E G abía una vez un gusano que se llamaba Guillermo, que era lento.
H
En el camino el gusanito se quedó dormido y cuando despertó estaba convertido en mariposa.
Un día su amiga la cucaracha lo invitó a jugar una carrera. Cuando comenzó la carrera, Guillermito se dio cuenta que era lento, pero inteligente y que le iba a ganar a la cucaracha.
Voló, voló y a la cucaracha le ganó. ¡Qué lindo es ser un gusanito! Dijo Guillermito.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
Autor y dibujo: Esteban Acevedo, 2º año.
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abía una vez un gusano muy feliz con sus amigos de la naturaleza, y un día se enfermó el gusano Guillermo y se puso muy mal y los amigos se reían, una y otra vez hacían ja ja ja ja ja!!! El gusano se puso muy mal y se fue a su casa. Sentía que le dolía la panza y decía ay! ay! ay!, ahora le dolía
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la garganta y a la mañana siguiente no le dolía nada. Salió y los chicos se reían ja ja ja!!! Y dijo no, no, no, no, le dolía nada y así nunca se rieron más de él. Colorín colorado este cuento se ha terminado. Autor y dibujo: Julián Álvarez, 2º año.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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n día de sol los chicos y chicas de 2º B estaban en la escuela estudiando, cuando llegó el recreo una de las chicas no se dio cuenta dónde dejó la merien-
da y todos los del grado empezaron a buscar la merienda, uno de los chicos, encontró la merienda que estaba detrás de la puerta y salieron al recreo. Autor y dibujo: Lucca Camioli, 2º año.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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abía una vez un pequeño gusanito llamado Guillermo que estaba comiendo manzanas, vino la mamá y le dijo: - Hijo, dejá de comer manzanas.
- ¡SÍ! Dijo el gusanito. Y colorín, colorado, este cuento se ha terminado. Autora y dibujo: Ludmila Cordiviola, 2º año.
- ¡No! Dijo Guillermo, tengo ganas de seguir comiendo más. - ¡NO, NO y NO! - Dijo la mamá y agarró de los pelos a Guillermo y él lloró. La mamá le dijo: - ¿Ahora querés venir a tomar la sopa?
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Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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l mono Manolo estaba comiendo una manzana, y se cayó y se lastimó la mano.
La mamá lo curó.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
El mono se puso contento y comió bananas. Autora y dibujo: Abigail Carrasco, 2º año.
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Después se encontró con una vaquita de San Antonio que le dijo que no la molestara.
Un día empezó a llover.
Guillermo se enroscó a llorar en una piedra.
abía una vez un gusano que se llamaba Guillermo y vivía en una manzana.
Tanto llovió que se cayó la manzana donde vivía. Cuando salió el sol fue a buscar una casa nueva. Se encontró un pollito que se lo quiso comer, pero Guillermo salió corriendo.
Pero de repente escuchó risas, levantó la cabeza y vió un gran choclo lleno de gusanos que lo invitaron a vivir con ellos. Así consiguió casa y nuevos amigos. Autor y dibujo: Sof ía Casella, 2° año.
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Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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ra un gusano llamado Guillermo. Vivía en una casa chiquita y muy hermosa.
Encontró una novia llamada Lucía y se fueron a un lugar romántico y se casaron. Autor y dibujo: Miguel Chica, 2º año.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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a oruga Guillermina vivía muy lejos. Era muy comilona, comía hojas, manzanas, naranjas y tortas de chocolate. Se volvió gorda y se cayó de su capullo.
con sus compañeras; ya era una mariposa gigante de muchos colores. ¡ Gracias! – dijo: ¿Me llevás a volar a alguna parte? La mariposa la subió en sus alas y la llevó a volar.
La hormiga Juana la ayudó a salir, Autor y dibujo: Franco Di Vanni, 2º año.
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Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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n hermoso día de sol, los gatitos habían salido a jugar hasta que de repente apareció la princesa gata. Se sorprendió al ver gatitos huerfanitos - y dijo ¡Pobres huerfanitos! ¿Qué haré con ellos? - Y un huerfanito dijo - ¿Te puedes casar con él?
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
Dijo la princesa: ¡Ah, es re lindo! Entonces pensando dijo un gatito: yo soy Cámeron ¿Me puedo casar con vos? ¡Di que sí! Se casaron alegres y adoptaron a los gatitos y vivieron felices. Autora y dibujo: Julieta Echegaray, 2º año.
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abía una vez un gusano llamado Guillermo.
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paseo a jugar a la plaza.
Una mañana se levantó, se vistió y fue a desayunar. Vivía en una manzana y sus amigos, a los que siempre visitaba, vivían en la manzana de al lado.
Ese día el gusano Guillermo y sus amiguitos jugaron hasta el cansancio. Llegando el atardecer, decidieron regresar cada uno a sus hogares con la promesa de encontrase nuevamente ... ¡Qué alegría!
Entonces ese día se encontraron, después de desayunar, para ir de
Autora y dibujo: Josefina Ferreira, 2 año.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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uimos de paseo con mi familia al parque de diversiones.
llermo y dimos una vuelta muy rápida
Nos subimos al gusano Gui-
Fue una salida genial. Autor y dibujo: M. Lucrecia Funes, 2º año.
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rutillita estaba durmiendo en su casa que era una frutillita, resulta que su mamá le regaló un perrito y Frutillita se despertó y vio el cachorro… y lo bañó, aparte
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lo sacó a pasear y le compró un helado y fueron a su casa… Y fueron amigos para siempre. Autora y dibujo: Ain García, 2º año.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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abía una vez un gusano llamado Guillermo. Un día se perdió y la mamá lo fue a
Lo encontró en la plaza jugando y le dijo que nunca más salga sin permiso.
buscar.
Autor y dibujo: Joaquín Goñi, 2º año.
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n hermoso día de sol una nena, que siempre se juntaba con nenas, su mamá le dijo que solo no se junte con nenas y que también juegue con los varo-
nes. La nena dijo que sí, y entonces, se fue contenta a jugar con los varones y vivieron felices para siempre, jugando y compartiendo. Autora y dibujo: Sof ía Guajardo, 2º año.
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abía una vez un gusano que se llamaba Guillermo. Era muy divertido y largo.
La araña se lo quería comer, entonces intentó salir pero no lo dejaba, gritó, pero nadie lo escuchaba.
-Guillermo, contestó el gusano. -Igual que mi papá, -Dijo la araña. Ahora me da pena comerte. -¿No me digas? -¿Te acompaño a tu casa? -Bueno, gracias. -¡Ya llegamos! Esta es mi casa dijo Guillermo. -Chau, espero que nos volvamos a ver...
La araña le dijo: -¿Cómo te llamás?
Autora y dibujo: Nahir Jardel, 2º año.
Guillermo tenía muchos amigos y un día salieron todos juntos y Guillermo se metió a una cueva que había una araña.
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ola! Soy Guillermo y soy un gusanito chiquito. Tengo tres añitos, me gusta estar con los chicos y jugar mucho con ellos.
Vamos a estar juntos en el libro de cuentos. Espero que les guste y lean todo, nos vemos en mi cuento. Autor y dibujo: Facundo Lobos, 2º año.
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abía una vez un chico que se llamaba Franco. Él estaba de paseo con su familia en un campo, cuando vió algo que brillaba ¡Era el candado de una caja que estaba enterrado!, lo desen-
terró, lo abrió y encontró muchas monedas. Como a Franco le gustaban los karting, se compró uno. Se puso feliz por haber cumplido su sueño. Autor y dibujo: Gino Oros Famá, 2º año.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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n día soleado, el gusano Guillermo decidió buscar trabajo, fue a la ciudad y consiguió en una ratonera. Al día siguiente fue al trabajo y no le gustó mucho, entonces renunció y fue a buscar más trabajo y tuvo el de
cartero y le encantó durante mucho tiempo hasta que le aburrió. Volvió al hogar y vivió feliz por siempre. ¡Zapatito roto, mañana te cuento otro!. Autor y dibujo: Juan Segundo Tirenti Oro, 2º año.
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abía una vez un caracol que decidió armar una cancha de fútbol.
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Ya estaba jugando el caracol y metió un gol. Y fueron campeones. Autor y dibujo: Leonardo Ortiz Puebla, 2º año.
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abía una vez un mono que no tenía ni mamá ni papá y se encontró con un amigo y
jugaron a las escondidas y también jugaron a las cartas. Y fueron amigos para siempre. Autora y dibujo: Lucía Andrea Páez Astudillo, 2º año.
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l gusano Guillermo se encontró en la puerta de su casa una carta que decía: Te invito al hormiguero en lo de Pepe. Y allí
decidieron quedarse a dormir. Cuando se despertaron, los habían picado las hormigas. Autor y dibujo: Nino Passera, 2º año.
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E G l gusano Guillermo vivía en una manzana, muy feliz, hasta que un día un pájaro comenzó a picotear la manzana.
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Se fue a vivir a un durazno y supo que tendría siempre que cambiar de casa y esto para él era muy divertido.
Ya no podía vivir con tanto ruido y decidió mudarse a otra casa y así lo hizo.
Colorín, colorísimo, este cuento está riquísimo. Autor y dibujo: Valentín Pavoni, 2º año.
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Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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abía una vez, un gusano llamado Guillermo, que tenía una gusanita amiga, Flor.
Una tarde decidieron ir de paseo a un pelotero para animalitos, pero estaba cerrado. Entonces decidieron gritar para que abran, y ¡Qué sorpresa! Cuando
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
doña coneja abrió la puerta ¡No estaba cerrada! Lo que pasaba era que ellos como eran chiquitos no alcanzaban la manija. Y... Zapatito roto, mañana te cuento otro. Autora y dibujo: Marité Pérez, 2º año.
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abía una vez un nene jugando a la pelota e invitó a otro nene, y el otro lo estaba molestando.
El dueño de la pelota se cansó y todos los chicos se fueron a sus casas. Y el chico de la pelota se llevó la pelota. Autor y dibujo: Sebastián Pérsico, 2º año.
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abía una vez un gusanito, llamado Guillermo. Este gusanito salía todos los días de adentro de una manzana roja y jugosa, ¡Me moría de ganas de comerla! Pero si la comía, me perdía el espectáculo de ver salir cada mañana a mi amigo el gusano Guillermo.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
Grande fue mi desilusión al volver un día del colegio, no encontré a mi amiguito. ¡La manzana había desaparecido! mamá la tiró porque se había ido el gusanito y la manzana se pudrió. Autor y dibujo: Gonzalo Santelices, 2º año.
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l gusano Guillermo no era un gusano cualquiera, tenía el poder de volar y de hacerse grande, pero había un problema: Que cuando volaba, chocaba con las lámparas de sus vecinos y cuando se hacía grande, rompía las casas de otros, hasta que llegó el día en que sus poderes se agotaron.
Tuvo que esperar un año. Cuando llegó, al pueblo lo echaron y se fue. Tres años después llegó a un lugar fantástico: Manzanas por todos lados. Se quedó a vivir y encontró a una gusana, “Ana”. Se casaron y tuvieron hijos y vivieron felices para siempre. Autor y dibujo: Máximo Wernicke, 2º año.
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n día un chico y una chica salieron a buscar a los amigos y casi todas las madres les dijeron que los chicos estaban en la escuela, y que ellos fueran a la
escuela y que de paso los invitaran a sus casas. Juntos jugaron a la mancha y tomaron la leche al final de la tarde. Autores y dibujo: Joaquín Goñi y Juan Segundo Oro Tirenti, 2º año.
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l mono comía una banana riquísima que había encontrado en un árbol y se peleó con
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otro mono por la banana. Pero al fin el que la encontró se la comió. Autores y dibujo: Leo Ortiz y Lucrecia Funes, 2º año.
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abía una vez dos chicos.
Estaban en el bosque y escucharon ruidos y los chicos se asustaron y se abrazaron y
apareció un león. Esperaron y cuando lo vieron durmiendo, corrieron apurados y se escaparon. Autores y dibujo: Leonardo Ortiz y Nino Passera, 2º año.
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uando la trajimos, a Bellota mi perrita cariñosa, todos venían a saludarla y hacerle cariño. Yo Emi, le decía -¡no! Cuida-
do es chiquita y después a la noche dormimos juntos y ella me despertó. Con Bellota soy muy feliz. Autor y dibujo: Emiliano Mirábile, 2º año invitado.
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on Emi jugamos a la pelota con Daniel también, con Matías, con Ezequiel y con
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
Enzo. Ganamos 1 a 0, nos divertimos mucho. Autor y dibujo: Aguilera Ignacio, 2º año invitado.
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n día, la leona caminando por el bosque encontró a un zorrino. Él le preguntó:
¿Cómo te llamás?, yo me llamó Laura. -El zorrino le contestó- Me llamo Matías, ¿Me acompañás a buscar comida? -¡Yo con vos no voy ni loca!.
Al otro día Laura se clavó una astilla. Llorando se encontró con Matías, a quién le rogó que la ayude, y como bueno que era, le sacó la astilla. Laura comprendió que si fuera grande o chico, no había que enojarse con nadie. Moraleja: “No hay que guiarse por la apariencias.” Autor y dibujo: Manuel Aguilera, 3º año.
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na mañanita, a una ardillita se le ocurrió entrar a la escuela del león militar. Ella ingresó a la escuela pero el león le exigía mucho, así que un día, se quiso escapar de la escuela, pero el castor la detuvo.
guía exigiéndole a la ardilla, y ésta se desmayó del cansancio. El león se preocupó y le ayudó a levantarse. La ardilla contenta al fin terminó la escuela. Moraleja: “No hay que exigir más de lo que uno puede”.
Durante vario tiempo, el león seAutora y dibujo: Olivia Andía, 3º año.
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a ardilla, el mono y el castor eran muy buenos amigos. Un día se levantaron para ir a jugar todos juntos, pero al día siguiente, el mono sólo invitó a jugar a la ardilla. Cuando el castor se enteró se puso muy triste, no tenía ganas de comer. Al castor se le ocurrió invitar a la ardilla a jugar a la pelota, pero no
invitó al mono. Éste se dio cuenta que era por lo que había pasado antes, y se amargó, no lo pudo evitar. Luego, hablaron el castor y el mono sobre lo sucedido, decidieron olvidarlo y empezar de nuevo. Finalmente fueron amigos para siempre. Moraleja: “No se invita sólo a uno, sino que hay que invitar a todos.” Autor y dibujo: Lautaro Belardinelli, 3º año.
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abía una vez, un león y una ardilla en el bosque. El león se iba a comer a la ardilla. La ardilla asustada y temblando de miedo dijo: -No me comás. Yo soy mucho más pequeña, tengo una familia y me extrañarán si no vuelvo a casa. El león incrédulo respondió -No te creo, porque eres muy astuta y te quieres escapar.
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Pero la ardilla continuó diciendo: -Si tú me comes, ¿Quién alegrará los árboles de tu bosque? -Bueno te dejo ir porque tienes razón, yo necesito vivir en un lugar feliz. Moraleja: “Aquellos que se creen poderosos, a veces se dejan engañar por pequeñas cosas”. Autor y dibujo: Juan Ignacio Brizuela, 3º año.
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abía una vez un mono que era muy burlón. Le gustaba burlarse de todos los animales que vivían en la selva. Un día, pasaba un elefante, el mono se burlaba de su nariz o trompa, de que era muy gordo y que no podía trepar. Después de un tiempo, el mono se cayó al agua, y el elefante corrió lo
más rápido que pudo porque lo vio. Con su trompa lo ayudó, le dijo que se trepara a ella y luego lo sacó. Los dos se hicieron grandes amigos porque el elefante lo perdonó y el mono no se burló de nadie más. Moraleja: “Nunca debemos burlarnos, porque somos importantes y tenemos algo para dar” Autor y dibujo: Juan Ignacio Caballero, 3º año
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n día, cuando el mono salió de su jaula encontró a una leona que era hermosa, igual que su corazón. Le pidió que se casara con él, pero no era tan bonito como ella, pues tenía un olor apestoso. El mono se puso muy triste y la leona le dijo que ya tenía un león con quien casarse, llamado Juan. El mono no se dio por vencido, miró por todos lados buscando una leona tan bonita como la que había conocido antes. No encontraba nin-
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
guna hasta que un día vio a una que no era bella, pero tenía un corazón tierno y generoso. Después de un tiempo se conocieron, luego se casaron y fueron muy felices. Moraleja: “Las personas que no son lindas por fuera pueden tener un buen corazón, todos tenemos algo hermoso” Autora y dibujo: Aldana Cordón, 3º año.
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abía una vez una ardilla que no tenía amigos. Él siempre tenía la mala suerte que cuando encontraba un amigo, lo dejaban solo. El castor decidió ser su amigo y la ardilla le puso una condición que siempre y cuan-
do nunca lo dejara solo como lo hicieron los otros animales y el castor prometió no hacerlo y prometieron ser grandes amigos. Moraleja: “Uno nunca está solo, aunque piense lo contrario.” Autor y dibujo: Ian García Silva, 3º año.
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Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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abía una vez una ardilla que vivía en un árbol. Un día salió de su casa y se encontró con un león. ¡Qué susto se pegó! El león que era un buen rey de los animales, no quiso hacerle ningún daño, entonces se sintió más tranquila. Después de unos días, el león cayó en una trampa y quedó atrapado en una red, por más que luchó y luchó
no pudo liberarse. En ese momento pasó la ardilla y cortó las cuerdas de la red con sus fuertes dientes. Así fue como el león pudo escapar de la trampa y le dio las gracias a la ardilla. A partir de ese día se convirtieron en grandes amigos. Moraleja: “Es importante ayudar a los demás cuando tengan un problema” Autor y dibujo: Alvaro Giunta, 3º año.
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abía una vez un grupo de animales: una ardilla, una leona y un elefante bebé, que vivían en el campo y estaban muy aburridos, entonces la leona propuso: - El campo es muy aburrido, en cambio, la ciudad es muy divertida ¿Qué les parece si nos escapamos a la ciudad? - Me parece una ¡¡¡ Buenísima idea!!! - dijo el elefante y como también la ardilla estaba de acuerdo, decidieron salir sin que nadie se enterara. Llegaron a la ciudad con muchísimo hambre, entonces cada uno partió para un lugar diferente. La leona se fue a buscar carne, pero no encontró nada y se dio por vencida. Luego la ardilla fue a buscar bellotas, pero en la ciudad no hay suficientes como para quedar conforme, así que también se dio por vencida. Ahora es el turno del elefante bebé, que buscaba yuyos y plantas,
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pero este tampoco encontró y, finalmente, se dio por vencido. Cuando se acercaba la noche, los animales fueron a buscar un lugar para dormir. La leona acostumbraba a dormir entre los yuyos calientes. Pero no encontró el espacio suficiente, había pocos yuyos. El elefante bebé dormía en la tierra, pero en la ciudad no hay tierra. Por último, la ardilla duerme en los huecos de los árboles con sus amigos, pero como en la ciudad no tenía ardillas que fueran sus amigas, las otras ardillas no la dejaron entrar. Todos los animales se reunieron, se contaron los problema que habían tenido y se dieron cuenta de que extrañaban el campo. Por eso, estuvieron de acuerdo en volver. Entonces, cuando llegaron, todos los recibieron con alegría. Moraleja: “Todos debemos estar en el lugar al que pertenecemos.” Autora y dibujo: Micaela Gramage, 3º año.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
E abía una vez un abuelo que se fue a pescar. Encontró cerca de su casa un lago donde podía conseguir lo que buscaba.
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Todos fueron muy buenos con él, compartieron toda su comida. Después de un tiempo, pensó en regalarles el trabajo del lago, y sin perder más tiempo, les dio los pescados.
Cerca del lugar se realizaba una fiesta donde lo invitaron a festejar.
Moraleja: “Hay que compartir, especialmente con los amigos”. Autor y dibujo: Ignacio Herrera, 3º año.
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na mañana como siempre el mono Alberto salió a dar su caminata por la selva.
Vio a lo lejos una banana que se veía ¡muy deliciosa! y, al verla, dijo ¡Qué rico!, siguió su camino con su banana. Después vio a una ardilla, a una leona, un zorrino un castor y, por último, a un elefante y les dijo: ¿Están bien? Y ellos respondieron- No, porque tenemos mucho hambre-. - Bueno, yo puedo darles mi banana.
- Está bien. Gracias por la banana que nos diste, estuvo deliciosa. - No hay por qué- les dijo. - ¿Cómo te llamás?- le preguntaron. - Yo me llamo Alberto- les respondió. - ¡Bueno Alberto, chau!- le dijeron a Alberto. - ¡Chau, los quiero!- les dijo. Moraleja: “Siempre compartir con todos y ser amables.” Autora y dibujo: María Eliana Jofré, 3º año.
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E ra el cumple del Sr. Castor y había invitado a todos sus amigos, los animalitos, a la fiestita.
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su color de pelo oscuro, los amigos que estaban en la fiesta, lo abrazaron al mono y lo invitaron a entrar al cumple.
Llegaron todos con regalitos y contentos. Cuando llegó el Sr. Mono, el Sr. Castor no lo dejó entrar por
Moraleja: “No debemos dejar de tener amigos por su color de pelo.” Autor y dibujo: Lucas Iván Lauria, 3º año.
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abía una vez una escuela llamada “Patitas”, donde iban animales. En cada escuela hay un travieso, pues en ésta eran tres, Gonzalo, Saly y Juancho. Un día la maestra les comentó que harían un campamento y que duraría dos años. También les dijo que podían jugar todo el tiempo, pero debían aprender las tablas del dos al nueve. Después de unos días en el campamento, Gonzalo y Saly jugaron todo el tiempo sin estudiar ni un
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solo momento, intentaron buscar a Juancho pero él algunas veces estaba estudiando. Cuando pasaron dos años Juancho aprobó sus exámenes y pudo dedicarse a jugar para siempre, en cambio Saly y Gonzalo debieron quedarse en la escuela estudiando. Les fue muy dif ícil estudiar y extrañaban a sus amigos. Moraleja: “Primero hay que estudiar y después jugar” Autora y dibujo: Candela Mazarella, 3º año.
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n día hicieron un trato el león y la ardilla.
El león dio su finca a la ardilla para sembrarla a medias, como tiene fama de poco inteligente, pensó el león aprovecharse de su trabajo, y le dijo: - Este año, amigo, saca para mí lo que den las plantas arriba de la tierra, para usted lo que den abajo. - Bien amigo, respondió la ardilla. La ardilla sembró papas y cosechó mucho y al león le tocó la hoja.
Al año siguiente, el león molesto - Este año será para mí lo que den las plantas bajo tierra y para usted lo que den arriba. - Bien amigo. La ardilla sembró trigo y cosechó, al pobre león le toco raíces inútiles. Entonces el león tuvo que vivir en la pobreza, ese fue el castigo por su mala actitud. Moraleja: “No usar el trabajo de los demás”. Autor y dibujo: Exequiel A. Minet, 3º año.
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abía una vez una ardilla muy feliz porque era su cumpleaños. Tenía a su amigo el zorrillo que era muy, pero muy malo con todos los animalitos del bosque. La ardilla le comentó que invitaría a todos los amigos a su cumpleaños. Como el zorrillo era tan, pero tan malo le dijo a la ardilla que no era bueno invitar tanta gente porque se comerían toda la comida. La ardi-
lla muy enojada le contestó que su cumpleaños era para compartirlo con todos sus amigos; que si él no quería asistir a la fiesta, estaba disculpado. Ella se retiró para ir a festejarlo. Ella disfrutó mucho de su fiesta con todos sus amigos. ¿Qué sentirá el zorrillo tan solo? Moraleja: “No ser malo con los animalitos.” Autora y dibujo: Sol Moretti, 3º año.
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na vez había una leona y un elefante que eran muy malos entre ellos, no compartían nada, pero nada. Hasta que un día los dos no tenían que comer, entonces la leona salió a cazar y consiguió comida.
Empezó a comerla hasta que vino el elefante y le dijo si le podía convidar un poco, a la leona le dio pena y compartió con el elefante su comida. Moraleja: “Debemos compartir con los demás, aunque hayan peleas” Autor y dibujo: Enzo Palacios, 3º año.
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abía una vez un mono que era muy dormilón. Le gustaba mucho tomar sol. Un día se quedó dormido.
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Entonces la ardilla le pidió ayuda para poder alcanzar las avellanas que tanto le gustaban, luego el mono se subió al árbol y se las dio.
Después de un tiempo, pasaba por allí una ardilla, que al verlo decidió despertarlo. El mono agradecido le pidió que fueran amigos y si alguna vez necesitaba ayuda lo llamara.
