Sofia Sabsay

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Jefe de Gobierno Mauricio Macri Vice Jefa de Gobierno María Eugenia Vidal Ministro de Cultura Hernán Lombardi Subsecretaria de Patrimonio Cultural María Victoria Alcaraz Director General de Museos Pedro Aparicio Directora del Museo Eduardo Sívori Arq. María Isabel de Larrañaga

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PATROCINAN Banco Ciudad Patio Bullrich OSDE LUCENZA Estudio Sabsay Neimark Bodegas San Huberto


SOFÍA SABSAY CREATIVIDAD Y MEMORIA

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ÍNDICE Palabras del Ministro de Cultura Hernán Lombardi Palabras del Presidente de la Fundación Alon Ingeniero Jacobo Fiterman Sofía, una artista cabal por Daniel Sabsay Sofía por Sofía Olivesky Sabsay Biografía de Sofía Sabsay Momentos de gloria por Linda Kohen Recuerdos de Sofía por Dr.José Miguel Onaindia Creatividad y Memoria por Curadora Micaela Patania Dibujos Diseño de Joyas Ilustración de libros Exposiciones Individuales y Grupales Obras y Cronología Critica Grupo Intercambio por Elena Oliveras, Estela Pereda y Ricardo Sanguinetti Memoria por Curadora Micaela Patania

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SOFÍA SABSAY EN EL MUSEO SÍVORI por Ministro de Cultura Ing. Hernán Lombardi

A lo largo del siglo XX la ciudad pasa a ser protagonista indiscutible de la obra de muchos artistas. Fue para muchos de ellos tema, inspiración, instrumento y representación.

Mano, Tigre y Cabildo 1983 Carbonilla y sepia 73 x 54 cm Colección Daniel Sabsay

En esta tradición se enmarca la obra de Sofía Sabsay, expuesta actualmente en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori. Este corpus de obras, que se inspira entre otros temas en la ciudad, permite que al recorrer la exposición descubramos distintos barrios de Buenos Aires así como diferentes etapas de la producción artística de Sabsay. Sus obras recurren a un afuera para dar cuenta de un estado de ánimo, muchas veces misterioso, haciendo del vínculo entre el artista y su entorno un espacio de inspiración y creación. Este cruce de realidades diferentes nos remite entre otras cosas al Surrealismo, movimiento que tuvo gran influencia a partir de la década del ’30 en varios artistas argentinos. Sofía Sabsay compartió con sus colegas décadas de actividad artística, siendo parte y testigo del crecimiento de la escena cultural local a lo largo del siglo XX. Realizó durante su carrera exposiciones en distintas instituciones de la ciudad. Entre ellas vale destacar su retrospectiva en 1976 en el Museo de Artes Moderno con sede en la Avenida Corrientes 1530, como también su participación en la muestra colectiva “Barrios Porteños” realizada en este museo en 1974.

página 6 Su paisaje vive en su rostro 1982 Carbonilla y sepia 73 x 54 cm Colección Daniel Sabsay página 7 Tango en la cabeza 1983 Carbonilla y sepia 73 x 54 cm Colección Daniel Sabsay

Ahora, a través de la presente exposición en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires tiene el agrado de posibilitar el acercamiento a la obra de esta admirable artista.

Buenos Aires, abril de 2014

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Fundación Alon Presidente Ingeniero Jacobo Fiterman Coordinación general Micaela Patania Asistente de Producción María Laura Beaufils Administración Sandra Pagni Corrección de textos María Olga Martedí Fotografías Marcelo Giudici

Agradecimientos Ricardo Sanguinetti Pascal Lebert Ana López Cristian Fernández Estela Pereda Sarah Guerra

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Fundación Alón para las Artes tiene el placer de presentar el libro Sofía Sabsay, Creatividad Y Memoria, confirmando una vez más su apoyo a las publicaciones y reflejando su compromiso con aquellas personas que han dedicado su vida al arte. En sus páginas se suman a las imágenes de las obras de la artista, una recopilación de los prólogos y críticas de sus muestras y las secciones dedicadas a la expansión de su creatividad tanto en el diseño de joyas, en el dibujo y la ilustración de libros de la editorial Losange, como también en su participación en el Grupo Intercambio. Se trata de un largo camino creativo que comienza en 1944, de un hacer con persistencia y autenticidad, por el que mereció la positiva crítica de los directores del Museo de Arte Moderno de París, Jacques Lassaigne, y del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Marta Grimberg; de escritores como Luisa Mercedes Levinson y Manuel Mujica Laínez; de críticos de arte como César Magrini, Rosa Faccaro, Rafael Squirru, Jorge y Laura Feinsilver, Elba Pérez, Ernesto Rodríguez y de especialistas como Sarah Guerra, Guillermo Whitelow y Bernardo Graiver. Agradezco la posibilidad de conocer su obra y muy especialmente a quienes a través de su contribución han permitido que este libro se concrete para que su Creatividad permanezca en nuestra Memoria.

Ingeniero Jacobo Fiterman Presidente Fundación Alon para las Artes

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SOFÍA, UNA ARTISTA CABAL por Daniel Sabsay

El verdadero artista no descansa nunca y está siempre aprendiendo Sofía Sabsay

Mi madre fue una artista cabal, frente a todas las manifestaciones de la vida se expresaba como tal. Le bastaba contar con un trozo de papel para convertirlo rápidamente en una magnífica papirola. Desde muy chico me impactaba observar el placer con que creaba, el modo como observaba a las personas y las cosas, daba la impresión de que permanentemente estaba concibiendo futuros cuadros. En muchas oportunidades hacía anotaciones o pequeños bocetos en una libreta que siempre tenía con ella para no olvidar motivos que la inspiraran en sus obras. Su sensibilidad y sus dones aparecieron desde su más tierna infancia. Hija única de una pareja extraordinariamente unida, junto con su abuela materna la llenaron de amor y de dedicación. Sofía estudió danza, piano nada menos que con el maestro Escaramuza, para luego concentrarse en la pintura y el dibujo. Berta y José, mis abuelos, exigieron que su hija concluyera el ciclo secundario en el magisterio, pero luego la apoyaron en su decisión de dedicarse al arte. Se trataba de personas sensibles, grandes viajeros, lectores empedernidos. Tuvieron entre sus amigos a Berta Singerman, César Tiempo, Jacobo Ficher, Luis Seoane, Rafael Alberti, Emilio Centurión –quien luego sería el principal maestro de Sofía−, entre muchos otros grandes de la cultura. Así, su etapa de formación transcurrió con la cotidiana presencia de artistas, la visita a los museos de Europa y de Estados Unidos, con la asistencia permanente a conciertos y exposiciones. Cómo olvidar sus relatos en los que aparecía Claudio Arrau, su pianista favorito, a quien tuvo el privilegio de conocer en la casa de la gran Berta. Las lágrimas derramadas frente a una naturaleza muerta de Cézanne en su primera visita al Metropolitan Museum de Nueva York con poco más de veinte años: “Es que me di cuenta que de ahí habían salido todas las escuelas posteriores, el cubismo, la abstracción, el fauvismo, el puntillismo” comentaba. Qué gran maestro, exclamaba con un entusiasmo que conservó hasta sus últimos días. Mi abuelo, José Olivesky, fue director de radio Municipal en la década del treinta del siglo pasado, lo que les permitía a su mujer y a su hija concurrir casi diariamente al Colón y conocer a los grandes concertistas, directores y cantantes de la época. Las historias de esos años aparecían con frecuencia en la quinta de mis abuelos en Bella Vista: Claudia Muzio, Arthur Rubinstein, Arturo Toscanini eran algunos de los personajes destacados. El primer atelier de Sofía estaba ubicado en el piso superior de las caballerizas, amplísimo, con vista a un campo de uno de los lados y al parque del otro. Nunca olvidaré la biblioteca de arte que con pantalón corto solía ojear mientras mi madre pintaba, era una especie de ritual que nos permitía compartir en silencio un espacio inolvidable. Muchos años después, mi hijo Sebastián, que es guitarrista, solía acercarse al atelier de su abuela para tocar junto a ella, acompañándola mientras pintaba. Ese rato que compartían era celebrado por ambos como una experiencia de intercambios que los potenciaba. Creo que una de las cualidades que más he admirado en mi madre era su capacidad de trabajar en silencio por horas. Con el tiempo, esa labor diaria se extendió a la meditación que compartía con varias de sus amigas, en su mayoría artistas. Entre ellas Paulina Berlatzky, Olga Orozco, Leda Valladares.

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Tuve la suerte de asistir a numerosísimas exposiciones con Sofía. Recuerdo que cuando era casi un niño me llevó al Museo de Bellas Artes: por primera vez vi un Greco, un Gauguin, un Goya, no salía de mi asombro. Su relato me permitía aprender a observar un cuadro, en suma a experimentar un placer que afortunadamente nunca he dejado de sentir. Creo que fue en París donde visitamos juntos una exposición por última vez. En ese entonces tenía dificultades para caminar, pese a ello no quiso dejar de ir al Museo Picasso a ver una muestra de obras del andaluz y de Francis Bacon en un impecable ensamblado que nos produjo una gran emoción. Fernando Sabsay, mi padre, fue su cómplice durante muchos años. Su formación de abogado no le impedía el desarrollo de actividades vinculadas a la cultura. Así, en los cincuenta del siglo pasado, creó la editorial Losange, consagrada a la publicación de obras de teatro. Por primera vez en nuestro país fueron traducidas piezas de Brecht, Dürrenmatt, Maiacovski, Anouilh, Giraudoux, para sólo citar a algunos, junto a grandes autores argentinos como Silvina Ocampo, Luisa Mercedes Levinson, y cuantos más. Se trataba de pequeños libros que aparecían mensualmente en una edición cuidada, de diferentes colores. Sofía ilustraba las tapas y en el interior, al comienzo, retrataba a los autores. Mis padres compartían una actividad apasionante que se acompañaba con la muy frecuente concurrencia al teatro. Con el tiempo la editorial también publicó libros sobre teoría cinematográfica y teatral, siempre con ilustraciones de mi madre. Un ser profundamente espiritual que admiraba a los artistas como a los seres más dotados de la creación. Se encendía cuando hablaba de Beethoven, de Leonardo o del maravilloso “Gaspard de la Nuit” de Alloysius Bertrand, que Ravel transformó en tres poemas musicales. Fue una gran maestra, solía tener alumnos en su estudio y los orientaba con la rara virtud de transmitirles el dominio de la técnica sin influenciarlos en su desarrollo plástico. Sofía me enseñó a observar más allá de la línea de mis ojos, a levantar la cabeza y tener un alcance mayor. En mi adolescencia me encantaba visitarla en su atelier del ya demolido Pasaje Seaver. Allí fueron pintadas las series de las demoliciones, ruinas urbanas enmarcadas en potentes cielos de variadas tonalidades en las que predomina el azul. Una de ellas, la dedicada a su taller, deja el testimonio de cada uno de sus rincones plasmado en telas. Pero volviendo a mis recuerdos, en una de mis visitas y como respuesta a mis angustias e interrogantes, me propuso salir a pasear. En nuestro camino me desafiaba a observar las cúpulas, los estucos, las pérgolas, las perspectivas de los cortes de calle. Francamente mi visión de Buenos Aires sufría una transformación, jamás había prestado atención a esas cuestiones y lo expresaba con asombro frente a esa suerte de reencuentro con mi ciudad. Nunca olvidaré sus palabras: “hay que ir más allá de lo que se cree aprehender en un primer vistazo, de modo de descubrir otra realidad…”. Vaya manera más sutil de responder a mis interrogantes y mis angustias. Reconozco que de regreso a casa ya había olvidado mis pesares y me sentía transportado a un microcosmos en el que las imágenes, las sensaciones y los sonidos tomaban la delantera como la mejor de las compañías.

Demolición 1970 60 x 80 cm Colección Daniel Sabsay

Sofía está siempre presente en vida, con sus obras en mi departamento, en mi estudio, en la casa de Claudio, mi hermano mellizo, en sus comentarios que resuenan continuamente en mi mente. En sus objetos en “cartapesta”, en yeso o en las cajas y biombos que transformaba en atractivos objetos de arte. También está en las joyas de mi hija Déborah y de mi hermana Fabiana que ella diseñaba. En el primer ajuar que le preparó a Ana Paz, su primera bisnieta y mi primera nieta, a la que pudo conocer. Es una guía que me acompaña, que me ayuda con mis hijos y nietos. Me dejó algo fundamental: saber discernir entre lo principal y lo accesorio. A entender que dado el carácter finito de la vida cada instante puede ser sublime.

Buenos Aires, marzo de 2014 12.


Sombra en interior 1984 120 x 80 cm Óleo sobre tela Colección Daniel Sabsay

SOFÍA por S.O.S

Retrato Óleo sobre cartón 30 x 25 cm C. 1955 -1958

Es difícil escribir sobre alguien, más cuando ese alguien es uno mismo y además artista, lo que implica un aditamento más a la complejidad de cualquier ser humano, sin embargo, voy a tratar de contar en pocas palabras algo sobre mí. Estudié con Emilio Centurión en circunstancias muy privilegiadas para mí, tomaba clases en su taller junto con su hija. Allí tuve una guía afectuosa, estuve permanentemente incentivada a hacer y pensar por mi cuenta. Comencé haciendo con témperas una pintura directa y figurativa. Continué con Ernesto Scotti,de quien Centurión era muy amigo a pesar de sus distintos temperamentos. Él fue mi segundo mentor. Era una personalidad singularísima, exuberante, mediterránea. En las oportunidades en que estaba provisto de fondos -no muy frecuentes- organizaba grandes banquetes para sus amigos. En su estudio en la calle Giuffra organizaba comidas dignas de las bodas de Camacho, en las que solía disfrazarse y entre bromas siempre se aprendía tanto como en sus clases formales. De su estadía en Salta había traído una colección de artesanías que por entonces pocos sabían apreciar, también algunas indígenas que revoloteaban a su alrededor sirviéndole de modelos, a las que él protegía y cuidada. Estos espíritus abiertos y generosos me alentaron a realizar mis primeras muestras. Lo visual fue un tema del que había escuchado hablar desde mi infancia. Mi padre, José Olivesky, fue pionero de la publicidad en la Argentina, fundador de la Compañía Americana de Publicidad (CAP). En el ámbito de mi familia, viví la evolución de la publicidad y el interés por el arte; con ellos viajé desde muy joven visitando los museos de Europa, experiencias inolvidables como mi primera visita al Museo del Prado. Creo que todo creador está plenamente alerta a sus intereses para aprender todo lo que pueda relacionarse e incidir en su obra; además, el hombre es una animal de costumbre que si se habitúa a trabajar en un determinado lugar y a una determinada hora, lo hace mucho mejor y con mayor agrado. La creatividad se fomenta con el trabajo, con el interés en la búsqueda permanente. No puede forzarse, esto deben aprender los jóvenes que andan con la red de cazar mariposas en ristre, buscando novedades. No hay que sermonearlos, si tienen capacidad y vocación se darán cuenta solos. Por mi parte, nunca encuentro nada enteramente irrescatable, siempre hay algo digno o pasible de mejora. Creo que el arte permite mantener los intereses y desarrollar la propia lucha. Todo tiene una función para el artista, que debe buscar la esencia de la creación artística con humildad frente a cada obra, algo que no puede ofrecer ninguna teoría. En todo tipo de manifestación humana: ciencia, técnica, deporte, artesanía o arte, la libertad es elemento fundamental e insustituible para su desarrollo; sin embargo, en el arte puede haber excepciones y son innumerables en la historia los creadores en cautiverio, entre ellos, Cervantes. Aun en épocas de gran opresión política se ha podido crear y el artista ha podido revertir con su obra el momento que vivía. La realidad no lo bloqueó, y él ha estallado como un grito insostenible por, sobre 13.


y a través del absolutismo más terrible, como una antorcha de aliento y estímulo, de fuerza creadora que ha contribuido a mejorar la condición humana. Los artistas deben enorgullecerse de ser así, útiles a la sociedad. Por ello, es Picasso el artista que más admiro. Fue el símbolo de toda una época. Reconozco que Dalí tuvo una gran inteligencia, pero a mi modo de ver, desgraciadamente orientada hacia el exhibicionismo y la comercialización. Después de una etapa de colores planos, me serví de la realidad exterior para analizar texturas y más tarde observé que pintaba muros sin salida en los que poco a poco fui abriendo puertas y ventanas e incorporando el cielo y el horizonte. Yo he pintado las paredes de mi estudio en el primer piso del Pasaje Seaver 1682, donde pasé doce años de mi vida, trabajé y soñé muy intensamente. Pero no lamento que la prolongación de la Avenida 9 de Julio me haya privado de él, fue una etapa buena y la que comencé después, en mi nuevo estudio en la calle Carlos Pellegrini, tuvo una luz parecida. Dejé que algo nuevo llegara a mí. Todo consiste en tener vocación para la felicidad y la tengo, tan firme como para la pintura. Cuando me preguntan dentro de qué tendencia podría incluir mi puntura pronuncio una palabra: intrarrealismo, si existe o no me pareció lo de menos, y si el caso era encasillarse, que suceda tal vez con esta palabra con la que me siento cómoda, ya que lo que pretendo es expresar mi visión interna de la realidad. Una obra me interesa mientras la estoy realizando, en ese momento me parece la más importante y la mejor que haya hecho, pero cuando la concluyo me distancio; creo que esta actitud es similar a una maternidad animal, en que solo interesa la cría mientras se la sabe inválida. No sucede lo mismo con mis hijos e hija, cuya independencia me procura otro vínculo, aún más rico. Hoy por hoy, son ellos quienes me apoyan y siguen atentamente mi labor. Realmente mis dos vocaciones se han concretado: la maternidad es la esencia femenina, tengamos o no hijos, es el ángulo desde el que vemos y sentimos la vida y no debemos perderla. Ese es nuestro gran privilegio, nuestra gran ventaja, la que convierte a toda mujer en creadora. Ser mujer no me ha traído ningún inconveniente en el desarrollo de mi carrera. Los problemas que he tenido son los propios de la lucha de todo hombre o mujer, generalmente referidos a las presiones de los círculos que se producen por las distintas tendencias plásticas y políticas, que nunca son ajenas a cualquier actividad. Creo sí que en el plano laboral es donde hay mayor discriminación, en muchos casos es debido a que aún no estamos totalmente preparadas. No podemos desprendernos nosotras mismas del peso de los prejuicios atávicos, es una carga que nos viene de los orígenes y que nos impide actuar sin complejos, asumiendo nuestra condición de mujer, que no es ni inferior ni superior, sino distinta a la del hombre. La mujer ha comenzado a ser persona, a no ser dependiente ni económica ni espiritualmente. Pasó a ser una parte fundamental, que tiene que estar en todo lo que pasa en el mundo. Yo diría que la mujer argentina es un reflejo del mundo y creo que ha dejado de competir con el hombre. La preocupación de la mujer argentina no es hacer todo lo que hace el hombre, sino buscarse a ella misma, por sus propias condiciones y es debido a esas condiciones que ya tiene acceso a muchos tipos de trabajo.

Buenos Aires, Julio de 2003

Retratos Óleo sobre cartón 30 x 25 cm C. 1955 - 1958

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SOFÍA SABSAY

Nació el 1 de noviembre de 1924 en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, donde fallece el 4 de febrero de 2008.Con especial vocación por el arte y por la experimentación de sus lenguajes, realizó dibujos, pinturas, objetos y murales, ilustraciones para obras literarias y también diseño de joyas. Estudió pintura con Hemilce Saforcada, Ernesto Scotti y Emilio Centurión. Fue alumna de la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova en los cursos de Historia del Arte y Estética de Ángel Vasallo. Completó su formación en Europa y Estados Unidos. Comenzó a exponer participando en importantes salones de la Argentina, Uruguay y Brasil en el año 1944. Realizó su primera muestra en 1954. Exhibió sus obras en muestras grupales e individuales hasta el 2006. Recibió premios de la Sociedad de Estímulo de Bellas Artes, de la Sociedad de Artistas Plásticos, de la Sociedad Rural Argentina y el Primer Premio del Salón de Acuarelistas y Grabadores de Buenos Aires. Sus obras se encuentran en las colecciones del Museo de Arte de San Pablo Assis Chateaubriand; Museo de Arte Moderno, San Pablo; Museo de Arte Moderno, Buenos Aires; Museo Eduardo Sívori, Buenos Aires y Museo de Arte Moderno, Junín. También forman parte del patrimonio de la Comisión de Energía Atómica; de la Casa Argentina en Tierra Santa, Israel y del Museo Judío Argentino, Buenos Aires. Sus obras también forman parte de colecciones privadas en Argentina: Gregorio Badeni, Ilda Colela, Berta Charosky, Laura Feinsilber, Diana Ficca de Buzzi, Nicolás García Uriburu,Magdalena Harriague, Luis Fernando Herrera, Roberto y Beatriz Kohen, Ana Laplaza, Roberto Lavagna, Silvia y Carlos Lerner, Emma Lifschitz, Abraham e Inés Lemberg, Claudia Levinas, Hugo Lozano, Raquel Mallar, Sebastián Neimark, Raúl Neira, Fanny y David Margulis, Mauricio Neuman, Olga Orozco, Alberto Paz, Familia Padawer, Estela Pereda, Chichina y Mario Raizman, Luisa Reisner, Gilda Sabsay de Foks, Alberto y Graciela Spota, Néstor y Angélica Suárez, Edmund Valladares y miembros de la familia Sabsay; Francia: Fausto Dall’o,Marilou Kuiper, Albert y Amalia Maman, Leopold Simalty, Andree Verfaille, Isaura Verón, Marylin Saintout;Holanda:Gloria Blanco;Inglaterra:Agustín Blanco; Méjico:Susana Castro, Luz Adriana Orihuela ;Estados Unidos: Miguel Ficher, Muni Figueres, Federico Gil, Martha Kohen, Santiago Real de Azua, Bill Ritter; Uruguay: Greta Enguelman de Cohen, Henry y Deborah Cohen, Linda Kohen, Denise Mermelstein, Andrés Olivetti, Carlos Paez Vilaró y Familia Yunguer.

