Experiencias de inclusi贸n en el sistema educativo Sistematizaci贸n y aportes para las pol铆ticas p煤blicas
Dirección del proyecto UNICEF - Oficina de Argentina y Fundación SES (Sustentabilidad, Educación, Solidaridad) Coordinación de la Colección Experiencias de inclusión en el sistema educativo. Sistematización y aportes para las políticas públicas Elena Duro, Oficial de Educación de UNICEF - Oficina de Argentina Dana Borzese, Área de Sistematización de la Fundación SES Relevamiento de la información Agosto de 2004 / agosto de 2005. Un agradecimiento especial a las personas e instituciones que fueron entrevistadas y que aportaron su compromiso para la realización de este trabajo. Sistematización de la información José María Ñanco y Leandro Bottinelli, Fundación SES. Equipo técnico del Proyecto, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación: Lic. Luis Cabeda, Lic. Gladys Castañeda, Lic. Marina Montes, Lic. Marcelo Zanelli. Diseño y realización ZkySky, estudio de diseño Edición Cecilia Pozzo Fotografía Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación Fundación SES Av. de Mayo 1156, 2° piso, C1085ABO Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina Teléfonos (011) 4381-4225 / 4381-3842 www.fundses.org.ar / info@fundses.org.ar UNICEF - Oficina de Argentina Junín 1940, PB. C1113AAX Ciudad de Buenos Aires, Argentina Tel fax (54 11) 5093-7100 www.unicef.org/argentina Agosto de 2006
Presentación
El presente cuadernillo forma parte de la Colección Experiencias de inclusión en el sistema educativo. Sistematización y aportes para las políticas públicas que UNICEF y la Fundación SES (Sustentabilidad, Educación, Solidaridad) impulsan en el marco de una alianza estratégica, cuyo objetivo es el fortalecimiento de políticas de inclusión educativa destinadas a adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad social. Actualmente se estima que más de medio millón de adolescentes se encuentra fuera del sistema educativo y que, mayoritariamente, se encuentra en situación de pobreza. Esta realidad nos interpela y nos obliga a repensar políticas públicas que los incluyan, un desafío en el que estamos involucrados. A través de esta propuesta de sistematización de experiencias, nos proponemos transferir prácticas significativas, que evidencian resultados, para que se constituyan en aportes para las políticas públicas y en herramientas de reflexión y trabajo para los distintos actores de la comunidad educativa y, también, para otros sectores de la sociedad, frente a la problemática de la exclusión educativa de adolescentes y jóvenes con menores oportunidades. Estas experiencias son heterogéneas y presentan dimensiones innovadoras. En ellas, las diferentes instituciones y sus actores han identificado la exclusión educativa como un problema y se han propuesto estrategias institucionales de inclusión educativa de calidad para adolescentes y jóvenes con menores oportunidades. En esta Colección, se presentan tanto microexperiencias de nivel local como macroexperiencias de políticas públicas. En estas experiencias participan organismos gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, organismos internacionales e instituciones educativas. En algunos casos se trata de una gestión asociada entre escuelas y organizaciones sociales; en otros casos, de gestión asociada entre organizaciones sociales, organismos de gobierno y organismos internacionales, entre diferentes variantes de articulación. Creemos que el análisis y la reflexión sobre las prácticas que se desarrollan en estas propuestas pueden colaborar con el trabajo de inclusión que desarrollan directivos de escuelas, docentes, instituciones educativas, funcionarios públicos, organismos de gobierno, organizaciones comunitarias y sociales, educadores, jóvenes, organismos de cooperación internacional, empresas y muchos otros actores o sectores comprometidos con la inclusión educativa de adolescentes y jóvenes. Esperamos que desde las distintas experiencias aquí sistematizadas, desde sus metodologías y desde sus dificultades y aprendizajes, podamos aportar al fortalecimiento y al desarrollo de políticas públicas que contribuyan a que todos los adolescentes y jóvenes de nuestro país puedan incluirse en el nivel medio del sistema educativo. El propósito estará cumplido si contribuimos a que cada vez más jóvenes y adolescentes puedan transitar la escuela media y completar sus estudios, recibiendo una educación de calidad y encontrándole un sentido positivo, personal y social, a su pasaje por las aulas.
Alberto C. Croce Presidente Fundación SES
Gladys Acosta Vargas Representante UNICEF - Oficina de Argentina
Índice Contenidos 1. Los Centros de Actividades Juveniles (CAJ): una experiencia significativa de inclusión educativa................7 2. Marco institucional de los CAJ...............................................................................................................8 3. Problemática abordada.........................................................................................................................9 4. La organización de los CAJ.................................................................................................................11 5. Propuestas para los y las jóvenes........................................................................................................12 6. Las concepciones presentes en las prácticas........................................................................................15 7. La inclusión educativa: logros y desafíos de los CAJ..............................................................................20 8. Conclusiones.....................................................................................................................................22
Ficha técnica de esta experiencia educativa Nombre de la institución Centros de Actividades Juveniles (CAJ) del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnologia de la Nación. Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente. Área de Mejora de la Enseñanza en EGB 3 y Polimodal Datos de la institución
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación. Pizzurno 935, oficina 404, 4° piso, Ciudad Autónoma de Buenos Aires Tel.: 4129-1000, internos 7043, 7443 o 7005
Tipo de institución
Organismo público nacional
Autoridades nacionales
Ministro de Educación, Ciencia y Tecnología: Lic. Daniel Filmus Secretario de Educación: Lic. Juan Carlos Tedesco Subsecretaria de Equidad y Calidad: Lic. Alejandra Birgin Director Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente: Lic. Laura Pitman
Localidad de inserción de la experiencia
Cantidad de CAJ por provincia: Buenos Aires: 35; Chaco: 52; Córdoba: 94; Corrientes: 50; Entre Ríos: 34; Jujuy: 61; La Rioja: 29; Mendoza: 53; Misiones: 46; Salta: 35; Santa Cruz: 21; Santa Fe: 25; Santiago del Estero: 43 y Tucumán: 68. Total del país, en 2005: 646. Total del país,en 2006: 1517 Se realizan nuevas aperturas de CAJ en las provincias mencionadas y se extiende el Programa a las siguientes provincias: Catamarca, Chubut, Formosa, La Pampa, Neuquén, Río Negro, San Juan, San Luis y Tierra del Fuego
Tipo de experiencia
Experiencia de nivel nacional
Población destinataria de la experiencia
Adolescentes y jóvenes escolarizados y los que se encuentran fuera del sistema educativo formal
Articulación con otros actores sociales e instituciones
Programas nacionales: “Elegir la docencia”, “Educación en contextos de encierro”, Secretaría de Cultura e INCAA, universidades nacionales y provinciales, escuelas de arte, ONGs, sociedades barriales y comunitarias, entre otros
