TITULO:
LA COLONIZACION DE LA AMAZONÍA COLOMBIANA (1880-1930) BALANCE HISTORIOGRÁFICO
Autor: FULVIO ARMANDO CABRERA SOTO Fulvio.cabrera@correounivalle.edu.co
DIRECTOR DE LA TÉSIS: MAURO VEGA BENDEZÚ
MAESTRÍA EN HISTORIA UNIVERSIDAD DEL VALLE 2020 1
fulvio.cabrera@correounivalle.edu.co
TABLA DE CONTENIDO: INTRODUCCION…………………………………………………………………
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Primer capítulo…………………………………………………………………….
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1.1. Contexto historiográfico de las ciencias sociales en Colombia 1950-1970…
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1.1.2 Desde la historia……………………………………………………
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1.2. Indigenismo, etnohistoria y antropología frente a los fenómenos de colonización de la Amazonía………………………………………………………………………
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1.2.1. Los estudios indigenistas en la Amazonía desde la mirada de Juan Friede…
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1.2.2. Los estudios historiográficos desde la mirada de Víctor Bonilla………….
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1.3 .Los geógrafos en la investigación sobre colonización…………………….
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Bibliografía I Capitulo…………………………………………………………….
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INTRODUCCIÓN
El presente balance pretende proporcionar elementos de discusión sobre los avances realizados desde la historiografía que permitan comprender la complejidad derivada del estudio de la colonización amazónica, en este sentido, es importante reconocer que han sido otras disciplinas las pioneras en su indagación preliminar como la antropología, la geografía, la etnografía y la sociología, las encargadas inicialmente de elaborar las primeras investigación y conocimientos sobre el tema.
En los últimos veinte años se ha asumido con mayor profundad las investigaciones de la selva amazónica, incluso, retomando investigaciones sobre los procesos de colonización y poblamiento de la misma a nivel regional contribuyendo a trabajos comparativos con los países con los que se comparte este territorio. La Amazonía a sufrido diferentes momentos de de desterritorialización1, y dentro de ese proceso muchos han sido los investigadores que nos permiten de alguna manera, entrar a comprender la complejidad misma de la colonización, desde pioneros antropólogos como Juan Friede y Gerardo Reich Dolmatoff en la década de los cincuenta, hasta los antropólogos marxistas e indigenistas.
A partir de la economía extractiva y su apogeo a finales del siglo XIX, llegan las nuevas visiones sobre lo ocurrido en la selva con el auge del caucho, que afectó notoriamente a las Desterritorialización: “Es un concepto usado repetidamente en los últimos años no sólo para dar cuenta de la relación de los sujetos con el territorio (físico) en el acto del desplazamiento, sino también para plasmar la idea de movimiento y cambio tanto en relación a los seres humanos, como con referencia a bienes, símbolos e imaginarios”. Originariamente, el término desterritorialización fue usado por los filósofos franceses Gilles Deleuze y Félix Guattari, a principios de los años setenta, para desarrollar una idea forjada ya por Marx en su percepción del capitalismo como una máquina devoradora, que paulatinamente se iba apropiando de diversos “territorios”. En: Diccionario de Estudios culturales latinoamericanos, MÓNICA SZURMUK Y ROBERT MCKEE IRWIN, editorial siglo XXI, México 2009. 1
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comunidades indefensas de la Amazonía, hecho que se convirtió en el interés de antropólogos como Roberto Pineda (2002), y geógrafos como Augusto Gómez(2015).
También se reconocen en este balance las denuncias hechas por el antropólogo Víctor Bonilla en 1968, con su libro: “Siervo de Dios y Amos de Indios, los capuchinos y el Estado en el Putumayo”, que se convierte en la primera investigación en los años setentas, en señalar los planes del Estado y la iglesia sobre estos territorios, por otro lado, develaremos la incidencia que generó este libro en la historiografía, y sobre las futuras investigaciones, como los casos de Misael Taussig(2000), Misael Kuan(2013), Camilo Mogua(2018).
Otro de los capítulos especiales al que se le dedicará especial atención, es la producción reciente de Carolina Pérez (2015) y Geovanny Arteaga (2018) quienes introducen otras unidades de análisis como son las representaciones sociales, desde la influencia de las misiones capuchinas en la región del Amazonas y el uso de otras fuentes históricas como las imágenes, los utensilios y las construcciones en las nuevas dinámicas.
Para poder desarrollar a cabalidad un balance historiográfico que dé cuenta sobre las situaciones ocurridas en la colonización Amazónica, es necesario, en primer lugar, reseñar dos trabajos pioneros sobre lo que significó la colonización en Colombia, por un lado se encuentra el trabajo sobre Colonización Antioqueña realizado por James Parsons(1950), que permite comparar, tanto lo que se estaba escribiendo y hablando sobre éste fenómeno sociológico e histórico, como las duras críticas que había recibido.
Por otro lado, se encuentran los aportes de Catherine Legrand (1988), quien rompe paradigmas y entrega elementos conceptuales que hasta ese momento no se tenían como baldíos, campesinos, protestas por la tierra, luchas indígenas, entre otros. Dando a conocer los procesos que vivía Colombia con dos fenómenos: en primer lugar, las protestas campesinas y segundo la colonización en la construcción de Nación.
Otros aportes importantes, fueron los hechos por Augusto Gómez quien ha dedicado más de 50 años al estudio de la colonización del Amazonas, con su más reciente trabajo de compilación 4
“Pioneros, Colonos y Pueblos, memoria y testimonio de los procesos de colonización y urbanización de la Amazonía”, siendo lo más reciente sobre el abordaje de la colonización.
Así pues, es de anotar que las primeras investigaciones fueron realizadas desde la antropología y no propiamente por historiadores, debido a que el principal interés de estos radicaba en otras regiones del país, especialmente en la zona andina, en departamentos donde se sembraba productos para el Monocultivo como el café, cacao, o caucho, por lo tanto, para este proceso se tiene dos investigadores extranjeros mencionados anteriormente, quienes llegaron a Colombia a realizar sus pasantías de doctorado, el primero profesor James Parsons(1950)2 y la segunda Catherine Legrand(1988)3, de cara al estudio de la colonización antioqueña.
Dichas investigaciones han sido el producto, a su vez, de los momentos históricos por los que atravesó el país y la propia dinámica de la academia que repercutía en las ciencias sociales y que eran influenciadas por las tendencias políticas e ideológicas de los años sesenta y setentas en los investigadores4, y los aspectos que enmarcaban la academia a nivel internacional, desde corrientes históricas como lo han sido el estructuralismo y el marxismo en las primeras décadas, así como la ruptura inminente de las ciencias con las posturas cientificistas-positivistas y la aparición de la historia cultural y los desarrollos conceptuales sobre el indigenismo, la subalternidad y los aportes a los mismos desde las universidades mexicanas5.
