paraí so(r e)p art ido (1)
Atlas: Paraíso (re)partido Publicación acompañante de la 22 Bienal de Arte Paiz, Guatemala: Perdidos. en medio. juntos 6 de mayo a 27 de junio de 2021. Cierre oficial: 6 de junio. Fundación Paiz para la Educación y la Cultura, Guatemala. Equipo curatorial Curadora general Alexia Tala Curador adjunto Gabriel Rodríguez Pellecer Imagen gráfica Detanico Lain Editora general Alexia Tala Investigación y textos Carol Illanes Apoyo en investigación y gestión de permisos Adrián Lorenzana y Carla Natareno Cartografías Oficiocolectivo Diagramación Claudia Guerra (alertaguerrilla) Revisión editorial y edición Revisión general de textos Itziar Sagone Edición y complementación de textos Luis Pedro Taracena Coordinación y cuidado editoral Karen Bethancourt Corrección general de textos María Eugenia Hidalgo Cambios en diseño Antonia Ilic Gestión de permisos para uso de imágenes, redacción de pies de foto y creación de arte final Catafixia Editorial 2019 - 2021 © Textos e imágenes: sus autores. Impresión de 300 ejemplares Serviprensa Guatemala, septiembre de 2021 ISBN 978-9929-788-12-1 ISBN edición digital 978-9929-788-15-2
© Fundación Paiz para la Educación y la Cultura, 2021 11 avenida, 33-32 zona 5, 01005. Guatemala, Guatemala, C.A. PBX (+502) 2464 4545 | www.fundacionpaiz.org.gt Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Esta publicación ha sido producida a solicitud de Alexia Tala, por la Fundación Paiz para la Educación y la Cultura –dentro del programa Bienal de Arte Paiz– como contexto histórico para los artistas extranjeros previo a la creación de obras para la 22ª edición, realizada en Guatemala del 6 de mayo al 27 de junio de 2021. Fue preparada independientemente por el comité curatorial e investigadora y no refleja necesariamente las opiniones de Fundación Paiz. (3)
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presentación
quauhtlemallan, lugar de muchos árboles invención de la raza
resistencias, reexistencias
maíces versus café perpetuo explorador
primavera, guerra y ¿paz? arquitecturas, asentamientos, habitares hoy, caleidoscopio fuentes para cartografías
agradecimientos
pre sen ta ción (6)
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l tratamiento crítico hacia los procesos históricos de Guatemala se ha esforzado por exhibir que, desde la perspectiva de las largas duraciones, poco hay de nuevo en la historia, y que un contexto es más bien todo lo que se arrastra de ella. Que el hoy es solo un corte insignificante dentro de procesos más largos y pesados, que necesitan comprenderse e interpretarse constantemente para crear formas de resistencia y fuga. En ese doble movimiento de lejanía e identificación que se da al pensar las imágenes desde la perspectiva histórica, estaremos más cerca de defraudar la obsesión con lo nuevo que tanto domina nuestro tiempo. Eso nuevo que, como en tiempos pasados del liberalismo, se presenta como una ruptura total con lo viejo, compulsión voluntarista que trae en la mano su borrador, que en su afán trapea lo viejo, sin percatarse de que lo borrado deja más que huellas, deja esas historias en las que muchos reescriben incansablemente. El Paraíso (re)partido está ahí. En definitiva, es como si existiera un equilibrio que oculta desequilibrios, los cuales muchas veces interrumpen y se vuelven disruptivos, para seguir al son de la moda discursiva de hoy. Valga decir, el equilibrio desequilibrado, oxímoron que encaja con borramientos, conflictos y diferencias. Por último, resulta común usar metáforas para definir la visión de un país o de una sociedad. Tres de ellas resultan un buen eje para entender esos borrones y desequilibrios: Guatemala, “naturaleza paradójica” que lleva siempre la contraria a lo lógico; “paraíso desigual” que muestra una chocante existencia social; y “país de la eterna primavera y la eterna tiranía”, muy conocido y casi cliché, pero que representa siempre una realidad posible, si no existente. Así lo describen quienes escribieron una de las últimas tentativas de historia general. Por supuesto, hay más paradojas y también existen sus contrapartes: marca país, turismo pintoresco, atracción exótica, naturaleza exuberante, conviviendo así lo contradictorio existente con lo imaginado atrayente. ¿Y el punto de equilibrio? Se podrían resaltar tres figuras clásicas para definir los aspectos sociales en Guatemala: - Lo unitario/comunitario que define una cohesión y un funcionamiento sistémico u orgánico. - La existencia de sectores/intereses/divisiones, la cual señala realidades encuadradas o enfrentadas o poco acomodadas entre sí. La idea de nación, país, patria y otras afines es la de la unidad, de un proyecto correspondido y de una unidad imaginada,
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deseada y expuesta a constante revisión. Esta es centralizada y recreada en teoría por una pedagogía cívica. Mientras los sectores sociales diferenciados forman un rompecabezas no necesariamente armónico, donde tal vez encajan todas las piezas o tal vez no. - La tensión entre pasado y presente. ¿Hasta dónde la continuidad marca?, ¿hasta dónde lo nuevo interrumpe? Una vieja tensión. Crisol de diversas culturas, costumbres, climas, geografías e idiomas, Guatemala se reconoce por su virtuosa heterogeneidad. Esto se traduce en sus propios habitantes, una sociedad multiétnica, pluricultural y multilingüe donde conviven los pueblos maya, xinka, garífuna y ladino (denominaciones políticas contemporáneas que reconocen esa diversidad). El pueblo maya lo componen veintidós comunidades sociolingüísticas diferenciadas, entre el 43% que dice el censo y el 60% de población nacional que señalan los mayas, alcanzando alrededor de seis millones doscientos mil según el último censo o un poco más de siete millones en Guatemala de acuerdo con la otra perspectiva, de un total de catorce millones registrados según este censo. Después se sumaron los ausentes, los migrantes, los que se han ido porque ya no pueden sobrevivir dentro del país. En todo caso, una diferencia que ya deja ver las realidades borradas. La expresión de la multiculturalidad del país es palpable y evidente. Se percibe rápidamente al recorrer sus calles y comercios, al observar las prácticas cotidianas y tradiciones que han logrado ser transmitidas hasta el presente, adaptándose a las reglas del mundo globalizado. Pero una de sus riquezas, la de sus tierras, le ha costado una historia de despojos. El control y manipulación de los recursos materiales y humanos vinculados a la tierra ha dibujado en gran parte su historia violenta: desde la España de la invasión, en un proceso que ni siquiera tenía conciencia de hacerse lugar en el desarrollo capitalista, en la transición económica de Europa, hasta la explotación bananera estadounidense y el dominio local del mundo cafetalero. El poder de grupos específicos se ha ejercido en el territorio guatemalteco a partir del acaparamiento de la tierra, acompañado de cuestionables condiciones laborales y múltiples secuelas. Guatemala ha operado como un lugar al servicio de los intereses económicos de diferentes grupos de poder. En el presente estos actúan en función de la omnívora economía global y los flujos de los capitales, los cuales han acelerado o ralentizado procesos políticos con consecuencias irreversibles. En dicha historia, Estados Unidos estuvo a la cabeza al orquestar un acontecimiento decisivo, el golpe de Estado al gobierno de Jacobo Árbenz en 1954, terminando con los “días de primavera” de una revolución que duró diez años, considerada por muchos como la única democracia nacional. Algunos apuntan que de ahí comienza el episodio más oscuro de su historia contemporánea. Treinta y seis años de guerra sangrienta le terminan por dar a Guatemala la cara de un país trazado por la violencia. Lejos de lo que se esperaba, en el contexto de posguerra se sedimentó la radical desigualdad socioeconómica del país, mientras la economía aumenta. En la actualidad Guatemala es uno de los diez países más desiguales del mundo, con una pobreza que afecta cerca del 60% de la población; uno de los cinco con mayor desnutrición; cuarto con el gasto público más bajo del mundo y el séptimo con menor carga tributaria. El 1.0% de la población más rica anualmente obtiene 522 veces el ingreso con el que cuenta el 1.0% más pobre.1 También existen datos que muestran otras dimensiones. Sigue siendo un país cafetalero y el décimo productor mundial, sin que sea su principal exportación, ahora en manos de la exportación vestuaria. Es uno de los principales países productores de azúcar, que es su tercera exportación, y cuarto exportador mundial. Igual de importante es la banana, pero esos dueños son externos. 2
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En el escenario de este paraíso desigual, la impunidad y la corrupción denunciadas en las últimas décadas, con un punto cumbre en las manifestaciones del 15 de abril del 2015, han atentado contra el desarrollo de una transición a la democracia efectiva. Las luchas económicas y la influencia de los privados en el poder público han encendido diversas alarmas sobre la situación del país y las condiciones que se perpetúan y agravan. El equilibrio necesario nuevamente se volvió inestable, la democracia se está alejando. Hay elecciones, pero hay autoritarismo. Tramado a esta historia que mezcla riqueza con violencia, se expresa uno de los temas socioculturales más tocados por los intelectuales guatemaltecos y por los propios pueblos indígenas, la cultura del racismo. En el clima del debate regional poscolonial ha sido esencial escarbar en las raíces coloniales de las realidades actuales para abordar este asunto. El racismo criollo y ladino, de origen europeo, ha sido reproducido sostenidamente por las acciones del Estado, pidiendo unidad y despreciando diferencias. Traer esas raíces del racismo ha sido fundamental, por ejemplo, para abordar las grandes matanzas durante el conflicto armado interno. Es posible seguirle la huella a esa doctrina del racismo en las indiscriminadas operaciones militares implicadas en las masacres y tierra arrasada entre los años 1981 y 1983. Su debate ha conducido a una disputa por aquello que lo explica. Para unos, un claro genocidio; para otros, actos necesarios frente a la amenaza subversiva, o en versión tibia “excesos”, casi sinónimo de “daños colaterales”. Es una disputa que sobrepasa la simple equivalencia entre dos visiones encontradas, en el trasfondo subyace la dignidad humana y sus derechos, sin mencionar la posible convivencia democrática y el apelado Estado de derecho. La realidad actual de Guatemala sintoniza con las problemáticas del mundo contemporáneo en varios puntos del desencuentro entre política y sociedad, principalmente la búsqueda de la justicia social y la justicia histórica en el tiempo de la barbarie contemporizada. En este sentido, su escenario actual está articulado con base en las tensiones entre las porciones de la población otrora silenciadas e invisibilizadas, principalmente la indígena, y la configuración del Estado moderno siempre limitado e intransigente en sus códigos. Hoy, vemos levantarse en el territorio guatemalteco luchas sociales de alto interés global, enfocadas en la lucha por el reconocimiento real y efectivo –y no solo discursivo– de lo multicultural. Por estas razones, Guatemala es un escenario idóneo para pensar el tiempo histórico de América Latina como el choque de dos fuerzas opuestas que le dieron origen: su pasado vernáculo y la imposición de una modernidad ajena, siempre inalcanzable en sus términos. El horizonte de la descolonización nos trae, en el caso de Guatemala y sus pueblos indígenas, la conciencia de la insuficiencia del Estado. Hay una cultura que ha existido y existirá independiente de sus reglas, que sobrevive por ejemplo en otras maneras de organización y sistema social. La lucha política de estos grupos es la construcción de una Guatemala multicultural real, donde se reconozca la historia y se respeten las culturas y las autonomías que allí conviven, como se estableció en los Acuerdos de Paz de 1996 que dieron término nominal a la guerra civil. Aquí está lo que compete a esta publicación, la necesidad de mirar al pasado en cualquier aproximación de la Guatemala del presente: “Al abordar la composición compleja de los poderes, la historia importa. De ningún modo en un sentido determinista, sino en sus significados dialécticos de
1. Waxenecker, Harald. Desigualdad y poder en Guatemala. Captura de Estado. Guatemala: Paraíso Desigual, noviembre 2018. 2. Ibídem, p. 7.
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concatenación, proceso y contradicción. Es decir, las características de los poderes que dieron forma y contenido a la transición guatemalteca difícilmente se pueden percibir y explicar al margen de la historia colonial, las pugnas post-independencia, los imperialismos del siglo XIX, los regímenes liberales, la primavera democrática, la Guerra Fría, las dictaduras militares en América Latina (y las propias de Guatemala), los 36 años de guerra en el país y el two track approach, entre otros. Una diversidad de factores endógenos y exógenos definen el carácter propio de estos poderes privados, que en esencia pertenecen a lo viejo y, al mismo tiempo, influyen decisivamente sobre lo nuevo”.3 Si bien desde esta perspectiva Guatemala debe leerse en conjunto con sus vecinos latinoamericanos en tanto comparte una historia de colonización, también debe destacarse como expresión de la confrontación entre el auge modernizador capitalista, las culturas ancestrales y renovadas que hacen resistencia y las múltiples heterogeneidades, hibrideces y mestizajes, que también los hay y no deben borrarse. En consecuencia, las miradas de este documento recorrerán esas múltiples tiranteces del equilibrio desequilibrado, miradas contradictorias que se complementan en la tendencia a la unidad y en las sectorizaciones que la apelan. Estas tensiones guiarán los siete capítulos de esta publicación que busca a través de conjuntos de imágenes exponer la tensión permanente de esta “naturaleza paradójica”. Distintos tiempos se mezclaron por medio de materiales de archivo de diversa procedencia. Cada capítulo funciona como eje o entrada de lectura a esa relación necesaria que Guatemala demanda, la relación entre pasado y presente. Las cartografías son los recursos de entrada para cada uno, abordando los temas a partir de las dinámicas territoriales. Una convicción de orden iconológico-historiográfico en ella se juega: la naturaleza política de las imágenes se constituye en su capacidad de actualizarse. La compilación no espera comunicar solamente la importancia de la condición eminentemente histórica de las imágenes, sino también incentivar en ellas el ojo preocupado del presente, preguntarse qué hay de nuevo y qué hay de igual en ese mundo ajeno al que pertenecen y que alguien pensó que en ellas se cristalizaba. Lo nuevo, nos enseña todavía la Historia con mayúscula, es escaso y pensar el futuro solo es posible a partir de un conocimiento profundo del pasado y todo aquello que la tradición naturaliza y mantiene. De otra manera estamos condenados a vivir todavía las consecuencias de su eterna repetición.
3. Ibídem, p. 7.
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Cronología maya Período
División
Fechas
Arcaico
8000-3000 a.C.
Preclásico
2000-1000 a.C.
Preclásico Temprano Preclásico Medio
Preclásico Medio Temprano
1000-600 a.C.
Preclásico Medio Tardío
600-350 a.C.
Preclásico Tardío Temprano
350-1 a.C.
Preclásico Tardío Tardío
1 a.C.-159 d.C.
Preclásico Terminal
159-250 d.C.
Clásico
Preclásico Tardío
Clásico Temprano
250-550 d.C.
Clásico Tardío
550-830 d.C.
Clásico Terminal
830-950 d.C.
Posclásico Temprano
950-1200 d.C.
Posclásico Tardío
1200-1539 d.C.
Periodo de contacto/ Conquista española
1511-1697 d.C.
Posclásico
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N.0 guatemala Información general del país
La siguiente cartografía presenta los principales datos geográficos, administrativos, demográficos y económicos del país. Siguiendo la división política que identifica en el territorio los departamentos que lo componen y los núcleos de población, vemos una mayor concentración en el departamento de Guatemala y la zona de Quetzaltenango (y en general se mantiene en la zona central del mapa). Esto muestra de manera gráfica un modelo de desarrollo centralista, una constante que incluso se ha radicalizado. La concentración poblacional se corresponde con condiciones de mayor infraestructura y acceso a diversos bienes y servicios, que pone al departamento de Guatemala muy por encima del resto del país (incluso muy por sobre Quetzaltenango, que pese a ser el segundo lugar más productivo no posee su infraestructura, ni tamaño, ni influencia, pero es foco de una efervescente escena cultural). Este diagnóstico muestra, entre otras cosas, la falta de un proyecto efectivo de Estado que potencie la descentralización de la inversión, eternamente enunciada como idea, pero eternamente inefectivo como gobernanza. Sin ella la geografía del territorio acrecienta las ya complejas condiciones de vulnerabilidad de la población rural. Del lado de la geografía también se expone la densidad forestal ubicada en su mayoría en la zona norte del país, principalmente en el Petén. Su disminución progresiva es una de las preocupaciones medioambientales más importantes. Indicadores de ríos y carreteras serán elementos presentes en el resto de las cartografías.
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quauhtlemallan, lugar de muchos árboles volver al índice ( 16 )
ormando parte de América Central, en la franja tropical del planeta, el territorio guatemalteco se ubica en un lugar de particular privilegio natural, compuesto de selvas, planicies, montañas y valles abundantes. De su geografía se destacan tres características que han determinado su identidad territorial y el imaginario del país: su relieve montañoso, su actividad telúrica y su biodiversidad, unida al amplio mundo del agua: lagos, ríos y manto freático. Guatemala está sobre tres placas tectónicas, dos continentales y una oceánica. Por la actividad volcánica y el choque de las placas fue que al final del Cretácico, hace ochenta millones de años, algunas áreas de América Central emergieron (ya que antes un canal separaba a América del Norte de América del Sur), formando el sinuoso núcleo del territorio centroamericano. Solo hace apenas dos millones de años emergió la zona que aún estaba sumergida, lo que hoy es Panamá, uniéndose América Central y del Sur. Guatemala es lo que se denomina un ecosistema megadiverso y la razón de su diversidad natural está en su formación: el archipiélago mesoamericano convertido en territorio centroamericano permitió la migración vegetal y animal tanto del norte como del sur. Las múltiples alturas multiplicaron a su vez los climas, proporcionando las condiciones para albergar a más de nueve mil especies de plantas y animales al mismo tiempo que dividieron al país en dos aguas. Por ser uno de los lugares más fértiles y ricos del mundo, Guatemala ha sido muchas veces vista a lo largo de su historia no solo desde sino como paisaje, siendo objeto de las más bucólicas descripciones y representaciones. El espíritu colonial estuvo permeado por una sensibilidad hacia este, aunque, como continuación de los albores de la conquista, siempre desde una ansiedad de reconocimiento del territorio de las nuevas tierras, justificando su dominio. A veces me parece los pinares divisar de tus montes, y las frondas que esmeraldas semejan a millares. Ver por las mieses tus campiñas blondas, campiñas en perenne primavera a las que riegan cristalinas ondas. Con frecuencia la imagen placentera surge en mi mente, de tus muchos ríos que huyendo van en rápida carrera en torno de los márgenes sombríos. Rafael Landívar. Rusticatio mexicana, 1781 (fragmento)
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En una mirada fundacional en otra dirección, el Popol Vuh –el más importante de los textos mayas– se muestra permeado de una sensibilidad naturalista acorde con su cosmovisión. El libro cuenta como desde el caos precósmico los dioses formadores crearon la Tierra por medio de un relato donde lugares y ciudades se vinculan a diferentes aspectos de la naturaleza. Con el punto más alto en el volcán Tajumulco (4220 msnm), de la cadena de volcanes paralela a la costa pacífica solo algunos están activos, pero han sido feroces protagonistas de varios desastres naturales a lo largo de la historia antigua y moderna de Guatemala. Las erupciones del Tacaná, Pacaya, Acatenago, Santa María, de Fuego y Santiaguito, este último nacido en el siglo XX, son parte de la memoria del país, razón de múltiples pérdidas y el traslado de ciudades. La última gran erupción del Volcán de Fuego en junio de 2018, que dejó más de trescientos muertos, alertó de su presencia latente. A su vez, a causa de las placas tectónicas, hay mucha actividad sísmica en la franja volcánica. La tierra para Guatemala siempre se está remeciendo. Solo en el siglo XX hubo veintiún terremotos. Dada su ubicación geográfica sus fronteras también han sido un tema relevante. Limita al norte y al oeste con México; al este con Belice (que reclama desde que era colonia británica), el mar Caribe y Honduras; al sureste con El Salvador, y al sur con el océano Pacífico. Quauhtlemallan, “lugar de muchos árboles” en el idioma azteca náhuatl, llamaban los tlaxcaltecas al territorio de los kaqchikel, los guerreros que asistieron al conquistador Pedro de Alvarado cuando los españoles se enfrentaron al pueblo quiché, más tarde rebelados contra ellos. Así la llamó entonces Alvarado en una carta dirigida a Hernán Cortés de 1524. Goathemala, Guatimala y finalmente Guatemala fue registrándose en los documentos en el proceso de su castellanización.
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N.1 quauhtlemallan Geografía, naturaleza y vulnerabilidad
La siguiente cartografía expone las principales características geográficas del territorio guatemalteco, destacando los riesgos principales implicados en sus particularidades naturales. Reconociendo las elevaciones, las áreas oscurecidas en verde, se expone lo accidentado de su superficie, donde las cadenas montañosas delinean las fallas geológicas. En la zona sur, en la cadena paralela al Pacífico, vemos la presencia abundante de volcanes en forma de franja (que cruza Guatemala llegando hasta el límite del territorio salvadoreño), destacándose aquellos que están activos. Concentradas a su alrededor están así ubicadas las zonas expuestas a mayor amenaza, las zonas en negro. Recordando el mapa de la cartografía anterior, vemos que algunas coinciden con zonas importantes de concentración poblacional, ubicadas en orientación pacífica y no atlántica. A partir de esto, al comparar con las cartografías siguientes que hablan por ejemplo de los índices de pobreza, se deduce que parte de la vulnerabilidad tiene que ver no solo con la inestabilidad del suelo, sino con la calidad de las viviendas (un alto porcentaje nacional no cumple con las condiciones y normas técnicas necesarias). Los círculos datan la historia sísmica a través del territorio: los principales terremotos y su escala de intensidad ocurridos desde principios del siglo XVIII a la actualidad. Se trata, como vemos en la infografía, de la mayor amenaza natural que afecta al territorio nacional.
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“Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán. — ¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe [el espacio], que surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra: — ¡Tierra!, dijeron, y al instante fue hecha. Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montañas; y al instante crecieron las montañas. Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie. Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas. Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua”.* * Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché. Traducción, introducción y notas de Adrián Recinos. México: Colección Popular, núm. 11, FCE, 2005. Primera parte, capítulo primero, pp. 23-25.
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Guillermo Grajeda Mena, “Kabrakán”. © Universidad Francisco Marroquín.
