Materia Sensible 9

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PORTFOLIO MAJO ZUBILLAGA ENTREVISTA ARMANDO SARTOROTTI EL ESPEJO EDGARDO VERZI 1


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índice

CRÓNICA / ¿A dónde van las imágenes? por Lic. María de los Ángeles Viera Warren p6

Territorios Cássio Vasconcellos p10 Entrevista / Armando Sartorotti por Agustín Paullier p24 Portfolio / Majo Zubillaga p34

Historias Guillermo Baltar Prendez p46 El espejo / Edgardo Verzi p56

Documental Sengo Pérez p66 FOTOENSAYO Pablo Pintos p76 Desde la torre del Vigía / por Juan Antonio Varese p 84 del hombre interior / Canelones / “Mi abuelo me dijo la otra vez” p86 la librería / por Agustín Paullier p91 AGENDA / p93 Humor / Sebastián Santana p96


revistamateriasensible@gmail.com

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Inventamos viajes para entender el sentido de hogar, animal sofisticado el homo sapiens Majo Zubillaga

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CRÓNICA / por Lic. María de los Ángeles Viera Warren

¿A dónde van las imágenes?

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Montevideo, Uruguay. El estadio Centenario, escenario mayor del fútbol uruguayo, gloria del pasado y del presente, se encuentra lleno de tribuna a tribuna. Las luces del estadio iluminan el campo de juego recreando el día en plena noche. Están por salir a la cancha los dos equipos que disputarán la contienda y ya los árbitros se dirigen a tomar el balón para comenzar el partido. En ese momento varios miles de celulares comienzan a disparar fotografías destinadas a permanecer en el chip de los teléfonos, en las tarjetas de memoria y en las computadoras de muchos uruguayos.

Jorge Ameal

Así también sucedió en el tan esperado recital de un grupo musical diseñado para adolescentes, que agotó las localidades un año antes de presentarse aquí debido a la euforia de sus fans. Se registraron miles de fotografías y videos en la velada. Acerca del último cambio de mando de Gobierno en nuestro país leí en un periódico: “Cuando por fin apareció Mujica acompañado de la senadora Lucía Topolansky […] Inmediatamente se alzaron al cielo centenares de celulares y cámaras que buscaban registrar el momento. Quienes estaban más atrás igual filmaban o sacaban fotos a la pantalla gigante, porque fuera como fuera querían algún registro de esa tarde” 1. Es que registrar lo vivido, tener la certeza de haber sido testigo, poder decir “yo estuve ahí y tengo la prueba” se ha convertido en base esencial y casi diría en un insumo de consumo tan importante como el objeto mismo que permite el registro. Y lo más increíble de todo este fenómeno es que hasta el registro de la pantalla gigante es tan apreciado como el que se hace en directo. 7


Diego Alegre

Toda, absolutamente toda nuestra vida tiene de por medio una pantalla para acceder a la realidad sensorial. A otra escala, y esto ya entrando en experiencias personales, en los dos últimos recitales de música que asistí, estuve obnubilada durante gran parte del tiempo por los flashes de las cámaras o por la iluminación potente que emitían las tablets y los celulares android de dimensiones extralarge, en un inútil y absurdo intento por lograr que la luz del flash de un celular viaje entre 50, 80 o 100 metros para iluminar la escena, ocasionando esto más molestias en el entorno cercano que efecto en la toma. Ya casi nadie siente el disfrute del espectáculo en su magnitud integral: poder entrar en clima, escuchar, dejarse llevar por los juegos de luces que el iluminador ensayó, deleitarse con los matices sonoros de la melodía musical o los colores que la mayoría de los artistas se esmeran tanto en ofrecernos. Es obvio que para muchos de los espectadores el disfrute ahora pasa por otro lado. Pero no es solo a nivel de los espectáculos que se toman y toman fotografías, también en la cotidianidad vemos a muchas personas alzando sus celulares para registrar sucesos de su vida. “Y sin duda nuestro tiempo... prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser... lo 8

que es «sagrado» para él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. Mejor aún: lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el colmo de lo sagrado” 2. Este es el prefacio del libro escrito en 1967 por Guy Debord, y en el que, cual Nostradamus del siglo xx, describe lo que nos está sucediendo, como si fuera un visionario. Escribe en el primer párrafo del capítulo 1: “Toda la vida de las sociedades en las que dominan las condiciones modernas de producción se presenta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que era vivido directamente se aparta en una representación”. Les damos a las imágenes un carácter casi mágico que hace que las consideremos y también las utilicemos como sustituto de la experiencia directa. Como si ellas nos ayudaran a atravesar el espejo de Alicia o a sentirnos como uno de los personajes de la película Los sueños de Akira Kurosawa que caminaba dentro del cuadro de Van Gogh. Hay un deseo de irrealidad contenido en esta experiencia que nos va aislando. Pero ¿a dónde van a parar esos millones de imágenes contenidas en todos los nuevos dispositivos tecnológicos y virtuales?


Jorge Ameal

¿Para qué sacamos las fotos? ¿Cuál es la necesidad de atesorar miles de imágenes? Algunas estarán en los Facebooks, Twitter, blogs, YouTube, Vimeo, etc, etc.: todas aplicaciones que han permitido, de un modo sencillo, rápido y barato, subir y exhibir todo tipo de imágenes. Muchas hasta las “colgamos” en la famosa “nube” puesto que nos dicen que de esa forma alivianamos nuestro celular, respaldamos mejor nuestros archivos y podemos seguir sacando más y más fotos. ¿Qué es la nube? ¿Pero es que todas van a parar a las redes sociales? Me he sorprendido al preguntar en mi entorno más cercano: “¿Qué hacés con las fotos que sacás?”. “Las guardo en mi celular (donde tengo miles) y cuando estoy aburrida las miro”. “Yo tengo muchas en mi celular y cada tanto limpio la fototeca, porque nunca bajé ninguna a la compu”. “Algunas las subo a Facebook y con mis amigos las comentamos, hablamos de ellas”. “Yo vivo del recuerdo a través de las fotos, las miro como acariciando ese momento y prefiero toda la vida las fotos de papel a las del celular”.

“No hago nada, cada tanto las miro. Y algunas directamente las tiro”. “Antes costaba dinero y a veces quedaba el rollo sin revelar”. Creo que para quienes tuvimos en otro tiempo un tipo de relación más selectiva y afectiva con la imagen fotográfica, nos es difícil comprender el carácter banal que ha adquirido actualmente. La ontología de la fotografía ha mutado considerablemente con respecto a la concebida hace tan solo veinte años. Para la gran mayoría no deja de ser una herramienta más del celular. Cuando Eastman lanzó al mercado, en 1888, la nueva cámara fotográfica Kodak 100 Vista cuya promoción versaba: “Usted aprieta el botón, nosotros hacemos el resto”, se produjo una revolución que transformó y popularizó la captura de la imagen. Pero aun así, fue solo accesible para algunos privilegiados. La promoción de alguna de estas plataformas virtuales de moda podría versar: “Usted aprieta el botón, nosotros nos quedamos con sus fotos”. 1 la diaria, lunes 2 de marzo de 2015. 2 Ludwig Feuerbach (1843), prefacio a la segunda edición de La esencia del Cristianismo (citado en Guy Debord, La sociedad del espectáculo).

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territorios /

Aéreas Cássio Vasconcellos Visto desde lo alto, el mundo revela geometrías imprevistas (*). Sobrevolar lo que llamamos “tierra firme” inevitablemente nos lleva a desprendernos de dicho concepto. Lo que pasamos a tener, desde las alturas, es una visión distinta, no tan firme, fuera de lo común, llegando en muchos casos a niveles de abstracción y nuevos ordenamientos, insospechados, que deslumbran y fomentan nuestra imaginación, siempre a partir de elementos concretos. En esta serie, desprendida de un grupo mucho mayor, compendio del libro Aéreas de Brasil, Cássio Vasconcellos construye una revelación a partir de las geometrías, nuevos relacionamientos de las cosas, cambios de escalas, acumulaciones y otros hechos. Vasconcellos estrecha así, seguro de lo que hace, el vínculo entre la fotografía de investigación de la superficie terrestre y el arte.