Fueron amigos para siempre. Moraleja: “Debemos ser amigos de todos” Autor y dibujo: Maximiliano Paoletti, 3º año.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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n día se le apretó la mano a la leona entre una piedra, que sola no podía sacar.
Justo pasó un zorrino y le pidió que la ayude, pero él se negó porque tenía miedo que lo comiera. Te juro no te comeré, dijo la leona, no me niegues tu ayuda es muy grande mi dolor. - Bueno, así lo haré, pero no olvides tu juramento. Dijo el zorrino, luego caminaron juntos. - Tengo mucho hambre y tengo que
comerte, dijo la leona. - Entonces, iremos a un juez para ver quién tiene razón, dijo el zorrino. En ese momento pasó una ardilla y el zorrino le preguntó si era jueza. - Sí, dijo la ardilla, ¿Usted podría ayudarnos? Y cada uno le contó su caso. La ardilla apretó nuevamente la mano a la leona y entonces dijo la ardilla, quédate como estabas, para que aprendas a cumplir tus juramentos. Autora y dibujo: Evelyn Riveros, 3º año.
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abía una vez una ardilla que era muy comilona. Le gustaban mucho las avellanas. Un día, se encontró con un mono que quería bajar bananas, pero no podía llegar a ellas.
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Después de un tiempo, la ardilla cansada de que se riera, subió al árbol y bajó las bananas, el mono agradecido le pidió disculpas y le prometió que serían amigos siempre.
Entonces el mono le pidió a la ardilla su ayuda para poder alcanzarlas, luego lo pensó un momento y le dijo: -no creo porque eres pequeña, y comenzó a burlarse de ella.
Moraleja: “Nunca debemos burlarnos de los demás porque podemos necesitarlos” Autora y dibujo: Romina Romero, 3º año.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
E abía una ardilla, ya no era más amiga de un zorrino porque el zorrino era olo-
H roso.
Y el zorrino como era muy oloroso, tiró olor y el león salió corriendo, y el zorrino y la ardilla se hicieron amigos.
Y un día el león se quería comer a la ardilla.
Moraleja: “No dejar a un amigo por oloroso” Autor y dibujo: Juan Ignacio Romero, 3º año.
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abía una vez un elefante que se estaba bañando en el río muy contento con su amiga Sof ía, la leona. Un día caminaba por el bosque un monito muy travieso que dijo: ¡Hola soy el mono Timoteo! ¿A qué no te animás a subir a la cima de aquel árbol? La leona Sof ía dijo: Déjalo en paz, él es feliz caminando por el bosque ¿Para qué querría subirse a los árboles?
muchas bananas, dijo el monito. No me interesa, gracias, dijo el elefante. De repente se acercó la ardilla Josefina que propuso: Roberto, ¿Me llevás en tu lomo hasta el árbol bananero? ¡Cómo no!, dijo el elefante, tú pareces ser muy amable, y la llevó muy dispuesto. Entonces, el mono Timoteo compendió que cada uno tiene sus tareas en la vida y no molestó más al elefante.
Para saltar de rama en rama y comer Autor y dibujo: Agustín Eduardo Spiegel, 3º año.
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Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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n día una ardilla comía en su árbol y pasó un mono colgando por la liana y se puso en el árbol. La ardilla enojada le dijo: - No quiero que estés acá.
-¿Por qué? Le preguntó -Por que no servís para nada. Luego de un momento la ardilla recapacitó y le dijo: NO, es un chiste. Y fueron siempre amigos. Autor y dibujo: Ernesto Zotto, 3º año.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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abía una vez un conejito llamado Rabanito, era muy bonito, cariñoso y me gustaba mucho, me lo compraron mis padres. Saltaba poco porque era bebé. Yo le decía: ¡Vení, Rabanito! y
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él venía. Jugaba mucho con él, lo tenía en una caja y mis gatos lo olían. Yo extraño mucho a mi conejito Rabanito. Autora y dibujo: María Carla Alegranza Pérez, 4º año.
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abía una vez, un chico llamado Gabriel y le gustaban las aventuras, como escalar cascadas, enfrentarse contra serpientes, etc. Gabriel, de chiquito, escalaba paredes y escaleras. A Gabriel le gustaban las motos y los cuatriciclos. Ahora ya tiene veintiséis años y es muy feliz a pesar de los accidentes y golpes que ha tenido de chiquito. Un día a Gabriel lo llamaron y le ofrecieron un trabajo de aventurero. Gabriel no sabía qué decir porque a él le gustaban las aventuras, entonces dijo que sí. Le dijeron el día y la hora. Llegó al aeropuerto muy feliz. Pero se habían olvidado de decirle a dónde iban a ir. Por suerte ahí había cuatro hombres que tampoco se les veía cara buena, no de malos, pero cara de preocupados.
de todo y disfrutaron muchísimo. Eran catorce días los que iban a pasar. Pasó como una semana. Gabriel se divirtió mucho y un día pasó lo mejor. Fueron a escalar una cascada de ocho metros y le dijeron lo que tenía que investigar, una serpiente única en el mundo, dorada y brillante. Gabriel estaba muy atento a sus movimientos. Gabriel corrió unos arbustos y la vio, lo malo fue que estaba poniendo huevos y se iban a reproducir rápidamente, Gabriel silbó y fueron los cuatro a capturarla. -¡El día llegó!- dijo Gabriel y se fueron con la serpiente venenosa a la Argentina. Autor y dibujo: Gabriel Arabel, 4º año
Gabriel les preguntó si eran aventureros, sí lo eran. Estuvieron conversando un rato largo, hablando sobre lo pasado. Los chicos fueron a registrar la llamada y lo averiguaron bien. Era verdad lo del viaje, solo que no lo habían hablado bien. Después de dos horas, se fueron a la India. Vieron muchos animales salvajes y estaban ansiosos por bajar. Cuando bajaron a tierra, fueron a visitar. Gabriel estaba muy contento, era un sueño hecho realidad, era tal como lo imaginaba siempre. Comieron de todo e hicieron Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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abía una vez una lechuza que nunca les creyó a unos mapuches, no les cree porque dicen que es mentira que los dragones existen, pero es verdad. Si no creen, compruébenlo- decían los mapuches y todos fueron a la
cueva. Entraron y se encontraron con los tres dragones furiosos y relocos, empezaron a tirar fuego y los quemaron como tostadas. Desde entonces, la leyenda dice: ¡Aprendamos a escuchar! Autor y dibujo: Lucas Bastías, 4° año.
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abía una vez un capitán de un barco que se llamaba Jack Esparronw, iba navegando por el mar con todos sus tripulantes. Ahí venía una ballena que era dorada, ellos necesitaban esa ballena para romper la maldición. Cuando vio que venía otro barco y venía un capitán barboso, lucharon por el Perla Negra, ganó Jack Esparronw y después de muchos días, llegó a su isla y todos festejaron. Autor y dibujo: Cristian Bulnes, 4º año.
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abía una vez unos dragones, eran muy poderosos y guardianes que cuando se les acercaban al capitán, que ya estaba viejo y no podía pelear porque estaba por fallecer los dragones no le hacían nada porque lo querían mucho. Un dragón estaba herido de
balas y estaba tranquilo en el otro mundo. Era el año 1828 y los de este planeta estábamos a salvo y los dragones guardianes estaban todos heridos y tenían que comer liviano: vegetales. Autor y dibujo: Germán Camus, 4º año.
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abía una vez una familia que vivía en el campo y la madre le dijo a Juan que fuera a cambiar una vaca por comida y el fue y por el camino se encontró a un viejito y el viejito le preguntó –¿Que llevás ahí?
olor tan rico, toma come - ¿Qué es ese ruido? Viene el gigante que está enojado. ¿Y ahora adonde
- Y le contestó, una vaca - Que voy a supermercado.
llevar
al
- Bueno yo te la cambio por unas semillas mágicas. - Bueno se la cambio. - Gracias, Chau! Chau! Mami ya vine mirá lo que traje - A ver, tres semillas, ¿Porque trajiste eso? pero son mágicas - ¿A quién se las compraste? A un señor - No son mágicas. Bueno ve ¡Chau! ¡Chau! Voy a plantar estas semillas ¡Listo! Y ahora agua. Una noche después: - Mamá ¡mirá! ¿Qué es eso? una planta gigante ¿Qué estás haciendo? La voy a escalar
me escondo? debajo de la mesa ¡Puch! ¡Puch!
- Ven aquí
Estoy enojado - ¿Por qué?
- ¡No!
Porque no puedo jugar con nadie.
Tres horas escalando y llegó al cielo adonde había un castillo que vivía un gigante.
Yo puedo jugar con vos. ¿De verdad?. Claro bueno juguemos un rato. Más tarde Juan se fue a dormir y así termina este cuento.
¡Hola hay alguien en casa. La cocina… seguro que hay comida. Hola ¿Qué hacés aquí?. Yo subí una planta gigante ¡mmm! Qué Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
Autora: Mariana Carmona, 4º año. Dibujo Nicolás Vecchetti 1º año “B”
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n la granja vivía una gorriona que se llamaba Rocío a ella le encantaba el campo. Rocío se parecía a una golondrina y a una princesa pájaro.
Entonces fueron y a Rocío no le gustó nada, y le dijo:
Un día un cardenal llamado Federico, que vivía en la ciudad, le dijo, si quería ir a la ciudad, Rocío dijo:
-Aquí hay más comodidades
-Hay mucho ruido. Pero Fede dijo:
Pero a Rocío le gustaba más el aire libre y se fue al campo.
En…. Está bien Autora: Betsabé Chica, 4º año. Dibujo: Agustín Tonini, 1º año “B”.
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i mamá y mi papá tenían una vecina y la vecina tenía una gata que tenía crías y la vecina le regaló una cría y era una gata que se llamaba Tota y pasó un año de tranquilidad y de repente nací yo. Pasó otro año, yo
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le tiraba la cola a mi gata, le hacía de todo y un día me di cuenta de que era un ser vivo y no la traté mal nunca más Autora y dibujo: Francesca Carosio Carrasco, 4º año.
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abía una vez una niña que era muy traviesa, ella en todas las vacaciones de invierno iba a Chile, la niña se llamaba Carla. Un año nevaba todo el año y ella pensó en ir al Polo Norte en caballo y Carla le preguntó a sus padres y le dijeron que no. Carla se fue a dormir y al otro día sus padres le dijeron que se iban de vacaciones, pero la niñera era recontra loca… Su madre le dijo que ya llegó y su hija Carla tuvo una idea: “si me voy al Polo Norte con ella”. Fue y le preguntó. -Pero en qué vamos-. Dijo la niña- En mi perro, yo voy en el gato y vos en el perro y Carla dijo-Yo a mi gato le voy a poner un poncho,
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un gorro y un par de medias y unas zapatillas-. Sus padres llamaron a la casa a ver cómo estaba todo, pero no los atendían porque ellas se habían ido y la madre dejó un mensaje en el teléfono -Hija llego dentro de una hora-, luego la hija dijo -mi mamá viene dentro de una hora-. Cuando Carla llegó con Agustina, la empleada, la casa estaba toda desordenada, limpiaron todo en cinco minutos y se pusieron a ver la tele y los padres de Carla ya habían llegado y entraron a la casa y vivieron felices para siempre, ¡Este es el fin! Autora y dibujo: Milagros Giro, 4º año.
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abía una vez un chico que se llamaba Enzo que viajó a un país desconocido. Allí encontró una hermosa ciudad llamada “El reino de los niños”, todo era tan bello que no lo podía creer.
día, y no iban a la escuela. Enzo quiso quedarse con ellos a vivir pero… los niños le dijeron que allí sólo podían estar de visita.
Todo lleno de juegos para niños, paseaban, los niños jugaban todo el
Autor: Enzo Graces, 4º año.
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Que lo extrañaban mucho.
Dibujo: Naum Muñoz 1º año “B”.
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abía una vez un castillo muy, muy lejano donde vivía un dragón. Ahí estaba una princesa atrapada, todos los guerreros del reino intentaron salvarla, pero todos murieron. Pero vino un guerrero de España llamado Gladius, Gladius aceptó ir al castillo a enfrentar al dragón y salvar a la princesa. Tardó tres días y tres noches y llegó al castillo, peleó con el dragón, pero fue muy fuerte, entonces llamó a las tropas, pero el dragón también llamó a otros dragones, fue una batalla muy dura pero Gladius fue escondido para rescatar a la princesa.
sido matados. Gladius peleó con todos los dragones, el dragón más fuerte se llevó a la princesa. Entonces la llevó a la torre más alta del castillo, Gladius peleó muy fuertemente. Gladius mató al dragón y rescató a la princesa y se enamoraron y se casaron y vivieron felices para siempre. Autor y dibujo: Federico Koch, 4º año.
Salieron del castillo pero todos los refuerzos habían
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n día a las 12:00 AM, el perro se dio cuenta de que hubo un asesinato a la noche, cuando supo se puso a investigar.
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a sabe quién fue el culpable: un hombre que comía su pancho y le puso mucho ketchup y se le cayó. Y también hubo un tiroteo y no hubo heridos. Caso resuelto. El perro misterio sigue atento para salvar la ciudad. Autor y dibujo: Valentino L. Guajardo, 4º año.
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o un día fui a un Club y me puse a jugar al fútbol y me dijieron que no sabía hacer nada y hacia muchos fules. Después de once años. Luca tenía quince años y empezó a jugar partidos en el equipo de boca y de haz lo compraron para el mundial de Argentina, el mundial 2006 y jugó el pato Abondancieri.
Cuando fue Argentina y Alemania le metieron un gol! y siguieron jugando y lesionaron al pato Abondancieri y entró un jugador de Argentina y llegaron a penales, los alemanes tiraban bombazos y los argentinos estaban cansados y terminaron perdiendo. Y tocó el timbre de que se terminó el partido. Y terminó ganando Italia. Autor y dibujo: Sebastián Passera, 4º año.
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o en mis vacaciones fui a todas partes, fui al carrefour, shopping y al centro para comprar con Pilar, feliz, y la pasé muy bien. Después fui a la casa, mi perra, que se llama Flopi, estaba contenta. Juntos comimos milanesa con puré, estaban riquísimas.
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También te cuento que mi perra es marrón, chiquita, dulce y le gusta el alimento tiernito. Mi gato es muy cariñoso, le gusta el alimento Whiscats. Estoy tan contenta de tener una familia así. Autora y dibujo: Andrea Porco, 4º año.
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abía una vez una familia muy humilde que vivía en el medio del campo. Tenían una granja llena de animales. Pero le faltaba algo que pronto la cigüeña se lo trajo. Era una hermosa niña que al verla sus padres se pusieron muy felices. Con el tiempo la pequeña fue creciendo pero un día llegó una malvada mujer que aprovecho de que la pequeña se encontraba sola y se la llevó muy lejos, sus padres lloraban la pérdida de su hijita tan querida. La buscaron todos los días hasta que llegaron a ser muy ancianitos y se dieron por vencidos que habían perdido a su hija. Hasta que esto llegó a oídos de un apuesto príncipe, y él quería que la llevaran a conocerla. Así que la llevaron Margarita y el apuesto príncipe la conoció y desde ese primer encuentro la vió
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y se dio cuenta de que era la hija de aquellos campesinos que todos los días los iba a visitar y a llevarles comida, porque se encontraban muy solos. El príncipe le contó de esto a Margarita y ella decidió que iría a verlos a esos ancianos. Pero la mujer malvada se enteró y no dejo salir a Margarita y entonces ella empezó a sospechar, hasta que descubrió la verdad, que esa mujer no era su madre que la había robado de una familia que vivía muy feliz en el medio del campo. Entonces le pidió al príncipe que la llevara a verlos. Y pronto se juntaron y fueron muy felices porque Margarita se encontró con sus verdaderos padres y el príncipe le confeso que estaba muy enamorado de ella. Llegó y se casaron y los cuatro vivieron felices para siempre. Autora: Micaela Romina Riera, 4º año. Dibujo: Exequiel Minet, 3º año,
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La guerra
Hace mucho tiempo, en el antiguo Egipto, hubo una guerra entre hombres. Un hombre usaba brazalete y ese brazalete era único en su clase y era el único que le daba fuerza a cualquiera que lo usaba. La guerra fue desastrosa, muy violenta y durante la guerra un solo hombre pudo estar parado sin sol-
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tar la espada y sobreviviendo el que la usaba. 2) Caminando en el desierto de Egipto Ese hombre caminó mucho en el desierto de Egipto, estaba hambriento, sin tomar agua, entonces murió. Entonces el brazalete se abrió y se hizo arena. Autor y dibujo: Leandro Santini, 4º año.
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abía una vez un niño llamado Federico. Un día Federico quiso ir a la nieve y a la mañana siguiente no fue porque el paso estaba cerrado. Federico se puso triste y fueron al bosque dijeron sus papás. Y a la mañana fueron y se encontraron un oso con garras filosas, colmillos enormes y etc. Se llevó a
Federico y dijo -¡¡¡Auxilio!!! ¡¡¡Auxilio!!!- Los padres se preocuparon mucho y el oso les dijo -No se asusten ¡¡soy bueno!!- Y los padres salieron corriendo y dijeron -¡¡AAAAh!! Luego de unas horas lo rescataron a Federico y se hicieron amigos y cada semana Federico lo visitaría, pero cuando lo visitó, no era su amigo y se lo comió. Autora y dibujo: Lucía Teruya Guevara, 4º año.
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na noche oscura, yo fui con mis amigos a acampar y cuando llegamos pusimos la carpa y fuimos a caminar y nos perdimos y vimos por el camino un hombre lobo y nos quería comer, lo llevamos al río y lo tiramos y se
ahogó en el agua y después vimos una bruja y nos perseguía y se chocó con un árbol y después encontramos la carpa y dormimos. Al día siguiente el bosque se incendió, nos fuimos a la casa. Autor y dibujo: Martín Tonini, 4º año.
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abía una vez una nena llamada Martina. Ella era muy simpática y siempre soñaba con tener una gata llamada Candela Cat. Ella imaginaba que sería blanca con ojos celestes y manchas marrones. Su mamá la decía: un conejo. Martina decía- Gata mamá, ya tengo un conejo y quiero una gata para cuidarla, por favor mami-. Ella se arrodillaba ante sus
pies y decía- Por favor, sí, por favor. Hasta que la mamá dijo- Llama a la perrera que nos recomienden una gata-. Cuando se la trajeron igual a la de sus sueños y le dijo a su madre- ¡Gracias por darme un gatito tan bonito!- Martina y Candela Cat fueron juntas al parque y Martina se puso muy feliz porque se le cumplió su sueño. Autora: Abril Torreblanca, 4° año. Dibujo: Valentina Wernecke, 1º año “B”.
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abía una vez una princesa que se llamaba “Clara” y ella siempre, todos los días, por la tarde, llamaba a sus amigas a tomar la merienda. Un día sus amigas no pudieron ir, y ella fue al bosque que quedaba a diez metros del castillo. Estaba asustada, iba entre árbol y árbol hasta que de repente ¡ah! apareció un duende que decía así -¡Hola, extraña niña!, soy el duende Fló, ¿Y vos? -Yo soy Clara, la princesa- dijo ella. Los dos se miraron y luego apareció
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un hada que se llamaba “Rosario”, sin una palabra se miraban y nadie entendía nada, hasta que el duende dijo - Hola, ¿Quién sos? -Yo, el hada Rosario, es raro esto. -¿Por qué?- dijo Clara. – Somos todos de cuento de hadas. -Bueno- dijo Clara- vamos a mi casa y tomamos el té. Todos aceptaron y fueron y se hicieron amigos por siempre. Autora y dibujo: Victoria Wernicke, 4º año.
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abía una vez un príncipe llamado Bartolomé, tenía un castillo enorme. El príncipe decidió ir a dar un paseo por el bosque, pero él no sabía que estaba embrujado, entró al bosque y sintió algo en los árboles. Cuando salió se miró las piernas y las tenía verdes, se tocó el pelo y se dio cuenta que no tenía pelo y se dio cuenta que tenía antenas. Cuando se fue al castillo y los guardias le dijeron- ¡Fuera ogro, esto no es un pantano!- excla-
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maron los guardias y lo echaron a piedrazos. Cuando iba al bosque, se encontró con hada madrina. El hada madrina rompió los hechizos que le había hecho una bruja hace mucho tiempo. El ogro se convirtió en príncipe, se enamoró completamente del hada madrina. Ella también, por eso se casaron y vivieron en el castillo del príncipe y comieron perdices. Autora y dibujo: María Fernanda Aguilera, 5° año.
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rase una vez cinco niños, estaban jugando a la pelota enfrente del “castillo embrujado”, así le llamaban a la casa de la vieja y bruja Marilín. Un niño pateó tan fuerte que no la pudieron detener y cayó al castillo de la bruja, la bruja salió, vieja y furiosa, y gritó - “¿Qué pasó? ¡¿Qué?! El niño que pateó la pelota le dijo ¿Me dá la pelota?-. Y ella respondió
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- No, me la llevo- y se entró con la pelota en la mano. Los niños fueron a avisarle a sus padres y los padres fueron a pedirle la pelota; la bruja dijo - “No, no y no”. Luego el padre le dijo a sus hijos - la robaremos, Y así fue mientras la vieja dormía, le robaron la pelota y cuando se despertó dijo -Y bue… igual no me gustaba. Autora y dibujo: Julia Alonso, 5° año.
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ace mucho tiempo un padre y su hijo estaban viendo televisión con su perro, de pronto el perro tuvo ganas de salir al frente de la casa, como nunca antes lo había hecho. Al rato sintieron ladridos de su perro, lo dejaron ladrar un tiempo, luego se cansaron de que ladrara, lo miraron por la ventana a ver si era el perro el que ladraba, se fijaron y sí era él. El perro se llamaba Jonatan. El padre, Julio, al igual que su hijo, luego abrieron la puerta, el perro saltó hacia el padre y le mordió el cuello, no parecía un perro, parecía un hombre lobo. Rápidamente el chico corrió y cerró. Su padre estaba destrozado, ya eran dos los hombres lobos, contando el padre del chico. El padre no quería
lastimarlo, era como una fuerza extrañan o quería lastimarlo. El chico corrió a llamar a la policía, pero ya era tarde, su perro le sacó la cabeza y su padre las manos y los pies del cuerpo. Entonces vino la madre del chico, se llamaba Ana, los llevó al hospital, pero antes de que llegara la secuestraron y la mataron en el camino. Autora y dibujo: Candela Aparicio, 5° año.
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o siempre soñaba ir a Disney y conocer a mis primas. Un día mi tío nos llamó y nos dijo si queríamos ir a EEUU y dijimos que “sí”. Yo me puse tan contenta, ¡Por fin llegó el día! Salimos un día viernes a las 16:30 en avión, yo tenía un poco de miedo pero después me gustó. Viajamos de Mendoza a Chile, de Chile
a EEUU. Y por fin llegamos, once horas de viaje. Conocí a mis primas y a Disney, paseamos, fuimos a conocer, estuvimos mucho tiempo y me divertí muchísimo. Fuimos a la casa de mi tío y de mi prima, fuimos a hoteles. Tengo los mejores recuerdos, fue un sueño hecho realidad. Autora y dibujo: Dolores Giménez, 5° año.
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abía una vez un gato que lo mandaban al colegio, que jugaba con todos los chicos del colegio y además tomaba la leche en una taza, cenaba en la mesa, comía el postre, en fin hacía de todo. Un día en el colegio, la maestra dijo que tenían que consultar con los padres de rendir un examen, para rendir ese examen los únicos chicos que lo podían rendir eran los inteli-
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gentes, por supuesto que el gato fue y rindió el examen. El gato rindió y cuando la señorita los corrigió dijo -Son un desastre estas pruebas ¿Qué, acaso nadie estudió? Hay un solo chico que aprobó con un diez. El gato era el que se había sacado un diez, y desde ese día, al gato lo llamaron “el gato pensador”. Autora y dibujo: Luciana Giovannetti, 5º año.
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M abía una vez una chica, que se llamaba María, y un gatito; ellos eran mejores amigos para toda la vida, pero un día se perdió el gatito. María se puso a buscarlos y buscarlos sin parar. Le preguntó a toda la gente si vieron un gatito, pero ya era demasiado tarde, no lo encontró.
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no era ese. Todavía lo extrañaba, jamás en la vida se olvidó de él y el gatito fue a un basurero para buscar comida. María tenía novio, el novio le dijo -Después paso por el basurero-. Y lo vio, entonces se puso a llorar por la alegría, le dijo -Gatito, te extrañaba muchísimo-. Lo llevó a la casa, lo tapó junto al fuego.
