A pesar de la injerencia y las presiones de los dirigentes de la Unión Europea, el pueblo griego ha tenido la valentía de tomar las riendas de su destino y poner fin a las políticas de austeridad que han sumido al país en la miseria y la recesión. En los países que son víctimas de la Troika (Comisión europea, BCE y FMI), pero también en muchos otros estados europeos, la victoria de Syriza se percibe como un formidable espaldarazo a las luchas que buscan poner un límite a unas políticas muy beneficiosas para los mercados financieros, pero desastrosas para la población. En Francia, el Colectivo por una Auditoría Ciudadana de la Deuda Pública celebra la decisión del pueblo griego de rechazar de forma masiva las políticas de austeridad en las elecciones del 25 de enero de 2015. Esta victoria abre una grieta en el muro levantado por la Europa de las finanzas, su política de deuda pública y sus planes de austeridad.
Aprovechemos esa grieta: ¡otra Europa se torna posible! A medida que se endurezcan las negociaciones entre Grecia y la Troika, la propaganda se intensificará y nuestro trabajo de información a la ciudadanía sobre las cuestiones referentes a la deuda pública será cada vez más necesario. Esta breve guía contra las falsedades y mentiras de los medios tiene por objetivo contribuir a esta labor informativa, ofreciendo respuestas a argumentos muy repetidos pero no por ellos menos falsos sobre la deuda griega.
La quita de la deuda griega: ¿636 € de coste para cada ciudadano francés? El discurso oficial sobre Grecia “No es de recibo transferir el peso de la deuda griega del contribuyente griego al francés” (Michel Sapin, Ministro francés de Economía, Canal Europe 1, 2 de febrero), “una carga de 735 € por francés” (periódico Le Figaro, 8 de enero), 636 € según el canal TF1 (2 de febrero).
¿Por qué este discurso es falaz? Francia tiene comprometidos cerca de 40.000 millones de euros con Grecia. Una pequeña parte fue prestada en el marco de acuerdos bilaterales, mientras el resto (en torno a 30.000 millones) fue aportado como garantía al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera1 (FEEF), el cual a su vez tomó préstamos en los mercados financieros para prestarlos a Grecia. En ambos casos los préstamos ya están computados en la deuda pública francesa, que ronda los 2 billones de euros. Por tanto, su quita no aumentaría el volumen de la deuda. En el caso de que se produjera esta quita, ¿tendría Francia que desembolsar estas sumas? No, dado que Francia, como la mayoría de los países, nunca reembolsa su deuda realmente. Cuando un préstamo llega a su vencimiento, Francia lo reembolsa pidiendo otro préstamo. Así que el Estado hace “rodar su deuda”. Lo único que perderían los contribuyentes franceses son los intereses pagados por Grecia, que son 15€ por francés y año2. El BCE podría resolver fácilmente el problema de la deuda griega. Podría borrar de un plumazo de sus cuentas los 28.000 millones de deuda que posee. Podría comprar a las instituciones públicas (Estados, FEEF) los bonos griegos que poseen y cancelarlos. O transformarlos, como demanda Grecia, en obligaciones perpetuas, con un tipo de interés bajo y fijo que no implique el reembolso de capital. En cualquier caso, un banco central no corre riesgo financiero, ya que puede financiarse a sí mismo emitiendo moneda.
¿Qué lecciones extraer de todo esto en Europa? La deuda pública tampoco es sostenible en otros países como Francia: nunca podrá ser reembolsada. ¿Pero no es así que los tipos de interés son muy bajos ahora? Sí, pero esto se debe a que Francia sigue una política de austeridad que agrada a los mercados junto al hecho que los inversores no quieren arriesgarse con inversiones en el sector productivo. Para poner fin a esta política, tanto en Francia como en Europa, será necesario aliviar el peso de la deuda de una forma u otra: reestructuración, pago parcial a través de un impuesto excepcional sobre las grandes fortunas, quita parcial… Todas las hipótesis deben estudiarse y ser objeto de acuerdos democráticos.
