cuadernos formativos
Vitoria - Gasteiz
Eugenio Alburquerque Frutos, sacerdote salesiano, actualmente director del Boletín Salesiano
Elizbarrutiko Gazte Pastoraltzako Ordezkaritza Delegación Diocesana de Pastoral con Jóvenes
Crisis económica, valores éticos y utopía cristiana
febrero 11 otsaila
Krisi ekonomikoa, giza-balore etikoak eta kristau utopia
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Krisi ekonomikoa, giza-balore etikoak eta kristau utopia Crisis económica, valores éticos y utopía cristiana Eugenio Alburquerque Frutos1, sacerdote salesiano, actualmente director del Boletín Salesiano. Este cuaderno formativo en un artículo publicado en la revista anual para la formación cristiana en comunidades, Cuadernos de Formación Permanente, Madrid, CCS, 2009, 105-125.
Idazlan honek, egungo krisi ekonomikoaren aurrean hartu behar diren jarrera etiko eta kristauak erakustea nahi du. Lehen partean modu labur eta errazean, bere zentzu eta garrantzia azaltzen dira. Bigarrena gogoeta etiko bat da, Elizaren Gizartedotrinan oinarrituta bereziki. Ekonomiaren izaera etikoa nabarmentzen du, eta gizarte-bizitzako ezinbesteko giza-balore bezala: zintzotasuna, solidaritza eta txirotasuna jartzen ditu. Azkenik, Jainkoaren erreinuaren utopiaren ikuspegian jartzera eta zoriontasunen giza-baloreetan bizitzera deitzen digu. EI artículo intenta señalar las actitudes éticas y cristianas ante la actual crisis económica. En la primera parte, explica de manera breve y sencilla, su sentido y alcance. La segunda es una reflexión ética, apoyada especialmente en la Doctrina Social de la Iglesia. Subraya la dimensión ética de la economía y postula como valores indispensables de la vida social: la honradez, la solidaridad y la sobriedad. Invita, finalmente, a situarse en la perspectiva de la utopía del reino de Dios y a vivir los valores de las bienaventuranzas. En medio de la carrera electoral por la Presidencia de los EEUU, se desencadenó el terremoto de los mercados financieros. Las ondas símicas se propagaron rápidamente por todo el mundo y muy pronto llegaron a Europa, amenazando con una larga y dura recesión económica mundial. La crisis se presentó en forma de un monumental colapso del sistema financiero, según todos los indicios, el más importante desde el crack de 1929. Pero no llegó de improviso. Su gestación ha sido
larga. Desde comienzos del siglo XXI se venía advirtiendo de que el barco perdía agua; muchos no quisieron o no supieron medir la amenazante gravedad, ni se preocuparon por subsanar la avería. Quizá sea bueno recordar a uno de los mayores estudiosos de crisis del año 1929, J. K. Galbraith, quien explicaba precisamente cómo los grandes intereses políticos, económicos y mediáticos tapan la voz incluso a los intelectuales críticos, mientras agasajan generosamente a quienes justifican el sistema. Hasta que irrumpe la crisis y revela, demasiado tarde, dónde estaba la verdad. La fuerza del terremoto, unida a la falta de transparencia e información, ha sumido a muchos en la confusión. Intuimos que la crisis es muy grave, mucho más seria de lo que reconocen las autoridades políticas y económicas, y crece la convicción de que es larga. Todo esto motiva la importancia de conocer lo que ha sucedido, lo que sucede y puede suceder. Y motiva también la reflexión ética y cristiana que nos ayude a situarnos solidariamente y a proponer actitudes en nuestra acción educativa y pastoral. Desde esta doble perspectiva, intentaré una explicación lo más breve y sencilla posible de la actual crisis económica y ofreceré después algunas orientaciones éticas.
1 Entre sus recientes publicaciones destacamos: Ética de la familia (Madrid: Editorial CCS, 2006); Moral social cristiana. Caminos de liberación y de justicia (Madrid: Editorial San Pablo, 2006); La ética cristiana (Madrid: Editorial CCS, 2007); Una espiritualidad del amor. San Francisco de Sales (Madrid: Editorial CCS, 2007); Dirección y amistad espiritual (Madrid: Editorial CCS, 2008); Las diez palabras del Sinaí, (Madrid: Editorial CCS, 2009).
