Perspectiva - CEPS - GPS

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BOLETÍN DEL CENTRO DE ESTUDIOS PERSPECTIVA SUR 7 DE ABRIL DE 2011 / AÑO 1 / NRO. 1

Buenos Aires, ciudad política Las oportunidades de un clima cambiante por Sebastían Mauro La política en disputa por Nicolás Freibrun El para qué del progresismo porteño por María Esperanza Casullo


Editorial Desafío porteño Desde la autonomia de 1996, el escenario político de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se ha caracterizado por su intensa volatilidad y atomización, dinámica que tuvo una fuerte influencia negativa en la implementacion de politicas públicas eficaces y sustentables en el tiempo. Tras cuatro años de gestión ejecutiva y de predominio político, el PRO no solo no ha sabido torcer esta situación, sino que además ha hecho todo por profundizarla. En ambas dimensiones, la de la estructuración de la politica partidaria y la de las políticas públicas, el fracaso es palpable. Sin embargo, la debacle porteña no generó la formación de una oposición sólida en la Legislatura porteña; por el contrario, se reforzaron allí las peores tendencias al minimalismo y al cuentapropismo politico. Así las cosas, las mejores expresiones de rechazo al macrismo surgieron desde los sindicatos, las organizaciones territoriales y hasta de los estudiantes secundarios, actores con escasa articulación con la oposición institucional y partidaria. Ante esta situación, surge la necesidad de consolidar una fuerza popular que logre articular a los actores políticos, sociales y económicos porteños en una expresion politica que, con fuerte anclaje territorial, traslade a lo institucional esa voluntad de cambio que se expresa todos los dias en la Ciudad. Para ello, hacen falta liderazgos capaces de interpelar y conjugar a las distintas expresiones populares locales en un proyecto electoralmente mayoritario y políticamente progresivo.

Buenos ciudad por Sebastián Mauro*

Ciudad de Buenos Aires. Las oportunidades de un clima cambiante El interés del Jefe de Gobierno porteño en aislar la competencia local de la disputa nacional, reflejada en la convocatoria a elecciones locales, manifiesta los cambios en el contexto sociopolítico. En 2009, dos triunfos electorales del PRO señalaban una trayectoria ascendente: mientras el sello partidario se imponía por primera vez en la ciudad sin que compitiera su “propietario”, del otro lado de la General Paz, su principal aliado obtenía una victoria inédita. Ambos fenómenos parecían anunciar el declive del kirchnerismo, y el ascenso de Mauricio Macri como líder opositor, aglutinando al peronismo no kirchnerista y a los sectores medios urbanos. Dos años después, el escenario se ha modificado radicalmente. En primer lugar, los déficits de la gestión macrista en la ciudad comenzaron a afectar la popularidad de Macri, especial-


por Nicolás Freibrun*

La política en disputa

Aires, política mente con el escándalo de las escuchas ilegales. Más allá del deterioro en la imagen positiva del gobierno porteño, el caso puso en evidencia las debilidades del dispositivo de poder macrista y su sistemática recurrencia a figuras extrapartidarias. En segundo lugar, las masivas movilizaciones a la Plaza de Mayo luego del fallecimiento de Néstor Kirchner coagularon un giro en las perspectivas de sectores significativos del electorado metropolitano. Su efecto sobre la estrategia reeleccionista del FPV se ha amplificado con los resultados electorales de Catamarca y Chubut, consolidando un clima de opinión que influye en la arena porteña. Además de erosionar al Peronismo Federal, el crecimiento de la candidatura de CFK afecta las posibilidades de instalar a Macri como principal candidato opositor, aún en su propio distrito. Asistimos al declive de un proyecto de articulación entre el peronismo, la centroderecha y los sectores medios urbanos bajo la figura del Jefe de Gobierno. Es necesario aprovechar la oportunidad para proponer una articulación entre el peronismo, los sectores medios urbanos y la izquierda democrática, competitiva en el terreno electoral e innovadora en el plano político.

