Fütake che ñi Nütram

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F Ü TA K E C H E Ñ I N Ü T R A M

Conversación de la gente antigua


Sistematizadora María Ignacia Coll Facilitador Intercultural Gonzalo Guajardo Huichalaf Narraciones Emiliana Pereira y María Ignacia Coll Ilustraciones, diseño y diagramación Catalina Villa Temuco, Junio 2014 Proyecto aprobado por el Consejo Regional (CORE) y financiado por el Gobierno regional de la Araucanía.


Vuelven en primavera donde el campo generoso honra con los รกrboles el paso inmortal de mis abuelos Graciela Huinao


P R E S E N TA C I Ó N

La Fundación Hogar de Cristo, presente hace más de 30 años en la región de la Araucanía, desarrolla acciones que permiten continuar realizando la misión que le convoca “Acoger con amor y dignidad a los más pobres entre los pobres, para ampliar sus oportunidades a una vida mejor. Convoca con entusiasmo y vincula a la comunidad en su responsabilidad con los excluidos de la sociedad”, y así continuar trabajando en el mandato que San Alberto Hurtado, nuestro fundador, nos dejó. Desde esta declaración es que nos preocupa el buscar la pertinencia de los programas sociales que se ejecutan; de acuerdo al contexto local, su cultura e historia, el reconocimiento de las costumbres y la realidad familiar, para así abordar con respeto las oportunidades de intervención que hacemos con nuestros acogidos. 6


Desde ahí nace la necesidad de contribuir al rescate del Patrimonio Cultural y difusión de la cultura Mapuche, desde el conocimiento de nuestros Adultos Mayores de las comunas de Temuco y Lonquimay, formándose en transmisores de su cultura para otras personas y la comunidad donde participan. Para este fin, los fondos otorgados por el gobierno Regional, a través del FNDR 2% de Cultura, fueron fundamentales. Con este proyecto, esperamos dar inicio a un trabajo que nos lleve a seguir relevando la cultura y conocimiento Mapuche en el trabajo que realizamos en nuestros Centro de Encuentro de Adultos Mayores. Podemos decir entonces que los CEAM de Lonquimay y Amanecer en Temuco, se van impregnado del sabor de la cultura local con reconocimiento y orgullo.

Fundación Hogar de Cristo Sede Araucanía

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INTRODUCCIÓN

Todos tenemos cosas que contar. Todos queremos conversar sobre nuestras experiencias y que los demás nos escuchen. Sin embargo, en una sociedad tan acelerada como la nuestra, es difícil detenerse a compartir anécdotas o simplemente a recordar juntos. Los adultos mayores tienen mucho que contarnos y es en ellos donde se conserva una cantidad infinita de historias y consejos. “Fütake che ñi nütram; conversación de la gente antigua” nos invita a resaltar la sabiduría que atesoran antiguas generaciones y a rescatar los valores que ellos nos transmiten. Nos invita también a visibilizar al adulto mayor y a posicionarlo en un lugar fundamental para nuestra cultura, ya que ellos mediante relatos nos transmiten valores y principios que nos remontan al pasado. 8


Este libro es parte de una recopilación de lo que fueron los talleres realizados en la Araucanía, sobre el rescate de la cultura mapuche en la región. En este rescate fue fundamental la participación de los adultos mayores del CEAM, quienes con mucho respeto trabajaron durante meses en la creación de vasijas con greda, en la elaboración de telares y en la organización de la celebración del We Tripantu para el cierre del taller. Además de ser un registro, este libro tiene como fin conservar lo aprendido por todos los que participamos. Para esto se narran diferentes historias y epews (cuentos) que rescatan la cultura mapuche y nos acercan a sus costumbres y tradiciones. Estas historias nacen a partir de las enseñanzas y valores que nos dejó el taller. Lo narrado tiene como objetivo perpetuar la enriquecedora experiencia de este tiempo trabajando juntos, demostrándonos que el principal sustento cultural son nuestros Fütakeche.

