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EXPO
G-MANÍA
ARQUITECTURA + MODA + ARTE + GADGETS + EXPERIENCIAS + VIAJES + ESTILO + MÚSICA
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EXPO | SECCIÓN MARÍA ROSA
1 1. El río Cuckmere (1963). En sus fotografías de paisaje, Brandt trata no solo de representar un lugar, sino de capturar su espíritu en una imagen. 2. Top Withens, West Riding, Yorkshire (1945). Brandt dedicaba horas al retoque de las fotos en el laboratorio, incluso añadiendo nuevos elementos, como en este caso el aspecto tormentoso del cielo. 3. Halifax; “Hail Hell i Halifax” (1937). 4. La catedral de Sant Pau a la luz de la luna (1942). 5. Tarde en Kew Gardens (1932). Una de las imágenes de su primera etapa, tomada en Londres.
MISTERIOS FOTOGRÁFICOS
ENTRE LA EXTRAÑEZA Y EL PSICOANÁLISIS, LAS IMÁGENES DE BILL BRANDT INAUGURAN EL CENTRO KBR FUNDACIÓN MAPFRE.
DICEN QUE ALGUNOS ASPECTOS DE SU VIDA explican el halo de extrañeza y misterio que emana de las fotografías de Bill Brandt (Hamburgo, 1904 – Londres, 1983). Por un lado, su origen alemán que, una vez instalado en Londres y ante la creciente animadversión que provocaba el ascenso del nazismo, intentó ocultar. Por otro lado, su internamiento, cuando era niño, en sanatorios suizos para tratar su tuberculosis mediante un novedoso tratamiento basado en el psicoanálisis. Todo eso, los conflictos personales, la ocultación, las teorías psicoanalíticas y las corrientes surrealistas que conoció cuando trabajó en París como asistente de Man Ray, forman parte del imaginario de su obra fotográfica, que sirvió para inaugurar, en octubre pasado en Barcelona, el espacio KBr Fundación Mapfre, con una muestra que puede verse hasta el próximo 24 de enero.
La exposición reúne 186 fotografías positivadas por el propio fotógrafo que dan testimonio de sus casi cinco décadas de carrera en las que no dejó de abordar ninguno de los grandes géneros de la disciplina fotográfica; reportaje social, retrato, desnudo y paisajes. Como señala el comisario de la muestra, Ramón Esparza, sus fotografías parecen encontrarse siempre en el límite, pues causan atracción y rechazo a la vez, hasta acercarse a eso que Sigmund Freud denominó como unheimlich, algo así como ‘lo extraño’, ‘lo siniestro’ o ‘aquello que produce inquietud’. Casi todas sus imágenes, tanto las de carácter más social de antes de la guerra como las de su posterior etapa más ‘artística’, mantienen una fuerte carga poética y ese aura de misterio tan característico en el que, al igual que en su vida, se mezclan siempre realidad y ficción.
Tras su paso por Barcelona, la muestra se podrá ver en Múnich, antes de recalar en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre, en Madrid.
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