sociedad dada, con las consiguientes oportunidades, discriminaciones…”16. Este concepto de género fue ratificado como tal en la declaración de la presidenta de la Conferencia sobre la interpretación más generalizada del término “género”17. Es uno de los grandes logros de las Naciones Unidas, que no había introducido el término como tal hasta entonces, a pesar de haber celebrado numerosas cumbres y conferencias. A este respecto, Giménez Armentia señala que “el avance que marca la Conferencia de Pekín [...] es que, por un lado, introduce el compromiso de la comunidad internacional en la potenciación del papel de la mujer (empowerment) y, por otra parte, sistematiza la integración de la perspectiva de género en las políticas (mainstreaming)”18. Esta inclusión ideológica, además de otros temas como la salud sexual y reproductiva, el aborto o los derechos humanos, enfrentaron a varios países participantes, a los que la prensa situó en dos bloques, sin profundizar en otras posturas o cuestiones. Por un lado, el bloque denominado “conservadurista”, integrado por El Vaticano, países islámicos y algunos países latinoamericanos; por otro, los llamados “progresistas”, abanderados por la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá. Giménez Armentia llama la atención respecto al tratamiento que realizó la prensa española explicando que “en muchas ocasiones, redujo la información a las divergencias que se dieron en Pekín desde tan sólo dos posiciones, los “conservaduristas” [...] y los “progresistas” [...]. Las valoraciones que emitieron sobre los resultados de la Conferencia las hicieron depender de la visión de cada uno de estos dos bloques. Siempre se habló de divergencias ideológicas y muy pocas veces se aludió a divergencias entre Norte-Sur. Ciertos temas fueron tratados por la prensa como un éxito o fracaso dependiendo de si eran valorados por los “progresistas” o los “conservaduristas”. Incluso en algún periódico se llegó a afirmar que “los conservaduristas”, con sus ideas retrógradas, habían aguado el documento de Pekín”19. Parece claro que la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres de Pekín supuso un antes y un después para la transmisión de la perspectiva de género desde los medios de comunicación social. De hecho, Pekín es el punto de partida para hablar del control mediático entor-
no al género. Esta Cumbre determinó como punto de referencia de las medidas políticas y de la propia información la perspectiva de género. A partir de este momento, surgen numerosos estudios sobre la “ideología de género” relacionada con la prensa, la radio, la televisión, Internet, etc. Agejas Esteban afirma que “al formar parte de la agenda política y de los programas de gobierno, no podemos saber si antes se daban o no (estos estudios), lo que sí sabemos es que ahora se potencian. Se convierten dichos estudios en noticia, y por ende, se publicitan, generan nuevos temas y datos para futuras investigaciones”20. La cobertura mundial de la Conferencia de Pekín fue una de las prioridades de los países. Sobre el interés mediático suscitado, Giménez Armentia explica que “algunas de las razones que motivaron el interés mediático fueron, principalmente, el lugar donde se celebró la Conferencia, las relaciones entre Estados Unidos y China, la controvertida visita de Hillary Clinton a Pekín y las disputas entre los países en la Conferencia”21. Pero existen otras razones más profundas que pudieron despertaron el interés mediático por la Cumbre de Pekín22: 1. Desde 1975 a 1995, se experimentó un cambio significativo en el análisis y comprensión de los temas referidos a las mujeres, lo que ha llevado a una perspectiva más profunda y amplia a la hora de abordar estos asuntos. De hecho, el documento de Pekín fue un poderoso y sustancial escrito donde se trataron los temas de la mujer con mayor profundidad y madurez a como se había hecho en el resto de las Conferencias anteriores. 2. La gran importancia que han adquirido las ONGs y el Foro de las ONGs a lo largo de estos años ha propiciado que estos aumeta ran su efectividad creando herramientas de “lobby” y estra tegias mediáticas importantes. 3. La gran importancia y el crecimiento internacional. En 1995 ya existía un movimiento global de mujeres con criterios bastante consolidados y capaces de hacerse oír y de llegar a la opinión pública internacional. Este movimiento, además, contó con el apoyo de
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11. GIMÉNEZ ARMENTIA, Pilar: La imagen de las mujeres: potenciales y limitaciones de los medios. Análisis de la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las mujeres. Fundación Universitaria Española, Madrid, 2007, p. 57. 12. ONU: “Informe de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. A/ CONF.177/20/Rev.1”, ONU, 1996 [en línea]. Disponible en: http:// www.eclac.cl/mujer/noticias/ noticias/9/26089/ InformeCCMBeijing.pdf, p. 5. [Fecha de consulta: 10 de mayo de 2010]. 13. Ibídem, p. 108. 14. Ibídem, p. 108. 15. Ibídem, p. 110. 16. AGEJAS ESTEBAN, José Ángel: La ideología de género. Reflexiones críticas. Op. cit., p. 201. 17. ONU: “Informe de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. A/ CONF.177/20/Rev.1” [en línea]. Enlace citado, p. 232, Anexo IV. 18. GIMÉNEZ ARMENTIA, Pilar: La imagen de las mujeres: potenciales y limitaciones de los medios. Análisis de la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las mujeres. Op. cit., p. 59. 19. Ibídem, p. 65. 20. AGEJAS ESTEBAN, José Ángel: La ideología de género. Reflexiones críticas. Op. cit., p. 202. 21. GIMÉNEZ ARMENTIA, Pilar: La imagen de las mujeres: potenciales y limitaciones de los medios. Análisis de la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las mujeres. Op. cit., p. 224. 22. Ibídem, pp. 224-225. 23. AGEJAS ESTEBAN, José Ángel: La ideología de género. Reflexiones críticas. Op. cit., pp. 202203 24. Ibídem, p. 70. 25. Véanse las siguientes obras: GIMÉNEZ ARMENTIA, Pilar: La imagen de las mujeres: potenciales y limitaciones de los medios. Análisis de la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las mujeres. Op. cit. y GIMÉNEZ, Pilar y BERGANZA, Maria Rosa: Género y Medios de Comunicación. La Fragua, Madrid, 2009. 26. GIMÉNEZ ARMENTIA, Pilar: La imagen de las mujeres: potenciales y limitaciones de los medios. Análisis de la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las mujeres. Op. cit., p. 84. 27. Ibidem, p. 166. 28. Ibidem, p. 185.
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Naciones Unidas para organizar se, tanto en el Foro como en los espacios nacionales ante la IV Conferencia de Pekín. 4. El cambio del papel de los medios en relación con el resto de conferencias ha sido notable. La presencia de estos y su interés por los temas tratados en estas reuniones ha ido creciendo considerablemente. En el caso de España, el interés informativo recobró un carácter especial debido al gran protagonismo que adquirió nuestro país como portavoz de la Unión Europea. La que fuera en aquél momento ministra de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi, hizo mucho hincapié para que la Conferencia adquiriera un peso mediático importante. Los periódicos internacionales y españoles ofrecieron muy pocas claves a los lectores para contextualizar los temas informativos tratados en Pekín. Faltaron pautas y criterios para ayudar al lector a comprender esta Cumbre. Los resultados de Pekín han dado sus frutos y son constatables cada día en los medios de comunicación social. Los telediarios y las páginas de periódicos y revistas, pasando por numerosos programas radiofónicos y televisivos -las series de ficción ejercen un papel decisivo en el proceso socializador, especialmente entre el público joven-, recuerdan cada día al lector, telespectador o radioyente la importancia de la perspectiva de género. Las informaciones y opiniones sobre esta “ideología de género” se transmiten, de manera implícita o explícita, a través de los medios de comunicación. El objetivo es deconstruir la sociedad, por eso utilizan eufemismos para reflejar realidades encubiertas. Otro nuevo cauce para esta transmisión ideológica es Internet, donde se dispone de numerosos documentos referentes a estos temas de género. Agejas Esteban insiste en la gran influencia ejercida por la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres señalando que “la agenda de Pekín sigue influyendo en que se considere que la aparición de la mujer en noticias vinculadas con su papel familiar es un estereotipo (en sentido negativo), que si aparece vinculada con roles tradicionales, se refuerzan los estereotipos de género, y que, en consecuencia, se estime que los medios de comunicación aún no han asumido suficientemente la agenda de lucha contra la desigualdad de género, que no han variado los enfoques (framing) de forma conveniente”23. Esta IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres dejó claros los planteamientos abordados con el fin de revisarlos en un futuro. Desde 1995, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer revisa anualmente algunas áreas de la Plataforma de Acción. En junio de 2000, la Asamblea General de la ONU celebró una sesión especial sobre “la mujer en el año 2000: igualdad entre los géneros, desarrollo y paz en el siglo XXI”. Este encuentro internacional tuvo lugar en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York y se conoce como “Pekín + 5”, por ser una revisión de la IV Conferencia Mundial de las Mujeres. En febrero de 2005, en la sede de la ONU, se celebró la 49º sesión de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer, conocida como “Pekín + 10”. Esta reunión internacional “es parte de una cadena de eventos que tuvieron lugar ese año en Nueva York sobre el tema de desarrollo”24. Además, en estas sesiones se trabajaron los cuestionarios enviados por la ONU a los países miembros. El fin de estas encuestas era profundizar en las medidas y accio-
nes concretas que se han realizado en cada territorio desde el año 2000. En marzo de 2010, la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer revisó la Declaración de Beijing y la Plataforma de Acción después de 15 años de intenso trabajo. “Pekín + 15” también trabajó sobre los documentos tratados en otras Comisiones. Sorprende que estas sesiones de revisión apenas hayan tenido repercusión mediática; más si se compara con la nutrida asistencia de medios de comunicación y periodistas a la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las Mujeres. Es muy probable que estas sesiones no despierten el interés mediático porque los objetivos marcados en la Conferencia de 1995 forman ya parte de la agenda setting de los medios de comunicación social. Tratamiento Informativo de la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres en la Prensa Española El tratamiento informativo que la prensa española ofreció sobre la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las Mujeres fue muy dispar en los diarios españoles. A este respecto, hay un estudio de especial interés realizado por la profesora Pilar Giménez Armentia25. Se trata de una investigación empírica de los ochos periódicos de mayor tirada y difusión en España en el año 1995, cuatro de tirada nacional (ABC, Diario 16, El Mundo, El País) y cuatro regionales (El Correo Español del Pueblo Vasco, El Periódico de Cataluña, La Vanguardia y La Voz de Galicia). La elección de estos periódicos se debe, además, a que fueron los que más información generaron sobre la Conferencia. El estudio comprende diez meses, desde enero a octubre de 1995, con el fin de ver la trascendencia mediática de la Cumbre antes, durante y después de su celebración. Giménez Armentia señala que “las conclusiones evidencian que los periódicos hicieron un despliegue informativo amplio, ya que los datos y porcentajes indican no sólo que el número de informaciones fue elevado, sobre todo en la sección Sociedad, sino que la mayoría de los medios destacaron el evento abriendo la sección o con una cabecera de página especial, con amplias fotografías o con extensos reportajes sobre la misma”26. Los medios centraron sus informaciones en las discusiones y en los asuntos problemáticos, obviando en ocasiones los aspectos más importantes de la agenda de la Conferencia y los temas que más preocupaban a las mujeres. Sorprende, además, que los periódicos españoles apenas dieron importancia al tema de “medios de comunicación y mujer”. La prensa española sirvió como medio para concienciar a la opinión pública sobre la situación de las mujeres, además de crear una opinión favorable a favor de ellas. Los periódicos hicieron importantes despliegues informativos, pero no se implicaron en la búsqueda de soluciones. Se limitaron a contar la realidad sobre las mujeres. Los temas de difícil consenso tampoco pasaron desapercibidos en los periódicos. Divergencias políticas, económicas, religiosas y culturales impidieron llegar al consenso en determinados temas. Una prueba de ello es que el documento final tuvo 44 reservas en la sesión final. Los temas más difíciles de consenso fueron recogidos por la prensa, destacando la salud sexual, con el aborto a la cabeza. Los propios medios, al analizar las diferencias entre las delegaciones, mencionaron como causas las culturales y religiosas, nunca las económicas o políticas. La prensa informó sobre los proble-
mas de las mujeres, aunque no profundizó en las soluciones propuestas por Pekín. Respecto al tema de las reservas planteadas por algunos países al documento final de la Conferencia, los periódicos apenas informaron sobre estas 44 reservas. Sobre esta cuestión, Giménez Armentia observa que “los medios no le dieron mucha importancia en los titulares al tema de las reservas y cuando lo hicieron fueron imprecisos en sus afirmaciones, con calificativos como ‘varios’, ‘más de’, lo que indica que ningún periódico informó sobre la realidad, ya que no mencionaron las cuarenta y cuatro reservas, aún cuando sus titulares se publican en las fechas en las que el documento estaba agotado. Muy pocos diarios reflejaron qué países pusieron las reservas y a qué partes del documento”27. Parece claro que hubo una falta de rigor informativo en el tema de las reservas, a causa de la falta de exactitud y de la imprecisión con la que informaron. Algunos medios, además, culpabilizaron a determinados países, como el Vaticano y los islámicos, de no favorecer el consenso. Los medios pretendieron vender esta Cumbre como un éxito sin precedentes, por eso no profundizaron en las reservas planteadas al
Las informaciones y opiniones sobre esta “ideología de género” se transmiten, de manera implícita o explícita, a través de los medios de comunicación. El objetivo es deconstruir la sociedad, por eso utilizan eufemismos para reflejar realidades encubiertas. documento final. La línea editorial de cada periódico estuvo muy presente en todas las informaciones publicadas sobre la Cumbre. Así, El País, Diario 16, El Correo Español y El Periódico de Cataluña valoraron positivamente los resultados finales. Todo lo contrario ocurrió con los diarios ABC, La Voz de Galicia y El Mundo. Los medios apenas informaron sobre las valoraciones realizadas por los países participantes en la Conferencia. Sobre el juicio realizado por los países, Giménez Armentia considera que “en general, muestran una valoración positiva de la actuación de todos los países, con excepción de China, el Vaticano, los países islámicos y la ONU, que son valorados más negativamente”28. Las informaciones publicadas en los diarios españoles se centraron especialmente, tal y como explica Giménez Armentia, en “el posicionamiento y la actuación en la Conferencia de España, la Unión Europea, el Vaticano y los países islámicos, y mostraron las diferentes posturas que adoptaron y los obstáculos o logros que consiguieron. Sin embargo, del resto de países, aunque hablaron de su actuación, lo hicieron muy superficialmente, desviando las informaciones hacia otros puntos de interés y no hacia su actuación dentro de la Conferencia”29.
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A este respecto, Giménez Armentia concluye que “los diarios hicieron un despliegue informativo importante para relatar la situación que atraviesan las mujeres en todo el mundo. [...]. Además, ejercieron una labor de denuncia social y fueron un vehículo de expresión en el que muchas mujeres alzaron su voz y manifestaron las discriminaciones y la falta de derechos humanos a las que se ven sometidas. Aunque algunas de las informaciones están avaladas por datos y cifras, hay una gran cantidad de noticias y reportajes, donde los periódicos nos muestran ejemplos de mujeres o de niñas que viven en el anonimato y utilizan sus historias personales para exponernos la precaria situación en la que se encuentran”30. La prensa informó principalmente sobre la salud reproductiva y la violencia. Lo hicieron a través de dos vertientes, la empírica, que constata datos y la humana, que relata y describe los acontecimientos. De hecho, la mayoría de las informaciones fueron cubiertas por mujeres, observándose una diferencia en la prioridad informativa con respecto a los hombres. Los medios de comunicación ofrecieron un tratamiento deficiente y escaso sobre los temas más trascendentales tratados en la Conferencia de Pekín. Giménez Armentia considera que “los diarios, en muchas ocasiones, le concedieron más importancia a asuntos menos relevantes que a los de especial interés y preocupación para las mujeres. De hecho, se tendió a dar un tinte político a los temas que se trataron en Pekín y hubo tópicos sobre la Conferencia que desviaron la atención hacia asuntos de menor interés y trascendencia”31. Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información se desarrolló en dos fases, comenzando en Ginebra en 2003 (del 10 al 12 de diciembre) y concluyendo en Túnez en 2005 (del 16 al 18 de noviembre). En la Declaración de Principios de Ginebra se establece, entre otras cosas, la promoción de la igualdad de género. El punto 12 de esta Declaración ofrece una de las claves para comprender el fenómeno ideológico en el que están envueltos los medios de comunicación: “Afirmamos que el desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) brinda ingentes oportunidades a las mujeres, las cuales deben ser parte integrante y participantes clave de la Sociedad de la Información. Nos comprometemos a garantizar que la Sociedad de la Información fomente la potenciación de las mujeres y su plena participación, en pie de igualdad, en todas las esferas de la sociedad y en todos los procesos de adopción de decisiones. A dicho efecto, debemos integrar una perspectiva de igualdad de género y utilizar las TIC como un instrumento para conseguir este objetivo”32. Esta Cumbre ensalza todas las virtudes de la Sociedad de la Información y las oportunidades que las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) ofrecen para el desarrollo de los pueblos. Por eso, la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, consciente de la importancia de los medios de comunicación, pretende utilizarlos para la promoción de la igualdad de género, especialmente para que la mujer se adentre y ocupe puestos de relevancia en las TIC. Además, la Cumbre aboga por la promoción de terminología y diccionarios ideológicos y la inclusión de un análisis por género en el Informe sobre el desarrollo de las TIC. En el apartado de líneas de acción del
Plan de Acción, concretamente en el punto C-4, sobre “creación de capacidad”, se recoge el siguiente objetivo: “Procurar eliminar los obstáculos de género que dificultan la educación y la formación en materia de TIC, y promover la igualdad de oportunidades de capacitación para niños y niñas en los ámbitos relacionados con las TIC. Se debe incluir a las niñas entre los programas de iniciación temprana a las ciencias y tecnología, para aumentar el número de mujeres en las carreras relacionadas con las TIC. Promover el intercambio de prácticas óptimas en la integración de cuestiones de género en la enseñanza de las TIC”33. En lo que respecta a las “aplicaciones de las TIC: ventajas en todos los aspectos de la vida” (apartado C-7 de las líneas de acción), concretamente en el punto 19 (apartado a) dedicado al ciberempleo, plantea el siguiente plan de acción: “Alentar la definición de prácticas óptimas para los cibertrabajadores y los ciberempleados basadas, a nivel nació-nal, en los principios de justicia e igualdad de género y en el respeto de todas las normas internacionales perti-nentes”34. En el apartado siguiente (C-8, h), la Cumbre propone “reforzar los programas centrados en planes de estudios con un componente de género importante, en la educación escolar y extraescolar para todos, y mejorar la comunicación y formación de las mujeres en los medios de comunicación, con el fin de que las mujeres y niñas sean capaces de comprender y elaborar contenido en las TIC”35. La segunda fase de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) celebrada en Túnez recoge, entre sus compromisos, la promoción de la mujer y la perspectiva de igualdad de género. Esta Cumbre responde al Plan de Acción de la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre Mujeres. Queda patente la importancia de las tecnologías de la información y las comunicaciones en la transmisión de la “ideología de género”. Por eso, esta Cumbre plantea medidas de acción concretas para implantar esa corriente ideológica en la sociedad. Esas acciones se llevarán a cabo desde los propios medios de comunicación social, algo que ha venido realizándose durante los últimos años. En este asunto, recobra una especial mención el tema referente a la promoción de terminología y diccionarios ideológicos. Los medios de comunicación son verdaderos correveidiles de los eufemismos creados por la ONU, así como por otros gobiernos y organizaciones. Esta batalla del lenguaje es un serio problema, pues como diría el político Joseph Goebbels desde su experiencia, “una mentira repetida mil veces, se transforma en verdad”. Algunos cauces y fuentes para la trans -misión de la “ideología de género” en los medios de comunicación Los planes de acción propuestos en la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre las Mujeres celebrada en Pekín en 1995, así como los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (2003-2005), han calado hondamente en la opinión pública. En los últimos años, los distintos partidos políticos, asociaciones y otros organismos, han emprendido una carrera que parece no tener freno sobre la organización de numerosas conferencias, congresos y jornadas que sirven para conectar la “ideología de género” a los medios de comunicación social36. Estos eventos se han llevado a cabo de manera sistemática por toda la geografía española. Su repercusión ha sido notoria para generar
