Martinismo 1.1. Asociado martinista

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Asociado Primer Grado del Martinismo


1. Consideraciones generales


Asociado • Primer Grado de la Orden Martinista • Como su nombre lo indica, se lo considera un grado de «asociación», no de Iniciación plena • Es un grado esencialmente simbólico, en el que se examinan los fundamentos de la simbología Martinista.


Algunas aclaraciones necesarias • Antes de comenzar con este estudio, es necesario formular algunas aclaraciones preliminares.

• Es difícil definir con precisión exactamente en qué consiste el Martinismo, pero una afirmación frecuente es caracterizarlo como «otro vocablo para el misticismo cristiano». • Desde nuestro punto de vista, tal definición es incorrecta. • Nosotros concebimos el Martinismo como una vía esotérica, iniciática, lo que no es sinónimo de una vía «mística». El misticismo es, verdaderamente, la búsqueda de un contacto con la Divinidad, basado en la plegaria, la oración, la meditación y la vida piadosa. Independientemente de que tal actitud de vida pueda contener elementos valiosos, aquí estamos interesados en un sendero iniciático, es decir, en aquellas ideas y prácticas que, trascendiendo a los conceptos religiosos, puedan conducir al ser humano hacia la Iluminación, hacia la Gnosis, entendida como una transformación radical del ser y no como la sumisión piadosa ante un Dios determinado. • En tal sentido, la vía mística es pasiva, la vía iniciática es activa. • También es controvertido el empleo del término «cristiano». • Si por tal vocablo entendemos el cristianismo en sentido ortodoxo, como relativo a tal o cual confesión cristiana, lo rechazamos absolutamente, porque la Iniciación, repetimos, debe situarse por encima de las religiones. • Si por «cristiano» interpretamos «crístico», en el sentido del logro de un estado de consciencia denominado la «consciencia crística», podemos aceptarlo, mientras por «conciencia crística» no se quiera significar nada relativo al desprecio del cuerpo, el ascetismo, la «subyugación del ser mortal» o ideas similares. • En otras palabras, queremos situarnos en un Martinismo que vaya más allá de la «piedad cristiana» o de una mera variante del cristianismo travestida con símbolos esotéricos.


Algunas aclaraciones necesarias • También hace falta aclarar la definición del Martinismo como la «vía cardíaca» o la

«vía del corazón». • Tampoco estamos de acuerdo con esta definición, por dos motivos. • Primero, limita el Martinismo a la tradición de Louis Claude de Saint Martin cuando, en realidad, en su constitución filosófica y simbólica se deben considerar tanto los trabajos del autor referido como los de Martínez Pasquales, Jean Baptiste Willermoz, Papus y otros. • Segundo, por «vía cardíaca» se entiende el sendero místico basado en el contacto con lo Divino alcanzado a través de los afectos, de las emociones. Además de repetir aquí lo dicho a propósito del vocablo «místico», debemos agregar que las emociones son sólo un aspecto de la vida psíquica del ser humano, y limitar una vía, sea esta mística, iniciática o meramente psicológica a una parte restringida del ser implica restringir, fraccionar, disgregar ese mismo ser que, además de lo emocional, incluye lo físico, lo intelectual, lo racional, lo volitivo, etc. • Vamos a intentar trabajar sobre un ser humano interpretado como una integralidad, es decir, como un conjunto armónico constituido por distintas partes, todas ellas importantes, ninguna de ellas despreciable. • De hecho, Louis Claude de Saint Martin, el “fundador” de la vía cardíaca, leyó prácticamente todo lo que se encontraba disponible en su época, y estaba completamente al tanto del movimiento intelectual de la Ilustración. • Bien podríamos parafrasear aquí la conocida frase de Terencio: «soy hombre, y nada de lo humano me es ajeno» por «soy hombre, y ningún aspecto de mi ser como hombre me es ajeno».


Algunas aclaraciones necesarias • Finalmente, debemos decir algo acerca de a qué Orden Martinista

vamos a referirnos, cuando comentemos Rituales, símbolos, etc. • Existen actualmente (y existieron en el pasado) un sinnúmero de Órdenes denominadas Martinistas, algunas más inclinadas a la teúrgia, otras al misticismo; algunas más cercanas a Pasquales, otras a Saint Martin, etc. • Nosotros pretendemos tomar lo mejor de cada Orden Martinista que conocemos, y construir una imagen del Martinismo que no pretende ser definitiva, sino que es el Martinismo tal como nosotros lo entendemos. • Como nos hemos formado dentro de la Orden Martinista Tradicional (OMT) nos basaremos, en mayor medida, en el conocimiento transmitido por esta Orden, pero también incluiremos conceptos tomados de los Rituales publicados por Edward Blitz, Charles Detré (Téder), de los Elus Cohen y de materiales de otras Órdenes Martinistas a los que hemos tenido acceso. En particular, nos ha proporcionado datos interesantes un Ritual de autor anónimo, que denominaremos “X”. • Al igual que en Masonería, aquí bien puede aplicarse el adagio “reunir lo disperso”.


Teúrgia y mística • La principal división existente entre las diversas corrientes martinistas refiere a la que separa a los seguidores de la magia ceremonial de los místicos “a-ritualistas”, que algunos expresan como la oposición entre ocultismo y misticismo. • Ahora bien, en realidad esta divergencia entre los partidarios de la teúrgia ceremonial y los de la mística interior individual, realmente no es específica del Martinismo. • Por ejemplo, Idel Moshe, en «Cábala – nuevas perspectivas», establece una distinción fundamental entre dos grandes corrientes del misticismo cabalístico judío: una teosófico-teúrgica y otra extática. • Mientras la primera se orientó principalmente hacia formas rituales y ortodoxas de religiosidad, la segunda lo hizo hacia la experiencia mística del yo interior, en forma individual y distanciada del cabalismo ritualista. • Curiosamente, las dos corrientes en que se dividió el Martinismo tras la partida de Pasquales reproducen estas dos tendencias, pues la corriente willermozista permaneció dentro del ritualismo masónico ortodoxo, y la corriente saintmartinista buscó un camino separado de afiliaciones y obediencias masónicas, apoyándose en la búsqueda de un sendero interior contemplativo.


Teúrgia y mística • Por lo tanto, parecería que esta división operada tempranamente en el seno del Martinismo no es algo circunstancial, sino la expresión de un arquetipo fundamental. • Algunas personas están naturalmente orientadas hacia el Ritual, hacia la expresión en símbolos externos de las vivencias que deberían jalonar el sendero iniciático. • Otros temperamentos rechazan el Ritual y prefieren el trabajo en soledad, la búsqueda interior de aquello que no pueden hallar en el exterior. • Quizás sea un poco aventurado afirmarlo, pero por lo menos sería interesante encarar un estudio de tipo psicológico, acerca de si aquí no se está expresando la conocida distinción entre extroversión e introversión, tan frecuente en psicología. • Algunos proyectarán su libido (entendida en sentido amplio) hacia el exterior, otros hacia el interior, pero ambas formas son mecanismos válidos de relación del ser con el Mundo. • ¡Realmente, si los Maestros del Martinismo hubiesen aplicado en su propio ser el adagio “conócete a ti mismo” muchos malentendidos se habrían evitado!


Teúrgia y mística • • • • • • • •

De todas formas, tampoco debe exagerarse esta división entre la corriente “teúrgica” y la corriente “mística”. El propio Saint Martin escribió: “Algunas personas están naturalmente inclinadas a seguir el camino ceremonial, otras el camino interno y otras, ambos”. Es decir, el mismo Saint Martin, “cabeza” de la línea mística-interna, dejaba abierta la posibilidad de que existieran personas interesadas en ambas vías. El camino puramente ceremonial puede degenerar en rutina y en rituales vacíos, que se repiten sin comprender su significado. Es el camino de los cinco sentidos que, como todos sabemos, pueden engañarnos. El camino puramente místico abre la puerta a todo tipo de impresiones, tanto a la inspiración interna como a los traumas y fantasías inconscientes. Los contenidos que provienen del inconsciente, por ejemplo a través de los sueños, pueden engañarnos. Entonces, si tanto los cinco sentidos, que nos permiten percibir lo externo, como el inconsciente, que nos conduce a lo interno, pueden engañarnos, ¿cuál es la respuesta?


Teúrgia y mística Creemos que la respuesta no es tan complicada. No se trata de teúrgia o mística, sino de teúrgia y mística. Lo exterior y lo interior no son antagónicos, son complementarios. La misma historia del Martinismo, en este sentido, ilustra un principio iniciático.

Saint Martin (vía mística)

Willermoz (vía ceremonial)

Orden Martinista (vía mixta) El ceremonial será comprendido interiormente, para que no degenere en costumbre La inspiración mística será analizada con la razón y expresada en símbolos perceptibles por los sentidos, para evitar ensoñaciones o fantasías vacías


Martínez Pasquales (la Unidad)

La Dualidad Saint Martin (la polaridad interior)

Willermoz (la polaridad exterior)

Orden Martinista (el punto de la manifestación completa) La Unidad (Pasquales), para ser fecunda, debe dividirse en una Dualidad, en dos polos opuestos y complementarios. Pero los polos son estériles mientras permanezcan aislados: deben unirse y generar una manifestación completa.


Martínez Pasquales (la Unidad)

Saint Martin (la polaridad interior)

Willermoz (la polaridad exterior)

El triángulo, en esta posición, muestra cómo la Unidad genera la Dualidad


Saint Martin (la polaridad interior)

Willermoz (la polaridad exterior)

«Así como una sola Luz puede venir de tres luminarias diferentes, una sola Verdad emana de las tres fuentes del Martinismo». Orden Martinista (el punto de la manifestación completa) El triángulo, con la punta hacia abajo, presenta la Dualidad fusionándose y generando el Ternario. Agreguemos que la palabra “símbolo” proviene del griego “sumbolon”, “signo” o “marca”. El sumbolon era un objeto cortado en dos partes, cuyo acercamiento y complementariedad constituía un medio de reconocimiento eficaz entre dos personas que las poseyeran. El símbolo representaba algo que se separaba en dos con el objetivo de volver a formar un todo y regresar a la unidad primaria. La historia martinista, por lo tanto, es, en sí misma, un símbolo.


…Y reuniendo ambos triángulos resulta el símbolo Martinista completo

Martínez Pasquales

Vía Mística

Vía Teúrgica

La Vía Iniciática

Saint Martin

Willermoz

Martinismo


Teúrgia y mística •

Con todo esto, creemos haber demostrado suficientemente que el Martinismo es la síntesis y el heredero de dos corrientes iniciáticas tradicionales. Ambas no desaparecen en el interior de su seno, sino que permanecen, a veces oponiéndose y a veces enriqueciéndose mutuamente. Es una tensión básica que nunca, creemos, habrá de desaparecer por completo, pero es de esta tensión, de esta oposición, de donde el Martinismo debe extraer su fuerza, evitando la monotonía de la uniformidad. En el próximo grado se estudiará cómo el Iniciado, precisamente, extrae su fuerza a partir de las oposiciones; aquí vemos que, apenas ingresado en la Orden, se encuentra con una oposición fundamental, que debe equilibrar, para alejarse tanto del misticismo fanático como del ritualismo vacío. Para cerrar el tema, entonces, podemos pensar en un símbolo más…


Jakin (misticismo)

Boaz (teĂşrgia)


En el siglo XVIII • Situándonos ahora en el plano histórico, la vida del Martinismo en el siglo XVIII es conocida: • Martínez Pasquales (o Pasqually, o muchas formas diversas, porque hay una gran confusión sobre su nombre), nacido probablemente en Portugal hacia 1727, “irrumpe” en la Masonería francesa fundando alrededor de 1761 la “Orden de los Caballeros Masones Elus Cohen del Universo”. • Esta Orden criticaba a la Masonería de su época, pues consideraba que había extraviado el propósito fundamental de la Iniciación, perdiéndose en intrigas políticas que hubiesen debido serle ajena. • Los Elus Cohen (Sacerdotes Elegidos) practicaban una teúrgia muy compleja, mediante la que buscaban alcanzar el contacto con las esferas superiores y, finalmente, con el Absoluto («El Gran Desconocido»).



SĂ­mbolo de los Elus Cohen, en una versiĂłn moderna.


Los discípulos • • • •

• • •

Ahora bien, en cierto momento Pasquales debió abandonar la Orden por él fundada y partir hacia América Central. Entre sus posibles sucesores, ninguno fue capaz de llevar a cabo la transmutación que la Orden requería para seguir evolucionando. Sólo Jean Baptiste Willermoz y Louis Claude de Saint Martin, ya mencionados, tenían alguna esperanza de perpetuar el trabajo que Pasquales había iniciado. Pero, como ya hemos visto, siguieron líneas diferentes: Willermoz trabajó para comprimir los Elus Cohen al molde de la Francmasonería, y limitó sus actividades enteramente a los hombres. Saint Martin, por su parte, no estaba interesado en continuar las prácticas teúrgicas, se alejó de la Masonería e instruyó personalmente a hombres y mujeres. De Willermoz derivó el Rito Escocés Rectificado; de Saint Martin numerosos Iniciados independientes. En 1891, el Dr. Gerard Encausse (Papus) asumió la tarea de revivificar el Martinismo, y él y sus asociados fueron los verdaderos fundadores de una Orden Martinista que empleara tal denominación. En el próximo grado desarrollaremos la historia Martinista con mayor amplitud.


Las ideas de Willermoz se han perpetuado en el Rito Escocés Rectificado (RER), Rito masónico de inspiración místico-cristiana.



La filiación • Aquí es importante estudiar el concepto Martinista de la “filiación”. • De acuerdo con el mismo, cada Iniciado es una suerte de “hijo” de su Iniciador, de forma tal que, a partir de Pasquales, existiría una cadena ininterrumpida de transmisión iniciática Martinista, en la que cada Iniciador, cada “padre”, le comunica una influencia esotérica a cada Iniciado, su “hijo”. • La filiación trascendería los aspectos formales de las órdenes y grupos Martinistas, y en ella radicaría la verdadera Iniciación Martinista, trascendente a formularios, rituales impresos y cuotas de admisión. • Ahora bien, la filiación es un concepto complejo, que presenta tanto aspectos positivos como negativos.


La Filiación Martinista, según la presenta la Orden Martinista Tradicional de Francia. Este esquema no es aceptado en su totalidad por otros grupos Martinistas, pero da una idea del concepto de «filiación».


Aspectos positivos • • •

• • • •

La filiación presenta un profundo simbolismo esotérico. Para el Martinismo, todos los seres vivientes (y aún la materia que llamamos “inorgánica”) conforman series ordenadas y escalonadas de seres, dando lugar a una “Gran Cadena del Ser”. “Para convencerse de ello, basta reflexionar sobre todo lo creado y observar la cadena que conecta a cada ser con los demás. El reino mineral está unido al vegetal, así como el vegetal está unido al animal por energías sutiles que el profano es incapaz de comprender. El hombre mismo está unido a cada uno de los otros reinos por medio de los agentes intermediarios de la Creación. Al mismo tiempo, está también unido a la Unidad por medio de la envoltura fluídica o plástica”. La filiación sería una representación “a escala” de dicha Gran Cadena, se trata de una cadena incluida en otra Cadena. De acuerdo con esto, cuando se afirma que los Rituales Martinistas representan “los procesos que ocurren en el Macrocosmos y los que deberían ocurrir en el Microcosmos” se estaría diciendo algo literalmente cierto. La filiación se entronca con los conceptos trascendentes de la Unidad de toda la humanidad, con la fraternidad entendida en sentido iniciático, con la evolución de los seres y con el verdadero significado de la Iniciación. La Cadena Martinista, que se forma durante cada Conventículo, sería un permanente recordatorio de la filiación.


El certificado de Iniciaciรณn de Ralph M. Lewis, quien fuera Gran Maestro Soberano de la OMT, en dicha Orden, siendo su Iniciador G. Lagreze.


Aspectos negativos • Pero la filiación también tiene su lado obscuro. • En primer lugar, algunos “Iniciados” han interpretado la filiación en la forma de una especie de “sucesión apostólica” que les daba derechos sobre el Martinismo. • Y, fundamentalmente, el propio Saint Martin comparaba la filiación con una relación padre-hijo, por lo que, antes de proceder a cualquier Ritual, simple o complejo, antes de conferir títulos, antes de transmitir reales o imaginarias influencias esotéricas, el padre debía EDUCAR al hijo, enseñándole, preparándolo, capacitándolo, volviéndolo apto para integrarse en la cadena de la Iniciación Martinista. • Por lo tanto, la Iniciación, a pesar de su propio nombre, era el resultado, la conclusión de un proceso, y no el instante inicial. • Podemos comparar esto con las decenas de personas que, hoy en día, cruzan el umbral Martinista sin tener la más mínima noción de lo que es una Orden esotérica…¡y a veces imbuidas de una total ignorancia relativa a los conceptos más elementales de la vida humana!


La historia del Martinismo durante el siglo XX es compleja y ameritaría una profunda autocrítica por parte de todos sus protagonistas. Es una historia de «Iniciados» afectados por problemas de ego, por una obsesión casi compulsiva de formar grupos y órdenes, y de federaciones de fraternidades, tales como la FUDOSI (Federación Universal de Órdenes Esotéricas e Iniciáticas) que terminaron disolviéndose por disputas internas del más bajo nivel.


El certificado de IniciaciĂłn de Charles Barlet, con la firma de Papus, en los primeros dĂ­as del Martinismo moderno.


Los objetivos esotéricos del grado son… • Trazar un puente entre la visión científica y la visión esotérica del Universo. “Transformarse en los constructores del medio”. • Alcanzar «deseo para conocer y voluntad para adquirir». • Comprender la armonía universal y las cadenas que unen a los diferentes seres, ambas nociones expresadas a través de la «ley cuaternaria». • Comprender el significado esotérico e iniciático de los números. • Iniciarse en el simbolismo de la máscara, la capa y el cordón. • Utilizar los símbolos Martinistas como herramientas en el primer paso hacia la reintegración.


Para el Filósofo Desconocido: «No sólo podremos algún día extraer piedras vivas que sirvan de cimiento para nuestros edificios de cualquier tipo, no sólo haremos con ellas murallas para nuestras fortalezas, no sólo podremos hacer con ellas palacios y Templos, sino que podremos construir también largos acueductos que lleven el agua desde los sitios más lejanos a los lugares estériles, con el fin de restablecer en ellos la vida y la vegetación. Finalmente, podremos hacer puentes sólidos y amplios que nos ayudarán a cruzar con toda seguridad los ríos y torrentes…» El aprendizaje Martinista es, por lo tanto, activo, es un aprendizaje mediado por el trabajo. La Heptada Martinista es un taller; los Asociados son los obreros; los símbolos sus herramientas. “El deber de los Asociados es trabajar con sus herramientas, los símbolos, y así transformarse en hábiles artesanos”.


P.: ¿Por qué ha sido usted llamado un Asociado? R.: Porque con un corazón intrépido y un espíritu fuerte me ha asociado con las Operaciones de los Maestros Desconocidos del Martinismo. Me he unido con aquellos que son los guardianes de las sagradas luminarias que han perpetuado la Verdad por medio de la Iniciación.


P.: ¿Cómo se hará usted digno de este perfecto conocimiento incluido en nuestros símbolos a los que la Iniciación ofrece la clave? R.: Por celoso e incesante esfuerzo y trabajo personal. En esta forma, solo en mi Oratorio y en compañía de mis iguales en el Templo, alcanzaré la instrucción necesaria para disfrutar plenamente los derechos, frutos y prerrogativas de cada verdadero Martinista.


P.: ¿Cuál es la ventaja del Martinismo? R.: El Martinismo provee a los Hombres del Deseo con los medios para ejercitar principios, facultades y operaciones tal como han sido practicados, preservados y transmitidos por nuestros ilustres predecesores. P.: ¿Ocultan los Martinistas su conocimiento? R.: Los Martinistas son filósofos en espíritu. Aman el conocimiento. Viven en él y para él y para la mayoría de ellos su gran deseo es diseminarlo.


2. El Templo Martinista “Así como una sola Luz emana de tres luminarias diferentes, así una sola verdad emana de fuentes que son diferentes y, en apariencia, opuestas” (del Ritual Martinista) “En la llama de una vela, todas las fuerzas de la Naturaleza están activadas” (Novalis)


“Ayúdenme a transformar este Templo para que reúna las condiciones materiales requeridas para un verdadero Templo” (del Ritual Martinista)


En la Orden de los Elus Cohen de Martínez Pasquales el Templo era muy complejo, y requería un local de grandes proporciones, para efectuar allí las invocaciones teúrgicas. En tiempos de Papus, los primeros Templos Martinistas eran muy sencillos, y su decoración constaba sólo del pantáculo, el Altar y la cubierta de tres colores. A principios del siglo XX, Téder desarrolló un modelo de Templo de estilo masónico, con muchas cámaras. La OMT trabaja en un Templo que reúne los principales símbolos Martinistas en un conjunto armónico.


El Templo Martinista, según el Ritual de Téder. Algunos Rituales anónimos aclaran que el Templo “deberá estar herméticamente cerrado y tener una temperatura media de 18° a 20°” (sic).


Esquema del Templo del grado Asociado, según la O.M.T. El diseño del Templo sigue la estructura general de los Templos masónicos, es decir, la forma rectangular con los cuatro lados asociados a los puntos cardinales: Este u Oriente, Norte, Sur y Occidente. «Estos cuatro puntos representan las direcciones simbólicas que manifiestan, no un espacio geográfico determinado, sino un espacio cósmico». En el Norte (la región menos iluminada) se sientan los miembros de los grados 1° y 2°; en el luminoso Sur los miembros del grado Superior. Además, “la ancianidad iniciática y la edad profana justifican la ubicación de cada uno”. Un aspecto discutible de este arreglo es la colocación, en el Este, “dominando” el Templo, del cuadro de Saint Martin.


El cuadro • El cuadro de Saint Martin se califica de “la representación física de nuestro Venerable Maestro”, y podría tomarse como el símbolo de la personalidad que se acepta como la “cabeza” de la egrégora. • Sin embargo, la presencia de dicho cuadro genera la impresión de que se está rindiendo culto a una personalidad humana, lo que es enteramente opuesto a la doctrina Martinista, por lo que debería ser reemplazado por un símbolo impersonal, tal como el pentagrama o el hexagrama.


En este Templo de la Orden Martinista Tradicional de Francia, en lugar del cuadro de Saint Martin, en el Oriente destaca el símbolo de la Orden, común a todos los grupos Martinistas. Este cambio es sumamente positivo. Nótese también el color de la tapicería de las sillas: negro en el Norte, blanco en el Sur y rojo en el Oriente. Y el decorado también tricolor del Oriente.


En este Templo, de una Orden Martinista que no es la OMT, también se destaca en el Oriente el Sello de Salomón, aquí sobre un fondo verde.


Cerca del Oriente, se encuentre en él el cuadro de Saint Martin u otro símbolo, se coloca una sola vela, la séptima de las llamas que iluminan el Templo. Esta Luz es en memoria de “aquellos que existieron y que ya no existen, pero que existirán de nuevo, vivientes y luminosos” y alude al recuerdo de los Maestros del Pasado.


La silla vacía • En el Oriente hay dos sillas: una para el Maestro, y una silla vacía, destinada al «Maestro Desconocido». • Es la silla reservada a los Maestros del Pasado, «que presiden, desconocidos y silenciosos, en nuestras Convocaciones».


La Mesa del Maestro • •

La Mesa del Maestro, flanqueada por las sillas del Hermano Desconocido y del Hermano Archivero, se encuentra cubierta por un paño rojo, y sobre ella se advierten: el candelabro tríplice, el mazo, la espada, la máscara roja y las tres rosas.


«La Tradición Martinista considera que el Hombre, en su estado presente, ya no tiene acceso al Este, en el sentido místico de este término. En consecuencia, el mundo terrestre no presenta para él más que tres horizontes: el Sur, el Norte y el Oeste. La Iniciación podrá darle una visión del Oriente».

“El candelabro de tres brazos refiere a las tres facultades fundamentales del Macrocosmos y del Microscosmos: el pensamiento, la voluntad y la acción.” Para J.B. Willermoz: «El Pensamiento es el origen de todo acto. Engendra la voluntad, sin la cual todo pensamiento sería nulo y no produciría nada, pero el Pensamiento y la Voluntad permanecerían sin propósito si no fueran puestos en acción».


