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AÑO 15 NÚMERO 182 FEBRERO 2010

FUNDACIÓN RAFAEL PRECIADO HERNÁNDEZ, A. C.

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AÑO 15

NÚMERO 182

Presidente

César Nava Vázquez

Director General

Gerardo Aranda Orozco

Director General Adjunto

Salvador Abascal Carranza

Director de Estudios Económicos

Francisco Calderón

Director de Estudios Sociales, Jurídicos y Proyectos Especiales

Oscar Javier Moya Marín

Director de Formación

Eduardo Martínez Noriega

Director de Relaciones Institucionales

Armando Reyes Vigueras

CEDISPAN

Gerardo Ceballos

FEBRERO 2010

Director

Armando Reyes Vigueras

Editor

Carlos Castillo

Coordinación editorial Xóchitl Vázquez

Consejo Editorial

• Rogelio Carbajal • Jorge Chabat • Gonzalo Tassier • José Loyola • Fernando Rodríguez Doval

Mesa de redacción

• Claudio Jones • Paulina Lomelí • Lorenzo Gómez Morin • Francisco R. Calderón • Fernando Rodríguez Doval • Salvador Abascal

Dibujos de interiores Gonzalo Tassier

Corrección, diseño y formación

Retorno Tassier / Carlo J. Torices Vite

Director Administrativo

Eduardo Sánchez Macedo

La Fundación Rafael Preciado Hernández es una institución académica que tiene como principal objetivo la generación de ideas útiles que coadyuven a resolver los problemas de la sociedad mexicana en los ámbitos económico, político y sociocultural.

Elaborar, editar y publicar, directa o indirectamente, boletines, revistas, memorias, apuntes, libros, videos y similares.

La revista Bien Común es el principal órgano que la Fundación Rafael Preciado Hernández utiliza para dar a conocer públicamente los avances de los proyectos de sus investigadores. Al mismo tiempo que refrenda con este medio su compromiso con una cultura plural y democrática, abre espacio a otros analistas interesados en expresar sus puntos de vista sobre tópicos de actualidad para la sociedad mexicana.

Fomentar y financiar actividades de investigación social, política y económica dentro del país.

Los puntos de vista externados por nuestros colaboradores no necesariamente reflejan la posición académica de la Fundación.

Actividades:

Los anuncios que aparecen en esta revista son resultado de convenios de intercambio no lucrativos establecidos con los interesados.

Objetivos:

Apoyar la capacitación social, política y económica de personas interesadas en estos temas.

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Organizar, promover, estimular, patrocinar, dirigir y, en general, llevar a cabo directa o indirectamente cursos, seminarios, conferencias, reuniones de estudio, foros, mesas redondas, congresos y toda clase de actividades relacionadas con la política, los asuntos sociales y la economía.

Establecer relaciones y colaborar con otras instituciones similares del país y del extranjero.

Publicación indizada en CLASE.

Bien Común es editada por la Fundación Rafael Preciado Hernández, A. C. El tiraje es de 1500 ejemplares.

Certificado de licitud de título: 9152. Certificado de licitud de contenido: 6405. Reserva: 04–2004–081711193000–102 ISSN 1870–0438 Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación por cualquier medio sin la autorización del editor, excepto para uso académico, con la cita completa de la fuente. No se devuelven originales.

Impreso en: Editores e Impresores FOC, S. A. de C. V. Los Reyes núm. 26, Col. Jardines de Churubusco, México, D. F. Tel.: 56 33 28 72 Correspondencia:

Revista Bien Común Ángel Urraza 812, colonia Del Valle,

03100, México, D.F. Tel / Fax: 55 59 63 00

areyes@fundacion.pan.org.mx www.fundacionpreciado.org.mx


COLABORADORES

Editorial

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Centrales

• Fernando Rodríguez Doval. Politologo y diputado local por el PAN en la Asamblea Legislativa del DF. • Carlo Pizano Salinas. Abogado de profesión y diputado local por el PAN en la Asamblea Legislativa del DF. • Salvador Abascal Carranza. Filósofo y escritor. Director general adjunto de la Fundación Rafael Preciado Hernández, A.C. • Oscar Moya Marín. Director de Estudios Sociales, Jurídicos y Proyectos Especiales de la Fundación Rafael Preciado Hernández, A.C. • Milagros Recioy Taboada. del área de Estudios Sociales, Jurídico y Proyectos Especiales de la Fundación Rafael Preciado Hernández, A.C. • Álvaro Delgado Gal. Periodista español. • Rodrigo Guerra López. Director del Centro de Investigación Social Avanzada. Doctor en Filosofía por la Academia Internacional de Filosofía del Principado de Liechtenstein; Profesor-investigador de la Universidad Panamericana; Consejero de la Fundación Rafael Preciado Hernández A.C. • Jesús Kumate Rodríguez. médico cirujano egresado de la Escuela Médico Militar en 1946. Doctor en Ciencias, por la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, institución en la que terminó dichos estudios en 1963. wSe ha desempeñado como Secretario de Salud en el gobierno federal y Presidente del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud. • Ursula Lehr. Ministra federal (mandato cumplido). Fundadora y directora del Centro Alemán de Investigación del Envejecimiento, Heidelberg. Presidenta de la Sociedad Alemana de Gerontología y Geriatría (1977-1999). • Edward Martín Regalado. Abogado postulante. Estudió derecho en la Escuela Libre de Derecho y realizó su maestría en derecho internacional en University of Cambridge, Inglaterra. Es asociado en el despacho González de Castilla Abogados, S.C. • Luis Eduardo Ibáñez Hernández. Exdirector de la Fundación Preciado Hernández. M.A. Literatura Hispanoamericana por la Estatal de Nuevo México y M.C. y candidato a doctor en Política Comparada por la Paul Cézanne de Francia. • Paulina Lomelí G. Economista e investigadora de la Fundación Rafael Preciado Hernández, A.C. • Carlos Salazar. Licenciado en Administración con énfasis en Marketing Social por la Universidad de los Andes, en Bogotá, Colombia), tiene Maestría en estudios políticos (Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Estudios Interdisciplinarios, Bogotá, Colombia), y realizó estudios avanzados de Administración y Políticas Públicas (Departamento de Gobierno, “London School of Economics and Political Science”). • Monika Dunajecka. Periodista de origen polaco, especialista en temas médicos y sociales.

El necesario debate

Fernando Rodríguez Doval

Matrimonio: institución natural Carlo Pizano Salinas

Los matrimonios entre homosexuales y los derechos humanos Salvador Abascal Carranza

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Matrimonio homosexual y adopción: intentando una mediación Oscar Moya Marín

El aborto como causa de disminución del capital social y humano en un país Milagros Recioy Taboada

¿El matrimonio para todos? Álvaro Delgado Gal

La familia y su futuro en México Rodrigo Guerra López

El inicio de la vida: la fertilización Jesús Kumate Rodríguez

La familia en transformación Ursula Lehr

Problemas jurídicos del matrimonio entre personas del mismo sexo. Análisis constitucional y de los tratados internacionales Edward Martín Regalado

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Dossier

Democracia integral, 2ª parte

Luis Eduardo Ibáñez Hernández

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Reflexión en torno a...

El pueblo que no quería creer

Salvador Abascal Carranza

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Agendas

Expectativas económicas para 2010: México Paulina Lomelí G.

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Citymarketing

Carlos Salazar

Mujeres y niños maltratados Monika Dunajecka

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Reseñas

Comprender y sanar la homosexualidad de Richard Cohen Paulina Lomelí G.

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EDITORIAL

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El siglo XXI arroja retos nuevos a la humanidad en general y a nuestro país en lo particular, y quizá el principal de ellos tiene que ver con la libertad. En los últimos meses, buena parte del debate en la opinión pública, así como en las distintas tribunas legislativas, ha abordado el tema de la diversidad sexual, sus derechos y garantías, así como la aprobación de nuevas leyes que, incompletas y en muchas ocasiones irresponsables y hasta populistas, ponen en riesgo no sólo a las minorías sino además los conceptos tradicionales de familia en torno a los que se ha construido buena parte del andamiaje legal e institucional mexicano. Como en otras latitudes del planeta, en México se presenta la discusión sobre el matrimonio y la posibilidad de que parejas del mismo sexo puedan adoptar, ambos temas serios que requieren discusión responsable, consenso y que no obstante han sido en ocasiones tratados con liviandad y sin ahondar en las nuevas realidades a las que enfrentamos como sociedad y que, sin duda, deben ser reflejadas en la ley. Esta situación ha desatado una serie de opiniones y textos periodísticos que no profundizan y que más bien distraen la atención de una discusión que no puede llevarse a cabo ni “al vapor” ni sin considerar el parecer de la sociedad en su conjunto. Bien Común, como un medio que busca ampliar los límites de la discusión de temas de actualidad, tanto nacionales como internacionales, presenta en esta edición una suma de artículos en los que, desde distintos ángulos, se abordan temas que van relacionados con la cuestión de la libertad y la diversidad sexual, enfocados sobre todo a cómo aquéllos afectan de manera directa a la familia, con el objetivo de presentar al lector una abanico de opiniones que enriquecen y ahondan en aspectos que van desde lo legal hasta lo científico y lo social. 5


Así, la adopción y los derechos humanos de los no nacidos, la defensa en tribuna presentada por los asambleístas del Partido Acción Nacional, el aborto como un problema que incide en el capital humano del país, los casos español y europeo sobre los llamados matrimonios gay, los retos jurídicos de transformar el concepto de pareja, así como un extenso estudio sobre el futuro de la familia en México, a cargo del filósofo Rodrigo Guerra López, componen un mosaico que añade consideraciones obviadas o ignoradas por quienes han pretendido que el núcleo principal de convivencia social sea tratado sin la información suficiente para tomar las decisiones adecuadas, sin atropellar los derechos de las minorías pero sin dejar de lado la consideración que será la parte más vulnerable de la sociedad –las niñas y los niños– quienes padezcan los frutos de un debate que aún demuestra la inmadurez legislativa que se vive en nuestro país. La libertad, como uno de los mayores retos del siglo XXI, requiere tomar decisiones informadas, bajo el signo de la reflexión y la responsabilidad. Esperamos que el presente número de nuestra revista contribuya en ese sentido. Carlos Castillo López Editor

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El necesario debate Fernando Rodríguez Doval

Llegamos al 21 de diciembre de 2009 sin haber llevado a cabo un amplio debate social, sin haber escuchado la voz de los especialistas ni de los ciudadanos, sin que esta Asamblea hubiera realizado foros institucionales a fin de tener los elementos necesarios para originar una mejor legislación en un tema tan polémico y que tanto polariza a la sociedad.

miento. Uno de ellos, aunque no el único, fue convocar sin las 48 horas reglamentarias a las comisiones que tenían que aprobar el dictamen, sin que exista en ningún ordenamiento de esta Asamblea la posibilidad de dispensar dicho trámite. Qué pena que nosotros los diputados seamos los primeros en violar las leyes que prometimos cumplir y hacer cumplir.

Por desgracia, no existió voluntad política de sacar adelante una reforma que por un lado garantizara los derechos a las parejas del mismo sexo y, por otro, protegiera la figura del matrimonio y la familia, que tanto aprecian los mexicanos. No existió esa voluntad, y más bien se está imponiendo una reforma con enormes deficiencias jurídicas, hecha absolutamente al vapor, y que va a traer mayores males que los que dice pretender combatir.

Dicho esto, quiero explicar por qué los diputados del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional no compartimos esta reforma que se pretende hacer al Código Civil.

Prueba de ello fue que todo el proceso legislativo estuviera plagado de vicios de procedi-

Nosotros, al igual que la mayoría de los ciudadanos de esta capital y de nuestro país, nos oponemos a que se cambie la definición de matrimonio, la cual es una institución jurídica que a lo largo de los siglos ha funcionado, y ha funcionado bien, para regular la unión entre un hombre y una mujer, en tanto que esta unión tiene unas características propias que no tienen las uniones

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Fernando Rodríguez Doval

entre personas del mismo sexo. Una de estas características de la unión entre hombre y mujer, que exige por lo tanto que tenga un trato jurídico propio, es la posibilidad de la procreación. Esto no quiere decir, como se menciona en la exposición de motivos de esta iniciativa, que se esté discriminando a nadie, simplemente en el matrimonio se está regulando un tipo de relación jurídica con características específicas, en este caso entre hombre y mujer, con una institución jurídica específica. Es como si yo dijera, por ejemplo, que a mí me discriminan por no recibir la pensión alimentaria a la que tienen derecho los adultos mayores; por supuesto que no me discriminan por eso, porque yo no tengo las características que tiene ese sector poblacional para tener ese tipo de trato. O como si yo dijera que hay una discriminación hacia las personas con discapacidad porque existe una ley especial para ellos. Podríamos dar muchos ejemplos más. La propia Suprema Corte de Justicia de la Nación, al momento de interpretar el artículo primero de nuestra Constitución, afirma, en muy diversas tesis y sentencias que pongo a disposición de todos los diputados, lo siguiente: “el principio de igualdad, contenido en el artículo primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, no postula la paridad entre todos los individuos, ni implica necesariamente una igualdad material o económica real, sino que exige razonabilidad en la diferencia de trato, como criterio básico para la producción normativa. Así, del referido principio deriva un mandamiento vinculante para el legislador ordinario, que le exige dar trato igual en supuestos de hecho equivalentes, salvo que exista un fundamento objetivo y razonable que permita darles uno desigual”.

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Es objetivo y razonable pensar que las parejas del mismo sexo puedan recibir un trato distinto porque su relación es distinta a la que se da entre un hombre y una mujer. Y cuando hablo de distinta no estoy juzgando si es mejor o peor, eso cada quien lo decidirá en el ejercicio de su libertad,

simplemente estoy señalando que es diferente –los propios activistas lésbico-gays hablan de diversidad– y por lo tanto requiere para regularla una institución jurídica diferente al matrimonio, que históricamente ha regulado, y ha regulado bien, las relaciones entre un hombre y una mujer. Los diferentes tratados y convenios internacionales a los que hace referencia, de manera parcial y poco objetiva, la exposición de motivos de esta iniciativa, enfatizan precisamente la naturaleza heterosexual del matrimonio. Por ejemplo, la Convención sobre el Consentimiento para el Matrimonio, la Edad Mínima para Contraer Matrimonio y el Riesgo de los Matrimonios, que México ratificó el 22 de febrero de 1983, claramente supone que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer; así queda establecido también en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 16, y la Convención sobre el Consentimiento para el Matrimonio y Edad Mínima se refiere a matrimonios entre hombre y mujer, y en su articulado regula el consentimiento y la edad mínima para contraer matrimonio sobre la base de matrimonios heterosexuales. Igual ocurre en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, mejor conocida como el Pacto de San José. El debate real, por lo tanto, consiste en saber si la institución del matrimonio verdaderamente sirve para regular un tipo de relación distinta a la que se da entre un hombre y una mujer. Todas las evidencias muestran que no, entre otras cosas porque todo nuestro sistema normativo, incluyendo jurisprudencia de la Suprema Corte y tratados y convenciones internacionales que México ha firmado, supone y considera la bipolaridad heterosexual del matrimonio, y el legislador, al regular determinadas situaciones jurídicas, no puede contrariar los conceptos que han sido acuñados en siglos de historia jurídica. Es como si quisiéramos equiparar una asociación civil con una sociedad anónima, o un contrato de compra – venta con un contrato de comodato: cada figura jurídica persigue fines distintos.


Fernando Rodríguez Doval

No hay, por lo tanto, la verdadera voluntad de dar derechos a las parejas del mismo sexo. Si hubiera existido esa voluntad, otros pasos se hubieran dado. Más bien lo que está detrás de esta iniciativa es, por un lado, la intención de imponer una ideología y de cambiar arbitrariamente un concepto y, por otro, construir una clientela electoral que beneficie a un determinado partido político. Ambas cosas nos parecen absolutamente reprobables.

En el grupo parlamentario de Acción Nacional consideramos que cambiando una definición de una manera tan simple como se pretende, se puede generar verdaderamente un caos jurídico en el Distrito Federal e incluso en todo el país. Así las cosas, esta iniciativa va a traer consigo muchísima inseguridad jurídica que incluso perjudicará a las parejas del mismo sexo que se acojan a esta figura. Hablemos ahora del tema de la seguridad social. Ese fue quizá uno de los principales argumentos de los promotores de esta reforma: la necesidad de brindar seguridad social a las parejas del mismo sexo y por eso garantizarles la figura jurídica del matrimonio. Pues bien, resulta que esto no será posible porque para ello hubiera sido necesario reformar primero la Ley del Seguro Social y la Ley del ISSSTE, algo que en ningún momento se pretendió. Ya incluso salieron autoridades de estas dos instituciones a decir que la seguridad social seguirá siendo exclusiva para los matrimonios heterosexuales. Por lo tanto, se está engañando a las parejas del mismo sexo con esta reforma, se les está dando atole con el dedo, se les está vendiendo gato por liebre. Y todo, compañeros diputados, por no hacer bien las cosas y por andar legislando al aventón y mediante albazos.

Esta reforma no es la única opción posible para defender los derechos de las parejas del mismo sexo, por el contrario, tal vez sea la menos adecuada y la más conflictiva. No es tampoco la opción mayoritaria en el ordenamiento internacional, sino verdaderamente la excepción. No trae detrás un amplio consenso y en cambio sí polariza a nuestra sociedad y busca avasallar a los que piensan diferente. Por eso, por todo eso, nosotros hubiéramos querido que se diera un debate amplio, un debate jurídico, un debate sereno y desapasionado que tomara el tiempo que fuera necesario con tal de hacer bien las cosas y proteger de mejor manera los derechos de las parejas del mismo sexo. Desgraciadamente este debate no se pudo llevar a cabo y se está legislando completamente al vapor, de manera tal que el decreto que de aquí resulte no solamente puede ser inconstitucional, sino que además puede traer mayores males que los que pretende combatir. Nos hemos encontrado en esta Asamblea Legislativa con una mayoría mecánica, cerrada al diálogo, que no reflexiona sino que impone, y que no quiso en ningún momento escuchar la voz de los ciudadanos. Acción Nacional seguirá defendiendo auténticamente y sin poses ni posturas demagógicas, los derechos de los ciudadanos y los derechos de la familia, y será responsabilidad de los que aprueben esta legislación hacer frente a todas las consecuencias negativas que traerá consigo.

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Matrimonio: institución natural Carlo Pizano Salinas

Actualmente se pretende aprobar una reforma que, como la mayoría de las decisiones tomadas por esta Legislatura, carecen de argumentación, de racionalidad y que son fruto de la línea y acuerdos políticos, más que de un sano debate parlamentario.

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Se pretende modificar el concepto de matrimonio al matrimonio que por siglos es, ha sido y será la unión entre una mujer y un hombre para cumplir dos finalidades concretas: la ayuda mutua y la posibilidad de engendrar a los hijos.

institución que es un conjunto de ordenamientos que regulan a una misma realidad, resulta accesoria a lo principal que es la propia realidad de matrimonio; realidad de matrimonio que, como la historia demuestra, empezó como una costumbre para después convertirse en ley. Es decir, antes de que hubiese ley ya había una realidad del matrimonio que fue regulada jurídicamente a través de la costumbre. Sólo un ejemplo: en la antigua Roma el matrimonio era una situación de hecho y que después tuvo consecuencias correspondientemente jurídicas.

El matrimonio, pésele a quien le pese, es una institución jurídica natural, y es natural porque la

El matrimonio es una institución natural porque regula la relación natural que existe entre un


Carlo Pizano Salinas

hombre y una mujer para conseguir la ayuda mutua y la posibilidad de tener hijos. La regulación jurídica del matrimonio es accesoria a la realidad social y biológica del matrimonio que resulta lo principal. Es decir, lo accesorio sigue la suerte de lo principal. Se dice que el matrimonio niega derechos, esto es falso. Hoy en día el matrimonio coexiste con la figura de la sociedad de convivencia que ya otorga los derechos que se quieren buscar en el matrimonio. Las personas del mismo sexo que buscan que su unión tenga efectos jurídicos los consiguen a través de la Ley de Sociedades en Convivencia: el derecho a alimentos, artículo 13 de la ley; el derecho a heredar de manera legítima, artículo 14; la tutela en caso de incapacidad de uno de los convivientes, artículo 15; el derecho a una pensión alimenticia en caso de terminación de la relación, artículo 21 de la ley; derecho a subrogarse en un contrato de arrendamiento en caso de fallecimiento del arrendatario, artículo 23. Se arguye que la Ley de Sociedades en Convivencia no genera derechos de familia. También falso. Por disposición del artículo 5º de la ley a la sociedad de convivencia se le regirá en los términos del concubinato y por lo tanto se le aplica el artículo 291 ter del Código Civil que a la letra dice: Regirán al concubinato, es decir, a la sociedad de convivencia, todos los derechos y obligaciones inherentes a la familia en lo que fue aplicable. Ahora, si el tema es la seguridad social, quiero volver a recordar esta Asamblea no es competente en la materia, lo es el Congreso de la Unión, y que no se engañen, esta reforma no otorgará en automático vía del matrimonio la seguridad social. Tanto la Ley del IMSS como la Ley del ISSSTE sólo reconocen como asegurados a matrimonios heterosexuales. No podría ser de otra manera. Sólo una prueba, señala el artículo 84 de la Ley del Seguro Social en su parte conducente:

Quedan amparados por este seguro: Fracción III.- La esposa del asegurado o, a falta de ésta, la mujer con quien ha hecho vida marital durante los 5 años anteriores a la enfermedad. Del mismo derecho gozará el esposo de la asegurada. La reforma genera confusión, ya que incluso la palabra matrimonio implica la existencia de la realidad sexuada mujer-hombre, y es que la palabra matrimonio viene del latín matrimoniun, cuya raíz es la palabra mater, que quiere decir Madre, lo que supone la capacidad de engendrar. Suponiendo sin conceder que los derechos no estuviesen ya otorgados, como lo están a través de sociedades de convivencia, esto no justifica la desnaturalización del matrimonio para conseguirlo. Si lo que se busca son los efectos, no es necesario tenerlos a través de una institución que regula una realidad totalmente distinta. ¿Sabe cuántas veces se mencionan los hijos en el capítulo de matrimonio de nuestro Código Civil? 45 veces. Es por demás evidente que el matrimonio supone naturalmente la posibilidad de la procreación. Me adhiero también para este caso a la opinión del doctor Jorge Adame, catedrático de la UNAM y uno de los mejores especialistas en derecho romano que tiene el mundo, cuando afirma si bien todas las uniones tienen algo en común, ya que se trata en todos los casos de uniones voluntarias entre un varón y una mujer, o entre un hombre y otro hombre o una mujer y otra mujer, diríamos nosotros el fin que pretenden los contrayentes en cada una de ellas hace que las obligaciones que contraen sean distintas. Es algo semejante a lo que ocurre en los contratos, donde si bien todos son acuerdo de voluntades entre dos o más personas, se distinguen según sea el objeto que los contrayentes pretenden y por eso cada contrato tiene un nombre propio, compra-venta, arrendamiento, depósito, etcétera, y un régimen jurídico propio.

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Carlo Pizano Salinas

personas del mismo sexo, los efectos de su relación se extinguen al terminarse la unión. En cambio en el matrimonio entre hombre y mujer no obstante el término del vínculo su relación trascenderá incluso para después de la muerte través de los hijos. La complementariedad que se da entre una mujer y un hombre es tan perfecta que tiene como consecuencia la generación de una nueva vida. Así el matrimonio entre la mujer y el hombre es tan importante para el derecho porque es la única que garantiza un futuro para el Estado y la sociedad mexicana. El que la Asamblea esté discutiendo esta reforma no es para obtener reconocimiento de derecho. Se ha demostrado ya que los derechos ahí están. Lo que esta reforma pretende es desnaturalizar el matrimonio, desvalorizarlo. El matrimonio sigue siendo la vía preferida por los mexicanos para comenzar una familia; los valores que la familia mexicana encarna inician principalmente y en la medida de los casos a través del matrimonio entre hombre y mujer. Los promoventes de esta reforma en la Asamblea no actúan por convicciones. Algunos tal vez: actúan por línea política, algunos por línea local y otros los más ilustrados por vía internacional. Así las uniones entre varón y mujer, entre un hombre y otro hombre, o entre una mujer y otra mujer, no obstante lo que tengan en común cabe diferenciarlas dándoles una denominación propia y un régimen jurídico propio. Es tan errado llamar compra-venta a todos los contratos, como llamar matrimonio a todas las uniones, fin de la cita.

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El matrimonio, unión entre hombre y mujer recibe tal protección del marco jurídico porque ninguna otra unión es tan trascendental como lo es el matrimonio entre una mujer y un hombre. En cualquier otra relación entre dos personas sean de amistad o incluso amorosa entre

Les molesta que en México siga vigente la familia como fuente permanente de valores, de sentimientos y acciones reales, de amor y de solidaridad; pero en Acción Nacional estamos tranquilos porque sabemos que a pesar de las malas intenciones de esta reforma la realidad de las familias mexicanas es mucho más fuerte. Lo único positivo que tiene esta reforma es que fortalecerá la conciencia de que lo mejor que culturalmente tiene este país es la organización social basada en la familia que ha permitido sortear por muchas tragedias nacionales, pero que a través de los valores que inculca permite una y otra vez que la sociedad mexicana siga teniendo un futuro promisorio.


Los matrimonios entre homosexuales y los derechos humanos Salvador Abascal Carranza

Los derechos humanos de los homosexuales son indiscutibles, imprescriptibles, irrenunciables, universales, como todo derecho humano, por el simple hecho de ser personas. La dignidad de la persona humana constituye un valor absoluto, como el de la vida misma desde su concepción hasta la muerte natural. Así como tienen derechos las mujeres, los niños, las personas con discapacidad, los ancianos, los indígenas, los migrantes, también los tienen

los homosexuales, no por su condición específica de homosexualidad, sino por su condición humana. Es deseable que en un futuro no muy lejano, la referencia a la persona humana sea suficiente para reconocerle, por esa calidad, todos sus derechos. Porque cada ser humano es un fin en sí mismo, es único e irrepetible y por lo mismo no hay ni habrá de él más que un solo ejemplar. Res sacra homo: el Hombre es una realidad sagrada.

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Salvador Abascal Carranza

Sin embargo, los derechos humanos no pueden ser inventados, como pretenden algunos autores para quienes tales derechos son producto de la evolución de las leyes. Ellos existen desde siempre en la raíz misma de lo humano. Es falso que existan derechos de primera, segunda y tercera generación. Todos los derechos existen desde que el ser humano apareció sobre la tierra. Uno de los ejemplos más ilustrativos, que data de hace miles de años, lo encontramos en la tragedia de Sófocles, Antígona, quien frente a la ley del usurpador Creonte, asesino de su padre, quien prohíbe a la heroína enterrar a su hermano Polinices, ella exclama: “No fue Zeus quien a mí me las dictara, ni es ésta la justicia que entre hombres establecen los dioses de la muerte. No pensé yo que los pregones tuyos, siendo de hombre mortal, vencieran la ley no escrita y firme de los dioses. No es de hoy ni de ayer, es ley que siempre viviendo está, ni sabe nadie cuándo por primera vez apareció… y si a tu juicio locura es mi conducta, ¿quién nos dice si el loco no es más bien el que así juzga?” (Sófocles, Antígona, Estásimo Primero). En todo caso, la clasificación de los derechos humanos debe hacerse con criterios axiológicos, a saber, los derechos relativos a la Vida, a la Justicia, a la Libertad y a la Propiedad; así, con mayúsculas (Salvador Abascal y Tarcisio Navarrete, Derechos Humanos al Alcance de Todos, ed. Diana). Digo que es un asunto axiológico, porque en el principio de toda discusión sobre los derechos humanos hay una opción por el ser humano y su dignidad. Si se toma la opción positiva, accedemos a una existencia humana y valiosa. Si se toma una opción negativa, nos enfrentamos a una existencia humana degradada.

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En este contexto, ¿cuál es el valor del “matrimonio” entre personas del mismo sexo? ¿Qué le añade a la sociedad? Los homosexuales tienen todo el derecho de ser respetados como personas humanas. Ellos son libres de hacer de su

vida lo que más les plazca, pero saben muy bien que son incapaces de aportar nuevas vidas a la sociedad. Las leyes vigentes establecen que pueden heredarse sus bienes, brindarse protección, etc. Esto ya está consignado en la Ley de Sociedades convivencia, aprobada por la mayoría perredista en la Asamblea legislativa del D. F., y publicada en la Gaceta Oficial del gobierno capitalino. Sin embargo, el texto constitucional que nos rige es muy claro cuando establece que: Art. 4°. “El varón y la mujer son iguales frente a la ley. Ésta protegerá la organización y el desarrollo de la familia.” Art. 3°. “c) Contribuirá (la educación) a la mejor convivencia humana, tanto por los elementos que aporte a fin de robustecer en el educando, junto con el aprecio para la dignidad de la persona y la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, cuanto por el cuidado que ponga en sustentar los ideales de derechos de todos los hombres, evitando los privilegios de razas de religión, de grupos, de sexos o de individuos”. Baste y sobre esta cita de una disposición constitucional, para responder a quienes dicen que no existe mención alguna al respecto en nuestra Carta Magna. En abundancia de lo anterior, los instrumentos internacionales (declaraciones, convenciones, etc.) suscritas por el gobierno mexicano y aprobadas por el senado, se convierten en Ley Máxima de la Unión, es decir, de acuerdo con el artículo 133, pasan a formar parte del cuerpo constitucional. Resulta muy evidente, en consecuencia, que el llamado “matrimonio” entre personas del mismo sexo no es de interés público. No aporta nada a la sociedad. Es un privilegio, es decir una ley privada que no es aplicable a todos, según consigna, en todos sus textos, la Teoría del Derecho. El tema ha sido agendado en México y en parte del mundo, por aquellos a quienes se les han agotado las ideas, en su pretensión de destruir las instituciones naturales tales como el matrimonio y la familia. A falta de mejores cosas


Salvador Abascal Carranza

en qué pensar o qué decir, prefieren la provocación del escándalo. Algunos otros lo hacen por prejuicios irreductibles a la lógica más elemental, o por una intención perversa, generada por el rencor o por el odio a todo lo que es natural. Este proyecto representa, en el fondo, intereses políticos y económicos muy poderosos. Su argumentación es de una pobreza que da pena. A todo lo que pretenden destruir le llaman “conservador”, para oponerle de manera dogmática e intolerante “lo liberal”. Todo ello es parte de la agenda de instituciones multinacionales, agencias y empresas transnacionales, unas porque quieren convencer al mundo de la inconveniencia de la “sobrepoblación”, lo que nos lleva a pensar en una disputa egoísta por el espacio y la comida; las otras, porque les significa un mercado más amplio para explotar sus intereses. Llegado a este punto, debo aclarar que no todos los homosexuales están de acuerdo con las reformas aprobadas en la ALDF por la mayoría perredista y algunos priístas. A mi paso por la primera legislatura de la Asamblea, de 1994 a 1997, en mi calidad de Presidente de la Comisión de Derechos Humanos, recibí a numerosos grupos (les llaman Colectivos) de homosexuales, que me manifestaron su rechazo a lo que desde entonces se estaba cocinando como una reforma legal para poder constituir “matrimonios” entre ellos. Todavía en el trienio que constituyó la segunda Asamblea Legislativa, frente a la llamada “Ley de Sociedades en Convivencia” sucedió el mismo fenómeno. De ahí pude deducir que, independientemente de sus preferencias sexuales, por el motivo que haya sido, hay muchos homosexuales que respetan las instituciones naturales, sublimando, como decía Freud, en muchas ocasiones sus propias tendencias. El matrimonio es una institución natural, cuyos fines son la procreación, fruto del amor entre hombre y mujer, para el cuidado y la perfección de la especie humana. A aquellos que nos llaman conservadores a quienes defendemos valores como la vida, la familia, etc., debemos

contestarles, con todo respeto: ¿Tiene algo de malo conservar los principios y los valores que le dan y han dado vida y sentido a la sociedad? Hay ingenuos que dicen: sí al “matrimonio entre homosexuales”, pero sin derecho a la adopción. Pero los astutos saben que, según nuestras leyes, no puede haber matrimonio sin derecho a la adopción. Sin ninguna dificultad, cualquier juez podría conceder un amparo a los “unidos” bajo el cobijo de esa ley de excepción. Los interesados en su promoción, tienen la habilidad de presentar el tema de manera tramposa, que a más de uno puede confundir. Es un sofisma que pretende hacer creer se están defendiendo derechos fundamentales –los de los homosexuales–, cuando lo que verdaderamente ocurre es que toda la argumentación está contaminada por el egoísmo. Los niños no son mascotas que se puedan adquirir en un orfanatorio, como en una pet store, o tienda de mascotas. Los niños y las niñas tienen derecho, ellos sí, “a crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, a un ambiente de afecto y de seguridad moral y material” ( Principio 6, de la Convención sobre los Derechos del Niño, de 1959). “El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación racial, religiosa o de cualquier otra índole” (Principio 10, de la misma Convención). Otra convención, también con el mismo propósito de defender los derechos del niño, de noviembre de 1989, es adoptada por México y aprobada por el Senado en 1990. En su Preámbulo, se determina, con toda claridad, que “Convencidos de que la familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natural para el crecimiento y bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños, debe recibir la protección y asistencia necesarias para poder asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad”. “Reconociendo que el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe

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crecer en el seno de la familia, en un Ambiente de felicidad, amor y comprensión…” En el Artículo 3 del mismo Convenio, se dice lo siguiente: “…Una consideración primordial a que se atenderá (por autoridades administrativas, órganos legislativos, etc.) será el interés superior del niño”. Cabe aclarar que, sin necesidad de definición alguna, la mencionada convención se refiere a la familia natural. En los tiempos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos o Carta de San Francisco de 1948, así como en el instrumento mencionado respecto de los derechos del niño, no aparecía aún en la sociedad nada parecido a los “matrimonios” entre personas del mismo sexo. Cuando se le llama “matrimonio” a esa unión entre homosexuales, se pervierte no solamente el significado mismo del término, sino que provoca confusión. Si uno de los fines principales del matrimonio es la transmisión de la vida a través del acto amoroso entre hombre y mujer, ¿en dónde queda la esencia del mismo? De haber sido “natural” desde la antigüedad el mal llamado matrimonio homosexual, lo verdaderamente natural es que la raza humana se hubiese ya extinguido sobre la faz de la tierra. Hoy, que no está de moda la inteligencia, sí lo está el ser “liberal”, (hay quienes se llaman a sí mismos “progre”) que puede significar cualquier cosa, menos la de ser responsables con la libertad que nos ha sido dada; porque toda libertad tiene sus límites, de otra manera es simple y llanamente libertinaje. Por otra parte, el artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma que:

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“1) Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y disfrutarán de los mismos derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio”. Nótese que la Declaración habla expresamente de hombre y mujer en su aptitud para formar un matrimonio y fundar una familia.

Otro de los fines del matrimonio, derivado del anterior, es la educación de los hijos. Educar no es lo mismo que enseñar o instruir. Educar viene del latín “educere”: hacer brotar y desarrollar lo mejor de cada ser humano, para su perfección y para el servicio de los demás. Un niño o niña adoptados por una pareja homosexual, son más vulnerables a las amenazas y peligros que de manera frecuente se presentan en esta etapa del desarrollo humano. Están más expuestos a la discriminación y a la violencia verbal o física. A este respecto son muy claras las convenciones ya mencionadas, cuando establecen que no se debe exponer a los niños a riesgos de sufrir discriminación por cualquier motivo. Por otra parte, es falso que la inestabilidad de las parejas heterosexuales, la violencia intrafamiliar y otros problemas similares sea igual o menor entre las parejas homosexuales. Estudios muy serios demuestran todo lo contrario. En The Social Organization of Sexuality: Sexual Practices in the United States, realizado por Edward Laumann en 2000, se pueden observar datos estadísticos que prueban que los homosexuales tienen una altísima inestabilidad relacional. Para abundar en el tema, el Dossier 2009, estudio realizado en 5000 hombres con SIDA, en Estados Unidos, denominado Multicenter AIDS Cohort Study, los homosexuales tienen un promedio de 50 parejas sexuales en su vida, contra tres y media de los heterosexuales. ¿Afectará la promiscuidad comprobada entre parejas del mismo sexo el desarrollo normal de los niños? Al niño o a la niña tampoco le parece natural tener dos papás o dos mamás. En estudios similares en los Estados Unidos, se presenta cada vez más frecuente el caso de que niñas adoptadas por lesbianas les piden a varones cercanos a su círculo que sean sus papás (McCandish, Against all odds: Lesbian Mother Family Dinamics). Lo mismo ocurre con niños varones que tienen dos “papás”, y que desean tener una mamá como los demás. ¿Quién en su sano juicio no lo desearía?


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Lo que no se vale, digan lo que digan los defensores de la causa de las “bodas gay”, es que se juegue con el futuro de los más inocentes de los inocentes, que no pidieron ser “hijos” de parejas del mismo sexo. Si de suyo es difícil el desarrollo de la personalidad, del equilibrio emocional y de los valores morales de cualquier ser humano en el seno de una familia bien constituida, más lo será en un ámbito, o en una atmósfera a la que no se le puede llamar familiar. El niño y la niña tienen derecho, si son adoptados por una pareja heterosexual, a una vida armoniosa como la de cualquier otro pequeño; a la convivencia amorosa con papá y mamá, con hermanos, primos, tíos, amigos y, por supuesto, con los abuelos. ¿Cómo explicarles a los pequeños que los derechos de sus “papás” o “mamás”, adultos están por encima de los suyos como niños? ¿Cómo explicarles que la relación entre un hombre y una mujer es lo más natural? ¿Se tendrán que cambiar los libros de texto para explicarles a los infantes cómo es la relación anal entre dos homosexuales para que aquellos que estén en el caso de adopción puedan comprender mejor a sus “papás”? ¿Cómo explicarles todo eso a quienes emprenden una nueva vida, sin grave riesgo de daños emocionales y morales? La vida por sí misma supone una enorme cantidad de obstáculos y dificultades por vencer, para que se le añadan de manera irresponsable, con la excusa de los derechos de los adultos, condiciones de vulnerabilidad a los más vulnerables de los seres humanos que son los niños y las niñas. Ayudarles a los educandos a darle un sentido razonable y trascendente a la existencia, es lo menos a lo que los adultos estamos obligados. Hay quienes, en nombre de esta nueva propuesta de “familias alternativas” (así les llaman los promotores de la causa), esgrimen como argumento que hay animales que también practican la homosexualidad. ¡Vaya, que el argumento vale lo que vale! No quiero abundar más en él, porque, tal como lo digo al principio, los homosexuales

(hombres y mujeres), merecen todo nuestro respeto como seres humanos y, como tales, deben ser considerados en su dignidad humana como un valor absoluto. En todo caso, lo que se debe señalar es que es un argumento ad hominem, es decir, en contra de quien lo esgrime, para no hablar de otra figura de Lógica aristotélica que se denomina: por reducción al absurdo. Repito: son quizás más los heterosexuales los que por intereses inconfesables, hacen causa común con una minoría de homosexuales que estaría de acuerdo con su tesis. Los niños y las niñas tienen derecho a vivir en un mundo tal como se le descubre cuando se es pequeño. Además, el tema de la adopción en toda la tierra ha respondido siempre a la necesidad de los matrimonios que no han podido tener hijos, de hacer familia, con vistas a desarrollar los afectos naturales de hombre y de mujer, de papá y de mamá y, ya que no pueden gozar del milagro (por razones generalmente patológicas) de la reproducción humana natural, por lo menos (lo cual es también muy humano) poder trascender reproduciendo en los hijos adoptados los valores morales, sociales, religiosos, que ellos mismos heredaron. La muy dolorosa tragedia que está viviendo el pueblo haitiano, ha puesto al descubierto los procesos de adopción –unos ya iniciados antes del terremoto y otros como consecuencia del mismo– que sin mirar en raza, cultura, lengua o cualquiera otra diferencia, han emprendido con gran generosidad muchos matrimonios europeos y estadounidenses, principalmente. Otro tema es el de las familias uniparentales, sea porque falte el padre (lo más frecuente) o la madre. En estos casos, sin embargo, la figura de la madre (o la del padre, en su caso) es generalmente natural. También se da entre abuelos y nietos, tíos y sobrinos, pero los lazos de sangre suelen fortalecer a la familia y contribuyen a superar las dificultades que se presentan en casos de separación, abandono o muerte de alguno

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de los cónyuges. En muchas ocasiones, ni siquiera existe entre ellos algún tipo de protección jurídica en caso de enfermedad, accidente o fallecimiento. Ciertamente que este no es un mundo ideal, pero en México es una realidad, derivada de la falta de la ausencia de una cultura de la seguridad que data de varios siglos. En contraste, uno de los argumentos de los defensores de las uniones homosexuales –mal llamadas matrimonios– es el de la mutua protección. Esto lo pueden hacer, ya sea mediante testamento ante notario, o promoviendo (cosa en la que no se podría estar en contra) una reforma a la ley del Seguro Social o del ISSSTE para hacer partícipe a la pareja de la protección de la salud. Todo ello con independencia a las reformas en la materia, como es el caso del Seguro Popular, impulsadas por el presidente Fox en su sexenio y fortalecidas por el presidente Calderón en el presente. La verdad es que pretextos no les faltan (pero sí argumentos válidos), para defender su posición. Lo que poco se ha comentado al respecto es que, detrás de todos estos movimientos (proaborto, pro-bodas gay, etc.) existen intereses económicos muy poderosos. El “Gay Power” está de moda en el mundo occidental (cada vez lamentablemente menos cristiano) entre artistas, políticos, gente del “Jet Set”, que lo que menos necesitan es un IMSS, un ISSSTE o un seguro popular. El cálculo de estos negociantes es que mientras menos matrimonios, y menos familias constituidas haya, mayor demanda tendrá el mercado homosexual, con las consecuentes ganancias económicas.

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Pero no es el único tema. El negocio legal del asesinato de nonatos va en aumento, especialmente en los Estados Unidos y los países “progre” de Europa. A eso se le debe llamar el holocausto silencioso ¡y legal! España es un ejemplo lamentable, en el que aun siendo legal el aborto, se han encontrado cientos de hospitales (especialmente en Cataluña) en los que se practican “abortos pirata”. Lo paradójico de todo ello es que son los partidos de izquierda los promotores

de uno de los mercados, junto con el de las drogas, más corruptores y destructores de la cultura occidental. No hay que olvidar, por otro lado, la iniciativa del PRD en la Asamblea Legislativa del DF, por la que se propone la transexualidad a costa del erario público. Según los diputados promotores de la iniciativa, el gobierno del Distrito Federal, es decir, los contribuyentes, debemos pagar el costo de la operación que una persona desee hacerse para cambiar de sexo, solamente porque, según la exposición de motivos de dicha iniciativa, es “un derecho humano”. Para terminar, es importante hacer conciencia de lo que hoy está pasando en el mundo. Dentro del proyecto de los destructores de la civilización occidental, se encuentra el propósito de modificar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, para reformar todos aquellos artículos que consideran “conservadores”, y que quiéranlo o no, son afortunadamente un obstáculo para lograr introducir en dicho instrumento la dinamita que haga volar en pedazos lo que queda de nuestra cultura, de nuestros valores y convicciones, so pretexto de la modernidad y del hallazgo de nuevos “derechos humanos”, que suplantarían a los verdaderamente universales. En el fondo, se trata de una nueva embestida del marxismo-leninismo. Después de la caída del muro de Berlín, en 1989, y de la derrota del “socialismo real”, los marxistas han adoptado una nueva estrategia, utilizando los mecanismos democráticos del mundo occidental y los beneficios del capitalismo. En 1990, recuerdo haber dicho en varias conferencias en diversos foros, que no deberíamos ser ingenuos al pensar que el marxismo había naufragado; que probablemente había hecho sólo una escala, para regresar con mayor fuerza y mejores estrategias, entre ellas el uso de los sistemas políticos y del mercado, como un gran negocio. Creo no haberme equivocado, especialmente si analizamos de nuevo el origen ideológico de todos


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estos temas. En los Manuscritos Económico-filosóficos, de 1844 (Grijalbo, México, pp. 115116), Carlos Marx afirma lo siguiente: “La religión, la familia, el Estado, el derecho, la moral, la ciencia, el arte, etc., no son sino modos particulares de la producción y caen bajo su ley general. La Abolición positiva de la propiedad privada, es decir, la apropiación de la vida humana, significa, por lo tanto, la supresión positiva de toda enajenación, por consiguiente, el retorno del hombre fuera de la religión, de la familia, del Estado, de la moral, etc., la vuelta a su existencia humana, es decir, social. […] El ateísmo está todavía muy lejos de ser el comunismo, tanto más que por ahora el ateísmo es una abstracción. La filantropía filosófica abstracta, la del comunismo, es inmediatamente real y conduce directamente a la acción”.

No es de extrañarse entonces, que sean los partidos o los movimientos llamados de izquierda (al fin y al cabo materialistas), los que hayan impulsado y sigan promoviendo la destrucción de la familia, de la religión, de la moral, de las instituciones del Estado. Sólo hay que recordar la famosa frase de López Obrador, en su más aterrador y amenazante sentido: ¡Al diablo con las instituciones! Sólo defendiendo con pasión, pero con inteligencia, sin caer en la trampa de lo “políticamente correcto”, que es el terreno al que los adversarios quieren llevarnos, podemos ayudar a salvar esta y las siguientes generaciones. N. B. Es de elemental justicia reconocer que algunos de los datos y de las ideas que contiene este artículo, fueron inspirados por la lectura de la Lupa 524 de Francisco González Íñigo.

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Matrimonio homosexual y adopción: intentando una mediación Oscar Moya Marín

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Toda sociedad, en diferentes etapas de su historia, ha tenido que lidiar con temas polémicos que la dividen y enfrentan. Es normal e inevitable, sobre todo cuando se trata de cuestiones para las que no se ha escuchado la última palabra; esas en las que a pesar de los avances científicos disponibles y los alcances posibles de la evolución social, no existen veredictos definitivos e inatacables. Ello no deja más camino que continuar el debate, aportando argumentos en un intento de convencer a los demás de su fuerza, a la espera de que un punto de vista acabe prevaleciendo por la contundencia de las tesis que lo sustentan, o que la ciencia termine de correr el velo de las dudas con hallazgos incontestables.

Afortunadamente vivimos en un país en donde estos asuntos se pueden controvertir en un ambiente de libertades y respeto a las diferencias, garantizado por el estado. De otra manera la discusión podría acabarse de un plumazo con la imposición de verdades oficiales, como suele ser costumbre en los estados autoritarios. Sin embargo, a pesar de disponer de esta ventaja, en ocasiones el debate se torna ríspido e infértil. En lugar de diálogo hay gritos, en vez del aporte de ideas sustanciosas se discuten necedades, se sustituyen los razonamientos consistentes y bien intencionados con afirmaciones insensatas que a veces buscan la confrontación.


