Descolonización de la Educación

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.DESCOLONIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN

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Tupakusi Hugo Cordero Calisaya Miembro del Foro Educativo Regional de Cochabamba

La exposición que presentaré va a estar dividida en tres partes. En una primera, intentaré definir la educación que tuvimos durante estos últimos 10 años, haciendo hincapié en la interculturalidad planteada desde el punto de vista de los grupos dominantes. Luego, hablaré de los fundamentos básicos del pensamiento andino y, por último, me referiré a las posibilidades de incorporación, de estos principios, en lo que podría ser este proceso de descolonización de la educación.

La educación como sinónimo de desestructuración identitaria Toda acción educativa se expresa a través de una narración oral o escrita. Ésta, a su vez, es parte de una estructura ideológica y de un proyecto civilizatorio. Por lo tanto, los valores, los conocimientos, las informaciones y las actitudes que porta esta acción están intencionalmente dirigidos a reproducir esa estructura ideológica. A partir de esa constatación, podemos afirmar que la escuela, tanto en el área concentrada (ciudades y pueblos) como fundamentalmente en las áreas desconcentradas (espacios rurales e indígenas) es un espacio de imposiciones, un centro de adaptaciones donde los que ofician de estudiantes no asisten a la escuela para construirse o construir conocimientos, sino a aprender contenidos o comportamientos ajenos a su cotidianidad, para adecuarse a esta sociedad en la que vivimos, una sociedad desigual y discriminadora. En la escuela boliviana, cotidianamente, se generan relaciones entre sujetos diferentes en cultura, en estructura mental, en procesos cognitivos y en formas de percepción de la realidad cotidiana. Es un encuentro de identidades diferentes, de un pensamiento eurocéntrico (occidental) y otro pensamiento originario de nuestro territorio. El primero, representado por el maestro de escuela y el segundo, representado por el niño indígena. Podríamos decir que se dan relaciones de interculturalidad, pero de una interculturalidad asimétrica impuesta por la cultura dominante. En este espacio de encuentro entre dos culturas se presenta un maestro, quien -a pesar de tener origen cultural aymara o quechua- es portador de una cultura totalmente occidental; con una estructura de pensamiento europeo aprendida en los Institutos Normales Superiores y porque nunca, como estudiante, aprendió algo o parte del sistema del pensamiento aymara, quechua o amazónico, etc. Por ello, su matriz ideológica, la matriz de todas sus ideas, de sus valores, sus principios del quehacer educativo y su vivencia cotidiana es occidental y, por eso mismo, ajena a su cultura de origen. Con ese pensamiento ajeno transmite o enseña determinada cantidad de conocimientos y comportamientos a un niño que tiene saberes, vivencias, comportamientos aprendidos en su comunidad; experiencias, percepciones, imaginarios simbólicos, estructuras mentales cognitivas que son transformados (destruidos) en ese espacio de imposiciones o centro de adaptaciones. Allí 1

(Ponencia publicada en Aportes desde la educación para la construcción de un país intercultural. Memoria jornada educativa 30 de marzo 2006. CEBIAE, La paz 2006 Pag. 19-23)


