La Atalaya, 1 de Octubre de 2009

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October 1, 2009

Vol. 130, No. 19

EL PROPÓSITO DE LA ATALAYA es honrar a Jehová Dios, el Soberano del universo. En el pasado, las atalayas, o torres de vigilancia, permitían descubrir lo que sucedía a lo lejos. De igual modo, esta revista nos ayuda a descubrir la relación entre las profecías bíblicas y los sucesos de nuestro tiempo. La Atalaya consuela a la gente anunciando que el Reino de Dios —un gobierno de verdad que se halla en los cielos— pronto acabará con la maldad y transformará la Tierra en un paraíso. Además, promueve la fe en el Rey reinante de dicho gobierno, Jesucristo, quien murió para que pudiéramos alcanzar la vida eterna. Esta publicación, editada sin interrupción desde 1879 por los testigos cristianos de Jehová, no interviene en política y se basa por completo en la Biblia, pues reconoce su autoridad. Esta publicación se distribuye como parte de una obra mundial de educación bíblica que se sostiene con donativos- Prohibida su venta. A menos que se indique ¡o contrario, las citas bíblicas se han tomado de la versión en lenguaje moderno Iraducción del Nuevo Mundo de /os Santas Escrituras (con referencias).

EN ESTE NÚMERO 3

El espíritu santo: ¿por qué tantas opiniones?

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El espíritu santo: ¿qué es realmente?

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El espíritu santo: una poderosa fuerza en nuestras vidas

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Acerqúese a Dios: ¿Qué pide Jehová de nosotros?

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Ejemplos de fe: Superó sus d u d a s y temores PÁGINA 21

¿Hay razones para creer en Dios? Nuestros lectores quieren saber De padres a hijos: Sem sobrevivió al fin de un mundo malvado

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El Códice Vaticano: ¿por qué es tan valioso?

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Pescadores del mar de Galilea

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¿Lo sabía?

El cristianismo y la guerra: ¿ s o n compatibles? PÁGINA 29

La Atalaya es una publicación quincenal editada por: Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.; M. H. Larson, presidente; C. F. Simonis, secretario tesorero; 25 Columbia Heights, Brooklyn, NY 11201-2483 (EE.UU.) y en España por: Testigos Cristianos de |ehová, Cira. Torrejón-Ajalvir, km. 5, 28864 AJALVIR (Madrid). Director: Antonio Alonso de Frutos-Regidor. © 2009 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania. Todos los derechos reservados. Semimonthly SPANISH

Depósito legal: M-32666-83 Impresoen España


EL ESPÍRITU SANTO ¿Por qué tantas opiniones?

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UÉ es el espíritu santo? Para muchos es un concepto difícil de definir. El mismo papa Benedicto XVI dijo en un discurso ante una multitud en Australia: "Tener una clara comprensión [del espíritu santo] nos parece algo fuera de nuestro alcance". En efecto, es tanta la confusión general que rodea este tema, que a muchos entendidos no les resulta fácil explicarlo. Algunos lo definen así: • Un ser real que vive en el interior de todo discípulo de Cristo. • La ciencia divina, una ley de Dios en acción. • La presencia de Dios actuando en el mundo. • La tercera persona de la Trinidad. ¿A qué se debe tanta diversidad de opiniones? La causa se remonta al siglo iv cuando algunos teólogos empezaron a enseñar que el espíritu santo era una persona de algún modo igual a Dios. Sin embargo, ni las Sagradas Escrituras ni los primeros cristianos enseñaron nada semejante. Una respetada obra católica explica que "el espíritu santo no se concibe en el A[ntiguo] Tfestamento] como una persona", sino como "la fuerza por la que Yahvéh interviene". De hecho, afirma que "en la mayoría de los pasajes del N[uevo] Tfestamento] se presenta [...] al Espíritu Santo como 'algo', no como 'alguien'". También indica que "las expresiones 'Espíritu Santo' y 'virtud' [o poder]" se usan como sinónimos (Diccionario de la Biblia, edición preparada por Serafín de Ausejo). Pero ¿qué opina la gente al respecto? A muchos les cuesta creer que una fuerza —como el

espíritu santo— pueda tener personalidad propia. Según una encuesta realizada recientemente en Estados Unidos, la mayoría de las personas no piensan que el espíritu santo sea un "ente individual", esto es, un sujeto aparte de Dios y Cristo. Muchos teólogos, por su parte, insisten en que "el Espíritu Santo es una Persona realmente distinta como tal, del Padre y el Hijo". ¿Cómo saber quién está en lo cierto? La única fuente confiable a la que podemos acudir para saber la verdad es la Biblia. Como indicó el apóstol Pablo, "nos ha sido dada por Dios" para "enseñarnos la verdad" y "hacernos comprender [los] errores" (2 Timoteo 3:16, La Biblia al Día, edición para España). Ahora bien, ¿de qué nos sirve conocer la verdad acerca del espíritu santo? De mucho, pues para recibir la ayuda de Dios, debemos pedirle

La Biblia explica qué es el espíritu santo dicho espíritu. Por ejemplo, ¿no nos hemos sentido alguna vez sin fuerzas para seguir adelante? Es en momentos así cuando tenemos que seguir esta recomendación que Jesús hizo a sus discípulos: "Sigan pidiendo, y se les dará; [...] si ustedes [...] saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!" (Lucas 11: 9,13). A continuación, veremos lo que explican las Escrituras sobre qué es el espíritu santo y cómo puede beneficiarnos. LA ATALAYA • 1 DE OCTUBRE DE 2009

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EL ESPÍRITU SANTO ¿Qué es realmente?

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N LA misma ocasión en que Jesús recomendó a sus discípulos que pidieran espíritu santo, les dijo: "¿Qué padre hay entre ustedes que, si su hijo pide un pescado, le dará acaso una serpiente en vez de un pescado? ¿O si también pide un huevo, le dará un escorpión?" (Lucas 11:11,12). Los niños de Galilea pedían huevos y pescado porque sabían que los necesitaban para saciar su hambre. De igual modo, nosotros necesitamos espíritu santo; por eso, debemos seguir el consejo de Jesús de pedirlo insistentemente, como hacen los niños cuando tienen hambre (Lucas 11:9, 13). Pero para comprender por qué es vital que lo recibamos, antes tenemos que saber exactamente qué es. Analicemos, por tanto, qué nos dice la Biblia al respecto.

plea para llevar a cabo su voluntad. Tomemos por caso lo que dijo el ángel Gabriel cuando le anunció a María que tendría un hijo siendo virgen: "Espíritu santo vendrá sobre ti, y poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, también, lo que nace será llamado santo, Hijo de Dios" (Lucas 1:35). Sus palabras indican que existe una relación entre el espíritu santo y el "poder del Altísimo". Esta misma idea se repite en otros pasajes de la Biblia. El profeta Miqueas, por ejemplo, declaró: "Yo mismo he llegado a estar lleno de poder, con el espíritu de Jehová" (Miqueas 3:8). Jesús prometió a sus discípulos: "Recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes" (Hechos 1:8). El apóstol Pablo, a su vez, usó la expresión "poder de espíritu santo" (Romanos 15:13,19). En vista de lo anterior, ¿qué relación hay entre el espíritu santo y el poder de Dios?

"Poder del Altísimo" En las Sagradas Escrituras se deja claro que el espíritu santo es la fuerza que Dios em-

ATALAYA

riANDO E L R E I N O D E J E H O V A

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Tambtén disponible en CD-ROM (formato MP3). "También disponible en grabación de audio en www.jw.org.


El espíritu santo es el medio por el que Jehová ejerce su poder; de ahí que pueda definirse como el poder de Dios en acción. Y esta es una fuerza realmente asombrosa: apenas alcanzamos a imaginarnos el poder que se necesitó para crear todo el universo. Para que tengamos una ligera idea, en la Biblia se nos hace la siguiente invitación: "Levanten los ojos a lo alto y vean. ¿Quién ha creado estas

cosas? Es Aquel que saca el ejército de ellas aun por número, todas las cuales él llama aun por nombre. Debido a la abundancia de energía dinámica, porque él también es vigoroso en poder, ninguna de ellas falta" (Isaías 40:26). Aquí se nos indica que el universo ordenado y armonioso que conocemos es producto de la "energía dinámica" —o del poder— del

Por qué no puede ser una persona Hablando de las bendiciones que su pueblo recibiría, Dios comparó el espíritu santo al agua. "Derramaré agua sobre el sediento, y arroyos que fluyan suavemente sobre el lugar seco —prometió—. Derramaré mi espíritu sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tus descendientes." (Isaías 44:3.) Cuando Dios derrama su espíritu sobre sus siervos, en la Biblia a menudo se dice que 'se llenan' o 'están llenos de espíritu santo'. Tal fue el caso de jesús, Juan el Bautista, Pedro, Pablo y Bernabé, así como los discípulos reunidos el día del Pentecostés del año 33 (Lucas 1:15; 4:1; Hechos 4:8; 9:17; 11:22, 24; 13:9). Ahora bien, ¿puede 'derramarse' una persona sobre otras? ¿O puede un grupo de personas 'llenarse' de alguien? No tiene ninguna lógica, ¿verdad? Según la Biblia, uno se puede llenar de sabiduría, de entendimiento e incluso de conocimiento exacto, pero nunca se menciona que alguien se llene de otra persona (Éxodo 28:3; 1 Reyes 7:14; Lucas 2:40; Colosenses 1:9). La palabra espíritu se traduce del término griego pnéuma, que transmite la ¡dea de una fuerza invisible. De acuerdo con un diccionario especializado, esta palabra "denota en primer lugar el viento [...]; también aliento; luego, de forma especial, el espíritu, que, a semejanza del viento, es invisible, inmaterial y poderoso" {Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, de W. E. Vine). Está claro, entonces, que el espíritu santo no puede ser una persona.* * Hallará más información en la sección titulada "La verdad acerca del Padre, el Hijo y el espíritu santo", que aparece en las páginas 201 a 204 del libro¿ Qué enseña realmente la Biblia?, editado por los testigos de Jehová.