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Lo que es bien sabido es que en un ambiente de intolerancia no hay expectativa de acuerdos, aunque sean mínimos. En esta nación bicentenaria a los mexicanos nos falta aún ponernos de acuerdo en muchos temas, algunos de urgente resolución para la superación de rezagos, otros para reforzar nuestra identidad, y algunos más para actualizar los pactos elementales que hacen transitable la convivencia social dentro de los cauces de la tolerancia, el reconocimiento de la otredad y el respeto por sus ideas. Sin duda que los asuntos de la diversidad sexual se enmarcan en ese contexto de discusión interminable, que generan opiniones encontradas y división social, y cuyos argumentos difícilmente dejan satisfechos a todos. Particularmente el tema de los matrimonios entre personas del mismo sexo, así como la eventual posibilidad de que adopten niños, está lleno de aristas filosas que lo hacen más retador y demandante en términos de un debate en donde prime la inteligencia y la honestidad de propósito. La discusión se ha venido dando con enormes dificultades y desencuentros entre los actores políticos y sociales. Hemos podido testimoniar posiciones extremas, actitudes de intolerancia, conclusiones radicales, cálculos políticos, fundamentalismos y hasta ofensas. Todo esto contribuye a generar un ambiente poco propicio para llevar un debate ordenado, del que podamos esperar algo más que quedar entrampados y llenos de frustración. No ayuda que de la jerarquía católica salgan declaraciones afirmando que los homosexuales no son sujetos de la salvación espiritual o que insinúen su desacato a las leyes objeto de esta controversia, o que un conductor lenguaraz de televisión haya levantado la ira de muchos por la impericia con la que trató de abordar este difícil tema, perdiendo de vista la responsabilidad social que los comunicadores tienen dado el privilegio de su tribuna. Tampoco contribuye que una representación popular haya empleado su mayoría

legislativa para pasar una ley de tal trascendencia sin mediar consulta alguna con expertos y con la sociedad, siendo que por costumbre trata de poner a la consideración popular cuestiones sin mérito, o que grupos afines a las causas homosexuales descalifiquen hasta la diatriba a sus contrapartes, haciéndoles de vez en cuando recordatorios del Cerro de Las Campanas. Esto no hace sino enrarecer el ambiente, son expresiones inútiles que alientan sentimientos de agravio y que desvían el debate de lo esencial. Con una actitud intolerante se acusa al otro de intolerancia; con sentido maniqueista se encasilla en estereotipos al contrario. Y desde luego que las agendas políticas están presentes para complicar el rompecabezas. En este contexto es fácil querer pasar como argumento válido la creencia personal o de grupo, la sentencia facilona, la conclusión apresurada. Se interpreta la voluntad popular sin escrúpulo cuando es conveniente con el fin de vestir de legitimidad su propósito. Y en el ánimo de sustanciar y reforzar los argumentos, unos y otros recurren a las opiniones calificadas, a los estudios disponibles, a la ciencia que se presente favorable a su línea de discurso, para subirlos al cuadrilátero y ganar en la contienda decisiva que nunca llega. Al final los fajadores deben retirarse a los vestidores seguidos de sus recursos y sus convicciones. Cada quien se queda con su verdad en un empate ominoso que desconcierta al espectador. Dado este orden de cosas, emitir juicios confiables es una tarea difícil, no obstante su nitidez y pertinencia, siendo altamente probable que no logren superar el escepticismo. Por ello se antoja pertinente intentar la discusión desde una perspectiva que prescinda de tanto adorno intelectual, en la que volvamos a invitar a ese personaje tan necesario y al parecer olvidado en esta discusión: el sentido común. También sirve despojarse de prejuicios y tratar de hacer un balance justo de las posiciones en pugna. De otro modo seguiremos empantanados en una controversia sin futuro. En ánimo de seguir esta idea, y como marco

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de referencia, es sano hacer deslindes en aquello que actualmente se encuentra mitificado. De inicio, puede verse claramente que se ha construido un discurso en donde las causas de las personas homosexuales se identifican indiscutiblemente con las causas progresistas del orbe, y que, en axioma muy apretado, todo argumento que no coincida es etiquetado como retardatario, ultraconservador, de inspiración necesariamente religiosa, y digno de todo género de sospechas sobre su autoría por grupos conspiradores que defienden el statu quo. Ello deriva, casi de manera irremediable, en que las ideas que son diferentes sean descalificadas a priori, no por meritos insuficientes, sino por venir de quien viene. Esto, paradójicamente, es un principio de la intolerancia, actitud que, de paso, niega la existencia y la voz a quienes no militan en ninguno de los dos bandos. Si se permite el símil, sucede algo como lo acontecido con el socialismo entre los años cincuentas y setentas del siglo pasado, cuando sus tesis gozaban de prestigio, en gran medida porque los regímenes políticos que lo ponían en práctica fueron exitosos en ocultar al mundo la distancia entre el ideal y su praxis, sus excesos y sus desviaciones, al tiempo que sus conseguidos aparatos propagandísticos le procuraban una reputación nada despreciable. El tiempo haría evidente la realidad y hoy pocos tienen el aplomo de defenderlo. Y ello no es consecuencia de una ideología enteramente equivocada. ¿Quién en su sano juicio puede oponerse a una sociedad más igualitaria? Es sólo que en esos tiempos, simpatizar con el socialismo era, al menos, prestigioso. Defender ideas diferentes era, con frecuencia, ponerse en el bando de las causas más egoístas del ser humano. En tiempos de la bipolaridad era obligado definirse en un bando, no había mucho espacio para medianías o vías alternativas.

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En resumidas cuentas y para efectos del razonamiento que nos ocupa, hay ocasiones en que los argumentos parecen ser muy consistentes, pero su realidad puede ser distinta y ello

sólo puede concluirse si se les analiza con serenidad y apertura, confrontándolos con puntos de vista diversos. La falta de información y la aceptación anticipada sobre su definitividad por parte de la opinión pública (y a veces hasta del ámbito de la política y la academia) propicia un ambiente escasamente tolerante hacia las posiciones discordantes, llevando a que se les estigmatice y censure. Sin duda, muchos de los argumentos que los grupos homosexuales promueven con tanta vehemencia son válidos y dignos de aceptación, pero también es posible que otros no sean tan acertados. Es a todas luces un yerro defender las posturas propias sin darse la oportunidad siquiera de analizar las otras, evitando que las imágenes preconcebidas acerca del emisor aplasten la capacidad de juicio crítico. Igualmente equivocado es sentirse justificado para ello por los agravios sufridos, pasados y presentes. Por su parte, otra línea de discurso insistentemente empleada y con buenos resultados, es aquella que sentencia que toda idea que no se ajuste a su pensamiento es automáticamente, sin mediar análisis alguno, culpable de discriminación hacia sus personas y su condición. Esta forma de presentar las cosas ha sido bien posicionada en la opinión pública. Al utilizarla, estos grupos han conseguido apartar a la discusión de la reflexión centrada en la escencia de los argumentos. Sobre esto puede decirse que se trata de un recurso antiguo, principalmente retórico, que en no pocas ocasiones resulta eficaz, pero que es claramente alevoso y enseña la falta de artillería para enfrentar las tesis contrarias. A efectos de rebatirlo, y recurriendo de nuevo a alguna comparación útil, aunque sencilla, imaginemos que algún gobierno de este país buscara aprobar una ley de asentamientos humanos que pretendiera repartir equitativamente los inmuebles para dar techo a quienes no lo tienen, lo que implicaría que los propietarios de una casa habitación deban compartirla con personas extrañas. No obstante tener un fin noble, tal medida desataría


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inevitablemente la controversia y la división social (y quién sabe si algo más serio). Ahora, supongamos que en ese ambiente de polémica y enorme tensión, se acusara a los propietarios de asumir actitudes discriminatorias hacia las personas necesitadas dada su condición de pobreza, por el sólo hecho de inconformarse y defender el patrimonio conseguido bajo las leyes y con no poco esfuerzo. A cualquiera le puede quedar claro que su propósito es luchar por su derecho a la propiedad (consagrado en nuestro arreglo constitucional) y no discriminar a quienes son diferentes. De tal suerte, emplear tácticas como la descrita, no sólo enturbia el debate y dificulta el camino hacia el entendimiento, sino que puede resultar irresponsable. Visto lo anterior, ambas figuras –la identificación de sus tesis con la modernidad, con lo progresista, y la asociación de las ideas contrarias con la discriminación– ha venido siendo, a juicio de quien escribe, el eje de la estrategia de los grupos homosexuales para promover sus causas. Estrategia que, por cierto, ha sido muy rentable y que de algún modo ha conseguido marcar agenda sobre el tema. Y esto tal vez no debería sorprender a nadie, pues puede explicarse por el contexto social presente en nuestro país. En términos generales los segmentos de la clase media y los jóvenes, aún con ideologías políticas diferentes, son receptivos a estos mensajes de apertura, de tolerancia. Sobre todo la juventud que, casi por definición, arropa causas que clasifican como desafiantes del estatu quo. Si se quiere también, puede jugar ese sentimiento muy mexicano de estar con la causa de quienes se perciben débiles y en desventaja. Si a esto, que puede ser un factor de predisposición, se añade que los argumentos en sí mismos vienen envueltos con ideas aparentemente modernas y sustentadas en ideales universales, incuestionablemente loables (sin fijarse mucho en que ya están interpretados y ajustados a modo), es posible entender por qué tienen tanta acogida en buena parte de la opinión pública.

Dado el propósito de lo argumentado en estas líneas, y como una aproximación para una posterior discusión más amplia, es conveniente poner en perspectiva el tema de los matrimonios entre personas del mismo sexo y su posibilidad de adopción. Por principio de cuentas, el debate sobre el matrimonio homosexual debe limpiarse de cualquier tufo discriminatorio, sobre todo porque este se ha venido sustentando en la bandera de la igualdad de derechos. No aceptar la posibilidad de casarse legalmente como lo es para las parejas heterosexuales, es interpretado entonces como un acto de discriminación y no como una acción de defensa del matrimonio como institución. No se trata de negarles el derecho de compartir su vida con la persona que deseen independientemente de su sexo; tampoco impedirles que amparen a su pareja con los derechos propios del cónyuge. Para eso existen las sociedades de convivencia, y el último argumento que se esgrime para decir que no es suficiente (la imposibilidad de participar de los instrumentos de la seguridad social) no se remedia con la incorporación al matrimonio sino con el ajuste a las leyes relacionadas. La pregunta entonces seguiría siendo: ¿por qué es necesario modificar de esta forma el matrimonio, en lugar de resolver las aspiraciones de la pareja homosexual mediante otros mecanismos? Salvo que se trate de una estrategia de más alcance, como adoptar niños, los motivos de tanta insistencia empiezan a desdibujarse. El matrimonio es una institución casi tan añeja como la convivencia misma de nuestra especie, que fue tomando forma bajo convenciones religiosas y que luego fue adoptada por las leyes civiles. Con milenios tras de sí, las uniones entre hombres y mujeres en la figura del matrimonio demostró ser una institución adecuada para construir sociedad a través de la estructura familiar. Y no debe olvidarse, aunque espante a muchas mentes progresistas, que su propósito primario (sin que entonces se le conociera con tal

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denominación) fue la continuidad de la especie y la asociación con fines de protección mutua, siendo que actualmente entendemos muy bien que participan otras razones como el amor mismo. Inicialmente también, se constituyó en un arreglo que facilitó la convivencia social civilizada. Sin duda, en el presente la familia y el matrimonio mismo encajan algún desgaste inevitable dada su antigüedad, y están aquejados de problemas que les amenazan como nunca antes, pero las causas parecen pertenecer más a factores externos y no a una decadencia inherente como algunos señalan. Meter con calzador a las parejas homosexuales en el matrimonio sólo le debilitaría más, con lo cual la familia, y más tarde la sociedad en su conjunto, podrían verse afectadas de manera negativa. Perdonando el abuso de las comparaciones, sería como si por un compromiso determinado, al diseñador de un automóvil se le obligara a tomar un modelo y hacerle modificaciones que terminaran por convertirlo en otra cosa, menos en un auto, y sus jefes insistieran en que conserve tal nombre. Qué sentido podría tener tal empeño. El matrimonio y las uniones entre personas del mismo sexo tienen, pues, naturalezas distintas. Persiguen propósitos diferentes, aunque en algunos aspectos parecieran tocarse. Hacerlas coincidir por decreto no parece lo más sabio. Más delicada aún es la pretensión de que las parejas homosexuales tengan el derecho de adoptar niños, con matrimonio o sin él.

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Aquí tampoco aportan las sentencias anticipadas. Es insostenible afirmar que los homosexuales son degenerados per se; que el niño que cohabite con una pareja homosexual corre riesgo de ser atacado sexualmente; que irremediablemente desarrollará una preferencia sexual diferente si convive con una pareja del mismo sexo; que la pareja homosexual no es apta para rodear al niño de un ambiente de cariño y con valores. Las parejas homosexuales pueden ser tan desviadas, promiscuas, desvalorizadas y violentas como las parejas heterosexuales uni-

das en matrimonio. Sin embargo no es posible decidir en automático, que por ello están salvadas las dificultades involucradas en tal empeño y que por tanto están calificadas para la adopción. Obviar que la familia homosexual, como tal, contraviene principios naturales puede traer consecuencias sobre la estructura social, presentes y a futuro, algunas que hoy ni siquiera podríamos imaginar. Pero sin ir tan lejos, es pertinente señalar que, hoy en día, la sociedad mexicana no está para aceptar hijos en la pareja del mismo sexo, en gran parte porque no se necesita ser especialista para intuir las vicisitudes por las que habrán de transitar estas personitas. Las encuestas reflejan bien esta realidad. También las encuestas nos muestran a un México muy proclive a la discriminación, siendo el renglón más preocupante el que tiene que ver con la homosexualidad. En semejante ambiente se antoja imprudente, por decir lo menos, dar luz verde a la adopción para estas parejas. Los cambios en el orden social deben llegar cuando la sociedad está lista para ellos, si es que las condiciones llevan hacia tal lugar. Puede que ni siquiera se llegue ahí, pero de ocurrir, será en su momento. Forzar la situación no hará sino empeorar el ambiente y radicalizarlo. Las parejas homosexuales (algunas que en los hechos tienen hijos) argumentan al respecto que es un camino difícil pero que hay que recorrerlo y enfrentar los obstáculos con determinación, porque de alguna manera se está abriendo paso para los que vengan. Lo cierto es que puede sonar estoico, pero nadie tiene el derecho de someter a un niño a semejantes pruebas. No todos están llamados a ser héroes. Para dar fin a esta disertación, a la que seguramente falta penetrar más profundamente en sus diferentes aspectos, queda decir que de no respetarse la opción a que el debate sobre este tema sea más tolerante y abierto, podría ocurrir algo que sin duda alguna sonará inaudito para muchos: que una minoría acabe por imponer a todos sus puntos de vista sin que estos necesariamente se acerquen a la verdad.


El aborto como causa de disminución del capital social y humano en un país Milagros Recioy Taboada

En el marco del Primer Congreso Nacio­nal de Parlamentarios y Gobernantes por la Vida y la Familia celebrado en la Ciudad de México, Joseph Miró,1 Director del Instituto de Estudios del Capital Social (INCAS) de la Universidad Abat– Oliba CEU, en Catalu­ña, dictó una conferencia titulada “Repensar la familia en las coordenadas de nuestro tiempo”. Miró realiza un análisis, desde la perspectiva económica, de la afectación al Capital Social y Humano de un país, a partir de la realidad española. El estudio Joseph Miró I Ardèvol ha sido Diputado en el Parlamento de Cataluña, Concejal de Ayuntamiento de Barcelona. Ha publicado varios libros, entre ellos El retorn a la responsabilitat.

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ratifica la importancia de la familia y el de la descen­dencia como fuentes promotoras de ambos capitales. La conferencia inició con la definición de los conceptos de capital social y humano. A la propiedad que poseen el conjunto de la sociedad y sus instituciones de hacer posible un mejor desarrollo económico, se le deno­mina capital social. Este surge de la mayor o menor disponibilidad de: la confianza entre los miembros de una sociedad, redes coope­radoras (es decir, el parentesco, la filiación) y la aceptación de normas comunes compar­tidas. El capital

social puede producirse o perderse, y también generar resultados eco­nómicos medibles. Pero a diferencia de otro tipo de capitales, el social no corresponde a los individuos, más bien es una cualidad de una comunidad. Para definir al capital humano, Miró hace referencia a la definición de la OCDE:2 “los conocimientos, habilidades y compe­tencias que tienen los individuos que facili­tan la creación de bienestar y desarrollo eco­nómico para sí mismos y para la sociedad”. Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

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Teniendo estos dos conceptos en mente, Miró establece la tesis de que el capi­tal humano, depende de manera decisiva del capital social y ambos capitales dependen de manera insustituible de la familia. Así, matrimonio, paternidad y maternidad cons­tituyen por naturaleza las fuentes primarias del capital social y humano. Miró señala las siguientes condiciones que hacen a la familia fuente primaria y única del desarrollo de un país: • La descendencia. • La capacidad educadora de los padres. • La aceptación de normas compartidas que fomentan la cooperación con la familia y por consecuencia, con la sociedad. • La formación de la confianza de sí mis­mo (del integrante de la familia, sobre todo del hijo o hija) y hacia los demás. • El Parentesco, como primera red de co­ operación.

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La solidaridad entre las generaciones Siendo evidente que la familia es fuente de capital humano y social, así como su capa­cidad para generar valor económico, cier­ tos sectores de la sociedad del siglo XXI menosprecian, expresa o tácitamente, a la familia. El peligro de este desdén, es que no hay otra institución que pueda ocupar su lugar. El comunismo planteó sustituirla por el Estado, y lo único que se consiguió fue generar personas sin libertad.

Miró enumera las condiciones para que la familia sea generadora de capital humano y social. En primer lugar se re­ quiere de personas, y éstas provienen de la descendencia de a su vez otras personas. Esta condición se ve amenazada en España, donde su tasa global de fecundidad3 es una de las más bajas del mundo: 1.4 hijos por mujer (en México la tasa para 2007 fue de 2.1, según datos del INEGI). Para Miró, un factor generador de la bajísima tasa espa­ñola sin duda ha sido el aborto. El catalán resalta, desde esta perspectiva, que diversos autores han encontrado una relación causaefecto entre la descendencia y la producti­vidad. Citando a Kosai, Saito y Yashiro “la pérdida de productividad histórica que ha experimentado Japón y Europa en relación a Estados Unidos es debida al descenso de la natalidad”. Buscando no ser catalogado de simplista, Miró afirma que “a largo plazo, una natalidad dinámica ofrece mejores con­diciones para la eficiencia productiva, y es la única que garantiza la sostenibilidad econó­mica”. Para justificar lo dicho, señala que: • La capacidad para innovar tecnológica­mente se da en determinado número de personas: 2 o 3 innovadores por cada mil personas. • A mayor proporción de jóvenes en una determinada Tasa global de fecundad: Número medio de hijos que espera tener o haber tenido una mujer al final de su vida reproductiva de acuerdo con las tasas de fecundidad por edad observadas en un año dado. Fuente: INEGI.

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sociedad, mayor oferta de nuevas ideas y mayor demanda de no­vedades: “los jóvenes son el vector de introducción de nuevas tecnologías en los hogares”. La natalidad incide sobre la tasa de pro­greso técnico.4 Para generar capital humano, se necesitan que las personas tengan descenden­cia. La dinastía, la visión del desarrollo de generaciones, da una perspectiva de largo plazo para la familia en muchas dimen­ siones, sobre todo económicas. Miró la ejemplifica desde “plantar olivos como para invertir en investigación”. De igual manera la solidaridad intergeneracional, puede “aportar el empuje necesario” para corregir afectaciones al desarrollo sustentable, como el desequili­brio ecológico.

La segunda condición es la educación de los hijos. El desempeño académico de­pende de manera fundamental de los padres de familia. El capital social que la familia es­tablece La tasa de progreso técnico es parte im­portante de la productividad total de los factores (trabajo y capital). Dicha tasa muestra el ritmo del crecimiento del progreso técnico en una economía, entendiendo por progreso técnico la introducción de diversos cambios en los procesos de producción, por ejemplo, innovar en los procesos y en los productos mismos. Esos cambios que mejorarían la producción son debidos a varias cosas, citamos algunas: a) au­mentos en el stock de conocimientos, b) aplicación de nuevos conocimientos ya disponibles, c) intro­ducción de mejoras organizativas y de gestión, y d) capacitación para y en el trabajo. Benjamín Chacón Castillo, Fundación Rafael Preciado Hernández.

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como fundamento para la educación de los hijos, deriva de la capacidad forma­dora de los padres en valores. El ejemplo de la complementariedad hombre-mujer, en la convivencia social, sólo se puede aprender de manera profunda, en la familia fundada por hombre y mujer. Las redes de cooperación generadas por la maternidad y paternidad derivadas del matrimonio, constituyen otro condicionan­te. La cooperación entre personas es lo que permite a generaciones superar a sus antece­soras. Miró recuerda que la primera red es la del parentesco y la segunda es la social. Se­gún un estudio de la Fundación BBVA en 13 países, para México “la parte familiar de la red social constituía 75% de la misma”. Mientras en Estados Unidos es de 50% y menor en el caso de España. Para que la capacidad educadora y las redes derivadas de la familia perma­nezcan, la estabilidad resulta indispensa­ble. Es decir, se requiere de matrimonios, cuya vigencia en el tiempo, permitan “la culminación del proceso educativo de los hijos, y la atención mutua en la vejez”. Para vivir en sociedad, para llegar a acuerdos en los distintos ámbitos de la vida, desde el ámbito empresarial o laboral, has­ta el político, se debe partir de la confianza entre las personas. Y el origen del valor de la confianza nace en el hogar. En familia,

aprendemos y vivimos de la confianza. Los hijos confían que sus padres los alimentarán y educarán. Sin confianza no hay sociedad, o por lo menos vivir en ellas sería muy costoso. La desconfianza en materia económica se expresa en los costos de transacción. Si la confianza no se desarrolla en la familia, difícilmente se podrá reponer en otras insti­tuciones sociales. Miró se permite señalar que para que una sociedad pueda aspirar a mejorar su de­sarrollo económico, se debe contar con un modelo óptimo de familia que se fundamen­te en un “matrimonio estable, cuyo periodo de duración sea óptimo o subóptimo, tenga un promedio de descendencia no inferior a 2 hijos, y donde los padres estén dotados de capacidad educadora que se concreta sobre todo en el tiempo de atención a los hijos, mantiene activas redes de parentesco y sociales con voluntad cooperadora”.

una pérdida de 4 millones de perso­nas, es decir, la disminución de 10% de la población total. • Partiendo de que la aportación media de un español a lo largo de su vida activa es de 730 mil dólares, los abortos en Espa­ ña en 2006 han significado una pérdida de 77 mil 500 millones de dólares. • Los abortos en 2006, representan para la Seguridad Social una pérdida de 21.698 millones de dólares, equivalente al 44% del Fondo de Reserva de la Seguridad Social. • El aborto representa el empobreci­miento de un país por dos caminos: menor población económicamente activa y por lo tanto menor ingreso y generación de ri­queza; aceleración del envejecimiento y en consecuencia encarecimiento del costo de manutención de la población.

De la experiencia española, se com­prueba que el aborto es una causa que destruye un modelo como el que señala el investigador catalán. A partir de un estudio realizado por el INCAS en Barcelona, deno­ minado “Impacto Económico del Aborto en España” se obtuvieron los siguientes resultados y conclusiones: • En la actualidad, 1 de cada 5 nacimientos en España es un aborto. • De 1985 a 2020, derivado del aborto, se tendrá

Las cifras anteriores son abruma­doras. La izquierda mexicana, de manera irracional importa modelos legislativos, que están siendo revertidos en países que ac­tualmente sufren, además de consecuencias sociales, impactos negativos en su desa­rrollo económico. Si México quiere seguir disminuyendo la situación de pobreza de millones de mexicanos, debe evitar sumar gratuitamente factores de empobrecimiento de su sociedad, como claramente lo es el aborto.

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¿El matrimonio para todos? Álvaro Delgado Gal

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¿Tienen dos homosexuales derecho a casarse? Transcurridos tres años y pico desde que Zapatero sacó adelante la ley sobre uniones entre personas del mismo sexo, sólo la jerarquía católica y una fracción menor del PP persisten en sacudir la cabeza y poner pies en pared. Lo revela, dramáticamente, el resultado de la consulta que el Parlamento Europeo celebró acerca de este asunto hace pocas semanas. Once diputados populares votaron afirmativamente el derecho de los homosexuales a contraer matrimonio, contra seis que lo hicieron en

contra. En España, por cierto, la ley Zapatero sigue recurrida ante el Constitucional, el cual no se ha pronunciado todavía. El PP presentó su recurso a finales de 2005, basándose en sólidos argumentos legales y en consideraciones diversas de tipo ético. No me extenderé sobre el texto del PP. Me importan más las reacciones que la ley Zapatero provocó en la sociedad española. Entiendo que la actitud dominante ha sido de benigna indiferencia. Para pocos, muy pocos españoles, el contencioso revestía importancia.


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La partida se ha jugado, sobre todo, en el plano de la política. El presidente del Gobierno estimó conveniente desplazar al PP hacia la derecha estableciendo una homologación que la Iglesia no podía tolerar. El PP estaba resignado a nivelar los dos tipos de unión sumando derechos parciales –prestaciones del Estado, herencia, subrogación de alquileres, etc.–. Pero la guerra relámpago desatada por Zapatero rompió esta estrategia gradualista. El partido de la gaviota estimó temerario enfrentarse a su componente católico, y se puso en la estela de los obispos. Que el desmarque de Zapatero ha rendido frutos, se pudo constatar en las elecciones del 2008, ganadas por el PSOE gracias al voto de una izquierda movilizada contra una derecha presuntamente cavernaria. Es igualmente obvio que el triunfo del recurso representaría para el PP, a estas alturas, un engorro importante. Pero he anticipado que hablaría, sobre todo, de la gente. ¿Qué dijo la gente, en la medida en que dijo algo? Los jóvenes, y quienes se califican a sí mismos como progresistas, no admitieron tan siquiera la existencia de un problema. ¿Por qué no habrían de casarse los homosexuales, si no hacían daño a nadie? Precisando más: ¿por qué se había de negar el título de “matrimonio” a la unión entre dos personas del mismo sexo, cuando nadie discute ya que los derechos agregados tienen que sumar para una pareja homosexual la misma cantidad que para una heterosexual? Los conservadores contestaron enarbolando el diccionario. Citaré aquí el argumento de un conservador socialista, Francisco Vázquez. Coincidió con el de muchos otros, pero se da el caso de que lo oí de viva voz, y aloja por tanto para mí una urgencia, una verdad testimonial, especiales. Bien, el ex alcalde de La Coruña declaró en el programa de Carlos Herrera que se oponía a la ley porque, según el DRAE, se necesita un hombre y una mujer para formar un matrimonio. Un

hombre y un hombre, o una mujer y una mujer, no satisfacen este requisito básico. En consecuencia, es absurdo que se casen. El argumento, a bote pronto, resulta sorprendente. Parece imputar a la mayoría legislativa que aprobó la ley un error léxico, no moral. En el reverso de la protesta adivinamos, sin embargo, un hecho más profundo. Lo que Vázquez quiso decir, en realidad, es que no tenía sentido considerar como idénticas dos cosas distintas, a saber, el matrimonio gay y el heterosexual. El reparo se refería no a los nombres, sino a lo denominado por ellos. O mejor aún, denunciaba la astucia o el exceso de identificar dos objetos dispares por el procedimiento de confundirlos bajo un mismo taxón. El planteamiento de Vázquez encierra la ventaja de señalar un problema, una turbiedad, donde sus oponentes ideológicos sólo veían aire diáfano. O sea, no veían nada. Cabe plantearse, de entrada, dos preguntas. Uno: ¿es cierto que, conforme al presidente y quienes le apoyan en este negocio, no existe ninguna diferencia esencial entre el matrimonio homosexual y el heterosexual? Dos: ¿qué significa esto, en el supuesto de que sea esto lo que se sostiene? No es preciso meterse a detective, para contestar ambas cuestiones. En abril de 2006, la revista Claves de razón práctica publicó una larga entrevista, previamente aparecida en Micromega, en que Flores D´Arcais resume ante el propio Zapatero el sentido de su ley. Cito textualmente (las cursivas son mías): “Incluso en las sociedades más libres en temas de homosexualidad (y que incluso llegaban a considerarla superior, ética y/o estéticamente), el matrimonio como institución se refiere siempre y únicamente a cónyuges de distintos sexos, con vistas a la reproducción, a la procreación. La mutación antropológica que su ley introduce (a través de una parsimonia verbal extrema: en lugar de “marido” y “mujer” se habla de cónyuge sin especificar sexo) marcará por ello una etapa en la historia de la humanidad, no sólo en la de España o en la de Europa”.

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La sociedad “más libre” en temas de homosexualidad a que se refiere d`Arcais, la que ponía, ética y/o estéticamente, el amor homosexual por encima del heterosexual, es la griega antigua, en tiempos de Sócrates y aledaños, o incluso más adelante –Plutarco hubo de escribir, en el siglo I, un tratado en defensa del amor heterosexual. El argumento nuclear de Plutarco, fue que este tipo de amor no era menos digno que el homosexual (Diálogo sobre el amor)–. Es verdad que la homosexualidad, según la entendían los griegos, no tenía nada que ver, absolutamente nada que ver, con la aproximación que está implícita en la ley de Zapatero. La civilización griega antigua no reconocía la igualdad entre los sexos, ni en el plano biológico, ni en el social. El amor entre hombres no competía por tanto con la relación conyugal. Ésta se articulaba en torno de la procreación y la transmisión de la propiedad; aquél consistía en una suerte de poesía, intervenida por contactos físicos altamente ritualizados y cambiantes de ciudad en ciudad –en Tebas y Esparta había barra libre; no en Atenas u otras ciudades-estado, propensas a aplicar la prolija liturgia que describe bien Jaeger en Paideia–. La esencia moral de la ley Zapatero estriba, por lo contrario, en la igualación entre las dos relaciones y los dos amores. Zapatero los identifica en nombre, por así decirlo, del principio democrático, y en oposición polémica a las diferenciaciones funcionales y sociales que una previa diferenciación biológica imprimió o alentó en las civilizaciones del pasado.

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D`Arcais usa el término “mutación antropológica”. Es un término ambiguo que puede referirse bien a un “cambio de mentalidad”, bien a una “reconstitución material” del propio hombre. La asociación casi inevitable entre “mutación antropológica” y “mutación genética” sugiere la segunda lectura. D`Arcais deja el cabo suelto, coquetamente. Y estima que la transformación portentosa se ha verificado gracias a una parsimonia “verbal” consistente en obviar el género al designar a los matrimoniados.

El lenguaje, que es la sustancia de que están hechos los decretos, puede alterar, en fin, la realidad. También: el lenguaje puede alterar la realidad por cuanto es expresión de la voluntad humana, en particular, de la voluntad democrática. Por descontado, la tesis de que el soberano está en grado de alterar las cosas mudando las palabras no tiene por qué presuponer, como lo hace aquí D`Arcais, que ese soberano sea democrático. La raíz del concepto es hobbesiana, y el soberano de Hobbes puede ser el rey absoluto o, alternativamente, una asamblea democrática. Hobbes enuncia su tesis con contundencia admirable en su primera obra importante: (The Elements of Law; “De Corpore Politico”, cap. XXIX). Las leyes civiles han de representar para todos los súbditos la medida de sus acciones, de modo que pueda determinarse si están en lo cierto o se equivocan, qué es provechoso o no provechoso, virtuoso o lo contrario; asimismo, tendrá que fijarse el uso y definición que se haga de los nombres allí donde, por ser el caso contencioso, no se ha alcanzado un acuerdo. Verbigracia: si por ventura nace una criatura extraña o deforme, no es la autoridad de Aristóteles o de los filósofos, sino la de las leyes, la que debe establecer si se trata de un ser humano. Leído en clave democrática, Hobbes no es menos antiliberal que leído en clave absolutista. Cabe afirmar por tanto que existe una tradición totalitaria, compatible con la democracia, que arranca de Hobbes o pasa por él, prosigue su curso a través de Rousseau, y sigue fascinando a la izquierda imprudente. En el plano de los conceptos, los hobbesianos expresos o los hobbesianos indeliberados –me atrevo a incluir a Zapatero en la segunda categoría– entran en conflicto frontal con la tradición del Derecho Natural. Mientras el Derecho Natural postula un sistema de principios que es anterior al derecho positivo, y ha de prevalecer sobre éste, el voluntarismo hobbesiano cifra la legitimidad de la acción política no en el contenido de los decretos,


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sino en el origen del que emanan. En buena doctrina hobbesiana, sólo tiene derecho a mandar absolutamente el que reúne un poder asimismo absoluto. Spinoza recogió íntegro el mensaje de Hobbes. Rousseau lo hizo suyo en gran parte, añadiéndole elementos moralizantes –la volonté générale es por definición virtuosa, etc.– y ligándolo a la democracia –la voluntad general es la de todos, aunque a la vez, y misteriosamente, más que la de todos–. No les fatigaré recorriendo genealogías de sobra conocidas en filosofía política. Sólo me urge insistir de nuevo en que el voluntarismo democrático es rigurosamente incompatible con la doctrina oficial de la Iglesia, inspirada en la lex naturalis y el tomismo, y señalar que, desde este contexto más capaz, se comprende mejor uno de los rasgos más curiosos de la ley de Zapatero. El quid de la ley, en efecto, no reside en que se reconozca a los homosexuales el derecho a vivir juntos, o en que se les deparen las mismas facilidades materiales que a las parejas heterosexuales. El secreto, y lo que en el fondo más ha escandalizado a los conservadores, es la idea de que el matrimonio convencional, el que disfrutaban Doris Day y Rock Hudson en sus idilios cinematográficos de los cincuenta, ése, y no otro, pueda ser habilitado aún cuando la pareja esté compuesta por dos hombres o dos mujeres. Formulado de otra manera: no se pide sólo más libertad sino la ampliación a cualquier pareja, sin que importe su fórmula interna, de una institución histórica inspirada en la complementariedad de los sexos y el cuidado de la prole. Esta dispensación extraordinaria requiere del poder igualmente extraordinario de Leviatán, en su encarnación democrática. La conclusión, en fin, es que el poder lo puede todo, incluido la colonización de formas de vida que conocen como origen una asimetría natural. A mi entender, la ambición es asombrosa. Pero no lo es menos que no haya sido percibida como tal por el grueso de la población. En la segunda parte de este artículo procuraré indagar los motivos profundos de esta sinto-

nía misteriosa entre la clase política, o cierta clase política, y el ciudadano de a pie. Antes, no obstante, de ir más adelante, me gustaría relatarles un divertido lance que tiene por protagonistas a dos hombres ha tiempo difuntos: John Milton y Samuel Puffendorf. En 1643, John Milton defendió el divorcio en un panfleto dirigido al Parlamento –On the Doctrine and Discipline of Divorce–. Según Milton, el matrimonio ha sido ordenado por Dios a fin de que hombre y mujer se hagan compañía: “Dios, cuando instituyó el matrimonio, manifestó el fin que lo había inspirado con palabras que aludían de forma expresa a la decorosa y alegre conversación que con la mujer podría mantener el hombre, una conversación destinada a ahuyentar las agonías que comporta una vida solitaria. No se menciona el propósito de procrear sino más adelante, como corresponde a un fin secundario en dignidad” (Cursivas mías). De aquí Milton pasa a la conclusión, muy razonable dadas las premisas, de que es natural que dos esposos infelices se divorcien. El texto está claramente sesgado hacia la felicidad del esposo, lo que seguramente encenderá las luces rojas del feminismo contemporáneo. Pero éste es otro asunto. Lo interesante es que Milton ha separado el matrimonio de la procreación. En Derecho Natural y de Gentes, Puffendorf admite también el divorcio, aunque sólo en los casos en que el mal entendimiento entre los esposos genera un ambiente poco favorable a la crianza de los hijos. A lo que no se aviene en modo alguno Puffendorf es a que la relación entre los cónyuges se ponga por encima de su obligación como padres. Después de rebatir la lectura que Milton hace del Génesis, esgrime, ¡oh maravilla!, un argumento que debería resultarnos familiar. Imaginemos, en efecto, que el matrimonio sirviera sobre todo para asegurar la felicidad de los contrayentes; en esa hipótesis, no se entiende por qué no podrían casarse entre sí dos hombres. Salvo en la fase de inquietud venérea, observa Puffendorf, es notorio que los

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hombres se divierten más junto a otros hombres, que en compañía de mujeres. Nos hallamos, de repente, en el núcleo de la polémica. O el matrimonio es un instrumento jurídico para poner orden en la procreación, o el matrimonio es, digamos, amor. Si lo segundo, no existen razones para que no se casen dos personas del mismo sexo. Ya que, innegablemente, un hombre puede amar a un hombre, o una mujer a una mujer. ¿Está todo claro? Ya he afirmado que no. La ley Zapatero no sólo propone a los homosexuales el matrimonio como prenda de amor. Lo que hace es ofrecerles una institución vieja, y pensada para que los cónyuges arreglen los asuntos que interesan a su prole, con el fin de que sean iguales, iguales en todos los aspectos, a los heterosexuales. Se replicará que el derecho de adopción puede plantear a dos homosexuales los mismos afanes que a dos heterosexuales. Y que todo es optativo: cargar con un hijo, o elegir el rol sexual de padre o madre. En principio, el futuro decidirá si la paternidad/maternidad optativa, o el rol optativo, funcionan como algunos desean que lo hiciera. Personalmente, soy escéptico.

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había dividido aún en hombre y mujer. Se atribuyó a Adán, tal cual vez, esta condición curiosa, evocada también por Platón en El banquete. Nos encontramos, sin embargo, en una era postadánica, y cada mitad rueda por su lado sesgada en una determinada dirección. Suponer que los partidos políticos, o la SS, vayan a suplir, mediante su tecnología moral o administrativa, al antiguo, el fogueadísimo invento que es el matrimonio, se me antoja un tanto optimista. Pero no voy a meterme a adivino. Les he prometido que investigaría la templanza, más que entusiasmo, con que se ha recibido socialmente la ley Zapatero. Es el momento de hacer un poco de teología política, o, incluso, teología a secas.

La institución matrimonial corona, en figura de ordenamiento regulado por la ley, un larguísimo pasado que en rigor no hemos elegido. No elegimos el sexo biológico, ni la urgencia del apareamiento y sus frutos, ni la necesidad de proteger a nuestros hijos en vista de que son débiles y han menester de nosotros antes de que, ¡ay!, nos den tierra en el camposanto.

Hobbes, Gulliver, y los enanos Todavía no ha penetrado la conciencia pública un hecho meridiano para el historiador de la cultura. A saber, que los hombres se han atribuido los poderes que antes concedían a Dios. Hace más de un siglo, Nietzsche alumbró la noción del superhombre. El superhombre, el Übermensch nietzscheano, se declara por encima de Dios, la moral recibida, y la realidad natural. Estos tres movimientos son, en rigor, uno sólo, ya que para Nietzsche el mundo natural, la moral y Dios son ficciones mediante las cuales el hombre fuerza sobre sí un orden externo, una ortopedia que lo disciplina y simultáneamente lo esclaviza. La jactancia lunática y el acento oracular han expulsado a Nietzsche de la sociología y lo han confinado al reducto de la filosofía, un espacio exento desde el que se puede decir cualquier cosa sin que nadie se la tome en serio.

Estas fatalidades no son producto de nuestra voluntad, y en pareja medida, el matrimonio tal como lo hemos conocido tampoco es producto integral de nuestra voluntad. Constituye, más bien, una puntada que hemos tenido que darle a la naturaleza –nuestra naturaleza– en vista de que somos lo que somos, y no lo que preferiríamos ser. Recuerdo que, en algunas fantasías gnósticas, se hablaba del hermafrodita primordial, un ser completo y autosuficiente que no se

Pero el modelo humano que está detrás de Nietzsche inspira, en los tiempos que corren, más conductas y actitudes de lo que se piensa. Reparemos, sin ir más lejos, en el ethos neoliberal. La voz “neoliberalismo” es un passe-partout que los periodistas usan, con intención por lo común vejatoria, para designar a quienes cifran en el mercado virtudes productivas, y, sobre todo, capacidades de autoorganización fuera de lo común.


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No existe, por el contrario, una teoría económica neoliberal. Y no existen filósofos neoliberales. Lo que hay, son filósofos libertarios, en la línea de Nozick y de Buchanan. Aún con todo subsiste algo, algo no impostado, detrás de eso que se llama “neoliberalismo” y que parece haber entrado en crisis con la crisis, valga la redundancia, del sistema financiero internacional. Los “neoliberales” –es la última vez que me refiero a ellos con la cautela de las comillas– sólo reconocen al Estado dos funciones: la protección de la sociedad frente a una agresión exterior, y la salvaguarda de un conjunto muy reducido de derechos, máxime, los de propiedad. Corresponde al mercado, entendido como un sistema de asignación de recursos regido por las leyes de la oferta y la demanda, vehicular el resto de las interacciones humanas. Se supone que el régimen de mercado es un régimen de libertad, y que de esa libertad brota la prosperidad. Pero ¿en qué consiste la libertad? Dentro del esquema neoliberal, se es libre en la medida en que se puede elegir sin otro límite que el impuesto por una estructura legal extremadamente parsimoniosa. Ello desplaza la cuestión precedente a una nueva pregunta: ¿por qué es bueno que podamos elegir? Los neoliberales a medias, esto es, los que son más utilitaristas que libertarios, contestarán que el bienestar general alcanzará niveles más altos en un mercado sin intervenir, que en otro intervenido o en una economía centralizada. En suma, el mercado sería recomendable no tanto porque autorice la libertad, o mejor dicho, la presuponga, sino porque la libertad es una premisa o requisito de la eficiencia. Esto no tiene nada que ver con lo que piensan los libertarios genuinos: Nozick y Buchanan y compañía. Para el primero, el mercado es justo porque constituye el único sistema de transmisión de propiedad voluntario, salgamos o no gananciosos de la permuta. Y para el segundo, el mercado es bueno en tanto en cuanto refleja las preferencias sacrosantas de los individuos. Al Buchanan más ideológico, los conceptos de óptimo paretiano,

y demás artículos de la economía del bienestar, se le dan una higa. El hombre se realiza como hombre –o como consumidor– al expresar libremente sus preferencias. Es más, el hombre convierte algo en bueno –para él– al preferirlo. En consecuencia, carece de sentido comparar distintas formas de organización económica y poner a unas por encima de otras según su capacidad de acercarnos a tal o cual grado de bienestar. No está ahí la cuestión. La cuestión está en que el individuo redefina a cada instante su propia vida eligiendo lo que quiere. A la objeción de que los individuos pueden equivocarse eligiendo lo que no deben, o lo que no les conviene, Buchanan contesta como Nietzsche: nadie puede arrogarse la capacidad de decir lo que debemos hacer o lo que nos conviene. No existe, en fin, ninguna autoridad transmundana –transindividual, en el caso de Buchanan– con títulos para medir, y quizá condenar, nuestros actos apelando a una norma exterior, con ínfulas de objetiva. Buchanan lo explica tal cual en un artículo de 1991 (“The Foundations for Normative Individualism”): “[con arreglo a mi perspectiva] el individuo elige lo que elige, y no es necesario que exista un “conocimiento” anterior o posterior que deba ser clasificado como ‘correcto’ o ‘incorrecto’ respecto de un criterio dado de bienestar. En el instante de la elección, el individuo selecciona la alternativa que prefiere: esta proposición tautológica evita toda referencia a una situación de privilegio epistémico”. Resumiendo: las proposiciones “X quiere A”, y “A es bueno para X”, son tratadas como analíticamente equivalentes. He hablado de Nietzsche y de Buchanan. Pero podría haberlo hecho también de Duchamp, el cual se ha convertido póstumamente –murió en el 68– en icono del arte contemporáneo. La teoría duchampiana de que un objeto industrial de serie puede convertirse, por decisión discrecional del artista, en obra de arte, impugna los cánones de belleza y los criterios

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impuestos por la tradición y sugiere que el individuo es, en algún sentido, todopoderoso. Basta que se proyecte mentalmente sobre un cachivache cualquiera –un botellero, una rueda de bicicleta clavada en un taburete, un urinario–, para que éste mude de condición y adquiera formato o empaque museal. Warhol populizaría a Duchamp, imprimiendo a su doctrina un tufillo democrático. Warhol es autor de una frase reveladora: “If everybody`s not a beauty, then nobody is” –“Si todo el mundo no es una belleza, nadie lo es”–. Ya no hay que buscar al superhombre de Nietzsche en un futuro inminente y lleno de misterio. Los superhombres somos nosotros. Y el Olimpo está en el supermercado, según se tuerce por la segunda bocacalle a mano derecha. El supermercado, la Coca-Cola, Marylin Monroe y las cosas buenas que esparce y difunde la economía de consumo en la sociedad de masas, nos exaltan por vía intravenosa, sin haber pasado antes por los trabajos y hazañas que servían de prolegómeno a la apoteosis del héroe. Las especulaciones de filósofos y artistas, de suyo va, son una cosa, y otra lo que piensa la gente corriente. No cabe negar, a la vez, que la experiencia democrática, unida a la prosperidad desatada y al proceso de secularización, el cual invita a situar aquí, aquí mismo y ahora, lo que antes se posponía hasta que no se hubiera consumado el final de los tiempos, han provocado un estado de ánimo peculiar. Yo me inclino a diagnosticarlo empleando categorías teológicas. En efecto, el hombrecillo duchampiano constituye una réplica diminuta y desastrada de Dios. En particular, recuerda al Dios que propusieron las teologías voluntaristas que cobran cuerpo a finales del XIII y que luego recogió el calvinismo.

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El rasgo sobresaliente de ese Dios es el poder. En cuanto ilimitadamente poderoso, Dios no está sujeto a nada: ni a la necesidad natural, ni a nuestros conceptos morales. Ello plan-

teaba una dificultad: ¿cómo es posible que Dios sea infinitamente bueno, cuando nada le obliga, en ningún sentido, a serlo? La respuesta es que algo es bueno o justo cuando Dios lo quiere y porque Dios lo quiere. En palabras de Calvino: “La voluntad de Dios […] es la ley de todas las leyes” (Institución de la religión cristiana, Libro III, cap. XXIII). Dios, en fin, no desea algo porque ese algo sea bueno con independencia de su voluntad, sino que es su voluntad la que lo hace bueno. Casi dos siglos más tarde, Leibniz intentaría contrastar, sin salirse de la fe, el voluntarismo calvinista. Su rival fue Puffendorf, fallecido poco antes y, como él, de estirpe sajona. Y también, como él, de confesión luterana. Volvamos a Buchanan, un hombre mucho más articulado que Duchamp o que la versión degradada de Duchamp que fue Warhol. Es evidente que la teología voluntarista, aplicada a Dios, conduce a una composición de lugar muy parecida a la que hemos visto que Buchanan se hacía a propósito del consumidor. Con salvedades importantes, de suyo va. Mientras Buchanan indicia el bien al individuo que efectúa una elección, y por lo mismo, acepta tantas clases de bien como individuos hay, el Dios de los teólogos está por encima, y está solo: sus decretos definen El Bien, no un bien empatado y revuelto con el de Fulano o Mengano o Zutano. Pero las resonancias, las afinidades, son innegables. De tejas abajo, y sin entrar en honduras metafísicas, resulta irresistible la tentación de adivinar una estructura común a ambas representaciones, una estructura cuyo origen residiría en la conformación psíquica de la especie. Asistimos a pensamientos, a organizaciones de la vida moral, que se disparan hacia arriba, o, viceversa, se desarrollan en horizontal, a ras de tierra. Estamos experimentando el segundo de los procesos. La tesis de que nos hemos endiosado no sería por tanto una metáfora, sino un diagnóstico hecho a partir de las historia de las ideas. Un diagnóstico en el sentido literal de la palabra.