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Popol Vuh, del k’iche popol wuj que significa “libro del consejo” o “libro de la comunidad”, es una recopilación de narraciones míticas del pueblo k’iche’ (pueblo maya con mayor cantidad de población en Guatemala). El relato más antiguo del Popol Vuh es de 1701, hecho por el fraile dominico Francisco Ximénez. Es considerado un título indígena, texto de riqueza literaria pero también documental y etnohistórica, contenedor de amplias descripciones geográficas y nombres de ciudades prehispánicas. Otros títulos indígenas han sido publicados y reconocidos como el Título de los Señores de Totonicapán y el Memorial de Sololá. El Archivo General de Centro América conserva algunos de ellos.
Primeras páginas del manuscrito del Popol Vuh, que se conserva en la Biblioteca Newberry, de la Universidad Estatal de Ohio, en Chicago.
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“Quetzal-Culebra, Culebra Emplumada que anda en el agua, Gigante Relámpago, Esplendor del Relámpago, Rayo Verde, Pequeño Rayo, Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra, Maestro Mago del Alba, Gran Tapir del Alba, Gigante de la Tierra, GiganteBúho, Sabio Pez-Tierra, Fuego Envuelto, Majestad Envuelta, Lugar de la Abundancia, Lugar donde los Hombres se vuelven Dioses, Blanca Mansión del Mar, Mansión de los Peces, Mansión de los Guacamayos, Mansión de los Colibríes, Mansión de la Obsidiana, Mansión de las Tinieblas, Monte de Fuego, Vientos Congregados, Centro de la Llanura, Centro de la Mansión, Jaguar de la Noche, Jaguar de la dulce Risa, Tigre Lunar, Tigre-Búho, BúhoGuacamayo, Uno-Mono, Uno-Simio, Agua escogida, Agua de gorriones, La de la Sangre, La de la Savia, La de la Lluvia, Bajo los diez Venados, La poblada de Bosques, Cañas-Vivas, Barranca-Cantante, Los de la Jadeíta verde, Los de la verde Copa, Los de las Gemas, Gemas-Pedrerías, Tierra Blanca, Camino Negro, Lugar del Desvanecimiento, Murciélago de la Muerte”.* * Enumeración traducida de los nombres de los protagonistas, lugares y eventos del Popol Vuh, como recorrido mágico-naturalista de la selva del mundo mítico quiché. Extraída de: Naranjo, José Ramón. “La ecología profunda y el Popol Vuh”, Anales de Literatura Hispanoamericana, vol. 33 (2004, Universidad Complutense): p. 90.
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( 26 )
Relación geográfica de Santiago Atitlán, 1585. Colección Latinoamericana Nettie Lee Benson, Universidad de Texas en Austin.
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Las «relaciones» o informes en este territorio nacen hacia 1524 ante el pedido de Hernán Cortés a Pedro de Alvarado, conquistador de México y Guatemala, de hacer una descripción de Guatemala conteniendo información valiosa sobre la conquista de Centroamérica. Los indígenas también dejaron memorias al respecto, los lienzos de Tlaxcalla y Quhauquechollan narran buena parte de ellas. A lo largo de los años se escribieron "títulos" o crónicas, donde se deja ver que se trata de versiones de códice: sus elementos nativos y factores en términos de formato, color y convenciones plásticas indican que fueron realizadas por la nobleza indígena para ser enviadas a la Corona española, demandando derechos. En 1585 la Corona pidió las llamadas «relaciones geográficas de Indias» a partir de un cuestionario que funcionarios y religiosos completaron. La ciudad de Santiago sobresale en la descripción. Una ciudad de casas blancas con muchas iglesias y conventos que indicaban el poder de la Iglesia, el eje de gravedad cultural de la colonia. Gente y procesiones. Un centro donde vivían españoles y criollos, con la plaza mayor y los edificios símbolos de autoridad, y en medio de ella el mercado, lugar de reunión, intercambio y celebraciones. Diez barrios circundantes de rápido y desordenado crecimiento de indígenas, mestizos y negros, de oficios artesanales y gente de servicio. Pero la ciudad no solo era la ciudad, era el centro del poder colonial de un reino sin control. En ella el ayuntamiento, compuesto primero de conquistadores y luego de comerciantes, ejercía un dominio que llegaba hasta Chimaltenango, controlando poblaciones y producciones. En el siglo XVIII su poder fue tal que Guatemala no se convertiría en intendencia. Todo debía seguir igual.
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“En las tradiciones de la antigua Guatemala recogidas en el Popol Vuh, aparece la teogonía de los mayas y, por otro lado, también se incluyen algunas leyendas vinculadas al encuentro entre los conquistadores y los indios; en esta fuente se dice que, con posterioridad a la entrada de los españoles en sus tierras y tras perder los indígenas la primera batalla, algunos de sus dioses –entre ellos Quetzal– se refugiaron en la copa de los árboles más altos de las montañas. Del mismo modo, Zipacná y Cabrakán se guarecieron en las entrañas de los volcanes y juraron vengarse de lo ocurrido. Según se afirmaba en el mencionado documento, en ambos héroes míticos estaba la razón de ser o no ser de las montañas, puesto que el primero de ellos –según la leyenda– era el creador de las montañas y de los volcanes y el segundo de ellos tenía el poder de derribarlos. La narración del mencionado texto situaba a Zipacná y Cabrakán contemplando desde los cráteres de los volcanes cómo Pedro de Alvarado conquistaba el territorio existente hasta El Salvador y cómo sus hermanos fundaban la ciudad de Santiago de los Caballeros –capital del nuevo reino de Guatemala–. En el curso de la descripción proporcionada por el citado manuscrito de nuevo aparecían los volcanes asociados a poderes sobrenaturales al indicarse que Zipacná consiguió deslumbrar a los españoles con la belleza del Volcán Agua. Curiosamente en el Popol Vuh aparece el hombre de Hunahpú asociado con un ( 29 )
héroe mítico –“verdaderamente dios”– y en la toponimia antigua de la región, este nombre era el que le daban los antiguos Quichés al volcán Agua con el fin de que fundaran la ciudad en su misma falda; desde ese mismo momento comenzaron –según el Popol Vuh– las “glorias” de Cabrakán y las desgracias de la ciudad de Guatemala. Siendo conscientes de la actividad creativa que supone toda leyenda, la realidad histórica documentada demuestra que después de la fundación de esta ciudad sus etapas de esplendor y sus grandes ruinas estuvieron marcadas por las erupciones del Volcán Fuego, los derrumbes y aluviones del Volcán de Agua y los constantes terremotos. Sin duda este relato confirma una vez más la creencia extendida de los indígenas americanos de que los volcanes activos eran la morada de espíritus guerreros, héroes míticos o antepasados ilustres.* * Petit-Breuilh Sepúlveda, María Eugenia. Naturaleza y desastres en Hispanoamérica. La visión de los Indígenas. Madrid: Silex Ediciones, 2006, p. 123.
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Mapa de la Relación de Zapotitlán, creado por Juan Rodríguez Cabrillo (encomendero). Colección Latinoamericana Nettie Lee Benson, Universidad de Texas en Austin.
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Mapa de la Audiencia de Guatemala, desde Chiapas hasta Costa Rica. En Recordación Florida, de Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, ca. 1689.
Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán (1643) era descendiente de Bernal Díaz del Castillo. A los dieciocho años fue nombrado regidor respectivo del Ayuntamiento de la capital del Reino de Guatemala; también fue alcalde mayor de Totonicapán. Este mapa fue publicado en Historia de Guatemala ó Recordación Florida en su edición española (1882), texto escrito en el siglo XVII por Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán y publicado por primera vez con notas e ilustraciones de Justo Zaragoza. El libro relata la historia del Reino en materia política, cultural y económica.
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En la construcción del imaginario nacional aparece una idea determinada de la tierra y el paisaje, reflejada en el libro del cronista Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, rebisnieto del español Bernal Díaz del Castillo. En su Recordación Florida, documento que cristaliza la ideología colonial y el sentimiento hacia la patria-patrimonio según la lectura crítica de Severo Martínez Peláez, la geografía es alabada como un lugar reivindicado para justificar el proceso de dominio territorial de las tierras anexadas a la Corona española. De ahí la exacerbada emotividad en los detalles de la geografía, presentes en su historia natural del Valle de Guatemala. Esta será la base del pensamiento conservador sobre el papel del paisaje en la conformación del país, que luego irá adaptándose a otros imaginarios políticos. Es un paisaje natural, sobre todo de cultivos: trigo, azúcar, aguardiente y ganado frente a las verduras indígenas y el maíz. Propiedad y bienes, no personas. “[...] son, el de Chimaltenango, de saludable temperamento y alegre cielo; el abundante y próvido Jilotepeque; el fecundo y elevado de Canales; el dilatado y numeroso de pueblo de Sacatapeques; el alegre y saludable de Mixco; el de las Mesas, más inmediato y no menos fértil que los otros; el de las Vacas, y valle de Alotenango; que todos juntos, por la abundancia, diversidad y gustosa sazón de sus frutos, hacen y ordenan la ordinaria despensa y providente granero de ( 33 )
Goathemala: prerrogativa y singular calidad que le da el primer lugar entre las más deleitosas tierras del Reino; gozando las más bellas y espaciosas campiñas, de quienes no se conocen si rinden más copioso fruto con los sazonados pastos ó con las más maduras mieses”.* * Fuentes y Guzmán, Francisco Antonio de. Historia de Guatemala o Recordación Florida: discurso historial y demostración natural, material, militar y política del reyno de Guatemala, con notas e ilustraciones de D. Justo Zaragoza. Madrid: Luis Navarro Editor, 1882 [1690], p. 215.
“La otra montaña, que está al frente del otro lado del valle, es espantosa y desagradable a la vista, porque está cubierta de cenizas, y piedras y guijarros calcinados, estéril y desprovista de toda verdura, donde no se oye más que el ruido del trueno y de los metales que se funden en la tierra, y donde no se ven más que llamas y torrentes de fuego y azufre que arden perpetuamente y llenan el aire de mortales y pestíferos olores. De esta manera Guatemala está situada entre un paraíso y un infierno, que por tanto jamás se ha abierto de manera para consumir la ciudad”.* *Cita de 1648 de Thomas Gage a propósito del Volcán de Fuego, en sus crónicas de viajes en la Nueva España.
Cronistas como Antonio de Remesal, Tomás Gage, Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, fray Francisco Velázquez, fray Francisco Ximénez y fray Pedro Cortés y Larraz dedicaron líneas a los volcanes de Guatemala.
Plano manuscrito titulado “Croquis del Bolcán de Pacaya en el Reino de Guatemala, y terrenos adiaccentes. Rebentaron en Fuego, Humo, y Piedras, el día 2 de Jullio de 1775”. Real Academia de la Historia, Madrid.
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Grabado de erupción volcánica, por Pierre Aveline. Publicado en Los viajes de Thomas Gage por la Nueva España, 1648.
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“Mapa de los curatos de San Pedro, Sololá, Panahachel, Atitán”. © Archivo General de Indias, Sevilla, España.
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Volcán de Agua “Uno de estos es el que llaman Volcán de Agua de Guatemala, no porque lo sea, sino porque del vaxó infinita agua de una muy gruesa lluvia que sobre él cayó cuando arruinó la antigua ciudad de Guatemala. Echa por sus faldas muchos arroyos de agua, en toda su circunferencia, que tendrá más de seis leguas. Levantándose en tan desmedida grandeza, que es admiración a quien lo mira. Pasando su corona de peñascos, a ser corona de las nubes, y así se verifica que allí nunca se llueve. Es su falda muy fecunda y en ella los indios siembran muchas milperías, y como desde la mitad, está poblado de mucha arboleda, y muy espesa. De que los indios de sus contornos sacan muchos intereses, en las maderas, que de ellas sacan y la cima es ya pelada, rematando en un hondo peñasco tajado, permitiendo solo entrada, por un lado, para entrar a una gran plaza arenosa que hace en su cumbre”.
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Volcán de Fuego “En frente de él, y como en su competencia, queriéndoselas apostar está el otro gran monte que llaman Volcán de Fuego. Y lo que no puede alcanzar con su grandeza, y elevación, lo procura ir supliendo, y añadiendo con la multitud de piedras, y ceniza que con su mucho fuego arroja afuera, pensando con eso lograr la superioridad de Príncipe de los montes, que goza el agua. Pero como su grandeza no es nativa, ni heredada, del Supremo Señor de los montes, y la funda sobre ceniza de su vanidad, luego se ve humillado en su soberbia, al ímpetu del más leve viento, o a la corriente fluida de una lluvia. Y así por más que él hace esfuerzo con su desmesurada soberbia, con que se hace temer, con el fuego que arroja, para añadir a su estatura, uno, y otro codo, no puede. (...). Estos dos montes, o volcanes, son los que la Ciudad de Guatemala tomó por timbre en el escudo de sus armas, porque además de otras muchas prerrogativas que ilustran aquella insigne ciudad, estos dos montes que parecen a los dos de la maldición y bendición de Israel, Garicin y Gebel, la hacen más famosa y nombrada”.* * Ximénez, Francisco. Historia Natural del Reino de Guatemala. Título VI, “De los montes y volcanes” (1722). Guatemala: Editorial José de Pineda Ibarra, 1967, pp. 138-9
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Erupción del Volcán de Fuego. 3 de junio de 2018. https://earthobservatory.nasa.gov
El 3 de junio de 2018 hizo erupción el Volcán de Fuego causando la muerte de más de trescientas personas, varios heridos y más de dos mil evacuados. Los lugares más afectados fueron las aldeas y colonias aledañas al volcán. Las explosiones y cantidad de flujos piroclásticos afectaron los departamentos de Sacatepéquez y Chimaltenango y la Ciudad de Guatemala, y luego la ceniza llegó a los departamentos de Escuintla, Quiché, El Progreso, Alta Verapaz y Baja Verapaz al norte del país. Al pasar las horas, la ceniza cayó en los veintidós departamentos del país. Se reportó caída de ceniza en el occidente de Honduras, el occidente y capital de El Salvador y en áreas de Chiapas, México, debido a los vientos.
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Desde 1532 los volcanes han aparecido como símbolo en el antiguo escudo de armas de la capital del Reino de Guatemala, Santiago de Guatemala, fundada en Iximché en 1524 por el conquistador español Pedro de Alvarado. Vuelven en el escudo de la Nueva Guatemala de la Asunción, fundada en 1776 en el Valle de la Ermita luego de la destrucción de la anterior capital por un terremoto en 1773. Cinco volcanes aparecen en el escudo de armas de la República de Provincias Unidas de Centroamérica (1824-1836), representando los cinco estados que se unieron durante un período de 12 años para formar una sola república.
Escudo de armas de la capital del Reino de Guatemala. Escudo del Estado de Guatemala en la República Federal de Centro América. Escudo de la República de Guatemala entre 1858 y 1871.
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El diferendo territorial entre la República de Guatemala y Belice es un conflicto por el reclamo de 11.030 km2 del territorio de Belice por parte de Guatemala.. Se inició en 1859 con la firma del Acuerdo Anglo-Guatemalteco. Los argumentos son que el territorio de Belice debería comprender los territorios cedidos por España a Gran Bretaña en el Tratado de París (1783 y 1786) y las partes no reconocidas en el tratado constituirían una ocupación ilegal por parte de Gran Bretaña.
Se realizó una consulta popular a los guatemaltecos en el 2018 con la pregunta: “¿Está de acuerdo que cualquier reclamo legal de Guatemala en contra de Belice sobre territorios continentales e insulares y cualesquiera áreas marítimas correspondientes a dichos territorios sea sometido a la Corte Internacional de Justicia para su resolución definitiva y que esta determine las fronteras de los respectivos territorios y áreas de las partes?“.* Sí
No
95.88% (1,780,530)
4.12% (76,602)
* Tribunal Supremo Electoral, Guatemala C. A. Consulta Popular sobre el Diferendo Territorial, Insular y Marítimo entre Guatemala y Belice. Resultados Preliminares, 2018.
Mapa de la frontera entre Guatemala y Honduras Británica (Belice). Agencia Central de Inteligencia, 1961. División de Mapas, Biblioteca del Congreso de EE.UU.
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Mapa en relieve, Ciudad de Guatemala, 2019. Fotografía: Carol Illanes.
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invención de la raza volver al índice ( 48 )
a persistencia del racismo es uno de los mayores problemas sociales con los que ha de convivir la Guatemala contemporánea. Primero colonial y luego estatal, la victoria de la “ley del dominador” se ha reflejado en acciones concretas en contra de grupos específicos, principalmente el indígena, por medio de maniobras apoyadas ideológicamente en la noción de raza. Aunque las ideas de superioridad e inferioridad son viejas, fue en el siglo XVIII que se les dio argumento científico desde una visión de superioridad blanca que establecía jerarquías entre los seres humanos y argumentaba la diferencia biológica. Invasión, reducción, desposesión de tierras, asesinato, desplazamiento y diversas acciones de violencia explícita dan un largo itinerario a ese espesor histórico que comienza con la conquista americana. Ese desprecio hacia el indígena fue instituido a partir de la diferencia religiosa y de una idea de superioridad civilizatoria que los señalaba de pueblos degradados. Esta visión colonial jerarquizada fue invariable tras la independencia y “se robusteció en la época Liberal en 1871 y a partir de entonces de manera irrecusable o sutil se continúa reproduciendo”,1 alimentado de las ideas racistas occidentales, cuyos marcadores actuales oscilan entre seguir afirmando herencias biológicas y resaltar la diferencia cultural como inferioridad o como amenaza. En el debate actual se insiste en cómo la discriminación, la pobreza y la segregación estructurales se originan en el sistema colonial, que sienta las bases de la estratificación en el país y con ello las ideologías y formas de representación que derivan de dicho sistema 2 . Es un debate que ha se ha visto fortalecido con las denuncias y los discursos mayas centrados en demandas de derechos y de autonomía, que recalcan el racismo como factor estructural de esas relaciones. Un concepto importante en este escenario es el de “ladinización” –ideología étnica del ladino–.3 Ladino, término que define a la población mestiza o “hispanizada”, es un término históricamente poroso que exhibe no solo las particularidades del proceso de mestizaje de Guatemala, sino la estrecha relación que existe entre el racismo y la explotación económica.4 La base económica del desarrollo de la discriminación contra los indígenas, como muestra La patria del criollo de Severo Martínez, se refleja a partir de la visión de superioridad criolla y su aceptación de aquellos ladinos que reafirmaban una españolidad, especialmente quienes con origen español se perdían en la pobreza. Los ladinos, más cercanos al mundo criollo que al indígena del cual buscaban distanciarse, encontraron en ese proceso mecanismos de ascenso social. Incluso el negro colonial, el cual legalmente estaba en el punto más bajo de la escala por su origen esclavo y por su color, encontró mecanismos para fundirse en lo “ladino”, un conjunto heterogéneo de españoles pobres, indígenas separados de sus 1. Velásquez Nimatuj, Irma Alicia. “Racismo y discriminación: un acercamiento conceptual”. En: Casaús Arzú, Marta Elena, ed. Diagnóstico del racismo en Guatemala: investigación interdisciplinaria y participativa para una política integral por la convivencia y la eliminación del racismo. Guatemala: Serviprensa, 2006, p. 85. 2. Guzmán Böckler, Carlos y Jean-Loup Herbet. Guatemala: Una interpretación histórico-social. México, D.F.: Siglo XXI, 1970. 3. Taracena, Arturo. “Guatemala: Del mestizaje a la ladinización, 1524-1964”. En: http://lanic.utexas.edu/project/etext/llilas/vrp/arriola.html, p. 3. 4. Aunque la palabra ladino es de vieja data, la idea de ladinización es un concepto moderno. El proceso de favorecer al ladino viene desde el siglo XVIII y tiene su auge en siglo XIX. El concepto ladinización viene de la antropología contemporánea de finales de los cuarenta y cincuenta. En los años setenta Guzmán Bockler y compañía lo revitalizan frente al excesivo clasismo que anulaba lo “cultural” indígena y es retomado por los indígenas frente a una necesidad de dar contenido a su resistencia.
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comunidades, mestizos, mulatos y negros, despreciados igualmente por españoles e indígenas. El ladino terminó por ser el actor principal en la historia nacional. Este grupo, que creció rápidamente, se dividió en una plebe mayoritaria común pobre y una “con mejor fortuna” (profesionales, propietarios, entre otros). Dos “capas” que eran entonces divididas económicamente, cuya composición étnica era más complicada y la idea del ladino le sirvió de paraguas. Aunque la independencia no se obtuvo en combate, tras ella vinieron las guerras y conflictos. En todos ellos hubo presencia de mestizos, negros y mulatos, así como de indígenas, a veces como carne de cañón y otras en pro de la deseada ciudadanía. De aquí en adelante la tensión ha sido entre ladinos que se distancian social, política y culturalmente de los indígenas, avalando las políticas del abandono. Ya en el XIX sobresale una capa media alta rural ladina que tuvo un rol primario en la Revolución Liberal. “Las características prejuiciadas y estereotipadas del indio que se conforman en la Colonia llegan a la época de la Revolución Liberal (1871) y configuran el imaginario de formación de la nación y de la nacionalidad. Estos prejuicios que se inscriben en la noción liberal e “iluminada” de “salvaje” y “primitivo”, son interiorizados por la ladinidad republicana como parte de la moda positivista del Siglo XIX”,5 racismo que alcanza profundidad intelectual en el primer tercio del siglo XX. Así, la segregación se constituye como base de un proyecto de nación, impulsado por un grupo económico de oligarquía criolla que luego se consolida con las transformaciones político-económicas de la migración europea y norteamericana que se ligó a la elite, al cual se iban aunando los ladinos que ascendieron económicamente, todos apoyados en la producción agro-exportadora, simbolizada en el café. De categorizar a los hombres se pasó posteriormente a querer unificarlos hacia una sola cultura. El racismo biológico o cultural se expresa en diversas formas y en toda la jerarquía social en la sociedad actual guatemalteca. La segregación, racismo inscrito geopolíticamente, obligó a ciertos grupos a permanecer en determinados lugares e impidió el acceso a requisitos básicos. “Educar” homogeneizadamente forzando a una unidad durante los gobiernos liberales; justificar el genocidio expandido con la política de la tierra arrasada durante el conflicto armado, fueron solo la continuación del mismo principio. Según establece la Comisión Interamericana de Derechos Humanos “La violencia que enfrentan los pueblos indígenas está estrechamente relacionada con la situación de discriminación y exclusión que viven. Dicha exclusión puede observarse en esferas como la propiedad de la tierra, acceso a servicios básicos, condiciones laborales, acceso a la economía formal, participación en toma de decisiones y en instituciones del Estado, representación en los medios de comunicación y debate público, y la falta de acceso a la justicia.”6
5. Morales, Mario Roberto. La articulación de las diferencias o el síndrome de Maximón. Guatemala: FLACSO,1998, p. 46. 6. Situación de los derechos humanos en Guatemala. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2017, p. 195.