Sofía con su familia

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página anterior Pepsi - Serie Maldonado 1999 Pintura acrílica 60 x 90 cm

MOMENTOS DE GLORIA por la artista uruguaya Linda Kohen

Colección Daniel Sabsay abajo con Linda Kohen y Ernesto Cohen en 1978

Teníamos quince años recién cumplidos, cumplíamos años con dos días de diferencia. Yo acababa de llegar de Italia cuando una generosa chica argentina me acogió, me brindó su amistad, su casa, y me presentó a sus amigas, entre ellas, a Sofía Sabsay. La conocí cuando Inna nos invitó a dormir a la casa, en algún momento nos encontramos en el baño, nos miramos en el espejo. Recuerdo como que si fuese ahora lo hermosa que me pareció y pensé: “No podré nunca ser bella como ella”. Pero no creo haberla envidiado, sino admirado. Nos hicimos rápidamente amigas. Teníamos la misma edad y las mismas aspiraciones artísticas. Las dos nos queríamos dedicar a las arte plásticas. Era el año 1940. También conocí a sus padres y ellos conocieron a mis padres, entablando una linda relación de amistad. Los padres de Sofía eran unas personas maravillosas, encantadoras, cultas, refinadas y generosas. Pocos meses después, mi familia se mudó a Montevideo y los encuentros con Sofía se hicieron más esporádicos, a veces los Olivesky viajaban a Montevideo. En una pequeña obra que pinté como regalo de cumpleaños a Sofía para sus 60, representé uno de los momentos hermosos que pasamos en esas visitas y que recuerdo como si fuese hoy, ¡fue un paseo en bicicleta por la rambla del Buceo! ¡Ya teníamos 16 años! En el 1946 me casé y fui a vivir a Buenos Aires con mi marido, nuestra amistad refloreció. Su regalo de bodas fue un atril de pintor acompañado por un libro sobre Marc Chagall, ella amaba sus obras. En ese tiempo yo estudiaba con Horacio Butler y recuerdo que Sofía me decía “cuidado con el uso del blanco” porque Butler usaba mucho el blanco en su pintura. Sofía pintaba mucho en la quinta de sus padres, donde tenía un estudio realmente inspirador, en el medio del campo, en el silencio de la campiña. Cuando la visité allí conocí a su hija menor Fabiana, que tenía un par de meses y observé cómo trasmitía a sus mellicitos, Claudio y Daniel, su amor por la naturaleza. Rafael, mi marido, y yo volvimos a Montevideo en 1948, pero seguimos un fuerte vínculo con Buenos Aires, muy seguido viajábamos, lo que para mí significaba: Sofía. La visitaba en su nuevo estudio en el Pasaje Seaver, íbamos a muestras, comentábamos las nuevas tendencias y con ella conocí a los pintores que admiraba. No descuidábamos la moda, ella era una mujer muy elegante y me llevaba a los lugares donde podía encontrar prendas de buen gusto. Esas tardes eran maravillosas, combinaban ver muestras en galerías y en museos, hacer compras y tomar un té en alguna linda confitería, siempre charlando, cambiando ideas sobre el arte y la vida, sobre nuestros hijos, ideas y sentimientos. Realizamos varias muestras juntas. Recuerdo una en la Ciudad de La Plata, junto con Eva Olivetti, la exquisita pintora Uruguaya; otra en la sala del Automóvil Club Argentino. También fue muy buena la exposición que titulamos “A Maldonado” para la que cada una de nosotras eligió una faceta de esa amada región del Uruguay. Éramos cuatro pintoras: Hilda López, Eva Olivetti, Sofía y yo. En el verano, Sofía y su familia pasaban una larga temporada en nuestra casa de campo, y las dos pintábamos, ella paisajes casi surrealistas con un cielo azul fuerte, audaz, hermoso. Inolvidables son los momentos pasados en mi taller, estudiábamos 19.


juntas las obras que habíamos realizado, las criticábamos, pensábamos en ciertas correcciones, planificábamos otras obras. Y si bien nuestros estilos eran diferentes, nuestra actitud frente a la pintura, nuestra manera de pensar, la motivación y el concepto que nos dirigía eran prácticamente los mismos. Un recuerdo inolvidable para mí es el de una tarde en la que sentadas bajo de un árbol leíamos un libro sobre Joseph Beuys. Todo era calmo, sereno, bello. No puedo no comentar momentos divertidos, cuando preparábamos juntas alguna comida para los amigos y Sofía se especializaba en hacer locro, en preparar la sangría. ¡Qué placer era hacer los arreglos de flores que juntábamos en el jardín y los arreglos de frutas en la carretilla del jardinero! Cuando yo viví en San Pablo pude presentar la obra de Sofía al director del Museo de Arte de San Pablo, MASP. El famoso Prof. Pietro María Bardi quedó tan impresionado por la obra que la invitó a realizar una gran muestra y me comentó cuánto le había gustado que además de los cuadros estuvieran sus obras de orfebrería. Las joyas de Sofía eran esculturas. ¡Para mí son las más hermosas que he visto! Sí, yo siempre admiré a Sofía, sentía que ella era valiente, decidida a vivir plenamente la vida, el arte, el amor; mientras yo enfrentaba la vida con timidez y temor por la educación casi prusiana y reprimida de mi familia piamontesa y por mi carácter dócil, tímido, recatado. Ella era talentosa, tenía una gran habilidad manual y hacía muchas cosas diferentes ¡y todas las hacía bien !!! ¡ Sofía fue sin duda alguna una gran artista y una gran mujer!

Montevideo, febrero de 2014 Kiosko Serie Maldonado 1999 Pintura acrílica 120 x 100cm Colección Claudio Sabsay Bar Serie Maldonado 1999 Pintura acrílica 120x 100 cm Colección Claudio Sabsay

A Maldonado 1999 Pintura sobre madera20 x 20 x 20 cm Colección Fabiana Sabsay

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Hasta el cielo Pintura acrílica 2005 60 x 80 cm Colección Daniel Sabsay

RECUERDO DE SOFÍA por José Miguel Onaindia

Conocí a Sofía Sabsay en la plenitud de su edad y de su carrera. En un primer momento fue la madre de Daniel, con quien entablamos una amistad instantánea y profunda en el poco propicio escenario de la mesa de entradas de un Juzgado de Trabajo, en base a afinidades estéticas y políticas bastante atípicas en ese período del país. La primera imagen que viene a mi memoria fue su contenida cordialidad para recibirme en una importante muestra de su obra en la antigua sede del Museo de Arte Moderno. Yo era un joven al que ella apenas conocía porque Daniel se había instalado en París y antes de su viaje yo sólo había visitado su casa en un par de ocasiones. Sin embargo, recuerdo su reconocimiento y sincera valoración de mi presencia en esa exposición. Las virtudes que advertí en ese primer encuentro fueron las que luego comprobé que la singularizaban como persona y como artista. Sobriedad, afectuosidad controlada, una mirada que siempre tenía al otro como referencia. Cuando uno la encontraba se sentía un individuo en una sociedad que evolucionaba hacia la pérdida de la alteridad y de la conciencia del otro La ausencia de estridencia en los colores de su paleta, caracterizaron también su conducta y sus actos. Pudo ser valiente y transgresora en la vida y en el arte sin grandilocuencia. Vivió las alternativas de su existencia con entrega a sus afectos y renovación constante en su profesión. Con el transcurrir del tiempo, la madre de Daniel se convirtió en Sofía con quien mantuve una relación personal que se sumó a la amistad con su hijo y creo nos incorporamos mutuamente a nuestro círculo de amigos. Guardo el recuerdo de sus regalos de cumpleaños siempre precisamente dedicados, no por la firma, sino por la entidad del objeto, siempre pensado para el otro.Más de tres décadas duró esa amistad. Nuestro último encuentro fue en su departamento de la Avenida Pueyrredón, una tarde de final de primavera del 2007, cuando planificamos una exposición en el Centro Cultural Rojas de Buenos Aires, que yo dirigía en ese momento. La visité luego de mi clase en la facultad. Ella preparó un té con el refinamiento que la caracterizaba. Vimos juntos su última serie de pinturas, cuyo tema eran las llaves, símbolo de apertura y de cierre. Ella con la libertad que la caracterizaba, presentaba llaves reales a modo de collage. Recuerdo especialmente una de sus pinturas, en la que una llave se eleva hasta el cielo. Sofía ya estaba enferma y con conciencia de su gravedad, sin embargo no hubo nada que evocara una triste despedida, sólo dos personas en distintos momentos de sus vidas que conversaban sobre proyectos y afectos compartidos. Su muerte significó para mí la pérdida de una amiga querida y de alguien que me transmitió la certeza de su afecto. Con ella desapareció un mundo de delicadeza que ya sólo encuentro en los resquicios de mi memoria.

Montevideo, Mayo de 2014

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página an terior Llave en puerta Pintura acrílica 2005 60 x 80 cm Colección Daniel Sabsay

CREATIVIDAD Y MEMORIA Por Micaela Patania

Ante todo, agradezco haber sido convocada para dar cuenta del sentir, pensar y hacer de la artista Sofía Sabsay, tarea realizada a partir de mi recuerdo de escenas compartidas de su vida profesional y personal por más de tres décadas, al que se ha sumado el acercamiento póstumo a sus dibujos y pinturas, objetos, diseños de joyas e ilustraciones para libros, como el reciente acceso a su archivo personal conformado por anotaciones, cartas, fotos, prólogos y artículos de prensa conservados por la artista, reveladores de aspectos muy significativos de su trayectoria. Para hacer Memoria sobre su presencia en el mundo del arte ha sido útil indagar en su producción, como también recordar las palabras de los escritores, críticos y periodistas, rescatadas en la cronología crítica, reconstruyendo su tiempo y la importancia de estas voces sobre las muestras individuales realizadas en galerías de Buenos Aires, como también acerca de sus exposiciones en los museos locales e internacionales, en los salones nacionales y en el Grupo Intercambio. El desarrollo de su Creatividad fue un largo camino transitado por la artista. Sofía lo expresa al decir: “Creo que de haber podido, habría pintado antes de nacer; jamás tuve la menor duda de lo que quería hacer. Comencé con una figuración directa que se fue simplificando hasta llegar a una pintura plana de mucho color. Pasé luego a un informalismo casi abstracto, que a su vez se modificó por mi interés en la revaloración de lo cotidiano, del ámbito poblado de ausencias humanas. Más tarde, el tema se fue reduciendo, los cuadros se despoblaron, se hicieron escuetos, sugerentes. Traté de crear solo un clima para obligar al contemplador a meterse en la tela con su propio mundo, con su propia sensibilidad, para que, un poco como pasa en el teatro, creáramos juntos. Ahora estoy dibujando, tratando de llegar a lo mismo en otra forma, estoy poblando mis dibujos, solo que cada uno debe esta vez elegir qué es suyo, eliminando lo que no le interesa”. Su obra permite observar su progresión del concepto moderno de artista, sustentado en la idea de la absoluta singularidad y en la búsqueda del estilo propio, a las influencias de postmodernidad a través de la presencia de combinaciones que producen significados ambiguos. Como escribió J.P. Guilford, la creatividad implica el desarrollo del pensamiento productivo en dos actividades cognitivas: el pensamiento convergente y el divergente, clasificación con la que en 1951 estableció la importancia del pensamiento lateral o divergente, definiéndolo como aquel que “se mueve en varias direcciones en busca de la mejor solución para resolver problemas, a los que siempre enfrenta como nuevos, sin mantener patrones de resolución establecidos, pudiéndose dar así una generosa cantidad de soluciones adecuadas, en vez de encontrar una única y correcta”. Sin lugar a duda, Sofía debió superar las enseñanzas de sus maestros, nutriéndose, pero con cautela, del conocimiento del arte a través de sus estudios, de las lecturas y de sus visitas a museos. Por ello, el eco de las diferentes vanguardias fue moderado, tanto al geometrizar las formas, como al dar cuenta del impacto del Informalismo a través de sutiles texturas, o al abordar composiciones con características metafísicas y surrealistas, a las que ella tituló Intrarrealismo. Otra fuente no menos importante del desarrollo de su creatividad fue el camino de su autoconocimiento, profundo trabajo interior en aras del desarrollo de su persona que incluyó al psicoanálisis, la meditación y control mental. Ella describió cómo esta vocación fue creciendo, ocupando su tiempo y su mente en esta frase: “Creo que todo creador está siempre alerta para aprender todo aquello que pueda relacionarse e incidir en su obra. El arte es para mí la forma en que se

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revelan y transmiten los hechos, los conocimientos, la esencia de las cosas; por eso creo que no existe el límite en el tiempo para la creación, y que la creatividad ocupa aun el descanso”. Consciente de su propio proceso creativo dijo: “No creo en la inspiración como algo mágico que llega resultado del toque de una varita, mas sí creo que es una predisposición que se fomenta con el trabajo, con el interés, con la búsqueda y que es en esas condiciones, que se da la inspiración. Con mis defectos y cualidades he sido siempre abierta a escuchar nuevas campanas. Ninguna escuela tradicional o vanguardia ha sido ajena a mi arte, de unas necesité las formas concretas, de otras las texturas donde la materia fue el objeto principal de mi idioma plástico. Opuse al sueño permanente de la vida, el sueño concreto de mi subconsciente”.

Pasaje Seaver 1978. Pintura al óleo 70 x 60 cm Colección Claudio Sabsay

Su producción en series fue resultado de articulaciones vinculadas a su historia, a diferentes figuras significativas que la estimularon, a su motivación y voluntad, a su dedicación y poder para rescatar sus reacciones ante las situaciones de su entorno. Estas se pudieron apreciar en la serie “Pasaje Seaver”, creada a partir del impacto de la demolición alrededor de su estudio por el ensanchamiento de la Avenida 9 de Julio; en su última etapa, “Acumulaciones”, testimonio sobre su preocupación acerca de los efectos de la globalización, la precariedad urbana, la imposibilidad de diferenciarse y la pérdida de singularidad. Fue un ser consciente de la importancia del sujeto social; pensaba que el artista es reflejo de la época en que vive y que de manera directa o indirecta, su tiempo estaba presente en su obra. Cuando este concepto se había manifestado a través de la presencia de la transformación física de la ciudad de Buenos Aires, dijo: “Son imágenes de demoliciones que se van, llevándose algo de uno y dejando su huella en mí”. En su archivo se encuentran interesantes claves para poder comprender claramente el origen de estas fases de su proceso creador. Se trata de sus notas, de los bocetos, las fotos y los documentos, información acumulada e incubada, para luego dar lugar a la realización de las obras.

En el caso de las pinturas de la serie “Las Novias”, primero fueron las revistas de los años 50 con fotos blanco y negro que publicitaban los casamientos de famosos; a estas se suman las impresiones visuales directas que tuvo durante el viaje que realizó por la Isla de Tenerife, en España. El resultado fue la producción de una serie de pinturas, expuestas en la Galería Bonino en las que no representó ese mundo idealizado por la publicidad. Pintar las novias fue más bien una excusa para el collage, para la materia, como también para abordar de manera desgarrante el tema pintando novias negras, obesas y casi abstractas. Sofía dijo: “En esta serie de obras he querido mostrar lo pagano y lo religioso de una institución tan vieja como la humanidad”. Una de las críticas en los diarios opinó que sus novias dolían, porque habían sido despojadas, de un solo golpe, de todos los oropeles. Otro ejemplo, más cercano en el tiempo, fue su cuaderno de notas sobre anatomía humana de los años ochenta, a partir del que elabora la serie de dibujos titulada “Mundo Interior”, expuesta en el Museo Assis Chateaubriand, de San Pablo; en la Biblioteca de Tokio; en el Museo Mozzoni, de Maldonado, y en esta retrospectiva, en el Museo Eduardo Sívori, de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de un viaje por el interior del cuerpo y por espacios significativos de su ciudad, Buenos Aires. Su búsqueda de mayor entendimiento sobre el cuerpo humano fue el origen de un nuevo proceso creativo que registra la necesidad de comprender y saber como trabajo previo a la realización.

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Novia blanca 1962 Óleo sobre tela 60 x 80 cm Colección Daniel Sabsay Novia negra 1963 Óleo sobre tela 35 x 70 cm Colección Daniel Sabsay

Entre 1982 y 1983 produce estos dibujos sobre papel con lápiz, carbón y sepia. De lejos nos recuerdan el trabajo de un anatomista, de cerca nos remiten a la libertad de expresión que el surrealismo inserta en la producción artística, aquella a la que se refiere André Breton en Los pasos perdidos, en 1924, como “la voluntad de profundización de lo real, toma de conciencia cada vez más neta y al mismo tiempo más apasionada del mundo sensible”. Su indagación sobre el cuerpo humano culminó en un punto de vista distinto del habitual: en el interior del cuerpo albergó objetos, animales e imágenes de la ciudad; se trata de una potente alianza, un claro acercamiento al surrealismo en la elección de un cruce de realidades diferentes. Sofía partió de conocer la realidad para luego sumar su imaginación y dibujar en el interior de estas formas imágenes que rompen con las relaciones conocidas. Sus asociaciones son extrañas, en una de las cabezas dibujadas encontramos una jaula, un carro de venta de muebles y un barrendero; el corazón incluye una tortuga, un péndulo, un cisne, una serpiente y un águila; el torso contiene un espiral y una tuerca; el pie incluye peces, un pulpo y un paisaje.

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pรกguina anterior Mundo Interior Torso en Catalinas 1982 Carbonilla y sepia 73 x 54 cm Colecciรณn Daniel Sabsay Mundo Interior. Su paisaje vive en mi rostro 1982 73 x 54 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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Se trata de un claro enriquecimiento creativo sobre el tema la ciudad de Buenos Aires, presente en épocas anteriores de su producción, ya que en los años cincuenta había realizado varias obras sobre cartón y más tarde algunos óleos con los que había participado en la muestra colectiva del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires titulada “Barrios Porteños”. Los títulos de la serie “Mundo Interior” son claras demostraciones de su sentir : “Mis ojos reflejan Buenos Aires” representa la arquitectura de Caminito en La Boca y del barrio de San Telmo; “La conozco como la palma de mi mano” incluye al Cabildo de Buenos Aires, a la Pirámide de Mayo y al Delta; “Paisaje de Ayer” representa el área Grand Bourg en Palermo y el barrio de San Telmo; “Tango I” y “Tango II” representan las parejas que bailan el tango en sus calles, dando a Buenos Aires su identidad. Constituyen un ejemplo claro de la visión de un ser humano completo, en el que ciertos temas transitan su total existencia; en línea con una comprensión del mundo que se inicia en el conocimiento del sujeto. Citando el pensamiento de Novalis: “Entenderemos el mundo cuando nos comprendamos a nosotros mismos, pues él y nosotros somos mitades inseparables”.

Reloj de la vida 2004 Pintura acrílica 90 x 140 cm Colección Daniel Sabsay

Referirse entonces a la Creatividad de Sofía Sabsay es adentrarse en su particular psiquismo creador y por ello importan tanto las palabras de la artista sobre el significado del arte: “El arte es dar y recibir, como la vida, en todo momento y en todo lugar. Es el poder por el cual se moviliza el espíritu, que es en realidad lo más móvil que posee el hombre en sí. No para crear una sensación más, sino para conmover y llegar a lo más íntimo del ser: el coloquio interior. El arte es conocimiento trasmitido y revelado”.

Su actividad creadora fue tal vez el rasgo más conmovedor de su vida y una experiencia vital en la que como persona desplegó, citando a Winnicott “lo más propio y oculto de su ser”. Su espacio de creación fue, como lo explica este autor, “un espacio entre, ni exterior ni interior, un espacio transicional”, ocupado por diferentes fenómenos y objetos transicionales que operaron como factores substitutivos, en su ardua búsqueda por lograr autonomía, como bien lo demostró a través de su temprana incursión en la joyería y en la ilustración de libros, convencida de las posibilidades de aplicar el arte. Espacios, en tanto procesos relacionales que la artista transitó dando cuenta de que la creación “no es el producto de un único acto mágico, sino el resultado de múltiples continuos procesos, a través de los que se revela que no hay un sujeto creador a priori y un objeto a ser creado a priori, como entidades separadas”. Su Creatividad se manifestó en ese sujeto deseante, que comenzó diferentes procesos creativos a lo largo de su vida, buscando objetos aun no existentes, desconocidos. Ella comentó en una entrevista: “Una de mis grandes preocupaciones fue poder sumar a mi permanente interés por las formas, por el color y la textura, los valores emocionales, sensitivos que me transmitían ciertos temas y vivencias. Me ha pasado que al despertar por la mañana tenía que anotar para no olvidar detalles, ya que durante el sueño había modificado la obra que estaba realizando, es decir, que no solo trabajaba cuando producía la obra concreta. Cuando se llega a este estado, creo yo que no hay duda de que se está realizando la auténtica vocación, aquella que actúa por encima del lugar y del clima ideal. Se trata de esa imperiosa necesidad ineludible de crear”. Sofía Sabsay fue una artista que como sujeto hizo honor a la inscripción del templo de Delfos que dice “Conócete a ti mismo”. Investigando y explorando en aras de favorecer el contacto con su mundo interno, con sus fantasías y con sus sueños, en cada etapa de su producción disfrutó y supo encontrar las pausas necesarias, vivió en un entorno cultural activo y vertiginoso

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como podemos percibir a través de las palabras de su hijo Daniel Sabsay y en la secuencia de muestras individuales y grupales que realizó. Sus reflexiones sobre su primera muestra retrospectiva en 1976 en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, donde expuso setenta y cinco cuadros correspondientes a los últimos veinte años de su pintura, le sirvieron para descubrir la coherencia de su obra. Dándose cuenta de que desde el comienzo, aunque no en forma totalmente constante, había estado buscando crear un clima con pequeñas pautas para que el observador se sintiera atraído a meterse en el cuadro y también libre para llenarlo de acuerdo con su propia sensibilidad y estado de ánimo. Admitió que por ese motivo, sus piezas fueron cada vez más despojadas. A través de esta primera muestra retrospectiva, comprendió que por sobre todas sus búsquedas formales, en su obra había un par de ideas permanentes: la búsqueda del silencio y de la soledad. Como en todo creador sincero, en ella se produjo una evolución, esta fue su breve historia del arte, a través de la que por encima de los cambios y búsquedas, percibió su continuidad. Para ilustrar este concepto Sofía citó la siguiente reflexión de Axel Munthe: “Si ponemos atentamente el oído sobre la tierra escucharemos su latir; de igual modo, si ponemos nuestros oídos y ojos internos sobre un cuadro, sentiremos el mensaje verdadero de su creador”. Agregando: “El fenómeno está presente en toda obra auténtica y honesta, sin que el juicio de valor la modifique. Sí, hay soledad en mis obras y yo creo que es la soledad fundamental del hombre. Pienso que el hombre tiene su soledad y que tanto para sufrir como para morir está solo. Claro que hay muchas cosas que pueden compartirse; sin embargo, la soledad es una condición del hombre”. Estos pensamientos que revelan su consciencia sobre el tiempo, la vida y la condición humana se relacionan con las palabras del Doctor Hector Fiorini: “Lo que hay que crear anda entre lo presente y lo ausente, entre lo vivo y lo muerto, entre lo pasado y lo futuro. Psiquismo necesario y saludable, por cuanto procura anclajes con la vida, con la propia biografía, con el propio cuerpo que siente e imagina y permite integrar la experiencia que es vivir, dar forma a lo que somos desde el alma” expresadas en su libro El psiquismo creador. Por último, las palabras de Sofía: “Solo intenté abrir un pequeño camino que pudieran transitar los contempladores y yo, si alguna vez lo logré, justifica haber estado en esta vida. Estoy conforme con esta persona que me tocó vivir, lo que más me satisface es que he sido auténtica, como persona y como artista” son un conmovedor testimonio que se traducen el pensamiento de César Portilla: “Ser que a través de su práctica artística interpreta ciertos acontecimientos precisos que la rodean, y que continuando con su proceso de construcción, cree en el poder que su obra puede suscitar en los espectadores”.