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1. Hurbilketa, krisi ekonomikora Aproximación a la crisis economica Un magnifico artículo divulgativo de Leopoldo Abadía explica con rigor y sencillez el origen, las causas y los factores de la crisis actual 2. Según éste economista, todo empezó, en 2001, con la burbuja Internet. La Reserva Federal de Estados Unidos bajó en dos años el precio del dinero del 6,5% al 1%, lo que dopa un mercado que empezaba a despegar: el mercado inmobiliario. En menos de 10 años, el precio de la vivienda se multiplica por dos en EEUU. Con unos tipos de interés tan bajos, el negocio se les hacía pequeño a los bancos; entonces comenzaron a dar prestamos más arriesgados. Así podían cobrar más intereses y compensar sus bajos márgenes multiplicando el número de operaciones. Deciden, pues, ofrecer hipotecas a clientes ninja (no income, no job, no assets), es decir, a personas sin ingresos, sin empleo fijo, sin propiedades. Por correr más riesgos, les cobran mayores intereses. Les conceden, además, créditos hipotecarios por un valor superior al de la casa que compraban, pensando en medio del boom inmobiliario que la casa se revalorizaría rápidamente. Nacen así las famosas hipotecas subprime. Durante algún tiempo, esto resultó bien. Los ninja pagaban los plazos de la hipoteca y, además, como habían conseguido más dinero del que valía la casa, pudieron comprarse también su coche, irse de vacaciones, etc. Pero, como los bancos estaban dando muchos prestamos hipotecarios, llega un momento en que se les acaba el dinero y acuden a bancos extranjeros para que les presten fondos, lo cual acarrea que el banco americano se encuentre con un capital mínimo en relación con sus activos. Es necesario, por tanto, inventar algo nuevo: su nombre es la titulación. Por ejemplo, el banco de Illinois engloba las hipotecas en paquetes (MBS3) y crea unas entidades filiales (los conduits) que le compran los paquetes de hipotecas mediante créditos de otros bancos, o que contratan los servicios de bancos de inversión que venden los MBS a Fondos de Inversión o a Sociedades Financieras. A partir de aquí el proceso se complica, porque los MBS se ordenan en tramos, se rebautizan y llega un momento en que ya nadie sabe lo que son; si bien son algo que ofrece una rentabilidad extraordinaria. Pero no olvidemos que todo está basado en que los ninja paguen sus hipotecas. Cuando a principios de 2007 el mercado inmobiliario se desploma, los ninja se dan cuenta de que están pagando por su casa más de lo que ahora vale y deciden no seguir pagando las hipotecas. Entonces ya nadie quiere los MBS y el montaje comienza a hundirse. Y empieza la crisis económica que es ciertamente, una crisis hipotecaria y financiera, pero que es además una crisis real que llega profundamente a la vida concreta
de las personas y una crisis global que provoca muchas víctimas. Quizá estos aspectos puedan ayudar a una mejor comprensión de su sentido y alcance4.
1.1. Hipoteka-krisia / Crisis hipotecaria Como hemos visto, el origen inmediato de la crisis arranca en el mercado hipotecario estadounidense. Amparada en la expansión del sector inmobiliario, se generó una oferta masiva de hipotecas. Muchas se concedieron a familias insolventes. Cuando se producen las subidas de los tipos de interés, las hipotecas se encarecen y comienzan los impagos. Esto afecta inmediatamente a los bancos concesionarios de tales hipotecas. Lo que ha sucedido es que los bancos que las han concedido, venden a su vez los títulos hipotecarios en los mercados financieros. De esta forma convierten el endeudamiento familiar en un impresionante negocio, porque no sólo reciben el dinero prestado, sino también los beneficios procedentes de la negociación de los títulos de crédito. Pero cuando, como ha sucedido, empiezan a producirse impagos, al subir los intereses o resentirse la renta familiar, se genera el efecto cadena que hace que la crisis se extienda vertiginosamente.
1.2. Finantza-krisia / Crisis financiera Al firmar una hipoteca, se crea un título financiero: un pasivo u obligación para quien debe el dinero y un activo o derecho para quien lo presta, es decir, para el banco. Y lo que el banco suele hacer es comerciar con ese activo. La paradoja que se produce es que cuanto más riesgo lleva consigo un título, resulta menos seguro, pero por eso mismo se convierte en más atractivo, porque se hace más rentable. Por esta razón, las llamadas hipotecas subprime, es decir, las que tienen bastante riesgo porque se han concedido a clientes con poca solvencia, son las más rentables y, consecuentemente, las más apetitosas para los inversores que busquen exclusivamente la rentabilidad. Los bancos norteamericanos pusieron en el mercado millones de estos títulos, que adquirieron bancos e inversores de todos los países. Por ello, cuando se desencadena la crisis hipotecaria, se
2 El artículo fue colgado en la red (ver: leopoldoabadia.blogspot.com) con el título: «La crisis ninja». Ha recibido en el momento en que escribimos este artículo (febrero de 2009) más de 165.000 visitas. Actualmente ese articulo constituye el primer capítulo del libro: L. ABADÍA, La crisis ninja y otros misterios de la economía actual (Madrid: Espasa-Calpe, 2009). 3 Mortgage Backed Securities, es decir: Obligaciones Garantizadas por Hipotecas. 4 Para comprender la crisis económica, ver también: J. P. MARCET, ¡Llegó la crisis! (Barcelona: Gránica, 2008); COMISIÓN PERMANENTE HOAC, Reflexión sobre la crisis económica (Madrid, 2008); P. KRUGMAN, EI retorno de la economía de la depresión y la crisis actual (Barcelona: Crítica, 2009); R. J. SHILLER, EI estallido de la burbuja (Barcelona: Gestión 2000, 2008). 4
desata también la crisis financiera. El creciente impago afecta de lleno a la rentabilidad de los grandes bancos y éstos, al perder dinero, retiran sus fondos de los mercados financieros, frenando o paralizando los flujos internacionales del dinero. La crisis económica nace, pues, ante la ausencia absoluta de control de los riesgos. Unos mintieron y otros no ejercieron los controles necesarios. Los bancos han quedado atrapados con agujeros de miles de millones de dólares. A la falta de escrúpulos sigue la desconfianza. Ahora no se fían unos de otros, no prestan dinero a nadie o lo hacen con intereses muy altos y sin riesgo alguno. Las empresas no tienen liquidez y empiezan a cerrar o reducir plantilla. Miles de trabajadores van al paro. Y en medio de esta situación, no puede menos que resultar paradójico que cuando los bancos empiezan a sufrir las consecuencias de la crisis, los gobiernos acudan inmediatamente en su ayuda para, según se nos dice a los ciudadanos, mantener la estabilidad y confianza en el sistema financiero. Se cumple así la máxima de la privatización de los beneficios y la socialización de las perdidas 5, o lo que es lo mismo, los bancos siempre ganan, aunque los demás pierdan.