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N.2 invención de la raza Población indígena, pobreza y desarrollo humano
La siguiente cartografía expone el estado de la relación entre la población indígena y los índices de desarrollo humano. El mapa nos entrega las áreas de concentración indígena (manchas) y las zonas etnolingüísticas (sombreado horizontal y delineado de límites). Al juntarse estos con las zonas con índices de pobreza mayor de 60% (sombreado vertical), es decir, las zonas más oscurecidas, vemos que dicha relación es casi directa y proporcional, el caso de departamentos como Suchitepéquez, Sololá, Chimaltenango, Totonicapán, Huehuetenango, Quiché, Baja y Alta Verapaz. Los indicadores complementarios que acompañan a la cartografía explicitan además de esto la mayor vulnerabilidad de los habitantes en contextos rurales respecto a los de las zonas urbanas.
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En el siglo XVI, con la invasión española y los procesos de conquista y colonización de América, la sociedad maya sufrió la imposición y readaptación de distintas instituciones económicas y sociales, conocidas y desconocidas (esclavitud, tributo, encomienda, repartimiento de indios y mercancías, reducciones). La conquista vino acompañada de muchos traumas, uno de ellos fue el que produjo la invasión microbiológica. El ciclo del despoblamiento por las enfermedades traídas por los españoles duró del siglo XVI al XVIII. De dos millones de habitantes previos, en un siglo, la población se redujo entre ciento veinte mil y ciento treinta mil habitantes. En algunos lugares el proceso de recuperación comenzó hacia el año 1640. Aún así la población indígena fue siempre mayoría. A mediados del XVIII la recuperación era evidente, pero detrás venía el crecimiento de una heterogénea población colonial que presionaba.
Lienzo de Tlaxcala, códice colonial tlaxcalteca producido a petición del Cabildo de Tlaxcala, 1552 (copia a color 1773). No se conserva el original. Fascimilar en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, México.
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Autor anónimo, “Conquista y reducción de los indios infieles de las montañas de Paraca y Pantasma”. © Museo Nacional del Prado, Madrid, España.
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Lienzo de Quauhquechollan, 1530. Restauración digital de la Universidad Francisco Marroquín, Guatemala (patrocinada por Banco G&T Continental, Guatemala). © Universidad Francisco Marroquín.
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En lo que respecta a los pueblos indígenas, sin embargo, la resistencia ha operado transhistóricamente. Los motines, acciones colectivas en contra de los dominadores, fueron no solo comunes sino incesantes durante la época de la colonia y aunque disminuyeron en el siglo XIX, por la política coercitiva de los liberales, la protesta social de las comunidades se ha mantenido hasta el presente siglo. Muchas son expresiones turbulentas y otras alcanzan niveles violentos, sobre todo eran y son respuestas a agravios locales de las autoridades y de diversos intereses. El Lienzo de Quauhquechollan, considerado como el primer mapa de Guatemala y único testimonio indígena original de la conquista de Guatemala, es una de las pocas fuentes del siglo XVI en que se narran las campañas militares de Jorge de Alvarado (1527-1530) y de los quauhquechollan (hoy San Martín Huaquechula), “indígenas conquistadores”, inmersos en su propia lógica del manejo de la guerra y de los enemigos.
Flavio Mich Chalí (1958), “El Baile de la Conquista”. Publicada en Arte Naïf. Pintura Maya guatemalteca contemporánea. Guatemala: Fundación Paiz, 2001. p. 81.
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Samuel Simón Calí (1957), “Artesanía popular del altiplano”. Publicada en Arte Naïf. Pintura Maya guatemalteca contemporánea. Guatemala: Fundación Paiz, 2001. p. 96.
El baile de la conquista es un drama-danza de finales del siglo XVI que traen los frailes dominicos tras la conquista de Guatemala que sobrevive hasta la actualidad. En el, rubios cristianos se enfrentan a moros y narizones y vencen con ayuda milagrosa de Santiago Apóstol. Fue utilizado como forma didáctica para que los indígenas pensaran que la conquista ocurrió gracias a fuerzas espirituales superiores que protegían a los españoles. No fue el único. Los bailes con tradición ritual mesoamericana y española se conjugaron con diversos intereses y servían para apoyar la evangelización y el dominio español o esconder el sentido ritual de sus propias celebraciones.
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Autor anónimo, “Pintura de castas con todas las 16 combinaciones”. Siglo XVIII. Museo Nacional del Virreinato. Tepotzotlán, México.
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El sistema de castas colonial indiano imponía en las posesiones españolas (el Nuevo Mundo) un orden social basado en la desigualdad, por medio de una jerarquía que ubicaba arriba a los españoles (peninsulares y criollos, aristocracia blanca de raíz europea) y muy debajo de ellos los indios americanos (“naturales”) y los negros (traídos desde África como esclavos).
Autor anónimo, “De español e india sale mestizo”. Siglo XVIII.
Autor anónimo, “De negro e india sale lobo (zambo)”. Siglo XVIII.
Autor anónimo, “De negro y española sale mulato”. Siglo XVIII.
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Diversas marcas de esclavos usadas en Guatemala a finales del siglo XVIII. Archivo General de Centroamérica. Publicados en Historia General de Guatemala, tomo III, Siglo XVIII hasta la Independencia, p. 146.
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Antonio Ramírez Montúfar, “La construcción de la Catedral de Santiago de Guatemala, 1678”.
Antonio Ramírez Montufar parece haber sido esclavo negro. Su obra representa la construcción de la tercera Catedral de Guatemala. La obra se divide en dos partes, arriba la construcción, abajo el mercado. Se ve en ella una variedad de retratos, y todo tipo de castas: mestizos, negros y blancos.
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Los primeros negros llegaron con los españoles conquistadores en 1524, la mayoría como esclavos y otros como negros libres. Primero fueron pocos, pero su número fue aumentando. Pedro de Alvarado fue quien llevó un número mayor para tenerlos de artesanos, carpinteros, herreros y calafateros y construir barcos en el Pacífico. En 1543, Alonso de Maldonado llevó unas ciento cincuenta personas para trabajos en comercio. Poco después, López de Cerrato, luego de ordenar la liberación de los esclavos indios, llevó otra cantidad. Así, durante la colonia, los negros llegaron a ser el tercer elemento étnico. La economía esclava implicaba altos costos y el número de esclavos en Guatemala no fue muy elevado. La producción que más requirió esclavos fue la del azúcar, donde las órdenes religiosas eran los propietarios más poderosos.
Descripción de un buque para el tráfico de esclavos (planta y secciones). © The British Library.
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“Salida de los criollos del Real Palacio luego de la firma de la Independencia de la Provincia de Guatemala en 1821” (1910). Colección de Postales de Guatemala, Museo Nacional de Historia.
A fines del siglo XVIII, el número de esclavos negros fue disminuyendo (algunos libres, otros quedaron trabajando como artesanos, otros se fugaron para vivir lejos de los centros urbanos). Tras la independencia la constitución liberó a los esclavos. En su conjunto, negros y mulatos de base colonial continuaron su inmersión en el mundo ladino y su mimetización en el moreno mestizo, mientras se invisibilizaba su presencia discursivamente. Hoy se niega ese origen y resalta la frase “de eso no se habla”. La misma disputa étnica de los ladinos borra el origen africano esclavo y su persistencia mestizada. Lo negro también es vergüenza, no solo lo indígena. Los garífunas vinieron en la colonia tardía y aquellos de origen caribeño lo hicieron en las postrimerías del siglo XIX.
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La independencia buscaba instalar en el poder a la oligarquía criolla que a principios del siglo XIX se hallaba limitada en sus intereses económicos por la dependencia con la Corona española. En este sentido se trató sobre todo de un traspaso de poder, pero en el cual no pudieron vedar la participación de un grupo medio de criollos ilustrados “fuera de la elite”, de propietarios agrícolas, de comerciantes locales, de políticos y de curas que aspiraba al control del naciente Estado. Los intereses de todos estos explican la captación de la idea francesa de Estado nación bajo la concepción de un pueblo unitario, con un idioma, una religión y un sistema jurídico, lo que sedimentó en cierto sentido la exclusión de indígenas y de ladinos pobres, no tanto apoyada en una declarada segregación sino en restricciones sociales secundarias en torno a la propiedad, trabajo y educación. Esta alianza se caracterizó por llevar estrategias de exclusión y sentido patriarcal, tanto en su periodo conservador como liberal. La idea de nación se resquebrajó pronto y ya no fue la América Central sino cinco países afianzados por sus poderes locales, con esqueléticas legitimidades, Estados minúsculos y nación jerarquizada. La construcción estatal se fue produciendo al lado de la centralización, pero en condiciones que necesitaban de los poderes municipales y de los grupos de poder agrario en ascenso, así como sosteniendo la base colonial de la subordinación indígena. La construcción nacional nunca cuadró bajo estas condiciones. A los poderosos, dominantes y criollos no les quedó más remedio que compartir parte del poder, que esa “ladinización” emergente fue aprovechando. Desde muy temprano participaron mulatos, negros y mestizos en los procesos que siguen tras la independencia, no solo como “acarreados” sino como la presencia de un sector social cada vez más visible. Rafael Carrera, ejemplo emblemático, fue un gobernante aliado a los criollos conservadores, pero no simple marioneta sino con agencia y apoyo popular.
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Rafael Beltranena, “Firma del Acta” (1910). Colección Museo Nacional de Historia, Guatemala. Fotografía: Eduardo Moreno.
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Rafael Beltranena, “La fiesta” (1910). Colección Museo Nacional de Historia, Guatemala. Fotografía: Eduardo Moreno.
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“En materia de las relaciones interétnicas, al dividir binariamente a la población guatemalteca en indios y ladinos, el Estado liberal simplificó por obvias razones políticas la complejidad del sistema de castas heredado de la Colonia, el que, como se ha dicho, los conservadores habían reducido a un esquema esencialmente trinitario de criollos, ladinos e indios. De esa suerte, pasó a convivir en las esferas estatales una política de segregación hacia las comunidades indígenas y una de asimilación hacia individuos indígenas que negaban su realidad comunitaria. Con ello, el Estado guatemalteco tendió a buscar más la homogeneización ciudadana y cultural de los integrantes del grupo ladino, que a plantear un proyecto de universalidad ciudadana y, por tanto, nacional, de tal forma que indígenas y ladinos fuesen representantes de la nacionalidad guatemalteca”.* * Taracena, Arturo. Guatemala: Del mestizaje a la ladinización, 1524-1964. En: http://lanic.utexas.edu/project/etext/llilas/vrp/arriola.html, p. 3.
Alberto G. Valdeavellano, “Alumnos sobresalientes del Instituto de Indígenas de Guatemala”. Publicada en La Ilustración Guatemalteca (revista quincenal). 1 de enero de 1897.
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“Los indígenas se redimen. En nuestra galería de los alumnos más aprovechados durante el año de 1896 en los establecimientos de enseñanza, ocupan simpático lugar tres indios, como representantes de la raza desventurada durante tres siglos de colonia y 75 años de república, hasta que el actual gobernante guatemalteco fundó un instituto especial para redimirla con las luces del siglo. Tres años lleva apenas de existencia aquel colegio, y ya los 205 inditos que allí se educan, entre otras ventajas obtienen la inapreciable de hablar y escribir el idioma nacional. Como muestra de que en tan poco tiempo logran adelantos, y para que el lector patriota goce con la ingenua expresión de nuestros aborígenes que se regeneran con la enseñanza, publicamos las autobiografías de los que figuran en nuestro grabado. No les hemos hecho la más leve corrección; van como han salido de aquellos cerebros donde un claro de luz comienza a borrar atavismos y a dar energías que, en no lejano tiempo, harán de ellos fuerzas útiles a la patria.”* La Ilustración Guatemalteca (julio de 1896 a junio de 1898) fue una revista quincenal cuyos artículos eran dedicados a la élite guatemalteca, cuando solo un 5% de los guatemaltecos sabían leer. * Fragmento de artículo, La Ilustración Guatemalteca, núm. 11, 1 de enero de 1897.
Revista La Ilustración Guatemalteca. 1 de enero de 1897.
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Carrera fue el primer presidente de la República de Guatemala. Caudillo militar, mestizo y con rasgos indígenas, su figura fue polémica en la historia guatemalteca. “Carrera devolvió a la Iglesia sus privilegios, que incluían el monopolio de la educación, y el arzobispo regresó del exilio. Su gobierno fue una dictadura, pero recibió un entusiasta apoyo de parte de los indígenas, ya que Carrera los benefició al garantizarles sus propiedades comunitarias y al negarse a restablecer el tributo. Solo después de su muerte hubo una resurgencia del liberalismo, con el triunfo de Justo Rufino Barrios. En el poder entre 1871 y 1885, se lanzó a atacar a la Iglesia y a implantar reformas favorables al capitalismo. Esto lo llevó a tomar medidas que afectaron directamente a los indígenas, como el mandamiento y leyes contra la vagancia, a fin de forzar a los indios a trabajar en las plantaciones de café”.* * José del Pozo. Historia de América Latina y del Caribe: desde la independencia hasta hoy. Santiago de Chile: LOM Editores, 2009, p. 83.
“Retrato de Rafael Carrera, hecho durante su presidencia, 1841-1865”. Colección Museo Nacional de Historia, Guatemala.
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Billetes y monedas de Guatemala. Fotografía: Janusz Pienkowski (Alamy).
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El Centro de Estudios de Guatemala define la discriminación racial que pesa sobre el indígena así: La población indígena, especialmente la más pobre, es objeto de burla por sus rasgos físicos, por su color, su estatura, su vestido, su forma de hablar, su religión (...). En general, segregación y discriminación se combinan: la inferiorización (provocada por la discriminación) conlleva la segregación y exclusión, y viceversa. Por ello es que puede decirse que, en Guatemala, está vigente cierta forma de apartheid: Los mayas están confinados en el altiplano y tierras poco aptas para la agricultura. Y en el mismo altiplano, los ladinos tradicionalmente han poseído las mejores tierras y los centros de los cascos municipales y departamentales, así como el poder local (segregación). Luego, el Estado guatemalteco ha excluido a los indígenas como ciudadanos al limitarles el acceso a los servicios públicos de manera igualitaria en la que atiende a los ladinos (marginación social). Así mismo, los ha excluido de participar y tener representación como pueblo en los distintos niveles de gobierno (discriminación política), y de desarrollar su propia cultura a través del goce de grados de autonomía (discriminación política y cultural).* La dualidad criolla-indígena ha ocultado otra realidad: el oriente. Se trata de una región donde el factor de ladinización resulta más complejo, como con la costa sur, que se convirtió en región de fuga de los pobres y de quienes no cabían en la ciudad desde la colonia. Es una región estereotipada como ladina, cuyo arquetipo pasó de Chiquimula a la actual Zacapa. En ella se ha ido desdibujando la presencia indígena, aunque exista mimetizada entre los habitantes de las “ciudades” convertidos en ladinos que enfrentan, como su otro, a los “indios” que viven en las montañas. Es un indígena que difiere del modelo del occidente, donde subsisten bases comunitarias y culturales en el marco de una ladinización sui generis. Actualmente se encuentran algunos procesos de recuperación identitaria como los xincas y chortís. * Cojtí Cuxil, Demetrio. El racismo contra los pueblos indígenas de Guatemala. Ciudad de Guatemala: CEDIM, 2005, p. 61.
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“En Guatemala la discriminación constituye una propiedad de la sociedad, pues está localizada a lo largo y ancho de la jerarquía social. Se puede verificar en todos los campos de la vida, como personas o como pueblos y comunidades lingüísticas. Así los indígenas, por discriminación y exclusión, tienen menos de lo bueno y más de lo malo: Menos escuelas y maestros. Menos profesionales egresados de universidades. Menos Centros de Salud y menos médicos. Menos infraestructura: carreteras, luz eléctrica, teléfonos, etcétera. Menos educación con pertinencia cultural y lingüística. Menos participación y representación en los organismos del Estado. Más analfabetismo. Más enfermedades y número de muertos. Más pobreza y extrema pobreza. Más exclusión social. * * Cojtí Cuxil, Demetrio. El racismo contra los pueblos indígenas de Guatemala, p. 25.
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resistencias, reexistencias volver al índice ( 82 )
os primeros eventos de guerra contra los indígenas para dominar el territorio estuvieron aliados a una campaña ideológica de conversión religiosa. Como “acto de fe católica”, como dictaba Diego de Landa en julio de 1562, se quemaron un gran número de códices,1 libros contenedores de información primaria sobre el mundo maya, su cosmovisión y su historia. A esta destrucción sobrevivieron solo nueve. (Los únicos cinco legibles se encuentran actualmente fuera del territorio maya, propiedad de bibliotecas repartidas por el mundo). En Guatemala también hubo “autos de fe” con quema de códices y destrucción de deidades como espectáculo en la plaza mayor de Santiago en 1544, persecución que seguiría a lo largo del tiempo contra la idolatría, los rituales y las ceremonias de un mar de indígenas sobrevivientes. En los cinco siglos de procesos colonizadores que nos traen de la invasión española al presente, el pueblo maya ha desarrollado diferentes formas de adaptación, sobrevivencia y resistencia cultural a pesar del despojo y las tentativas de negación del pasado. El traje maya y los idiomas mayas se consideran dos contenedores primordiales de la herencia mesoamericana. Una escritura propia, una tradición literaria e investigaciones contemporáneas, además de sus hablantes, componen su patrimonio lingüístico. Aunque siempre susceptibles a las políticas de alfabetización y bilingüismo de arranque estatal, los idiomas mayas de veintidós comunidades lingüísticas (achi’, akateko, awakateko, chalchiteko, ch’orti’, chuj, itza’, ixil, jakalteco o popti’, kaqchikel, k’iche’, mam, mopan, poqomam, poqomchi’, q’anjob’al, q’eqchi’, sakapulteko, sipakapense, tektiteko, tz’utujil, uspanteko) son en palabras de Demetrio Cojtí Cuxil “indicadores de la existencia y posición política de las comunidades mayas”. 2 El patrimonio textil de Guatemala, por su parte, uno de los mayores del mundo, se ve en el uso de múltiples elementos de la vida diaria. Entre ellos se destaca el traje femenino, la porción de cultura material viva que ha resistido masivamente de mejor manera a los procesos de ladinización. Recorriendo Guatemala se ve cómo mujeres de todas las edades visten los trajes de sus pueblos, trajes de uso cotidiano y ceremonial, hechos con diversas técnicas y adaptados a las distintas telas para las condiciones climáticas y el ecosistema respectivos.
1. Sobre esto Landa escribió: “Hallámosles gran número de libros de estas sus letras, y porque no tenían cosa en que no hubiese superstición y falsedades del demonio, se los quemamos todos... y les daba pena”. Landa, Diego de. Relación de las cosas de Yucatán. México, D.F.: Porrúa, 1978, pp. 104-105. 2. Cojtí Cuxil, Demetrio. “Lingüística e idiomas mayas en Guatemala”, en Lecturas sobre lingüística maya. Nora C. England y Stephen R. Elliott, eds. Antigua Guatemala: Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica, 1990, pp. 1-25
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Del traje femenino, el más complejo técnica y semánticamente es el huipil. En su diseño, cada color, forma y disposición de las figuras está determinado por un simbolismo milenario transmitido, cargando metonímicamente el mundo que lo envuelve. El huipil muestra que los trajes son textos a ser leídos. A pesar de sus transformaciones en la elaboración, materiales y elementos –vinculados a los procesos de colonización y a los modernizadores– los atributos en la confección y el diseño del huipil como legado cultural indígena siguen presentes. Vestir el traje es, así, una forma de resistencia cultural activa. En las formas del sincretismo religioso y la organización las comunidades indígenas aparecen también otras maneras de resistencia-reexistencia cultural maya. Gracias a los mecanismos comunitarios de adaptación de los pueblos, ha sido posible la preservación de muchas tradiciones. La cosmovisión, las formas de vida y la espiritualidad han resistido gracias a la transculturación. En el Altiplano de Guatemala este proceso se destaca por las mezclas visibles entre lo real y lo mítico, por ejemplo, en Verapaz, donde la conversión religiosa se dio de manera más o menos pacífica. Esto ha hecho que muchas tradiciones indígenas perduren escondidas en un híbrido cultural y religioso y en la lucha por sostener formas espirituales propias. Las formas de gobierno comunal indígena van cambiando de acuerdo con el territorio y su historia. Los grupos han creado sistemas y formas de gobierno producto de negociaciones colectivas constantes, a partir de estrategias que buscan gestionar la vida en función de las necesidades de la comunidad. Las instituciones indígenas de base comunitaria como las cofradías y los gobiernos locales, instituciones que por siglos han desarrollado funciones públicas en sus comunidades con jerarquías y formas de participación, hoy pueden ser entendidas como democracias participativas. 3 Este es el caso de las alcaldías indígenas que fueron instituciones establecidas por los españoles como forma de administración de los bienes coloniales (distribución de la mano de obra y la recaudación del tributo, principalmente), pero que adquirieron rasgos de la cultura indígena antes de la colonización, tales como el procedimiento de elección de los cargos. El conocimiento, la comprensión y el reconocimiento de estas organizaciones son parte de un debate actual por la descentralización del poder público, que busca dar lugar a lo que la comunidad indígena ha logrado sostener por siglos. La organización y la articulación comunitarias han estado presentes en la historia de estas comunidades y hoy tienen mayor visibilidad en los contextos de democracia ante las defensas públicas y movilizaciones que tienen que ver con la defensa de la memoria, los derechos humanos y el medio ambiente.
3. Barrios, Lina. Tras las huellas del poder local: la alcaldía indígena en Guatemala, del siglo XVI al siglo XX. Guatemala: Universidad Rafael Landívar, Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, 2001, p. xi.
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N.3 resistencias,reexistencias Regiones lingüísticas y población indígena
La siguiente cartografía muestra la distribución geográfica de la población indígena, identificada según las regiones lingüísticas, destacándose la zona de los departamentos con mayor densidad (se observa aquí que esta distribución se concentra solo en unos pocos departamentos, cerca del 60% en tres de ellos). Se muestra aquí cómo la mayoría se ubica primordialmente fuera de la zona metropolitana, lugar que se asume como punto casi exclusivo de inversión nacional. Entre otras consecuencias, esto ha motivado la migración interna hacia los departamentos de Guatemala y Quetzaltenango (en búsqueda de opciones de empleo principalmente). Sin embargo, la población indígena como una población fundamentalmente rural se mantiene. El mapa está acompañado de un desglose de los porcentajes de población indígena por departamento, así como la estratificación social según etnicidad, que muestra que el 40% vive en situación de baja o extrema pobreza.