Buenos Aires, mayo de 2014

Ropa tendida 2003 Collage y acrilico 90 x 140 cm Colección Daniel Sabsay

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SOFÍA SABSAY Dibujos

Sofía abordó tanto el dibujo de carácter analítico, como el expresivo y experimental, ejercitando en todos su poder de percepción, inventiva y curiosidad visual. El dibujo, parte clave de su creatividad, fue una técnica autónoma con la que experimentó con lápices, fibras de colores, tintas, carbón y sepias, aplicando las potencialidades de la línea, de las texturas y las formas. Su representación de la figura humana se transforma a través del tiempo. En sus comienzos hubo momentos de su producción que se caracterizaron por la simplificación de las formas en los que con gran síntesis y comprensión de la relación rítmica de los volúmenes realiza los retratos a Berta Singerman. Más tarde, en los ochenta investigó en la anatomía del cuerpo humano para luego sumar a su interior imágenes diversas, algunas de la ciudad de Buenos Aires. En esta etapa su narrativa experimenta un importante avance, produce una serie de más de treinta dibujos titulada “Mundo Interior”, realizada con lápiz negro, carbón y sepias, serie de obras que fueron expuestas en el Museo Mozzoni de Uruguay, en el Museo MASP de San Pablo y en la Biblioteca Nacional de Tokyo. A comienzos del 2000, durante su permanencia en Francia junto a su hija y nieta Azul, realiza una interesante serie de dibujos titulada “Carrusel”. Se trata de dibujos en lápiz negro y de color, que abordan este medio de diversión con gran creatividad cambiando a sus tradicionales pasajeros y evocando aquellos orígenes de las calesitas, en los que diversas variedades de animales, como perros, caballos, conejos, cerdos y ciervos formaban parte de esta plataforma. Su última etapa, con tintas sobre papel de arroz y lápiz negro sobre papel fue dedicada al dibujo de animales que se caracterizaron por la distorsión y por metamorfosis de gran expresividad.

página anterior Serpiente con menina 1989 Tinta sobre papel de arroz 48 x 56 cm Colección Daniel Sabsay

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arriba Manos Fibras de colores 1985 26 x 50 cm Colecciรณn Daniel Sabsay abajo Manos Fibras de colores 1985 50 x 26 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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A Paulina Singerman 1994 Dibujos con fibras 35 x 50 Colecciรณn Daniel Sabsay

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arriba y pรกgina siguiente Carruseles Dibujos con lรกpices 2003 24 x 32 cm Colecciรณn Claudio Sabsay

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Carruseles Dibujos con lรกpices 2003 24 x 32 cm Colecciรณn Claudio Sabsay

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Carruseles Dibujos con lรกpices 2003 30 x 40 cm Colecciรณn Claudio Sabsay Carruseles Dibujos con lรกpices 2003 30 x 40 cm Colecciรณn Claudio Sabsay

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Carruseles Dibujos con lรกpices 2003 30 x 40 cm Colecciรณn Claudio Sabsay

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arriba Tortuga 1989 Tinta y lรกpiz sobre papel 48 x 56 cm Colecciรณn Daniel Sabsay izquierda Caracol 2002 Lรกpiz sobre papel 48 x 56 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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Vieja tortuga 2002 Lรกpiz sobre papel 48 x 56 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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Elefante 1989 Tinta sobre papel de arroz 48 x 56 cm Colecciรณn Daniel Sabsay pรกguina siguiente Iguana 1989 Tinta sobre papel de arroz 48 x 56 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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Mano, brazo 1983 Carbonilla y sepia 73 x 54 cm Colección Daniel Sabsay Mano. líneas.venas 1982. Carbonilla y sepia 50 x 36 cm Colección Daniel Sabsay

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Torso 1983 Carbonilla y Sepia 73 x 54 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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Mis ojos reflejan Buenos Aires I 1982 Carbonilla y sepia 44 x 63 cm Colecciรณn Daniel Sabsay Mis ojos reflejan Buenos Aires II 1982 Carbonilla y sepia 44 x 63 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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pรกgina siguiente Pierna, San Telmo y Glorieta 1982 Carbonilla y sepia 61 x 43 cm Colecciรณn Daniel Sabsay


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pรกgina anterior Mi corazรณn late a su ritmo 1982 Carbonilla y Sepia 73 x 54 cm Colecciรณn Daniel Sabsay Pulmones y Celdas 1982 Carbonilla y sepia 50 x 36 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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SOFIA SABSAY Diseñadora de joyas

En 1958 comenzó a hacer diseños de joyas con un sentido plástico, convencida de que estaba contribuyendo a educar. El diseño, no solo de las joyas sino también de los objetos cotidianos, fue para ella fundamental en la formación del gusto y del sentido artístico de un pueblo, por lo que también diseñaba lámparas, cajas, pisapapeles, cigarreras y móviles. Sofía pensaba que una joya hermosa podía ser usada por cualquier mujer y que era importante que las cosas que las rodearan concordaran con su personalidad, y con mayor razón una joya, algo tan intimo y tan integrador; por eso recomendaba comprar joyas que estuvieran de acuerdo tanto con el aspecto físico, como con los valores del espíritu. Creía que el pintor o el escultor podían sentir más la línea, el color, la forma y el espacio que los joyeros, encasillados en lo quien el público está acostumbrado a comprar. Le disgustaba que la mujer prefiriera las joyas por el material empleado y estaba convencida sobre la importancia de que los artistas se ocuparan de diseñar joyas. Siempre le habían atraído los objetos curiosos y distintos, cuando en materia de alhajas todo era estrictamente convencional, ella llevo a un joyero amigo un dibujo para unos aros de estilo esquemático, una especie de estilización de una conchilla de mar, la que tuvo tanto éxito que se decidió a emprender el camino de las joyas usando las piedras con sentido plástico, valorando fundamentalmente los colores y el equilibrio de los elementos. Hizo joyas que eran prácticamente esculturas, por la especial valorización del espacio que utilizaba. Trató de que sus alhajas se pudieran usar con ropa muy distinta y en ocasiones variadas, creyó que debían ser utilitarias, adornando a la mujer sin taparla. Trató de descubrir nuevas texturas de una manera intuitiva y aprovechando técnicas de artista plástica fue como por ejemplo descubrió una manera de trabajar el oro mate, usando buriles de grabado. En una entrevista sobre sus joyas dijo: “Los objetos que utilizamos diariamente deben ser bellos porque son formativos. Me resulta muy difícil desligar mi sentir de pintora del de diseñadora, mis exposiciones han sido muchas veces en conjunto, precisamente por ese concepto de integración y de llegar a través de lo más simple a entender lo más complejo”.

página anterior Sofia Sabsay, 1958, en su estudio, frente a sus bocetos para joya en esta página Boceto para llavero Boceto de joya

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PRENSA DE SU ACTIVIDAD COMO DISEÑADORA DE JOYAS 1958 Alquimistas de lujo, publicado en la Revista Que. Cierto tipo de joyas solo permite su hechura mediante el empleo de materiales nobles sin los cuales es imposible crear ciertas combinaciones. Este es el tipo de joyas que se pueden observar en la exposición de la muestra de Sabsay, en colaboración con el orfebre Eduardo Beodjenian. Fue en principio ella quien tuvo la idea del diseño moderno, cuyo sentido de estilización supera las formas tradicionales. Como pintora pensó que con elementos de base como metales preciosos, gemas, perlas, podía componer con igual jerarquía que con los elementos plásticos de un cuadro. Es en esa forma que incorpora el color, no solamente en las combinaciones cromáticas de turquesas, lapislázulis, esmeraldas y malaquitas, sino también sometiendo el metal a la acción de ácidos y de aleaciones que provocan diferentes calidades y reflejos. La diseñadora ha aplicado la asimetría en los collares, aros y gemelos, equilibrando la desigualdad de ambas mitades o piezas y ha incorporado el anillo cuadrado, perfectamente adaptado a la función y en cuyas cuarto caras exteriores ofrece cuatro presentaciones distintas en cuanto a color y decoración. Para que esa ruptura con lo tradicional conserve su carácter funcional, tal es la finalidad de la joyería como arte aplicada, se han estudiado minuciosamente los detalles de diseño y fabricación. Acompaña a la diseñadora a la diseñadora en su tarea el orfebre Beodjenian, realizador de sus ideas y con cuyos conocimientos heredados de generaciones anteriores de orfebres, logra ver la finalidad de esas modificaciones y la extracción de sus mejores posibilidades. Sofía Sabsay no sigue un estilo determinado, en esta exposición se ven tanto la joya barroca como la más estilizada, la más sobria reducida al metal básico y la múltiple combinación en que la piedra rinde su fuerza expresiva. Rectas y curvas, relieves y huecos, el material reducido a la tenuidad de un hilo, o llevado a la exuberancia dan a las joyas de Sofía Sabsay una variedad de aspectos, todos ligados por la nobleza de los materiales.

1960 S.O.S, Arte Moderno en la joya femenina. Por Margarita Elichondo de la Sota para la revista Rosalinda S.O.S es la sigla adoptada por Sofia Sabsay para firmar sus cuadros, ilustraciones y diseños de alhajas. Sin embargo y por fortuna no se trata de un ser a la deriva, ni tampoco al borde de un naufragio, sino de una bien definida personalidad y de que coindicen con las iniciales de su nombre y apellidos. Collar y Aros de oro y brillantes 1970 Colección Lygia Ras página siguiente Fotos de la artista:S.S. 1958, en su estudio

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Boceto de joyas Aros de oro con piedras verdes

Bocetos de joyas 51.


En su estudio sigue las huellas de muchos artistas del renacimiento que se dedicaban a la orfebreia.En cuanto a las joyas, suntuoso complemento de todo atavió femenino no olvidemos que atrajeron al mismísimo Leonardo, así como también a Holbein. Renacentistas y orfebres diseñaron alhajas, cuya línea inimitable revela el talento de sus creadores. No nos extrañe pues que esta artista, cuyo bien gusto se manifiesta tanto en su arreglo personal como en la decoración de su hogar, se haya rebelado contra las adocenadas formas que priman en la joyas más lujosas. Así, cuando deseaba lucir un broche o unos aros, bocetaba un modelo inédito y lo hacía realizar por un técnico. Una circunstancia fortuita decidió a Sofía a profesionalizar lo que hasta entonces era una coquetería mas y fue hace aproximadamente dos años, cuando asistió a una velada en Amigos de la Música, mientras aguardaban a que comenzar el concierto, un amiga le pidió un consejo ya que deseaba adquirir una alhaja moderna y artística; algo fuera de lo tradicional. De pronto los primeros acordes interrumpieron la conversación y durante el concierto, Sofia no pudo escuchar a la música y en la oscuridad de la sala empezó a diseñar un brazalete sobre el programa. Al día siguiente, se puso al habla con su joyero, y comenzaron a trabajar, meses después exponía en una joyería de la calle Florida y en 1958, por invitación del Museo de Arte Moderno de San Pablo, inauguraba su muestra con sus cuadros y con sus joyas en la nueva sede en el Parque Ibiurapuera, obteniendo el cálido elogio de la crítica y del público. Los metales y piedras preciosas no satisfacen del todo la inquietud de esta artista que por eso busca en materiales olvidados, matices y reflejos que enriquezcan su paleta, así, la malaquita, el lapislázuli, el cristal de roca y los esmaltes se suman al oro verde, amarillo o rojo y al sobrio platino; las perlas orientales ponen el toque nacarado junto al coral o a la delicada turquesas. Entre las piedras preciosas dominan en sus creaciones el encendido rubí y el verde fulgido de la esmeralda. Sofía considera que el arte abstracto admite aplicaciones funcionales y en el caso particular de las alhajas, entiende que la estructura enriquecida por el colorido y la calidad de los metales o gemas empleados, se expresa mejor que en su desnudez original. Luego de diseñar alhajas oponiendo texturas rugosas a planos pulidos, buscando contrastes de superficies brillantes con otras mates, armonizando formas y colores es preciso modelar la pieza en plastilina para colocar las piedras. Lo concretaba valiéndose de finos alambres para poder apreciar la armonía de los contornos, el equilibrio de las caras y aristas, los efecto de la luz y color; solo entonces, tras severa autocritica, nuestra artista pone sus creaciones en manos del realizador. Así es como esta mujer activa y talentoso, que pinta, diagrama e ilustra libros, también diseña joyas de singular belleza y contribuye a realzar la elegancia femenina mediante una actualísima nota de arte.

1967 El Arte a través de las Alhajas. Publicado en el diario La Nación Plásticos argentinos celebraron el éxito que tuvo en los Estados Unidos la muestra coordinada por Victorio Antoniazzi que tuvo lugar el pasado 29 de abril en la Embajada Argentina en Washington. Antoniazzi explicó el sentido de la misma destacando el propósito de mostrar la contribución de los más altos valores de la plástica argentina a la realizacion de alhajas en el más alto nivel de la orfebrería. Sofía Sabsay fue la responsable de convencer a los demás artistas plásticos para que aportaran su creatividad a este novedosa disciplina, reconoció haber encontrado muy buena disposición en sus colegas, aunque que algunos no habían pensado jamás en transferir sus creaciones al mundo de lo femenino. Forte confirmó esta ultima aseveración, pero Soldi confesó que en su juventud lograba algunos pesos para nivelar su presupuesto gracias a la realizacion de bocetos para alhajas, Seonae a su vez, declaró que jamás había pensado en la relación que pudiera existir entre su arte y el arte de hacer lucir a las damas joyas con el aporte de los plásticos, el escultor Kosice manifestó reservas acerca del destino de esta nueva disciplina, si bien admitió que marcaban una primera experiencia y recordó que el adorno tienen arraigadas tradiciones diciendo: “Hasta los caníbales s e pintan el cuerpo, se producen incisiones como elementos decorativos.” Siguiendo esta línea de pensamiento afirmó que las alhajas son una necesidad sobre todo

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en el mundo femenino. Finalmente se coincidió en que de cualquier modo no se traba de crear un valor de canje, sino una creación.

1971 El arte y diseño de alhajas y de objetos para el hogar Publicado en el diario La Nación Ella siempre lleva consigo lápiz y papel de apuntes. La voluta de una reja, una hoja recién brotada o una rama seca pueden sugerirle temas que después recrea en metales o piedras semipreciosas. Esencialmente se considera una pintora, pero su creatividad se ha expresado también con materiales diversos. Comenzó a diseñar joyas accidentalmente. Su método de trabajo fue personal, dibujaba las formas o las modelaba en plastilina o aluminio blando y luego las somete al trabajo especializado de un artesano. También diseñó pisapapeles, ceniceros, móviles, lámparas, espejos y apreta libros combinando en ellos el bronce y las piedras aplicando la misma técnica que para las alhajas. En las formas busca muy concretamente el buen diseño, que es fundamental en los objetos de uso cotidiano, ya que educa el buen gusto y el sentido estético, sin prevención y de una manera natural. Comenzó a interesarse en 1958, realizando una muestra en la galería Wust conformada por 150 modelos en los que empleo piedras que en es ese momento eran poco usuales: el lapislázuli, la malaquita, el ágata. Las integró a los metales con sentido plástico en cuanto a su color y texturas, El mismo ano junto con sus pinturas, expuso 75 joyas en el Museo de Arte Moderno de San Pablo. En 1965 participó en la exposición de joyas sobre diseños argentinos organizada en la Galería Rubbers. En 1967 en la muestra de joyas realiza en la Embajada Argentina en Washington, que luego fue exhibida en el Museo Larreta de Buenos Aires, en el Circulo Italiano y en la Galería Willdenstein.

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Anillo de oro y piedra verde Colección María Luz Sabsay

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Pulsera de oro y perlas Colecciรณn Deborah Sabsay

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Prendedor de perlas, oro y brillante Colecciรณn Deborah Sabsay Boceto de joya

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Anillo con perlas y oro Colección Deborah Sabsay Anillo de plata y amatista Colección María Luz Sabsay

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Notas de prensa

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Notas de prensa

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SOFÍA SABSAY Ilustraciones de libros

Realizó o las ilustraciones de las ediciones de corto tiraje de la Editorial Losange, fundada en 1952 por el Dr. Fernando Sabsay con el fin de impulsar la publicación de autores teatrales clásicos y de renombre mundial. En las primeras páginas dibujó los retratos de los autores y en las tapas de fondos planos de diversos colores , con extrema síntesis interpreto el tema del libro. Se destacan “Grotesco” por Armando Discépolo, “El arpa de pasto” de Truman Capote, “La endemoniada” de Carl Schoenherr,”El círculo de tiza caucasiano” de Bertolt Brecht, “Lo que no sabes” de Silvio Giovaninetti, “Facundo en la Ciudadela” por Vicente Barbieri.

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1959 Sofia en su muesta en la Galeria Bonino Con Rafael Squirru. Con la Sra.de Scotti Con su madre, Sra. Berta Olivesky, Emilio Centurion, Antuca Centurion, Marta Centurion

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EXPOSICIONES DE SOFÍA SABSAY

Individuales 1954 Galería Viau con presentación del escritor Manuel Mujica Laínez 1958 Invitada especial para realizar una muestra en la inauguración de la nueva fase del Museo de Arte de Moderno de San Pablo en el Palacio Das Industrias del Parque Ibirapuera, Brasil 1959 Galería Wüst de Buenos Aires Galería Bonino con prólogo de Guillermo Whitelow Museo de Arte de Morón, Buenos Aires Sociedad de Artistas Plásticos, Buenos Aires 1960 Sala II IAC .Instituto de Arte Contemporáneo de Lima, Perú Pinturas en Centro de Artes y Letras de Diario El País, Montevideo, con presentación del crítico de arte Rafael Squirru 1961 Galería El Pórtico de Buenos Aires 1963 Pinturas en la Galería Bonino de Buenos Aires Dibujos en la Sociedad Hebraica de Buenos Aires 1964 Hotel Victoria Plaza, Montevideo, Uruguay Galería del Riachuelo, La Boca, Buenos Aires

1961 Galería El Pórtico de Buenos Aires Con sus padres y Haydee Loustaunau Con Guillermo Whiteolw , Enzo Meneghini, Luis Seone y Fernando Sabsay Con Manuel Mujica Lainez.

1965 Muestra de Tapices en la Galería Guernica, .Buenos Aires Columbia Palace Hotel, Montevideo, Uruguay

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1966 Dibujos en la sala de la Municipalidad de La Boca 1967 Interviene como jurado en el Premio Hisisa al diseño textil, otorgado a Rogelio Polesello 1968 Galería Guernica, Florida 947, Buenos Aires 1969 Galería Nexo, Buenos Aires 1970 Galería Gradiva, San Martín 793, Buenos Aires

1961 Con su madre Berta en la inaugracion de la muestra de tapices 1963 Con sus padres y amigos en su muestra en Bonino

1971 Diseño de joyas y objetos en el Espacio Kumte 1972 Pinturas en la Galería de Arte Gradiva 1973 Pinturas en la galería de Arte Gradiva

1976 Con Lidi Pratti y el Agregado Cultural de Brasil Sr. Escarabotolo 1978 Con su madre Berta

1974 Pinturas en la Galería de Arte Gradiva con presentación de Luisa Mercedes Levinson 1975 Pinturas en la Galería Artes de Quito, Ecuador 1976 Galería de Arte Nelly Thomas de La Plata, Provincia de Buenos Aires Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Buenos Aires, Sede Corrientes 1530 1977 Muestra de Pinturas en la Galería de Arte Praxis de Buenos Aires 1978 (6) Muestra de Pinturas “Pasaje Seaver’ en la Galería Arte Múltiple de Buenos Aires con presentación de Director del Museo de Arte Moderno de Paris, Jacques Lassaigne Espacio Cultural Club HACOAJ, Tigre

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2003 “Antología” en el Centro Cultural Recoleta 2004 “Serie Urbana”, Pinturas en el Colegio Público de Abogados de Buenos Aires “Tintas y Pasteles” en el Museo Mozzoni, Uruguay “Dibujos” en el Estudio Alicia Roque Alsina, París, Francia

Muestras Colectivas 2003 “Estandartes en la Ciudad de Buenos Aires” organizada por Marino Santa María

1983 Con Adolfo Bioy Casares y su hijo Daniel. Con su hijo Claudio y su madre Berta

2000 “Dos artistas plásticas Rioplatenses”, junto con Linda Kohen en la Organización de los Estados Americanos, OEA de Buenos Aires 1998 “Naturaleza e Intercambio” en el Banco Mercantil Argentino con el Grupo Intercambio Museo de Arte Americano de Maldonado, Uruguay, junto con Linda Kohen, Hilda López y Eva Olivetti 1991 “El espejo de Velázquez” en el Museo de Arte Español Enrique Larreta de Buenos Aires con el Grupo Intercambio

1981 Banco Itaú, San Pablo, Brasil 1983 MASP, Museo Assis de Chateaubriand. Óleos, joyas y dibujos Biblioteca Nacional de Tokio, Japón. Dibujos 1987 Muestra de la serie de pinturas “Interiores” en la Galería Marienbad de Buenos Aires

1988 Museo del Instituto Nacional de Antropología, “Cuatro propuestas” junto con Carlos Ascher, Hernán Dompé, y Víctor Kaniuka 1987 “3 Artistas de Buenos Aires” junto con Etienne Gontard y Estela Pereda en el Museo de Arte Americano de Maldonado, Uruguay

1992 Pinturas en el Museo de Arte Americano de Maldonado

1986 Muestra del Grupo Intercambio “Del Uno al Otro” en el Centro de Arte y Diseño Silvia Rodríguez de Lomas de Zamora

1997 “Simple, simple, simple…” Pinturas, dibujos y objetos en el Centro Cultural Recoleta

1985 Muestra del Grupo Intercambio “Del Uno al Otro” en el Centro Cultural San Martín de Buenos Aires 67.


1981 Muestra en el Rotary Club de Palermo del cuento ilustrado ¨Los anteojos de Cocorita”

Hugo Irureta, Basia Kuperman, Jorge Mario Ludueña, Eloísa Marticorena, Onofrio Pacenza, Benito Quinquela Martín y Carlos Torrallardona

1980 Museo Municipal de Bahía Blanca Banco de Boston de Buenos Aires “Mi Buenos Aires Cuatrocientos Años Queridos” en Galería Martina Céspedes de San Telmo junto con Carlos Cañas, Naum Knop, Bruno Venier y Miguel Ángel Vidal

1973 Galería Martina Céspedes, muestra en Homenaje a la Mujer Bienal de Arte Bols en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires

1979 Muestra “La Paz” organizada por el Instituto Argentino Israelí de Buenos Aires Galería Angelus, Grupo 79 Galería El Paisaje “Pintura de Caballete” en Galería Arte Múltiple junto con Marie Orenzanz, Liliana Porter y Emilio Renart Galería Pozzi junto con Lotty Inchauspe, Luisa Reisner, Carlos Uría, Edmund Valladares y Víctor Vallmitjana 1978 “100 Años de Pintura y Escultura Argentina” en Salas Nacionales de Exposición 1977 Hotel San Rafael de Punta del Este, Uruguay Bank of América y Banco Supervielle de Buenos Aires 1976 “Veinte pintores representativos de hoy” en Galería de Arte Centoira “El Árbol de la Vida” en el Club de Pesca de Pinamar 1975 Segunda Feria Internacional del Libro de Buenos Aires Homenaje al Año de la Mujer en el Sheraton Hotel de Buenos Aires Homenaje a Batlle Planas Galería Artes, Quito, Ecuador Bienal de Artesanado de América y España en Punta del Este, Uruguay “20 Pintores representativos o figurativos de hoy” en la Galería de Arte Centoira del Plaza Hotel junto con Raúl Alonso, Mildred Burton, Hugo Sbernini, Elsa Soibelman y Pablo Suárez “Barrios Porteños” en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, donde expone las pinturas al óleo “Calle Junín” y “San Telmo” junto con Felipe de la Fuente, Arturo Irureta,