1 El FEEF, Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, creado en 2010 tiene como objetivo mantener la estabilidad financiera de la UE proporcionando ayuda financiera a los estados de la zona euro. Esta ayuda está supeditada a la aceptación de los planes de ajuste estructural. Fue sustituido en 2012 por el Mecanismo Europeo de Estabilidad. 2 Ivan Best, La Tribune, 5 de febrero.
Cuando se debe, ¿no se tiene que reembolsar? El discurso oficial sobre Grecia “Grecia deberá pagar su deuda” (Michel Sapin, 2 de febrero) “Una deuda es una deuda. El reembolso es un deber ético para un estado de derecho” (Marine Le Pen, 4 de febrero) ¿Por qué este discurso es falaz? Salvo muy raras excepciones un Estado no reembolsa jamás su deuda: vuelve a solicitar un préstamo para hacer frente a los vencimientos. En el presupuesto del
estado figuran los intereses de la deuda, jamás el reembolso de la suma prestada (el capital). Contrariamente a un particular, el Estado no es mortal y puede endeudarse sin fin para pagar sus deudas. Esa es la diferencia con el préstamo de una familia que, esta sí, está obligada a devolver el principal de su deuda. Pero cuando los mercados financieros no quieren prestarle más a un Estado o exigen tasas de interés desorbitadas, y cuando el Estado no tiene más acceso a la emisión monetaria del Banco Central de su país, las cosas se complican. Es por eso que en el año 2011, cuando los bancos se alarmaron ante las dificultades de Grecia, el BCE y los Estados Europeos debieron concederle préstamos de emergencia. Es eso lo que les permite hoy día ejercer un brutal chantaje a Grecia amenazándola con cortarle los créditos si su gobierno mantiene las medidas antiausteridad prometidas a los electores: aumento del salario mínimo y de las jubilaciones, reincorporación de los funcionarios despedidos, cese de las privatizaciones. Numerosas experiencias históricas de países sobreendeudados (Alemania 1953, Polonia 1991, Irak 2003, Ecuador 2008, Islandia 2011, Irlanda 2013…) conducen sin embargo a la misma conclusión: cuando la deuda es demasiado abultada (190% del PIB en el caso griego), hay que anular y/o reestructurar para permitir un nuevo comienzo. Todos saben –incluso el FMI y el BCE – que la carga actual de la deuda es demasiado pesada para Grecia. Es necesaria una renegociación, que incida sobre una anulación parcial, sobre las tasas de interés y sobre los
plazos de los vencimientos. Hace falta por ello, una conferencia europea sobre la deuda griega como ya se llevó a cabo en 1953 para con la de la República Federal de Alemania. Para que sea eficaz, esta conferencia tendrá que poder respaldarse en los trabajos de una comisión internacional y ciudadana de auditoría de la deuda griega. Esta auditoría determinará cual es la parte legítima de la deuda, que debe ser pagada aun cuando puedan renegociarse las tasas de interés y de demora, y la parte ilegítima que podrá ser repudiada. Es legítima la deuda contraída legalmente para financiar inversiones o políticas beneficiosas para la población. Es ilegítima la deuda que no ha servido a los intereses de la población, sino que ha beneficiado a minorías privilegiadas. Según la jurisprudencia internacional, una deuda puede tener un carácter odiosa o ser ilegal, según la forma como haya sido contraída. ¿Qué lecciones extraer de todo esto en Europa? En otros países también es necesaria la puesta en marcha de auditorías ciudadanas al objeto de sensibilizar a la opinión pública sobre este tema y mostrar quiénes son los verdaderos beneficiarios del “sistema deuda”. En Francia, el primer informe de auditoría ciudadana publicado en mayo de 2014 ya mostró que un 59% de la deuda francesa podría ser considerada como ilegítima debido a las tasas de interés excesivas aplicadas y a los regalos fiscales a las clases pudientes que la hicieron necesaria.
