IZAQUI Nº. 4 "Agresión y violencia" by Digital

LILIA RENTERÍA MARÍA CONCEPCIÓN LINAGE ANTONIO BELLO

MIGUEL ÁNGEL BRIBIESCA FRANCISCO LANDA DANIEL GERBER

IGNACIO GUÍZAR SERGIO A. VELÁZQUEZ JUAN MANUEL MUÑOZ

IZAQUI, año 8, num.4 / Enero-Junio 2016, es una publicación periódica editada por el Centro de Estudios de Posgrado en Salud Mental, A.C. CEPESAM y la Asociación Libre de Psicoanálisis A.C. ALIPSI. Sierra Gorda 51, Fracc. Pathé. Querétaro, Qro., C.P. 76000, Tel. 213 42 55. www.cepesam.com, correo electrónico: revista@ cepesam.com. Titular: Lilia Rentería Moreno. Editor responsable: Miguel Ortiz Robles. Reserva de derechos al uso exclusivo 04-2015-022612061800-102. ISSN otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: en trámite. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor o de la titular de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos de la publicación sin previa autorización de la titular. © Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique.

Asociación Libre de Psicoanálisis A.C. (ALIPSI) Lilia Rentería Moreno - Presidente Diana Ugarte Dornbierer - Tesorera María Teresa Mendoza Zavala - Secretaria Centro de Estudios de Posgrado en Salud Mental, A.C. (CEPESAM) Lilia Rentería Moreno - Directora General Ignacio Guízar Marín - Secretario Académico

Directorio Consejo editorial Lilia Rentería Moreno Ignacio Guízar Marín Miguel Ángel Bribiesca Acevedo Miguel Ortiz Robles

Editor responsable Miguel Ortiz Robles Formación y Diseño marketing@midigitalia.com

En portada: “Guns” de Misha Gordin. En contraportada: “Medusa”de Caravaggio (detalle).

Izaqui Nº. 4

Agresión y violencia. Un tema fundamental de hoy y siempre

índice

Contenido Editorial Guerra sin fin

Corpus El suicidio desde el Psicoanálisis. ¿Zeus, estás ahí? Comentario sobre la Transferencia: “Del “Nunca más” de Edgar Allan Poe al “Yo no sé” de César Vallejo”. Bullying. La violencia Gratuita. La trampa y el espanto: Reflexiones analíticas a partir del caso Maciel y otros dispositivos institucionales perversos. La agresividad, el cuerpo fragmentado y la pulsión de muerte. El malestar en la cultura en el capitalismo barbárico del siglo XXI.

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Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

Contenido Intermezzo Sobre la violencia obstétrica, el narcisismo médico y las alteraciones en el vínculo materno-infantil. ¿Derechos o Desechos Humanos?; la deshumanización en México.

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Poesía ¿Qué somos? Muerto un poco.

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Mundo Psi Winnicot Lacan Freud Vox populi

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Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

Izaqui Nº. 4

Agresión y violencia. Un tema fundamental de hoy y siempre

editorial Guerra sin fin Dra. María Concepción Linage Álvarez

Después de cuántos muertos se puede llamar a un movimiento armado: guerra? Al parecer, los diccionarios hablan de “conflicto” armado, bélico, cuando se trata de “pequeños” levantamientos. Se lee: Guerra: Clásicas son las definiciones de guerra aportadas por el militar t teórico bélico prusiano Karl von Clausewitz: la guerra es un acto de fuerza para obligar al contrario al cumplimiento de la propia voluntad y la guerra es la simple continuación de la política y otros medios. En términos legales se establece que la guerra es la lucha armada entre estados, que tiene por objeto hacer prevalecer un punto de vista político a través del recurso 6

a medios reglamentados por el derecho internacional. (1) Guerrilla: El término significa etimológicamente guerra reducida o limitada. No obstante, tal concepto ha sido rebasado, pues la realidad demuestra que los efectos y el territorio en que han tenido lugar acciones guerrilleras han superado a veces a la guerra regular, aunque las tácticas y técnicas obedezcan a planteamientos más simples. (2) Freud, cuestionado por Einstein, insiste en la naturaleza de la pulsión de muerte: “La muerte del enemigo satisface una inclinación pulsional”. (3)

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Posiblemente el infierno sí existe y lo alejamos proyectándolo a otra dimensión que no tiene mesura ni fronteras patrias. Es del orden de lo invisible y no por ello inexistente. Mantiene un lazo inexorable con los registros de lo imaginario, lo simbólico y lo real. Ese Otro que se recrea en el significante de la maldad representada en el simbolismo del fuego por ejemplo. En efecto, la violencia se afianza en un superyo punitivo basado en el retruécano judeo-cristiano: Dios ama-Satanás odia. La angustia de la existencia, la certeza de la muerte, el dolor... todo contribuye para sitiar el narcisismo en un lugar de impotencia. La celeridad de los acontecimientos violentos y lo inconmensurable de la muerte. El sujeto se enfrenta al sujeto para llevar a cabo sus impulsos destructivos, tanáticos porque de lo contrario procuraría su propia destrucción. La batalla interna que compromete a Eros y Tánatos se proyecta sometiendo al otro por el Otro.

implicados, ni a la participación del ejército pues de cualquier manera el acto de matar esta regulado y determinado por el orden legal, el sistema. Freud insistió siempre en la figura controversial del padre al que se teme, se odia, se ama... se añora como una figura emblemática de protección. De ahí que sea tan cómoda la metáfora Dios-Padre. Las guerras santas, entregar la vida voluntariamente a Dios, suponen el paso al acto para vencer el miedo a la eternidad con la promesa del goce eterno. El homicida (cualquiera) posee la certeza de a que su acto le seguirá el plus de goce (narcisista) que posee el Otro. Se defiende a un solo Dios, el sí mismo. Qué dicha que exista el infierno... ahí estarán los muertos, ¿será? Citas (1) Enciclopedia Británica (19891991). (2) Idem. (3) Freud (1932). Porqué la Guerra?, Amorrortu ed. T. XXII pag.188 (1985).

El análisis de la guerra no debería sujetarse al número de Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

CorpUS • El suicidio desde el Psicoanálisis. • ¿Zeus, estás ahí? • Comentario sobre la Transferencia: “Del “nunca más” de Edgar Allan Poe al “Yo no sé” de César Vallejo”. • Bullying. La violencia gratuita. • La trampa y el espanto: Reflexiones analíticas a partir del caso Maciel y otros dispositivos institucionales perversos. •La agresividad del cuerpo fragmentado y la pulsión de muerte. • El malestar en la cultura en el capitalismo barbárico del siglo XXI.

La guerra sin fin

El suicidio desde el Psicoanálisis Antonio Bello Quiroz antoniobelloq@hotmail.com

El psicoanálisis, cuidadoso como se muestra cuando se trata de decir algo en torno a lo que se le confiere la categoría de acto, muy pocas veces se ha pronunciado sobre el suicidio.

n la obra de Freud encontramos una sola referencia directa a la cuestión, se trata de un escrito recogido de las reuniones celebradas los miércoles por el doctor vienés y sus discípulos. Es de 1910 y se encuentra contenido en las Actas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena. Ahí Freud señala: “No se debe olvidar que el suicidio no es sino una salida, una acción, un desenlace de conflictos psíquicos, y lo que corresponde explicar es el carácter del acto y de qué modo el suicida

pone fin a la resistencia contra el acto suicida.” En la propuesta de Freud se puede ver la ausencia total de postura moral(1). En el suicidio, señala el maestro vienés con toda claridad, se trata de una salida, entre otras, al conflicto psíquico, se trata de una salida implementada mediante una acción motriz. Sin embargo, dada su característica de acto definitorio de la vida, vale preguntarse, como lo sugiere el mismo Freud, sobre el carácter

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del acto y las formas en que se pone fin a las resistencias contra el acto suicida, es decir, aunado a este interrogante se encuentra el cuestionamiento sobre el modo que se vence la potente pulsión de vida o eros(2). En la cita mencionada se encierra todo un entramado de sugerencias ante las cuales una pregunta se impone y apunta a uno de los centros de la discusión que se sostiene en las disciplinas de la “psi” (psiquiatría, psicología, psicoanálisis) y en lo social: ¿esos conflictos psíquicos subyacen en todo sujeto o sólo en algunos? Sin duda alguna, uno de los descubrimientos torales del psicoanálisis, y por ello mismo fuente de frecuentes ataques por parte de la llamada, por Jacques Lacan, “psicología general”, es la hipótesis que sostiene que el conflicto psíquico es condición de subjetividad, por tanto, de una u otra forma, subyace en todo sujeto, y no sólo en aquellos en quienes se podría suponer algún trastorno biológico (léase neurológico), social o intrapsíquico. Luego entonces, en principio podemos señalar que el suicidio es una salida(3) abierta para todo sujeto y no sólo para quien es 10

considerado, de cualquier manera, patológico. El esquema de aparato psíquico que Freud nos propone para pensar la condición humana está organizado y gobernado por dos fuerzas que resultan antagónicas: una de ellas tiende permanentemente a descargarse (las pulsiones) y la otra se opone sistemáticamente a esas descargas (las prohibiciones). El psicoanálisis, en la línea teórica que va de Freud a Lacan, deja ver que, con independencia de sus características culturales, sociales u otras, el sujeto permanentemente circula montado en ese conflicto de carácter pulsional, haciendo frente, de una o de otra manera, a una pregunta fundamental: ¿Qué me quiere el Otro?. Es en esta pregunta en donde el Otro (la cultura, el orden social, quien regula el deseo, el lenguaje, el cuerpo, la Ley) al responder, revela su carencia, su falla; es ante la falla del Otro que el sujeto ofrece una respuesta, alguna respuesta: el síntoma, el delirio, el acto; el suicidio es una entre esas respuestas, una tal que, según enseña Lacan, el suicida ofrece su desaparición como respuesta. Para intentar hacer una lectura

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El suicidio desde el Psicoanálisis

el orden fenomenológico. No se puede diferenciar tampoco por comportamiento alguno. ¿Entonces? Freud señala: “No se debe olvidar que el suicidio no es sino una salida, una acción…” Por tanto, podemos ubicar, en principio, al suicidio como una “acción”, es decir como síntoma, acepta ser leído como acting out, término que, por cierto, no proviene del psicoanálisis sino que fue elaborado por J.L Moreno en 1932 desde el psicodrama. Este autor lo definió

“Catone”, Giovanni Battista

más o menos clara de esta posición ética frente al suicidio habría que pasar, como señala Freud, por el intento de leer de manera diferenciada acción y acto. Desde el psicoanálisis, la lógica del acto suicida nos permite diferenciar al menos dos tipos fundamentales de suicidio: a) el acto suicida como síntoma; y b) el acto suicida radical. Lo que nos permite diferenciar entre la acción suicida y el acto suicida. La diferencia, desde luego no es de grado o evolutivo, no se trata tampoco de la efectividad o del fallo en

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como un actuar irracional en la existencia pero terapéutico en el tratamiento. En ese sentido, en tanto que el acting es un acto realizado por el sujeto sin conocimiento claro de la o las motivaciones, podemos pensar que el suicidio en estado de confusión o, si se quiere, de depresión provoca el encuentro de una muerte no deseada. El suicida en esta situación pone en escena su odio al objeto, el deseo del sujeto se impone y el acting se expresa por sí mismo como síntoma pero sin verse afectado por la conciencia. Se trata, podríamos decir, de un suicidio donde el sujeto no da cuenta del acto. Hablaríamos así de un acto sin sujeto. En el acto, o mejor dicho aquí, en la acción suicida como síntoma, alguien resulta muerto, pero el acto carece de sujeto. En este sentido, la fuerza que propugna por efectuarse (pulsión) se realiza, la censura (prohibiciones) fracasa. Para el análisis de la acción habría que intentar desmontar la fórmula del suicidio que nos señala que ahí se pone en escena el odio al objeto de deseo dándose, de manera paradójica, muerte a sí mismo. Pero, ¿por qué agredirse al poner en escena el odio al objeto? Partamos de una evidencia que 12

el psicoanálisis ha venido a poner al descubierto con respecto a la falsa dicotomía entre el yo y el otro: nadie puede engendrarse a sí mismo. Así, el yo se constituye a partir de la intervención de Otro que limita el goce; es esa mediación por parte del Otro lo que le hace ser al sujeto, cierto, pero, paradójicamente, es eso mismo lo que hace que el yo esté alienado, ficcionado(4) por siempre y sometido a la tensión de la relación con el Otro que, en tanto le constituye, le mantiene bajo amenaza de destrucción: aquel que lo hace también lo puede destruir. Desde muy temprano en su andadura teórica, Jacques Lacan formula que: “El deseo del sujeto es el deseo del deseo de Otro.” El sujeto se constituye como tal en el lugar de Otro, en el discurso de Otro. La madre desea (o no) a su hijo antes incluso de nacer; el niño es desde ya producto del deseo de Otro y así buscará permanecer deseado, amado por Otro, con lo que puede mitigar la pregunta angustiante y tensionante que al principio señalaba: ¿Qué me quiere el Otro?, sosteniendo así una ficción de vida. La suspensión o interrupción de este de-

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El suicidio desde el Psicoanálisis

seo del Otro que le constituye y sostiene se vive con un incremento de la tensión agresiva, que lo llevaría a lo que se ha dado en llamar “patologías del acto”, acciones autodestructivas, adicciones, estados melancolizantes, e incluso hasta la muerte como se observa en los suicidios. El segundo caso señalado, en el suicidio radical, en el propiamente llamado acto suicida, el sujeto se formula una razón (certeza) para morir. No se encuentra en el entretelón de una clínica de la desesperanza, ni se expresa de manera violenta el vínculo dramático de odio al Otro y luego a sí mismo. No existe el abatimiento moral, o “cobardía moral” como llamaba Lacan a la depresión. Los signos que se señalan como manifiestos en el suicidio no se presentan en tanto que el deseo de ser amado (o bien odiado) está realizado. El sujeto en cuestión bascula únicamente en dos de las “pasiones del ser” que señala Lacan: el amor y el odio, faltando la ignorancia que lo llevaría al titubeo, al entre dicho, en fin, a la vida. La pulsión está ligada de manera directa, sin fallas, al Otro, vía la certeza. No hay desesperan-

za ni desvalorización personal. Incluso puede existir una intensa investidura libidinal hacia un objeto, es decir, establecer vínculos de amor al objeto. Sin embargo, el sujeto tiene un claro deseo de morir sustentado en una lógica de su muerte, una lógica que se muestra, como se señala, en su principio basada en una certeza. A diferencia de la acción suicida, en este caso su acto estaría dimensionado en el pasaje al acto. Constituyendo así el suicidio como un acto que no es representación, un acto que no es de los semblantes. Para ilustrar lo dicho en estás últimas líneas es posible pensar, por ejemplo, en el suicidio del escritor japonés Yukio Mishima. Este tipo de suicidios marcados por el acto radical también son llamados suicidios éticos o melancólicos. Cómo se sabe, el escritor japonés Yukio Mishima(5) organiza su vida a partir de la manera en que tendría que morir, se hace de un ejército personal para poder llevarlo a cabo; el acto planeado, consciente, consistió en la realización del harakiri para que después su asistente, Morita, le cortase la cabeza. Más que la elaboración sobre las diferenciaciones entre

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Obras del pintor polaco Zdzislaw Beksinski

suicidio depresivo y suicidio melancólico, como también podríamos llamarle, quisiera cerrar esta colaboración haciendo una breve mención a las referencias en donde el psicoanalista francés Jacques Lacan se detiene en los enigmas del suicidio: En “Psicoanálisis. Radiofonía y Televisión”(6), podemos leer que Lacan distingue y se refiere a las depresiones como una de las formas de ceder ante el deseo, mientras que atribuye el suicidio a la manía. Menciona: “Y lo que resulta por poco que esa cobardía de ser desecho del inconsciente vaya a la psicosis, es el retorno en lo real de lo que es rechazado, del lenguaje, es por la excitación maniaca que ese retorno se hace mortal.”

Nos habla aquí de la certeza (la única certeza que lo humano tiene es sobre su muerte) que en el suicido retorna en lo real, sin mediación del lenguaje, sin mediación de lo simbólico. En otro momento, al concluir el Seminario X sobre La angustia, y después de haberse extendido sobre la neurosis obsesiva, enseñará que el problema del duelo es el mantenimiento de los vínculos por donde el deseo está suspendido del i(a), Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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por el cual se sostiene todo amor, en tanto que en este término se encuentra implicada una dimensión idealizada, es decir, está expresado narcisisticamente(7) . En el duelo, entonces, los vínculos con el ideal se encuentran mantenidos y esto constituye la diferencia fundamental de lo que sucede con la melancolía, en donde la relación con el ideal se revela como ausente, o fija que es otra forma de estar ausente. Recuérdese el pasaje donde después de haberse embarcado en la noción de retorno de libido pretendidamente objetal, sobre el yo propio del sujeto, Freud confiesa: es evidente que en la melancolía este proceso no culmina (lo dice el propio Freud), el objeto supera su dirección y es él el que triunfa. Lacan se extiende en estos planteamientos del vienés realizados en Duelo y melancolía, y acentúa así la diferencia del a (cómo sabemos, Lacan utiliza la letra a para nombrar al “objeto causa del deseo”) con el i(a) e indica que en la melancolía no opera el a, no sólo se lo desconoce sino que: “Es aquello por lo que el sujeto ya no es lastrado por ningún a, con lo que, a veces sin ninguna posibilidad de

libertad, lo entrega a la metonimia infinita, lúdica, pura de la cadena significante.” Por otro lado, en su abordaje de Hamlet, Lacan hará algunas reformulaciones interesantes, vale mucho seguir en detalle cada uno de sus planteamientos sin embargo aquí me interesa destacar lo que señala sobre el duelo. Al hablar del duelo, dirá que en la forclusión hay una falla en lo simbólico, lo que hace imposible la elaboración del duelo, dejándolo en suspenso; así, en el duelo se presenta un agujero en lo real, falta alguien en lo real. Hay duelo cuando desaparece alguien cuya falta colmábamos, sólo es factible hacer un duelo cuando sabemos en qué hacíamos falta en el otro, en el objeto amado(8). Hay una moción que regula este movimiento y le mantiene en una dialéctica deseante, esa función es imaginaria. Si ésta fracasa, ante la falla de la imagen, el suicidio ¿sería un intento restitutivo, al devolver al cuerpo los límites donde puede hacer imagen, lo último para sostenerse? Si i(a) -lo imaginario- se corre deja al a al descubierto, fallando la función reguladora del fantasma, entonces, el encuen-

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tro con ese a se torna encuentro con el deseo puro, ahí donde el sujeto no encuentra nada para identificarse. En esta diferencia entre el carácter depresivo del suicidio y la condicionante melancólica, Lacan hace ver que en el fantasma obsesivo se afirma el carácter indestructible del Otro. El neurótico obsesivo con su demanda de muerte hace de la muerte un acto fallido, el fantasma funciona y exige la destrucción del deseo del Otro. En la melancolía en cambio, lo que ocurral Otro le falta la falta y eso es sin apelación. No hay llamado como lo hay en el suicidio neurótico. Se trata entonces, en la melancolía, de un deseo no ligado a la cadena significante. Además de lo anterior, hay que señalar que la referencia más clara que Lacan hace sobre el suicidio se suscita durante la Conferencia de Ginebra, ahí habla sobre el “suicidio de los hijos no deseados.” En donde, el planteamiento central sostiene que el no deseo del Otro revela la falta de agujero, por tanto el sujeto, en este caso el hijo, se libera de la cadena significante, ya no se hace re16

presentar ahí y escapa a toda inscripción. El significante ha perdido la batalla. No hay distancia entre el sujeto y el objeto causa de deseo (a), el suicidio se viene a inscribir como deseo inmortal que resiste más allá de toda vida. El suicidio melancólico, entonces, pone en un acto una certidumbre de goce cuando el significante ha perdido la batalla mostrando un duelo imposible de transitar. Citas (1) Lo que lo coloca de entrada más allá de toda discusión moral que pretenda validar o censurar el acto colocándolo en ocasiones como un acto de valentía y en otro una cobardía, entre muchas otras posiciones. (2) Desde luego no se refiere, proponemos, al modo entendido como las formas, los tipos de suicidio o los métodos que se usan para conseguirlo, sino al funcionamiento psíquico que se opera en el acto suicida. (3) Desde luego se considera inútil aquí abrir un espacio a la especulación, más de tinte mediático, sobre si se trata de lo que se suele llamar “salida falsa”, en tanto tendríamos que preguntarnos si alguien conoce cuál es la “verdadera”. (4) Vale aquí revisar nuevamente los planteamientos que realiza Lacan en el estadio del espejo en sus Escritos 1 (Mexico, 2005, Siglo XXI). Ahí Lacan señala que: “Es este momento el que hace volcarse decisivamente todo el saber humano en la mediatización

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“Guernica”, Pablo Picasso.

El suicidio desde el Psicoanálisis

por el deseo del otro, constituye sus objetos en una equivalencia abstracta por la rivalidad del otro, y hace del yo (je) ese aparato para el cual todo impulso de los instintos será un peligro”. (5) Desde luego que cuesta pensar que se trate, en el caso de Mishima, de alguien deprimido o con cobardía moral, por el contrario, su vida es plena y diversa, se trata no sólo de un escritor de altos vuelos, fue además compositor de canciones, es campeón de esgrima y Karate, escribe operas (una en dos días), pilotea un F-4, arma un ejército etc.

(6) Ver Jacques Lacan. Psicoanálisis. Radiofonía y Televisión. Ed. Anagrama, Barcelona, 1977. (7) Ver Jacques Lacan, Seminario 10 La angustia, Paidós,Buenos Aires, 2006 pág. 362. (8) Recomiendo aquí ver la película “Azul” de Krzystof Kieslowski, donde es factible apreciar de qué manera la protagonista puede elaborar su duelo, a partir de saber en qué colmaba la falta de su esposo muerto. No sin pasar por momentos melancolizantes, marcados por un distanciamiento de lo social y un goce de carácter autista.

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Izaqui N潞. 4

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¿Zeus, estás ahí? Dra. Lilia Rentería Moreno

La violencia y la agresión son connaturales al ser humano su forma de expresión está moldeada por la estructura de la civilización y la cultura que dan cuerpo a determinada sociedad.

n psicoanálisis se reconoce que toda actividad humana, incluidos la imaginación y el pensamiento, es producto del esfuerzo pulsional, funcional. De una revuelta de Eros y Tánatos. La sublimación incluso resulta del esfuerzo de preservar la propia vida en lo que se reconoce como ético y estético transformado el objeto y el fin sexual sin por ello abandonar la esencia de la pulsión destructiva asociada a Tánatos. Por ello la sublimación tiene la marca

indeleble del conflicto del ser: AMOR-ODIO, VIDA-MUERTE, HOMBRE-MUJER, etc. Estos y todos los pares antitéticos que se vuelcan hacia uno mismo y hacia el otro. Desde aquí es que el otro deviene objeto, desde el conflicto interno que al ser insoportable se tramita por el predominio de la pulsión de destrucción (Freud, 1930) dirigiéndose hacia afuera. Objeto de amor, objeto de odio, objeto de admiración, objeto sexual. Transmudar al

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otro en objeto es violentarlo. La violencia y la agresión siempre han existido en las sociedades de tal forma que la Historia Académica no es otra cosa que la crónica de vencedores y vencidos, de las guerras de generales y reyes, de amos y esclavos. Cuando se leen estos hechos el amor parece una ambición, un esfuerzo sobrehumano. Después de estos acotamientos me referiré al tema central de este escrito que es el de la violencia y la agresión del hombre hacia la mujer. En otro lugar me preguntaba “¿desde cuando el hombre es el enemigo?”(1) Parece increíble que hoy se necesiten instancias especializadas en la defensa de la mujer: ministerio público, procuradurías, Instituto de la mujer, Albergues y demás. A pesar de ser un lugar común en el terreno de lo psicoanalítico, partiré de nueva cuenta de los esteros de la estructura familiar y consecuentemente de los complejos de castración y de Edipo. Leamos un poco a Lacan. “La familia establece así entre las generaciones una continuidad psíquica cuya causalidad es de orden mental. Esta continui20

dad, si bien revela el artificio de sus fundamentos en los conceptos mismos que definen la unidad de linaje, desde el tótem el nombre patronímico, no por ello deja de manifestarse mediante la transmisión a la descendencia de disposiciones psíquicas que confinan con lo innato: Conn creó para estos efectos el término herencia social.(2) (El subrayado es mío). Luego, parece imprescindible retomar el tema de la violencia del varón dirigida a la mujer desde el lugar de la familia y sus complejos psíquicos, para Lacan: complejo del destete, complejo de la intrusión y por último, complejo de Edipo. Los tres están sellados sobre todo en el varón, por la figura materna, ella es la que posee el pequeño “Majesty” permitiéndole o no, facilitando o no, su relación con el mundo y los otros. El complejo hace el valor de estructura y a cada uno de ellos le corresponde una frustración: Es significativo que en Freud el deseo nunca se produzca más que con el nombre de Wunsch. Wunsch, wish, es el anhelo, solo el anhelo. Solo hay anhelo enunciado. El deseo solo está presente bajo la demanda.(3)

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¿Zeus, estás ahí?

Ahora estamos en condiciones de confrontar el deseo materno con el deseo del hijo, recordemos, varón. El dinamismo del complejo de Edipo puede resolverse en versiones insospechadas. La tragedia griega de Esquilo, Sófocles y Eurípides es muestra clara de ello. Medea recibió un tratamiento diferente por parte de cada uno de los poetas trágicos. Los dos primeros la incorporaron a sus obras de teatro como una bruja, hechicera y mujer liberal que rebasaba el prototipo femenino de la época. En este caso nos interesa Eurípides que toma al personaje de la mitología y hace de ella una asesina que mato a sus hijos para vengarse de Jasón, convirtiéndola así en paradigma de maldad pues una madre no suele asesinar a sus vástagos.

Claro que el masoquista sabe, a ese goce, volver a llevarlo allí, pero es para demostrar (precisamente por no lograrlo sino al

“The Angel Of Death”, Evelyn De Morgan

Sobre Eurípides Entonces ¡quien tiene grandes pretensiones para los hijos varones!, es indudable el papel de la madre en todas sus dimensiones: fantasmatica, phantom y fantasiosa.....

exaltar con su simulación una figura demostrativa) lo que para todos ocurre con el cuerpo: que él es justamente ese desierto. La realidad, por este hecho, es comandada por el fantasma en tanto el sujeto se realiza en él en su división misma. (4)

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Y si aun no basta en el lugar que colocamos a este varón obediente de su madre, transgresor de la ley citamos nuevamente a Lacan: En cuanto a la realidad del sujeto, su rostro de alineación, presentido por crítica social, se revela por fin al jugarse entre sujeto del conocimiento, el falso sujeto del “yo [je] pienso”, y ese residuo corporal en el que, suficientemente, pienso, he encarnado el Dasein, para llamarlo con el nombre que me debe: o sea, el objeto (a) (5) Nos preguntamos “¿Qué desea la madre en la relación con su hijo?” Desde el primer momento en que se pone en contacto, que concientiza el hecho de que va a ser su madre de un varón, traza una brecha entre ella y los seres su entorno, predomina ahora en su psiquismo el significante “hijo” y este se aliena a los significantes que somete, como vimos: el nombre propio, las leyes del parentesco, la sexuación. Todo ello con lo que de castración destila. Freud en su artículo inaugural sobre el narcisismo asegura que la madre reivindica su economía narcisista a través del hijo 22

Aun para las mujeres narcisistas, las que permanecen frías hacia el hombre, hay un camino que lleva el pleno amor de objeto. En el hijo que dan a luz se les enfrenta una parte de su cuerpo propio como un objeto extraño al que ahora pueden brindar, desde el narcisismo, el pleno amor de objeto. Y todavía hay otras que no necesitan esperar el hijo para dar ese paso en el desarrollo desde el narcisismo (secundario) hasta el amor de objeto. (6) Ahora evoquemos algunas citas “sagradas” de libros igualmente sagrados, pensadores, filósofos y hombres de consabida importancia: “Aunque la conducta del esposo sea censurable, aunque éste se entregue a otros amores, la mujer virtuosa debe reverenciarlo como a un dios. Durante la infancia, una mujer debe depender de su padre; al casarse de su esposo, y si él muere, de sus hijos, y si no lo tiene, de su soberano. Una mujer nunca debe gobernarse a sí misma.” Leyes de Manu (libro sagrado de India). “La mujer que se niegue al deber conyugal deberá ser tirada al río.” Constitución Nacional Sumeria (civilización mesopotámica, siglo XX aC).

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¿Zeus, estás ahí?

