centro de arte contemporรกneo wifredo lam centro de desarrollo de las artes visuales fototeca de cuba museo nacional de bellas artes
1984 1986 1989 1991 1994 1997 2000 2003 2006 2009 2012
primera bienal de la habana
tercera bienal de la habana
quinta bienal de la habana
segunda bienal de la habana
tradición y contemporaneidad cuarta bienal de la habana
el desafío a la colonización
arte, sociedad y reflexión sexta bienal de la habana séptima bienal de la habana
octava bienal de la habana
novena bienal de la habana
uno más cerca que el otro
el arte con la vida
dinámicas de la cultura urbana
décima bienal de la habana
oncena bienal de la habana
el individuo y su memoria
integración y resistencia en la era global
Prácticas artísticas e Imaginarios sociales
Apuntes de la Bienal de La Habana en sus treinta años Jorge Fernández Torres
Director Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam
Aunque todavía pueden quedar vestigios de falta de rigor en las reflexiones de críticos y curadores de diferentes partes del mundo en relación con lo que significó la Bienal de La Habana, su reconocimiento es un hecho indiscutible. Labor que no se redujo a un carnaval de muestras y exposiciones porque desde el comienzo la Bienal de La Habana puso el interés investigativo como punto de partida para la proyección del evento. No se trata ahora de destacar una edición por encima de otra. Como cualquier acción de esta naturaleza cuenta con episodios buenos y otros menos afortunados, pero con la gestación inicial de un equipo de trabajo que con la dirección de LIilian Llanes y la participación de otros especialistas, supo conducir una estrategia que alcanzó niveles de conocimiento de alto vuelo. La Segunda Edición de la Bienal de La Habana se posicionó en lo que se identificó en aquel momento como Tercer Mundo, al colocar a nivel internacional las obras de sus artistas y el pensamiento cultural que les acompañaba, efecto que se inscribió dentro del ambiente cultural de la época y que se comenzó con el surgimiento de las Escuelas de Arte en la década del 60, el legado de Instituciones como la Casa de las Américas y el ICAIC, la renovación propiciada en el arte de la Isla a través de una exposición como Volumen I y la fundación el 15 de diciembre de 1986 de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, conocida también como Escuela de los Tres Mundos. Un período que se desmarcaba del llamado Quinquenio gris de los años setenta, obstáculo evidente para la creación artística y literaria cubana en este periodo. Desde que surge la Bienal fue marcando puntos de mira en todo lo que sucedía a nivel planetario. El planteamiento de la Tercera en 1989 con el tema de Tradición y Modernidad, coincide con los presupuestos de Magiciens de la Terre de Jean Hubert Martin, una muestra organizada por el Centro Georges Pompidou de París en ese mismo año. Sin embargo, el mérito de La Habana estuvo en que su mirada enfocaba poéticas que le eran propias y articulaba de forma natural la ilación entro lo culto y lo popular, libre del exotismo que sesgaba ese tipo de fabulación curatorial desde Europa.
Hoy los tiempos han cambiado. Han proliferado una buena cantidad de Bienales y Trienales en todas partes del mundo incluyendo a África, América Latina, Asia y los países árabes. Los creadores de nuestras cartografías se desplazan desde mapas que tienden al infinito. Apostar por descubrir y lanzar artistas es un gesto difícil, y responde a otras circunstancias. No obstante percibimos una obsesión por volver hacia creadores que independientemente de sus edades no han sido lo suficientemente legitimados. Pienso en lo que hizo Carolyn Christov Bakargiev en Documenta 13 y de una forma más marcada, Maximiliano Gioni en la 55 Bienal de Venecia y Luis Pérez Oramas en la de Sao Pablo. El diseño curatorial de nuestras ediciones más recientes no ha desplazado su observatorio de lo que significan las propuestas contrahegemónicas que vienen del Sur, sin embargo han sabido poner a dialogar a artistas consagrados del arte universal con nuestros contextos. De esta forma nos acercamos a uno de los decálogos de José Roca en su texto para el catálogo de la Octava Bienal de Mercosur cuando decía que las bienales en los países que adolecen de colosales museos con grandes colecciones de carácter internacional deben saber combinar los proyectos más novedosos y actuales con aquellos instituidos y ya existentes. Muchas voces autorizadas que nos siguen desde lejos, elogian la forma en que se articulan desde Cuba los enfoques globales y locales. A pesar del alcance transterritorial de la Bienal de La Habana, uno de sus sustentos vitales ha sido la presencia en sus nóminas del arte joven emergente cubano de todos los tiempos, y su gran mérito, haber sobrevivido a todas las crisis por las que ha pasado el país. Los debates internacionales en relación al modelo bienal, las curadurías y la inoperancia de los museos, pueden tener un antecedente en la ya legendaria muerte del arte. Los desplazamientos de las prácticas a los procesos del arte o del objeto a los contextos necesitan hoy más de la confrontación, de las configuraciones diseminadas de ese otro que nos circunda. Lo más importante es que la Bienal de La Habana sigue ahí, asumiendo su presente para poder entender su futuro.
