El Viudo Anual 1 “Fin del Luto” Gonzalo Oyanedel / Guión Rodrigo Campos / Dibujo Cristián Docolomansky / Tintas Óscar Salas / Rótulos “Altar” Sebastián Castro / Guión Juan Nitrox Márquez / Dibujo Maycols Alfaro / Rótulos “El Gallito” Escrito por Gonzalo Oyanedel / Ilustrado por Juan Nitrox Márquez “Papel Carbón” Gonzalo Oyanedel / Guión Rodrigo Campos, Juan Nitrox Márquez / Dibujo Óscar Salas / Rótulos Portada de Rodrigo Campos y Nitrox Márquez Diseño y realización: Óscar Salas El Viudo es creación de Gonzalo Oyanedel Todos los derechos reservados Una Producción Futuro Esplendor Dublé Almeyda 1600 Ñuñoa, Santiago de Chile Editor General: Óscar Salas Editor Visiones del Viudo: Gonzalo Oyanedel www.futuroesplendor.com / contacto@futuroesplendor.com Facebook: Futuro Esplendor / Twitter: @FtExComics En conformidad a la legislación chilena, la reproducción total o parcial de esta obra, bajo cualquier medio y tecnología, sólo será permitida bajo el permiso expreso del titular de la obra. No obstante lo anterior, citas debidamente acreditadas con fines de difusión o crítica son aceptables. 2ª Edición. Impreso por Futuro Esplendor a partir del mes de Diciembre de 2012.
FIN DEL LUTO - Anotaciones por Gonzalo Oyanedel R. Abrimos con la Estación Central (llamada oficialmente Estación Alameda), cuya imponente estructura metálica encargó a Francia la empresa Schneider & Cie. de Le Creusot para la remodelación de 1897. Mercedes Benz 170 D: Sedán de cuatro puertas y motor Diesel presentado en 1949. Su extraordinario rendimiento en ciudad y carretera motivó la masiva importación del modelo a Argentina, fue utilizado como taxi y apodado cariñosamente La Hormiga Negra. “Bel Air Negro” hace referencia al Chevrolet Bel Air, lujoso automóvil producido por General Motors entre 1952 y 1975. El Barrio Matadero comienza a urbanizarse en 1847 luego que Antonio Jacobo Vial cediera terrenos en calle Franklin para instalar allí un matadero público. Hacia el 1900 suma numerosos conventillos y ranchos de mala fama que traen delincuencia, pestes y epidemias, siendo higienizado mediante la construcción de poblaciones obreras. Posteriormente, el arribo del comercio ambulante tras la crisis de 1929 da origen al mercado persa, su principal actividad al cerrarse el matadero en 1970. “El Viejo del Saco” es uno de los apodos dados a Francisco Varela Pérez, vagabundo alcohólico y manco que recorrió la Zona Central violando menores hasta que el 16 de abril de 1954 mata al pequeño Luis Vergara Garrido, de apenas 6 años. Capturado por la policía, confesó una veintena de asesinatos donde utilizó su mano izquierda para estrangular a los jóvenes; enfrentando el paredón dos años después sin determinarse hasta hoy el número de sus víctimas. El Clásico universitario de 1954 se jugó el 24 de noviembre, con triunfo de Universidad Católica por 5-0 sobre Universidad de Chile. “Huacho” es la acepción popular dada a los niños nacidos fuera de matrimonio, cuya situación de extrema pobreza proliferó en la segunda mitad del siglo XIX. Inicialmente discriminados como fruto de la ignorancia y el vicio, fueron acogidos por vecinos y comunidades religiosas hasta el establecimiento de las Casas de Expósitos.