“Cuando una mujer tenga una conducta desordenada y deje de cumplir sus obligaciones del hogar, el esposo puede someterla a esclavitud. Este servicio puede, incluso, ser ejercitado en el hogar de un acreedor de su esposo y, durante el periodo en que dura, es lícito para él contraer un nuevo matrimonio.” Código de Hammurabi (constitución nacional de Babilonia, otorgada por el rey Hammurabi, siglo XVII aC). “Quien confía en una mujer confía en un ladrón.” Hesíodo, poeta griego, siglo VII aC. “Los dioses olímpicos han dotado al marido de una retrasada mental. La mujer desconoce por completo lo que está bien y lo que está mal. El único talento que ella posee es el de comer.” Semonides de Amorgos, poeta yámbico griego, siglo VI aC. “La mujer es mala. Cada vez que se le presente la ocasión, toda mujer pecará.” Sidhartha Gautama, fundador del budismo, siglo VI aC. “Hay un principio bueno, que ha creado el orden, la luz y el hombre. Y un principio malo, que ha creado el caos, las tinieblas y la mujer.” Pitágoras de Samos, filósofo y matemático griego, siglo VI aC. “La mujer debe venerar al hom-

bre como a un dios. Cada mañana, por nueve veces consecutivas, debe de arrodillarse a los pies del esposo, y de brazos cruzados, preguntarle: ‘Señor, ¿qué deseáis que haga?’” Zaratustra, filósofo persa, siglo V aC. “Las mujeres, los esclavos y los extranjeros no son ciudadanos.” Pericles, ateniense político demócrata, siglo V aC, uno de los ciudadanos más brillantes de la civilización griega. “La mujer es de lo más corrupto y corruptible que hay en el mundo.” Confucio, filósofo chino, siglo V aC. “Lo único en el mundo peor que una mujer es otra.” Aristófanes, dramaturgo griego, siglo V, aC. “Temed el amor de la mujer más que el odio del hombre.” Sócrates, filósofo griego, siglo V, aC. “La naturaleza sólo hace mujeres cuando no puede hacer hombres. La mujer no es más que un hombre incompleto. Una especie de error de la naturaleza; la hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades.” Aristóteles, filósofo griego y preceptor de Alejandro Magno, siglo IV aC. “La mujer es inferior al hombre en todo.” Flavio Josefo, historiador judío, siglo I. “Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos como al Señor,

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“Afrodita y Ares en la red de Hefesto”, Vojtech Polakovic.

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pues el marido es el jefe de la mujer, como Cristo es el jefe de la Iglesia, cuyo cuerpo ha salvado, y como la Iglesia es sumisa a Cristo, así, las mujeres deben someterse en todo a sus maridos.” San Pablo, apóstol del cristianismo, siglo I. “Cabeza del crimen, arma del diablo. Cuando tengáis delante una mujer, creed que tenéis ante vosotros, no un ser humano, no una bestia feroz, sino el diablo en persona. Su voz es el silbido de la serpiente.” San Antonio Abad, ermitaño, siglo III. “Soberana peste es la mujer, dardo del demonio. ¡Por medio de la mujer el diablo ha triunfado de Adán y le hizo perder el Paraíso!” San Juan Crisóstomo, patriarca de Constantinopla y padre de la Iglesia, siglo IV. “Los hombres están sobre las mujeres porque Alá les otorgó la primacía sobre ellas. Por lo tanto, da a los varones el doble que le des a las mujeres. Los esposos que sufran la desobediencia de sus mujeres pueden castigarlas: desde dejarlas solas en sus camas hasta incluso golpearlas. No legó al hombre mayor calamidad que la mujer.” El Corán, libro sagrado de los musulmanes, escrito por Mahoma en el siglo VI. “El estudio del Talmud no debe darse bajo ninguna circunstancia a las 24

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¿Zeus, estás ahí?

mujeres, porque dada su pobreza intelectual convertirían las palabras de la Torá en palabras vacías.” Maimónides, médico y rabino judío, siglo XII. “El peor adorno que una mujer puede pretender tener es ser sabia. Aunque se agoten y mueran de tanto parir, no importa, para eso existen” Martín Lutero, teólogo alemán, protestante reformador, siglo XVI. (7) Este análisis ahora se realiza desde el hombre versus el deseo materno. Todo sugiere que el varón mantiene un viejo argumento sobre la naturaleza de lo femenino, su lógica parte de un proton pseudos que se sostiene desde el discurso materno. Si afirmaciones como las que vimos anteriormente son externadas por autoridades sociales, con gran peso social y “moral”, la mujer no solo se reivindica pariendo un hijo varón, justifica su existencia y “solventa” la herida narcista que le supone su “ser mujer”. Lo paradójico es que los varones encuentran todavía el derecho, la justificación para agredir a sus mujeres. El asunto parece muy Kleiniano: - te agredo porque eres mi ten-

tación, me excitas (San Pablo) - te agredo porque te necesito (Semonides) - me enojo porque te cojo (Lutero) - me enojo porque no te cojo (Aristófanes) - me enojo porque no tengo lo tuyo (Aristóteles) - te agredo porque no soy tu (Mahoma). La pregunta obligada se dirige a estos varones que nacieron de mujer: ¿qué de su narcisismo se juega al mirarla? Con frecuencia hombres neuróticos declaran que los genitales femeninos son para ellos algo ominoso. Ahora bien, eso ominoso es la puerta de acceso al antiguo solar de la criatura, al lugar en que cada quien ha morado al comienzo. “Amor es nostalgia”, se dice en broma, y cuando el soñante, todavía en sueños, piensa acerca de un lugar o de un paisaje: “Me es familiar, ya una vez estuve ahí” la interpretación está autorizada a remplazarlo por los genitales o el vientre de la madre. Por tanto, también en este caso lo ominoso es lo otrora doméstico, lo familiar de antiguo. Ahora bien “un” de la palabra unbeimlich es la marca de la represión. (8) Partiendo de estas premisas,

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la mujer es objeto y agente del maltrato, ama ¿incondicionalmente? En estas relaciones sado-masoquistas el vínculo se subvierte para convertirse en uno de sometimiento, poder, maltrato y humillación lo cual representa la muy estrecha relación del varón con su madre y de la mujer con la castración. Lo importante es la alteridad del otro. La madre se somete al hijo, la pareja (esposa-amante) se somete al hombre (esposo-amante). Así, estos hombres no han logrado consolidar una estructura que se sostenga para enfrentar un vinculo deseante desde la castración y la sexuación.

mento histórico es el escenario donde se despliega la dialéctica del encuentro hombre-mujer y también lo es para significar el pathos subjetivo, su modalidad. Luego entonces, la autonomía, la libertad, la rebeldía de las mujeres se expresa hoy en nuestro país de otras formas que lo hicieran hace algunos años. Hasta el concepto de violencia ha sufrido modificaciones con los años. Lo que sorprende es que estas parejas se sostengan con el significante “amor” y aun así están coludidas en un narcisismo que favorece la tolerancia de ella y la violencia del otro, ambos siendo cómplices del Otro.

¿Qué pasa con la libido?

Freud habla del “narcisismo de las pequeñas diferencias” y con ello intenta acercarse a la problemática de la lucha entre semejantes como lo fue la guerra española, la alemana. Lo mismo que observamos en el amor-odio fraternal y en la pareja. Pero el goce se relaciona también con el odio, es pasión y es amor que se manifiesta en estos actos que contradicen la naturaleza del vínculo amoroso. El goce se busca, se recrea, se dramatiza en estas relaciones. Sí la relación es social… es tam-

En el sadismo, donde ella tuerce a su favor la meta, erótica, aunque satisfaciendo plenamente la aspiración sexual, obtenemos la más clara intelección de su naturaleza y de su vinculo con Eros… incluso en la más ciega furia destructiva, es imposible desconocer que su satisfacción se enlaza con un goce narcisista (9). Reconociendo además que la relación amorosa de la pareja es un vínculo social, el mo26

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“Zeus / Júpiter “, Annibale Carracci.

¿Zeus, estás ahí?

bién política, ideológica. No se afianza en sí misma, hay además un registro imaginario de imposiciones, de deberes ideales religiosos y otros que pretenden que solo conservando este vínculo se obtiene ese plus de goce. Se enmienda el destino aceptando la ley. En el caso de los hombre golpeadores, el resabio de la organización matriarcal se enajena y la mujer golpeada, victimizada, es agente de hijos e hijas que se condenan a la compulsión a la repetición. Con las citas “sagradas” que recordamos antes no es difícil entender que existe un imperativo categórico (Kant) que desplaza todos los mensajes de amor: el hombre debe amar

a la mujer “a pesar” de ser un ser inferior. También “debe” saber que luego entonces el debe conservar su superioridad y no permitir que la mujer se subleve. Este es un discurso del amor muy original pues el hombre que se somete a la Ley del orden político, en el que es un esclavo, se transmuda en juez en su casa, con su “amada” y sus hijos. Sabemos de muchas pacientes que hasta intentan proteger a los menores de la furia de un padre amenazante que desde luego, no es garante de la Ley, no se habla de ella, él la actúa. Es el único representante de esa ley. Así el varon, por preservar una identidad que refleje socialmente su masculinidad, intenta refor-

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zar el imperativo de no asemejarse a lo femenino. “Si yo fuera el padre y tú el hijo, te maltrataría “(10). Desde ningún punto de vista, esta reflexión sugiere que este hombre y esta mujer son sujetos libre de sí mismos y que han elegido concientemente este camino de víctima y victimario. El yo (je) nunca ha sido menos libre que en su tarea de investir objetos de amor: • Para preservarse viviente está condenado a preservar una relación de investidura con su propio cuerpo, con el yo (je) de esos otros cuyo deseo se revela siempre autónomo y a veces antinómico al suyo propio, con esta realidad que jamás será totalmente conforme a la representación que el anhelaría darse. • Ese cuerpo, ese otro investido por él, esa realidad, serán periódica e inevitablemente fuente de sufrimiento, provocado, por este hecho, un movimiento de desinvestidura, un deseo de huida. (11) El yo (je) de los dos miembros de la pareja sufre profundamente pues la conservación de la felicidad, del goce prometido, no les fue otorgada. Antes bien, el sentimiento de soledad 28

se incrementa día tras día dado que no están sujetos al otro sino a sí mismos, al Otro que como ya vimos es una imposición derivada de un dispositivo social. La vivencia consciente es de castración por no cumplir y no tener. P. Aulagnier asegura que el acto de pensar, de analizar sobre el propio pensamiento y proceder requiere de otro sufrimiento que implica pensar la relación consigo mismo, con su cuerpo, con la realidad. Solo así se ve, se enfrenta la paradoja. Conclusión El panorama se observa triste y desolado. Existen determinantes socio-culturales que insisten en delimitar prefigurando lo que debe de ser la relación amorosa -incluyendo la intimidadejerciendo efectos superyoicos en el Sujeto desde los significantes que aquí son primordiales para construir la psique del hombre, la mujer y su goce. En nuestra cultura, la intención social se vuelca sobre cosas que “en modo alguno son útiles y hasta parecen inútiles “(Freud, 1930), que nos alejan del cuestionamiento, del pensar sobre sí mismo. El pensarse implica sufrimiento –como asegura Aulagnier-, renuncia al goce del

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Otro. Tal vez exista un poco de luz en el horizonte si nos avocamos no solo a cambios en el sistema político-económico sino a la ideología represora que determina la elección del objeto amoroso sometiendo a la legalización el derecho de amar y de no hacerlo, una postura ideológica que reconozca la finitud de los vínculos y no los disfrace de contratos. Se propone una estructura ideológica que asuma que la única imposición en la relación es el amor en cualquiera de sus formas. A esto McDougall denomina neosexualidades, que descansan sobre el anhelo de libertad, de una cultura que no paute el ritmo ni la esencia de la pareja amorosa. Citas. (1) Rentería Moreno Lilia: “La mujer frente al maltrato” En Revista: Actitud Humana coordinada Por Comisión Estatal de Derechos Humanos, Qro., 2012, pág. 12. (2) Lacan Jacques. “Los complejos familiares y formación del individuo”. En Otros Escritos. 2014. Ed. Paidós. ED. Paidós, Argentina. Pag.35. (3) Lacan Jacques: “Del psicoanálisis y sus relaciones con la realidad”. En: Otros Escritos 2014. Ed. Paidós, Argentina pag.376 (4) Idem. Pág. 378 (5) Idem. Pág. 378 (6) Freud S. (1914) Introducción al

narcisismo. Amorrortu ed. Argentina T.XIV pag 86.1976 (7)http://www.jornada.unam. mx/2015/10/18/opinion/015a2pol/ (8) Freud S. (1919) Lo ominoso. Amorrortu ed. T. XVII pag. 244 (1976) (9) Freud S.(1930) El malestar en la cultura. Amorrortu ed. Argentina T.XXI, pag.117. (1976) (10) Freud S.(1930) El malestar en la cultura. Amorrortu ed. Argentina T.XXI, pag.117. (1976) (11) Aulagnier Piera. Un intérprete en busca de sentido, pag.255 ed. Siglo XXI México 2005. Bibliografía: Aulagnier, P. (1994). Un intérprete en busca de sentido. México: Siglo Veintiuno Editores. Freud, S. (1914) Introducción del narcisismo. En Obras completas, tomo XIV. Buenos Aires: Amorrortu. Freud, S. (1919) Lo ominoso. En Obras completas, tomo XVI. Buenos Aires: Amorrortu. Freud, S. (1930) El malestar en la cultura. Obras completas, tomo XXI. Buenos Aires: Amorrortu. Lacan, J. (2012). Otros escritos. Buenos Aires: Paidós. Rentería Moreno, Lilia. (2012). “La mujer frente al maltrato”. En revista: Actitud Humana coordinada Por Comisión Estatal de Derechos Humanos, Qro.

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Agresi贸n y violencia. Un tema fundamental de hoy y siempre

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Comentario sobre la Transferencia: “Del “Nunca más” de Edgar Allan Poe al “Yo no sé” de César Vallejo” Dr. Miguel Ángel Bribiesca Acevedo vienafreud@hotmail.com

El ser humano habita en el lenguaje, pero habitar en él no implica necesariamente que encuentre su lugar en él. ¿Para qué le sirve entonces al humano el lenguaje?

a respuesta eficiente dice que le sirve para comunicarse, mientras que la afirmación final sostiene que le sirve para encontrar su sentido. A la par para la interrogación formal el lenguaje es la casa del ser y su significación y para la admiración material el lenguajes es la sujeción del sujeto. ¿Qué lugar ocupa el psicoanálisis en este “giro lingüístico” de la historia de las ideas?

El psicoanálisis ha bordeado cada una de las afirmaciones anteriores y no se ha detenido en ninguna. Le ha sacado provecho a cada una y la ha desechado porque el psicoanálisis lleva su trayectoria más allá de la comunicación, el sentido, la significación y el ser y el mismo sujeto. De la comunicación ha encontrado que es imaginaria. Que actúa sobre cada uno haciendo creer una completud de comunicación y su inminente desen-

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Agresión y violencia. Un tema fundamental de hoy y siempre

canto. Dirigirse a otro usando el lenguaje es intentar que el otro reciba un “mensaje” que se fragua a la luz de su propia ignorancia produciendo en su efecto un “malentendido fundamental” que conlleva el desencanto del desencuentro. ¿De quién es la responsabilidad de la comunicación? Eso no se sabe porque encontramos “golpes en la vida tan fuertes” que no nos queda más que afirmar un rotundo “yo no sé”, es algo que uno no buscaba y que sin embargo encuentra como decepción en el intento del encuentro con el otro. El psicoanálisis ha tenido que hablar del otro como un concepto que se escinde entre un otro con “O” minúscula y Otro con “O” mayúscula. Una pequeña definición del psicoanálisis se ubica entre lo que ocurre en el trayecto de un “otro” al “Otro”. Mientras que el “otro” es el semejante, es ese al que le creemos hablar como persona, el “Otro” con mayúscula es el “Otro” del lenguaje que nos hace hablar desde nuestra propia ignorancia y que conlleva inevitablemente el fracaso de todo intento de comunicación, aún creyendo que se logra.

Del sentido, el psicoanálisis ha encontrado que es escatológico, es decir que fracasa en su logro, que se desvanece en su encuentro y que nos muestra el rostro de la muerte haciéndonos creer que eso es la vida. Hay una insatisfacción constante en la búsqueda del sentido y su encuentro, quizás por que conduce a lugares utópicos como la comprensión de una esencia sobre la apariencia. Lo mortífero de lo escatológico es el sentido del “cuerpo” como búsqueda de “completud” o de “satisfacción universal”. ¿Quién comprende algo de lo cual está excluido? Eso es lo que llamamos sentido, creer que formamos parte de algo que nos incluye cuando siempre nos está excluyendo. El sentido indica dirección, pero como el gato de Cheshire le indicaba a Alicia: por donde te vayas encontrarás la “locura”, y claro, ella, no quería estar loca, y sin embrago lo estaba por el hecho de estar “ahí” buscando una “dirección”. El lenguaje con su sentido nos excluye incluyéndonos. El ser y la significación es… la Nada. La interrogación formal del lenguaje ha encontrado una dimensión llamada

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damos” en el ser dice la ontología, pero al precio de la pasión de querer saber “Nunca más” del gran vacío que ocasiona la interrogación sobre nuestro ser. Pareciera ser que de la sujeción del sujeto el psicoanálisis pudiera encargarse con su método, su técnica, su teoría o su clínica, pero no es así. La admiración material del lenguaje es su sujeto, pero de un sujeto que se mueve en la articulación de un significante a otro significante. El sujeto no es el significante, es su articulación, o sea, un agujero. Si el sujeto fuera

Cuervo de Lindsey Kustusch.

“Nada”. ¿Qué es la Nada para el psicoanálisis? En realidad, al psicoanálisis le importa poco la Nada como concepto, pero como un efecto del hablante halla algo que lo hace cojear en su decir. Pasar del “yo soy” al “ello habla” es una trayectoria que recorre lugares que van de la identidad existencial de significación hasta la desidentificación pensante del ser. Esto es que para el psicoanálisis la existencia es en sí misma un síntoma de algo que es Nada y de una Nada que es algo para alguien que busca ser algo o alguien. ¿Qué somos? El eco dice: Nada, Nada, Nada. “Na-

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un significante lograría comunicarse, encontraría su sentido, su ser y su significación en el lenguaje. Resulta que no es un significante, es la articulación significante. ¿Si hablo entonces soy en mi decir? Sí y no. “Sí soy en mi decir” y “No soy en mi decir”, pero al precio de encontrar la nostalgia que implica recorrer la transferencia que va del odio de la melancolía a la alegría del duelo, esto quiere decir que eso llamado sujeto se psicoanaliza como pérdida pura. Así, para el psicoanálisis no hay “giro lingüístico” lo que hay es algo que el lenguaje produce en su pragmática: lo simbólico de la singularidad del sujeto que lo hace agujero de su propia historia. “La muerte coronando la inocencia”. George Frederic Watts.

¿Si el psicoanálisis no se detiene en el ser, la significación, el sentido, la comunicación o en el sujeto, dónde se encuentra? El psicoanálisis sólo se encuentra en la transferencia. La transferencia es el concepto fundamental del movimiento psicoanalítico. El psicoanálisis parte del supuesto de que el lenguaje no es lo fundamental para el que habla, sino que es porqué se habla que la articulación del hablar hace del lenguaje una dimensión que lo 34

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aleja de sí mismo, esa dimensión es lo simbólico. Es el símbolo el que ha hecho al hombre y no al revés. No hay teoría de la transferencia sin teoría de lo simbólico. El lenguaje sí es simbólico pero lo simbólico no es el lenguaje. Hay una afirmación citada de Lacan, que afirma que “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”. Dicha afirmación no dice que el inconsciente es un lenguaje, hay que hacer hincapié en la comparación del “como”. Habrá que decir que “el inconsciente está estructurado como un lenguaje, pero no es un lenguaje”, si no es un lenguaje entonces ¿qué es? Es lo que resulta de una estructura simbólica. Lenguaje y simbólico no es lo mismo. El lenguaje se estructura de significantes, lo simbólico de lo que representa un significante para otro significante. El lenguaje es una generalidad, lo simbólico es una singularidad del hablante. En esta dirección la transferencia realiza una trayectoria que indica el movimiento del que habla en lo que intenta hablar. La transferencia no es únicamente la clásica definición

freudiana de actualizar en la persona del analista afectos o sentimientos del pasado o que la transferencia es el motor y a la vez la resistencia del psicoanálisis. La transferencia es movimiento constante de un lugar a otro. ¿Qué es entonces la transferencia como concepto práctico? Lacan afirmó que es la puesta en acto de lo inconsciente. Lo que llama la atención de esta definición es colocar a la transferencia como acto. ¿De qué acto se trata? Del acto de la palabra o del acto del hablar. No es la palabra la importa en el psicoanálisis, es del hablar lo que importa, porque de la palabra encontraríamos su fascinación retórica o poética, mientras que del hablar encontraríamos su equivocación. El acto por antonomasia en psicoanálisis es el hablar. ¿La transferencia falla en su movimiento? ¿Cómo saber que lo que digo se transfiere en eso que digo? ¿La transferencia se detiene como resistencia? ¿Qué es la resistencia como transferencia? La resistencia no es obstáculo, la resistencia es “re-insistencia” en la transferencia. En la resistencia algo insiste. Habrá que afirmar que en el psicoanálisis la transferen-

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cia es movimiento constante, que su resistencia únicamente “re-insiste” y relanza otra vez el movimiento de un lugar a otro. La transferencia es re-insistencia de eso que se mueve en el tiempo de lo simbólico. Recordemos que lo simbólico es la singularidad del acto de lo que habla el que habla. ¿Hay un fin de la transferencia? ¿El fin del psicoanálisis es el fin de la transferencia? Lo sorprendente es que si la transferencia es movimiento constante entonces no tiene fin, su fin es su trayecto, o lo que es lo mismo, lo que importa del viaje no es el destino, lo que importa del viaje es el trayecto. La transferencia es el trayecto del hablanteser que se encuentra en la sorpresa del azar y en la contingencia del encuentro. Para el psicoanálisis el lenguaje es azar y encuentro del que habla. Azar en cuanto a lo que le alcanzó a cada uno para su historia y encuentro en cuanto a lo que cada uno es en contra de su voluntad. El psicoanálisis trata de lo azaroso de la historia y de lo que ha ocurrido en contra de la voluntad del que habla. Aquí el azar no es suerte, no es destino, es más bien 36

“des-atino”. Aquí el encuentro no es tragedia, no es drama, no es comedia, es todas juntas a la vez porque es lo que ha ido en contra de la voluntad del que habla. Nos resistimos al movimiento, aunque siempre nos estemos moviendo. Comentemos dos maneras sorprendentes de intento de resistirnos al movimiento que nos muestran dos grandes autores de poesía, por un lado tenemos el estribillo del “Nunca más” de Edgar Allan Poe en su poema “El Cuervo” y por otro lado tenemos la sentencia “Yo no sé” que encontramos en la poesía de César Vallejo llamada “Los heraldos negros”. Recordemos el poema de Poe: EL CUERVO Una vez, al filo de una lúgubre media noche, mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, cabeceando, casi dormido, oyóse de súbito un leve golpe, como si suavemente tocaran, tocaran a la puerta de mi cuarto. “Es —dije musitando— un visitante

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tocando quedo a la puerta de mí cuarto. Eso es todo, y nada más.” ¡Ah! aquel lúcido recuerdo de un gélido diciembre; espectros de brasas moribundas reflejadas en el suelo; angustia del deseo del nuevo día; en vano encareciendo a mis libros dieran tregua a mi dolor. Dolor por la pérdida de Leonora, la única, virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada. Aquí ya sin nombre, para siempre. Y el crujir triste, vago, escalofriante de la seda de las cortinas rojas llenábame de fantásticos terrores jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie, acallando el latido de mi corazón, vuelvo a repetir: “Es un visitante a la puerta de mi cuarto queriendo entrar. Algún visitante que a deshora a mi cuarto quiere entrar. Eso es todo, y nada más.” Ahora, mi ánimo cobraba bríos, y ya sin titubeos: “Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón imploro, mas el caso es que, adormilado cuando vinisteis a tocar queda-

mente, tan quedo vinisteis a llamar, a llamar a la puerta de mí cuarto, que apenas pude creer que os oía.” Y entonces abrí de par en par la puerta: Oscuridad, y nada más. Escrutando hondo en aquella negrura permanecí largo rato, atónito, temeroso, dudando, soñando sueños que ningún mortal se haya atrevido jamás a soñar. Más en el silencio insondable la quietud callaba, y la única palabra ahí proferida era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?” Lo pronuncié en un susurro, y el eco lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!” Apenas esto fue, y nada más. Vuelto a mí cuarto, mi alma toda, toda mi alma abrasándose dentro de mí, no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza. “Ciertamente —me dije—, ciertamente algo sucede en la reja de mi ventana. Dejad, pues, que vea lo que sucede allí, y así penetrar pueda en el misterio.

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Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio, y así penetrar pueda en el misterio.” ¡Es el viento, y nada más! De un golpe abrí la puerta, y con suave batir de alas, entró un majestuoso cuervo de los santos días idos. Sin asomos de reverencia, ni un instante quedo; y con aires de gran señor o de gran dama fue a posarse en el busto de Palas, sobre el dintel de mi puerta. Posado, inmóvil, y nada más. Entonces, este pájaro de ébano cambió mis tristes fantasías en una sonrisa con el grave y severo decoro del aspecto de que se revestía. “Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—, no serás un cobarde, hórrido cuervo vetusto y amenazador. Evadido de la ribera nocturna. ¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.” Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado pudiera hablar tan claramente; aunque poco significaba su respuesta. 38

Poco pertinente era. Pues no podemos sino concordar en que ningún ser humano ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro posado sobre el dintel de su puerta, pájaro o bestia, posado en el busto esculpido de Palas en el dintel de su puerta con semejante nombre: “Nunca más.” Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto. las palabras pronunció, como vertiendo su alma sólo en esas palabras. Nada más dijo entonces; no movió ni una pluma. Y entonces yo me dije, apenas murmurando: “Otros amigos se han ido antes; mañana él también me dejará, como me abandonaron mis esperanzas.” Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.” Sobrecogido al romper el silencio tan idóneas palabras, “sin duda —pensé—, sin duda lo que dice es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido de un amo infortunado a quien desastre impío persiguió, acosó sin dar tregua

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hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido, hasta que las endechas de su esperanza llevaron sólo esa carga melancólica de ‘Nunca, nunca más’.” Mas el Cuervo arrancó todavía de mis tristes fantasías una sonrisa; acerqué un mullido asiento frente al pájaro, el busto y la puerta; y entonces, hundiéndome en el terciopelo, empecé a enlazar una fantasía con otra, pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño, lo que este torvo, desgarbado, hórrido, flaco y ominoso pájaro de antaño quería decir graznando: “Nunca más.” En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra, frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos, quemaban hasta el fondo de mi pecho. Esto y más, sentado, adivinaba, con la cabeza reclinada en el aterciopelado forro del cojín acariciado por la luz de la lámpara; en el forro de terciopelo violeta acariciado por la luz de la lámpara ¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca

más! Entonces me pareció que el aire se tornaba más denso, perfumado por invisible incensario mecido por serafines cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado. “¡Miserable! —dije—, tu Dios te ha concedido, por estos ángeles te ha otorgado una tregua, tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora! ¡Apura, oh, apura este dulce nepente y olvida a tu ausente Leonora!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.” “¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio enviado por el Tentador, o arrojado por la tempestad a este refugio desolado e impávido, a esta desértica tierra encantada, a este hogar hechizado por el horror! Profeta, dime, en verdad te lo imploro, ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? ¡Dime, dime, te imploro!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.” “¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!

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¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio! ¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas, ese Dios que adoramos tú y yo, dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén tendrá en sus brazos a una santa doncella llamada por los ángeles Leonora, tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen llamada por los ángeles Leonora!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

de los de un demonio que está soñando. Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podrá liberarse. ¡Nunca más! Veamos ahora el poema de César Vallejo: LOS HERALDOS NEGROS Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé. Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... Yo no sé.

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso. ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica. No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira que profirió tu espíritu! Deja mi soledad intacta. Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta tu pico de mi corazón y tu figura del dintel de mi puerta. Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo. Aún sigue posado, aún sigue posado en el pálido busto de Palas. en el dintel de la puerta de mi cuarto. Y sus ojos tienen la apariencia

Son las caídas hondas de los Cristos del alma, de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

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Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como un charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé! Para los fines de este escrito, no interesan los autores, lo que importa son el estribillo “Nunca más” y la sentencia “Yo no sé” que aparecen en uno y otro poema. ¿Qué azar o contingencia hace que surja el “Nunca más” o el “Yo no sé”? ¿Qué transferencia conllevan cada uno? ¿Qué lugar puede ocupar para cada uno el usar un estribillo o una sentencia tan definitivos? El “Nunca más” pone en acto un fin que no termina. El “Yo no sé” pone en acto una ignorancia que no ignora. La transferencia es movimiento y lo único que lo intenta detener es su interpretación. Si la transferencia es su interpretación lo es en el sentido de que

la interpretación es un acontecimiento en transferencia. “Nunca más” ha ocurrido y no es posible despedirse como ese Cuervo que no eleva más el vuelo. “Yo no sé” es un instante de mi saber de la intensidad de los golpes en la vida. Cuando se habla es imposible no transferir, pero para saberlo hay que interpretarlo. ¿Qué es la interpretación? Es la puesta en acto de la realización de lo inconsciente y esa es “eso que se dice”: en este caso la interpretación es “Nunca más” y “Yo no sé”. Un fin de análisis es transitar para encontrar el “Nunca más” y el “Yo no sé” pero no sin antes haber hecho el recorrido del poema donde cada uno aparece “métricamente” como “Algún día” y como “Yo sí sé”. Pasar de la desesperanza y la ignorancia a la posibilidad del poder. Esto nos indica esa verdad que se dice: todo inicio de análisis es fin de análisis. Referencias: http://www.literatura.us/idiomas/ eap_cuervo.html http://www.literatura.us/vallejo/negros.html

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Bullying. La Violencia Gratuita

Bullying. La Violencia Gratuita M. Rodolfo Zermeño Torres El presente artículo pretende esbozar una serie de reflexiones iniciales respecto de ¿Por qué la violencia escolar se ha ubicado en un lugar tan preponderante en este momento? ¿Qué hay en ella que el malestar social eligió para anclarse ahí?

ara intentar responderlas se realizará parcialmente una equivalencia con los campos de concentración nazis de la segunda guerra mundial; dicha equivalencia, aunque artificial, puede ser enriquecedora para ilustrar la manera en que la institución educativa promueve una despersonalización tan evidente que sus miembros necesitan implementar recursos para afianzar su identidad. En palabras de Arnaldo Rascovsky, citado por Aray, J. et.al. (1980: 14) “El niño

o adolescente que se encuentra fuera de órbita inmediata de sus padres suele ser el objeto-víctima comúnmente buscado y encontrado por las personalidades sádicas […]. Por ello la escuela, el colegio y la universidad constituyen un amplio campo para su desarrollo”. La omnipresencia de la violencia ha alcanzado a todas las edades; no es de sorprender que la presencia de intimidación entre escolares dentro del sistema educativo sea sólo la antesala para fenómenos de

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mayor escala a lo largo de todas las etapas de la vida. El bullying, o acoso escolar, es un tipo de violencia cuyas manifestaciones actuales han excedido los límites de la institución educativa; tanto por su intensidad como por sus consecuencias. Lo que anteriormente pudo haber sido caracterizado como relaciones conflictivas y problemas de conducta interactiva (o comportamiento perturbador, como pomposamente lo describía el DSM-IV-TR) ahora se han convertido en actos cuasi-delincuenciales, transgresores de normas de convivencia y hasta de derechos humanos. Según José Ramón Ubieto (2015: min. 17) el bullying o acoso escolar es “una violencia entre iguales que tiene tres características:1.- intencionalidad clara de agresión […]. 2 […] es una violencia que requiere una continuidad en el tiempo […] es una intrusión en la subjetividad del otro de manera continua. […]3.- Tiene que haber un desequilibrio entre el acosador y el acosado, tiene que ver alguna situación en la cual por algún motivo el acosado tenga dificultades para oponerse”.