Una de las misiones de la Bienal, cada vez más claramente, es la de ofrecer un laboratorio vivo... — Luis Camnitzer, 1990
Tiempo suficiente, para no olvidarlo nunca Nelson Herrera Ysla
Curador General
Equipo del Centro Wifredo Lam durante la preparación de la 6BH
Como un equipo de curadores que somos, al fin y al cabo, de esta Bienal de La Habana que ahora cumple 30 años de existencia, queremos celebrar tan crucial período de tiempo a nuestra manera con exposiciones en varias sedes de la ciudad y encuentros para reflexionar sobre lo pasado y lo porvenir. Sin mucha alharaca… pero con no tan poca modestia pues creo que somos nosotros quienes debemos ser los primeros en reconocer el extraordinario esfuerzo hecho y sumarnos así a lo ya han escrito algunos críticos y expertos extranjeros en disímiles publicaciones a lo largo del planeta (desde The New York Times hasta la revista Heterogénesis en Suecia, pasando por la muy respetada y querida Art Nexus, y Atlántica, Arte Cubano, Arte al día, y otras tantas.) Las bienales en el mundo son tantas que…. nos atropellan a veces, parafraseando la vieja canción cubana. Pocas se mantienen vivas gracias a estructuras sólidas organizativas, empeño cultural local y enrome conciencia acerca de su rol en el mundo contemporáneo: otras, infortunadamente, desaparecen luego de su tercera o cuarta edición quizás por tratarse de un esfuerzo tan descomunal que raras veces es reconocido en la sociedad y ciudad a las que pertenecen por derecho propio. Sin dudas, la bienal es hoy el evento más complejo de todos los que existen en la escena artística en cualquier lugar del mundo, y el más espectacular en un correcto sentido de la palabra. No siempre se comprende en su entera magnitud y, por lo general, solo es posible observarla parcialmente: desde ahí, entonces, algunos emiten juicios y opiniones fragmentarias que impiden develar al público su verdadero significado y trascendencia. La Bienal de La Habana, en muy pocas ocasiones, ha conocido de aproximaciones y reflexiones profundas. Quienes la concebimos y organizamos cada vez estamos conscientes de ello, lo cual no nos desanima a sostenerla y rearticularla cuantas veces sea necesario en busca de su definición mejor porque somos conscientes, muy, de su necesidad histórica, de su rol en la cultura contemporánea. Sé que reconocerse uno en su propia tierra (sin vanaglorias superficiales y a falta de algún que otro profeta) no es bien visto en esta sociedad y cultura cubanas acostumbradas al plural de modestia, o al silencio en el peor de los casos. Pero más allá de reconocernos hoy, deseamos informar al público, documentar parte de ese proceso arduo en lo intelectual y pragmático que significa realizar una bienal de arte en medio de nuestras difíciles condiciones de vida. Hemos experimentado desde 1984 una suerte de épica individual y colectiva tanto los curadores, los técnicos y montadores, como las instituciones que nos han apoyado sin reservas en nuestra corta pero compleja historia, comenzando por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas y el Ministerio de Cultura de nuestro país. Y a una épica determinada corresponden, en cierto modo, guerreros que triunfan o son derrotados pero que luchan sin descanso hasta el último aliento sin importarles otra cosa que la lucha en sí misma, el camino recorrido, los procesos a los que son sometidos para intentar comprender el complejo mundo visual contemporáneo tan cambiante, heterodoxo, diverso, desafiante, que experimentamos. Desde aquella inicial edición de 1984 desplegada expositivamente entre el Museo Nacional de Bellas Artes y el Pabellón Cuba, y a la que se sumó el Palacio de Convenciones para acoger su Fórum de discusiones, apenas conocíamos qué sucedía realmente en Latinoamérica y El Caribe. Luego, en su segunda edición de 1986, nos lanzamos al Asia, África, Medio Oriente, en busca de un mayor conocimiento acerca del entonces llamado “tercer mundo”. Sorteando toda suerte de soledades en pueblos, aldeas y villorros, además de amenazas, escasez de dinero para comer y trasladarnos, así como variados tipos de seducción, incomprensiones e indiferencia, pudimos documentarnos de lo que pasaba hasta convertirnos en cautelosos, modestos pero seguros expertos en materia de artistas, instituciones, publicaciones, proyectos, eventos, de muy diversas escenas artísticas locales. Gracias a ello abordamos la tercera Bienal de La Habana en 1989, la de más amplio reconocimiento internacional hasta hoy. Osados que fuimos… sin arrepentirnos hasta el día de hoy. Nunca en Cuba, ni en otros países de aquellos mundos visitados, se había experimentado nada igual a pesar de que en nuestro país contábamos con magníficas experiencias internacionales en otras disciplinas artísticas. Pero es que el arte, desde los años 80 hasta nuestros días, ha dado muestras de implacable diversidad, conceptualización, re-estructuración, dinamismo, hibridación, movilidad, apertura, transformación, expansión, contaminación, cuyo entendimiento y reflexión consecuente exigen demasiado a cualquiera que decida enfrentarlo y asumirlo como una gran puesta en escena. Mientras otras disciplinas de la creación se mantienen operando dentro de sus históricas estructuras, y respetando más o menos leyes y normas alcanzadas, lo cierto es que el arte se ha
el acontecimiento crucial para la historia de la bienal contemporánea sólo ocurrió en 1984 — Rafal Niemojewski
transformado tanto que a nosotros mismos nos resulta difícil comprenderlo en ocasiones (y máxime ahora con la incorporación de lo sonoro, olfativo, táctil, gustativo; es decir, la totalidad de los sentidos humanos.) De ahí que algunos expertos se hayan atrevido a calificar a la Bienal de La Habana como un verdadero milagro. En honor a la verdad esa es una de las imágenes más objetivas que hemos proyectado hacia el exterior, sobre todo en aquellos que poseen una corta o vasta experiencia en estos asuntos. Sin ánimo de alcanzar algún tipo de reconocimiento oficial o popular, no hemos hecho otra cosa a lo largo de 30 años que trabajar por amor al arte, a la cultura, a la ciudad, al país donde se desarrolla la bienal, y eso es de por sí un milagro dadas las circunstancias históricas que nos ha tocado vivir. No hemos pedido nada a cambio salvo poder trabajar con honestidad, audacia, profesionalismo, libertad, pasión. La Bienal de La Habana ha ido ganando un espacio en el imaginario social de nuestro país y del mundo. Su celebración constituye un acontecimiento relevante en la vida de la ciudad y sus habitantes, quienes se acercan a una mejor comprensión de las formas y las estructuras que genera el arte desde hace varias décadas. Y un acontecimiento de primer nivel para los artistas cubanos, de todas las edades y promociones, pues la confrontación que experimentan en cada edición resulta de vital importancia para el desarrollo de sus carreras, y así nos lo han hecho saber. Revisando materiales de archivo para esta celebración (no abundantes pues no siempre tuvimos conciencia de guardarlo todo), he podido comprobar la riqueza de este trabajo curatorial, sus impagables lecciones de información y conocimiento, la maravilla que ha representado encontrarnos cada dos o tres años e intercambiar vida y experiencias con otros seres humanos y culturas en el espacio físico de nuestras galerías, museos, calles, plazas, casas, iglesias, fábricas, instituciones, recintos