donde los valores, las capacidades, los contenidos, los métodos y los procedimientos son extraídos del modelo civilizatorio de occidente o desde su espacio urbano. En este encuentro hay bastantes violencias. El maestro, con esa carga de pensamiento occidental urbanizado violenta la vida cotidiana del niño generando procesos de alineación o aculturación, que se traducen en la transformaciones de la identidad. Quizás por eso, la mayoría de los adolescentes indígenas no quieren quedarse a vivir en sus comunidades porque toda esa carga ideológica y de valores que internalizó a través del aprendizaje en la escuela no le sirve para nada en su vida cotidiana. (Su futuro es ser ciudadano de cuarta categoría en los espacios urbanos). Esa transmisión de conocimientos de narración oral y escrita tiene una influencia negativa en la vida natural y comunitaria de los niños, porque construye nuevos imaginarios, los mismos que se manifiestan en lo cotidiano transformando los procesos perceptivos y, básicamente, los principios de relacionalidad. ¿A qué me refiero con esto? A la alteración del principio de relacionalidad consigo mismo, con el otro y con los elementos de la naturaleza, a la alteración de las formas de percibir las relaciones como individuo con todo su entorno (las plantas, los animales, la tierra, el cosmos, la naturaleza); a la transformación y pérdida de su identidad cultural. Básicamente, a eso llamo desestructuración identitaria o procesos de construcción de nuevas identidades. Si el 80% de nuestros niños y adolescentes ya no quiere ser aymara, quechua o guaraní es producto de la acción educativa de maestros, quienes, consciente o inconscientemente, somos portadores de valores ajenos a nuestras culturas originarias y vamos transmitiendo otros valores que, en el fondo, van a producir negaciones y la incorporación (integración) de los indígenas u originarios a la sociedad nacional, mediante la castellanización y la erradicación de los rasgos culturales propios. En síntesis, la educación boliviana, en vez de formar, lo único que hace es deformar y una de sus premisas es "construir la identidad del otro en la humanidad del pacharuna y del pachajaqi". En una época quiso ser española, criolla en otra época, francesa en otra y yanqui en esta época. La mentalidad y la visión estratégica de la educación boliviana es y ha sido transformar violentamente a los indios, a los indígenas originarios, quechuas, aymaras y amazónicos. El Estado tiene una intencionalidad ideológica bien clara: imponer el modelo civilizatorio occidental urbano ‘universalizando’ su criterio de verdad para conducirnos a una actitud de dominio (de dominados y sumisos), para avergonzarnos siempre de nosotros mismos, para que no nos aceptemos como indios, como indígenas; para convencernos que no tenemos una cultura propia, un arte y una ciencia: Nos han enseñado a odiar todo lo que es nuestro; quizás por eso en la calle, en los mercados, se escucha todos los días: "¡el producto boliviano no sirve, pero si es americano (yanqui) es lo mejor!".

Los fundamentos y principios andinos Cuando hablamos de lo andino nos referimos a lo diverso, por la cantidad de formas de percibir existentes en el mundo interno de los aymaras -son más de siete markas diferentes- y lo mismo ocurre con los quechuas, Somos una gran nación compuesta por varios diferentes que se relacionan con una actitud de respeto hacia uno y hacia los otros. ¿Qué principios de relacionalidad conlleva la afirmación anterior? Si buscásemos un Pachakuti, ¿qué cambiaríamos? ¿Qué vamos a cambiar cuando se habla de descolonizar? Toda la estructura del pensamiento eurocéntrico occidental se sostiene en los siguientes pilares: la igualdad, democracia, libertad y dignidad, que son conceptos que tienen un alto contenido, son valores esenciales que en la práctica son negados permanentemente. Se habla un discurso de igualdad, pero se genera desigualdad en todos los niveles. Peleamos por la igualdad, pero la práctica cotidiana se divorcia del discurso y del sueño porque las acciones nos muestran desigualdad total. El concepto de libertad es un hermoso concepto, todos queremos ser libres,


autónomos, pero es una de las palabras que ha permitido especialmente a los de la clase dominante hacer lo que ellos han querido, es el justificativo primordial de la explotación, de la dominación y de las desigualdades; "el fin justifica los medios", para llegar al fin puedo hacer cualquier cosa, por lo tanto, es otro concepto hermoso en el fondo, pero que no nos sirve de nada.