corrientes de opinión pública que influyan en la sociedad. De hecho, son los propios medios de comunicación los que difunden y propagan estos mensajes ideológicos, introduciéndose y calando de este modo la perspectiva de género en la sociedad actual. Eclosión actual en España de la “ideología de género” versus Buena Información La creación del Ministerio de Igualdad en 2008, -hoy englobado en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad-, bajo el gobierno socialista, es uno de los resultados visibles del Plan de Acción propuesto en la IV Conferencia Mundial de la Mujer. De hecho, España es uno de los países pioneros en la implantación de esta corriente ideológica. Queda patente en las numerosas leyes aprobadas en los últimos años y que hacen referencia principalmente a ámbitos relacionados con la salud reproductiva, el matrimonio, el aborto, etc. Utilizan el campo de la lingüística para confundir a la sociedad y encubrir una realidad muy distinta a la que difunden. Su objetivo, como estima Trillo-Figueroa, es “crear nuevas palabras o cambiar el sentido de las antiguas con el objetivo de erradicar el sentido tradicional de aquellas palabras de nuestro lenguaje y, al cabo, alterar nuestra cultura o modelo de sociedad”37. Esa deconstrucción del lenguaje, continúa Trillo-Figueroa, “trata de mostrar cómo se han formado los conceptos a partir de procesos históricos que han influido en la génesis y el desarrollo del pensamiento occidental. La deconstrucción busca detectar en el orden simbólico y cultural las contaminaciones y distorsiones que habrían generado los errores y prejuicios de la metafísica clásica”38. Es muy propio de los ideólogos de género emplear eufemismos para referirse a palabras duras o que encierran un sentido contrario a su significado. Desde hace varios años, el Instituto de la Mujer Español -que desde 2008 forma parte del Ministerio de Igualdad y actualmente pertenece a la Dirección General para la Igualdad de Oportunidades de la Secretaría de Estado de Servicios Sociales e Igualdad del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdadtrabaja en el campo de la lengua para desterrar, según afirman, el sexismo lingüístico existente en nuestra sociedad. De hecho, hay varios manuales al respecto, integrados en distintas colecciones, que se ven complementados con
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29. Ibidem, pp. 186-187. 30. Ibídem, pp. 214-215. 31. Ibídem, p. 232. 32. ONU: “Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. Declaración de Principios. Documento WSIS-03/ GENEVA/4-S” [en línea]. Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, apartado 12. Disponible en http:// www.itu.int/wsis/docs/geneva/official/ dop-es.html. [Fecha de consulta: 25 de mayo de 2010]. 33. ONU: “Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. Plan de Acción. Documento WSIS-03/GENEVA/ DOC/5-S” [en línea]. Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, 2004, apartado C-4, 19-g. Disponible en: http://www.itu.int/wsis/docs/geneva/ official/poa-es.html. [Fecha de consulta: 25 de mayo de 2010]. 34. Ibídem, apartado C-7, 19-a. 35. Ibídem, apartado C-8, 23-h. 36. Véanse como ejemplos ilustrativos las siguientes obras: AA.VV: Mujeres, Hombres y Medios de Comunicación. LEX NOVA -Junta de Castilla y León, Valladolid, 2002, 4 Tomos y AYALA CASTRO, Marta Concepción; FERNÁNDEZ SORIANO, Emelina y FERNÁNDEZ DE LA TORRE MADUEÑO, Maria Dolores (coordinadoras): Jornadas de comunicación y género. Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (CEDMA), Málaga, 2001. 37. TRILLO-FIGUEROA, Jesús: La ideología de género. Op. cit., p. 196. 38. Ibídem, p. 195. 39. Ibídem, p. 145. 40. Grupo de Género de la Sociedad de la Información. OSSIC: “Sociedad de la información: una oportunidad para la igualdad” [en línea]. PSOE. Disponible en: http://www.isis.cl/temas/cominf/ sociedad.pdf. [Fecha de consulta: 5 de julio de 2010]. 41. Ibídem, p. 51. 42. TRILLO-FIGUEROA, Jesús: Una revolución silenciosa. Libros Libres, Madrid, 2007, pp. 183-184. 43. GALDÓN LÓPEZ, Gabriel: Introducción a la comunicación y a la información. Op. cit., p. 48. 44. GALDÓN LÓPEZ, Gabriel: Desinformación. Método, Aspectos y Soluciones. Navarra, EUNSA, 2006, p. 244. 45. Ibídem, p. 244. 46. GALDÓN LÓPEZ, Gabriel: Introducción a la comunicación y a la información. Op. cit., p. 50. 47. Veánse como ejemplos ilustrativos de buena información las siguientes obras y artículos: SOCCI, Antonio: El genocidio censurado. Ediciones Cristiandad, Madrid, 2007 y los artículos de PI, Ramón: “Estos ineptos de creen Dios”, Alba (número 262), del 29 de enero al 4 de febrero de 2010 ; “La ONU está infectada”, Alba (número 268), del 12 al 18 de marzo de 2010 y “La ONU favorece el genocidio”, Alba (número 262), del 18 al 24 junio de 2010
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numerosas publicaciones del Instituto de la Mujer y del propio Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igual-dad, que abordan estos temas. Además, varias de estas publicaciones versan de cómo debe nombrarse en los medios de comunicación o con qué terminología hay que hablar a estos medios. Trillo-Figueroa es muy contundente al respecto, asegurando que “España ha sido el único país occidental en el que la ideología de género ha llegado al poder constituida en la nueva ideología del Partido Socialista; por esta razón, España se ha convertido en el campo de ensayo de todas sus propuestas, que se van imponiendo paso a paso como si hubiese un plan premeditado para ello. [...]. Desde la perspectiva política constituye toda una agenda, que está siendo puesta en práctica por el socialismo en el poder; una agenda pensada y elaborada durante muchos años, y cuyo resultado supondrá una nueva revolución cultural en nuestro país, pionero a este respecto en el mundo occidental”39. El Grupo de Género en la Sociedad de la Información también se encarga de profundizar en los temas de información y comunicación. En uno de sus informes, Sociedad de la información: una oportunidad para la igualdad40, promulgado por el PSOE, se proponen varios objetivos, como la incorporación de “la transversalidad de género como principio rector de las políticas desarro-lladas en el ámbito de las TIC y la Sociedad de la Información41”. Además, proponen un plan de acción y mecanismos de liderazgo y coordinación entre los agentes implicados en diversas polí-ticas. Para ello, abogan por la creación de varios grupos de trabajo, entre los que se encuentran un grupo temático de trabajo sobre Género y TIC, una unidad especializada en género dentro de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información y un panel permanente de personas expertas en género y Sociedad de la Información. Estas estrategias son claves para estar presentes en los medios de comunicación y así transmitir esa “ideología de género”. El PSOE creó en 1976, a instancias de un grupo de mujeres feministas militantes socialistas, el colectivo Mujer y Socialismo. A partir de este año, explica Trillo-Figueroa , “el lobby feminista se ha ido convirtiendo en el grupo de presión imperante y dominante dentro del Partido Socialista. [...]. El feminismo que derrocha Zapatero es un feminismo ideológico radical”42. En tres décadas, se han creado numerosos centros que han servido para hacer apología de ese feminismo radical. En algunas comunidades, estos centros tienen una buena orientación como servicio a la sociedad y cuyo fin es mejorar la situación de la mujer en los diversos campos de la vida. No obstante, muchos de estos institutos y organizaciones están sesgados por una corriente ideológica de pensamiento que envuelve todos sus estudios y acciones, con repercusiones muy graves para la sociedad por su influencia y trasgresión en todos los ámbitos de la vida: cultura, política, economía, educación, religión, etc. El panorama mediático del momento presente está dominado, en gran medida, por el poder político. Los medios se convierten así en correveidiles del poder dominante, de las ideologías imperantes, etc. Son meros transmisores de esos conceptos que quieren implantarse en la sociedad y que, gracias a los propios medios de comunicación, van calando en la opinión pública. La transmisión del conocimiento a través
de los medios de comunicación puede darse de varias maneras. En ocasiones, puede que se produzcan interferencias en la transmisión de la información, normalmente por causas no intencionadas. Es lo que se conoce como desinformación. El problema más grave es cuando hay intencionalidad clara de engañar, pues se trata de algo muy dis-tinto a la desinformación: la manipulación que, como señala Galdón López, es “la desinformación intencionada que, a través de las diversas técnicas de ocultación o tergiversación de la realidad, se elabora con verosimilitud al servicio de los diversos intereses del poder dominante”43. Esta manipulación, en muchas ocasiones, forma parte del estilo de algunos medios de comunicación.
El PSOE creó en 1976, a instancias de un grupo de mujeres feministas militantes socialistas, el colectivo Mujer y Socialismo. A partir de este año, explica TrilloFigueroa , “el lobby feminista se ha ido convirtiendo en el grupo de presión imperante y dominante dentro del Partido Socialista” Por eso, es necesario que el periodismo recupere su verdadera vocación, su sentido de servicio a la sociedad. Galdón López lo define como “un saber prudencial que consiste en la comunicación adecuada del saber sobre las realidades humanas actuales que a los ciudadanos les es útil saber para actuar libre y solidariamente”44. La clave para comprender qué entendemos por buena información y cómo debe materializarse en los propios medios de comunicación la ofrece nuevamente Galdón López, que define la información periodística como “un saber sobre las realidades actuales con proyección e interés social, compartido por periodistas y ciudadanos, mediante el diálogo sobre los textos elaborados por aquellos y difundidos por los medios de comunicación”45. Por ello, es necesario lograr una adecuación comunicativa entre el periodista y el receptor de la noticia. Esa adecuación requiere, como señala Galdón López, “dar la verdad necesaria contextualizada, explicada, con sentido; emplear el lenguaje y los modos discursivos apropiados; comprometerse personalmente con lo que se escribe y respetar y fomentar la libertad de los ciudadanos”46. La sociedad actual necesita recuperar el verdadero sentido del Periodismo para que los lectores, radioyentes, telespectadores o internautas obtengan las claves para un discernimiento de lo Bueno, lo Bello y lo Justo47. Conclusiones Parece claro que la perspectiva de género venía larvada desde los años sesenta y desde las precedentes Conferencias Mundiales sobre la Mujer. Si bien es verdad, hay dos momentos especialmente significativos en la década de los ochenta que merecen especial atención. Por un lado, la publicación de la
Carta Apostólica de Juan Pablo II Mulieris dignitatem en 1988; por otro, la caída del Muro de Berlín un año después. La enseñanza sesgada del periodismo y el periodismo objetivista han hecho mucho daño a los medios de comunicación. Es necesario recuperar el verdadero sentido del periodismo como instrumento de servicio a la sociedad. La IV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre las Mujeres celebrada en Pekín, en 1995, tuvo un impacto mediático sin precedentes. Esta cumbre tuvo más cobertura que las tres anteriores juntas y fue el trampolín para la eclosión de la perspectiva de género en la sociedad. Los periódicos internacionales y españoles ofrecieron muy pocas claves a los lectores para contextualizar los temas informativos tratados en Pekín. Faltaron pautas y criterios para ayudar al lector a comprender esta Cumbre. La prensa española realizó un despliegue informativo importante para relatar la situación que atraviesan las mujeres en todo el mundo. Además, los periódicos ejercieron una labor de denuncia social y fueron un vehículo de expresión en el que muchas mujeres alzaron su voz y manifestaron las discriminaciones y la falta de derechos humanos a las que se ven sometidas. Su información, en muchas ocasiones, se centró en los temas más polémicos, limitándose a ubicar las informaciones en dos bloques, conservadores y progresistas. Las sesiones de revisión de la IV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre las Mujeres apenas han tenido repercusión mediática (Pekín + 5 en 2000, Pekín + 10 en 2005 y Pekín + 15 en 2010). La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (2003-2005) se comprometió a integrar una perspectiva de igualdad de género y a utilizar las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) como un instrumento para conseguir este objetivo. En los últimos años, los distintos partidos políticos, asociaciones y otros organismos, han emprendido una carrera que parece no tener freno sobre la organización de numerosas conferencias, congresos y jornadas que sirven para conectar la ideología de género a los medios de comunicación social. En la actualidad, muchos medios de comunicación se convierten en correveidiles del poder dominante y transmisores de la “ideología de género”. La ONU tiene un manual para hablar a los medios, lo que permite ofrecer las mismas respuestas y argumentaciones ideológicas. También el Instituto de la Mujer de España y el Ministerio de de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad recogen sus propuestas ideológicas en varias obras divulgativas. Es posible informar honestamente, por lo que es necesario recuperar el verdadero sentido del Periodismo como servicio a la sociedad, con el fin transmitir aquellas realidades humanas actuales que a los ciudadanos les es útil saber para actuar libre y solidariamente.
∎∎∎ Luis A. Curiel es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha cursado el Máster en Comunicación e Información Social y Religiosa en la Universidad CEU San Pablo. Actualmente se encuentra desarrollando su Tesis Doctoral sobre La propagación de la ‘Ideología de género’ a través de las series televisivas: Análisis de Sexo en Nueva York. Es Becario de Investigación en el Instituto de Estudios de la Familia de la Universidad CEU San Pablo.
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El eje de la expansión de
2. LA DEMOCRACIA
y la libertad religiosa
Asia, Oriente Medio y África. Islam y comunismo. Son, en estos momentos, las zonas geográficas (y sus influencias ideológicas) en donde subsisten dicta-duras o híbridos entre una democracia débil, en manos de una élite dirigente, con un poder ejecutivo de corte auto-ritario. No es de extrañar que, justo en estos países, sea donde se dan las cifras más altas de persecuciones religiosas, especialmente contra los cristianos (ver pág. 45). La superposición del mapa de democracias y de cristianismo en el mundo no deja lugar a dudas sobre el efecto democratizador que produce esta religión. Los expertos recalcan la idea de que la expansión del cristianismo depende del grado de democratización y de libertad religiosa que exista en un territorio dado. Por supuesto no es una consecuencia inmediata, sino necesaria. Puede haber sociedades democráticas en donde el crecimiento del cristianismo sea débil e incluso regresivo (un ejemplo nítido es Japón, cuya sociedad es mayoritariamente atea o agnóstica), pero lo que resulta incuestionable es que no habrá posibilidad de evangelización de territorios, especialmente islámicos, mientras no exista una verdadera libertad religiosa. Así pues el compromiso de la Iglesia en los procesos democratizadores no sólo es una exigencia moral, fundada en la Doctrina Social, sino también una herra-
mienta que posibilite su expansión. Sin embargo, conviene distinguir claramente los verdaderos procesos democratizadores con los meros cambios de régimen político enmascarados en aquella bandera. Un ejemplo claro lo tenemos en los países que han experimentado las consecuencias de la llamada “primavera verde”. La apariencia de democratización no ha sido más que eso, simple superficialidad: en Egipto o en Libia estos procesos ofrecen la perspectiva de una profunda radicalización islámica de sus gobiernos, con la consiguiente pér-dida de derechos por parte de los cris-tianos. La Declaración de Derechos Humanos, que propugna la libertad religiosa, está siendo objeto de un desaforado ataque no sólo por los nuevos regímenes islamistas que vienen instalándose en Oriente Medio o Asia, o por los países comunistas tradicionales como China, Cuba o Corea del Norte. Buena parte del denominado Nuevo Ateísmo postula, con el apoyo de políticos liberales y de izquierda, la “tolerancia negativa” frente al hecho religioso, especialmente en su vertiente pública y la libertad de enseñanza. Les sirve como pretexto la expansión del Islam en las sociedades occidentales democráticas, que utilizan como un enemigo “religioso” a la preservación de las libertades.
¿Hacia un choque de civilizaciones? Tras el derrumbe del Muro de Berlín se hizo célebre el término “choque de civilización”, a partir de la obra homónima del conocido politógolo estadounidense Huntington. Su tesis (1993), bien conocida, es que el mundo estaba abocado a un conflicto civilizacional entre Occidente y Oriente. Aunque la teoría del choque de civilizaciones ha ido perdiendo influencia en los medios académicos y políticos del mundo, los atentados terroristas propiciados por Al Qaeda y otros grupos del islamismo radical, han dado nuevas alas a tesis parecidas. La inmigración de los últimos treinta años ha desdibujado las fronteras civilizacionales. En Europa, por ejemplo, viven comunidades musulmanas muy numerosas (Francia constituye aquí el paradigma: desde hace siete años nacen más hijos de musulmanes que de franceses tradicionales). Pero la existencia de estas amplias colonias ha reforzado la idea del peligro terrorista interior. De alguna manera, el choque de civilizaciones ha venido a convertirse en un “choque cultural” en el seno mismo de las naciones. El rechazo de países europeos a la práctica pública de costumbres musulmanas que chocan con la cosmovisión occidental (el uso del velo o del burka, la aplicación de la sharia, etc.) se ha extendido también al cristianismo, con la excusa de que no se pueden discriminar a las personas en razón de su religión. Nacen así batallas políticas como la de los crucifijos en las escuelas, o los intentos de acallar a los obispos en sus opiniones sobre asuntos públicos de especial relevancia. Un ejemplo de esta confusión orga-nizada lo tenemos en la Encuesta sobre el Extremismo (arriba) donde el prestigioso instituto demoscópico Pew Reserach Center pregunta sobre el tema a los países de origen de los terroristas del reciente atentado de Boston.
El catolicismo fue una fuerza determinante para la “tercera oleada” democratizadora en el mundo. No sólo en Europa, también en Asia.
Catolicismo y “tercera ola” de democratización Huntington llama “tercera ola” de democratización a las transiciones de dictadura a sistemas democráticos en el periodo comprendido entre la Revolución de los Claveles de Portugal, hasta comienzos del siglo XXI. Afecta a países como el citado Portugal, España, Chile, Argentina, los países del antiguo bloque comunista y otros de Asia, como Filipinas o Corea del Sur. El profesor José V. Casanova, en Genealogías de la civilización, señala que “En particular la Iglesia católica y los grupos católicos han jugado un rol crucial en muchas de esas transiciones democráticas de la tercera ola de democratización. Cerca de dos tercios de los 30 países que han experimentado transiciones exitosas a la democracia desde mediados de los setenta fueron católicos”. El autor señala que “No debería sorprendernos encontrar católicos desempeñando un rol crucial en la política en países como España, Brasil o Polonia, que son o fueron países homogéneamente católi-
cos” (pág. 159). Sin embargo, los grupos católicos también jugaron un papel prominente, desproporcionado para su tamaño, en recientes transiciones democráticas en países donde constituían pequeñas minorías (Corea del Sur o Sudáfrica, por ejemplo, donde los católicos no pasan del 10% de la población). Como ha señalado Adam Michnik, analizando el caso de Polonia, la Iglesia sirve como espacio civil autónomo que actúa como contrapeso al poder del Estado. Esto –dicen los expertos– es especialmente cierto en el catolicismo, debido a su estructura hierocrática, que le permite disponer de una libertad por encima de las presiones políticas temporales. La consecuencia de estos procesos ha sido un incremento de la credibilidad y de la influencia de la Iglesia católica en el mundo occidental, especialmente palpable a partir del pontificado de Juan Pablo II.