Pasaron miles y miles de años, María ya era grande, estaba en la secundaria y justo le dijo a la madre, que se llamaba Victoria, entonces le pidió permiso y dijo que sí, y fue a pasear y a tomar aire libre.
Un año después era navidad y María le dio un regalito que era una foto que salían ellos, la colgó en su cuarto, los dos juntos vieron la foto y pensaron que jamás se iban a separar.
El gatito era de color marrón y de ojos verdes también y era grande. Después María vio un gatito, pero
Autora : Agustina Japaz, 5° año. Dibujo: Tamara Ferreyra, 1º año “B”.
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abía una vez una nena que siempre iba al taller de su papá. Ella siempre jugaba con una perrita que había. Pero había una perra más grande que siempre se comía su alimento. Pero un día su papá se la llevó a la casa, y la mamá de Carolina decía que se iba a morir, pero Carolina le dio tanto, pero tanto amor que la perra vivió y Carolina le daba comida con la mano.
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Cuando la perra salía, la cuidaba mucho, ni siquiera dejaba que jugara con los amigos. Después cuando Carolina tuvo una hermana, la perra le ayudó a caminar. La perra tuvo hijos y Carolina se quedó con un perro, que le puso Cosmo. La perra de tan vieja se murió, pero a Carolina le quedó su perro Cosmo. Autora: Débora Leal, 5° año. Dibujo: Joaquín Leal, 1º año “B”.
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abía una vez una bruja muy despistada y hermosa, vivía en una caverna a quinientos kilómetros al sur de Mendoza. Con la tela de araña se hacía la ropa y con una jarilla, una rica sopa. Su pelo lo ataba con lagartijas y un gran cascarudo hacía de sortija. Se pintaba los labios con pétalos amarillos y para volar a veces usaba rastrillo. Siempre tenía distintos sombreros, desde un zorrino hasta un hornero.
Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
Organizó en las cavernas una fiesta de disfraces, el chivo se disfrazó de brujo con manto negro y sombrero de lujo, los puesteros de la zona se disfrazaron de momias, fantasmas, vampiros… Bailaban al ritmo de los tambores de los murgueros caprinos. Y esa noche de luna llena con los aullidos del lobisón, la brujita despistada se fue en avión. Autor y dibujo: Facundo Marenco, 5° año.
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abía una vez un árbol que daba gorras y todos los señores iban a buscar gorros pero nadie se peleaba por un gorro y el árbol decía -Este es para vos; este, para mi papá y este, para mi hermano-. Pero había un problema, el Rey Cacaucho, él quería el árbol para que le diera muchos gorros, entonces le dijo a los sirvientes que lo fueran a buscar, lo cortaron y lo subieron a la camioneta. Llegaron al castillo y lo plantaron y dijo el Rey al árbol: Quiero que me des
muchos, muchos gorros y el árbol no fabricó ninguno porque estaba muy triste y el Rey se enojó. Llegó el invierno y había corrido mucho viento y el árbol había estado muy flaquito porque extrañaba mucho su hogar y los amigos fueron al castillo y lo cortaron y se lo llevaron y lo plantaron otra vez y de flaquito pasó a gordo. El Rey salió al patio y vio que no estaba el árbol y el árbol muy contento en su hogar volvió a dar gorros, siempre y cuando sin pelearse. Autora y Dibujo: Malena Mazzarella, 5° año.
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abía una vez un príncipe que era muy rico y una hechicera que era muy po-
bre.
El príncipe era egoísta, poco amable y trataba mal a sus empleados. Una vez la hechicera fue al castillo y le ofreció una rosa a cambio de refugio, el príncipe la echó a la calle. Por segunda vez volvió y el príncipe la rechazó nuevamente. Entonces la hechicera dijo -¡No te dejes engañar por mi apariencia!-. Pues en su inte-
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rior revelaba a una hermosa mujer. El príncipe se disculpó y ella lo perdonó, pero aún así ella se dio cuenta de que en su corazón no había amor y como castigo lo hizo pobre, y le dijo -hasta que no cumplas seguirás así. Esto hizo que el príncipe se arrepintiera y se volvió un hombre alegre de buen corazón y super enamorado de la hechicera. Autora y Dibujo: Florencia Morichetti, 5º año.
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n marinero está triste cuando choca con una roca.
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Pero si yo chocara con tu boca, sería feliz como una mariposa. Autora y Dibujo: Camila Saldaño, 5º año.
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abía una vez tres niños llamados Fernando, José y el más grande, Eluney, de diez años. Eluney llevó a sus hermanos a México porque había ganado un concurso para él y dos personas más. Iban en el colectivo y chocó pero al micro no le pasó nada, el
camión se encogió como un cubito. Los niños se bajaron del colectivo porque él chocó. Cruzaron la calle y un auto los atropelló, pero no les pasó nada. Los querían destruir, pero no podían y apareció un malvado y los quemó vivos y así los derritieron. Autores y Dibujo: Emanuel Araujo y Héctor Zabala, 5° año.
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abía una vez una mariposa que salió de su capullo, un capullo muy extraño.
Cuando salió, ella era de todos colores y era tan hermosa que todos se sorprendían. Siempre se comparaba con la otra de su especie y al ver que era diferente a las demás, se ponía triste. Sin embargo un día se preguntó ¿Por qué no era igual a las demás?, por eso decidió investigar dicha razón. Para ello fue a visitar al Rey Theoden, el Rey de mariposas, a quien le preguntó sobre la hermosa
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pero rara belleza. Éste al no saber responder la mandó a ver un mago que vivía en el pueblo. El mago le contó una leyenda que decía: Cada 100 años nace una mariposa única de radiante belleza y notable inteligencia “…..Al escuchar esto la mariposa se dio cuenta de que no era diferente, si no especial. Por esto se puso muy contenta y regresó a su hogar para contarle a sus amigas lo sucedido. Desde entonces la llamaron la mariposa mágica, pero sus amigas la llamaron Beautifly. Autora y dibujo: Verónica Piscitelli, 5º año.
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abía una vez, unas chicas llamadas Candela y Rocío. Ellas se estaban preparando para investigar un bosque que la gente que iba no salía jamás. Rocío dijo- Dicen por ahí que nadie sale del bosque porque hay muchos espíritus malos-. Entonces Candela le comentó- Esos son chismes, todo lo que la gente dice es mentira-. Luego de esta charla fueron y buscaron sus cosas para irse. Rocío y Candela tomaron el auto, tomaron la ruta y se dirigieron al lugar. Cuando ya estaban cerca del lu-
gar, escuchaban gritos y veían gente que caminaba y luego a 2000 km las volvían a ver. Cuando llegaron, entraron, era de noche y se sentía temeroso, al rato sentían que alguien las perseguía. Entonces decidieron acampar, cuando, en una de esas, escuchan: ¡ja,ja,ja! Entonces Candela diceSon brujas-. Luego, Rocío contestóSí, son brujas las que ya me habían contado. Pasaron como diez minutos y todo se tranquilizó. Roció decidió salir para saber si todo estaba bien cuando una bruja la agarró y Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
se la llevó. Candela muy preocupada salió a buscar a su hermana para ya salir de ese bosque. En el camino vio un rostro ensangrentado y estaba colgado con una rama, subió y reconoció su cabello, cuando vio su rostro, gritó- ¡Nooo! ¡Por qué mi hermana, por qué! Candela pensó en atrapar a la bruja y matarla, pero ella decía que era imposible atrapar una bruja quien podía tener poderes y matarla a ella también. Mientras caminaba, siguió viendo la misma cabeza y pensó en
seguirlas, capaz que llegaba al lugar donde habitaban las brujas; estuvo como nueve horas andando hasta que vio una casa muy fea, oscura, que daba como escalofríos. Candela pensaba que quizás las brujas le habían hecho una trampa, y que su hermana estaba viva. Entró en la casa y escuchaba la misma risa de esas brujas, también escuchaba que una chica gritaba, entonces con ilusión de que su hermana estaba viva gritó -¡Rocío!-. En ese momento dos brujas agarraron a Candela por la espalda y la llevaron como a 87
una olla gigante y también vio que su hermana estaba muerta, la habían ahorcado y le cortaron la cabeza. En una de esas, las brujas se distrajeron y Candela se escapó, ella corrió y corrió hasta que de pronto se
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le aparecieron de nuevo las brujas e intentaron asesinarla, pero ella tenía un arma para matar brujas y las mató, ya con desilusión se fue de ese lugar y de nombre en su lista le puso “El bosque de la muerte”. Autor y Dibujo: María Luz Sandoval Esquivel, 5° año.
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HARI POSTRE
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odo comienza en una pastelería de unas brujas, cuando estaban haciendo un pastel tan rico que mataba, pero sucedió algo muy raro. Empezaron a llegar clientes y nadie compraba y llegó un chico y lo compró y al primer bocado se convirtió en un postre con patas, manos y cabeza ¡¡¡Un postre mitad humano y mitad postre!!!, Pero tenía magia, entonces empezó a aparecer chocolate, todo estaba bien, salió hasta en el noticiero,
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pero justo lo vieron unos gordos, eran los más glotones del mundo ¡Vinieron hasta chinos!, Entonces tuvo que usar su magia para escapar pero no pudo y se lo comieron. Era tan bueno con nosotros, nos dejaba comerlo un poquito. Bueno, gracias por leer este cuento, sé que es un final triste. Autores: Tomás Guiraldes y Tomás Fernández, 5° año. Dibujo: Ignacio Aimeta, 1º año “B”.
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L abía una vez una silla mágica que cuando vos pedías un deseo te lo concedía. El deseo era uno, no se podía pedir más de uno esa era la historia que había contado una señora llamada Candela que la había visto.
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toda la ciudad. Cuando de un momento a otro apareció en un callejón. El chico pidió el deseo, le pidió un auto BMW y por arte de magia apareció el auto y el chico no lo podía creer, entonces se fue a dar una vuelta.
Entonces el chico salió a buscar la silla mágica, el chico la buscó por
¡¡¡Colorín colorado, esto cuento se ha terminado!!! Autores: Fernando Majul, Laín Molina y Santiago Muñoz, 5° año. Dibujo: Lain Molina, 5º año.
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ulieta y Fernando se iban a ir a México en el auto y no conocían las señales viales, iban por la mitad del camino, de pronto apareció una señal vial y a ellos no les importó, pero decía ¡Cuidado precipicio!, y se cayeron al precipicio y el auto se convirtió en una lancha. Después de un rato volvieron al camino y apareció otra señal vial, decía ¡Cascada!, y el auto se convirtió en avión
y el avión se dirigía a una guerra y cayó y se convirtió en tanque y se bombardearon. Terminó la guerra y después de cuarenta y ocho horas, el tanque se volvió a convertir en auto y llegaron a México. Se distrajeron mirando a un ladrón robándole a una ancianita; de pronto miraron para adelante y chocaron con un camión. Es un final triste. Autores: Julián Thormann y José Zotto, 5° año. Dibujo: Julián Thormann, 5º año.
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abía una vez un duende que vivía en una colina enorme y tenía muchos amigos, él se llamaba
Pedrito.
Un día salió a caminar al pueblo ARCO IRIS y pasando por una panadería vio un hada con unas bellas alas brillantes y rosas. Ella estaba comprando facturas, de esas que tanto le gustaban a Pedrito, él quedó paralizado frente a tanta belleza. Al otro día salió de su casa para tomar sol, pero no duró mucho en la silla ya que salió corriendo a contarle a su tío el Ogro que estaba enamorado de una bella hada de la cual no sabía ni su nombre, ni su edad, ni nada. Su tío le dijo - ¿Y qué?-. Pedrito respondió -¿Cómo me preguntas ¿Y qué?, no sabes que si no sé nada de ella no me puede gustar?, además, yo no tengo nada interesante,- protestó Pedrito -. Mientes, le dijo el tío. -¿Qué? ¿Mentir? ¿Yo?, nunca-. Volvió a repetir el tío en tono casi gritón- ¡Mientes si dices que no tienes ninguna cosa interesante, ve y busca al hada!
lo descubrirían, él le dijo al hada que eran todas mentiras que nadie lo descubriría, ella le respondió – si tu crees eso yo no te digo nada más, pero recuerda que te lo advertí – y desapareció. Pedrito no pudo dormir pensando en qué sería lo mejor para él y para la bella hada de la que se había enamorado. Fue a la casa de su tío y le dijo - ¡No voy a mentir, voy a decir la verdad!- y su tío le dijo que estaba muy bien. Se dirigió a la casa del hada y le confesó que todo lo que le había dicho era mentira, que lo había hecho para conquistarla y nada más. El hada bella lo abrazó, diciéndole que no le importaba si era príncipe o era zapatero o verdulero, porque ella lo iba a querer igual y mucho más por haberle dicho la verdad. Autora: María Acevedo, 6º año. Dibujo: Camila Wernicke, Pre-Jardín.
Pedrito fue a su encuentro, cuando se encontraron él se presentó y ella también, después de mucho conversar Pedrito le dijo al hada que su padre era rey y que él era príncipe. Durante la noche mientras Pedrito dormía se le apareció un hada blanca que le dijo que no debía mentir porque pronto 92
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L abía una vez un jardincito que no tenía niños para que fueran.
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Los niños se dividieron y fueron cada uno con sus señoritas muy contentos.
Entonces la directora puso un aviso en el diario y en la televisión comunicando que había un jardín nuevo para estrenar.
De repente a la directora se le ocurrió ver una película con los niños, por lo que los chicos se sintieron felices.
Al otro día la directora vio hacia la vereda un par de niños que venían al jardín, gritó… ¡maestras, maestras, ahí vienen unos niños!
Al finalizar la película les convidaron galletas, caramelos y gaseosas.
Las madres tocaron el timbre, la directora muy contenta abrió y sonrió, diciendo: ¡Hola bienvenidos al jardín de niños chiquitos!, pasen, pasen.
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Los niños le agradecieron a la directora cantando una linda canción y se despidieron con una dulce sonrisa. Autor: Ramiro Alvarez, 6° año. Dibujo: Sebastián Olivares, Pre-Jardín.
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abía una vez, en un pequeño bosque, una ratoncita llamada Sof ía, caminaba por allí repartiendo tarjetitas en forma de frutillitas, las tarjetas eran invitaciones de su cumpleaños y decían esto: Te invito a mi cumpleaños mañana a las tres de la tarde, en el Arbolito Mágico. Pero ella no sabía que su hermano, el Ratoncito Luis, le preparaba un cumpleaños sorpresa en su lugar preferido, La Laguna Encantada.
que llegó un lugar lleno de globos, una torta de chocolate y con todos sus amigos. Festejó un hermoso cumpleaños. Y colorín, colorado este cuento se ha terminado. Autora: Daniela Arabel, 6to año. Dibujo: Luciana Videla, 1º año “A”.
Sus amigas las conejitas Martina y Julieta, pusieron los globos, los chanchitos Franco y Tomás pusieron las bebidas, y así otros los bancos, la torta y otras cosas. Cuando llegó el día ella fue a esperar ansiosa a sus amigos, pero no venía nadie y se puso muy triste, cuando miró para un tronco encontró un papel que decía su nombre, lo abrió y vio un mapa con muchas referencias. Caminó muchísimo hasta
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ace mucho tiempo en tierras muy lejanas había un castillo en el cual vivían un rey, una reina y una hermosa princesa.
naba, encontró un pequeño animal al cual lo llamó dragón, lo llamo así por su forma, luego decidió llevarlo al castillo donde lo alimentarían y lo cuidarían hasta que creciera.
Un día mientras la princesa cami-
Autor: Victor Astorga Oro, 6º año. Dibujo: Juan Pablo Fáma, 1 º año “A”.
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n una selva vivía una madre y un hijo que eran monos, y el hijo de la mona se llamaba Travieto. Él era muy travieso y juguetón. Un día el mono jugaba con otros animales a la mancha, el hipopótamo estaba viendo televisión y Travieto se tropezó y cayó arriba del televisor rompiéndolo todo: Hipopótamo: -Su hijo me ha roto el televisor señora mona. Mona- Pero es chiquito El cocodrilo dientes grandes se estaba poniendo el protector solar pero fue a ver si el agua del río no estaba helada y el mono saltó sobre el envase del protector solar ¡este explo-
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tó en la cara del cocodrilo!, que se fue a quejar a la madre del mono: Cocodrilo - ¡Su hijo me ha explotado en la cara el protector solar! Rételo Mona- Pero es chiquito Así paso con la jirafa, el rinoceronte, el tigre, el león, el elefante y todos los animales de la selva, hasta que una vez Travieto quemó la cocina y la madre mona se enojó, pero los animales de la selva dijeron a coro: ¡Pero es chiquito! La madre luego prometió que cada vez que Travieto se metiera en líos lo retaría. Autora: Caren Canals, 6º año. Dibujo: Melina Gonzalez, 1º año “A”.
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abía una vez un niño que era un fantasma, pero él no sabía, porque sus padres eran mitad humano y mitad fantasma. Un día el chico se levantó para ir a la escuela, cuando bajaba las escaleras de su casa, se cayó para un costado de la misma, pero no le pasó nada, se levantó y cuando iba a salir por la puerta se tropezó y traspasó la puerta, y dijo: ¿Qué me pasa? ¡Yo
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no soy invisible! Se miraba la mano y cada vez estaba más transparente, fue a buscar a sus padres y no los encontró, salió corriendo a la calle y lo atropelló un camión, y no le pasó nada, entonces intentó volar, y pudo volar, dándose cuenta de que toda su vida había sido un fantasma. Autor: Germán Gonzalez, 6º año. Dibujo: Andrés Moral, 1º año “A”.
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abía una vez un pueblo donde había una niña de cuatro años y otros enfermos, que necesitaban de la vacuna antitetánica, para curarse y allí no se conseguía. Para conseguir la vacuna se mandó a que fuera un grupo de perros entre los cuales se encontraba Balto, quien con sus amigos fueron a buscarla. En el transcurso, los perros en busca de la vacuna tuvieron una caída
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muy grave, lo cual hizo que se detuvieran y no llegaran en el tiempo previsto. Pero luego de dos días de estar parados, retomaron el camino rumbo al pueblo donde la gente esperaba ansiosa la llegada de Balto y sus amigos con la vacuna, aquella que salvó a su amiga de cuatro años y a otros enfermos. Desde ese día Balto y sus amigos se convirtieron en héroes del pueblo. Autora: Yésica Gonzalez, 6º año. Dibujo: Franchesco Bertolo, 1º año “A”.
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ragne era una gran tejedora.
Una anciana le dijo que ese don se lo debía a los dioses del Olimpo, pero Aragne era tan presumida que no aceptó lo que la ancia-
na le dijo. Atenea una de las diosas se enojó mucho y la hechizó, convirtiéndola en araña, condenándola a vivir por siempre en el aire. Autora: Rosario Guiraldez, 6º año. Dibujo: Ana Caballero, Pre-Jardín.
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abía una vez unos chicos que caminaban por un bosque, buscando mariposas, pajaritos y muchos animalitos más. Cuando de pronto encontraron una mariposa muy pero muy grande, de todos los colores del arco iris. La bañaron y le dieron de comer.
Después de muchas horas de juegos la llevaron a una piedra muy pero muy grande. La mariposa voló y voló y les dio un beso a todos los chicos que la ayudaron. Y colorín colorado este cuento ha terminado. Autor: Agustín Loubet, 6º año. Dibujo: Nicolás Riveros, 1º año “A”.
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ace mucho tiempo, existió una máscara; se dice que aquél que se la pusiera, obtenía poderes sorprendentes. Un chico llamado Iker, la descubrió; cuando se la colocó, él ¡no lo podía creer! Tenía la habilidad de volar, tirar rayos láser, etc.; eso le permitía ayudar a la gente…, pero había un problema, la máscara se le
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había pegado en la piel. ¡No podía sacársela…! Él deseaba ser un niño común y corriente. Se dice que se tuvo que arrancar la piel… para deshacerse de ella. Nadie sabe donde está dicha máscara, y espero… que no la encuentren. Autor: Santiago Mahía, 6 años. Dibujo: Leandro Giunta, Jardín.
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abía una vez un hombre que se llamaba Francisco que a partir de la media noche se convertía en distintos tipos de animales. Cuando era lunes o era luna llena se convertía en hombre lobo y los demás días que no había luna llena se convertía en otro tipos de
animal. Un día que salió radiante el sol, hizo que Francisco se convirtiera en un hermoso conejito, que saltaba y jugaba entre las flores. A partir de ese día no volvió a convertirse nunca más en un feo animal los días de luna llena. Autor: Ezequiel Mendez Silva, 6º año. Dibujo: Lautaro Canale, Pre-Jardín.
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abía una vez un niño llamado Pepe, él tenía cuatro años y tenía dos hermanos. Su hermano Mayor tenía diez años y se llamaba Enzo y el del medio, siete años y se llamaba Héctor. Él quería aprender a andar en bicicleta como sus hermanos mayores. Los dos hermanos mayores tenían dos bicicletas, pero Pepe no. A Pepe le encantaban las bicicletas, sus hermanos no se las prestaban porque era chiquito y decían que las iba a romper, a él le gustaban las bicicletas grandes porque quería ser grande. Un día Pepe dijo:- Claro mis padres les compraron bicicletas a mis hermanos y a mí no solo porque soy pequeño, eso no vale. Cuando llegó la noche, era una noche espectacular y los hermanos mayores salieron a jugar con las bicicletas y Pepe estaba en la ventana del comedor mirando cómo jugaban, de pronto los llamó su mamá para que fueran a comer y después a dormir, cuando todos estaban durmiendo Pepe se levantó y sin permiso se subió en la bicicleta de su hermano mayor, fue al patio y
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aprendió, luego de varios intentos, a andar en la bici. Al día siguiente los hermanos mayores fueron al colegio y Pepe le pidió a su mamá permiso para andar en la bicicleta de su hermano mayor y la mamá le dijo:- Te dejo si no rompes las bicicletas y recuerda que mañana es tu cumpleaños. Entonces Pepe muy contento fue al patio y anduvo cuantas veces quiso en la bici, cuando de pronto… ¡Se rompió la bicicleta de su hermano mayor, estaba en problemas!, pero se le ocurrió llevar la bicicleta a la bicicletería y la arreglaron muy rápido, su hermano al llegar no notó que se había roto. (Quedó como nueva). Cuando era de noche lo llamaron a comer y después a dormir, al día siguiente era el cumpleaños de Pepe y le regalaron una bicicleta chiquita, pero muy linda, jugó con sus hermanos y se divirtieron todos, cada uno con su bicicleta. Fue sin duda un cumpleaños muy especial para PEPE. Autor: Lucas Valentín Moral, 6º año. Dibujo: Tomás Bastia, 1º año “A”.
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lexa, una chica muy hermosa, un día fue a la playa a pasarla bien con su familia.
A ella le encantaba nadar. Nadó mucho y llegó hasta la parte honda, cuando de repente se encontró con un tiburón; nadó aún más, pero el tiburón la persiguió. De pronto una cola de sirena golpeó al tiburón; este se fue nadando. Alexa se desmayó, cuando despertó estaba debajo el mar, junto a unas sirenas. Amanda (la sirena que la había salvado del tiburón) le contó lo que pasó; Alexa miraba con asombro a todos los que estaban allí.
rio de las sirenas y tritones y conquistó a todos los tritones del lugar; muy pronto, ella se apoderó del lugar y las demás sirenas se fueron. Amanda buscó a Alexa; cuando la encontró, juntas derrotaron a la sirena grande. Las sirenas y los tritones del lugar las nombraron Reinas del Territorio.
Pasaron muchos días desde que ella se sumergió en el mar, sus padres estaban preocupados, en cambio ella estaba muy feliz con las sirenas y los tritones, pero extrañaba mucho a sus padres. Un día cuando estaba nadando junto con sus amigas, las sirenas, encontraron una caverna debajo del mar y decidieron entrar a mirar qué había, escucharon una voz escalofriante que se reía sin cesar. Las sirenas se fueron nadando muy rápido a sus hogares, pero Alexa no se fue; siguió nadando y vió una sirena muy grande y fea, que llevaba puesto un vestido negro y rasgado, ella preparaba muchas clases de líquidos en una olla grande, muy grande; cuando se dio cuenta de que Alexa estaba allí fue a atraparla para que no le dijera nada a nadie, la sirena la atrapó y la metió dentro de una caja con rejas. Tomó ese líquido y se convirtió en una hermosa sirena. Fue al territo104
Alexa quedó encantada pero se dio cuenta que su hogar quedaba en la superficie, y allí, con sus padres, volvió.Autora: Marian Petit de Meurville, 6º año. Dibujo: Guadalupe Andia, Jardín.
