gabi domènech
El marqués de Logorrillo —No hay tregua en la vida. Porque nadie castiga a un hombre malo porque ha sido malo Otros pueblos y Atenienses, o no Del herrero al zapatero todo somos culpables. Persuadidos por la lu-s juria ¡Sin virtud! Reglas y más reglas Deseas al doctor, ¿no? querida Rosario…» . Hombre, mujeres, niños Templanz Justicia ¡S erenidad! montaría en cóle-a ra. ¿Es prudente aquello que es injusto? —No todos somos de la misma naturaleza —Homo homini lupus«Los escolástico entronizaron sus intuiciones y tampocos se puede hacer una red de analogías. —Es puro platonismo renacentista. La mayo magia de Paracelso, eso digo yo. ¡Deben es-r tar todos locos! Ah, ¿cómo la señorita del callejón? ya no vive aquí. El señor Rads hord ha muerto. Es una rebeldía contrael