MESOmag

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Índice Editorial: Pasión por Mesoamérica.........................................2 Infografía: Las 5 cosas que debes saber de Mesoamérica.............3 Viaje por los valles de Mesoamérica y por los tiempos post olmecas: una visita guiada con Linda Manzanilla a los sitios arqueológicos......................................................................5 Entrevista..........................................................................11 Columna de opinión - El Camino hacia el Dorado: El anhelo de la Ciudad de Oro. ..............................................15 Mayas: Construcción y eclipse de una Civilización....................17 Bibliografía ......................................................................20


Editorial Pasión por Mesoamérica ¡Bienvenido a MesoMag! Tenemos una fuerte pasión por el desarrollo cultural de Mesoamérica, la zona geográfica que albergó a las grandes civilizaciones Mayas y Aztecas, junto con muchas otras comunidades que reunieron aspectos comunes. A partir de ello es que planteamos esta edición de la revista, en la que podremos encontrar una gran interiorización a los patrones socioculturales que definieron a esta región. Siempre ha existido un gran interés popular por estas magnas civilizaciones americanas, sin embargo el conocimiento popular no siempre es acertado, por lo que MesoMag se propone la difícil tarea de realizar un viaje al interior más profundo de la región, dilucidando los significados y relaciones más importantes para comprender la cosmovisión de estas culturas. En primer lugar te encontrarás con la infografía “Las 5 cosas que debes saber de Mesoamérica” de manera que puedas situarte geográfica y culturalmente en esta publicación. Continuamos con un fascinante viaje en el tiempo a los inicios de la cultura mesoamericana, recorriendo los sitios arqueológicos junto a Linda Manzanilla, renombrada arqueóloga y académica mexicana. Con increíbles registros fotográficos estas crónicas viajeras se complementan con la información que la erudita va registrando. Posteriormente, gracias a una intensa entrevista a grandes historiadoras mexicanas, podemos realizar un acercamiento del desarrollo histórico de los pueblos mesoamericanos, estudiando específicamente lo ocurrido en el periodo Postclásico. La gente suele referirse a este periodo como la decadencia de estas civilizaciones, sin embargo veremos que solo significa una profunda reorganización de sus estructuras tradicionales y el nacimiento de nuevas formas de relación sociopolítica. Esto y mucho más podemos aprender en esta sección. Avanzando en la revista encontrarás una columna de opinión acerca de la renombrada película “El camino hacia el Dorado” sobre dos amigos españoles, potenciales conquistadores, que arribaron a El Dorado siendo confundidos por dioses. Quien escribe la columna hace un profundo análisis sobre lo acontecido en el largometraje y las coincidencias con los hechos que verdaderamente sucedieron. Para finalizar “MesoMag” ofrece un artículo donde nos empapamos de la civilización Maya, en el período denominado Protoclásico. El autor Lorenzo Ochoa es quien conduce la información donde podremos conocer el surgimiento y ocaso de esta cultura. Los y las invitamos a sumergirse en este viaje, donde conocerán lugares y culturas recónditas. Los invitamos a leer MesoMag. La invitación es a disfrutar de una revista cargada de hechos, opiniones e información sobre el fascinante mundo mesoamericano, su cultura y sus comunidades.

Thomas Grote, Marta Ortega, Catalina Poblete, Francisca Tessada y Macarena Videla


Las 5 cosas que debes saber de Mesoamérica

¿QUÉ ES?

¿DÓNDE SE UBICÓ? Gran parte del actual México, Belice y Guatemala en su totalidad, también Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica comprendieron MESOAMÉRICA

Se denominó Mesoamérica a la región geográfico-cultural que se instaló desde la mitad sur de México hasta Costa Rica. Las comunidades que allí habitaron compartieron sargos culturales, materiales e ideológicos que permiten agruparlos en una gran región.

DIVERSIDAD Sierra árida, sierra fértil, selva alta, sistemas montañosos, valles, llanuras costeras y altiplano son algunos de las zonas que ocuparon las culturas mesoamericanas.


¿CÓMO VIVÍAN? Los pueblos de la región mesoamericana alcanzaron altos niveles de desarrollo cultural, así como complejas organizaciones políticas, religiosas, económicas y sociales. Se destacaron por su religión politeísta y las prácticas de sacrificios humanos en formas de ofrenda.

¿A QUÉ SE DEDICABAN? La gran abundancia de ríos, lagunas, esteros y arroyos permitió una desarrollada agricultura la cual fue la base de la economía mesoamericana. La agricultura temporal (de roza) la practicaba el grueso de la población; la agricultura de riego era controlada por la élite.