Los griegos se atiborraron a créditos, ¿ahora no es justo que deban pagarlos? El discurso oficial sobre Grecia “Grecia tiene una administración enormemente hinchada que representa el 7% del PBI a diferencia del 3% de media en Europa”, con “dificultad para elevar los impuestos y controlar los gastos” (Claudia Senik, Paris School of Economics). ¿Por qué este discurso es falaz? Según la misma OCDE, los funcionarios representaban en Grecia en 2001 el 7% del empleo total y el 8% en 2011,
contra el 11% en Alemania y el 23% en Francia (incluyendo la seguridad social). Por su parte el gasto público de Grecia representaba en 2011 el 42% del PBI contra un 45% en Alemania y un 52% en Francia. ¿Por qué entonces aún antes de la crisis financiera y la recesión la deuda pública griega ya era del 103% del PBI en 2007? Un estudio reciente1 muestra que la explosión de la deuda griega no es en absoluto el resultado de un aumento desmesurado de funcionarios ni de prestaciones sociales. Los gastos se mantuvieron globalmente constantes en % del PBI, de 1990 hasta 2007. Son las tasas de interés excesivas y las exenciones impositivas a las clases adineradas las que han inflado la deuda2. Pero además son las medidas impulsadas por la Troika las que han inducido la bajada del PIB griego en un 25% desde el 2010. Esto es lo que ha provocado de forma mecánica un alza del 33% de la ratio entre la deuda y el PIB. Junto a esto las tasas de interés exigidas por los acreedores entre 1990 y 2000 han sido extravagantes altas (un promedio del 7,5%), lo que produjo un efecto de “bola de nieve”: el Estado griego tuvo que endeudarse para pagar estos intereses exorbitantes. En relación a los ingresos públicos y debido al cumplimiento del criterio de Maastricht sobre el déficit público del 3%, Grecia aumentó de forma importante sus impuestos durante los años 90: pasaron del 28% al 42% del PIB. Pero entre 2004 y 2008 Grecia redujo los impuestos de sucesión, disminuyó dos veces las tasas de impuestos de la renta y decretó tres leyes de amnistía fiscal para los defraudadores de impuestos3. Esto llevó a que la recaudación fiscal volviera a caer a un 38% del PBI.
Con unas tasas de interés “razonables” y un simple mantenimiento del nivel de ingresos públicos, la deuda griega hubiera sido la mitad en 2007. Dicho de otro modo, se puede considerar que la mitad de la deuda griega es ilegítima a partir de esa fecha: creció desmesuradamente a partir de la sangría producida en las cuentas públicas originada por el efecto combinado de una subida de intereses orquestada por los acreedores nacionales y extranjeros y una bajada de los impuestos en beneficio principalmente de los más ricos. La explosión de la deuda desde el 2007, es por su parte, enteramente debida a la recesión inducida por las medidas de la Troika. Es por lo tanto aún más ilegítima. ¿Qué lecciones extraer de todo esto en Europa? En Francia, el Colectivo para una auditoría ciudadana de la deuda pública ya ha demostrado que los mismos mecanismos explican el 59% de la deuda pública francesa. En otros países también podríamos terminar con las políticas de austeridad si analizáramos con detenimiento la deuda y si se llevara a cabo una anulación parcial y/o medidas de reestructuración.
1 ver http://goo.gl/ZoxQSU que retoma la metodología del reporte del Colectivo para una auditoría ciudadana de la deuda 2 Qué hacer con la deuda? Una auditoría de la deuda pública en Francia, mayo 2014, http://goo.gl/V1xVzv 3 Estudios económicos de la OCDE, Grecia 2009.
Ayudamos a los griegos, ¿no deberían agradecérnoslo? El discurso oficial sobre Grecia “Grecia debe cesar de ser un pozo sin fondo” (Wolfgang Schäuble, ministro alemán de Finanzas, 12.02.2012) ¿Por qué este discurso es falaz? Entre el 2010 y el 2013 Grecia recibió un total de 207.000 millones de euros como préstamos de los estados europeos y las instituciones europeas, acompañados de estrictos planes de reformas. Se trataría oficialmente de “ayudas a Grecia”.