Cuando se habla de violencia es normal establecer una dicotomía entre violentado y violentador: “el agresor se defiende principalmente contra peligros originados en si mismo. La víctima, al reaccionar contra el agresor, se protege básicamente de peligros originados en el medio ambiente, sobre todo de la amenaza de la persecución. A medida que transcurre el tiempo ambas reacciones defensivas se convierten más en una función de motivos interiores que de presiones exteriores, pero el individuo continúa creyendo que provienen sólo de afuera. Ya que entonces las dos partes responden a responden mas a los impulsos interiores que a la realidad externa, se comprende que sus reacciones posean importantes características comunes”. Bettelheim, B. (1973: 200 y 201). A partir de esta perspectiva se deja entrever que la evolución del acoso escolar obedece a un sistema de identificaciones mutuas en las que, sin embargo, se olvida incluir a un tercer elemento: los espectadores. Porque en la actualidad todo acto de violencia se ha convertido en espectáculo; las guerras televisadas y los deportes como violencia sublimada así lo manifiestan. Es entonces importante contemplar a este tercer elemento que se

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“Pubertad”, Edward Munch.

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Esta violencia como espectáculo es una reacción a la cada vez mas controladora disciplina utilizada en las escuelas. Ante la represión del deseo tal como se presenta en las aulas lo único que se provoca es el desvío de esos impulsos pero no su supresión. De ese modo todo el sometimiento pasivo dentro del salón de clases encuentra su expresión en la violencia intra y extraescolar.

las figuras de autoridad reales y fantaseadas (padres, madres, profesor@s, policías, soldados, etc.) junto con sus particulares estilos de ejercicio del poder, los cuales serán luego introyectados como reguladores de las relaciones sociales y como parte del superyo: “Verificamos que ciertos métodos represivos practicados en algunos institutos religiosos y militares, son adoptados por las víctimas y reproducidos luego en su vida personal o de interrelación”. Aray, J. et.al. (1980: 35)

Por lo tanto habría de agregarse también, en un nivel supra,

Las condiciones educativas actuales (aumento de los días de

postula como capital en el análisis de la violencia escolar.

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clase, incremento de las jornadas debido a actividades paraescolares y excesivo uso de las TIC’s y la virtualidad para estar “siempre en contacto”) han generado una sobreexposición entre los actores académicos (directivos, maestros, alumnos y padres de familia); dicha interacción reiterada provoca una menor tolerancia hacia las actitudes de los demás involucrados. “Las personas que se reúnen durante largos períodos de tiempo no tolerarán cualquiera ni todos los tipos de comportamientos de cada cual, establecerán límites entre sí”. Jay Haley, citado por Lomas, M. et.al. (1983: 14). Y esto mismo genera, a su vez, una mayor necesidad de límites que ordenen la convivencia pero que no educan, sino que únicamente se vuelven medidas disciplinarias que buscan ser obedecidas pero que no generan una subjetividad sino sólo una sumisión. “El problema es si ésta pautación de normas es un arrebato de la individualidad o es una forma de ejercicio en el marco de la individualidad con igualdad de derechos. Quiero decir, si la norma es arbitraria está definida por la autoridad; si la norma es necesaria está definida por una legislación que pone el centro en el derecho colectivo. […] Las normas son norma instrínse46

cas a la constitución psíquica. […] Ésta inscripción de la norma va marcando ya una renuncia en el interior de la cultura. […] Tienen que ver con los primeros modos de reconocimiento del otro y aquello que se renuncia por reconocimiento hacia el otro. Cuando el niño renuncia a ciertas cosas renuncia porque no quiere perder el amor, pero también porque no quiere producir sufrimiento”. Bleichmar, S. (2007: min. 27). Tan intensa y continuada es esta interacción arbitraria y artificial que se asemeja mucho al ambiente de un campo de concentración: sobrepoblación confinada, tareas repetitivas, roles estereotipados, identidades diluidas para facilitar la organización, gestión excesivamente burocrática, hipervigilancia mediante actividades programadas de forma impersonal y disciplina sistematizada mediante indicadores de todo tipo. Con todo lo anterior se estaría hablando de una situación en donde existe una gran cantidad de hostilidad reprimida por parte de los estudiantes hacia aquellas presiones disciplinarias que encuentran impuestas y sin sentido. “La ira impotente

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es una situación frecuente en la infancia, pero desastrosa para la integración del adulto”. Bettelheim, B. (1973; 122). Dichas medidas disciplinarias extremas de orden y control en los planteles solo incuban más y más violencia, porque las autoridades únicamente silencian los eventos como no queriendo ser partícipes de los mismos argumentando que salen de la esfera estrictamente académica. Actúan entonces del mismo modo que los cómplices-espectadores que no denuncian el acto violentador. Pero en el caso de las estructuras de poder esto es más grave, porque entonces se habla de negligencia y tolerancia ante dichas manifestaciones. El bullying aparenta ser una violencia sin sentido; sin embargo no puede haber algo que carezca de sentido. Mas bien el bullying debería considerarse como una violencia gratuita en donde el otro es considerado una extensión del propio cuerpo y no un objeto separado y autónomo por lo que puede manipulársele sin preocupación por él. El bullying se juega a partir

de la crisis entre identidad y poder. Es de identidad porque la unión de varios compañeros contra otro u otros permite amarse ellos mismos a condición de dirigir la agresión hacia los de afuera. Así mismo la posición de los espectadores es de identificación con el agresor tratando de ser amados por él para no ser atacados; de ese modo se atacan las diferencias al colocarlas en el otro. Es de poder porque la verticalidad de las jerarquías se ha perdido; el docente o directivo ya no es quien detenta la autoridad, sino que es sólo uno más de los sujetos regulados por normas impersonales. Se pasa entonces a una horizontalidad en donde el acosador se coloca en el lugar de la ley (ya sea como vengador o abusador) para señalar a otros; los espectadores en este caso colaboran con un pacto de silencio que deja fuera a las otrora autoridades cerrando así el círculo. Por lo tanto analizando a todos los involucrados en un acto de bullying – sin negar el carácter particular de cada caso – pueden encontrarse los siguientes actores: • El acosador: No es un pro-

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blema moral sino una situación perversa (porque se mantiene un secreto o un pacto con un auditorio cómplice en acción y omisión) y sociopática (por el abuso y violación de los derechos de los demás). Para él, su actuación es adecuada y por lo tanto, no se auto-condena, lo que no quiere decir que no sufra por ello. De hecho su acto se origina en el sufrimiento por la diferencia del otro, tratando de anular aquello que puede cuestionar su propia identidad. • El acosado: Es elegido por una cualidad, una excepcionalidad que lo hace sentir “especial”. Su tardía reacción se debe entonces a la “seducción” de su posición privilegiada; el acoso le da un lugar que espera mantener y no perder, de ahí su carácter masoquista y neurótico. Ésta singularidad es la que lo mantiene atrapado, de perderla volvería a la anonimidad de la masa homologada disciplinariamente. • Los espectadores: Son todos los otros que contemplan mudamente la escena tabú. La palabra es lo único que permite desarticular el juego perverso del bullying, sin 48

embargo el grupo mantiene una relación de ambivalencia (respeto y miedo) ante el acosador. El espectador ocupa la posición de un voyeurista o ecuterista al respecto del cuarto de los padres; convertirse en delator lo excluiría de la relación con ellos, se sentiría entonces abandonado, o en este caso a la deriva con la posibilidad de convertirse él mismo en blanco de los ataques, de ahí la condición tabú de la situación que hace imposible hablar de ella. • La autoridad: Representada por el conjunto de normas y modalidades que buscan ser reproducidos a través de la educación y que, por lo tanto, tiene una gran resistencia al cambio y a lo novedoso, de ahí que traten de protegerse mutuamente (padres y profesores) de no estar cumpliendo correctamente su función mediante la proyección de sus fallos y agresividad hacia el alumnado. De la conjunción de todos estos elementos y de la interacción entre pares de aristas surge la dinámica del bullying. • Entre la autoridad y los alumnos va evidenciándose una paulatina alienación:

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“Saber sólo lo que las autoridades permiten, es más o menos lo que puede hacer un niño”. Bettelheim, B. (1973: 143). Los alumnos van perdiendo sus características individuales en función del acatamiento de las normas y códigos escolares cuya transmisión intenta perpetuar modelos de vida gerontocráticos (propios de la población adulta que detenta el poder) desfasados de la realidad y el contexto estudiantil pero que presiona a los alumnos para adaptarse a dicho ideal. “Para que el yo se preserve, es necesario que el identificante asegure la catectización de dos soportes: el identificado actual y el devenir de este identificado. Este devenir es aquello por medio de lo cual el yo se autoanticipa, lo que presupone su posibilidad de catectizar su propio cambio, su propia alteración y, sobre todo, la modificación, la transformación de los objetos que sostendrán su deseo. […] sólo mantiene esa catexia mientras preserva la creencia de que esos enunciados, esos pensamientos efectivamente conforman al yo que nombran”. Aulagnier, P. (2010: 30). • Entre el acosado y el acosador se genera una alienación

producto de proyecciones e introyecciones: “La angustia, el sentimiento de culpa, el temor a la crítica de nuestras instancias censoras, o el miedo a la represalia, determinan que busquemos en el mundo exterior todo lo que consideramos negativo, prohibido o peligroso. Por eso suele ser tan común que lo malo, lo destructivo y dañino sea atribuido al otro, al rival, al grupo ideológico opositor, o al país enemigo. En cambio, con cuánta rapidez y facilidad se tiende a considerar que las intenciones propias son siempre justas. En toda relación conflictiva surgida entre padres e hijos, marido y mujer, colegas, etc., siempre se está dispuesto a encontrar, sin vacilación alguna, el mayor de los egoísmos y de las agresiones en las actitudes de la parte contraria”. Grinberg, L. (1978: 97). El acosador y su grupo buscan defender su identidad, de ahí que proyecten todo lo indeseable hacia otros grupos o personas; al mismo tiempo, el acosado recibe esas proyecciones e incorpora aquellas que están en sintonía con sus propias identificaciones. Esta interacción es similar a la acontecida entre hipnotizador e hipnotizado en términos del dominio de uno omnipotente

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“Compartiment Reserve-1971”, Jean-Marie Poumeyrol

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(acosador) sobre otro impotente (acosado). • Entre el acosado y el escenario se manifiesta otro tipo de interjuego identificatorio en donde el primero es reconocido ante el segundo por un rasgo diferenciador que lo hace peculiar, es decir, que lo vuelve inconfundible pasando a ocupar así un lugar para sí mismo y para los demás dentro del contexto académico. Esto es muy similar a lo que Grinberg, L. (1978) denomina contraidentificación proyectiva en donde, independientemente de los conflictos propios de cada integrante del escenario, la reacción emocional es provocada por la identificación proyectiva que el acosado “forzó” sobre ellos. Es decir que para el acosado el motivo de su discriminación se vuelve rasgo identificatorio, de ahí que lo defienda como posesión ya que sin él sería anulado del colectivo. A manera de conclusión puede decirse que el bullying es un patrón de violencia silenciosa donde la extrema disciplina escolar, cuyas normas no son necesarias sino arbitrarias, va generando un malestar entre los estudiantes que culmina en el ejercicio del poder y la exclusión sobre 50

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el diferente. Este diferente, a su vez, es parcializado y reducido a una sola de sus características: aquella que atenta contra la identidad del acosador y del escenario; volviéndose dicha característica el eje sobre el cual girarán el resto de las relaciones entre pares: “¿Qué identificado catectiza al identificante en cada instante del ser del yo? La imagen del yo que le devuelve su propia retina y la retina de los otros, y conjuntamente el enunciado con que él enlaza esa dos imágenes”. Aulagnier, P. (2010: 35). Podría hablarse entonces de una des-subjetivación de los sujetos involucrados: en primer lugar por la falta de identidad que genera la descomunal homologación de la que son parte los alumnos dentro del contexto académico y, en segundo lugar, por la identificación parcializada con uno solo de sus rasgos (que además en enunciado por un otro). Ambas cuestiones desembocan en una pérdida de la subjetividad, entendida esta como la autorrepresentación identificatoria pero también como el atrofiamiento de las funciones yoicas fundamentales para su desenvolvimiento: “Prohibirse observar, y aceptar sólo las observaciones de otros, equivale

a relegar la capacidad para razonar, y hasta la capacidad más básica de la percepción. No observar cuando es más importante, no saber cuando se desea tanto hacerlo, es lo más destructivo para las funciones de la personalidad”. Bettelheim, B. (1973: 143) Referencias Aray, J. et. al. (1980). Sadismo en la Enseñanza. Venezuela: Monte Ávila. Aulagnier, P. (2010). Destinos del Placer, Los. Alienación, Amor, Pasión. Buenos Aires: Paidós. Bettelheim, B. (1973). Corazón Bien Informado, El. La Autonomía en la Sociedad de Masas. México: Fondo de Cultura Económica. Bleichmar, S. (2007). Conferencia. La Construcción De Legalidades Como Principio Educativo. Universidad de Rosario, Rosario, Arg. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=mu7Fua__m18 Grinberg, L. (1978). Teoría de la Identificación. (2da edición). Buenos Aires: Paidós. Lomas, M. et.al. (1983). Crisis de la Familia, La. Simposio Psicoanalítico sobre la Familia. México: Premia. Ubieto, J. R. (2015). Conferencia. Bullying. El Acoso de la Subjetividad. Collegi Oficial de Psicòlegs de la Comunitat Valenciana y el Seminario del Campo Freudiano en Alicante. Alicante, Esp. Disponible en: https:// www.youtube.com/watch?v=H6AHVkYJpOk

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La trampa y el espanto: Reflexiones analíticas a partir del caso Maciel y otros dispositivos institucionales perversos. Dr. Francisco Landa Reyes cenapsi.francisco@gmail.com

En este artículo les hablaré de lo que definiré como trampa perversa, noción pensada en los límites de la teoría psicoanalítica y los estudios sociológicos, historiográficos y periodísticos sobre algunos casos de pederastia -particularmente desde una lectura cuidadosa del caso Marcial Maciel en México.

ebo aclararles que si bien mi punto de partida es el estudio de casos de pederastia clerical(1), me ha resultado evidente que el dispositivo que describiré se ve replicado en otros contextos de muy diversa índole: familias, sectas, grupos delincuenciales, incluso agrupaciones académicas, etcétera. La propuesta de este texto es que analizar el funcionamiento de una trampa perversa nos permite estar advertidos y actuar como conciudadanos de mane-

ra preventiva, sabiendo que no se trata de un problema exclusivo de una institución en particular, sino de la conjunción de una serie de condiciones de posibilidad que permiten su despliegue, y que pueden darse en muy diferentes contextos. La trampa perversa y el espanto Les propongo llamar al dispositivo que describiré trampa perversa, y a sus efectos inmediatos, la producción del espanto(2). La trampa perversa se

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desarrollo. Aquí pondremos énfasis en la efectividad de la trampa para lograr la colocación respectiva de dos o más personas en lo que en téminos legales y psicólogicos es referido como maltrato, abuso sexual y abuso sexual infantil(3). La trampa perversa implica, a diferencia de los casos en los que una pareja perversa(4) puede avenirse un encuentro cuyas características y reglas son más o menos elegidas por ambos, la colocación -al menos en un momento crucial-, de uno de los participantes en una posición absolutamente pasiva

“Hacha”,Vladimir Kush

definiría como una disposición de estilo teatral (escenográfica y argumental) de algunos elementos para producir la seducción, inmovilización, silencio e incluso complicidad de una persona para ser abusada. El espanto a su vez se define como el desconcierto y conmoción que produce la caída de un sujeto en una situación que lo coloca en un gran riesgo, situación para la cual no se encontraba advertido. El espanto puede o no aparejar consecuencias traumáticas para quien cae en él; esta diferenciación no será abordada en este texto pues requeriría un largo

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La trampa y el espanto: Reflexiones analíticas a partir del caso Maciel y otros dispositivos institucionales perversos

e indefensa en términos psíquicos. Nos referiremos a aquellas situaciones de abuso en las que la principal forma de victimización es la seducción, el engaño y el chantaje, en un contexto de complicidad colectiva o institucional consciente o inconsciente que posibilita situaciones de espanto y posteriormente de abuso continuado, particularmente de menores o personas vulnerables. Por el interés colectivo de la temática que abordamos, no profundizaré en la fundamentación teórica, presentando un despliegue argumental sencillo. Utilizaré algunos elementos esquemáticos de la teoría de J. Lacan de manera libre, privilegiando la finalidad de lograr una expresión gráfica sencilla de ciertas ideas. Sin entrar en en la compleja discusión que sería necesaria para definir la perversión, retomando también a este autor diré de manera sucinta que desde una posición perversa, un sujeto no se colocaría como alguien sometido a la Ley en igualdad con los otros, sino como alguien que, desafiando la legalidad vigente para los demás, se establecería como

garante y ejecutor de otra legalidad, a la cual los otros deberían someterse. Entonces bien, ¿cuáles son los elementos que permiten el despliegue de la trampa perversa? Veámoslos de manera breve desde tres puntos de vista: el de la persona vulnerable ante el abuso, el del contexto institucional cómplice, y el del dispositivo y posición del abusador. a)

Vulnerabilidad

ante

trampa perversa y efectos del espanto

¿Quién puede sufrir un abuso? Definámoslo así: puede tratarse de un niño o adolescente, incluso de una persona adulta que habita la realidad a través de una estructura que psicoanalíticamente podríamos llamar matriz neurótica (es importante nombrarla así pues la opondremos para comprender la trampa y el espanto a otra matriz, la perversa). Como la mayoría de nosotros, un menor observa el mundo como un gran conjunto de objetos y experiencias capaces de proveerle placer y displacer, los cuales están organizados por complejas articulaciones sim-

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bólicas, y tales articulaciones del lenguaje se rigen a su vez por la instancia reguladora de la Ley. Esta dimensión de Ley es sostenida en el lazo social por una serie de ideales de la colectividad y por la garantía de que algunos de sus miembros, autoridades reconocidas, viven de acuerdo a ese orden legal y se ocupan de aplicarlo a quienes la violentan. El joven sujeto que se vive como deseante, es decir, en falta de saber, de ser, de poder, y en busca de acceder legalmente a los diversos modos de satisfacción prometidos por su sociedad, busca la guía de los adultos, de los que él supone que han pasado en su vida un trayecto similar al suyo, accediendo con el tiempo a posiciones fálicas (de realización, sabiduría

o poder). La condición para el sostenimiento de la realidad desde este paradigma que llamamos neurótico, es que esas figuras de autoridad que el niño coloca como garantes de la Ley, se encuentren realmente sometidas a su vez a ella misma, y que la figura de un Otro excepcional, que lo pudiera saber todo, que lo pudiera hacer todo, y que no estuviera sujeto a la ley, se colocaría en un horizonte de imposible acceso para los miembros de la comunidad, posicionado todo como iguales. El siguiente esquema resume esta idea (se trata de la fórmula del fantasma que propone Lacan, con el añadido mío de los dos elementos a la derecha de la fórmula).

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Debemos considerar que, a menor edad y/o experiencia de un joven sujeto, puede hacerlo vulnerable al abuso su desconocimiento de la necesidad estructural de que todos los adultos se sometan a la Ley, sumada a su ceguera ante la posibilidad de que alguien pueda manipularlo aprovechándose de una posición de autoridad ‘legal’, esto aunado a su suma excitabilidad ante la aparición de objetos y situaciones de satisfacción –dado que como sabemos con Freud, en un origen todos somos perversos polimorfos(5). Una persona joven, ingenua, o inmersa en un discurso institucional o familiar que promueva su indefensión ante figuras omnipotentes –y esto por supuesto sin mencionar los elementos singulares que en la historia social y el mito familiar de ese menor-, suele quedar por todo esto colocada en una situación de mayor vulnerabilidad(6) . En adolescentes y personas adultas, la disposición para caer en una trampa perversa es un poco menor, y tendría más relación con un aspecto inherente a la estructura neurótica tal como la hemos descrito: respecto a la sujeción de

todas las personas a la ley, es necesario tener presente que apareja el enigma y la tentación de su transgresión. En la mirada de una joven persona ávida de experiencias y disfrutes en la vida, pudiera aparecer como apetitosa la fantasía de la aparición en su vida de otro sujeto que podría ser capaz de brindarle acceso, incluso más allá de lo permitido, a goces intensos. La transgresión por supuesto forma parte de la naturaleza misma de lo humano, y si bien apareja riesgos de castigo por parte de la comunidad, suele ser una actividad recurrente en muchas culturas. Esta sin embargo no es privativa de una trampa perversa, en tanto que quienes se asocian para transgredir alguna regla pueden llegar a hacerlo sin necesidad de un otro aparentemente omnipotente o manipulador, pudiendo ejecutarla en condiciones iguales y sin implicar un abuso del compañero. Como veremos un poco más adelante, la trampa perversa consistirá en una transgresión de la ley en la que el sujeto seductor y el que ha sido entrampado quedarán definitivamente en posiciones completamente disimétricas,

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siendo el deseo y la palabra de este último del todo silenciados y anulados. Además, la trampa perversa coloca al sujeto abusado en una situación de espanto, que implica un acceso al territorio de lo traumático en tanto la anulación de su yo, el impedimento para reaccionar, y la dificultad para poner en palabras lo que le ocurre, desencadenan procesos de angustia cuyos efectos pueden prolongarse por mucho tiempo(7). Sólo anotaré la definición de trauma de Cathy Caruth, para esbozar a qué nos referiríamos con las últimas consecuencias del espanto, con mayor precisión conceptual: “El trauma describe una experiencia abrumadora de eventos catastróficos o repentinos, donde la respuesta a éstos es la ocurrencia repetitiva de alucinaciones y otros fenómenos intrusivos, de manera retardada e incontrolable(8).” b) Instituciones cómplices: Renegación, fetichización.

Las condiciones en que una agrupación o institución se organiza respecto a la Ley resultan ser cruciales para que una trampa perversa pueda llegar 58

a convertirse en un dispositivo masivo de producción del abuso, en la plataforma de replicación del acto perverso, como llegó a ocurrir en el caso de la orden religiosa de los Legionarios de Cristo en México. Comenzaré por describir el mecanismo mental básico que rige la lógica institucional cómplice de la trampa perversa: Este ha sido nombrado y descrito por Freud y otros autores como renegación(9). Se trata de un concepto sumamente interesante que se define por la afirmación de que algo no existe o no ha ocurrido, inmediatamente después de que se ha podido atestiguar. La aplicación de este mecanismo por parte de algunas instituciones que se hacen cómplices del abuso sistematizado, está directamente al servicio de la consecución de los objetivos de personajes que se han enquistado en ellas, de los que podríamos presumir que despliegan su existencia en modos de relación perversos; sin embargo esta sumisión a los intereses de un sujeto o de un pequeño grupo resulta sumamente funcional también para los objetivos institucionales: abona beneficios en cuanto a cohesión, cooptación de nuevos miembros, acentuación del

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carácter místico o heroico de la empresa institucional, etc. Un primer ejemplo de la lógica de renegación en la vida de una institución, podría expresarse en la siguiente formulación, que he desprendido y sintetizado de la descripción detallada que ofrecen los estudios de Fernando M. González sobre el caso Maciel. Las autoridades y compañeros de Maciel, bien podrían haberse expresado a propósito de él en los siguientes términos: “Todos somos iguales y estamos igualmente sujetos a la Ley (expresada en normas y reglamentos), pero, aún así, aquí en esta institución existe un sujeto excepcional que por su carisma, su

capacidad de mando, de creación o modificación de las reglas de la institución, puede comportarse como si no estuviera sujeto a la ley como los demás.” En efecto, a partir de la firme convicción manifestada por el muy joven Marcial Maciel, con el apoyo y sostén de algunos familiares suyos que ocupaban altos cargos directivos en la Iglesia, la estructura institucional fue permitiendo a lo largo de los años que él construyera una Orden pasando por encima de lineamientos y voluntades, todo ello desde una sumisión ante lo que muchos calificaron en él como un poder carismático. Aquí retomo lo desplegado por Deleuze(10) respecto a que, para quien se

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juega desde la perversión no hay mejor espacio que la institución, pues es ahí donde puede poner a prueba todo el tiempo su impulso transgresor. Reitero por mi cuenta que estos personajes pueden a su vez ser muy útiles para la institución, como Maciel lo fue para la Iglesia como imán atractor de vocaciones y recursos económicos en su momento. Al acoger y sostener a personajes como éste en una posición de excepcionalidad frente a la Ley y la legalidad institucional(11), las instituciones generan un espacio que, a falta de una mejor designación por el momento, propongo llamar de fetichización(12) de la persona. En este espacio, el cuerpo, las acciones, las producciones del “sujeto excepcional” son mistificados, elevados a la calidad de geniales o sagrados. Para las personas jóvenes y los niños, desde su posición de seres en falta, los “personajes excepcionales” sostenidos por la institución, por la teatralidad de los gestos, las prácticas y rituales, aparecerían como fuentes de identificación e idealización provistos de grandes poderes. 60

Si seguimos los desarrollos de Freud en Psicología de las masas y análisis del yo (13), podremos comprender también cómo los miembros de un grupo puede llegar a ceder el comando de sus acciones (sus funciones yoicas) a ese líder investido de tantos poderes. Es posible constatar, desde el estudio de la Historia, cómo colectividades o hasta países enteros pueden elegir como líder a un sujeto abiertamente trasgresor pero investido de poder seductor, como una manera de instrumentar una realización vicaria de sus pulsiones más crueles, y de no hacerse responsables como individuos y como colectividad de la decisión de llevarlas al acto. Recordemos que los antiguos romanos permitían a su emperador cometer todas las transgresiones que estaban prohibidas a los ciudadanos, o que bajo el comando de Hitler los ciudadanos alemanes fueron capaces de ejecutar un exterminio masivo “bajo órdenes”. Fetichizar a un sujeto implica colocarlo en esa posición en la que permite renegar la sumisión de la institución y de todos sus miembros a la Ley,

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sea que los otros transgredan junto con él o no. Así como en la teoría freudiana el fetiche cumple la función de ocultar y sustituir la castración (ausencia de pene) de la madre, el sujeto fetichizado permite, como lo expresa la frase que citamos más arriba, sostener la lógica siguiente:

Para las instituciones religiosas, contar con un sujeto en esa posición y características puede llegar a ser consonante con la sacralización del oficio sacerdotal o equivalente (Maciel teatralizaba sus misas como éxtasis místicos; más tarde se sabría que estaba bajo los efectos de enervantes). Para otras instituciones o grupos, la colocación de un sujeto en un lugar de excepcionalidad es capaz de proveer una coartada ideal para los miembros de la colectividad que se encuentran en una posición de impotencia: “Nosotros, por nuestra cuenta, no podemos, pero él sí: entonces, lo seguimos”…

Fotografías de la serie “Crowd” de Misha Gordin.

“Estamos sometidos a la ley; pero en tanto al menos uno no está sometido a la ley, no lo estamos”.