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L A VA S I J A C O N T I E N E E L A L I E N T O

La alfarerĂ­a en la cultura mapuche

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La primera escuela de mi raza es el fog贸n en medio de la ruka donde arde la historia de mi pueblo Graciela Huinao

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ESPÍRITU PROTECTOR DE LA LUZ

(Epew)

La abuela Collalla conocía viejas historias, había visto inundaciones, derrumbes de montañas y erupciones de volcanes. Por eso mismo nunca sentía miedo y podía guiar a aquellas mujeres y niños por el cerro pedregoso a pesar de la oscuridad absoluta de aquella noche. “Entremos a esta gruta y quedémonos aquí hasta que estemos más tranquilos” — dijo la anciana. Todas las mujeres le hicieron caso y junto a sus hijos intentaron dormir para que el día siguiente llegara rápido y estuvieran pronto de vuelta en sus rukas. Sin embargo, mientras dormían, un gran ruido subterráneo las hizo despertar. Entre llantos y gritos comenzaron a invocar a distintos espíritus protectores para que calmaran la tierra. Nada pasaba, todo seguía igual. La tierra se movía incesablemente y los niños atemorizados continuaban llorando. 14


“¡Piedras de fuego!” — gritó uno de ellos. Todos sacaron sus cabezas de la gruta para observar lo que sucedía y vieron caer del cielo pequeñas rocas que al chocar con otras echaban chispas de un color rojizo. La abuela Collalla los tranquilizó diciéndoles que era un regalo que enviaban los antepasados. En un instante, mientras el terremoto cesaba, estas piedras encendieron un gran árbol seco que se encontraba cerca de ellos. Todos se calmaron al ver la luz que esto producía y comprendieron que era el fuego quien iluminaba la noche. “Una estrella protectora mandó a Kitxal para que no tengamos miedo” — dijo la abuela.

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Una pequeña ruka1, cálida, alejada del ruido de la ciudad y ubicada entre árboles. Dentro de ella una mujer y la naturaleza. Una mujer, sus manos y el calor de un fogón. De fondo el silencio. En el espacio predomina un color café absoluto y la soledad de aquella anciana que plasma en el ketxu metawe2 la ofrenda para su sobrina que está próxima a contraer matrimonio en el nguillatún3. Sus manos húmedas, protagonistas de esta labor, se conectan respetuosamente con el barro para narrar la historia de un pueblo y sus tradiciones. “Esto es la tierra ancestral” —dice, esta es la tradición que se mantiene a pesar del transcurso del tiempo.

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“Ahora es tiempo de trabajar”—piensa la anciana. El invierno, los momentos de reflexión y los sueños en los cuales vio a su sobrina feliz con aquel hombre que será su esposo, han terminado para dar comienzo a la elaboración de vasijas, platos y jarros. Ahora en primavera, esas imágenes se convertirán en buenos deseos y en el profundo amor que les tiene esta vieja a aquellos enamorados. Esta mujer mapuche mantiene viva la tradición de sus antepasados, sin importar el esfuerzo y cansancio que esto signifique. Ella mantiene la tradición ya que entiende el valor del trabajo, la originalidad y la belleza de una pieza única. Hace ya más de quince siglos que la alfarería mapuche cumple un rol esencial en la creación de utensilios para la vida doméstica de la comunidad. Y hace ya más de un mes que esta anciana comenzó a trabajar la tierra con imperiosa dedicación. Es en la base de un remanso donde la anciana comienza a hacer las rogativas en silencio para que el Ngen rag4 la autorice a extraerla. Desde este momento y hasta finalizar la tarea, predomina una actitud de recogimiento y respeto. Son horas de meditación, oraciones y cantos para Ñuke Mapu5, quien siempre está presente en todas partes, con todos, con ella. 18