feriales, hoteles, paseos, parques, de esta ciudad de La Habana. Y qué mejor ocasión que mostrarlas al público ahora. Páginas de periódicos envejecidos, recortes de revistas, fotos en blanco y negro y en colores, plegables, folletos, credenciales, mini catálogos, banderolas, afiches, noticiarios y reportajes televisivos, documentales cinematográficos, forman parte de la buena memoria de las Bienales de La Habana porque la otra, la mala, la vamos a dejar ahí tranquila. Nada de quejas, nada de amargura o lágrimas vertidas cuando algo salía mal, nada de molestas reuniones a las horas menos propicias ni nada de presiones burocráticas e ideológicas porque se trata ahora de recordar cuanto puede sernos útil para el presente y el futuro de la bienal. Y útil para aquellos que la han vivido desde afuera y comprometido con ella de múltiples formas, tanto en Cuba como en el extranjero. En las cuatro sedes de esta variada celebración podrán apreciarse obras en papel, lienzo, objetuales, escultóricas, instalacionistas, que forman parte de nuestra colección permanente en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, y otras que nos han ofrecido artistas en sustitución de aquellas que participaron en algunas de las ediciones del evento. Más fotos tomadas por un público heterogéneo a partir de las últimas bienales, gracias a su entusiasmo y al auge de la fotografía digital que no existía en la década de los 80, y que gozó al dejar plasmadas sus vivencias durante el evento. Esta celebración es también, por tanto, un retrato de nosotros mismos, una imagen de todos aquellos que hemos trabajado a lo largo de tantos años con entrega total, con satisfacción, conscientes de nuestra modesta contribución a la cultura cubana y universal contemporáneas. Cazadores cazados pues, tal vez podrá apreciarse ahora. Y como dicen ciertos cubanos: a mucha honra.
En la Bienal en sí, la enorme cantidad resulta imposible de reseñar y no puede haber generalizaciones. Quizás el único punto que valga la pena señalar es que hay mucho más intercambio transcultural que los argumentos que podrían ser sugeridos por los comentadores del Tercer Mundo en general ... — Dore AshtoN, 1987
Jurados de la 1BH
Los Carpinteros. 11BH
ÁfricA Angola Benin Costa de Marfil Etiop Kenya Madagascar Ma Centroafricana Senegal Sudán Togo Zambia Zaire Emiratos Árabes Unido Marruecos Qatar Siria Tú del Sur Filipinas India In Popular China Rep. Pop Tailandia Taiwán Vietnam Bolivia Brasil Colombia Salvador Guatemala Guyana Panamá Paraguay Perú U Bahamas Barbados Guadalupe Puerto Rico Rep. Domin Norteamérica Canadá U España Finlandia Francia Malta Noruega Rumania
Steven Cohen. 11BH
La Habana es la única exposición de tipo bienal que incluye también arte “popular” junto con el arte “profesional” o “erudito”
— Guy Brett, 1992
Elba Damast. 5BH
enin Burkina Faso Camerún Congo pía Ghana Guinea Isla de Reunión ali Mozambique Nigeria República l Seychelles Sierra Leona Sudáfrica Zaire Medio Oriente Argelia Egipto os Irán Iraq Israel Kuwait Líbano únez Turquía Asia Bangladesh Corea ndonesia Japón Malasia Pakistán Rep. op. Dem. de Corea Singapur Siri Lanka am América Latina Argentina Belice a Costa Rica Cuba Chile Ecuador El uyana Honduras México Nicaragua Uruguay Venezuela el Caribe Aruba uadalupe Haití Jamaica Martinica nicana Trinidad y Tobago Surinam USA Europa Alemania Austria Bélgica rancia Grecia Holanda Italia Kosovo umania RUSIA Serbia Suiza Australia
países participantes en la bienal de la habana
un resumen de estos años José Manuel Noceda Fernández
La Bienal de La Habana surge en 1984 como un rara avis, al prestar atención a regiones geopolíticas y producciones visuales preteridas por entonces en los circuitos internacionales del arte, hasta afianzar sus presupuestos y ganar espacio dentro de estos. La exposición Bienal de La Habana: un laboratorio vivo en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, pretende resumir sus 30 años de vida. Cuando se habla de ella o se le estudia en tanto plataforma promocional para el arte del Tercer Mundo, casi siempre se pasa por alto que Wifredo Lam fue el punto de partida del evento y de la institución que lo organiza. En su obra, Lam construyó un legado de correspondencias simbólicas y culturales, fue una suerte de visionario por la voluntad de superar las contradicciones entre lo local y lo universal. Se adelantó a su tiempo en la percepción híbrida de la vida y la cultura, y aún hoy sobresale como una figura puente entre modernidad y posmodernidad, tradición y contemporaneidad, siglo xx y los albores de este nuevo milenio, lo que explica su impacto en las aspiraciones de muchos artistas de ambos lados del Atlántico. Por eso, el recorrido abre con una confesión suya recogida en una entrevista en 1980: “Mi pintura es un acto de descolonización”.
La lógica curatorial de la muestra recurre, por supuesto, a obras de la colección del Centro —con sus enormes lagunas— resultante de generosas donaciones hechas por invitados locales y foráneos. También incluye contribuciones puntuales de artistas cubanos y latinoamericanos para la ocasión. Por la Bienal han pasado miles de artistas consolidados, de middle carrier o emergentes, de Asia, África, Medio Oriente, América Latina, el Caribe y sus diásporas —y, en menor medida, primermundistas—, en exposiciones individuales y colectivas, homenajes y núcleos especiales, proyectos para el espacio público o de inserción social. Prueba de fuego para los jóvenes artistas, como un buen Elegguá, les abre las puertas hacia otros territorios de circulación internacional. Estos treinta años y once ediciones testimonian el tránsito de lo bidimensional al arte objeto y las instalaciones; de la fotografía analógica y el video monocanal al campo digital y las mediaciones tecnológicas; o a la práctica en ascenso de acciones y performances. De un entender el arte puramente representacional o anclado en inquietudes de lenguaje a estrategias de base conceptual y problematizadora. También el paso de la visión “presencialista”, de obras y proyectos para su contemplación y disfrute en espacios interiores, a las producciones lúdicas, interactivas, para el espacio público, sean estas más o menos innovadoras, y las orientaciones de inserción social del arte.
