Enseñar ciencia en el preescolar

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¿SE PUEDE ENSEÑAR CIENCIA EN EL PREESCOLAR? Licenciatura en educación preescolar

Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho” Licenciatura en Educación Preescolar Cuarto semestre Estrategias de trabajo docente Docente: Rosa María Cabrera Hernández Alumna: Gabriela Celaya de la Torre


¿Se puede enseñar ciencia en el preescolar? Yo: ¿Por qué algunos objetos flotan en el agua? Fátima: Es por la gravedad. Yo: Y entonces, ¿qué es la gravedad? Gael: Es cuando nos enfermamos mucho y nos llevan al doctor. Fragmento de uno de los diálogos obtenidos con mis alumnos durante mi segunda jornada de intervención en el jardín de niños Blasa de García Salinas. El planteamiento se realizó durante la etapa de determinación de los conocimientos previos de los alumnos.

Si planteo la pregunta de esta manera, considero que es difícil de responder, primeramente porque depende de muchos factores. De que es posible, sí, creo que es posible, pero de cómo es la manera correcta de trabajarla, es donde yo encuentro el problema. Primeramente debemos de comprender el concepto de ciencia como A lo largo de la edad preescolar y de acuerdo a Esmé Glavert, las metas de la ciencia son: •

Constituir y favorecer ideas e intereses en los niños

Incrementar la comprensión de los niños sobre su medio ambiente físico y biológico e identificar su lugar en él.

Promover la conciencia del papel que tiene la ciencia en la vida cotidiana

Ayudar a los niños en sus interacciones con el mundo.

Estimular un pensamiento crítico, el respeto a las evidencias y el interés por el medio ambiente.

Desarrollar actitudes y acercamientos positivos para aprender, y apoyar a los alumnos para que aprendan a aprender.

Proveer una base para un aprendizaje futuro de las ciencias.

Durante mi pasada jornada de prácticas, en el jardín Blasa de García Salinas, ubicado en la cabecera municipal de Zacatecas, tuve una de las


peticiones más difíciles que me han pedido desde que comencé a estudiar en la normal. El tema que la maestra encargada del grupo me propuso trabajar fue el viento. ¿Cómo trabajar el concepto del viento? Claro, probablemente podría lograr que los niños comprendieran que el viento es invisible, que sopla fuerte, pero tuve una especie de pánico porque que probablemente el tema suscitaría preguntas que yo no sabría responder, primero, porque es un concepto difícil de comprender aún para los adultos, y segundo, porque muchas veces, siendo sincera la mayoría, es muy difícil lograr transmitir los conocimientos que yo poseo a mis alumnos. En fin, mi primera semana de prácticas fue, desde mi punto de vista, un fracaso en cuanto a aprendizajes por parte de los alumnos, porque me desesperaba cuando no lograba hacer que me comprendieran, porque al momento que me preguntaban y no sabía que contestarles continuaba con otra cosa, porque algunas veces yo no sabía realmente conducir el tema, y quedaba por los aires. A lo largo de mis clases en la escuela normal, lleve dos cursos que de manera más cercana, me debieron de dar los fundamentos para que yo lograra dar una buena clase de ciencias naturales con un enfoque científico. Y lo hicieron, me dieron un sustento teórico, en el cual me decían que se debía de estimular el interés del niño por el mundo que lo rodea, que se debía de explotar la curiosidad que caracteriza el niño y a partir de esto, permitir que investigara, indagara, elaborara hipótesis, realizara conclusiones, y los experimentos, oh, esos experimentos. Pero en esas clases nunca me intereso saber que debía de hacer cuando al niño no le interesaba una actividad que había estado planeando durante noches, o que pasaba si el niño no tenía la menor curiosidad por lo que estaba haciendo y en lugar de eso quería usar la plastilina o el material del salón. Y los experimentos, si, nunca nadie me explico que una de las cosas más complicadas del mundo es hacer que un niño haga un experimento de la manera en la que uno se la plantea, sin que él quiera experimentar a su propia manera y gusto. Y este es justo el punto al que quería llegar. Considero que toda mi primera semana de intervención fue un fracaso, por esta razón. No deje que los


