La politica de la Ciencia

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BOLETÍN DEL CENTRO DE ESTUDIOS PERSPECTIVA SUR 7 de Noviembre de 2011 / Año 1 / Nro. 5

tiguo Como un an griego por Juan Von Zeschau

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La Política de la Ciencia

Foto: Lucía Galli.

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Foto: Lucía Galli.

Editorial La Ciencia Política tienen algo que decir, y este “algo” es diferente de lo que se vino diciendo y escuchando hasta ahora. Nuestra carrera debe reconocer que, como toda institución, también es un producto de la historia. Su fundación data de un momento particular del proceso político argentino: la transición democrática. Desde entonces, la sociedad argentina se ha transformado y estos cambios (en especial los de la última década), exigen que el proyecto de carrera se adecue o, al menos se relacione en forma más consistente, con el modelo de país y el contexto regional e internacional que se avecina. Para ello es importante, no sólo incorporar nuevas temáticas o enfoques sino, sobre todo, tomar consciencia de lo que la Argentina del presente y del futuro espera de la Ciencia Política, y lo que espera la carrera de Ciencia Política de la UBA del presente y el futuro argentinos. En este número de Perspectiva, discutimos sobre el aporte de la disciplina a la Ley de Reforma Política, los desafíos de la carrera dentro de la política universitaria de la Universidad de Buenos Aires y las preguntas a problematizar en este actual contexto político nacional y regional. Desde Generación Política Sur consideramos que la Ciencia Política debe vincularse cada vez más con diversas realidades políticas y sociales, convirtiéndose en un actor de peso en la dinámica político-institucional en las distintas Universidades. Trabajamos para forjar ello y para posicionar a la disciplina como una referencia ineludible tanto en la comprensión de las tensiones de la dinámica democrática actual como en el ejercicio de la vida política.


por Mariano Montes *

Análisis sobre las consecuencias de la implementación de la Ley de Reforma Política Como pudimos observar el último 14 de agosto, la Ley de Reforma Política establece la realización de primarias abiertas, simultáneas y obligatorias. La participación electoral cercana al 80% del padrón demostró, contra la intuición de muchos, que la ciudadanía reafirma su vínculo con la democracia y respalda, con su voto, las políticas que fomentan la transparencia en la selección de candidatos. Por su parte, el sistema impidió que quienes fueron derrotados en la primaria puedan competir en la elección general, evitando claramente la proliferación de sellos electorales que se crean para cada comicio y carecen de inserción efectiva en la sociedad. Este punto es realmente importante, si entendemos que un objetivo en el marco que concierne a la profundización de la democracia debe estar relacionado con el fortalecimiento de los partidos como herramientas de participación popular en los asuntos públicos. Asimismo, se elevaron los requisitos para la constitución de un partido y el piso mínimo a alcanzar para mantener la personería jurídica, así como se fortalecieron los mecanismos de control sobre los niveles de afiliación. Comprendiendo que la fragmentación excesiva del sistema de partidos es perjudicial para la democracia, esta ley apunta a corregir una notoria debilidad de nuestro sistema actual, que presenta aproximadamente setecientos partidos con capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones. Por otra parte, el Estado garantizó a todos los partidos espacios de publicidad en medios audiovisuales de forma equitativa y proporcional, garantizando la difusión de todas las propuestas independientemente de su trascendencia en términos electorales. La reforma de las instituciones políticas era una deuda pendiente de la democracia, en tanto condición necesaria para una mayor calidad de la representación de las demandas ciudadanas hacia el Estado. Los resultados, si bien serán más nítidos en el mediano plazo, ya empezaron a vislumbrarse.

