ARQUEOHISTORIA Arqueología Sin Fronteras
Revista fundada en 1997 para la divulgación de estudios especializados sobre enigmas de las antiguas civilizaciones y los orígenes de la humanidad, la cultura y el pensamiento filosófico Época Segunda - Nº 10 - Noviembre de 2015 - ISSN: 1137-5221
Especial Monográfico sobre las posibles primeras pirámides de la península ibérica
¿PIRÁMIDES EN ESPAÑA? Desde las primeras proto-pirámides tumulares cónicas hasta las grandes pirámides escalonadas Revisión crítica: La Gran Pirámide, la Atlántida y las universidades españolas. Sobre los inventados nombres griegos de divinidades egipcias de la pseudogematría del Dr. Pérez-Sánchez Pla y otras falsedades sobre la Gran Pirámide y la Atlántida.
ARQUEOHISTORIA. Por una Arqueología Sin Fronteras. Época Segunda – nº 10 – Noviembre de 2015 -–----------------------------- ISSN: 1137-5221 / Depósito legal: M-9882/1997 –--------------------------
ARQUEOHISTORIA Por una Arqueología Sin Fronteras Época Segunda – nº 10 – Noviembre de 2015 ISSN: 1137-5221. Revista fundada en 1997
ArqueoHistoria & Sociedad Epigráfica
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ARQUEOHISTORIA. Por una Arqueología Sin Fronteras. Época Segunda – nº 10 – Noviembre de 2015 -–----------------------------- ISSN: 1137-5221 / Depósito legal: M-9882/1997 –--------------------------
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Versión en B/N ISBN-13: 978-1519268891 / ISBN-10: 1519268890 Depósito legal: M-9882/1997
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ARQUEOHISTORIA. Por una Arqueología Sin Fronteras. Época Segunda – nº 10 – Noviembre de 2015 -–----------------------------- ISSN: 1137-5221 / Depósito legal: M-9882/1997 –-------------------------ARQUEOHISTORIA Por una Arqueología Sin Fronteras Época Segunda ----------------------------------------------Número 10 Época Segunda – Noviembre de 2015 ----------------------------------------------EDITA ArqueoHistoria & Sociedad Epigráfica ----------------------------------------------DIRECTOR Georgeos Díaz-Montexano ----------------------------------------------REDACCIÓN Atención a colaboradores y correspondencia: www.facebook.com/messages/ArqueoHistoria ----------------------------------------------Arqueoastronomía: Bill Rudersdorf, Pedro Antonio Hernández. Arqueología Bíblica: Javier Alonso. Arqueología Marina: Carlos León, Manu Izaguirre, Cruz Apestegui, José Antonio Finalé. Arqueología Medieval y Colonial: Roger Arrazcaeta, Boris Rodríguez, Adrián Álvarez. Arte Rupestre: Pablo Novoa Álvarez, José San Román. Antropología física, forense, y paleopatología: Ercilio Vento Canosa. Egiptología: Walidh Radham. Escriptología, Epigrafía y Atlantología Histórico-Científica: Georgeos DíazMontexano. Etnología: Israel Moliner, Antonio Picazo. Filología: Elena Guarch. Mitología: Susana Ávila. Filosofía: César Guarde-Paz, Antonio Morillas, Duncan Alexander. Arqueología Precolombina: José Manuel Guarch Delmonte. Epigrafía Precolombina: Mikael Skupin, Gloria Farley, Alexis Rojas, Reynaldo González Villalonga, Edilio Stopiñán, José Saavedra, Abel Hernández Muñoz, Orlando García, Adrián Menéndez, Marcos Rodríguez. Historia Antigua: Miguel Ángel Martínez Artola, Duncan Alexander, Ibrahim Ates. Arqueoturismo: Pablo Montero. Exploración: Sergio Navío. ----------------------------------------------DISTRIBUCIÓN Revista digital gratuita en PDF: http://www.ArqueoHistoria.org http://www.ArqueoHistoria.com.es Revista impresa, para quien desee contribuir como mecenas o patrocinador: A través de las siguientes librerías y tiendas internacionales: Amazon América (Amazon. cont). Antazon Europa. Incluye Amazon.co.uk (Reino Unido), Amazon. de (Alemania), Amazon. es (España), Antazon.fr (Francia), Amazon.it (Italia). Amazon Japón (Amazon.jp). Amazon Canadá (Amazon.ca). CreateSpace eStore. Baker & Taylor. AbeBooks. Audible. Book Depository. TextbooksRus. TextbookX. Banner & Noble. BookQuest. Biblio. Alibris. Iherlibros. Akademika. Superhookdeals. Halficom. Powells. Booksamillion. Ecampus. Bookbyte. Valorebooks.
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que como
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fundadas en 1996 y 1995. Esa Primera Época fue muy dura. A la dificultad por hallar especialistas que estuvieran dispuestos a arriesgar sus nombres
en
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heterodoxa, no oficial, que se movería más allá de las fronteras de la ciencia académica consensuada y lo "políticamente correcto" se añadía la falta de financiación externa, tan renuentes como estuvimos siempre -de acuerdo a nuestros principios- de inundar la revista de publicidad. Por estas razones (entre otras más difíciles de explicar sin caer en teorías
conspiranoicas),
las
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de
ArqueoHistoria
irremediablemente se detuvieron en el número sexto, justo cuando ya comenzaba a prender en un selecto público culto, cada vez más fiel y mayoritario. En esta Segunda Época, ArqueoHistoria renace con nuevas esperanzas, y esta vez sin esa desagradable presión que causa la búsqueda de financiación, confiando en la generosidad y benevolencia de nuestros lectores, quienes con sus donaciones voluntarias de seguro ayudarán a sostener esta altruista publicación que ahora hemos decidido distribuir de modo absolutamente gratuito, asumiendo -tanto el Editor como los altruistas colaboradores- todos los costes de producción, y por el tiempo que sea necesario -incluso sin donaciones-, porque creemos que esta revista es -y serámás que necesaria para los nuevos tiempos. El pueblo necesita conocer aquellas investigaciones que no suelen aparecer en las acreditadas revistas científicas de revisión por pares ni en los libros de textos académicos o estatales, no por ser poco científicas sino por algo tan anti-intelectual y absurdo como no ajustarse a lo "políticamente correcto" o a los paradigmas consensuados sobre lo que debe ser y lo que debe o no contarse, pero también necesita conocer la verdad sobre muchas mentiras y falsificaciones que
lamentablemente infectan los medios y las redes sociales y que han sido creadas y promovidas por ciertos sectores simpatizantes de teorías conspiranoicas, esotéricas y "extraterrestrológicas". La verdad histórica, sea cual sea, esté donde esté, y caiga quien caiga, ha sido siempre nuestro lema y principio, y así será, mientras exista ArqueoHistoria.
Georgeos Díaz-Montexano, Director. 3
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Sumario La Gran Pirámide, la Atlántida y las universidades españolas..................................................6 Sobre los inventados nombres griegos de divinidades egipcias de la pseudogematría del Dr. Pérez-Sánchez Pla y otras falsedades lingüísticas de su Libro 5 sobre la Gran Pirámide y la Atlántida....................................................................................................................................17 ¿Pirámides en Iberia?......................................................................................................................29 Las posibles primeras pirámides de España...........................................................................29 Origen etimológico del término antiguo para pirámide.......................................................48 La raíz universal MR, 'montaña', 'colina', 'pirámide'........................................................55 Las posibles pirámides circulares y cuadrangulares escalonadas de la península ibérica .......................................................................................................................................................57 La posible “Pirámide de Codes”, Guadalajara..................................................................57 Segunda parte de ¿Pirámides en Iberia?......................................................................................62 ESPACIO SOLIDARIO....................................................................................................................68 International Dostoevsky Society (IDS)........................................................................................74 AGON. Grupo de Estudios Filosóficos........................................................................................75
Foto de portada: La posible “Gran Pirámide de Alarilla”, Guadalajara, propuesta como tal por Georgeos Díaz-Montexano,
2002.
Foto:
Cortesía
de
Pedro
Aguilar
Serrano,
2015
(http://comeryandarporlaalcarria.blogspot.com.es). Propuestas de colaboración: Las propuestas de artículos se deben realizar a través del formulario de mensajes de la siguiente página: https://www.facebook.com/messages/ArqueoHistoria o mediante email a: redaccion@arqueohistoria.org Política editorial: Los editores se reservan el derecho de aceptar (o no) las publicaciones propuestas, de acuerdo a los principios histórico-científicos, metodológicos y éticos de la revista, sin que sea determinante en la decisión las titulaciones universitarias, ni la carencia de las mismas. Reclamaciones: Cualquier reclamación sobre los contenidos (textos y fotos) debe ser realizada al autor de los artículos. El editor no se hace responsable de los mismos, ni de la opinión, ideas e hipótesis de cada autor.
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REVISIÓN CRÍTICA
La Gran Pirámide, la Atlántida y las universidades españolas The Great Pyramid, Atlantis and Spanish universities Dr. César Guarde-Paz, Universidad de Barcelona y Nankai University (Tianjin, China).1 Resumen: En este artículo se presenta una revisión crítica de algunas de las teorías sobre la Gran Pirámide defendidas por el arquitecto español Miquel Pérez-Sánchez, tal como se presenta en una de sus conferencias, pero también en su tesis doctoral y libros auto-publicados. Según Pérez-Sánchez, la Gran Pirámide es una conmemoración del diluvio universal descrito en la Biblia y muchos otros cuentos antiguos. La pirámide se habría coronado por una esfera de oro, que representa la forma del cometa responsable de la inundación. Estas y otras afirmaciones son críticamente abordadas aquí, seguida de una crítica a los estudiosos e instituciones que han estado apoyando esta iniciativa. Abstrac: This article presents a critical review of some of the theories about the Great Pyramid advocated by the Spanish architect Miquel Pérez-Sánchez, as presented in one of his conferences but also in his Ph.D. dissertation and self-published books. According to Pérez-Sánchez, the Great Pyramid is a commemoration of the Flood myth described in the Bible and many other ancient tales. The pyramid would have been crowned by a golden Sphere, representing the shape of the comet responsible for the Flood. These and other claims are critically addressed here, followed by a criticism of the scholars and institutions who have been supporting this venture. 1
El presente artículo es una versión ampliada del artículo “De las imperfecciones esenciales del intelecto Comentario a raíz de la conferencia ‘La Atlántida: de mito platónico a realidad protohistórica’, a cargo del Dr. Miquel Pérez-Sánchez”, publicado el 28 de junio de 2012 en AGON. Grupo de Estudios Filosóficos, www.agonfilosofia.es/index.php?option=com_content&view=article&id=145&Itemid=15.
Introducción A las seis de la tarde del 14 de junio de 2012 el Dr. Miquel Pérez-Sánchez presentaba en la Sala de Actos de la Delegación del CSIC en Catalunya su conferencia “La Atlántida: de mito platónico a realidad protohistórica”. En su momento fueron muchos los medios de prensa que se hicieron eco de la noticia –una de esas sierpes estivales pensaba ingenuo el que esto escribe– del gran descubrimiento efectuado por un arquitecto catalán, el Dr. Miquel Pérez-Sánchez, quien en su tesis doctoral, calificada cum laude, defendía entre otras cosas que la Gran Pirámide atribuida al faraón Keops fue construida para 6
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conmemorar el Diluvio Universal, coronando la construcción con una esfera dorada de 3 codos reales de diámetro, a modo de piramidión. Desde entonces, y desde que yo escribiera una feroz crítica al contenido de esta ponencia denunciando la falsificación histórica con la que el susodicho “doctor” lleva tiempo manipulando y viviendo a costa del dinero público del contribuyente, han pasado ya más de tres años. Como suele suceder en el ámbito académico español, criticar a falsificadores, plagiadores, caraduras o, simplemente, mentirosos tiene nula utilidad. Al fin y al cabo, el ámbito académico español es prácticamente inexistente: se trata de un grupo de mafiosos que, como en toda organización criminal, se conocen entre ellos y se distribuyen sus diferentes áreas de explotación. Ningún mafioso denunciará a otro mafioso, especialmente cuando todos hacen negocios juntos. Es por ello que mi crítica, como la efectuada por muchos escépticos, cayó en saco roto. Recientemente los medios han retomado las investigaciones de este “doctor”, aunque en esta ocasión, dado el clima, no parece tratarse tanto de una “sierpe estival”, sino más bien de un resfriado invernal. Y es que el Dr. Miquel Pérez-Sánchez acaba de publicar una serie de cinco libros sobre sus teorías, el quinto de los cuales, La Gran Pirámide, clave secreta del pasado. 5. El código secreto (publicado por Antiguo Egipto XXI, editorial cuyo administrador único es, sorpresa, Miquel Pérez-Sánchez), retoma algunos de los puntos expuestos en la anteriormente citada conferencia. Para más inri, y como se nos informa nada más abrir el libro, “Esta obra ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte”, consistente según el B.O.E. en 10.000 euros robados a todos ustedes. El siguiente artículo es una versión ligeramente ampliada de la crítica que escribí en su momento, nada más asistir a la conferencia del Dr. Miquel Pérez-Sánchez.
Tesis doctoral y constitución del tribunal Comencemos por lo esencial: la tesis doctoral en la cual se basan todas estas investigaciones, redactada en catalán, lleva por título “La Gran Piràmide: clau secreta del passat. L’Atlàntida o els orígens de la civilització occidental” (puede consultarse in situ en la biblioteca del Campus Norte de la UPC, referencia T 08/73). Dirigida por Josep Muntañola Thornberg, catedrático de la Universidad Politécnica de Cataluña, fue leída en la misma facultad el 29 de enero del 2008 para acceder al grado de doctor en arquitectura, frente a un tribunal compuesto por las siguientes personas: 1. Gabriel Ferrate i Pasqual, catedrático de Automática de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Barcelona y ex-rector de la citada UPC, en calidad de presidente del tribunal; 2. Antonio Armesto Aira, doctor arquitecto y profesor titular del Departamento de 7
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Proyectos Arquitectónicos de la UPC, en calidad de secretario; 3. Carlos Miralles Solà, catedrático de Filología Griega de la Universidad de Barcelona, en calidad de vocal; 4. Claudi Alsina Català, doctor en matemáticas y catedrático de la UPC, en calidad de vocal; 5. Sebastià Serrano Carreras, catedrático de Lingüística General y Teoría de la Comunicación en la Universidad de Barcelona, en calidad de vocal. De todos ellos, el único que parece tener un mínimo de competencia a la hora de valorar una tesis doctoral sobre la Atlántida y, por tanto, sobre el mundo y la cultura griega, es Carlos Miralles Solà, un autor mínimamente conocido en el ámbito de los estudios griegos en España y Latinoamérica. Desgraciadamente Carlos Miralles falleció a finales de enero del presente año, por lo que resta la incógnita: ¿qué razones llevaron al famoso helenista a otorgar su nihil obstat a semejante disparate? Aunque no esté bien hablar mal de los muertos, la verdad se antepone al respeto: Carlos Miralles participó, junto al Dr. Pérez-Sánchez, en una de las ponencias del CSIC en 2012. Por tanto, todo queda entre amigos. Más grave resulta el saber que, como toda tesis doctoral, ha debido pasar un control previo a su lectura: las tesis doctorales se depositan durante un tiempo para ser revisadas antes de pasar a la fase final. Todo esto evidencia claramente que, al menos en lo que a la facultad de arquitectura de la Universidad Politécnica de Cataluña se refiere, sacarse un doctorado es más fácil que sacarse el examen práctico de conducir sobornando al examinador. Por otro lado, el Dr. Pérez-Sánchez publicó su tesis doctoral en 2008, es decir, hace ya siete años. Desde entonces, sin embargo, no ha realizado ninguna publicación académica basada en sus estudios ni ha publicado un libro sobre la misma en alguna editorial importante. Sus cinco recientes volúmenes son auto-publicados puesto que, como informa el Boletín Oficial del Estado, Ediciones Antiguo Egipto XXI S.L. –antes Atlantis Sociedad de Investigaciones Arqueológicas S.L.– tiene como administrador único al Dr. Miquel Pérez-Sánchez. Sería de esperar que una tesis tan relevante y pionera en su campo y aprobada por una universidad que cuenta con cierto prestigio hubiese corrido mejor suerte. No es el caso. Unos años después de la lectura de su tesis, en 2012, el Dr. Pérez-Sánchez organizó una serie de conferencias en la sede catalana del CSIC, cuatro en total, bajo el título genérico de “Matemáticas y geometría, astronomía y geodesia en el Antiguo Egipto: el conjunto monumental de Giza”. El lector debería considerar seriamente lo que aquí está 8
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sucediendo porque no es, como se dice vulgarmente, moco de pavo: el autor consiguió convencer a su director de semejante infamia, pasar los controles previos a la tesis, convencer al menos a cinco doctores –aunque sólo uno con competencias relevantes– para que asistiesen al tribunal, defender ante ellos su tesis y, finalmente, convencer al CSIC para organizar estas conferencias. No contento con ello, el Dr. Pérez-Sánchez también consiguió llevar a sus conferencias a varios patitos de feria que, como si de un festival circense se tratase, desfilaron por la sede el CSIC mostrando su aprobación académica: en primer lugar Octavi Piulats, doctor en filosofía y actual profesor de la Universidad de Barcelona, conocido entre sus compañeros por su vinculación a temas relacionados con la espiritualidad, los “ángeles de luz” y otras ideas pseudocientíficas que no deberían tener cabida en una universidad seria –ni pagarse con dinero público, pues sus libros sobre “ángeles de luz” se los paga la universidad. A continuación asistió el ya mencionado Carlos Miralles Solà. Y finalmente Joan Gómez Pallarès, catedrático de Filología Latina de la Universidad Autónoma de Barcelona, que no pudo asistir por motivos que no se especificaron. Todos estos señores otorgaron, una vez más, su imprimi potest a los rocambolescos desvaríos pseudo-científicos de las cuatro conferencias de este ciclo.
