Pentagrama 10

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Publicacion = El Espectador, Sección = , Color = , Fecha = 09/01/2014, Hora = 03:38:08 p.m., Página= 15, Usuario = wbotia

/ 15 EL ESPECTADOR / VIERNES 10 DE ENERO DE 2 01 4 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Para no perderse » En la capilla de Sofitel Legend Santa Clara, a las 11:00 a.m. y 3:00 p.m., escuche al mítico cuarteto de cuerdas Borodin, agrupación que con su interpretación resume la agitada historia moderna de Rusia. Obras de Borodin, Shostakovich y Tchaikovsky.

» En el teatro Adolfo Mejía, a las 7:00 p.m., asista a la esperada función de La Cenicienta, ópera cómica de Gioachino Rossini, uno de los platos fuertes del Festival, con Daniela Pini, Javier Camarena, Luciano di Pasquale y Maurizio Lo Piccolo, solistas de primera fila en el actual mundo del bel canto, invitados a esta primera producción operática del Cartagena VIII Festival Internacional de Música.

‘La oreja pasiva’, pieza artística deJim Amaral y símbolo del Cartagena VIII Festival Internacional de Música.

7 ElPentagrama ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Hoy se estrena la ópera en el Festival

Descubriendo a

¶ Los orígenes y la enorme importancia de un cuento que todavía tiene mucho para enseñarnos. ALEXANDER KLEIN *

Todos conocemos La Cenicienta. De una manera u otra, la historia está tallada en nuestra memoria desde pequeños. ¿Pero de dónde viene esa Cenicienta que la mayoría de nosotros recuerda? ¿Y por qué sigue siendo tan relevante en el mundo contemporáneo? Se ha dicho mucho que las mejores historias son aquellas que trascienden el tiempo. Es decir, aquellas que son relevantes siempre, sin importar en qué época se cuentan. Esto es cierto. Y la prueba, todavía viva, es nuestra querida Cenicienta. Cuando nuestros padres trataban de dormirnos —a veces sin éxito—, leyéndonos cuentos de hadas, quizá no se daban cuenta de que al hacerlo estaban continuando una tradición iniciada hace muchos siglos. Esa tradición es la del cuento

con moraleja, del cuento que refleja el idealismo al que aspira el ser humano. Esto al principio no es muy aparente para un niño. Incluso de adultos, a veces sólo recordamos La Cenicienta gracias a la calabaza y el hada, elementos mágicos que fueron añadidos por Charles Perrault en su propia adaptación del cuento en el siglo XVII. La historia original de Cenicienta —si es que se puede hablar de tal— se remonta por lo menos hasta el siglo I antes de Cristo, en una versión griega conocida con el nombre de Rodopis. Pero cientos de versiones y variaciones existen alrededor del mundo en las más diversas y distantes épocas. Entonces, ¿qué nos dice toda esta disertación histórica? Es simple: La Cenicienta en realidad no se trata de magia. Su esencia son la humildad y la bondad como vehículos para encontrar la felicidad y emancipar a la humanidad. Así lo comprendieron el compositor Gioachino Rossini y el libretista Jacopo Ferretti cuando deci-

dieron trabajar en su propia versión operática del cuento a principios del siglo XIX. Sin necesidad de hadas o calabazas, la ópera nos presenta lo que podría describirse como la versión “realista” de La Cenicienta. La única magia, quizás, yace en la música y en el disfraz, los dos recursos más importantes que utiliza la ópera para contar esta historia inmortal. Es entonces apropiado que este sea uno de los eventos más importantes del presente Festival. Con un reparto de ensueño, la unión entre música y fábula llegará a una apoteosis hoy en el teatro Adolfo Mejía. El esmero en la preparación de la obra ha sido impecable y los ensayos han sido llevados a cabo en un ambiente prácticamente hermético. Sólo el pasado miércoles se autorizó la entrada a la prensa a lo que fue un ensayo general. Pero para los asistentes, el ensayo fue más bien un concierto con todas las de la ley: el vestuario y la escenografía estuvieron presentes, y la obra fue interpretada en su totalidad. La ac-