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Tolerancia y verdad Por: José María Barrio Maestre
S
i acudimos al Diccionario de la Real Academia Española (20ª ed., 1984) encontramos dos definiciones que quisiera desta-
car: 1º) «Tolerar: sufrir, llevar con paciencia / Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente». 2º) «Tolerancia: respeto y consideración hacia las opiniones y prácticas de los demás, aunque repugnen a las nuestras». Sorprende que ambas definiciones parecen aludir, al menos en su significación más obvia, a dos actitudes difícilmente compatibles, por cuanto el respeto y la consideración (definición 2) tienen sentido en relación a algo que se considera esencialmente bueno y positivo, mientras que sufrir o llevar con paciencia (definición 1) solo parece referible a algo que, en principio, resulta ser malo o negativo. En la teoría política clásica se entiende que la tolerancia tiene por objeto el mal menor. Es una actitud positiva; en concreto, una virtud propia del gobernante, de quien tiene autoridad para dar licencia o denegarla, para permitir o prohibir. Pero no por ser una actitud positiva tiene por objeto algo positivo. Lo que se tolera es algo que se tiene por malo: ciertamente un mal menor que el que quizá se derivaría de su represión, pero no por ello menos mal. La índole de menor constituye al mal tolerable como «menos malo» que otro mal, pero no como «menos mal»; digamos que no aminora su maldad. Por ejemplo, se tolera el mal sabor de una medicina porque, aun siendo un mal, el mal sabor es un mal comparativamente menor que el que sobrevendría a quien se privase del respectivo fármaco estando enfermo y necesitándolo para curarse. No tiene sentido tolerar que le toque a uno la lotería: aunque hay bienes mayores, eso es algo bueno de suyo. Ciertamente, «el dinero no hace la felicidad», pero la puede facilitar bastante, y es razonable pensar que una persona se alegrará mucho si la suerte le depara el «gordo». Por muy grueso que sea, no le cae a uno encima como una carga «tolerable». Todo lo contrario. Lo bueno no se tolera: se aprueba, y en este caso, además, se celebra. (A menudo, en forma algo desaforada, descorchando y «regando» a los circunstantes). Tolerar nunca es aprobar. Se aprueba lo que es bueno, y se tolera lo que no es tan malo. Dicho de otra forma, es bueno tolerar ciertos males, pero que sean tolerables no significa que no sean males. Hoy es frecuente decir que no hay por qué llamar malas a las cosas que son toleradas. Pienso que esto es un error. A veces se emplea la expresión tolerancia positiva para referirse al contenido de la definición 2, y tolerancia negativa para expresar el de la definición 1. De todas formas, considero más adecuado no retorcer el sentido etimológico originario y distinguir «tolerancia» de «respeto». Ambas son actitudes positivas –valiosas – pero mientras que la segunda tiene por objeto algo a su vez positivo la primera tiene por objeto algo negativo. Es mejor referir el respeto a la persona y a la libertad de cada conciencia para buscar la verdad sin coacción exterior. No es lo mismo respetar la opinión que respetar a la persona y la libertad que a esta ha de reconocérsele para pensar y actuar como
Baciccia (1665-1669) Alegoría del Tiempo y la Verdad.
sinceramente le parezca mejor. Lo primero no tiene mucho sentido, y sin embargo lo segundo es una actitud digna de encomio. La categoría moral de una persona a menudo cobra relieve en el hecho de que hay determinadas cosas que no acierta a comprender y que, desde luego, no le merecen ningún respeto: la crueldad, la tortura, el cinismo, la mezquindad. En este sentido, es curioso apreciar hasta qué punto se ha producido un trasvase semántico –una auténtica metamorfosis– desde la acepción 1 hasta la acepción 2. Se trata de una mutación que llega a hacer irreconocible el sentido originario de la tolerancia. En efecto, hoy es frecuente identificarla con la actitud de quien concede el mismo valor a todas las opiniones o prácticas, por contradictorias que sean. Poniéndolas en pie de igualdad, todas resultarían igualmente verdaderas (o, lo que es lo mismo, igualmente falsas). Pero entendida así –como indiferencia– la tolerancia es incompatible con el respeto que le adscribe la acepción 2. Respetar es siempre respetar la diferencia. Respetar implica pararse ante algo, considerarlo, retenerle la mirada. La indiferencia, por el contrario, es la forma en que se comporta quien no atiende a la realidad, quien pasa ante ella sin detenerse, quien desconsidera el contenido (aunque aparentemente guarde las formas). Las diferencias terminan siendo insignificantes si se entiende que no cabe discutir sobre preferencias y opciones ni ponderar su respectivo valor. Si la razón y el sentido común no son facultades de discriminación, el concepto mismo de elección personal termina siendo banal y sin sentido. Pero «discriminar» parece ser el gran pecado contra la tolerancia que los relativistas se sienten obligados a condenar
con santa indignación. En un régimen democrático, aducen, el Estado ha de ser neutral ante las diversas concepciones del bien que defienden los ciudadanos; ha de limitarse a crear un marco político orientado a garantizar una libertad igual para todos, en el que cada uno pueda vivir de acuerdo con lo que cree. Hasta aquí muy bien. Pero a partir de ahí deducen que las creencias que «discriminan» son intolerantes, porque cuando se llevan a la práctica violan los derechos de los demás. De manera que para salvaguardar la tolerancia es menester restringir la libertad de quienes mantienen creencias «discriminatorias». Frente a este curioso planteamiento habría que recurrir a dos evidencias: 1º) No es posible pensar sin discriminar, es decir, sin discernir lo que las cosas son de lo que no son. La ley fundamental del pensar es el principio de nocontradicción, que prescribe discriminar una cosa de su contraria. 2º) Evidentemente hay un sentido peyorativo de la palabra «discriminar», hoy ampliamente frecuentado, que hace que se emplee el término para denostar injustas desigualdades entre las personas. Pero eso no legitima hacer indiscernible –por tanto, ininteligible– la realidad. Las cosas son, y son cognoscibles, en tanto que distintas de aquellas otras en las que no consisten. Y discriminar lo que son de lo que no son es precisamente la primera justicia que reclaman (el juicio verdadero o adecuado a ellas). Por su parte, que las personas son iguales en dignidad y derechos no significa que lo sean en todo lo demás, y menos aún que lo sean las ideas que sostienen o las conductas que llevan a cabo. Reconocer la realidad –discernirla– con esa forma de «discreción» es plenamente compatible con mantener una postura liberal. Pero hoy se puede observar
cómo se extiende en Europa un clima antiliberal en nombre de un universalismo liberal. Por otra parte, la tolerancia no es compatible con el relativismo toda vez que no es posible ser tolerante sin preferir la tolerancia a su contrario, es decir, sin tenerla como un valor, y por tanto como algo esencialmente preferible a la intolerancia. No hay tolerancia cuando el bien no puede ser preferido –positivamente discriminado– sobre el mal. En todo esto puede apreciarse lo desafortunado de transferir a sus opiniones o prácticas el respeto que merece siempre la persona. Si el titular del derecho al respeto es de manera indistinta tanto el opinante como su opinión, cualquier forma de discrepar de la opinión de alguien habría de verse como una forma de faltarle al respeto, lo cual es a todas luces abusivo. Tenemos experiencia abundante de mantener discrepancias –a veces en asuntos no triviales, de gran envergadura existencial– con personas a las que no solo respetamos, sino con las que nos unen lazos de estrecha amistad y afecto. En último término, si no hubiera disparidad de opiniones y conductas, todos seríamos muy parecidos, y no tendría sentido el dialogo auténticamente humano. Puede haber desencuentros personales ocasionados por la incompatibilidad de ciertas formas de pensar o de actuar. Pero la sola posibilidad de que exista una discrepancia respetuosa nos obliga a hacer esta precisión inequívoca: el respeto que merece la persona, cualquiera que sean sus opiniones o prácticas, no es el que estas puedan merecer. A las opiniones o actuaciones de una persona les acontece el poder ser verdaderas con verdad teórica o práctica –acertadas o correctas–, y ciertamente es correcto profesar a la persona el respeto que le es debido, lo cual implica respetar su libertad y franquía para pensar y actuar como mejor le parezca, dentro de un margen razonable. Ahora bien, una cosa es el necesario respeto a la legítima libertad de la persona para optar por lo que honestamente le parezca mejor o más verdadero, y otra cosa es pretender ese mismo respeto para las opciones que de hecho haga. Combatir argumentalmente una teoría es tratar de poner de manifiesto su falsedad, y sin embargo es plenamente compatible con una actitud de respeto hacia quien la sostiene. Aún más, dicho combate es una exigencia propia del respeto a la persona. No son indiscernibles ambas cosas y, aunque parezca difícil, hace falta recuperar esta distinción en el imaginario colectivo para poder abrir espacio a una auténtica cultura de diálogo, hoy más necesaria que nunca.
∎∎∎ José María Barrio Maestre es profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid. Autor del libro La gran dictadura. Anatomía del relativismo. Rialp, 2011.
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La institucionalización de la
3. GLOBALIZACIÓN
En Caritas in Veritate Benedicto XVI afirma que en la actualidad la Iglesia puede marcarse el objetivo de ser “mediador ético primario”, es decir una “verdadera autoridad política mundial (…) reconocida por todos, (que goce) de poder efectivo para garantizar a cada uno la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de los derechos” (nº 67). La globalización, que desdibuja las fronteras nacionales que fueron elevadas con la Modernidad, refuerza el papel de instituciones, como la Iglesia, que tienen trascendencia y significación universal. A diferencia de otras religiones, como el Islam o las sectas protes-tantes, la estructura jerárquica bien perfilada de la Iglesia ayuda al desempeño de este papel que, durante el siglo XXI, puede ser decisivo, como han sostenido especialistas tales como Manlio Graziano o Enzo Pace, entre otros muchos. Es significativo que un general del prestigio de Carlo Jean afirme que en un futuro próximo aumentará la influencia de las religiones en las relaciones internacionales, entre otras cosas, “porque la fuerza militar es cada vez más costosa y rinde cada vez menos (…) Hoy día, los factores inmateriales y humanos, como las religiones, poseen más fuerza que los físicos” porque “las religiones desempeñan una función de conciliación de las tensiones y los conflictos”.
Fronteras desdibujadas ¿Y ahora quién manda?
Grandes migraciones. Imperios extendidos por varios continentes. Culturas preponderantes. Algunas de las características que hoy señalamos como “globalización” no son propiamente novedades. A lo largo de la historia encontramos numerosos ejemplos de esa mundialización que ha tenido distintos protagonistas y consecuencias también diversas. Del Mediterráneo al Atlántico y luego al Pacífico, el eje de las influencias que en uno u otro tiempo han dominado el mundo, ha venido desplazándose a lo largo de la historia. Sin embargo, en esta oportunidad hay algunos factores que, en efecto, la hacen novedosa. El primero es lo que Thomas Friedman denominó el aplanamiento de la tierra: el ac-
ceso inmediato de información de un punto a otro del planea ha propiciado una mayor inter -conexión y una sensación de que las distancias se han relativizado. Por otro lado, los Estados decimonónicos han entrado en una crisis tal vez irreversible. Los mercados de capitales, mediante la globalización financiera, tienen una capacidad de incidir en el conjunto de la economía (y por tanto de la política y el bienestar) de todo el mundo con mucha mayor capacidad que cualquier gobierno, incluyendo el de Estados Unidos (ver al margen). Podríamos hablar, por tanto, que la principal característica de la actual globalización, su radical diferencia con las anteriores, es que se están desdibujando las fronteras nacionales.
La grave crisis económica desatada en agosto de 2007 con el pinchazo de las subprime hipotecarias como punto de inicio, ha puesto en evidencia que el sistema financiero internacional está interrelacionado hasta un punto que nadie había advertido hasta ese momento. El “efecto mariposa” por el que una pequeña economía en cualquier parte del globo es capaz de poner en jaque al mismísimo Wall Street. La consecuencia política de este hecho es que los gobiernos nacionales (e incluso las instituciones internacionales) carecen de instrumentos suficientes para una gobernanza controlada de la economía. Habíamos tenido un primer ejemplo en el financiero ateo (ahora convertido en filántropo) George Soros, cuando sus operaciones especulativas pusieron en jaque nada menos que a la libra esterlina y desataron una crisis económica mundial. Pero desde entonces, los ochenta del pasado siglo, la situación ha empeorado de manera drástica. Para ilustrar la situación conviene que ofrezcamos algunos datos. En 2008 la Bolsa de Nueva York (NYSE) realizaba operaciones diarias por importe de 240.000 millones de dólares. El conjunto de bolsas del mundo movía ese mismo año 706 billones de dólares al día. Sin embargo, el mayor presupuesto de un gobierno, que es el de Estados Unidos, mueve sólo 3 billones de dólares anuales. Es decir, el 0,42% del mercado de capitales en un solo día. Numerosos expertos han advertido que esas cifras no sólo son ingobernables para los Estados. La propia economía productiva parece haberse quedado muy rezagada. Así, el Producto Interior Bruto de todo el planeta supone sólo 80 billones de dólares al año. Es decir, el 11% de lo que las bolsas especulativas mueven en veinticuatro horas. El tremendo desnivel entre poder político y económico y el poder de los especuladores financieros, ha provocado una grave crisis en las instancias nacionales e internacionales, incapaces de hacer frente a las consecuencias incontroladas de un mercado que los expertos denominan “wild spirit”, espíritu salvaje. No es un dato aislado la situación de la Unión Europea: es más bien la punta de un iceberg cuya profundidad es sistémica. La gran incógnita del siglo XXI será, pues, cómo se solventa este desequilibrio y qué condiciones impone para la libertad y el bienestar de las personas.
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En este artículo se hace una reflexión acerca del significado de la globalización atendiendo a su dimensión económica, además de presentar las diferentes posturas o perspectivas ideológicas
Un modelo de globalización para un nuevo mundo que, en torno a ella, han surgido en la literatura especializada. La crisis de 2008 ha supuesto un punto de inflexión similar al que la caída del Muro de Berlín en 1989 fue en el orden político. Se ha puesto de manifiesto la necesidad de crear un nuevo orden internacional con mayor participación y responsabilidad de las economías más potentes, especialmente China e India, en las instituciones económicas mundiales surgidas tras la Segunda Guerra Mundial. Asimismo se reclama un cambio de paradigma en el pensamiento económico que supere las doctrinas neoliberales y proporcione respuestas a los nuevos desafíos de cohesión y cooperación que plantea el nuevo modelo de globalización.
Por: Yolanda Rodríguez Luengo
A
finales del siglo pasado se cumplió lo que Marshall McLuhan había pronosticado en 1962 con la publicación de su emblemática obra “Global Village”, de la que devino una de las palabras más abusadas del siglo veintiuno: Globalización. Desde la aparición de este término, su uso ha pasado de ser una jerga para el ámbito especializado, a un mero cliché para la sociedad actual, hasta el punto de que es difícil hallar otra palabra que signifique tantas cosas diferentes y que haya evocado tanta emoción (Chanda y Froetschel, 2012)1. A la hora de realizar un análisis etimológico sobre la palabra globalización, se considera más adecuado referirse, en español, al término mundialización, galicismo derivado de la palabra francesa “mondialisation”, en lugar de globalización, anglicismo procedente del término “globalization” dado que, en español, el significado de la palabra “global” no equivale a “mundial” como sucede en la lengua inglesa. Sin embargo, el Diccionario de la Real Academia Española registra la entrada globalización entendida como “tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales” (DRAE, 2001)2, mientras que, hasta la fecha, el término mundialización no se encuentra recogido en el diccionario. Muchas son las definiciones y enfoques que se han dado a la globalización, en términos científicos, debido a que no se trata de un campo de estudio restringido a una única disciplina. Precisamente, la naturaleza transdisciplinar de la globalización es quizá uno de los rasgos que mejor definen este proceso, tomando prestado de diversas áreas de conocimiento, un gran número de vocablos y conceptos, todos ellos, referidos a la esencia del estudio de la globalización: el mundo en su conjunto, las partes que lo componen y su interrelación. Desde la aparición del término
“globalización” en los años sesenta, se han sucedido diversas interpretaciones. Para algunos, según se recoge en Chanda (2003)3 la globalización equivale a la “McDonaldización del mundo” implicando la conquista por parte del capitalismo, al más puro estilo americano, y concibiéndose como una dictadura dirigida por burócratas no elegidos libremente, pertenecientes a la Organización Mundial de Comercio y al Fondo Monetario Internacional. Para otros, el proceso de globalización toca el extremo contrario, refiriéndose a una especie de “nirvana moderno” donde el libre comercio es el medio para crear riqueza, donde la difusión de ideas e información a través del proceso de la globalización promueve la democracia y el interés por los Derechos Humanos, donde la experiencia humana puede llegar a enriquecerse gracias a la posibilidad de la interconexión de culturas, alimentos y costumbres. Lo anterior, contrasta con la percepción diferente que tiene el público noacadémico, cuando se les pregunta sobre el significado del término globalización, dando respuestas relacionadas con temas económicos que incluyen el capitalismo, el dinero, los grandes negocios y la ampliación de las grandes empresas (Garrett, Evans y Williams, 2006)4. Esta visión tan particular de la globalización viene justificada por el papel que, en el último siglo, han desempeñado las empresas en los mercados mundiales. Atendiendo a la dimensión económica y concretamente al entorno empresarial, por ser la más relevante y controvertida, cabe mencionar la definición propuesta por De la Dehesa (2000)5 quien se refiere a la globalización como “un proceso dinámico de creciente libertad e integración mundial de los mercados de trabajo, bienes, servicios, tecnología y capitales” y cuya terminología procede de Theodore Levitt, uno de los primeros economistas en utilizar la expresión globalización de los mercados, como una tendencia que logra cambiar las cosas más que dejarlas en el mismo
lugar (Abdelal y Tedlow, 2003)6. Otros autores (Porter, 19907 y Ohmae, 19918) definieron y resaltaron el surgimiento de una empresa específica, en aras del proceso de la globalización: la llamada empresa global, cuyo ámbito de actuación es mundial, aumenta los flujos comerciales y de capitales entre unos países y otros y hace que los mercados estén cada vez más integrados. En este sentido, se ha puesto de manifiesto que las grandes empresas multinacionales, tanto financieras como no financieras, impulsadas por factores decisivos como la tecnología y la liberalización de los intercambios de bienes, servicios y capitales, han sido los ejes para desarrollar la globalización, generando la expansión de un mercado mundial en clave económica (Glenn, 2007)9. Pero la globalización comenzó mucho antes… Las mismas fuerzas que mueven hoy el proceso de globalización, han estado impulsando a la Humanidad desde tiempo inmemorial. Muchos autores sostienen que miles de años antes de que la palabra originaria “globalización” comenzara a usarse, nuestros ancestros ya habían iniciado su expansión migratoria, poblando tierras a lo largo y ancho de nuestro planeta, siendo artífices de lo que se ha llamado protoglobalización (Chanda, 2002)10. Dicha protoglobalización, como primera fase de interrelación entre diferentes sociedades, se vio interrumpida en la Era Glacial con la formación de los continentes, creándose de ese modo, dos mundos desde entonces separados geográficamente, Eurasia y América. Atendiendo al punto de vista de la historia de la globalización, no fue hasta el año 1492 con el descubrimiento del continente americano por Cristóbal Colón, cuando de nuevo se reanuda la interrelación entre esos dos mundos desconectados. Desde entonces hasta la actualidad, el crecimiento exponencial en el intercambio de bienes, ideas, instituciones y gentes es fruto de una tendencia histórica de largo recorrido. Chanda (2002) así lo manifiesta cuando
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subraya que el deseo por algo mejor y más relevante ha sido el motor para que las personas, sus bienes y sus ideas se movieran por el mundo en el curso histórico de la humanidad. Los historiadores señalan que ha habido cuatro factores que han impulsado a que la gente dejara su hogar y sus raíces: (i) en primer lugar, la conquista, como un punto de partida para satisfacer el deseo de un mayor poder político sobre los otros; (ii) en segundo lugar, la prosperidad como una vía para alcanzar unas mejores condiciones de vida; (iii) en tercer lugar, el proselitismo, como una forma de imponer la religión de una civilización a otra; (iv) y por último, la curiosidad y el deseo de conocer, como características inherentes a la naturaleza humana. Por tanto, podría decirse que soldados, comerciantes, religiosos y aventureros han sido los principales protagonistas de la globalización, desde sus orígenes más remotos. Existe pues, una interpretación con una amplia base histórica, que corrobora que la globalización se ha venido dando sistemáticamente entre distintas civilizaciones en busca de una mayor interrelación entre los seres humanos. La Globalización a debate Si bien las fuerzas de la globalización son eminentemente económicas, los efectos asociados a dicho proceso son de muy diversa índole, hasta el punto de que autores como Scholte (1997)11 achacan a la globalización, la causa de la transformación de las relaciones sociales y de poder, y otros como Goldin y Reinert (2007)12 directamente la contextualizan como el marco desde el que podría aliviarse la pobreza del mundo actual, teniendo en cuenta su relación con cinco dimensiones: (i) la actividad comercial, (ii) la actividad financiera, (iii) las ayudas internacionales, (iv) la influencia de las ideas y, por último, (v) las corrientes migratorias. Otros autores, entre ellos Fernández (2013)13, han ido más allá en sus críticas con respecto a los efectos de la glo-
balización, poniendo de manifiesto que el orden internacional, creado tras la Segunda Guerra Mundial, ha ido experimentando cambios debido a tres fenómenos contemporáneos relevantes: la caída del Muro de Berlín en 1989, el ataque a las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York en 2001 y el crack de Wall Street en 2008, dando lugar a un punto de inflexión tendente hacia un nuevo orden políticoeconómico-financiero. Distintos enfoques del fenómeno de la globalización A pesar de lo que pudiera parecer, el grado de controversia en lo referente al debate en torno a la globalización lejos de estar zanjado, se acrecienta aún más, tal y como lo señala McGrew (1998)14. En la literatura especializada actual se ha llegado a distinguir entre los globalistas, los escépticos y los transformacionalistas, tres escuelas de pensamiento cuyo tema crucial gira en torno a la continuidad histórica del proceso globalizador, así como a los cambios que se desprenden de dicho proceso. De ese modo, los globalistas argumentan que la globalización representa una nueva coyuntura histórica; los escépticos rechazan la idea de globalización como un mito contemporáneo, mientras que los transformacionalistas ven en la economía actual un proceso de transformación en desarrollo. Por su relevancia, brevemente se exponen a continuación, los argumentos más significativos de las tres líneas de pensamiento. Los globalistas observan que las relaciones económicas actuales son cualitativamente diferentes en relación a las que hubo en épocas pasadas. Por ende, no sorprende que los autores de esta corriente centren su atención en el nivel de interacciones, cada vez más creciente, que se da entre los países, desencadenando una red compleja de relaciones políticas, sociales y económicas en el mundo de hoy día. “Las fronteras nacionales ya no actúan como los contenedores nacionales de la producción...en la
