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Hoy, el Festival en radio y televisión Escuche en directo por Radio RCN Clásica el concierto en homenaje al compositor colombiano Blas Emilio
Atehortúa, a las 7 p.m., con el Colectivo Colombia, el Cuarteto Q-Arte y la presentación especial de Totó
la Momposina y sus tambores. Véalo en directo por RCN TDTHD2 y en diferido a través de RCN Nuestra Tele Señal
Internacional y Telecaribe a las 10:30 p.m., o por NTN24 a las 12 de la noche. Streaming: Vea los conciertos en directo en:
www.noticiasrcn.com. No se pierda el “Noticiero del Mediodía” de Radio Nacional de Colombia, con toda la
información y detalles del Festival. Boletas para los últimos conciertos en www.primerafila.com.co.
EL ESPEC TAD OR ElPentagrama VIII
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Hoy, gran homenaje en el auditorio Getsemaní
Con sello colombiano para el mundo El antioqueño Blas Emilio Atehortúa, quien lleva casi siete décadas de creación permanente, es un artista, un escritor de partituras y un estudioso del lenguaje musical. JORGE CARDONA ALZATE
Blas Emilio Atehortúa. / Ilustración: Eder Leandro Rodríguez
Totó la Momposina siempre sorprende Además de la participación del Colectivo Colombia en el homenaje al compositor colombiano Blas Emilio Atehortúa, que se realiza esta noche en el Centro de Convenciones, aparecerá una figura en la
que se resume buena parte de las manifestaciones folklóricas de nuestra región Caribe. La invitada sorpresa es Totó La Momposina, cuyo nombre real es Sonia Bazanta Vides y quien
llega con su ensamble de percusión liderado por Marco V. Oyaga. Las boletas para este concierto están disponibles en www.primerafila.com.co y cada localidad tiene un valor de $15.000.
Una semblanza de la vida y obra del antioqueño Blas Emilio Atehortúa implica sintetizar un testimonio admirable de riqueza cultural colombiana. Desde su nacimiento en un barranco de las montañas de Santa Helena, cuando todos lo dieron por muerto menos su madre de crianza, Gabriela Amaya, que le colgó del cuello una medalla de San Blas para que no muriera ahogado, hasta su talentoso presente representado en una sólida historia musical de casi siete décadas de creación permanente. Compositor, director de orquesta, académico, dueño y señor de un generoso repertorio de cantatas, elegías, música instrumental, obra coral, música de cámara, arreglos o electroacústica, el maestro Blas Emilio Atehortúa terminó por consolidar una excelsa obra personal de contrapuntos elaborados o atonales momentos, que representan armonía y ritmo para oídos que admiten su alto valor estético. Un artista, un escritor de partituras, un estudioso del lenguaje musical. A los 12 años llegó al Conservatorio de Bellas Artes de Medellín y empezó a entender lo que ya exploraba con una armónica, y después asumió con unos timbales o como flautista y violinista. La música fluyendo desde su propia libertad y cada instrumento adecuado para ser multiplicado por el cerebro y las manos de un creador innato. Su persistencia lo llevó becado al Centro de Estudios Musicales Torcuato Di Tella en Buenos Aires y luego a Nueva York, bajo el auspicio de la
fundación Ford. Era lógico que a un músico de sus condiciones, desde su juventud, se le abriera el mundo, pero Blas Emilio Atehortúa desarrolló otra vocación inherente a su creatividad: la enseñanza. Una faceta con la que a lo largo de los años ha devuelto a centenares de aprendices, todo lo que le dieron sus maestros Olav Roots, Alberto Ginastera, Arond Copland o Joseph Matza. De muchos otros heredó conocimiento en su aventura por la vida. Por eso sabe que su destino ha sido retransmitirlo a sus alumnos. En el Conservatorio de la Universidad Nacional, en la Orquesta Sinfónica de Colombia, en la Orquesta Filarmónica de Bogotá, en Argentina, Chile, Venezuela, Estados Unidos o España. Tan activo para enseñar como pródigo para componer. Un colombiano que se sabe hijo de un comerciante hispano-árabe y una médica bióloga catalana que le dieron raíces sefardí, pero que se siente muy cómodo como hijo de Gabriela Amaya o Conchita Cujar, las madres colombianas que le ayudaron a ser músico. Ya era hora de que a Blas Emilio Atehortúa se le reconociera con aplauso su extraordinaria contribución al vanguardismo musical del mundo. Su técnica y su imaginación para explorar caminos, su enriquecedora visión al momento de integrar notas para violín, violonchelo, piano o percusión, o su naturalidad para moldear sonidos y hacerlos obra maestra, representan un patrimonio nacional que se agradece y admira porque se sabe producto de una vida dedicada a entender y compartir el arte musical.