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Ri abaj Man xa ta che ri abaj emem, xa kakik’ol ri kich’awem.
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Piedras No es que las piedras sean mudas, solo guardan silencio.*
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Ri nonoch’ Ri ala kaxojowik kuban jun xojowem ri man ilom taj, xuquje xwi kuwilawichij ri ali. - Ruk’ jachin kaxojowik? Xu ta jun tzij. - Ruk’ jun nonoch’, xutzalij ubixik ri kaq’iq.
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La sombra Él bailaba como nunca se le había visto bailar, y sus ojos solo eran para ella. - ¿Con quién baila? Preguntó una voz. - Con una sombra, contestó el viento.*
* Poemas de Humberto Ak’abal (Momostenango, Guatemala, 1952 Ciudad de Guatemala, 2019).
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Festividad de San Miguel Arcángel en Totonicapán. Fotografía: Adolfo Menchú.
En Guatemala se celebra una variedad de festividades religiosas como la Epifanía, Esquipulas, Virgen de la Candelaria, Carnaval, Patriarca San José, Asunción, Rosario. Se dividen en ciclos: Navidad, Semana Santa, Corpus, patronales y religiosas, y contemplan el uso de distintos elementos: ofrendas, objetos y adornos usados en el ritual, objetos benditos o sacralizados y objetos con motivos religiosos, entre otros.
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“Procesión”. Colección John D. Early. © Fototeca Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamerica (CIRMA).
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Andrés Curruchich Cúmez (1891-1969), “Los cofrades y capitanas de Comalapa”. Óleo sobre lienzo, 1967 (47x60 cm). Colección Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida”.
Martín Saquec Cuá (1952), “Proseción San Bernardino de Sena. Baile de Toritos, Patzún”. Publicada en Arte Naïf. Pintura Maya guatemalteca contemporánea. Guatemala: Fundación Paiz, 2001. p. 110.
José Fernando Can Gómez (1966), “La procesión del Patrono”. Publicada en Arte Naïf. Pintura Maya guatemalteca contemporánea. Guatemala: Fundación Paiz, 2001. p. 108.
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Antonio Coché Mendoza (1968), “Quema del Torito. Chichicastenango”. Publicada en Arte Naïf. Pintura Maya guatemalteca contemporánea. Guatemala: Fundación Paiz, 2001. p. 117.
Sóstenes Romeo Tuctuc Roquel (1965), “Los Gigantes”. Publicada en Arte Naïf. Pintura Maya guatemalteca contemporánea. Guatemala: Fundación Paiz, 2001. p. 102.
Nicolás Reanda Quiejú (1956), “La fiesta de Santiago. El palo volador”. Publicada en Arte Naïf. Pintura Maya guatemalteca contemporánea. Guatemala: Fundación Paiz, 2001. p. 140.
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Miguel Chávez Petzey (1950), “Adoración de Maximón”. Publicada en Arte Naïf. Pintura Maya guatemalteca contemporánea. Guatemala: Fundación Paiz, 2001. p. 119.
Pedro Rafael González Chavajay (1956), “Día de gracia”. Publicada en Arte Naïf. Pintura Maya guatemalteca contemporánea. Guatemala: Fundación Paiz, 2001. p. 128.
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“Maximón es un personaje polifacético, mitad santo mitad dios, probablemente originario de Santiago Atitlán, un pueblo de las montañas del oeste de Guatemala situado en las orillas del lago Atitlán cuya población es mayoritariamente de origen maya–tzutujil. Nació en los márgenes del catolicismo popular (...) Maximón resulta una inmejorable expresión del mestizaje intercultural y de las identidades negociadas. En la actualidad, la doble dinámica del culto nos invita a considerar los mecanismos de apropiación y de manipulación de parte de poblaciones indias y ladinas que están negociando sus identidades religiosas en un contexto de pluralidad, de competencia y de transnacionalización de los referentes. En Santiago, tres grupos dominan la vida religiosa. Los católicos de Acción Católica o de la Renovación Carismática; los evangélicos convertidos a la religión protestante norteamericana –sobre todo en su forma pentecostalista–; y los tradicionalistas que practican la costumbre, mezcla de creencias y prácticas católicas y mayas. Maximón pertenece a este tercer grupo. Está guardado por la cofradía de la Santa Cruz, una de las diez cofradías públicas del pueblo. La mayoría de los fieles afirman que existe desde tiempos antiguos, en la época prehispánica. Y en Santiago, las leyendas que cuentan su creación mítica son numerosas. En realidad, podemos atribuir un gran papel en la formación física del personaje que conocemos hoy en día a un eminente sacerdote maya de la comunidad nacido al final del siglo XIX”.* * Pédron Colombani, Sylvie. “El culto de Maximón en Guatemala”, Trace 54 (2008): pp. 31-44.
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Alcaldes Kaqchiqueles de San Juan Sacatepéquez. Colección John D. Early sobre Santiago Atitlán. © Fototeca Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA).
“Actualmente existen varias alcaldías indígenas en pueblos indígenas del Occidente de Guatemala, especialmente en la comunidad lingüística K’iche; y operan en el mismo edificio de la Alcaldía Municipal o en uno muy cercano. Las autoridades de la Alcaldía Indígena son, a la vez, una instancia judicial previa al sistema legal oficial y también encargados de mantener las celebraciones comunales católicas de las comunidades mayas”.* * Barrios, Lina. Tras las huellas del poder local: la alcaldía indígena en Guatemala, del siglo XVI al siglo XX. Guatemala: Universidad Rafael Landívar, Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, 2001, p. ix.
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Fotografía: Santiago Albert.
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Ceremonia para celebrar el Día de la Mujer Maya, Lago de Atitlán, Guatemala, 2018. Fotografía: Santiago Albert.
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Ceremonia en San Andrés Itzapa, 2017. Fotografía: Santiago Albert.
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Los aspectos más significativos de la cosmovisión maya son los siguientes: 1. Todo es sagrado 2. El maíz es la base de la vida. 3. Todo tiene Winaqil o es Winaq, término que refiere a la vida, imagen, corazón y espíritu que comparten todos los seres vivos del universo. 4. Todo tiene vida. Todo lo que existe en el sagrado Kaj Ulew (universo) está vivo y cumple una función por la cual se le ha dado esa existencia. 5. Todo tiene Rajawal, madre y padre. 6. Todo necesita alimentarse y sustentarse. 7. Todo es parte de cada ser que existe. 8. Todo tiene un lenguaje. A cada situación, a cada ser vivo, a cada actividad, a cada instrumento se le debe hablar respetuosamente, todo tiene un discurso.* * Aj Xol Ch’ok, Héctor. Historia Mayab’, cap. "Cosmocimientos y prácticas mayas antiguas". Guatemala: Asociación Maya UK’U’XB’E, 2008.
Josefina, vecina de Santiago Sacatepéquez. Ceremonia en cementerio de Chichicastenango, Guatemala, 2018. Fotografía: Santiago Albert.
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Jueves Santo en La Antigua Guatemala, 2018. Fotografía: Santiago Albert.
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Torito en San Juan del Obispo. Fotografía: Santiago Albert.
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Palo volador. Joyabaj, Guatemala, 2018. Fotografía: Santiago Albert.
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Repasando el guión. Rabinal, Guatemala, 2018. Fotografía: Santiago Albert.
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Representación del Rabinal Achí. Rabinal, Guatemala, 2018. Fotografía: Santiago Albert.
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Los garífunas o caribes negros son el grupo étnico descendiente de africanos y aborígenes caribes y arahuacos originarios del Caribe. Son fruto del contacto de los esclavos africanos fugados —traídos originalmente en barcos negreros por esclavistas ingleses a Belice y luego Honduras a principios del siglo XVII— y las tribus indígenas de distintas islas del Caribe, sobre todo la isla de San Vicente. Deportados hacia América Central por los ingleses a inicios del siglo XVIII, los garífunas comenzaron a poblar las costas caribes de Honduras, Belice, Nicaragua y Guatemala. En la costa de Guatemala la población garífuna se asentó alrededor de Livingston, Departamento de Izabal, desde 1831 decretado cabecera del distrito que contenía todas las poblaciones de la región. Los garífunas han manteniendo viva su cultura, cosmovisión, idioma, forma de producción y organización y conocimientos ancestrales en salud. Su riqueza cultural se expresa también en la música, la danza, la gastronomía y las artes manuales. Yurumein es un ritual realizado anualmente por los pobladores garífunas de Livingston que conmemora la llegada a inicios del siglo XIX de los caribes a la costa atlántica de Guatemala.
26 de noviembre: Día del Garífuna, Livingston, 2018. Fotografía: Archivo Museo del Mundo.
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“Protegidos por una cadena de cocales sobre el borde costero, la que sirve de mampara contra los alisios, en la playa oriental que sigue al delta del río Dulce, del que hacen su puerto principal, se encuentra asentada una serie de ranchos de pescadores garífuna. Tierra adentro le sigue ya sobre el macizo del montículo, un pequeño trazado de calles y pocas avenidas. Se trata de ranchos, en su mayoría de paredes de bahareque, corteza de palma, o bien de bahareque recubiertas con barro y techos de manaca, las casas tipo tradicional que se mezclan con otras más modernas (...). Sin embargo, atrás de esta aparente modernidad, a pocos minutos uno puede estar alejado del ruido, en sitios donde no hay señal de telefonía, con un destacado cuidado del reservorio ecológico, y con dificultad de acceso para describir algunos factores, lo que permite en contraste a la modernidad, tener impresiones de carácter tradicional. Tierra adentro, en la montaña como se dice, están las tierras de cultivo, aquellas que las mujeres usaran como rectoras de este trabajo, y que hoy recuperan como manifiesto y en adscripción a su pasado”.* * Arrivillaga Cortés, Alfonso. Diagnóstico: Situación de la cultura garífuna. Guatemala: Ediciones Maya’ Na’oj, 2016, p. 19.
26 de noviembre: Día del Garífuna, Livingston, 2018. Fotografía: Archivo Museo del Mundo.
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“Desde tiempos antiguos, los xinkas se asentaron en el suroriente de Guatemala, desde el río Michatoya hasta el río La Paz, el que marca el límite entre Guatemala y El Salvador. El área mencionada entre ambos ríos corresponde a los actuales territorios de Santa Rosa, parte de Jutiapa, la región sur de Jalapa y la occidental de Escuintla. Durante la Colonia, a esta región se la conoció como el Corregimiento de Guazacapán. (...) Los lingüistas creen que los xinkas fueron una población muy antigua que vivió en el suroriente, particularmente en los alrededores del río Los Esclavos. Los xinkas ya estaban en el suroriente cuando llegaron los pipiles y los poqomames, entre los años 1200 y 1524, es decir, unos 300 años antes de la llegada de los españoles. Algunos autores consideran que los pueblos que constituyeron el núcleo de la cultura xinka son Chiquimulilla, Guazacapán y Taxisco, así como otros asentamientos que se encontraban próximos a estos. El centro político de los xinkas fue Guazacapán. Varios pueblos xinkas dejaron de existir en el siglo XIX, como por ejemplo, Atiquipaque. Es probable que ello se haya debido a las enfermedades que contrajeron cuando llegaron los españoles, porque la población originaria no tenía defensas biológicas para enfrentarlas. Asimismo, muchos murieron por los trabajos forzados. Actualmente, la región xinka está compuesta por los principales pueblos en donde ellas y ellos han vivido y viven hasta la actualidad [Santa Rosa, Jutiapa, Jalapa]”.* * Dary Fuentes, Claudia, coord. Historia e identidad del pueblo xinka. Guatemala: Instituto de Estudios Interétnicos (IDEI), Universidad de San Carlos de Guatemala, 2015, pp. 4-5.
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Los xincas se caracterizan por un arraigo a su territorio, manteniendo las formas de organización para la gestión, herencia y traspaso de sus tierras. “Las tierras comunales constituyen la base del sustento socioeconómico de la mayoría de familias xinkas, pero además un punto de referencia identitario muy fuerte (...). A la par del apego territorial, hay que considerar que la tradición oral u oralidad es el segundo factor de mayor peso a la hora de entender la etnicidad del grupo. Asimismo, los xinkas manifiestan expresiones del catolicismo popular en donde se sincretizan muchas de sus antiguas creencias. En estas fiestas y celebraciones religiosas se observa una fuerte cohesión social”.* Los rasgos culturales del pueblo xinca son reconocidos en el idioma, la indumentaria, las artes, manualidades y gastronomía (y su vínculo con la religiosidad popular), pero también en marcadores subjetivos o inmateriales como la tradición oral, cosmovisión y danzas. * Dary Fuentes, Claudia, coord. Historia e identidad del pueblo xinka, p. 51.
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Los mercados en Guatemala, extendidos por todo el país, son reconocidos por su color y amplia variedad de productos, destacándose la artesanía, que tiene un rol importante en la economía de las comunidades.
Emilio González Morales (1969), “Mercado”. Publicada en Arte Naïf. Pintura Maya guatemalteca contemporánea. Guatemala: Fundación Paiz, 2001. p. 121.
Óscar Eduardo Perén (1950), “Terminal de buses en Comalapa”. Publicada en Arte Naïf. Pintura Maya guatemalteca contemporánea. Guatemala: Fundación Paiz, 2001. p. 91.
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Artesanías, 2016. Fotografía: Rochelle Costi.
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Artesanías en el mercado de Chichicastenango, 2016. Fotografía: Rochelle Costi.
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Máscaras en el mercado de Chichicastenango, 2016. Fotografía: Rochelle Costi.
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Juan Sisay (1921-1989), “Tejedoras de Atitlán”. Óleo sobre lienzo, 1962 (51x61 cm). Colección Museo Nacional de Arte Moderno “Carlos Mérida”.
“El telar de cintura corresponde a una técnica milenaria de tejido. Aparece en códices, textos, vasijas, esculturas, murales y estelas. Los hay de distintos tipos, con distintas piezas y accesorios. Con la llegada española la indumentaria pasó por transformaciones, que implicaron cambios en formas, materiales y técnicas (como el telar de pie). Sin embargo; persiste en el tiempo y es usado por miles de comunidades en el territorio maya”.* * Otzoy, Irma. “Identidad y trajes mayas”, Mesoamérica 13, núm. 23 (1992): p. 98.
Huipiles en el mercado de Chichicastenango, 2016. Fotografía: Rochelle Costi.
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“El lenguaje de los tejidos mayas puede ser dividido por lo menos en dos niveles: iconográfico e iconológico. El lenguaje iconográfico se refiere a la forma y el contenido expresado en ‘imágenes’ (como, por ejemplo, ‘figuras’, diseños, motivos en el tejido, etcétera). El lenguaje iconográfico está interrelacionado con el lenguaje iconológico y ambos incluyen los motivos socioculturales que subyacen en el hacer y utilizar una ‘imagen’. Iconográficamente, los trajes mayas ‘hablan’ acerca de la creatividad del arte y del pasado de la gente, la presente existencia y la continuidad del futuro, expresado a través de motivos y diseños. Iconológicamente, el tejido incluye un ‘lenguaje visible’ (selecciones estéticas) y el ‘lenguaje del silencio’ (significado político) de ambas actoras mayas —tejedora y portadora— dentro de un contexto sociocultural. (...) Iconográficamente, el lenguaje en los tejidos mayas puede ser examinado dentro de un contexto local, regional y extrarregional. Los tejidos mayas no se mantienen estáticos, sino que cambian constantemente y son diversos aun dentro de una sola comunidad. En general, los trajes contienen atributos especiales que los hacen distintivos a un área geográfica específica o a una determinada región lingüística”.* * Otzoy, Irma. “Identidad y trajes mayas”, p. 104.
Telar. Fotografía: Anne Girard.
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Angelina Aspuac, representante legal de Asociación Femenina para el Desarrollo de Sacatepéquez (AFEDES), exponiendo la petición de la Asociación frente a la Corte de Constitucionalidad. Fotografía: Simone Dalmasso, Plaza Pública.
Las progresivas apropiaciones del patrimonio de las comunidades por parte de las industrias textiles llevaron a que en el 2016 un grupo de mujeres de Sacatepéquez se organizara para buscar la protección de la propiedad intelectual de los tejidos. Con el apoyo de colectivos mexicanos se creó con 25 organizaciones el Movimiento Maya Tejedoras en Guatemala. La lucha del grupo es una reforma en la Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos, la Ley de Propiedad Industrial, Ley de Protección y Desarrollo Artesanal y el Código Penal, que permita un registro propio de las creaciones colectivas según sus propias organizaciones y normas. Hoy esta se ha vuelto la manera de negociar con el Estado para que reconozca la lucha de los ancestros por mantener y transmitir el traje maya a lo largo del tiempo hasta el presente. Luchas similares se han dado respecto a la autonomía del sistema judicial y de salud.
“El pasado septiembre de 2016, un estimado de doce mil
comadronas, congregadas en la organización Nim Alaxic Mayab’, y otros consejos del altiplano del país, presentaron un amparo en la Corte Suprema de Justicia. En este, demandaban al Ministerio de Salud por falta de reconocimiento, respeto y promoción de su trabajo. Y, como segundo argumento, por no facilitar los insumos básicos para atender los partos”.* * "Comadronas mayas exigen reconocimiento del Estado". https://www.no-ficcion. com/project/comadronas-mayas-exigen-reconocimiento-del-estado
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“Una de las propuestas más novedosas en los estudios étnicos ha sido ligar la construcción de la identidad étnica a los procesos de globalización, tomando en cuenta los procesos de transformación que se han producido en los movimientos indígenas ante el reto del neoliberalismo y de la globalización. Sin duda, estos procesos de redefinición identitaria con planteamientos étnicos están realizando un intento de reinventar la nación y reformular el Estado en términos más plurales e incluyentes para el conjunto de la sociedad. (...) se está produciendo una fuerte interpelación del modelo de Estado homogéneo y racista por el de un Estado plural y el debate entre las elites intelectuales mayas y ladinas en torno a estos temas está generando un nuevo lenguaje y una cultura política inexistente hasta el momento en el país”.* * Casaús, Marta Elena. "El racismo y la discriminación en el lenguaje político de las élites intelectuales en Guatemala", Discurso & Sociedad 3, núm. 4 (2009): 592-620.
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Fotografía: Cristina Chiquin.
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“En este contexto de modernización y cambio cultural va dándose una movilización política que, como en otras partes de América Latina, da lugar al surgimiento y consolidación de un movimiento indígena como tal, es decir, indígenas que reclaman participación política, igualdad de oportunidades y el respeto a sus derechos, todo lo cual les ha sido negado como tales indígenas. A lo largo de ese proceso fue surgiendo y consolidándose el término ‘maya’ como autodefinición de este colectivo indígena que reclama una descendencia de esa civilización, pero que luego es colonizado, primero por los españoles y después por los “ladinos” a través del Estado guatemalteco. A través de las demandas y argumentaciones, los actores mayanistas van creando todo un cuerpo teórico e ideológico que reúne los contenidos de esta identidad y los derechos que se reclaman. El Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas –AIDPI– marca el momento en el que por primera vez el Estado guatemalteco reconoce su existencia como tales “pueblos”, y por lo tanto como sujetos de derechos culturales específicos. A partir de la firma de la paz, el vocabulario en el que se expresan estas demandas empezará a ser utilizado por el Estado y otros actores de la sociedad política, en concreto de la ‘rosca de la paz’, un sector minoritario pero con gran poder para generar el discurso políticamente correcto desde su posición de apoyo financiero. (...) el multiculturalismo en Guatemala tiene una versión mayanizada, pues de alguna manera apela ( 136 )
a las lógicas, ideologías, intereses, discursos, de las organizaciones mayas, puesto que ellas son las que más han influido en la construcción del discurso multicultural en Guatemala. La propuesta alrededor del término ‘maya’ es una ideología política creada, articulada y defendida por un conjunto de activistas, uno de cuyos objetivos es ‘concienciar’ al resto de sus iguales para que se sumen a la ‘lucha’. En ese sentido, lo que conocemos como ‘el Movimiento Maya’ sería una ‘vanguardia’ (Cojtí, 1997: 52, 53). Así, la recreación de la identidad no implica una etnogénesis en el sentido de ver nacer ‘un nuevo grupo’: el grupo preexiste, los elementos culturales también, lo que cambia es la forma de otorgarles sentido en relación al marco político, y de ahí a su práctica cotidiana".* * Bastos, Santiago y Aura Cumes, coords. Mayanización y vida cotidiana. La ideología multicultural en la sociedad guatemalteca, vol. 1: “Introducción y análisis generales”. Guatemala: FLACSO CIRMA Cholsamaj, 2007, pp. 18-22. Sobre la mayanización dice la autora en la p. 21: “Estamos hablando de uno o varios procesos que toman forma en un fenómeno nuevo, la introducción en la vida de los mayas y no mayas de un discurso que antes no existía: el de considerarse “maya” y por ello reclamar igualdad con orgullo y derechos. Es lo que en su momento denominamos como ‘mayanización’”.
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Una niña sonríe frente a la entrada de la Corte de Constitucionalidad, el día de la audiencia, en junio de 2016. Fotografía: Simone Dalmasso, Plaza Pública.
