M 26 Investigacion Independiente

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que Font entrevista a Enri


El 1° de año nuestra ciudad amaneció conmovida por una noticia brutal: tres pibes habían sido acribillados en la canchita del Club de Barrio Moreno. Se habló de narcotráfico; de “ajuste de cuentas”; de que los pibes tenían antecedentes policiales. Funcionarios y algunos medios rivalizaban para ver quién estaba más lejos de la verdad. Pero pasaron las horas y algunas cosas se fueron aclarando. El Jere, el Mono y el Patom no tenían ningún antecedente policial. Eran tres pibes muy queridos del barrio que militaban en el Movimiento 26 de Junio del Frente Popular Darío Santillán. Tenían proyectos para el barrio, se habían organizado políticamente, querían ganar la batalla contra la exclusión de los pibes, contra la violencia que imponen los narcos, contra las injusticias de todos los días. El hecho tomó trascendencia nacional y generalizó un debate. Desde el poder político y judicial se dijo que los pibes habían estado en el lugar equivocado en el momento equivocado. ¿Pero qué mejor lugar que la canchita del club del barrio para compartir entre amigos la llegada del nuevo año? Estamos casi a un año de aquel hecho terrible. El reclamo de justicia y de derechos para los jóvenes en los barrios no dejó mucho espacio para las lágrimas. Hubo decenas de marchas,

concentraciones, reclamos. Los familiares y los compañeros de militancia están a la cabeza de un reclamo que se extendió por distintos lugares del país. En el barrio avanzó la organización y nuevos compañeros se sumaron a la apuesta de la militancia colectiva. Para exigir justicia además de presionar al Poder Judicial con concentraciones multisectoriales frente a los tribunales se conformó una Comisión Investigadora Independiente para que aportara en esta tarea. Hoy el “Quemado” Rodríguez y los demás responsables del crimen están detenidos y esperando el juicio penal. Los gobiernos provincial y nacional se hecha mutuamente la culpa mientras los narcos, en sociedad con la policía, siguen siendo los dueños del territorio. En lo que va del año ya superan los 150 asesinados a balazos en Rosario. La gran mayoría, pibes de las barriadas de la ciudad. La detención de Hugo Tognoli, Jefe de la Policía Santafesina nombrado por el Gobernador Antonio Bonfatti, pone a las claras las dimensiones del problema. Por acción u omisión, el “socialismo” que gobierna nuestra provincia desde hace 6 años es responsable de la absoluta impunidad de los narcos. Es evidente que la policía santafesina es uno de los

socios principales del negocio de la droga. También es innegable la responsabilidad del gobierno nacional; bueno seria que la Ministra de Seguridad Nilda Garré se encargara de reprimir el narcotráfico (delito federal) en lugar de pensar únicamente en desgastar al gobierno provincial. Nosotros, mientras tanto, seguimos en la batalla por la justicia. Batalla en la que buscamos la condena de los autores materiales del Triple Crimen y sus cómplices en la policía santafesina. Batalla que se propone acabar con una policía provincial dedicada al narcotráfico, la trata de mujeres y la represión de los pibes en los barrios. Batalla que busca levantar bien alto todos los derechos de nuestros pibes. Porque no queremos que maten ni a un pibe más. Porque los pibes de los barrios no son peligrosos sino que están en peligro. Porque todos los días se les niega el derecho a la salud, a la vivienda, a la educación, a un trabajo digno. Porque tienen derecho a estar, cuando quieran, charlando en cualquier canchita de barrio. Porque ellos y todos tenemos que construir otro futuro.

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163 asesinatos se cometieron en el departamento Rosario en 2011. La cifra incluye otras: el 80 por ciento de las víctimas son pibes y pibas menores de treinta años. En forma paralela a semejante contabilidad, millones de dólares se mueven alrededor del nuevo circuito de dinero fresco que presenta el capitalismo del tercer milenio: el narcotráfico. Rosario, Santa Fe y la Argentina del presente son las consecuencias del saqueo que aniquiló la sociedad a partir de la segunda mitad de los años setenta. En aquellos años las pibas y los pibes terminaban la secundaria porque había un lugar de trabajo desde donde proyectar el futuro. Rosario, entonces ciudad obrera, industrial, ferroviaria, portuaria y capital nacional del fútbol, dejó de serlo. Ya no existen esos horizontes no solamente laborales sino también existenciales. La recuperación del por qué vivir tendrá relación con la reconstrucción de aquella ciudad, de aquel país que ya no están. En forma paralela al saqueo impune, entonces, creció la otra forma de economía y también de identidad grupal en los barrios que ya no ofrecían trabajo. Dos mil veces creció la cantidad de cocaína secuestrada, según las cifras oficiales de la provincia de Santa Fe, entre 1988 y 2012, de 200 gramos por año a 440 kilogramos. Ningún otro negocio experimentó semejante multiplicación.

