¡No desistas, persevera!

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¡NoLass desistas, persevera! nicht los! Gabriele

Gabriele


Abril 2018 © Gabriele-Verlag Das Wort GmbH Max-Braun-Str. 2, 97828 Marktheidenfeld, Alemania

www.editorialgabriele.com Título original en alemán: «Lass nicht los!» Reservados todos los derechos En todas las cuestiones relativas al sentido, la edición alemana tiene validez última. Druck: KlarDruck GmbH, Marktheidenfeld, Alemania


¡No desistas, persevera! Muchas personas se muestran como traumatizadas cuando escuchan la palabra «Dios». Este mensaje «¡No desistas, persevera!» no tiene nada en común con el dios de las instituciones eclesiales, nada con el dios de las Iglesias, del que se dice que se habría aposentado en objetos confeccionados artísticamente y que supuestamente necesita intermediarios, los que en base a la canonización eclesiástica institucional han de rogar a Dios para que conceda lo que los seres humanos Le piden. Sin embargo, creer en esto significa apoyarse en lazarillos ciegos, puesto que la enseñanza de Jesús de Nazaret dice algo muy diferente, esto es, que todo lo que enseñó Jesús tiene un sentido. Él nos enseñó el Padre Nuestro y enseñó también que mediante la oración una persona puede mantener fácilmente un diálogo con Dios, su y nuestro Padre. En el Padre Nuestro Jesús de Nazaret nos trajo a los seres humanos a Dios, nuestro Padre celestial, a Quien podemos y debemos rezar 1


directamente, sin intermediarios eclesiásticos. Precisamente el Padre Nuestro es muy importante para aquellos que piensan con claridad, pues cuando se cree en una Inteligencia superior, no se hace del Padre Nuestro una oración rutinaria que se recita con monotonía, fríamente y sin mostrar dignidad ante el Uno universal. Dios, el Padre de todos nosotros, no condujo a los seres humanos a templos de piedra, pues Él ya dijo a través de Su profeta Isaías: «El Cielo es Mi trono y la tierra el estrado de Mis pies. ¿Qué clase de casa sería la que me iríais a edificar?». El Espíritu libre, el Espíritu de la

Verdad, no vive entonces en iglesias de piedra. Jesús, el Cristo, nos condujo hacia nosotros mismos, con palabras que dan a entender que el ser humano es el templo de Dios y que Dios vive en toda persona. Su recomendación de ir al aposento tranquilo para rezar en silencio a Dios, nuestro Padre celestial que vive en nosotros, da fuerza cuando se sufren apuros, preocupaciones y nece2


sidades, pues en la oración silenciosa está la fuerza y la ayuda. Jesús dijo: « (…) cuando reces, entra en tu aposento, y cierra la puerta; ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará».

Quien se orienta por la enseñanza de Jesús de Nazaret, entiende el tema «¡No desistas, persevera!», que entre otras cosas significa orientarse a la enseñanza de Jesús de Nazaret. «¡No desistas, persevera!» son tres palabras expresadas a nuestro corazón y que tienen un significado muy profundo para aquellas personas que creen en un poder superior que vive en nosotros, que puede regalar fuerza, ayuda y apoyo en abundancia. «¡No desistas, persevera!» significa: Tómese firmemente de Aquel que vive en usted, en todos nosotros: el Espíritu libre del amor. ¡No desistas, persevera! Rézale a Él en el aposento tranquilo. Rézale en tiempos difíci3


les, especialmente cuando la desesperación amenace con convertirse en algo generalizado. ¡No desistas, persevera!, contribuye a encontrar el equilibrio interno, a alcanzar tranquilidad y armonía, por lo que podemos sentir que Dios está presente. ¡No desistas, persevera! Reza a Dios para superar sentimientos y pensamientos ilícitos. Ora a Dios en momentos de desesperación, enfermedades y necesidades. Reza a Dios para alcanzar paz y libertad, y realización llena de sentido. ¡No desistas, persevera! ¡No desistas, persevera! Reza a Dios en ti para ganar una nueva orientación en los sentimientos y pensamientos, en toda la manera de comportarse. Reza a Dios para lograr comprensión, visión de conjunto, libertad y alegría. ¡No desistas, persevera! Dios es la luz. ¡Su luz te quiere iluminar! 4


