Ecos de una vida silenciosa

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ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA

Andres Abril Camilo Parra Santiago Supelano


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA “EL ECO DE UNA CIUDAD QUE VIVE PERO NO SE ESCUCHA Y LAS VOCES SILENCIOSAS DE LAS ALMAS QUE CALLARON BAJO EL RUBOR DE LAS CENIZAS.”


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA

AndrĂŠs Julian Abril Gomez Camilo Parra Polanco Santiago Supelano Zea Comunicacion Social y Periodismo Segundo semestre de 2016


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA


INTRODUCCIÓN El siguiente fotolibro fue realizado a partir de una salida de campo realizada el 1 y el 2 de abril de 2016 en la que se visitaron las ciudades de Guaduas, Armero y la cascada conocida como el salto de Versalles. A partir de esto, se encontraran en el siguiente una colección de fotografías con respecto a estos sitios y en las que se busca contar y revivir la historia de estos icónicos lugares de nuestro país. Guiados por los senderos de piedra, vamos recorriendo las calles como los miles de viajeros que pisaron éstas tierras. Privilegiadas en esa época, un caudal de riquezas entre el Camino Real que iba de Santafe hasta Honda. Encuentros de todo tipo que se dieron en la plaza de la Constitución de la Villa de Guaduas, como los hoteles que albergaron paisanos y extranjeros, comerciantes y guerreros. Parecen intactas las figuras y monumentos que hacen de la pequeña Villa, un centro histórico. Nos relatan historias los trajínes de la colonia. Pero detrás de la piedra y de las rocas también resuenan en lo alto los que hicieron de la naturaleza su albergue, las comumidades que dieron existencia, que tocaron por primera vez el árbol de la Guadua, que dejaron el sendero Real para

llegar a La Guajira. Los Panches, indígenas de la región en la precolombina, primeros habitantes de la zona, su legado es opaco pero seguimos más allá de la Villa, por la vía que conduce a Caparrapi y nos detenemos en el Salto de Versalles. Cascada por la que fluyen en sus aguas los mitos y leyendas indígenas, cuentos que trataron de explicar el confluir de los ríos. Ahora se juntan el río Guadual y el San Francisco, llegan mareas de la Quebrada del Chocho. Hoy la lluvia arrecia la cascada, parece como si Guamo y Calia acabaran de saltar, destanto la furia del río que inundaba la región, debido a su trágico amor. Volvemos de la quebrada y la Villa nos recibe bajo los rayos del atardecer. Los balcones y alteros resplandecen, una mezcla de lo tradicional y material. La plaza se abre rodeada de palmeras y bajo el fulgor del silencio, observamos las leyendas de los monumentos. La estatua de la Pola, su casa de palmicha y bahareque. Los árboles que mezclan hojas amarillas y verdes, no son sólo un alarido visual. La multiplicidad de plantas que rodean la Villa, que demarcan


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el Camino Real y que brotan por las sido recapituladas en este fotolibro. ruinas de Armero, fueron objetos que desulmbraron en su tiempo a José Celestino Mutis, cuyas expediciones botánicas en estas tierras ampliaron la variedad de plantas y denominaciones. Esas que ahora crecen entre los escombros de la recordada Ciudad Blanca, que por cuestiones de negligencia o descuido vivió la peor tragedia natural en la historia de Colombia, las almas de pequeños con una vida por delante, adultos mayores que contenían gran parte de la tradición e historia de esta ciudad y sus jóvenes que trabajaban cada dia por el sustento y el beneficio de sus familias, fueron arrasados por la implacable fuerza de la naturaleza. Ha nacido nueva vida de entre el lodo toxico que alguna vez cubrió mas del 85% de la ciudad, ahora, entre monumentos y oraciones, las personas recuerdan la vida de aquellos que no tuvieron la oportunidad de contar su propia historia. Respirando y transpirando el aire que emana de las ruinas y escombros, estas tienen la posibilidad de contar historias por si solas y que han


ENTRE ESCOMBROS Y RELATOS

Entre escombros y relatos


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA

Ruinas y luz

Santiago Supelano

Debido a la incertidumbre por si habría o no una avalancha no se evacuó a los habitantes, tampoco se tenía un plan de emergencia, las ruinas de la ciudad ahora son un contraste entre la muerte y la vida que surgió después de esta.


