Anuario Garrincha Magazine 2017

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2017


ANUARIO GARRINCHA MAGAZINE 2017

Sumario

Carta de la directiva Estimado lector, Le presentamos el Anuario Garrincha 2017. Un documento que, por segundo año consecutivo, pretende recopilar en sus páginas todo el fútbol destacado del mismo para que no quede en el olvido. Este anuario nace de la firme intención de corregir el efecto que tiene el paso del tiempo en nuestras memorias, selectivas por naturaleza, para con aquellos protagonistas futbolísticos que nos han regalado tan buenos momentos en el 2017. Hacer que el fotógrafo repare no sólo en el brillo de las medallas y los títulos, sino también en aquellos que se esforzaron por acercarse, superándose a sí mismos. Por ello, lo primero que debemos hacer en este Anuario es dar las gracias a cada uno de los redactores y compañeros que nos han ayudado a sacarlo adelante. Sin su ayuda, hoy no estarías leyendo estas palabras. Sin su conocimiento, muchas de estas historias no aparecerían. No podemos sino estar eternamente agradecidos a estas magníficas personas por su colaboración, a la par que desearles la mejor de las suertes en sus respectivos proyectos personales. Proyectos que, además, nos consta que son enormemente interesantes. El 2017 ha sido un año muy especial para Garrincha Magazine. A todas las historias que nos ha brindado el deporte rey, que lejos de Mundiales y Eurocopas deja mayor hueco para la sorpresa, hemos visto nacer a una competición a la que tenemos mucho cariño: la Copa Garrincha. En ella hemos podido disfrutar de los partidos de una forma diferente, darles una emoción inesperada y conocer a gente maravillosa. Así que estamos apostando por ella. Pero también hemos sufrido momentos en los que no dábamos más de nosotros mismos. Meses duros, de esfuerzos inmensos por parte de los que podían hacerlos, que nos han hecho reflexionar para mejorar el proyecto. Con todo ello, la ilusión por afrontar los retos que nos deparará el 2018 es mayúscula. En año de Mundial, hay que estar a la altura. Y así lo ha estado el fútbol en este 2017. Un año de historias que os queremos contar a través de cada uno de los artículos y noticias que recoge este Anuario Garrincha, al que os invitamos a echar un ojo desde ya. Un saludo, El equipo de Garrincha Magazine

Edita: Pol Balletbò Javier Pérez Rafa Peinado Enrique Montesano Roque Arambarri

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Director Garrincha Magazine Redactores: Pol Balletbò Enrique Montesano Roque Arambarri Javier Pérez Rafael Peinado Alejandro Sánchez

Fernando Pulpillo Rafael Medel Javier Medina Manuel Gómez Miguel Quintana Alejandro Arroyo Albert Morén Adrián Blanco Shark Gutiérrez Abel Madrigal Rafael Escrig

Paco López Xabi Esnaola Tomàs Martínez Miguel Sanz Vincent Far Montse García Bruno Alemany Maite Jiménez Fran Fuentes Antonio Durán Esteban González

Álex Martínez Álex Honrubia Jaume Naveira Leandro Lizandra Miguel Olmeda Diseño: Pol Balletbò

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Carta de la directiva

El periodismo respira en 2017

Enero

Febrero

Marzo

Abril

Mayo

Junio

Julio

Agosto

Septiembre

Octubre

Noviembre

Diciembre

101 Rusia marca el camino

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El periodismo deportivo respira en 2017 Las primeras palabras que dicen en la Facultad de Periodismo de Zaragoza es que la carrera tiene un 95% de paro y acto seguido abren la puerta. Hasta la fecha, ningún estudiante ha optado por la salida fácil y abandonado el aula, aunque el profesor que enuncia esas palabras no miente. Son tiempos duros para el periodismo. Hay pocos puestos, se pagan mal y la profesión ha sufrido una crisis importante de reputación y valores, especialmente en el ámbito futbolístico. Pero no todo es tan oscuro como parece y 2017 nos ha enseñado muestras de ello. Con el paso de los años, los usuarios han estado expuestos a tantos contenidos que dañan esta profesión que cada vez tienen menos impacto. Calan menos. Por eso, el primer brote verde del año viene de la mano de ese desgaste. Por la desgraciada ventaja que supone ese aprendizaje. Como decía Enrique Ballester en una de sus columnas, por mucho que cada episodio de La Libreta nos cuente el nuevo atropello que ha sufrido el periodismo deportivo, nada nos parecerá extraño. Y eso se traduce en una repercusión menor de este tipo de personajes que complican el trabajo de otros muchos, ya sea ocupando puestos remunerados o dañando la imagen del profesional. Esta odiosa experiencia adquirida no ha llegado sola, sino que se complementa con un usuario que cada vez entiende mejor cómo funciona el mundo online del que vive el periodismo. Cuál es el verdadero valor de sus clics, de sus retweets o de cualquier otra interacción que realice. Esas cifras son las que terminan premiando unos contenidos por encima de otros, sin entender de ironías ni de justicia. Así es cómo el apoyo indirecto que recibían se ha ido reduciendo, mientras que el apoyo directo de los contenidos de calidad que se producen ha ido aumentando. Porque es muy importante dejar esto claro: hay contenidos de calidad. De mucha calidad. Este año 2017 ha sido especial para bastantes proyectos relacionados con el periodismo deportivo. El Club, de BeIn Sports, se ha consolidado como el líder del análisis post-jornada de la mano de su presentador, Axel Torres, y de unos colaboradores e invitados de excepción, con una apuesta por el debate pausado y razonado. Y precisamente uno de sus debutantes en este año es uno de los líderes del proyecto que más ha crecido en estos doce meses. Hablamos, como no, de Abel Rojas y de Ecos del Balón. Son muchos los que celebraron con verdadera euforia su debut televisivo en un programa que entiende el deporte rey de la misma forma que su proyecto, sin polémicas innecesarias sino con explicando el fútbol desde el balón y el jugador. Ecos del Balón ha aprovechado como pocos el 2017, dando muchos pasos hacia delante como proyecto y despidiendo el año con una entrevista a Xabi Alonso que supone un nuevo hito en la repercusión de sus contenidos. Lo hacen parecer fácil y no lo es, pero su trabajo a lo largo de los años anteriores y su calidad humana están empezando a dar unos frutos que hasta hace poco nadie imaginaba posibles. Un espejo para todos los proyectos nacidos de esta comunidad online que apuesta por la calidad frente a la cantidad. Aunque puedan resultar los más mediáticos, no sólo estos dos nombres propios merecen mención. YouTube cada vez acoge más canales de mérito, como el de Rafael Escrig o el eterno Campeones. Siguen naciendo blogs y sitios web ambiciosos cada mes, como The Goal Point. No son tiempos fáciles para el periodismo, pero todos aquellos que deciden permanecer en su asiento tras escuchar esas palabras en su primer día de clase tienen que saber que sí se puede. Y cómo: con calidad, perseverancia y mucho sacrificio. Javier Pérez | @ElCarrilDelOcho 4

Enero

El año 2017 dio comienzo con varios equipos fuera del panorama de los grandes desplegando un fútbol fantástico. Cada uno con su estilo, Napoli, Real Sociedad, Espanyol y Nice exhibieron un gran nivel tras el parón navideño con un sello muy marcado por sus entrenadores. Además, en la Liga Española tuvimos la fortuna de acudir a la aparición de uno de los talentos jóvenes más destacados de nuestro fútbol. Carlos Soler llegó a Mestalla en un momento complicado para el equipo pero, a pesar de su juventud, demostró que lo suyo es un proyecto muy serio.


ENERO

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Un Napoli con la mente en la Champions Roque Arambarri | @RoqueArambarri

Enero fue un mes muy especial para el SSC

Napoli y para la ciudad de Nápoles. Maurizio Sarri se encontraba en su segunda temporada como técnico azzurro, y a pesar de que la campaña 16/17 no empezase tan bien como la primera, el Napoli inauguró 2017 de la mejor manera posible. De los seis partidos que el cuadro del sur de Italia disputó en enero —la mayoría de ellos pertenecientes a la Serie A—, ninguno acabó con derrota. El Napoli sumó 10 de los 12 puntos posibles en el campeonato italiano, en la Coppa superó dos rondas que le permitieron colarse en las semis y se destapó como uno de los conjuntos más en forma de toda Europa. Condición que le dio alas a un Napoli que sobre todo tenía la mente en la Champions, pues semanas después sabía que debía enfrentarse al campeón de dicha competición, el Real Madrid de Zinedine Zidane. Por si esto fuera poco, enero sirvió también para que Dries Mertens se erigiese como el delantero que es hoy en día. Atrás quedaba la lesión de Milik sufrió con su selección, y durante noviembre y diciembre de 2016, Sarri alternó entre el belga y Gabbiadini la vacante que dejó el ex del Ajax. Ese primer mes del año no fue el más goleador para el propio Mertens, pero sí dejó a las claras que la idea de su técnico de ahí en adelante era contar con Ciro —así le apodan en Nápoles— como “9”. Dries Mertens fue titular en los encuentros más importantes como ante el AC Milan en San Siro (1-2), y esto

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“Maurizio Sarri aprovechó para introducir algunas variantes dentro de su Napoli.” hizo que, finalmente, el Napoli optase por vender a un Manolo Gabbiadini que sabía que no contaría con demasiados minutos y en su lugar a la capital de Campania llegó Pavoletti. El Napoli empezó muy bien el año. Sin embargo, la irrupción de Mertens como la referencia del ataque del Napoli no fue la única noticia a destacar. El conjunto azzurro encadenó varios triunfos en el arranque de la segunda vuelta de la Serie A que, a posteriori, le permitieron al Napoli sumar un total de 48 puntos de la jornada 20 a la 38; 10 más que en la primera ronda del campeonato que, eso sí, no le sirvieron al equipo partenopeo para finalizar la temporada por delante la Roma, que le sacó un punto. Durante el primer mes de competición del año, Maurizio Sarri aprovechó para introducir algunas variantes dentro de su Napoli. El preparador italiano siguió siendo fiel al 1-4-3-3 que implantó desde que arribó a San Paolo, pero dio entrada a dos de los nuevos fichajes que el club había completado en el mercado veraniego. Tanto Jorginho como Allan —indiscutibles hasta entonces— alternaron titularidades con

suplencias. Amadou Diawara y Piotr Zielinski fueron entrando con más regularidad en los esquemas de Sarri y ambos tuvieron un mayor protagonismo en la segunda etapa de la temporada en comparación con la primera. Con ellos dos, el Napoli hubo encuentros en los que prefirió ser un conjunto un poco más vertical. El dinamismo de Diawara se impuso al control que ofrece la figura de Jorginho desde el mediocentro, Zielinski —interior con más recorrido y mejor dotado técnicamente que Allan— le ganó el sitio al brasileño en más de una ocasión, y todo esto dibujó un Napoli más reactivo de lo habitual que machacó a varios rivales con esas dos novedades en sus onces. Incluso Lorenzo Tonelli —el quinto central en la plantilla— gozó de más minutos tras el Año Nuevo en detrimento de Koulibaly y Albiol, y llegó a marcar algún que otro gol relevante que significaron triunfos como contra la Samp. El eterno capitán del Napoli, Marek Hamsik, fue otro de los nombres propios a través del cual podemos explicar también el inicio de año fulgurante que tuvo su equipo. Rebasado el ecuador de la temporada, el centrocampista eslovaco volvió a ser importante para los suyos en una faceta del juego en la que, desde que está con Sarri en concreto, destaca menos: el gol. Ham-

sik mejoró sus registros goleadores de enero en adelante con tantos ante el Pescara y un hattrick —el primero en la liga italiana— en el Renato Dall’Ara. Con esos goles, Marekiaro agrandó su leyenda y se quedó a tan solo seis dianas de igualar al máximo goleador de la historia del Napoli: Diego Armando Maradona.

“En enero, Sarri probó nuevas variantes: Zielinski y Diawara ganaron en protagonismo y Mertens se reafirmó como el “9” titular del equipo.” Pero eso no fue todo. A medida que el Napoli fue encadenando varias victorias consecutivas, la moral del conjunto azzurro de cara al doble enfrentamiento contra el Real Madrid se vio reforzada. El primer puesto que los pupilos de Maurizio Sarri cosecharon en la fase de grupos de la Liga de Campeones, conllevó a que en el sorteo de los octavos de final de la Copa de Europa emparejase al Napoli con el cuadro blanco. Y cada triunfo del cuadro napolitano en la competición doméstica alimentó las esperanzas de toda una ciudad que esperaba con ansia ese partido.

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ENERO

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Convicción real

La explosión de Soler

Xabi Esnaola | @xabiesnaola

Puede que desde el punto de vista resultadis-

ta y futbolístico los meses de noviembre y diciembre de 2016 fueran los más contundentes de la era de Eusebio Sacristán en Donosti. El conjunto txuri-urdin era una máquina práctica y visualmente perfecta. Sin embargo, la llegada del nuevo año supuso la consagración de una rutina ganadora que derivó hacia algo más que estadísticas: la ambición de un pueblo. El mundo realista, inspirado por el discurso de su entrenador (Sacristán dejó caer en rueda de prensa que para la Real Sociedad disputar la Copa del Rey era como jugar la Champions League), comenzó a creer en cosas mayores. Illarramendi era el que más y mejores decisiones tomaba desde el centro del campo de La Liga, Zurutuza daba continuidad al juego del mutrikuarra y Xabi Prieto, el tercer vértice del triángulo, afinaba aún más si cabe su violín. A todos ellos se sumaron Willian José, que encestaba todo lo que tocaba (por no mencionar toda su contribución sin balón en las situaciones de salida del equipo); Juanmi, quien contrajo matrimonio con el gol; Raúl Navas, virtuoso con balón y la altura de Íñigo Martínez sin él… En definitiva, toda una serie de piezas que componían uno de los puzles más atractivos de la competición doméstica. Por este motivo la eliminación en cuartos de final frente al FC Barcelona entristeció más de la cuenta a una afición que en condiciones normales, ante uno de los dos grandes de La Liga, aceptaría con mayor firmeza la derrota. Pero no 8

Álex Martínez | @AlexMartinez14_

fue así; aquel 6-2 (global de la eliminatoria) se sintió como la pérdida de una enorme oportunidad, la de poner un lazo en forma de un título al nivelazo futbolístico del equipo. El juego de la primera vuelta del equipo txuri-urdin había despertado la expectativa de una ciudad que en los últimos tiempos era poco dada a ver a su equipo en fases finales. Málaga (0-2), Villarreal (las dos eliminatorias de Copa) y Celta (1-0) fueron tres víctimas de los cinco equipos a los que se enfrentó la Real en enero. En cuanto a los otros dos enfrentamientos, el Sevilla de Jorge Sampaoli vaticinó (venciendo 0-4 en Anoeta) que la Real de Asier Illarramendi, sin Zurutuza en la sala de máquinas (baja por lesión aquel día), languidecería en el futuro. La quinta y última cita fue en el Santiago Bernabéu, donde el Real Madrid venció 3-0. El sistema donostiarra consistía en tiranizar a sus contrincantes a través de la acumulación de largas y numerosas posesiones. Nadie en el equipo estaba en condiciones de errar un pase. Y si eso sucedía, la reactiva presión hacia adelante devolvía el esférico al lado guipuzcoano. Los de Eusebio estaban diseñados para imponer el ritmo, planteando al rival siempre la misma disyuntiva; o se adaptaban y aceptaban que el balón estaría en poder blanquiazul o morían. Por si no fuera poco, en el mapa apareció Álvaro Odriozola, figura en la que la Real se apoyaría en los últimos meses con el objetivo de alcanzar el merecido obsequio: la Europa League.

Debutó en Anoeta el 10 de diciembre de 2016

en una temporada aciaga y triste para su equipo. Por entonces, fue el fugaz Prandelli quien prendió la mecha de la que va a ser una larga y fructífera trayectoria. Entró en el minuto 78 en sustitución de Mario Suárez. Sin embargo, el mérito hay que atribuírselo al entrenador que le puso de titular cuando el viento soplaba en contra de todo. Carlos Soler jugó su primer partido completo en El Sadar de la mano de Voro. Era enero y acababa de cumplir 20 años (nació un día 2), pero resultó ser un soplo de aire fresco, tanto anímica como futbolísticamente. Salvador González le dio al equipo la sencillez como virtud necesaria: puso en liza un 4-4-2 en fase defensiva que liberaba a Soler desde el doble pivote cuando el bloque atacaba. El joven jugador che, aquel que en su niñez (2009) ganase el premio a Mejor Jugador del Torneo de Arona jugando como delantero, aquel que explotó en la cantera como periscopio ejerciendo de mediocentro más retrasado, hoy daba equilibrio en un doble pivote y explotaba su faceta goleadora como interior llegador. Pese a la terrible gestión deportiva de Peter Lim el último año y medio (desde la destitución de Nuno hasta la contratación de Ayestarán, pasando por la planificación en los mercados veraniegos), la llegada de Zaza, Orellana y Soler en enero de 2016 maquilló muchas cosas. No la temporada, pero sí una posible pelea por el descenso hasta el tramo final. A día de hoy, Car-

los es uno de los emblemas del Valencia a nivel nacional para los próximos años. Y no debería tardar en pasearse por Europa, puesto que su nivel ya le llega para competir de tú a tú con los más grandes del continente. Hoy ya raya el sobresaliente -quizás algo eclipsado por Guedes o Rodrigo- con Marcelino y lo hace en la banda. Su carrera ha estado marcada por la polivalencia, lo que le permite dominar muchos registros con soltura. La pregunta que surge entonces es, puesto que ya sabemos dónde está su suelo, es dónde está su techo. Hablamos de un futbolista capaz de rendir en distintos lugares con distintos roles. Tiene criterio para la organización y visión para el último y penúltimo pase.

“Es uno de los emblemas del Valencia” Cuando debutó en pretemporada de 2016 con Ayestarán parecía faltarle algo fundamental para el ritmo de Primera que aprendió muy rápido: giro y explosividad, aceleración. Es un centrocampista súper productivo en los metros finales como demostró en la temporada de su debut (con goles) y como está demostrando en ésta (con asistencias). Aunque lo que le permite ser indiscutible es su fondo físico, el cual le permite equilibrar al equipo juegue donde juegue. Aún le queda todo por hacer, pero a sus casi 21 años está perfectamente preparado para hacerlo.

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La pizarra de Quique

El atractivo de la Côte d’Azur

Alejandro Sánchez | @AlexSD98

El comienzo de año para el Espanyol era verda-

deramente prometedor. La llegada de Quique Sánchez Flores y jugadores de la talla de Diego López, David López, Jurado o Reyes, se recibían con ilusión y mucha esperanza. Se construyó un equipo con algunas limitaciones, pero muy competitivo. Esto se fue confirmando en la primera parte de la temporada encadenando rachas de imbatibilidad y de partidos sin derrotas, tanto es así que hasta Enero tan solo habían perdido en cuatro ocasiones. El equipo miraba hacia puestos europeos y el sello táctico era reconocible y eficaz. El bloque principalmente se consolidó sobre la solidez defensiva y el contragolpe, características implícitas en la filosofía de Quique. Un esquema marcado por el clásico 4-4-2, con líneas compactas y sin fisuras de altura baja, constantes vías para el contragolpe tras la recuperación buscando la máxima eficacia de cara a portería. El objetivo era ceder el manejo del partido y crecer de atrás hacia adelante buscando una mínima ventaja que decantara la victoria de su parte.Como recapitulábamos, el equipo principalmente dominaba desde la defensa. Su premisa principal era atraer a los rivales hacia su zona de confort, su propia área, y desde ahí crear el peligro tras la recuperación. Todo eso no hubiera sido posible sin su triángulo principal, sobre el cual se construía todo su entramado de ayudas y blindaje defensivo. Diego López, David López y Reyes eran los vértices del mismo y firmaron un mes, y temporada, impresionante. Diego López se crecía sobre la línea, parecía realmente imbatible y mostró un abanico de paradas 10

Javier Pérez | @ElCarrilDelOcho y reflejos propios de un portero de máximo nivel. David López ejercía el papel más importante, no solo demostró que su calidad defensiva y contundencia eran sobresalientes, también ejercía ayudas que equilibraban el repliegue y era el primer lanzador en las transiciones defensa-ataque. Reyes se centraba más en la labor de escudero, es decir, ocupaba los espacios que David dejaba, obligado por su rol, y lo hacía de una manera contundente y autoritaria, gracias a su excelso despliegue físico. Este tridente siempre estaba acompañado por actores secundarios, pero de una importancia notable en sus respectivos roles. Hablamos de Víctor Sánchez y su inteligencia a la hora de marcar y cortar posibles líneas de pase, Fuego ejerciendo una grandísima labor de colocación y equilibrio en el pivote o Navarro, Roca y Aarón introduciéndose en el equipo y respondiendo con grata solvencia en la parcela defensiva.Ofensivamente se creó un claro sistema que potenciaba la velocidad, pero no se obtuvo el máximo rendimiento hasta que Quique decidió centrar a Jurado en el doble pivote del 4-4-2. Jurado se establecía como el eslabón entre el lanzador, David López, y el sistema ofensivo, aportaba la clase y tenía la precisión necesaria para activar y facilitar la circulación y las conexiones con las diferentes vías de contragolpe.

Los extremos eran los sectores por los que proliferaban la mayoría de los ataques pericos. Hernán Pérez y Piatti verticalizaban y aceleraban en conducción. El Espanyol, de esta manera, evolucionaría de proyecto ilusionante a realidad factible, y firmaría una primera parte de campaña espectacular.

No hay quien se resista a sus playas. Sus

paisajes encandilan a los mejores directores de cine. Las estrellas más famosas han pasado sus veranos entre sus calles. La Costa Azul francesa tiene un encanto innegable que muchos solo rechazan por motivos económicos. Aunque en el fútbol tenía un particular estatus establecido que en las últimas temporadas está mutando en una de sus ciudades. Una que ha empezado a atraer a un perfil muy particular de futbolista y que está dando sus frutos. Porque el Niza, ahora de la mano de su técnico Lucien Favre, bien vale una oportunidad. Probablemente, el punto de inflexión de este conjunto lo diera su anterior técnico Claude Puel. Desde que ese equipo explotara gracias a un experimentado Ben Arfa, el conjunto de rojo y negro no se ha bajado de la ola y sigue reflotando tanto sus resultados como las carreras de varios de sus futbolistas. Y precisamente por ese precedente, en la temporada 2016/17, Mario Balotelli decidió acudir a su llamada y tratar de luchar por devolvernos la fe en uno de los delanteros más especiales que ha dado el fútbol en los últimos años.Sin temor a equivocarnos, podemos decir que el OGC Nice que dirigió el técnico alemán consiguió su propósito. De hecho, para los más ambiciosos, al equipo le faltó un paso más para conseguir competirle el título a PSG y Monaco en un futuro, pero los resultados eran de lo más satisfactorios. Con un conjunto no excesivamente equilibrado pero muy consciente del plan que tenía que ejecutar, el Niza fue una de las sensaciones del momen-

to en una Ligue 1 más disputada de lo habitual. En defensa, el curtido central brasileño Dante o el francés Baysse hicieron una buena mezcla con el jovencísimo Malang Sarr, que gracias a su capacidad física y aprendizaje fue capaz de convencer a su técnico para que el eje de la zaga. En el centro del campo, Cyprien era quien aportaba poso y liderazgo a un equipo que manejaba Jean Michael Seri. El pequeño centrocampista marfileño fue una de las sorpresas de la temporada con una capacidad para dirigir al conjunto desde el pase y la conducción difíciles de anticipar en aquel que le vea por primera vez. Pero que no se lo pierda. Y por último, en tres cuartas partes de campo Belhanda aportaba la creatividad necesaria para conseguir conectar con sus dos principales hombres de ataque: Mario Balotelli y Alessane Plea. Una dupla muy compenetrada gracias a la movilidad del segundo y la contundencia del primero. La fórmula que ha llevado al conjunto de la Costa Azul francesa a lo más alto de la tabla no es ni ortodoxa ni fácilmente imitable. Sólo el tiempo dirá si tampoco es duradera. En cualquier caso, Niza se ha erigido como un destino muy particular para las vacaciones de los futbolistas. Un lugar donde recuperar buenas sensaciones si tienes la voluntad y te guías por sus tácticas. Porque no todos pueden entrar en este selecto club para volver a la élite futbolística. Y el que no se dé prisa cuando reciba la llamada es posible que, para cuando responder, ya sea demasiado tarde. Si el Niza sigue por esta senda, su futuro, además de azul, parece dorado. 11


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Y además... Allegri demostrando una vez más su versatilidad táctica La Juventus no empezó el año 2017 de la mejor forma posible y esto se tradujo en una derrota ante la Fiorentina (2-1) en el Franchi que abrió la lucha por el Scudetto. Como consecuencia de ello, Allegri modificó su dibujo táctico e introdujo una variante que resultó trascendental en el transcurso de la temporada: Max encontró acomodo a Mandzukic en la banda izquierda y ya nadie le movería de ahí.

Febrero

El segundo mes del año coincidió con la llegada de Sevilla y Alavés al momento clave de la temporada en un excelente momento de forma. En Liga, ambos estaban mostrando su nivel pero el sueño de hacer algo importante en Champions League y Copa del Rey respectivamente era estimulante. También asistimos a la evolución del Barcelona de Luis Enrique hacia una mejora colectiva, así como al paso al frente de dos futbolistas que, hasta la fecha, no habían mostrado su mejor versión. Iñaki Williams en el Athletic de Bilbao y Thiago Alcántara en el Bayern de Múnich comenzaron a hacerse notar.

Halilovic y Jesé refuerzan a la UD Las Palmas de Setién La Unión Deportiva Las Palmas se movió bastante en el mercado invernal. Llegaron nuevos refuerzos para Quique Setién con la intención de dar un salto de calidad a la plantilla. Alen Halilovic y Jesé Rodríguez fueron las dos incorporaciones para el cuadro canario, después de que los dos aterrizasen en Las Palmas procedentes del Hamburgo y el PSG respectivamente.

Hito histórico para el Moreirense, campeón de la Taça da Liga El Moreirense logró la primera copa de su historia al vencer la Taça da Liga. El conjunto dirigido entonces por Augusto Inácio se impuso en la final disputada en el Estádio Algarve al Braga gracias al solitario tanto de Caue de penalti. El equipo de la ciudad de Guimarães no pudo inaugurar mejor el año.

El Celta de Berizzo apea al Real Madrid de la Copa del Rey El RC Celta de Vigo comenzó 2017 ganando en el Santiago Bernabéu por 1-2 y encarrilando su eliminatoria ante el Real Madrid. Los del Toto Berizzo supieron hacer bueno el resultado cosechado en la ida en Balaídos, y con el 2-2 final de la vuelta, el conjunto celeste accedió a la semifinal de la Copa.

Osasuna sueña con el milagro de salvarse Petar Vasiljevic sustituyó a Joaquín Caparrós a comienzo de año en el banquillo de El Sadar y en su primer mes como entrenador, Osasuna sacó dos empates ante Valencia y Granada y tan solo perdió contra el Sevilla en un partido en el que reinó la locura. La salvación seguía estando muy lejos, pero el cuadro rojillo pudo levantar un poco la cabeza.

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FEBRERO

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Mientras duró Antonio Durán | @aduran93_

En verano de 2016 cambiaron cosas en el Sevilla Fútbol Club.

Pasar de Emery a Sampaoli era un giro de ciento ochenta grados. Lo era porque significaba mutar en muchos sentidos. El precedente, un técnico camaleónico y utilitarista, capaz de estrechar a su equipo en los últimos treinta metros del campo sin disimulo alguno, aunque en el periódico le tachasen de defensivo. El forastero, un bielsista que necesitaba el balón más que el propio Bielsa y que, hasta el momento, sólo había pisado Europa de forma pasajera. La quiebra entre vasco y argentino era obvia. En lo futbolístico, pero también en lo expresivo. En las ruedas de prensa se pasó de la energía desbordante de Unai a un tipo que comparecía hacia abajo, mirando al micrófono, que hablaba de mentes conolizadas y llamaba wings a los extremos. Entiéndase, entonces, que al sevillismo le costase un tiempo asimilar el viraje, siendo históricamente además, el de Nervión, un público no muy amigo del romanticismo que suele acompañar a personajes como este. Lógicamente, el club sí escoltó la llegada del entrenador actualizando la plantilla. El verano, además de traer nuevos perfiles, multiplicó la presencia sudamericana en el vestuario rojiblanco. ‘Monchi’ adecuó el grupo a lo que se venía y dejó claro su respaldo cuando en septiembre se amontonaron las primeras críticas: “Sampaoli no es ningún tiro al aire.”. Yendo al fútbol, resulta intrascendente pero inevitable citar el primer partido de Liga dirigido por Jorge Luis Sampaoli. Aunque luego la temporada fue por cauces muy distintos, el estreno del argentino en el 14

Sánchez Pizjuán, ante el Espanyol fue un espectáculo televisivo en toda regla. Televisivo porque el Sevilla se vertió al ataque de tal forma que se hizo difícil apartar la mirada de la pantalla. Vimos a un equipo ultraofensivo, con Vitolo y Mariano de carrileros y muchísimos jugadores por delante de la pelota. El partido acabó 6-4. Sin embargo, este divertidísimo episodio de agosto quedó en anécdota, pues Sampaoli llevó a su equipo por otras sendas. Lo condensó sin quitarle prioridad a la salida de balón, a veces con dos centrales, a veces con tres. En realidad, varió el dibujo con frecuencia. Lo que sí mantuvo desde el día 1 fue a Steven N’Zonzi como regista. El francés ya había jugado en esos escalones en los últimos meses de Emery en la ciudad, pero su eclosión en la temporada 2016/17 fue asombrosa, inesperada. Creció en la interpretación, creció en el aspecto técnico y se mostró tenaz como nunca en el quite. Y por momentos pareció mucho mejor plantado en el verde, como si llevase plomo en los pies. Corría menos, intimidaba más, condicionaba más. Sobre todo con la pelota. De hecho, ningún otro jugador del campeonato dio más pases buenos que N’Zonzi (2512) durante el mismo. Pero aunque pueda no parecerlo, el Sevilla de Sampaoli tardó unos meses en encenderse. Es más, hasta finales de octubre, el hispalense fue un conjunto plano al que le costaba un mundo llevar la jugada a los últimos metros. Y es de justicia decir que se alistó en la carrera por el título sólo gracias a su pegada. Como también lo es decir que durante el otoño pasó a ser un verdadero equipazo. Esa conversión tuvo mucho que ver con Samir

Nasri. Teñido y renacido, el marsellés se reencontró con su fútbol en la capital andaluza, y le dio brío al discurso de su técnico. Durante gran parte del campeonato fue él quien sostuvo la posesión que antes depurada por N’Zonzi. Y quien restó responsabilidad al Mudo Vázquez, un jugador mucho menos constante. En el disfraz de playmaker, Nasri se movió como pez en el agua: participando repetidamente, jugueteando con el ritmo y despertando esa capacidad regateadora que tuvo años atrás. Alimentó además la mejor versión de Sergio Escudero, al que fue habitual ver aparecer en posiciones de interior izquierdo. Poco a poco, el Sevilla había encontrado al fin la manera de agujerear a sus rivales. Y en menos de un mes puso en jaque a Atlético, Barcelona y Juventus, llegando a someterles por momentos. Con Nasri & N’Zonzi bordeando las cien intervenciones por encuentro y los hombres de fuera sumando, el equipo nervionense empezó a gozar de control, lo cual le permitió ser mucho más sólido. Así lo prueba el récord adjudicado a inicios de diciembre: el de Sampaoli se convirtió en el primer equipo de la Champions League que cerraba una fase de grupos sin encajar un solo gol a domicilio desde el Real Madrid 2011/12, al que dirigía José Mourinho. Los registros en La Liga también eran brillantes. Ya entrado el invierno, los partidos empezaron a enfangarse, casi siempre por culpa de presiones altas, pero los recursos de Iborra y Sarabia siempre resultaban victoriosos. Y el Sevilla cerró la primera manga de campeonato con 42

puntos, a sólo uno del liderato. Lo hizo, sobre todo, gracias a su eficacia en el área rival. Su ratio de tiros por gol anotado fue de 5’57 durante esa primera vuelta, una proeza quizás insostenible a 38 fechas. Febrero fue el último mes de ilusiones para el sevillismo. Pese a chocar con Asenjo en Nervión, los hombres de Sampaoli sacaron adelante cuatro partidos complicadísimos ante Las Palmas, Eibar, Betis y Athletic. Todos ellos resueltos en un detalle. El derbi del Villamarín, remontado a balón parado (1-2), llevó al pico emocional a una afición que creía de verdad en el título de Liga. Aunque aquello no duraría mucho más. Es cierto que las armas se habían renovado en el invierno: Jovetić y Correa estaban ofreciendo otros caminos hacia los puntos. Pero el juego del cuadro rojiblanco anunciaba crisis desde hacía algún tiempo, y en marzo todo se rompió. Sin la fortuna de cara al gol de la que había disfrutado hasta entonces, ganar se volvió una tarea engorrosa para un Sevilla que había perdido la lucidez del otoño. Después de ahogarse en Leicester, el equipo comenzó a acumular reveses, uno tras otro, llegando a desperdiciar una ventaja de nueve puntos sobre el Atlético, que le haría perder la tercera plaza. El declive fue pronunciado, y el tedio se apoderó de los sevillistas en las últimas fechas. No tanto por haber quedado sin causas por las que competir, sino por el silencio de Sampaoli, que no quiso desvelar que la AFA estaba a punto de hacer realidad su mayor tentación.