¡No desistas, persevera! Aférrate al poder eterno en ti, pues tú eres el templo de Dios, y Dios es en ti la fuente perpetua de vida eterna. ¡No desistas, persevera! Permanece en Dios, aunque te atormenten dudas sobre Él. A pesar de todo, aférrate firmemente a Él, pues Él da fuerza y te apoya. ¡No desistas, persevera!, ¡pues desde alguna parte vendrá aproximándose una lucecita! ¡No desistas, persevera!, aunque pareciera que todos te están abandonando. Ten la seguridad de que Uno está contigo, Uno te conoce, Uno ama tu verdadero Ser. Uno te da fuerzas y te infunde ánimo. Es el Espíritu de tu Padre, nuestro Padre celestial en ti, en todos nosotros. Por eso: ¡No desistas, persevera! ¡No desistas, persevera! En lo más profundo de cada alma hay un enorme tesoro que da y da incansablemente. ¡No desistas, persevera! Reza incluso cuando tus oraciones casi no tengan profundidad. 5


Reza, ¡no desistas, persevera! ¡No desistas, persevera! Pide para tener bondad y comprensión para con tus semejantes. Ruega para encontrar lo positivo en lo negativo, pues todo tiene dos aspectos. ¡No desistas, persevera! Reza en silencio, en un lugar apto para el recogimiento, pues Jesús de Nazaret nos enseñó lo que una y otra vez habría que hacerse consciente: « (…) cuando reces, entra en tu aposento, y cierra la puerta; ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará».

No desistas, persevera en que irás desarrollando más y más la bondad y la paz. Pero esto no significa que no se pueda hablar sobre lo que es evidentemente peligroso, ilícito e incluso dañino, lo que en todo caso habría que abordar con comprensión, bondad y tolerancia, pues quien ha logrado alcanzar capacidad de comprensión y entendimiento, sabe que en todo lo negativo está también lo positivo. Por eso: No desistas, persevera, conserva la tranquilidad y comprende que antes de hablar es 6


esencial que sopeses y midas lo que quieres expresar, para después decir o hacer lo que tiene significado y lo que el otro, el prójimo, puede captar en ese momento. «¡No desistas, persevera!» significa, especialmente en conversaciones con otros, dejar que impere el tacto, para que también en caso de dificultades, problemas y preocupaciones, junto con otros se pueda encontrar una solución, por una parte en lo que se refiere a lo personal propio, y por otra parte para ayudar. Sería una ganancia para todos si se consiguiera apoyar de tal forma al prójimo que, si él lo desea, pueda encontrar soluciones personales. Cada día deberíamos ser nuestro propio aprendiz para aprender lo que nos tiene que decir nuestro día, así como que todos estos son mensajes del día que llevan consigo un contenido, pues todo, absolutamente todo se basa en emitir y recibir. Lo que trae el día es entonces un mensaje, un envío para nosotros, pues este es nuestro 7


día, el día de cada uno. Si queremos escuchar y experimentar conscientemente lo que nos afecta, deberíamos abrir nuestro «correo del día», que nos recomienda que nos preguntemos indagando lo que significan los contenidos del mensaje. En cada mensaje del día está contenida la respuesta, así como la solución, también cuando segundos o terceros se dirigen a nosotros o escuchamos lo que se dice sobre otros. Lo que tal vez nos mueve e incluso nos altera, es un mensaje dirigido a nosotros y que nos quiere decir algo. Hay que repetir que los contenidos de los sentimientos, pensamientos y de las palabras de cada persona son mensajes, son potenciales de emisión. Uno se pregunta: ¿Quién recibe nuestros potenciales de emisión y los de los demás? Cada persona recibe aquello que emite; esa es su frecuencia, su longitud de onda. Por eso cada día uno debería preguntarse: ¿Qué estoy emitiendo? ¿Cuáles son los contenidos de mis sentimientos, sensaciones, pensamientos y palabras? ¿A quién estoy al8


canzando con esto? ¿Qué podría ser lo que refuerzo en otros con los sentimientos y pensamientos que emito, y qué es lo que emiten ellos de vuelta y que por mi parte yo recibo? Puesto que ellos podrían reforzar eso en mis sentimientos y pensamientos, dado que ondas de igual longitud se comunican con frecuencias iguales. Uno se pregunta: ¿A quién se puede emitir y quién recibe el mensaje? Cada persona recibe lo que emite, y eso en la misma longitud de ondas. Por eso hay que decir: ¡Atención! Cada día es tu día. ¿Qué es lo que emites y qué es lo que recibes? Quién no ha experimentado alguna vez que de pronto surgen ciertos pensamientos en nosotros y nos preguntamos: «¿Pero qué es esto?». En vez de desglosarlos, para encontrar respuesta y solución en ellos, pensamos, pensamos y seguimos pensando a menudo en la misma y en semejante dirección. Depende solamente de nosotros, de cada uno de nosotros, el modo de cómo son nuestros procesos de sentir y pensar. Si nuestro carác9