La relación entre discurso y política ha vuelto a ocupar un lugar relevante en el debate de ideas contemporáneo. La crisis del liberalismo antiestatal, como un faro normativo que orienta los comportamientos de los actores políticos, ha demostrado su agotamiento, y un neodesarrollismo inclusivo con eje en la regulación del mercado ha emergido con fuerza y legitimidad en el terreno nacional. Así, el proceso democrático ha ingresado en una nueva instancia que coloca en escena con mayor visibilidad los distintos proyectos y factores de poder en disputa. Al respecto, la Ciudad de Buenos Aires es una clara ejemplificación de esa disputa, puesto que viene demostrando de forma explícita esa tensión. Por un lado, la política en la ciudad se presenta atravesada por la así llamada crisis de representación, que afecta tanto a los representantes como a los representados, y sus efectos pueden observarse en la dificultad que conlleva asumir dentificaciones políticas duraderas en el tiempo. Esto último ha sido interpretado como una pérdida de gravitación de las ideologías y como una merma en las formas colectivas de acción política, es decir, como una crisis en la intersección entre sujetos y proyectos. Con todo, en este contexto el discurso del PRO ha ganado ascendencia sobre una parte importante de la ciudadanía porteña, obteniendo la Jefatura de Gobierno en el año 2007. ¿En qué consiste ese discurso? Pues en contra de lo que sus propios representantes suponen, el PRO cuenta con argumentos ideológicos que incluyen un concepto de lo político, del Estado y de la democracia. Su discurso persevera en una noción de la política como pura técnica de gestión de lo público, revelando su pertenencia a una visión de mundo determinada: el particularismo y la fragmentación. Debido a ello, el proyecto político que lidera CFK precisa, para torcer el actual rumbo político de la Ciudad de Buenos Aires, de la articulación de sujetos democráticos y populares que reconozcan la necesidad de conformar voluntades colectivas sobre la base de un concepto más universal de la política, teniendo en las instituciones del Estado el espacio que permite quebrar esa fragmentación en que hoy se encuentra el campo democrático-popular en la ciudad. Sólo desde allí la disputa por la política comenzará a asumir su justo sentido.

*SM es Dr. en Ciencia Política de la UBA y docente de la Carrera de Ciencia Política de esa misma Universidad.

*NF es Dr. en Ciencias Sociales de la UBA e integrante del CEPS


por María Esperanza Casullo*

El para qué del progresismo porteño A menudo se dice que la Ciudad de Buenos Aires es un distrito progresista y que el kirchnerismo debería adaptar su oferta electoral y su discurso de manera concurrente.

El Centro de Estudios Perspectiva Sur (CEPS) es el centro de estudios de Generación Política Sur (GPS). Su objetivo es producir conocimiento para profundizar la democracia.

PERSPECTIVA es la publicación Para resolver sobre esta cuestión deberemos empezar por discutir qué significa progresismo. El progresismo porteño ha sido un fenómeno más cultural que político. Nacido al interior de las instituciones de una cierta esfera pública liberal urbana—las universidades, los medios de comunicación, los círculos de escritores—el progresismo porteño es antes que nada un dispositivo de creación de personalidades notables que expresan un cierto modo discursivo.

periódica del CEPS para pensar los principales desafíos que nos presenta la realidad política, económica y social. En cada número colaboran jóvenes investigadores con breves textos que expresan su punto de vista. perspecitva@ceps.org.ar

Ser progresista es ser una personalidad política; para esto, es central dominar un modo de discurso para el cual la política se basa en la posibilidad de realizar juicios sobre los sucesos políticos. Por esto el progresismo porteño es importante en su capacidad de producir discursos que dictaminan qué está bien y qué está mal en lo que otros hacen. En tanto esto, su función no es desdeñable. Las figuras que reconocemos como progresistas son importantes porque son formadoras del gusto: tienen legitimidad y capacidad de injerencia en los debates culturales. Sería un error suponer que eso que llamamos “progresismo” puede o debe hacer otra cosa. Sobre todo, el progresismo de la ciudad de Buenos Aires no puede construir proyectos de base popular ni llevar el peso de la gestión cotidiana de las cosas del estado. Ambas requieren de cualidades (gusto por el conflicto y la negociación, paciencia burocrática, familiaridad con prácticas que no son “de buen gusto”) que le resultan ajenas.

GENERACIÓN POLÍTICA SUR / CENTRO DE ESTUDIOS PERSPECTIVA SUR Bulnes 1136. Ciudad Autónoma de Buenos Aires contacto@generacionpoliticasur.org www.generacionpoliticasur.org

Entonces, el proyecto kirchnerista debería convocar a figuras progresistas para que ayuden a definir, pulir y explicar su proyecto; no tanto, sin embargo, para que gestionarlo. Este rol, sin embargo, no es menor: en una ciudad en donde lo cultural tiene preeminencia, las batallas por el sentido son, de cierta manera, tanto o más centrales que cualquier otra. Seguinos en:

/generacion.politica.sur

/genpolsur *MEC es Dra. en Ciencia Política de la Georgetown University y editora de los blogs La Barbarie y Artepolitica.


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