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Parsons, J James (1949) La colonización antioqueña en el occidente Colombiano, quien es pionero en el tema, aunque su obra también ha recibido fuertes críticas por convertir el proceso antioqueño como un modelo para el resto del país, cuando cada región tenía su propia dinámica, descociendo procesos tan particulares como las colonizaciones Caucanas, Nariñenses o Santandereanas. Ver Londoño Jaime (2002), El modelo de colonización antioqueña de James Parsons. Un balance historiográfico, Universidad del Valle. Revista Fronteras de la Historia ICANH. 3 Legrand, Catherine (1988), La Colonización y las protestas campesinas en Colombia (1850-1950) Universidad Nacional de Colombia, obra cumbre de las protestas campesinas en Colombia, desarrolla una línea de investigación sobre baldíos a lo largo de 100 años, a partir de las territorialidades. 4 La década de los 70 sobre todo lo que se conoce como el mayo de 1968, contribuyo no solo al rompimiento de paradigmas políticos sino investigativos sobre todo en los autores de corte marxista ortodoxo por una visión mucho más abierta y electiva de la manera de investigar y el uso de categorías. Roberto Pineda (2005), “La Historia, los Antropólogos y la Amazonia” En: Revista Antípoda, n 1 julio-diciembre, pp. 122-135.igualmente revisar la tesis de maestría de Bernal 2011) pp. 73. 5 Bofil Batalla, Guillermo (1991), “La teoría del control cultural “En: Estudios sobre las culturas contemporáneas, universidad de Colima, México. Igualmente consultar el artículo de la antropóloga Pérez Ruiz, Maya (2013), “Guillermo, Bolfin, Batalla. Aportaciones al Pensamiento social”. En: Revista Cuicuilco, Número 57, mayo-agosto 2013, pp. 117-136.
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Por lo tanto, es evidente que existían fronteras que separaban a la historia de la antropología por la manera de abordar metodológicamente trabajos de campo, que no permitía un desarrollo de la interdisciplinariedad pero que fueron encontrando la afinidad y necesidad de unirse e intercambiar tanto elemento de tipo epistemológico como metodológico evidenciado en sus recientes investigaciones.
Finalmente es primordial para esta investigación identificar los hallazgos que pueden ser polémicos para la propia historiografía, así como reconocer que frente al tema de la colonización de la Amazonía son muy pocos los fragmentos de investigaciones que se encuentran, y que han sido aportados por otras disciplinas, que permitieron develar las repercusiones culturales que tuvieron estos pueblos ancestrales al verse expuestos he intervenidos por agentes externos que llegaban a sus territorios con la intención de colonizarlos, imponiendo tanto su conocimiento, como sus hábitos culturales, por lo que la intencionalidad principal de este balance, es la de ser una herramienta de análisis, que reúna en él, los pocos y distintos estudios que se han realizado sobre dicho tema, para que quien se interese por conocer la otra parte de la historia del país, pueda recurrir al mismo.
CAPITULO I 1.1 Contexto historiográfico de las ciencias sociales en Colombia 1950-1970 Para iniciar un balance historiográfico sobre el tema de la colonización Amazónica es necesario realizar una retrospectiva de lo que ocurrió en el campo de las ciencias sociales en Colombia, en la década de los cincuenta, los sesenta, hasta llegar a los setenta, para entender cómo se desarrollaron los procesos de investigación en estas, por ser zona selvática ubicada al sur del país; máxime que hasta ese entonces ni la historia ni la antropología poseía investigaciones en este territorio. Así pues, la selva toma interés para los primeros antropólogos que se gradúan de las recientes facultades de etnología y arqueología fundadas por los profesores extranjeros que 2
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llegaron a Colombia debido a la convulsionada situación de guerra que vivía Europa, en especial en Alemania y Francia, y en donde eran investigadores sociales. “…Habría que esperar unos años más para que los egresados del Instituto Etnológico emprendieran por su propia iniciativa el estudio de las influyentes corrientes antropológicas norteamericanas —en particular la Escuela de Cultura y Personalidad— a través de los textos producidos por el antropólogo Ralph Linton (El Estudio del Hombre, 1944) y el psiquiatra Abraham Kardiner (El Hombre y la Sociedad, 1939); su perspectiva se enriqueció con el estudio de la relación entre el individuo y la sociedad a través del concepto de personalidad cultural básica, y la importancia de los estudios de socialización para entender la sociedad y la dinámica del cambio cultural”(Pineda Roberto,2017.pg.69)6
Los intereses de estas investigaciones tienen que ver con una discusión en el ámbito antropológico y precisamente con la idea del indigenismo7, para la época de los estudios en la universidad Autónoma de México8, y por otro lado lo que aquí estaba haciendo el Alemán Juan Friede, quien asume una postura diferenciada frente a las comunidades indígenas que atravesaban procesos de cambio cultural de cara al contacto con otras culturas, pues era menester en su estudio, no solo estudiarlas sino de comprometerse con la situación de la desaparición cultural y física de las comunidades indígenas, como lo anota Sánchez(2013)9 quien afirma: “..Friede explica aquí de diversas maneras los resultados adversos de la aplicación de la ley, que favorecieron a los blancos durante la época de la Colonia para conseguir tierras y tuvieron como puntos determinantes los amojonamientos vagos que implicaban obviamente pleitos subsiguientes, la política del hecho cumplido (reclamos posteriores a hechos no concertados que implicaban las apropiaciones de tierras) y la demora de todas las gestiones “oficiales” en general” (Sánchez, 2013,34)
Por tanto, Friede propende por la búsqueda de antropólogos que no solo se preocupasen por contar como vivían, que comían, o cuáles eran sus relaciones parentales, artefactos ancestrales y culturales, sino por el contrario, contar el proceso mismo de transformación y su lucha por la Pineda Roberto (2017), “La escuela de antropología colombiana. Notas sobre la enseñanza de la antropología”. Libro: Antropología Hecha en Colombia Tomo I. Restrepo Eduardo compilador, universidad del cauca. Pp 69. 7 Juan Friede, Alemán (1901-1990), que llega a Colombia en 1925, en momentos en que se develaba un cambio de la historiografía y la antropología, no solo por las temáticas indigenistas sino, la metodología para hacer el abordaje de las mismas. Lo importante de Friede dice Sánchez(2013), es que rompe con los paradigmas del indio mirado como un objeto de museo, del pasado, para empezar en Colombia a tatar el tema indígena desde el ahora, es decir, desde su presente, con todas las problemáticas que acarrean abordar el tema tan candente en ese momento de los años setenta como era -la tenencia de la tierra- que fue paulatinamente expropiada a los indígenas a través de la legitimidad que le daban sus resguardos a nivel nacional, máxime que en los sesenta se inician los primeros paso de los supuestamente fue la reforma agraria del presidente de turno(Carlos Lleras Restrepo).Sánchez, Alvarado, Laura (2013), “El Indigenismo en Juan Friede” en: revista: bakura 3, bitácoras de antropología e historia de la antropología en América Latina. Universidad Nacional. de Colombia, Profesional Archivo General de la Nación 8 Las universidades mexicanas se convierten en las pioneras de la nueva antropología social y cultural, enfatizando en el nuevo continente y las perspectivas de los conceptos de lo popular y lo cultural, en este sentido Bolfin Batalla era uno de sus defensores y promotores. 9 Sánchez, Alvarado, Laura (2013), “El indigenismo en Juan Friede”. En Revista Baukara 3 Bitácoras de antropología e historia de la antropología en América Latina Bogotá, mayo 2013, 195 pp, ISSN 2256-3350, p.31-40. 6