por Sergio De Piero *

Preguntas a la ciencia política desde el ”modelo” No se si valen la pena discusiones acerca de cuál debe ser la misión de la ciencia política. Incluso acerca de cuál tipo de disciplina queremos. Lo que sí me parece evidente, es que estamos debiendo, al menos, una lectura sobre los que ha sucedido en la Argentina y en la región, durante los últimos 10 años. La transición a la democracia de la década de los ’80, marcó el nacimiento de nuestra carrera en la UBA. Ese sello dio las directrices acerca de cuáles temas y actores deberían ser relevantes en nuestros análisis. Durante los años posteriores, la disciplina extendió sus investigaciones tomando al sistema político, en particular al sistema de partidos, como el eje central de las investigaciones y por lo tanto de las explicaciones (y de los congresos, de las becas, etc.). Este corte no ayudó a prever lo que finalmente sucedió en el 2001: una crisis cuya dimensión excedía nuestro “objeto de estudio privilegiado” y se derramaba con la velocidad de lo imprevisible. Las muchas cosas que sucedieron durante ese año (y alguno anterior y posterior) no alcanza a ser explicado con las herramientas algo limitadas que nos aportan las miradas centradas exclusivamente en las instituciones. La crisis se produjo y a la vez impactó, en dimensiones varias. De allí que comprender lo que sucedió después, nos exige combinar miradas sobre el desarrollo de las instituciones, con las prácticas de los actores y el movimiento de la estructura económica. Si detenemos la mirada sólo en una de ellas las conclusiones serán, necesariamente, acotadas. Por eso la discusión planteada hoy en torno de un nuevo modelo para América Latina, no puede ser exclusiva de la economía. No por una cuestión corporativo – profesional, desde luego. Sino porque los notables cambios sucedidos, han impactado en muchas aristas de la práctica política misma y están allí a la espera de que la ciencia política comience a descifrar sus dimensiones, sus alcances y qué implicancias traerán para el futuro inmediato. Para decirlo con simplicidad, la ciencia política anda necesitando ocuparse de un modelo que la interpela aquí y ahora.

* MM es Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires y Maestrando en Ciencia Política en la Universidad Torcuato Di Tella. Investigador UBACYT . Consejero Directivo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

* SDP es Politólogo UBA. Profesor adjunto de la materia “Historia de la Argentina Reciente I y II”, Ciencia Política, UBA.


por Juan Von Zeschau *

Como un antiguo griego Como un antiguo griego, la carrera de ciencia política de la Universidad de Buenos Aires se haya en un ostracismo no sólo político, sino –más grave aún- académico. Desde el 2003 en adelante, el país ha experimentado cambios profundos, modificaciones estructurales a nivel económico, social, cultural y, por supuesto, político. Y sobre ese ámbito que nos compete a los profesionales de la ciencia política la carrera no ha podido emitir opinión alguna, dejando un espacio vacante que otras carreras, otras facultades y otras universidades han sabido ocupar. Seguramente este estado de situación no es exclusiva responsabilidad de la agrupación política que está a cargo actualmente de la dirección de la carrera. El kirchnerismo de ciencia política recién en las elecciones de este año ha logrado constituir un frente consolidado y con la participación de agrupaciones relevantes, encuadrándose este avance bajo el nombre de Politólogos Para la Victoria (PPV). El éxito de este armado político no sólo se ha plasmado en un triunfo rotundo en el claustro de graduados de la carrera, llevando a más de cuatrocientos graduados a votar por la propuesta de renovación, sino también, por la promesa que el frente encarna, conformado por profesionales de la ciencia política con experiencia en la gestión pública, la docencia y la investigación académica, y comprometidos con la realidad del país y las intensas transformaciones que nuestra sociedad está experimentando. De más está decir, que la alternativa de cambio no debe agotarse en una elección universitaria; la viabilidad de sacar a la carrera de su ostracismo y, por ende, a los profesionales que reconocemos a la misma como nuestro lugar de identificación, referencia y participación, es una tarea que debemos asumir día a día. El primer empujón lo dio la fuerte participación de los politólogos, al elegir a los consejeros de PPV. Ahora hay que dar un paso más: constituir un espacio de graduados y graduadas de ciencia política donde todos nos sintamos representados en el compromiso de seguir apoyando los cambios que se están dando en nuestro país, dándole a la carrera una voz protagónica en los debates y problemáticas públicas donde nuestra disciplina tiene tanto que decir y aportar.

El Centro de Estudios Perspectiva Sur (CEPS) es el centro de estudios de Generación Política Sur (GPS). Su objetivo es producir conocimiento para profundizar la democracia.

PERSPECTIVA es la publicación periódica del CEPS para pensar los principales desafíos que nos presenta la realidad política, económica y social. En cada número colaboran jóvenes investigadores con breves textos que expresan su punto de vista. perspecitva@ceps.org.ar

GENERACIÓN POLÍTICA SUR / CENTRO DE ESTUDIOS PERSPECTIVA SUR Bulnes 1136. Ciudad Autónoma de Buenos Aires contacto@generacionpoliticasur.org www.generacionpoliticasur.org

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/generacion.politica.sur * JVZ es Licenciado en Ciencia Política (UBA), magíster en Administración y Gerencia Pública de la Universidad de Alcalá de Henares (España). Consejero de la Junta de la Carrera de Ciencia Política de la UBA. Militante de Proyecto Justicialista, agrupación peronista de la CABA.

/genpolsur


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