Un estudio de Attac Austria1 desglosa detalladamente el destino de 23 tramos del financiamiento otorgado a Grecia entre 2010 y 2013. El 77% de estos préstamos sirvieron para recapitalizar los bancos privados griegos (58.000 millones de euros) o fueron destinados directamente al pago de acreedores del Estado griego (101.000 millones de euros), esencialmente bancos europeos y estadounidenses. ¡Así de cada 5 euros prestados, solamente 1 fue a parar a las cajas del Estado griego! Del 2010 hasta el final del 2014, 52.800 millones de euros de los préstamos sirvieron para pagar los intereses a los acreedores2. Sólo 14.700 millones € sirvieron para financiar los gastos públicos en Grecia. Por consiguiente, estos 207.000 millones de euros “ayudaron” principalmente a los bancos y a los acreedores, pero apenas a la población griega. Sin embargo, es ésta la que debe soportar la austeridad impuesta por la Troika como condición a la “ayuda” concedida desde que se negoció el rescate. Es además el Estado griego el que debe pagar los intereses sobre la totalidad de los planes de rescate para lo cual ha tomado préstamos a cuarenta años, hasta el 2054; sólo durante el 2015 deberá afrontar la devolución de 31.000 millones de euros. ¿Quiénes son entonces los verdaderos acreedores de la deuda griega y quiénes deciden su utilización final? Para una deuda total de 314 mil millones de euros los acreedores son los siguientes: el Fondo europeo de estabilidad financiera (FESF), ahora reemplazado por el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE) con
142.000 millones de euros), otros Estados europeos con 53.000 millones de euros, el FMI con 23.000 millones de euros, el sector privado con 39.000 millones de euros, el BCE con 27.000 millones de euros y otros acreedores privados con 31.000 millones de euros. El MEE, creado en 2012, administra desde entonces los préstamos concedidos a los Estados de la UE. Contrae préstamos en los mercados financieros para prestarlos a Estados en dificultades y decide el destino final de estas “ayudas”. Estos mercados financieros a su vez se financian ante los bancos centrales, entre ellos el BCE, a tasas muy inferiores a la inflación. En ningún momento de este proceso el Estado griego tiene acceso a los fondos suscritos por el MEE. En resumen, debido a reformas impuestas por la Troika, los griegos pagan por préstamos que no reciben y que en la práctica, solo benefician a las grandes finanzas. ¿Qué lecciones extraer de todo esto en Europa? Las “ayudas” en realidad sólo benefician a los bancos y es la poblaciónla que paga sus costes. Entre satisfacer las necesidades fundamentales (alimentación, habitación, protección social, salud y educación) o engordar las cuentas de los acreedores, la elección debería ser clara: la prioridad no es rembolsar a los bancos sino llevar adelante una auditoría de las deudas públicas y clarificar el uso dado a los fondos de los llamados “rescates”. 1 https://france.attac.org/nos-idees/mettre-au-pas-la-finance-les/ articles/plans-de-sauvetage-de-la-grece-77-des-fonds-sont-allesla-finance 2 Alternatives Economiques, Febrero 2015
Grecia, ¿ acaso no debe continuar aplicando las reformas comprometidas? El discurso oficial sobre Grecia Según Wolfgang Schäuble, ministro de finanzas alemán, “Grecia debe continuar en la vía de las reformas ya comprometidas cualquiera que fuese el resultado del escrutinio. No hay alternativa” (Le Monde 04.01.2014). Lo que confirmó François Hollande después del triunfo de Syriza: “Hay compromisos firmados que deben ser cumplidos” (27.01.2015)
