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Política

Política sub 35: entre la tecnología y la tradición

Militancia vintage Las inferiores partidarias combinan viejos ritos con propaganda 2.0. Facebook, pintadas y cine-debate: qué hace y en qué cree la joven guardia.

POR DEBORAH MANIOWICZ

S

on tristes y desconsoladores estos movimientos de la juventud, que de ser imitados nos llevarían a una franca y vergonzante dictadura”, escribió Francisco Barroetaveña en 1889, en relación a los jóvenes que por aquel entonces apoyaban el régimen del presidente Miguel Ángel Juárez Celman. Y continuó: “Movimientos sin ningún ideal noble, generoso y patriótico; sin proseguir ninguna idea o doctrina levantada que signifique un progreso para el pueblo o la reforma de instituciones deficientes; nada, nada; se busca sencillamente la aproximación al mando, la fruición del poder, a costa de la sumisión, en cambio de la servidumbre política”. En aquel entonces, la carta se convirtió en un éxito entre los estudiantes descontentos con el Ejecutivo vigente, que comenzaron a reunirse periódicamente bajo el liderazgo de Barroetaveña para debatir estrategias que incentivaran el cambio de mando a manos de Carlos Pellegrini. Se hicieron llamar Unión Cívica de la Juventud y fueron el primer movimiento juvenil organizado devenido en partido político en la Argentina. Pasaron más de cien años y varias generaciones de jóvenes. Pero ahora, como antes, la juventud continúa siendo la propulsora de debates y búsqueda de cambios dentro de los espacios políticos. Con una diferencia: mientras las agrupaciones tradicionales realizan innumerables esfuerzos por adaptarse a las exigencias modernas –con afán de sobrevivir a los nuevos tiempos–, los partidos jóvenes aprovechan las plataformas digitales, las redes sociales y los deba34

tes más abiertos para sortear los viejos modelos e imprimirle a su formación política una matriz diferente. O no tanto, como lo demuestra una medianoche entre los jóvenes Pro. El frío penetra la ropa pero los muchachos deambulan por Parque Patricios. Esta troupe de cuatro militantes –Daniela, Agustina, Joaquín y Pablo– tiene instrucciones precisas para cumplir: borrar las pintadas en contra de Mauricio Macri, referente nacional del partido. Una práctica de lo más antigua, a la

Territorio. La juventud del Pro apuesta a viejas prácticas: pegar carteles y hacer pintadas.

inversa. Los muchachos cargan pincelazos blancos y recorren el barrio subidos a un Volkswagen Polo. En menos de tres horas, el comando amarillo que responde al intendente elimina de las paredes consignas que cuestionan su espacio. Entre ellas, “Macri = Posse”, “Macri sos un PROblema”, “Fuera Macri”, “Ucep = Grupo de tareas”, “Chau Montenegro”, “Gatillo fácil es Pro” y “Macri, jugá limpio”. “En general, siempre salimos por los barrios que visitó Mauricio en la semana. Ahí es donde aparece la mayor cantidad de pintadas agresivas. Y nosotros las borramos”, explican casi a coro los jóvenes, que también pegan carteles con la leyenda “No nos van a parar. Macri 2011”. La orden se cumple con obediencia excepto por dos cuestiones: en el caso de la UCEP, los jóvenes se distancian de su defensa –“no apoyamos a 17 de junio de 2010|Veintitrés

dario, donde se desempeña en el área de Institucionales y Comunicación Política. La juventud del Pro nació con la crisis de 2001, cuando Compromiso para el Cambio creó la agrupación Identidad –la pata joven del partido–, bajo el liderazgo de Fernando D’Andreis, ahora diputado porteño. Francisco Quintana, actual presidente de la juventud, cuenta que la principal característica del espacio es que la mayoría de los militantes “no viene de otras experiencias partidarias, se acercan vía mail Facebook o Twitter y son completamente heterogéneos entre sí: de universidades públicas o privadas, clase alta y baja”. Con menos historia pero mayor organizaParticipación. En marzo, los ción a nivel nacional, la neomilitancia de jóvenes de Proyecto Sur (arr.) Proyecto Sur –el partido que lidera el dipurealizaron un campamento en tado Fernando “Pino” Solanas– surgió en Luján. Pablo Touzón (ab.), 2007. “Ideológicamente no hay diferencias presidente de GPS, explica entre jóvenes y adultos ni rosca entre los que el espacio apuesta al debate y la generación de más veteranos para disputarse votos estuconocimiento. diantiles como sucede en otros espacios”, diferencia Miguel “el Indio” Umeres, representante universitario del movimiento. Para “el Indio”, los jóvenes militantes de Proyecto Sur responden a un perfil de “chicos que tienen entre 19 y 23 años, que participaban en espacios sociales no partidarios, estudian en la universidad pública, trabajan y no son de izquierda, radicales o peronistas. Están en la búsqueda de una nueva identidad”. Y, justamente en ese camino, se inscriben las actividades que proyectan: presencia en las comunas, espacios de cine-debate y campamentos para discutir sobre política. Ese tipo de experiencias, pero hace noventa años, dio lugar al movimiento político cultural estudiantil de Córdoba, que promovió una reforma universitaria –conocida como la Reforma del ’18–, un grupo de esas caque sirvió de antesala a Facebook y Twitter las grandes manifestaracterísticas pero tampoco podemos ciones estudiantiles de se convirtieron difamarlo”, expliLatinoamérica. Encauen plataformas can– y con Guizados en la lucha por la llermo Montenegro, libertad de cátedra, el clave para el ministro de Justiacceso masivo y gramotorizar la cia y Seguridad, se tuito a las aulas y la aumilitancia del animan al graffiti tonomía y solidaridad, –quitan un “chau” y denunciando “la ansiglo XXI. que acompañaba su tigua anacrónica esnombre y le agregan tructura”, los más jócon aerosol la palabra “fuerza”–. venes se convirtieron en “héroes” para va“Tenemos esa cosa de lealtad peronista ver- rias generaciones de graduados. sión Pro. Por eso consideramos que, en este Hoy en día, la universidad sigue siendo uno momento, tenemos que bancar a Montene- de los territorios de mayor disputa entre los gro. Aparte siempre nos saluda y nos trata partidos políticos. Y si bien los tradicionamuy bien”, explica Daniela Crubellati, una les espacios como Franja Morada –que resde las jóvenes que reparte su tiempo entre ponde al radicalismo– y la Juventud Perola militancia voluntaria y el trabajo parti- nista siguen copando la mayoría de las 35