Nosotros preferimos los siguientes conceptos: Equilibrio en vez de igualdad porque no creemos en la igualdad; la vida misma nos muestra que nunca, jamás, existirán dos seres vivos iguales, es posible que sean parecidos y semejantes, pero ¡guales nunca. Las relaciones de respeto permiten una relación de equilibrio entre diferentes. Un ayllu con otro ayllu, pese a su diferencia, pueden realizar trabajos comunitarios de beneficio mutuo gracias al sistema de convivencia social del ayni logrando equilibrios, donde se comparte y convive de diferentes modos, sin necesidad de parecerse al otro; por tanto, creo que la palabra igualdad es muy difícil de aplicarse. En vez de democracia, quizás el concepto de consenso como un sistema de decisiones y una forma de ponernos de acuerdo todos, no de una imposición de una mayoría sobre una minoría. En vez de libertad, la complementariedad, porque yo dependo de mi comunidad, dependo de la naturaleza y la naturaleza depende de mi, hay un nivel de relacionamiento totalmente diferente, creo que nadie puede vivir por sí solo; pese a tener el discurso de la libertad, siempre dependemos de otro, siempre nos complementamos con otro, el valor fundamental es la complementariedad. Por último, preferimos el concepto de identidad antes que la dignidad, por ser la base fundamental de la autoestima cultural; en la medida que yo me quiera a mi mismo y me acepte como tal, puedo compararme y compartir con el otro, no tengo que envidiarle nada al otro. Y no es cierto lo que decía el hermano que me antecedió en la palabra: "no necesito medirme con la opinión del otro, no necesito hacer mis cosas en función de las valoraciones del “otro", debo valorarme a mí mismo por lo que tengo y por lo que soy. De lo anterior podemos decir que existe, para el pachajaqi, cuatro caminos del conocimiento: uno basado en el reconocimiento de la diferencia, otro en el reconocimiento común y colectivo, otro en el reconocimiento de la necesidad del compartir o convivir y, por último, uno en el reconocimiento de la potencialidad y la capacidad de uno mismo. Cuatro formas del estarsiendo que son aspectos esenciales que la educación debería tomar en cuenta, el estarsiendo de uno en el tiempo y en el espacio concreto como una unidad que no está separada. En estos cuatro caminos fundamentales, todo lo que es la parte ideológica, la parte del espíritu, los sentimientos son el fundamento de la identidad, que en la escuela y en la educación no se toma en cuenta. Para ella, lo más importante es el camino del razonamiento, del pensar, cuando quizás a través de los sentimientos se puede aprender muchísimo más. El camino del ser productivo y el thakhi que nunca toma en cuenta el sistema educativo es camino de la organización; puedo tener mucha identidad, mucha ideología y sentimiento con mucho conocimiento y mucha ciencia con acciones productivas, pero para qué me sirve todo ello, si no es para hacer crecer y desarrollar mi ayllu, mi marka, mi tenta, mi tecoa, etc. Este es un aspecto que todos debemos aprender con sentimiento, con ideas y pensamiento, con acciones productivas que desemboquen en el crecimiento de nuestra comunidad. Esto es lo que conocemos como el sistema de convivencia social del ayni del hombre, del jaqi, con todos los otros elementos externos del entorno o del cosmos, con la pacha, con esas fuerzas y esas energías cosmogónicas fundamentales, con los uywa (animales) el uraqi (la tierra), y los yapus (vegetales). A esta situación de aprendizaje se referían nuestros abuelos cuando decían que el hombre está ligado y es parte de la naturaleza; por lo tanto, tiene una relación de respeto, comunicación y convivencia plena con ellos, de ser vivo a ser vivo, porque todos los seres que habitan este planeta son seres vivos. En términos educativos, nos referimos a una conceptualización abstracta llamada sentimiento o afecto; a una observación reflexiva entendida como razonamiento, como acto de conocer; una


experiencia concreta del aprender produciendo y una experiencia activa de aprender compartiendo y conviviendo en la comunidad. Si yo necesito ser grande, necesito crecer porque la comunidad necesita crecer; no a la inversa: yo necesito crecer porque quiero enriquecerme 'para mí mismo', me vale lo que pase con la comunidad. La comunidad necesita de hombres que desarrollen, que crezcan; sólo en esa medida todos crecemos, porque en la medida en que la comunidad crezca yo también creceré y esto no es nada más que una forma de ser de estos cuatro caminos del conocimiento. Si quisiéramos realmente hacer un proceso de descolonización, deberíamos incorporar nuevos valores dentro de la educación basados en la siguiente manera de percibir el mundo, que supone la reafirmación de las jathas (semillas o fundamentos): • • • •

Todo tiene vida. Respeto al medio ambiente. Uno es todo y todo es uno: ser parte de una totalidad natural.. Somos el cosmos y la naturaleza. Todo es cíclico. Nada tiene fin o inicio, todo es un continuo de acciones y reacciones. Todo es par. Todo es ayni. Todo es complementario.