mi pintura es un acto de descolonización — Wifredo Lam
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Su metodología no delimitó las fronteras entre las expresiones “cultas” y las populares o artersanales, ni tampoco lo hizo entre las artes visuales y la arquitectura. Como punto de ruptura respecto a las normativas tipo Bellas Artes, la orientación nada fortuita respondió en buena medida a los conceptos resultantes del Plan Ramal de Investigaciones instrumentado por el Centro Lam —con la participación de destacados críticos y profesores de arte—, fundamento coherente de la horizontalidad con que intervienen artistas, arquitectos y manifestaciones de lo popular en algunas de sus ediciones. Si bien ha sido el plato fuerte, la Bienal no repercute solo por su plataforma expositiva. Por eso la muestra va mucho más allá de ella, pues trata de sintetizar desde una perspectiva poliédrica lo acontecido en este corto, aunque significativo intervalo, si se le compara con la longevidad centenaria de Venecia, con Documenta y Sao Paulo. La bienal es un dispositivo de inauguraciones —algunas bien recordadas—, exposiciones, talleres, proyectos con las escuelas de arte, lugares de diálogo y simposios en función de públicos diversos. El segmento teórico incluye, además del más visible foro con críticos, curadores y arquitectos, locales e internacionales, encuentros de editores de revistas especializadas, de directores de museos —en 1991 la Cuarta Bienal fue sede del Congreso Internacional de Directores de Museos de Arte Moderno, CIMAM—y mesas de discusión gestadas por artistas. Eso explica la puesta en uso de los archivos del Centro, considerados al mismo nivel que las obras. Entre ellos figuran materiales fílmicos valiosos como las copias de los Noticieros ICAIC de las dos primeras bienales y documentales desarrollados sobre algunas de sus ediciones. También un notable conjunto de fotografías que traerá a la memoria, o dará a conocer a quienes no vivieron esas etapas, imágenes de las inauguraciones, del público recorriendo sus salas y locaciones, en museos y galerías o en espacios urbanos; o de los encuentros teóricos, entre otros. Lo completa un segmento nada despreciable de artículos en periódicos y revistas nacionales y extranjeras, con las reseñas y análisis de los logros y avances, los vacíos y limitaciones de la cita; subrayando la colección de Art Nexus, única publicación que cubre la bienal desde 1984 hasta la fecha; números de Art in America, Art Forum, Flash Art, Lápiz, Poliéster, Atlántica Internacional, el New York Times, junto a los principales medios de prensa y revistas especializadas de Cuba. Inserta en los años ochenta en los pliegues de las tensiones Centro-Periferia, relación acuñada por Raúl Prebisch, en época aún difícil para localizar artistas del Sur en las grandes exposiciones internacionales y las bienales establecidas, La Habana devino una plataforma inédita de confrontación y diálogo para las periferias culturales. Luis Camnitzer la comparó en fecha temprana con las operatorias de laboratorio, por prefigurar una especie de experimento con un objeto de estudio desconocido, cuyos resultados nadie podía predecir. Sobre todo, tuvo la virtud fundacional de transformar el signo ideológico de los megaeventos internacionales, al ofrecer espacio al sonido peculiar de las culturas subalternas. Estos y otros posibles aportes no se pueden pasar por alto, en un mundo global en el que muchas iniciativas afines no lograr mantener sus sitiales y desaparecen sin apenas dejar rastro.
Cuanto más incida, subraye y defienda el protagonismo del arte contemporáneo africano, asiático y latinoamericano, La Habana tendrá la batalla ganada... la Bienal de La Habana supone y representa la alternativa, la resistencia. —Antonio Zaya
ciudad y participación Ibis Hernández y Margarita Sánchez
La exposición Bienal de La Habana: un laboratorio vivo, diseñada como parte de las acciones concebidas para conmemorar los treinta años del evento, exhibe uno de sus segmentos en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales. Más allá de convocar el espíritu de celebración que el aniversario amerita, podría éste servir de pretexto para la ineludible reflexión crítica acerca de los aportes y desaciertos del evento a lo largo de su trayectoria, no solo a través del debate teórico previsto para el Museo Nacional de Bellas Artes sino, también, desde la curaduría y la puesta en escena de la exposición programada, algo más difícil de lograr. Y es que habría resultado estimulante, además de hilvanar una memoria parcial de la Bienal a partir de algunas de las obras de la colección del Centro Wifredo Lam, de su acervo documental, y de piezas pertenecientes a otras instituciones y artistas cubanos, apostar por la construcción visual de un discurso analítico sobre la memoria crítica del evento, participar del debate internacional vigente sobre la relación arte-archivo, y aplicar los modos y dispositivos pertinentes con vista a garantizar que, al menos, buena parte de las propuestas revisitadas, activaran experiencias y sensibilidades desde su potencial poético, crítico y participativo, contextualizadas en el presente. Sin embargo, para ello habría sido necesario presentar otras propuestas que marcaron hitos en la historia de la Bienal y, al mismo, tiempo, contar con recursos financieros que nos permitieran implicar otros modos de hacer y de mostrar. No obstante, consideramos oportuno exhibir una selección del material disponible, alcanzando mayor despliegue en unos casos y a manera simples apuntes en otros, con la aspiración de incitar en el espectador el interés en la investigación y la apertura de nuevas perspectivas de análisis. Así, en el segmento de la exposición que ocupa el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, se exhiben fundamentalmente registros y vestigios de proposiciones no identificadas con las