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LANG LANG

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ICONO ORSON WELLES

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LANG LANG

PIANISTA

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Bendita mercadotecnia

EL MEJOR EMBAJADOR DE LA MÚSICA CLÁSICA ACABA DE GRABAR LAS VARIACIONES GOLDBERG MIENTRAS HOLLYWOOD PREPARA SU BIOPIC.

TEXTO JUAN LUIS GALLEGO

En la página siguiente: Lang Lang (Shenyang, China, 1982), en una foto tomada en el Centro Nacional de Artes Escénicas, de Beijing. El aclamado pianista ha llamado la atención de marcas como la relojera Hublot, de la que es embajador. SU INTERPRETACIÓN EN LA CEREMONIA de apertura de los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008 fue seguida por 4.000 millones de personas en todo el mundo; realiza un cameo en la serie Mozart in the jungle; crea una aplicación para enseñar piano; pone música a la enésima entrega del videojuego Gran Turismo; toca en los Grammy con Metallica y graba un vídeo dando lecciones a Neymar. Nadie, sin duda, ha hecho tanto como Lang Lang por popularizar la música clásica. Así que solo a él cabe atribuirle el mérito de agotar entradas allá donde actúa. Él, al frente de un piano Steinway, para interpretar piezas de música clásica que quizás muchos de los asistentes no vuelvan a oír en su vida. ¿De verdad merece algún reproche de puristas alérgicos a la popularidad y la mercadotecnia?

Porque no hay que olvidar que Lang Lang es, ante todo, un pianista prodigioso. O mejor, un niño prodigio convertido en pianista a base de un esfuerzo que, a tener de lo que cuenta en la autobiografía Un viaje de miles de kilómetros, no está al alcance de cualquiera. Nacido en 1982 en una provincia del norte de China, empezó a tocar el piano a los tres años. Entre los recuerdos dulces, que un episodio de Tom y Jerry en el que Liszt ponía sintonía a las persecuciones reforzó su vocación; o que la familia, con el padre a la cabeza, volcó todo su esfuerzo en potenciar sus habilidades, traslado a Beijing incluido. Entre los no tan amables, que el padre le obligaba a sentarse en el taburete más de cinco horas diarias y que ejerció sobre él una presión tal que incluso le retó a suicidarse tras un contratiempo. Hasta que comenzó a ganar concursos, se trasladó con su padre a Estados Unidos y, con 17 años, obligado a sustituir en el último minuto en la llamada Gala del Siglo a un indispuesto André Watts, se ganó por n la atención mundial. Una vida tan de película que hay planes para llevarla al cine de manos del director Ron Howard (responsable de blockbusters como El código Da Vinci).

Fundador de la Lang Lang Internacional Music Foundation para descubrir jóvenes talentos y construir una audiencia joven, Lang Lang acaba de cumplir –uno más– de sus grandes retos: la grabación de las emblemáticas Variaciones Goldberg, de Bach. “He estado estudiando este trabajo durante más de 20 años y grabarlo ha sido un sueño de toda la vida”, con esa el músico sobre una de las composiciones más desa antes pero grati cantes del repertorio clásico. Disponible en Deutsche Grammophon, se ofrece también en una edición de lujo que presenta, junto a la grabación de estudio, una actuación en vivo en la iglesia de Santo Tomás de Leipzig, donde Bach trabajó y está enterrado. “Interpretar y grabar este concierto –a rma Lang Lang– me lleva al siguiente nivel. Tengo 38 años y, aunque no soy viejo, creo que era el momento adecuado para una nueva etapa en mi desarrollo artístico”.

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