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tierra y su necesidad de supervivencia esto origina una conciencia colectiva en las comunidades que será impulsada por los nuevos investigadores sociales 10. En contraposición a esta postura propuesta por Friede, se encuentra el indigenismo estático, que se centra únicamente en registrar las culturas tal cual como son encontradas, porque considera que serían transformarlas inminentemente, por lo cual su intención es aprender de ese estadios de desarrollo cultural, permitiéndole al antropólogo estar y conocer el pasado estando en el presente, dicha corriente pertenece a la vieja escuela de Malinowski, fundador de la antropología social Británica11, y pionero de la antropología contemporánea. Muchos fueron los investigadores que quisieron emular las experiencias de Friede, por las islas de la polinesia, alejados de la civilización occidental, y sin saberlo se fueron separando algunos de esa metodología y el paradigma, en el contacto mismo con las poblaciones indígenas, que habrían sufrido el etnocidio provocado por las empresas caucheras 12. Juan Friede13, Gerardo Dolmatoff
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y Víctor Bonilla15, fueron los pioneros en la
investigación de estas comunidades, en las regiones de frontera sobre todo de la Amazonía y la Orinoquia Colombiana, adelantando trabajos de orden etnográfico y lingüístico sobre los pueblos aborígenes, principalmente en la vasta región del Vaupés, que hace parte de la Amazonía, como por ejemplo las comunidades Tikunas16; estas comunidades que se desplazaban por los ríos y caños
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Frente a esto lo más significativo será la creación en la década de los setenta del CRIC en el Cauca y el proceso de recuperación de tierras por parte del movimiento indígena. Véase: Manuel Quintín Lame, los pensamientos del indio que se educó dentro de las selvas colombianas, Biblioteca del Gran Cauca, universidades del Valle y Cauca, 2004, recopilación de textos inéditos de Manuel Quintín Lame. 11 Malinowski, Bronislaw (1972), Los Argonautas del Pacifico occidental, _Vol. I y II, Editorial Planeta Agostini. 12 A este respecto Roberto Pineda escribe en 2000 un libro desgarrador de la situación vivida por las comunidades indígena que entraron en contacto con los caucheros entre 1880 y 1930. El libro titulado “El Holocausto del Amazonas” es un buen referente de esta situación de etnocidio indígena. 13 Friede, Juan (1953), Los Andakies: la historia de aculturación de una tribu selvática. Citado por Pineda en: “La Historia de los antropólogos en la Amazonia. Revista antípoda, número 1, julio-diciembre del 2005, pp 123. 14 Dolmatoff, Reichel, Gerardo (1968), Desana: simbolismo de los pueblos Tucano del Vaupés. 15 Bonilla, Víctor (1969), Siervo de Dios y Amo de Indios, los misioneros y el Estado en el Putumayo. Editado por el autor. 16 Dolmatoff, Gerardo, Eric(1978), El Chamán y el Jaguar el estudio de las drogas narcóticas entre los indios de Colombia, editorial siglo XXI,“…Después de una breve visita al Vaupés en 1951, mi interés por esta región se renovó en 1966 cuando trabo conocimiento con un indio desana aculturado, Antonio Guzmán, quien proporciono un voluminoso cumulo de informaci6n sobre el modo de ver él su cultura local, lo que al cabo condujo a la publicaci6n de un libro sobre algunos aspectos del simbolismo religioso (Reichel-Dolmatoff, 1971).
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de la selva fueron en su momento señalados como barbaros, salvajes y caníbales por parte de la comunidad académica17. Paul Rivet es otro investigados Francés que llega en la década de los veinte producto de las migraciones de las grandes guerras en Europa, aportando su conocimiento y fundación del instituto de Etnología de Colombia en 1941. En ese proceso su aporte sobre la Raza y el concepto de etnias y grupos mestizos son aporte de orden mundial. A partir de la concepción de Paul Rivet se puede afirmar que: “…se concebía a las sociedades indígenas como su objeto de estudio, y poca preocupación había por su formación en campos aplicados. Una de las obsesiones del maestro era “rescatar” las tradiciones americanas, antes que la vida moderna las avasallara definitivamente, y criticar el concepto de raza y las posturas racistas predominantes. Para Rivet el proceso histórico era fundamentalmente un acto de mestizaje cultural y biológico permanente, de manera que no existían ni razas ni culturas puras ni superiores” 18
En esta primera etapa de la antropología y el conocimiento de estas tribus indígenas y familias lingüísticas, pasaban por descubrir conocimientos de arqueología, como también etnológicos, aplicando los conocimientos de la antropología social Británica, en este sentido el Museo Nacional se convierte en el receptáculo de miles de piezas, donde se intenta seguir con la línea de lo desarrollado por los etnógrafos, paleontólogos, antropólogos en el museo de ParisFrancia con la construcción del gran “Museo del Hombre”, donde se recoge la historia de las diferentes etapas de la humanidad, con la intencionalidad de hallar lo particular de la culturas amerindias, sus características, sus orígenes, entre otros19. 1.1.2 Desde la historia: El método de investigación, que se asocia a la larga duración, fue impulsado por los novedosos aportes de la Escuela de los Annales en Francia, pero en especial de su segundo momento dirigido por Fernand Braudel20. El debate con el Estructuralismo no estaba soslayado,
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Llanos Héctor, Pineda, Camacho, Roberto (1982), Etnohistoria del Gran Caquetá, Publicado por la Fundación de investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República, Bogotá. 18 Pineda Roberto (2017), ídem pp. 68 19 Sobre el museo nacional de Colombia hoy existen varias investigaciones que dan cuenta de su origen en museos privados y personales que luego pasaran a ser comprados a donados a la nación. Revisar el libro de Amada carolina Pérez (2015). Nosotros y los otros, las representaciones de la Nación y sus habitantes Colombia 18801910.Editorial universidad Javeriana, pp 108-145. 20 Braudel Fernand, busco por todos los medios entrar a concertar entre Annales y los estructuralistas, él no habla de estructura sino de modelos históricos, concatenando los movimiento o coyunturas de corta y larga duración retomados más tarde por Larousse.