Viaje por los valles de Mesoamérica y por los tiempos post-olmecas: una visita guiada con Linda Manzanilla a los sitios arqueológicos A pesar de la renovada revalorización que se le hacen a nuestros antepasados americanos, es poca la información que se encuentra disponible a la mayoría de los pobladores contemporáneos de este continente. Por ejemplo, se tiene buen conocimiento del legado maya y azteca en el contexto Mesoamericano, pero muy poco se sabe de lo que pasa entre ambos períodos, si es que se llegase a considerar que pudiese existir un tiempo entre estas dos grandes civilizaciones. Es por esto que la especialista en estudios de Teotihuacán (una las grandes urbes de Mesoamérica), Linda Manzanilla, ha aceptado nuestra petición para profundizar en este período, ofreciéndonos un viaje por el espacio y tiempo mesoamericano, experiencia que esperemos poder transmitir a nuestros lectores. Empezamos nuestra travesía a lo largo de los valles Mesoamericanos en el valle de Oaxaca, donde vamos a parar a nuestra primera estación, el sitio arqueológico de Monte Albán . Este sitio fue escogido especialmente por nuestra guía, Linda Manzanilla, ya que es el principal lugar en esta región, en que se evidencia los cambios que empiezan a surgir tras el período olmeca. Esto sería un cambio de patrón de asentamiento y en la organización sociopolítica, en que las aldeas y los villorios distribuidos a lo largo y ancho de la zona empiezan a concentrarse en lo que se podrían llamar centros urbanos. Estos serían indicadores de nuevos grados de complejidad social, explicitado en la aparición una jerarquía en los tipos de asentamientos, de la escritura, la arquitectura monumental y celebraciones rituales mayores en términos de participación y vinculados a aspectos más complejos, como lo son la conmemoración de eventos históricos o el registro de genealogías individuales. Monte Albán surge, dentro de estos nuevos procesos, hacia el 500 antes de nuestra era como un centro de coordinación de actividad comunal, debido a su posición estratégica en la confluencia de tres ramales del valle de Oaxaca, contribuyendo a su importancia como capital política y económica. Otra característica de este asentamiento es su posición en relación al cerro mismo, en torno al cual se empezó a concentrar la población en tres barrios identificables por su relación en torno a la plaza central, que Manzanilla vincula con los tres ramales del valle que se juntan ahí. Tanto en esta ubicación central como en otros sectores del valle se encuentran talleres de producción de cerámicas, compartiendo entre todos los talleres un carácter estandarizado, que según nuestra guía se puede interpretar como una muestra del control de los centros administrativos sobre la manufactura de éstos. A la cima del esplendor de este centro urbano, alrededor del 400 y 600 de nuestra era, habrían vivido 30.000 personas, la mayoría de estas dedicadas a la producción artesanal, la cual tiene la particularidad dentro Mesoamérica de haber tenido una especie de “monopolio de especialistas”. Sin embargo, ya hacia los años 600 y 900 de nuestra era, este poder central iría en decadencia, evidenciado en el abandono de la plaza principal del sitio y la ausencia de nuevas construcciones públi-


cas. Una de las razones que Manzanilla cita como la caída de este gran centro zapoteca es la imposibilidad de mantener números tan altos de pobladores dedicados a tareas improductivas al considerar la caída paralela de Teotihuacán, otro centro de importancia en el contexto Mesoamericano, que es el siguiente destino de nuestra travesía por las sierras de la región. Este asentamiento se encuentra en la Cuenca de México, en dirección norte desde el valle de Oaxaca en que recién estuvimos. Según lo que nos informa Manzanilla, concentraba entre un 50% al 60% de la población de la cuenca (mientras que el resto se iba “ruralizando” en este espacio restante), y, similar al caso de Monte Albán, un tercio de esta población estaba dedicada a tareas desvinculadas de la producción de alimentos, lo que, a juicio de nuestra guía, sería una indicación de una compleja división del trabajo. Lo especial de Teotihuacán radica en su papel casi hegemónico de la región: además de tener contactos con su par del sur en el valle de Oaxaca (que, de hecho, tenían una pequeña especie de “colonia” en Teotihuacán), parece haber tenido otros valles y sus poblaciones como dependientes suyos, además de tener relaciones comerciales, políticas y hasta el establecimiento de colonias en otras áreas de Mesoamérica. Esto se puede considerar como producto del lugar central en el ámbito de Mesoamérica que tiene Teotihuacán, además de su ubicación estratégica en torno a lugares de producción y comercio y la alta concentración demográfica que se juntó en esa área. Esto significó la necesidad de un grado de organización y planificación urbana: esto se puede evidenciar en distintos aspectos, desde su sistema ortogonal para establecer calles paralelas o perpendiculares claramente delimitadas, la existencia de una extensa red de drenaje subterráneo bien producidas, hasta el hecho que los edificios administrativos y religiosos y ceremoniales se encuentran a lo largo de la calle principal, la Calle de los Muertos. Otros elementos llamativos son los grandes complejos residenciales, que a juicio de Manzanilla ilustra la posibilidad que esos espacios demuestren una convivencia de grupos de correspondencia, parentesco y oficio simultáneamente. Por último, nos comparte que algunos de estos barrios parecen haber tenido alguna característica de “varios” homogéneos, que estuviesen poblados principalmente por extranjeros (como la “colonia” Oaxaca mencionada anteriormente) y artesanos. Son estas mismas artesanías que parecen haber tenido cierto grado de prestigio en el contexto mesoamericano, justificando la dedicación de una porción tan grande