* Así comienza el texto introductorio, escrito por Xavier Bartaburu, del libro de Cássio Vasconcellos, Aéreas do Brasil.

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Ceasa

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Rio de Janeiro, RJ

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Carretera de los Inmigrantes, CubatĂŁo, SP

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territorios / Cรกssio Vasconcellos

Aeropuerto Internacional de Guarulhos, SP

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Aeropuerto Internacional de Guarulhos, SP

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SESC Itaquera, São Paulo, SP

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Universidad de São Paulo (USP), São Paulo, SP

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territorios / Cรกssio Vasconcellos

Patio de trenes, Sรฃo Paulo, SP

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Puerto de Paranaguรก, Paranaguรก, PR

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Playa de la Ensenada, Guarujรก, SP

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SESC Itaquera, São Paulo, SP

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territorios / Cรกssio Vasconcellos

Escola de Samba Mocidade Alegre, Sambรณdromo, Sรฃo Paulo, SP

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Aeropuerto

CÁSSIO CAMPOS VASCONCELLOS (São Paulo, SP, 1965) inició su trayectoria en la fotografía en 1981, en la escuela Imagem-Ação. Sus trabajos fueron exhibidos en más de 190 oportunidades en 20 países. Forma parte del libro The World Atlas of Street Photography, publicado por Thames & Hudson, Inglaterra, y por la Yale University Press, EEUU en 2014, en el que está la serie NOTURNOS SÃO PAULO. Como fotoperiodista, trabajó en São Paulo, como freelancer en París y Nueva York. Publicó libros como Panorâmicas (DBA, 2012), Aéreas (Terra Virgem Editora, 2010) y Noturnos São Paulo (2002). Ganó varios premios, como el Conrado Wessel de Arte (2011), Associação Paulista de Críticos de Arte (APCA - 2002), por la mejor exposición del año con la muestra NOTURNOS SÃO PAULO; Premio Porto Seguro de Fotografía (2001), y Fundação Nacional de Arte (Funarte) (1995). Sus imágenes forman parte de las principales colecciones de Brasil, Francia y Estados Unidos. www.cassiovasconcellos.com.br

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Foto: Diego Battiste

ARMANDO SARTOROTTI

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Entrevista / por Agustín Paullier

Sin retoques Armando Sartorotti es fotógrafo desde hace 32 años, se puede decir con tranquilidad que su labor como editor de fotografía en el diario El Observador marcó un hito en la prensa uruguaya. Supo tener un delivery de sushi y fue a Haití y al Congo con los cascos azules. La segunda vez que visitó la R.D. del Congo recabó información y presentó una denuncia internacional contra un “señor de la guerra”. Es visceral: putea, se emociona y sigue su camino. Hay pocos fotógrafos en nuestro país que no hayan pasado por su escrutinio. Le sobran vitalidad y entusiasmo, es verborrágico, opina con aplomo y argumentos. No se calla nada. Piensa que en la fotografía uruguaya hay poca discusión, mucho amiguismo y falta sentido común. Hace poco escribió un pretencioso e irreverente “decálogo” de la fotografía. Tiene mucho para decir.

La revolución Los fotógrafos estamos totalmente desnudos. Vos fijate, 55 años atrás, el señor fotógrafo era el Señor fotógrafo. ¿Qué era lo que diferenciaba a este señor fotógrafo del resto de los humanos? Que el señor fotógrafo primero manejaba la técnica, ese intríngulis del diafragma, la velocidad, la placa o el tipo de rollo que usaba, el tipo de flash que ponía para iluminar… Y después todo el misterio del laboratorio. Era magia. De todos esos fotógrafos, uno de cada diez tenía un ojo particular, una visión estética, un sentido de la composición; todos los demás eran artesanos, eran técnicos, en la toma y en el laboratorio. Pero eso era lo que precisamente los diferenciaba del resto de los humanos: el manejo de la técnica. ¿Qué sucede hoy? No hay manejo de la técnica que nos distancie. ¿Qué es lo que nos queda? Nos queda nuestro ojo, nada más. ¿Qué es lo que diferencia mis fotos de las de otros que están sacando? Como dice Jimmy Fox, un exeditor de Magnum, cuando le preguntan sobre la fotografía digital y sobre lo que está pasando hoy, el tipo habla de “diarrea de imágenes”. Porque sucede eso. ¿Cuál es el gran esfuerzo que todos nosotros tenemos que hacer? Tratar de que nuestras fotos estén hechas con un sentido estético, con un sentido compositivo, con una carga que nos diferencie del turista que está ahora en la plaza Independencia sacando fotos con la misma herramienta o con una mejor, incluso. Es poder destacar dentro de todo ese fárrago de imágenes. Cuando todo esto empezó y yo me empecé a interesar por lo digital, me dije a mí mismo: “yo no voy a ser el cadáver de esta revolución”. Todas las revoluciones dejan cadáveres por el camino. Tengo grandes amigos –fotógrafos increíbles–, con un ojo increíble, que se decidieron muy alegremente a ser los cadáveres de esta revolución; que te dicen que como la fotografía química no hay, que esto de lo digital es una vacuidad, una cosa absolutamente fatua –lo cual me parece un disparate 25


Prado, Montevideo, 2009

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Estación de trenes Grand Central, Nueva York, 2013

gigantesco–. La fotografía es la fotografía, así yo la haga con una estenopeica, mayor calidad menor calidad, mayor complicación en la herramienta o menor. Yo lo que busco son resultados, yo no soy un artista circense haciendo piruetas arriba de una cuerda. No estoy dispuesto a gastar $200 para tener una buena copia, me parece una inmoralidad por obtener una fotografía, cuando yo puedo obtenerla por la décima parte de eso, impresa. Además de tener una muy buena foto para mandar inmediatamente a un diario en Bangladesh diez minutos después de que la saqué acá. Entonces cómo yo voy a negar eso, esa herramienta y esa posibilidad. Como profesional no hay nada que me dé lo que la era digital me está dando hoy. La chacrita Hay mucho curador en la vuelta, formado en Humanidades, que piensa que sabe de fotografía porque leyó mucho libro de

fotografía. Lo que me termina pasando con, por ejemplo, dos exposiciones concretas del Centro de Fotografía, que tenían unas presentaciones con un manejo sintáctico de una calidad ortográfica y estética que era impresionante. Y cuando entrabas a la exposición, la exposición era una mierda. Entonces, los tipos me vendían un envase con una etiqueta increíble y después, cuando veía la exposición, estaba vacía, porque lo que estaba colgado no merece ser llamado fotografía profesional. Era fotografía de aficionados con muy buenos amigos, con muy buenos amigos curadores, con muy buenos amigos dentro de las estructuras que manejan y deciden qué se cuelga y qué no. A veces con un nombre construido merced a otras producciones fotográficas que sí merecen ser consideradas buena fotografía. Estas son las cosas que hacen que la fotografía uruguaya lamentablemente no tenga una identidad, como tienen la fotografía argentina, la brasilera o la chilena. 27


Entrevista /

Ahora lo que hay son grandes fotógrafos dispersos, cada uno haciendo su trabajo y ninguno opinando sobre el trabajo del otro, porque “está mal opinar sobre el trabajo del otro”. ¡No!