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Una vez establecidas la lógica de la renegación y la fetichización del líder, el campo está dispuesto para que éste pueda ejecutar actos perversos, como aquellos que tienen que ver con lo que se conceptualiza como maltrato, abuso sexual y el abuso sexual infantil. Una vez ejecutados estos actos, la lógica renegatoria vuelve a funcionar, esta vez para anular cualquier registro de su existencia, cualquier posible impugnación, y cualquier posible consideración autocrítica desde y hacia la institución. En consonancia con las frases mencionadas arriba, ante posibles impugnaciones a un funcionamiento institucional irregular suelen encadenarse respuestas en una lógica como la que se expresa aquí: “Hemos sido testigos de acciones que vulneran los lineamientos morales y reglas a las que afirmamos estar sometidos, sin embargo, no hemos visto nada” . c)

Establecimiento de la trampa, perversas, aspectos preventivos. tácticas

La lógica de la perversión acunada en la institución se apro62

vecha de y subvierte la lógica de la neurosis, colocando el cebo que atrapará al sujeto en la trampa del espanto y la angustia. Si para un sujeto dentro de un campo neurótico, el Otro (padre, autoridad, personaje ‘excepcional’) es bien que mal idealizable, bien que mal confiable, es porque el sujeto estructuralmente no permanece siempre en la posición de sujeto deseante, sino que constantemente intercambia su posición con la del objeto (simbolizado con la letra a), en tanto que busca el amor y el reconocimiento de ese Otro representado desde su infancia por sus padres y otros adultos con autoridad. Cada uno de nosotros busca ser un algo reconocido y amado, con un lugar en la mirada del Otro. Esto da como resultado que no haya seducción más directa que la de un ser poderoso que designa con su mano y su mirada una elección por la persona que busca su amor. Cuanto más poderoso sea él, y cuanto más se tenga la sensación de ser elegido entre muchos, mayor será la disposición obediente y sumisa.

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La trampa y el espanto: Reflexiones analíticas a partir del caso Maciel y otros dispositivos institucionales perversos

Quien se juega en una posición perversa aprovecha esta proclividad neurótica de buscar ser amado por figuras de poder -que puede en su límite lindar con el fanatismo-, para enganchar en un anzuelo a quien ha elegido utilizar. El aspecto principal que hace de su elección una trampa es que no elige al otro como un objeto de amor, ni como un compañero, sino que lo utiliza como una cosa -un objeto en el sentido desechable- de la cual obtendrá, exprimirá una serie de producciones afectivas que van de la excitación a la angustia, y después, lo dejará caer sin importarle los efectos de esto.

Es probable que al leer las últimas líneas, pueda el lector realizar asociaciones que le hagan pensar en situaciones familiares cercanas a su experiencia. En efecto, la realidad neurótica, por ejemplo en los fenómenos de pareja, está impregnada de elementos perversos. Sin embargo, es importante realizar una diferenciación entre rasgos o juegos relacionales que tengan tintes perversos y… lo que aquí les propongo entender como una trampa perversa enquistada en una institución y relacionada con la colocación de un cierto personaje como fetichizado en y por ésta. Para ello, esquematizaré a continuación el dispositivo de la trampa perversa.

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Agresión y violencia. Un tema fundamental de hoy y siempre

La identificación narcisista que estuvo en el origen de la idealización, expresable en ideas como:

en un segundo tiempo, una vez instrumentada la trampa, pasa factura cuando aquel que ha abusado muestra a su víctima que ésta es sustituible y desechable.

en picada de aquel a quien ha colocado como pervertible, caída que ocurre desde las alturas de la infatuación narcisista y la gran excitación, hasta la angustia total, el silencio y la pérdida de lugar como persona. Para lograr esto, el sujeto en posición perversa instrumenta una serie de tácticas que tienden a anular la posibilidad de que el sujeto que ha caído en la trampa pueda articular su palabra.

Esto, interpretado en clave neurótica, es vivido por el sujeto abusado como una traición y un abandono del Otro, lo que al reactivar vivencias anteriorescon los padres, por ejemplopuede adquirir dimensiones profundamente angustiantes. Desde la neurosis solemos ignorar que en lo interpersonal, para el perverso, el prójimo como objeto (que podría llegar a ser lo más importante para nosotros neuróticos en el amor), le es en cambio indiferente. Lo que preocupa en realidad a quien se juega en la perversión es esto: La erección de una escena en la que se produce a la vez un desafío a la Ley (y a la Otredad que la fundamenta, lugar que puede ocupar Dios ) y la producción de una caída

Una de ellas es simplemente la tergiversación de los dichos. Al nombrar la escena de abuso con palabras que corresponden a otro registro de ideas, el niño abusado por ejemplo no tendrá manera de incluirlas en un relato claro y verosímil. Volviendo a Maciel, en otra táctica de anulación de la palabra, arreglaba que una tercera persona estuviera presente durante las escenas en las que masturbaba a los pequeños aprendices de sacerdotes. La presencia silenciosa y cómplice de ese tercero garantizaba, sin tener que emitir una amenaza, que cualquier relato de lo ocurrido sería contradicho por ese testigo, o bien que ese tipo de contactos eran sancionados como normales por los otros miembros de la

“lo admiro, pues en el fondo sé que puedo ser como él”

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comunidad y por ello no tenía sentido que sean denunciados. Puede ser enumerada también la táctica del chantaje incluido en un campo paranoizado: el “líder excepcional” se ocupa de generar una serie de situaciones y relatos que lo presentan como blanco de amenazas y ataques de personajes ajenos a la institución: “me quieren destruir”. En este contexto, la demanda, la exigencia de obediencia perfecta, de lealtad a toda prueba puede ser jugada de tal modo que se amplíe a las situaciones de abuso y convierta cualquier intento de delación de éstas en un acto impensable a los ojos de la comunidad leal a este líder. Sobra decir que esto se sostiene sobre una base de fabulaciones, mentiras e imposturas, y en una anulación sistemática de cualquier autoridad o interlocutor que pudiera poner en cuestión la palabra de este personaje. Como puede observarse, lo que he propuesto llamar trampa perversa en el contexto de una institución y a partir de el modelo que provee el caso Maciel, tiene especificidades que permiten su diferenciación con situaciones parecidas pero más difusas y menos riesgosas

de constituir un peligro para los jóvenes sujetos que se acercan a donde estas ocurren. Sin embargo debe ser apuntado que la conjunción de factores que aquí he desarrollado no es de difícil ocurrencia, dado que existen en nuestro tiempo y sociedad condiciones que alientan la aparente excepcionalidad de ciertos sujetos, quienes llegan a contar con un amplio margen para reclutar y hacer un uso perverso tanto de sujetos muy jóvenes como de personas vulnerables por su situación psicológica, familiar o socioeconómica. Aludo verbigracia a casos conocidos por todos en la sociedad mexicana: Un líder sindical que hace que grupos de personas persigan su auto por la calle solicitándole su atención y favores. Un líder partidista que recluta en las oficinas de su partido -con medios económicos del mismo-, a grupos de jóvenes mujeres para que le provean servicios sexuales. Un carismático profesionista de la salud mental que hace uso de la intimidad y vulnerabilidad afectiva que su dispositivo de atención provee para seducir a sus pacientes. La primera prevención que puede ser establecida a partir de lo expuesto puede expresar-

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se de una manera muy simple: si en una organización o institución un determinado personaje cuenta con demasiado poder, y tanto la posición que ocupa como su discurso y sus actos dan cuenta de una aparente excepcionalidad, tendremos que estar al tanto de que morder el anzuelo nos coloca en riesgo de entrar a una trampa de la cual no saldremos bien librados. Pero enunciar esto puede incluso llegar a carecer de sentido ya que, a fin de cuentas, si se trata de sujetos adultos, cada uno es libre de elegir su acceso a instituciones o grupos, así como su relación con las personas que los conducen. Pero, lo que tanto este análisis como la experiencia recuperada del paso de Marcial Maciel por los legionarios de Cristo nos ofrecen es mucho más claro: Se trata de la responsabilidad que como miembros de una generación adulta y como ciudadanos tenemos respecto a dónde colocar a los niños y a los adolescentes. Y esto no solamente se refiere a la posibilidad de entregarlos a una institución donde pudieran quedar a merced del abuso (como ocurrió a los padres de muchos 66

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pequeños entregados a Marcial Maciel), sino sobre todo al hecho de incluirlos en una lógica social en la que abundan y se justifican representaciones que colocan a ciertos personajes como excepcionales, ya sea por su poder económico, militar, su belleza, su fama o sus habilidades artísticas o deportivas. La cultura que podríamos llamar “VIP” (que supone la existencia de very important people… y los demás) no establece una admiración hacia los otros anclada en sus talentos o producciones, sino que se sostiene en la idea neomedieval de que la excepcionalidad es un asunto del orden del ser, y que ante ello los seres corrientes estarían destinados a someterse a los de sangre azul. De la misma manera, esta cultura establece una ceguera respecto a la legitimidad de ciertos poderes y emblemas: Entroniza a quien se presenta como poseedor del dinero, sin preguntarse la proveniencia del mismo; admira a quien se presenta esgrimiendo una racionalidad avasallante, sin preguntarse por la calidad de los vínculos que establece con otras personas; se inclina ante quien detenta el poder, sin preguntarse sobre la legitimi-

dad y origen del mismo. Independientemente del análisis que podamos elaborar desde teorías psicológicas o psicoanalíticas, queda claro que a un nivel de ciudadanía, cualquier contribución que hamos a una cultura que proponga que existen seres de excepción con privilegios extraordinarios, nos hará cómplices potenciales del sostenimiento de trampas perversas, que aparecerán ahí donde un sujeto con las características psíquicas necesarias pueda explotar de esa manera una configuración cultural e institucional como la que hemos escrito. Debe quedar claro también que las posibles contribuciones a esto por parte de cualquiera de nosotros pueden darse tanto desde posiciones de admiración y legitimación de otros sujetos, como desde el ejercicio autocrático de ciertas posiciones de poder, algunas al alcance de todos, como la de padres, maestros o líderes de un equipo de trabajo. Quedaría mucho por añadir a estas reflexiones, sin embargo dejamos aquí estos apuntes esperando que den lugar a un diálogo fructífero que permita

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afinar las herramientas conceptuales que aquí apenas se esbozan. Citas (1) Este artículo surge a partir de mi intervención en la mesa redonda “Pederastia clerical” organizada por grupo metonimia en la ciudad de Cuernavaca en la que participamos Alberto Athié, Fernando M González, Alfredo Flórez y el que escribe. El libro Marcial Maciel los legionarios de Cristo: testimonios y documentos inéditos, de Fernando M González fue particularmente esclarecedor para este análisis. (2) Quignard, P. El sexo y el espanto. (3) Los últimos años he formado parte de un grupo interdisciplinario que investiga las condiciones de ocurrencia, detección y tratamiento de estos fenómenos, como parte de los programas del Centro de Acciones Psicoterapéuticas A.C. en la ciudad de Querétaro. (4) cf. La pareja perversa… (5) Freud se refiere a que en nuestros primeros años, la elección de objeto para obtener placer, las zonas del cuerpo que pueden ponerse en relación con esos objetos, y las formas en las que esta relación puede ocurrir están sumamente indiferenciadas, y es hasta la adolescencia que empieza a cobrar primacía la genitalidad como forma de obtención de placer en relación con los otros, lo que no implica la desactivación de las formas eróticas infantiles de obtención de placer. 68

(6) Ejemplo de esto último serían los primeros casos documentados de abuso por parte de Maciel, que implicaban el deseo de las familias de tener un hijo sacerdote que en el contexto de la Guerra Cristera sería además un héroe, de modo que lo entregaban ciegamente al líder para que se encargara de su formación sacerdotal. En el caso mismo de la infancia de Maciel, no se debe olvidar que fue iniciado sexualmente por hombres de su comunidad de una manera violenta. (7) Aquí no abundaremos en todo lo que ha sido descrito en textos diversos sobre el estrés postraumático derivado del abuso, asociado a la aparición de alergias, trastornos de sueño, desórdenes gástricos y alimenticios, depresión, ansiedad, desconfianza generalizada, dificultad para el contacto afectivo sexual, pérdida de valor personal, etc. (8) Caruth, C. Unclaimed experience: Trauma and the possibility of history. (9) Rosolato… También es pertinente revisar las formulaciones de Kaës sobre el pacto denegatorio, que otorga una dimensión sociológica a este concepto freudiano. (10) Deleuze, G. Presentación de Sacher Masoch (11) Cabe mencionar que a veces estos personajes son los fundadores mismos de las instituciones. Respecto a la diferencia entre Ley y legalidad, diremos brevemente que la primera alude a las prohibiciones universales que hacen de los humanos exogámicos y sujetos al lenguaje,

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y la segunda a los códigos específicos que rigen la convivencia de las colectividades humanas. (12) En tanto el fetiche funciona, de acuerdo con Freud, como lo que adviene para sostener la denegación de la castración. cf. El Fetichismo. (13) Freud, S. Psicología de las masas y análisis del yo. (14) Para un extenso catálogo de ejemplos, ver: Athié, A. La voluntad de no saber, y www.lavoluntaddenosaber.com (15) La obra del Marqués de Sade nos permite constatar a cada página el carácter destructor y desafiante que ante los ojos de un Dios adquieren las escenas de transgresión erótica y tanática.

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La agresividad, el cuerpo fragmentado y la pulsión de muerte

Dr. Daniel Gerber

Desde 1936, en su texto sobre el estadio del espejo, Lacan plantea una estrecha relación entre la imagen del cuerpo, que en ese momento puede asumirse por identificación con el otro, con la agresividad.

sta es una dimensión inherente al yo que es ante todo la imagen del cuerpo del otro con la que el sujeto se identifica e inviste narcisísticamente. El lazo entre la agresividad y la estructura del yo será claramente precisado en 1948 (1), cuando ese yo del estadio del espejo es situado como un yo que puede ser definido como agredido o agresor porque, en la relación con el semejante, el ser humano experimenta la

radical división que lo afecta -es y a la vez no es esa imagen que asume como suya y que es del otro- al punto de sentirse agredido o volverse agresor respecto de sí mismo o de su semejante. Agredido o agresor son efectos de la paranoia “normal” que lo caracteriza, causada por el hecho de que el “otro” de la imagen que asumo como yo es un otro que también soy yo, lo que significa que -desde el comienzo- soy yo en el otro quien, por

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lo tanto, me arrebata siempre este yo que creo ser. La paranoia, en este sentido, conforma el corazón mismo del yo humano.

su sola presencia y la imagen del Castigador apenas necesita enarbolarse para que el niño la forme. Resuena más lejos que ningún estrago”(3) .

Al respecto, Lacan afirma lo siguiente: “La agresividad, en la experiencia, nos es dada como intención de agresión y como imagen de dislocación corporal, y es baje tales modos como se demuestra eficiente”(2). Hay entonces dos aspectos que caracterizan la agresividad: la intención de agresión y la eficiencia reflejada en la producción de imágenes de dislocación corporal. De hecho, la sola presencia de la intención agresiva es suficiente para producir una modificación corporal, una eficacia disciplinar, una dislocación corporal: “La eficacia propia de esa intención agresiva es manifiesta: la comprobamos corrientemente en la acción formadora de un individuo sobre las personas de su dependencia: la agresividad intencional roe, mina, disgrega, castra; conduce a la muerte […] Esta agresividad se ejerce ciertamente dentro de constricciones reales. Pero sabemos por experiencia que no es menos eficaz por la vía de la expresividad: un padre severo intimida por

Las repercusiones de la intención agresiva van a aparecer bajo las imágenes de castración, eviración, desmembramiento, devoración, mutilación, imágenes que se agrupan bajo la denominación de cuerpo fragmentado. Estas imágenes pueden advertirse claramente con solo escuchar las fabulaciones infantiles u observar los juegos de los niños: “No hay sino que escuchar la fabulación y los juegos de los niños, aislados o entre ellos, entre dos y cinco años, para saber que arrancar la cabeza y abrir el vientre son temas espontáneos de su imaginación, que la experiencia de la muñeca despanzurrada no hace más que colmar”(4).

El cuerpo fragmentado al que se hace referencia es el cuerpo “previo” a la unificación imaginaria, que la precariedad de esta imagen -en tanto exige una permanente ratificación por parte del otro para sostenerse- puede hacer aparecer en cualquier momento. Es por esto que las imágenes de frag-

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Desde el estadio del espejo Lacan sitúa al sujeto en una negatividad fundamental. La imagen, en tanto otro, es una alienación; es, respecto del sujeto, su metonimia, en el sentido más “empírico” de esta figura: la parte por el todo. No -todo el sujeto está ahí en esta negatividad primordial: el sujeto sólo “es” bajo el modo del “no ser”. La misma relación se establecerá posteriormente entre el sujeto y el significante: éste sólo lo representará sin ser el sujeto. Hay una exclusión primordial básica en la constitución del sujeto, tanto en el orden imaginario como el

“El sueño” (detalle), Pablo Picasso.

mentación corporal tienen una resonancia, una eficacia real en la anatomía del sujeto. El yo como instancia es efecto de la identificación: ésta es el recurso que el sujeto encuentra ante el desgarramiento original. La unificación que ella produce es imaginaria, pero le permite al sujeto el cálculo, la anticipación de su propia unidad yoica. El otro asumido como yo es la causa de la ilusión de unidad, de identidad del sujeto consigo mismo; colma así un vacío con la ilusión y el engaño de una imagen que se toma como propia.

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simbólico, una exclusión que es esencial para dar cuenta de la agresividad y la pulsión de muerte. En el estadio del espejo esta exclusión es consecuencia de que la imagen especular va a acentuar el desorden original del cuerpo por la distancia imposible de eliminar que instaura entre el sujeto y la imagen. La “unidad” que el niño encuentra es exterior a él, y por esto, más que una unificación, produce una división. De esta manera, el sujeto no podrá dejar de experimentar que el otro, la imagen, le arrebata su ser. La paranoia será así el elemento original de la relación con el otro, la causa de una constante tensión agresiva que lleva a Lacan, a partir de este texto, a situar prácticamente todo el psicoanálisis en el registro de la agresión. Incluso la castración va a aparecer como resultado de la agresión del otro: en la dimensión imaginaria será incluida dentro de una serie que incluye todas las imágenes de lesiones del cuerpo propio. Hay una tendencia a la agresividad que puede definirse como propiamente libidinal, de tal modo que el elemento fundamental de la relación con el otro es la agresión. La rela74

ción con el otro es de entrada “mala”, agresiva, intolerante, mortífera. El narcisismo alberga el odio, incluye la pulsión de muerte. Esto ya lo había señalado Freud en Psicología de las masas(5) cuando ilustró la relación con el otro con la célebre parábola de los puercoespines muertos de frío de Schopenhauer, para afirmar: “Casi toda relación afectiva íntima y prolongada entre dos personas -matrimonio, amistad, relaciones entre padres e hijos- contiene un sedimento de sentimientos de desautorización y de hostilidad que sólo en virtud de la represión no es percibido(6)” . En este mismo sentido, lo que para Lacan define en su aspecto básico la relación con el otro es la agresión. Sin duda ésta se puede sublimar, pero lo esencial es que en el fundamento hay hostilidad. Puede decirse que una idea central en los desarrollos de Lacan es la afirmación de que en el nivel más profundo de la relación con el otro hay hostilidad, no armonía. Desde su tesis doctoral sobre la paranoia concibe al sujeto como esencialmente dividido, pero dividido ante todo contra él mismo, división

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que es un concepto básico para comprender el funcionamiento del superyó, cuya función esencial es de agresión hacia el sujeto. Es así como la A mayúscula del gran Otro lacaniano puede leerse también como la A de agresor. El Otro del cual el sujeto se halla en dependencia es siempre un agresor. Y no solamente esa relación se define como de agresión. También la que el sujeto mantiene con su propio cuerpo tiene esta característica: “Hay aquí una relación específica del hombre con su propio cuerpo que se manifiesta igualmente en la generalidad de una serie de prácticas sociales -desde los ritos del tatuaje, de la incisión, de la circuncisión en las sociedades primitivas, hasta en lo que podría llamarse lo arbitrario procustiano(7) de la moda, en cuanto que desmiente en las sociedades avanzadas ese respeto de las formas naturales del cuerpo humano cuya idea es tardía en la cultura(8)” . Lacan señala también que la agresividad aparece en una experiencia que es, por definición, subjetiva, no “behaviorista”, no situable en el contexto de cierto tipo de reacciones

aprendidas. Las causas de la agresividad se encuentran en la relación especular, imaginaria, del yo y su imagen proyectada sobre el otro. La intención agresiva es lo propio del yo porque el narcisismo no sólo conlleva el amor sino también el odio. Y si bien el orden simbólico pone un cierto límite a la manifestación de aquélla, en alguna medida el sujeto no soporta ser molestado cuando desde ese orden se le fuerza a abandonar, aunque sea parcialmente las formas de goce en que se ha instalado. Esto muestra la eficacia limitada del símbolo en su función de contener la agresividad que –en relación con ese rechazo a la subordinación del goce al orden simbólico- va a contaminarse con la pulsión de muerte. La agresividad caracteriza al yo en tanto producto de la identificación con la imagen del semejante. No hay por lo tanto identificación sin agresividad, así como tampoco agresividad sin identificación. La agresividad corresponde a un modo de identificación llamado narcisista que tiene como consecuencia una alienación: hacerse yo a imagen y seme-

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“Piezas anatómicas”, Théodore Géricault.

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janza del otro. Esto introduce inevitablemente una lógica de “o tú o yo” en la medida en que el yo se “pierde” en el otro. Eso que Lacan llamaba “el mal de ser dos”. Es así la génesis imaginaria del yo por vía de la identificación la causa esencial de la agresividad que lo habita. En este sentido hay diversos planos en la relación con el otro en la que el yo se constituye como imagen narcisista: “El primer plano nos muestra que la experiencia de sí en el niño pequeño, en cuanto que se refiere a su semejante, se desarrolla a partir 76

de una situación vivida como indiferenciada. Así, alrededor de la edad de ocho meses en esas confrontaciones entre niños, que, observémoslo, ara ser fecundas apenas permiten una distancia de dos meses y medio de edad, vemos esos gestos de acciones ficticias con las que un sujeto rectifica el esfuerzo imperfecto del gesto del otro confundiendo su distinta aplicación, esas sincronías de la captación espectacular, tanto más notables cuanto que se adelantan a la coordinación completa de los aparatos motores que ponen en juego. Así la agresividad que se manifies-

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ta en las retaliaciones de palmadas y de golpes no puede considerarse únicamente como una manifestación lúdica de ejercicio de las fuerzas y de su puesta en juego para detectar el cuerpo. Debe comprenderse en un orden de coordinación más amplio: el que subordinará las funciones de posturas tónicas y de tensión vegetativa a una relatividad social cuya prevalencia ha subrayado notablemente un Wallon en la constitución expresiva de las emociones humanas”(9). Como se advierte, las funciones de postura no dependen simplemente de una maduración orgánica sino que se subordinan a una “relatividad social”, es decir, a la relación con el otro. No hay maduración biológica progresiva que lleva al “dominio” de las funciones corporales sino interacción social. Es un orden social lo que constituye al cuerpo. Un orden que es simbólico, significante. En este contexto debe situarse el estadio del espejo en el que se destacan dos aspectos esenciales: el mencionado reconocimiento de la imagen especular y el transitivismo. Respecto de este último, Lacan

lo introduce a partir de algunas observaciones realizadas por psicólogos que estudian el desarrollo del niño: “Durante todo este período (el que corresponde al estadio del espejo en la primera elaboración “evolutiva” de Lacan, que se extiende de los seis meses a los dos años) se registrarán las reacciones emocionales y los testimonios articulados de un transitivismo normal. El niño que pega dice haber sido pegado, el que ve caer llora”(10). Podría decirse que “lo que ocurre al otro me ocurre a mi también, lo que hago yo es otro el que lo hace”. Del mismo modo, es dentro del conjunto de relaciones con el otro que se presentan las manifestaciones de prestancia y ostentación, relacionadas con la competencia y rivalidad que se establece con el otro. Pero en el contexto de confusión yo-otro los polos opuestos que configuran la situación se confunden: el esclavo se identifica con el tirano, el actor con el espectador, el seductor con el seducido. El transitivismo presenta el modo en que se establecen los lazos entre el sujeto y el otro que anticipa las características de lo que años después será en la elaboración de Lacan el fantasma: en la es-

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cenificación que éste organiza el sujeto está, en cierto modo, en todos los personajes; sólo hay un momento en el cual hay cierta estática en la cual se distribuyen los lugares y funciones, pero también hay una dinámica del fantasma en la que el sujeto está, como en el sueño, en todos los personajes. En las escenas de seducción, por ejemplo, está de los dos lados de la acción. La inevitable tensión agresiva en la relación yo-otro en la que el primero se constituye es la causa de la existencia de eso que denomina “libido negativa”, expresión que puede traducirse como la pulsión de muerte freudiana: “A la Urbild (prototipo) de esta formación (el yo del estadio del espejo), aunque alienante por su función extrañante, responde una satisfacción propia, que depende de la integración de un desorden orgánico, satisfacción que hay que concebir en la dimensión de una dehiscencia vital constitutiva del hombre y que hace impensable la idea de un medio que le esté preformado, libido “negativa” que hace resplandecer de nuevo la noción heracliteana de la Discordia, considerada por 78

el efesio como anterior a la armonía”(11). Al prototipo (Urbild) entonces de esa formación que es el yo, en el momento de constituirse, responde una satisfacción propia que Lacan llama “libido negativa”, es decir, pulsión de muerte en tanto indica una satisfacción “pura” de la agresión. Esta es la base, la condición del yo. El párrafo citado indica la existencia de un goce ligado al origen mismo del yo; es lo que Freud pensó como pulsión de muerte, el goce más fundamental del yo. Aquí no aparece la palabra goce pero se trata de una satisfacción que escapa a la significación, al orden de la comunicación, al significante. Es el goce de la “dehiscencia vital constitutiva del hombre”. Es lo que posteriormente Lacan escribirá $, definido ante todo como paranoico, dividido contra él mismo. Debe tenerse presente que dehiscencia es, en botánica, la acción de abrirse naturalmente las anteras de una flor o el pericarpio de un fruto para dar salida al polen o a la semilla, y en anatomía la apertura natural o espontánea de un órgano; el término indica entonces una imposibilidad de cierre, de completud.

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Es así en el plano imaginario, el de la relación del yo con el otro es donde Lacan va a situar primero la agresividad. Lo simbólico tendría aquí una función de pacificación. El Edipo permitiría una identificación de otro tipo, ya no con el semejante y sus consecuencias agresivas sino con la instancia simbólica del Otro. Para conceptualizarlo será necesario el concepto de significante como lo que permite una identificación simbólica distinta de la imaginaria, identificación simbólica que sacaría al sujeto de la paranoia imaginaria. En un principio Lacan pondrá el acento en esta función de pacificación de lo simbólico. Por la emergencia de una identificación específica que logra pacificar la paranoia del sujeto, el complejo de Edipo permite una sublimación que hace posible el lazo social. Algo viene a imponer cierto orden para limitar la paranoia del odio que es inicial. En este momento Lacan distingue lo imaginario como paranoico de lo simbólico como orden pacificante. Sin embargo, en un segundo momento se va a encontrar con las paradojas de la agresividad en lo simbólico mismo, parti-

cularmente al hablar de castración simbólica, castración que es la del Otro, lo que determina la pregunta – no exenta de matices paranoicos- por lo que el Otro quiere de mí. Contrariamente a lo que en un primer momento venía a postular, el significante no contiene la agresividad. Por un lado porque introduce la dimensión del deseo del Otro que lleva al sujeto a enfrentar al sujeto con la posibilidad de que eso que el Otro quiere es gozar de él, robarle su goce. El deseo del Otro genera angustia y también, por lo que se advierte, odio paranoico. Por otro lado, la estructura del lenguaje exige que el sujeto sacrifique algo de él; impone una pérdida. El significante de la ley es también violencia y aparece como quien se apropia de la satisfacción a la que el sujeto renuncia: es lo que se denomina el superyó. Esto determina la existencia de un goce no dominado por el significante, lo que Bataille llama la parte maldita, violenta y también imprescindible, que determinará una serie de problemas fundamentales para la clínica y también la cultura, esencialmente el problema de

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determinar qué hacer con esta dimensión potencialmente aniquiladora que Freud señaló como el núcleo del “malestar en la cultura”.

relación mortífera ni de equivalencia. Un Otro frente al que experimenta respeto y ante el cual tiene un sentimiento de distancia.

La estructura del lenguaje no es entonces solamente un orden “pacificante”. Exige que el sujeto sacrifique algo de él mismo, es causa de una pérdida; pérdida que se representa fantasmáticamente como pérdida de una “parte” del cuerpo. La agresividad no desaparece con la imposición del significante, reaparece con efectos de fragmentación sobre el cuerpo y todo tipo de violencia sobre el otro y sobre uno mismo.

Lacan afirma que es como si un nuevo espacio, un nuevo sentimiento del espacio, con una cierta profundidad, se fundara allí en contraposición con el punto de partida del estadio del espejo que supone una visión mortífera del sujeto. Lacan habla del complejo de Edipo como una sublimación, como la emergencia de una identificación específica que logra acotar la paranoia del sujeto. Acotarla sí, pero no eliminarla: hay algo -el significante, la ley, el Nombre del Padre- que impone un orden a la paranoia del odio: Lacan lo ubica en la función sublimatoria de la identificación con la que se establece cierta diferenciación entre lo imaginario que será siempre paranoico y lo simbólico que es el nivel que impone un orden. Sin embargo, en su posterior elaboración, una nueva oposición entre lo simbólico y lo real del goce aniquilador que el significante amo procurará ordenar sin lograrlo plenamente implica el retorno de una agresión que no puede

La existencia del orden simbólico que puede acotar la estructura paranoica del yo es, de todos modos, fundamental para explicar la sociedad humana. A la pregunta de cómo explicar la posibilidad de convivir en un contexto relativamente pacífico, sin matarnos entre nosotros, la única respuesta posible es la acción del orden simbólico y el complejo de Edipo como s efecto en los sujetos en tanto da acceso al sentimiento de respeto. Al final de la crisis edípica el sujeto tiene acceso a un Otro con el cual no está en 80

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eliminarse en la vida social. El “significante amo”, significante del “orden” y “la” orden, es también una violencia, por lo que la superación de la paranoia “originaria” resultará siempre limitada. De todos modos, la búsqueda de un elemento “pacificador” es una constante para Lacan y lo sitúa en el lenguaje mismo, en la estructura del lenguaje.