En forma paralela, decenas y decenas de pibas y pibes fueron asesinadas en las barriadas de las principales ciudades del territorio. En estos 24 años el narcotráfico se ha metido en los distintos pliegues del estado, nacional y provincial, con complicidades en ejecutivos que ejecutan al servicio de las minorías, con legislativos que no denuncian y con tribunales que penalizan a los “perejiles”. La consigna del momento pareciera ser “narcomafias” o democracia. Postales de una historia donde los únicos inocentes parecen ser los que se desangran en las páginas policiales. “Las barriadas populares seguimos poniendo los muertos. La narcopolicía sigue poniendo las balas. Los movimientos sociales peleamos en soledad. ¿Y el gobierno? Parálisis + inacción = Complicidad”, decía una elocuente bandera del Frente Popular Darío Santillán al recordar un nuevo mes del triple crimen de Villa Moreno, producido en las primeras horas del 2012. Jeremías “Jere” Jonatahn Trasante, tenía 17 años; Claudio “Mono” Damián Suárez, 19 años; y Adrián “Patom” Leonel Rodríguez, 21 años; fueron “masacrados a balazos” en la canchita del Deportivo Moreno, el 1 de enero de 2012. El triple crimen de Villa Moreno, en el sudoeste rosarino. “Tenían familiares, amigos, sueños,

entusiasmo, proyectos. Militaban en el Frente Popular Darío Santillán. Querían cambiar un mundo que, todos los días, les cierra la puerta a tantos jóvenes como ellos. Le habían ganado una partida al abandono cuando limpiaron el basural y recuperaron la canchita del barrio…todas las semanas mueren pibes en los barrios asesinados por bandas delictivas en acuerdo con fuerzas policiales mientras el poder político mira para otro lado”, dice un excelente volante distribuido por los militantes del Frente que tenía como título una necesidad existencial: “Basta de matar pibes en los barrios”. A casi un año de la masacre, el principal imputado, Sergio “El Quemado” Rodríguez, es el único que supera los 25 años. Los otros involucrados, Brian “Pescadito” Sprio, 23 años; Daniel Alejandro “Teletubi” Delgado, 21 años y Brian Damián “Damiancito” Romero, 20 años. La edad de los tres chicos asesinados y de los tres imputados grita varias referencias: menores de veinticinco años, ninguno de ellos había completado la escuela secundaria y la mayoría se ganaba la vida empatándole al fin de mes con changas. Las formas de matar son consecuencias de las formas de vivir. De las condiciones materiales y culturales en las que se desarrolla la existencia en determinados lugares.

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Las cifras oficiales dicen que en el aglomerado del Gran Rosario, el 40 por ciento de la “pebetada” está en esta situación de vulnerabilidad, es decir 56 mil nenas o nenes menores de diez años. El mismo informe termina diciendo que “si se contrasta el 20 por ciento de los hogares con menos y con más ingresos se observa una gran diferencia, donde en el primer caso en promedio ocho de cada diez persona no tienen secundario completo mientras que en el segundo caso sólo dos de cada de diez.”. Estas cifras, sin embargo, no son hijas del presente. Son números que denuncian una histórica deformación de la geografía existencial en los barrios rosarinos. Porque las denominadas “bandas armadas” nacieron, crecieron y se ampliaron al mismo tiempo que nadie se preocupaba por los otros saqueos que sufrían las chicas y los chicos: la ausencia de cumpleaños, de relatos infantiles, la desarticulación de la escuela secundaria, la escasez de fuentes laborales y la inexistencia de lugares para la práctica del deporte y otras actividades. Pero el problema, una vez más, aparece en los tribunales provinciales. “…Que la escasez de los testigos presenciales se explica por las características del hecho (sólo uno de los que fueran agredidos sobrevivió); sólo uno lo ha identificado –más allá de las dificultades que ha habido para ese indicamiento-, sin embargo, tal observación fisonómica

–necesariamente limitada y siempre pasible de una confusión especialmente por las circunstancias- no puede valorarse sino es con el conjunto de pruebas –que surgen en las distintas causas- que demuestran una sucesión de vinculaciones entre distintas personas, enfrentadas violentamente a lo largo del tiempo en un reducido espacio urbano, cuyo origen indica el testigo Palavecino: “…es porque el negro Eze le mejicaneaba, es decir les roba los kioskos de los traficantes, de ahí la bronca, estoy seguro que viene de ahí”. El hecho de este triple homicidio, ha de inscribirse como un efecto colateral de esos enfrentamientos, sumariamente descriptos como “ajustes de cuentas”, pero que reflejan una pérdida casi absoluta de la presencia estatal en el espacio urbano, y que en el caso concreto afectó a personas –que todos los testigos lo afirman- estaban desvinculados de los grupos en pugna, que murieron por estar en el lugar y momento equivocados…”, dice el escrito del juez Luis María Caterina del 31 de enero de 2012 al resolver el procesamiento de Sergio Gustavo Rodríguez. El relato judicial, entonces, tiene sus principales ideas fuerzas: grupos de traficantes que se enfrentan entre si (“ajustes de cuentas”), “pérdida casi absoluta de la presencia estatal en el espacio urbano” y ninguna responsabilidad policial ni siquiera en el aporte de las fotografías a los medios de comunicación que surgieron,