Aeropuerto Internacional de Carrasco, Canelones, 2015

El evitar las discusiones es de pueblito. Este país se hizo grande cuando tuvo grandes discutidores. Cuando Maneco Flores Mora escribía en Acción una columna y del diario El Día le contestaba Maggi puteándolo y argumentando por qué era un hijo de puta o por qué era un imbécil, y usaban esas palabras junto con los argumentos. Y del otro lado les contestaba Quijano en Marcha, también con argumentos y diciéndoles que los dos estaban equivocados. Entonces vos leías esas tres cosas y te terminabas iluminando, desde afuera. O como cuando se armaban esas mesas de grandes discutidores en el café Sorocabana y se formaba un cordón externo de aquellos que se sentaban con su café en otra mesa y en realidad estaban escuchando lo que estaban discutiendo aquellos viejos. Esa fue una época de crecimiento intelectual en el Uruguay, pero ahora parece que, al menos en la fotografía, nadie discute nada. Resulta que un jurado va a elegir un libro de fotografía para publicar, con dinero público, y resulta que para discutir sobre fotografía ponen a tres personas de las cuales solo uno es fotógrafo, el otro es un diseñador y el otro un curador. El 28

fotógrafo no tiene más peso que los otros miembros del jurado, y entonces terminan declarando desierta la categoría libro uruguayo y devolviéndole la plata a la Intendencia para que la gaste en enchufes nuevos para los semáforos, cuando era un dinero destinado a publicar un libro nacional. Y no hay nadie dentro de esa estructura que sea capaz de decir: “no, saben qué, vamos a labrar un acta y yo desde mi lugar como director o como lo que sea voy a publicar un libro y lo voy a decidir yo”. Sentido común, sentido común. Eso es lo que puede empezar a consolidar una fotografía nacional legítima. Ahora lo que hay son grandes fotógrafos dispersos, cada uno haciendo su trabajo y ninguno opinando sobre el trabajo del otro, porque “está mal opinar sobre el trabajo del otro”. ¡No! Sabés qué, lo que está mal es no opinar, lo que está mal es que haya gente con autoridad para decir: “muchachos: esto que está colgado acá es una bosta” y no lo diga. Eso es de chacrita, de pueblo. Hay que escribirlo: “¡esto es una bosta!”. Porque es banal, es fatuo, es pequeño, porque no se compara con la obra de este otro fotógrafo, porque ni siquiera merecería estar colgado, ni merecería


Iemanjá, Montevideo, 2014

que el Centro de Fotografía se hubiera gastado tres mil dólares en colgar esa muestra. Alguien tiene que empezar a decir eso. Yo, por lo pronto, como verás, no soy un tipo que me calle la boca. Creo que falta discusión, falta discusión que consolide nuestra fotografía y sea respetada afuera. Nos estamos concentrando demasiado por quedar bien y tener intercambios con países como Brasil o México, y terminamos publicándoles libros a fotógrafos brasileños o mexicanos, cuando en estos países el Estado gasta millones de dólares en la fotografía. Gracias a eso es que se ha consolidado la fotografía mexicana y brasilera. Pero resulta que nosotros no, en vez de invertir, declaramos desierto un concurso nacional. ¡Es inmoral! Lo que estamos haciendo es inmoral. El cambio Lo que llevé a El Observador fue el mismo proyecto que había armado para La República, pero ahí pasaba desapercibido. En un diario nuevo era interesante arrancar un proyecto de cero. La idea era en ese momento crear una fotografía de prensa que anecdotizara a los personajes sin ridiculizarlos. Yo no soy nadie

para ridiculizar a un personaje, no importa si es de lo que yo voto o no voto, yo soy periodista y por lo tanto para mí yo tengo que intentar marcar una tabla rasa con todos los personajes que tengo delante y tratarlos fotográficamente del mismo modo a todos. Cosa que a veces en la prensa nacional no se ve. Nosotros, los fotógrafos, no somos importantes. Es importante lo que decimos, no quiénes somos. Lo que realmente importa es cómo funcionamos como medio. Pensemos que en ese momento los diarios no firmaban las fotos. El criterio que yo empecé a aplicar no era solo por el mérito –que en parte sí lo era–, también fue por la responsabilidad. Si yo firmo una foto, me tengo que hacer responsable de lo que me van a publicar. Entonces, como fotógrafo voy a prestar más atención a lo que estoy haciendo, voy a tener un pulso diferente que si voy junto con la barra del anonimato general, como pasaba en El Día, La Mañana o El País hasta ese momento. Es el sentido de la propiedad intelectual. Hace 23 años yo apliqué un criterio que los dueños del diario me respetaron y lo siguen haciendo hasta hoy: el diario tiene 29


Entrevista / Armando Sartorotti

La “Selva Kimua” es un campamento que los cascos azules de Uruguay mantuvieron durante cuatro años. Alrededor se formó un campo de refugiados con personas que vivían en las comunidades cercanas y eran asediadas continuamente con violaciones y “peajes” del FDLR (Frente Democrático de Liberación de Ruanda) –los hutus ruandeses, culpables de instigar y realizar la masacre de 900.000 tutsis en 1992–. En ese año cruzaron la frontera, se instalaron en esa región de la RD del Congo y hoy son segunda generación de rebeldes. Tienen en la selva una escuela de oficiales, policía militar y en 2010, cuando estuve allí, tenían uniformes más completos que los del ejército nacional. La habitación con el techo perforado es el salón de una escuela donde cayó el disparo de un mortero durante un enfrentamiento e hirió de muerte a una niña. Ella fue retirada del lugar por un sargento uruguayo, que corrió con la pequeña en brazos bajo fuego cruzado para llevarla a la base uruguaya. Posteriormente fue condecorado por su “valor bajo fuego”. Allí viven niños con polio, que reciben arneses y muletas hechas a medida en el mismo hogar, con restos de caños y pedazos de metal y cueros recuperados a veces de la basura. Estos arneses les permiten recuperar la posición erguida, porque la polio va deformando progresivamente la postura. Es usual en Goma ver a adultos que no han recibido este apoyo y se movilizan en “cuatro patas”. El Centre Tulizeni es un hogar que aloja a doce mujeres que fueron violadas en campos de refugiados y viven allí con sus hijos, la mayoría producto de las violaciones. Conviven además con otros quince “huérfanos de guerra”.

Esther Niyonsenga y Cristian, Centre Tulizeni, Goma, RDC, 2014

Eduige con sus mellizos, Centre Tulizeni, RDC, 2014

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Hogar de niĂąas violadas, Maison Margaritte. Un centro de rescate creado por una francesa. Goma, RDC, 2010

Hogar de niĂąos discapacitados, De pie y con orgullo... ,Goma, RDC, 2014

Selva Kimua 1, RDC, 2010

Selva Kimua 2, RDC, 2010

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Nueva York, 2009

derecho a usar todos sus productos ad mortem, hasta el resto de los días del diario, incluidas todas las fotografías que hayan sido utilizadas por El Observador, pero la propiedad intelectual sobre esa imagen es del fotógrafo. En los demás diarios no pasa eso. El autor Creo que en la fotografía documental tenés dos formas de hacer un trabajo. Una es ponerte absolutamente por fuera, como vemos a decenas de trabajos de fotógrafos que van a la guerra y están totalmente por fuera. Este tipo de documentalismo externo parte de la soberbia de querer ser Pulitzer. O podés contar las historias desde dentro. Yo no puedo modificar la historia del hogar Tulizeni (Goma, República Democrática del Congo), donde reciben a madres solteras víctimas de violencia sexual y a huérfanos; sería absolutamente soberbio pensar que yo puedo modificar o mejorar en algo la vida de esa gente. Ahora, yo tengo que contar la historia desde lo más adentro posible. Voy veinte días y convivo veinte días con ellos, y ellos me cuentan sus 32

historias, y yo me paso un día entero con la cámara sin sacarla del bolso, escuchando historias. Y tengo que estar con los gurises huérfanos y jugar con ellos y pasarme cuarenta minutos llorando. La concepción de autor es fundamental en cuanto al nivel que le da a sus trabajos y en cómo piensa sus trabajos de mediano y largo plazo, no tanto el corte transversal que se hace sobre la realidad, sino un corte más longitudinal. Importan los proyectos de largo aliento, eso sí significa una autoría. Es muy difícil que nosotros podamos construir una autoría desde las fotografías individuales. La autoría nosotros la construimos desde la forma en cómo contamos historias. En mi libro Más allá del deber, el veinte por ciento es texto, de investigaciones, historias que corroboré, contrapuse, para tratar de acercarme lo más posible a la verdad verdadera. Hoy mi libro es el único libro de un uruguayo que se vende en el bookshop de Naciones Unidas. Tuve el privilegio de estar expuesto durante veinte días en el hall del edificio central de Naciones Unidas. Son espacios que se conquistan como autor.


