LA PROFESIÓN DOCENTE Y LA COMUNIDAD ESCOLAR: CRÓNICA DE UN DESENCUENTRO M. Fernández Enguita CAPÍTULO V LOS PADRES ENTRE LA INDIFERENCIA Y LA IMPORTANCIA Los padres tienen derecho a intervenir en la gestión de los centros docentes, sin embargo, su grado de participación es bajo y desciende. Las asociaciones de padres raramente logran abarcar a más de la mitad de los padres, de lo cual un motivo puede ser que los padres no confían en la acción colectiva. Muchos padres ni siquiera acuden al centro ante un problema individual de sus hijos. No es que las asociaciones de padres no sirvan porque la gente no participa, sino que la gente no participa porque no sirven. Los pocos que participan lo hacen por motivos como arropar a sus hijos, o por ser una forma de controlar la educación de sus hijos. La difícil tarea de participar Los padres que participan son acusados de sólo preocuparse por los problemas particulares de sus hijos, no de los problemas de todos. Los profesores critican la tendencia a generalizar sobre la base de lo particular, aunque ellos mismos nunca demuestran que lo particular sea excepcional, y no la manifestación de lo general. Muchos padres declaran que temen las represalias de los profesores. Los padres activos atribuyen ese miedo a los que no participan. Muchas veces se da un pacto de no agresión basado en la oportunidad de no hacer: los padres no molestan y los profesores no enseñan. Como consecuencia, los representantes de los padres se autocensuran y se autolimitan, pues de nada servirían plantear problemas o adelantar propuestas que pudieran crear fricciones. El deseo de los padres no es sustituir a los profesores. Su deseo se reduce a controlar el resultado del proceso, las características del producto final. Lo extraescolar y lo complementario •
Actividades extramurales
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Actividades extracurriculares
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Actividades extraescolares
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Servicios complementarios
Un sector importante del profesorado se niega o se resiste a cualquier actividad susceptible de originar imprevistos que puedan suscitar responsabilidades civiles o penales. Las actividades extraescolares desempeñan una triple función. Por un lado, pueden considerarse como una manera de cubrir la distancia que separa la enseñanza de la educación, la instrucción de la formación, la capacitación académica del desarrollo integral, o como queramos definir esa dicotomía. Son también una forma de cultivar la diferencia. Se dibuja como el terreno en el qué buscar una enseñanza de mayor valor económico y simbólico. También son una forma de prolongar el horario de permanencia de los niños y jóvenes en la escuela. CAPÍTULO VI. EL ALUMNAD, O EL CONVIDADO DE PIEDRA Los alumnos son el tercer órgano de importancia de participación. No sólo son un colectivo presente al que, como a otros, se les han otorgado derechos, sino que se supone son el centro de la institución y la participación ha de tener también una dimensión formativa. Delegados, pero ¿de quién? •
El delegado de grupo es la única posibilidad de organización articulada en el conjunto de estudiantes.
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La imagen del delegado imperante entre la mayoría del profesorado parece que tiene demasiado que ver con lo del “buen alumno” en general.
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Para los alumnos es una mezcla de asistencia y esbirro del profesorado, antes que un representante eficaz de los intereses de sus selecciones.
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Convertirse en delegado significa saltar de la barricada, abandonar el colectivo para alinearse con la institución.
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Del delegado tiran a la vez dos tipos de fuerzas, el grupo que reclama solidaridad un interlocutor ante el profesorado, un defensor de los intereses colectivos. Pero el profesor pretende que sea su ayudante.
Una democracia bajo la tutela Las posibilidades de participación de los alumnos están fuertemente limitadas porque en ella están sometidos a la autoridad y el poder del profesorado. Los alumnos no consideran que el contexto escolar y la actitud de los profesores, sean especialmente favorables a la realización de sus derechos de uno u otro modo los alumnos no están muy seguros de que sea real, la posibilidad de ejercerlos, ni de cuál sea la manera de hacerlo. El miedo a las consecuencias de ejercicios de los derechos.