La conferencia Empecemos por lo que la conferencia no tiene: un buen título. El vehículo de entrada al tema de estudio es en sí mismo un despropósito. No hay mitos platónicos, sino socráticos, que son en su mayoría alegorías y no mitos, pues estos habían sido ya fuertemente criticados por Platón en el libro tercero de su República (398a). Asimismo, la Atlántida no es ni un mito ni platónico, sino una “historia verdadera” (Tim. 26e) narrada por Critias a Timeo y Sócrates. Los “mitos platónicos” aparecen siempre en boca de Sócrates o, en el caso de Las Leyes, del extranjero ateniense que sustituye a éste. La teoría principal de esta conferencia puede resumirse, a grandes rasgos, de la siguiente forma: existía antiguamente en el Mediterráneo una isla, cuna de la civilización “occidental” (en esto se incluye Mesopotamia), que fue destruida por el Diluvio (casi) Universal causado por los restos de la cola del Cometa Fénix. Esta isla era, naturalmente, la Atlántida de Platón. De entre los atlantes que se salvaron de la catástrofe, uno de ellos, Osiris, alcanzó Egipto, en donde inició la construcción del complejo de Giza con la intención de guardar, a través de sus medidas y proporciones, parte de ese conocimiento atlante que era, dicho sea de paso, monoteísta: allí dejaron, codificado en números, la propia palabra Atlántida en griego clásico del s. V, el nombre de Jesús, también en griego clásico, además de otros apuntes transcendentales, como la fecha del Apocalipsis. Huelga decir que hicieron todo esto, como muy tarde, en el 2500 a.C., con números que se corresponderían con el sistema numérico jónico del s. IV a.C., en el que las letras griegas 9
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inventadas en el s. VIII a.C. tienen un determinado valor numérico. Sobre esto volveremos en seguida. No contentos con tal previsión de acontecimientos, en cierto momento los descendientes directos de nuestro Osiris dejaron de sentirse a gusto con el politeísmo egipcio y, tras edificar la Gran Pirámide como imagen del Cometa Fénix que los destruyó (una esfera coronando la pirámide, que representaría la cola del cometa), huyeron a través de la península del Sinaí hasta la Tierra Prometida. El pueblo judío, descendiente directo de los atlantes, había nacido –y codificado el nombre del Mesías cristiano en griego clásico–. Esto, repito, es a lo que se limitó la conferencia y, muy posiblemente, será tema de futuros libros, como parece prometerse en el quinto volumen (p. 59). Pero es imprescindible tenerlo en cuenta, pues aquí la conclusión justifica las premisas, y no al revés.
¿Números griegos del s. IV a.C. en una pirámide del tercer milenio a.C.? Como se ha dicho, uno de los puntos clave de la malograda investigación del Dr. Pérez-Sánchez es la relación entre las medidas de la Gran Pirámide y los números que los griegos utilizaron a partir del s. IV a.C.. Cuando se construyó la Gran Pirámide según la egiptología oficial (c. 2500 a.C.) no existía todavía el alfabeto griego, que sería creado mucho más tarde a partir de varios sistemas de escritura semíticos. De hecho, el alfabeto griego no fue una invención sin más, sino que tuvo una lenta y pausada evolución hasta establecerse, en el s. V a.C., el griego clásico que hoy conocemos. En ese espacio de varios siglos existieron diferentes letras y arcaísmos que luego cayeron en desuso. A su vez, el sistema numérico jónico no comienza a utilizarse, según los cálculos más conservadores, hasta el s. IV a.C., cuando sustituye al anterior sistema ático en el que las letras tenían otros valores numéricos muy diferentes, y que venía usándose ya desde el s. VII a.C.. ¿Cómo es posible que los atlantes utilizasen un sistema numérico basado en un alfabeto tardío de una lengua que ni siquiera existía todavía? La respuesta del Dr. Pérez-Sánchez a esta y otras preguntas es siempre la misma: no lo sabemos, pero ahí está. O más bien no, y resulta extraño que el también doctor, catedrático y famoso helenista Carlos Miralles no se diese cuenta de nada de esto. De entre los nombres y datos que aparecen codificados en griego en la Gran Pirámide encontramos, según nos informa el ponente, el nombre de la Atlántida. El razonamiento es simple: en las medidas de la construcción reaparece por doquier la cifra 892, que es, curiosamente, idéntica a la suma de los valores numéricos de las letras del nombre “Atlantis” en el sistema ático (a cada letra corresponde un número): 1+300+30+1+50+300+10+200=892. Lo importante aquí es que, como asegura el ponente, “Atlantis” es la única palabra en griego, “de entre 5.800 palabras investigadas”, que suma estos valores. No se apresure el lector a aceptar el desafío y encontrar en cuestión de 10
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minutos media docena de palabras que sumen idénticos valores: el propio Dr. PérezSánchez, haciendo acopio de una increíble memoria selectiva con la que comulga todo su impasible público y su director de tesis, nos muestra inmediatamente, un minuto después, una serie de palabras y expresiones que, en griego clásico, suman también 892 (según el autor, pues así, por ejemplo, Ἰουδαῖος suma 765; σφαῖρα, 812; etc.). Y esto es así porque están todas ellas relacionadas con la Gran Pirámide y la Atlántida. ¿Es ésta la metodología propia de una tesis doctoral presentada y galardonada cum laude por una universidad occidental que ocupa el puesto 87 en el ranking mundial de ingeniería?
Los egipcios inventaron el nombre griego del número pi Pero una de las muchas delicias que muestran el profundo conocimiento que profesa el Dr. Pérez-Sánchez en materias centrales de su estudio, tales como la egiptología, las matemáticas o la filología griega, la encontramos en una de sus primeras aseveraciones durante la conferencia: que las dos ciudades Pi del Antiguo Egipto se encuentran a pi π grados de Hermópolis Magna, lo cual evidenciaría el conocimiento del radio terrestre por parte de los egipcios. No entraremos aquí a analizar las imprecisiones técnicas de estos cálculos, sino algo mucho más básico, como es la validez metodológica de esta afirmación, esto es, su petitio principii. Por “ciudades Pi”, el Dr. Pérez-Sánchez entiende aquellas ciudades que en su nombre moderno comienzan con “Pi”, en este caso, y según afirma, había dos ciudades con este nombre: Naucratis, conocida en egipcio como Pi-emroye, y Pi-Ramesses, esta última “del s. XIII”, suponemos que antes de Cristo. El primer problema de esta afirmación es la nomenclatura: el “Pi” de Pi-Ramesses corresponde al sonido egipcio antiguo “Per”, “casa”, correctamente transcrito como “Pr”. El nombre de Naucratis en egipcio es Pr-mryt, siendo el sonido “pr”, en ambos casos, el jeroglífico para “casa”, que debe leerse intercalando una vocal desconocida que los egiptólogos han reconstruido como “e” (“per”). Es decir, los nombres de las ciudades se habrían pronunciado Peremroye y Per-Ramesses. El segundo problema lo constituye la elección de las ciudades: el Dr. Pérez-Sánchez parece ocultarnos la existencia de otras muchas “ciudades Pi” (es decir, “Pr”), como PrAmun (moderna Pelusio), Pr-Aat (Heliópolis), Pr-Banebdjedet (Mendes) y así con al menos otras siete ciudades más. Pero el problema principal lo constituye el número pi en sí mismo. Parece ser que se ignora aquí que la letra griega pi π sólo comenzó a utilizarse para representar al famoso número irracional en el s. XVIII, en concreto cuando el matemático galés William Jones publicó su Synopsis Palmariorum Matheseos en 1706 (no sería, sin embargo, hasta mediados de siglo que su uso se popularizaría). Los griegos nunca denominaron al 11
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número pi con esa letra ni con esa combinación de fonemas y, por tanto, independientemente de si los egipcios conocían o no la relación entre una circunferencia y su radio o las medidas de la Tierra, ni unos ni otros la llamaron pi.
Las muchas Columnas de Hércules Otro de los suculentos guisos que el Dr. Pérez-Sánchez ofreció a los comensales fue la rotunda afirmación de que las Columnas de Hércules, cerca de las cuales sitúa Platón la Atlántida, no podían hallarse en el Estrecho de Gibraltar porque, para sostener una esfera, como es la Tierra, hacen falta no dos, sino cuatro columnas. Por ello Platón, o bien se equivoca, o bien nos engaña, al situar la Atlántida en el Estrecho de Gibraltar. He aquí uno de los mecanismos habituales de los disparatados atlantólogos vendidos a la misteriología más montaraz: allí donde la hipótesis no cuadra con los datos que proporciona el autor, éste se equivoca o nos engaña. Pero esta vejación al maestro ateniense tiene sus consecuencias: nos muestra cómo la soberbia es amiga de la ignorancia. En primer lugar, absolutamente todas las fuentes antiguas, sean griegas o latinas, sitúan las Columnas de Hércules en el Estrecho de Gibraltar, todas y sin excepción. Asimismo, tanto Platón como los autores posteriores que hablan de la Atlántida la sitúan invariablemente en el entorno geográfico del Estrecho de Gibraltar, con nombres tales como Gadeira o Atlas, siendo la primera, además, identificada con una isla situada en la boca del Estrecho en fuentes geográficas anteriores a Platón, tradición que reaparece en la famosa Tabula Peutingeriana romana. No menos ridículo resulta afirmar que las Columnas de Hércules eran cuatro, pues sobre dos columnas no puede sostenerse una esfera. Olvida el Dr. Pérez-Sánchez que era Atlas, no Hércules, quien sostenía los cielos, y no sobre columnas sino sobre sus hombros, para evitar una nueva unión entre Gea y Urano. Existía, según una tradición recogida por Esquilo, una “Columna del Cielo y la Tierra” que sostenía los cielos y descansaba sobre Atlas: una, no cuatro (Esq. Prom. Des. 349, 428). Las Columnas de Hércules, como atestiguan fuentes antiguas desde Píndaro (citado por Estrabón, III.5.5) hasta Diodoro Sículo (IV.18.5) y Plinio (H.N. III.4), eran el resultado de la separación de ambos continentes durante uno de los trabajos de Herakles/Hércules, marcando el lugar más alejado de la tierra al que el héroe había llegado. No sostenían absolutamente nada. Existe, de hecho, una interesante relación entre las figuras mitológicas de Cronos, Briareo (denominación genérica de los Hecatónquiros) y Hércules. Cronos, tras utilizar a los Hecatónquiros, los devolvió al Tártaro, de donde fueron rescatados por Zeus para enfrentarse a aquél y a los titanes (entre ellos, Atlas). Zenobio (Prov. Cent. V.48) identifica a Hércules con este Briareo, guardián del vencido Cronos según Plutarco (De facie 941a), a raíz de lo cual existían unos “Pilares de Briareo” señalados por Eliano (Var. Hist. V.3) y por 12
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un fragmento dudoso de Aristóteles (fr. 678 Rose) y denominados por dos historiadores antiguos “Pilares de Cronos” (Clearco, fr. 56; Cárace, fr. 16). Pero éstos se encontraban, nuevamente, en las inmediaciones del Océano Atlántico, como señala de nuevo Plutarco al referirse a las islas de Briareo y Cronos (íbid.). Las tradiciones de varios pilares distribuidos por el mundo antiguo no deben confundirnos. Así, cuando Escílax nos habla de los “pilares” hercúleos de Europa y de los “pilares” hercúleos de Libia, se está refiriendo a las diversas tradiciones que posteriormente discutirá Estrabón sobre la localización exacta de estos pilares: los autores antiguos saben que son dos y que se encuentra cada uno en un continente, pero desconocen la posición exacta, asignando cada uno un lugar y causando así la aparición de “pilares” en Europa y “pilares” en Libia (1.51 Hudson). Un poco más abajo el mismo Escílax, al situarlos, lo hace en singular, el “pilar” de Europa y el de Libia, y en el mismo lugar que los demás autores: la boca del Estrecho de Gibraltar. A esta pluralización se refiere Hesiquio cuando, medio milenio después de Estrabón, nos habla de una, dos, tres y hasta cuatro columnas (s.v. στήλας διστόμους).
De la Atlántida a Sirio… ¡y las bombillas de la Gran Pirámide! No fueron estos los más graves dislates que adornaron el transcurso de la conferencia. Cabe citar, ya en el turno de preguntas, la repetición de varios mitos pseudohistóricos tiempo atrás superados, como los dogones y Sirio (¿insinuaba acaso el ponente la procedencia extraterrestre de los conocimientos egipcios o, tal vez, de los propios atlantes-judíos, situándose así en la línea de los Astronautas de Yavé de J.J. Benítez?), la Cámara de Archivos bajo la Esfinge popularizada por Robert Bauval o las linternas/bombillas del Templo de Dendera, que en un terrible lapsus situó dentro de la Gran Pirámide, preguntándose cómo pudieron labrar a oscuras y qué significaban tan extraños e inexplicados diseños. Olvidaba así el Dr. Pérez-Sánchez, una vez más, los restos de hollín y los textos que acompañan y explican qué son realmente esas misteriosas bombillas, traducidos en 1997 por Wolfgang Waitkus. Y, finalmente, una supuesta expedición que ya cuenta con el apoyo de alguno de los catedráticos y doctores presentes en sus anteriores ponencias.
Conclusión Sorprende, en definitiva, no ya que se destine dinero público a la realización de remiendos pseudo-académicos de este calibre, lo cual ya es de por sí gravísimo, sino que se sostenga con cuantiosos sueldos, subvenciones y pensiones a unos profesionales que no tienen sino el nombre, cual corona real usurpada a sus legítimos sucesores, mientras éstos se ven literalmente desterrados o amablemente invitados a buscarse el sustento más allá 13
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de los Pirineos. Schopenhauer afirmaba en el capítulo a su opus magnus “De las imperfecciones esenciales del intelecto” que “nadie merece ser escuchado si antes no da pruebas de esa superioridad y eminencia” y que, “si el público pudiera convencerse de esto, no derrocharía ya un tiempo precioso para su educación en las producciones de mentes comunes, es decir, en las incontables chapucerías poéticas y filosóficas que se incuban a diario”. Si esto fuese así, concluye Schopenhauer, “nos libraríamos pronto de esas miles de producciones incompetentes que, como la mala hierba, dificultan el crecimiento del buen trigo”1. O como espléndidamente recuerda el Dr. Jordi Morillas en un artículo sobre la cuestión: “El hecho de que tales artículos se sigan publicando impunemente en revistas que se pretenden serias y científicas refleja una vez más el estado actual en el cual se encuentra la universidad española, formada por todo un conjunto de mafiosos ignorantes quienes, bajo el nombre de la libertad de cátedra y de la democracia, expulsaron en su momento a los auténticos profesores para ponerse ellos en su lugar y crear de esta manera una casta tan corrupta o más que la política e instaurar un corporativismo de la mediocridad que está ahogando e impidiendo la promoción a aquellos que están capacitados, premiando, por el contrario, a los serviles y a los ignorantes”.2 Quítense, señores, esa corona real y enfréntense al dístico profético de Dante, cantado por Lord Byron: “Sentidme en la soledad de reyes / sin el poder que les permite soportar una corona”.
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A. Schopenhauer, W II, p. 171-172, de la trad. de Rafael-José Díaz y María Montserrat Armas, Akal, Madrid, 2005, p. 586. Jordi Morillas, “Paolo Stellino o para qué sirve el dinero de nuestros impuestos”,en www.agonfilosofia.es/index.php? option=com_content&view=article&id=26&catid=11&Itemid=13.
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Recortes de prensa sobre las extraordinarias afirmaciones -sin verdadero aporte de las debidas pruebas extraordinarias- del arquitecto Miquel Pérez-Sánchez Pla.