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1972 “Homenaje a Vincent Van Gogh” en las salas del Teatro General San Martín de Buenos Aires “Cuatro Pintores Argentinos’ en la Galería U de Montevideo junto con Oscar Mara, Enrique Sobisch y Juan Gatti 1970 Muestra “Acrílico Paolini” en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires 1969 Orfebrería Argentina en la Galería de Arte Rubbers, organizada por el joyero Antoniazzi con el fin de incorporar la sensibilidad artística a la creación de joyas. Participan Antonio Berni, Libero Badii, Héctor Basaldúa, Luis Felipe Noé y Raúl Soldi. Pintura Contemporánea de la Universidad Argentina de la Empresa, UADE Expo Oficina en la Sociedad Rural Argentina, muestra organizada con el fin de dar una visión ecléctica de la creación artística, con presentación del coleccionista Ignacio Pirovano y treinta y cinco artistas, entre ellos Jorge de la Vega, Antonio Seguí, Luis Seoane y Raquel Forner Salón Anual del Automóvil Club Argentino, Buenos Aires 1967 “Arte y Joyas Hoy” en la Galería de Arte Wildenstein de Buenos Aires Arte y Joyas en el Museo de Arte Enrique Larreta de Buenos Aires 1966 “La joya en el Arte” en la Embajada Argentina en Washington Segunda Bienal de Artesanías de América y España en Punta del Este 1965 Centro Internacional de Arte de Punta del Este, Uruguay Salón Provincial de Mar del Plata


1964 Salón de Artistas Plásticos, Salón de Tandil y de San Luis Galería Ismos de Buenos Aires

1955 Sociedad Argentina de Artista Plásticos Salón Provincial de Tandil

1963 Sociedad Hebraica Argentina, Exposición y Remate junto con Norah Borges, Julio Barragán, Antonio Berni. Exhibe la obra de la serie Las Novias , titulada “La larga Cola”. Vestidos pintados en la Galería “El Obelisco” de Buenos Aires

1954 Salón de la Sociedad de Artistas Platicos Salón del Instituto de Arte Moderno

1962 Sociedad Hebraica Argentina, con presentación de Manuel Mujica Laínez junto con Berni y Batlle Planas exhibe las pinturas “Serpiente” y “Campana”. Salón en Homenaje al Poeta Rafael Alberti en la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos Muestra grupal de obras de pequeño formato en la Galería de Arte Bonino 1961 Salón “Nuevos Exponentes de la Joven Pintura Argentina” en la Casa de América de Buenos Aires La Mujer en la Pintura Argentina de la Galería Forum de Buenos Aires 1960 “Pintura Argentina Contemporánea” del Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, Brasil “Primera Muestra de Arte Moderno” en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires 1959 Muestra del Automóvil Club Argentino Salón de Pintura y Escultura en Harrods Galería de Arte Velázquez, Muestra de la Sociedad de Acuarelistas y Grabadores

1951 Salón de Quatre vents Salón de Santa Fe y Córdoba 1950 “Veinte Pintores Jóvenes” en el Salón Kraft Salón Provincial de La Plata 1949 VIII Salón Anual de Mar del Plata en el Hotel Provincial, en la Sociedad de Artistas Plásticos Salones de Rosario, Tandil y Mar del Plata 1948 Salones de Arte de Bahía Blanca, Mar del Plata y Santa Fe 1946 Salón de Arte de Buenos Aires en La Plata. Pasaje Dardo Rocha 1944 Museo de Bellas Artes de Junín, muestra “Paisaje Urbano” Sociedad de Acuarelistas y Grabadores, “Escollera” XXX Salón Anual junto con Horacio Butler entre otros destacados artistas

1958 Salón de Jóvenes Pintores de Harrods de Buenos Aires Salón de Acuarelistas y Grabadoras de la Sociedad de Artistas Plásticos 1957 Salón Provincial de Córdoba Sociedad Hebraica Argentina 1956 Salón de Acuarelistas y Grabadores Salón de Mar del Plata y Salón de Rosario 69.


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página anterior Retrato del Padre Óleo sobre cartón c/1957 40 x 30 cm. Colección Daniel Sabsay

CRONOLOGÍA CRÍTICA

1954 Muestra en la Galería de Arte Viau Por Manuel Mujica Láinez El bello conjunto de trabajos que Sofía Sabsay presenta en su exposición en la Galería Viau constituye solo una parte dentro de la vasta labor última de esta artista empeñosa e inteligente, que brinda al público porteño la oportunidad de formarse un juicio acerca de la labor de una joven pintora, que hasta ahora conocíamos a través de su contribución a distintos salones. Por primera vez exhibe aquí una muestra individual. Sus méritos fueron reconocidos con las recompensas que obtuvo en varios certámenes pictóricos, entre ellos los organizados por la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, la Sociedad Rural Argentina y singularmente, por la Sociedad de Acuarelista y Grabadores, que la distinguió en 1949 con el primer premio. No se trata, pues, de una improvisada. Para que Sofía Sabsay decidiera presentarse sola ante el público fue menester que esos triunfos parciales y sucesivos la corroboraran en la idea de que había alcanzado un dominio de sus posibilidades técnicas y creadoras, que la autorizaba a dar este paso definitivo. Debemos felicitarla por ello. Sofía Sabsay trae un bagaje artístico que es fruto de la meditación y del estudio. 1958 Naturalezas muertas y paisajes Muestra en el Museo de Arte Moderno Assis Chateaubriand, San Pablo, Brasil Por Director MASP Lourival Gomes Machado Dando la bienvenida a la artista Sofía Sabsay en su nueva casa, el Museo inaugura una nueva fase de las relaciones que desea mantener con los artistas del continente, menos conocidos por su público. Si quisiéramos caracterizar su pintura, se necesitaría más que esta presentación. Tomaríamos como trazo personalizador la firmeza con la que se planta en los territorios de la figuración, exactamente cuando las modas y teorías la tornan casi desierta. Entonces, recorriendo sin duda críticas adversas a las que no obstante se atrevió a contradecir con su posición estética, se pueden apreciar los resultados. La artista insiste en la fidelidad a sí misma con un vigor verdaderamente notable. Esta misma fuerza la podemos encontrar en sus trabajos cuando enfrenta temas que va a buscar en el espectáculo de lo natural, recurriendo a soluciones simples y claras. En su lenguaje de planos largos, de solidez táctil, de diseño pesado, encontramos trazos negros que parecen circundar totalmente las formas y que apenas se prenden de las zonas esenciales. Su camino es coherente desde el inicio con el de sus predecesores, en el seno de una familia postimpresionista, que cultivaba exactamente estos valores. Su imaginación sólida como una especie de meditación sobre el objetivo estético no prescinde de la cultura conscientemente adquirida. Su pintura nos hace retornar a problemas que hoy raramente encontramos, como la perspectiva aérea o el espacio real, la sombra y la luz, temas que la gran mayoría considera pasados, sino ultrapasados y que solo unos pocos aún continúan con certeza, sabiendo que son eternos. Sofía Sabsay, por estas mismas razones, merece la atención tanto de nuestro público como de nuestra crítica.

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Inaugura nueva fase el Museo de Arte Moderno de Ibirapuera, San Pablo Sofía Sabsay inaugurará en Ibirapuera, en el Museo su exposición de óleos, témperas y pasteles. La joven artista por primera vez expone en Brasil después de haber realizado dos muestras en Buenos Aires y haber obtenido el Primer Premio del Salón de Acuarelistas. En esta nueva fase, el MAM está al servicio de la cultura artística, con una experiencia singular. Sofía Sabsay Por Quirno Da Silva para El diario de San Pablo Después de un cierto tiempo, el artista debe estar convencido de su oficio, de su intimidad con los materiales usados, de su familiaridad con los instrumentos de trabajo y de que el tiempo no se ha perdido. Es evidente cuando un pintor tiene algo que decir. En esta desenfrenada corrida, han estado al frente o en paralelo los últimos ismos, entre ellos: la abstracción y el manchismo. En Brasil, como en toda América del Sur, las cosas llegan con considerable atraso, vivimos atrasados; sin embargo, la crítica está actualizada y sabe qué es colocar en primer plano el panorama artístico de vanguardia. Sofía, también solicitada por la aventura de los últimos ismos, no se dejó llevar por sus facilidades. Prefirió acertadamente permanecer en el anonimato del oficio. La joven artista volcó toda su atención para las verdaderas búsquedas que le darían seguridad y técnica, sin perturbar su trabajo. No solo su pintura no responde a esas facilidades de las susurradas fórmulas, sino que en largos planos, Sofía procura fijar sus impulsos emotivos, amarrando la composición. En casi todas sus naturalezas muertas hay un recuerdo oriental, que nos remite a las palabras de Manuel Mujica Láinez para su muestra en la Galería Vía de Buenos Aires: “Su admiración por los maestros que más se preocuparon por los problemas del color y la forma, Matisse y Dufy, y es evidente en su muestra. Alejada de la copia servil y monótona del tema figurativo, como de la fría abstracción deshumanizada, ella se sitúa en la sutil zona espiritual que busca, antes que nada, las correspondencias cromáticas partiendo de un asunto determinado”. 1959 Muestra en la Galería Bonino Por Guillemo Whitelow Asomarse a los cuadros de esta joven pintora es como volcarse en un mundo de invitante simplicidad, como quitar de encima de las cosas el velo que las cautela y confunde, devolviéndolas a una pureza casi agresiva y ubicándolas en una nueva atmósfera, hecha de una particular mezcla de melancolía y de ensueño, de orden y de nostalgia. Exégeta de la quietud, Sofía ama el ensamble delicadamente, confiriéndole a cada obra una personalidad propia y al mismo tiempo cavando sobre ellas el secreto temblor de su pincel atento y minucioso. Si algunas dan la impresión de mayor alegría, no es por la audacia del color, que nunca traspasa el umbral de la disonancia; son alegres porque la autora ha logrado fijar la luz, demorándola en los planos, en las aristas, en los volúmenes, haciéndola permanecer allí con extraño señorío; y si otras telas poseen un toque melancólico es por el leve halo de intimidad que les ha dispensado, sugiriendo ese inconcluso diálogo con el mundo que la rodea, diálogo infinito que solo cesa cuando la mano ansiosa descansa en la pincelada final. Para la autora, el mundo de las cosas no puede ser eludido; en los objetos adivina fuertes reclamos, que traduce en colores: azules esperas, violáceas rotundidades, ocres negativos. Los paisajes se ordenan con meditada suavidad, casas y techos muestran un sucesivo entremezclarse en el conglomerado de la fronda y del cemento, donde a veces capta la nota evocadora como en ese viejo palomar, insólito en el corazón de la urbe. Las figuras suenan con su sólida postura, con un sonido tan compacto que casi nos veda la mirada curiosa, las caracolas ofrecen una extraña danza, resabio del eterno juego del mar. También su captación de los animales puede darnos mucho, sugerencia oriental, fábula, alucinación que presentimos en sus gatos, en el vívido par de conejos, franco y nítido, como un collage. Lo que más sorprende en esta reciente producción que va señalando ya un crecer mensurado y armonioso, es el justo medio en que el mundo interior se une con lo externo, la afinada sabiduría de decir lo propio sin comprometer lo otro, de incorporar lo que está fuera y hacerlo entrar en una visión que no pierde el dominio del enfoque y no disgrega el núcleo de una personalidad rica y delicada.

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Fusión lograda por la autora que responde a la fórmula del arte; esa conquista de valores que se logra en un perpetuo ejercicio de ofrecimiento y ocultamiento, cuyo vaivén huidizo y traslúcido documentan con obstinado rigor todos los creadores de la tierra. En el mundo de las formas y de los colores Muestra en Galería de Arte Bonino Por Córdova Iturburu para el diario La Nación Una artista joven, Sofía Sabsay ha expuesto en la Galería Bonino una serie de óleos figurativos sobre diversos temas más o menos tradicionales. Pero su visión no es en cambio enteramente tradicional. Es en cierto modo un agradable equilibrio entre el respeto tradicional de la naturaleza visible, objetivamente considerada y una transfiguración de las formas, obediente desde luego a las leyes de ordenación rítmica del cuadro. La ordenación resuelta de manera impecable es uno de los aspectos de mayor interés de su pintura; otro es el a veces curioso carácter de sus geometrizaciones. Una paleta clara, un color limpio, una cuidada materia cuentan entre los perfiles característicos de la pintura de esta artista; una pintura atrayente, grata a los ojos, no demasiado densa ni profunda desde ningún punto de vista, pero animada por una recatada espiritualidad.

PINTURA Por Marta Grimberg para el diario La Prensa Óleos y pasteles componen esta muestra. Paisajes, animales, naturalezas muertas, retratos, en extrema síntesis, en los que logra solidificar el color, confiriendo al todo una apacible serenidad que proviene del perfecto equilibrio. 1960 Muestra en el Centro de Artes y Letras del diario El País de Montevideo (1960 Y 1960 2) Por Rafael Squirru Sofía Sabsay es una pintora que irá lejos. Esto lo puede afirmar quien viene siguiendo su itinerario plástico a través de los últimos años. Se trata de una de esas personas tranquilas, que están signadas por el adagio goethiano, sin pausa y sin prisa. No hay, no quiere haber espectacularidad en este arte. Se ha elegido el camino difícil de la figuración, para hablar a través de él, nuestro decir más actual. Eso sí, una figuración higiénica, muy importante para quien sienta la urgencia de la depuración en la aventura integral hacia una nueva humanidad. Sofía Sabsay constituye ya talento exportable, por ello congratulo a los organizadores uruguayos por haber abierto sus puertas a la obra de una artista, que sin duda habrá de deparar alegría al contemplador. Muestra en el IAC, Instituto Arte Contemporáneo de Lima Publicado en El diario de Lima Se trata de una exhibición de veintidós pinturas de una depurada sensibilidad, trabajos de impacto alegre y cercano al planteamiento propio del afiche, que proponen diversos caminos. Los cuadros que más convengan a la actual inquietud de la artista son aquellos donde las superficies cortadas por la arquitectura de los dibujos son tratadas con una gradual valoración tonal.

El arte original de Sofía Sabsay Por Luz Freire para el diario La Prensa de Lima Es Sofía Sabsay mujer de fina sensibilidad artística que se expresa tanto en su pintura como en originales y abstractos diseños de alhajas. Así como sus cuadros podrían definirse como arte figurativo de vivo colorido, las joyas que diseña contienen rítmicas pero extrañas figuras abstractas.

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Jarrón. c/1955. Óleo sobre cartón. 35 x 50 cm. Colección Daniel Sabsay Naturaleza muerta con botella. c/1955. Óleo sobre cartón. 35 x 50 cm. Colección Daniel Sabsay Interior con silla. c/1954. Óleo sobre cartón. 35 x 50 cm. Colección Daniel Sabsay

Abuela Óleo sobre cartón c/1954 40 x30 cm Colección Daniel Sabsay Abuela Óleo sobre cartón c/1954 40 x 30 cm Colección Daniel Sabsay

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Autorretrato Oleo sobre cartón c/1955 45 x 60 cm Colección Daniel Sabsay Fernando Oleo sobre cartón c/1956 40 x 30 cm Colección Daniel Sabsay Mujer cosiendo Oleo sobre cartón c/1956 40 x 30 cm Colección Daniel Sabsay

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Puerto Óleo sobre cartón c/1954 35 x 50 cm Colección Daniel Sabsay Sierras Óleo sobre cartón c/1956 35 x 50 cm Colección Daniel Sabsay Paisaje de la Boca Oleo sobre cartón c/18956 35 x 50 cm Colección Daniel Sabsay

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Mar del Plata Oleo sobre cartón c/1957 35 x 50 cm Colección Daniel Sabsay Carpas de Mar del Plata c/1957 Oleo sobre cartón 35 x 50 cm Colección Daniel Sabsay

Pueblo Oleo sobre cartón c/1956. 35 x 50 cm Colección Daniel Sabsay

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página anterior Diseño de tapa del programa de Radio Nacional Pintura al óleo 80 x 60 cm Colección Daniel Sabsay Cantimplora 60 x 40 cm Pintura al óleo Colección Daniel Sabsay

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Patos. Boceto para tapiz Paste sobre papel 50 x 65 cm Colección Daniel Sabsay Paisaje de mar Oleo sobre cartón 40 x 60 cm Colección Daniel Sabsay Naturaleza muerta con botellas 60 x 40 cm Colección Daniel Sabsay Árbol Oleo sobre cartón 60 x 70 cm Colección Daniel Sabsay

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pรกgina anterior Mujer con mandolina. 60 x 70 cm Colecciรณn Daniel Sabsay Mujer pensando 60 x 70 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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Gallinas Oleo sobre tela 60 x 80 cm Colecciรณn Daniel Sabsay Gallinas Dibujo sobre papel 60 x 50 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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1961 Sofía Sabsay en El Pórtico Publicado en el diario La Prensa de Buenos Aires Expone dieciséis óleos recientes la joven pintora argentina cuya producción, mostrada en varias oportunidades individualmente y en diversos salones denota, a través de sus variantes, una seria investigación de los lenguajes y la técnica para multiplicar la elocuencia de su sensibilidad pictórica. Esta ya se había manifestado con naturalidad, riqueza y buen gusto en la etapa figurativa de su arte. El conjunto que expone ahora está encuadrado también en los términos de la figuración, si bien la representación que propone nada tiene de naturalista, responde a un proyecto mental de proporcionar la imagen de algunos seres naturales y casas, conformados bajo la presión, a veces hasta la tortura, que ejerce sobre ellos la vida mecanizada, inarmónica y fraccionaria de una ciudad de nuestros días. Hay algo de surrealismo en esto, pues en el fondo se trata de dar una visión en cierta medida subconsciente de las cosas, pero no es la de Sabsay pintura surrealista propiamente dicha. Se lo impide aquella sensibilidad plástica que, aun secundando el propio proyecto mental, no resigna ante él los valores de la materia o el color como hacen tantos surrealistas que van en pos de la escena mágica 1963 La fantasía risueña de Sofía Sabsay Muestra “Las Novias” en Galería Bonino Por Córdova Iturburu para el diario El Mundo Las veinte piezas exhibidas en la Galería Bonino presentan el doble interés de sus alances plásticos y de su original espiritualidad. Bajo este título, la artista reúne una serie de pinturas por momentos realmente divertidas y animadas siempre por cierta benévola ironía y por cierta gracia penetrante. Esta muestra pone en circulación en nuestro medio algo de tan escasa frecuencia como son los hallazgos de una fantasía risueña. Estos son de una bien humorada observación de ciertas realidades humanas y una oportuna amplitud de recursos plásticos, que le han permitido esa afortunada conjunción de elementos que proporciona tan indudable interés a su muestra. La artista inició sus obras figurativas signadas por un espíritu en cierto modo ingenuo de formas y colores simples, pero sin duda calificadas por un excelente oficio. Tales eran por lo menos las primeras obras suyas que tuve la oportunidad de ver hace siete años. Más tarde, las experiencias informalistas y sus investigaciones en el orden de la búsqueda de la expresión a través de los empastes, las texturas y la utilización de materiales diversos, la impulsaron a internarse en estos territorios tal vez peligrosos, pero aleccionadores. La muestra actual no habría sido posible sin esas incursiones y experiencias enriquecedoras. En esta serie, ella recurre a los empastes ricos y elaborados, a los espesores tallados por el pincel o tal vez por la espátula y a la aplicación de materiales de acuerdo con las técnicas más recientes del collage; pero todos esos elementos han sido utilizados no con la gratuidad tan frecuente en las piezas informalistas, sino con leal y excelente criterio de servir a una expresión algo más que limitadamente plástica. En sus expresivas poéticas y risueñas transfiguraciones de la figura de la novia nos presenta toda una gama de muchachas que van hacia el altar o vuelven de él, inocentes, graciosas e impúdicas, emocionalmente espirituales o deliciosamente domésticas, bajo el cándido encanto de sus vestiduras nupciales. La amplitud de su vocabulario plástico, la diversidad de sus recursos pictóricos, materiales y conceptuales, su don de la simplificación expresiva, su libertad en la utilización del los procedimientos del collage, le permiten contar con elementos que han servido con singular eficacia para la materialización pictórica de esta serie interesantísima de trabajos, en la que se revelan paralelamente su observación profunda de algunas realidades y el sentido poético que conjuga de manera feliz lo transparente espiritual con lo risueño, lo emocionante con perfiles de ciertas grotescas filosofías de lo humano.