Obras del pintor alemán Otto Dix.

La agresividad tiene entonces su causa fundamental en la identificación narcisista y la estructura del yo, la estructura paranoica del yo. El estadio del espejo no es más que la paranoia original del hombre por la relación que establece desde el comienzo con el semejante. Se puede decir que es sobre esta agresividad “originaria” que se apoyan los emblemas elaborados por cada cultura, que presenta a los sujetos símbolos que éstos podrán asumir como suyos, atándose a ellos; símbolos con los que la agresividad será dirigida a la destrucción del prójimo. Pero en tanto éste es un “otro yo”, esta agresión, por efecto del transitivismo allí presente, retorna sobre quien la ejerce. El nazismo es un ejemplo histórico paradigmático: el sacrificio de los judíos a los que

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los alemanes situaban como el otro de la rivalidad imaginaria, concluyó en un autosacrificio devastador del pueblo alemán. El transitivismo de expande de este modo en el enfrentamiento social para hacer nuevamente retorno sobre el sujeto: en la lucha por el prestigio los límites entre el otro y el yo se borran una y otra vez. La referencia al complejo de Edipo muestra que en la conjunción de la ley con la cultura subyace también la agresividad. Las identificaciones imaginarias son acotadas sin que esto lleve a una extinción de la agresividad, que también es ordenada -en los dos sentidos del término- desde la instancia que deja por herencia el complejo de Edipo: el ideal del yo. La “normativización”, la pacificación, no se hace sin agresividad. La atemperación del narcisismo es consecuencia de la intervención del ideal del yo en la medida en que este impone al sujeto un emblema para contener la agresividad imaginaria. A partir de aquí la agresividad podrá ser valorada por la cultura bajo la forma de la competencia en la empresa, en la 82

escuela, en el deporte, etc. El efecto de la cultura es el de la alienación del yo y la disciplina sobre el cuerpo para cumplir con metas establecidas. En relación con los ideales que la cultura impone, la agresividad no puede mostrarse en una forma cruda sino disfrazada, desplazada, envuelta inclusive en cortesía. En todos los casos velada. Sin embargo, la dimensión imaginaria del yo y la pulsión de muerte están ahí, con las imágenes de dislocación corporal que no pueden borrarse porque el orden simbólico también ejerce una violencia inevitable sobre los cuerpos. Los retornos de la agresión serán inevitables por ese desgarramiento que es la forma esencial del hombre, la forma “primaria” de la subjetividad humana: la paranoia, es decir, la relación con el otro como agresión. Citas (1)Cf. J. Lacan: La agresividad en psicoanálisis. En Escritos 1, Siglo XXI, México, 1995, p. 94. (2)Ibíd., p. 96. (3)Ibíd., p. 97. (4)Ibíd., p. 98. (5) S. Freud: Psicología de las masas y análisis del yo. En Obras completas, Tomo XVIII, Amorrortu, Buenos Ai-

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La agresividad, el cuerpo fragmentado y la pulsión de muerte

res, 1978, p. 63. (6) Ibíd., p. 96. (7)Procusto es un personaje de la mitología griega. Bandido y posadero del Ática, hijo de Poseidón, dios de los mares, tenía una casa en las colinas en la que ofrecía posada al viajero solitario. Lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro y, mientas dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si era alto y sobresalía le serruchaba partes del cuerpo; si era de menor longitud que el lecho, lo descoyuntaba a martillazos para estirarlo. La referencia que hace Lacan de él alude a la forma en que “la moda” lleva a someter a los cuerpos a toda clase de tormentos para ajustarse a ella. Pero también la “hospitalidad” de Procusto es una alusión a la agresión vuelta cortesía. (8) J. Lacan: La agresividad en psicoanálisis. Op. Cit., p. 97. (9) Ibíd., p. 104. (10) Ibíd., p. 105. (11) Ibíd., p. 108.

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El malestar en la cultura en el Capitalismo barbárico del siglo XXI Dr. Ignacio Guízar Marín guimar55@hotmail.com

Quien posee ciencia y arte, Tiene también religión; Y quien no posee aquellos dos, ¡Pues que tenga religión!: Goethe.

ablar desde Totem y tabú al Malestar en la cultura de Freud es hablar del encuentro social de las pasiones en la coyuntura que deja el amor y el odio en la dialéctica del amo y el esclavo, en un ir y venir del Discurso del amo (S1/$- S2/a) con Lacan, pasando por los fervores de la devoción de un discurso de la iglesia a la universidad (S2/ S1 a/$) y vertiginosamente observar la aparición, luego

de la revolución industrial a la revolución social y la actual, llamada revolución tecnológica, el discurso de la histérica ($/a S1/S2), que hace producir en Freud el discurso del Psicoanálisis (a/S2 $/S1). Transcurso que no ignora, de ninguna manera, una visión de lo económico, en sus modos de producción y su influencia en los individuos y en particular, lo que nos importa, en la es-

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tructura del sujeto del inconsciente, dejando su modelo y su estructura, Ideal del yo, en la economía sexual de los individuos, condicionando sus intercambios en lo real, lo simbólico y en lo imaginario. Y no lo ignoran ni Freud ni Lacan, con premisas diferentes desde sus lecturas de lo económico, en el que, a la par del surgimiento institucional del discurso de la universidad y el independentista discurso bullente de la histérica, capaz de interpelar al amo y proponer los cambios radicales en busca de la equidad de género, en los últimos 200 años de la humanidad, surgiera, fortaleciéndose de manera organizada y contundente, el discurso del capitalismo ($/S1 S2/a) fortaleciendo la plusvalía para el amo y devaluando la fuerza de trabajo, el saber hacer del esclavo y todo pequeño logro de las fuerzas vivas, dejando como saldo el plus de goce, la falta, la ignorancia. Efecto resultado de ceder el deseo. Braunstein nos hace notar: “No se cede el deseo sin culpa porque ceder el deseo es adormecerlo, anularlo como fuerza (pro) pulsiva, admitir en su lugar la 86

conveniencia, el confort, el placer, el servicio de los bienes, el mal menor, el riesgo calculado, la sumisión a la demanda manifiesta o supuesta del Otro, la conformidad con el fantasma que realiza el deseo en lo imaginario a la vez que lo resigna, la detención del movimiento de inscripción del nombre propio, la obediencia a la prohibición edípica de no ir mas allá del padre.”(1) El Discurso del capitalista, como organizador del mercado y de un comercio bajo control, regula el comercio sexual y emotivo de las aspiraciones de los seres humanos, en un sutil deslizamiento de los intercambios de los objetos de la producción, necesarios y suntuarios, al capitalismo salvaje, hoy barbárico, que ha puesto de bruces, en un contexto inusitado de esclavismo bárbaro a los seres humanos del siglo XXI. ¿Cómo llegamos hasta aquí?, qué impulso libidinal perverso nos ha conformado en una masa domeñada en sus voluntades por el ojo perverso de la pantalla, de las pantallas, televisión, computadora, tableta y teléfono, , cambiando oro

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(fuerza de trabajo y salud) por sus espejos con brillo, gadgets, en el que el sujeto queda fascinado en el intento febril de recuperar su autoimagen, selfi, en un obediente servilismo entregando los hijos a la muerte, fascinados, al parecer, en una orgía de sangre, orquestada por un estado y una cúpula plutocrática mundial, que ha acumulado el poder a través de la acumulación capitalista de los medios de la producción. Y nunca satisface su sed de poder, de sangre, de dominio, de (pro) pulsión. De nuevo Braunstein: “…la pulsión es un ser mítico, magno en su indeterminación, que es una fuerza constante, una exigencia incesante impuesta al psiquismo por su ligazón con lo corporal que acicatea más allá de toda posible domesticación, siempre hacia adelante. La pulsión no se satisface, insiste, se repite, tiende a un blanco al que siempre falla y su objetivo no se alcanza con la saciedad, con la paz (Friede) de su aplacamiento (Bifriedigung) sino con el nuevo disparo de la flecha, siempre tirante, el arco de su aspiración.”(2) El grupo en el poder, a la vez

que mantienen bajo su control los medios de difusión masiva, El gran Hermano hipnotizador, ojo vigilante, panóptico en los que se han sofisticado y reforzado las grandes masas de la iglesia y el ejército, fortalecidas por un sicarismo organizado, llamado “Guerra contra el narco”, desde una cúpula visionaria, dicen Iluminatis (un Otro anónimo, sin cara ni rostro, corporativo, Sociedad Anónima), en una guerra de exterminio, de dolor, de destrucción, en la que impera la pulsión de muerte, Plus de goce, ondeante como en una fiesta pueblerina, en la que se espera que se presente la muerte como coronación de los festejos, sacrificio totémico manifiesto, en los últimos, al menos, 20 años en México, historial que pasa los caminos de Aguas blancas, Acteal, Apatzingán, Ayotzinapa, por nombrar, algunos puntos. Lacan recordando a Hegel nos propone, “Hegel había dado para siempre la teoría de la función propia de la agresividad en la ontología humana, profetizando al parecer la ley de hierro de nuestro tiempo. Es del conflicto del Amo y del Esclavo de donde deduce

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Obra urbana de Banksy.

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todo el progreso subjetivo y objetivo de nuestra historia, haciendo surgir de esas crisis las síntesis que representan las formas más elevadas del estatuto de la persona en Occidente, desde el estoico hasta el cristiano y aun hasta el ciudadano futuro del Estado Universal.” (3) ¿Qué infinito poder ha sido capaz de someter al sujeto del inconsciente a tan fascinada postura esclavista?; Solo el pensar que dialécticamente hubo quien entendió qué cebo ofrecer a hambrientos lobos como para ponerlos al servicio del capital ominoso, generando un Ideal del yo, la ilusión de ocupar, por fin, el lugar del amo, afín al discurso del capitalista, enclave superyóico, en la que se erige al sujeto en la ilusión de ser el agente del discurso del amo. Leemos en Freud: “…el ser humano no es un ser manso, amable, a lo sumo capaz de defenderse si lo atacan, sino que es lícito atribuir a su dotación pulsional una buena cuota de agresividad. En consecuencia, el prójimo no es solamente un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer en 88

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él la agresión, explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, despojarlo de su patrimonio, humillarlo, infligirle dolores, martirizarlo y asesinarlo. “Homo homini lupus”…” (4) La oficialidad le ha llamado empresario al autoempleado, (“Todos somos Pepe y Toño”), tan libidinalmente cargado de promesas vanas como para dedicar la vida misma en sacrificios tan cruelmente masoquistas, sometido a un superyó sádico y que a la vez de las fuerzas multiplicadas del ejército y la iglesia, aun, lograr que los individuos entreguen voluntariamente, mansamente, aun siendo críticos del sistema, sus cuerpos, su sangre, sus vidas, su saber hacer a la explotación bárbara del hombre por el hombre. Lacan: “…como nuestro esclavo moderno, es una función inscrita en la familia. El esclavo del que habla Aristóteles está tanto en la familia como en el Estado, más en la primera que en el segundo. Lo está porque es alguien que posee un saber hacer. Antes de saber si el saber se sabe, si se puede fundar un sujeto en

la perspectiva de un saber totalmente transparente en sí mismo, es importante saber aclarar el registro que, originalmente, corresponde al saber hacer. […] ¿Qué señala la filosofía en toda su evolución? Esto – el robo, el rapto, la sustracción del saber a la esclavitud por la operación del amo.” (5) Operación que se desenvuelve en una exacerbada plusvalía, al 85% al menos, tomada, robada de la economía libidinal, en la misma dimensión en un plus de goce, generando un nivel de barbarie inusitado históricamente. Si el objeto determina al sujeto, ya podemos deducir con Marx que el sujeto se ha convertido en cosa, en “merca”, se ha alienado en cada significado que domina su imaginario, las virtudes del mercado, volviéndose droga, cáncer, estrés, medicamento psiquiátrico, tableta, teléfono y el mismo objeto del tráfico de personas puesto en la bandeja del comercio sexual de la prostitución, llevado por sus imagos y la violencia que ejerce el sistema sicario imperialista de las armas. Freud nos dice: “Lo que se consigue con las

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sustancias embriagadoras en la lucha por la felicidad y por el alejamiento de la miseria es apreciado como un bien tan grande que individuos y aun pueblos enteros les han asignado una posición fija en su economía libidinal. No sólo se les debe la ganancia inmediata de placer, sino una cuota de independencia, ardientemente anhelada, respecto del mundo exterior”. (6)

agresividad en psicoanálisis” , en Escritos I (México, primera ed. En español, (1971): Siglo XXI Editores. 4 Freud [1927-1931], p. 108, “El malestar en la cultura”, T. XXI, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1976. 5 Lacan, Jacques, [1969-1970], p. 20, El reverso del psicoanálisis, Seminario 17, Paidos, España 1992. 6 Freud [1927-1931], p. 78, “El malestar en la cultura”, T. XXI, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1976.

Es mercancía, se sabe vender en el aparador de un mercado regulado en el que el saber se le ha expropiado y concentrado, a través de la ley de hierro del discurso capitalista, y puesto en sus manos que lo vuelven obrero que sabe manipular un teclado, ordenador, teléfono inteligente que le controla y mantiene hipnotizado, el sujeto como agente que se dirige al saber para producir paradójicamente la falta, la ignorancia, se vuelve la mano ejecutora de su propia esclavitud. Referencias 1 Braunstein, Nestor A. [2006] p. 322, El goce: Un concepto lacaniano- 2ª ed.- Buenos Aires: Siglo XXI 2 Idem. P. 61. 3 Lacan, Jacques, [1948], p. 113. “La 90

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Intermezzo

• Sobre la violencia obstétrica, el narcisismo médico y las alteraciones en el vínculo materno-infantil. • ¿Derechos o Desechos Humanos?; la deshumanización en México. • ¿Qué somos? • Muerto un poco.

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Sobre la violencia obstétrica, el narcisismo médico y las alteraciones en el vínculo materno-infantil Dr. Sergio A. Velázquez R. versad@gmail.com

Palabras clave: Violencia, violencia obstétrica, narcicismo, apego, vínculo, parto respetado. “Para cambiar el mundo hay que cambiar primero, la forma en que nacemos”. Michel Odent

Introducción

l Programa sobre Asuntos de la Niñez y la Familia, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en México, retoma lo señalado por Belli (2013) sobre que las ciencias de la salud comparten con el resto de las ciencias el propósito del control sobre los procesos naturales; y que si bien resulta indispensable reconocer los innegables beneficios de los avances que se han logrado en estos campos, las prácticas de rutina durante el momento del parto, aplicadas de forma sistemática, mecánica y medicada, adquieren un carácter que deriva en situaciones de violencia y riesgo para las mujeres. Belli (2013) advierte que la relación asimétrica que existe entre las mujeres y los profesionales de la salud revela una desigualdad, tanto simIzaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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bólica como real, que dificulta el ejercicio de los derechos básicos de la mujer; y que la patologización del parto de bajo riesgo constituye, de por sí, un proceso en el que se ejerce la violencia simbólica y epistémica, donde se ocultan pluralidad de voces, especialmente aquellas que desafían esta mirada cientificista. El presente artículo pretende revisar la relación entre la denominada violencia obstétrica y las posibles alteraciones en el vínculo primario entre el bebé y la madre. Violencia Obstétrica “La violencia obstétrica es producto de un entramado multifactorial en donde confluyen la violencia institucional y la violencia de género.” GIRE. Al buscar en el diccionario (RAE, 2014) nos encontramos con que violencia (Del lat. violentîa) se define como: 1. f. Cualidad de violento. 2. f. Acción y efecto de violentar o violentarse. 3. f. Acción violenta o contra el natural modo de proceder. 4. f. Acción de violar a una mujer. Y violento, ta (Del lat. violentus) entre otros como: 1. adj. Que está fuera de su natural estado, situación o modo. 3. adj. Que se hace bruscamente, con ímpetu e intensidad extraordinarias. 4. adj. Que se hace contra el gusto de uno mismo, por ciertos respetos y consideraciones. 7. adj. Que se ejecuta contra el modo regular o fuera de razón y justicia. Así, se definen acciones en contra del natural modo de proceder, que son falsas, contra el modo regular y fuera de razón, injustas. De acuerdo con Medina (2009) entendemos por violencia obstétrica toda conducta, acción u omisión, realizada por personal de la salud que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, afecte el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales. Trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad, impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres. El Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE, 2015) 96

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reconoce la violencia obstétrica como una forma de violación a los derechos humanos y reproductivos de las mujeres, que incluye los derechos a la igualdad, a la no discriminación, a la información, a la integridad, a la salud y a la autonomía reproductiva; que se genera en el ámbito de la atención del embarazo, parto y después del parto en los servicios de salud —públicos y privados— y que es producto de un problema en donde confluyen la violencia institucional y la violencia de género. Señalan que ésta también se manifiesta como negación de tratamiento, indiferencia ante solicitudes o reclamos, regaños, burlas, ironías, decisiones médicas sobre el parto que se toman sin consentimiento, hasta esterilizaciones forzadas. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos CNDH (2013), señala que en general se reconocen dos modalidades de violencia obstétrica: • Física. Es cuando se realiza a la mujer prácticas invasivas y suministros de medicación que no estén justificados por el estado de salud de la persona que va a parir, o cuando no se respeten los tiempos ni las posibilidades del parto biológico. • Psicológica. Que es el “trato deshumanizado, grosero, discriminación, humillación, cuando la mujer va a pedir asesoramiento, no le dan información, cuando la mujer va a pedir asesoramiento o requiere atención, o en el transcurso de una práctica obstétrica”. Comprende de igual modo la omisión de información sobre la evolución de su parto o que no se le haga partícipe de las diferentes actuaciones de los profesionales. Asimismo, la CNDH señala que durante la atención institucional del parto, la violación de los derechos humanos y reproductivos de las mujeres va desde regaños, burlas, ironías, insultos, amenazas, humillaciones, manipulación de la información y negación al tratamiento, sin referir a otros servicios para recibir asistencia oportuna; como también el aplazamiento de la atención médica urgente, indiferencia frente a sus solicitudes o reclamos, no consultarlas o informarlas sobre las decisiones que se van tomando en el curso del trabajo de parto, utilizarlas como recurso didáctico sin ningún respeto a su dignidad humana, el manejo del dolor durante el trabajo de parto como castigo y la coacción para obtener su “consentimiento”. Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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Además, la CNDH reconoce que desafortunadamente la violencia obstétrica (como históricamente otras formas de violencia) se ha visto de forma natural entre el personal médico y obstétrico, así como en la sociedad; ya que la mayoría de las mujeres muchas veces prefieren olvidar las molestias y maltratos del parto, concentrándose en no complicar su estado emocional, evitando romper con su precario equilibrio emocional. Así, la violencia obstétrica se ha convertido en una violación a los derechos humanos que se ha “naturalizado” y “normalizado”, formando parte de el imaginario social y las representaciones sociales, en las cuales es el médico el que “sabe” lo mejor para la mujer, y la mujer debe aprovechar las ventajas de la moderna ciencia médica que le “permitirá” tener la certeza y el control sobre el proceso y momento de nacimiento de nuestros hijos. A este respecto la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) de 1979, establece la obligación de los Estados de adoptar las 98

medidas para eliminar la discriminación contra la mujer en la esfera de acceso a servicios de atención medica, de manera que se garantice el acceso a servicios apropiados en relación con el embarazo, el parto y después del parto. También el Comité contra la Tortura CAT, de la ONU, refiere que estos hechos (u omisiones) que atentan contra los derechos reproductivos de las mujeres, pueden constituir actos de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes, en caso de que causen penas o sufrimientos físicos o mentales, y se cometan con el fin de anular la personalidad o sus capacidades físicas o mentales, o cualquier otro fin. En este sentido, el Comité contra la Tortura ha resaltado que las situaciones en las que las mujeres corren riesgo de sufrir torturas o malos tratos incluyen la privación de libertad, el tratamiento médico, particularmente en el caso de las decisiones relacionadas con la reproducción. De acuerdo con Suárez-López, L. y cols. (2013) actualmente el número de cesáreas que se realizan en México perfila un

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problema de salud pública que debe analizarse en detalle para buscar soluciones y promover su disminución. Lo anterior debido a que durante las últimas décadas, la atención del embarazo y del parto se ha institucionalizado y medicalizado de manera creciente, contribuyendo, por un lado, a la disminución de algunas causas de morbilidad y mortalidad materna y perinatal; pero por el otro, al incremento en las tasas de cesáreas, las cuales a su vez ocasionan riesgos y otros problemas de salud no menos importantes. Éstos autores refieren que la literatura científica internacional en esta área ha demostrado que cuando se utiliza la cesárea sin las indicaciones correctas, los riesgos para la salud sobrepasan los beneficios y se transgreden los derechos reproductivos de las mujeres. Por lo que la cesárea, cuando no es una urgencia médica real, es una de las formas de esta violencia obstétrica. La Organización Mundial de la Salud OMS (2015) recomienda una proporción de cesáreas necesarias de entre 10 y 15% y la Norma Oficial Mexicana 007 establece un máximo de 15% en hospitales de 2º nivel de atención y de 20% en los de 3er nivel. En México, desde principios de la década de los noventa tanto los datos institucionales como de encuestas demográficas y de salud señalan un porcentaje de ejecución de cesáreas superior a 20%, tendencia que se ha acentuado en los últimos años, situando al país en el cuarto lugar mundial (después de China, Brasil y EUA) con la mayor proporción de operación cesárea con diagnósticos imprecisos y no siempre justificados. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición ENSANUT 2012, en el año 2012 el porcentaje total de nacimientos por cesáreas fue de 46.2% (20.5% programadas y 25.7% por urgencias) el cual supera el límite máximo recomendado por la ya citada Norma Oficial Mexicana 007. El reporte señala que el porcentaje de nacimientos por cesárea reportado para 2012 es alarmante, ya que está muy por encima del valor recomendado y sugiere un aumento progresivo desde el año 2000. En ese año en la ENSA 2000 se reportó que la resolución del parto por cesárea fue de 29.9% y en la ENSANUT 2006 era de 34.5%. El mismo reporte refiere que las instituciones que más Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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“Pregnancy shot with child”, John Felix Arnold III.

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atienden el parto por cesárea (programada y por urgencias) son el ISSSTE (68.4%) y las instituciones privadas (69.8%). La CNDH (2013) retoma la citada encuesta (ENSANUT 2012) y señala: México ocupa el 4to. lugar a nivel mundial del uso de la práctica de cesáreas sin ser necesarias. Un incremento del 50.3% de la práctica de cesáreas en los últimos doce años. Que en el sector público se incrementó un 33.7% y en el privado 60.4% Suárez-López, L. y cols. (2013) señalan que pesar de que la política gubernamental mexicana ha señalado la necesidad de que las instituciones del sector público, y particularmente del sector privado, establezcan estrategias puntuales para disminuir los casos de cesáreas innecesarias, a la fecha no se observan los resultados deseados. Y que esta situación ha generado diferentes complicaciones para las mujeres sometidas a este procedimiento, y costos adicionales para el sistema de salud, tales como el aumento de la morbimortalidad para la madre 100

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y el bebé (doble riesgo de morbilidad materna grave y de mortalidad materna; doble riesgo de obtener pobres resultados fetales), así como un mayor número de partos pretérmino y muerte neonatal. Estos mismos autores también advierten que en el plano internacional y de acuerdo con las características sociodemográficas y culturales de las mujeres, se ha observado una mayor realización de esta práctica clínica en menores de 20 y mayores de 34 años de edad, primíparas, habitantes de áreas urbanas, con altos niveles de escolaridad y de estatus socioeconómico alto. Pareciera ser que en un país aquejado por otro tipo de violencias mas burdas, terribles o escandalosas; como la gran cantidad de muertos y desaparecidos, que se suman en cada nuevo hallazgo de las tristemente célebres “narco fosas”, los crímenes impunes como los feminicidios, y hasta el doloroso proceso de niños que asesinan “jugando” a otro niño en posición más frágil y desvalida; el que diversas instituciones y organizaciones señalen o pongan atención con algo como la violencia obstétrica y los riesgos relacionados, se corre el riesgo de parecer frívolo o superficial. Sin embargo, a pesar de lo anterior, es preciso entender que el ejercicio de la violencia no necesariamente implica un acto masivo, burdo, incluso consciente, ni intencionalmente dirigido hacia esos fines; pues la violencia se puede ejercer no solo de formas diversas, sino desde distintos lugares o posiciones. Y más allá de las justificaciones, racionalizaciones o explicaciones que se brinden, es elemento fundamental del presente escrito resaltar que hay en el ejercicio de toda forma de violencia una parte de no ver al otro, de no reconocer al otro como un ser completo, con sus propias necesidades y deseos, de no verlo o negarle el estatuto ontogénico como persona. El otro se cosifica, solo es un objeto o una herramienta para la consecución de nuestros propios fines. Además existe contemporáneamente una tendencia a la deshumanización; a darle una salida “fácil” a las cosas, no “complicarse”, falacia e ilusión contemporánea de estar “en control”. Control y cosificación que se replica en la crianza, la educación y las Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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relaciones humanas, donde no se tolera que “algo” se salga del orden, del cauce, de estar dentro de parámetros. La violencia obstétrica entra dentro de lo denominado como formas contemporáneas de la violencia, lo cual puede decirnos poco -o mucho-, pues la madre, muy lejos de las idealizaciones sociales del embarazo, ya sea por la condición biológica en que se encuentra (con alteraciones hormonales, cambios en su cuerpo y su auto imagen), o la situación específica que está viviendo (cansancio, presiones sociales, entre otras), o por su propia estructura; frecuentemente acepta la violencia obstétrica, o por lo menos se somete a ésta. Ésta -la violencia obstétricainunda la psique de la madre e influye psicosomáticamente en el embarazo, la modalidad del parto, y al final influye en el vínculo que se establece con el niño desde el vientre; y va influyendo en la forma particular de relacionarse, de establecer el vínculo madre hijo, en el lazo materno infantil. Narcicismo Médico 102

Con relación a lo que señalamos anteriormente, acerca de pensar en la violencia obstétrica como una práctica médica habitual, no reconocida como una forma de violencia en si misma por aquellos que la ejercen y donde el otro no es visto como un ser completo o como sujeto; ineludiblemente nos lleva a pensar en una práctica profesional relacionada con una configuración de personalidad que quizás podríamos denominar como Narcisismo Médico. De acuerdo con Spagnuolo (2000) el término narcisismo proviene de la descripción clínica, fue Havelock Ellis quien usa el término “narcisismo” en 1892 por primera vez en un estudio psicológico sobre el autoerotismo, describiendo la raíz mitológica y literaria del mito de Narciso, extendiendo el término narcisismo al comportamiento no manifiestamente sexual. Siendo utilizado por Paul Näcke en 1899 para designar aquella conducta por la cual un individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual; vale decir, lo mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos

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manejos alcanza la satisfacción plena. En 1911, Otto Rank presenta el primer escrito dedicado específicamente al narcisismo asociándolo a fenómenos no sexuales como la vanidad y la autoadmiración. En la obra freudiana ya desde los Tres Ensayos de Teoría Sexual (1905) Freud diferencia una investidura libidinal narcisista del yo, estado original de la primera infancia, narcisismo primario fundante del yo; que ira gradualmente transformándose, merced a los posteriores envíos de libido a los objetos, invistiéndolos y transformándose en libido de objeto, y que ésta, ante particulares estados de tensión es retirada de los mismos, convirtiéndose de nuevo en libido yoica o libido narcisista, propia del narcisismo secundario. Para 1911, en las Puntualizaciones sobre un Caso de Paranoia Autobiográficamente Descrito, Freud describe al narcisismo como un estadio intermedio entre el autoerotismo y el amor objetal, etapa donde las pulsiones sexuales sintetizadas en una unidad, toman por objeto amoroso al propio cuerpo, antes de dirigirse a la elección de otra persona; etapa normal, in-

dispensable y nunca totalmente superable. En Totem y Tabú (1913) reitera la presencia entre el autoerotismo y la elección de objeto, de una fase intermedia, el narcisismo, en la cual las pulsiones sexuales hasta ese momento disociadas, se conjugan en una unidad y el yo es investido como objeto. Organización narcisista que nunca se resignará del todo, por lo que el ser humano permanecerá narcisista en cierta medida, aún después de haber hallado objetos externos para su libido. Sin embargo, es en 1914 en Introducción del Narcisismo, donde más allá del narcisismo como descripción clínica de lo que considera una perversión, en la que el individuo toma como objeto sexual a su propio cuerpo; Freud señala que el psicoanálisis descubre aspectos de este narcisismo en otras perturbaciones, así como también en toda evolución sexual normal, retomando la idea del destino de una libido sustraída a los objetos, redirigida al yo, donde concibe a este narcisismo que nace por replegamiento de las investiduras de objeto, como un narcisismo se-

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cundario, que se edifica sobre la base de otro, primario, de una investidura originaria libidinal del yo; que es cedida después a los objetos, generando una oposición entre libido yoica y libido de objeto, (no ya de pulsiones del yo y pulsiones sexuales).