actualidad, cada vez menos actividades están orientadas hacia los mercados locales o incluso nacionales” (Dicken, 2003)15. Al otro lado del debate sobre la globalización se encuentran los escépticos. Su postura es bastante crítica en relación a los globalistas, presentando una idea del mundo en el que las relaciones comerciales y financieras de periodos anteriores al actual son comparables, si bien no más intensas. Por tanto, concluyen que más que vivir en una economía íntegramente globalizada, la era contemporánea puede describirse como una economía internacional en la que los principales agentes son las economías nacionales (Hirst y Thompson, 1999)16. El último grupo, los transformacionalistas, ocupan un lugar intermedio entre las dos posturas extremas anteriormente mencionadas. Aunque no creen que en la actualidad se esté viviendo en un mundo globalizado, piensan que el mundo está mucho más integrado y que el nivel de interacciones, especialmente las económicas, entre países, multinacionales, instituciones, etcétera, no ha tenido precedentes. Identifican la globalización como una combinación de procesos indefinidos, de características concretas para cada periodo de la historia, pero sujetos a nuevas e inesperadas contingencias. Esta escuela afirma que la globalización es la fuente de inspiración para incentivar la transformación del Estado de las economías avanzadas, en un Estado con un papel más proactivo y afín a la competitividad de las economías, en el que la cultura del subsidio quede relegada a un segundo plano (Held y McGrew, 2000)17. Los defensores de la globalización Aunque son conocidas las ventajas del proceso de globalización referidas a un mayor crecimiento global y mayores rentas en su conjunto, este proceso no está exento de costes, en términos de exclusión, de algunos países en desarrollo que pueden quedar descolgados de la revolución globalizadora de los merca-
dos internacionales, dando lugar a un debate ya clásico entre los defensores y detractores de la globalización. Los defensores de la globalización enfatizan el incremento del grado de interrelación que se ha experimentado entre los países, a escala mundial, durante las últimas décadas. A este respecto, el papel de la tecnología ha sido de tal calado que algunos autores han llegado a hablar del surgimiento de una especie de “nuevo continente sin tierra”, en el que apenas existen las fronteras convencionales (Ohmae, 2000)18. Siguiendo esta línea de postular a favor de la globalización como proceso de oportunidades para los países en vías de desarrollo, Goldin y Reinert (2007) analizan las interrelaciones ente la pobreza y las distintas dimensiones socio-económicas, entre las que figura la migración. Si bien es cierto que la migración desempeña una función directa de “escapar de la pobreza”, dichos flujos generan importantes movimientos de remesas, hacia los familiares de los países emisores de población emigrante, que actualmente exceden a las ayudas internacionales que muchos países están recibiendo de organismos internacionales. En ese contexto, la migración aparece como una de las características más importantes de la globalización y a la vez la menos estudiada, con un significativo potencial para contribuir a la reducción de la pobreza. No puede negarse que de ella también surgen riesgos reales de dañar a los países pobres, dado que el sistema actual está abierto al abuso, pudiendo en ocasiones profundizar las exacerbadas desigualdades. Sin embargo, y como una virtud del proceso globalizador, Goldin y Reinert (2007) afirman que en la historia se han dado suficientes testimonios de que tras los movimientos migratorios han devenido importantes fuerzas propulsoras para el desarrollo económico del mundo, quedando para el terreno de la investigación aplicada la tarea de caracterizar las interrelaciones de la migración en diversos ámbitos socio-económicos y la cuantifi-
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testimonios de que tras los movimientos migratorios han devenido importantes fuerzas propulsoras para el desarrollo económico del mundo, quedando para el terreno de la investigación aplicada la tarea de caracterizar las interrelaciones de la migración en diversos ámbitos socio-económicos y la cuantifi-cación de sus efectos positivos y negativos tanto para los países emisores como receptores de dichos flujos. En general, se admite que la globalización, ampliando los mercados para las empresas, por un lado, y aumentando la competencia, por otro, crea unas importantes oportunidades para el desarrollo de las empresas y de los países donde están ubicadas y unos enormes retos de ajuste y transformación de las mismas para hacer frente a un mercado mucho más competitivo. La internacionalización y multinacio-nalización de las empresas ayudará a los países donde están ubicadas y a los países a los que se desplazan aportando inversión, conocimiento y tecnología (De la Dehesa, 2000), sin perder la esperanza de que contribuyan, de alguna forma, a la conver-gencia de renta per cápita entre países del sur y del norte (Baldwin y Martín, 1999)19. Los detractores de la globalización En contraste, para los detractores de la globalización como Soros (1999)20 o Amín (2000)21, el sistema capitalista global presenta notables imperfecciones en su funcionamiento, que aluden a la existencia de “un centro que se beneficia a costa de la periferia”, sin que exista ningún interés por hallar el equilibrio entre ambos. “El desarrollo de una economía global no ha coincidido con el desarrollo de una sociedad global. La unidad básica de la vida política y social sigue siendo el estado-nación. El derecho internacional y las instituciones internacionales, en la medida en que existen, carecen de la fuerza necesaria para impedir la guerra o los abusos en gran escala contra los derechos humanos en algunos países. Las amenazas ecológicas no se afrontan de forma adecuada. Los mercados financieros globales están fuera de control de las autoridades nacionales o internacionales” (Soros, 1999: 2122). Según la percepción de los detractores de la globalización, son los organismos multilaterales como la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, los responsables de “los males que padece la humanidad” (Romero, 2002)22. Sin embargo, puede decirse que estos organismos ejercen algún tipo de influencia a través de los estados fuertes que forman parte de ellos (Bull y McNeill, 2007)23, y no tanto a través de las convenciones celebradas o resoluciones adoptadas, en el seno de dichas organizaciones, cuyo papel se ha cuestionado respecto a si en realidad han logrado que los países hagan lo que de otra forma no harían (Mosley, Harrigan y Toye, 199124; Killick, 199825; Bull, 200526 y Easterly, 200527). La necesidad de un nuevo paradigma de globalización Todo parece haber cambiado desde el inicio de la crisis en 2008, dando lugar a que se hable del fin del viejo orden, conocido como periodo neoliberal, caracterizado por la fe ciega en el mercado como principal mecanismo de asignación de recursos y el desmantelamiento del Estado del Bienestar basado en la privatización. Como se señala en Fernández (2013) actualmente se está demandando un modelo de desarrollo más justo tanto a nivel nacional como internacional, cuestionándose las premisas de los teóricos neoliberales como Friedrich von
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Hayek y Robert Nozick que sostienen que las fuerzas del libre mercado dan plena libertad a las sociedades y las conducen hacia el crecimiento económico. Tras la crisis financiera se han podido escuchar opiniones de economistas que ponen en tela de juicio esta corriente de pensamiento neoliberal. Siguiendo esta línea, Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía en 2001, ha realizado una comparación28 entre el fin del fundamentalismo de mercado, representado por el colapso de Wall Street en 2008 y el fin del comunismo materializado por la caída del Muro de Berlín en 1989. Es un hecho que los dos acontecimientos a pesar de sus diferencias, son un reflejo del fracaso no sólo de un modelo económico sino también de una manera de pensar. O si se quiere, en palabras de Fernández (2013: 342): “es el fracaso de una cierta manera de percibir el mundo, habiéndose dado dos tipos de totalitarismos, uno por el Estado y otro por el mercado, llegando a marcar el curso de la historia contemporánea […] ya ni John Maynard Keynes ni Milton Friedman pueden ser referentes para lograr encontrar un nuevo modelo económico”. Mayor cohesión y cooperación en el nuevo orden mundial Las instituciones internacionales, entre ellas el Fondo Monetario Internacional, también se han hecho eco de las consecuencias de la crisis actual en términos de la globalización, al afirmar la necesidad de formular un marco macroeconómico nuevo para un mundo nuevo. El Presidente del Directorio Ejecutivo y Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, Strauss-Kahn, en su discurso de apertura “Una nueva globalización para un mundo nuevo” ante la Junta de Gobernadores del Fondo en 2010, instó a las autoridades responsables de las políticas a prestar más atención a la desigualdad y la cohesión social. Son muchos los que ponen de manifiesto que la mezcla letal de desempleo elevado y persistente y altos niveles de desigualdad puede socavar la cohesión social y la estabilidad política, lo cual a su vez puede afectar la estabilidad macroeconómica. “Necesitamos una nueva forma de globalización, una globalización más justa, una globalización con un rostro más humano”, declaró Strauss-Kahn, donde “las ventajas del crecimiento tienen que distribuirse de manera amplia, y no quedarse en las manos de unos pocos grupos privilegiados. Con tal fin, el mercado tiene que seguir desempeñando un papel protagónico, pero la mano invisible de la economía no debe convertirse en un puño invisible”. Se está produciendo, entonces, un cambio de enfoque en el discurso institucional actual, donde ya se habla de la necesidad de apostar por un crecimiento sostenible, de crear más empleo, de avanzar en el cambio del sistema financiero, pero sin dejar de lado, la cohesión, la cooperación y el multilateralismo. Son muchos los cambios y retos que están surgiendo en torno a la idea de la globalización, lo que hace pensar que el modelo de crecimiento a adoptar tras la crisis de 2008 no será el mismo que se ha seguido hasta ahora. Esto plantea muchas consecuencias para el nuevo modelo de crecimiento. Significa que se debe pensar en nuevas fuentes de crecimiento, incluido el crecimiento verde. Significa que se debe pensar más en reequilibrar la estructura de crecimiento entre la parte privada y la parte pública del crecimiento. Significa que se debe igualmente trabajar para lograr un reequilibrio entre los países superavita-
rios y los deficitarios, implicando una mayor cooperación y una mejor estructura de gobierno. Algunos autores van más allá y señalan que la nueva globalización traerá consigo el establecimiento de una ciudadanía y democracia globales, no como una idea romántica sino como una imperiosa necesidad para poner freno a los “poderes salvajes” que se han beneficiado de la economía global (Ferrajoli, 2011)29. Sin embargo, existe una percepción generalizada acerca de que no hay una posición de liderazgo en esta nueva era de globalización. El principal reto, por tanto, de la globalización como proceso en renovación, será encontrar alguna forma de “gobernanza supranacional”, planteándose la necesidad de establecer una ciudadanía y democracia globales que permita la participación de una democracia global en el proceso de toma de decisiones. Mayor inclusión de las economías emergentes en el nuevo orden mundial Con respecto a lo anterior, pueden hallarse en la literatura especializada actual, autores que defienden la urgencia por democratizar las instituciones internacionales como la Organización Mundial de Comercio, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o Naciones Unidas. Bien es sabido que las mencionadas instituciones fueron creadas en el contexto de los años cuarenta, con el fin de configurar un nuevo orden internacional que garantizara la paz y seguridad mundiales. Desde la segunda mitad del siglo XX han sido muchos los cambios que se han experimentado en la fisionomía mundial, por lo que la revisión de la estructura de gobierno de las principales instituciones internacionales se ha convertido en un proceso sin vuelta atrás, si se desea que el multilateralismo funcione desde la legitimidad. Eso significa que el equilibrio de poder en el futuro va a ser diferente del equilibrio de poder que se tiene hoy. Strauss-Kahn, en el discurso referenciado más arriba, así lo expresó al afirmar que los cambios en el sistema de cuotas y representación dentro del Fondo Monetario Internacional, conllevará un cambio en la responsabilidad. “Así si uno tiene una participación mayor, más voz, más responsabilidad, entonces al mismo tiempo uno tiene que tomar decisiones, considerando no sólo su propia economía sino la economía como un todo. Cuanto más central sea la posición que uno ocupe, tanto más será responsable del todo. Y entonces los países que hasta ahora se encontraban en el margen del sistema internacional, deseando llegar al centro del sistema, deseando que esto se plasme en las cuotas, en los representantes de los países en una institución como el Fondo Monetario Internacional, también
1. N. Chanda y S. Froetschel (eds.). A world connected: Globalization in the 21st century, Yale Center for the Study of the Globalization, New Haven, USA, 2012. 2. Real Academia Española. Diccionario de la lengua española, Real Academia Española, 22ª edición, Espasa Calpe, Madrid, 2001. 3. N. Chanda. “What is globalization?” Yale Global Online. 2003. Disponible en: http://yaleglobal.yale.edu/sites/default/ files/flash/about/globalization/PART11/Presentation_Files/index.html 4. P. Garret, P., B.E. Evans y A. Williams. “What does the word “globalization” mean to you? Comparative perceptions and evaluations in Australia, New Zealand, the USA and the UK”. Journal of multilingual and multicultural development, 27 (2006), issue 5: 392-412. 5. G. de la Dehesa. Comprender la globalización, Alianza Editorial, Madrid, 2000. 6. R. Abdelal y R. S. Tedlow. “Theodore Levitt's the Globalization of Markets: An Evaluation after Two Decades”. Harvard NOM Working Paper 3-20; Harvard Business School Working Paper No. 03-082. 2003. 7. M. E. Porter. The Competitive Advantage of Nations, Free Press, New York, 1990. 8. K. Ohmae. The Godzill Companies of the New Economy. First Quarter. 2000. Disponible en: http://www.strategy-business.com/ ex_libris/00112/page1.html. 9. J. Glenn. Globalization. North-South perspectives. Routledge, Londres, 2007. 10. N. Chanda. “Coming together. Globalization means reconnecting the human community”, YaleGlobal Online. 2002. Disponible en: http://yaleglobal.yale.edu/about/ essay.jsp. 11. J. A. Scholte. “The globalization of world politics”. En: John Baylis y Steve Smith (eds.), The globalization of world politics, Oxford University Press, Oxford, 1997. 12. I. Goldin y K. Reinert. Globalization for development. Trade, Finance, Aid, Migration and Policy, World Bank and Palgrave MacMillan, Washington, 2007. 13. J. Fernández. “Global Politics”. Mexican Law Review, vol. v, nº 2, 2013. Págs: 333371. Disponible en: http:// biblio.juridicas.unam.mx/revista/pdf/ MexicanLawReview/10/arc/arc5.pdf 14. A. McGrew. “The globalization debate: putting the advanced capitalist state in its place”. En: Global society, vol. 12: 3, September 1998, págs. 299-322. 15. P. Dicken. Global shift: transforming the world economy, 4th edition, Sage Publications, Londres, 2003. 16. P. Hirst y G. Thompson. Globalization in question, 2ª edición, Polity Press, Cambridge, 1999. 17. D. Held y A. McGrew. The global transformations reader: an introduction to the globalization debate, Polity Press, Cambridge, 2000. 18. K. Ohmae. “The Godzill Companies of the New Economy”. First Quarter. 2000. Disponible en: http:// www.grafnestler.de/imgs/Misc/ Godzilla%20Companies%20of%20the% 20New%20Economy2.pdf. 19. R. Baldwin y P. Martin. “Two waves of globalization: superficial similarities, fundamental differences”. En: Siebert, H., ed .Globalisation and Labour, Kiel Institute
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of World Economics, Tubingen, 1999. 20. G. Soros. La crisis del capitalismo global. La sociedad abierta en peligro. Plaza & Janés. Barcelona, España, 1999. 21. S. Amin. ¿Globalización o apartheid a escala global? Globalización. En: Revista Web Mensual de Economía, Sociedad y Cultura. Septiembre 2001. Disponible en: http://rcci.net/globalizacion/2001/ fg193.htm 22. A. Romero. Globalización y pobreza. E-libro. Net. 2002. 23. B. Bull y D. McNeill. Development issues in global governance. Public-private partnerships and market multilateralism, Routledge, London, 2007. 24. P. Mosley, J. Harrigan y J. Toye. Aid and power: the World Bank and policy-based lending, vol. 1, Routledge, Londres, 1991. 25. T. Killick. Aid and the political economy of policy change, Routledge, Londres, 1998. 26. B. Bull. Aid, power and privatization: the politics of telecommunication reform in Central America, Cheltenham, UK and Northampton, US: Edward Elgar, 2005. 27. W. Easterly. “What did structural adjustment adjust? The association of policies and growth with repeated IMF and World Bank adjustment loans”. En: Journal of Development Economics, 76, 2005: págs. 1-22. 28. Entrevista realizada por Nathan Gardels a Joseph Stiglitz, “Stiglitz: The fall of Wall Street is to Market Fundamentalism what the Fall of Berlin Wall was to communism”. Global Services of Los Angeles Times, Sindicate/Tribune Media, September 16, 2008. Disponible en: http:// www.huffingtonpost.com/nathangardels/stiglitz-the-fall-ofwall_b_126911.html. 29. L. Ferrajoli. Poderes salvajes. La crisis de la democracia constitucional, Trotta, Madrid, 2011. 30. P. Norris. Global governance and Cosmopolitan citizens en Governance in a globalizing world 156, Brooking Institution Press, 2000.
considerando no sólo su propia economía sino la economía como un todo. Cuanto más central sea la posición que uno ocupe, tanto más será responsable del todo. Y entonces los países que hasta ahora se encontraban en el margen del sistema internacional, deseando llegar al centro del sistema, deseando que esto se plasme en las cuotas, en los representantes de los países en una institución como el Fondo Monetario Internacional, también asumirán más responsabilidad por la estabilidad de la economía mundial”. La actual Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde en su discurso pronunciado en Davos en enero de este año, afirmó, haciendo referencia a la situación económica actual, que lamentablemente no abundan las buenas noticias para el año 2013, en las que la incertidumbre sigue siendo la variable que salpica el entramado internacional de una recuperación económica, aún incierta y con señales débiles. A esto Lagarde añadió, al igual que lo hiciera su predecesor, que el orden internacional se encuentra “en la antesala de una nueva economía mundial, caracterizada por la rápida evolución de las circunstancias y nuevas modalidades de pensamiento”. Hoy se requiere, afirmó en su discurso, “un nuevo momento en la historia que promueva los valores de una nueva era, donde se den una mayor apertura y cooperación entre las naciones, una mayor inclusión y solidaridad entre los pueblos, y por último, una mayor rendición de cuentas para los responsables de la economía mundial”. ¿Hay pues respuestas fáciles para las grandes preguntas candentes como las
El debate acerca de las perspectivas de la globalización ha vuelto a surgir con fuerza, poniendo sobre la mesa la discusión acerca del papel individual de los diferentes Estados-nación
EL PENSADOR
con el envejecimiento de la población en otras regiones. Los datos así lo ponen de manifiesto, revelando que un 60% de la población en Oriente Medio y el Norte de África es menor de 30 años, siendo incluso mayor el porcentaje en África subsahariana llegando al 70%, por lo que esto puede ser una gran oportunidad o una fuente de inestabilidad; (iv) y por último, hacer frente a un aumento de la vulnerabilidad a raíz de la escasez de recursos naturales y el cambio climático, con el potencial de graves perturbaciones sociales y económicas. No obstante, y asumiendo el marco de incertidumbre económica en el que nos encontramos, existe el convencimiento e incluso una manifiesta intencionalidad, por parte de las instituciones internacionales y organismos supranacionales, de que si se desean resolver los problemas económicos mundiales teniendo en cuenta sus diversas dimensiones, no parece adecuado hacerlo, al menos, desde los paradigmas de la globalización seguidos durante el siglo pasado. En este sentido, y tras los efectos de la crisis de 2008, el debate acerca de las perspectivas de la globalización ha vuelto a surgir con fuerza, poniendo sobre la mesa la discusión acerca del papel individual de los diferentes Estadosnación en virtud de sus diferencias e intereses genéricos, en vez de abogar por una postura tendente hacia un mayor grado de inclusión de las naciones en un proceso de responsabilidad global.
fuentes del crecimiento económico futuro o el aprovechamiento de la tecnología en beneficio de todo el planeta?. Es aventurado dar respuesta a tales preguntas en torno al futuro de la economía mundial en un escenario cambiado y cambiante. Hacer frente a la nueva era de la globalización implicaría, según Lagarde, cuatro retos: (i) primero, dotar de mayor relevancia a la persona en un escenario en el que debe tener un sentido cada vez mayor la idea de que el mundo es una sola comunidad. Se ha abierto pues la puerta a una nueva perspectiva de una globalización “cosmopolita” (Norris, 2000)30; (ii) segundo, promover una redistribución del poder político y económico en todo el mundo. Así según estimaciones en 2025, por ejemplo, dos tercios de la población mundial vivirán en Asia. La consecuencia de esto puede ser una mayor cooperación o una mayor tensión ∎∎∎ y competencia; (iii) tercero, un cambio Yolanda Rodríguez Luengo es profesora demográfico de proporciones sísmicas, de Economía Aplicada en la Universidad ya que el aumento de la población joven Francisco de Vitoria (Madrid). en varias regiones emergentes contrasta
Las megaciudades: el hombre se siente más creador que creatura A comienzos del siglo XXI se ha producido uno de los cambios más importantes en la vida de los seres humanos. Con datos de las Naciones Unidas en la mano se puede afirmar que, por primera vez en la historia, la mayoría de los seres humanos está viviendo en megaciudades. Urbes de más de 10 millones de habitantes. En los denominados países ricos, tres de cada cuatro personas vivimos en ciudades. Jeremy Rifkin llama a esto la aparición del homo urbanus. Para comprender esa novedad radical es necesario que atendamos a otras tendencias contemporáneas que se entrelazan con la radical urbanización del ser humano. La “realidad virtual”, por medio de Internet, se ha convertido en la plaza pública, en el ágora de las megametrópolis. La creencia de que la ciencia no tiene límites, que cualquier cosa será posible y que todo tendrá explicación a expensas únicamente de que transcurra el tiempo necesario, ha generado también una autosuficiencia en el hombre que le ha conducido a un egoísmo materialista sin precedentes. La destrucción (no entremos en las causas) del concepto que algunos llaman “tradicional” de la familia y que ha dado lugar a familias extensas (hijos huérfanos no por no tener un padre, sino por tener demasiados), a poligamias sucesivas, a convivencias sin compromisos, han deteriorado los lazos más básicos de solidaridad y apoyo en el otro. Y no en vano los geoestrategas más descatados consideran que tan trascendental como el fenómeno de las megaciudades lo es la acelerada transformación de la familia. Este vaciamiento existencial (relaciones virtuales, confianza única en lo material-tangible, desintegración de las relaciones básicas de altruismo) ha confluido fatalmente con la expansión de la ciudad hasta convertirla en gigantescos moles en donde la convivencia, al menos la convivencia resulta drásticamente imposible. Ahí radica la novedad del fenómeno.La Iglesia tiene en las grandes ciudades un reto de formidables dimensiones: hacer que quienes viven en la megaurbe pagana puedan darse cuenta de que es necesario sentirse más creaturas que creadores. El problema consiste en que el homo urbanus está rodeado por elaboración humana casi desde que nace hasta que muere. A diferencia de medios de urbanidad más sencillos, donde es posible que el hombre se perciba a sí mismo más como creatura que como creador.