EL ESPECTADOR / VIERNES 15 DE ENERO 2016 16 / ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
ElPentagrama ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Mañana, bajo la dirección de Juan Pablo Noreña y Maxim Vengerov
EDUARDO ARIAS VILLA *
Una clausura joven
Un país que dialoga
La Orquesta Sinfónica Juvenil de la Red de Escuelas de Música de Medellín está integrada por más de 70 historias de vida vinculadas desde muy temprano con el arte musical.
MARÍA VICTORIA ARNEDO *
Un niño es una hoja en blanco sobre la que se escribe su historia, y es durante la juventud cuando las posibilidades suelen aparecer más amplias y fértiles. Por esa razón urge aprovechar la frescura y la creatividad de los primeros años. De oídos a esto, desde 1996 viene implantándose un programa cultural y social que debe ser un marco de referencia para las demás ciudades colombianas: la Red de Escuelas de Música de Medellín. Es un proyecto consciente no sólo de la vitalidad propia de los menores, sino también de su vasto potencial tantas veces desperdiciado por motivos negligentes o injustos. Adicionalmente a su inherencia artística, esta iniciativa nace como una respuesta alternativa contra algunos de los males que aquejan a las sociedades latinoamericanas, como la desigualdad, la falta de oportunidades laborales y académicas, o la violencia en cualquiera de sus dimensiones. Se trata de una voluntad colectiva que ha hecho fructificar el talento y el optimismo de miles de niños, adolescentes y jóvenes de Medellín sin solicitar a cambio nada más que el agradecimiento que pueda suscitar en sus allegados. La décima entrega del Festival vino colmada de talento joven. Este año Cartagena recibe a la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Red de Escuelas de Música de Medellín, que se presentará en el concierto de cierre mañana, en el auditorio Getsemaní del Centro de Convenciones,
junto al destacado solista ruso Maxim Vengerov (violín). La agrupación es liderado por Juan Pablo Noreña, director titular de la Orquesta, quien empezó su participación en la Red de Escuelas en 2010, vinculándose a la Sinfónica dos años más tarde, tras ser elegido por convocatoria nacional, lo cual supone “un privilegio y un honor grandísimo” para él. Llama la atención la avanzada experiencia de un director tan joven, sin embargo, en lugar de apabullarse, Noreña considera que su trabajo con jóvenes es apasionante, gracias en parte a la cercanía generacional que tiene con los estudiantes, y por el vínculo emocional resultado del fuerte componente socioafectivo que incorpora la propuesta curricular de la Red, cuyo alcance llega incluso a las familias de alumnos y formadores. “La Red de Escuelas de Música es un proyecto muy importante porque se acerca a las comunidades, independientemente de que sean de estrato alto o bajo. Nos trata a todos por igual”, comenta Juan Sebastián Asuad, quien con 17 años se debate entre hacer una licenciatura en violín en la Universidad de Antioquia o dedicarse al canto popular. Cursaba quinto de primaria cuando el sonido de unos instrumentos musicales llamó su atención un día en que caminaba de la mano de su papá por el barrio San Javier de la Comuna 13 de Medellín. “Pa: yo quiero entrar a averiguar”, le dijo, y desde entonces es la muestra vívida de que existen grandes cualidades en los seres humanos que solamente afloran gracias a influencias externas como el trabajo y la disciplina, a diferencia de otras que pueden permanecer ocultas en un sueño apá-