de la población a oficios no productivos y explicando la misma magnitud de esta ciudad. Entre las diversas actividades que se perseguían ahí se cuentan la talla de obsidiana, la alfarería (que dependiendo del lugar en que se hacía, tendía a tener un uso más cotidiano o más suntuario), especialistas en la construcción y acabado de edificios, y la manufactura o trabajo de lapidarias, conchas, textiles y plumería. Un aspecto que resalta Manzanilla es que gracias a todo el legado artístico que se ha preservado de esta concentración urbana se ha podido identificar que el sacerdote no sólo tenía labores rituales, sino que parece haber tenido alguna influencia sobre la coordinación de los circuitos económicos de alimentos y materias alóctonas, evidenciado en los murales teotihuacanos . Según lo que nos dice nuestra guía, la relevancia aparente de este rol ha puesto en duda si la principal organización política de Teotihuacán era secular o religiosa. Sin embargo, esta misma complejización de Teotihuacán es citada como una de las causas de su caída, cerca del 750 de nuestra era. La deforestación (aparente hasta hoy) y el progresivo deterioro del potencial del valle por el crecimiento de la ciudad (factores cuya gravedad sería intensificada por una disminución en la precipitación pluvial), además del cierre de rutas de acceso a ésta de parte de grupos que habitaban los valles contiguos y de las incursiones de grupos de cazadores-recolectores que invadían desde el norte son los razones que cita nuestra guía. Mientras que las acciones de estos últimos las evidencia Manzanilla, al mostrarnos las marcas de incendios y destrucción en general hecho de forma intencional, lo que resulta menos evidente, al ver las ruinas de la ciudad, es el cambio que genera la caída de Teotihuacán en la geografía política de Mesoamérica. En cambio, el crecimiento de los centros periféricos y relacionados con esta ciudad sólo se hace evidente al ir a los valles circundantes, que es el próximo destino que ha elegido nuestra guía. Esta nueva fase en la que entra el contexto Mesoamericano se denomina “Epiclásico”, cuyas características son consideradas por Manzanilla como la balcanización del territorio en reinos independientes, la lucha por la hegemonía, el surgimiento de una instancia secular separada de la religiosa y los movimientos de población. Nuestra guía cita el caso de Cholula, en el valle de Puebla que está ligeramente al sureste de Teotihuacán, en la que describe como pasa de una fase de clara influencia teotihuacana alrededor de los años 700 y 800 de nuestra era, a una nueva etapa marcada por el resurgimiento de este centro y el corte del control comercial de la región a beneficio de Teotihuacán, que se debe a la llegada de gentes nuevas, posiblemente olmecas-xicallanca, según ella. Sin embargo, nuestro nuevo destino no es este, sino Xochicalco, que se encuentra al oeste de Cholula, a una distancia similar de esta última a Teotihuacán.


Este centro había sido anteriormente un dependiente de Teotihuacán, pero al considerar que el período considerado de mayor esplendor (del 600 al 900 de nuestra era) coincide con la etapa de la caída de la anterior, se puede considerar que entró en competencia directa con esta e incluso la sobrepasó. Manzanilla hace referencia a la transformación de la arquitectura teotihuacana que se hace evidente en los principales edificios . De hecho, la arquitectura cívico ceremonial ocupa un 31% de los 4km de asentamiento que tiene este asentamiento, y se encuentra distribuida en varios cerros, cuyas laderas estaban ocupadas por áreas residenciales y arquitectura militar a los pies de ellas. Además de la diferencia estilística en arquitectura, otros elementos que sugieren competencia entre este

asentamiento y Teotihuacán es el posicionamiento sobre una posición defensiva, en este caso un cerro, y el abastecimiento más accesible a la obsidiana, que sustentaban los 4 talleres que se han encontrado en el sitio. Por último, nuestra guía resalta la heterogeneidad poblacional que se puede asumir que existía en este asentamiento que se explicita en las representaciones calendáricas que se han encontrado, que evidencian elementos mayas, zapotecas (del valle de Oaxaca), nahues y mixtecas, mostrando un cierto grado de participación en contactos interregionales de parte de Xochicalco. Además, todos estos elementos estarían integrados dentro de la organización urbana, ya que todo esta se encontraba defendida por las defensas militares, que a juicio de Manzanilla sugiere una cierta cohesión política. Por último, nos dirigimos a El Tajín, ubicado en la Costa del Golfo Mexicano, al noreste de Xochicalco y de Teotihuacán. A pesar de tener orígenes teotihuacanes, nuestra guía nos dice al llegar a este centro que su esplendor se encuentra en el período Epiclásico, por lo que sería otro ejemplo de lo que sucede tras la caída de Teotihuacán. Sin embargo, su diferenciación con respecto a los otros sitios visitados se hace claro al ver su arquitectura peculiar: el uso profuso de nichos, frisos de greda, cornisas voladas, arcos falsos, además de motivos zoomorfos y antropomorfos complejos.