1. Los Centros de Actividades Juveniles (CAJ): una experiencia significativa de inclusión educativa
En este documento se presenta la sistematización de las experiencias desarrolladas por los Centros de Actividades Juveniles (CAJ). Al emprender este trabajo, uno de nuestros objetivos fue conocer en profundidad una experiencia de inclusión educativa de jóvenes de sectores populares impulsada por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación. Los CAJ constituyen una política pública de alcance nacional, con importantes niveles de involucramiento por parte de los actores locales, que permite que los y las jóvenes participen como “protagonistas” y no como simples destinatarios de las acciones emprendidas. Estas características resultan de importancia fundamental, si pensamos en un nuevo proyecto educativo para nuestro país, comprometido centralmente con las necesidades de los sectores más postergados de la población. Otro objetivo de esta sistematización radica en difundir la metodología socio-educativa empleada, con la intención de que pueda significar un aporte para otras iniciativas similares. Si bien los CAJ son una iniciativa gubernamental, muchas de las estrategias de trabajo y las concepciones que guían su acción son herramientas claves para cualquier otro proyecto de inclusión educativa de jóvenes que pueda ser llevado adelante desde un marco institucional diferente. Con esta publicación, buscamos difundir las principales cualidades de los Centros de Actividades Juveniles como experiencia significativa de inclusión educativa. CAJ es una sigla que significa: Centros de Actividades Juveniles. Éstos forman parte de las escuelas y fueron creados con el propósito de mejorar las trayectorias educativas de los y las jóvenes, a través de actividades no obligatorias de carácter artístico, cul-
tural, deportivo, comunitario o productivo. Además de mejorar la calidad de la enseñanza mediante acciones que tradicionalmente se realizan desde espacios de la educación no formal, las actividades de los CAJ promueven en los jóvenes pertenencia en relación con la escuela, en tanto les permiten desarrollar actividades significativas que contribuyen a su formación. Por otra parte, los CAJ incorporan tanto a jóvenes escolarizados como a aquellos que permanecen fuera del sistema. Esta modalidad muchas veces estimula y facilita el regreso de los y las jóvenes a sus estudios, a través de la creación de nuevos espacios dentro de la misma institución. Los destinatarios de esta iniciativa son, por lo tanto, los estudiantes de las escuelas medias y los jóvenes no escolarizados de las comunidades en las que las escuelas están insertas. La participación de los y las jóvenes es voluntaria, alentándose especialmente la integración de todos los jóvenes de la comunidad. En la práctica, los distintos ámbitos de actividad que componen cada CAJ constituyen en sí mismos recorridos pedagógicos alternativos, donde se articulan la educación formal y la educación no formal. Siguiendo la concepción del “tiempo libre educativo”, en estos nuevos espacios institucionales se llevan a cabo actividades que propician el uso de un tiempo libre creativo, lúdico, participativo, no consumista, que permite el desarrollo personal y comunitario partiendo del supuesto de que estas prácticas potencian la calidad de los aprendizajes, tanto en la escuela como en la vida. Estas acciones se llevan adelante con el propósito SES - UNICEF 7
de promover una escuela inclusiva, que favorezca la creación de vías diferentes de aprendizaje y contribuya a mejorar los indicadores educativos básicos, como la permanencia, la promoción y la participación juvenil.
Estrategia metodológica para realizar esta sistematización Desde un abordaje cualitativo, la información fue recolectada en el nivel local a partir de entrevistas semiestructuradas realizadas con distintos actores de las comunidades educativas implicadas en las distintas experiencias de los CAJ: docentes, directivos, coordinadores y tutores/as de los y las estudiantes y de los jóvenes, e informantes claves de la comunidad (como organizaciones comunitarias y otras instituciones del barrio). El objeto de las entrevistas fue indagar en las representaciones sociales de los distintos actores de la comunidad de la escuela media, la valoración de la función de la escuela en la inclusión educativa de los jóvenes, y la calidad y relevancia de los aprendizajes adquiridos en articulación con la comunidad. Como complemento, se utilizaron fuentes secundarias,1 que se confrontaron con los datos surgidos de las entrevistas, así como también se realizaron entrevistas, en el nivel central del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, con los actores involucrados en la coordinación general del proyecto, quienes aportaron una mirada integral acerca de esta experiencia. Este material busca conformar algunas hipótesis sobre las estrategias de la escuela media para la inclusión educativa de adolescentes y jóvenes, que permitan repensar y mejorar otras experiencias educativas con jóvenes, que tienen como meta la inclusión educativa.
En términos generales, los propósitos que orientan las acciones de los CAJ son: • constituirse como espacios significativos para los adolescentes y los jóvenes de la escuela y de la comunidad, que permitan desarrollar inquietudes y propuestas educativamente valiosas; • enriquecer la formación de los y las adolescentes y jóvenes en la perspectiva de la construcción de ciudadanía y de la afirmación de sus derechos; • propiciar la utilización creativa y productiva del tiempo libre en torno al arte, el deporte, la producción cultural y la actividad socio-comunitaria; • promover la participación de adolescentes y jóvenes en la toma de decisiones relativas a las actividades y al funcionamiento del Centro; • fortalecer la pertenencia institucional promoviendo vínculos productivos y solidarios entre los jóvenes, y entre ellos y la escuela; • desarrollar propuestas para el abordaje de situaciones o problemáticas relevantes para los y las adolescentes y jóvenes de la escuela y de la comunidad; SES - UNICEF 8
• facilitar procesos de inclusión escolar de adolescentes y jóvenes que, por distintos motivos, no están cursando estudios en el nivel medio.2
2. Marco institucional de los CAJ Los CAJ son una iniciativa del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación que comenzó a implementarse en el año 2001 en 7 provincias, para luego extenderse en mayo de 2006 a un total de 17 provincias. Se prevé que para el año 2007 todas las provincias implementen el Programa CAJ, alcanzando una proyección que cubra al 50% de las escuelas medias de todo el país.
POR PROVINCIA
BUENOS AIRES CHACO CÓRDOBA CORRIENTES ENTRE RÍOS JUJUY LA RIOJA MENDOZA MISIONES SALTA SANTA CRUZ SANTA FE
TOTAL DE CAJ 2001-2005 35 52 94 50 34 61 29 53 46 35 21 25
SANTIAGO DEL ESTERO 43 TUCUMÁN 68 CIUDAD AUTÓNOMA DE BS AS CATAMARCA CHUBUT FORMOSA LA PAMPA NEUQUÉN RÍO NEGRO SAN JUAN SAN LUIS TIERRA DEL FUEGO TOTAL 646
TOTAL DE CAJ 2006 236 82 104 94 55 74 46 91 89 61 27 92 72 81 21 40 41 52 24 21 21 49 32 12 1.517
1 LAS FUENTES SECUNDARIAS CONSULTADAS FUERON, ENTRE OTRAS, LOS DOCUMENTOS PRODUCIDOS POR EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA PARA EL PROYECTO CENTROS DE ACTIVIDADES JUVENILES EN EL MARCO DEL ÁREA DE MEJORA DE LA ENSEÑANZA EN EGB 3 Y EDUCACIÓN POLIMODAL. 2 ESTOS SON LOS PROPÓSITOS EXPRESADOS EN LOS DOCUMENTOS PRODUCIDOS POR EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA PARA EL PROYECTO CENTROS DE ACTIVIDADES JUVENILES EN EL MARCO DEL ÁREA DE MEJORA DE LA ENSEÑANZA EN EGB 3 Y EDUCACIÓN POLIMODAL.
MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA DE LA NACIÓN
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN
DIRECCIÓN NACIONAL DE GESTIÓN CURRICULAR Y FORMACIÓN DOCENTE
ÁREA DE MEJORA DE EGB 3 Y EDUCACIÓN POLIMODAL
En la estructura ministerial, los CAJ se insertan tal como se muestra en el esquema de arriba. La lógica de trabajo de los CAJ responde a una estrategia del Ministerio, destinada a redefinir algunos aspectos de la escuela media y de cierta organización escolar que dificulta la permanencia de los jóvenes en la escuela y, también, la terminalidad de sus estudios. Un desafío, entre otros, es volver significativos los procesos de aprendizaje y potenciar las acciones para mejorar la inclusión de amplios sectores juveniles que, actualmente, tienden a emigrar de las instituciones. En este sentido, una de las orientaciones estratégicas del trabajo desarrollado por la Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente es “sostener y reforzar la función inclusiva de las propuestas pedagógicas que despliegan los sistemas educativos”. Esta estrategia incluye diversos programas y acciones que asumen la necesidad de propiciar cambios institucionales para el mejoramiento de la calidad educativa, en las escuelas secundarias de nivel nacional, poniendo especial atención en los contextos socioculturales donde viven tanto los jóvenes –escolarizados y no escolarizados– como sus familias.
CENTROS DE ACTIVIDADES JUVENILES
problema de la exclusión educativa de los y las jóvenes en la Argentina actual. Se utiliza el concepto de exclusión para captar dos tipos de problemáticas relacionadas. Por un lado, la realidad de los y las jóvenes que no asisten a la escuela y que no han completado el nivel medio de sus estudios y, por otro lado, el concepto de exclusión educativa que comprende la situación de los y las jóvenes que asisten a la escuela pero que participan de un proceso educativo de baja calidad. La realidad en la que se implementan los CAJ es la de un sistema educativo que, en las últimas décadas, ha logrado aumentar los niveles de escolarización tanto en niños como en jóvenes, pero que aún continúa enfrentando importantes desafíos para alcanzar escolarizar y promover la terminalidad del nivel medio de los jóvenes de los sectores más pobres de la población.
3. Problemática abordada Como primera aproximación, podríamos decir que los CAJ están pensados para enfrentar el
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JÓVENES DE 15 A 19 AÑOS. EVOLUCIÓN DE LA ASISTENCIA A LA ESCUELA EN LA ARGENTINA. TOTAL DEL PAÍS 1970 Asisten a la escuela No asisten a la escuela Total
Porcentaje Cantidad Porcentaje Cantidad
1980
1991
2001
35,6%
42,5%
54,6%
68,5%
745.700
995.212
1.548.764
2.185.210
64,4%
57,5%
45,4%
31,5%
1.346.500
1.346.276
1.289.438
1.003.094
2.092.200
2.341.488
2.838.202
3.188.304
FUENTE: INDEC; CENSOS 1970, 1980, 1991 Y 2001.
JÓVENES DE 14 A 17 AÑOS (2002). BRECHA EN LOS NIVELES DE ASISTENCIA A LA ESCUELA, POR DECILES DE INGRESO (PRINCIPALES AGLOMERADOS URBANOS)
FUENTE: ELABORACIÓN DE LA FUNDACIÓN SES SOBRE LA BASE DE LOS DATOS DE EPH-INDEC (TOTAL AGLOMERADOS, OCTUBRE DE 2002).
Durante las décadas en que el sistema educativo volvió masiva la cobertura de jóvenes, tanto el mercado de trabajo como otros ámbitos de la sociedad atravesaron profundas transformaciones. Los cambios tecnológicos y su impacto sobre el aparato productivo, por un lado, y el desmantelamiento del Estado social y de las leyes de protección del empleo,
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por el otro (así como también actuó la hiperdesocupación estructural) modificaron drásticamente el contexto de vida de la población. Actualmente, esta transformación exige que el Estado diseñe nuevas estrategias para dar respuestas a nuevos interrogantes de complejidad creciente. En el marco de las sucesivas crisis económicas, sociales e institucionales vividas por la Argentina (1975, 1982, 1989-1990, 2001-2002), la población vio degradadas sus condiciones de vida y disminuidas las oportunidades de desarrollo ligadas al empleo y el ascenso social. El sistema educativo, al aumentar la cobertura en las últimas décadas, debió enfrentar los nuevos desafíos determinados por la incorporación de amplios sectores de la población, que históricamente habían tenido bajos niveles de acceso a la educación media. Uno de estos desafíos consistió en tratar de sostener altos niveles de cobertura con buenos niveles de calidad educativa, una problemática en la que aún queda mucho camino por recorrer. El problema de la exclusión educativa requiere estrategias pedagógicas e institucionales por parte de la escuela y del Estado que puedan reconocer la realidad de los y las jóvenes de los sectores más postergados. Por otra parte, es imprescindible tener en cuenta –y es inevitable verificar– que los intentos de un sistema educativo por ser incluyente no siempre son eficaces cuando el contexto social es intrínsecamente excluyente. Las iniciativas para la inclusión implementadas en los últimos años con la intención de expandir las oportunidades educativas de los jóvenes más pobres se enfrentan contra el estrechamiento de las oportunidades económicas y sociales. La complejidad de este cuadro reclama a la escuela una intervención diferente, desde nuevos espacios y lógicas institucionales que le permitan promover con eficacia la inclusión educativa. Recuperar la tradición de la escuela “formadora de ciudadanos y ciudadanas” capaces de modificar la realidad de una comunidad con sentido político es otro de los puntos que deben ser revalidados.
4. La organización de los CAJ Las actividades propuestas por los CAJ en cada escuela se desarrollan en función de un proyecto. Cada proyecto implica: • un relevamiento de intereses y necesidades de los y las jóvenes (escolarizados y no escolarizados) realizado por los adultos; • la selección y luego la propuesta de una oferta educativa realizada desde cada CAJ, a partir del relevamiento realizado sobre los intereses y las necesidades de aprendizaje detectados; • la formulación de actividades y la previsión de los recursos necesarios; • una evaluación de las actividades realizadas. Las autoridades provinciales y nacionales facilitan en cada caso los recursos y la asistencia para alcanzar estos objetivos. En términos generales, cada escuela que organiza un Centro de Actividades Juveniles diseña un proyecto que articula y orienta el conjunto de actividades y talleres que se realizan. A partir de la implementación de los CAJ, cada escuela se convierte en un espacio-puente para todos aquellos jóvenes que están excluidos del sistema escolar y, al mismo tiempo, se convierte en un nuevo ámbito de desarrollo personal. Desde los CAJ se busca promocionar la elección voluntaria de los y las jóvenes, fomentando la participación y el protagonismo, propiciando el compromiso grupal y el placer por la actividad realizada. La puesta en marcha de un CAJ se realiza a partir de una convocatoria, realizada por la dirección educativa de cada provincia. La selección de las escuelas que serán convocadas se realiza tomando como criterio las características de riesgo socioeducativo de las respectivas matrículas y las posibilidades de contar con recursos humanos y materiales suficientes para dar inicio a las actividades. En el nivel nacional, el proyecto es coordinado por la Unidad Técnica Nacional, la cual está integrada por un equipo de profesionales responsable de la institucionalización de los Centros de Actividades Juveniles. Este equipo dirige y supervisa el sentido y los
propósitos generales del proyecto, teniendo en cuenta su coherencia en el nivel nacional, mientras cada proyecto va adquiriendo las especificidades propias de las localidades donde se implementa. Una de las tareas de este equipo nacional consiste en fortalecer a los equipos de trabajo provinciales y locales, mediante capacitación y apoyo a través de diferentes estrategias En el nivel provincial, la responsabilidad de la gestión está a cargo de una Unidad Técnica Provincial. El trabajo producido dentro de cada CAJ se desarrolla bajo la responsabilidad de un coordinador y el seguimiento del director de la escuela, quienes son apoyados por el trabajo del Equipo de Gestión del CAJ, que se encarga de la planificación de los proyectos, de sostener sus objetivos en el tiempo y de proponer y desarrollar las actividades. El modelo de gestión implementado por cada Equipo supone el compromiso activo y responsable de los y las estudiantes durante el desarrollo del proyecto y en cada una de las actividades. Cada proyecto cuenta con la presencia y el acompañamiento de adultos responsables, quienes se constituyen en referentes de confianza para los jóvenes. El Equipo de Gestión está integrado por un Coordinador de Centro, quien es elegido por concurso de antecedentes e ideas para el diseño y la ejecución del proyecto a cargo de autoridades nacionales y
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“Los CAJ proponen una amplia oferta educativa que, desde la perspectiva de un recorrido pedagógico alternativo, facilita la creación de nuevas formas de aprendizaje.”
