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El alfabeto de los zapatos

HUELLAS DE ESTILO

SEDUCTORA, RADICAL CHIC O COLECCIONISTA. ¿PODEROSA O AMABLE? DINOS QUÉ ZAPATOS ELIGES, EL RUIDO QUE HACEN Y TE DIREMOS QUIÉN ERES.

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TEXTO GIOIA CAROZZI

Marilyn Monroe en el set de la película La comezón del séptimo año. SOBRE LOS ZAPATOS DE MUJER se ha escrito mucho. Obscuro objeto del deseo para algunas; símbolo de poder, emancipación y sensualidad para otras.

Está la coleccionista de modelos extravagantes: por el tacón escultura, el color improbable, la hebilla con diamantes o la piel de algún animal del cual, en el futuro, probablemente se quede solo dicho zapato como recuerdo del querido extinto en algún museo. Luego, está aquella que, para cada estación, selecciona un modelo y lo compra en todos los colores. Hace no más de dos años, una millonaria árabe abrió a Gentleman el ala del palacio en el cual guardaba sus zapatos (sí, el ala). Para ese momento se había enamorado de unas sandalias con plataforma de Saint Laurent. Y las había comprado no solo en todos los 15 colores disponibles, sino también en tres tallas diferentes. “Pero es normal, ¿no?”, exclamaba con perplejidad: “¿A usted no le cambia el tamaño del pie de una media talla cuando viaja por el mundo? Yo en Marrakech llevo el 5, en St. Moritz el 4 y en París el 4.5”. Tomando en cuenta que cada par de sandalias costaba unos 15 mil pesos, la fashionista había gastado unos 680 mil pesos en un único modelo de zapatos.

Extravagancias aparte, hay un tema en el mundo de los zapatos del cual no se habla mucho y al cual —por alguna extraña razón— no se le presta mucha atención: el ruido que hacen. Porque el ruido que uno hace al caminar dice mucho de cómo uno es. Y esto es cierto para la millonaria árabe en sus plataformas, la amazona sin caballo que no renuncia a sus botas de Hermès, la radical chic en sus Birkenstock y la seductora que mira el mundo desde las alturas de sus Hotchick de Louboutin.

MOONBOOT De nylon, con forro en gomaespuma, suela de goma e icónico logo estampado.

GIZEH DE BIRKENSTOCK Sandalias con Birko-Flor dorado, plantilla de corcho y suela de EVA.

KEIRA DE DOLCE & GABBANA Sandalias hechas a mano en grogrén, con moño de cristales y tacón envuelto de raso.

KITTY DE CHARLOTTE OLYMPIA Slippers de terciopelo y lamé, con tacón dorado y bordado con gato, símbolo de la casa.

EL ALFABETO DE LOS ZAPATOS

Toda gentlewoman posee por lo menos uno de los siguientes modelos que ha elegido según su estilo. Cada quien a lo suyo.

SANDALIAS ORAN DE HERMÈS En piel de becerro Box de color Gold Piqûres Écrues, con suela de cuero natural y tacón forrado. BELLE VIVIER DE ROGER VIVIER Zapatos de tacón artesanales de piel, con hebilla de metal de la maison y tacón geométrico inclinado.

STAN SMITH DE ADIDAS Modelo revisitado de los años cincuenta, con exterior vegano y suela de material reciclado. ZAPATOS DE TACÓN DE PRADA En charol saffiano, con tacón alto de aguja, empeine de piel de cabra y suela con logo. 68 TUBE DE SAINT LAURENT Botas de piel de becerro, con puntera redonda y tacón de aguja revestido.

CARLA DE CHURCH’S Oxford brogue de piel cepillada lúcida, de color borgoña, con cordones tono sobre tono.

RIDING BOOTS DE HERMÈS Disponibles en dos alturas de la caña, en piel de becerro heritage, con hebilla símbolo de la maison. BIG 65 DE JIMMY CHOO Mules de punta de terciopelo, de color borgoña, con correa de cristales. GOMMINO DE TOD’S De piel de gamuza, disponible en una amplia gama de colores y pieles personalizables.

PENNY LOAFER DE DOUCAL’S Mocasines de piel lisa, con costura en contraste y suela ultraligera.

ALPARGATA DE CASTAÑER Con plataforma de tela de algodón, correa entrelazada sobre el talón y punta redonda.

SLINGBACK DE CHANEL Blanco y negro icónico de la maison, en piel de cordero con detalles de terciopelo.

MOCASÍN DE GUCCI De piel, con detalle dorado y doble G en el dobladillo arriba de los flecos. HANGISI DE MANOLO BLAHNIK Zapatos de tacón con acabado satinado, decoración de cristales y punta. ROCKSTUD DE VALENTINO Zapatos de tacón de charol poudre, con correas ajustables y tachas con acabados de platino.

VARINA DE FERRAGAMO Bailarinas de becerro barnizado, con moño Vara en grogrén y logo grabado en la punta.

MARY JANE DE MIU MIU De metal tech, con punta en contraste cromático y cordón con cadena de metal. LOWLAND DE STUART WEITZMAN Botas con empeine de gamuza stretch, coulisse en la extremidad y suela de goma.

HOT CHICK DE LOUBOUTIN Zapatos de tacón de charol shimmering, con líneas curvas en el talón y suela barnizada de rojo. #500 DE BLUNDSTONE Botines estilo Chelsea, de piel impermeable, con resortes laterales tono sobre tono.

ALL STAR DE CONVERSE El clásico sneaker alto de tela, con patch de Chuck Taylor en el tobillo y suela de goma.

ZAPATOS: ¿SÍMBOLO DE PODER, SENSUALIDAD O LIBERTAD?

Sin embargo, hasta el zapato más bello puede transformarse en motivo de rechazo —y esto a pesar de que, dada la multitud de modelos de zapatos y de tipos de mujeres que existen, la percepción de la belleza depende del gusto personal. Por ejemplo: llegar a una cena, a una reunión de un consejo de administración o a un simple aperitivo con unos zapatos ruidosos o llamativos es como llegar con un grupo de personas sin mínimamente hacer caso a la conversación que se está llevando a cabo. Si el objetivo es resultar indiscretos, ¡bien hecho! Si, por otro lado, el objetivo es interactuar de manera respetuosa, ¡muy mal! (no es casualidad que es siempre preferible caminar de puntillas que andar con pies de plomo). Diana Vreeland, histórica directora de Vogue América, ha pasado a la historia por haber despedido a periodistas que, según ella, caminaban en la redacción haciendo demasiado ruido. Ser conscientes de cómo se camina no significa renunciar a los zapatos favoritos. Así como hemos aprendido a no poner los pies sobre la mesa, hay que aprender a caminar bailando como la protagonista del ballet Giselle: leves y ligeras, a pesar del esfuerzo. Entonces, antes de salir de casa, es mejor hacer pruebas: ¿los tacones suenan? ¿Los mocasines retumban? ¿Los slingback truenan? O, más bien, ¿son los pasos que son demasiado pesados? Dicho esto, es recomendable no mirar nunca los propios zapatos cuando se habla con otras personas, ya que es un comportamiento típico de quien los quiere lucir y, a la vez, quiere lucirse. Las personas se miran a los ojos. Los zapatos, por hermosos que sean, son y se quedan solo en accesorio.

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