1.3. Osoko krisia / Crisis global Aunque la crisis financiera estalla en EEUU, no se detiene ahí; rápidamente se extiende por todo el mundo, porque los mercados financieros son globales y los bancos que compraron los paquetes MBS están por todas partes. La globalización, clave de la transformación que está sufriendo nuestro mundo, borra las fronteras nacionales. Las corrientes internacionales del comercio, de las finanzas y de la información se amplían y profundizan en un solo mercado mundial integrado. Se crea un espacio económico de relaciones libres, dominado por los agentes y los intereses económicos. Y en este proceso de globalización, quizá los flujos financieros son prácticamente los únicos que se puede decir que hoy día están completamente globalizados. No se ha globalizado el trabajo; se ha globalizado el capital. No hay «trabajadores sin fronteras»; hay «capitalistas sin fronteras». Realmente, todas las operaciones financieras se realizan a escala internacional y, muchas veces, pasando por los paraísos fiscales.
1.4. Ekonomia zehatz bati eragiten dion krisia Crisis que afecta a la economía concreta Si analizamos lo dicho y escrito en estos meses en los medios de comunicación sobre la crisis económica, podemos darnos cuenta de que la mayoría de los periodistas, economistas y políticos han dedicado más tiempo al estallido de la burbuja financiera que a la economía real, es decir, a la producción efectiva de bienes y a su distribu-
Bitxikeriatzat jo dezakegu, banketxeak krisiaren ondorioak jasaten hasten direnean, gobernuek bereala jotzen dutela bere laguntzara, finantza sistemaren konfiantza eta egonkortasuna zaintzeko, hiritarroi esaten digutenez. Hola irabazien pribatizazioa eta galeren sozializazioaren araua betetzen delarik. Kazetari, ekonomista eta politikari gehienek denbora gehiago eman diote ondasun higiezinen burbuilaren leherketari, benetako ekonomiari baino, egiazko ondasunen ekoizpen eta banaketari baino. Jende arrunta benetan arduratzen duen pobrezia eta langabeziaren gorakada, bizimoduaren garestitzea, elikagaien krisia, badirudi ez zaiela hainbeste ardura politikari eta ekonomistei. Egungo ondasun higiezinen, finantzen, eta osoko krisiak, diru baliabide urriena dutenak bereziki jotzen ditu bortizki.
ción. Se ha dicho mucho de las hipotecas subprime y muy poco del aumento de los precios. Aunque la crisis se desencadena en el ámbito financiero, sus consecuencias aparecen muy pronto en la vida real y concreta de los ciudadanos. Y, propiamente, en el origen de la crisis no están sólo las hipotecas basura. Tiene una importancia tambien muy relevante en la gestación el aumento de los precios del petróleo y el de los precios de los alimentos. Pero lo que verdaderamente afecta a la gente corriente, esto es, el aumento del paro y de la pobreza, la carestía de la vida, la crisis alimentaría, parece interesar menos a políticos y economistas. Sin embargo, la actual crisis hipotecaria, financiera y global es una crisis que esta afectando muy duramente de manera especial a los que disponen de menos recursos económicos. El impacto es debido a que, ante todo, la crisis hipotecaria afecta directamente al sector de la construcción, que ha sido una de las bases de la expansión económica en los últimos años. La crisis ha producido enseguida desempleo no sólo en la construcción sino en todas las actividades relacionadas con el sector inmobiliario. Por otra parte, como hemos dicho, al estallar la crisis, los bancos retiran los fondos del mercado generando falta de liquidez. Los bancos ya no prestan tan fácilmente. Además, suben los tipos de interés, lo que, por un lado, favorece la movilización y rentabilidad del capital, pero, por otro, encarece el endeudamiento de las empresas y las familias.
1.5. Krisiaren kaltetuak / Crisis con víctimas En la actual crisis económica han aparecido ya algunos ganadores y muchos perdedores. Salen favorecidos los bancos y los grandes poseedores de capital. Por una parte, la subida de los tipos de interés repercute favorablemente en su rentabilidad; por otra, uno de los efectos
5 C. APARISI, «La economía vista por los economistas», El ciervo, noviembre de 2008,8-9. 5
Krisiak kaltetuak eragiten ditu; bere izena duten kaltetuak eta benetan kopuru harrigarria osatzen dute. Kaltetuak, lanik gabe gelditzen ari diren gure hauzoetako gizon eta emakumeak dira; hilaren azkenera iritsi ezinik dabiltzan gure hauzokideak dira; eta hainbat etorkin hona etorri eta kale gorrian gelditzen daudenak dira. Gero eta garbiago ikusten da krisi honek ekonomia eta finantzen jokaera etikoaren beharra nabarmentzen duela, eta hau ez dela huskeria bat, beharbeharrezko baizik. Egungo krisiak garbiago erakusten digu ezin dela etika baztertuta utzi, eta norbere irabazia baizik helburu duen ekonomia batere ardura moralik gabe, gizartearen ustiapena eta desordenaren iturburu den ekonomia, gizakiaren aurkako ekonomia dela. Ekonomia benetan gizakiarekin ulerkor izan dadin pertsonaren duintasuna sustatu eta errspetatu behar du.