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Dice Sofía Sabsay sobre sus pinturas de la serie “Las Novias”: “Son una meditación sobre la condición de las mujeres, a partir de una visita a la isla española de Santa Cruz de Tenerife. En ese momento, la situación femenina se parecía a la del periodo clásico español”. “Las Novias” en una visión desgarrante Publicado en el diario La Prensa A partir de 1954, año de su primera exposición en la galería Viau, la artista ha afinado su medio de expresión. Ahora expone en Bonino su serie “Las Novias” y nos trae su mensaje dentro de un panorama casi desgarrante. Estas, sus novias, duelen, puesto que de pronto a la artista se le ha ocurrido destruir, de un solo golpe, todos los oropeles y se aferra al propósito de desentrañar estas insospechadas imágenes. Ya dijimos que había afinado sus medios expresivos y en esta muestra se manifiesta en una constante superación dentro de la línea adoptada para el logro de esa necesidad. En su necesidad de darnos una visión plástica casi surrealista, se afirmó que Sabsay se mueve en un mundo en gran medida onírico. En parte sí, pero en verdad sus obras, estas que nos ocupan, van más allá de la realidad; y desde esa proyección se niega toda fórmula para conquistar con simplicidad resultados poco comunes. Sus novias, puestas así, como suspendidas en el tiempo, en un espacio de extrañas luces, todo bien logrado en su conjugación total, denotan la maestría de una particular creadora. 1968 Presentación en la Galería de Arte Guernica Por Ernesto Rodríguez En el pintoresco pasaje Seaver tiene su estudio Sofía Sabsay. Una tarde fui a ver las obras que ahora expone en galería Guernica, acompañado del buen recuerdo de su última exposición en la Galería Bonino hace más de dos años. El estudio es pequeño y claro, con un silencio casi conventual. Allí, uno puede confesarse con la pintura, interrogarla. Sofía Sabsay comienza a mostrarme sus cuadros. De pronto me doy cuenta de que de ellos también emana un silencio que dice, y por eso, maravilloso. Veo un cuadro que muestra una sencilla ventana con vidrios antiguos oscurecidos que parecen vivir; veo otro donde aparecen unos largos tablones en diagonal, como si indicaran un camino de soledad; veo otro con muros que aprisionan esa soledad y nos hacen sentir su invisible presencia. No hay figuras humanas, solo ámbitos y cosas, silencio y soledad; la figura humana solo parece en dos de las pinturas, muy distintas del resto. Sin embargo, esos cuadros sin personajes están poblados de indefinibles signos, cambiantes, fugaces, que brotan de la naturaleza misma de la pintura, todo lo contrario de la pinturaespejo, que al reproducir el mundo de la fantasía, lo hace debilitando su propia materia. En estos cuadros la materia-pintura es una presencia imperiosa y sus visiones surgen recién cuando la artista las evoca creadoramente. No basta la técnica diestra, virtuosa, se necesita un espíritu apasionado. Esas vagas visiones, que reverberan en su pintura, vienen de la gran aventura que consumó el Informalismo, y con ellas Sofía Sabsay logra transfigurar la dura realidad de las cosas cotidianas, pinta la soledad que las rodea y el maravilloso silencio que expresan. 1969 La mujer en la pintura del país Muestra en la Galería de Arte Nexo Por Ernesto Rodríguez para el diario La Prensa La característica más importante de sus obras es la carga de misterio de sus imágenes. Llega a la fantasía por el camino de la sencillez. Nada encontramos de rebuscado en lo que pinta. Podría decirse que coloca una anécdota casi trivial: un muro, una ventana, una esquina, y con ella parece como si comunicara un secreto que obtiene del contemplador una actitud propicia para el misterio. No podría afirmarse que la exposición sea surrealista, así como también es difícil sostener que no lo es. Hay una cierta ingenuidad en cómo aborda, de manera insólita lo cotidiano con un cierto naturalismo mágico. Sofía Sabsay se vale también de los elementos del paisaje y los traslada minuciosamente a la tela, dándoles una

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presencia exaltada, algo fantástica. El misterio que ofrecen sus proposiciones tiene singular interés. De ese muy buen conjunto, se destacan las obras Junín y Ventana. 1970 Sofía Sabsay. Muestra en la Galería de Arte Gradiva Por Ernesto Rodríguez para el diario La Prensa El conjunto de óleos que Sofía Sabsay presenta en la Galería Gradiva se acerca a una cierta inclinación hacia el surrealismo que observamos en su muestra anterior; no es el suyo un surrealismo de tipo ortodoxo, el cual no hallamos actualmente sino en aquellos iniciadores de la escuela que aún pintan. Esta pintora tiene la virtud de proponernos imágenes donde los elementos están tratados con un naturalismo tan marcado, como para llegar de tal modo a un resultado con algo de irreal, cercano a lo metafísico, que puede advertirse en la obra Ventana al cielo, preferentemente. Otra singularidad que nos ofrece en el óleo Espacios Críticos es una composición ortogonal, donde el extremado naturalismo del tratamiento lleva al contemplador a una expresión muy próxima a la abstracción. En la pintura Puerta Azul, la proposición es curiosa, quizás inquietante, pues el contemplador puede advertir que lo de fuera es lo de dentro y recíprocamente. Consideramos que en esta ocasión Sofía Sabsay nos demuestra mejor que en oportunidades anteriores sus condiciones de artista y de pintora. Por las Galerías de Arte en el diario Clarín Un mundo que se queda en las puertas de lo alucinante es el que construye esta artista que expone en la Galería Gradiva. A un paso de la metafísica y en los límites del surrealismo, Sabsay escapa a esas clasificaciones. En su pintura, aun cuando esté hecha de silencios, puertas que dan a un vacío imaginario, muros que contienen la presencia humana y dan pábulo para que juegue la imaginación, construcciones hipotéticas pero reales a los ojos del espectador; por sobre todo ello y en primer lugar, emana la poesía transformadora de la realidad. Véase un ejemplo terminante en la obra Puerta Azul. Ruinas de la melancolía Publicado en la Revista Análisis Las escuetas arquitecturas que la pintora Sofía Sabsay expone en la Galería de Arte Gradiva parecen la escenografía para una obra sobre la melancolía. Junto a su surrealista color pastel, emplea un vocabulario reducido a murallas, con puertas y ventanas que dan al vacío, edificios preparados para la demolición, volúmenes mudos y absurdos, bajo un cielo inmutable. Pero de estos elementos, que no se apoyan en virtuosismos técnicos o formales, se desprende un lirismo tierno y femenino, hasta refinado, quizá prometedor de alguna revelación futura. Probablemente tenga alguna secreta afinidad con los espacios arquitectónicos resumidos en los cuadros que expone ahora. La arquitectura fue uno de los ingredientes clave del surrealismo de De Chirico y, entre los argentinos, de Roberto Aizenberg, buenos ejemplos de cómo fachadas torres o ruinas pueden provocar sensaciones de extrañeza o desolación. Sabsay se une a esa búsqueda con sencillos recursos, pero dotada de una innegable personalidad. 1972 Gracia y Poesía de Sofía Sabsay Muestra en la Galería de Arte Gradiva Por Hugo Monzón para el diario La Opinión Cuatro pinturas concretan imágenes de emotiva presencia y expresividad: Aventura y Música II espiritualmente ricas y con justa economía de medios se mueven en una dimensión lírica, fresca, transparente, mientras que en Espera al igual que en la encantadora Ventana se franquea con mayor desembarazo una relación ingenua con la realidad. Poco a poco se abren las ventanas Muestra en Galería de Arte Gradiva Publicado en la revista del diario La Nación Son imágenes familiares y sin embargo están vistas de una manera inusual, como si las encuadrara un visor de una cámara

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dispuesta a investigar los múltiples estratos superpuestos que encierra en sus pliegues esa cosa huidiza, inasible que se llama comúnmente realidad. La pintora reconoce que por primera vez en su obra entra la figura humana, que en realidad siempre estaba presente por ausencia. Pero el hombre está ahora allí como de paso, un poco subrepticiamente, invitado fugaz en un ámbito sugerente y melancólico de silencio. 1973 Presentación de la muestra Galería de Arte Gradiva Por Luisa Mercedes Levinson En los cuadros de Sofía Sabsay se da violentamente un signo de la época. Altos andamios, muros, puertas, cerradas. Desafío del hombre, rebeldía contra la nada. Pero de pronto la mirada se desprende de nosotros; abandona la cárcel del tiempo. ¿Acaso va hacia esos espacios alucinantemente vacíos, acaso puede aventurarse y seguir a la pintora en sus pasos más allá de la hondura? Podría explicarlo diciendo arte, diciendo belleza. Prefiero decir transmutación. La nada de esos espacios que van subyugándonos ¿es tal vez un todo? El mensaje de lo ausente Por César Magrini para el diario El Cronista Comercial El misterio es captado en algunas de sus perspectivas más insólitas, más inesperadas y más asombrosas. Antes que nada, es necesario hacer hincapié y destacar como corresponde, con la originalidad conceptual de esta pintora, que conscientemente desdeña algunos elementos que otros equivocadamente valoran, y si se vale de algunos de ellos, los utiliza solo parcialmente. Como si estuviera diciéndonos que seres y cosas son más por lo que se adivina de ellos que por lo que se ve, lenguaje de la ausencia antes que de la presencia, de lo oculto y de lo invisible, de lo no revelado o palpable. De allí que la desnudez del espacio sea en sus telas fundamental. Grandes cielos despoblados, grandes cuartos vacíos, paredes, ventanas o puertas que se abren, aparentemente a la nada. Las claves están en esos frentes, en esos fragmentos de rostro captado al sesgo, en ese trozo de papel arrugado y ciego, en esas palomas que, casi con crueldad, nos contemplan y sorprenden nuestra mirada antes de que nosotros tropecemos con ellas; en esos teléfonos a través de los cuales posiblemente aguarden las voces del olvido, la esperanza o la muerte; en esa fachada de vidrios policromos que reflejan una luz fatigada de tanto andar, sin respuesta entre los hombres, sus pequeñas miserias, su cotidiano abandono. Tristeza o melancolía o nostalgia, no ya de paraíso perdido, sino de ese otro mundo que va más allá de lo real, que a fuerza de ver, hemos dejado de morar. No son pocos los problemas que se alzan frente a esta pintura tan singular, por lo mismo que es tan despojada. En primer término, el de la resolución de ese espacio protagonista para impedir que él también se desvanezca en la anécdota, cosa que sucedería si la artista fijara ese elemento tal cual. El color, el empaste, una superficie inquietante y la pincelada que lo humaniza consiguen la transmutación. Luego y como rasgo que lo definiera por estar desmintiéndolo, los elementos de la realidad, reducidos a su mínima expresión. Cuadros muy extraños y muy enigmáticos, testimonios de alguien que trasciende el mundo de la percepción directa, para devolverlo en una fenomenología poética que no solo lo comprende, sino que además y principalmente, lo justifica. La cultivadora del silencio Publicado en la Revista Panorama El silencio es, quizá, la cualidad poética más evidente surgida de los óleos de Sofía Sabsay, quien desde el martes último está exponiendo en la Galería de Arte Gradiva, en la esquina de San Martín y Córdoba. Pinta caserones desolados, grandes espacios abiertos, filas de puertas hacia un horizonte inesperadamente parecido a un panorama teatral, o todo lo contrario, rincones de viejos cuartos donde un objeto cualquiera, una mustia hoja de diario tirada en el suelo produce un escalofrío agorero. Su labor es múltiple, también diseña joyas de rara hermosura e ilustra libros. Todas son distintas expresiones de una sola búsqueda, la de una explicación del enigmático mundo de afuera, tal como se refleja en otra región no menos misteriosa, que está dentro de la artista. Espera (una mujer embarazada de pie en medio de una naturaleza indiferente) podría ser un resumen de esa ecuación.

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1974 Desde la raíz del ser Por César Magrini para El Cronista Comercial Fundamental parece ser el avance en la pintura de Sofía Sabsay, quien expone sus últimas obras en la Galería Gradiva, en la calle San Martín 793. No solo por la mayor perfección técnica que ahora puede observarse en sus óleos, de pincelada amplia y firme, de notable seguridad en el manejo de los planos de color, más difíciles de resolver por esa misma extensión mayor de las superficies y también porque la artista ha ido madurando y germinando hasta expresarlo ahora en una colmada plenitud, el clima alusivo, misterioso por momentos, de resplandores o reverberos surrealistas de sus muy extraños temas, en una equilibrada y neta síntesis de fondo y forma. Ese misterio, casi siempre vacío dejado por la figura humana a la que se adivina como acabando de pasar previamente por la composición es palpable en obras como Postigón, Puerta y Tiempo. Hay otras como, por ejemplo, Verja, que junto con la originalidad de la estructura aportan también un indeclinable soplo poético, una añoranza del recuerdo del tiempo que fue y que deja en sus cuadros sus certeras y sensibles huellas. Inclinada como es habitual en ella a rechazar la anécdota por la anécdota en sí, Sofía Sabsay entrega en esta nueva muestra suya un renovado y muy firme testimonio de su progreso en la pintura, que no por evitar casi constantemente la presencia de la criatura, deja de ser profunda, tierna, conmovedoramente humana y desde la raíz del ser.

Novia con ángeles. 1963 Oleo sobre trla 70 x 80 cm. Colección Daniel Sabsay

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Novia 963 Oleo y collage sobre tela 40 x 60 cm Colección Luciana Sabsay

Novia 1963 Óleo y collage sobre tela 40 x 60 cm Colección Luciana Sabsay

página siguiente Viva la Lola 1963 Óleo sobre tela 70 x 90 cm Colección Daniel Sabsay

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Novia negra. 1963 Oleo sobre tela 70 x 80 cm Colecciรณn Daniel Sabsay Novia de Tenerife 1962 Oleo sobre tela 70x90 cm. 1963 Colecciรณn Daniel Sabsay

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pรกguina siguiente Novia de Tenerife 1963 ร leo sobre tela 90 x 60 cm Colecciรณn Daniel Sabsay


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Puerta con ducha 1969 Oleo sobre tela. 50 x 65 Colección Daniel Sabsay Ventana con mano 1969 Oleo sobre tela 50 x 65 cm Colección Daniel Sabsay

página siguiente Puerta con macramé 1969. 50 x 60 cm Colección Daniel Sabsay Silencio 1969 50 x 60 cm Colección Daniel Sabsay Bañadera con puertas 1970.90 x 40 cm Colección Daniel Sabsay

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izquierda Pared Óleo sobre tela 972 90 x 80 cm Colección Daniel Sabsay Azulejos Oleo sobre tela 1968 70 x 100 cm Colección Daniel Sabsay Texturas Oleo sobre tela 1972 90 x 80 cm Colección Daniel Sabsay páguina siguiente Pared Oleo sobre tela 1972 90 x 80 cm Colección Daniel Sabsay

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Ventana con cortina 1970 50 x 60 cm Colección Daniel Sabsay


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1976 Pasaje Seaver Por Marta Grimberg Directora del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires Hay un pasaje, cerca de la estación Retiro, que apenas tiene una dimensión de una cuadra de viejas casonas: es el pasaje Seaver. Son metros llenos de encanto, de misterio y para agregarle magia, cobija en sus antiguos edificios a grandes artistas. Es precisamente allí donde Sofía Sabsay tiene su estudio. Cuando me abrió las puertas de su taller, respiré el clima personal de lo sensitivo, allí con su obra estaba la presencia de alguien capaz de expresarse con un estilo propio, que responde a una personalidad con una forma de sentir y de vivir sin trampas ni modos. Toda su pintura es vivenciada y sugerente a la vez, con sonoridades armoniosas. Cada uno de los cuadros nos obliga a mirarlo por fuera y verlo por dentro. Pinta las viejas paredes derruidas, los cielos diáfanos con azules y verdes que vienen de lo profundo, los personajes que apenas se asoman a los balcones, el ángulo de un sillón detrás de una ventana, antiguos faroles y antiguas rejas que aún quedan. Pero no solamente el cielo, ni las ventanas, ni las paredes, son lo más importante, es la vista puesta en un punto fijo que no ha sido elegido al azar, son puntos bien atesorables en su memoria. Es la forma en que fue encargada de cerrar y concluir aquel instante. No se trata de un recuerdo, sino de la vigilia, de esa facultad insomne, que rara vez se esfuerza en sacar a la superficie los deteriorados testimonios de su archivo. Cuando pinta un zaguán o una cúpula, lo hace con una esencia de misterio que esconde bajo una exacta arquitectura y nos la da a veces a través de esa distorsionada imagen, replanteando la perspectiva y llenándola de una gama insólita y bella. Es difícil incluir la pintura de esta artista dentro de ismos como el surrealismo, realismo mágico o metafísica. Opino que posee tanto la magia el surrealismo, como del realismo mágico y metafísico. Ella se despoja de los razonamientos anteriores, encarna esta evolución del pensamiento en los medios plásticos y por ellos nos entrega un lenguaje cándido, ritual, con la intensificación de la sensibilidad, el juego intuitivo y la festividad; pero no la de la fiesta eufórica, sino la de añoranzas poéticas de la antigüedad recordada y sutil. En cualquiera de sus temas encontraremos esa hondura, esa línea profunda de la perspectiva urbana, reducida por virtud del arte a sus perfiles esenciales. Todas las realizaciones de esta exquisita artista indican una disciplina insobornable, pero con el valor de una cálida comunicación y, por sobre todo, la magia poética climática de la creación. Las formas del silencio en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Buenos Aires Publicado en la revista del diario La Nación La retrospectiva de Sofía Sabsay realizada recientemente en el Museo de Arte Moderno permitió apreciar la trayectoria de esta artista a lo largo de los últimos dieciocho años. En sus obras, los temas son cada vez más escuetos, dando la posibilidad al contemplador de hacer su propia elaboración y de meterse en el cuadro. La artista entiende esa actitud, presente tanto en sus primeros cuadros figurativos en los que usaba colores planos, como en sus búsquedas de texturas cuando pintaba novias y cortezas de árboles. Ella se siente atraída por las formas ocultas que de pronto revelaban las demoliciones de la Avenida 9 de Julio a través de las construcciones medio derruidas. Tránsito de la materia a la poesía Sofía Sabsay hace una retrospectiva Por L.A. para La Opinión (DSC_0325 DSC_0375) Primero aparecen las series de Cortezas y Troncos, a veces también Caracolas, que son su participación en el momento informalista. Dice la artista: “Lo importante era la textura, pero una no figuración es siempre un microcosmos, una parte de una figuración mayor. Estaba enamorada de la materia, un romance que analiza y describe las posibilidades de la piel de las cosas”. En los comienzos de la década del sesenta, las telas reflejan portones tallados con manos trémulas que tratan de alcanzar picaportes libertadores. No es solo eso, hay novias que caminan hacia el altar con el torso desnudo, una novia petisa y otra que parece una caracola con trocado nupcial. La próxima etapa trata sobre la demolición de la Avenida 9 de Julio. Inspirada, es una geometría derrumbada que se plantea problemas de espacio y profundiza con un refinamiento creciente la sugerencia poética del espacio. Comienza con Azulejos

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y dice: “Me sentía bloqueada, como dirían los analistas, afectada por la muerte de mi padre, el tema es un tronco de pared ribeteado de mayólicas y con el revoque desgarrado. Poco a poco en la demolición aparecen parejas humanas, cabezas de observadores furtivos, seres que esperan. La serie se centra en el molinete: una suerte de viejo mirador ornamentado con un molinillo de viento de juguete. Sus últimos trabajos son torres, ventanas, y rincones del pasaje Seaver, donde tiene su estudio, cargados de sugerencia. EL oficio ha quedado atrás, totalmente integrado en los gestos de Sofía Sabsay dejando paso a la poesía. Superficies pulidas con fondos refinados y una preocupación por el tiempo y lo que vendrá, por lo que varias obras se titulan Tiempo y Espera. Su última obra es una vieja enclaustrada casi blanca, recortada contra un cielo azul. Sin embargo, desde el lado derecho avanzan formaciones de nubes fuertemente texturadas, que recuerdan las pieles rugosas de cortezas y troncos, contrastando con el acabado del resto, Una síntesis, un ir atrás para reencontrase con algo que creía olvidado, para luego volver adelante, como el mar. Entrevista en Actualidad Artística Por Ernesto Rodríguez Sus cuadros de distintos periodos se ofrecen al espectador como un abanico de obras pintadas con el fervor de quien confiesa un sueño secreto. Sí, la pintura es para Sofía Sabsay un testimonio de su vida interior encarnado en imágenes de la realidad exterior. Nada más ni nada menos. Por eso, sus cuadros, más allá de las virtudes de su realizacion plástica, nos transmiten un extraño mensaje, un extraño llamado, que no se oye pero se ve. El silencio a través de su imaginería se vuelve presencia fantástica y nos revela la potencia de una soledad intencionada, o sea que transmite un estado único, pero con varias imágenes. Ver su pintura no solo produce un placer plástico de armonías de formas y colores, nos presenta eso imperioso, eso que veces raras veces siente un espíritu en soledad, soledad que no es aislamiento, ya que la verdadera soledad es una gran serenidad y también una radical angustia. El hombre de vida interior abierta a lo desconocido busca la soledad sin defensa para revelarse y para crear y darse. EL collar de visiones que nos presenta la artista nos comunica con su silenciosa soledad, que también es la nuestra en la medida que nos sentimos libres para entrar en su mundo de imagen sin colores de encantamiento y establecer entonces el diálogo sin palabras que ellas piden. Sus cuadros son una invitación a ese tan difícil como hermoso despojamiento. Además de pintura, nos da un puente espiritual que solo la auténtica soledad de un espectador puede recorrer. 1978 Un mundo inocente revelado Muestra en la Galería Arte Múltiple Por Jacques Lassaigne, Director del Museo de Arte Moderno de París La importancia del tema tratado se agranda en la medida en que la artista se apropia del mismo y purifica sus apariencias anecdóticas. Es por eso que aprecio particularmente los nuevos cuadros de Sofía, inspirados en las demoliciones de viejos barrios de Buenos Aires. Los muros cansados, las fachadas a medio destruir, las empalizadas que encierran solamente el vacío relevante, no ya de un encontrado pintoresquismo emocional, sino en un encuentro de formas simplificadas. El contacto se establece entonces con la permanencia de los elementos que la rodean, y en primer lugar con este cielo de un azul profundo tan característico de esta ciudad que da una fuerza insólita a los recortes de las ruinas, a los hierros retorcidos, a las siluetas humanas que se desprenden. A veces, a la inversa, en una fachada sobrecargada se abre una puerta de claridad, y este diálogo que se instaura entre los lienzos y los vacíos toma su valor en las destrucciones, significando que un mundo inocente va a aparecer. Sofía ha mostrado excelentes ejemplos en sus obras con cortezas, sin caer en excesos y proliferaciones a la moda de hoy. Es esa mutación plástica, tan próxima a la alusión poética, que permite tocar lo real y penetrar su misterio.

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Muestras que gratifican. Por César Magrini para el diario El Cronista Comercial Hermosísimo y justiciero homenaje al pasaje Seaver, uno de los rincones más encantadores de Buenos Aires que pronto habrá de desaparecer bajo el ingrato peso de lo que se suele denominar la piqueta del progreso, es el que rinde la artista en su muestra en Arte Múltiple rescatando la callecita que pasara a formar parte de la ya rica mitología porteña. De una manera por demás original, porque no retrata en sus cuadros exterior alguno, sino la atmósfera de un cuarto, una paloma sobre el alfeizar, una ventana abierta a la luz, un cielo raso y hasta el piso, son todos testigos de lo que pronto habrá de desaparecer. Poética, la pintora se plantea problemas de no poca audacia: están por ejemplo sus paneles progresivos que llevan la vista en una dirección primero y en la opuesta después, como si se estuviera dentro de la habitación. Todo lo resuelve de la manera más adecuada, con su acostumbrado fervor, que no sabe de declamaciones ni de de lugares comunes, pero sí del trabajo serio, pausado, honesto, pleno y total. Cuadros que conquistan además por sus valores estéticos, adornados cada vez más con mayor solidez en la trayectoria de la notable artista. Muestra en Galería Arte Múltiple Sabsay una metáfora sobre la destrucción Por Alfredo Andrés para el diario La Opinión Sofía Sabsay presenta en Arte Múltiple doce paisajes interiores y materiales cuyo origen documental ella misma indica en el título de su serie: “Pasaje Seaver 1682”. El espectador puede rastrear o agregar la condición metafísica que a cada uno impacte. En el terreno objetivo, Sabsay se convierte en personal cronista de un acto destructivo que acontece en los mismos instantes en que ella pinta panoramas que quizás ya no existen, que por lo menos comenzaron a dejar de ser lo mismo que eran. Eso que en estas horas se precipitaba con retomo municipal hacia el recuerdo es lo que la artista ha elegido para inscribir en un dimensión trascendente. El Pasaje Seaver, un pedazo de la historia argentina, está dejando de ser. Es posible que por todo aquello que esa geografía urbana tuviera que ver con ella misma, Sofía lo eligió como punto de partida para su relación visual. Motivo, anécdota o pretexto, le sirve para desatar un inasible periplo, donde lo humano se siente a partir de su ausencia, y coloca sobre la tela interiores de cuartos que parecen mirados por el ojo de un entomólogo, vacíos de gente. La visión puede recorrerlos sin temor a que piquetas o espátulas los borren. Son como espacios que el hombre levantó y por eso mismo se convirtieron en parte de él pese a la ausencia. Una melancolía helada los recorre, ya que el espectador conoce la otra realidad, la del pasaje en fuga. Sin embargo, ese soplo es trabajado por la pintora con rigor, como si no quisiera ceder a las tentaciones del sentimiento. De ahí que si la mínima presencia de un ave aporta su cuota de lirismo, no deja de caer bajo el peso de los vacíos que encierra. Vacío entre paredes y vacío del todo, pintado y encuadrado por los límites mismos de la obra, construcción de lo que se destruye, escondido sentido que tiembla en el fondo de la lírica y amarga parábola diseñada por Sofía Sabsay, ejecutada como un documento estético. Quizás la visión de un lúcido testigo, un mago artista interesado en confiar a los días que vendrán una crónica adulta, sujeta por fortuna con los ganchos de su misma esperanza, que se anima ante lo que desaparece. Sofía Sabsay, vocación por la pintura y la felicidad Despedida del Pasaje Seaver en Arte Múltiple Por Elba Pérez para el diario Clarín La confrontación entre su calmo equilibrio, su confesa felicidad y la soledad que sus telas trasuntan resulta paradójica. Tal vez ella no lo sepa, pero toda su obra, tanto las pinturas campo las joyas, están imbuidas de una música secreta y muy íntima.