/ Fotos: Joaquín Sarmiento - El Pentagrama

ción en escena sólo se detuvo una o dos veces máximo y, al terminar, los artistas hicieron la venia como si la escasa audiencia representara un teatro colmado. Los que estuvimos presentes pudimos confirmar la majestuosidad del montaje semiescénico y la calidad atemporal de un cuento donde triunfan la bondad y la humildad. El entorno no podría ser más apropiado, pues el teatro es humildemente hermoso. Jacopo Spirei, el director escénico, no dudó en comentar que el Adolfo Mejía es “uno de los teatros más bellos”en los que ha trabajado. Y es que la belleza del teatro no radica en su pomposidad, como es el caso de otros famosos escenarios del mundo. Su belleza radica, aparte de su magistral trabajo arquitectónico, en su entorno íntimo. Es el lugar perfecto para apreciar una historia que nunca cansa y nunca cesa de enseñarnos los principios a los que debemos aspirar. Hoy, por lo menos, los necesitamos más que nunca. * Compositor y musicólogo.

ANDRÉS MONSALVE B. *

En el costado izquierdo Por los poemas de Juan Gelman se pasean leones en bares parisinos que mienten aventuras en Rodesia del Sur y hombres que contestan, nostálgicos, con historias de Gardel en esos mismos bares. Pero más allá de esa línea cargada de imágenes extravagantes en medio de una poética de lo cotidiano, abundan en la obra del Premio Cervantes argentino las referencias al amor sensual, es decir, aquel que ofrece rendición a los sentidos. Dada la lamentable ausencia de Gelman en el Cartagena VIII Festival Internacional de Música por cuenta de temas de salud, el poeta antioqueño Juan Manuel Roca se puso en el papel de intérprete de esas líneas encendidas, encomendado directamente por Gelman para presidir el espectáculo Del amor, al lado del trío de Rodolfo Mederos en bandoneón. De manera continua, como si los 15 o más poemas de amor ofrecidos el pasado 8 de enero en el Centro de Convenciones de Cartagena fueran uno solo, Roca se calzó con autoridad las vestiduras del ya canónico Gelman en la lectura de clásicos del argentino, como su serie Comentario, Ausencia de amor, Gotán y el divertido Mujeres. Cada línea fue asumida en el estilo natural de un recitante que sabe del oficio a fuerza de declamar lo propio, sin artificio ni imposturas. De la misma manera, Mederos y su trío (Sergio Rivas en contrabajo, Armando de la Vega en guitarra) ofrecieron un extraordinario y cálido score, soporte discreto en la lectura de los poemas, pero sobresaliendo con vuelo propio en las versiones solistas de El choclo, Romance de barrio, Sur, Milonga de mis amores y otros temas de estirpe tanguera. Sobra redundar en el éxito que constituyó la primera experiencia del Festival en el escenario del Centro de Convenciones, casi lleno en su aforo de más de mil personas. No mentimos al asegurar que el eco de Del amor se mantendrá por los aires un buen rato. Y uno no atina sino a parafrasear al propio Gelman al decir que este concierto queda instalado en el costado izquierdo. * Jefe musical de Señal Radio Colombia.


Publicacion = El Espectador, Sección = , Color = , Fecha = 09/01/2014, Hora = 03:38:55 p.m., Página= 16, Usuario = wbotia

16 EL ESPECTADOR / VIERNES 10 DE ENERO DE 2 01 4 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ El Festival en las redes Genny Patricia Triana Bravo por el festival por haber invitado tan importantes artistas!!!!!

Keiry Pacheco Ella canta Hermoso *-* ....Vive lo que Canta!! (Sobre Cristina Zavalloni)

Milena Gómez Horta Stravinsky!!

La violista Ligeia Ospina, músico de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, es la esposa del periodista Gustavo Gómez Córdoba, de Caracol Radio. / OFB

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Gustavo Gómez y Ligeia Ospina

Relato de un ‘filarmónico’ ¶ El reconocido periodista nos cuenta cómo es estar casado con una de las violistas de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. GUSTAVO GÓMEZ * ESPECIAL PARA ‘EL PENTAGRAMA’

Me enamoré de Ligeia Ospina antes de que entrara a tocar la viola en la Orquesta Filarmónica de Bogotá, pero siento que la parte de mi vida que he estado con Ligeia, ella ha sido una «ella» de la Filarmónica. Los viernes y los sábados no es mía: le pertenece al Programa, que es algo que ensaya toda la semana con directores flacos o mexicanos o talentosos o histéricos o sudorosos o psicorrígidos o histriónicos o reservados o petisos o gringos o feos o didácticos o maniáticos o políglotas. Mi Ligeia se ve con el Programa en el León de Greiff (a menos que se crucen por ahí unos encapuchados que creen poder arreglar el país con papas bomba), en la Jorge Tadeo Lozano, en el Jorge Eliécer Gaitán o en parques de Bogotá que están para mí tan lejanos como China o Rusia… Bueno, también se ha visto con el Programa en China y en Rusia. Los viernes en la noche me quedo con