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“El surgimiento del movimiento maya en la década de 1980, con llamamientos (de los mayas educados en la universidad y formados profesionalmente) a la reivindicación, reconocimiento y restitución del lugar legítimo de los ciudadanos y la herencia mayas en Guatemala, ha planteado cuestiones incómodas acerca de lo que significa ser maya, y de hecho guatemalteco. Tanto de la derecha como de la izquierda se ha criticado a los activistas culturales panmayas por ser indígenas de imitación, afirmando de manera ilegítima ser mayas o peligrosamente racistas, al predicar derechos mayas sobre una herencia inalienable e inmutable, diferente a la de otros guatemaltecos. (...) Gran parte de la hostilidad frente a los mayas y el movimiento maya tiene que ver con mantener a los mayas en su lugar económicamente como fuentes de lucro y socialmente como inferiores necesarios. Como expresiones quintaesenciales de conciencia de su pasado, la costumbre maya siempre ha presupuesto actuar de acuerdo al son de los antepasados. Al circular más allá de los lugares locales, las tradiciones mayas ancestrales o incluso antiguas se vuelven técnicas convencionales de inclusión que sirven para unir a individuos de diferentes pareceres en el presente tanto que podrían conservar o revivir prácticas del pasado. (...) En lugar de una pureza racial esencialmente pasiva, los mayas son distintivos porque sus antepasados eligieron conservar y transmitirles su idiomas, tradiciones y tierras, a pesar de la de( 140 )
nigración y la marginalización que les costó en la sociedad colonial y nacional. Siendo parte integral de ese legado los mayas que han recibido y conservado esta herencia –y sufren la misma discriminación por ello– reconocen el sacrificio de sus antepasados y lo honran transmitiendo su propia herencia a sus descendientes. Incluso los que ya no hablan su idioma ni practican sus costumbres ni trabajan su tierra pueden honrar legítimamente los sacrificios de sus antepasados, reafirmando las tradiciones mayas. Al mismo tiempo, en lugar de supervivencia cultural estática o pureza externa, esta reciprocidad consecutiva entre los ancestros mayas y los descendientes refleja una larga historia de mayanización creativa de instituciones e influencias extrañas, ya sea en el pasado con los santos y las iglesias católicas y las cofradías y cabildos coloniales, o en el presente con discursos internacionales de derechos humanos o indígenas. Sin ser adulteraciones forzadas ni comprensiones falsas, tal mayanización expresa los esfuerzos creativos de los mayas para definir y controlar sus propias vidas. En este sentido, como sucede con muchos grupos humanos oprimidos, la cultura maya misma se vuelve un medio importante, así como una prueba duradera de la determinación de los mayas de vivir unidos a sus pasados, pero en sus propios futuros”.* * Watanabe, John M. “Los que estamos aquí”: Comunidad e identidad entre los mayas de Santiago Chimaltenango, Huehuetenango, 1937-1990, trad. Eddy H. Gaytán. Guatemala: Plumsock Mesoamerican Studies y CIRMA, 2006, pp. xviii-xx.
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maíces versus café volver al índice
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a tensión histórica entre ancestralidad y modernización puede leerse a través de dos productos que condensan sintéticamente procesos que hablan de permanencia, por un lado, e irrupción por otro. El maíz y el café, contenedores de visiones de mundo dispares en su manera de representar el valor de la tierra, manejar la economía y significar la cultura, son casi una alegoría de la tensión entre autonomía y sumisión que caracteriza la historia del país. Para el pueblo maya el maíz es un grano sagrado, un producto básico pluridimensional que cruza lo mítico con lo cotidiano, involucrando la cosmovisión, las costumbres y las tradiciones milenarias. Se representa en el Popol Wuj con la creación del hombre verdadero, “el Hombre de Maíz”, y en la decoración arquitectónica, en las cerámicas, en los códices prehispánicos y en las tradiciones orales transmitidas por sus descendientes. Adaptándose a través de los siglos, los mayas han seleccionado las semillas de acuerdo con las condiciones agroecológicas de suelos y climas diversos, un saber traspasado por generaciones. Las tortillas de maíz forman parte de la dieta diaria de los guatemaltecos, es el principal acompañamiento de las comidas, presente en todas las mesas. Por su parte, por motivo del café fue que la élite guatemalteca, junto a sus asociados extranjeros, legitimó el modelo agroexportador a mediados del siglo XIX –sostenido por la explotación de la mano de obra indígena–, creando lo que Sergio Tischler llamó el “Estado finquero”. Fue la solución a la necesidad de encontrar un producto que pudiera tener cabida en el mercado mundial en ascenso, luego de la perdida iniciativa de la “grana o cochinilla”, un tinte natural. Dicha crisis económica implicó reformas en la producción e infraestructuras, pero, sobre todo, nuevas políticas – las reformas liberales–, en beneficio de los finqueros cafetaleros. Las áreas rurales pasaron a manos de los inversionistas cafetaleros, quienes expropiaron tierras de la Iglesia y de las comunidades indígenas, acaparamiento que sumaba la mano de obra estacional barata del campesinado indígena. “El carácter autoritario y violento que adquirió el modelo de modernización dominante en Guatemala responde, entre otros factores, a la profunda rivalidad entre las élites centroamericanas; a su inusitada confianza y dependencia en el flujo de inmigrantes y capitales extranjeros; y a su perspectiva excluyente, pero al mismo tiempo expoliadora de los recursos y el trabajo indígena”.1 1. González-Izás, Matilde. Modernización capitalista, racismo y violencia: Guatemala (1750-1930). México, D.F.: El Colegio de México, Centro de Estudios Sociológicos, 2014, p. 41.
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No obstante, los cafetaleros más importantes no eran locales, sino alemanes y europeos de otros países, sobre todo las casas comerciales alemanas. Éstos, siendo menos, dominaban el 60% de la producción en las fincas, con mayor productividad que los guatemaltecos. Las casas comerciales controlaban los préstamos y la comercialización mundial. San Marcos y otras partes de la Boca Costa (territorio ubicado entre la cadena volcánica y el oceano Pacífico), al igual que Alta Verapaz, fueron sus principales zonas productivas. Los alemanes formaron la colonia extranjera más importante en el país. Los que se ubicaron en la Boca Costa eran más comerciales y menos vinculados entre sí, mientras los que se ubicaron en Alta Verapaz formaron una peculiar sociedad finquera con una visible subcultura alemana e impusieron su impronta en el departamento, sobre todo en los indígenas. Hasta 1944, los nuevos terratenientes dominaron la economía del país. La crisis cafetalera pasó el relevo del poder a Estados Unidos. Siguiendo la trayectoria oligárquica, al café le sigue la época bananera con la United Fruit (UFCO), unión de la Tropical Trading and Transport Company y la Boston Fruit Company. La empresa conocida como “La Frutera”, tenía su centro de operaciones en el departamento de Izabal al norte del país. La United Fruit Company llegó a dominar la economía centroamericana a partir del comercio bananero, que implicó también el manejo de los navíos y el control del ferrocarril. Hasta finales del XIX los bananos eran desconocidos en Norteamérica, pero a principio de los años veinte la exportación se había duplicado. En menos de treinta años se llegaron a consumir dieciséis millones de racimos anuales. La UFCO llegó a ser dueña del setenta por ciento de las tierras cultivables de Guatemala y llegó a tener el control de todos los medios de transporte y comunicaciones. Con el apoyo de dictadores, consiguió manipular y corromper la política y el gobierno interno, con lo que pudo eximirse de impuestos e involucrarse con casi todos los negocios del país. La compañía lideró la campaña de descrédito en Estados Unidos contra el presidente José Arévalo tras la promulgación del código laboral, la Reforma Agraria, orquestando posteriormente el golpe de estado contrarrevolucionario.
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N.4 maíces versus café Actividad agroindustrial y explotación del territorio
La cartografía resume las actividades económicas vinculadas a la explotación del territorio en la actualidad. En esta radiografía conviven visualizaciones de los cultivos con productos como el maíz, de origen milenario, ubicado mayormente en la zona norte del país y que abastece gran parte del consumo nacional (y algunas regiones del sur de México). A las actividades agrarias tradicionales se les suman las plantaciones de agrocombustibles, la explotación forestal, la extracción minera y las hidroeléctricas, con la explotación hidrocarburos, actividades industriales más recientes altamente cuestionadas en términos de impacto medioambiental. Respecto a estas últimas, se han indicado las licencias de explotación otorgadas, extendiendo el mapa con datos sobre la expansión proyectual a territorios potencialmente comprometidos, así como los casos de asesinatos a defensores medioambientales relacionados con dicha expansión. Los debates respecto al impacto de los monocultivos abarcan el de la palma africana, expandido a gran velocidad, y el de la caña de azúcar, industria resguardada en su monopolio, ambos en la zona centro-sur y expandidos en el norte. Mientras unos hablan de progreso, creación de empleo y cadenas de valor, otros recuerdan que existe una relación entre expropiación y lucha por la tierra que cruza la historia nacional, y hoy siguen existiendo concentración, reconcentración y acaparamiento. El caso del cultivo café, presente en este mapa en su estado actual, es el caso ejemplar de ello. Los intereses en el dominio del territorio para la explotación privada, en exponencial expansión, han convertido algunas zonas en escenario de constante pugna. Las luchas contra los proyectos extractivos actuales son uno de los frentes más urgentes para las comunidades campesinas. Problemas como los privilegios del Estado, el manejo de las tierras y las condiciones laborales están en el centro de esas disputas. Comparando con otras cartografías, veremos la relación entre las zonas de conflicto y las zonas de riqueza, donde la población indígena nuevamente es la más afectada.
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Tortillería Los 3 Tiempos. Fotografía: Ana Cecilia Cóbar.
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Códice Maya en Dresde, Alemania. Páginas 9 y 10.
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“El sagrado maíz es la base de la vida, es un elemento central de la cosmovisión maya, desde el inicio de nuestra existencia hasta hoy día. Según el Popol Wuj, nuestros abuelos y nuestras abuelas formaron al hombre y a la mujer usando el maíz, por eso el proceso de realizar la siembra del maíz es trascendental e importante, el sagrado maíz ha marcado y dado sentido a la vida, por lo que hay que guardar respeto, fundamentalmente, por los cerros”.* * García, Ajpub’ Pablo, Germán Curruchiche y Simeón Taquirá. Ruxe’el Mayab’ K’aslemäl: Raíz y espíritu del conocimiento maya. Guatemala: Universidad Rafael Landívar, Instituto de Lingüística y Educación, 2009, p. 155.
Existen cuatro códices mayas precolombinos considerados auténticos: el Códice de Dresde; el Códice de Madrid (también conocido como Códice Tro-Cortesiano); el Códice de París (también conocido como Códice Peresiano); y el Códice Grolier (Códice Maya de México por su nueva denominación).
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Códice Grolier, página 8.
“Un dios con una lágrima en el ojo y la nariz picuda como ‘Dick Tracy’ sostiene en una mano un objeto redondo -tal vez una piedra que está a punto de lanzar- y en la otra la cuerda con la que sujeta a un cautivo. La cabeza muestra una hendidura, en la cual se pueden ver algo así como los granos de maíz. Supongo que se trata del Dios del Maíz, pero poco se parece a Cinteotl, el Dios del Maíz mexicano, o al Dios E su homólogo Maya. Su oreja es inusualmente grande y carnosa y de su cuello cuelga un pectoral con dos puntos, ornamento común para los guerreros tolteca-maya de Chichén Itzá. El extraño cautivo a quien sostiene con una cuerda doble tiene también los dientes prominentes, y en su cabeza un pájaro que se asemeja a un cormorán”. (Descripción de Michale D. Coe en The Maya Scribe and His World. Nueva York: The Grolier Club, 1973).
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Códice Maya en Madrid, página 68.
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En general el Dios del Maíz aparece en sus representaciones relacionado a su muerte y renacimiento, mito difundido por su relación con el ciclo vital y por ser el maíz el producto de consumo diario y sustento de los mayas. Su principal característica es su cabeza alargada (como mazorca), su pelo que imita el pelo del maíz y el grano de maíz que lleva en la coronilla. Es joven y elegante, representa en la cosmovisión maya un ideal de belleza.
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Mural de San Bartolo, Petén, Guatemala. Fotografía: Kenneth Garrett (Alamy).
En el Mural de San Bartolo, gran tesoro arqueológico que data del 100 a.C. y hallado en 2001, se representa en nacimiento del Dios del Maíz, Ju’n Ixiim, que renace del caparazón de una tortuga asistido por sus hijos, Ju’n Ayaw y Yax B’ahlam. El caparazón simboliza la tierra flotando sobre el mar primigenio, representado por plantas acuáticas y conchas. El dios está en el centro de un grupo de hombres y mujeres que reciben un árbol de calabazo (árbol de la vida). En su conjunto, el mural refiere al inicio del mundo.
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Maíz de diversos colores. Fotografía: Yarvin Market Journeys (Alamy).
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En la cosmovisión maya hay 4 colores elementales: rojo (vinculado al oriente donde sale el sol, el inicio), blanco (vinculado al norte, el camino, la sabiduría), amarillo (vinculado al sur, simboliza a las cosechas) y negro (vinculado al oeste donde se oculta el sol). En el Popol vuh aparecen como los cuatro caminos. Cada maíz sirvió para una parte del hombre creado: blanco los huesos, amarillo los músculos, negro los ojos, rojo la sangre. Guatemala es actualmente el único territorio de Mesoamérica libre de una Ley Monsanto. En el 2014 se llevó a cabo una movilización que logró derogar la Ley para la Protección de Obtenciones Vegetales (Decreto 19-2014) conocida como la “Ley Monsanto”, que legalizaba la intervención de las semillas por la multinacional. En el 2018 surgió otro intento en el Ministerio de Economía, con un Reglamento Técnico Centroamericano de
Escogedoras de Café, Finca Mocá. Colección Fototeca Museo Nacional de Historia, Guatemala.
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Bioseguridad de Organismos Vivos Modificados para uso agropecuario puesto en consulta pública, que implica el pago de los campesinos por el uso de semillas propias. Al año siguiente este se aprobó y permite la importación, comercialización y siembra de semillas modificadas de productos para el consumo humano y animal.* * Prensa Libre, 23 de octubre, 2019.
“En la Alta Verapaz [...] a fines del siglo XIX los finqueros alemanes llegaron a concentrar en sus manos las tres cuartas partes de la extensión total de los 8,686 kilómetros cuadrados que tenía el territorio departamental. En este departamento llegó a tal grado la apropiación de tierras y hombres por los empresarios agrarios alemanes, que un jefe político constató que los campesinos desaparecían de sus pueblos de la noche a la mañana, huyendo de los finqueros. Estos, no satisfechos con despojarlos de sus tierras, pretendían obligarlos a efectuar extenuantes tareas de desmonte y a instalar plantaciones y beneficios de café en medio de la selva”. (Castellanos Cambranes, Julio. “Tendencias del desarrollo agrario”. En 500 años de lucha por la tierra, vol. I. Guatemala: FLACSO, 1992, p. 327).
Entrega del Café. Colección Fototeca Museo Nacional de Historia, Guatemala.
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Colonos. Colección Fototeca Museo Nacional de Historia, Guatemala.
“La primera disposición liberal que ordenaba dar asistencia a los caficultores para que sus empresas no fracasaran la emitió el Presidente Barrios, en una circular el 3 de noviembre de 1876, según la cual cada jefe político debía proporcionar de 50 a 100 mozos de los pueblos indígenas de su jurisdicción a quienes los solicitaran, haciendo relevos de mozos cada dos semanas. Estos debían ser pagados por anticipado, según lo acostumbrado, por intermediación del alcalde o gobernador del pueblo para evitar el pago diario de jornal. Medio año después, el 4 de abril de 1877, Barrios emitió el decreto Nº 177 o Reglamento de Jornaleros, que regulaba los derechos, deberes, obligaciones y responsabilidades del patrón, de los colonos o “rancheros” residentes en las fincas y de los jornaleros habilitados y los no habilitados. Dichos mandamientos consistían de la provisión de hasta 60 mozos a los finqueros por los jefes políticos por 8 o 15 días si eran del mismo depar( 160 )
tamento y por 30 días si eran de otros. Las secretarías municipales debían anotar en un libro los mandamientos, las listas de mozos, el tiempo y las fincas donde iban a trabajar”.* No era una práctica nueva. Venía desde la colonia, y se mantuvo durante la época republicana conservadora, y el liberalismo la reforzó por la necesidad de mano de obra masiva. Así, la relación entre finca, café, mozos colonos y jornaleros (generalmente venidos de pueblos o de fincas de los mismos dueños en otras regiones) se institucionalizó para beneficios de los finqueros. Con el reglamento los indígenas quedaron obligados a: 1. Trabajar en las fincas cuando los dueños de éstas los necesitaran, sin importar en donde se encontraran. 2. Estar bajo la tutela de las autoridades locales, quienes procuraban que fueran enviados a las fincas. 3. Estar sujetos a la “habilitación”: paga forzada anticipada, que endeudaba y justificaba su envío a las fincas y su retención allí. 4. LLevar la “libreta de jornalero”, que evidenciaba la solvencia de peón frente al patrono; sin dicho registro quedaban vulnerables ante las autoridades y los finqueros. Como resultado de este reglamento, hubo un notable aumento de las exportaciones, y se activó el intercambio con los países capitalistas; tanto los antiguos conservadores aristócratas como los nuevos terratenientes cafetaleros se vieron beneficiados con estas medidas. * Wagner, Regina. Historia del café de Guatemala. Guatemala: Villegas Asociados, 2001, p. 91.
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Finca de café, Fototeca Museo Nacional de Historia Guatemala.
Finca Los Diamantes. Colección Fototeca Museo Nacional de Historia, Guatemala.
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Plantación en La Antigua Guatemala. Fotografía: Eadweard Muybridge. Colección Álbum “The pacific coast of Central America and Mexico; the Isthmus of Panama; Guatemala and the cultivation and shipment of coffee”. Fototeca Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA).
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Justo Rufino Barrios. Estampilla postal, 1926.
“Las acciones del poder político liberal estuvieron dirigidas a la implementación de un orden social nucleado en torno a las necesidades del sistema finquero emergente. Se abrió paso a una época de rápidas transformaciones en la que el poder político cumplió el papel de violencia organizada legítima, es decir, destinada a construir un nuevo orden nacional. El gobierno de Justo Rufino Barrios, el caudillo militar del movimiento liberal, fue expresión de ese tiempo. Al momento de su muerte (1885), se habían llevado a cabo las principales reformas económicas y políticas: el país se había transformado en un sistema de fincas cafetaleras y el Estado había modificado su estructura y funciones”.* Quetzaltenango primero y luego la capital se convirtieron en los símbolos de la riqueza cafetalera, visible a través de la inversión en infraestructura y construcciones: edificios, casas grandes, teatros, logias y mansiones. Quetzaltenango y San Marcos llegan a tener fuerza y a imponer presidentes, pero la ciudad de Guatemala las engulle debido a ese carácter centralizador que proviene de la colonia, y se mantiene en el presente como la única gran ciudad. * Tischler Visquerra, Sergio. “La forma finquera del Estado. Una aproximación al Estado liberal oligárquico guatemalteco”, Estudios 2 (IIHAA-USAC, 1997): p. 125.
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Manuel Estrada Cabrera (1857-1924). Fotografía entre 1909 y 1920, Colección División de Grabados y Fotografías de la Biblioteca del Congreso, Washington, DC.
Manuel Estrada Cabrera fue presidente de Guatemala entre 1898 y 1920. Asumió el poder luego del violento asesinato del liberal moderado José María Barrios, sobrino de Justo Rufino Barrios, muerto en una época de altas revueltas y crisis económica. Al igual que Barrios, mantuvo un gobierno dictatorial, cercano a la élite terrateniente, dueña de las fincas de café, sedimentando un modelo centralizado del poder político. Su mandato se recuerda como uno de los más violentos y represivos, a favor del desarrollo económico y político exclusivo de la oligarquía. La reacción social de una masa política asociada a la clase media de la capital que no se veía representada, junto con grupos de estudiantes concientizados, comenzó a verse progresivamente. Luego de demostrarse la incapacidad e indiferencia de Estrada Cabrera para con la población tras los devastadores terremotos acontecidos, dicha masa consiguió en 1920 la destitución, y rompió con el predominio político del occidente cafetalero.
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Alfredo Gálvez Suárez (1899-1946), “Just Try It”, Afiche de la Oficina Central del Café. Publicado en Regina Wagner, Historia del café de Guatemala. Colombia: Villegas Editores, 2001.
1870 fue una época de crecimiento de la industria cafetera en diferentes países de Centroamérica y Suramérica por la demanda del mercado internacional, bonanza que duró hasta fines de siglo XIX, cuando la sobreoferta haría bajar rotundamente los precios. Fue una crisis temporal que debilitó a Quetzaltenango, sin romper a la sociedad finquera como principal creadora de riqueza. Estos sellos fueron los primeros realizados en Guatemala en tiempos del Mariscal Vicente Cerna (1865-1871).
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Sellos postales aéreos, serie “La cosecha del café” (1979). Impresión: Taller de Grabados en Acero, Guatemala. Fotografía: Eduardo Moreno.
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Escanea el código para ver la obra Gloriosa Victoria y leer más referencias sobre la pieza.
Al centro de este cuadro de Diego Rivera, John Foster Dulles, secretario de Estado de los EE.UU, le da la mano al coronel Castillo Armas. Allen Dulles, jefe de la CIA, y John Peurifoy, el embajador estadounidense en Guatemala, dan dinero a los comandantes militares. Los indígenas trabajan como esclavos, cargando bananos a los barcos de la United Fruit Company. Una bomba antropomorfiza-
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Quizá la imagen más emblemática de la caída de la Revolución guatemalteca sea la Gloriosa Victoria del pintor mexicano Diego Rivera. Por su síntesis, por los personajes que están en ella representados y sobre todo por el escenario que muestra los nefastos efectos de la intervención norteamericana. Dicha pieza es parte de la Colección del Museo Estatal Pushkin de Bellas Artes en Moscú, Rusia. Aunque tramitamos el permiso para reproducirla en este Atlas, no lo obtuvimos. Recomendamos a las y los lectores que se acerquen a la publicación ¡Oh REVOLUCIÓN! 1944-2010. Múltiples visiones hecha por el Gobierno de Guatemala en el año 2010 en el marco de la exposición del mismo nombre, la cual se realizó en el Palacio Nacional de la Cultura, cuando el lienzo de la Gloriosa Victoria vino a Guatemala.
da tiene la cara del presidente Dwight Eisenhower. En el fondo el arzobispo Mariano Rossell y Arellano da una misa sobre los cuerpos masacrados de los trabajadores. El cuadro estuvo perdido varias décadas, hasta el 2000, cuando se encontró en una bodega del museo Pushkin, en Rusia, y se exhibió en forma de préstamo en México.
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El término “banana republic” fue usado por primera vez por O. Henry, un escritor estadounidense, para aludir al control que la United Fruit (conocida como “el pulpo”) tenía en países como Honduras y Guatemala. En una entrevista del periodista Peter Chapman del diario The New York Times, un exejecutivo de la Frutera dice: “Guatemala fue elegida como sede de las primeras actividades de desarrollo de la compañía porque, para cuando entramos a América Central, el gobierno de Guatemala era el más débil, corrupto y flexible de la región”.
La publicidad de Chiquita Banana fue difundida en los Estados Unidos desde finales de los años cuarenta. Eran comerciales teatrales que contaban con el trabajo de grandes animadores (entre 1947-1949 fueron producidos por John Sutherland Productions). Se trata de verdaderos cortometrajes musicalizados que contenían recetas y recomendaciones para el consumo de la nueva fruta, orientados a niños y amas domésticas. La voz del personaje de Chiquita Banana fue hecha por la actriz de Hollywood Mónica Lewis, como era común en la estrategia publicitaria de la época, donde se recurrió a personajes altamente fetichizados y erotizantes.
“Chiquita Banana” (ca. 1940). Publicidad de la United Fruit Company.