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FEBRERO

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Pellegrino se cobró la apuesta

El 3-4-3 de Luis Enrique

Miguel Quintana | @migquintana

A veces, de repente, simplemente todo en-

caja. El Deportivo Alavés había asumido un gran riesgo en verano al cambiar al entrenador y prácticamente a toda la plantilla que le había vuelto a la élite. Pero entonces llegó un técnico nuevo con una experiencia corta en España, mucho futbolista joven sin partidos en Primera, más de un jugador que venía de descender la temporada pasada... Y, como decimos, todo encajó. La idea de Manuel Pellegrino de defender atrás, estando muy juntos tanto a lo largo como a lo ancho, pronto encontró respaldo en las condiciones de sus jugadores más talentosos. Marcos Llorente cerraba el carril central con una facilidad pasmosa, Theo Hernández se convertía constantemente en un arma al contragolpe y Víctor Camarasa lucía dirigiendo las transiciones. Víctor Laguardia y Deyverson, cada uno en una área, se encargaban de dar tiempo, espacio y continuidad a lo que hacían tanto los tres ya comentados como a los Fernando Pacheco, Kiko Femenía, Daniel Torres o Edgar Méndez de turno. Así, el Deportivo Alavés se presentó en enero como un equipo capaz de competir ante todos a partir de un mismo registro que, llegado el caso, incluso podía variar gracias a la calidad de sus futbolistas, como de hecho pudimos comprobar en la visita del Atlético de Madrid a Mendizorroza. Unos futbolistas que, además, mostraron una gran puntualidad en todo momento. Este hecho se convirtió en el gran argu-

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Enrique Montesano | @HenryHM_

mento competitivo babazorro en esta Copa del Rey. El conjunto de Pellegrino siempre estuvo por delante en las eliminatorias, lo que le permitió reforzar sus fortalezas competitivas sin necesidad de ajustarse a un nuevo planteamiento de partido. El doble enfrentamiento ante el Deportivo fue paradigmático. Seguramente los gallegos jugaron más y mejor durante ambos encuentros, pero cada vez que el Alavés se soltaba hacía daño. Le costaba realmente poco marcar gol y a los rivales les costaba mucho marcárselo. Pura competitividad.

“Se presentó el Alavés capaz de competir ante todos ” Los buenos resultados, la dinámica favorable, la aportación de los que menos jugaban, el crecimiento de sus jóvenes perlas... Todo ha ido yendo a favor del Deportivo Alavés según fue avanzando la temporada. En una competición en la que todo gira a partir de la salida de balón, tanto de cara a ejecutarla como de pararla, el equipo de Pellegrino renunciaba a presentar batalla en este aspecto. Su lucha estaba más atrás. Más cerca de su portería. De una forma anacrónica, el Alavés encontró en esta protección la mejor manera tanto de potenciar las condiciones de sus estrellas de como competir ante todo tipo de equipos. Alcanzar la final de la Copa del Rey no ha sido más que el resultado lógico del éxito de un planteamiento arriesgado en verano y un tanto diferente durante el curso.

E

l 3-4-3 que puso en práctica Luis Enrique durante la parte más decisiva de la 2016-17 debe entenderse desde el marco contextual que suponía el momento tanto en la temporada como en el propio proyecto. El técnico culé optó por una revolución que reavivara a su conjunto del estado de coma anímico que amenazaba con traer el 4-0 de París. Y, en cierta medida, funcionó. Porque, en cierta medida, tenía sentido. El nuevo esquema surgió como respuesta a varios problemas que evidenciaba el Barça de la MSN. El primero, la falta de fluidez en salida de balón y la consecuente translucidez que venía mostrando Busquets. Otro ejemplo, la falta de mecanismos que compensaran la cada vez más continuada tendencia de Messi de abandonar la banda para asociarse con un Neymar que venía encendiéndose. Luis Enrique, por tanto, dibujó un equipo con una vocación ofensiva clara. A la vez que sumaba piezas en salida, mantenía a Busquets como vértice adelantado de la misma, concedía a Messi al centro sin deshabitar la banda derecha y acercaba a Neymar a la generación del juego. Todo parecía sumar, hasta el punto de que el sistema cumplió su objetivo vital, la remontada imposible, independientemente del peso que tuviera en ello. Tan rotundo fue su éxito que Luis Enrique lo convirtió en su esquema tipo, dejando la puerta abierta a retornos puntuales al 4-3-3. Sin embargo, algunos mecanismos del nuevo sistema fueron desgastándose. Precisamente, la paradójica falta de confianza en la defensa de 3 llevó a unas compensaciones que no terminaron de funcionar. A la hora de transitar en defensa, la defensa tornaba en línea de 4,

siendo el interior derecho (Rakitic o Sergi Roberto) el que ocupaba el lateral de ese costado. La polea no acababa ahí, sino que, para resguardar el centro, Rafinha, extremo diestro, cerraba a posición de interior. Como es lógico, esta cadena no siempre funcionaba con la fluidez deseada, y habilitaba desorden y espacios que los rivales aprovechaban. Para más inri, si bien es cierto que vimos mejores versiones de Busquets o Neymar con este sistema, Messi no brilló todo lo esperado, sufriendo cierto embotellamiento por el centro que sólo pudo desechar del todo ante rivales muy abiertos (Celta, Sevilla). Fue precisamente Neymar el principal generador de peligro de los culés durante el reinado de este sistema, viéndose obligado a recibir muy abajo y muy abierto, y encadenando desde ahí slaloms y paredes que acabaran acercando a su equipo al área. Poco a poco, el sistema fue entrando en una contradicción conservadurista. Piqué se adueñó del centro de la zaga, lo que era beneficioso cuando se defendía el área pero coartaba la eminente función ofensiva que aportaba una salida comandada por Gerard desde la derecha. A su izquierda, opciones más versátiles como Jordi Alba o Mathieu fueron perdiendo peso, y con ellos la idea de usar la defensa y sus riesgos para jugar aún más arriba. Al final, la fluidez del 3-4-3 se fue diluyendo con el impulso de confianza y adrenalina que le trajo a la vida. Quizá sobrepasó la vida útil que se le otorgaba, pero fue un recurso que cumplió su función más eminente y que intentó que el equipo de Messi haga lo que hace el equipo de Messi: ganar o quedarse a tan solo un paso de lograrlo. 17


FEBRERO

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El Athletic de Iñaki

Thiago a las órdenes de Ancelotti

Fernando Pulpillo | @ferpulpillo

La temporada 2016-2017 ha sido la que ha

permitido presenciar la mejor versión de Iker Muniain en Bilbao desde 2012. El canterano pasó de ser un constante hombre de banda a pisar con mucha frecuencia zonas interiores, activando el juego entrelíneas que los de Valverde estaban echando en falta desde el comienzo de campaña. Este hecho no sólo mejoró su nivel individual sino que, como sucede con los verdaderamente buenos, impulsó al colectivo. Su nueva demarcación afectó positivamente a otros hombres de ataque y aquí aparece con mayúsculas el nombre del protagonista en el mes de febrero para los Leones: Iñaki Williams Arthuer. A pesar de jugar en la posición que menos beneficia a su fútbol el extremo derecho consiguió ser un activo importantísimo en muchos contextos gracias a su versatilidad. Ya fuese en juego directo, juego al espacio, contragolpe y, hasta por momentos, en ataque posicional, Williams fue una figura vital. En derecha su potencial se reduce, ya que su físico y conducción se ven obligados a enfocarse a menesteres menos determinantes que los que podría tener en el perfil siniestro pero Ernesto Valverde, a sabiendas de todo lo citado anteriormente, entendió que su encaje táctico e idea de juego le necesitaban en derecha para ensanchar el campo. Sin embargo la paulatina mejora del colectivo con el avance de la temporada permitió al internacional sub-21 crecer a pesar de los corsés tácticos. Empezó a abarcar más cam18

Fernando Pulpillo | @ferpulpillo

po, sus movimientos acababan más lejos y así su velocidad se hizo notar, convirtiéndose en un jugador más productivo. La mayor ventaja que encontró Iñaki en el contexto colectivo fue tener a Muniain mucho más cerca, pues esto le ayudó a potenciar sus desmarques al espacio, a pisar más el área y a acercarse al gol. La figura del ‘10’ por dentro atrajo más focos y liberó atenciones para que él aproveche ese panorama. El vacío en el flanco izquierdo permitió que el radio de acción de Williams pudiera ocupar dicha zona si él así lo consideraba conveniente, pues su físico es un aval para llegar hasta donde quiera. Sin embargo estas consecuencias que le acercaban a la meta rival no se materializaron en números e Iñaki acabó firmando una temporada pobre en cuanto a cifras goleadoras, seguramente motivado por el principal aspecto a mejorar de cara a su futuro inmediato: la definición de cara a puerta. La novedad visible en el juego de Iñaki Williams en este tramo de la temporada fue que, en pocas palabras, empezó a hacer más cosas. Y así su dimensión como futbolista creció aun jugando en una posición poco ventajosa para su fútbol. Puntualmente el jugador contó con minutos tanto en izquierda como en punta o doble punta, demostrando que en cuanto puede cambiar de perfil y abrir las miras su abanico como atacante se multiplica. Y probablemente su evolución pase por ahí.

El Bayern de Múnich venía de sufrir la falta de

piedad del paso del tiempo en temporadas anteriores y Carlo Ancelotti no estaba dispuesto a revivirlo en sus propias carnes. Los mejores momentos de Arjen Robben y Frank Ribery con la camiseta bávara ya habían pasado y con el fin de llevar a los suyos a un nivel de competitividad superior el técnico italiano entregó, con la llegada del nuevo año, el equipo al joven hispano-brasileño. Thiago recibió de manos de Carletto la misión de convertirse en el nuevo líder y para ello le regaló la zona del campo que más potencia sus principales armas. Tras un par de años en los que la indeterminación posicional se estaba apropiando del fútbol de Alcántara, Ancelotti optó por alejarle de las labores de creación y gestión del juego, en las que sus principales déficits se hacían más presentes, para situarlo en la mediapunta. El cambio supuso para Thiago la explosión definitiva pues fue el futbolista más potenciado de todo el once y culminó un inicio de año al mejor nivel de su carrera. Con Xabi Alonso y Arturo Vidal por detrás de la línea de balón y gestando el inicio de los ataques, el mayor de los Alcántara encontró la libertad necesaria en tres cuartos para ser el activo que su equipo demandaba y Alonso, la presencia permanente de una línea de pase vertical que batiera rivales. Así, el conjunto disfrutó de un jugador dotadísimo para el regate en seco y el último pase en la parcela más definitoria del campo. Por supuesto el discurso colectivo fue acorde a ello y abandonó las versiones controladores

de Guardiola en pos de un juego más vertical y eléctrico como consecuencia del nuevo rol jerárquico del mediapunta. La influencia sobre Robert Lewandowski fue inmediata y el polaco dispuso de una línea más para abastecerle de balones. Si otrora la presencia de Müller tras de sí fue sólo un acompañamiento a la hora de ocupar el área, la de Thiago le permite contar con un asistente sobresaliente justo por detrás. La sociedad entre ambos no se hizo esperar y la producción anotadora así lo reflejó. Alcántara produjo, entre goles y pases de gol, más tantos que nunca en su carrera y Lewandowski exhibió su mejor versión desde que fichó por el cuadro muniqués. Con un Robbery del que no se podía asegurar su presencia en grandes citas –tanto a nivel de lesiones como de rendimiento– el hecho de potenciar al canterano azulgrana por encima de cualquier otro futbolista –y por consecuencia también a Lewan– cobró especial sentido de cara a la Champions League, si bien el gran déficit de Thiago siempre fue el de rendir como la estrella que puede ser en los escenarios más importantes. Ancelotti era sabedor de que los grandes nombres del reciente Bayern podían no ser suficientes e intuyó que darle galones a Alcántara supondría un paso adelante en lo colectivo. Al técnico hay que darle el aval que merece, pues la decisión tenía tanto sentido como riesgo aunque visto a posteriori la campaña europea del campeón de Alemania acabase siendo decepcionante. 19


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Y además... Mourinho sigue ganando con el ManU en su primera temporada José Mourinho sumó su segundo título como entrenador del Manchester United tras vencer al Southampton en la final de la Copa de la Liga (EFL Cup). Un doblete de Ibrahimovic y un gol de Lingard fueron suficientes para doblegar a un Southampton que llegó a igualar el partido con dos tantos de Manolo Gabbiadini.

Marzo

Los octavos de final de la Champions League nos dejaron dos nombres por encima del resto. El primero fue el de Kylian Mbappé, cuya eliminatoria frente al Manchester City le puso en el escaparate de toda Europa; mientras que el segundo fue el del FC Barcelona con su histórica remontada al PSG gracias a un encuentro soberbio de Neymar Junior. Además, en Roma, Edin Dzeko comenzó su resurgir, Tité confirmó el potencial de su selección brasileña y el Hoffenheim de Nagelsmann acaparó todos los focos en Alemania.

El Leicester despide a Claudio Ranieri El hombre milagro que meses antes había conseguido que el Leicester City fuera campeón de la Premier, dejó de ser el entrenador de los Foxes como consecuencia de los malos resultados en la competición doméstica. La directiva del Leicester cesó a Ranieri del cargo pocos días después de que los suyos cayesen por 2-1 ante el Sevilla en Champions.

Camerún se proclama campeón de la Copa África En 2017 sí hubo Copa Africana de Naciones. Se jugó en Gabón y a la final llegaron Camerún y Egipto. La selección entrenada por Hugo Broos se impuso en el último encuentro al cuadro de Héctor Cúper con remontada incluida. Elneny hizo el 1-0, pero N´Koulou y Aboubakar le dieron la vuelta al resultado. Los leones indomables volvieron a reinar en África, mientras que Cúper perdió su sexta final como técnico.

Es febrero y vuelve la Champions League: el PSG golea al Barça y Mbappé empieza a romperla En el segundo mes del año regresó la Liga de Campeones y lo hizo a lo grande. El Paris Saint-Germain de Unai Emery endosó un contundente 4-0 al Barça en la ida de los octavos de final, y Kylian Mbappé empezó a brillar con luz propia en su eliminatoria ante el Man City. Por su parte, el Real Madrid remontó ante el Napoli y el Atlético goleó 2-4 al Bayer Leverkusen en el BayArena.

El Alavés quiere soñar y se clasifica para la final de la Copa del Rey El Deportivo Alavés de Mauricio Pellegrino se coló contra todo pronóstico en la final de la Copa del Rey tras eliminar al Celta. Lo hizo con lo justo. Por un tanto de Édgar Méndez que ya es historia en el club albiazul. El futbolista tinerfeño hizo el único gol de una eliminatoria muy reñida y permitió que el Alavés soñase con alzar su primer Copa.

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MARZO

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De joven a fenómeno Alejandro Arroyo | @arroyer

Kylian Mbappé comenzó a golear en la Ligue 1.

Y a esprintar. Y a driblar. Era otro de esos talentos que el Mónaco suele reclutar de manera sistemática. El caso es que, con el paso de los meses, el conjunto de Leonardo Jardim dejó de ser un trampolín desde el momento en el que Mbappé se saltó de golpe los pasos más difíciles. Estaban Falcao, Fabinho, Lemar, Mendy y Bernardo Silva; los mimbres eran para tomar nota, pero el clic, propio y colectivo, lo hizo Kylian, un futbolista que nada más nacer ya era un fenómeno de la Copa de Europa.

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puede cuestionar el status quo tanto actual como pasado. Lo primero que destacó y siempre destacará es lo que Kylian condiciona amenazando un espacio amplio, con la que resta protagonismo a equipos que buscan serlo. Las ventajas que puede producir una salida de balón bien elaborada, que permita a dicho colectivo posicionarse arriba con las piezas en posición de defender con equilibrio perderá valor con Mbappé enfrente, un futbolista tan determinante arrancando y cruzando desmarques ante el que no existe antídoto en carrera lanzada. Contar con un arma así articula un contragolpe en sí mismo, un recurso que quebrará las cabezas de los mejores equipos del mundo.

Casos así se producen realmente muy pocos; apariciones casi furtivas, acompañadas de estupor y pudor por lo que sucedió una vez comenzó la verdadera temporada de la Champions League: febrero y marzo. Allí, en el duelo que enfrentó al Mónaco, en el Louis II, contra el Borussia Dortmund de Thomas Tuchel, se vino al mundo el último gran fenómeno del planeta fútbol. Mbappé se dio un festín de condiciones y talentos, de velocidad y sensibilidad con la pelota, que lo encumbró como parte privilegiada de la realidad para la que su naturaleza física y técnica fue concebida.

“Un equipo que superó los 120 goles en la temporada y que tuvo en Mbappé al más diferente y decisivo de todos”

Entre Nazario y Henry, el galope de Mbappé fue coloreado aquella noche con las dotes propias de un jugador global, que incide en todo el ancho, en todo el largo y en toda acción del juego, la toque o no, intervenga o no. Mbappé reducido, como el día ante la Juventus en Turín, gana partidos, genera ocasiones, compromete y condiciona comportamientos rivales. Mbappé desatado, evolucionado en el tiempo, no es sino la fortuna del propio juego de encontrar una nueva medida, alguien que

Así fue y se construyó el Mónaco 2016-2017, donde la creación de espacios tuvo mucho que ver con el ritmo físico, el centro al área, la combinación veloz, la agresividad en los desmarques y la aceleración desde los pivotes hasta los delanteros. Un equipo que superó los 120 goles en la temporada y que tuvo en Mbappé al más diferente y decisivo de todos. Un talento único, que demostró similar puntualidad, participación y regularidad que demuestran los cracks más maduros del continente.

Entendido como un futbolista demoledor al espacio, lo más extraordinario se vio después. Y es que lo sorprendente es lo que se ha visto de él una vez fueron formándose contextos más complejos. En el cuerpo a cuerpo, con el rival esperando atrás, sobre la frontal, con mucha gente en la zona del balón, Mbappé es todo gracilidad. Su creativi-

“El sobresaliente talento francés responde del mismo modo que lo hicieron las estrellas más rutilantes que fueron precoces” dad y liquidez para descargar a un toque, para la ruptura más corta y la acción posterior al control fue lo que terminó de consagrar su potencial, el de un fenómeno para el que, con 18 años, ya no había medias tintas o tiempos de espera. Desde el momento en el que llegó a la élite, Mbappé fue una estrella a la que había que pedírselo todo a nivel futbolístico. Un delantero total. Todo futbolista tiene preferencias en cuanto a demarcación, zona del campo, compañero más próximo o estilo y ritmo de juego del equipo del que forma parte, pero si bien Jardim comprendió la naturaleza de todos sus futbolistas y favoreció un ritmo altísimo, Kylian Mbappé, entendido que

“Su equipo quedó campeón de la Ligue 1 y se quedó a las puertas de la final de una competición” explotando la espalda de la zaga rival es algo casi desconocido hasta ahora, atesora virtudes que encajan en todo momento con las dificultades que el fútbol puede suponer para el más talentoso. El sobresaliente talento francés responde del mismo modo que lo hicieron las estrellas más rutilantes que fueron precoces, con el impacto similar al de talentos similares, caso de Neymar o Cristiano, Mbappé lo hizo tan pronto como ellos pero en la máxima competición. Su equipo quedó campeón de la Ligue 1 y se quedó a las puertas de la final de una competición que puede quedar marcada por la progresión y la predominancia del mayor talento sub-20 que existe en estos momentos en el mundo y que no sintió nada de lo que siente un recién llegado. Un potencial Balón de Oro que siendo joven ya nació como fenómeno y que no tiene mayor techo que el de ser el mejor.

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Capricho histórico

Lo de Dzeko

Pol Balletbò | @pol_balletbo

La historia suele dejarnos constantemente a la

espera de grandes hazañas. Hechos que uno solo puede vivir una vez en la vida. En el fútbol, ese tipo de historias no son más frecuentes que en el resto de campos de estudio. Las proezas existen, pero no abundan. Antes del pasado 8 de marzo nadie había sido capaz de remontar la diferencia que el FC Barcelona fue capaz de tumbar en el Camp Nou. El partido en el Parque de los Príncipes había sido tan contundente que sumado a la dinámica del equipo de Luis Enrique se antojaba imposible una remontada. Literalmente, era imposible. Nunca había pasado y el contexto no invitaba a pensar, bajo ningún concepto, que esta vez sí. Ni los más optimistas, quienes aseguraban que albergaban un atisbo de esperanza, creían realmente que su equipo resultaría vencedor. Y si el contexto ya bastaba para rechazar cualquier hito, el juego desarrollado por el FC Barcelona a lo largo del encuentro solo hacía que corroborarlo. Pero los goles llegaban y el fútbol en su más pura esencia paradójica se postró en el Camp Nou. Destellos de calidad individual se mezclaron con un inofensivo y miedoso PSG para anunciar, al descanso, que quizá no era tan imposible. Que si no era por juego, sería por épica. Si la táctica no se imponía, lo harían los jugadores y el estado de ánimo. Porque primero se impuso anímicamente el Barça con sus tres tantos y luego lo hizo el PSG con Cavani. El 3-1 era la muerte anunciada. Era la evidencia de lo 24

Rafa Peinado | @peinado90 imposible. El resultado esperado por contexto, por juego y por lógica. Pero es habitual que el fútbol no atienda a razones, y esta vez llevó esa máxima al extremo. Dos minutos y el descuento es lo que le restaba al FC Barcelona para anotar tres goles, pero si los anteriores habían llegado en un momento en el que todo era empuje, esta vez no había nada a lo que agarrarse. El equipo ya no estaba. Solo ter Stegen y Neymar parecían decididos a morir de pie. Porque eso es lo más lejos

“La remontada fue uno de esos caprichos que se permite de vez en cuando la historia” que iba a llegar el Barça una vez renunciada la remontada. Sin embargo, la falta de Neymar revitalizó a sus compañeros. Un último empujón, pues mejor quedarse a las puertas que ni siquiera seguir intentándolo. Entonces, el penalti puso en boca de los aficionados el “¿Y si...?”. Segundos le quedaban al Camp Nou para vivir lo imposible. Y pasó. La historia se mostró ante miles de espectadores para recordarles que, una vez en su vida, tenían la posibilidad de vivir una noche como aquella. La remontada fue uno de esos caprichos que se permite de vez en cuando la historia para poder contárnoslo. Y que Sergi Roberto se erigiera como el héroe de dicha hazaña no hacía más que acrecentarla.

Edin Džeko es un delantero talentoso y con

gol. Así lo demostró en su etapa en Alemania, en el Wolfsburgo, en la que pese a su juventud marcó 85 goles en casi 150 partidos, y también en Inglaterra, pues pese a no terminar de adaptarse ni de ser titular indiscutible se fue a 99 goles producidos (72 tantos y 27 asistencias) entre todas las competiciones vistiendo la camiseta del Manchester City. Pese a sus buenos precedentes y salir hacia un equipo con menos exigencia y más oportunidades, sus inicios en Roma tampoco fueron fáciles. El delantero abandonó Gran Bretaña sin mucha confianza y con la pólvora mojada, y en su llegada a Roma tampoco mejoró, pues solo anotó 8 goles en Liga (10 en total). Pero la temporada 20162017 fue la suya, la de su reivindicación, la de su explosión, la de su madurez. La treintena le sentó de maravilla y fue pieza absolutamente clave y diferencial en la gran temporada de la Roma. El bosnio acabó el año futbolístico con más de un gol producido por partido, logrando 39 tantos y 15 asistencias en los 51 partidos que disputó. En Liga el conjunto romano acabó segundo a solo cuatro puntos de la Juventus, lo que le valió para jugar la siguiente edición de la Champions League. La aportación de Džeko en los éxitos colectivos fue fundamental, pues logró 29 goles (máximo goleador del Calcio) y 12 asistencias en los 37 partidos que disputó, terminando la temporada con una excepcional racha: 10 goles en los últimos 10 partidos, a los que habría que sumar otras 6 asistencias

de gol. 9 victorias y un empate, 28 puntos de 30 posibles, esos magníficos números fueron los que sumó el conjunto romano de la mano de un genial Edin Džeko, que estuvo muy bien acompañado por Salah, Perotti o El Shaarawy durante todo el campeonato y en especial en las últimas semanas.

“Edin terminó con 8 goles en los 6 partidos que inició, anotando un tanto cada 65 minutos” En Europa el equipo no rindió como en Liga, pese a superar con tranquilidad la fase de grupos. En ella no perdió ningún partido, terminando con 12 puntos cosechados de 3 victorias y 3 empates, a los que Dzeko contribuyó con 5 goles y 2 asistencias en los 3 partidos que inició. Pese a no llegar a rondas finales, la Roma logró colarse en Octavos de final, fase a la que accedió tras imponerse por un total de 4-1 al Villarreal, eliminatoria en la que Džeko anotó un hattrick. Edin terminó con 8 goles en los 6 partidos que inició, anotando un tanto cada 65 minutos y produciendo, en total, un gol cada 52 minutos. Sin duda el 2017 ha sido un año fabuloso tanto para la Roma como para Dzeko. El conjunto romano estuvo cerca de la Juve en su lucha por alzarse con el Scudetto, acabando en segunda posición. En dicha clasificación tuvo muchísimo mérito Dzeko, pues en 2017 ha jugado, probablemente, el mejor fútbol de su carrera. 25


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Y Tite resucitó a Brasil

Llegar para quedarse

Rafa Medel | @RafaMedelC

Ocurrió en 2014, pero aún se tiene que poner en

contexto cuando se habla de la selección brasileña. La pentacampeona vivió su peor noche del nuevo siglo cuando Alemania le endosó el histórico 1-7 en Belo Horizonte. Su Mundial acabó en semifinales y, aunque el juego de aquel equipo entrenado por Scolari nunca convenció a la hinchada verde-amarela, la trágica forma de poner punto y final al sueño de levantar la sexta copa del mundo en casa fue tan traumática, al menos, como aquel Maracanazo en el año 50. Después de Scolari, regresó Dunga. Las dos malas Copas de América (hasta cuartos de final en 2015 y sin pasar los grupos en la edición Centenario de 2016) sumado al mal inicio en la clasificación para el Mundial de 2018 precipitaron el adiós de Carlos Caetano “Dunga” en junio de 2016. En ese instante apareció un nombre que nunca había dirigido a la selección, pero que había logrado hitos importantes para el país. La Sudamericana ganada en 2008 con SC Internacional y, sobre todo, la Libertadores de 2012, el Mundial de Clubes del mismo año ante el Chelsea y dos ligas brasileñas con Corinthians abalaban a Adenor Leonardo Bacchi, más conocido como Tite. El cambio de entrenador encajó a la perfección con el vestuario. Encontró rápido su once, la manera de potenciar sus individualidades y el equipo, de manera fugaz, ascendió de la sexta posición a la primera, liderando hasta el final la fase clasificatoria para Rusia. Con Tite, Brasil no conoce la derrota en partido oficial, habiendo caído solo en un amistoso ante Argentina. Fue casi un año después de hacerse oficial el nombramiento del entrenador nacido en Caxias 26

Shark Gutiérrez | @SharkGutierrez

do Sul, en el estado más meridional del gigante sudamericano. Entre medias, goleadas en Quito, Lima o Montevideo, y victorias contundentes como ante Argentina (3-0, en el mismo Mineirao donde la hecatombe ante los germanos) o Chile (3-0). En este último, la Canarinha ya estaba clasificada pero aún así, no dudó en dejar sin Mundial a la bicampeona de América. La dinámica es aplastante. Tite ha conseguido que su idea de juego sea reconocible a partir de un 4-3-3. El equipo sale gracias a sus laterales e intenta llegar a los extremos, Neymar y Willian o Coutinho, quienes son los verdaderos organizadores y generadores del peligro. Que ellos reciban de cara es la mejor noticia para Brasil. Antes son Marcelo o Filipe en el lateral izquierdo; y Alves en el derecho quienes rompen la primera línea tras los pases de seguridad del pivote (Casemiro) o los centrales (Miranda y Marquinhos). Los interiores, ambos jugando en China a la llegada de Tite, son gente más trabajadora que talentosa como Renato y Paulinho que tienen en guardar las espaldas, atacar los espacios y cargar el área sus grandes funciones, aunque Renato, aún en el Beijing, sí suele colaborar más para la gestación de la jugada, normalmente en el carril izquierdo (Miranda+Marcelo+Neymar). En la delantera, Gabriel Jesus y Firmino se han disputado un puesto como referencia, mientras que la portería es para el portero de la Roma Alisson. Jugadores como Thiago Silva, Fernandinho o Douglas Costa, no así David Luiz, han tenido su cuota de minutos en un combinado nacional que, esta vez sí, llegará a un Mundial con el favoritismo ganado en el campo y no en el escudo.