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o me fui de vacaciones al mar, y en la playa conocí a alguien, era un duende, el duende del mar. Cuando lo vi por primera vez me sorprendí y me dijo: -Hola soy el duende del mar ¿y vos? Y le contesté: -¿Eh?... me llamo… Pero él me interrumpió: -Bueno no importa. -Yo todos los años vengo al mar ¿Por qué nunca te veo? -le pregunté.
-Sí, es una langosta ¿Me ayudás a buscarla? -Sí, dale. La buscamos por un rato hasta que la encontramos, quedamos en vernos el año que viene, el mismo día y a la misma hora. Y así pasaron los años, nos seguimos encontrando y nos quedamos hablando horas y horas. Autora: María Belén Rebecchi Scacciante, 6º año. Dibujo: Melanie Guareschi, 1º año “A”.
-Es que yo vivo en el mar y salgo nada más de noche. -Pero hoy es de mañana ¿Por qué saliste? -Es que… vine a buscar a mi mascota. -¿Tenés mascota?
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n una casa vivían dos animales, un elefante y un gato, que tenían un dueño que se llama
Juan.
Los animales eran muy extraños, ya que uno se convertía en mamut y el otro en ciervo, lo que Juan no sabía era que éstos se transformaban cuando él se iba. Un día Juan se levantó para desayunar cuando vio mucho desorden y se preguntó: ¿Qué pasó acá?, voy a tener que acudir a la policía para denunciar lo que esta pasando. Cuando iba en el auto, vio al elefante y a su gato que traían un cartel que decía ¡Feliz Cumpleaños!
es que cuando vos te vas nosotros nos convertimos y hacemos cosas que no deberíamos hacer, como por ejemplo desordenar-. Juan les respondió: no importa los disculpo ya que fueron honestos y me pudieron decir toda la verdad antes que fuera a la comisaría y el problema fuera más grave. Al rato se dirigieron a comer algo y a celebrar el cumpleaños de Juan. Viviendo felices para siempre. Autor: Fabricio Nicolás Romero, 6º año. Dibujo: Manuel Breitman, Pre-Jardín.
Juan se detuvo, bajó del auto y el elefante y el gato le dijeron: ¿No te esperabas esto? ¿Acaso pensabas que nos íbamos a olvidar de tu cumpleaños? Juan muy contento, con una gran sonrisa en sus labios les dijo: ¡No me lo esperaba!, estaba tan preocupado por otras cosas que hasta a mí se me había olvidado, incluso ahora mismo me dirigía hacia la policía para arreglar un problema que ha pasado que me tiene muy intranquilo, Juan les comentó a los animales lo que había sucedido, estos le dijeron: - Tenemos que confesarte algo muy importante que lo deberíamos haber hecho hace mucho tiempo, lo que pasa 106
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abía una vez una niña llamada Ayelén, ella vivía en la casa de su tío que era un científico un poco alterado. Todas las mañanas Ayelén despertaba e iba a hacer sus tareas, lavaba la ropa, limpiaba su cuarto y el de su tío, pero Ayelén tenía prohibido entrar al invernadero. Un día el tío de Ayelén fue a comprar una poción diciéndole a la niña, - volveré luego, recuerda que por nada del mundo debes entrar al invernadero -. La niña le dijo que no se preocupara que no fuera a entrar, pero Ayelén no aguantó la curiosidad y entró, ella vio una estatua que tenía debajo una pequeña puerta, la niña entró, estaba muy oscuro y habían unas escaleras, bajó y entró en una cueva. Cuando más se acercaba veía la playa, el mar y un sol radiante, corrió, corrió y cuando estaba por meterse al mar tropezó con una caracola enorme de la cual salía un ronquido, cuando de repente se despertó, se abrió y salió un duende que le dijo, - soy un duende de la arena y cumplo deseos – Ayelén le respondió, - bien entonces quiero que hagas todas mis tareas – y él le respondió, - ¡Está bien! – bueno gracias ahora tengo que irme pero mañana volveré.
der las cosas, antes de que llegara su tío. A la mañana siguiente cuando su tío dormía, entró al invernadero y se encontró con el duende, preguntándole porque había hecho lo de los clones y él le respondió,- es que así es la cosa pides un deseo, todo sale mal y aprendes una lección – ¿Pero de qué sirve un deseo si todo sale mal?, el duende respondió, - la magia se desvanece porque las personas dejan de creer. Ayelén se quedó pensando en lo que el duende le había dicho entonces le escribió una carta que decía: Querido Hado estuve pensando en lo que me dijiste ese día, que la magia se desvanece porque las personas dejan de creer, quiero que sepas que yo no dejaré de creer y cuando sea grande y tenga hijos les contaré una historia sobre un lugar secreto con una playa y deseos, y sobre una curiosa niña que entraba en lugares fantásticos con un amigo mágico, llamado Hado de la arena. Autor: Catalina Stella, 6º año. Dibujo: Martina Aguilera, Pre-Jardín.
El duende había hecho aparecer a varias Ayelén (clones), que empezaron a hacer todas las tareas de la niña, pero esa misma noche las clones hicieron todo mal y Ayelén se asustó mucho porque empezaron a romper todo lo que estaba a su paso y su tío estaba a punto de llegar y si se enteraba de que le había desobedecido la iba a poner en penitencia. Se hicieron las diez y todos los clones desaparecieron entonces ella comenzó a ordenar todo y a esconCuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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abía una vez un patito muy travieso que se llamaba Pipo, siempre se metía en
líos
La madre ya se había acostumbrado a los líos de Pipo. El último lío que había hecho era atar al patito Chiche, que vivía en la laguna de al lado. Una vez la madre de Pipo le preguntó si quería ir a visitar a Chiche y él le dijo que no, al decir eso la madre se extrañó y le preguntó ¿por qué? Pipo le respondió que la última vez que había ido a la casa de Chiche la madre se había enojado, entonces la madre le dijo que no se hiciera problema que lo único que tenía que
hacer era ir a pedir disculpas. Pipo se fue a casa de Chiche y cuando llegó pidió perdón y Chiche lo perdonó y luego se fueron a jugar; mientras jugaban Pipo le preguntó a Chiche si lo podía atar y luego picotear, entonces Chiche le dijo que no, que si lo hacía no lo iba a volver a perdonar, entonces Pipo lo agarró y lo ató y luego lo picoteó. Cuando llegó a la casa le contó a su mamá y la madre le dijo que se fuera a su cuarto hasta que pensara lo que había hecho. Cuando salió le dijo a la madre que se había arrepentido y que no lo volvería a hacerlo y fue así nunca más volvió a hacerles cosas malas a sus amigos. Autor: Facundo Thormann, 6º año. Dibujo: Gabriel Thormann, Pre-Jardín.
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n un tiempo muy lejano había un caballo que era tan rápido, que en la aldea que quedaba cerca del bosque donde vivía, se escuchaba su correr bajo el cálido sol . Su nombre era Scrash. Cierto día estaba comiendo una manzana cuando de pronto se escuchó un disparo, ¿Qué pasó?, ¿Quién es?, pensó, cuando de repente se acercó un feroz cazador que lo quiso atrapar.
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Corrió, corrió, corrió, hasta ya no poder, y del cansancio se quedó profundamente dormido. Cuando despertó se había encontrado con el paraíso, tanto había corrido que llegó al mismísimo paraíso. Había llegado al cielo. ¡Pobre caballito! Autora: Melody Varela, 6º año. Dibujo: María Sol Rebechi, Jardín.
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n día hace miles de años, un hombre inca encontró una máscara que estaba a la orilla de un río, pero el hombre no sabía que era una máscara. Homnny decidió ir a la casa del más viejo sabio de la tribu, el se llamaba Polhis, le dijo que era una máscara y que era de oro. Homnny quedó muy sorprendido. Un año después el viejo sabio murió de una mordedura de serpiente, pero era Zol, el peor enemigo de los incas.
Zol se había enterado que Homnny tenía una máscara de oro y la quería, pensó entonces un plan para quitársela. Al otro día Homnny dijo que el que ganara se la llevaría. Homnny ganó, clavándole una lanza en el pecho y así Homnny se llevó la victoria y la máscara. Zol aprendió a no ser malo y Homnny un tiempo después se hizo rico, se casó, tuvo hijos y vivió feliz para siempre. Autor: Diego Videla, 6º año. Dibujo: María Sol Munafó, 1º año “A”.
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abía una vez una máscara que era muy buena. Era de un señor llamado
Alberto. Un señor muy malo decía que Alberto estaba loco, él se llamaba Pedro y tenía una máscara muy mala como él. Un día Pedro entró donde vivía Alberto y vio la máscara, tan asusta-
do estaba que salió gritando, ¡Ayuda, ayuda, hay una monstruo que me dijo que me iba a comer! Pedro pensó qué podía hacer para vengarse, entonces a la noche siguiente, Pedro llevó a Alberto a un lugar donde habían, leones, víboras, escorpiones etc., tal fue el susto que se llevó aquel hombre que llegó a su casa, rompió la máscara y nunca más volvió a asustar a nadie. Autor: Facundo Zapata, 6º año. Dibujo: Gonzalo Ortiz, 1º año “B”.
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abía una vez un niño llamado Enzo, que vivía en una casa más o menos grande, con un amigo llamado Bruno. Ellos jugaban mucho a las cartas como a la escoba, la casita robada, el chancho, etc. Un día se pusieron a jugar con otro niño, Bruno y Enzo le dijeron que el que ganara se llevaría una bici. Empezaron a jugar y luego de varias jugadas salió ganador Enzo; Bruno
enfureció mucho y tiró las cartas, porque se dio cuenta de que Enzo había hecho trampa y además se burlaba de él. Nunca más volvió a jugar con nadie a las cartas, ni a tenerle confianza a nadie. Moraleja: “No conf íen en nadie, sólo hay que confiar en los padres que son los únicos que no hacen trampas” Autora: Micaela Zotto, 6º año. Dibujo: Leandro Aguilera, Jardín .
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abía una vez una niña que vivía con su madre en el bosque. Ella se llamaba caperucita. Una mañana soleada su madre le dijo a Caperucita: ve a la casa de tu abuelita y llévale estos bollitos. La pobre está muy dolorida de una muela. Caperucita como niña buena que era fue a la casa de su abuela, pero antes de salir su madre le dijo: acuérdate de ir con cuidado por el bosque. Caminando por el bosque el lobo escondido entre las malezas ve a caperucita muy apurada. El zorro tratando de aprovecharse de lo sabandija que era le dijo: ¿adónde vas Caperucita con esa canastita? Caperucita le responde: voy a la casa de mí abuelita ¡te reto a una carrera!, le dijo el lobo y caperucita aceptó. Pero ella no sabía que le había tocado el camino más largo. Rápido como el viento el lobo encontró la casa de la abuelita y se la comió vistiéndose y tapándose, cuando llegó caperucita no lo reconoció.
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Con tanta intriga caperucita le preguntó: ¿Qué ojos tan grandes tienes? Para verte mejor. ¿Qué orejas tan grandes tienes? Para oírte mejor ¿Qué dientes tan grandes tienes? Para comerte mejor. Y de un brinco, el lobo se abalanzó sobre ella. Un leñador que pasaba cerca de la casita vio al lobo con esa panza y lo mató. La abuelita y caperucita salieron de la panza mojada pero sonriente. Gracias al leñador se salvaron. Y hasta aquí llega el cuento contado. Autora: Gimena Aguilera, 7º año. Dibujo: Drazic Alexis, Jardín.
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uenta la historia de dos tribus, que hace mucho tiempo en la parte que ocupa Brasil, vivían una junto a la otra dos tribus. En una de ellas vivía Tehé una infancia sin problema. Era el primo del cacique; a medida que pasaba el tiempo Tehé iba creciendo, cuando ya era grande, era una persona muy buena y fuerte. Un día Tehé salió a caminar por el bosque
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y se encontró con una bella joven llamada Kisha, ellos se enamoraron a primera vista, pero eran de tribus enemigas. Los padres sabiendo que se encontraba con Kisha mataron a Tehé, ella hablo con la lluvia y el sol y la transformaron en un hermoso Arco Iris, pudiendo estar cerca de Tehé toda la vida. Autora: Gimena Aguilera, 7º año. Dibujo: Mariana Aparicio, 1º “B”.
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abía una vez una perra abandona, que tuvo cinco cachorritos en el campo, donde tenían mucho frío. Al verlos me dió pena y me traje una perrita.
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Los primeros días lloraba mucho, ya tiene sesenta días de vida y jugamos mucho. Autora: Paola Alcaraz, 7º año. Dibujo: Fabricio Muñoz, Pre-jardín.
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lrededor del año mil cuatrocientos un señor cuenta, que muchas veces ha llovido de tal forma que se han perdido cosechas, ganados y que Iris hizo
que terminara de llover, llevaba un arco de siete colores. Lo llamaron arco iris en honor al niño que nunca volvió a la aldea. Autor: Franco Barressi, 7º año. Dibujo: Lali Funes, Jardín.
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ace mucho tiempo, en una tribu, había una hermosa chica llamada Kira, ella se encargaba de la cosecha de la tribu. Un día hacia mucho calor y la cosecha se secaba, entonces Kira le pidió a los dioses que salvara su cosecha,
de repente comenzó a llover y el sol comenzó a brillar, Kira se convirtió en un arco de colores. Es por eso que todo el pueblo ante el asombro decidió llamar a tan maravillosa transformación, ARCO IRIS.. Autor: Ignacio Benegas, 7º año. Dibujo: Romina Zabala, 1º año “A”.
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ace mucho tiempo en África, en el año 1.060 vivían dos tribus. Una era conocida como Chimangos y la otra como Amazonas. Estas tribus eran enemigas, el hijo del cacique, se llamaba Sadam. Samara la chica de la otra tribu, era hija de un gran indio llamado Joan. Estos chicos un día caminando por el bosque se encontraron, se hicieron tan amigos que se enamoraron.
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Las dos tribus empezaron a sospechar de ellos, hasta que un día decidieron seguirlos para saber con quién se encontraban. Ese día los descubrieron y los condenaron para que no se vieran más. Estos chicos pidieron a sus antepasados estar juntos. Al salir el sol y llover, ellos se convirtieron en arco iris y vivieron felices. Autor: Marcio Camuso, 7º año. Dibujo: Josue Aledo, Pre- Jardín.
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ace mucho tiempo hubo un día de mucha lluvia, que casi forma un río. Cuando paró la lluvia, el sol comenzó a brillar como nunca. Dana, la hija del
cacique, solitaria caminaba por el bosque y de tanto que el sol reflejó su figura en el agua, su alma se transformó en un arco de colores y el pueblo decidió llamarla arco iris. Autor: Lucas Fernández, 7º año. Dibujo: Franco Aledo, Jardín.
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n una casa blanca vivían dos zorritos Walter y Pablo.
A Pablo le encantaban las cerezas pero le daban dolor de cabeza. Walter amaba pescar, pero un día los pescadores pescaron casi todo los peces no pudiendo Walter pescar.
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Ese mismo día Pablo se subió a un barco y vió que los peces estaban en una red y con sus garras cortó la red y los peces volvieron al agua, Pablo le contó a Walter lo que había sucedido y Walter nunca más volvió a pescar. Autora: Sol Fernández, 7º año. Dibujo: Benjamín López, Jardín.
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ace mucho tiempo había una chica llamada Arco Iris. Ella siempre caminaba por el bosque solitariamente, pero ese día llovía sin parar y el sol brilla-
ba como jamás lo había hecho. Entonces el sol se reflejó en ella formando un arco de muchos colores y en su honor le pusieron arco iris. Autora: Paula García, 7º año. Dibujo: Abril Bondino, 1º año “B”.
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uenta la historia que en la casa de una señora gorda y muy mala, un grillo se instalaba en su ventana a cantar todas las noches, y por culpa del canto del grillo la señora no podía dormir, hasta que un día lo buscó para correrlo y no lo encontró, entonces decidió hacerle lo mismo, sacó una olla y una cuchara para hacerle lo ruido, prendió la radio muy fuerte y no lo dejó dormir en todo el día y
así llegó la noche. El grillo que no había dormido durante todo el día al llegar la noche no pudo cantar por el sueño que tenía. Entonces aprendió que se debe respetar a los demás pera saber convivir. A partir de ese día pudieron descansar el grillo y la señora. Autora: Paula García, 7º año. Dibujo: Jazmín Guareschi, Pre-Jardín.
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abía una vez en un país de las fantasías, una nena muy bonita, pero muy miedosa, en la noche siempre quería dormir con la luz encendida. Su papá y su mamá se enojaban mucho porque la boleta de la luz era cada vez más dif ícil de pagar. Una noche sus padres decidieron dejarla llorar hasta que se cansara, Luciana que así se llamaba la nena, lloró tanto hasta que se quedó dormida, se le aparecía un monstruo muy feo, y le preguntaba; ¡Eh niña! ¿Qué te pasa? ¿Por qué eres tan llorona? Todas las noches te escucho llorar y me tienes los oídos reventados.
Luciana ahora que me conoces ¿Querés jugar conmigo? yo no tengo amiguitos y si querés podemos ser amigos. Luciana pensó un rato y después le contestó... bueno pero ¿A qué? -Podemos jugar a la mancha o a las escondidas o dibujar con los dedos arco iris de colores, para usarlos de tobogán. Luciana y su amigo Funkie, como ella lo llamó, se hicieron muy ami-
Luciana lo miraba temblorosa y sin decir palabra alguna, hasta que se animó a preguntar: - yyyy... vos ¿Quién sos? ¿Sos malo? Él le respondió: -Yo soy el monstruo de los niños, ellos me crearon porque me tienen en su imaginación, lo que no saben es que todas las noches me dejan triste y aburrido, yo pensé que ustedes me habían creado para que yo jugara en las noches cuando sus padres se van a dormir, pero no es así, cuando se apaga la luz todos empiezan a llorar como chanchos.
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gos y hasta el día de hoy se la ve a Luciana hablando sola ... eso creemos nosotros, pero no es así, ella juega con su amigo “imaginario”. Autora: Yamila Giovannetti, 7º año. Dibujo: Abril Carletti, Jardín.
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ace tres días una mosca llamada Julia, estaba en la casa de Esteban, un jugador de fútbol que hacía maravillas en la cancha. Un día mientras Esteban se preparaba para ir a jugar un partido, la mosca sorprendida, se lanzó a su bolso, sin pensarlo. Cuando llegó a la cancha vio a un montón de gente con camisetas de colores, preparándose para jugar. Ella voló rápidamente hacia la pe-
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lota y comenzó a moverla, todos los jugadores la miraban fijamente, y sorprendidos vieron a una mosca que estaba jugando. Corrieron rápidamente a llamar al entrenador para que viera la maravilla. El entrenador sin pensarlo la incluyó al equipo, y así la mosca, se hizo famosa, logrando que el equipo fuera el mejor del mundo… Autores: Sabrina Lo Bello, Cynthia Trejo, Lucas Fernández y Agustín Rivas, 7º año. Dibujo: Candela Rivas, Jardín.
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rase una vez en un bosque, vivía un grupo de pájaros.
En esa bandada estaba el rey de todos, que se llamaba Martín, él tenía a todos cortitos: el que se le hacía el malo, lo golpeaba. En la otra tribu vivían los siete cuchillos, ellos eran los más hermosos de todos los pájaros.
El rey Martín se ponía celoso porque todas las palomas estaban enamoradas de los siete cuchillos. Un día el rey Martín fue con su bandada a la tribu de los siete cuchillos y les quiso pegar a todos, pero los de la tribu se enojaron y le dieron una paliza que los demás pájaros los designaron los dueños del bosque. Autor: Franco Lucero, 7º año. Dibujo: Tamara Atampis, 1º “B”.
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ace mucho tiempo una nena que se llamaba Sol, caminaba por el bosque solitariamente. De pronto encontró una flor hermosa y brillante de color Violeta. Era tan brillante que exclamó ¡Que hermosa flor! Sol se quedo mirando la flor cuando vio que le caía una lágrima y le pre-
gunto- ¿Por qué estás llorando? Y la flor le contestó –pero nadie me riega y tengo sed. Sol le contestó – yo te voy a regar. La flor le dio las gracias por haberle regalado y le dijo que le podía pedir un deseo. Sol le pidió tener muchos amigos y la flor se lo concedió. Sol fue muy feliz con sus amigos gracias a la flor. Autora: Sabrina Lo Bello, 7º año. Dibujo: Camila Oliveira, 1º “B”.
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HISTORIA MONSTRUOSA
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abía una vez un castillo tenebroso, ubicado en el centro de un paisaje oscuro y aterrador. El castillo está construido con piedras negras y pesados herrajes, bordeaba un bosque de árboles retorcidos con largas ramas y delgadas, que parecían los dedos huesudos de una bruja de algún cuento. En el castillo habitaba una familia. Pero no cualquier familia, sino ¡Una familia de monstruos! Pues sí, los cuatro eran horribles. Papá monstruo estaba orgulloso de ello, ya que los monstruos deben ser bien feos para poder, sin esfuerzo, asustar a la gente. Papá monstruo no esta enterado de que uno de sus hijos tenía otros planes…. Un día papá monstruo navegaba por Internet, cuando Franky, el hijo menor se le acercó. Papá –dijo Franky- ¡No quiero asustar al a gente! ¡¿Cómo no vas a asustar gente?! ¡Es la historia de nuestra familia, nunca pasó algo así! ¡Qué querés hacer Franky!, -Dijo su mamá- que habría escuchado los gritos.
Entró a la ciudad y todos corrían desesperados al verlo. Franky vio a un policía y le dijo: ¿Me podría decir dónde queda este lugar? A_a_a_a_ acá a la vuelta, le indicó el policía. Franky caminó un poco más y llegó hasta la casa, tocó el timbre, salió una señora y le dijo: ¿Aquí se animas fiestas infantiles? S_s_s_ si, entra por favor. Franky encogió los hombros y entró a la fiesta. Se encontró con un enorme salón, había docenas de globos y guirnaldas. ¡Aquí llegó el payaso F R A N K Y! Los nenes empezaron a aplaudir y gritar: ¡Franky, el payasito! Al día siguiente, la familia de Franky llegó hasta allí, lo aplaudieron. Y vivieron felices para siempre. Autor: Andrés Miconi, 7º año. Dibujo: Camilo Lacognata Pre-Jardín.
Yo… yo… ¡Yo quiero ser un payaso! ¡Qué humillación!, dijo el padre. Franky escapó de su casa y se mudó a la ciudad. Antes de partir, leyó el diario en clasificados y encontró lo que quería. Una casilla de fiestas de niños. Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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abía una vez, un ogro muy feo, pero muy bueno.
Este ogro se llamaba Franco. Él estaba enamorada de una princesa llamada Candela, la princesa también estaba enamorado del él, pero su padre el rey Alejo la obligaba a casarse con el príncipe Gustavo, del reino vecino. La princesa no estaba de acuerdo en casarse con él, ella decía que tenia derecho a casarse con quien quisiera.
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El rey no quería que la princesa se casara con el ogro, por que tenía miedo que la lastimara. Como el rey no lo conocía, la princesa decidió invitarlo a almorzar al ogro Franco a su casa para que su padre lo conociera. El rey alejo conoció al ogro Franco y se llevaron muy bien, dejando que la princesa se casara con él y vivieran felices para siempre. Autor: Agustín Rivas, 7º año. Dibujo: Pablo Villanueva, 1º año.
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EL ARCO IRIS DE SIETE COLORES
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ace tres mil años en un bosque habían siete plantas de colores hermosos: azul brillante, violeta, amarillo, naranja, rojo, verde e índigo. Un día en el que el tiempo estaba frío y el cielo estaba nublado comenzaron a caer unas gotas de lluvia. Cayeron, cada vez más, de repente, se desató una tormenta enorme y
las plantas de colores empezaron a ahogarse. Estuvieron bajo el agua muchas horas. Cuando pasó la lluvia, salió el sol; un sol más brillante que nunca, y cuando todo estuvo seco, las plantas desaparecieron de golpe. Entonces salió un arco con los colores de las plantas y así se formó el arco iris. Autor: Gonzalo Sainz, 7º año. Dibujo: Enzo Minet, 1º año “A”.
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abía una vez en un reino lejano una familia muy orgullosa que trataba a todo el pueblo como si fueran sus esclavos (aunque no lo eran). Hasta que un día el pueblo se fue a quejar al Rey para que echaran a esa familia del reino, porque ya había causado muchos problemas. El Rey les dijo que iba a hacer algo. Pasaron días, meses, años y el Rey no hizo nada, entonces el pueblo decidió hacer algo por ellos mismo. Fueron a la casa donde la familia se encontraba y los echaron. La familia prometió que iban a volver y se iban a vengar.