nuestros hijos, Gustavo y Francisco, y los sábados, en cambio, también. Así que a la Filarmónica tengo que agradecerle haberme salvado del kit «Viernes de juerga con guayabo sabatino», pero debo reclamarle que, dado que ha hecho del sábado un día de trabajo para Ligeia, me haya privado de docenas de paseos a finca. No tengo finca, pero tengo esposa (y no tengo mayordomo con seis hijos… ¡aleluya!). Me costó, pero entendí que los músicos trabajan cuando la gente se divierte, y que precisamente su oficio es entretener a esas personas en el tiempo libre de mi familia. Ser esposo de una violista es trágico en el escenario de las fiestas, sobre todo si hay una viola cerca o llega mi mujer, directo del concierto, cargando su instrumento. Todos quieren que toque y ella nunca lo hace. Jamás. Y no encuentro cómo hacerles entender que la viola tiene un repertorio, digamos, «discreto». Les explico a los amigos, y a los amigos de los amigos, que, si estuviéramos en Compre la orquesta, mi mujer sería como el Bonsái o el Papasalá, que nunca llevaban la melodía.

La música fue protagonista EDUARDO ARIAS VILLA *

La música para cine suele ser incidental. Es decir, unas melodías que acompañan unas imágenes para darle énfasis a alguna emoción y que, por lo general, cuando se oyen solas les hace falta el contexto que les da sentido en una película. Escapan a esta defini-

ción la música que acompaña los títulos de las películas, que se utiliza cuando ruedan los créditos, u obras musicales que los directores utilizan para ambientar sus películas, como ocurre en La naranja mecánica o películas de Visconti donde se oyen fragmentos de sinfonías de Bruckner o de Mahler... y la música para cine de Rota. Este compositor, que murió en 1979, participó en bandas sonoras tan recordadas como la sa-

Pacheco les explica mejor. De hecho, aparte de una versión corta de la música de Cupido motorizado (para un documental sobre las extintas salas de cine de Chapinero que hizo nuestro amigo Mauricio Silva) y una tonada infantil para mis hijos, nunca he oído de mi mujer y su instrumento nada diferente a «baa, mmm, fuuuu, naaa, deee… baa, mmm, fuuuu, naaaa, deee… baa, mmm, fuuuu, naaaa, deee…». Ella dice que son escalas; sostengo que son sólo incesantes «baa, mmm, fuuuu, naaaa, deee». Nuestra relación atravesó por un momento difícil hace un tiempo. Para ser más precisos cuando, luego de años de regalarle cuerdas, pez (una especie de piedra lumbre para el arco que produce caspa), metrónomos y sordinas, me dijo: «Quiero carteras y zapatos y todas esas cosas con que sueñan las otras mujeres que no tocan viola. ¿Entendido?». He cumplido desde entonces sus deseos y hemos sido muy felices. Incluso ya me perdonó que hace dos años le hubiera regalado un fino estuche color sorbete de mora, marca Tonareli. Es

ga de El Padrino, en Rocco y sus hermanos, de Visconti, y, sobre todo, en todas las películas de Federico Fellini anteriores a 1979. Y aunque Rota componía pensando exclusivamente en las imágenes para las cuales se requería su música, esta es de una expresividad tan fuerte que en muchos casos ha logrado escapar de las películas que le dieron origen y convertirse en standards de la música popular italiana, como ocurre con varios de los temas de La dolce vita y Amarcord. La música de la película Julieta de los Espíritus

muy comprensiva. En Bogotá hay gente que es de Millos y otros son santafereños (entiendo que se presume la existencia de hinchas de La Equidad, pero la ciencia no lo ha demostrado aún), y lo son con inusitado fervor. Yo soy filarmónico. La Orquesta es parte de mi vida y es la vida de la mujer que es mi vida (acepto que me sería difícil, por ejemplo, acostumbrarme a ser sinfónico o tener las noches del viernes libres para «azotar baldosa»). La Orquesta no es perfecta… ninguna mujer lo es, y la Filarmónica es una mujer sensual y atractiva; una mujer de dulce voz y gráciles movimientos. La única a la que mi esposa no le tiene celos, y a la única que puedo amar con la plena seguridad de que no me va a sumar una suegra. Mujer, aclaro, que, como todas, uno no acaba de entender… ¡y eso que incluye partitura para saberla ejecutar! * Periodista Caracol Radio Este artículo fue editado y reelaborado por el autor a partir de un texto publicado en ‘La Caja Filarmónica’, un producto realizado por la Orquesta Filarmónica de Bogotá