Hay quien cree que la frase “lo importante no es llegar

sino mantenerse” es una frase tan típica como tópica, y más en ambientes deportivos. Está lejos de toda duda que esto se aplica a cualquier estamento de nuestras vidas: continuidad y estabilidad suelen ir de la mano cuando se trata de un éxito prolongado en el tiempo. Aunque lo más importante no son esas dos palabras, sino también mostrar una imagen impecable en la búsqueda de la excelencia. Para un perfeccionista, como lo es Julian Nagelsmann, esa insaciable búsqueda de la perfección es estable, continua y constante. Es por esa razón que su Hoffenheim, al que recogió de una situación complicada hace dos temporadas, está alcanzando todo el nivel (y quizá un poco más) que puede dar. Ante la imposibilidad de alcanzar “lo perfecto”, el equipo radicado a medio camino de toda dirección, se centra en hacerlo de una manera que no es, ni mucho menos, novedosa en el fútbol mundial. El Hoffenheim no deja de ser una versión avanzada, y también bastante matizada, de lo que ya buscaba Guardiola con su Bayern y que, a día de hoy, sigue haciéndolo en la Premier League. Nombres como Baumann, Vogt, Nordtveit o Wagner, mezclan perfectamente con Geiger, Demirbay, Kaderabek, Krameric y Uth. Mezcla de perfiles, edades, condiciones y experiencias dispares, encuentran una heterogeneidad con resultados casi perfectos. El Hoffenheim, gracias a las ideas de Nagelsmann, a su puesta en escena (el uso de la posesión como un medio para un fin, perdiéndola cómo y dónde debe hacerlo un equipo que arriesga), implica que el bávaro obtenga un reconocimiento merecido por todos sus colegas en Bundesliga. No solo eso, sino que toda esa nueva ola de entrenadores que apuestan fuerte por el fútbol ofensivo y coordinado, mezclando las cuatro fases de manera coordinada, hacen que equipos como Schalke o Stuttgart hayan

buscado (y encontrado) a su propio “Nagelsmann”. Todos estos componentes dan una relevancia y vistosidad a la competición; un impacto “ipso-facto” sobre el continuo replanteamiento en la búsqueda de la perfección. Los resultados hablan por sí solos: el Hoffenheim ha pasado de ser “carne de segunda” a ser un equipo competitivo en las plazas europeas, una vieja aspiración que Rangnick dejó a mitad por diferencias con el presidente y que, a día de hoy, está logrando en Leipzig. Con la ayuda de la tecnología, Julian empieza a ser un imperfecto perfeccionista cuya exigencia y auto-crítica supera los cánones habituales. Su constante búsqueda de la evolución y uso de las tecnologías para potenciar aún más al futbolista (Footnaut y Helix mediante) es el culmen de un proceso en el cuál, las estadísticas, los datos de medición y la aplicación de las mismas para una constante mejora del juego. Desde la elección del perfil de un fichaje, pasando por su adecuación y adaptación al colectivo, continuando con el desarrollo de su rol en la plantilla y otorgándole oportunidades para que el lucimiento del futbolista a nivel individual y el equipo no se resienta, no sean contradictorios para el desarrollo y el resultado final del equipo. Hasta el punto de que una pequeña modificación denota una intencionalidad distinta del Hoffenheim, cuando alguien que no es titular habitual, sale al campo de inicio. Todo estudiado, que no sea por el análisis previo. El bávaro sueña con ir a donde los mejores sueñan ir: a “su” Bayern, cuyo amor parece haber encontrado reciprocidad. Lo que sí es, de momento, es el centro de todas las miradas. Un torbellino que parece haber encontrado asilo en 1.Bundesliga. Sin duda, Julian ha llegado para quedarse.

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Y además... Luis Enrique anuncia su marcha del FC Barcelona El primer día de marzo, Luis Enrique Martínez hizo pública su decisión de abandonar el Fútbol Club Barcelona al término de la temporada 2016-17. El ahora ex técnico culé lo confirmó después de que su conjunto ganase por 6-1 al Sporting y a pocos días de que su Barça se jugase continuar con vida en la Champions ante el PSG. El banquillo blaugrana buscaba nuevo inquilino.

Abril

La llegada de la primavera le sentó muy bien al Real Madrid. Isco Alarcón se erigió el jugador capital del sistema de Zinedine Zidane y llegó al tramo crucial de la temporada en el mejor momento de su carrera. En la Europa League, Celta de Vigo y Ajax fueron las noticias más notables tras su llegada hasta semifinales en la segunda competición europea, mientras que, en la Premier, el Tottenham de Pochettino continuó creciendo como colectivo de la mano de piezas vitales como Kane, Alli o Eriksen. Además, Sandro y Míchel se convirtieron en los pilares de un extraordinario Málaga.

Guardiola cae en la Copa de Europa En su primera temporada al frente del Manchester City, Pep Guardiola no pudo pasar de los octavos de final en la Liga de Campeones. Los suyos no pudieron con el Monaco de Jardim que acabaría siendo la gran revelación de la competición. El catalán no llegó como mínimo a las semis de Champions por primera vez en su trayectoria como entrenador.

Podolski se despide de la Selección Alemana Lukas Podoski decidió abandonar la Selección Alemana tras haber defendido durante 12 años los colores de la Mannschaft. El actual jugador de Vissel Kobe se despidió de sus compañeros en un partido amistoso jugado en el Signal Iduna Park ante Inglaterra en el que marcó un golazo. Podolski fue un fijo para Löw con el que ganó el Mundial de Brasil en 2014.

El Sevilla se desinfla El Sevilla de Jorge Sampaoli no pudo aguantar el ritmo en marzo. La eliminación en la Champions a manos del Leicester hizo mucho daño a un equipo que encadenó varios resultados negativos. De hecho, el Sevilla tan solo fue capaz de ganar un encuentro liguero en ese mes y sus opciones de pelear por la Liga se esfumaron de golpe.

El Celta de Aspas también marca las diferencias en la Europa League El Celta de Vigo no bajó el listón cuando le tocó competir por Europa. Tras eliminar en la ronda anterior al Shakhtar, el equipo gallego siguió con vida en la Europa League tras hacer lo propio con el Krasnodar. El Celta se impuso al cuadro ruso por un total de 4-1 y se coló en los cuartos de final donde le esperaría el Genk.

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El auge de Isco Manuel Gómez | @Manu95G

Desde el primer momento, Zinedine Zidane dejó

claro cuál era su plan con lo que sería su Real Madrid. Un Real Madrid que necesitaba terminar de encontrarse tras unos primeros meses a la deriva de la mano de Rafael Benítez. Fue ahí cuando se instaló el Real Madrid de los tridentes. La tan famosa BBC en ataque (Bale, Benzema y Cristiano), y el pilar fundamental del conjunto blanco: la CKM. El triángulo formado por Casemiro, Toni Kroos y Luka Modric dotaba al Real Madrid del equilibrio que andaba buscando, el control que se había perdido, y la seguridad de un equipo campeón. Campeón de todo. Pero la vuelta de la eliminatoria ante el Bayern de Múnich a mediados de abril lo cambió todo. Siempre se buscan puntos de inflexión cuando una dinámica cambia radicalmente, aunque en este caso no hiciera falta. La dinámica del conjunto blanca era buena, lo que nadie se esperaba es que pudiera ser mejor, tanto como para desprender ese aire que muy pocos equipos han logrado sobre un terreno de juego, el aire de invencibilidad. La baja de Gareth Bale suponía la entrada de una pieza en el once tipo del técnico francés, y tras la exhibición del 22 blanco en El Molinón apenas unos días antes, no había hueco para la duda: Isco Alarcón sería esa pieza ante el gigante bávaro. Ante el Sporting, Isco presentó, una vez más, una candidatura seria y firme reclamando más minutos de los que estaba disputando hasta el momento.

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Un doblete para comenzar y rematar la remontada y, además, una actuación para el recuerdo. Su dominio del encuentro cimentado en cada toque con el balón fue lo que Zidane quería ver, y lo que el ma-

“Un esquema tan amplio estaba siendo potenciado con esa figura oscilante” dridismo necesitaba ante la ausencia de Gareth. Y pese a que el partido no se olvidará, lo mejor estaba aún por venir. El traslado a Europa y el encaje con el arquetipo tan definido de Zidane fue algo más complejo. Bajo un 1-4-3-1-2, con el malagueño como vértice del rombo asimétrico en ataque, el conjunto blanco variaba su sistema con posibles vistas al futuro por primera vez. La idea ofensiva propiciaba un escenario perfecto para generar en un carril central que muchas veces quedaba desprovisto ante los constantes movimientos de Karim Benzema y Cristiano Ronaldo y, además, les ofrecía el espacio suficiente a Marcelo y Carvajal en cada uno de los costados para liberarse y formar superioridades en campo contrario en cuanto el Madrid se instalaba en campo contrario. La dependencia de los mismos era -y es- importante, pero la calidad de los mismos y la facilidad de asociación tanto de Karim como de Isco solucionaba la carencia ofensiva del esquema. Y si en un engranaje tan complejo y completo es complicado destacar, el triángulo formado por Marcelo, Toni Kroos e Isco

en el costado izquierdo lo conseguía. Un esquema tan amplio estaba siendo potenciado con esa figura oscilante por la media punta que tan bien le sienta al malagueño. En defensa, eso sí, su nueva posición estaba más delimitada y se asemejaba mucho más a lo que estábamos acostumbrados a ver. En el clásico 1-4-4-2 Isco era el encargado de reforzar ese costado zurdo que tanto producía en ataque pero que, a su vez, sufría en defensa. Sin ser el mejor plan posible dado el contexto que forzaría el Bayern debido a la potencia de los costados del equipo de Carlo Ancelotti, el Real Madrid volvió a salir airoso una noche europea más y la transición comenzó a tomar forma. Era una opción distinta, pero era una opción viable y muy efectiva. Y Zidane, que lejos de encandilar busca controlar al máximo los aspectos de cada partido, vio la luz con un Isco que, no solo ofrecía desgaste, sino que aportaba un control aún mayor del juego, una seguridad que terminó de enamorar al técnico francés. Si bien es cier-

to que tanto la figura de Marcelo como, sobre todo, la de Carvajal también se veían muy beneficiadas en su faceta ofensiva, era Isco el pilar que sostenía, a su manera, un ataque que podía volverse apático en cuanto faltara esa calidad extra que aportaba. Lo que a principio de temporada parecía una utopía, acabó convirtiéndose en una de las realidades más esclarecedoras e imponentes que se recuerdan en la última década. El Real Madrid, que ya desprendía ese aroma de campeón, llegaba al final de temporada en su mejor momento gracias, en parte, a Isco Alarcón. Fueron el Bayern de Lewandoski, el Atlético de Madrid del Cholo Simeone o la Juventus Buffon (entre otros), los que sufrieron, en sus propias carnes, las consecuencias de esta irrupción tan inesperada como, a su vez, formidable. El rombo tan efectivo que encabezaba el número 22 y que parecía no tener límites. Y el resto, como bien sabéis, ya es historia.

“El Real Madrid, que ya desprendía ese aroma de campeón, llegaba al final de temporada en su mejor momento gracias, en parte, a Isco Alarcón” 31


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Noches europeas

Foco de atención

Esteban González | @tetegonzalez32

¿Cómo olvidarlo? Era Old Trafford, era “El Teatro de los sueños” porque, precisamente, lo que hizo el Celta la pasada Europa League fue soñar con elevar a los cielos la copa en Solna, justo al lado de Estocolmo.

Podemos hablar de sueños rotos, de una derrota cruel o de una eliminación en semifinales que no fue justa. A muchos se les seguirá apareciendo en sueños ese balón de Beauvue que, indeciso con la portería enfrente de sí, prefirió pasar el balón atrás a un Guidetti que no acertó con el remate. Fue el fin de un viaje en el que el Celta y Vigo enseñaron a Europa el significado de una palabra: Afouteza. Porque no hay mejor forma de describir cómo fue la travesía continental para los que en aquel momento dirigía Eduardo Berizzo. Todo a pesar de una clasificación que se decidió en la última jornada de la fase de grupos tras la victoria celeste ante el Panathinaikos (ya eliminado) y el empate del Standard en Amsterdam ante un Ajax ya clasificado como primero de grupo. La clasificación a dieciseisavos de final de la Europa League supuso un cambio de mentalidad en el equipo y cuerpo técnico, que de empezar la competición con la segunda unidad, verían en el trofeo continental una oportunidad única de hacer historia. Con la clasificación a la siguiente ronda del torneo en el bolsillo, las eliminatorias emparejarían al Celta con un rival nada agradable y uno de los “cocos” del bombo, el Shakhtar Donetsk, uno de los equipos con más poderío de la competición. Tras la derrota 32

por 0-1 en la ida, el celtismo se conjuró en busca de la remontada. Remontada que llegaría en la prolongación, tras una carrera de Guidetti y un penalti que, cómo no, transformaría Iago Aspas en el minuto 91. Nervios, prórroga y testarazo de Cabral en el 108 para dar la clasificación a octavos de final. ¿Cómo olvidar esa celebración, esa carrera y el grito a cámara de John?.

“Sólo 180 minutos separaron al Celta de su primera final europea de la historia” Krasnodar y Genk fueron los siguientes obstáculos del Celta en el camino hacia las semifinales de Europa League, solventados ambos con menos resultado que juego. Entonces, llegó el momento de vérselas con un club leyenda del fútbol mundial, el Manchester United de Mourinho o Pogba entre otros. La expectación que despertó el cruce fue única en la historia del club vigués, a nivel mediático y futbolístico, pocos se recuerdan con tanto movimiento alrededor de Balaídos y el Celta. Sólo 180 minutos separaron al Celta de la primera final europea de la historia del club. Fue así como, primero Vigo y después Old Trafford presenciaron momentos y noches inolvidables para muchos celtistas y vigueses pese al amargo sabor posterior. Una comunión única entre equipo y afición alrededor de figuras como la de Eduardo Berizzo, Iago Aspas y Hugo Mallo. Un sabor, el de esas noches europeas, que en Vigo esperan no tardar en catar de nuevo.

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Bruno Alemany | @brunoalemany

l Ajax de inicios de 2017 venía apuntando la aparición de varios jóvenes talentos y empezaba a remontar la gran cantidad de puntos que le separaba de un Feyenoord desatado en la Eredivisie. Sin embargo, fue en el mes de abril cuando los de Peter Bosz se pusieron a competir de verdad y varios de esos prometedores futbolistas dieron un paso al frente, confirmando que había que seguirles de cerca. Ya no había que mirar por obligación (siempre hay que estar atentos a la escuela del Ajax), había algunos buenos de verdad que empezaban a demostrar estar preparados para la élite. Los chicos, bien dirigidos por Bosz, le pusieron picante a la Eredivisie ganando al Feyenoord y apretando la Eredivisie que semanas antes parecía sentenciada en favor de los de Gio Van Bronkhorst. En Europa, fue muy sonada la victoria en la eliminatoria frente al Schalke en la Europa League, consiguiendo el pase tras una prórroga épica. El partido de ida fue superado por 2-0. En el de vuelta, los alemanes forzaron la prórroga y, con un jugador menos, marcaron dos goles que les llevaron a clasificarse. Se empezaban a ver los trazos del que luego sería finalista europeo ante el Manchester United de Mourinho en Estocolmo. Un equipo bien confeccionado, con automatismos y el aporte competitivo de varias de sus individualidades. Con Dávinson, la irrupción de Matthijs De Ligt y Veltman (desde el lateral derecho) la salida de balón estaba en buenas manos. Schöne, reconvertido ya permanentemente a mediocentro, dirigía las operaciones y Ziyech y Klaassen se complementaban bien: pases imposibles y balón parado para el marroquí e irrupciones al área, juego sin balón e inteligencia táctica por parte del holandés. Y arriba, un abani-

co de psoibilidades para Bosz: extremos efervescentes como Justin Kluivert, otros que acaparan más balón como Younes y otros llegadores y con buena cuota de gol como Bertrand Traoré o David Neres. Atrás, un Onana en clara progresión y arriba, la aparición de un delantero capaz de hacer tantas cosas como Kasper Dolberg no podía más que ilusionar a una hinchada del Ajax que hace demasiado que vivió su último hito europeo: desde la generación de los gemelos De Boer, Seedorf, Davids o Patrick Kluivert los de Amsterdam no juntaban una generación con visos de poder hacer algo grande en Europa.

“Un equipo bien confeccionado, con automatismos y el aporte competitivo de varias de sus individualidades” No llegarán al nivel de aquel equipo dirigido por Louis Van Gaal, pero esta jovencísima generación de futbolistas del Ajax (varios debutantes por debajo de los 20 años) se metió la pasada primavera, por méritos estrictamente futbolísticos, en el escaparate. Los ojeadores de los mejores clubes sacaron, el pasado mes de abril, vuelos con destino al aeropuerto de Schiphol. Los jugadores del Ajax volvían a ser foco de atención.

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Un paso más, una oportunidad menos Paco López | @pacolopez2992

Si algo ha caracterizado la evolución del Totten-

ham es la constante búsqueda de soluciones sin plantearse revoluciones. Mauricio Pochettino siempre ha tenido clara la idea de juego y aunque no hayan logrado títulos, al menos por ahora, parece claro que es el camino para conseguirlo. El mes de abril era decisivo para revertir esa situación, confirmar con un galardón su renovado estatus como potencia y meter presión en una Premier más cercana por sensaciones que en la tabla. El reto estaba claro para abril: aumentar fiabilidad y ser más competitivos los días sin brillo. En lo táctico abril fue el asentamiento del esquema con tres centrales. No era la primera vez que apostaban por esta solución a los problemas tras pérdida pero sí fue cuando se definió como el plan principal. Eric Dier recuperó su sitio en el once con una posición mixta aunque más central que medio. Además para ampliar la red de seguridad se cambió el perfil de los laterales: menos dinamismo y balón al espacio y más seguridad y pedir al pie con Davies y Trippier. El calendario se presentaba sencillo con Burnley, Swansea, Bournemouth y Watford en las primeras semanas pero la idea aseguró al equipo tras pérdida y generó una dinámica positiva decisiva. Sobre todo se dieron dos mejorías claras: el uso de la posesión como defensa en tramos más inseguros y perder el miedo a ir 0-0. Aunque no todo fueron buenas noticias, entre el carrilero y el centro del campo existía problemas para cerrar, más aún cuando Delle Alli partía del centro del campo y el ímpetu goleador le llevaba a estar más pendiente de lanzar un sprint tras robo que de la recuperación pero el riesgo merecía la pena. 34

La arriesgada excepción de Míchel Abel Madrigal | @AbelMadrigal

Aunque en ataque costó algo más la adaptación ya que la dependencia con Harry Kane y Christian Eriksen aumentaba en ataque posicional lo que facilitaba el marcaje al rival: con este 3-4-2-1 el equipo tuvo tramos de atacar sólo con cuatro futbolistas y con balón Kane y Eriksen eran los únicos faros, sumando las apariciones de Son cuando jugaba de segundo punta. Pero abril fue un resumen perfecto de la esencia y fama de este club: el día grande, semifinal de FA Cup contra el Chelsea, se aprendió la lección a base de una caída. Pochettino decidió salir más ofensivo de lo habitual para aprovechar que el estado de forma del Tottenham era mejor. Dejó en el banco a Davies, metió en banda a Son generando así el contexto para que Willian les rajara de fuera a dentro. El partido se convirtió en un ida y vuelta en el que Kane y Alli mantuvieron a su equipo con vida pero cuando salió Hazard desde el banco todo acabó. Lección aprendida y el derby del norte de Londres lo dejó claro: Son en la mediapunta y Davies de lateral fueron clave para el autoritario 2-0 frente al Arsenal. En definitiva, abril fue una evolución positiva del Tottenham que le marcó el camino a seguir compitiendo mejor bajando revoluciones. Se estableció el camino a seguir dejando otro título en la cuneta, encima contra su bestia negra y haciendo uso de la profundidad de plantilla que Pochettino no tiene. Una oportunidad menos y otra lección aprendida tras caer. Así también se crece pero se acaba el tiempo para la estabilidad del eterno aspirante.

La decisión era complicada de entender. Míchel, al

contrario que cualquier otro entrenador encargado de solventar una situación tan compleja, opto por situar en el foco a sus jugadores, sin temor de que estos, condicionados por el peso de una dinámica que les arrastraba, no pudieran estar a la altura. La solución propuesta era arriesgada y el resultado solo podía encumbrar al entrenador por lo acertada de su decisión o estigmatizar su persona y conocimientos por no limitarse a reducir errores. Para desenvolverse en ese adulterado escenario creó un discurso alegre, agresivo y, sobre todo, protagonista. Pero fundamentado en la armonía y simetría del espacio ocupado por sus jugadores en todo momento. En el Málaga no existía un movimiento independiente, sino que todo funcionaba en cadena. Hasta el propio Ontiveros, el más anárquico de sus jugadores, comenzó a interpretar los movimientos de sus compañeros y a amoldarse a la subida de Roberto Rosales o la caída a banda de Pablo Fornals. Sin embargo, el trato fue diferente hacia el jugador más diferencial de la plantilla. Míchel, con el objetivo de acabar con la falta de pegada que ensombrecía cada partido, proporcionó libertad en cuanto a movimientos a Sandro Ramírez. El canario era eso; desde que comenzó a asomar la cabeza en el FC Barcelona se atisbó en él una gran intuición -la misma que poseía de cara a puerta- y capacidad para posicionarse en el lugar y momento adecuado. Esa dispar gama de movimientos se constituyó como modelo y justificación del comportamiento de sus compañeros, convirtiendo una intervención libre en una actuación coral.

Esa armoniosa melodía contaba con un director de orquesta diferente. Sandro no era el mismo que años atrás. Su batuta se movía con más fuerza, con más determinación. El cambio a nivel físico disipó cualquier duda en torno a su debilidad en la utilización del cuerpo y la fuerza. Ya no era aquel jugador que se evaporaba entre centrales cuando tras un desmarque tenía que chocar con ellos. Su clásica jugada, aquella que necesitaba apartarse del foco para volver a romper hacia portería, fue mucho más efectiva tras esa variación.

“Para desenvolverse en ese adulterado escenario creó un discurso alegre, agresivo y, sobre todo, protagonista” Por otro lado, la autosuficiencia de Sandro permitió a Míchel no alinear a dos puntas, pudiendo así formar una línea de tres tras el canario compuesta por dos hombres fijos en los costados y un escalón intermedio entre las diferentes alturas del conjunto malacitano. Algo que alimentó de balones a Sandro y aumentó la gama de movimientos de los jugadores del Málaga; ese equipo que tras encadenar una sola victoria en catorce partidos, consiguió seis en siete encuentros. Un colchón de puntos no solo suficiente para mantener la categoría, sino como para pensar en Europa si Míchel hubiera podido arriesgar con su excepción meses antes.

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Y además... Atentado contra el autobús del Borussia Dortmund La previa del BVB - Monaco, partido correspondiente a los cuartos de final de la Champions, estuvo cerca de teñirse de luto cuando una hora y media antes del choque el autobús del Dortmund sufrió un atentado. A la salida de su hotel habitual de concentración, varias bombas caseras explotaron dejando dos heridos. Uno de ellos fue Bartra, que tuvo que ser operado de la muñeca, y el encuentro se suspendió. La unión por parte del mundo del fútbol ante esta situación tan dramática fue la nota positiva.

Mayo

El mes de mayo nos dejó los primeros alirones de las principales ligas. En Francia, el Mónaco de Leonardo Jardim, comandado por Falcao y Mbappé, consiguió destronar al PSG; en Italia, la Juventus se coronó por sexto año consecutivo con un Allegri que demostró una enorme versatilidad; en Inglaterra, el Chelsea de Conte certificó un año impecable con su reconocido 3-4-3 triunfando en dos de los países referentes del panorama europeo; y, en Holanda, el Feyenoord volvió a campeonar casi veinte años después de su último título liguero.

El PSG se proclama campeón de la Coupe de la Ligue El Paris Saint-Germain goleó al Monaco y se hizo con la Coupe de la Ligue. En la final que se disputó en el Groupama Stadium, Draxler, Di Maria y Cavani —en dos ocasiones— hicieron los cuatro tantos de su equipo. Thomas Lemar estableció el empate a uno poco antes de le media hora, pero los de Emery ganaron su primer título del año.

Monchi ficha por la Roma Después de que Monchi cerrase su etapa como director deportivo del Sevilla, la Roma confirmó su fichaje. El cuadro giallorosso oficializó que se hizo con sus servicios en abril y desde entonces se puso manos a la obra, planificando el nuevo proyecto que en la actualidad lidera desde el césped Eusebio Di Francesco.

Messi domina El Clásico y da una vida extra al Barça El postrero gol de Lionel Messi anotó en El Clásico del Santiago Bernabéu permitió al FC Barcelona seguir con esperanzas de ser campeón de Liga. Cualquier resultado que no hubiese sido una victoria para los culés aquel día, hubiera dejado en bandeja el título al Madrid. Pero Messi apareció en los últimos instantes para certificar el triunfo del Barça en un encuentro que el argentino lo dominó por completo.

Benítez asciende con el Newcastle Rafa Benítez ascendió con el Newcastle United en su segundo año por St James’ Park. Tras una temporada muy exigente, las ‘urracas’ confirmaron su vuelta a la Premier League al vencer al Preston en casa. Junto al Brighton, el Newcastle ascendió de manera directa a la máxima categoría del fútbol inglés. Benítez se reencontró con el éxito.

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La campanada Leandro Lizandra | @Leandro7ll

El Mónaco de Leonardo Jardim fue la sorpresa

de la pasada campaña y seguramente uno de los equipos que mejor juego empleó durante todo el transcurso de esta misma. El equipo monegasco empezó sin tener una plaza en la fase de grupos de la Champions League y acabó siendo semifinalista de dicha competición y a nivel nacional fue una apisonadora y acabó por derrocar al todopoderoso PSG. La evolución del equipo de la temporada 15/16 a la 16/17 es una de las circunstancias que quizá llama más la atención, pues de ser un equipo rocoso y poderoso en defensa evolucionó a ser un equipo dominante con balón y superior en área contraria.

“La metamórfosis de Fabinho pasando del lateral derecho al centro del campo fue muy impactante” El equipo de Jardim se estructuraba en un 4-4-2 claro, esquema que en un principio puede parecer algo más simple pero que por las características y los roles que asumían los protagonistas hacia de él una idea llena de variantes y matices que lo llenaba de una riqueza táctica a la altura de muy pocos. La metamórfosis de Fabinho pasando del lateral derecho al centro del campo fue muy impactante, el brasileño ejercía de pivote y era fiabilidad pura a la hora de comandar las posesiones y de ir a la presión, añadiendo su fiabilidad a balón parado. 38

Por su parte, Bakayoko era el jugador que debido a su presencia física compensaba al equipo en la presión tras perdida y lo empujaba a la hora de ir hacia delante.

“A campo abierto tanto Lemar como Sidibé a la hora de defender eran vitales, su equipo con ellos se aseguraba un repliegue inmediato” La línea defensiva probablemente fue lo que menos llamó la atención, Jemerson siempre mantuvo una línea de rendimiento positiva y su compañero Kamil Glik fue de los centrales mas poderosos debido a su contundencia y gran lectura en ambas áreas. Los laterales sí tuvieron un papel principal, pues Mendy con su velocidad y poderosa zancada siempre conseguía juntarse con Thomas Lemar y por ahí la superiorad en izquierda era una evidencia. A campo abierto tanto el como Sidibé a la hora de defender eran vitales, su equipo con ellos se aseguraba un repliegue inmediato. Lemar y Bernardo Silva eran los magos, partiendo de la banda al centro liberaban los carriles laterales y a espaldas de los pivotes rivales sembraban el caos total a sus adversarios. Tanto el francés como el portugués eran capaces de poner la pausa y a la vez la electricidad en su equipo, factor que les hacia imprevisibles y letales en 3/4 de campo.

Tres fueron los delanteros que tuvieron trascendencia en el Louis II: Germain, el rejuvenecido Radamel Falcao y la aparición exultante de Kylian Mbappé. El primero no será el mas recordado, pero durante el primer tramo de temporada junto a Radamel Falcao era capaz de hacer funciones dignas de un mediaunta recibiendo entre líneas y generando espacios para sus compañeros de ataque. El tigre volvió y lo cierto es que lo hizo a lo grande, imponente en cada centro lateral y con una gran precisión en su remate además de lo bien que se complemen-

“Mbappé partía en esa doble punta por el sector derecho, mientras que Falcao fijaba centrales y Bernardo Silva y Lemar se juntaban por dentro”

ronarse como campeón francés y a estar entre los cuatro mejores equipos de Europa. Mbappé partía en esa doble punta por el sector derecho, mientras que Falcao fijaba centrales y Bernardo Silva y Lemar se juntaban por dentro, él caía a los costados y le otorgaba profundidad y altura en ataque al sistema ofensivo del Principado. En definitiva el Mónaco de Jardim fue el equipo que más divirtió en el continente por su expresión futbolística, su talento en cada hombre y su juventud. En Copa de Europa eliminó a grandes potencias como son el City de Guardiola y el Borussia Dortmund de Thomas Tuchel. En la competición domestica y pese a ganar la liga en las últimas jornadas fue capaz de conseguir 107 goles a su favor, una autentica locura para un equipo falto de experiencia.

taba con su acompañante. Lo de Mbappé es la aparición mas impactante de un jugador menor de edad en la máxima competición europea a nivel de clubes en los últimos años sin duda alguna. Jardim empezó a confiar en él y obviamente no se equivocó, su determinación con 17 años a la hora de interpretar los espacios y de mirar portería contaría le dieron un plus extra al Mónaco que lo levó a co-

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Otro Scudetto, otra Juventus Adrián Blanco | @AdrianBlanco_

El curso 2016/2017 marcó un antes y un después en

el transcurso de Massimiliano Allegri por la Juventus de Turín. El técnico livornés, en su tercer año de convivencia con la Vecchia Signora, adoptó una postura mucho más pragmática a la que acostumbró en meses anteriores. El equipo, reforzado durante el verano con futbolistas como Higuaín, Alves o Pjanic, en contraposición a las salidas de Pogba, Morata o Zaza, volvió a levantar a final de temporada el doblete entre Serie A y Coppa Italia. E incluso se plantó en Cardiff, en la Final de la Champions League, pero el segundo tiempo del Real Madrid fue excesivo para un equipo que antes, no obstante, había dejado por el camino a rivales de la enjundia del Monaco y el FC Barcelona. Massimiliano Allegri decidió darle una vuelta al sistema a principios del 2017. Si a lo largo de toda la primera vuelta la Juventus bailó por diferentes esquemas como el 3-52, el 4-3-1-2 o el 4-3-3, fue tras la vuelta de Navidades, en un duelo ante la Lazio, cuando el equipo pasó a organizarse en torno a un doble pivote en mediocampo y tres hombres a la espalda del delantero centro. Lo normal en estos casos sería hablar de una línea de tres-cuartos confeccionada por un mediapunta y dos extremos, o incluso, si cabe, de tres mediapuntas al mismo tiempo. Sin embargo, ninguno de estos casos terminó por asemejarse al empleado por la Juventus. Mientras que Dybala encontró su espacio a la espalda de Higuaín, y Cuadrado, por la derecha, compartió algo más que el costado con Dani Alves, fue por izquierda donde resultó el enclave más anecdótico de cuantos haya visto el fútbol europeo a lo largo de estos años. ¿Cómo podía entonces confeccionar Allegri un sistema equilibrado, que no se partiese en la transición ataque-defensa, sin prescindir por ello de ninguno de sus tres delanteros? Durante el tiempo que Dybala pasó en el dique seco -a causa de una lesión 40

muscular- y antes de realizar este cambio de sistema, Mandzukic hizo méritos para que su nombre estuviese más considerado que para ser el primer cambio natural del ‘Pipa’. De este modo, Allegri decidió apostarle en el extremo izquierdo en su nuevo planteamiento (4-2-3-1). Y el croata, como ya demostró años antes en Alemania, rindió de la misma manera. El sistema, aunque en un primer momento pudiese parecer descompensado, adoptó desde bien temprano una acción tan simple como sumamente efectiva. Con Khedira y Pjanic en el centro del campo, en el doble pivote previamente mencionado, el continuo acercamiento de Dybala a la zona de creación, con Alves y Cuadrado corriendo por derecha, extrapoló a que en numerosas ocasiones el equipo volcase su juego por este sector. Con el objetivo, eso sí, de que el remate final llegase desde el otro costado con (la diagonal de) Mandzukic e Higuaín dentro del área. El engranaje, el mismo que hoy en día mantiene la Juventus (antes de que, según dicen, Allegri vuelva a adaptar a los suyos en un 4-3-3), resultó en ocasiones más efectista que efectivo. Sobre todo cuando sus contrarios, quienes poco a poco supieron identificar de dónde se quedaba algo más corto, se cerraban muy abajo para proteger su área. Así, por ejemplo, quedarán para el recuerdo encuentros como el de Do Dragao, donde la Juventus tuvo que optar por más regateadores (Pjaca) que rematadores durante el segundo tiempo para desequilibrar la balanza. U otros, como los ya mentados ante el Monaco y el Barcelona, donde las fisuras en los repliegues de monegascos y culés le permitió a los bianconeri acariciar la gloria por segunda vez en cuatro años. Fue el último estertor de la BBC defensiva. Una fórmula, tan sencilla como práctica, que confió su destino a una versátil ocupación de los espacios.