ter, si nuestros programas son negativos, recibiremos así también lo correspondientemente negativo. Si nuestro potencial emisor es positivo, recibiremos también lo positivo. O sea que todo depende totalmente de nosotros y no de lo que emite nuestro prójimo ni de cómo él piensa. Por eso una y otra vez nuestro tema: ¡No desistas, persevera! «¡No desistas, persevera!» nos quiere animar a orientarnos al Emisor universal Dios, a la Inteligencia suprema, a la Fuerza poderosa en nosotros. El Emisor universal Dios lo sabe todo. ¡Pongámonos en sintonía con Él, orientándonos cada vez más por las legitimidades de la vida en todo lo que pensamos, decimos y hacemos! Por ejemplo podríamos tomar como medida los Mandamientos de Dios dados a través de Moisés y las enseñanzas de Jesús de Nazaret, ante todo Su Sermón de la Montaña; entonces emitiremos lo positivo y recibiremos lo positivo que contiene ayuda y solución, pues Aquel 10


que vive en nosotros, el Cristo de Dios, está siempre presente para servirnos, para ayudarnos. Por eso: ¡No desistas, persevera! No desistas, persevera en momentos de necesidad, en dificultades, problemas y preocupaciones. No desistas, persevera –también en el caso de que hoy estés totalmente desesperado y deprimido y creas que todos, absolutamente todos te han abandonado. Puedes confiar en que Uno nunca te abandona: el Eterno, Dios en ti, que es el Amor. Por eso: ¡No desistas, persevera! No desistas, persevera, porque en todo está la fuerza positiva, la fuerza de Dios. En toda situación ayuda el Emisor poderoso del amor, Dios. Por eso: ¡No desistas, persevera! Deberíamos acostumbrarnos a reflexionar a menudo sobre la energía, pues todo, absolutamente todo se basa en energía. Por eso la pregunta dirigida a nosotros mismos es: ¿Cuánta energía tiene mi potencial emisor? Pues de ello depende su alcance. 11


Otra pregunta que nos podríamos plantear es: ¿Qué es lo que emito y qué recibirán de mí los demás, que yo puedo alcanzar con mi volumen emisor y qué remitirán ellos de vuelta y que yo después volveré a recibir? Consideremos que no deja de ser peligroso lo que nosotros, cada uno de nosotros emite diariamente como mensajes. Alguna vez estas energías volverán a nosotros. También de esta manera se puede formar una causalidad, incluso una cadena causal de causa y efecto, de siembra y cosecha. Si por ejemplo nuestro mensaje negativo lo capta otra persona, o varias de una vez, que emiten y reciben en la misma longitud de onda –y nosotros reforzamos su actitud contra las leyes divinas, de modo que ella sigue pensando y pensando, lo mueve en sí y quizás por eso comete un acto inmoral–, en ese caso quedamos atados a ella con la parte de nuestro mensaje emitido que la indujo a ello. Por eso, cuidado: Lo negativo tiende a lo negativo y se incrementa. Lo positivo tiende a lo positivo e igualmente se incrementa. 12


Como se dijo anteriormente: Todo, absolutamente todo vuelve de regreso a nosotros, tanto lo negativo como lo positivo. Lo que cada uno haga de su vida lo decide cada uno por sí mismo. O nos orientamos al Emisor universal, a Dios en nosotros, y encontramos una solución positiva en las situaciones de la vida diaria y purificamos nuestros aspectos negativos recibiendo cada vez más fuerza positiva, o bien permitimos un desarrollo negativo. Quien permanece en la forma negativa de sentir, pensar y hablar, acepta con ello recibir lo negativo. Con razón se puede decir que cada ser humano es el herrero que forja su propia suerte. No en vano nos dio Dios los Mandamientos a través de Moisés. No en vano estuvo el Hijo de Dios en Jesús de Nazaret entre nosotros seres humanos para traernos el Mensaje positivo de la Vida, que está como concepto de vida en el Sermón de la Montaña. A través de los Mandamientos de Dios y de las enseñanzas de Jesús de Nazaret, se nos exhorta a orientarnos al Emisor universal, al Espíritu eternamente libre, pues únicamente 13


del Espíritu libre, del verdadero Dios recibimos ayuda para que podamos reconocer lo que tenemos que aprender, cada uno de nosotros, para alcanzar valores superiores que son trascendentales. Por ejemplo, en el trato con nuestros semejantes o en los diferentes sucesos del día ellos nos indican cómo podemos encontrar soluciones positivas que albergan la posibilidad de un desarrollo posterior.

