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Evolución clínica

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Racismo

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El paciente comienza a presentar carraspera en garganta, aumento de flemas con congestión nasal, fiebre inicialmente leve que de acuerdo a la agresividad del germen aumentará la temperatura progresivamente, el moco es blanco trasparente, cada vez más abundante, por lo tanto, haciendo mayor congestión de las vías respiratorias altas; dependiendo de la historia del paciente puede haber hipoxia con dificultad para respirar o cefalea variable de leve a intensa. Como hay marcada pérdida de fuerza, por la invasión del virus a todas las células corporales, el paciente deberá aislarse, es decir, no seguir su vida de estudio o laboral, pues es contagioso por solo respirar en el ambiente que lo rodea siendo muy contaminante a las demás personas. El virus de la gripa puede tener también origen en carnes de aves (Virus aviar AH5N1 Y AH7N1, y H9), porcinos (el AH1N1 y el H3) que al ingerirla contamina los tejidos humanos; a diferencia del virus aviar que mata las aves y contamina al hombre, el virus porcino es asintomático para el cerdo como portador, por ello mayor peligro para los humanos.

El cuerpo requiere un PH neutro para conservar la salud, y por nuestra mala alimentación con exceso de grasas saturadas, harinas y azúcares refinados, comidas chatarra, hacen que nuestra sangre se vuelva ácida y en un ambiente “sucio” tiene el medio propicio para el desarrollo de estos gérmenes, que van a producir el cuadro clínico de la gripa o de otras entidades clínicas.

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Período de incubación

El virus dura vivo en el cuerpo humano de 3 a 8 días, por ello el tratamiento más valioso sigue siendo el de los abuelos, cuando nos aconsejaban tomar “un sudor”, es decir, una agua de panela con limón o una aromática caliente, luego, acostarse cobijándose con 3 a 5 cobijas de lana durante 2 a 3 horas, esto produce una sudoración abundante que hace dos efectos muy valiosos:

1º Sudoración abundante por piel, eliminando muchas toxinas que no se han eliminado por otras vías naturales, que necesitan ser expulsadas por vías respiratorias.

2º Aumento de temperatura que puede ser alta, matando el virus o bacteria que haya invadido el sistema respiratorio, digestivo o cualquier otro sistema. Es muy importante entender que la alta temperatura (fiebre) aumenta las defensas orgánicas con producción incrementada de glóbulos blancos en los casos de infecciones bacterianas, con elevación de los granulocitos, en los cuadros virales baja el número de leucocitos en general pero eleva producción de los linfocitos en el recuento celular, combatiendo con el propio sistema inmunológico el proceso infeccioso; efecto contrario pasa con el fróo, el viento, mojarnos, lloviznarnos, serenarnos, baja las defensas empeorando el cuadro clínico y con el peligro de hacer procesos severos como septicemia o meningitis. Cuando por ciertas publicidades radiales o televisivas o por ignorancia con respecto a estos cuadros clínicos ingerimos antibióticos o sustancias

“antivirales”, producimos cambios importantes en el sistema de defensas corporales prolongando la enfermedad con manifestaciones clínicas bizarras de malestar general y febrículas o sudores, acompañados de cansancio fácil, por tiempos prolongados que pueden durar meses.

Es muy importante entender este procedimiento para comprender lo que en medicinas biológicas se llama saltos de campo, es decir como al interrumpir una enfermedad fuertemente por el uso de antibióticos o antiinflamatorios o antipiréticos, el cuerpo buscará tener salida de esas toxinas por esa nueva vía, es decir, utilizando otro sistema diferente del de las vías respiratorias con diferente manifestación clínica, es decir, la “gripa” se va a trasformar por el mal manejo del cuadro clínico, en una cefalea crónica, una ciática, una hiper tensión arterial, un Guillan Barre, una diarrea o cualquier otro cuadro clínico, días o meses después.