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Me importa señalar que Leibniz no debatió sólo con Puffendorf. Casi simultáneamente, y en términos rigurosamente idénticos, lo hizo con Hobbes. El caso resulta perfectamente entendible. Como he señalado en su momento, el Leviatán hobbesiano resume los atributos de Dios. Lo que decreta es bueno… en la medida en que es él quien lo ha decretado. Todo cuanto Leibniz tenía que decir contra el Dios de Calvino, lo tiene que decir también contra el Leviatán de Hobbes. Hobbes, casi con seguridad, fue ateo. Ello no obsta, empero, para que cultivara una teología, o siendo más precisos, para que hubiera extraído su noción de la soberanía de una tradición teológica concreta. La disputa epistolar que Hobbes sostuvo con John Bramhall, primado de la Iglesia de Inglaterra, recogida bajo el título genérico de Liberty and Necessity, refleja con exactitud absoluta la deuda del hobbesianismo con el voluntarismo teológico. Lo que se sigue de aquí es una sugerente simetría: el ethos vigente nos ha convertido en innúmeros y minúsculos leviatanes, reunidos bajo la tutela del Estado, que es un Leviatán grande. La gran cuestión, para los liberales, reside, como bien se sabe, en atarle las manos a Leviatán –con mayúscula– a fin de que no saque los pies del tiesto y oprima a quienes debe proteger. La izquierda no liberal, sin embargo, no tiene las cosas tan claras. En el imaginario colectivo de la izquierda, persiste la ensoñación rousseauniana de un poder extraordinario y perfecto, cuyas decisiones, legítimas por definición, están destinadas a ser benéficas. Conocemos los espantos y abusos que esta ensoñación ha provocado en el pasado reciente. Creo también que una vuelta del comunismo es inimaginable, y que el mercado ha sido aceptado por la izquierda mainstream, con todas las cláusulas de reserva que se quiera, como un mecanismo de asignación de recursos superior

a sus alternativas. Pero Leviatán no ha muerto. En particular, no ha muerto la idea de que el Estado es capaz de suspender el curso natural de las cosas y producirnos una felicidad inaudita. Periclitada la lucha de clases, y la promesa de un amanecer fabuloso operado desde la violencia política, Leviatán ha cambiado de oficio. Ahora, se ha convertido en un suministrador de bienes y servicios. El matrimonio homosexual, interpretado a la manera como lo hemos interpretado, es decir, como la extensión del matrimonio ortodoxo a personas del mismo sexo, sería una nueva hazaña de Leviatán, y la prueba fehaciente de que nada puede oponerse a sus capacidades titánicas. La propuesta se les habría antojado grotesca a nuestros padres o abuelos. Sin embargo, en un mundo moral en que abundan los leviatanes –con minúscula– no es fácil resistirse a la especie de que la homologación de todas las uniones, o lo que fuere que no vaya contra las leyes elementales de la física, es posible, y altamente auspiciable mientras la gente lo quiera. El debate está siendo caótico precisamente porque se asienta sobre un suelo movedizo, incierto, salpicado de fuegos fatuos y fosforescencias raras. Lo único que inquieta a los neoliberales es el gasto añadido que la universalización de prestaciones a parejas que hasta ahora no podían casarse, acarrearía al contribuyente. Los neoliberales no tienen, aparte de esto, nada específico que decir sobre el matrimonio homosexual. Parte de la izquierda está encantada, por supuesto. Se resisten, por inercia, por instinto, los liberales a secas, recelosos de que los poderes públicos echen su cuarto a espadas en asuntos que no les conciernen. Pero de verdad sólo protestan, y saben por qué protestan, los católicos, en cuya forma de pensar sigue interviniendo la idea de que existe un orden natural. Ese orden es el que salieron a defender los obispos hace un año. Por el instante, navegan contra el viento.

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La familia y su futuro en México Rodrigo Guerra López

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Introducción La “familia” es un tópico que ha ingresado como categoría relevante desde hace algunos años en la retórica política. No es extraño encontrar abundantes discursos partidistas y gubernamentales, desde las más diversas posturas ideológicas, que utilizan el concepto de «familia» al momento de querer ofrecer un sentido humano, cálido y de concreción a las políticas públicas que se planean o se implementan.

Aún a nivel puramente discursivo se intuye que una manera de validar una política pública, sobre todo de índole social, es precisamente detectando si posee algún impacto en las familias reales. Las familias por una parte son un lugar empírico, concreto, tangible, que hace que el imaginario personal y social se enfoque en una realidad que nos es cercana y significativa. Por otro lado, la familia es un espacio en


Rodrigo Guerra López

el que un conjunto de valores cualitativos asociados psicológica y socialmente a “lo humano” emergen y se desarrollan. No nos referimos con esto a experiencias particularmente sublimes que en algunas pocas familias eventualmente puedan darse en torno a ciertos valores vividos en su máximo de virtud. Nos referimos más bien a la experiencia cotidiana de la verdad, de la justicia, del desinterés que en las relaciones más elementales de tipo familiar, aunque no se den de manera eminente, suelen existir y configuran el “ethos” diferenciador de esta institución. El uso retórico y hasta mercadotécnico de la categoría “familia” por parte de gobernantes, legisladores, jefes partidistas, candidatos, primeras damas y similares muestra de una manera elocuente que aún en la debilísima referencia nominal a esta realidad es posible detectar que existen algunos contenidos elementales irrenunciables que anuncian al menos parcialmente que la “familia” posee una cierta consistencia y una cierta funcionalidad social. A continuación, de manera sucinta, trataremos de mostrar tres conjuntos de datos empíricos que enmarcan la situación de las familias mexicanas en la actualidad. Buscaremos a través de estos elementos evidenciar la necesidad de fortalecer a la familia en algunos rubros que impactan directamente en las funciones sociales que esta desempeña al interior de una comunidad y de una nación como la nuestra. De esta manera pretendemos poner la base para la eventual elaboración de una propuesta pertinente para las familias mexicanas. 1. Tres elementos empíricos a considerar 1.1 Envejecimiento poblacional México ha experimentado un proceso acelerado de transición demográfica en los últimos cien años.1 Durante un periodo que más o menos coincide con la Revolución mexicana (1910-1921)

el comportamiento demográfico es sumamente irregular: en 1912 había 16.2 millones de habitantes mientras que en 1921 este número disminuyó en 200 mil habitantes. En la década de los treinta comenzó el descenso de la mortalidad que asociado a altos índices de natalidad trajo un importante crecimiento demográfico en todo el país. Posteriormente, hacia los años cincuenta, la natalidad comenzó a disminuir poco a poco. Por ejemplo, en 1960 existían 46 nacimientos por cada mil habitantes, mientras que para el año 2000 este indicador descendió a 21 nacimientos. Esto significa, entre otras cosas, que la fecundidad de las mujeres mexicanas disminuyó en el mismo periodo de 7.0 a 2.4 hijos por mujer en promedio. De acuerdo con las estimaciones de Conapo en los próximos cincuenta años la natalidad descenderá hasta alcanzar 11 nacimientos por cada mil habitantes.2 Esto impactará la estructura poblacional del país de una manera significativa. La pirámide poblacional por edades de 1970 poseía una base muy amplia y una cúspide angosta que indica la enorme población infantil que caracterizó la época de alta fecundidad. En aquel año aproximadamente 50 por ciento de la población poseía menos de 15 años de edad. En el año 2000 la pirámide presenta un abultamiento en el centro que refleja el incremento del número de personas en edad joven y laboral, así como una base más estrecha que es el resultado de la disminución en la proporción de niños de 0 a 4 años de edad. En el año 2000 sólo una tercera parte de la población era menor de 15 años y cerca de 60 por ciento tenía entre 15 y 59 años. La evolución prevista de la fecundidad y de la mortalidad de los mexicanos permite anticipar que la base de la pirámide continuará reduciéndose. Las generaciones nacidas en el periodo de alta fecundidad comenzarán a engrosar la parte superior de la pirámide conforme alcancen la edad de 60 años. Cf. E. Zuñiga-E. Vega, Envejecimiento de la población de México. Reto del siglo XXI, Secretaría de Gobernación-Conapo, México 2005.

2 1

E. Zuñiga (Coord.), La situación demográfica de México, Conapo, México 2004.

37


Rodrigo Guerra López

El proceso de envejecimiento demográfico de México no es reversible, pues los adultos mayores de mañana ya nacieron. Las generaciones más numerosas, las nacidas entre 1960 y 1980, ingresarán al grupo de 60 años y más a partir de 2020. Esto se refleja en el aumento de las proporciones de adultos mayores en las próximas décadas. En 2000 la proporción de adultos mayores fue de alrededor de 7.0 por ciento. Se estima que este porcentaje se incremente a 12.5 por ciento en 2020 y a 28.0 por ciento en 2050.3 Pirámides de población de México, 1970-2050

Fuente: Estimaciones del Conapo

Para ilustrar esto de una manera más explícita pensemos que en el año 2000 había 20.5 adultos mayores por cada 100 niños. En el año 2034 habrá igual número de adultos mayores que de niños mientras que en 2050 habrá 166.5 adultos mayores por cada 100 niños. La edad media de los mexicanos pasará de 27 años en 2000 a 43 años en 2050. 1.2 La situación de la familia en México4 En el año 2000, había en México 20.6 millones de familias. De estas, 15.3 millones eran familias nucleares (74%)5 y 5.3 millones eran extensas (26%.)6 Del total de familias, 81% son encabezadas por jefes y 19% por jefas. Número de familias

Distribución porcentual

Jefa

Total

Jefe

Jefa

Total

Nucleares

13,059,266

2,235,639

15,294,905

63%

11%

74%

Extensas

3,717,274

1,623,990

5,341,264

18%

8%

26%

Total

16,776,540

3,859,629

20,636,169

81%

19%

100%

Fuente: XII CGPV 2000 más estimaciones con base en la muestra censal 2000

Agradezco la colaboración de Patricia Anaya y del Sistema Nacional DIF que han facilitado el acceso a algunos de los avances de: “Numeralia de la Familia”, en Diagnóstico de la Familia Mexicana 2005, SNDIF - INEGI. 5 Familia constituida por un jefe y su cónyuge; un jefe y su cónyuge con hijos no casados; o un jefe con hijos no casados. Se consideran hijos no casados: los hijos solteros, divorciados, viudos y separados que viven con sus padres. Así como los hijos casados que viven con sus padres y no viven con su pareja. 6 Familia formada por una nuclear con otros parientes y/o personas sin lazos de parentesco con el jefe; un jefe con otros parientes o un jefe con otros parientes y personas sin lazos de parentesco con el jefe. 4

38

3

E. Zuñiga-E. Vega, Envejecimiento de la población de México, p. 22.


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En la década 1990-2000 el número de familias creció al 3.1% anual, mientras la población creció al 1.8% anual. Algo importante a considerar es que el número de familias extensas crece más rápido (5.3% anual), que el de familias nucleares (2.4% anual). El número de familias encabezadas por jefa crece más rápido (5.1% anual) que el número de familias encabezadas por jefe (2.7% anual). Crecimiento 1990-2000 (promedio anual en %) Jefe

Jefa

Total

Nucleares

2.1

3.9

2.4

Extensas

4.6

6.9

5.3

Total

2.7

5.1

3.1

Nucleares con hijos

Familias sin hijos, nucleares

Monoparentales

Fuente: XII CGPV 2000 mas estimaciones con base en la muestra censal 2000

En el año 2000, la familia tenía en promedio 4.5 miembros. Las familias extensas eran más grandes (5.6 miembros) que las nucleares (4.1 miembros).

Totales

Número de familias

%

%

Jefe

11,189,676

96.9%

73.2%

Jefa

357,977

3.1%

2.3%

Total

11,547,653

100.0%

75.5%

Jefe

1,591,588

94.6%

10.4%

Jefa

90,852

5.4%

0.6%

Total

1,682,440

100.0%

11.0%

Jefe

260,166

12.6%

1.7%

Jefa

1,804,646

87.4%

11.8%

Total

2,064,812

100.0%

13.5%

Jefe

13,041,430

85.3%

85.3%

Jefa

2,253,475

14.7%

14.7%

Total

15,294,905

100.0%

100.0%

15,294,905

17,359,717

100.0%

Gran Total

Número promedio de miembros Jefe

Jefa

Total

Nucleares

ND

ND

4.1

Extensas

ND

ND

5.6

Total

4.6

4.0

4.5

Fuente: XII CGPV 2000 más estimaciones con base en la muestra censal 2000 N.D. No disponible

De las familias nucleares, 89% tienen hijos y 11% no los tienen. Las familias nucleares están encabezadas por jefe, en una gran mayoría, tengan o no hijos (97% y 95% respectivamente). Las familias monoparentales están encabezadas en una gran mayoría por jefas (87%). El número de familias nucleares sin hijos aumentó casi 70% en la última década.

Fuente: XII CGPV 2000 más estimaciones con base en la muestra censal 2000

El número de hijos es menor en las familias monoparentales (2.2) que en las nucleares (2.6). Asimismo, el número de miembros es menor en las familias monoparentales (3.2) que en las nucleares con hijos (4.6). Número de miembros

Número de hijos

Nucleares con hijos

Total

4.6

2.6

Monoparentales

Total

3.2

2.2

Fuente: XII CGPV 2000 mas estimaciones con base en la muestra censal 2000

39


Rodrigo Guerra López

Es un poco más frecuente el que las parejas en unión libre no tengan hijos; en 21 % de las familias sin hijos, la pareja está en situación de unión libre, mientras que en las familias con hijos, 17% de las parejas están en unión libre. % de casados

% unión libre

Nucleares con hijos

Total

82.7%

17.3%

Familias sin hijos, nucleares

Total

78.9%

21.1%

Fuente: XII CGPV 2000 mas estimaciones con base en la muestra censal 2000

Del total de familias, en el año 2000 en 82% hay una pareja encabezándola y en 18% no hay una pareja. El caso de familia sin pareja es más frecuente en la familia extensa (32% de las familias) que en la familia nuclear (14%). Es más frecuente que haya ancianos en las familias encabezadas por mujer; 32% de las familias encabezadas por mujer tienen ancianos y 20% de las familias encabezadas por hombre los tienen. Sin embargo, cuando hay ancianos en las familias, el promedio es 1.5 en las familias encabezadas por hombre y 1.2 en las encabezadas por mujer. Es más frecuente que haya ancianos en las familias extensas (los hay en 47% de estas) que en las nucleares (los hay en 13% de las familias).

Jefe

Jefa

Total

Número de familias

709.986

3,058,689

3,768,675

% de las monoparentales

18.8%

81.2%

100.0%

% del total de familias

3.4%

14.8%

18.3%

Crecimiento 1990-2000 (promedio anual)

ND

ND

3.2

Soltero (a)

2.8%

9.3%

Separado (a)

22.0%

26.4%

Divorciado (a)

8.8%

10.0%

Viudo (a)

51.3%

34.0%

Situación del jefe (a) %

Con pareja

Sin pareja

Total

Con pareja

Sin pareja

Casado (a) o unido (a)

15.1%

20.3%

Nucleares

13,230,093

2,064,812

15,294,905

87%

14%

Menores de 20 años

0.1%

0.4%

20-39

12.7%

36.9%

Extensas

3,637,401

1,703,863

5,341,264

68%

32%

40-59

45.1%

43.2%

60 y más años

42.1%

19.5%

Suma

40

18% de las familias del país, en el año 2000, eran monoparentales. De estas, 81% son encabezadas por jefa; por lo tanto, 15 % del total de las familias del país son monoparentales, encabezadas por jefa. Estas familias crecen 3.2% anual, casi lo mismo que lo que crece el total de las familias. De las familias monoparentales encabezadas por jefa, sólo 9% lo son por mujeres solteras. Las categorías en que están el mayor número de jefas de familia monoparental son: Viudas (34%), Separadas (26%) y Casadas o Unidas (20%); 10% son divorciadas. La mayoría de las jefas de familia monoparental sobrepasan los 40 años de edad (63%); 0.4% es menor de 20 años. Los jefes de familia monoparental, son viudos (51%), separados (22%) y casados o unidos (15%); sólo 3% es soltero y 9% son divorciados.

16,867,494

3,768,675

20,636,169

82%

18%

Edad del jefe (a) %

Fuente: XII CGPV 2000 más estimaciones

Fuente: XII Censo General de Población y Vivienda

con base en la muestra censal 2000

y Muestra Censal 2000


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Los niños viven en familias nucleares en una proporción ligeramente mayor que su participación en la población general (37% de las familias nucleares, 35% de la población general). Algo similar ocurre con los adultos; son 31% de las familias nucleares y 30% de la población general. En los jóvenes es lo contrario: son 29% de la familia nuclear y 31% de la extensa. La mayor diferencia se encuentra en los ancianos; forman 5% de las familias nucleares y 11% de las extensas. Del total de ancianos del país (7% de la población total), 52% viven en familias extensas, que son 26% del total de las familias. Total

%

Nuclear

%

Extensa

%

Niños

33,034,765

34%

23,641,217

36.8%

9,138,685

30.3%

Jóvenes

27,099,694

28.5%

17,472,551

27.2%

9,427,453

31.3%

Adultos

28,431,574

29.9%

20,033,105

31.2%

8,217,807

27.3%

Ancianos

6,421,230

6.8%

3,020,869

4.7%

3,353,156

11.1%

Total

94,987,263

100%

64,167,742

100%

30,137,101

100%

Fuente: Muestra censal 2000

En las familias, 49% tienen una relación de hijos con respecto al jefe de la misma; son jefes 22% y cónyuges 18%. 11% tienen otro parentesco y 0.3% no tienen parentesco con el jefe de la familia. En todos los tipos de familia aumenta el caso de que ambos cónyuges trabajen: son 19% en las familias nucleares y 22% en las extensas.

1.3 Situación del matrimonio en México En el año 2000 hubo 7 divorcios por cada 100 matrimonios. La edad promedio en el matrimonio es de 24 años y de 35 años para los divorcios. La duración promedio de los matrimonios que terminan en divorcio es de 11 años. El número de matrimonios crece menos del 1% anual, mucho menos que la población. 31% de las contrayentes se casan de 19 años o menos. Hace una década era 37% de las contrayentes. De los contrayentes en el 2000, 85% de las mujeres y 75% de los hombres se casan antes de los 30 años. En 1990 eran 87% de las mujeres y 85% de los hombres. Más de 44% de los divorciados dejaron de serlo entre 1990 y 2000. Puede haber sido porque tuvieron otro matrimonio o unión, por fallecimiento o por viudez. En los años setenta, 82% de los divorcios eran judiciales necesarios. En el 2000, 57% fueron judiciales voluntarios y 16% fueron administrativos. Aumentan los divorcios en matrimonios de 20 o más años de duración: de ser 11% del total en 1990, son 17% en el 2000. Edad promedio Número (2000)

Crecimiento 1990-2000 Hombre

Mujer

Global

Matrimonios

707,422

0.96%

26.5

23.9

25.2 años

Divorcios

52,358

1.22

36.1

33.4

34.8

Población en familias por parentesco con el jefe (a) Total

%

Edad promedio

Jefe

21,068,881

22.2%

42.2

Cónyuge

16,858,339

17.8%

38.7

Hijo (a)

46,071,412

48.6%

12.4

Otro parentesco

10,634,395

11.2%

16.5

Sin parentesco

256,301

0.3%

22.4

Total

94,889,328

100%

Fuente: Muestra censal 2000

Fuente: Estadísticas Vitales

Los divorciantes tienen un nivel educativo muy superior al promedio de la población: sólo 23% de las mujeres tienen primaria o menos y 46% tienen estudios de bachillerato y superior. 41


Rodrigo Guerra López

Grado de educación del divorciante Hombre

Mujer

Sin instrucción

1.4

1.4

Primaria

19.9

21.5

Secundaria

29.6

31.1

Bachillerato

25.9

27.3

Superior

23.2

18.7

Fuente: Estadísticas Vitales

Por cada cuatro casados, hay una persona en unión libre. Sin embargo, el número de los que viven en unión libre crece 3.5 veces más rápido que el de los que se casan. Los separados son casi el triple del número de los divorciados y su número crece 2.4 veces más rápido. En el año 2000, 40% de los separados, 38% de los divorciados y 66% de las madres solteras vivían con sus padres u otro familiar. En el mismo año, 70% de los viudos eran jefes de familia y el 27% de las madres solteras lo eran. De las madres solas (5.2 millones), 44% son viudas, 25% separadas, 22% solteras y 9% divorciadas. Categorías conyugales Población 2000*

% de la población

Crecimiento 1990-2000

Solteros

25,665,924

37.2%

13.1%

Casados

30,808,375

44.6%

20.4%

Unión libre

7,103,365

10.3%

72.2%

Divorciados

687,444

1.0%

69.0%

Separados

1,799,035

2.6%

164.6%

Viudos

2,992,514

4.3%

47.1%

Total

69,056,657

100%

Fuente: XII Censo General de Población y Vivienda, 2000.

42

De 12 años y más.

2. Necesidad del matrimonio y la familia como referentes simbólicos para la vida humana 2.1 La tendencia social no siempre es evolutiva Los datos antes expuestos nos muestran que la sociedad mexicana se encuentra inmersa en un proceso de envejecimiento poblacional, en una expansión de la familia extensa, en un protagonismo creciente de la mujer y en una transformación del matrimonio como institución. Si a estas consideraciones se le suman las relativas a la situación de la pobreza, de la salud, de la alimentación y de la educación que privan en México el escenario adquiere una complejidad notable. Desde nuestro punto de vista son más o menos evidentes un conjunto de problemas sociales que se agudizarán en el futuro próximo en torno a la familia. Piénsese, a modo de ejemplo, en el aumento de los adultos mayores y su implicación en términos de seguridad social para los próximos años. Piénsese que a diferencia del proceso de envejecimiento poblacional de los países europeos el caso mexicano se encuentra acompañado de un conjunto de condiciones estructurales que aún impiden el que se dispare un itinerario de desarrollo humano y social continuo y sólido. Piénsese en el incremento de la unión libre, las madres solteras y el número de personas separadas. Hubo una época en la que existía la convicción referente a que las tendencias sociales de suyo eran evolutivas. Así se llegó a pensar que una transformación de la familia y del matrimonio tendiente a reformular su estructura y funcionalidad básica per se era un proceso positivo, de mejora, más aún, de liberación. La disminución poblacional, el aumento de divorcios, de matrimonios sin hijos, nuevas formas socialmente aceptadas de preferencia y satisfacción sexual, hacían pensar a algunos que era necesario aceptar “nuevos modelos de familia” que darían paso a la supresión de la estructura familiar


Rodrigo Guerra López

tal y como la hemos conocido hasta hoy.7 Los mitos y tabúes del pasado deberían de caer ante la llegada de una comprensión más racional –y por ello– más emancipada de vida personal y social. Actualmente la realidad se ha impuesto y nos ha mostrado más allá de las exposiciones puramente académicas que este tipo de percepción se encontraba montado sobre el paradigma moderno ilustrado, es decir, sobre la idea racionalista referente a que el presente siempre es mejor que el pasado y el futuro siempre será mejor que el presente. Este paradigma, como todos sabemos, ha mostrado su fracaso teórico y práctico a lo largo del siglo XX (tanto en sus versiones de izquierda como de derecha) y ha generado un conjunto de nuevas búsquedas que aunque con diversas direcciones tienen en común un gran rechazo: el rechazo a la racionalidad instumental autolegitimada, motor del mito del progreso indefinido, y sus promesas de redención social. 2.2 El aprecio del matrimonio y del papel diferenciado de padre y madre no es conservadurismo Esta consideración es pertinente debido a que las tendencias en las que se encuentran inmersas las familias mexicanas si bien comportan aspectos indiscutiblemente positivos (por ejemplo, la acogida de adultos mayores por parte de la familia extensa) también involucran aspectos problemáticos como la crisis que se genera en los hijos al descubrirse abandonados por alguno de los padres. El argumento para hacer un juicio riguroso de esta naturaleza presupone una cierta antropología y teoría social que en este momento no podemos exponer.8 Sin embargo, es posible tener una aproximación empírica a esta misma idea observando, por ejemplo, que de acuerdo al análisis realizado en la World Values Survey en México el aprecio por la institución del matrimonio continúa siendo muy importante (más de 76% de la población mayor de 18 años). Así mismo, la valoración Cf. C. Lévi-Strauss, Las estructuras elementales del parentesco, Planeta-Agostini, Barcelona 1993, 2 Vols.; F. Tönnies, Community and Civil Society, Cambridge University Press, 2001; A. Giddens, The Transformation of Intimacy, Polity, Cambridge 1992; S. Asquith-A. Stafford, Families and the Future, HMSO, Edimburgo 1995; D. Gittins, The Family in Question, Macmillan, Londres 1992. 8 Hemos intentado colocar las bases para una antropología en los libros: R. Guerra López, Volver a la persona, Caparrós, Madrid 2002 y Afirmar a la persona por sí misma, CNDH, México 2003. 7

de la población mexicana respecto a que los niños necesitan de un hogar con padre y madre para crecer adecuadamente permanece siendo muy alta (más de 86%).9 ¿Está de acuerdo o en desacuerdo con la siguiente frase?:“El matrimonio es una institución fuera de época” México. WVS 2000

¿Si alguien comenta que un niño necesita un hogar con padre y madre para crecer feliz, usted estaría de acuerdo o en desacuerdo con eso? México. WVS 2000

¿Serán estos resultados fruto de un conservadurismo que se mantiene pese a todo en la conciencia de las personas en nuestro país? Atendiendo a la World Values Survey habría muchos otros resultados que podrían dar esta impresión para un observador superficial, sobre todo, si aún no ha hecho suficiente revisión crítica de la modernidad ilustrada y su crisis.10 9 R. Inglehart-M. Basañez et al., Human Beliefs and Values. A cross-cultural sourcebook based on the 1999-2002 values surveys, Siglo XXI, México 2004; R. Inglehart-M. Basañez et al., The 1999-2002 Values Surveys Integrated Data File 1.0 (Companion CD ROM), Siglo XXI, México 2004. 10 Véanse todos los resultados que este reporte ofrece sobre religión, valoración de las instituciones, el rechazo social a la práctica del aborto en México, por ejemplo. Ofrecen materiales importantes para la comprensión de la crisis moderno-ilustrada: M. Horkheimer y T. W. Adorno en Dialéctica del iluminismo, Editorial Sudamericana, Bs. As. 1969; E. Husserl, Crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental, Folios Ediciones, México 1984; R. Guardini, El fin de la modernidad, PPC, Madrid 1996; A. Del Noce, Il suicidio della rivoluzione, Rusconi, Milano 1978; A. Llano, La nueva sensibilidad, Espasa, Madrid 1988.

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2.2.1 La ineludible referencia heterosexual Desde nuestro punto de vista la respuesta es compleja y no puede ser atendida rápidamente. En todas las civilizaciones a lo largo de la historia de la humanidad el matrimonio y la familia han jugado un papel como referente simbólico y normativo. En otra ocasión hemos analizado con mayor detenimiento que aún en situaciones difíciles (familias monoparentales, familias reconstruidas, etc.) o controversiales (parejas homosexuales con adopción de hijos, etc.) el «ethos» familiar aparece en cierto grado mientras se mantiene una cierta referencia elemental al matrimonio monogámico y heterosexual (y a su dinámica constitutiva).11 No nos es posible aquí repetir el razonamiento que hemos realizado de manera completa. Baste mirar al menos uno de sus elementos esenciales, en el que por otra parte, es uno de sus casos más elocuentes: aparentemente las preferencias sexuales de las personas al poder ser tan variadas, tan diversificadas, han dado lugar a que sea posible afirmar que no existen sólo dos géneros (masculino y femenino) sino también otros igualmente válidos (gay, lesbiana, bisexual, transexual, etc.) que podrían fungir como base para la constitución de algún tipo de “familia”. Dejando de lado los juicios éticos que desde distintas premisas morales o religiosas es posible hacer sobre la práctica homosexual hay que reconocer que si somos atentos al hecho empírico los géneros añadidos al masculino y al femenino indican preferencias sexuales en las relaciones afectivas pero no novedades estrictas en el código simbólico fundamental. La pareja homosexual más innovadora en su conducta y forma de vida a cada instante recae en el uso de códigos heterosexuales de los cuales es imposible fácticamente evadirse.12 Utilizando otro enfoque menos sistémico y más hermenéutico podemos llegar al mismo lugar. La conducta homosexual puede ser interpretada como un

lenguaje que posee una gramática fundamental que ni siquiera en el más sofisticado experimento «“ingüístico” puede destruirse. Parte de esta gramática está constituida por los significados esenciales de la vida sexual humana (semántica) y sus leyes funcionales y estructurales básicas (sintaxis) que en sus expresiones más elementales no pueden no revelarse aún cuando se pretenda violentarlas en algún grado. En resumen: las conductas homosexuales revelan códigos heterosexuales sin los cuales la sexualidad no puede siquiera expresarse. 2.2.2 La referencia a la exclusividad propia de la monogamia Algo similar se puede decir respecto de la monogamia.13 La desnudez de los cuerpos en el acto sexual implica en todas las culturas un gesto de confianza, disponibilidad y entrega total aunque no se exprese con un lenguaje técnico. Este gesto construye a través de sus significados constitutivos uno mayor: la exclusividad. Aún en ambientes educados profundamente bajo un paradigma liberal en el que existe el acuerdo voluntario sobre la no-exclusividad sexual, acontecen experiencias afectivas en el interior de las personas asociadas a la decepción, la tristeza y el anhelo cuando una de las partes se involucra con una nueva persona y convive con ella de manera sexual. Las patologías en torno a los celos no niegan lo que aquí decimos. Al contrario, se montan justamente sobre la advertencia universal de un valor que se lastima cuando el otro o la otra comparten su intimidad sexual con alguien más. 2.3 Las leyes y las políticas públicas deben ser justas Negar el contenido significativo esencial del lenguaje sexual tanto en sus expresiones convencionales como en sus manifestaciones más Además de lo que se anota arriba los hallazgos de la antropología estructural siempre resultan de utilidad. Recuérdese el clásico: C. Lévi-Strauss, Las estructuras elementales del parentesco, Paidós, Bs. As. 1969. En esta obra se muestra que las sociedades pueden tener muy diversas formas de configuración en base al parentesco. Sin embargo, en todas existe una restricción estructural y normativa básica: la prohibición del incesto. El cumplimiento de esta norma no puede darse si no existe una clara identificación de las figuras de los padres y de las normas que regulan de manera básica las relaciones sexuales.

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R. Guerra López, ¿Familia o familias? Familia natural y funcionalidad social, Universidad Panamericana, México 2004. 12 Niklas Luhmann ha constatado este fenómeno en su estudio: “Frauen und Männer und Goerge Spencer Brown” en Zeitschrift für Soziologie, Vol. XVII, n. 1, 1988. Luhmann se basa en las investigaciones de J. Keyes (pseudónimo de Goerge Spencer Brown) publicadas como Only Two Can Play This Game, Cambridge University Press, Cambridge 1971. 11

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creativas y (aparentemente) novedosas ha provocado que exista una importante desorientación respecto de aquello que puede ser considerado justo tanto en el orden legislativo como en el orden de las políticas públicas en el ámbito del matrimonio y la familia. Para decirlo de una manera breve: no toda libertad es un derecho. Para que el ejercicio de una libertad sea derecho requiere ser justa, es decir, debe corresponder objetivamente al valor de las personas y al significado que portan sus actos, sus conductas. No es suficiente la correspondencia con el anhelo, con el deseo, con la elección. Si lo fueran bastaría el acuerdo entre partes para que una relación fuera justa. El hecho empírico de que existen acuerdos plenamente consensados entre partes para realizar cosas particularmente perversas (asesinar, robar, secuestrar, etc.) muestra didácticamente que la esencia de la justicia no es meramente consensual. Siempre se requiere algo más que el consenso, que el acuerdo, que la libre aceptación voluntaria para que exista auténtica legitimidad en la acción. Esto es válido en todos los órdenes, también en el campo de la comprensión del matrimonio y de la familia como referentes simbólicos significativos para la vida humana. 2.4 Los hijos necesitan de padres Con esto dicho es posible entender por qué es tan importante que a través de las políticas públicas y de la legislación se fortalezca la idea de que la familia es más plenamente familia si existe una referencia al matrimonio monogámico y heterosexual como orientación simbólica y normativa. La familia no se agota en esta referencia, sin embargo, esta le es constitutiva. El papel diferenciado del padre y la madre es también sumamente relevante en la formación de los hijos. Así como un niño es biológicamente impensable sin la carga genética masculina que porta el espermatozoide y la carga genética femenina que porta el óvulo, la formación psicológica de la subjetividad humana no se desarrolla sin la relación constitutiva (al menos de modo simbólico e idóneamente de modo empírico) con

el padre y la madre. Los niños aprenden en su relación con su padre y con su madre a dar expresión cultural, y por ello humana, a sus impulsos, es decir, a integrarlos y orientarlos en torno a valores descubiertos por la inteligencia, que realizan la propia personalidad. Cuando el proceso de sublimación del impulso se realiza de modo pleno a través de la opción inteligente por el valor surge una persona desarrollada e integrada. Cuando, por el contrario, el proceso de sublimación queda incompleto el ser humano conserva dentro de su interior una carga de insatisfacción neurótica provocada por impulsos que no está en condiciones de satisfacer de modo directo ni de transformar a través de la sublimación. Siguiendo en cierta medida las huellas de Sigmund Freud somos de la opinión que en el origen de la neurosis suele ser frecuente una relación deficiente con la pareja de progenitores que no ha facilitado o permitido la interiorización de sus figuras constitutivas y los valores de los que son portadores.14 3. La funcionalidad de la familia En ocasiones las referencia a un constitutivo esencial de la familia es fácilmente refutado debido a la conciencia que todos tenemos de la diversidad socio-cultural e histórica de la misma. Nosotros consideramos que los significados, estructuras y funciones elementales de la familia que han comenzado a ser detectadas líneas arriba son precisamente significados, estructuras y funciones permanentes. La inmensa diversidad de las familias muestra justamente a través de sus particularidades que existe algo realmente esencial en ellas. Una manera funcionalista de presentar parte de la dimensión permanente de las familias ha sido investigada con gran agudeza por el sociólogo José Pérez Adán, de la Universidad de Valencia.15 Con algunas modificaciones y ampliaciones nosotros la presentamos del siguiente modo: la familia posee funciones de latencia D. Winnicot, I bambini e le loro madri, Raffaello Cortina editori, Milano 1987; Il bambino deprivato, Cortina editori, Milano 1984. J. Pérez Adán, Repensar la familia, Eiunsa, Madrid 2005; Sociología, Eunsa, Pamplona 1997.

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con respecto a la sociedad más amplia como son el mantenimiento de pautas de conducta y el manejo de tensiones. Así mismo, existen funciones manifiestas que conforman el proceso de educación y socialización a través del cual las personas asimilan a su modo el ethos y la cosmovisión imperante en la sociedad y además desarrollan su personal relación con el mundo. A grandes rasgos podemos afirmar que las principales funciones de la familia natural son cinco:

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• Equidad generacional: la familia promueve la existencia de solidaridad diacrónica, es decir, corresponsabilidad intergeneracional (abuelos-padres-hijos, por ejemplo) que permite que los miembros de la familia al poseer diversas edades y papeles puedan recibir diversos cuidados, afectos y equilibrios entre actividad laboral, servicio e inactividad forzosa a través del tiempo. La equidad generacional se ejercita en el ámbito de lo privado, es decir, de lo propiamente intra-familiar y tiene una incidencia fortísima en el ámbito de lo público: piénsese, por ejemplo, en los ancianos que al dejar de trabajar pueden ser acogidos, sostenidos y queridos por los más jóvenes. La “equidad generacional” prepara educativamente a las personas para ser responsables no sólo de las generaciones que las anteceden sino también de las que vendrán. De esta manera podemos observar que el amplio tema de la cultura base para desarrollo sustentable aparece incoado en esta función familiar básica. • Transmisión cultural: la familia natural educa en la lengua, la higiene, las costumbres, las creencias, las formas de relación legitimadas socialmente y el trabajo. Sobre todo la familia natural emerge en su funcionalidad cuando educa a las personas en el modo de buscar el significado definitivo de la vida que evita el naufragio existencial al momento de afrontar situaciones-límite: muerte de un ser que-

rido, desamor, enfermedad, injusticia laboral, etc. En el proceso de transmisión cultural los roles diferenciados del varón y la mujer contribuyen a construir una imagen complexiva de “lo humano”. Las facultades cognoscitivas y la dinámica afectiva diferenciada del padre-varón y de la madre-mujer abren un horizonte educativo a los hijos que les permite introducirse a la totalidad de los factores de lo real. La necesidad de complementariedad y de reciprocidad heterosexual entre los padres puede ser redescubierta analizando los valores que preferencialmente son subrayados por la masculinidad y la feminidad en cada caso.16 En la actualidad no es posible dudar de la importancia que tiene el vínculo madre-hijo en la primera infancia y de la importancia de la figura del padre conforme este vínculo se transforma a lo largo del desarrollo psicológico del niño.17 • Socialización: la familia natural desempeña la función de proveer los conocimientos, habilidades, virtudes y relaciones que permiten que una persona viva la experiencia de pertenencia a un grupo social más amplio. La familia es una comunidad en una amplia red de comunidades con las que se interactúa cotidianamente. Las personas desarrollan su socialidad, o mejor aún, su comunionalidad extra-familiar gracias a que la familia de suyo socializa dentro de sí y hacia fuera de ella. Esto quiere decir que el que la familia natural sea mediación social supone que en su interior existen valores y dinámicas privadas imprescindibles para la vida en el espacio público. Así, de manera más bien existencial, las personas aprendemos los límites y alcances de lo público y lo privado. Más aún, así aprendemos su articulación constitutiva. Quienes 16 Cf. R. Guerra López, Pensar la diferencia. Reflexiones sobre la condición femenina y el fundamento antropológico de la diferenciación sexual, en Medicina y Etica. Revista Internacional de Bióetica, Deontología y Ética Médica, Facoltá di Medicina e Chirurgia dell’Università del Sacro Cuore-Universidad Anahuac, vol. VII, n.4, octubre-diciembre de 1996. 17 H. R. Schaffer (ed.), Studies in Mother-Infant Interaction, Academic Press, London 1977.


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luego en el discurso o en la acción política fracturan estos ámbitos considerándolos absolutamente heterogéneos, lastiman con ello la dinámica social propia de la familia en la que se transportan valores a la vida pública que de otro modo no podrían habitar en ella. • Control social: la familia natural introduce a las personas que la constituyen en el compromiso con las normas justas, con el cumplimiento de responsabilidades y obligaciones, con la búsqueda no sólo de bienes placenteros sino de bienes arduos que exigen esfuerzo, constancia, disciplina, sobre todo a través del papel del padre. Es esta introducción al compromiso la que eventualmente aporta el ingrediente cultural para que las conductas delictivas puedan ser prohibidas a través de la ley, y además, la que permite de hecho que una ley vigente goce de un cierto respaldo cualitativo al menos implícito por parte de la comunidad. • Afirmación de la persona por sí misma: la familia funciona cuando ofrece una experiencia para todos sus integrantes de afirmación de la persona por sí misma, es decir, cuando el carácter suprautilitario de las personas –el valor que las personas poseen independientemente de su edad, salud, congruencia moral, capacidad económica, o filiación política– se salvaguarda y se promueve. Justamente esta función permite el descubrir existencialmente la importancia de la propia dignidad y de los derechos humanos que tienen su fundamento en ella.18 Esta función también permite descubrir el sentido personalista de la amistad, lo más necesario en la vida, según Aristóteles.19 Las cinco funciones que la familia desempeña son condiciones de posibilidad de la vida soCf. R. Guerra López, Afirmar a la persona por sí misma. La dignidad como fundamento de los derechos de la persona, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, México 2003. 19 Aristóteles, Ética nicomáquea, Gredos / Planeta-De Agostini, Barcelona 1995, Lib. VIII, 1155 a 4. 18

cial en general. El derrumbe histórico de las grandes civilizaciones acontece no sólo cuando existen poderes exógenos que desafían los poderes locales sino cuando la consistencia cualitativa, propiamente cultural de la sociedad, que habita en la familia al estar debilitada, hace vulnerables a las instituciones y a su capacidad de respuesta y adaptación al entorno. En la medida que en las políticas públicas y en la legislación, en la acción de la sociedad civil organizada y en la educación, en la pastoral de las iglesias, en los medios de comunicación y en el mundo del trabajo se promueven y respetan las funciones antes mencionadas lo esencial de la familia se mantiene y se fortalece. La relación entre función y sujetos-en-relación en la familia es sumamente íntima. Por ello, una manera de activar una auténtica «perspectiva de familia» que permita atender a las personas reales como sujetos inmersos en un haz de vínculos fundamentales que dinamizan el «ethos» familiar es precisamente generando iniciativas que sin sustituir la libertad y la responsabilidad de las personas coadyuven a la realización de la funcionalidad de la familia. Somos de la opinión que una reconsideración de la familia como comunidad de personas que desempeñan ciertas funciones sociales (las mencionadas) permitirá que el propio Estado y el mercado encuentren cotas y eviten la autorreferencialidad. Un Estado y un mercado que se dejan a su dinámica espontánea terminan lastimando la dignidad de las personas y aplastan la delicada consistencia de las familias. Mientras que una política pública y una legislación que reconoce la soberanía de las familias y la toman como parámetro principalísimo en su diseño, ayuda a que «lo social» adquiera verdadera condición sustantiva en el modelo de desarrollo, quedando entonces el poder político y el poder económico reajustados como medios, como elementos adjetivos, al servicio de lo esencial, al servicio de los rostros reales que integran a las familias reales. 47


El inicio de la vida: la fertilización Jesús Kumate Rodríguez

La fertilización es el proceso durante el cual la interacción de los gametos masculino y femenino mediante la formación de una célula progenitora el zigoto da inicio a la vida humana.

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Las células humanas son diploides por tener la información que les da individualidad agrupada en 23 pares de cromosomas, 22 autosomas y un par de cromosomas sexuales que pueden ser 22 XX si son femeninos o 22 XY si son masculinos. Los gametos participantes en la fertilización son haploides por tener la mitad del número de cromosomas de tal suerte el zigoto vuelve a se diploide.

Al inicio de la fertilización el estatus génico de los gametos es diferente el óvulo ha terminado la primera parte de su reducción génica en tanto que el espermatozoide la complementado antes de la penetración al óvulo, una proteína del espermatozoide LPC acelera la maduración génica del óvulo y este le proporciona la energía necesaria para el acercamiento de los pronucleos y su división ulterior. La fertilización es proceso que en el curso de 18-20 horas atrae a los dos gametos, propicia la penetración de uno de los 10 o más espermatozoides que llegan al óvulo, cancela la posibilidad


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de la penetración de más espermatozoides, acelera la maduración génica del pronúcleo femenino, prepara los cromosomas de ambos gametos separándolos de las proteínas que enrollan al DNA del pronúcleo femenino y a las protaminas en el DNA masculino, el centromeno organiza a los microtúbolos que acercan y ordenan a los pronúcleos, procede con la separación en los dos mitades antes de la primera segmentación conducente al embrión con dos células (blastomeros). Todo el conjunto de acciones se realizan en ausencia de influencia externa salvo la temperatura corporal de 36.8° C, con pH de 7.36 con tendencia la acidificación, un potencial redox compatible con la estabilidad de enlaces –SH-o - -S-S- a, una osmoralidad cambiante por la onda expansiva de Ca++ y los movimientos Na+ y K+ necesario para mantener una osmolaridad constante o controlada. El mamífero el zigoto se divide por segmentación meridional en dos blastomeros a continuación la segmentación es asincrónica, en vez de un crecimiento exponencial de 4 a 8, a 16, a 32, etc., es frecuente observar agrupamientos de 3, 5 7 o con un número impar de blastomeros. Simultáneamente la orientación de la segmentación es meridional y ecuatorial. La organización o compactación de los blastomeros en morula es un proceso ordenado en tiempo y forma, no al azar y sin influencias externas, ya sean de la embarazada o del ambiente, es autónoma. La información de R. Tapia; que la congelación del zigoto detiene la segmentación es prueba de no ser autónoma es sorprendente, un nonsequitur. El descenso de la temperatura puede parar la contracción cardiaca pero no es prueba de que el corazón se encuentre sin control propio. La temperatura invernal en los plantígrados, los lleva a un sueño de varios meses con disminución importante en el metabolismo pero siguen autónomas el resto de las funciones.

Hasta 1897 según los resultados experimentales sobre el destino de los blastomeros iniciales y después en la morula, apuntaban a células organizadas especialmente, pero indiferenciadas respecto a su progenie. La separación en capas, la formación de una cavidad (blastocele) y la acumulación de células en un polo y de una membrana unicelular que pasaría de trofoblasto para formar la placenta con la decidua uterina ocurría todavía extrauterina en el blastocisto. Las investigaciones ulteriores mediante la marca de uno de los dos blastomeros fundadores con colorantes de fluorescencia variable, enzimas acopladas a colorantes, partículas inertes, globos polares, sitio de penetración del espermatozoide, examen con microscopía confocal y en muchos casos la combinación de las antedichas han aportado evidencias que desde la primera segmentación se define mayoritariamente, el destino ulterior de su linaje. Wolpert concluye: “Hay memoria de la primera segmentación” 18-20 horas después de la penetración del espermatozoide. La transcripción de una noticia en la revista Nature, Vol. 418, págs. 14-15, 4 julio 2002. “Tu mundo fue determinado en las primeras 24 horas después de la concepción. Dónde tu cabeza y pies se colocaran, y cuál lado originaria tu espalda y cuál tu barriga, fue definido en los minutos y horas posteriores a la unión entre el espermatozoide y óvulo… es la opinión de la periodista Helen Pearson encargada de poner en lenguaje accesible a lectores ilustrados sobre el contenido y las conclusiones de artículos publicados como contribuciones científicas originales. En los artículos que adjunto por separado se aportan datos experimentales en los que mayoritariamente se tiene evidencia de esa diferenciación desde el primer día de la fecundación en el ratón, “en mucho de los embriones de ratón la progenie de uno de los dos blstomeros puebla primariamente la parte embrionaria del blastocisto y la progenie de su hermano va a poblar la

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parte abembrionaria (no embrionaria). No se conoce si esa separación se establece durante la primera segmentación, es definida por la polaridad del ovocito o por otros factores sin relación con la segmentación generada en el polo animal. M. Zernicka – Goetz y cols. Nature 434. 391 – 395, 17 marzo 2005. La evidencia experimental, en nuestro tiempo, apunta a una segregación. En la mayoría de los embriones, desde la etapa de dos blstomeros sin descartar la influencia de otros factores ahora desconocidos. La manipulación de los embriones de la rama Xenopus permite inhibir a la diferenciación neural si en el embrión de 2 células se inyecta al blastomero izquierdo con una molécula que inactiva al receptor que capta la señal para la diferenciación neural, en el embrión inyectado no se desarrollan las neuronas del lado izquierdo. Wettstein y cols.Development 124: 693 – 702. 1997. Por el contrario si se inyectan factores inductores de expresión a embriones de 2 células, se induce sobre expresión de la diferenciación neural en la mitad derecha o bien un factor inhibidor bloquea el efecto inductor: Mizuseki y cols. Neuron: 77 – 85, 1998. No sólo no hay duda razonable de la autonomía del embrión de dos blastimeros y por extensión a las fases ulteriores, sino que el blastocisto humano es capaz de sintetizar la hormona gonadotrofina coriónica, llamada así por producirse en la placenta pero en cultivos invitro de blastocitos humanos “sobrantes” de maniobras en la fertilización asistida, secretan la hormona.

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Los blastocistos aislados cultivados en condiciones apropiadas pueden secretar hasta 6633 mUnidades internacionales/ml de la cadena de la gonadotrofina entre los días 7 y 9 postincubación. 1. Actúa sobre el ovario para producir progesterona.

2. Bloquea la menstruación 3. Prepara el epitelio uterino para la implantación del blastocisto/blastocele 4. Inhibe la motilidad del músculo uterino 5. Favorece la angiogénesis necesaria para la formación de la placenta 6. Engaña al sistema inmunitario de la madre para que ignore la presencia del aloinjerto embrionario que debiera ser rechazado por la diferente histocompatibilidad aportada por el espermatozoide. El blastocisto no recibe nutrimiento de la madre salvo el ambiente de la trompa durante la fertilización y después en el útero. Hasta la implantación el material genético se duplica en cada segmentación pero no aumenta el citoplasma por lo que las células son cada vez menores. Así el embrión en la etapa de blastocisto en vez de ser un organismo extraño tolerado, es un dictador que se desarrolla en plena autonomía, que impone condiciones a la embarazada para que no haya ninguna interacción hasta que se despoje de la capa pelucida que lo envuelve mediante una enzima proteómica que secreta antes de la implantación. Hasta entonces “Noli me tangere”. Dos embarazadas son prueba del impulso vital del embrión humano desde las fases iniciales: 1. Cuando el embrión no puede implantarse en el epitelio uterino y la gestación prosigue extrauterino, un embarazo ectópico, ya sea en la trompa o en el peritoneo y culmina en un feto viable extraído por cesárea. 2. Cuando el embrión se le trata de envenenar con el Cu++ de un dispositivo intrauterino o de herirlo con los ganchos y en ambos casos en los que continua el embarazo a término y el producto de la concepción ¡en ocasiones sale del útero con el dispositivo en una mano! Se tienen 9 casos publicados de implantación en la cicatriz de una operación cesárea anterior, como era de esperarse el embrazo no prosiguió a término.