provinciales, más un grupo de estudiantes, docentes, preceptores y otros actores de la comunidad. La capacitación de los coordinadores es responsabilidad de las Unidades Técnicas Provincial y Nacional y, para ello, se toman en cuenta las demandas que van surgiendo a partir de la evaluación permanente del proyecto y los ajustes que se van implementando. Los CAJ cuentan con recursos propios. El trabajo inicial del coordinador consiste en abrir el diálogo con los profesores, estudiantes, directores y con otros actores de la comunidad para trabajar en pos de concretar articulaciones que permitan construir una red local con organismos de la comunidad y seleccionar recursos humanos y materiales para el funcionamiento y enriquecimiento de cada CAJ.
5. Propuestas para los y las jóvenes Los CAJ proponen una amplia oferta educativa que, desde la perspectiva de un recorrido pedagógico alternativo, facilita la creación de nuevas formas de aprendizaje. Según las palabras de uno de los coordinadores: “... Por ejemplo, una obra de teatro puede estar preparada por un profesor de literatura y, a la vez que estamos enseñando un texto desde lo curricular, el chico está aprendiendo teatro”.
Cada CAJ desarrolla proyectos y actividades a partir de un diagnóstico de las necesidades y expectativas de los jóvenes de la comunidad, sin perder de vista la calidad de la oferta. Esto significa que aquello que demandan los jóvenes no siempre es lo que se implementa o que lo que surgió como propuesta inicial se va transformando, en un profundo proceso de diálogo y ajuste entre pares y con el apoyo de los adultos responsables. La función del coordinador es ampliar el horizonte de propuestas, supervisar su viabilidad y prever posibles resultados. La realización de cada proyecto implica la creación de condiciones institucionales específicas dentro de la escuela (espacios, tiempos, recursos) y la vinculación con organizaciones de la comunidad. Desde este marco, se promueve que los CAJ propongan actividades cuyos contenidos se refieran a ejes o áreas como las siguientes: arte y expresión, deporte y recreación, ✱ ciencia y tecnología, ✱ cultura, ✱ producción y realización en medios de comunicación, ✱ temáticas sociales de actualidad, ✱ derechos humanos, ✱ problemáticas sociocomunitarias, ✱ salud. ✱ ✱
Luego, las propuestas concretas que se generan y se ofrecen en cada uno de estos ejes o áreas podrán presentar diferentes “formatos”, según su organización, su secuencia y periodización, el alcance de su convocatoria y otras variables. En este sentido, las actividades desarrolladas por los y las jóvenes pueden adquirir la dinámica de: talleres, charlas, conferencias, mesas redondas, etc., ✱ ciclos, ✱ actividades “unitarias”, ✱ propuestas de desarrollo extendido, ✱ foros de debate, ✱ megaeventos, ✱ ✱
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encuentros de intercambio (con otros CAJ, otros grupos juveniles u organizaciones), ✱ actividades abiertas o con participantes reconocidos socialmente, ✱ salidas y visitas, ✱ u otras propuestas. ✱
Es importante que el proyecto de cada CAJ abarque diversas áreas y formatos de actividad a fin de brindar un amplio abanico de experiencias y oportunidades de inserción para los adolescentes y los jóvenes. También, se sugiere pensar propuestas y distintos “cruces” entre contenidos y formatos, según cuáles sean los objetivos de la actividad, el momento en que se realiza y el impacto y el sentido que se espera que cada experiencia tenga sobre los destinatarios. En otras palabras, lo que se propone es pensar e implementar estrategias guiadas por la adecuación a los propósitos (qué se quiere lograr y cómo) y no asociar mecánicamente determinadas áreas a determinados formatos, siguiendo una línea de acción tradicional o no reflexiva (por ejemplo, vincular arte con talleres; megaeventos con torneo deportivo; cine con ciclo; salud con taller de prevención más campaña de concientización). La idea es imaginar y construir otras posibilidades que pueden estar al alcance de los jóvenes y de la escuela pero que simplemente no se consideran porque no son las habituales. Tal es el caso de: las jornadas abiertas de teatro colectivo, los espacios de investigación sobre temáticas vinculadas con el deporte, los talleres de tecnología e inventos, la presentación de artistas locales con posteriores debates sobre la realidad cultural, los proyectos integrados en los cuales confluyen actividades de diversas áreas que aportan a una producción colectiva, los proyectos temáticos que proponen problemáticas interesantes o polémicas (que pueden abordarse desde diversas áreas de trabajo y de expresión aun cuando no confluyan en un producto integrado), entre muchas otras posibilidades. Por otra parte, cabe señalar que, si bien es un propósito de los CAJ convocar y sumar a muchos jóvenes a las actividades, la masividad no necesariamente constituye un criterio de éxito de la tarea. Muchas ex-
periencias demuestran cuán significativo resulta para los y las jóvenes y para la propia institución “la calidad de las propuestas”, el funcionamiento sostenido del Centro, la consolidación progresiva de los vínculos con organizaciones comunitarias, el acercamiento de jóvenes no escolarizados a la institución, entre otros logros que perduran en el tiempo y producen transformaciones respecto de la inclusión educativa y la participación juvenil. A continuación se presentan algunos proyectos especiales para ser desarrollados en los CAJ, que buscan fortalecer sus objetivos y optimizar las actividades que allí se desarrollan.3
SUBITE AL COLECTIVO Este proyecto implica la puesta en marcha de un colectivo de artistas que, a la manera de los antiguos carromatos medievales que recorrían los pueblos llevando obras de teatro, música y danza, realiza un periplo por las distintas provincias del país. Al llegar al CAJ, los docentes y talleristas llevan adelante, durante tres días en cada localidad, actividades artísticas y culturales que por distintas razones no son accesibles para los jóvenes de la zona. De este modo, los participantes reconocen sus posibilidades expresivas individuales y colectivas, y se propician aprendizajes placenteros y significativos.
3 EL SIGUIENTE TEXTO HA SIDO CITADO EN EL CUADERNILLO PUBLICADO POR EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA DE LA NACIÓN, COMO PRESENTACIÓN DEL PROYECTO CENTROS DE ACTIVIDADES JUVENILES (CAJ).
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no la posibilidad de recobrar la propia historia de cada pueblo, sus mitos, sus luchas, su cultura. Es un espacio que permite la reflexión, el debate, la investigación, el diálogo y la escucha atenta del otro para poder alcanzar una idea expresiva colectiva.
