Después de un mes de locos, por fin el cuento ha tenido un final feliz. Y el que estéis leyendo esto sobre papel da buena prueba de ello. A nuestra habitual carrera de lograr sacar una revista de casi 200 páginas se ha unido el hecho de tener que acortar los plazos para que la podáis disfrutar en un espacio razonable de tiempo. Espero que sea cual sea el punto del planeta desde la que estéis leyéndola podáis sentir el cariño que hay puesto en cada una de las páginas que la componen. Es nuestra niña. La de todos. Porque sin vosotros este paso no hubiera sido posible jamás.