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El mundo laboral que esperan los jóvenes UNA PERSPECTIVA POSPANDEMIA

El mundo laboral que esperan los jóvenes UNA PERSPECTIVA POSPANDEMIA

POR ESTEBAN ECHAVARRÍA CANO / Consultor Asociado / Great Place to Work® México

En este artículo, quiero dedicarme sobre todo a la juventud y al impacto que está dejando en sus vidas el ambiente laboral, agravado aún más por el distanciamiento forzoso impuesto por el coronavirus.

Si bien no podemos culpar a nadie en particular por el surgimiento de este nuevo virus, que se convirtió en pandemia, sí tenemos que reconocer que el mundo no se había preparado lo suficiente para hacer frente a este desafío, en el ámbito social, laboral o familiar.

El impacto ha sido en la pérdida de muchas vidas, trabajos, pequeños negocios familiares, la suspensión de muchos meses de educación en las escuelas y el deterioro de la salud mental de numerosas personas que han vivido duros momentos de angustia, estrés y ansiedad.

Pero no hay mal que por bien no venga. De todo este año, tan difícil para el mundo, podremos sacar aprendizajes y lecciones que nos ayuden a sanar entre todos nuestras heridas y hacernos más fuertes y solidarios para los futuros desafíos.

Es momento de reflexionar sobre los vacíos que las organizaciones actuales están dejando en las expectativas y necesidades de los jóvenes y sobre el alejamiento humano en el ambiente laboral, causado por el desarrollo tecnológico que la pandemia no ha hecho más que acelerar.

EL ESCENARIO ESTÁ PUESTO

Muchos expertos han advertido que el crecimiento exponencial de la tecnología, el desarrollo de las comunicaciones, el uso cada vez más frecuente de la robótica en el trabajo y los continuos avances de la ciencia, van a cambiar de una manera muy rápida y todavía desconocida los tipos de trabajo del futuro cercano, los sistemas educativos, las organizaciones y las relaciones laborales.

Los jóvenes, ni bien terminan sus primeros estudios, se ven forzados a continuar con una segunda opción, sea por la falta de oportunidades laborales o por las necesidades de seguir aprendiendo para no quedarse rezagados en esta cada vez más competitiva carrera laboral.

También se nos viene advirtiendo, desde la comunidad científica, cada vez con más apremio, que tenemos que cambiar el actual paradigma de desarrollo humano, basado en un modelo de producción industrial expansiva y de crecimiento del producto interno bruto. Se hace urgente controlar el consumismo insostenible en un mundo con cada vez más personas, que al alimentarse y demandar cada vez más productos, tiene a la vida en el planeta al borde del colapso.

Con el desarrollo, la brecha social, lejos de disminuir, sigue aumentando. Hoy más de la mitad de toda la riqueza está en manos de sólo el 1 % de las personas y la distancia parece aumentar cada vez más rápido con el desarrollo de la tecnología. Lejos de encontrar una solución, las organizaciones internacionales, los gobiernos y las grandes corporaciones no logran desarrollar un espacio común para cooperar en lugar de competir.

UNA PERSPECTIVA GENERACIONAL

Este es el sombrío presente que ven nuestros jóvenes llenos de vida, de energía e inteligencia. Por eso, no es de extrañar que una mayoría no quieran trabajar, no aspiren a casarse o tener hijos, no deseen participar del mundo que les estamos entregando. Otros están buscando crear nuevos caminos intentando sus propios emprendimientos procurando alejarse de nuestro sistema lineal para llegar al éxito. Parte de la juventud quiere cambiar el mundo ensayando un sistema circular, donde el paradigma del crecimiento se reemplace por el equilibrio y el balance.

SECCIÓN

Entonces, lejos de sentirse inspirados por el modelo de desarrollo y sistemas organizacionales actuales, buscan nuevas maneras de darle a sus vidas un significado y un sentido más profundo.

En mi opinión, a diferencia de las ambiciones que sus padres y abuelos aprendieron, algunos jóvenes de hoy no sueñan con ser millonarios, con tener una gran mansión, un vehículo último modelo o viajar en primera clase. A ellos les basta y sobra con evitar el abismo ambiental y social hacia el que nos dirigimos. Para ellos, la felicidad con la que sueñan viene desde dentro. Están queriendo enfocarse más en las experiencias que en los símbolos.

Están buscando la paz interior, descubrir el sentido de sus propias vidas, encontrar su verdadero propósito. No ambicionan abrirse paso y salirse del montón; ellos no creen en la fórmula del “Hacer” para “Tener” y así poder llegar a “Ser”. La juventud, más que ambicionar tener éxito, anhelan un mundo de paz, de igualdad y de bienestar.