El candelabro tríplice • Es un símbolo característico del Martinismo; sin embargo, en realidad sólo se utiliza en el grado Asociado. • Las tres luminarias, entre otros significados, representan «la unidad que nace de la diversidad». • El tres es el número del grado Asociado, y para el Martinista representa «la naturaleza triádica de la Creación, y la existencia de un Principio único denominado el Absoluto, que nuestros Hermanos Herméticos llamaban la Piedra Filosofal, que gobierna con igual regularidad los poderes creativos del Universo, los fenómenos de la Naturaleza y las facultades y habilidades del hombre».


El mazo • “El mazo es el símbolo de la fuerza dirigida o controlada (focalizada), posiblemente porque así fue utilizado por los trabajadores de la piedra. Representa una concentración de fuerza en un lugar determinado, para producir un resultado final y definitivo”. • Según los Rituales que hemos denominado X, “debería ser de ébano o de marfil”.


El mazo •

«¿No es a base de golpes repetidos cómo el obrero llega a romper la roca y sacarle la piedra que va a formar parte del Edificio? ¿No es cierto que se necesita realizar un trabajo constante para llegar a darle la forma y el acabado que debe tener, antes de ponerla en su sitio?» (L.C. de Saint Martin) En los Rituales actuales de la OMT se dice que el mazo debería ser de mango blanco y cabeza negra, para simbolizar la dualidad, y que: « El mazo simboliza la voluntad de unir la acción al pensamiento ».


«La espada de doble filo simboliza la Fuerza que defenderá a los Hermanos frente a los ataques y al mismo tiempo hará cumplir las leyes prescritas por el Martinismo. Desde un punto de vista más esotérico, el doble filo de la hoja representa la dualidad, lo positivo y lo negativo, que se reúnen en la unidad de la punta de la espada. La espada, en sí misma, es una estructura ternaria, conformada por el puño, la hoja y la punta, y corresponde entonces al esquema triádico del Martinismo.»


«La espada es el símbolo de la acción y representa la concretización del pensamiento. Penetrante como el Verbo, es la expresión de la Idea en el mundo fenoménico».

Para los Martinistas, la máscara roja simboliza el traspaso de la autoridad. El Maestro de una Heptada la lleva puesta sólo cuando conduce las Iniciaciones. También simboliza la forjadura del lazo fuerte, inolvidable, que ciñe al Iniciado con la Orden y con cada uno de los Hermanos en todo el Universo. «El Pensamiento está representado por la máscara roja, la Voluntad por el mazo y la Acción por la espada».


Las tres rosas simbolizan los tres principios que, según los antiguos alquimistas, componían la materia: el azufre, el mercurio y la sal. Estos tres principios desempeñaron un rol importante en la filosofía de Martínez Pasquales, que los definía como “tres vacíos”.

De las rosas también se dice que representan la elevación del pensamiento para alcanzar la Sabiduría, la consolidación de la Voluntad para alcanzar la Fuerza y la purificación de la Acción para manifestar la Belleza.


El pantáculo • El pentáculo o pantáculo se encuentra en el punto medio entre la Mesa del Maestro y el Altar cúbico en el centro del Templo. • Es, básicamente, el hexagrama, con uno de sus triángulos negro y el otro blanco. • En realidad, el término correcto es pantáculo, porque pentáculo refiere exclusivamente a la estrella de cinco puntas.


El pantáculo • Hay varias hipótesis sobre el origen de la palabra pantáculo. • Por un lado se argumenta su etimología griega por el prefijo παν: pan, que significa todo, y un derivado del sustantivo Κλέος: kleos, cleos: gloria. • Por otro, se arguye su derivación de pantaculum con raíz latina en el sustantivo panta: todo, y el sufijo diminutivo culum, como un todo en pequeño.


El pantáculo • “El pantáculo Martinista se forma con dos triángulos entrelazados. Este entrelazamiento indica la Unidad de la Creación y la interdependencia de todos los mundos”. • “Desde el punto de vista físico, el triángulo con la punta hacia abajo representa la emanación de los seres desde el Absoluto; el triángulo con la punta hacia arriba muestra la reintegración de las fuerzas y energías hacia la Unidad”.


El Altar • El Altar se encuentra en el centro exacto del Templo y es de forma cúbica: la pierre cubique de la Masonería Francesa. • Sobre él se colocan: • la cubierta de tres colores: negro, rojo y blanco, • las tres luminarias, • el incensario con el incienso ardiendo, • la máscara negra y • el Libro


Los tres colores; negro, rojo y blanco simbolizan la Jerarquía de la Luz. Aquí la palabra Jerarquía significa la serie de grados o etapas de desarrollo. El lienzo negro significa que nuestra búsqueda por el conocimiento del Absoluto, el Hombre y la Naturaleza comienza en un estado confuso (la massa confusa de los alquimistas), quizás lleno de duda y temor. Esta etapa o grado jerárquico de ascenso está todavía muy dentro de la sombra. El lienzo rojo simboliza al Hombre del Deseo que se levanta de la obscuridad abyecta hacia el amanecer de la comprensión. El lienzo blanco que cubre la parte superior del Altar representa la Luz pura de la Sapientia, la Sabiduría, la Sofía.


Por lo tanto, el paño negro representa al Hombre del Torrente, el rojo al Hombre de Deseo y el blanco al Maestro u Hombre Nuevo. El paño negro es la sombra; el rojo la penumbra; el blanco la Luz. El negro también representa el estómago (el abdomen); el rojo el corazón (el pecho) y el blanco el cerebro (la cabeza). El negro representa la Naturaleza, el rojo el Hombre y el blanco el Absoluto. La manifestación completa, la expresión de la Unidad, se logra cuando las tres fases están presentes.


Las tres luminarias sobre la piedra cúbica y la cubierta de tres colores simbolizan la Unidad en la diversidad, la luz unificada que nace de tres fuentes diferentes.

«La Ley que preside la marcha de la Naturaleza está indicada por la misteriosas disposición de las Tres Luminarias, que se totalizan en la Emisión de una sola y misma luz» Papus

«La perfección de toda Creación se basa en tres cualidades: la Sabiduría que concibe el esquema, la Fuerza que lo ejecuta y la Belleza que emana de la Obra»

Lo interesante es advertir que la Luz Una de las tres velas desciende en las luces diferenciadas de los tres colores de la cubierta. Además, aunque cada luminaria despide Luz, la Luz de cada una no es simbólicamente la misma.


La Luz de las tres velas, por lo tanto, simboliza la Unidad en la diversidad, los tres colores del paĂąo, la diversidad que subyace a la Unidad.

Los tres colores del paĂąo muestran el sendero del ascenso, las tres luminarias, como deben descender e iluminar el paĂąo, el sendero del descenso.


Respecto del incienso, en primer lugar digamos que se encuentra en el centro geométrico del triángulo formado por las tres velas, es decir, en el punto donde se cortan las alturas del triángulo (las rectas trazadas desde cada vértice en forma perpendicular al lado opuesto). El incensario con el incienso ardiendo representa entonces el Fuego Central de la Naturaleza de los antiguos Rosacruces, así como también el fuego alquímico, el principio de la transmutación, la transformación profunda de una condición más baja en otra más elevada.


La máscara y el Libro • Sobre la máscara negra nos extenderemos más adelante, en un capítulo completo. • Respecto del Libro, en general es el Evangelio según San Juan, abierto en su primera página. • La presencia de este libro es controversial, porque: • por un lado, presenta un simbolismo esotérico de gran profundidad, • por otro, es un texto de una religión específica. • En el presente estado de las cosas, no parece haber solución a esta cuestión, pues es difícil hallar un texto esotérico “laico” cuyo simbolismo se asemeje o supere al del referido Evangelio. • De este Evangelio se dice en el Ritual «que representa la nota vibrante del mundo creado en toda su manifestación y también contiene la llave del Sendero».


En el Oeste del Templo también se destaca el Pantáculo, con los triángulos, según algunos Rituales, pintados de verde y azul.


Portal exterior de una Heptada Martinista


Un «oratorio» Martinista, para rituales en el propio hogar «Primeramente, el hombre no puede dar un paso sin hallar su altar o sanctum. Ese altar siempre está rodeado de lámparas que jamás se apagan y deben arder tanto tiempo como el altar exista. Y segundo, el hombre siempre lleva incienso con él cuando se acerca al altar; con eso, él puede entrar a un estado de devoción y originar así actos más verdaderos de su religión.» (L. C. de Saint Martin. Existen distintas traducciones de esta frase; algunas indican que las «lámparas» y el «incienso» existen siempre en nuestro interior, por ello el ser humano llevaría en sí mismo un Templo)


“Triplícate Luz misteriosa y divina, Fuego sagrado, Alma del Universo, Principio eterno del Mundo y de los seres; ilumina mi consciencia, mis trabajos y mi corazón, y esparce en mi alma el fuego vivificante de la Verdad. ¡Fiat Lux!” (Ritual de la OMT para el Oratorio en el hogar, Apertura)


“Como los rayos de la Luz fluyen continuamente del Gran Arquitecto del Universo, extendiéndose a los confines del espacio, y como todas las estrellas y planetas de nuestra galaxia reflejan la luz y la luminosidad del Gran Arquitecto del Universo, así pueda yo, como miembro de la Orden Martinista, reflejar la luz de la Sabiduría que he recibido en mi trabajo de esta noche. ¡Velat Luz!” (Ritual de la OMT para el Oratorio en el hogar, Clausura)


3. Oficiales, usos, normativas


Los Oficiales • Dependiendo de la Orden considerada, existe para los Oficiales la misma variedad de alternativas que para el Templo Martinista. • En los Rituales de Téder el número de Oficiales es muy elevado, lo que los torna imprácticos para las Logias con escaso número de miembros. • En este trabajo, hemos seguido el esquema de la OMT de siete Oficiales, por parecernos simultáneamente el más práctico y simbólico de todos.


Los Oficiales Estos siete Oficiales son: El Muy Honorable Maestro (hoy se lo titula «Venerable») El Hermano Iniciado El Hermano Archivero El Hermano Asociado El Hermano Orador El Hermano Desconocido El Hermano Centinela De hecho, la denominación «Heptada» proviene de que son siete aquellos que dirigen los cuerpos Martinistas. • La mayoría de los títulos de los Oficiales han sido tomados de la Masonería; sin embargo, algunos reconocen un muy antiguo origen. Por ejemplo, parece que en los Misterios egipcios había un «Archivero Inmaculado» y un «Guardián de las Puertas». • • • • • • • • •


El Maestro • En los Rituales de Téder se lo denomina «Filósofo Desconocido», pero esto nos parece incorrecto. • Porque tal título corresponde más apropiadamente al «Maestro Invisible» que simbólicamente ocupa la silla vacía. • Sus atributos simbólicos son el mazo, la espada y la máscara roja. • El Maestro preside en todas las Convocaciones del grado Superior, y las Iniciaciones de todos los grados. • Durante el Ritual de Instalación, cada Maestro electo debe contemplar la silla vacía y hacer el signo de la Orden colocando los dedos índice y medio de la mano derecha sobre la ceja derecha, «indicando así que ha captado un destello de los ideales de la Orden».


Los Oficiales llevan un collar, al estilo masónico. En el collar del Maestro destaca la estrella de cinco puntas, el Pentagrama, el símbolo mágico y teúrgico por excelencia. Los collares de los tres Oficiales que integran la cadena (Maestro, Iniciado y Asociado), son blancos.



El Hermano Iniciado • Es una especie de Maestro Auxiliar, siendo el representante y el eventual reemplazante en caso de ausencia del Maestro. • La denominación «Hermano Iniciado» proviene de que, en el esquema de trabajo de las Heptadas, este Oficial preside las reuniones del Grado Místico o Grado Iniciado. • Asimismo, su título lo califica como el símbolo vivo de la Iniciación en sí mismo, del concepto de lo iniciático. • Al igual que el Maestro, lleva en su collar la estrella de cinco puntas, en azul, rojo o dorado.


El Hermano Asociado • Es el tercero en la sucesión de la Heptada, después del Maestro y del Hermano Iniciado. • «Deberá hacer todo el esfuerzo posible para estar siempre presente en las reuniones del grado Asociado». • Los Hermanos Iniciado y Asociado son, respectivamente, el equivalente del Primer y del Segundo Vigilante de las Logias Masónicas. • En su collar destaca la Cruz de Malta de los Caballeros Templarios.


El Hermano Archivero • Es el Secretario de la Heptada, y el vínculo de la misma con las problemáticas del mundo «profano» en el que la Heptada se encuentra inmersa. • En su calidad de guardián de los Archivos, simboliza la memoria de la Heptada. • Esto último es muy importante en el Martinismo, para el que son relevantes los escritos y las enseñanzas de los «Maestros del Pasado». • El símbolo en su collar (negro) son dos plumas cruzadas, igual que el Secretario de las Logias masónicas.


El Hermano Orador • •

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Actúa como Orador y Maestro de Ceremonias. «En todo momento debe irradiar cordialidad y fomentar la armonía de la clase», así como conocer y recibir a miembros y oficiales visitantes. Es el Guardián del Altar y el portavoz de los Hermanos, en cuyo nombre se expresa. Independientemente de estos deberes, importantes pero más cercanos a lo exotérico, el Hermano Orador ocupa uno de los puestos más significativos del Templo, como veremos en la diapositiva siguiente.


El Hermano Orador • La posición del Hermano Orador en el Templo parece en principio un tanto extraña, porque se sienta al pie del Altar, pero de espaldas al Este, dando frente a la Puerta. • Cabalísticamente, esa es la posición de la séfira Tiphereth en el Árbol de la Vida y esta, a su vez, corresponde al Principio Crístico. • El Hermano Orador, por lo tanto, está sentado en el punto que la Cábala llama «El Novio», destinado a desposarse con la Shekinah. • El símbolo en su collar es la cruz de Tau, rodeada por un círculo, o es el único Oficial cuyo collar es rojo. bien la Triple Tau deEllaOrador Masonería del Arco Real.


«Los tres Oficiales que llevan collar blanco (Maestro, Iniciado, Asociado), forman un triángulo. Los que llevan collar negro (Archivero, Desconocido, Centinela) otro triángulo. Entre los seis, por lo tanto, conforman el Sello de Salomón. El Orador, con su collar rojo, es el Sol, el centro de la estrella de seis puntas, el lugar del perfecto equilibrio.»

«Hasta el arreglo del lugar de reunión de la Heptada es simbólico: del lado ´espiritual´, la silla vacía, el Hermano Desconocido y el Hermano Iniciado. Del lado material, el Maestro, el Hermano Archivero y el Hermano Asociado. Equilibrando ambas columnas, el Hermano Orador y el altar con las tres luces.»


El Hermano Desconocido • Se lo caracteriza como “el representante de las fuerzas invisibles de este grado”. • Debe “mantener una mirada firme hacia el mundo invisible, transformándose en el vínculo, el puente entre el arriba y el abajo”. • Por ello, corresponde al Hermano Desconocido pronunciar todas las invocaciones a los “Maestros del Pasado” efectuadas en los Rituales de Apertura de cada uno de los tres grados. • El símbolo en su collar es la estrella de seis puntas, el Sello de Salomón, en dorado.


El Hermano Centinela • Es quien “asume los deberes de vigilar nuestro Templo físico”. • Es “el guardián y protector del Templo y de los Hermanos allí reunidos”. • Es el equivalente del Guardatemplo Interno de las Logias masónicas y, como tal, posee la llave de la puerta de la Logia. • La expresión “Centinela” denota la influencia de Rituales de corte templario, por el tono militar que implica dicho término. • El Centinela lleva en su collar dos llaves cruzadas.


“El Centinela Templario”


El Hermano Centinela • Es interesante estudiar la etimología de la palabra “Centinela”. • Según concuerdan la mayor parte de las autoridades, esta palabra deriva del vocablo francés sentinelle, diminutivo de sentier (sendero). • Por lo tanto, el Centinela es aquel que vigila el sendero (en su acepción más exotérica el sendero hacia el Templo, las avenidas que hacia él conducen), lo que es muy relevante desde un punto de vista iniciático.


Los bastones • El uso de bastones por parte de algunos Oficiales Martinistas responde a una doble herencia. • En primer lugar, tienen su origen en el bastón utilizado por el Experto y/o por el Maestro de Ceremonias, en los Rituales masónicos de los primeros grados. • En segundo lugar, son una herencia de las ceremonias teúrgicas, en las que los golpes son “llamadas” a los supuestos seres moradores del astral. • En la imagen, la parte superior del bastón del Maestro de Ceremonias de una Logia masónica.


Los bastones •

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Ahora bien, más allá de herencias masónicas o fantasías teúrgicas, lo cierto es que los colores de los bastones usados en el Martinismo presentan un interesante simbolismo. El Hermano Asociado usa un bastón negro, el Iniciado uno blanco, el Orador un bastón mitad blanco y mitad negro, y el Hermano Desconocido un bastón rojo. Claramente, el Orador, ubicado en la línea media entre el Asociado y el Iniciado, es el término equilibrante entre las polaridades representadas por los Oficiales referidos. Nótese que el Orador, al llevar un bastón negro y blanco y un collar rojo, resume en sí mismo los tres colores Martinistas. Por lo tanto, el punto central del Templo es, además de un punto de equilibrio, un Los colores simbólicos del Martinismo, punto de síntesis. aquí en la forma de cordones


Los bastones • Desde otra perspectiva, el Hermano Asociado corresponde a la polaridad negativa (bastón negro), el Hermano Iniciado a la polaridad positiva (blanco), y el Hermano Orador es el término que fusiona y equilibra ambas polaridades, el símbolo de la conjunción de los opuestos. • Lo interesante es que el Hermano Desconocido, con su bastón rojo, parecería quedar afuera de este simbolismo. • Sin embargo, quizás se nos quiera decir que siempre algo sale del esquema, que siempre hay un factor que “rompe” la perfección de los esquemas…


El tridente • Téder formula la interesante sugerencia de que el bastón del Hermano Desconocido termine en un “tridente u horquilla, formado por tres puntas triangulares oblongas descansando en una barra transversal”. • Esto, por un lado, refuerza el simbolismo ternario y, por otro, incorpora el tridente al simbolismo Martinista, con toda su herencia tradicional y mitológica.


En otra sugerencia interesante, Téder dice que “el Hermano Iniciado usará el bastón tipo gancho de los druidas”


El simbolismo de los siete Oficiales • En el grado 17° del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (Caballero de Oriente y de Occidente) existe un simbolismo que puede ser correctamente aplicado a la Heptada Martinista. • En dicho grado, uno de los símbolos principales, tomado del Apocalipsis de Juan, es el Libro sellado con Siete Sellos.


P.: ¿Qué significa el Libro de los Siete Sellos? R.: Significa una Logia o Consejo, que sólo el Maestro tiene potestad de abrir. • • • •

Podemos aplicar este concepto masónico a la Heptada formada por siete Oficiales. Cada Oficial, por lo tanto, se hace corresponder a un Sello. Y la Heptada es, entonces, un Libro, en el que se encuentra el Verbo, el Logos. Esta comparación de la Heptada con un Libro es muy interesante. Constituir una Heptada, entonces, es reunir signos, letras, palabras, originalmente dispersos, en un esquema ordenado, como las frases de un Libro. Un Libro que nunca está completo, que siempre se está escribiendo, lo que realza la función del Archivero de una Heptada, que debe escribir todo lo que se hace en ella. El Cordero con el Libro de los Siete Sellos, imagen de un texto alemán, c. 1000.


Los siete Oficiales son tambiĂŠn las siete lĂĄmparas de la Menorah.


Y tambiĂŠn los siete chakras o centros psĂ­quicos


Y los siete metales de la alquimia, así como las siete palabras de la sigla VITRIOL. Y los siete «planetas» de los antiguos.


En el Martinismo, la sucesión de los Oficiales se realiza (o se debería realizar) siguiendo la progresión de la cadena: el Hermano Asociado, al año siguiente de haber cumplido tal función, pasa a Hermano Iniciado y, al año siguiente, a Maestro de la Heptada. Hay algunas variantes, pues a veces el Hermano Archivero también se incorpora a la cadena. El simbolismo es muy interesante, porque si todo se cumpliese correctamente, en una Heptada habría tres clases. El Hermano Asociado preside la clase del Grado Asociado, el Hermano Iniciado la del Grado Místico y el Maestro la del Grado Superior. De esta forma, incorporarse a la cadena directiva de una Heptada, siendo sucesivamente Hermano Asociado, Iniciado y Maestro, es equivalente a cursar los tres grados del Martinismo. Sería como “recorrer el triángulo por segunda vez”, tocando nuevamente sus tres puntas.


La «progresión de la cadena», que se realiza en las Heptadas Martinistas intenta reproducir, en el ámbito de una Logia particular, la «progresión de la cadena» que uniría a los Elus Cohen con el Martinismo actual.


La cadena, por lo tanto, es un símbolo múltiple: hablamos de la Gran Cadena del Ser, que une a todos los seres vivos; de la cadena iniciática, que se extiende desde los Misterios Antiguos hasta nuestros días; de la Gran Cadena Martinista; de la progresión de la cadena de los Oficiales de una Heptada, de la cadena que se forma durante los Rituales, etc.


E incluso la sucesión de los tres colores tradicionales (negro-rojo-blanco), correspondientes a los tres grados Martinistas, conforma una cadena, pues los tres grados (los tres estados del Ser) deben estar presentes para conformar una Orden Martinista completa. En los Rituales actuales de la OMT, la progresión de los colores se hace aún más explícita, pues los miembros del grado Asociado llevan collar negro, los del Iniciado rojo y los del Superior blanco.


Por eso, podrĂ­amos decir que una parte importante de la enseĂąanza Martinista es la aplicaciĂłn del concepto de la cadena en todos los planos.


Antiguas disposiciones • Las normativas dictadas por el primer Consejo Soberano Martinista, presidido por Papus, establecían que la organización de las Logias debía basarse en el respeto por la libertad de los miembros, «que se agrupan, según su libre consentimiento, para un trabajo determinado». • A pesar de este loable principio, las normativas dictaban reglas de cumplimiento imposible: por ejemplo, cada miembro debía permanecer desconocido no sólo teóricamente, sino efectivamente, por todos los otros, y sólo sería conocido por su Iniciador. • De esta manera, el Iniciador sería el vínculo «de cada desconocido con la totalidad de la Orden». • A su vez, el Iniciador debería estar siempre en contacto con todos sus Iniciados, convirtiéndose «en el punto de intersección de los diversos grupos de la Orden…y representando realmente el órgano más importante de la Orden».


Antiguas disposiciones • Papus agrega que la condición del desconocimiento real de los miembros entre sí implica la necesidad de usar la máscara y modificar su nombre, eligiendo un seudónimo esotérico. • Ello garantizaría la «vitalidad de la Orden entera». • Además, indica que «cada miembro de la Orden debe devenir una entidad personal y activa», transformándose él mismo en Iniciador. Lo curioso es que, una vez que alguien se transformó en Iniciador, su propio Iniciador debería cesar toda relación con él. • Papus, en su condición de médico, compara este sistema a la reproducción celular, que se efectúa por división. Cada Iniciador formaría inicialmente con su Iniciado una sola célula madre, que luego debería dividirse y dar así origen a más células. • Todo esto es muy brillante teóricamente, pero imposible de poner en práctica en una Orden real y concreta.


