UNA EXPERIENCIA PILOTO DE APOYO MUTUO EN PERSONAS SIN HOGAR MIGRANTES Y
CON
PROBLEMAS DE SALUD MENTAL: PROYECTO EUROPEO PROYECTO ACCOMMODATING A TRAVELLING
PROBLEMAS DE SALUD MENTAL: PROYECTO EUROPEO PROYECTO ACCOMMODATING A TRAVELLING
AN EXPERIENCE SUPPORT PILOT MUTUAL IN PEOPLE HOMELESS MIGRANTS AND WITH PROBLEMS OF MENTAL HEALTH: EUROPEAN PROJECT ACCOMMODATING PROJECT A TRAVELING LIFE (ATL)
JPascual, S., Matía M.J., Orihuela M.T.
Pascual, S., Responsable de Atención a Personas sin hogar Fundación Intras Matía M.J., Trabajadora Social
Orihuela M.T. Directora de Retos Sociales y Estudios Fundación Intras
RESUMEN:
Este artículo presenta una parte de los resultados del Proyecto ACCOMMODATING A TRAVELLING LIFE (ATL), que ha sido financiada por el Programa Erasmus+ de la Unión Europea, y en el cual han participado profesionales y usuarios del Centro integrado de atención a Personas sin Hogar del Ayuntamiento de Valladolid, gestionado por Fundación INTRAS, entidad socia y coordinadora del proyecto.
El proyecto ATL (www.atl-project.eu) tiene como prioridad ofrecer respuestas integradoras a aquellas personas que carecen de un hogar estable. Esta experiencia exploratoria ha permitido analizar prácticas que van dirigidas a activar la participación de personas y colectivos en situación de sin hogar, migrantes, y/o con problemas de salud mental. En estas prácticas, la proximidad y la participación actúan como vectores de construcción del vínculo y de la intervención social.
El proyecto se ha desarrollado en cinco grandes países: Polonia, Italia, Grecia, Reino Unido, Finlandia y España.
Este trabajo presenta los principales elementos y aportaciones de la figura de agente de apoyo mutuo, que realizan personas que pertenecen a los mismos colectivos en dificultad, esta figura es central para llegar a personas sin hogar inmigrantes, y/o con problemas de salud mental, con frecuencia alejadas de las instituciones y puede servir de puente para activar la recuperación de las personas sin hogar.
Palabras clave: personas sin hogar, inmigración, apoyo mutuo, proximidad, participación, recuperación, proyecto de vida, salud mental.
La situación de exclusión social extrema relacionada con la dificultad de acceder a un hogar digno o a la carencia de este, conocida como sinhogarismo, se ha convertido en un fenómeno sociológico, histórico y cultural que, con la incorporación de población migrante a este colectivo, exige una reconceptualización de esta problemática social, la readecuación de los mecanismos preventivos de lucha contra la exclusión más extrema y la actualización de los recursos y profesionales especializados en la atención de estas personas.
Asimismo, junto al fenómeno migratorio, hay que tener en cuenta la salud mental como factor que contribuye a la aparición y el mantenimiento del sinhogarismo y que, además, cuenta con sus propias características. De esta forma, la falta de viviendas y, sobre todo, el estatus migratorio, la nacionalidad, la edad y el sexo, son elementos claves de las intersecciones que afectan a las personas sin hogar y, concretamente, a su estado de salud mental.
En el año 2016 Fundación Intras participa en el proyecto europeo Peer to Peer, dentro del Programa de Aprendizaje Permanente Leonardo DaVinci de la Unión Europea, por el que, a través de un proceso de formación, las personas con experiencia en malestar psíquico y que han avanzado en su recuperación apoyan a otras personas con malestar psíquico o problemas de salud mental, definiendo un itinerario de inserción laboral que les permitirá trabajar como agentes de apoyo mutuo.
Desde el pilotaje de la primera experiencia formativa en el marco del proyecto y hasta la actualidad, desde Fundación INTRAS se han desarrollado cursos en Valladolid y en Madrid, permitiendo contar con una base de agentes de apoyo mutuo formados y en muchos casos trabajando de forma remunerada. Esta experiencia pilotada en salud mental ha servido de base para la transferencia de conocimiento al campo de intervención de las personas sin hogar, así como el desarrollo de otros proyectos en otros ámbitos de actuación, como es nuestro caso, con las personas sin hogar inmigrantes y/o con problemas de salud mental a través del proyecto ACCOMMODATING A TRAVELLING LIFE (ATL), que ha sido financiada por el Programa Erasmus+ de la Unión Europea.