“Paz en el caos”, Ronit Wiener.

Más adelante en la misma obra, Freud refiere que el destino de la libido yoica en el adulto normal apunta a la construcción en el interior de sí, de un ideal generado por la represión que parte del yo de la propia estimación del yo, sobre el que recae ahora el amor de sí mismo y por el cual mide su yo actual. Ideal del yo que configura tópicamente una ubicación permanente para el narcisismo. Freud, en la Conferencia 26 de Introducción al Psicoanálisis (1916), aclara que la fijación de la libido al propio cuerpo, es el estado universal y originario a partir del cual más tarde se forma el amor de objeto; y que la capacidad para el autoerotismo (la satisfacción de las

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pulsiones en el propio cuerpo) es la base que permite el retraso de la sexualidad en el proceso de educarse en el principio de realidad. No obstante, en el extremo narcisista se tiene muy escasa necesidad de objeto, tanto en la satisfacción sexual directa como en otras aspiraciones más altas, derivadas de la necesidad sexual, que solemos llamar “amor”. Así, en el enamoramiento pleno el objeto sexual atrae sobre si, por regla general, una parte del narcisismo del yo, lo que se hace notable en la llamada “sobrestimación sexual” del objeto. Y en EL Yo y el Ello (1923) al referir que el carácter del yo es una sedimentación de las investiduras de objeto resignadas, conteniendo a su vez, la historia de tales elecciones objetales (sustitución de una investidura de objeto –erótica- por una identificación –erección del objeto en el yo-, que modifica al yo y contribuye a producir su carácter), Freud señala que esta trasposición de una elección erótica de objeto en una alteración del yo, es el camino que permite al yo dominar al ello, aunque a costa de una gran docilidad hacia sus vivencias; y que esta trasposición de libido de objeto en libido narcisista conlleva manifiestamente una resignación de las metas sexuales, una desexualización, una suerte de sublimación; así, el narcisismo del yo es un narcisismo secundario, sustraído a los objetos. Spagnuolo (2000) recapitula que Freud reúne bajo el significado del término narcisismo a tres fenómenos: a) un tipo de elección objetal; b) un modo de relación objetal y c) la autoestima. Y que en Introducción del narcisismo (1914) ha utilizado dicho término para 4 situaciones distintas: 1) para una perversión sexual; 2) para un estadio del normal desarrollo sexual libidinal; 3) para una característica de la esquizofrenia, en la cual la libido sería retirada del mundo externo y recaería sobre el sujeto y 4) para un tipo de elección del objeto amoroso en la cual el objeto sería elegido en tanto representa aquello que el sujeto es o desearía ser. Spagnuolo (2000) refiere que el estudio del narcisismo induce a Freud a presuponer la existencia de una fase de la evolución psicosexual intermedia entre el autoerotismo y el amor por el objeto. Con la segunda teoría del aparato psíquico, Freud contrapone un primer estadio narcisista, anobjetal, a la relación de objeto. El narcisismo desde dicha Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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concepción, parece caracterizarse por una total ausencia de relación con el ambiente. Bleichmar (1976) sintetiza que “Freud nos ofrece dos concepciones del narcisismo; en una de ellas el enfoque económico se une a la teoría de la libido. Desde esta perspectiva el narcisismo primario es la condición en que toda la libido está en el yo, o la situación prenatal en que por una armonía de orden biológico no existe tensión en el organismo.... En la otra concepción del narcisismo se lo entiende como la valoración que el sujeto hace de sí mismo, como la significación que el Yo en tanto representación de sí, toma para el sujeto, es decir como éste se ubica en una escala de valores. Más contemporáneamente Kernberg (1987) da un repaso a la definición del narcisismo desde la teoría psicoanalítica que lo define como la investidura libidinal del sí mismo; entendiendo el sí mismo como una subestructura del sistema del Yo que refleja la integración de todas las autoimágenes o autorepresentaciones que se desarrollan a lo largo de todas las interacciones del individuo con los otros. Para Kernberg la libido objetal es la investidura de la libido en tales objetos y sus representaciones psíquicas, y la libido narcisista la investidura de la libido en el sí mismo como subestructura del Yo. Kernberg (2010) expone que el narcisismo es aquello relacionado con la regulación anormal de la autoestima o de la auto-consideración. Esta dependerá de las experiencias que tenga el ser humano con los otros, ya sean frustrantes o gratificantes, así como de la evaluación personal que éste lleve a cabo de los logros o fracasos que vaya experimentando a lo largo de su vida. Así mismo, influirá la distancia que se dé entre las aspiraciones personales y los fracasos y logros reales. La regulación de la autoestima dependerá, entre otros factores, del papel que juega el superyó; la forma en que éste ejerce poder sobre el yo dependerá también de la internalización de los objetos libidinalmente investidos que están bajo la forma de representaciones objetales libidinales reforzando la investidura libidinal en el sí mismo. Kernberg (1987) divide el narcisismo en tres categorías: Narcisismo normal adulto, narcisismo normal infantil y narcisismo patológico. 106

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Al narcisismo normal adulto lo caracteriza por una autoestima estable fruto de una estructura normal de representaciones objetales internalizadas normalmente integradas o “totales”, un superyó integrado, y la satisfacción de las necesidades dentro de un contexto de relaciones de objeto estable así como de un sistema de valores adecuado. El narcisismo normal infantil consistiría en la regulación de la autoestima por medio de una satisfacción de las necesidades, adecuada a la edad, que implica un sistema de valores, demandas y prohibiciones infantiles normales. Y dentro del narcisismo patológico el más leve será aquel que se explica debido a la regresión a regulaciones infantiles de la autoestima implicando una regresión a este nivel de narcisismo normal infantil. En este tipo de patología la regulación de la autoestima dependerá en exceso de la expresión de satisfacciones infantiles o de las defensas en su contra, que de manera habitual se descartan en la edad adulta. Un segundo tipo, menos frecuente pero más grave, de narcisismo patológico, el que Freud describió para ilustrar la elección narcisista de objeto, será donde el sí mismo se identifica con un objeto, al mismo tiempo que la representación del sí mismo infantil se proyecta sobre dicho objeto, creando así una relación libidinal en la que se han intercambiado las funciones del sí mismo y del objeto. El tipo más grave de patología narcisista, el trastorno narcisista de la personalidad propiamente dicho, será un tipo específico de patología del carácter cuyo rasgo principal es un self grandioso. Kernberg (2010) detalla las características propias y típicas del cuadro: 1. Patología del yo: que presenta alto nivel de egocentrismo, exceso de referencias a sí mismo, dependencia de la admiración de los demás, prevaleciendo fantasías de grandiosidad y huída de la realidad que contradiga la imagen grandiosa de sí mismos, con ataques de inseguridad rompiendo el sentido de superioridad y que les sitúa entre el grupo de personales normales que ellos consideran comunes o mediocres, ya que dejan de creerse “especiales”. Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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2. Patología en las relaciones interpersonales: sufren de envidia desmesurada, consciente e inconsciente. Muestran codicia y abuso hacia los demás. Sienten que tienen derecho a todo. Infravaloran a los otros y se muestran no dependientes de ellos, en contraste con la demanda constante de admiración de los demás. Muestran falta de empatía, superficialidad en sus relaciones, así como una falta de compromiso con los demás y falta de capacidad para compartir objetivos y propósitos comunes. 3. Patología del superyó: son personas con baja tolerancia al dolor y a la tristeza, su autoestima está regulada por cambios de humor severos. Están determinados por sentimientos de vergüenza más que de culpa y su sistema de creencias y valores es más bien infantil. La patología severa del superyó, además de la intolerancia al dolor, presenta un comportamiento antisocial crónico y falta de responsabilidad en sus relaciones. Ante su falta de responsabilidad para con los demás no padecen sentimientos de culpa, ni remordimientos. El síndrome del narcisismo maligno presenta una grave patología del superyó. 4. Sentimiento crónico de vacío y aburrimiento: debido a la gran necesidad de estimulación y al mismo tiempo a la carencia de la misma, pues se muestran independientes del mundo, sienten que la vida no tiene sentido para ellos. Esto puede tener como consecuencia la búsqueda de placer mediante el consumo de drogas y alcohol, que predispone al abuso y/o dependencia de sustancias. Desde la perspectiva de la Psicología del Yo, la estructura psíquica del trastorno narcisista de la personalidad corresponde a un yo arcaico y primitivo, debido a un yo normal que fue obstaculizado en su desarrollo temprano debido a la falta de empatía de los cuidadores, llevando a un déficit en la formación de vínculos maduros. Sin embargo, al igual que Rosenfeld, Kernberg (1987), no cree que el narcisismo patológico sea consecuencia simplemente de la fijación a un estado del narcisismo normal, sino más bien será la construcción defensiva de un self grandioso patológico, derivado de la integración por un lado, de aspectos positivos del yo y de representaciones del yo 108

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“Narciso”, Caravaggio.

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con un objeto ideal, constituyéndose como mecanismos de defensa secundarios frente a mecanismos primitivos subyacentes, con relaciones de objeto interiorizadas negativas como consecuencia de privaciones de la primera infancia. Por su parte Kohut (1986) reformula la concepción del narcisismo, lo que será piedra angular de su teoría: que el narcisismo coexiste y se desarrolla a lo largo de la vida paralelamente con el desarrollo de las relaciones objetales. Postulado que, a diferencia de Freud que propuso un narcisismo primario y uno secundario, formula como una línea de desarrollo completa, introduciendo un giro y una nueva explicación a los procesos de constitución de la estructura psíquica, dando como resultado el desarrollo de la psicología del Self.

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Kohut (1986) desarrolla su teoría a partir de los fenómenos ocurridos en la situación analítica y de la reconstrucción del pasado en la transferencia, considerando que un Self frágil reaccionará a la falta de suministros narcisísticos con una búsqueda de objetos que le ayuden a recuperar la falta de cohesión que éstos le proveen. Así, los transtornos narcisistas de la personalidad serán el resultado de una cohesión insegura del Self, producto de carencias muy tempranas en el desarrollo del mismo. Para Kohut (1986) el Self se constituye por la internalización de la relación con objetos del self (self-objects) con los cuales el niño establece relaciones de tipo narcisista (percibidos como partes de si mismo investidos de libido narcisista), dependiendo para su consolidación de la cohesión con estos self-objects. Si la empatía con (y de) estos self-objects falla, se provocaran detenciones o regresiones en el desarrollo a estadíos mas tempranos (dependiendo de la etapa.), pues en un inicio el Self y sus objetos no están diferenciados; deseando el niño el control y las expectativas de sus self –objects como los adultos esperan el control de su propio cuerpo y mente. Poco a poco en el desarrollo y gracias a la mirada y la empatía de los primeros objetos (fundamentalmente la madre) se irán diferenciando en dos estadíos: el Self Grandioso, resultado de las necesidades de exhibir y recibir respuesta emocional empática y espejeo real, el cual proporcionará tanto las ambiciones como las metas; y la Imago Parental Idealizada, resultado de sentir a los padres como fuertes, de donde surgirán los ideales. Será a través de la internalización transmutadora que el self se irá cohesionando y las configuraciones irán evolucionando proporcionando la sensación de poder y certeza (Self Grandioso), así como de seguridad y fortaleza (Imago Parental Idealizada.) La forma y los contenidos de las representaciones psíquicas de estos objetos (los padres) variarán de acuerdo con el estado maduracional cognitivo del niño y con las influencias ambientales, afectando tanto las internalizaciones como su intensidad. A partir de una matriz indiferenciada y gracias al proceso anteriormente descrito el self fragmentado cristalizará en un Self nuclear donde los fragmentos de self-objects se irán integrando hasta llegar, 110

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mediante un proceso de maduración (a través de la internalización transmutadora), a un Self cohesivo en el que el Self y sus funciones reemplazarán a los self-objects y sus funciones (que de todas formas permanecen estables, además de que las idealizaciones de estos primeros self-objects tendrán que irse aterrizando en algo más realista); integrando una experiencia de self total, estable y autónomo. De forma normal, para Kohut (1986), es en el período preedípico que mediante la frustración óptima, la idealización irá bajando progresivamente y en el período edípico la pérdida de idealización ocurrirá masivamente, para dar lugar a la formación del superyó. Así, en las demoras traumáticas, por ejemplo, el bebé intenta manejar las alteraciones provocadas por esta demora construyendo un nuevo sistema que busca mantener la perfección y la omnipotencia originales de los self-objects, infundiendo en el “tu” rudimentario (del adulto) la perfección y el poder (perdidos) para así mantenerse a sí mismo y a sus objetos a salvo de la ausencia o el retiro libidinal de los objetos. La idealización constituirá un aspecto narcisista proyectado a la figura parental y las cualidades idealizadas se utilizarán como fuentes de gratificación, a las que el niño se aferrará con gran intensidad. Para este autor el balance narcisista se altera por las presiones de la maduración y las tensiones psíquicas que las necesidades de suministros maternos no cubrieron. Estos trastornos (heridas narcisistas) pueden ser reconocidos por el doloroso afecto que los acompañan (con un sentimiento de inferioridad y/u orgullo herido.) El self narcisista patológico no dará paso a la relación con el objeto, lo que normalmente constituye un paso predeterminado en la maduración y un logro en el desarrollo, pues necesita ser visto y admirado. Este self se desarrollará patológicamente si queda vulnerable al no lograr ser visto y lograr admiración, reprimiéndose y no logrando acceso a la conciencia las necesidades de abastecimiento narcisista, no logrando cohesión y quedando como un self idealizado, incapaz de lograr satisfacción. Las relaciones en el avance del self narcisista, del Yo y del Ideal del Yo, gradualmente se irán integrando en líneas de desarrollo paralelas e interdependientes que protegerán de la propensión a la vergüenza Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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y la vulnerabilidad narcisista. Tanto la tendencia al exhibicionismo como las fantasías de grandiosidad, que contribuyen a la salud y a la enfermedad, deberán decatectizarse, subordinarse e integrarse a metas, propósitos y actividades realistas, lo cual solo se logrará mediante un buen funcionamiento yoico –y superyoico- libre y activo. De acuerdo con Kohut (1986), el Yo irá adquiriendo nuevas configuraciones narcisistas mas diferenciadas y desarrolladas; la creatividad, la empatía, la capacidad para contemplar la propia impermanencia, el humor y la sabiduría representan facultades del Yo en relación con el desarrollo del narcisismo sano. A diferencia de Freud, postula que el hombre (el self) no busca placer solo en la descarga, sino en la realización de sus necesidades, lo que le brinda una sensación de triunfo. Un bloqueo en sus intentos de lograr su autorrealización mas que provocar ansiedad, provocará la activación de la desesperación (por un self abrumado por la frustración de sus aspiraciones); esta desesperación lo llevará a una vivencia de fragmentación del self manifestada en angustia, rabia y vacío (sintiéndose desgraciado, trágico y sin fortuna) y le producirá el deseo de venganza. Sin embargo, más que hablar de conflicto, se hablaría de un déficit (de fallas), pues la estructura psíquica no estará completamente formada (o lo estará de forma patológica) sin lograr cohesión. Un self malformado o dañado provocará transtornos narcisistas y/o defensas narcisistas. Si en la entrada al Edipo ya se encuentra presente una falla estructural, ocurrirán patologías (o transtornos) primarios del self. Los síntomas en los transtornos narcisistas mas que el resultado de un conflicto representarán formaciones desarrolladas para tapar los déficits (como rasgos de personalidad), maniobras para evitar sentir la desintegración y la muerte (como en la sobresexualización) sintiendo el cuerpo, búsquedas de self-objects (como en las adicciones) que permitan al individuo sentirse cohesionado y sentirse vivo, mas que búsqueda de placer o reflejo de una pulsión de muerte. “El sí-mismo grandioso descripto por Kohut constituye para Kernberg el resultado de la fusión de imágenes del sí-mismo ideal con el sí-mismo real 112

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y con el objeto, aunque difieren respecto a su origen: para Kohut, el sí-mismo grandioso refleja la fijación en un sí-mismo primitivo y arcaico pero normal, mientras que para Kernberg constituye una estructura patológica netamente diferente del narcisismo infantil normal.” Después de este recorrido, distinguimos que pensar en narcisismo nos lleva, en términos generales a pensar en falta de empatía, grandiosidad, necesidad de ser admirados y elogiados, necesidad de ser el centro de atención, actitudes arrogantes y soberbias como abuso y superficialidad, así como falta de compromiso. Así pues, reflexionando desde esta perspectiva, podemos pensar en la violencia obstétrica como una expresión de este narcisismo maligno, que se ejerce como una forma destructora de violencia. ¿Quizás motivada en la envidia del médico al acto de parir? ¿Quizás en la necesidad de una imagen grandiosa y poderosa de sí y del establishment que representa? -pero en el fondo insegura y vacía- ¿O quizás en la infravaloración, la falta de empatía y de responsabilidad con los demás? Como sea, pensar en este narcicismo maligno, quizás nos puede llevar a entender esa práctica médica rutinaria y habitual, donde lo importante no son las personas, no es la madre ni el bebé, sino los “procesos”. Y por narcisismo médico entender que nos referimos no a la persona del médico solamente, sino a todo un aparato o “stablishment” médico, donde lo que más importa son las formas y la imagen, más que las personas y la “humanidad”. La Organización Mundial de la Salud OMS (2015) ha hecho público una serie de lineamientos que buscan evitar prácticas médicas innecesarias, que con frecuencia se utilizan inadecuadamente, es decir se busca no hacer episiotomía, rasurado, monitoreo fetal y enema como prácticas de rutina; además de restringir el uso de oxitocina, analgesia y anestesia, entre otros. Procurando mantener la tasa de cesáreas recomendada por la OMS, máximo entre 10 y 15% de los nacimientos. El 6 de Enero de 2005 se publicó en el Diario Oficial de la Federación una resolución que busca disminuir los daños obstétricos y los riesgos para la salud de las mujeres y de sus hijos, en el marco de la atención del embarazo, el parto y el puerperio. Sin embargo acIzaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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Obra de la serie “The birth project painting”, Amanda Greavette.

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tualmente en México sólo los estados que cuentan con una definición legal de violencia obstétrica son Chiapas, Guanajuato, Durango y Veracruz.

madre e hijo, continuando así la estrecha relación que ambos han sostenido durante el periodo de la gestación, ya que esto es vital e insustituible”.

Todo lo anterior contrasta enormemente con lo que se ha denominado como un parto respetado o humanizado. Para el GIRE es responsabilidad de los estados adoptar medidas para garantizar, entre otras cosas, el parto humanizado, que requiere brindar asistencia médica adecuada durante el parto, evitar el recurso excesivo a las operaciones cesáreas y respetar la decisión de la mujer, así como sus necesidades específicas y preferencias culturales.

Y para que esto se de, es necesario personal médico sensible, empático, dispuesto a brindar tiempo, interés y energía, pensando más en el otro, que en sí mismo.

De acuerdo con Bishop (citada por CNDH, 2014), un parto respetado o humanizado, es aquel en que madres y padres, con base en la información que reciben, pueden responsablemente elegir la forma en que quieren que sus hijos nazcan; cuentan con el apoyo de profesionales y centros asistenciales que consideran y resuelven sus necesidades individuales. “Además, al momento del nacimiento se propicia el contacto inmediato piel con piel entre

Parto humanizado y vínculos tempranos

“¿Qué es un bebé, dirá Winnicott? un bebé no es nada… pues es bebe y madre, uno sólo, una unidad” Doltó (1982) señala que el psicoanálisis pone de manifiesto el deseo (relación imaginaria simbólica y creadora de sentido) presente en el ser humano. Preponderancia “del vínculo simbólico sobre el vínculo carnal; de la preponderancia de la intención sobre los actos y los comportamientos, la preponderancia de la palabra verdadera que es dada y no arrancada ni rechazada, sobre las palabras dictadas por el pretendido sentido común.” Así, humanizar el parto es ir

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más allá de lo meramente instintivo, pero también lo incluye, es retomar la parte animal del ser humano y llevara a un nivel superior; siguiendo a Freud, sublimar, poder que implica más que neutralización, la gradual transformación de la pulsión en consciencia; y que implica desde el inicio, o antes, tanto al bebé recién nacido, como a la madre, en la necesaria fusión dual. El comportamiento de apego tiene lugar en las crías de casi todas las especies de mamíferos y en cierto número de ellos continúa durante toda la vida adulta. La regla general es el mantenimiento de proximidad, por parte de un animal inmaduro, a un adulto preferido, casi siempre la madre, lo cual indica que tal comportamiento posee un valor para la supervivencia. Bowlby (1998) sostiene que en gran parte de los lactantes humanos el comportamiento de apego a una figura preferida se desarrolla durante los primeros nueve meses de vida. Cuanta más experiencia de interacción social tenga el lactante con una determinada persona, tanto más probable es que se apegue a ella; y que es principalmente a través de los cuidados que imparte la madre, como un niño adquiere su principal figura de apego. Bowlby (1998) refiere una disposición de apego, que define como “toda conducta por la cual un individuo mantiene, o busca proximidad y contacto (lazo afectivo), con otra persona, considerada como más fuerte o de carácter protector”. Se caracteriza también, por la tendencia a utilizar al cuidador principal como base segura, desde la cual explorar lo desconocido y hacia la cual retornar como refugio en momentos de alarma. Como tal, el apego no es un instinto, es una preprogramación, una tendencia que precisa del ambiente para organizarse. Esta disposición permite, desde una base segura soportar el vínculo. Y este vínculo seguro permite, además, distintas funciones que se regulan tras el nacimiento desde el exterior como: La maduración personal, la tolerancia e interiorización de sentimientos negativos como la ansiedad, la pena, la tristeza o la rabia, así como la maduración referente a la relación que el sujeto mantiene con los demás. La principal variable, para la existencia y desarrollo de un buen apego, es la capacidad de los padres para propiciar al niño una base segura y animarlo a explorar el mundo y las cosas desde ellos. Por conducta de apego Bowlby (1993) entiende cualquier forma de comportamiento 116

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que hace que una persona alcance o conserve proximidad con respecto a otro individuo diferenciado y preferido. En tanto la figura de apego permanezca accesible y responda, la conducta puede constituir en una mera verificación visual o auditiva del lugar en que se halla y en el intercambio ocasional de miradas y saludos; en ciertas circunstancias se observan también seguimiento o aferramiento a la figura de apego, así como tendencia a llamarla o a llorar, conductas que en general mueven a esa figura a brindar sus cuidados. “…El comportamiento de apego es concebido como toda forma de conducta que consiste en que un individuo consigue o mantiene proximidad a otra persona diferenciada y preferentemente individual y que es considerada, en general, como más fuerte y/o más sabia.” (Bowlby, 1998) El comportamiento de apego inicial se establece de un modo bastante sencillo, en el ser humano, y a partir del final del primer año se va conformando a base de sistemas comportamentales cada vez más complejos, que incorporan modelos representativos del medio ambiente y de sí mismo. Estos sistemas se activan por determinadas condiciones y se extinguen por otras. De acuerdo con este autor, en tanto que tiene su propia dinámica, la conducta de apego sería distinta de la de alimentación y la sexual, y por lo menos de igual importancia en la vida humana. Dentro de la teoría del apego, en la relación temprana el tener un apego seguro o inseguro formará el molde de los Modelos Operativos Internos para todas las relaciones posteriores. De acuerdo con la teoría de las relaciones objetales y la teoría del apego, Rozenel (2006) señala que se establecen Modelos Operativos Internos, basados en el ambiente de cuidado temprano, a partir de las propias experiencias de cuidado, pero también de relación con las primeras figuras, la madre y después la pareja de la madre (por aquello del deseo de la madre separado de –o separando- la relación diádica exclusiva). Así lo que se incorpora, se introyecta y con lo que nos identificamos son modelos de relación con estas figuras. La imagen incorporada no es tanto una imagen especular, como una imagen-estructura simbólica signada por la palabra y las representaciones. El objeto es una Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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representación ya sea objeto total o parcial dependiendo de con que parte de la relación nos identificamos. Con relación a la figura de apego, de la misma forma, el apego se signa de acuerdo con que partes de las características de las figuras de apego, del modelo operativo interno, nos identificamos. Para Bowlby (1993) puesto que la meta de la conducta de apego es mantener un vínculo afectivo, cualquier situación que parezca ponerlo en peligro provoca una acción destinada a preservarlo, y cuanto mayor es el peligro de sufrir una pérdida, más intensas y variadas son las acciones destinadas a impedirla. En tales circunstancias, se activan las formas más eficaces de conducta de apego: aferramiento, llanto y a veces un estado coactivo. Cuando dichas acciones resultan eficaces, se restablece el vínculo, las actividades cesan y se alivian los estados de estrés y malestar. Sin embargo cuando el esfuerzo por restablecer el vínculo no tiene éxito, tarde o temprano este esfuerzo se debilita, aunque por lo general no cesa y a intervalos quizá cada vez más prolongados se renueva el esfuerzo por restablecer el vínculo. Eso significa que la conducta de apego permanece constantemente alistada y que, en ciertas condiciones, vuelve a activarse. El estado del organismo durante todo este tiempo permanece en estrés crónico y es experimentado como un estado de aflicción crónica. Aún cuando es especialmente evidente durante la temprana infancia, para Bowlby (1998) el comportamiento de apego se considera que es propio de los seres humanos desde la cuna hasta la sepultura. Los patrones particulares de comportamiento de apego mostrados por un individuo dependen, en parte, de su edad, sexo y circunstancias presentes y, en parte también, de sus experiencias en etapas anteriores de su vida, con figuras a las que tenía apego. En vista de que la conducta de apego permanece potencialmente activa durante toda la vida y también de que cumple una función biológica propuesta, Bowlby (1993) considera un grave error suponer que su actividad en un adulto indica patología o una regresión a la conducta inmadura. Situación que nos debe llevar a pensar o a cuestionar la separación “por procedimiento” que es llevada a cabo en los hospitales de segundo o tercer nivel, incluso en clínicas que se dicen “amigas” del niño 118

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“Niño geopolítico observando el nacimiento del hombre nuevo”, Salvador Dalí.