Un título “made in Mourinho” E

Javier Pérez | @ElCarrilDelOcho

l Manchester United es uno de esos pocos equipos que siempre aspira a las metas más altas que el fútbol te puede poner en tu camino. Conquistar la Premier League, la FA Cup y la Champions League son los tres objetivos con los que comienzan sus campañas. Y sólo después, cuando se calibra el poder y el fútbol del proyecto concreto que porta la elástica red esa temporada, es cuando decide dónde están sus retos actuales. Por eso, aunque no sea santo de devoción de sus fans, encaró el tramo final de la Europa League con la sed de títulos que les caracteriza. Y con Mourinho a los mandos, venció.

Manchester United conseguía pasar las rondas eliminatorias de forma justa, dejando a su paso a los equipos modestos que veían en ellos su oportunidad para aparecer en el mapa europeo. Hasta que llegó la final.

Como decíamos, sólo un proyecto red que no tenga la capacidad para conseguir cotas mayores puede afrontar la Europa League como un éxito y no como un logro menor. Desde la llegada del portugués, la directiva de Old Trafford tuvo clara la inversión necesaria para llegar desde donde estaban hasta donde querían llegar. Así llegaron en el mercado estival figuras de la talla de Zlatan Ibrahimovic, Henrikh Mkhitaryan o Paul Pogba. Y pese a todo, el salto era tan pronunciado que estas apuestas no consiguieron llegar a febrero con grandes títulos a su alcance.

“Un partido que había soñado Mourinho en su casa el día anterior a la final”

La Europa League era lo máximo a lo que podían aspirar y ni aun así encandilaba a los aficionados. Por suerte para ellos, no ocurría lo mismo con su técnico, que con el paso de la temporada entendió lo que suponía esa competición: el acceso directo a la Champions. Ése era un mensaje que sí podía vender. Y así lo hizo. Con un equipo al que le faltaba mucho fútbol para su potencial y muy dependiente de los goles de la estrella sueca, el

Tras un duelo en semifinales donde el Celta de Vigo estuvo a un mal remate de John Guidetti de eliminar a los diablos rojos, el Ajax de Bosz les esperaba con un fútbol vistoso, joven y combinativo. Un caramelo en manos del técnico portugués. Sacó a Pogba-Fellaini-Ander para emparejar a los tres centrocampistas holandeses y ganarles por lo

físico, suplió la ausencia de Zlatan con un Rashford muy eléctrico que dejara hueco para Mata y Mkhitaryan y el tanteo goleador le fue favorable hasta en los momentos en los que anotaron los goles. Un partido que había soñado Mourinho en su casa el día anterior a la final, que vio cómo el Ajax no pudo proponer juego con el mismo descaro con el que solía hacerlo y que selló el título para una afición que sí supo entender su valor para celebrarlo. El Manchester United había vuelto a la Champions League. Con la experiencia reciente de saber luchar un título complicado y ganarlo.

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La conquista de Conte

De Kuip, propiedad De Kuyt

Fernando Pulpillo | @ferpulpillo

Dicen que a veces es necesaria una bofetada de

realidad para encauzar el camino. Y seguramente lo que le pasó a Antonio Conte en septiembre de 2016 fue algo parecido. Su Chelsea no terminaba de arrancar y la goleada en el Emirates frente al Arsenal fue el detonante para que el entrenador italiano recuperase lo que ya conocía. La vuelta al 3-4-3 y la rápida adaptación de su plantilla al sistema constituyeron las claves para que el conjunto londinense se coronase campeón de la Premier superando los noventa puntos. Y es cierto que la labor de Antonio resultó fundamental para engrasar un once que no era ni mucho menos perfecto pues el técnico de Lecce consiguió pulir las deficiencias, mimetizar las carencias del equipo y potenciar las virtudes de las que sí disponía. El déficit creativo de Kanté y Matic fue compensado por la figura de David Luiz, al cual encajó en una línea de tres que le permitió lucir en lo que sí es un top mundial. El carismático brasileño fue el faro que guio la salida de balón blue y constituyó la primera rueda del engranaje táctico. Para entender el buen hacer de Luiz es necesario destacar la labor de Azpilicueta a su lado, reconducido a central corrector y siendo fundamental en las mutaciones ataque-defensa. La jerarquía que adquirió David con balón facilitó también que el doble pivote se hiciese fuerte en el aspecto físico. Tanto N’Golo como Nemanja abandonaron parte de sus obligaciones organizativas y se convirtieron en bastiones defensivos, tanto en situaciones de repliegue –corrigiendo en los costados cuando los carrileros no llegaban–, como, especialmente, en presiones altas. Kanté, por segunda temporada consecutiva, se convirtió en el mediocentro más dominante de la Premier. 42

Miguel Olmeda | @molmeda94 Pero si hay algo de importancia sabida en el juego de Conte son sus carrileros. Y no sólo la anchura del sistema recayó en sus figuras sino también la capacidad para subir los ataques hasta campo contrario. Alonso y Moses fueron las alas de este Chelsea y para explicar su papel es necesario anticipar el análisis del mejor jugador de la Premier 16-17. La irrupción del Hazard más mediapunta permitió atraer los focos rivales en zonas interiores y liberar los carriles para que el equipo pudiera iniciar ofensivas por fuera, en botas de Marcos y Victor, para acabar por dentro. La labor entrelíneas de Eden fue vital para dar esa magia creativa necesaria en ataque y de nuevo el técnico se sirvió de las cualidades de otros hombres para crear el contexto más favorable a su crack. Pedro y Diego Costa simbolizaron la profundidad del equipo y sus continuos movimientos sin balón estiraban la zaga rival para liberar al ‘10’ el mayor espacio posible en las inmediaciones del área. Y ahí Hazard encontró las condiciones idóneas para alcanzar una dimensión mayor como futbolista. Su salto definitivo al jugador que siempre prometió y que un año antes pareció poder perderse. Además, en la punta de lanza la autosuficiencia de Diego Costa fue una bomba de oxígeno para Conte ya que su Chelsea no siempre necesitó jugar bien para ganar. El balón largo de David Luiz hacia el hispano-brasileño sacó continuos réditos y el cuadro inglés ganó con ambos una versatilidad que le llevó a un nivel de competitividad extremo. Antonio Conte llegó a mayo demostrando que en lo suyo hay pocos que le igualen. Junto a David Luiz, N’Golo Kanté, Eden Hazard y Diego Costa constituyó una mecanismo perfecto que llevó a su sistema de juego a dominar una liga tan diferente a la que ya había conquistado anteriormente.

Hasta bien entrados los ochenta, sólo había dos

grandes clubes en Holanda. Uno de ellos era el Ajax, para entonces 22 veces campeón de Liga y tricampeón de la Copa de Europa por obra y gracia de Johan Cruyff. El otro era el Feyenoord, primer club del país en reinar en el Viejo Continente, doce veces campeón de la Eredivisie y archirrival del conjunto ajacied a todos los niveles: deportivo, económico y social. A partir de 1985, el poderío financiero de la Philips impondría su ley en el fútbol holandés de la mano del PSV, relegando al Feyenoord a un segundo plano que se traduciría en apenas dos Ligas en 1993 y 1999. La decadencia sobre el césped del equipo de Róterdam, reflejada en un 10-0 frente al propio PSV en 2010, lo sería también en los despachos. Y es que el fantasma de la quiebra sobrevolaría De Kuip durante años. Una época negra que terminó, definitivamente, el pasado 14 de mayo. Ese día, el de su retirada, Dirk Kuyt escribió el capítulo más brillante de la historia reciente del Feyenoord. Con un hat-trick en la última jornada de la Eredivisie ante el Heracles, el capitán certificó el primer título de Liga para su equipo en 18 años, que se dice pronto. Una victoria que se venía intuyendo a lo largo del campeonato pero que casi se escapó en el último suspiro... No se puede entender el renacer del Feyenoord sin las figuras de Ronald Koeman, Giovanni van Bronckhorst y Dirk Kuyt. El primero reflotó al club tras la debacle de Eindhoven y lo devolvió a la pelea por los títulos. El segundo, leyenda y capitán como futbolista,

culminó la obra del anterior dirigiendo al Feyenoord a la KNVB Beker de 2016 y a la Eredivisie de 2017 en su primer periplo en los banquillos. Y el tercero… ¡Ay el tercero! Goles, asistencias y un carácter de líder ganador, de un valor incalculable, cimentaron el éxito de una plantilla con muy buenos mimbres pero poca credibilidad. Brad Jones aportó sobriedad bajos los palos de una portería acostumbrada a la locura de Kenneth Vermeer, del mismo modo que Eric Botteghin y Jan-Arie van der Heijden taparon los agujeros en el eje de la zaga sin excentricidades… Ni tampoco salida de balón. Para eso, el Feyenoord de Gio se valió de sus laterales, especialmente del diestro Rick Karsdorp pero también de Terence Kongolo. Ambos volaron lejos de Róterdam el pasado verano.

“Una victoria que se venía intuyendo a lo largo del campeonato pero que casi se escapó en el último suspiro” Sí se quedaron Karim El-Ahmadi y Tonny Vilhena, motores del equipo junto al llegador Jens Toornstra. El danés Nicolai Jorgensen finalizó la Liga como Pichichi, y el desborde corrió a cargo del bad boy Eljero Elia y de Steven Berghuis. El extremo zurdo, un Robben de marca blanca, terminó por sentar a Kuyt en el banquillo; y aun con un papel secundario, el 7 acabó el curso con seis asistencias y doce goles. Incluidos los tres más importantes de la era moderna en De Kuip, que desde entonces, es De Kuyt.

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Y además... El Spartak de Carrera, campeón de Rusia Tras dieciséis largos años, el Spartak de Moscú volvió a sentirse campeón de la liga rusa. El mítico ex futbolista italiano Massimo Carrera fue el artífice del triunfo del conjunto moscovita. El Spartak se impuso al CSKA, el Zenit o el Lokomotiv, entre otros, para hacerse con el título con Quincy Promes como principal estrella.

Junio

La temporada llegó a su fin con el doblete del Real Madrid gracias a un genial Cristiano Ronaldo, al dominio total del Madrid de los centrocampistas y al empleo cuidado de toda la plantilla. Por su parte, el descenso se firmó con uno de los registros más asequibles en cuanto a puntaje de los últimos años. Además, los temas principales se centraron en el ilusionante nuevo camino de Quique Setién en el Betis y el presente y futuro del Atlético de Madrid del Cholo Simeone. Por último, la Eurocopa sub-21 sirvió para corroborar el enorme potencial de Marco Asensio, Saúl Ñíguez y Dani Ceballos.

La Atalanta y el Papu viajarán por Europa La excelente temporada que cuajó la Atalanta terminó con los de Gasperini certificando su retorno a las competiciones europeas. El empate a uno ante el Milan en la antepenúltima jornada le valió a La Dea para finalizar el campeonato italiano cuarta con 72 puntos; justo por detrás del Napoli y por delante de la Lazio.

El adiós definitivo de Totti Francesco Totti puso punto y final a su historia como jugador de la Roma al finalizar la temporada 2016/17. El eterno capital del equipo romanista despidió a su icono en el partido ante el Genoa, donde la Roma venció en el último suspiro con gol de Perotti y quedó segunda de la Serie A. Totti tuvo una despedida multitudinaria en un Olimpico a rebosar que vio jugar por última vez a su hijo pródigo.

La Spal regresa a la Serie A Tras 49 años de ausencia, la Spal confirmó su regreso a la Serie A. El equipo de Ferrara ascendió de categoría por segundo año consecutivo y pasó de estar en Tercera a la élite del Calcio. Leonardo Semplici fue el líder de tal hazaña.

Tuchel gana la Pokal con el Dortmund Con el Eintracht Frankfurt enfrente y en la final de la Pokal, Thomas Tuchel levantó su primer y único título con el BVB antes de ser cesado de su cargo. Los goles de Ousmane Dembélé y Pierre Emerick Aubameyang de penalti le dieron la victoria a un Dortmund que llevaba varios años de sequía en cuanto a títulos.

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Zinedine Zidane volvió a hacerlo Rafa Peinado | @peinado90

Zinedine Zidane volvió a hacerlo. El técnico fran-

cés, que 12 meses antes estuvo a punto de remontarle la Liga al Barça y se alzó con la Undécima Copa de Europa, volvió a repetir un final de temporada exitoso para el Real Madrid. Liga y Duodécima. Intentó superarse y lo consiguió haciendo historia. Primer doblete en los más de 100 años de vida del club y primera vez en la historia que un mismo equipo gana la Champions League dos años consecutivos. Empezando por el final, por lo más importante, de adelante hacia atrás, el Madrid levantó una nueva Champions tras derrotar y barrer de la final a la Juventus de Turin, un equipo que apenas había recibido goles en todo el torneo, un equipo que dejó a la ‘MSN’ y a todo un Barça sin anotar en 180 minutos y que recibió 4 en un único partido. Pese a que la primera parte fue más igualada (1-1 en el marcador) con ligero dominio del conjunto italiano, en la segunda no hubo color. Zidane ajustó a su hombres liberando a Kroos y fijando a Isco en la banda izquierda y los blancos fueron un vendaval imparable. 4-1 con goles de Casemiro, Asensio y doblete de Ronaldo y nueva ‘orejona’ para las vitrinas del Santiago Bernabéu. Pero el camino hacia la final de Cardiff del conjunto blanco no fue fácil. El primer escollo fue el Nápoles de Sarri. Los italianos, que se clasificaron como primeros de grupo y son uno de los mejores equipos de la Seria A, pusieron en aprietos al Madrid, sobre

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todo en el partido de vuelta en San Paolo, a pesar de que el conjunto blanco acabó venciendo 1-3, mismo resultado que en la ida con global de 6-2. Ya en cuartos de final, el conjunto merengue tuvo

“Si la Champions fue dura, conseguir el campeonato liguero varios años después lo fue aún más. El Barça aguantó el pulso hasta el final” que vérselas con el Bayern Múnich, que vendió muy cara su derrota y consiguió forzar la prórroga en el partido de vuelta. Fue aquí donde Cristiano Ronaldo siguió ampliando su leyenda, siendo absolutamente decisivo en todos los encuentros que quedarían por disputar. El campeón bávaro lo sufrió en la ida cuando el luso logró un doblete para remontar el tanto inicial de Vidal, pero sobre todo en la vuelta, con un hattrick imperial. Cinco goles para meter un año más a su equipo en semifinales donde esperaba un viejo conocido, el rocoso Atleti del Cholo, que tampoco pudo detener a Ronaldo, que sentenció la eliminatoria y puso a los blancos con pie y medio en la final con otro hattrick en el partido de ida disputado Santiago Bernabéu. El conjunto colchonero no se rindió y llegó a ir 2-0 en el partido de vuelta, pero poco antes del descanso Isco marcaría para echar por tierra las esperanzas rojiblancas. Un año más el Madrid estaba en la final.

Si la Champions fue dura, conseguir el campeonato liguero varios años después lo fue aún más. El Barça aguantó el pulso hasta el final e hizo largo el campeonato tras derrotar a su rival 2-3 a falta de 6 jornadas. Ese gol de Messi al final del partido hizo que el Madrid no pudiera fallar en ninguno de sus siguientes partidos, y así fue. Los hombres de Zidane superaron a Depor, Valencia, Granada, Sevilla, Celta y finalmente Málaga y se alzaron con la ansiada Liga. Las rotaciones de Zidane, el gran momento goleador de Ronaldo, los goles de Morata, la magía

“Todos sumaban cada vez que salían porque todos se consideraban importantes” de Isco, el vuelo de Marcelo y Carvajal desde los laterales y el gran final de temporada de Navas fueron los pilares sobre los que se sustentó un equipo que acabó, además, jugando muy bien al fútbol de la mano de Kroos, perfectamente acompañado de Modric y un imperial Casemiro.

El mérito del técnico francés fue mantener enchufados a todos ellos, además de a Lucas, Nacho, Danilo o incluso Mariano. Todos sumaban cada vez que salían porque todos se consideraban importantes. Y tanto sumaron que esa importancia fue creciendo hasta el punto de que Zidane ganó la Liga ‘usando dos equipos’. Uno para los partidos de casa con Benzema, Ronaldo, Varane, Ramos, Kroos, Modric (jugadores titularísimos) y otro con la famosa segunda unidad, formada por jugadores como Danilo, Nacho, Lucas, Asensio, Morata, James o Kovacic. Zidane cambiaba de equipo cada semana y su equipo seguía ganando, lo que le permitió por un lado tener un banquillo que siempre aportaba soluciones y por otro una 11 titular más descansado. De esta manera, por ejemplo, Cristiano Ronaldo jugó su mejor tramo final de temporada en años, refrendado con 10 goles en los últimos 5 partidos de Champions, con dos en la final incluidos, y 6 en los últimos 5 partidos de Liga, todos ellos determinantes y providenciales para el doblete cosechado por el Real Madrid.

En este doblete histórico tuvo muchísima parte de culpa Zidane y su gestión de plantilla. El Madrid contaba con un equipo de 15 o 16 titulares, pues jugadores como Pepe, Isco, Kovacic, Asensio, James o Morata eran considerados como suplentes.

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La permanencia más barata Maite Jiménez | @maitejims

Sporting de Gijón, Osasuna y Granada competirán la

próxima temporada en Segunda División tras haber sido protagonistas de unos de los descensos más baratos de la historia. Los asturianos sumaron 31 puntos en 38 jornadas, un dato incluso reseñable si tenemos en cuenta que sus dos “competidores” de la parte más baja tan solo alcanzaron los 22 y 20 puntos, respectivamente. El Sporting fue quien más vivo se mantuvo. En un club exigente de por sí, primero Abelardo y después Rubí tenían que levantar a un equipo que a las pocas jornadas de comenzar la temporada ya vislumbraba un futuro poco esperanzador. Pese a marcar 42 goles, los 72 en contra daban a entender qué sería del equipo al final de año. Viguera y Traoré, por ejemplo, no han ofrecido el rendimiento esperado y otros con Moi, Douglas, Babín, Isma López o Gurgui no fueron constantes en su juego. A la larga, el cambio de entrenador tampoco funcionó como para ver a un Sporting salvador, y lo que ocurría a ras de césped terminaba con la vista puesta en la directiva, donde la afición siempre se ha mostrado muy crítica, culpándole en primer lugar de la pérdida de valores sporinguistas. Osasuna había ascendido a la máxima categoría de forma inesperada, por lo que ya desde verano se intuía cómo iba a transcurrir la temporada. Un año que terminó con el director deportivo como técnico de Osasuna. Enrique Martín, ‘el hombre milagro’, fue despedido tras lograr una victoria en once partidos. Entonces el equipo tan solo se encontraba a tres puntos de la salvación y el adiós de Martín, por lo que suponía para los jugadores más allá de ser el entrenador, fue una losa para el vestuario. Llegó Joaquín Caparrós, quien nunca transmitió que podía hacer algo bueno en el conjunto rojillo, y duró cinco partidos en los que sumó cinco derrotas. ¿Quién 48

Brotes verdes Javier Medina | @javi_betico_94

podría asumir el mando en una situación ya desesperada? Lo hizo el director deportivo, que falló en la planificación de la plantilla con más de 10 fichajes que apenas ofrecieron rendimiento. Petar Vasiljevic, sin experiencia como entrenador, consumó lo que era un secreto a voces: el descenso. Desde que echaron a Martín la plantilla se volvió menos competitiva y cuando parecía alzar un poco el vuelo, la defensa de Osasuna se encargó de cortar las alas. Fue el mayor lastre del equipo. El Granada vivió otro calvario durante esta temporada. La gestión comandada por un mandatario chino se puede calificar como un lastre para el club. Los andaluces han llegado a utilizar 33 jugadores diferentes en LaLiga, y 14 de los 19 fichajes realizados no habían jugado nunca en Primera División. A todo esto, hay que sumarle que durante la temporada ficharon hasta a cuatro entrenadores muy diferentes (Paco Jémez, Lucas Alcaraz, Luis Planagumá y Tony Adams), por lo que la papeleta del descenso llamaba a las puertas. El Granada nunca se encontró sobre el campo e incluso llegó a alinear a once jugadores de once nacionalidades diferentes. El caos estaba garantizado a cada pequeña “buena racha” se garantizaba otra que volvía a poner en evidencia el mal hacer del club. En el descenso de los tres equipos coinciden con varios factores: una mala planificación que derivó en cambios en los banquillos y, como consecuencia, en jugadores perdidos entre esquemas y estilos de juego; un sistema defensivo que nunca fue de Primera División –siete victorias del Sporting por cuatro de Osasuna y Granada–, y una mirada hacia una directiva que aportó más problemas que soluciones. En este contexto, la caída a Segunda División no supuso ninguna sorpresa.

La ilusión en el beticismo es una gran fuente de

energía que se renueva constantemente, alimentada por la pasión de una afición enamorada de sus colores, y que muestra su amor como el de un padre a un hijo, aceptando sus impurezas y celebrando con una desbordada alegría sus virtudes. Las gradas del Benito Villamarín están acostumbradas al sufrimiento, a ver como se cometen los mismos errores de forma continua. Pero también es abonada al arte, a la sonrisa y al fútbol de buen gusto. Y es eso lo que se ha buscado esta temporada con la llegada de Quique Setién de la mano de Serra Ferrer. La llegada del técnico cántabro a la Avenida de La Palmera, junto a un gran elenco de jugadores frescos, experimentados y de renombre, supone un esperado cambio en Heliópolis hacia un equipo que tratará de caminar por la senda del buen juego y el triunfo en la máxima categoría del fútbol español. Asentadas las bases de la directiva y habiendo ampliando el templo verdiblanco, el aficionado espera por fin disfrutar este año de su Betis, pudiendo el club construir un buen futuro a medio plazo y aspirar a algo más que salvar el descenso. Será clave que se mantenga la paciencia y la convicción en una idea que necesita tiempo e inteligencia para ser bien implantada. Y de ello pueden estar tranquilos por el momento Quique y los suyos, puesto que la plantilla, liderados por el baluarte Joaquín, han recibido con los brazos abiertos este modelo de juego basado en el gobierno de los partidos a través de la pelota, y que invita a la valentía y el goce jugando. Además esta nueva etapa crea un puente entre la Ciudad Deportiva Luis del Sol

y el estadio. Ahora los jóvenes talentosos sienten que pueden enfundarse la elástica de las trece barras y que comparten la sinfonía a interpretar. Adán es el primer encargado en asumir el protagonismo con los pies en la salida de balón; Mandi, Feddal o Amat se incorporan al medio para generar ventajas como centrales; Durmisi y Barragán se proyectan en su carril lateral hacia el ataque; Javi García actúa como faro en el medio, escudado más adelante por Guardado como director, y Fabián, Narváez o Camarasa como interiores; los extremos (Joaquín, Tello, Boudebouz, Francis, Cam-

“Será clave que se mantenga la paciencia y la convicción en una idea que necesita tiempo e inteligencia para ser bien implantada. Y de ello pueden estar tranquilos por el momento Quique y los suyos” pbell…) alternan el juego por fuera y por dentro; y arriba –a la espera de la llegada de Rubén Castro-, son Sanabria y Sergio León los más máximos exponentes para culminar el juego elaborado diseñado en el tablero de Setién.

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Sobreviviendo sin un nueve Javier Pérez | @ElCarrilDelOcho

De la mano de Diego Pablo Simeone, el Atlético de

Madrid ya no sabe lo que es una temporada sin luchar por un título hasta las últimas instancias. Hace falta un argumento de mucho peso para echar a este equipo de cualquier competición. Su forma de conjugar la táctica con el compromiso de sus jugadores no podía dar otro resultado. Aunque en la temporada 2016/17, sin un delantero centro que cumpliera alguno de los requisitos de esas tácticas, el equipo tuvo que luchar mucho para no caerse de ese nuevo estatus que han conseguido. El conjunto colchonero hizo frente a la temporada con Kevin Gameiro, Antoine Griezmann, Luciano Vietto y Fernando Torres como opciones para alinear en la delantera. El francés fue el primero que se desmarcó y tras un sensacional inicio de campaña le transmitió a su técnico con su juego que debía liberarlo. Dejarle jugar según sus instintos, que le llevaban a participar bastante en el tramo medio del equipo pero sin olvidar el área. Así que el nueve tenía que conjugar con ese juego de toco y me voy que tan bien estaba ejecutando Antoine. Y no fue así. Ni Gameiro primero ni Fernando después fueron capaces de aportar todo el fútbol que necesitaba su equipo del nueve. La ausencia de una referencia aérea complicaba obligatoriamente el ejercicio que tenía que hacer el equipo para salir con el balón, les restaba oxígeno cuando decidían replegar para aferrarse a su mejor esencia y el gol tampoco abundaba en ninguna de sus botas. Y pese a todo, el equipo consiguió clasificar de nuevo para Champions League y caer sólo ante su bestia negra en las semifinales de esta competición.

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Más talento que juego Tomàs Martínez | @TomasMartinez23

Con este hándicap, el Atlético mostró su versión más competitiva y luchó cada segundo por imponerse sobre sus rivales pese a no tener un Plan A definido ni efectivo. Koke y Saúl ejemplificaron como ninguno esta nueva realidad, que les obligó a sacar su mejor versión en diferentes puestos a lo largo de la temporada, y Filipe Luis también fue un activo capital en la estructura ofensiva. Todo ello sin tener en cuenta la solidez defensiva que aportaba Jan Oblak, uno de los pocos porteros en el mundo que consigue sumar puntos para su equipo.

“Ni Gameiro primero ni Fernando después fueron capaces de aportar todo el fútbol que necesitaba su equipo del nueve” Diego Godín empezó a dar muestras de la inevitable debilidad que otorga el paso de los años, Juanfran cada vez cerraba menos su banda, la pareja de mediocentros no estaba consolidada y el nueve no aportaba mucho. Y, pese a todo, el equipo llegó a semifinales de Champions League y quedó tercero en La Liga. Así se las gasta el equipo del Cholo Simeone y así se las gastará mientras él siga al mando. El Atlético de Madrid ha dado una serie de pasos hacia adelante en el proyecto que ya le colocan en todas las quinielas cada temporada que comienza. Con estadio y escudo por estrenar, la directiva quiere reafirmar esta realidad. Aunque su mayor activo siempre es y será su técnico. Un hombre que pase lo que pase, llueva o truene, consigue que su equipo no pierda lo más importante: la pasión y la competitividad.

Albert Celades se encomendó al talento de sus

futbolistas para armar una selección sub-21 competitiva que rozó el título europeo en Polonia. El resultado en forma de medalla de plata fue positivo, pues solo una jugada puntual de Alemania derribó al cuadro sub-21 español, pero dejó un mal sabor de boca por las sensaciones del único partido que perdió la Rojita en el torneo. Alemania neutralizó con un planteamiento coral a un combinado repleto de calidad a título individual pero que no siempre supo optimizar su técnico. No supo reaccionar en la final. España ganó sus tres partidos de la primera fase en un grupo de extrema dificultad y luego eliminó a Italia en semifinales, pero lo hizo gracias a una plantilla más capacitada para invertir la tendencia de un partido con un destello que por el control del juego. Kepa fue el mejor portero del torneo, la inspiración de Asensio sumó goles en los momentos decisivos, la determinación de Saúl afloró frente a Italia y el talento de Ceballos dio rienda suelta a las mejores ráfagas de fútbol de España. Lo mejor, de largo, llegó cuando Asensio y Ceballos se juntaban cerca del sector zurdo. Pero casi siempre fueron fogonazos, tramos de brillantez de un bloque que no siempre dictó el guion de los partidos de forma unilateral como habían logrado generaciones anteriores. Así pues, la andadura de España en el Europeo sub-21 dejó luces y sombras que dan pie a varias reflexiones. Por un lado, el torneo de la selección española evidenció que hay varios jugadores preparados para dar el salto a la absoluta de cara al Mundial de Rusia. La cantera de España sigue

produciendo talento y en un contexto de exigencia parecía que Kepa, Saúl, Asensio y Ceballos jugaran contra niños. Por otra parte, se echó de menos mayor creatividad en el cuerpo técnico de la selección, que pecó de conservador. A España le faltó profundidad en los laterales (con Jonny en el carril izquierdo) y Deulofeu, que acabó la temporada exhausto, no marcó las diferencias. La selección española careció de herramientas para entender mejor qué requería cada partido: la tendencia de sus jugadores era ir siempre hacia delante, buscar el espacio. La verticalidad latente en sus mejores futbolistas inclinó al equipo hacia la portería rival y convirtió a la selección española en la máxima goleadora del campeonato, pero también evidenció que sus futbolistas tienen mucho margen de mejora en la toma de decisiones. Por eso acabó frustrada ante la férrea defensa alemana.

“Lo más importante es formar a futbolistas para que luego puedan jugar con la absoluta” Las particularidades de la generación sub-21 de futbolistas nacidos a partir del 1 de enero de 1994 tampoco deben eclipsar el mérito de lo conseguido por esta quinta. No está de más recordar que España no pudo clasificarse para el anterior Europeo y que sufrió para meterse en el torneo disputado en junio en Polonia. Al fin y al cabo, lo más importante es formar a futbolistas para que luego puedan jugar con la absoluta. Si este trabajo se ejecuta con éxito ya llegará la opción de ganar títulos. Aunque, como se demostró en Polonia, solo con el talento no basta. 51


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Y además... Pellegrino emigra a Inglaterra y firma con el Southampton A pesar de que en su primera temporada llegase con el Alavés a la final de Copa, Mauricio Pellegrino no siguió como técnico albiazul y se convirtió en el nuevo entrenador del Southampton a mediados de junio. De este modo, el Soton reemplazó a Claude Puel y tornó a la Premier League, donde fue ayudante de Benítez en el Liverpool.

Julio

El comienzo del mercado estival trajo uno de los fichajes estrella de la última década. Neymar Junior firmó por el PSG, amenazando a los grandes con alterar su paradigma hegemónico. Pero no fue el único traspaso sonado pues Bonucci abandonó el liderazgo en la Juventus para asumir el del nuevo proyecto del Milan, el Madrid perdió a su pack revulsivo con Morata y James Rodríguez, y Rooney volvió al Everton, el equipo que le vio nacer en la Premier, tras catorce años como red devil. A nivel de selecciones, una Alemania sin sus principales estrellas se coronó campeona de la Copa Confederaciones 2017.

Pepe no renueva con el Real Madrid y ficha por el Besiktas Tras no renovar con el Real Madrid, Pepe finalmente puso rumbo a la Superliga de Turquía para defender los colores del Besiktas. Después de 10 años como madridista, el experimentado central portugués aterrizó en Estambul para convertirse, junto a Negredo y Gary Medel, en uno de los fichajes más sonados por parte del conjunto de Senol Günes.

El Girona de Machín por fin es de Primera En el caso del Girona a la cuarta fue a la vencida y el equipo catalán aseguró su ascenso a la Liga Santader al empatar contra el Real Zaragoza. Los de Pablo Machín esta vez pudieron evitar los play-offs de ascenso y se ganaron la posibilidad de jugar en la máxima categoría del fútbol español por primera vez en sus 87 años de historia.

Inglaterra se corona campeona del mundo en el Mundial Sub-20 En una final disputada ante Venezuela, la Selección de Inglaterra se proclamó campeona del mundo Sub-20 en el que fue el primer éxito internacional de 2017 para el combinado inglés. Con gol del futbolista del Everton, Calvert-Lewin, los suyos alzaron con la Copa del Mundo de dicha categoría en Corea del Sur.

Bordalás cumple su sueño de entrenar en la Liga con el Getafe Pepe Bordalás volvió a conseguirlo. El técnico alicantino, como ya hiciera con el Alavés, estuvo en la pelea por ascender a la Liga Santander durante la temporada regular de Segunda División. Sin embargo, con el cuadro azulón, Bordalás tuvo que esperar a superar los play-offs para certificar su nuevo logro. Su Getafe eliminó primero al Huesca y después hizo lo propio ante el Tenerife, en lo que significó el regreso triunfal del Geta a Primera.