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Gástrula e implementación En el blastocisto libre en la cavidad uterina hasta el 7° día postfertilización se han formado una cavidad el blastocele y se han separado dos grupos de células: la masa celular interna dividida en epiblasto e hipoblsato y una membrana el trofoblasto. El blastocisto erosiona el epitelio uterino y se implanta, el hipoblasto forma un saco vitelino transitorio, el epiblasto ahora embrionario, genera células. Se diferencian en células se organizan en tres capas: ectodermo, mesodermo y endodermo de donde se desarrollan todos los tejidos y órganos del adulto. El trofoblasto dará origen a los vasos umbilicales. Las transformaciones en la gastrula se suceden en un orden de duración y lugares predeterminados en el genoma del zigoto con aportación de ambos gametos no siempre iguales debido a la impronta génica modulante d la expresión de los genes. Si en la formación de órganos (organogénesis) primero se instruye la formación del sistema nervioso mediante la formación de la placa neural y después el tubo neural ese rudimento del sistema nervioso central es la neurula que se transforma en un tubo con vesículas las que se transformaran según su posición en el eje antero-posterior en cerebro, núcleos basales, cerebelo, puente y medula espinal después del cierre del tubo neural en el 26° día posfertilización. En 1923 el profesor Hans Spemann, director de la División de Mecánica en el Desarrollo en el Instituto Kaiser Guillermo en Dahlem, en Berlin dirigió la tesis doctoral de la candidata Hilda Proescholdt Mangold. Al trasplantar un segmento del blastoporo dorsal en la gastrula inicial de una salamandra en un sector normalmente formador de epidermis resultó el desarrollo de un nuevo tubo neural y un embrión extra unido al original, una salamandra siamesa. Al segmento inductor de la morfogénesis de un nuevo organismo se le denomina “organizador”. La tesis

doctoral recibió el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1935. Durante los siguientes 61 años investigados en todo l mundo buscaron los factores inductores de la neurulación y después del sistema nervioso central. Hasta 1984 se aisló la primera proteína inductora: noggina, después la cordina, la folistatina y cerbero. Los genes de las proteínas se encuentran en el genomaza del zigoto y se expresan en el tiempo de la neurulación, el mecanismo de su acción no es directamente inductivo sino como oponente o inhibidor de un factor morfogenético de hueso BMP4 que sin las proteínas inductoras de la neurulación el ectodermo formaría piel en lugar de sistema nervioso. Así que en la formación del sistema nervioso central las instrucciones de cuándo, dónde y cómo se desarrolla, existen en el genomaza del zigoto, las proteínas inductoras localizadas en la gastrula, se inician desde la blástula de modo que en el blastocisto flotante en la cavidad uterina ya que hay producción de factores inductores de la neurulación. No hay factores externos ambientales responsables del proceso de neurogénesis. El cierre del tubo neural se realiza a partir de 3 sitios, siempre los mismos como corresponde a un proceso anteriormente diseñado desde la fertilización y no al azar. Stratus hormonal del embrión y del feto Blastocitos “sobrantes” en las técnicas de fertilización asistida y cultivados en medios apropiados con hidrolizados de algas marcados con C14 o lleucina C14 sintetizan prolactina coriónica y gonadotropina coriónica (GC) desde antes de su implantación, alcanza el máximo en la semana 14 y baja a los niveles de la 3ª semana cuando se utilizan como prueba diagnóstica de la gestación. Su declinación coincide con la producción de otra hormona el lactógeno placentario que mantiene la producción de progesterona.

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La placenta se hae cargo de la producción y metabolismo de las hormonas esteroides. A partir del colesterol sintetiza progesterona que pasa a la circulación materna en cantidades de 250-300 mg/día. A partir de la DHEA (dihidroepiandrosterona) la placenta la transforma a estrona, estradiol y estriol en cantidades de 15100 mg/día que se transfiere a la circulación materna. En que los fetos anencéfalos pueden tener peso normal al nacimiento, que una mujer embarazada pueda ser ovariectomizada el 30° día de la preñez o sometida a una hipofisectomía en la semana 14 y el embarazo prosiga a término son prueba de la suficiencia de la placenta para mantener la homeostasis hormonal sin el concurso de las hormonas de la hipófisis anterior. El feto sintetiza hormona del crecimiento a partir de la 9ª semana, en la 14ª hay síntesis de hormonas folículo y tiroide-estimulantes. La administración de hormona del crecimiento marcada con I131 en el último mes de la gestación no atraviesa la barrera placentaria, etapa en la cuál las IgG se transfieren al máximo de la madre del feto. El crecimiento casi normal de los anencefalos se explica por la acción vicariante del factor de crecimiento 2 de la insulina cuya sobreexpresión en roedores se asocia un crecimiento de los fetos y abortos subsecuentes por macrosomía.

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La insulina un polipéptido con peso molecular de 833 pasa a la circulación fetal probablemente por tamaño comparable al de las hormonas esteroides si de considera a la insulina sin el péptido C. Su paso a través de la placenta no es expedito ya que no ocurrió en el curso de una operación cesárea en la que se inyectó insulina marcada y no se demostró presencia de la hormona en paso a través de la placenta no es expedito ya que no ocurrió en el curso de una operación cesárea en la que se inyectó insulina marcada y no se demostró presencia de la hormona en la sangre del recién nacido.

En la síntesis de estrógenos el embrión se hace de las transformaciones químicas de la molécula de la DEA en distintos órganos: hígado, corteza suprarenal e hígado en los que hay actividad enzimática de sulfatasas que aromatizan la molécula inicial. El embrión desde principio de la 5ª semana gestacional no sólo instruye a su madre para que sintetice progesterona, mantenga quieto el músculo uterino y después por la sulfatación de la DEHA se haga cargo de la síntesis del resto de las hormonas esteroides. Su función como instructor para iniciar síntesis, concertar la colaboración de varios órganos y regular su producción es similar a la de un director de orquesta. El ser humano nunca es más astuto biológicamente que cuando está en el útero. Hemoglobina en sangre embrionario y fetal El embrión y el feto necesitan de un flujo continuo de oxígeno para el metabolismo que en su inmensa mayoría es aerobio, en la madre los pulmones captan el oxígeno atmosférico que es transportado por una proteína la hemoglobina constituida por 4 unidades: dos cadenas alfa y dos cadenas diferentes según la clase de hemoglobina, la captación del oxígeno es facilitada por una molécula de difosfoglicerato. La hemoglobina de la embarazada tiene la formula 2a 2 o hemoglobina del adulto: el embrión y el feto no tiene un pulmón funcional y deben captar el oxígeno a través de la placenta. El embrión produce una clase de hemoglobina embrionaria 2a 2 E y el feto la hemoglobina fetal 2a 2y, ambas no usan difosfoglicerato y ligan con más afinidad al oxígeno. En la placenta la presión de oxígeno es menor que en la sangre materna y como no usa difosoglicerato su afinidad por el oxígeno es mayor al igual que la captación; lo anterior es extensivo a la mioglobina, la hemoglobina muscular. La transición de hemoglobina embrionaria a


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fetal y del adulto es una adecuación a la menor presión de oxígeno en el embrión y después en el feto. Al nacer hay una mezcla de hemoglobina del adulto y fetal que pasa a la variedad del adulto a los 6 meses de edad. Las transiciones son la expresión de genes presentes desde el zigoto y se manifiestan en los tiempos necesarios para el óptimo funcionamiento respiratorio según instrucciones codificadas en el genoma, desde la fertilización. Metabolismo del hierro in útero El hierro es un elemento esencial durante la vida humana desde la fertilización hasta su término. Del zigoto hasta la implantación los gametos aportan lo necesario. En las etapas ulteriores el embrión y después el feto obtienen el hierro de la circulación materna a través de la placenta. El crecimiento y desarrollo ulteriores el hierro es factor clave en la transformación del oxígeno en la cadena respiratoria proveedora de la energía metabólica: el motor de todas las funciones y en el transporte del oxígeno desde la placenta in utero o desde los pulmones al nacer, en hemoglobinas y mioglobinas. Al nacer y hasta 6 ó 8 semanas para el recién nacido el único alimento es la leche materna o un sucedáneo cuyo aporte diario en hierro es de 015 mg/día pero el crecimiento del lactante requiere de 055 mg/día: un déficit de 0.40mg diarios. La solución al problema es la acumulación durante el embarazo de 250mg de hierro en exceso a lo necesario en forma de ferritina, una proteína que captura el hierro en cantidad suficiente para el desarrollo y crecimiento del humano hasta que pueda ingerir alimento con mayor contenido de hierro que la leche materna. ¡Por qué y cómo el feto, sin tener necesidad, acumula hierro en la cantidad necesaria para satisfacer las necesidades del crecimiento en los primeros meses de la vida?

La utilización de hierro está controlada por sistemas de transporte, capacitación y combinación con la ferritina que se expresan en forma de genes con capacidad de formar las moléculas reguladoras, presentes desde el momento de la fertilización. La expresión de los genes depende de señales determinantes de promover, inhibir o modular su lectura. Si la evolución llevó a esa condición favorable para la supervivencia es secundario, su existencia desde el genoma del zigoto donde reside la información necesaria, para una acción provisora desde la implantación en el útero 5 – 7 días después de la fertilización. Se podría decir que los animales invernantes como los osos acumulan grasa para mantener la vida durante el invierno cuando no hay ingesta de alimentos, la diferencia fundamental es que el oso es un animal adulto con 800 kilos de peso y el feto previsor no llega a los 10 gramos. El cerebro y la vida humana La corteza cerebral es la estructura humana más compleja contiene 7 X 1010 neuronas y más de 2X1011 células gliales agrupadas en 6 niveles, relacionadas cada una con otras 104 neuronas mediante contactos directos o dendritas o indirectos o sinapsis por medio de señales eléctricas/moléculas neurotrasmisoras para recibir, modular y enviar información al resto del organismo. El eje antero-posterior del embrión se establece el 13° día gestacional al aparecer el surco neural transformado en cresta y tubo neural en proceso de cierre, surgen 5 vesículas y de la anterior se genera el cerebro con las cavidades ventriculares. Dado que en el cerebro se originan o radican funciones como las capacidades de aprendizaje, cognición y memoria, emociones primitivas y expresiones del lenguaje, la expresión simbólica la abstracción social, el profesor V. Mountcastle de la Universidad Jhons Hopkins escribió: Lo que hace humano al hombre, es el cerebro.

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El desarrollo del cerebro en el hombre es un proceso iniciado por la aparición d las vesícula anterior pero no hay un momento o tiempo de finalización, ya que la neurogénesis sigue en el hipocampo hasta pocos días antes de morir en personas mayores de 72 años y la formación de sinapsis dependiente de experiencias cotidianas es permanente, los dichos populares: Nunca es tarde para aprender o siempre se aprende algo, tienen bases neurogénicas y sinaptogénicas. Las células del sistema nervioso son de origen ectodérmico que se diferencian en neuroblastos en vez de células epiteliales. A continuación deben decidir entre ser neuronas o células gliales, después si se dividen simétrica o asimétricamente y cuántas veces, ulteriormente en qué nivel se quedarán y cómo y con quién se van a relacionar. Finalmente qué neuronas deberán desaparecer, cuántas y cuándo se van a formar, con quien van a establecer nuevas sinapsis, en qué etapa se cambian las velocidades de neurogénesis y sinaptogénicas. En la neurogénesis se han encontrado 5 genes responsables de la diferenciación de los neuroblastos: El gen neuregulina conocida también como factor de crecimiento glial (FCG), tiene 5 isofomas; la I genera las neuronas craneales, la II promueve la migración de la glia, la III forma las células se Schwann (productoras de mielina en los nervios periféricos). Los genes doble cortina y Lys-1están asociadas a la lisencefalia, enfermedad en la que hay defectos en la migración y organización de los 6 niveles de la corteza cerebral. Es probable que en condiciones de normalidad esos genes estén silentes en la doble cortina hay migración normal de un grupo y defectos en otro con lo que se tiene el aspecto de doble corteza cerebral.

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Todos los genes responsables del desarrollo de la corteza cerebral están presentes en el genoma del zigoto y se expresan a partir de la 6ª.

semana, cuando el genoma instruye la activación de esos genes. No es que en ese momento se haya iniciando vida humana. El mapa adjunto muestra los tiempos en los que ocurren lo procesos necesarios para el desarrollo a cabalidad del cerebro: 1° La neurulación trascurre entre los 18-26 días posfertilización 2° La migración y establecimiento de las 6 capas de la corteza cerebral de la 7ª a la 24ª semana. 3° La mielinización empieza 8 semanas antes del parto y se prolonga a tiempos variables, la mayor parte termina a los 2 años pero se prolonga hasta los 5-10 años, especialmente de la corteza prefrontal 4° La sinaptogénesis se observa desde la semana 6.5 en la conexión de la retina son los cuerpos geniculados pero es un proceso continuo que alcanza los niveles del adulto a los 15 años 5° Las estructuras de los órganos de los sentidos (visión y audición) se completan a los 2-4 años y 6° El lenguaje hasta fin del primer año aparece el gen FOX-P2 que genera las relaciones apropiadas: posición más baja de la laringe y el ángulo del cráneo con el cuello de hace más abierto. Si añadimos que en los primeros mese de vida se generan 250,000 neuronas por minuto y 30,000 sinapsis por segundo, en el curso del primer año, el cerebro del lactante de 10 meses es completamente diferente del presente al nacimiento. Para responder a las preguntas ¿Quién y cuándo se determina cómo quedan localizadas las neuronas en su etapa migratorial se plantearon dos posibilidades. 1. Es un proceso sin instrucciones previas, el destino de las neuronas es diferente, es como una tabula rasa a la que se imponen señales extras. 2. Existe un proyecto previo inscrito en el geno-


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maza como un protomapa con señalamientos precisos respecto en qué nivel se van a colocar y en qué zona de la corteza cerebral van a quedar localizadas. Que en ratones y humanos que nacen sin ojos, las neuronas en áreas visuales de la corteza cerebral: cisura calcarían del lóbulo occipital, estén en los niveles normales demuestra que el defecto en el desarrollo ocurrió después de las fases de neurogénesis y de emigración y que el no haber tenido contacto o experiencia con la luz no fue óbice para la localización apropiada. Hay menos desarrollo en la extensión de la corteza dado que las neuronas en todas las áreas establecen comunicación con otras 40 neuronas en el mismo nivel. En la especie humana las neuronas corticales emigran al tálamo y establecen contactos sinápticos con las neuronas de los núcleos basales por lo que el tálamo no es sólo estación de relevo hacía la corteza sino que modula y discrimina que información llegará a la corteza sino que modula y discrimina que información llegará a la corteza y a su vez recibe señales de la corteza para decidir la señal de acción final.

teza y la comunicación sináptica es mediante un neurotransmisor diferente, al ácido gamma amino butírico (GABA). El tálamo y los núcleos basales no tienen conexión con la médula espinal, son un sistema extrapiramidal con señales aferentes a la corteza cerebral en el lóbulo frontal en las áreas prefontal y motora. Si desde la etapa de neurogénesis las neuronas tienen un destino preciso de la 4ª semana gestacional y la inducción de la neurulación está presente desde el blastocisto libre en la cavidad uterina y el linaje se remonta a la primera segmentación o el zigoto. Mielinización Las prolongaciones de las neuronas pueden ser dendritas o axones ambos trasmiten señales eléctricas que para transitar a las velocidades adecuadas deben estar aisladas por un forro de la proteína mielina que las envuelve como las hojas de una cebolla. Es producida por células glíales: los astrositos u oligodendrocitos en el cerebro y por las células de Schwann en la médula espinal.

La fisiopatología de los síndromes clínicos con malformaciones en la organización cortical de las neuronas se puede explicar por efectos distorsionantes en diferentes niveles. Si acontecen en la etapa de neurogénesis habrá menos neuronas que es una característica de las lisencefalia. En condiciones normales de cada especie el desarrollo de la corteza en 6 capas o menos depende del número de rondas de división neuronal simétricas; en el ratón son 11, en los monos rhesus (macacos) llegan a 28 y en el humano son más de 60. Si el problema s que hay migración asincrónica y anormal se da el cuadro de doble corteza por la coexistencia de rondas de migración normal y rondas a destiempo

La mielilinización se inicia con los sistemas eferentes que van a los ganglios sensoriales y sigue después con los sistemas eferentes o motores. En los hemisferios cerebrales el proceso se inicia después del nacimiento y tarda de 15 años, las áreas más tardías son las que intervienen en funciones ejecutivas como el lóbulo prefrontal muy desarrollado en los humanos comparativamente al chimpancé.

La migración córtico talámica de neuronas humanas se hace por le proceso de glia conductora como en la migración del ventrículo a la cor-

En la comparecencia de R. Tapia ante la Asamblea Legislativa del D. F., afirmó según lo asentado en las páginas 85-85 y 87 – 88.

Cuando hay desmielización el cuadro clínico de la esclerosis múltiple se tiene deterioro progresivo de la coordinación motora y capacidad funcional con discapacidad progresiva y acortamiento en la esperanza de vida.

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“… El ser humano, la persona, es el resultado del desarrollo ontogénico cuando éste alcanza la etapa de autonomía fisiológica –la viabilidad fuera del útero materna, ya que mientras tanto depende totalmente del aporte nutricional y hormonal de la mujer– y cuando su sistema nervioso ha adquirido la estructura y la funcionalidad necesarias para recibir estímulos sensoriales, experimentar dolor y adquirir conciencia y autonomía, la corteza cerebral, las conexiones que la corteza recibe desde otras áreas del cerebro constituyen el sustrato biológico que determina estas propiedades Hasta que no se alcanza tal desarrollo no se puede hablar de “vida humana”. Mientras esto ocurre, la vida de un embrión no difiere sustancialmente de la cualquier célula, órgano o tejido de un organismo multicelular vivo, la conclusión de que no es sino al tercer trimestre de la gestación cuando se han formado, morfológicamente y funcionalmente, las estructuras necesarias para que existan sensaciones conscientes, incluyendo en éstas al dolor es justamente hasta la semanas 22-24 cuando el producto puede ser viable fuera del útero (aunque con muchas dificultades). Es claro entonces que, si hasta este tiempo de la gestación el feto no puede tener percepciones, por carencia de las estructuras, las conexiones y las funciones nerviosas necesarias, mucho menos es capaz de sufrir o de gozar, por lo que biológicamente no puede ser considerado un ser humano”. Consideraciones al margen a) Un recién nacido a las 22-24 semanas de gestación no alcanza la autonomía fisiológica y la viabilidad fuera del útero materno.

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Porque: 1. El embrión y el feto son independientes de la madre en materia de hormonas. 2. Depende totalmente del aporte nutricional externo, de la madre si es que puede succionar algo que no ocurre porque debe estar en una incubadora. Si los reflejos de succión y deglución aparecen en la 28ª semana gestacional ¿Como puede afirmarse que un feto de 24 se-

manas es autónomo si no puede succionar el pezón mamario y no puede deglutirlo? Puede hacerlo a plenitud hasta la semana 31 / Es suficiente para aprobar en examen de pregrado. 3. No puede respirar al nacer y debe recibir asistencia y reanimación neonatal profesional muy tecnificada. 4. No puede termorregular dejarlo descubierto a la temperatura de 22-23°C; equivaldría a tener a 0°C a un adulto. 5. No puede efectuar movimientos dirigidos voluntarios. 6. Capta 1/350 de la energía luminosa al nacer con 38-40 semanas, a las 22-24 debe ser menor; es CIEGO. 7. Es MUDO: El Gen FOXP2 se expresa hasta el año de edad. 8. Los pulmones no tienen capacidad de sostener la oxigenación mínima para la vida, necesita oxigeno a permanencia; lo mismo el hígado, el riñón y el aparato digestivo. b) Su sistema nervioso ha adquirido la estructura y la funcionalidad necesarias para recibir estímulos y adquirir conciencia y autonomía. No porque: 1. En los casos de analgia no se pierde la condición humana es otra razón humana, son otros los factores determinantes de la condición humana. 2. En muchos casos de lepra tuberculoide avanzada hay analgia en todo semejante a la congénita. 3. En la asimbolia para el dolor, el paciente puede percibir los estímulos nocivos como dolorosos pero sin la respuesta emocional. Hay una lesión de la insulina, un área de la corteza cubierta por el desarrollo de los lóbulos parietal y temporal, la insulina integra los componentes sensoriales, afectivos y cognitivos necesarios para la respuesta normal. 4. La conciencia está fuera de posibilidad para la existencia entre las semanas 22-24, el feto duerme 20 o más horas, está ciego, está prácticamente en un estado de ingravidez, no tiene movimientos voluntarios si se chupa


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el dedo no es por placer sino como un entrenamiento para la succión del pezón mamario cuando nazca. Los movimientos percibidos por la madre son reflejos primitivos o estímulos muy diversos sin especificidad. Consideraciones de esa índole promueven que el humano al nace sea un feto extrauterino muy diferente al chimpancé recién nacido que esta año adelante del humano al nacer. Se plantea que el desarrollo tan acelerado del cerebro en el hombre no se acompañó de un crecimiento similar de la pelvis femenina por lo que el parto a las 38-40 semanas de gestación es una adaptación para prolongar el embarazo hasta los límites compatibles con la supervivencia de las embrazadas. Los factores determinantes son la maduración pulmonar, número de alvéolos formados, del número de ramificaciones de los bronquiolos, de la madurez de los músculos respiratorios (diafragma e intercostales) y de la producción de surfactante pulmonar que impide el colapso de los alvéolos. En esta situación al llegar la maduración alveolar en la semana 38-40 el feto secreta un surfactante que induce una reacción inflamatoria sui generis que a su vez secreta substancias que inducen la contracción del músculo uterino y los consecuentes “dolores del trabajo del parta”. Otra vez el feto a término instruye a su madre a expulsarlo, no es la gestante la que lo envía al exterior. Reflejos primitivos Desde el útero a partir de la semana 27 los prematuros recién nacidos responden a estímulos diversos con reflejos que continúan hasta los 4-7 meses, persisten los de succión/deglusión y el encorvamiento del tronco, este último modificado. La actividad motora voluntaria se adquiere cuando desaparecen los reflejos primitivos, su persistencia después del margen máximo es un retraso en el desarrollo neurológico.

La aparición y evolución de los reflejos primitivos señalan los niveles de los reflejos de la medula espinal al nacimiento (etapa apedal), después del tallo encefálico (etapa cuadrupedal o gateo) y la final (etapa cortical, bipedal). La situación a las 22-24 semanas es fase apedal muy primitiva. Reflejo

Aparece

Completa

Desaparece

(intrauterino) semanas

(extrauterino) semanas

Búsqueda

27

36-40

4-6 meses

Succión/ Deglución

28

32

persistente

Moro (agarre)

28

37

4-6 meses

Presión plantar

28

37

4-6 meses

Marcha automática

32

37-40

3-4 meses

Encorvamiento del tronco

35

término

persistente modificado

Tono asimétrico del cuello

35

1 mes extrauterino

Desarrollode la conducta posnatal El profesor W.F. Frankenburg del departamento del Pediatría en la Universidad de Colorado en Denver observó la evolución en 2,600 niños desde el nacimiento hasta completar los 5 años de vida. La Agrupación en 4 capítulos: Motor grueso, Motor fino adaptivo, Lenjuage y Personal social es la escala de Denver adaptada en más de 12 países. Las tablas ilustran el desarrollo progresivo de las capacidades habilidades del recién nacido, lactante y preescolar. Aceptar que entre las semanas 22-24 aparece la calidad de visa humana equivale a la animación del alma de los filósofos-teólogos de la Edad Media, como Tomas de Aquino propuso que el embrión masculino adquiría el alma el día 40 de la gestación y el femenino al 80.

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Si la condición de la vida humana se da en función del desarrollo cerebral y su capacitad funcional resulta imposible identificar apodicticamente el tiempo o lapso a partir del cual ya hay vida humana y antes no la había. Las razones: 1. La asincronía de los 3 componentes fundamentales del cerebro: neuronas, sanapsis y mielinización. 2. Los factores ambientales: radiaciones, tóxicos, microbios, lesionantes del genoma. 3. Las variantes en la puericultura: alimentación, estimulación, inmunización, cuidados maternos. Resulta más acorde a las transformaciones que llevan del zigoto al adulto, considerar que la vida humana tiene un comienzo en el zigoto y una esperanza de vida de 80 o más años para desarrollar las potencialidades inscritas en el genomaza del zigoto desde la fertilización. Visión Las estructuras responsables de la percepción e integración de la forma, profundidad, movimiento y color de los objetos iluminados derivan del ectodermo, aparecen y de desarrollan simultáneamente con la vesícula cerebral desde el día 17 posfertilización. Los factores inductores de la diferenciación en células de la cornea, del cristalino, del iris, la retina y de la glia de Miller son producto de familias de genes Sox, Pax, Rx, Sonic Hedgehog entre otros, todos presentes en genoma del zigoto. Mutaciones, microbios y tóxicos pueden interferir en la expresión de los genes resultantes en malformación congénitas como cataratas, aniridia, anoftamia, ciclopia, etc. A lo largo de la embriogénesis los ojos muy separados se acercan al centro con la distancia interpupilar característica de cada especie, se abren y se cierran desde la 10ª las sinapsis del nervio óptico con las neuronas de los cuerpos geniculados se establecen desde la semana 6.5. 58

En la etapa fetal prosigue la organización de

la retina con el desarrollo de neuronas fotoreceptoras, los conos y los bastones con especificidad para las longitudes de onda de los colores básicos: rojo, verde y azul, la aparición de células ganglionares, interneuronas y células amacrinas, según el orden establecido en el genoma. Al nacer la retina capta 0.003% de la luz, en la edad adulta la agudeza visual es 30 veces menor que los 3-5 años: ve a 6 metros lo que un adulto discriminación a 180 metros, hasta los 2 años percibe la tridimensionalidad de los objetos. Curiosamente los lactantes distinguen con más facilidad los colores que los adultos para luego declinar al llegar a la adolescencia. Hay percepción de profundidad después de los 6 meses, pero aún a los 8 meses comete errores de escala al confundir el tamaño de la silla donde puede sentarse. Audición El humano al nacimiento es sordo a estímulos perceptibles al adulto, mejora sensiblemente a los primeros 6 meses y alcanza la sensibilidad del adulto a los 2 años. El otro nivel, un adulto puede distinguir un silencio de 15 milisegundos en fondo del ruido pero un lactante necesita 60 milisegundos y tiene la capacidad del adulto hasta los 5 años. Diferenciar la duración de un tono lleva 10 años y es el inicio de la pubertad cuando termina la maduración neural para los sonidos. La percepción de la literalidad de un sonido lleva menos de un segundo al adulto, la misma señal para un lactante obtiene la respuesta en 5-6 segundos. ¿Cómo se aprende el lenguaje? El concepto tradicional hasta 1957 era el aprendizaje por la imitación enseñanza y reiteración de señales, interrelacionados visuales, móviles ó estáticas que junto con el desarrollo de sonidos, llanto arrullo sin articular, balbuceos, repetición


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silábica, palabras cortas, combinaciones de palabras, evolución o frases, enriquecimiento progresivo del vocabulario y aprendizaje de la gramática, siempre bajo la tutela de un adulto o de un hermano mayor. El recién nacido, el lactante y el preescolar entre materia prima neutra disponible para recibir la impronta de la enseñanza y su trasmisión a la siguiente generación. Los primeros años de la vida sería propicios para un aprendizaje muy rápido y más fácil, que en edades ulteriores, para el dominio de cualquier lengua. Desde 1957 Noam Chomsky del Massachussets Institute of Technology en base a que: 1. Los niños criados en circunstancias de toda índole y por cualquier variedad de padres pueden poner en práctica las reglas gramaticales tan complejas a tan corta edad y poco tiempo. 2. Aprendemos a comunicarnos sin una enseñanza explícita. 3. Hay una coincidencia notable en las edades a las que se adquiere el lenguaje y se aprenden las palabras y la gramática. 4. Todas las lenguas tienen la misma gramática básica. 5. Cada frase es una combinación nueva, los niños no podrían aprender todo lo necesario por medio tan solo de la observación. 6. A la misma edad a los niños les cuesta dominar los plurales de sustantivos y pasados de verbos en todos los idiomas 7. Podemos reconocer, entender y generar un número infinito de frases que nunca hemos oído, estén bien formadas o no tengan sentido. Propone la existencia innata antes del nacimiento, de una Gramática Universal, o instinto del lenguaje según Pinker, determinante de la facultad del lenguaje como algo único y privativo de la especie humana sin que exista nada homólogo biológicamente relacionado y ni siquiera análogo. El lenguaje es el empleo infinito de una serie

finita de medios, la mente es obviamente finita pero existe un número infinito de expresiones que todos los humanos podemos generar entender y emplear. En los últimos 50 años cómo se aprende el lenguaje ha revivido las polémicas: cuna o cultura, tiranía del genotipo o modulación ambiental y genoma o expresión génica. Qué el aprendizaje del lenguaje es algo innato en el hombre se apoya en experimentos naturales de la sociedad. “Se trataba de tres niños sordos que eran primos o algo parecido, de modo que pasaban mucho tiempo jugando. A sus padres se les había inculcado una idea sumamente desafortunada (que en otros tiempos era muy convencional, ahora ya no tanto): que el lenguaje sígnico es perjudicial para los niños sordos, a quienes en cambio les conviene aprender a leer los labios. A sus padres se les había adoctrinado en esa creencia hasta el punto de que incluso creían que era pernicioso hacer gestos a los niños, de modo que nada les decían por medio de gestos, con la convicción de que eso los llevaría a aprender el lenguaje sígnico. No obstante, se descubrió que los niños habían inventado y desarrollado su propio lenguaje. Los padres no lo sabían, porque los niños sólo lo empleaban entre ellos. Cuando se descubrió, un par de psicólogos buenos –Lila Gleitman y sus discípulos– comenzaron a examinarlos más a fondo y con el debido cuidado. Resultó que el sistema que habían inventado era sumamente interesante. Era muy similar al lenguaje humano ordinario; era una especie de lenguaje ergativo-absolutivo, y habían alcanzado poco más el nivel de desarrollo y de complejidad que poseen los niños inscrito en un entorno normal. Así pues, da la impresión de que estaban en pleno desarrollo de un lenguaje humano normal, aunque dentro de su propia modalidad por supuesto. El experimento terminó en ese punto, porque tan pronto se descubrió el caso se les

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enseño l lenguaje sígnico de los sordos. Se trata del único caso, del que se tenga constancia, que parece mostrar que no hace falta un gran estímulo para inducir el desarrollo mental de un lenguaje natural” Arquitectura del Lenguaje, M. Chomsky. 2ª. Cairos, 2004. En otra observación se tuvieron datos concordantes: “Los investigadores de la Universidad de Chicago estudiaron a cuatro niños sordos estadounidenses entre los que no había ninguna relación y a otros cuatro de Taiwan. A ninguno de les había formado en un lenguaje por signos estándar, pero todos fueron capaces de desarrollar su propia forma de comunicación con sus padres y de formar oraciones completas con sus gestos. Los investigadores vieron que los niños hacían uso de más de diez mil gestos diferentes. Es notable que los sistemas de gestos, en vez de parecerse a los asociados al inglés o al chino mandarín, eran semejantes entre sí”. El Cerebro Manual de Instrucciones J:J: Ratey, Mondadori. 2003 Si el lenguaje es el más obvio de los caracteres humanos, un rasgo único del hombre, el sonido mediante el cual trasmitimos ideas, se tiene un instinto especializado en el lenguaje y un aprendizaje no explícito, facultado por una base genética (genoma) que responde a las señales del entorno para expresarse como el idioma “materno”. Si desde la fertilización existen las estructuras genéticas responsables del lenguaje, la localización de funciones específicas en áreas cerebrales (Broca, Wernicke, lóbulo occipital, etc.) y el tiempo para la expresión de las manifestaciones externas, su existencia es otro hecho en apoyo de la vida humana desde la fertilización.

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Antes de hablar los humanos balbuceamos conjuntos silábicos sin un propósito o significado: dadadada, babababa, etc. Se asumía era una etapa obligada en la maduración anatómica y funcional del sistema de fonación.

Sin embargo, los niños mudos que utilizan un lenguaje de signos manuales también balbucean manualmente y son tan hábiles como los niños parlantes. Se trata de una capacidad innata con base genética responsable de manejar comunicación fonética o manual independiente de la estimulación o aprendizaje por enseñanza. Tal capacidad está codificada en el genomaza del zigoto, se expresa 8-10 meses después del nacimiento por su silenciamiento mediante impronta génica asociada a la maduración anatómica funcional. ¿Por qué es tan especial el zigoto? La singularidad es la existencia de un genomaza con características únicas respecto al resto de las otras células existentes en ese momento. Su genomaza al igual que en todas las células, excepto los linfocitos del sistema inmunitario. 1. Especifica la secuencia de aminoácidos en las proteínas, dicta la estructura primaria de las macromoléculas que nos dan individualidad 2. Dirige cómo se va a organizar el hilo de aminoácidos i. e,: estructuras secundaria y parcialmente la terciaria 3. Especifica en qué tiempo y en qué células tendrá lugar la expresión génica, la diferenciación celular 4. Controla la segmentación del embrión hasta la fase de blástula 5. Secreta gonadotrofina coriónica para instruir al ovario y al útero que les preparen un nicho de implantación 6. Inicia la orientación de los ejes de simetría antero posterior y dorso-ventral en la placa y tubo neural 7. Se esconde y le venda los ojos (receptores del sistema inmunitario materno) para que no lo rechace. Se ha tratado de imitar ese proceso desde hace 100 años sin éxito 8. El blastocisto se implanta en el útero, forma la placenta y se convierte en un parásito perfecto, se protege con cavidades, con líquidos que le dan seguridad ante occidentes mecánicos en la madre 9. Es independiente hormonalmente de la ges-


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tante, salvo el caso discutible de la insulina. Sintetiza todas las hormonas esteroides, la de crecimiento y la estimulante del tiroides 10. Instruye cuándo y qué clase de hemoglobinas va a tener, la sangre circulante del embrión y el feto además de inducir la formación y desarrollo del aparato circulatorio desde el día 22 postfertilización 11. Activa los mecanismos acumulantes del hierro, en exceso a las necesidades del crecimiento, en previsión al deficiente aporte de la leche materna o de los sucedáneos, en cantidad suficiente 250 mg. hasta que la elaboración induce y mantiene silentes a los aparatos respiratorio y renal. 12. Induce a la formación del sistema nervioso desde la etapa de blastocisto, la generación/ emigración y la ubicación de las neuronas

13. Induce la generación de células y rudimentos gonadales 14. Dispone de la información y señales para operar una gramática universal innata. 15. Al término de 260-265 días posfertilización general señales pro-inflamatorias que provocan que la gestante inicie el trabajo del parto: le dice a la madre cuando expulsarlo 16. Deja instrucciones para el desarrollo extrauterino que son características en el ser humano Ninguna otra célula, salvo el intento fallido de la clonación, pueden hacer las tareas antes dichas. ¿Qué otro momento de la vida puede tener mejores credenciales que la fertilización y su consecuencia inmediata el zigoto para considerarlo el principio de la vida humana?

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La familia en transformación. Un proceso dinámico de toda la vida Ursula Lehr

El artículo 6 de la Constitución establece en su apartado primero que el matrimonio y la familia gozan de la protección especial del orden estatal. Se invoca a la familia como célula de la sociedad

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No obstante, las transformaciones sociales, entre las que cabe consignar el cambio estructural de la familia, han contribuido al cambio demográfico, y en buena medida lo han generado. En efecto: cambio demográfico no sólo significa que hay demasiada gente vieja sino también, poca juventud. Actualmente, en Alemania, en España, y podríamos decir

en la mayoría de los países de Europa, crece la resistencia a crear una familia, a tener hijos. No deberíamos hablar de “envejecimiento” de la sociedad, sino más bien de una sociedad sin juventud. Estamos ante nuevas estructuras familiares que son al mismo tiempo causa y efecto del cambio demográfico. Pocos niño implican un envejecimiento de la sociedad aumenta la edad promedio, crece el porcentaje de las personas mayores de sesenta/ ochenta (causa); aumenta también el costo de los sistemas de seguridad social y se plantea el interrogante de quién se hace cargo de los viejos, quién


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integra las jubilaciones y asume los ciudades (efecto). A la vez, el cambio demográfico mismo se inserta en un proceso de cambio social y económico que también repercute sobre ciertos aspectos de la familia: un puesto de trabajo inseguro reprime el deseo de tener hijos; un retroceso demográfico, a su vez, reduce la demanda de productos y, por ende, perjudica la economía, desestabiliza los puestos de trabajo y genera, como suerte de circuito que se retroalimenta, una nueva retracción en la tasa de nacimientos. En todo Europa se constata hoy una contracción en el número de nacimientos.

cas, la mujer aún tiene la mitad de la vida por delante, lo que para más de una madre de tiempo completo se convierte en una etapa problemática de la vida. Muchos estudios revelan que la madre centrada en su familia es la que enfrenta el proceso de envejecimiento más difícil. Muchas veces se queja de su destino, ya que le pidieron “renunciar a todo por la familia” y ahora nadie se “lo agradece”. Por lo tanto, y ya por el solo hecho de darle a la mujer la oportunidad de vivir la segunda parte de su vida plenamente, es necesario que ejerza una profesión, al margen de la necesidad de asegurarse la vejez.

Pero no sólo enfrentamos una creciente longevidad, sino también una prolongación de la adolescencia. Los jóvenes comienzan a trabajar más tarde, se casan más tarde, todos los partidos políticos tienen organizaciones juveniles que acepten miembros hasta los 35 años. Es decir que se es “joven” hasta los 35 años, a partir de los 45 ya se es “un trabajador entrado en años”, con 50 se es considerado “muy viejo” para encontrar un trabajo nuevo y a partir de los 55 se habla de una “economía de viejos”, se forma parte de los viejos. “De la beca estudiantil a la jubilación” - ¿puede ser eso una meta existencial?

I. Longevidad y roles familiares Hacia el año 1900, la expectativa de vida promedio era de 45 años. Hoy la expectativa, de vida de los hombres es de 75,6 años y la de las mujeres es de casi 82 años. Quien hoy tiene sesenta tiene una expectativa de vida remanente de otros 25 años.

No obstante, tenemos que hacer referencia a muy diversos planes de vida. Crece el número de mujeres que deciden tener un hijo cuando ya han cumplido largamente los 30 o incluso los 40 años de edad. Una vez que este chico creció, ya no les queda “la mitad de la vida”, pero son demasiado jóvenes como para pasar a una vida de jubiladas. Para estas mujeres es particularmente difícil reinsertarse en la vida laboral luego de haber dedicado varios años a la educación de los hijos, en particular cuando son muchos los años dedicados a la crianza. Contraer matrimonio tardíamente significa muchas veces estar sin trabajo o incluso estar ya jubilado cuando los hijos aún están en edad escolar. Se trata, pues, de una enorme carga para la situación familiar y a veces también para los hijos en edad escolar.

II. Vivir en un mundo que envejece Hacia comienzos del siglo XX, el porcentaje de personas mayores de sesenta sumaba en Alemania 5%. Hoy se ubica en casi 25% y para el año 2030 se calcula que casi del 35 a 38% de la población tendrá sesenta años o más. En cambio, viene en retroceso el porcentaje de la población menor de 20 años. Hoy, 21% de la población tiene menos de veinte años, pero el año 2030 tendremos el doble de sexagenarios que de jóvenes menores de 20 (35 a 17%).

Es decir que quien hoy se acoge a los beneficios de la jubilación aún tiene la cuarta parte de su vida por delante, y eso con una mejor salud y más competencia que lo que era el caso décadas atrás. Ante el marco de referencia de la creciente longevidad, el rol de ama de cas y madre ya no puede ser una profesión de por vida como era antes. Una vez que los hijos, o más exactamente el hijo o la hija, dejan la

Pero también el grupo de los octogenarios y de las personas superiores a 90 y 100 años aumenta. Actualmente en Alemania viven unas 10.000 personas que tienen 100 años. En el año 2025 serán más de

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114.000 de una población total que para entonces habrá bajado de 83 millones aproximadamente 70 millones. Cuanto mayor sea el grupo etáreo, tanto mayor (hoy todavía) el predominio numérico de la mujer, consecuencia de una expectativa de vida de seis a siete años más larga y también debido a las bajas de la guerra que afectaron al género masculino.

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El grupo de los generotes o longevos, es decir, los que han superado los 80 años de vida, es en todo el mundo el grupo demográfico que más aumentará a lo largo de los próximos años. Pero la división habitual que habla de “viejos jóvenes” y a partir de los ochenta de los “viejos viejos” es problemática. Más problemática, más de uno es un “viejo, viejo” a los 55, en tanto que otros son “viejos, jóvenes” con noventa. Los decisivos es la edad funcional, lo que en inglés se llama functional age, el funcionamiento de las diversas capacidades físicas y anímicas e intelectuales. Y estas funcionalidades no están en absoluto atadas a una edad cronológica, sino que se ven determinadas por factores biológicos y sociales que actúan durante toda una vida. Son determinantes la educación, en entretenimiento profesional, el estilo de vida y las reacciones ante los problemas. Es preciso declarar la guerra a un modelo de déficit general del envejecimiento, existen muchos estudios que refutan semejante modelo.

Envejecer no está unido necesariamente a la declinación y la pérdida; puede ser en muchos ámbitos incluso una ganancia, un aumento de competencia y potencialidades y, por ende, una oportunidad para el individuo y la sociedad. Lo cierto es que personas de la misma edad muchas veces muestran mayores diferencias que personas con diferencia de edad de veinte años y más. Lentamente, los sectores industriales pero también políticos de nuestra sociedad comprenden las capacidades especiales de la gente mayor, ven en los mayores un “sostén de la sociedad”, sobre todo en relación con su compromiso ciudadano, con el ejercicio de actividades solidarias. III. Razones para el retroceso de la tasa de natalidad Finalmente, el envejecimiento de una sociedad es, además de la creciente longevidad y del cambio en la actitud frente a la familia, el producto de la menor tasa de nacimiento. Son cada vez más las mujeres sin hijos. De las mujeres que nacieron en 1950, apenas 11% no tuvo hijos. En cambio las mujeres nacidas en 1965 se estima que 35% no tiene hijos. Por otra parte, de las mujeres en formación universitaria, entre el 40 y el 44% no tiene hijos. Incluso en países tan amantes de los niños como son España e Italia, y más recientemente también Grecia, se constata un retroceso en la tasa de natalidad.

Entre las múltiples razones del retroceso en la tasa de natalidad figuran, desde la década de 1960, las mejores posibilidades de planificación familiar como también la pérdida del factor “instrumental”, es decir, la pérdida de la importancia del hijo como mano de obra, como seguridad, como seguridad personal para la vejez como “sucesor” o portador de apellido. En la discusión pública unilateral sobre el “hijo como factor de costos” se calla que los hijos también traen alegría y un enorme enriquecimiento de la vida, que en el fondo son “pobres” los que no tienen hijos, aun cuando quizás puedan darse el mucho más lujos. También cabe citar a la terapeuta infantil y de adolescentes Crita Mewes, que predijo la necesidad de una presencia maternal de 24 horas. Habrá que esperar para ver hasta qué punto y con cuánto éxito en la actualidad asumirá este rol la autora y ex conductora de televisión. Eva Herman. Condiciones de vida inciertas en torno a la estabilidad del puesto de trabajo, la vivienda, el cuidado de los chicos y la conjugación de la familia y profesión dificultan, en general, la posibilidad de planificar la familia en la actualidad. Muchas veces el chico es considerado un factor que perturba la planificación del tiempo libre; en particular sostienen ese pensamiento los hombres jóvenes. Según un estudio de W. Opaschowski, 40% de los hombres de 40 años piensa que puede vivir muy bien sin hijos. *Una de las razones


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del retroceso de la natalidad también radica en la prolongada adolescencia, en formación profesional que muchas veces extiende hasta la cuarta década de vida (condicionada en parte por el cambio de valores, la aceptación social de estrechas relaciones de pareja sin casamiento habiéndose abolido recién en los años de 1980 el artículo que pesaba el concubinato). Otro punto a considerar es que durante la primera mitad del siglo XX, la mujer vivía en la casa de los padres hasta que se casaba y, por lo tanto, estaba obligada a adaptarse a las costumbres de otros, y que luego del casamiento venían muy rápidamente los hijos, que a la vez exigían una adaptación. Hoy, por el contrario, la mujer abandona la casa de los padres a los 18 ó 20 años y vive en forma independiente. Vivir sola durante varios años genera una mayor individualidad; se forman particularidades y hábitos, en una época en la que a menudo se crea un estilo propio de vida, individualizado que luego dificulta una adaptación a una pareja y, mucho más, a hijos Visto desde esta perspectiva, difícilmente cabe esperar que en lo inmediato se reduzcan las tasa de divorcio. Según estudios de Steffen Könnert y Reiner Klingholz (Berlin Institut für Bevölkerung und Entwicklung, 2007), las muges hoy “están demasiado bien preparadas” y, por lo tanto, no encuentra pareja. En esta sociedad es “normal” que el médico se case con la enfermera, pero se mira mal a la

médica que se casa con el enfermero. Cada vez son menos los hogares con tres hijos y en general sólo se da cuando el segundo hijo deseado resulta ser una pareja de mellizos o, si se forma una nueva pareja, como demostración de unión con esta nueva pareja. Muchas parejas, según estimaciones aproximadamente 15%, desean tener hijos pero no pueden tenerlos por diversas razones. IV. Cambio en las relaciones generacionales Cien años, atrás, por cada persona mayor de 75 años había 79 personas más jóvenes. Hoy, en cambio, la relación es de 10,4. Se ha calculado que en el año 2040, por cada persona mayor de 75 años apenas habrá 6,2personas menores de 75 años. En 2050 esta relación se reducirá incluso a 5,5 personas. La evolución en Austria y Suiza es similar (Horst W. Opaschowski, Der Generationenpakt. Das soziale Netz der Zukunft Verlag, Darmstadt, 2004). No hace falta preguntar quién se va hacer cargo de los cuidados. Si tenemos presente este desarrollo, serán la sociedad, los municipios, pero también el sector privado de la economía y la industria, los que deberán hacerse cargo. En ese caso, habría que replantear los conceptos urbanísticos, por ejemplo, desde el transporte hasta los centros deportivos y las posibilidades de practicar deporte para personas mayo-

res. Además de plazas con juegos infantiles necesitamos posibilidades de recreación y deportes para gente mayor. Tenemos que reflexionar sobré como se accede a las piscinas públicas, a los centros deportivos, a los consultorios médicos y las posibilidades de compra. Hay muchos edificios que hoy no tienen ascensores, donde sólo se llega a los departamentos por las escaleras, y muchos andenes de trenes no tienen escaleras mecánicas ni ascensores. Todo esto que ahora se reclama en razón del creciente número de personas mayores también sirve a los más jóvenes, sobre todo a las madres y padres con cochecitos de bebé. Cuando hablamos de hacer las cosas de acuerdo con las necesidades de la gente mayor, hablemos de la realidad de hacerlo adecuado a las necesidades de la gente. La relación cuantitativa de los grupos etarios en nuestro país ha sufrido una importante transformación, pero también desde los aspectos cualitativos debe discutirse el cambio demográfico y la relación entre las generaciones. En primer lugar, cabe mencionar el retroceso de los hogares en los que conviven dos o tres generaciones y el incremento en el número de hogares de una sola generación o de una sola persona. Sólo 0,9% de los casi veinte millones de hogares en Alemania son hogares en los que conviven tres generaciones. Pero también retrocede el número de hogares en

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los que conviven dos generaciones. Sólo aproximadamente la mitad de su vida una persona vive hoy en un hogar de dos generaciones: veinte años con los padres y luego, en la medida en que haya hijos, veinte años con los hijos. Esto significa que en Alemania, la gran mayoría de las personas vive a lo largo de cuarenta años solo o con una pareja en un hogar de una sola generación. Si comienza del siglo XX, 7.1% de todos los hogares en Alemania eran hogares de una sola persona y si cien años atrás en 44.4% de todos los hogares convivían cinco o más personas, actualmente esto no se aplica ni siquiera al 5%.