Con frecuencia se desanima más rápidamente, se interesa menos por las noticias, por la política y con frecuencia se aísla en su mundo virtual de redes sociales.

NUEVOS HORIZONTES DE LOS SISTEMAS

Una perspectiva común, compartida cada vez más entre los pensadores y estudiosos del futuro, es que necesitamos un enfoque más sistémico de la complejidad de los problemas y oportunidades interconectados a los que nos enfrentamos. Otra creencia compartida es que, para responder adecuadamente a los cambios que nos rodean, las organizaciones, las comunidades y los gobiernos no sólo deben prestar atención a las posibles respuestas a los síntomas de estas crisis en el corto plazo, sino que también deben abordar las causas estructurales y sistémicas subyacentes que impulsan estos síntomas.

Para lograr el cambio de paradigma en el ámbito organizacional, debemos enfrentar un desafío verdaderamente retador, que requiere un enorme salto de creatividad e innovación. Es, en las palabras del escritor Daniel Christian Wahl, como “transformar un avión en pleno vuelo”. Nos encontramos el reto de ir desmantelando un sistema, basado en el paradigma del crecimiento y el consumo, para irlo reemplazando, sin desatender las necesidades esenciales de la humanidad, por otro sistema, más complejo, de balance y equilibrio para todos.

Un abordaje para esta transformación la aportan pensadores como Sharpe, Curry y Hogdson, quienes desarrollaron el marco de los tres horizontes, en los que el primer horizonte, o situación actual, se debe reemplazar por el tercer horizonte, o situación futura deseada. Para ello, es importante desarrollar un segundo horizonte, de transformación, basado en la innovación y la creatividad.

SIETE LLAVES PARA ABRIR EL CAMBIO

¿Cómo se enfrentarán, entonces, los jóvenes al entorno laboral de las organizaciones actuales creadas en el siglo XX bajo otros paradigmas tan distintos? ¿Cómo transformarlas, para adaptarse a un nuevo paradigma, sin dejar de producir y de generar empleo y bienestar? ¿Qué cosas positivas podemos rescatar del ambiente laboral que vivíamos los que hoy estamos terminando nuestro ciclo laboral, para ayudar a los jóvenes en esta nueva transformación de las organizaciones, tan necesaria como difícil?

En el ámbito de cultura laboral, revisaremos algunos de los desafíos que habrá que ir transformando en nuestras organizaciones, a la vez que se mantienen las prácticas positivas mientras vamos reemplazando el sistema de los viejos paradigmas.

Algunos desafíos que tendrán que abordar las organizaciones actuales son los siguientes:

1.- Renovación del propósito:

Los jóvenes no están encontrando con frecuencia en las organizaciones actuales un propósito inspirador que les dé significado y ganas de trabajar. Las organizaciones del futuro deben trascender la simple generación de rentabilidad o de retorno sobre la inversión, por un propósito enfocado en transformar el mundo, buscando de manera sostenible innovar para satisfacer una necesidad humana. La clave es replantear su razón de ser, considerando no solamente a los accionistas, sino también a sus colaboradores, sus comunidades, sus proveedores, sus clientes y todas sus partes interesadas.

En el segundo horizonte, el de la transformación, empiezan a abrirse paso muchas tendencias, como el Capitalismo Consciente, Las organizaciones B, las organizaciones sociales, que están cambiando la manera de hacer las cosas y que están atrayendo a líderes conscientes.

2.- Transformación del liderazgo:

Los jóvenes pocas veces se encuentran en su trabajo con un jefe que sea un verdadero líder inspirador, un “maestro de vida”. En generaciones anteriores tuvimos líderes que admiramos y de los que aprendimos tanto como de nuestros padres. Muchas veces era el dueño de la organización, el fundador, que con su experiencia de vida, pero principalmente con su verdadero ejemplo personal, nos inspiraba a seguir adelante y pensar en grande. Otras veces, era un gran líder que se tomaba el tiempo de aprenderse los nombres y las historias de las personas con las que trabajaba. Quien dedicaba tiempo para pasear entre las maquinarias, saludando a sus colaboradores, o entre las oficinas, conversando con los jóvenes empleados.

Hoy los jóvenes necesitan tener ese tutor cercano, que se tome el tiempo de escuchar sus ideas, sus dudas, sus preguntas. Ese líder que les permita equivocarse para que aprendan de sus propios errores. Las organizaciones de alta productividad y especialización necesitan construir un ecosistema más humano y emocional a través del desarrollo de líderes empáticos, cercanos, preocupados verdaderamente más por las personas que por su productividad. En mi experiencia profesional de muchos años, lo primero llevó ciertamente a lo segundo.