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como anota Colmenares en su libro: Ensayos sobre historiografía, donde analiza la postura de Levi Strauss quien cuestiona la falencia de la historia para explicar lo “inconsciente” de lo social que solo es percibido en momentos de larga duración21. Dicho método toma importancia a través de los jóvenes investigadores como Colmenares y Orlando Melo22 recién llegado de Francia y por el economista Salomón Kalmanovitz (1968)23, con sus nuevas ideas de la historia económica, quienes tuvieron por supuesto varios momentos en su producción académica investigativa, a la par del estructuralismo como corriente de pensamiento, nacida del marxismo, que experimenta cambios importantes a partir de la relectura del marxismo con Levi Strauss24 acondicionándola a los niveles de estudio por parte de los jóvenes pioneros investigadores en las ciencias sociales. Nos preguntaremos entonces, ¿Cuál era la intencionalidad de este modelo investigativo? Siendo pretenciosos podríamos definir en pocas palabras que querían “comerse el mundo” escribiendo una historia totalizante, sobre todo la colombiana que no había sido historiada, a partir de una interdisciplinaridad25. Por este motivo encontramos gran variedad de autores que iniciaron como sociólogos y se hicieron historiadores en el camino, casos por mencionar como el de Jaime Jaramillo Uribe26 maestro de Colmenares y otros como Orlando Melo, Fals Borda, Bernardo Tovar27 entre otros, quienes aplicaron el método marxista en sus investigaciones con las distintas visiones que recibieron del estructuralismo y la escuela de los Annales, descubriendo que no se podía
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Colmenares, Germán (1997), Ensayos sobre historiografía, Editorial Tercer Mundo ídem pp. 44 Germán Colmenares y Orlando Melo son los pioneros fundadores de la llamada “nueva Historia de Colombia” quienes adoptan las nuevas corrientes historiográficas francesas de los Annales, introducciones novedades en la escritura de la historiografía con temas como la historia cultural, historia de las mentalidades, e historia económica y social en sus libros. 23 Kalmanovitz, Salomón (1988), Economía y Nación, una breve historia de Colombia, cuarta edición corregida y aumentada 1995, Ediciones Tercer Mundo, 24 Levi, Strauss, Claude (1974) Antropología Estructural, editorial Paidós, 2 reimpresión 1995. 25 La interdisciplinariedad tiene que ver con la búsqueda de ciencias y disciplinas que se aplican a la nueva historia como la sociología, la antropología, la lingüística entre otras y que la luz de la realidad colombiana se aplica en los nuevos estudios. 26 Jaramillo, Uribe, Jaime (1963). “Esclavos y señores en la sociedad colombiana del siglo XVIII”. Anuario colombiano de historia social y de la cultural. Universidad Nacional, Facultad de filosofía y letras. 27 Tovar, Hermes (2009), Los fantasmas de la memoria. Poder e inhibición en la historia de América Latina, universidad de los andes, 22
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esquematizar la experiencia de los procesos sociales en el estudio historiográfico, y que requerían de la lupa del verdadero investigador al momento de analizar los hechos de la historia. El uso riguroso de los archivos fue algo que distinguió a los historiados de los sesentas y setentas, pero con el tiempo fue necesario abrirse al análisis investigativo por medio de otras corrientes, lo que conllevó a que se tomaran como referentes a escritores europeos como el francés Michael Foucault; a los historiadores marxistas británicos como E.P. Thompson, Kelly, Charles Telly, E.H. Carr, en la década de los cincuenta28 y a la nueva economía norteamericana. De modo que, fue tomando forma la llamada “nueva historia de Colombia” es decir, se reescribe la historia frente a un pasado o “historia oficial”. Esta etapa del estudio historiográfico explica porque no fue de interés en los primeros momentos de los historiadores la “nueva historia de Colombia”, pues no tenían la capacidad para abordar el tema de la frontera, por lo que se concentraron territorialmente en la región Andina y la Costa. Por otro lado, el tema de la Colonia y la República fueron su centro de gravitación, pero serían retomadas por los antropólogos/ historiadores interesados en aplicar la etnohistoria ya que era posible observar las diferencias que acontecían a las comunidades desde el presente, utilizando la oralidad como herramienta de investigación. Igual que ocurre con la antropología, solo en la década de los sesenta es que se funda en las universidades tanto privadas como públicas, las primeras facultades de Historia con profesores de ideología marxista, que iniciaron los primeros análisis de orden económicos sobre la Nación. En la década de los sesenta y setenta se verá una mayor preocupación en los historiadores por desarrollar lo que se denomina: “la nueva historia de Colombia” haciendo énfasis, ya no en la idea de la historia Nacional, sino la historia regional, a partir de los aportes de profesores como, Germán Colmenares, Tirado Mejía, Margarita González, José Orlando Melo, entre otros. Estos trabajo hallados en los Archivos regionales y municipales serán el inicio de la investigación de la historia social y cultural que ya en Europa comenzaban a desarrollarse de la mano de los historiadores Franceses y Británicos, porque para ellos su preocupación era la de darle
Kaye, Harvey (1989), “los historiadores Marxistas Británicos, un análisis introductorio” prensa Universitaria, universidad de Zaragoza, España. pp. 1-32. 28
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otra perspectiva a los sucesos reconocidos en la historia, tales como la revolución francesa o la revolución industrial, desde lo social, desde la población misma, y ponerlos en relación con otros sectores que nunca habían sido del interés de la historia como los “molineros”,” “sacerdotes”, “campesinos”, que para el caso colombiano era necesario colocar a hablar a los indígenas, campesinos, desempleados, desplazados. Este será el momento de la nueva historiografía colombiana. Los nuevos Historiadores se centrarán en la Colonia y parte de la república, enfrentados a las posturas marxistas más radicales, que veían en los análisis socio-económicos, la única vía para entender las sociedades presentes y pasadas como parte del devenir de la historia. Contado las historias Nacionales y no locales, por lo tanto, la historiografía de este momento histórico estaría atravesada por estas dos tendencias. Por otra parte, Juan Arrubla y Julio Jaramillo, empiezan por considerar la necesidad de realizar un análisis más desde lo macro del origen del Estado Nacional, en contraste con las investigaciones Regionalistas. Podemos decir que una obra literaria jugaría un papel de atracción por parte de la academia, tanto para historiadores, como antropólogos, la “Vorágine” de José Asunción Silva escrita en 1929, con la sutileza costumbrista que nos transporta a las latitudes de la manigua, a la que ningún Citadino había viajado en el siglo XIX, pero por otro lado, tocaría una temática que al parecer sonaría surrealista para la mayoría de los colombianos como lo fue la historia de las caucherias y los abusos de extranjeros en tierras en disputa entre Colombia-Ecuador-Perú y Brasil que harán parte del imaginario que provocó la guerra con el Perú en 1932-193429, dicha obra sería más vista como ficción que como hechos ciertos, con la tendencia de no caer en anacronismo con los personajes: “¡Yo he sido cauchero, yo soy cauchero! Viví entre gangosos rebalses, en la soledad de las montañas, con mi cuadrilla de hombres palúdicos, picando la corteza de unos árboles que tienen sangre blanca, como los dioses”30(Rivera, José Eustacio, 1924).
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Cabrera, Soto, Fulvio (2002), La Colonización del Amazonas y el Conflicto Colombo-peruano 1880-1934, Tesis de pregrado en ciencias sociales Universidad del Valle. 30 Rivera, José Eustacio (1924), La Vorágine, editorial planera 2014.
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1.2. Indigenismo, etnohistoria y antropología en el estudio de los fenómenos de colonización de la Amazonía Desde el ámbito de las ciencias sociales se presentó una debate sobre el papel que deberían jugar los antropólogos frente al problema indígena en la Amazonía, el cual tiene que ver con la visión metodológica y la concepción sobre el indigenismo, es decir, estudiar estas comunidades, su cultura, sin ingerir o influir en el contacto con las comunidades indígenas originarias, sobre todo las que se encuentran más aisladas del centro del poder, en este caso la región de frontera, la Amazonía de la capital Bogotá31. En el artículo: “Inicios de la antropología en Colombia” el antropólogo: Roberto Pineda Camacho32 plantea lo siguiente: “…Un propósito que podría muy bien denominarse etnografía de salvamento: registrar el contenido cultural de las comunidades indias, que corrían el riesgo de desaparecer por extinción de sus miembros o por procesos de incorporación a la vida nacional” (Pineda, 1999; 3).