¿Por qué este discurso es falaz? La austeridad impuesta no tiene otro objetivo que el de liberar capacidad de reembolso hacia los acreedores. El fracaso de estas políticas ha sido elocuente. Sí, Grecia necesita reformas económicas, sociales y políticas. Pero no las de la Troika, esa cantinela repetida hasta la saciedad de menos Estado y más mercado y desigualdad, que han fracasado rotundamente. En oposición a las lógicas financieras de cortas miras, tres vías alternativas y complementarias deberían permitir al pueblo griego la reapropiación de su futuro: 1. un ambicioso plan de creación de empleo y de desarrollo económico que rediseñe el sistema productivo hacia una transición ecológica. Este plan sería beneficioso puesto que cada euro de inversión pública tendría efectos multiplicadores sobre la inversión privada y la actividad económica, hoy día totalmente deprimidas. 2. la prioridad de la cohesión social y económica contra la competitividad y la flexibilidad. La Troika ha impuesto una baja generalizada de los ingresos así como la supresión de los derechos sociales elementales que han llevado a la contracción de la actividad. El Estado debe por tanto reasumir su rol de regulador y de acompañamiento de la actividad económica al objeto de mantener la cohesión y tomar en consideración las necesidades socio-económicas del país. Permitiría además la creación de nuevos empleos sosteniendo así la demanda y el nivel de paro disminuiría rápidamente. Estas reformas llevarían por último a una repartición de las riquezas más igualitaria.
3. una refundación de la democracia y la reforma del Estado para ponerlo al servicio de los ciudadanos y de la justicia social. La soberanía del Estado necesita de una fiscalidad progresiva, de la lucha contra la corrupción, el fraude y las evasiones fiscales. Estas reformas permitirían volver a dar márgenes de maniobra presupuestaria para financiar un plan de reactivación económica y para luchar contra la desigualdad y la pobreza. Los privilegios detentados por la oligarquía griega, como los de los armadores griegos, deben ser abolidos. ¿Qué lecciones extraer de todo esto en Europa? La austeridad ha fracasado de forma rotunda. Nadie discute la necesidad de reformas pofundas, aunque eso sí, en dirección radicalmente opuesta a la tomada hasta ahora. Una auditoría de las deudas públicas de los países europeos podría identificar vías para una reducción decisiva de la deuda. Se necesita una política económica decidida a fin de restablecer una dinámica de inversiones de futuro que nos encaminen hacia la transición ecológica. Esto presupone la redistribución de las riquezas y la reconquista de la soberanía democrática sobre la economía en especial paralizando las privatizaciones. Estas reformas deben ser cooperativas y no sometidas a la lógica de la guerra económica y de la competencia. Una mayor justicia social es fuente de eficacia, lo que incluso la OCDE llega a reconocer1.
1 http://tinyurl.com/kqgmq35
La austeridad es dura, pero al final funciona. El discurso oficial sobre Grecia “¡La austeridad merece la pena!”. Grecia resurge de nuevo con pujanza. Según las últimas previsiones de Bruselas, el crecimiento será este año de un 2,5% en Grecia y de un 3,6% el año que viene, ¡lo que convertirá a Atenas en la campeona del crecimiento de la zona euro! El desempleo comienza a retroceder del 28 al 26%. En pocas palabras, aunque esto pueda escandalizar: ¡la odiada Troika ha hecho un buen trabajo!” (Alexis de Tarlé, JDD, 8 de febrero).