Altísimo. ¡Imagínese! Es gracias a esta extraordinaria fuerza que el ser humano existe. (Véase el recuadro titulado "¿Para qué utilizó Dios el espíritu santo?".) Vemos, por lo tanto, que Jehová puede emplear su espíritu santo para realizar obras a gran escala, como la creación del universo. Sin embargo, también lo puede utilizar para beneficio de los seres humanos. En la propia Biblia encontramos múltiples ejemplos de cómo ayudó a fieles siervos suyos. "El espíritu de Jehová está sobre mí" El ministerio de Jesús es un buen ejemplo de cómo Dios da poder a sus siervos mediante su santo espíritu. En cierta ocasión, Jesús dijo a la gente de Nazaret: "El espíritu de Jehová está sobre mí" (Lucas 4:18). Pues bien, ¿qué obras pudo realizar gracias al "poder del espíritu"? (Lucas 4:14.) Entre otras,

curó todo tipo de enfermedades, calmó un mar agitado, alimentó a grandes multitudes con unos cuantos panes y pescados, e incluso resucitó a algunas personas. Con razón, el apóstol Pedro dijo que Jesús era un "varón públicamente mostrado por Dios [...] mediante obras poderosas y portentos presagiosos y señales que Dios hizo mediante él" (Hechos 2:22). Aunque es cierto que hoy día el espíritu de Dios no faculta a las personas para hacer milagros, sigue haciendo grandes obras por nosotros. Tal como Jesús dijo que pasaría, Jehová da gustosamente su espíritu a sus siervos (Lucas 11:13). El apóstol Pablo lo confirmó al declarar: "Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder" (Filipenses 4:13). ¿Le gustaría sentir esa misma fuerza en su vida? En el siguiente artículo veremos cómo.

EL ESPÍRITU SANTO Una poderosa fuerza en nuestras vidas

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RAS cometer un grave error, el rey David le suplicó a Dios: "No me arrojes de delante de tu rostro; y tu espíritu santo, oh, no me lo quites" (Salmo 51:11). ¿Por qué temía David perder el espíritu de Dios? Porque sabía por experiencia propia lo poderoso que era. Siendo tan solo un muchacho, ese espíritu le había permitido vencer al gigante Goliat (1 Samuel 17:45-50). Además, lo había facultado para escribir algunos de los salmos más hermosos jamás compuestos. "El espíritu de Jehová fue lo 6

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que habló por mí, y su palabra estuvo sobre mi lengua", reconoció (2 Samuel 2 3 : 2 ) . Jesucristo confirmó esas palabras cuando declaró: "Por el espíritu santo David mismo dijo: 'Jehová dijo a mi Señor: "Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de rus p i e s " ' " (Marcos 12:36; Salmo 110:1). Así pues, Jesús sabía que el espíritu santo había inspirado a David para que escribiera varios salmos. ¿Y qué hay de nosotros? ¿Tenemos a nuestra disposición ese m i s m o espíritu?


¿PARA QUÉ UTILIZÓ DIOS EL ESPÍRITU SANTO?

Para crear la Tierra y el resto del universo. "¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones", exclamó el salmista. "Si envías tu espíritu, son cread[a]s." (Salmo 104:24, 30; Génesis 1:2; Job 33:4.)

Para inspirar a los escritores de la Biblia. El apóstol Pablo escribió: "Toda Escritura es inspirada de Dios y provechos a " (2 Timoteo 3:16). La palabra griega que aquí se traduce "inspirada de Dios" significa literalmente "insuflada por Dios" o "soplada por Dios". Con su aliento, o espíritu, jehová guió los pensamientos de los escritores bíblicos para que transmitieran "la palabra de Dios" (1 Tesalonicenses 2:13).

Para que sus siervos pudieran predecir con exactitud el futuro. "Ninguna profecía de la Escritura proviene de interpretación privada alguna —explicó el apóstol Pedro—. Porque la profecía no fue traída en ningún tiempo por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo." (2 Pedro 1:20, 21; Joel 2:28.)

Para que Jesús y otros siervos fieles pudieran predicar las buenas noticias del Reino de Dios y realizar milagros. "El espíritu de Jehová está sobre mí —dijo Jesús—, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres, me envió para predicar una liberación a los cautivos y un recobro de vista a los ciegos." (Lucas 4:18; Mateo 12:28.)


"Sigan pidiendo, y se les dará" Es probable que nunca escribamos un salmo. Aun así, podemos enfrentarnos a obstáculos tan intimidantes c o m o el enorme Goliat. Tomemos por caso a Isabel,* a quien su esposo abandonó por una mujer más joven. Además de dejarla con deudas hasta el cuello, no le pasaba dinero para mantener a sus dos hijas pequeñas. "Quedé destrozada por su traición y su desprecio —recuerda—. Con todo, nunca he dejado de sentir la fuerza del espíritu de Dios." Es interesante notar que Isabel nunca dio por sentada la ayuda del espíritu santo. Sabía que solo con la fuerza de Jehová podría enfrentarse con valor al futuro, cuidar bien de sus hijas y recuperar su autoestima. Por

"No pasaba un día sin que le suplicara a Dios que me diera fuerzas [...]. Sabía que nunca podría hacerlo solo. Enseguida noté que Jehová contestaba mis oraciones"

eso, le pedía todos los días a Dios su espíritu, tal c o m o Jesús aconsejó: "Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá" (Mateo 7:7). Roberto también necesitó la ayuda del espíritu santo, aunque por razones diferentes. Él era un fumador empedernido de tabaco y hachís que llevaba dos años intentando dejar el vicio. Sin embargo, volvía a caer una y otra vez. "Es terrible la ansiedad que sientes cuando tratas de dejar las drogas * Se han cambiado algunos nombres. 8

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—explica Roberto—. El cuerpo te las pide día tras día sin que puedas hacer nada para impedirlo." "Pero yo quería servir a Dios c o m o a él le agrada, y para eso tenía que cambiar mi vida —dice—. Me esforcé por ocupar la mente con pensamientos positivos tomados de la Biblia. No pasaba un día sin que le suplicara a Dios que me diera fuerzas para dejar el vicio. Sabía que nunca podría hacerlo solo. Enseguida noté que Jehová contestaba mis oraciones, sobre todo cuando recaía y tenía el ánimo por los suelos. Estoy convencido de que lo que me hacía recuperar las fuerzas era su espíritu santo. Sin esa ayuda nunca habría podido superar mi adicción." (Filipenses 4:6-8.) "Se remontarán con alas como águilas" Isabel y Roberto no son los únicos que han sentido la intervención del espíritu santo en sus vidas. Millones de testigos de Jehová dan fe de lo mismo. Ahora bien, ¿puede usted también experimentar el poder de Dios en acción? Por supuesto que sí. Dios está dispuesto a darnos su espíritu —la mismísima fuerza con la que creó el universo— si se lo pedimos con fervor. Pero para recibirlo, tenemos que aprender la verdad sobre Dios y esforzarnos por hacer su voluntad (Isaías 55:6; Hebreos 11:6). Así es, el poderoso espíritu santo le permitirá servir a Dios c o m o a él le agrada y superar cualquier reto que se le presente. No olvide que, según la Biblia, Jehová "está dando poder al cansado; y hace que abunde en plena potencia el que se halla sin energía dinámica". C o m o resultado, "los que estén esperando en Jehová recobrarán el poder. Se remontarán con alas c o m o águilas. Correrán, y no se fatigarán; andarán, y no se cansarán" (Isaías 40:28-31).


CÓMO NOS AYUDA EL ESPÍRITU SANTO

Nos permite resistir las tentaciones y abandonar malos hábitos. "Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar —dijo el apóstol Pablo—, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla." (1 Corintios 10:13.)

Nos ayuda a cultivar buenas cualidades. "El fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, autodominio." (Gálatas 5: 22, 23.)

Nos da fuerzas para superar las dificultades. "Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder." (Filipenses 4:13.)


Acerqúese a Dios

¿Qué pide Jehová de nosotros? Deuteronomio

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BEDECER no siempre resulta fácil. De hecho, muchos subordinados obedecen a regañadientes a un jefe rudo o demasiado exigente. ¡Qué diferente es la actitud de los siervos de Dios! Ellos le obedecen porque quieren hacerlo. Las palabras de Moisés registradas en Deuteronomio 10:12, 13 nos ayudan a entender las razones.* Hablando de lo que Dios pedía a sus siervos, Moisés planteó una interesante pregunta: "¿Qué está pidiendo de ti Jehová tu Dios[?]" (versículo 12). Él es el Soberano del universo, el que nos dio la vida y el que nos mantiene con ella (Salmo 36:9; Isaías 33:22). Por lo tanto, tiene derecho a pedir de nosotros lo que quiera. Si hay alguien que puede exigirnos obediencia, ese es él. Sin embargo, no quiere que le obedezcamos a la fuerza. Al contrario, nos pide que seamos "obedientes de corazón" (Romanos 6:17). Pero ¿qué nos motivará a obedecerle de buena gana? En el versículo 12 se indica un factor: "Tem[ej a jehová tu Dios".* Aquí Moisés no estaba hablando de un angustioso terror a sufrir las consecuencias de nuestras malas acciones. Se refería a u n profundo respeto por Dios y sus normas, lo que nos impedirá hacer nada que lo ofenda. Con todo, el principal motivo para obedecer a Dios debería ser otro. Según indicó Moisés, Jehová quiere que 'lo amemos y le sirvamos con todo el corazón y con toda el alma' (versícu* Aunque Moisés se estaba dirigiendo a la antigua nación de Israel, los principios aquí enunciados todavía son válidos para cualquiera que desee agradar a Dios (Romanos 15:4). * En el libro de Deuteronomio se repite constantemente que el temor de Dios debe guiar la vida de quienes sirven a ¡ehová (Deuteronomio 4:10; 6:13, 24; 8:6; 13:4; 31:12,13). 10

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10:12,13 lo 12). En otras palabras, deberíamos obedecerle por amor. Sin embargo, amar a Dios conlleva más que sentir un afecto especial por él. Cierta obra de consulta explica que "en hebreo, los verbos de sentimiento a veces también aluden a las acciones que motivan dichos sentimientos". Así pues, la persona que ama a Dios demuestra por sus acciones lo que siente. Por lo tanto, si de verdad amamos a Dios, trataremos de hacer todo lo que le agrade (Proverbios 27:11). Ahora bien, ¿hay algún límite a nuestra obediencia a Dios? Moisés dijo: "And[a] en todos sus caminos" (versículo 12). Jehová nos pide que le obedezcamos en todo. Habrá quienes piensen que esta obediencia absoluta no puede ser beneficiosa. Pero en el caso de Dios, sí lo es. Obedecerle de buena gana solo tiene ventajas para nosotros. Moisés lo indicó claramente en el versículo 13: "Guard[a] los mandamientos de Jehová y sus estatutos [...] para bien tuyo". Sin importar lo que nos pida, siempre será lo mejor para nosotros. No olvidemos que "Dios es amor" (1 Juan 4:8). De modo que sus mandatos son para nuestro beneficio, tanto a corto como a largo plazo (Isaías 48:17). Si hacemos lo que él nos pide, nos ahorraremos muchas decepciones y, en el futuro, disfrutaremos de bendiciones eternas bajo el Reino de Dios.* En efecto, cuando Jehová nos pide algo, lo mejor es obedecerle en todo y de buena gana. Sin duda, hacerlo nos acercará todavía más a Jehová, el Dios amoroso que siempre tiene en cuenta lo que nos conviene. * Hallará más información en el capítulo 3, titulado "¿Qué propósito tiene Dios para la Tierra?", del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, editado por los testigos de Jehová.