tico. A pesar de haber atravesado la pérdida trágica de su primer maestro en un accidente de tránsito en 2011, Juan Sebastián, como otros estudiantes, se mantuvo firme por amor a la música: “Fue como partir la historia de la Escuela de Música en dos, porque el nivel que teníamos con Juan Camilo Zapata era altísimo y eso generó mucha depresión. Algunos se salieron, la escuela se dividió y tocó empezarla desde cero. Yo me quedé porque no vi en la muerte de Camilo un motivo para renunciar sino para hacerme más fuerte y continuar con el legado que él nos dejó”. Como esta, numerosas historias se entretejen alrededor de la Red de Escuelas; historias de evolución personal, familiar y comunitaria que conmueven más allá del poder del arte en sí mismo. Es la insondable potestad de la música la que es capaz de transformar la escena más terrible en un valle de belleza y a la criatura más estéril en fuente de ingenio. De acuerdo con Daniel Franco, violinista —quien a sus 22 años lleva cuatro como formador en la Red, tras ser estudiante en ella—, esta nueva generación de intérpretes busca recuperar la proyección que la Orquesta tuvo en años pasados y considera el FIMC como la plataforma idónea para lograrlo en este momento, cuando todas las miradas están puestas sobre Cartagena. Es grande la responsabilidad que tiene la Orquesta Sinfónica Juvenil, pues el Festival abre el espacio para el talento de estos 70 músicos del más alto nivel entre los 12 y los 24 años que prometen el oro en el broche de cierre. * Periodista.
El Colectivo Colombia es la suma de integrantes de diversas agrupaciones, géneros y búsquedas que han puesto de acuerdo la muy variada música raizal colombiana con el jazz e incluso con el pop. Su impulsor y líder es el saxofonista Antonio Arnedo, pionero de las mezclas entre jazz y música colombiana que tomaron tanta fuerza a partir de los años 90. Lo acompañaron en esta noche Lucía Pulido, cantante, exintegrante del dúo Iván y Lucía; los hermanos Juan Miguel y Daniel Sossa, del grupo Sinsonte; el pianista Juan Andrés Ospina, y el baterista Jorge Sepúlveda, quien ha participado en gran cantidad de proyectos de jazz y música colombiana. Es muy llamativa la manera como adaptaron las particularidades de instrumentos propios de expresiones folklóricas locales, como el cuatro, el tiple y la bandola llanera, a las exigencias del jazz. El saxofón, instrumento que invita al protagonismo cuando cae en manos de un virtuoso, en esta ocasión dialogó de manera muy respetuosa con el resto de los instrumentos. Arnedo y sus compañeros de travesía han logrado reunir bajo un mismo techo la música de las diferentes regiones de Colombia. Más importante aún, han logrado construir un diálogo en el cual es tan importante tocar como saber guardar silencio para escuchar. Un ejemplo que deberíamos seguir más a menudo en la Colombia de hoy. * Periodista.