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Interesante y muy ilustrativo ejemplo sobre lo extremadamente especulativo y subjetivo que resultan las cábalas numéricas y matemáticas cuando se aplican, no a una pirámide, sino a cualquier objeto, hasta en un simple bolígrafo BIC. En el ejemplo se alude a los extraterrestres, pero puede igualmente aplicarse a cualquier otra misteriosa civilización desaparecida y desconocida, o a los mismos atlantes, que tal como afirma el Sr. Pérez-Sánchez Pla fueron conmemorados en la construcción de la Gran Pirámide.
Fuente: http://www.macuarium.com/foro/index.php?showtopic=83832
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REVISIÓN CRÍTICA
Sobre los inventados nombres griegos de divinidades egipcias de la pseudogematría del Dr. PérezSánchez Pla y otras falsedades lingüísticas de su Libro 5 sobre la Gran Pirámide y la Atlántida. About the invented Greek names of Egyptian deities of the Dr. PerezSanchez Pla's pseudogematry and other linguistic falsehoods from his Book 5 about the Great Pyramid and Atlantis. Por Georgeos Díaz-Montexano, Accepted Member of The Epigraphic Society y Presidente Fundador Emeritus de la Sociedad Hispano-Egipcia de Egiptología. Por lo que ha sido publicado en resúmenes y lo argumentado en entrevistas que le han realizado a nivel escrito o en video al arquitecto, Dr. Miquel Pérez-Sánchez Pla, lo relacionado con la Atlántida y demás cábalas gemátricas sobre supuestos nombres griegos de divinidades egipcias es todo ello insostenible, de acuerdo a las fuentes primarias escritas clásicas y egipcias conocidas. Apenas empecé a leer sobre sus argumentos, afirmaciones y conclusiones, me di cuenta del nivel de "rigor" del Dr. Pérez-Sánchez Pla. Desde el primer argmento, cuando hace el análisis para demostrar como la suma cabalística y gemátrica del nombre del dios Thôth (según la grafía o transcripción griega tardía del nombre egipcio) da el conveniente número que soporta sus ideas, y a la primera me percato que usa una falsa transcripción del nombre de Thôth, el cual descompone en tres letras: theta, ómicron, y theta de nuevo, cuando en realidad se escribía como theta, ômega y theta, o sea, Θωθ, que en castellano sonaría como Zooz, y en copto como Ⲧϩⲟⲩⲧ o Tϩⲱⲩⲧ, con cuatro letras, siendo estas últimas formas la más próxima a la antigua egipcia. Obviamente, nada de esto sirve a la 17
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hipótesis cabalístico-gemátrica del Dr. Pérez-Sánchez Pla, ya que la suma -según la tabla que él mismo usa en su libro- arrojaría una cifra diferente, pues la ômega equivale a 800, de modo que la suma no es 88, sino 818. Dos números completamente diferentes. Veamos el pasaje relacionado en su Libro 5:
Sobre la misma base el Dr. Dr. Pérez-Sánchez Pla, usando una forma falsa de transcribir el nombre griego de Thôth, que ya hemos visto transcribe como Thoth (con ómicron en vez de con ômega), veamos como siguen sus especulaciones:
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Todo esto podría resultar interesante sino fuera porque la verdadera cifra es 40. Pero en Egipto nunca existieron 40 Nomos, así que todo lo anterior se derrumba por completo, pues la premisa de la que ha partido el Dr. Pérez-Sánchez Pla es sencillamente falsa. Si la premisa es falsa o errónea, obviamente, las conclusiones también lo serán. Creo que las críticas que había leído sobre su obra, que ya me parecían acertadas y bien fundamentadas, en realidad han sido más que generosas. Si un autor es capaz de hacer algo así, ya no es confiable. La obra podría estar plagada de muchas adulteraciones y falsedades. Y aquí no podemos pensar en un mero error, porque la grafía del nombre de Thôth es bien conocida y aparece hasta en la Wikipedia, aunque no sea esta, precisamente, una obra de referencia científica, pero en este caso, es correcta la información, porque la grafía griega usual del nombre de Thôth registrada en las fuentes clásicas es con ômega no con ómicron, y esto arroja número muy diferentes. Mi campo no es la arquitectura ni la matemática ni el esoterismo, y por ello mismo jamás hago cábalas numéricas. Pero mis amplios conocimientos de más de treinta años en materia de lenguas antiguas, especialmente en lenguas clásicas como el Griego y el Latín, y Antiguo Egipcio, si me dotan de capacidad suficiente para detectar errores basados en transcripciones falsas o erróneas de nombres egipcios o griegos. Hasta ahí puedo llegar. Casi la mitad del Libro 5 está basado en la falsa transcripción del nombre de Thôth, y después comienza con Jepri, inventándose una forma griega de esta divinidad que sencillamente ¡no existe! Y más de la mitad del mismo libro se basa en nombres griegos de dioses egipcios que no están documentados, o cuando sí lo están, el Dr. Pérez-Sánchez Pla no respeta sus grafías registradas sino que usa otras diferentes y falsas con las cuales edifica todas sus cábalas y elucubraciones matemáticas y gemátricas. Así, por ejemplo, el nombre del dios egipcio Ptah, que es uno de los pocos nombres de divinidades egipcias de las cuales conocemos su forma en griego, que era Φθά (Ftha), sin ēta (η) final, o Φθάς (Fthás), no Πταη (Ptah) que es una mera transcripción al griego de la transcripción de los tiempos modernos hecha por egiptólogos e historiadores europeos, después de que se comenzara a leer los textos egipcios, ya que en egipcio se escribe como ptH. Pero la H egipcia era aspirada como la h inglesa de heart, y este sonido ni siquiera existe en el griego. Así que, si ya solo las dos primeras letras en la forma griega son otras (Fi y Thēta en vez de Pi y Tau), y, por tanto, otros valores numéricos, pues ya todas las especulaciones gemátricas realizadas antes con erróneos valores numéricos se van al traste. Ahora imaginemos el resto, pues p (Pi) es 80/16, pero f (Fi) es 500/21, según la tabla gemátrica griega usada por el Dr. Miquel Pérez-Sánchez Pla en su libro 5. 3 No es necesario verificar nada. Resulta más que obvio que si los valores numéricos son diferentes, también lo serán las resultados de los cálculos. 3
Pérez-Sánchez Pla, Miquel, La Gran Pirámide. Clave Secreta del Pasado 5. El Código Secreto”, p. 14.
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Arriba puede verse en el célebre y clásico diccionario egipcio de Champollión que el nombre del dios egipcio ptH se transcribía en griego como Φθά (Phi, Theta y Alfa). En caracteres coptos Champolión los transcribe de dos formas: ⲡⲧϩ y ⲡⲧⲁϩ, pero también se conocen las formas ⲡⲉⲧⲁϩ y ⲡīⲧⲁϩ. La supuesta transcripción griega, Πταη (con pi inicial y ēta griega al final), que usa el Dr. Pérez-Sánchez Pla, es absolutamente falsa. No está documentada en autor griego alguno.
En fin, que todo se va al garete, cuando se sigue partiendo de una transcripción falsa del nombre del dios egipcio DHwt, que en griego era Thôth (con ômega no con ómicron) y también de una falsa transcripción griega del nombre del dios egipcio ptH.
El Dr. Pérez-Sánchez Pla, hace uso también del nombre del dios Ra transcrito en griego como Ρα, aunque los griegos lo interpretaban como Helios (Ἡελιος), y los coptos que hablan una forma tardía de lengua egipcia y escriben con un alfabeto griego, lo transcribieron como Ρh (Rê), o sea, ro + ēta (e larga como la ēta griega), o a veces (en algunos dialectos) como Ρε (Re) o con iota, Ρει (Rei), o Ρι (Ri). Véase imagen a la 20
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izquierda. De modo que es completamente absurdo hacer cábalas gemátricas con la forma griega Ρα, cuando sabemos que entre los coptos, donde se conserva la forma más aproximada a la original egipcia se escribe como Ρh (Rê), Ρει (Re), Ρει (Rei) o Ρι (Ri), pero nunca como Ρa (Ra). El Dr. Pérez-Sánchez Pla en el mismo Libro 5 dice, por ejemplo, "Como hemos visto en libros anteriores el número 888 representa al Neter Ua, al Dios Uno o Dios Único que está documentado en el Periodo Predinástico, a través de su nombre secreto que tiene el 888 como valor nominal." Pero como todo lo que imagina acerca del "Dios Uno" con valor 888, y cómo este era una unión de Thoth y Ra, lo vincula con supuestas formas griegas no documentadas o transcritas erróneamente de los nombres de estos dioses, las conclusiones son, por tanto, igual de falsas o erróneas. Además, es falso también que exista un “Dios Uno” o “Dios Único” en los orígenes del Antiguo Egipto, en tiempos predinásticos. El título de nTr wa (Netcher Ua), , “Dios único”, solo se registra a partir del Imperio Nuevo, especialmente en los tiempos de Ajenatón o Amenofis IV, o sea, mucho después de los tiempos de las pirámides y muchísimo después de cuando el Dr. Pérez-Sánchez Pla dice que ya existía. La denominación de nTr wa, es literalmente el "Dios Uno", en el sentido del primer dios, el número uno, el que está a la cabeza de todos los demás dioses, o “Dios solo o único”, pero no el "Único Dios", en un sentido monoteísta. Este título, nTr wa, fue dado principalmente a Atum o Ra como dios principal, sin ninguna connotación monoteísta, y a su posterior forma o aspecto (a partir de la Dinastía XVIII), Amón-Ra, por haber sido, precisamente, esta divinidad solar (Atum/Ra/Amon-Ra), el primer dios nacido de la colina primigenia (Benben) que se hallaba en la primera tierra o isla emergida del Océano Primordial (Nunn). La denominación de nTr wa como "el único Dios" se hizo mucho más popular en el periodo de Amarna como epíteto del dios Atón, el disco solar, que fue adorado como principal divinidad por Ajenatón. Pero ni siquiera este culto llegó a constituir un verdadero monoteísmo como lo demuestran ciertas inscripciones de la época donde se mencionan otras divinidades o aspectos del mismo dios sol, así como símbolos sagrados de antiguas creencias que nunca se abandonaron. No obstante, el pasaje al que se refiere el Dr. Pérez-Sánchez Pla, "nTr wa.u xpr m zp tp", en el Libro 1-2, que se transcribiría al castellano como: "netcher uau jeper em zep tep" (¡no sep tem! como erróneamente vemos en el citado libro), pertenece al "Libro de los Muertos" del papiro de Hunefer (P. London BM EA 9901), creado en tiempos de la Dinastía XIX, que podría contener pasajes de una tradición que como mucho se podría hacer remontar hasta finales del Imperio Antiguo, cuando se escribieron los Textos de las Pirámides. Por otra parte, vemos en el citado pasaje que en realidad no se trata de la forma nTr wa (el Dios Uno) sino de la expresión nTr wa.w, que se traduce realmente como "El solitario Dios" o el "Dios solo" (que está en soledad). La traducción correcta de dicho pasaje, de acuerdo a la gramática egipcia de los últimos tiempos es la siguiente: "El 21
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solitario Dios <que> vino a la existencia en el primer tiempo". En cualquier caso, una mera descripción de la condición de Atum/Ra en el momento justo en que la divinidad surge como el primer dios, según la teología solar heliopolitana, en el principio de los tiempos. Por otra parte, las gramáticas de lengua egipcia actualmente utilizadas por los estudiosos, ya hace tiempo que superaron -en mucho- a la de Ernest Wallis Budge de finales del siglo XIX, pero inexplicablemente esta es la que usa el Dr. Pérez-Sánchez Pla, con errónea transcripción fonética incluida. Resumiendo la cuestión del nTr wa, y con independencia del grave error cometido (o simplemente tomado de otro) por el Dr. Pérrez-Sánchez Pla, al atribuir un texto egipcio mágico-religioso del Imperio Nuevo a los tiempos predinásticos, no existen evidencias epigráficas que sustenten la existencia de un monoteísmo primigenio en los orígenes del Antiguo Egipto desde tiempos predinásticos. Según los testimonios más antiguos conocidos, entre finales del periodo predinástico y los inicios del dinástico, ya se representaban algunas de las más importantes divinidades egipcias, especialmente zoomórficas, tales como el halcón (Horus), el cocodrilo, el escorpión, el mandril o babuino, Hedye-Ur (posible símbolo de Thôth), la leona, la diosa vaca (Hathor), Neith, Seth y el dios Atum o Min, entre otros. Queda más que claro que si alguna vez los antiguos egipcios se aproximaron a un monoteísmo, esto solo sucedió en tiempos de Ajenatón, ni antes ni después. Por mero rigor histórico-científico, debería el citado arquitecto eliminar de sus libros, de inmediato (siendo libros electrónicos en formato PDF no es nada complicado hacerlo), todos los extensos argumentos que ha construido sobre la falsedad de la existencia de un primigenio monoteísmo egipcio y el falso testimonio que repite hasta la saciedad en toda su obra acerca de la existencia, desde los tiempos predinásticos, del tan mencionado nTr wa o "Dios único". Papiro de Hunefer (Dinastía XVIII). La flecha roja señala el comienzo del citado pasaje el cual se desarrolla dentro de los límites señalados en amarillo. Se translitera como: nTr wa.u xpr m zp tp, y se traduce como: "El solitario Dios <que> vino a la existencia en el primer tiempo". Abajo, pasaje transcrito en el libro de E. W. Budge (1895).4
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Budge, E. A. Wallis, First Steps in Egyptian Hieroglyphics: A Book for Beginners, Kegan Paul, Trench, Trübner & Co., Ltd., London, 1895, p. 236.
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Lo mismo podemos decir de todas las demás cábalas gemátricas que hace con los nombres de la diosa egipcia As.t, que los griegos transcribían de dos formas: Ίσις o Ἡσις. Champollión nos muestra en copto (que recordemos es la última fase evolutiva de la lengua antigua egipcia) las formas Ⲏⲥⲉ (Ece), Ⲓⲥⲉ (Ise) y Ⲏⲥⲓ (Esi). Formas estas mucho mas cercanas a la original egipcia que debió pronunciarse más o menos igual, o sea, Ese, Esi o Isi, pero sin s final típica de los nombres grecizados. De modo que cualquier cábala gemátrica que parta de la forma griega Ίσις (omitiendo la otra forma, Ἡσις), por tanto, una forma griega con cuatro letras, en vez de las tres que originalmente tenía el nombre de la misma diosa entre los egipcios, arroje los datos que arroje, estos no tendrán absolutamente nada que ver con la verdadera forma conocida en egipcio y las registradas en copto del nombre de Isis. De nuevo, falsa información que no puede conducir a nada verdadero, pues parte de falsas premisas.
De lo demás, sobre las cábalas que hace midiendo la pirámide, dando por sentado una exactitud tan decimal milimétrica por todas partes (lo cual me parece rematadamente absurdo, con la cantidad de bloques que faltan por todos lados), de todo ello no opino, porque nunca me han interesado argumentos y métodos tan especulativos y subjetivos, y, sobre todo porque no soy matemático ni arquitecto. Pero todo lo que he visto hasta el momento que él Dr. Pérez-Sánchez Pla edifica a partir de nombres de dioses egipcios escritos en griego es ¡absolutamente falso!, porque o bien parte de transcripciones modernas o de formas inventadas.