¿Hay razones para creer en

DIOS? c

UANDO contemplaba la posibilidad de que existiera un Creador, me enfurecía pensar que él tuviera el poder de impedir el sufrimiento pero que no hiciera nada." Así se expresó un ex ateo que perdió a varios familiares durante el Holocausto. Y él no era el único que se sentía así. Cuando sufren atrocidades, a muchos se les hace difícil creer en Dios, o se consuelan pensando que no existe. ¿Cuáles son las razones principales que llevan a algunos a no creer en Dios? ¿Le iría mejor a la humanidad sin el concepto de Dios o de religión, como algunos piensan? ¿Es posible que un ateo llegue a creer en un Creador, en un Dios de amor? Fracasa la religión Aunque parezca irónico, la religión es una de las principales causas del ateísmo. El historiador Alister McGrath explica: "Lo que lleva a la gente al ateísmo es, sobre todo, una aversión a los excesos y fracasos de la religión organizada". A la religión se le suele ver como un elemento clave tras las guerras y la violencia. El filósofo Michel Onfray, de orientación atea, se pregunta cómo es que un mismo libro religioso puede llevar a dos personas a actuar de manera tan distinta: que una "procure la santidad" y la otra "realice actos de crueldad" como el terrorismo. Muchas personas tienen malos recuerdos de sus experiencias con la religión. Por ejemplo, un joven sueco llamado Bertil recuerda

que durante su servicio militar escuchó al capellán del ejército justificar la violencia valiéndose de las palabras de Jesús: "Todos los que toman la espada perecerán por la espada". El capellán razonaba que alguien tiene que tomar esa espada, así que quien la utiliza es un siervo de Dios (Mateo 26:52).* Bernadette, cuyo padre perdió la vida en Francia durante la segunda guerra mundial, recuerda con indignación lo que dijo un cura en el funeral de su prima de tres años: "Dios se la llevó al cielo porque quería otro angelito". Posteriormente, Bernadette dio a luz un hijo discapacitado, y tampoco recibió consuelo de la Iglesia. Ciarán se crió en medio del conflicto que vivió Irlanda del Norte. Le repugnaba la doctrina del infierno, y odiaba al dios responsable de dicho tormento eterno. Desafiaba a Dios diciéndole: "Si acaso existes, mátame". Pero Ciarán no es el único que ha abrigado tales sentimientos hacia enseñanzas crueles de la Iglesia, como esta. De hecho, puede que el dogma eclesiástico haya abierto el camino a la teoría de la evolución. El historiador McGrath señala que la aversión visceral que Darwin sentía por la doctrina del infierno —no su creencia en la evolución— fue lo que lo hizo dudar de la existencia de Dios. McGrath también hace mención del "profundo dolor que le ocasionó [a Darwin] la muerte de su hija". Algunos ven a las personas que practican una religión c o m o ignorantes o fanáticas. Irina, quien estaba cansada de los sermones religiosos vacíos y las letanías repetitivas, dice: "Me parecía que el que tiene religión no sabe pensar". Louis, indignado con las crueldades cometidas por fanáticos religiosos, adoptó una postura más radical: "Tras * Para más detalles en cuanto a si los cristianos verdaderos deben involucrarse en la guerra o no, vea el artículo "El cristianismo y la guerra: ¿son compatibles?", de las páginas 29 a 31. LA ATALAYA • 1 DE O C T U B R E DE 2009

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mostrarme por años.su lado aburrido, la religión me reveló su lado más horroroso. Me convertí en un agresivo opositor de todas las religiones". ¿Mejor sin Dios? No sorprende, pues, que muchas personas vean la religión como un obstáculo al progreso y la paz. Algunos hasta se han preguntado si la humanidad estaría mejor sin Dios y la religión. De ser así, ¿surgirían otros problemas como consecuencia? Voltaire, filósofo del siglo xvm, se pronunció amargamente contra la corrupción religiosa de su día. No obstante, sostenía que la creencia en un Ser Supremo era fundamental para nuestro sentido moral. Posteriormente, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche acuñó la famosa frase "Dios está muerto", pero temía el vacío moral y los daños que podría ocasionar el ateísmo. ¿Estaban justificados sus temores? El profesor Keith Ward señala que las atrocidades no disminuyeron en la época moderna, sino que "alcanzaron proporciones inimaginables". Por otro lado, el ateísmo no ha logrado librar al hombre de los defectos de la naturaleza humana, como la corrupción y la intolerancia. Estos hechos han llevado a muchas personas, incluso a algunos ateos, a reconocer el valor moral de creer en Dios. Keith Ward destaca la influencia positiva de creer en Dios: "La fe añade una constante exigencia moral, una responsabilidad de cuidar del mundo que Dios ha creado". Numerosos estudios recientes han indicado que 12

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existe un mayor nivel de altruismo entre las personas religiosas. El altruismo, a su vez, tiende a producir satisfacción. Estos resultados reafirman el valor del principio que expresó Jesús: "Hay más felicidad en dar que en recibir" (Hechos 20:35). Un hombre que era ateo y se desempeñaba como trabajador social quedó impresionado con el poder que tiene la Biblia para transformar vidas. Dijo: "Después de pasar años ayudando a las personas a cambiar de hábitos que resultaban perjudiciales, sin apenas resultados, quedé asombrado al ver los cambios favorables y definitivos que logra la Biblia". Sin embargo, algunos ateos sostienen que la religión ha hecho más mal que bien, al promover las guerras y las masacres en vez de la bondad y el altruismo. Tal vez reconozcan que la fe beneficia a ciertas personas, pero ellos permanecen muy escépticos. ¿Por qué? Otras razones para no creer Generalmente se enseña que la evolución es un hecho establecido. Añila, por ejemplo, estudió en Albania, país donde predominaba el ateísmo. "En clase aprendimos que quienes creen en Dios son ingenuos y anticuados —cuenta ella—. Me maravillaba de lo que aprendía sobre las plantas y la vida orgánica, pero todo lo atribuía a la evolución, pues eso nos hacía sentir que estábamos al nivel del pensamiento científico." Hoy, ella admite que tenía que aceptar ciegamente todo lo que le enseñaban.


El resentimiento puede ser un obstáculo para algunos. Los testigos de Jehová a menudo lo perciben cuando van de puerta en puerta hablando de la esperanza que ofrece la Biblia. Bertil, mencionado antes, recibió la visita de un joven Testigo y recuerda haber pensado: "Pobre fanático. Has venido al lugar equivocado". Y continúa: "Lo dejé entrar, y muy indignado le dije todo lo que opinaba sobre Dios, la Biblia y la religión". En cambio, a Gus, de Escocia, le preocupaban las injusticias. Al principio era muy polémico y desafiante cuando hablaba con los testigos de Jehová. Planteaba preguntas parecidas a las del profeta hebreo Habacuc,

¿Cómo pudo originarse la vida de materia inanimada? ( S A L M O 3 6 : 9 . ) ¿Por qué los animales y las plantas solo se reproducen según su género? ( G É N E S I S 1:11, 21, 2 4 - 2 8 . )

Si el hombre desciende de seres inferiores como los primates, ¿por qué no sobrevivió ningún hombre-mono superior? ( S A L M O 8 : 5 , 6 . ) ¿Puede la teoría de la supervivencia del más apto explicar la cualidad del altruismo?

(ROMANOS

2:14,

15.)

¿Tiene la humanidad una esperanza segura para el futuro? ( S A L M O 37:29.)

quien dijo a Dios: "¿Por qué me obligas a ver tanta violencia e injusticia? Por todas partes veo sólo pleitos y peleas" (Habacuc 1:3, Traducción en lenguaje actual). La aparente indiferencia de Dios hacia la maldad ha perturbado a las personas por mucho tiempo (Salmo 73:2, 3). Simone de Beauvoir, escritora francesa, comentó en cierta ocasión: "Me resultaba más fácil creer en un mundo sin creador que en un creador cargado con todas las contradicciones del mundo". Ahora bien, aunque muchas religiones no puedan explicar tales contradicciones, sí existe una explicación. Gus ahora cuenta que por fin encontró "una respuesta satisfactoria de por qué el Creador todopoderoso ha permitido el sufrimiento por algún tiempo". Entenderlo marcó la diferencia en su vida.* Algunos que dicen ser ateos quizás tengan dudas sobre la evolución o perciban que necesitan a Dios en su vida y hasta se dirijan a él en oración. Veamos qué llevó a algunos ateos y agnósticos a reflexionar aún más sobre estos asuntos, y cómo llegaron a tener una relación estrecha con su Creador.

¿Qué les ayudó a tener fe en un Creador? El joven Testigo que visitó a Bertil apeló a su sentido común y le mostró que hay una enorme diferencia entre el cristianismo verdadero y la religión que practican los cristianos nominales. Bertil explica que hubo algo * Si desea más detalles sobre por qué Dios permite la maldad, consulte el libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, editado por los testigos de Jehová, páginas 106 a 114. LA ATALAYA

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que lo impresionó mucho más que los argumentos a favor de la existencia de un Creador: "Fue la paciencia y calma del joven frente a mi terquedad. [...] Siempre tenía publicaciones para mí y estaba bien preparado".* Svetlana, influida por la teoría de la evolución y el comunismo, estaba convencida de que solo sobreviven los individuos más aptos. Pero este severo enfoque de la vida la angustiaba, y lo que aprendió en la Facultad de Medicina la confundió aún más. Ella dice: "Durante las lecciones sobre el ateísmo aprendimos el concepto de la supervivencia del más apto. Pero en las clases de medicina se nos enseñaba que debíamos ayudar a los débiles". Ella se preguntaba por qué los seres humanos, quienes se supone que son una mejora evolutiva de los primates, sufren trastornos emocionales que no afligen a los simios. La explicación de estas contradicciones provino de una fuente inesperada: "Mi abuela me mostró con la Biblia que nuestra imperfección es lo que produce emociones negativas". A Svetlana también la conmovió aprender lo que la Biblia dice sobre por qué sufren las personas honradas. Leif, de origen escandinavo, era un defensor de la evolución y veía la Biblia como un libro de cuentos de hadas. Pero cierto día un amigo le preguntó: "¿Te das cuenta de que solo estás repitiendo lo que otros han dicho, sin saber nada de la Biblia?". ¿Qué efecto tuvieron en él estas palabras? Leif comenta: "Reconocí que nunca había cuestionado la evolución, simplemente la había dado por buena. [...] Creo que, entre otras cosas, las profecías bíblicas y su cumplimiento pueden hacer pensar a cualquier ateo" (Isaías 42:5, 9). * Si desea examinar algunos argumentos a favor de la creación, consulte la serie titulada "¿Existe un Creador?", de ¡Despertad! de septiembre de 2 0 0 6 , editada por los testigos de Jehová. 14

