15/12/13
Proceso
La droga come-jóvenes llegó a México Se llama krokodil y tal vez sea la peor droga que se haya inventado: se come a los adictos de adentro hacia afuera. La epidemia comenzó en Siberia hace tres años y ya llegó a México. Este mes se detectó el primer caso en Puerto Vallarta, y eso que no era el sitio de mayor riesgo. Hoy la frontera norte se encuentra en alerta, pero los programas de prevención apenas están arrancando. El riesgo es grande porque el promedio de vida de quien consume esa droga es de tres años. Sus efectos recuerdan las películas de zombis: extremidades ulceradas, piel verdosa y escamosa que se desprende como si fuera papel tapiz, dedos necrosados que se caen con sólo moverlos, brazos y piernas amputados, huesos expuestos, mentes sin voluntad… Se trata de una nueva droga conocida como krokodil. Y ya llegó a México. La alarma se encendió en la frontera norte en noviembre último, cuando Canadá y Estados Unidos reportaron diversos casos. Se temía que la droga entrara por Sonora, pero el primer caso confirmado llegó de Puerto Vallarta, Jalisco, en la primera semana de diciembre. Una joven de 17 años, originaria del puerto pero radicada en Estados Unidos, llegó a un centro de salud –cuya ubicación se mantiene en reserva– con necrosis en tejidos cercanos a los genitales. La joven vive en Houston, Texas, donde se inyectó la droga. Vino de vacaciones a México y fue a parar a esa institución, donde se comprobó que consumía krokodil. Según la Secretaría Técnica del Consejo Estatal Contra las Adicciones en Jalisco (CECAJ), la joven se encuentra controlada y regresará a Estados Unidos para tratar su adicción. Esta dependencia afirma que ya se buscó información en los 11 centros existentes en Puerto Vallarta y niega que haya registro de otro caso. La sustancia activa de dicha droga es la desomorfina, también conocida como dihidrodesoximorfina o, por su antiguo nombre comercial, Permonid. Es un derivado de la morfina y tiene efectos parecidos, pero de ocho a 10 veces más intensos, aunque muy breves: dura entre 90 minutos y dos horas. Si bien la sustancia fue descubierta en 1932 en Estados Unidos, su boom como narcótico es reciente. En 2002 comenzaron a detectarse casos de consumo en Siberia, pero fue en 2010 cuando éste comenzó a extenderse. En 2012 también hubo manifestaciones de preocupación en Gran Bretaña y Alemania, en tanto que se registraban apariciones esporádicas del compuesto en Brasil y Argentina, aunque las autoridades de esos países no emitieron advertencias públicas. En noviembre de este año se detectaron adictos en Niágara, Canadá, y en Phoenix y Tucson, hemeroteca.proceso.com.mx/?page_id=278958&a51dc26366d99bb5fa29cea4747565fec=360384
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En noviembre de este año se detectaron adictos en Niágara, Canadá, y en Phoenix y Tucson, Arizona, condados que limitan con Sonora…
Imágenes descarnadas
Impactantes imágenes de adictos al krokodil circulan en Youtube. Son de las más duras que pueden verse en internet: una muchacha completamente perturbada, incapaz de mantenerse de pie, con sus piernas verdosas; extremidades en las que ya aflora el hueso; agujeros en cuerpos gangrenados… El nombre krokodil viene tanto de “clorocodida” –una sustancia precursora de la droga– como del vocablo ruso para “cocodrilo”. El nombre es exacto, porque la droga devora a sus víctimas, aunque de adentro hacia fuera; uno de sus efectos es el estallamiento de los vasos sanguíneos, lo que ocasiona que la piel se vaya tornando de color verde y con un aspecto escamoso: síntoma de que piel, venas y músculos empezarán a desprenderse hasta dejar a la vista los huesos. La amputación es, con frecuencia, la única forma de salvar la vida de un paciente. Por eso también se le ha llamado “la droga de los zombis”. Sus efectos son similares a los de la heroína, pero krokodil es más barata (un dólar cada porción), por lo que ha sido llamada la “heroína de los pobres”. Como sus efectos son breves, los usuarios se inyectan con suma frecuencia. Un adicto puede llegar a inyectársela más de tres veces al día para evitar el síndrome de abstinencia, que es mucho más intenso que el que experimenta el heroinómano. Enfrentar el síndrome significa sufrir escalofríos, vómito, respiración agitada, lagrimeo, flujo nasal, sudoración, hiperactividad, sentido de alerta exacerbado, incremento del ritmo cardiaco, fiebre, pupilas dilatadas, temblores, dolor muscular intenso, inapetencia, dolor abdominal, diarrea, paranoia y psicosis. Así que quien la consume difícilmente puede soltarla. De ahí en adelante sólo queda esperar la muerte. El consumidor de heroína puede vivir más de 30 años como adicto, pero quien consume krokodil no vive más de tres, afirma Laura Margarita León León, directora de Tratamiento y Rehabilitación de Centros de Integración Juvenil (CIJ) Nacional. “Vive sólo tres años no por la droga en sí, sino por las consecuencias: lo que hace es destruir las arterias, es decir, va dejando la piel y los músculos sin irrigación, y por lo tanto el adicto se va pudriendo, se va necrosando al no tener circulación y oxigenación. Como no hay irrigación