La Atlántida como la clave secreta de la Gran Pirámide Pero las especulaciones del Dr. Pérez-Sánchez Pla no quedan en tales falsedades sobre nombres de dioses egipcios mal transcritos en griego, también le llevan hasta la Atlántida, afirmando que el mismo nombre de Ἀτλαντίς (en su forma griega, obviamente) es la clave de la pirámide, y que la misma Atlántida se hallaba en el interior del Mediterráneo, donde ahora espera poder hallarla con el apoyo de las instituciones científicas.5 Ahora sí que el doctor en arquitectura se metió de cabeza en mi campo y en lo 5
Una investigación científica vincula el Antiguo Egipto con la Atlántida: http://www.europapress.es/turismo/mundo/noticia-investigacion-cientifica-vincula-antiguo-egiptoatlantida-20151102174717.html
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que mejor domino: la Atlántida. 6 De modo que ahora hablaré con mayor criterio y conocimiento. Con independencia de lo tremendamente absurdo que sería buscar la Atlántida en cualquier lugar del Mediterráneo, cuando todas las fuentes primarias conservadas la localizan sin ninguna duda delante de las Columnas de Hércules, en el Atlántico, y no muy lejos de Gadeira (Cádiz) y del Atlas (Marruecos), cada cierto tiempo aparece, con ciertos medios e influencias, algún que otro desinformador cuyo objetivo final parece ser siempre el mismo, tratar de desviar la atención de la única localización defendible mediante fuentes primarias escritas: la Atlántida en el Atlántico, entre Iberia, Marruecos, Madeira y Canarias. Y así tratar de llevarla al terreno donde siempre la quiere poner la ciencia universitaria, o sea, en Creta, Thera, o cerca de estas islas. En cualquier caso, lo mas cercana posible a Egipto y Grecia. Para empezar, el Dr. Pérez-Sánchez Pla parece ignorar (como casi todo lo demás) que Atlantis ni siquiera es el verdadero nombre de la célebre isla, sino la traducción al griego -de acuerdo al significado y equivalencia- que Solón hizo desde el nombre indígena original que en el idioma de sus habitantes tenía la isla. Pero Solón nunca nos trasmitió el nombre original, sino solo la traducción del mismo a través del término griego Ἀτλαντὶς νῆσος, que se traduce como “Isla (νῆσος) de la descendencia del que soporta, sostiene o eleva (algo por encima de si mismo)”, pues Ἀτλαντὶς (Atlantis) es forma adjetival en femenino. Este dato se precisa en el Critias 113a-b, y solo un ignorante de los textos de Platón no sabría, por tanto, que Atlantis no era el nombre original de la isla, sino la traducción griega por significado, de modo que cualquier cábala numérica o gemátrica sobre la suma de los valores de las letras griegas que componen el nombre Ἀτλαντὶς es completamente irrelevante para obtener de ello cualquier conclusión vinculante con la Gran Pirámide y el supuesto origen atlante de su construcción o del supuesto código secreto encerrado en las medidas de la misma. Para que tal hipótesis tuviera un mínimo de credibilidad los cálculos gemátricos deberían hacerse partiendo de una fiel transcripción del nombre original de la isla, pero desgraciadamente no conocemos tal nombre original, porque ni Platón, ni ningún otro autor conocido hasta la fecha, dejó escrito el verdadero nombre que tenía dicha isla en la lengua nativa o propia de la misma. Al menos, cuando se parte de una transcripción griega fonética de un nombre de una divinidad egipcia se puede lograr algo de aproximación, aunque sin olvidar que ninguna transcripción griega es exacta, todas son algo diferentes a como los egipcios realmente escribían los nombres de sus divinidades. Pero desde luego que hacer cábalas gemátricas partiendo de un nombre griego que es una traducción de otra palabra, o sea, 6
Más de veinte años consagrados en cuerpo y alma a la investigación de la Atlántida histórico-científica, reuniendo y analizando pruebas indiciarias y evidencias -especialmente códices, manuscritos, papiros, mapas antiguos- epigráficas, paleográficas, cartográficas, arqueológicas, sismológicas, geológicas, genéticas, entre otras, y una treintena de libros publicados más cientos de artículos, me avalan como experto en la materia, además de las mas que triplicadas 10,000 consabidas horas mínimas necesarias dedicadas a algo para convertirse uno en experto, según el célebre el psicólogo sueco K. Anders Ericsson.
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una traducción por significado, no una transcripción fonética, ya es del todo absurdo, por no decir algo malsonante que pueda resultar ofensivo. Según el Dr. Pérez-Sánchez Pla, la Gran Pirámide fue construida nada menos que para conmemorar no solo la muerte de Osiris, sino también el diluvio universal. Veamos lo que el Dr. César Guarde-Paz7 comenta al respecto: "Robert M. Schoch, en "Los Viajes De Los Constructores De Piramides", afirmaba que en Egipto no había mito del Diluvio porque la geología de África habría protegido esa zona (que es curiosamente lo que transmite Platón). Si esto es cierto, el Dr. Pérez-Sánchez debería explicar cómo es que los egipcios construyeron una pirámide conmemorando el diluvio sin tener siquiera un mito sobre él."8 El dato es correcto. En las fuentes primarias escritas egipcias no existe leyenda alguna sobre un diluvio en el sentido clásico (como el de Ogygus o Deucalión) o bíblico (como el de Noé), en cuanto a un cataclismo que consiste de torrenciales lluvias que inundan toda la tierra (ni siquiera solo a Egipto) hasta por encima de las montañas y la arrasan por completo. Hay cortas referencias a alguna que otra tormenta puntual y muy local, o a alguna inundación algo mayor del Nilo, y una pequeña inundación mítica que tan solo cubrió tres palmos (22,56 cm) los campos de cultivos, pero nunca se describe un cataclismo o catástrofe por aguas de lluvias diluviales ni nada por el estilo, ni siquiera en los mitos o leyendas. Esta ausencia de referencia a verdaderos diluvios en las fuentes egipcias, ciertamente se corresponde exactamente con lo que sacerdotes egipcios describieron a Solón y que Platón recoge en el Timeo de como Egipto estuvo a salvo siempre de cualquier diluvio como los que sí afectaron otros lugares del mundo, especialmente a los griegos. En fin, como bien expone el Dr. Guarde-Paz, para el Dr. Pérez-Sánchez Pla, “sería mas fácil construir una pirámide enorme con una esfera encima, codificando palabras en griego clásico antes de que este mismo existiese, que dejar un solo texto describiendo el diluvio." 9
Conclusión Después de todo lo que he podido analizar, tras someter a revisión los datos, argumentos, y supuestas pruebas o evidencias que aporta el Dr. Miquel Pérez-Sánchez Pla en sus escritos, especialmente en el Libro 5, inevitablemente llego a la conclusión de que (al menos el Libro 5) es uno de los peores escritos que he leído jamás en cuanto a falta de rigor. La mayor parte de las cábalas (exceptuando las que se limitan a meras especulaciones métricas) relacionadas con nombres egipcios en las supuestas formas griegas se sustentan en datos falsos o erróneos. El Dr. Pérez-Sánchez Pla, para justificar el 7 8 9
Doctor en filosofía por la Universidad de Barcelona, actualmente cursando otro doctorado en la Nankai University (Tianjin, China). Comunicación personal con el autor, Noviembre de 2015. Comunicación personal con el autor, Noviembre de 2015.
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porqué usa tantos nombres griegos (que obviamente son formas muy posteriores a los tiempos de las grandes pirámides egipcias) en vez de los nombres originales egipcios de los dioses, o sea, sus verdaderos nombres, los nombres correctos, se inventa la absurda y ridícula teoría de que todo el "Código Secreto" de la Gran Pirámide, así como su construcción misma, fue ideado por una civilización que ya hablaba el griego, más de dos mil años antes de que este idioma surgiera. Esto ya me supera por completo. ¿Cómo se puede afirmar algo así y quedarse tan pancho? No existe ni el más mínimo testimonio escrito de que el griego existiera antes de los tiempos en que se escribieron los primeros textos en griego arcaico, pero incluso aunque ya existiera antes, sabemos que no fue mucho antes, porque el micénico, que es la forma anterior o primitiva del griego arcaico, está documentado al menos hasta mediados del siglo XII AC. De modo que el griego arcaico empezaría a fraguarse entre el 1100 y el 800 AC; aunque por evidencias epigráficas, en realidad comenzaría en el siglo XI AC y se extendería hasta el siglo VI AC. Mientras que el griego clásico (el que usa el Dr. Pérez-Sánchez Pla en todas sus cábalas gemátricas) no apareció hasta el siglo V AC. Entonces, ¿cómo podrían los constructores de la Gran Pirámide haber codificado todos esos supuestos misterios relacionados con un “Dios Uno” (dios único de culto monoteísta), etc., etc., usando una lengua que no existía aún, y que de hecho no surgió hasta después del siglo V AC., más de dos mil años después de la construcción de la Gran Pirámide? Disparate que se hace mayor aún si la pirámide (o el conocimiento supuestamente empleado y codificado en ella) remonta a muchos miles de años más de los que hoy se aceptan, como también parece sugerir en otros pasajes cuando la relaciona con los atlantes. Más especulativo y pseudocientífico creo que no podría ser una investigación de este tipo. Y las falseadas o erróneas transcripciones griegas de nombres egipcios antiguos no se limitan a estos sino que se extienden a supuestas denominaciones griegas de textos hebreos bíblicos. Así, por ejemplo, usa la frase griega "το Μέγα Θήριον", "La Gran Bestia" (popularizada por autores esotéricos de los tiempos modernos, especialmente por el célebre ocultista, místico, alquimista y mago ceremonial inglés, Aleister Crowley) para hacer la correspondiente cábala y con dicha frase obtener la cifra de 666. Otro de sus frecuentes errores por ignorancia, porque en la versión griega del Apocalipsis de Juan, bien claro que se ofrece la cifra de 666 (o de 616 en algunos códices), y esta cifra se da en números griegos normales, no como resultado de ninguna cábala ni gematría, y se da como número del nombre de la bestia, mencionada esta solo como θηρίου (genitivo), o sea, "de la bestia", no como θήριον (forma en acusativo que ya es diferente en la última letra), y además, sin “το Μέγα” delante. Pero resulta obvio que con solo θηρίου no puede el Dr. Pérez-Sánchez Pla llegar -ni de lejos- al 666. De modo que no duda hasta en usar una supuesta frase bíblica que no existen en ninguna versión griega conocida de la Biblia, pero si en otros escritos y comentarios, y sobre todo en escritos de autores esotéricos y ocultistas 26
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de los tiempos modernos. Todo esto ya me resulta de bastante vergüenza ajena. No olvidemos que estamos analizando afirmaciones y argumentos de un autor que ha conseguido un doctorado con tales falsedades o errores por ignorancia. Creo que la tesis doctoral del Dr. Pérez-Sánchez Pla podría ser un verdadero “Case Study” de pseudociencia institucionalizada, y no lo digo por la parte en la que se limita a las medidas directas de la Gran Pirámide, sin relación con nombres egipcios, griegos, o con gematría alguna, parte en la que no estoy suficientemente preparado para juzgar. Lo digo solo por lo que he visto hasta ahora en relación con la gematría y los nombres de divinidades egipcias que han sido transcritos erróneamente en griego, y por la falsa expresión griega que se ofrece como si fuera parte de una pasaje bíblico. No he leído el resto de sus libros, pero si estos presentan el mismo estilo y método empleados en el Libro 5, donde el Dr. Pérez-Sánchez Pla, tal como acabamos de comprobar, no duda en usar formas lingüísticas erróneas o falsas para transcribir nombres antiguos que no han sido documentadas aún, ni tiene reparos en usar transcripciones de tiempos modernos como si fueran formas antiguas (bien sea por ignorancia o de manera intencionada), nadie debería entonces alarmarse por esta más que justificada sospecha que tengo de que los restantes libros que versan sobre materias tales como matemática o arqueoastronomía, igualmente pequen de la misma falta de rigor. En cualquier caso, expertos en otras materias ya han criticado de manera fundamentada esta tesis doctoral, cum laudem, del Dr. Pérez-Sánchez Pla, por frecuentes errores de ignorancia y manejo de datos sesgados o falsos, o sea, por idénticos vicios y defectos como los que acabamos de observar y que son moneda corriente en su Libro 5. A propósito de la imaginada esfera coronando la pirámide, según el Dr. PérezSánchez Pla -y para intentar refutar que las Columnas de Hércules se hallaran en Gibraltar- dice que esta necesita de cuatro columnas para sostenerse. Sin embargo vemos que en la Gran Pirámide basta con el ápice de la misma, o sea, con la punta de una sola columna. La muy fértil y contradictoria imaginación de este autor se comprende en cuanto él mismo reconoce en sus escritos y videos que durante casi media vida era solo un poeta, cuando de repente le dio por hacerse arquitecto... Ay, Amico Plato ¡cuánta razón tenías sobre el peligro de los poetas! Precisamente de esta clase de poetas que desinforman y adulteran la verdad ya nos advertías. De esos “que inventan mitos que no alegorías”, como finalmente aclara el Dr. Guarde-Paz.10
10 Comunicación personal con el autor, Noviembre de 2015.
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BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA Budge, E. A. Wallis, First Steps in Egyptian Hieroglyphics: A Book for Beginners, Kegan Paul, Trench, Trübner & Co., Ltd., London, 1895. Cornualles, 1857 – Londres, 1934. El lenguaje de los faraones. Tikal Ediciones. Madrid, 2004. Craig B. Smith, Guiza, cómo se construyó la Gran Pirámide. Crítica. Barcelona, 2004. Díaz-Montexano, Georgeos. Enigmas inéditos y poco conocidos de la historia, PRASA, Córdoba, 1998/9. También en la Revista de Egiptología, la Esfinge, números 3 y 4, 1997, y la Revista de Egiptología, Osiris, nº 1, 1998. Dreyer, Umm el-Qaab I, Mainz 1998. Pérez-Sánchez Pla, Miquel, La Gran Pirámide. Clave Secreta del Pasado 5. El Código Secreto”, 2014. Takács, Gábor, Etymological Dictionary of Egyptian: M-, Volumen 3 de Etymological Dictionary of Egyptian Handbook of Oriental Studies, BRILL, 2007, p. 366. Textos de las Pirámides. Declaración 600. “Plegaria para el rey y su Pirámide” (1653b, 1653c, 1653d).
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HIPÓTESIS
¿Pirámides en Iberia? Las posibles primeras pirámides de España ¿Pyramids in Iberia? The possible first pyramids of Spain Por Georgeos Díaz-Montexano, Accepted Member of The Epigraphic Society y Presidente Fundador Emeritus de la Sociedad Hispano-Egipcia de Egiptología Extracto del libro: ¿Pirámides en Iberia? Un ensayo sobre las posibles primeras pirámides descubiertas en la península ibérica, por Georgeos Díaz-Montexano (1995-2015), 2002, ISBN-13: 978-1518831546 / ISBN-10: 1518831540. Book Excerpt: Pyramids in Iberia? An essay about the possible first pyramids discovered in the Iberian peninsula, by Georgeos Diaz-Montexano (1995-2015), 2002, ISBN-13: 978-1518831546 / ISBN-10: 1518831540.
¿Se erigieron pirámides en Iberia? En este breve ensayo se presentarán y analizarán, desde varios enfoques multidisciplinarios, las posibles primeras construcciones piramidales halladas en la península ibérica por el autor desde mediados de los noventa y dadas a conocer parcialmente en el año 2000 en varias revistas españolas. Posibles pirámides cuadrangulares, circulares, cónicas y poligonales escalonadas que podrían remontarse al Neolítico, y por ello mismo, hallarse entre las más antiguas conocidas hasta la fecha, mientras que otras podrían haberse erigido en tiempos más recientes, entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro.
¿Qué es realmente una pirámide? “Una pirámide es un poliedro irregular cuya superficie está formada por una base que es un polígono cualquiera y caras laterales triangulares que confluyen en un vértice que se denomina ápice (o vértice de la pirámide). Las pirámides tienen tantos triángulos en las caras laterales como 29
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aristas tiene la base.”1 Ésta es la simple definición geométrica de una pirámide. Pero cuál es la definición arqueología de un pirámide, o sea, de esa monumental construcción que aparece dispersa por casi toda la tierra como obras maestras de muchas culturas. Por lo general se considera pirámide arqueológica la pirámide regular de base cuadrangular como la figura anterior, a la derecha, a la que también se suele llamar pirámide pentaédrica por contarse la cara inferior, aunque para un egipcio antiguo, una pirámide, como monumento, realmente tendría solo cuatro caras, las visibles. Según puede verse en la enciclopedia gratuita, Wikipedia, una pirámide (del latín pyrămis, -ĭdis, y éste a su vez del griego πυράμις, -ιδος pyrámis, -idos) es una construcción monumental, con forma piramidal, normalmente de base cuadrangular.2 Posible pirámide o colina recubierta de mampuestos y bloques de Cuenca, España, descubierta y reportada por el autor a mediados de la década del 2000.
Orígenes Se ha discutido mucho sobre el
origen
de
la
forma
piramidal en la construcción humana.
Las
pirámides
surgieron en distintas civilizaciones sin contacto entre sí, lo que ha dado pie a multitud de especulaciones de toda índole. Sin embargo, desde un punto de vista meramente estructural o constructivo, la forma piramidal es un resultado casi inevitable del simple 1 2
UniversoFormulas.com: http://www.universoformulas.com/matematicas/geometria/cuerposgeometricos/ Mis lectores saben que jamás (en ninguno de mis más de treinta libros publicados) recurro a Wikipedia como fuente de referencia para citar extensos pasajes, y he explicado mis razones, que son simples: cualquiera mete mano en las ediciones y estas nunca son verificadas por un comité de expertos en la materia. No es una publicación de revisión por pares ni está revisada por reputados expertos como sí sucede las restantes enciclopedias clásicas. Se dice en las normas (que casi nadie cumple, salvo como les parece) que se intentan verificar las fuentes y que estas provengan de publicaciones de revisión por pares o fuentes fiables, pero en la práctica esto apenas se cumple. Cualquier artículo que se consulte, si uno se toma la molestia de intentar verificar toda la información empleada, halla no pocas informaciones que no han sido debidamente verificadas o que no proceden de verdaderas fuentes fidedignas o publicaciones de revisión por pares. Es por ello poco fiable, y sobre todo porque constantemente está cambiando, unas veces para mejorar, cierto, pero muchas otras para empeorar. Esta vez hago una excepción, después de haber revisado y verificado que la información (al menos dentro de lo que es materia conocida a nivel arqueológico académico y convencional) de toda la parte que incluyo aquí en esta obra, es aceptable o correcta.