4. Simbología

«Penetrar en el mundo de los símbolos es en verdad penetrar en el Mundo»

«El símbolo permite la libre circulación a través de todos los niveles de lo real» M. Eliade


Entre los símbolos principales de este grado se encuentran… Las letras hebreas (antiguas y modernas). El triángulo. La letra aleph. Las tres luces. Los tres colores. La división tríplice del cuerpo humano. El fuego. El Libro del Hombre. El Libro de la Naturaleza. El Árbol de la Vida. Los signos secretos con los que el Martinismo reemplaza números, meses y fechas. • La máscara, la capa y el cordón; tres símbolos que, debido a su gran importancia, serán objeto, cada uno, de todo un capítulo de este trabajo. • • • • • • • • • • •


El simbolismo • • • • • • • • • • •

Es el método de enseñanza, aprendizaje y trabajo Martinista. «Los primeros objetos que se presentan a los ojos del profano están dispuestos dentro de un orden particular y afectan ciertos aspectos destinados a hacerle comprender la existencia del simbolismo». Si bien los símbolos tienen, entre sus principales objetivos, trascender el lenguaje ordinario, el lenguaje en sí mismo es un símbolo, y también lo son las letras, y aún las palabras que se forman con ellas. El problema se presenta con las lenguas occidentales modernas, cuyos elementos básicos (las letras) sólo representan sonidos, y no ideas. En general, se puede decir que letras y palabras tienen un triple significado: su valor fonético (exotérico) su sentido simbólico, interpretando aquí “símbolo” como “alegoría”. su sentido sagrado o iniciático (hierático), que también es simbólico, pero en un sentido mucho más profundo que el anterior. El sentido exotérico puede ser expresado por la palabra hablada, y esta también puede manifestar, en forma parcial e incompleta, el sentido simbólico. Pero el tercer y último sentido sólo puede entenderse a través de la forma escrita de la letra o la palabra, advirtiendo la manera en la que el Verbo ha tomado cuerpo. “No existe un hecho físico que no incluya una verdad intelectual”. Saint-Martin.


El simbolismo • • • • • • • • • •

El Martinismo toma del Kabalismo el significado esotérico de las letras y del lenguaje hebreo. Cada letra hebrea tenía: un valor fonético, un valor numérico, representaba una idea positiva, cuando estaba sola, representaba una idea relativa, cuando estaba con otras letras, un valor efectivo (teúrgico), que resulta de la acción y el poder de las letras utilizadas durante los rituales. Se dice, entonces, que las letras hebreas combinan el pensamiento, la palabra y la acción. En su valor fonético, representan la palabra; en sus significados simbólicos, el pensamiento; y en sus efectos teúrgicos la acción. «El Martinismo comunica sus enseñanzas por medio del método eminentemente intelectual de la analogía, que es el único camino para comprender la naturaleza abstracta del Cosmos, el Hombre y la Naturaleza».



El triángulo • El triángulo simboliza una manifestación completa: la reunión de dos opuestos complementarios que se fusionan produciendo una tercera condición equilibrante. • «El triángulo es el símbolo universal de las leyes particulares que producen las sustancias» (Saint Martin).


La letra alef •

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La letra hebrea alef o aleph, entre sus distintos significados, se acerca al simbolismo del triángulo. La alef está formada por dos iud, una en la parte superior derecha, y la otra en la inferior izquierda, unidas por una vav en diagonal. Las dos iud son los dos polos opuestos y complementarios; la vav es la tercera condición equilibrante. La alef en conjunto es el ternario en su plena expresión. Además, la alef tiene como valores numéricos 1, 26 y 8. 1 porque es la primera letra (la Unidad). 26 porque cada iud vale 10 y la vau vale 6; la suma da 26, el mismo número que el Tetragrammaton (yud-he-vau-he). La adición teosófica de 26 (2+6) es igual a 8, el número de Ieschoua. La alef, entonces, es la Unidad, el Ternario, el Tetragrama y el Cristo Cósmico.


Las tres luminarias • Las tres luces, «antorchas reales de la Ciencia universal», también simbolizan los tres grandes pilares sobre los que descansa el Universo: la Sabiduría, la Fortaleza y la Belleza. • Estos, a su vez, corresponden a los tres pilares de la Cábala: el pilar de la Misericordia; el Pilar de la Severidad y el Pilar del Equilibrio.

Las tres luminarias: símbolo de la Unidad en la diversidad


La Jerarquía • La Jerarquía de la Luz está representada por las tres luminarias y la cubierta de tres colores que descansa sobre el Altar cúbico. • Los tres colores: blanco, rojo y negro, son característicos del Martinismo y simbolizan la gradación descendente de la Luz, desde el blanco puro hasta el negro más obscuro. • Sin embargo, a pesar de que se establezca una gradación jerárquica entre los tres, cabe destacar que los tres colores deben estar presentes para conformar una estructura perfecta, una manifestación completa.


Negro, rojo, blanco • «La Naturaleza actúa guiada por la fuerza fatal y ciega del Destino, el Dios del materialismo, simbolizado por el mantel negro». • «El Hombre actúa por su Voluntad, una fuerza libre pero condicionada, el Dios del panteísmo, simbolizada por el mantel rojo». • «El Todo se mueve por una fuerza terrible y superconsciente, que Papus llamaba Providencia, aunque ese nombre hoy nos parece muy poco apropiado». • «La Providencia corresponde al Pensamiento; la Voluntad a ella

Una espada ceremonial masónica con los tres colores martinistas: blanco, negro y rojo.


Negro, rojo, blanco •

«Esta fuerza fue conocida por los Magos con el nombre de Luz, y representa la única Fuerza Universal que ocupa el Centro de todo lo que existe. Es el Dios del deísmo puro de la Iniciación de los antiguos». «Existen, entonces, Tres principios que son Uno: el Destino, la Voluntad y la Luz; los tres son, en esencia, gradaciones de la Luz misma». «Así se reconcilian los tres grados de la Filosofía: el Ateísmo, el Panteísmo y el Deísmo, en una asociación fundada en la Verdad y dedicada a la tolerancia universal». Sin entrar en fantasías sobre continentes perdidos, carentes de toda base histórica, señalemos que, según el relato simbólico de Platón, las murallas de la Atlántida se habrían construido con piedras negras, rojas y blancas.


La división tríplice del cuerpo humano, según Papus

El estómago da nacimiento al cuerpo, que él renueva; el pecho a la vida, que él preserva dentro; y la cabeza al pensamiento, que ella manifiesta. «El estómago ayuda a la construcción del cuerpo, el pecho ayuda a mantener la vida en el cuerpo y la cabeza ayuda a la mente en sus manifestaciones».


Aplicación general del triángulo, la división tríplice y la jerarquía triádica del Martinismo


El Fuego • «El fuego de las velas es un elemento divino. Ha sido usado en ceremonias sagradas en todas las naciones y por todas las razas del pasado. El fuego es una de las cuatro grandes manifestaciones que la naturaleza presenta ante los ojos de los hombres». • «El fuego es positivo y negativo. Ha sido muy útil para la humanidad, pero también puede ser muy destructivo. La Luz que difunde se originó antes que todas las cosas, según el prólogo del Evangelio de San Juan».


El Fuego • «Los mentores de la Orden Martinista se impresionaron tanto con el profundo significado de la luminosidad, que le dieron el nombre de ´Luz Astral´». • «La Luz ilumina y calienta, purga y purifica. La obscuridad huye ante la Luz». • «La Luz de las llamas se eleva hacia el cielo con el mismo anhelo con que el desterrado añora su hogar. Al meditar sobre estas tres luces se pueden derivar grandes y maravillosas enseñanzas».


El Fuego • «Los iniciados han tenido siempre sus altares o santuarios. Los iniciados antiguos los construían en un lugar abierto y apartado y los levantaban de materiales a mano. El fuego sagrado, que servía para reunir lo visible con lo invisible, se quemaba en el altar». • «En el fuego se esparcían hierbas aromáticas o aceites de perfume dulce. En esa forma, los iniciados eran llevados por el misterioso poder del fuego y la atmósfera creada por el incienso, a una condición esencial de verdadera iluminación».


«Aunque no es una religión, el Martinismo también tiene sus Libros sagrados. Son dos en número, en correspondencia con la ley de dualidad, y cada Martinista encuentra necesario estudiarlos constantemente. Son ´El Libro del Hombre´ y ´El Libro de la Naturaleza´, y son referidos como tratados en el microcosmos y en el macroscosmos.»


«No siendo libros en sentido literal, ambos poseen el cuerpo de conocimiento necesario para comprender las leyes de la Unidad y su operación en el Universo. En el antiguo Egipto, los dos libros se habían sintetizado en uno: el ´Libro de Magia de Thot´. Se decía que este libro contenía solamente dos hojas. La primera daba poder para encantar los Cielos y la Tierra, las montañas, la Luna y las aguas, y para comprender el lenguaje de los pájaros, reptiles y peces. La segunda conducía a la inmortalidad y el conocimiento de los dioses».


«El Martinismo declara que en la existencia original y superior del Hombre ambos volúmenes estaban abiertos para su lectura y uso. El Hombre podía leer sus verdades rápida y fácilmente. La caída del Hombre no lo privó de estos Libros pero si lo privó de la habilidad de leer y comprenderlos fácilmente. Es solamente con dificultad que el Hombre hoy puede leer una simple página. Cuando el Hombre haya completado su estudio y comprensión de estos dos grandes textos, todos sus derechos y privilegios originales le serán restaurados.»


El Libro de la Naturaleza • «Todo el trabajo Martinista, las ceremonias ritualísticas y de Iniciación, tiende a simbolizar las actividades del gran Libro de la Naturaleza, tal como ocurren en el macrocosmos y como deberían ocurrir en el microcosmos». • «Desde el principio de todas las antiguas Escuelas de los Misterios, los Iniciados han tratado de leer y de sondear los secretos del Libro de la Naturaleza. Al comprenderlo, se convertían en Adeptos y en seres perfeccionados. Así, el objeto de la Orden Martinista es


El Libro de la Naturaleza • Aunque contiene un compendio de conocimiento universal, este Libro simbólicamente tiene sólo cinco páginas, que corresponderían a los cinco períodos simbólicos de evolución de la Humanidad.


El Libro de la Naturaleza • Primera página: representa la armonía existente en el orden universal y está simbolizada por el equilibrio. • Segunda página: explica la ley de los ritmos y de las vibraciones manifestadas en todos los mundos. • Tercera página: deja en claro por qué el misterio de la Creación está escondido para el profano. • Cuarta página: revela a la Naturaleza y al Hombre como siendo los dos aspectos de la Unidad. • Quinta página: declara que el conocimiento de los mundos elevados viene a través de la meditación, de los sueños y de la comunión con la egrégora de los Maestros del Pasado.


“En el libro infinito del secreto de la Naturaleza he podido leer un poco” Shakespeare

Las cinco páginas del Libro de la Naturaleza


“El Libro del Hombre puede ser un poco mejor comprendido…Unos pocos poetas, filósofos y científicos han conocido algo de él y han hecho alguna tentativa de leer sus páginas…algunos se han dedicado solamente a la primera página; otros han ido un poco más adelante; pero escasamente algunos han comprendido la unidad que caracteriza a su total y nadie, en ningún sentido, lo ha dominado.”


Louis Claude de Saint Martin, en “Sobre los Errores y Sobre la Verdad” dejó una interesante delineación de las diez páginas del Libro del Hombre. Cada página se hace corresponder a una séfira del cabalístico “Árbol de la Vida”, aunque interpretado en una forma muy libre.



El Libro del Hombre • Primera página: trata del Principio Universal o Centro del que continuamente emanan todos los otros centros de la Creación. Es la Fuente, la Unidad, la corona (Kether) de todo el Cosmos. • Segunda página: trata de la ley doble (binaria), de la causa dual que apoya el Universo; de la doble naturaleza del hombre; de su dualidad tanto corporal como intelectual; en verdad, de todo lo que está compuesto y formado por las dos grandes acciones (positiva y negativa). • Tercera página: explica la formación de los cuerpos. Es la expresión cabalística de la ley del triángulo. Explica el resultado, la conclusión, las producciones. Es la clave de la generación de todas las sustancias, materiales o inmateriales. Aquí hallamos el azufre, el mercurio y la sal. • Cuarta página: concierne con todo lo que es activo en la Naturaleza; el poder formativo del pensamiento y las vibraciones; el gran Logos, Verbo o Palabra. Según Pasquales, es aquí donde encontramos la clave o número de los “Seres Espirituales” y del «culto cuaternario», base y fundamento de todas las religiones, en su estado original. • Quinta página: describe limitación o idolatría y muerte o putrefacción. A pesar del rechazo que Saint Martin sentía por el simbolismo del número cinco, en realidad este es uno de los números de mayor profundidad iniciática.


El Libro del Hombre •

Sexta página: discute las leyes de formación de todo lo que es temporal en la Tierra. Explica los misterios del círculo y cómo puede ser dividido y cuadrado por el radio. Se relaciona con el tiempo y con los seis Pensamientos («días») que resultaron en la generación del Universo. Séptima página: habla de los vientos y mareas y cómo tales fenómenos corresponden a la tempestad dentro de la escala geográfica del hombre. Siete son las esferas o «planos» que el hombre debe ascender para alcanzar la Reintegración. Octava página: tiene que ver con aquellos que rigen a la humanidad; en consecuencia, con el gran gobernador místico de la Tierra, la única esperanza del hombre (hoy podríamos dudar mucho de esta idea de Saint Martin). También trata de las leyes de justicia, los poderes legislativos, el ascenso de los Soberanos y la autoridad de los Generales, Jueces y Oficiales. Esotéricamente, es la página del Cristo Cósmico, al que le corresponde el número 8. Novena página: presenta una alegoría del ser humano formado primero en el corazón de la mujer y en la cabeza del hombre. Es la página del mundo manifestado, comparado al niño que nace después de nueve meses de gestación. Décima página: es la clave de todas las nueve precedentes y es la única sin la cual las otras permanecerían incomprensibles. Nada de ella puede decirse, excepto que, de todas, es la más afín a la primera.


El Libro del Hombre • • • • • • • • • • • •

¿Cuáles son los beneficios de la lectura de “El Libro del Hombre”? La primera (Kether) y la última (Malkuth) páginas están encadenadas juntas. Si uno comprende una, tiene abierta la comprensión de la otra. Cuando uno ha dominado las diez páginas, los misterios del Universo quedarán abiertos, según prometen los sabios cabalistas. Aquel que domina la segunda página será conocido por ser sabio (Chokmah, Sabiduría). Aquel que domina la tercera, tendrá gran comprensión (Binah, inteligencia). Comprensión de la cuarta significa compasión y misericordia (Hesed, misericordia). El dominio de la quinta capacitará para evaluar las vicisitudes de la vida (Geburah, fuerza). El dominio de la sexta abrirá el reino de la belleza cuatridimensional (Tipheret, belleza). La séptima permitirá que el hombre que la domina se conozca a sí mismo y alcance victoria (Netzah, victoria). El que domina la octava vivirá una vida justa, rindiendo a cada uno los metales que le corresponden (Hod, esplendor). El dominio de la novena da al hombre la clave para la lucha entre lo universal y lo particular (Yesod, fundación).


“El Hombre y el Universo forman un todo, dos progresiones ligadas la una a la otra y evolucionando juntas. Además, el último dato dentro del conocimiento del Hombre debe conducirlo al último dentro del conocimiento de la Naturaleza.” “Dentro del misterioso reino de las primeras causas, un reino de impenetrabilidad, el hombre puede entrar sólo empleando la lógica negativa. Ese reino está compuesto por el No-Ser en Sí Mismo (Ain), lo No-Limitado (Ain Soph) y la Luz de lo NoLimitado (Ain Soph Aur).”

“La década de existencia más allá de la nada, tiene su fin eslabonado a su comienzo, y su comienzo eslabonado a su fin, así como la llama está unida al carbón encendido, porque el Señor es uno y no existe un segundo y antes del uno, ¿qué contarás tú?” Sepher Yezirah

“El Atziluth o Mundo del Arquetipo es el reino de las simientes de las ideas, la etapa germinadora del intelecto perfecto; Briah es el Mundo de la Generación, fluido como las aguas; Yezirah es el plano aéreo o forma pura de las ideas formativas; Asiah es la tierra de la acción concreta.”



Entre los múltiples significados del símbolo Martinista, podemos agregar que el triángulo blanco representa el Libro del Hombre, y el triángulo negro el Libro de la Naturaleza. Ambos están entrelazados y constituyen, en esencia, un solo Libro.


Un documento histรณrico: la versiรณn original de los signos martinistas, con la letra y la firma de Papus

Los antiguos signos secretos de la Orden Martinista


5. La máscara

«En la vida he apreciado, que el Bien y el Mal son cosas ordinarias, que lo Temporal, inevitablemente se prolonga, que el exterior siempre se infiltra en el interior y que al fin de cuentas las Máscaras terminan siendo los Rostros» Anónimo


Máscara, capa, cordón • No importa qué tan buena sea nuestra situación en la vida, no importa cuánto estemos golpeados o no por la adversidad, si no sabemos por qué actuamos como lo hacemos y por qué son como son las circunstancias y lo que nos rodea, estamos viviendo en la ignorancia. • Nadie puede estar contento o feliz por mucho tiempo en ese estado de obscuridad; por lo tanto, no podemos entregarnos a prácticas o estar rodeados por cosas cuyos propósitos permanecen desconocidos para nosotros. • Esa es la razón por la cual prestamos considerable atención a las prendas de vestir utilizadas ritualmente, y a los signos y símbolos del vestido. Ellos también deben utilizarse como herramientas en el trabajo iniciático. • Esto no significa que el símbolo en sí pueda usarse realmente para crear o lograr algo en nuestras vidas; sino que constituye el recuerdo silencioso de las leyes profundas que eventualmente pueden emplearse, así como de ciertas condiciones arquetípicas de la vida humana. • Respecto de las prendas de vestir, entonces, el Martinismo trabaja sobre tres símbolos básicos: la máscara, la capa y el cordón.


La máscara • En el Martinismo, la máscara tiene un distinto y característico significado simbólico. • «Con ella, la personalidad desaparece; uno se convierte en un desconocido en medio de otros desconocidos». • Esto, sin embargo, debe interpretarse correctamente. Por «personalidad», aquí se entiende la personalidad exterior, formada por nuestro nombre, títulos académicos, etc. «Estas cosas pertenecen a la personalidad externa y la máscara las oculta de nosotros y de los demás, para que nada pueda distraernos de la luz que buscamos». • Por el contrario, la personalidad interior, la raíz profunda de la individualidad, debe ser preservada y fortalecida. • De esta forma, la máscara tiene un significado paradójico, pues colocándonos la máscara Martinista nos despojamos de la máscara que utilizamos todos los días. • Y, «al ocultarnos, nos revelamos; pues al ser desconocido lo accesorio, la personalidad externa, se vuelve conocido lo esencial, la personalidad interna». • Y, «al final de tu vida, cuando te preguntes quién eres y qué representas, ¿podrás responder sin que las máscaras de la vida diaria te quiten la palabra»?


Por el contrario, en el Martinismo, usando una sola mĂĄscara, buscamos re-encontrar quiĂŠnes somos.


«Todos llevamos máscaras, y llega un momento en que no podemos quitárnoslas sin remover nuestra propia piel» André Berthiaume «La máscara nos muestra la soledad del Hombre del Deseo en el Sendero de la Iniciación»



La máscara • «Nosotros, que estamos reunidos aquí, no nos preocupamos por el reconocimiento, el honor o la distinción que el mundo pueda habernos conferido y por los cuales somos conocidos en él». • Desde un punto de vista exotérico, por lo tanto, la máscara es un poderoso símbolo de la igualdad. • Más esotéricamente, la máscara favorece la concentración del Martinista en lo que verdaderamente está buscando en el Templo: la Sabiduría, alejada de toda vanidad, reconocimiento o título mundano.

«Dad una máscara al hombre y os dirá la verdad» Oscar Wilde


La máscara • «Usando la máscara hemos desdeñado el miedo de las pequeñas susceptibilidades a las que la vida está sujeta constantemente, entre seres siempre interesados en encontrarnos en culpa. Estamos protegidos contra las celadas que el ignorante y el vano ponen cada día en nuestra contra.» • «Cuando caminamos el sendero de los hombres en la vida cotidiana, nuestros éxitos, posesiones, y hasta nuestra propia vestimenta, pueden incitar el celo y la envidia de otros. Su pequeñez de naturaleza puede llevarles a arriesgar nuestra reputación y hasta nuestra seguridad social, económica y física. La multitud de los hombres es muy variable en sus afectos. Lo más conspicuos que somos hoy en su admiración, lo más que seremos menospreciados por el acoso salvaje de alguna otra personalidad que ha arrebatado su fantasía. Pero aquí, entre Hermanos, aplicamos el arte de permanecer desconocidos. Nos retiramos al secreto mientras observamos a otros. Por lo tanto, dejen que la máscara de la circunspección los proteja siempre.»


La máscara • «Encontrándote a ti mismo ante la gente que no conoces, nada tienes que pedirles; es de ti mismo, es de tu soledad desde donde debes sacar los principios de tu adelanto». • «Nada esperes de los demás, excepto en el caso de una necesidad absoluta; aprende a ser TÚ-MISMO». • Esto, por un lado, significa que en las otras personas deberíamos ver criaturas de la Humanidad más bien que seres de influencia y poder temporal. De esa forma, no estaremos inclinados a juzgar a los otros por su valor para nuestros propios asuntos egoístas. • Desde una lectura más esotérica, así como al vestir la máscara, el Martinista, paradójicamente, se desenmascara, la idea es imaginar que todos los otros seres humanos también están bajo la máscara, y de esa forma, desenmascararlos, revelar qué son verdaderamente en su interior.


Por lo tanto, el simbolismo de la máscara en el Martinismo es de naturaleza dual. Por un lado, existen las máscaras de todos los días, que ocultan lo que realmente somos y nos muestran cómo queremos aparecer ante los otros, y por otro, la máscara Martinista, que oculta nuestra personalidad profana y manifiesta lo que somos en verdad.


Y también proyectamos máscaras en los otros. Nuevamente, el simbolismo es dual. Podemos proyectar en ellos las máscaras, fragmentos de nuestra personalidad que no queremos reconocer y proyectamos en los demás. O podemos proyectar la máscara Martinista, y ver a los demás en su propia realidad.


Efectuando una síntesis… • Podemos decir que hay tres clases de máscaras, cada una de naturaleza dual, de donde, desde el punto de vista Martinista, la máscara se puede entender de seis formas distintas: • Primera clase: la máscara en nosotros mismos. • 1: las máscaras que usamos todos los días, que nos dan nuestra personalidad profana. • 2: la máscara Martinista, que nos revela tal cual somos. • Segunda clase: la máscara en los demás. • 3: las máscaras que los otros emplean en su vida diaria, que les otorgan sus personalidades exteriores. • 4: la máscara usada por los otros Martinistas, que esconde de nosotros lo que son profanamente y expresa lo que son en realidad. • Tercera clase: la máscara que proviene de la interacción entre nosotros y los demás. • 5: las proyecciones con las que nosotros mismos enmascaramos a los otros. • 6: la máscara Martinista, que proyectamos en los demás para acceder a su verdadera realidad.


La máscara y los otros • «Comúnmente sucede que muchos afiliados a organizaciones y sociedades cuyas ideas y objetivos son nobles, lo hacen sólo para tomar ventaja del estado material y la influencia de sus miembros compañeros. Si estamos alegóricamente enmascarados, si mantenemos en segundo término nuestras diarias asociaciones cuando estamos así agrupados, nada intentará pervertir esta asociación». • Esta instrucción Martinista está directamente dirigida hacia la francmasonería, en donde muchos han olvidado el crecimiento iniciático, lo que supuestamente buscaban al ingresar, y se dedican al cultivo de las relaciones sociales y el tráfico de influencias, no siempre con intereses completamente limpios. • «Es de nuestro interior de donde debe venir el logro. Muchos se sienten avanzados en la presencia de brillantes personalidades, pero ellos sólo están reflejando la luz de tales eminencias, por su sociedad inmediata. Cuando la luz de tales personalidades disminuye o se va, estos infortunados se encuentran una vez más en la obscuridad, porque dentro de ellos no poseen luz de comprensión». • Esto último tiene un ejemplo en la propia historia Martinista, pues al retirarse Martínez Pasquales muchos de sus asociados se vieron sumergidos en una obscuridad que la luz del Maestro había iluminado temporariamente.


La máscara y los otros • «Aquel que usa la máscara está sólo dentro de sí mismo; es gobernado principalmente por su propia mente y su propio desarrollo interior. Acepta con agrado el conocimiento de otros y lo aprecia, pero lo digerirá y asimilará y verá que se hace parte de sí mismo». • «Él no sólo tomará el Sol en la tibieza del intelectualismo de otros, como quien está bajo los rayos del Sol, para ponerse de inmediato a tiritar apenas ellos se han ido lejos de él». • «El objetivo es encontrarse a sí mismo y, al hacerlo, encontrar a los otros, puesto que todos los reflejos del Mundo están en nosotros, y todas las resonancias».