Incendio en el Parque Roosevelt, Montevideo, 2012

ARMANDO SARTOROTTI es fotógrafo autodidacta. Trabaja como reportero gráfico desde hace 32 años, al principio como freelancer para la agencia Prensa Latina. Fue jefe de Fotografía del diario La República y luego se incorporó al proyecto que creó El Observador, como responsable de la sección Fotografía. Entre 1999 y 2002 fue editor de la sección “Las fotos de la Semana” del semanario Búsqueda. Le otorgaron el premio Morosoli de Plata. Su proyecto más reciente fue la realización de una exposición y la publicación de un libro, Más allá del deber. La muestra fue expuesta en 2013 en el hall de Naciones Unidas en Nueva York. En 2014 viajó nuevamente a R.D. del Congo, a realizar dos nuevos proyectos. Actualmente es editor fotográfico del diario El Observador, docente de la universidad ORT y de cursos propios. www.sarto.com.uy

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PORTFOLIO Portfolio /

Cadsfs Jsdfosa Majo Zubillaga

A mediadsdfsdfsatidos. Este sfsdf Carsfs

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Apuntes para un libro sobre la experiencia de devenir extranjero –que suena grandilocuente pero a veces no es mås que una amena oportunidad de reinventarse un mapa, de hacer una pausa con la propia lengua, como quien se da un tiempo con la pareja y se va de vacaciones a cualquier sitio donde sus habitantes no conozcan la diferencia verbal entre ser de ese lugar y estar en ese lugar.


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PORTFOLIO / Joasdf

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Portfolio / Majo Zubillaga

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Portfolio / Majo Zubillaga

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MAJO ZUBILLAGA (Montevideo, 1982) trabaja en/con/para la fotografía desde hace diez años, los primeros cinco como fotoperiodista en El Observador. En los últimos tiempos viene desarrollando un discurso en torno a la autobiografía o autoficción y el formato libro. En este sentido ha publicado Mind the gap (ediciones del cdf, 2014) y le fue otorgada la beca Eduardo Víctor Haedo (MEC) para llevar a cabo su próximo libro, ser y estar. Es docente del taller de Fotografía Documental en Foto Club Uruguayo. Fue premiada para participar en el encuentro World Event Young Artists (Nottingham, Inglaterra, 2012). Expuso individualmente Mind the gap en el CESubte (2013), Sistema Límbico en la lupa libros (2010), Sin título en Punto de Encuentro (2005) y A gatas en Espacio Foto (2002). Ha participado en diversas muestras y proyectos editoriales colectivos en Uruguay. majozu@gmail.com

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Historias/ por Guillermo Baltar Prendez

El jardín de las ausencias Hay imágenes para ser generadas, recreadas o subvertidas. El ojo las percibe, la mente interroga y piensa. La narrativa de esos trayectos las convierte luego en realidad. En representación fidedigna o en paradigmas icónicos de una ficción sensible. Luego hay una historia o varias de ellas. Cosas por contar desde el plasma intuitivo, la razón o la dinámica del vuelo. Una exteriorización de los viajes que las han incitado a ser. EL JARDÍN DE LAS AUSENCIAS nace de esas pulsaciones. De huidas y llamados sin respuestas. Vacíos pautados por la finitud, y la redención de la voracidad creativa, a través de su propia vulnerabilidad. En ese contexto, las imágenes fluyen como agonistas y protagonistas de su dualidad.

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Una Cinta de Moebius transformada –en su contradicción– en autopista de una sola dirección, o en el doblez infinito de las obras de Escher. Solo la estupidez valida que “una imagen vale más que mil palabras”, pero muchas pueden construir una gramática de lo visual. Una suerte de “Famas y Cronopios”, de saltimbanquis dadaístas y orfebres renacentistas. Ante lo visible, las percepciones no tangibles obran como motor y turbinas de mis constataciones e infiernos. Rimbaud, Coleridge y Blake. Un disco de Invisible de 1976, El jardín de los presentes, humedece estas historias a través de la voz de Spinetta. El tiempo y la luz dialogan en sus connotaciones cósmicas, y los supuestos cuánticos de mundos paralelos

parecen adquirir asidero en el derrotero surrealista y en la emancipación de la semántica visual. Los fantasmas de Atget bien podrían converger en estas instancias de raspaduras. Pero son mis fantasmas –y también los de Rulfo, los de Eduardo, los de Woodman y los detectives de Bolaño, los de las chicas de Coney Island de Lou Reed, y también los de mis padres– los que transitan por los espacios de esta ciudad que me interroga y extingue. Aquellos que ante la letanía captan mi lente sin ser vistos. Suspendidas atmósferas del vacío y el desamor. La sinergia de la alegría posible. La permeabilidad poética de todo llanto, de todo viento, de toda agua. Cielo y tierra. Parcela espejada esta, a la que Dante no olvidó.


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historias / Guillermo Baltar Prendez

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“Rojas y verdes luces del amor prestidigitan bajo un halo de rouge. / Qué sombra extraña te ocultó de mi guiño / que nunca oíste la hojarasca crepitar...”. Los Libros de la Buena Memoria, Invisible.

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“Habla conmigo, viejo perro blanco, / busca descanso con tu molinete, / que los amos no descansan…, ya no existen…”. Perdonado (Niño condenado), Invisible.

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historias / Guillermo Baltar Prendez

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GUILLERMO BALTAR PRENDEZ es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, con estudios de Lenguaje Audiovisual y Tecnologías de la Información. Estudió Edición y Postproducción Digital en la ECU. Poeta y gestor cultural, ha obtenido diversos reconocimientos. Desde los años setenta ejerce el periodismo cultural, escribiendo en algunos de los medios más importantes del país y otros del extranjero. Ha sido docente en diferentes institutos públicos y privados. Actualmente es profesor de Arte y Fotografía del Taller Aquelarre y de Artes Visuales del CEIP/ANEP. Organiza la muestra colectiva DE CAJÓN. FOTOGRAFÍAS ENCONTRADAS y es crítico de fotografía de la revista Dossier. En Madrid trabajó con la gráfica digital y el audiovisual. En Uruguay ha realizado siete muestras individuales, dos de ellas sobre la obra de Eduardo Darnauchans. cabaretboltaire@hotmail.com

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El espejo

Edgardo Verzi Por Mariangela Giaimo

UN LUGAR EN EL MUNDO Edgardo es un artista. Cuando era niña no entendía cómo un ingeniero podía crear lo que yo en ese momento nombraba como cuadros. Me generaba intriga esa figura rara en la que ponía a Edgardo: en mi imaginario lo veía como un hombre con rollos de papeles y fórmulas matemáticas que al mismo tiempo construía esas imágenes con colores y formas que escapaban de mi comprensión. De una manera que entendía como mágica o desde el lugar del secreto. Pasaron los años y esa parte de su rareza se fue convirtiendo en un lugar de seducción. Edgardo produce desde los límites delicados de la comunicación. En ese borde en que lo expresivo es pura materia, significante, sensible, que atraviesa lo innombrable, pero que también genera nuevos significados sobre lo que nos rodea en la vida cotidiana. Con el tiempo –y ya adulta– fuimos teniendo varios momentos de discusión de su propuesta artística, en la que siempre estaba presente en su discurso la mirada

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del espectador. Sin duda, en todo este devenir de trabajo poético ha defendido la emancipación de la libertad de sentidos del destinatario de su trabajo y se ha preocupado por entender los diferentes resortes que dispara su obra. Él condensa en su creación la ambigüedad de lo visual y en su persona la fanática necesidad del encuentro con el otro. No es casual esta forma personal del artista, Edgardo es un sujeto-productor que quiere empatizar con las personas y pretende una actitud autorreflexiva sobre su proceso creativo. Edgardo es un poeta. Presenta sus imágenes desde esa capacidad que tienen de no poseer anclaje directo con un discurso ya masticado. Nos habla de lo micro y lo macro, de la búsqueda y el encuentro, de lo permanente y el cambio, de la línea de tiempo que une una cosa con la otra, entre otros temas. Como metadiscurso, su arte está comprometido con la luz, los ritmos, las tramas y las estructuras, con mundos subterráneos, personales, arcaicos, universales e inciertos.