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deseo de ganar altura utilizando piedra, o bien una evocación de una montaña, según argumenta Georgeos Díaz-Montexano (1995) a través de un amplio estudio etimológico sobre el origen del término para pirámide usado por todas las las culturas que las erigieron. Esquema de una mastaba.
En la antigüedad, la arquitectura común empleaba materiales fáciles de conseguir y manipular, tales como el barro o la madera.
No
construcciones
obstante, no
este
tipo
perduraban
en
de el
tiempo. Cuando se deseaba un edificio más longevo, como una tumba, o un edificio emblemático, se recurría entonces a la piedra (o al ladrillo si no se disponía de lo primero). Las primeras construcciones de piedra por tanto obedecieron a propósitos funerarios o religiosos, y tanto en Egipto (mastabas) como en América, aunque miles de años después, ya adoptaron una forma troncopiramidal. Con el tiempo, se empezaron a edificar tumbas y plataformas religiosas encima de las anteriores3 (quizás con la intención de manifestar mayor poder que el predecesor). Este tipo de prácticas derivó en las pirámides escalonadas de palataforma; un tipo de construcción muy similar a los zigurat mesopotámicos. No queda constancia de los motivos que impulsaron el paso desde este punto a la típica pirámide pentaédrica, aunque no es descabellado pensar que el salto formal fuera simplemente estético4 o bien mágico-religioso, según Díaz-Montexano (1995-2015), como por ejemplo, evocación de la forma de la colina perfecta o bnbn.
3 4
http://www.egiptomania.com/piramides/datos/piramide.htm
“Las pirámides”: http://www.egiptomania.com/piramides/datos/piramide.htm
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Pirámide escalonada. Saqqara. Pirámide clásica. Dahshur.
Pirámide acodada de Dahshur (Egipto).
Las pirámides de Guiza (Egipto).
Pirámide Cestia, Roma (Italia).
Pirámide del Sol, Teotihuacan (México).
Pirámide de Kukulcán, Chichen Itzá(México).
Egipcias Las pirámides egipcias eran monumentos funerarios que evolucionaron, como muchas otras pirámides de otras culturas, a partir de los túmulos funerarios y luego de las mastabas hasta el colosal complejo de Guiza. Actualmente, en Egipto hay restos de más de cien pirámides, y más de la mitad conservan gran parte del núcleo pétreo, pero en casi todas ha desaparecido el revestimiento original de piedra pulida que, casi íntegro, sólo se puede contemplar en la Pirámide acodada de Dahshur. La primera pirámide de la que se tiene constancia es una pirámide escalonada atribuida a Imhotep, y data del 2700 a. C., mientras que las primeras pirámides llamadas "clásicas" 32
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(completamente prismáticas) están fechadas en torno al 2500 a. C. Las pirámides de Huny y la «acodada», terminadas durante el reinado de Seneferu, están consideradas como los primeros intentos de pirámides prismáticas. Mayas Normalmente consistentes en una pirámide escalonada que conducía a un templo en la cima. Se utilizaban con fines ceremoniales e incluso como observatorios y calendarios astronómico-astrológicos. Los restos más antiguos se estima que datan del Preclásico 600 a. C. Entre las muchas pirámides mayas, destacan: •
Pirámide de Kukulcán en Chichén Itzá, México.
•
Pirámide de La Danta en Guatemala, yacimiento Maya de El Mirador.
•
Pirámides de Tikal en Guatemala.
•
Pirámide del Adivino en Uxmal, México.
•
Templo de las inscripciones, en la zona arqueológica de Palenque, México.
•
Estructuras I y II en Calakmul, México.
México Central Basamentos piramidales de las culturas prehispánicas mexicanas. También llamadas a veces teocallis, entre las pirámides de esta zona mexicana destacan las dos principales de Tenochtitlán. •
Pirámide del Sol en Teotihuacán, México
•
Pirámide de la Luna en Teotihuacan, México
•
Pirámide de los Nichos en El Tajín, México
•
Gran Pirámide de Cholula en México
•
Pirámide de Cuicuilco en México
•
Pirámides de Tolán en México
•
Pirámide de Santa Cecilia en México
•
Pirámide Votiva de La Quemada en Zacatecas, México.
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Occidente de México •
Los Guachimontones en Teuchitlán, Jalisco
Incas Las pirámides incaicas prosiguen en gran medida la antigua tradición preincaica que se remonta al conjunto piramidal de Caral y luego de Chan Chan. Las pirámides incas, también llamadas huacas o guacas (del quechua waca, dios de la casa) son en realidad basamentos piramidales concebidos como residencias de las distintas deidades, si bien los mochicas las emplearon para fines administrativos. Entre los quechuas era frecuente la construcción de una estrucutura piramidal de pequeñas o medianas proporciones llamada ushnu, la cual rememoraba a una montaña. Esta especie de pirámide ubicada usualmente en el centro de las poblaciones cumplía funciones rituales (como una especie de altar) y administrativas (desde allí los jerarcas solían emitir sus mandatos). Las pirámides truncadas preincaicas (es decir, sin remate en punta), fueron construidas generalmente con adobe; un material muy poco resistente al paso del tiempo, por lo que la mayoría de estas construcciones han desaparecido o se encuentran en estado ruinoso. •
Huacas del Sol y de la Luna en Perú
•
También en Perú se encuentra la pirámide de Cahuachi.
Otras construcciones piramidales América En América, allí donde se asentaron poblaciones a partir del desarrollo de la agricultura suelen encontrarse construcciones tumulares, como los grandes montículos de Cahokia en el centro de América del Norte, aunque las construcciones más monumentales son las antiguas pirámides erigidas en Mesoamérica, el actual sur de México y en Guatemala. •
Pirámide de Akapana en Tiwanaku, Bolivia
•
Pirámides de Cochasqui en Cochasqui, Ecuador
•
Morro del Tulcán en Colombia (túmulo).
África •
Pirámides Nubias de la dinastía XXV, en Sudán 34
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Asia En la India no se construyeron pirámides perfectas geométricas; sin embargo, abundan mandir (templos) con forma cercana a las de las pirámides que, según su tipo, son llamados genéricamente gopuram, vimanam y sikhara. Como muchas pirámides, estas estructuras del hinduismo buscan remedar a una montaña, en este caso al sagrado Monte Meru (que en la simbología hinduista es el "axis mundi"), y así, según Díaz-Montexano (1995), ellos tienen un término para pirámide, meruve o meru, que deriva de la misma raíz. Por otra parte en el Tíbet, existen templo-palacios budistas que aunque no son estrictamente piramidales, tienen una cierta afinidad arquitectónica con ellas a partir de sus siluetas trapezoidales (semejantes a pirámides truncadas y escalonadas) como el Potala de Lhasa. •
Estupa de Borobudur en Indonesia
•
Pirámide de Xi'An en China (túmulo)
•
En Hattusa capital del antiguo imperio Hitita también se encuentra una construcción de tipo piramidal.
Europa •
Pirámide Cestia en Roma
Después de este breve repaso sobre las pirámides más importantes del mundo y lo que se considera como una construcción piramidal, podemos entonces concluir que para la mayoría de los arqueólogos una pirámide no es solo una construcción en terrazas o escalonada (con varios niveles de terrazas o hiladas) de caras triangulares y base cuadrangular, sino también una construcción escalonada de planta circular o mixta, o sea, donde se
combinan
terrazas
de
planta
circular
y
cuadrangular en algunos niveles más altos o solo cónicas, también denominadas como "pirámides circulares". Los ejemplos clásicos de este último tipo de pirámides son las mexicanas tipo Cuicuilco y Guachimontones (Foto a la izquierda). Las posibles pirámides de Iberia que hallé entre finales de los noventa y mediados de la
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primera década de este siglo, y que oficialmente reporté en el año 2000, 5 serían similares a los citados tipos centroamericanos de base circular y mixto, o sea, pirámides escalonadas y circulares en su planta con algunos niveles o terrazas cuadrangulares más cercanas a la cima. De este tipo también parece ser otra posible pirámide recientemente reportada en Cañete, Cuenca, por un investigador local, Manuel Abril. De esta otra posible pirámide circular hablaremos con más detalles mas adelante. El otro tipo de pirámide que reporté a mediados de la primera década del siglo XXI sería de tipo "mastaba", un túmulo troncopiramidal similar en su forma (no en la técnica constructiva), por ejemplo, a la "pirámide" del rey Shepseskaf de la IV Dinastía, que en realidad es una simple mastaba. Sin embargo, fue denominada por los mismos egipcios como "La Pirámide Purificada" o "Pirámide de las Libaciones" o "Pirámide de las Aguas Frescas". Una incuestionable evidencia de que para los egipcios mismos una pirámide (según lo que ello entendían, no lo que los actuales arqueólogos creen), no tenía que ser obligatoriamente una pirámide regular de base cuadrangular con cuatro caras o lados triangulares inclinados que convergen en un vértice o punto en la parte superior, tal como define el The Concise Oxford Dictionary of Archaeology.6 Otra posible pirámide del mismo tipo mastaba podría hallarse no muy lejos de la anterior en la misma zona de la cuenca más llana del Guadalquivir. Pirámide del rey Shepseskaf de la IV Dinastía (“La Pirámide Purificada”). Foto: Cortesía de Jon Bodsworth – www.egyptarchive.co.uk, 2007.
La definición principal de una pirámide desde el punto de vista arquitectónico es la misma que la geométrica, o sea, una estructura cuyas superficies o caras exteriores son triangulares y convergen en un solo punto en la parte superior o vértice. Así se acepta que la base de una pirámide puede ser un trilátero o un cuadrilátero, o cualquier forma de polígono, lo que significa que una pirámide tiene que tener al menos tres caras triangulares exteriores, o sea, al menos cuatro caras (incluyendo la cara o superficie de la base). La denominada pirámide cuadrangular, con base cuadrada y cuatro caras exteriores triangulares, es la típica forma piramidal clásica egipcia que se origina a partir de la IV Dinastía, que suele ser también denominada entre los egiptólogos como “pirámide perfecta”. Esta definición no necesita de más aclaración. Sin embargo, es importante para 5 6
Revista Más Allá de la Ciencia, marzo-abril del 2000. Darvill, Timothy, The Concise Oxford Dictionary of Archaeology, 2008.
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el alcance y los objetivos de este ensayo profundizar en las formas de otras estructuras de similar apariencia (en cuanto a su perfil) que los arqueólogos de todas las principales universidades del mundo también consideran como pirámides, o sea, monumentos piramidales. Ya hemos hablado de las típicas estructuras en terrazas o escalonadas de planta circular de México que son igualmente consideradas como pirámides. Estas estructuras no son exactamente conos perfectos, pues además de ser escalonadas, suelen terminar en una cima plana que varía de tamaño en cada pirámide de este tipo. Sin embargo, hasta monumento que sí se pueden considerar típicos conos, por terminar en forma cónica o de cúpula, también son aceptados como pirámides, y el ejemplo más característico de este tipo de estructuras cónicas o cupulares lo tenemos en la “Pirámide de Medghassen” del rey del mismo nombre de la antigua Numidia (actual Argelia), tumba cónica o cupular considerada como una “pirámide cónica”, cuando en realidad es un templo-mausoleo real (Foto a la derecha: Cortesía de Malus Catulus, 2010). También se consideran pirámides los llamados montículos (mounds) o túmulos de plataforma como los característicos “Platform mound” de Norteamérica. Como su nombre indica, consiste en un túmulo o montículo de tierra y piedra con base cuadrada o rectangular cuya cima es plana, como una plataforna. Geométricamente viene a ser como un frustum (dibujo a la derecha). Sobre tales túmulos de plataforma se erigían otras estructuras, altares o pequeños templetes, generalmente de madera y otros materiales más perecederos. En Iberia podríamos tener al menos dos pirámides de este tipo, aunque ligeramente naviformes, tal como veremos más adelante.
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El Sitio Kincaid en el Condado de Massac, Illinois. Óleo sobre lienzo del artista visual Herb Roe, 2004. Foto: Cortesía de Herb Roe, 2008.
De este mismo tipo de montículos o túmulos con plataforma o cima plana, se consideran las pirámides chinas,7 las cuales cuentan con la interesante peculiaridad de que son -en su mayoría- simples colinas naturales que fueron aniveladas y trabajadas hasta darles forma de pirámide de plataforma o pirámide de cima plana, la inmensa mayoría con base cuadrada igual que en los grandes túmulos piramidales de plataforma de Norteamérica, o sea, como un frustum.
7
Altamente recomendable es el artículo “El enigma de las Pirámides Chinas” del Dr. César Guarde por la Universidad de Barcelona, actualmente en Nankai University, China, publicado en la Revista ARQUEOHISTORIA. Por una Arqueología Sin Fronteras - Época Segunda - nº 7 - Agosto de 2015 - ISSN: 1137-5221, pp. 5-15.
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Vista aérea de la Tumba del rey Wu. Foto por satélite (Google Map).
En cuanto a las pirámides centroamericanas se clasifican como del tipo escalonada de plataforma o sea con cima plana y base cuadrada, se les suele denominar “PirámidesTemplos”. Sin embargo, algunas más presentan una base ovalada, casi rectangular pero redondeada en las esquinas, como por ejemplo, la célebre y hermosa Pirámide del Adivino, Uxmal.
“Pirámide del Adivino”, Uxmal, México. Considerada como un pirámide escalonada (aunque de escalonada o aterrazada tiene poco) con plataforma de culto en la cima. Nótese en el dibujo como la planta mas que cuadrada es casi ovalada. Foto: Cortesía de Sybz, 2007.
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Pero la verdadera pirámide escalonada de cima plana, ícono de las pirámides mesoamericanas es sin duda alguna la gran “Pirámide del Sol” de Teotihuacán. Una de las más impresionantes pirámides del mundo, que casi en nada tiene que envidiar a las grandes pirámides egipcias de la meseta de Guiza, en cuanto a su enigmático aspecto y perfección en las proporciones.
La gran Pirámide del Sol de Teotihuacán, México. Foto: Cortesía de Wernervp, 2010.
Y para terminar este capítulo, tenemos las no menos espectaculares pirámides de Caral, Perú, consideradas como las pirámides más antiguas de América conocidas hasta la fecha, cuyas estructuras y formas las tipifican como pirámides escalonadas de base cuadrada o rectangular.
Una de las pirámides de Caral, Perú. Foto:
Pirámide escalonada circular tipo Guachimontones. Foto: Cortesía de Esteban Tucci, 2011.
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del
tipo
circular
en
terrazas o escalonada de Cuicuilco, México.