3.- Promoción del sentido de pertenencia:

Los jóvenes están perdiendo en el trabajo la oportunidad de encontrar una segunda familia. En mi generación, teníamos en nuestros compañeros de trabajo unas verdaderas amistades, que se forjaban compartiendo las experiencias del día a día, en los buenos y los malos momentos. Porque mientras trabajábamos juntos, nos conocíamos, aprendíamos a confiar los unos en los otros, a enriquecernos en la diversidad, a estar juntos. Muchas organizaciones de hoy no están facilitando estos espacios y dejar que las personas tengan tiempo libre para que convivan.

Es muy importante que encontremos un camino intermedio entre la convivencia diaria física y el trabajo remoto. Las organizaciones de hoy necesitan innovar, generando momentos de experiencias emocionales profundas que permitan a los colaboradores crear y fortalecer los vínculos de confianza y espíritu de equipo para sentir que realmente pertenecen a una misma familia.

4.- Desarrollo de un ecosistema de redes:

El mundo en que estamos es exponencial. La velocidad del crecimiento impulsado por el desarrollo industrial y por el desarrollo tecnológico, nos ha llevado a cambios cada vez más rápidos, que nos dificultan cada vez más la capacidad de planear y programar estrategias en el mediano y largo plazo.

Los gobiernos y las organizaciones necesitan flexibilizar sus rígidas estructuras, sus procesos y procedimientos, para poder adaptarse a la velocidad de este mundo cambiante. Para ello, es necesario crear un ecosistema en el interior de las organizaciones que permita la aparición de redes transversales que se comuniquen con más libertad, que tengan el espacio para desarrollar la creatividad y que tengan un amplio margen de tolerancia al error, porque el cambio hacia el futuro estará marcado por una sucesión de aprendizajes basados en la experimentación y el aprendizaje a través de tanteo y error.

5.- Ejercicio de la ética:

Sólo algunas pocas organizaciones tienen la transparencia, la credibilidad y la coherencia para establecer, desde el primer día de la relación laboral, unas expectativas claras y unos vínculos de confianza que inspiren a los jóvenes a desarrollar su máximo potencial. La manera en que los líderes se comportan, el modo en que viven los principios y valores de la organización, internamente como externamente, determinará la fortaleza de los vínculos de compañerismo entre los colaboradores y afirmará los lazos de confianza con los proveedores, clientes y las demás partes interesadas en su comunidad.

Es vital que las organizaciones del futuro se comporten éticamente, desarrollen esquemas de comunicación interna y externa de manera clara, oportuna y rindan cuentas públicamente. El ejercicio coherente de la ética en la organización, haciendo lo que dice y diciendo lo que hace, será clave para desarrollar un orgulloso sentimiento de comunión y pertenencia en los jóvenes colaboradores.

6.- Educación para la creatividad:

En un mundo que cambia a tanta velocidad, las organizaciones del futuro deberán contribuir al empoderamiento de las personas, para que puedan reinventarse de acuerdo con las necesidades que vaya planteando el futuro del trabajo. Apoyar a los jóvenes a desarrollar su propia autoconfianza, permitiéndoles potenciar sus máximas fortalezas y expandir sus mejores talentos y poniéndolos al servicio de la organización mediante la creatividad.

Para ello, el aprendizaje vivencial a través de proyectos prácticos es una excelente herramienta, que combinada con programas de capacitación y un sistema de mentores internos, permitirá que los jóvenes sientan el genuino interés de la organización por apoyarlos en su desarrollo personal y profesional. A su vez, serán estos jóvenes los protagonistas de la transformación de la organización, de su renovación para hacer frente a un futuro todavía desconocido para todos.

7.- Orgullo y celebración:

Finalmente, en un mundo tan complejo y lleno de desafíos, la organización necesita comunicarles a los jóvenes la esperanza en un mundo mejor. El enfoque en lo positivo, la celebración de los logros, por grandes o pequeños que sean, es siempre una manera de reforzar el pensamiento en los colaboradores. Todos necesitamos sentirnos valorados y apreciados. Las celebraciones y el reforzamiento de los lazos de confianza y camaradería siempre aumentan el sentido de pertenencia y el orgullo por el propio trabajo.

Después del hogar y la educación formal, las personas pasan la mayor parte de su vida terminando de desarrollarse en las organizaciones para las que trabajan. Su formación como persona, lejos de terminar, está recién empezando. En el ambiente de trabajo se termina de fortalecer la esperanza o de decepcionar las expectativas de los jóvenes por un mundo mejor.=

El papel de los líderes es transmitir, a sus colaboradores, su convicción y su determinación por trabajar hacia un mejor mundo del trabajo. Estamos sembrando en su presente el futuro de toda la humanidad, un mejor futuro para todos.

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