EL PENSADOR
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MÚSICAYMÚSICOS
ERIC CLAPTON Por: Llucià Pou Sabaté
DISCOGRAFÍA BÁSICA 1970 Eric Clapton 1974 461 Ocean Boulevard 1975 There's One in Every Crowd 1976 No Reason to Cry 1977 Slowhand 1978 Backless 1981 Another Ticket 1983 Money and Cigarettes 1985 Behind the Sun 1986 August 1989 Journeyman 1994 From the Cradle 1998 Pilgrim 2000 Riding with the King (con B. B. King) 2001 Reptile 2004 Me and Mr. Johnson 2004 Sessions For Robert J 2005 Back Home 2006 The Road to Escondido (con J.J. Cale) 2010 Clapton
EL PENSADOR
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please, begging please Beyond the door there's peace I'm sure And I know there'll be no more tears in heaven Eric Clapton recordaba hace años (Dominical, 8.3.1997) su éxito de joven: “Fue abrumador. Con 22 años era como un millonario. Tenía todo lo que pensaba que había que tener para ser feliz: una casa, una novia preciosa, una carrera, dinero, un montón de gente que me admiraba. Pero no me sentía feliz, y eso me confundía, porque significaba que todo lo que me habían dicho hasta entonces era mentira. Sigue siendo así. La publicidad te dice que si tienes este coche, esto, lo otro, un montón de cosas materiales, incluso una mujer bella, una familia, hijos, serás feliz. Es mentira. La felicidad viene, por lo que ahora he comprendido, de entenderte a ti mismo, de saber quién eres, de quererte y sentirte cómodo con tu propia existencia. Pero cuando era joven no lo sabía. De hecho, me ha costado toda la vida aprenderlo”. Son palabras que hacen pensar, sobre el camino interior que supone ese sentido de la vida, que no va por el camino del éxito mundano. “El éxito es muy peligroso. Es una pistola cargada. Yo conozco a gente en la industria de la música en Inglaterra que ahora mismo está teniendo un éxito tremendo y que no es feliz. Y esa sensación irá a peor. Es como si nos hubieran mentido. El sistema educativo, la forma en que las familias educan a sus hijos son a menudo incorrectos. El camino de la felicidad pasa por encontrarnos a gusto con quienes somos...” Habrá más componentes para ser feliz, pero lo que dice es cierto. Unos años antes, en 1991, murió su hijo de 4 años cayendo por la ventana de un edificio de muchos pisos. En su autobiografía, Clapton recuerda la carta de pésame de Keith Richards, sólo decía: “Si hay algo que pueda hacer, sólo decime”: “Siempre le estaré agradecido. No voy a negar que a veces perdí la fe, y lo que me salvó la vida fue el amor incondicional y la comprensión de mis amigos y compañeros en Alcohólicos Anónimos. Iba a las reuniones y la gente me rodeaba, me daba compañía, me compraba café y me dejaba hablar de lo que había pasado.
Incluso más de una vez me pidieron que fuera el coordinador. ”Después de una de esas reuniones, se me acercó una mujer y me dijo: “Usted acaba de quitarme la última excusa que tenía para beber. Siempre me dije que si algo llegara a pasarle a alguno de mis hijos, entonces tendría la justificación para emborracharme. Usted me demostró que eso no es verdad”. De repente, me di cuenta de que quizá había encontrado la forma de convertir esta tragedia en algo positivo. Estaba en la posición de decir: “Si pude atravesar esto y mantenerme sobrio, cualquiera puede”. No había una mejor manera de honrar la memoria de mi hijo”. Dedicó al hijo una canción, quizá la mejor, Tears in heaven: “¿sabrías mi nombre si te viera en el cielo?... debo ser fuerte y seguir adelante… encontraré mi camino a través de la noche y el día porque sé que no puedo estar aquí en el cielo... el tiempo puede abatirte, el tiempo puede doblar tus rodillas, el tiempo puede romper tu corazón, hacerte suplicar por favor... más allá de la puerta hay paz, estoy seguro y sé que allí no habrá más lágrimas en el cielo...” El dolor -dicen los entendidos- tiene un sentido para reorganizar la intimidad alterada. Por ello decía Eckhart que "la cabalgadura que más rápidamente conduce a la perfección es el sufrimiento". El crecimiento a través de las dificultades es una experiencia universal, y con frecuencia hay un camino a través del dolor, sin duda misterioso, oscuro; por el dolor, la persona se ve zarandeada y desprotegida de su habitual seguridad. Hay una salida, una esperanza. Así lo dice el cantante: “Sí. Lo intento, lo intento. Pero tengo que andarme con cuidado, porque si pienso por un momento que he sido yo solo el que se ha salvado... Yo tengo un ego muy, muy peligroso, que crece muy rápidamente, que se descontrola si le doy un poco de fuerza, si voy y pienso: "lo he hecho todo yo, no necesito apoyo de nadie, puedo defenderme solo". De modo que si a veces parece que me estoy
infravalorando es porque quiero tener mucho cuidado, y observar y admitir que hay un poder superior que me ayuda”. El problema de absolutizar un aspecto de la vida es que al perder cierta armonía vital, se polariza la vida hacia ese aspecto, que a veces es problemático: “La música está muchas veces conectada a la fama, a la moda, a cosas por las cuales siempre piensas: "para ser un buen músico tengo que ir a los clubs adecuados, llevar la ropa que se supone, estar a la moda", y eso podría llevarme de nuevo a la bebida o las drogas. En mi lista de prioridades tengo que mantener la música en el segundo, quizá el tercer lugar. Lo primero es mantenerme desintoxicado y sobrio. Lo segundo es ayudar a otra gente. Y tercero, la música”. Ciertos artistas, especialmente jóvenes, están como desprotegidos ante ciertos ambientes, y esto, decía Clapton, “unas veces me entristece y otras me enoja. Y luego doy gracias por haber sobrevivido. Pero no todo el mundo puede hacerlo. Muchos cayeron... y lo más doloroso viene cuando miro atrás y veo a tipos como Jimi Hendrix, Janis Joplin, personas que murieron ahogadas en su propio vómito porque se habían puesto ciegas... me llenaba de rabia. Mucha gente morirá por lo que se está metiendo ahora...” Mientras que el camino del placer desemboca en un callejón sin salida, a través de lo peor hay algo que produce el cambio… hay una capacidad para plantar cara a las dificultades: "Yo recuerdo haber disfrutado con algunas de mis primeras experiencias con el alcohol y las drogas. Me lo pasaba muy bien. Pero hubo un momento en que crucé una frontera. Al principio era capaz de parar... luego fui empeorando, y llegó un momento en que se me hizo imposible frenar... entonces se convirtió en... desesperación, y me asusté mucho, mucho. Mi vida se llenó de miedo, quería morirme. Toqué fondo y fue entonces cuando creo que me salvé gracias a algún tipo de intervención. Y fui capaz de decir lo más difícil de decir
en esos momentos: ¡ayudadme! Los seres humanos son incapaces de pedir ayuda. Yo tuve que hundirme mucho para sentirme con fuerzas para decirlo. ”Pedí ayuda la primera vez y la obtuve. Pero la trampa está en pensar que sólo necesitas ayuda una vez. Ésa es la trampa. La solución es que yo sigo pidiéndola constantemente. Hay una parte de mí que es muy vulnerable y desde ella sigo pidiendo ayuda. Tengo mi sistema de apoyo, amigos con los que hablo por teléfono, con los que me encuentro, a los que digo: "hoy me siento enfermo, algo triste, preocupado por alguien", y hablamos. Es así como me mantengo a flote”. Le preguntan: “¿Se considera un superviviente?” y responde: “Sí, pienso que sí. Pero yo creo en la intervención divina, y creo que fui sacado de este mundo, que de alguna manera fui salvado, y no entiendo por qué. Pienso mucho en eso, intento examinar el por qué, pero creo que en realidad no es asunto mío conocer ese por qué. Tengo que aceptar que tal vez he sido salvado por algún motivo y por eso hoy acepto felizmente mi montón de responsabilidades, porque creo que sigo con vida para enseñarle a la gente que hay un camino”. Y nos abre este camino a la trascendencia, nos libera de la esclavitud de pensar que la vida es el supremo bien. Cuando el dolor aparece en la vida, se esfuma la ilusión de que “controlamos” como si fuera todo propiedad nuestra, y entonces en aquella oscuridad podemos madurar. Una particular fuerza que conmueva a una persona en esas circunstancias, le cree el "transfert", el entendrecimiento, el "desbloqueo afectivo". Se intuye un sentido a todo aquello. No es entonces un contravalor, sino un camino para el conocimiento de la verdad, un camino para encontrar el sentido del hombre.
∎∎∎ Llucià Pou Sabaté es licenciado en Historia y sacerdote, perteneciente al Opus Dei. Imparte clases en el Colegio Mulhacén (Granada).
La búsqueda DE LA FELICIDAD
EL PENSADOR
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CINEparaPENSAR
videovidesviderevidivisum Por: José Luis Retegui
Estreno en España de For Greater Glory
CRISTIADA La película de Andy García sobre la Guerra Cristera en el México de Calles
El político más libre Es apasionante comprobar cómo los grandes cambios de la historia moderna no ocurrieron por casualidad, sino a causa de personas concretas. El joven William Wilberforce, al escoger entre Dios y la política, optó por ambos, y como resultado se sucedieron quince años de batalla parlamentaria hasta conseguir la abolición del comercio de esclavos en el Reino Unido. El especialista en tramas históricas Michael Apted, narra con pulso firme la vida de este soñador con pies en el suelo, que utilizó su probado talento personal en favor del bien en un ambiente corrompido. El guión consigue implicarte en cada estratagema del parlamentario inglés, sintiendo a veces desesperación al ver que la justicia ni siquiera arraiga en personas respetables. Un buen film para creer en la política y en el valor de la perseverancia. La historia demuestra como Dios se sirve de hombres brillantes para cambiar el rumbo de los acontecimientos. Si esto ya triunfó en el pasado ¿Por qué no luchar también hoy por la dignidad de los que nadie protege? Título: Amazing Grace Dirección: Michael Apted País: InglaterraEstados Unidos Año: 2006 Duración: 117 min. Género: Histórico Reparto: Ioan Gruffudd, Romola Garai, Benedict Cumberbatch, Albert Finney, Michael Gambon, Ciarán Hinds.
Los ricos también lloran (de felicidad) La vida real de la estrella de futbol americano Michael Oher confirma el letrero que se encontró a la entrada del colegio el primer día de clase: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”. La ayuda divina le vino a este adolescente de familia desestructurada, por medio de una madre acaudalada que se compadeció al verle dormir en la calle. Sandra Bullock ganó el Oscar al interpretar a Leigh Anne, una estadounidense de clase alta que decide expandir su instinto maternal, adoptando a un joven afroamericano con extraordinarias condiciones físicas. A partir de entonces, comienza un camino de “co-autosuperación” en la que Mike pasa a ser el orgullo de su nueva familia. La generosidad de los adoptantes es de tal calibre que resulta cómico en ocasiones, aunque pocas veces lo extraordinario se narra con tanta credibilidad. Uno percibe la facilidad con que la que el amor crece si se pone en funcionamiento en decisiones concretas. Nos encontramos ante Un mundo posible, que se ha hecho realidad porque nada puede impedir acercarse a los que están más lejos. Título: Un mundo posible Dirección: John Lee Hancock País: EE.UU. Año: 2009 Duración: 128 min. Género: Biográfico Reparto: Sandra Bullock, Tim McGraw, Quinton Aaron, Jae Head, Lilly Collins, Ray McKinnon, Kathy Bates.
Por: Juan Manuel de Prada
S
niño José Sánchez del Río, también beatificado por la Iglesia, quien fuera martirizado del modo más sañudo, al cura cristero José Reyes Vega, responsable de ordenar incendiar un tren sin evacuar antes a los pasajeros. Y, por encima de todos, el general Enrique Gorostieta, comandante del ejército cristero, un hombre más bien descreído que acabaría convirtiéndose, impresionado por la fe de sus soldados. For Greater Glory, que se permite ciertas licencias en la reconstrucción En España también biográfica de sus tuvimos otra guerra en protagonistas (así, por en la relación la que muchos inocentes ejemplo, entrañable que se entabla murieron lanzando ese entre el general Gorostieta el niño José Sánchez del grito, pero ninguna yRío, que tal vez ni siquiera película los llegaran a conocerse), no sin embargo los conmemora. En este escamotea aspectos de su personalidad sentido, For Greater más vidriosos o problemáticos, que deja al Glory resultará para no juicio del espectador; pocos tampoco, oculta, por cierto, espectadores españoles las disensiones en el seno del bando cristero, y aun de una película incómoda la propia jerarquía católica. Pero si hay algo que For campanillas (con nombres tan vistosos como los Greater Glory no oculta es que la Cristiada fue, de Andy García, Eva Longoria, Peter O’Toole o en su esencia y por encima de otras Rubén Blades) y denota un esfuerzo de circunstancias políticas o económicas, una producción en verdad llamativo. Se trata de una guerra religiosa, desatada por odio a la fe obra de declarada militancia católica; pero muy católica. El “¡Viva Cristo Rey!” que los cristeros alejada del temible tono empalagoso –cuando no lanzan, a modo de proclama inquebrantable, aciagamente buenista— que suele lastrar las antes de entrar en la batalla, y que sus mártires películas que se presentan bajo este marbete. repiten ante sus ejecutores, después de haberlos For Greater Glory es una película épica al modo perdonado, así nos lo recuerda constantemente. clásico, llena de lances heroicos y pasajes En España también tuvimos otra guerra en la que conmovedores, muy alejada del cine de acción muchos inocentes murieron lanzando ese grito, de los últimos años, donde las pirotecnias y pero ninguna película los conmemora. En este aspavientos propios del género enmascaran sentido, For Greater Glory resultará para argumentos vacuos y personajes sin muchos espectadores españoles una película encarnadura. incómoda; no sólo para los laicistas satisfechos En For Greater Glory no faltan, desde luego, las de su hegemonía, sino también para los tibios, secuencias trepidantes, los tiroteos y los “políticamente correctos” y demás faunas escaramuzas bélicas; pero, al hilo de tales gallináceas autóctonas. Al resto, la película no secuencias, se nos plantean conflictos humanos les defraudará: disfrutarán de casi dos horas y vigorosos y desgarradores y se nos presenta una media de un cine épico y vibrante que ya no se panoplia de personajes de lo más variopinto. estila; y saldrán de la sala oscura conteniendo a Desde el Beato Anacleto González Flores, un duras penas la emoción que les anuda la líder católico que acaudilló la resistencia garganta y preguntándose por qué una película pacífica contra Calles antes de ser martirizado, al así es inconcebible en España. Si alguno llegara aventurero Victoriano Ramírez, alias “el a responder esta pregunta, ya no dejaría de Catorce”, cuyas hazañas sanguinarias lo llorar. envolverían en una aureola de leyenda. Desde el © ABC e estrena, al fin, en los cines españoles For Greater Glory, la película sobre la Guerra Cristera o Cristiada (1926-1929), desatada en México después de que el gobierno del laicista Plutarco Elías Calles cometiera los más inicuos atropellos contra los católicos, incluidas matanzas de sacerdotes y fieles. La película, de factura técnica más que notable, incorpora un elenco de
EL PENSADOR
82 · Mayo-junio 2013
El fRANQUENSTEIN
de Mary Shelley Por: Francisco Rodríguez Valls
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Por: Francisco Rodríguez Valls
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ay obras literarias en las que los personajes, a pesar del vicio y del crimen, son finalmente redimidos. El caso de Sonia y Raskólnikov es paradigmático. Hay otras en las que los personajes, a pesar de estar llenos de buenas intenciones, acaban en un infierno de muerte y podredumbre. El Frankenstein de Mary Shelley es el arquetipo de este caso. No negaré que prefiero las historias del primer tipo: narraciones en las que se recorre el sufrimiento y la dubitación de los protagonistas, tan sumidos a veces en la soledad y en la obscuridad, pero en las que se descubre la luz de la búsqueda de un sentido que las justifica e incluso las santifica a través del arrepentimiento y la rectificación. Pero, a pesar de mis preferencias, he de confesar que profesionalmente me he dedicado mucho más a las segundas, seguramente por tratar de rellenar el hueco incomprensible de lo que para muchos no creyentes es la realidad de la vida – carente de orden y sometida al azar- que más cuesta aceptar y para muchos otros –creyentes o no- una enseñanza moral que advierte de lo que nunca debería haber sucedido. En esas segundas circunstancias la obra literaria se convierte en consejo para que las diferentes generaciones de lectores procuren no caer en los mismos errores. Salvo honrosas excepciones especialmente creativas la ficción suele presentarse como metáfora de la existencia humana: mostrar las aporías nada simples en las que vive el hombre para poder entender lo humano a través de las experiencias heroicas o trágicas de otros seres humanos.