justamente, de la Unidad Regional II de policía de la provincia de Santa Fe. La matriz del sistema judicial santafesino ya definió el corralito ideológico del triple crimen: ajuste de cuentas entre traficantes de drogas sin que haya ninguna necesidad de explicar por qué surgieron ni quiénes los ayudaron a constituirse como “bandas armadas”, como las definió el propio doctor Caterina en la entrevista concedida a la Comisión Investigadora Independiente. En uno de los escritos de la brigada de unidades especiales se hace mención al conocimiento de un mercado ilegal de armas que tiene parte de la policía provincial y al cual se puede recurrir para obtener datos sobre las utilizadas en los hechos. De tal forma, queda claro que las “bandas armadas” no pueden crecer ni en Villa Moreno ni en ningún barrio de Rosario, ni de la provincia, sin la plena colaboración de integrantes de las fuerzas de seguridad en actividad como tampoco pueden crecer sin el auspicio de promotores o inversores económicos que no viven allí. Las narcopolicías, entonces, son la consecuencia del saqueo que continúa. La recuperación de aquella ciudad obrera, portuaria, industrial, ferroviaria y capital nacional del fútbol será una de las claves para que se frene la doble cuenta que por un lado acumula millones de dólares y, por otro, acumula sangre joven de los barrios.

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por Familiares de Jeremías, Adrián y Claudio Villa Moreno, nuestro barrio, antes del asesinato de los pibes era un lugar muy lindo y tranquilo, con chicos jugando a la bolita, a las figuritas, a la popa y a todos los juegos que se pueden jugar en las veredas de un barrio. Otros andaban en bici, pibes jugando a la pelota en la canchita o parados en grupo tomando una coca en la esquina. Luego del brutal y sangriento asesinato del JERE, del MONO y del PATOM ya nada fue lo mismo. Los chicos no jugaban más en las veredas, ni en la cancha, tampoco se juntaban en la esquina a tomar una coca… El barrio se volvió casi un desierto y los únicos que transitábamos las calles los primeros días después de asesinato de los pibes éramos nosotros, los familiares y amigos, que íbamos y veníamos preparando todo para la marcha del 6 de enero. Marcha de pedido de justicia y condena para todos y cada uno de los culpables materiales, policiales y políticos de la muerte de nuestros hijos… Nuestra lucha continuó saliendo todos los primeros de cada mes a las calles pidiendo y exigiendo justicia con un acampe

El asesinato de nuestros compañeros Mono, Jere y Patom, implicó la formación de la causa judicial N°1/12 que, tras la feria judicial del mes de enero, tramitó por ante el Juzgado de Instrucción de la 7ma. Nominación de Rosario. El magistrado a cargo de este Tribunal Dr.Juan Andrés Donnola desde un principio advirtió que en la “Masacre de Villa Moreno” no sólo debían investigarse las autorías

frente a las puertas de la Sede del gobierno provincial en Rosario, reclamando seguridad en el barrio y recordándoles a todos los culpables que EL JERE, EL MONO Y EL PATOM no están solos, que nuestra lucha va a ser incansable y hasta no lograr que todos los culpables paguen por lo que nos hicieron no vamos a parar ni nos van a detener… Hoy, a once meses de la trágica noticia del primero de enero llamada la “Masacre de Villa Moreno”, seguimos estando todos los primeros de cada mes en las calles, marchando con la canción de los pibes: “y dale alegría a mi corazón, la sangre de los caídos se rebeló, ya vas a ver, las balas que vos tiraste van a volver y si señor, vamos a vengar al Jere, Mono y Patom”. Así es como encaminamos nuestra marcha hacia los tribunales provinciales, con nuestro dolor y toda nuestra tristeza convertidos en fuerza de lucha por ellos y para ellos… LOS PIBES NO ESTAN SOLOS. HOY, MAÑANA Y SIEMPRE, JERE, MONO Y PATOM ¡PRESENTES!

materiales sino que además debía indagarse acerca de las posibles complicidades policiales por lo que ordenó el armado de una causa conexa, la N°9/12. Durante la instrucción, primera etapa del proceso penal, se efectúa una investigación y los jueces evalúan los elementos probatorios colectados para determinar si los mismos resultan suficientes para afirmar la probabilidad

de que los imputados hayan sido los autores o partícipes del delito y en su caso dictan un auto de procesamiento; resolución que da paso a la segunda etapa constituida por el juicio propiamente dicho donde interviene un Tribunal distinto al que realizó la instrucción.