Ésta postura permitió que los primeros etnógrafos, etnólogos, lingüistas que llegaron a Colombia, se dieran cuenta de la evidente necesidad de conocer estas comunidades, pues se trataba, como lo plantea el indigenismo estático, de aprovechar que estas comunidades no habían tenido contacto con ningún otro agente externo, incluido el contacto antropólogo-comunidades aborígenes, disminuyendo al máximo los procesos de aculturación, y así poder comprender el proceso “evolutivo” de dichas comunidades, éste método que hace parte de las enseñanzas de los inicios de la antropología social buscaba conocer proceso sociales, lingüísticos, culturales de los pueblos aborígenes, en este sentido, nos permite apreciar como sobre la colonización había investigadores que evitaban a toda costa que se diera la relación con los colonos y los blancos, pero era casi inevitable ese cambio cultural, apreciado por los indigenistas. Así pues, estas prácticas respondían al tratamiento que le dieron los antropólogos seguidores de Malinowski33, quien proponía que el antropólogo debía establecer una convivencia muy cercana con las comunidades estudiadas, en especial aquellas que habían tenido muy poco
Pineda Roberto (2005), “La Historia, los antropólogos y la Amazonia”, En: Revista antípodas Número 1, juliodiciembre, pp. 121-135, Universidad Nacional. 32 Pineda, Camacho Roberto (1999, “Inicios de la antropología en Colombia”, En Revista Universidad de los Andes, pp. 3. 33 Malinowski, Bronislaw (1986) los argonautas I-II, del pacifico occidental. Editorial Planeta-Barcelona. Primera edición en español1972. 31
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contacto con la civilización occidental, por lo tanto, debía auto aislarse del mundo por largos periodos de tiempo, que le permitiera entender las particularidades de cada región, pues consideraba que esto les daría “ mayor objetividad a la observación de dichas comunidades”. Por otro lado como lo señala Elizabeth Bernal (2011)34, existen posturas contrarias a lo planteado anteriormente, que intentan reivindicar un contacto más directo por parte del antropólogo, y ser, a su vez, una antropología militante. Bonilla y Fals Borda, ven en el compromiso social del antropólogo una forma de realizar un trabajo de etnohistoria más eficiente, también planteado por otros autores como Pineda y Héctor Llanos35, que se encargaron de realizar un trabajo recopilatorio, de la historia del gran Caquetá, convirtiéndolo en un importante aporte que permitió entender las lógicas de las comunidades, utilizando como fuentes, archivos históricos desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, en un primer intento por describir éstas comunidades en dos líneas, desde el presente y desde el pasado. “….Primero, promovió un cambio de perspectiva sobre la Amazonia, que pasó de ser ubicada como un reservorio natural y étnico de importancia para la humanidad a ser definida como un lugar de denuncia de los exacerbados poderes locales (especialmente de comerciantes y misioneros católicos y protestantes) que hacían juego con la apabullante ausencia estatal”36(Bernal, 2011; pp. 69).
Bernal (2013), en el tercer capítulo de su tesis titulado: “terrenos antropológicos en las regiones de la amazonia y la Orinoquia” menciona que: “…para esta época se planteaba un aspecto que resultó fundamental para el viraje de perspectiva. La selva no debía conservarse como se encontraba en ese momento para evitar todas las amenazas del progreso que se avecinaban, porque este lugar ya había sido transformado por poderes locales y lo que necesitaba era una nueva transformación que les ofreciera a sus habitantes la posibilidad de enfrentar la ola del capitalismo.” (Bernal, 2013; pp69).
Por lo tanto, ésta tesis, es un balance del quehacer de la antropología en Colombia y nos brinda la comprensión de las dos tendencias que en ese momento se discutían a nivel académico
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Bernal, Gamboa Elizabeth (2011), Los terrenos antropológicos en Colombia en la década de 1970: Resonancias y disonancias en la búsqueda ansiosa por un nuevo Estado, una Nación igualitaria y una Antropología contra hegemónica, Tesis de Maestría en Antropología universidad Nacional de Colombia. 35 Llanos, Héctor y Pineda, Roberto (1982), Etnohistoria del Gran Caquetá (siglos XIX-XIX) editorial: fundación de investigaciones arqueológicas nacionales, Banco de la República. 36 Ídem, pp. 69.
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sobre el abordaje de la temáticas indigenistas, algunos antropólogos-los más conservadorespretendían estudiar dichas comunidades desde su pasado remoto, es decir, desde la etnología, la arqueología, y la lingüística, llegando incluso a rastrear los vínculos culturales en los circuitos en la región Amazónica que comprende Perú, Ecuador, Brasil y Colombia37, sobre todo porque estas tribus, algunas nómadas, se encontraban dispersas y con los procesos propios de la colonización, se fueron asentando en colonias, como lo estudia Bonilla(1968) en su libro, producto de la misma lógica de la violencia contra sus comunidades por parte de los usurpadores. La segunda tendencia más de la mano de la antropología social comienza a vislumbrar los cambios culturales que venían teniendo dichas comunidades, que desde mucho tiempo atrás habían tenido contacto con misioneros, encomenderos, viajeros, comerciantes, quienes fueron los culpables de introducir en ellos y en sus costumbres, una cultura totalmente occidentalizada. En este sentido los antropólogos van a ser la punta de lanza del cambio de paradigma para la comprensión de la Amazonía y todos los procesos mismos que se desarrollarían desde adentro. En primer lugar por la exigencia que hacen los jóvenes antropólogos al Estado para que centre su mirada y preocupación sobre la misma y en segundo lugar, cambiar ese paradigma implicaba dejar de mirar a los indígenas como entes incapaces, inseguros, para que ellos mismos adoptaran otras posturas entorno a lo que acontecía al interior de sus territorios. 1.2.1. Los estudios indigenistas en la Amazonía desde la mirada de Juan Friede: Lo importante en Friede dice Sánchez (2013), es que rompe con los paradigmas del indio visto como un objeto de museo, del pasado, para empezar a ser visto, en Colombia, como un ciudadano y sujeto de derechos, es decir, desde su presente, con todas las problemáticas que acarreaba abordar el tema tras la coyuntura de los años setenta, pues su llegada al país, se dio en momentos en los que se develaba un cambio de la historiografía y la antropología. Friede se preocupaba por saber qué movía a los indígenas por la lucha por la tierra, que fue también una constate en otros sectores sociales como campesinos y colonos– latifundistas y minifundistas-, las tierra que fueron en un principio baldías o pertenecientes a los resguardos fueron paulatinamente expropiadas a través de la legalidad o da la propia ley de baldíos que dentro 37
Dolmatoff siendo director del departamento de antropología de la universidad de los andes, impulso el intercambiar información con investigadores brasileros como ………..(cita)
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de sus requerimientos necesariamente se buscada la ayuda del “ hombre blanco” y los técnicos como agrimensores, entre otros, para la legitimidad de la tierra(ley 89 de 1890); esto provocaría la necesidad de los indígenas y colonos pobres de asesoría de abogados leguleyos narrado por Catherine Legrand(1988) para defender sus territorios. “. en general, los individuos de posición social elevada que apoyaron a los colonos en los años anteriores a 1920 no lo hacían ni por motivos ideológicos ni altruistas; más bien, como hemos visto, en defensa de sus propios intereses económicos. Sin embargo, en ciertas áreas los tinterillos y grandes colonos daban a los campesinos información y orientación en su lucha contra personas ajenas que querían apropiarse de su tierra y su trabajo” (Legrand,1988, 114).38.
Los antropólogos que defendían el modelo proteccionista sobre los resguardos indígenas argumentaban que ésta figura le permitiría al reciente movimiento indigenista mantener sus vínculos ancestrales, los vínculos por parte de las comunidades con la tierra, que los ligaba indiscutiblemente con su territorio. Juan Friede dedica un libro a esta temática de la lucha indigenista en calidad de investigador en su libro “El indio en la lucha por la Tierra” (1944), afirmando la necesidad de mantener esta institución que aunque es el reflejo de un periodo de dominación española sobre el indígena, la colonia, también le permite cohesionarse y no diluirse como simple trabajador de la tierra, estudiado por Laura Sánchez (2013)39 en su artículo “El indigenismo en Juan Friede”. “…Su conclusión para la temprana República (siglo XIX), consiste en que el individualismo aplicado a las nuevas condiciones era contrario a la institución del resguardo, considerado una traba para la ampliación de la mano de obra y el desarrollo de empresas agrícolas. En este periodo se hicieron leyes para repartir los resguardos y darlos en propiedad a nombre del progreso nacional. Friede parece dudar sobre que el individualismo fuera origen del progreso más que una organización de tipo colectivo” (Sánchez, 2013; p35).