La máscara y la consciencia • «Detrás de la máscara, ustedes son responsables de sus actos ante sí mismos; su consciencia es el Maestro de quien siempre deben recibir consejo». • «Más que seguir normas y convenciones sociales, actuarán siguiendo los dictados de su propia consciencia». • «Esta máscara aísla a ustedes del resto de la humanidad y les muestra el precio que deben adherir a su libertad, adquirida por la Voluntad, que se impone tanto al Destino como a la Providencia. Nadie en el mundo tiene derecho a quitártela». • Se ha dicho que el cristiano siente temor al infierno, y por eso no daña a los demás; pero el pagano no cree en fuegos post-mortem, y por ello acepta la responsabilidad por sus acciones. • El Martinista, en este caso, debe adoptar la actitud del antiguo pagano.



«Dejen que la Máscara les enseñe a permanecer desconocidos para todos aquellos a quienes hayan salvado de la miseria, de la desgracia o de la ignorancia»


La máscara y el ego • También se ha dicho, en la instrucción Martinista: «Dejen que la máscara los instruya acerca de cómo sacrificar su ser terreno, cómo sumergir el ego y la vanidad, siempre que lo exija el bienestar de la colectividad». • Pero esto no debería interpretarse en sentido literal, porque puede conducir a graves errores. • El ego, habitualmente tan denostado, es un gran logro de la evolución: la condición de individuo, de ser individual, es la culminación, la coronación, de un gran proceso natural, que comienza con los seres inferiores, en los que la consciencia individual es casi nula, y culmina en los vertebrados superiores, en los que la autoconsciencia alcanza su máxima expresión. • En realidad, lo que la instrucción Martinista está haciendo es prevenir los excesos que pueden derivar del uso de la máscara: demasiado aislamiento puede llevar a la autosobrevaloración, al egoísmo excesivo y a la separación de las realidades del mundo y de los otros seres humanos.


La máscara y el ego • Lo precedente no debe confundirse con «la negación de sí mismo», la «autodestrucción», la «autoabnegación», «la subyugación del lado carnal», «la subyugación de lo animal para la libre colocación de lo angélico», etc. • Todas esas nociones no son más que perversiones, que persiguen una espiritualidad falsa y un estado «angelical» totalmente ajeno a la condición humana. • El concepto Martinista está más cerca a la noción de «la muerte del autor» de Umberto Eco: el autor, el creador, el artista, debe evitar ser el «amo» de su obra, debe dejarla fluir, para que ésta pueda vivir.


La máscara y la yod • «Como Asociados del Martinismo, ustedes usan la máscara que está simbólicamente relacionada con la letra hebrea Yod o Yud, la décima de ese alfabeto». • «Los estudiosos han considerado a Yod el germen o célula de donde crecieron todas las letras hebreas; para el hebreo es la piedra fundamental; así es la máscara en la simbología martinista». • «El Asociado Enmascarado es la célula de la que germina el cuerpo de la Humanidad, temporal y espiritualmente regenerada».


La máscara y la yod • Sin embargo, lo anterior, que figura en la instrucción Martinista, no expresa totalmente la relación entre la máscara y la yod. • Esta letra expresa el poder de limitación, la condición que algo alcanza cuando se concentra máximamente, cuando llega a la simplicidad casi absoluta (por eso la yod es prácticamente un punto). • Este poder de limitación es, entonces, el llegar a ser el punto en el centro del círculo; aquello que, limitándose, se transforma en el eje y punto de apoyo de todo movimiento.


La máscara y la yod • La máscara, entonces, indica la autolimitación que el Asociado se impone, caracterizada por el silencio, la conservación del secreto y el abandono de la jactancia y actitudes similares. • Esta autolimitación, sin embargo, es sólo un primer movimiento, la necesaria concentración de fuerzas que precede a la posterior expansión. • El silencio que impone la máscara, por ejemplo, sólo tiene sentido cuando es un paso previo para la expresión plena y profunda de la Palabra. •«La máscara simboliza la autocreación de la personalidad por el aislamiento y la meditación.» Papus


La máscara • Jules Boucher dio unas explicaciones muy interesantes sobre el significado del término «Logia», que reproducimos más abajo. Pedimos al lector que reemplace el término «Logia» por «máscara», y así se comprenderá perfectamente lo que explicamos a propósito de la relación entre la máscara y la yod. «Vestir la máscara» significa que el Martinista es, en sí mismo, «su propia Logia». • P.: ¿Qué entiendes por la palabra Logia? • R.: Es un lugar sagrado que sirve de asilo a los masones para cubrir sus trabajos. • P.: ¿Por qué los trabajos masónicos deben efectuarse a cubierto? • R.: Porque todas las fuerzas que están destinadas a desplegarse útilmente hacia afuera deben, previamente, estar concentradas sobre sí mismas a los efectos de adquirir su máxima energía expansiva. • P.: ¿A qué puede compararse una Logia regularmente cubierta? • R.: A la célula orgánica, y más concretamente al huevo, que contiene un ser en potencia. Todo cerebro pensante puede compararse con un Taller cerrado, una asamblea deliberante, al abrigo de la agitación exterior.


La máscara y la Logia • Toda Logia trabaja en secreto, «a cubierto». • Vistiendo la máscara, esta condición secreta, este velar los trabajos, este protegerse con el «velo de la obscuridad» adquiere un significado todavía más profundo. • La máscara es el Guardatemplo del Martinista, es el Hermano Centinela colocado sobre su propio cuerpo. • Los «ruidos» exteriores ya no lo distraen, ya ningún «profano» puede entorpecer su trabajo.


«El Hombre de la Máscara de Hierro», de Alejandro Dumas, contiene una de las más profundas y completas aplicaciones del simbolismo de la máscara. Todos los personajes de esta historia, tanto el que lleva la máscara de hierro como todos los otros, están enmascarados; todos esconden su ser verdadero, y han llevado la máscara durante tanto tiempo, que han llegado a creer que el personaje que representan es su yo auténtico.

Un posible origen para el uso de la máscara Martinista. En este Cuadro masónico (parece ser del Compañero) vemos un antifaz, posiblemente usado en grado de Aprendiz para velar la vista del Candidato.


P:: ¿Qué es la máscara?. R.: Es un medio para ocultar la falsa personalidad e incrementar al máximo la distancia entre el Iniciado y el mundo profano. Es, también, una ayuda para crear la verdadera personalidad ideal.


P:: ¿Debe, entonces, el Iniciado esconderse? R.: Sólo para el mundo profano. Ante sus Hermanos el revela su total y abierto rostro. Esta pregunta y su respuesta revelan la dualidad de la máscara Martinista. El Iniciado, mientras vive la vida del mundo, se coloca las máscaras de éste; cuando vive la vida del Templo Martinista, al colocarse la máscara de la Orden, se revela tal cual es.


P.: ¿Por qué es roja la máscara del Maestro? R.: Porque el rojo es el color de la voluntad. El rojo denota combate, batalla, espiritual o temporal, la lucha que debemos realizar para liberarnos del destino. La máscara roja denota los esfuerzos que el Iniciado debe llevar a cabo en la búsqueda de su ideal. (el Maestro lleva la máscara roja sólo durante una Iniciación. Nótese además el definido carácter Templario de la respuesta dada en la instrucción Martinista.)


P.: ¿Qué enseña la máscara respecto del conocimiento? R.: Que el verdadero conocimiento es impersonal y conocido sólo a través de sus manifestaciones. No puede ser personificado como una individualidad. (esto previene contra el endiosamiento de supuestos “Maestros”, contra los “dioses personalizados”, los “instructores infalibles” y otros desvíos. Aún los más grandes Maestros deben ser vistos como si estuvieran tras la máscara.)


P.: ¿Cuál es el origen de la máscara? R.: En el teatro antiguo, el actor siempre usaba una máscara cuya boca abierta constituía una trompeta parlante a través de la cual sonaba la voz. La misma palabra “persona” significa “sonar a través” (per sona); así, un hombre es llamado persona porque la máscara le ha dado su nombre.


“En las tragedias, las divinidades en sí se creía que hablaban a través de la máscara del actor; así, el hombre vino a asociar la máscara con la comunicación con otros mundos. Ella se ha hecho con nosotros simbólica de tal comunión.”


El psicólogo Wilhelm Reich consideraba que la máscara, la persona, cuando se llevaba demasiado tiempo y finalmente se anquilosaba, conformaba una especie de verdadera coraza caracterológica, que el individuo arma no sólo para protegerse del mundo exterior, sino también para negar sus propios instintos y deseos. En los Rituales de Blitz y Téder, durante la Iniciación, un grupo de miembros rodea al Candidato llevando todo tipo de máscaras y agrediéndolo con las espadas: es el espectáculo de las máscaras del Mundo, los rostros grotescos que pretenden ocultar su realidad.


La máscara roja y la máscara negra, una dualidad clásica del Martinismo

P.: ¿Cómo se relaciona la máscara con la caída del hombre? R.: Como resultado de la simbólica «caída» la Realidad se enmascaró, se ocultó. Pero esto era necesario, para que el hombre pudiese existir como ser individual. En tal sentido, la emanación del Universo fue, realmente, la «muerte de su autor».


6. La Capa

“Rodeados por la capa podemos recibir el influjo del Verbo, condición indispensable para pasar del estado de Iniciado al de Adepto”


Es probable que tanto la máscara como la capa hayan sido introducidas en los rituales Martinistas por Papus. Aparentemente, las primeras referencias las denominaban: «La máscara del Iniciado y la capa del Sabio».


El uso de la Capa simbólica, de la Máscara y del Cordón se considera uno de los “landmarks” del Martinismo, es decir, de los límites o “marcas” que lo definen y caracterizan. “No es muy importante que la capa sea negra, blanca o roja; o que el cordón sea negro, rojo o dorado; o que tenga tres nudos, cinco o ninguno. Todos los Martinistas hacen uso de estos tres profundos símbolos y su significado subyacente en todo los casos es el mismo”.


La capa • Según L. de Biase, citando uno de los primeros cuadernos martinistas: • «Los primeros objetos que se presentan ante los ojos del profano habían sido dispuestos en un orden particular y hacían referencia a ciertos aspectos destinados a hacerle comprender la existencia del simbolismo». • «Los símbolos forman el fondo de la enseñanza y algunos de ellos son absolutamente indispensables; ningún Iniciador puede evitar el presentarlos, aunque pueda atrasar ese desarrollo según él juzgue conveniente». • «Los símbolos indispensables son: • Las tres luces y su triple disposición jerárquica; • La máscara; • La capa del Iniciado». • De acuerdo con esto, la capa es uno de los símbolos «indispensables» del Martinismo, aunque no siempre se lo profundice como es debido.


Así como la máscara es el punto, la yud, la capa es el círculo que lo rodea


La letra tau • Así como la máscara corresponde a la letra hebrea yud, la capa corresponde a la tau, última de este alfabeto. • Siendo la última letra, la tau cierra el ciclo, como el círculo que se cierra en torno del punto central. • Para Téder, la Tau es “el signo cabalístico de la Verdad, de la Luz del Sol y del Ser Humano en su estado de Perfección”.


La capa • Según Téder, la capa, al igual que la tau, se relaciona con el número 400. • Téder lo explica así: Tiene el 400, ó 5x8x10, y significa la cantidad de puertas de la Muerte (5) que la voluntad humana (8) deberá pasar antes de que llegue hasta el Pensamiento Divino (10). • Otras veces, el 8 es tomado como el número del Reconciliador (el Cristo).


P.: ¿Por qué el Asociado se envuelve en la capa? R.: Para preservar su propia personalidad de las radiaciones del mundo profano. (no se trata, por lo tanto, de destruir o anular la personalidad propia, sino de preservarla en su autenticidad pura, de ser quienes realmente somos, impedir que el baile de máscaras de la vida cotidiana ingrese en el Templo Martinista.) La capa Martinista se coloca sobre la túnica, también blanca, y ambas simbolizan que el Asociado se cubrirá con un “velo de protección” que lo protegerá durante sus operaciones. En los Rituales de Blitz y Téder se dice que el Hombre, en su primer estado, «estaba protegido por una impenetrable armadura», de la que la túnica es un símbolo.


P.: ¿Por qué desearía él hacerlo? R.: Para poder recibir lo más fácilmente posible las radiaciones de aquellos que él juzga meritorios. (en la instrucción Martinista actual este símbolo se ha vuelto “políticamente correcto”. El significado original de esta expresión era “envolverse en la capa para aislarse del mundo profano y recibir más fácilmente las radiaciones de los Maestros Desconocidos”, y reconoce un claro origen teúrgico).


Capas renombradas • P.: ¿Conoce usted algunas capas renombradas? • R.: Recuerdo dos, la del profeta Elías y la del Magus Apolonio de Tiana. Ambas proporcionaban el aislamiento necesario para alcanzar los más altos reinos de aspiración.

Apolonio de Tiana

Elías


Apolonio de Tiana Apolonio de Tiana (en latín, Apollonius Tyaneus; Tiana, Capadocia, 3 a. C. – Éfeso, ca. 97 ) fue un filósofo, matemático y místico griego neopitagórico. Fue casi universalmente honrado en el mundo antiguo. Se le atribuyen numerosos “milagros”, aunque es muy difícil separar en ellos la realidad y la fantasía. Entre tales milagros, figura su habilidad para hacerse invisible, es decir, para ocultarse, tras una capa misteriosa, de las miradas del mundo “profano”.


Elías Elías fue un profeta hebreo que vivió en el siglo IX a.C. Su nombre es una forma helenizada que proviene del nombre hebreo Ēliyahū (‫ )אליהו‬y que significa "Mi Dios es Yahvéh". Elías era oriundo de Tishbé, en la región de Galaad y al oriente del río Jordán. A él se refiere la Biblia en 1 Reyes 17-21 y 2 Reyes 1-2. La capa de Elías fue objeto de numerosas leyendas; se le atribuyeron poderes y hechos fantásticos.

Elías, óleo por Daniele da Volterra, c. 1550 “A medida que nos elevamos en esta montaña, nos vestimos con la capa de Elías, la cual podemos heredar en vida, y por la voz de la cual podemos hacer que caiga el fuego del cielo, dividir las aguas del río, curar a los enfermos, resucitar a los muertos; ya que solamente esta capa de Elías, o nuestra vestimenta pura y primitiva, puede conservar la Palabra en nosotros, como una capa terrestre conserva nuestro calor corporal. El ser animal no puede contener en sí mismo esta palabra viva; solamente nuestro cuerpo original puede fijarla.” Saint Martin, que aquí asocia el simbolismo de la capa con el “cuerpo glorioso” del Hombre Primordial.


Elías y Eliseo • P.: ¿Por qué Elías legó su capa a Eliseo? • R.: Para recordarle que su propia personalidad debe ser preservada, para así poder ser útil a sus Hermanos. • Según la leyenda bíblica, al pasar Elías frente a Eliseo, mientras este último araba la tierra con una yunta de doce bueyes, le colocó su manto y pasó de largo. • Eliseo comprendió este gesto simbólico y se apresuró a alcanzar a Elías que se alejaba, rogándole que le permitiera ir a despedirse de sus padres antes de irse con él. • A partir de ese momento, Elías consideró a Eliseo como su propio hijo y, de hecho, este último fue el heredero espiritual de Elías. • Aquí tenemos claramente simbolizado el concepto Martinista de la “filiación”.


Elías y Eliseo • Ahora bien, aunque es cierto que Eliseo fue el heredero profético de Elías, tenía un carácter muy diferente a este último. • Elías era una figura solitaria, mientras que Eliseo fue líder de varias generaciones de profetas; se vinculó con los soberanos de Israel pertenecientes a su época, amonestándolos, aconsejándolos en sus guerras y estimulando -cuando lo creyó necesario- la desobediencia hacia ellos. • Esta historia explica por qué se dice que la capa simboliza que “su propia personalidad debe ser preservada, para así poder ser útil a sus Hermanos”. • El Martinismo, por lo tanto, valora la diferencia de personalidades, la naturaleza individual de cada carácter. • De hecho, en la misma historia Martinista, los Maestros más destacados (Pasquales, Saint Martin, Willermoz, Papus, entre otros) fueron todos de personalidades muy distintas y, en lugar de negarlas, procedieron como su propio ser les indicaba.


Elías y Apolonio • Notemos que la intención de la instrucción Martinista, además de presentar hechos legendarios pintorescos es, sobre todo, asociar la capa a dos corrientes iniciáticas diferentes. • Apolonio era pitagórico, pagano; Elías era hebreo y será muy valorado en la tradición cristiana. • El Martinismo muestra a la capa y su simbolismo como trascendente a las diferencias religiosas.


La capa implica anonimato, pero al mismo tiempo autenticidad. No es la pérdida del yo; es el nacimiento del yo verdadero.

“Todos los reflejos del mundo están en nosotros y todas las resonancias. La capa es la que me protege de las resonancias. Cuando me envuelvo con ella, nada de lo que se pronuncia en el mundo profano, nada de lo que se enuncia ahí, llega a mi consciencia.” A. Chaboseau


En el Ritual de Téder… • …para el segundo grado del Martinismo (Iniciado) se dice que: • « Ahora te instruiré acerca de los misterios de la Capa, distintivo de la Iniciación ó del Conocimiento real, ornamento místico del adepto, contra la cual aún la espada flamígera de los Querubines no podrá hacer algo…Esta prenda, de la que el Iniciado es quien conoce sus usos múltiples, deberá cubrirte silenciosamente con sus alas protectoras ». • « Así como la Capa de Apolonio de Tiana, este símbolo representa la completa y total posesión de uno mismo; y tambien sirve, no sólo para aislarte del instinto corriente del Sabio, sino tambien para aislarte a la Prudencia y la Discreción que caracterizan al real Iniciado. Así como el Velo de Isis y la Capa de Cibeles, que estos sagrados ornamentos permanezcan cerca de ti por siempre ante los extraños ».


El origen de la capa Martinista está en el manto blanco de los Templarios, aunque sin la cruz roja de estos últimos. «La capa simboliza la necesidad de que la Prudencia se una a la Voluntad para destruir los malvados efectos de la Ignorancia» Papus


La túnica y la capa • Ahora bien, la túnica y la capa no constituyen meramente una vestimenta pintoresca o sólo un recuerdo de los Templarios. • Ambas remiten a la tradición de que, en tiempos legendarios, el cuerpo del hombre era distinto del actual, libre de corrupción y enfermedades, y que luego se operó una involución. • La túnica simboliza este “cuerpo luminoso” o “cuerpo de gloria” que, según Martínez Pasquales, era emanado por los primeros hombres para poder interactuar con la materia, «para evitar disolver a los otros seres temporales».


Un simbolismo similar le fue adjudicado a las armaduras de los Caballeros medievales. Por ello, Saint Martin dice que Adán «estaba revestido de una armadura impenetrable, de la cual variaba su uso a su placer». Este supuesto cuerpo glorioso habría tenido la misma forma que el cuerpo humano actual, pero de una materia más sutil.


Algunas variantes • Lo que hemos descripto, por supuesto, tiene muchas variantes en las diversas Órdenes Martinistas. • Por ejemplo, es frecuente emplear en el grado Asociado túnica negra y banda roja, o combinaciones similares. • Aquí nos estamos ateniendo, en líneas generales, a los usos de la O.M.T.


Algunas variantes • La banda roja que menciona Téder es interesante, porque presenta una simetría complementaria entre los grados 1° y 2° (Asociado e Iniciado). • En efecto, los Asociados, según Téder, visten dicha banda del hombro izquierdo a la cadera derecha, y los Iniciados, del hombro derecho a la cadera izquierda.


« La Capa del Iniciado, ante el cual todas las cosas son impotentes, hasta la espada flamígera de los Querubines que Dios colocó, despues de la caída del hombre, a la entrada de la inmortalidad » Téder


La capa • La capa ha representado varios motivos arquetípicos en diversas culturas. • Quizás el origen de la capa pueda remontarse a las culturas prehistóricas, en las que los cazadores y los sacerdotes se envolvían en pieles de animales, simbolizando tanto que adquirían la fuerza y el valor atribuidos a sus presas, como que se hacían maestros de las mismas. • De aquí que la capa fue también un símbolo de poder y autoridad, como puede apreciarse en las diversas capas llevadas por los reyes a lo largo del tiempo. • Actualmente, en la Iglesia Ortodoxa Griega, en el Domingo de Pascua, el sacerdote debe vestir una capa especial y, ataviado con la misma, encender el fuego sagrado en su iglesia. • Se supone que esta costumbre deriva de los Misterios de Eleusis.


La capa • Desde un punto de vista alquímico, la capa es equivalente al sello hermético, que crea un “locus”, un sitio cerrado, en el que puede efectuarse la transformación, ya sea de la materia, ya sea del ser interior del hombre.


La capa • La capa crea, metafóricamente hablando, un útero, un vaso donde tiene lugar la transformación. • “Envueltos en el cierre hermético de la capa, hacemos el trabajo en nuestra propia persona, sobre nuestra propia transformación, la que no se puede hacer por o ser compartida con otros”.


La capa • La capa da lugar a un «campo metamórfico» que facilita la transformación. • No es que la capa en sí misma produzca tal transformación, sino que el hecho de generar un espacio herméticamente cerrado favorece y protege los procesos de cambio que deben tener lugar en nuestro interior.


La capa • «La capa es como las paredes de una habitación desierta donde una lámpara se ha encendido. Yo estaba solo en este cuarto con una luz. Dejé la habitación sin tocar la llama, y en mi partida, cerré la puerta con doble llave. Nadie puede recibir esa luz, y sin embargo ésta sigue palpitando. Sólo tengo que re-abrir la puerta, entrar en la sala, y yo encontraría lo que me iluminaba, con todo lo que esta Luz ha iluminado por mí. Además, el tiempo que estoy envuelto en el manto, y cada vez que me pongo la capa, soy el compañero de la luz, y la luz es mi compañera.» (Agustín Chaboseau)


Desde este punto de vista la capa es el capullo que envuelve a la crisรกlida que habrรก de transformarse en mariposa.


La capa • La capa es, también, el emblema del simbolismo en sí mismo. • Cada símbolo es, al mismo tiempo, una máscara y una capa que vela y revela un concepto esotérico determinado. • Rodeado por la capa (es decir, por la meditación efectuada en secreto), el símbolo mismo se nutre, se enriquece y, finalmente, se transforma.


La frónesis • • •

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Se ha dicho que la capa del Martinismo simboliza la prudencia, pero esto es una interpretación exotérica de poco valor iniciático. En realidad, más que la «prudencia» en un sentido convencional, deberíamos vincularla con el concepto griego de «frónesis», del que la prudencia es una derivación secundaria. En la Ética a Nicómaco, de Aristóteles, la frónesis (del griego: Φρόνησις, phronesis, y esta de «phroneo», comprensión) es la virtud del pensamiento moral, normalmente traducida como 'sabiduría práctica', a veces también como 'prudencia' (en cierto sentido se contrapone a la hibris o ‘desmesura’). Esto último es especialmente importante: la capa debería protegernos de la hibris o hubris, de la «inflación mental» que afecta con frecuencia a líderes políticos, religiosos y, en demasiadas oportunidades, a los líderes de las sociedades o agrupaciones iniciáticas. A diferencia de la sofía, la frónesis es la habilidad para pensar cómo y por qué debemos actuar para cambiar las cosas, especialmente para cambiar nuestras vidas para mejor. La frónesis es un momento de reflexión antes de actuar, no por mera prudencia, sino por el ejercicio de la sabiduría. Para Aristóteles, la frónesis es el fundamento y la matriz de la praxis.


La capa • “Al ponerse el manto, nos parecemos al antiguo Caballero, que coloca sobre sus hombros la pura y poderosa capa, antes de acometer el más importante, y posiblemente el más peligroso, de sus deberes. Es una protección y el símbolo del ideal, del bien impersonal por el que vale la pena el esfuerzo personal”. (J. Scott)


De todas formas, que nadie se considere demasiado puro por ponerse una capa blanca. La capa no nos aĂ­sla de la sombra, nos la presenta cara a cara.