puede pasar por un híbrido de jazz y música de circo. Eso fue lo que se vivió en el concierto del grupo italiano Radar que tuvo lugar en la sede de la Sociedad Portuaria. El grupo interpretó fragmentos de varias de las películas de Fellini en las que colaboró Nino Rota: 8 y medio, Amarcord, La dolce vita, Los inútiles y La calle (La strada). Un concierto que permitió ver diferentes facetas del compositor, muchas veces aferrado a la música de espectáculos de variedades, pero en otras influenciado por las

vanguardias (como es el caso de la banda sonora de Casanova, una de las últimas contribuciones de Rota para Fellini) y del jazz. Esta última circunstancia la aprovecha el grupo Radar para darle paso a improvisaciones de varios de sus instrumentos de cobre. Fue una noche mágica, en un escenario de mar, puerto y buques que muy seguramente habría sido inspirador para las mentes de Nino Rota y Federico Fellini. * Periodista independiente.


Publicacion = El Espectador, Sección = , Color = , Fecha = 09/01/2014, Hora = 03:38:59 p.m., Página= 17, Usuario = wbotia

/ 17 EL ESPECTADOR / VIERNES 10 DE ENERO DE 2 01 4 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

El Festival en cifras

28

21,860 personas han asistido hasta el momento a los conciertos y las actividades del Festival.

85 periodistas nacionales e internacionales se acreditaron para cubrir el evento musical.

músicos más que en la edición del 2013 arribaron a Cartagena este año.

450 estudiantes de Colombia se inscribieron al programa de Clases Magistrales

150 instrumentos musicales se han construido y reparado en los Centros que tiene destinados para ese fin el Festival.

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El coro de la Ópera de Colombia

En la juventud está la clave ¶ Este colectivo fundado en 1976 supera los 50 integrantes y se ha convertido en la plataforma de varias generaciones de cantantes líricos del país. ÁLVARO TINJACÁ *

De la misma manera en que durante los triunfos y fracasos solemos estar acompañados, los personajes cuyos dramas humanos representa la ópera tienen casi siempre el respaldo de un coro. Algunas veces esas voces van tomando parte en el desarrollo y se transforman en el pueblo feliz o embravecido, mientras que en otras asumen el rol de Pepe Grillo, el amigo consejero. No se puede olvidar que en algunas ocasiones, incluso, se lamentan luego de la muerte del protagonista. En La Cenicientael coro se limita a un ensamble masculino que tiene la misión de representar a

los cortesanos del príncipe azul. En este montaje actual, que se exhibirá en el Cartagena VIII Festival Internacional de Música, se ven unos 20 integrantes, entre barítonos y tenores. Sin embargo, en otras producciones puede componerse de más de 50 miembros de ambos sexos. De pronto una fila ordenada invade el escenario, sus sonrisas delatan la alegría que sienten cuando la luz del reflector los acaricia. Es sorprendente ver el número de cantantes que no sobrepasan los 25 años; esos rostros que son el futuro de la lírica colombiana son mayoría. “El trabajo con el director escénico ha sido muy divertido, nos habla como mamando gallo, pero él sabe lo quiere y sabe cómo conseguirlo”, nos comenta uno de los tenores.

El Coro de la Ópera de Colombia durante su ensayo de ‘La Cenicienta’, en el Teatro Adolfo Mejía. / Joaquín Sarmiento

Detrás de la labor del coro está Luis Díaz Herodier, que no es colombiano pero está enraizado por cuestiones del azar y del amor. Llegó para quedarse, pues desde 1999 dirige el coro de la Ópera de Colombia. Le pone buena cara al inestable mundo de la cultura: en los años ochenta la ópera nacional solía realizar hasta seis títulos al año en varias ciudades del país, tenía mucho más tiempo de ensayo y una nómina estable de cantantes que vivían de su labor; hoy no son tantas las puestas en escena, pero se ha redoblado la dosis