En tiempos en que la revolución digital ha transformado la percepción del espacio-tiempo, Edgardo, el artista, desde hace años que propone acercarse a esos conceptos fuerza –sin acudir a la postproducción sino a la potencia del instante del clic– y mirar hacia dentro para ver hacia fuera. Y viceversa. Nos presenta una fotografía que se vuelve opaca como medio en sí mismo –en tiempos de sobrevisibilización del uso y consumo de la fotografía especialmente a través de dispositivos móviles– para volverla un espacio de reinvención de la poesía que consiste en hacerse más preguntas que respuestas. Usa el instrumento, entonces, para tensionar lo que “es” y lo que “parece”. En ese intersticio surge su poesía visual, su práctica artística que lo posiciona en una manera de “hacer” que se vincula con una manera de “sentir”, de “ser”, en la que su formación matemática nutre y se ensambla a la perfección con su mirada del mundo. Y del lugar que ocupamos. Mariangela Giaimo


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El espejo / Edgardo Verzi

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Mariangela Giaimo participó activamente en las entrevistas que formaron parte de la Instalación DIÁLOGOS INTERACTIVOS que realicé en el Instituto Goethe (1999). Licenciada en Comunicación Social, docente y periodista, bucea entre temas de comunicación y cultura y lo que más le atrae es aprender.

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Desde entonces acompañó mi quehacer artístico, y el intercambio de información y opiniones en diversos aspectos del arte y la cultura es frecuente entre nosotros. En 2013 presentó junto al Lic. Pablo Thiago Rocca mi primer libro, Devenires. Compartimos una apreciada sintonía en valores que surgen de su actitud y de su pen-

samiento, que me sugieren convocarla como el espejo más adecuado a esta presentación. En la fugacidad de nuestra existencia nada tan reconfortante como reconocernos en un espejo a una generación de distancia. Confiere sentido y otorga espesor al tiempo vivido. Edgardo Verzi


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El espejo / Edgardo Verzi Mi producción artística se caracteriza por investigar algunos aspectos vinculados a la creación de la imagen. Los fundamentos estéticos elaborados en mi formación se complementan con el aporte de hábitos, actitudes y vivencias. Lectura, música y cine, así como la asistencia a bienales de arte, exposiciones, conciertos, una detallada observación de la naturaleza, tertulias musicales de escucha comentada y análisis de films, alimentan el imaginario sensible de mis referencias estéticas. Ese imaginario posee textos y sonidos, sabores y perfumes, ternuras y rugosidades, que cuando se me representan, acuden asociados a ciertas imágenes. Quizá por ello mi manera de trasmitirlo sea mediante imágenes, y de ahí mi devoción por el instante fotográfico, capaz de reunir, con la fugacidad del destello luminoso, el conglomerado de sensaciones que acuden en simultáneo. LA IMAGEN COMO RELATO

En el instante en el cual decido capturar una imagen y expresar su singularidad,

acudo a un intrincado conjunto de emociones almacenadas en mi memoria. Esas emociones latentes despiertan y se exteriorizan en el acto fotográfico, incorporándose a la imagen. El resultado es un determinado relato en formato imagen. Una de las principales virtudes de la imagen reside en la economía del relato; para trasmitir su contenido debe contener gestos vinculantes, cuya singularidad instale la comunicación. Esos gestos pertenecen al mundo sensible. EL RELATO COMO ABSTRACCIÓN

“… alcanzar el plano de la sensibilidad confiere espesor a lo abstracto…” “… las metáforas… producen por sí mismas un corte que nos despega de las adherencias de la vida”(*) Me siento atraído por aquellas abstracciones que nos aportan un escenario capaz de conectar el microcosmos con el macrocosmos y ubicarnos en el universo. Al proponer esas abstracciones, intento despertar las innumerables interpretaciones contenidas en cada uno de nosotros,

cuando las emociones individuales se asoman a escenarios inesperados. LA ABSTRACCIÓN COMO ACERCAMIENTO A LA ESENCIA

Un instante de densidad infinita donde se concentran energía, espacio y tiempo es una singularidad que identifica la liberación de la materia y la creación del universo. Un instante en el que la energía de los circuitos mentales captura y vincula puntos alejados en el espacio y en el tiempo, al observar la materia, es la singularidad que define la creación de una imagen fotográfica. En la imagen fotográfica reside una determinada abstracción, que nos acerca a la esencia de la creación a partir de la materia. LA ESENCIA A PARTIR DE LA MATERIA

La materia que da origen a las tres series de imágenes es pictórica, rocosa o vegetal; de su esencia afloran el azar, la luz, el universo y la vida. Edgardo Verzi

(*) María José Rossi, en El cine como texto.

EDGARDO VERZI (Montevideo, 1940) es un artista formado en el Taller Guillermo Fernández en Dibujo y Pintura (1982-1987), Club de Grabado y cursos de Escultura, Collage, Video Arte, Guion, Edición y Montaje Cinematográfico y Tratamiento digital de la Imagen. Exposiciones colectivas (20), individuales (13) en Uruguay, Argentina, EE UU, Francia e Italia. Videos (3), Instalaciones (5) (1987-2015). Editó el libro Devenires (2013). Como Ingeniero Civil (1963) ejerció hasta el año 2000 tareas técnicas, gerenciales y de dirección de empresas en el sector público y privado a nivel nacional e internacional. www.edgardoverzi.com

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Documental / Sengo Pérez

Chiaraje, batalla ritual Chiaraje. ¡Chiaraje! La palabra se repite y de boca en boca se hace grito, convoca, provoca, se multiplica como eco y enciende las alturas de Canas. 20 de enero, una pampa a 4500 metros de altura desnuda de vida humana, poblada de musgo e ichu y ocasionalmente visitada por alguna llama o alpaca perdida, se vestirá por un día de hombres que la escogieron como escenario de un violento enfrentamiento entre vecinos que decidirá la fertilidad de la tierra por un año. Y eso no es poco, más bien es mucho para quienes viven de ella. Por un día pacíficos comuneros se transforman en guerreros, y los amigos en enemigos. La teoría más repetida sobre el origen de este pucllay o juego guerrero explica que, hace más de dos siglos, acá entrenaba a su ejército Túpac Amaru II, preparando la rebelión que haría temblar al Virreinato del Perú. La batalla consiste en arrear o hacer retroceder a los adversarios hacia su propio terreno hasta obligarlos a retirarse. Hay fuerzas de infantería y caballería. Los combatientes a pie portan huaracas u hondas con las que arrojan piedras, y liwis, una especie de látigo de cuero trenzado, con objetos de metal en sus puntas, usado en el enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Los jinetes también lo usan. Pero la modernidad también ha llegado a este sangriento rito y cada vez es más difundido el uso de cascos para proteger la cabeza y de zapatos de fútbol para afirmarse mejor en un terreno enlodado por la caída de lluvias, muy común en esta época. Todo es radical en este día, hasta el clima. En pocos minutos, el sol calcinante puede dar paso a feroces granizadas. El combate se desarrolla en dos tiempos, el primero se disputa en la mañana, hasta el mediodía, cuando se produce un paréntesis para que los participantes 66


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recuperen fuerzas con un suculento almuerzo. A eso de las tres de la tarde todo se reanuda, pero esta vez con más violencia. El consumo de alcohol durante la comida aumenta la ferocidad de los guerreros. Antes que caiga la noche el duelo termina, siempre con un ganador territorial, el que ha logrado arrear al otro bando hasta su campo. En este acto de victoria no hay actores neutrales. Los arriados derrotados incluyen comerciantes, algún despistado 68

turista que cree que están filmando una película y periodistas, cuyos carnets son documentos inútiles. Pasado el combate, sin embargo, no hay en realidad ni vencedores ni vencidos. Heridos de ambos bandos limpiarán sus heridas y el cañazo hará más soportable el dolor. A la mañana siguiente, sin rencores ni venganzas, incluso con algún muerto, volverán los rudos combatientes a ser los pacíficos vecinos de cada día y ocuparse de la tierra. Hasta el próximo año.