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El poderoso Emisor universal Dios contiene la vida del mundo animal y vegetal; toda la Tierra está plena de Su mensaje. «No desistas, persevera» significa entonces que en todo lo que a los seres humanos nos viene al encuentro primero hay que guardar la calma para orientarse al Emisor universal Dios, que es la única ayuda, y eso en cada situación. Dios, el Espíritu de nuestro Padre celestial que todo lo sabe, nos quiere asistir y ayudar, pero a menudo no así como lo quisiéramos nosotros. Él, el Espíritu poderoso, sabe qué es primero lo bueno para el alma y después piensa Él en el hombre. Aquel que quiera aprender con el fin de alcanzar valores superiores, para reorientar su potencial emisor hacia lo positivo, hacia lo que Dios quiere, se puede orientar entre otras cosas también por su sistema nervioso central. Pues quien se altera, tan pronto como la tranquilidad sufre lo que podría llamarse un tam15


baleo, puede estar seguro de que a su cuerpo físico ha llegado un mensaje. Esto significa que deberíamos analizar nuestros sentimientos y pensamientos para descubrir eventualmente qué contenido tiene el mensaje que se nos ha enviado. Si pretendemos alcanzar una nueva orientación en nuestra vida, deberíamos proponernos lo que se llama un cambio de programa en nuestros modelos de pensamientos. En cada reorientación, que tiene inevitablemente un cambio de programa como consecuencia, deberíamos primero recordar al Emisor universal Dios. Quien se esmera en alcanzar valores superiores con la fuerza del Ser supremo, notará muy pronto que cuando un mensaje negativo quiera penetrar en el mundo de sentimientos, vibrará resonando el mensaje: «¡No desistas, persevera! Yo, el Amor y la Sabiduría universal, estoy a tu lado. Reconoce tu potencial emisor, y purifica lo que no está bien. Oriéntate hacia un volumen de emisión energético

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superior para que recibas de la riqueza de emisión, del Yo Soy, el Emisor universal, el Espíritu omnipresente, Dios».

Toda persona –si quiere, y si aprovecha sus días para aprender de las situaciones diarias, para darse una nueva orientación– con el tiempo se dará cuenta de que en su interior se aviva el deseo de ser conducida por la Fuente eterna, que brinda bondad, consideración, apoyo y ayuda. Pero esto también significa disciplinarse en la vida diaria, controlar sus energías para alcanzar fuerzas más elevadas, o sea positivas, que contienen los mensajes positivos correspondientes. Es necesario repetir: Si las formas de comportamiento de la persona son positivas o negativas, todo, absolutamente todo lo determina cada persona por sí misma a través de su modo de sentir, pensar, hablar y actuar. Por eso una y otra vez se exhorta a llevar a cabo una reorientación diaria: ¡No desistas, persevera! Pues la Inteligencia universal positiva, Dios, vive en ti. 17


Los seres humanos pensamos o decimos rápidamente que el otro es culpable de este o de aquel problema sin solucionar, o de esta o de aquella situación desagradable. La persona rara vez busca en lo negativo su propia parte. Pero si nos recogemos y primero reflexionamos antes de hablar, notamos muy pronto que también nosotros tenemos participación en el asunto que ha de ser superado. Las palabras «¡No desistas, persevera!» podrían conducir a que con el tiempo nos tornemos más sensibles y nos encontremos así a nosotros mismos en la consciencia activa, que dice: No desisto y persevero, porque el Emisor universal Dios, el Amor, la Bondad y la Ayuda, emite en mí, y yo puedo recibir la Misericordia universal. ¿Qué hay que hacer para entrar en contacto con las fuerzas positivas, es más, para recibirlas? La única medida efectiva es el cambio de programación de nuestro volumen emisor. La nueva programación sería profundizar de hecho en los contenidos de los Diez Mandamientos y del Sermón de la Montaña. 18