Y fue aquí que dió por terminada su labor de guiarnos por este período la arqueóloga Linda Manzanilla, al evidenciar la profundidad de los descubrimientos hechos sobre los tiempos pre-hispánicos y pre-mexica. Pudimos ver de forma evidente la grandeza que tuvo alguna vez Teotihuacán y la enorme influencia que tuvo en los otros pueblos de las distintas áreas en Mesoamérica, al punto de ordenar buena parte de la organización en la región y dejar su legado para aquellos que lo suplantaron en la posición de poder. Además, pudimos comprobar las diferencias que existían entre cada zona, contrastes amplificadas por los límites geográficos (como vimos en el caso de El Tajín), para sustentar lo que sostiene nuestra guía en que la situación de este período no es tan simple o homogénea como lo que se supone que es. Y esperamos que son con nuestras palabras y estas imágenes que podemos transmitirles este conocimiento a nuestros lectores.



Entrevista Las culturas mesoamericanas tuvieron un muy extenso desarrollo cultural a lo largo del tiempo, el cual, si bien existen patrones comunes, no fue uniforme para toda la región. El estudio de estas culturas ha generado una división en categorías temporales y a continuación revisaremos lo ocurrido durante el llamado Postclásico, el cual se enmarca aproximadamente desde el año 800 y hasta la llegada de los españoles. Por medio de esta entrevista, conversaremos con la destacada entnóloga e historiadora mexicana, Teresa Rojas Rabiela; junto a Magdalena García. 1. Para comenzar esta entrevista, sería importante partir por comprender por qué la historia de Mesoamérica se organiza en categorías temporales. El desarrollo de la zona geográfico-cultural conocido como Mesoamérica es muy extenso y diverso, por lo que esto permite generar un estudio focalizado, por medio del cual se pueda hacer una más fina interpretación de lo ocurrido en cada período. Inclusive, no solo existen las grandes categorías temporales, sino que el mismo Postclásico se subdivide en temprano y tardío, ya que cada uno contiene características y fenómenos propios 2.

¿Qué se entiende por Postclásico?

El Postclásico corresponde a un periodo en el que el viejo orden mesoamericano se resquebraja y nuevas poblaciones aparecen en escena, trayendo consigo nuevas formas de orden social y una nueva visión de su lugar en el universo. Este periodo comienza con fuertes movimientos migratorios, donde las grandes ciudades y focos de alta cultura y civilización, entran en ocaso y comienzan a ser abandonados. De esta manera, el periodo se caracteriza por una fuerte movilidad social, una reorganización de los asentamientos, inestabilidad política y una revisión de las doctrinas religiosas predominantes hasta el momento. El resultado de todo esto, fue una modificación profunda a las estructuras internas en base a las cuales se cimentó la sociedad, dando paso a nuevas formaciones culturales y sociales. (Rojas & García, 1999, p. 201)


3.

¿Cuáles son las causas que llevaron a que esto ocurriera?

Los procesos históricos nunca tienen una única causa, sino que por el contrario son producto de múltiples fenómenos y procesos que determinan un acontecimiento. Teniendo eso en cuenta, se debe comprender que no hay una claridad respecto de qué fue lo que pasó exactamente y que desencadenó estos movimientos migratorios y cambio en las estructuras de organización tradicionales. Sin embargo, probablemente lo ocurrido se deba a una serie de reacciones de descontento contra las estructuras de opresión, junto a presiones de los nuevos grupos que entraron a la disputa del poder, en un contexto de difíciles condiciones climáticas que tuvieron repercusiones en la producción agrícola. (Rojas & García, 1999, p. 201) 4.

Entonces, ¿podríamos decir que este fue un periodo de decadencia de las civilizaciones?

Este no es un periodo de decadencia, sino que es un periodo de reorganización. Las culturas comenzaron a cambiar sus estructuras tradicionales y se reorganizaron las formas de asentamiento. Como ya fue mencionado, nacieron nuevas formas culturales y sociales que tuvieron formas distintas de relacionarse tanto con el entorno, como de relacionarse entre ellas mismas. Por otro lado, durante el Postclásico hubo un fuerte desarrollo de los sistemas hidráulicos, se extendió el comercio y se generaron complejas ciudades con un sentido urbanístico similar al del Clásico. Además, se desarrollaron culturas muy complejas y que tuvieron un gran impacto en el desarrollo de Mesoamérica, las cuales tuvieron su apogeo a lo largo de todo el periodo conocido como el Postclásico; hablamos de los Toltecas y por supuesto, de los Mexicas. Así, como puedes ver, este período estuvo lejos de ser una decadencia, sino que fue un profundo cambio en las estructuras de la región. 5.

¿Cómo se desarrollaron las culturas de este territorio a lo largo del mencionado período?