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El 31 de enero de 2012, Sergio Gustavo “Quemado” Rodríguez fue procesado como autor penalmente responsable del delito del triple homicidio agravado. Sus abogados defensores recurrieron esa resolución pero la Cámara de Apelaciones de esta ciudad compartió lo sostenido por el juez de primera instancia y confirmó el decisorio. El 28 de mayo de 2012, se ordenó el procesamiento de Daniel Alejandro “Teletubi” Delgado, Brian Ismael “Pescadito” Sprio y Brian Damián “Damiancito” Romero como autores de los tres hechos de homicidio simple (art. 79 CP) doblemente agravado (por la participación de un menor y por el uso de arma de fuego) y por la portación de las armas de fuego; y a Mauricio Ezequiel “Mauri/Maurico” Palavecino como partícipe necesario de los homicidios y como autor de la portación de arma. A todos los procesados les convirtieron las detenciones iniciales en prisión preventiva y se ordenó la remisión de copias de las actuaciones a la Justicia Federal atento a los hechos, conductas y acciones que podrían enmarcarse en delitos de tráfico de drogas (ley 23737). Tras las notificaciones correspondientes, las partes apelaron la resolución. Los abogados defensores de los procesados recurren fundándose en que las pruebas obrantes en la causa no resultan suficientes para el dictado de un auto de procesamiento, mientras que la Fiscal Dra. Nora Marull y los abogados querellantes que representan a los familiares apelaron dicha resolución por entender que el hecho investigado no constituye el delito de homicidio simple del art.79 C.P. sino que se debería encuadrar en la figura del homicidio calificado del art. 80 inc.6 C.P.

El art. 80 prevé una pena de mayor gravedad cuando el homicidio se ejecutare “… con el concurso premeditado de dos o más personas…”. Tanto las Querellas como la Fiscalía sostienen que el acuerdo previo que llevó al grupo hasta el lugar con la decisión de matar, y las características del momento del hecho, colocaron a las víctimas en una situación de mayor indefensión. Destacan que todo el accionar de los autores del hecho se corresponde con una intención clara de vengar el ataque que (pasadas las 3 de la madrugada) había sufrido Maximiliano Rodríguez, hijo del “Quemado”, quien había quedado gravemente herido por la agresión armada presuntamente protagonizada por Ezequiel “Negro” Villalba. Sobre las 4 de la madrugada llegaron los homicidas al barrio Moreno (momentos antes se encontraban en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez donde estaba herido el hijo del “Quemado”), armados con “metra” y pistolas 9mm., con chalecos anti balas, escondiéndose en la oscuridad del predio lindante a la canchita hasta sorprender a los pibes que estaban esperando a sus amigos y amigas para ir a una fiesta en la primera noche del año y fusilarlos, aún a sabiendas que no tenían nada que ver con la persona que buscaban. Más allá de las diferentes penas previstas para cada uno de los tipos penales, la figura del homicidio calificado (art. 80 CP) implica que el juicio sea oral, mientras que el delito de homicidio simple (art. 79 CP) otorga el derecho a los imputados de que, de común acuerdo, opten por esa clase de juicio (de no hacer uso de esta opción el juicio será escrito, ante un Juzgado de Sentencia).

Actualmente, la causa 1/12 se encuentra a la espera del fallo de la Cámara de Apelaciones de esta ciudad de Rosario, donde las partes ya han fundado los recursos interpuestos y se están corriendo los traslados para que se expidan con respecto al planteo de la contraparte. En el asesinato de nuestros compañeros también participó el llamado Gerardo “Jeta” Mansilla a quien se le formó la causa 13/12 en el Juzgado de Menores de la 1ra. nominación, ya que cumplió los 18 años días después del homicidio de los pibes. En la causa conexa, nro. 9/12, el Dr. Donnola resolvió procesar a Lisandro Martín, Eduardo Carrillo y a Norberto Centurión como autores responsables de los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público y encubrimiento agravado por la condición de funcionarios públicos; resolución que fue apelada por los abogados defensores. La causa federal se encuentra en trámite en el Juzgado a cargo del Dr. Marcelo Bailaque, siendo investigada por la Fiscal Liliana Bettiolo. Los familiares y compañeros del Mono, el Jere y el Patom, seguimos esperando y exigiendo JUSTICIA.

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entrevista a Enrique Font Enrique Font: Profesor de Criminología y de Política Criminal, Facultad de Derecho, UNR. Integra la coalición

atendiera de alguna manera el tema de una transformación institucional de la policía. Lo que tímidamente; mal, poco

nacional Acuerdo por la Seguridad Democrática. Miembro del Subcomité de Prevención de la Tortura de la ONU, electo para el período 2013-2015.

