Autor: Horacio Coppola
El damero diseñado por Juan de Garay lentamente va perdiendo su forma: a la aparición de la Avenida de Mayo y las diagonales, debemos agregarle la joven Avenida 9 de Julio, que recién inaugurada medía solamente cinco cuadras de largo y cumplía más funciones de estacionamiento que de vía automotor.
Me voy a referir más específicamente a lo que llamamos “microcentro”, cuyos ejes principales son Corrientes, Florida, Avenida de Mayo y la Avenida 9 de Julio. Coincide con el sector ubicado más al este del barrio de San Nicolás, nombrado así por una pequeña parroquia (que luego sería iglesia), asentada donde hoy se encuentra el Obelisco, y donde la bandera celeste y blanca fue izada y ondeó por primera vez en Buenos Aires, en 1812. Aquella iglesia fue demolida para abrir las avenidas, y relocalizada sobre la Avenida Santa Fe.
Fue a mediados del siglo XIX cuando empezó a crecer la importancia de este sector por la aparición de grandes bancos y de la Bolsa de Valores, y también por la inauguración del primitivo Teatro Colón en 1857, ubicado originalmente en Rivadavia y Reconquista.
Además, fue crucial el desarrollo de la calle Florida, la primera empedrada y elegida por la aristocracia para instalar sus residencias y el Jockey Club. Desde fines del siglo XIX comenzó a poblarse de negocios de todo tipo, siendo a partir de allí considerada como la más comercial de América Latina.
Empiezan a aparecer grandes tiendas, como Gath y Chaves, A la Ciudad de México, la Tienda San Miguel o la inglesa Harrods. A su vez, se reproducen los cafés y confiterías como centro de reunión, como la Richmond o El Aguila, ésta en su primitiva ubicación de Florida y Cangallo (se cree que fue la primera del país).
El surgimiento de teatros como el Odéon, el Casino, el primitivo Teatro San Martín ola primera versión del Opera le van a dar a este sub barrio y en especial a la angosta calle Corrientes una vida nocturna nunca vista en la ciudad.
En 1936, el ensanche de la “calle que nunca duerme” trajo nuevos teatros como el Gran Rex y el Metropolitan, y en consecuencia nuevos restaurantes y pizzerías. A eso se le suma la aparición de nuevos “biógrafos” (cines) y de cabarets como el Chantecler, el Marabú o el Tibidabo.
La nueva Diagonal Norte, con sus altos edificios de oficinas, su enorme obelisco y la nueva “Avenida más ancha del mundo” terminan por moldear la fisonomía del microcentro.
Todos iban al centro de la ciudad. Trabajaban de día y se divertían de noche. Todo sucedía allí.
Hoy, a pesar del surgimiento de nuevos barrios, centros comerciales o zonas gastronómicas, hasta el inicio de la pandemia millones de personas pasaban por allí, tanto por trabajo como por placer.
Todavía es un interrogante cómo será el futuro post pandemia de este barrio.
Corrientes y Esmeralda hacia Suipacha. 1936 y 2020. Autor: desconocido
La década del 30 fue la etapa de mayor esplendor de la “calle que nunca duerme”, como resultado de su transformación en avenida y de la aparición de nuevos teatros como el Gran Rex o el Tabarís, la ampliación de otros como el Opera o el Politeama, además de la proliferación de cabarets, pizzerías y otros lugares de recreación.
Este edificio fue diseñado para ser la sede de la sucursal porteña de la tienda Bon Marche de París, aunque ésta nunca se inauguró. Fue sede del Museo Nacional de Bellas Artes hasta ser adquirido por el F.C. Buenos Aires al Pacífico (hoy F.C. San Martín) para alojar allí sus oficinas, legándole su nombre al edificio. Hoy da espacio al Centro Cultural Borges y a un centro comercial.
Diagonal
Esta podría parecer una imagen tomada a un grupo de ruinas egipcias o de Palmira en el desierto de Siria, pero no es así. Son los restos de casas y edificios, escombros y columnas, resultado de las demoliciones para la apertura de la Avenida 9 de Julio.
Comparando ambas fotografías, el único punto en común parecieran ser algunos edificios que ya existían sobre la Diagonal Norte; además del Obelisco, claro. En total se demolieron 30 manzanas para abrir la Avenida 9 de Julio; y otras 25 para construir su continuación hasta el Riachuelo, la Autopista Presidente Frondizi.
Avenida 9 de Julio. Circa 1940 y 2021. Autor: Thomas McAvoy.
