JoaquĂn DoldĂĄn a la distancia
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Libros que aguardan Que, con el tiempo, nuestra memoria construye una selección de textos preferidos, una biblioteca de libros heterogéneos o de páginas que fue un disfrute conocer y que vale la pena compartir. Que el libro es un objeto más entre otros tantos del universo hasta que sucede el encuentro con su lector, alguien que pareciera estar predestinado a sus palabras. Cosas por el estilo dice, en uno de sus prólogos, Jorge Luis Borges. Y llega al punto de desear “Ojalá seas el lector que este libro aguardaba.” Como simple lector, y salvando las distancias con el genial argentino, comparto esa sensación de que muchas veces un libro (la voz de un autor, las palabras de un texto) pareciera escrito para hablarnos íntimamente. Así, pensado para otro formato (más oral y conversacional que esta columna escrita) el propósito de este espacio es compartir aquellos textos preferidos que, con mi confianza de siempre en la literatura, además de entretener, puedan servir para cuestionarnos los lugares comunes, las seguridades a que estamos habituados, el mundo cotidiano. Wilson Javier Cardozo
Doldán se empecinó, desde muy joven, en generarse una historia propia como escritor. Así, paralelamente a la formación académica y al ejercicio de su profesión liberal, produjo innúmeros textos en Uruguay. Desde artículos que publicaba -cuando estudiante- en revistas gremiales, pasando por guiones de humor (reiteradamente premiados) para grupos del carnaval montevideano, hasta novelas y obras de teatro. En este último rubro obtuvo múltiples distinciones, demostrando excepcional capacidad de adaptación al formato del “teatro mínimo”, tan vigente en Sevilla, donde reside actualmente. La respuesta de público a sus más recientes puestas en escena evidencian tanto su versatilidad como la aceptación social de su trabajo en España. En Joaquín Doldán a la distancia reúno algunos comentarios que esbocé en las etapas iniciales de su obra narrativa (en Montevideo) y, unos años más tarde, cuando ya comenzaba a delinear un estilo propio en sus novelas escritas en España. La primera edición de La cita... y de Neovampiro fue responsabilidad de abrelabios en 1997 y 2006, respectivamente. Creo que la novela UltrAsesino aún sigue inédita. Ahora bien, para los que deseen formarse opinión leyendo directamente sus novelas, nada mejor que dejarles los enlaces disponibles a dos de ellas: Neovampiro y El murguista muerto: http://issuu.com/deabrelabios/docs/neovampiro http://issuu.com/deabrelabios/docs/murguistamuerto Quienes tuvimos, por diferentes razones, el privilegio de conocer sus trabajos iniciales y el esfuerzo permanente de su labor creativa, hemos disfrutado de una manera muy particular cada una de sus obras. Eso tal vez explique, a su manera, por qué también integran nuestra provisoria lista de libros que aguardan. Wilson Javier Cardozo Rivera, 2015
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(a modo de) prospecto sobre La cita y otros artículos para dentistas Esta selección recoge una producción dispar y discontínua, siendo resultado -en su mayor parte- de circunstancias en las que el autor se vio involucrado y sobre las que no evitó pronunciarse. A pesar de ser fruto de la urgencia, más que de la elaboración exigente y rigurosa para consigo misma, ya deja traslucir la perspicacia y el humor mordaz a que nos habituarán los textos doldanianos. E, incluso inducirá al propio creador a la confusión que, inteligentemente, retratara el Dr. Arruti (en oportunidad de la presentación de su primer libro) cuando decía Joaquín piensa que es odontólogo y que tiene por hobby la literatura; pero yo afirmo que es al revés. Y esto, sin desmedro de su capacidad