Luego de recoger el sedimento necesario para posteriormente secarlo bajo el gigantesco sol por un par de días, ella, mirando el cielo con sus ojos brillantes, da las gracias en voz alta y deja un txafkin6 como ofrenda. Esta greda completamente seca, áspera y con impurezas, será molida con piedras, limpiada con el agua cristalina del lago y mezclada con arena fina, para así empezar con una de las etapas más importantes: la elaboración de la cerámica. La ñaña7 vuelve a la ruka, y es aquí donde su cuerpo, principalmente sus manos, se pierden en la greda que comienza a envolverla. La imagen empieza a evaporarse y a teñir toda la atmósfera de un color café húmedo. Sus manos junto a la greda se achican y se agrandan, se expanden y se contraen, ambas se convierten en una. Ambas son el yewun8 para la novia. Todo saldrá bien y ella lo sabe. Tras una larga conversación con kitxal9 se siente tranquila y con la seguridad de que él no quebrará el ketxu metawe. El fuego y un gran soplo de su pequeña y arrugada boca en el jarro ya cocido, dan por terminado el ritual. La anciana toma con delicadeza el cántaro y sopla con toda su fuerza, echando dentro de él su ser único y trascendental que permanecerá infinito en las próximas generaciones. 19


UNA HEBRA SE ASOMA

El telar en la cultura mapuche


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Hebra… mi cordón umbilical hacia el espíritu de mis padres hebra… como ave errante en busca del amor perdido Erwin Quintupil

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LALEN KUZE

(Epew)

Se hacía tarde y estaba muy frío, un día hace mucho tiempo, una niña sumida en el borde de un río lavaba un puñado de semillas, el sol ya se escondía dando paso a las sombras más oscuras. Un hombre a caballo se asomó, la tomó de la mano y sin tanta violencia se la robó, la cazó. Prontamente el hombre la hizo suya, se la apoderó, luego de esto cerca de su oído le dijo con una voz muy baja, muy suave “me voy lejos por un tiempo, cuando vuelva aquí tienes que tener toda esta lana hecha hilado”. Era un alto de lana muy grande y la niña se quedó llorando porque no sabía hilar. Sentada al lado del fogón, una llama grande de fuego, choñowe kuze, le dijo “no te aflijas niña, a nada temas, mi amiga Lalen Kuze te podrá ayudar”. De lo alto bajó una araña grande, negra y hermosa, se posó en su hombro “mírame a mí chiquilla, mirándome aprenderás a hilar” Pasaron los días que cada vez se volvieron más cálidos, la niña cada vez hilaba mejor las lanas y entre las dos terminaron prontamente el trabajo. Cuando volvió el hombre, las lanas estaban ya hiladas. 25



En una casa con poca luz hay una mujer rodeada de lana, es vieja y sus manos se enmarañan en la urdimbre mientras le canta a chaw ngnechen10 pidiendo que todo resulte bien. Hace un poco de frío y sin embargo ella sumida en su trabajo se entrega por completo a las diversas maniobras que requiere la confección del witxal11, teniendo un nexo instantáneo con sus antepasados, mujeres del período precolombino entregadas a un telar primitivo, hecho de unos cuantos palos sin ser trabajados, ocupando como materia prima la lana del chilihueque12 que en periodos se hacía escaso (siendo después remplazado por la oveja traída por los españoles), mujeres encargadas de la confección de las ropas de su pueblo, tanto la vestimenta habitual como la de los rituales. Pasado y presente se unen para dar continuidad en un trabajo que requiere mucho tiempo y esfuerzo. Esta tradición que se ha transmitido oralmente de generación en generación, donde las ancianas son un símbolo de sabiduría ya que sin ellas, sin sus enseñanzas, no existiría una identidad, no existiría una noción de pueblo y comunidad, no existiría continuidad. En este sentido la madre, la abuela o la ñimife13 se apoderan de la tradición y transmiten su sabiduría y conocimientos a las más jóvenes. La casa sigue fría, hay una infusión humeante a su lado, una niña observa a la anciana hacer un txariwe14, poco a poco el telar va tomando forma y el 27