de la crisis será una mayor concentración de la propiedad y de los recursos financieros en pocas manos, acrecentándose el abismo entre los pocos que tienen mucho y los muchos que no tienen apenas nada. Efectivamente, son muchos los perdedores, las víctimas de la crisis. A pesar de que las autoridades políticas pretendan ocultarlo con informaciones opacas y manipuladoras, millones de personas en EUU y en otros muchos países, como en España, han perdido o van a perder vivienda y ahorros. Cada vez que los bancos suben los tipos de interés, se produce directamente un trasvase de los bienes de las familias o empresas endeudadas a los bancos. La crisis produce víctimas; y las víctimas tienen nombre y alcanzan un número verdaderamente escandaloso. Víctimas son los hombres y mujeres de nuestros barrios que se están quedando sin empleo; son nuestros vecinos que no pueden llegar a fin de mes; son tantos emigrantes que llegaron y se están quedando en la calle. De muchos conocemos sus nombres. Pero es necesario poner junto a ellos ese número preocupante que confiere una densidad específica a esta crisis económica. Según informes de la FAO, en el año 2007 el numero de hambrientos aumentó en 75 millones, de manera que actualmente se cifran en 923 millones de seres humanos los que padecen hambre, a las que hay que sumar, otros 848 millones de personas que están severamente desnutridas; 30.000 millones de dólares anuales serían necesarios, según el
mismo informe de la FAO, para combatir la falta de alimentos. Esta cifra contrasta con los gastos de 1,2 billones de dólares anuales en armamento o con los miles de millones que todos los Estados de los países industrializados han destinado a los mercados financieros. La mirada a los lázaros de nuestro mundo tendría que llenar de vergüenza a todos los epulones.
2. Hausnarketa etiko baterantz Hacia una reflexión ética Algunos se empeñan en hacernos creer que la crisis es un problema técnico. Sin embargo, lo que esta en el fondo de la crisis es el actual modelo social y económico basado en el consumo ilimitado de recursos; y lo están también los principios morales, los valores sobre los que se está construyendo la sociedad, la economía y la existencia humana. Crece la convicción de que esta crisis económica está manifestando que la dimensión ética de la economía y de las finanzas no es algo accesorio, sino esencial, de manera que si se quieren emprender dinámicas económicas y financieras correctas y fecundas tiene que tomarse constantemente en consideración. Como han afirmado recientemente los obispos de Europa, al término de la Asamblea Plenaria del Comité de Representantes de las Conferencias Episcopales: «La actual crisis financiera pone de manifiesto una profunda crisis espiritual y un conjunto equivocado de valores». Desde esta perspectiva, es necesaria la reflexión ética y es preciso también, desde la perspectiva cristiana, una mirada a la Doctrina Social de la Iglesia. En ella encontramos criterios, valores y orientaciones prácticas para responder social y moralmente a la actual crisis.
2.1. Ekonomia eta etikaren arteko zerikusia La relación entre economía y ética La crisis económica nos hace ver, ante todo, la necesidad de clarificar la relación que debe existir entre la economía y la ética. En la reflexión cristiana, desde la Sagrada Escritura hasta las encíclicas sociales, pasando por los textos patrísticos y la aportación de la Escolástica, se ha resaltado siempre la implicación de la ética en la vida económica. Ante la actual crisis financiera, por su misma densidad y complejidad, esta afirmación se hace incluso más necesaria. Como dice el Vaticano II: «La actividad económica debe ejercerse siguiendo sus métodos y leyes propias, dentro del ámbito del orden moral, para que se cumplan así los designios de Dios sobre el hombre» 6. La economía del capitalismo liberal ha tendido a abolir la dimensión moral. Defendía que la obtención del interés propio redunda en beneficio de todos. La actual crisis hace ver con mayor claridad que la ética no puede quedar relegada y que la economía que persigue el beneficio individual, sin preocupaciones morales, es causa de desorden social y de explotación: es una economía contra el ser humano.