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Plástica Por David Almirón para la revista del diario La Nación La piqueta demolió implacablemente su estudio del Pasaje Seaver, pero Sofía no pudo abandonar los duendes que habitaban entre sus paredes; entonces, lo que la demolición dejó fue transferido a sus cuadros como una recomposición sublimada de un ámbito donde la creadora se había enfrentado cotidianamente con sus telas en vigilias creadoras. Sus óleos aparecen como un lugar que está a punto de ser abandonado, por eso tal vez son nostálgicos en su contenido y sobrios en sus tintes y estructura. Solo las palomas que volvieron son presencias vivas, lo demás son paredes, puertas, pisos, techos, objetos y unos cielos metafísicos, tratados como un fresco, que reiteran la memoria de lo perdido para siempre: un tiempo, un espacio, una realidad. El contemplador de estos cuadros, a través de las obras, entra en un entorno donde como pocas veces se revela la más estremecida intimidad del creador. El sereno rigor de Sabsay Por Elba Pérez para el diario Convicción Esta es una lección que va más allá del medio plástico que la trasmite. Sin apoyarse en revivals ni en modas al uso, sin las apelaciones a la sensiblería, la artista reúne las apetencias emotivas y las intelectuales. No escatima valor en la empresa y logra el riesgoso equilibrio de testimoniar el ayer aportando al mañana. Es necesario juzgar esta exposición siguiendo los cuidados de la presentación y de la puesta en escena. El registro fotográfico puntualiza la realidad: la demolición progresiva, el terreno baldío de lo que fue durante doce años su estudio. Las obras pormenorizan cada ángulo, cada rincón significativo del medio en el que ella creó y soñó. Este juego de realidades y trasposiciones plásticas enriquece la obra, aun cuando no sea imprescindible para valorarla. Un rigor sereno, una parsimonia fruto del equilibrio interno preside estos óleos, sin efectismos, atentos a la plástica que se desarrolla sin perturbaciones. Austeramente, la geometría se adueña de las superficies, controla el espacio que invoca, da dimensión metafísica y el color se asordina convenientemente, sin irrumpir con empastes. 1979 Pinturas de Sofía Sabsay en la Galería de Arte Praxis La ciudad, algunos rincones y personajes en minuciosa visión Por Alfredo Andrés para el diario La Opinión La historia de la arquitectura es ante todo la historia de las concepciones espaciales, dice Bruno Zevi en Saber ver la arquitectura. Meses atrás, la artista documentaba su propia concepción espacial a propósito del rescate, casi antropológico, compuesto con visualizaciones fragmentarias de un Buenos Aires que ya fue, el del Pasaje Seaver. Ahora, en uno de los niveles de la galería de arte Praxis, apela nuevamente a esa invención fragmentada, ampliando el marco temático, y es ese engrandecimiento minucioso una profundización de su lenguaje visual. Estas piezas de nueva y adusta presencia, de tonos oscuros que no obstaculizan la riqueza del mensaje, vuelven en su trabajo a lugares y seres dando una emergente visión de ese mismo entono y personas. Desde luego, el arte es el arte y la vida es la vida puede alegarse y con razón; pero la intencionalidad y las concrecionas de la artista otorgan a su mensaje una especial estratificación, capaz de suscitar asociaciones con circunstancias conocidas y paralelamente mantienen independiente su situación de objeto estético. El lenguaje es el sistema de signos al cual pueden ser traducidos todos los demás sistemas. Se ha anotado como socia la semiótica de la arquitectura. Paradojalmente, el urticante metalenguaje que cabe distinguir en su pintura se convierte en un sistema sígnico, capaz de albergar la doble circunstancia descriptiva, en cuanto hecho estático y hecho espejo en la memoria del espectador. Hay momentos, delante de la obra de arte, en que a un profesional se le hace difícil oscilar entre la consideración técnica y la sensible; ambas cuestiones, en su caso, brotan naturalmente; es decir, que a lo expresado hay que añadir esa carga comunicativa que emana de sus cuadros. En ellos, todo parece callado, introspectivo. Quizás sea esa misma latencia, la que al ser contemplada, se revierte y envuelve al espectador, con su cuota de misterio, con ese no se qué tan escurridizo, que solo en contados casos hace posible ese casi milagro que hoy llamamos comunicación.

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1980 Sofía Sabsay expone en Galatea Por Jorge Feinsilver para el diario Ámbito Financiero Siete óleos, once dibujos y ocho objetos componen la muestra de Sofía Sabsay. En una actitud polifacética y tradicional se aferra en los óleos a las paredes ya secas y resquebrajadas del viejo Buenos Aires. Es la ductilidad y jerarquía con que presenta estos trabajos que enaltecen su producción, con la variante que introduce en la bidimensionalidad del cuadro unas veces, y otras en la aparente redimensión por la superposición de planos o con la hoja de tela combada pintada en ambas caras, que existe como apéndice del cuadro o con recuadros, también pintados en anverso y reverso, suspendidos de un colgante para su mejor apreciación. Obtiene con este juego de elementos en la composición, a la que agrega una excelente factura pictórica, una atrayente imagen que recrea nuevas expectativas, tanto estéticas como lúdicas. Así, apreciamos presencias opuestas como en Ventana que se puede cerrar como las tapas de un libro, Mi hija y en Ventana planta baja son los tres cuadros dobles, suspendidos por un colgante. Calle Arroyo es quizás el más fino ejercicio de pintura. Pared de Buenos Aires es el díptico escalonado con superposición que nos atrae también por su estructuración. En la muestra, observamos excelentes composiciones de objetos, ya sean cajas de cartón revestidas con plástico, cerámicos pintados o cubos de madera pintados con un decorativo y atrayente trabajo, producto de una ejercitación, donde la resultante es el logro de una buena imagen. Lo mágico, lo fantástico, lo imaginario Por Romualdo Brughetti para el diario La Nación Con este artículo concluye el estudio dedicado a examinar obras de artistas argentinos afines a un movimiento de vanguardia que entre nosotros ha adquirido rasgos propios Lo mágico, lo irreal, lo fantástico, lo imaginario como exploración del mundo interior del hombre es una poética de lo insólito, son ingredientes que integran la visión surrealista, una de las experiencias plásticas más profundas en las artes del siglo XX. El artista se apartó de los puros contornos de la naturaleza, de la pintura por la pintura, de los meros mecanismos contemporáneos, y se internó en la imprevisible región el subconsciente en donde moran las escondidas imágenes del ser en sus ilusiones y secretas anhelaciones, en sus angustias y frustraciones, en lo mítico y lo terrenal; eso que parecía solo patrimonio de la poesía se torno forma plástica significante en el vasto campo del espíritu, o mejor del alma, atormentada e insatisfecha en su humana existencia. Sofía Sabsay pinta pequeños paisajes y composiciones en cuyo ámbito habita la soledad de Buenos Aires, rincones insólitos y espacios que se abren a la llanura, a la deslumbrante luz solar. Es el suyo un diálogo con las cosas cotidianas que el ojo ve y sutilmente discierne en su contención de proyecciones metafísicas. Sabor metafísico En Bellas Artes del diario La Nación Sofía Sabsay sabe adentrarse en el corazón de las ciudades, sea París o Buenos Aires. De ellas, en especial nuestra ciudad en la que vive, ha encontrado el enfoque justo, el matiz diferente que establece un clima y del que se desprende una presencia poética. Espacios luminosos, balcones que asoman al cielo, calles solitarias. Los óleos de su muestra la revelan en una nueva faz de su indagación en el ámbito urbano. A sus óleos suma objetos y dibujos. De presencias y ausencias, por Sofía Sabsay Por Osiris Chierico para el diario Convicción Desde hace algún tiempo, Sofía Sabsay discurre en su obra sobre el tema: la casa del hombre; en un momento fueron las paredes, los muros elocuentes cuyas luces y sombras, cuyas manchas serían presencias y circunstancias. Todo un mundo alusivo que la pintura dejaba deliberadamente en ese estado larval. Fueron también esos mismos muros, agrietados y volteados, los que protagonizaron una etapa inmediatamente posterior. Ahora, en las obras que expone en la sala de la calle

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Viamonte, la casa asume simultáneamente su existencia interior y exterior, siguen siendo las paredes, las ventanas y ahora además en el anverso y el reverso del mismo cuadro que debe asumir para ser observado, una ubicación distinta para que el espectador pueda estar al mismo tiempo dentro y fuera. Una atrayente posibilidad que ella ha sabido imaginar, resolver, creando, por así decirlo, una dimensión distinta. Esto con respecto a sus óleos. En sus dibujos, la artista corporiza los fantasmas de los interiores, los rostros o los signos de azarosas existencias –letras, molduras, reflejos, perspectivas— que pueblan las superficies dinamizadas con cierto aire melancólico, que insiste en el recuerdo como tiempo expresivo. Algo que acaso en los objetos, por demasiado explícito, se diluye, se hace apenas ilustración. De esta manera, la obra última de Sabsay parece completar un ciclo en el que la presencia inmediata se hace invisible o espectral, pero actuante de todas maneras en las huellas que registran, que conservan misteriosamente los lugares que ha recorrido y habitado. Descubrirlas es lo que la artista se propone. Y propone. 1982 Una artista de intensa y calificada trayectoria Dualidad interpretativa en los cuadros de Sofía Sabsay Por Jorge Feinsilver para el diario Ámbito Financiero Una pintura peculiar nos ofrece Sofía Sabsay en una galería recientemente inaugurada a una cuadra de la calle Callao y Santa Fe. La sala del primer piso de una antigua casa es galería de arte; la planta baja es una librería no tradicional en la que se venden juguetes didácticos para niños no bélicos, espacio en el que pueden jugar y gozar de la libertad de entretenerse sin necesidad de compra obligatoria. En este reducto de arte y cultura ella expone sus óleos. Sabsay obtuvo tanto de Ernesto Scotti como de Emilio Centurión respaldo de conocimientos profundos, que nada tienen que ver con las sugerencias y matices de la figuración y de la abstracción que presenta en esta muestra, en la cual podemos afirmar que los elementos reconocibles se enmascaran tras símbolos conceptuales y recuerdos que obedecen a influencias neoplasticistas, que sobrevuelan la arquitectura decorativa de antaño, con un estilo de espacios abiertos a interpretación muy personal al examinar gráficamente su subconsciente. Dentro de su perseverancia, ha tocado varios estilos y tendencias, sin embargo afirmamos que una constante sabe enlazar el quehacer de toda una época con la muestra actual. La serie de pórticos e interiores denota secuencias del ámbito de su antiguo taller que estaba ubicado en el desaparecido parisiense pasaje Seaver, lugar donde solían tener estudios varios artistas y escritores. Frisos, ventanas en sus marcos y las habituales palomas en vuelo y en el piso, atraídas por la comunión con el habitante de la casa, están plasmadas en sus telas. El paso de su taller, reivindicado como un acto substancial del reconocimiento de vivir y representar. Asimismo, el cielorraso y el mundo externo representado en sus cuadros dan importancia indiscutible a la poesía de su ensueño, a la introversión pocas veces quebrada del mundo ancho y ajeno que agregó como propio, dentro de un silencio que en muchas obras se manifiesta más denso que la palabra. Quizás, este circuito de varios cuadros de distintos tamaños, pero hermanados en sus temas, ofrece una característica de la dual personalidad que cada uno de nosotros lleva dentro, al confrontarlo con el panel también compuesto de obras ubicadas en el segundo salón, con un tema aparentemente cotidiano de piletas y canillas. Aquí la transferencia es conceptual y ahonda en nuestro río la sabiduría y profundidad significantes. La dimensión recreativa estética tiene en estas obras un alcance que puede dialogar tanto con el esquema de un trasfondo dialéctico, como con el sentimiento eminentemente dramático localizado, o de concentración en un clima que Ortega y Gasset hubiera preparado para el estudio del estado mental desnudo, sin concepciones. A veces lo espectacular en la pintura es la llamarada de la forma y el color que grita “aquí estoy” en decenas de grises, de esa vida aparentemente organizada que pretenden sus obras. Sabsay dice “Yo soy”.

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Andamios Pintura al oleo 80 x 60 cm Colección Claudio Sabsay Demoliciones Pintura al óleo 80 x 60 cm Colección Daniel Sabsay Casa con galería 1972 Oleo sobre tela 60 x 40 cm Colección privada página siguiente Hamaca 1973 Oleo sobre tela 80 x 60 cm Colección Daniel Sabsay

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Viga 1972 Oleo sobre tela 80 x 60 cm Colecciรณn Daniel Sabsay pรกgina siguiente Andamio. 1972 Oleo sobre tela 80 x 60 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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Demolici贸n I Oleo sobre tela 60x 70 cm Colecci贸n Claudio Sabsay Demolici贸n II Oleo sorbe tela 60 x 70 cm Colecci贸n Claudio Sabsay

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Interior Oleo sobre tela 1977 60 x 70 cm Colecciรณn Claudio Sabsay

Interior Oleo sobre tela 1977 70 x 60 cm Colecciรณn Claudio Sabsay

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Interior Oleo sobre tela 1977 70 x 60 cm Colecciรณn Claudio Sabsay

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Interior Oleo sobre tela 1977 70 x 60 cm Colecciรณn privada Interior Oleo sobre tela 1977 70 x 60 cm Colecciรณn privada Interior. Oleo sobre tela 1977 70 x 60 cm Colecciรณn privada

Sombras Pintura al oleo sobre tela 100 x 80 cm Colecciรณn Daniel Sabsay Sombras de carpas Pintura al oleo sobre tela 100 x 80 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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1983 Solfa Sabsay, Pintora en Profundidad Por Bernardo Graiver Publicado en la Revista Universidad de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, República Argentina Se afirma que el arte es creación, totalmente cierto. El problema es cuándo es creación y qué es creación. Se sabe que todo arte contiene artesanía y no toda artesanía es arte. La artesanía, la temática, son meros auxiliares de la creación, y nuevamente desembocamos en que solamente la creación es arte y estamos como al principio, ¿qué es creación? ¿Pueden aislarse del fenómeno de la creación sus auxiliares: la artesanía y la temática? Si pueden, comencemos por la temática, que es un fenómeno social y como tal anexo a su tiempo; así, los griegos esculpían figuras panteístas que eran el sentir social de su época, los cristianos recurrían a las figuras ecuménicas religiosas, los egipcios a las hieráticas, los mochicas chimús a las dignatarias, los hindúes a las castas, cada uno ceñido al tema de su tiempo. En cuanto al segundo auxiliar constituido por la artesanía, citemos a Enzo Guida que, comentando a los falsarios de cuadros, dice: “Nicolás Loir copiaba a Poussin, y esas copias son tan hermosas que nadie las reconocerá como falsas, lo mismo hacía François Portier con los grandes maestros de todos los tiempos”. Eso es precisamente artesanía. Observemos que para autenticar un cuadro antiguo de otro imitado se recurre a la urdimbre de la tela, sus fibras y consistencia, ya que el tejido de hace cinco siglos, es distinto del nuestro, y al resecamiento de la pintura. Quiero decir que las telas de los primitivos se diferencian de las reproducidas, por la fibra y el resecamiento, no por el arte creativo en que han sido concebidas. A tal grado de artesanía han llegado los pintores, esos pintores artesanos capaces de imitar a la perfección la Mona Lisa o la Última Cena, que son incapaces de crear ellos mismos. Es artesanía y lo es porque todo aquello que hace un hombre lo puede hacer otro, en las mismas circunstancias y condiciones. Ya sabemos qué es la temática y qué la artesanía y ahora definiremos la creación. Para eliminar todo duda al respecto recurriremos al símil y decimos: creación es descubrimiento. Descubrimiento es invención. Todo descubrimiento en ciencias, dice el sabio Oppenheimer, es una obra de arte. Y toda obra de arte es pues descubrimiento, tanto en el micro mundo molecular como en el macro mundo sideral. Recordemos que una invención -descubrimiento es un cohete o un nuevo elemento del átomo. Por eso afirmamos que en Sofía Sabsay hay descubrimiento. Pero aun antes de proceder a un frío análisis de su pintura-descubrimiento, recurriremos a una serie de análisis aledaños a su arte, que luego conducirán al proceso central de su descubrimiento-invención. Consideremos que el móvil acicateante en el artista y en el científico (el descubrimiento) es el mismo: la intuición, que en orden de ideas es adivinanza y se logra sobre la base de búsquedas e investigaciones; pero veamos otros elementos comunes a artistas y científicos: perseverancia, dedicación, ideas, constancia, tenacidad, y todavía un análisis más con respecto a la imagen e idea, y tendremos un concepto claro del problema. Sostener la prioridad de la imagen sobre la idea o viceversa es anticientífico. La discusión pueril si es anterior el huevo a la gallina es ignorar que el huevo es ya un ave. El antecesor del hombre se duda que fuera el pitecántropo, mas no se duda de que ha sido un protozoario. Si la imagen fuera anterior, excluiría todo descubrimiento o invención que es instantáneamente una nueva imagen, ya que antes no existió. Y si la idea fuera anterior por inversión de propósitos pasaría lo mismo. Una nueva idea alberga, destruye y anula las ideas preexistentes. Para conocer y solucionar el problema es que presentamos una única manera posible que nos da el análisis: la memoria. Todo el mundo biológico es posible gracias al fenómeno de la memoria. Una semilla se hace y nace a imagen y semejanza de la semilla madre o padre, gracias a la memoria. La imagen, la ideal, el instinto, los dos sensualismos, son simples compartimentos de la memoria, que esta deduce, atrae, aleja, supera, conforma, deforma, exalta, atenúa, etcetera. La memoria almacena imágenes asociándolas, yuxtaponiéndolas, mezclándolas, derivándolas, semejándolas, imitándolas con las heredadas o aportadas por los genes. Los mismos genes son actos de memoria asociada. Todo origen de vida es un acto de memoria y la memoria es una célula potencial que ha recibido y recibe por millones de veces hasta reproducirlos. Las imágenes se conocen por las ideas, de donde resulta que la idea es la imagen desarrollada en virtud de ser ambas: al principio no, al final iguales. El gran mérito de todos los descubrimientos e invenciones es la memoria. Si recordamos que nuestros ascendientes nos trasmiten mediante genes sus memorias, que a la vez serán nuestras, resulta que todo descubrimiento o creación o invención es un acto de eclosión de la memoria trasmitida y la incorporación mediante la volición. Esto explica también la repetición de ideas, imágenes y descubrimientos que nos suceden a todos. Los trastornos

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de la memoria engendran deformaciones, monstruosidades, enajenaciones, esterilismos. La enfermedad misma es un trastorno de la memoria, con sus excepciones. Ello explica las curas espontáneas o las logradas por curanderas analfabetas, porque actúan sobre la memoria. La salud es la marcha de la memoria perfecta y la enfermedad es la memoria alterada. Un buen cuadro es una buena memoria, luego es todo lo demás. Eso también explica por qué el hombre antes de nacer reproduce intrauterinamente, merced a la memoria, las distintas fases zoológicas: protozoario, metazoario, pez, batracio, reptil, ave, mamífero, mono y hombre, estadios por los cuales atravesó en millones de años de evolución. De donde se infiere que la evolución es memoria. Toda la cultura no es más que memoria acumulada. Y como no existen razas puras y los genes originarios fueron los mismos para todas las razas, un negro africano posee la misma memoria que un blanco caucásico. El instinto mismo se halla gobernado por la memoria. Por eso corre elemento salino en nuestras venas y arterias, por la memoria de salinidad de nuestro origen marítimo; así se explica que hay perros cuyo instinto carnívoro queda modificado por una alimentación vegetal y viven excelentemente y también que en el zoo de Moscú se haya logrado hacer convivir ovejas con lobos, cabras con leones y osos. La nueva memoria modifica la anterior y aun la heredada. ¿Cuál es, entonces, la memoria en el arte de Sofía Sabsay, que le viene por los genes y cuál la obtenida por volición y a porfía? Expedito el camino para comprender, es que comenzamos por las definiciones, ya que con eso entraremos al corazón del arte de Sofía Sabsay. Y es solucionar el problema de las dimensiones. Es muy difícil en una tela de dos dimensiones dar cuatro, que tiene todo objeto o imagen, sin recurrir a ilusiones ópticas. Citemos a los antiguos y veamos la forma en que lo resolvieron ellos. Los figulinos de los Tanagras de Beocia de la antigua Grecia lo resolvían en volumen, lo mismo los aztecas de México contra la ribera del Atlántico, similares a las de los figulinos de los nazcas Chimus de Trujillo sobre las riberas del Pacífico, semejantes a los egipcios en un momento dado en el calle del Nilo o a los figulinos de los incas en el Imperio de Huiracocha y en los contrafuertes andinos de Machu Pichu, o de los calchaquíes en el norte argentino. Esta gran prueba de la memoria habla de un remoto origen común de todas las razas de la tierra. Ocurre algo parecido entre nosotros. Las semejanzas en las pinturas y los parecidos, iguales memorias dan por fuerza parecidas producciones, aunque se piense en “plagios” y robos. Pero eso no ocurre cuando el artista inventa. ¿Y cuándo inventa? Cuando mucho se piensa, se trabaja y se tiene talento. Sofía Sabsay ha logrado su tercera dimensión de otra manera, mediante la figura de perfil, en biopsia le decimos corte transversal, sin el cual no hay profundidad verdadera. ¿Primero, no lo hicieron los egipcios? ¿No es acaso el método con el que se valieron los artistas anónimos desde las cavernas de Altamira hasta los muros de los heteos? Ciertamente. Nadie escapa a los genes de la memoria. Lo que Sofía Sabsay aporta de nuevo y de su propio peculio son los intornos y dintornos: ambos conforman verdaderos perfiles de la Belleza. Luego de un breve análisis de la Belleza volveremos al tema. ¿Qué es la Belleza, cómo y cuándo nació? No obstante hablar de Belleza todo el mundo, pocos saben qué es Belleza. Es como dos cosas: es como Belleza y es como Idea. Como Belleza estuvo siempre, existió siempre. Está con el Universo y en el Universo. Precisamos que el Universo nunca empezó y tampoco la Belleza. No puede empezar nada que no tenga fin y por supuesto que el Universo no tiene fin, tampoco tiene principio. La Belleza estuvo siempre porque se crea siempre, es el único comienzo admisible. Si tenemos en cuenta que el tiempo es un fluir constante que se agrega al anterior, esa partícula agregada es lo único que comienza, y en eso se diferencia el nuevo Universo del viejo Universo. Y esa es la única y verdadera manera que se dan las condiciones para crear. Ejemplo: en tanto que una colisión de planetas que se produzca mañana puede dar nacimiento a nuevas partículas, el hombre en el laboratorio lo hace todos los días y todas las veces que le place: esto es crear Universo Nuevo, de donde inferimos que la Belleza es en sí y fue siempre, solo que no en función de Belleza, y como tal solo con el hombre. La Belleza estuvo en los anillos de Júpiter, en los gases incandescentes del sol aun antes de que el hombre los mirara y los viera. En consecuencia, la Belleza existe en función de ver, y es porque la belleza es una idea, también lo son el pan y la carne. Pero en tanto el pan y la carne son invariables y constantes, la Belleza es variable. Y es variable porque es profundizable. En tanto que del alimento, todos por igual, se tiene necesidad, de la Belleza no: se puede estar con, sin o parcialmente con Ella. La Belleza como idea no es solamente una actitud intelectual aportada por la memoria. No obstante, el hecho de vivir sin Belleza ¿es porque es superflua? Ya lo demostraremos. El pan es por momentos también Belleza y la Belleza es pan, porque una parte del pan es Idea, por tanto Belleza. Por eso la medicina es un arte, la enseñanza también, y el arte es una propiedad de la adivinanza, y el artista adivina en forma tal que adivinar es descubrir. El médico adivina o descubre la enfermedad, e intuir es una manera de adivinar y el artista adivina formas que es una manera de descubrir. De donde inferimos que las