Antes de pasar a explicar al lector lo que yo entiendo como
pirámide
construcción
o
piramidal,
añadiré la opinión de un experto pirámides
español (entre
en otras
materias), Manuel José Delgado, quien a raíz de una nota que publiqué en facebook (justo antes de enviar al proceso de edición final el libro) sobre mis reportes de posibles construcciones piramidales en la península ibérica, y donde también se trató sobre el reciente hallazgo en Cañete por parte de Manuel Abril de otra posible construcción piramidal, muy amablemente respondió algunas de mis preguntas sobre su concepto de lo que verdaderamente es una pirámide. Para Delgado solo se puede hablar de pirámide cuando se trata de construcciones como mínimo tipo pirámide escalonada y de base o planta cuadrada, como la de Dyoser o como las pirámides del mismo tipo de Centroamérica y América de Sur. Dicho de otro modo, para el citado experto no son pirámides ninguna de las construcciones escalonadas pero de planta circular como las centroamericanas que han sido clasificadas por los arqueólogos como pirámides. Por consiguiente, tampoco
serían pirámides ninguna de las posibles construcciones en
terrazas o escalonadas que reporté a finales de los noventa y mediados de la década del 2000, ni tampoco la más reciente de Cañete, pues todas (salvo otras que tengo localizadas en Andalucía) son de planta claramente circular, o predominantemente circular, aunque con algunas terrazas o niveles superiores de planta cuadrangular. La definición o concepto de pirámide de Manuel José Delgado, tal como hemos visto, es similar a la visión oficial o académica, aunque a diferencia de los académicos que aceptan como pirámides cualquier construcción elevada en forma de gran túmulo cónico o truncado con terrazas, gradas o escalones, sin importar la forma geométrica de su planta, Delgado es menos flexible y solo admite dos únicos tipos de pirámide, la escalonada o en terrazas (tipo pirámide de Dyoser) o la de caras rectas inclinadas convergiendo en un vértice (tipo Gran Pirámide de Khéops), y en cualquiera de los dos casos, siempre con base cuadrada, no circular, ovalada, ni poligonal. 41
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Personalmente, me adhiero a la concepción clásica predominante entre la mayoría de los arqueólogos de considerar pirámide o monumento piramidal cualquier construcción que busca elevarse sobre una superficie llana mediante amontonamiento de tierra y rocas, o mediante gradas, terrazas, hiladas o capas de bloques o ladrillos, sin importar la altura de tales terrazas o hileras y sin importar tampoco la forma geométrica de la planta, o sea, lo mismo si la planta es un cuadrado o un rectángulo que un triángulo o un circulo u óvalo. En cuanto a estructura arquitectónica, sin considerar de momento la funcionalidad o el simbolismo, esto sería lo que realmente define a una pirámide, sin la esclavitud de la etimología moderna aplicada a la geometría y que parte de una deficiente interpretación de la voz griega πυράμις (pyrămis) en el contexto usado por Heródoto, ya que entonces pyrămis era un término usado para denominar a la pira o haz de leña para prender fuego, y a un pastel (al parecer de trigo tostado y miel con misma raíz, πυραμοῦς) y cuyas formas eran en realidad cónicas, no cuadrangulares como una pirámide geométrica triangular de cinco caras. Además, πυράμινος era también un nombre dado al trigo y a la harina de trigo, al parecer por asociación con el significado de la misma voz 'paja', y su similitud con una 'púa' o 'espina de pez', que también se denominaban como πυράμινος o bien por el significado de 'aristas' de la misma voz. Pero difícilmente Heródoto, que es el primero que menciona a los grandes monumentos de la meseta de Guiza con el nombre de pyrămidas (las pirámides) estaría pensando en la forma que en geometría conocemos con el nombre de pirámide, pues esta acepción o uso no aparece hasta los tiempos de Platón, que es el primero en usar el término para describir tal forma geométrica. Incluso la mayoría de los expertos en lengua griega -y muchos egiptólogos también- consideran la posibilidad de que el mismo nombre pyrămidas usado por Herótodo sea en realidad una pronunciación aproximada de un nombre egipcio, o sea, del nombre usado por sus interlocutores egipcios, y desde esta presunción se ha especulado con algunas posibilidades, pero la más evidente parece ser pr-m-As.t, que en el egipcio tardío de la época de Hérotodo bien pudo haberse pronunciado como pyr-am-Is, o sea, “La Mansión o Casa de Isis”. Esta hipótesis halla soporte en el hecho de que como mínimo a partir de las Dinastía XXI y muy especialmente en tiempos de la Dinastía Saítica, se desarrolló un culto muy importante a Isis como Dueña, Ama o Señora de las Pirámides, erigiéndose un templo a la misma junto a las tres pirámides menores o de las reinas, al Este de la Gran Pirámide. De modo que no parece nada descabellado que a raíz de tal culto se terminara denominando a la pirámide, especialmente a las tres grandes pirámides de la Meseta de Guiza, con el nombre de “La Casa o Mansión de Isis” que los egipcios pronunciarían como pyr-am-Is, y un griego como
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Heródoto perfectamente transcribiría como pyramis (πυράμις). Ésta es la hipótesis que me parece más probable para explicar el posible origen egipcio del nombre escrito en griego como πυράμις (pyramis). En cualquier caso, me adscribo a la definición académica o arqueológica aceptada a nivel mundial que considera pirámides también a las construcciones escalonadas de planta ovalada o circular o de otro tipo, y no únicamente a las de planta cuadrada, según prefiere Delgado, no solo por todo lo ya explicado, sino por una etimología mucho más importante no descubierta -ni siquiera notada- antes de mediados de los noventa cuando decidí hacer este estudio. Me refiero a la etimología de la propia palabra que los antiguos tenían para referirse a sus monumentos piramidales. Siempre he creído, y así se ha ido demostrando, que la mejor manera de descifrar enigmas de la antigüedad es comenzando por tratar de comprender lo que los mismos antiguos decían de sus creaciones y conceptos. Es decir, empezar por las etimologías de las palabras que ellos mismos usaban para denominar las cosas y conceptos. Dicho de otro modo, si queremos realmente saber qué es una pirámide o qué puede ser realmente considerado como una construcción piramidal y que no puede serlo, lo que tenemos que saber (lo que primero deberíamos haber intentado conocer de hecho) es qué fue para los antiguos esa construcción que hoy denominamos como pirámide de acuerdo a un concepto geométrico posterior a Heródoto. Y esto es lo que realmente debe importar, averiguar lo que era una pirámide para los antiguos, no lo que es una pirámide para cualquiera de nosotros, los humanos de hoy en día (separados de ellos por cientos y hasta por muchos miles de años), por muy expertos que seamos en pirámides, en geometría o en arquitectura. Una vez sepamos qué era para los antiguos una pirámide, por tanto qué evocaban o representaban en su origen, con independencia de las funciones varias que se les fueron dando con el paso del tiempo. Una vez sepamos el origen etimológico del término que los antiguos usaban para referirse a tales construcciones, entonces ya podremos saber qué es una pirámide, y por tanto, qué monumentos o estructuras pueden ser considerados como pirámides y cuáles no, sin necesidad de ceñirnos a la esclavitud de un dogma académico o heterodoxo dado sobre elementales conceptos que están supeditados a la mera forma geométrica piramidal (de acuerdo a la definición postplatónica) de la que algunos aún son extremadamente dependientes. Pero antes de adentrarnos en las materias de etimología y lingüística histórica, será conveniente hacer un breve repaso sobre la evolución morfo-estructural natural de las 43
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construcciones piramidales, desde los primeros túmulos circulares cónicos -meras imitaciones de colinas, montes o cerros naturales- hasta la forma más evolucionada de la “pirámide perfecta”, alcanzada durante la Cuarta Dinastía del Antiguo Egipto.
Evolución estructural de la pirámide desde el Neolítico
Ciertas pirámides del mundo, incluidas algunas de Egipto y China, se erigieron sobre colinas de diferentes alturas que después se iban ajustando y revistiendo hasta terminarse una pirámide con la forma previamente diseñada ya sea escalonada mediante terrazas y cima plana o como pirámide casi perfecta de caras rectas inclinadas. En realidad, las formas más primitivas de pirámides son grandes colinas o cerros que se revestían con bloques o mampuestos, o sea, pirámides circulares o casi cónicas y escalonadas, con la cima plana o en forma de plataforma. Y esto fue así, porque originalmente fueron la evolución de los grandes túmulos funerarios y de culto del Neolítico, que a su vez eran símbolos de la montaña o colina primigenia donde habría surgido el mundo primigenio y 44
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la vida misma, de acuerdo a una muy antigua creencia. Esa es la teoría que vengo defendiendo con no pocas evidencias, desde filológicas, lingüísticas históricas y epigráficas hasta arqueológicas. La forma de amontonar bloques, o tierra con piedras, etc., para ganar en altura, ya sea para erigir un altar o templo en la cima y que este quede lo más alto posible, o para sepultar en su interior a un personaje importante de la comunidad, o por mero símbolo de algún culto a la Madre Tierra y a la Montaña Primigenia, en todos los casos, la mejor manera de lograrlo sin que se desmorone todo, y que por ello mismo perdure lo máximo posible en el tiempo es hacerlo imitando un monte o cerro. Todos los pueblos de la antigüedad sabían que no había nada más duradero en el tiempo que una montaña, y por ello mismo, la forma piramidal, sea circular o cónica, o cuadrangular, es la más estable, la más eficaz para construir elevados monumentos y que estos perduren en el tiempo. Como se dice de cierto antiguo proverbio griego o árabe: “Todo teme al tiempo, pero el tiempo teme a las pirámides”. El célebre túmulo de “Silbury Hill”,
Avebury.
Grabado
de
Richard Colt Hoare (1758–1838).
En realidad las primeras pirámides eran naturales, es
decir,
montañas,
montes, cerros o colinas que fueron considerados lugares sagrados, morada de ciertas divinidades y espíritus,
donde
los
humanos primitivos no solo tenían sus altares y lugares de culto sino que enterraban a su muertos, dentro de cuevas, en su interior, o sea, en el seno mismo de la sagrada montaña. Esto último después se imitó o evocó mediante los espacios o cámaras en el interior de las pirámides. Después de esas primeras pirámides naturales, siguieron las primeras pirámides construidas por el hombre: los grandes túmulos cónicos, como los que se erigieron durante el Neolítico por casi todo el planeta, aunque los más antiguos aún se hallan en la Europa atlántica, repartidos entre Iberia y las Islas Británicas. Estos grandes túmulos o montículos (mounds o hills los llaman en inglés) son perfectas imitaciones de una alta colina, cerro o monte que se erigía bien por simple amontonamiento de tierra y piedras o mediante hiladas de rocas 45
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o escombros que se iban acumulando en forma de capas, terrazas o escalones, como vemos en muchas otras pirámides de Centroamérica y América del Sur, y también en la muy célebre pirámide de Dyoser (Zoser) en Saqqara, en este caso erigida con ladrillos de adobe y pequeños bloques cortados. Algo más tarde, por razones prácticas, la intención de evocar montañas o colinas sagradas como lugar de culto o sepultura fue evolucionado hacia formas con aristas agudas y caras rectas e inclinadas, tomando así ya formas más parecidas a una pirámide cuadrangular típica, pero aún no completa, como si la cortáramos por la mitad o algo más arriba, semejantes a pirámides truncas de base cuadrada o rectangular que en Egipto, por ejemplo, son conocidas con el término árabe, mastaba (banco), y más tarde ya se terminó evolucionando en lo que merecidamente se ha venido llamar la pirámide perfecta, una estructura que vista de lejos presenta exactamente el mismo perfil de una montaña cónica o circular, pero que por razones arquitectónicas (entre otras de tipo matemáticoastronómicas y sagradas), para buscar mayor precisión, se idearon y erigieron -desde un punto de vista geométrico- como casi perfectas pirámides de base cuadrada, donde sus cuatro caras laterales triangulares e inclinadas convergen en un vértice en su cima. Pero en muchos otros lugares del mundo se optó por mantener las anteriores formas escalonadas o mediante terrazas con alturas que varían en cada pirámide y siempre con la cima plana, por lo que han sido llamadas también pirámides escalonadas de plataforma, especialmente en América. Mientras que en otros lugares siguieron aferrados a las formas más primitivas aún de pirámides circulares o cónicas, aunque erigidas con iguales métodos, mediante terrazas o escalones supuestos de modo decreciente hasta alcanzar una cima que siempre es igualmente plana y por lo general de pequeño espacio. De este primitivo tipo de pirámide circular o cónica (a veces de base poligonal) serían la mayoría de las posibles pirámides circulares escalonadas halladas Iberia.
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Evolución de las pirámides desde los primitivos túmulos como evocación de montes, cerros o colinas. Arriba, dos túmulos piramidales circulares o cónicos (mounds) de Norteamérica. En el centro, pirámides de Cholula, México, hacia el siglo XIX, antes de ser excavadas. Nótese que casi parecía un monte o colina natural sobre las que se habrían erigido algunas estructuras y senderos. Vista superior de una pirámide-mound de base cuadrangular de Marietta, Ohio, EE.UU. Abajo, pirámide escalonada de Zozer, Saqqara, y “pirámides perfectas” de la Mesta de Guiza, Egipto.
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Origen etimológico del término antiguo para pirámide Según la investigación filológica que realicé a mediados de los noventa, donde analicé la etimología de la palabra pirámide en todas las culturas del mundo que tuvieron pirámides o estructuras piramidales similares y un nombre propio para referirse a las mismas, para todos, tales estructuras fueron denominadas con voces cuyas raíces son las mismas que definían anteriormente a los montes, cerros o colinas. De modo que las construcciones piramidales son meros símbolos o evocaciones de una montaña o colina. Seguramente de una colina primigenia donde según ciertas primitivas creencias paleolíticas se habría originado la vida. A fin de cuenta, fueron las montañas, y dentro de las mismas, en sus cuevas, donde los primeros homo sapiens comenzaron realmente a experimentar el verdadero pensamiento mágico-religioso y a manifestarlo mediante pinturas rupestres (los primeros altares y templos), y donde fueron también sepultados en espacios dentro de las mismas cavidades en el seno de las montañas (las primeras cámaras funerarias). Así, la pirámide-tumba, con sus pozos o galerías y cámaras funerarias en su interior, no es más que la evocación simbólica, ya especializada y evolucionada (desde el punto de vista arquitectónico) de las primeras montañas con sus cuevas que sirvieron de espacio funerario, mientras que las pirámide-templos son la evocación de las primigenias montañas con cuevas en su interior o en cuyas cimas se realizaron algunos de los más primitivos ritos y ceremonias mágico-religiosas de la humanidad. Esta tradición, que llegó hasta la más evolucionada “pirámide perfecta” egipcia y hasta las pirámides-templos (también pirámides-tumbas en ocasiones) escalonadas americanas y de otras naciones, a nivel arquitectónico, parte de los primeros túmulos o pirámides circulares cónicas del Neolítico en cuyo interior fueron sepultados importantes personajes, y también de aquellos otros túmulos piramidales con amplia cima plana o plataforma sobre las cuales se erigieron altares de culto. La estrecha relación entre una pirámide y una montaña o alta colina se evidencia en todas las culturas de la tierra que tuvieron un nombre propio para denominar a sus construcciones piramidales. En todos los lugares de la tierra donde una cultura construyó pirámides, para referirse a las mismas se usó un nombre que en la propia lengua nativa significa literalmente, 'cerro', 'colina', 'monte', o es un mero derivado (compartiendo misma raíz) de alguno de los términos usuales para los citados accidentes geográficos. Es del todo inadmisible asumir que todas esas pruebas filológicas y de lingüística histórica comparada, son el producto de la mera casualidad. Esto demuestra, con todo rigor, que para los antiguos, incluidos los mismos egipcios (Como veremos en el siguiente capítulo) 48
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las pirámides eran “montes”, “cerros”, “colinas” o “montañas” simbólicas. Especialistas americanos que al parecer no han conocido mis estudios etimológicos (sus obras son posteriores a mis publicaciones) han coincidido en esta relación entre la pirámide y la montaña. Así, por ejemplo, César Sondereguer, quien en su recomendable libro: Pirámides y templos: de Egipto y América..., 2006,8 considera las pirámides egipcias y mesoamericanas como símbolos de la montaña primigenia de la creación. Veamos un par de pasajes de la citada obra:
También el célebre egiptólogo checo, Miroslav Verner, director del Instituto Checo de Egiptología, una de las máximas autoridades en su campo, en su altamente recomendable libro, The Pyramids, una de las mejores guías que se han escrito sobre las principales pirámides egipcias, hace un repaso de las mejores investigaciones y teorías egiptológicas en cuanto a la función y simbolismo de las pirámides de Egipto, defendiendo en casi todo el libro que la pirámide es la evocación simbólica de la colina primigenia que comenzaría ya en las primeras tumbas de la Primera Dinastía como un simple montículo o túmulo circular o cónico que después se estilizaría hacia la base cuadrangular. 9 Y lo mismo ha defendido otro grande de la egiptología como es el experto en jeroglíficos y lengua egipcia, James P. Allen, tal como recoge el célebre egiptólogo egipcio Zahi Hawass (quien sigue la 8 9
Sondereguer, César, Pirámides y templos: de Egipto y América: fundamentos ideológicos, morfoproporcionalidad, crítica estética, Nobuko, 2006, p. 9-10. Verner, Miroslav, The Pyramids, Atlantic Books Ltd, 2014, pp. 28, 34, 45, 96, 97, 116-117, 173, 322, 406, 409,-410, 446.