/ Joaquín Sarmiento
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ElPentagrama ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Estará hoy en conversación con Maxim Vengerov y Rodolfo Mederos
Lo que produce Iván Benavides
/ Joaquín Sarmiento
En la hoja de vida del músico y productor colombiano se destacan el ambicioso proyecto para celebrar el Bicentenario de la Independencia, el Gran Concierto Nacional, la campaña Soy Capaz, entre otras iniciativas. MARIÁNGELA RUBBINI Q. * @bilirubbini
Conocí a Iván Benavides mucho antes de que él me conociera a mí. Unas voces particulares, la sonoridad y la letra pegachenta, y divertida a la vez, de una de las canciones de la agrupación que él lideraba a mediados de la década de los 90, se me metió a la cabeza y no hubo poder humano que lograra sacarla de ahí. Hay un daño en el baño, del Bloque de Búsqueda, se convirtió en una de las favoritas de mi playlist nacional de entonces. Con Teto Ocampo, uno de sus integrantes, además había un vínculo familiar. Ya había tenido varias veces la oportunidad de verlo guitarrear en
sesiones privadas en casa de mis papás y hasta a Iván me habré cruzado en alguna de esas ocasiones. El Bloque de Búsqueda fue una agrupación osada para la época, cómo no, y sin haber entrado todavía a engrosar las filas de Shock, comenzó mi búsqueda por conocer un poco más de quiénes lo integraban. Se trataba de la misma nómina que integraba La Provincia, que acompañaba a Carlos Vives. Lo que el Bloque de Búsqueda aportó para la transformación de nuestras músicas, la convirtió incluso en pionera de la experimentación entre rock, folclor y otros sonidos, y les dio a otros las agallas para seguir abriendo trocha y para que la movida cobrara cada vez
EL PENTAGRAMA Periódico oficial del Cartagena Festival Internacional de Música
más fuerza. Luis Ángel, el Papa Pastor, Pablo Bernal, Carlos Iván Medina y Maité Montero, entre otros, eran parte de este combo ganador. Cómo no iba a salir de su encuentro algo mágico. Y, sin duda alguna, también un capítulo imprescindible en la historia de las nuevas músicas colombianas. Así conocí a Iván Benavides. La tierra del olvido y los exitosos álbumes de Vives que le siguieron, hicieron que la banda tuviera que disolverse muy a pesar de las reseñas que catalogaban al Bloque como una de las bandas más revolucionarias en esa época. Hoy puedo decir, menos mal fui testigo de ese Rock al Parque del 99 en el que pude verlos en uno de sus últimos shows en vivo. Ya era parte del staff de la revista Shock cuando llegó a nuestra redacción More Grip, disco de Sidestepper, editado por el sello de David Byrne, Luaka Bop. Cuando ese álbum aterrizó en uno de nuestros escritorios, descubrí además de Iván, a otro de esos personajes de
PRESIDENTA: Julia Salvi. DIRECTOR GENERAL: Antonio Miscenà. SOCIOS PRINCIPALES: RCN Radio, Postobón, RCN Televisión, Ennovva. SOCIOS: Cine Colombia, El Espectador y Profesionales de Bolsa. Fundadora de El Pentagrama: Paula Ojeda Palacio.
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los que puedo decir que han influenciado mi caminar en este medio: Richard Blair, un inglés que vino a producir a Totó la Momposina y a Carlos Vives, y luego terminó quedándose en tierra colombiana. Rich e Iván juntos, son dinamita creativa pura, así que una vez decidieron pilotear un nuevo proyecto musical, este no podía ser otra cosa que brillante. Sidestepper era una de esas rarezas sonoras que entonces tal vez yo ni entendía muy bien, pero que me ponía a bailar como si estuviera poseída. Un par de años después, 4 o 5 tal vez, Iván y yo hicimos clic y empezamos a trabajar varios proyectos juntos. Tal vez él ni piense que es así, pero se convirtió en un mentor para mí. Sacamos una serie de compilados con Shock, de los que él y un francés que también ha trabajado demasiado para que nuestra escena musical esté hoy donde está. Iván y Cedric David, primer mánager de ChocQuibTown, fueron los curadores musicales de un pro-