El cerdo, desde el punto de vista inmunológico, es muy semejante al hombre, por ello en la medicina se han utilizado órganos del cerdo para trasplantes a los seres humanos, ya que requiere menor dosis de inmunosupresores en los post-operatorios y hay mayor adaptabilidad al nuevo órgano, como en el caso de las válvulas cardíacas, riñones, corazón, etc.

A todos mis pacientes les hago la advertencia de no consumir cerdo, para evitar múltiples enfermedades que se van a manifestar en períodos variables de tiempo, como puede ser inmediatamente, al día siguiente, a los 8 días o a los 30 días, manifestación clínica que dependerá del grado de toxicidad sanguínea y de la respuesta inmunológica del paciente.

Estas manifestaciones clínicas las puede expresar por distintas vías en distintos pacientes, es decir, un paciente puede manifestar una gripa, una sinusitis, una amigdalitis, pero otro paciente hará una diarrea, una colitis o una gastritis, y un tercer paciente hará una dermatitis, una alergia cutánea o por piel expulsará las toxinas mediante sudores fétidos.

Se ha dicho que la gripa porcina o aviar no se trasmite en carnes cocidas, lo que es falso, pues he tenido pacientes que no son crudívoros y han presentado la enfermedad con episodios severos, y han tenido muy buena respuesta clínica al manejo con productos

El período de incubación de la gripa aviar en seres humanos es de 3 a 8 días, el del cerdo varía de 2 a 30 días, incluso he tenido pacientes que se manifiestan dos meses después de ingesta del cerdo.

Tratamiento

Cuando el paciente inicia el cuadro clínico, deberá aislarse del grupo social para evitar contagios por vías aéreas, el uso del tapabocas es inútil en estos casos, pues no es protector para quien padece la enfermedad ni para los pacientes sanos.

Deberá utilizar las bebidas caseras recomendadas por padres o abuelos, realizar sudores con el uso de bebidas calientes y ciertas hierbas, hacer vaporizaciones para desintoxicar el ambiente y humidificarlo, facilitando la respiración del enfermo.

Comercialmente hay varios productos homeopáticos que no bloquean el sistema inmunológico del paciente y ayudan a disminuir la intensidad y duración de la enfermedad, obviamente, estos productos no son de fácil acceso económico de pacientes con bajos recursos, pero con solo las medidas básicas dadas anteriormente es suficiente para curar un paciente sin hacerle daño biológico a su cuerpo o a su mente.

Nunca bajo ninguna circunstancia permito el uso de antivirales químicos en ningún paciente, menos pacientes hipertensos, diabéticos, inmunodeprimidos o mayores de edad.

En el Día de la Afrocolombianidad, celebremos la rica cultura y el invaluable legado de la comunidad afrocolombiana en Colombia y en todo el mundo.

Reconozcamos su historia, sus logros y su lucha contra la discriminación y la injusticia. Sigamos trabajando juntos por la igualdad y la inclusión.

¡Feliz Día de la Afrocolombianidad!

Por: Miguel Triana

El frío de los polos, el calor ecuatorial, las evaporaciones, las corrientes, las lluvias, los ríos, los aluviones, la edificación de la costa, los bancos de arena, las mareas, la vegetación, los cultivos, el comercio, la navegación, la riqueza de los pueblos, el porvenir de las razas humanas, la suerte que se le espera a las naciones, todo este encadenamiento, desde la roca hasta el hombre y desde la inercia hasta el pensamiento, con sus con sus filosofías y sus dogmas como es la enseñanza del mar que se mueve al balanceo de la elíptica. Escribir a propósito del mar es estudiar las edades geológicas, la génesis de los seres, la desintegración de las especies, la infancia y la humanidad, las peripecias de las agrupaciones sociales, en una palabra, es decir, la creación desde que se hizo la luz hasta que vinieron las tinieblas dentro de un pliegue imperceptible del infinito, en el espacio y en el tiempo ¡Cuántos volúmenes, sin embargo!

