Museo Capilla de Landin

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Museo Capilla de Landín Bienvenidos a este nuevo espacio cultural: el Museo Capilla de Landín, ubicado en uno de los barrios emblemáticos de nuestra ciudad cuya historia y tradiciones se remontan a la época de la Colonia. Los terrenos en los que actualmente se ubica la colonia Landín han sido el escenario de sucesos históricos memorables de los que, como saltillenses y coahuilenses, nos sentimos profundamente orgullosos. En el siglo XVIII, al sur de la villa de Santiago del Saltillo se ubicaba el predio conocido como San Francisco de Asís que fue comprado por don Juan Landín, un próspero comerciante de origen español radicado en Saltillo, quien poseía una tienda que, junto con su vivienda, se ubicaba en el callejón de Propios y la calle de San Francisco, en la esquina sureste de las que hoy son las calles de Allende y Juárez. Además de ser comerciante, Landín se desempeñó en cargos públicos del cabildo de la villa donde fue Juez Regidor Fiel Ejecutor. Hacia 1778 decidió mudarse a este predio al sur de Saltillo, donde había construido su hacienda de la Purísima Concepción. La hacienda tenía entonces una tenería para curtir pieles, tanque y corrales de piedra, un potrero conocido como Santa María de los Pinos y un agostadero llamado Palma Gorda, nombre que hoy perdura en los terrenos aledaños a Landín.

Por aquellos años la hacienda contaba también con árboles frutales y viñas, así como tierras de labor que producían maíz, frijol y trigo. En ella se ubicaba también la casa en la que habitó la familia Landín, así como 10 casas para peones. Junto a su residencia, don Juan edificó una capilla familiar, con lo que seguía la tradición de la mayoría de las haciendas de la época.

Con gran orgullo y satisfacción, te invitamos a conocer el Museo Capilla de Landín con el que honramos la memoria de nuestro pasado y recordamos a los que nos antecedieron quienes, con su trabajo diario, sus afanes y oficios, sus satisfacciones y quebrantos, labraron para nosotros el presente que hoy nos constituye como individuos y como sociedad.

Con los años y el devenir de la historia, la hacienda de Landín cayó en desuso. Sin embargo, en sus terrenos aledaños fue prosperando un barrio que daría cobijo y sustento a muchas familias de saltillenses entre las que se encontraban algunas de nuestros ancestros tlaxcaltecas. Hoy, esta populosa colonia tiene una vida próspera y ha recibido los beneficios de la modernidad. Sin embargo, en ella perviven invaluables tradiciones culturales que nos dan orgullo y sentido de pertenencia como saltillenses y mexicanos. Los muros que hoy nos cobijan fueron los de la capilla que, en el siglo XVIII, edificó don Juan Landín en su hacienda. Éstos han sido así testigos de cambios y transformaciones; han resistido el paso del tiempo para llegar hasta nuestros días en que hoy albergan una colección de pintura virreinal que nos remite a la época en la que nació este edificio.

“Como leal vasallo y fiel ministro, con mi persona pongo a disposicion de mi Rey y señor, don Carlos III de España, que Dios guarde: una capilla de 16 varas de largo, fabricada de adobe, con 6 varas y la frente de canteria, siendo su portada tallada, 29 vigas, sacristia, coro de madera y su torre de 14 varas de alto...”


Pintura Virreinal Durante el siglo XVI los modelos estéticos que se aplicaron al arte y la arquitectura tomaron formas y estilos a partir de las enseñanzas de los misioneros que habían llegado a la Nueva España con la firme convicción de evangelizar a los recién conquistados. Para ello, entre otros elementos, los misioneros se valieron del arte que, desde una perspectiva práctica, les fue útil para transmitir sus enseñanzas a través del teatro, de la palabra, de las imágenes y la construcción de espacios eclesiásticos. Sin embargo, adaptadas a las nuevas condiciones materiales y espirituales del nuevo continente, las enseñanzas de los misioneros se transformaron al ser reinterpretadas por artesanos y aprendices indígenas quienes imprimieron rasgos propios e inconfundibles a sus expresiones artísticas. La mayor parte de la producción pictórica mexicana de los siglos XVII y XVIII de los que proviene la colección que aquí presentamos, se dedicó a temas religiosos. Pasajes de la vida de Cristo, representaciones de la vida de los santos, martirios temibles y diversas escenas de la Virgen, particularmente la de Guadalupe, inspiraron a los pintores de la época quienes, con matices sombríos, tonos fuertes y contrastantes claroscuros, recogieron el sentimiento social y religioso que caracterizó al virreinato.

HORARIO Martes a Domingo 10:00 a 17:00 hrs. DIRECCIÓN Periférico Luis Echeverría S/N Esq. Manuel de Mederos Col. Landín


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