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Cuando sonó la trompeta, estuvo todo preparado en la tierra, y Jehová repartió el mundo a Coca-Cola Inc., Anaconda, Ford Motors, y otras entidades: la Compañía Frutera Inc. se reservó lo más jugoso, la costa central de mi tierra, la dulce cintura de América.* * Poema “La United Fruit Co.” de Pablo Neruda, en Canto general, 1950 (fragmento).
“Chiquita Banana and the Cannibals” (ca. 1940). Publicidad de la United Fruit Company.
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“Bananaland” (1958), mapa elaborado por la United Fruit Company. © David Rumsey Map Collection.
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El sector agrícola sigue siendo en Guatemala una de las principales fuentes de empleo. El mayor impacto del subempleo se da en este sector. A este se le une el empleo informal con cerca de cinco millones de personas que producen el 22% del PIB y representan el 70% del empleo, en este orden: comercio, mecánica, agricultura, transporte, alimentos y almacenamiento. En el área rural el empleo informal alcanza el 80%, y en el área urbana no metropolitana el 67.7%, que implica condiciones de alta vulnerabilidad laboral. El empleo formal solo es dominante en el área metropolitana, siguiendo con la tónica del centralismo colonial.* “Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), actualmente existen en el país más de 1.440 conflictos de tierras, incluyendo traslapes, límites territoriales, regularizaciones y ocupaciones de tierras. Los desalojos forzosos en el contexto de tierras siguen siendo motivo de preocupación. El sector agrícola representa el 13.6% del PIB y el 26.4% del total de las exportaciones. Según la OACNUDH (...) existen denuncias sobre los impactos negativos de los monocultivos que continúan expandiéndose en todo el país. Estas denuncias incluyen contratos irregulares de compra de tierras, el impacto de fumigaciones sobre cultivos de fincas vecinas y la desviación de los ríos”.** *Prensa Libre, https://www.prensalibre.com/economia/cuanto-represto-la-economia-informal-en-guatemala-en-2019/ ** Situación de los derechos humanos en Guatemala. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2017, p. 35
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Trabajadores del café, 2007. Fotografías: Andrea Aragón.
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Trabajadoras del banano, 2007. Fotografías: Andrea Aragón.
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Trabajador del banano, 2007. Fotografía: Andrea Aragón.
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Trabajador de la caña de azucar, 2007. Fotografía: Andrea Aragón.
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a sea por sus características geográficas, por sus atracciones turísticas o por las necesidades de su población, los flujos humanos que ocurren en el territorio guatemalteco condicionan diversas características de representación local y sus consecuencias. Sus complejos arqueológicos, la cultura mesoamericana, los indígenas mismos y el lago de Atitlán han sido los principales objetos de la mirada foránea, razón principal de la llegada de viajeros de todo el mundo a lo largo de su historia. Así, el viajero y el turista forman parte de la manera en que se han construido los imaginarios locales. El siglo XIX fue un siglo de viajes, de exploración en búsqueda de tierras, comercio y productos que impactaran los mercados. Eran épocas de expansión comercial, de imperios y de presencias colonizadoras de nuevo tipo. Los primeros forasteros que ponen la mira en la Guatemala independiente eran europeos y luego estadounidenses, iban tras la madera y otros productos “exóticos” y en ocasiones con interés por comprar tierras o colonizarlas. Junto a esos “ojos imperiales de lucro” que hacían informes de todo para incitar inversiones o para sus gobiernos, vinieron los inquietos que buscaban saber más de esas tierras conocidas en los mapamundis. De vez en cuando, alguno que otro científico indagaba sobre plantas que pudieran comercializarse o sobre lo que pretendía hablar a los clubes de sociedades científicas.1 El mundo maya y la historia de las ruinas y las tierras indígenas atrajeron a los exploradores al territorio por la curiosidad de un mundo desconocido. Tanto así que la arqueología maya historiográficamente se ha establecido a partir de John Lloyd Stephens y del arquitecto y dibujante inglés Frederick Catherwood, en sus viajes en 1839 y 1841. El primero de dos libros que resultaron de estos viajes fue Incidents of Travel in Central America, Chiapas, and Yucatán (1841) que vendió doce mil copias en los Estados Unidos. Más tarde algo similar ocurrió con la difusión de las fotografías de Eadweard Muybridge por las que muchos norteamericanos conocieron Guatemala en el último cuarto del XIX.
1. González-Izás, Matilde. Modernización capitalista, racismo y violencia: Guatemala (1750-1930). México, D.F.: El Colegio de México, Centro de Estudios Sociológicos, 2014.
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La mirada extranjera ha sido determinante en la configuración de la cultura y su asimilación. Producto de la migración atraída por el auge cafetero desde fines del XIX, los alemanes plasmaron su extrañeza con las comunidades indígenas en estudios lingüísticos y arqueológicos centrados en la cultura material y los objetos representativos, hegemonía que fue retomada luego por la de los antropólogos estadounidenses. La mirada etnográfica moderna ha influido determinantemente en la reflexión de las culturas presentes y su asimilación. Guatemala fue objeto de las primeras etnografías escritas por europeos y estadounidenses, siendo un campo popular de la antropología. Durante el siglo XX el estudio de lo maya se adosó a algunas de las premisas de la expansión de Estados Unidos. Este fue el caso de los antropólogos Manning Nash y Sol Tax, asociados a la Universidad de Chicago, cuyos estudios etnográficos a mitad de siglo equiparaban los sistemas de la población local a las teorías de la modernización capitalista, secuela del racismo científico de fines del XIX e inicios del XX, como establece Carol A. Smith. Con respecto al consumo del patrimonio cultural desde el plano del viajero corriente, vemos que la exotizacion del turismo es otra de las formas de violencia cotidiana. Registros desde los años 30 hasta los 50, la época de la institucionalización del turismo en el país lo evidencian. Actualmente el turismo es uno de los sostenedores de la economía guatemalteca. Un poco menos de dos millones y medio de extranjeros llegan anualmente por turismo a Guatemala, dejando unos mil millones de dólares. A quienes visitan por placer se les contraponen quienes deben emigrar por necesidad. En términos geográficos, Guatemala es un lugar de paso y acceso para la migración de suramericanos y centroamericanos, hacia el norte. El guatemalteco en el exterior revela otra cara de la desigualdad local: las necesidades básicas insatisfechas de la población. Cara inversa del turista, el migrante que cruza las fronteras escapando de las crudas condiciones de pobreza y aspirando a mejorar sus condiciones de vida. Las cifras dicen que una de cada cinco personas emigra, la gran mayoría, con destino a Estados Unidos. Así, las remesas constituyen una de las principales divisas del país. Entre 2013 y 2019 su cantidad se duplicó de cinco mil millones a diez mil millones de dólares, 13.8% del PIB. Los pobres mantienen la liquidez del país, ahora en riesgo de disminuir por las políticas migratorias norteamericanas. 2
2. Banco de Guatemala. «Guatemala en cifras». https://www.banguat.gob.gt/sites/default/files/banguat/Publica/ guatemala_en_cifras_2019.pdf
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N.5 perpetuo explorador Flujos turísticos y migratorios
La siguiente cartografía unifica dos realidades opuestas, la de la actividad turística y la de los flujos migratorios dentro del territorio. La primera se ha graficado a partir de las informaciones del Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT) que separa en siete regiones las zonas de potencial turístico con sus respectivas ciudades asociadas y los corredores que las conectan, determinando los recorridos recurrentes y proyectados, y dentro de ellas la distribución de los recursos turísticos. Respecto a los flujos migrantes y como se ha destacado en la información lateral al mapa, la población emigrante se dirige principalmente y de manera ilegal hacia Estados Unidos, de donde proviene la gran cantidad de remesas recibidas (concentradas en los departamentos de Guatemala, San Marcos, Totonicapán y Huehuetenango). Las cifras tanto de las detenciones como de los beneficiados de remesas dan una idea de la escala de este fenómeno. Se han indicado los puntos de protección al migrante en tránsito, principalmente ONGs, que asisten en el camino de alto riesgo al que se exponen estas personas que buscan mejores oportunidades, escapando de la pobreza y la violencia.
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John Ogilby (1600-1676) y Arnoldus Montanus (1625?-1683), “Strange Animals from Guatemala” (1671). © David Rumsey Map Collection.
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Thomas Gage (1600-1656), fue un fraile dominico autor de Nueva relación que contiene los Viajes de Tomás Gage en la Nueva España durante el año 1625 y siguientes (versión original en inglés, Londres: R. Cotes, 1648). Anduvo viajando por Nueva España durante doce años. En la imagen aparecen indígenas americanos y un europeo dando ofrendas al monje. Sus ofrendas incluyen la piel de un animal, cañas de azúcar y una rana o sapo cuya sangre se recoge en un recipiente. En el fondo, un volcán entra en erupción, y una llama lleva una carga colina arriba. Thomas Gage, quien fue acusado de ser espía, informó que los mayas de Guatemala agregaban sapos venenosos a su bebida ritual fermentada llamada chicha para darle una potencia especial.
Grabado de Thomas Gage recibiendo regalos. Publicado en The English American: his travel by Sea and Land or A New Survey of the West Indias (1648).
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Ilustración de Frederick Catherwood (compañero de viaje de John L. Stephens), publicada en el libro Incidentes de viaje en América Central, Chiapas y Yucatán (1843).
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John Stephens fue un abogado, político y escritor a quien se le confirió una misión diplomática en Centroamérica por orden del presidente norteamericano Van Buren en 1839. Stephen y el artista Frederick Catherwood produjeron el libro Incidentes de viaje en América Central, Chiapas y Yucatán. El estilo aventuresco del texto, las detalladas ilustraciones de mapas y dibujos, así como la definición de una cultura maya unificada y la difusión de la historia maya, contribuyeron a su éxito, y por ello se les atribuye haber “descubierto” la cultura maya. Mezclando la literatura de viaje con el enfoque científico, sus libros tuvieron efecto inmediato en los lectores. A este trabajo sin embargo precedió el de otros que ya habían iniciado investigaciones profesionales, como Francisco Corroy, Jean Frédéric de Waldeck y Juan Galindo (de Guatemala), científicos a los que luego seguirán personajes como Désiré Charnay y Alfred Percival Maudslay.* * Dávila, Roxanne. “Los primeros pasos de la arqueología maya: Exploradores y viajeros en el siglo XIX”. En XX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología, 2006, pp. 179-186 (versión digital).
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Ilustraciones de Frederick Catherwood (compañero de viaje de John L. Stephens), publicadas en el libro Incidentes de viaje en América Central, Chiapas y Yucatán (1843).
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“De una cosa no cabe duda: alguna vez hubo allí una gran ciudad; su nombre está perdido, su historia es desconocida y (...) ningún relato de su existencia se ha publicado. Por siglos ha permanecido completamente sepultada, como cubierta por la lava del Vesubio. Todos los que han viajado de Izabal a Guatemala han pasado a tres horas de ella, incluso nosotros hemos hecho lo mismo, y sin embargo ahí estaba, como Edom, la ciudad de piedra, sola, impensada y totalmente desconocida”. John Lloyd Stephens, 1841.
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“Existe una proporción mucho mayor de extranjeros en Cobán que en cualquier otro pueblo de la República: la inmensa mayoría son alemanes dedicados a las plantaciones de café, y unos cuantos dedicados a la ganadería y a otras industrias; aun cuando se escuchan algunas quejas por el aislamiento, los problemas con los trabajadores y el mantenimiento de las casas, me parece que son muy afortunados desde el punto de vista comercial dada la gran reputación que tiene el café de la Verapaz en el mercado, y la gran importancia comercial que su industria y visión han traído a la región; y, desde el punto de vista personal, son afortunados de disfrutar de un clima delicioso en el que pueden criar a sus hijos de mejillas sonrosadas con salud y fortaleza, todo en los confines de una vida que es mitad tropical y mitad europea. Hay muy pocos hoteles o fondas, pero la hospitalidad de los extranjeros residentes es magnífica” (Palabras de Anne Cary, esposa del arqueólogo inglés Alfred P. Maudslay, sobre los alemanes de Verapaz).* * Maudslay, Alfred Percival, y Anne Cary Maudslay. A glimpse at Guatemala, and some notes on the ancient monuments of Central America. Londres: John Murray, 1899, p. 99.
Estela K de Quirigua, 1894. Fotografía: Alfred Maudslay.
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“Nuestro campamento en Quirigua, 1883”. Fotografía: Alfred Maudslay, reproducida en “Arqueología” (1889-1902), parte de la Biologia Centrali-Americana.
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Zoomorfo B (o Monumento 2) de Quirigua, cara sur, fechada en el año 780 d.C. Fotografía: Alfred Maudslay.
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Investigaciones arqueológicas en Guatemala. Colección Alberto Valdeavellano. © Archivo Histórico Fotográfico de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Excavaciones en la Zona Arqueológica de Cotzumalguapa. Colección del Museo Etnológico de Hamburgo sobre Guatemala. © Fototeca Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA).
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En 1935, durante el gobierno de Jorge Ubico Castañeda, el ferrocarril estaba en su máximo apogeo, controlado por la United Fruit Company con una estación principal en el Puerto San José y otra en Ciudad de Guatemala. La empresa de ferrocarril ofrecía paquetes para que turistas visitaran las plantaciones de la compañía en Izabal y Quirigua (que estaba en las propiedades de la compañía) y ofrecía la opción de navegar por Río Dulce y el Lago Izabal hasta Livingston en uno de sus vapores.
“Ferrocarril del Norte. Puente sobre el Río Motagua”. La Ilustración Guatemalteca, 1 de diciembre de 1896, página 138.
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Anuncio publicitario de viajes al Caribe en la Gran Flota Blanca de la UFCO (1927).
El servicio de vapores de la United Fruit Company hizo viajes de pasajeros y de carga con el nombre de Gran Flota Blanca por más de cien años. Los barcos estaban pintados de blanco para reflejar el sol tropical y ayudar a mantener más baja la temperatura de los plátanos, de ahí el nombre. Estaban pensados como buques de carga, pero luego la compañía comenzó a transportar pasajeros para generar mayores ganancias, lo que tuvo alto impacto turístico en América del Sur, Central y el Caribe.
Anuncio publicitario de la Gran Flota Blanca de la United Fruit Company (1916).
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Mapa turístico y comercial de la Ciudad de Guatemala (ca. 1950).
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Hoteles. Colección Fototeca Museo Nacional de Historia, Guatemala.
El turismo es la tercera fuente de ingresos de divisas según el Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT). Aporta el 34% de las divisas y 1.7 del PIB.
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“El turismo en Guatemala tiene una historia muy reciente. A pesar de que, como el caso de otras naciones de la región (Costa Rica, Nicaragua, Panamá), el país cuenta con importantes recursos naturales y culturales, la situación política de América Central, a mediados del siglo XX, no favoreció la promoción de la actividad turística (Berganza, 2004). En especial, los conflictos armados y el dominio de las élites agroexportadoras que mantenían sigilosamente el control del territorio guatemalteco obstaculizaron la actividad turística en los últimos decenios del siglo XX. Aun así, en los años setenta se registró un incremento del turismo extranjero en el país. En este contexto, en 1979 la ONU inscribe en el Patrimonio Cultural de la Humanidad al sitio arqueológico de Tikal y a la ciudad colonial de La Antigua, hecho que impulsó un poco la actividad turística. De nueva cuenta, con los conflictos armados de los años ochenta, el turismo decae en Guatemala. Una vez firmados los Acuerdos de Paz, en 1996, la economía guatemalteca se reactiva, en la dimensión de las políticas neoliberales implantadas por los nuevos gobiernos, a partir de la inversión privada en diversos sectores de la economía, entre ellos el turismo. (...) Desde 1990, el turismo en Guatemala registra una tendencia evolutiva en ascenso (...) Sólo las remesas contribuyen más que el turismo al total de divisas que el país capta anualmente”.* * Sánchez Crispín, Álvaro, Gerardo Mollinedo Beltrán y Enrique Propin Frejomil. "Estructura territorial del turismo en Guatemala". En Investigaciones Geográficas, boletín del Instituto de Geografía de la UNAM, núm. 78 (2012): pp. 104-121.
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“Hechizo en la ruta maya”, 1995.
“La Guerra de las Galaxias”, 1977.
Las películas extranjeras filmadas en Guatemala han utilizado como escenografías principalmente los paisajes y los sitios arqueológicos. En ellas se exacerba la extrañeza de un espacio recóndito y misterioso, donde los personajes foráneos buscan los secretos del mundo maya o escapan de alguna amenaza que los persigue. Se resalta en ellas una forma de ver eurocentrista, que atribuye excentricidad, exotismo y esoterismo al mundo indígena.
“Tarzán y la rebelión de la jungla”, 1967. “007: misión espacial”, 1979. “El tesoro del cóndor de oro”,1953.
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“Ancianos mayas hacen una ‘limpia’ tras visita del entonces presidente de EE.UU. George Bush. El 16 de marzo de 2007 fue noticia un ritual realizado para devolver “el balance de los buenos espíritus”, en el centro arqueológico Iximché, en Chimaltenango, el cual se cree que fue contaminado con la visita de Bush, esa misma semana”. (Fuente: Prensa Libre).
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Fotografía: Andrea Aragón.
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Fotografía: Andrea Aragón.
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Debido a su geografía, Guatemala es el país con el mayor flujo de migración en América Central. Y aunque en la actualidad es el lugar de paso de los emigrantes que van hacia el norte, en toda su historia ha tenido simultáneos movimientos migratorios. Guatemala, como la mayor parte de los países de Centroamérica, cumple con las condiciones que conllevan a la emigración: altos índices de pobreza, violencia y delincuencia, falta de empleo, inestabilidad política y desastres naturales, entre otras. Los datos de la ONU del año 2017 arrojaban que Guatemala tenía 1.117.355 emigrantes, correspondiente a un 6,6% del total la población. En los últimos años, el número de emigrantes guatemaltecos ha aumentado en un 3,39%. El destino es principalmente Estados Unidos (87,41%). Le siguen en un porcentaje mucho menor México (4,88%) y Belice (2,88%). Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, el número de guatemaltecos detenidos en las fronteras del sur de Estados Unidos se duplicó en comparación al 2017. El año 2018 estuvo marcado por diversas caravanas migrantes que se dirigían a Estados Unidos.
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Caravana migrante, 2018. Fotografía: Simone Dalmasso, Plaza Pública.
Las caravanas de migrantes centroamericanos rumbo a los Estados Unidos se iniciaron en octubre de 2018. La primera fue de unos mil hondureños el 13 de octubre de 2018, quienes partieron desde San Pedro Sula, Honduras. Ese mismo mes le siguió una segunda caravana de casi mil hondureños, que partió desde Esquipulas, Guatemala; otras tres poco después de salvadoreños, y otra de hondureños que salió de San Pedro Sula en enero del 2019.
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“La economía guatemalteca tiene una fuerte dependencia de los ingresos percibidos por los migrantes nacionales, quienes envían dólares al país en concepto de remesas familiares. El flujo de estos recursos constituye actualmente uno de los principales medios de financiamiento para las familias, especialmente en el área rural del país (Organización Internacional para las Migraciones, 2017). Según datos del Banco de Guatemala en 2016, las remesas familiares sumaron cerca del 10% del PIB (Banco de Guatemala, 2016), lo cual representa un peso considerablemente elevado en la economía nacional. En los últimos 10 años las remesas han tenido una tendencia de crecimiento estable, mostrando un alza considerable a finales del año 2016 y principios del año 2017, derivado posiblemente de las promesas de campaña del actual presidente de los Estados Unidos –impuesto sobre remesas o retención de las mismas– y del endurecimiento de la política migratoria de este país.”
Caravana migrante, 2018. Fotografías: Simone Dalmasso, Plaza Pública.
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“Uno de los factores que inciden en la toma de decisión de los guatemaltecos para migrar a los EE.UU. es la imagen de los efectos de la remesa familiar recibida dentro de los hogares en sus comunidades (reliefweb, 2017). La remesa tiene la característica de crear mayor capacidad adquisitiva para realizar gastos que de lo contrario no serían posibles; asimismo, es una oportunidad de autofinanciamiento para aquellos que por su nivel de pobreza no tienen acceso a crédito (González, 2016). Esta realidad motiva a miles de guatemaltecos, quienes al hacer el balance entre el costo beneficio, determinan que arriesgarse a migrar en dirección a EE.UU. es la mejor opción”.* * Migración en cifras. Guatemala: Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), 2017.
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Anuncio de coyote para viajes a EE.UU.
Con las amenazas de Donald Trump contra la inmigración, el número de migrantes ilegales centroamericanos creció según el Departamento de Seguridad Nacional. La obstrucción judicial para que obtengan pleno estatus legal es una de las razones que lo explican. En el 2019, la cantidad de repatriados forzosos está impactando en una disminución importante. En Guatemala se discute la posible repercusión de la repatriación masiva, se habla de propuestas y se cede a las presiones norteamericanas. Los coyotes de Guatemala pueden pedir hasta cien mil quetzales a los migrantes. Las zonas rurales de Guatemala son las principales zonas desde donde provienen los migrantes. La pobreza y el desempleo siguen siendo los principales motores de los guatemaltecos para irse a Estados Unidos. Pero también otras son importantes, como la sequía, la baja en los precios del café y recientemente la violencia intrafamiliar o delictiva, expulsora de muchos y muchas. En el 2018 Estados Unidos retornó a Guatemala a un total de 28.516 inmigrantes, 280 menores de edad. En el último año México ha sido el principal expulsor de migrantes guatemaltecos. Los filtros contra la emigración se han vuelto más complejos.