Es preciso no dejarse llevar de la pluma, no se trata de ciencias, ni de proyectos de defensa que calladamente pasaron, con todas sus ínfulas de alta ingeniería, al ministro de una república paupérrima y, más que pobre, desapercibida de su porvenir.

El dinero que puede gastarse en defender la islita movediza, aunque encantadora y en el puentecillo incómodo y precario, si bien de un aspecto oriental y delicioso, aconsejamos que debería invertirse en habilitar un puerto continental, inmediato a la boca del Patía. Allí está la isla del Gallo, apenas separada del continente por un canal que desemboca en el cañón del río. Lo que le falta a Tumaco lo tiene la Isla del Gallo, a saber: suelo rocalloso y firme, fondeadero profundo para grandes buques, agua potable y comunicación con extensas comarcas cultivables en tierra firme. Tumaco ha sido adventicia, se formó por casualidad y no promete ventajas para el futuro. Los negros libres de Barbacoas se establecieron en la costa para gozar de su libertad, lejos de sus antiguos amos, y aquí el mar les fue propicio en dones. La multiplicación de la especie ha sido la constancia del bienestar que encontraron en esta isla y sus contornos. Seguida la prosperidad de Tumaco con su caucho, su tagua y su cacao, atrajo a los señores de la ciudad del Oro, decadentes ya por falta de esclavos, y aquí señores y manumisos han vivido la vida democrática del trabajo libre. Tumaco, hija de la vieja y caduca ciudad de

Barbacoas. No de otra manera se explica el transeúnte observador, cómo existe en un pueblo de negros un núcleo social que poco tiene que envidiar a las pequeñas ciudades del Cauca. La amabilidad y corrección de maneras de los blancos de Tumaco y la suavidad de carácter y cultura natural de los negros, que en la costa atlántica y en el Valle del Cauca son cínicos e indómitos, proviene del régimen de libertad industrial que la localidad les ha ofrecido a éstos, sin la opresión de los otros. Aquí no existe el odio de clases que hará en el Cauca difícil la cuestión social, en perjuicio del adelanto del país y bienestar político.

Los negros aquí son más civilizados, más suaves, más inteligentes y más aptos para el trabajo de concurso nacional, que en el resto de la República. Pasamos todos los días por frente a una oficina pública donde trabajan empleados de color con tal idea y fundamento, que nos creíamos trasladados a una República negra. Las familias negras mandan sus hijos a las escuelas, con gran provecho para la educación de su raza: casi todos los peones que cargan bultos para la aduana saben leer y llevan en carteras sus apuntes. Muchos son los hombres de hogar de pelo apretado y rostro que se confunde con el color de sus zapatos, que inspiran respeto por su moralidad, sus actitudes y la dignificación de sus familias. En la iglesia, en el teatro, en los paseos, las señoritas negras, a pesar del abigarrado gusto de sus trajes, hacen comprender que se han establecido la selección verdadera de la raza africana, por el donaire señoril y el recato de las maneras y movimientos. Las familias blancas, olvidadas de su preocupación aristocrática, saben apreciar estas distinciones y les abren campo a los negros que, por su talento y aplicación, empiezan a ser notabilidades lugareñas. La gentuza misma agrada por la blancura de sus vestidos, sus pañuelos de seda vistosos, sus sombreros encintados y por la dignificación de sus juegos y placeres. Hay un billar en las inmediaciones del puente del estero que arroja luz por puertas y ventanas por la noche, con su escaño adherido a la pared y su cantina en un rincón, separada de la sala por un pequeño mostrador. Allí juegan alegres partidos de elegante sport, con tal corrección, que pudieran servir de ejemplo a los billares de caballeritos nobles de las otras partes. Cuando íbamos por la noche a pasear al puente, nos deteníamos largo rato en medio de la calle a considerar este pueblo, a través de uno de sus divertimentos.