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Documental / Sengo PĂŠrez

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SENGO PÉREZ (Melo,1961) es reportero gráfico profesional desde 1982 publicando en Semanario Brecha y diario La República, revista Veja (Brasil) y el diario Boston Globe (EEUU). En 1989 se radica en Brasil trabajando para los diarios O estado de São Paulo y Jornal da Tarde. Desde 1990 en Perú trabaja como editor gráfico de suplementos en Página Libre, El Suplemento (diario Expreso), diarios Gestión, El Sol, Correo y las revistas deportivas Don Balón y El Gráfico. Productor periodístico de televisión en los canales América TV, canal 4 Y ATV, canal 9. Colaboraciones para las agencias Reuters, Associated Press, France Presse, EFE, la cadena de periódicos KRT (EEUU) Bild (Alemania), Houston Chronicle (EEUU), UNICEF, revistas Rumbos y Somos (El Comercio). Actualmente es editor de fotografía del diario Publimetro con crónicas (texto y fotos) para Brecha y Soho Perú. sengoperez@gmail.com

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FOTOENSAYO /

Sal Pablo Pintos Pablo tomó estas fotos fuera de la ciudad. La mayor parte de ellas fueron disparadas en las playas de Las Flores, donde no llega el ruido de la gente ni la verticalidad del concreto. Quienes lo conocemos sabemos de su insistencia sobre este paisaje. Desde sus primeras fotos, este lugar es su modelo. Su archivo repite la misma playa y es a través de esta arena que vimos desarrollarse la visión fotográfica de Pablo, desde los primeros tanteos adolescentes con las cámaras digitales de dos megapíxeles, las primeras películas reveladas metódicamente de acuerdo con su sensibilidad original, y este último reciente período de dos años, en que el revelado se torna violento, exponiendo película vencida, forzando la sensibilidad y exagerando la temperatura de los químicos. El resultado de estas decisiones es la presencia explícita de la película en la imagen. El objeto se ve detrás de una superficie que exhibe su belleza propia; no desaparece, sigue siendo importante, pero comparte el protagonismo con las heridas de la emulsión que lo captura. Es además una película especial “seudoinfrarroja”: tiene una sensibilidad extendida hacia las longitudes de onda del color rojo, y disparada con un filtro del mismo color frente al lente, exagera el contraste ennegreciendo los azules del cielo y el mar. El resultado, luego del vencimiento de una película, es imprevisible, y en este caso está presente en ese enjambre de hongos luminosos que atraviesa los cielos y se confunde con las flores, la arena y la espuma del mar. El conjunto consigue una atmósfera con una estática extraña, un ruido que excede la descripción del lugar y sugiere una vista afectada por la sensibilidad y los nervios. ANDRÉS SEOANE

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FOTOENSAYO / Pablo Pintos

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PABLO PINTOS (Montevideo, 1985) comenzó sus estudios en Foto Club Uruguayo en 2008, realizando allí el curso básico a cargo de Jorge Ameal y Álvaro Percovich, posteriormente el taller de técnicas de procesado blanco y negro a cargo de Roberto Fernández Ibáñez. Desde 2010 se desempeña como fotógrafo freelance. A partir de 2012 a la fecha integra el equipo de instructores de laboratorio del FCU. Ha participado en proyectos y muestras colectivas. pabloopintoss@gmail.com

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Desde la torre del Vigía por Juan Antonio Varese

La sangre humana como fijador

Prueba experimental con sangre. Soporte acero

Desde lo alto de la Torre del Vigía podemos decir que Uruguay, pese a su pequeña extensión geográfica y una población que no se decide a pasar de los 3 millones y poco de habitantes, en proporción cuenta con una cantidad casi increíble de artistas creativos, entre los que podemos considerar pintores, fotógrafos, músicos y escritores. Pero en lo que respecta a lo técnico y lo productivo, razones de mercado mediante, la situación es diferente y apenas podemos anotar algún que otro invento o desarrollo de interés. Claro que si aplicamos una lupa y miramos con detenimiento la trayectoria de algunos fotógrafos, veremos que pronto 84

emergen datos y casos tan interesantes como sorprendentes. En la investigación sobre la trayectoria de la fotografía en el interior del país, hemos detectado hechos curiosos como la existencia de una fábrica de placas fotográficas en el departamento de Durazno, la concurrencia de un fotógrafo de la realeza austrohúngara hacia principios del siglo xx en Salto y Artigas y el todavía no resuelto caso del descubrimiento de las propiedades de la sangre humana como fijador/revelador. Este último proveniente de la observación y estudio de un fotógrafo maragato que llegó a ser uno de los pioneros del cine nacional y jefe de

la Sección Dactiloscópica de la Jefatura de Policía de San José. Para hablar de este último debemos referirnos a la saga de los Chabalgoity, una familia que dio tres generaciones de fotógrafos. El primero de ellos, Jean Pierre Chabalgoity, nacido en Esquiule, Pirineos Atlánticos, en 1848, aprendió fotografía en París y llegó a Uruguay en 1870. Se instaló en Montevideo con la Fotografía del 18 de Julio, hasta que en 1896 se mudó para la ciudad de San José, donde abrió la renombrada Fotografía Nacional. Sus cuatro hijos trabajaron en la fotografía y el periodismo. El que nos ocupa, Juan Chabalgoity Bidegain, el menor en


Prueba obtenida usando una solución de albúmina y iodo

edad, nació en Uruguay en 1897 y comenzó a trabajar en 1916 con su hermano Francisco. En 1924 se inclinó por la práctica de la cinematografía, estrenando su primera producción en el teatro Macció con el título de Actualidades de San José. Se trataba de un noticiero con reseñas departamentales y datos nacionales. En sociedad con Vicente Lacava fundó la empresa San José Films, con la que realizaron giras por los pueblos y estancias del departamento con la finalidad de utilizar el cine como elemento educativo. Hasta que en 1940, tras un breve pasaje por el periodismo, entró a trabajar en la Jefatura de San José como jefe de la Sección Dacti-

loscópica. Hombre tranquilo y meticuloso, gustaba de analizar con minucia los casos criminales y los detalles de la escena del crimen. Hasta que, por casualidad como no se cansaba de recalcar con modestia, llegó a descubrir la asombrosa propiedad de la sangre humana que, depositada sobre una placa de vidrio o de metal, puede actuar como fijador de las imágenes que se coloquen frente a ella. Tan sorprendido quedó con el descubrimiento que, después de reiteradas pruebas, publicó un pequeño libro con el título Los misterios de la sangre humana, San José, agosto de 1954, en el que hace un llamado al mundo

de la ciencia para que le ayude a encontrar una explicación al fenómeno. Su labor y la repercusión del público fueron comentadas por la prensa del momento, en especial por el diario El Plata, de Montevideo, y el semanario Aquí Está, de San José, entre otros medios y comentarios científicos que corroboraron la increíble propuesta de la sangre como “material sensible y fijador de imágenes”. Cabe destacar que sus sobrinos, es decir la tercera y aun una cuarta generación, también han actuado y actúan en el campo de la fotografía, por lo que podemos hablar de la saga de los Chabalgoity. 85


del hombre interior / Canelones / “Mi abuelo me dijo la otra vez”

Foto: Colectivo del FCU

Viaje a la semilla Esta sección y el proyecto que ahora la ocupa tienen un mismo origen. En el primer número de esta revista, Federico López Romanelli y Leticia Fuentes publicaron su trabajo “Del hombre interior y su relación afectiva con las cosas”. Nos gustó el nombre y se lo pedimos prestado. En la misma sintonía, López propuso a la Comuna Canaria realizar el proyecto “Mi abuelo me dijo la otra vez”, con niños de escuelas rurales retratando su cotidianidad y la de sus abuelos con las ceibalitas XO. 86


Micaela González /Los abuelos y la carreta

El tata Vicente y la abuela Carmen siempre tuvieron esa carreta y todavía la usan para acarrear leña para la estufa y la cocina en la que la abuela nos cocina ricas tortas y pan casero.