7. El Cordรณn


El cordón • Todos los Martinistas del Grado Asociado atan su cintura con un cordón negro. • Este cordón es un símbolo muy antiguo y presenta un gran significado esotérico: ha impartido luz al hombre en cada centuria y continúa iluminando al Martinista de hoy.


El cordón • Se dice que «el cordón nos hace darnos cuenta de ciertas obligaciones y deberes». • En tal sentido, el cordón nos está atando, vinculando, relacionando, con el otro. • El otro es una figura simbólica que presenta distintos niveles: el otro puede ser un Martinista, un amigo, un desconocido, etc.


El cordón y el otro • El cordón, por lo tanto, extiende nuestro ser hacia el otro, hacia el profundo misterio de la otredad. • Nuestras «obligaciones y deberes» para con el otro son de dos clases. • En primer lugar, el otro es, como nosotros, parte de una cadena, y debemos reconocerlo como tal. • En este sentido, el cordón se revela como un profundo símbolo de la fraternidad.


Proyecciones • Pero el otro es también aquel en el que depositamos nuestras proyecciones, utilizando el lenguaje junguiano, aquel en el que proyectamos los aspectos de nuestra propia personalidad que no hemos llegado a reconocer conscientemente. • Estas proyecciones son un cordón que nos ata a los otros, una cadena que restringe nuestra libertad.


Un símbolo dual • Como todos los símbolos, por lo tanto, el cordón es de naturaleza dual, al menos en el significado que estamos considerando. • Por un lado, presenta un aspecto positivo, en el sentido que nos muestra como partes de una cadena que incluye finalmente a toda la Humanidad. Debemos reconocer que estamos atados en esta cadena, y a partir de ello reconocer el sentido de la fraternidad. • Pero, por otro lado, el cordón exhibe cómo nuestra personalidad se ata a otros por la vía de las proyecciones, y debemos desatarnos para acceder a la totalidad de nuestro propio ser. • En síntesis, el cordón muestra que a veces debemos atarnos y otras, desatarnos, y es el discernimiento (que, por otra parte, es uno de los significados de la espada) el que debe guiarnos acerca de qué movimiento realizar en cada caso.


La historia del cordón • En la antigüedad, el cordón estaba relacionado con el cinturón o ceñidor de la ropa primitiva. • Era importante porque la cintura proporciona un medio natural para sostener la parte inferior de la ropa. • El cordón recibió varios nombres, al igual que distintos propósitos. • Fue conocido como cordón, cuerda, faja y por nombres equivalentes entre los diferentes pueblos de la Tierra. • Al principio, era principalmente utilitario, un artículo de vestir; más tarde, su función fue religiosomágica, y, finalmente, se convirtió en un símbolo esotérico.


La historia del cordón • En diseño, el cordón varía de una tira de género asida alrededor de la cintura, a una especie de atavío utilizado por los miembros de algunas Órdenes monásticas. • Prácticamente, a veces se usaba para llevar una espada o una cartera. • En esta forma, se transformó en el artículo final para colocarlo sobre otras vestiduras, así como un soldado viste un cinturón sobre su uniforme. • Al colocarse el cinturón, una persona de los tiempos bíblicos indicaba estar “lista para la acción”. • Esta expresión es significativa en el Martinismo, que ha heredado de la Tradición Templaria la noción del combate, de la batalla por la vida, del Caballero que, “listo para la acción”, provisto de la máscara, la capa y la espada, se coloca el cordón y comienza su derrotero iniciático.


El Caballero Templario, llevando un cordón negro, está “listo para la acción”


En el Zoroastrismo… • El ritual zoroástrico requería que cada niño o niña que alcanzaba la edad de 16 años, fuese investido con el sagrado “kusti” o cordón. • Era una especie de cordel pesado, que se pasaba sueltamente dos veces alrededor de la cintura del Iniciado, sobre la túnica sagrada que se utilizaba para la ocasión. • Estaba atado al frente con un nudo doble, con el extremo largo pasado por tercera vez alrededor de la cintura y atado una vez más con un nudo similar.

Una niña (aquí claramente menor de 16 años), siendo investida con el “kusti” o cordón


El cordĂłn zoroĂĄstrico contiene 6 torceduras, consistiendo cada una de 12 hebras de lana muy finas, 72 en total. Las 6 torceduras representan los 6 Gahanbars, o festivales de las estaciones. Las 12 hebras corresponden a los 12 meses del aĂąo, y las 72 totales representan capĂ­tulos del sagrado Yasna del Avesta, el libro del zoroastrismo.


En la India… • • • • • • •

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…la importancia del cordón es tal, que debe utilizarse antes de que se efectúe cualquier rito religioso. Colocándolo sobre su persona, el devoto da a entender que tiene un segundo nacimiento dentro de una iluminación más grande y un profundo discernimiento espiritual. En el marco del hinduismo, el upavīta o cordón sagrado es un hilo que pueden utilizar exclusivamente los varones de las tres castas superiores. Los bráhmanas, chatrías y vaishias se hacen llamar dwiyas (‘nacidos dos veces’). Un varón de estas castas nace una vez del vientre de su madre y otra vez durante la iniciación upanayanam, cuando el gurú le enseña al oído el mantra gáiatri y le entrega el yajñopavītam. La marca que indica que alguien ha pasado la ceremonia upanayana es el uso del yajñopavītam (cordón para sacrificios) sobre el cuerpo. El hilo forma un círculo de poco más de 40 cm de diámetro, y está atado sólo en la punta (sólo se permite un nudo). El lado inferior nunca debería quedar debajo de la cadera. La longitud del cordón equivale a 96 veces el ancho de cuatro dedos del usuario. Esos cuatro dedos representan los cuatro estados que experimenta el alma: vigilia (estar despierto) sueño sueño profundo (sin soñar) conocimiento de Krishna.


En los ritos brahmánicos • • • • •

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El yajñopavītam tiene un solo hilo, que da tres vueltas. Cada vuelta consiste en tres filamentos. Cada filamento representa: Gaiatrí (diosa de la mente), Sáraswati (diosa del conocimiento), Savitrí (diosa de los actos). Aquel que usa un cordón sagrado debe ser puro en sus pensamientos, palabras y actos. El nudo representa a Dios, ya sea en su aspecto Brahman (como dios sin forma), o su aspecto como persona (Vishnú, Shivá, etc.). Los tres filamentos representarían la manifestación del Brahman impersonal como Srishti, Sthithi y Vinasa. Los brahmanes usan el cordón sobre el hombro izquierdo durante todas las ceremonias, excepto las fúnebres. Esta excepción se explica porque, en los funerales, todos los actos y prácticas litúrgicos se invierten, para mostrar la diferencia entre la vida y la muerte. La iniciación y la investidura del brahmán, con el cinturón o cordón, tiene lugar a los ocho años de edad. Durante la ceremonia, antes de que el cordón sea colocado sobre el Iniciado, el sacerdote oficiante proclama: “Aquí viene a nosotros, protegiéndonos de malas palabras, purificando a nuestros familiares, como un purificador, invistiéndonos por el poder de inhalación y exhalación, con fortaleza, esta amistosa diosa, este bendito cinturón”. Al final de estas palabras, repetidas tres veces, el cordón es colocado alrededor del Iniciado, de izquierda a derecha, tres veces. Finalmente, es ajustado, mientras el sacerdote brahmán proclama: “El cordón del sacrificio eres tú. Con el cordón del sacrificio yo te invisto”.


En los ritos brahmánicos… • …entonces, colocar el cordón alrededor del Iniciado significaba que este adquiría los poderes de purificación de los dioses. • Si el nuevo Iniciado permanecía devoto en su adoración, según el brahmanismo, estaría siempre investido con el espíritu y la fortaleza de los dioses, que le rodearían, al igual que el cordón rodea su cintura.


Después de siglos de transición… • …el cordón se convirtió en una forma de vestidura eclesiástica, empleada por los sacerdotes de diferentes sectas, inclusive los de la Iglesia Cristiana. • Materialmente, consiste en una ancha banda de seda o algodón, blanca o coloreada. • La estola, ahora una forma común de vestidura sacerdotal, es la sucesora eclesiástica del cinturón o cordón. • Consiste en una tira bordada, ancha, colocada alrededor del cuello; sus extremos cuelgan libremente al frente de la cintura y terminan a menudo en la cruz o en algún otro diseño simbólico.


Para el sufi mahometano… • …el cordón simboliza el lazo de obediencia. • Significa que cada discípulo o sufi está atado a su fe de adhesión a la orden de Alá, por la ley islámica de la sumisión. • También significa el adquirir y encerrarse en una omnipotencia. • Es un recordatorio siempre presente de que el hombre, según esta creencia, puede hacer un llamado a poderes elevados para que le ayuden en su maestría, y que, si lo pide, tales poderes le rodearán como un muro de protección.


En los ritos teúrgicos • Aunque parezca extraño, el último simbolismo mencionado a propósito del sufismo tiene cierta relación con el Martinismo, en su vertiente teúrgica. • En efecto, el cordón en torno a la cintura reproduce el “círculo mágico” que rodea al operador teúrgico y lo protege de las “influencias” que supuestamente podrían interferir en su trabajo.


Una representación del Adam Kadmon, el Hombre Primigenio de la Cábala. El círculo que rodea su cintura corresponde al cordón Martinista.


Entre los celtas… • En un viejo himno, evocador de ritos célticos y quizás druidas, leemos lo siguiente: “El cinturón de Finnen está alrededor para protegerme y para que camine por el sendero que circunda a la gente”. • Esto se interpreta como que un Ser de cualidades divinas rodea al individuo para protegerlo y para prevenir sus pasos de errores y maldad en los senderos en los que el vagabundo se pierde. • Por lo tanto, aparece otra vez el cordón como símbolo del círculo mágico, de aquello que rodea al Iniciado y lo protege en sus operaciones. • Entre el símbolo sufí, Martinista y celta existe, por lo tanto, una correlación.


En tal sentido, la cadena Martinista (aquí se ve la cadena formada en una ceremonia Masónica), es una suerte de cordón o círculo mágico, formada en torno del Altar con sus tres luminarias. Entre el cordón y la cadena hay muchas relaciones: ambos son vínculos, ubican al Iniciado en la historia de la egrégora Martinista, los dos asumen una forma circular y, simbólica o efectivamente, conforman un círculo de protección en cuyo interior el Iniciado puede operar.


Lo precedente explica lo que el Iniciador proclama mientras inviste al Candidato con el Cordón, durante la Iniciación, con el Candidato enfrentando las tres luminarias: “Por medio de este cordón que de ahora en adelante llevarás siempre sobre tu túnica, te aislarás de las fuerzas del mal durante tu trabajo”.


El círculo •

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Todo esto nos introduce en una nueva dimensión simbólica del cordón atado alrededor de la cintura: la forma circular. El círculo se toma siempre como símbolo geométrico del infinito, de la totalidad, de algo que está completo, y por eso el cordón es la última de las vestimentas que se coloca el Asociado Martinista. Pero aún más, el círculo nos remite a lo que no tiene ni principio ni fin o mejor, aquello en lo que el principio y el fin están eslabonados. En síntesis, el cordón remite al círculo, y este, al Ouroboros. De hecho, el nudo con que atamos el cordón corresponde al punto en que se unen la boca y la cola del Ouroboros.


El círculo •

Precisamente, en numerosos Tarots modernos, el Mago (Arcano N° 1) lleva en la cintura un cordón con la forma del Ouroboros, atado en el mismo lugar que indicamos previamente. Ahora bien, la noción de círculo remite necesariamente a la de centro, y por lo tanto, el cordón es lo que rodea y forma el límite del Trono, del Altar, del Punto Creador. En tal sentido, el cordón o círculo es la expresión de ese punto, es lo que lo rodea, es su primera manifestación. El cordón, la cadena, el círculo, representan entonces el Universo expandiéndose a partir del Origen.


La línea curva limita el desarrollo de la línea recta y se cierra para dar nacimiento a un círculo. La curva simboliza el límite de la Creación, su dimensión espacio-temporal. Por otra parte, cuando se quiere trazar un círculo, hay que utilizar un compás, el cual forma un triángulo en el momento del trazado. Por esa razón, la Tradición Martinista enseña que el círculo nace a partir del triángulo.

Las estructuras formadas por un centro (el Trono, en simbolismo esotérico), rodeado por un círculo (el cordón) o algún tipo de estructura cuasi-circular o esférica, son muy frecuentes en el Universo

El cinturón de asteroides, en el Sistema Solar, entre Marte y Júpiter


El cinturón de Kuiper, en el Sistema Solar exterior

La nube cometaria de Oort, de forma esférica, que supuestamente rodea el Sistema Solar

Si el círculo simboliza la limitación del mundo material, igualmente representa la Creación, en todos sus aspectos. En el primer caso, se le llama “círculo artificial”. En el segundo, se le nombra “círculo natural”, ya que se crea por la expansión natural de su centro y crece en todas las direcciones simultáneamente, sin que sea posible saber dónde se encuentra su centro o su circunferencia. En la Tradición Martinista, el círculo natural se representa por el número diez, escrito con el número 1 rodeado de un círculo.


El cordón y la filiación • Previamente, habíamos hablado acerca del concepto Martinista de la filiación. • El cordón es un símbolo obvio de esto, es lo que ata cada Iniciado a su Iniciador, este al suyo, y así sucesivamente…hasta los Maestros del Pasado y, con algo de credulidad podríamos aceptar que hasta el Gran Arquitecto del Universo. • Durante la Iniciación, al colocar el cordón, el Iniciador agrega que: “Recuerda, este cordón, símbolo de una forma mágica, te unirá a tu Iniciador como él ha sido unido a la Luz, de donde vienen toda Iniciación y toda luz”.


La instrucción Martinista dice que… • “Los Martinistas no están relacionados con las filacterias. El cordón no es un amuleto de buena suerte para protegernos o para asustar a demonios imaginarios…” • “Es estrictamente un símbolo o un signo de un verdadero (aunque invisible) lazo que ahora une a cada uno de nosotros a su respectivo Iniciador, y, a través de él, ¡a todos los otros Iniciados y la fuente de Luz misma!” • Al respecto, recordemos que los masones se denominan a sí mismos “hermanos del lazo místico”. • Este simbolismo se hace mucho más vivo y esotérico en el Martinismo, en el que el lazo no es meramente el vínculo de fraternidad, sino una comunión esotérica que torna a la egrégora trascendente tanto en el espacio como en el tiempo.


Y ya que mencionamos a la Masonería, recordemos que en todo Templo y Cuadro masónicos hay representada una cuerda con nudos, de la que seguramente deriva el cordón Martinista. Cada uno de los nudos (los “nudos de amor”) reproduce el símbolo matemático del infinito y trazan una curva denominada en geometría la Lemniscata.


Por supuesto, el lazo místico entre los Martinistas debe ser sólo la expresión de un lazo mucho más abarcativo: el que vincula a toda la Humanidad. En caso contrario, la fraternidad Martinista degeneraría en secta. “El cordón, símbolo tanto del círculo operativo como de la cadena de la Fraternidad”


La instrucción Martinista dice que… • “Cuando en solemne Iniciación desnudamos nuestras almas unos a los otros, manifestando nuestras más íntimas creencias, respondiendo al interrogatorio sincero de nuestra concebida relación con Dios y con cada uno de los otros, llegamos a un acuerdo en nuestros pensamientos expresados y estamos atados el uno al otro”. • Y se agrega que el vínculo más sólido es el lazo establecido por una fe y una creencia compartidas. • Lamentablemente, esta explicación es muy pobre, porque limitar el «lazo místico» a una afinidad o comunión de fe y creencias, es situarlo en lo exotérico y en la mera coincidencia de pensamientos. • Pensamientos y creencias que son siempre cambiantes, de donde el lazo místico, si debiese basarse en ellas, sería muy débil.


P.: ¿Por qué el Asociado viste un cordón? R.: Para conmemorar la práctica de los Templarios antiguos, que por medio del cordón se aislaban de las fuerzas de la materia y se acercaban a su Iniciador. P.: ¿A qué se alude cuando se dice que «el cordón te eslabona a tu Iniciador, cómo él mismo fue eslabonado a la Luz»? R.: A la Tradición, revelada y transmitida por aquellos que la encontraron digna. El cíngulo o cordón es la marca de distinción del Asociado, significando su aceptación en la sucesión de la Luz de la Iniciación.

Nueve nombres fundamentales en la Tradición Martinista. De izquierda a derecha, empezando por la fila superior: Sain Martin, Chaptal, Desbarrolles, Delaage, Papus, Chaboseau, Téder, Phaneg y Chevillon.


En la Iniciación del Sexto Grado de la Orden Rosacruz (Adepto Mayor) hay una ceremonia muy interesante, referida al cordón, en forma muy coincidente con el concepto Martinista. El Maestro lleva una túnica azul atada en la cintura con un cordón. En el momento previo a la Consagración del Candidato, el Maestro se quita su propio cordón, lo deja por unos instantes en la cintura del Candidato y luego le dice: «Con el cordón, has sido atado con el Lazo Místico a todos los otros Adeptos de Grados avanzados».


«La Cadena de Unión»


8. Signos, toques y palabras


Signos de Reconocimiento • Para determinar si una persona es Martinista se pasan ligeramente tres dedos de la mano derecha sobre la ceja derecha. Esto se hace tres veces y de manera disimulada. • El signo se contesta así: se pasa tres veces la mano derecha medio cerrada detrás de la oreja derecha. Esto se denomina el “Signo General Martinista”. • En realidad, estos signos no guardan demasiada relación con el simbolismo Martinista, con la excepción de la repetición del número tres, característico del grado Asociado. • Parecen ser signos masónicos convencionales de reconocimiento, que fueron tomados «prestados» e incorporados al Ritual Martinista. • De hecho, en un antiguo Ritual del grado de Past Master, del Rito York, el signo prescripto es: «poner tres dedos de la mano derecha detrás de la oreja derecha».


Signos de Reconocimiento • “X” agrega un signo común en Masonería: elevar la mano derecha separando el pulgar en ángulo recto, y configurando así una escuadra. • En ese mismo Ritual es el único lugar en el que se intenta una explicación de los Signos de Reconocimiento del Martinismo, calificados de “aparentemente anodinos”. • Según el autor anónimo, el primer signo refiere a la vista, y el segundo al oído, de donde ambos conformarían un principio de la “ascesis iniciática” : “observa y calla”. • Y luego agrega que eso se refiere a prestar atención a la Voz Interior, y una vez que se nos da a conocer, a asimilarla. • Finalmente, dice que, en caso de agregarse un tercer signo, debería ser el común Signo de Silencio que se hace colocando verticalmente el índice sobre los labios, porque “de esa forma se traza una cruz, significativa del Silencio y de la Regeneración”.


Examen de Reconocimiento • P.: ¿Conoces a Saint Martin? • R.: Conozco la máscara. • Aquí por «Saint Martin» se está preguntando elípticamente si conoce a la egrégora del Martinismo. • La respuesta, más allá del hecho trivial de conocer que en la Iniciación Martinista la máscara desempeña un rol fundamental, implica reconocer que toda Orden Martinista no es más que una máscara de esa egrégora invisible.


Examen de Reconocimiento • P.: Pruébalo. • R.: Conozco la capa. • Como ya habíamos estudiado, la máscara y la capa son opuestas y complementarias, y la condición completa del Martinista implica conocer ambas.


“¿Conoces a Saint Martin?”


“CONOZCO LA MÁSCARA”


“CONOZCO LA CAPA”

La túnica blanca, complemento de la capa, se suele calificar como «la piel de la Naturaleza». «El blanco da luz y esplendor a quien lo viste». La túnica blanca representa un estado exaltado del cuerpo del Adepto.


“¿Conoces a Saint Martin?”


“Conozco la máscara”


“Conozco la capa”

“El cordón es el símbolo de la cadena que nos liga a nuestros Hermanos, la máscara es la imagen del Secreto y la capa lo es de la Prudencia”


Examen de Reconocimiento • P.: Pruébalo. • R.: Sé hacer el Saludo. • El Saludo se efectúa dando tres toques largos y uno corto sobre la primera falange del dedo índice de la mano derecha del interrogador. • Nuevamente, esto está tomado de los habituales «toques» de los distintos grados masónicos, y no presenta un simbolismo específicamente Martinista.


Los tres toques corresponden a las tres luces. Dar un golpe es encender una de las luces.

“Conozco al Filósofo Desconocido, la capa y la máscara” Ritual “X”


Un documento histรณrico: el original de Papus donde describe los Signos de Reconocimiento del Martinismo, con su propia letra


Durante los Rituales, es frecuente que el Maestro realice el Signo del Pentagrama, un signo habitual en los Rituales teúrgicos. El signo se realiza con la mano derecha, uniendo los tres primeros dedos de la misma, con las puntas hacia fuera, en cinco tiempos, tal como muestra la ilustración. Por lo tanto, el signo reúne los significados simbólicos de los dos números, el 3 y el 5, el ternario y el quinario.


El Pentagrama •

El número cinco se vincula a la reproducción, a lo genital, en el sentido de acto generador. Es, entonces, en la generación, donde podemos encontrar la clave para el simbolismo del pentagrama, asociado al quinario y al número cinco. Recordemos el principio del Evangelio de San Juan: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (1). Él era en el principio con Dios (2). Todas las cosas fueron hechas por medio de él, y sin él no fue hecho nada de lo que ha sido hecho (3). En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (4). La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron (5)”. En los rituales martinistas se efectúa una transcripción altamente esotérica de este pasaje: “En la primera materia infinita y primordial, existía la nota creadora y vibrante. Y este sonido musical estaba con Dios antes de que Él se manifestara. Y el pensamiento o palabra sonoro era un Dios secundario (1). El sonido musical, la palabra o pensamiento sonoro, se hallaba en el elemento primordial junto con el Dios no manifestado (2). Todo el vasto Universo emanó a través de Él. Y sin Él no fue hecho nada de lo que ha sido hecho (3). Aquello que emanó de Él fue la quintaesencia de la vida. Y esta vida fue la luz del Hombre Eterno (4). La Luz brilló en medio de la obscuridad caótica y la obscuridad no la pudo vencer, ni siquiera retener (5).


El Pentagrama •

Se trata, en cualquier caso, de cinco versículos, que muestran como el infinito se manifiesta en lo finito, como el Uno se expresa en muchos. El Verbo Creador es IESCHOUA, que en hebreo (o en lo que Papus entendió por hebreo) se escribe con cinco letras: YOD-HE-SHIN-VAU-HE. Es por esto que en el Martinismo se dice que IESCHOUA es “El Gran Arquitecto del Universo”, porque su Nombre mismo, al constar de cinco letras, indica el proceso creador del Cosmos. Cada una de las cinco letras de IESCHOUA corresponde a un vértice del pentagrama, de donde el trazado del pentagrama es, en sí mismo, una invocación a IESCHOUA.


El Pentagrama • Cuando en un Ritual, por lo tanto, se traza el pentagrama, el gesto ceremonial, el acto simbólico, está reproduciendo, en pequeña escala, el gesto creador del Principio. El pentagrama, por cierto, se traza con la mano, la que, como es obvio, posee cinco dedos. En nuestras mismas manos, por lo tanto, se encuentra la impronta del quinario como símbolo del acto creativo.


El Pentagrama •

El Sepher Yezirah dice que los diez sephiroth se distribuyen en dos grupos de cinco y cinco, “uno frente a otro”, como los cinco y cinco dedos de las dos manos, colocadas una frente a la otra. El cinco, por lo tanto, recorre todo el árbol sefirótico. Podemos pensar que el quinario, el cinco, la Estrella, el Pentagrama, se encuentra en cada séfira, de donde el proceso creativo en cinco pasos descripto en el Evangelio de San Juan sería válido tanto para el Universo en general como para cada una de sus facetas (las séfiras individuales) en particular. Y, si multiplicamos el cinco por los diez sephiroth, obtenemos el número cincuenta, que nos remite a las Cincuenta Puertas de la Luz o del Entendimiento, de las que habla la Cábala y que simbólicamente se sitúan en Binah. En la “Ceremonia de Ieschoua”, con la que se instala anualmente un nuevo Maestro dentro del Martinismo, todo comienza con cinco golpes que se dan sobre la puerta de entrada. Al respecto, recordemos que cada séfira se ha comparado con una puerta. Los cinco golpes, por lo tanto, buscan obtener entrada en el interior de cada una de las séfiras del Árbol de la Vida.