Friede, afirmaba que el concepto de comunitario es muy importante para el resguardo, en la medida en que revalida el concepto de lo colectivo, por encima del individualismo-mercado, impuesto e impulsado por el capitalismo con su ideal de “progreso” y que desde finales del siglo XIX, intento coctar el territorio de la selva como parte del impulso a nivel mundial de la economía extractivita, centrándose en sus intereses económicos, y basados en el modelo norteamericano, especialmente por los estudios de antropólogos que vean en la aventura y el arrojo de los colonos, 38
Legrand, Catherine (2016), Colonización y Protestas Campesinas en Colombia (1850-1950), Universidad Nacional de Colombia. Primera edición 1988. 39 Sánchez, Alvarado, Laura (2013), “El indigenismo en Juan Friede”. En: Revista Beukara, Bitácora de antropología e historia de antropología en América latina, Bogotá, pp. 31-40.
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la inspiración para llegar donde el capitalismo lo requiera, sin límite del expansionismo de la época, en la fase imperialista. Por otra parte la historiografía estudió a los hombres de finales del siglo XIX como parte de la justificación de esos aventureros que llegaban a las zonas inhóspitas. “…A partir del marco anterior reflexionamos en torno a la mitología turneriana, ya que consideramos que detrás de la creación del imaginario de la frontera norte está la mítica visión de la frontera norteamericana como canon ideológico que explica y consagra la presencia de la raza blanca en una frontera rehecha a imagen y semejanza del llamado “sueño americano”. (Brennan, 2011)40
El resguardo estaba en contravía con las ideas liberales capitalistas, quienes concebían que la tierra era trabajada por colonos, de manera individual, es decir, como una propiedad capitalista y no concebida para ser trabajada de manera colectiva, por eso al Estado no le interesaba impulsar este tipo de unidades productivas colectivas y por el contrario, impulsaron a los minifundistas o jornaleros para que tuvieran la capacidad de legalizar su posesión, incluso aquellos que no contaban con los requisitos legales que les adjudicaba el baldío, sobre todo para los colonos que se encontraban en la periferia o zonas de frontera, y que el Estado tenía la intención de apropiarse41. Por otro lado, existen quienes plantean que el resguardo debe desaparecer para dar cabida a las ideas sobre la modernidad, en este sentido, se pasa de la categoría del indígena que vivía en comunidad por tanto la tierra era de todos, a la de unos individuos que se querían apropiar de la misma- dividiendo el territorio-, punto de quiebre en el que los antropólogos jugarían un papel importante. Es de resaltar que Juan Friede nacionalizado en 1930, tuvo fuerte influencia en las jóvenes generaciones de antropólogos colombianos, que en primer lugar, se dividen en aquellos que rompen con los cánones de la academia dejando de ver a los indígenas en estudios del pasado precolombino, para atarlo a una lucha del presente y real frente a la clara expropiación de sus tierras y los que no; en este sentido Friede se convertirá en un aliado a través de sus textos en donde denuncia la parcelación de estos resguardos. Friede al igual que Bonilla (1969) ven en Manuel Quintín Lame la reencarnación de un personaje legendario, pero a la vez único, en la medida en que personificó la lucha por la tierra de
Brennan, Jorge (2011), “La mitología Fronteriza: Turner y la Modernidad” En: Estudios Fronterizos Nueva Época, Vol.12. Número 12, julio-diciembre. Universidad Autónoma Metropolitana ciudad de México. 41 Legrand, (2016), ídem pp. 92. 40
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los años 30, que fue determinante para librar las próximas batallas de comunidades indígenas organizadas en el Cric (Consejo Regional Indígena del Cauca) en la década de los 60 y 70. Así pues, Friede encuentra que la protección del indígena o el indio, con las leyes que protegen los resguardos, no es una dadiva del sistema colonial, sino que es la visualización o encarnación de la contradicción entre la Corona y las colonias locales, esto demuestra esas contradicciones inter sectoriales de la historiografía, donde el rey ausente pretendía tener a sus súbditos protegidos, incluso de los mismos funcionarios coloniales, para que se les permitiera con la ley de resguardos tener ciertos privilegios. Por otro lado, nos atrevemos a decir que Bonilla realizó un seguimiento a la lectura de Friede y por tanto, la indagación que hace Friede sobre los archivos religiosos que contenían testamentos, donde los individuos indígenas eran los propietarios, convirtiéndolo en un referente para él, como es el caso del Cacique Tumbajoy 170042. Uno de los elementos de crítica de Sánchez (2013), es que Friede se equivocaba al decir que estos testamentos eran réplicas de los notarios o abogados, en ese momento. Para la reciente administración de la República en el siglo XIX, una de sus medidas políticas, era convertir los resguardos como parte de las tierras baldías que podían ser expropiadas a los indígenas, que estaban en primer lugar desorganizados y en segundo lugar se les había adjudicado la categoría de colonos, bajo la premisa de que eran ignorantes de sus propios derechos ante las leyes, otorgados por medio de la ley 87 de 1890. Y bajo la tutela de la iglesia como parte del concordato, dejándolos sin derechos jurídicos para comprar o vender sus propias tierras. Friede ve en la reivindicación por la tierra no solo un problema de orden estrictamente económico, sino de algo más profundo, para este autor se trata de interesarse por los derechos de las "minorías étnicas" o pequeños grupos que no han sido asimilados por la sociedad capitalista, partiendo de la idea de que el resguardo puede convertirse en un elemento aglutinador de las comunidades, que genera cultura en su interior, al recordar su pasado y reforzar sus creencias.
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Este personaje es citado por Víctor Bonilla (1969), como personaje principal alrededor de la lucha indígena en le putumayo en la medida en que le da legitimidad a las escrituras que poseía como resguardo y citado por Friede, Juan (1947), leyendas de nuestro señor de Sibundoy y el santo Carlos Tamabioy, instituto colombiano de antropología e historia, ICANH, boletín de antropología volumen 1, 1945, pp. 315-318.
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Para este autor es esencial la defensa de la población indígena, y por ello se da la creación del Instituto Indigenista Interamericano que tiene como una de sus prioridades la reivindicación de la cultura para no dejarla perder y por el contrario fortalecerla y potenciarla. Una de sus propuestas es que el Estado le entregue a los indígenas las tierras baldías para la construcción de los resguardos, pero también lo es quitar las prevenciones de tipo sanitario, que impedían a los indígenas llevar a cabo practicas ancestrales de curación en los que eran necesario utilizar yerbas y otros elementos, en este sentido será válido profundizar mucho más sobre este tema. Es una constate que los artículos de Friede generaron enorme polémica para la época en los círculos académicos, políticos y religiosos, por lo cual se ve obligado a irse al exterior sus últimos cuarenta años de vida, y que utiliza para escudriñar en los archivos europeos de Sevilla. Se hace necesario anotar que aunque Friede no escapa a la mirada paternalista frente al indígena, aunque no lo considera su par, sus textos constituyeron un primer paso para que se abriera en el país el debate sobre el tema indígena, a tal punto que en 1958, el Estado colombiano creara una subsecretaría de agricultura, dedicada a los asuntos indígenas e igualmente en la reforma agraria de 1958, que catapulta a la respuesta a la contraparte -movimiento indígena organizado- y a crear más tarde el Cric afirmado por Zambrano en 1976. “Zambrano también recoge la evolución de estas ideas expresada en especial en la edición de 1976 (La Chispa y Punta de Lanza) donde Friede agregó varias partes y allí se nota que el autor adelantó de alguna manera el cambio del significado de lo indígena para el país, con la mención de la creación de la Sección de Asuntos Indígenas del Ministerio de Agricultura en 1958 y de la Sección de Asuntos de tierras Indias en el Instituto de la Reforma Agraria, lo que causó una reacción en los indígenas que desembocó en la creación del Consejo regional Indígena del Cauca, CRIC”(Sanchez,2013. PP. 39).