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Ciarán, mencionado antes, quedó desilusionado después de haber estado envuelto en la política por años. Al reflexionar sobre la vida, se le ocurrió que solo un Dios poderoso y amoroso podría resolver los problemas de la Tierra y que solo él podría mostrarle una salida a su aflicción. "Ojalá encontrara a ese Dios", decía entre suspiros. Muy abatido, oraba: "Si me puedes escuchar, indícamelo de alguna forma, y enséñame cómo librarme de mi angustia y cómo puede librarse la humanidad de su dolor". Unos días después, un testigo de Jehová tocó a su puerta y le explicó lo que la Biblia enseña acerca de la influencia maligna tras los gobiernos (Efesios 6:12). Dicha explicación confirmó las observaciones personales de Ciarán y despertó su curiosidad. Después de un estudio más profundo de la Biblia, su fe en un Creador amoroso empezó a fortalecerse. El Creador y usted La hipocresía religiosa, las enseñanzas ateas —como la evolución— y la maldad por doquier han llevado a muchos a dudar de la existencia de un Creador e incluso a negarla. No obstante, si usted lo permite, la Biblia puede responder a sus preguntas de manera satisfactoria. Este libro revela los pensamientos de Dios, "pensamientos de paz, y no de calamidad", que ofrecen "un futuro y una esperanza" (Jeremías 29:11). Para Bernadette, que dudaba de la existencia de un Creador y cuyo hijo nació discapacitado, dicha esperanza fue como un vendaje que cubrió las heridas causadas por sus sufrimientos. La explicación bíblica de por qué Dios ha permitido el sufrimiento ha hecho recapacitar a muchos que eran ateos. Si aparta tiempo para averiguar lo que dice la Biblia, usted también podría convencerse de que existe un Dios que "no está muy lejos de cada uno de nosotros" (Hechos 17:27).


Nuestros lectores quieren saber ¿DE VERAS EXISTE EL DIABLO?

La Biblia enseña que Satanás es un ser completamente real. Sin embargo, algunos críticos se burlan de esa idea. Según ellos, el Diablo no es más que un símbolo de la maldad que todos llevamos dentro. En realidad, no es de extrañar que surjan dudas sobre ia existencia del Diablo. ¿Por qué decimos esto? Pongamos un ejemplo: muchos delincuentes borran sus huellas para que no los descubran y así poder cometer más delitos. Pues bien, Satanás hace igual: trata por todos los medios de mantenerse en el anonimato y así seguir fomentando todo tipo de corrupción moral. No obstante, jesús reveló claramente quién es el responsable del estado en que se halla la humanidad cuando llamó a Satanás "el gobernante de este mundo" (Juan 12:31). Pero ¿cómo llegó a existir el Diablo? Al principio era un ángel perfecto. Sin embargo, comenzó a desear que los seres humanos lo adoraran a él en lugar de a Dios. Se obsesionó tanto con esa ¡dea que acabó rebelándose. Fue entonces cuando se convirtió en el Diablo. En la Biblia se registró una conversación que Satanás y Jesús mantuvieron en la Tierra. En ella, el Diablo dejó ver cuál era su ambición, pues intentó que Jesús se arrodillara y lo adorara (Mateo 4:8, 9). En el libro bíblico de Job aparecen dos conversaciones que mantuvo con Dios, en las que se deja entrever esa misma ambición. También revelan que el Diablo haría lo que fuera necesario para que los humanos se alejaran de Dios y lo adoraran a él (Job 1:13-19; 2:7, 8). Piense en esto: si Satanás habló personalmente con Jehová Dios y con Jesucristo, ¿cómo puede

ser un símbolo de la maldad que hay en todos nosotros? ¿Acaso existe la más mínima pizca de maldad en el interior de Dios o de Jesús? Por supuesto que no. Así que está claro que Satanás es un ser real. Lo que es más, es una criatura espiritual despiadada que no siente ningún respeto por Jehová ni por Jesús. El lamentable estado en que se encuentra este mundo demuestra a las claras que el Diablo existe. Mientras millones de personas se mueren de hambre, muchos países dejan que se pudra la comida que les sobra. Al mismo tiempo almacenan armas de destrucción masiva para aniquilarse entre sí. Por otro lado, han hecho que la contaminación del planeta haya alcanzado niveles alarmantes. Aun así, la mayoría de la gente no es capaz de ver el origen de todo ese aborrecible comportamiento. ¿Por qué será? La Biblia explica la razón al revelarnos que Satanás "ha cegado las mentes de los incrédulos" (2 Corintios 4:4). Pero ¿cómo logra manipularlos? Lo hace a través de una organización invisible. Las Escrituras indican que él es "el gobernante de los demonios" (Mateo 12:24). Es como el jefe de una gran red criminal que controla todo un imperio sin revelar su identidad. En efecto, Satanás se vale de una organización clandestina compuesta por demonios para controlar a las personas sin que la mayoría se dé cuenta. ¡Menos mal que la Biblia ha desenmascarado al Diablo y su organización! Así podemos tomar las medidas necesarias para no caer en sus redes. ¿Cómo lo lograremos? Siguiendo este consejo bíblico: "Sujétense [...] a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes" (Santiago 4:7). LA ATALAYA • 1 DE OCTUBRE DE 2009

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DE

PADRES

A

HIJOS

Sem sobrevivió al fin de un mundo malvado EM, uno de los hijos de Noé, vio cómo se destruyó el mundo malvado en el que vivía y cómo comenzó una nueva época de la historia humana. ¿Te gustaría saber cómo sobrevivieron él y su familia?*... Veamos lo que sucedió. Cuando Sem era niño, la gente era muy mala. La Biblia dice que "la maldad del hombre abundaba en la tierra" y que las personas pensaban cosas malas todo el tiempo. ¿Qué crees que hizo Jehová Dios?... Mandó un diluvio —es decir, hizo que lloviera muchísimo—, y así acabó con todas las personas malvadas. El apóstol Pedro escribió: "El mundo de aquel tiempo sufrió destrucción cuando fue [inundado] en agua" (Génesis 6:5; 2 Pedro 3:6). ¿Te das cuenta de por qué destruyó Dios a aquella gente?... Porque eran personas malvadas y solo pensaban en hacer cosas malas. Jesús dijo que "antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres [seguían] casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio". Estaban tan ocupados divirtiéndose que

ron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos"

"no hicie-

(Mateo 24:37-39).

Pero ¿de qué tenían que hacer caso aquellas personas?... Bueno, la Biblia dice que Noé, el padre de Sem, era un "predicador de justicia". Él les hablaba a todos de lo que Dios deseaba que hicieran. Sin embargo, nadie le hizo caso. Noé obedeció a Dios y construyó un arca, una especie de embarcación que les serviría de refugio a él y su familia durante el Diluvio. Solo sobrevivieron Noé, su esposa, sus tres hijos —Sem, Cam y Jafet— y las esposas de estos. Como todos los demás hicieron lo que querían, en vez de lo que Jehová quería, se ahogaron en el Diluvio (2 Pedro 2:5; 1 Pedro 3:20). Sem y su familia entraron en el arca antes de que empezara el Diluvio. Y más o menos un año después salieron a tierra seca. ¡Qué bueno! Ya no había más gente malvada. Pero pronto volvieron los problemas. Todo empezó con Canaán, uno de los hijos de Cam, el hermano de Sem. Canaán hizo algo tan malo que Noé se enojó mucho y dijo: "Maldito sea Canaán". Nemrod, uno de los nietos de Cam, también fue un hombre terrible. Se rebeló contra Dios y mandó construir la famosa torre de Babel. Le dijo a la gente: 'Hagamos una torre muy alta para hacernos famosos'. * Si está leyendo el artículo con un niño, h a g a una pausa tras los puntos suspensivos y permita que él responda. 16

LA A T A L A Y A

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¿Cómo crees que se sintieron Sem y su padre, Noé?... (Génesis 9:25; 10:6-10; 11: 4,5.) Se pusieron muy tristes, y Jehová también. ¿Sabes qué hizo Jehová?... Hizo que los que estaban construyendo la torre empezaran a hablar idiomas distintos. Y como no podían entenderse, tuvieron que dejar de construirla. Cada quien se juntó con los que hablaban su mismo idioma, y todos se fueron a vivir a diferentes lugares (Génesis 11:6-9). Pero Dios no les cambió el idioma a Sem y su familia. De este modo, pudieron permanecer juntos y apoyarse mutuamente para seguir sirviendo a Dios. Sem sirvió fielmente a Jehová durante mucho tiempo. ¿Quieres saber cuántos años vivió?... Sem llegó a los 600 años de edad. Tenía 98 para cuando llegó el Diluvio y siguió viviendo otros 502 años. De seguro le ayudó a Noé a construir el arca y a advertirles a las personas acerca del Diluvio. Pero ¿seguiría Sem siendo bueno durante los más de quinientos años que vivió después?... En una ocasión, Noé dijo que Jehová era "el Dios de Sem". Así que Sem tuvo que haber permanecido fiel a Jehová, y seguramente contribuyó a que su familia también sirviera a Dios. Con el tiempo, Abrahán, Sara e Isaac llegaron a contarse entre los descendientes de Sem (Génesis 9:26; 11:10-31; 21:1-3). Pensemos ahora en el mundo en que vivimos. ¿Verdad que cada vez hay gente más malvada? ¿Qué crees que le va a suceder a este mundo?... La Biblia dice que está llegando a su fin. Pero fíjate en esta promesa: "El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre". Así que, si hacemos lo que Dios nos pide, podremos vivir en un nuevo mundo aquí en la Tierra, donde todos vamos a ser felices para siempre. ¿Te gustaría estar allí? (1 Juan 2:17; Salmo 37:29; Isaías 65:17.)

Preguntas: o ¿Por qué destruyó Dios al mundo en que vivía Sem? o ¿Cuántos años vivió Sem, y qué clase de hombre era? o ¿Qué le sucederá al mundo en que vivimos ahora? o ¿Qué tenemos que hacer para poder vivir en el nuevo mundo de Dios? LA ATALAYA • 1 DE OCTUBRE DE 2009

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El Códice Vaticano ¿POR QUE ES TAN VALIOSO?

L

A Ciudad del Vaticano es, sin duda alguna, ¿ un inmenso cofre de tesoros. Pocos pueden resistirse a la belleza de sus esculturas y frescos o a la grandiosidad de su arquitectura. Sin embargo, de los incontables tesoros que alberga hay uno que permaneció por largo tiempo oculto en la Biblioteca Vaticana. Se trata de un preciado manuscrito que facilita la comprensión de ciertos pasajes de la Palabra de Dios, que fueron escritos hace miles de años. Hablamos del Códice Vaticano.* Los códices Alejandrino y Sinaítico —otros dos antiguos manuscritos bíblicos muy valorados— comparten un pasado turbulento. Son famosas las historias de cómo salieron a la luz o de cómo se salvaron de ser destruidos. Pero ¿qué puede decirse del pasado del Códice Vaticano? A decir verdad, muy poco. De hecho, no se sabe casi nada de sus orígenes.