6 CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes (7.12.1965), 64. 6
Por tanto, la economía necesita confrontarse con la instancia ética para poder contribuir a la convivencia humana y a la construcción de una sociedad justa y solidaria. Y esta confrontación entre la economía y la ética tiene que abordar como cuestión primordial, el sentido y la finalidad de la economía, el «para qué» de la actividad económica. Para que la economía sea verdaderamente humana, ha de respetar y promover la dignidad de la persona, ha de estar al servicio de los ciudadanos y de sus verdaderas necesidades. Toda la Doctrina Social de la Iglesia considera el orden económico como una actividad organizada en función de la persona, para hacer posible su promoción y la consecución del bien común 7. Esta consideración humana y social de la economía no puede menos que denunciar los grandes escándalos promovidos por una actividad económica orientada simplemente hacia la obtención de beneficios a cualquier precio: el escándalo del hambre en el mundo, la explotación de la naturaleza, el negocio armamentístico. No puede estar de acuerdo con algunas de las respuestas que se están dando a la crisis actual. ¿Cómo se puede estar moralmente de acuerdo con la entrega de miles de millones de dinero público a bancos privados para generar liquidez y solvencia, mientras no se hace nada para erradicar el hambre y la miseria extrema de tantos países o para responder a la situación de desempleo masivo del propio país? ¿Cómo no denunciar moralmente que se cargue a los países pobres con la financiación del derroche de los países ricos? ¿Cómo justificar los desorbitados beneficios de bancos y de empresas cuando la mayoría de la población está asolada por la crisis financiera? Este carácter humano y social de la economía tiene que estar presente en todo el proceso de la actividad económica: producción, distribución y consumo de bienes. Y desde esta orientación ética es desde donde se puede responder adecuadamente a algunas cuestiones básicas: ¿qué bienes deben producirse?, ¿cómo producirlos?, ¿para quién han de producirse? De acuerdo con lo dicho anteriormente, la economía no busca producir por producir; no persigue el lucro exclusivo, ni el poder. Si está al servicio del ser humano, ha de tender a responder a las auténticas necesidades huma-
nas. Mounier hablaba de las necesidades que constituyen el mínimo indispensable para mantener la vida física del individuo: señalan el umbral por debajo del cual ningún ser humano debería caer. Son derechos primarios de las personas, porque «el primer derecho de la persona económica es un derecho al mínimo vital» 8. Por eso, «Las necesidades de los pobres deben tener preferencia sobre los deseos de los ricos; los derechos de los trabajadores, sobre el incremento de los beneficios; la defensa del ambiente, sobre la explotación industrial incontrolada; una producción que responda a exigencias sociales, sobre una producción con objetivos militares» 9.
2.2. Solidaritzaren kultura Una cultura de la solidaridad Benedicto XVI, dirigiéndose recientemente a la Confederación Italiana Sindical de los Trabajadores (CISL), con motivo del sesenta aniversario de su fundación, decía: «Para superar la crisis económica y social que estamos viviendo, sabemos que es necesario superar los intereses particulares y sectoriales, para afrontar juntos y unidos las dificultades en todos los ámbitos de la sociedad, especialmente en el mundo del trabajo... Espero que de la actual crisis mundial nazca la voluntad común de crear una nueva cultura de la solidaridad y de la participación responsable, condiciones indispensables para construir juntos el futuro de nuestro planeta». Efectivamente, lo que reclama la actual situación de crisis, y el único camino para superarla, es el camino de la solidaridad. La solidaridad expresa un nuevo orden internacional, unas nuevas relaciones sociales, un compromiso decidido contra las desigualdades, contra la pobreza, contra el hambre. Tiene que expresarse necesariamente en propuestas operativas, en acciones concretas (servicio social, ayuda y cooperación, voluntariado, etc.), pero tiene que plasmarse también en estructuras objetivas para que impregne la cultura y la actividad económica.
7 Cf. E. ALBURQUERQUE, Moral social cristiana. Caminos de liberación y de justicia (Madrid: San Pablo, 2006, 224-236). 8 E. MOUNIER, Manifiesto al servicio del personalismo (Madrid: Taurus, 1972, 148-149). 9 JUAN PABLO II, «Discurso a los representantes de otras Iglesias cristianas», Toronto, 14 de septiembre de 1984, Ecclesia 2191, 22 de septiembre de 1984.
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Egungo krisi egoerak eskatzen duena eta berau gainditzeko bide bakarra, solidaritzako bidea da. Solidaritzak, nazioen arteko ordena berri bat azaltzen digu, giza harreman berriak, eta benetako konpromezu bat desberdintasunen aurrean eta pobreziaren eta gosearen aurka. Proposamen eraginkorretan agertu behar da, jakineko ekintzetan (gizarte-zerbitzuetan, laguntza eta lankidetzan, borondatezko ekintzetan, etc.), baina egitura objektiboetan ere gauzatu behar da ekintza ekonomikoa eta kultura ere kutsatu ditzan.
gaciones sociales correspondientes». 11 Este liberalismo sin frenos, como intuyó ya Pío XI, ha conducido a la dictadura «del imperialismo internacional del dinero» 12 y ha hecho la economía «horrendamente dura, cruel, atroz». No hay otro camino que no sea el de la solidaridad, que conduce al compromiso por el bien común y al amor preferencial por los pobres, y que implica, como explicó Juan Pablo II, un amplio conjunto de reformas, en particular, la reforma del sistema internacional del comercio, que discrimina frecuentemente a los más pobres, a los países en vías de desarrollo, y la reforma del sistema monetario y financiero mundial, movido «por la excesiva fluctuación de los métodos de intercambio y de interés» 13.