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misma tesis) en uno de sus libros.10 La mejores evidencias de lo anterior la hallamos en la misma etimología (aunque no se mencionan en ninguna de las citadas obras ni en ninguna anterior a mis publicaciones de finales de los noventa). Por ejemplo, el nombre de la pirámide de Cholula era Tlachihualtepetl, que literalmente significa: 'montaña hecha por el hombre', o sea, 'montaña artificial'. En la misma lengua nahuatl, tlamanacalli era uno de los nombres que recibían los templos-pirámides, donde se hacían sacrificios, y comparte raíz con la voz tlalmontontli, 'montículo', mientras que en egipcio la voz mr daba nombre a la pirámide compartiendo raíz con mrw 'región montañosa del occidente', 'desierto occidental', y con muchas otras voces afrasiáticas (hebreas, árabes y líbico-bereberes), y también eurasiáticas muy antiguas que remontan a tiempos paleolíticos. Todas con la misma raíz consonántica MR o su variante ML con idénticos significados de 'colina', 'cerro', 'montaña', 'montículo'. Raíces todas que dieron origen al término usado en diversas antiguas culturas para denominar a la pirámide y a otras construcciones relacionadas tales como plataformas en terrazas, túmulos funerarios, tumbas, etc. Mientras que en las culturas de India e Indonesia, donde las pirámides explícitamente evocaban al mítico Monte Meru, igualmente tenían un término para 'pirámide' y 'cono', meruve y mer, derivados de una misma voz que significa montaña. De nuevo vemos la misma antiquísima raíz consonántica, MR/ML, 'montaña', que los lingüistas históricos creen se originó en los remotos tiempos paleolíticos y que después -especialmente a partir del Neolítico- se expandió a muchos otros pueblos de Asia, África y Europa. Resumiendo: toda la abrumadora evidencia que me ha proporcionado la lingüística histórica comparada (que analizaremos con más detalle el siguiente capítulo) me obliga a considerar como un hecho que, ante todo, una pirámide es cualquier construcción artificial completa o a medias,11 o bien mediante simple amontonamiento de tierra o arena y piedras hasta conformar un gran túmulo cónico o de base cuadrangular, que simplemente evoca una colina, cerro, monte o montaña, tenga o no tenga una cámara interior. No obstante, considero de vital importancia llegar a un acuerdo sobre cuál sería la definición más correcta para construcción piramidal, o sea, cuáles son los requisitos mínimos que deben cumplirse para una estructura monumental determinada poder ser 10 Hawass, Zahi, Pyramids: Treasures, Mysteries, and New Discoveries in Egypt, White Star Publishers (September, 2011, p. 36, 60. 11 Es decir, partiendo de una colina natural que se reviste y se le da forma, ya sea de base cuadrangular, circular u ovalada
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considerada como pirámide o construcción piramidal, o quasi-piramidal, si se quiere. Sin esta unificación de criterios, no es lícito decidir, a simple vista, sin haberse hecho ni siquiera un estudio de todas la posibles pirámides de Iberia conocidas o reportadas hasta la fecha, cuál merece ser considerada como pirámide y cual no. Considero que el primer factor a tener en cuenta es el que acabo de resumir: el factor etimológico. Es decir, el verdadero significado original de una pirámide. Lo que esta significaba y era para sus propios creadores. Éste debe ser, el factor principal a tener en cuenta, y el segundo factor, su funcionalidad, de acuerdo a lo que conocemos de la inmensa mayoría de las pirámides conocidas. Sabemos que la mayoría de las pirámides del mundo cumplían una de dos funciones principales: tumba o un lugar elevado de culto, y en contadas ocasiones, ambas funciones a la vez, y puede que alguna que otra función astronómica, entre otras posibles desconocidas o no verificadas aún. Pero en cualquier caso, puede resumirse todo en una sola característica que comparten todas las pirámides del mundo, la de ser un monumento sacro. Es decir, un monumento, que bien sea por haber servido de tumba a un importante personaje o por haber sido usado como un gigantesco altar ceremonial, o por ambas funciones a la vez, es un monumento sagrado, un lugar con una función ceremonial o funeraria. Ninguna pirámide fue erigida solo para ser usada como observatorio astronómico o como punto alto de vigilancia de un poblado, ni como fortín militar para albergar en su cima una simple vivienda de centinelas ni tampoco para tener una aldea o pequeña villa fortificada en su cima. Si una colina artificial o una colina natural revestida de piedras y bloques es excavada, y las evidencias demuestran de manera inequívoca la existencia en su cima o en algunas de las terrazas superiores que la componen de varias viviendas con sus hogares y utensilios propios de la vida doméstica, sin ninguna duda esa colina piramidal no es una pirámide, sino tan solo una colina fortificada, un oppidum, o castro. Pero si las excavaciones revelaran que únicamente fue usada como lugar de enterramiento, o se hallaran tan solo unos pocos recintos cultuales, en tales casos sí se podría decir que la estructura tumular tipo pirámide circular o cónica sería una pirámide desde el punto de vista funcional, ya no solo desde su propia forma que evoca una colina o monte. Así, para poder clasificar un monumento como pirámide, desde el punto de vista funcional, deben cumplirse tan solo los tres siguientes factores: 1. Tener cualquiera de las formas que evocan a simple vista una montaña, monte, cerro o colina, o monte bajo amesetado, o sea, bien como un túmulo cónico o pirámide circular, o como un túmulo de base cuadrangular con cima plana (tipo 51
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mastaba o pirámide truncada), o como una pirámide perfecta con caras inclinadas rectas, y en cualquiera de los casos, bien por simple amontonamiento de tierra o arena y piedras o por superposición de hiladas de ladrillos o bloques en gradas o escalones. 2. Haber sido usada dicha estructura en forma de colina o monte como lugar de culto (teniendo altar, templo o recinto ceremonial en su cima o en alguna de sus terrazas), o como tumba de un importante personaje o de varios individuos, o bien como ambas cosas a la vez, incluida cualquier otra función adicional, siempre que se halle dentro de un contexto mágico-religioso, funerario y ceremonial. Es decir, siempre y cuando las evidencias apunten a un monumento que sería considerado como algo sagrado, no como un lugar de asentamiento o de uso militar ni de cualquier otra índole que no sea la sacra o funeraria. 3. Debe hallarse en una llanura. Todas las pirámides conocidas, es decir, todas las que han sido estudiadas, excavadas, y confirmadas como tales, se hallan siempre en terrenos llanos. Por lo general en amplias llanuras alejadas de paisajes montañosos. En algunos casos las montañas o cerros (más elevados incluso que la propia pirámide) pueden hallarse relativamente cercanos, pero la pirámide nunca se edifica entre montañas, ni sobre la cima de las altas montañas, precisamente porque la pirámide siempre es una imitación o evocación de una montaña, cerro o colina, un símbolo que se edifica en lugares donde no hay montañas ni cerros ni altas colinas, o cuando menos en un valle de superficie llana, aunque tal valle sí este rodeado por otros cerros o montes de mayor altura, justo como se observa en Cañete, Cuenca. En ocasiones la pirámide es un monumento cuya función consiste tan solo en ganar altura para erigir un templo en su cima, en lugares donde no hay montañas, tal como vemos en las llanuras mexicanas, por ejemplo. Cumpliéndose estos tres factores en una estructura artificial o semi-artificial, cuya forma recuerde a la de una alta colina o monte, se puede afirmar, con todo rigor históricoarqueológico y filológico, que estamos antes una pirámide. …......................................................................................................
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Un cono es también una pirámide circular El cono recto es la superficie de revolución generada por hacer girar un triángulo rectángulo alrededor de uno de sus catetos. De ahí que se le denomine también “pirámide circular”. La etimología del griego Pyramis realmente definía esta forma.
Definición de cono como pirámide circular, según Moisés Villena Muñoz en “Geometría del Espacio”, 2014.
El origen etimológico de la palabra pirámide entre los egipcios El origen etimológico de la voz principal usada por los egipcios para definir a la pirámide, mr, también nos va a revelar una importante prueba indiciaria de tipo linguïstica a favor de la teoría de un origen del término en las colinas, cerros o montes. La palabra 'pirámide', en egipcio mr, solía escribirse con fonogramas más determinativo de pirámide como o , entre otras variantes, o bien solo con el jeroglífico O24 , usado como logograma, o sea, como signo-palabra con el valor semántico de 'pirámide'. Veamos ahora lo que es aceptado por los mejores especialista en filología egipcia antigua sobre el origen etimológico del término mr, 'pirámide'. Las hipótesis son varias, pero todas giran alrededor de la misma idea de colina, montículo, montón, túmulo, monte, montaña, cerro, loma o 53
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alta colina. A continuación los datos que se pueden extraer del Etymological Dictionary of Egyptian.12 Se ha relacionado con el Proto-Hebreo mwl: 'alta colina'. Árabe mīl: 'gran montículo'. Hebreo ?āmīr: 'pico de un árbol ', 'cima de una montaña, y el Semítico *? rm > Árabe ?iram-/?arim- "3. cresta, cima o pico de montañas". Antiguo Árabe *m-r, 'montón de piedras'. También con varios dialectos Bereberes de los alrededores del Atlas (que recordemos son lenguas descendientes de las antiguas líbicas habladas en tiempos del Antiguo Egipto), donde la voz maṛu, es 'la vertiente de la montaña abrigada del sol'. En el dialecto líbico-bereber de Sokna, en el mismo corazón de la Libia, merr y mula, se usa como término usual para 'montaña', mientras que amérru significa "alta montaña"; y en la lengua FaliMuchella (Nigeria) mul es 'montaña', lo que permite relacionar esta voz con el Proto-Hebreo mwl 'alta colina', Árabe mīl 'gran montículo'. Incluso se cree pudo pasar, por metátesis (inversión de consonantes), al Proto-Árabe *?raym ('araym), 'colina', 'alta colina'; 'tumba o sepulcro', pero también se ha comparado con un término del Árabe Clásico, mayr/mēr, 'colina', 'montículo', 'cerro'; 'tumba o sepulcro'. Muy probablemente estas voces árabes derivarían del antiguo 12 Takács, Gábor, Etymological Dictionary of Egyptian: M-, Volumen 3 de Etymological Dictionary of Egyptian Handbook of Oriental Studies, BRILL, 2007, p. 366.
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egipcio mr. En el dialecto berebere Shilh, i-miri da nombre al 'muro o muralla hecha de piedra en seco o mampuesto', sin mortero, o sea, con piedras amontonadas, mientras que a-mra, da nombre a los “contrafuertes o muros de contención de piedra en las terrazas de los campos cultivados”, y a los 'montones' o 'majanos' con forma de mastaba aterrazada o piramidal escalonada, como los hallados en las islas Canarias y en las Azores. En estas islas portuguesas, curiosamente son llamadas moroiços. Por otra parte, en el Chádico, lengua afrasiática bastante influenciada (y viceversa) por el Bereber, mémeré es el nombre dado al "muro de piedra alzado en terrazas". Esta raíz *MR 'montículo', 'colina', parece haberse extendido por muchos lugares del mundo con los mismos o similares significados como veremos más adelante. A todo lo anterior me gustaría añadir que siendo la hipótesis más probable la que relaciona el término egipcio mr 'pirámide' con 'colina', 'cerro', 'montaña', etc., tal como acabamos de ver, el origen etimológico se podría rastrear a tiempos muy antiguos según los estudios más recientes en materia de lingüística histórica. De hecho, podríamos incluir el término egipcio mr, 'pirámide', en el mismo linaje de una antiquísima raíz de la humanidad, *MVlV (pro. mulu) con el significado original de 'montaña', y que desde finales del Paleolítico se expandió desde la lengua paleolítica Boreana a la Nostrática/Eurasiática, y desde esta a la Altaica, Urálica, Indoeuropea y Dravídica, y a la Sino-Caucasiana y Afroasiática, tal como podemos ver en la tabla de la página 71, y donde vemos cómo pasaría a varias lenguas bereberes, entre otras afroasiáticas, desde la raíz *MVl- con el mismo significado de 'montaña'.
La raíz universal MR, 'montaña', 'colina', 'pirámide' La raíz rnr en los significados de "monte", "colina", "montículo", "lugar o cosa elevada" la encontramos en varios lugares del Mundo, incluso en lugares muy distantes de Egipto. En varios dialectos de la India y del Irán mur, mer, meru y meruve significan 'montaña', 'monte', 'pirámide' y 'cono'. Así, en el Proto-Sur Dravídico *mērv-ai (pr. Mêruai) y en el ProtoTelugu *mēruv-, son los términos para denominar a la 'pirámide'. Recordemos el célebre monte Meru del Himalaya, presente en los antiguos mitos hindúes. En la lengua amerindia de los Atapaka, del delta del Mississippi mura significa 'montículo piramidal o cónico', 'loma', 'mound'. En la lengua rapa-nuí de la Isla de Pascuas, marai es el nombre que tienen los altares aterrazados sobre los que se colocaban los grandes estatuas conocidas como moai. Más cercano aún tenemos las voces castellanas muro y muralla (la segunda derivada de la primera), y aunque no expresan el significado concreto de colina o monte definen cualquier tipo de construcción artificial o natural elevada y voluminosa, originalmente de piedras, levantada como protección y contrafuerte. Se hace derivar de la voz latina murus, que a la vez deriva del antiguo Indoeuropeo *mel- 'montaña'. 55
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Al cierre de este libro, el Dr. César Guarde-Paz, de la Universidad de Barcelona, me aportó un dato que no había podido verificar antes en mi estudio sobre la etimología del término usado para nombrar a las pirámides en todas las culturas que las construyeron. Me faltaba comprobar la etimología de dicho término entre los antiguos chinos. El Dr. Guarde-Paz es un experto en tales materias. De hecho, lleva algunos años viviendo en China donde está cursando otro doctorado. Ésta ha sido su aportación: “Hasta donde sé hay tres términos para describir lo que hoy llamamos pirámides chinas; "shan", es la palabra habitual para montaña, y se utilizaba cuando el mausoleo se colocaba en el interior de una montaña natural que se reformaba. La letra china (sinograma) es un simple dibujo de una montaña. La etimología de la palabra en sí, es decir, su pronunciación, no está clara (Schuessler 453). Otro término habitual es "lingmu", que literalmente significa "mausoleo en una colina". El tercer término es "ling", el mismo "ling" de "lingmu" ("mu" significa "tumba", así que podemos ignorar su etimología). "Ling" significa "montículo", "colina", y se coloca habitualmente detrás de las tumbas construidas en o dentro de colinas. Está relacionado con la idea "ascender", "subir", "altura" y "pico" [de una montaña]. La etimología del término lo relaciona únicamente con "montaña", no "tumba", pero hay algunas derivaciones interesantes: Chino clásico: *rəŋ; Chino clásico Dinastía Han: liŋ [la "i" se escribe con una pequeña línea tachándola); Proto-Tibetano: mraŋ; Birmano literario: mraŋ; Kanauri: raŋ, "montaña", "alto"; Naga: *rəŋ, "cielo"; Garo: raŋ-ra, "cielo"; Jing-po: laŋ, "montaña"; Khasi: raŋ, "alto" (Schuessler, 361). Finalmente, en la China pre-moderna los cementerios se acondicionaban habitualmente en las faldas de las montañas. Desconozco si esta costumbre existía en la China antigua, pero si así fuera, tal vez remodelar una montaña para convertirla en una tumba no era sino una extensión de esto: si la gente común era enterrada en las montañas, un rey debería tener una montaña para él sólo”.13 ¡Magnífico! Se confirma una vez más mi teoría. De las grandes civilizaciones que tuvieron pirámides, solo me faltaba comprobar si también los chinos las denominaban con una raíz que significara montaña, cerro o colina, tal como hicieron todas las demás culturas. Sin ninguna duda no puede ser mera casualidad. Esta última evidencia etimológica demuestra ya, más allá de cualquier duda razonable posible, que para todas las civilizaciones que construyeron pirámides, estas eran símbolos de montañas, cerros, colinas o montes. Evocaciones de las mismas. Especialmente (con pocas excepciones) en aquellos lugares donde había una amplia llanura y las montañas quedaban algo lejos. Por eso no existe ninguna pirámide encima de una sierra o cordillera de montañas ni sobre la cima de una montaña. 13 Guarde-Paz, César. Comunicación personal con el autor, 2015. Ésta es la bibliografía que el Dr. GuardePaz ha consultado: Bibliografía: Axel Schuessler, ABC Etymological Dictionary of Old Chinese, University of Hawai Press, Honolulu, 2007.
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Las posibles pirámides circulares y cuadrangulares escalonadas de la península ibérica Entre mediados de los noventa del pasado siglo y la primera década del presente recorrí casi toda la península ibérica acompañado de algunos investigadores, principalmente junto con el filósofo y escritor español, José Carlos Fernández Romero, 14 un grandísimo experto en religiones comparadas, pensamiento filosófico y simbolismo de las Antiguas Civilizaciones, autor de libros muy recomendables como Córdoba Eterna, El viaje iniciático de Hipatia: la búsqueda del alma de los números y Florbela Espanca: biografía y poemas completos de la poetisa del amor. La mayoría de los viajes tenían como objetivo, por una parte, conocer lo mejor posible la Historia Antigua de Iberia, visitando los monumentos y sitios arqueológicos más representativos entre muchos otros muy poco conocidos y nuevos que hallamos. Entonces yo recién comenzaba a residir en España, 15 y lo primero que quería hacer era conocer lo mejor posible la antigua historia de esta gran península, “tierra de los magnos íberos”, como ciertos autores clásicos la llamaban, tan elogiada en la antigüedad por sus riquezas naturales y sus muchos pueblos y culturas y su remota antigüedad como cuna de culturas y civilizaciones. Un segundo objetivo de estas expediciones por casi toda la península era la búsqueda de posibles evidencias arqueológicas que de algún modo se pudieran relacionar con lo que las fuentes antiguas referían sobre los pueblos atlánticos y su emporio marítimo surgido en una importante isla atlántica, la tan celebrada y buscada Isla Atlantis.