Justo Hilario Dufour Gutiérrez cuenta la historia de “El aljibe de la escuela” rural número 41. Nos dice que el aljibe tiene más de sesenta años. En la foto vemos que es de color ladrillo. Supo ser muy importante para el funcionamiento de la escuela, ahora ya no lo es tanto. “Pero el aljibe es un elemento de identidad de la época de la colonia en adelante y hasta casi nuestros días, en ciudades y zonas rurales. Años de sonidos de baldes, cadena y roldana”, escribe con ribetes poéticos Justo Hilario. Esta iniciativa pone en el rol de reporteros de su propia vida a los niños, al involucrarse con su historia personal y cultural y entrar en contacto con las tradiciones y los afectos. Lo técnico deja

de ser importante, no es una limitante para apreciar el contenido y por momentos se logra el fin estético. En cada historia recabada se deja ver entrelíneas una enseñanza para ser transmitida de generación en generación. Una foto se titula Lo que más trabajo cuesta, más dulce se muestra. En ella se ve a una señora llevando a una vaca para ordeñar. Sonia, la abuela de Pamela Martino, es una trabajadora rural; tiene su propia quinta y le aconseja a su nieta: “La planta es sabia pero se la debe ayudar para que su fruto sea mejor”. Demuestra tener la sabiduría que proviene del habitual contacto con la naturaleza. 87


Estela Dahiana Delgado / Cora Yohan Guzmán /Agustina Decejas Manis / Ferraro Barrios / Tareas de campo

El estudio es para el niño, para el hombre el trabajo forzado.

El Foto Club Uruguayo fue invitado por la Comuna Canaria a “dar una mano”. Por esa razón, convocó a sus socios para acompañar a los niños en el registro, transmitirles conocimientos y a su vez registrar las actividades. Se generó así una instancia de intercambio con niños y maestras, y se motivó a utilizar la fotografía como medio de expresión. El abuelo de Estefany Martínez –a quien le dicen Nene– aparece retratado con una mirada imbuida de recuerdos. Trabajó toda su vida ordeñando vacas con sus manos. Tiene 92 años y siempre le dice a su nieta: “Trabajando con esmero se crían los terneros. Si se trabaja con afán, nunca faltará el pan”. 88

Algunos trabajos fueron realizados en equipo. En uno de ellos, Nadguel, Valentín y Florencia cuentan que su abuela les dijo que las hierbas aromáticas y medicinales se han usado durante mucho tiempo para aliviar enfermedades y aromatizar comidas. Hacen un repaso por las propiedades de algunas de ellas. La salvia, por ejemplo, sirve como condimento y para tratar los bronquios. El orégano es antiséptico y tónico de la circulación, del sistema nervioso y del digestivo. La albahaca, además de ser aromatizante, sirve para combatir vértigos y jaquecas de origen nervioso. Son conocimientos que, como explican los nietos: “Los compartió mi abuela con nosotros y los divulgamos para que no se pierda la tradición de usar las hierbas”.


Eduardo Robaina / Comer sano

Cuidamos las plantas con remedios naturales para comer sano.

Foto: Colectivo del FCU

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del hombre interior /

Foto: Colectivo del FCU

“Queremos que las generaciones más jóvenes encuentren en los más viejos un referente de consulta sobre enseñanzas de vida. Hablar de quiénes somos y lo que hacemos, cuáles son nuestros orígenes y hacia dónde queremos ir, buscando la visión desde nuestros mayores”. Esta es la base del proyecto ideado e implementado por la Comuna Canaria. Su resultado fue un libro en el que se pueden apreciar las imágenes y los textos de los niños. La coordinación general del proyecto

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estuvo a cargo de Federico López Romanelli. Contó con la colaboración del Consejo de Educación Inicial y Primaria y del director del Departamento de Educación para el Medio Rural, maestro Limber Santos. Foto Club Uruguayo (FCU) participó realizando registros y transmitiendo conocimientos; coordinó Álvaro Percovich y participaron: Andrés Carranza, Cintya Posse, Gabriel Rousserie, María Eugenia Martínez, Solange Pastorino y Fabián Pazos.


FotograMa la librería // Raymond Depardon/ Errance por Agustín Paullier

“¿Qué estoy haciendo acá?” “El fotógrafo está lleno de dudas. Nada lo va a calmar”. Estas frases del propio Depardon bien pueden resumir su vida. La palabra ‘errance’ en francés tiene gran variedad y riqueza de significados, que Depardon se encarga de analizar e investigar. Al traducirla al español significa vagabundeo, vagar de una parte a otra, o si se la asocia al pensamiento y la imaginación, tiene una connotación negativa, como divagar. Errance es una suerte de ensayo, un cuaderno de reflexiones en torno al tema. Para Depardon, la escritura es un elemento indisociable de la imagen. Sus fotografías son todo lo contrario de lo que Depardon llama “la proeza del encuadre”, la “virtuosidad del instante decisivo”. Todas las fotos fueron sacadas en formato vertical, por limitaciones lumínicas fueron todas realizadas en exteriores, planos bien abiertos, mucho piso, mucho cielo y, entre ellos, lo humano. Estas limitaciones autoimpuestas, a veces en forma de ejercicio o juego, obligan a ver de otra manera, a que el camino de la creación sea distinto. La definición que más le conforma es en la que ahonda Alexandre Laumonier: la errance se enmarca en un espacio intermedio, en una temporalidad flotante. En la errance se está al mismo tiempo en el pasado como en el futuro, pero se reflexiona sobre el presente. El errante deviene silencioso, se libera a la experiencia del mundo y avanza –siempre– en la búsqueda de una totalidad. No es un viaje ni un paseo, parece ser más un estado contemplativo al que se llega, es más bien el preguntarse: “¿Qué estoy haciendo acá?”, como dice Depardon. El errante deambula solitario de un lugar a otro sin destino ni fin aparente,

extranjero en todos lados, con predilección por esas zonas intermedias entre pueblos y ciudades, en el margen, en la frontera, transitando en tierra de nadie, a merced de lo que pase. Depardon es inquieto y muy prolífico. Publicó 47 libros y filmó 18 documentales. Desde joven trabajó como documentalista, con imagen fija y en movimiento, recorrió buena parte del mundo y –si uno repasa su obra– parece estar obsesionado con los desiertos. En 1978 se unió a la agencia Magnum. Su trabajo Correspondance new-yorkaise es un buen antecedente sobre cómo el fotógrafo se involucra en lo que retrata desde un lugar personal. Durante un mes, en julio de 1981, envió al diario Libération una foto por día con un texto intimista, en primera persona, que en general poco tenía que ver con lo que se veía y mucho más con lo que el propio francés sentía o pensaba en ese momento. Se pueden identificar algunos lugares, países, caminos desolados en la Patagonia, las construcciones típicas de Ushuaia, el

calor abrasador que azota al asfalto en México, fachadas de edificios y estacionamientos casi vacíos en Estados Unidos, autos viejos en Francia o la marca donde supo haber un muro en Alemania; letras en cantonés, otras en japonés y algunas en árabe. De no ser por algún cartel perdido, una matrícula de un auto que se deja leer o algún lugar que reconozco, no hay marcas que identifiquen. Es algo más cercano a una “visión cotidiana” de los momentos a fotografiar, es el “antiviaje”, el “antiexotismo” –prefiere sitios en los que no haya nada especial para ver–, deja de lado conscientemente el impacto estético. Son imágenes simples, sin nada de extraordinario, una refracción de un estado interior que contempla el mundo exterior. Enfrentarse a lo nuevo sin las ansias del conocimiento, con la curiosidad atenta y los pies en el presente; sin la preocupación de poder comunicar, con la certeza de que el momento del espíritu mágicamente se plasmará en sales de plata y palabras. 91


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AGENDA /

EspacioFoto FOTO CLUB URUGUAYO Ejido 1444, esq. Mercedes De viernes 10 de abril a miércoles 20 de mayo de 2015 Lunes a viernes de 9 a 22 h Sábados de 10 a 18 h 1:366 Alejandra Marín 1:366 es un trabajo fotográfico de autorretratos realizado con técnica estenopeica, en el que la autora se corre de su doble carácter de fotógrafa y modelo, jugando con la imagen más que retratándose a sí misma. La selección de fotos surge de una experiencia realizada entre el 18 de octubre de 2011 y el 17 de octubre de 2012, durante el transcurso de la cual Alejandra Marín realiza todos los días una única toma. Estas cámaras –la técnica estenopeica– son el soporte del corrimiento mencionado. Como fotógrafa, la autora solo puede decidir sobre el tiempo de exposición; el tamaño del diafragma es único. Sin fotómetro y sin visor, la imagen lograda es producto de la intuición, también del accidente y del azar. La imagen obtenida se deforma, no se adecua a lo real, se vuelve fantástica. Del recorrido por el total de imágenes de esta selección resulta un hecho artístico en el cual, por el contrario de lo supuesto a priori, fotógrafa y modelo parecen ocultas detrás de la imagen capturada. De alguna manera, la técnica opera en desmedro de la constitución del “yo” moderno como fundamento del ser fotográfico restituyéndole, en parte, su lugar natural a la Luz y al Tiempo. www.alejandramarin.com.ar / www.conodeconfusion.com.ar