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y la madre; justificadas en la “seguridad” para ambos miembros de la diada original (madre y bebé). Y no solo ya dese la perspectiva del infante, sino también desde la madre que “exige” permanecer con su bebé y que es tomada por rebelde, impropia o inadecuada. Fonagy y cols. (1998, citados por Zucchi y cols, 2007) señalan que ningún ser humano nace con la capacidad de regular sus propias reacciones emocionales. En condiciones favorables, el cuidador principal se muestra sensible, entiende y responde de forma adecuada ante las señales del bebe recién nacido, desarrollándose gradualmente un sistema regulador diádico, donde el cuidador principal restablece el equilibrio emocional del infante cuando este se siente intranquilo, abrumado o sobreestimulado por el medio externo, buscando en las figuras de apego la recuperación de su homeostasis interna. Así, el 120

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sistema de apego capacitaría al bebé humano para desarrollar una correcta inteligencia social, ya que funcionaría a modo de regulador de la organización fisiológica cerebral favoreciendo el cumplimiento de un conjunto de expectativas que nos permitirían vivir y trabajar en sociedad. Será al final del primer año de vida, cuando el bebe integre en su conducta sus propias expectativas específicas, basadas en sus pasadas experiencias con su cuidador. Fonagy y cols. (2003, citados por Zucchi y cols. 2007) señalan el relevante papel jugado por las tempranas alteraciones en el sistema de apego como desencadenante de futuros desórdenes de la personalidad, haciendo principal hincapié en la capacitación del cuidador principal para comprender y respetar el mundo interno del niño, dotándole a éste de las herramientas necesarias para la construcción correcta de su psiquismo, aunque no plantean claramente desde que momento inicia tal capacitación. Así mismo haciendo eco de otros autores, opinan que la internalización por parte del bebe, de la experiencia de una correcta regulación afectiva brindada

por los cuidadores principales, sienta las bases para el apego seguro y la construcción de los modelos operativos internos. De esta forma la regulación del afecto sería un preludio de la mentalización, pero cuando esta ocurre, no solo permitiría el ajuste de los estados afectivos sino que se usaría para regular el propio self. Pichón-Riviere (2008) refiere que desde el punto de vista de las relaciones interpersonales (de la relación del individuo con el grupo y/o con la sociedad), tomando como material de trabajo y observación permanente, la manera particular en que un sujeto se conecta o relaciona con el otro o los otros, cada sujeto crea una estructura que es particular para cada caso y para cada momento, y que llamamos vínculo. Señala que para comprender lo que es el vínculo normal debemos partir del análisis de una de las principales características de las relaciones de objeto: el objeto diferenciado y el objeto no diferenciado, de las relaciones de independencia y de dependencia. Pichón-Riviere (2008) señala que en la teoría psicoanalítica estamos más acostumbrados a usar la noción de relaciones de

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objeto, pero que la noción de vínculo es mucho más concreta. Relación de objeto, para este autor, es la estructura interna del vínculo. Un vínculo es, entonces, un tipo particular de relación de objeto; la relación de objeto está constituida por una estructura que funciona de una determinada manera. Es una estructura dinámica en continuo movimiento, que funciona accionada o movida por factores instintivos, por motivaciones psicológicas. El vínculo incluye la conducta. Define el vínculo como una relación particular con un objeto, de esta relación particular resulta una conducta más o menos fija con ese objeto, la cual forma un pattern, una pauta de conducta que tiende a repetirse automáticamente tanto en la relación interna, como en la relación externa con el objeto. Winnicott (2008) por su parte, señala que entre madre y niño inicialmente, no hay separación y son uno solo. Posteriormente se relacionará con la madre, primero por la “ilusión” y luego por “objetos transicionales”. Cuando la madre se ausenta, persiste inicialmente, el recuerdo y la representación interna de ella. Pero si la situación se mantiene se produce la descarga del objeto (desinvestidura). Winnicott descubre que mediante la interacción con la madre y mediante la respuesta adecuada de ella a las necesidades del bebé (lo que denomina como “la madre suficientemente buena”, éste logra “crear” un mundo propio y genuino de objetos, una identidad sana, un sentimiento adecuado de si mismo. Las fallas a este nivel afectaran a la constitución del desarrollo emocional del niño. Winnicott referirá un espacio, una zona, la de “los objetos transicionales”. Se trata de una zona ni externa, ni interna. En ella se toman objetos externos al servicio de una situación interior. Experimentando solo en la zona transicional entre lo subjetivo y lo objetivo, entre la realidad interna y la compartida en el mundo exterior. Para Winnicott el proceso de interiorización y de separación de los objetos, nunca termina (“está siempre siendo”, nos dirá), nunca concluye. Para poder pensar o tolerar cualquier emoción de cierta intensidad que involucre un sentimiento psicológico, en necesario que la madre realice bien su función continente (Winnicott); por identificación con esa capacidad materna se adquiere la “pantalla interna” que permite 122

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el proceso secundario, el juicio de realidad y la demora en la descarga de los impulsos. Cuando alguien no tiene esa capacidad continente interna, en cualquier situación de tensión elimina proyectivamente el aspecto ansiógeno dentro de un objeto externo, Bleichmar y Leiberman (1989) citado por Rozenel (2006). La relación continente–contenido, por ejemplo, se expresa como algo complementario entre la proyección del niño y la receptividad materna; la madre es continente de lo proyectado, lo recibe y lo procesa. Lo que Bion (citado por Grinberg, 1983) designa con la palabra reverie (el estado de receptividad materna a través de las funciones alfa), la naturaleza no verbal de este proceso implica que la proximidad física al cuidador es esencial. La teoría ofrecida por Bion representa una perspectiva alterna con bases sociobiológicas de la necesidad del infante de estar cerca del cuidador, referido a la necesidad de esta cerca de la mente del adulto. Sobre la capacidad materna de contener los afectos del infante, Fonagy et al. (1995) citado por Rozenel (2006) plantean que dicha capacidad implica no sólo el poder especularizar los afectos de sufrimiento del infante, sino también el no sentirse abrumada por éstos y el poder manejarlos. Desde esta perspectiva, el apego seguro es el resultado de una contención exitosa, mientras que el apego inseguro de un compromiso defensivo. Fonagy y Targert, (1996, citados por Ammaniti 2010) señalan que el logro de una barrera flexible y permeable permite a la madre mentalizar tanto el bebé como su propia identidad materna, desarrollando la capacidad de considerar al bebé como parte de ella misma y apartado de ella. Enfatizan que este proceso está estrictamente conectado con el desarrollo de las representaciones maternas de ella como madre y del futuro bebé como resultado de las proyecciones, sueños, atribuciones, y fantasías conscientes e inconscientes maternos. Ammaniti (2010) señala que el sistema de cuidados se activa durante el embarazo y continua en el periodo postnatal, la mujer hace frente a las transformaciones psicológicas y físicas y se prepara para convertirse en madre con el fin de cuidar a un bebe indefenso e inmaduro, Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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que necesita protección: en otras palabras, aprende a pensar por dos. La mujer tiene que reorganizar su mundo representacional interno, afrontando y elaborando sus relaciones con su madre, porque ella no es sólo una hija en relación con ella, sino que, además, también está experimentando la oportunidad de llegar a ser madre (proceso caracterizado por conflictos y ambivalencias, especialmente si la mujer ha experimentado una falta de disponibilidad, rechazo u hostilidad por parte de su madre) haciendo una identificación con aquella (Pines, 1972). Mientras la mujer está intentando reelaborar su apego con sus padres, se apega a su niño/a inicialmente de un modo fusional y después reconociendo su independencia (esto supone diferentes dinámicas: algunas madres experimentan al feto como un bebé ya desde los primeros meses; otras lo consideran como un objeto distante y extraño a controlar y, en algunos casos, como una presencia peligrosa). Especialmente durante los últimos meses del embarazo, la mujer tiene la oportunidad de tener experiencias de fusión con el bebé identificada con las necesidades de éste, pero, a la vez, el bebé debería mantener una separación en la mente de ella, ser diferenciado de sus fantasías. Menciona que en las situaciones más típicas, las representaciones maternas de la mujer como madre y de su bebé son bastante flexibles y coherentes, coloreadas de emociones alegres. Bowlby, Fonagy, Winnicot, Bion, Pichón-Riviere, entre otros; cada uno desde su perspectiva han alzado la mano y señalado acerca de la importancia de la formación del vínculo primordial entre la madre y el infante. Vinculo necesario, indispensable para la sana formación de la psique de la criatura humana. Tanto las teorías de las relaciones objetales (Klein, Mahler), como las teorías del apego y el vínculo (Bowlby, Fonagy, Pichón-Riviere), se centran en la relación cuidador/a-infante y en los modelos mentales del sí mismo y el otro, que un/una niño/a desarrolla a través de las interacciones con los cuidadores. La mayoría de las teorías sobre el desarrollo psíquico (Klein, Bion, Mahler, Winnicott, entre otros) dan cuenta de cómo el bebé se “construye” o es “construido” en la relación con los padres desde distintas perspectivas; y destacan la impor124

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tancia de los modelos representacionales que se forman en la infancia, y que se modifican –o no- en los años posteriores, guiando el funcionamiento individual y la construcción de las relaciones significativas posteriores. Pero poco se pone el acento en los primeros momentos, en las primeras horas de este contacto y esta interacción. Poco se señala acerca de los primerísimos contactos que construyen la propia relación y la propia identidad fusional de la madre con el bebé. Es Odent (2003) quien advierte que la hora siguiente al nacimiento es, sin duda, una de las fases más críticas en la vida de los seres humanos. Para este autor las ciencias biológicas de los años 90 nos enseñan que es la primera hora que sigue al nacimiento la que conforma todo un período crítico en nuestro desarrollo de la capacidad de amar. Odent (2002) sostiene que nuestros entornos culturales están determinados en gran medida desde el principio de la interacción madre-recién nacido y que la primera hora siguiente al nacimiento puede ser vista desde multitud de perspectivas complementarias como son: los efectos conductuales de las hormonas (oxitociona incluida, donde ambos, la madre y el bebé, se encuentran entonces en un equilibrio hormonal cuya duración tiene una naturaleza vital corta y que, además, no volverá a presentarse en el futuro); la adaptación metabólica (inmediatamente después del parto el bebé se debe adaptar a un suministro discontinuo de alimento), el punto de vista bacteriológico (de cero a millones de bacterias en menos de una hora), termorregulación, adaptación a la gravedad, entre otros; hasta llegar a enfoques obstétricos y los matices políticos que derivan en investigaciones de lo que ahora se conoce como Salud Primal. Incluso señala que no es por casualidad que todos los grupos humanos han molestado de forma rutinaria los procesos fisiológicos durante este corto período de tiempo, a través de rituales y creencias. Para Odent (2002) un estudio etológico sobre la primera hora después del parto entre los humanos es difícil porque los procesos fisiológicos se interrumpen de manera sistemática. No obstante, sería posible en circunstancias inusuales. Y señala que le resulta irónico que los mamíferos no humanos, cuyo neocórtex no está tan desarrollado como el nuestro, cuenten con una estrategia para dar a luz en privado; y que Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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la sensación de seguridad es un requisito previo para mantener el estado de privacidad. “Para uno sentirse seguro, antes debe de sentirse protegido”. Señala que la mayoría de las culturas alteran el primer contacto entre la madre y el bebé durante la primera hora siguiente al parto. El modo más universal e intrigante de hacerlo es simplemente fomentando la creencia de que el calostro está contaminado o es dañino para el bebé; incluso que se trata de una sustancia que hay que sacar y desechar. Esta idea requiere el hecho de que, inmediatamente después de nacer, el bebé no debe estar en los brazos de su madre, lo que implica rutinas tales como cortar el cordón umbilical en seguida. El primer contacto entre la madre y el bebé puede ser perturbado a través de otras muchas rutinas, como baño, masaje, envolver en pañales apretados, atar los pies, “ahumar” al niño, agujerear las orejas de las niñas, abrir las puertas en los países fríos, etc. Sin embargo, refiere que podemos sacar una conclusión sencilla: cuanto mayor sea la necesidad social de agresión y la capacidad para destruir la vida, más intrusivos son los rituales y las creencias sobre el período siguiente al parto. Si perturbar el primer contacto entre la madre y el bebé y promulgar excusas tales como la creencia de que el calostro es malo son prácticas tan universales, esto significa que dichas rutinas han supuesto alguna ventaja evolutiva. “Después de tener en cuenta y combinar todas las perspectivas que indican la importancia de la hora posterior al parto, y tras hacer referencia a los rituales y creencias perinatales, estamos en la posición de afirmar que los entornos culturales se forman en gran medida durante la primera hora siguiente al nacimiento.” (Odent, 2002) Odent (2003) analiza la hora posterior al parto en el contexto de nuestras sociedades modernas, en las que el control cultural de los nacimientos está en manos del control médico y donde todos los protocolos de investigación utilizan una definición negativa del “control expectante” (por ejemplo, la no utilización de sustancias uterotónicas y no pinzar el cordón umbilical); y donde los factores que pueden facilitar positivamente la liberación de la oxitocina natural no están Izaqui. Una perspectiva creativa del campo de la psique

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incluidos en los protocolos médicos. Refiere que los resultados de tales pruebas han llevado a la práctica de inyectar rutinariamente sustancias oxitócicas a todas las madres justo en el momento del nacimiento, las cuales bloquean la liberación de las hormonas naturales sin presentar consecuencias. Los efectos de estas rutinas obstétricas se deben considerar en términos de civilización. Incluso Odent (2003) afirma que durante el parto y nacimiento, el bebé libera sus propias endorfinas, de lo que se deduce que, en la hora siguiente al nacimiento, tenemos a una madre y a un bebé, impregnados de opiáceos. Es entonces cuando se establece esa relación de apego o vínculo, ya que los opiáceos crean un estado de dependencia. De igual manera, cuando los individuos de una pareja sexual se encuentran uno junto al otro e impregnados de opiáceos, se crea otro tipo de dependencia muy similar a la relación de apego entre una madre y su bebé. “En las sociedades en las que la sexualidad genital está muy 128

reprimida, las mujeres tienen una menor probabilidad de tener partos más fáciles, y a la inversa, la rutina hipercontroladora del proceso del nacimiento probablemente influye en otros aspectos de nuestra vida sexual.” Odent (2003) Para Odent (2003) tiene sentido y es normal el hecho de que el estudio de la tercera etapa del parto, desde perspectivas no médicas, haga a mucha gente –especialmente a los médicos– sentirse incómoda, pues cualquier acercamiento que pudiera conducirnos a reconsiderar nuestras actitudes durante este corto período de tiempo, está quebrantando las mismas bases de nuestras culturas. Este autor refiere que la investigación puede resultar políticamente incorrecta. Y que esta incluye ciertos aspectos de la Investigación sobre Salud Primal, en especial estudios que exploran las consecuencias a largo plazo de cómo nacemos. Los resultados de tan importantes investigaciones sobre temas típicos (criminalidad juvenil, suicidio adolescente, drogadicción, anorexia nerviosa, autismo, etc.) son evitados

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por la comunidad médica y los medios de comunicación a pesar de su publicación en reconocidas revistas médicas o científicas. “La investigación políticamente incorrecta conduce a la epidemiología a un callejón sin salida”. “Cuando el proceso del nacimiento se vea como un período de suma importancia en el desarrollo de la capacidad de amar, ocurrirá la revolución en nuestra visión de la violencia”. Odent (2002) A manera de conclusión preliminar

Estamos actualmente contemplando el renacimiento de antiguas formas de violencia contra las mujeres o grupos minoritarios, ya sea por motivos religiosos o raciales, entre otros. También estamos contemplando nuevas formas, como el acoso cibernético, o quizás nuevas viejas formas, como la narcoviolencia o la pederastía y la pornografía infantil en redes electrónicas. Sin embargo junto con todas esas formas burdas y masivas de violencia, estamos también

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presenciando otras formas más sutiles, menos toscas, de una violencia que se naturaliza como parte de un nuevo orden, de una lógica de mercado; aquellas que podemos incluir también en las formas contemporáneas de la violencia, en la que cada uno debe de asumir su lugar y no cuestionar el poder del otro, a riesgo de parecer sedicioso, insurrecto o simplemente desadaptado. Alterando, negando la subjetividad o, por lo menos, sometiéndola. Por otro lado, estamos metiendo mano, estamos negando la posibilidad de un anclaje adecuado que permita a un nuevo ser, a una nueva persona en formación, concebir el mundo como un lugar seguro y a sus pares (los otros seres humanos) como objetos totales. Alteramos la posibilidad de construir un lugar en donde unos u otros coexistimos e interactuamos como sujetos totales, no como instrumentos o cosas que están ahí para nuestra satisfacción, o para la suya; de nuevo alterando, negando o sometiendo, nuestra subjetividad. Debemos permitir concebirnos, conceptualizarnos y asumirnos como seres totales. Solo así podremos establecer relaciones equitativas y equilibradas con el o los otros, que nos permita establecer una relación sana con las cosas, con los objetos, con la naturaleza, con nuestra pareja y con nuestros propios hijos, donde podamos a su vez trasmitirles que el mundo no es “una batalla” “de los “fuertes”, “líderes”, “triunfadores”, que tienen que ser “competentes y competitivos”. Y aceptarnos en un mundo que nos necesita tanto como nosotros a él. Quizás pueda pensarse que ante el embate de la excesiva medicalización del parto (y en general la excesiva “bioquimizacion” del funcionamiento humano), el ayudar al cuerpo médico a crear consciencia de la importancia de la formación de vínculos tempranos para el desarrollo del ser humano pueda aligerar la tendencia a la deshumanización en aras de la seguridad médica. También que esta misma consciencia en los padres (como en los grupos de preparación por ejemplo) puede ayudar a que ellos mismos resistan esta lógica y puedan vencer las naturales angustias y temores (de muerte, de aniquilación) que el parto genera en ambas partes de la pareja. 130

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¿Derechos o Desechos Humanos? La deshumanización en México Juan Manuel Muñoz Elías

I. ¿Derechos o desechos?

“E

ste ser extraño no sólo es, en general, indigno de amor, sino que - para confesarlo sinceramente - merece mucho más mi hostilidad y aun mi odio. No parece alimentar el mínimo amor por mi persona, no me demuestra la menor consideración. Siempre que le sea de alguna utilidad, no vacilará en perjudicarme, y ni siquiera se preguntará si la cuantía de su provecho corresponde a la magnitud del perjuicio que me ocasiona. Más aún: ni siquiera es necesario que de ello derive

un provecho; le bastará experimentar el menor placer para que no tenga escrúpulo alguno en denigrarme, en ofenderme, en difamarme, en exhibir su poderío sobre mi persona, y cuanto más seguro se sienta, cuanto más inerme yo me encuentre, tanto más seguramente puedo esperar de él esta actitud para conmigo.”(1) Este fragmento corresponde al contra-argumento de Freud contra la consigna religiosa “Amarás al prójimo como a ti mismo.” ¿Está hablando en primera persona? O ¿Está siendo interlocutor de lo que

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él creía ser una idea/comportamiento social generalizada? “(…) el hombre no es una criatura tierna y necesitada de amor (…) sino, por el contrario, un ser entre cuyas disposiciones instintivas también debe incluirse una buena porción de agresividad (…) Homo homini lupus (…) En condiciones que le sean favorables, cuando desaparecen las fuerzas psíquicas antagónicas que por lo general la inhiben, también puede manifestarse espontáneamente, desenmascarando al hombre como una bestia salvaje que no conoce el menor respeto por los seres de su propia especie.”2 Con esto se puede entrever que se refiere a las “pulsiones agresivas” (de muerte) que siempre están de trasfondo en el ser humano, listas para emerger en cualquier momento que se le presente oportunidad favorable. Dejemos esto como una idea flotante de trasfondo. En un primer plano “agresión y violencia” lo primero a lo que muchos podrían asociar o aludir por presente circunstancial, es el caso Ayotzinapa y todo lo que representa(3), violencia del narco, violencia del estado, muertes, desapariciones, “la 136

colombianización de México” (que bueno, ahora se habla de la “mexicanización” de otros países(4)). (También esto nos remitiría a una definición simple y básica Agresión: 1. f. Acto de acometer a alguien para matarlo, herirlo o hacerle daño. U. t. en sent. fig. (5) No reniego la importancia de todos estos hechos actuales, mas, me parece un gran error superficial el confundir causas con síntomas; en otras palabras, la violencia es un síntoma y consecuencia de la degradación de la representación que se tiene del otro, que varía desde tratar a ciertos individuos o grupalidades como ciudadanos de segunda clase hasta el extremo de representarlos como inhumanos o como objetos - este proceso se le puede conceptualizar como “deshumanización” que según un autor se manifiesta de dos principales formas, la representación de personas como animales o como objetos/autómatas, y cuando alguien es considerado como no-humano, es muy fácil el ser cruel hacia ellos, de hecho menciona que la deshumanización es el paso previo a la hostilidad, hostilidad que deviene en violencia, y este

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¿Derechos o Desechos Humanos? La deshumanización en México

proceso generalmente es llevado a cabo sobre grupalidades con valores distintos, minorías o grupos vulnerables(6). Un ejemplo mediático cotidiano de la deshumanización es el periódico Metro, que la portada del día de hoy lee “Muere atropellado, le ganan carrera: queda sobre la Toluca-Palmillas a 500 metros del puente peatonal del Mercado Aviación”(7) o la de ayer “Muere conductor en la México-Querétaro, con calzador: circula a exceso de velocidad y choca contra la parte trasera de un tráiler”(8) y finalmente la de anteayer “Lo asesinan en Metepec, cabeza partida: encuentran el cadáver de hombre golpeado y con la cara deshecha, en Totocuitlapilco”(9), y bien, creo que no es esencial que haga una descripción gráfica de cada portada - lo importante es que se entienda que hay un periódico que siempre tiene muertos ensangrentados en su portada, que es vendido y leído consistentemente ¿Cuál es mi punto? Independientemente de si esto sucede por morbo, vidas tibias llenas de aburrimiento o que se yo, el hecho prevalece de que el ver gente muerta y leer el relato de cómo murieron los convierte en mercancía y objetos de entretenimiento.

Otro ejemplo es el fenómeno zombie, por ejemplo, en la serie de ficción importada de E.U.A. llamada “The Walking Dead” que sigue la vida diaria de personas que tratan de sobrevivir en un mundo en donde los muertos están animados por una razón u otra y quieren matar/comer a los vivos - a través de la serie se pueden observar escenas tales como: una mujer putrefacta a la cual le falta la mitad inferior de su cuerpo y un brazo, arrastrarse por el pasto; el como un muerto se lanza desde el techo y explota en un charco de vísceras y sangre; que los protagonistas se envuelvan y bañen en vísceras de muertos para no ser detectados; enfocar la escena alrededor de un grupo de zombies empujando contra una reja y como uno de ellos es empujado con tal fuerza que “atraviesa” la reja en pedazos, etcétera etcétera, etcétera. No hubiera hecho referencia a esta serie que es de las más recientes iteraciones del fenómeno zombie sino fuera por el hecho que desde el 2007 (en el 2011 incluso se rompió un record Guinness por cantidad de participantes) se realizan anualmente los “Zombie

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Walks” (Marcha Zombie) en México, en el cual, como se puede inferir, los participantes se disfrazan como muertos animados, con maquillaje y parafernalia para simular sangre, vísceras y el estar-muerto en general; he investigado si hay algún manifiesto o razón colectiva por la cual se es participe en tal evento sin encontrar nada, entonces salto a la conclusión que los elementos estéticos del estar-muerto pueden ser la razón primaria ¿pero qué elemento estético esta carente de elementos simbólicos? La mayoría de los asistentes son jóvenes, con una media aproximada de 20-35 años. ¿Qué está de por medio? ¿Identificación con el estar-muerto? ¿Una excusa para divertirse al disfrazarse y comportarse aberrante e impertinentemente? En realidad no me atrevo a llegar a conclusiones, más aun así, quiero que se tenga presente cuando adentre en hablar de la conceptualización de los “desechos humanos”. Zygmunt Bauman habla de los humanos-residuo, los humano-superfluos los humano-excedentes, humanos que son “no-reciclables” en cuanto a que no hay interés o política 138

por darles un lugar más que el vertedero. Bauman nomina a grupalidades que son tratados como desechos, tales como los desempleados, las víctimas y refugiados de guerras, los inmigrantes ilegales, ciertos tipos de población encarcelada y aquellos que viven en “ghettos” urbanos. Me parece interesante la conceptualización que realiza, más hago una digresión de la totalidad argumentativa que realiza Bauman, ya que él toma como causalidad la “modernidad”, “el capitalismo”, “el dominio de la naturaleza”, las empresas transnacionales y diversas entidades plutócratas como la causalidad de la existencia de dichos desechos humanos(10) -pero ¿acaso en tiempos pre-modernos, pre-capitalistas no existían los parias o el trato inhumano hacia personas? “Zombi: 1. m. Persona que se supone muerta y que ha sido reanimada por arte de brujería, con el fin de dominar su voluntad.”(11) Esta definición está más apegada al folclor y tradiciones vudú haitianos, más el uso mediático en películas y televisión que se le ha dado consiste en

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cantidades masivas de gente muerta que es reanimada por diferentes razones o medios, que su motivación u objetivo primario es devorar a los vivos (ya sea su totalidad o en casos sus cerebros en particular), que consecuentemente provocan un colapso de la sociedad en general, en donde un protagonista o un grupo de protagonistas tratan de sobrevivir en un mundo donde la seguridad, la comida, medicamento, telecomunicación y la comida son comodidades escarzas y difíciles de obtener - el/los protagonista(s) generalmente tratan de establecer un hogar en algún lugar en el cual puedan mantener afuera a los zombis, desde donde asimismo planean incursiones al exterior para obtener los recursos que vayan necesitando, destruyendo con variables cantidades de escrúpulo a los zombis que se interpongan. ¿Cómo se puede interpretar? Como una metáfora de la sociedad actual, en la cual por diferentes razones ideológicas o de ignorancia se cree o se promueve la idea de la “escasez de los recursos” y que se debe de luchar activamente por ellos en vez de ser más bien una cues-

tión de distribución de los mismos (véase Escasez Artificial), en donde la mayoría de los otros solamente existen como desechos, entes que si no facilitan los objetivos propios son estorbos, que se deben de evitar a cualquier costo y excluir de los espacios propios, y que se eliminan sin pensarlo dos veces si existe una oportunidad fácil y sin consecuencias. “La vida humana en común sólo se torna posible cuando llega a reunirse una mayoría más poderosa que cada uno de los individuos y que se mantenga unida frente a cualquiera de estos. El poderío de tal comunidad se enfrenta entonces, como <<Derechos>> (…) Su carácter esencial reside en que los miembros de la comunidad restringen sus posibilidades de satisfacción (…) Así pues el primer requisito cultural es el de la justicia, o sea, la seguridad de que el orden jurídico, una vez establecido, ya no será violado a favor de un individuo (…)” (12) Los derechos, la justicia y el orden jurídico como precondiciones para la vida humana, la civilización y la cultura, lo que nos lleva a otras definiciones, más pertinentes de lo que es la

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Escultura vudú de autor desconocido.

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“Agresión” y la “Violencia”: Agresión: 2. f. Acto contrario al derecho de otra persona.(5) Violencia: 7. adj. Que se ejecuta contra el modo regular o fuera de razón y justicia. (13) Parecería ser que no se está llevando a cabo como regla general la introyección de la agresión, que es lo que permite la existencia de la cultura; no hay consideración por el amor del prójimo y no hay un miedo al castigo en un país donde tantas cosas que se hacen pasan impunes. Derechos, razón y justicia surgen entonces como 140

antónimos de “agresión y violencia”. II. Los “derechos” Un derecho puede ser: En su sentido más estricto, los derechos son reivindicaciones justificadas de la protección de intereses importantes de las personas.(14) Y ¿para qué son?: Cuando los derechos son efectivos, esta protección es dispensada como algo que le es debido a las personas por su condición de

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tales. La defensa de los derechos es así esencial para la dignidad humana. (…)14 Los derechos son algo que va de la mano con la dignidad humana y la “Protección dispensada” de estos derechos es realizada (en teoría) por el Estado y sus instituciones en mayor medida y por el día a día de las acciones de la población en menor medida. Los derechos están apegados a la dignidad humana porque proveen “bienes”: (…) De entre estos bienes, los dos más importantes son la libertad y el bienestar, que, respectivamente, son las condiciones procedimentales y sustantivas de la acción y de la acción generalmente eficaz. El bienestar, que consiste en poseer las capacidades y condiciones generales requeridas para lograr los propios fines mediante la acción, se ordena en una jerarquía que va desde la vida y la integridad física a la educación y las oportunidades de obtener salud y riqueza. (14) Y bien ¿cuáles son los derechos humanos? Hay dos posturas pertinentes, y contrastantes que serían las de la ONU y la

de la CNDH Mexicana, a continuación presento el listado de la ONU y hago caso omiso del de la CNDH, debido a la típica tendencia de instituciones mexicanas en sus legislaciones y tratados, orientada a la ultra-verbosidad que es un recurso utilizado para su ofuscación y consecuente irresponsabilidad y deslindamiento en su ejercimiento. Traduciendo y sintetizando los Derechos Humanos de acuerdo a la ONU (porque ponerlos en su extensión real es prohibitivo de espacio), estos serían: 1. Derecho a la equidad. 2. Libertad de la discriminación. 3. Derecho a la vida, libertad y seguridad personal. 4. Libertad de la esclavitud. 5. Libertad de tortura y trato degradante. 6. Derecho a ser reconocido como persona ante la ley. 7. Derecho a equidad ante la ley. 8. Derecho a recurso ante tribunal competente 9. Libertad de arresto arbitrario y exilio. 10. Derecho a un tribunal imparcial y público. 11. Derecho a ser considerado inocente hasta ser probado como culpable. 12. Libertad de interferencia con

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la privacidad, familia, hogar y correspondencia. 13. Derecho a tránsito libre dentro y fuera del país. 14. Derecho a asilo en otros países por persecución 15. Derecho a una nacionalidad y libertad de cambiarla. 16. Derecho al matrimonio y formar una familia. 17. Derecho a la propiedad. 18. Libertad de creencias y religión. 19. Libertad de opinión, expresión e información 20. Libertad de reunión y asociación pacífica. 21. Derecho a participar en el gobierno y elecciones libres. 22. Derecho a seguridad social. 23. Derecho al trabajo y sindicalizarse. 24. Derecho al descanso y tiempo libre. 25. Derecho a un nivel de vida adecuado. 26. Derecho a la educación. 27. Derecho a participar en vida cultural de la comunidad. 28. Derecho a un orden social que articula este documento. 29. Deberes comunitarios esenciales para el completo y libre desarrollo. 30. Libertad de interferencia personal o del Estado en los derechos proclamados. (15) (16) (17)

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III. Derecho a participar en el gobierno y elecciones libres. Uno de los bienes fundamentales de los derechos es la libertad, un concepto bastante amplio y ambiguo, del cual deriva el concepto de libertad política: ¿Qué es la libertad política? En el mundo antiguo, particularmente entre los griegos, ser libre era poder participar en el gobierno de la propia ciudad. (…) En el mundo moderno se abre paso la nueva idea (…) de que hay una provincia de la vida - la esfera privada - cuyo interior, salvo en circunstancias excepcionales, estaría vedado a toda interferencia de la autoridad pública. (…) La pregunta central planteada por el mundo antiguo es “¿Quién habrá de gobernarme?” (…) En el mundo moderno, una cuestión igualmente importante es “¿Hasta dónde debe llegar el gobierno?” (18) “¿Hasta dónde debe llegar el gobierno?” es una cuestión principalmente de países del primer mundo, por ejemplo, en Estados Unidos los demócratas y los republicanos siempre tienen una lucha encarnizada entre “smaller government” y “bigger government” (Patriot