Si bien, las regiones de Mesoamérica dan origen a muy diversas formaciones culturales, las cuales no pueden englobarse en una misma forma de desarrollo, durante el Postclásico muchos pueblos modificaron sus estructuras y adquirieron elementos comunes de organización social. Sin embargo, es importante destacar lo ocurrido con las regiones culturales más destacadas: Tula y los Toltecas: ocupan la zona geográfica árida y semiárida del Altiplano Central, fue una civilización que surge con mayor fuerza durante el Postclásico Temprano, teniendo un desarrollo de gran impacto para culturas posteriores. Se estructuraron en un imperio con cinco provincias articuladas a imagen del cosmos y los cinco rumbos del universo, teniendo a Tula en el centro.En términos económicos, crearon un sistema de redes comerciales que se constituyó desde lo que hoy es Costa Rica hasta Nuevo México y Arizona. Sus dioses principales fueron Quetzacóatl y Tezcatlipoca, siendo este último Dios de la guerra y cuyos seguidores lo impusieron como el Dios principal. Esto significó un gran aumento en la atención que había sobre la guerra y los sacrificios humanos (Rojas & García, 1999, p. 204).


Zona del occidente: durante este período, se organizó en señoríos afiliados a centros rectores mayores y recibieron una marcada influencia de las culturas del Altiplano central. Desarrollaron la cerámica y la metalurgia con especial cuidado y especialización de las técnicas de trabajo. Se constituyeron en sociedades estratificadas, con clases dominantes que ejercían el control económico, militar y religioso. Contaban con una economía mixta, donde destaca la agricultura, la extracción de productos lacustres y forestales. El comercio tiene un gran desarrollo, conformando muy importantes redes comerciales para el intercambio de productos. Cabe destacar que fue una zona que no logró ser sometida por los mexicas (Rojas & García, 1999, p. 205-206). Oaxacas: corresponde a la zona sudoeste del Altiplano central de México y que contiene una gran diversidad ecológica. El Postclásico les significó una nueva época, definida por el protagonismo de dos de sus regiones: los valles centrales y la Mixteca Alta. Se organizaron en base a señoríos independientes que se conformaban como ciudades-estado cuya principal presencia fue en los valles centrales, cerca de fuentes de agua. La nobleza gobernante conformaba alianzas étnico-políticas por medio del matrimonio entre las elites de los diferentes señoríos. Estas alianzas políticas permitieron el desarrollo independiente de los señoríos, pero también el fuerte desplazamiento de población entre territorios, lo que a su vez favoreció la paz. Contaron con una economía que tuvo a la agricultura como la actividad productiva principal, la que fue explotada por medio de técnicas especializadas que debían adaptarse a las diferencias de altitud y las condiciones topográficas de la zona. Tuvieron un gran avance en términos de tecnología agrícola, evidenciado en las terrazas de cultivo construidas. El Golfo: hacia el Postclásico esta zona albergaba grupos de diferentes filiaciones, sin embargo destacan por sobre todo los Huaxtecas y los Totonacas. Dentro de las características culturales comunes se encuentra la importancia de la pesca, de las artes textiles y las construcciones de casas elipsodales. Los huaxtecas estaban conformados por muchos grupos que habitaban en zonas distintas, sin embargo eran un mismo grupo cultural; su organización política era en base a señoríos jerarquizados que en momentos de necesidad, realizaban alianzas para la defensa. En relación a los totonacas, estos presentaron bastantes similitudes con los huaxtecas, teniendo ambos un gran desarrollo urbano y por otro lado, una economía mixta en la que practicaban agricultura, pesca, caza y la recolección de plantas y animales silvestres. Sin embargo, los totonacas destacan en ámbitos comerciales, estableciendo relaciones de intercambio con la cuenca de México, la Huaxteca, Cholula, la Mixteca y Tlaxcala (Rojas & García, 1999, p. 219-222). 6.

¿Cómo se organizó la población y las distintas ciudades durante esta época?

Durante el Postclásico Tardío se conformó la denominada Triple Alianza, o también conocida como Imperio Tenochca, el cual ejercía poder sobre la cuenca de México y extendiéndose desde la costa del Golfo hasta la del Pacífico. Esta entidad polí-


tica conocida como la Triple Alianza se fundó en base a Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan, capitales del imperio erigido (Rojas & García, 1999, p. 222). Por medio de esta alianza tripartita, se ejerció un control territorial, comercial y administrativo de la zona, estableciendo relaciones de dominación de los pueblos menores aledaños a cada una de las capitales mencionadas, formando la zona nuclear del imperio con cerca de 30 reinos. Cabe destacar que hacia el final del periodo, los mexicas por medio de Tenochtitlan establecieron su hegemonía en esta alianza y concentraron, por ejemplo, la recaudación y repartición de los tributos; así las otras dos ciudades pasaron a ser satélites de los mexicas (Rojas & García, 1999, p. 223). En términos económicos, se evidencia una economía que es regulada y dirigida por el organismo político que se estructura en base a la división social de nobles y plebeyos. La base económica del imperio es la agricultura, teniendo el agua, la tierra y el trabajo como los medios de producción fundamentales. Para el comercio de productos, se establecieron lugares definidos, una periodicidad fija y mercaderes profesionales que se encargaran de aquellas tareas, por lo que el comercio mesoamericano fue de alta especialización. Finalmente, cabe destacar que los tributos eran pagados de dos formas, en primer lugar como trabajo, es decir como mano de obra para construcción de obras públicas o el trabajo agrícola; en segundo lugar, como especie, que implica la periódica entrega de materias primas de gran valor al Estado (Rojas & García, 1999, p. 225). 7.

