Poco nos diferenciamos de seres tan diversos y pequeños como son los insectos, a pesar de la notoria distancia en forma y construcción, existen similitudes si miramos con más atención. Cuando nos damos cuenta de nuestra pequeñez en el universo y nos sentimos reducidos a nada –en el sentido kafkiano– aparentemente invisibles al resto, o develándonos al mundo, desde la efímera existencia y diminuta construcción…¡compleja construcción alegórica! el coleóptero metamorfoseado, contenedor de vida, encuentra un sentido. Cuando miramos en nuestro interior, dentro de la fugaz cáscara contenedora de nuestro existir, el hombre metamorfoseado encuentra un sentido a la vida.