NODO VIRTUAL PUEBLOS CON MEMORIA El proyecto pretende rescatar la historia que está presente en la memoria colectiva, a través de múltiples posibilidades de creación en torno al teatro comunitario. Esta acción favorece el reencuentro de los jóvenes con la escuela y constituye una oportunidad para construir lazos más fuertes con la generación que los precedió y con los niños de su entorno, ya que la puesta en marcha de un proyecto de estas características necesita de la participación de toda la comunidad, para encarnar los distintos personajes a crear. Se espera que esta propuesta enriquezca la experiencia de organización comunitaria, formando redes con diferentes actores sociales y con grupos de vecinos que conciben a la producción cultural o de hechos artísticos como un ámbito de participación ciudadana y de transformación social.
MURALES QUE HABLAN Debido al impacto que tuvieron los talleres de murales durante los itinerarios del proyecto “Subite al colectivo” y, por otro lado, gracias al excelente nivel que alcanzaron las producciones de los jóvenes, resulta de interés la creación de una serie de producciones de murales hechos por jóvenes. Esta acción promueve no sólo nuevos aprendizajes artísticos específicos, si-
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Las nuevas tecnologías se han convertido en una herramienta cotidiana para el trabajo docente. En este sentido, se está elaborando un espacio virtual de capacitación y comunicación, destinado a todos los actores involucrados en los proyectos CAJ. Este espacio propiciará la actualización pedagógica en temas referidos a: el trabajo con jóvenes, el sentido de la escuela media en la actualidad, la complejidad respecto de pensar la educación y la sociedad en un mundo globalizado, las perspectivas en torno a la construcción social del concepto de “juventud”, y el desarrollo de actividades sobre la concepción del “tiempo libre educativo”. Todas problemáticas destinadas a la recreación y el desarrollo personal, social y cultural de los y las jóvenes, y a la formación de ciudadanía.
CAJ EN CÁRCELES Las acciones de los CAJ en contextos de privación de la libertad evidencian el carácter inclusivo e integral de la propuesta. Los jóvenes en conflicto con la ley son ante todo personas, varones y mujeres, que poseen el derecho constitucional de acceder a la educación. En este marco, y en articulación con el “Programa Nacional de Educación en Establecimientos Penitenciarios” también dependiente de la Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente, los
En esta sección, se explicita y se describe un conjunto de concepciones, que han sido identificadas y se subrayan como importantes en tanto han resultado eficaces para producir la inclusión educativa de los y las jóvenes.
CAJ se implementan en establecimientos que albergan a personas menores de 18 años de edad y en pabellones juveniles de diferentes cárceles del país. Los objetivos propuestos por el proyecto se hacen extensivos a todas las modalidades educativas desarrolladas en contextos de privación de libertad y para todos los y las jóvenes “judicializados” (con causa penal o asistencial). Una vez más, el propósito del Proyecto CAJ es crear nuevos espacios y recorridos pedagógicos alternativos, que permitan instalar nuevas lógicas, más democráticas, justas y equitativas en instituciones cerradas e instalar espacios puente entre el afuera y el adentro, entre el pasado y otro futuro posible, para muchos jóvenes actualmente excluidos.
6. Las concepciones presentes en las prácticas El proceso de sistematización de los CAJ permitió identificar un conjunto de concepciones presentes en las prácticas desarrolladas en este proyecto, que no siempre se manifiestan de manera explícita. Esas concepciones subyacen a las estrategias generales y al desarrollo de las acciones específicas. Si bien todas las acciones son atravesadas por alguna o algunas de estas concepciones sobre el trabajo educativo con jóvenes, a veces se ponen en práctica en una línea de acción concreta (un taller, una actividad) y, en otras ocasiones, son criterios de trabajo presentes en la conciencia de los actores y que, por lo tanto, están operando directamente sobre las prácticas, desde las más institucionalizadas o sistemáticas hasta en los encuentros cara a cara con algún joven en una calle del barrio.
LA IMPORTANCIA DEL “ESPACIO DE TRANSICIÓN” ENTRE LA NO-ESCOLARIZACIÓN Y LA ESCOLARIZACIÓN “Son muchos los CAJ que toman la lista de los alumnos que dejaron de asistir a la escuela y van personalmente a sus casas a buscarlos, hablan a los padres, hablan a los chicos, les proponen actividades, los insertan a través de los CAJ y, de a poco, los van incluyendo en la escuela. Hay muchos chicos que el año pasado dejaron de estudiar y este año volvieron a la escuela gracias al CAJ.” (Coordinador general). El espacio del CAJ constituye para las escuelas una estrategia clave de inclusión escolar. Si bien los CAJ no surgen con un objetivo explícito de inclusión, en la práctica, se convierten en espacios de transición para muchos jóvenes que, habiendo abandonado la escuela, de todos modos se sienten convocados para participar de la oferta educativa de los CAJ y, poco a poco, comienzan a vislumbrar la posibilidad de regresar a sus estudios. La información relevada por los coordinadores acerca de aquellos alumnos de nivel primario que concurren habitualmente a las actividades de los CAJ da cuenta de cómo, más adelante, son estos jóvenes quienes eligen la misma escuela donde funciona el CAJ para cursar sus estudios secundarios. También
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hay jóvenes que asisten al CAJ pero no asisten a la escuela y, en estos casos, los CAJ funcionan alimentando un nexo con el estudiante excluido, lo que facilita que la escuela pueda mantener cierto vínculo con la posibilidad futura de incluirlo. En palabras del coordinador regional: “El hecho de que por lo menos no se vayan da la posibilidad o la expectativa de que en algún momento se los pueda reincluir”. La idea es incluir a los jóvenes no escolarizados en actividades no formales para después incentivarlos con la propuesta de educación formal de la escuela donde funciona el CAJ. Muchos jóvenes, que se acercaron a los talleres del CAJ y que no estaban yendo a la escuela, luego se inscribieron. En estos casos, el CAJ les brindó un espacio donde reconocerse como parte importante de la comunidad y, por otra parte, les demostró que se puede aprender en un espacio lúdico (incluso “pasándola bien”), junto al grupo de pares y contando con la orientación pedagógica necesaria.
EL VALOR DE UN ESPACIO EDUCATIVO DIFERENTE “Los CAJ tienen que convocar a los jóvenes que están fuera del sistema. Pero no siempre el objetivo final es que todos los jóvenes vuelvan a inscribirse en la escuela. Esto depende: no siempre un joven puede volver a una escuela que lo excluyó. Reinstitucionalizar puede no ser reescolarizar.” (Integrante del Equipo Técnico Nacional). Los CAJ ofrecen a los y las jóvenes un espacio de institucionalización y de participación. Ya se ha subrayado varias veces que uno de los objetivos de los CAJ implica que los jóvenes que abandonaron la escuela en algún momento puedan retomar sus estudios. Sin embargo, esto no siempre es posible, SES - UNICEF 16
debido a la historia educativa y vital particular de muchos jóvenes. Por eso, los CAJ están pensados no sólo como un espacio de transición hacia la escolarización, sino como espacios de institucionalización en sí mismos. En este sentido, se desarrollan procesos de aprendizaje que no siempre se adecuan a los trayectos definidos curricularmente. Los CAJ ofrecen la posibilidad de transformar el espacio escolar en un espacio de referencia para los jóvenes, con carácter educativo (ya que son parte del sistema), pero con una lógica y una dinámica de actividades que son propias del trabajo que se realiza más allá de la educación formal.