¿Por qué este discurso es falaz? Los griegos, ¿habrán sido tan estúpidos al haberle puesto fin a una política que funcionaba tan bien? Veamos. En 2014 el PIB de Grecia es inferior en un 25,8 % con respecto a su nivel de 2007 y la inversión ha caído en un 67 %. ¡Qué gran trabajo! La tasa de desempleo es del 26% a pesar de que muchos jóvenes y no tan jóvenes debieron abandonar su país para encontrar trabajo. El 46 % de los griegos vive por debajo del umbral de la pobreza y la mortalidad infantil ha aumentado en un 43 %. Por lo que respecta a las previsiones de Bruselas ya en otoño de 2011 anunciaban la recuperación de Grecia para 2013. Finalmente ese año el PIB griego cayó en un 4,7 %. Todos los economistas honestos lo reconocen. Las políticas de austeridad impuestas por las instituciones europeas han sido catastróficas tanto para Grecia como para el conjunto de la zona Euro. Las clases dirigentes y la tecnocracia europea han utilizado la crisis para cumplir un antiguo sueño: reducir los gastos públicos y sociales. Bajo las órdenes de la Troika y la amenaza permanente de los mercados financieros, los países del sur de Europa tuvieron que implementar planes drásticos de reducción de déficits públicos que les llevó a una situación de depresión económica. Desde el 2009 hasta el 2014 la reducción de los gastos públicos ha sido del 11 % del PIB para Irlanda, del 12,5% del PIB para España y Portugal y del 28 % para Grecia. Sin duda alguna los déficits han sido reducidos, pero a un coste social y económico monstruoso. ¡Y sin embargo la deuda ha seguido aumentando!
Para la zona Euro la deuda ha pasado del 65% al 94% del PIB entre 2008 y 2014. La austeridad no ha funcionado sino más bien todo lo contrario, ha hundido al continente en una profunda crisis de la que todavía no hemos conseguido salir. Al reducir los impuestos de los ingresos altos y de las empresas, los Estados han profundizado su necesidad de financiación de los estados y han tenido que pedir prestado a los ricos para financiar estos famosos déficits. Menos impuestos pagados por un lado, más intereses percibidos por otro, ¡a los ricos les ha tocado la lotería con la austeridad! ¡Nuestra crisis es su bonanza! ¿Qué lecciones extraer de todo esto en Europa? A los griegos se les pide que paguen cada año 4,5 puntos de la riqueza nacional producida para reembolsar su deuda; a los ciudadanos europeos “nada más que” 2 puntos. El efecto sin embargo es el mismo en todas partes: más desempleo y menos inversiones públicas para preparar el futuro. Es la lección a sacar del calvario griego. Poner fin a la austeridad es una tarea que concierne a todos los países de Europa, puesto que hay que parar la recesión que esta provoca en todas partes, sacando las enseñanzas de la crisis e iniciando otro modelo de desarrollo alternativo. Sí debe haber austeridad, pero esta debe afectar a los más ricos, ese “1%” que acapara la riqueza creada por todos y todas y que se ha beneficiado con el “sistema deuda”. Hay que reducir los déficits y la deuda, sí, pero por medio de un sistema tributario más progresivo y de una reestructuración de la deuda pública.
Una cura de austeridad no es la muerte El discurso oficial sobre Grecia Christine Lagarde, directora del FMI : “No, pienso más bien en los niños pequeños de una escuela en un pequeño pueblo de Níger (…), necesitan más ayuda que la gente de Atenas” (en respuesta a una pregunta de un periodista: “¿cuándo pide medidas que sabe que van a impedir que las mujeres tengan acceso a una matrona en el momento de su parto, o que los pacientes obtengan los medicamentos que podrían salvarles la vida, usted duda?” (The Guardian, 25/05/2012). “Todos deberemos perder parte de nuestras comodidades” (George Papandreu, Reuters, 15/12/2009)
¿Por qué este discurso es falaz? Reduciendo los gastos en “comodidades”, la Troika ha impuesto una reducción de un 40 % del presupuesto sanitario en Grecia. Resultado de esta medida, más de un cuarto de la población ya no tiene cobertura social, los hospitales públicos están desbordados y exangües. El rigor presupuestario ha desorganizado completamente el sistema de salud pública y ha acarreado una verdadera crisis humanitaria” (4 de enero de 2015, JDD internacional). La tuberculosis y la sífilis han reaparecido y los casos de sida se han multiplicado por falta de medios para la prevención. Un estudio publicado en la revista médica británica The Lancet1 presenta un balance terrible: la mortalidad infantil ha aumentado un 43 % entre 2008 y 2010, la malnutrición infantil un 19 %. Con los recortes presupuestarios para la prevención de las enfermedades mentales, los suicidios han aumentado en un 45 % entre 2007 y 2011. Muchos centros de planificación familiar públicos están cerrados y los que siguen funcionando lo hacen con una fuerte reducción de personal. Como indica Nathalie Simonnot de Médicos del Mundo, “se ha establecido una tasa de cinco euros a cargo de los pacientes por cada consulta en el hospital público… Para un jubilado que percibe 350 euros al mes es un gasto enorme teniendo en cuenta que la mayoría de las veces debe realizar varias consultas (…) Los médicos les piden a los pacientes que compren ellos mismos las vendas, las jeringuillas y las gasas porque en algunos hospitales las existencias están agotadas.”