y dedicación en lo meramente profesional. Para expresarlo en el color de estos artículos, en ellos no hay asepsia. Embarrados en el lodo de lo cotidiano, reflejan una permanente actitud militante, avisan sobre modelos no necesariamente literarios sino de cultura política (por ejemplo, Las caries abiertas de América Latina). Son, así quieren ser comprendidos, parte de una agitadísima e intensa actividad político-gremial. La misma que lo condujo a un enfrentamiento radical con las posiciones que sustentaba el entonces Presidente de la Asociación Odontológica Uruguaya. El que, después de celebrar contar con un colaborador de reconocidos méritos literarios, cuando se percata de lo corrosivo del humor que lo toma de blanco, por asalto, pretende descalificarlo refiriéndose a sus afirmaciones como "chabacanas cachadas". Ya era demasiado tarde. Una mirada rápida nos muestra la inteligente estrategia de sus artículos, dual e integradora. El Doldán de la revista Punto de Contacto se halla interesado en alertar a sus compañeros de estudios sobre el "mal del profesionalismo", se encuentra preocupado en concientizarlos de la validez de la solidaridad. Por su parte, el Doldán de Prismas, revista de la Asociación Odontológica Uruguaya, desnuda el elitismo, el doble discurso, la pérdida de contactos con la realidad social a que siempre se expone una cúpula de poder; ... no olvidar que uno de los orígenes de estas cúpulas es la desidia de los demás, recuerda. Los dos Joaquines se complementan, trabajan de consuno. Y conocen sus límites. Eso les permite quebrarlos. Me dí cuenta que la desesperanza nos había colonizado, les dice a sus compañeros, a sabiendas de que la aparente derrota de una ocupación estudiantil escondía un avance significativo de la solidaridad; y a sus futuros colegas, al final de otro artículo, casi en voz baja -como en secreto- les confía Nunca creí que los cambios dependieran o no de la presencia de gente joven, sino de gente renovadora y constructiva (que no tiene nada que ver con la edad). En muchas de estas páginas, pues, aparecerá el militante hábil a la hora de educar sin distanciamientos, al momento de la arenga sin poses de maestro. Sabe -y esto es lo que permite mucho de lo anterior- de convicciones sin dobleces, de una sinceridad "de a puños". Mención aparte merecen La cita (que da nombre a esta selección de artículos para dentistas) y La cita 2, publicados en 1990 y 1992, respectivamente, en la revista
del Centro de Estudiantes de Odontología. El pretexto, en ambos, es narrar un encuentro amoroso. Solo en La cita 2 (algo más breve que su obvio antecedente) menos de cuarenta oraciones contienen más de sesenta términos propios del léxico odontológico. Así, el enamoramiento -caricaturizado a través de un lenguaje técnico- es algo más que un poderoso artefacto del humor y, en ocasiones, de la belleza misma. Es la denuncia de cómo se reduce groseramente la funcionalidad de la lengua no para servir a una imagen de "profesional de la salud" sino para encubrir la manifiesta incapacidad que, en general, padecen los odontólogos de comprender el mundo, de interpretarlo y verbalizarlo desde un punto de vista que no sea el del campo específico de su profesión. Pésimo entendedor. Ginecólogo frustrado. Arrojado, como el que más, en el océano de la apatía. Futurista, para impedir que supriman el futuro. Memorioso, mucho más que un anciano. Crítico para siempre, este Doldán supo atender las palabras del viejo-médico-jubilado (real o ficticio) de Boliche en verano: abrí la mente, (...) si querés hacer ciencia, aprendé a escuchar, (...) no digas a nada que no sin razonar, (...) todo es posible porque se sabe poco, (...) porque se cierran los ojos y nos olvidamos que atendemos individuos, no máquinas.