LA FLEXIBILIDAD NORMATIVA Y CURRICULAR “La mejor estrategia de reinclusión es demostrar que otra escuela es posible.” (Coordinador regional). Desde la perspectiva de los CAJ, se trata de construir un nuevo sentido y un nuevo espacio para las prácticas escolares destinadas a quienes ya no encuentran en la escuela tradicional una experiencia significativa. Desde esta concepción, la experiencia de inclusión le exige a la escuela la modificación de algunas de sus normas (adaptación del currículum, consideración de las inasistencias, entre otras), de modo tal que éstas tengan en cuenta la realidad subjetiva, social y educativa de los y las jóvenes en situación de exclusión no sólo escolar sino también social. Los CAJ son espacios de protagonismo juvenil sustentados en la visión del adolescente y el joven como sujetos de derechos. Esta idea inaugura una nueva concepción sobre las normas escolares y los códigos culturales que debe adecuarse a las nuevas realidades sociales. En este contexto, es precisa la consideración de nuevas estrategias didácticas y
“Los CAJ son espacios de protagonismo juvenil sustentados en la visión del adolescente y el joven como sujetos de derechos.”
pedagógicas que logren incentivar la apropiación de contenidos en función de la construcción de un proyecto de vida posible. Cambios curriculares y de gestión escolar son temas para un debate entre los actores involucrados, lo que permitirá repensar las instituciones a la luz de la problemática del abandono escolar. Esta reflexión es tan urgente como necesaria; los CAJ han aprendido que: “es difícil para las personas que tienen que pensar en trabajar o en la familia o que fueron expulsadas del sistema educativo en otra escuela entrar nuevamente al mismo sistema que los excluyó. Entonces, habría que encontrar una manera de cambiar eso” (Coordinador regional).
EL ADULTO RESPONSABLE: UNA CLAVE DEL PROYECTO “Para mí el CAJ fue como un centro de contención para cuando tuve problemas en casa y tuve que abandonar la escuela. En ese momento, la coordinadora (…) nos incentivó para que sigamos en la escuela y eso es lo mejor que me pudo pasar…” (Joven de 16 años). El rol de los adultos que trabajan en los CAJ (sobre todo el de docentes y coordinadores) resulta clave en el proceso de acompañamiento de los y las jóvenes y también en el apoyo brindado al grupo familiar, para establecer un vínculo cercano y de confianza con ellos y con sus familias.4 Códigos lingüísticos y culturales accesibles, un trato directo y significativo con los padres u otros familiares cercanos intentan revertir situaciones personales que dificultan la continuidad de algunos alumnos dentro del sistema. Según las palabras de un directivo: “Para quien no participa de la situación
4 LAS NUEVAS CONFIGURACIONES FAMILIARES IMPLICAN QUE SE DEBE PENSAR AL “GRUPO FAMILIAR” EN UN SENTIDO EXTENDIDO Y YA NO COMO “FAMILIA NUCLEAR”.
podrían resultar prácticas autoritarias, sin embargo, ponen en acto un ejercicio de autoridad. A veces hace falta este tipo de límites puestos con amor. Es nuestra función de adultos responsables”. Por otra parte, el fortalecimiento de los lazos sociales, propiciado desde los CAJ a través del coordinador y el Equipo de gestión, intenta brindar la ayuda, la contención y el apoyo necesarios.
LA GRUPALIDAD SIN ESTRUCTURA FIJA “Yo empecé a venir a los talleres de artesanías y de danza. Había dejado hacía un año de estudiar porque me costaba, no entendía lo que el profesor explicaba y entonces dije: ´¿para qué?´. Un día vinieron a visitarme del CAJ invitándome a participar y ahí empecé a venir a la escuela. Me gustó volver a estar con algunos de mis compañeros y de a poco me fui metiendo en el clima de los que estudian y me dieron ganas de empezar otra vez.” (Joven participante del CAJ, 16 años). La primera aproximación de los jóvenes a los CAJ se da preferentemente a través de alguna de las actividades propuestas por el coordinador y a partir del vínculo que se propicia. Posteriormente, de un modo gradual y teniendo en cuenta la demanda de los jóvenes, el CAJ ofrecerá el apoyo necesario para que los jóvenes recuperen, entre otras cosas, nuevos modos de encuentro con sus pares y la posibilidad de retomar sus estudios. Sin embargo, estos objetivos no deben perder de vista la situación de aquellos otros jóvenes que, aun asistiendo regularmente a la escuela, se encuentran en situación de riesgo. Las actividades que proponen los CAJ se ordenan en torno a la concepción del “tiempo libre educativo” y están destinadas a la recreación y el desarrollo personal, social y cultural de los jóvenes, priorizando la conformación de grupos, el aprendizaje y la producción colectiva. Los CAJ no cuentan con una estructura fija (por áreas, edades u otros criterios) y tampoco con grupos predefinidos o permanentes. Los agrupamientos derivan de las características de cada propuesta y éstas, a la vez, apelan al interés y la libre elección de los y las jóvenes. SES - UNICEF 17
EL PROBLEMA DE LA DESERCIÓN “El tema pasa por cambiar la mentalidad y buscar estrategias para que la escuela sea realmente inclusiva y no una escuela expulsiva.” (Coordinador regional). El problema de la deserción escolar es una de las lamentables consecuencias de las políticas sociales y económicas implementadas durante las últimas décadas y, especialmente, durante la década del noventa. El desmantelamiento de algunas instancias del Estado y la pauperización consecuente de amplios sectores de la sociedad obliga a pensar alternativas comunitarias que puedan revertir la situación de exclusión educativa. Entre las múltiples variables que es necesario tener en cuenta a la hora de redefinir políticas inclusivas, el tema de la sensibilización y el tema de la concientización de la sociedad en general y de los actores comprometidos con el sistema educativo, en particular, se convierten en tópicos fundamentales. Desde los CAJ, se investigan e implementan diferentes estrategias para generar esta toma de conciencia. Una mirada vinculada con el Proyecto CAJ, sostiene que: “... la escuela se tiene que hacer cargo de la deserción, tiene que pensar qué está pasando, por qué hay chicos que se van, más allá de lo estructural, de lo económico, de lo social. ... Porque hay índices y hay estudios que muestran que en contextos desfavorables hay chicos que se van de la escuela pero que no son tantos como en otros contextos, y hay chicos que tienen muy buenas notas en contextos desfavorables. En estos contextos se puede hacer una educación para todos” (Coordinador regional). “Me acuerdo de pasar por las aulas y decir: ´Venimos a hablar de la deserción, a hablar de los chi-
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cos que se van de la escuela’… y nadie escuchaba, estaban en otra; y decirles: ´¿Nos fijamos cuántos compañeros están faltando?´ Y empiezan a contar y faltan cinco. ´Bueno, de los cinco ¿cuántos no vienen desde hace más de una semana?´ Dos. ´¿Y de los otros tres? ¿Cuántos no vienen desde hace más de un mes y por qué?´ Y ahí ellos empiezan a pensar… Se trata entonces de sensibilizar de algún modo” (Coordinador Regional). Los jóvenes perciben que a fin de año llegan muchos menos de los que empiezan y que los compañeros que se van difícilmente vuelvan. Sin embargo, el riesgo de esta percepción radica en el peligro de que se naturalice y que, entonces, se vea la deserción como un dato más de la realidad, que no acepta mayores cuestionamientos. Desde los CAJ, se identifica el tema de la deserción como un problema a resolver por todos, sin perder de vista la responsabilidad que les compete a las políticas públicas.