manifestaciones de más larga data en la Historia del Arte. Prevalecen el video y la fotografía como documentación de tipologías artísticas más contemporáneas, tales como acciones e intervenciones públicas, site specifics, propuestas de inserción social, multidisciplinarias, performances en espacios públicos y otros tipos de experiencias efímeras y procesuales difíciles de encasillar bajo algún indicador taxativo, que han ido ganando protagonismo al paso de las ediciones. Ante la disyuntiva de asumir o desestimar la organización de una muestra de tal naturaleza, preferimos correr riesgos y optar por exponer el material disponible, aunque éste no abarcara, en su real dimensión, la singularidad, heterogeneidad y densidad de las prácticas que han encontrado lugar en la Bienal, ya sea dentro del entorno institucional o entrecruzadas con la trama física y social de la ciudad. Por sus efectos en el “modelo bienal” implementado en La Habana, constituyen referencias imposibles de eludir. Valga recordar que los vínculos entre el arte y el espacio público se produjeron tempranamente en la historia de la Bienal de la Habana, cuando en 1986 el célebre artista argentino Julio Le Parc reeditara, para la segunda edición, la experiencia llevada a cabo en el Parque del Retiro en Madrid el año anterior, con algunos de los artistas españoles que le habían acompañado y otros creadores extranjeros y cubanos. CODEMA asumió la fase preparatoria del Taller, cuyos resultados se articularon en una gran experiencia participativa que tuvo lugar en el parque de 14 y 15 en el Vedado. De igual forma, los resultados de otro taller fueron destinados al disfrute en espacios abiertos durante la IV Bienal (1991). Inspirado en una práctica de la cultura popular del pueblo de Weifang, los participantes fueron entrenados en la elaboración de cometas chinos, tradición que resistiera su posible extinción en competencia con la diseminada cultura occidental. Los cometas realizados se hicieron volar en el Parque Maceo, mientras los originales, de fantasioso diseño oriental, fueron expuestos
en la Fortaleza del Morro. Pasando a la V Bienal (1994), los ejemplos a destacar fueron proporcionados por artistas radicados en México: los recorridos performáticos en bicicleta de Thomas Glassford y la deriva de Francis Alys con sus zapatos magnéticos, con la cual hizo su debut en las Bienales Internacionales. Ejemplos de la VI Bienal serían, entre otros, la performance del artista de Singapur Chandrasekaran en una calle peatonal del Centro Histórico, quien valiéndose de gestos repulsivos atrapó la atención de los transeúntes; y el happening-intervención de Carlos Garaicoa en las ruinas de un edificio en demolición. Se trataba aún, por esos años, de obras aisladas dentro de un proyecto general que respondía sobre todo a las premisas de la “bienal vitrina”, donde el interés por las prácticas más recientes o experimentales se subordinaba, en buena medida, al tema de reflexión.1 Poco tiempo después, continuando con el empeño de tomarle el pulso a la producción simbólica contemporánea de los países del Sur, la indagación curatorial arrojaría la pertinencia de ceder cada vez mayor espacio a las nuevas formas de producir y exhibir arte, y con ello, atraer e involucrar al ciudadano no familiarizado con la creación artística contemporánea. De ahí que a las propuestas de carácter público apreciadas en la VII Bienal (2000),2 le sucedieran en la VIII (2003) proyectos aglutinadores, de alcance mayor en cuanto a la orquestación de obras colectivas, variantes de participación y talleres sobre los distintos tipos de arte. De ellos, Isaroko en el solar La California y Mover las cosas en 14 apartamentos de Alamar, destacarían por su carácter colaborativo y procesual; mientras que 4D, del Grupo Rain en el Pabellón Cuba, integró una programación conformada en base a las más disímiles disciplinas, en oblicua interacción con una invasiva estructura de andamios que intervenía el edificio.3 En total correspondencia con el tema de dicha edición, “El arte con la vida”, estas iniciativas dinamizaban ya la propia estructura del evento. Al incluirlas, la Bienal de la Habana impulsaba, de modo natural, la socialización preconizada por el arte relacional, como más tarde apuntaría el teórico de esa estética Nicolás Bourriaud, refiriéndose al evento. Asimismo, reforzaba su sentido de laboratorio vivo e incorporaba, a la transformación operada al modelo decimonónico cuando abrió su convocatoria a las regiones del Sur, el reto de traducir de manera viva y vinculante las tramas de lo extra-artístico que vertebran y confieren perfil propio a su producción artística. Si bien la IX Bienal desistió de la idea de articularse en base al desarrollo de talleres que encauzaran una noción diversificada de lo que se entiende por cultura urbana, algunos proyectos destacaron por redimensionar experiencias de lo ordinario desde lo simbólico, por enunciar valores culturales a partir del soporte ciudad y por evidenciar la naturaleza múltiple de las interconexiones que en ella se establecen, prescindiendo de la obviedad de las meras representaciones y del predominio de la imagen para encauzar la investigación contextual, la intervención urbana, y la acción, entre otras estrategias.4 La X Bienal, al coincidir con el aniversario veinticinco de su fundación, dio especial cobertura a muestras de homenaje y a obras que mostraron las distintas aristas del tema “Integración y resistencia”, desde los requerimientos propios del formato exposición. Entre las escasas excepciones estuvo LASA (Laboratorio Artístico de San Agustín), que acogería artistas y colectivos de la nómina del evento cuyas proposiciones resultaban avenibles a la plataforma y al espíritu de ese proyecto. Así la Bienal se adentraba nuevamente en un barrio periférico de la ciudad, pero ahora desde otros presupuestos insertos en la metodología de trabajo de ese Laboratorio y en concordancia con sus líneas de investigación sociocultural.5 No sería hasta la oncena edición cuando se otorgaría jerarquía conceptual a las prácticas artísticas que fructifican en su interacción con la esfera pública, que junto con el interés por los cruces interdisciplinarios (tanto en lo que a las disciplinas artísticas como a los campos del conocimiento concierne), se constituyen en cometido programático y eje curatorial del evento bajo la perspectiva de los imaginarios sociales.6