Una joven arteria, la más ancha del mundo, pero a la vez la más corta: originalmente sólo medía cinco cuadras de largo. Inaugurada en 1937, su recorrido avanzaba desde Mitre hasta Tucumán. En la postal, domina el panorama el famoso Chalet Díaz, construido por el dueño de la mueblería del mismo nombre, simplemente para almorzar y dormir la siesta, ya que vivía lejos de la ciudad.
Inaugurado originalmente en 1870 en estilo italianizante, fue el primero en contar con iluminación a gas. Fue remodelado completamente en 1889 en estilo academicista francés, siendo el más lujoso de la época, hasta la apertura del nuevo Teatro Colón. Y en 1936 fue remodelado una vez más, como lo conocemos ahora, en estilo art decó.
El centro de la ciudad a vuelo de pájaro. Circa 1937. Autor: desconocido.
Se destacan el Teatro Colón, el Palacio de Tribunales, la Plaza Lavalle, los teatros Opera y Gran Rex. También es notoria la recta perfección de la Diagonal Norte. Detrás en el horizonte, la Plaza de Mayo, la Casa Rosada y el Puerto Madero.
En primer plano se destacan el nuevo Obelisco y la joven Avenida 9 de Julio, comprendida entre Tucumán y Bartolomé Mitre. El edificio del M.O.P (ex Ministerio de Obras Públicas y actual sede del Ministerio de Salud y de Desarrollo Social) acaba de ser inaugurado, a pesar de que ya se preveía que iba a estorbar el paso de la nueva vía.
La calle de los teatros alguna vez fue el límite norte de la aldea y se llamó San Nicolás, por la iglesia que, antes de ser demolida, dio también su nombre al barrio. Nacida como una calle angosta, entre 1931 y 1936 fue demolida toda la franja de edificios de su vereda norte, entre Alem y Callao, para transformarla en una ancha avenida.
Corrientes desde el edificio Comega. 1936. Autor:
Nótese que la avenida ya había sido ensanchada desde Callao hasta Florida, pero todavía faltaba llevar a cabo las demoliciones hasta Leandro N. Alem. El edificio racionalista de cúspide escalonada, conocido como Safico, alguna vez fue el edificio de viviendas más alto del país.
La Tienda Gath y Chaves fue inaugurada en 1883 como una sastrería para hombres. En 1901, ya convertida en una famosa tienda por departamentos, tuvo su propio edificio, en Mitre y Florida. Llegó a contar con 14 sucursales, donde ofrecía ropa y otros productos importados y era punto de reunión de las clases más adineradas.
Este edificio fue su casa principal y contaba con un hall central con escaleras y una bella claraboya al estilo de las Galerías Lafayette de París. En 1974 cerró sus puertas; su edificio fue reformado para ser transformado en un conjunto de oficinas. Su planta baja fue ocupada posteriormente por un banco, y en la actualidad, por una casa de ropa.
Estacionamiento bajo la Av. 9 de Julio. 1937 y 2021. Autor: desconocido.
Diseñado en estilo racionalista, está ubicada entre Sarmiento y Cangallo (actualmente Perón). Hoy funciona allí una playa de acarreo por estacionamiento en infracción del GCBA y una terminal de combis. Es parte del “submundo” formado por otras cocheras, subtes y pasajes que conviven debajo del Obelisco.
Todas aquellas modificaciones que sufrió el centro de la ciudad a principios del siglo XX afectaron tanto la vida y el humor de los porteños, que hasta se veían reflejadas en las letras de los tangos. Hay una canción de Angel Gatti, cuya letra evoca: “¡Te cambiaron Corrientes angosta! Ya no sos la calle posta, donde un día supe andar... y entre tus luces me siento tan extraño, que me dan ganas de lagrimear.”
Corrientes y Cerrito. 1936. Autor: desconocido.
“A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: la juzgo tan eterna como el agua y el aire” dijo en un poema el escritor Jorge Luis Borges. Daría la sensación de que el Obelisco siempre estuvo ahí, desde la fundación de la ciudad. En marzo de 1936 no existía, y dos meses después, ya estaba terminado; la Avenida 9 de Julio era en ese entonces sólo un proyecto.
Avenida Corrientes y Avenida 9 de Julio. 2021.
La primera fue alguna vez una callecita de tierra; la segunda es una de las arterias más nuevas de la ciudad. Sin embargo, la “calle que nunca duerme” y la “avenida más ancha del mundo” son hoy el punto neurálgico de Buenos Aires y la esquina más transitada del país (¿y la más porteña?).
Pareciera evidente que existió un plan para mantener las fachadas de los edificios y sus cornisas a una altura uniforme sobre la Avenida 9 de Julio, tal cual sucede con las Diagonales. Y también parece que no prosperó. La tecnología “led” ha vencido al neón y a los antiguos carteles de bebidas sobresaturadas de azúcar.