Un tesoro oculto La primera referencia que se tiene del códice aparece en un catálogo del siglo xv de la Biblioteca Vaticana. Entre los entendidos se han barajado distintas teorías sobre el lugar en que pudo haberse escrito: Egipto, Cesárea o incluso Roma. No obstante, tras evaluarlas, el profesor J. Neville Birdsall, de la Universidad de Birmingham (Inglaterra), llegó a la siguiente conclusión: "No hay forma de determinar con certeza la fecha exacta ni el lugar de origen del * También conocido como Manuscrito Vaticano 1209 o Codex Vaticanus. Oficialmente se lo designa con la letra B. Los códices son una versión temprana de lo que hoy conocemos como libro (véase el artículo "Del rollo al códice. Cómo adoptó la Biblia la forma de libro", publicado en el número del 1 de junio de 2007 de esta revista). 18

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Códice Vaticano. Ni siquiera se puede rastrear su historia antes del siglo xv pese a los esmerados intentos de los expertos". Aun así, está considerado uno de los manuscritos bíblicos más importantes. Veamos por qué. Al traducir las Santas Escrituras, los eruditos se percataron de que, a lo largo de los siglos, se habían introducido errores en las copias del texto bíblico. Por eso, vieron la necesidad de contar con manuscritos que reprodujeran lo más fielmente posible los escritos originales. ¡Imagínese su entusiasmo al descubrir la existencia de un manuscrito griego del siglo iv! Así es, se trataba de un texto que había sido escrito menos de trescientos años después de completarse la Biblia. El códice contiene gran parte de las Escrituras Hebreas y de las Escrituras Griegas Cristianas. Solo faltan unas pocas porciones que se perdieron con el paso del tiempo. Pese a la relevancia que tenía, la dirección de la Biblioteca Vaticana durante mucho tiempo fue reacia a permitir que los eruditos bíblicos tuvieran acceso al códice. No obstante, según cuenta el respetado crítico textual sir Frederic Kenyon, "en 1843 se le permitió [al biblista Konstantin von Tischendorf] que lo revisara durante seis horas, tras haber esperado varios meses. [...] En 1845 se autorizó al gran erudito inglés Tregelles que lo viera, pero sin copiar nada". Tischendorf solicitó permiso para ver el códice nuevamente, pero a los ocho días se lo retiraron cuando llevaba copiadas veinte páginas. Aun así, "debido a su insistencia consiguió examinarlo por seis días más; en total lo tuvo a su disposición en períodos de tres horas durante catorce días —explica Kenyon—. Tischendorf


sacó el máximo partido a su tiempo y, en 1867, publicó la mejor edición del manuscrito realizada hasta entonces". Posteriormente, el Vaticano hizo disponible una copia aún mejor del códice. "Un texto cuidado" Ahora bien, ¿qué tipo de texto resultó ser el Códice Vaticano? De acuerdo con cierta obra especializada, es un manuscrito "de gran calidad, en el que se percibe, por su ortografía uniforme y su transcripción exacta, una reproducción cuidadosa del original" (The Oxford Illustrated History of the Bible). Y entonces añade: "Podemos concluir, por tanto, que es producto de una larga tradición de copistas bien instruidos". La calidad del códice también impresionó a dos importantes eruditos: B. F. Westcott y F. J. A. Hort. Tanto es así que lo utilizaron, junto con el Códice Sinaítico, como base de su obra The New Testament in the Original Greek (El Nuevo Testamento en el griego original), publicada en 1881. Esta obra sigue siendo el texto base de varias versiones modernas de las Escrituras Griegas Cristianas, entre las que se encuentran The Emphasised Bible, de Joseph B. Rotherham, y la New World Translation, base a su vez de la Traducción del Nuevo Mundo. No obstante, algunos críticos consideraron que la confianza de Westcott y Hort en el Códice Vaticano era excesiva. ¿Era la transcripción del texto original tan fiel como creían? La publicación de los papiros Bodmer entre 1956 y 1961 fue la prueba de fuego. Estos documentos contenían pasajes de los Evangelios de Lucas y Juan que habían sido escritos a principios del siglo in de nuestra era, esto es, antes del códice. ¿Qué descubrieron los expertos al comparar ambos manuscritos? "La similitud entre el texto del códice y los fragmentos existentes de los papiros Bodmer es impresionante", declararon Philip B. Payne y Paul Canart en la revista Novum Testamentum. Y luego añadieron: "En vista de las coincidencias entre ambos textos, es razonable concluir

que el escriba copió el códice a partir de un manuscrito muy parecido a los papiros Bodmer. Dicho manuscrito, por tanto, debía de ser muy antiguo o estar basado en uno muy antiguo". El profesor Birdsall, por su parte, afirmó: "Ambos documentos son muy similares entre sí. [...] [El códice] es un texto cuidado: es obvio que detrás hubo alguien acostumbrado a reproducir con esmero lo que recibía". Su utilidad p a r a los traductores Claro está, el hecho de que un manuscrito sea más antiguo no garantiza que sea más fiel. Aun así, comparar el Códice Vaticano con otros manuscritos resulta muy útil para determinar cómo era el texto original. Por ejemplo: en los fragmentos que se conservan del Códice Sinaítico (siglo iv) falta la mayor parte de los libros históricos desde Génesis a Primero de las Crónicas. Sin embargo, hoy se puede confirmar su debido lugar en el canon bíblico gracias a que aparecen en el Códice Vaticano. Otro punto controvertido entre los entendidos —según The Oxford Illustrated History ofthe Bible— son "los versículos relacionados con la persona de Cristo y la Santísima Trinidad". ¿Qué aportación hace el códice a este respecto? Veamos tan solo el caso de Juan 3:13, donde se dice: "Ningún hombre ha ascendido al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre". Al final de este versículo, algunas versiones añaden la expresión "que está en el cielo". De este modo dan a entender que Jesús estaba al mismo tiempo en el cielo y en la Tierra, una idea que sirve de fundamento para la doctrina de la Trinidad. Y aunque es cierto que estas palabras aparecen en algunos manuscritos de los siglos v y x, no se encuentran en los códices Vaticano y Sinaítico, que son más antiguos. Por eso, muchos traductores deciden omitirlas. Al reproducir los manuscritos más antiguos, este versículo no crea ninguna confusión sobre la identidad de Cristo y armoniza con el resto de las Escrituras. En realidad, no indica que Jesús estaba en dos lugares a la vez, sino que había venido del cielo y pronto LA ATALAYA • 1 DE OCTUBRE DE 2009

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regresaría allí o, como dice Juan 20:17, 'ascendería a su Padre'. El Códice Vaticano también permite entender mejor qué futuro le espera a nuestro planeta. Al leer cómo vierten sus Biblias ciertos pasajes, muchas personas creen que Dios acabará destruyendo la Tierra. De acuerdo con la versión Reina-Valera de 1960, el apóstol Pedro profetizó que "la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas" (2 Pedro 3:10). Otras versiones traducen así este pasaje porque se basan en el texto del Códice Alejandrino (siglo v) y otros manuscritos posteriores.

(Génesis 11:1; 1 Crónicas 16:31). Así pues, Dios no destruirá el planeta, sino que pondrá al descubierto la maldad que hay en él y destruirá a quienes la fomentan. ¿No es un gran alivio saber la verdad?

Sin embargo, el Códice Vaticano —escrito casi un siglo antes— y su contemporáneo, el Códice Sinaítico, vierten este pasaje un tanto diferente. Dicen que "la tierra y las obras que hay en ella serán descubiertas". ¿Coincide esto con lo que se enseña en otras partes de la Biblia? Por supuesto que sí. En Salmo 104:5 se indica que a nuestro planeta "no se le hará tambalear hasta tiempo indefinido, ni para siempre". Entonces, ¿en qué sentido 'será descubierta' la Tierra? Antes que nada, hay que recordar que la palabra tierra también puede usarse en sentido figurado para referirse a los seres humanos. De ahí que la Biblia diga que "la tierra" habla un lenguaje o está gozosa

"Durará hasta t i e m p o indefinido" Por desgracia, el Códice Vaticano no se pudo consultar durante muchos siglos, por lo que ciertos pasajes bíblicos se malinterpretaban con frecuencia. Sin embargo, todo cambió cuando fue publicado. Desde entonces, con la ayuda del Códice Vaticano y diversas traducciones modernas y confiables, se puede aprender lo que realmente enseña la Palabra de Dios. Los antiguos copistas a menudo incluían en sus manuscritos la siguiente advertencia: "La mano que escribió [esto] se pudre en una tumba, pero lo que está escrito permanece para siempre". ¡Cuánto les debemos hoy día a estos incansables copistas anónimos! Aun así, el mérito de conservar el mensaje de la Biblia es, sin duda alguna, de su Autor, quien hace mucho tiempo inspiró a un profeta para que escribiera: "La hierba verde se ha secado, la flor se ha marchitado; pero en cuanto a la palabra de nuestro Dios, durará hasta tiempo indefinido" (Isaías 40:8).

Aunque algunos copistas escribían en sus trabajos la fecha en que los terminaban, la mayoría de los manuscritos griegos no la tienen. ¿Cómo determinan entonces los expertos la fecha en que se escribió un manuscrito bíblico? Basándose en su estilo de escritura que, al igual que la lengua y el arte, varía de una generación a otra. La escritura uncial —con letras de trazos curvos y en mayúscula, y con líneas de texto de tamaño u n i f o r m e es propia del siglo iv y se utilizó durante cientos de años. Así pues, al comparar cuidadosamente los manuscritos unciales que tienen

fecha con los que no la tienen, se puede determinar con más precisión cuándo se escribieron. Obviamente, este sistema tiene sus limitaciones. Como aclaró el profesor Bruce Metzger, del Seminario Teológico de Princeton, "la caligrafía de una persona varía poco a lo largo de su vida, por lo que es imposible precisar la fecha de un documento sin darle un margen de error de cincuenta años". Así y todo, gracias a un minucioso análisis, la gran mayoría de los eruditos concuerdan en que el Códice Vaticano se escribió en el siglo iv.