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primavera, guerra y ¿paz? volver al índice ( 228 )
xceptuando el período de la Revolución (1944-1954), la historia republicana de Guatemala puede verse en general casi exclusivamente como conservadora y autoritaria, marcada por la guerra, la dominación y las dictaduras militares y civiles. Luego de 14 años de tiranía bajo Jorge Ubico y el derrocamiento del presidente provisorio Federico Ponce Vaides, en octubre de 1944 se puso fin a una época de dictaduras liberales. Desde los procesos de movilización que involucraron estudiantes y sindicalistas para el forzamiento de la renuncia hasta el alzamiento cívico militar, se dio cuerpo a lo que se conoce como la Revolución de octubre. La primavera democrática, respondiendo a un clima de politización mundial, representó uno de los momentos más trascendentes en la historia del país, momento de levantamiento popular con aspiración de autonomía, que permitió una serie de medidas económicas y sociales que instituían la ya presente organización de masas campesinas y obreras. Una época de reformas laborales y educacionales comienza con el gobierno socialista moderado de Juan José Arévalo y continúa con el de Jacobo Árbenz. Este período democrático termina con el golpe intervencionista de la Doctrina Monroe, de la agencia de inteligencia norteamericana (CIA) y la United Fruit Company. El derrocamiento de Árbenz fue motivado por las pérdidas de las concesiones que dicha compañía había tenido antes de la revolución, en particular los efectos de la Reforma Agraria que perjudicó a la omnipotente frutera y al mundo terrateniente, golpeado no solo en pérdidas de tierras ociosas, que nunca afectaron a muchos, sino más que todo en su status de patrón, así como de autoridad local y provinciana, en lo que percibía como un humillante ascenso social de los mozos. Otros factores fueron el conservadurismo católico que motivaba a la rebelión y una ira alimentada por un anticomunismo formado en los años treinta y reactivado por la Guerra Fría.1 A comienzo de los sesenta, luego de una junta militar y una serie de golpes de Estado (un período de alta inestabilidad política y polarización de la sociedad que se arrastraba desde la caída del gobierno reformista en 1954), se desató una guerra civil entre las fuerzas gubernamentales y grupos guerrilleros que duró 36 años y que abrió la posibilidad de una insurrección agraria y con ello una respuesta terrible. Amnistía Internacional, el Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI) y la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) realizaron un análisis cualitativo y cuantitativo, así como de los métodos usados para el exterminio, que es señalado de genocidio y que otras personas justifican 1. González-Izás, Matilde. Territorio, actores armados y formación del Estado. Guatemala: Cara Parens-Universidad Rafael Landívar, 2014.
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como el daño necesario para salvar al país. Según la CEH, el conflicto armado dejó doscientos mil muertos, cuarenta y cinco mil desaparecidos, un millón de desplazados hacia otros departamentos y más de cien mil refugiados a México, la mayoría perteneciente al Triángulo Ixil (nombre militar para la región de Ixil) y a la Franja Transversal del Norte, el área más crítica del conflicto. Las luchas internas y represalias crearon un contexto de alta violencia para las comunidades indígenas campesinas. “El legado del conflicto armado interno que vivió Guatemala entre los años 1960 y 1996, significó grandes costos humanos, materiales, institucionales y morales. Múltiples, masivas y sistemáticas fueron las graves violaciones a los derechos humanos ejecutadas en ese período: masacres, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, violaciones, operaciones de desplazamiento forzado, torturas, detenciones ilegales, secuestros, muchas de ellas como parte de un genocidio (...) En términos étnicos, el 83% de las víctimas eran miembros del pueblo indígena maya”. 2 Los Acuerdos de Paz firmados en 1996 pusieron fin a la guerra entre el Ejército y la guerrilla y plantearon una salida más consensuada en un país que hacía tiempo que estaba resquebrajado. Estos acuerdos poco a poco fueron quedando en el olvido en lo sustancial. Según la Comisión, las fuerzas gubernamentales fueron responsables del 93 % de la violencia del conflicto. Con la Firma de la Paz comienza un proceso de búsqueda de justicia por los crímenes contra los derechos humanos que continúa hasta hoy. El proceso de paz se mantiene contradictorio: se intenta impulsar la democracia a la vez que se generan políticas que debilitan al Estado, quedando este expuesto a la corrupción y la mercantilización. Un Estado débil, un sistema de justicia impune y un historial de desigualdad, discriminación y exclusión aquejan el presente de la sociedad guatemalteca postconflicto. En este contexto la situación de inseguridad por los altos niveles de violencia persiste. Hay nuevos desafíos que tienen que ver con las amplias desigualdades sociales. El poder criminal efectivo y territorial de narcotraficantes y pandillas es una de las razones de la violencia creciente. La violencia se manifiesta claramente en las tasas de homicidios, sobre todo juveniles, que se mantuvieron en aumento durante los primeros años del nuevo milenio, volviendo a Guatemala uno de los países más violentos del mundo. A pesar de que las tasas han disminuido relativamente en los últimos años, no son suficientes como para considerar la paz social como un hecho logrado.
2. Situación de los derechos humanos en Guatemala. Guatemala: Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2016, p. 26.
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N.6-a primavera,guerra y ¿paz? Conflicto armado y la geografía de la violencia de Estado (1962-1996)
La siguiente cartografía muestra en primera línea la densidad de las masacres durante los años del conflicto armado entre el Estado militarizado y la insurgencia rural. Expone las zonas más afectadas, las cuales coinciden con áreas etnolingüísticas, es decir, habitadas por población principalmente indígena. La acompaña el detalle del departamento Quiché, lugar donde ocurrió el mayor número de muertes y violaciones a los derechos humanos. También un detalle del comportamiento militar (desplazamientos y ejes de acción) en la “Operación Sofía”, en su primera fase, la deliberada campaña de contrainsurgencia realizada por el ejército de Ríos Montt en la persecución de las guerrillas en las tierras altas del país. En el proceso de condena a Ríos Montt fue vital el trabajo de reconstitución realizado por la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) de Guatemala, organismo respaldado por la ONU, y estudios como el de Forensic Architecture sobre las estrategias de las unidades militares durante de la operación mencionada en lo que se conoce como el Triángulo Ixil. Ambas fuentes de datos fueron utilizadas en esta cartografía. Adicionalmente la cartografía exhibe en gráficos los tipos de violación a los derechos humanos y los picos de aumento. Por otra parte, el mapa grafica las áreas de acción de los principales grupos guerrilleros (FAR, PGT, EGT, ORPA), su comportamiento respecto a la situación geográfica y lugares estratégicos como las carreteras primarias, ríos, etc.
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N.6-b primavera,guerra y ¿paz? Violencia y narcotráfico en la actualidad
La siguiente cartografía expone la violencia de posguerra en el territorio guatemalteco, cuyo comportamiento se vincula a variantes de condición geográfica. En el caso del narcotráfico y sus corolarios: existe una relación directa entre los focos de tráfico de drogas y la densidad poblacional, pero sobre una dependencia respecto a variantes de accesibilidad del territorio, conexiones viales importantes, puertos y principalmente las fronteras (lo mismo ocurre con los puntos de lavado de dinero). En las zonas fronterizas vemos que priman también las actividades de los principales grupos de crimen organizado, indicados también en el mapa, cuya relación con el narcotráfico es estrecha. En relación con las rutas y sus modos o medios de transporte, indicados por las fechas, vemos que se expresa con claridad el flujo sur-norte. En la ubicación de las zonas y municipios más violentos, como vemos en las zonas sombreadas, se reiteran las variantes mencionadas, que en general están sujetas a factores de cercanía a carreteras y fronteras y, lo más importante, a mayorías de población ladina en las zonas de la costa sur, el oriente y el Petén. A esto siguen las zonas norcentral y noroccidente, áreas de disputa de tierras, hidroeléctricas, producción extractiva y agroindustrial. Es una división étnico-social que se reproduce alrededor de otros dilemas sociales. El movimiento de los grupos de crimen organizado sigue en general esta tendencia. Observando la ubicación de estas zonas de violencia, vemos poca actividad en territorios indígenas, siendo el departamento Quiché seguido de los de Totonicapán y Sololá los de menor violencia registrada y el Departamento de Guatemala el de la mayor, como se indica en la infografía. En la infografía se han representado algunos asuntos de importancia presentes en la cartografía, por ejemplo, respecto al tema de la violencia desde la perspectiva judicial, un número mayor de violencias denunciadas contra la mujer y un mayor número de homicidios de hombres (lo acompaña un detalle de las formas de homicidio según género). La gran cantidad de reclusos preventivos, por su parte, nos habla de una deficiente administración.
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En los “Diez años de primavera”, como se le llamó al periodo de los gobiernos de Arévalo y Árbenz, se generaron diversas reformas en el área agraria y la educación. El decreto 900 fue uno de los principales logros de Jacobo Árbenz, que buscaba terminar con la relación latifundista del gobierno liberal beneficiando a los campesinos. La oposición, apoyada por el estado norteamericano, organizó la Operación PBSUCCESS que derogaría la ley y devolvería las tierras a los antiguos propietarios. Árbenz es obligado a dejar la presidencia el 27 de junio de 1954.
Póster “Hoy Arévalo, Árbenz mañana”. Studio Cernuda (ca. 1951).
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Cartel de propaganda con un grabado del artista mexicano Arturo García Bustos, en el que se representa alegóricamente la invasión liberacionista de 1954 y se exalta el patriotismo y la conciencia del Ejército. Publicado en Historia General de Guatemala, tomo VI, Época Contemporánea: De 1945 a la Actualidad, p. 111.
Listado de nombres de “Antipatrias rojos”, publicado por el Consejo Anticomunista de Guatemala (CADEG) en 1968. Archivo Histórico de la Policía Nacional, Guatemala.
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Ficha de Jacobo Árbenz Guzmán, elaborada por la Guardia Judicial (1950-1959). Archivo Histórico de la Policía Nacional, Guatemala.
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“A la par de las causas inherentes a la propia historia nacional guatemalteca, también la Guerra Fría, la política anticomunista imperante en el continente, y la Doctrina de la Seguridad Nacional como manifestación ideológica de la lucha contra el ‘enemigo interno’ jugaron su papel fundamental en la génesis, desarrollo y perpetuación del conflicto. De conformidad con este ideario, la noción de enemigo interno conceptualizó, no sólo a los grupos armados insurrectos, sino que fue ampliándose progresivamente hasta llegar a abarcar cualquier opinión o movimiento disidente o diverso del discurso oficial, incluyendo a intelectuales, artistas, estudiantes, docentes, líderes sindicales y otros actores que sufrieron las consecuencias. Particularmente dramático fue el impacto que generó el conflicto interno en perjuicio del campesinado, estudiantes, miembros de congregaciones religiosas, líderes comunitarios y cooperativistas”.* * Situación de los derechos humanos en Guatemala. Guatemala: Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2016, p. 29.
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El momento en el que Jacobo Árbenz Guzmán sale al exilio el 11 de septiembre de 1954. Empleados de la aduana en el Aeropuerto la Aurora y miembros del ejército de la liberación proceden al registro del equipaje, donde es obligado a quitarse la ropa.
Combate durante la guerra interna, visto por un niño: miembros de las PAC se enfrentan a guerrilleros, que luego los capturan y ejecutan a uno. Publicado en Historia General de Guatemala, tomo VI, Época Contemporánea: De 1945 a la Actualidad, p. 375.
Las fuerzas del Estado y grupos paramilitares fueron responsables del 93% de las violaciones documentadas por el CEH, el 92% de las ejecuciones arbitrarias y el 91% de las desapariciones forzadas. 3% fueron acciones de los grupos insurgentes. El 91% de todas las violaciones se produjeron durante el período 1978 al 1984; ocurrieron en las dictaduras de Romeo Lucas García (1978- 1982) y el ex presidente de facto Efraín Ríos Montt (1982-1983). Portada de Prensa Libre (10 de septiembre de 1954).
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El conflicto armado interno visto por los niños. Archivo del Comité Holandés de Solidaridad con el pueblo de Guatemala. © Fototeca Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA).
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El periódico Ixim, redactado casi en su totalidad por indígenas, circuló en el país de finales de la década de 1970 a principios de la de 1980.
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El 28 de mayo de 1978 el Ejército de Guatemala ametralla contra grupos de indígenas mayas kekchís que protestaban contra los abusos de las empresas transnacionales y terratenientes locales en la localidad de Panzós, Alta Verapaz.
Portada del periódico Ixim, junio-julio, 1978.
El 31 de enero de 1980 campesinos y estudiantes universitarios tomaron la embajada de España para protestar contra la represión del Ejército. Luego de intentar negociar con el embajador, un grupo de fuerzas de seguridad entró violentamente al lugar, el cual se incendió, muriendo 37 personas.
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De las 42,275 personas torturadas, desaparecidas y muertas que registró la CEH, 35,088 eran indígenas. Más de 400 comunidades indígenas fueron destruidas. De las 626 masacres, 590 ocurrieron en los departamentos con mayoría indígena. Más de la mitad de las personas afectadas por la guerra eran k’iche’s, ixiles o mames. Muchas de las alianzas de los mayas a la guerrilla no se dieron directa ni naturalmente. La unión con los insurgentes estuvo supeditada en gran medida a la represión y las masacres del ejército.* * Stoll, David. Entre dos fuegos: En los pueblos ixiles de Guatemala. Ecuador: Abya Yala, 1999.
Portada del diario La Hora (2 febrero de 1980).
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Portada del diario La Hora (21 de julio 1992).
Marcha de los indígenas de Cajolá por el despojo ilegal de tierras el 21 de julio de 1992, violentamente reprimida por la Policía Nacional.
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Portada del diario Siglo Veintiuno (25 de mayo de 1993).
El 25 de mayo de 1993 el presidente Jorge Antonio Serrano Elías realiza un autogolpe al proceder a disolver el Congreso y destituir cargos de la Corte Suprema, suspender artículos de la constitución e imponer censura de prensa. En un contexto de amplio descontento público violentamente reprimido, el golpe fallido fue motivado por la moción de la Alianza Cívica a la investigación financiera del presidente Serrano, quien se supone había adquirido propiedades de lujo al poco tiempo de su mandato.
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Portada del diario Siglo XXI, 31 de mayo de 1993.
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Páginas del Diario Militar.
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Hallazgo del Archivo Histórico de la Polícía (AHPN). Fotografía: AHPN.
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El Diario Militar hace un listado de 184 personas desaparecidas por las fuerzas de seguridad guatemaltecas entre agosto de 1983 y marzo de 1985. El documento muestra la sistematización de la represión en el contexto del conflicto. Fue publicado en mayo de 1999 por la revista Harpers Magazine.
En julio del 2005 se encontraron los archivos de documentación histórico-administrativa de la Policía Nacional de Guatemala en un lugar de almacenaje de explosivos.
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Crímenes, extorsión y asesinatos, en la prensa guatemalteca.
La aparición y organización de las maras (redes internacionales de pandilleros criminales) se fortalece en los años noventa en Guatemala, cuando refugiados en Estados Unidos vuelven al país. Según el estudio La nueva casa de las pandillas, en el año 2012 las dos principales maras, Salvatrucha MS13 y la Mara 18, sumaban unos veintidós mil integrantes. Con el modelo de mafia los mareros han construido su propia sociedad con su propia economía basada en la extorsión y el asesinato. El extenso reclutamiento estriba en las condiciones de desigualdad y vulnerabilidad que viven muchos jóvenes.
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En 1996 el gobierno del presidente Álvaro Arzú y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) firman el Acuerdo de Paz dando término a los 36 años de guerra. Otros diez acuerdos con otros temas se firman. Los Acuerdos de Paz llenaron la agenda del Estado, con el objetivo de reformar el sistema democrático y tratar las consecuencias del conflicto. En este contexto se crearon instituciones de cooperación para el cumplimiento de los acuerdos, así como reformas de desmilitarización, y también códigos penales para la discriminación racial. Pese a estos esfuerzos, gran parte de las violaciones a los derechos humanos permanecen impunes.
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Manifestaciones de abril de 2015. Fotografía: Fernando Chuy.
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Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el 62,4% de la población guatemalteca vive en pobreza media, el 29,6% en extrema y el 3,6% en severa. Entre 1990 y 2015, el número de personas pobres se incrementó, habiendo áreas de Guatemala donde el porcentaje de extrema pobreza superaría el 70%. El lugar más crítico es el departamento de Alta Verapaz, con un 89,6% de su población rural viviendo en la pobreza, y de estos el 46,7% en la pobreza extrema. El 49,8% de los niños y niñas menores de cinco años sufrirían desnutrición crónica. Los más afectados por las violaciones a los derechos humanos serían los indígenas y las mujeres. Estos grupos sufren los mayores índices de explotación en las zonas rurales de Guatemala. En materia de escolaridad, solo cuatro de cada diez niños y niñas que comienzan este ciclo lo culminan. Las niñas indígenas asisten, en promedio, sólo tres años. Más de 1.8 millones de niñas, niños y jóvenes entre 10 y 19 años no están en el sistema escolar. En salud, no hay un sistema que abarque a toda la población sin discriminaciones. En materia de vivienda el 50% carece de vivienda adecuada y digna.
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Fotografías: Fernando Chuy.
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Fotografía: Fernando Chuy.
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Fotografía: Fernando Chuy.
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La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) establece que la historia y la cultura política han moldeado el sistema político guatemalteco de manera particular. La concentración del poder y la división política (basada en división social que tiene como base las diferencias étnicas y geográficas) han generado condiciones que explican, por ejemplo, la relación entre la política y el narcotráfico, el cual financia campañas y recursos a cambio de protección o información para su influencia institucional, corrupción presente en los gobiernos postconflicto. En este marco, en abril de 2015 se reveló una red de corrupción que involucraba a los altos mandos del Estado, el caso “Caso la Línea”, que terminó con el arresto del jefe de la Superintendencia de Administración Tributaria y otras, así como de otras 20 personas, entre altos funcionarios, empleados y particulares (posteriormente también la vicepresidenta y su secretario, que estarían también involucrados). Estos actos ocasionaron la movilización de los guatemaltecos para pedir la renuncia de las autoridades y el restablecimiento de los presupuestos públicos. Probada su participación en las acciones ilícitas denunciadas por el caso, y quitada su inmunidad, el 2 de septiembre el presidente de la república renuncia a su cargo, siendo sometido a prisión provisional. “La situación social y económica guatemalteca ha estado impresa por la pobreza, el racismo, la ( 272 )
exclusión, la violencia y la impunidad. Lo anterior, enmarcado en una estructura estatal débil, con pocos recursos por la escasa recaudación fiscal y con un alto nivel de corrupción. Sin embargo, en este preocupante escenario, la fuerza de la sociedad civil, la labor de las y los defensores de derechos humanos y de los funcionarios públicos comprometidos con la justicia, la lucha de las autoridades indígenas, los sindicalistas, los periodistas, entre otros, han promovido y provocado cambios profundos en la sociedad guatemalteca”.* * Situación de los derechos humanos en Guatemala. Guatemala: Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2016, p. 24.
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Fotografías: Fernando Chuy.
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arquitecturas, asentamientos, habitares volver al índice ( 276 )
raductora o víctima tanto de la geografía como de las transformaciones políticas y económicas, se destaca en Guatemala su arquitectura patrimonial, arqueológica y colonial. Entre selva y montañas, los mayas fueron autores de múltiples construcciones, templos piramidales, palacios, observatorios y plazas ceremoniales. La arquitectura monumental maya es reconocida por su complejidad y sofisticación. Sus características responden a condiciones de la planificación urbana (jerarquía política y vida cotidiana) así como las técnicas constructivas y la dimensión expresiva (religiosa y artística). Como es común en la arquitectura mesoamericana, las ciudades mayas se dispersaron adaptándose a la topografía de cada sitio, integrando características de los entornos naturales donde se construían en combinación con la interpretación astronómica. Guardando la herencia barroca, las ruinas coloniales se concentran en la recuperada y resurgida ciudad de Antigua Guatemala, capital del Reyno de Goathemala por casi 300 años. De las ciudades coloniales (Lima, Quito, Potosí, Puebla), Antigua tiene una particularidad, su extraña conservación. Estructurada según la trama de la ciudad hispanoamericana del XVI, la ciudad quedó “congelada” luego de ser azotada por el terremoto de Santa Marta de 1773, que obligó al traslado de la ciudad. Poco a poco se fue reconstruyendo con el “estilo colonial” que en el siglo XIX no se alejaba tanto, a veces roto por las cenefas y ciertos adornos. Mantuvo parte de ese espíritu congelado en el siglo XX. El terremoto de 1976 destruyó aún más y se comenzó una reconstrucción del neoestilo colonial que muchas veces sirve de falsa fachada. Al volverse patrimonio mundial, Antigua recobró importancia; pensionados europeos y norteamericanos adquirieron propiedades. La ciudad fue invadida por el comercio turístico y las presiones por cambiar fisonomías se acrecentaron.
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Siendo razón de identificación nacional o motivo de gentrificación y explotación turística, ambas formas arquitectónicas patrimoniales contienen la parte más conocida de la valorización arquitectónica. En una cara menos visible, en coincidencia con el desarrollo heterogéneo de la ciudad moderna, encontramos otras formas de habitar en las ciudades guatemaltecas. Es una identidad propia de la construcción urbana generalmente improvisada por parte de sus pobladores, ya sean pobres, clase media o ricos, en un crecimiento desordenado. Invadida de nuevas colonias y condominios sin mayor regulación al lado de los “asentamientos”, la ciudad muestra un mosaico de desigualdades. Los barrancos en Ciudad de Guatemala, por ejemplo, resultado de la resiliencia en contextos vulnerables metropolitanos, constituyen polos urbanos en suelos de conservación. Problemáticos desde el punto de vista medioambiental y de la seguridad, son parte innegablemente activa del metabolismo de la ciudad. Otro fenómeno que llama la atención desde la perspectiva de la “arquitectura sin arquitectos”, un registro material más próximo de la habitabilidad del espacio, es el producto arquitectónico del fenómeno contemporáneo de la migración al norte. Altamente presente en el contexto centroamericano, ha dejado su rastro en las construcciones de sus habitantes. Junto a distintos cambios sociológicos y materiales asociados, el envío de remesas de los migrantes a sus lugares de origen ha configurado un concepto habitacional hoy visible en contextos rurales y urbanos.
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N.7 arquitecturas
Asentamiento, patrimonio y desarrollo urbano
La siguiente cartografía muestra las lógicas de ocupación del territorio en relación con la infraestructura y el desarrollo en zonas urbanas y rurales en la actualidad, incorporando datos significativos de la historia y el presente cultural patrimonial (traslado de la Ciudad de Guatemala, la señalización de los sitios arqueológicos y la antigua línea férrea), así como la proyección a futuro del desarrollo, graficado en el concepto de “ciudades intermedias”. El mapa –cuya división territorial se muestra aquí por “regiones de desarrollo”– muestra la distribución de los recursos en relación de pasado y futuro, expresando la intención de un modelo de urbanización planificado para una mejor explotación de los recursos, por ejemplo desde la dimensión multicultural. Vemos el modelo proyectado, motivado por la intensión de expandir los radios centralizados de los recursos y la inversión, y subsanar la distribución desigual de la infraestructura, así como desviar su colapso en materias de habitabilidad, déficit en acceso a empleos, vivienda y servicios de la zona metropolitana, que ha sido la constante protagonista. Es una propuesta empresarial que pretende diversificar ciertos ejes urbanos desde el supuesto de vencer el centralismo capitalino, frenar la emigración y recibir el beneficio de la donación norteamericana, país que está marcando el ritmo de espantar la llegada de pobres a su país. Se ha destacado en la infografía el tema de los asentamientos informales, que exhiben con claridad las consecuencias de dicho protagonismo. La vivienda informal y su amplia expansión refleja la desigualdad estructural en el derecho a la ciudad y las necesidades de desarrollo para mejorar la calidad de vida de los habitantes. La proyección graficada también presume la intención de expandir el desarrollo hacia el norte del país, ya que ha tendido a estar más presente hacia el sur, mediante la expansión de grandes plantaciones de azúcar y palma africana, ganado, minería e hidroeléctricas, un caldo de cultivo de una infinidad de conflictos. Los datos sobre el patrimonio arqueológico, por su parte, nos expresan su amplia densidad y concentración. Los estudios, siempre inacabados, señalan el registro de alrededor de cinco mil asentamientos o centros ceremoniales mesoamericanos de todas las épocas (desde el preclásico al postclásico) que abarcan el espacio nacional, indicando movilidad constante en el territorio y una complejidad de ese mundo maya, y más allá de él. La ciencia, en la forma de gestión del patrimonio en relación con la sobreexplotación turística, presenta consecuencias en la calidad de vida de quienes habitan estas zonas y la necesidad de un mayor control del desarrollo, ya que esta es una de las actuales demandas del urbanismo.
