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Con diploma para innovar

Las Pymes también pueden contratar profesionales con título de doctorado, que raramente se insertan en el sector privado. Cuáles son los beneficios y el valor diferencial que pueden aportar, y cómo acceder a los programas oficiales que facilitan su acceso. Por Vanina Lombardi

Muchos investigadores e investigadoras que obtienen títulos de doctorado no se imaginan el resto de sus vidas trabajando solo para que sus hallazgos terminen en una publicación científica. Entonces, buscan la manera de que su trabajo llegue de algún modo a la sociedad, la producción o al mercado. Las grandes compañías, que en general tienen áreas de I+D y Calidad, conocen las ventajas que pueden aportarles este tipo de perfiles altamente calificados en la generación de innovaciones. Por el contrario, no es tan habitual encontrar personas con este nivel de especialización trabajando en firmas pequeñas o medianas, a menos que se trate de empresas de base tecnológica (EBT) que hayan surgido de la mano del sistema académico.

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De todos modos, algunas Pymes innovadoras se animan a hacerlo. Es el caso de Biocientífica, un emprendimiento familiar creado en la década de 1980 ante la necesidad de sustituir importaciones, como una “consecuencia inesperada” de la Guerra de Malvinas. Hasta entonces, su fundador se dedicaba a la importación de reactivos de diagnóstico, pero a raíz del bloqueo comercial de Estados Unidos en adhesión a Gran Bretaña, se animó a buscar especialistas y, mediante un proceso de ingeniería reversa, comenzaron a fabricar esos mismos productos en el país.

Al principio se especializaron en el desarrollo de reactivos para diagnósticos en laboratorios o in vitro de enfermedades de transmisión neonatal, como toxoplasmosis, sífilis o chagas. Actualmente, son una de las contadas empresas que fabrican y comercializan estos insumos en el país (se estima que, en total, hay alrededor de una decena de productores locales, el resto los importa). Además, poco antes de la pandemia comenzaron a trabajar en el desarrollo de reactivos de diagnóstico por técnicas de PCR y hoy los comercializan para la detección de Covid-19, y desde marzo de este año se han convertido en una de las ocho proveedoras del mundo de este tipo de reactivos para la detección de los cuatro serotipos de dengue.

“Podría haber salido mal o no haber salido, pero nos salió bien, y esa última operación la dirige una mujer (Constanza Chialva, coordinadora de Desarrollo de la firma) que tiene un doctorado en biología”, afirma Jaime Bortz, director médico de Biocientífica, y uno de los cuatro profesionales con doctorado que

Jaime Bortz director médico de Biocientífica

abajo Alberto Leibovich (Der.), fundador de Adom Ingeniería, y Pablo Leibovich, desarrollador principal de la empresa.

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