El objetivo de este artículo es presentar algunos resultados del proyecto ATL como un modelo de intervención profesional donde la persona sin hogar se forma como agente de apoyo mutuo, para poder apoyar el desarrollo de los proyectos de vida de otras personas sin hogar, así como participar en formación de personas sin hogar migrantes y/o con malestar psíquico para que trabajen como agentes de mutuo en el ámbito del sinhogarismo.
La participación de las personas y colectivos en situación de marginación es actualmente un objetivo y un reto constante en las políticas de inclusión social, objetivo que sin embargo está muy lejos de haberse alcanzado. (Llobet Estany, M., Baillergeau, E., Thirot, M.,:(2012).)
El apoyo mutuo, concepto utilizado en la teoría de organizaciones, describe cómo la cooperación, la reciprocidad en el intercambio de recursos, habilidades y servicios, y el trabajo en equipo genera beneficio mutuo para los individuos cooperantes. La ayuda mutua requiere de un espacio de intervención de personas que comparten un mismo problema.
El apoyo mutuo se basa en la idea de que una persona que ayuda a los demás se está ayudando a sí misma. (Orihuela T, Rivera E.(2019)
En los orígenes del apoyo mutuo Kröpotkin, plantea como la cooperación y la ayuda recíproca son prácticas comunes y esenciales en la naturaleza humana, claves para su propia subsistencia, por su naturaleza de ser vulnerable y necesitado de los otros. (Kröpotkin, 1902).
La literatura ha demostrado que los profesionales en apoyo mutuo en salud mental son capaces de reducir significativamente los ingresos hospitalarios de las personas con quienes trabajan. Además, se considera que los profesionales del apoyo mutuo que trabajan para proporcionar apoyo en los servicios de salud mental, avanzan más que el resto en su proceso de recuperación. (Davidson, 2012).
Las organizaciones y profesionales que trabajan con personas sin hogar saben que ganarse y mantener su confianza es uno de los pasos más difíciles y a la vez claves en el proceso de intervención con este colectivo. Es muy frecuente que estas personas rechacen ofertas de ayuda que tengan como objetivo su inclusión social, es decir, que vayan más allá de una pequeña ayuda puntual para satisfacer sus necesidades inmediatas.
En muchas personas sin hogar, se une el proceso de migración, que supone una potente fuente de estrés que puede conllevar la aparición de problemas de malestar psíquico. En este sentido, existen una serie de factores de riesgo que contribuyen a que la salud mental de la persona en situación de riesgo se vea afectada por algún trastorno, como la existencia de un trastorno mental previo, la migración no planificada o por razones políticas, las experiencias traumáticas vividas, ser menor de edad o anciano, o sufrir role strain post-migración, es decir, que la persona no tiene recursos para desarrollar el nuevo rol que se le asigna. Si, además, el sistema sanitario, en ocasiones, no reconoce adecuadamente estas situaciones ni ofrece la atención necesaria, se suma otra fuente de estrés para estas personas, (Calvo, Fran ., Shaimi, Mostafà, 2020).
La Encuesta sobre Discapacidades, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (EDAD; INE, 2008) determina que alrededor de un 12% de 695 personas valoradas sin hogar tenían certificado de discapacidad, en comparación con las cifras de discapacidad en la población general entre un 8,5 y 4,7% en personas entre 16 y 64 años. En este sentido, se destaca que las personas sin hogar y con discapacidad tienen una mayor cronificación de la propia situación, mayor dificultad de acceso al empleo, ser víctimas de agresiones, así como de otros delitos.
En España, algunos estudios evidencian que la prevalencia de esquizofrenia en personas sin hogar oscilaba entre un 4 y un 13% y la de depresión mayor entre un 2 y un 20%. Hay que destacar que, desde que empezó la pandemia, en febrero de 2020 hasta junio de 2021, el sinhogarismo más grave (categorías ETHOS 1 y 2) ha aumentado desde el 43% al 48%, principalmente por el largo bloqueo producido por la pandemia en los procesos de incorporación y participación social de las personas en situación de sinhogarismo y exclusión residencial y por el deterioro generalizado de los sectores más excluidos de nuestra sociedad, como indican otras fuentes (EINSFOESSA, 2021). Parece prudente pensar y a falta de estudios que lo confirmen, que en esta situación los problemas de salud mental se verán incrementados en la medida en que las dificultades para la supervivencia se
han multiplicado.