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formas de Sofía Sabsay son pura adivinanza. El arte de viajar en un palacio submarino, debajo de las aguas, fue posible gracias a sucesivas adivinanzas contabilizadas por la memoria, lo mismo el progreso humano. La memoria posibilita el acto intelectual, la memoria actúa de colector y de comparador, sin la memoria el reactivo no es factible. La parte reactiva en este caso, lo hecho, y en otro caso el error. La memoria trae al problema reactivo lo que no es Bello para eliminarlo por diferenciación comparativa. De esta manera nos enteramos, muñidos de discernimiento, de lo que es en Sofía Sabsay: Intorno y Dintorno. Intorno y Dintorno son un aspecto en que el Ser y el Estar de la pintura casi no se ha tocado como si fuera un menester de brocha gorda. Y es el gran descubrimiento de los pintores jóvenes de ahora. Antes, el tema o la temática absorbía toda la atención del artista; ahora, el tema es casi muletilla (en algunos es moraleja, pero ese es otro tema). Por tanto hay que crear sin tema, pero ya los primitivos lo vislumbraron -algunos- verbigracia, el Tintoretto. Sus figuras están concebidas dentro del texto o textura. Pero advertimos que en los primitivos es una textura solo vislumbrada lo que en Sofía Sabsay es definitivo y principalísimo. En otros términos, lo que en los antiguos es accesorio, en los nuestros es fundamental y que es la textura. Nuevamente la definición y previo a ello, por fuerza debemos hablar del pintor que realiza texturas mediante colores, planos y formas. Este lenguaje, como todo lenguaje, hay que aprenderlo. Aprenderlo y luego enseñarlo. Hay que aprenderlo más todavía. Todos los días este lenguaje cambia como las células, la química y la física. Estamos entonces ante pintores modernos que hacen texturas, qué es entonces la textura o el intorno mencionado. Verbigracia, el muro tiene largo, ancho y profundidad; tiene existencia o sea geología; tiene sentimientos y posee emociones, según quién lo mire, geografía o historia; tiene antropología, tempestades y está impregnado de amaneceres. Mohos, lo conminatorio, y fríos lo tulleron. Auroras lo bañaron y crepúsculos lo visitaron. Calores recios asieron sus argamasas. Húmedos reumas tatuaron sus derecheces. Tiene asmas y carrasperas. Cada rodado lo estremece a derribarlo, no obstante, es un simple muro. Es indudable que esa textura hay que saber captarla.Y tan difícil es escribirla como leerla. Si la Belleza es en función del hombre, tanto dotar de elementos de la Belleza a una piedra que a un niño; con esta advertencia es más fácil dotar de emociones la imagen de un niño que una no imagen, es decir algo abstracto. Dar tema a lo que por naturaleza carece de tema que fijar tema a lo que tiene tema. La textura es el gran descubrimiento del siglo. Es el hallazgo de un nuevo idioma. Hay tanta Belleza en un blanco puro y delicado que en la Gioconda y en el Moisés. Para los texturistas o calidadecistas hay un blanco triste de mortaja y hay una blanco rabioso de dentellada; hay un blanco delicado de nenúfares y hay un blanco candoroso de nubes; hay un blanco de ternuras y hay un blanco de frisas nieves. Lo que asombra es que alguna gente no lo comprende. Por todas estas razones ponderamos en su obra sus intornos y dintornos, donde lo formal y lo informal conviven, en conflicto y lucha. Se asocian y disocian. No olvidemos que pintar atonalmente es ya una regla, como pintar tonalmente es otra. El informalismo es la formalidad de lo informal. Y quiero señalar aquí un aspecto más exaltativo en la pintura de Sofía Sabsay y es el “informalismo’ y el “collage”. La corteza pintada por ella es informalista. Sí, informalista, pero al revés, la realiza a pulido y punta de pincel, así también el collage. Es importante comprobar eso. Qué diferencia hay entre el collage-collage y el otro: En que el primero es la chapa o la arpillera adherida a la tela en busca de su expresión y el otro está hecho con el pincel o la emoción o la sensibilidad. El primero pasa a ser tangencial a la pintura, el segundo, no: es la pintura misma. Al uno se le dice extrapictórico, pero al realizado con el pincel no, es pintura pura y de clase. Nos cabe entonces proceder al último análisis. La síntesis de la pintura en Sofía Sabsay ¿Qué es síntesis? Es muy común definir nuestra época como atómica. Es definición incompleta. También se la ha definido como cibernética. Es más incompleta todavía. Pero si afirmamos que es la era de la síntesis, puede considéraselo exacto. Síntesis por vía del ejemplo es la misma distancia recorrida en la menor cantidad de tiempo. Ejemplo: tengo la distancia de A B. Esa distancia se puede recorrer en un año, un mes, una hora o en un minuto. Este trayecto así es por síntesis. Se hace síntesis por química, por física, etc. Y síntesis en arte es pues lo más y lo menos. Por eso el arte de Sofía es una pintura por síntesis, donde los primeros planos conceptúan todo el cuadro. Lo demás está implícito. La mejor pintura de hoy es precisamente esa. Se obtiene en primeros y escuetos planos, lo demás está implícito. De esta manera, Sofía Sabsay se ha ubicado entre los grandes pintores de la época. Colofón. Nos toca dirimir una última cuestión: la plástica. Este término se ha consubstanciado con las artes visuales de tal manera que decir artes plásticas ya se sabe por antonomasia su significación. Ahora analizaremos el vocablo artes plásticas en la pintura. Plástica es la pintura, dibujo, escultura, grabado, es un movimiento engendrado por una idea o un pensamiento.

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Tal el pensamiento de castigar mi puño al crisparse y erguirse en tono amenazante es la plástica del castigo. Todo movimiento que responde a una idea es plasticidad en arte, porque todo el arte y de todos los tiempos responde a ideas imperantes en su tiempo. Los no figurativos tratan de aproximarse a la idea en el movimiento puro, por tanto se puede pintar la idea del olor, del tiempo, del ímpetu, del gusto, del dolor, plásticamente, por tratarse de ideas. Toda pintura, para tener vida, debe tener movimiento. La pintura muerta es la que carece de ideas, por tanto de movimiento. Pocas veces, plásticamente se ha logrado transmitir mejor la idea recoleta como en la pintura de ella. Plástica es entonces movimiento generado por una idea. Y siendo así, Sofía Sabsay es la pintura transversal de las ideas que más profundamente sacuden nuestro siglo. XXX 1983 La argentina Sofía Sabsay en el Museo Assis Chateaubriand de San Pablo Ya conocida y admirada por los paulistas, con nuevos trabajos viene a decirnos de sus nuevas búsquedas. Se presentará el 20 de julio, nuevamente en el Museo de Arte Assis Chateaubriand, con más de cuarenta pinturas, treinta dibujos, que nos darán la pauta de su permanente búsqueda en el interior del ser humano y unas cincuenta joyas. En la actualidad también está exponiendo obras suyas en la Biblioteca Nacional de Tokio, por invitación del gobierno japonés. Pinturas dibujos y joyas de Sofía Sabsay en el MASP Por Ivo Zanini para el diario La Folla de San Pablo Sin utilizar recursos banales, la artista argentina sabe trasmitir su mensaje con lirismo y toque mágico. Sus cuadros al óleo, con un lenguaje entre el geometrismo y el lirismo, nos conducen a un mundo solitario y a un denso simbolismo. Paredes, armarios, puertas, ventanas nos llevan a reflexionar, tanto sobre la propuesta en sí, como sobre la construcción de planos que se expanden en la telas intencionalmente divididas. Su pintura se torna más fuerte, dramática en términos visuales por causa de los colores que crean un clima de misterio. Sus dibujos concentran su trabajo sobre la figura humana en una interpretación intrínseca en homenaje a sus indescifrables conflictos, la artista compone expresiones del cuerpo con temas vinculados a su morada. También en esta muestra presenta algunas de sus joyas que dan cuenta de su capacidad de realización, con predominio de concepción geométrica. El conjunto conforma una muestra que posibilita avalar los caminos trazados por una artista segura de sus pasos y que puede ofrecer diversas contribuciones al arte.

Sofía Sabsay en el MASP. Óleos, joyas y dibujos En el diario O Estado de Sao Paulo Defendiendo que el artista latinoamericano no tiene que referirse necesariamente a elementos del folclore autóctono y es también una persona que pertenece a la civilización tecnológica y que se puede ser igual o distinto en cualquier parte, la artista Sofía Sabsay quiere decir que sus expresiones plásticas pueden acontecer sobre materiales semejantes, pudiendo ser diversos los contenidos, que pueden ser dictados tanto por lo telúrico como por el clima o por la tradición de su propio pueblo. Con este pensamiento, la artista expone en el MASP y responde de cierta forma: “Nada tengo contra el folclore, pero creo que el artista tiene derecho a optar, si tiene cierto grado de reflexión y sofisticación tiene que tener apertura para discutir cuestiones estéticas como cualquier pueblo desenvuelto, así es que puede haber cierta decepción en los mercados extranjeros muchas veces, más orientados por lo exótico de nuestra producción”. Sofía realizó en el 1959 su primera exposición en el en el Museo de Arte Moderno de San Pablo. En esa misma época, en el Museo de Ibiurapiera se mostraban mosaicos de Ravenna, telas del pintor peruano Amílcar Salomón Zorrilla y pinturas del chileno Nemesio Antúnez. Su retorno, tantos años después, vuelve a estrechar los lazos culturales entre los países de Latinoamérica, “porque tenemos problemas muy parecidos y la cultura es la mejor forma de conocimiento y camino para comprenderse”, dice Sofía Sabsay. De acuerdo con algunas críticas de su país, su pintura es una metáfora de su propia formación, una vez que lo implícito es

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justamente lo que se ha desarrollado, ella reduce la realidad a sus mínimas dimensiones que poseen significado y descubre que la verdad de todo está en cada una de las partes. Cuatro pintoras rioplatenses que expresan con profundidad y gran soltura lo cotidiano. Por Jorge Feinsilver para el diario Ámbito Financiero Organizada por la Comisión Asesora Permanente de Actividades Culturales del Automóvil Club Argentino, se presenta la muestra Cuatro Pintoras Rioplatenses, dos de ellas uruguayas: Linda Kohen y Eva Olivetti y dos argentinas, Luisa Resinar y Sofía Sabsay. Sofía Sabsay exhibe en esta ocasión dibujos pastel que se alejan, guardando una relación con las circunspectas y casi ascéticas obras anteriores, que sin embargo asocian su intrepidez artística a una mayor audacia de movimiento, convicción concientizada anterior que no la creímos capaz de abandonar, presentando ahora fenómenos imaginarios, cuya valoración se extiende al vigor con el que elabora la forma proyectiva de imprevistas afinidades, que va desdoblando sin enmarañarse. Se encadenan las luces tal si fueron a cumplir una función solicitada y necesaria. Esto sucede por el hecho de disponer de los valores en acción, factores que nada tienen de simple porque manipulen nociones y conceptos con tendencia a experimentar, a pesar de que las combinaciones ostentan la fuerza de iniciativas y perfecto acabado. 2000 Un paso hacia la integración de la cultura Por Sara Guerra para El Diario de Montevideo En las salas de exposiciones de la OEA en la Recoleta se está realizando la muestra denominada Dos Artistas Plásticas Rioplatenses, integrada por la uruguaya Linda Kohen y la argentina Sofía Sabsay. La pintura de Linda Kohen sostiene la mirada crítica sobre la situación del hombre en el mundo contemporáneo. Ya en la muestra anterior presentaba la imagen del hombre despersonalizado, gris y aislado en la multitud, instalado en un mundo de Kafka, en climas opresivos, presentado plásticamente por medio de planos y líneas fuertemente marcados. Sofía Sabsay presenta en esta muestra un homenaje al músico Jacobo Ficher, uno de los más importantes compositores que ha tenido la Argentina, introductor de las vanguardias del siglo. De origen ruso, en 1923 se radicó en Buenos Aires y desde esa fecha comenzó a desarrollar una intensa actividad artística, primero como violinista, luego como compositor y director de orquesta. Su obra se identifica con las profundas relaciones entre la música y la plástica: “Aprende a ver y a escuchar”, escribe la artista. El recorrido por su obra se inicia con una instalación que integra piezas realizadas en cartapesta, que aluden a instrumentos musicales y a referencias tanto pictóricas como fotográficas sobre el músico homenajeado. Las pinturas plasman la temática de la música y los músicos, la organización formal de los instrumentos en los que exalta la austera belleza con un dibujo sintético de trazo firme y neto. Una paleta de colores vibrantes, a veces contrastada con planos claros y luminosos, distingue muchos de los trabajos de esta serie. 2001 Muestra Simple, simple, simple En el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires con el auspicio de la Embajada de Francia en la Argentina El rinoceronte Arcimboldo es la figura central, siguiendo el espíritu lúdico de “La balada del arenque ahumado” de Charles Cross, poeta, científico e inventor francés, que vivió entre 1842 y 1888. Esta balada termina con la siguiente frase: He compuesto esta historia Simple, simple, simple para indignar a las gentes graves, graves, graves y para divertir a los niños

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pequeños, pequeños, pequeños. 2003 El arte es más que vida: el arte es existir gracias a esa fluctuación pasajera y profunda a la vez. George Simmel Por Micaela Patania Para el catálogo de la muestra “Antología de Sofía Sabsay” en el Centro Cultural Recoleta Esta selección de obras presenta diversos períodos de su obra. Partiendo de aquel en que compone con elementos simples, extrema síntesis y geometrización formal, al impacto posterior del informalismo que le aporta un nuevo espíritu facilitador de espontaneidad y le permite capturar materia y textura en una dulcificada irrupción en el informalismo. Luego su obra, tanto por su temática como por el tratamiento plástico se vincula a la pintura metafísica en la que enigma e incertidumbre documentan la tensión producida por la demolición progresiva a su alrededor, dando cuenta de su percepción del creciente baldío que comienza a circundar el espacio alrededor de su estudio. Su mirada se dirige entonces hacia diferentes ángulos y rincones, espacios interiores que son representados con serenidad y rigor. En la etapa más reciente indaga a través del collage y de la producción de objetos en lo urbano desde la perspectiva de la masificación. Sus obras se inscriben tanto en un tiempo signado por el estímulo de los movimientos gestados en espacios centrales como en el reconocimiento de su contexto. Se trata de un tránsito entre el tono local e internacional en el que prevalecen la reelaboración tanto como la rearticulación de formas y sentido. Sus obras responden a esos movimientos de vanguardia como a los de su propia vida, con una producción singular en la que el arte es una contracción, una defensa contra la fuga del tiempo, una detención de los procesos psicológicos y una defensa contra la muerte. Muestra antológica en el Centro Cultural Recoleta Por Nora Hochbaum, Directora General del CCR Como sucede con la obra de tantos artistas contemporáneos, la producción de Sofía de 1960 a 2002, si bien ha partido siempre de la realidad, esta ha sido sometida por la subjetividad de la artista dando por resultado un mundo imaginario, donde lo real se hace simbólico y a la inversa. Tampoco han faltado en su largo camino incursiones en la abstracción informalista y esporádicas aproximaciones a lo conceptual, aunque siempre con soluciones abiertamente plásticas. Por otra parte, todavía podemos recordar sus originales paisajes-objetos donde el primero se hace espacio escultórico y también sus irónicos animales que motivan una siempre renovada reflexión sobre la condición humana. El Centro Cultural Recoleta se complace en presentar este balance de cuarenta años de una solvente e inspirada labor. La pasión que acompaña a Sofía Sabsay Por Sarah Guerra para el catálogo de la muestra antológica en el Centro Cultural Recoleta La pasión la acompaña en su entrega al hacer pictórico. Durante varias décadas ha conformado imágenes ligadas a ricas experiencias de vida que nutren su imaginario. Su extensa producción conforma una incontable suma de respuestas azarosas a los complejos interrogantes de la realidad en la que se interna con vehemencia. A esa temática de lo real no deja de incorporar en ningún momento el aporte de las corrientes pictóricas contemporáneas con nuevas concepciones del espacio, soportes y materiales. Ella es una creadora que busca desde su arte esclarecer una concepción del mundo. En esta muestra antológica se reúnen ejemplos de su trabajo, desde una de las primeras exposiciones en la Galería Viau, acerca de la que Manuel Mujica Láinez le escribe: “bagaje artístico fruto de la meditación y estudio”, “una artista que tiene algo que decir y que se sitúa en la sutil zona espiritual, partiendo de un asunto para dar vida a sus emociones más íntimas”. Ha creado una pintura que dice por sí misma a través del tratamiento de eventos plásticos; su estilo detenta una mirada que participa de rasgos de la pintura metafísica, del expresionismo y del informalismo. Su trabajo es en series con propia entidad, es parte de la zaga que comprende una compleja creación que revela vinculaciones de la artista con el mundo, con su tiempo y con el espacio que le concierne en el sentido más abarcativo. Algunas de las series poseen claro sentido crítico, mientras otras dan pautas sobre situaciones personales y afectivas.

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Las variaciones temáticas a las que asiste el devenir de su obra suceden acorde con las mutaciones que aportan las experiencias y conocimientos sobre el arte contemporáneo y le permiten la utilización de diversos materiales como también de estrategias en la dirección de sus investigaciones, que concurren para crear límites imprecisos entre clasificaciones y categorías. Algunos elementos se repiten y hacen evidente su pensamiento, entre ellos, en el dibujo, la presencia de verticales compensadas en muchos casos por horizontales o el uso de una austera paleta. Por último, su serie “Época actual” contiene claras alusiones a los males del presente. Las formas se presentan abigarradas en oposición a los espacios vacíos, representan la contaminación, el hacinamiento urbano, las persecuciones, el derroche, el consumo y la pobreza. Corpus de construcciones creadas desde su particular intuición de la realidad, que traen al arte actual de Buenos Aires imágenes destinadas a provocar miradas inéditas en la percepción de los espectadores. Estupenda Artista Por Laura Feinsilver para el diario Ámbito Financiero El rigor geométrico caracteriza sus obras figurativas de los ’60: Playa, Conejos, Carretilla. Luego, como lúcida receptora de los cambios de la década tan intensa, la artista no escapa luego a la influencia del informalismo que se traduce en sus testimonios de la demolición del Pasaje Seaver, lugar donde tuvo su estudio. Su mirada, siempre crítica no se desborda y su estética se torna introspectiva, mostrando espacios interiores vacíos, de carácter metafísico y exteriores vistos con nostalgia desde una ventana. Más adelante, elige el rinoceronte como tema, quizás a propósito de antiquísimo interés en el animal como portador de expresiones cósmicas y por su aparición en sueños o visiones que, como señala Jung, “el animal representa la psique humana, lo infrahumano intuitivo, el lado psíquico inconsciente”. Esta serie tiene además connotaciones conceptuales en la imagen de la palabra que aparece fragmentada. Una serie realizada a manera del cuadro dentro del cuadro está directamente relacionada con la música. Las últimas obras no están ajenas a sus vivencias y a la conmoción que provoca en ella la degradación inexorable del entorno que nos rodea. 2004 La vida es juego Por Ilona Selemczi para la revista Dirigencia Siempre abierta al diálogo, ama sondear el alma de quienes contemplan sus obras. Es que en su pulsión artística hay una intención de juego. Cada cuadro, cada trabajo en óleo o lápiz es una invitación al análisis, un cuestionamiento, una pregunta que pasa del autor al lector de la obra. Tanto los cuadros como los objetos que confecciona son un planteo que obliga a pensar. Utiliza interesantes recursos, superpone bastidores, aplica figuras, cada obra es una pequeña instalación. En sus técnicas mixtas, incorpora muchas veces cartapesta, técnica que se vale de papel pegado en capas para generar volumen y formas; de este modo, logra texturas, mayor materia y da a luz sus “corpóreos”. En la Muestra Homenaje a la Música, confecciona instrumentos apócrifos con esta técnica, también en muchas ocasiones sus máscaras y muñecos alegóricos adornaron la Avenida Santa Fe. Integró el Grupo Intercambio. Una de las obras realizadas en conjunto forma parte de la biblioteca de la Universidad Torcuato Di Tella. En su muestra antológica en el Centro Cultural Recoleta se observa su riqueza creativa, aquella en la que un rinoceronte es su musa inspiradora, y que también reúne pequeños retablos en los que exalta la figura de ese animalito al que bautiza Arcimboldo. Su última obra se refiere a la acumulación de objetos, forma de crítica a la sociedad de consumo y de denuncia sobre la esclavitud del hombre de sus propias creaciones. En octubre viaja a París, donde expondrá en el Taller de Arte Alicia Roque Alsina. Sofía mantiene su lozanía a través de su obra: es actual, es una gran inventora y creadora de vanguardia. Su vida dedicada a la plástica no ha sido en vano. El camino recorrido le sirve para reflexionar, pensar y soñar.