En todas las casas de Barbacoas, construidas con guadua, en medio de árboles frutales, donde viven las aplanchadoras, costureras y lavanderas del poblado, asoman por las ventanas las flores que cultivan unas cabezas de ébano que hacen contraste con la blancura de los crisantemos, y tan crespas como estos. Al lado del panteón queda relegado el suburbio de los holgorios, donde suena los sábados por la noche la marimba. Pendiente del techo se balancea el teclado de chontas, con sus tubos de guadua de mayor a menor, que hacen las funciones de caja armónica. La hacen sonar al golpe de unos palitos, como de redoblante, dos negros festivos que llevan con la cabeza, los labios y el parpadeo de los ojos el compás de sus notas de piano. Al contorno de este instrumento silvestre, que reina y preside en los bailes populares de la costa, dos tamboriles, dos chuchos, un triángulo, alguna flauta sentida y una tambora estruendosa siguen las notas enloquecedoras del bambuco africano. Los músicos bailan en sus asientos, las negritas, que asoman coquetas las cabezas orladas de flores, mueven a compás sus talles flexibles; bailan las viejas describiendo con sus chancletas ruidosos círculos concéntricos y los mozos, de estragado gusto que cortejan estas elegancias copre- téritas, haciendo arcos con sus pañuelos impregnados de pachulí, bailan también con furor indescriptible. Por último, al tun, tun de la tambora vibra, como si bailara también, la barbacoa en zancos, sobre la cual se empina la casa de guadua. La más frenética alegría sale, al son de la música y los cantares lentos y sentidos, por los balcones de la casucha orlados de enredaderas en flor, que miran al mar. El rumor de las olas se mezcla con el rumor de la fiesta en las noches apacibles, y así duermen las islas movedizas de Tumaco sobre las escamas del monstruo.

Allá lejos, por sobre el banco de arena de “La Viciosa”, que circunda a Tumaco por el lado de las rompientes, se ve titilar, entre las espumas, la luz de un candil, y el viento suele traer, los sábados por la noche, la plácida voz de la marimba con que publican sus alegrías los negros de alguna aldea vecina.

¿No fue poderosa la servidumbre, en el Real de minas de Barbacoas, para hacer olvidar al hijo de las palmeras africanas los aires de una patria, perdida para siempre y borrado su recuerdo con las lágrimas de muchas generaciones? ¿O bien, el mismo sol tropical, el mismo bambú que crece bajo sus rayos y la misma libertad han hecho renacer, con las alegrías, las músicas de un grato recuerdo patrio? En las noches claras de plenilunio el mar levanta su flujo hasta los esteros de tierra adentro, donde crece la caña de azúcar de los colonos, y los invita a embarcarse para traer a Tumaco la panela de sus trapiches y, entonces, es de verse la bahía cruzada por velitas plateadas y es de oírse, dentro del mar, el canto lejano de los vendimiadores con que acompañan el golpe de sus remos.

Para las pleamares de novilunio, la entrada de los campesinos al puerto es la fantástica luz del alba. Vestidas de rojo y con pañolones floreados, vienen las mujeres a la orilla a ofrecer los frutos de su labranza: las viejas, con aquel aire apacible que imprime la vida campesina, vienen manejando el timoncillo de popa, las muchachas agitan al compás los canaletes de proa, peripuestas, de ojos risueños, con dientes que blanquean, como marfil engastado en coral, sobre sus rostros de ébano.

Quince días de escasez de víveres en la isla hacen que la población se agrupe en los muelles y reciba aquellas portadoras con esplendoroso alboroto. La luna rige pues los mercados en Tumaco a la orilla del mar. La vida, por este motivo, es cara en Tumaco. Los víveres del interior vienen corriendo las contingencias de la navegación fluvial, los de la costa vienen a merced de la marea. No hay suficientes de ésas en las inmediaciones y la carne es mala, la leche escasísima y la manteca viene de los Estados Unidos.

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