Por otro lado, la adquisición de unas competencias culturales específicas por parte de los profesionales que trabajan con personas sin hogar es un elemento fundamental para ofrecer una atención individualizada. Conocer los aspectos culturales de algunas enfermedades, manejar diferentes estilos de comunicación o contar con una especial sensibilidad y respeto hacia otras culturas son habilidades que contribuyen a entender mejor el fenómeno de la adaptación de las personas migrantes y desarrollar estrategias de prevención, promoción de la salud y abordaje integral según las necesidades de las personas a las que atendemos.
Así pues, la relación entre migración y salud mental se configura como un proceso complejo, interrelacionado y dinámico, (Achotegui, 2009) Los problemas de salud mental en el sinhogarismo pueden ser causa y consecuencia. La inmersión en una nueva cultura supone ya una fuente de estrés que puede afectar a la salud mental: separación obligada de los seres queridos, barrera idiomática, cambio de lugar habitual de residencia, pérdida de estatus social y marginación, discriminación percibida o precariedad laboral y económica, entre otros. El malestar para las personas puede ser mayor si las culturas (origen y receptora) son muy diferentes entre sí.
Desde el 2018, es así como desde hace cuatro años, desde Fundación Intras hemos apostado por un modelo de atención a personas sin hogar diferente y que pone el acento en el acceso a la vivienda individual, digna y estable. Una forma de intervención que hace al usuario protagonista de su propio proceso. Se ha tomado como referencia el modelo Housing First, que ya funciona con éxito en otras ciudades del mundo. Housing First da la vuelta al modelo en escalera donde hay que pasar por los diferentes recursos hasta llegar a la vivienda y comienza por la vivienda. La apuesta de Fundación Intras por este modelo ha significado una reestructuración interna de sus equipos, un aprendizaje en las formas de trabajar y de afrontar dudas y retos.
Aplicar el Housing First implica trabajar con un equipo multidisciplinar que acompañe a la persona no sólo en la gestión de los trámites necesarios sino también en la realización de funciones de apoyo en la vivienda, de tal forma que la persona sin hogar adquiera la máxima autonomía posible. Con la experiencia en trabajo de calle, puesta en marcha de viviendas housing first, y la experiencia en la gestión del centro integrado de atención a las personas sin hogar del Ayuntamiento de Valladolid , el proyecto ATL, ACCOMMODATING A TRAVELLING LIFE (ATL), supone una oportunidad de incorporar una metodología innovadora que pueda ser pilotada en la atención en los distintos recursos y servicios así como dar un nuevo rol a las personas expertos por la experiencia. El proyecto ha formado a personas inmigrantes que han sufrido problemas de salud mental y que son, por tanto, expertos en su propia recuperación, con el objetivo de que trabajen como personas de referencia de aquellas que, actualmente, sufren estos problemas. El objetivo es permitir que tanto expertos como sus compañeros en estadios más tempranos de la enfermedad progresen en el proceso de recuperación. Este progreso se logra desde la esperanza, el intercambio de experiencias y la confianza.
Las personas que se ven obligadas a vivir en la calle se enfrentan a un sinfín de dificultades y barreras. No sólo carecen de acceso a una vivienda sino también a otros bienes y servicios básicos como la atención sanitaria o la educación. La vida de una persona sin hogar es el ejemplo más
duro de exclusión social en una sociedad occidental de hoy en día. Las organizaciones que trabajan con personas sin hogar saben que ganarse y mantener la confianza de una persona sin hogar que lleve mucho tiempo en esta situación es uno de los pasos más difíciles y, a la vez, claves en el proceso de intervención con este colectivo. Es muy frecuente que estas personas rechacen cualquier oferta de ayuda que tenga como objetivo su reintegración social, es decir, vaya más allá de una pequeña ayuda económica para satisfacer sus necesidades inmediatas.
Precisamente, el proyecto ATL propone adaptar la metodología de apoyo mutuo (peer support) al trabajo con el colectivo de personas sin hogar.