ENTRE ESCOMBROS Y RELATOS

Interior desolado

Santiago Supelano

Algunas de las casas que se mantuvieron en pie fueron habitadas por árboles y animales, dentro de estas aún se ven algunos elementos que surgieron de entre el lodo años después de la tragedia.


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Entre Ruinas Los escombros que hace 30 años fueron casas, locales y demás son ahora el patrimonio histórico más triste de nuestro país y al pasar los años se han convertido en una manera de mostrar a la gente que la historia nunca queda olvidada.

Andrés Abril


ENTRE ESCOMBROS Y RELATOS

Marco de vida

Santiago Supelano

Alrededor del 85% de la ciudad fue destruida por la avalancha, cubriendo con una altura de diez metros mรกs de 4,400 viviendas.


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA


ENTRE ESCOMBROS Y RELATOS

Desolación Andrés Abril El panorama que sobresalía en la ciudad con niños jugando en las calles, personas dándose un paseo por el pueblo y por el calor, gente tomando un jugo o una “Pola” quedó en el olvido. Ahora solo queda vivo el silencio y la tristeza.


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA

El renacer

Andrés Abril

La zona que antes era solamente una planicie de lodo fue retomada por la naturaleza, que le pertenecía desde un principio. Las conchas de caracol, mariposas, árboles y demás acompañan las cruces y tumbas de los que fallecieron.


ENTRE ESCOMBROS Y RELATOS

Caracolas y escombros

Camilo Parra

Han pasado treinta años. En los cuales la naturaleza se ha adueñado de los escombros. El lodo que cubrió y ahogó lo que a su paso encontró, ahora es un camino espeso de hojas y vida en cada rincón.


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA

Enfoque al pasado La ciudad de Armero era la tercera ciudad más grande del departamento del Tolima por detrás de Ibagué y el Espinal, era una de las ciudades más prósperas de Colombia en comercio y deporte.

Andrés Abril


ENTRE ESCOMBROS Y RELATOS

Vida después de la muerte

Andrés Abril

Tras el desastre provocado por el nevado del Ruiz hace 3 décadas, que dejó escombros por montón, también están las mariposas de variados colores que son las únicas con vida además de otros animales y que le dan una vista menos desoladora a la zona.


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA

Cruces Santiago Supelano MĂĄs de 21 mil personas murieron el 13 de noviembre de 1985 en la tragedia de Armero, sus familias al transcurrir los aĂąos han puesto cruces como estas para conmemorar sus vidas.


ENTRE ESCOMBROS Y RELATOS

La tierra del olvido

Andrés Abril

Constantes cruces y tumbas son lo único que quedan cuando se recorre Armero, Los nombres de las personas que murieron siguen aún en el recuerdo, pero otros con el paso del tiempo han ido despareciendo del mapa.


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA

Sombras de piedra tallada A los alrededores de lo que fue Armero, se alzan tumbas simb贸licas, monumentos con los miles de nombres de quienes perecieron en la tragedia.

Camilo Parra


ENTRE ESCOMBROS Y RELATOS

Oración eterna

Santiago Supelano

El 6 de julio de 1986 el papa Juan Pablo II viajó a Colombia, en Armero hizo una oración por todas las víctimas de la avalancha, dejando una imagen para la posteridad la cual sería inmortalizada en una estatua.


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Cenizas de ladrillo

Camilo Parra

En seguida de la quebrada de Honda, en la carrera 18 entre las calles 13 y 14, se encuentran los túneles de lo que fue el Hospital San Lorenzo de Armero. Contaba con tres pisos y una amplia cobertura que ahora ocupan los sonámbulos murciélagos que aletean y pasan por los pasillos de piedra.


ENTRE ESCOMBROS Y RELATOS

Filtros de la memoria Dentro del hospital se filtran rayos tenues. de luz. Las erupciones inhabilitaron por completo el lugar, por lo que ningĂşn herido pudo ser trasladado a estas instalaciones.