Lo que es extraordinariamente excitante en la Bienal, [...] es el modo en que la ciudad, ella misma, responde a las exposiciones al punto de convertirse en parte integrante de ellas — Nicolas Bourriaud De izquierda a derecha, de arriba hacia abajo › Ángela Ramírez. 11BH / Proyecto colectivo Mover las cosas. 8BH / Grupo Rain. 8BH / Betsabée Romero. 8BH / Carlos Montes de Oca. 9BH / Galeria DUPP. 7 BH / Roberto Fabelo. 11BH
1. Es imprescindible anotar que independientemente de lo planteado, algunas de estas ediciones tuvieron proyección en algunos municipios periféricos de la ciudad, ya fuera utilizando su infraestructura cultural o participando con la población en actividades barriales. 2. Nos referimos, entre otros, al inflable gigante de Nadín Ospina, híbrido de muñeco Disney y figura precolombina en los exteriores del Morro, al Desfile de Arte Correo convocado por el uruguayo Clemente Padín, al mural de la brasileña Mónica Nador articulado a partir de las preferencias estéticas consensuadas de los pobladores de San Isidro, y a los grabados del Grupo Grafito que utilizó como matriz la fisionomía arquitectónica del mismo barrio; dentro del espacio museable, destacarían además otras obras de carácter participativo como Los Turistas del porteño Leandro Erlich, e interactivo como las instalaciones de Rafael Lozano Hemmer y Diana Domínguez. 3. Expandiendo otra vez su formato, y en sintonía con la plataforma física y conceptual de 4D, la programación abarcó cine cubano de los sesenta, programas de video, un festival de performance y proyectos que mezclaban eficazmente varias manifestaciones artísticas, como la Tabatenda de Ernesto Neto, o los espectáculos multimedia de Daniel Lima y del Colectivo BIJARI, estos últimos, configurados mediante la apropiación y fusión inteligente de estrategias de que provienen del espectáculo de masas y el activismo social. En el contexto de 4D tuvo su génesis, y luego su premier, el excelente documental Pabellón Cuba de Juan Carlos Alom 4. En este sentido es posible destacar proyectos de naturaleza sensorial tales como Habana mi amore, investigación de corte interactivo sobre los olores de la ciudad, y Sabores y Lenguas de Antoni Miralda, work in progress colectivo e itinerante-; las intervenciones de Havana Gold, que al recubrir con papel oro bajantes pluviales, papeleras y otros elementos funcionales de la ciudad, los dignificaba en su utilidad social; y la acción colectiva ideada por Carlos Montes de Oca El arte purifica que involucró la brigada de limpieza de calles Aurora. 5. Nos referimos, entre otros, a la gestión y a la mediación cultural así como a los campos del urbanismo, la pedagogía y la economía. 6. Uno de los ejes temáticos en que se basó la Oncena edición.
Bienal de la Habana E v e n t o Te ó r i c o 30 Aniversario
Dannys Montes de Oca Moreda
Organizadora Evento Teórico
Desde su surgimiento, hace 30 años, las Bienales de La Habana crearon un escenario “otro” de confrontaciones y evidencias económicas, políticas, culturales y artísticas, en el que se verifican tanto las políticas de dominación de la cultura hegemónica como las acciones subalternas que paralelas a ellas se generan. Puesto que todo ello ocurre a partir de un modelo promocional originariamente occidental, el de las Bienales, modelo erigido sobre la ideología del mainstream institucional del arte, que centra y domina las acciones de críticos, curadores, promotores, directores de museos, artistas, y público en general, una de las más notables aportaciones de este evento en La Habana ha sido unificar las variantes investigativas, y de política cultural a través de la práctica curatorial y el hecho de haberse insertado en una dinámica de internacionalización que, una y otra vez, tensa su potencial alternativo y de instrumento anticolonial. Se trata pues de un laboratorio vivo de acercamiento a las corrientes o manifestaciones más visibles de lo artístico en los contextos que han sido objeto de su análisis, los del Sur Global, y ha tejido en su devenir debates teóricos que analizan, problematizan y complementan las vertientes de discusiones dominantes para cada momento al recolocarlas y hasta cuestionarlas desde nuestros puntos de vistas y experiencias locales y regionales. Cuestiones de orden político-culturales como las relaciones Centro/ Periferia, Occidente/No Occidente, Hegemonía/Subalternidad. Debates sobre las cuestiones de la «identidad», la «multiculturalidad», y los modos de constitución de lo nacional en relación con las identidades diaspóricas y los flujos de lo global. Dinámicas de la relación entre lo tradicional y lo contemporáneo, entre la Modernidad, la Postmodernidad y su articulación con las culturas subalternas, endógenas y exógenas. Aportaciones de lo “Postcolonial” y lo “Decolonial” como maneras de conectar las culturas locales y los individuos con su pasado colonial y su historia personal de sometimiento y dominación. El reconocimiento de “otras modernidades”, prescindidas o ignoradas, a través de conceptos como ”altermodernidad’ y “transmodernidad”. El estudio de fenómenos de promoción, inserción y visibilidad a través de “Bienales hegemónicas” y “Bienales emergentes o alternativas” como espacios de intercepción de valores a escala global. Todos estos temas han sido traídos a colación por el proyecto Bienal de La Habana y sus Eventos Teóricos en estos 30 años.