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Act, espionaje doméstico, healthcare, regulación de posesión de armas, FDA, legalidad de drogas, DEA, control de bancos y sus prácticas, regulación del mercado y monopolios, etc.). Mientras tanto “¿Quién habrá de gobernarme?” es una cuestión mucho más central en países tercermundistas, tales como México, y el centrarse en “¿Quién habrá de gobernarme?” no es la misma pregunta que “¿Cómo habré de ser gobernado?” ya que la libertad política esta coartada a meramente escoger el dirigente sin una opinión o influencia sobre lo que respectivo personaje haga con su posición/puesto durante 3-6 años. III.i. Campañas publicitarias

pro-votación y su significado

La cuestión del “¿Quién habrá de gobernarme?” en México puede mostrarse manifestada a través de tres campañas publicitarias, que su mensaje conjunto se pueden percibir como síntomas de lo limitada que esta la libertad, participación y expresión política de los ciudadanos. Nótese que esta sección la tenía proyectada con

mucha menor longitud, más, debido a una demanda legal por discriminación, que afortunadamente procedió, todo el registro del material videográfico de la campaña publicitaria ha sido retirado del público, y por ende, inaccesible, que da la consecuencia de ser imposible de meramente citar o referenciar, así que me veo obligado a incluir la transcripción completa del script y los elementos visuales. a) “Si no votas, no existes” IEEQ Recientemente en Querétaro existió una campaña publicitaria por parte del IEEQ (Instituto Electoral del Estado de Querétaro) denominada “Si no votas, no existes”, que recibió una demanda legal que procedió. “(…) Las autoridades no tienen ningún derecho de transmitir mensajes ideológicos que pongan en entredicho la vigencia de los derechos humanos. En esta materia, el acuerdo lleva la intención de proteger a las personas contra los abusos de las autoridades en el uso de la publicidad. Las autoridades, en materia de publicidad oficial, deben incorporar los prin-

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cipios de interés público, transparencia, rendición de cuentas, no discriminación, eficiencia y buen uso de los fondos públicos. (…) Concluyendo. La autoridad jurisdiccional revocó el acuerdo publicitario del IEEQ, quien había degradado a los posibles abstencionistas —hipotéticamente todos los electores—, quienes por el simple hecho de no votar, dejaban de existir, no constituyéndose en un fin legítimo esa propaganda oficial. Toda persona tiene personalidad jurídica por el simple hecho de existir, así como el derecho a la personalidad que es inalienable e inderogable; y la autoridad no puede desconocer esos derechos con fines de mercadotecnia (…).” (19) Esto se puede interpretar como un síntoma de la percepción que tiene todo el aparato político y electoral de México respecto a la población: la existencia, potencial de decisión política e importancia de los ciudadanos se reduce a un voto. Asimismo, el voto se presenta como una solución a problemas que no tienen nada que ver directamente o se caricaturiza/tipifica de forma negativa al no votante. 144

1. Si eres una joven frustrada a la cual ni tus profesores ni nadie te hacen caso, vota. Alguien está escribiendo en un cuaderno (cambia el cuadro) es una mujer joven, aproximadamente 18-23 años, está sentada enfrente de un escritorio, dicho escritorio tiene una laptop gris en la cual escribe al lado izquierdo, un libro abierto en medio de la mesa, y otro libro cerrado al lado derecho, tiene el cabello suelto sobre el hombro izquierdo, trae una camiseta fucsia y un suéter morado, (close-up a su mirada, parece estar observando la pantalla de la laptop) (cambia el cuadro, está viendo hacia enfrente, levantando la mano). “Yo profe, profe”. (cambia el cuadro, está fuera de centro hacia la derecha el escritorio con menos zoom). “¿Tú tampoco me escuchas?” (se alterna varias veces la cámara entre panorama y close-ups) “Profe yo sí quiero participar, yo, yo, yo, profe, quiero decir algo ¿Por qué nadie me escucha?” . (Se levanta de su silla, agita los brazos sobre su cabeza, luego los baja como en frustración) “¡Háganme caso!” (Se sienta con cara triste)

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2. Si eres un joven revoltoso que está inconforme con algo, en vez de desperdiciar tiempo tratando de realizar alguna acción colectiva, que a nadie le interesa, vota. Un joven de aproximadamente 25-33 años está al frente de un fondo blanco, tiene un megáfono, bigote y piocha, lentes grandes y redondos, una camisa a cuadros abierta con las mangas recogidas, jeans deslavados, una camiseta negra con el símbolo de paz hippie. “Atención, queretanos, padres de familia, amigos, tenemos que organizarnos, no podemos seguir pasivos” . (sonido de caricatura) “¿Por qué no me escuchan?” (golpea el megáfono para ver si funciona) “Señor, alguien hágame caso, yo quiero opinar, decir, gritar, háganme caso”. (cara frustrada) Cambia el personaje es el mismo fondo blanco, una mujer, también joven de unos 25-30 años, tiene cabello café oscuro rizado, un piercing plateado

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de argolla del lado derecho de la nariz, un dream-catcher como pendiente de su oreja derecha, una bufanda-chal alrededor de su cuello y sobre su pecho, una camisa blanca por debajo, encima una chamarra café, pants de yoga negros, y unos botines cafés. (levanta los manos a su costado) “Está bien fácil, este 7 de junio si no votas, no existes”. (levanta las manos de nuevo, un gesto que se puede interpretar como “ni modo”, “a mí que me importa” o “que se le va a hacer”) Una voz sin cuerpo que la represente dice: “Instituto Nacional del Estado de Querétaro”. (Al 1er personaje se le hace un close-up de la cara, se ve frustrado, casi llorando, termina el spot) 3. Si no votas, eres un fodongo, borracho, futbolero e irresponsable ante ti mismo y tu familia, vota. (sonido de caricatura) Anunciador anónimo: “Pretexto para no votar #650” Un señor de entre 30-45 años (difícil discernir su edad) está sentado en un sillón rojo para una persona, tiene un control remoto en la mano izquierda, y una lata gris en la mano derecha, tiene unos calcetines de rayas gruesas negro-mora146

do-lila-azul cielo, trae shorts negros de deporte, una playera roja simulando playera deportiva de algún equipo, es un poco obeso, tiene una barba larga y desaliñada y esta despeinado. “¿Votar? Újule, ese día hay partido, si hubiera sido cualquier otro, con mucho gusto”. Anunciadora: “Siempre vamos a tener algo que hacer”. (cambia el cuadro, esta parada la anunciadora junto al sillón) Anunciadora: “sin embargo”. (hace un ademán moviendo el dedo índice hacia abajo sobre el hombro derecho del señor sentado, para hacer énfasis) Anunciadora: “piensa que esto afecta el día a día tuyo”. (cambia el cuadro a un close-up donde habla directamente a la pantalla) Anunciadora: “y el de tu familia, no nos digas que no”. (hace un ademán con cada mano una vez de pulgar hacia arriba, alternadamente) Anunciadora: “tenemos que encontrar esos millones de pretextos de por qué sí votar.” 4. Si no votas, eres un pandillero pobre y marginado que está impidiendo el “avance democrático” del país. Un jóven con un paliacate en

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la cabeza, con vestimenta “barrio”. “Nah ¿Pa’ que votar si siempre es lo mismo? Siempre hacen lo que quieren”. Anunciadora: “Algo que siempre es lo mismo, es la gente que no vota”. “Chale, que pasó reina” Anunciadora: “No nos digas que no.” 5. Si no votas, eres una estúpida e ignorante. Una chica jóven, vestida de rosa, cargando un perro chihuahueño en sus brazos. “¿Votar? Nada que ver. La política y yo, cero nos llevamos. Soy, super anarquista.” (Sonido de quitar un disco de un gramófono, se le hinchan los ojos al chihuahueño) Anunciadora: “La política afecta tu vida diaria, quieras o no, votes o no, así que por favor no nos digas que no.” (Nota: El 4to y 5to spot no son desglosados tan a detalle como el resto debido a que cuando realizaba el trabajo de descripción visual del acontecer de los spots, estos fueron retirados por la demanda.) b. “Si no votas, no te quejes” COPARMEX “Si no votas, no te quejes” -Slogan de Campaña para pro-

moción del voto de COPARMEX Jalisco 2012 La campaña de “Si no votas, no existes” además de ser ofensiva y degradante, carece de originalidad, ya que es posible que se haya inspirado en una campaña publicitaria del 2012 de Jalisco que tiene muchos paralelos, el formato consiste en segmentos de video agrupados por una premisa que es contestada por diferentes jóvenes: Primero se realiza una delimitación de definiciones, que arroja un campo semántico que refleja la desilusión con los funcionarios públicos. Preguntamos a Jóvenes Universitarios. Sus Opiniones sobre Política. ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente con la palabra político? Corrupción - Rateros - Corrupción - Corrupción Mmm, robo - Mucho juego sucio también - Delincuencia - Una persona que busca el bien común, en teoría Seguido, preguntamos su opinión general sobre los partidos políticos a lo cual responden las fallas que perciben de ellos. ¿Cuál es tu opinión sobre los par-

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tidos políticos? Pues ahorita ninguno nos convence - Muy contaminados - Muy mediocres ¿no? - Pienso que es una mafia Muy carentes actualmente Falta de valores - Y no quieren ayudar al país - Yo pienso anular mi voto porque no apoyo ninguna causa que están dando. Si en México no existe la democracia ¿Qué es lo que se percibe que existe? Hubiese faltado preguntar ¿Crees que en México exista democracia? No - No, no - No - No - No - No- Ahí viene la pregunta, si realmente el voto es lo que elige - Siempre va a haber un grupo que ya tiene la victoria asegurada. Y bueno, todas estas preguntas y respuestas que se realizaron que deberían ser importantes y motivo de mayor inquisición de sus razones y orígenes, en realidad fue una farsa, porque simplemente fue un pretexto para caricaturizar a los “quejosos” como ignorantes, ya que se plantea que el no saber a qué distrito se pertenece, quienes son los funcionarios y cuando son las elecciones invalida cual148

quier argumento: Y ¿Qué tanto saben sobre POLÍTICA? ¿En qué DISTRITO vives? Este, en… - Zona Centro, Guadalajara, Guadalajara, distrito - En el distrito, eh México ¿no? - (solo sonríe) Distrito bueh - Aquí en Jalisco, Guadalajara, Federal. ¿Quién es tu DIPUTADO? Mmm, hace poquito - No tengo idea - No sé - Ni idea - No sé - Ahm perdón - No ni idea - Ni idea -Ah ¿de ahorita? No, no tengo idea. ¿De qué partido es el GOBERNADOR? Emilio - No tengo idea - La verdad, la verdad no - Gobernador, del ¿PAN? ¿PRI? - Del, PRI - Del PAN ¿no? ¿Cuándo son las ELECCIONES? No tengo idea - En Junio ¿verdad? Junio o Julio - Sé que Junio Julio, Julio - Por Junio ¿no? - Exactamente no - No recuerdo bien - No eso si no tengo idea - Sí, el 2 de Abril, Julio - Este año pero no sé cuándo - Mmm, no la verdad no me interesa.

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Resultado, SABEMOS poco, nos quejamos MUCHO(…) SI NO VOTAS, NO TE QUEJES(20). c. “Tu rock es votar” 2006 Esta fue una campaña creada en el 2006 por un grupo de publicistas agrupados en una asociación civil llamada “Tu rock es votar”(21) patrocinada por el sector privado, empresas de refrescos, bebidas alcohólicas, comida chatarra, televisoras, buscadores de internet, el mismísimo IFE y hasta una librería. (22) Se puede discernir que la campaña “Si no votas, no te quejes” posiblemente tiene como una de sus influencias esta campaña, ya que la palabra central y recursiva es “Nos quejamos”, la “queja”. “Nos quejamos de los asaltos en México. Nos quejamos de la pobreza. Nos quejamos de que el país se mueve con “mordidas”. Nos quejamos de que la “chamba” está en otro país. Nos quejamos de tener políticos incompetentes. Nos quejamos de ver que nadie hace nada.

Nos quejamos de que nadie nos escucha. Nos quejamos de la “situación”. Hay decisiones que afectan todas estas cosas y que estamos dejando que tomen por nosotros en las elecciones del 2003el 70% de los jóvenes entre 19 y 34 añosno votóel 70% de los jóvenesno votóinfórmate y votavotavota. Si no votas, cállate. Tu rock es votar.” (23) Se puede discernir la caracterización (caricaturización) que se hace del ciudadano: es inútil (porque solo sabe “quejarse”); es pasivo (porque “nadie hace nada”); es ignorante (porque si se informara votaría); es estúpido (porque no incide en algo que afecta a todos). Todo esto es atado por la consigna “Si no votas, cállate” ¿Cómo se puede interpretar? Que si no votas, no tienes derecho a quejarte de ninguna problemática social, ya que

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todo eso se puede resolver solamente a través del voto (“Hay decisiones que afectan todas estas cosas”). El voto como única posible ruta de la acción y expresión política del ciudadano. d. Reducción de la libertad política a la votación Por ende, en el mejor de los casos, un ciudadano cuando no vota, es: 1. Irresponsable (Porque con el voto resolverías todos los problemas con el Sistema Educativo). 2. Un perdido (Porque el esfuerzo invertido en hacer acciones colectivas es innecesario ya que con un voto se resuelve). 3. Un flojo (Porque con un solo voto se puede mejorar directamente la calidad de vida). 4. Culpable de la corrupción (porque si no votas los políticos seguirán “haciendo lo que quieren”). 5. Idiota e incoherente. 6. Un ignorante (Porque si supiéramos en qué distrito vivimos, quien nos gobierna y cuando son las elecciones cambiaria nuestra opinión sobre la importancia del voto).

¿Por qué se tiene que llegar a este nivel de degradación y violencia simbólica para persuadir a la población a votar? Uno podría argumentar desde los aspectos positivos e ideales tales como: (…) Entre las más importantes justificaciones actuales de la democracia se cuentan: que sirve a los intereses de los ciudadanos por brindarles procedimientos de decisión, que la participación democrática intensifica la autonomía, que la democracia es la mejor forma de gobierno para la igualdad política y que es la forma natural de consenso mediante deliberación (…) 24 En el plano de lo ideal la democracia facilita la participación de la gran mayoría de la población de un Estado en las decisiones pertinentes a su gobierno y por ello se contempla como un Derecho Humano (21. Derecho a participar en el gobierno y elecciones libres.). El detalle es que en México hay una larga historia de fraude electoral, inicialmente manifestado en que el PRI ganó 12 elecciones consecutivas, y en las 3 elecciones más recientes tampoco han sido ausentes de controversias como se puede ver en los comicios más recientes:

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“La elección en Chiapas concentra las peores prácticas de presiones, pago en efectivo por el voto, amenazas de retirar programas sociales, utilización de la violencia, cooptación de funcionarios de mesas directivas de casillas”.(25) La promoción al voto se puede considerar como una herramienta perversa para legitimar y embelesar un sistema oligárquico, excluyente, discriminatorio bajo la pantalla de que todos somos cómplices de ello por haber “decidido” y votado, porque si votamos y el sistema funciona mal, seguramente es porque elegimos mal y por ende la culpa está en todas nuestras manos - y si cesamos a votar, y cesamos de estar en complicidad, no existimos. Medios para un fin. IV. Libertad de la discriminación. El ejercer el “derecho a votar” no necesariamente tiene impacto, interacción o relevancia con otros derechos, e inclusive puede ser un detrimento para otros derechos - a veces se toman decisiones políticas que van en contra de los derechos humanos para conseguir más votos de la población, porque 152

obviamente para los partidos políticos es más importante algo cuantificable que fortifique su poder político, que por ejemplo, el apoyar, promover o defender los derechos de una minoría que podría afectar negativamente su popularidad ¿y que político o partido arriesgaría votos y popularidad por un derecho? “(…) el presidente del PRI y diputado local electo, Mauricio Ortiz Proal, dijo sobre las bodas gays que <<una de las determinaciones que deberemos tomar es no proponer en la agenda legislativa temas que pudieran ser motivo de división o de conflicto entre los queretanos>>(…) Dijo que entiende que hasta la fecha dos personas del mismo sexo que quieran formalizar una relación <<tienen ya un camino jurídico para hacerlo>>: el amparo (…) me parece que en el PRI estaremos más preocupados por promover una agenda que privilegie la unidad en muchos temas que son también extraordinariamente importantes para los queretanos y en lo que creo que tenemos que trabajar todos con acuciosidad.”26 Es irónico que se promueva la “unidad” y tratar de evitar la

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“división y conflicto” cuando se tienen estimados de que la población homosexual en México consta de entre 3% 27 (que pueden ser resultados condicionados por el mismo hecho del tabú y discriminación) hasta 10% 28 del total de la población - entonces, no se trata de “unidad”, se trata de lambisconear a una mayoría de la población con prejuicios conservadores para ganar su favor. Y si bien es fácil acertar pedradas al PRI, “quien no cae, resbala” “Lo fundamental es la honestidad, eso (los temas de aborto y uniones gay) con todo respeto y autenticidad, lo considero como algo no tan importante, lo importante en México es que se acabe con la corrupción, nada ha dañado más a México que la deshonestidad”, Andrés Manuel López Obrador (29). La figura principal que ha adoptado la “izquierda progresista” en México también traiciona la cuestión de los derechos, y bien lo que se puede leer de su declaración, traduciéndolo, sería “lo fundamental son los votos de la masa mayoritaria católica y conservadora (…) lo importante (…) es que se hagan propuestas va-

gas que apelen a sus sensibilidades transitorias y significantes derivados de encuestas”. Y sobre este pronunciamiento ya ha habido ecos desde la institución eclesiástica. La Iglesia Católica aplaudió a Andrés Manuel López Obrador su postura respecto a los matrimonios entre personas del mismo sexo y el aborto legal. El vocero de la Arquidiócesis de México, Hugo Valdemar, sostuvo que “Obrador siempre ha sido muy conservador en estos temas, aplaudimos que defienda los valores de la familia sobre los que se debe basar una sociedad sana y correcta. (…)”. 30 Y bien, no gastaré tiempo detallando en que forma la Iglesia es un constante obstáculo a los derechos humanos con particular énfasis contra las mujeres y la colectividad LGBT, más incluiré un ejemplo de un portavoz extra-oficial de dicha institución que al mismo tiempo sirve para exhibir que en la materia todos los partidos políticos comparten ideas similares: “Pablo Sergio Barrón Pinto, diputado local por el Partido Acción Nacional (PAN) en Baja California Sur instó a la ciu-

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dadanía a salir a las calles para manifestarse contra el matrimonio igualitario pues dijo que “es una atrocidad y perversión que tienen como objetivo acabar con la familia nuclear. Convoco a todo el pueblo sudcaliforniano, a todas las familias de bien, a todas las personas de principios, a todas las personas de valores, a todas las personas que en ejercicio de su libertad religiosa compartan esta visión, a que salgamos a las calles, que tomemos las redes sociales para defender la vida y la familia. Salgamos a manifestar nuestro repudio a la agenda perversa y manipuladora que pretende lesionar nuestros valores”, señaló. (31)

instituciones, organizaciones y políticos, más, la homofobia es un mal endémico de México ejemplificado perfectamente en un evento que sucedió aproximadamente hace un año: El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) manifestó su rechazo a la “normalización del grito homofóbico” en el futbol por el que la FIFA recibió una queja contra México.

No faltará el que piense “Pero estos son casos aislados que no tienen nada que ver con sus respectivas colectividades o instituciones, estas generalizando infundadamente”. A lo cual simplemente se puede responder que mientras que sus respectivas colectividades o instituciones no los destierren o los desconozcan está implícita su indiferencia o aprobación de tales discursos discriminatorios.

Hago la corrección de que no es una cuestión de “racismo” ya que no se trata de raza, sino de orientación sexual, como sea, se dio a conocer y exhibir esta práctica en el Mundial, más es una práctica común y recurrente a nivel nacional

Hasta este punto he estado centrado en ejemplos referentes a 154

La queja alude actitudes racistas de aficionados que usaron la palabra “puto” contra las selecciones de Camerún y Brasil en los partidos del grupo A, en el Mundial Brasil 2014. (32)

El ‘ritual’ es el siguiente: cuando el balón sale por la línea final del campo y lo toma el portero, los aficionados levantan los brazos, agitan las manos y preparan la garganta para gritar en cuanto el jugador del equipo rival despeje el balón. En ese momento se

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consuma el grito que enseguida provoca risas. (33)

diversión ridícula y mal enfocada.”(34)

Y claro, no podían faltar personajes públicos, en este caso un reportero-columnista, que surgieron en defensa de tal práctica tales como “27 razones: gritar “¡puto!” en el Mundial no es insulto ni homófobo ni de ningún tipo” (34) con joyas tales como: “El grito de “¡puto!” no es una ofensa. Es un juego.” o “Decenas de miles de aficionados que gritan “¡puto!” en los estadios no consideran que eso sea una

Por su lógica, hacer gritos discriminatorios es un “juego divertido inofensivo” cuando una mayoría lo decide. También está el caso del director de las selecciones nacionales de aquél entonces el grito: “no es una agresión física, no lo consideramos como agresión verbal. En todos los estadios le gritan al portero muchas cosas, gritan varias letanías con ofensas y groserías para desconcentrarlo”, Héctor Gonzáles

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Iñárirtu (35) Gritar “puto” de-facto no es una agresión física, más ese argumento es una “falacia del espantapájaros/hombre-de-paja” con el propósito de desarticular y desacreditar criticismos; y dentro de su propio discurso se contradice, casi dentro del espacio de un mismo aliento, ya que “no es una agresión verbal” pero al mismo tiempo sí entra dentro del conjunto de las “letanías, ofensas y groserías” usadas. Por ahí se entrevistó a algún aficionado que se expresó de esta manera: “No lo utilizamos de una manera homofóbica. Alguien que es ‘puto’ es una persona que no defiende. Y también tiene la otra referencia hacia los gays, pero en el contexto del estadio es así, alguien sin valor, que no tiene los ‘huevos’ para pelear o para defender”, ”el Punker”, integrante de la barra Sangre Azul que apoya al equipo Cruz Azul.”(36) ¿Se lee demasiado entre líneas al uno enfocarse a la polisemia de la palabra “valor”? “Alguien sin valor” Alguien que no vale nada. Finalmente comparto la opinión de otro repor156

tero-columnista para realizar un paralelismo con un previo mencionado discurso político: “Es una simple costumbre humorística, que en realidad no ofende a quien la recibe, a menos que sea homosexual inhibido (de clóset) pues si es homosexual abierto, él mismo se ha reconocido como tal y no sería ofensa sino en todo caso reconocimiento a su preferencia, y de ser eminentemente heterosexual, ni siquiera pondría en duda su masculinidad. (…) La FIFA nomás está tendiendo una cortina de humo para distraer a la gente y no reclame los casos de corrupción, la mala actuación de los árbitros, etcétera.(37) Sí, recurren los argumentos del “humor inofensivo” con agregados de que la palabra “puto” es una palabra descriptiva, más no peyorativa, al paralelo de como un grupo musical llamado Molotov argumentó sobre su canción “Puto”: “Lo de ‘homofóbico’ te lo aclaro ya: en la canción ‘Puto’, la palabra, de ninguna manera está utilizada como un ataque a la comunidad homosexual, para nada. Se usa como se utilizaría en Argenti-

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na al decir ‘turro’, por ejemplo, un tipo que es un (...) qué sé yo (...) un miserable, un ‘loser’, un tipo mala onda. No es un insulto a un homosexual. La letra dice, ‘Puto el que nos quita la papa/el que creyó lo del informe (...)’ .“(38) ¿Qué conclusiones se derivan? Que el violar los derechos de personas, mientras sea un grupo no-mayoritario es de importancia secundaria, es “chistoso” o es un mero juego inofensivo y divertido. V. Epílogo. Hace unos años realicé una investigación en una secundaria, dentro de la cual parte del trabajo de campo consistía en entrevistar a una docena de profesores, dichas entrevistas posteriormente fueron transcritas y analizadas; análisis que develó, entre otras cosas, el extremo prejuicio y deshumanización de los profesores hacia los alumnos, caracterizándolos como manipuladores, sin valores, flojos, “no-intelectuales” y un gran descontento de como el DIF velaba por sus derechos, hasta unos expresando el deseo de golpearlos, pero no lo llegó a hacer por miedo a represalias de demandas ju-

rídicas. A través del proceso de investigación también se pudo observar que, los profesores tenían lo que se le podría llamar una vida miserable, un mal sueldo, dobles turnos en locaciones apartadas que los obligaba a trasladarse y perder tiempo, tener que lidiar con salones sobrepoblados, una carga enorme de trabajo y tener que someterse a y lidiar con la burocracia magisterial. ¿A qué viene esto? Viene a que los alumnos eran los chivos expiatorios de todos sus males, al ser un grupo vulnerable y presa fácil para descargar su malestar sobre ellos dentro del marco de lo posible y permitido (39). ¿Qué relación tiene esa investigación con este artículo? El hecho de que se descarga cualquier tipo de abusos o violencia, ya sea física o simbólicamente cuando hay un grupo vulnerable y no hay amenaza de retribución - son lo mismo, solo cambia el contexto del micro (una secundaria), al macro (la sociedad mexicana.) “Evidentemente, al hombre no le resulta fácil renunciar a la satisfacción de estas tendencias agresivas suyas; no se siente

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nada a gusto sin esa satisfacción. Por otra parte, un núcleo cultural más restringido ofrece la muy apreciable ventaja de permitir la satisfacción de este instinto mediante la hostilidad frente a los seres que han quedado excluidos de aquel. Siempre se podrá vincular amorosamente entre sí al mayor número de hombres, con la condición de que sobren otros en quienes descargar los golpes.” (40) Debo admitir que la mayoría de los hechos a los que aludo a través de todo el artículo son circunstanciales, y que el análisis microscópico que se hace de ellos, trae la consecuencia de la omisión de muchos otros casos o a todas las violaciones a cada derecho que suceden a diario en el país, y por ello, vale la pena hacer referencia al trabajo de Amnistía Internacional en la materia, en la cual se señala que los principales problemas en México son que los tratados y compromisos hechos por el gobierno no se cumplen, se ignoran o simplemente se hacen gestos superficiales y vacuos. Principalmente en respecto a homicidios, violaciones, torturas y detenciones por agentes municipales, estatales y fede158

rales; violaciones a la libertad de expresión y abuso de manifestantes; la indiferencia y abuso ante los migrantes; represión de activistas y reporteros; el acoso a comunidades indígenas; desapariciones, homicidios, agresión sexual, violencia familiar y abusos contra mujeres en general (41) (42). En síntesis, lo que intenté transmitir es, que cuando el otro-social existe solamente como un medio para un fin y pierde su cualidad de humano, se le desprecia si no cumple con una utilidad y se convierte en un estorbo, un “deshecho”, y cuando se conjunta la perspectiva utilitarista-deshumanizante con una falta de orden jurídico el resultado natural es un lugar lleno de violencia y muerte. Sin derechos no hay justicia, y sin justicia no podemos llegar a una semblanza integra de civilización o cultura.

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¿Derechos o Desechos Humanos? La deshumanización en México

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nos, España.. p. 252-253 15. http://www.un.org/en/documents/udhr/index.shtml#a1 16. http://www.un.org/es/documents/udhr/ 17.http://www1.umn.edu/humanrts/edumat/hreduseries/ hereandnow/Part-5/8_udhr-abbr.htm 18. Honderich, Ted “Enciclopedia Oxford de Filosofía”, tecnos, España.. p. 624-625 19. http://www.eluniversalqueretaro.mx/content/si-novotas-si-existes “¡Si no votas, sí existes!” 20. “Sí no votas, no te quejes” https://www.youtube.com/ watch?v=sCDLUnuylR8

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Poesía

• ¿Qué somos? • Muerto un poco.

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¿Qué somos?

Virginia Rubio González

¿Qué somos? Dime que somos un montón de músculos un armazón de huesos un montón de sueños e ilusiones

Dime que somos una sombra en las tinieblas esperando una luz que la ilumine, un tiempo recorrido en este espacio vacío

Dime que somos... un fantasma Que ronda la añoranza que se sostiene de un hilo de esperanza

Dime que somos un suspiro hondo, ahogado en un marasmo de deseos frustados

Dime que somos un puñado de dudas un escueto de alegría un intento en esta vida 162

Dime que somos...

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Muerto un poco

Prometeo

En el trazo de la letra oigo el aliento del mar que no se cansa de llegar o de ir… Mejor tener palmeras que cadáveres en el jardín, pescar entre la fragilidad de la oscuridad… Mientras mi nombre se encomienda en sus labios frente al fuego, hasta que regresas me acuerdo de tu ausencia… No es que no se note tu silencio, pero prefiero seguir andando a solas… Aunque vaya aullando como perro apaleado. Y si me preguntan ¿por qué vas como perro? ¡Que voy contento! -les digo-, aunque no se note. Porque dueles de cualquier forma. Tu maldito aroma esparcido con tus cabellos por el aire, que respiro gustoso para morir de ti. Y cuando me tienes inmóvil como presa, muerto un poco, me dejas ir, ¿por qué no me matas todo, perra? Mientras no estés segura de mi amor, vivo me dejarás, y cuando mires en mis ojos y descubras el amor: Me matarás, y te morirás envenenada de tu duda eterna.

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MUNDO PSi

• Winnicott • Lacan • Freud • Vox populi

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“El bebé ya da patadas cuando está en el vientre; no hay que suponer que intenta abrirse paso a patadas. El bebé de pocas semanas descarga golpes con sus brazos; no hay que suponer que trata de golpear a alguien. El bebé masca el pezón con sus encías; no hay que suponer que esté intentando destruir o hacer daño. En su origen la agresividad es casi sinónima de actividad, es una cuestión de función parcial”

Donald Winnicott

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“No es la palabra, incluso es exactamente lo contrario. Lo que puede producirse en una relación interhumana es o la violencia o la palabra”

Jacques Lacan

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“El ser humano no es un ser manso, amable, a lo sumo capaz de defenderse si lo atacan, sino que es lícito atribuir a su dotación pulsional una buena cuota de agresividad. En consecuencia, el prójimo no es solamente un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer en él la agresión, explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, desposeerlo de su patrimonio, humillarlo, infligirle dolores, mar tirizarlo y asesinarlo”

SIGMUND FREUD

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“El que no grita, no mama”

vox populi

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