“La Naturaleza actúa por medio de la Geometría, el Ser se manifiesta por el número y la Gloria del Universo reside en sus diez emanaciones, a las cuales todo regresa y que los cabalistas llaman sephiroth”


Entre las prácticas esotéricas del Martinismo se cuenta el «ejercicio del Pentagrama», consistente en extender brazos y piernas para que el cuerpo mismo represente dicha figura. Se supone que este ejercicio carga el cuerpo con «vibraciones atmosféricas de naturaleza positiva».


El «ejercicio del Pentagrama» se complementa con el «ejercicio de las manos unidas», que cargaría el cuerpo con «vibraciones atmosféricas de naturaleza negativa». Se supone que con ambos ejercicios el cuerpo alcanzaría un equilibrio entre ambas polaridades.


Otros signos • Existen otros signos y posturas corporales que se utilizan durante los rituales Martinistas. • Por ejemplo, colocar la mano izquierda sobre el corazón, cuando se va a realizar algún acto ritual considerado sagrado. • O, en el Ritual de Dedicación del Templo el Signo General de la Orden se realiza con los miembros sentados en el Norte efectuando la primera parte, a la que responden los ubicados en el Sur. Luego, se invierte el orden en que se efectúa el signo.


«Reintegración» • La Palabra de Pase del Asociado parecería un tanto convencional, por ser una palabra de los idiomas modernos, y no derivar de lenguajes antiguos como el hebreo o el griego. • Sin embargo, esta palabra tiene un significado profundo. • Ya sabemos que «reintegración» refiere al regreso de la esencia del ser humano a la Fuente de dónde fue emanado primariamente. • El tema es que, en la Francia del siglo XVIII, la doctrina completa de Pasquales era conocida como «La Reintegración». • Por ello, con el vocablo «Reintegración» se está aludiendo a la enseñanza completa del Martinismo.


“Las cuaternidades”

“Los misterios de los números y sus combinaciones, que son los Principios inmutables del Microcosmos y del Macrocosmos, son la expresión de la Eterna Idea, madre de la ciencia, el arte y la filosofía… No hay verdadera Belleza o Armonía fuera de los números, que son factores de equilibrio, ritmo, justicia, inteligencia y sabiduría.” (versión libre de ideas de Papus)


“Estos Arcanos expresan la fecundidad de la Vida Universal, producida eternamente por la Unidad que se divide infinitamente y da su propia substancia al Mundo, sin por ello sufrir la menor disminución, porque el Macrocosmo está contenido en el Microcosmo, el Macroprósopo es igual al Microprósopo…Toda fuerza, todo pensamiento, toda energía, encuentra su razón de ser en el número” (Papus)


“Las cuaternidades”

Fotografía de un fragmento de una de las versiones originales del «Tratado sobre la Reintegración de los Seres»


El símbolo de los Elus Cohen, tal como aparece en el «Tratado sobre la reintegración de los Seres»


Otras palabras • Los Supremos Consejos u otros cuerpos directivos podrán comunicar, anual o semestralmente, otras Palabras con significados simbólicos, que también serán empleadas como Palabras de Pase. • Estas Palabras sólo serán comunicadas a los miembros en el interior del Templo, durante los trabajos regulares. • Cada Taller (Heptada, Logia, etc.), puede tener sus propias Palabras de Pase locales, que expresarán su propia “personalidad”.


La edad • P.: ¿Cuál es tu edad? • R.: Tres años. • Esto es, claramente, un “préstamo” que el Martinismo tomó de la Masonería clásica, en la que tres años es la edad del Aprendiz. • En la imagen, Cuadro del Aprendiz del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. • Nota: según I. Donnelly, en la antigüedad el número tres identificaba a los “grandes hombres”.


La edad • P.: ¿Por qué tres años? • R.: Es el número de significación, que mi trabajo como Asociado me ha revelado en varias formas. Él también me recuerda tres cosas para consentir y tres para abstenerme. He sido instruido para observar perseverancia, temperancia y caridad y he sido advertido de huir de la calumnia, la pereza y el mal hablar.


Los golpes • Son una herencia de las “baterías” masónicas. • En el grado Asociado los golpes se dan en un ritmo de siete, así: !!! - !!! - ! • Simbolizan los seis lados del hexagrama y del Sello de Salomón, más el “sagrado séptimo”, el “Palacio” que mora en el centro. • El ritmo de los golpes, por lo tanto, está en clara relación con el símbolo Martinista.



9. El Ritual de Apertura y Clausura


Los trabajos se abren… • “…en la séptima hora, pues es entonces cuando el discípulo comienza su educación”. • La séptima hora es la hora del amanecer, de la salida del Sol, del comienzo de un nuevo día (de un nuevo ciclo). • “El velo del Mundo comienza a levantarse”. • Para los egipcios, la séptima hora (en este caso, de la noche), era un momento trascendental, porque era el instante del encuentro del Sol con la serpiente Apophis, que se oponía a su evolución.


Esta pintura de Vladimir Kush lleva un título cómico: Un Sol huevo sale por el horizonte. Más allá del chiste, refleja perfectamente el sentido de la hora de apertura del Ritual del Asociado.


Los trabajos se abren… • Según Téder, no hay hora de Apertura, porque “los trabajos del Martinista nunca se interrumpen”. • Y agrega que: “el Martinista está más deseoso de trabajar durante las horas de la obscuridad física, en el silencio profundo de la meditación, cuando la iluminación (discernida en el centro de la Naturaleza) descubra la fuente de toda naturaleza y de toda verdad, y unidos en espíritu con los agentes virtuosos del Pleroma”.


Los trabajos se abren… • Posteriormente Téder, en forma un tanto contradictoria (porque primero había afirmado que no había hora de Apertura) dice que “es medianoche para los profanos, pero el Sol intelectual apenas asoma en esta asamblea”, y a continuación se enciende el fuego que arde en el centro del Templo, según el autor referido. • Por lo tanto, los diferentes Rituales tienen horas de inicio distintas, lo que complica generar una “identidad” Martinista única, al menos desde un punto de vista ceremonial.


Los trabajos se cierran… • …a las trece. • La instrucción Martinista no explica el significado de esta “hora”. • Desde nuestro punto de vista, se trata de la hora del Mediodía, en la que el Sol alcanza su máximo poder y el Asociado debe retirarse a descansar, porque no podría soportar una luz tan intensa.


El Ritual comienza • Con 6 golpes, de dos en dos, dados por el Maestro, a los que responden los Oficiales que tienen bastones con un solo golpe, completando de esa forma la batería del grado. • El Maestro declara la hora de la reunión: «El Este místico está iluminado. El Sol, que da Vida, se está elevando y la luz del mundo astral aparecerá pronto». • Claramente, el Maestro anuncia que amanece, tanto en sentido material concreto como simbólico. • A continuación, el Maestro solicita a los presentes que lo ayuden a preparar el Templo para que llene las condiciones materiales requeridas para transmutarse en un verdadero Templo.


«El Místico Amanecer», por Marea (2006). Nótese que el personaje del centro recibe a la vez los rayos del Sol y de la Luna


El Templo cubierto • El primer trabajo es, con la ayuda del Hermano Centinela, asegurarse que todos son Martinistas, que el Templo está debidamente cubierto. • En el Ritual de Téder: “Los alrededores del cuarto están desiertos, todo está en silencio, el Guardián está en su puesto y todos los presentes son Martinistas y tienen la Palabra”. • Nótese la indicación de que «todo está en silencio» (fuera del Templo), porque sólo dentro del Templo puede hallarse la Palabra.


Maestro: Hermanos, Âżpor quĂŠ estamos reunidos? H. Desconocido: Para deliberar sobre nuestra bĂşsqueda de las operaciones de la Naturaleza.


«Manifestación visible del centro invisible de Luz y de Vida, el Sol a nadie niega su influencia astral, y cada ser creado recibe un rayo de su Esencia Divina. ¡Fiat Lux!»


«Cuando el hombre dice, Fiat Lux, que se haga la luz, ¿podría hacer nacer un mundo del caos? Precisamente como él tiene luz en sí mismo, es que él va a lograrlo.» (Carlyle)


Las tres luces • El Maestro, junto al Altar y enfrentando al Oriente, enciende el incienso, • dice: «Que esta luz verdadera emanada de tres luminarias diferentes manifieste en nosotros la sabiduría (enciende una vela), la fortaleza (enciende la segunda vela) y la belleza (enciende la tercera vela) del Gran Arquitecto del Universo, que preside, apoya y adorna este Templo particular que estamos erigiendo a su gloria».


Las tres luces • El Maestro hace el signo del Pentagrama sobre las velas encendidas, • luego abre el Evangelio de San Juan en su primera página, • y enfrentado el Oriente, efectúa el Gran Signo de la Orden, que es respondido por todos los presentes. • Finalmente, el Maestro regresa a su posición, en el Este.


Maestro: Honorable Hermano Desconocido, ¿podemos unir nuestro Templo particular con los poderes invisibles y visibles de nuestra Venerada Orden? Hermano Desconocido: Sí, Muy Honorable Maestro, podemos invocar a los Maestros Secretos de nuestra cadena astral si los corazones de nuestros Hermanos aquí presentes están animados por aspiraciones puras.


La invocación • El Orador pronuncia la invocación a los Maestros del Pasado (que, de una forma u otra, está siempre presente en todo Ritual Martinista): • «¡Oh, Maestros del Pasado, que conocieron la Luz secreta y participaron de sus actividades; vengan a vivificar y a proteger con sus influencias astrales el Templo que dedicamos perpetuamente a la Gloria de aquel que no puede ser nombrado y que está simbolizado por el Gran Arquitecto del Universo!».


Las luces • El Hermano Asociado exclama: ¡Fiat Lux! (de donde la «luz se hace» en el Templo por segunda vez), • y el Maestro enciende el candelabro triple sobre su escritorio, • y finalmente la vela que está detrás de la silla vacía, en homenaje y recuerdo a los Maestros del Pasado. • De esta forma, quedan encendidas las siete luces del Templo.


La Cadena • El Hermano Iniciado dice: • “Mis Hermanas y Hermanos, la séptima hora ha sonado en el Dial Misterioso del Hombre Sabio…Fiat Lux. Formemos la cadena tomándonos de las manos para formar un círculo”. • En esta invocación hay varios conceptos que resaltar. • La referencia a la séptima hora viene después que se han encendido las siete luces del Templo. • El dial o reloj comparador es un instrumento para medir el tiempo de forma circular. • El Ritual escribe explícitamente Hombre Sabio con mayúsculas, de donde la referencia no es meramente a un hombre cualquiera que posea sabiduría, sino al arquetipo del Anciano Sabio. • Durante el Ritual, la aclamación Fiat Lux se repite tres veces, por el Maestro, el Hermano Asociado y el Hermano Iniciado; en términos masónicos, por el Maestro y los dos Vigilantes, es decir, por quienes ocupan u ocuparán el Oriente. • La cadena es explícitamente un círculo, un círculo mágico. • Algunos Rituales (Blitz, Téder) indicaban formar la cadena constituyendo un triángulo con el vértice hacia el Este, todos de rodillas, pero a nosotros nos parece más adecuado formar un círculo.


Con la cadena, se construye el Ouroboros, viviente, dentro del Templo Martinista. “Xâ€? agrega que, al formarse la cadena, debe agregarse incienso en el incensario, reforzando asĂ­ el centro.


Con el Ouroboros formado, el Maestro pide elevar el trabajo, en presencia de los Maestros Invisibles


Los trabajos están en orden • •

La cadena se rompe elevando los brazos y luego bajándolos con un golpe seco. Cumplido el Ritual de la cadena, el Maestro dice que “es hora de suspender nuestro trabajo colectivo, porque ninguno de nosotros está exento de multiplicar los esfuerzos individuales que debemos rendir día tras día, para ser más meritorios de los privilegios de los que es dispensador el Martinismo”. Es decir, el trabajo Martinista se mueve entre dos polos: los Rituales de Apertura y Clausura corresponden al trabajo colectivo, y las enseñanzas al trabajo individual.


El Hermano Archivero declara que: “Los trabajos del día están ahora en Orden”, es decir, el Templo está ordenado e iluminado, se ha conformado el Cosmos.


El Ritual de Clausura •

En líneas generales, el Ritual de Clausura procede en forma opuesta al de Apertura. Así como el Hermano Archivero pronunciaba las palabras que indican que «los trabajos están en orden» y, por consiguiente, pueden comenzar, es el mismo Oficial quien señala el instante de la Clausura. El Maestro dice: «Honorable Hermano Archivero, ponte de pie por favor y pronuncia las palabras para velar la luz». El Velat será el opuesto complementario del Fiat.


El Ritual de Clausura • El Archivero responde: «En este momento, y con autorización del Maestro, vamos a clausurar los trabajos de esta reunión. Velat Lux». • El Ritual Martinista se lleva a cabo entonces entre un Fiat y un Velat, entre una expansión y una contracción, entre un momento de manifestación y el obscurecimiento de dicha manifestación. • Los momentos de Apertura y Clausura tienen, por lo tanto, un sentido cosmológico.


«El Sol invisible siempre se manifestará. Mantengamos en nuestro pensamiento la vivificante virtud y el simbolismo de estas Luminarias misteriosas. Que su luz, símbolo de la Luz Mayor Invisible, brille en nuestros seres con el Fuego Eterno de la Sabiduría, de la Hermandad y de la Verdad».


Con la cadena formada, el Maestro dice: «Velat Lux. Regresaré ahora para dejar descansar el símbolo del Gran Arquitecto del Universo».


El Maestro extingue la vela que se encuentra detrás de la silla vacía y dice: «Que esta Luz nos haga siempre conscientes de la presencia de los Maestros del Pasado y que ellos sean nuestros guías y nuestro apoyo»


El Hermano Orador anuncia que los trabajos estรกn siendo pospuestos. Es decir que, estrictamente hablando, no se cierran, sino que se suspenden o posponen hasta una prรณxima reuniรณn.


«Mientras estemos separados, envolvámonos en la misteriosa capa de la Orden que nos hace insensibles a los ataques de la ignorancia…Que los Superiores Desconocidos, Maestros de Oriente y de Occidente, hombres regenerados que manifiestan en el Invisible los poderes astrales, y en quienes aspiramos transformarnos, guíen nuestros pasos hacia la Luz que hemos estado buscando y nos concedan la ayuda de su Amor y de su Sabiduría».


El Ritual se clausura, finalmente, por los golpes de los Oficiales, saliendo del Templo estos y los miembros en orden contrario a la Apertura.


Algunas variantes • Como dijimos, en el Ritual de Téder, la cadena adopta la forma de un triángulo, con el vértice hacia Oriente. • La forma de indicar la hora de la Apertura adopta formas de distinto nivel de «poesía», según los diferentes Rituales: el Sol es llamado «el ojo del Mundo», se exclama: ¡Que los velos caigan como se disipan las sombras de la noche!, etc. • Que estas alocuciones tengan un contenido «poético» no es casual: el Martinismo considera que a través del arte (música, poesía, pintura, arquitectura, etc.) el ser humano puede elevarse al mundo de los Arquetipos. • De hecho, la música, la poesía y la matemática son consideradas por el Martinismo «lenguajes universales» que expresan la armonía del Cosmos. • Como también habíamos dicho, en algunos Rituales de inspiración teúrgica, la hora de Apertura se marca diciendo que: «Es medianoche para los profanos, pero el Sol Intelectual se eleva sobre nosotros».


En algunas Órdenes Martinistas se practica con más detalle el incensado; en otras cambian los colores de las velas, o se hacen referencias más explícitas a la máscara, pero el encendido de las tres luces durante la Apertura es universal.


Cuadro del «Aprendiz Filósofo Desconocido» un grado masónico ya abandonado, y que quizás pueda tener relación con el Asociado Martinista.


10. El Ritual de Iniciaciรณn


Hace algunos años , la O.M.T. presentaba una «Auto-Iniciación» en el hogar, con el arreglo del Templo que aquí mostramos. Esto ya no se practica, y sólo se consideran válidas las Iniciaciones llevadas a cabo en un Templo Martinista.


Dibujo original de Papus, que muestra la sencilla (quizĂĄs demasiado) forma en que se disponĂ­a el Templo para las Iniciaciones, hacia fines del siglo XIX.


El Interrogatorio • • •

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El Ritual de Iniciación al grado Asociado comienza con un Interrogatorio conformado por 15 preguntas, número simbólico que resulta de sumar los tres números característicos de la Masonería Simbólica, es decir, 3+5+7 = 15. Estas preguntas están formuladas según la Tradición Iniciática, y se desarrollarán in extenso en la Instrucción. Originalmente, las preguntas referían a la Naturaleza, el Hombre y Dios, y tenían por objeto determinar si la naturaleza intelectual del Candidato era «física, psicológica o metafísica» y, según el resultado, los posteriores parlamentos de la Iniciación se dirigían hacia las preferencias específicas del Candidato. En la historia moderna de las órdenes iniciáticas, debió ser uno de los pocos, si no el único, caso de Iniciación «diferenciada» según las tendencias propias de cada Candidato. Agreguemos que, en los antiguos Rituales de la OMT, el Interrogatorio era un acto colectivo, al que podían asistir, como testigos, todos los miembros de la Heptada. Actualmente, sólo pueden estar presentes el Maestro y el Candidato. Estos se sientan en los lados opuestos de una mesa cubierta por un mantel rojo obscuro, iluminada por una sola vela.


El Iniciador • En el contexto de las diversas órdenes Martinistas, siempre ha existido una cierta controversia acerca de quién puede realmente oficiar como Iniciador, quien tiene el «poder» para iniciar a otros. • En general, han existido y existen tres posiciones diferentes: • A) el hecho de recibir la Iniciación habilita para iniciar a otros, por cuanto se ha recibido no sólo un Ritual formal sino también una «influencia» esotérica que otorga la condición interior de Iniciador. • B) la Iniciación sólo se puede realizar en un Templo Martinista legalmente autorizado por una Orden legítima, con los Oficiales correspondientes. • C) sólo puede iniciar a otros aquel S.I. (Superieur Inconnnu) que haya recibido la dignidad de Iniciador Libre. • La historia del Martinismo prueba que los tres métodos han fallado, pues en los tres casos nos encontramos con Iniciadores incapaces e Iniciaciones mal conducidas. • Por ello, nuestra opinión es que, más allá de formalidades administrativas o supuestas influencias esotéricas, podría ser Iniciador sólo aquel que reúna los conocimientos, la sinceridad y la estatura ética que deberían caracterizar a todo verdadero Martinista.


Variantes en el Ritual •

Estrictamente hablando, no podemos referirnos a un Ritual de Iniciación único en el Martinismo, porque las distintas Órdenes han generado Rituales diferentes, al punto que lo que una Orden indica para el Primer Grado, otra lo prescribe para el Segundo, entre muchas otras variaciones. Por ello, vamos a describir los pasos generales del Ritual, combinando ceremonias de diferentes Órdenes, pero sin detenernos en los innumerables y cambiantes detalles, algunos de ellos ligeramente extravagantes. Baste decir, por ejemplo, que el Ritual original de Papus, publicado por Robert Amadou, contemplaba cubrir la silla en la que se sienta el Candidato con una tela de lana, con el propósito de «aislarlo eléctricamente» (sic).


La Iniciación consta de 10 fases (“ pasos”) • • • • • • • • • • •

I. Consagración de la Cámara. II. Los Maestros del Pasado. III. El Juramento. IV. Alocución del Iniciador. V. La investidura: la máscara. VI. La investidura: la túnica y la capa. VII. La investidura: el cordón. VIII. La investidura: la espada. XIX. La Consagración. X. Los Signos de Reconocimiento. (por supuesto, existen muchas variantes que implicarían modificaciones en estos “pasos”. Por ejemplo, “X” indica que el Candidato debe ingresar agachando la cabeza, “porque la Puerta es muy baja”, al estilo del Ritual de Aprendiz de la Francmasonería.)


I. Consagración de la Cámara «Digno Suplicante, voy a conferirte la Iniciación Martinista tal y como ha sido transmitida desde los tiempos de Louis Claude de Saint Martin, nuestro Venerable Maestro. Pero primero consagraremos esta Cámara, por lo que te pido que te unas a mí a fin de que cooperes con tu influencia para lograr la misteriosa transformación mediante la cual convertiremos este aposento en nuestro Templo particular y privado.» Desde nuestro punto de vista, la Iniciación Martinista remonta a Pasquales, previamente a Saint Martin


La Consagración de la Cámara se efectúa por el incienso y el fuego, como es tradicional en el Martinismo. El Iniciador procede a «dar nueva fuerza y vigor al Símbolo de la Orden», encendiendo el incienso y las tres luminarias del Altar o, si se ha efectuado el Ritual de Apertura (y por lo tanto las tres luces ya están encendidas), agregando más incienso al que está ardiendo. En todos los casos, trazará el signo del pentagrama sobre el incienso y el fuego.

«Que la Luz que emana de estas tres luminarias diferentes nos revele el poder misterioso de Aquél que protege nuestro Templo particular, el cual consagraremos a Ieschoua, Gran Arquitecto del Universo»


II. Los Maestros del Pasado. A continuación, se efectúa alguna invocación a los «Maestros del Pasado», «aquellos que existieron, que ya no existen, pero que existirán de nuevo». Dependiendo del Ritual, puede encenderse la vela solitaria que se encuentra en el Oriente, si no se ha encendido previamente, o dirigirse alguna meditación silenciosa.

«El Filósofo Desconocido», imagen de un video producido por la Orden Martinista Tradicional


III. El Juramento •

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A continuación, el Candidato toma el Juramento, que es similar en letra y espíritu a los Juramentos masónicos de secreto y dedicación al estudio. El Candidato lo presta de pié, con la mano derecha extendida. Originalmente, el Juramento incluía la obligación de no revelar nunca el nombre del propio Iniciador, lo que actualmente sería imposible y sin mucho sentido. Ahora bien, después de leído y firmado, el Iniciador toma el Juramento, lo prende en la punta de la espada y, en presencia del Candidato, lo quema en la llama de una de las velas. Este acto es muy impresionante, y suele dejar una impronta imperecedera en el Candidato para la Iniciación.

“El tiempo altera y borra la palabra de los hombres, pero lo que se confía al Fuego elemental perdura indefinidamente”. Ritual “X”

«Este juramento está ahora inscrito para siempre en letras de fuego en lo Invisible, y estamos seguros que permanecerá por siempre grabado en tu corazón» (OMT)


IV. Alocución del Iniciador Sigue luego una alocución del Iniciador, dirigida al Candidato, y orientada a estimularlo hacia el estudio sincero y la tolerancia en materia de religión: “Puesto que has llegado a la entrada de nuestro Templo, escucha bien y recuerda las siguientes nociones preliminares. Ante todo, es necesario que sepas que nuestra Orden no se propone crear Maestros dogmáticos sino que, por el contrario, desea formar estudiantes humildes que se consagren a la hermandad de la Verdad Eterna. Opuesta a todo dogma, ostracismo y fanatismo, la Orden abre sus puertas a todos los que, silenciosa y pacientemente, buscan la verdad.”


“El propósito de la Orden no es formar Maestros dogmáticos”…

«Ellos buscan, igualmente, la comprensión de los misterios ocultos, contenidos en todos los símbolos y en todas las Tradiciones. Los Iniciados saben, en efecto, que la esencia de las religiones es Una, cualquiera que sea la manifestación exterior.» (OMT)


El Iniciador continúa: «Así como una sola luz emana de tres luminarias diferentes, así también una sola verdad emana de fuentes diferentes y que en apariencia están opuestas. Con esto debes comprender que, aunque la Tradición y la religión presenten semejanzas, encubren la Verdad ante los ojos del profano en las múltiples sectas que las representan (otras versiones dicen “traicionan”). Sólo existe una religión, porque hay una sola Verdad, y ninguna secta, cualquiera que esta sea, puede monopolizarla excluyendo a todas las demás». Aquí por «sólo existe una religión» se entiende que sólo existe una Sabiduría que religa, que une todos los conceptos y experiencias de la vida humana en un cuerpo único de conocimiento.