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Neymar, Rey de París Montse García | @montse_garcia

Una esperpéntica y disparatada ‘operación sali-

da’, que se ha convertido en uno de los traspasos más sonados de la historia del fútbol mundial, llevó al Paris Saint-Germain a cerrar la compra que ponía fin al idilio entre Neymar Junior y el FC Barcelona. Todo ello, previo pago de los 222 millones de euros que fijaba la cláusula de rescisión del contrato que unía a ambas partes. La trascendencia de la salida del atacante brasileño del Camp Nou afectó a diversos ámbitos. La magnitud de lo ocurrido y el modo en que se produjo requirió de la incursión en el caso de la propia Liga de Fútbol Profesional. Un estamento aparentemente ajeno al movimiento de mercado decidió tomar partida al entender que estaba ante un peligroso menoscabo en la credibilidad de la competición nacional. El mensaje que se mandaba al fútbol internacional era alarmante. Uno de los mejores futbolistas, con mayor proyección mundial, ya no quiere jugar en España. Si un club con la grandeza y poder económico del FC Barcelona se muestra incapaz de retener a uno de los principales jugadores del momento frente a la tentación de las infladas economías de los nuevos ricos del fútbol europeo, la senda que abre la despedida de Neymar establece un delicado punto de inflexión hacia una posible evasión de talento en un futuro próximo. Ya no se trata de que la Liga y los clubes españoles no resulten atractivos para los principales juga-

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dores del planeta. Tampoco es una mera cuestión deportiva, como cabría deducir en el caso de que su marcha hubiese tenido como destino el fútbol inglés. Neymar, por mucho que el propio jugador

“No quiere ser un mero espectador que ve cada año cómo Leo Messi y Cristiano Ronaldo se reparten el Balón de Oro” se empeñase en vender lo contrario en una torpe e inverosímil justificación deportiva de su adiós, se marcha a un club que difícilmente podrá ofertarle un horizonte deportivo similar al que se le presentaba en Barcelona. Y lo hace, además, justo cuando parecía más destinado que nunca a recoger el testigo que, tarde o temprano, habría de cederle Leo Messi. No cabe duda de que el salto deportivo que el PSG se prepara para dar tras la llegada del brasileño debería colocar a los parisinos en el camino correcto para conquistar su primer gran título continental. Más allá de su talento innato con el balón, su picaresca y forma de entender el fútbol se convierte en un auténtico quebradero de cabeza para rivales, quienes no aguantan la presión a la que les somete el brasileño con sus continuos regates e invención de jugadas solo aptas para magos de la pelota. En Barcelona ganó músculo, maduró y se

curtió en batallas junto a Messi y Luis Suárez. Sin embargo, hay algo que no cambia en él. Sus aires de despreocupación, su risa imborrable y el carácter fiestero son parte de su seña de identidad que deberán adaptarse a la cultura y elegancia francesa. Detrás de toda esa parafernalia se esconde un jugador con hambre y deseos de mejorar. No quiere ser un mero espectador que ve cada año cómo Leo Messi y Cristiano Ronaldo se reparten el Balón de Oro. Él ha querido entrar en ese rondo exclusivo y quiere ganar. Hacer las maletas y salir de la zona de confort para convertirse en el líder de su propia camada supone un reto no solo para el brasileño sino para el propio Unai Emery, con una plantilla en la que será difícil luchar y dar a cada ego su lugar. Concretamente, deberá encajar las piezas de un tridente peculiar en el que Cavani, dueño de la delantera parisina tras la salida de Ibrahimovic al Manchester United, tendrá que mimetizarse con el carácter y fútbol eléctrico de Neymar y la potencia pausada de Mbappé. Ahí el brasileño deberá partir con ventaja. Necesita libertad para poder jugar a los trileros. Alternándose para que dos de ellos se aproximen a las inmediaciones del área, con el tercero en un segundo plano, libre, pero apareciendo con sigilo entre la defensa para desequilibrar y sentenciar.

Con Neymar, las alternativas del PSG en ataque se multiplican. Su velocidad y profundidad hará que los contragolpes sean letales. No necesitará moverse en los ataques estáticos. Un giro de cintura, un regate, una mirada y el balón en el punto exacto. Precisión y locura de la mano para destrozar las murallas que se construyan a su paso. No importa que no existan espacios, los inventa. Desde que llegase al Barça ha evolucionado respecto al que fue en el Santos, teniendo más presencia al entrar en contacto con los jugadores de creación con los que se nutre de los balones entre líneas. A ello hay que unir la polivalencia de sus piernas, siendo la diestra con la que mejores sensaciones tiene pero no dudando en usarlas de manera indiferente potenciando la amplitud de su llegada. El reto es mayúsculo, el escenario propicio y cuenta con el talento innato para que pueda escribir su propia historia en París, tatuada con nuevos títulos aunque en la mente de los parisinos su llegada les haga soñar con la consecución de la Champions League. Al menos tienen la certeza de que Neymar hará que el himno del Paris Saint-Germain se entone a ritmo de samba.

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Rooney vuelve a casa

La guinda del pastel

Bruno Alemany | @brunoalemany

Wayne Rooney debutó en el Everton con tan solo

16 años. Pero nadie dudó si era demasiado pronto, si era demasiada responsabilidad para un chico tan joven: aficionados, periodistas, analistas comprendieron desde el primer momento que estaban delante de un fenómeno, de algo que no volverían a ver hasta dentro de mucho tiempo. Tan claro era que Rooney iba para crack de verdad que apenas pudo completar una temporada entera como titular en su club de siempre. Pronto le tocó hacer las maletas para juntarse con Ferguson. El chico quería ser grande, ganar títulos. Y entonces no había mejor lugar que Manchester para hacerlo. Se fue con 18 años, dejando casi 40 millones de Euros en las arcas de Goodison Park (por aquel entonces esa cantidad todavía era una barbaridad de dinero, incluso en el fútbol). Desde ese momento, la figura de Rooney ha generado cierta ambivalencia entre la hinchada del Everton. Los aficionados se han movido entre el agradecimiento al jugador por sacar lustro a su caja fuerte y el anhelo de lo que hubiera podido ser el equipo con él. Quizá si alguien se hubiera atrevido a hacer un esfuerzo por reterenerle, el Everton podría haber peleado alguna Premier League. Por contra, salvo en algún momento con David Moyes en el banquillo, el Everton ha deambulado por la competición local sin demasiada grandeza ni apuros por sobrevivir. Siempre suficientemente buenos como para no descender (ni apenas sufrir), nunca lo suficientemente buenos como para luchar con los más ricos, con los mejores. Uno de los pocos jugadores que en los últimos años ha podido luchar contra eso es Romelu Lukaku. Por calidad futbolística y hambre de ser grande, el delantero belga es uno de los jugadores de élite que ha tenido el Everton últimamente. 56

Pol Balletbò | @pol_balletbo De los que se ha rebelado. De los que permitía, de vez en cuando, que los de Goodison Park pudieran rascarle puntos a los de arriba. Al conocerse que Lukaku dejaba el club, tomando el mismo camino que Rooney hace 13 años, la afición corría un riesgo importante de caer en depresión. Otro gran jugador que volaba haciendo más latente la evidencia: el Everton puede ser un histórico, pero no es un grande y para ganar grandes títulos y jugar la

“El regreso suponía muchísimo más que un parche futbolístico” Champions hay que emigrar. Pero casi coincidiendo en el tiempo con la nefasta noticia del adiós de Lukaku se abría un halo de luz: Wayne Rooney volvía a casa. El regreso suponía muchísimo más que un parche futbolístico. De hecho, las actuales características del veterano jugador inglés poco tienen que ver con las del delantero belga. Nunca se puede considerar que el recambio sea futbolístico, porque Lukaku es un delantero potentísimo, de área pero también capaz de cocinarse las jugadas él solo. Mientras que Rooney es un jugador con un desplazamiento en largo casi sin igual, capacidad para asociarse y con mucho gol también, pero sin la chispa y potencia de antaño. El recambio tenía más que ver con el relevo de liderazgo y la ilusión que suponía para los toffees que uno de los mejores jugadores de la historia de Inglaterra, máximo goleador de la selección y segundo de la Premier League (solo por detrás de Shearer) hubiera elegido el Everton. Rooney paró el golpe. El hijo pródigo volvía a casa.

La Copa Confederaciones es un trofeo que ca-

rece de sentido en el contexto de las selecciones. Asignados en diferentes competiciones el campeón mundial y los continentales, el enfrentamiento entre estos no es más que una pieza de la estructura montada para la mediatización del fútbol. Sin embargo, nos permite unas semanas en las que se ameniza el fin de las competiciones de clubes. Y si Alemania se plantea la Confederaciones como lo hizo en 2017, los alicientes aparecen. No fue al selección de Löw a Rusia con ánimo de lograr la victoria. O no, al menos, con ese como primer objetivo. Acorde con las dinámica germana de la última década, Alemania se presentó en la Confederaciones para seguir progresando en su modelo. Tanto a nivel de juego como de jugadores. Fue la ocasión ideal para instruir a los más jóvenes de cara al Mundial de 2018 y, mientras, percibir aquellos que de una forma inmediata podrían sumarse al día a día de la selección. Werner, Draxler, Rudy, Goretzka... nombres propios llamados a ocupar el espacio que los Múller, Khedira, Kroos y compañían van a dejar en el próxima lustro. La ausencia de los más habituales no hizo más que evidenciar que iba a ser imposible ver la mejor versión de los alemanes, pues muchas de sus piezas daban sus primeros pasos en el modelo de Löw. Durante la Confederaciones, Alemania se mostró tan contundente como carente de mecanismos que otrora sí había demostrado. La fluidez en el juego no era la mostrada en la Eurocopa o en el Mundial y tuvieron que compensarlo con una calidad individual que sí tenían.

Alemania fue capaz de progresar en la competición a base de contundentes muestras de diferencia de nivel con sus adversarios. No era la selección más harmónica, pero sí la que podía compensar mejorar sus debilidades con sus fortalezas. Y así fue durante todo el torneo, en el que fue de menos a más hasta plantarse en la final tras golear a México.

“La ausencia de los más habituales no hizo más que evidenciar que iba a ser imposible ver la mejor versión de los alemanes” Si bien Chile no había dado suficientes pistas como para pensar que meses después quedaría fuera del Mundial, ya sus últimas andaduras por las fases de clasificación habían dejado dudas. Y, a pesar de una final en la que volvió a demostrar sus solidez como tantas veces lo había hecho, contra Alemania fue incapaz de imponerse. No por colectivo, que seguramente estuvo por encima de su rival, sino por verse incapaz ante tanta calidad. Alemania llegaba a la Confederaciones con la idea de avanzar en su modelo que tanto éxito está recolectando y acabó yéndose con el trofeo entre sus brazos. Después del Mundial de 2014 y a la espera de una Eurocopa que parece que tarde o temprano llegará, la Confederaciones era la merecida guinda del pastel.

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JULIO

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La deriva de Milán

El fútbol sube sus cifras un año más

Rafael Escrig | @RafaelEscrig

Milán tiene diez Copas de Europa, un estadio y dos

equipos. En el mes de julio, uno de ellos, el AC Milan -el que más trofeos continentales levantó- acumulaba más de cuatro temporadas sin entrar en competición europea. Un drama para una institución de tal calibre y magnitud a todos los niveles. Después de un calvario prolongado en Serie A, una final perdida, numerosos cambios de entrenador y una revolución en la directiva, el AC Milan volvió a Europa. Lo que vivió el club en el mes de julio fue una revolución a todos los niveles. Las más de tres décadas bajo la presidencia del controvertido Silvio Berlusconi dieron paso (no sin polémicas y demoras) al dinero asiático de Li Yonghong y su ‘holding’ chino. La inversión económica de los nuevos dueños y gestores del club en la parcela deportiva, motivó un cambio sustancial en la plantilla. En el banquillo decidieron apostar por el proyecto continuista de Vincenzo Montella, el técnico que clasificó al equipo para la Europa League y con quien desempolvaron las vitrinas, levantando la Supercopa italiana ante la Juventus. Con el entrenador confirmado, los esfuerzos de la directiva se centraron en armar un bloque competitivo que pudiera discutir, al menos, los puestos de Liga de Campeones con relativa solvencia. La reconstrucción no fue fácil y, muestra de ello, son las más de 20 bajas que dio el club durante el mercado estival. Un auténtico torbellino. Por el contrario, más de 220 millones de euros supusieron la llegada de diez futbolistas que dieran un salto cualitativo a la plantilla y elevaran el nivel de un Milan alicaído y sin rumbo. Ju-

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Javier Pérez | @ElCarrilDelOcho

gadores como el prometedor nueve del Porto y de la Selección de Portugal, uno de los ‘registas’ más cotizados de la Serie A, el futuro lateral derecho de Italia o uno de los mejores centrales del mundo, según la FIFA, junto a la inesperada renovación del talento de Gigio Donnarumma invitaban a imaginar un Milan alegre, competitivo y ganador. Nada más lejos de la realidad. A pesar de haber conjuntado y equilibrado un once asentado durante la temporada anterior, Montella nunca estuvo a la altura de la plantilla que se confeccionó.

“El Milan, en Serie A, se volvió a mostrar previsible” Y los jugadores tampoco. Los cambios de sistema, las lesiones y el bajo rendimiento de varios futbolistas (de los caros) mitigaron la leve alegría de regresar a Europa al superar las fases previas en julio y agosto. El Milan, en Serie A, se volvió a mostrar previsible, inofensivo, frágil y carente de ideas. Al igual que en las últimas cinco temporadas. El remedio, como en la mayoría de casos de la misma índole, fue tajante: el consejo decidió despedir a Vincenzo Montella y sustituirle por Gennaro Gattuso, leyenda ‘rossonera’ con una cuestionable trayectoria en los banquillos. Después de más de cuatro meses de trabajo que arrancaron en un frenético mes de julio en San Siro, el Milan sigue en punto muerto. Sin rumbo, ni visos de arrancar… y con el objetivo cada vez más lejos.

El mercado de fichajes del verano de 2017 será

recordado por ser un punto de inflexión en los precios de los jugadores. El que esté leyendo este Anuario varios años después sabrá si esto sólo fue una burbuja que explotó o efectivamente los precios no dejaron de subir. Pero el caso es que, a fecha de 2017, el mercado seguía dando pasos hacia adelante y los fichajes volvían a registrar cifras históricas. Guiados, por supuesto, por el descomunal precio de Neymar Jr. Más allá de esta necesaria reflexión, fueron muchos los proyectos que intercambiaron piezas para seguir formando su identidad. O, incluso, para crearse una nueva. En España hubo varios casos muy notables, como el Betis de Quique Setién y el Valencia de Marcelino. Ambos cambiaron de técnico en el periodo estival y de la mano de las caras nuevas como Guardado o Javi García en los primeros, y Guedes o Neto en los segundos -que se movieron menos-, formarían bloques muy definidos que ayudarían a triunfar a sus clubes. Entre los “grandes”, el Real Madrid esperó hasta el último segundo a Kylian Mbappé, que finalmente recaló en el PSG, mientras se llevaba a perlas jóvenes como Theo Hernández o Dani Ceballos. También perdió por el camino a la columna vertebral de su mal llamado “Plan B”. Morata se fue al Chelsea, James al Bayern y Pepe al Besiktas. Por su parte, el FC Barcelona también cambió de técnico tras la marcha de Luis Enrique y vivió un mercado convulso tras la salida del brasileño que intentó solucionar con las llegadas de Dembélé, Paulinho, Semedo y Deulofeu. Y el Atlético, sin poder inscribir jugadores, cerró a Vitolo para enero a la espera de la

llegada de Diego Costa, que también conseguiría un poco después. Si hablamos de Europa, varios equipos también sufrieron modificaciones importantes. Entre los más activos estuvo el Manchester City de Pep, que fichó jugadores como Danilo, Walker, Ederson o Mendy por cifras muy altas. También su vecino se movió con fuerza, trayendo a Lukaku, Matic y Lindelöf. Al igual que la Premier League en general, que volvió a registrar cifras récord en muchos de sus equipos. Y otros gigantes europeos como la Juventus o el Milan también fueron grandes protagonistas del mercado hasta las últimas fechas. El Borussia Dortmund volvió a vender caro para comprar joven y barato. Lo mismo hizo el AS Monaco, que tras su espectacular campaña anterior pudo hacer una gran caja con varias de sus estrellas. Y muchos otros movimientos interesantes se nos quedan en el tintero por el estrecho espacio que nos dan estas líneas. El mercado volvió a ser una fiesta para los espectadores ansiosos de ver nuevas combinaciones, nuevos proyectos, grandes aspiraciones. Aunque cada vez da más la sensación de que los números de esos movimientos crecen año a año. Con miedo a que sea exponencialmente y no de forma lineal. Ahora se paga caro el talento, la promesa de talento y la promesa de promesa de talento. Veremos que ocurre en 2018, pero esta escalada no parece tener techo. Para desgracia o provecho de los clubes más pequeños.

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Y además... El ‘caso Vitolo’ termina con el canario en el Atlético de Madrid En apenas 48 años, Vitolo pasó de renovar su contrato con el Sevilla a ser jugador del Atlético de Madrid. Cuando parecía que Simeone iba a perder una de sus peticiones en el mercado veraniego, el internacional español finalmente cerró las puertas a su continuidad en el conjunto sevillista y, tras pagar una cláusula de recisión de 50 millones de euros, el fichaje de Vitolo por el Atleti se oficializó. Eso sí, con motivo de la sanción impuesta por la FIFA, el club colchonero cedió a su nuevo futbolista a Las Palmas hasta el 1 de enero.

Agosto

En el mes de agosto se completaron el resto de grandes movimientos entre clubes europeos y especialmente llamativos fueron los referentes a dos de los aspirantes a Next Big Thing. Los franceses Mbappé y Dembelé dieron un paso al frente en sus carreras. Mientras que Kylian se unió a Neymar y Cavani para formar el tridente de ataque más poderoso de Europa, Osmané llegó a Barcelona para suplir la baja del astro brasileño. Además, en la Liga Española, Berizzo y Machín comenzaron unos sugerentes proyectos en Sevilla y Girona. Por su parte, la temporada empezó de forma excelente para el Real Madrid tras derrotar a Manchester United y Barcelona y coronarse Supercampeón.

Mathieu y Coentrao coinciden en el Sporting CP de Jorge Jesus Jérémy Mathieu y Fabio Coentrao se fueron de la mano al Sporting Clube de Portugal. Jorge Jesus apuntaló su defensa de cara a una campaña exigente con la llegada del ex del Barça y del Real Madrid, y pronto se convirtieron en dos de los movimientos más comentados del mercado veraniego de fichajes.

Iborra da el salto a la Premier League Aunque en el Sevilla cuajase buenas temporadas, Vicente Iborra puso punto y final a su estancia en el Sevilla FC y cambió España por Inglaterra. Al de Moncada le convenció el proyecto del Leicester que por aquel entonces lo entrenaba Craig Shakespeare y se lanzó a la aventura para intentar triunfar en la Premier.

El Real Madrid hace planes de futuro Doblete del Madrid de Zidane no sació las necesidades del conjunto blanco y el Real buscó en la ventana veraniega de traspasos la oportunidad de perfeccionar su plantilla. La política de fichajes este año estuvo muy marcada y en Chamartín pensaron en jugadores con futuro y proyección. Así, Dani Ceballos, Theo Hernández, Vallejo y Marcos Llorente pasaron a formar parte de la plantilla de Zinedine Zidane.

Borja Valero se va con Spalletti Después de su primera aventura en Italia jugando en la Fiorentina, en pleno mes de julio el Inter anunció que Borja Valero será neroazzurro hasta 2020 por unos 7 millones. El centrocampista español dejó atrás cinco temporadas como viola y se enroló en las filas de un Inter de Milán que apuntaba alto. Spalletti le quiso y Valero fue con él.

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Supercampeones Fernando Pulpillo | @ferpulpillo

La primera quincena del mes más caluroso del

año supuso la confirmación de una tendencia ya iniciada en primavera. En abril, el Real Madrid se enamoró de un estilo, lo sacó a bailar en mayo, lo conquistó en junio y lo exhibió al mundo entero en agosto. Las victorias frente al Manchester United de José Mourinho y frente al nuevo Barcelona de Ernesto Valverde sirvieron para reafirmar que un nuevo ciclo se estaba abriendo y que esto podía ser solo el principio de algo más grande. La irrupción de Isco Alarcón y el consecuente cambio de sistema llevaron al Real Madrid a un tremendo nivel de competitividad bajo el disfraz más vistoso de la era Zidane. Los blancos viajaba a favor de corriente y ésta tuvo continuidad en las Supercopas de Europa y de España. Y es cierto que la pretemporada no estaba siendo la mejor de las noticias para el Real. Sin embargo, como acostumbra, el Madrid de Zinedine es capaz de rendir con una fiabilidad milimétrica en las grandes citas. Primero en Skopje, donde The Special One fue silenciado por la enésima dominación del verde por parte de Casemiro, Modric, Kroos e Isco; y después en el Camp Nou y Santiago Bernabéu, donde Leo Messi y Suárez ni siquiera estuvieron cerca de doblegar al campeón europeo. Y todo ello con Cristiano Ronaldo, el hombre de la decena de goles en las rondas finales de la Duodécima, jugando tan sólo 25 minutos uno de los tres partidos, pues el Madrid ya había encontrado su camino a seguir y nada podía cortarle las alas. 62

No precisó de una actuación demasiado diferencial de su estrella para coronarse en lo más alto del panorama europeo, aun con un sistema que, hasta entonces, había exigido una gran versión goleado-

“El campeón de Europa volvió a demostrar que cuanto más grande es el contexto mayor es su rendimiento” ra de Ronaldo para reflejar en el marcador la superioridad que genera el colectivo. Ante al Manchester United, el Real supo resistir en algunos tramos de partido, con la ventaja que le otorgan las figuras de Sergio Ramos y Carlos Henrique Casemiro, y en otros sacar a relucir su paleta de colores, con Isco como principal adalid. Esta versatilidad tiene poca réplica a día de hoy y terminó reduciendo a la mínima expresión a un equipo dominante como todo el que entrena José Mourinho. Pocos días después, fue el Camp Nou el que asistió a un espectáculo del que la grada blaugrana siempre había disfrutado como propio. Zidane, a diferencia del partido frente a los Red Devils, dio a Kovacic la oportunidad que su excelente pretemporada estaba exigiendo y el croata demostró con creces que tiene nivel para ser titular en casi cualquier equipo del mundo que no fuese el de las doce Copas de Europa. Mateo marcó al hombre a Leo Messi, le anuló como pocos especialistas

defensivos han hecho y se unió a la fiesta de Toni Kroos e Isco Alarcón que parecieron los Xavi Hernández y Andrés Iniesta de antaño en su hábitat natural. Aun así, contra Leo Messi siempre se necesita un plus más y el Madrid, a pesar de bailar con traje durante gran parte del choque, precisó de los cobradores del frac –Cristiano Ronaldo y Asensio– para encarrilar el título. La superioridad de la pareja que formaron el portugués y el español frente a los titulares Benzema y Bale fueron notables y ambos sellaron la victoria con dos contragolpes en los minutos finales.

puño de hierro. En una época estival en la que el tono físico no acostumbra a ser el idóneo y el acomodo táctico de los equipos suele estar aún a medio camino, el Madrid se valió de una preparación minuciosa para llegar a ambas Supercopas a un nivel óptimo y, sobretodo, de la continuidad en su idea. Aquella que le sirvió para cerrar la 2016-2017 como la mejor temporada de su historia.

“Kovacic, Isco y Asensio fueron los nombres propios del verano blanco” En el choque de vuelta, Marco terminó por certificar el título en el primer cuarto de hora. La perla blanca se desató de los ajustes tácticos de su entrenador rompiendo la jaula de la banda izquierda, se movió por todo el ancho del campo y ahí, en las inmediaciones del área, sembró el pánico cada vez que controló un balón y cruzó su mirada depredadora con la de Marc-André ter Stegen. 5-1 en el global y cuarto título del año para los de la capital de España. El Real Madrid, supercampeón por partida doble, comenzaba así su defensa del trono con 63


AGOSTO

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No fue una estrella fugaz Àlex Honrubia | @AlexHonrubia_

Una de las mejores postales que pueden fotografiarse

actualmente es el de una estrella fugaz. Con el cielo despejado y la luna de acompañante, aparece y resplandece por ella sola, casi sin quererlo. Lograr captar el momento no es sencillo porque hay veces que llegan sin uno saberlo. Sin embargo, siempre habrá gente preparada que le tenga ya tomada la medida y sepan al punto exacto el momento en que llegará. En mi caso sería de los primeros -todo me pilla por sorpresa últimamente-, pero seguramente Phillipe Montainer debiera de encontrarse en ese segundo grupo cuando decidió hacer debutar a un extremo que recién cumplía la mayoría de edad: Ousmane Dembélé. Con un pero, sin embargo, Phillipe sabía la fecha de la aparición de su joven estrella pero no el de su adiós, porque el talento de Ousmane llegaba para deslumbrar, pero no para ser pasajero, fugaz. Y es así como en su salto al fútbol profesional en Rennes brillara con luz propia, aunque no únicamente por sus regates y goles -ya los marcara el propio Dembélé o fuera él el paso previo al tanto- sino por aquella sensación que dejaba al agarrar el balón de estar descubriendo un talento poco común, muy especial, que, año después, con su llegada a Dortmund y, sobre todo, a un nuevo país y liga, pudimos empezar a comprobar que no era precisamente fugaz, ni, simplemente, un toque de magia que solo dura una temporada. Salta a la vista. La esencia del fútbol de Ousmane Dembélé reside en el regate. Reúne la rapidez con la habilidad y el toque de genio necesario y una gran zancada con una técnica al alcance de muy pocos. Porque con Dembélé ocurre que puede terminar tanto por el perfil dere-

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Una nueva amenaza Enrique Montesano | @HenryHM_

cho como en el izquierdo con la misma naturalidad con la que al terminar un partido le confiesa a una periodista no saberse más zurdo ni diestro y con la que uno mismo no puede dejar de refunfuñar con el primer sonido del despertador. Sin embargo, el talento de Ousmane no parece quedarse solo ahí, sino insinúa evolucionar -desarrollando más su entendimiento del juego- y escalar a un nivel aún más superior. Y seguramente es por esto último por lo que el Barça, ya huérfano de Neymar, decidió ir a buscarle a Dortmund -como ya hiciera el verano atrás cuando aún residía en Rennes- y perder la cabeza por él pagando todo lo que quisiera el BVB por su traspaso. Ousmane Dembélé era el elegido y con su llegada, el Camp Nou recuperaba el perfil de regateador y la ilusión que había perdido con Neymar, pero, sobre todo, se aseguraba contar con uno de los talentos más especiales aparecidos en Europa en los últimos años. Ousmane, por su parte, no dudó esta vez y le dio el sí a Robert Fernández: a sus 20 años estaba decidido a enfrentarse a uno de los mayores retos al que puede enfrentarse un futbolista; era el momento. Era, en agosto, -y sigue siendo hoy, tras lesionarse en sus primeras semanas en Barcelona- el momento para subir un peldaño más. Intentar escalar una cumbre más alta y tras esta, una aún mayor. Así lo ha decidido Dembélé, quien de su éxito dependerá enormemente su adaptación al nuevo hábitat que supone el juego tan especial del FC Barcelona. Ahora los espacios serán menores, el margen de error será ínfimo y la responsabilidad se acrecentará, pero Ousmane está decidido: quiere seguir demostrando que aquello que vimos en Francia hace apenas dos años no era una simple estrella fugaz.

Es difícil, por no decir insensato, hablar del verano

de 2017 sin aludir al Paris Saint-Germain. Y es que nada va a volver a ser igual en el mundo del fútbol después del verano de 2017 del Paris Saint-Germain. Estamos hablando de un equipo que quiso sacudirse las etiquetas periféricas que le imponía el orden elitista balompédico a golpe de esperanza: los dos mayores talentos menores de 25 años (!) vestirían el uniforme parisino. Neymar Jr y Kylian Mbappé, dos de esos talentos con los que parece irrisorio hablar de techos - siempre han jugado bien, siempre juegan y jugarán mejor – elegirían empezar por París para conquistar el continente. Estamos hablando de un equipo que dejó marchar a Guedes, Krychowiak, Matuidi, Jesé y Aurier entre otros y aún asusta, gallito, ante las mejores plantillas de Europa. Porque Europa aún no entiende muy bien a qué se enfrenta. El Paris Saint-Germain es la esencia del miedo. Y como para no desprenderlo. Unai Emery tiene bajo sus órdenes una de esas acumulaciones de calidad que tornan en jauría ofensiva buscando el triunfo del equipo desde el triunfo de cada individualidad. Pocas cosas hay más peligrosas que un grupo que logre el éxito empujado salvajemente por el deseo de cada uno de sus nombres por alcanzar la gloria para él mismo. Las dudas que surgían en agosto sobre la compatibilidad de los dos fichajes entre sí y con Edinson Cavani han fermentado en una especie de egoísmo volcánico que se basa en el todos para todos y uno para uno. Neymar recogería los galones de estrella para ser el encargado de recibir el primero para empezar a destruir. Cavani pondría el remate y un despliegue incondicional. Mbappé pondría en juego su gran

talento: el juego y su capacidad de entenderlo, de contemporizar. El objetivo es sólo uno y es muy claro: demostrar que el PSG puede ser el mejor equipo de Europa. Para ello Emery debe compensar. El centro del campo, en el que Rabiot ha dado un paso al frente, debe demostrar la versatilidad y la fluidez de movimientos que se le presupone. Pero aquí hay una trampa, todo el texto la tiene. Un argumento que por sí sólo ya merecería que habláramos del verano del PSG y del de cualquier otro conjunto, si fuera el caso. Dani Alves también puso rumbo a la capital francesa este verano y eso ya es un argumento competitivo y ganador como pocos hay ahí fuera. El mediocampo parisino, por tanto, tendrá un integrante más. El plus obtenido por la solidez adquirida por Marquinhos y Kimpembe, el asentamiento de Kurzawa y Meunier y un sistema de rotación que incluye piezas como Draxler, Di María, Lo Celso, Pastore o Yuri Berchiche hace que las miras del París no puedan estar más altas. Empezando por su propio país, donde deberá demostrar que el hambre durará y tornará en solidez. Y siguiendo por la Copa de Europa, donde se nos hace difícil imaginar la calamidad de un 6-1. Las voces cantantes ya no son las que eran. Y las nuevas no tienen miedo. Son el miedo. “We are the danger”. Son una nueva amenaza ¿Está Europa preparada?