Junto a éstos intentos por validar otra lógica de ordenamiento y entendimiento del mundo, se han desmontado muchos de los mitos de la historicidad del arte y, demostrado también su “no historicidad” al verificarse como procesos que tuvieron lugar anticipadamente, o de manera simultánea, para diferentes regiones. Hablamos de procesos propios de la transformación de la artisticidad en términos de definiciones, prácticas, modos de constitución, o soportes, cada vez más radicales, los que van de la obra objeto, a su proyección espacial y corporal, al arte de acción, la performance, el arte contextual, el arte de inserción social, el arte relacional, el arte colaborativo, etc, como formas de extensión, contaminación y desprendimiento del concepto de Arte hacia el orden de la cultura visual, la esfera pública, y los imaginarios sociales. Asimismo hemos atendido a las complejidades de la relación Arte-Tecnología en un contexto internacional de configuraciones económicas desiguales y bajo el sustrato de una concepción, comprometida también, con nuevos imaginarios y funciones de lo contemporáneo. Este compendio, todo abarcador ha implicado concentrar o programar sesiones de trabajo en conferencias, paneles o talleres, dedicados en mayor o menor cuantía -y diferentes niveles-, a la teoría, a los estudios culturales, y a las prácticas curatoriales y artísticas. Lo que pudo haber sido un cuerpo teórico específico devino un foro de ideas y pensamientos críticos que tributan a diferentes perspectivas de análisis: filosóficas, de estudios visuales, de comunicación, de lenguaje, de políticas culturales, etc.; lográndose en la práctica un efecto multidisciplinar con la participación de figuras consagradas, de nombres emergentes, y hasta de alguno cuya brillantez de análisis no quedara eficazmente demostrada en nuestras sesiones, pero que estuvieron en cada caso dispuestos a compartir ideas y experiencias con nuestro público. El balance ha sido en todo caso una intención compartida por estos colaboradores y aquellos que, en diferentes momentos, asumieron la responsabilidad de organizar este evento. Valiéndonos de las mismas estrategias seguidas para alimentar cada edición de la Bienal, su Evento Teórico se ha ido conformando a partir de una misma resultante investigativa, la del propio equipo curatorial, así como de la incorporación de aquellos intelectuales, teóricos, y tendencias de pensamiento que, en pleno movimiento y luchas de ideas, han pujado por la transformación de las relaciones Norte-Sur. El proceso de intercambio con ellos, tanto previo a cada Bienal, como durante sus exposiciones y sesiones teóricas, ha permitido validar los aportes de estos intelectuales, pero también ha significado una puesta al día en términos de informaciones que resultan de difícil acceso desde nuestro contexto, así como un ejercicio importante para los estudiantes de nuestras diferentes esferas de las humanidades en especial de la cultura artística.
Encuentros teóricos en las Bienales de La Habana
En este sentido, el devenir curatorial de las Bienales de La Habana ha propiciado no solo una acción promocional sobre las producciones artísticas del Tercer Mundo (hoy Sur Global) sino que ha establecido una crítica de las propias construcciones teóricas que han servido de referente o plataforma a estas producciones. Hablamos entonces de Eventos Teóricos que pusieron en evidencia las producciones críticas y teóricas de estos países como una prueba del intento, aún más abarcador, de crear en La Habana un espacio alternativo de pensamiento y acción, una nueva geopolítica del conocimiento del arte. Con vistas a analizar el pensamiento que sobre las regiones de África, Asia, América Latina, Caribe y el Medio Oriente ha promovido durante estos 30 años la Bienal, el fórum Bienal de La Habana. Evento Teórico 30 Aniversario analizará el desarrollo que ésta ha tenido como proyecto, y sus relaciones con otras bienales contemporáneas, así como su impacto e influencia en proyectos que, sin ser mega-exposiciones o bienales, han respondido o se han relacionado con intereses similares de legitimación del arte del Sur Global. Pretendemos orientar este encuentro en tres direcciones generales: al contexto ideológico nacional e internacional que da origen a la aparición de la Bienal de La Habana; hacia su devenir, enfatizando su historia, transformaciones, relaciones regionales, contextuales e internacionales; y al análisis de las circunstancias del contexto artístico internacional actual, el futuro de las bienales y nuestras proyecciones venideras. La estructura organizativa quedaría conformada por 7 paneles de expertos nacionales e internacionales, -fundadores, amigos de siempre, y otros que se nos acercan- que abordarían los siguientes temas: 1. Contexto ideológico nacional e internacional en que surge la Bienal de La Habana 2. Importancia Histórica y Teórica de las Bienales de La Habana 3. Historia de la Bienal a través de sus directores 4. Exposición 30 años de la Bienal de La Habana. Un Laboratorio Vivo. 5. La Habana y su relación con otras Bienales 6. Bienal de La Habana y contextos locales 7. Historia, Situación y Perspectivas de la Bienalología. Las Bienales hoy. Su futuro. Nos acompañarán entre otros Llilian Llanes, Hilda María Rodríguez, Desiderio Navarro, Magaly Espinosa, Francisco Jarauta, Luis Camnitzer, Ticio Escobar, Miguel Rojas Sotelo, Simon Njami, Sue Williamson, Rachel Weiss, Richard Martel, Nicolás Bouriaud, Royce Smith, Rafal Niemojewski y Luis Ernesto Meyer, a fin de presentar y discutir a través de estos temas y paneles algunos de los vericuetos conceptuales de la plataforma crítica y curatorial en la que se ha insertado nuestro grupo de trabajo desde el año 1984 y hasta la fecha.