Para la nueva orientación de nuestra vida no solo deberíamos simplemente leer los Diez Mandamientos y el Sermón de la Montaña, como cuando se lee un libro o incluso se lo hojea ligeramente. Una nueva orientación requiere captar la profundidad de los Diez Mandamientos y del Sermón de la Montaña de Jesús, y al mismo tiempo contrastar nuestra forma de pensar, hablar y actuar con los contenidos de los Mandamientos. Pues solo así llegaremos a darnos cuenta de lo que pensamos a cada momento y de cómo podemos mejorar nuestro potencial emisor. La masa de los seres humanos apenas si piensa en lo que diariamente emite y correspondientemente recibe. El mundo actual es como un barril de pólvora, considerando que la pólvora es el potencial de agresiones de muchas personas. Si la agresividad es el potencial emisor, ¿qué otra cosa puede volver a la humanidad que no sea otra vez agresividad? ¿A qué conduce el que una y otra vez se emita lo mismo o algo parecido? En las situaciones se puede producir de ello por ejemplo una pelea, 19


también robo, guerras, asesinato y homicidio. Por consiguiente no deja de ser peligroso emitir el potencial negativo que está en nuestros pensamientos. Entretanto se sabe que también los pensamientos son energías que salen de nosotros y que en última instancia vuelven a nosotros. Por favor, no diga precipitadamente: «Mis pensamientos están en su mayor parte en orden». ¡No nos engañemos! De vez en cuando las apariencias engañan. Esto lo notamos solo cuando analizamos los pensamientos, lo que se mueve por detrás o por debajo de ellos. A menudo se toma esto a la ligera como un simple sentimiento o incluso como sensiblería –lo que no obstante es también energía que cuenta. Con el tiempo la persona se transforma en lo que emite. Ese es entonces su carácter, su retrato moral que en ciertas situaciones apenas se deja ocultar. Por eso cada cual se enfrenta cada día con la pregunta: ¿Desisto, no persevero – o no desisto y persevero? La única seguridad es en todo caso el Emisor universal, la Inteligencia universal que en Occidente llamamos Dios. 20


Como ya se dijo, cada uno de nosotros determina su vida por sí mismo, pues cada cual es responsable de su forma de pensar, hablar y actuar. Por eso una y otra vez va la recomendación: Oriéntese hacia el Emisor universal, Dios, y programe correspondientemente sus programas de vida de acuerdo con lo que Dios nos dio a través de Moisés y Jesús en Sus enseñanzas, especialmente en el Sermón de la Montaña. Más de uno ha comprobado que apenas si hay ayuda que venga del exterior. En última instancia toda persona se dará cuenta alguna vez de que la ayuda verdadera, que otorga apoyo y consuelo, viene únicamente de Dios, del Emisor universal, del amor a Dios y al prójimo, del que emite en nosotros, en el fondo de cada alma, o sea en cada ser humano. Reflexione sabiamente sobre las religiones que propagan que Dios, el Eterno, es el Dios que condena y castiga. No obstante, en realidad usted se condena a sí mismo; usted mismo se castiga azotándose por medio de lo negativo que emite, de lo negativo que recibe, que en 21


determinadas circunstancias estimula a hacer lo que es erróneo y está en contra de Dios. No dejemos de ser conscientes de que el Emisor verdadero, eterno, es bondad, amor, misericordia, ayuda en toda situación; es el eterno Espíritu libre que emite en el fondo de cada alma. De la fuente de la Existencia eterna del Espíritu libre recibe solo aquella persona que se orienta a Dios y ajusta su frecuencia emisora de modo correspondiente. Más de uno se preguntará dónde se encuentra la estación de emisión y recepción en el ser humano. La estación de emisión y recepción en cada persona es el cerebro. Los contenidos de nuestra forma de sentir, de pensar, hablar y actuar los introducimos en nuestro cerebro. Con los contenidos de nuestra forma de sentir, pensar, hablar y actuar alimentamos entonces nuestro emisor, el cerebro, grabándolos allí. Las grabaciones en el cerebro son como programas de radio y televisión, pues grabamos principalmente en imágenes. Eso es también 22