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AGOSTO

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La superproducción más cara no contará con el León Fran Fuentes | @FuentesDeFutbol

¿Recordáis que muchas películas abren con un león

rugiendo con fiereza? La Metro Goldwyn Mayer es, con seguridad, una de las productoras cinematográficas más grandes de todos los tiempos. Ese atronador berrido es la señal de identidad de cada film que han producido desde tiempos inmemoriales, tal y como el León de San Fernando ha sido la cabeza visible de cada película de fantasía, de romances en muchas ciudades europeas o de películas que, por espectaculares, parecían de ciencia ficción. También de comedias, dramas y alguna incorporación terrorífica. Pero ese león, Ramón Rodríguez ‘Monchi’, ya no rugirá más en las producciones del Sánchez Pizjuán. La decisión del club fue continuista, y apostó por un director deportivo amamantado bajo la atenta mirada del león sin melena, así como por un técnico criado, como su antecesor, bajo el ala de Marcelo Bielsa. Óscar Arias y Eduardo Berizzo, amén de cierto salto de calidad en cuanto a salud capilar (habrá que dar tiempo al director deportivo, tiene el pelo pobre; el ‘Toto’ no parece tener problemas ahí) serían los encargados de suplir las bajas de dos profesionales que entendieron aquel como el momento de dar un paso adelante a nivel profesional. También entendieron desde el club que, si no daban ese salto extra de calidad, sus pilares seguirían yéndose inevitablemente, tal y como lo hizo Gameiro o, más recientemente, el cuestionado Vitolo. Un pilar del vestuario como Iborra marchó a la Premier, Steven N’Zonzi se acabó quedando contra pronóstico, y en la plantilla se realizó la revolución de todos los años. Corchia, Kjaer, Carole, Pizarro, Geis, Banega, Navas, Nolito y Muriel supusieron la mayor inversión del Sevilla FC en toda su historia. Repiten en Liga de Campeones, y si pretendían seguir jugando todos los años con un balón de estrellas, no solo 66

Un nuevo Girona Alejandro Sánchez | @AlexSD98

no debían quedarse atrás, sino que era el momento para dar un golpe sobre la mesa. Y no solo eso, sino que los jugadores que se quedaban debían dar un paso adelante: los Rico, Lenglet, Escudero, N’Zonzi, ‘Mudo’ Vázquez, Sarabia, Correa o Ben Yedder tendrían que demostrar que, junto a los recién llegados, formarían un equipo de garantías para competir en Champions League. Sin embargo, sobre el papel había algunas posiciones que suscitaban dudas. El eje de la defensa, según Óscar Arias, estaba bien cubierto con la llegada del ‘Gran Danés’, el paso adelante que se le pedía a Lenglet y Gaby Mercado, a quien, según él, “se le considera defensa central”. Además, se contaba con dos jugadores que ya ofrecieron en el pasado el mejor fútbol de sus respectivas. Nico Pareja y Daniel Carriço, a priori, contarían con minutos residuales, y sus contratos serían respetados por todo lo que, en su día, dieron al club. Ocurre que Eduardo Berizzo no terminó de fiarse de Corchia a nivel defensivo, y tiró de Mercado en el lateral. Y, a las primeras de cambio, Carriço y Pareja, cuyo físico ya no es de élite, tuvieron que salir a jugar algunos partidos. El roto de Sadio Mané encarando al argentino en Anfield fue la muestra más elocuente de que había fallas en la decisión de no incorporar a nadie más. Y, por si esto fuera poco, algunos fallos clamorosos de Ben Yedder y Muriel abrieron la incógnita de si era necesario un delantero con más presencia en el área. Las dudas sobre el proyecto se acrecentaron y todos se acordaron del León. No obstante, a la película aún le queda más de la mitad del metraje. Con un guionista como el ‘Toto’ y, quizá, con la incorporación de nuevos actores por parte de Óscar Arias, esta temporada pueda permanecer en las retinas de sus espectadores como un filme de culto, de los que se recuerdan muchos años después. Incluso sin el rugido del León.

Parecía que el Girona nunca lo conseguiría, La Ro-

mareda y El Reino de Navarra habían sido dos temporadas consecutivas los escenarios de una pesadilla recurrente, siempre se les escapaba en el último momento, siembre les doblegaban en play-offs. Pablo Machín se plantaría y tras una temporada inconmensurable conseguiría por fin vencer a los fantasmas y ejecutar un hito futbolísticamente histórico, el primer ascenso del Girona a la primera categoría del fútbol español, y encima matando dos pájaros de un tiro, lo conseguiría con un empate en La Romareda, el lugar del comienzo de su quebradero de cabeza y el final del mismo, como cerrando un circulo futbolístico. Los catalanes se plantaría de esta manera en la primera división, con ilusión, fuerza y sin ningún tipo de complejos. Pablo Machín sería fiel a su indescifrable esquema, seguiría confiando en su geométricamente extraño, pero futbolísticamente eficaz 5-2-2-1. Las premisas estaban claras, un fútbol vertical, directo y agresivo arropado por un sistema que tapaba de forma magistral todas las limitaciones que cualquier equipo recién ascendido puede mostrar: perdida de balón en el área, déficit en la salida de balón o bloque bajo y asediado.Ofensivamente el esquema ejecuta una salida limpia y exteriorizada, es decir, para evitar la pérdida de balón en zonas peligrosas, el centro de la defensa, el Girona utiliza a sus carrileros como primer escalón, sus defensores de mayor calidad individual. Maffeo, Alday o Mojica reciben y conducen de forma vertical, superando la línea del centro del campo, conectando de forma inminente con los principales lanzadores del equipo, el talentoso Alex Granell y el trabajador Pons, estos serán los encargados de limpiar la conducción y encadenar las vías necesarias para llegar al área de la forma más fácil y segura. La pareja de mediocentros son claves para que la conexión entre los dos bloques del Girona sea limpia y lo más vertical posible. Alex Granell

se ha revelado como un lanzador exquisito, un jugador vistoso, con calidad, talento y una lectura espectacular del pase y los movimientos de sus atacantes. Pons es un acompañante de lujo y su labor resulta oxigenante, Machín confía en él como el principal elemento de triangulación y apoyo. La otra pareja importante, la de media puntas, tiene la tarea de exagerar aún más esa verticalización. El Girona es un equipo que intenta vivir en el campo rival para alejar el balón de su portería, es decir, es su principal medio para evitar el peligro y Borja-Portu le permiten cargar el área y mantener esas líneas adelantadas. También son protagonistas cuando hay que crear peligro ya que al utilizar un juego tan directo, son claves sus llegadas e interpretación del juego desde segunda línea. El fichaje de Stuani ha sido una incorporación muy valiosa ya que ha terminado por fortalecer el tipo de juego ofensivo que buscan. El uruguayo es un jugador autosuficiente, agresivo, luchador y efectivo en el juego directo, esto no solo le ha aportado a los catalanes gol, también le ha ofrecido una variante de salida en largo y más vertical, y una fortaleza en el área que pueden potenciar gracias a la conexión que ha establecido el delantero con ambos carrileros. Defensivamente es un equipo, que como decíamos antes, aprovecha la altura adelantada de sus líneas para ejercer una presión agresiva. La sobrepoblación en el carril central les ayuda a asfixiar a los centrocampistas rivales y obtener una recuperación casi instantánea, pero en repliegue también son fuertes en el área por superioridad ya que cuentan con tres centrales físicamente fuertes. De esta manera Machín ha conseguido hacer de este club un equipo competitivo, válido e histórico en una época que será recordada en Girona con emoción y orgullo. 67


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Y además... Lucas Pérez vuelve a casa El regreso de Lucas Pérez a Riazor fue el broche de oro al verano del Deportivo de La Coruña. El futbolista gallego llegó cedido al Dépor del Arsenal, equipo al que se había ido precisamente desde 2016. La afición blanquiazul recibió con los brazos abiertos a uno de los jugadores más determinantes del Deportivo en los últimos años y al más querido en la actualidad por su afición.

Septiembre

Pep Guardiola comenzó con puño de hierro la temporada definitiva de su aclimatación a la Premier y su Manchester City brilló de forma sobresaliente desde la jornada 1. En España, el Madrid fue incapaz de continuar con su nivel de antaño y el Barcelona, de la mano del Txingurri Valverde, recuperó la competitividad que se le presupone con un manejo táctico más que notable. Además, Levante y Leganés comenzaron la rebelión de los pequeños. A nivel europeo, lo más destacado fue la enorme mejora del Inter de Icardi con la llegada de Spalletti al banquillo.

Lopetegui llama de nuevo a Villa para la Selección Cuando parecía que su paso por la Selección había finalizado, Julen Lopetegui volvió a confiar en David Villa para los dos compromisos que España disputó a principios de septiembre. El buen nivel que estaba mostrando en el New York City hizo que el seleccionar se fijase de nuevo en el máximo goleador de la historia de la Selección Española, y en el partido ante Italia disputó algunos minutos. Sin embargo, una lesión le privó de estar en el encuentro contra Liechtenstein.

Bacca refuerza al Villarreal Tras la salida de Roberto Soldado al Fenerbahçe, el Villarreal se puso a buscar delantero centro y encontró en Bacca el ariete ideal para el submarino amarrillo. El colombiano aterrizó en el nuevo Estadio de la Cerámica como cedido por parte del AC Milan. Así, Carlos Bacca volvió a la Liga para formar junto a Bakambu la delantera de un Villarreal ilusionante.

El Qarabag es de Champions La edición de la Champions League 2017/18 empezó con la noticia de que Qarabag disputaría la competición de clubes más importantes de Europa en condición de primer equipo de Azerbaiyán en jugar la Liga de Campeones. El conjunto de Gurban Gurbanov tuvo que superar un total de tres previas; ante el Samtredia, el Sheriff y finalmente el Copenhague. El gol de Ndlovu en el partido de vuelta en el Parken, supuso para el Qarabag la clasificación definitiva para la Champions.

Xabi Prieto sigue agrandando su leyenda en la Real Xabi Prieto alcanzó los 500 partidos con la Real Sociedad a finales de agosto. El mítico futbolista txuri-urdin conquistó esa cantidad de encuentros como txuri-urdin a sus 33 años, y con ello alcanzó a otros históricos jugadores de la Real como Arkonada, Zamora o Bixio Gorriz, entre otros. La grada de Anoeta le homenajeó en el partido liguero ante el Villarreal con una sonora ovación en el minuto 10.

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La primera piedra del Proyecto Valverde Albert Morén | @eumd

Valverde sólo tenía un camino. La marcha de

Neymar y, en general, el peculiar verano azulgrana, no le dejaban más opción. El ciclo que le precedió, bajo la batuta de Luis Enrique, se había singularizado por abrazar cierta laxitud táctica en pos de potenciar las arrolladoras individualidades que habitaban en su frente de ataque. Como sucede con todos los proyectos, no obstante, en su decadencia lo que antes fue virtud se convirtió en condena, llegando a perjudicar, incluso, a quienes fueron los destinatarios primeros de cada decisión del técnico asturiano: la MSN. Rota tan característica delantera, Ernesto Valverde ya no tuvo que enfrentarse al dilema entre si reseguir la misma línea que su predecesor, añadiendo leves pero localizadas modificaciones que solventaran los problemas últimamente mostrados por el plan, o entre si empezar a escribir un capítulo propio. La idea de Luis Enrique nacía y moría en la concurrencia en una misma delantera de Leo Messi, Neymar Jr. y Luis Suárez. Despedido al brasileño, pues, y cerrada una plantilla con notables desequilibrios, el Txingurri decidió encarar el reto que representa el Camp Nou volviendo a hacer visible la pizarra como elemento de suma. No tendría a su disposición tanto talento en bruto, de modo que el que tuviera debería aprovecharlo mejor. Con el objetivo de lograrlo, una de las primeras y más relevantes decisiones de Valverde en el arranque tuvo que ver con la siempre todopoderosa figura de Leo Messi. Lo quería más arriba, cerca 70

del área, consciente de que la relación entre la bota izquierda del argentino y el gol es el camino más fácil para acumular puntos. Entre que Leo sirviera el pase de gol a un compañero o que, en cambio, un

“Valverde parece haber dado forma hasta el momento a un conjunto especialmente indicado para sumar puntos en el día a día de La Liga” compañero le sirviese el pase de gol a él, Ernesto eligió lo segundo. La medida, fundacional, además de la multiplicada productividad goleadora de su máxima estrella, le procuró al técnico cacereño un favor y un reto. El primero consistió en que, liberada la plaza del extremo derecho debido a la nueva ubicación del 10, pudo introducir en el once a una pieza más típicamente de banda que contribuyera a equilibrar posicionalmente al equipo tanto en defensa como en ataque. En esto último, particularmente, a través de la figura de Ivan Rakitic dialogan el favor y el reto propuestos por el regreso de Messi al rol de falso nueve. Dada su tendencia central, aun cuando el argentino había partido desde la banda en épocas recientes, su principal zona de influencia era la mediapunta, quedando descubierto un carril derecho del ataque que por norma se encargó de rellenar Rakitic abandonando sus quehaceres de centro-

campista. Puesto que el balón va donde está Messi, el resultado de dicho intercambio fue que cada vez que Leo se acercaba a su posición, el croata se alejaba de la pelota. Ahora, sin embargo, con un extremo más natural en la orilla, el Barça puede ocupar el costado sin necesidad de extraer a Ivan del mediocampo. Esta posibilidad ha resultado una cuestión clave en el inicio de temporada culé de cara a resolver la principal duda planteada por el enfoque de Messi hacia la finalización: la capacidad que tuviera el equipo de abastecerlo. Lo capaces que fueran el resto de servirle el balón arriba al 10, de la misma forma que hasta entonces había hecho él con sus socios de delantera. Así pues, con Rakitic habitando la derecha de Sergio Busquets en la medular, Valverde consiguió, por un lado, un futbolista de buen golpeo que, recogiendo el esférico abajo lo pudiera entregar arriba, y por el otro una suerte de escudero que le guardara las espaldas al mediocentro cuando éste ganara metros en busca de la recuperación adelantada o de una posición que lo habilitara para combinar en la frontal. También a Iniesta lo ha querido Valverde más adelantado que Luis Enrique, en su caso tendente a un pico izquierdo del área grande que el adiós de Neymar dejó sin dueño y desde el que poder vestir, indirectamente,

una punta izquierda de inicio vacía que el manchego se reparte con Jordi Alba y Luis Suárez. Este trabajo delicado de Valverde, casi de orfebre, construyendo contextos concretos para potenciar determinadas facetas sus jugadores más influyentes, dentro de un marco colectivo más global, y que por ejemplo se hizo sentir también en el aporte de los hombres de refresco, sumando rendimiento, cifras y puntos desde el banquillo, durante el primer tramo de la temporada ha tenido su contrarréplica en los nombres de Luis Suárez y Gerard Piqué. Ambos individualmente encogidos, lejos de su mejor momento de forma, y particularmente el uruguayo sumergido en un paisaje táctico novedoso que de entrada lo resalta menos, representan el camino que todavía puede recorrer el primer año de Valverde en Barcelona. Lo meritorio de sumar como ha sumado hasta ahora sin su participación decisiva, y la duda de si, sin sus mejores versiones, la fórmula será igual de fiable ante los grandes del continente. Ernesto Valverde parece haber dado forma hasta el momento a un conjunto especialmente indicado para sumar puntos en el día a día de La Liga. Lo que Piqué y Suárez puedan terminar siendo en su equipo, seguramente determine el éxito que su plan pueda tener también en la Champions League.

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El regreso del Levante

Citizen orchestra Javier Medina | @javi_betico_94

El ritmo de los pases a compás, interpretación de

las partituras tácticas diseñadas por el director, sinfonía armónica de sonidos precisos, una gran versatilidad futbolística… La orquesta del Manchester City suena cada vez más afinada en Inglaterra y Europa. Pep Guardiola ha aprendido mucho de su primer curso en la Premier League y, una vez pasado su período de adaptación y habiéndose reforzado a conciencia, mantiene al conjunto skyblue en continuo crecimiento, con el objetivo de reinar en las islas y aspirar a la conquista de Europa por primera vez en la historia del club celeste de Manchester. Manteniendo la columna vertebral sobre la que inició la construcción del equipo en su llegada -John Stones como líder de la zaga, Fernandinho como eje del centro del campo, Kevin de Bruyne y David Silva como armadores del juego y el Kun Agüero como punta de lanza-, Guardiola se ha reforzado este verano con Ederson en la portería, Kyle Walker, Benjamin Mendy y Danilo como laterales de largo recorrido, y un socio más para los atacantes como Bernardo Silva. Mientras, recuperaba activos importantes como Vincent Kompany, Ílkay Gündogan o Gabriel Jesús. De esta forma arrancaría el nuevo curso con un nuevo sistema (3-5-2) que potenciara más la fuerza del equipo en las áreas. El City, asentando en una base de tres centrales, con dos carrileros dando amplitud y la dupla de ataque, era eficaz pero no brillante. Por lo que, Pep decidió dar un giro de tuerca más: retornó al 4-3-3 con la lesión de Kompany, donde los laterales seguían asumiendo un gran protagonismo en el ataque y los

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Rafa Peinado | @peinado90

extremos jugaban en zonas interiores. Así parecía que se había encontrado la distribución posicional que mejor potenciaba el talento celeste en el campo, permitiendo la inclusión de un atacante más y una mayor explotación de los espacios. Donde se hallaba la profundidad como más factibilidad y el Fútbol Total era de verdadera calidad. De Bruyne seguía brillando y su luz alumbraba al resto de sus compañeros aún más. Entonces, llegó la grave lesión de Mendy, lo que obligó al técnico español a dar una vuelta más a su sistema. Ahora sería Fabian Delph el que asumiría el protagonismo jugando como lateral izquierdo en defensa, siendo un mediocentro más en la construcción del juego, y obligando a utilizar dos extremos puros para abrir el campo y poder ser profundos. Es decir, tuvo que volver a entregar las alas del equipo a Raheem Sterling y Leroy Sané, encargados de aportar el desborde, asistir a los que llegan al área y relacionarse cada vez más con el gol. Con esta fórmula han alcanzado un nivel coral de fútbol y resultados, siendo solventes en la defensa, creativos en la construcción y precisos en el ataque. La orquesta citizen ha marcado los tiempos a su antojo, gobernando los partidos a través de la pelota y siendo temible con su potenciada y desarrollada arma del contragolpe. Un equipo camaleónico capaz de adaptarse cada vez más a las fases de transiciones y locura de la Premier, y de mostrar la personalidad necesaria en las grandes citas para ser fiel a sus ideas e imponerse a los rivales más poderosos.

El Levante ha vuelto a primera tras pasar por el ‘in-

fierno’ de segunda división por todo lo alto. El conjunto granota regresó a primera sumando 4 de los primeros 6 puntos en juego tras ganar a Villarreal y empatar frente al Depor en las dos primeras jornadas ligueras. Si agosto fue positivo para el Levante, el inicio de septiembre fue la confirmación de que volvía a primera con la firme intención de quedarse, y lo haría bajo los cañonazos de Bardhi, perfectamente acompañado de los goles y regates de Morales, el control de Campaña y Lerna en el centro del campo y una defensa veterana y rocosa, todo ello dirigidos desde el banquillo por Muñiz. Los granotas comenzaron el segundo mes de competición empatando en el Santiago Bernabéu ante el vigente campeón. El Levante planteó un partido muy serio y puso las cosas muy difíciles a un Real Madrid que se dejó dos puntos al no poder pasar del empate a un tanto. Pero ahí no se quedaría el gran inicio de septiembre, pues en la cuarta jornada rascarían otro empate ante un Valencia que de la mano de Marcelino ya parecía revivir tras varias temporadas aciagas. Es en este punto donde comenzaría a sonar con fuerza un futbolista en particular. Enis Bardhi. El joven macedonio ya había empezado con buen pie en España, pero además volvió a marcar y empató el partido, dejando muestras de la calidad de su diestra, la cual sacaría a pasear con mayor lucidez aún en el siguiente partido, que sería el de la confirmación del conjunto valenciano como claro candidato a lograr la permanencia y el de Bardhi como una de las revelaciones de la Liga.

La Real Sociedad sería el próximo equipo en sufrir el excelente momento de forma del Levante. 3-0 cayó en una noche en la que Enis Bardhi marcó su segundo gol de falta, y es que el macedonio hizo gala de un sensacional golpeo al cerrar el marcador con una impecable falta directa. Ya no era cosa de un día (golazo también de falta directa en la segunda jornada ante el Depor). Tres goles en cinco jornadas daban muestra de lo que este recién llegado de apenas 22 años tenía dentro. Los hombres de Muñiz estaban en puestos europeos y Bardhi se alzaba como uno de los nombres propios del inicio del campeonato liguero. Morales, Lerna, Chema o Ivi destacaban, pero era Enis quien seducía e impregnaba de magia el ambiente cada vez que golpeaba el cuero, ya fuera para asistir a balón parado, filtrar pases entre la defensa rival, cambiar de orientación o introducir el balón en el fondo de la red tras un sutil lanzamiento de falta.

“Es en este punto donde comenzaría a sonar con fuerza un futbolista en particular: Enis Bardhi” Cinco jornadas con nueve puntos y cero derrotas pese a haber jugado ya ante equipos europeos como Madrid, Valencia, Villarreal o Real Sociedad. Nueve puntos de los 15 en juego y la sensación de que el Levante sería un equipo muy duro de vencer pese a no contar con Roger, su hombre gol. Muñiz lo echaba de menos, pero mientras tanto emergía una nueva y joven figura: Enis Bardhi.

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Cultura del sufrimiento para seguir con vida Fran Fuentes | @FuentesDeFutbol

El CD Leganés de Asier Garitano demostró la tempo-

rada pasada ser un equipo preparado para competir en la élite. A pesar de ser un club inexperto en la categoría, supo formar un equipo con un grupo de jugadores que, en su mayoría, nunca cuajaron en un once de Primera División. En su segundo año en ella estos jugadores han crecido, y el club ha conseguido incorporar a otros que sí tenían ya ese bagaje. Y, bajo la misma fórmula que el año pasado, están demostrando que la temporada 16/17 no fue en absoluto una casualidad. Si bien es cierto que el mejor tramo de temporada del Leganés en la 16/17 fue en la primera mitad, en esos momentos se consiguieron puntos, a la postre, imprescindibles para conservar la categoría. Y esta temporada ha empezado de manera similar. Sin embargo, para no adelantar acontecimientos, vamos a contar primero cómo ha sido el verano en este equipo en el sur de Madrid. El Leganés es un equipo hecho para sufrir. Sufrió para ascender a Segunda B, sufrió para ascender a Segunda, sufrió en su ascenso a Primera y sufrió en su permanencia en la misma. Bajo esa cultura de sufrimiento, un pilar como Martín Mantovani, un jugador al que nadie le ha regalado nada y que, como su CD Leganés, debutaba (bien entrado en años) en la Primera División Española. Y, tras fraguar su permanencia en la misma, la dirección deportiva del club decidió incorporar perfiles similares. Tan claro lo tiene el Leganés que el dinero que ha gastado en fichajes (6.1 millones de euros) ha sido íntegro para la línea defensiva, para conservar a Siovas (3 millones) y reforzar con Ezequiel Muñoz (2.5) y Tito (0.6). Por si esto fuera poco, ‘Pichu’ Cuéllar, Mauro Dos Santos, Raúl García y Javi Eraso firmarían libres para incidir en esa idea. Todos son jugadores que vienen desde abajo, que han disputado (y temen volver a hacerlo) la categoría de plata, 74

La idea adaptada de Spalletti Abel Madrigal | @AbelMadrigal

y que van a esforzarse para no volver a hacerlo. Esto sumado a Brasanac o Zaldúa, y jugadores con más clase pero con ese mismo chip de sacrificio como Amrabat y Beauvue tratarían de nutrir al Lega de diferentes perfiles. Si el equipo quedó cojo durante gran parte de la temporada pasada, este año no podía ocurrir así. Se han firmado jugadores con talento ofensivo que añadir a los ya asentados Gabriel Pires, Rubén Pérez, Nabil El Zhar o Alexander Szymanowski para que el equipo no acuse sus bajas en momentos puntuales. Como decíamos, todos estos jugadores son afines a una misma idea: la de sufrir. Por eso no les importa pasar 70 minutos recluidos en su campo, porque saben que, en un lanzamiento en largo, pueden cazar al contragolpe a un equipo completamente volcado y hacerles mucho daño con jugadores veloces como Beauvue, Szymanowski o El Zhar. Y también son capaces de intercalar fases de presión entre ese repliegue para intentar robar arriba y simplificar el camino al gol. Gabriel Pires, a quien Garitano ponía en Segunda vídeos de Raúl García (el del Atleti y Athletic) tiene muy interiorizado el saltar a morder, y es uno de los jugadores que más tackles promedia de la Liga. Todo esto les ha venido tan bien como para ubicarse en la 5ª plaza durante algunas jornadas, aunque sin olvidar nunca sus orígenes, como en sus redes sociales siempre se encargan de recordarnos. En definitiva, el CD Leganés ha encontrado una forma, la suya propia, de competir en la Liga de las Estrellas. Con una identidad muy definida son capaces de causar problemas a los más grandes de la competición y protagonizar algún ‘pepinazo’ como ante el Atlético de Madrid, y son uno de los equipos más entretenidos de ver a día de hoy. Uno de esos equipos de clase media-baja que, sin duda, dan valor al campeonato.

La esperanza en la actualidad es un término sub-

yugado a lo divino, a la espera de una recompensa o de un ideal en el futuro. Sin embargo, en Milán se está desarrollando un movimiento global y antagónico a cualquier tendencia aconfesional y laica. No en el fondo, es decir, en la creencia de que existe un dios, pero sí, en las formas, en la esperanza de ese “premio” o mejoría. En pos de hacer realidad ese anhelo, la familia conocida como “nerazzurri” acudió a su mesías, Luciano Spalletti, con el encargo de rememorar tiempos en los que el Inter de Milán era uno de los mejores clubes de Italia. Las expectativas no solo se habían impuesto sobre su figura por unos resultados, sino por el juego exhibido en su etapa anterior en la Roma. El Inter, además de volver a ganar, quería hacerlo con la seña de identidad propia del entrenador italiano. Pero ese carácter asociativo, a su vez, propició la creación de un estigma equivocado sobre su ideal. Spalletti se convertía así en un entrenador unidireccional, solo capacitado para crear mecanismos por los que implementar esa asociación. Pero nada más lejos de la realidad. Luciano Spalletti está demostrando en el Inter de Milán ser un entrenador casi camaleónico, capaz de adaptar su idea a unos jugadores y, a su vez, los jugadores al rival. Aunque con la impronta asociativa que le caracteriza para bien o para mal. Y más si tenemos en cuenta que el Inter no cuenta con las herramientas punteras como para llevar a cabo una idea más primaria y directa.

Dentro de ese carácter adaptativo destaca el cambiante doble pivote en función del rival al que se enfrentan. Si Spalletti percibe que su equipo va a ser sometido a una presión intensa, junta a Gagliardini y Vecino para dotar de más músculo al conjunto y ubica a Borja Valero como enganche para facilitar la asociación que ha sido debilitada con la entrada de Vecino y Gagliardini. Asimismo, si su rival propone un repliegue, el español, Borja Valero retrasa su posición para alinearse con Vecino y su hueco es acogido por un media punta con capacidad de desborde entre líneas para poder encontrar o formar el espacio. Su idea ofensiva nace condicionada por la acumulación de talento diferencial en el costado derecho. Desde Skriniar en salida de balón hasta el propio Candreva en el desborde y en el centro. A estos se suma Borja Valero, quien se junta constantemente con Candreva para poder triangular. Esta acumula-

“Luciano Spalletti está demostrando en el Inter de Milán ser un entrenador casi camaleónico” ción de talento se convierte en una distracción de cara a liberar a Perisic y a Icardi para que puedan ejecutar sus clásicas diagonales hacia el primer -argentino- y segundo palo -croata-. Spalletti ha conseguido adaptar una idea a una ciudad esperanzada por volver a ser lo que un día fueron, por volver a creer en lo que un día creyeron.

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Octubre

Y además... El Alavés confía en De Biasi para evitar el descenso El paso de Luis Zubeldía por el Deportivo Alavés fue muy breve y la dirección deportiva albiazul contrató a Gianni De Biasi como entrenador babazorro. A finales del mes de septiembre ya se puso a trabajar con su nuevo equipo y con el ex seleccionador del Albania, el Alavés sumó sus primeros tres puntos de la temporada en el Ciutat de Valencia frente al Levante.

Octubre trajo la confirmación del Valencia de Marcelino. Tras un par de temporadas muy pobres por la capital del Turia, la mano del técnico sirvió para lavar la cara por completo al equipo. Por su parte, en Italia, la figura de Mertens emergió por encima del resto tras su acomodación definitiva al puesto de 9, convirtiéndose en uno de los delanteros referentes en Europa. Además, las noticias positivas en Italia continuaron, pues la Lazio de Inzaghi fue una prueba más del retorno del Calcio al primer nivel. Por último, España selló su clasificación para Rusia e Islandia reescribió una hoja más en su historia reciente.

El Atlético inaugura a lo grande el Wanda Metropolitano y confirma el fichaje de Diego Costa El 16 de septiembre será una fecha para el recuerdo para cualquier aficionado del Atlético de Madrid, pues ese fue el día en el que estrenaron su nuevo estadio. En la cuarta jornada y ante el Málaga, los colchoneros vencieron el día de la inauguración del Wanda Metropolitano con gol de Griezmann. A la semana siguiente, el Atleti confirmó el cierre del fichaje de Diego Costa por 55 millones de euros. Todo fueron buenas noticias.

El Huddelsfield se adapta muy bien a la Premier El Huddelsfield de David Wagner se aclimató muy bien a las exigencias de la Premier League tras confirmar su ascenso durante el curso 2016/17. El equipo inglés no perdió en agosto y prolongó su buen momento hasta las primeras semanas del próximo mes, confirmándose como una de las sensaciones del campeonato doméstico junto al Watford.

Javi Calleja toma las riendas del Villarreal El hecho de que el Villarreal no comenzase bien la Liga Santander puesto a Fran Escribá. Acto seguido, el submarino amarillo confirmó su sustituto, y nombró a Javi Calleja —por aquel entonces en el B el juvenil— como nuevo entrenador de un Villarreal al que le cambió la

le costó el quien sería y antes en cara.

River obra un milagro en la Libertadores River Plate fue protagonista en la goleada que el conjunto ‘millonario’ le endosó a Jorge Wilstermann. Los de Marcelo Gallardo tenían que levantar el 3-0 de la ida y con los cinco goles que hizo Scocco, River remontó la eliminatoria con creces. Hasta ocho fueron los tantos que marcó el conjunto del Monumental en una noche sin precedentes. Con este triunfo, River Plate accedió las semifinales de la Copa Libertadores.

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Punta de lanza Mertens Rafael Medel | @RafaMedelC

A todos sorprendió la apuesta de Maurizio Sarri.

Su delantero, Arkadiusz Milik, fichado del Ajax para suplir la baja de Gonzalo Higuaín, se había roto el ligamento cruzado a principios de octubre. Y el técnico napolitano, en vez de apostar por un jugador más experimentado como delantero centro situó a Dries Mertens como nueve. Un extremo, de los que juegan a pie cambiado que buscan diagonales y que destacan por su dribling gracias a su centro de gravedad -muy- bajo. Un extremo, además, que, a pesar de haber sido el primer fichaje que se consumó a la llegada de Rafa Benítez, no había sido nunca indiscutible en el San Paolo. “Si jugábamos 5 contra 5, entonces sí era el punta. Supongo que así conseguí esa química con el gol. Ese ‘giro y disparo’. Pero no, nunca jugué en esa posición. Michael Owen nació como delantero, yo no. Por eso hay veces que cometo fallos delante de la portería”, explicaba el belga meses después. Cuando ya a nadie le sorprendía que Dries Mertens, con su 1.69m de altura, fuese el nueve titular de un equipo que aspira por el Scudetto. Más de un año ha pasado desde esa ocurrencia de Sarri y poco ha cambiado. Esta realidad tiene una cara negativa, pues quiere decir que Milik ha vuelto a romperse el cruzado empezando la nueva temporada. Pero también que Mertens sigue rindiendo como en la pasada. En ella consiguió quitarse de encima el sambenito de “agitador de partidos entrando desde el banquillo” para ser denominado, con justicia, como una de las estrellas del Calcio. 78

Le ha costado lo suyo. Tuvo que ir subiendo divisiones, ganando palmo a palmo su condición de futbolista profesional. Desde la tercera holandesa hasta el PSV en 6 años, con etapas intermedias en

“Mertens disfruta de este tiempo jugando al lado de tres hombres importantes para la estructura del Napoli” la Eerste Divisie, en la que el mejor de la temporada por delante de Keisuke Honda, y una fase en el Utrecht en la que empezó a viajar por Europa. Ahora a sus 30 años, Mertens vive su mejor momento. Goles, muchos goles (28 en la pasada Serie A), detalles de calidad y regates con sello belga. Mertens disfruta de este tiempo jugando al lado de tres hombres importantes para la estructura del Napoli. Si el ex-canterano del Anderlecht es el nueve (nada de falso nueve, Mertens actúa como referencia), a sus lados siguen estando como el año pasado Lorenzo Insigne y José Callejón. El primero, el italiano al que todo su país menos el seleccionador se encomendó para superar el repechaje para entrar en el Mundial, ha dejado de luchar con Mertens por ese puesto en el extremo izquierdo y también está evolucionando hacia un mediapunta que se acuesta en la banda. No es raro ver a Insigne empezar las jugadas organizando, más re-

trasado que su lateral e incluso que su interior, el capitán Hamsik, que en este curso igual no está tan fino como en el pasado. En la banda contraria, Callejón. O bien cargando el área junto a Mertens, o bien abriendo el campo pegándose a línea de cal. Es en el costado del natural de Motril donde no se concentra el juego del equipo (el triángulo Ghoulam-Hamsik-Insigne era, hasta la lesión del lateral argelino, el centro neurálgico de las operaciones ofensivas), sino por donde se tiende a finalizar. Maurizio Sarri y su tridente, apoyado en un bloque continuista respecto al curso pasado, siguen buscando dar una alegría al pueblo napolitano que no disfruta del Scudetto desde tiempos de Maradona. Mejorar el tercer puesto del curso pasado parece factible. La barrera ha sido el subcampeonato, aunque hasta la fecha se ha visto a una Juventus, la tirana del campeonato en los últimos seis años, menos fiable que de costumbre. Si además se consigue una bonita historia europea, la historia de Mertens será más redonda aún. Para ello sería imprescindible que la plantilla no sufriera más bajas de larga duración en hombres clave como Milik o Ghoulam. Es cierto que algunas posiciones, como la del pivote, están bien dobladas con jugadores como Jorginho, Diawara o incluso Allan, que participa más desde el interior. O que Zielinski se está

convirtiendo en el jugador número 12 pues sus ingresos en las segundas partes por Hamsik son casi ley cada partido, pero es cierto que los sustitutos de los defensas no parecen mantener el nivel de los titulares. O que incluso Rog y Ounas parecen estar a punto de romper a jugar. No obstante, algo más que un constipado de Albiol, Koulibaly o Hysaj supondría un mazazo para los partenopei. Sin embargo, la primera derrota en liga iba a llegar en diciembre, en el partido en casa contra la Juventus. Hasta ese momento, solo dos empates en catorce jornadas. Más problemas ha tenido el Napoli en la Champions League. El grupo, vencido por el Manchester City, tuvo la dificultad de juntar a otro equipo con un nivel similar al de los italianos como es el Shakhtar Donetsk de Paulo Fonseca. Sea en Champions o en la Europa League, el Napoli seguirá jugando por el continente cuando inicie 2018. Un año que, con Mertens como delantero centro titular, tiene pinta de ser tan bello como el juego de asociación mezclado con una presión que firmaría el mismo Sacchi. Igual el equipo azzurro que preside el productor de cine De Laurentiis es el protagonista de una película con final feliz.