La política de la Troika y del gobierno griego han ocasionado un desastre sanitario que hace que un cambio de política sea imprescindible, sobre todo en el ámbito de la salud. Si la situación no es aún peor es gracias a los cientos de voluntarios que trabajan en decenas de dispensarios populares creados de forma desinteresada, a organizaciones como Médicos del Mundo y a la solidaridad internacional, que han paliado la situación para aquellos que ya no tenían acceso a la atención pública sanitaria. Al nuevo gobierno griego le atiende toda la razón en su intento de, por ejemplo, contratar de nuevo para los centros de salud a los 3000 médicos que fueron despedidos por la Troika. ¿Qué lecciones extraer de todo esto en Europa? Sabemos ahora que “la austeridad mata2”. Los responsables de las políticas de austeridad son culpables de verdaderos crímenes al imponer recortes masivos en los gastos sanitarios, como ha sido el caso en Grecia, en España y en Portugal. Hay que defender en todas partes los sistemas públicos de salud contra las privatizaciones y las reestructuraciones cuyo único fin es reducir los costes sin que importe la salud de las personas.
1 A. Kentikelenis, M.Karanikolos, A. Reeves, M.McKee, DSc, D. Stuckler, Greece’s health crisis: from austerity to denialism, The Lancet, 20.02.2014 2 D. Stuckler & S. Basu (2014), Quand l’austérité tue, prólogo de los Economistes atterrés (Economistas consternados), Ed. Autrement
De todos modos, ¿no ha capitulado Grecia ya? El discurso oficial sobre Grecia “Con la firma del acuerdo del Eurogrupo del 20 de febrero y contrariamente a las fanfarronadas anteriormente vertidas, el gobierno griego ha terminado por aceptar las condiciones de la Troika. Una dura lección para los populistas tanto de extrema izquierda como de extrema derecha” (Eric Le Boucher, Alate.fr 21.02)
¿Por qué este discurso es falaz? El nuevo gobierno griego rechaza las nuevas reformas propuestas a finales del año 2014 por la Troika: 160.000 nuevos despidos en la Administración (salud, educación), una nueva disminución de un 10% de las pensiones, nuevos impuestos y un nuevo incremento del IVA. Estas medidas ya han sido aplicadas y han llevado a Grecia al desastre. En menos de 5 años, un 30% de las empresas han cerrado, se han eliminado 150.000 puestos de trabajo en el sector público, el desempleo ha aumentado en un 42%, las pensiones han bajado un 45%, la tasa de mortalidad infantil se ha incrementado en un 40% y se ha producido un aumento de casi un 100% del número de personas por debajo del umbral de pobreza. Frente a esto, el programa de Syriza propuso lo siguiente: a) una renegociación de las condiciones de los contratos de préstamo; b) un plan nacional de reconstrucción inmediata: medidas para los más pobres (electricidad y cuidados médicos gratuitos, bonos-comida...), el restablecimiento del salario mínimo de 751 euros y la reintroducción de los convenios colectivos; c) la reconstrucción democrática del estado: lucha contra la evasión, el fraude fiscal y la corrupción, recontratación de los funcionarios despedidos; d) un plan de reconstrucción productivo: cese de las privatizaciones, industrialización y transformación de la economía en base a criterios sociales y ecológicos. Luego de un pulso con las instituciones europeas, el gobierno griego ha logrado detener la adopción de los delirantes objetivos de superávit presupuestario