Pasaron muchos años, el pueblo ya no se acordaba de la familia, pero la familia si del pueblo, llegó el día en que ellos se vengaron llevándose a todos los niños del pueblo. Ya no se oían sus risas y sus juegos en las calles, todo el pueblo se entristeció. La familia pedía el reino a cambio de los niños, todos aceptaron menos el Rey, hasta que se dio cuenta que también se habían llevado a sus hijos, para el Rey su familia estaba primero, entonces aceptó. Al final la familia se quedó con el reino, el pueblo y el ex rey con sus hijos. Autora: Cynthia Trejo, 7º año. Dibujo: Martín Exequiel, 1º año “B”.
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L abía una vez dos chicos llamados Maxi y Andrés. Un día fueron a un campamento cerca de un lago. En el campamento ya era de noche y todos se habían dormido, excepto Maxi y Andrés.
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ahí llorando. Los chicos llevaron al osito a donde estaba el padre. El osito se bajó de los brazos de Andrés y vio a su padre que estaba llorando, entonces se puso triste y corrió a los brazos de él y vivieron felices para siempre.
Maxi vió la sombra de un oso pequeño, los dos fueron a ver porque había un osito en el campamento.
Mientras Maxi y Andrés volvían al campamento se les aparecieron las profesoras de ellos, Lorena y Cecilia, que les preguntaron por qué salieron tan temprano de sus carpas y les contestaron que habían hecho una buena obra, las profesoras quedaron con los ojos saltones y sorprendidas, y los dos vivieron felices para siempre.
Mientras caminaban habían huellas de oso y cada vez se veían más y más huellas, hasta que llegaron a un lago donde había un oso llorando, que estaba sentado en un tronco, Maxi y Andrés pensaron que el oso que habían visto podía ser hijo de ese oso, entonces los dos corrieron lo más rápido que pudieron. Andrés mientras corría se hizo pis de la alegría.
Autor: Matías Zalazar, 7º año. Dibujo: Agustina Paez, 1º año “A” .
Cuando llegaron al campamento, el osito estaba
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abía un vez en un pueblo llamado Mesina, un arquero al que le decían “El gor-
do“.
En un partido del barrio, él entró a la cancha, la gente de las tribunas se habían emocionado porque se atajó todas las pelotas con la panza, recibiendo el aplauso de todos los espectadores. A la salida del partido la persona de la hinchada le pedían autógrafos. El equipo del gordo se metió en un campeonato de fútbol en Bs. As., saliendo el gordo mejor jugador del campeonato del y gracias a él, campeones.
Más tarde llegó el mundial de Alemania de 2006 y el entrenador de la selección Argentina José Pekerman lo contrato para el mundial, y en un entrenamiento él se lesionó el pie izquierdo, perdiéndose la posibilidad de participar en el mundial. Los médicos le dijeron que no iba a poder jugar más y toda la Argentina se deprimió. Autores: Franco Lucero, Matías Zalazar, Nahuel, Coria, Héctor Páez, Aldana López. Dibujo: Nicolás Mancuso, 1º “B” .
Después se fue a jugar a un equipo de Inglaterra donde jugó con grandes personalidades del mundo futbolístico. Saliendo campeón con su equipo volvió a salir mejor jugador del torneo.
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abía una vez, en una villa muy pobre en Mendoza un chico llamado Marangona, que era huérfano y no tenía amigos por que sus compañeros no lo aceptaban. Todos los días sus compañeros jugaban al fútbol, Marangona les pedía jugar, pero ellos le decían que no, y él se ponía muy triste. Una tarde cuando estaba llorando en su casa hecha de chapas, cayó una lágrima del corazón y se transformó en una pelota de fútbol, entonces salió afuera y desafió a todos sus compañeros a un partido,
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ganándoles, en ese momento pasó un señor muy importantes y lo vio jugar, descendió de su auto y acercándose a Marangona le dijo -¡Eres un grande!;- ¿Quieres jugar en un equipo grande?. Un día el D.T lo puso en un partido a jugar y demostró sus habilidades e hizo que su equipo ganara. Entonces pudo cumplir su sueño de jugar un mundial y ser reconocido en todo el mundo. Autores: Belén Mansilla, Paola Alcaráz, Herbert Agostini y Ignacio Benegas. Dibujo: Enzo Minet, 1º año “B”.
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n Viernes de vacaciones, a la noche, todos los chicos del barrio estaban reunidos en la calle, como siempre. Ellos no sabían, pero este no iba a ser un Viernes como cualquier otro. Porque tenía que darles una noticia muy triste. Como de costumbre estábamos todos dispersados por toda la calle, así que luego de un poco de gritos y silbidos, por fin pude captar la atención de todos. Me paré sobre el cordón de la vereda y les dije: -Tengo que darles una noticia. Para mi es muy triste y para ustedes también la va a ser. -¡Dale nene! ¡Para que te haces el misterioso!- exclamó Julieta desesperada, por seguir hablando con sus amigas. -¡Si! ¡Apúrate!- todos empezaron a gritar y silbar. Me costó un poco volver a tener silencio, para volver a hablar: -Está bien, yo tengo que decirles que dentro de un mes mis padres van a comenzar un nuevo trabajo de investigación en Chile, y por eso voy a tener que mudarme allá. Un gran silencio invadió la calle. Por un segundo no se escuchaba ni siquiera los perros, simplemente parecía que todo el mundo, de repente, se había detenido. Todos los chicos se miraban entre ellos como para preguntarse si ellos habían escuchado lo mismo. Luego me miraron con cara de no entender y hasta que por fin alguien se
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animó a decir algo: -Pero, Leo ¿Esto va a ser por un tiempo? -preguntó Agustín con cara de asustado. La verdad es que no sé, -intente explicarle todo depende como salga la investigación de mis padres, si encuentran lo que buscan nos quedaremos más tiempo y si no lo encuentran: vamos a volver. También existe la posibilidad de que mis papás consigan trabajo fijo en Chile, y entonces de esa manera si nos quedaríamos a vivir allá. ¿Vas a venir a visitarnos? -preguntó Carola, una de esas gorditas chismosas. Y…, si puedo… ¡Seguro que si Caro! Igual nos podemos conectar por teléfono o por e-mails. No se preocupen que no me voy a olvidar de ustedes. ¡Chicos, igual cambien esas caras largas, todavía nos queda un mes para estar juntos antes de que me vaya! El sábado a la mañana casi todos los chicos se habían ido, algunas chicas a teatro o danza, otros chicos a fútbol o a rugby. Solo en el barrio estábamos Matías y yo. Lo acompañé a comprar a la verdulería que quedaba a tres cuadras. En el camino, ninguno de los dos hablábamos, era muy raro. Matías y yo éramos muy amigos, nunca nos faltaba un tema para hablar, pero parecía que después de esa noticia que les dí ayer, todos estaban un poco raros conmigo. Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
El domingo todos estaban afuera, entonces decidí salir y observar como reaccionaban al verme. En cuanto me asomé, los chicos se miraron entre ellos, cada uno puso una excusa diferente para entrar en su casa y en un instante todos se habían ido. No puedo negar que esto me hizo sentir, bastante mal. Las siguientes dos semanas los chicos seguían comportándose igual; me evitaban y cuando los llamaba para salir todos estaban ocupados. Pero un Viernes me entere, por medio de mis padres que mis amigos se estaban juntado desde hacia dos sábados atrás en la casa de Paula. Esto si que me puso furioso; que me evitaran podía soportarlo pero que se juntaran sin mi me había superado. Por esto, había decidido irme unos días a la casa de mi tía, allá estaban mis primos y seguro que iba a divertirme más que en mi casa donde ni siquiera salgo a la calle. Tengo que admitir que en cuanto más pensaba en el asunto, mas que enojado me sentía triste, no podía creer que casi todo el ultimo mes que iba a estar en mi barrio mis amigos estuvieran enojados conmigo. Pasé casi toda la semana en la casa de mi tía y llegué a mi casa el Jueves a la noche, dirigiéndome directo a mi habitación. El Viernes a la mañana encontré, bajo la puerta de mi casa un sobre con mi nombre, lo abrí y era una invitación para ir a la casa de Matías. Esto me sorprendió mucho: ¿no estaban enojados conmigo?- me pregunte. Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
Salí a buscar a Matías para ver de qué se trataba esa invitación tan misteriosa. Pero no había nadie, ni en su casa ni en ninguna de los chicos. Esperaba ansiosamente las 20:30, hora en que la tarjeta indicaba que debía asistir a la casa de Matías. Cuando por fin el reloj dió la hora indicada y rápidamente me fui a la esquina donde vive Matías. Toqué la puerta un par de veces, lo llamé por la ventana y nadie contestaba. Estaba volviendo a mi casa cuando escuché la voz chillona de Carla llamándome a los gritos. ¡Leo! ¡Leo! Mirá lo que encontrégritaba desesperadamente Me empujó con mucha fuerza hasta el interior de la casa de Matías, cerrá los ojos- me dijo con voz misteriosa. ¡SORPRESA!- Gritaron a coro todos los chicos. Esa fue la mejor noche de todas, nos divertimos como nunca. Al poco tiempo ya era la hora de irme. Nunca voy a olvidar ese momento tan triste, las chicas lloraban y los chicos tenían cara de angustia. No podía creerlo ya me estaba yendo de mi barrio, despidiéndome de estos amigos que tenía desde la infancia, pero ya se que voy a seguir recordándolos, hablando con ellos y queriéndolos como desde el primer momento. Autora: Ana Laura Azcurra, 8º año.
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n día muy frío, en invierno, los niños y adolescentes terminaban su cena y se retiraban a sus respectivas camas. A la luz de la luna llena, en medio de un silencio aterrador, dos de los niños se escaparon en puntas de pie de su habitación, luego salieron por la puerta trasera que daba hacia el bosque, y se fueron hasta lo profundo de él. El día anterior se habían encontrado con una mujer muy fea, la “bruja”, pero sin saber quien era en realidad. Ella les había dicho que tenía muchos caramelos en su casa y los chicos entusiasmados decidieron volver, pero no sabían que intenciones tenía. Después de varias horas de caminar, ya al amanecer, por fin encontraron la casa de la “bruja”, los chicos se sorprendieron por ver el lugar al que llegaron, porque la casa era de chocolate. Luego, tocaron la puerta y se abrió sola, entraron y había un pasillo muy largo con muchas puertas, las que iban abriendo una a una, con mucho miedo. Encontraron un dormitorio, luego una cocina, un baño, una sala de estar, unas cuantas habitaciones vacías, todas ellas muy sucias, pero lo más sorprendente fue una habitación llena de productos, envases, y líquidos que burbujeaban; los chicos estaban nerviosos, ya no sabían si era importante querer los caramelos que les había prometido.
melos, tortas, chocolates, pan, galletas, y agua para que no se atragantaran. Mientras tanto ya estaba la policía buscando a los pequeños, y gracias a la orientación de perros, que siguieron las huellas, llegaron hasta la casa chocolate. Entraron silenciosamente. Los chicos ya estaban terminando de comer las golosinas, pero cuando entraron los policías a buscarlos no podían verlos. Al parecer dentro de las golosinas había pociones mágicas, para volver invisibles a los chicos, todos lloraban de tristeza. Pero la bruja olvidó que a los perros no podrían engañarlos, por lo que la policía al ver a los perros olfatear el lugar, moviendo su cola, decidió esperar. Luego de una hora el efecto de la poción comenzó a perder su efecto, los niños pudieron regresar a la casa donde vivían, aprendiendo la lección. La bruja había desaparecido, y su casa de chocolate también. Autor: Diego Canals, 8º año. Dibujo: Guadalupe Famá Jardín.
Nadie aparecía, todo hacía pensar que estaban solos, pero el ruidos del reloj los asustó, anunciando las 12:00; la hora de almorzar. Cuando llegaron a la cocina, de donde supuestamente había salido el sonido del reloj, los niños advirtieron una olla gigante sobre el fuego. Espantados, quisieron escapar, pero detrás de ellos estaba ella sonriendo, los saludó y los invitó al comedor donde iban a comer, les dió muchos cara136
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rase una vez una niña de 14 años que deseaba ser bailarina, juntó a un par de niñas más, que iban a la academia Luna Cale. Candela preguntó a su mamá si la podía llevar a baile. Su madre le dijo que no habría problemas siempre y cuando su padre Alfonso no se enterara de la Academia a la que Candela iba a asistir. Dos años después, era una de las mejores bailarinas de Mendoza. Al poquito tiempo, se le presentó un viaje a España para poder mostrar su talento. Pero se puso triste cuando le dijeron que su mamá había fallecido en un accidente. Candela tuvo que dejar de bailar porque su padre se enteró. Alfonso y Candela se mudaron a Córdoba. El padre de Candela se volvió a casar con una dama de mucho dinero. A cabo de un tiempo Alfonso murió de una enfermedad, la fiebre amarilla. Candela recordaba todo lo que vivió con sus padres. Juana de Montes Reales cuidó de Candela. Candela se volvió esclava de su propia casa. Juana tenia una hijita que tenía todo lo que ella quería Mili era una nenita muy chillona.
Juana mandó a Candela a armar su nueva habitación al granero del fondo de la casa. Candela ya parecía toda una cenicienta. Ella era maltratada por Juana y Milagros su hermanastra. Candela ya había crecido, ella tenía más o menos unos 23 años, ya era toda una señorita. Ella ya no soñaba con ser bailarina lo que quería era ser feliz junto a su novio Jeremías de Villalónso. Pero Juana tan malvada como siempre no la dejaba ser feliz ni un minuto. Candela tenía que tomar una decisión rápida, o se quedaba con Juana y su hija sufriendo o se escapaba con Jeremías, a las haciendas Villalónso, Candela decidió fugarse con el amor de toda su vida. Después de 3 años Juana dejó de perseguir a Candela y Jeremías. Ellos tomaron la decisión de casarse y ser felices para siempre. Candela abrió una academia de baile con 150 alumnas Desde ese momento fue feliz para toda su vida y nada ni nadie iba a acabar con toda su felicidad. Después tuvo una nena tan bonita que la bautizó con el nombre, María, como su mamá. Autor: Luciano Famá, 8º año.
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abía una vez un gato llamado PELUSA, que era muy pequeño, de color negro y blanco, sus ojos eran de color verde, era muy cariño y amigable, todos en el barrio lo querían. Vivía en una casa grande y hermosa en una de las más lindas de la ciudad, en la cual vivía una señora muy pero muy vieja, pero bastante buena también, que se llamaba, María. Pelusa tenía una cama muy linda, cómoda y esponjosa de color rojo brillante, a sus costados tenía flecos de color rojo y amarillo. Un noche Pelusa no podía dormir de tanto pensar y pensar que su vida era muy aburrida y que deseaba vivir en una fábrica de atún y así comería y dormiría todo el tiempo. En un segundo se levantó de su cómoda cama y dió unas vueltas dentro de la casa, pasó por la habitación de su dueña y vió que dormía, al ver que roncaba fuerte decidió ir a la cocina ya que su dueña no podría oírlo. Cuando entró a la cocina, lo primero que se le cruzó por la cabeza fue abrir la enorme heladera de María, al abrirla vió que no habían muchas cosas para el lugar que tenía, sólo muchas frutas y bastantes botellas de agua, nada que a él le gustase probar, A él solo se le antojaba una riquísima porción de atún con hígado. En su mente se le ocurrió una idea muy loca la cual era salirse de la casa 138
por unas horas para comer algo rico y para divertirse un poco. Lo primero que tenía que pensar era como podía salir de ahí. La puerta tenía muchas cerraduras y candados por eso era imposible salirse por ahí, luego se le ocurrió escaparse por la ventana que siempre María dejaba abierta, pero ese día la había cerrado por que hacía mucho frío. Pelusa ya no sabía que hacer como iba a escapar, después de un tiempo se le ocurrió un plan, iba a subir la calefacción, entonces María tendría que levantarse para abrir la ventana. Él pensó que su plan era perfecto. Empezó a realizar su plan, caminaba muy despacito para no hacer ningún ruido, se subió al sillón, que le costaba mucho por que era muy grande para su tamaño, y así poder tocar la perilla, pero sin darse cuenta se resbaló y cayo, en la mesa que estaba al lado del sillón, y rompió un jarrón muy costoso, era un regalo que le habían dado a María., no sabia que pensar, rogaba para que su dueña no lo sintiera, pero por suerte María se había quedado dormida con la música así que no escuchó nada. Después de varios intentos llegó a la perilla y la movió hasta la parte que decía! “súper caliente”, sólo le quedaba esperar. Se acostó en su cama para hacerse el dormido, pero el calor era muy fuerte, sus pelos mojados se pegaban en su cama estaba muy incomoCuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
do, no veía la hora para que María despertara. María se despertó por el calor que hacia dentro de la casa. Se levantó, se puso la bata, apagó la música y bajó por las escaleras. Pelusa al sentir los pasos de su dueña fingió estar dormido, María lo acarició y abrió la ventana y muy cansada volvió a su habitación. Pelusa muy contento se trepó por la mesa y salió por la ventana. Por fin realizaré mi sueño! dijo, pero luego pensó: “lo único que voy a lograr es comer cosas ricas y hacer lo que
quiera, pero acá en mi casa tengo una dueña que me ama y me necesita” Pelusa luego de pensar por un largo tiempo, subió por las escaleras y entró a la habitación de María, trepó hacia su cama y se acomodó debajo de sus brazos, María lo abrazó y lo besó. Entonces Pelusa comprendió, que mas allá de sus sueños y de sus anhelos, existe algo mucho más fuerte, como es el amor y el cuidado que María le daba y que en ningún lugar por mas fantástico que fuera podría reemplazar este sentimiento. Autora: Marcela Fernández, 8º año.
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ace mucho tiempo, en lugar no muy lejano, estaba bien visto cazar dragones; se suponía que los dragones eran muy malos y por eso había que matarlos, ya que algunos se comían las vacas y las ovejas e incendiaban las casas de los campesinos con su horrible aliento de fuego. Por eso, llegaban muchos caballeros desde todos los lugares de la tierra con el objetivo de cazar a los dragones, atraparlos y encerrarlos. Estos caballeros querían conseguir fama y prestigio con la captura de un gran dragón con el riesgo de morir. Había muchos caballeros valientes, pero el caballero Pablito no era de esos: su madre le había mandado a cazar un dragón para poder presumir de su hijo ante sus vecinos. Pablito era un caballero bastante burro y cobarde; basta imaginar lo cobarde que era, que no se atrevía a abrir un yogur por miedo a que tuviera algo feo. El caballero Pablito que partió en busca de su dragón, al despedirse de su mamá tenía puesta la armadura, y el miedo que tenía podía oírsele desde kilómetros a la redonda. Cabalgó muchas noches y muchos días, nuestro caballero, hasta que un día, de momento no se sabe, encontró una cueva (que es el sitio donde suelen dormir los dragones). Olía feo, pero Pablito no lo notaba porque tenía un resfriado por la lluvia de la noche anterior.
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Entró sigilosamente pero temblando (si hubiese algún dragón, por sordo que estuviese, se tendría que haber despertado). Oyó unos ronquidos, y dando la vuelta a una columna se encontró de sorpresa ante el dragón Chiringuito (había un letrero en el que ponían “Dragón Chiringuito”). Era un dragón inmenso, de color rojo, con alas y pinta de tener malas pulgas. Pablito, al verlo, se desmayó del susto. Cuando se despertó Chiringuito también se había despertado Pablito, por lo que el susto fue doble: se asustaron los dos. Pablito sacó su espada e hizo amago de clavársela al dragón, pero la espada pesaba mucho y apenas podía levantarla. Chiringuito se puso en guardia y tomo aire para quemarlo con su aliento… Y realmente lo fulminó: pero de lo mal que olía. Ante ese insoportable olor, lo único que pudo hacer Pablito fue darle Cancún: unos caramelos de menta que le había dado su mamá; Chiringuito se los comió tomo todos, y le agradeció. Explicó a Pablito que todos los dragones no eran malos y que la gente no se acercaba a la cueva porque olía muy mal (muchos caballeros se habían desmayado antes de entrar). Chiringuito ofreció a Pablito su cueva para que le protegiese de otros caballeros, ya que ahora tenía un aliento mentolado, y los caballeCuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
ros sin duda acudirían a cazarle. Pablito no quería volver con su madre y con sus vecinas las “verduleras”. Y fueron felices y comieron caramelos de menta y alguna vez de dulce de leche. Pablito al final como tenía hambre tomó valor, se deshizo del dragón, lo comió y vivió en una cueva para siempre. Hasta que pasó un tiempo que volvió a tener hambre y salió a otra cueva a buscar otro dragón, encontró a uno tan feo y tonto que cuando Pablito le preguntó su nombre le respondió que se había olvidado. Pablito decidió no comerlo por esa carne fea, verde y fétida. Decidió irse y llegó a una cueva muy limpia, muy organizada. Se encontró con un dragón de nombre Alberto, le preguntó si podía quedarse, el dragón respondió que
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sí y en plena noche lo mató y se lo comió. Se atragantó con un hueso, casi muere y al pararse dio unos pasos y se tropezó con una piedrita y se golpeó la cabeza desmayándose. Unos días después encontraron el cuerpo, parecía que estaba muerto y decidieron enterrarlo y cuando lo estaban enterrando… Pablito dijo agonizando: -¡Sigo vivo! Y lo enterraron rápido para que nadie se diera cuenta. Pablito logró escapar de la tumba, al dar unos pasos cayó por un precipicio y recordó lo malo que fue con el dragón Chiringuito y los otros dragones, como no le importó, se olvidó e intentó agarrarse de una rama pero cuando la sujetó era una serpiente. La serpiente lo mordió en la nariz y se cayó hacia su fin. Autor: Gabriel Giró, 8º año.
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l profesor Emilio Vásquez había trabajado un arduo y prolongado tiempo para juntar los fondos necesarios para hacer un viaje al Congo, África Central. Ya que como arqueólogo, su sueño era poder encontrar el tesoro perdido de un gran ejército que comandaba el general Pascal Lissouba que en su afán de conquistar el mundo consiguió juntar una gran riqueza, pero también una gran cantidad de enemigos. Y con el pasar de los años fueron llegando una gran cantidad de pueblos bárbaros que se asentaron alrededor de las tierras de Lissouba y como todos estos pueblos vieron que tenían guerras contra Lissouba se unieron para derrotarlo. Él al ver que no podía derrotar a este nuevo enemigo junto todas sus riquezas y las escondió en el Congo, luego de esto Lissouba cayo derrotado junto a su ejército. Pero el nunca dijo el escondite de su tesoro y esa fue la causa de su muerte. Entonces el profesor Emilio emprendió su viaje desde su Argentina natal junto a
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su amigo y camarada Mario Gannini el viaje aéreo tardó 18 horas en llegar al aeropuerto internacional de Pointe – Noire, allí permaneció una semana armando la expedición que lo acompañaría en busca del tesoro. El calor era insoportable y la poca tecnología y la falta de contactos hacía muy dif ícil la preparación de la expedición fue así que conoció a Lokó que era un hombre que se ganaba la vida a través de changas y otros trabajos. También era un gran conocedor de la selva por lo que fue una gran ayuda y se convirtió en su guía. Con todos los preparativos realizados se adentraron en las extensas y peligrosas selvas caminaron durante horas en busca de alguna pista o rastro del tesoro. Sin embargo, Emilio ya se esperaba este echo, por lo cual él había buscado en lo que era la mitad de las selvas del Congo y en la semana entrante seguiría buscando en las restantes, ya que la otra mitad del Congo estaba llena de guerrilleros y era todo jungla.