yecto que bautizamos como Shock Series. Gracias a ellos dos pude intuir que lo que se venía para la escena musical nacional se proyectaba gigante. Estoy hablando de mediados del 2000, Era el momento de plena ebullición creativa y experimental de agrupaciones como La Mojarra Eléctrica, Pernett, Cabuya y ChocQuibTown, todos incluidos en uno de esos compilados, para el que recuerdo muy bien, Iván y Cedric se inventaron un nombre, que hoy se usa más que nunca para definir uno de nuestros sonidos más característicos, y al mismo tiempo, indescifrables: el electrocumbé. A partir de entonces mi historia con Iván no volvió a ser la misma. Empecé a pedirle que produjera las ideas más arriesgadas que se nos ocurría presentar en la tarima de los Premios Shock. De hecho, en algún momento, Iván me confesó su admiración por cómo en Shock habíamos logrado juntar no solamente en un escenario sino en un medio de comunicación, la música comercial y los sonidos más diversos y alternativos. Me lo dijo sin darse cuenta, de que gracias a personas como él, fue que yo entendí que en un país como el nuestro, en el que una de las grandes riquezas que tenemos, y por la que otros han puesto los ojos sobre nosotros y hemos recibido tantos gramófonos, es por la manera tan especial en la que hemos sabido mezclar todo eso de lo que estamos hechos. Iván está en mi top 5 de personajes que me enseñaron a perderle el miedo a romper esquemas y a embarcarme en proyectos que parecerían inviables. En su hoja de vida se destacan el proyecto que se armó para celebrar el Bicentenario de la Independencia en 2010, el Gran Concierto Nacional, la campaña de “Soy capaz”, el III Congreso Iberoamericano de Cultura y los Laboratorios Sociales de Cultura y Emprendimiento, LASO, que Iván lideró con jóvenes artistas de 24 municipios del país. En parte a él también le debo no solamente el haber entendido el papel transformador del arte y la cultura para la sociedad, sino haberlo asumido como uno de mis caballitos de batalla en esta carrera del periodismo musical. ¡Gracias Iván! * Directora de la revista Shock.
DIRECTORA DE EL PENTAGRAMA: María C. Castellanos. EDITOR GENERAL: Juan Carlos Piedrahíta. REDACTORES: María C. Sarmiento, María V. Arnedo y Vicky Cortés. COLABORADORES EL PENTAGRAMA: Jorge Cardona, Eduardo Arias, Ricardo Rozental y Mariángela Rubbini Q. DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN: Julio César Carrero L. El Espectador. FOTOGRAFÍA: Wilfredo Amaya, Joaquín Sarmiento y Andrés Londoño.
EL ESPECTADOR / VIERNES 15 DE ENERO 2016 18 / ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ EL FESTIVAL EN REDES SOCIALES
Se fortalecieron lazos entre Italia y Colombia
El pasado 12 de enero, en la Alcaldía de Cartagena, el alcalde mayor de la ciudad, el licenciado Manuel Duque, otorgó las llaves de la ciudad al alcalde de Spoleto (Italia), Fabrizio Cardarelli, y el escudo de armas al embajador de Italia, Gianni Bardini. Los representantes del gobierno italiano estuvieron presentes en el Cartagena 10 Festival Internacional de Música y sostuvieron una reunión en la sede institucional con el fin de explorar las posibilidades de cooperación futura entre el Festival de Spoleto y el Cartagena Festival Internacional de Música.
Cartagena Festival Internacional de Música
@fonturcol Disfruta hoy del Festival de Música de Cartagena, un espacio creado para la cultura y la educación. #10AÑOSDEFESTIVAL
Cartagenafest #HaciaTierraFirme
@ManosVisibles Sin duda la música tiene un papel central en el desarrollo y en la
Cartagenamusicfestival #ConstruccióndePaz
ElPentagrama
@CartagenaFest #HaciaTierraFirme @TalentoChocoano
@SocialEnBogota @elespectador: Conclusiones del tercer conversatorio del Festival de Música de Cartagena http://bit.ly/1UQrEdt ht...
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Violinista y director
La madurez dócil de un intérprete A raíz de una lesión en su hombro, el músico ruso Maxim Vengerov cambió la potencia muscular por la contundencia en el abordaje de las partituras. Algunos críticos lo han definido como el violinista más completo de la era contemporánea.