símbolo de cruz se va apoderando del cintillo, este pichitxariwe15 será usado por la niña. La niña mira con atención cada paso, ya pronto será capaz de enseñar a otras ya que en poco tiempo se efectuará la ceremonia de la pichi ngerefe16, donde envolverán sus manitos con telarañas o le pasan arañitas pequeñas para que Lalén Kuzé17 le transmita sus habilidades de tejedora. En otro lugar de la casa hay dos mujeres, una de ellas está rodeada por un montón de lana blanca trasquilada hace algún tiempo, mientras sostiene un puñado de lana hace girar el huso con fuerza, convirtiendo el enredado pelaje en un hilo fino y suave. La otra mujer, a pesar del frío, tiñe la lana de diversos colores, en invierno no es tiempo de teñidos ya que el frío hará que el secado sea lento, sin embargo ya ha comenzado con el trabajo y hay que terminarlo, para teñir el rojo utiliza una mezcla de yerba relvún con nalca, para el azul, añil con bulley y romanza, para el amarillo con michay y para el marrón con radal y cochayuyo. De pronto se siente un ruido, un hombre se acerca a la mujer que tiñe, ella no sabe, no se ha dado cuenta, el hombre es joven y mira con desconocimiento las ollas donde el hilo se colorea y aquí la desgracia, cuando un hombre mira la olla donde se están tiñendo los hilos, la pintura se corta y quedará mal teñido. En un rápido movimiento la mujer tira del brazo al hombre y a empujones lo saca del lugar. 28


La casa ha quedado sola, los hilos recién teñidos están colgados a la espera de su uso, ya no hay lana esparcida por todos lados, todas se han convertido en estambres, hay además tres telares distintos, donde uno está vacío, otro está recién siendo preparado para urdir y otro tiene un witxal casi terminado donde se asoma un mauñimin18, cuántos años tendrá esa estructura, cuántas mantas, cintillos, fajas habrán sido confeccionados en él, a cuántas personas les habrá dado abrigo. Sus maderas son de color café oscuro, está compuesto por dos largueros verticales, dos travesaños, dos listones paralelos, dos listones auxiliares y un tonón que sostiene los hilos de atrás de la urdimbre, además está el ñrewe que se usa para apisonar la lana y de este modo darle forma a la trama. En el telar que está a medio urdir nos deja ver el esqueleto de la futura manta, hilos sujetos desde el travesaño superior al travesaño inferior intercalándose por los listones auxiliares repitiéndose siempre igual hasta cubrir el ancho que se quiere, los hilos se entretejen, se confunden unos a otros esperando ser escritos, esperando ser utilizados. Este telar no solo será el abrigo de alguien, también le dará nombre a quien lo use, elaborar este tejido es también decir si es un longko19, una machi20, su estado civil, su edad.

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W E - T R I PA N T U

A単o nuevo mapuche

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Es este el curso del agua que toma otro rumbo Por vertientes, mares y esteros Debes cuidar hijo, el canelo y laurel junto al fuego esta serรก otra vuelta de sol Paulo Huimirilla

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EL CHINGUE RESENTIDO

(Epew)

El chingue está allí, mirando de lejos de reojo a los mapuches. El chingue lanudo piensa “hombres y mujeres que odio, cada año celebrando el we-tripantu sin ser capaz de hacerme una invitación”, el chingue piensa y piensa cómo hacer para acabar con la felicidad de sus vecinos. Se apodera del chingue un pensamiento, irá hasta la mawida más alta y la retará. “Mawida” dice “Mawida mira y escucha a este pobre chingue que nada trama, “dime chingue” dice bella y absoluta la montaña “qué quieres”, “he venido hasta ti para hacerte una apuesta, te reto a ser tan alta como para cruzar el cielo, dime si puedes o no”, “si has de hacerme una apuesta pequeño chingue, mínimo debes ofrecerme algo a cambio”, “mira mawida, si acaso tú pudieras hacer de mi apuesta un hecho, yo te daré un caballo que cruce tus caminos desiertos, 34