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La felicidad sufrida

España alcanza Rusia Rafa Peinado | @peinado90

España jugará el Mundial de Rusia en 2018 y

lo hará con todo merecimiento y pocas dudas. Lopetegui ha dado con la tecla y su equipo tiene una perfecta mezcla de jugadores veteranos, jóvenes con hambre y jugadores que empiezan a tocar su techo como futbolistas. Su clasificación ha sido impoluta, cerrando su billete mundialista en octubre, tras vencer a Albania e Israel por 3-0 y 0-1 respectivamente. Ninguna derrota en los diez partidos disputados, 28 puntos de 30 posibles con solo 3 goles en contra y 36 a favor culminados con una actuación colosal ante Italia en el partido decisivo, en la que los hombres de Julen pasaron por encima de los italianos venciendo por 3-0 con exhibición colectiva y una exhibición de Isco. Esos son los números con los que España ha liderado su grupo, unos números que rozan la perfección, pero las sensaciones han sido, incluso, mejores. La Roja ha sido un equipo en todos los sentidos, edificado en una defensa que cuenta con los mejores jugadores del mundo que además se compenetran de maravilla. De Gea bajo palos, Carvajal (más la sensación Odriozola) y Alba en los costados con una vocación muy ofensiva y Piqué al lado de Ramos formando una pareja de muchísimo nivel. Por delante Busquets para dar equilibrio e Iniesta para crear, con Isco muy cerca, ambos por el lado izquierdo. El juego de La Roja y los compañeros que rodean a Busquets e Iniesta han hecho que los dos jugadores del Barça se reencuentren con sus mejores versiones, estando muy cómodos en el modelo de juego 80

Vincent Far | @Postmoe

instaurado por Lopetegui. El interior derecho ha tenido más variantes, pero Thiago, Koke o Saúl garantizan un gran nivel. Por delante Silva, quien aporta dinamismo y magia entre líneas, además de una puntualidad goleadora que muy importante para el equipo. En punta Morata, un delantero con mucho gol, mordiente y que da muchísima profundidad al equipo. Pero España no solo tiene un 11 de enormes garantías, sino que también cuenta con algunos revulsivos de primer nivel. Asensio, Vitolo, Thiago, Saúl, Odriozola, Nacho o Aspas también han tenido una participación directa e importante en la fase de clasificación. Lopetegui ha cogido como esquema base un 4-3-3 o 4-1-4-1 que ha encajado como un guante en sus seleccionados. Busquets como pivote, Isco y Silva como extremos de partida pero con muchísimo peso en la generación del juego y la producción del gol, unos laterales de vocación ofensiva que se favorecen de la tendencia interior de los jugadores de banda, Iniesta rodeado de jugones y Piqué y Ramos disfrutando con el balón en los pies. Pero no ha sido reacio Julen a cambiar de formación, de hecho, en partidos en los que ha previsto que el rival se encerrara atrás con muchos hombres no ha tenido problema en adatarse, modificando el esquema y formando con defensa de tres, mostrándose como un técnico que se adapta a sus jugadores y también al rival, siempre con una idea clara de juego: dominar y superar al rival a través del balón y el ataque organizado.

Cuando algo ha sido esperado durante mucho tiempo,

si ese algo llega, de golpe nos cuesta asimilarlo, como si el aceptarlo de lleno pudiera romper el hechizo de una felicidad tantas veces imaginada que, por eso mismo, uno no puede llegar a creerse del todo. El seguidor valencianista se había convencido, durante todo el verano, de que el año sería, en el mejor de los casos, difícil. Aderezado quizá por el buen hacer de un nuevo entrenador --Marcelino García Toral-- que, eso sí, casaba con un estilo futbolístico que gusta a Mestalla. Marcelino iba a ser, desde el principio, el soporte de un año de crecimiento, en detrimento de un plantilla en la que no se confiaba. Pese a eso, los indicios de la felicidad futura se iban acumulando desde el principio, ya durante el verano, con una excelente confección deportiva y la llegada de nombres acorde al gusto y al estilo del míster. La razón apuntaba que la llegada de los Murillo, Paulista, Kondogbia, y del enérgico Gonçalo Guedes no podía más que ofrecer riqueza, pero el aficionado se fijaba en detalles, aferrándose a la necesaria negatividad: no, no eran jugadores contrastados, no habían triunfado en Italia, se lesionaban mucho; en fin, cualquier cosa. El sufrimiento de otros años pesaba. Por supuesto, estaba la dureza del calendario en sus primeras semanas, el hecho de que se tuviera que pasar a un four four two que trasladaba a décadas anteriores; todo ello se adujo, en el sentir blanquinegre, como la necesaria venda antes de la herida. Pero ¿qué propuso desde el primer momento Marcelino? Cerrar cualquier herida en base a un esquema futbolísticamente natural, porque es fácil en él calibrar los esfuerzos y trabajar en parejas; de delanteros, de mediocentros. Las rotaciones también son más evidentes, y, adentrándonos en lo táctico, la ocupación de espacios es la racional si se quiere defender primero. Es el 4-4-2 un potenciador de sinergias, haciendo que un delantero como Rodrigo viva de las virtudes del

rocoso Zaza y que, siendo ambos jugadores de menos remate que la media, puedan vivir el uno de los goles del otro. Sobre estas alianzas Marcelino ha trabajado con un libreto reconocible, que favorece equipos cerebrales, prefiriendo ceder el balón a arriesgarse, y que, entregando generosamente las bandas al rival, prepara pasillos que serán inmediatamente ocupados tras recuperación. Los roles están bien definidos: Parejo filtra y es la isla de todos, Soler y Guedes levantan el césped o asisten, Rodrigo contemporiza, oxigena por unos segundos, y cierra entonces el mecanismo de la trampa. Con estos argumentos se gana el primer partido. Pero la derrota, segura, vendrá en el Bernabéu; se empata, se coquetea incluso con la victoria: cabalga Kondogbia. Los siguientes dos encuentros son engañosos, puesto que el equipo crece en automatismos. Luego se golea al Málaga, pero ya falta menos para la temida derrota. Entonces llega Anoeta, en un partido inmenso y lleno de errores que se gana. El valencianista siente por fin que recupera las sensaciones de antaño, las de la exaltante competitividad de las noches de fútbol, pero todavía su mecanismo de defensa es implacable: el equipo encaja demasiado, se dice. En paralelo, Rodrigo y Zaza han fijado sobre el césped todo lo bueno que se les intuía y Parejo domina como el mejor mediocentro del campeonato; Guedes fulmina los videoresúmenes en cada contra lanzada. Se sigue encajando, pero se marca más. Marcelino no está extasiado, pero no es tonto y no se enfada. Aprieta. Sus futbolistas responden con partidos ejecutados más que jugados, donde los jugadores deciden cuándo y cómo toca finiquitar. Ahora el valencianista se empieza a preguntar si esta vez sí tiene derecho a, por fin, abonarse a la felicidad. Le da la vuelta a su certeza y se pregunta ¿cuándo perderá el Valencia? Y sueña. 81


OCTUBRE

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Islandia sigue viva

Una Lazio que va a más Roque Arambarri | @RoqueArambarri

Desde que los caminos de Simone Inzaghi y la SS Lazio se cruzaron en la temporada 2015/16, el conjunto laziale no ha hecho otra cosa que crecer. Y eso que en verano de 2016, Claudio Lotito, presidente de la Lazio, quería que Marcelo Bielsa fuese el inquilino del banquillo del Olimpico, pero a falta de que ambas partes se pusieran de acuerdo, Simone Inzaghi —ex jugador de la Lazio en sus años más gloriosos— asumió los mandos del equipo.

En su primera campaña al completo, el menor de los Inzaghi logró que su Lazio se clasificase para la Europa League al conseguir un meritorio quinto puesto en la Serie A, y a esto le añadió la clasificación para la final de la Coppa Italia en el que cayó ante la Juve. Sin embargo, en su caso particular, lo mejor estaba por venir, y tras ver cómo Keita Baldé y Lucas Biglia —dos de los fijos de Inzaghi hasta entonces— abandonaban el cuadro romano, Simone consiguió algo más importante que lo anterior: venció a la Juventus en la Supercoppa de Italia el agosto pasado y devolvió a la afición laziale esa sensación de nuevo un equipo campeón. La marcha de varios de los futbolistas más relevantes en el primer año y medio del técnico biancocelesti, llevó a Simone Inzaghi a tener que ingeniárselas para seguir haciendo de la Lazio uno de los conjuntos más competitivos del Calcio. Su habitual 1-3-5-2 no sufrió cambio alguno; Lucas Leiva cogió el testigo de Biglia en la medular con bastante naturalidad y en medio de esto el papel de Luis Alberto dentro de la Lazio adquirió una mayor importancia. Su entrenador entendió en 82

Miguel Sanz | @MiguelSanz_

verano que ante la salida de Baldé, al español tenía que tener cabida en su once tipo y así lo hizo. Inzaghi confió en él más que nadie y Luis Alberto, a sus 24 años, está sabiendo responder. El canterano del Sevilla FC no tardó en entrar en los planes de su técnico —fue titular en el primer partido oficial de la Lazio en la 17/18— y desde entonces es un indiscutible. La gran química que está demostrando tener con el capocannoniere de la Serie A y otro puntal de esta Lazio (Ciro Immobile), le ha beneficiado a la hora de erigirse como su mejor socio en el ataque y todo ello le ha llevado a Luis Alberto a ser convocado incluso por Lopetegui para la absoluta de España.

“Sergej Milinkovic-Savic ha dejado de ser tan solo una promesa” Pero en la Lazio que finalizó el mes de octubre en puestos Champions y líder en su grupo de la Europa League, hay otro nombre que destaca sobre el resto: Sergej Milinkovic-Savic. El centrocampista serbio es otro de los jugadores que potencia el colectivo laziale desde la posición de interior izquierdo, aunque Milinkovic-Savic es bastante más que eso. Simone Inzaghi es conocedor del poderío físico que destila el ex del Genk, y muchas veces le pide que se descuelgue permanentemente para que sea él el tercer atacante de los suyos. Como consecuencia de ello, Sergej Milinkovic-Savic ha dejado de ser tan solo una promesa, y es a día de hoy otra de las claves que explica el éxito de la Lazio.

Se había ido Lars Lagerbäck y compartían grupo con

tres selecciones que habían participado en ‘’su’’ Eurocopa. Daba reparo volver a ver a Islandia luchando por entrar en una competición continental. No queríamos ver sufrir a una selección que nos había dado tantas alegrías, preferíamos quedarnos con la idílica imagen que dio en la pasada Eurocopa. Queríamos quedarnos con lo mágico y olvidar la realidad, cerramos los ojos antes de que nos hicieran nada. Era paternalismo sofisticado, nos intentábamos proteger del golpe de realidad que diluyese la magia. No llegó. No ocurrió porque Islandia es más que un sueño, la Selección islandesa es un proyecto a largo plazo. Lo sabíamos, habíamos leído miles de reportajes, pero tuvimos la osadía de pensar que el tamaño del país marcaría la grandeza de su combinado nacional. Que no daba para más. En parte así ocurrió, la Islandia que habíamos conocido por su seguridad titubeó ante Kosovo o Finlandia con Heimir Hallgrímsson experimentando la soledad desde la banca. Sobre todo las malas sensaciones se acentuaban con las bajas de Sigthórsson y Bödvarsson, que además tenía que cubrir Finnbogason en punta. Seguía el mismo bloque, pero Heimir se quedaría sin su receptor y sin su agitador. La manta parecía demasiado corta, pero ahí apareció el mejor modisto de Islandia: Sigurdsson. Pasaría de hacer pareja en la medular con Gunnarsson a ubicarse como mediapunta, sería la punta del triángulo entre Aron y Hallfredsson, la novedad en el centro del campo. Este cambio fue temporal, pero devolvió la seguridad a una Islandia que sería menos británica. Esta lentitud procedía de un equipo que tenía que recorrer más metros porque las transiciones empezaban desde más

atrás, desde la mediapunta. El combinado nórdico tuvo que proponer un ritmo lento para propiciar que Sigurdsson, su único receptor de confianza, pudiese gozar de posesión. Se cedieron metros y el repliegue se intensificó, pero Islandia estaba preparada ya que gozaba de más hombres en la medular, concretamente con uno más en el centro. Los equipos se encontrarían con un combinado que contaba, como mínimo, con los mismo número de jugadores por el centro y que por fuera seguía siendo igual de pegajosa, sumando a ello la incorporación como lateral izquierdo a un central como Magnússon. El equipo se estiraría menos y descoserse sería más difícil, se había encontrado el equilibrio. El dominio era posible y se utilizó para que ocurriesen pocas cosas en los partidos decisivos. Ahora Islandia juega con un temporizador incorporado, que en su momento parecía incrustado en una bomba que pudiese explotarle en las manos. El juego directo característico de Islandia necesita de una concatenación de transiciones, de arriesgar tus espaldas con una defensa adelantada y una medular presionante. En una situación límite Islandia decidió que este riesgo lo tomasen los demás y que en base a la disciplina islandesa no encontrasen rédito, por lo que sacrificarían un par de llegadas de más por unas con mayor peligro. Para Hallgrímsson no había riesgo, tenían a Sigurdsson más cerca de la portería y confiaba en que una de sus acciones tuviese el mismo peligro que tres de las transiciones de antaño. No le quedaba otra. Ante Kosovo, Gylfi Sigurðsson marcó en la segunda ocasión en la que se acercaba a la portería contraria en el partido. Pisó área, se tropezó regateando y anotó cayéndose. La llegada de Gylfi les dio el billete a Rusia. 83


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Y además... El Nantes de Ranieri anima la Ligue 1 Con Claudio Ranieri como la cara más visible del proyecto, el Nantes no tardó mucho en aparecer en los primeros puestos de la Ligue 1. El equipo francés completó un inicio de temporada algo dubitativo, pero para la jornada número 10 ya contaba sus encuentros por victorias y se acercó a la parte alta de la clasificación, ganando muchas veces por la mínima.

Noviembre

Noviembre fue un mes en el que se decidieron varias cosas: las últimas selecciones lograron su pase al Mundial de Rusia 2018 y el planeta entero vio como Italia se quedaba fuera de la Copa del Mundo; algo que no ocurría desde hace 60 años. Por otro lado fase de grupos de la UEFA Champions League y la UEFA Europa League entró en su recta final. Y en la Liga Santander, Getafe y Villarreal firmaron dos rachas muy positivas que le convirtieron en dos de los mejores equipos de Primera.

Kepa haciéndose un nombre en el Athletic Ya sin Iraizoz, Kepa Arrizabalaga asumió con muchísima naturalidad el puesto de guardameta titular dentro del Athletic Club de Bilbao. El nuevo cachorro empezó su andadura en el primer equipo muy bien, y varios grandes de Europa no tardaron en interesarse por sus servicios, puesto que termina contrato en junio de 2018.

Umtiti se convierte en el bastión de la defensa del Barça de Valverde Samuel Umititi elevó su nivel a las órdenes de Ernesto Valverde y pronto se convirtió en el verdadero líder de la zaga culé. Ante las dudas que Piqué transmitió en algunos partidos, el central galo siempre estuvo a la altura y dio un paso al frente. El Txingurri aprovechó la situación y sobre él, Messi y Ter Stegen construyó su primer FC Barcelona.

Jupp Heynckes se hace cargo del Bayern por cuarta vez en su trayectoria como entrenador El duro varapalo que el Bayern Múnich recibió en su vista al Parque de los Príncipes en la Liga de Campeones se llevó por delante a Ancelotti. Rummenigge y Hoeneß comenzaron a buscarle sustituto, y a las semanas del despido del italiano, Heynckes llegó de nuevo al Allianz. Por cuarta ocasión en su carrera como entrenador, Jupp fue nombrado técnico del Bayern hasta el próximo verano. ¿Su misión? Reconducir el rumbo del equipo con el que más éxitos ha cosechado.

España cae en la final del Mundial Sub-17 ante Inglaterra La Selección de España Sub-17 cayó en la final del Mundial de esa misma categoría ante Inglaterra. Y eso que el partido no pudo empezar mejor para los de Santi Denia: un doblete de Sergio Gómez puso el 0-2, pero en la segunda mitad Inglaterra reaccionó y entre Phil Foden y Brewster, el combinado inglés le dio la vuelta al marcador. Con este resultado, la Federación Inglesa de Fútbol se alzó con el segundo trofeo internacional en menos de un año.

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NOVIEMBRE

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Rusia cierra sus puertas Javier Pérez | @ElCarrilDelOcho

La historia de cada Mundial se empieza a escribir

mucho antes del partido inaugural. En el recuerdo siempre queda el campeón, colmado de gloria tras conseguir el cetro del mundo futbolístico, así como el subcampeón y algunas buenas historias de superación. Pero precisamente por tener la oportunidad de protagonizar alguna de esas historias, por el mero hecho de acudir o no a semejante evento, cada cita mundialista comienza a dejarnos sus primeras pinceladas de emoción en la fase clasificatoria. Con muchas alegrías y celebraciones, pero también, claro está, alguna lágrima. Empezando por lo positivo, hubo una historia que debió ser un mero trámite y se convirtió en un calvario con un final épico. La Argentina de Leo Messi y Jorge Sampaoli consiguió una agónica clasificación para Rusia en un partido excelso de su capitán, que hizo un hattrick, para resolver una situación prácticamente sin precedentes en el conjunto albiceleste. El equipo entró en una crisis de identidad y resultados tan acuciante que afición y prensa estaban desesperados. No había solución imaginable. Todos los protagonistas terminaban dando su peor versión sobre el terreno de juego, conscientes del peso que tenía esa camiseta en ese momento. Un hecho que daba más rabia todavía cuando veían a Messi hacer lo imposible por echarse al equipo a sus espaldas, sin un solo apoyo entre sus 22 compañeros. Por suerte para ellos, en una jornada final agónica en la que empezaron perdiendo ante Ecuador, el astro alineó 86

sus disparos para no permitir que la tragedia fuera irreparable.

“Por primera vez desde 1958, cuando el balón eche a rodar en Rusia no habrá jugadores italianos a su alrededor” Varias fueron las selecciones que sí consiguieron su pase sin demasiados apuros, entre las que sorprendió ver a Islandia. Aunque están a dos sorpresas más de que nada nos sorprenda ya. Otras no lo tuvieron tan sencillo, aunque en las repescas consiguieron su billete. Entre estas últimas hay que destacar la Australia de Tim Cahill, que justo de su mano consiguió que el capitán aussie no se pierda su cuarto Mundial consecutivo. Un récord local que agrandó su mito global. Y también hay que celebrar el regreso de Perú a una cita mundialista, hecho que no se producía desde el Mundial de España en 1982, así como la presencia de otras selecciones como Marruecos o Panamá. En el apartado de las ausencias, siempre ocurre que alguna estrella internacional no consigue estar en este tipo de torneos al pertenecer a selecciones no tan potentes. Así ocurre con Pierre Emerick Aubameyang o Gareth Bale, que si bien es cierto que Gales ha mejorado su estatus global con grandes actuaciones en la pasada Eurocopa, no ha conseguido pasar de la repesca ante una Irlanda bien

plantada. Y después están las grandes ausentes. Las selecciones que se echan en falta. Un grupo de equipos entre los que nadie quiere estar porque han protagonizado grandes decepciones para sus aficionados y entre los que destaca especialmente una: Italia. Por primera vez desde 1958, cuando el balón eche a rodar en Rusia no habrá jugadores italianos a su alrededor. Los delanteros no tendrán que temer a Giorgio Chiellini. Los balones aéreos no quedarán en manos de Buffon. Tras quedar en segundo lugar en el grupo que lideró España, la selección Azzurra no consiguió clasificarse en su duelo de repesca ante Suecia, costándole el puesto a su técnico Gian Piero Ventura. Un combinado que introdujo como cambios a jugadores del Waasland-Beveren belga, el Seattle FC americano y el Crotone italiano, sin desmerecer el mérito de ninguno de sus componentes, fue capaz de ganar el partido de ida por la mínima y aguantar el empate en San Siro ante una Italia no muy reconocible. De hecho, muchos criticaron la no inclusión de Lorenzo Insigne, jugador muy en forma y ofensivo, ni siquiera desde el banquillo. Y es que ni el juego ni los protagonistas convencieron a los aficionados como argumentos de peso para conseguir su pase, dejando como triste consecuencia la desaparición de leyendas como Buffon del que seguro era su último Mundial.

Pero no sólo Italia decepcionó al no clasificarse. Otro combinado europeo, en este caso Holanda, volvió a lucir un estado de forma muy lejos de su potencial y no llegó siquiera a disputar la repesca en un grupo que dominó Francia y remató Suecia -de nuevo-. La siempre prolífera cantera flamenca no atraviesa su mejor momento y por momentos costaba reconocer el once titular del combinado naranja. Un once que además de irreconocible seguía necesitando de la luz que suponen hombres como Robben para cualquier pequeño éxito ya que la siguiente generación seguía necesitando tiempo. Lo mismo se puede decir de Chile, que no consiguió pasar el corte del siempre complicado grupo sudamericano. La Roja está sufriendo un proceso similar al holandés, en el cual sus mejores hombres empiezan a sumar años y momentos de baja forma mientras que la siguiente generación ni siquiera parece asomar la cabeza. Y a esta lista hay que sumar otras ausencias como la de Estados Unidos, Ghana o Austria. Selecciones con grandes nombres propios en la mayoría de los casos que no han conseguido ser un equipo compacto para poder vencer a otros menos preparados individualmente que sí han logrado serlo.

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NOVIEMBRE

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Jóvenes y sobradamente preparados Shark Gutiérrez | @SharkGutierrez

Hace no mucho tiempo, Javier Clemente dejaba

claro que el entrenador es un mero “transmisor de un mensaje, de una idea”. Argumentaba el de Barakaldo que hoy en día se le da un excesivo protagonismo al entrenador, cuando lo más importante eran los jugadores; que un entrenador se adapta a los jugadores que tiene en un primer momento y luego va perfeccionando su forma de jugar.

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Puede ser que no le falte razón al que fuera seleccionador español durante la década de los 90, pero también es cierto que el impacto de un entrenador sigue siendo superlativo en unos casos. Hay una relación afectiva/emocional/psicológica que acompaña a un ideario futbolístico; el caso más paradigmático es el de Diego Pablo Simeone en el Atlético de Madrid. En Alemania pasa un tanto lo mismo con Jupp Heynckes y el Bayern o Jürgen Klopp y el Dortmund: transmisores de ideas que, sin ser las más “modernas”, an y dieron, respetivamente, una respuesta casi inmediata, pese al gran coste que tiene para ellos, muchas veces, no haber tenido un “plan B3. Sin embargo, y continuando en el país teutón, existe una nueva generación de técnicos que arriesgan, exponen y ganan con el cambio en sus respectivos clubes (aunque esto no ocurre siempre). El caso más relevante es el de Julian Nagelsmann con el Hoffenheim, al que salvó del descenso seguro en la 15-16 cuando parecían encaminados hacia segunda visión y, prácticamente con la misma plantilla (retocando algunas cosas), metería al equipo, por primera vez desde que estaba en la máxima categoría, en primera división. Hoy, a sus 31 años, Nagelsmann no solo es el futuro, sino también el presente. Por ese camino también va el Schalke 04, de la mano de Domenico Tedesco (compañero de Nagelsmann en la escuela de entrenadores), donde parece estar imprimiendo

Un Villarreal para Bakambu y Fornals Javier Pérez | @ElCarrilDelOcho

un sello y/o identidad a los de Gelsenkirchen. No solo es que ambos ganen, sino que también convencen. El Schalke parece haber vuelto a la senda de la regularidad que tanto le caracterizó hace no mucho, pese a la inestabilidad de su banquillo. Ambos confían en gente joven, que no inexperta, para ir paliendo y puliendo errores de su propuesta. Ambos llevan a la máxima aquello de que “no por falta de experiencia, significa tener menos capacitación”. Todos ellos tienen un nexo común: llegar lo más rápido a portería, sin excesiva circulación de balón, imprimiendo velocidad y usando los costados como punto de partida y entrada principal de sus jugadas de ataques. No sería muy habitual que uno de estos equipos tenga más del 60 % de posesión, pero sí que ocupen todos los carriles e intenten explotar la transición, la velocidad y el movimiento como puntos de nexo en común. Todos con motivos diferentes, pero buscando el mismo fin: el gol. La máxima de estos técnicos no es el miedo a perderla, sino donde puede perderse y cómo hacer para recuperar y defender lo mejor posible. Sea con o sin el balón por medio. Ninguno de ellos se va a caracterizar por ser de los equipos menos goleados de la categoría, pero suelen estar en las cifras de quienes más marcan. Sus prpuestas atrevidas mezclan cierto aire continuista de la verticalidad germana, con el uso de la pelota para sus creativas formas de generar ocasiones de gol. Con más o menos acierto, con mejores o peores plantillas, ellos marcan una nueva tendencia en la Bundesliga. Como pasa con los jugadores jóvenes que destacan en la élite: jóvenes, aunque sobradamente preparados.

El que antaño fuera un banquillo tranquilo se está

agitando. El verano de la temporada pasada, Marcelino García Toral, actual brillante técnico del Valencia CF, decidió que era el momento de dejar la entidad amarilla tras algunos desencuentros. Y en el mes de septiembre de 2017, pocas jornadas después del comienzo de la temporada, fue la directiva la que decidió que Fran Escribá no podía seguir siendo el técnico del Submarino. Y como solución a este pequeño vaivén de entrenadores decidieron mirar hacia dentro. Encontrar al sustituto en casa. Así llegó del filial Javi Calleja y le dio las llaves de su equipo a Pablo Fornals y Cedric Bakambu. Con personalidad y la tranquilidad de saber que su esquema ha funcionado anteriormente -dejó el Villarreal B luchando con Elche y Mallorca por el ascenso a la categoría de plata-, nada más llegar el técnico madrileño implantó su 4-4-2 donde los cuatro centrocampistas forman un rombo. Su intención no era ofrecer una versión netamente contragolpeadora, que prescindiera del balón por sistema, aunque tampoco renunciaba a ser vertical cuando se necesita. Sólo había que ver cómo jugaba la dupla más potenciada del equipo con este sistema. Sin Bruno Soriano, todavía lesionado, Rodrigo asumió las labores de la base de ese rombo para dar seguridad en el pase sin perder la compostura en defensa. Manu Trigueros era uno de los interiores fijos, normalmente por la izquierda, y el otro podía ser Samu Castillejo. El caso del malagueño es particular ya que en este nuevo esquema perdía su zona de mayor influencia: el extremo derecho. De hecho, era la nota más embriagadora del conjunto cuando estaba Escribá. Su capacidad para conducir y combinar, sumadas al exponencial crecimiento que sufrió mentalmente para asumir el papel

de líder del equipo eran una mezcla que dejó partidos exquisitos. Y no ocurría así en este plan. Pero ver a Pablo Fornals en la mediapunta filtrando balones y a Cedric Bakambu atacando los espacios para finalizar era el quiz de la cuestión. El sino de este equipo. La identidad sobre la que construir las demás piezas y movimientos. Y los puntos no tardaron en llegar de sus botas.

“Los laterales tenían bastante que decir en este esquema tan cerrado” Con los dos protagonistas definidos, las posiciones menos claras sufrían el clásico síndrome dubitativo de cualquier entrenador con apenas dos meses al cargo. Carlos Bacca, por su calidad innegable, parecía estar destinado a jugar junto al delantero congoleño. Sin embargo, sus roles no parecían ser muy compatibles y poco a poco la figura de Sansone se fue colando en el once como contrapunto. También los laterales tenían bastante que decir en este esquema tan cerrado, con un Mario Gaspar que recuperaba sensaciones de momentos mejores. Y la zaga se sostenía gracias a un buen Víctor Ruíz, que tras las dudas iniciales de Semedo se complementó bien tanto con él como como Álvaro. Así se diseñaba un equipo con mucho recorrido para terminar de definirse y con las mismas expectativas que cada año pese a los cambios. Sorprender, crecer y enamorar con su fútbol a una afición siempre exigente en este último aspecto. Tanto como para destronar a quien no cumplía ese canon sin sustituirlo con resultados brillantes.