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Existe la tendencia a vivir en casas separadas y una creciente singularización que no se puede interpretar ni como disolución de las estructuras familiares ni como alienación o soledad. A pesar de los hogares separados, la interacción entre padres, hijos, abuelos, es sorprendente grande, es considerable el interés recíproco que existe y, en caso de necesidad, también la ayuda que se presta. “Proximidad interior” con “distancia exterior” es la fórmula que caracteriza la relación familiar intergeneracional. Es cierto que 68% de las mujeres mayores de 75 años y 28% de los hombres de la misma edad viven en hogares conformados por una sola persona, pero sólo 5% o 10% de las personas de la tercera edad se quejan ocasionalmente de la soledad. Y

esto únicamente en el caso de quienes viven solos. Ciertamente, el retroceso de los hogares numerosos tienen consecuencias: si el chico se enferma, ya no está la abuela o la hermana mayor que se puede hacer cargo. Y si las clases un día terminan antes, no hay nadie que reciba en la casa al chico de seis o de ocho años. Y eso en el caso de un porcentaje creciente de madres que crían solas a sus hijos. El retroceso de los hogares numerosos también repercute sobre la situación de personas mayores que necesitan pequeñas ayudas. ¿Quién ayuda a subir los cajones con agua mineral, quién les cambia la lamparita quemada? No son cosas por las que s pueda llamar al electricista ni tampoco al servicio de cuidados del sistema social ¿Y qué pasa con el diario cuando quienes no pueden caminar mucho tienen que dejar de comprarlo porque sólo pueden subir y bajar las escaleras una vez al día pero para cuando lo hacen, el diario que el diarero deja habitualmente en la puerta de calle ya desapareció? Al menos necesitamos buzones más grandes y más ayuda vecinal. Son consecuencias que tenemos que extraer del cambio demográfico y del cambio en la situación familiar. Por lo demás, será necesario que el comercio y la industria consideren más el cambio demográfico estructural del país, el cambio en la estructura de los hogares y de las familias. Eso va

desde una mayor selección de porciones individuales en el supermercado hasta un incremento creativo de las ofertas de servicios, entre las que figuran la atención en las estaciones de servicios o los servicios delivery. El hijo, la hija, ya no viven a la vuelta y no pueden encargarse de tal o cual cosa para los padres ya entrados en años. V. Los familiares como enfermeros Envejecer no significa necesariamente deterioro o dependencia de cuidados de terceros. A menudo se sobreestima la intensidad de los cuidados que necesitan las personas ancianas. Un estudio de INFRATEST que abarcó 26.000 hogares demostró que la necesidad de cuidados en verdad recién se plantea, de hecho, en el grupo de las personas mayores a 85% años y afecta allí aproximadamente a 23%de los hombres y al 28% de las mujeres. Sin embargo, eso significa que aproximadamente sesenta de cada cien personas ancianas están en condiciones de manejarse por su cuenta en la vida diaria. Por lo tanto, es conveniente guardar cierta cautela respecto de proyecciones sobre el porcentaje de personas necesitadas de cuidado a medida que aumenta la cantidad de personas mayores de 85 años en nuestra sociedad. Actualmente las personas mayores son mucho más sanas y competentes de lo que fueron nuestros padres y abuelas a la misma edad,


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siempre que llegaran a cumplir tal cantidad de años. Esta tendencia continuará en el futuro. Alvar Svanborg, médico social de Göteborg, constató, por ejemplo, que los septuagenarios del año 1983 (año de nacimiento 1912 – 1913) eran “diez años más jóvenes y sanos” que los septuagenarios del año 1973 (año de nacimiento 190203). Un estudio de la Universidad Duke constató que las personas de la tercera edad se mantienen más sanos más años”. La vulnerabilidad a la enfermedad de las personas mayores de 65 años disminuye claramente. En particular disminuye rápidamente la frecuencia con la que se manifiestan las típicas enfermedades de la vejez. Esta tendencia podría significar que el creciente envejecimiento de la población, en particular en las naciones industrializadas, no conlleva una carga financiera tan gravosa para las arcas públicas como se teme actualmente. En Estados Unidos, este fenómeno ya se traduce en valores mensurables. En 1994, la cantidad de personas mayores de 65 años que necesitaban ayuda y cuidados era un millón menos lo que se había pronosticado en 1982. a ello contribuyeron los avances de la medicina en el diagnóstico y la terapia, la técnica médica, la farmacología y también un estilo de vida que privilegia la vida sana. En cambio, todavía hay que hacer mucho en el ámbito de la prevención. Pero aun cuando no deberíamos sobrestimar el porcentaje futuro de personas ne-

cesitadas de cuidados, es obvio que la temática de la asistencia y el cuidado seguirá siendo un desafío en una sociedad que envejece progresivamente. Entre 70 y 80 % de la gente necesitada de cuidados recibe estos cuidados en el seno de su familia. Pero también hay que decir claramente que las posibilidades de los familiares son limitadas. Y esto en vista de: - la creciente edad de los necesitados de cuidados y, por ende, también de quienes asuman estos cuidados, que terminan por excederlos en capacidad y fuerzas y, en casos extremos, pueden conducir a malos tratos hacia los ancianos; - la falta de hijas y, en general, una disminución de hijos, de modo que rara vez hay hermanos entre los que puedan repartirse los cuidados; - el creciente número de mujeres (e hijas) que trabajan; - la creciente movilidad, por la que padres e hijos adultos frecuentemente viven en diferentes ciudades; - y, finalmente la creciente tasa de divorcios. Por ahora tampoco se sabe si quienes viven en pareja asumirán el mismo compromiso que los casados; en cualquier caso, resulta difícil pensar que alguien va hacerse cargo de cuidar a la ex suegra. En consecuencia, será necesario ampliar los servicios de asistencia ambulante y la ayuda institucional será imprescindible. También deberá existir

un sistema de control de claridad del cuidado, incluso el cuidado a cargo de los familiares. Los malos tratos que sufren los viejos son muy sutiles y a veces difíciles de demostrar, pero existen muchas veces como consecuencia de una sobreexigencia de los familiares a cargo del cuidado. Pero ante todo, se trata de evitar que alguien necesite cuidados. Una creciente longevidad nos obliga prácticamente posible. Y cada uno puede contribuir con lo suyo. La consigna es: envejecer manteniéndose activo. VI. Comunidades de vivienda y de vida Aumenta también el número de nuevas formas de convivencia entre los mayores a través de “comunidad similares a las de las familias constituidas pero integradas por personas no emparentadas entre sí”. Pueden ser casa en las que viven varias generaciones o comunidades al estilo de Henning Scherf, en las que cuatro o cinco matrimonios constituye una gran familia artificial. Gordon Streib realizó ya en 1980 un estudio sobre este tipo de nuevas familias en Florida y publicó sus resultados con el título The Cooperative Family – an Alternative Lifestyle the Elderly. El estudio abarcó 75 de estos hogares con seis a ocho integrantes, todos ellos personas de la tercera edad no emparentadas entre sí que viven bajo un mismo techo,

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como juntos cuando es necesario se ayudan recíprocamente, comparten los gastos de la casa, usan un auto en común y cuentan con una suerte de administrador común. Al margen de este estilo de vida es muy valorado, al menos por quienes han optado por ponerlo en práctica y que lo privilegian por sobre formas de convivencia que involucran a parientes, también reduce los costos. Incluso las personas de tercera edad que tendrían la posibilidad de convivir con sus hijos adultos lo aprecian mucho. Consideran que en la “pseudofamilia” pueden preservar mejor su independencia y no quieren que la convivencia ponga en peligro los preciados vínculos con los hijos. La pseudofamilia les ofrece una gran cantidad de formas de interacción y aspectos en común y les permite mudarse en cualquier momento: “No puede elegir a mis parientes, pero sí puedo elegir a mis amigos y con quiénes quiero compartir una casa o un piso”.

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VII. Fuertes lazos familiares Constantemente muchos cambios en la situación de la familia, pero lo que no está en duda es la solidaridad entre generaciones. En las últimas décadas, más bien han retrocedido y no aumentado los conflictos generacionales en la familia. Un análisis de narraciones biográficas espontáneas de quienes han nacido entre 1890 y 1925 revela que

éstos han tenido con mucha frecuencia conflictos con los padres que afectaron todas las etapas de sus vidas, que las generaciones posteriores. Las personas que nacieron entre 1930 y 1932, y mucho más los que nacieron entre 1950 y 1952, relatan muchas menos confrontaciones entre padres e hijos. Hoy hay menos dependencias financieras y materiales; se ordenan y se prohíbe menos y no está tan difundida la sensación de que interfieren con el propio proyecto de vida. Todos los estudios e informes revelan que la actual generación de jubilados se ocupa muchísimo de sus hijos y nietos en la esfera privada, sea con ayuda económica, prestaciones materiales, cuidando a los propios padres. Un estudio de Martín Kohli constata que las personas mayores “trabajan voluntariamente unas 3.500 millones de horas por año en las áreas de trabajo honorario neto promedio habitual en estos sectores de 11,80 euros, lo que equivale al 21% de los pagos realizados por el sistema provisional obligatorio. En el ámbito familiar, las personas mayores son más bien las que dan y no tanto las que reciben. En el ámbito familiar existe una considerable solidaridad intergeneracional y ayuda recíproca. Cabe destacar una vez más el rol de los abuelos que pro-

porcionan ayuda financiera instrumental y/o emocional. A pesar de todos los cambios, de todos los vaticinios de ocaso, de calificativo como anticuada, obsoleta, en plena crisis, etc., la familia es y sigue un valor fundamental de nuestra sociedad. En la medida en que surgen nuevas perspectivas, puede salir incluso fortalecida de la reestructuración interior y exterior a la que está siendo cometida. Antiguamente, la familia era más una comunidad forzosa. En muchos casos la existencia individual dependía casi por completo de las relaciones familiares permanecían unidas por lazos exteriores, en tanto que hoy constatemos que lo que une a las familias son lazos internos, formas de convivencia voluntarias y una comunión emocional que es fundamental. Resumen Estamos ante nuevas estructuras familiares que son al mismo tiempo causa y efecto del cambio demográfico. A la vez, el cambio demográfico mismo se inserta en un proceso de cambio social y económico que también repercute sobre ciertos aspectos de la familia. A pesar de todos los cambios, de todos los vaticinios de ocaso, la familia es y sigue siendo un valor fundamental de nuestra sociedad. En la medida en que surgen nuevas perspectivas, puede salir incluso fortalecida de la reestructuración interior y exterior a la que está siendo sometida.


Problemas jurídico del matrimonio entre personas del mismo sexo. Análisis constitucional y de los tratados internacionales Edward Martín Regalado

Introducción El 29 de diciembre de 2009 fue publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, la reforma al Código Civil local mediante el cual se modifica tanto el matrimonio como el concubinato a fin de que ambas instituciones estén abiertas no sólo a parejas heterosexuales, sino también a parejas del mismo sexo.1 La reforma se enfoca entonces a los artículos 146 y 291 Bis del Código Civil local, los cuales definen y establecen los requisitos esenciales para contraer matrimonio o establecer una relación de concubinato, respectivamente.2

La reforma en comento entrará en vigor a los 45 días hábiles de su publicación en la Gaceta Oficial del Distrito Federal. Esto implicó que no se reformaran varias disposiciones de la legislación civil local cuya aplicación presupone una unión heterosexual, v. gr. los artículos 156, fracción VIII (impotencia incurable como impedimento para contraer matrimonio), 282-B, fracción II (preferencia de la madre sobre la custodia de los menores de 12 años en caso de divorcio), 323 y siguientes (presunción de paternidad respecto de los hijos nacidos dentro de matrimonio), el orden de los apellidos de los hijos en caso de padres o madres del mismo sexo, etc.

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Ahora el numeral 146 establece que matrimonio “es la unión libre de dos personas para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua”.3 Antes, el mismo precepto establecía que matrimonio era “la unión libre de un hombre y una mujer para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua con la posibilidad de procrear hijos de manera libre, responsable e informada”. De lo anterior, se desprenden dos elementos que son fundamentales para el análisis. A fin de asemejar la unión de dos personas del mismo sexo al matrimonio en su forma tradicional fue necesario reformar esta institución en dos aspectos: (a) el matrimonio ya no exige que la relación se establezca entre personas de sexos opuestos, sino simplemente entre dos personas, y (b) la procreación hijos no es un fin del matrimonio. De esta manera, ahora “el objeto fundamental de la institución matrimonial es la realización de la comunidad de vida entre dos personas”.4 Esta reforma, según lo refiere la propia Iniciativa presentada ante la Asamblea Legislativa, tiene que ver con el principio de igualdad y no discriminación. Así, se señala en dicho documento que es “fundamental que ninguna institución, incluida la matrimonial, discrimine a las personas”,5 y que “la predominancia de un modelo específico no puede ser, en modo alguno, un argumento para la ausencia de reconocimiento por parte de la legisladora de la realidad social actual (…) Esa comunidad de vida para las parejas del mismo sexo se desarrolla hoy al amparo de una Sociedad de Convivencia, que

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3 En cuanto al concubinato, ahora el artículo 291 Bis dispone que las concubinas y concubinos tienen derechos y obligaciones recíprocos, siempre que sin impedimentos legales para contraer matrimonio, han vivido en común en forma constante y permanente por un periodo mínimo de dos años que precedan inmediatamente a la generación de derechos y obligaciones a los que alude este capítulo... Esta disposición se refería antes de la reforma únicamente a “la concubina y el concubinario, lo que implicaba una relación heterosexual. Ahora, después de la reforma, la referencia inicial del artículo 291 Bis a los sujetos de esta relación es en plural, por lo que permite que exista concubinato entre personas del mismo sexo. 4 Iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones del Código Civil para el Distrito Federal y del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, p. 2. 5 Ídem, p.7.

no dota de los mismos derechos que un matrimonio o un concubinato”.6 El hecho de que en el Distrito Federal exista una Ley de Sociedad de Convivencia que prevea la unión entre personas del mismo sexo también resulta importante para este análisis.7 En especial, porque, como hemos apuntado, en el centro del debate generado por esta reforma está la garantía de igualdad y la protección jurídica de las personas. Dicha Ley, al igual que la reforma al matrimonio en comento, señala como fin de la sociedad de convivencia el establecimiento de un hogar común, con voluntad de permanencia y ayuda mutua. Al respecto es importante destacar que la Ley de Sociedad de Convivencia ya prevé (i) el deber recíproco de los convivientes a darse alimentos, siendo aplicables las reglas generales de alimentos, (ii) que en caso de terminación, el conviviente que carezca de ingresos y bienes suficientes tiene derecho a una pensión alimenticia por la mitad del tiempo que haya durado la sociedad, (iii) la generación de derechos sucesorios, siendo aplicables las reglas de la sucesión legítima entre concubinos, (iv) el ejercicio de la tutela por parte de uno de los convivientes en caso de que el otro sea declarado en estado de interdicción, siendo aplicables las reglas de la tutela legítima entre cónyuges, (v) la posibilidad de pactar las relaciones patrimoniales entre los convivientes, (vi) la subrogación del conviviente supérstite en caso de fallecimiento del otro conviviente y éste haya sido titular del contrato de arrendamiento del inmueble en que se encuentre establecido el hogar común, y (vii) en general, las disposiciones del concubinato son aplicables a las sociedades de convivencia. La pregunta que surge, entonces, es si las uniones entre parejas del mismo sexo deben regularse bajo disposiciones especiales, como la Ley de Sociedad de Convivencia en el Distrito Federal o el Pacto Civil de Solidaridad en el Estado 6 7

Ídem, p.3. Publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 16 de noviembre de 2006.


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de Coahuila,8 o si dichas relaciones deben regularse también dentro de la institución del matrimonio. En otras palabras, si estos dos tipos de uniones son iguales o igualables, o si son diferentes y como tal deben regularse bajo distintas instituciones. La interrogante no es pues si las personas tienen derecho a contar con el reconocimiento del orden jurídico o si tal protección está en función de su orientación sexual. Además de las cuestiones estrictamente de constitucionalidad o de derecho internacional privado (conflicto de normas) que también se analizan aquí, es importante determinar cuál es el deber que el principio de igualdad y no discriminación impone al legislador al regular situaciones como éstas y si el Estado debe privilegiar el matrimonio en su concepto tradicional sobre otros tipos de unión (unión heterosexual, homosexual, lésbica, polígama, concubinato, sociedad de convivencia, matrimonio tradicional, matrimonio por comportamiento, matrimonio religioso, etc.), en virtud de las características propias de esas uniones. Esto intentará responderse mediante el análisis de la reciente reforma al matrimonio en el Distrito Federal, con un triple enfoque: desde el punto de vista constitucional, a la luz de los tratados internacionales y a partir de las llamadas normas conflictuales o de derecho internacional privado. Además, se comentarán a lo largo de este estudio precedentes judiciales, nacionales e internacionales, relacionados con el tema. ¿Matrimonio entre iguales o diferentes sexos? Análisis a la luz de la Constitución La Constitución Federal sólo alude al matrimonio en forma expresa en uno de sus preceptos. Su artículo 30, inciso B fracción II, establece, entre otros requisitos, que son mexicanos por naturalización “la mujer o el varón extranjeros que contraigan matrimonio con varón o con mujer

El 12 de enero de 2007 se adicionó un título Código Civil de Coahuila que regula esta materia bajo la figura de Pacto Civil de Solidaridad.

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mexicanos”.9 La alusión en esta disposición es, sin duda, al matrimonio heterosexual. Así se desprende del orden de sus palabras. Dicho texto se refiere claramente, primero, al matrimonio de mujer extranjera con varón mexicano y, después, al matrimonio entre varón extranjero y mujer mexicana. La inversión de los sexos en esa oración es una alusión deliberada al matrimonio heterosexual. No podía ser de otra manera, pues la concepción tradicional del matrimonio es heterosexual y el origen de la fracción en comento se remonta a 1934, año en que difícilmente el constituyente pudo haber pensado en la posibilidad del matrimonio entre personas de igual sexo. El artículo 30 constitucional otorgaba en 1934 la nacionalidad mexicana por naturalización a “la mujer extranjera que contraiga matrimonio con mexicano”,10 cuyo texto también hace referencia al matrimonio heterosexual. Sin embargo, dado que el Decreto de reforma constitucional de 1974 tenía por finalidad el igualar a la mujer con el hombre,11 entonces se reformó este artículo 30 para que se estableciera también el derecho de las mujeres mexicanas a transmitir su nacionalidad a varones extranjeros. La pregunta aquí más bien es si es posible inferir que tal referencia al matrimonio heterosexual en la Constitución impide el matrimonio entre personas del mismo sexo, de manera tal que la reforma en comento resultara inconstitucional. Es decir, ¿se requiere en este caso una prohibición expresa en la Constitución o pueden bastar las oraciones positivas o afirmaciones contenidas en ella para inferir de ellas prohibiciones? En este punto, vale mencionar la reforma realizada hace muchos años en Tamaulipas en materia de matrimonio.12 El entonces artículo 70 Este texto fue adoptado mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 31 de diciembre de 1974. Véase en el mismo sentido el artículo 20, fracción II, de la Ley de Nacionalidad. 10 Según el decreto publicado el 18 de enero de 1934 en el Diario Oficial de la Federación. 11 Por esto la modificación constitucional publicada el 31 de diciembre de 1974 se denominó Decreto que Reforma y Adiciona los artículos 4º, 5º, 30 y 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicano en relación con la Igualdad Jurídica de la Mujer. 12 Quinta Época, Registro: 340629, Instancia: Tercera Sala, Tesis Aislada, Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Tomo: CXXI, Materia(s): Civil, Página: 39. Matrimonio (legislación de Tamaulipas). Amparo civil directo 876/51. 9

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del Código Civil de Tamaulipas consideraba también como matrimonio a la vida en común y la relación sexual prolongada entre hombre y mujer, o sea, el matrimonio por comportamiento o de hecho. Lo interesante para efecto de nuestro análisis es que dicho precepto fue declarado notoriamente inconstitucional por estimarse contrario al artículo 130 de nuestra Carta Magna. Esto es relevante porque tal conclusión no requirió de una norma constitucional que prohibiera expresamente el matrimonio por comportamiento, por lo que, a la luz de este precedente, tal prohibición puede inferirse de la Constitución. La Suprema Corte interpretó en ese caso que, en términos del citado artículo constitucional, el matrimonio es un contrato civil y como tal debe forzosamente celebrarse ante funcionario público, por lo que el matrimonio de hecho –en el que los contrayentes no manifiestan su consentimiento ante juez del registro civil– resulta inconstitucional.13 Resulta interesante, además, que cuando en 1974 se modificó el citado artículo 30 constitucional también se reformó el artículo 4º constitucional para establecer en éste que el varón y la mujer son iguales ante la ley. Así pues, resulta indicativo que, a pesar de que los artículos 4º y 30 se hayan reformado en la misma fecha y no obstante que el primero de ellos consagra la igualdad del hombre y la mujer ante la ley, el constituyente no haya previsto simultáneamente en el segundo precepto la posibilidad de que personas de igual sexo contrajeran matrimonio, sino que únicamente se refiere a la unión de personas heterosexuales. Es importante analizar, además, si la identificación que se ha establecido en los tratados internacionales entre el derecho que tienen las Adicionalmente, la tesis de jurisprudencia en comento también establece que las Leyes de Reforma y, específicamente la Ley de 14 de diciembre de 1874, es un elemento muy valioso para esclarecer el espíritu del legislador por haber sido adoptada apenas un año después de la promulgación de la reforma constitucional. Más aún, la Corte interpretó el citado 130 constitucional a la luz del artículo 23 de la referida Ley de 1874, señalando que este último numeral establece como bases que las actas del Registro serán la única prueba del estado civil de las personas y que el matrimonio civil no podrá celebrarse más que por un hombre y con una sola mujer.

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personas heterosexuales a casarse y la noción de familia, apoyada por las decisiones dictadas por los tribunales internacionales en derechos humanos (vid infra), puede aceptarse también en el contexto de nuestra Constitución Federal. El artículo 4º constitucional consagra el derecho a tener una familia, pero, a diferencia de los diversos instrumentos internacionales, este precepto no contiene simultáneamente una referencia expresa al matrimonio, lo que lleva a cuestionar si de la Constitución podría también derivarse una interpretación restrictiva del concepto de familia que excluya las relaciones homosexuales. Vale mencionar al respecto que la protección a la familia fue establecida en el artículo 4º constitucional no sólo el mismo día, sino en el mismo precepto que establece la igualdad del hombre y la mujer y el derecho a procrear hijos.14 Por lo tanto, cabe preguntarse si un argumento sedes materiae, similar al invocado en materia internacional, según se apunta líneas abajo, podría servir para concluir que este precepto constitucional tuvo como objeto el proteger a la familia derivada de la unión de un hombre y una mujer –no necesariamente casada– con la posibilidad de procrear hijos. Un locus clasicus en la materia familiar es el libro de Sara Montero. Esta autora explica que la familia surge de dos datos biológicos de la realidad humana: la unión sexual y la procreación, de forma tal que el orden jurídico toma en cuenta estas fuentes reales y crea las instituciones reguladores de las mismas. Para Sara Montero la noción de familia no sólo está en función de una unión heterosexual, pues estrictamente ésta es la única con capacidad de procreación, sino además reconoce la preeminencia del matrimonio al señalar que quizá lo único con validez universal es que “el matrimonio es la forma legal de constitución de la familia”.15 Finalmente, agrega que la unión sexual entre hombre y mujer se enmarca jurídicamente dentro de la institución del Decreto que Reforma y Adiciona los Artículos 4º, 5º, 30 y 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicano en relación con la Igualdad Jurídica de la Mujer, publicado el 31 de diciembre de 1974 en el Diario Oficial de la Federación. 15 Montero, Sara. Derecho de Familia, Porrúa, México, 1992, p. 97. 14


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matrimonio y, ‘excepcionalmente’ en las figuras paramatrimoniales como sucede con la figura del concubinato.16 Volviendo al texto constitucional, éste contiene por lo menos veinte referencias a la familia y tal parece que algunas aluden a la familia nuclear y otras a la extensa.17 Para desentrañar el concepto de familia contenido en el artículo 4º constitucional es ilustrativo citar la conclusión del dictamen emitido por las Comisiones Unidas de la Cámara de Diputados cuando se reformó dicho precepto: “En los países en vías de desarrollo como México, subsisten en algunos sectores sociales las familias extensas; en tanto que en los más beneficiados la entidad familiar, cada vez en mayor medida se compone por el padre, la madre y pocos hijos. Este modelo es el ideal de nuestra sociedad futura. La reforma propuesta, instituye la protección legal a organización y desarrollo de la familia. De esta forma, se consolida esta célula básica del cuerpo social”.18 Así pues, aunque la Constitución no define el término familia, al igual que tampoco define matrimonio (ya sea por considerar que las leyes más que definir conceptos deben regular las relaciones humanas, o por considerar innecesario definir vocablos que al momento de su inclusión en la Constitución eran unívocos), los antecedentes legislativos muestran que cuando el constituyente instituyó la protección de la familia en el artículo 4º constitucional lo hizo pensando en aquélla que deriva de la unión de un hombre y una mujer para la procreación de hijos. Análisis a la luz del derecho internacional Los instrumentos internacionales tampoco establecen en forma expresa derecho alguno para que personas del mismo sexo puedan contraer Ídem, pp. 9 y 33. Referencias a la familia nuclear pueden ser el derecho de cada familia a disfrutar de una vivienda (Art. 4º), la protección al patrimonio familiar (Art. 27, fracción XVII, y 123, apartado A, fracción XXVIII), el que los salarios mínimos debe ser suficientes para las necesidades del jefe de familia (Art. 123, apartado A, fracción VI), la prioridad en la obtención de un trabajo de quienes represente el único ingreso en su familia (123, apartado A, fracción XXV, y apartado B, fracción VIII), etc. 18 Comisiones Unidas Segunda de Puntos Constitucionales y de Estudios Legislativos de la Cámara de Diputados del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos. Diario de los Debates, Legislatura XLIX, Año II, Periodo Ordinario, 14 de noviembre de 1974. 16 17

matrimonio. Esto no debe sorprender, pues siendo el matrimonio una institución que durante siglos ha sido concebida como la unión entre personas de sexo opuesto, es entendible que los instrumentos internacionales también reflejen esa concepción tradicional de matrimonio. La Declaración Universal sobre Derechos Humanos de 1948 señala que “los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia… La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”.19 La Convención sobre el Consentimiento para el Matrimonio, la Edad Mínima para Contraer Matrimonio y el Registro de los Matrimonios repite el derecho a contraer matrimonio previsto en la Declaración Universal.20 El Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos de 1966 establece que “se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y fundar una familia si tienen edad para ello”.21 En el ámbito regional, la Convención Europea sobre Derechos Humanos de 1950 consagra que “los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho a casarse y fundar una familia”,22 y la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969 dispone que “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida por la sociedad y el Estado” y “reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia si tienen la edad”.23 Vale preguntar si es posible asumir que los instrumentos internacionales arriba citados que se refieren a “los hombres y las mujeres” –en plural– implícitamente prevén la posibilidad de que personas del mismo sexo contraigan matrimonio. Artículo 16, el cual además no se refiere a restricciones impuestas por razón de sexo. Preámbulo 1. Esta Convención entró en vigor el 9 de diciembre de 1964. 21 Artículo 23.2. El texto en español sí es una versión oficial de este Pacto Internacional. 22 Artículo 12. El texto en inglés es una versión oficial de la Convención Europea, pero no el texto en español, y el artículo 12 de esta Convención en inglés se refiere a los hombres y mujeres en plural. 23 Artículo 17, también llamada Pacto de San José. 19 20

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Esta interpretación, sin embargo, no parece exacta por tres razones: (i) porque no sería acorde con la concepción de matrimonio imperante en el momento de la celebración de dichos instrumentos, (ii) porque la versión en inglés de dichos instrumentos contienen referencias en plural, mientras que la versión –también oficial- en español de los mismos instrumentos contienen referencias en singular al hombre y la mujer, de lo que se desprende que el número -singular o plural- en la redacción de los tratados no es relevante y, por lo tanto, no puede servir de apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo, y (iii) porque es contraria a la interpretación de los tribunales internacionales en la materia. En lo que se refiere a este último punto, es importante mencionar que la Corte Europea de Derechos Humanos resolvió al interpretar el citado artículo 12 de la Convención Europea en el caso Cossey v UK que dicha disposición se refiere al concepto tradicional de matrimonio entre personas de sexos biológicos opuestos y que su redacción deja claro que su principal interés es proteger al matrimonio como la base de la familia. Y además señaló que aunque algunos Estados miembros permiten a personas transexuales contraer matrimonio, la evolución no puede considerarse que prueba un abandono general del concepto tradicional de matrimonio, por lo que la Corte no estimó que estuviera autorizada a tomar un nuevo sentido en la interpretación del Artículo 12.24 Llama la atención que dicha decisión señale que el principal interés del artículo 12 en comento sea proteger al matrimonio como la base de la familia. Más aún, parecería que esa conclusión podría generalizarse en el ámbito internacional, pues todos los instrumentos internacionales arriba transcritos también relacionan el En el texto original (Cossey v UK, Application no. 10843/84, ECHR, 27 September 1990, paras. 43 y 46), la Corte señaló que “The right to marry guaranteed by Article 12 (art. 12) referred to the traditional marriage between persons of opposite biological sex. This appeared also from the wording of the Article (art. 12) which made it clear that its main concern was to protect marriage as the basis of the family”. Although some Contracting States would now regard as valid a marriage between a person in Miss Cossey’s situation [transsexual] and a man, the developments which have occurred to date… cannot be said to evidence any general abandonment of the traditional concept of marriage. In these circumstances, the Court does not consider that it is open to it to take a new approach to the interpretation of Article 12”.

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derecho a contraer matrimonio con la fundación de una familia. Por otro lado, el tribunal europeo ha discutido el concepto de familia en por lo menos cuatro casos, siendo la decisión dictada en el primero de ellos la más importante,25 ya que fue invocada en los casos subsecuentes. Concretamente, en X y Y v UK, la Comisión Europea de Derechos Humanos interpretó restrictivamente el concepto de familia al rechazar que la relación entre una pareja del mismo sexo (con o sin hijos) pudiera constituir vida de familia,26 señalando que a pesar de la evolución moderna en la actitud hacia la homosexualidad, la relación de los quejosos no encuadraba en el ámbito del derecho al respeto por la vida de familia.27 El principio de igualdad y no discriminación Análisis a la luz de la Constitución El principio de igualdad y no discriminación es piedra angular de nuestro tema. No sólo se invoca este principio como el principal motivo de esta reforma, sino que, en general, la universalidad de los derechos fundamentales es considerada la característica más importante de los derechos humanos en su concepción moderna. Así, por ejemplo, se ha dicho que más importante que cualquier garantía particular reconocida por la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789, seguida en el siglo XX por la Declaración Universal, fue el hecho de que los derechos y libertades ahí plasmados fueron reconocidos a todos los hombres, a cada hombre, a todos los ciudadanos.28 En nuestro orden jurídico, el artículo 1º de la Constitución Federal prohíbe toda discriminación X & Y v UK, App. 9369/81 (1983), 32, D.R. 220. El artículo 8 de la Convención Europea dispone que toda persona tiene derecho al respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio y de su correspondencia, y que no podrá haber injerencia de la autoridad pública en el ejercicio de este derecho sino en tanto en cuanto esta injerencia esté prevista por la ley y constituya una medida que, en una sociedad democrática, sea necesaria para la seguridad nacional, la seguridad pública, el bienestar económico del país, la defensa del orden y la prevención de las infracciones penales, la protección de la salud o de la moral, o la protección de los derechos y las libertades de los demás. 27 “Despite the modern evolution of attitudes towards homosexuality,… the applicants’ relationship does not fall within the scope of the right to respect for family life ensured by Article 8”, en X & Y v UK, App. 9369/81 (1983), 32, D.R. 220 at 221. 28 Ver Lynn Hunt, Inventing human rights. A history. Norton, 2007. 25 26


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que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas, citando dicho precepto en forma expresa la discriminación motivada por las “preferencias”. En el mismo tenor, el artículo 4º constitucional consagra la igualdad del varón y la mujer ante la ley. La pregunta es, entonces, cómo debe entenderse principio. ¿Será, como sostienen los impulsores de esta reforma, que ninguna institución debe discriminar, o será que las uniones heterosexuales tienen derecho a ser tratados y regulados bajo una institución diferente a las parejas homosexuales? ¿Habría que reconocer civilmente los matrimonios religiosos para no discriminar a éstos? ¿Debe existir una institución que regule la unión de personas que tienen la posibilidad –cuya regla es que en la práctica se vuelve realidad– de procrear hijos y otra institución que regule a las parejas que por ser del mismo no tienen esa posibilidad? ¿Será suficiente el que un porcentaje irrisorio de matrimonios, ya porque así lo deciden o por imposibilidad física, no tengan hijos para concluir que la procreación de hijos no es uno de los fines del matrimonio y que no merece protección por parte del Estado? ¿Tendrá el 99.5% de las parejas heterosexuales el derecho –no a discriminar o privar de derechos al 0.5% restante de parejas homosexuales– sino a ser tratadas bajo una institución diferente que proteja su identidad, sentimientos, consideración y características propias?29 ¿Sería preferible que, así como se distingue entre concubinato y matrimonio, también existan distintas instituciones para las uniones heterosexuales que pueden procrear hijos y para las parejas homosexuales que por ello no tienen esa posibilidad, reconociendo, por supuesto, derechos a ambas? ¿O es mejor fusionar todas las instituciones –matrimonio tradicional, concubinato y sociedad de convivencia– en una sola? ¿Debe el Estado fomentar la institución del matrimonio tradicional como regla y las figuras paramatrimoSegún el reporte de la Consejería Jurídica y de Servicios Legales del DF, de septiembre de 2008 a septiembre de 2009 se registraron 241 sociedades de convivencia, mientras que en ese mismo periodo se celebraron 45107 matrimonios.

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niales (concubinato y sociedad de convivencia) como excepciones? Las preguntas sobre la interpretación del principio de igualdad y no discriminación pueden ser, sin duda, infinitas. Por esto el alcance y límites que se dé a esta garantía es tan importante, no sólo respecto del tema del matrimonio, sino en todas las relaciones y situaciones tratadas por el derecho. La Suprema Corte de Justicia se ha pronunciado sobre esta garantía no sólo en cuestiones de derecho de familia, sino también en muchos otros, por ejemplo, en materia de responsabilidad patrimonial del Estado y reparación por daño a derechos de autor. Al interpretar la garantía de igualdad y no discriminación contenida en el citado artículo 1º Constitucional, la Suprema Corte ha sostenido en varias tesis de jurisprudencia recientes que “el análisis de igualdad no sólo implica tratar igual a los iguales, sino también desigual a los desiguales”,30 y que dicho principio “no postula la paridad entre todos los individuos, ni implica necesariamente una igualdad material o económica real, sino que exige razonabilidad en la diferencia de trato, como criterio básico para la producción normativa. Así, del referido principio derivan dos normas que vinculan específicamente al legislador ordinario: por un lado, un mandamiento de trato igual en supuestos de hecho equivalentes, salvo que exista un fundamento objetivo y razonable que permita darles uno desigual y, por el otro, un mandato de tratamiento desigual, que obliga al legislador a establecer diferencias entre supuestos de hecho distintos.31

Tesis aislada, Materia(s): Constitucional, Administrativa, Novena Época, Instancia: Primera Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo: XXX, Agosto de 2009, Tesis: 1a. CX/2009, Página: 62. Derechos de autor. El artículo 216 bis de la ley federal relativa, al prever la reparación por el daño moral y/o material, así como la indemnización por daños y perjuicios por violación a tales derechos, no viola la garantía de igualdad. Amparo directo en revisión 1916/2008. Amparo directo en revisión 1917/2008. 31 En junio de 2008, la Segunda Sala de la Corte publicó varias tesis de jurisprudencia interpretando la garantía de igualdad, la aquí citada es la siguiente: Tesis aislada, Materia(s): Constitucional, Novena Época, Instancia: Segunda Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo: XXVII, Junio de 2008, Tesis: 2a. LXXXII/2008, Página: 448. Principio general de igualdad. su contenido y alcance. Amparo en revisión 1834/2004. Amparo en revisión 1207/2006. Amparo en revisión 1260/2006. Amparo en revisión 1351/2006. Amparo en revisión 1700/2006. 30

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En el mismo sentido, es importante citar un amparo en revisión presentado por un padre de familia en contra de una resolución que otorgó la custodia de sus menores hijos a la madre, y en el cual dicho quejoso argumentó que el artículo 282, fracción V, del Código Civil del Distrito Federal que da preferencia a la madre sobre la custodia de los hijos menores en caso de divorcio violaba el artículo 4º constitucional, pues este dispone que el hombre y la mujer son iguales ante la ley. En ese caso, sin embargo, la Suprema Corte confirmó la constitucionalidad del precepto combatido del Código local, bajo la consideración de que en circunstancias normales la custodia materna es lo que más conviene al menor dadas las necesidades y limitaciones inherentes a su edad.32 Análisis a la luz del Derecho internacional La jurisprudencia de los tribunales internacionales de derechos humanos también se ha pronunciado en el sentido de que el principio de igualdad sólo es violado cuando no hay una razón objetiva y razonable que justifique el trato desigual o discriminado. Esto, al igual que en la jurisprudencia doméstica, ha sido sostenido en el ámbito internacional al analizar los más variados temas. Es relevante precisar que el principio de no discriminación es sólo un argumento complementario, i.e., que no tiene existencia independiente, por lo que necesariamente debe ser invocado a la luz de otro derecho reconocido en el instrumento de que se trate. Por ejemplo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, al analizar un caso relacionado con el derecho de propiedad resolvió en cuanto al derecho de igualdad ante la ley que si bien es cierto que el principio de no discriminación es una garantía particular que protege todos los otros derechos en el derecho nacional e internacional, también Según nota publicada en la página de internet de la Suprema Corte el 22 de agosto de 2007 y relacionada con la tesis siguiente: Novena Época, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Tesis Aislada, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo: VIII, Agosto de 1998, Materia(s): Civil, Tesis: I.9o.C.53 C, Página: 845. Custodia de menores. El último párrafo del artículo 282 del código civil para el Distrito Federal, que la concede a la madre respecto de los hijos menores de siete años, es acorde con lo previsto por el artículo cuarto constitucional. Noveno tribunal colegiado en materia civil del primer circuito. Amparo directo 5689/98.

lo es que la igualdad no significa identidad de trato y no prohíbe diferenciar entre los individuos de grupos.33 La Corte Europea de Derechos Humanos, por su parte, al resolver una controversia sobre el derecho a la vida señaló que la discriminación indirecta tiene lugar cuando los Estados sin justificación objetiva y razonable no tratan en forma diferente a las personas cuyas circunstancias son significativamente diferentes.34 Más interesante aún son los casos de la Corte Europea relacionados con parejas del mismo sexo, en los cuales se discutió si la noción de familia está reservada para las uniones heterosexuales o si la pareja de igual sexo también constituye una familia. Recordemos que la Convención Europea establece lo siguiente: “los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho a casarse y fundar una familia”,35 el cual es similar al de otros instrumentos internacionales. Para concluir que el principio de trato igual es violado por la disposición antes trascrita, es preciso resolver dos cuestiones. Primero, que existe una diferencia de trato entre personas que se encuentran en situaciones similares y, segundo, que no existe una justificación objetiva y razonable para esa diferencia de trato. Así, en X y Y v UK, la Corte determinó que la relación entre una pareja de dos hombres no constituye vida de familia, es decir, que al analizar la primera de las cuestiones mencionadas concluyó que no existe diferencia de trato porque las uniones entre personas heterosexuales no son similares a las de dos personas del mismo sexo y que, en su caso, únicamente existiría discriminación si esa diferencia de trato ocurriera entre parejas de homosexuales y parejas de lesbianas, dado que estas relaciones sí son comparables.36 En Simpson v UK, la Corte tampoco halló violación alguna al principio en comento al analizar la segunda

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33 Maya Indigenous Communities of the Toledo District v Belize, Report No. 40/04, Case 12.053, 12 October 2004, Inter-American Commision on Human Rights, paras. 163, 165.3 y 166. 34 Pretty v UK, ECHR, App. 2346/02, Judgment of 29 April 2002, para. 88. 35 Artículo 12. 36 X & Y v UK, App. 9369/81 (1983), 5 EHRR 601 at 602.


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de las cuestiones anotadas, pues consideró justificado proteger a la familia y no igualmente a otras relaciones estables porque la familia integrada por personas heterosexuales merece especial protección social.37 Finalmente, vale citar una decisión de la Suprema Corte de British Columbia dictada a principios de esta década.38 En este caso, varias parejas integradas por personas del mismo sexo habían solicitado autorización para casarse y dado que ésta les fue negada acudieron a la citada Corte canadiense. Es importante mencionar, por la semejanza con la ciudad de México, que allá el matrimonio también era considerado como una unión entre personas de sexo opuesto y, además, se habían promulgado varias leyes que conferían a las parejas del mismo sexo muchos de los derechos y obligaciones históricamente reservadas para uniones heterosexuales. La Constitución Canadiense de Derechos y Libertades garantiza los derechos establecidos en ella, sujetos solamente a límites razonables prescritos en la ley que puedan ser justificados en una sociedad libre y democrática.39 Esto, según vimos, no dista de la interpretación que nuestra Suprema Corte ha dado al principio de igualdad y no discriminación. Así pues, para resolver la disputa en comento, la Corte canadiense respondió las dos preguntas que también analizó la Corte Europea en los casos antes referidos, concluyendo en primer lugar que sí existía discriminación en razón de la orientación sexual de los quejosos, pues el matrimonio sólo se permitía a personas de sexo opuesto, pero no a las uniones homosexuales. Sin embargo, al responder la segunda cuestión, la Corte de British Columbia, apoyándose en varios precedentes judiciales,40 concluyó que Simpson v UK, App. 25186/85 (1986), 47 D.R. 274 at 279. Egale Canada Inc. et al. v A-G of Canada et al., 2001, SCBC 1365. 39 Section 1: The Canadian Charter of Rights and Freedoms guarantees the rights and freedoms set out in it subject only to such reasonable limits prescribed by law as can be demonstrably justified in a free and democratic society. Section 15(1): Every individual is equal before and under the law has the right to equal protection and equal benefit of the law without discrimination and, in particular, without discrimination based on race, national or ethnic origin, colour, religion, sex, age or mental o physical disability. 40 Ormrod J. in Corbett v Corbett, (1970) 2 All E.R 33, p. 48. 37 38

sí existía justificación para excluir del matrimonio a personas de igual sexo y para esto distinguió fundamentalmente tres tipos de relaciones. La primera, en donde el sexo de las personas es completamente irrelevante, como en los casos de derechos y obligaciones contractuales o extracontractuales. La segunda, en donde el sexo es relevante, por ejemplo en materia de seguros. Y la tercera, relaciones en las que el sexo es esencial, como ocurre en el matrimonio. En cuanto a esto último, la Corte canadiense consideró que aun cuando a las parejas del mismo sexo se les ha reconocido derechos que estaban reservados al matrimonio, existe un factor en el cual no puede haber similitud y es que la razón de ser del matrimonio está ligado a una realidad biológica y social de que sólo las parejas heterosexuales pueden procrear. Independientemente del punto de vista que uno sostenga, añadió, no puede negarse que el matrimonio permanece como el principal medio por el cual la humanidad se perpetúa. Finalmente, la Corte apuntó que el Estado tiene una justificación genuina y demostrable al otorgar reconocimiento, preferencia y precedencia a la relación por la cual la sociedad subsiste y que esa realidad y distinción biológica permanecerá independientemente de las similitudes que haya en virtud de la aceptación social o reconocimiento legislativo a las relaciones entre personas de igual sexo.41 Los efectos de la reforma local en otras entidades y en el ámbito federal La reforma al matrimonio en el Distrito Federal se relaciona también con otro tema fundamental de nuestro orden jurídico: el funcionamiento del sistema federal mexicano y el pacto de coordinación. Como sabemos, tenemos 32 códigos civiles locales y un código civil federal, cuya existencia y reforma es facultad de sendos Congresos locales y el Congreso Federal, respectivamente. La interrogante es cómo repercute la modificación a la regulación existente en un código civil en las demás entidades o a la Federación, o cómo repercute la reforma “sustancial” de una 41

Egale Canada Inc., op. cit., para. 207.

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legislación local en las otras entidades cuando lo aprobado en una de ellas está expresamente prohibido en las otras y considerada, además, como una cuestión de orden público en estas otras legislaciones. Análisis a la luz de la Constitución El punto de partida en este tema es el artículo 121 constitucional, conocido como la cláusula de entera fe y crédito, ya que establece que “en cada Estado de la Federación se dará entera fe y crédito de los actos públicos, registros y procedimientos judiciales de todos los otros”.42 La Suprema Corte de Justicia ha interpretado que esta cláusula inicial sólo se refiere a la eficacia probatoria de los referidos documentos, pero no a la obligatoriedad, para las autoridades de una entidad federativa, de lo resuelto por los tribunales de otro Estado.43 Aunque el artículo 121 limita la soberanía de los estados en beneficio de la seguridad jurídica y la coordinación de los estados del país, Eduardo Trigueros advierte que el no hacer una interpretación cuidadosa del artículo 121 constitucional “resultaría destructora del sistema federal, porque atenta contra la autonomía de los estados federados y rompe con la jerarquía de las normas constitucionales, anteponiendo una norma de menor valor (artículo 121) a una de jerarquía superior (artículo 40, abajo citado).44 Siguiendo esta idea, bien podríamos preguntarnos si es suficiente que un congreso local, ya sea del Distrito Federal o de cualquier otra entidad federativa, apruebe una reforma sustancial a su CóEl pacto de coordinación previsto en el artículo 121 constitucional pretendió ser una copia de la sección I del artículo IV de la Constitución Federal de los Estados Unidos de América, que a su vez tiene su antecedente remoto en el artículo VIII de la Confederación de New England de 1643. Las fracciones o bases de este precepto constitucional, sin embargo, fueron adicionadas en la Constitución de 1917, sin mayor discusión par parte del congreso constituyente en cuanto a dicha adición (Ver Trigueros Saravia, Eduardo. El artículo 121 de la Constitución, El pensamiento mexicano sobre la Constitución de 1917, Gobierno del Estado de Querétaro-INEHRM, pp. 953 y 969, publicado también en Revista Mexicana de Derecho Público), tomo I, No. 2, octubre/diciembre de 1946). 43 Sexta Época, Instancia: Segunda Sala, Semanario Judicial de la Federación, Tercera Parte, LX, Página: 18, Tesis Aislada, Materia(s): Constitucional. Artículo 121 constitucional (Resoluciones judiciales pronunciadas por un estado, efectos que producen en otros estados). Amparo en revisión 179/62. Ver en el mismo sentido, Trigueros Gaisman, Laura. La interpretación del artículo 121 de la constitución. La doctrina constitucional, Barra Mexicana Colegio de Abogados, p. 258. 44 Trigueros Saravia, Euardo. Los conflictos de leyes entre estados de la Federación, citado en Trigueros Gaisman, Laura. La interpretación del artículo 121 de la constitución. La doctrina constitucional, Barra Mexicana Colegio de Abogados, Homenaje a Fernando Alejandro Vázquez Pando. Themis, México, 1996. p. 258. 42

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digo Civil local para que los actos públicos celebrados conforme a dicha reforma sean obligatorios y tengan efectos en las otras 31 entidades federativas –cada una de ellas soberana en su régimen interno- y también en la esfera federal, aun cuando las leyes de estas otras entidades o la legislación federal prevean disposiciones contrarias a esa nueva reforma local. El artículo 121 en comento establece que el Congreso de la Unión prescribirá tanto la manera de probar los actos públicos, registros y procedimientos judiciales, como el efecto de ellos, sujetándose a las cinco bases ahí previstas. Aunque dicho Congreso no ha emitido la ley reglamentaria de esta norma constitucional, las bases previstas en el artículo 121 son relevantes para efectos de nuestro análisis. Por un lado, la base primera de este artículo prohíbe los efectos extraterritoriales de las leyes locales y establece que éstas sólo pueden tener efectos y ser obligatorias dentro del territorio de cada estado mexicano. Por otro lado, la fracción cuarta del mismo numeral dispone que los actos del estado civil ajustados a las leyes de un estado mexicano, tienen validez en los otros. Este artículo 121 está relacionado con el artículo 40 de la propia Constitución, el cual señala que nuestro país es una república representativa, democrática y federal, “compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”. La soberanía de las entidades de la federación prevista en esta última disposición constitucional implica la posibilidad de darse a sí mismas sus leyes y la no sumisión de una de ellas a las normas expedidas por otra entidad, sin embargo, es también esta autonomía la que hace necesaria la norma de coordinación contenida en el artículo 121 constitucional. De este artículo 121 se desprende que si bien es cierto que, conforme a la regla general establecida en su base primera, la reforma al


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matrimonio en el Distrito Federal no puede tener efectos extraterritoriales ni ser obligatoria en los estados mexicanos, también lo es que su base cuarta citada dispone como regla especial que los actos del estado civil ajustados a las leyes de un estado mexicano tienen validez en los demás. En otras palabras, en virtud de que el matrimonio es un acto del estado civil –no así el concubinato–, si dos personas del mismo sexo contraen matrimonio en la capital del país, cumpliendo con lo dispuesto por la legislación local, entonces, conforme a la citada base cuarta, dicho acto tendría validez en las demás entidades de la Federación.