La posible “Pirámide de Codes”, Guadalajara. Fue en el curso de estos viajes que conocí ciertos lugares, monumentos y estructuras que me parecieron posibles estructuras piramidales. Entre estas se halla la que entonces bauticé como “Pirámide de Codes”, una estructura piramidal de base circular similar a otras halladas en México, especialmente parecida a la célebre gran pirámide de Cuicuilco y a muchas otras pirámides circulares escalonadas de la cultura mesoamericana de los Guachimontones. La posible pirámide circular escalonada de Codes se halla muy cerca del pueblo del mismo nombre en Guadalajara.16 La simple observación, 'in situ', rápidamente me permitió 14 http://josecarlosfernandezromero.com/sobre-el-autor/ 15 Llegué a España desde Cuba en la primavera de 1994. 16 Las coordenadas exactas pueden consultarse en el inventario provisional de posibles pirámides de Iberia
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percatarme de que la colina parecía una estructura artificial toda completa, desde la base hasta la cima, o al menos en una colina natural revestida y modificada en gran medida. También me percaté de que su cima era demasiado pequeña, con apenas espacio para una muy modesta casucha donde solo podrían haber vivido unos pocos individuos. De hecho, toda la estructura piramidal es tan pequeña que aunque se hubiera habitado por todas partes, desde su base misma, apenas habría espacio para dos o tres familias.
La posible “Pirámide de Codes”, Guadalajara, que los arqueólogos llaman “La Torre”, y clasifican como un pequeño castro celtibérico. Foto: Cortesía de Plorrio, 2008.17 Aquello no podía ser de ningún modo un castro celtibérico, que como todos sabemos es siempre erigido en amplias cimas planas o mesetas de altos cerros o montes que, como mínimo, tenían en su cima cerca de una hectárea de superficie, o sea, espacio suficiente para dar asiento a una aldea o grupo de casas de varias familias. Pero una estructura piramidal tan pequeña y de tan poca altura (unos 12 metros desde la base) no sirve para fundar en el mismo una ciudadela o tan siquiera una aldea, y tampoco sirve como punto de vigía ni es defendible. No aguantarían más que un par de horas de asedio sin ser penetrados por casi todos los flancos posibles. Sostener que esta pirámide circular concéntrica y en espiral es una ciudadela o aldea fortificada, o un castro, no solo va en contra de la evidencia misma, sino de todo sentido común. Los antiguos celtíberos no eran torpes ni ingenuos. De hecho, era una cultura especializada, precisamente, en el arte de erigir ciudades fortificadas altas, bien protegidas y amuralladas, y en localizaciones naturales elevadas y bien defendibles. Jamás se les ocurriría (teniendo alrededor muchas altas colinas con más espacio para fundar una ciudadela o aldea y mejor defendibles en todos los aspectos) esforzarse en construir, desde cero, desde la base misma, una pirámide de mampuesto y bloques con una calzada o calle que conduce desde la base hasta la cima, sin murallas ni fosos alrededor ni torreones ni baluartes de ningún tipo, en medio de un llano, y encima con tan poca altura (12 metros). Todo ello hace del lugar un sitio muy poco defendible. Más bien todo lo contrario, una clara invitación: ¡Saquéanos que es bien fácil! al final de esta obra. 17 http://www.panoramio.com/photo/9562690
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Los mejores expertos europeos en la Edad del Hierro han establecido con más que suficientes pruebas arqueológicas como una característica típica de los pueblos de estos tiempos el abandono de las zonas llanas por lugares elevados bien defendibles naturalmente, los cuales, además, era bien fortificados. Las evidencias demuestran, desde Centroeuropa hasta la misma Iberia, que la humanidad europea estaba viviendo tiempos muy bélicos. Esto se agudiza mucho más en la llamada Edad del Hierro II, justo en la misma época en que ha sido datado la estructura piramidal circular de Codes de acuerdo a las evidencias arqueológicas halladas en las catas. Para todos los arqueólogos europeos en estos tiempos las ciudades se convierten en auténticas fortalezas elevadas, ciudades sobre cerros y montes altamente fortificados. Y así, un castro, la ciudad típica de este período, se determina por dos factores fundamentales: “a) aparecer colocados en altura, controlando de esta forma su entorno, b) estar artificialmente protegidos.”18 La pirámide circular de Codes no está en una altura, sino en medio de un desprotegido llano, y la estructura misma apenas tiene altura suficiente para controlar su entorno. Y en cuanto a la protección artificial, o sea, construcción de murallas y torreones, tampoco existen. Sólo se ha interpretado como un posible punto de vigía o torreón una pequeña estructura que aparece justo en la cima (la única que existe en su diminuta cima). Pero bien podría ser un pequeño recinto cultual o templete.
“Pirámide de Codes”. Se puede apreciar su pequeño tamaño y poca altura (12 metros), así como la reducida cima sobre la que de ningún modo pudo existir poblado alguno, ni tan siquiera una mísera aldea de unas cuantas familias. Ni usándose toda la estructura piramidal entera, construyéndose casas (de las que no existen restos visibles) en sus estrechos pasillos sobre cada terraza, donde por tan escasa altura solo podrían vivir auténticos gnomos, ni así pudo haber sido usado este monumento piramidal como un castro. Definitivamente la hipótesis más parsimónica es la de un monumento sacro, ya sea templo/santuario o necrópolis, o ambas a la vez. Por tanto, una auténtica pirámide.
No obstante, pocos años después, en 1999, salió publicado en un trabajo 19 del entonces 18 Talavera Costa, Julian, Estudio del poblamiento celtibérico: Arévaco, Los Castillejos de Pelegrina, Sigüenza. De los orígenes a la romanización, Tesis Doctoral, Universitat de València. Departament d'Història de l'Antiguitat i de la Cultura Escrita, V-2503-2003, 8437055768, 22-10-2001, p. 118. 19 Arenas Esteban, Jesús Alberto, La Edad del Hierro en el Sistema Ibérico central, España, Archaeopress,
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licenciado en historia, Jesús Alberto Arenas Esteban, 20 algunos resultados de unas pequeñas catas realizadas en un sector de la estructura que revelaron el uso del lugar por pueblos celtibéricos de hace unos 2300 años. El sitio arqueólogo fue bautizado como “La Torre de Codes”. El nombre ya evidencia la tesis a seguir por los arqueólogos que creen era un pequeño castro con una torre en su cima. Las evidencias fueron obtenidas años en las citadas catas y curiosamente no aparecieron casas ni hogares, sino artefactos de lo que podemos llamar la cultura espiritual o mágico-religiosa, tales como cerámicas con decoraciones típicas celtíberas tales como astas, espirales, cruces gamadas y figuras humanas y animales, y otros símbolos lineares, geométricos y abstractos. Y aparecieron también figurillas en barro de toros, jabalíes y caballos, usadas (así lo reconocen los mismos arqueólogos) como posibles exvotos, y que son muy parecidos a los que aparecen en los santuarios ibéricos. Recordemos que una pirámide es siempre una estructura sacra, haya sido usada únicamente como tumba o necrópolis o solo como monumento plataforma de un templo, o para ambas funciones a la vez. Una pirámide es un monumento de la superestructura, un reflejo del mundo espiritual y mágico-religioso de una antigua cultura, no es nunca un lugar de habitación donde se desarrollan las actividades mundanas cotidianas, o sea, no es el asiento de ninguna ciudadela o aldea. Y en este sentido, creo que las evidencias arqueológicas halladas, sumadas a las propias características del monumento, permiten sostener la hipótesis de que estamos ante un monumento sacro. Un recinto ceremonial, y por ello mismo, ante una auténtica “pirámidetemplo”, similar en su forma y estructura a otras halladas en Centroamérica (México) y América del Sur (Perú), sin que ello implique relación alguna entre culturas tan distantes, sino algo tan simple como que pueblos de Iberia, al igual que los de América, Egipto, China, India, y de otras muchas naciones, llegaron igualmente a la misma idea de erigir monumentos piramidales (evocación de una colina primigenia, cerro o monte sagrado), unas veces con base circular y otras cuadrangular o poligonal, destinados a cumplir una función sacra o mágico-religiosa, como un lugar de culto (templo) o de enterramiento (tumba o necrópolis), o incluso para ambas funciones a la vez. En cualquier caso, y antes de pasar al resto de posibles pirámides de Iberia seleccionadas para mostrar en este primer libro, es necesario apuntar que, aún con tales evidencias arqueológicas y en contra de toda lógica funcional y estructural misma, a pesar de todo, la “Pirámide de Codes” ha sido clasificada como un mero castro celtibérico. Las pocas Gran Bretaña, 1999. También: Martínez Naranjo, 1997, 164; Jimeno y Martínez Naranjo, 1999, 173; Arenas, 1999a, 176 y ss. 20 Actualmente Doctor en Prehistoria por la UCM.
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evidencias halladas en esas catas, como ya se ha indicado, no demuestran ni siquiera que el lugar halla sido usado como lugar de habitación o vivienda. Todos los artefactos hallados perfectamente podrían evidenciar el uso del lugar como templo o monumento sacro. Bien podría tratarse de ofrendas, lo que se refuerza con las figurinas de varios animales, consideradas habitualmente como exvotos típicos de santuarios, y entre las que destaca la cabeza y cuello de un caballo que ha sido interpretado (como era de esperar dentro de la tesis simplista y meramente habitacional) como un posible elemento decorativo del asa de algún tipo indeterminado de vasija, que de paso sea aclarado no apareció en la excavación de ninguna de las catas. Prótomo de caballo en arcilla cocida, hallado en una de las catas de la posible “Pirámide de Codes”, Codes, Guadalajara.
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Segunda parte de ¿Pirámides en Iberia? En el próximo nº 11 de ARQUEOHISTORIA.
La posible “Gran Pirámide de Alarilla, Guadalajara”, propuesta como tal por Georgeos Díaz-Montexano, 2002. Foto: Cortesía de Pedro Aguilar Serrano, 2015 (http://comeryandarporlaalcarria.blogspot.com.es).
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Lista de posibles pirámides localizadas y propuestas por Georgeos DíazMontexano entre finales de los noventa y 2005 que serán presentadas en el próximo número: 1. “Posible Gran Pirámide de Valparaíso, Cuenca”. Tipo poligonal circular y rectangular cerca de al cima. 2. “Posible Pirámide de La Ribota”. Tipo cuadrangular escalonada. 3. La “Posible Pirámide de Tartanedo”. Posible pirámide-colina de tipo poligonal circular. 4. La “Posible Pirámide de La Cava“. Posible pirámide-colina poligonal cuadrangular. 5. La “Posible Pirámide del Colmillo”, Alarilla, Guadalajara. Posible pirámidecolina o semipirámide del tipo cuadrangular de lados rectos a semejanza del tipo pirámide perfecta. 6. La “Posible Pirámide de la Rivilla“. Posible pirámide cuadrangular de plataforma. 7. La “Posible Pirámide del Revillo Viejo“. Posible estructura cuadrangular en la base y pentagonal en la terraza superior.
piramidal
8. La “Posible Pirámide de El Torrejón, Cuenca. Posible pirámide cuadrangular y romboidal. 9. La “Posible Pirámide de Cabeza Gorda“, Cuenca. Posible pirámide de tipo cuadrangular y trapezoidal de plataforma. 10. La “Posible Pirámide del Tolo Gordo“, Cuenca. Posible pirámide de tipo poligonal casi circular terminada en punta. 11. La “Posible Pirámide de Alcaudete“, Sevilla. Pirámide cuadrangular tipo mastaba egipcia, o tipo pirámide-plataforma norteamericana. 12. Las “Posible Pirámides Mastabas” de las Baleares.
Propuestas por otros investigadores: 13. “Posibles Pirámides-Colinas de Camas”, Sevilla. Al menos tres posibles semipirámides. Dos de tipo circular u ovalado, y una cuadrangular de plataforma, tipo meseta. Propuestas por Solimán Orta, director de Tartessos.info, en octubre de 2005. 14. La “Posible Pirámide de Cañete”, El Cabezuelo, Cañete, Cuenca. Posible pirámide 63
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de planta poligonal y escalonada, como la mayoría. Reportada en 2015 por Manuel Abril.
La posible “Pirámide-Mastaba de Alcaudete”, Sevilla.
La posible “Pirámide de la Rivilla”, Guadalajara.
La “Posible Pirámide del Colmillo”, Alarilla, Guadalajara. Posible pirámide-colina o semipirámide del tipo cuadrangular de lados rectos a semejanza del tipo pirámide perfecta.
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La posible “Gran Pirámide de Tartanedo”, Guadalajara.
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La “Pirámide de Valparaíso”, Olmedilla del Campo, Cuenca, en una espectacular vista área (2015). Nótese la perfecta sombra en forma de pirámide que desprende la cima cuando el sol está cerca de su puesta por el Oeste en los solsticios. Como puede apreciarse, las terrazas o escalones son más bien poligonales como en el sistema de construcción usado en la “Pirámide de Silbury Hill”, cuyas dimensiones son algo menores. Llegando a la cima, la penúltima terraza es cuadrangular, mientras que la última es casi ligeramente cuadrangular u ovalada. Como puede apreciarse, la superficie de la cima es muy pequeña, de apenas unos 50 metros por cada lado. Apenas habría espacio para unos pocos edificios significativos, y parece poco probable que en su cima hubiera una ciudadela o aldea. Parece, por tanto, muy poco probable que esta construcción piramidal sea un castro celtibérico, y menos todavía un oppidum, ciudad fortificada en las cimas de cerros que por lo general son más grandes que los castros.
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La Atlántida en un mapa rupestre tartésico y en papiros egipcios de hace cuatro mil años, por Georgeos Díaz-Montexano. Concursando en el Segundo Concurso Literario de Amazon, 2015. Enlace directo, un Solo Click: http://goo.gl/WtQVXW Enlace desde cualquier país: http://mybook.to/Atlantida-en-mapas-tartesicos-y-egipcios
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International Dostoevsky Society (IDS)
La International Dostoevsky Society (IDS) es una asociación internacional que reúne en su seno a estudiosos dedicados a la vida y a la obra de Fiódor Mijáilovich Dostoievski. Con secciones nacionales en Europa, Asia, Australia y todo el continente americano, desde el 2004 la IDS cuenta también con una sección española, fundada y presidida por Jordi Morillas. Esta sección española dispone de una página web (www.ids.agonfilosofia.es) en la que se pueden encontrar una extensa biografía y bibliografía sobre Dostoievski, así como toda una serie de estudios, reseñas y actividades relacionadas con el genial escritor ruso. Entre las distintas actividades organizadas por la Sección Española de la IDS, conviene resaltar el primer congreso dedicado a Dostoievski que organizó en el año 2006 en Barcelona y en el que participaron, junto con estudiosos españoles, especialistas rusos, polacos, franceses, holandeses, belgas y mexicanos. El programa completo se puede encontrar en la mencionada página web. Como la finalidad principal de esta Sección Española de la IDS es promocionar los estudios dostoievskianos a nivel nacional, se invita a todos los interesados en Dostoievski a participar activamente, ya sea comunicando las actividades que realizan, ya sea enviando colaboraciones científicas para su posterior publicación en la página web. 74
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AGON. Grupo de Estudios Filosóficos
La génesis de Agon. Grupo de Estudios Filosóficos (www.agonfilosofia.es) se sitúa en el año 1997 en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona, donde Antonio Morillas comenzó a impartir una serie de seminarios sobre Nietzsche en el marco de una asociación llamada Alea. Tras varios años de intenso trabajo y siendo el seminario de mayor éxito de Alea, la sección de Nietzsche cobró entidad propia y se independizó pasando a denominarse Agon. Grupo de Estudios Nietzscheanos en el año 2000. La dinámica de los seminarios y las peculiaridades de sus integrantes provocaron que el grupo no sólo se ocupase de Nietzsche, sino también de otros muchos filósofos que resultaban de suma importancia a la hora de entender la filosofía del pensador alemán. Por otro lado, la incorporación activa de Jordi Morillas hizo que la asociación saliese más allá del ámbito de la Facultad de Filosofía, invitando a diversos profesores de universidades catalanas para que diesen conferencias y seminarios. Esta titánica tarea organizativa y este afán por el conocimiento tuvo su punto culminante en la organización de las Jornadas sobre Religión y Filosofía en la Historia del Pensamiento (febrero-mayo 2002), un evento interdiscipliar e interuniversitario donde intervinieron profesores no sólo de distintas universidades catalanas, sino también de Madrid y de Zaragoza. Tras el éxito de estas Jornadas, se hicieron varios seminarios sobre Religión y cultura cristiana, invitando a ellos a distintos profesores de la Facultad de Teología de Barcelona. Esta actitud claramente interdisciplinar provocó que ya en 2003 el grupo pasara a llamarse Agon. Grupo de Estudios Filosóficos. Una muestra de este interés por el saber en general fue la incorporación de César Guarde, gracias al cual la filosofía oriental entró a formar parte fundamental de la asociación. A este brillante investigador se le debe no sólo la organización de las Jornadas de Filosofía China en los años 2007 y 2008, sino también la creación de la web de la asociación. En la actualidad, Agon. Grupo de Estudios Filosóficos, trabaja exclusivamente a nivel de internet, interesándose también por cuestiones de actualidad política, sin renunciar por ello al ámbito de la investigación, a la seriedad académica y especialmente al espíritu crítico que dio lugar a su nacimiento. 75
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https://www.facebook.com/eljardindelossuenosales/timeline
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