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EJEMPLOS

DE

FE

Superó sus dudas y temores

H

ACE horas que la oscuridad se ha adueñado del mar de Galilea, y Pedro continúa remando con todas sus fuerzas. De repente, alcanza a ver un ligero resplandor a lo lejos. ¿Será que pronto va a amanecer? Las olas chocan violentamente contra la proa de la barca. El fuerte viento que azota su cara ha despertado la furia del mar. Empapado y con el cuerpo adolorido, Pedro sigue remando sin detenerse un instante. Aunque hay otros discípulos con él en la barca, Jesús no está con ellos, pues se quedó en la costa. Ese mismo día, Jesús había multiplicado unos cuantos panes y pescados para alimentar a miles de personas. Como resultado, la gente quiso hacerlo rey. Sin embargo, él estaba resuelto a no involucrarse en asuntos políticos y a impedir que sus discípulos adoptaran las ideas de aquellas personas. De modo que se escabulló de la multitud y les ordenó a sus apóstoles que se fueran en la barca a la ribera opuesta. Mientras tanto, él se iría a una montaña para orar a solas (Marcos 6:35-45; Juan 6: 14,15). Cuando los discípulos salieron, la luna —casi llena— estaba muy elevada sobre el horizonte, pero ahora ya está cerca del poniente. Con todo, solo han logrado avanzar unos pocos kilómetros. Volcados en su lucha contra el mar y ensordecidos por el estruendo del viento y las olas, no pueden hablar entre ellos. Así que es muy probable que Pedro esté enfrascado en sus pensamientos. Tras dos intensos años acompañando a Jesús de Nazaret, seguro que tiene bastante en qué pensar. Aunque ya ha aprendido mucho, sabe

que aún le queda un largo camino por recorrer. Desea llegar a ser un excelente discípulo de Cristo, y es precisamente ese deseo de mejorar, de superar obstáculos como las dudas y temores, lo que lo convierte en un magnífico ejemplo para nosotros. A continuación profundizaremos en esta faceta de su personalidad. "Hemos hallado al Mesías" Pedro jamás olvidaría el día en que conoció a Jesús de Nazaret. Fue Andrés, su hermano, quien le dio la sorprendente noticia: "Hemos hallado al Mesías". Poco se imaginaba cuánto cambiaría su vida a partir de ese momento (Juan 1:41). Pedro vivía en Capernaum, ciudad situada a orillas del mar de Galilea, un enorme lago de agua dulce. Andrés y él tenían un negocio de pesca con Santiago y Juan, hijos de Zebedeo. En la casa de Pedro y su esposa vivían también su suegra y Andrés. Para mantener a su familia, los pescadores tenían que ser hombres diligentes, fuertes y diestros. No era raro que pasaran largas noches trabajando sin descanso, echando y recogiendo las redes entre dos barcas para sacar del lago los peces que este quisiera darles. Su jornada continuaba por la mañana, pues entonces tenían que separar y vender los peces, así como limpiar las redes y remendarlas. ¿Y cómo fue que Pedro llegó a convertirse en seguidor de Jesús? La Biblia indica que su hermano Andrés era discípulo de Juan el Bautista. Es posible que él le contara a Pedro lo que aprendía de Juan y que este lo escuchara con mucho interés. Pero un día, Andrés fue testigo de algo importante. Señalando a Jesús de LA ATALAYA • 1 DE OCTUBRE DE 2009

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Nazaret, Juan dijo estas palabras: "¡Miren, el Cordero de Dios!". Enseguida, Andrés se hizo seguidor de Jesús y, lleno de emoción, fue a buscar a Pedro para anunciarle que el Mesías por fin había llegado (Juan 1:35-40). Unos cuatro mil años antes, cuando se produjo la rebelión en Edén, Jehová Dios había prometido enviar a alguien especial que brindaría esperanza de salvación a la humanidad (Génesis 3:15). Y era precisamente a este Salvador, el Mesías prometido, a quien Andrés acababa de conocer. Al enterarse, Pedro fue corriendo a su encuentro. Hasta entonces, el nombre con el que se conocía a Pedro era Simón, o Symeón. Ahora bien, la primera vez que Jesús lo vio le dijo: " 'Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas' (que se traduce Pedro)" (Juan 1:42). Todo parece indicar que Jesús le puso de manera profética el nombre "Cefas", que significa "piedra" o "roca". Seguramente vio en Pedro a un hombre que llegaría a ser como una roca: alguien firme y confiable que ejercería una influencia estabilizadora en la congregación cristiana. Pero ¿tenía Pedro ese concepto de sí mismo? Es probable que no. De hecho, tras leer los Evangelios, muchas personas opinan que no reflejó esas cualidades. Hay quienes incluso lo tachan de inseguro, inestable e indeciso. Por supuesto, Jesús sabía muy bien que Pedro tenía sus defectos. Sin embargo, a imitación de su Padre, él siempre se fijaba en lo mejor de las personas. Por eso estaba seguro de que Pedro tenía mucho potencial y quería ayudarle a ir puliendo sus cualidades. En la actualidad, Jehová y Jesús también se concentran en nuestras virtudes. Pero ¿qué hay si nos cuesta creer que puedan hallar algo bueno en nosotros? Aun así, tenemos que confiar en el punto de vista de ellos y dejarnos enseñar y moldear como lo hizo Pedro (1 Juan 3:19, 20). "Deja de tener miedo" Después de conocer a Jesús, parece que Pedro viajó con él durante parte de su ministerio. Así que posiblemente presenció el primer mi-

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jesús sabía que este humilde pescador tenía mucho potencial

lagro de Jesús, que fue cuando convirtió el agua envino estando en un banquete de bodas en Cana. Más importante aún, escuchó de boca de Jesús el maravilloso mensaje sobre el Reino de Dios. Pero luego tuvo que partir y regresar a su negocio de pesca. Meses más tarde, sin embargo, Pedro volvió a encontrarse con Jesús y, en esa ocasión, este le hizo una invitación especial: que fuera su seguidor durante toda la vida. A Pedro no le había ido nada bien en la pesca la noche anterior. Él y sus compañeros habían estado echando las redes, y recogiéndolas vacías una y otra vez. Con toda la experiencia que Pedro poseía, de seguro había probado en varias zonas del lago en donde podía haber peces. Puede que hubiera momentos en que deseara poder ver entre las aguas turbias para encontrar los bancos de peces y de algún modo, atraerlos hacia las redes. Desde luego, pensar en eso únicamente lo habría desanimado más. Y es que no pescaba por placer; lo hacía para mantener a su familia. Frustrado, regresó a tierra con las manos vacías y se puso a limpiar las redes. Fue en ese momento cuando llegó Jesús. Con él venía una muchedumbre que anhelaba oír sus enseñanzas. La gente se agolpaba a su alrededor, así que se subió a la barca de Pedro y le pidió que se alejara un poco de la orilla. Desde allí, su voz sería más audible gracias a la acústica del agua. Al igual que los que estaban en tierra, Pedro lo escuchaba fascinado. Podía pasarse horas y horas oyendo hablar a su Maes-


"Soy varón pecador, Señor"

tro sobre el Reino de Dios, el tema principal de su predicación. ¡Qué privilegio sería colaborar con Cristo en difundir por todas partes este mensaje de esperanza! Pero ¿podría hacerlo? ¿De qué vivirían? Puede que recordara lo mal que le había ido en la pesca la noche anterior (Lucas 5:1-3). Cuando Jesús terminó de hablar, le dijo a Pedro: "Rema hasta donde está profundo, y echen sus redes para la pesca". Aunque Pedro tenía sus dudas, le respondió: "Instructor, toda la noche nos afanamos y no sacamos nada, pero porque tú lo dices bajaré las redes". De seguro, lo que menos deseaba Pedro era volver a echar las redes, pues ya había pasado el mejor momento para pescar. De todos modos le obedeció y probablemente les indicó a los hombres de la otra barca que lo siguieran (Lucas 5:4, 5). Al empezar a recoger las redes, Pedro y sus compañeros sintieron un peso inesperado. Sorprendidos, tiraron de ellas con fuerza y vieron que sacaban una increíble cantidad de peces. De inmediato les hicieron señas a los pescadores de la otra barca para que les ayudaran. Había tantos peces que ambas barcas no tardaron en llenarse, e incluso se hundían por el peso. Pedro no podía creerlo. Yes que, aunque había

visto en otras ocasiones cuánto poder tenía Cristo, este milagro le afectaba en lo personal. ¡Estaba frente a un hombre que podía atraer a los peces hacia las redes! Invadido por el temor, Pedro se arrodilló ante Jesús y le dijo: "Apártate de mí, porque soy varón pecador, Señor". Está claro que Pedro no se consideraba digno de estar junto al Mesías, aquel que contaba con el poder de Dios (Lucas 5:6-9). Sin embargo, Jesús le dijo con bondad: "Deja de tener miedo. De ahora en adelante estarás pescando vivos a hombres" (Lucas 5:10, 11). Aquel no era momento de dudar o sentir temor, pues Jesús lo estaba invitando a participar en una obra única en la historia. Pedro no tenía por qué abrigar dudas respecto a cómo cubriría sus necesidades básicas. Tampoco tenía razones para inquietarse por sus limitaciones y defectos. Podía confiar en que servía a un Dios que "perdonfa] en gran manera" y que se encargaría de satisfacer todas sus necesidades, tanto físicas como espirituales (Isaías 55:7; Mateo 6:33). Pedro aceptó la invitación de inmediato, y lo mismo hicieron Santiago y Juan. La Biblia dice que "volvieron a traer las barcas a tierra, y abandonaron todo y le siguieron" (Lucas 5:11). Dejando a un lado sus miedos e inseguridades, LA ATALAYA • 1 DE OCTUBRE DE 2009

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"Al mirar a la tempestad de viento, le dio miedo"

Pedro tomó la mejor decisión: ejercer fe en Jesús y en aquel que lo había enviado, Jehová Dios. En nuestros días, los cristianos que para servir a Dios superan sus dudas y temores demuestran esta misma clase de fe. Ellos también pueden tener la certeza de que Jehová nunca los defraudará (Salmo 22:4, 5). "¿Por qué cediste a la duda?" Ya han pasado dos años desde que Pedro conoció a Jesús. Él y sus compañeros están remando con fuerza en medio de una noche tempestuosa en el mar de Galilea. No hay forma de saber en qué está pensando Pedro, pero lo cierto es que tiene muchas vivencias que recordar. Ha presenciado varios milagros de Jesús. Por ejemplo, cuando su propia suegra enfermó, vio cómo Jesús la sanaba. También ha escuchado de primera mano sus enseñanzas, como las que pronunció en el Sermón del Monte. Después de todo esto, Pedro puede estar seguro de que Jesús es el Mesías, el escogido de Jehová. Conforme han transcurrido los meses, ha mejorado en algunos aspectos de su personalidad, como su tendencia a ceder repentinamente a sus miedos y dudas. Tanto es así que Jesús lo escogió para que fuera uno de sus doce apóstoles. Con todo, como veremos a continuación, Pedro todavía no ha ganado la batalla contra esta inclinación. 24

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Ya es la cuarta vigilia de la noche, es decir, entre las tres de la mañana y el amanecer. De pronto, Pedro vislumbra algo a lo lejos que se mueve sobre las aguas. Deja de remar y se levanta para ver lo que es. ¿Será el reflejo de la luna en la espuma de las altas olas? No puede ser, parece más bien algo sólido y erguido que avanza de forma constante. Cuando al fin lo distingue, no da crédito a sus ojos: ¡es un hombre que viene caminando sobre el mar y va a pasar junto a ellos! Los discípulos, asustados, creen que es un fantasma. Pero el hombre les dice: "Cobren ánimo, soy yo; no tengan temor". En efecto, es Jesús mismo (Mateo 14:2528). Ante esto, Pedro responde: "Señor, si eres tú, mándame venir a ti sobre las aguas". Lleno de valor y entusiasmo ante este espectacular milagro, quiere vivirlo más de cerca y así fortalecer su fe. Bondadosamente, Jesús hace lo que le pide y lo llama. Pedro, sin dudarlo un instante, se baja de la barca y pisa las agitadas aguas. ¿Puede imaginarse lo que siente? ¡Sus pies no se hunden mientras se dirige con paso firme hacia Jesús! Una profunda admiración lo embarga, pero, de repente, otro sentimiento se apodera de él (Mateo 14:29). Jesús responde a la fe de Pedro haciendo que, con el poder de Jehová, camine sobre el mar.