El propósito moral de Frankenstein es evidente y puede ser justificado, como he hecho en otros lugares, apelando a las fuentes científicas, literarias y biográficas que median en su composición. Pero el propósito que quiere hacer valer este escrito es extraer conclusiones nuevas que muestren que el texto de Mary Shelley no se ha quedado antiguo sino que, antes bien, goza de una excelente salud. Para ello quiero destacar las aportaciones excepcionales que tiene en tres ámbitos diferentes: la construcción literaria, la oportunidad de la temática que aborda y, por último, la razón por la que un pensamiento que quiera aprovechar los movimientos contemporáneos de la postmodernidad sin caer en radicalismos puede ver en Frankenstein una apelación a la conciencia para transformar este mundo en otro que cuadre más con los deseos de su Creador. Sobre la primera cuestión diré poco porque cae fuera de mi especialidad: el estilo de novela gótica en la que el terror no es producido por fantasmas sino por arte del ingenio humano en una estructura trabada según círculos concéntricos que contiene relatos dentro de otros relatos es sin duda meritoria y ha sido muy repetida desde entonces a pesar de los evidentes defectos cometidos por una autora que cuando redactó la obra por primera vez apenas tenía dieciocho años. Pero aquí el todo salva la parte. Sobre la oportunidad de la temática a principios del siglo XIX sí tengo más cosas que decir, pero me contentaré con decir lo que ya se ha dicho. Generalmente se ha considerado la novela de Mary Shelley con respecto al
positivismo y a la confianza en la ciencia que tiene el movimiento romántico como el terremoto de Lisboa al optimismo de la Ilustración. Dejad, dicen algunos, la ciencia nos salvará, nos llevará al paraíso de forma irremisible, tan solo dejadla funcionar libremente, sin límite, porque la verdad que nos transmite no puede acarrear ningún mal, el miedo a la investigación y al experimento oculta afán de poder para manipulación de las conciencias y de eso el ser humano tiene que librarse. En la ciencia está la verdad y la ciencia os hará libres. Mary Shelley da en la línea de flotación de esas argumentaciones falaces haciendo ver que la relación entre ciencia natural y la entera verdad del universo –hombre incluido- no es tan evidente: la ciencia excluye metodológicamente muchos ámbitos de realidad y por las consecuencias que el experimentalismo manipulador puede acarrear hay principios morales que deben regir la actividad científica. Esas verdades que excluye la ciencia y que son las que confieren su especificidad al hombre son superiores a obtener información sobre el mundo natural. Dicho de otro modo: la ciencia es una actividad humana que debe ser puesta al servicio del hombre. Mary Shelley descubre contra corriente que la ciencia no da respuestas a las cuestiones esenciales sobre el sentido de la vida y de la muerte. La tecnociencia puede volverse contra el hombre y quitarle la dignidad convirtiéndolo en un instrumento en manos del poder. Las reflexiones más clásicas hechas sobre la técnica en el siglo XX por Heidegger, Ortega y la Escuela de Frankfurt giran en torno a esa misma cuestión y, más
contemporáneamente, se han escrito ríos de tinta sobre los nuevos terremotos de Lisboa de la tecnociencia: las cámaras de gas e Hiroshima. Curioso: limitar éticamente la actividad de la ciencia apelando a principios morales no sólo no hace caer en el oscurantismo sino que redime a la propia condición humana de esclavitudes y totalitarismos. La entera verdad del hombre nos hace libres y no la manipulación de la realidad natural fundada tantas veces en algún motivo radicalmente banal como puede ser, por ejemplo, registrar la patente de cualquier barbaridad. Secuela de Frankenstein son los diversos Blade runners, Gáttacas y las diferentes Islas que tanto han proliferado en el cine y que nos ponen en guardia frente a la pérdida de dignidad de seres que por su propia condición la merecen. Sólo una advertencia frente a las diversas adaptaciones al cine de la novela de Mary Shelley: Victor Frankenstein no es un científico loco, es un científico a secas –muy listo y muy cuerdo- que no evalúa la repercusión de su trabajo conforme al objeto, el fin y las circunstancias y lo convierte, sencillamente, en una aberración que conluye en tragedia para muchos. Algunos podrían pensar que, si eso es así, todas esas producciones no son más que historias con moraleja que intentan conseguir que la especie humana se reduzca a un conjunto de seres buenecitos que respeten las normas por encima de todo y que eviten a toda costa innovar porque lo nuevo es peligroso. Y nada más lejos de la realidad como veremos a continuación: lo que se nos plantea en este argumento es una nueva reconsideración de las relaciones entre el
EL PENSADOR
creador y su obra. Es esa la tercera cuestión que enuncié al principio de este escrito y que hace que Frankenstein esté de rabiosa actualidad y que hace que de hecho tenga interés para una geopolítica del cristianismo. Eso es lo que más me urge contar porque todavía no se ha dicho en el contexto de la postmodernidad: nos introduce en una nueva consideración moral sobre la relación que el ser humano guarda con sus acciones y, en particular, las relaciones que todo creador guarda con su obra. Y el modelo no es otro que Dios creador sacando de la nada por amor un universo hecho a su imagen y semejanza: un mundo en el que todo tiene su sentido y que tiene como fundamento –sé que me quedo corto- el respeto por cada elemento particular en su diferencia –palabra muy postmoderna - con respecto a todo lo demás. La categoría moral básica que nos transmite esta visión es la del cuidado y no la más clásica del científico violentando el mundo para utilizarlo en su provecho: respeto frente a utilidad. Cierto es que Frankenstein lo hace de una manera peculiar: a través de la categoría de lo monstruoso; nos lo hace ver a través del reverso de la moneda. Pero, a mi parecer, eso en lugar de restarle valor se
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lo concede porque una de las tareas de nuestro tiempo es la deconstrucción del sentido de lo monstruoso. Lo monstruoso se define por dos categorías: se sale de la norma y causa espanto. Tengo que señalar que en un universo donde cada cosa adquiere su peculiaridad y es discernible de todo lo demás podría decirse que todos somos monstruos: lo falso es la norma que estandariza lo que es inalienable por tener valor propio: cada uno es cada uno en su diferencia y eliminar esas cualidades propias significa violentarlas injustamente. La ética del cuidado nos muestra como diferentes. Pero todavía faltaría por considerar la otra categoría que nos convierte en monstruos: causar espanto. Y es en este sentido donde en el hombre común la norma vuelve a ganar la partida a la diferencia y la abstracción utilitarista a beneficio de la mayoría deja indefensos a todos aquellos que se convierten en problema. Convertirse en problema insoportable es el actual ser monstruo: salirse de la media, de la rutina, y convertirse en fuente de preocupación porque te cambia la vida entera. El niño no querido es un problema y un monstruo al que hay que eliminar, el anciano que ya no sirve para cuidar a los nietos es el nuevo monstruo
al que hay que retirar como si no existiera. Y lo mismo pasa con el enfermo o el marginado y, de esa manera, apelando a la normalidad se justifica la discriminación y se ampara la falta de igualdad de oportunidades. El monstruo es aquel que no concuerda con un ideal de la modernidad que concibió al ciudadano como un ser autónomo y suficiente que se bastaba a sí mismo para ganar su vida. En ese sentido la novela de Mary Shelley plantea una ética inclusiva: lo extraño debe ser acogido en el seno de la comunidad y, sanadas sus heridas, el poder debe ponerse a su servicio. Es otro ideal en el que sin duda hemos avanzado desde hace treinta años y del que algunos se hacen responsables asumiendo en su solidaridad a la humanidad entera. Pero hacer eso es plantear un reto a los ideales de la modernidad en la que el individuo átomo, como en Locke, construía la sociedad a través de su consentimiento expreso o tácito. El nuevo ideal nacido de la postmodernidad intenta conciliarse con el de la caridad cristiana que concibe a un Dios que conoce a cada uno de sus hijos por su nombre y apellidos. Efectivamente no son lo mismo la diferencia que postula la postmodernidad y la caridad cristiana.
Pero aún reconociéndolo hay que reconocer también que Frankenstein nos hace pensar en eso porque nos hace preguntarnos: ¿y si Victor hubiera reconocido la dignidad de su engendro como ser racional aunque diferente? Al menos es un camino que hay que recorrer: cuidado de la obra de Dios de la que cada uno somos sirvientes, convertir el problema que nos causa espanto –el monstruo- en objeto de amor. Esa es una propuesta ética de los nuevos tiempos a la que está apelando el cristianismo fundando ese respeto en el orden creador, el universo como imagen de Dios y el amor que Jesucristo mostró a la humanidad muriendo por nuestros pecados. Los fundamentos de esa ética son diferentes en el cristianismo y en la postmodernidad. Pero no está mal encontrar el lado bueno de las cosas y redimir aunque sea en parte las nuevas filosofías y los nuevos pensamientos que ahora están en la vanguardia.
∎∎∎ Francisco Rodríguez Valls es profesor titular de Filosofía en la Universidad de Sevilla. Autor, entre otros, del libro Antropología y utopía (2009).
DESDE MI BUTACA Por: Juan Orellana
El fenómeno Malick
El cine del director tejano se ha convertido en un hecho excepcional en el panorama cinematográfico
T
errence Malick es un director atípico. De apellido libanés, se formó como filósofo a caballo entre Harvard y Oxford, con lo que se le puede considerar perteneciente a la élite intelectual norteamericana. Traductor de Heidegger y profesor en el prestigioso MIT de Massachussets, llega al cine tardíamente. En los dos últimos años nos ha ofrecido dos obras de arte que tienen el hecho de la fe en su núcleo dramático. De El árbol de la vida ya se escribieron ríos de tinta. En esta pascua de 2013 ha estrenado To the Wonder, que mantiene una absoluta continuidad de forma y fondo con la anterior. Sin llegar al deslumbramiento de aquella, esta se puede considerar como su hermana menor. El guión se centra en Neil (Ben Affleck), un químico americano que vive un ro-
mance en París con una enamorada Marina (Olga Kurylenko), divorciada, madre de Tatiana. Marina decide irse a vivir a EE.UU. con su hija y unirse en matrimonio con Neil. Pero su deseo de hacerlo por la Iglesia se encuentra con el obstáculo de sus anteriores nupcias. Cuando le caduca el visado y retorna a Francia, Neil retoma una antigua rela -ión con otra mujer divorciada, Jane (Rachel McAdams), pero no olvida su amor por Marina. El cineasta quiere describir limpiamente la fragilidad del amor humano, su radical insuficiencia, cuando no se inscribe en referencia al Misterio de Dios. Pero no lo hace en una clave moralista o prescriptiva. Antes de entrar en el planteamiento ético, prefiere detenerse en el metafísico y teológico: la realidad es positiva, y el hombre, a pesar de estar tocado por el mal, anhela la paz, la belleza y el amor infinitos que sólo pueden encontrarse en el halo de la gracia divina. Por ello, aunque el film es deliberadamente abierto y metafórico, se puede entender todo él como una oración, como un oratorio cinematográfico y poético, un recitativo de Bach en el len -guaje del séptimo arte. Los personajes, de los que oímos solamente su alma en
voz en off, reconocen esta precariedad antropológica: “Sedientos. Tenemos sed”. El recorrido antropológico es el mismo de El árbol de la vida. Comienza con la sorpresa de la vida, como si de una primera resurrección se tratara: “Acabo de nacer. Me has sacado de entre las sombras. Me has levantado del suelo. Me has devuelto a la vida… Subimos la escalera hasta la Maravilla”. Malick despliega todo su oficio fotográfico con gran angular para regalarnos unas imágenes de la naturaleza y del arte -una vez más- que no envidian nada al National Geographics. “¿Qué este Amor que nos ama, que sale de todas partes, del cielo, de la nube? Tú, nube, también me amas…” Es esa teología de la creación de Malick que le atrajo acusaciones de panteísta en su anterior film, y que aquí, con la alusión continua a Cristo, quedan desmentidas. En un segundo momento viene la oscuridad, la debilidad, el pecado, y su traducción existencial más evidente, el miedo. Cambia el “decorado”. Las excavadoras, el barro oscuro, el mundo de la contaminación de plomo y cadmio, los charcos cenagosos. Entre el cielo luminoso y esa tierra pútrida está Neil, de pie, tratando de ser hombre. Y Jane y Marina, que sólo desean ser “esposas”, es decir, ser una sola cosa en el amor, como declara la segunda, aunque no lo consigan. Hay otros dos personajes catalizadores muy importantes. El sacerdote (Javier Bardem), en la misma línea que el cura de la última cinta de Ermano Olmi (Il vilaggio di Cartone), supera su aridez en la fe por el camino de la Caridad, de descubrir a Cristo en cualquier rostro desfigurado: los pobres, los drogadictos,
los presos… “En todos lados estás presente aunque no pueda verte. Enséñanos cómo buscarte, Cristo”. Este personaje encarna las heridas del hombre posmoderno, incapaz de ver lo que esconde la realidad: “¿Por qué ya no me puedo aferrar a lo que encontré?”. Es este clérigo el que continuamente proclama que el amor humano, si es sólo sentimiento, sino vive del Amor de Dios, fracasa. Por ello, cuando la paz y la felicidad parecen haber llegado a la vida de Marina y Neil, ella reconoce: “Aquí falta algo”. Por último hay una mujer vestida de negro que representa la tentación de Satanás en el desierto. Ella tienta Marina: “La vida es sólo sueño. Vete. Deja a Neil. Sé libre. Haz lo que quieras”. Tentación que le hará tropezar y caer un poco más adelante. Aún así, va a haber espacio para el arrepentimiento, el perdón y la purificación (la metáfora de lavarse), aunque menos desarrollados que en El árbol de la vida. Y volvemos al principio. Toda la película se resume en una oración. Las últimas frases de los personajes son: “Gracias”, “Estamos hechos para verte”, “Que nuestras vidas sólo puedan ser reflejo de tu luz”. Una oración de tientes dramáticos, casi épicos, subrayados por el tema musical central: el preludio del Parsifal de Wagner.
∎∎∎ Juan Orellana es profesor de la Universidad CEU-San Pablo. Director de la Comisión de Cine de la Conferencia Episcopal Española. Autor de numerosos libros sobre cine. Director del Máster de Cine de la CEU-San Pablo.
EL PENSADOR
84 · Mayo-junio 2013
LIBROSugerentes
NOVELA
En 1951 Salinger publica El guardián entre el centeno (Alianza). La novela narra la bajada a los infiernos de un muchacho de buena familia, Holden Caulfield. En el infierno moran las prostitutas, los músicos de jazz que hacen florituras al final de los compases, los profesores enrollados y el fantasma de un hermano muerto del que hereda un guante de béisbol. Holden se pierde por Nueva York buscando a alguien con quien hablar. Pero la gente solo suelta chorradas o frases hechas. La sociedad es un conglomerado hostil que pervierte a sus criaturas: Holden tiene miedo de crecer porque crecer es un modo de morir. El crecimiento y el sexo te alejan de un origen en el que el individuo es auténtico: la infancia, ese jardín que debe protegerse a toda costa. Holden mira cómo su hermanita Phoebe da vueltas en el tiovivo. El tiempo queda congelado. Pero es mentira. Holden es un juez demasiado sensible. Un visionario con un particular sentido del humor. Esta novela es un canto bastante enfermizo a la misantropía. La misantropía no es una opción excelente, sino la única posible para Nos coloca en la Holden en un mundo que le condena a la incómoda posición neurosis o a la soledad. Tal vez el canturreo de sentirnos que se adivina bajo la verborrea del narrador justifique el gusto por esta novela de ciertos frágiles en una magnicidas y asesinos en serie. Más allá de sociedad de la leyenda sensacionalista y negra, más allá de la misantropía de Salinger, El guardián vínculos familiares entre el centeno nos coloca en la incómoda y afectivos falsos, posición de sentirnos frágiles en una que practica un sociedad de vínculos familiares y afectivos arte falso cuya falsos, que practica un arte falso cuya máxima expresión máxima expresión se llama cine. Holden, con sus dieciséis años y su mechón de canas, agudiza su depresión mientras baila en el salón malva con chicas que no le oyen bien o habla con un taxista del destino de los patos y los peces del lago de Central Park en invierno. Estados Unidos vive el trauma de la Segunda Guerra Mundial y Holden llega a una dramática conclusión: “No le cuenten nunca nada a nadie”. Con algunos pasajes de El guardián entre el centeno el lector ríe. Incluso a carcajadas. Después, se asusta de todas las cosas horribles que se esconden tras la risa.— Por: Marta Sanz.
la realidad nos supera Por: José Ramón Ayllón La Odisea, Rafael Mammos No me sé la Odisea de memoria por falta de memoria, no de ganas. Porque su profunda humanidad nos conmueve desde hace casi tres mil años. ¿Cómo lo consigue Homero? De entrada, gracias a la sabia elección de los rasgos esenciales de nuestra condición humana. Por eso nos asombra vernos reflejados en el espejo de sus personajes, que son cultos e ignorantes, educados y groseros, pacientes y airados, valientes y cobardes, astutos y simples, rudos y tiernos. Vemos con sorpresa que son
CRÍTICA LITERARIA Por: José María Martínez
El ajuar de mamá (Jiménez Lozano) Este libro ha sido otra de mis afortunadas lecturas en lo que llevamos de año. Son muchas las notas que se agradecen de una colección de cuentos como ésta y de un escritor como Jiménez Lozano. Entre ellas destaca ese estilo vivo y flexible, capaz de moldearse tanto a narraciones llenas de oralidad y de modos del lenguaje hablado como a otras más propiamente librescas. No digo nada nuevo al recordar que Jiménez Lozano es uno de nuestros mejores escritores actuales y que ese dominio y maestría con el lenguaje le acabarán convirtiendo en uno de nuestros clásicos. La segunda puede ser la variedad temática de esas narraciones. Puede decirse que hay una línea dominante, que sería esa evocación de gentes sencillas y anónimas que ven cómo el pasado se va perdiendo y cómo va llegando un presente que no siempre entienden y que no siempre es mejor o más humano. El ajuar de mamá, el título del libro, resume muy bien lo que significa esta recopilación, es decir, un conjunto de variados y aparentemente aislados momentos del pasado que el autor y sus personajes recuperan para tratar de asentar su identidad ante un presente más bien inquietante. Esa búsqueda no siempre es fructífera, y abunda en momentos de dolor y desengaño, pero siempre suavizados por el cariño con que Jiménez Lozano envuelve a esos personajes en los que muchos lectores pueden reconocerse a sí mismos o, al menos, a personas de carne y hueso relativamente cercanas. Sobre esa línea se insertan otros relatos de diversa índole, bien sea política, alegórica, fantástica o histórica. Lo que resulta es una serie de cuentos de argumentos variados, que huye de la monotonía, y también la imagen de un escritor inconforme consigo mismo precisamente por su amor y su confianza en la literatura, porque cree que ésta puede llegar siempre a nuevos lugares, a nuevos personajes y a nuevos tonos e historias.
como nosotros, pero en realidad es al revés: nosotros somos sus descendientes. Esos rasgos fundamentales se nos quedan grabados y logran que personajes secundarios nos resulten inolvidables: Polifemo y Atenea, Nausica y Calipso, Eumeo y Euriclea... Con el protagonista, el poeta ciego es minucioso y consigue mucho más. Ulises es la impagable respuesta de Homero a la más urgente de nuestras preguntas: qué significa ser hombre. Una respuesta articulada sobre tres cualidades esenciales de la conducta: la prudencia, la justicia y la fortaleza. Esa herencia ética -acrecentada por los filósofos griegos, romanos y cristianos - hará posible Europa y marcará la diferencia entre el primer y el tercer mundo. Por esa relevancia única, la Odisea conoce traducciones, ediciones y adaptaciones innumerables. La última que he visto corre a cargo de Bambú, un elegante sello editorial de Casals. Su autor, Rafael Mammos, tiene el acierto de ponernos en antecedentes e introducirnos en las aventuras de Ulises por la puerta obligada de la guerra de Troya, explicada con solvencia
Al final -y es una de las cosas que más he agradecido- se ve el espíritu de libertad interior y personal que guía a Jiménez Lozano. En esos cuentos donde sus personajes se enfrentan con los pequeños -pero más inmediatos- cambios históricos, no es difícil ver el la actitud crítica del autor hacia la deshumanización o hipocresías del presente, pero esta crítica va más allá de las modas y los tópicos, y especialmente más allá de lo políticamente correcto y de cualquier pesimismo desesperanzado. En este sentido Jiménez Lozano sigue siendo un escritor de referencia para quienes gusten de una literatura y unas ideas al margen de modas y clichés, que precisamente es el tipo de literatura más personal y más perdurable. Como digo, la mayoría de los cuentos se ambientan en ese mundo rural o humilde de la Castilla que tan bien conoce y que tanto aprecia el autor, en sus gentes y en su historia, pero también abundan los relatos fantásticos ("El testigo"), los de denuncia histórica ("Baruch"), las alegorías y críticas a los sistemas políticos o al “cuarto poder” ("El Amado del Pueblo", "El defensor"), el humor ("El plan secreto")... Es probable que algunos de estos relatos no lleguen del todo a aquellos lectores que no conozcan mucho de la vida rural o que no hayan experimentado en primera persona los cambios socio-políticos de la Transición, pero también creo que llenará a cualquiera que guste de una buena literatura y de ver cómo un escritor ya consagrado evita repetirse a sí mismo y sigue explorando las posibilidades del buen hacer literario. Los cuentos, además, son cortos, por lo que les cae muy bien la famosa sentencia de Baltasar Gracián: “lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
∎∎∎ José María Martínez es profesor de Literatura y cultura hispánica en la Universidad de Texas-Pan American y administra el blog de Literatura Viaje al Parnaso
en media docena de páginas. Después, la adaptación del texto homérico me parece encomiable. Al final, la guinda. Un cuaderno documental añade información sobre el contexto de la obra y algunos de sus pasajes más célebres: el misterio que envuelve a su autor, la Ilíada, el certamen donde compitió con Hesíodo, el oficio de poeta y cantor, la Grecia homérica, las principales tragedias griegas, la Eneida, Penélope, Polifemo, las sirenas… Se me olvidaba mencionar la fuerza y elegancia de las ilustraciones, el Premio Junceda de ilustración, el Premio Crítica Serra d'Or, el Premio International Latino Award, y que el libro será disfrutado por
aunque no más que Polonia y los países europeos que padecieron el comunismo por un tiempo parecido. Esta comparación, implícita, no es ajena a la intención del reportero polaco que -lejos de cargar las tintas- dulcifica la negra realidad con una ironía siempre amable. Si en su momento fui deslumbrado por Ébano y Viajes con Heródoto, al disfrutar ahora con cada párrafo de El Emperador, pienso que Kapuscinski ha dado en estas páginas lo mejor de sí mismo. El libro, todo un alarde de estilo, se lee con asombro creciente y una sonrisa, pues su autor ha encontrado el tono tragicómico justo para una historia altamente sugestiva y surrealista. Por lo demás, la vida en la corte de Addis lectores entre 9 y 90 años. Abeba recuerda, a veces, episodios grotescos y mezquinos que protagonizan El Emperador de gobierno y oposición en nuestro país, sin ir más lejos. Kapuscinski
Retrato vigoroso, insuperable, de Haile Selassie y Etiopía, un emperador y un país que encarnaron el esperpento durante medio siglo XX,
∎∎∎ José R. Ayllón es filósofo y profesor de Antropología en la Universidad de Navarra. En su faceta de escritor destaca como novelista (Querido Bruto, entre otras) y ensayista (¿Es la filosofía un cuento chino?;
EL PENSADOR
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[librosparasaber] GRIFONE, Joseph De los evangelios a Jesucristo. Los caminos de la razón y del corazón. Edita: Rialp. Madrid. 2011 Núm págs: 277
GARCÍA HERNÁN, Enrique Ignacio de Loyola Edita: Taurus. Madrid. 2013 Núm págs: 568. Suele ocurrir cuando aparece una bibliografía de más de cuatrocientas páginas, que la editorial en cuestión la promueve como “la bibliografía definitiva”. Son excusables técnicas de marketing. Pero a fuerza de repetirlas sucede como con el cuento del lobo: cuando llega una de verdad, al público le llueve sobre mojado. Podemos decir con honestidad que Ignacio de Loyola, de Enrique García Hernán, es –esta sí- una biografía definitiva. Nos damos cuenta de ello tan pronto abrimos el libro y comenzamos a leer: la profusión de datos, de hechos y de nombres se sucede de una manera apabullante y persistente. El autor es uno de los grandes especialistas en el fundador de los jesuitas y se nota. Pero a su vez, el relato no pierde vivacidad ni interés, no se ve mermado por la erudición. Lo cual no es tarea sencilla: la carpintería de este libro está bien fajada. Una segunda característica de este fabuloso volumen es la exactitud histórica. El autor no se consiente a sí mismo un solo hecho que no esté debidamente corroborado y así lo hace notar, separando el “sabemos” del “creo”, por mucho que este último sea completamente plausible. Este rigor científico, propio de un investigador de la talla de Enrique García Hernán (del Instituto de Historia del CSIC) tiene como consecuencia inevitable que el lector conocerá a un San Ignacio a veces sorprendente, en tanto que alejado de los tópicos en que ha venido envuelto por la hagiografía. Algo que no desmerece al de Loyola, sino precisamente todo lo contrario.