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Reversión radical Pese a haber sido la primera opción de militancia partidaria, la Juventud Radical atravesó en los últimos años un sinfín de altibajos. Cuenta el presidente del espacio, Nahuel Ibazeta: “En el ’99, cuando volvimos a ser un partido de mayoría con Fernando de la Rúa, comenzamos a modernizarnos: innovamos en nuevas tecnologías, creamos fundaciones y abrimos espacios de reflexión. Pero con la crisis de 2001 el panorama cambió y muchos militantes se fueron de nuestro espacio. El último año, tras la muerte de Raúl Alfonsín, varios jóvenes volvieron a acercarse, creyendo que había que reactivar la Juventud Radical y nosotros tuvimos que readaptarnos a sus exigencias”. Entre ellas, el partido aceptó brindar un curso de derecho para principiantes –que se llevará a cabo durante la segunda mitad de este año– así como un programa de formación política para jóvenes de 15 a 21 años y otro de voluntarios que trabajen en las comisiones del Senado.

Estilo peronista Los referentes de la Juventud Peronista saben que el hecho de que su partido alcanzara la presidencia en más de una ocasión los hace correr con ventaja a los ojos de los jóvenes que buscan un espacio donde afiliarse y militar. Sin embargo, el escaso abandono de viejas prácticas de militancia suele ubicarse entre las principales críticas que reciben. El secretario general de la JP bonaerense, José Ottavis, explica que “ahora los más chicos demandan un contacto fluido con la dirigencia partidaria y prefieren brindar su apoyo en redes sociales antes que militar en las calles como ocurría hace unos años”. Actualmente, la militancia en la JP requiere concurrencia a reuniones que se realizan cada diez o quince días y participación en, al menos, la universidad, el barrio o Internet. Para los más dedicados, la JP cuenta con una escuela de formación política que tiene un programa de estudio de nueve meses y convoca cerca de dos mil jóvenes por año.

aulas, los nuevos partidos ya tienen un lugar en las elecciones de estudiantes. Tal es el caso de Proyecto Sur que, en 2009, logró porcentajes contundentes –entre un 15 y 20 por ciento de los votos– en las facultades de Sociales, Exactas y Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El Pro, en cambio, aún no conquista seguidores masivos en la universidad pública –sólo maneja el centro de estudiantes en la Facultad de Derecho–, pero registra un alto nivel de acatamiento en la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad Católica Argentina (UCA). Con una estructura más pequeña y apenas meses de existencia, el espacio joven de Generación para un Encuentro Nacional (GEN) –que responde a la diputada Margarita Stolbizer– tiene concentrada su energía en confeccionar un “Estatuto de juventud que esté incorporado en la carta orgánica partidaria”, adelantan sus impulsores. Recién entonces comenzarán los preparativos para 36

organizar un campamento de formación política, a realizarse en la costa atlántica y que tiene como fecha tentativa febrero de 2011. A diferencia del resto, los jóvenes de Generación Política Sur esquivan la identificación partidaria. Con fecha de nacimiento en 2008, es espacio se constituyó como una asociación civil, suerte de think tank de corte generacional con ideas “nacionales, populares y progresistas”, según cuenta su presidente, Pablo Touzón. Y continúa: “Nosotros no nos identificamos con ningún partido. Proponemos, en cambio, superar el debate ideológico para generar respuestas alternativas a los temas de agenda. Por ejemplo, una de las apuestas más fuertes para este año es realizar un proyecto de seguridad alternativo a la Policía Metropoli-

tana”. En esa línea, estos jóvenes –que suman cada vez más adeptos a través de las redes sociales como Facebook– proponen cada semana lecturas para el debate político y pusieron en marcha el Centro de Estudios de Perspectiva Sur, con el objetivo de “generar conocimiento para transformar la democracia y fortalecer las capacidades estatales del gobierno, en áreas de investigación clave como Hábitat y movilidad, Economía para el desarrollo, Identidad y Procesos Políticos y Seguridad Pública, entre otras”. Dinámicos, emprendedores. Los neomilitantes avanzan por caminos alternativos y los combinan con viejas prácticas. Los tiempos cambiaron pero todos aseguran que, desde su lugar, la inquietud de espíritu permanece intacta Veintitrés |17 de junio de 2010


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