Había una vez ...
En un pequeño pueblo llamado Dulcelandia, un niño llamado Marko Macías.
Marko tenía seis años y le encantaban los misterios y las historias de detectives. Siempre llevaba consigo una lupa de juguete y una libreta para anotar cualquier pista interesante que encontrara.
Un día soleado, mientras Marko jugaba en el parque, se enteró de una noticia alarmante. Todos los caramelos del pueblo habían desaparecido misteriosamente de la tienda de dulces. El dueño de la tienda estaba muy triste, y los niños del pueblo estaban preocupados por esta extraña situación.
Marko se puso su sombrero de detective y comenzó a investigar.
Habló con los vecinos y recogió pistas.
Algunos niños decían haber visto una sombra misteriosa cerca de la tienda de dulces la noche anterior.
Decidió pasar la noche en el parque, escondido entre los arbustos con su lupa en mano. Estaba decidido a resolver el misterio de los caramelos desaparecidos.
Pasaron horas y Marko luchó contra el sueño, pero finalmente, vio algo inusual.
Una figura misteriosa, vestida con ropas oscuras, se acercó sigilosamente a la tienda de dulces. Marko salió de su escondite y persiguió a la figura. Finalmente, la atrapó y resultó ser el gato del vecino, Max, que había estado robando caramelos para jugar con ellos.
Marko regresó los caramelos a la tienda de dulces y explicó lo que había sucedido.
El dueño de la tienda estaba agradecido y premió a Marko con una bolsa llena de caramelos. Marko se dio cuenta de que, a veces, los misterios pueden ser resueltos por pequeños detectives como él.
El pueblo de Dulcelandia estaba a salvo nuevamente, y Marko se convirtió en un héroe local. Desde ese día, siempre estaba listo para resolver cualquier misterio que se cruzara en su camino.
FIN…