El Viudo empuña una Tokarev TT-33 (7,62 mm Samozarjadnyj Pistolet Tokareva obrazca 1933 goda), pistola semiautomática creada por Fedor Tokarev para el Ejército Soviético. Su resistencia, confiabilidad y disponibilidad de munición la volvió muy apreciada durante la Segunda Guerra Mundial, siendo adaptada y copiada en varios países tras cesar su producción en 1954. Originalmente, el Puente Vicente Huidobro se ubicaba a la altura de la calle Pio Nono hasta que el temporal de 1984 obligó a moverlo unas cuadras hacia la costanera. Pertenece al conjunto de puentes metálicos instalados sobre el río Mapocho entre 1889 y 1893, siendo determinantes al comunicar el antiguo barrio de la Chimba y desarrollar así el sector norte de Santiago. Alberto Hurtado Cruchaga (1901-1952), abogado, profesor y sacerdote jesuita fundador del Hogar de Cristo. Tildado de “cura rojo” por los sectores conservadores, su ejemplo inspiró de la Acción Sindical y Económica Chilena, transformándose con su canonización el 2005 en el Patrono de los Trabajadores. El crespón es la tira o lazo de tela que se usa en señal de luto. Si bien es redundante señalar su color (puesto que el crespón es negro por definición), su uso verbal más corriente lo especifica. En Fin del Luto, dicha mención refiere a las muertes de los presidentes radicales Pedro Aguirre Cerda (1941) y Juan Antonio Ríos (1946), muy sentidas por el país. “El Caballo” fue el apodo de Carlos Ibañez del Campo (1877-1960), militar y político que asumió la presidencia de la República en dos períodos (1927-1931 y 1952-1958). Su carrera estuvo marcada por el impulso a la industria, la creación de Carabineros de Chile (1927), restricciones a varias libertades e intentos golpistas fuera de su mandato que le ganaron el rechazo público y el exilio. “Cada día un entierro… qué hice para merecer esto”. El Viudo cita la frase que supuestamente dijo el presidente Ibañez a sus colaboradores frente a la revuelta social de 1931.
I - ¿Tenís miedo? La pregunta era un latigazo al orgullo de Felipe, otra vez cuestionado en su condición de “recién llegado”. Pero el Boris no quería a los débiles en su pandilla y el niño le respondió fuerte, más por instinto que por convicción: - ¡Obvio que no, puh! Los demás se miraron entre sí, saboreando lo que se venía. Seguro que el tonto no era tan gallito y pronto estaría arrancando a su casa, tragándose las bravatas como un llorón.
con un golazo antológico en la cancha del barrio y pegarle con tanta fuerza que la mandó fuera, justo adonde NO DEBÍA CAER. Al patio de los Muga. El grupo lo enteró luego de las historias sobre el sitio, usado por sus mal agestados dueños para almacenar fierro viejo. Tampoco faltaron menciones a clientes misteriosos, a gente desaparecida tras su portón o a aquel feroz perro negro que se paseaba entre la chatarra. Y lo peor: Los Muga nunca devolvían balones.
Y todo por la maldita pelota. En fin, que el desafío estaba Por las ganas de estrenarse lanzado y como nuevo en
la población debía ganar su puesto. Así son las reglas de grupo y él no pensaba arrugar; menos con el Mecha e’ clavo del Catato echando carbón en su contra. Será chupamedia. Resignando sus miedos, Felipe empezó a descender por la quebrada que cortaba el peladero rumbo al temido patio. El resto se sentó a mirar en silencio excepto Catato, cuyo burlón “¡A buscarla!” respondió con igual veneno mientras bajaba: - “Cállate, wn”. II Oculta por los matorrales, una rotura en las latas permitió que Felipe se colase sin muchos problemas. La quebrada fue más complicada, pagando el descenso con varios rasmillones. Ya dentro, contempló el sitio: Un laberinto de óxido apilado bastante más
grande de lo que aparentaba por fuera. Catres viejos, restos de automóviles y hierro forjado cerraban estrechos pasillos rendidos al silencio; tributos de un feudo sellado bajo reglas que ahora violaba su joven intruso. A poco andar dio con algunos balones sucios y rotos ¿El perro negro? Convendría moverse rápido entonces; no fuera a topárselo estando lejos de la salida. Encima calcular dónde cayó la pelota y hallarla primero que los Muga… quizás la pifió al meterse allí, se dijo. Por suerte no buscó mucho, pues la esfera aguardaba desafiante junto a un montón de tuberías. Felipe se armó de coraje y caminó despacio, atento a cualquier ruido para después agacharse y correr hacia ella; sentirla de nuevo entre sus manos fue un triunfo, hasta que de pronto una voz le ordenó: - ¡Quédate quieto!
negaron su existencia, pero no podía equivocarse ¿Qué hacía encarando a los Muga?