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na vez establecida la base en la jungla Emilio dijo a sus hombres que se armaran hasta los dientes ya que las zonas siguientes estarían pobladas de guerrilleros y animales salvajes, también dijo que según sus estudios y años de investigación no faltaba mucho para llegar a la caverna que los conduciría directamente al preciado tesoro. Emilio partió dejando su base a las siete de la madrugada, ya que no quería un enfrentamiento con los guerrilleros y animales salvajes de la región, sin embargo no lo consiguió porque cerca de la selva Mbandaka hubo un intenso tiroteo entre guerrilleros y la expedición, por suer-
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te para Emilio hubo solo heridos no de gravedad Continuaron su búsqueda por la jungla de Ouesso, aquí se encontraron con manadas de leones que trataron de atacar a la expedición pero no fue mas que una carnicería por parte de Emilio ya que penosamente se vió obligado a matar cinco leones, si hubiera podido los hubiera ahuyentado por que él no le haría daño ni a una mosca. Después de varias semanas de búsqueda por fin encontraron la preciada cueva que se encontraba en el cerro más alto del Congo, pero Emilio sabía que solo era un comienzo ya que su verdadero viaje empezaba aquí. Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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enía una entrada tan grande que podría haber pasado sin ningún problema una grúa, sin embargo, no nos vayamos por las ramas la expedición se adentró por las oscuras y ásperas paredes de las cavernas pero entonces hubo un problema inesperado por el mismísimo Emiliano, la caverna se dividía en tres sub-cuevas más que podían alargarse miles y miles de kilómetros entonces
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L C Emilio sin preocuparse demasiado dijo que la expedición se dividiría en tres, un grupo seria de 10, otro de 15 y el último de 9, Emilio encabezaba el grupo de 10 Mariano el de 15 y Lokó el de 9. Emiliano iría por la cueva del medio, Mariano por la izquierda y Lokó por la derecha. Se desearon suerte y partieron.
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miliano y sus hombres iban con cuidado atravesando las oscuras paredes de la caverna, aquí la temperatura había descendido considerablemente de 45° centígrados a 10° bajo cero. Pero la expedición estaba preparada para todo se cambió la ropa y continuó. Después de horas de caminar bajo el congelado frió vieron que en las paredes empezaban a aparecer muestras de arte rupestre (dibujos en la pared hechos por hombres de la prehistoria) pero en vez de haber animales había un “monstruo” que aparentaba comerse personas de a 5 como si fueran golosinas. Eso producía a Emilio y a la expedición una sensación escalofriante. Siguieron caminando hasta que vieron que la cueva terminaba en un gran escombro de rocas, Emiliano sin
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perder un segundo dijo que todos se pusieran a sacar los escombros para desbloquear la salida. Luego de un rato de arduo y esforzado trabajo de quita escombros Emiliano y sus hombres continuaron sacando escombros hasta que uno de ellos quitó un escombro y se divisó un pequeñísimo rayo de luz esto hizo que sus hombres trabajasen con mayor incentivo ya que esto quería decir que faltaba poco para llegar al otro lado de la caverna. Lo lograron los hombres de Emiliano quitaron todos los escombros pasaron a una “cámara” en la cual se encuentran miles de joyas, monedas de plata, oro y cobre, también habían perlas, rubíes, tantos tesoros que la fortuna de Bill Gates parecería un chiste, en comparación del impresionante tesoro.
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etrás de la expedición de Emiliano salieron también de escombros la de Lokó y Mariano se juntaron y se saludaron. Lokó y Mariano le preguntaron al mismo tiempo a Emiliano que significaba el “monstruo” que aparentaba comerse personas de a 5 como si fueran golosinas y Emiliano respondió muy tranquilo y aliviado que Lissouba en Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
uno de sus intentos por proteger el valioso tesoro dibujó eso para que algún merodeador no se encontrara semejante fortuna, también les explicó que estaban dibujados en las tres cuevas para que nadie se atreviera a pasar. Ya que Lissouba ya había visto estos dibujos en otras cuevas. 143
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espués de sacar la enorme fortuna de la cueva la expedición se fue a la base que tenía en la jungla, guardaron todo las cosas del campamento y de ahí se fueron a la ciudad
A C de Pointe–Noire. Emiliano pagó a allí la ayuda de los hombres y zarpó de vuelta a su querida Argentina con su amigo Mariano. Ahora él es un gran arqueólogo y Mariano su ayudante. Autor: Andrés A. Gonzalez, 8º año.
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ace mucho tiempo atrás, en un pequeño pueblo a comienzos del siglo XVII, en Italia, había una persona de nombre Tucco Pertuzza, era de muy baja estatura, ojos verdes, pelo negro y vestía solamente con un pantalón hecho con cuero de ganado, camisa hecha de cuero de chancho y buzo de cordero, era uno de esos tipos que le encanta realizar experimentos, descubrir cosas y más que todo crear artefactos raros. Él provenía de Italia, había escapado de una persecución causada por el robo de la corona del Rey Homero Pocho III, él había planeado el robo de la corona del Rey, porque no era cualquier corona, era una corona de oro macizo con joyas y tenia un valor aproximado a diez mil monedas de oro, quinientas de plata y setecientos de bronce. Después de la persecución del robo de la corona, lo esperó un barco, un pequeño barco, que lo llevó hasta las costas de Cuba y allí conoció a una mujer hermosa con nombre Delia Kuluwing. Ella era una de las más hermosas de las mujeres que se podría encontrar en Cuba, ella le dijo que le encantaba su traje, él le respondió que le gustaba todo lo que tenía ella, con una cara amorosa la mujer se le acercó y lo besó, después de allí se alejó caminando rápidamente. Tucco Pertuzza se confundió y la perdió de vista, él regreso al barco y se trasladó hasta Costa Rica. Cuando estaban en el centro de Costa Rica vió a esa misma mujer a unos 50 metros con la corona que él había robado. Corrió para alcanzar la corona y cuando estuvo a punto de alcanzarla se resbaló con un niño que estaba jugando por ahí,
y la mujer lo miró como si hubiera visto a un muerto viviente y corrió. El señor Pertuzza se había dado cuenta que la perdió de vuelta y que no solo la tenía que buscar a ella si no también a la corona. A la mañana siguiente buscó información sobre donde se había ido aquella mujer extraña con su corona, y solo encontró que se había tomado un barco hacia la Isla de Pascua. Tomó su bolsa con todos sus objetos robados, buscó por todos lados a alguien que lo llevara hasta la isla, hasta en los baños de los bares. Sólo encontró a una persona de muy alta estatura que le cobraba la mitad de todos sus objetos robados, y como no le quedaba tiempo de muy mal gusto lo tuvo que aceptar. Arribaron de inmediato y tardaron unos 2 días interminables de puro calor y con poca agua, en alcanzar a la mujer. Antes de decir la primera palabra, el barco donde viajaba la mujer atacó al barco donde estaba Tucco Pertuzza. Destruyó por completo el barco y Tucco tuvo que escapar en un pequeño bote y con muy poca comida. Después de tres días, a la noche, atacó el barco de la mujer y en menos de media hora, ella despertó y se dio cuenta que algo malo pasaba. Salió al aire libre y miro al ladrón de Tucco Pertuzza y pensó que mejor que atacarlo sería pensar como matarlo, y alzó una cuerda atada a un gancho de 40 kilos, luego tomó entre los brazos del ladrón la corona del rey, la ató con la cuerda y de un patadón arrojó el candado al mar. El ladrón sujetó la corona y no la soltó por nada, hundiéndose en el fondo del mar con ella. Autor: Francisco Luis Innocenti, 8º año.
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ola soy Juan y él es mi tío Raúl. Raúl, siempre, los días Viernes al atardecer, me lleva a pasear y de ahí a la plaza Independencia a comer choripanes, en su taxi. Un Viernes a la noche, estaba en mi casa aburrido, en un sillón y mi mamá me llamó para cenar: ¡Juan! vení a poner la mesa! y yo pensé: ufa! Y mi tío que no viene, ni siquiera me llamó!. Tocaron el timbre y me alegré, mi mamá abrió la puerta y yo quería asomarme porque creía que era mi tío Raúl. No pude ver nada, mi mamá salió y la puerta se cerró. Entonces fuí corriendo a la ventana y ví que había un taxi nuevo parado en el puente de mi casa. ¡Qué raro! Pensé: tío Raúl no nos contó que tiene un taxi nuevo. ¿Quién será ese señor que está afuera?. No se parece a mi tío Raúl. En eso mamá abrió la puerta y dijo: Juan vení que el tío te quiere llevar. Fuí corriendo a buscar una campera porque siempre mi mamá me dice: -¡lleváte la campera por las dudas!. Saludé a mi mamá y me metí en el auto, saludé a mi tío que ya había arrancado. Charlamos un rato, nos contamos chistes, mientras subían y bajaban pasajeros. Nos paramos a cargar nafta en una estación, mientras yo me compré un chocolate y después nos fuimos. Recorrimos muchas calles, mientras yo miraba la gente que pasaba y los autos que pasaban. Autos viejos, autos nuevos, bicicletas, camioneta, de pronto, a lo lejos nos pareció ver una señora que levantaba la mano como para que nos paráramos, Tío Raúl fue frenando hasta ella. Era medio extraño, tenía un sombrero negro, negro y en su vestido, una mancha roja, hablaba muy despacio, llevaba un ramo de rosas rojas en la mano. Tío Raúl le preguntó a dónde quería ir, ella dijo: -Llévame al cementerio del par146
que. Mi tío acomodó el espejo para ver quién era esa rara, mujer, pero estaba muy oscuro yo me dí vuelta a verla muchas veces, pero solo podía ver un brillito a la altura de los ojos. Mi tío arrancó el taxi y empezó a andar por muchas calles, dió muchas vueltas. Yo miraba para todos lados y me di cuenta que cada vez veía menos porque ya había muy pocas luces, no se cuánto anduvimos, pero sí sé que estábamos muy lejos de la ciudad. Yo estaba muerto de miedo y me pegué a mi tío en el asiento porque a la 00:30 hs. nadie va al cementerio, está cerrado, bueno, mi, tío también me agarró la mano, el tenía un poco de miedo. Cuando llegamos estaba cerrado. La señora apenas le preguntó cuanto era y tío Raúl tartamudeando le dijo un peso cincuenta. Los dos vimos horrorizado que extendió su mano negra llena de cicatrices para entregar las monedas. Mi tío temblaba, las recibió y a mí me sonaban los dientes. La señora se bajó y caminó hasta la puerta del cementerio. Tío Raúl le gritaba : -¡ Está cerrado!, ¡Está cerrado!, y yo veía que ella pasaba igual atravesando la puerta. Entonces empecé a gritar: -¡Señora, está cerrado!, ¡Está cerrado!. De pronto sentí que mi cuerpo se movía mucho mientras gritaba, Era mi mamá que me decía: ¡Despertáte Juan, despertáte! ¿Qué cosa está cerrado?. ¡Dale!, que te viene a buscar el tío en el taxi para salir a pasear. Uf! ¡Qué alivio! me dí cuenta que era un sueño, no se si ir con mi tío, mejor esta noche me quedo en mi casa. Autor: María Juliana Klein, 8º año.
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n una casa de campo vivían una familia de dinosaurios que estaban compuesta por papá, mamá y dos hijos Felipe y Claudio. Felipe era muy chiquito y curioso y le gustaba subirse al árbol para mirar el paisaje mientras comía un porción de pizza, pero no sabía comer solo y tiraba toda la comida al piso (lo hacia a propósito); justo pasaba su hermano Claudio y la comida se le cayó en la cabeza. El hermano muy enojado se fue llorando a la casa y le dijo a su madre lo que había pasado. La madre le dijo a su hijo Felipe que bajara del árbol y que no se subiera más, si no lo iba a castigar. Pero Felipe no aguantaba y todas las tardes volvía al árbol a mirar el paisaje y principalmente una bonita dinosauria que se llamaba Julia, por eso se le caía la comida no porque
no sabía comer solo, si no porque se distraía mirando a Julia. Cuando su mamá se enteró lo perdonó y le dijo que tuviera más cuidado, y que la invitara a Julia a tomar la leche a su casa, así se hacían amigos y él no tenía que subirse al árbol y comer ahí. Felipe le hizo caso a su mamá e invitó a Julia a su casa y después fueron grandes amigos. Salían juntos a jugar y a recorrer todo el campo y de esa manera Felipe nunca más se subió al árbol a comer y a tirarle la comida a su hermano Claudio. Claudio un día conoció a Julia y se hicieron grandes amigos y compartieron con su hermano Felipe la amistad entre los tres, de esa manera nunca más se volvieron a pelear. Juegan y toman la leche todos los días juntos. Autor: Gastón Manestar, 8º año..
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L n día cuando la conserje del hotel secaba un vaso, sonó el teléfono del lugar.
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Al día siguiente el grupo debía volver a Buenos Aires. Pero esta gente se veía buena y generosa.
Era un señor de Buenos Aires que quería reservar unas habitaciones para una fecha determinada. La conserje se puso feliz por la comisión que le daban por las reservas y la plata que iba a ganar.
La conserje esperaba que le pagaran como al otro hotel.
Un 24 de Enero el grupo llegó a las tres de la mañana. Pero la conserje tuvo un problema: toda la gente del grupo no entraba en el hotel. Y tuvo que mandar un par de personas a otro hotel. Al otro día el grupo se levantó contento y se fue a una excursión a la montaña que duraría todo el día. El grupo cuando llegó de la excursión ya no quería saber nada, estaban tan cansado que sólo querían acostarse. Fueron muchos días espectaculares en la provincia de Mendoza, el coordinador le agradeció a la conserje lo bien que la habían pasado en ese lugar.
El coordinador pagó en el hotel donde ella trabajaba, pero en el otro no; y se fue a su provincia de origen, a las dos horas la conserje recibió una llamada del otro hotel diciendo, que el coordinador no le había pagado el hospedaje y que ella se iba a tener que hacer cargo de los gastos o la dueña del hotel donde trabajaba, y que le daba una semana para que le juntaran el dinero. La conserje llamó muy enojada al coordinador y le dijo que había tenido varios problemas por no haber pagado el hospedaje, y que quería que le pagara lo que le debía porque sino le iba a mandar por correo para que ella le pueda pagar el otro hotel. Autor: Enrique Maurín, 8º año.
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manezco con la luz del día y el calor del sol, me estiro, me siento y me empiezo a vestir con mi pantalón marrón, una remera blanca y unas botas, me paro y de repente se oye un grito, rápido bajo las escaleras para ver que pasa, no hay nada, sigo viendo y lo veo a mi hermano sentado con la cabeza baja, él tiene el pelo largo y negro hasta el cuello con una chomba blanca y un jean, él tiene trece años y yo quince. Le pregunto Jaime ¿Qué pasó? él no contesta y yo insisto ¿Que pasó?, espero un segundo y me contesta silenciosamente. Vi algo ¿Qué viste?; él me agarra la mano y sale corriendo al bosque. De repente llegamos a un lugar del bosque donde todas las plantas y el pasto estaban quemados y en el medio del desastre había un pozo y al lado del mismo había una piedra ardiendo en fuego. Jaime y yo nos acercamos lentamente y cuando estábamos llegando…
piración del pequeño dragón. Era algo mágico, una presencia inspirante, algo asombroso. No sabíamos que hacer estábamos sorprendidos y nerviosos y a Jaime se le ocurrió hacerle un corralito alrededor de el dragón y fuimos a buscar unas maderas y cuando volvimos el dragón abrió los ojos, eran de color azul claro, le construimos un corralito y cuando volvíamos a la casa juramos no decirle nada a nuestros padres. Al otro día Jaime y yo nos levantamos temprano para ir a ver al dra-
Vimos un pequeño lagarto con alas, rojo como el fuego acurrucado en sus patas, al lado de él tenía su cascarón; nos quedamos inmovilizados como un minuto, nada se escuchaba solo la resCuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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gón, Jaime buscó información de los dragones en la mitología para ver que comían y de más, cuando llegamos y lo vimos había crecido casi el doble, se había comido su propio caparazón, la piedra seguía ardiendo en fuego. Fuimos a nuestra casa y le buscamos agua y carne para que se alimentara, se la dimos y en un abrir y cerrar de ojos se la había devorado; se me ocurrió ponerle un nombre le dije a Jaime, ¿Cuál? dijo él y yo respondí ONIX y estuvimos de acuerdo. Nos fuimos a la casa y al otro día lo vimos y había crecido mucho más, era increíble. Jaime fue y trató de acariciarlo y le dije ten mucho cuidado puede ser peligroso, el se acercó con la mano adelante y Onix puso su cabeza y lo empezó a acariciar, él se dejaba y lo disfrutaba mucho, yo fui y lo acaricié también.
con él, nos, mirábamos y los dos sabíamos que al otro día no íbamos a tener que separar, yo lo fuí a acariciar y me impulsó con la cabeza hacia arriba para subirme en su lomo, me acosté sobre él y cerré los ojos, de repente sentí una brisa de aire acariciando mi cara, abrió los ojos y ví las puntas de los árboles debajo nuestro, estábamos volando sobre el bosque, era algo impresionante y descubrí que esa era la forma de que Onix fuera su hogar y de alguna forma, síquicamente le transmití a Onix lo que pensaba, aterrizamos en el bosque y fuí corriendo a avisarle a Jaime llegamos al bosque para despedirlo, lo abrazamos, emprendió vuelo y lo vimos hasta que su figura se mezcló con las nubes y desapareció, de repente se apagó la luz de la roca, la llevamos hasta el sótano de la casa y la dejamos ahí.
Pasaron unos días y Onix era demasiado grande y sabíamos que no podíamos ocultarlo más, teníamos que llevarlo a algún lugar seguro; yo ese día me quedé hasta la noche
Pasó un año y yo tuve que bajar al sótano para buscar una herramienta, el sótano estaba rojo, la roca estaba encendida. Autor: Sasha Santiago Nazar, 8º año. Dibujo: Francisco Innocenti, 8º año.
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L M J arquitos y Julián son amigos. Sus madres charlan animosamente en el banco de la plaza, ellos corren, saltan y juegan, pero su imaginación vuela, y la acción comienza.
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lindo que había en la plaza. Pero el tiempo corría y su planeta iba a desaparecer. Bajaron rápidamente del árbol y vieron ahí dos hermosos seres que les ofrecen su ayuda para que terminen de bajar.
Su planeta “enaneitors”, los envía especialmente a cumplir una misión ultra secreta y no se pueden volver con las manos vacías ya que su planeta corre grave peligro.
Pero… ¡Qué fácil era! sólo teníamos que hablar o simplemente mirarlos con ojitos de necesidad.
Una vez en la tierra, las cosas se complicaron, nunca pensaron que les costaría tanto. Probaron de todo, súper hiper armas de agua láser, rayos telepáticos y poderosos látigos invisibles, pero nada de eso les funcionó, los seres de ese planeta eran resistente a todo. Cansados de tantos intentos frustrados decidieron tomar un descanso en la inmensa copa del árbol más
Que alegría que emoción todo “ENANEITORS” festejó, el planeta se ha salvado, la misión triunfo. “ENANEITORS” necesitaba de seres especiales que les brindaran cariño, consentimiento y que pusieran un poco de orden a ese planeta que no da mas… creían poder solos pero… necesitaban de adultos que les enseñaran a avanzar. Y así Marquitos y Julián se fueron contentos con sus mamás a su casa. Autora: Dahyana Percara, 8º año.
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abía una vez un niño que se llamaba Juan, era de mediana altura y delgado, le gustaba jugar a la pelota, pero tenía unos amigos que no les gustaba jugar tanto con él, porque jugaba “medio mal”, según ellos. Un día Juan llegó a su casa y encontró una pelota en su patio que no era suya, se preguntó de quién sería. Fue a preguntarle a su abuela, ella le dijo que se les había caído a unos chicos que estaban jugando en la calle, el niño le preguntó porqué no se la había devuelto, la abuela le dijo que aún no la reclamaban. Juan no sabía de quién era y justo vino a buscarla Roberta, su compañera del colegio. Roberta le preguntó a Juan por el dueño de la pelota y Juan le contestó que no sabía porque esa pelota apareció en el patio de su abuela. Fue en ese momento cuando su abuela lo llamó para tomar la media tarde, Juan la invitó a Roberta también, para que lo acompañara. Después de tomar la media tarde Juan le dijo: “Roberta, vayamos a ver la pelota”. En ese momento sus amigos llamaron
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a la puerta, Juan sin saber quien era atendió con la pelota en la mano, sus amigos le preguntaron qué hacía con la pelota de José, uno de los chicos que había faltado, él les respondió que no sabía, hasta ese momento, a quién pertenecía. Les explicó que había aparecido en su patio, de un momento a otro. Los amigos no le creyeron, pensaron que se la había robado y empezaron a culparlo. Juan se ofendió, dándole una trompada a Miguel, uno de sus amigos. Miguel se puso a llorar, los otros comenzaron a alejarse y le dijeron que no iban a ser más sus amigos. Juan se puso triste y su amiga lo consoló, le dijo que no se hiciera problema, que eran chicos malos y que no le convenía juntarse con ellos, Juan le dijo que eran sus únicos amigos y que si se peleaba con ellos se iba a quedar solo y sin amigos, Roberta le dijo que no porque la tenía a ella como amiga. Juan le dijo que como ya sabía de quien era la pelota que la fueran a devolver, Roberta lo acompañó y la devolvieron, José le dijo que gracias, que no había problema y se hizo amigo de Juan. Autor: Gastón Pereyra 8º año Dibujo: Ignacio Acevedo, Jardín.
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ace exactamente un año, mi millonario cliente y amigo de hace dos días, me había invitado a su décima novena fiesta de aniversario con la señora Mariana. Yo fui, sabiendo que iba a haber un gran buffet. En la mitad de la fiesta de aniversario de mi amigo millonario Paco, se apagaron las luces, se sintió un grito y se volvieron a prender: todo en un minuto. Susana había desaparecido. Alguien había secuestrado a Susana (la hija de Paco). Todos los invitados estaban muy asustados. Yo, como buen amigo de Paco y casi detective privado del INDA. (Instituto del Desaparecido de la Nación Argentina), tendría que averiguar quien era el secuestrador y traer de vuelta a su hija antes de que le hicieran daño. El señor Paco echó a todos los que estaban en la fiesta mientras los correteaba con un bate, pero Homero se quedo para acompañarlo con aquel dolor (aparte paco lo había noqueado de un golpe con el mencionado bate). En el momento del crimen, los presentes en aquella sala eran: la doctora Laura Gujas, el señor Mario Bross, mi vecino: Armando, el sexólogo Homero, mi amigo Paco y yo. Uno de nosotros era el culpable. Yo tenía la conciencia limpia, no estaba totalmente borracho aun, sabía que no había cometido aquel terrible delito. Mi amigo Paco tampoco, ya que era su propia hija. Entonces los restantes eran Homero, Mario y Armando. A la mañana siguiente Homero me dijo que escuchó que la Señora Laura le decía al Señor Armando que tenía a Susana escondida en el desván y que iba a cobrar millones de unos terroristas por ella, o algo así. Fui a la casa de Laura inmediatamente y miré sin hacer ruido a través de su ventana; se encontraba Laura sola, llorando y chillando en forma tan insoportable, Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
fuerte y agudo que yo caí noqueado. Cuando desperté, oí que me llamaban al celular. Mario Bross me había mandado un mensaje de texto comentándome que había oído disparos en la casa de mi amigo Paco y que los de la policía no querían ir a ver, porque estaban en su hora de almuerzo. Corrí muy apurado a la casa de mi amigo Paco (el millonario). Cuando llegué me di cuenta de que yo había llegado tarde. Paco mi amigo y cliente millonario, estaba tirado en las escaleras con un disparo en el corazón. Escuché unos gritos que venían del comedor. Fui hacia allí y estaba la Señora Mariana atada en una silla y me dijo que Homero era el culpable del secuestro de su amada hija y del asesinato de mi amigo Paco. Después me pidió que la liberara. Ya que odio a esa mujer, le tapé la boca con un trapo que encontré tirado en la basura, no me moleste en desatarla y me fui de la mansión. Ahora empezaba a comprender todo: la noche del secuestro Homero fue el último en irse, porque se iba con Susana escondida y no porque Paco lo había noqueado. Con la excusa de ir al sanitario, el hombre escondió a la chica (imposibilitada del habla, ya que había sido noqueada con un bastón, por lo tanto, inconsciente) en el baúl de su auto. Para asegurarse de que mi amigo Paco no sospechara, me alejó desviando mis sospechas hacia Laura Gujas y Armando Porros con una ágil mentira. Esto sirvió también para entretenerme en la casa de mi querida doctora, mientras el delincuente asesinaba a mi amigo. Desgraciadamente, no volvieron a ver a Paco Mertela ni a Susana otra vez. Hay rumores de que tomaron un crucero a Estados Unidos, donde comenzaron una nueva vida. Autor: Augusto Petit de Maurville, 8º año. 153
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na noche como todas, después de un agotador juego de escondidas, manchas y todas esas cosas de chicos que solíamos hacer, decidimos, en medio de las calle, hacer un enorme fogata, donde todos los chicos nos encontrábamos reunidos. El grupo estaba conformado por chicos y chicas de 12 y 14 años, que siempre desde muy pequeños nos habíamos juntado para jugar, charlar de cosas importante como lo que pasaba en el barrio, en el colegio. Y en las fogatas nos juntábamos, contábamos chistes, historias de terror. Todos los sábados 23 de cada mes, nos reuníamos en la calle para la gran fogata, nos sentábamos alrededor del fuego y quien empezaba a hablar era Juan, como siempre a contar sus chistes sarcásticos, gallegos y por último chistes racistas, rápidamente seguía Romina, una chica de cabello rubio, rizado y sus ojos verdes, que le gustaba hablar de las cosas que le pasaban en el colegio, como se rateaba y las travesuras que le solían hacer a la maestra, después de morirnos de risa, un silencio largo y vacío se quedaba en el ambiente, hasta que una vos retumbante nació del fondo, era la vos de Julieta, la chica mas chismosa de todo el barrio y me parece que de la Argentina, quería decir algo, parecía muy importante, y por fin dijo: -La casa de Doña Juana, la vieja insoportable –agregó- está en venta . Por el momento muchas caras se llenaron de una sonrisa profunda, al pensar que ya no se tendrían que privarse de pisar el pasto, jugar a la pelota en la calle, y hacer un mínimo ruido en la siesta.
un alboroto, se escuchaban voces que hablaban a la vez, no se entendía nada. Entre todos habían quedado de hacer un gran baile de bienvenida!. Todos iban a portar algo, las chicas trajeron comida, y se habían encargado de hacer carteles y decorar el salón de la fiesta y los chicos trajeron bebidas. Al día siguiente todos a la noche esperábamos la llegada de los nuevos vecinos, sentados en el cordón de la vereda, charlando y imaginando como serían, cuando de repente llegó una limosina negra, y de ahí salió una mujer, con un traje reluciente, y un chico con camisa y corbata, después de que entraron a la casa, los comentarios sobraban. Las chicas sugirieron que nos fuéramos a presentar, parecía que el chico tenía nuestra edad. Así lo hicimos nos dirigimos a la casa de los nuevos vecinos, tocamos la puerta, salió el chico, hola, nos apresuramos a decirle, nosotros somos sus vecinos!!!. El chico rápidamente dijome llamo Lucas, y vengo desde un pueblito de Buenos Aires, todos al mismo tiempo, empezamos a decirle nuestros nombres, vimos la cara de confusión de Lucas. Carla, por fin, agregó al silencio:les tenemos una bienvenida para toda tu familia, ¡Vamos! Lo llevamos al baile donde tuvimos la oportunidad de conocerlo mejor, era como uno de nosotros, los chicos que creían que eran una familia extraña, estaban equivocados. La madre de Lucas, Miriam, se llevó muy bien con todas las madres del barrio, y al poco tiempo inauguraron un negocio de pastelería entre todas.