¿Qué otras características culturales destacan del desarrollo del postclásico?

Un aspecto fundamental a desarrollar es el carácter militarizado que tuvo el Postclásico, teniendo más fuerza que en períodos anteriores, sin dejar de estar presente. Esto se evidencia en un fortalecimiento del aparato militar, ya que las ciudades se establecieron en lugares estratégicos para una mejor defensa y además, la iconografía de la época hizo una muy fuerte referencia a la guerra, como nunca antes vista (Rojas & García, 1999, p. 201). Esto no quiere decir que la religiosidad dejó de tener un papel primordial en la sociedad, por el contrario, esta también estuvo fuertemente ligada a la militarización de la sociedad y a la creciente importancia de los elementos bélicos. En Mesoamérica, la religión es de carácter politeísta y ceremonial, teniendo una infinidad de Dioses para representar los elementos naturales, y cada uno tiene una ceremonia asociada. En relación a la muerte, se creía que el destino del hombre tenía diferentes paradas según la forma de defunción y en base a ello, están determinados los Dioses asociados a su muerte y los ritos de disposición del cuerpo (Rojas & García, 1999, p. 227). De esta manera, se puede ver que la religión determinó en gran medida la forma en que estas comunidades se relacionaron con el mundo y la estructuración de sus ritos, festividades, celebraciones y por ende su calendario


Columna de opinión

EL CAMINO HACIA EL DORADO: EL ANHELO DE LA CIUDAD DE ORO.

“Gloriosa y brillante, los dioses construyeron la ciudad, fue una gran bendición… Paraíso terrenal, muy quieto y apacible, no hay mortal que a esta tierra no soñó. Y surge El Dorado, al resplandecer sublime, 1000 años hasta hoy, El Dorado, El Dorado, El Dorado.” Nostalgia, curiosidad y emoción. Tres elementos que se unen cada vez que de ver la película “El Camino hacia El Dorado” se trata... Recuerdo aún cuando tenía apenas 8 años y tuve la gran experiencia de ver semejante producción. ¿Una película animada –de monitos– sobre mayas y el encuentro de dos mundos? Definitivamente, tenía que verla. Era una producción de la hoy poderosa casa de animación cinematográfica Dreamworks, que hizo en sus comienzos experimentos interesante de corte histórico con una gran aceptación. No obstante, y aunque a los latinoamericanos no nos guste que los “gringos” nos cuenten nuestra propia Historia, debemos admitir que el nivel de producción de esta pieza resultó no solo atractiva, sino que también bastante próxima a la realidad (sin considerar algunas fallas, propias de la construcción idealizada de la cultura y la sociedad) en cuanto construcción histórica de lo que fue parte importante de Mesoamérica: La Civilización Maya, base del escenario y argumento del guión, planteando abiertamente la problemática en torno al encuentro hispano-mesoamericano. La historia es sencilla: estamos hacia 1519 y Miguel y Tulio, dos españoles protagonistas de esta travesía, por accidente, terminan en uno de los barcos de Hernán Cortés, quien de acuerdo a la trama, se dirigía al “Nuevo Mundo” desde España por oro. Ambos logran escapar de este barco en un bote junto a un caballo; y, tras días a la deriva, llegan a una de las costas de América con un mapa que solo señalaba la supuesta ubicación de El Dorado, la ciudad de oro. Para ambos, su visión de El Dorado era la de una ciudad construida sobre un río, a la cual sólo se llega, únicamente, atravesando una cascada. ¿El lugar exacto? Indefinido. Ahora bien, mientras Tulio y Miguel logran atravesar dicho rio en una balsa, es posible apreciar esculturas Olmecas. Con lo cual, se puede deducir que esta gran ciudad estaría en México, y que El Dorado, en este caso, sería fruto de la cultura Olmeca. Por lo que, tres pirámides –la central simbolizaría el poder religioso-, cubiertas de oro, que recuerdan a la ciudad-estado de Teotihuacán; el río –con extrañas criaturas en él-, un volcán en la lejanía y nativos que hablan un extraño dialecto, formarían esta reconstrucción de El Dorado, de la mano de Dreamworks. Una construcción interesante, de la cual resultan ambos jóvenes siendo reconocidos al momento de su llegada como los Dioses que tanto esperaba el pueblo de El Dorado: a partir de este momento, lo que