y limitado, Alfonsín intentó con las fuerzas armadas, y Menem también, desactivándolas y reduciendo sus funciones a resolver conflictos limítrofes, no ocurrió en ningún momento con las instituciones policiales. Tanto es así que, en general, de los funcionarios policiales que estuvieron denunciados por haber participado de la dictadura, pocos fueron cesanteados o pasados a retiro, acá y en varias provincias y de hecho se fueron yendo de las instituciones por el propio paso del tiempo. Los motivos creo que son numerosos, y poner el foco en como fue el tema del control institucional de la policía en la provincia marca un poco estos vaivenes. Hasta el segundo gobierno de Obeid, todos los subsecretarios de seguridad pública, así se llamaba el área, que controlaban a la policía y al sistema penitenciario, estuvieron ocupados por servicios de inteligencia o militares retirados. Riegé en el primer gobierno de Reutemann; Álvarez en el segundo, y Bernhnard en los dos de Obeid; recién en el segundo gobierno de Obeid, bien avanzada la democracia, tuvimos el primer funcionario no policía o “civil” que fue Alejandro Rossi en la Subsecretaría de Seguridad Pública. Con lo cual, esto marca un poco lo que era la idea del control político de la seguridad. Creo que hay muchas variables. Una

FPDS: ¿A partir de que elementos consideras que se puede explicar la crisis en materia de seguridad que atraviesa la Provincia de Santa Fe? Font: Yo no me animaría a llamarla crisis; no por que no sea una situación seria sino porque estamos ante fenómenos largamente anunciados y cuyos elementos ya han hecho emergencia. Basta solo con pensar las ejecuciones de diciembre del 2001 o la cantidad de casos de uso ilegal de la fuerza letal, las personas muertas en dependencias policiales, o sea que yo no lo marcaría como un fenómeno nuevo, más allá de que tiene algunas características que lo pueden distinguir. Creo que lo que hay es un fenómeno de vacancia de la conducción política en materia de seguridad y esto es un fenómeno de la transición democrática al presente. No fueron iguales todos los gobiernos pero uno puede encontrar, con matices, una dificultad muy grande, a veces un desinterés y otras veces vocación de que la policía este autonomizada. Eso es un proceso general del 83, 84 para acá. Previo obviamente también, pero digo uno podía esperar que en la democracia se

que es clásica y hace emergencia en la década de los 90, cuando se empiezan a intentar las reformas policiales, es que los partidos políticos no tienen cuadros que se puedan meter en estos temas, es un tema que siempre quedo delegado a la policía para las lógicas más conservadoras o más de derecha, y para el sector que se podría definir de centro izquierda o izquierda es un tema no atractivo para meterse. La otra cuestión que creo que es bien clara es lo que los criminólogos argentinos llamamos el doble pacto. Desde la perspectiva de los gobiernos, los mismos le daban a la policía autonomía para que gestionen la institución y el delito; lo regulen y participen como quieran, en la medida que la policía le asegurara al gobierno dos cosas: Niveles más o menos razonables de delito que no generaran conflictos políticos en materia de seguridad y caja. Caja que según los gustos de los gobiernos podía ser la más fácil que es la de el propio presupuesto de la institución (combustible, comida, móviles, compras particulares) o avanzar con la caja del delito (prostitución, piratas del asfalto, juego clandestino, narcotráfico). FPDS: ¿Había una parte de esa caja que iba para el poder político? Font: Claro y además había una parte que subía al poder político, pero también otra que iba para los costados: senadores, intendentes, funcionarios página 7


judiciales. Tiene verticalidad pero mucho más horizontalidad de lo que uno supone. Los datos son siempre fragmentarios, son relatos de policías que entran a la institución y no se esperan encontrar con eso y que la presión se manifiesta en cosas como: “a los presos les das polenta porque el presupuesto me lo quedo yo”. FPDS: En este acuerdo que vos mencionas, hablas de los gobiernos de Obeid y de Reutemann y ahora hay dos gobiernos Socialistas ¿ese pacto funcionó siempre? Font: Creo que con los gobiernos Socialistas, el pacto de recaudación no está. No está abiertamente. No quita que no haya algún funcionario en algún área que cobre, pero no es lo que tradicionalmente era la caja organizada que subía. La lateral es mucho más difícil de cortar. Y uno nunca sabe que pasa adentro porque la institución policial a diferencia de las otras burocracias provinciales, tiene una división administrativa en 19 departamentos. Ni Salud, ni Educación tienen esas divisiones. Es una maraña muy difícil de controlar porque tenes que ver 19 compras, 19 gastos de personal, 19 ingresos por adicionales, es muy complicado. FPDS: ¿Cuando entra en crisis el doble pacto? Font: El doble pacto en la Argentina y en Santa Fe también, entra en crisis cuando en la segunda mitad de los noventa el fenómeno del delito, se escapa de la capacidad de la regulación policial. Desde la mitad de los 90 y al presente la policía sigue gestionando delito, interviniendo en delito, apropiándose de la circulación de dinero pero más allá de que algunas cosas funcionen bien, en general lo que le termina pasando a la