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Heynckes para volver a encontrarse

El Coliseum de Bordalás Rafa Peinado | @peinado90

El Getafe de Bordalás es una de esas buenas

noticias que cada año nos regala la Liga. Pese a ser un recién ascendido, el conjunto madrileño ha comenzado la temporada transmitiendo muy buenas sensaciones. Equipo con ideas muy claras y perfectamente llevadas a cabo, y que ha plantado cara a todos los grandes que han visitado el Alfonso Pérez. El primero en pasarlo mal en su visita a la capital fue el Sevilla, un conjunto de Champions que solo pudo ponerse por delante a 7 minutos del final del encuentro. El segundo partido recibía a un renovado Barça que contaba por goleadas sus primeros partidos ligueros, pero que sufrió de lo lindo para remontar el tanto inicial de Gaku, una de las sensaciones en el inicio liguero del Geta. Los hombres de Valverde no culminaron la remontada hasta el minuto 84, y de nuevo, a escasos minutos del final, se le escapaba un valioso y merecido punto al equipo azulón. Sin embargo sí le sonrió la suerte en el tercer partido en casa, en el que golearon a todo un Villarreal por 4 goles a 0. Tres partidos en el Coliseum, solo tres puntos pero buenísimas sensaciones. El siguiente en pasar por el estadio getafense fue el Madrid, quien al igual que el Barça y Sevilla no pudo marcar el gol de la victoria hasta escasos minutos del final. 83, 84 y 85 fueron los minutos en los que Sevilla, Barça y Real Madrid dejaron el mal sabor de boca a un equipo que en ninguno de los tres partidos mereció perder. Bajo un 4-4-1-1 o 4-4-2, Bordalás han construido un equipo muy rocoso en defensa y con velocidad y acierto arriba. Guaita se muestra muy 90

Enrique Montesano | @HenryHM_

seguro bajo los palos y unos renacidos Cala, Antunes y Damián Suárez dan empaque a la línea defensiva que cierra una de las revelaciones del inicio de temporada, el pequeño y rapidísimo central Djené. En el centro del campo Bergara vuelve a disfrutar de minutos acompañando a otro fichaje, el joven argentino Arambarri. Portillo, Amath o Álvaro Jiménez entran por banda mientras que Fajr y Ángel se turnan para acompañar a eterno Jorge Molina en punta y anotar en casi todos los partidos disputados. Acomodado en media tabla y lejos de los puestos de descenso, el Getafe termina noviembre y comienza diciembre con el objetivo de la sal-

“La línea defensiva la cierra una de las revelaciones del inicio de temporada, el pequeño y rapidísimo central Djené” vación en la mano y con Europa como sueño. Djené, Arambarri, Ángel o Jorge Molina ejecutan el plan de Bordalás, un plan de equipo sólido, gustoso de ver y con sueños aún por cumplir. El Coliseum ha sido testigo de algunas de las peores versiones de Madrid o Barça, y también de la primera derrota en Liga del mejor Valencia en años.

Si algo funciona, no lo cambies, y si lo cambiaste, vuelve a traerlo. Algo así debió pensar la directiva del Bayern cuando decidió sacar a Jupp Heynckes (72) de su retiro para entregarle por cuarta vez en su carrera los mandos del equipo de Baviera. Las pobres señales tanto anímicas como futbolísticas que venía desprendiendo el conjunto a manos de Carlo Ancelotti le costaron el puesto al técnico italiano con un claro objetivo en mente: recordarle al Bayern qué es el Bayern.

Y no era sencillo; el sorprendente arranque del Dortmund de Bosz y el imparable torbellino que es hoy en día el PSG de Neymar habían dejado a un gigante altivo dudando de sí mismo y de su papel en su país y su continente. Un gigante que, recordemos, había perdido en un mismo verano la calidad y jerarquía de Lahm y Xabi Alonso, lo que, unido a la eterna promesa de declive de Robben y Ribéry y la marcha de un fuelle anímico como es Douglas Costa, hacía que el Bayern necesitara de un nuevo impulso para relanzar su proyecto. Piezas como Tolisso, James o Rudy llegaron para sumar y mucho, pero liderar, que aún les quedaba lejos, quedó en manos de hombres como Coman, Kimmich o Thiago, cuyo paso adelante sirvió para que el equipo fuera reconocible pero no para que se reconociera a sí mismo. Para eso tuvo que llegar Heynckes. La llegada del técnico alemán se notó desde el primer día. El ritmo, cuya espesura era uno de los principales problemas del equipo con Carlo, se aceleró con un empujón moral que fue recordando a varias piezas de la plantilla que podían dar más y ser más. Müller, que viene de casi dos años vagando por el desierto, volvió a sentirse importante en un equipo que volcaría el juego

verticalmente sobre el área rival, donde su instinto está más preparado para hacerle volver. Javi Martínez, que dominó Europa desde el medio con Jupp y sufrió entre lesiones y caderazos para encontrarse de central, volvió ser indiscutible en el pivote. Alaba, cuyo rendimiento se había ido diluyendo entre cambios de posición y de rutinas, vuelve a disfrutar de tener una banda para demostrar que es un portento como quedan pocos. El juego por bandas que propone Heynckes beneficia tanto a sus extremos (Robben y sobre todo Coman), a los que les pide unas rutinas más interiores, como a sus laterales (Alaba y sobre todo Kimmich), de los que espera una profundidad constante. Merece mención el buen hacer de Joshua Kimmich, posiblemente uno de los nombres del equipo, que ha progresado muchísimo en la lectura de cada jugada y que demuestra constantemente que es un portento físico. Probablemente, de estar el lateral más cubierto, no extrañaría que Kimmich fuera importante en el mediocampo de Heynckes con el nivel que ha venido demostrando. Los resultados no se han hecho esperar. Las victorias se sucedieron, sirviendo para situar al Bayern líder en Bundesliga, eliminar al Leipzig en Copa y reencontrarse en la Champions. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y poco a poco hemos ido viendo como el juego de los alemanes ha ido espesándose con los encuentros. El ritmo ha ido frenándose paulatinamente, y las lesiones de varios de los hombres importantes han hecho que la fluidez no sea la misma y que empiecen a saltar algunas alarmas. Mientras tanto, sin embargo, el Bayern sigue ganando. Porque es lo que hace el Bayern. Porque es lo que hace Heynckes. Porque tenían que volver a encontrarse.

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Y además... Últimos billetes para Rusia 2018 En noviembre se pusieron en juego los últimos billetes para el Mundial y varias selecciones que hasta ese momento no tenían certificada su presencia, lograron el pase en los play-offs. Marruecos, Egipto, Suiza, Croacia y Dinamarca confirmaron que en junio estarán en la cita mundialista, mientras que Italia cayó ante Suecia y será, junto a Holanda, la gran ausente de la competición. Por otro lado, Perú venció a Nueva Zelanda y con ello aseguró su regreso a una Copa del Mundo 36 años después.

Diciembre

El último mes del año estuvo lleno de emociones: Cristiano Ronaldo ganó su quinto Balón de Oro, llegó el esperado Clásico y el Real Madrid conquistó un nuevo título. El conjunto de Zidane se hizo con el Mundialito de Clubes, mientras que días después cayó en el partido ante el Barça, en un duelo que le alejó de sus posibilidades en Liga. Las competiciones europeas llegaron al parón invernal con todo decidido y con el sorteo de octavos de la Champions ya realizado que nos dejó tres cruces difíciles para los equipos españoles.

El otro fútbol: Berizzo padece cáncer de próstata y Yeray recibe el alta médica La alegría de la remontada del Sevilla ante el Liverpool en la Champions se juntó con la noticia de que Eduardo Berizzo padecía cáncer de próstata y tendría que ser sometido a una operación. Días después, Yeray Álvarez recibió el alta médica tras haber estado casi un año peleando contra un tumor en su testículo derecho. El central rojiblanco volvió a darnos un ejemplo de superación. Ahora le toca al Toto.

Pirlo pone punto y final a su carrera A un mes de acabar el año, Andrea Pirlo anuncio su retirada del mundo del fútbol. Después de 23 años en los que ganó muchísimos títulos entre los que debemos destacar un Mundial y dos Champions, el regista del calcio italiano por antonomasia dijo adiós al deporte rey, defendiendo los colores del New York City.

Hirving Lozano se sale en la Eredivisie Por fin cruzó el charco e Hirving Lozano aterrizó en Europa realmente bien. El atacante del PSV Eindhoven no tardó en hacerse un hueco en los onces de Cocu, y lo cierto es que en apenas 15 partidos ha marcado 10 goles en el equipo que actualmente lidera la clasificación de la Eredivisie. Ya son varios los clubes que le siguen de cerca la pista.

El Besiktas se pasea en la fase de grupos de la Champions con un gran Cenk Tosun El Besiktas de Senol Günes fue uno de los conjuntos más brillantes de la fase de grupos de la UEFA Champions League. No perdieron ni un solo encuentro y quedaron los primeros del Grupo G por delante de Porto, RB Leipzig y uno de los semifinalistas de la pasada edición, el AS Monaco. Tosun, que produjo un total de seis goles en esos primeros partidos, fue una de las claves del éxito de un Besiktas estimulante.

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DICIEMBRE

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El Método Klopp en su tercer año en Anfield Javier Pérez | @ElCarrilDelOcho

Si por los aficionados fuera, cada partido de

fútbol terminaría 7-6 con transiciones rápidas, regates, disparos espectaculares y emoción hasta el último segundo. Con subida del portero en el córner final incluída. Sin duda, todos pagaríamos gustosamente por una entrada para un partido así. Y algo así deben de sentir en Anfield desde que Jurgen Klopp tomó las riendas del Liverpool para aplicar su método a una competición tan vertiginosa como la Premier League. Aunque este año, fruto de su poso en el club, nos presente una versión especial. Pocos entrenadores consiguen imponer su sello a los equipos que entrenan como el técnico alemán. Desde su éxito en el Borussia Dortmund, donde estuvo a punto de llevarse la máxima competición europea de clubes, todos sabemos identificar rápidamente el estilo Klopp: equipos rápidos, tanto con el balón como sin él, que no dudan en tender trampas a sus oponentes con su presión elevada para después aprovechar cada robo y atacar con vértigo los espacios que haya generado su rival. Un plan arriesgado, que requiere de un perfil muy específico de futbolista y que parecía encajar a las mil maravillas con la liga británica.

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Aunque sus primeros pasos no fueron firmes, en su ya tercera temporada a las órdenes del conjunto de Liverpool Jurgen Klopp ha conseguido implantar una versión muy competitiva en su plantilla, aunque también algo inestable.

Con la llegada de jugadores como Mohamed Salah en el mercado de fichajes y la consolidación de otros como Sadio Mané, James Milner o Phillippe Coutinho, Anfield está disfrutando de noches muy divertidas de fútbol. Aunque si has leído con atención, en esa lista de nombres no aparece un perfil imprescindible: los defensas. Como hemos dicho, el fútbol que despliega este Liverpool es puro vértigo. Su forma de materializarlo en el campo es con una presión orientada muy agresiva que provoque los robos rápidos, para lo que utiliza la agresividad de los jugadores ofensivos y centrocampistas. Incluso los laterales y los centrales optan por posiciones adelantadas que no generen huecos y apoyen esta presión. Pero las veces que no se roba, el equipo debe defender en campo propio, donde ofrece una versión mucho menos competitiva. Si bien también aquí se ha mejorado la versión del equipo respecto a las primeras temporadas, en una competición larga como puede ser la liga no está siendo suficiente. Dejan Lovren junto con Klavan, o incluso a veces con Emre Can, cuando Klopp quiere desplegar una versión todavía más agresiva, han mostrado el poso que supone entender mejor los matices de un sistema tan marcado como éste a base de repetirlo y entrenarlo. Pero el sistema es tan exigente a nivel de concentración y decisiones que, en partidos puntuales, los errores se producen más de lo deseable y los pagan caro.

Entonces, si el equipo sólo ha experimentado una mejora leve en su faceta defensiva, ¿por qué este año está pareciendo superior? La respuesta hay que buscarla en un mar de detalles que terminan marcando la diferencia en el fútbol, pero si hubiera que reducirlo a uno, la respuesta sería clara: su capacidad de intimidación. No es fácil plantear un partido ante un equipo con una propuesta tan definida como éste, pero tampoco lo es saber que si consigues darle la vuelta a su Plan A, siguen teniendo armas ofensivas demoledoras para imponerse. Su máximo exponente son sus dos hombres diferenciales: Sadio Mané y Mohamed Salah. El senegalés fue el primero en marcar la diferencia en la temporada 2017/18 y el segundo lo está haciendo todavía más tras su lesión. Jugadores muy rápidos al espacio, con capacidad para la conducción, desborde y lo más importante, decisivos de cara a portería. Un elemento que en las pasadas temporadas no estaba tan consolidado. Sabiendo que, tanto en un robo adelantado como en el hueco que puedas dejar a tu espalda, estos jugadores pueden conectar con hombres como Roberto Firmino para provocar ocasiones claras de gol en cualquier comento, el juego se ve fuertemente condicionado. Si, en cambio, el rival opta por replegar y ceder la iniciativa, el equipo tampoco anda escaso

de creatividad. El desborde individual de estos hombres, la magia de Coutinho en tres cuartas partes de campo y el asedio que supondrá la acumulación de hombres que podrán tener en campo contrario hacen del Liverpool un equipo igualmente temible. Sin duda, de forma menos acuciante que con espacios, pero en ningún momento se quedará sin argumentos. Y en equipos con estilos muy marcados como éste, se trata de un gran activo. Para cerrar esta fotografía del conjunto de Klopp a diciembre del 2017, no podemos olvidarnos de un hombre capital para su equipo: Jordan Henderson. El mediocentro inglés es el artífice discreto del despliegue de su equipo. Con su capacidad para abarcar metros, mover al equipo con la velocidad requerida y su agresividad bien entendida para los momentos en los que entiende que debe salir al corte, esta posición decisiva para el sistema cuenta con un jugador sólido. Una solidez que además complementa muy bien con sus compañeros para armar un equipo vertiginoso, capaz de arrasar a cualquier equipo en un encuentro, aunque sigue echando en falta algo de calidad en determinadas posiciones. Veremos si hay movimiento en invierno, pero sin duda, el Liverpool tiene con qué asustar a cualquiera que se interponga en su camino de vuelta a la élite mundial. 95


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El rombo mágico de Giampaolo Roque Arambarri | @RoqueArambarri

Si la temporada pasada la UC Sampdoria ya dio muestras de ser uno de los equipos más y mejor trabajados de la Serie A, en la 17-18 el conjunto blucerchiato está confirmando las buenas sensaciones que transmitió en el primer año con Giampaolo. Y eso que durante el verano, la Samp vio cómo jugadores importantes como Skriniar, Muriel o Schick abandonaban la disciplina del cuadro genovés. Sin embargo, la Sampdoria supo moverse bien en el mercado, buscó a sus sustitutos y actualmente se ha convertido en la principal relevación del campeonato italiano.

Ante la marcha de los jugadores citados anteriormente, Marco Giampaolo mantuvo su plan de juego habitual pero se vio obligado a cambiar a varios de sus intérpretes. De hecho, el técnico nacido en Bellinzona ha seguido apostando por el 1-4-3-1-2 que el curso pasado le dio sus pequeños momentos de gloria, con el matiz de que donde antes jugaba Bruno Fernandes ahora lo hace Gastón Ramírez, donde antes estaba Skriniar ahora se encuentra Ferrari, y con la novedad de que Duván Zapata está haciendo olvidar a Schick y Muriel. Aunque esas no han sido las únicas modificaciones que observamos si comparamos la Sampdoria de la temporada pasada con la actual, pues Regini también ha perdido presencia en los onces en pro de la titularidad de Strinic, otro de los fichajes realizados en el periodo estival de 2017. Con todo ello, visitar el Luigi Ferraris no está siendo tarea fácil para ningún equipo en esta edición de la Serie A. En Marassi han sucumbido conjuntos como la Juventus, el Milan o la Atalanta, lo que ha hecho que la Samp se haya ganado la etiqueta de rival incómodo para todos sus contrincantes. En todos esos encuentros, la Sampdoria ha demostrado de lo que es capaz, marcando una media de 2.5 goles por partido cuando juega en casa. Sin duda, hacerse fuertes de local es lo 96

Mariano y Fekir, goles para soñar Rafa Peinado | @peinado90

que le está permitiendo estar donde está: sexto en la tabla y con serias aspiraciones europeas. El rombo que está utilizando Marco Giampaolo explica bien el éxito que está cosechando esta Sampdoria. Porque aunque el cuadro blucerchiato cuente en su dibujo con cuatro centrocampistas, no todos tienen las mismas características ni tampoco cumplen con funciones semejantes. Lucas Torreira en el hombre más retrasado en la medular de su equipo y es el encargado de liderar la presión de una Samp que sabe cuándo y cómo morder al oponente. La capacidad de robo que tiene el menudo pivote uruguayo permite a los suyos recuperar el balón arriba y, de vez en cuando, incluso aporta en la faceta goleadora de la Sampdoria. Torreira siempre está escoltado por dos jugadores (Barreto y Praet) que ejercen de interiores y refuerzan el centro del campo de los de Giampaolo. Dennis Praet goza de un punto más de libertad que Barreto para desplegarse en ataque si lo cree oportuno, aunque el futbolista más determinante que tiene en esa zona de creación no es otro que Gastón Ramírez. El ex del Middlesbrough es el enlace entre el mediocampo de la Samp y su ataque, y siempre parte desde la posición mediapunta. Con su elegante y vertical conducción con la pierna izquierda, traza muchos desmarques de ruptura y destaca asistiendo a sus compañeros. En la delantera, Quagliarella y Duván Zapata están sabiendo mezclar bien. Mientras que al primero —un punta más ligero— le gusta salir del área para sacar a los defensas de zona, el segundo —más pesado físicamente que su compañero— se encarga de cargar el punto de penalti. De este modo, la Sampdoria de Marco Giampaolo ha dado ya más de una sorpresa y espera seguir haciéndolo para poder disputar la próxima Europa League.

Es una de las parejas de atacantes de moda del final

de 2017 y de principios de la temporada 2017-2018. No son Messi y Suárez, ni Ronaldo y Benzema y tampoco Lewandowski y James. No juegan la Champions pero aspiran a hacerse un hueco en ella en los próximos años a base de goles, y es que Fekir y Mariano se están confirmando como jugadores de primerísimo nivel en el Olympique de Lyon. Su inicio de temporada es excepcional y juntos comandan a un equipo que persigue al todopoderoso PSG y lucha con Mónaco y Marsella por alzarse con la segunda plaza de la Ligue 1. Bruno Génésio ordena a los suyos bajo un 4-4-2 o 4-23-1 en el que Mariano es la punta de lanza y Fekir merodea y abarca mucho más campo detrás de él, desde donde llega al área para finalizar. El juego del equipo de Lyon gira en torno a ellos, y es que con creces se lo han ganado a base de goles, y también lucha y sacrificio para llegar a lo más alto, pues el francés como el hispandominicano comparten numerosas cosas. La cara dulce es su gran momento y su facilidad goleador, pero no todo fue fácil para llegar hasta ahí. Ambos jugadores (nacidos en 1993) han tenido que remar muchísimo y pasar por la cara más amarga del fútbol: las lesiones. Mariano las sufrió mientras ascendía por el Madrid C y Madrid Castilla. Lesiones musculares, algunas de larga duración, que le hicieron perderse muchísimos partidos, pero que pese a ellas siempre acabó la temporada anotando casi un gol por partido jugado. Estas lesiones hacen que el ex madridista sea un jugador de explosión o llegada tardía a la élite, pues es en Francia y con 24 años cuando suma sus primeros partidos en primera división tras una temporada casi en blanco en el Madrid. Fekir por su parte tuvo un ascenso

más meteórico, y fue una lesión la que le cortó las alas en un amistoso entre Francia y Portugal. Rotura del ligamento cruzado y al menos seis meses de baja. El golpe fue muy duro y le costó recuperarse, pero todo eso ya queda atrás, y tanto para Mariano como para Fekir ahora son meses felices.

“Entre ambos suman 23 goles y 7 asistencias en 29 partidos jugados de liga, y solo son superados por Cavani y Falcao como máximos goleadores de la Ligue 1” Diciembre tiene a ambos clasificados para la siguiente ronda de la Europa League y segundos en el campeonato doméstico, puesto que le otorgaría una plaza directa de Champions League para la próxima temporada, competición para la que Mariano y Fekir están más que preparados. Entre ambos suman 23 goles y 7 asistencias en 29 partidos jugados de liga, y solo son superados por Cavani y Falcao como máximos goleadores de la Ligue 1, dos de los mejores delanteros de la última década que pronto dejarán paso al mediapunta francés y al ‘9’ dominicano. Dos jugadores que crecen por semanas y que son, junto a su Lyon, la cara más feliz del fútbol en este final de año, pues fútbol es alegría y alegría son goles, y Nabil y Díaz los tienen a montones.

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Pepe se cuela en octavos

El Tricolor Gaúcho se lleva la Libertadores más larga

Rafa Peinado | @peinado90

El Besiktas es, sin duda, la sorpresa de la presente

edición de la Champions. El conjunto turco tenía opciones de pasar de ronda, pues su grupo estaba formado por equipos con un nivel muy similar, pero era con diferencia el candidato con más papeletas para cerrar el grupo. Mónaco, Porto y Leizpig formaban junto al conjunto de Günes un igualadísimo grupo 7. Terminar terceros y pasar a la Europa League también podría haber sido previsto como un objetivo posible, pero pocos podían imaginar que liderarían con tremenda autoridad su grupo y que lo harían sin perder ningún partido, aventajando en 4 puntos al segundo clasificado y en 7 al tercero. Incluso habiendo pinchado en dos partidos podría haber estado en la siguiente ronda. Diciembre certificó al Besiktas como líder de grupo y como equipo revelación de la Champions. El éxito del equipo de Günes viene de la mano de una plantilla veterana pero repleta de calidad. Turquía suele ser lugar de retiro de muchos jugadores que ya están de vuelta, pero Senol ha logrado motivarlos y seguir sacando mucho rendimiento de ellos. Forman parte de la plantilla del Besiktas muchos jugadores que han pasado por España, como son el portero Fabricio, los defensas Pepe, Medel, Adriano o Tosic, los centrocampistas Özbiliz y Quaresma y los delanteros Negredo y Babel. El Besiktas y su excelente clasificación en Champions vienen acompañados de varios jugadores que están dando un rendimiento altísimo, y que son la base de su gran final de año. Fabricio echa el cerrojo bajo palos y Pepe lidera una defensa veterana pero fiable. El portugués seguramente sería titular en casi todos los máximos aspirantes a levantar la ‘orejona’ en mayo, y su rendimiento en estos meses en Turquía así lo atestigua. El ex del Madrid es un líder que no solo suma fútbol 98

Jaume Naveira | @JaumeNaveira

al su equipo, también mucha experiencia. Adriano (ex el Barça) y Tosic (ex del Betis), se han reciclado con los años y ahora forman parte de la zaga como lateral y central respectivamente. Menos velocidad y potencia, pero más experiencia. En el centro del campo se impone con su espectacular físico el veterano Hutchinson y brilla Anderson Talisca. El joven brasileño pone la velocidad, la verticalidad y el desequilibrio llegando desde tras con su magníficas y potentes conducciones con el balón enganchado a su zurda. En los costados viven su segunda o tercera juventud Quaresma y Babel.

“Excelente golpeo de balón y tres asistencias en los cinco partidos han sido sus principales aportaciones” El portugués, sin la velocidad de antaño, sigue siendo un lujo para cualquier equipo. Excelente golpeo de balón y tres asistencias en los cinco partidos de Champions disputados han sido sus principales aportaciones. Por la otra banda corretea Babel. El ex del Deportivo de la Coruña complementa a Ricardo con su velocidad, verticalidad y llegada al área. Dos goles y una asistencia son los números del holandés en los cinco partidos disputados. Si en las bandas juegan dos jugadores curtidos en mil batallas y que han correteado media Europa, en la punta de lanza golea Tosun, quien a sus 26 años empieza a sonar con fuerza en el continente. Si el sistema defensivo crece por la labor y experiencia de Pepe, el ofensivo es culminado por delantero turco, quien ha sido imprescindible para Günes. 4 goles y 2 asistencias ha logrado el atacante en los 6 partidos de Champions disputados.

Desde 2011, el campeón de la Libertadores es un

equipo que satisface una urgencia histórica o que gana el título tras muchos años sin hacerlo: Santos, Corinthians, Atlético Mineiro, San Lorenzo, River, Atlético Nacional y ahora Grêmio cumplen con esta descripción. El equipo gaúcho, dirigido por Renato Portaluppi, ha roto una secuencia de seis años sin pasar de octavos gracias a un técnico carismático y de ideas claras y cabalgando a lomos de dos grandes figuras: Luan y Arthur. Ambos jugadores son dignos de que les veamos pronto en Europa. Uno juega de segundo punta, el otro de interior. Uno ha sido el máximo goleador, el otro es el organizador. Los dos grandes figuras de un equipo con un 4-2-3-1 muy consolidado, con figuras que le dan mucha polivalencia al bloque. Durante prácticamente todo su camino hacia el título, Grêmio ha dado sensación de control, de que todo salía según lo previsto. 13 puntos en la fase de grupos con victoria muy clara en una última jornada donde corría riesgo de quedarse fuera, octavos liderados desde el primer minuto de la ida ante Godoy Cruz, algo más de suspense ante Botafogo en cuartos, semis ante Barcelona que iban 0-2 al descanso de la ida y una final ante Lanús donde, una vez que Cícero abrió el marcador en los minutos finales del primer partido, Grêmio dominó a placer hasta unos minutos finales donde el Grana buscó una nueva remontada que no llegó. La final de la Libertadores fue la última parada de un camino más extenso en el tiempo que en cualquier otra edición, dado el calendario de esta Libertadores 2017. Ahora ya ni nos acordamos, pero el año empezó con toda Sudamérica pendiente del rendimiento de Palmeiras, equipo que tras su título de Brasileirao, invirtió 17 millones de euros en traspasos, de los que 13 se pa-

garon a Atlético Nacional por Miguel Borja y Alejandro Guerra, dos de los puntales del anterior campeón de Libertadores. Pero la inversión no dio lugar a la temporada prodigiosa que todos esperaban: el Verdao sólo ha sido subcampeón del Brasileirao y ha acabado el año en blanco. Con su gran juego a principios de 2017, River apuntaba a ser uno de los máximos candidatos a ganar la Copa, y mantuvo esta etiqueta hasta semifinales, donde un gran Lanús le eliminó con una remontada inolvidable. El grana había caído 1-0 en la ida y perdía 0-2 en el 45 de la vuelta, pero marcó 4 goles (en parte con la ayuda de un VAR recién estrenado en torneos CONMEBOL) en 45 minutos y apeó al tricampeón de América. Y… ¿Qué sería de la Libertadores sin su dosis de surrealismo? Probablemente, el mejor exponente lo vimos al principio del torneo, cuando Atlético Tucumán fue a jugar a Ecuador contra El Nacional. Tucumán llegó con varias horas de retraso a Quito, y estuvo a punto de quedar eliminado por incomparecencia, pero la paciencia de CONMEBOL fue infinita (?) y se esperó a que los argentinos llegasen al Atahualpa desde el aeropuerto, en una carrera inolvidable del autobús, saltándose todos los límites de velocidad y rodeado por varios coches de policía. Los jugadores habían llegado… pero sus equipaciones no. Por tanto, hubo que jugar con las equipaciones de Argentina sub-20, que estaba jugando el Sudamericano en Ecuador por esas fechas. A algunos, las camisetas con su dorsal les iban muy pequeñas, pero eso no impidió que Tucumán continuase su camino hacia la fase de grupos. Digno de un cuento de Fontanarrosa. Copa Libertadores: no cambies nunca. 99


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Y además... El Real Madrid se lleva el Mundialito y Zidane suma su octavo título El Real Madrid conquistó nuevamente el Mundialito de Clubes 2018. Esta vez lo hizo en los Emiratos Árabes Unidos, y tras eliminar en las semifinales al Al Jazira en un encuentro un tanto surrealista y venciendo en la final a Gremio. Con este nuevo trofeo, Zinedine Zidane ganó su octavo título en sus casi dos años como técnico merengue.

Hamsik supera a Maradona En apenas una semana, Marek Hamsik igualó y superó los registros goleadores de Diego Armando Maradona en el SSC Napoli. Con su gol ante el Torino, el centrocampista eslovaco empató con el astro argentino. Y con el tanto que anotó en San Paolo ante la Sampdoria antes de Navidad, Marekiaro entró en la historia del conjunto partenopeo. Hamsik sigue siendo el eterno capitán.

Paolo Guerrero estará en Rusia 2018 Después de que pareciese que no podría participar en el Mundial defendiendo la camiseta de su país, la FIFA redujo la sanción que había impuesto a Paolo Guerrero por dar positivo en un control antidopaje el pasado mes de octubre. Finalmente, dicho organismo castigó a la estrella peruana seis meses y Gareca podrá contar con Guerrero en la cita mundialista.

Cristiano Ronaldo gana su quinto Balón de Oro Cristiano Ronaldo se hizo con su quinto Balón de Oro con la Torre Eiffel de fondo a principios de mes. El crack portugués del Real Madrid alcanzó a Lionel Messi tras dos ediciones consecutivas ganando un galardón que le acredita como el mejor jugador de 2017.

Independiente es campeón de la Copa Sudamericana Independiente salió campeón de la Copa Sudamericana después de salir vencedor de la final a doble partido ante Flamengo. El conjunto de Ariel Holan ganó 2-1 en el choque de ida disputado en el Libertadores de América, y en la vuelta empató gracias al gol de Ezequiel Barco en Maracaná. Siete años después, El Rojo consiguió su nuevo título internacional.

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Rusia marca el camino Que nos van a contar a los españoles de un año de Mundial, ¿verdad? España no era la misma antes y después del 11 de julio de 2010. Tampoco lo fue Brasil tras el 8 de julio de 2014, aunque por motivos distintos. Un Mundial lo cambia todo, tanto para bien como para mal. Sus jugadas se escriben en verso, desgranando las epopeyas que nos brindan sus protagonistas, y el peso de cada resultado se mide con una balanza diferente, la que ensalza leyendas y escoge sus mitos. Una realidad paralela que eleva el fútbol a otro nivel. Si no, que le pregunten a Leo Messi. Cualquier año futbolístico en el que se dispute un Mundial quedará inevitablemente marcado por este incomparable evento. Si todos los aficionados lo tendremos presente antes, durante y después de su realización, lo que vivirán sus protagonistas no lo podemos siquiera imaginar. Un Mundial al que llegan como grandes potencias tanto sus dos anteriores conquistadores, España y Alemania, como algunos eternos aspirantes que presentarán serias candidaturas: Brasil, Francia y Portugal. Siempre con el permiso del astro argentino, a quien Sampaoli todavía debe entregar un colectivo que le ayude. Pero el fútbol del 2018 no se para en el Mundial. A nivel de clubes, la temporada que ahora mismo se está disputando presenta unos alicientes como pocas antes los tuvieron. Si el cetro internacional a nivel de selecciones se pondrá en juego en Rusia, el de clubes no será menos. El periodo hegemónico español en Europa está más en entredicho que nunca, con proyectos como el PSG de Neymar, Cavani y Mbappé y el Manchester City de Pep Guardiola mirando directamente a los ojos a los equipos españoles. Habrá que ver si el FC Barcelona de Valverde y el Real Madrid de Zidane consiguen resolver sus respectivos problemas para recuperar ese nivel prácticamente inalcanzable que sus dos estrellas les permiten. También la Europa League se presenta como un foco de interés nunca antes visto. Con casi toda certeza, es la edición con el mayor nivel de su historia. El Atlético de Madrid de Simeone, el Napoles de Sarri, RB Leipzig, Olympique de Lyon, Borussia Dortmund, Villarreal, Athletic, Real Sociedad… Conjuntos con mucho que decir tanto desde el colectivo como desde la individualidad, en un torneo que ha adquirido una seriedad superior al dar acceso a su vencedor a la Champions League. En cuanto a las competiciones domésticas, tenemos una preciosa liga italiana donde Roma, Napoles, Inter de Milán e incluso Lazio están protagonizando una revolución ante la dictadura bianconnera. También la Liga está cogiendo una emoción relativamente inesperada con la candidatura ché y el nuevo estatus de esta competición para los colchoneros. Aunque otras ligas como la inglesa, la alemana o la francesa sí tengan ya serios aspirantes al título. No hay líneas suficientes para describir todo lo que nos prepara el 2018 a nivel futbolístico. Sin haber llegado a hablar de todos los aspirantes a los títulos, también nos hemos quedado cortos para describir proyectos que destilan ilusión, como la SD Huesca en la Liga Adelante o la descarada Sampdoria de Giampaolo, el desarrollo de proyectos a medio plazo como el Betis de Setién o el Schalke de Tedesco, los siguientes pasos de promesas como Donnarumma o Justin Kluivert. No podía ser de otra forma. El año que ahora empieza promete ser una nueva fuente inagotable de historias que contar y sueños que vivir. Un manantial de emociones que somos incapaces de anticipar. Una sucesión de momentos provocados por un balón que echa a rodar y un grupo de gente que los quiere compartir.

Javier Pérez | @ElCarrilDelOcho

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