CIENCIAS
Reseñas
Joseph Grifone no es teólogo ni sacerdote. Es profesor de Matemáticas en la Universidad de Tolouse y ha publicado numerosos libros y artículos científicos de su especialidad. Pero De los evangelios…, es un libro sólido, consistente y audaz. Decimos audaz porque, como él mismo confiesa en el prólogo, su propósito inicial fue “poner por escrito unas notas para mis amigos y colegas con objeto de ayudarles, en lo posible, a compartir mi fe”. Ahí, sin duda, tenemos la clave del libro: es una obra que pretende aclarar malentendidos (el Jesús histórico, la historicidad de la Resurrección o de los milagros, etc.) con intención se sumergir al lector, después, en un acercamiento, en un contacto personal con Jesús. El libro está muy bien estructurado, característica propia de un verdadero cartesiano. Ordenado en tres partes (“¿Cómo conocemos a Jesucristo?”, “El misterio de Cristo” y “La vida en Cristo”), con sus correspondientes capítulos, lo que permite ir in crescendo paulatina pero inexorablemente en el acercamiento a lo que supone y significa ser verdaderamente cristiano. Griffone tiene la rara virtud de explicar cuestiones muy complicadas con un lenguaje sencillo, nada enrevesado por tecnicismos innecesarios, y al mismo tiempo veraz, merced a la abundante bibliografía que dispone y aporta en sus notas a pie de página. Es por tanto un libro muy recomendable para quienes deseen actualizar su fe, o aproximarse al cristianismo quienes están un tanto despistados por tanta manipulación materialista. En ese sentido, De los evangelios… no defraudará. Por: Rodrigo Jiménez.
HOCHADEL, O. El mito de Atapuerca. Orígenes, ciencia, divulgación. Edita: UAB. Barcelona, 2013. Núm págs: 206. En los últimos quince años se han prodigado en los estantes de las librerías obras de los llamados “divulgadores científicos”. Algunos de ellos, como Richard Dawkins, manipulando la ciencia a fin de enfrentarla radicalmente con la fe. Óscar Hochadel, investigador del CSIC, acaba de publicar con la Universidad Autónoma de Barcelona, un libro esclarecedor sobre el verdadero rol que juegan estos divulgadores. Su título (El mito de Atapuerca. Orígenes, ciencia, divulgación) hace referencia al ejemplo –la divulgación del hallazgo de Atapuerca– que utiliza para ilustrar su tesis: este tipo de obras divulgativas difunden en la sociedad una “certeza” sobre un conjunto de asuntos, dando por hecho un aval científico que está lejos de ser indiscutible. Es más, divulgación e investigación están en no pocas ocasiones tan unidos “que al investigar ya se piensa cómo se va a divulgar”.
Lo que no deja de ser, por tanto, algo muy cuestionable éticamente. En efecto, en ciencia no todos los hallazgos se pueden demostrar de forma concluyente. Y muchos resultados controvertidos pueden estar largo tiempo debatiéndose por la comunidad científica sin que haya una posición unánime. Pero, según Hochadel, la divulgación y la comunicación de la ciencia se han convertido en muchos casos en un inesperado agente para legitimar conocimientos, es decir, para que estos sean aceptados a nivel social antes de que la comunidad científica haya llegado a un acuerdo sobre ellos. De este modo, el paradigma científico instalado en la sociedad no sería, en ocasiones, más que un malentendido (provocado de forma quizá no tan casualmente por sus creadores), que deviene supuestamente en “conocimiento empírico” lo que no dejan de ser hipótesis discutibles cuando no mera ignorancia revestida, eso sí, de sofisticación. Las sobradas pruebas que aporta Hochadel para sostener su tesis hacen que esta sea difícilmente refutable. Por: Fausto Gil.
HISTORIA GARIN, Eugenio. El Renacimiento italiano Edita: Ariel. Madrid. 2012 Núm págs: 324. El conocimiento cabal del Renacimiento italiano resulta imprescindible para la comprensión de la modernidad y de la postmodernidad. No en vano es ahí donde hallamos la semilla de cuestiones tan importantes para la actual gestalt de la cultura occidental, como el relieve que se da a la actividad del hombre, a sus posibilidades, a su acción terrenal, en la vida civil, la cultura, las artes y las ciencias. El libro de Garin tiene la ventaja indudable de que ofrece una
elección, bien compendiada, de textos y fuentes originales que el lector puede estudiar, por tanto, de sin intermediarios, aunque guiados métodológicamente por la mano sapiente de un maestro como Eugenio Garin. En sus páginas hallaremos con sorpresa que muchos de los argumentos que hoy se utilizan no son en absoluto originales. Pero también que hemos degradado muchas de esas ideas. Filósofo destacado italiano e innegablemente izquierdista (amigo y colaborador de Gramsci), Garin fue catedrático de Filosofía Medieval y director de la mítica revista Rinascimiento. Por: Pedro López-Ybarra.
RELIGIÓN A. CAÑIZARES, H. GUERRA LC, J. P. LEDESMA LC. Cristo, nuestra Pascua Edita: Planeta Testimonio. Barcelona 2013. Núm págs: 294. Dos sacerdotes legionarios y el cardenal Cañizares abordan la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, lo que a su vez nos lleva a una profundización en el sentido del cristocentrismo: Jesucristo como criterio, centro y modelo de la vida y del actuar de los cristianos. El libro, dividido en siete capítulos, expone con profundidad teológica y
claridad expositiva el misterio pascual. Y lo hace desde una perspectiva muy plástica. Un botón de muestra: “Hace calor. El sudor y la sangre empapan su cuerpo, y ésta desciende por su rostro atrayendo moscas e insectos que no puede apartar”. Y esto nos ayuda, sin duda, a poder comprender mejor a Jesús y a contemplar en la oración el extraordinario acontecimiento de la Buena Nueva. Como postre, hallamos en el segundo y último de los anexos un interesantísimo artículo sobre la Sábana Santa, del que el padre Héctor Guerra es un reconocido especialista. Por: Nacho Schmidt
EL PENSADOR
86 · Mayo-junio 2013
La Fundación Valores y Sociedad ha impulsado un volumen de análisis (y homenaje) sobre el legado doctrinal de Benedicto XVI. La idea original fue de Jaime Mayor Oreja, que prologa la obra, que ha sido publicada hace unos días por Planeta, dentro de la colección Planeta Testimonio. En este libro, 50 españoles (científicos, filósofos, juristas e incluso políticos y periodistas) reflexionan sobre el pensamiento de Benedicto XVI. Los coordinadores de la obra, los profesores Francisco José Contreras e Ignacio Sánchez Cámara, ofrecen aquí a los lectores de EL PENSADOR una introducción sobre un libro que ayudará a comprender el significado de un pontificado histórico.
Hablando con el Papa [BENEDICTO XVI] Por: Francisco José Contreras e Ignacio Sánchez Cámara
C
uando, el 19 de abril de 2005, un recién investido Benedicto XVI se asomó por primera vez al balcón de San Pedro, gran parte de la prensa mundial lo recibió con caricaturas: “rottweiler de Dios”, “gran inquisidor”, “juventud nazi”… Fue interesante comprobar cómo, a medida que pasaban los meses, hasta los más enconados enemigos de la Iglesia tenían que rendirse a la evidencia: el nuevo Papa era uno de los más importantes intelectuales vivos, capaz de presentar el mensaje cristiano de siempre en una forma a la vez didáctica y profunda, y de entablar un diálogo fecundo con la cultura increyente sobre las grandes cuestiones de nuestro tiempo. Era un Papa que tan pronto podía debatir de igual a igual con Jürgen Habermas o Paolo Flores d’Arcais como dirigir a las muchedumbres congregadas en las JMJs mensajes que les tocaban el corazón. Dominaba todos los registros, e interpelaba a un Occidente en vías de rápida secularización con desafíos y preguntas que nos conciernen a todos, cualesquiera que sean nuestras creencias, pues atañen al sentido de la existencia humana. La interpelación que Benedicto XVI lanzaba a la Europa post-religiosa resultaba tanto más incisiva cuanto que no partía de una actitud reaccionaria o antimoderna. Joseph Ratzinger ha sido siempre un resuelto defensor de la razón y de la libertad; pondera las aportaciones
de la Ilustración a la humanidad; celebra la ciencia, la democracia, el progreso material, los derechos humanos. Casi cabría decir que el Papa Benedicto –con su apuesta insobornable por la racionalidad y la libertad- ha actuado como una suerte de último paladín de la modernidad, que intenta salvar a ésta de su autodisolución en escepticismo y relativismo postmodernos (inspirándose, quizás, en el santo homónimo –San Benito- que en el siglo VI intentaba salvar en sus monasterios los vestigios de la cultura grecorromana en una era de oscuridad). Benedicto XVI defiende la razón como instrumento fiable de acceso a la verdad frente a una cultura postracionalista que ha llegado a ver en la racionalidad no más que una estrategia darwiniana de supervivencia desarrollada por una curiosa especie de primates, aparecida por azar en un universo a la postre carente de sentido. Para el materialismo, la razón no ocupa el centro de la realidad, sino que es un epifenómeno, un subproducto accidental en su periferia. En realidad, la disyuntiva filosófica fundamental es la de si la razón es un subproducto de la materia irracional (como sostiene el materialismo), o si, por el contrario, es la materia la que es un producto de la Razón creadora (como sostiene el teísmo)1. Benedicto XVI le dice al mundo que la razón humana es digna de confianza porque el hombre es imagen de un Dios que es razón, Logos. Y que la razón
permite el acceso al bien, la verdad y la belleza objetivas. Pero el mundo ya no cree eso. La cultura postmoderna quiere seguir hablando de derechos humanos, sin tener ya un fundamento para ellos (si el hombre es una especie animal más, surgida por azar de una evolución ciega, ¿por qué tendría dignidad o derechos innatos?). Quiere seguir hablando de democracia, olvidando que la democracia no es viable si no se apoya en unos fundamentos que estén, ellos mismos, sustraídos a la regla de las mayorías. Quiere seguir hablando de libertad, aunque en realidad cree que el hombre es un autómata, esclavo de su programación genética, sus instintos y sus condicionamientos ambientales. Quiere seguir hablando de igualdad, pero excluye de la protección de la ley a los no nacidos y a los enfermos incurables. Quiere seguir hablando de valores, aunque es cada vez más incapaz de determinar cuáles son y en qué se basan. Quiere seguir hablando de moral, pero piensa en el fondo que las normas morales son convenciones cambiantes en función del lugar y la época: tradiciones cuya finalidad es la autoconservación tribal (pero que no se ve por qué deberían vincularme a mí: la moral está bien para que la cumplan los otros). Quiere seguir hablando de progreso, pero no cree ya que la Historia humana se dirija a ninguna meta. La finalidad de este libro es mostrar la vigencia y el atractivo del magisterio de
Benedicto XVI por medio de comentarios escritos por personalidades relevantes de la España actual. Entre los participantes, hay algunos muy familiarizados con el pensamiento de Benedicto XVI, y otros menos; los hay creyentes, agnósticos y ateos; hay filósofos, teólogos, científicos, artistas, periodistas, deportistas… Hemos buscado la máxima interdisciplinariedad, intentando obtener un equipo de comentaristas que reflejara el pluralismo de la sociedad española actual. El procedimiento seguido ha consistido en proponer a cada participante la glosa de un párrafo extraído de alguno de los discursos o encíclicas del Papa (o bien, en algunos casos, de obras publicadas por Joseph Ratzinger antes de su elevación al pontificado). Un primer bloque de comentarios se refiere a textos sobre “razón y fe”. El cristianismo no es una filosofía, sino una religión: “no se comienza a ser cristiano por […] una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida”2. Pero se ha concebido siempre a sí mismo como religión razonable, “capaz de filosofía”(susceptible de fundamentación y elaboración racionales): “la filosofía, en cuanto búsqueda de racionalidad […] ha sido siempre una prerrogativa del cristianismo”3. De ahí que el cristianismo deba contemplar con inquietud el proceso de autolimitación de la razón que comporta la visión positivista del mundo;
EL PENSADOR
Mayo-junio 2013 · 87
CONTRERAS, Francisco J., SÁNCHEZ CÁMARA, I (eds). Hablando con el Papa. 50 españoles reflexionan sobre el legado de Benedicto XVI. Ed. Planeta, Barcelona, 2013.
son pseudoproblemas carentes de respuesta: “si el hombre ya no puede argumentar racionalmente acerca de las cosas esenciales de su vida, acerca de su de dónde y adónde, acerca de lo que debe y puede hacer, acerca de la vida y la muerte, […] entonces el hombre no está exaltando la razón, sino deshonrándola”4. La cosmovisión positivista viene a ser como un asfixiante “edificio de cemento armado, sin ventanas”5, en cuyo interior el hombre no puede ser verdaderamente tal, pues la aspiración al sentido es definitoria de la humanidad. Gabriel Albiac, Juan Arana, Julián Carrón, Jon Juaristi, Cristina López Schlichting, Alejandro Llano, Javier Prades, Francisco J. Soler y Hermann Tertsch han reflexionado sobre estas y otras cuestiones conexas. Muchos laicistas entusiastas desconocen que la laicidad es un invento judeocristiano; Israel primero, y la cristiandad después, son las primeras civilizaciones que desacralizan el Estado y distinguen las esferas del poder temporal y el espiritual: “el Estado no es fuente de verdad ni de moral”6. Precisamente porque no es sagrado, el Estado puede incurrir en desafuero, y la religión se reserva la facultad de enjuiciar su actuación desde criterios morales racionales: “la tradición católica sostiene que las normas objetivas para una acción justa de gobierno son accesibles a la razón”7. Enjuiciar desde fuera, evitando la identificación de Iglesia y Estado; el claro reconocimiento de la autonomía de lo temporal llevado a cabo por la Iglesia en el siglo XX supone una purificación y un retorno a los orígenes: “había que definir de modo nuevo la relación entre la Iglesia y el Estado moderno, que concedía espacio a ciudadanos de varias religiones e ideologías comportándose con estas religiones de modo imparcial”8. José María Aznar, Pablo Casado, Enrique Múgica, José Luis Restán y Francisco Vázquez han glosado textos relacionados con la política, la laicidad y el bien común. Ya antes de acceder al papado, Joseph Ratzinger se había referido a la necesidad de buscar un entendimiento entre creyentes y agnósticos en torno a un programa de regeneración social y moral; así lo testimoniaron los interesantes debates con Habermas, Pera y Flores d’Arcais. Cristina Losada reflexiona sobre la cuestión en la sección correspondiente. Ese entendimiento debería resultar posible, dado que el cristianismo es la única religión que considera que la moral se basa en la naturaleza humana y la razón, y no (sólo) en un decreto divino: “fue decisivo que los teólogos cristianos tomaran posición contra el derecho religioso, que requiere la fe en la divinidad, y se pusieran de parte de la filosofía, reconociendo a la razón y la naturaleza, en su mutua relación, como fuente jurídica válida para
1. Benedicto XVI lo formuló así en su discurso de Ratisbona: “¿Qué hay en el origen? La Razón creadora, el Espíritu creador que obra todo y su sc it a l a e vo l uc ió n , o la Irracionalidad que, sin ninguna razón, produce extrañamente un c o sm o s o r de n a do de m o do matemático, así como el hombre y su razón. Los cristianos […] creemos que en el origen está el Verbo eterno, la Razón y no la Irracionalidad”. 2. Benedicto XVI, Deus caritas est, 1. 3. Joseph Ratzinger, Discurso en Subiaco, 104-2005. 4. Joseph Ratzinger, Fe, verdad y tolerancia, Ed. Sígueme, Salamanca, 2005, p. 139. 5.
Benedicto XVI, Discurso Bundestag, 22-09-2011.
ante
el
6. Joseph Ratzinger, Verdad, valores, poder, Rialp, Madrid, 1998, p. 103. 7.
Benedicto XVI, Discurso Westminster Hall, 17-09-2010.
en
8. Benedicto XVI, Discurso a la Curia, 22-12 -2005. 9.
Benedicto XVI, Discurso Bundestag, 22-09-2011.
ante
el
10. Benedicto XVI, Discurso ante el Bundestag, 22-09-2011. 11. Benedicto XVI, Caritas in veritate, 35. 12. Benedicto XVI, Discurso de 31-08-2006.
todos”9. La ley natural, comprensible también por los no cristianos (que la llevan “escrita en sus corazones”: Rom. 2, 15), es el “esperanto moral” a través del cual la Iglesia espera poder entenderse con la cultura increyente. Pero, desgraciadamente, la Europa secularizada no acepta ya tampoco el concepto de una ley natural: “La idea del Derecho natural se considera hoy una doctrina católica más bien singular, sobre la que no vale la pena discutir fuera del ámbito católico, de modo que casi nos avergüenza hasta la sola mención del término”10. Andrés Ollero ha analizado esta situación. Sigue un bloque dedicado a “sistemas económicos”. Juan Pablo II (en Centesimus annus) y Benedicto XVI en Caritas in veritate han conducido la doctrina social de la Iglesia hacia una aceptación cada vez más clara del libre mercado, siempre que esté atemperado por la “justicia social”: “el mercado es la institución económica que permite el encuentro entre las personas, como agentes económicos que utilizan el contrato como norma de sus relaciones y que intercambian bienes y servicios de consumo para satisfacer sus necesidades y deseos”11. Manuel Pizarro, Carlos Rodríguez Braun y Juan Rosell reflexionan en este libro acerca de las virtudes y limitaciones del mercado a la luz del pensamiento de Benedicto XVI. Benedicto XVI es un convencido de la via pulchritudinis: la vecindad entre la experiencia religiosa y el deslumbramiento estético; la capacidad del arte y la música para dilatar los límites del mundo y expresar el anhelo de trascendencia. Alberto Ruiz Gallardón e Inma Shara han comentado textos del Papa sobre el “no sé qué que quedan balbuciendo” las más altas creaciones artísticas. El escándalo del mal y el sufrimiento (¿por qué un Dios bueno lo permite?) aleja de la fe a muchos. Al negar la trascendencia, sin embargo, se están resignando a que el mal tenga la última palabra. Al mismo tiempo, también desde las profundidades del sufrimiento se dirigen a Dios las oraciones más auténticas. El símbolo del cristianismo es la cruz: un instrumento de tortura. Y el alba es tan bella porque sigue a la noche. José María Marco, Pío Moa, José Antonio Ortega Lara, Diego Poole, Genoveva Serrano-Suñer, Alejo VidalQuadras y María de Villota han reflexionado sobre textos de Benedicto XVI relativos al dolor, la oración y la esperanza. El siguiente bloque de comentarios se refiere a la reveladora “dimisión de la procreación” que se ha producido en Europa: la mayoría de los países del continente tienen tasas de natalidad muy inferiores al índice de reemplazo generacional. ¿Está relacionado este fenómeno con la descristianización? Alejandro Macarrón y Juan Miguel Villar Mir han analizado los pronunciamientos de Benedicto XVI al respecto. Sin duda, existe una correlación entre el hundimiento de los índices de natalidad y la erosión creciente de la institución familiar. En Europa disminuye constantemente la tasa de matrimonios, mientras aumenta la de uniones libres y divorcios. Aunque la desintegración de la
familia es trivializada por la cultura dominante como“diversificación de los modelos de familia”, Benedicto XVI ha relacionado el retroceso del matrimonio con la incapacidad para el compromiso y la autodonación: “el carácter definitivo del matrimonio aparece hoy a muchos jóvenes como una atadura incompatible con la libertad”12. Benigno Blanco, Alvaro Domecq, Rafa Nadal, Enrique Rojas, Juan José Padilla y María San Gil han reflexionado sobre estas cuestiones. Paralela a la difuminación del concepto de familia es la del concepto de ser humano: la cultura actual tiende a excluir de la comunidad moral y de la protección jurídica los dos extremos de la existencia (la vida prenatal y la enfermedad terminal), en una pendiente resbaladiza que, previsiblemente, seguirá avanzando hacia el centro. La Iglesia se ha quedado prácticamente sola como la última voz que defiende la dignidad de todo ser humano, cualquiera que sea su tamaño, grado de desarrollo o estado de salud. Mercedes Aroz, Nicolás Jouve de la Barreda, Gádor Joya e Isabel San Sebastián han comentado textos del Papa relacionados con el aborto y la eutanasia. Pero, cada vez que los cristianos levantan su voz en favor de los más indefensos, se les responde a menudo que “deben guardarse su fe para ellos” y “no intentar imponerla a toda la sociedad”. La generalización de este pseudoargumento amenaza convertir a los creyentes en ciudadanos de segunda, cada vez más excluidos del debate político y cultural. Benedicto XVI no ha dejado de alentar a los católicos a participar en la vida pública. Sus pronunciamientos al respecto han sido comentados por Ignacio Arsuaga, Bruno Moreno, José Luis Requero y José Francisco Serrano. La relativización y volatilización postmodernas no ha alcanzado sólo a la familia y la definición del ser humano, sino también a las identidades sexuales; la llamada “ideología de género” trata la masculinidad y la feminidad como meras “construcciones culturales” susceptibles de remodelación e hibridación. María Calvo y Jesús Trillo-Figueroa comentaron textos de Benedicto XVI sobre esto. José Ignacio Munilla ha analizado el concepto de “hermenéutica de la reforma”, clave ratzingeriana para una correcta interpretación del Concilio Vaticano II. Y, finalmente, Emilio Butragueño, Xavi Hernández y Joan Gaspart han opinado sobre las referencias al deporte de un Papa al que nada humano le es ajeno. Coincidiendo con el cierre del manuscrito, nos llega la noticia sorprendente de la renuncia de Benedicto XVI al ministerio petrino. Con coherencia y humildad, ha apelado a la mengua de sus fuerzas, que le incapacita para un ejercicio adecuado del mismo. Deja una profunda herencia doctrinal y pastoral. Los coordinadores esperamos que este libro sirva como homenaje al legado del “Papa de la fe y la razón”.