policía es que el delito se horizontaliza, crece y muta de una manera que no lo hace controlable. Entonces lo que empezamos a tener en los 90 es que el doble pacto comienza a hacer agua por el lado de lo que la policía ya no puede cumplir. Esto es bien fácil de verlo si consideramos los pocos ejemplos en Argentina de reformas policiales profundas, casi ninguna planificada. Todas surgen después de algún hecho problemático que genera efectos cascada, efectos dominó en la política. Posterior al asesinato de Cabezas se llevó adelante la primera reforma de la bonaerense; que la lleva adelante Duhalde con Arslanián, sin la más mínima convicción de hacer una reforma. La segunda aparición de Arslanián es para responder a los secuestros extorsivos y al fenómeno que desemboca en Blumberg. La creación de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, única policía conformada en democracia, luego de la disolución de la policía aeroportuaria nacional en respuesta al escándalo de Southern Wings. Y finalmente, la creación del Ministerio de Seguridad en la Nación, luego de la toma del Indoamericano que demostró que la Federal estaba totalmente desbandada. Todas estas iniciativas políticas lo que marcan es que cuando el doble pacto se rompe aparece la necesidad de la reforma. Hoy, a diferencia de los 90, hay cuadros, no muchos, pero hay. Ahora el desafío que tiene esto es que, en general, los expertos que una gestión podría llamar, si bien tienen preferencia e identidades político partidarias, no pertenecen al staff de los partidos. Entonces, es muy complicado para un partido decidir una reforma, porque va a encarar un tema que va a exceder el tiempo de la gestión, con gente que no es propia y cuyos resultados se verán en el mediano plazo.

debería plantearse una reforma integral de las políticas de seguridad? Font: Lo que una política tendría que tener para decir que avanza en una reforma policial empieza con la producción de información propia. La limitación más grande, que se vio en el Gobierno de Binner y en este ni te cuento, es no tener información de calidad y fiable sobre el fenómeno del delito. Porque si no producís información sos siempre rehén de lo que te cuenta la policía, y lo que la policía te cuenta siempre es una versión cargada de negocios y de intereses. El segundo dato clave, que es casi obvio, pero desgraciadamente está ausente, es entender la información respecto de la Institución. En Santa Fe son 18.000 policías, ¿Cómo están distribuidos? ¿Qué especialidades tienen? ¿Cuántos trabajan? De los que trabajan ¿Cuántos salen a la calle? ¿Dónde? ¿En qué turno? ¿Cómo se gasta? Y luego un conocimiento que es más político institucional que es el cruce entre delito e institución policial. Hay delitos que me aparecen cuando determinados comisarios se van a determinado lugares. Ese es el segundo nivel de información que sin eso, es muy difícil encarar transformaciones institucionales. Y después, el tercer componente, que para hacer cualquiera de esas dos cosas, pero luego para gestionar una transformación, necesitas una combinación de cuadros políticos y técnicos que son muy difíciles de lograr. Si uno ve las situaciones del elenco ministerial de Seguridad de la Provincia es catastrófico. A ver el problema de la gestión, con o sin reforma, es que es un partido que jugas con las cartas que tenés en la mano, vos tenés los policías que tenés. Vos podés formar nuevos policías que si lo

FPDS: ¿Sobre que aspectos centrales página 8


sostenes, los disfrutarán dentro de 4, 5 años los de la gestión siguiente. FPDS: ¿Como explicas la situación en la Ciudad de Rosario? Font: En Rosario lo que pasó es una situación absolutamente infrecuente en términos de que cuando el delito se elevaba, en Rosario se seguía manteniendo todavía estable. Creo que esto tiene mucho que ver con las primeras políticas públicas municipales de las dos gestiones de Binner, cuando aparece el Estado en el territorio en el peor momento. No hace políticas de seguridad, esta ahí, y eso luego no se profundizó y hasta te diría que se descuida en algún momento. No digo que sea ese el fenómeno que por eso sube, pero tuvo un efecto de contención en algún momento. Y lo que tenemos en Rosario es un crecimiento muy significativo de homicidios. Lo que termina ocurriendo en Rosario es la expansión gigantesca del negocio de la droga, gigantesca por muchos motivos. Primero porque hay mucha plata, y la economía del tiempo libre y el esparcimiento en clave de lo prohibido también crece sobremanera cuando tenés para gastar. Y después esto cruzado, creo, con que la economía de la droga, la participación en algunos delitos y en la droga en particular, es un mecanismo de construcción de identidades, fuerte, frente a la falta de otras cosas. ¿Cuál es la perspectiva del trabajo hoy? no es muy atractiva, es de un trabajo de porquería, mal pago y hasta humillante en algún sentido, y si es que lo consigo, me va a costar mucho sostenerlo. Entrar en una economía fluctuante del delito o de drogas, te da algo de guita, algo, no mucha, pero sobretodo te da una identidad, te da prestigio, te da reconocimiento te da un lugar, tenés

como modelo barrial al que le va bien en eso. FPDS: ¿Se puede pensar espacios de

Nosotros tenemos grupos sociales geográficamente y económicamente d e f i n i d o s q u e e s t á n sobrecriminalizados y subprotegidos.

participación de los sectores del barrio en temas de seguridad?