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Las grandes estructuras de piedra caliza cubiertas de estuco se adornaban comúnmente con piedras de cresterías talladas y se pintaban de rojo. Las pirámides, construidas hasta en cinco fases, eran coronadas a veces con templos de madera y bóvedas en su interior. Las paredes se hacían de bloques que luego se rellenaban con otros materiales. Allí se encontraron hasta monumentos y estelas, lo que se interpreta hoy formaba parte de los ciclos rituales. Las cuevas o pirámides funcionaban como contacto con el inframundo o el supramundo. Ya fuesen cuevas creadas y otras veces naturales o complejos rodeados de montañas, las construcciones dialogaban siempre con el entorno. Las plazas centrales con sus templos principales sagrados y las cercanas casas del consejo y conjuntos habitacionales de la elite mostraban la simbiosis entre religión y poder civil. Les seguían los hogares de la gente común en barrios que se dispersaban poco a poco en los trabajaderos.
Templo I de Tikal, Petén, Guatemala. Colección del Museo Peabody sobre el sitio arqueológico Tikal. © Fototeca Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA).
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“…gran parte de los intereses de la investigación arqueológica en Guatemala se dirige hacia los vestigios más ‘imponentes’ del pasado, particularmente los grandes centros cívico-ceremoniales de las Tierras Bajas Mayas, gracias al potencial turístico –y, por ende, económico– de dichos sitios. Este tipo de arqueología –enfocada casi exclusivamente en las edificaciones de gran tamaño, en los monumentos esculpidos y las fabulosas tumbas de las élites antiguas– presenta una visión deformada del pasado, pues no suele tomar en consideración la evidencia que proviene de contextos y regiones ‘más modestas’, pero que poseen un enorme potencial en términos de información sobre la dinámica de las sociedades antiguas.(...) Los elementos que en su momento definieron la actividad de los grupos humanos que habitaron antiguamente el territorio que hoy es Guatemala forman una compleja red de circunstancias que, de una u otra forma, determinan múltiples características de las sociedades actuales. (...) Hasta la fecha, hay quienes se preguntan '¿por qué desaparecieron los mayas?', sin tomar en consideración el hilo histórico que une a los habitantes clásicos (y preclásicos) del área maya con sus habitantes actuales. Parece obvio que esa negación está estrechamente ligada a procesos políticos e ideológicos gestados luego del contacto con la civilización occidental. Sin embargo, el estado actual del conocimiento arqueológico en el área maya permite desmentir la errónea concepción del 'colapso civilizatorio', ( 284 )
debido a la persistencia de prácticas culturales milenarias –perfeccionadas a partir de una minuciosa y permanente observación de la naturaleza– plenamente vigentes en la conciencia y la identidad histórica de las comunidades actuales. (...) El desarrollo continúo –ininterrumpido– de más de 3500 años atestigua la alternancia entre ciclos de apogeo y declive en sociedades que han sabido recuperarse y reinventarse a sí mismas gracias al mantenimiento de sus conocimientos ancestrales y a su capacidad de asimilar ideas, tecnologías y soluciones de los pueblos con que han interactuado a lo largo de su Historia.”* * Arroyo, Bárbara y Luis Méndez Salinas. “Historia antigua de los pueblos y los territorios que hoy conforman Guatemala”. En Los caminos de nuestra historia: estructuras, procesos y actores, vol. 1 (1-106). Guatemala: Cara Parens, Universidad Rafael Landívar, 2015, pp. 2 y 41.
Vista panorámica del sitio arqueológico Tikal, Petén, Guatemala, 2019. Fotografía: Carol Illanes.
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Después de la inundación del 11 de septiembre de 1541 del Valle de Almolonga (ahora Ciudad Vieja), la ciudad se trasladó por decisión del cabildo al Valle de Panchoy, un terreno más seguro y con características favorables (una llanura extensa, agua abundante) a lo que se adicionaba el paisaje circundante. Así comenzaron al siguiente año los trabajos para el traslado de la nueva ciudad, Santiago de los Caballeros. Fue declarada la capital de la provincia hasta 1773, cuando los terremotos de Santa Marta la dejan inhabitable. Otros terremotos memorables fueron los del 1565, 1577, 1586, 1607, 1651, 1663, 1689, 1717 y 1751. Las reparaciones y las obras nuevas fueron asimilando los cambios culturales de los diferentes periodos en que se hicieron. Entre ellas se encuentran edificios de las distintas órdenes religiosas, diversas obras públicas y la Universidad de San Carlos. Luego del traslado de 1773, la ciudad se dejó atrás, conociéndose como la Antigua Guatemala. La Reforma Liberal propició el cultivo del café que, por las condiciones geográficas y el suelo volcánico, resultó de gran calidad. Fue uno de los grandes factores del repoblamiento de la ciudad –nuevos trabajos y viviendas– con un influjo del estilo neoclásico. Los grandes edificios y conjuntos religiosos destruidos adquirieron en este momento su nuevo carácter, las ruinas congeladas en el tiempo. En 1979, la UNESCO incluyó la ciudad en la Lista del Patrimonio Mundial. La ciudad histórica actualmente debe convivir con diversos problemas por el gran influjo comercial y turístico.
Fotografía de La Antigua Guatemala, parte de la serie “Vistas de viaje de Cuba y Guatemala” (1899). Colección Arnold Genthe, División de Grabados y Fotografías, Biblioteca del Congreso de EE.UU.
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Fotografías de La Antigua Guatemala, parte de la serie “Vistas de viaje de Cuba y Guatemala” (1899). Colección Arnold Genthe, División de Grabados y Fotografías, Biblioteca del Congreso de EE.UU.
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Fotografía de La Antigua Guatemala, parte de la serie “Vistas de viaje de Cuba y Guatemala” (1899). Colección Arnold Genthe, División de Grabados y Fotografías, Biblioteca del Congreso de EE.UU.
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Fotografía de La Antigua Guatemala, parte de la serie “Vistas de viaje de Cuba y Guatemala” (1899). Colección Arnold Genthe, División de Grabados y Fotografías, Biblioteca del Congreso de EE.UU.
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Fotografía de La Antigua Guatemala, parte de la serie “Vistas de viaje de Cuba y Guatemala” (1899). Colección Arnold Genthe, División de Grabados y Fotografías, Biblioteca del Congreso de EE.UU.
“No se descubrió aquella tarde todo el daño que causó en los edificios tan espantoso y raro fenómeno, porque, poseídos de un gran terror y medrosidad los corazones, solo se aplicaban todos el cuidado a salvar la vida, o porque el polvo en que se deshicieron y esparcieron en la atmósfera, arruinados los edificios, formó en ella tan densa nube que fue impedimento al examen de los ojos y causa de que muriesen sufocados muchos y oprimidos de las ruinas otros; porque perdido con la turbación el tino y oscurecido con ( 294 )
el polvo el aire, se metían, ignorando el sitio en donde estaban, en los mismos peligros de que huían. Mas aunque esto ocultó aquella tarde mucha parte del efecto y lastimoso estrago que causaron los primeros horrendos movimientos de la tierra, el ruidoso estrépito que hicieron al caer en ella las fábricas y el desconcertado repique de las campanas, introduciendo nuevo horror y desaliento en los ánimos, dieron el primer aviso de su total ruina y destrucción a todos. Este y el implacable enojo de esta común Madre que, como irritada contra sus hijos, quería despedirlos de sí y sacudir el yugo que la oprimía, siguiendo sin intermisión, ya con más, ya con menos cólera, la inquietud violenta de sus conmociones, hicieron temer mayor estrago y consternación, de modo en los corazones de todos, que, desesperados ya de la vida temporal, solo conspiraban a asegurar, por medio del arrepentimiento, la eterna: nadie creyó en tan deshecha tormenta, quedar con vida; porque todos esperaban por momentos ser sepultados en las entrañas de la tierra”.* * Cadena, Felipe. Breve descripción de la noble ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, y puntual noticia de su lamentable ruina ocasionada de un violento terremoto el día veintinueve de julio de 1773 (original impreso en la Comunidad de Santo Domingo, Mixco, 1774). Guatemala: Imprenta de Luna, 1858, pp. 13-14.
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El área metropolitana de Guatemala se ubica en un valle con dos sistemas montañosos en sus bordes y una red de barrancos, hondonadas con pendiente marcada que forman parte de un sistema urbano de áreas verdes. En esta interacción de paisaje urbano con natural, sin embargo, se sufren las consecuencias del crecimiento no regularizado de la ciudad. Problemas de contaminación y la alta presencia de las viviendas informales presentan condiciones riesgosas desde el punto de vista social y medioambiental. Los barrancos representan el 38% de las áreas verdes de la metrópolis.
Fotografía del barranco El Incienso, Investigación Ciudad/Barranco. Cortesía de Oficiocolectivo.
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Fotografía del barranco El Incienso, Investigación Ciudad/Barranco. Cortesía de Oficiocolectivo.
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Fotografía del barranco El Incienso, Investigación Ciudad/Barranco. Cortesía de Oficiocolectivo.
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Fotografía: Andrés Asturias.
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“Más del 60% de las construcciones en América Latina se hacen al ojo del maestro de obras o del albañil con pretensiones de maestro. Después de todo, la arquitectura sin arquitectos es tan vieja como la historia. La capacidad de las poblaciones de construir para adaptarse al ambiente y al clima es una sabiduría transmitida en el tiempo. De esa manera la llamada arquitectura vernácula también sembró los campos. En las ciudades, es arquitectura modesta y cotidiana, al margen de la estética cultivada, para la cual es fealdad. Las villas miserias, limonadas o tugurios han sido su máxima expresión. Las buenas intenciones de los proyectos de vivienda estatales y de la llamada ‘arquitectura sin aplausos’ o ‘prearquitectura del bienestar’ simplemente no alcanzan el umbral de la necesidad. Los pobres han esperado las respuestas estatales y las que llegaron fueron con cuentagotas. Al final, el esfuerzo habitacional sigue recayendo en ellos mismos. Terremotos y otras desgracias modifican constantemente los recursos de construcción. No obstante, se ha abierto la posibilidad de construir para el largo plazo, un deseo fuertemente valorado en el campo, y hoy los materiales industriales superan a los artesanales. Los últimos 30 años en ciudades y pueblos manifiestan ese cambio y, junto con ello, la irrupción de variedad de estilos y no estilos. En este contexto surge la arquitectura de remesas. No siempre fácil de percibir, pues el esfuerzo constructivo también depende del ahorro local enmarcado en una ampliación del mercado y de los servicios que lentamente viene abarcando a un mayor número de personas, incluso a los pobres; pues hoy la visión de lo que es ser pobre se diferencia de la del pobre de antaño. Sin embargo, las remesas dejan su marca en estilos y no estilos, en buena medida por ese proceso de negociación entre migrante proveedor y decisor del diseño compartido con el maestro constructor, donde se funden el deseo de lo visto en el exterior, del sueño de superación derivado de la experiencia y la prueba-error del constructor. (...) La arquitectura de remesas es visible por su propio esfuerzo. Ahí está, quien la busca la encuentra. Más visible en el campo que en la ciudad. Es la medida del éxito de un drama social extenso. Se mira porque se destaca como narración comunitaria de experiencias o como expresión individual en su afán por distinguirse de sus iguales”.* * Taracena Arriola, Luis Pedro. “’Conocer viendo’. La arquitectura de remesas”. En Arquitectura de remesas. Guatemala: Centro Cultural de España en Guatemala, 2010, pp. 18-19. Fotografías: Andrés Asturias.
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Fotografía: Andrés Asturias.
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Fotografía: Andrés Asturias.
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hoy, caleidoscopio volver al índice ( 310 )
ás de la mitad de la población de Guatemala vive en las llamadas áreas urbanas. Estas ocupan el 54% del territorio nacional. En apariencia, forman un paisaje más urbanizado, lleno de nuevos comercios y servicios, aunque al mismo tiempo continúa la tradicional importancia del centro con su plaza, iglesia y municipalidad. A partir del centro se forman círculos concéntricos que combinan micronegocios y viviendas. Estas últimas predominan mientras se alejan del centro en búsqueda de las salidas. En los pueblos más grandes comienzan a surgir múltiples centros, imitando a la capital, pero esta vez sin plazas, ni poder local, ni iglesias; en realidad son centros circunscritos a un encadenamiento de comercios. En aquellas poblaciones que crecen rápidamente, los centros comerciales, ahora convertidos en microcentros, son muestra del orgullo local modernizador. Por su lado, tal como lo fueron durante la colonia, las iglesias católicas están dispersas y dibujan barrios, algunos de origen antiguo, perdido en una memoria disminuida. Lo más reciente es la abundancia de templos evangélicos, producto de la atomización estratégica del pastoreo flexible para captar fieles. Las periferias de estos pueblos colindan con lo rural, en especial con la lógica de la dispersión mesoamericana, mostrándonos ese paisaje parcelado de postal turística. En las periferias, las medianas y grandes propiedades disputan cada vez más el terreno al mundo campesino. Ese 54% urbano está ligado simbólicamente a una trayectoria contemporánea que no ocurre solo por crecimiento demográfico. También está ligado al giro económico y social surgido en tiempos de guerra, cuyo carácter global no deja dudas y en el cual la desigualdad se plasma como contraste visual. Recetas de ajuste estructural marcaron el deseo, fuera como fuera, de poner fin a la guerra en pro del crecimiento económico. Algunas de estas se dirigieron a abrir el mercado, ese “aperturarse a la vida”, como señala el anglicismo bancario convertido hoy en verbo común. Ahora bien, este fue un crecimiento que vino de la mano con la pérdida de fuerza del Estado, sujeto al mandato de no inmiscuirse más allá de lo necesario. En general, no ha sido un crecimiento asombroso, pero sí constante y acumulativo, que mostró a quienes se montaron en él la vía para concentrar bienes. Junto con ello, la desigualdad trepó y la curva de riqueza se alejó aún más de los mortales comunes. Así, hoy existe un “país emergente” con su primer mundo local bastante globalizado, el cual mira hacia otros lados y apoya sus pies en la tecnología o en el universo financiero. Sin embargo, la apertura no fue solo económica. Para ganar la guerra también debió abrirse la vida política, y la democracia electoral llegó con el destino manifiesto de hacer del Estado un botín. Así, la modernidad democrática poco a poco fue perdiendo brillo. La clase política la agotó soñando con estatus de riqueza. En ello no faltaron quienes saltaron desde los poderes locales vía enriquecimientos a la carta, ya sea insertándose en puestos clave, logrando negocios o construyendo a costos que permiten tajadas propias. Tampoco faltó ese otro grupo emergente, el narcotráfico, que vincula áreas, rutas y población, tanto de arriba como de abajo. El narco construye una cartografía propia, clandestina, a través de las múltiples rutas que atraviesan el país para sostener sus flujos. Acapara tierras y propiedades, invade puestos políticos, ostenta riqueza y mantiene poder sobre masas agradecidas
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de favores. Por supuesto, frente a todos ellos también existen quienes están al margen de esas “facilidades”. Algunos se desarrollan, otros solo sobreviven. En las condiciones actuales, una clase media surgida al calor del Estado durante las décadas anteriores tiene la opción de descender socialmente o de aferrarse a los servicios que alimentan comercios de todo tipo, pues el emprendimiento se da en el marco de mucho riesgo y de una inestabilidad valorada. Pero ese mundo de los servicios alimenta otras desigualdades. Por debajo de él subsiste una mayoría. Un 70% de la población vive en el eufemístico sector informal (informal porque no paga impuestos). Esta es una economía de sobrevivencia, subordinada a un comercio mayor que se expande a sus costas. La mayoría vive el día a día, invade calles en puestos fijos o se mantiene en movimiento. Irrumpe ofreciendo algo en los transportes públicos e incluso brota milagrosamente en las carreteras ante cualquier congestionamiento. Por otro lado, la pobreza ronda también el 70% de la población, una estadística variable según sea la fuente. La posibilidad de que siga creciendo es realista, debido a la ineficacia de las políticas públicas y a una coyuntura pandémica. Este es un mundo con gente trabajadora que se mueve diariamente, que tiene sus propias mafias y vive sus violencias como “llover sobre mojado”. Muchos habitan en el submundo de asentamientos donde se repiten las microdesigualdades. Es como si los hechos se repitieran en todos los niveles sociales, copias de otras copias. Al final, todos y todas conviven en el espacio de un país quebrado. Un cuarto de ellos lo hace en la capital y sus periferias –una ciudad concentradora de poder y de riqueza desde los inicios de la colonia, vector de dominio que no ha cambiado a pesar de deseos y declaraciones modernizadoras–. En esta ciudad muchos viven en fragmentos conectados y, aunque quieran, no pueden desligarse unos de otros. Se ordenan en micropoderes y se disputan espacios de autoridad en condominios, barrios, colonias y asentamientos. También es una ciudad que ha perdido el espacio público. Algunos brotes de reactualización se dan con el paseo de la Sexta Avenida, que es para los más, al mismo tiempo que se gentrifica la propiedad para los menos, como es el caso del paseo de la Avenida Reforma/ Las Américas, distanciado por avenidas no peatonales y por vivencias diferentes. Edificios, condominios y viejas colonias buscan una exclusividad y un aislamiento social que no deje ver el flujo cotidiano y muestre su miedo a los demás. Por último, tanto los sectores sociales altos como medios y pobres se transportan en sus símbolos de prestigio social, desde el carro hasta la invasiva moto y orillando a las pocas bicicletas. El resto usa un transporte urbano descuidado, en un tráfico incrementado por el continuo movimiento de camiones de distribución y el afán de todos por llegar a alguna parte. Sobredosis de tráfico que satura las vías haciendo de la vida urbana un suplicio cotidiano. En consecuencia, no existe una, sino múltiples cartografías, en parte distópicas y contrastantes, en parte comunes, solidarias y resistentes. Se yuxtaponen y sobreponen, se alejan, se acercan o se fragmentan, pero difícilmente se unen. Este es un país que vive en un estado de equilibrio desequilibrado, cuyas miradas y voces lo señalan como una naturaleza humana paradójica. Es un paraíso desigual, interrelacionado en el espacio y socialmente segmentado. Y aunque asumido como una “singularidad”, es similar a muchas otras partes del continente.
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Fundado en el 2010 y dirigido por Erick Mazariegos Arévalo y Marisol Castro González, Oficiocolectivo ha llevado una práctica transdisciplinaria que desarrolla diseño de interés público, investigación del territorio y consultoría estratégica para proyectos diversos en las ciudades de Centroamérica. Trabajan en el contexto del desarrollo urbano, el paisaje (territorio), la arquitectura de lo público y la cultura vinculada a la idea de “hacer ciudad”. www.oficiocolectivo.com
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agradecimientos Claudia Dary (directora, Instituto de Estudios Interétnicos, Universidad de San Carlos de Guatemala), Edgar Esquit (profesor, Instituto de Estudios Interétnicos, Universidad de San Carlos de Guatemala), María José Salazar Meza y Mario Lambán (Biblioteca, Centro de Formación de la Cooperación Española en la Antigua Guatemala), José Peñalonzo (Departamento de Cultura, Centro de Formación de la Cooperación Española en la Antigua Guatemala), Cynthia Mejía y Vilma Pineda (Biblioteca, Academia de Geografía e Historia de Guatemala), Camilo A. Luin (curador, Museo Popol Vuh, Universidad Francisco Marroquín), Juan Blanco (director, Instituto de Investigación y Proyección sobre Diversidad Sociocultural e Interculturalidad, Universidad Rafael Landívar), Luis Méndez Salinas y Carmen Alvarado (directores, Catafixia Editorial), Anaís García Salazar (directora, Fototeca CIRMA), Thelma Porres (directora, Archivo Histórico CIRMA), Violeta Gutiérrez (directora técnica y curadora adjunta, Museo Ixchel del Traje Indígena), Adriana Segura (encargada, Departamento Educativo, Museo Ixchel del Traje Indígena), Rudy Cotton (director, Museo Nacional de Arte Moderno Carlos Mérida).
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agradecimientos Miguel Alfredo Álvarez (director, Museo Nacional de Historia), Bernardo Argueta (investigador, Museo Nacional de Historia), Glenda Castillo (guía, Museo de Arqueología y Etnología), Paulina Zamora de Otero (directora, Colectivo YAXS), Eunice Tzul (apoyo, Biblioteca Colectivo YAXS), Jorge Villatoro (director, Taller ACÁ), Erick Mazariegos A. (director y cofundador, Oficiocolectivo), Diana Isabel Barrios (encargada de relaciones interinstitucionales, Archivo General de Centro América), Herbert Augusto Cáceres (Área de Procesos para el Acceso, Archivo Histórico Policía Nacional), Claudia Rivera (asesora de ciencias forenses, Fundación de Antropología Forense de Guatemala), Camila Caris Seguel (cofundadora y encargada de colecciones, Museo del Mundo), Gustavo Palma, Bárbara Arroyo, Daniel Perera, Gustavo Maldonado, Javier Payeras, Silvia Trujillo, Aura Cumes, Esvin Alarcón, Antonio Pichillá, Benvenuto Chavajay, Daniel Chauché, Hugo Quinto, Juan Pablo Lojo, Andrés Asturias, Adolfo Menchú, Cristina Chiquin, Eduardo Moreno, Anne Girard, Andrea Aragón, Ana Cecilia Cobar, Fernando Chuy, Simone Dalmasso, Prensa Libre, Plaza Pública.
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