MNAV Tomás Giribaldi 2283, esq. Julio Herrera y Reissig, Sala 5 Inauguró el jueves 16 de abril De martes a domingos de 14:00 a 19:00 con el último ingreso 18:45 h LILIANA PORTER: SELECCIÓN DE OBRA TEMPRANA Y UNA REFLEXIÓN DESDE EL PRESENTE Curaduría: Adriana Gallo Exposición que reúne una importante selección de obras de la artista argentina Liliana Porter realizadas durante el período 1968-1975 –grabados y objetos provenientes de la Colección Daros Latinamerica, instalaciones recreadas por la artista en la sala del MNAV y obras en fotografía provenientes de su colección–, que dialogarán con un conjunto de obras actuales creadas por Porter para este proyecto. En 1964, la joven Liliana Porter llegaba a Nueva York, en escala de un viaje cuyo destino era París. La energía y la vibrante vida cultural de la ciudad la atraparon y el viaje a Francia fue postergado. Se estableció en Estados Unidos desde donde, sin haberlo imaginado, se convirtió en precursora del arte conceptual latinoamericano. Liliana reúne un conjunto de sus obras, realizadas en ese momento particular de maduración personal y creativa, y que representan un estadio germinal de su posterior producción artística. Desde sus trabajos actuales, realizados para este proyecto, reflexiona sobre esta etapa temprana de su vida artística, y la línea filosófica, ética y estética que ha transitado su obra durante los posteriores cuarenta años.

CdF FOTOGALERÍA PARQUE RODÓ De lunes 18 de mayo a miércoles 15 de julio IMÁGENES DEL SILENCIO Todos los 20 de mayo desde 1996, Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos convocan a la población e interpelan a las autoridades por verdad, justicia, memoria y nunca más. La Marcha del Silencio, como se la llama, es una de las pocas manifestaciones multitudinarias del país. Más de 300.000 personas, de todas las edades, caminan en un silencio que llega a ser atronador. Se conjugan en esta muestra dos formas de testimonios silenciosos: gente marchando, fotografías para recordar. Esta exposición reúne las miradas profundas y respetuosas de 33 fotógrafos/ as que, tratando de no molestar y en todos los casos sabiéndose hacedores de historia, las han dado generosamente para esta muestra.

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MATERIA SENSIBLE

Web: www.fotoclub.org.uy

Revista uruguaya de fotografía. Año 4, número 9,

Email: revistamateriasensible@gmail.com

abril de 2015

foto de tapa: Sengo Pérez

Publicación del Foto Club Uruguayo. Ejido 1444

MATERIA SENSIBLE integra el Registro Nacional de

CP 11100 Montevideo, Uruguay. Telefax: (+598)

Proyectos de Fomento Artístico Cultural del Fondo

29005415, e-mail: fotoclub@fotoclub.org.uy

de Incentivo Cultural del MEC.

Coordinador editorial e idea original:

Se imprimieron 1500 ejemplares.

Daniel Laizerovitz

Los artículos firmados son de exclusiva responsabi-

Coordinación general: Álvaro Percovich

lidad de sus autores y no necesariamente coinciden

Grupo editor: Solange Pastorino, María de los

con la posición de la revista MATERIA SENSIBLE.

Ángeles Viera Warren, Agustín Paullier, Jorge

Los derechos de autor (©) copyright de fotos

Ameal, Álvaro Percovich, y Daniel Laizerovitz

pertenecen a los autores. El contenido de las fotos

Diseño de Logotipo y Diseño de Maqueta Original:

es responsabilidad de los autores. No se permite

© Ramiro Ozer Ami (2012)

la reproducción total o parcial, por ningún medio

Diseño: Mara de Oliveira

escrito, magnético o digital, de las fotos, sin el

Agradecemos a Aida Altieri su colaboración en la

consentimiento de los autores.

corrección de nuestra publicación, así como sus atentas indicaciones y comentarios. Tipografía: Rambla MVD, Martín Sommaruga © Dolly, Underware © También encontrarás MS en todos los Centros MEC del país.

Impresión: Meralir S.A. Guayabo 1672 Depósito legal 358.409

COLABORAN EN ESTE NÚMERO: JUAN ANTONIO VARESE (Uruguay) Escritor e investigador de historia marítima y fotografía nacional. Escribano egresado de Udelar. Periodismo en A.I. de P. y fotografía en el Foto Club Uruguayo desde 1966. Miembro de ICOM. Autor de José María Silva, el fotógrafo de Gardel (1997) e Historia de la Fotografía en Uruguay (2008), entre otros trabajos. MARIANGELA GIAIMO es licenciada en Ciencias de la Comunicación (UCU). Docente de Teorías de la Comunicación y coordinadora de la Licenciatura de Artes Visuales (UCU). Realiza un Doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad Nacional Gral. Sarmiento-IDES, Argentina. Periodista freelance, colaboró en Brecha. SEBASTIÁN SANTANA CAMARGO (La Plata, Buenos Aires, Argentina, 1977) es ilustrador, diseñador gráfico, artista plástico y fotógrafo. Trabaja para editoriales, grupos de teatro, músicos, eventos culturales y académicos y organizaciones sociales de defensa de derechos humanos tanto en Uruguay como en el exterior, además de desarrollar obras plásticas comprendidas en series. GRUPO EDITOR: Jorge Ameal (Montevideo, 1945) Residió en Francia de 1973 a 1986, donde desarrolló la fotografía como profesional. De 1987 a 1993 trabajó en diferentes medios en Uruguay. Desde 1993 es docente en el Foto Club Uruguayo y desde 2009 en la Universidad ORT. Ha realizado varias muestras individuales y colectivas. Daniel Laizerovitz (Montevideo, 1952) Coordinador editorial de Materia Sensible ante el MEC. Editor y diseñador gráfico de publicaciones impresas. Diplomado en Estudios de Desarrollo (Ginebra, Suiza), en el área de la Comunicación Educativa. Solange Pastorino Lic. Artes Plásticas y Visuales IENBA. Docente en el Taller de Análisis de la Imagen y Asistente de Coordinación General en el FCU. Participó en más de 40 muestras colectivas y Festivales Internacionales en Uruguay, Argentina, Brasil, España y México. Residencia de trabajo fotográfico en Londrina, Brasil. AGUSTÍN PAULLIER (Montevideo, 1985) Estudió fotografía en el FCU y Letras en la Universidad de Montevideo. Expuso individual y colectivamente. Trabajó como fotógrafo en la revista Paula. Actualmente escribe como colaborador en El País Cultural y es fotógrafo freelance. Álvaro Percovich Infante (Montevideo, 1964) En 1987 ingresó al FCU; entre 1988 y 1990 cursó la ENBA; en 1997-2002, trabajó en prensa y en la revista El ARQA. Es coordinador general del FCU e integra su cuerpo docente. Ha realizado 14 muestras individuales. En el 2004 recibió el Morosoli de Plata, y en 2006 editó el libro Historias simples. María de los Ángeles Viera Warren (Montevideo, 1958) Comenzó fotografía en 1990 en Foto Club y desde entonces ha seguido investigando en el universo artístico. En 2009, egresó del Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes como licenciada en Artes-Artes Plásticas y Visuales.

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Humor / SEBASTIÁN SANTANA

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Por las 101 muestras que pasaron en estos 10 años... Por todos los debates y libros que allí se abrieron... Por todos los escolares que pasaron por Fotoviaje... Por todos y cada uno de los encuentros... Los invitamos a despedir la primera sala dedicada a la fotografía. Marzo - Mayo Sala CdF (San José 1360)

Foto: 52257FMCMA.CDF.IMO.UY - Autor: Andrés Cribari/CdF

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DESPEDIDA DE LA SALA DEL CdF


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