El proyecto ATL (www.atl-project.eu) se enmarca dentro de la prioridad de ofrecer respuestas integradoras a aquellas personas que carecen de un hogar estable.
El proyecto ha sido coordinado por la Fundación INTRAS (España), mientras que otras cinco organizaciones han participado como socios: Caritas Archidiecezji Warszawskiej (Polonia), SMES Italia – Salud Mental y Exclusión Social (Italia), Helsingin Diakonissalaitoksen Saatio SR (Finlandia), Society of Social Psychiatry P. Sakellaropoulos (Grecia) y Restorative Justice for All International Institute (Reino Unido).
El proyecto se plantea cuatro objetivos:
1. Proporcionar a los profesionales un modelo de intervención capaz de dar respuestas a medida a desafíos y necesidades individuales de personas sin hogar.
2. Ofrecer a personas con experiencia de haber vivido en la calle una posibilidad de formarse, crecer personalmente y ayudar a los demás sin renegar de su pasado.
3. Crear puestos de trabajo sostenibles para personas con historia de haber vivido en la calle.
4. Favorecer el fortalecimiento de lazos sociales y conexión con la comunidad como un paso esencial en conseguir y sostener la re-integración.
Para su consecución, el programa ha propuesto cuatro actividades:
1. Conducir una investigación inicial con personas sin hogar y profesionales para detectar sus necesidades y barreras más significativas que impiden su re-integración, para posteriormente definir el modelo de intervención ATL y el rol de los JCS.
2. Diseñar la metodología ATL y desarrollar los materiales formativos, el programa formativo online dirigido a profesionales para posterior formación de futuros Journey Certified Supporters (JCS) y el manual dirigido a futuros JCS que facilita y refuerza su aprendizaje,
3. Formar a 45 profesionales y a 50 usuarios (JCS) en la metodología ATL.
4. Idear y producir un juego de mesa serio (versión online y offline) dirigido apoyar la formación de futuros JCS.
La metodología ATL se basa en un conjunto de herramientas que ayudan a los agentes de apoyo mutuo a poner en valor su bagaje vital y su experiencia y usarlas para ayudar a personas que se encuentren en fase inicial de re-integración a salir de la situación de extrema vulnerabilidad y exclusión social.
La metodología ATL incorpora el enfoque de Justicia Restaurativa con el objetivo de contribuir al restablecimiento de lazos familiares y así favorecer la re-integración. ATL aborda la recuperación de las personas sin hogar desde dentro, desde un enfoque respetuoso, incondicional, basado en la escucha y el diálogo, que no juzga ni critica.
Programa formativo en Apoyo Mutuo
El programa formativo ATL prepara por un lado a los profesionales del sector para ofrecer apoyo, y, por otro lado, la propia formación de los agentes de apoyo mutuo.
1.Formación Profesionales: La integración del agente de apoyo mutuo dentro de las entidades en relación con los equipos profesionales es, a nuestro entender, uno de los elementos centrales. Se trata de dar valor a la figura de agente de apoyo mutuo como figura que participa con un rol específico dentro del ámbito de la intervención social y dando la oportunidad de participar a los profesionales realizar intervenciones en coordinación con los agentes de apoyo mutuo.
2.Formación Agentes de apoyo mutuo: Una vez finalizada la formación de los profesionales, se llevó a cabo la formación específica de las personas sin hogar migrantes y con problemas de salud mental. En este sentido, se ha elaborado un conjunto de materiales dirigidos a aquellos que están implicados en la formación de personas que en un futuro serán agentes de apoyo mutuo, a quienes se ha considerado esenciales en el proceso de recuperación. Los manuales presentan material teórico, pero además ofrecen una serie de ejercicios y escenarios para ser representados a través de role playing y lecturas complementarias para ampliar la información relativa a cada tema.
El curso está, por tanto, dirigido a personas sin hogar, con experiencia personal en inmigración, en cómo superar problemas de salud mental y que además sean capaces de demostrar buenas habilidades de comunicación. Este requisito se evaluó mediante una entrevista inicial.
Las sesiones formativas planificadas en el curso tienen como objetivo la adquisición de conocimientos, competencias y valores en torno al apoyo mutuo y se pueden dividir en dos grandes grupos: por una parte, el primer bloque se centra en la recuperación y el apoyo mutuo y el segundo bloque, se centra en las habilidades y los valores necesarios de un agente de apoyo mutuo. Cada una de las sesiones se ha diseñado para que dure entre tres y cuatro horas, mientras que el curso cuenta con unas 48 horas en total.