Entonces, la pregunta más bien es si la Asamblea Legislativa local podría lograr la validez y efectos de esas uniones en todo el país, estableciendo simplemente que tanto el concubinato como la sociedad de convivencia crean estado civil, tal como ha establecido ahora que el matrimonio entre personas del mismo sexo genera dicho estado. Recordemos aquí lo comentado líneas arriba respecto de la legislación civil tamaulipeca que consideró que la vida en común y la relación sexual prolongada entre hombre y mujer creaba el estado civil de casado (matrimonio por comportamiento), pero fue declarada inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia.

Sin embargo, esto que parece claro, quizá no lo es tanto. Según apuntamos al principio de este apartado, ¿cómo debe entenderse la soberanía de los estados mexicanos en cuanto a su régimen interno, si los actos celebrados fuera de dichas entidades tienen validez y efectos en ellos? ¿Deben las entidades federativas reconocer la validez y efectos de actos celebrados en otro estado si éstos van en contra de prohibiciones expresamente previstas en las leyes de esas otras entidades y en temas considerados como de orden público? Más aún, ¿Será que la base IV del artículo 121 constitucional puede servir para que cualquier acto jurídico celebrado en una entidad tenga validez y efectos en las demás con tan sólo establecer en la legislación de aquella entidad que dicho acto es uno del “estado civil”? ¿Tendrán los congresos locales plena libertad para determinar que cualquier acto jurídico es uno del estado civil y así darle validez y efectos generales, aprovechando que la citada base cuarta no define qué es un acto del estado civil?

La base cuarta del artículo 121 fue incorporada en nuestra constitución de 1917 y nadie dudaría que cuando el constituyente estableció en esa fecha que los actos del estado civil celebrados en un estado mexicano deben tener validez en los otros estados, pensó en el matrimonio heterosexual y no en el celebrado entre personas de igual sexo. Más aún, es posible que la Constitución Federal, al igual que ocurre con la noción de matrimonio, no haya definido ni enlistado los actos del estado civil por considerarlo innecesario o evidente. Por eso la interrogante es si cualquier Congreso local puede establecer que cualquier acto jurídico es uno del estado civil y así lograr su validez en todo el país.

Sabemos que ni el concubinato ni la sociedad de convivencia crean estado civil alguno y que, por lo mismo, ni los concubinos del mismo sexo ni los convivientes establecidos conforme a las leyes del Distrito Federal podrían invocar la citada fracción IV del artículo 121 constitucional para exigir que se reconociera la validez de sus uniones o que se diera efectos a las mismas en otra entidad de nuestro país.

Adicionalmente, el penúltimo párrafo del 130 constitucional dispone que los actos del estado civil de las personas tendrán “la fuerza y validez” que las leyes les atribuyan. Este precepto tampoco aclara el punto en cuestión pues no señala qué ley debe prevalecer si una entidad expresamente prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo o sin el fin de procrear hijos –como ocurre en diversas legislaciones locales y en la federal–,45 y otra lo permite –como ahora ocurre en esta capital–. Por último, retomando el artículo 30 constitucional, analizado en el segundo apartado de este estudio, es difícil de aceptar que la reforma al 45

Ver artículo 147 del Código Civil Federal.

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matrimonio en el Código Civil local llegue al extremo de modificar el texto de dicha norma constitucional, el cual concede la nacionalidad mexicana por naturalización en caso de matrimonios heterosexuales que establezcan su domicilio en territorio nacional. Aceptar que dicha nacionalidad también se transmitirá ahora con motivo de matrimonios entre personas del mismo sexo celebrados en esta capital, significaría conceder que los diputados locales pueden modificar el texto constitucional. Efectos de la reforma en el ámbito federal En sintonía con lo señalado en el apartado anterior, los efectos de la reforma local al matrimonio en el ámbito federal también resultan cuestionables. Por un lado, los jueces u oficiales del Registro civil no pueden celebrar matrimonios en los que intervenga algún extranjero, sin la comprobación previa de su legal estancia en el país y sin la autorización de la Secretaría de Gobernación.46 Así pues, dado que la Secretaría de Gobernación es una autoridad federal, ésta se rige por las leyes federales, y dado que el Código Civil Federal no prevé el matrimonio entre personas del mismo sexo,47 sería difícil pensar que esa autoridad federal esté obligada a dar su autorización para que un extranjero o extranjera contraiga matrimonio en el Distrito Federal con otra persona del mismo sexo. Más aún, la propia Constitución establece que es facultad exclusiva del Congreso de la Unión el dictar leyes sobre nacionalidad, condición jurídica y naturalización de los extranjeros.48 Por otro lado, la misma dificultad aparece en materia de seguridad social. La Ley del Seguro Social establece como beneficiario al cónyuge del asegurado o pensionado y, dado que dicha ley federal no define el término ”cónyuge”,49 entonces debe aplicarse supletoriamente el Código Civil Federal, no el local pues se trata de suplir Artículo 68 de la Ley General de Población. Aunque el Código Civil Federal no define el matrimonio, es evidente que toda su regulación se refiere al matrimonio entre personas de sexos opuestos. Por ejemplo, su artículo 147 dispone que cualquier condición contraria a la perpetuación de la especie o a la ayuda mutua que se deben los cónyuges, se tendrá por no puesta. 48 Artículo 73, fracción XVI. 49 Artículo 5A, fracción XII. 46 47

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una ley federal.50 Así pues, en caso de matrimonio entre personas del mismo sexo celebrado en la capital del país, si uno de los cónyuges es asegurado del Instituto Mexicano del Seguro Social, será difícil que dicha autoridad federal registre como beneficiario al cónyuge de dicho asegurado en virtud de que la legislación civil federal no reconoce cómo cónyuges a personas del mismo sexo. El mismo problema se presenta respecto de la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado. En consecuencia, si el propósito de la reforma local al matrimonio y concubinato fue dotar de derechos de seguridad social a las parejas del mismo sexo, la iniciativa debió presentarse ante el Congreso de la Unión a fin de reformar la legislación federal en comento.51 Al respecto cabe destacar, además, una disposición normalmente olvidada en nuestra Carta Magna. El artículo 133, después de señalar que la Constitución Federal, las leyes federales y los tratados internacionales son ley suprema de toda la Unión, dispone que “los jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes (federales) y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de los Estados”. Si bien es cierto que en principio las leyes federales y locales tienen la misma jerarquía, especialmente porque en términos del artículo 124 constitucional las facultades que no están concedidas en la Constitución a la Federación se entienden reservadas a los estados,52 también lo es que esta interpretación ignora lo dispuesto por el artículo 133, in fine, y no ayuda a resolver el tema aquí planteado respecto de los efectos de una reforma local en el ámbito federal, especialmente cuando ambas contienen disposiciones contrarias. Artículo 9 de la Ley del Seguro Social. El Transitorio Segundo del Decreto publicado el 29 de mayo de 200 en el Diario Oficial de la Federación, mediante el cual se separa el Código Civil Federal del Código Civil de Distrito Federal, establece que las menciones que en otras disposiciones de carácter federal se hagan al Código Civil para el Distrito Federal en Materia Común y para toda la República en Materia Federal, se entenderán referidas al Código Civil Federal. 51 Ver artículo 5, fracción V. 52 Novena Época, Instancia: Pleno, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, X, Noviembre de 1999, Página: 46, Tesis: P. LXXVII/99, Tesis Aislada, Materia(s): Constitucional. Tratados internacionales. Se ubican jerárquicamente por encima de las leyes federales y en un segundo plano respecto de la constitución federal. Amparo en revisión 1475/98. 50


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Efectos de la reforma en otras entidades federativas Hemos apuntado en líneas precedentes que el artículo 121 constitucional es una norma de coordinación de los actos públicos celebrados, incluyendo leyes promulgadas, en un estado y su validez u obligatoriedad en los demás estados del país. Anticipamos ya algunos comentarios en relación con la fracción IV del citado artículo 121 y ahora discutiremos nuestro tema a la luz de las normas de derecho internacional privado y del orden público como excepción a la aplicación del derecho extranjero, en este caso, al de otra entidad federativa. Para abordar las normas conflictuales de los códigos civiles, es importante preguntar antes qué diferencia existe entre la validez, los efectos o la fuerza de un acto jurídico. La fracción IV del artículo 121 constitucional establece que los actos del estado civil ajustados a las leyes de un estado, tendrán “validez” en los otros, pero el proemio del propio precepto dispone que será el Congreso de la Unión el que, por medio de leyes generales, prescribirá los “efectos” de los actos públicos. Más aún, la fracción III del mismo numeral señala que las sentencias pronunciadas por los tribunales de un estado sobre derechos reales o bienes inmuebles ubicados en otro estado, sólo tendrán “fuerza” ejecutoria en éste, cuando así lo dispongan las leyes de este último. En forma similar puede notarse que el artículo 130, penúltimo párrafo, de la Constitución establece que serán las leyes las que establecerán la “fuerza y validez” de los actos del estado civil de las personas. El uso de estos vocablos distintos en un mismo precepto sugiere que es posible distinguir entre la validez y los efectos o fuerza de un acto público. Por ejemplo, en el caso de la referida fracción III del artículo 121, la sentencia pronunciada por el tribunal de un estado sobre derechos reales o bienes inmuebles ubicados en otro estado, podría ser válida pero no tener efectos o fuerza ejecutoria en el otro estado si

así lo dispusieran las leyes de este último. Esto nos permite preguntar si el matrimonio entre personas del mismo sexo que conforme a la legislación civil del Distrito Federal fuera válido, pudiera carecer de efectos jurídicos en otras entidades del país.53 Jorge Alberto Silva señala al respecto que la cláusula de entre fe y crédito dispone implícitamente que la validez de los actos públicos producidos en una entidad federativa debe examinarse según la ley del lugar de origen (locus regit actum), pero que el efecto que producen en otra entidad federativa se regula por la ley de la última entidad (lex fori).54 De manera interesante, dicho autor sostiene que el reconocimiento de los efectos de un contrato presupone el reconocimiento de validez del mismo, pero el reconocimiento de validez no necesariamente produce el reconocimiento de los efectos.55 Al respecto, es relevante mencionar que los Códigos Civiles de diversas entidades del país disponen que los “efectos jurídicos” de los actos y contratos celebrados fuera de dichas entidades que deban ser ejecutados en su territorio, se rigen por las disposiciones del Código de esta última entidad. Por ejemplo, según la legislación civil de la Ciudad de México,56 los efectos de los actos y contratos celebrados fuera de la capital de país, se rigen por el Código Civil del Distrito Federal. Asimismo, según el Código Civil de Morelos, los efectos jurídicos de los actos y contratos celebrados fuera de ese estado, pero que deban ser ejecutados en el mismo, se regirán por las disposiciones del Código morelense.57 Lo que esto significa es que, por ejemplo, si se pretende dar efectos jurídicos en el estado de Esta pregunta tiene relevancia general, por lo que no se limita a la institución del matrimonio. Lo mismo podría ahora plantearse, por ejemplo, respecto de la reforma en el Distrito Federal publicada el 22 de enero de 2010 que incorpora la teoría de la imprevisión en los contratos (cláusula rebus sic stantibus). 54 Silva, Jorge Alberto. Notas sobre el derecho aplicable a las relaciones de tráfico jurídico entre entidades federativas relacionadas con los contratos, ponencia al XXVII Seminario nacional de Derecho Internacional Privado y Comparado, Monterrey, 2003, p. 4. 55 Ídem, p. 19. 56 Artículo 13, fracción V. 57 Artículo 2. En el mismo sentido, ver el artículo 1.10 del Código Civil del Estado de México. 53

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Morelos al matrimonio celebrado entre personas del mismo sexo en la capital del país, entonces dichos efectos se determinarían conforme a la legislación morelense y no conforme a la legislación del Distrito Federal. El problema que surgiría, entonces, es que bajo la legislación morelense matrimonio sólo es la unión voluntaria de “un hombre y una mujer”, con igualdad de derechos y obligaciones “para perpetuar la especie” y ayudarse mutuamente y “cualquier condición contraria a estas finalidades se tendrá por no puesta”.58 Esto podría implicar, entonces, que en Morelos y en los demás estados del país con legislación similar no se reconocieran efectos jurídicos a los matrimonios entre personas de igual sexo celebrados en el Distrito Federal, pues éstos ni son entre un hombre y una mujer, ni tienen como finalidad el perpetuar la especie humana. A esto último abonarían, además, razones de orden público (la materia familiar) e incluso la institución desconocida (el matrimonio entre personas del mismo sexo),59 pues tanto el orden público como la institución desconocida son excepciones a la aplicación del derecho extranjero o de otra entidad federativa.60 En cuanto a este punto, al analizar la multicitada fracción IV del artículo 121 constitucional, José Luis Siqueiros comenta que el orden público es una excepción al reconocimiento de los actos del estado civil

Artículo 68 del Código Familiar de Morelos. Respecto a la institución desconocida, ver el siguiente precedente judicial: Quinta Época, Registro: 361510, Instancia: Segunda Sala, Tesis Aislada, Semanario Judicial de la Federación, Tomo: XL, Materia(s): Civil, Página: 3454. ADOPCION. Amparo administrativo en revisión 2821/33, el cual se suscitó porque la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Oficina Federal de Hacienda en Pachuca, Hidalgo, rehusaron a dar efectos jurídicos a la adopción del quejoso efectuada en la Ciudad de México conforme a la ley de la capital del país, bajo el argumento de que la legislación civil del Estado de Hidalgo no reconocía más parentesco que los de consanguinidad y afinidad, de forma tal que la adopción resultaba una institución desconocida en dicho estado. La Segunda Sala de la Corte finalmente concedió el amparo y si bien es cierto que lo hizo aludiendo al artículo 121 constitucional, también lo es que la propia Sala señaló que dicha protección fue concedida en virtud de que la legislación de Hidalgo no prohibía la adopción y de que se estimó que este acto en nada afectó el estado y capacidades civiles del quejoso. La pregunta, por lo tanto, es cómo opera la fracción IV del 121 constitucional cuando una entidad federativa acepta el matrimonio entre personas del mismo sexo y otra entidad lo prohíbe. Más aún, ¿deberá prevalecer la aceptación de ese matrimonio en una entidad sobre la prohibición de ese matrimonio tanto en las 31 entidades restantes como en el ámbito federal? 60 Artículos 15, fracción II y 14, fracción III y último párrafo del Código Civil para el Distrito Federal. Ver también la Convención Interamericana sobre Normas Generales de Derecho Internacional Privado. 58 59

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ajustados a las leyes de otro estado,61 y señala como un ejemplo que podría llevar a negar el reconocimiento del acto jurídico celebrado con plena conformidad con la ley de un estado, como consecuencia de contravenir el orden público de otro estado, el que no siendo un impedimento en un estado el matrimonio entre tío y sobrina, pero sí en los demás estados, y que habiendo contraído matrimonio dichos parientes en aquél estado, pretendieran darle efectos en alguna otra entidad. Conclusiones La iniciativa de reforma al matrimonio en el Distrito Federal no presenta una adecuada fundamentación y motivación. Los comentarios aquí vertidos establecen serias dudas sobre la constitucionalidad de esa reforma. La única referencia al matrimonio en nuestra Carta Magna se refiere, sin lugar a dudas, a la unión heterosexual. Resulta igualmente claro que cuando el constituyente estableció la protección a la familia señaló expresamente que el modelo ideal de nuestra sociedad futura es la familia integrada por “el padre, la madre y pocos hijos”. En lo que respecto a los tratados internacionales, los tribunales en la materia han interpretado que dichos instrumentos se refieren al matrimonio entre personas de sexos biológicos opuestos y que su redacción deja claro que su principal interés es proteger al matrimonio tradicional como la base de la familia. El principio de no discriminación tampoco parece apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Tanto la Suprema Corte de Justicia de la Nación como los diversos tribunales internacionales de derecho humanos han interpretado que la garantía de igualdad exige tratar igual a los iguales y diferente a los distintos. La Suprema Corte ha declarado constitucional, por ejemplo, la preferencia de la custodia materna, en vez de Siqueiros, José Luis. Los conflictos de leyes en el sistema constitucional mexicano. Universidad de Chihuahua, Escuela de Derecho, 1957, pp. 66 y 67. Laura Trigueros Gaisman sostiene que Los sistemas jurídicos locales pueden atribuir, y de hecho atribuyen, distintos efectos a un mismo acto A este respecto surgen limitaciones por la posibilidad de interponer excepciones como las de orden público o fraude a la ley... La posibilidad de encontrarse ante casos de instituciones desconocidas en los conflictos interestatales es también una realidad (La cláusula de la entera fe y crédito, Alegatos, No. 3, mayo-agosto 1986, México). Ver también Silva, Jorge Alberto. Derecho Internacional Privado, Porrúa, 1999, pp. 179-189.

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muy disputables. La interpretación que dé la Corte al artículo 121 constitucional, entre otras, será determinante para el sistema federal mexicano. De entrada, es dudoso que baste una reforma de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para que ello obligue a las autoridades federales y a las locales de todos los estados del país en temas que tanto el Código Civil federal como el de muchos estados del país expresamente prohíben. Finalmente, vale destacar que el punto en cuestión no es si las personas homosexuales o lesbianas deben gozar de protección jurídica. Esto debe estar fuera de toda discusión. Además de la enorme trascendencia que tiene la interpretación de los preceptos constitucionales relacionados con esta reforma, el tema central -poco expresado en las discusiones mediáticases la definición que el Estado mexicano deba asumir sobre el tema de la familia. Es decir, si el Estado debe privilegiar una forma de unión de personas entre las muy diversas formas (unión heterosexual, homosexual, lésbica, polígama, concubinato, sociedad de convivencia, matrimonio tradicional, matrimonio por comportamiento, matrimonio religioso, etc.) y a pesar de que todas ellas puedan constituir una realidad y funcionar.62 la paterna, sobre los hijos menores en caso de divorcio de los padres. La jurisprudencia internacional ha sostenido que la discriminación indirecta tiene lugar cuando los Estados, sin justificación objetiva y razonable, no tratan en forma diferente a las personas cuyas circunstancias son significativamente diferentes. Más aún, los precedentes internacionales han concluido que existen diferencias significativas entre el matrimonio heterosexual y las uniones de personas de igual sexo y que esto justifica un tratamiento diferente. Los “efectos” de la reforma en comento en el ámbito federal (naturalización de extranjeros en caso de matrimonio, seguridad social, etc.) y en el orden local de otras entidades federativas son

En Canadá, la Suprema Corte de British Columbia resolvió que, independientemente del punto de vista que uno sostenga, no puede negarse que el matrimonio permanece como el principal medio por el cual la humanidad se perpetúa y que el Estado tiene una justificación genuina y demostrable al otorgar reconocimiento, preferencia y precedencia a la relación por la cual la sociedad subsiste. Esa realidad y distinción biológica, añadió, permanecerá independientemente de las similitudes que haya en virtud de la aceptación social o reconocimiento legislativo a las relaciones entre personas de igual sexo.63 Esto no está estrictamente en función de la simpatía popular, sino que es responsabilidad del Estado velar por el interés de la sociedad. Ver, por ejemplo, Leyla Sahin v Turkey, ECHR, Appl. No. 44774/98, 29 June 2004. 63 Egale Canada Inc., op. cit., para. 207. 62

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Humanismo Integral y Universidad en México y América Latina Luis Eduardo Ibáñez Hernández

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La Universidad (1), invención medieval de pretensiones globales, tuvo sin duda un temprano florecimiento en nuestras tierras americanas, aunque quizá para el siglo XVI el modelo ya era viejo en Europa. Me explico: la Iglesia buscaba reunir en los pasillos el conocimiento humano, comprenderlo y darle unidad. La pretensión cristiana católica siempre fue y ha sido un anhelo por unir la diversidad, una aspiración a darle sentido a toda la experiencia del hombre sin importar su origen.

Pero la Universidad correría la misma suerte que el Estado de los austrias acuñado en la imperial península ibérica. Cuando la alianza que encabezaban Castilla y Aragón se hizo presente en Mesoamérica, ya media Europa cuestionaba el liderazgo intelectual de la Iglesia. Al tiempo que se funda la Pontificia Universidad de México, la leyenda negra comenzaba a hacerse popular entre los rivales de Felipe II (2). Ya desde entonces la Universidad veía reducido su universo a una sola de las visiones


engendradas por las dos reformas religiosas: la protestante y la católica. No obstante, el mundo hispano católico, que hacía ensayos por mestizarse con el mesoamericano, tenía frente a sí una tarea ingente: sintetizar dos trayectorias históricas harto distintas. Formular un modelo de nuevo mundo, mejor y antes que el que habría de forjarse en Norteamérica muchos años más tarde: los dos Franciscos, por mencionar solo a algunos de los gerifaltes del pensamiento hispano católico, legaron a la Nueva España sendos paradigmas de sociedad. Uno, el de Vitoria (3), desplegó las posibilidades del mestizaje al definir la filiación divina de los americanos; mientras que el otro, Suárez (4), permitió la convivencia de tres repúblicas, criolla, mestiza e indígena, bajo una sola ley regal. Es decir, crearon un paradigma amplio que daba su lugar a las diferencias y a las autonomías sociopolíticas, cualesquiera que estas fueran, dentro de un reino unificado. El virreinato es, en el plano social, regional, económico y político, el espacio de la diferencia, solo que toda ella estaba subyugada por igual al mismo rey. En el plano teológico, todos eran hijos de Dios y herederos de su reino. La América hispanizada tenía frente a sí los elementos simbólicos para realizar las utopías que Moro, Milton y otros balbuceaban (5). En el nuevo mundo cabía la unidad política y filosófica de la diversidad cultural y étnica, pero no religiosa. Aunque, matizando lo anterior, habría que reconocer que no solo las distintas órdenes ofrecían varias inspiraciones de la misma rama cristiana, y que el sincretismo fue moneda común en el pacto de dominación finalmente aplicado. La Universidad se perdió, como muchas otras cosas, cuando fuimos incapaces de conciliar el impacto de la modernidad borbónica, que sacudía la construcción edificada por los austrias, ya cuando la ola anglosajona protestante tocaba las puertas del imperio. Las gue-

rras de Independencia, verdadero caos político y espiritual, pospusieron un siglo, por lo menos en México, el intento de unir lo diverso. A partir de entonces se trataba de ser moderno o tradicional, casi nadie compartía la ocurrencia de una fusión afortunada. El liberalismo importado, tanto el de corte inglés como el de factura francesa, se desahijó del zoclo católico. Con despecho, trató de arrancar de raíz el árbol plantado por los austrias para sustituirlo por otro. No fue un híbrido, ni siquiera un injerto, se pretendía una reconversión radical de la cosecha. Ahí perdimos y ganamos un poco, pero más que todo, dejamos atrás la búsqueda de la unidad en la diversidad: nos desgajamos. Hasta bien entrado el siglo XIX, Justo Sierra (6) retomó la empresa universitaria, pero sólo de nombre, pues el paradigma positivista reducía la vida a las manifestaciones de una ciencia incipiente y pretenciosa. No se trataba de unir lo distinto sino de aplicar un modelo ilustrado, deducir una ciencia importada en vez de inducirla de la realidad mestiza mexicana. Se creía que México había vivido en el error y era necesario recuperar el tiempo perdido mediante el injerto de tecnologías en todos los ámbitos. Clamamos por la inmigración europea que, ante mejores ofertas en el Cono sur y en Norteamérica, nos ignoró. El ejército, la Iglesia, las cofradías laicas, los pueblos mesoamericanos, los incipientes gremios de aparceros y de arrieros, las regiones y los cabildos, eran políticamente incorrectos. El futuro era el ciudadano burgués egoísta en lo individual y solidario en el interés general, devoto de un Estado moderno que apenas asomaba sus primeras notas, pero que era un perfecto desconocido para el mexicano común. Nada más ajeno al crisol hispanoamericano de entonces y quizás lamentablemente, aun de nuestros días. La asfixia del positivismo coincidió con el hecho revolucionario. Manuel Gómez Morin (7) fue uno de los que se rebeló contra la armadura de una ciencia poco experimental y harta jacobina.

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José Enrique Rodó colocó a Ariel (8) en el pedestal latinoamericano. El idealismo se fundió con la cultura del terruño en Vasconcelos (9). Habíamos ganado en la pureza de nuestras intenciones y vuelto la mirada hacia el interior, pero en cambio desdeñamos las ventajas del frío empirismo que apenas iniciábamos a prohijar. En esa época de refundación, no obstante, parecía que de nuevo se reunían distintas tradiciones filosóficas y fuerzas políticas en la Universidad Nacional. Se hablaba de los socialistas, los católicos y los oficialistas (10). Durante los años treinta el país se reacomodó y la Universidad, enriquecida por una nueva camada de eruditos españoles, volvió temporalmente a dar espacio a la alteridad (11). Pero duró poco la pluralidad. En breve la educación fue cayendo bajo la égida del gobierno posrevolucionario y los católicos cayeron en la trampa de refugiarse en las posibilidades de la educación privada (12). Los años cuarenta vieron surgir simultáneamente universidades privadas, católicas y oficiales y, poco a poco, la Nacional se dejó a estatistas dominados por la nómina gubernamental. México tiene ahora instituciones académicas poco vinculadas entre ellas, muy idealistas, miran hacia fuera tratando de engancharse al futuro, pero sin relación con el mundo productivo o político nacional. Pocos proyectos empresariales surgen de las aulas, y pocos políticos suman en su acerbo las destrezas diplomáticas, los referentes axiológicos y las técnicas probadas requeridas para un buen gobierno. Pareciera que la Universidad sirve acaso como escalera y diferenciador social, pero poco o casi nada como reflexión y experimentación viva de realidades.

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Es más fácil encontrar teorías europeas o norteamericanas que experimentos propios en cualquiera de las ciencias. Seguimos pensando que nuestra ruta está en seguir las novedades de las metrópolis que optimizar la propia experiencia, buena o mala. Carecemos de estudios

locales en muchas ramas, pero absorbemos y explicamos los ejemplos de otros. Basta revisar las ediciones de nuestras universidades estatales para comprobar que apenas si cuentan con estudios sobre los municipios o entidades que les dan origen. Mirando hacia fuera la mayor parte del tiempo, dedicamos poco a indagar las causas endógenas de nuestros males (13). Aquí dejo mi reflexión sobre la Universidad y paso, así sea sumariamente, por la entelequia de Latinoamérica (13), cualquier cosa que esto signifique, si es que existe. Me pregunto si Latinoamérica no fue más que un subterfugio francés para reclamar espacios a España e Inglaterra y para cortarle el paso a los estadounidenses. ¿Cuántas regiones componen este enorme sub continente? ¿Por qué negociamos y viajamos más hacia al norte que hacia el sur? Las cifras de intercambio comercial son mínimas entre los países del sub continente. Solo son preguntas y por supuesto buscan provocar, por que Latinoamérica ha estado más en el discurso que en los pactos, los intercambios y la política internacional (14). Si queremos que esta región diga algo a una sola voz, debemos encontrar en nuestros ríos profundos (15), las corrientes internas que nos unen y reformular el proyecto unitario sobre bases concretas. En el fondo todos sabemos que la lengua, la religión, el mestizaje multifacético, la calidez humana, los colores y, por qué no decirlo, nuestras diferencias con otras sub regiones o continentes, nos hacen semejantes entre nosotros. Pero el desafío no consiste en reconocer la alteridad, sino el sentido positivo que ésta tiene, para proponer al mundo lo que la diversidad latinoamericana tiene como factor de unidad para el orbe. Mi propuesta es ir por partes, por sectores, por sub regiones, por afectos. Latinoamérica es demasiado grande y presenta tantas complejidades, que valdría la pena ser humildes en la conformación de acuerdos comunes. El enorme anhelo de una patria más grande, requiere de la


edificación de pequeños pasos concretos y específicos. No es posible que los Andes impidan pequeñas alianzas en aspectos tan graves como el energético, o que de Puebla a Panamá seamos incapaces de lograr un solo proyecto migratorio.

bino, no tuvo espacio para discutir siquiera las tesis del judío católico francés universal, Jacques Maritain. ¿Qué tiene que decir ahora un autor de entre guerras? ¿No caemos de nuevo en el truco del espejo importado que deforma nuestra realidad?

No hay que esperar a las metrópolis para hacerlo, ni necesariamente viajar afuera para importar modelos. Por ahora en México está de moda tratar institucionalizar los juicios orales como solución al enorme problema de la injusticia. El modelo es el inglés. Pero esto es una ironía cuando sabemos que nuestros pueblos originarios practicaban y practican esas fórmulas por siglos y que, a pesar del impacto del virreinato, supieron adecuarse a las leyes del Consejo de Indias (16). ¿Por qué no construimos sobre los cimientos de la casa?

No lo creo, porque no se trata de ocultarse de las influencias exteriores, en una sana interdependencia. Pero, sobre todo, porque sus propuestas no son sino semillas de las ciencias sociales que se siembran por igual en todo el mundo y que, sin embargo, producen frutos diferentes. La persona, la familia, los cuerpos intermedios, son verdades de aquí y de allá, pero se expresan diferentemente, por fortuna y para regocijo de todos.

Mientras no nos aceptemos como somos, extremo occidente en latencia, seguiremos buscando nuestro destino en París, Madrid o Nueva York. Con las élites ilustradas intentando plantar árboles exógenos y un pueblo latinoamericano tratando de huir de esas mismas élites incomprensivas, esquizofrénicas. Me pregunto si es la hora de Hispanoamérica o si la región es aun una colonia culturalmente dependiente. Resumiendo en esta parte, insistiría en privilegiar la confianza en nosotros mismos y partir de los recursos que la cultura y la historia nos proveen, con el fin de asumir la dirección de nuestro destino. Adicionalmente, comenzar la gran tarea de unir la patria grande, a partir de la cristalización de tareas y realizaciones prácticas. Así sean menores en apariencia. Porque solo la vivencia de pequeñas solidaridades supra nacionales, podrá dar como resultado una magna reciprocidad latinoamericana. Finalmente, hablaré del humanismo integral (17), ese que generó una polvareda en Sudamérica a mediados del siglo pasado, pero no aquí ya que en México la Iglesia escondida por los arreglos vergonzantes con el Gobierno jaco-

El humanismo cristiano es buscarse a sí mismo y encontrar el valor que tenemos cada uno ante Dios, el prójimo, la familia, la comunidad y el Estado. Es atreverse a desplegar las potencias que la naturaleza cifró para cada cual. El personalismo comunitario (18) conjuga a esa persona con su grey cercana, permite que los antiguos pueblos americanos sigan siendo lo que son y que sean cada vez más en la interacción con otros. No excluye el cambio ni aniquila la identidad, no pide el suicidio cultural sino que alienta y optimiza la expresión original. La democracia cristiana americana, debe ser tan vasta y diversa como la europea y, por supuesto, distinta en virtud al elemento originario de las culturas pero también merced al influjo protestante anglosajón, venga éste ya sea de las islas británicas o de Norteamérica. Deberá construir estados diversos al prusiano, al de Luis XIV o al inglés, simple y sencillamente porque nuestra trayectoria y estilo es diferente; y porque ningún pueblo de ningún país ha sido eficaz ni relevante sin un Estado fuerte. Nuestra apuesta fundamental debe ser por la familia (19), principal forma estatal con que contamos. Ni los gobiernos, ni los partidos, ni el ejército o las iglesias, gozan de igual confianza

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entre nosotros, ese es el cimiento más seguro sobre el que podemos construir otras instituciones. La familia latinoamericana, desde la nuclear, pasando por la de la comunidad, luego por la gran familia nacional y, finalmente, la continental, debe ser el centro de los estudios e investigaciones académicas, así como de los programas de las asociaciones y de las políticas públicas gubernamentales. Ya sucedió en la Europa de posguerra, que los partidos demócrata cristianos desarrollaron menos políticas públicas que los social demócratas, en un afán de conservar intacta la familia. Al paso de las décadas, su proteccionismo dejó menos protección a lo que más cuidaron (20). Esa es la tarea colosal que las universidades católicas (por lo tanto globales) y las de inspiración humanista, enfrentan. Al igual que la clase política de esta región, hasta ahora poco digna o limitada en sus resultados, la academia debe dejar de ser dependiente para convertirse en interdependiente y asumir su rol en un espacio de la historia. Porque sin un imaginario común suficientemente retador, forjado en los corrillos universitarios, los políticos seguiremos adoleciendo de respuestas y programas específicos. Sin motivos espirituales labrados en el corazón, el pueblo latinoamericano seguirá siendo como aquel personaje de Juan Rulfo en Pedro Páramo (21), que camina buscando a su padre en el mundo de los muertos. O, por otra parte, como Faustino Sarmiento (22) que concebía una Argentina como los Estados Unidos. Algo así como negar la propia individualidad nacional de cada uno. Como si, de acuerdo con Emmanuel Mounier, la eminente dignidad de la persona humana no tuviese derecho a desdoblarse en las familias grandes que conforman nuestras patrias.

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No, yo personalmente prefiero pensar que el presente y el futuro de nuestra región, y de cada país en lo particular, depende de la sinceridad con que reconozcamos lo diverso que somos y crezcamos a partir de ello. Nuestro ayllu es aho-

ra un continente, quizás el mundo entero. No tenemos que dejar de ser lo que somos para ser mejores, pero si nos negamos al mercado de identidades y culturas, corremos el riesgo de perder incluso eso que nos hace diferentes. 1. Propuesta para México La democracia integral se define como un proyecto de construcción del bien común para los países latinoamericanos y para México en particular. Es una traducción de la noción de bien común que se apoya en la filosofía del humanismo cristiano y las ciencias sociales en la época actual. Desde la filosofía y la ciencia política tomamos como referencia los trabajos de Jacques Maritain (23) y Alexis de Tocqueville (24) así como de otros nuevos pensadores que en distintas épocas y sitios del orbe, coinciden con sus premisas como algunos autores de la reciente corriente comunitarista (25). Por ejemplo Francois-Xavier Guerra (26) que retoma de Tocqueville el análisis del antiguo régimen y las revoluciones y lo aplica a México o Carlos Castillo Peraza (27), quien llevó a la práctica este pensamiento desde un lugar estratégico de la clase política nacional. El mexicano y el latinoamericano, inmersos en una matriz política barroca (28) culturalmente católica sincrética y original, intenta la democracia como forma de vida para desarrollar la dignidad de la persona humana en el ámbito de la comunidad, no de manera individual. Si no se considera esta dimensión barroca del zoclo cultural latinoamericano, los análisis extrapolados desde Norteamérica o Europa pueden caer en el error de reducir el diagnóstico de nuestra realidad a una condición de dependencia o de retraso. Para unos, Latinoamérica estaría determinada por las dinámicas del gran capital en las metrópolis occidentales, mientras que para otros el problema consistiría en un retraso en la importación de instituciones políticas modernas. En ambos casos la solución está afuera, aunque para el primero la estrategia pasa por una oposición o


resistencia del sub continente a los bloques hegemónicos y, para el segundo, consistiría en la adopción, cuasi automática, de leyes y estructuras desarrolladas en el exterior al entramado institucional propio.

cífica de Estado que refleja la tecnología y la cultura peculiar de un pueblo. La importación acrítica de leyes y marcos institucionales, en ocasiones ignora la experiencia comunitaria local, lo veíamos con los juicios orales, por ejemplo.

Nosotros consideramos que la experiencia pasa por el desarrollo autogestivo de Latinoamérica a partir de los cimientos culturales propios en sana interdependencia con el exterior. No negamos ni condenamos la realidad local, sino que crecemos a partir de ella. Las vías exógenas radicales, reproducen ya sea la importación de estructuras estatales que generan un paisaje esperpéntico en las grandes ciudades de la región, con hábitos cívicos ajenos a los marcos institucionales; en el otro, el cierre indefinido al exterior solo limita y empobrece nuestra experiencia. Cuba es el ejemplo más claro de este caso.

La tercera faceta del término integral alude a la configuración histórica y cultural de las regiones de nuestro país, así como de las distintas regiones en América latina, las cuales dejan ver conformaciones étnicas, geográficas y culturales muy diferentes. En la primera parte del ensayo, explicábamos que no es igual la zona de los Altos de Chiapas que Cancún, no obstante ser ambas parte de la República mexicana y pertenecer a una misma región étnica.

El término integral tiene varias acepciones. La primera asume nuestra condición de laicos para la edificación de un orden social en el orden privado y público. No plantea un falso laicismo, es decir el exilio de la fe al fuero interno o al espacio familiar, en una segregación de manifestaciones sociales y culturales propias de la experiencia interior. Rompe con la hemiplejia y la doble vida. Por lo mismo no es integrista pues no busca un Estado católico alterno o excluyente al existente, ni pretende imponer una moral religiosa desde el poder (29). Para México, tantos años de destierro de la dimensión social de la fe ha producido hipócritas o mochos, pero pocos promotores del bien común. La segunda expresa que la democracia no es sólo un régimen político sino también el desarrollo de formas de participación personal y colectiva en los ámbitos económico, cívico y social. Estas formas normalmente se constituyen en asociaciones intermedias que van desde la familia hasta cuerpos sociales más complejos que concluyen en el gobierno y sus agencias. Son cajas de ahorro, clubes deportivos, partidos, etc. Todo ello deviene en una forma espe-

Podemos comparar la zona andina de Bolivia con la de Santa Cruz y hacer notar sus diferencias en el plano económico. Igualmente comparar a países enteros muy pequeños como Uruguay o Ecuador que reflejan dos constituciones demográficas opuestas, entre lo indígena y lo europeo. Las diferencias raciales, de nivel educativo y económico saltan a la vista. De modo que integral, implica la consideración de áreas geográficas culturales que deben ser tomadas en cuenta en el estudio y la elaboración de políticas públicas y de cualquier tipo de proceso político (30). Si respetamos a la persona comunitaria, daremos el mismo trato a las comunidades culturales. Dispondremos los bienes para el mejor desarrollo de su identidad, siempre interactiva y siempre ella misma. La cuarta consideración del concepto tiene su apoyo en el pensamiento de Edgar Morin (31), quien advierte sobre la fragilidad cognitiva de las perspectivas parcelarias que aportan las distintas ciencias. Es decir, no es suficiente confiar en análisis desde perspectivas exclusivamente económicas, geográficas o sociológicas, sino que es menester abordar los problemas sociales desde varios ángulos y unirlos a través de una ética filosófica que permita el diálogo y la interdependencia de disciplinas y metodologías.

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En este caso, es importante adoptar marcos teóricos incluyentes e integradores, por ejemplo el de Lichbach y Zuckermann (32) o el de Peter H. Smith (33) para la ciencia política, que intentan conciliar escuelas y paradigmas de investigación, entre otros expertos en nuestra área cultural. El ángulo defiende un acercamiento integral de las ciencias sociales para la región y las sub regiones. La teoría social es limitada en sus alcances, se aplica a lugares y tiempos restringidos. Adicionalmente, se presenta velada bajo ideologías de derecha y de izquierda. Mentalmente hablando el muro de Berlín sigue ahí para quien así lo desee. Antes de aceptar acríticamente a los teóricos hay que decir que algunas tesis del pensamiento social surgido de la experiencia norteamericana y europea, requieren de una validación a las condiciones de nuestros países. Así, por ejemplo, es inexacto decir que en nuestro sub continente latinoamericano haya una democracia cristiana o una social democracia, según los modelos europeos, como también es erróneo pensar que vivimos en un régimen liberal demócrata tipo Estados Unidos. Tampoco creemos, que México viva una economía social de mercado de acuerdo al modelo de la Alemania de posguerra (34). Para que se diese algún modelo similar, se requeriría por ejemplo, una clase media sólida que sustentase una sociedad civil estructurada dentro de estados bien integrados con gobiernos eficaces, es decir, que hubiésemos tenido un proceso amplio y largo de modernización. Ninguna de estas condiciones se cumple a cabalidad en países latinos, aunque quizás Costa Rica, Uruguay o Chile se hayan acercado en ciertos momentos de su historia (35).

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La cultura y la historia se ignoran con frecuencia en las escuelas de ciencias sociales de los países desarrollados. A pesar de ello solemos acudir allí para estudiar sus instituciones y reflexionar sobre nosotros mismos. Me parece prudente considerar que Estados Unidos en su

actual intento de liderazgo mundial, luce un vigoroso voluntarismo para recetar el progreso a otras regiones del mundo. Esta empresa ha dado ciertos frutos nada despreciables, pero simultáneamente, las fórmulas, acusan deficiencias y limitaciones serias. En el ambiente académico, hay posturas encontradas. Ronald Inglehart, parece optimistamente sugerir que el problema no se encuentra en la democracia o el desarrollo económico, sino en la cultura de quienes lo asumen, por ello sugieren vivamente tomar nota de las profundas y largas mutaciones culturales como oportunidades de que los países emergentes se enganchen en la secuencia normal del desarrollo humano (36). Para Samuel Huntington, sin embargo, hace falta dejar de ser lo que somos. Niega pesimistamente que la matriz cultural católica mexicana pueda devenir en mejora social aun cuando se encuentre en pleno intercambio con la protestante anglosajona (37). En ambos yace la idea de que tendríamos que mudar de costumbres, así sea lentamente, para ser exitosos. Como intentamos exponer en la primera parte de este ensayo, la dinámica latinoamericana no es sólo la de un lejano occidente, sino de una América original. Tanto las civilizaciones originarias mesoamericanas, como la falta de un movimiento de Ilustración que modificase cosmogonías tradicionales y la ausencia de una revolución industrial profunda y generalizada, o incluso la carencia de un gobierno militarista tipo napoleónico, bismarkiano o norteamericano (en suma de una modernización completa), hacen a nuestra región muy diferente a otras. Occidental sí, pero a ritmos y con ingredientes distintos. Por ello, análisis importantes basados en transiciones desde el autoritarismo, de O´Donnell, Schmitter y Whitehead (38), ilustran débilmente el proceso de desarrollo integral de nuestros pueblos, aunque es un hecho que pocos trabajos como éste han ayudado más a entender la democratización política. Los países permanecen casi igual de subdesarrollados


socio económicamente, a pesar y no obstante haber registrado algunos importantes avances en su democratización. La Iglesia católica, históricamente un elemento clave de la formación cultural en nuestros países, actualmente aboga por el desarrollo de iglesias regionales y particulares a fin de que sus formas y contenidos se expresen a la manera de los pueblos. A nivel del pensamiento social, podría ser parecido, pero la tarea de elaboración teórica ni es asunto inicialmente de las academias europeas o norteamericanas, sino de las latinoamericanas. Nos corresponde desarrollar esquemas teóricos para comprender nuestra realidad, como un Mauricio Beuchot (39) que integra la tradición del pensamiento barroco en el esfuerzo por generar pensamiento original para el día de hoy. Las diversas variantes de modernización de corte anglo sajón o europeo, emprendidas para lograr ciudadanos que fueran aptos para la democracia representativa en los ámbitos social, económico y político, se logró en parte al costo de una áspera mutación social. Los pensadores ponen el énfasis en la gran transformación que sufrieron las sociedades con las revoluciones políticas y económicas de los siglos XVIII y XIX. Estos países construyeron sus estados sobre la base de la cultura cristiana, modificando el rol de la Iglesia en la sociedad y con ello gran parte de las instituciones existentes (40). Como intentamos demostrar en el apartado anterior, los países europeos lograron edificar estados modernos, pero no los latinoamericanos. Lo que hicimos y seguimos haciendo fue sobreponer instituciones liberales sobre matrices culturales corporatistas, heredadas lo mismo del catolicismo español como de los imperios precolombinos. Construimos, como diría Bertrand Badie (41), Estados importados. Andrés Molina Enríquez (42), a principios del siglo XX, hizo un análisis de los logros del liberalismo porfirista en México y descubrió que muy poco se había avanzado en su aplicación debido a la

persistencia de estratos socioculturales. Actualmente –un siglo más tarde– el jurista Elisur Arteaga (43) llega a conclusiones similares aunque desde un análisis jurídico: la ley va por un lado y la cultura por otro, no es igual el país legal al país real. El sociólogo chileno Manuel A. Garretón, insiste en buscar nuestra propia vía de desarrollo o de modernización adaptando reflexivamente la experiencia europea y norteamericana (44). Con el fin de las ideologías (45), tenemos solamente ciertos paradigmas para la construcción de nuestra modernización. Ésta, según Alain Touraine, se ha logrado ya sea por medio de una burocracia desarrollista, ya sea a través de empresas innovadoras o vía la combinación virtuosa de ambas (46). La caída de la URSS como modelo parece simplificar más la ruta a seguir. Sin embargo, Francis Fukuyama y muchos otros pensadores futurólogos se adelantaron hacia 1990 al pronosticar el fin de la historia, proponiendo a la democracia y al capitalismo como la panacea mundial. Años más tarde, reconoció que la confianza, el capital social y los valores eran igualmente necesarios para tejer el bienestar y, apenas recientemente, volvió sobre la necesidad de institucionalizar Estados fuertes para el progreso del mundo (47). La trayectoria de Fukuyama nos dice de la debilidad de las fórmulas únicas y de la complejidad de la tarea. No sólo se requiere la democracia y una economía de mercado más liberal o más gubernamentalmente coordinada, sino que es necesario apelar a los valores y a las redes de confianza de las sociedades. Finalmente, es menester construir un Estado, es decir instituciones y reglas, eficiente que permita armonizar lo anterior. La realidad es que ni la democracia ni el capitalismo son igualmente aplicables, mucho menos de manera rápida por todo el mundo. Se requiere de evoluciones culturales y, cuando éstas se dan, normalmente el resultado es una

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diversidad sorprendente respecto de modelos previos. Bruno Amable (48) por ejemplo, encuentra cinco variedades de capitalismo en el mundo, mientras que Gianfranco Pasquino (49) documenta cinco regímenes democráticos distintos sólo para Europa y Norteamérica. Esta constatación, nos previene de la aplicación de fórmulas únicas o mejores.

pender constantemente la aplicación de la ley para poder gobernar y crear un Estado sin contar con una Nación. Ejercer un poder centralista y autoritario y hacerlo en nombre del federalismo y la democracia. A la fecha, continuamos nuestro oficio puritano de labrar una carta magna altísima de miras sin procurar realistamente los recursos necesarios.

El reto y la oportunidad es enorme: debemos configurar nuestra propia modernidad, yo la llamaría nuestra propia vocación (50), como pueblo itinerante en un espacio temporal culturalmente mestizo y único.