Laura una de las chicas, agregó: - Bueno, pensemos que podemos hacer para recibir los nuevos vecinos.
Y con Lucas nos hicimos muy buenos amigos y nos divertimos mucho en las grandes fogatas de los sábados.
Todos empezaron a tirar ideas, era todo
Autor: Emilia Rivas, 8º año.
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stábamos cansados, acabábamos de llegar de caminar kilómetros y kilómetros… no podíamos más, no teníamos agua ni comida… El Coronel Mateo era el único con esperanzas. Yo, que era el cabo de la tropa, fui a llevarle el informe al Coronel, no lo había visto hacía como una hora, él debía estar en su choza arreglándola a su gusto… Cuando llegué, golpeé la puerta, esperé unos minutos, y no escuché nada, insistí dos veces más, y nada… Me desesperé tanto que entré para ver que pasaba…, él no estaba… Salí buscándolo, les pregunté a muchas personas si lo habían visto, nadie sabia nada. Salí en busca de él, me metí por la selva a ver si encontraba rastros. No vi nada, cada vez me alejaba más del campamento. Después de una media hora caminando, empecé a ver unas tropas enemigas ¡Eran millones! Empecé a correr en dirección a ellos, no podía pensar en la idea de que ellos tengan al Coronel, algo tenía que hacer, llegué a un lugar donde me podía esconder, y tenía buena
vista, saqué los binoculares para ver mejor. Ahí lo ví: estaba atado a un palo, y había un grupo de al menos 10 militares rodeándolo. No podía ver bien porque los hombres me tapaban. Se me ocurrió una idea, si tiraba una bala al aire, los hombres se alarmarían, y correrían, apenas disparé, los hombres se fueron a fijar que había sido, estaban alarmados. Ahí pude ver con claridad, estaba un hombre apuntando al coronel, traté de dispararle, pero si le disparaba lo iban a matar al Coronel. Salí corriendo rogando que no le hicieran nada. Cuando llegué, les dí la orden de avanzar a los soldados, nadie me hizo caso, insistí, hasta que tuve que decir lo que había pasado, en ese instante, los soldados se levantaron y empezaron a marchar hacia el oeste, donde se encontraban los enemigos. En cuanto llegamos, se desató la guerra; y cuando todo terminó, el Coronel estaba almorzando con nosotros y estábamos planeando el regreso a casa. Ahora soy un hombre viejo, contándole a sus nietos una historia vivida. Autor: Joaquín Ros, 8º año.
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adie es como yo, todas las personas de este mundo, son diferentes.
Yo soy Mariana, en mi barrio yo no tengo estilo, ni fama, soy una persona común. Tengo 14 años, soy alta, ojos color miel, pelo ondulado color castaño con reflejos dorados. En mi barrio somos 6 chicas incluyéndome, y 7 chicos, tenemos actividades diferentes por ello es raro que nos juntemos. Pero he conocido un chico que está en mi escuela y a la vez vive cerca de mi casa. Me he enamorado perdidamente, entonces voy a intentar saber algo de su vida. Tiene pelo largo, ojos marrones, con pecas, manos grandes y fuertes. Todas mi compañeras, bueno, casi todas mis compañeras gustan de él y también algunas chicas de mi barrio. Cuando es de noche yo me conecto siempre y descubro que está él, comienza hacerle preguntas para saber que edad tiene, cómo es, pero en ningún momento le cuento quién soy, para que no sospeche. Al día siguiente nos volvemos a conectar de nuevo y comenzamos a tener una charla de diferentes cosas, con el correr del tiempo comenzamos ha hacernos más preguntas íntimas, una de ellas es ¿De quién gusta? y él no contesta. Al contrario el pregunta quién soy yo, pero yo contesto estoy en tu sala. Una mañana cualquiera él me empieza a hablar cosas no muy interesantes, pero a mi se me llena el corazón. Cuando me ven mis compañeras vienen corriendo y el se va. Ellas me dicen que no me acerque. Me pongo triste. En el recreo caminando, él se acerca y me pregunta mi correo electrónico y le invento cualquiera. Cuando salgo de la es156
cuela llegué y me pongo a crear el mails que le dí, cuando termino de crearlo me meto y ahí estaba él, de suerte que tenía dos computadora en mi habitación, en la otra puse mi verdadero mails, también estaba él en la dos máquinas. En la segunda máquina me preguntó si me conocía y le contesté que sí, en la primera me puso que estaba chateando con alguien que estaba en su grado pero que no sabía quien era. Estaba nerviosa, muy nerviosa, no sabía que hacer, decirle la verdad o no. Al otro día en la escuela me dijo que no sabía quien era la otra persona, pero no se me ocurrió otra cosa que decirle que se fijara bien en la sala quien era la que lo perseguía. En historia teníamos que trabajar en grupo de a dos él me eligió y no le pude decir que no, todas mi compañeras me tenían envidia. Al termino del día escolar, durante el trabajo me preguntó si podía ir a mi casa, yo le contesté que sí. Cuando llegamos a mi casa pasamos a mi habitación donde nos pusimos a hacer las tarea de la escuela y vió que tenía dos computadoras, me preguntó si podía utilizar alguna y yo no me dí cuenta que le presté, la que tenía el correo inventado. Además cometí el error de colocar mi clave verdadera para ver que mensajes tenía. En la conversación me dijo que gustaba de una chica de su curso, que era linda, buena, muy hermosa y yo le pregunté quién era, hubo una pausa de dos minutos pero por fin me dijo quién era. ¡Me quedé helada muy helada!. ¡Era yo!, se hizo otra pausa esta pausa era muy profunda y duró veinte minutos que parecieron una eternidad, él me preguntó de quién gustaba y se dió vuelta y vió el Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
correo. Apagó la máquina se levantó y me dijo adiós, yo le pregunté porqué se iba. Él no me respondió. Pasaron unos cuantos días y ni me hablaba yo estaba desesperada no sabia como hacer para que me mirara, sentía que mi corazón se estrujaba en todo momento. Un día me agarró del brazo y me dijo que quería hablar conmigo, mi corazón saltaba de alegría, pero sabía que tenía que enfrentar el problema. Decidimos juntarnos en la plaza del barrio a las 17 horas. Comenzamos a hablar en forma tranquila y él me preguntó por qué le había mentido. Yo tenía un miedo tan grande pero enfrenté mi problema y decidí decirle la verdad, que el me gustaba y le comencé hablar de mis sentimientos y a contarle que las compañeras del grado gustaban de él y también las del barrio y yo no sabía como enfrentarlo y por eso inventé lo del mail. A la mañana siguiente en la escuela, no se me quitaba de la cabeza lo que había pasado el día anterior, me acerqué a él y comenzamos a charlar porque nos dimos cuenta que no importaban las personas de alrededor. A la tarde fuimos a la plaza, caminamos tomados de la mano pensando lo hermoso que era estar junto haciendo planes para el fin de semana. Pero mi corazón continuaba muy triste porque no podía abrirme en forma completa porque tenía un secreto que no me dejaba tranquila. Él me preguntó si quería que me besara, no lo pensé dos veces, y dije que si, cuando nos estábamos besando dos de sus compañeras y una vecina que pasaban por ahí nos vieron.
Entonces el salió a defenderme y decirles que los sentimientos no tienen dueño y menos el corazón, que él la quería a Mariana y que no iba a soportar más que se metieran en su vida. Las compañeras y vecinas estaban tan enojadas que le hicieron algo terrible, que ellas nada más sabían. Le dijeron al chico que el padre de Mariana estaba muerto, él no lo sabía, porque era el gran secreto que tenía y no sabía como decírselo. Ella se puso a llorar y se fue corriendo, él también salió corriendo tras ella mientras las chicas se reían con todas sus fuerzas. El joven llegó a la casa de ella, le preguntó a la madre que estaba regando si vió a Mariana, la madre le dijo que no, solo sabía que se había ido a la plaza y no había regresado. Le dió las gracias y se fue. A la noche él fue a la casa de Mariana, la madre le preguntó si la había visto porque no había vuelto. Volvió muy preocupado a su casa. Ella caminaba por las calles de barrio pensando como enfrentar el nuevo problema que se les presentaba. Y lo decidió se fue a casa de él y le preguntó si esta situación le molestaba, ya que a la madre de Mariana siempre sintió que esas cosas no le caían bien. Al escuchar cuál era el problema de Mariana, él la abrazo profundamente, le dijo que no se preocupara. Al final se besaron muy enamorados y la invitó a su casa para que la llamara a su mamá para tranquilizarla y preguntarle si se podía quedar a cenar y a dormir. Autor: Victoria Salomone, 8º año.
Se enojaron mucho, entonces lo separaron de mí, le preguntaron por que le hacía esto, si sabía que ellas gustaban de él. Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
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a nave había despegado para investigar el nuevo planeta. El viaje fue mas corto de lo esperado. Uno de los tripulantes no bajó al planeta porque sentía desconfianza. Los astronautas bajaron al planeta, y examinaron la superficie. Era muy seca y polvorosa, encontraron una especie de sedimentos y plantas muertas. Los tripulantes suponían que era una roca o algo así. Como había una especie de plantas muertas supusieron que debía haber vida en el geoide. Decidieron tomar una muestra para investigar en la tierra. Dieron por terminada la misión emprendiendo el regreso a la nave. En un transcurso de regreso quedaron enmudecidos y contemplando un resplandor muy brillante a lo lejos. Uno a uno fueron cayendo en el suelo muy cansados. Mientras dormían plácidamente seres extraños los llevaron a su tribu. Despertaron con un horrible dolor de cabeza, dentro de una especie de carpa de tela que se abrió de repente. Uno de los habitantes con forma de fantasma, pero en color negro y con mascaras de la “tribu” los invitó a comer. Intentaron hablar su extraño lenguaje pero lograron entender muy pocas cosas: el sabio de la tribu explicaba que hace miles de años un ser extraño de muchos brazos y patas vino al pueblo y los maldijo por su nuestra vida muy próspera y completa. Dijo también que maldijo a los habitantes transformán-
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dolos en esas horribles cosas. Una vez cada un tiempo determinado, la maldición regresa hipnotizando a la tribu y destrozando todo lo que se ponga en su camino. El sabio dijo que en esa forma espectral la luz solar los daña viviendo totalmente en la oscuridad. Los más fuertes de la comunidad se arriesgan a buscar alimento para todos, pero la mayoría de las veces mueren en el intento ya que en el planeta solo hay unos minutos de noche, por lo que es casi imposible esa tarea. Uno de los niños de la tribu predijo que se acercaba un eclipse alterando a todo el mundo. El sabio predijo que ese día se transformarían, advirtiendo que cuando llegue el sol a la tribu terminarían destrozándolo todo. Era necesario dejar la aldea cuanto antes, los tanques de oxígeno no durarían mucho mas de dos horas; el sabio les comentó que les daría a los aldeanos un suero que los inmovilizaría por un breve período de tiempo, pero sería necesario que escaparan lo antes posible. Les fueron entregadas unas antorchas de forma extraña no con fuego sino con el mismo resplandor que los adormecía. Les recordó que ellos eran débiles a ellos por lo que les predijo que no lo miraran de cerca, advirtió que cuando ellos se alejaran, por cualquier cosa si eran amenazados por ellos que lo lanzaran hacia ellos. Era su única debilidad en ese estado, también advirtió que la luz lunar durarla mas por el eclipse. Emprendieron el viaje a la nave Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
viendo lo último que verían de la aldea. A mitad del viaje de vuelta se produjo completamente el eclipse, sabiendo lo que sucedería apuraron el viaje. Vieron los monstruos antes que los habitantes de la aldea, el tripulante que no había bajado había salido en su búsqueda por la tardanza. Subieron al vehículo espacial, llegando a la nave. La pusie-
ron en marcha y fueron atrapados por los habitantes convertidos. En un intento desesperado por salir se perdió la antorcha. Desesperados usaron el botón del hiper-vuelo escapando de los monstruos que trataban de devorarse la nave. Llegando a la tierra decidieron no hablar de esta horrorosa experiencia. Autor: Agustín Teruya 8º Año Dibujo: Julián Cordón, Jardín.
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EL PAYASO GRITÓN
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abía una vez, en una lejana y extraña ciudad, una linda casita donde vivía un gran payaso de muy buen corazón. Él era bueno, lindo y agradable pero tenía un problema: los niños no lo aguantaban porque él era muy pero muy gritón. Cuando se enojaba la primera reacción que tenía era gritar, y los niños se enojaban mucho. Al principio los niños lo aguantaban pero luego se cansaron y ya, muy pocos niños iban a visitarlo y a ver sus shows. El payaso estaba cada vez más triste y gritón. Solía estar solo por su jardín y a veces salía a la plaza, después limpiaba y ordenaba su casa. Luego cuando nadie iba a visitarlo, no limpiaba ni ordenaba, tampoco se bañaba y comía muy poco. Se la pasaba tirado en su jardín o en un banco de la plaza. Después de varias semanas ya ni sé o reconocía, su casita llena de juventud se volvió triste y solitaria, sin sentido, igual que el payaso que se la pasaba durmiendo. No lo saludaban y los niños cuando lo veían se iban corriendo del susto. Su vida era un desastre y cada día que pasaba empeoraba más y más. Un día de enero llegó a la ciudad una linda niña de ojos azules, rubia y muy amorosa y simpática pero ella por dentro estaba muy triste porque se burlaban de ella porque tenía aparatos (de ésos para corregir los dientes). La niña no conocía mucho de la ciudad entonces sólo iba a la fuente de la rotonda central de la ciudad a escribir porque le gustaba el rocío de las flores rojas de la fuente. Luego, en una excursión del colegio pasó por la plaza donde estaba el payaso, como siempre, durmiendo. Todos los niños se ale160
jaron asustados pero ella no, porque aparte de ser bueno era muy valiente, de todas maneras la niña no le tenia miedo o asco al payaso como los otros niños, ella le tenía mucha compasión, pena y ternura. La niña entonces, empezó a ir a escribir cuentos a las plazas y siempre que veía al payaso le sonreía con compasión y pensaba que algún día él seria su amigo. Ya habían pasado varios días que la niña no iba a la plaza y cuando por fin fue se decidió a hablar con el triste payaso. Al encontrarse la niña no sabia que decir entonces dijo lo primero que se le ocurrió: -¿Por qué tan triste? El payaso sorprendido de que alguien le hablara y se le acercara, preguntó: -¿No tienes miedo de mí? ¿No te causo horror? La niña con ternura contestó: -No, yo quiero ser tu amiga. ¿Por qué estás tan triste? -Porque nadie me quiere.-Contestó con melancolía. -¿Por qué? -La niña insistió. -Porque grito mucho y a los niños no les gusta. Pero ahora aprendí a no hacerlo, pero igual los niños no me quieren. -Yo voy a hacer que todos te perdonen y vuelvan a quererte. -Yo me ofrezco a cualquier cosa total no tengo nada que perder. La niña empezó por arreglar al payaso y bañarlo luego arregló la casa, la limCuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
pió y la ordenó toda. Cuando el payaso estaba más animado decidió volver a ser querido por la gente del pueblo y los niños. La niña organizó una gran fiesta para presentar al renovado payaso en la casa de él y tuvo que convencer a mucha gente porque todos estaban enojados con el payaso. Pero con la cara de la niña y sus hermosas palabras convenció a todos. Cuando llegó el gran día de la fiesta todos asistieron a la casa del payaso a la hora acordada y él comenzó su show. Primero dijo unas palabras para pedir
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disculpas por su antigua actitud y su mal comportamiento pasado, después empezaron los chistes y las carcajadas y así mantuvieron todo el espectáculo. Cuando terminó, la gente quedó tan feliz que perdonaron al payaso y volvieron a ser amigos y entendieron que el payaso había cambiado. Él agradeció su perdón y a la niña por haberlo ayudado. El payaso siguió realizando sus shows y por mucho tiempo hizo feliz a muchos niños Autor: Florencia Valles, 8º año. Dibujo: Naomi Palacios Jardín.
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E l viejo Grimes era un anciano de más o menos 70 años. Vivía en una antigua granja del norte de Texas. A pesar de que esta granja ya no producía nada, seguía viviendo en ella. Era un hombre ermitaño que sólo salía de su casa cuando la situación lo ameritaba. Prefería su privacidad.
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Grimes perdió noción del tiempo observándolo y no se dió cuenta que empezaba a oscurecer, el sol caía y el viento empezaba a soplar violentamente. De pronto los espantapájaros comenzaron a danzar al compás del viento. El anciano retrocedió y corrió a buscar el arma que guardaba en su casa.
En los tiempos que la tierra producía, la mitad del terreno era un maizal que rodeaba la casa.
Eran las nueve de la noche y junto fuerzas con una mezcla excesiva de alcohol y tranquilizantes. Cuando salió empezó a abrir fuego contra los muñecos, pedazos de paja volaban por doquier.
En la actualidad ese sembradío abandonado le causaba desconfianza. De día no tenía problemas en habitar esa casa ya que el sol iluminaba todo el campo, y el viejo Gimes aprovechaba ese paisaje, era el lugar especial para leer mientras fumaba su pipa. Durante la noche todo cambiaba. Aterrorizado cerraba todas las entradas con candado y seguro. Temblaba al pensar que algún inofensivo espantapájaros lo destripara mientras dormía o se bañaba. También tenía terror al ver la sombra de los muñecos proyectada en el interior de la casa por la luz de la luna. Dormía gracias a los somníferos y sólo por ellos podía conciliar el sueño. Una tarde, mientras caminaba por los alrededores de la casa decidió que era un buen día para deshacerse de los espantapájaros. Se acercó a uno de ellos y vio sus grandes ojos de botones y su boca terroríficamente cosida, su ropa harapienta por el ataque de los cuervos y el paso del tiempo.
En ese mismo momento el sheriff del lugar se acercó alentado por los ruidos de los disparos. Desenfundó su arma en el momento que sintió un impacto en el pecho; miró la herida y al dirigir su vista al frente recibió el segundo balazo en la cabeza. Grimes reaccionó y cayó en la cuenta del asesinato que había cometido. Pasaría el resto de sus días en prisión. No lo pensó demasiado y colgó el cadáver del policía sobre el soporte de uno de los espantapájaros. Luego giró y miró la cara burlona de uno de los muñecos con sus grandes ojos. Creyó oír una voz chillona que provenía del muñeco. Retrocedió y preso de un infarto cayó golpeándose de manera mortal con un cerco. El viejo Grimes murió mirando los ojos de botón y la boca burlona cosida del espantapájaros. Autor: Agustín Acevedo 9º Año
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odo empezó cuando Roberto Beltrán contrajo matrimonio con Hortensia Peralta, del cual nació una niña, Rosa Tereza Beltrán. Transcurrieron cuatro años de matrimonio donde comenzaron problemas familiares entre Hortensia y Roberto. Cuando Rosita tenía cuatro años se divorciaron y la niña después de andar de casa en casa de parientes, terminó con su abuela materna Petrona, con ella vivió un año y medio, muy felices compartían cada momento agradable y la niña adoraba a su abuela. Hortensia, por esos tiempos, se había enamorado de otro hombre llamado Manuel Torrez, en poco tiempo se juntaron y Hortensia se embarazó. Así nacieron mellizos, un varón y una mujer. Hortensia seguía con la idea de recuperar a su hija, hizo lo imposible para quitársela a su madre, y finalmente lo logró. Habían decidido con Manuel, cambiarle el nombre y apellido a la niña, como si volviera a nacer, lo que Hortensia quería es que todos llevaran el mismo apellido, pero no habían pensado que en el futuro, algún día podía enterarse Rosita. Al principio, los primeros años, todo fue bueno parecían una familia ejemplar. Nacieron dos hijos más. Mónica y Martín. En total eran cinco hermanos, Hortensia y Manuel se separan de una convivencia de siete años. Hortensia comenzó a trabajar y rosita se encargaba de sus hermanitos. Así transcurrieron vaCuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
rios años y Rosita se enamoró muy joven, se casó y su matrimonio fue un desastre. Terminó separándose con cuatro hijos varones. En esos momentos tan angustiantes se entera que su verdadero padre era Roberto Beltrán donde decide viajar a Buenos Aires, donde se había ido a vivir cuando se había separado de Hortensia. Es aquí donde Rosita termina de confirmar algunas dudas que ella tenía por el trato que su padrastro le daba muy distinto a sus hermanitos. Su abuela en algún momento le había querido comentar pero Rosita no le tomó interés. Su padre verdadero se reúne con ella y en ese momento ella tenía 23 años, recién separada y con muchos problemas. Roberto le contó la verdadera historia y fue muy traumático para Rosita, su nombre le habían cambiado y se llama Adriana Rosa Torrez, qué gran dolor tuvo Rosita, tenía dos nombres y el gran dolor de haber vivido rodeada de mentiras, lloraba desconsoladamente. Su papá quedó destrozado, el también había formado otra familia. Rosita decidió vivir con eso porque ya no podía hacer nada, habían muchas personas involucradas y si ella decidía llevarlo a la justicia iba a mandar a su madre a la cárcel, cosa que no quería porque no entendía cuál era el motivo del cambio de identidad, y no se quería enfrentar a su madre; cuando en una gran discusión se lo pregunta muy bruscamente, la madre comenzó a decirle historias 163
que no eran creíbles porque Rosita ya había hablado con su padre, con el cual se comunicaba a menudo telefónicamente, eso la llenaba de alegría. Ella comenzó una relación con Ángel y sus cuatro hijos, es como que la historia se repite pero ella en ningún momento se le ocurre cambiarles la identidad a sus hijos. Rosita nunca más pudo tener una buena relación con su madre, no le perdonaba el
cambio de identidad a su madre porque no aceptaba a su padrastro que fue un hombre muy golpeador y malo. Hortensia todo el tiempo quería disculparse con su hija, pero no lograban llegar a un buen diálogo, Rosita siempre se aferraba a su abuela que había sido la figura que más la llenaba de amor y la había apoyado mucho, pero Petrona fallece y Rosita estaba desconsolada, pero todo ese vacío lo llena Ángel, su actual matrimonio. Autora: Estefanía Ayaviri 9º
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n una tribu de indios, se creía que todo lo terrenal se apegaba a la magia. El tótem, o jefe, era Huepaquel, padre de dos hijos: Hitapuan e Itahue. Huepaquel también era el mejor mago y hechicero su la tribu. Huepaquel llegó a los 76 años sin la misma fuerza, agilidad y capacidad mágica, que cuando era más joven. Es por esto que se vió obligado a ceder el trono a uno de sus hijos. Para ello les dió una prueba para poder ser el tótem de la tribu: les dijo que tenían que encontrar a una mujer que los acompañara para toda su vida y el que más feliz fuera, se convertiría en el nuevo jefe. Hitapuan se casó con la hija del jefe de otra tribu para impresionar a su padre. Entre Hitapuan y su esposa Paqueleitu, había algo muy raro, sé escondían cosas, se mentían. Hitapuan creía que su padre no lo sabía pero en realidad, Huepaquel hacia mucho tiempo que se había dado cuenta de su relación familiar. Su hermano tardó más en encontrar el verdadero amor pero finalmen-
te lo logró. Su nombre era Banjula: una chica de su tribu. Era linda, lista, amable y sobre todo se amaban desde el primer día en que se vieron. Su padre notó que Itahue había encontrado su verdadero amor. Y así llegó el día en que Itahue se convirtiera en el jefe de la tribu… Su padre ante toda la tribu dijo: -¡Itahue merece ser el jefe de esta tribu por demostrar que es maduro, listo, y fuerte para enfrentar cualquier peligro! Yo creo que la tribu estará muy bien con él. Por último dijo: -¿Prometes cuidar a tu tribu y a tu esposa, con toda la lealtad del mundo? Itahue dijo: -sí, padre. Y abrazó a su padre y a su esposa. Pasaron dos años e Itahue tubo una hija llamada Sol, en honor a su madre y a su hijo, nacido posteriormente le puso Huepaquel, en honor a su padre. Y la tribu fue conducida más que bien por este joven heredero. Autor: Nicolás Bastias, 9º año.