Ahora bien, Pedro tiene que mantener la vista enfocada en Jesús; pero en estos momentos críticos, se distrae. "Al mirar a la tempestad de viento, le dio miedo", explica la Biblia. Cuando Pedro ve el mar agitado y las olas chocando violentamente contra la barca, se llena de pavor. Quizás incluso piense que morirá tragado por las aguas. En unos instantes, el miedo ahoga su fe. Y Pedro —a quien Jesús había llamado "Roca" por la estabilidad que vislumbraba en él— empieza a hundirse como una piedra lanzada al mar. Aunque es un nadador experto, comienza a gritar:" ¡ Señor, sálvame!". Enseguida, Jesús lo saca de la mano hacia la superficie y, de pie sobre las aguas, le dice: "Hombre de poca fe, ¿por qué cediste a la duda?" (Mateo 14: 30, 31). ¡Qué valiosa lección para Pedro! Ceder a las dudas es muy peligroso, pues estas ejercen un tremendo poder sobre nosotros. Pueden llegar a devorar nuestra fe y ahogarnos espiritualmente. Por eso, hemos de estar resueltos a luchar contra los temores y las dudas. Y para ello

tenemos que mantener el enfoque adecuado. Si nos concentramos en lo que puede intimidarnos, desanimarnos o distraernos de seguir a Jehová y a Cristo, nuestras dudas crecerán. Pero si mantenemos la vista fija en ellos —es decir, en sus obras pasadas, presentes y futuras a favor de quienes los aman—, estaremos a salvo de las dudas destructivas. Pedro sigue a Jesús mientras este se dirige a la barca. Al subirse, ve que la tormenta se ha aplacado. El mar de Galilea ha recobrado la calma. Tanto Pedro como los demás discípulos reconocen admirados: "Verdaderamente eres Hijo de Dios" (Mateo 14:33). Después de esta impactante experiencia, Pedro de seguro se sintió muy agradecido. Esa noche aprendió a confiar más en Jehová y Jesús, dejando a un lado sus dudas y temores. Pero aún le faltaba mucho para llegar a ser aquel pilar que Cristo predijo. No obstante, estuvo decidido a seguir luchando. Y nosotros, ¿estamos resueltos a seguir el ejemplo de Pedro y combatir nuestras dudas y temores?

PESCADORES

DEL MAR DE GALILEA

c

¿

ÓMO era la vida de un pescador del mar de Galilea en el siglo primero? Conocer algunos detalles nos permitirá

comprender mejor muchos relatos evangélicos, como los que aparecen en el artículo anterior. El mar de Galilea es en realidad un lago de agua dulce que mide unos 21 kilómetros (13 millas) por 12 kilómetros (8 millas). Desde la antigüedad, los pescadores han explotado su abundancia de vida. De hecho, de este lago procedía parte del pescado que se vendía en un mercado de Jerusalén cerca de la llamada Puerta del Pescado (Nehemías 3:3).


El apóstol Pedro era originario de una ciudad a orillas del mar de Galilea llamada Betsaida, que quizás signifique "Casa del Pescador". Otra ciudad al borde del lago era Magadán o Magdala, adonde Jesús dirigió a sus discípulos tiempo después de haber caminado sobre el agua (Mateo 15:39). Según un investigador, el nombre griego de esta población podría traducirse como "la ciudad del pescado curado". Era famosa por sus grandes procesadoras, donde el pescado del lago se secaba y salaba o se preparaba en salmuera y se conservaba en jarras de arcilla llamadas ánforas. Estos productos se distribuían probablemente por todo Israel e incluso en el extranjero. Por tanto, la industria pesquera de Galilea se consideraba un negocio floreciente en los tiempos de Jesús. Y sería fácil suponer que producía buenas ganancias a la gente del lugar. Sin embargo, no era precisamente así. La pesca "no era 'el negocio redondo' que los lectores actuales del Nuevo Testamento quizás imaginen", dice un especialista. Era parte de "un negocio regulado por el Estado que solo favorecía a una minoría". Nombrado por Roma, Herodes Antipas fue el gobernador, o príncipe territorial, del distrito de Galilea, por lo que controlaba sus caminos, puertos y recursos naturales (productos mineros, forestales, agrícolas y pesqueros). Todos estos recursos eran su fuente principal de ingresos tributarios. 26

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No poseemos datos concretos sobre el sistema de impuestos en la Galilea del siglo primero, pero debió de ser muy parecido al que utilizaron los gobernantes helenísticos o al que estableció el Imperio romano en las demás provincias orientales. Es probable que gran parte de los beneficios extraídos de las actividades económicas de la zona y de la explotación de sus recursos fueran a parar a manos de una minoría privilegiada en vez de a la gente común, que cargaba con la mayoría del trabajo. El peso del sistema t r i b u t a r i o En los tiempos de Jesús, las mejores tierras de Galilea pertenecían a la casa real y estaban divididas en grandes propiedades, que Herodes Antipas regaló a sus nobles y apoyadores. Sus subditos tuvieron que financiar los cuantiosos gastos de su vida lujosa, sus ambiciosas construcciones, su pomposa administración y los presentes que ofrecía a amigos y ciudades. Se sabe que el peso de los tributos, cánones y gravámenes sobre el pueblo fue aplastante. Herodes, además, poseía el monopolio de la explotación de lagos y ríos. Así que la pesca era parte de un negocio a gran escala que era controlado por la casa real o por los titulares de las tierras donadas por el rey. En las regiones bajo la directa administración real, los recaudadores de impuestos autorizados —individuos ricos que habían adquirido el puesto


mediante subasta— tenían la potestad de firmar contratos con los pescadores estipulando los derechos de pesca. Algunos comentaristas sugieren que, en vista de que Mateo cobraba los tributos en Capernaum —importante centro pesquero de Galilea—, es posible que haya "tramitado los derechos reales de pesca" para uno de tales recaudadores de impuestos.* Documentos de los siglos primero y segundo antes de nuestra era demuestran que los impuestos de Palestina se solían pagar en especie, en vez de en efectivo. Algunos pescadores profesionales cedían entre el 25 y el 4 0 % de sus capturas a cambio de los derechos de pesca. Dichos documentos indican que, al menos en algunas zonas bajo la administración romana, la pesca continuó siendo un monopolio estatal controlado por inspectores. En Pisidia, un tipo de policía se aseguraba de que nadie pescara sin la debida licencia y que los pescadores vendieran sus capturas solo a medianeros o mayoristas autorizados, cuya actividad también estaba sujeta a los tributos y a la supervisión del Estado. Según un analista, todos estos controles e impuestos hacían que "el rey o gobernador del Estado percibiera abundantes beneficios, mientras que las ganancias de los pescadores eran muy escasas". Los ingresos de los trabajadores de otros sectores económicos se veían recortados de igual modo por los exagerados tributos. Si bien los impuestos nunca han sido del agrado del contribuyente, la hostilidad general hacia los recaudadores que se desprende de los Evangelios se veía magnificada por la avaricia y la total falta de honradez de quienes se enriquecían a costa de extorsionar al pueblo (Lucas 3:13; 19:2, 8). Los pescadores de los Evangelios Los Evangelios nos muestran que Simón * El apóstol Pedro se mudó de Betsaida a Capernaum, donde poseía un negocio pesquero junto con su hermano Andrés y los hijos de Zebedeo. Jesús también residió cierto tiempo en Capernaum (Mateo 4:13-16).

Pedro no estaba solo en su negocio pesquero. Uno de los relatos menciona a "sus socios que estaban en la otra barca", y dice que lo ayudaron a sacar la milagrosa cantidad de peces que había capturado (Lucas 5:3-7). Los entendidos explican que "los pescadores formaban cofradías [...] para participar en las subastas y conseguir los contratos o permisos de pesca". Quizás esta fue la manera como los hijos de Zebedeo, Pedro, Andrés y sus socios obtuvieron la autorización para fundar su negocio pesquero. Las Escrituras no especifican si estos pescadores galileos eran propietarios de los botes e instrumentos de pesca que utilizaban. Hay quienes opinan que sí; de hecho, Lucas 5:3 dice que Jesús subió en una barca "que era de Simón". Sin embargo, un artículo especializado en el tema indica que "existe la posibilidad de que los botes fueran propiedad de los intermediarios y que los utilizara la cofradía". Sea como fuere, las Escrituras mencionan cierta ocasión en la que Santiago y Juan estaban remendando sus redes. Los pescadores probablemente también tendrían que negociar la venta de sus capturas y, si era necesario, contratar jornaleros. Como hemos visto, hay detalles de la vida de los pescadores galileos del siglo primero que pasan desapercibidos al leer los relatos evangélicos. Su oficio formaba parte de un complejo sistema de relaciones económicas. Si tenemos esto presente, entenderemos mejor tales relatos y las palabras de Jesús referentes a la pesca y los pescadores. Por otra parte, toda esta información nos ayudará a valorar más la fe de Pedro, Andrés, Santiago y Juan. La pesca era su medio de vida, el oficio que conocían y una fuente constante de ingresos. Pero independientemente de su situación económica, estuvieron dispuestos a abandonarlo todo cuando Jesús los llamó para convertirse en "pescadores de hombres" (Mateo 4:19). LA ATALAYA • 1 DE O C T U B R E DE 2009

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¿Lo sabía? ¿Cuál era la función del "capitán del templo"? Las Escrituras mencionan al "capitán del templo" entre los líderes religiosos judíos que arrestaron a los apóstoles Pedro y Juan mientras predicaban (Hechos 4:1-3). Aunque la Biblia no entra en detalles sobre las tareas que desempeñaba, algunas obras de consulta aportan más información al respecto. Parece que, en los tiempos de Jesús, el sacerdote que servía como capitán del templo ocupaba el segundo puesto en importancia después del sumo sacerdote. Una de sus funciones era la de supervisar la adoración en el templo de Jerusalén. También era responsabilidad suya mantener el orden dentroy fuera de aquel recinto, para lo cual coordinaba lo que algunos llaman la policía del templo. Con la ayuda de otros capitanes de menor rango, él se encargaba de que los vigilantes abrieran las puertas del templo por las mañanas y las cerraran por las noches, de que nadie entrara a las zonas de acceso restringido y de que se custodiara la tesorería del templo. Los sacerdotes y levitas que trabajaban en el templo estaban organizados en veinticuatro divisiones, las cuales se turnaban para servir una semana 28

completa, dos veces al año. Es probable que cada una tuviera su propio capitán (1 Crónicas 24:1-18). Los capitanes del templo eran personajes muy influyentes. Según la Biblia, conspiraron junto con otros sacerdotes principales para asesinar a jesús. Además, se valieron de los hombres a su cargo para arrestarlo (Lucas 22:4, 52).