V. El Iniciador coloca la máscara al Candidato Se ha dicho que la Iniciación representa el origen del Universo y que, en dicho origen, para crear (o, más exactamente, manifestar), el Creador se vela, se enmascara. El Cosmos, entonces, es la máscara del Absoluto y el acto de enmascararse en la Iniciación reproduce este primer momento de la acción del Principio.


“Cuando usas esta máscara, tu personalidad mundana desaparece: te conviertes en un desconocido entre otros desconocidos. Ya no tienes nada que temer de las pequeñas susceptibilidades a que te ves expuesto constantemente, viviendo entre seres que siempre buscan encontrarte faltas. Inspírate bien en el profundo simbolismo de esta práctica aparentemente sin importancia. Encontrándote solo, entre gente que no conoces, no tienes nada que pedirles. En tu aislamiento, debes extraer de tu propio interior los principios que te ayudarán a alcanzar tu progreso. No esperes nada de los demás, excepto cuando se te presente una gran necesidad. En otras palabras, aprende a ser siempre tú mismo, un desconocido: eres responsable ante ti mismo de tus propios actos, y tu consciencia es el maestro a quien debes pedir consejo, el juez severo e inflexible al que siempre deberás rendir cuenta de tus acciones…”


“…Aprende a permanecer desconocido ante todos aquellos a quienes puedas sacar de la desgracia o de la ignorancia. Aprende a sacrificarte a ti mismo y a tu propia estimación siempre que lo amerite el bienestar de la colectividad…Estos son los principales propósitos que se derivan del profundo simbolismo de la máscara de nuestra Orden. Si tu corazón y tu mente saben cómo desearlos, se te revelarán otros significados.”


VI. El Iniciador coloca la túnica y la capa al Candidato “Aislándote para meditar y conocerte a ti mismo, has creado tu propia personalidad. Ahora puedes enfrentarte a otros hombres sin temor. Aprende a envolverte en la capa misteriosa que nos hace insensibles a los ataques de la ignorancia. Si sabes aislarte en la quietud de tu consciencia, la prudencia será siempre tu consejera. Esta capa, con la cual puedes ocultarte de los ojos del malvado y del profano, te cubrirá siempre con sus pliegues protectores. Este es quizás el símbolo más profundo que nuestra Orden coloca ante los ojos del Iniciado. Por lo tanto, estudiarlo queda a tu cuidado perseverante y a tu trabajo personal.”


VII. El Iniciador coloca el cordรณn negro al Candidato, con una lazada simple en el lado izquierdo


“Por medio de este cordón, que de ahora en adelante llevarás siempre sobre tu túnica, te aislarás de las fuerzas del mal durante tu trabajo. Recuerda que este cordón, símbolo de un método mágico del que deriva toda Iniciación y toda Luz, te une a tu Iniciador, al igual que él quedó unido al suyo y, a través de una Cadena quizás infinita, a la Luz, fuente primordial de la Iniciación.”


VIII. El Iniciador entrega una espada al Candidato

“La espada, símbolo de la Caballería eterna a la cual me une mi voluntad de Hombre del Deseo…”

Si bien en numerosos grupos Martinistas esto se omite, la espada completaría adecuadamente la “investidura” del Asociado. Según “X”, la espada debería llevar, de un lado, inscripto el Tetragrama, y del otro las expresiones cabalísticas Agla+On, para cuyo significado remitimos al grado masónico de Caballero del Sol, 28° del Rito Escocés.


En algunas variantes del Ritual, se le entrega al Candidato una lanza, de la que se dice que “estaba hecha de la unión de cuatro metales en aleación perfecta, la cual desde el origen del Mundo nadie ha podido separar en sus elementos”. Esta lanza, “que podía encenderse ella misma como el fuego y golpear en dos lugares al mismo tiempo” era uno de los privilegios originales del Hombre. Hoy, por supuesto, sólo podemos aceptar esto en forma simbólica. Los cuatro metales simbolizarían las cuatro letras del Tetragrama, así como la estructura cuaternaria del Adán Kadmon.


De esta lanza sagrada se dice metafรณricamente que el ser humano la ha buscado desde el principio de los tiempos, y que su recuperaciรณn es un paso fundamental en el logro de la reintegraciรณn.


IX. La Consagración •

Todos los presentes de ponen de pie y forman la cadena en torno al Iniciador y el Candidato. El Iniciador toma la espada y la sostiene ligeramente sobre la cabeza del Candidato. En esa posición, proclama la fórmula de Consagración (ver diapositiva siguiente) y luego, con la parte plana de la espada toca ligeramente dos veces la cabeza y luego cada uno de los hombros del Candidato, completando seis golpes en total. Estos seis golpes se corresponden con cada uno de los seis vértices en la estrella del símbolo Martinista.


“Bajo los auspicios del Filósofo Desconocido, nuestro Venerable Maestro, yo (el Iniciador dice su nombre simbólico), iniciado debidamente y de acuerdo con las tradiciones de la Orden, te confiero la Iniciación Martinista del Primer Grado, que es llamado Grado Asociado, en virtud de los poderes que me fueron conferidos en mi propia Iniciación.”

Hermano, ahora estás revestido de la máscara, de la capa y del cordón. En calidad de Martinista, puedes tomar tu lugar entre nosotros.


X. El Iniciador comunica al Iniciado los Signos de Reconocimiento


Relacionar las 10 fases de la IniciaciĂłn con las 10 sĂŠfiras del Ă rbol de la Vida es algo aventurado, pero no deja de ser una propuesta interesante.


En síntesis, la Iniciación Martinista es básicamente una investidura, en la que el Iniciado es honrado con las cuatro “decoraciones” del Asociado: la máscara, la capa, el cordón y la espada.


“La cadena de la Iniciación”


Por Ăşltimo, se cierra el Ritual segĂşn las formas habituales del grado Asociado.





11. Otros Rituales


Imagen de un supuesto ritual practicado en la Orden de Jean Baptiste Willermoz, durante el siglo XVIII


Los Rituales • Además del Ritual de Apertura y Clausura y del Ritual de Iniciación, las Órdenes Martinistas practican otros rituales. • Aquí nos ocuparemos de: • La Ceremonia de Ieschoua • El Ritual de Dedicación del Templo • El Ágape • Como siempre, vamos a basarnos en las ceremonias y conceptos de la Orden Martinista Tradicional, enriquecidos con los aportes de otras organizaciones afines.


La ceremonia de Ieschoua • Uno de los Rituales más interesantes y simbólicos de la Orden Martinista Tradicional es la ceremonia de Ieschoua. • La misma se realiza al principio del año iniciático, cuando es designado un nuevo Maestro, siendo este ritual preliminar a la instalación del Maestro propiamente dicha. • Previamente, se efectuaba cerca del 21 de marzo; en la actualidad se realiza cerca del solsticio de invierno (“Navidad”).


La ceremonia de Ieschoua • Dado que Ieschoua (que, repetimos, no es una palabra del hebreo verdadero, sino una construcción hecha con letras hebreas, que se remonta cuando menos a Pico della Mirandola) se escribe con cinco letras, la ceremonia está basada en el simbolismo del quinario y del número cinco. • Por ello, todo comienza con cinco golpes dados en la puerta exterior del Templo. • Y, en el curso de la ceremonia, se hará alusión a un candelabro de cinco luces.


La ceremonia de Ieschoua • El Ritual explica que, dado que la ceremonia comporta dos partes (la Instalación de nuevos Oficiales y la celebración de la presencia de Ieschoua, “el Cristo Cósmico”), • simboliza que, en su desarrollo, comprende tanto lo material como lo “espiritual” y es por lo tanto un ejemplo de la unidad que nace de la diversidad.


La parte más interesante del Ritual es una ceremonia teúrgica protagonizada por el Hermano Desconocido, y que representa el espíritu de los Elus Cohen y sus ceremonias. El Maestro realiza una introducción a la misma con el siguiente discurso: “De todos los Evangelios, el de San Juan es el más místico, velado y profundo. El prólogo tiene su origen en la antigua filosofía. El verdadero Martinismo ha tenido siempre veneración por estos cinco primeros versículos, porque le recuerdan cómo el infinito se manifiesta en lo finito, cómo el Uno se manifiesta en muchos.”


Las cinco invocaciones • Luego, el Hermano Desconocido lee una versión esotérica de los cinco primeros versículos del Evangelio de San Juan, muy diferente a la versión canónica: • “En el principio ilimitado, la materia primordial era una nota vibrante, creativa. Y este sonido musical era el Dios no manifestado. Y este pensamiento sonoro o “palabra” fue el Dios secundario”. • “Lo mismo era en el elemento primordial con el Dios no manifestado”. • “Todo el vasto Universo emanó a través de Él. Y sin Él ni una sola cosa de cuantas existen fue hecha”. • “Todo lo que de Él emanó fue la quintaesencia de la vida. Y esta vida fue la Luz del Hombre Eterno”. • “Y la luz brilló en medio de las tinieblas caóticas; pero las tinieblas no la dominaron ni detuvieron”.


El ritual teúrgico • El Hermano Desconocido se sitúa en el centro del círculo formado por todos los presentes, y proclama: • “Un círculo mágico o teúrgico ha sido empleado tradicionalmente en todas las ceremonias ocultas y místicas, para entonarse, unificarse e invocar. El operador se aísla y trabaja en el centro. Dirigiéndose a cada uno de los cuatro cuadrantes del círculo, traza el Pentáculo y repite los nombres de Ieschoua, en cada uno de los cuatro cuadrantes del círculo. Yo, como representante esotérico de esta Heptada, empezaré este acto en el Este. ¡Que las emanaciones de Yod-He-Vau-He se manifiesten en nuestro centro!” • El Ritual implica golpes e invocaciones. • En el Este: Ieschoua (!) • En el Sur: Adonai (!!) • En el Oeste: Yod-He-Vau-He (!!!) • En el Norte: Elohim (!!!!)



Esquema teĂşrgico de los Elus Cohen, que recuerda claramente la Ceremonia de Ieschoua de la O.M.T.


El Hermano Desconocido concluye: «¡En el nombre de INRI, Amén!»


Luego se lee un discurso sobre el simbolismo del cuaternario y del quinario, y todo concluye con una meditación: «Vamos a visualizar ahora una torre con diez ventanas; en la torre brilla un candelabro de cinco brazos. El quinario luminoso, las cinco velas encendidas, será visible en cada una de esas ventanas. El que se pare sucesivamente en cada ventana, podrá contar diez candelabros, uno por cada ventana, cada uno encendido en sus cinco brazos. Ahora multipliquen el pentagrama, el cinco, por el número diez; es decir, multipliquen las cinco puntas que irradian por cada una de las diez aberturas, y así obtendrán las Cincuenta puertas de la Luz o del Entendimiento. Sólo el que aspira a completar la síntesis, está calificado para entrar en la torre. Pero el que no conozca el camino de regreso es una persona puramente analítica y, como tal, podemos ver que está expuesta al Bosque de los Errores…Ahora les pido que, en silencio, visualicen un Pentagrama con una Cruz en su centro, el cuaternario en el centro del quinario y, al mismo tiempo, mediten en el significado de su simbolismo.»



«Sólo el que aspira a completar la síntesis está calificado para entrar en la Torre»


El Ritual de Dedicación del Templo • Este Ritual se lleva a cabo siempre que se desee dedicar un salón como Templo Martinista. • Se trata de una ceremonia profundamente masónica, en el sentido más esotérico de ese término. • Antes de comenzar el Ritual todo se encuentra en desorden y los utensilios ceremoniales cubiertos con paños blancos. • Los miembros y Oficiales ingresan sin ceremonia, y sin llevar la máscara. • El Ritual de Dedicación consiste en que el Cosmos emerja desde el Caos (Ordo ab Chao). • Más filosóficamente, se dice que esto representa «la incorporación de las formas», es decir, la corporización de las Ideas en las sustancias.


El Ritual de Dedicación del Templo • Proclama el Hermano Iniciado: «Como en el principio de los tiempos, todos los elementos en potencia existieron en un estado caótico, así, esta noche, entramos a un salón que tiene todos los elementos de un verdadero Templo Martinista, mas se encuentra en un triste estado de desorden. Muy Honorable Maestro: pronuncia las Palabras que pondrán en movimiento los pasos de la progresión ordenada y de esa manera establecer nuestro sitio de trabajo y adoración». • Las «Palabras» referidas son las mismas que las de la Ceremonia de Ieschoua, es decir, los cinco primeros versículos del Evangelio atribuido a Juan.


El Ritual de Dedicación del Templo • A medida que cada uno de los versículos se van pronunciando, los Oficiales colocan los utensilios ritualísticos en el lugar que les corresponde en el Templo. • Cuando el Maestro lee: «…esta vida fue la Luz del Hombre Eterno», el Hermano Iniciado enciende las tres luces del altar, y el Hermano Desconocido las tres del candelabro triple que se encuentra sobre la mesa del Maestro. • El Hermano Centinela, por orden del Maestro, descubre entonces el Emblema del Oeste, explicando a todos los presentes, Hermanos y Hermanas, su significado simbólico.


El Emblema del Oeste • «Al igual que el Sol asciende en el Este para abrir y glorificar el día, así se reflejan sus rayos en el Oeste, donde habita la humanidad. Al igual que los rayos del Sol, las enseñanzas Martinistas se dirigen siempre hacia el Oeste para alumbrar y dirigir al Hombre en su camino por la vida. El Emblema del Oeste, que representa el Sello del Rey Salomón – el verdadero símbolo mágico – siempre nos recuerda que en nuestra jornada entre el Cielo y la Tierra tenemos que secar las lágrimas del desafortunado y, si es posible, la fuente que las produce. Debemos consolar a la viuda y al huérfano, defender al débil y actuar como padre o madre de los niños abandonados e indefensos. Todo esto lo tenemos que hacer como simples Desconocidos, como seres humanos falibles, nunca como supuestos maestros, mesías o líderes divinos.»



El Pantáculo • Se considera que es el símbolo más importante de todos los que decoran el Templo. • Su descubrimiento representa que la apertura de la primera Convocación en el nuevo Templo está completada. • Por ello, «cuando el símbolo sagrado está a punto de ser descubierto», todos deben ponerse la máscara. • Apenas el Hermano Orador descubre el Pantáculo, el Maestro da siete golpes, según la batería del grado, y todos forman la cadena en torno del símbolo central de la Orden. • Tiene lugar, entonces, un momento de meditación «para entonarse con los Maestros del Pasado», siempre con el Pantáculo en el centro del círculo.


El Pantáculo • «El Pantáculo Martinista se forma con dos triángulos entrelazados. Ese enlazamiento indica la Unidad de la Creación y la interdependencia de todos los mundos… Desde el punto de vista físico, el triángulo material (con el vértice hacia arriba) representa la evolución de las fuerzas físicas, diversas energías y formas de vida hacia el centro del Universo. Expresa el regreso de las fuerzas, morales o físicas, al principio del cual emanaron…El triángulo que, a falta de mejor nombre, calificamos de «espiritual» (con el vértice hacia abajo) muestra el sendero del descenso: la necesaria multiplicación de la Unidad hacia las séfiras inferiores, que disipó los poderes originales del Hombre Primigenio, pero multiplicó la extensión de los mismos».



El Templo • El discurso final del Maestro es de la más pura Masonería esotérica: • «Desde tiempos inmemoriales, el hombre tiene por costumbre edificar con sus propias manos los edificios que él considera sagrados. Con el paso del tiempo, se hizo necesario solicitar los servicios de personas expertas en el oficio de la construcción, cada vez que se erigía un nuevo Templo. Sin embargo, el hombre ha conservado para sí el derecho y el privilegio de la construcción simbólica de su propio Templo…nos place agradecerles, a cada uno de los que se hallan presentes aquí esta noche, la excelente cooperación y la ayuda que han prestado para la construcción de este Templo Martinista…»


El Templo • «…Sépanlo o no a conciencia, cada uno ha laborado en forma simbólica para la edificación de nuestro lugar de reunión…Todas las cosas materiales del Universo se concibieron primero en la mente, sea la Mente Universal o la del ser humano…el segundo paso consiste en la apertura de canales a través de los cuales se materializará la manifestación física. El método Divino fue a través de la Palabra o Verbo. El método utilizado por el hombre es el de colocar el verdadero cimiento para la manifestación que se desea.» • Finalmente, el Maestro da a entender que ese cimiento es la verdadera fraternidad entre todos los miembros de la Heptada, por lo que hace un llamamiento a «que todas las diversidades que puedan surgir de vez en cuando se conviertan en la unidad de fortaleza de la que emana la Luz del Martinismo».


El Ritual se clausura con las formalidades habituales del grado. Nótese que, en esencia, la «construcción del Templo» se concibe como «el acto de colocar los símbolos en el Orden correcto».


El «Ágape» • Este Ritual sigue a la Instalación de los Oficiales en el grado Asociado. • Se trata de la realización de una cena simbólica, que representa la fraternidad, e implica la participación de todos los Hermanos en una comida que, se espera, afianzará la solidez y estabilidad de la egrégora. • «Esta participación quedará para siempre como un recuerdo de la unión espiritual de nuestros corazones».


El «Ágape» • En esta cena se consumen pan sin sal, o pan de maíz y vino o jugo de uva. • Según el Ritual “X”, esta ceremonia se realiza “según el Rito milenario de Melquisedéc, dentro del espíritu de la Rosa-Cruz”. • El Ritual es de una profunda elevación, pues retiene el significado alquímico de la Eucaristía cristiana despojándole de todo componente religioso. • El pan y el vino son la «carne y la sangre» de la Heptada, compartidas por todos los presentes, y estableciéndose así un lazo de fraternidad que trasciende lo exterior.


EL PAN Y EL VINO


El «Ágape» • El Maestro en persona sirve el pan y el vino, en una muestra de humildad que debería servir de ejemplo a numerosos pretendidos «Maestros» que pululan en las sociedades «Iniciáticas». • Después de la comida, que se efectúa en silencio, se forma la cadena «formando un círculo alrededor del Templo». • «El Maestro Invisible que ocupaba la silla vacía no está en la cadena, pero está en el centro de ella».




Esta imagen ilustra la variedad existente entre los Rituales de las distintas รณrdenes Martinistas. Se conservan los tres colores simbรณlicos, pero la capa negra y la banda roja no se conocen, por ejemplo, en la O.M.T.


12. Instrucción

“Candidato, los primeros objetos que se perciben penetrando a un Templo Martinista están dispuestos en un orden particular y presentan ciertas formas y ciertos aspectos destinados a hacer comprender la fuerza del simbolismo Martinista. Estos símbolos forman, entonces, la base de las enseñanzas de nuestra Orden.”


¿Cuál es tu concepto acerca del Martinismo? • «Creo que el Martinismo es una corriente esotérica tradicional e iniciática, de naturaleza filosófica y secreta, en el sentido esotérico de estos dos últimos términos. Es una escuela de sublimes pensamientos y elevados ideales, cuya ética se rige por los principios de la Caballería. Trata de ayudar a todos los Hombres de Deseo a reunirse con el Principio, y a formar una sociedad humana guiada por la libertad, la igualdad y la fraternidad. Concibe el Universo como una gran y armónica Unidad, místicamente denominada la Omneidad. Creo que el Martinismo transmite, a través de sus Iniciaciones y enseñanzas, la Luz perdida de la antigua Sabiduría. Sus privilegios están al alcance de todos los hombres y mujeres que sean sinceros, dignos y estén deseosos de progreso espiritual y conocimiento esotérico.»



¿Qué buscas entre nosotros? •«Soy un buscador de Luz y conocimiento en las enseñanzas iniciáticas y esotéricas, que inspiraron los Maestros del Pasado y sirvieron como sustento, en su origen, a la mayoría de las religiones. La religión Madre es la única y exclusivamente verdadera en el sentido real de la palabra. Las distintas religiones son traducciones, interpretaciones más o menos correctas, derivaciones y adaptaciones de la Geometría Suprema que define la posición de las figuras generadoras de símbolos de donde las diversas creencias y sus respectivos cultos tomaron sus dogmas…He sido informado de que el Martinismo es un conducto moderno de esa sagrada Sabiduría, de esa Tradición Primordial, y con humildad y seriedad deseo el privilegio de la Iniciación. Igualmente, busco la compañía y la inspiración de almas afines, hombres y mujeres que van más avanzados en el bello sendero del desarrollo personal más elevado. También busco la fuente mística de la verdadera enseñanza de Ieschoua, la inspiración que debía ser un rayo de luz entre los hombres y que, en el nombre del Cristo, en la realidad fue la matriz de la represión y la intolerancia religiosa.»


IESCHOUA (YOD-HE-SHINVAU-HE), el «Gran Nombre» del Martinismo


¿Crees que una organización secreta puede transmitir la Luz? • «Creo que el logro de la Luz, de la Iluminación, es una conquista personal, individual. La Verdadera Luz que los hombres deberían desear por sobre todo lo demás, trasciende tanto a las instituciones académicas como a las iglesias y a las sociedades secretas. Todas ellas transmiten sólo una pequeña parte de esa Luz, y en sus enseñanzas abundan los errores y las verdades a medias, que se hacen evidentes con un mínimo de discernimiento. Sin embargo, el Martinismo, en sus símbolos y Rituales, ha conservado muchos elementos de naturaleza arquetípica que pueden ser un medio, una herramienta, para el logro de la Iluminación. Por lo tanto, como ardiente buscador de esa Luz, y preparado al trabajo y a la lucha por ella, veo en el Martinismo un camino, un puente, hacia la consecución personal de la Gran Obra.» • «Los Martinistas son los sinceros y desinteresados amigos de la Verdad.» Papus


Un antiguo diploma de la Orden Martinista Tradicional


¿Crees que alguna organización tradicional se haya perpetuado hasta nuestros días? •«Creo que las denominadas ´organizaciones tradicionales´ han vivido innumerables avatares, crisis y transformaciones, y que no podemos dar crédito a las historias fantásticas que las hacen remontar al Antiguo Egipto o aún atrás, hacia tiempos fabulosos de civilizaciones perdidas. Creo que el Martinismo se apoya en un conjunto de predecesores medioevales y renacentistas, fundamentalmente el neoplatonismo y las supervivencias europeas del gnosticismo, tales como el catarismo. El Martinismo propiamente dicho se origina en Martínez de Pasquales, en la Francia del siglo XVIII, y continúa, transformado, en Saint Martin y Willermoz. Finalmente, Papus y sus colaboradores contribuyen a delinear lo que posteriormente serán las denominadas Órdenes Martinistas.»


Un óleo contemporáneo que representa una hipotética reunión de los tres fundadores tradicionales del Martinismo: Martínez Pasquales (con barba), Luis Claude de Saint Martin (de perfil), y Jean Baptiste Willermoz.


¿Crees que el Martinismo es una organización tradicional o una simple reunión de gente curiosa? • «Creo que el espíritu Martinista podría concretarse conformando una fraternidad esotérica genuina, un verdadero cuerpo de buscadores de la Sabiduría, de la SAPIENTIA. Creo que Martínez Pasquales y sus seguidores derivaron su Luz de fuentes prístinas, de la tradición secreta de la Sabiduría y del poder oculto y que esta misma tradición podría animar las enseñanzas y las actividades del Martinismo moderno. Los Martinistas, tal como yo los entiendo, no son simples curiosos; desean ardientemente conocimiento esotérico, y desean reintegrarse al Principio de toda Vida y toda Creación.»


Conferencia esotĂŠrica de 1908. En el centro de la mesa se encuentra Papus.