llama profundamente la atención a los protagonistas y por supuesto, al espectador, es la colosal arquitectura que rodea a la ciudad, ya que resulta una mezcla de estilos mayas, que van desde lo Puuc (en el arco falso que se encuentra en la entrada principal de la ciudad) y el arte visto en Uxmal, Chichén Itzá, Tikal, Copán y Palenque, entre otras, que en muchas partes hacen pensar en la cultura Olmeca. Así, se van mezclando diseños, por ejemplo, en las estelas que se pueden observar, reproduciéndose incluso, lo que era una de las tradicionales vías de resolución de conflicto para esta cultura, como lo es el juego de pelota. Todo lo cual, va generando puntos llamativos entre lo histórico (desde el punto de vista objetivo para el espectador) y lo creativo, que van dando coherencia al argumento y permiten que la cinta vaya conservando su propia lógica dentro de su contexto y microuniverso. No obstante, los verdaderos problemas dentro de la película (y que cala bastante hondo en los pueblos mesoamericanos), se dan cuando la llegada de estos dos españoles, es concebida como el arribo de los dioses. Dioses a los que se les rinde pleitesía, se les hace festines y se les obedece, todo bajo el marco de un gran engaño que se va orquestando por los dos amigos ibéricos, quienes no contentos con ello, dan lugar a una gran “traición” con la ayuda de una bella mujer maya, Chel, que se ofrece a ayudarlos en el engaño de los “dioses” para escapar de la ciudad llenos de oro e irse para regresar a España como reyes. Nunca se aclaran sus motivos, pero a su accidentado arribo a la ciudad maya, Tulio y Miguel se la topan como una ladrona de ofrendas. Dentro de este contexto, Chel ayuda a ambos jóvenes españoles a entender la cosmogonía maya, y aquí viene el otro punto interesante en la película: se muestra cómo los mayas practicaban el sacrificio, tradición ancestral como ofrenda o bien, como castigo. Pero ante todo, y de forma bastante idealizada, se busca mostrar la cultura maya, como tremendamente pacífica, bilingüe, sabia y fuertemente unida a la naturaleza. Definitivamente, todo un desafío a retratar para Dreamworks, quedando retratada así, este gran mito mesoamericano, como un pasaje histórico demasiado complejo de abordar. Empero, a pesar de no alcanzar el entendimiento del logos de los “sujetos reales” que componen esta cosmovisión, la producción cinematográfica se esfuerza en retratar elementos clave de este gran territorio que constituyó Mesoamérica. Al fin y al cabo, El Dorado sigue siendo una ciudad ficticia, inalcanzable y mientras no se demuestre lo contrario, los elementos retratados en esta película difícilmente pueden resultar cuestionables. Por ahora, solo nos queda disfrutar de la música, la trama, las enseñanzas y el humor que envuelven a esta trama y que nos hace de una forma u otra, volver a ser niños.


Mayas: Construcción y eclipse de una Civilización

Interesante resulta ser cuando sin quererlo, se nos da la posibilidad de conocer nuevos mundos, nuevas perspectivas y versiones de aquellos aspectos de nuestra Historia que creemos conocer, pero que en realidad nunca le hemos dedicado el suficiente tiempo para conocer. Esta posibilidad, es la que se nos da al insertarnos en la lectura de Lorenzo Ochoa dentro de la enciclopedia temática Historia General de América Latina de UNESCO, en donde nos habla y sumerge en lo que fue la Civilización Maya en la Historia Regional de Mesoamérica. Nos envuelve, abarcando lo que fue esta extraordinaria cultura y civilización; un magnífico universo que da cuenta de cómo los Mayas construyeron y dieron paso a un legado sin precedentes para nuestro presente. Lo anterior, en primer término, a partir de la extensión que esta civilización tuvo, cuestión que no es fácil determinar, pero se cree, desde el punto de vista de este gran investigador (Ochoa), habría abarcado (de norte a sur) desde los Estados mexicanos de Tabasco y Chiapas hasta a república de El Salvador, en donde es posible apreciar lo que eran las Tierras Bajas y Altas. Asunto no menor, considerando que desde varios milenios a.n.e., pequeños grupos aislados de recolectores cazadores y pescadores explotaban algunas zonas del área que más tarde sería escenario del desarrollo, culminación y decadencia de la Civilización Maya. La misma que en las tierras bajas centrales de Uaxactún, en el Preclásico Superior, vivió los primeros avances en los conocimientos astronómicos heredados de la cultura Olmeca; y que a su vez, vivió la experiencia de desarrollar una arquitectura sin precedentes, como lo fue por ejemplo, la Acrópolis Norte en las tierras altas Kaminaljuyú, que destacaban por su extensión, enclave y desarrollo del cultivo de tubérculos en dicha zona. Práctica muy interesante por cierto, ya que en el inicio del Preclásico, se