RICARDO ROZENTAL *
El músico ruso Maxim Vengerov. / Wilfredo Amaya
El violinista Maxim Vengerov nació en Siberia en 1974. Su padre era oboísta en la orquesta de Novosibirsk y su madre dirigía un coro conformado hasta por quinientos huérfanos. Maxim tomó el violín antes de cumplir 5 años y ella se entregó a las demandas de su talentoso hijo. A los 10, Vengerov ya tocaba al lado de orquestas importantes, a los 12 interpretaba el concierto para violín de Tchaikovsky y pronto comenzó a ganar concursos internacionales. Su viaje a Moscú le cambió su perspectiva provinciana; luego fue a Polonia y desde entonces buscó fronteras más distantes. Siguió estudiando, viajó a Londres al Royal College of Music, trabó amistad con Rostropovich quien, además de chelista, se desempeñaba como director de orquesta. Se encariñó con Barenboim y entre ellos surgió una sólida y duradera amistad. Emigró a Israel y prestó su servicio militar. Volvió a las obras fundamentales en el repertorio del violín como el mencionado concierto de Tchaikovsky y a los 24 años parecía ser el violinista más solicitado del mundo. Le apasionaban el ejercicio físico y las obras en las que desplegaba una potencia muscular con una musicalidad nerviosa, agitada, violenta, casi histérica. Pero el Vengerov turbulento que conocimos hasta 2007 es distinto del que se presenta a partir de 2012, más sosegado. En 2007 una lesión en el hombro frenó su carrera, paró de tocar durante dos años. Luego conoció al cirujano que corrigió su problema y, poco a poco, soportando el dolor, regresó al arco. En 2012 hizo su reaparición pública en Londres, primero para ocupar el escenario que la pianista Martha Argerich no tomó por una indisposición y poco después en un recital programado en la
Wigmore Hall. Vengerov se recuperó en varios sentidos. Volvió a aprender la totalidad de la técnica del violín, se aproximó al violín barroco, comenzó a tocar viola e inició sus prácticas y luego sus estudios de dirección orquestal. Volvió a ejecutar y grabar conciertos que había abordado desde muy joven pero ahora, rondando los 40, con la madurez musical para reconocer aquello que en su momento le faltaba, lo que esas obras necesitan del intérprete para que suenen asimiladas y listas para transmitir una versión con rasgos individuales propios de su ejecutante. Se siente más reposado frente al repertorio, que tiene menos necesidad de expresar con una potencia brusca, según ha dicho. También sostiene que la música contiene suficiente carga expresiva y que él no tiene para qué exagerarla; se siente más dócil frente a las composiciones y sus autores, y cree que una buena lectura de la obra aporta mucho más que una llegada demasiado enérgica a la ejecución. Alguna comentarista inglesa opina que Vengerov es el violinista más grandioso de nuestro tiempo, augura siglos de admiración y disfrute y expresa su confianza en que será otra leyenda entre los violinistas al lado de Paganini, Joachim y Kreisler. La musicalidad de Vengerov lo ha llevado a actuar como solista al lado del más ocupado director ruso de la actualidad, Valery Gergiev, quien también lo ha llamado para que dirija su orquesta petersburguesa. Según Vengerov, su sonido actual es mucho más rico, más redondo y lleno como resultado de haberse ejercitado con la viola. Su instrumento es el Stradivarius que perteneció a Kreutzer, el mismo que, sin ejecutarlo nunca, dio su nombre a la célebre sonata para violín y piano de Beethoven. La abultada agenda de Vengerov, las frecuentes sesiones de grabación, sus conciertos frente a las orquestas y directores más sonados del momento y una actividad académica progresivamente ocupada, son algunas de las muestras de que su carrera está en el punto más alto. Quizá se mantendrá allí durante muchos años más. Texto adaptado de Revista Tempo * Comentarista musical.