2.3. Finantza-boterearen desarmatzea Desarme del poder financiero La crisis financiera ha mostrado que no existe una solidaridad preestablecida, que los mecanismos económicos desregularizados y fuera de control conducen a una distribución perversa y antisocial de la riqueza. Por ello es necesario que la solidaridad se implante no sólo en el corazón de las personas, sino también en las estructuras de inversión, distribución y comercio internacional. Sin duda, la mayor dificultad para llegar a una verdadera solidaridad entre los países y entre las instituciones económicas radica en que los Estados más desarrollados, sus gobernantes, su sociedad civil y, en general, sus ciudadanos 10 deben estar dispuestos a hacer importantes sacrificios. La solidaridad no es un simple sentimiento compasivo y no se genera sin un alto coste, porque su implantación social choca contra los intereses económicos concretos, que condicionan las políticas comerciales hoy vigentes. Moralmente es necesario llegar a la convicción de que hay que renunciar a ciertas ventajas y beneficios a favor de los más necesitados. Los gobiernos y los organismos económicos no han orientado la economía para conseguir el crecimiento de la solidaridad, de la igualdad, del bien común; han hecho oídos sordos al grito de los pobres. Y así se multiplican las víctimas de un sistema «plagado de vicios gravísimos». Se trata, como puntualizo Pablo VI, «de un sistema que considera el lucro como motor esencial del progreso económico; la concurrencia como ley suprema de la economía; la propiedad privada de los medios de producción, como un derecho absoluto, sin límites ni obli-
Entre las reformas moralmente más sentidas se encuentra la del sistema financiero. La crisis actual no ha hecho nada más que subrayar su necesidad. Son muchas las voces que se alzan pidiendo desarmar el poder financiero 14. No es nada fácil, porque su poder es muy grande. Hay que empezar por el control democrático de la actividad económica, cuyos fallos han desencadenado precisamente la crisis. Pero el desarme implica también la eliminación de los llamados paraísos fiscales. Actualmente existen más de 37 paraísos fiscales situados estratégicamente en todos los husos horarios del planeta para poder, en cualquier momento y lugar, realizar las transacciones oportunas. Su existencia constituye una forma legalizada de la criminalización creciente de la economía: especulación, evasión fiscal, comercio de drogas, comercio ilícito de armas. Gracias a los paraísos fiscales, en el mundo financiero abundan cada vez más los especuladores y depredadores. Durante mucho tiempo, los gobiernos de los países más desarrollados han consentido esta lacra y, en vez de eliminarlos, han contribuido de distintas formas a su multiplicación. Ha llegado, pues, el momento de una revisión en profundidad y de llegar a decisiones coherentes y conjuntas por parte de los países más desarrollados, porque, como dice Petrella: «La integración europea, socialmente satisfactoria y políticamente democrática, deberá basarse en una política fiscal común, justa y redistributiva y no en una competencia creciente en el mercado único entre políticas fiscales que tengan como objetivo principal agradar al capital» 15. Además de la preocupación por esta eliminación, parece urgente gravar fiscalmente los movimientos del capital especulativo, en beneficio de los países en los que tenga lugar la transacción. Se trata, en concreto, de la aplicación de la llamada tasa Tobin. James Tobin, premio Nobel de Economía, propuso ya en
10 PÍO XI, Carta encíclica Quadragesimo Anno (15.5.1931), 128. 11 PABLO VI, Carta encíclica Populorum Progressio (26.3.1967), 26. 12 Quadragesimo Anno, 109. 13 Cf. JUAN PABLO II, Carta encíclica Sollicitudo rei socialis (30.12.1987), 43. 14 Cf. R. PETRELLA, «Los principales retos de la globalización actual», en Los desafíos de la globalización (Madrid: Ediciones HOAC, 2004, 8
85-104). 15 PETRELLA, o.c., 99.
1983 la recaudación de un impuesto del 0,5% sobre las transacciones financieras. Dicho impuesto podría en pocos años formar un Fondo Mundial de miles de millones de dólares para financiar las intervenciones destinadas a asegurar la satisfacción de las necesidades básicas para todos. Técnicamente no parece difícil la imposición de esta tasa. Falta sólo que los distintos Estados se pongan de acuerdo para imponerla. Finalmente, en esta reforma y desarme puede ser también importante propiciar la democratización de las grandes instituciones financieras internacionales, como: el Fondo Monetario Internacional, la Banca Mundial o la Organización Mundial del Comercio. Según Juan Pablo II, «las organizaciones internacionales, en opinión de muchos, habrían llegado a un momento de su existencia en el que sus mecanismos de funcionamiento, los costes operativos y su eficacia requieren un examen atento y eventuales correcciones. Evidente mente, no se conseguirá tan delicado proceso sin la colaboración de todos. Esto supone la superación de las rivalidades políticas y la renuncia a la voluntad de instrumentalizar dichas organizaciones, cuya razón única debe ser el bien común» 16.
2.4. Bizimodua aldatu / Cambiar de estilo de vida Pero la superación de la crisis no vendrá simplemente de las decisiones políticas ni de la reforma del sistema financiero y de los organismos internaciones. Todo ello es necesario; pero es necesaria también la corresponsabilidad de todos, porque, de una u otra manera, todos somos responsables de lo que pasa. Es cierto, por ejemplo, que una nueva cultura de la solidaridad implica irremediablemente la revisión de nuestro modelo de desarrollo y de nuestro estilo de vida. La crisis económica nos llama fuertemente a interrogarnos sobre nuestra manera de vivir, sobre nuestras relaciones con el dinero, con los bienes y las riquezas. Digan lo que digan y hagan lo que hagan nuestras autoridades, esta crisis nos afecta a todos y deberían, por tanto, nacer en nosotros nuevas formas de pensar, de ver la realidad, de situarnos socialmente. Sin este cambio de mentalidad, lo más probable es que a esta crisis sigan otras muchas, del mismo modo que ésta ha seguido a la de 1929 ó a las más cercanas de los años ochenta y noventa (como el colapso financiero de los llamados «Tigres Asiáticos» o la quiebra del sistema bancario de Argentina). Si queremos ser realmente solidarios y que la economía se oriente a satisfacer las verdaderas necesidades vitales, hace falta llegar a la convicción y a la práctica de reducir tantas necesidades superfluas. Es necesario emprender un proceso, un modo de vivir que aleje de lo superfluo y acerque a lo esencial. Pasa por precisar más
Benetan solidario izan nahi badugu eta ekonomia behar-baharrezko premiak asetzera bideratu, beharrezko ez ditugun hainbat gauzaz jabetzeari utzi behar diogu eta benetan hola jokatu behar dugula uste izan. Beharrezko da, azalkeria dena utzi eta funtsezko den bizimodu baterantz bideratzea. Kontsumitzen dugun guztiaz azterketa zehatz bat egin; Elikagaiak, arropa, ura, argia, autoaren erabilera mugatu zerbitzu publikoak daudenean, oinez ibiliz, bizikleta erabiliz, autabusez, tranbiaz; alperrikako gauzen xahuketa murriztu, hondakinak birziklatu. Solidaritza neurritasunaren, hersturaren, apaltasunaren bidetik doa.