Las dos sesiones de evaluación ofrecen a los estudiantes la oportunidad de reflexionar sobre su aprendizaje y, además, recibir apoyo adicional para la adquisición del conocimiento.
Por último, se ha diseñado un juego de mesa para promover la asimilación de los contenidos del programa de formación y ofrecer a los futuros agentes de apoyo mutuo la posibilidad de practicar ese papel en un entorno seguro.
Después de dos años de trabajo, entre 2020 y 2022 y, a pesar de que el periodo fue complicado debido al COVID 19, el equipo del proyecto en noviembre de 2022 ha completado la fase final donde se ha evaluado el proyecto y se han explorado posibles formas de avanzar hacia la mejora de los servicios de atención a personas sin hogar.
Algunos de los resultados son:
Con el fin de proporcionar a los profesionales un modelo de intervención capaz de dar respuestas a medida a desafíos y necesidades individuales de personas sin hogar se realizó a cabo una investigación a través 10 grupos focales con personas que han experimentado el sinhogarismo y profesionales de este ámbito. A continuación, presentamos un resumen de los resultados agrupados en cuatro macro áreas.
• Social: La función más relevante del área social es la de servir de “puente” que conecte a las personas con los servicios, una cuestión muy significativa, sobre todo si consideramos el trabajo en red como una condición fundamental para mejorar el proceso general de recuperación. La rigidez y la estandarización de los servicios, la alta rotación de los profesionales sobre el terreno, la desconfianza hacia los usuarios, las limitaciones de tiempo y disponibilidad horaria, así como el conocimiento insuficiente del fenómeno del sinhogarismo por parte de los profesionales, son los temas más mencionados en los grupos focales.
• Salud: Muchos participantes pusieron de manifiesto la dificultad que experimentan las personas sin hogar a la hora de usar el sistema público de salud, principalmente por su elevada tasa de comorbilidad (adicciones, problemas de salud mental, enfermedades contagiosas, deterioro general de la salud), el estigma social y la desinformación generalizada del personal del sistema sanitario sobre la vida en la calle y sus consecuencias. Estas premisas junto con el obstáculo añadido de burocracia excesiva en las personas migrantes conducen a una respuesta inadecuada y un frecuente fenómeno de delegación entre los servicios. La falta de una vivienda estable contribuye a una alteración de la percepción del propio estado de salud y hace difícil el cumplimiento de las indicaciones médicas, especialmente en caso de enfermedades crónicas.
• Vivienda Los principales problemas relacionados con el sistema de vivienda son los deficientes procedimientos de acogida, la falta de políticas adecuadas, financiación y propiedades disponibles para la vivienda social, así como el estigma social de los propietarios de viviendas, reacios a alquilar sus propiedades a personas que hayan vivido en la calle. Los sistemas de viviendas se caracterizan por una dicotomía de respuestas al problema de la vivienda. Por un lado están los sistemas que ofrecen alojamiento temporal en albergues para personas sin hogar y, por otro lado, los que procuran proporcionar una casa propia como un primer paso en la intervención, siguiendo el conocido enfoque asistencial “Housing First”.
• Recuperación: La mayor parte de los participantes coinciden en que la vivienda, el empleo y el apoyo psicosocial- y, en su caso, psiquiátrico- son factores clave para la recuperación. Consideran esencial el proceso de reeducación tras salir de la calle, especialmente después de haber carecido de un hogar durante largos periodos de tiempo, largas estancias en prisión, historial de adicciones, relaciones abusivas, o cualquier otra condición que pueda conducir a un sentimiento de aislamiento, desconfianza y baja autoestima.
• Las dificultades del idioma, el envejecimiento, largos periodos de inactividad, bajo nivel de educación, la burocracia, todos constituyen barreras para el empleo. Los participantes hablan de “trabajos puntuales”, sin garantías jurídicas ni coberturas, y aquellos extremadamente demandantes físicamente como los únicos puestos de trabajo a los que tienen acceso las personas sin hogar.