experimentaran. Si, resulta irónico, porque realmente la semana entera la trabaje a partir de experimentos que resultaban llamativos e interesantes, para mí y quizá para ellos, pero realmente ¿qué aprendizaje les dejó? Para enseñar ciencia en preescolar es indispensable conocer lo siguiente: “si hay un pensamiento infantil, hay pensamiento científico infantil… por lo tanto se sostiene la hipótesis de que los niños desde pequeños van construyendo teorías explicativas de la realidad de un modo similar al que utilizan los científicos” Francesco Tonucci Contrario a lo que yo trataba de hacer con mis alumnos, no se trata de descubrir una verdad absoluta, sino, que los niños hagan todo lo posible por intentar conocerla, a partir de sus propios criterios, conocimientos y sobre todo de su visión propia que tiene del universo. De acuerdo a Tonucci, se puede proponer la ciencia de formas bien distintas: a) La ciencia a través de conceptos muy simples

Al llegar a un momento de desesperación, intente que los niños comprendieran los conceptos de una manera muy simplista. Considero que simplemente el nombre de la situación está mal diseñado “el señor viento”. Al nombrar así la situación didáctica pretendía que fuera un nombre atrayente para los niños, pero, al analizarlo más a fondo plantea todo un problema. Primeramente nombrar señor al viento dificulta que los niños comprendan que es: un objeto, un evento, una persona. Es difícil ya de porsi para un adulto realizar esta clasificación, más para un niño. En segundo lugar, es importante señalar, como observe que la mayoría de los niños llegaban a utilizar como sinónimos la palabra viento y aire, y nunca hice nada para sacarlos de ese error, porque pensé que no me comprenderían. De acuerdo a Tonucci “esta forma de acercar a la ciencia en la escuela se basa en la idea de que un niño no puede entender realidades complejas… Esto provoca un desinterés en los niños, quienes normalmente prefieren continuar con sus investigaciones fuera del contexto de la escuela, y de


este modo van construyendo un conocimiento para la escuela y otro que responde a sus curiosidades y que se mantiene fuera de ella”, lo cual considero que es una de las tonterías más grandes que podemos cometer como docentes, porque estamos limitando el crecimiento del alumno dentro de la escuela, que se supone sea la institución en la cual desarrolle dichos conocimientos. b) Presentando la ciencia a través de conceptos muy complejos, pero

de un modo muy simple A continuación presento profundidad y quizá

una anécdota que debe ser analizada a

por eso decidí comenzar este

ensayo

con

ella.

Comenzábamos una de las clases de la segunda semana de prácticas, durante la cual se me planteo el trabajo con un segundo elemento: el agua. El punto es que durante la fase de inicio de la secuencia didáctica, plantee la detección de conocimientos previos de los alumnos. Justo ese día, abordaba una de las propiedades del agua, que es la densidad, por lo que a propósito de la próxima recreación acuática (que se realizaría al día siguiente) plantee el problema ¿por qué flotamos? Los niños, de manera casi extraña, se mostraban interesados en el tema, pero realmente ninguno elaboraba una respuesta concreta al planteamiento del problema. Una de las niñas, Fátima, por fin se animó a contestar. Su respuesta fue: flotamos por la gravedad maestra. Al momento entre en pánico. No sabía que hacer ¿en realidad la gravedad tiene algo que ver con el hecho de que podamos flotar? Porque realmente si es analizado a fondo, quizá tenga alguna relación. Si le decía que no era por eso, la iba a desanimar, pero en realidad no era una mala respuesta, solamente era una respuesta totalmente diferente a lo que yo esperaba que me contestaran. Y como dice Tonucci “El enseñar cosas que no se saben correctamente es uno de los problemas más serios, especialmente en el campo de las ciencias” porque realmente quién puede asegurar que esa no es la razón. Mi manera momentánea de salvar la situación fue preguntar: y, ¿qué es la gravedad? Yo esperaba primeramente, que los alumnos me ignoraran, o por otro lado que me dieran respuestas solo por salir del problema y sería suposiciones que ellos realizaba, pero nunca espere la rápida reacción de uno de los alumnos Gael, el