Esta el foco puesto sobre la criminalización sobre los jóvenes que

Font: Siempre. Lo que pasa es que estas estrategias dependen del poder político.

son desatendidos por la política, por el estado y también por la policía. En la práctica quién estaría más necesitado de recibir una política de reducción de

Para mi son dos cosas la que le hacen falta a un Gobierno, nos concentramos mucho en reforma policial porque ahí tenes un quilombo gigante, pero otra cosa que necesitas son políticas activas de seguridad y ahí si hay muchas cosas que podes hacer, y te diría básicamente con dos grandes focos.

daños es la víctima principal de la guerra contra las drogas. El pibe, el que está adentro de un bunker, el que consume, es el que está más necesitado de jugar una estrategia bien en clave de reducción de daños es el blanco predilecto de la represión. Tenemos un discurso con una retórica y

Uno es trabajar con las condiciones que hacen que el delito sea atractivo para

una práctica extremadamente complejas en esto.

algunos, que sea la única salida. Y ahí trabajas sobre las condiciones estructurales, culturales, dentro de tu

En síntesis, se necesita encarar una reforma policial para que esa institución se vuelva una herramienta y

escala de intervención con las organizaciones o referentes del barrio. Entonces tenes que tener algunas

deje de ser un problema con todas las limitaciones que va a tener. En paralelo tenes que armar algunas políticas

políticas activas que apunten a esto, a

activas de seguridad democrática. La

trabajar sobre las condiciones que generan lo atractivo de determinados delitos y victimizaciones. Cuando vos te focalizas en el pibe que está a los tiros, y lo vas sacando del circuito, o chorea

base, el centro es trabajar sobre las condiciones que generan delito pero también sobre la economía del delito (desarmaderos, comercialización de motos robadas, venta de los piratas del

menos y pega menos tiros o logras ciertas treguas entre los grupos, la vida en el barrio también mejora, mejora todo el mundo y la gente lo ve rápido. Y la otra lógica a la que se le puede entrar es conocer la parte vulnerable

asfalto). Por ultimo, necesitas una reforma judicial, necesitas una justicia que investigue. Eso seria en clave política de seguridad lo que la Provincia tendría que hacer,

de la economía del delito, donde la intervención, si tenés una policía controlada y habilidad política, impacta sobre el fenómeno. Si vos sabes como circula la guita de la droga, aunque en el nivel mas explicito

con toda la gradualidad del caso. Todo esto necesita, que es el otro problema grande de los gobiernos, de un acuerdo político con algún sector de la oposición que en términos de posibilidad es muy complejo.

(tenencia de armas, usura) le vas achicando su capacidad de violencia. Focalizas sobre eso, es decir, les dejas en claro que cuando estén a los tiros se les termina el negocio. página 9


Pibes que tiran a matar, ¿De qué se trata? ¿Lo saben? ¿Quién los manda?, ¿Quién los convence? ¿Quién les enseñó a disparar? ¿Qué buscan a bordo de sus autos importados a nombre de profesionales de traje y corbata? ¿Venganza? ¿Respeto? ¿Futuro? ¿Un lugar en la historia de la cuadra? ¿Una foto al frente de una hinchada? Un policía cómplice, esbirro a sueldo de la escoria que en voz alta desprecia, ¿qué busca? ¿Otra chapa más de taxi?, ¿otra propiedad para poner a nombre de un pariente?, ¿la certeza de que no será un pobre jubilado después de haber visto pasar tanta “teca” cerca suyo? ¿De qué conversa con su almohada? Y el político/candidato/funcionario, ¿qué busca cuando no se trata de votos? ¿Distingue entre intereses y necesidades, entre lo propio y lo ajeno, lo individual y lo colectivo? ¿Sufre cuando no puede con aquello que prometió resolver? ¿Qué le dirá el espejo?

Quién sabe las preguntas que se hicieron Jere, Patom y Mono cuando tomaron el camino de intentar hacer con sus vidas algo distinto a lo que aparecía en sus horizontes de pobres excluidos. Un camino en construcción largo, lento, sin margen para los efímeros autos lujosos que desde hacía un tiempo surcaban con violencia el barrio. Un camino lleno de obstáculos que aspiraban a sortear en paz y entre varios. No les alcanzó la vida, como a tantos pibes de su edad en los últimos años, para saber si las respuestas a sus preguntas eran o no acertadas. Un absurdo estigma les arrebató el tiempo. Incipientes militantes por la dignidad, sus proyectos y e injustas muertes se resignificaron más allá de sus voluntades adolescentes. Así muchos de los suyos comenzaron a adoptarlos y entenderlos como referentes de una alternativa a la mierda que se ofrece en tantas esquinas de esta ciudad. No es un consuelo. Sus muertes nunca serán remediadas. Pero en esa misma huella de dolor, sus vidas truncas alumbran otro modo de ver, de hacer, de estar. De vivir.