previstos en el memorándum firmado por el gobierno anterior. Se crearán además nuevas ayudas para financiar la calefacción y la alimentación de los hogares más necesitados. Se restablecerán los convenios colectivos. El fraude y la evasión fiscal se combatirán con firmeza. Los pequeños propietarios endeudados no serán expulsados de su vivienda habitual. Sin embargo Grecia no ha conseguido liberarse del yugo de la austeridad. Las nuevas medidas deberán ser financiadas sin incrementos del déficit y se mantendrán las privatizaciones. Grecia se compromete a pagar la integridad de la deuda, y a no dar marcha atrás en las privatizaciones ya realizadas o en marcha. Se posponen la subida del salario mínimo y las negociaciones salariales. Se prevén sin embargo nuevas tensiones en los próximos meses. ¿Qué lecciones extraer de todo esto en Europa? El objetivo final de las instituciones europeas es impedir la puesta en marcha de lo esencial del programa de Syriza. A día de hoy nuestra respuesta debe ser desarrollar en toda Europa movimientos coordinados contra la austeridad y a favor de la justicia social para impedir que la Troika y los gobiernos neoliberales ahoguen a Grecia y a las alternativas sociales y políticas que están emergiendo. Proponemos por tanto como primera medida la organización por parte de los movimientos europeos de una conferencia internacional sobre la deuda y contra las políticas de austeridad.
La auditoría ciudadana de la deuda pública en Europa: una herramienta para vencer la austeridad En Francia, el Colectivo por una Auditoría Ciudadana de la Deuda (CAC) ha publicado un informe de Auditoría Ciudadana1, en el que se demuestra que una gran parte de la deuda pública francesa es ilegítima. En este nuevo período que nuestro colectivo inaugura se continuará ofreciendo a los ciudadanos y ciudadanas y al conjunto de los movimientos sociales europeos análisis jurídicos, económicos y sociales e instrumentos y argumentos de movilización contra los acreedores que subyugan a la ciudadanía. Junto con nuestros compañeros y compañeras de otros países europeos, comenzando por Grecia, nuestro colectivo va a intensificar sus acciones para someter a debate público el carácter ilegítimo, insostenible, ilegal e incluso odioso de una gran parte de las deudas públicas en Europa. Apoyamos la propuesta de una conferencia europea sobre la deuda pública. Ell acuerdo de Londres de 1953, que anulaba más del 60% de la deuda de Alemania Occidental, permitió la recuperación de este país como también sucedió con Ecuador en 2008 o Islandia en 2011.
Apoyamos la propuesta de auditar la deuda pública con el fin de identificar a los responsables de su origen y a sus verdaderos beneficiarios como modo de encontrar soluciones que permitan liberar a los países de esta carga. Apoyamos igualmente el derecho de Grecia a desobedecer a sus acreedores si éstos se cierran a la puesta en marcha de las soluciones antes mencionadas. Recordemos que los memorándums impuestos por la Troika son ilegales a los ojos del derecho europeo e internacional. Todos y todas unidos levantaremos el tupido velo que cubre la responsabilidad de los acreedores que se benefician del expolio al que se está sometiendo a los pueblos europeos. Todos y todas juntos intensificaremos nuestra protesta poniendo en cuestión a esta Europa del 1%, de los especuladores y de los banqueros. Corresponde a los ciudadanos y ciudadanas, víctimas durante mucho tiempo de los planes de austeridad, de competitividad y de los memorándums, decidir sobre su futuro. Queremos poner a su disposición todas las herramientas necesarias para comprender y mostrar vías de salida de la trampa de la deuda que los ahoga, haciendo pagar a los verdaderos beneficiarios del “sistema deuda” y no a la ciudadanía. 1 www.audit-citoyen.org/wp-content/uploads/2014/05/note-dette.pdf
El Colectivo por una AuditorĂa Ciudadana de la Deuda (CAC) – Francia www.audit-citoyen.org