EL VALOR ESTRATÉGICO DE LA ARTICULACIÓN DE LA ESCUELA CON LAS ORGANIZACIONES SOCIALES La articulación de las escuelas con otros actores de la comunidad se realiza, generalmente, a través de actividades que forman parte del proyecto institucional o en forma directa a través de cada CAJ. De este modo, se asume que la escuela es un actor más en y de la comunidad en la que está inserta. La articulación de los CAJ con organizaciones sociales (universidades, Institutos de formación, Escuelas artísticas, Grupos de teatro, fundaciones, ONGs, clubes, entre otras) facilita la expansión de otros consumos y otro tipo de compromiso de los jóvenes con los
actores comunitarios. En estas redes se ejercitan los derechos ciudadanos, la participación y el compromiso compartido hacia proyectos e ideales.
LA IMPORTANCIA DE LA ARTICULACIÓN ENTRE LOS CAJ EN CADA PROVINCIA Otro de los objetivos buscados es el intercambio de experiencias entre CAJ de diferentes zonas de una misma provincia. Más allá de cierta orientación nacional –por tratarse de una estrategia educativa de todo el país– no se descuida la vinculación de las actividades de los CAJ con aspiraciones, necesidades e intereses de las realidades locales y comunitarias de cada jurisdicción. Por esta razón, cada CAJ tiene o puede tener características particulares y desarrollar proyectos específicos. El encuentro de participantes de diferentes regiones permite la difusión de prácticas que han sido exitosas en algún contexto y que pueden ser tomadas como modelos por otros CAJ. Por otra parte, y desde la perspectiva de los y las jóvenes, el encuentro con pares potencia el sentido de pertenencia a un grupo colectivo y, al mismo tiempo, hacia la escuela y la comunidad.
LA DIRECCIONALIDAD OTORGADA DESDE EL NIVEL CENTRAL Para enfrentar los problemas generales y particulares que afectan tanto a la educación media de la Argentina como a la población estudiantil que atiende, la Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente continúa trabajando –como ya se expresó– en la creación y consolidación de los Centros de Actividades Juveniles en todas las jurisdicciones del país.
Esta tarea supone retomar y profundizar “las buenas experiencias” y los resultados valiosos alcanzados hasta el momento y, al mismo tiempo, instalar nuevos debates, propuestas y modalidades de trabajo. Las concepciones acerca de los adolescentes, sus posibilidades y "sus riesgos"; el lugar de los adultos en este tipo de actividades; los significados otorgados a la participación de los y las jóvenes; las formas que esta participación asume cuando es genuina; la articulación necesaria –pero no siempre sencilla– entre espacios más flexibles y optativos y la escuela "formal" (la obligatoria, la de todos los días) son algunos de los temas que constituyen verdaderos desafíos para el trabajo con adolescentes y jóvenes en los espacios educativos. Todas estas temáticas requieren elaboración, discusión, sinceramientos, análisis de las experiencias, confrontación entre los discursos y las representaciones acerca de los jóvenes y las realidades que muchas veces los desmienten. Y, por supuesto, requieren estrategias de trabajo que permitan avanzar en su resolución. Inmersos en este contexto, es necesario discutir ideas generalizadas e incluso ciertas categorías conceptuales acerca de que los jóvenes son “peligrosos” o que están “en situación de riesgo”, para proponernos dejar de vulnerarlos y pasar a considerarlos fundamentalmente personas vulnerables. Estos y otros tantos asuntos forman parte de la renovada agenda de los CAJ, de los directivos escolares, de los coordinadores de Centros y de los equipos provinciales y nacionales a cargo de la tarea. Esta reflexión implica que resulta tan importante multiplicar los CAJ como avanzar en la construcción de enfoques y de prácticas que permitan trabajar junto con los jóvenes desde la responsabilidad social de los adultos y desde la confianza puesta en ellos, de tal modo que estos espacios (que en sí mismos son convocantes y valiosos) sean cada vez más SES - UNICEF 19
apreciados por los y las adolescentes por el hecho de que enriquecen su formación, su capacidad para decidir y discernir sus proyectos individuales y colectivos, así como facilitan la renovación de los vínculos intergeneracionales. Aun cuando no puede esperarse que la sola existencia de los CAJ produzca los cambios necesarios “de lunes a viernes en las aulas”, es indudable que este nuevo espacio institucional contribuye a instalar temas y climas favorables a las transformaciones que la sociedad y los y las jóvenes demandan hacia la escuela secundaria actual. Para llevar adelante esta tarea, las provincias cuentan con la asistencia técnica que la Unidad Técnica Nacional brinda a los responsables de los CAJ de cada jurisdicción. Esta Unidad es la encargada de dar direccionalidad general al proyecto. Luego, el trabajo se centra en la función y la tarea que desarrollan las UTP (Unidades Técnicas Provinciales)5 en relación con la puesta en marcha y el seguimiento del proyecto en cada provincia. Esta tarea busca asegurar el sentido, los propósitos y las formas de trabajo que se promueven para los CAJ. Como parte de la articulación del Proyecto, también se desarrollan procesos de capacitación destinados a directivos y coordinadores de CAJ, que se centran en una amplia reflexión sobre: el sentido que adquiere este nuevo espacio escolar tanto para los jóvenes como para la propia institución; las ideas y representaciones acerca de la condición juvenil, sus necesidades, sus intereses, sus posibilidades; y el rol de los adultos como responsables de un proceso formativo en un ámbito optativo y no formal. Durante esta instancia se discuten, se analizan y se reelaboran los proyectos de los Centros y todas las cuestiones relevantes que surjan de la implementación en cada realidad provincial y en cada localidad.
7. La inclusión educativa: logros y desafíos de los CAJ LOGROS Los CAJ están siendo incorporados en la comunidad educativa y como parte de la comunidad en general, constituyéndose en espacios alternativos dentro de la misma escuela, articulando necesidades y demandas de los jóvenes y, por extensión y compromiso, también de los adultos involucrados. Al considerar a los estudiantes y profesores como sujetos sociales, sujetos de derechos, agentes comunitarios y ciudadanos y ciudadanas, las acciones llevadas adelante por los CAJ favorecen la promoción de un compromiso social desde y con la escuela que redunda en beneficio de la comunidad educativa. En su corta historia, los CAJ han logrado incluirse dentro del PEI (Proyecto Educativo Institucional) garantizando así su proceso de institucionalización. Por otra parte, la apertura de la escuela en horarios extracurriculares permite la recuperación de un espacio público, algo que se ha reducido seriamente en las últimas décadas. Esta escuela extraescolar, por lo tanto, se convierte en un lugar de encuentro y de producción simbólica, donde los jóvenes encuentran un ámbito de inclusión y de pertenencia, donde ponen en juego otras representaciones y nuevas identificaciones. Para muchos de ellos la escuela es la única institución integradora y se convierte, entonces, en una frontera frente a la marginación y la exclusión social. La escuela, al nombrarlos y darles lugar e identidad, produce además un efecto simbólico, al hacerlo se constituye también en un la-