cual se apresuró a contestar: La gravedad es cuando nos enfermamos mucho y nos llevan al doctor. Debo confesar, que mi primera razón fue reírme de manera disimulada. Pero luego volvió el pánico y no supe que hacer. Traté de explicar al alumno que el mismo concepto tenía dos definiciones, y que en este caso trataba de abordar otra de ellas. Pero ese fue el momento preciso en el que se perdió la atención de todos, y volví a perder en encuadre. Analizando lo acontecido, puedo decir que el mismo planteamiento de la pregunta está mal elaborado. ¿Realmente esperaba que los alumnos me contestaran la razón por la que podemos flotar? Siendo realistas, si hiciera esta pregunta a varios adultos, poco, muy pocos de ellos lograrían responder de manera correcta. Yo estuve investigando durante la noche, porque debía de prepararme para la clase, pero, ¿de otra manera lo sabría? Como pretendía yo entonces que 17 niños de preescolar, comprendieran de lo que estaba hablando. Un mejor enfoque sería preguntar a los niños que objetos creían que flotaría, o cuales no, y que se realizaran varias hipótesis a partir de esto. Y sobre todo, creo que era la oportunidad para que los niños desarrollaran una investigación muy interesante acerca de cómo algunos objetos flotan y, a partir de ahí, poco a poco, lograr que descubrieran que se debe a la densidad que tiene el agua, sumado a las propiedades del cuerpo que se pretende que flote, etc. El problema fue, que desde un principio, trate de dar una respuesta a un problema que los niños ni siquiera se habían planteado y a partir de eso, mate totalmente su curiosidad. ¿Realmente les fue significativo? Digo, si alguno de ellos presto atención, quizá memorizó la palabra densidad, y dentro de algunos años la vuelva a escuchar como un concepto aislado, ajeno a él. Les di una respuesta que ellos debían de aceptar por el simple hecho de que se las dijo un adulto que supuestamente sabe más que ellos. Ese, considero, uno de los principales problemas al trabajar la ciencia en el preescolar, la falta de capacidad del docente para guiar las actividades de manera que sean significativas para los alumnos. “Cuando los niños en una clase elaboran una pregunta, nosotros podemos elegir claramente dos cominos posibles; cerrar esa puerta abierta con una


respuesta que ellos deben creer y supuestamente aprender, o bien abrir otras puertas de manera tal que puedan encontrar solos la solución a su primer problema, o bien acercarse a la misma” Y un aspecto muy importante es, ¿cómo hacer que los niños resuelvan estas preguntas? Una de las primicias que estuve planteando a lo largo de mis planeaciones, cuando mencionaba las ventajas de hacer ciencia en preescolar, era el trabajo a partir del método científico. Siendo sincera, más de una persona me miró de una manera extraña cuando lo plante. Es fácil, no. Se puede lograr, considero que sí, y no porque lo haya logrado al cien por ciento, pero si considero que estuve cerca de hacerlo. Según Esmé Glauert, la ciencia proporciona oportunidades para desarrollar habilidades asociadas a la investigación científica, tales como el uso de equipo, mediciones o usos de tablas para registrar resultados. Agrega que los procesos científicos se usan para desarrollar y probar ideas. Esto incluye: •

Observación: agrupar, clasificar, observar similitudes y diferencias.

Formulación de preguntas: identificar preguntas científicas, formular preguntas que puedan ser investigadas.

Predicción: usar conocimientos y experiencias previas y patrones observados.

Hipótesis; ofrecer explicaciones tentativas

Investigación: experimentar con ideas, identificar variables comenzar a reconocer la necesidad de realizar pruebas adecuadas, comenzar a usar mediciones.

Interpretación: buscar patrones en los resultados, llegar a conclusiones, sugerir relaciones.


Comunicación: discusión, hacer registros de varios tipos, informar de los hallazgos.

Evaluación: evaluar la metodología usada y qué tanto las conclusiones apoyan las ideas iniciales.