Mateo 3:4 dice que Juan el Bautista comía "langostas insectiles y miel silvestre". ¿Eran las langostas un alimento común en aquel tiempo? Hay quienes afirman que lo que Juan comía no eran insectos, sino vainas de algarrobo u otro fruto silvestre, o incluso algún tipo de pescado. Sin embargo, la palabra griega que empleó Mateo se refiere a una clase de saltamontes de la familia de los acrídidos. La especie más común en Israel es una langosta migratoria conocida como langosta peregrina o del desierto, que suele llegar a ser una plaga devastadora (joel 1: 4, 7; Nahúm 3:15).

las langostas formaban parte de la dieta de los pobres. Les quitaban la cabeza, las patas y el abdomen, y solo les dejaban el tórax. Las comían crudas, asadas o secadas al sol, y a veces también las salaban o las ponían a remojar en vinagre o miel. El historiador Henri Daniel-Rops comenta que su sabor es parecido al de los camarones. Es muy probable que para Juan, quien predicaba en el desierto, este fuera un alimento fácil de conseguir (Marcos 1:4). Se sabe que la langosta peregrina tiene un 75% de proteínas y que, al combinarla con miel, es altamente nutritiva. SIERVOS ASIRIOS LLEVANDO GRANADAS Y LANGOSTAS

Para algunos pueblos antiguos, como los asirios y los etíopes, las langostas eran un manjar. De hecho, hay comunidades de beduinos y de judíos yemeníes que todavía las consumen. En Israel, sin embargo,

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De! libro Discoveries Among the Ruins ofNineveh and Bobylon (1853)


EL CRISTIANISMO Y LA GUERRA

¿SON COMPATIBLES? "¿Contra qué principio moral atenta la guerra? Estamos ante un gran dilema." (OLIVER O'DONOVAN, PROFESOR DE ÉTICA CRISTIANA)

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L Museo Canadiense de la Guerra expone un cuadro inspirado en la primera guerra mundial denominado Sacrificio, que representa soldados asesinados, supervivientes maltrechos y sus familias en casa. En la parte superior se ve a Jesucristo colgado de una cruz. Algunos observadores se sorprenden de que a Jesús, el "Príncipe de Paz", se le pinte junto a escenas de guerra (Isaías 9:6). Otros, agradecidos por los sacrificios de sus compatriotas, creen que Dios y su Hijo esperan que los cristianos luchen para defender la seguridad y la libertad de su nación. Durante siglos, los líderes religiosos han favorecido las guerras con sus prédicas. En el año 417 de nuestra era, Agustín, teólogo de la Iglesia Católica, afirmó: "No pienses que nadie puede agradar a Dios si milita entre las armas de guerra. [...] Unos, orando por vosotros, pelean contra los enemigos invisibles; vosotros, peleando por ellos, trabajáis contra los bárbaros visibles". Y en el siglo xm, Tomás de Aquino aclaró que "las guerras [...] son justas" si "defienden a los pobres y a toda la república de enemigos". Si se lanzara una acción militar por una aparente causa noble —como defender la li-

bertad de un país o liberar a los oprimidos—, ¿cree usted que Dios la aprobaría? ¿A qué "principio moral" deben acudir los cristianos para comprender cuál es el criterio de Dios? El ejemplo de Cristo ¿Es posible saber lo que Dios piensa sobre un asunto complejo como las guerras modernas? El apóstol Pablo planteó la siguiente reflexión: " '¿Quién ha llegado a conocer la mente de Jehová, para que le instruya?'. Pero nosotros sí tenemos la mente de Cristo" (1 Corintios 2:16). Para que entendiéramos su criterio, Jehová Dios envió a su Hijo a la Tierra. Con su ejemplo, tanto de palabra como de obra, Jesús reflejó la forma de pensar y actuar de su Padre. Por tanto, veamos qué dijo sobre las guerras y qué postura adoptó. Proteger la vida de Jesucristo pudiera parecer la causa más noble posible para una defensa armada. De hecho, así pensaba Pedro, uno de sus apóstoles. Cuando Jesús fue traicionado y detenido a mitad de la noche por una muchedumbre armada, su amigo Pedro "extendi[ó] la mano, sacó su espada, e hiriendo al esclavo del sumo sacerdote, le quitó la oreja". ¿Estuvo justificada la reacción del LA ATALAYA • 1 DE OCTUBRE DE 2009

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apóstol? Jesús le dijo: "Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada perecerán por la espada" (Mateo 26:47-52). La reacción de Jesús no nos sorprende en absoluto, pues dos años antes ya había dicho: "Oyeron ustedes que se dijo: 'Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo'. Sin embargo, yo les digo:. Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos" (Mateo 5:43-45). ¿Puede un cristiano amar a sus enemigos y orar por ellos y al mismo tiempo guerrear contra ellos? Eso no sería lógico. Ahora bien, la historia demuestra que los cristianos han tenido muchos enemigos. Por ejemplo, los romanos sentenciaron y ejecutaron a Jesús. Poco después, el mero hecho de profesar el cristianismo equivalía a un delito capital. En vista de aquel ambiente, Jesús previo que los cristianos podrían sentirse tentados a portar armas y rebelarse contra el yugo romano, como ya habían hecho algunos judíos. De ahí que él dijera de sus

discípulos: "Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo" (Juan 17:16). Así, los cristianos eligieron permanecer neutrales en asuntos políticos. Ningún tipo de injusticia o amenaza contra ellos o su país justificaba que participaran en una acción militar. Defensores del Reino de Dios Los auténticos cristianos permanecieron neutrales, como deseaba Jesús. Repasemos lo que les sucedió a Pablo y Bernabé en Iconio, antigua ciudad de Asia Menor. "Cuando se produjo un esfuerzo violento tanto de parte de gente de las naciones como de judíos con sus gobernantes, para tratarlos con insolencia y tirarles piedras, ellos, cuando esto se les informó, huyeron a las ciudades de Licaonia, Listra y Derbe y su comarca; y allí siguieron declarando las buenas nuevas." (Hechos 14: 5-7.) Cabe destacar que cuando enfrentaron violenta oposición, los cristianos no tomaron las armas para defenderse ni se vengaron, sino que continuaron predicando "las buenas nuevas". ¿De qué buenas nuevas se trataba?

GUERRAS QUE DIOS BENDIJO El antiguo Israel, el único pueblo escogido por Dios siglos antes del nacimiento del cristianismo, recibió la autorización para reunir un ejército y entrar en guerra en algunos momentos de la historia. Antes de que los israelitas tomaran posesión de Canaán, la tierra que Dios había prometido a Abrahán, se les dijo: "jehová tu Dios ciertamente [...] abandonará en tus manos [siete naciones], y tendrás que derrotarlas. Sin falta debes darlas por entero a la destrucción. No de-

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bes celebrar ningún pacto con ellas ni mostrarles ningún favor" (Deuteronomio 7:1, 2). Por ello, el general israelita Josué derrotó a todas aquellas naciones enemigas "tal como había mandado jehová el Dios de Israel" (Josué 10:40). ¿Fue esta una conquista despiadada en la que Israel subyugó con avidez a naciones extranjeras? De ninguna manera. Aquellas naciones estaban plagadas de idolatría, derramamiento de sangre y prácticas se-

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xuales degradantes, e incluso sacrificaban sus propios hijos a los dioses (Números 33:52; jeremías 7:31). La santidad, la justicia y el amor de Dios por su pueblo lo impulsaron a eliminar todo rastro de inmundicia de aquella tierra. Aun así, Jehová escudriñó el corazón de cada uno de sus habitantes —algo que ningún comandante militar puede hacer hoy— y perdonó la vida a quienes deseaban abandonar aquella forma de vivir y servirle.


¿ Esperaba jesús que sus discípulos lucharan por él o por otros cristianos?

Los cristianos difundieron el mismo mensaje de Jesús, a saber: "Las buenas nuevas del reino de Dios", con lo cual apoyaron dicho gobierno celestial (Lucas 4:43). Sin embargo, Cristo nunca empleó un ejército nacional para defender ese gobierno. "Mi reino no es parte de este mundo —aclaró—. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente." (Juan 18:36.) "Amor entre sí" La neutralidad en tiempos de guerra es un factor característico de la religión verdadera. Jesús dijo: "En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí" (Juan 13:35). Millones de personas se sienten felices de haber encontrado a un grupo que manifiesta tal amor, incluso cuando su negativa a empuñar las armas le haya supuesto burlas, encarcelamientos o hasta la muerte.

Bajo la ocupación nazi se encarceló en Europa a 10.000 testigos de Jehová por su neutralidad, y unos 3.000 fueron enviados a campos de concentración. En esa misma época se arrestó en Estados Unidos a más de 4.300 Testigos por negarse a servir en el ejército. Ni los Testigos alemanes ni los estadounidenses empuñaron las armas para luchar contra sus hermanos cristianos ni contra nadie. Hubiera sido una gran contradicción decir que amaban al prójimo y al mismo tiempo participar en la guerra. Muchos opinan que una respuesta militar es una forma necesaria de autodefensa. Pero pensemos: los cristianos primitivos sobrevivieron aunque fueron cruelmente perseguidos y se negaron a luchar en defensa propia. El poderoso Imperio romano no fue capaz de eliminarlos. En la actualidad abundan los auténticos cristianos, quienes siguen manteniendo su postura neutral. En vez de tomarse la justicia por su mano, confían en que Dios los ayudará. Su Palabra, la Biblia, declara: "No se venguen, amados, sino cédanle lugar a la ira; porque está escrito: 'Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová'" (Romanos 12:19).

Testigos de jehová tras ser liberados del campo de concentración de Buchenwald en 1945 LA ATALAYA • 1 DE OCTUBRE DE 2009

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¿ACEPTARÍA USTED UNA VISITA? Aun en este mundo turbulento, el conocimiento bíblico exacto acerca de Dios, su Reino y su maravilloso propósito para la humanidad puede hacerle feliz. Si desea más información o recibir en su hogar clases bíblicas gratuitas, escriba a Testigos Cristianos de Jehová, Apartado 132, 28850 Torrejón de Ardoz (Madrid), o a la dirección que corresponda de la página 4. www.watchtower.org

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