Camilo Parra


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA

Camino de Hojas

Santiago Supelano

La ciudad Blanca, como era conocida Armero por su comercio de arroz, desapareció casi en su totalidad, los gases volcánicos acabaron con animales y plantas incluso después de la avalancha, con el pasar de los años lentamente la naturaleza recupero su lugar.


ENTRE ESCOMBROS Y RELATOS

Recuerdos Alegres Cuando se habla de Armero se relaciona con la palabra tragedia, pero no solo fue eso, antes del desastre la ciudad se destacaba por ser cuna de varios deportistas y demás campos, además la calidez de la gente era única.

Andrés Abril


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LEYENDA DE UN CAUDAL DE RIQUEZAS

LEYENDA DE UN CAUDAL DE RIQUEZAS


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA

Salto de Fe

Andrés Abril

La leyenda detrás de este emblemático sitio cuenta la historia de amor entre dos indígenas, Guampo y Calía., dos hijos de familia Panches enemigas. Estos se reunían en la cascada para sus encuentros íntimos y al ser descubiertos ellos se lanzaron al rio y este se enfureció e inundo la región.


LEYENDA DE UN CAUDAL DE RIQUEZAS

Naturaleza turbia La naturaleza acompaña una caída de 40 metros en la cual confluyen los ríos San Francisco, Limonar y Guadual.

Santiago Supelano


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA

Rocío Versalles Camilo Parra Siguiendo la ruta del sol vía Guaduas, la quebrada riega las hojas que a su alrededor yacen dormidas. Con aguas del río San francisco, el salto de Versalles se acentúa junto a las lluvias escandalosas.


LEYENDA DE UN CAUDAL DE RIQUEZAS


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CAMINOS DE BAHAREQUE, LA CIUDAD SOBRE EL CAMINO REAL

CAMINOS DE BAHAREQUE, LA CIUDAD SOBRE EL CAMINO REAL


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA

Tradición colonial

Andrés Abril

El recuerdo de la colonia sigue presente en las calles de la villa, la fuente se cambió dos veces. Antes se usaba como medio para abastecer con agua a la población, ahora es un monumento simbólico. La iglesia construida en el clamor de la independencia, un año antes del grito por el presbiterano Justiniano Gutiérrez, albergaba más feligreses para reafirmar la fe.


CAMINOS DE BAHAREQUE, LA CIUDAD SOBRE EL CAMINO REAL

Grietas Las calles de la Villa de Guaduas guardan en sus grietas el eco de los pasos de héroes, que con su sangre, pintaron la memoria de la Villa. Policarpa Salavarrieta, José Antonio Galán, los Comuneros, se alzan las voces de la libertad.

Camilo Parra


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Souvenir

Santiago Supelano

En la plaza mayor de Guaduas se logra ver como se ha mantenido la estructura colonial no solo en su estructura sino en sus construcciones, con algunos mercados alrededor de la plaza y la Catedral de San Miguel arcรกngel.


CAMINOS DE BAHAREQUE, LA CIUDAD SOBRE EL CAMINO REAL

Sobre barro y leña

Andrés Abril

La cocina tradicional prevalece en la actualidad se pueden degustar platos hechos con leña y en vasijas de barro. El fiambre es uno de los platos típicos de la región.


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Retablo de Arcรกngel

Camilo Parra

La capilla lateral estรก dedicada a San Miguel arcรกngel, la central a la virgen del Buen suceso. Ultimo monumento construido en la colonia, se postra grande y ostentoso a un costado de la Plaza de la Constituciรณn.


CAMINOS DE BAHAREQUE, LA CIUDAD SOBRE EL CAMINO REAL

La orilla

La orilla

Camilo Parra

La plaza de la Constitución, lugar de encuentro, siguiendo las antiguas tradiciones orales y los clásicos en los que la comunidad se reúne. Allí, se celebra cada año y por tres días, del 23 al 26 de enero, el aniversario de la muerte de Policarpa Salavarrieta, como otros eventos en los que la memoria de Guaduas renace y aloja en su lecho la historia que la precede.