El primer aspecto que planteaba siempre era la observación. Observar el viento (si lo sé, es extraño), observar el funcionamiento del agua, etc. A partir de ahí, trataba de que los alumnos realizarán hipótesis. Realmente es complicado, porque note que si no se hace el planteamiento correcto, los alumnos no responden de acuerdo a lo planteado, y no me refiero a que quisiera que me respondieran algo en específico, pero muchas veces se salían del tema. Mi conclusión fue que debía de encontrar una manera de atrapar la atención de los alumnos. A partir de ahí, yo siempre pretendía que los niños me dieran posibles soluciones al problema planteado, pero casi todas las veces la participación era nula. Era el momento en el que yo me desesperaba y comenzaba repartir el material para el experimento. Durante la primera semana aprendí mi lección. Nunca dar material a un niño, sin antes darle una consigna clara de lo que van a hacer. Poco a poco encontré la manera de que los niños realizaran hipótesis de que era lo que se haría con ese material y como ayudaría a resolver el problema planeado. Aclaro, con eso no quiero decir que se logrará al cien por ciento, pero observe un gran avance de la primera a la última semana. Generalmente se plantea el experimento científico como magia, como milagro, y esto es muy grave. Creo que se utiliza como una manera de llamar la atención, porque claro que se logra. Para un niño siempre será atractivo ver como al combinar dos sustancias estas reaccionan y generan una explosión, o como mezclar dos colores hace que resulte un nuevo color. Según Tonucci “el experimento científico es una técnica que el investigador utiliza para poner a prueba su teoría, para verificar si su teoría resiste a la prueba y no lo contrario”. Por lo tanto, el experimento, no lo debemos de utilizar como un manera para obligar a los niños a creer algo de lo que decimos, sino que debe de funcionar


como una manera a partir de la cual comprobar las teorías que el presenta, o, por lo contrario, comprobar que no funcionan. “En muchas oportunidades, presentamos a los niños conceptos o clasificaciones como en este caso, como verdades indudables, como defensa frente a lo no sabido, es decir como un dogma al cual hay que adherir sin cuestionar como si estuviéramos frente a una religión”. Básicamente, lo que se pretendió a lo largo de esta intervención, no fue realizar experimentos aislados, sino que todos concluyeran en una feria científica. Desde mi punto de vista ¿funcionó?, la verdad creo que no. Durante una semana trabaje el aire. Primeramente, debí de tener un objetivo preciso de lo que quería lograr que ellos supieran del aire, en torno a eso, realizar la secuencia de actividades y experimentos. En segundo lugar, cuando los niños comenzaban a apropiarse de los conceptos básicos, corte el tema, claro realizando un cierre presuroso que ni yo misma logre comprender, porque no logre comprobar que tanto aprendieron los alumnos. Luego la segunda semana, aprendí la lección, así que mis planeaciones giraron en torno a Las propiedades del agua. Tenía un propósito que los niños comprendieran las propiedades del agua, pero considero que la mayoría de las planeaciones, al contrario de las de la primera semana, presentaban conceptos muy complejos para ser comprendidos por el alumno, y yo no ayude lo suficiente para aclarar dudas. Y por último, la tercer semana volví a cortar de tajo y trabaje experimentos sin pies ni cabeza el uno con el otro. “Busca experimentos llamativos” dijo mi maestra de grupo. Y claro, yo emocionada encontré los experimentos más divertidos y vistosos para los niños. La parte teórica, a falta de tiempo quedo prácticamente olvidada. Durante la presentación de la feria científica, si hubiera preguntado a cualquiera de mis niños el funcionamiento de cualquiera de los experimentos de las últimas tres semanas, no hubiera sabido que responder (de hecho lo intente, pero estaban todos los padres de familia, así que entre la vergüenza logre cambiar de tema y que pasara un tanto desapercibido).


De acuerdo a Esmé Glauert, existen algunas categorías comunes para las actividades, que en su momento debí de haber tomado en cuenta para realizar mis planeaciones de una manera más diversificada: •

Habilidades básicas: usar lupas, equipo de medición o hacer y usar una tabla para el registro de resultados. Desarrollar dichas habilidades resulta importante si los niños las aplican en sus investigaciones posteriores.

Tareas de observación: impulsan al niño a observar científicamente, observa y clasificar objetos y eventos de diferentes maneras y usar su conocimiento y comprensión actual. Las observaciones frecuentemente llevan a preguntas y a investigaciones.

Demostraciones: el propósito es ilustrar un concepto particular o presentar una habilidad específica. En estas actividades, a los niños se les dan instrucciones acerca de lo que tienen que hacer.

Exploraciones: proporcionan oportunidades a los niños para interactuar con objetos y materiales, observar lo que ocurre y obtener una percepción del fenómeno.

Las investigaciones: ofrecen a los niños la oportunidad de dar seguimiento a sus ideas y a sus preguntas, probar sus predicciones e hipótesis o solucionar sus problemas.