da lugar a aldeas agrícolas, que más tarde darían paso al desarrollo de sociedades jerarquizadas. No obstante, esto no lo fue todo, pues en el valle de Guatemala, igualmente fue posible encontrar en la segunda mitad del segundo milenio a.n.e., evidencias de la dependencia del cultivo de maíz, calabaza, aguacate, frijol, chile y yuca. Esta última, también presente en Los Andes. Por ende, es en este contexto, en el cual se va volviendo posible, siguiendo la interesante lectura que desarrolla Ochoa, comprender cómo el desarrollo de la cultura maya fue precedido por un corto lapso, comprendido entre los años 100 y 50 a.n.e.y 250 n.e., denominado Protoclásico, en virtud del cual, comienzan a conformarse una serie de pequeños señoríos independientes, que tenían a la cabeza un jefe que, además de concentrar el poder territorial y político por considerarse de origen divino, funda a su vez linajes, lo cual iba generando sociedades (y Estados) clasistas (en donde se reconocen como clases sociales a los nobles y a los plebeyos), dentro de las cuales se fueron generando la planeación de los observatorios astronómicos de la Civilización. Cuestión que es posible de establecer, dado que en las ciudades existe no solo un claro dominio en el uso de los materiales y técnicas de construcción necesaria para las diversas necesidades de la población y sociedad, sino también resulta ser en las ciudades en donde viven los especialistas que estaban al servicio de la elite, desempeñando los más diversos oficios. Sin embargo, al adentrarnos en mayor profundidad en lo que fue eta gran cultura y civilización, llama especialmente la atención, cómo este investigador aborda el tema de la arquitectura, la religión y la ideología de la Cultura a partir de la construcción de un cosmos dispuesto entre planes predeterminados de forma vertical, como lo son los planos celestial, terrenal e inframundo. El primero de ellos, Árbol sagrado (Yaxché o Ceiba), que constituía el eje de mundo dividido en trece pisos y el último en nueve, conformando dos o axismundi. Representa los tres planos que formaban la pirámides unidas por el plano terrenal. cosmovisión maya: celestial, terrenal e inframundo.

Ambos extremos se encontraban, de acuerdo a las creencias, comunicados por el árbol sagrado que era una ceiba o yaxché, el axismundi (eje del mundo), que unía los tres planos que constituían parte importante de la cosmovisión de esta cultura, a partir de lo cual se creía que el mundo estaba dividido en cuatro partes horizontales que se identificaban con un color y un dios determinado. Este dios, adquiría una dimensión histórica, como si en verdad hubiera tenido existencia terrenal en “otro tiempo en el origen de los tiempos que vivieron, lucharon, amaron y sufrieron e incluso murieron una o varias veces.” Por esta misma razón, se va desarrollando una llamativa concepción de la vida, que es totalmente cíclica: el tiempo futuro no existen ni se usa de la misma forma con que lo utilizamos en nuestro idioma. El futuro no está adelante, sino atrás. Se predice lo conocido. El futuro solo se recrea y el pasado, presente o futuro en sí, pasan a ser uno mismo. Es por esto, que a su vez, dentro de estas concepciones del tiempo y el espacio, el conocimiento sobre el cambio de las estaciones, solsticios y equinoccios, pasa a constituir un conocimiento vital en los pueblos agrarios de la civilización Maya, para así lograr determinar los ciclos agrícolas, ya que las fechas de los cambios podían registrarlas puntualmente por el manejo de un calendario usado al efecto. Pero no solo esto, sino que también los mayas desarrollaron otro tipo de registros y calendarios, a pesar de que los más conocidos sean el de 365 y 260 días. Este último, se formaba por la combinación de 20 días y trece numerales y se le denominaba tzolkin, que quiere decir “cuenta de


los días”. Práctica recurrente que el Investigador Lorenzo Ochoa, determinó constituía una gran exactitud, que le permitió a esta cultura contar el tiempo y lograr grandes logros, como lo fueron la concepción de una “fecha era”, la invención del cero con valor posicional, una numeración vigesimal y un sistema de representación gráfica de los “signos” calendáricos y no calendáricos. Una serie de características, grandes logros y desarrollos que no obstante, hacia los siglos IX y X, se fueron debilitando poco Tzolkin (cuenta de los días), sincronario o ciclo sagrado que se formaba por la combinación de 20 días y trece numerales). a poco, dejándose de construir, por ejemplo en las tierras bajas, templos, palacios y tumbas al pasar de los años. Todo un eclipse cultural, que se debió a la concatenación de varias causas, que fueron generando poco a poco un fenómeno de despoblamiento por migración hacia las costas y las tierras altas y que fue produciendo, tal como señalaba Ochoa, el origen de un nuevo orden, ya no necesariamente mesoamericano, sino extranjero y “divino”.


Bibliografía Todos los productos contenidos en esta revista usaron como referencia la siguiente bibliografía: Rojas, T., y Murra, J. (editores). Historia general de América Latina, París, Editorial Trotta y Ediciones Unesco, 1999. [Material disponible en Bibliotecas PUC]. Lectura de los siguientes capítulos correspondientes al Volumen I, Las sociedades originarias: - Capítulo 3: Diversidad geográfica y unidad cultural de Mesoamérica. Lorenzo Ochoa, Edith Ortíz-Díaz y Gerardo Gutiérrez. - Capítulo 6: Formaciones regionales de Mesoamérica. Los Altiplanos del Centro, Occidente, Oriente y Sur, con sus costas. Linda Manzanilla. - Capítulo 7: La civilización maya en la historia regional mesoamericana. Lorenzo Ochoa. - Capítulo 8: Formaciones regionales de Mesoamérica. Los Altiplanos del Centro, Occidente, Oriente y Sur, con sus costas durante el Postclásico. Teresa Rojas y Magdalena A., García.



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