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Fuertes de madera

Camilo Parra

Construidas en adobe y bahareque, con columnas de roble y algarrobo, permanecen las casas y emblemas arquitect贸nicos de la Villa. Adem谩s de hoteles construidos a lo largo del siglo XVlll y por los que pasaron Murillo Toro y Eustorgio Salgar.


CAMINOS DE BAHAREQUE, LA CIUDAD SOBRE EL CAMINO REAL

Música de camara para la aldea pérdida Eramos habitantes de una tierra donde en guaduas y palmas se hacen verdes los vientos. Los días se tendían en las hojas de plátano y el cielo en su gigante molino para todos trabaja. Desde los primeros pasos en la pared nuestra sombra nos relacionó con los mundos remotos. Pero lo que más nos podía atraer era ver juntos la palma de corozo y el gran cielo estrellado. En el corredor de la tarde el padre narraba historias de la guerra. Tamañas, una a una, las estrellas subían. Y todo esto aumentaba enormemente la población de la aldea. En la oscuridad alguien pasaba por el camino. ¿Anima o criatura mortal? La brasa del tabaco era lo único visible de aquel hombre, pero su silbo quería llegar hasta lo alto. Allí donde el río del tiempo golpea las siderales piedra Tomado de: Antología poética de LUIS VIDALES realizada por el poeta JUAN MANUEL ROCA de la coleccion Un libro por centavos, Universidad Externado de Colombia, facultad de Comunicación Social y periodismo (2006)


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA


CAMINOS DE BAHAREQUE, LA CIUDAD SOBRE EL CAMINO REAL

TEXTO MAKIA

Noche Colonial Santiago Supelano Guaduas fue fundada el 25 de abril de 1572, mantiene una estructura de ciudad similar a la colonial. Curiosamente la ciudad es una de las pocas que el Reino de Espa帽a otorg贸 licencia para hacer un escudo como villa distinguida.


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA

Resplandor rocoso Los caminos de piedra conducen al viajero por toda la Villa, llevan al “camellón real”, se unen con muros históricos, la casa consistorial construida en el siglo XVll y en cuyos balcones se asomó José Antonio Galán líder comunero en 1782.

Camilo Parra


CAMINOS DE BAHAREQUE, LA CIUDAD SOBRE EL CAMINO REAL

Quietud

Santiago Supelano

Conserva una arquitectura colonial en la cual sobresalen las casonas con amplios patios en el centro de estas los cuales albergan plantas de diferentes tipos y en casos especĂ­ficos con fuente, tal y como la de la plaza mayor.


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA


CONCLUSIONES

Por calles empedradas, entre el vuelo de las palomas y la mirada celosa de los habitantes de la villa de guaduas. Salimos de la Casona, observamos la mañana quieta, y como aquellos comerciantes y viajeros que pasaron por miles de razones, la nuestra nos precede en la sombra de nuestros pasos. Íbamos como clientes a un museo, divisamos y vivimos de cerca un trozo de memoria, un trozo de alma de nuestro país. Un alma desgarrada por el acontecer de las circunstancias y el tiempo. Nos deslumbramos por la belleza, por la pálida piedra que resguarda esta ciudad gris tan distinta. También vimos el horror y la respuesta lógica de ese ser que es Colombia y que también es culpable y que tampoco tiene memoria, sólo los gritos desesperados y la momentánea empatía que se materializa en una hipócrita esperanza. Pero aun así, seguimos escribiendo sobre los escombros, tratando de recordar para olvidar. Llevamos la sangre azul que no nos resguarda de nada, nuestro pasado borroso nos llama a reencontrarnos con lo terreno. Por ello al salir, además de llevarnos en la mente, la furia de una lucha que no acaba, el subyugo de un ser que no se irá a menos que decidamos seguir caminando por empedrados grises, escuchando los mitos, la fantasía de la naturaleza, conociendo las cárceles y los sufrimientos de los próceres. Las historias verdaderas y no la de los ganadores, para luego escribir otra y crear nuevas ciudades blancas y caminos reales.


ECOS DE UNA VIDA SILENCIOSA



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