… Una de las primeras promesas de la bienal fue la de generar una conversación global alternativa acerca de la naturaleza del arte y la cultura contemporáneos: su producción, significado, circulación, teorización y, lo que es más importante, su relación con las realidades de la vida de los pueblos en medio de la dinámica del cambio político y social… dicho diálogo no es menos necesario hoy de lo que fue en 1984. — Rachel Weiss, 2001
créditos 11:30 - 12:30 pm PANEL «Expo 30 años de la Bienal
Otras propuestas de artes visuales en la ciudad
de La Habana» 11 de abril - 30 de junio 2:00 - 3:00 pm
EXPO personal
PANEL
«Brey» Ricardo Rodríguez Brey
«Bienal de La Habana y contextos locales»
PROGRAMA JUEVES 22 DE MAYO
3:15 - 4:15 pm PANEL «La Habana y su relación con otras Bienales»
9:00 am EXPOSICIÓN Abierta al público
7:00 pm
«BIENAL DE LA HABANA:
INAUGURACIÓN › EXPO personal
UN LABORATORIO VIVO» Lobby del Museo Nacional de Bellas Artes, Edif. Arte Cubano (MNBA) Trocadero e/ Zulueta y Monserrate 862 0140 / 861 5777 10:00 am INAUGURACIÓN › EVENTO TEÓRICO «BIENAL de la HABANA. 30 ANIVERSARIO» Teatro del MNBA, Edif. Arte Cubano 10:30 - 11:30 am PANEL «Contexto ideológico nacional
«Delirio» Lancelot Alonso Galería Servando Calle 23 esq. 10, Vedado 830-6150 8:00 pm INAUGURACIÓN › EXPO Colectiva «Miradas» Roberto Fabelo/ Alfredo Sosabravo/ Sandra Ramos/ José Manuel Fors/ Tomás Sánchez/
PANEL «Importancia histórica y teórica
Wifredo Lam San Ignacio #22 esq. Empedrado 861 2096 5:00 pm INAUGURACIÓN › EXPOSICIÓN «BIENAL DE LA HABANA:
SÁBADO 24 DE MAYO Teatro del MNBA, Edif. Arte Cubano 10:00 - 11:30 pm «Historia, situación y perspectivas de futuro» 11:30 - 12:00 pm EVENTO TEÓRICO › Conclusiones 12:30 pm Presentación › Libro
Vestíbulo y segundo piso de la Casa de las Américas Calle 3ra esq. G, Vedado 838 2706 al 09 2 de mayo - junio EXPO personal «Espacio mínimo» Raúl Milián MNBA, Edif. Arte Cubano
Premio Nacional de Diseño Palacio de Lombillo Empedrado #151 e/ San Ignacio y Mercaderes 860 4311
Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam
9 de mayo - junio EXPO personal
JUEVES 29 DE MAYO 4:00 pm Presentación › revista «Arte Cubano»
«Entre la sombra y en la pared» José Manuel Fors Galería Villa Manuela 832 2391 15 de mayo - 15 de junio EXPO Colectiva
VIERNES 30 DE MAYO 5:00 pm INAUGURACIÓN › EXPO personal Adonis Flores Galería Habana
«Historia de la Bienal a través
Calle Línea #460 e/ E y F, Vedado
de sus directores»
832 7101
Coordinación General Margarita González Lorente Curadoría por sedes, selección de textos y museografía Centro Wifredo Lam y lobby del MNBA José Manuel Noceda Nelson Herrera Ysla Asistente de Curaduría › Carolina Barrero Centro de Desarrollo de las Artes Visuales Ibis Hernández Margarita Sánchez Asistente de Curaduría › Edisabel Marrero Fototeca de Cuba José Fernández Portal Diseño de Identidad VISUAL Víctor Manuel Cabrera Muñiz Relaciones internacionales, comunicación y prensa Alives Polo Sevila Blanca López Rodríguez Bárbara Avello Coronel Paloma García Miniet María Teresa Álvarez Matéu Producción Paloma García Miniet Abraham Casales Departamento de Montaje Yalicel Gabeira Loliett Marrero Técnicos Carlos Donaldson Luis Valdivia Luis Herrera Renier Montero Víctor González Documentación Zulema Zaldívar Edisabel Marrero Ivonne Rivero audiovisuales televisivos Aleida Piñeiro Meneses SPOT Helman Bejerano
Catálogo Selección de Textos Nelson Herrera Ysla José Manuel Noceda Ibis Hernández Margarita Sánchez José Fernández Portal Dannys Montes de Oca Margarita González Lorente Jorge Fernández Imágenes Archivo del Centro Wifredo Lam Sello Editorial Arte Cubano Colecciones personales de los curadores Diseño Portada Víctor Manuel Cabrera Muñiz Interior Cristina Rodríguez Estévez Impresión Ediciones Caribe
EVEnto teórico Comité Organizador Jorge Fernández Margarita González Dannys Montes de Oca Equipo de realización Dannys Montes de Oca Blanca López Rodríguez Carolina Barrero
Agradecimientos
Centro de Arte Contemporáneo
VIERNES 23 DE MAYO
PANEL
«Carteles en escena»
Eduardo Arocha Fernández
Wifredo Lam
10:00 - 11:15 am
EXPO Colectiva de cartel
EXPO Personal
Teatro del MNBA, Edif. Arte Cubano
«BIENAL DE LA HABANA:
Teatro del MNBA, Edif. Arte Cubano
28 de abril - 31 de diciembre
2 de mayo - junio
«Revolución y Cultura»
EVENTO TEÓRICO
Carlos Garaicoa
sociales. Evento Teórico Oncena Bienal
Presentación › revista
862 3533
861 8166
de La Habana»
862 2530
Visuales
Oficios #16 e/Obispo y Obrapia
«Prácticas artísticas e imaginarios
4:00 pm
San Ignacio #352 esq. Tte. Rey
Benito Juárez
latinoamericano teatral
Mercaderes #307 e/ Tte. Rey y Muralla
Centro de Desarrollo de las Artes
Casa del Benemérito de las Américas
Galería Habana
MIÉRCOLES 28 DE MAYO
UN LABORATORIO VIVO»
de Colografía en Cuba»
Diana Fonseca/ Humberto Díaz/
Fototeca de Cuba
INAUGURACIÓN › EXPOSICIÓN
«Muestra antológica
O’Reilly #308 e/ Habana y Aguiar 864 9518
UN LABORATORIO VIVO»
5:30 pm
19 de abril - 7 de junio EXPO colectiva
«Un día cualquiera»
4:00 pm
Centro de Arte Contemporáneo
MNBA, Edif. Arte Universal
EXPO Colectiva de video
la Bienalología. Las Bienales hoy. Su
«BIENAL DE LA HABANA:
de Antonio Martorell»
Factoría Habana
PANEL
UN LABORATORIO VIVO»
«Imalabra. Retrospectiva
Eduardo Ponjuán/ Felipe Dulzaides
de las Bienales de La Habana»
INAUGURACIÓN › EXPOSICIÓN
EXPO personal
25 de abril - 23 de mayo
EVENTO TEÓRICO 11:45 - 12:45 pm
19 de abril - 7 de julio
Santiago Rodríguez Olazábal/
e internacional en que surge la Bienal de La Habana»
MNBA, Edif. Arte Cubano
Exposición y sedes Curadoría General Nelson Herrera Ysla
«Muestra dedicada al Diseño Escénico Latinoamericano Contemporáneo» Galería Latinoamericana, Casa de las Américas Esta programación está sujeta a cambios.
Vicepresidencia de Patrimonio del ICAIC Departamento de Archivos del ICRT Creart, Ministerio de Cultura Embajada de Argentina Embajada de Chile Embajada de Colombia Embajada de España Embajada de Uruguay Embajada de México Casa de México Havana Cultura Llilian Llanes Godoy Virginia Alberdi