No te pregunto quién eres, porque si lo supieras, no tendrías ya más nada que aprender, pero sí te pregunto: ¿quién crees que eres? • «Creo soy una célula o unidad en el cuerpo de la Humanidad Adánica, y que las privaciones y obscuridad relativas en que me encuentro, son el resultado de la Caída simbólica del Hombre desde su primitivo estado original de Unión con el Ser. Sin embargo, tal Caída no es realmente un «crimen», ni la consecuencia de un supuesto «pecado», sino la necesaria expansión de las facultades en desarrollo del Hombre, a los efectos de ampliar su campo de operación. Por ello, ni siquiera es adecuado el término «Caída», sino que la expresión más correcta sería «descenso en la multiplicidad», para que así la Unidad se vuelva consciente de sí misma. En términos cabalísticos, se trata de que «el Rostro pueda contemplar al Rostro». En nuestro presente estado, la comunicación del Hombre con el Ser, con la Unidad, es a través de símbolos, de los que IESCHOUA, el Arquetipo del Cristo Cósmico, el Cristo místico sin secta, el Principio Crístico, es uno de los símbolos Martinistas más importantes.»


«Los símbolos martinistas»


¿Crees que la Vida está unida a la materia? •«Creo en el Universo Divino Viviente; creo que toda la materia está infundida con Vida en grados de consciencia variados y ordenados. La energía que sostiene a la materia no es sino un aspecto o polaridad del Poder Creativo, mientras que el Principio de Vida, con sus atributos de mente y consciencia, es un segundo aspecto de este Poder infinito. Así, pues, no existe realmente la materia «inanimada», porque la materia es un aspecto o extensión de la Unidad, y todas las expresiones de la Unidad poseen Vida, en algún grado. La materia provee un teatro o escuela para la expresión de la Vida y sus atributos de mente y consciencia. La materia sigue un ciclo, que comenzó con su emanación en el Principio y culminará con su absorción en la Inmensidad. Tal como dijo el Adepto Martínez de Pasquales: ´Al final, todo volverá al Principio ´». •“Las formas de la materia son el lenguaje de la vida”. •«La ciencia, el igual que la Iniciación, debe tender a una reconciliación racional entre el materialismo, el racionalismo y el idealismo». •“La Creación manifestada es sólo el resultado evolutivo de la Ley primera”.


«LA VIDA UNIVERSAL»


¿Crees que la Muerte es un final o una etapa? • «Esta es una pregunta que debe responderse con mucho cuidado. En primer lugar, independientemente de las ideas religiosas o filosóficas de cada uno, la Muerte es una realidad, por cuanto implica la desaparición definitiva de la persona con la que hemos sido conocidos en el mundo exterior. La Muerte es una transformación radical, y reemplazarla con términos tales como ´transición´ u otros similares parece más un medio para exorcisar el temor que un enfrentamiento franco y directo con los hechos naturales. Aclarado esto, cada quien puede sostener las ideas que desee sobre la supervivencia o no de la personalidad consciente después de la Muerte, porque ello no modificará sus acciones en la Vida. En general, el Martinismo moderno acepta las ´leyes´ de la reencarnación y el Karma, pero no puede obligarse a nadie a sostener una creencia de la que no existen pruebas en concreto.»


La Muerte, en el Tarot de Papus (1909)


¿Crees en Dios? • «Esta pregunta, clásica dentro del Interrogatorio Martinista, realmente está mal formulada. La palabra ´Dios´ no tiene significado, porque no se aclara a qué ´Dios´ nos estamos refiriendo, de donde se pregunta por la creencia en una entidad no definida. Normalmente, y en función del contexto sociohistórico en el que nació y se desarrolló el Martinismo, se piensa en el Dios judeo-cristiano. ¿Debemos creer, entonces, en el Dios del Antiguo Testamento, caprichoso, cruel y vengativo? ¿Debemos creer en el Dios crucificado del Nuevo Testamento, cuyos seguidores quemaron, torturaron y asesinaron en su nombre? Una ´creencia´ no tiene, o no debería tener, valor desde el punto de vista iniciático, donde lo que prevalece es el conocimiento. La creencia en un Dios de cualquier clase no vuelve mejor al hombre, ni la no creencia lo empeora. Por lo tanto, esotéricamente hablando, tal creencia es irrelevante.»



Si te ordenaran acoger a tu enemigo y rechazar e tu amigo, ¿lo harías? •«Esta es una pregunta muy difícil de contestar, ya que la respuesta depende mucho de las circunstancias envueltas cuando se formula la pregunta. Como Candidatos para la Iniciación Martinista, debemos dedicarnos a un ideal y ser absolutamente sinceros a él. Conforme crecemos en la Iniciación, nuestros amigos y nuestros posibles ´enemigos´ asumen cierta relación con nuestros ideales personales, que se extienden. Si nuestros amigos ya no son compatibles con nuestra evolución, la vida misma los alejará de nosotros. Por otra parte, el rencor hacia los ´enemigos´ sólo conduce a la autodestrucción y a la sequedad del corazón y de la mente. En circunstancias ordinarias, el Martinista es sincero y cariñoso hacia sus amigos, y caritativo y misericordioso con sus ´enemigos´. No debemos permitir que el odio more en nuestros seres, aunque seamos precavidos y reservados cuando sea necesario. ¿Quién podría darnos esa orden de acoger al enemigo y rechazar al amigo? Un Iniciado no recibe órdenes, sino que obra según su consciencia. Por lo tanto, una orden que provenga del exterior, y que no refleje nuestro sentir verdadero, no tiene sentido para nosotros.» •«Bajo cualquier circunstancia, es mucho más fácil para el Martinista acoger al ´enemigo´ que rechazar al amigo. Si ese amigo ha sido ganado por el fanatismo, la locura o la ignorancia, es nuestro deber ayudarlo lo mejor que podamos pero, empleando la frase de Niestzche, cuando todo resulta imposible y no podemos continuar amando, debemos ´pasar de largo´». •Lo que el Martinista debe erradicar por completo es considerar «enemigos» a los que profesan religiones distintas a la suya. «Esta tolerancia fue la base de los Misterios Antiguos, de Mithra, de Eleusis, de Tebas, etc., y permitió que Alejandro el Grande fuera admitido al Templo del Dios de los hebreos. Hoy, restablecer esta tolerancia fraternal es uno de los objetivos del Martinismo, que busca lograrlo a través de hombres de inteligencia».



Si te ordenaran creer aunque no creyeses, o dejar de creer siendo creyente, ¿lo harías? • «No: el aspirante a la Iniciación sólo puede creer lo que él sabe que es verdadero y correcto, y este tipo de creencia, que descansa en el conocimiento, no puede someterse a los dictados de una autoridad externa. La orden de creer no agrega nada al conocimiento interno del Iniciado, ni la orden de no creer puede quitarle algo de ese conocimiento. Por lo tanto, la respuesta a esta pregunta es definitivamente negativa». • «Una de las metas de la Iniciación esotérica es crear una base fuerte y estable de conocimiento trascendente dentro de sí mismo; y este conocimiento debe ser tan fuerte y seguro, que no pueda ser alterado por ninguna corriente de opinión externa, ni por dictados de autoridades eclesiásticas ni políticas». • Lo anterior implica la consecución de la libertad. «Esta Libertad que uno llama la Divinidad del hombre; lo más bello, lo más estupendo, lo más irrevocable de todos los regalos de Dios al hombre. Esta Libertad que el Supremo Creador mismo no pudo violar sin denigrar su propia naturaleza; esta Libertad que uno debe conseguir por la fuerza cuando uno no posee la suprema autocracia» (Eliphas Levi).



¿Qué ideas tienes acerca de la Jerarquía de los Seres? •

«Martínez Pasquales y los adeptos a la teúrgia del siglo XVIII creían en la existencia de una gran Jerarquía o series ordenadas de seres – celestiales y terrenales. Consideraban que Dios era el ápice y la fuente de esta Sublime Jerarquía y que bajo su dominio existían, cuando menos, nueve grados o divisiones de seres celestiales de naturaleza angelical. Asimismo, existen evidencias de que Pasquales buscaba construir una demonología sistemática, colocando al hombre a mitad de camino entre la Jerarquía celestial y las series de criaturas que habitan la Tierra y sus elementos». «Hoy, podemos retener la idea de la Jerarquía sin necesidad de creencias absurdas. Por ´seres´ podemos entender las distintas facetas de la personalidad interior humana, los arquetipos del inconsciente que, en un caleidoscopio de luces y sombras, a veces parecen elevar nuestra consciencia y, en otras, degradarla. No necesitamos creer en ángeles, demonios o seres fantásticos; alcanza con analizar nuestra propia mente». «Además, una verdadera organización iniciática, que se rija por la ética y la sabiduría, podría construir una egrégora a la que aplicarle el calificativo de Sublime Jerarquía. Uno de los propósitos de esta egrégora debería ser proporcionar enseñanza esotérica y estímulo a los Iniciados, y colocar la personalidad de estos últimos en contacto y comunión iniciática con esta misma Jerarquía. Por último, los Iniciados alcanzarían su lugar adecuado en la egrégora cuando su ciclo de evolución esotérica se haya completado, y se haya efectuado la reintegración de todas las facetas del Ser en Una, es decir, cuando sea realidad el aforismo masónico: ´reunir lo disperso´».


“Aquí, en este mundo, nada existe sino por el movimiento y por el número… El Número que produce todas las variedades engendra igualmente la armonía que, en su más alta acepción, es la relación entre las partes de la Unidad… El Universo es, entonces, la variedad en la Unidad. El Movimiento es el medio. El Número es el resultado. El final es el regreso de todas las cosas a la Unidad…” (Honoré de Balzac, en versión libre)


¿Qué entiendes por Ocultismo, Hermetismo, Esoterismo? •

«El Ocultismo comprende una Tradición secreta y un conocimiento referente a la verdadera naturaleza del Cosmos, del Hombre y de la Naturaleza. Es rehusado al no-iniciado, y se transmite, por lo tanto, por la vía de la Iniciación». «El Hermetismo es un sistema de pensamiento tradicional y ecléctico, y una técnica ocultista atribuida al dios egipcio Thot, a quien los griegos llamaron Hermes. Comprende tres partes: la Teosofía, o Sabiduría Divina; la Magia o poder potencial ´espiritual´ del hombre; y la Alquimia, o los secretos más íntimos de la Naturaleza. En el sentido más elevado, el Hermetismo tiende a transmutar los metales básicos de la naturaleza humana en el oro puro de la ´Sapientia´ y la Consciencia Iluminada». «El Esoterismo es similar al Ocultismo, en cuanto a que comprende un camino interno y secreto hacia la Verdad. Su opuesto es el exoterismo, o conocimiento objetivo del mundo profano. El esoterismo inclina al hombre a sumergirse en las profundidades místicas de su propia naturaleza, para que allí encuentre revelado, microcósmicamente, el conocimiento secreto y la Sabiduría profunda del Ser macrocósmico».



¿Crees en la virtud mágica de la Palabra y de la Acción? •«Sí, creo en el poder y eficacia de la Palabra que se pronunció en la Manifestación del Mundo, y que ahora está ´perdida´ para la mayoría de los hombres. El desarrollo esotérico ayuda al hombre a volver a obtener esa Palabra Perdida de autoridad cósmica y terrenal. Conforme avanzamos internamente, encontramos gradualmente esa Palabra que se relaciona con nuestra misión en esta vida; la adquisición de la Palabra conduce a la Acción – al trabajo conveniente y necesario para el beneficio y la elevación de la Humanidad, y la expresión plena de la Unidad». •«La Iniciación conduce a la Acción en el Nombre de la inescrutable Omneidad, del Ser en cuanto Ser, y sus efectos son mágicos en cuanto a que descansan en los maravillosos e innatos poderes internos de la Humanidad». •«La revivificación de la Voluntad es la tarea principal de todas las cosas» (Saint Martin). •«…A fin de que esta sala devenga, por la doble virtud de la Palabra y del Gesto, el Templo Particular donde va a celebrarse el misterio de nuestra Iniciación Tradicional» (“X”).


«…pues la palabra orden viene del término ordinare (ordenar), que quiere decir volver a poner cada cosa en su sitio y en su lugar, y esa es la propiedad del Verbo eterno que produce todo continuamente según el peso, el número y la medida» (L.C. de Saint Martin)


«Él Árbol del Conocimiento». “La naturaleza es un verdadero cuerno de la abundancia en su estado actual…es el punto de unión de todas las virtudes creadas…Así, todas estas virtudes divinas, ordenadas por el gran Principio para cooperar en la rehabilitación de los hombres, existen siempre alrededor de nosotros.” Saint Martin La Sabiduría sembró los símbolos de esas “virtudes” alrededor de nosotros, para llevarnos a recogerlas. Por eso la Naturaleza constituye para el Iniciado un inmenso recipiente de conocimientos.


“El Deseo es la raíz de la Eternidad…Para el Martinista, volverse un Hombre del Deseo es emprender la reconstrucción de su Templo interior. Para edificar este Templo eterno, el Martinista se apoya en dos pilares: el de la Iniciación y el de la enseñanza Martinista. La Iniciación marca por lo tanto el comienzo de un gran trabajo, ya que es el momento en que él recibe el germen de la luz que constituye el fundamento de su obra.”


“El Hombre es un Libro; en él se encuentran escritas todas las leyes del Universo, y todas esas verdades importantes y fundamentales existentes en todos los hombres antes de que fuera escrito cualquier libro… Recuerden que, según las enseñanzas de los sabios, las cosas que están arriba son iguales a las que están abajo; y conciban que ustedes mismos pueden recurrir a esa semejanza, obrando de manera que las cosas que están abajo, sean como las que están arriba.”


El Universo triรกdico del Martinismo


13. Algunas ideas e imágenes que faltaban

“Contrariamente a la creencia general, el Hombre no vino a este mundo como consecuencia de un supuesto pecado o de una debilidad. Por el contrario, la llamada “caída” fue una acción autoafirmativa, consecuencia de su fuerza. De hecho, fue sólo una expansión necesaria del campo de operación de las facultades del Hombre, que buscaban ansiosamente nuevas experiencias de crecimiento…El cascarón que protege al embrión en su desarrollo debe destruirse, pues en caso contrario el polluelo se asfixiaría y su evolución posterior se volvería imposible.”


Imagen en el Tarot «junguiano», un mazo contemporáneo. La carta representa El Mundo, última del Tarot, y es muy interesante desde la simbología Martinista. El personaje central lleva una máscara que parece ser, a la vez, un espejo, indicando que el Universo a la vez refleja y enmascara el Absoluto. El cordón que lo rodea traza el signo matemático del infinito. Toda la carta está signada por el número cuatro, cuya posición adopta el personaje central. A sus pies, está el símbolo de cuatro colores de Malkuth. En las esquinas, los cuatro animales del Tetramorfo del Apocalipsis.


La Papisa o Gran Sacerdotisa, en el mismo Tarot «junguiano», retirándose parcialmente la máscara, pues «en la Naturaleza la Verdad en parte se oculta y en parte se revela»


Otra imagen de un Tarot moderno, obra de Ciro Marchetti. Nuevamente, el número cuatro es fundamental, como se aprecia en los símbolos de los cuatro elementos. La carta recuerda al «Libro del Hombre» del Martinismo, y la domina, en el centro, la máscara roja de la Iniciación, indicando que el proceso iniciático abarca no sólo a los rituales de tal o cual Orden, sino a la evolución del Universo en su conjunto.


La humildad • En relación con el concepto del «Desconocido» se habla mucho de la humildad, considerándola una virtud inapelable. • Sin embargo, la humildad, en sentido profano, oscila entre el ocultar hipócritamente la vanagloria y rebajar la propia dignidad sin ningún sentido. • Desde un punto de vista esotérico, lo que puede calificarse como “humildad” no es más que el resultado de trabajar bajo la máscara. • Esto es muy diferente de la humildad en sentido religioso, que implica rebajar la propia dignidad ante la supuesta presencia de algún ser Divino. • Aquí la llamada “humildad” es la consecuencia de la anulación (temporal) del personaje profano, lo que conduce a la supresión (repetimos, temporal) de la manifestación de nuestras condiciones laborales, académicas, etc., por las que somos conocidos en el mundo externo. • No se trata de un acto de humillación, sino de una técnica esotérica destinada a que, en la reunión de los Desconocidos, pueda manifestarse y expresarse la Verdad.


La “cara de la Luna” • La “cara de la Luna”, que desde antaño el pueblo y los poetas han creído ver en la superficie de nuestro satélite es, en cierta forma, una máscara que oculta su verdadera naturaleza. • El símbolo de la Luna nos conduce, entonces, naturalmente al de la máscara… • La máscara, por lo tanto, es un símbolo que puede calificarse de «lunar».


«Yo soy aquel cuya imagen es grande, y yo soy aquel que no tiene imagen»


La mรกscara

Detrรกs de la mรกscara el Iniciado estรก solo con su consciencia; no tiene que recibir ร rdenes de nadie, por lo que es total y completamente libre.


«Pero ¿qué hay adentro de los números? El simulacro de la medida y las máscaras de los signos nos han hecho olvidar su sustancia.» R. Juarroz


«Las apoyamos unas en otras y el edificio cede. Las apoyamos en el rostro del pensamiento. Y las devora su máscara.» R. Juarroz, refiriéndose a las palabras.


La espada del Caballero Es, en cierta forma, el complemento de la máscara. Esta última implica un movimiento de repliegue en sí mismo, de tipo introspectivo, mientras que la espada es una extraversión, un movimiento hacia el exterior.


La máscara y la victoria • La asociación de la máscara con la espada indica que la máscara nos conduce a la victoria. • La victoria del Caballero sobre todas las bajezas, tonterías y trivialidades de la sociedad profana. • Y la victoria del Caballero sobre todas las bajezas, tonterías y trivialidades que han inundado la Iniciación y la han apartado de sus propósitos originales.


“La máscara y la espada”


“El Libro contiene la Palabra, y la Espada la manifiesta, como la lengua, órgano material de la voz, manifiesta el Pensamiento” Ritual “X”



«En la Palabra que estaba en el comienzo reside todo el misterio de los números. Esa Palabra es la Unidad absoluta. De ella han descendido, por medio de la Emanación, todos los particulares, o números, que existen en la Creación. Los números son, en sí mismos, Principios eternos que son emanaciones o cualidades invariables de la Unidad.»


Los números: 1 (Monad o Unidad): existe por sí mismo, con independencia de los demás números. 2 (Duad): es el primer principio de separación de la Unidad. Se yergue por oposición; la pasividad como opuesta a la actividad. 3 (Triad): es la manifestación que resulta de la unión del 1 con el 2. 4 (Tetrad): su significado es múltiple y se extiende por todos los ámbitos de la Creación, pues representa tanto la perfección material, como el Nombre de Cuatro Letras (Tetragrammaton), la Divina Tetractys de Pitágoras y la Gran Ley Cuaternaria del Martinismo. 5 (Pentad): las bodas, la unión, la generación, la procreación. 6 (Hexad): los 6 actos creativos que generaron la manifestación del mundo material (los simbólicos 6 «días»); el hexágono en el símbolo Martinista; en el Sello de Salomón la interdependencia del mundo más alto y del mundo más bajo.


Los números: 7 (Heptad): el más sagrado de los números; el Poder Universal; la armonía del Cosmos. 8 (Ogdoad): relacionado con el 7 en lo relativo a la armonía universal; el perfecto equilibrio. 9 (Ennead): el fin de un ciclo. 10 (Decad): la perfecta consumación.



Diploma Martinista de la ĂŠpoca de Papus


El sĂ­mbolo Martinista, en un dibujo original de Papus


Bosquejo primitivo de un Templo Martinista, debido a la pluma del propio Papus. Supuestamente, este Ritual original de Papus fue una reconstrucción efectuada por él y Agustín Chaboseau a partir de Iniciaciones derivadas del propio Saint Martin, según un muy sencillo ceremonial que se ha dado en llamar “Antiguo Ritual del siglo dieciocho”.


La Reintegración • La Reintegración es la Gran Obra, y se logra “restaurando en nuestras facultades la misma ley, el mismo orden y la misma regularidad por medio de los cuales son dirigidos todos los seres en la Naturaleza”… • “El objetivo del Hombre sobre la Tierra es el de emplear todos los derechos y poderes de su ser para eliminar, tanto como sea posible, los medios que se interponen entre él y el verdadero Sol; de manera que, siendo prácticamente nula la oposición, haya un paso libre y los rayos de Luz puedan alcanzarlo sin refracción” (Saint Martin)


La “Caída” • El Martinismo interpreta la llamada “Caída del Hombre” desde un punto de vista basado en la metafísica simbólica: • “Las facultades de las cosas creadas encuentran vida o expresión en un campo de operación. Ninguna vida puede expresarse sin movimiento; el movimiento no puede iniciarse sin impulso o estímulo, y no puede mantenerse sin polos de atracción y repulsión. Sólo una acción insípida y monótona puede resultar cuando las fuerzas de atracción y repulsión están equilibradas y no se permite ninguna variación…Adán es el símbolo del Hombre total; Eva es su facultad volitiva o Deseo; la Serpiente, lejos de ser el mal o algo parecido, es lo que pone en movimiento las fuerzas de atracción y repulsión…La Serpiente, por lo tanto, es la causa de la llamada caída, pero también es la causa de la vida…” • “El libre albedrío resulta del Deseo, es la consecuencia de la posibilidad de la variación en la intensidad relativa de las fuerzas de atracción y repulsión.” • “El Deseo, siempre tan denostado, es el motor de la vida, del ser, de la consciencia individual…”


La “Caída” • “No existió Jardín del Edén, no hubo “pecado”, ni ninguno de los elementos infantiles hechos populares por el relato bíblico…El llamado Jardín del Edén era, en realidad, el campo o esfera de actividad en la que el Hombre debía ejercer y desarrollar sus facultades.” • “La palabra hebrea “gan” (guimel-nun: ‫)גן‬ fue traducida por “Jardín”, pero según su raíz significa “espacio cerrado”. Por ello, campo o esfera serían los términos


La Ley Cuaternaria • La ley del desarrollo, que los Martinistas llaman la Gran Ley Cuaternaria, une todos los reinos de la Naturaleza en sus cuatro axiomas: • Axioma Uno: «La evolución justifica la existencia de todos los reinos de la Tierra». • Axioma Dos: «Existe una equivalencia definida entre los reinos del mundo exterior y las emanaciones del mundo interior». • Axioma Tres: «Desde la manifestación más baja hasta la más elevada, existe una progresión continua de las características y de la fuerza». • Axioma Cuatro: «En todas las clasificaciones, la regla es en proporción inversa. Mientras mayor es el número de las emanaciones, proporcionalmente menor es la fuerza de vida en cada una, y menos son las características expresadas».


Axioma Uno • Todos los reinos del mundo material crecen primero a través de la involución, y segundo a través de la evolución. • Hay, entonces, un sendero de descenso de la Unidad a la Multiplicidad (desintegración) y un sendero de ascenso de la Multiplicidad a la Unidad (reintegración). • Este proceso dual abarca a todos los reinos de la Naturaleza y, desde el punto de vista humano, implica «caída y elevación». • En la imagen, la Cadena del Ser, ilustración del «Libro del ascenso y descenso del intelecto», por Raimundo Lulio, circa 1305.


Axioma Dos • Es, esencialmente, la Ley de Correspondencia: «como es arriba, es abajo». • De donde existe una correlación entre el mundo invisible y el mundo visible. • Y de aquí se deduce el método esotérico de la analogía.


Axioma Tres • Entre todas las manifestaciones naturales existen gradaciones infinitesimales de energía. • La Naturaleza no hace duplicados, y hasta las brechas aparentes entre los reinos están llenas de una serie continua. • Esta es, por lo tanto, la ley de progresión o continuidad.


Axioma Cuatro • Se aplica básicamente a la involución de la Creación. • «La fuerza disminuye a medida que las características se multiplican». • Es decir, mientras más se subdivide una substancia, menores serán los poderes de la raíz original que podrá exhibir.


«Buscarás el conocimiento, y lo descubrirás tanto en el firmamento estrellado, dentro del simbolismo evocador de las constelaciones, en los pergaminos amarillentos, dentro del resplandor de los atanores, así como en los arcos de los monumentos sagrados»


“El árbol puede llegar a ser una llama floreciente, el hombre una llama hablante, el animal una llama errante” Maeterlinck En el Martinismo, la Gran Cadena del Ser (más apropiadamente, el Gran Árbol de la Vida Universal) se nutre de una savia a la que se denomina metafóricamente Fuego o Luz.





Dr. Jorge Norberto Cornejo Buenos Aires - Argentina mognitor1@yahoo.com.ar


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