Un corazón grande

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A mi hija Aura, por enseĂąarme que el amor no entiende de lĂ­mites.


Texto e ilustraciones: Joan Turu Correcciones y soporte literario: Sònia Moll Gamboa Traducción al castellano: Elena Lázaro Sacar adelante la casa mientras hacía el libro: Mariona Ricart Gato Negro Editorial gatonegroeditorial@gmail.com Impreso en Impresol Ediciones Bogotá, Diciembre 2015. Texto e ilustraciones bajo licencia CreativeCommons. Son libres de utilizar el texto y las ilustraciones de este libro siempre y cuando no hagan un uso comercial, no modifiquen el contenido y citen la autoría.




Blai, ya desde peque単o, ha perseguido un sue単o: aprender a querer a todo el mundo.


Pero... 驴c贸mo se puede querer a todo el mundo? Despu茅s de buscar y rebuscar la respuesta en muchos libros, Blai ha encontrado uno que explica que para querer a todo el mundo solo se necesita una cosa: tener un coraz贸n muy grande.



Para saber el tamaño de su corazón, Blai ha ido corriendo a ver a la doctora del pueblo. –Blai, tu corazón no es ni muy grande ni muy pequeño, es como el de todo el mundo. -¿Y no crecerá? -Lo siento, Blai. El corazón no crece.



Blai, que todavía creía que su corazón podía llegar a ser más grande, decidió hacer una lista de todas las personas que pensaba que podían ayudarlo. Y comenzó el viaje.



El primero de la lista era un superhéroe que tenía el superpoder de querer a toda una ciudad. –¿Cómo puedo tener un corazón muy grande? -preguntó Blai. -Si quieres tener un corazón muy grande, tus ganas de tenerlo tienen que ser más grandes que tus miedos.



El segundo de la lista era un pianista que tenía la capacidad de escuchar la melodía de su corazón. –¿Cómo puedo tener un corazón muy grande? -preguntó Blai. -Si quieres tener un corazón muy grande, el volumen de la música de tu corazón tiene que ser más alto que el volumen de la música de tus pensamientos.



La tercera de la lista era una poeta que conocía el lenguaje del corazón. –¿Cómo puedo tener un corazón muy grande? -preguntó Blai. -Si quieres tener un corazón muy grande, es importante que digas lo que sientes, porque las palabras que no se dicen se atascan en el corazón y no lo dejan crecer.




La cuarta de la lista era su maestra, que quería a todos los alumnos tal como eran, con todas sus diferencias. –¿Cómo puedo tener el corazón muy grande? -preguntó Blai. -Si quieres tener el corazón muy grande, es esencial no juzgar y aceptar a todo el mundo tal como es, empezando por ti mismo. Cuando juzgamos, el corazón se nos hace pequeño y se esconde dentro de un caparazón.


La quinta de la lista era su mejor amiga, que sabía ponerse en el lugar de los demás y mirar las cosas desde distintos puntos de vista. –¿Cómo puedo tener un corazón muy grande? -preguntó Blai. -Más que preguntarte qué puedes hacer para tener un corazón muy grande, ¿por qué no te preguntas qué es lo que te impide que crezca?



El sexto de la lista era un pintor capaz de dibujar sonrisas en el corazón de la gente. –¿Cómo puedo tener un corazón muy grande? -preguntó Blai. -¡Creándolo! Dentro de ti, pequeño amigo, existe un potencial creador que te permitirá crear todo aquello que seas capaz de imaginar y soñar.



La séptima de la lista era la mujer más fuerte del mundo, que sabía que cuando aceptas tus debilidades y aprendes a vivir con tus miedos, te sientes la persona más fuerte del mundo. –¿Cómo puedo tener un corazón muy grande? -preguntó Blai. -El corazón es un músculo y, como todos los músculos, cuando más lo utilizas, más grande y fuerte se hace.




La última de la lista era una mujer que vivía en un bosque lleno de olmos y que, según decía la gente del pueblo, tenía respuesta para todas las preguntas que le hacían. –¿Cómo puedo tener un corazón muy grande? -preguntó Blai. -Yo no te puedo dar una respuesta que tú ya sabes. ¿Y si en lugar de buscar fuera, pruebas a buscar dentro de ti?


Después de muchos días de viaje, Blai regresó a casa dispuesto a buscar la respuesta en su interior, a no tener miedo de encontrarla y a utilizar cada día más su corazón para hacerlo más y más grande.




Unas semanas después, Blai volvió a visitar a la doctora, para ver si su corazón ya era muy grande. -Lo siento, Blai. Tu corazón es del mismo tamaño que la última vez.


Blai volvió a mirarse en el espejo. Quizá sí que era verdad que tenía el corazón del mismo tamaño que antes, pero algo había cambiado: ahora sentía que era capaz de querer a todo el mundo.





Todos los grandes viajes comienzan persiguiendo un sueĂąo. El de nuestro protagonista, Blai, es aprender a querer a todo el mundo. Pero... ÂżcĂłmo se puede conseguir eso?

Gato Negro Editorial


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