1.2.2. Los estudios historiográficos desde la mirada de Víctor Bonilla. La obra del caleño Víctor Bonilla Sandoval (1969)43, nacido en 1939, y que realizó sus estudios en la Universidad Nacional de Bogotá, junto a grandes referentes de la antropología como Orlando Fals Borda, supuso una nueva tendencia investigativa sobre el tema indigenista, pero esta vez no sólo desde el punto de vista etnográfico o cultural, sino, desde una mira crítica sobre la
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Bonilla, Sandoval, Víctor (1969), Siervo de Dios y Amos de Indios, el Estado y la Misión Capuchina en el Putumayo, Editado por el Autor, Bogotá.
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tenencia de la tierra indígena, es decir, la necesidad de defender los resguardos ante el peligro en ese momento de desaparecer como unidad política, económica y cultural de los indígenas en Colombia. El peligro estaba en una intencionalidad del Estado por legislar para reformar esta figura, como lo afirma Caviedes (2013)44 tanto particulares como terratenientes y la propia iglesia que como agente de poder, tuvieron la potestad de impartir la educación, evangelizando para mantener el control de las tierras misionales en donde se encontraba la población indígena, como parte de los acuerdos firmados entre el Estado y el Vaticano en 188745, a través de la fundación de internados solo para indígenas, Un nuevo movimiento antropológico se hizo visible en el Congreso de antropología en 1980 en Medellín46, donde se plantea la necesidad de aplicar la propuesta indigenista americana en Colombia conocida como la IAP (investigación, acción participativa) vinculando a los investigadores a la lucha misma, respetando la autonomía de los pueblos y su organización, pero también en la necesidad de luchar por la recuperación de la tierra, en este sentido el libro de Bonilla se convierte en la manera de legitimar la recuperación de la tierra indígena, que había sido expropiada por la iglesia, y colonos, demostrando su legitimidad. El Trabajo de Bonilla es importante para el presente balance, en la medida en que es el primer intento historiográfico que permitió explicar las relaciones entre, las misiones capuchinas y su injerencia cultural, con la población indígena, en el proceso mismo de la colonización dirigida por parte de las comunidades religiosas, demostrado por Bonilla y ratificado por Pérez (2015). Estas misiones tenían por finalidad, transformar las tierras selváticas en “zonas productivas”, abonando el terreno para la llegada del colono blanco, que permitió una rápida “occidentalización” de estas comunidades indígenas, quienes, si bien resistieron por muchos siglos a dicha cultura “blanca” o la civilización de la misma, fue a finales del siglo XIX, que se intensifico
Caviedes, Mauricio (2007), “Antropología Apócrifa y movimiento indígena, algunas dudas sobre el saber propio de la antropología hecha en Colombia”, En: Revista antropológica de Colombia Número 43, enero -diciembre, pp. 3359. 45 El concordato fue firmado por el Estado y el Vaticano en 1887, pero se firma un convenio de Misiones en 1902 como parte de la política de reducción de los salvajes, como lo anota Carolina Pérez (2015) pp. 191 46 Caviedes, ídem pp. 36 44
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a tal nivel este proceso, que las comunidades sufrieron una acelerada aculturación y un evidente sincretismo. Bonilla incursiona en un territorio poco conocido por antropólogos e historiadores, haciéndolo novedoso para la época, por realizar una investigación histórica sobre la colonización de las zonas de frontera agrícola que era desarrollada por parte de otros agentes como campesinos, colonos, terratenientes y empresarios. Ésta investigación hace parte de los primeros trabajos sobre esta temática que se abordarían en Colombia en las décadas de los setenta, ochentas y noventas y que priorizaron las problemáticas de orden económico, antropológico, etnográfico y sobre todo histórico. El escudriñar en los informes misionales entre 1908-1968, es importante en la medida en que los informe dan la posibilidad de mostrar tanto la visión del misionero y la manera como el indígena justificaba su transformación, la profesora Amada Carolina(2017)47, al igual que Bonilla encuentra que las practicas sobre las imágenes religiosas tienen una identidad para la población indígena que no puede ser reemplazada,“…El culto preferencial a sus antiguas imágenes, así estuvieran deformadas, por los siglos, como el referido caso de san Andrés de los ingás!”(Bonilla, 1969, pp. 126). A finales de la década de los setentas en Colombia el libro de Bonilla: “ Siervos de Dios y amo de Indios, Los capuchinos y el Estado en el Putumayo”, causó bastante polémica dentro de la iglesia católica y sus instituciones, máxime cuando en el país se desarrolla el XXIX encuentro ecuménico en la ciudad de Medellín, pues en el libro se cuestiona el papel que jugó la iglesia a través de las misiones en varias regiones del país; hasta ese momento nadie había puesto en tela de juicio el papel misional de una comunidad extranjera como los capuchinos, por lo cual, ésta investigación histórica se convierte en la primera denuncia sobre los abusos de poder que ejercieron sobre éstas comunidades, pero también en una base de investigación histórica, social y cultural sobre el proceso mismo de sincretismo y aculturación de dichas comunidades que a la par que resistían también demostraban asimilar el culto religioso impuesto por las prácticas culturales, que con el pasar del tiempo fueron asimiladas y trasformadas.
Pérez, Benavides, Amada Carolina (2016), “Estelas de trayectorias esparcidas: las tácticas indígenas en el contexto de las misiones. Colombia, 1880-1930 “En: Revista: Memoria y sociedad, Vol. 20, número 41, pp43-53. 47
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Bonilla también dedica un capítulo al tema de la colonización titulado: “Fracaso colonizador y el escándalo político”48, que permite entender los intereses que tenían las clases políticas del departamento de Nariño sobre las tierras del Putumayo, que en un momento fueron jurisdicción administrativa y se enfrentaban directamente al poder de las misiones, éste enfrentamiento se observa sobre las decisiones, como la adjudicación de tierras baldías por parte de la Asamblea departamental en contra posición a las decisiones y jurisdicciones que daba el concordato a las misiones capuchinas, por otro lado las disputas de orden político sobre todo los partidarios del partido liberal en la región.49 La lectura de Bonilla le permitirá a otros investigadores profundizar esta vez desde orillas de las escuelas actuales, como la historiografía cultural y social realizado por Taussig (2002) y Pérez (2015) quienes hablan desde postulados distintos, el primero desde la historia cultural y las practicas medicinales que adelantaron las comunidades y el segundo desde las representaciones sociales que se dieron por parte de estos actores (las elites, los misioneros y los propios indígenas). Ésta producción que surge con fuerza en la década de los cincuenta en Colombia sugiere un nuevo rompimiento de los paradigmas en las ciencias sociales. La antropología y la historia empiezan cada uno desde sus facultades, recientemente creadas, el estudio de la situación en las periferias y la frontera, pero sobre todo de los procesos de colonización que tienen que ver con la reivindicación social, cultural, política, tanto a las comunidades indígenas como a los campesinos que se desplazaron en busca de tierra. Son diversos los autores que se empeñaron a trabajar esta problemática (geógrafos, antropólogos, sociólogos, historiadores) que se enfocaron cada uno desde su objeto de estudio para interpretar los procesos de colonización que atravesó la Amazonía. Otro elemento destacado que se anota del trabajo de Bonilla es el papel jugado por la colonización antioqueña, traído por los misioneros, quienes hacen campaña publicitaria, tanto en los diarios antioqueños, como en el pulpito, a tal punto que ellos pagan para que vengan estos colonos. “…. No quedó casi un colono sin comulgar ese día… Cada día me convenzo más de que estos antioqueños son gente admirable y la gente más adecuada para colonizar esta región…la alegría se pintaba en los
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Bonilla (1969), ídem pp. 143- 154. Bonilla, ídem, pp. 144.