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Oleo sobre hardboard 60 x 80 cm 1987 Colecciรณn Daniel Sabsay

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Oleo sobre hardboard 60 x 80 cm 1987 Colecciรณn Daniel Sabsay Oleo sobre hardboard 60 x 80 cm 1987 Colecciรณn Daniel Sabsay

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Oleo sobre hardboard 60 x 80 cm 1987 Colecciรณn Daniel Sabsay Oleo sobre hardboard 60 x 80 cm 1987 Colecciรณn Daniel Sabsay

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Instrumento y cielo 1985 Oleo sobre tela 80 x 60 cm Colecciรณn Daniel Sabsay Instrumento y cielo 1985 Oleo sobre tela 80 x 60 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

Director 1985 Oleo sobre tela 40x 60 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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Chelo 1985 Oleo sobre tela 40x 60 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

Chelo 1985 Oleo sobre tela 40 x 60 cm Colecciรณn Daniel Sabsay El violinista 1985 Oleo sobre tela 40 x 60 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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Compas 1994 35 x 25 cm Acrilico sobre tela Colecciรณn Daniel Sabsay

Metronomo 1994 35 x 25 cm Acrilico sobre tela Colecciรณn Daniel Sabsay

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La trompeta 1985 Oleo sobre tela 40x 60 cm Colecciรณn Daniel Sab

El Director 1985 Oleo sobre tela 40x 60 cm Colecciรณn Daniel Sabsay

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Unir puntos Oleo sobre tela 40 x 60 cm. Colección Daniel Sabsay abajo Rinoceronte Hola, hola, hola…… Rinoceronte Rinoceronte Rinoceronte Entretenimiento

página siguiente Acumulaciones 2003 Collage y acrílico sobre tela 30 x 120 cm Colección Sebastian Neimark Globalización 2003 Collage y acrílico sobre tela 50 x 140 cm Colección Fabiana Sabsay

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NOTAS DE PRENSA







Guitarra eléctrica Cartapesta Colección Daniel Sabsay

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Rana Cartapesta Colección Daniel Sabsay

OBJETOS

A las cajas de madera decoradas en su interior y exterior con imágenes “intrarealistas” se sumaron los cubos de madera y yeso pintados al oleo, expuestos en su muestra en homenaje a Maldonado en Uruguay. La cartapesta fue otra de las técnicas, aplicada tanto en el trabajo junto a Estela Pereda en el Grupo Intercambio para la producción de las figuras que formaron parte del homenaje a “ Las Meninas” de Velázquez, como a objetos con tema musical dedicados a su nieto Sebastián y a construcciones.

Mano con guitarra Cartapesta Colección Sebastian Sabsay

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Libro azul Colecciรณn Daniel Sabsay Paisaje Triptico en madera pintada al oleo Colecciรณn Daniel Sabsay

Interior de libro Azul Colecciรณn Daniel Sabsay

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Iglesia Cartapesta Colecciรณn Daniel Sabsay abajo Maraca Cartapesta Colecciรณn Sebastian Sabsay

Animal Cartapesta Colecciรณn Daniel Sabsay

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Etienne Gontard, Estela Pereda, Pedro Padawer,Ricardo Sanguinetti y SofĂ­a Sabsay, miembros del Grupo Intercambio

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GRUPO INTERCAMBIO Conformado por Sofía Sabsay, Estela Pereda, Etienne Gontard, Pedro Padawer y Ricardo Sanguinetti. Con coordinación de Elena Oliveras y Raúl Vera Ocampo

Realizan las siguientes muestras: “Naturaleza e Intercambio y Retrospectivas”, 1998, Banco Mercantil Argentino; “El espejo de Velázquez”, 1991, Museo Larreta de Buenos Aires y 1990, Centro Cultural Recoleta; “Del Uno al Otro”, 1986, Centro de Arte y Diseño Silvia Rodríguez, Lomas de Zamora y 1985, Centro Cultural San Martín, Buenos Aires. 1985 Intercambio - Del Uno al Otro Por Elena Oliveras ¿Dónde comienza y dónde termina la obra de arte? Esta pregunta que podría mover a la reflexión de todo producto creativo se vuelve evidente en las obras del Grupo Intercambio. Obras y proyectos anteriores han servido como punto de partida de nuevas propuestas en la cuales la energía inicial se recicla con el recurso de la coparticipación. Las obras terminales se convierten así en bocetos de nuevas obras. La confrontación con técnicas diferentes de las propias a cada uno habrá de propiciar asimismo una activación de las posibilidades expresivas. La reflexión postconceptual Es bien sabido que toda percepción de obras de arte supone un discurso lingüístico. Ellas nos dicen en primer lugar, por el hecho de estar ubicadas en museos, galerías o colecciones, que son obras de arte. A esta tautología se agregarán discursos específicos que derivan de cada género en particular. En las obras conceptuales, ese discurso se impone a la pura percepción de las imágenes. La génesis del programa operativo, el proceso de ejecución se impone a la pura percepción de imágenes, al hecho pictórico en sí, a la problemática visual más general. La referencia más o menos explícita al tema del comienzo y término de la obra en el programa operativo del grupo lo aproximará a la variante postconceptual, que a diferencia de la conceptual, acepta la trascendencia del fenómeno plástico, sin olvidar la reflexión y el despliegue de un discurso lingüístico. Tramos de un proceso creativo El desarrollo temático a partir de la secuencia donde la mano jugaba un rol protagónico hasta la aparición del alambrado no constituye el único eje alrededor del cual se articulan las preocupaciones del grupo. Sucede que el orden de lo sensible está basado, si lo analizamos en profundidad, en el orden espacial, y esa espacialidad será en sí una matadora, ámbito de la distancia y de la presencia, ideas abstractas a las que remiten los temas concretos de la mano que pide y del alambrado. El espacio en las múltiples posibilidades del plano fue convirtiéndose poco a poco en idea vertebral. Desde la foto inicial hasta las últimas propuestas se puso en juego la doble función del espacio bidimensional: presentar imágenes cercanas a la frontalidad del plano y aludir de manera ilusionista a espacios alejados, (ilusión de tercera dimensión). Al acentuarse no ya la ilusión del espacio, sino el carácter ilusionista del espacio bidimensional, se llega de manera natural a un espacio mental. La introducción del collage cumple una función semejante en el caso de la obra de Sabsay. Esa materialidad producirá, en efecto, un corte neto en la secuencia espacial.

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Trayectoria de una visión Por Raúl Vera Ocampo El funcionalismo grupal evidente se fue consolidando a través de múltiples visiones generadas en un tema central y elaborado con una coparticipación, que si bien mostraba el mundo habitual de cada artista, jugaba un rol que ya enunciaba en “Del Uno al Otro” y que es la interacción imaginativa y creativa de insólitos resultados. Ser coordinador del grupo en los últimos años fue una experiencia estimulante que se identifica rápidamente en un ámbito cada más proclive a la acción aislada, casi hasta límites solipsistas de muchos artistas. Aquí se dan las condiciones colaborativas para una visualización de lo real, acentuando las diversificaciones y las contradicciones que lo real contiene. El grupo ha ido manejando esta doble lectura acerando de un modo singular las concepciones individualistas y colectivas de las formas, sus diversas interpretaciones, sin perder por ello sus propios estilos. Crear entre todos Publicado en la revista del diario La Nación Como parte de una experiencia inusual en las artes plásticas, tres pintores, un dibujante y un fotógrafo decidieron trabajar en colaboración. Con la intención de comprobar para sí mismos y también para los demás que la creación colectiva no inhibe y en cambio potencia la inspiración individual, estos artistas con una trayectoria personal sólida iniciaron en 1983 esta práctica insólita. Dice Estela Pereda: Con Sofía y con Pedro Padawer nos preguntábamos por qué la labor del artista tenía que ser tan solitaria. Entonces se nos ocurrió reunirnos a intercambiar experiencias, en marzo, con la misma inquietud se incorporaron Etienne Gontard y Ricardo Sanguinetti. Agrega Sofía Sabsay: En la primera reunión cada uno trajo alguno de sus trabajos y espontáneamente todos empezamos a pedirnos esas obras para trabajar sobre ellas. Concluye Estela Pereda: Era como recuperar la capacidad de funcionar en equipo que tuvieron las famosas escuelas renacentistas con la gran diferencia de que nosotros intentamos hacerlo conservando la individualidad. Etienne Gontard dice: En Intercambio trabajábamos tanto sobe la idea de algún miembro del grupo como desarrollando en común algún tema. No obstante, cada uno mantuvo sus propias técnicas y el trabajo paralelo en sus talleres. Experiencia creadora Por Rosa Faccaro para diario Clarín Se trata de una experiencia grupal que opera sobre una base imaginativa como motivación desencadenante, es decir que una imagen crea otra imagen. La galería aportó una solución sorprendente, en la que el espacio virtual es articulado y forma parte de esta experiencia, creando un aporte novedoso a la propuesta.

Pedro Padawer y Sofia

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Meninas Lápiz y tinta 60 x 90 cm Colección Daniel Sabsay página siguiente Meninas Lápiz y carbón 60 x 90 cm Colección Daniel Sabsay

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SOFÍA Y ESTELA EN EL GRUPO INTERCAMBIO por la artista Estela Pereda

Conocí a Sofía Sabsay a través de su obra. Fue en la muestra “Las novias” en Galería Bonino y mucho me sorprendió su libertad para tratar este tema. En 1983 surgió la idea de hacer algo juntas, ambas estábamos dibujando manos. Ella propuso sumar a Pedro Padawer, también involucrado en este tema. Por otra parte, con Sofía y Pedro nos preguntábamos por qué el trabajo del artista debía ser tan solitario. Como consecuencia de estas conversaciones se nos ocurrió reunirnos e intercambiar experiencias, a las que luego se sumaron Ricardo Sanguinetti y Etienne Gontard. Así fue como poco a poco comenzamos a trabajar y a apropiarnos de la imagen del otro para incorporarla en el propio trabajo a través de técnicas como el transfer o las fotocopias. Estábamos en 1984 y salíamos de la larga noche del proceso y del miedo. Sin lugar a duda, el comienzo de la democracia fue un factor clave para que este trabajo en conjunto fuera posible. Intercambio produjo una serie de muestras basadas en diversos disparadores y con dos coordinadores: primero Elena Oliveras y luego Raúl Vera Ocampo. En “Del Uno al Otro”, el trabajo grupal surge a partir del impacto de una fotografía de Ricardo Sanguinetti: imagen de una anciana mendiga en la Recova del Cabildo, fotografía que organiza nuestra creatividad centrada en las manos. Realizamos dibujos y también una instalación conformada con elementos corpóreos, en el tamaño real de la anciana mendiga y de las piernas de los que circulaban por la calle. Se sumaba a estas imágenes un juego de cubos, cuyas diferentes caras tenían intervenciones de los cinco miembros del grupo. El público los podía mover, y haciéndolos girar creaban nuevas imágenes. El siguiente proyecto abordado fue “Las Meninas de Velázquez”, para el que Pedro Padawer fue el punto de partida con su lectura del texto Las Palabras y las cosas de Michel Foucault. Con Sofía nos ocupamos con mucha pasión del lenguaje tridimensional, emprendimos todas las figuras de “Las Meninas” en cartapesta, de tamaño casi real, de la misma manera que años atrás habíamos realizado la instalación sobre la anciana que pedía limosna. El último trabajo fue una profunda reflexión sobre el carácter sagrado de la naturaleza y su relación con el hombre. En esta etapa tuvimos a nuestro lado a Raúl Vera Ocampo y el proyecto desembocó en una muestra homenaje a Pedro Padawer, quien había fallecido el año anterior. Trabajamos día a día en mi estudio. La creación junto a ella era un placer por su apertura de criterios, por su disciplina y por su gran alegría de vivir. Se puede decir que Sofía era juguetona, pero para ella, el juego era un asunto serio. Buenos Aires, Febrero de 2014

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SOFÍA por Ricardo Sanguinetti

Es infrecuente que artistas de diferentes disciplinas plásticas generen espacios de creación colectiva. Si bien eran conocidos y trascendieron colectivos de pintores, de fotógrafos, de dibujantes y la lista es larga, eran de la misma disciplina. Con los Padawer ya nos conocíamos de años cuando Pedro, dibujante él, me propuso integrar un grupo con pintores. Rara avis de tres pintores, un dibujante y un fotógrafo. Generamos “Intercambio”, durante un decenio creó varias muestras en lugares disímiles y tuvo cierta trascendencia en el medio. Allí conocí a Sofía. Mujer de bondad y firmeza, una personalidad críticamente contemporizadora, capaz de adaptarse a propuestas nuevas si cuadraban a su ideario, sus palabras daban pauta de ideas claras. No se instalaba como personalidad dominante pero estaba presente y si correspondía marcaba territorio. En la diaria una especie de bobe, que no recuerdo con cara sombría, y si había preocupaciones no se reflejaban en sus gestos y mirada. Ojos claros de mirada afectuosa y risueña. Nos entendimos bien a lo largo del trabajo en el grupo y en su casa no fue el té y masitas lo reconfortante; su presencia hacía la diferencia. Como fotógrafo, el contacto y trabajo con la pintura y el dibujo a través de mis compañeros de “Intercambio” enriqueció y abrió mi visión plástica. Contactarme con un mundo diferente al fotográfico, participar de muestras que me obligaron a considerar nuevas propuestas y espacios. Agradeceré en el recuerdo, a Sofía, haber sido parte de ese viaje. Mayo 2014

Energía Eólica Fotografia intervenida 1989 51 x 52 cm Colección Daniel Sabsay Tierra Crujiendo Fotografia intervenida 1989 51 x 52 cm Colección Daniel Sabsay

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MEMORIA por Micaela Patania

Este libro es a un medio incomparable para la recordación de la obra de Sofía Sabsay, tanto de cuestiones que hacen a su reputación como artista, como de cercanos testimonios sobre su persona. A estos enfoques se suma este capítulo, destinado a cumplir una función específica: la estimulación cognitiva de la población de mayores de esta ciudad. Se trata de una herramienta para la comprensión y la comunicación de la obra de la artista que surge de mi formación en los programas organizados en los Museos MoMa y Metropolitan de New York, en respuesta al elevado porcentaje de adultos mayores afectadas por la pérdida de atención y de memoria. Como graduada del NYU Museum Studies Program, agradezco al Doctor Bruce Altshuler, su Director, haberme brindado esta oportunidad. Con el fin de ampliar la experiencia de la lectura y ayudar a mantener la mente activa, contribuyendo a la estimulación cognitiva, como también facilitar el desarrollo de una experiencia positiva entre familiares y amigos, con el cuidador y con el educador, en el marco de un dialogo directo, con contacto visual, énfasis en ciertas palabras y aliento a la autoexpresión, se incluyen reproducciones de tres obras de la serie “Mundo Interior”, preguntas acerca de cada uno de estos dibujos y ejercicios. Extender el campo tradicional de su libro con este capítulo es algo en lo que seguramente Sofía se habría involucrado por sus principios sobre la importancia de la educación, como por el contenido del ensayo sobre su obra escrito por Bernardo Graiver en 1983, titulado “Sofia Sabsay - Pintora en profundidad”. Publicado en la Revista Universidad de la Universidad del Litoral, Graiver dice: “Para conocer y solucionar problemas contamos con la memoria. Todo el mundo biológico es posible gracias al fenómeno de la memoria. Una semilla se hace y nace a imagen y semejanza de la semilla madre o padre, gracias a la memoria. La imagen, la ideal, el instinto y los sensualismos son simples compartimentos de la memoria, que esta deduce, atrae, aleja, supera, conforma, deforma, exalta y atenúa. La memoria almacena imágenes asociándolas, yuxtaponiéndolas, mezclándolas, derivándolas, semejándolas, imitándolas con las heredadas o aportadas por los genes. Los mismos genes son actos de memoria asociada. Todo origen de vida es un acto de memoria y la memoria es una célula potencial que ha recibido y recibe por millones de veces hasta reproducirlos. Las imágenes se conocen por las ideas, de donde resulta que la idea es la imagen desarrollada en virtud de ser ambas: al principio no, al final iguales. El gran mérito de todos los descubrimientos e invenciones es la memoria. Si recordamos que nuestros ascendentes nos trasmiten mediante genes sus memorias, que a la vez serán nuestras, resulta que todo descubrimiento o creación o invención es un acto de eclosión de la memoria trasmitida y la incorporación mediante la volición. Esto explica también la repetición de ideas, imágenes y descubrimientos que nos suceden a todos. Un buen cuadro es una buena memoria, luego es todo lo demás.” Mundo Interior es una serie de dibujos sobre papel realizados con carbón, sepia y lápiz por Sofía Sabsay en los años 1982 y 1983 . Formaron parte de sus exposiciones en el Museo Mozzoni de Uruguay, la biblioteca Nacional de Tokyo en Japón y en el Museo Assis Chateaubriand de San Pablo,Brasil. Los dibujos son una singular combinación de representaciones de la figura humana y visiones del interior del cuerpo con imágenes de la ciudad de Buenos Aires. Responden como proceso creativo a los conceptos enunciados por el neurólogo Semir Zeki, quien afirma que adquirir conocimiento del mundo captando lo esencial es la función del arte y que los artistas. Al investigar el mundo con sus propias herramientas, ellos realizan un proceso cerebral que exige esfuerzo y cuya recompensa es la comprensión de un fragmento del mundo. En el estudio de Sofía se encontraba un cuaderno completo con notas sobre anatomía. La inclusión de espacios de la ciudad y los títulos de estos dibujos dan clara cuenta de su sentir urbano. “Mis ojos reflejan Buenos Aires” representa la arquitectura de Caminito, La Boca y el barrio de San Telmo; “Lo conozco como la palma de mi mano” incluye el Cabildo de Buenos Aires, la Pirámide de Mayo y al Delta; “Paisaje de Ayer” representa el área Grand Bourg en Palermo y el barrio de San Telmo, “Tango” I y II” muestra parejas que bailan en las calles de San Telmo en el rostro de mujeres.

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El trabajo realizado por la artista se acerca al surrealismo al establecer insólitas relaciones. “En el surrealismo la imaginación se permite un desquite, alzándose contra la lógica que monopoliza el contacto con la realidad” escribió André Breton. Sofía dijo : “Ninguna escuela tradicional o vanguardia ha sido ajena a mi arte, de unas necesité las formas concretas, de otras las texturas; opuse al sueño permanente de la vida, el sueño concreto de mi subconsciente.” La creación de estos dibujos fue un acto de reparación, concepto que Melanie Klein añade a la sublimación de Sigmund Freud, ella transitó su divorcio realizando esta intensa producción que revela el lugar clave que la creatividad. Esta percepción fue compartida por Ivo Zanini, en el diario La Folla de San Pablo quien escribió : “Sus dibujos concentran su trabajo sobre la figura humana en una interpretación intrínseca en homenaje a sus indescifrables conflictos. La artista compone expresiones del cuerpo con temas vinculados a su morada.” Constituyen un ejemplo claro de la visión de un ser humano completo en el que ciertos temas transitan su total existencia. En línea con una comprensión del mundo que se inicia en el conocimiento del sujeto y citando el pensamiento de Novalis "Entenderemos el mundo, cuando nos comprendamos a nosotros mismos, pues él y nosotros somos mitades inseparables". Aplicación Primero es necesario mirar cada uno de los dibujos de cerca utilizando las tarjetas, concentrándose en sus detalles y diferencias para poder contestar las preguntas. Luego es importante tratar de realizar una descripción de lo que se ve en cada dibujo. En tercer lugar, se encuentran una serie de ejercicios a realizar en base a estas obras. Por último es útil dialogar acerca del significado de estos dibujos, reflexionando acerca de las posibles intenciones de la artista entendiendo que en el campo de la interpretación subjetiva de la obra las conclusiones pueden ser diversas. Por ello se sugiere conectar estos dibujos con la propia experiencia de vida en la ciudad y dar libertad para expresar lo que se siente acerca de la obra.

Observa las imágenes y contesta las preguntas:

¿Qué ves primero cuando miras este dibujo? ¿Cuántas personas observas en este dibujo? ¿En donde están? ¿Qué palabras usarías para describir esta escena? ¿Qué tipo de música asocias con esta imagen? ¿Recuerdas el nombre de alguna canción que responda a este tipo de música? Si fuera tu dibujo ¿Qué parte de Buenos Aires colocarías adentro de la cabeza? ¿Qué titulo le pondrías a este dibujo?

Tango en la cabeza 1983 Carbonilla y sepia 73 x 54 cm Colección Daniel Sabsay

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¿Qué ves primero cuando miras este dibujo? Elije cuatro palabras para describir el tema de este dibujo. ¿Reconoces el órgano representado? ¿Reconoces la parte de la ciudad representada? ¿Quién podrías ser esta persona? Si fuera tu dibujo ¿qué colocarías en tu espalda? ¿Cuál podrías ser el titulo de este dibujo? ¿Qué crees que Sofía quiso comunicar con esta imagen? ¿Qué parte de la ciudad pondrías en tu corazón?

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¿Qué ves primero cuando miras este dibujo? Elije cuatro palabras para describir el tema de este dibujo. ¿Reconoces algunos de los lugares representados en el dibujo? ¿Por qué crees que los eligió?

Torso 1982 Carbonilla y sepia 73 x 54 cm Colección Daniel Sabsay Mano, Tigre y Cabildo 1983 Carbonilla y sepia 73 x 54 cm Colección Daniel Sabsay

¿Cuál crees que es el título de este dibujo? ¿Qué lugares de la ciudad de Buenos Aires dibujarías en la palma de tu mano? ¿Qué otros lugares de Buenos Aires recuerdas? ¿Piensas que la artista ha sido capaz de captar Buenos Aires? _____________________________________________________________________________ Repite las siguientes frases “Lo maravilloso es siempre bello.” André Breton “Opuse al sueño permanente de la vida, el sueño concreto de mi subconsciente.”Sofia Sabsay “La artista compone expresiones del cuerpo con temas vinculados a su morada.” Ivo Zanini “La imagen surrealista surge del enfrentamiento de dos realidades diferentes .“André Breton ___________________________________________________________ Marca con una cruz el final correcto La artista sugiere en sus dibujos que el cuerpo humano es Lo desconocido del cuerpo - El amor por la ciudad - La vida en el cuerpo y en la ciudad

Su método de trabajo fue El estudio sobre anatomía - El dibujo con modelo - La observación de su cuerpo

En el dibujo de la mano con ciudad la artista representa La Casa Rosada - El Cabildo - El Congreso

En el dibujo del torso compara al Obelisco con El hígado - El corazón – El pulmón

En la cabeza con bailarines, el barrio representado es La Boca - San Telmo - Barrio Norte

Una de las avenidas que cruza el Obelisco es

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Avenida Corrientes - Avenida Rivadavia - Avenida Córdoba ______________________________________________________________________________ Inventa tres historias que contengan estas palabras 1 Corazón, ciudad, avenida. 2 Mano, agua, calle, Cabildo. 3 Ojo, pájaro, vuelo, jaula. _________________________________________________________________ Memoriza los siguientes títulos y anótalos en la parte inferior de la página “Mis ojos reflejan Buenos Aires” “Lo conozco como la palma de mi mano” “ Mi corazón late a su ritmo “ “Su paisaje vive en mi rostro”

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