nuestra longitud de onda. Nuestro cerebro traspasa su programación a su, es decir, a nuestro cuerpo físico, y además de ello a nuestra alma. Como ya se ha dicho, de ello se desarrolla nuestro carácter, se desarrollan las características de nuestro carácter, que imprimen su sello al cuerpo físico. Este es entonces el aspecto que muestra la persona. Suponiendo que una persona muriera hoy, el alma que abandona el cuerpo sería entonces hoy la misma. Después de la muerte de la persona, el alma es lo que fue como ser humano. Sea usted hoy una persona sobria o una adornada con títulos y medios –inmediatamente después de la muerte, usted, el ser humano, es solo alma, sin títulos ni medios, únicamente alma y nada más. Por eso cada día de nuestra vida terrenal es de gran significado. Pues así como cae el árbol, así queda tumbado. Y cada instante es decisivo, porque cada persona emite y recibe a cada momento. Reflexionemos una vez más sobre esto, para grabar en nuestro cerebro lo que tiene gran significado para cada uno de nosotros: Cuan23


to más a menudo emitamos programas iguales o parecidos, más se potenciarán energías homólogas en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo. Lo mismo acogerá también nuestra alma, el cuerpo sutil. A modo de repetición: Así como son nuestros programas hoy por la mañana, así permanecen ellos si nuestro cuerpo muere repentinamente, por ejemplo por la tarde. El alma es igual a como fue el ser humano. También el árbol que se ha talado hoy conserva su misma naturaleza. Entonces no pensemos que alguna vez, después de que muramos, seremos diferentes. Ningún alma se puede llevar algo de este mundo. Su único equipaje son los programas con que la cargó su antiguo ser humano. Deberíamos preguntarnos cada vez más a menudo: ¿Quién soy hoy? ¿Quién seré mañana? Muchas personas opinan que el mañana no existe; que seguirán viviendo en los genes de sus hijos y nietos. Habría que preguntarse si los genes, que son materiales, son tan decisivos. Puesto que sería una desconside24


ración traspasar a nuestros hijos y nietos los programas con los que nosotros nos hemos cargado, con los que entonces tendrían ellos que cargar y que quizás incluso tendrían que remediar. Después de nuestro fallecimiento somos almas y, como se dijo anteriormente, así como el árbol cae, así queda tumbado. Por eso deberíamos aprovechar los días haciéndonos conscientes de: ¿Quién soy yo? ¿Y quién seré mañana? Pues nadie sabe cuándo el árbol caerá.

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«¡No desistas, persevera!» significa orientarse más cada día al Emisor universal Dios, que nos dio los Diez Mandamientos a través de Moisés y el Sermón de la Montaña a través de Jesús. ¡No se dé nunca por vencido! Rece también en situaciones difíciles. ¡Pida ayuda! Crea en la Fuerza poderosa que le quiere ayudar. Si tal vez nota que hoy no le viene ayuda, y quizás tampoco mañana –alguna vez vendrá a su encuentro un pequeño rayo de esperanza, una lucecita que se enciende en usted. Es el Espíritu que le llama, es el amor de Dios que le toca. En esa lucecita vibran esperanza y confianza. No apague la llamita. ¡No desista, persevere! Rece y pida. ¡No desista, persevere! En usted está la Vida eterna, y la Vida eterna es amor, bondad, ayuda, apoyo; ella está siempre presente, es Dios, el Uno universal. 26


¡No permanezca en zonas humanas de peligro! Decídase por perseverar en la tranquila consciencia de que de alguna parte llegará una lucecita que brinda esperanza, confianza, ayuda y apoyo. Conserve vivo en sí el lema: ¡No desistas, persevera! – ¡No desista, persevere!, no importa cuán oscuro sea el día, cuán nebulosas las horas que con frecuencia parecen no traer esperanza. Despierte en sí la confianza por medio de la oración, despierte la lucecita en usted. ¡Crea en la Fuerza poderosa! ¡Récele! Si quiere, tome en la mano los Diez Mandamientos y el Sermón de la Montaña de Jesús, ¡familiarícese con ellos! Deje vibrar en usted los Mandamientos o el Sermón de la Montaña, y de pronto captará una palabra que le habla. Aférrese a ella. ¡Persevere en lo que le quiere decir este mensaje! Es la lucecita, una llamita que trae ayuda y apoyo –siempre que usted cuestione sus 27


comportamientos erróneos y purifique la parte que le corresponde en lo oscuro y desconsolador, haciéndolo con la fuerza del Cristo de Dios. Pronto comprenderá que las simples palabras «No desistas, persevera» son un tesoro que viene de los Cielos.

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