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Francisco José Contreras es Catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla. Ignacio Sánchez Cámara es Catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de La Coruña. Consejero de Educación en la Embajada española en Roma.
{ CONVERTIR. PRIMERA PERSONA DEL SINGULAR }
EL PENSADOR
Por: JOSEPH FADELLE
E
sa mañana me levanto de especial buen humor, como si estuviera curado de una larga enfermedad, pues durante las últimas semanas he padecido un mal que ha hecho languidecer mi alma. Respiro feliz este aire primaveral —tan acorde con mi dicha presente– que nos va acercando a los secos calores d el e s t í o , p o r aho r a perfectamente soportables. El motivo de mi alegría es que, quizá por primera vez en
mi vida, recuerdo uno de mis sueños: algo que de niño no me ha ocurrido jamás. (…) Mi sueño —recuerdo perfectamente– me sitúa junto a un río no demasiado grande, de apenas un metro de ancho. En la otra orilla veo a un personaje más bien alto, de unos cuarenta años y vestido con una túnica beis de una sola pieza y sin cuello, al estilo oriental, hacia el que me si ento ir r e si s tib le me nte atraído; y experimento un fuerte deseo de cruzar al otro lado para reunirme con él. Empiezo a atravesar el río y, durante unos pocos minutos que me parecen una eternidad, me siento como suspendido en el aire. Incluso me da un poco de miedo no poder volver a poner los pies en la tierra… Como si conociera mi turbación, el hombre que tengo enfrente me tiende su mano para ayudarme a salvar
el caudal de agua y aterrizar a su lado. Ahora puedo contemplar detenidamente su rostro: sus ojos de un azul grisáceo, su barba poco poblada, sus largos cabellos. Posando sobre mí una mirada de infinita dulzura y en un tono de voz que tranquiliza e invita a la vez, el hombre pronuncia una única y enigmática frase: “Para cruzar el río tienes que comer el pan de vida”. A la mañana siguiente, cuando me despierto, esa frase incomprensible continúa nítidamente grabada en mi cerebro, al tiempo que el hechizo de mi sueño nocturno va diluyéndose poco a poco. Siento la alegría casi infantil de poseer por fin UN sueño, y con la sonrisa en los labio, no veo necesidad alguna de encontrar sentido a tan misteriosas palabras. Ese sueño es mi tesoro y me basta
Ilustración: Laura Orri El Pensador
Joseph Fadelle, nació en una importante familia chiíta irakí. Durante el servicio militar, Mohammed (Josehp) descubre con espanto que su compañero de cuarto es cristiano. Entre ambos hombres surge una relación paradójica, de la que Mohammed saldrá transformado. De vuelta a la vida civil, tiene una única idea: convertirse al cristianismo. En el islam el cambio de religión constituye un crimen. Su familia es capaz de todo con tal de hacerle desistir, aunque en vano.
un sueño…………..
…..por fin me acuerdo de 88 · Mayo-junio 2013
con eso para ser feliz: no tengo intención de conocer su auténtico valor. Cuando abro los ojos no estoy solo en el cuarto. Massoud ha vuelto de permiso y me saluda sosegadamente con la mirada mientras sonríe. Después sus ásperas manos de campesino me tienen un libro: -Toma: el Evangelio –me dice solamente. Cinco meses después de habérselo perdido, ¡por fin se ha acordado! (…) Fiado de mi propio juicio, empiezo precisamente por la última versión, la del tal Juan. Absorto en el texto, me olvido hasta de desayunar y no noto pasar las horas. Y no sé en virtud de qué milagro termino leyendo exactamente las palabras “pan de vida”: las mismas que acababa de oír hace unas horas en mi sueño. Para despejar toda duda, vuelvo a leer despacio el pasaje en el que, después de multiplicar los panes para la muchedumbre, Jesús les dice a sus discípulos: “Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre…”. Entonces sucede dentro de mí algo extraño, como una violenta explosión que lo arrastra todo a su paso y va acompañada de una sensación de bienestar y calor. Es como si de golpe una luz brillante alumbrada mi vida de un modo totalmente nuevo y le diera sentido. Así es como me imagino yo un rayo ¡y es incluso más grandioso que un rayo! Tengo la sensación de estar ebrio y un sentimiento de fuerza inunda mi corazón; una pasión casi violenta y cargada de amor hacia ese Jesucristo del que hablan los Evangelios. (…) Sólo sé la alegría que ese suceso despierta en mí. Tengo la certeza de que, a partir de ahora, mi vida nunca volverá a ser como antes.
SIGUE LEYENDO... J. Fadelle El precio a pagar. Editorial Rialp. 2011. 207 páginas.
EL PENSADOR
Mayo-Junio · 2013 · 89
MEDITACIÓN
Pascua: La Resurrección de Jesús Por: Mn Francesc Perarnau
N
o hace mucho tiempo una feligresa, ya mayor, se me acercó para una consulta. Ella siempre había creído lo que había aprendido de pequeña en la catequesis de la Primera Comunión: que Jesús resucitó verdaderamente. Venía perpleja porque, en una conversación con unas amigas, habían hablado de la religión y trataron el tema de la resurrección. Sus amigas le dijeron que esa idea de resurrección que ella tenía en la cabeza era antigua, que “esto ya no se enseña”, que era una fe ingenua y muy infantil y que hablar de la resurrección de Jesús no significaba una vuelta de la muerte sino, más bien, de que “el espíritu de Jesús se había manifestado a los discípulos”. En ningún caso se trataría de una resurrección corporal. No se puede descartar que seamos los mismos presbíteros los que hayamos inducido a estas opiniones, porque quizá nos ha constado explicar el contenido de nuestra fe en determinados ambientes, y hemos preferido “diluirlos” un poco para facilitar que en un entorno muy racionalista nuestra fe no aparezca como algo “irracional”. Me vino a la cabeza esta anécdota al leer unas palabras recientes del Papa Francisco: «Desgraciadamente a menudo se ha intentado ocultar la fe en la resurrección de Jesús, e incluso entre los mismos creyentes se ha insinuado la duda. Ha sido por superficialidad, o a veces, por indiferencia, porque nos ocupan miles de cosas que se consideran más importantes que la fe, o por una visión de la vida puramente horizontal. Pero precisamente es la resurrección la que nos da la esperanza más grande, ya que abre nuestra vida y la vida del mundo al futuro eterno de Dios, a la felicidad plena, a la certeza de que el mal, el pecado y la muerte pueden ser derrotados. Y esto nos lleva a vivir con más confianza las realidades cotidianas, a hacerles frente con coraje y compromiso. La Resurrección de Cristo ilumina con una nueva luz estas realidades cotidianas. ¡La resurrección de Cristo es nuestra fuerza!»1 Con estas palabras el Papa nos plantea un punto muy importante de nuestra fe cristiana que –como pone de manifiesto la consulta de aquella buena mujer-, a veces se pone en entredicho: que Jesús resucitó verdaderamente; y que en nuestro Credo hay una afirmación explicita: Et resurrexit tertia die,
secundum Scripturas, por esto aclamamos en Pascua, surrexit Dominus vere! Ya en los primeros momentos queda claro que Jesús quiso que no hubiera ninguna sombra sobre esta realidad. Así, leemos en San Lucas cómo, cuando Jesús se presentó en el cenáculo, la primera reacción de los discípulos fue pensar en la aparición de un espíritu y Jesús, que conoce el interior de los apóstoles, rápidamente les quitó esa idea de la cabeza. Así lo leemos en San Lucas: “Mientras esto hablaban, se presentó en medio de ellos y les dijo: La paz sea con vosotros. Aterrados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. El les dijo: ¿Por qué os turbáis y por qué suben a vuestro corazón esos pensamientos? Ved mis manos y mis pies, que yo soy. Palpadme y ved, que el espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Diciendo esto, les mostró las manos y los pies. No creyendo aún ellos, en fuerza del gozo y de la admiración, les dijo: ¿Tenéis aquí algo que comer? Le dieron un trozo de pez asado, y tomándolo, comió delante de ellos”2. No se trata de un espíritu, sino que ha vuelto realmente a la vida corporal. Se trata –sí- de un cuerpo diferente y una resurrección distinta de la de Lázaro, pero es verdadera resurrección. Ciertamente, hablar de la Resurrección es un reto para los cristianos. Lo ha sido siempre. Ya en los Hechos de los Apóstoles leemos que San Pablo, al proclamar la Resurrección de Cristo en Atenas, se encontró con la incomprensión más radical, que impedía la aceptación del mensaje por los que lo escuchaban. «Dios ha permitido los tiempos de la ignorancia y anuncia ahora a los hombres que todos en todas partes se conviertan, puesto que ha fijado el día en que va a juzgar la tierra con justicia, por medio del hombre que ha designado, presentando a todos un argumento digno de fe al resucitarlo de entre los muertos. Cuando oyeron “resurrección de los muertos”, unos se reían y otros decían: Te escucharemos sobre esto en otra ocasión. De este modo salió Pablo de en medio de ellos. Pero algunos hombres se unieron a él y creyeron, entre ellos Dionisio el Areopagita y una mujer llamada Dámaris, y algunos otros.»3 El pensamiento griego de la época, y en general de todos los lugares y épocas, ve incomprensible la Resurrección. Pero ése es precisamente el mensaje de la Pascua y la razón de nuestra esperanza.
“Noli me tangere”, de Fra Angelico (1449)
Es también San Pablo el que sale al paso de las dificultades que aparecen sobre la Resurrección en la comunidad cristiana de Corinto. Era una comunidad viva, en una ciudad muy cosmopolita en la que confluían personas provenientes de todo el orbe, y un lugar donde el cristianismo entraba en contacto directo con el mundo heleno. Por las palabras de Pablo sabemos que en Corinto algunos ponían en duda esta verdad. Veamos el pasaje: «Pero si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos? 13Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación, vana también es vuestra fe. Resultamos ser además falsos testigos de Dios, testimoniamos que resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si de verdad los muertos no resucitan. Pues si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado; pero si Cristo no ha resucitado, vana es vuestra fe, todavía estáis en vuestros pecados. E incluso los que han muerto en Cristo perecieron. Y si sólo tenemos puesta la esperanza en Cristo para esta vida, somos los más miserables de todos los hombres.»4 No dejan lugar a dudas ni a interpretaciones las palabras de San Pablo y la expresión es contundente: si Cristo no ha resucitado vana es vuestra fe. La Resurrección es la gran señal, y es tan importante que los primeros cristianos, en la expansión apostólica de la que serán protagonistas, no se presentarán como testigos de Crucificado, sino como los Testigos del Resucitado. La Resurrección es la gran señal anunciada por Jesús. Incluso los mismos que lo crucificaron sabían que Él lo había dicho, y por ese motivo instaron a
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
VIS 3 abril 2013 Lc, 24, 36 y ss Hechos 17, 30 y ss 1 Corintios 15, 12 y ss cfr. Mt 27, 62 Jn 10, 18 1 Co 15, 20.
Pilatos para que custodiara el sepulcro. Pilatos les cedió una guardia para que ellos mismos se encargaran de sellar y custodiar la tumba de Jesús de suerte que nadie pudiera robar el cadáver y después anunciar una falsa resurrección5. Una precaución que resultó inútil puesto que Jesús resucitó. No hay ninguna duda para los primeros: la Resurrección de Jesús es un hecho real, que fue constatado por numerosos testigos, y que la Iglesia ha celebrado y proclamado desde el primer momento, a pesar de que, para el mundo pagano, sea una afirmación “increíble”. La Resurrección de Jesús nos dice muchas cosas. Como indicábamos antes, es la señal prometida por Él, con ella muestra su poder sobre la muerte, «tengo poder para darla y poder para volver a tomarla», dirá Jesús hablando de su vida en el pasaje del Buen Pastor que da la vida por las ovejas6. Significa que la muerte, el castigo de aquel Pecado que arrastraba la humanidad desde los orígenes, ha sido vencida, que no tendrá ya la última palabra, y que después de esta vida espera la vida definitiva en la que Jesús nos ha precedido. Con expresión también de San Pablo: «Cristo ha resucitado de entre los muertos, como primicia de los que mueren.»7 Y también nos dice que la naturaleza humana dañada ha sido destruida en Jesús, y con ella el pecado de la humanidad, para restablecer la nueva naturaleza humana, restaurada, gloriosa, que será la de aquellos que mueren en Cristo.
∎∎∎ Mn Francesc Perarnau es sacerdote. Rector de la Iglesia de Santa María de Montalegre (Barcelona)
EL PENSADOR
90 · Mayo-junio 2013
JOVEN
Por Carlos J. Rodríguez Para inaugurar la sección en EL PENSADOR sobre las nuevas generaciones de católicos, me he tomado la libertad de narrar mi historia como joven creyente. De vez en cuando, es bueno mirar en retrospectiva, porque hay cosas que se van comprendiendo con el paso del tiempo. Todo comenzó cuando me encontraba cursando el sexto grado. Nos decían -en la clase de religión- que Dios era bueno; sin embargo, me daba cuenta que había otros niños que no tenían la misma suerte que yo. La clase de religión me dejaba con más dudas que respuestas, lo que me impulsó a reflexionar sobre una pregunta muy concreta: ¿existe Dios? Si bien es cierto que dudaba de todo, había algo que me daba la certeza de que Él estaba conmigo. Lo que realmente marcó la diferencia fue compren-
der el significado de Jesús con los brazos extendidos en la cruz. Esa imagen me llevó a una conclusión racional: Dios es amor, porque ha hecho suyo nuestro dolor, convirtiéndolo en una vía para crecer y hacernos más fuertes. Todo esto, lo viví acompañado de una alegría que no cabía dentro de mí, pues me había dejado –en palabras de San Ambrosio- “encontrar por la Verdad”. Luego -gracias al consejo de mis padres y de las Hijas del Espíritu Santo- comprendí que podía ser un joven divertido y combinar esa sana diversión con la fe. Y decidí transmitir a otros lo que me hacía feliz, lo que me parecía compatible con la lógica y la razón. Me uní al Movimiento Vocacional Espíritu y Vida: esto hizo que me adentrara en la vida de la Iglesia cuando era adolescente. Después empecé a escribir artículos, trabajar semanalmente en la pastoral de una colonia de escasos recursos, así como dar conferencias. Todo sin dejar de ser joven. He tenido la oportunidad de hacer amigos, viajar, tener novia, estudiar y trabajar como abogado, pues me encanta mi carrera. Una de las cosas que más me ha ayudado es haberme encontrado con jóvenes que están en lo mismo que yo, pues eso fortalece el sentido de pertenencia. Tengo 23 años, soy hijo, hermano, amigo, bloguero, conferenciante, abogado y católico. Actualmente, me encuentro conociendo la espiritualidad iniciada por Santo Domingo de Guz-mán y, desde ahí... voy haciendo camino.
CON OTROS OJOS
Qué pinto yo en la Iglesia
GENTE
El vagabundo [ Fotografía de Don McCullin ] Me fijo, casi hipnotizado, en sus ojos. Del retrato sobresalta esa mirada. Es una incógnita esa mirada. No es inquisitiva. Tampoco desesperada. Es otra cosa muy distinta. Como si en medio de la degradación total, cuando el vagabundo de la ciudad se convierte en una parte más del desperdicio urbano, quedara dentro de sí pero visible, manifiesta- una dignidad que no puede ser disimulada por la mugre. Y que
nos acerca a ti, a mí, a una realidad que es la nuestra también. A una realidad trascendente que bate las barreras del abandono, del olvido, de la desesperanza. Me fijo, casi hipnotizado, en sus ojos, en su mirada. ¿Cómo no ver ahí la luz de su alma de hombre? Y entonces: ¿cómo callar la marginación de un alma de hombre? Más que tristeza, McCullin evoca aquí el Amor. Con mayúsculas.
EL AUTOR Es un veterano fotógrafo de prensa. Entre 1966 y 1984 cubrió para el Sunday Times Magazine, de Londres, numerosos conflictos bélicos, catástrofes ecológicas y dramas humanitarios. Comenzó a cobrar fama mundial a partir de su trabajo en la Guerra de Vietnam y en el conflicto de Irlanda del Norte. Autor de varios libros, el último, en 2010, compendia fotografías artísticas de las ruinas del Imperio Romano en el norte de África y Oriente Medio.
DE LO PEQUEÑO A LO GRANDE
Tú y yo
Por: Salvador Pérez Alayón
E
s lo que decimos cuando dos personas se casan en santo matrimonio. Nuestro proyecto es ser dos en uno, una sola carne que nos una a los dos. ¿Pero qué queremos decir con esto? Porque, claro está que dos no se podrán convertir en uno, y uno nunca podrá ser dos. ¿A qué nos referimos? A pesar de tener dos individualidades distintas, sólo estando el uno en el otro puede ser posible. Y estar en el otro es “ser el otro” , ser uno para el otro, estar enamorados para
siempre, con o sin sentimiento. Aunque se padezca a veces. Porque el amor es darse, entregarse, dar algo que ya no pertenece a uno. Decir sí cada día, siempre. Y es que el camino para encontrarnos y encontrar la verdad pasa por momentos de incomprensión, de sufrimientos y de soledades. Sólo en las dificultades nos esforzamos para mejorar, para perfeccionarnos, para encontrar salidas. Pero sin romper la unión, porque la huida no hace cosa distinta que llevar el problema a otra parte.
La única manera de encontrar la felicidad es desenterrarla con tu propia vida, viviéndola responsablemente y cultivándola con tu entrega, tu fidelidad, tu entusiasmo, tus esfuerzos y tu abono diario regado con el sudor de tu frente. No hay otro camino ni otras tierras mejores. Es tu tierra, la que has escogido y es con la que te has comprometido, la que vale la pena cultivar con esmero, atención y todos los cuidados. En ella están los frutos de tu felicidad. Es cosa de gente seria y responsable.