todo aquello que consumimos: alimentación, ropa, agua, luz; por reducir el empleo del coche en sitios servidos por medios públicos, por reactivar las piernas, por usar la bicicleta, el bus, el metro; por reducir los derroches; por reciclar los residuos. La solidaridad pasa por el camino de la sobriedad, la moderación, la austeridad, la sencillez de vida. Durante mucho tiempo éstos han sido valores en baja. Todo se orientaba al tener, poseer, consumir, alcanzar éxito, disfrutar y gozar, es decir, hacia valores que encierran un «materialismo craso» y que además producen una radical insatisfacción. Como lúcidamente recordó Juan Pablo II, «la mera acumulación de bienes y servicios no basta para proporcionar la felicidad humana» 17. Se corre el riesgo, además, de que quien orienta su vida desde el consumismo proyecte también esta actitud con relación a las personas. Es decir, un modo de vida consumista genera una visión cosista y cosificadora de la realidad, y, desde esta visión, fácilmente se llega a ver y apreciar a las personas como objetos. Si esta actitud se expande por la sociedad, las relaciones sociales se convierten en interesadas, utilitaristas y egocéntricas. En este sentido, como han apuntado muchos analistas, la sociedad de consumo es mercantilista y profundamente insolidaria. Desde una ética social solidaria resulta insostenible una sociedad y una cultura consumista. Es, sobre todo, radicalmente contraria a la propuesta evangélica, tanto en la concepción solidaria y fraterna de la sociedad como en la estimación y uso de los bienes materiales. Más que una cultura del consumir, del tener y del poseer, hay que propiciar una cultura de la austeridad y de la moderación. Mientras tantos seres humanos malviven en la miseria, mientras tantas víctimas de la especulación financiera son arrojadas a los márgenes de la pobreza, no puede menos de resultar escandalosa la dilapidación de bienes y recursos. No puede ser justa utilizar irresponsablemente unos bienes cuya carencia repercute en la colectividad.
16 Sollicitudo rei socialis, 43. 17 Sollicitudo rei socialis, 28. 9
Utopia da bizitzari zentzua ematen diona, sinesgarritasun guztiaren gainetik, utopiak ematen dio zentzua bizitzari. Erreinuaren utopiak, oikonomiaren eta maitasun errukiorraren utopiak bakarrik ematen digu benetako erantzuna, egungo finantza-krisiaren aurrean.
2.5. Erreinuaren utopia / La utopía del Reino Aristóteles explica que el comportamiento humano se desarrolla tres círculos concéntricos: el individual, el familiar y el ciudadano. El comportamiento individual se rige por la ética; la vida familiar está basada en la oikonomía (de oikos-casa y nomos-ley); el gobierno de la ciudad, por la política. Si nos fijamos simplemente en el segundo círculo, podemos percibir que en su sentido clásico, la oikonomía se rige por el desinterés. En la vida familiar no se persigue el lucro o el interés. Los padres se dan y lo dan todo a sus hijos gratuitamente. Buscan su felicidad por ser sus hijos, sin esperar recompensa alguna. Si etimológicamente la palabra economía deriva de oikonomía, es evidente que su significado actual designa, en realidad, todo lo contrario. No se rige por el desinterés altruista, sino por el interés egoísta. ¿Sería posible pasar del sentido actual de la economía a su verdadero significado de oikonomía? 18 Quizá radica ahí la verdadera utopía del reino de Dios. A nuestro mundo, escribió Bertold Brecht, le hace mucha falta que lo cambien y lo rediman. Desde el Evangelio de Jesús, los cristianos pensamos que este cambio social y económico ha de estar orientado y marcado por la utopía del Reino. Liberación y salvación, redención y justicia, Reino y bienaventuranzas señalan siempre un horizonte de utopía. Sólo la utopía da sentido a la vida, porque exige, contra toda verosimilitud, que la vida tenga sentido. Y sólo la utopía del Reino nos proporciona la verdadera respuesta a la actual crisis económica, porque es la utopía de la oikonomía, del amor compasivo y misericordioso. EI Reino de Dios es la causa de la vida de Jesús, el centro de su mensaje y la clave de sus actitudes. Es el supremo bien de la salvación, la síntesis de todos los bienes salvíficos, la realización plena. Jesús lo anuncia a todos, y lo reciben especialmente los que sufren, los oprimidos, los que tienen hambre, los pobres, las víctimas de todas las crisis, pues «de ellos es el reino de los cielos» (Mt 5,3), a ellos les pertenece (Lc 6,2) y por eso son declarados dichosos.