Tal parece que montamos escenografías sobre paisajes vergonzantes que es menester ocultar. Así, las regiones, las corporaciones, los clanes, los tianguis, las procesiones y las fiestas nos dan pena y sobre ellos provisionalmente armamos estructuras mentales. Tomo el caso de la familia como ejemplo. No existen suficientes leyes con un enfoque que asuma esta primerísima forma mexicana de organización, que en la vida diaria trasciende al individuo y apela a la persona comunitaria. Esta formulación no es abstracta, los mexicanos viven y creen en la familia. La familia es la forma de Estado más fuerte y desarrollada en México a pesar de la falta de fomento gubernamental. No hacer una promoción de la familia como política central de Estado, es perder una excelente oportunidad en relación al costo beneficio de la inversión pública. Normalmente todos reconocemos la importancia de la familia en México, pero pocas políticas públicas, leyes o instituciones apoyan su fortalecimiento. Sabemos también que la omisión estatal hacia la familia propició fenómenos de desintegración social en los procesos de modernización europeos y norteamericanos (54).

2. Elementos La democracia política por sí sola tiene sentido limitado. Debe servir para configurar el bien común para el desarrollo de la persona y la sociedad, aunque no está claro que sea la democracia un detonador automático de bienestar socioeconómico. T. H. Marshall (51), ya nos había prevenido de la no necesaria vinculación entre ciudadanía y clase social. Dicho de otro modo entre la democracia política y la democracia social. En México, por ejemplo, la democracia jurídica está definida desde el siglo XIX y la democracia social desde 1917, pero todos sabemos que del dicho al hecho hay mucho trecho. Muy pronto las Constituciones liberales de Hispanoamérica abrigaron las mejores intenciones de la época, inspiradas en las Cortes de Cádiz, la revolución francesa y la norteamericana. Una especie de conciencia de culpa colectiva se extendía en los círculos ilustrados independentistas. Había que volver a nacer tal como exigía San Pablo a los conversos, se trataba de dejar atrás el pecado del corporatismo hispano católico y asumir la nueva vestidura del más puro liberalismo.

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Fernando Escalante Gonzalbo (52) y, mucho más atrás, Emilio Rabasa (53) nos dan cuenta de las tribulaciones de los líderes políticos mexicanos para poder integrar un país que se les iba de las manos, acosado injustamente por los imperios antiguos y emergentes. Había que sus-

El municipio, otra primerísima matriz política sufre los males del viejo centralismo. De 1983 a la fecha con el gobierno de Vicente Fox, algunos recursos y potestades les han sido devueltos a estos cuerpos sociales que cuentan con la cercanía y la experiencia en la resolución de los problemas. A pesar de ello y, como mencioné antes, el temor al desgarramiento del país en las guerras del siglo XIX y en la Revolución, el centralismo aun recela de la operación cercana e innovadora de los Ayuntamientos. Hoy se argumenta,


con razón, el subdesarrollo institucional de las comunas en el cobro y gestión de recursos públicos, para soslayar la dinámica centrífuga. Familia y Municipio revelan fenómenos de anomia, según Durkheim (55), y los observamos en aquellas regiones de nuestro país donde la industrialización y la urbanización no planeada han ganado terreno y en las que el municipio adolece de recursos para dirigir la modernización, las fronteras son un ejemplo claro de ello. Cancún o Tijuana ven pasar la opulencia por sus calles sin asfalto, cuyas migajas bien pudieran servir para edificar ayuntamientos razonables. La ley puede contribuir a una democracia liberal o una democracia integral según ofrezcamos marcos adecuados a nuestra realidad cultural y a nuestro interés general. Pasemos a la más popular de las democracias, la política. Esta dimensión es la más debatida, es tema del que mucho se ha hablado y no poco se ha obtenido. Es objeto del movimiento social más relevante de la actualidad latinoamericana y en el que no hay qué cejar, pues sabemos que regiones enteras sufren aún de regímenes autoritarios o semi autoritarios. Caciques o jefes del crimen organizado disputan el monopolio de la coacción de zonas amplias al Estado y a los gobiernos legítimos. Atavismos revienen ante los nimios resultados socioeconómicos de la modernización política, que a veces solo es electoral. No obstante sus logros en nuestro sub continente, considero que su conformación no nos debe consumir todo el tiempo ya que es inexacto pensar que si logramos la democracia política, vamos a obtener automáticamente las otras dimensiones: legal, social o económica. El concepto de la democracia participativa, en algunas de sus expresiones, es más complejo que el de la representativa, porque exige una ciudadanía social y económicamente activa para funcionar en lo cotidiano y en diferentes niveles.

No se trata sólo de lograr una democracia de calidad que exija rendición de cuentas a sus gobernados, como lo propone recientemente O´Donnell (56). Va más allá del voto y de la exigencia de buenos resultados. Tanto en la versión mexicana como en la brasileña, se trata de proponer políticas públicas desde la sociedad hacia los gobiernos de acuerdo a las distintas motivaciones de los organismos intermedios. Pero este movimiento de democracia participativa, para descender más allá de la clase media, como ha sido el caso de México, precisa de la vertebración social. Es decir, de un proceso integrador del capital social mexicano. En nuestra (s) cultura (s) el famoso capital social (57) se expresa vía estos esquemas de organización que no son europeos ni norteamericanos pero que al igual que aquéllos permiten el acceso y conexión de comunidades que de otro modo permanecerían aisladas. El capital social mexicano incluye a los organismos intermedios de la clase media y media alta, a los movimientos sociales de la clase media y media baja y a las comunidades del pueblo, aunque también a las viejas corporaciones obreras y campesinas que poco a poco se democratizan internamente, ya sea por defecto o por contagio, a un compás evidentemente lento (58). Lo que no es éticamente válido ni políticamente redituable, es acabar con añejos cuerpos sociales, en vez de reformarlos o recrearlos, so pretexto de que fueron parte de un sistema semi autoritario. Lo peor es verlos con desdén académico solo porque no corresponden con modelos exteriores e ignorar sus formas reticulares específicas. Democracia económica, con Paul Ricoeur (59), queremos decir la procuración de propiedad para la mayoría, en especial el acceso a medios de agregación de valor. No se trata de repartir la riqueza de pocos en manos de muchos. Esta operación suma cero a mediano plazo y provoca violencia en el corto. Nos referimos a la tarea de desarrollar capacidades empresariales

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y mercados locales en pueblos a partir de sus culturas específicas. Se trata de desarrollar, injertar o imitar tecnologías de generación y acumulación de riqueza donde no las hay. El capitalismo evidentemente no funciona siempre de acuerdo con el libro. Las famosas condiciones iguales de competencia para formar un mercado nunca se logran completamente, siempre hay quienes quedan debilitados, dependientes, marginados o arrasados por la mano invisible que de ordinario se presenta bien visible vía apoyos gubernamentales ocultos o desequilibrios de mercado soslayados. Estados Unidos y Alemania (por mencionar dos modelos) llevan doscientos años de creación de riqueza sin lograr acabar con la exclusión y todavía subsidian algunos sectores estratégicos, lo mismo las armas que la agricultura y las microempresas (60). Aun ahí, las mezclas virtuosas de Keynes y Smith se siguen ensayando en la probeta de las generaciones y de las coyunturas económicas internacionales. Ahí también, el discurso liberal vela las texturas del bordado que finamente teje el Estado. En Europa, por el contrario, este equilibrio entre gobierno y grandes empresas se deja ver más claro. Ahí, los impuestos no son ángeles pero tampoco son diabolizados. El gobierno lleva la mano pero nunca en contra de sus grandes capitales. Michel Albert (61) opone el capitalismo anglosajón al renano y justifica la superioridad social de éste último a pesar de reconocer su menor lustre económico. El debate continúa, pero sin conciencias de culpa. Tenemos para empezar, dos variantes del mismo capitalismo y no vamos a hablar del asiático.

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Parecería utópico pensar que cada pueblo o región, con características y cualidades distintas, podría desarrollar sus propios mercados, sus productos vernáculos con tecnología auto gestada. Que los países andinos habrán de industrializar la coca para efectos médicos o que México podrá domesticar el mercado de la marihuana, como lo ha hecho con el tequila y el

nopal, obteniendo lucro moral y lícitamente. Por ejemplo el café y el cacao, drogas menores, pertenecen a la región, pero no así sus correspondientes mercados. El amaranto y el maíz son apreciados en todo el mundo, pero México como Estado ha sido incapaz de desarrollar los mercados derivados. Crear mercados culturales puede sonar utópico, pero el proceso nunca ha sido diferente para los países exitosos. La formación de mercados y de empresarios es un hecho cultural y se expresa en formas distintas a lo largo del globo. Esto no significa que no haya intercambios o que prevalezcan lógicas económicas proteccionistas, tal como siglos atrás hubo alcabalas internas dentro de una misma nación. Al contrario, para que haya intercambio o comercio, debe haber un movimiento en dos sentidos, o en varios si se quiere. Donde no hay mercados es ahí donde no se permite el intercambio de productos culturales y se impone una lógica monopólica, financiera, comercial, tecnológica y económica a fin de cuentas. En suma, donde los monopolios se enseñorean se impide el desarrollo de capacidades, mercados y empresarios. Nosotros no contamos plenamente con las ventajas de ninguno de los dos sistemas económicos citados. No vivimos un liberalismo, mucho menos una economía de mercado. Tampoco contamos con un Estado fuerte desarrollista con amplia cobertura social. Pero no todo es oscuridad, paradójicamente en México hemos sido muy exitosos aplicando la apertura, basta ver las cifras de crecimiento del sector industrial de exportación. Lo que sucede es que su triunfo no ha ayudado a la mayoría de la gente, sino a una minoría muy competitiva, según vemos en el último trabajo de Hernández Laos (62). Pasa que el éxito está localizado y muchos sectores y regiones no cuentan con los recursos para entrar en el mercado global (63). No criticamos, como otros, al TLC por su voracidad, sino por sus limitaciones. Pero habríamos de reconocer que el TLC no fue concebido


como un desarrollador de sectores o de mercados sino sólo como un detonador de fuerzas de atracción. No atrae lo que no existe, ni cuenta con esquemas para crearlo. Una comparación con el tratado europeo que cuenta con mecanismos, plazos y fondos de cohesión y desarrollo, revela las limitaciones de un pacto que resultó demasiado optimista y superficial fuera del ámbito meramente macroeconómico. En México no hemos logrado un modelo de Economía social de mercado desde el gobierno ni desde la sociedad (64). El desarrollo estabilizador trató de serlo pero se quedó trunco. Las reglas de la economía a nivel internacional cambiaron y México tuvo que abrirse cuando aún no completaba su desarrollo endógeno. Nunca llegamos a la producción de bienes de capital a pesar de la sustitución de importaciones. Creábamos empleos con cierto dinamismo, pero la estructuración de la economía seguía siendo vertical. Hoy día las cadenas productivas o los ordenamientos horizontales son la excepción. Ni en el proteccionismo ni con la apertura hemos logrado democratizar el capital ni generar nuestra tecnología (65). El concepto de economía social de mercado ha cedido al de economía socialmente responsable, que algo ha avanzado en el terreno de las actuales políticas públicas. Corre el riesgo de quedarse en una especie de alta caridad que recuerda los patronazgos señoriales. Puede perderse en los balances sociales que se confunden con el cabildeo y la mercadotecnia de la gran empresa. La economía social de mercado alemana requirió de un pacto entre sectores productivos –que el Gobierno aceptó– en las peores condiciones económicas de posguerra y que consistía en un sistema de ahorro y de seguridad social para lograr la reactivación económica. En México los pactos iniciaron sí con la crisis, pero pronto se abandonaron cuando los peores efectos de ésta habían quedado atrás. Faltó consistencia y visión, faltaron políticas de desarrollo y

luego dejamos todo al libre comercio, como si la mano invisible fuese a trabajar en nuestro lugar. En nuestro país, la empresa media, clave de un sistema sano, no ha disfrutado de una política fiscal ni de desarrollo (como sí ha sido, ocasionalmente, el afortunado caso de la empresa grande). Ni proteccionistas ni liberales han impulsado consistentemente la acción pública en esa dirección, a pesar de que es la mejor estrategia para la democracia política y económica, pues privilegia las microempresas, generadoras de empleo e innovación, y las liga a unidades mayores de producción. Pero además genera ciudadanos independientes que exigen derechos y rendición de cuentas. Esta es la gran agenda pendiente del Estado (en nuestra definición tripartita que incluye sociedad, empresa y gobierno). Yéndonos aun más abajo y a los lados, la economía solidaria abarca un conjunto de fórmulas e instituciones que facilitan la integración de las tradiciones económicas populares. Contiene ciertos ritmos y se desarrolla en determinados espacios, que puede revertir el fenómeno de la informalidad (que aplica a la mitad de la población en México). Lamentablemente tampoco ha sido cabalmente apoyado. Este esquema, asumido por Carlos Salinas y fortalecido por Fox, retoma el modelo del catolicismo social (44) deudor de la Europa de fines del siglo XIX. Lleva más de un siglo de experimentación marginal en México. En Europa, por su parte, representa hasta 30 % de la economía según los distintos sectores y métodos de medición (66). En este esquema el empresario dirige una economía, particular o cooperativa, que atiende a la vez su subsistencia y su desarrollo empresarial, acercándolo a la contribución fiscal. En lo político, es plataforma para iniciar un proceso de desarrollo ciudadano asociativo que parte de unidades familiares simples hasta cooperativas colosales. Constatamos el repunte mundial de la economía solidaria de mercado, un modelo exitoso que aplica diferentemente en cada latitud y que no riñe con la globalización capitalista.

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Otro elemento fundamental que está por completo ausente de las discusiones en las arenas políticas, y que discretamente se aborda en el sector académico, es el de la formación empresarial y de la promoción de empresarios (67). Haciendo un símil con la democracia, diremos que así como adolecemos de ciudadanos de baja intensidad, igualmente debemos aceptar que contamos con una cantidad marginal de empresarios de baja calidad y que no estamos haciendo lo requerido para promover más esta dimensión del ser humano. Si contamos con ciudadanos de baja intensidad, en lo económico, tenemos empresarios de bajo rendimiento, a los cuales podemos llamar mercantilistas, rentistas o chamberos. La democracia requiere demócratas y la economía de mercado precisa de empresarios. Al respecto vale la pena retomar el estudio de Sarah Babb (68) acerca de los esquemas de formación de élites procreados por la Escuela de Economía de la UNAM y el Instituto tecnológico Autónomo Metropolitano, es decir una institución del y para el sector público, y otra por y para el privado. La vinculación entre ambos durante los últimos cincuenta años no parece clara ni ha sido querida en el diseño de ambos. Hay una falsa autosuficiencia y un envidioso divorcio, entre los sectores público y privado. En la práctica todo mundo sufre cuando se trata de enlazar institucionalmente políticas de fomento económico con intereses y capitales privados. Lo que ha funcionado es el apoyo discrecional, cupular y poco transparente de creación de empresas, el mismo que en Estados Unidos se conoce como crony capitalism (69).

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Podríamos añadir la experiencia del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, creado para formar ejecutivos de grandes empresas pero no a empresarios generadores de tecnología. El problema de la currícula de las tres academias, es que la teoría y la práctica están divididas. No contamos con un sistema de tipo europeo, en el que la institución del aprendiz

y las prácticas profesionales forman parte obligada y principal de la currícula. Los estudiantes, especialmente de carreras técnicas, pasan igual cantidad de tiempo en el aula que en el taller. Este esquema, que ya lo practicábamos siglos atrás en México, sufre para restablecerse actualmente (70). Pero tampoco vivimos el sistema norteamericano en el que los estudiantes pueden trabajar en horarios parciales y flexibles y donde las universidades guardan una mayor vinculación con empresas, lo cual permite intercambios, estancias y un contacto directo. En este renglón los avances son menores a los registrados en el ámbito cívicopolítico. Podemos decir que hay más organizaciones cívicas y espacios públicos crecientes que incubadoras, programas de formación e interfases de vinculación entre las áreas académica, pública y empresarial. El movimiento democrático ciudadano culminó en la creación del IFE, pero no advertimos un movimiento similar ni en las élites empresariales –que ahora gobiernan este país– ni en la tecnocracia. Un movimiento que derivase en una Cámara de las MYPES y las PYMES, fuertemente apoyada por el Gobierno y el Empresariado, como es el caso en todos los países desarrollados, sin excepción. Pasemos a la democracia social. Tiene que ver con la Social democracia y con la Democracia cristiana. En Europa las vacaciones, las huelgas y la seguridad laboral son producto tanto del ingenio empresarial, del movimiento social cristiano como de la lucha de los sindicatos obreros de inspiración socialista. Statis Kalyvas (71) nos presenta este fenómeno como un efecto perverso de los intereses encontrados entre partidos políticos de la Europa de posguerra. En Estados Unidos, por otro lado, el Welfare State sucede a la crisis de su sistema liberal, creando programas de impacto social sin perder el enfoque individual surgido de la ética cristiana liberal de ese país (72).


En ambas regiones implica dos aspectos: por una parte, la presencia del Estado providencia más o menos amplio y, por otra, las redes de seguridad social asociativa, más o menos independientes del Estado. La democracia social es quizás la más difícil de construir porque implica establecer relaciones de igualdad entre hombres y mujeres, mestizos e indígenas, habitantes del norte y del sur, católicos, protestantes y ateos. Algunos ejemplos de la disparidad mexicana al respecto: ¿por qué las trabajadoras domésticas en el norte son tratadas con más dignidad que en el sur? ¿Por qué no hay indígenas en la cámara de diputados ni en la de comercio? ¿Por qué las hijas solteras embarazadas son vergüenza para la familia y los hijos irresponsables son motivo de orgullo? ¿Por qué entre más blanco, mejor te tratan? Algunos casos de segregación y discriminación social funcionan no sólo en México sino en Estados Unidos y en Francia con sus diferencias culturales y raciales (no hay muchos diputados negros tampoco ahí), aunque en México y en Brasil sus manifestaciones son escandalosas (73). Estamos ante una estratificación social que deja de lado la dignidad de la persona ante el Estado. Los relatos acerca de negros exitosos en el deporte y en la música son lugar común. ¿Quiénes están en las cárceles de México, Estados Unidos y Francia? ¿Quiénes tienen acceso a las mejores escuelas y a los círculos de decisión y de inversión? ¿Qué tanto se ha avanzado en la igualdad de oportunidades cuando mentalmente segregamos en todos los órdenes? La realidad es que los derechos humanos de segunda generación palidecen en todo el mundo. Y es mentalmente poco motivador pensar que ya hay quien habla de una tercera generación de derechos. Especialmente para México y América latina, la agenda se presenta muy abultada. Aquí hay algunas diferencias importantes. Como dijimos atrás, la trayectoria demográfica

norteamericana dista mucho de ser igual a la de Latinoamérica. Algunos países desarrollados han evitado la mezcla racial, mientras que aquí se la ha privilegiado. Esto nos hace creer en una mayor tolerancia racial en nuestra región, pero tal asunción no resiste la prueba. La segregación se ha hecho por enormes regiones geográficas y se reproduce por la omisión del Estado en políticas de desarrollo regional y de discriminaciones positivas. Chiapas tiene cinco siglos de segregación voluntaria e involuntaria, cínica o ideológica. No hay muchos mulatos o mestizos en Estados Unidos, lo que hay son reservaciones poco frecuentadas por propios y extraños. En Europa hay guettos que crecen implacablemente. Sin embargo, por otra parte, es justo y necesario reconocer que en todo el Occidente hay una cierta igualdad en la vida diaria, ya que la ley reconoce derechos y los gobiernos distribuyen subsidios y servicios públicos en diferentes grados. Existen avances, lo que pasa es que simplemente no es lo mismo Suecia que México. En nuestra región no hemos desarrollado ni un buen seguro social o Estado benefactor, al estilo social demócrata cristiano europeo, ni ofrecemos el sueño anglo americano. En Latinoamérica a veces el caciquismo y el clientelismo sigue siendo la fórmula más eficaz de distribución, esa es una razón de la recurrencia al caudillismo y al populismo (de izquierda o de derecha) que debe prometer siempre lo que nunca ha podido conseguir ni otorgar: la igualdad social (74). De nuevo en este punto, la economía social y solidaria puede ayudarnos a romper con el coyotaje y el caciquismo para combatir la disparidad en el acceso a recursos y espacios, entre el hombre y mujer o entre el indio y el coleto. Si no aceptamos esto y no lo atendemos, la cultura del viejo sistema político seguirá ganando elecciones y la gente continuará sin modificaciones sustanciales. Las desigualdades sociales persisten (75).

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Notas

1.

2. 3. 4. 5.

6.

7. 8. 9. 10.

11.

12.

13.

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Una versión del presente artículo fue presentada como ponencia en Puebla, en octubre del 2006 ante rectores de universidades latinoamericanas de inspiración cristiana. Un texto sobre el particular en José Antonio Vaca de Osma. El imperio y la leyenda negra. RIALP: Madrid, 2004. Ver de Mauricio Beuchot, “Francisco de Vitoria y la Justicia”, en Letras libres, Febrero del 2004. Sobre Suárez, la obra de Ignacio Gómez Robledo. El origen del poder político según Francisco Suárez. FCE-U. de Guadalajara, 1998. Ver la el artículo de Carlos Herrerón Peredo, “Ideales comunitarios de Vasco de Quiroga” en Enlace, expresiones de la sociedad civil, Revista digital de la Unidad para la Atención de Organizaciones Sociales de la Secretaría de Gobernación. Octubre-diciembre 2005, Época nueva, año 3 número 2. Consultar El artículo de Charles Hale, “Los mitos políticos de la nación mexicana: el liberalismo y la revolución” en la revista Historia Mexicana. HMex, XLVI: 4, 1996, pp. 821-37. Así inicia ni más ni menos su ensayo “1915” Manuel Gómez Morin, ver 1915 y otros ensayos. Jus: México, 1973. Un comentario actual sobre la obra de José Enrique Rodó en Leopoldo Zea y Hernán Tabeada. Arielismo y globalización. FCE: México, 2003. Sin duda una expresión bella, inclinada al aspecto inmaterial de una educación que habría de liberar las notas culturales propias de Latinoamérica. Acerca de una clasificación de los grupos políticos universitarios en la UNAM durante los años treintas y cuarentas, consultar el trabajo de Gabriela Contreras Pérez. Los grupos católicos en la Universidad Autónoma de México (1933-1944). UAM-Xochimilco: México, 2002. Ver el artículo de Juan A. Ortega y Medina, “La aportación de los historiadores españoles trasterrados a la historiografía mexicana” en Álvaro Matute (editor). Estudios de Historia moderna y contemporánea en México, Vol.10. UNAM-Instituto de Investigaciones Históricas: México, 1986. Durante la década de los años cuarenta se fundaron universidades privadas, laicas o de inspiración cristiana como la Iberoamericana, el Tecnológico de Monterrey o el Tecnológico Autónomo. Lo anterior con el fin de presentar una alternativa a la educación oficialista o de tendencia socialista. Ver artículo de Adrián Acosta Silva. “La educación superior privada en México”, en www.iesalc.unesco.org.ve Julio del 2005. Una visión “francesa” del conjunto latinoamericano en Alain Rouquié. América latina. Introducción al extremo occidente. Siglo XXI Editores: México, 2001.

14.

15. 16.

17. 18. 19.

20.

21. 22. 23. 24.

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Consultar el artículo de Mario Vázquez Olivera, “¿Repúblicas hermanas? En pos de una política hacia América Latina”, en la obra colectiva de Jorge Schiavon, Daniel Spenser y Mario Vázquez (editores). En busca de una nación soberana. Relaciones internacionales de México,. Siglos XIX y XX. SER-AHD-CIDE: México, 2006. Me refiero al texto clásico de José María Arguedas. Los ríos profundos. Editorial Losada: Buenos Aires, 1973. Ver por ejemplo de Woodrow Borah. El juzgado general de los indios en la Nueva España. FCE: México, 1985. Igualmente Carlos Durand, Miguel Ángel Sámano y Gerardo Gómez. Hacia una fundamentación teórica de la costumbre jurídica india. Universidad Autónoma de Chapingo-Plaza y Valdés: México, 2000. Jacques Maritain. Humanismo integral. Ediciones Palabra: Madrid, 1999. Emmanuel Mounier. Manifiesto en favor de la persona. Taurus: México, 1997. Sobre una teoría del Estado construido desde y por la familia, consultar el trabajo de Rafael Alvira. El lugar al que se vuelve. Reflexiones sobre la familia. EUNSA: Pamplona, 1998. Ver el extraordinario trabajo de clasificación de los programas de cobertura social en el mundo occidental realizado por Gosta Esping-Andersen. Le trois mondes de l´État-providence. Essais sur le capitalisme moderne. Presses universitaires de France: Paris, 1999.. Juan Rulfo. Pedro Páramo. FCE: México. Ver de Domingo Faustino Sarmiento. Civilización y barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga. Porrúa: México, 1996. De Jacques Maritain. Humanisme intégral. Aubier : Paris, 2000. Además El hombre y el Estado. Ediciones Encuentro: Madrid, 2002. Alexis de Tocqueville tanto en el texto de la Democracia en América. FCE: México, 2006. Igualmente El antiguo régimen y la revolución. FCE: México, 2006. En este sentido existen una serie importante de autores desde Alasdair McIntyre, pasando por Carlos Díaz, Charles Taylor, Michael Walter, Amitai Etzioni. En México Rodrigo Guerra. Como un gran movimiento. Fundación Rafael Preciado: México, 2006, y también Alejandro Landero Humanismo político. Historia y legado, Fundación Rafael Preciado: México, 2007. De Francois-Xavier Guerra, quizás el mejor texto sobre el cambio político y económico de México independiente cuyo título similar al de Tocqueville expresa el interés de comparar procesos en México y en Francia. México, del antiguo régimen a la revolución.


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FCE: México, 1988. Además, Modernidades e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas. MAPFRE: Madrid, 1992. Ver la reciente antología de ensayos de Carlos Castillo Peraza. El porvenir posible. Obras Selectas. FCE-Fundación Rafael Preciado: México, 2006. Sobre el barroco latinoamericano acudir a los textos de Pedro Morandé, notablemente Cultura y modernización en América Latina. Universidad Católica de Chile: Santiago, 1984. Acerca del Estado fascista disfrazado de Estado católico en la España preconciliar de Franco, recomendamos la lectura de José Andrés-Gallego. ¿Fascismo o Estado católico? Ideología, religión y censura en la España de Franco 1937-1941. Ediciones Encuentro: Madrid, 1997. Un documento de trabajo interesante que retoma el peso que puede tener la geografía en el desarrollo de un país tan accidentado como México es el de Gerardo Esquivel, “Geografía y desarrollo económico en México”. BID-Colmex: México, Abril 2000, documento R-389. Edgar Morin. La complexité humaine. Flammarion : Paris, 1994. Mark Lichbach, Alan Zuckerman (editores). Comparative Politics. Rationality, Culture, and Structure. Cambridge University Press: New York, 1997. El texto permite conciliar asedios científicos desde visiones individuales, culturales o institucionales, tratando de acompasarlos en un fenómeno dado. Peter H. Smith. Latin America in Comparative Perspectives. New Approaches to Methods an Analysis. Westview Press: Boulder, 1995. Ver la crítica que hace Carlos Wagner a la Economía social de Mercado en México. El análisis que hace Alain Touraine de la situación socio política de América Latina arroja una lejana brecha entre, por un lado, las teorías de modernización y las ideologías aplicadas a nuestro sub continente; y por otro, la realidad cotidiana. También cuestiona la formación de la conciencia de clase a partir de la industrialización en Latinoamérica. Ver, La parole et le sang. Politique et société en Amérique latine. Odile Jacob : Paris, 1988. Ronald Inglehart, Christian Welzel. Modernization, Cultural Change and Democracy. The Human Development Sequence. Cambridge University Press: New York, 2005. Ver también Pippa Norris y Ronald Inglehart. Sacred and Secular. Religion and Politics Worldwide. Cambrigde University Press: New York, 2004. Samuel Huntington. Who are We? The Challenges to American National Identity. Simon and Schuster, 2004. Guillermo O´Donnell, Phillippe Schmitter, Laurence

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Whitehead. Transitions From an Authoritarian Rule. Latin America. Johns Hopkins University Press, 1986. Destaca un texto que denuncia los fracasos en el intento de generar una auténtica filosofía latinoamericana y propone reflexionar los problemas regionales en comunidades con memoria histórica que se renueva a partir de la realidad. Ver de Guillermo Hurtado, “Más allá de la modernización y de la autenticidad. Un proyecto de metafilosofía práctica latinoamericana,” en Juan Cristóbal Cruz Revueltas. La filosofía en América Latina como problema. Y un epílogo desde la otra orilla. Publicaciones Cruz: México, 2003. Un autor relevante que pareciera haber encontrado una vía promisoria de reflexión auténtica sobre el fenómeno local, integrando tanto la memoria del pensamiento sino las influencias externas, nuevas y viejas, es Mauricio Beuchot. Tratado de hermenéutica analógica. UNAM: México, 1997. Sobre la diversidad de experiencias modernizadoras, ver Carlota Solé. Modernidad y modernización. UAM-Iztapalapa-Anthropos: Madrid, 1998. Bertrand Badie. L´État importé. Essai sur l´occidentalisation de l´ordre politique. Fayard : Paris, 1992. Agustín Basave Benítez. Antología de Andrés Molina Enríquez. Con la revolución a cuestas. FCE: México, 1998. Elisur Arteaga Nava. Constitución política y realidad. Siglo XXI: México, 1997. Manuel Antonio Garretón. Hacia una nueva era política. Estudio sobre las democratizaciones. FCE: Santiago de Chile, 1995. Daniel Bell. El fin de las ideologías. Sobre el agotamiento de las ideas políticas en los años cincuenta. Ministerio del Trabajo y Seguridad Social: Madrid, 1992. Alain Touraine. Crítica de la modernidad. FCE: México, 1994. De Francis Fukuyama trazamos su línea de investigación desde una postura relativamente clásica de desarrollismo político económico basado en el libre mercado y la democracia liberal, hasta la reconstrucción del Estado pasando por las redes sociales de capital social así como de los valores tradicionales que dan consistencia a la sociedad; todos ellos planteados como elementos requeridos para una modernización. El mes de abril del 2007 estuvo en México para dar una conferencia en la que se mostraba menos optimista en el desarrollo global de la economía de mercado y la democracia. Ver The End of The History and The Last Man. Free Press: New York, 2006. Posteriormente publicó, Trust: The Social Virtues and The Creation of Prosperity. Free Press: New York, 1996. Más tarde apareció The Great Disruption: Human Nature and The

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Reconstitution of Social Order. Free Press: New York, 2000. Finalmente para los efectos de este ensayo, pues Fukuyama ha escrito otras obras, salió a la venta State-Building: Governance and Global Order in The 21st Century. Cornell University Press: Ithaca, 2004. Bruno Amable. The Diversity of Modern Capitalism. Oxford University Press: New York, 2003. Por su parte Peter Hall y David Soskice (editores) en Varieties of capitalism. The Institucional Foundations of Comparative Advantage. Oxford University Press: New York, 2001, nos presentan dos capitalismos llamados de mercado orientado o liberal, similar a la comparación hecha años antes por Michel Albert. Capitalisme contre capitalisme. Seuil: Paris, 1991. Gianfranco Pasquino. Sistemas políticos comparados. Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia y Estados Unidos. Prometeo-Bononiae Libris: Buenos Aires, 2004. Un intento por demás complicado y extenso de hablar de vocación fue el de Agustín Basave Fernández del Valle. Vocación y estilo de México. Noriega: México, 1989. Thomas Humphrey Marshall. Citizenship and Social Class and Other Essays. Cambrige University Press: Cambridge, 1950. Fernando Escalante Gonzalbo. Ciudadanos imaginarios. Memorial de los afanes y desventuras de la virtud y Apología del vicio triunfante en la República mexicana. Tratado de Moral Pública. Colmex: México, 1992. Emilio Rabasa. La Constitución y la Dictadura. Porrúa: México, 1912. Para la comparación entre políticas públicas de apoyo a la familia en los países occidentales, ver la obra de Gosta Esping-Andersen. The Three Worlds of Welfare Capitalism.Princeton University Press, 1990. Émile Durkheim. La división social del trabajo. FCE: México, 1995. Guillermo O´Donnell, Osvaldo Iazzeta, Jorge Vargas (compiladores). Democracia, Desarrollo Humano y Ciudadanía. Reflexiones sobre la calidad de la democracia en América Latina. PNUD-Homo SapiensPoliteia: Santa Fe, 2003. De las distintas versiones de capital social que existen, nos quedamos con aquéllas que reconocen un valor en el prestigio de ciertas personas en una comunidad, así como en las redes que se generan en torno a ese prestigio. No vivimos en México una solidaridad racional o una sociabilidad que surja del cálculo económico individual. En México recurrimos al notable, al prestigiado, al carismático y al pariente para acercarnos y confiarle nuestro pequeño capital de confianza para que nos dirija o ayude a salir avantes. Por ellos, nos inclinamos por una mezcla de la teoría de Pierre Bourdieu. Les héritiers. Éditions de

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Minuit: Paris, 1964. Igualmente en La distinction. Éditions de Minuit : Paris, 1979. Y de Robert Putnam (editor). El declive del capital social. Un estudio internacional sobre las sociedades y el sentido comunitario. Galaxia Gutemberg: Barcelona, 2003. No creemos que los mexicanos nos identifiquemos con proyectos de sociedad civil vacíos de símbolos o fríamente racionales como los expresa por ejemplo Benjamín Barber. A Place for Us. How to Make Society Civil and Democracy Strong. Hill and Wang: New York, 1998. En todo caso estamos de acuerdo con el planteamiento que presenta Bernardo Kliksberg en el que explica que el capital social en Latinoamérica se localiza fundamentalmente en la familia. Hacia una economía con rostro humano. FCE-OPSU-LUZ: Maracaibo, 2002. Las razones por las que la academia y la clase política no acepta ciertas formas de capital social, tienen que ver con el hecho de que nos las conocen empíricamente o no las controlan políticamente, también con la histórica estructuración social mexicana que hace distinciones permanentemente entre sectores y el color de la piel, finalmente por que los intelectuales en lugar de teorizar la realidad propia, prefieren verla con cristales obtenidos en Europa y Norteamérica, los cuales evidentemente los hacer verla distinta o deficiente. Sobre la necesidad de ampliar los paradigmas de análisis y comprensión social, retomo la reflexión de Alberto J. Olvera. Sociedad civil, esfera pública y democratización en América Latina: México (op. Cit.). Paul Ricoeur. Autour du politique. Lectures 1. Seuil : Paris, 1991, pp. 241-57. Acerca de los programas especiales para microempresarios, existen muchos programas, pero todos incluyen apoyos de desarrollo empresarial, tecnológico y por supuesto esquemas de financiamiento desde la producción hasta la comercialización. Tanto Alemania como Estados Unidos tienen hondos debates acerca de la eficacia de los programas pero ninguno se atreve a dejarlos, ni Ronald Reagan, porque conocen de la cantidad de iniciativas importantes que de ahí han surgido y pueden surgir. Ver un texto al respecto en: Carlos Alba y Dirk Kruijt. La utilidad de lo minúsculo. Informalidad y microempresa en México, Centroamérica y los países andinos. Colmex: México, 1995. Una visión crítica no desprovista de interés político en Jonathan J. Bean. Big Government and Affirmative Action. The Sacndalous History of the Small Business Administration. The University press of Kentucky: Lexington, 2001. Michel Albert. Capitalisme contre capitalisme. Seuil: Paris, 1991. Enrique Hernández Laos y Jorge Velázquez Roa. Globalización, desigualdad y pobreza. Lecciones de la


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experiencia mexicana. UAM-Iztapalapa-Plaza y Valdés: México, 2003. Un texto de título parecido a nivel mundial en Guillermo de la Dehesa. Globalización, desigualdad y pobreza. Alianza: Madrid, 2003. La perspectiva geográfica para objetivos de planeación socioeconómica del desarrollo ha quedado relegada a los institutos académicos. Las políticas públicas la han retomado, especialmente Carlos Salinas con resultados modestos, pero aun no cumplen el papel que les corresponde. Un texto ilustrativo de las diferencias geográficas y el desarrollo histórico de las regiones del país es el de Claude Bataillon. Espacios mexicanos contemporáneos. Colmex-FCE: México, 1997. En una comparación de los activos de las principales ciudades, otro experto nos habla de la inviabilidad del desarrollo económico sin paradigma urbano. Ver Gustavo Garza. La urbanización de México en el siglo XX. Colmex: México, 2003. Dieter W. Benecke. “Economía social de mercado. ¿Puede imitarse el modelo alemán en América Latina?”, Diálogo político, Junio, 2003. Stephen Haber ha diagnosticado que la economía mexicana sigue concentrado en familias que forman a la vez grupos de industriales financieros, en sectores monopólicos estructurados verticalmente y cercanos de una u otra forma al gobierno, sea proteccionista o liberal, para poder mantener ventajas más bien comparativas que competitivas. Aparentemente, de acuerdo a Cristina Puga y a María de los Ángeles Pozas, el TLC y la adopción de medidas liberales no ha hecho cambiar mucho el panorama a excepción de una mayor presencia de inversión extranjera, especialmente en el sector bancario. Consultar Stephen Haber. Industria y subdesarrollo. La industrialización de México, 1890-1940. Alianza: México, 1992. Igualmente de Cristina Puga. Los empresarios organizados y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. UNAM-FCPYS-Miguel Ángel Porrúa: México, 2004. Además María de los Ángeles Pozas. Estrategia internacional de la gran empresa mexicana en la década de los noventa (op. Cit.). Una evaluación, modesta, de las transferencias tecnológicas recientes en David Romo. Inversión extranjera, derramas tecnológicas y desarrollo industrial en México. CIDE-FCE: México, 2005. Ver el extraordinario trabajo en dos volúmenes, en especial el segundo, coordinado por Manuel Ceballos. Catolicismo social en México. Las Instituciones. Tomo II. Imdosoc-Academia de Investigación Humanística: México, 2005. También, de María Martha Pacheco. La iglesia católica en la sociedad mexicana, 1958-1973. Secretariado Social Mexicano, Conferencia de Organizaciones Nacionales. Imdosoc: México, 2005.

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Acerca del rol de la Economía Social y Solidaria en Europa, recurrimos a los trabajos de Thierry Jeantet. La Economía Social Europea, o la tentación de la democracia en todas las cosas. Ministerio (español) del Trabajo y de Asuntos Sociales-Confederación Empresarial Española de Economía Social-Centro Internacional de Investigación e Información sobre la Economía Pública, Social y Cooperativa: Valencia, 2003. Adicionalmente de José Luis Monzón y Jacques Defourny. Economía Social: entre economía capitalista y economía pública. CIRIEC: Valencia, 1987. Hace cerca de diez años Gabriel Zaid exponía que la economía mexicana dependía menos de las grandes estructuras macroeconómicas que de la iniciativa preparada de los propios empresarios. Actualmente sabemos que hay un divorcio entre el sector privado y el académico y que la proliferación de universidades privadas se ha enfocado menos a la generación de empresarios que de ejecutivos. Ver Hacen falta empresarios creadores de empresarios. Océano: México, 1995. Sarah Babb: Proyecto: México (op. Cit.). Stephen Haber. Crony Capitalism and Economic Growth in Latin America. Theory and Evidence. Hoover Press: Stanford, 2000. Un documento importante acerca de la cultura empresarial en el norte y en el centro de México, que ejemplifica bien la tendencia de los empresarios que buscar ser exitosos y se enfocan a estar bien con el gobierno en vez de desarrollar tecnologías y esquemas que los hagan competitivos. Marcela Hernández Romo. La cultura empresarial en México. U. A. de Aguascalientes-Cámara de Diputados-Miguel Ángel Porrúa: México, 2004. La formación técnica práctica era una tradición en México, así surge el ITESM en los años cuarentas, retomando formas existentes en varias regiones del país, al respecto, ver: Mario Trujillo y José Mario Contreras (editores). Formación empresarial, fomento industrial y compañías agrícolas en el México del Siglo XIX. CIESAS: México, 2003. También Sergio Niccolai y Humberto Morales (coordinadores). La cultura industrial mexicana. Memoria del Primer encuentro nacional de arqueología industrial. BUAPComité Mexicano para la Conservación del patrimonio Industrial: Puebla, 2003. Finalmente, de José Fuentes Mares. Monterrey, una ciudad creadora y sus capitanes. Jus: México, 1976. Stathis Kalyvas. The Rise of Christian Democracy in Europe. Cornell University Press: Ithaca, 1996. Para una historia de la Internacional Demócrata Cristiana, incluyendo a la Latinoamericana, ver: Roberto Papini. La Internacional Demócrata Cristiana, 1925-1986. IFEDEC: Caracas, 1986. Actualmente es fácil olvidar o desconocer las diferencias existentes y las enormes brechas que existieron

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entre regiones y estados de la Unión. Sobre el particular, proponemos el trabajo de:Michael McGerr. A Fierce Discontent. The Rise and Fall of the Progressive Movement in America. Oxford University Press: New York, 2003. En este sentido el libro de José Jorge Gómez Izquierdo (coordinador). Los caminos del racismo en México. BUAP-ICSH-Plaza y Valdés: México, 2005. También: Alicia Castellanos Guerrero, “Notas para estudiar el racismo en México”, Papeles de Población, U. A. del Estado de México: México, número 28, 2001.

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César Cansino e Israel Covarrubias. Muerte y resurrección del populismo en México. CEPCOM-U. A. de Juárez: México, 2005. El notable sociólogo Charles Tilly desarrolla algunos elementos que por sí solos generan desigualdad, y la combinación de algunos o de todos agrava más la situación. Van desde el monopolio de medios de producción y el alcance a créditos y financiamientos hasta la disposición inequitativa de capitales intelectuales (educación y capacitación), simbólicos (distinciones al interior de una sociedad) y sociales (relaciones). Ver La desigualdad persistente. Manantial: Buenos Aires, 2000.


El pueblo que no quería creer Salvador Abascal Carranza

“Si no se presupone el mal, no hay justicia posible. La irresponsabilidad general vuelve posible la colaboración con el mal”. Polibio de Arcadia

Polibio de Arcadia, pseudónimo con el que escribió mi querida y extrañada amiga (qpd), Doctora en Filosofía Ikram Antaki, el libro que lleva por título: “El pueblo que no quería crecer” (1), describe en un imaginario viaje de Grecia a México, hace más de dos mil años, las vicisitudes que vivió en estas tierras mexicanas y las reflexiones que de ellas extrae.

Este artículo pretenden ser un homenaje a una mujer extraordinaria, de origen sirio, educada en Francia pero comprometida con México las últimas décadas de su vida, como pocos mexicanos lo han hecho. Su inteligencia, su lucidez y su admirable dominio del idioma español, la colocan entre uno de los talentos que han podido interpretar y explicar,

como pocos, la cultura mexicana con todos sus prejuicios, sus complejos, pero también con su grandeza. “El que hablaba sin conformarse con la imagen idílica que se hacían de ellos mismos (los mexicanos), era su enemigo jurado. Y, sin embargo, los mejores textos que les concernían fueron escritos por los foráneos. Algunas tentativas internas,

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dolorosamente lúcidas, fueron desautorizadas agriamente” (2). Yo debo añadir que, entre los mejores textos de los foráneos a los que ella se refiere están algunos de la propia Ikram, como el que ahora comento en estas páginas. Sin decirlo con todas sus letras, mucho de lo descrito en el libro en comento hace referencia al régimen priísta. Ikram Antaki le llamaba el “viejo régimen”, en contraste con lo que los franceses dicen del “ancien régime” (antiguo régimen), toda vez que lo antiguo, como la cultura helénica, siempre reporta una noble enseñanza, una manera de tratar la vida con dignidad. “La distribución del poder –afirma a este respecto la Dra. Antaki– se daba en una renovación temporal que respetaba unos rituales rigurosos, y la distribución de las riquezas se efectuaba gracias a la corrupción generalizada. Todos parecían participar en la vida de la nación sin participar realmente en ella” (3).

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La justicia a secas, no la llamada “justicia social”, ni la justicia que emana de las “conquistas sindicales”, ni de los privilegios de las corporaciones creadas a la sombra de un poder cultivado por ocho décadas, es todavía una de las asignaturas pendientes de la vida institucional de México. De un grupo de privilegiados por el viejo régimen (del latín, ley privada, no general) han surgido y siguen surgiendo líderes sindi-

cales, campesinos (no agricultores), “luchadores sociales” (¿de qué ha vivido, por ejemplo, y sigue viviendo López Obrador?), Pero también gobernadores y funcionarios públicos. “La perfección utópica está lejos de verificarse en la sociedad mexicana: aquí, unos utilizan a otros y todos se usan mutuamente por medio del engaño, el poder y la fuerza, pero jamás en beneficio del conjunto social” (4). Frente al intento de retorno del PRI al poder, no debemos dejar de considerar la fina y profunda crítica que ejerció Ikram Antaki, porque las descripciones siguen siendo válidas. Lo más grave es que ya no sería el mismo PRI sino algo mucho peor que eso. México es un país que no ha sabido o querido madurar. La democracia que finalmente llegó en el 2000 con la alternancia en el poder, no es suficiente. Se ha quedado en la formalidad procedimental, principalmente en el ámbito federal. Muchos estados no han llegado siquiera a la democracia formal; mucho menos a la material que es vida cotidiana, que es participación, exigencia de rendición de cuentas, construcción de ciudadanía, que empieza por la autocrítica que es conciencia responsable del deber de cada quien, y no solamente de quienes ejercen el poder. Existe en México una especie de parálisis, de enfermedad colectiva que les impide a los

mexicanos dar el salto definitivo hacia la modernidad. Por cierto que algunos ciudadanos (afortunadamente no la mayoría ni mucho menos) consideran como símbolos de la modernidad la aprobación del aborto, de los “matrimonios” entre homosexuales y otras falacias semejantes. Otros más consideran intocables las “conquistas” del pasado: el poder como patrimonio individual o de grupo, las prebendas sin límite de los líderes sindicales, “campesinos” o populares. Con independencia de ello, lo cierto es que esos líderes corruptos invocan sin cesar los fantasmas del pasado, como si en lo muerto de la historia les fuera la vida. No puedo dejar de mencionar lo absolutamente ridículo, por no decir estúpido, de ciertos “principios” que la oposición del PRD y del PRI abanderan como esencia de la patria. Frente a cualquier intento auténticamente modernizador, en materia de energía, responden con la conocida cantaleta de “la patria no se vende”. Para colmo, el PRI tiene entre sus postulados de doctrina la negativa absoluta para generalizar el IVA en alimentos y medicinas. El mayor problema, sin embargo, no consiste en que lo postulen, sino en que la sociedad les siga creyendo. Chile es un país que tenía mayores problemas que México en desarrollo económico en la década de los setenta. Según el New York Times del domingo 10 de enero, Chile está por convertirse en


un país desarrollado. Allí, el IVA es generalizado al 17% y el ISR es “Flat Tax” de 20%. Todo ello, a pesar de los populismos y de la dictadura que han sufrido. El chileno es un pueblo que sí ha querido crecer, no solamente en lo económico, sino en lo político y en lo cultural. Todo va de la mano. “¿Cómo explicarles (a los mexicanos) –dice Ikram Antaki– que existe una alegría en lo universal, que el conocimiento perfecto es participación universal sin la cual sería inútil, y le sería al hombre imposible, elevarse? Volvería a caer constantemente, correría tras de las formas. El espíritu de orden y de subordinación universal, a la vez que es esencialmente aristocrático, es el guardián del valor real del individuo, porque impide su dislocación y conserva su unidad”(5). Para los lectores que no leyeron los dos artículos anteriores, debo hacer una pertinente aclaración: la inspiración de los mismos (como el de este último), me viene tanto de mi amistad con la autora, filósofa de origen sirio (Ikram Antaki qpd) como del libro que he estado comentando: “El Pueblo que no quería crecer”. Ella escribe con el pseudónimo de Polibio de Arcadia, filósofo griego, discípulo de Aristóteles y de Platón, que en un delicioso anacronismo llega, en un imaginario viaje, al México del siglo XX. Si hoy viviera Ikram Antaki,

seguramente se sorprendería de su lucidez y de su visión comprehensiva de la realidad mexicana. Describe con extraordinaria claridad la incapacidad de millones de mexicanos para integrarse al mundo; para abandonar los prejuicios paralizantes de las supuestas conquistas laborales; de la soberanía que no es, al decir de Polibio, sino un complejo de inferioridad que impide cualquier cambio que venga de afuera (o de adentro). Su análisis sigue siendo válido, hoy más que nunca, si observamos que los políticos del otrora sistema gobernante, hoy oposición, se siguen comportando de la misma manera. “Este país es extraño: las mismas leyes de la naturaleza parecen estar revertidas. Yo conozco un mito griego donde el sol voltea su carrera y los puntos que se llaman cardinales cambian de posición. [...] Volvamos a épocas anteriores al saber peligroso; busquemos en la tumba antigua. De ella salió el chantajista que cuestiona la permanencia de la vida y la unidad y la estructura misma del Estado. El chantajista se ha vuelto amo de la historia y amo del juego; sus reglas nacen de la revaloración de las leyes del intercambio entre México y el mundo, entre el pasado y el presente, entre la ruptura y la negociación” (6). Ese chantajista es el que se ha apoderado de lo muerto de la historia para hacernos creer que sin el culto a ese muerto embalsamado,

todo se destruirá. El chantaje de la violencia, de la ruptura del orden social, el necio anuncio del Estado fallido, son sus únicas armas. Además de chantajistas, son predadores porque de eso viven. “En cuanto al largo plazo de nuestra construcción y de la suya, sólo queda la educación, para prever (y preparar, digo yo) suavemente el futuro” (7). En México, la educación ha sido substituida por, en general, una mediocre instrucción. Allí está el rechazo de los maestros a ser evaluados, a ser capacitados. Mientras no exista una educación moral, mientras no se considere a esta última como fuente inagotable del derecho, la sociedad caerá cada vez más en la irremisible espiral de la decadencia y de la degradación. “A lo largo de la historia, jamás ha habido distinción entre moral y derecho (salvo en el positivismo jurídico, imperante en México); éste no es más que la transcripción de la necesidad moral del bien común. Pero, ¿cómo esperar que la cuestión jurídica sea resuelta cuando la cuestión moral no lo es? ¿Y cómo esperar que el problema moral sea resuelto cuando el mal ni siquiera se percibe como problema?”(8). La violencia que hoy vive México no se debe solamente, diría Polibio de Arcadia, a la corrupción de un sistema que prefería la fragilidad del orden social, a la difícil tarea de construir las condiciones para el bien común.