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rostros de todos, la que exteriorizaban con vivas a la Misión capuchina, a Colombia, a Antioquia y a España...”50 (Bonilla 1969, pp. 147).
Bonilla permite afirmar que las misiones no solo jugaron un papel evangelizador, sino un papel colonizador de manera sistemática con todo el desarrollo en términos pecuarios, agrícolas, fundando nuevas parroquias y poblados que crecen a su alrededor con la potestad que le daba el Estado frente a una doble función judicial, policial y de gobernabilidad sobre la misión del Caquetá y el Putumayo. 1.3.1. Los geógrafos en la investigación sobre colonización. En Geografía es importante mencionar a un autor poco conocido por los historiadores, Brucher Wolfgang, también alemán que llega en 1966 hasta 1967 gracias a una beca otorgada por el Servicio Alemán de Intercambio Académico, quien escribe un artículo que para este balance refleja un poco, lo que muchos académicos necesitan utilizar como pistas para continuar futuras investigaciones. Para 1966 Colombia tenía una de las tasas de crecimiento poblacional más alta en el mundo, la población para esa época era de 20 millones de habitantes aproximadamente, y la tierra se concentraba en un puñado de latifundistas, forzando por mucho tiempo a que los campesinos migren a las zonas baldías, entre ellas, la selva. “… sus recomendaciones de este tipo de académicos va hacer acelerar el proceso de industrialización, realizar una reforma agraria de las zonas ocupadas y por último la colonización de las tierras baldías en el país” (Brucher, 1967).
Las mismas prevenciones que encontró Brucher en los años sesenta frente al valor que tenía para el país la selva, es la que tenían en el siglo XIX, es decir, no era productiva por ser inviable para los cultivos, aunado a que se encontraba despoblada y con pocas vías de penetración. Como geógrafo hace una análisis morfológico de las bondades del piedemonte de la cordillera que desciende hacia las llanuras amazónicas en el siglo XIX, que atrajo a los colonos hacia la extracción de la Quina y el Caucho, a su vez, el autor reconoce los fenómenos como la colonización iniciada por las comunidades capuchinas, y la introducción del ganado por parte de los colonos y 50
Bonilla (1969), ídem, pp. 147.
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los propios religiosos en contra posición a las tradiciones indígenas, creando conflictos por el rompimiento de cercos y el daño de sus cultivos. Otro geógrafo que desde la década de los setenta dio algunas pautas sobre el concepto de la colonización en Colombia, pero en especial en las selvas, fue Absalón Machado quien escribió recientemente una compilación de sus reflexiones sobre la historia de la tierra en el país, desde la época de la colonia hasta el siglo XX. En el tercer capítulo de esta compilación destaca los conceptos de resguardo, que en contradicción con Freire, piensa que estas tierras aunque no eran enajenables, tuvieron múltiples formas de uso, incluso por las comunidades indígenas, en donde adoptaba la forma de parcelas de uso individual. “…Es decir, como señala Ots Capdequi, desde el punto de vista jurídico los indios gozaron de la capacidad para disfrutar del dominio privado de sus tierras, con carácter individual, aun cuando esa capacidad estuviera condicionada, al ser considerados en derecho como personas rústicas o miserables, necesitados de protección, y de que no pudieran enajenar las tierras de su propiedad sin permiso de las autoridades”. (Machado, 2013,42).
Señala entonces Absalón, que los indígenas paradójicamente arrendaban sus tierras de resguardos a los colonos, muchas veces más pobres que ellos, desposeídos de la tierra, llevando a pensar en las contradicciones que expone Bonilla entre Colonos e indígenas, y también en la lógica que nos muestra Absalón en tanto la iglesia apoya a los indígenas para convertirse en su tutor y mantener una relación directa a través de la institución, pero no bajo una perspectiva desinteresada sino por el contrario con la idea de promover, a futuro, el diezmo y la misión capuchina. Otro de los problemas destacados por Machado (2013) y no visualizado a profundidad por Bonilla, es que los resguardos de los cuales se apoyaban los indígenas no tenían una delimitación clara a la llegada de la corona española. “…Con la llegada de los españoles se impuso el amojonamiento de las tierras, procedimiento que los indios no habían practicado, pero aún a fines del siglo XVI y en el XVII se encontraban muchas tierras de resguardo sin ninguna clase de cerco y sin más referencias, para la delimitación territorial, que los ríos, piedras, montes, valles y otros linderos naturales (González, 1979: 45)” (Absalón, 2013,45).
La máxima conclusión que nos entrega Absalón es que los resguardos prácticamente desaparecieron en Colombia, bajo el asedio de los comerciantes y terratenientes, por la presión 24
que ejercían estos grupos. Los indígenas decidieron vender al mejor postor el pedazo de tierra que poseían en colectividad. Absalón también menciona que hacia 1850 fue el fin de los resguardos con la accesión de los departamentos del Cauca y Nariño, esto permite reconocer la lucha que ejercieron los indígenas, y el escaso desarrollo del capitalismo en estos territorios que permitió que perviviera esta institución a largo plazo, convirtiéndose en la base del movimiento indigenista en Colombia en la década de los 30 y 70. (Absalón, 2013,49). El contar la historia de los pueblos indígenas de la región Amazónica, y de otras étnicas es un compromiso social del cual los historiadores no escapan, razón principal de este balance, que tiene por finalidad contribuir a llenar los vacíos y que sirva en las futuras investigaciones que se realicen en el país. Éste es uno de esos fenómenos que merecen ser estudiados y de ahí la importancia de hacer un balance de los investigadores que se han interesado en primer lugar por el estudio de la Amazonía en términos historiográficos, pero más allá de eso, el proceso de colonización que opero en este lapso. A medida que este balance tome su curso se retomaran los principales momentos que vivió la historiografía y otras ciencias que abordaron desde la metodología histórica el tema, sin ser precisamente historiadores, así como los distintos paradigmas y problemáticas que se abordaron, a partir del uso de visiones, y marcos teóricos que nos permitan afirmar la viabilidad de este ejercicio. De esta camada de geógrafos que llegaron al Amazonas podemos mencionar a Camilo Domínguez que, junto a Camilo Gómez, realizan el primer estudio socio-económico de la explotación del caucho en el Amazonas titulado: “La economía extractiva en la economía Amazónica (1850-1930), reseñado por René de la Pedrea: “…Mediante una argumentación irrefutable, el libro muestra cómo la actividad económica en la Amazonia colombiana ha sido dirigida a sacar, lo más rápidamente y al menor costo posible, cualquier producto con demanda en el exterior”.
Son escasos para ese momento trabajos de orden socio-económicos sobre la Amazonía y por lo que este será otro aporte para el entendimiento de lo ocurrido en la región, en primer lugar por la mirada multidisciplinaria, que incursionaba en el Amazonas, así como para entender los complejos elementos de orden político, económico y cultural que transformarían radicalmente la 25
selva, en un proceso avanzado de urbanización, sobre todo de los poblados que servían de conexión con el gran mercado: puerto Leguizamo, Mocoa, Leticia.
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