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AUDEMARS PIGUET

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LOUIS VUITTON

LOUIS VUITTON

ROYAL OAK: LA EVOLUCIÓN TRANQUILA DE UN ICONO

AUDEMARS PIGUET CELEBRA EL 50 ANIVERSARIO DE ESTE RELOJ CON LA APARICIÓN DE NUEVAS CREACIONES QUE VARÍAN SUTILMENTE EN SU DISEÑO.

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TEXTO R ICARDO BALBONTÍN

Junto a estas líneas: Las modificaciones implementadas en el Royal Oak son sutiles y respetuosas con el pasado. Se reflejan en la caja (bisel), la esfera y en el brazalete.

En la otra página, los diseñadores de Audemars Piguet han trazado unos cambios que buscan ante todo mejorar la ergonomía del Royal Oak.

A la derecha, en estos nuevos modelos se recupera la esfera Bleu Nuit, Nuage 50, otro de los iconos nacidos alrededor de la creación.

Bajo estas líneas: colocación del cristal del fondo de la caja, que permite ver el rotor con el número 50 del aniversario grabado.

NO ES FÁCIL ABORDAR CAMBIOS en un icono que, además, siempre ha mostrado un carácter especial. El Royal Oak de Audemars Piguet cumple medio siglo asombrando al mundo relojero y pretende seguir haciéndolo con la misma rotundidad que muestra su histórico. Para ello, los nuevos modelos automáticos de 37 mm y los cronógrafos de 38 y 41 mm que aparecerán a lo largo del año presentan unas sutiles modificaciones.. Sin renunciar a los códigos estéticos que atesora el original de 1972, estas incorporaciones incluyen ligeras adaptaciones en el diseño de la caja, el brazalete y la esfera...

En el fondo de estos cambios se halla la mejora de la ergonomía. En la caja, por ejemplo, los biseles superior e inferior se han ampliado para poner de relieve el juego de luz de los acabados manuales pulidos y satinados y crear una estética más esbelta. Además, el fondo está más integrado en la caja y ofrece un mayor confort en la muñeca.

Del mismo modo, para incidir en esa visión más esbelta del reloj, los primeros eslabones que unen la caja con el brazalete integrado ofrecen una silueta trapezoidal cuando se observan desde el lateral. Pero hay más detalles: los eslabones son más finos y, en concreto, los cuatro primeros han disminuido el grosor para potenciar su ligereza y ergonomía. Esta transformación ya se había registrado en las versiones de oro, pero ahora se introduce en los de acero y titanio, lo que se convierte en un homenaje al modelo 5402 de 1972.

Otro signo distintivo de esta sutil renovación se encuentra en el logotipo con la firma de Audemars Piguet. Realizada en oro de 24 quilates y obtenida mediante un proceso químico similar a la impresión 3D, sustituye al monograma AP aplicado y al logotipo de Audemars Piguet estampado a las 12 horas. Las nuevas referencias presenta otro código estético inherente a la identidad del Royal Oak: la esfera guilloché Tapisserie, convertida en la mayoría de estas novedades en Grande Tapisserie. En muchos casos, además, la esfera se declina con el no menos icónico tono Bleu Nuit, Nuage 50, que en su origen se lograba sumergiendo la esfera en un baño galvánico.

En el territorio mecánico, estas novedades equipan tres diferentes calibres, todos automáticos: uno de ellos inédito, el calibre 5900, para las creaciones de 37 mm; el 4401, que aparece por primera vez en la colección Royal Oak en los cronógrafos de acero de 41 mm. y el 2385. Los dos primeros, además, lucen una masa oscilante especial –solo presente este año– en el que aparece reflejado el número del aniversario.

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