Los derechos conocidos y reconocidos pueden quedar vacíos si dependen de aquellos contra cuya acción quieren ejercerse. Los padres tampoco pueden ser una gran protección pues los profesores no ven nada bien que los otros sectores de la comunidad escolar pueden actuar en ningún sentido al margen de ellos. La ineficiencia de participar La principal queja de los alumnos es la escasa participación de sus compañeros. El representante no puede ocultar una actitud de reproche hacia los representados que son vistas como pasivas, egoístas e insolidarios. La presencia de los alumnos en el consejo no sirve de nada. No se les toma en serio o no se cuenta con ellos. El peso de la experiencia cotidiana La ley orgánica reconoce su capacidad, voto y firma son estrictamente imprescindibles para muchas decisiones del consejo. Todas las organizaciones de la escuela se basa en que la actividad de los alumnos sea dirigida por la voluntad de los profesores. La mayoría de los alumnos ni siquiera se plantean la posibilidad de tener alguna capacidad de decisión. CAPÍTULO VII. PROFESIONALISMO Y PARTICIPACIÓN: UN MATRIMONIO MAL AVENIDO La realidad de los mecanismos y órganos de participación está muy lejos de lo que prometían, conceptos como los de “comunidad escolar”, “derecho a participar”, “gestión democrática”. Hay dos opciones: recurrir a la descalificación de siempre, que las cosas solo cambian para que nadie cambie, o tratar de aislar y explicar los procesos y los mecanismos precisos que vacían de contenido la tarea participativa. Estudios no dicen lo que dice ni deducen con facilidad a una falsa impresión sobre el funcionamiento de éstas y la comunidad escolar. Los centros públicos presentan una mayor disposición que las privadas a reconocer, las competencias de los padres y alumnos La participación en la gestión es una idea de izquierdas por lo que cabría esperar actitudes más favorables
Tipos de participación variantes y posiciones La participación ha acabado por convertirse en algo que todo el mundo acepta, porque nadie puede declararse contrario, pero que cada cual recubre de un contenido distinto La pluradidad de motivos con que se defiende la participación recoge más bien una diversidad de intereses de difícil armonización Formas de participación •
Plena: cuando se comparte el poder y se participa individualmente.
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Parcial: cuando sólo se puede influir en sus decisiones pero no compartirlas.
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Pseudo-participación: cuando los temas cuya decisión se participa, ya han sido decididos primeramente.
Y la montaña parió un qatón Organización, jerarquía y autoridad de la educación, en un contexto de ausencia de libertades, generan en los sectores una demanda de estructuras participativas que les permiten tener voz sobre los objetivos y el proceso de trabajo, las condiciones de escolarización, etc. Los profesores son los principales propulsores de alternativas globales de organización vigente de la enseñanza, los padres realizan pequeños movimientos de apoyo al profesor, y los alumnos se manifiestan esporádicamente e irregularmente. “Una alternativa a la enseñanza” La marcha interna de los centros de enseñanza correrá a cargo de los profesores, alumnos y padres de familia de una manera democrática. “Por una escuela pública” La dirección del centro compete a los enseñantes del mismo. Los padres deben intervenir en el control de los resultados de la escuela, así como la aplicación correcta de los fondos otorgados. Las “alternativas” invocan a los tres principales sectores en la educación. Algunos se limitan a afirmaciones generales, se generaba la “dirección pedagógica” y la “línea educativa”, incluía objetivos generales, contenidos y programas. PARTICIPACIÓN Y REPRESENTACIÓN
La ley orgánica del Derecho a la Educación dio a la participación la forma de la representación, reproduciendo en el ámbito de los centros el modelo parlamentario de organización política de la sociedad. El profesorado es el colectivo más compacto y con mejores condiciones para una actuación conjunta. Para el alumnado la participación debe ser una experiencia formadora y constitutiva de personalidad. Con los padres, cuando sus competencias no están reconocidas; la eficiencia en la persecución de objetivos de la capacidad de convocatoria, de asociación, lo cual lleva a apoyar y seguir sus convocatorias para dotarla de legitimidad. DE LA DEMOCRATIZACIÓN AL PROFESIONALISMO Los profesores, alumnos y padres se han visto llamados a intervenir en un espacio institucional del que se domina ciertas claves, permaneciendo las más importantes en manos de la administración. El factor que determina la participación de todas consiste en lo esencial, en los intereses y las prácticas educativas de los profesores. COMENTARIO Es necesario que los padres, alumnos y docentes tengan una participación activa, pero sabemos que esto no sucede así. La mayoría de los padres de familia se ven poco involucrados en la educación de sus hijos. No se interesan en acudir a la escuela más que esporádicamente cuando son llamados por los maestros, o peor aún, ni siquiera en esta situación. Existe poco compromiso para asistir a las reuniones escolares. Los padres no se dan cuenta de que son un factor clave en la educación de sus hijos. Los pocos padres que participan muchas veces dejan de hacerlo porque se causan ciertas fricciones con el docente. En cuanto a la participación por parte de los alumnos es de igual manera escasa. No tienen la confianza para tener una participación realmente activa, o simplemente son un tanto antipáticos y no les interesa participar. Entonces, la solución a esta situación es que todos los actores participen realmente, que no se aislé a ninguno de ellos de la participación escolar. Que funcionen como una mancuerna que se apoye mutuamente, ya que si una de las partes deja de funcionar, nada funciona.