Amague de evasión Neovampiro es uno de los puntos altos de la extensa producción de este narrador uruguayo. Una historia bien entrelazada, provista de personajes sólidos, con corporeidad y densidad filosófica sumada a una narración ágil, cambiante y, a la vez, unitaria. El humor (una constante que cultivó durante años y que, mal administrada, puede empañar antes que favorecer una narración) es usado medidamente en esta novela alejada de la grosería, lindante con la ironía y lo mordaz. Así, por ejemplo, cuando el texto repara en el saneamiento de la sofisticada urbe: Los que remodelaron la capital para hacerla ultramoderna tuvieron la delicadeza de llenar todo el antiguo saneamiento de un cemento muy especial que era la nueva base de la civilización. Pero hasta los caños de mierda saben evitar las decisiones de quienes controlan los destinos de los hombres... El sexo, presentado con naturalidad (en sus variantes y efectos) permite descartar los comportamientos estereotipados, tan útiles al mercado como inútiles para la vida. Descartarlos, señalándolos, como breves intervenciones de corte pedagógico o de encuadres para la apertura. Así, cuando el personaje central conoce a Marina, se afirma: Los religiosos tienen un sentido de la sexualidad muy estereotipado; ya que, por ser obesa, dieron por supuesto que Marina no resultaría atractiva. El autor logró bosquejar pasajes de belleza poética, como el que da cuenta –desde la niñez hasta la edad adulta– de los enamoramientos de la anciana Eloísa, desde un hombre invisible que se paraba al borde de (su) cama hasta la voz de un desconocido que hablaba muy suave al otro lado de su habitación. Por otra parte, es inteligente (por inquietante) el papel rector que le asigna a la moral y a la religión en esta evidente antiutopía, en esta narración sobre un estrecho mundo de manipulación y ausencia de sentido. La propia creación de la religión Universallia (formidable traducción literaria de “Católica”) aparece reiteradamente más como cuestionamiento a instituciones plenamente consolidadas en nuestra realidad que como invención monstruosa del pensamiento. Asimismo, un hábil juego de símbolos habilita la articulación de enunciados corrosivos, tales como: la religión de todos no puede cargar con la responsabilidad de la locura de un hombre o se desconocía tanto de la conducta humana que se había transformado en el gran miedo de los poderosos. Neovampiro prueba nuevamente que la ciencia ficción (¿integrará solo ese rubro esta novela?) es, como dijera Jorge Albistur, no un acto de evasión, sino el amague de tomarse el avión para quedarse en los alrededores del aeropuerto. Es decir, un nuevo posicionamiento para observar la realidad, una perspectiva diferente y reveladora de aspectos que uno descuida, inmerso en lo cotidiano.
UltrAsesino, novela utópica UltrAsesino está directamente relacionada (en cuanto al ambiente y contexto en que se mueven los personajes) con Neovampiro. Aquí también la religión manipula, domina y reduce el mundo de los seres humanos: en sus vínculos, en sus afectos y en sus imaginarios. Y sirve a los fines del escritor para formular agudas críticas a las ortodoxias: uno de los pastores de “Universallia” (la religión humana en la novela) admite que un disidente evidenció una de las fallas del sistema, que la gente no resiste su propia conciencia. Advierto que hace mucho me llama la atención la excepcional evolución de los personajes femeninos en la literatura que ha producido Joaquín Doldán desde sus primeras obras. De una participación plana, casi caricaturesca a que estaban relegados (muy útil para el humor, estrategia preferida inicialmente en la mayoría de sus cuentos) esos personajes han sido objeto de una construcción psicológica más sólida y cuidada en sus novelas. Sin embargo, resultaría paradójico e inquietante dedicarse a un tipo de análisis sobre la complejidad de los personajes femeninos precisamente en un texto como el de UltrAsesino, donde la protagonista si algo verdaderamente se cuestiona es su condición humana o su artificialidad. Desde la primera oración de esta novela, un narrador omnisciente nos presenta al personaje femenino central en el instante previo a su anagnórisis. De allí en más asistiremos al vértigo de una revelación; “caer en la cuenta” será regresión y progresión a la vez. La paradoja y lo simbólico de las denominaciones son piedras de toque en toda la novela. Tanto que la protagonista es famosa y marginal a la vez; se observa con desconfianza como si no se conociera y, por si fuera poco, se llama Gloria. A su vez, el personaje disidente se llama Joel (en latín, aquel que desea o que jura). UltrAsesino también dialoga con referentes relevantes de la cultura cinematográfica de estas últimas décadas (por ejemplo, Solaris de Andrei Tarkovsky), lo que no necesariamente dice sobre el conocimiento directo del autor sobre un cine de culto, sino de un imaginario más o menos común a partir del cual se ha construido buena parte de la producción visual finisecular. De una y otra forma, esta novela termina configurándose como utópica, en tanto articula la crítica del pasado y del presente para crear y recrear las opciones del futuro.
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