de entusiasmo ante la adversidad. “Algunos de los solistas de La Cenicienta son asiduos invitados de La Scala en Milán. El simple hecho de compartir escena con ellos hace que sonemos cada vez mejor”, opina Díaz visiblemente emocionado, algo raro en este hombre con fama de tener disciplina de hierro. Javier Camarena, que interpretará el protagónico rol de Don Ramiro, ocupa sus ratos libres en dar clase a los jóvenes tenores del coro, confirmando una vez más que, como en tantas otras cosas, sobra

el talento vocal en Colombia. Dos casos puntuales: Gabriela Ruiz y Karolyn Rosero, dos jóvenes voces colombianas invitadas al Festival para interpretar a las malvadas hermanastras de Cenicienta. Justamente ha sido en el coro de la Ópera en donde han podido formarse, cantar y soñar con alcanzar la gloria en los escenarios. “Están haciendo un papel al mismo nivel, aprendiendo de la vasta experiencia de los solistas italianos”, comenta su antiguo maestro. * Músico

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Héctor Abad conversa con Igor Naidin

Igor Naidin, del Cuarteto de Cuerdas Borodin, en conversación con el escritor y periodista antioqueño Héctor Abad. / Wilfredo Amaya

EL PENTAGRAMA Periódico oficial del Cartagena Festival Internacional de Música.

Una conversación íntima tuvo el escritor y periodista colombiano con este músico ruso, integrante del Cuarteto de Cuerdas Borodin, un ensamble que vio nacer de primera mano a muchas de las obras de Dimitry Schostakovich. En el conversatorio se supo que fue tan estrecha la relación entre autor e intérpretes que alguna vez uno de los violistas llegó tarde al ensayo al que estaba invitado el compositor, y le agradó tanto como sonaba su nueva obra sin el instrumento que decidió que la viola entraría tarde en la partitura. Héctor Abad indagó en la face-

PRESIDENTA: Julia Salvi. DIRECTOR GENERAL: Antonio Miscenà. DIRECTORA EJECUTIVA DEL FESTIVAL: Mónica Alzate Sierra. SOCIO FUNDADOR: RCN, Ennovva y Postobón. SOCIOS: Cine Colombia y El Espectador.

ta humana de los artistas con la idea de que si un matrimonio es difícil de mantener, debe ser aún más complicado sostener una relación entre cuatro personas. Con un juramento, del cual se veía una huella de sangre de cada miembro, se inauguró en 1945 el legendario ensamble, contó Igor Naidin. “El cuarteto se convierte en nuestra vida, pasamos más tiempo juntos que con nuestras familias.” Se les ordenó tocar en el funeral de Stalin y Prokófiev, que murieron casualmente el mismo día de 1953, el repertorio incluso fue es-

pecíficamente solicitado por el Ministerio de Cultura. Cada músico tocó alternándose ante el cuerpo sin flores del compositor de Pedro y el Lobo pues ese día todas las flores eran para Stalin. Naidin comentó que en el Cuarteto de Cuerdas Borodin la voz más escuchada es la de la experiencia, los nuevos miembros entran después de un riguroso proceso en que la última palabra la tiene el integrante más antiguo del grupo. Solo a estos se les iniciará en los secretos que plasmaron en una partitura los grandes compositores rusos del siglo XX.

DIRECTORA DE EL PENTAGRAMA: Paula Ojeda. EDITOR GENERAL: Juan Carlos Piedrahíta. COLABORADORES EL PENTAGRAMA: Juan Carlos Garay, Gustavo Gómez, Eduardo Arias, Jaime Andrés Monsalve, Alexander Klein y Álvaro Tinjacá. DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN: Julio César Carrero Ladino - El Espectador

http://www.cartagenamusicfestival.com

© Comunican S.A. 2014. Todos los derechos reservados. Calle 103 N°69B-43. Fax: 4237641. Apartado 3441. Bogotá, Colombia.


Publicacion = El Espectador, Sección = , Color = , Fecha = 09/01/2014, Hora = 03:41:13 p.m., Página= 18, Usuario = wbotia

18 EL ESPECTADOR / VIERNES 10 DE ENERO DE 2 01 4 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ El bandoneonista Rodolfo Mederos junto al guitarrista Armando de la Vega en la Serie de Música del Nuevo Mundo. / Carlos Pineda

ElPentagrama Integrantes de la Banda Radar y del Cuarteto Q-Arte en el concierto en homenaje al compositor italiano Nino Rota en la Sociedad Portuaria, el pasado miércoles en Cartagena. / Joaquín Sarmiento

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ JUAN CARLOS PIEDRAHÍTA B.