Mi propuesta real para trabajar ciencia, ahora a base de lecturas, errores y un poco de mayor comprensión sobre el tema, sería abordar un tema específico y llevarlo hasta las últimas consecuencias, cuando ya no se pueda obtener nada más del mismo. Pero se debe de ser sumamente cuidadoso para que el alumno no lo vea como algo rutinario, sino que cada día logre aprender, comprender, observar y experimentar cosas nuevas. Pongo el ejemplo, la creación de un huerto escolar, a partir del cual los alumnos podrían realizar hipótesis acerca del crecimiento de las plantas. Se podría trabajar tanto la parte teórica como la parte práctica. Permitir que, cuando los frutos estén maduros, los alumnos los


transformen en alimentos. Traer a un experto que hable del tema. Todo esto encaminado a que los niños comprendan que las plantas son seres vivos, porque para la mayoría de los niños, al ver que no tienen movimiento, se convierten en seres muertos. Es muy importante que se utilizara el tiempo posible, para que los niños investigaran sobre el crecimiento de las plantas, realizarán observaciones, vieran como son afectadas por algunos bichos, propusieran razones de porque sucede, etc. Todo con el fin de que no sean actividades aisladas como durante mi práctica, sino que estén vinculadas una con la otra y logren aprendizajes verdaderos y significativos. Considero, que si queremos comprender a los niños debemos de pensar como niños. “Los adultos en general atraviesan el mismo recorrido en sus pensamientos (que los niños), es decir, parten de ideas similares a las de los más pequeños, y continúan hasta llegar a la conclusión de la convivencia y la posibilidad de transformación y construcción de un ambiente nuevo”.

Mi conclusión es que, si me preguntan ¿es posible trabajar ciencia en el prescolar? La respuesta es sí, y de hecho, a partir de mi experiencia, considero que es demasiado enriquecedor tanto para los alumnos, como para el propio docente, porque es una manera interesante, de hacer que los alumnos aborden y comprendan conceptos que difícilmente lograrían de otra manera. La otra interrogante ¿es fácil? Creo que es más que obvio que no. Trabajar este campo, y sobre todo la ciencia requiere de demasiada preparación y dominio conceptual de términos que nunca nos enseñaran en la normal. Y sobre todo, debemos de comprender que para el alumno de preescolar no hay límites. No se detendrá para hacer preguntas que posiblemente ni siquiera un científico preparado pueda contestar, porque la ciencia es eso, pretender conocer y hacer todo lo posible por lograrlo. Considero que la ciencia nació a base de la curiosidad que genera en el hombre conocer lo que sucede a su alrededor, y esta misma curiosidad es clave para incitar al alumno al aprendizaje de esta manera.


Si, da miedo. No saber qué clase de preguntas harán los alumnos, y como terminara una situación didáctica que según uno era impresionante. Pero creo que lo más significativo es que no existe una mala pregunta, o una situación que no pueda ser explicada a los alumnos de preescolar. Todo está en la manera en la que se enfoca, en cómo se plantean las preguntas, como se hace como los alumnos consigan las respuestas, como se guía al alumno para que construya su propio conocimiento científico. Si se toman en cuenta las concepciones propias de los alumnos, sus teorías e interpretaciones propias del mundo, se puede, y debe partir de aquí para comenzar el trabajo en este campo. No es que las respuestas de los niños sean erróneas. Simplemente son diferentes al conocimiento que poseemos actualmente sobre algún campo, y nadie puede asegurar cual es la verdad absoluta. Debemos sobre todo, de motivar a los alumnos, que se den cuenta de que su opinión y sus formas de ver al mundo son importantes e interesantes, y de esta manera aumentar su confianza y que desde los primeros años de vida, encuentre un gusto y una pasión por la ciencia. Obviamente habrá niños a los que se les facilitara más, y habrá algunos a los que no les gustará, pero el propósito es hacer que todos los niños vean la ciencia como una manera de comprender su entorno, que no la vean como magia, o como algo que solo pueden hacer los grandes científicos. La escuela, debe de dar al alumno la posibilidad de conocer, de investigar, y no coartar este interés que el niño tiene por el mundo. Pero a la vez, debemos de lograr que estos conocimientos no se queden en la escuela, sino que comprenda que forman parte de su vida cotidiana y todo lo que ella representa. Traer la ciencia al jardín de niños, y llevar la ciencia a su vida, es un reto difícil pero necesario, porque lo demanda la sociedad actual, y por lo tanto, debemos de hacer niños capaces, con un pensamiento crítico, reflexivo y autónomo.


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