En cuanto al objetivo relacionado con ofrecer a personas con experiencia de haber vivido en la calle una posibilidad de formarse, crecer personalmente y ayudar a los demás sin renegar de su pasado se han realizado las siguientes acciones:
• Formación de un equipo multidisciplinar compuesto por profesionales de las organizaciones asociadas (psicólogos, trabajadores sociales, educadores, etc.) ha colaborado en el desarrollo de diferentes materiales de formación.
• Se ha elaborado un curso formativo para los profesionales que trabajan con personas sin hogar con problemas de salud mental y siendo población migrante sobre el apoyo mutuo y sobre cómo aplicar el modelo en sus organizaciones.
• Se han realizado cursos de formación en 5 países europeos (España, Grecia, Italia, Polonia y Finlandia) para testear los materiales de formación. Se han formado a un total de 73 profesionales y 56 agentes de apoyo mutuo. Los resultados de estas acciones formativas han sido valorados de forma positiva por las personas sin hogar que han participado han destacado que la formación ha sido muy motivadora y les ha dado la esperanza de poder aprovechar su experiencia vital para ayudar a otras personas.
• De esta manera se ha conseguido uno de los objetivos cuyo fin era favorecer el fortalecimiento de lazos sociales y conexión con la comunidad como un paso esencial en conseguir y sostener la re-integración.
Gracias al proyecto ATL, ha sido posible ofrecer a las personas con experiencia en el sinhogarismo la posibilidad de formarse y aprovechar los conocimientos derivados de su propia experiencia vital. La formación les ha permitido mejorar una serie de competencias personales y transversales necesarias para apoyar a pares en su camino de recuperación de forma voluntaria, pero también les ha permitido mejorar su empleabilidad, uno de los objetivos del proyecto.
La formación y participación como agente de apoyo mutuo constituye un vector de recuperación de la salud mental. Los efectos positivos que ejercen en las personas la pertenencia a una colectividad, la resiliencia social, desempeñar un rol de utilidad para otros, reencontrar la dignidad en la experiencia vivida, e integrar significativamente el espacio de vivir juntos son algunos de los cambios más significativos que conlleva la experiencia de apoyo mutuo.
Los resultados del proyecto pueden utilizarse como un primer paso para mostrar la utilidad y difundir la figura del agente de apoyo mutuo. Teniendo en cuenta la evolución internacional y el panorama actual en España, recogemos algunas consideraciones de cara a facilitar la implementación en nuestro territorio.
A corto plazo, para seguir desarrollando la función del trabajo de apoyo mutuo, el proceso de incorporación de apoyo mutuo en los equipos de atención a personas sin hogar que inician debe contemplar ciertos límites, miedos y riesgos que puedan surgir, así como definir claramente las responsabilidades. El objetivo es determinar, desde el principio, la función del agente de apoyo mutuo y de todos los miembros del equipo.
El agente de apoyo mutuo entre personas sin hogar trabajará y tendrá contacto con personas en situación vulnerable y similar a la suya; este efecto-espejo provoca empatía y deseo de llevar a cabo un acompañamiento social de calidad, basado en un entendimiento total de la experiencia vital. Sin embargo, ello también puede afectar emocionalmente al agente y hacer aflorar traumas pasados. Por este motivo, es de vital importancia que la persona se encuentre en situación estable y que pueda recurrir a la confianza y cercanía del resto del equipo. En este sentido, el equipo necesita un período de adaptación que sirva para despejar todas las dudas y, sobre todo, para vencer prejuicios contra la persona que ha vivido en la calle y que se une al equipo como peer, sirviéndose de su experiencia.
Los mitos y prejuicios contra las personas más vulnerables se dan en nuestra sociedad y también en los equipos de soporte social. Por este motivo, se debe mantener una actitud abierta y flexible. Además de ello, se deben desarrollar propuestas a los problemas mencionados, y abrir expectativas futuras del apoyo mutuo enfocado en el trabajo con personas sin hogar.
A largo plazo, un escenario ideal para la certificación de la figura profesional podría pasar por la creación y acreditación de las competencias profesionales adquiridas a través de la experiencia.
En este contexto, las actividades realizadas a lo largo del proyecto ATL, han permitido constatar que no solamente hay espacio para el aprendizaje mutuo, sino que es necesario generar sinergias entre las medidas, progresos y avances que se están produciendo en la intervención con personas sin hogar con problemas de salud mental. Por tanto, es de desear que acciones similares se sigan desarrollando en el futuro.
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