jpiedrahita@elespectador.com

Daniela Pini revisa sus personajes en el papel. Ella es licenciada en literatura de la Universidad de Boloña, Italia, y se acostumbró a leer y releer las líneas de su predilección. Con las obras en sus manos, asumió la costumbre de revisar los detalles, de tomar apuntes y de ser rigurosa con aquellos elementos mágicos que le proporcionaba el autor, sin importar el nombre, para que ella realizara una construcción mental y pusiera kilómetros de distancia entre su percepción y la de los demás. En las líneas, según ella, está todo el material que necesita una artista para una creación tan real como creíble. Además de su licenciatura, se formó también en historia de la música para determinar el origen de muchas de sus inquietudes. En las aulas se topó de frente con los grandes compositores clásicos pero más que sus biografías aprendió a determinar el contex-

to en el que se gestaron las partituras más importantes de la humanidad. La sociedad del momento, la familia, el arte visual, la indumentaria cotidiana, y hasta las costumbres gastronómicas le sugerían a Daniela Pini dictados diáfanos sobre los autores, sus piezas, sus protagonistas y sus antagonistas. Del lugar menos pensado saltaban guiños vistosos para vestir a cada personaje que llegaba a su dominio. Ser licenciada en literatura e historiadora musical fueron determinantes para que esta mezzosoprano italiana aprendiera una de las cosas más importantes en la carrera artística de una persona dedicada al canto lírico. Con el respaldo de su formación, Pini conoció el beneficio de decir ‘no’ cuando consideraba que el traje del personaje no se ajustaba a su talla, a las características de sus cuerdas vocales o, simplemente, a su aquí y a su ahora. De otras tantas divas del bel canto escuchó alguna vez decir que la trayectoria en ese oficio se estructura a partir de las negativas y no tanto de los roles que se asumen con disposición y voluntad. Hoy, con la experiencia adquirida, puede decir

Daniela Pini

Una cantante al pie de la letra ¶ La mezzosoprano italiana tiene la responsabilidad de interpretar el rol protagónico en el montaje La Cenerentola (La Cenicienta), la pieza principal del Cartagena VIII Festival Internacional de Música.

que ellas están en lo cierto. No se ha equivocado la mezzosoprano en ponerle pausa a su trayectoria ascendente porque en el tiempo justo han aparecido obras y autores, que han consolidado su talento y la han hecho crecer en un escenario competido en el que las voces se prenden un día y al poco tiempo, si no están bien manejadas, pueden desaparecer del firmamento sonoro con la velocidad de un relámpago. Con madurez Daniela Pini recibió inicialmente en su interpretación a Wolfgang Amadeus Mozart (1756 – 1791) y a Gioachino Rossini (1792 – 1868), dos personajes a los que abordó de comienzo a fin y les aplicó todos los conocimientos adquiridos durante su formación. Ya con Mozart y Rossini como aliados, pudo adentrarse en la multiplicidad de sonidos del barroco y aprovechó las herramientas para asumir como propias las canciones españolas y francesas del siglo XX. Se quiso especializar en el repertorio de música religiosa y conoció al derecho y al revés el ‘Stabat Mater’, de Pergolesi; el ‘Requiem’, de Mozart, ‘El Mesías’, de Händel; el ‘Stabat Mater’ y el ‘Gloria’, de Vivaldi, y la ‘Missa Solemnis’, de Beethoven, célebre interpretación en conjunto con el Coro de Santa Cecilia, en Roma. Las más recientes apariciones de Daniela Pini incluyen el protagónico de ‘La Cenerentola’ (‘La Cenicienta’), presentado en el Teatro Comunale de Boloña, al igual que en escenarios de localidades como Trieste, Sassari y Frankfort. La visibilidad que le ha dado este personaje le abrió las puertas de América y ya muchos gestores culturales tienen en cuenta su nombre para integrar impactantes montajes, que se han exhibido de manera paulatina en los teatros consolidados en el mundo. Abbado, Temirkanov, Oren, Renzetti, Frizza, Arrivabeni, Casadeus, Scimone y Luisotti son algunos de los nombres de directores de orquesta que la han invitado a ser la figura más sobresaliente de la presentación. En el Cartagena Festival Internacional de Música se vestirá nuevamente con los atuendos de ‘La Cenerentola’ (‘La Cenicienta’) y de seguro lo hará con el conocimiento entre líneas de la obra, el diagnóstico fiel del personaje y la sensibilidad de una artista que siempre quiere ratificar su sello.


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