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abía una vez una película de autos de carrera, estaban los corredores participado en una carrera. El primer auto comenzó a ganarles al resto de los otros autos y después en una curva se tocaron y se
despistaron. El banderillero agitó la bandera amarilla y detrás de los autos venía el auto de seguridad. Luego el banderillero puso bandera verde y los autos siguieron girando en la pista y el primer auto se llevó la victoria. Autor: Maximiliano Belardinelli, 9º año. Dibujo: Lucas Guiñazu, Jardín.
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a no lo soporto más, tengo que contar lo ocurrido esa noche antes de que algo más pueda pasar.
Era una noche común como estábamos acostumbradas salimos a comer y después a bailar. Todo iba bien pero pronto eso estaba por cambiar .Luego de un rato nos separamos y quedamos en encontrarnos después de una hora. Y así fue, nada más que al reencontrarnos faltaba Ángeles. Según una de las chicas, Sof ía, Ángeles se sentía mal y decidió volver a su casa. La verdad es que en ese momento no me pareció raro porque Ángeles se enfermaba seguido y no sería primera vez que nos dejaría solas. Así que no me preocupé y decidí que a la mañana siguiente la llamaría por teléfono. En la mañana, como había dicho, llamé a Ángeles pero algo muy extraño pasó: su madre me atendió y me dijo que estaba muy preocupada porque no había llegado todavía a casa; le conté lo sucedido quedamos, en llamar a la policía e inmediatamente, al cortar la comunicación, lo hicimos. Era raro que Ángeles no apareciera porque siempre avisaba adónde iba, con quién, a qué hora llegaba pero en este caso no había señales de ella por ninguna parte. Ya había pasado un mes y una horrible noticia llegó: el cuerpo sin vida de Ángeles fue encontrado cerca de un zanjón. Me pareció muy raro porque en el lugar que la encontraron no quedaba en el camino hasta su casa. Comencé a investigar que fue exactamente lo que había pasado según mis amigas la última persona con la que estuvo fue con Sof ía. Fui a lo de ella pero no había nadie así que decidí ir a la casa de Ángeles. Llegué y me puse a mirar sus cosas; entre ellas encontré algo horrible. Una carta de SoCuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
f ía donde decía que si ella no se alejaba de Mariano (el novio de Sof ía), algo malo iba a sucederle. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, no lo podía creer. Entonces lo entendí: Sof ía debía ser la asesina de Ángeles. Seguí buscando pero no había nada más en la habitación así es que decidí entrar en la casa de Sof ía para averiguar la verdad. Hasta el día de hoy me arrepiento de haber entrado allí. Era horrible estaba toda la habitación llena de fotos de todas nosotras, pero dos de ellas estaban rayadas, una era la foto de Ángeles y la otra era de María. Escuché que alguien entraba y salí por la ventana. A los pocos días María apareció muerta. Ya era mucha coincidencia no podía seguir con esto y fui a la policía a contar todo lo ocurrido, ellos registraron la casa pero para mi sorpresa no había nada, la habitación estaba en blanco. Creí entonces que todo había terminado pero recibí una llamada perturbadora diciéndome que si decía algo iban a matarme; pero yo estaba decidida a terminar con esto y le conté a la policía lo de la llamada e interceptaron la línea telefónica. Debo terminar de contar la verdad Sof ía asesinó a Ángeles y a María. Pues ella está desequilibrada y alucina con que su novio la engaña con sus amigas y por eso decidió matarlas. ¡Oh por Dios está aquí! Sof ía El cuerpo de Sof ía fue encontrado colgado de la ventana según reportes médicos sufría de doble personalidad. Autora: Paula Echegaray 9º año.
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HORROR EN LA RUTA
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ransitaba por la ruta que me llevaría a la casa de mis padres, a los cuáles no veía desde hacía un largo tiempo. Era la primera vez que iba por este camino y me pareció bueno, pues había pocos autos y podía ir ligero. El único inconveniente era que las estaciones de servicios estaban muy alejadas unas de otras, y un problema con el vehículo me significarían muchas horas de espera. Parecía una tarde que iba a ser soleada, sin embargo y sin previo aviso, comenzó a llover y un gran viento se levantó. Era tan fuerte que lograba mover el auto hacia un costado; incluso hasta tenía miedo de que me hiciera chocar con otro vehículo que venga del lado contrario. También hacía que se agiten las hojas de los árboles de tal manera que me mareaban y lograban desconcertarme. Pasaron los minutos; la lluvia se hizo más fuerte y ya no podía ver los letreros que pasaban a los costados. El manejar se me hacía cada vez más dificultoso e incluso el volante se me escapaba de las manos, como si el viento mismo condujera el auto hacia mi destino. El caer de las gotas de lluvia sobre el auto era tan intenso que no me dejaban escuchar ni siquiera el motor, entonces encendí la radio. Oí en las noticias que los vientos superaban los ciento veinte kilómetros por hora y por esto, decidí disminuir la velocidad. Creía que yendo más lento no tendría ningún problema 168
conduciendo, pero me equivoqué. De repente un golpe seco se sintió sobre el parabrisas y un alarido retumbó. El miedo me invadió, pues había atropellado a alguien. Frené y detuve el motor. Me quedé inmóvil en el auto; me pareció que pasaron unos minutos y miré hacia el parabrisas: había sangre, pero ninguna marca de un golpe... Mi mirada permanecía sobre la sangre. Abrí la guantera muy nervioso, tomé el impermeable y me lo puse. Jamás había tardado tanto en abrir la puerta del auto... tenía miedo de enfrentarme a la realidad. Ya afuera comencé a buscar a quien había atropellado, pero ni siquiera había rastros de que algo hubiera pasado allí. Estuve unos minutos recorriendo el lugar, pero no encontraba nada. ¿Podía ser que lo que atropellé se haya escapado? Regresé al automóvil y sorprendido, vi manchas de sangre sobre el asiento; pero rápidamente me tranquilicé, pues seguramente cuando abrí la puerta del auto las gotas sobre el parabrisas habían entrado. Encendí el vehículo y continué con mi camino. Me auto convencí de que no podía haber sido una persona lo que había atropellado, pues nadie sano estaría en el medio de la ruta vacía con una gran tormenta. Ya me sentía mejor, casi no estaba nervioso, pero no sabía que esto recién comenzaba... El auto se detuvo justamente cuanCuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
do un aterrador rayo se disparó. Me bajé del auto sin impermeable, pues no me importaba, igualmente estaba todo mojado. Logré llevar el auto fuera de la ruta y luego entré nuevamente. En ese momento decidí quedarme a dormir allí, pues ya oscurecía. Comenzaba a dormirme, pero un extraño ruido me despertó. La lluvia había parado y ya era de noche. Miré hacia el asiento trasero, pero no había nada, entonces me quedé atento, esperando otra vez ese ruido. Pasaron varios minutos y nuevamente se repitieron. Estaba desconcertado, me intrigaba saber de dónde provenían los ruidos y entonces decidí salir del vehículo. Miré el auto desde todos los ángulos, no parecía haber nada anormal, hasta que noté que del baúl un hilo de sangre se desprendió. En voz alta me dije “¿Todavía quedó sangre de lo que atropellé?” Era imposible, pues la colisión había sido de frente. Vi algo que se movió dentro del auto, y no tuve dudas, alguien estaba allí. Abrí el baúl para buscar un hacha que siempre llevaba, pero no se encontraba. Mantuve los ojos abiertos y dirigidos al coche; nuevamente vi un movimiento en el interior e instantáneamente el corazón comenzó a latirme fuertemente. Tomé un palo del suelo para pegarle a lo que haya dentro del vehículo y sin esperar, abrí la puerta trasera, pero alguien saltó sobre mí, tirándome al suelo. Lo pateé y logré verlo. Tenía el rostro horriblemente desfigurado, pero lo que más me aterró fue que Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
en sus manos sostenía el hacha que me faltaba. Conseguí desprenderme de él y corrí hacia el campo desierto. Llegué al alambrado, pero la desesperación hizo que me quedara enganchado entre sus púas. Intentaba liberarme, mientras miraba cómo el maniático se acercaba con el hacha en sus manos. Finalmente me libré, y corriendo de un lado hacia otro, esquivándolo, llegué hasta el auto. Saqué de la caja de herramientas que allí tenía, un martillo grande y me dirigí hacia el sujeto. Me encontraba frente a frente con el maniático. Él con su hacha y yo con mi martillo. Estábamos solos los dos, sin nadie a nuestro alrededor. De un salto trató de llegar a mí, pero le arrojé el martillo sobre su cabeza y el golpe lo desplomó. Estaba inmóvil y creí que lo había desmayado. Me acerqué lentamente. Tenía una gran marca amoratada en su frente. Parecía un hombre de unos cuarenta años y estaba desfigurado, pero no era por el choque. Salté cuando vi que sus ojos se abrieron, pero parecía que no podía moverse demasiado. Me quedé observándolo un rato, esperaba que muriera. Recordé que tenía un recipiente con nafta en el baúl y entonces fui a buscarlo, pero cuando regresé, el sujeto ya no estaba tirado. Giré y miraba hacia todas partes; parecía que se había perdido o que se lo había tragado la tierra, hasta que al fin lo vi bajo el auto, y todavía sostenía el hacha en su mano.
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Sentía el agudo silbido del viento, el cual parecía que aconsejaba deshacerme del tipo. Entonces me agaché y tomé el hacha sin mayor resistencia, pues él ya había muerto. Arrastré el cuerpo hacia la zanja y lo rocié con nafta. Encendí un fósforo y se lo arrojé. Me quedé mirando cómo el cuerpo ardía y cada parte se chamuscaba. Era tan intenso el calor, que las hojas húmedas por la lluvia igualmente se encendían. Trataba de tranquilizarme, pero sabía que a esta hora de la noche cualquiera podía ver este gran fuego desde lejos. El cuerpo se calcinó y, con ayuda de algunas ramas, logré hundirlo en un gran charco de lodo que había unos metros más adelante. Regresé al coche y después de dos intentos, encendió. Continué mi camino. Estaba totalmente agotado y llegué a una gasolinera. Llené el tanque, pues quedaban muchos kilómetros por recorrer todavía. Transcurrió el tiempo, ya era de mañana, y llegué a un cruce, donde los agentes de Recursos Naturales
estaban haciendo un control, pues en esa época, estaba prohibida la caza de algunos animales. Como pocos venían por ese camino, estuvieron un rato largo observando el vehículo, incluso revisaron el baúl y dialogaron entre ellos, mientras yo leía un catálogo que me habían entregado. Finalmente, después de diez minutos uno de ellos me dijo: - ¿Estuvo cazando? - No, ¿porqué lo dice? - Es que veo manchas de sangre en su vehículo. - Ah... Sucede que en la tormenta atropellé algún pequeño animal, pero no le hizo daño al auto. Pasaron segundos, el agente me miró fijamente a los ojos y yo a él. Finalmente me dijo con frialdad: - Queda usted detenido. Al sentir esas palabras el cuerpo se me heló, y sólo me preguntaba para mí ¿qué sucedía?. Y en unos segundos, más palabras me destruyeron por completo: - Hallamos un cuerpo carbonizado en su baúl. Autora: Constansa Bertolo, 9º año.
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driana huyó con aquél hombre la noche de su cumpleaños. Yo nunca antes había considerado la idea de serle infiel, pues la amaba, y sin embargo ella no sintió lo mismo, y me dejó una herida en el corazón que, suponía, no cerraría jamás. Todo comenzó durante las frías noches de invierno, en las que Adriana se mostraba tan distante e indiferente conmigo. Su manera de hablar, de actuar, incluso su sonrisa ya no era lo mismo. Comencé a sospechar que mi mujer me engañaba, y mi desconfianza fue a parar directo a su jefe de trabajo, el señor Porcel. Mas con el tiempo pude ver que aquel romance era imposible, pues la relación entre ambos era bastante mala. Adriana se portaba todo el tiempo con rebeldía e independencia, y el señor Porcel no dejaba de gritarle, regañarla y contradecir sus ideas. A simple vista uno notaba que aquellas personas no se tenían ni una pizca de respeto, y mucho menos de cariño o afecto alguno. Volví a confiar en Adriana, pues pronto volvió a comportarse dulce, amable y seductora como antes. Pensé que todo aquello había sido producto de mi imaginación, que en la realidad mi amada no me engañaría con su jefe, y sonreí. Qué estupidez tan grande aquella. Seguramente su cambio de actitud se debía al frío, al cansancio o a alguna pelea con sus amigas. Incluso ahora me parecía verla más feliz y más divertida que en el pasado. Parecía tener más vida y ser más joven aún. Pensaba que nuestra relación había mejorado, pero al parecer no era así. Por el contrario Adriana se marchó Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
con un viejo amigo de la infancia, Gonzalo, en la noche de su cumpleaños. Nunca antes había llorado tanto como aquel día. El dolor que me causó la traición y el abandono nublaba mi mente impidiendo que algún pensamiento positivo sobre el hecho la despejara o aliviara. Me oprimía el corazón saber que ya no volvería, que se había ido con ella parte de mi alma. Me sentía vacío por dentro. Como si una mano gigantesca hubiese quebrado mi alma, y me hubiese quitado la felicidad y la pureza que vivía en mí. Era un puñal por la espalda, una enorme flecha en el corazón, un agujero oscuro que succionaba mis buenos recuerdos y mis sentimientos de paz. La escena me había dejado en seco. Sin palabras, sin pensamientos, sin sentimientos. Vacío completamente. Sentía un profundo dolor en el pecho, mi corazón me dolía al latir, mis sienes parecían gritar de la angustia cada vez que palpitaban, y mi ama se había tornado fría y oscura. En mis ojos sólo podían verse lágrimas y tras ellas, unas profundas pupilas antes negras vivaces, ahora más grises, destellando odio, melancolía y tristeza. Ya todo había acabado, me había derrotado la mujer que más he amado a lo largo de mi vida, y que llevó con ella parte de mí. Pronto todos se enteraron de lo sucedido, y accedieron a donarme todo tipo de cosas. Objetos materiales, artefactos que se suponía que debía hacerme sentir mejor. Pero ya no me importaba. Lo más valioso que tenía era el amor de Adriana, y ya no lo tenía**. Dudaba haberlo tenido alguna vez. Ya nada me satisfacía. Ni el dinero, ni las joyas, 171
ni otras mujeres, ni las fiestas. Sólo quería estar solo, despejar mi mente para poder pensar en algo que aliviara mi sufrimiento. A menudo la idea de venganza aparecía en mi cabeza. Esa idea estaba creciendo cada vez más, y se la confié a mi vecina y amiga de toda la vida, Nicole. Ella se mostró muy buena y comprensiva conmigo. Me aconsejó lo que debía hacer. Sin embargo, nuestras ideas no coincidían completamente. Ambos queríamos verla sufrir, que pagara por el mal que había hecho, que se sintiera miserable y se humillara públicamente para pedir ayuda. Queríamos verla muerta. Pero Nicole quería una venganza semejante a las de las películas, con gritos, miedo, armas y sangre. Quería matarla literalmente, asesinarla. Mas yo quería algo peor. Le expliqué que si la matáramos, sufriría en el justo momento del asesinato, y al fallecer el dolor desaparecería por completo. No, yo no deseaba eso. Yo deseaba un profundo y verdadero dolor. Algo que la venciera, que la dejara marcada para siempre. Tal como ella había hecho conmigo. Planeaba destrozarla, verla morir por dentro. Sentir placer al verla llorar, derramar oscuras y amargas lágrimas. Quería ver el sufrimiento en sus ojos, la angustia en sus labios y la profunda tristeza en su cara. Quería que se sintiera tan débil interiormente como yo con su partida. Que sintiera que el viento golpeaba con fuerza su rostro, que el nudo que se le había formado en la garganta no le permitiera pronunciar palabra alguna, que le temblaran los pies por el miedo a perder el alma, que sus ojos le ardieran de tanto llorar y que sus manos empa172
lidecieran de repente gracias a la falta de calor en su sangre. Quería disfrutar el imaginarla con el alma partida, el corazón atravesado y la mente cerrada. Gozar con su soledad y ansiar su desesperación. Quería verla tartamudear, quería que le dolieran los pulmones al tomar el aire necesario para pronunciar un “¿Por qué?”. Quería que sintiera veneno en la atmósfera al respirar. En mi opinión, eso era peor que morir. La busqué durante mucho tiempo, hasta que finalmente la encontré en un pueblo pequeño muy alejado de la ciudad. Estaba viviendo con Gonzalo, al parecer, ambos muy enamorados. Se alojaban en una pequeña y humilde casa, con pocos recursos para vivir y muy poco trabajo para saciar sus necesidades económicas. Los investigué durante tres meses, estuve vigilándolos muy de cerca, y tomaba nota de su rutina diaria. Ambos trabajaban por las mañanas. Gonzalo salía con sus amigos todas las tardes, y los dos tenían algunas salidas nocturnas a boliches y fiestas. Ninguno de los dos le era infiel al otro, por lo que comprobé que sentían un amor sincero y profundo. Mi plan estaba listo para ponerse en marcha. Para ello debía actuar, pero no me importaba, quería hacerlo de una vez por todas y que resultara tal como yo lo deseaba. Luego de dos años y medio, Adriana y Gonzalo seguían juntos, casados y muy felices. Su rutina diaria seguía siendo la misma, pero sus vidas, ya no. Algo había cambiado, aunque alguien no lo sabía. Mi objetivo estaba cerca pero aún no lo había logrado. Una tarde, Antonella, una amiga muy reciente del matrimonio, se presentó alegremente frente a la Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
puerta de la pequeña casa. Gonzalo había salido, y Adriana corrió a atenderla. Luego de algunas masitas con té, la conversación de estas amigas llegó al tema de Gonzalo. Antonella le expresó a su amiga que no le tenía confianza, y le confesó sus miedos. Le dijo que creía que el hombre le era infiel e insistió convincentemente a Adriana ante su inmediata negación. Adriana no paraba de decirle que aquello era imposible, pero las palabras de su amiga quedaron en su mente y al cabo de tres días la hicieron entrar en duda. Observaba más detenidamente a su marido y hacía más preguntas de lo normal. Se interesaba de pronto por saber exactamente cómo había pasado la tarde Gonzalo. Un día de gran inseguridad, Adriana sintió una gran desconfianza hacia su marido, y decidió seguirlo aquella tarde. Se sentía culpable por lo que iba a hacer, pero necesitaba calmar sus dudas. Aquella tarde, Gonzalo salió como de costumbre de la casa, mas esta vez seguido a escondidas por Adriana, quien lo siguió hasta las colinas, no muy lejos de la casa, donde su marido desapareció tras los árboles. Con el alma en la mano, Adriana se inclinó debajo de un arbusto y le dio un vuelco el corazón al ver a Gonzalo de la mano de otro hombre al pie del árbol más grande del lugar. Cerró los ojos con rapidez, ya no quería ver aquella escena. Le causaba muchísimo dolor. Se sintió quebrada y débil, sin saber ya qué sentir, qué pensar o qué decir. El sólo pensar que había sido engañada por el hombre de sus sueños le hacía temblar notablemente; y el pensar que la persona con quien la habían traicionado era del mismo sexo que su prometido la perjudicaba aún más. Cuentitos para nuestra imaginación • Colegio Tomás A. Edison
No tenía fuerzas para salir corriendo, ni para gritar, ni para respirar el amargo aire del lugar. Mi plan se había cumplido entonces. Debo admitir que no sentí ni culpa ni compasión al ver, junto a Gonzalo, desde el pie del árbol más grande, a la mujer tirada al suelo tras el arbusto. Agradecí a Antonella, la hermosa muchacha que había contratado un año atrás, que enviara a Adriana al lugar de la traición aquella tarde soleada de primavera, tal como se lo había indicado. Me sentí orgulloso de mí mismo. Había logrado mi objetivo, había fingido acertadamente ser alguien que no soy para enamorar al hombre que me había quitado la alegría de vivir, llevándose a la mujer a la que le había entregado mi vida, a cambio de un amor imaginario, que en realidad nunca existió. Había saciado mis deseos de vengarme. Volví a la ciudad, y al tiempo me enteré que Gonzalo también había llorado por mi partida. Reí con brusquedad, pues a pesar de todo tenía la consciencia limpia. No había hecho aquello simplemente por placer: aquellos seres tan indeseables para mí en ese momento se lo merecían, pues me habían hecho sentir igual en un principio, sin haberlo yo merecido. Ahora estábamos a mano, y mi vida podía continuar libremente, comenzaría todo de nuevo y disfrutaría cada minuto como si fuera el último. Ya nada podía lastimarme. Una enorme sonrisa sincera y buena volvió por fin después de mucho tiempo a mi rostro. Autora: Alina Stefanía Petit de Meurville.
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abía una vez una chica que se llamaba Florencia Piquer y cada vez que salía al barrio a hacer sus cosas, todas las personas la saludaban porque la querían mucho. Como es tan famosa sale en revistas, diarios de todas partes. Un día, la famosa chica “como le dicen” invitó a todo el barrio a Bariloche por tres semanas. A todos les gustó la idea, entonces empezaron a vender comida para juntar plata, porque eran como 300 personas invitadas. Sus padres, Esteban Piquer y Sara Martínez estaban muy orgullosos de su hija porque tenía mucha plata, trabajaba. Y ella les agradece a ellos por todo lo que han hecho.
“Esperanza, esperanza, Cuando vamos a llegar. Esperanza, esperanza, Cuando vamos a llegar. Esperanza, esperanza vos sos la más famosa. Vos logras todo, sin ayuda de nadie. ¡Vamos famosa Argentina, vos sos la unión de nuestra vida y muerte! ¡Vamos, no más!” Autora: Fernánda Zanella, 9º año. Dibujo: Tamara Chica, 1º año “A”
Al salir, el colectivo se descompuso; y a sólo 5 minutos de viaje se paró, la causa fue la falta de gasoil, pero el chofer buscó la forma de solucionarlo rápido. La chica, al igual que sus vecinos, esperaron por un largo rato, y de verdad ya se estaban cansando. Entonces la chica famosa dijo: -¿Qué hora es gente? A lo que ellos respondieron: -Son las cuatro y media. La chica dijo: -¡No puedo creer que tarde tanto este chofer! ¿Quieren que cuando pase algún otro colectivo, con el mismo destino, le consultemos si nos puede llevar? Y la respuesta fue unánime: -¡DALE¡ ¡Es espectacular tu idea! Entonces abrieron el valijero para sacar los bolsos del micro, y se pusieron a cantar una canción que ellos mismos inventaron para su viaje. 174
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