5 LAS UTP SON SELECCIONADAS POR LA UNIDAD TÉCNICA NACIONAL (UTN) JUNTO CON LAS AUTORIDADES POLÍTICAS PROVINCIALES.
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“Este nuevo espacio institucional contribuye a instalar temas y climas favorables a las transformaciones que la sociedad y los jóvenes demandan hacia la escuela secundaria actual.” zo social, entre pares y entre jóvenes y adultos. Además, es importante considerar que la implementación de los CAJ es, en muchos casos, un poderoso analizador de la escuela en la que participa, ya que tiene la posibilidad de hacer visible y enunciar algunas fracturas institucionales que de otra manera no hubiesen sido consideradas. Otro de sus logros consiste en reabrir el debate en torno a aquellas prácticas que –por repetidas– se han vuelto “naturales”, y muchas veces ligadas a cierto autoritarismo dentro la institución. Estas prácticas han tenido sus efectos en otras épocas, pero hoy no consiguen dar respuesta a las nuevas configuraciones sociales con las que la escuela se vincula de manera cotidiana. A partir de dar lugar a la palabra y hacerla circular por el espacio escolar de un modo más participativo, que facilita ciertos acuerdos o argumenta los desacuerdos, se han producido movimientos subjetivos y grupales de relevancia en la mayoría de los actores. La incorporación de prácticas no formales a lo que habitualmente conocemos como prácticas formales de enseñanza permite promover un nexo entre la escuela y “sus alumnos excluidos”, para brindarles nuevas oportunidades, tiempos y espacios para la reinserción. A través de la participación democrática y la coordinación adulta y responsable de las actividades elegidas, los jóvenes de los CAJ se constituyen en sujetos sociales que ejercen sus derechos y que verbalizan sus demandas, incidiendo en la dinámica institucional. En la medida en que el espacio escolar se torna lugar de pertenencia, los y las jóvenes asumen responsabilidades y compromisos que los llevan a involucrarse de un modo activo en las diferentes propuestas. Esta nueva disposición hacia la actividad
comunitaria potencia la disposición para nuevos aprendizajes, tanto en la escuela como en la vida. En un contexto en el cual la pregunta acerca de quién está socializando a los jóvenes ronda las preocupaciones de gran parte de la población adulta, los CAJ constituyen una alternativa socializadora inserta en un escenario sumamente complejo.
DESAFÍOS En muchos de los Centros de Actividades Juveniles, las experiencias de inclusión no fueron inicialmente planteadas como un objetivo explícito del grupo sino que han surgido como un efecto a partir de las acciones y actividades desarrolladas. Así se ha observado que el éxito de la inclusión depende, en la mayoría de los casos, de la capacidad personal de directivos, docentes y preceptores, quienes asumen el desafío cotidiano de acompañar y apoyar a los y las jóvenes. Los proyectos de inserción escolar corren el riesgo de terminar repitiendo la situación de expulsión inicial, debido a que reproducen las condiciones institucionales que produjeron el abandono. En este contexto, el desafío de los CAJ es superar las condiciones escolares tradicionales brindando, desde el interior de la escuela, un espacio alternativo. Algo similar sucede si los condicionantes sociofamiliares también permanecen invariables. Y éste es uno de los interrogantes centrales a los que los CAJ inten-
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tan responder mediante su práctica cotidiana. Por otra parte, y debido a las dificultades de determinados contextos económicos y sociales, los CAJ corren el riesgo, en muchas ocasiones, de convertirse en espacios de resolución de problemáticas “calientes”, que la institución por sí sola no puede abordar. En estas coyunturas, los CAJ deben reflexionar y accionar para que sus propuestas no se reduzcan a “un espacio de contención y derivación de alumnos problemáticos” dentro de la escuela. Si bien los beneficios para la institución parecieran definirse a medida que el tiempo avanza y los proyectos se estructuran, la construcción de un espacio institucional propio de los y las jóvenes ha encontrado im-
“Los jóvenes han pasado a ‘tener una voz’, una identidad y un proyecto”.
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portantes resistencias en el interior de las escuelas. La resistencia de algunos docentes pareciera deberse al cambio de actitud de los jóvenes quienes han pasado a “tener una voz”, una identidad y un proyecto. En este sentido, podría decirse que el acompañamiento y el compromiso docente respecto del Proyecto pareciera producirse a un ritmo más lento que el que los y las adolescentes experimentan e impulsan. Finalmente, uno de los mayores desafíos lo constituye la incorporación y adaptación de la propuesta de los CAJ con el funcionamiento tradicional de la escuela. La amplitud de propuestas, de formatos, de horarios y de perfiles de coordinadores y talleristas muchas veces resulta, para los actores institucionales, un desafío a la invención y a la creación, con el fin de lograr propuestas valiosas y convocantes para los jóvenes y, al mismo tiempo, de alta calidad educativa. Por último, cabe subrayar que, a partir de las evaluaciones realizadas, se observa una tendencia de los CAJ a proyectarse y relacionarse tanto con la escuela como con otras organizaciones de la comunidad.
8. Conclusiones Los CAJ han inaugurado nuevas lógicas de trabajo en las escuelas que es importante analizar y debatir. A partir de la inserción progresiva y sostenida de los CAJ, en muchas jurisdicciones se ha movilizado un proceso de participación de los y las jóvenes en la vida institucional de la escuela y también en otros espacios de la comunidad. Al mismo tiempo que inciden sobre la realidad de los jóvenes, los CAJ han logrado interpelar –en muchos
casos– a la propia escuela respecto de sus modos de trabajo y su desempeño en relación con la comunidad de pertenencia. En otros casos, esta interpelación y un necesario cuestionamiento aún permanecen como un desafío más que como una realidad. Si bien los CAJ han surgido como un espacio de esparcimiento y de oferta cultural, en todo aquello relacionado con el tiempo libre de los y las adolescentes, mediante actividades artísticas, recreativas, etc., los resultados obtenidos corroboran que este espacio fue permitiendo a los jóvenes construir otros roles y su propia identidad dentro de cada escuela y en la comunidad. De la actividad recreativa, los y las jóvenes pasaron a gestionar proyectos, a concretar propuestas culturales valiosas, a organizar eventos. Es decir que, a partir de una actividad predeterminada, han logrado concretar un pasaje que les permite la construcción de nuevos aprendizajes, entre los que se encuentran, incluso, los aprendizajes curriculares. En este proceso de participación de los jóvenes, los adultos han jugado un papel fundamental. Como adultos responsables y solidarios, docentes, preceptores, directivos y numerosos hombres y mujeres de la comunidad han “dado lugar” a la participación de los jóvenes, han confiado y confían en ellos, acompañando su formación, brindándoles apoyo, marcando los límites y señalando cuáles son las adecuaciones apropiadas para propiciar y sostener vínculos colaborativos entre las personas y las instituciones. El trabajo de los CAJ demuestra que la complejidad y profundidad de la problemática de la exclusión educativa puede ser abordada a partir de estrategias adecuadas a la realidad de los jóvenes de los sectores populares. La mejora en los procesos de aprendizaje mediante la implementación de ac-
tividades significativas que habitualmente no están contempladas en el currículum escolar es una de estas estrategias. Los CAJ, a la vez que operan como espacio de inclusión educativa de los y las jóvenes, alientan su participación protagónica, promoviendo el compromiso con los procesos de organización y toma de decisiones. Los adultos, junto con los jóvenes, promueven y habilitan procesos capaces de incidir y producir transformaciones sobre la realidad. Como se trata de una propuesta innovadora que actualmente es aceptada y valorada, el Proyecto CAJ tiene incidencia sobre el nivel institucional y, en este sentido, en algunas escuelas ya se ha instalado el debate sobre la necesidad de producir cambios que favorezcan la mejora de la calidad educativa, la retención y la inclusión escolar en el nivel medio, sin perder de vista el derecho de los y las jóvenes a crear, divertirse, jugar, recrearse y proyectarse hacia un futuro más digno, donde puedan crecer como personas, trabajar, estudiar y convertirse en ciudadanos y ciudadanos.
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