Congelado por el miedo, abrazó el balón para no voltear. Lo habían agarrado en recinto privado y estaba a merced de los dueños; nada - Esto es nuestra propiedad que hacer. y no se admiten mirones – Bramó el más viejo. Pero luego se escuchó a - ¿Dices lo mismo cuando alguien más: te traen autos robados al desguace? - Por última vez, Camilo… dame la llave. El más joven miró tenso a su hermano, el que evitó ¡No hablaban con él! Sí, responder cambiando el alguien rondaba… pero no lo tema: habían visto. Rápidamente se agachó y fue a cubrirse - ¿Y para qué es esa llave? tras unos escombros, desde - Termina el teatro, Camilo. donde atendió una escena Ignoro quién te pidió inesperada. esconderla, pero con eso no inculparán a Pérez de matar En el centro del patio, al joyero. Entrégala. dos tipos con mala pinta cercaban a un sujeto vestido De pronto, Felipe se percató de negro, que llevaba que otro individuo se sombrero y guantes. Ambos acercaba al Viudo por su portaban sendas navajas espalda, con una pala en y él les hacía frente con ristre ¡Un ataque a traición! una guardia de box. ¿Sería posible…? - No sabemos de ni una llave acá – respondió Camilo al ¡El Viudo! Lo reconoció percatarse -. Aparte que el por las fotos que publicó la Pérez se coció sólo hablando VEA. En la escuela siempre con los pacos…
El furtivo levantó la pala en silencio, listo a descargar su hoja. - … Igual que otro. Desesperado, el niño quiso avisar al Viudo. Pero ¿Qué podía hacer? Los Muga eran más y sólo tenía a mano chatarra y una pelota. La pelota… Algo que siempre enorgulleció a Felipe fue su habilidad como futbolista.
Siendo bajo y enfermizo, compensaba su salud con velocidad y precisión, siendo un temido artillero en las pichangas de su antiguo barrio. Lo demás fue cosa de instantes, acomodando rápido el balón y dándole fuerte para acertar en plena cara del matón, quien soltó la pala mientras El Viudo descubría su intento y lo bajaba de un seco derechazo. Tomaba así ventaja contra los Muga, protegiendo de paso a su
salvador, ya expuesto. Al niño lo impresionó cómo el enmascarado enfrentaba implacable a sus agresores con puñetazos bien puestos y un esfuerzo calculado. Los Muga no tenían oportunidad; al punto que en plena reyerta se permitió animar a su héroe con un sonoro “¡Bien!”; pero éste se giró al escucharlo y viéndolo aún en el sitio, le ordenó con un potente grito: - ¡FUERA DE AQUÍ! Felipe no esperó otro llamado y escapó por sus pasos, cogiendo el balón a la carrera gracias a que éste rodó por el desnivel del terreno. Sin mirar atrás, franqueó el latón roto para escalar la quebrada a toda prisa, justo cuando unas sirenas de radiopatrulla empezaban a escucharse. Encontró a la pandilla donde mismo, callando de admiración cuando les mostró ufano la prueba de su valor, descubriendo entonces que estaba roto
y las costuras cedieron al rozar el latón. III La tarde siguiente, Felipe pateaba piedras en una esquina. Prefería evitar al grupo del Boris, que a esa hora deambulaba por la cancha buscando entretenerse. Y aunque ganó respeto entrando a lo de los Muga, regresar con un balón reventado dio pie a malas caras e insultos que tardaría en olvidar. Tampoco le fue mejor en casa, pues su madre lo castigó al llegar tan sucio y luego que anduvo colándose en propiedad ajena ¿Y el famoso enmascarado? Puro cuento para explicar los rasmillones de andar peluseando, no más. Así, no había ganas de más atados… Un lustroso Mercedes Benz asomó desde la bocacalle
poco después, removiendo el polvo dormido del pavimento. Felipe lo siguió con la vista hasta que inesperadamente se detuvo junto a él y su conductor – tras bajar la ventanilla - lo llamó, arrojándole un bulto: - ¡Ataja, cabrito! Extendiendo sus brazos por reflejo, Felipe atrapó con firmeza. Le tomó un segundo reconocer aquel tono amarillo marrón y el penetrante aroma del cuero colmando su olfato. ¡Una Top Star del Campeonato Mundial! Sus 18 paneles cosidos a mano
no engañaban. Era difícil creerlo ¡Pero sí! Confundido, miró otra vez al desconocido cuando éste ya apuraba el motor, enmudeciendo de sorpresa al reconocer la voz que a modo de despedida, le dijo: - Y sigue practicando. El Mercedes siguió su rumbo, dejando atrás a un niño emocionado por el regalo de una nueva oportunidad. Sólo el viento y algunos quiltros presenciaron el momento, que los años guardarían como un tesoro en la memoria de Felipe.