que te acompañe en tu letargo y que sea fiel contigo”. En ese instante la montaña creció muy grande hasta perderse entre las nubes y el cielo. Pasaron los días y el pueblo mapuche no veía el sol, cada hora era más fría y los alimentos y animales escaseaban, se juntaron longko de muchos lof y juntos decidieron ir al cerro ñielol. Durante cuatro días hicieron rogativas y dieron ofrendas a Chaw ngenechen, éste escuchó las súplicas y fue a hablar con el sol, este le dijo con preocupación que el chingue resentido había engañado a la montaña y le era imposible traspasar aquellas rocas. Chaw ngenechen le dio al sol el poder suficiente para atravesar la montaña, pero fue tanto su fuerza que rocas de calor quedaron dentro de varias mawida, las cuales de vez en cuando arrojan su calor en busca del chingue traidor. 35



Un hombre carga materiales a una ruka que está por ser terminada, esta ruka así como todas las cosas en el pueblo, está en concordancia y comprensión con la naturaleza. El fogón crece en el centro y la puerta principal está orientada hacia la salida del sol, será así como se sabrá el tiempo y el movimiento del cielo, determinando entonces el pukemngen21, pewüngen22, walüng23 y rimü24. El punto de referencia de las estaciones nace desde el we-tripantu25. El sol y la luna han de conversar y en armonía el pueblo mapuche dará comienzo a su nuevo año. Un joven recostado en el suelo observando el cielo, sabe que se aproxima la noche más larga del año, la luna ha de controlar la naturaleza, el tiempo, las lluvias, la vida animal y vegetal. Una mujer de pelo muy largo llama al hombre, es hora de comenzar con los preparativos del nuevo año. Es el día anterior al we-tripantu y la familia anfitriona ya tiene hecha la ramada, se han juntado todos los alimentos, bebestibles y presentes. Poco a poco van llegando todos los

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participantes, de lejos se ve la machi, quien tiene el rol de dirigir el Yeyipun26, dando inicio a las festividades. El ramal es grande, varios fogones crecen pequeños en torno al fogón central, los abuelos están rodeados de personas más jóvenes, se reúnen todos para compartir el nutram27, cuentan historias de los ancestros, epews, reflexionan sobre la vida y la naturaleza para después realizar danzas ceremoniales, cada vez es más tarde, todos hacen purrum28 y tocan instrumentos en torno al fuego y hay una unión vertiginosa entre la naturaleza, los antepasados y ellos mismos, se ha de terminar un ciclo, para dar inicio a otro. Los niños pronto van cerrando los ojos, haciendo el esfuerzo de permanecer despiertos y participar de todos los rituales, la noche se va yendo y pronto será el día más importante del año. También diversos ritos son parte del paisaje, por un lado se realiza el katanpilun29, un puñado de niñas pulula en torno a mujeres mayores, van a perforar sus orejas y les pondrán los chaway30. En otro espacio de la imagen una abuela besa en la frente a su nieta, están siendo parte del misawün31, ella de hoy en adelante tendrá el nombre de su abuela materna. Junto a ellas un anciano tiene en brazos a su nieto, esto es el lakutun32, el abuelo paterno le ha de dar su nombre al pequeño. 38