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¿Qué significa hoy, próximos a cumplirse un

(disputas violentas) pero no así a las causas

interrelacione, construya otro tipo de

año de la Masacre de Villa Moreno, organizar

profundas de esta problemática (las

vínculos, forje su identidad al calor de

a la Juventud que habita las barriadas

complicidades que se estrechan, la impunidad

proyectos comunes y a futuro. No existen

populares?

que se dispensa desde las esferas

políticas públicas dirigidas a lo que

Sin lugar a dudas, un desafío ineludible, una

institucionales, la nula voluntad política de

consideramos el sector poblacional más

prioridad vital. Significa la posibilidad -y la

investigar la economía informal y paralela que

desprotegido de esta Argentina. Si además

necesidad- de instalar una batalla en el centro

se genera en torno al narcotráfico).

agregamos que el primer -casi promiscuo-

exacto de la perversión, la inmoralidad y el

Todas estas variables que enumeramos son

vínculo que establece un pibe de barrio con

prejuicio.

imprescindibles para intentar responder lo

una institución estatal se da a través de la

El cobarde fusilamiento de nuestros

que nos preguntábamos al inicio: si los

maldita policía y las enormes cargas de

compañeros Mono, Jere y Patom dejó al

despuntes de violencia, las disputas

violencia que eso trae aparejado,

desnudo una serie de verdades que se

sangrientas que vivimos a diario en los barrios

comprenderemos la vastedad y complejidad

encontraban acalladas en el conjunto social, y

más desprotegidos son apenas las

del ecosistema hostil en el cual deben

que permiten hoy hablar de un manto de

consecuencias y el rostro más crudo y

desenvolverse los pibes. Sin más rodeos: la

complicidades que recubren al negocio del

marginal de una problemática que encuentra

juventud de los barrios, hoy por hoy, se

narcotráfico, negocio que anuda las

causas y emplazamientos muy distintos, ¿qué

encuentra arrojada a emplazar su existencia, a

voluntades de la corporación policial, sectores

significa hoy organizar a la pibada joven de los

construir su identidad, en el universo violento

del poder judicial, conglomerados

barrios populares?

y residual del negociado del narcotráfico.

empresariales y, desde ya, bandas delictivas

En esto queremos ser contundentes:

Pero, por suerte y por voluntad política, no

del entorno territorial.

claramente, organizar a los pibes, hoy día,

siempre es así. Es precisamente en este punto

Si bien es un avance enorme que lo expuesto

significa entablar una disputa frontal con el

donde cobramos una enorme relevancia las

más arriba no amerite mayor discusión,

universo simbólico del narcotráfico

organizaciones populares. Es precisamente

debemos consignar que aún faltan muchos

enquistado en las barriadas pobres. Limitar la

esa la tarea: salir al encuentro de esta

prejuicios por desandar; y lo lograremos,

dimensión del problema atendiendo sólo a su

dignísima juventud para abrazarla con

precisamente, si intentamos calibrar las

costado económico-dinerario es un error

propuestas alternativas, para demostrarle

preguntas que se dirigen a la matriz

imperdonable. El narcotráfico, la violencia

que hay otras posibilidades de ser joven, y que

estructural de este problema: ¿cómo se

que le va de suyo, se han constituido como

implica serlo solidariamente junto a otros

formaron las bandas que hoy se disputan el

nichos estructurantes de identidad para los

tantos. Ofrecerles trabajar cooperativamente

territorio de la venta?, ¿quién les provee

pibes de los barrios, que encuentra en el ser

junto a sus amigos que también pueden ser

armas tan sofisticadas? En fin: ¿el narcotráfico

soldadito, o en el pertenecer a tal o cual barra

sus compañeros. Invitarlos a ser parte de la

y sus disputas consustanciales son sólo una

brava una dimensión subjetiva por demás de

murga del barrio y a colaborar en los talleres

realidad propia de los barrios periféricos?

atractiva. Y aquí volvamos a preguntarnos por

para los niños. Comprometerlos a retomar el

En principio, podríamos asegurar que la

las causas: ¿cómo debemos interpretar esto?

ejemplo inolvidable del Jere, Mono y Patom,

territorialización del narcotráfico le es muy

¿Los pibes son biológicamente violentos,

luces imprescindibles para sobrevivir en este

útil a unos cuantos: el hecho de que las

incorregiblemente sanguinarios? Ni por

páramo de desolación y muerte.

investigaciones judiciales empiecen y

asomo. Las y los jóvenes, que deben lidiar con

Llamarlos a organizarse para cuerpearle al

terminen en el entorno territorial garantiza

condiciones de vida en extremo precarizadas,

destino que quieren les corresponda.

que no se profundice la pesquisa en la cadena

son además víctimas de un abandono estatal

Convocarlos a la lucha y a la alegría, aún a

de mando del narcotráfico (socios capitalistas,

imperdonable: existe una ausencia de

sabiendas de que el tiempo no está a nuestro favor.

cómplices institucionales) y, en última

propuestas escandalosa. Ya casi no existen los

instancia, se termina atendiendo a lo que

clubes de barrio, no hay lugares de encuentro

genera mayores grados de impacto social

destinados a que la juventud se

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