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produce gangrena, y hay posibilidad de que otras partes del organismo se infecten”, explica en entrevista. Los daños neurológicos, abunda, son devastadores: “Mata el cerebro”. Va desgastando las funciones intelectuales, principalmente las superiores, del área prefrontal, que están relacionadas con la concentración, atención, memoria, razonamiento y toma de decisiones. “Es el área que nos diferencia de los animales. Es donde nosotros tenemos la capacidad de decidir, de razonar, de tomar decisiones. Cuando esto se va acabando los adictos empiezan a actuar como animalitos, a tener sexo indiscriminadamente, a ser violentos, a agredir”, comenta. En los 114 CIJ de la República, dice, no ha habido reportes de adicción a krokodil, pero ello no significa que no exista gente enganchada. “No puedo decir que no se está consumiendo; yo lo que puedo decir es que a los Centros de Integración Juvenil no ha llegado un caso. Se teme (que llegue) porque cada vez está bajando más hacia la frontera norte de México. Las principales ciudades que consumen (drogas inyectables) son Nogales, Ciudad Juárez y Tijuana. Son los puntos de mayor riesgo”, advierte. Y no sólo se espera que llegue krokodil, sino otras sustancias. “El año pasado estábamos hablando de spice, cannabis sintético, y de sales de baño, es decir mefedrona, otra sustancia que siempre ha existido. Cuando hablamos de metanfetaminas hablamos de variaciones todo el tiempo. Varían químicamente para dar otro efecto. Cada semana sale una variante”, indica. Atrás de krokodil, dice, viene otra droga de origen africano. Es una combinación de canabis y heroína que ya está identificada por el National Institute on Drug Abuse (NIDA) de Estados Unidos, que lleva el registro de drogas emergentes y alerta de ellas a los demás países. Jacobo Fox Inzunza, psiquiatra adictólogo y director del Centro de Integración Juvenil (CIJ) de Nogales, Sonora, advierte: en unos cuantos meses se empezarán a ver los primeros afectados por krokodil en Nogales y San Luis Río Colorado, “los sitios de mayor riesgo, ya que en estos dos municipios fronterizos es donde tenemos el mayor número de usuarios de drogas intravenosas”. Comenta que no sería la primera vez que el consumo de una droga se inicia en los estados fronterizos de Estados Unidos. Fue el caso de la mariguana sintética y otros “canabinoides y cathinones sintéticos”, que todavía el año pasado se vendían como legal highs, dice. Este tipo de productos incluye una o varias sustancias, desde mezclas de hierbas hasta drogas preparadas en laboratorio que imitan los efectos de estupefacientes ilegales, como mariguana, éxtasis, catinona, LSD o cocaína, pero que utilizan ingredientes permitidos –hasta el momento– por la ley. hemeroteca.proceso.com.mx/?page_id=278958&a51dc26366d99bb5fa29cea4747565fec=360384
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“El año pasado, jóvenes de los estados fronterizos de Estados Unidos empezaron a consumir mariguana sintética, sales de baño, y a la vuelta de los meses empezamos a ver el consumo de éstas en adolescentes de México, como fue el caso de Nogales”, explica Fox Inzunza. Ahora, añade, se está a la espera de que la película se repita con krokodil. “El consumo de esta droga empieza a ser un boom y seguramente en los próximos meses tendremos los primeros usuarios en municipios de Sonora”. Con esa probabilidad en puerta, afirma, los grupos de especialistas han empezado a dar pláticas informativas en las escuelas de la localidad, así como en los centros de rehabilitación conocidos como “anexos”, donde recala la mayoría de los usuarios de drogas intravenosas; también, dice, han recurrido a periódicos, noticiarios y estaciones de radio locales para difundir información sobre la letalidad de la nueva droga, y el CIJ planea imprimir trípticos para repartir en los lugares de más riesgo: los picaderos.