Algunos se han retirado del conjunto, hay tiempo para salir a caminar y conversar con la naturaleza, una conexión se entreteje entre la brisa y la gente, la naturaleza se hace presente también en esta unión. Otros en cambio llevan palos con los que golpean los troncos de los árboles frutales para despertar su savia, se espera un año muy fértil y frondoso. Entre unos y otros conversan sobre historias ancestrales, sobre la naturaleza y sus virtudes, sobre la vida y la reflexión, la fiesta es larga y dos jóvenes mujeres discuten por alguna razón y el Koyón33 se hace presente disipando la disputa. Se acerca la madrugada y todos están listos para el ritual final, mujeres llevan a sus hijos en brazos, hombres van a paso firme, el longko y la machi van detrás de todos ellos, camino a las vertientes, ríos, lagunas para recibir las primeras aguas que han de purificar su cuerpo y su espíritu. Una niña de pie con la piel aún mojada mira la salida del sol, un rayo de luz golpea su frente, luego cubre sus ojos, su cara y el resto de su cuerpo, es en este instante cuando se da inicio a un nuevo tiempo.

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A D U L T O S M AY O R E S Protagonistas del rescate y difusi贸n de su cultura

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Para nosotros fue un gran honor estar insertos en este rescate cultural que se realizó en Lonkimay y en la ciudad de Temuco. En estos lugares se compartieron conocimientos del Mapuche Kimún generando un aporte cultural a la comunidad con nuestros Kuifike che y contribuyendo con nuestro anhelado Chile Plurinacional y Multicultural. Es así que este proyecto de la Fundación Hogar de Cristo adjudicado por el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR 2% de Cultura), contribuyó al rescate del patrimonio cultural y a la difusión de la cultura mapuche. La duración de este proyecto fue de seis meses, logrando al término de este, dos centros Interculturales, uno en Lonkimay y otro en Temuco. Nuestro objetivo principal fue fortalecer el conocimiento en los adultos mayores sobre su cultura, para que así ellos transmitan a sus pares y a la comunidad, todo lo que aprendieron.

CHALTWMAY Gonzalo Huichalaf Facilitador Intercultural 43


Enrique Moraga sonríe

mientras sostiene la máscara del Koyón.


“Junto a mi hermana lo pasamos muy bien en este taller. A ambas nos gusta participar y compartir con los demĂĄsâ€?. Higna Cifuentes junto a Hilda

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“Me gustó mucho ensayar los bailes para el We Tripantu junto a los demás. Nos estamos preparando bastante para ese momento tan especial en el que compartiremos todo lo que aprendimos durante estos meses”. Arturo Méndez

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“Me gustó mucho haber participado en este taller ya que fue algo muy diferente y novedoso para el CEAM Nazareth”. José Salamanca

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“En el taller siempre existió mucho respeto y disciplina. Todos trabajábamos alegremente en una atmósfera de amabilidad”. Mario Martínez

“Este taller fue una experiencia bonita, entretenida y todos los adjetivos buenos que puedan existir. A pesar de vivir en la Araucanía, yo no sabía nada sobre la cultura mapuche. Todo lo que aprendí fue nuevo y estoy muy contento por eso. Por primera vez en mi vida trabajé con greda”. Pedro Arriagada


M贸nica Figueroa trabaj贸 con mucho entusiasmo y

dedicaci贸n en la elaboraci贸n de los telares.

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GLOSARIO

1 Casa mapuche 2 Jarro con forma de pato quetro 3 Ceremonia de rogativa 4 Espíritu dueño de la greda 5 Madre Tierra 6 Intercambio de objetos equivalentes 7 Mujer 8 Regalo 9 Espíritu del fuego 10 Dios 11 Telar 12 Guanaco 13 Persona con conocimiento del telar 14 Faja que usan las mujeres mapuches 15 Faja de niña 50


16 Pequeña tejedora 17 Araña vieja 18 Figura de cadenilla que simboliza la unión de las comunidades Mapuche 19 Jefe de una comunidad 20 Autoridad religiosa 21 Invierno 22 Primavera 23 Verano 24 Otoño 25 Año nuevo 26 Ceremonia en la que se invoca a los antepasados 27 Conversación 28 Baile 29 Perforación de las orejas 30 Aros 31 Acto ceremonial para dar nombre a las niñas 32 Acto ceremonial para dar nombre a los niños 33 Persona que utiliza máscara de madera 51



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