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El poder como botín, los controles demagógicos, el laissez faire en el orden de la justicia y de la ética, están cobrando la factura a la más cínica de las prácticas políticas, de un régimen que quiso perpetuarse como si México les perteneciera como herencia. Hoy, desde la oposición irresponsable, pretenden volver a subirse al carro de una historia de la que son sólo una parte, y que ojalá quede definiti-

vamente rebasada por una sociedad mexicana que realmente quiera crecer y convertirse, de una vez y para todas, en adulta responsable. “No era sólo la razón la que nos asistía –dice Polibio–, también el sentimiento y el amor. Aquella es una idea presente en la filosofía occidental. De ella hablaron los pitagóricos y Platón; las religiones la anunciaron; y los cínicos la desconocieron” (9).

Notas:

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

Ed. Oceano P. 105 P. 112 P. 100 El Pueblo que no quería crecer. Polibio de Arcadia (Ikram Antaki), Ed. Océano, p. 44. P. 126 P. 121 P. 93 P. 41


Expectativas económicas para 2010: México Paulina Lomelí G.

Recientemente, se llevó a cabo el Seminario de perspectivas económicas 2010 en el ITAM, y los expertos hablaron de las proyecciones que se tenían respecto al desempeño económico de México y en el mundo en 2010. El Gobernador del Banco de México, Agustín Carstens dijo que la crisis mundial originada en Estados Unidos se ocasionó por un apalancamiento y un nivel de consumo desordenados. Como solución, en varios países se aplicaron políticas fiscales expansionistas de acuerdo a la capacidad que se tenía y que esta capacidad estuvo en función del tamaño de la base gravable, la situación particular que guardan las finanzas públicas y el nivel de la deuda de cada país.

Por medio de las políticas expansionistas se inyectó una gran liquidez a los mercados y, gran parte de esos flujos buscaron como refugio a varias economías emergentes y estables, entre ellas, la de México; prueba de ello son los históricos niveles que alcanzó la bolsa y la apreciación de varias monedas respecto al dólar. Pero, ¿qué pasará cuando ese exceso de liquidez tenga que “drenarse”? ¿de qué forma se irán retirando las políticas expansionistas? Aunque no se sabe cuándo se dará este ajuste, se tiene que ser cuidadoso al momento de actuar respecto al rumbo de la estrategia fiscal, el gasto público y más aún, con la política monetaria.

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Esta reversión en la política fiscal es previsible observando las presiones en los balances fiscales y los problemas de sostenibilidad en los niveles de deuda. Para 2011 los países de la OCDE tendrán una deuda pública mayor al 100% de su PIB y Japón registrará una cifra de 200%; ante esta situación no han dicho qué estrategia emplearán para disminuir estos déficit. Específicamente, México debe estar preparado para el agotamiento de las reservas petroleras en 8 o 9 años porque el margen de maniobra es estrecho, debe diversificar sus fuentes de ingreso fiscales, de simplificar su sistema impositivo y buscar ampliar la base tributaria (en la actualidad el 60% de quienes cuentan con alguna actividad económica laboran en el sector informal). Las señales de la recuperación de la economía mexicana se han dejado ver en el sector servicios y en la industria desde el tercer trimestre de 2009; los componentes de la demanda agregada que la han impulsado son el consumo y las importaciones (principalmente de bienes intermedios); otra señal es la cifra de asegurados del IMSS, la cual ha revertido su tendencia negativa; y por último, se ha dejado ver el comportamiento positivo de las exportaciones (44% en enero-octubre de 2009). Para 2010, se estimó una tasa de crecimiento de 3% para México (después que en 2009 la caída fue de aproximadamente 7%), esto muestra un reducido potencial de crecimiento como consecuencia del aumento del costo en inversión y en la tasas de desempleo estructural, tal y como lo señaló el Secretario General de la OCDE, José Angel Gurría.

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Sin embargo, hay factores importantes a los que hay que dar seguimiento para confirmar que la recuperación se ha consolidado, entre ellos se encuentran el índice de Confianza del Consumidor y la brecha existente entre el PIB observado y el potencial. Además, será importante también vigilar el impacto directo e indirecto que tendrán sobre la inflación, el alza en los precios públicos y las medidas tributarias recientemente aprobadas –que fueron necesarias para asegurar los sostenibilidad de las finanzas públicas en el me-

diano plazo–, aun cuando en 2009 se haya registrado la inflación más baja desde 2005 (3.57%); en caso de que haya impactos indirectos significativos que desvíen la trayectoria de la inflación, el Banco de México sí tendría que intervenir para contrarrestarlos. Es fundamental tener claro la importancia de instrumentar una política monetaria y una política fiscal responsables. El Dr. Ignacio Trigueros, catedrático del ITAM, advirtió respecto a las finanzas públicas de 2010 que si se agota el techo de endeudamiento externo (8 mil millones de dólares), el déficit fiscal estaría absorbiendo cerca de 50% del ahorro financiero del país, lo cual se vería reflejado en un menor acceso al crédito por parte del sector privado y esto no es una buena señal; por lo que es necesario cuidar la forma de gastar. El Centro de Análisis e Investigación Económica del ITAM hizo algunas estimaciones sobre los principales rubros de finanzas públicas para 2010, las cuales se muestran en el siguiente cuadro: Cuadro 1 (miles de millones de pesos) 2009

2010

Variación real

Déficit fiscal

251

353

34.7

Ingresos presupuestales

2,657

2,797

0.4

Petroleros

787

914

10.8

No petroleros

1,870

1,883

-3.9

Tributarios

1,098

1,321

14.8

Gasto neto pagado

2,909

3,150

3.3

Programable

2,233

2,400

2.6

369

442

14.3

Participaciones Fuente: CAIE-ITAM

El incremento del gasto programable, que se señala en el cuadro) se debe al alza los costos de los combustibles y al aumento en los requerimientos de las pensiones.


El avance del PIB en México está en función de la recuperación de la economía de los Estados Unidos y respecto a este punto el Secretario General de la OCDE, José Angel Gurría también dijo que en ese país aún se presenta una contracción en el crédito y esto acentúa el problema de la reducción del potencial de crecimiento, lo que se verá reflejado específicamente en nivel de empleo (la tasa de desempleo en EEUU es de 10%). ¿Cuál debe ser la postura de la política económica de México a seguir? Este seminario fue el espacio ideal para la reflexión y para dar información sobre aspectos que demandan una actitud cautelosa. Se ha escuchado en diferentes medios sobre el reclamo por una política de expansión de gasto y disminución de impuestos, lo cual se debe a un desconocimiento sobre la presente crisis y la situación que están enfrentando las finanzas públicas. Se ha venido padeciendo una declinación en la plataforma de producción de petróleo y a la disminución del precio del crudo (53%). Tratar de resolver esta situación “echando a andar la maquinita” sería totalmente irresponsable, ya que al final, cuando las economías más desarrolladas empiecen a hacer ajustes para retirar el exceso de liquidez, los países emergentes verían cómo los capitales golondrinos huirían a países que tengan mayor certidumbre. Por ello, México no debe tomar decisiones que vulneren la confianza de los inversionistas o eleven la inflación; es importante cuidar el poder adquisitivo de la moneda y emprender acciones que aumenten la productividad. Esto último tiene que ver con una actitud aspiracional, de poder acceder a una educación de calidad, del desarrollo de condiciones de mayor competencia, inversión en infraestructura y algo fundamental: consenso político. La frase con la que concluyó el Secretario General de la OCDE, José Angel Gurría encierra una exhortación en todos los niveles que es necesario enfatizar “Dirigiéndome a ustedes, jóve-

nes… a quienes les tocará juzgarnos o recoger los frutos –o los costos– de nuestras decisiones de hoy. Los invito a… que exijan competencia, transparencia a las autoridades, partidos políticos, empresarios, sindicatos, medios y organizaciones de la sociedad civil para que ese juicio que inevitablemente harán tras el inexorable cambio generacional, sea más benévolo”.

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Citymarketing: la ciudad de la política Carlos Salazar Vargas “La tradición enseña que todos deberíamos: sembrar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Ahora, algunos alumnos proponen que se debe: trasplantar un árbol, adoptar un hijo y fotocopiar un libro” CSV.

Lo que ofrece el “Marketing” a las demás áreas –incluida la “Política”– es un camino a la efectividad, pues su metodología permite realizar tareas al menor costo deseable (eficiencia) y con el mayor impacto posible (eficacia).

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Es decir, si eficiencia es “hacer más de lo mismo, con lo mismo” o “hacer lo mismo, más lo nuevo, con lo mismo”, con el Marketing se logra ser eficiente al obtener la mayor cantidad de resultados, con la menor cantidad de recursos y se consigue ser eficaz, en la medida en que se alcance lo que se propuso lograr y satisfacer lo que previamente se formuló, ya que eficacia es el grado como se atienden, alcanzan y satisfacen los propósitos finales.


Pero si hoy el Marketing se utiliza con éxito en campos comerciales –donde nació como “Mercadotecnia/Mercadeo”– “no” se puede trasladar sin ajustes/cambios/adaptaciones a campos políticos que incluyen lo electoral (campañas) y lo gubernamental (gestión). De ahí que se proponga una nueva área de estudio/investigación/acción: el Politing que va más allá del “Marketing Político Tradicional”, pues, entre otras, en éste último, 99 % es sólo “Marketing” olvidando la “Política”. El Politing, entonces, permite ser eficaz (hacer las cosas “correctas”) y eficiente (hacerlas “correctamente”), es decir, ser efectivo en los tres campos que cubre la “Política”: El primero, corresponde a la palabra inglesa “Politics” como Política. Aquí el Politing ofrece una alternativa efectiva (eficiente y eficaz) para buscar, conquistar y mantener el poder, en forma más completa que el “Marketing Político Tradicional”, al concebirlo éticamente y haciendo, entre otras cosas, que la “Política” participe en su estructuración, tanto o en igual forma como lo hace el “Marketing”. Por eso, el “Politing” se conoce como “Marketing Político Integrado”. El segundo, cobija la palabra inglesa “Policy” (Policies en plural) con significado de Política(s). Propone dirigir cualquier organización mediante la “Administración por Políticas-APP”, diferente a la tradicional “Administración por ObjetivosAPO”, aseverando que lo importante no es el destino (objetivos) sino el camino (las políticas). Cuando estas Policy(ies) se generan desde/ por/con el gobierno, se llaman “Políticas Públicas” y es la forma como el Estado/Gobierno, se comunica con nosotros, los ciudadanos. Aquí el Politing ofrece ventajas efectivas en dos momentos: El primero, es con el “Programa Político” (plataforma/propuestas) como compendio de intencionalidades de Políticas Públicas, que todo candidato debe (más que “vender”) “mercadear”, con el fin de que sus propuestas sean conocidas/adoptadas por los ciudadanos. El

segundo –cuando el candidato ya es gobernante– el Politing le colabora con el “Marketing de Políticas Públicas”. El tercero donde es útil el Politing, cubre la expresión inglesa “Polity” cuyo significado también es “Política” y corresponde a su institucionalidad, pues son las instituciones las que la soportan y le dan vida y dentro de ellas está la “ciudad” (“City”) –como “institución” básica y fundamental– de la cual se ocupa el Citymarketing que como parte integral del Politing, hace tangible la realidad política. “no” es “vender” (como acto único) sino “mercadear” en forma efectiva (eficiente y eficaz) la “City” (con las profundas diferencias entre “Marketing” y “Ventas”). Este tercer campo es complementario con los dos anteriores, pues si un candidato quiere ser exitoso electoralmente, debe presentar –en su programa político– una propuesta seria y consistente sobre lo que piensa hacer (y ya elegido, debe cumplir) con respecto a esa “su” circunscripción electoral que lo eligió, y a la cual se debe enteramente (llámese territorio/región/país/ ciudad) y debe proponer cómo quiere que la conozcan/diferencien/posicionen quienes visitan/ habitan/frecuentan, esa “City”. Desde el lado del receptor, también el “Politing” reivindica al ciudadano, al promover su participación activa en estos tres campos: mediante la persuasión para legitimar el poder (politics), con la argumentación para estructurar la agenda de políticas públicas (policies) y con la evidencia institucional de jure y de facto en la “City” (polity). Esta forma concebir/practicar el Politing, invita a construir –desde nuestra particular óptica latina– el “Enfoque Propio de Políticas Publicas desde y para América Latina–EPPPAL” que equilibre/complemente/cuestione la generosa propuesta inglesa y el amable ofrecimiento francés de cómo hacer Políticas Públicas Latinoamericanas. Bienvenido, el Politing a cimentar y enriquecer esta nueva realidad hispano parlante en general y latinoamericana en particular.

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Y es que la polisemia de la palabra “Política” –presente en todos los idiomas con ancestros latinos como el nuestro–, plantea dos posibilidades: la urgente e inaplazable necesidad de estructurar el “EPPPAL” o simplemente, quedarse mirando a los “tres tristes tigres, tragar trigo, en tres tristes trastos”. Generalidades del Citymarketing como parte del Politing: Un vistazo “Algunos políticos se escandalizan por la sinceridad de sus asesores pero pocos se escandalizan por sus engaños”. CSV

Así como el Politing incluye todas aquellas actividades que se llevan a cabo para buscar conquistar y mantener el poder, el Citymarketing incluye aquéllas que se llevan a cabo en una ciudad y cuyas autoridades/actores/y demás ciudadanos, están decididos a apoyar y soportar el desarrollo del bienestar social y económico de ella, con el fin de que permanezca competitiva y jerárquicamente importante comparada con otras.

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Al descomponer el vocablo en sus dos elementos integradores: “City” y “Marketing” se concluye que “City” puede tener dos significaciones usadas indistintamente. De una parte, denota el área total dentro de los límites de una ciudad cualquiera. Del otro lado, también es común que se utilice este vocablo, para designar solamente a la ciudad central (los alrededores del zócalo) sobre todo en las grandes ciudades. El vocablo “Marketing” (utilizado en el campo comercial y económico se traduce como mercadotecnia o mercadeo), es un elemento clave en la administración y gerencia de los negocios, al enfocar todas las actividades de la empresa a satisfacer las demandas, necesidades, deseos y gustos de los mercados (actuales y futuros) para alcanzar los objetivos de la compañía. Esta orientación “utilitarista” del Marketing, es bien distinta –y muchas veces, hasta se contraponetanto al “Marketing para organizaciones no lucrativas” como también es diferente al “Marketing Social” que cubre actividades políticas,

electorales, gubernamentales, sociales, culturales y ecológicas–. En estos casos el Marketing social, se usa como herramienta para el crear, fomentar, mantener, administrar y gerenciar procesos relacionados con intercambios tanto personales como sociales. Por ello, utiliza aspectos sociológicos, sicológicos, legales y comportamentales, que no tiene la “Mercadotecnia Comercial”. No está lejos de la realidad, el hecho de suponer que desde el comienzo mismo del surgimiento de las ciudades, se recurrió a herramientas como la publicidad con el fin de apoyar y soportar y dar fundamento a algunas áreas o temas relacionados con su desarrollo. Posteriormente irrumpió el concepto de marketing; sin embargo, el término específico de Citymarketing no conquistó Europa sino hasta los años ochenta y el campo comercial, el cual fue rápida y hábilmente adaptado a ámbitos sociales. Ya dentro de este campo, difiere de conceptos similares y relacionados como la publicidad, la promoción, las relaciones públicas la comunicación y las ventas. En corto y pecando de estrechar indebidamente el concepto de Citymarketing, se puede entender como el apoyo local y la promoción de la cooperación entre actores privados y los gobiernos, enfocados todos, a la orientación de objetivos de desarrollo económicos. En un sentido más amplio, el Citymarketing también incluye todas las actividades que apoyan los diferentes aspectos del bienestar social. En este sentido, corresponde al novedoso campo cobijado por el marketing social, aplicado y adaptado a los requerimientos y necesidades de entidades físicas llamadas ciudades. Mientras que anteriormente, tanto la promoción como el mercadeo basaban sus acciones en incentivos financieros con el fin de apoyar el desarrollo económico de las ciudades, ahora la moderna concepción del citymarketing consiste en un proceso integral, orientado desde todos los actores sociales y se enfoca a la construcción/


remodelación/mantenimiento efectivo (eficiente y eficaz) de la imagen de la ciudad. De ahí que más que tratar a la Ciudad como “producto” inanimado, se conciba como “ofrecimientos” y a los ciudadanos (receptores, usuarios, habitantes sujetos al pago de impuestos) no consumen ideas/imágenes/actitudes, sino que las adoptan y asumen. Consecuentemente y de acuerdo con la metodología que propone el Marketing Social el Citymarketing y como parte integral del Politing, tiene que ver con: • Estructurar, definir y comunicar, una mezcla apropiada de características, ofrecimientos y servicios. • Ofrecer incentivos atractivos para los habitantes presentes y futuros, quienes adquieren y consumen productos/servicios y adoptan ideas, creencias y actitudes. • Velar porque los productos y los servicios necesarios para los habitantes de la City, estén disponibles de manera libre, eficiente y responsable. • Mercadear los distintos valores de la imagen (ciudad marca) en forma tal que se potencialice su valor para los citadinos como habitantes actuales y potenciales, conciente de sus especiales ventajas y demás aspectos competitivos. Obviamente, el Citymarketing es una clara orientación al mercado enmarcado dentro de políticas de desarrollo citadino que permitan la integración de las voluntades de los habitantes, en tono a objetivos comunes (trabajo, localización, cultura, descanso, placer) con el fin de ofrecerle al habitante de la ciudad una experiencia agradable, perdurable e inolvidable, desarrollada de manera efectiva (eficiente y eficaz) dentro del concepto integral que ofrece la metodología del Marketing Social. Estas distinciones son claves, para aquellos candidatos que creen que “ingles sin barreras” es un británico disoluto, libertino y sin control alguno.

El “City Marketing” cerca del Politing: Y muy lejos de un simple video ¿Venecia? Una ciudad hecha por los castores. Ralph W. Emerson

El “City Marketing” es un campo de estudio y acción con teorías propias y particulares prácticas que todos deben conocer, aun aquellos que no se relacionen con el Politing, porque es importante que todo ciudadano entienda las diferentes formas como puede mejorar su ciudad y tener una mejor calidad de vida, donde se desarrolla su propia vida. Obviamente, el “City Marketing” tiene con mucho más que ver con anunciar o publicitar una ciudad (ver: “La Publicidad en Politing: Ni lo último, ni lo primero”), va mucho más allá que simplemente promocionarla y no tiene nada que ver con “vender” ciudades (ver: “El Marketing Social” y la “Venta” en el Politing: Cada vez más divorciados”). Tiene relación con la diferenciación (ver: “La Diferenciación en Politing: Nos diferenciamos o nos fregamos”), posicionarlas (ver: “El Posicionamiento en Politing: Es todo, ¿o, casi todo?”). Guarda además, unión directa con la formulación e implementación (ver: “Formular e Implementar en Politing: Para cerrar la brecha”) y con hacer Políticas Públicas Ciudadanas (ver: “El concepto de Política Pública dentro del Politing: debe quedar bien claro”), utilizando para ello el direccionamiento estratégico (ver: “Direccionamiento en Politing: engloba los otros concepto estratégicos”). Este corto recorrido es sólo una muestra de profundo bagaje académico y amplia cobertura. El “City Marketing”, tiene también especificidades que le imprimen un particular tratamiento. Una, es que su campo de estudio y práctica está conformado por dos partes: la tangible (la ciudad física, como tal) y otra intangible (los servicios, que frecuentemente son más importantes que la primera). Esta distinción da lugar al marketing de servicios, con características distintas –y muy particulares– al marketing de bienes tangibles ya que las diferencias entre ellos son al

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menos cuatro: (1) Intangibilidad, (2) Inseparabilidad, (3) Heterogeneidad y (4) su carácter perecedero, cada una analizadas en otro documento (ver: “Bienes o Servicios en City Marketing: Su tratamiento es bien diferente”). De ahí que estudiar y “producir” servicios, sea radicalmente diferente a hacerlo con bienes, hasta el punto de que ya existe una teoría sobre la “serbuccion” o producción de servicios. Como se ha visto en artículos anteriores (ver: “En el Marketing Social hay mucha tela de donde cortar”), el “City Marketing” pertenece a una de las categorías del Marketing Social y como tal, colinda con las otras 19 clases diferentes de marketing, ubicadas en terrenos sociales. Tiene que ver, entonces, con el “Marketing Público”, si la que lo realiza es una Institución con esa característica; esta relacionado con el “Cambio Social Voluntario” (CSV) que se puede alcanzar –en forma efectiva– con estrategias de marketing, logrando que los habitantes de una determinada ciudad la sientan como propia y la cuiden como verdaderos dolientes de su territorio. Participa además, del “Green Marketing”, del “Marketing Ecológico” y del “Marketing Medioambiental”, temas que a todos nos compete. También se relaciona con el “Marketing de Políticas Públicas”, porque todo gobernante debe estar más que comprometido (como la gallina con el huevo) muy involucrado (como el cerdo con el jamón) con los cursos de acción política que permitan mercadear su ciudad, enmarcadas en políticas públicas de “City Marketing”.

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Además, la relación del “City Marketing” con el Politing es estrecha, pues todo proceso político-electoral se desarrolla en un espacio físico concreto (país, ciudad, región, estado, departamento, provincia, municipio…) donde los ciudadanos-electores viven su vida. Consecuentemente, todo candidato debería proponer acciones concretas para que el “City Marketing” sea una importante realidad, ya que es con él como se forma y concreta la sabia filosofía de “pensar global y actuar local” canalizando los sentimientos regionales, propios de

estos tiempos. El hecho, entonces, de ofrecer alternativas como el “City Marketing”, permite concretar el interés ciudadano y convertirlo en consenso ciudadano. De ahí que ahora es una propuesta de todo buen programa político. Por eso, no se puede llegar al campo del “City Marketing” por simple aburrimiento o modorra de donde se labora, tampoco como refugio al no poder surgir en otros campos, ni por tedio intelectual o experiencias traumáticas con otros temas o disciplinas y menos, por simple oportunismo. Y es que trabajar en “City Marketing” dista mucho de “soplar y hacer botellas”, pues tiene todo el bagaje intelectual del Marketing, las peculiaridades que implica trabajarlo desde el ámbito de lo Social y de la gerencia de ciudades marca. De no hacerlo así –limitándose a mostrar y comunicar en video los sitios bonitos de una ciudad y ocultar los feos– puede ser tan peligroso como el caso del candidato que después de ver una fotografía de la bella Venecia, vociferaba alarmado que estaba entristecido al verla damnificada por graves inundaciones. Objetivos del Citymarketing dentro del Politing: muchos y variados “Después de escalar una montaña muy alta, descubrimos que hay muchas otras montañas por escalar”. Nelson Mandela

Todo gerente de Politing bien sabe que ninguna ciudad es igual a otra y que también sus objetivos –en cuanto a desarrollo y promoción– son propios y particulares. Sin embargo, para fines prácticos, es útil clasificar los objetivos de Citymarketing en ocho grupos, que no son ni exclusivos ni excluyentes al considerarlos dentro del Politing. Veámoslos. 1. Aumentar el atractivo de la ciudad, como lugar de trabajo: el desarrollo de los países se ha caracterizado por un desplazamiento de la mano de obra del sector primario al secundario y posteriormente al terciario y en esta era de la


información ya se está creando y modelando ciudades dedicadas exclusivamente por y para ella. Al unísono con este proceso, el bienestar económico de las ciudades pasó a depender de las ventajas que tenían por su localización. Así, la infraestructura necesaria para importantes proyectos, los incentivos financieros y una clara administración del mercado laboral, han sido la base para que el Citymarketing promueva una ciudad y la convierta en lugar atractivo para realizar negocios, invertir o como simple lugar de trabajo. 2. Incrementar el atractivo de la ciudad, como lugar de residencia: bien sea para aumentar el deseo de vivir en ella o para o evitar que los ciudadanos emigren, muchas ciudades han intensificado sus esfuerzos para incrementar sus atractivos como lugar de ideal para residir y para ello han recurrido al Citymarketing. Una de las razones para atraer el mercado de residentes es establecer habitantes con características o conocimientos especiales (doctores, profesionales específicos, pensionados) para mejorar el perfil demográfico o el potencial financiero de la ciudad. 3. Acrecentar el atractivo de una ciudad, como área de recreación y descanso: recientemente, aspectos como el arte y la cultura han sido utilizados exitosamente para aumentar el atractivo de una ciudad. Con mayor tradición están las ciudades dedicadas al recreo, placer o descanso y por extensión, aquellas con parques, climas ideales, facilidades deportivas, gastronómicas o culinarias, que han servido como base para estructurar los esfuerzos de Citymarketing. Y es que las ciudades con estos fines específicos, afectan la derrama económica estableciendo industrias complementarias que refuerzan los recursos financieros, entre otras, mediante el pago de impuestos. 4. Incrementar el atractivo de una ciudad, como lugar de Negocios: de acuerdo con el punto 1, son muchas las medidas que se deben tomar con el fin de brindar el soporte necesario

a las localidades con base en el Citymarketing. Bien sea que ya se tengan o que sea necesario construir, son factores que deben competir con lo que otras ciudades ofrecen, con el fin de atraer el capital. Adicionalmente, la promoción y salida de los productos de exportación debe ser adecuada, así como el suministro e importación de materias primas y bienes que no estén disponibles o a precios competitivos en la región. 5. Soporte para el Turismo: en un principio los esfuerzos de marketing estaban dirigidos a detectar algunos grupos de ciudadanos interesados en el turismo. Sin embargo, el concepto de Cambio Social Voluntario –como herramienta de Citymarketing– se ha utilizando exitosamente para cambiar factores demográficos, creencias, actitudes, valores y comportamientos, favorecido así, el turismo, a todo nivel. 6. Consecución de capital: todos los puntos del 1 al 5, están enfocados a la consecución de capital y el Citymarketing ayuda a ello. Y es que el incremento de la movilidad espacial del capital y su acelerada internacionalización, ha intensificado la ya reñida competencia entre ciudades para atraer importantes fuentes de dinero. 7. Mejorar la imagen de la ciudad: muchas ciudades construyeron su actual imagen, con base en su rica y reconocida historia o en factores de localización. Sin embargo, las a recesiones, deficientes administraciones, el aumento de las migraciones, el surgimiento de sitios deprimidos o inseguros dentro de las ciudades, hace que muchas requieran un lustre o brillo a su ya deteriorada y gastada imagen. Así mismo, se necesitan actividad de Citymarketing, bien sea para un cambio de rumbo en el énfasis sectorial o para aprovechar fortalezas y tendencias de desarrollo (culturales, de recreación, etc.) que refuercen o mejoren esa nueva imagen. 8. Bienestar Social: sólo con mejorar el bienestar social, una ciudad puede ganarse una reputación como un buen lugar de residencia o que posee índices bajos de delincuencia. De

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todas formas, mejorarlo es un buen comienzo para definir los objetivos de Citymarketing incluidos en todos los puntos de esta relación. Es conveniente, entonces, utilizar el Citymarketing, con algunos de estos ocho objetivos, para evitar que hasta los ciudadanos de bien murmuren que lo que más les gusta de una ciudad, es lo que hay fuera de ella. El “público objetivo” en Citymarketing, para el Politing: ¿Son sólo 7…? “Es preferible perder una campaña política por siete puntos, que siete campañas políticas, por un solo punto”. CSV.

En muchas recientes elecciones, se ha demostrado fehacientemente la importancia de proponer acciones de Citymarketing, como parte de un Programa Político. Por eso, es importante –mediante la valoración de la imagen que se tenga de un lugar– encontrar el público objetivo, con el fin de seleccionar los segmentos cuyas percepciones sean de interés para el asesor de Politing. Esas diferentes percepciones, se clasifican en 7 grupos donde se incluyen los que se interesan en vivir en un lugar, visitarlo, trabajar o invertir en él, pues tienen diferentes imágenes de acuerdo con tales propósitos. Los grupos son: Residentes. La mayoría de los lugares quieren atraer nuevos residentes que contribuyan a aumentarla base impositiva de la comunidad. Comprender cómo piensan los potenciales residentes es una pieza vital de información estratégica en el Citymarketing. Visitantes. Sólo unos pocos lugares muy conocidos “no” desean aumentar el número de visitantes. Siempre, los asesores en Citymarketing necesitan conocer las imágenes que los visitantes tienen de los lugares que frecuentan

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Gerentes. Los especialistas en Citymarketing necesitan saber qué conocen y conocer cómo piensa de los lugares específicos, los potenciales “mercados meta” gerenciales.

Inversionistas nacionales. Algunos lugares quieren traer inversionistas como constructores de bienes raíces o importantes grupos financieros que muestren confianza en su futuro. No sobra que los especialistas en Citymarketing sepan de ellos y los propongan para realizar obras benéficas, prestamos, donaciones e inversiones. Empresarios. Los empresarios (grandes, medianos y pequeños) y los negociantes son importantes en todos los lugares y los expertos en Citymarketing necesitan saber si ellos visualizan un lugar como una comunidad adecuada para vivir y trabajar. Inversionistas extranjeros. Los productos y servicios en el mercado internacional, se vinculan siempre a un lugar específico. La imagen de ese lugar podría agregar valor para el inversionista extranjero y eso lo saben los peritos en Citymarketing. Especialistas en localización. Muchos especialistas en localización desempeñan un importante papel en la ecuación “destino-atracción” y representan tanto a inversionistas como a consultores y los expertos en Citymarketing deben saber qué opiniones tienen. Adicionalmente dentro de cada uno de estos siete grupos existen variaciones con respecto a la imagen de un lugar, ya que los intereses, motivaciones, gustos, necesidades y deseos, son diferentes. Por eso, el experto en Citymarketing debe reunir esos intereses en grupos con variables comunes y propias, con el fin de elaborar perfiles particulares y mutuamente excluyentes para proceder a satisfacerlos e incidir en ellos. Así, las percepciones de los residentes difieren dependiendo de si son pensionados, sin hijos en busca de tranquilidad, reposo y servicios médicos o por son residentes con hijos pequeños que buscan jardines infantiles y colegios o tiene vástagos jóvenes en busca de clubes, facilidades deportivas, centros universitarios y seguridad.


De igual manera, no son las mismas percepciones las que pueden tener los visitantes que llegan a un lugar en busca de deportes extremos, o aquellos que buscan restaurantes con variado menú, paisajes, tranquilidad, aire puro o recreación. Por otra parte, la percepción de los gerentes difiere dependiendo de si la organización o compañía que representa es de franquicias, productos nacionales, auto-partes, comidas rápidas, procesadora de alimentos agropecuarios, agroindustriales o servicios públicos. Así mismo, la percepción de los inversionistas nacionales cambia, si son inversores en compañías de productos terminados, materias primas o servicios y si invierten para el consumo doméstico o para exportación. Además, es de suponer que las percepciones cambien si los empresarios buscan un lugar para establecer organizaciones de bienes, de servicios, de materias primas, alta tecnología o minería. Muy seguramente, los inversionistas extranjeros pueden buscar mano de obra abundante o barata, facilidades en vías terrestres, marítimas, aéreas o fluviales o inversiones en comercio, agroindustria, negocios agropecuarios o bienes raíces y por consiguiente, tienen diferentes percepciones. Por último, los inversionistas en localización, pueden buscar desarrollos turísticos, comerciales, deportivos o para recreaciones náuticas, aéreas, fluviales. De todas maneras, existen muchas formas de dividir el mercado en “segmentos” cada vez más pequeños. Lo importante es que estos segmentos sean útiles para los propósitos que se buscan con el Citymarketing, para lo cual la segmentación debe reunir requisitos y características, que serán tema de futuros artículos.

De todas formas, es necesario que todo candidato conozca estas grandes posibilidades, para que incluya al Citymarketing dentro de sus propuestas y como parte de su programa político, pero sobre todo, para no pasar penas ajenas como la que del dio al asesor de Politing con su candidato cuando le preguntaron lo qué opinaba del “voto de castidad”, a lo cual impávido, respondió que él siempre había dado ese voto a favor.

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Mujeres y niños maltratados Monika Dunajecka

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Cuando hablamos del maltrato hacia las mujeres, algunos especialistas prefieren referirse al síndrome de la mujer maltratada. Desde el punto de vista de las estadísticas, ocurre en todas las edades pero se destaca en primer lugar entre los 30 y 39 años, luego entre los 20 y 29 años y más tarde entre los 40 y 49 años, le sigue entre los 15 y 19 años, para finalizar con las mayores de 50 años. Las muje-

res casadas constituyen 66% del total, el reto lo componen novias, ex parejas, conocidas, amantes, amigas, etc. La mayor vulnerabilidad femenina no solo se debe a causas físicas, también incide en que las mujeres suelen concentrar en la mayoría de los casos, la mayor carga y responsabilidad en la crianza de los hijos, además por diferentes


cuestiones culturales condensan las tareas hogareñas y mantienen una mayor dependencia económica como cultural de los hombres. Una mujer que abandona su hogar se encuentra en mayor riesgo que un hombre, pero debe tenerse en cuenta que las mujeres que dejan a sus abusadores tienen 75% más de riesgo de ser asesinadas por el abusador que aquellas que se quedan conviviendo. En el caso de los niños como en otros casos de violencia se da una relación de vulnerabilidad. Claramente los menores muestran inferiores recursos para defenderse de lo que les puede hacer un adulto. Además se debe considerar el daño emocional y los efectos a corto y largo plazo que provocan los maltratos. En algunos casos se trata de golpeadores que fueron maltratados en su propia infancia (56.7% de los casos totales), al intervenir patrones de repetición de los modelos de crianza parentales en los diferentes tipos de castigos administrados a sus hijos, pero no ocurre de este modo necesariamente. También cabe considerar que muchos padres perciben como justos los castigos implementados, o perciben la desproporción del castigo ofrecido con las supuestas faltas cometidas, que se justifica de alguna manera (por los nervios, la pobreza, etc.).

Es considerable que los mismos adultos golpeadores suelen manifestar y percibir que han golpeado a sus hijos en muchas menos ocasiones de lo que realmente lo hacen. Si bien, algunos adultos golpeadores suelen manifestar algún afecto posterior como arrepentimiento o lástimas, en muchos casos se trata de padres que están a favor del castigo físico, que se emplean para “corregir” a los hijos. La pregunta importante es: ¿por qué no se denuncia el maltrato? Debido a que en ambos casos de maltratos (en el de la mujer y el maltrato infantil, la mujer como esposa o como madre vive situaciones emocionales perturbadoras, encontramos algunos aspectos que hacen que no se efectúen denuncias en contra del agresor: 1. Por pérdida de autoestima. Baja autoestima que impide dar respuesta a la agresión. 2. Ambivalencia hacia el maltratador por el que siente miedo, agresividad y amor. 3. Ansiedad de la marcha que conlleva la responsabilidad del fracaso familiar y, en la mayoría de los casos, hacerse cargo de los hijos. 4. Consecuencias económicas de una marcha. La dependencia económica y afectiva de la víctima con el agresor. Falta de recursos económicos. No tener a donde ir, etc.

5. Ineficiencia de los apoyos jurídicos para protegerla y el temor permanente a ser agredida de nuevo por la pareja que puede seguir persiguiéndola. Falta de apoyo de la propia familia y de las instituciones en general. 6. Tristeza, vergüenza, reticencia por el intercambio de opiniones, de experiencias (en la entrevista, denuncia, etc.). Ocultar el problema por vergüenza. 7. Indecisión. Tendencia a desvalorizarse y culpabilizarse. Actitud temerosa. 8. La no aceptación del fracaso matrimonial o de pareja queriendo sostener la relación hasta límites insoportables. 9. La falta de conciencia de estar siendo maltratado (solo se debe denunciar cuando hay lesión). El sentimiento de culpa a la hora de denunciar al padre de sus hijos. 10.El desánimo al ser concientes de que no va a servir para nada. 11.La tolerancia del maltrato por parte de la víctima. Sólo 5% de los maltratos familiares son denunciados, es decir, sólo se denuncia el maltrato cuando este es brutal o muy reiterado. Muchas mujeres retiran las denuncias antes de los juicios, casi siempre por miedo y bajo amenazas. Un factor que hay que tomarse en cuenta es la

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dificultad que tiene la víctima para probar los hechos, como llevar testigos. Los certificados de lesiones aportados no siempre tienen el poder probatorio de la existencia de la violencia familiar, ya que si bien certifican las lesiones, no acreditan quien las produce. Dado que los mecanismos legales no actúan con rapidez, la mujer maltratada debe irse del domicilio familiar con sus hijos a una casa de un familiar, amiga, etc. mientras el agresor se queda en el domicilio. La nula protección a la víctima hace que sobre ella recaiga el peso de coordinar los distintos procedimientos civiles y penales a los que debe acudir.

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Hay ciertas dificultades que la mujer evalúa en su ruptura: 1. Riesgo de buscar ayuda o decidirse, la violencia física o el daño psicológico: riesgo de un aumento de amenazas y de la violencia física (hijos, familia, víctima), de que el agresor amenace con suicidarse, de hostigamiento continuo, de secuestro de los hijos, etc. 2. Riesgo económico: riesgo de poder adquisitivo, de perder ingresos o trabajo, relaciones, miedo a sentirse sola (el agresor la ha separado de sus amistades y familiares poco a poco, en algunos casos), etc. 3. Miedo de las actitudes de los amigos, profesionales, familiares, etc.: riesgo de

no ser creída, de que tengan una actitud crítica con ella, etc. Tipos de maltratos Maltrato Infantil: es cualquier acción u omisión, no accidental que provoque un daño físico o psicológico a un niño por parte de sus padres o cuidadores. • Maltrato Físico: se refiere a cualquier lesión infligida (hematomas, quemaduras, fracturas, lesiones de cabeza, envenenamiento, etc.), que no es accidental y que provoca un daño físico o enfermedad en un niño o adulto. Puede ser el resultado de uno o dos incidentes aislados, o puede ser una situación crónica de abuso. El maltrato físico no se asocia a ningún grupo étnico, si no que se manifiesta en todas las clases sociales, religiones y culturas. • Maltrato Sexual: se refiere a cualquier implicación de niños, adultos, adolescentes, dependientes o inmaduros en cuanto a su desarrollo, en actividades sexuales que no comprenden plenamente y para los cuales son incapaces de dar un consentimiento informado. En el caso de los niños es el tipo de contacto sexual por parte de un adulto o tutor, con el objetivo de lograra excitación o gratificación sexual. La intensidad del abuso puede variar de la exhibición sexual a la violación. De todas las formas es abuso, el abuso sexual es el más difícil de reconocer y

aceptar. Según estadísticas que 1 de cada 4 niñas y 1 de cada 8 niños serán sexualmente abusados antes de llegar a los 16 años. En más de 90% el abusador será masculino y en más de 80% de los casos el abusador será una persona conocida por el niño. En la mayoría de los casos los niños nunca comunican lo que está ocurriendo. Los niños no inventan historias acerca de su propio abuso sexual, por eso en la medida de que el niño se anima a decirlo, es preciso creerles. Otro tipo de maltrato es la violencia verbal, que refuerza la violencia psicológica. El agresor comienza a denigrar a la víctima poniéndolos sobrenombres, descalificantes, insultándola, criticándole el cuerpo, comienza a amenazar con agresión física u homicidio. El agresor va creando un lima de miedo constante. La ridiculización en presencia de otras personas, le grita, le culpa de todo. A partir de estas agresiones la víctima puede sentirse débil y deprimida. Causas y efectos del menor maltratado El maltrato es una situación que bien puede presentarse en todas las clases sociales, aunque la incidencia parece ser un poco mayor en niños que viven bajo condiciones socioeconómicas de pobreza. Hasta el momento existen diferentes explicaciones sobre este tipo de actitudes por parte de los adultos y se ha visto


la influencia en alguna manera de las situaciones de gran estrés, que hacen que toda la furia de la persona recaiga en el niño. Pero además, en muchos de los casos, quien comete el abuso tiene antecedentes de haber sufrido el mismo tipo de agresión durante su infancia o es una persona que tiene muy poca capacidad de controlar sus impulsos. Es obvio que por las diferencias de tamaño y fuerza entre adultos y niños, estos últimos sufran grandes lesiones que pueden incluso causarles la muerte. Condiciones como la pobreza, nivel educativo bajo, paternidad o maternidad en personas que como tal no han conso-lidado un hogar o que son solteras, el abuso de sustancias psicoa-ctivas como las drogas y el alcohol y otra serie de factores, se han relacionado con estas agresiones, aunque siempre hay tener en cuenta que el maltrato infantil, se puede dar en todas las clases sociales. Los niños criados en hogares donde se los maltrata suelen mostrar desordenes postraumáticos y emocionales. Muchos experimentan sentimientos de escasa autoestima y sufren de depresión y ansiedad por lo que suelen utilizar el alcohol u otras drogas para mitigar su stress psicológico, siendo la adicción al llegar la adultez, mas frecuente que en la población general. Los efectos que produce el maltrato infantil, no cesan al pasar la niñez, mostrando mu-

chos de ellos dificultades para establecer una sana interrelación al llegar a la adultez. Algunos niños sienten temor de hablar de lo que les pasa porque piensan que nadie les creerá. Otras veces no se dan cuenta que el maltrato a que son objeto es un comportamiento anormal y así aprenden a repetir este “modelo” inconscientemente. La falta de un modelo familiar positivo y la dificultad en crecer y desarrollarse copiándolo, aumenta las dificultades para establecer relaciones “sanas” al llegar a adulto. Puede que no vean la verdadera raíz de sus problemas emocionales, hasta que al llegar a adultos busquen ayuda para solucionarlos. Para muchos niños que sufren de maltrato, la violencia del abusador se transforma en una forma de vida. Crecen pensando y creyendo que la gente que lastima es parte de la vida cotidiana; por lo tanto este comportamiento se torna “aceptable” y el ciclo del abuso continúa cuando ellos se transforman en padres que abusan de sus hijos y estos de los suyos, continuando así el ciclo vicioso por generaciones. Conclusiones Podemos concluir que la primera etapa de socialización que el niño vive dentro de su núcleo familiar es muy importante para su futura relación con la sociedad. Más específicamente es lo que determinará la manera en que se relaciona-

rá con esta. Si un niño sufre de maltrato en esta primera etapa de su vida, le quedarán secuelas irreversibles algunas veces, que se podrán manifestar de diferentes maneras en su vida de adulto. El maltrato, además, viola los derechos fundamentales de los niños, y por lo tanto, debe ser detenido, y cuanto antes mejor. Los niños maltratados hoy se convertirán en adultos problemáticos del mañana. Por esto se deben de fomentar campañas a favor de las denuncias del maltrato infantil, creando los ámbitos adecuados y desarrollando los foros de discusión necesarios. Así como también los adultos debemos asumir nuestras responsabilidades maduramente y con compromiso para evitar que los niños se conviertan en agresores. En cuanto al maltrato femenino, cabe destacar que se deben de emplear los mismos métodos de denuncia que en el caso del maltrato infantil. Deberían de existir más fuentes de información por medio de las cuales, las mujeres de nuestro país pudieran obtener ayuda y servicio en caso de ser víctimas del maltrato, la mayoría de estos casos no son denunciados, por lo cual nosotras, como mujeres, debemos de mantenernos informadas de los centros de ayuda, y colaborar con nuestra comunidad en la medida de lo posible para brindar una mano amiga a otras mujeres que se encuentren en peligro.

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R ESEÑA Comprender y sanar la homosexualidad, de Richard Cohen Paulina Lomelí G.

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Nada más poderoso para alentar a una persona que la vida misma de alguien que experimentó una transformación hacia la libertad. Richard Cohen es psicoterapeuta especialista en reorientación sexual y es director de la International Healing Foundation. Él fue homosexual y en la actualidad es heterosexual; ante esta victoria decidió comprometerse a ayudar a todo aquel que esté buscando El Camino. Su investigación empírica y documentada sobre el tema lo han hecho merecedor de ser escuchado y de incluir las bases de su argumentación como herramientas útiles en cualquier disertación sobre la homosexualidad.


R ESEÑA

Por medio de su libro titulado Comprender y sanar la homosexualidad (cuyo título en inglés es Coming out straight), él echa abajo muchos mitos sobre las causas y las consecuencias de la decisión de ser homosexual, dando testimonio con su propia vida que lo que parece imposible puede suceder porque hay una solución. ¿Usted quiere saber cuál es esa solución? Lea este libro. La reseña no pretende hacer un resumen de su contenido porque de esa forma usted se perdería gran parte de un tesoro invaluable. Todo camino tiene un punto de partida y ese punto es precisamente una decisión que debe tomarse

con toda conciencia y con toda libertad. Sin hablar del contenido, lo que le puedo afirmar es que cuando empiece a leer este libro usted experimentará un gran dolor, después un enojo desmedido acompañado de un sentimiento profundo de impotencia; a continuación podrá ver esa luz que alumbra todo entendimiento para comprender de dónde viene toda esa ola de confusión que está envolviendo al mundo y sólo entonces usted también podrá tener una visión correcta de lo que es natural y una actitud sabia sobre lo que no es natural; más aún, no podrá callar y en

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vez de juzgar o burlarse, podrá ser un instrumento valioso para la sociedad desde la esfera en donde se encuentre. La honestidad y la información dentro de un debate son imprescindibles para dar luz a la aprobación de leyes apropiadas para la sociedad con la finalidad de vivir en paz. Aquéllos que no lo toleran todo también deben tener la libertad de dar razones legítimas y deben ser tolerados ¿o no? Si está luchando con sus convicciones, si está contendiendo en su interior porque es padre de un homosexual, si tiene que legislar o quiere ayudar a un amigo homosexual, atrévase a leer este libro.

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