México en peligro
Existe el riesgo de que krokodil llegue camuflada a México. Debido a que no es ampliamente conocida, los dealers podrían venderla como heroína. Así la compraron en Estados Unidos las hermanas Amber y Angie Neitzel, de Joliet, Illinois. Ellas se dieron cuenta de que estaban consumiendo la droga cuando compararon sus síntomas con los que mostraban videos sobre krokodil difundidos en internet. En Baja California, las secretarías de Seguridad Pública y de Salud afirman que no hay indicios o registros del uso de krokodil en la entidad. Sin embargo, David Tanimoto, experto en temas de seguridad y políticas públicas, considera que no es difícil que ya haya cruzado la frontera hacia México pese a la agresividad de sus efectos, porque es mucho más barata que la heroína. Refiere que las drogas que más se consumen en Tijuana son el crystal y la heroína, pero esta última ha incrementado su precio en los últimos meses. Un gramo cuesta alrededor de 500 pesos, aunque es de mala calidad, por lo que el consumidor necesita más dosis para evitar la “malilla” o síndrome de abstinencia. Consultado por Proceso, un especialista en el tema de las drogas que solicita el anonimato sostiene que krokodil apareció en Tijuana a principios de 2013 de “manera esporádica”, específicamente en las zonas de Canalización del Río, El Bordo y la Plaza Constitución, donde se concentran indigentes, migrantes y deportados de Estados Unidos. Sin embargo, indica, la
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comercialización ahí fue difícil por el uso común de la heroína, que es mucho más adictiva que el crystal. A partir de 2010, el gobierno estadunidense lanzó un plan para desahogar sus cárceles, lo que incrementó la deportación de hombres y mujeres hacia Tijuana. Algunos de ellos son adictos que pertenecen a pandillas del otro lado de la frontera. De acuerdo con el estudio El bordo del canal del río Tijuana: Estimación y características de la población, dado a conocer en octubre pasado, 42% de sus residentes apenas tiene un año en esta área –poco más de la mitad procede de otras ciudades de Baja California, así como de Sinaloa, Michoacán o Guerrero–, dos tercios han consumido droga y 20% de ellos se hicieron adictos en El Bordo, lo que implica que estas “condiciones incitan al consumo”, alerta la doctora Laura Velasco, quien coordinó el estudio. Receta barata y mortal
El proceso para cocinar la desomorfina o krokodil es similar al que se utiliza para crear metanfetamina a partir de la pseudoefedrina. La desomorfina parte de la a-clorocodida, que se obtiene haciendo reaccionar cloruro de tionilo con codeína. Los adictos en Rusia empezaron comprando medicamentos con codeína, como jarabes para la tos o analgésicos. La mezclaron con yodo y fósforo rojo y la hicieron reaccionar con fuego. Por sus compuestos y el procedimiento con que se elabora es una droga altamente impura. Para hacerla reaccionar la mezclan con gasolina, aceite de limpieza industrial o disolventes de pintura, entre otros combustibles. Los usuarios filtran y hierven los ingredientes juntos. El resultado: una sustancia viscosa de color caramelo claro, que es la que se inyectan. Las autoridades de salud rusas alertaron de la rápida expansión de krokodil a principios de 2010. Entonces calcularon que casi 2.2 millones de personas –en particular jóvenes muy pobres de entre 17 y 20 años– ya estaban enganchadas. Informes de países como Estonia y Finlandia indican que el consumo de opioides sintéticos, sobre todo fentanilo y buprenorfina, puede estar desplazando a la heroína, mientras que los reportes de la Federación de Rusia refieren que en algunas partes de ese país la escasez de heroína ha llevado a muchos consumidores de esa droga a reemplazarla con krokodil, opio acetilado o fentanilo. ( Con información de Antonio Heras)
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