Éstos son los cuatro fundamentos básicos que deberíamos introducir en la escuela porque nos llevan directamente a otra forma de relacionarnos; porque todo tiene vida, hasta la piedra tiene vida, la silla tiene vida y eso me permite tener una relación de respeto, una percepción diferente de mi entorno porque ya no la utilizo para beneficiarme; la naturaleza ya no está al servicio de los seres humanos, más bien, es parte conviviente de uno mismo y si esto se logra a través de la escuela, si a través de las enseñanzas lo introducimos como un valor existencial, como un valor de vida, creo que nuestra forma de percibir el entorno cambiaría realmente. No solamente en un mundo aymara o indígena, sino también en los urbanos, sabemos que la industria ha ido destruyendo casi el 80% del medio ambiente, porque no se tiene ese aprecio, no se tiene respeto a las cosas que están alrededor y no se tiene respecto por la naturaleza. Si yo hago daño a la naturaleza, me hago daño a mí mismo; por lo tanto, no tengo que actuar de ese modo, creo que la relación en la lógica del ayni -que es bastante compleja- me permite tener una nueva y diferente percepción de las cosas. Imagínense esos valores aprendidos en los niños y practicados en una relación comunitaria, por supuesto que va a resultar una persona distinta, no va a resultar un hombre competitivo, un hombre que trata de destruir al otro, un hombre que trata de diferenciarse a toda costa del otro para ser superior, sino el concepto tendrá una esencia complementaria. En la lógica de la ciclicidad, nada tiene principio ni fin, todos somos parte de un todo y el todo somos nosotros, es otro valor que quizás deberíamos comenzar a trabajar e introducir dentro de los procesos educativos, sólo así habrá cambios; de otro modo, nos pasaremos el tiempo reflexionando y tratando de comprender las cosas y no estaremos viviendo. Estamos dentro del mundo, somos parte de él; si no estamos fuera de él, de nada nos sirve observarlo simplemente. Todo es par, todo es ayni, todo es complementario, creo que es otro principio básico de la lógica andina, no solamente andina, también amazónica a través de la minka; no existe el individuo solitario, todo es compartido, es complementado. Son valores más de comportamiento, de actitud y no tanto de idea abstracta, no de principios o solamente para tenerlo en la cabeza. Esos cuatro fundamentos nos llevarían a aquello que soñamos: en aymara, el "Sumaq Qamaña"; el "allin kawsay", en quechua, el Yandereco", en guaraní, o el vivir bien, porque todos soñamos vivir bien. Creo que la educación debería apoyar esa cuestión. El sentimiento, el pensamiento, la acción productiva y la acción política como una unidad es otra forma de ver las cosas no separadas; estamos acostumbrados a ver las cosas por pedacitos, porque eso es lo que nos han enseñado en la escuela, lo que nos enseñan todavía en la universidad, pero no nos enseñan a ver las cosas como una totalidad, como un todo. Estas cosas harán posible los sueños de construir una identidad comunitaria, de construir un proceso de


participación activa de construcción de conocimientos, una lógica de acción productiva y, obviamente, esta lógica de construcción de políticas comunitarias, de construirnos a nosotros mismos: todo lo que aprendo, todo lo que siento, todo lo que sueño, todo lo que hago, debería hacernos desarrollar a todos. Para dejar de quejarnos de que Bolivia es un país dependiente, atrasado, subdesarrollado, debemos incorporar en la educación las siguientes acciones: • • • • •

La educación debe incorporar el concepto del Pachakuti en la educación. Debe ser más "intra" que""inter". Los procesos de aprendizaje deben estar basados en el sistema de convivencia social del ayni. Todo aprendizaje debe partir del contacto directo con la pacha. Los aprendizajes deben reafirmar la pertenencia territorial, espacial y espiritual del pacha. Los conocimientos y los saberes deben ser «aprehendidos» con el sentimiento, con el corazón y no sólo con la cabeza.

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