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Precisamente, al declarar dichosos a los pobres y desamparados, a quienes el profeta Isaías presentaba como los privilegiados de la intervención de Dios al final de los tiempos, Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios. En el corazón del anuncio mesiánico están las bienaventuranzas. En ellas, Jesús proclama valores y actitudes esenciales para la moral social cristiana: pobreza, mansedumbre, humildad, pureza de corazón, misericordia, justicia, esfuerzo por la paz, fortaleza en la persecución... Suponen un vuelco radical en la estimación de muchos valores que hoy priman en la sociedad y que constituyen el epicentro de la actividad económica (tener, poseer, dominar, disfrutar, etc.). Son el antídoto contra cualquier crisis. La fe cristiana contempla el orden económico desde el punto de vista de la oikonomía divina. Está presidido por el amor gratuito de Dios, del que nosotros deberíamos ser imitadores. Así lo entendieron muy pronto los Padres de la Iglesia que enseñaron que Dios crea la tierra no para unos pocos sino para todos; y que los bienes están destinados a todos y deben llegar a todos. En estos momentos de fuerte crisis económica alcanzan una significación muy especial palabras como las que pronuncio san Basilio, hablando de la relación entre ricos y pobres: «El pan que tú tienes es del hambriento; el abrigo que tú tienes guardado en el armario es del desnudo; la plata que tienes enterrada, del necesitado. En conclusión, cuantos son los hombres a los que podrías dar, tantas son las injusticias que cometes» 19. Con la mirada puesta en tantos textos de la patrística que proclaman el destino universal de los bienes, el Concilio Vaticano II afirmó: «Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad» 20. La utopía del Reino da un vuelco a los valores del mundo. Aspira a un nuevo orden social: a que en las empresas, en los Estados y en toda la sociedad, vivamos como hermanos de una gran familia, en la que se practica el sermón del monte.
18 Cf. H. RAGUER, «De la economía a la oikonomía», El ciervo, noviembre de 2008, 7. 19 SAN BASILIO, Patrologia Graeca 31, 276-277. 20 Gaudium et spes, 69.
3. Konklusioa Conclusión Dentro de 10-15 años, hacia 2020-2025, la población mundial puede alcanzar los 8.000 millones de personas, a no ser que las epidemias, las hambrunas o las guerras inviertan la dirección. La cuestión fundamental que se plantea a la sociedad mundial actual es llegar a descubrir, proponer y vivir los principios, orientaciones y valores, distintos de los de la actual economía basada en la competitividad y el lucro sin frenos, que puedan permitir a esos 8.000 millones de seres humanos una vida digna, compartiendo todos la riqueza del mundo. ¿Puede ser esto posible? ¿Seremos capaces de llegar a una verdadera alternativa económica, que corrija los graves desajustes y desequilibrios a los que ha llegado la economía actual? La época moderna, nos dice Benedicto XVI, ha desarrollado la esperanza de la instauración de un mundo perfecto, que parecía poder
lograrse gracias a la ciencia y a la técnica, a la economía y a la política. Así, «la esperanza bíblica del Reino de Dios ha sido reemplazada por la esperanza del reino del hombre» 21. Pero a lo largo del tiempo se ve claramente que esta esperanza se aleja cada vez más. Para vivir, los humanos necesitamos tener esperanzas, grandes y pequeñas, que día a día nos mantengan en camino. Pero «sin la gran esperanza, que ha de superar todo lo demás, no bastan. Esta gran esperanza sólo puede ser Dios, que abraza el universo y que nos puede proponer y dar lo que nosotros solos no podemos alcanzar» 22. El reino de Dios no es un más allá imaginario, situado en un futuro que nunca llega. El Reino está presente allí donde Él es amado y donde su amor nos alcanza. Sólo su amor nos da la posibilidad de perseverar día a día con sobriedad y responsabilidad, sin perder el impulso de la esperanza, en un mundo que por su naturaleza es imperfecto. En él hemos de vivir y en él tenemos que comprometernos para transformarlo, para instaurar la justicia, la igualdad y la solidaridad.
PISTAS PARA LA REFLEXIÓN • Tras la lectura del artículo, ¿cuáles me parecen los factores que más han influido en el origen de la crisis financiera?, ¿a qué se ha debido? • ¿Cuáles son, para nosotros, los aspectos más importantes de la actual crisis económica? ¿Cuáles son sus consecuencias? ¿Cómo está afectando al contexto social en que vivimos? ¿Cómo nos afecta a nosotros? • ¿Qué valores y orientaciones morales proponemos para responder a la crisis? • ¿Qué podemos hacer nosotros? • Si miramos la crisis económica desde la utopía del reino de Dios, ¿qué actitudes debería desencadenar en la comunidad cristiana? ................................................................................................................................................................... ................................................................................................................................................................... ................................................................................................................................................................... ................................................................................................................................................................... ................................................................................................................................................................... ................................................................................................................................................................... ................................................................................................................................................................... ................................................................................................................................................................... ................................................................................................................................................................... ................................................................................................................................................................... ................................................................................................................................................................... ...................................................................................................................................................................
21 BENEDICTO XVI, Carta encíclica Spe Salvi (30.11.2007), 30. 22 Spe Salvi, 31.
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