02.15
BOLETÍN NOVIEMBRE 2015
Antonio Garamendi, Presidente de Cepyme
“La industria siderometalúrgica vasca puede ser optimista, por su buena situación competitiva y por haber demostrado más resistencia en la crisis” El presidente de Cepyme y Confemetal cree que la industria siderometalúrgica vasca mantiene una buena situación competitiva, que le va a permitir aprovechar mejor el crecimiento actual. Antonio Garamendi tiene claras las necesidades de las pymes en la coyuntura actual: financiación, formación e innovación. Desde el punto de vista de la empresa, ¿estamos dando los pasos necesarios para cimentar una verdadera recuperación económica? Llevamos algunos meses de avances de la actividad productiva y el consumo, sin crecimiento de los precios y con mejoras en las condiciones de financiación. Hasta ahora, las empresas han sabido en su mayoría soportar la crisis, adaptarse y preparase para este momento, pero queda trabajo por hacer. Durante los últimos años, la economía española ha tenido que demostrar su solvencia a los acreedores, convencerles de que éramos capaces de cambiar la situación y pagar las deudas. Ahora tenemos que demostrar que somos una buena oportunidad de
inversión. Para atraer esa inversión, las empresas deben ser rentables, apostar por la innovación y la internacionalización, por ser más eficientes productivas y competitivas. Hay trabajo que hacer en la empresa, pero también fuera de ella, actuando contra los altos costes que soportan con medidas de fomento de la actividad, bajadas de impuestos y reducción de cargas laborales, mejora de las vías de financiación y reducción de la morosidad, de los costes medioambientales y energéticos.
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Las pymes necesitan financiación, formación e innovación”
¿Qué necesitan las Pymes para salir de la crisis? En primer lugar las Pymes necesitan la financiación que les dará capacidad para invertir y, junto a ello, innovación y formación, los dos factores fundamentales para incrementar la productividad y la competitividad, que son la primera exigencia de las empresas para superar definitivamente la crisis. Mejorar la
productividad y la competitividad del conjunto de nuestra economía, exige que la legislación y el sistema fiscal no penalicen las inversiones productivas en equipos, en innovación de procesos y productos, en calidad o en formación. También es necesario seguir adaptando las condiciones laborales de las empresas a los cambios cada vez más rápidos que sufre la economía y, sobre todo para las empresas industriales, un suministro energético que no sea fuente de incertidumbres y costes que limiten la capacidad de crecimiento. Las Pymes necesitan coordinación legislativa y desregulación administrativa. Menos normas y más claras, contrarrestar la actual fragmentación, evitar solapamientos entre normativas, e incluso contradicciones, y simplificar y dotar de estabilidad a la legislación para que la normativa no obstaculice los proyectos empresariales. Los salarios y la ausencia de flexibilidad laboral condicionan la actividad económica, sobre todo en el caso de la industria. Con esos condicionantes, ¿podemos ser, en verdad, competitivos? ¿Se puede crear empleo así? La flexibilidad y los costes salariales son muy importantes y en ambos acaso se ha avanzado. La reforma laboral ha permitido que el año pasado se crease empleo con crecimientos del PIB inferiores al 2 por ciento y para éste, creciendo por encima del 3 por ciento, podría cerrarse el año con más de medio millón de nuevos empleos a tiempo completo, en media anual. Pero ahora no es momento de frenazos y mucho menos de pasos atrás. Consolidar la tendencia y mejorarla va a depender de que se siga avanzado en el proceso de reformas y en la reducción de costes laborales. En este ámbito será importante el III Acuerdo de Negociación Colectiva firmado por empresarios y sindicatos en junio, que afianzará la confianza de los agentes económicos, los mercados financieros y la sociedad en general, y permitirá ayudar a la recuperación.