El Lazo #3

REVISTA MEXICANA DE PSICOANÁLISIS

ABRIL DE 2012, NÚMERO #3, AÑO 1

Psicoanálisis

y prácticas del consumo infantil.

La elección de los padres.

Fernando Martín Aduriz.

La pregunta sobre el autismo.

Edna Gómez Murillo.

Los niños y los síntomas del siglo XXI. Graciela Giraldi.

Abel: del autismo a la ética del sujeto.

Liora Stavchansky.

Mi Universo

ABRIL DE 2012, NÚMERO #3, AÑO 1!

REVISTA MEXICANA DE PSICOANÁLISIS

Editorial.

Geraldo Chávez. Pág. 5

La elección de los padres.

Fernando Martín Aduriz. Pág. 7

La pregunta sobre el autismo.

Edna Gómez Muri!o. Pág. 13

Los niños y los síntomas del siglo XXI* Graciela Giraldi. Pág. 17 Fuegos artificiales

Abel: del autismo a la ética del sujeto.

Liora Stavchansky. Pág. 20

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REVISTA MEXICANA DE PSICOANÁLISIS

ABRIL DE 2012, NÚMERO #3, AÑO 1!

En una época en donde hay una tendencia a considerar a los niños como objetos de consumo, objetos de goce, objetos de satisfacción, fácilmente pueden pasar a ser en lo familiar y en lo social objetos segregados y de desecho.

Los niños responden con una sensibilidad y vivacidad extremamente fuertes a esos cambios en la civilización. Ellos comienzan a crear nuevos malestares, síntomas, inhibiciones y angustia, como signos de su agitación, perturbación, enojo y tristeza...

Ante esta realidad, es habitual que hoy en día que existan prácticas dedicadas a hacer de lo que no marcha en la relación del niño con los otros, nuevos y variados productos de consumo en pos de silenciar la singularidad subjetiva.

Existe una necesidad imperante de explicar el conjunto de los fenómenos humanos (síntomas) mediante una estricta consideración bioquímica, sin pensar de ninguna forma la relación que sustenta el sujeto con su realidad.

La medicina ha dejado de preguntarse por las causas de los síntomas, es a partir de la universalización de categorías diagnosticas, avaladas por una comunidad científica especifica, que se reduce a prescribir un plan de intervención “apropiado” no a un individuo, sino a lo posible de categorizar en él.

A diferencias de la medicina, el psicoanálisis devela estos síntomas, no a partir de lo universal de las categorías, sino a partir del corte que la subjetividad produce en los universales.

El corte es su punto de partida.

El psicoanálisis va más allá de caracterizar el comportamiento del individuo en una categoría especifica y de proporcionar planes de atención “global” psicopedagógicos, conductuales y psicofarmacológicos.

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La elección de los padres.

Fernando Martín Aduriz.

Barco que lleva a tus sueños

Los modos autoritarios de las corrientes psicológicas que no tienen en cuenta la subjetividad producen un creciente malestar. Es el caso de la actuación de una psicóloga conductista que impone y propone romper el lazo terapéutico de una niña de ocho años con su psicoanalista. La confusión entre madre biológica y madre simbólica, función materna y función paterna, y entre necesidad, demanda y deseo llevan a desconocer las razones de una niña para no querer encontrarse con su madre biológica sino por imposición judicial. Elegir a los padres es un acto del que un sujeto puede responder.

Los niños desde la cuna, hoy, se encuentran con que han de elegir. Conocer su posición subjetiva para saber cómo han sido esas sus elecciones es una de nuestras primeras tareas cuando nos visitan en tanto psicoanalistas. Hoy, comienzos del siglo XXI, se sabe que todos tendrán siempre múltiples opciones a elegir. Optar ha pasado a ser la norma, y esto, desde luego, se impone como más seductor que lo obligatorio. El handicap es que tanto elegir y elegir lleva mucho tiempo, angustia, y además consume un tiempo, el que antes, y sin más dilaciones, se destinaba a vivir.

Pero elegir se impone como una tarea de vida hoy, frente a un tiempo anterior en que las principales decisiones de un niño estaban ya tomadas de antemano: el trabajo que le esperaba había sido desempeñado antes por sus ancestros, de generación en generación. La pareja también era prefijada por alianzas entre familias. Los estudios podían ser una tradición secular en determinadas familias. La pertenencia a una clase social imponía unos usos y costumbres a los que había que ceñirse. La ciudad en la que se iba a vivir era en la que se había nacido, y esa su ciudad natal acompañaría toda su existencia. Hoy todo ese mundo ha pasado. Es El tiempo de ayer del que hablaba Stefan Zweig.

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La pregunta sobre el autismo.

Edna Gómez Muri!o.

Asustado

Para el campo psicoanalítico se presenta en este momento una problemática que permite cuestionarnos en torno a la práctica clínica empezando por lo que ha estado a discusión desde las reflexiones de Jaques Lacan sobre el concepto de cura en psicoanálisis. En ello, la forma en que esta práctica incluye, como parte de su propia estructura, una política que habla sobre una concepción de sujeto y la ética a sostener.

El autismo plantea al psicoanálisis en este todavía principio de siglo la pregunta acerca de qué es la cura psicoanalítica. ¿Es posible hablar de cura en el caso del autismo? ¿Está clara la configuración del diagnóstico diferencial en este caso?

I. Cuando la premisa lacaniana que abre la posibilidad del psicoanálisis a partir de que el inconsciente tenga estructura de lenguaje, deja una incertidumbre al respecto de aquellos casos en los que este lenguaje no tiene una manifestación o quizá ni siquiera una existencia como es en el autismo.

En el campo analítico el lenguaje es la cultura, el gran Otro que supondría la decisión del sujeto de admitirlo o no, y simultáneamente de estructurarse psíquicamente, más allá de que se lleve a cabo la conducta verbal. En el caso del autismo, esta asunción del lenguaje parece estar en entredicho.

Si bien podemos pensar en el sujeto autista que habla, sabemos que ese lenguaje parece manifestar la ausencia del componente que es el espacio entre s1-s2. Como si estos dos momentos estuvieran sobrepuestos sin espacio mediante, de tal forma que no se instituye el sujeto, no está el tiempo de la subjetividad; digamos que es una palabra operativa y que lo que opera es un puro sonido.

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Los niños y los síntomas del siglo XXI* Graciela Giraldi.

Músico

¿Qué es la salud mental? Si bien la Organización Mundial de la Salud no dispone de una definición oficial científica, sí opone los términos de la salud mental a las enfermedades nerviosas. En la perspectiva psicoanalítica la salud mental no existe, en tanto los humanos estamos marcados en nuestro cuerpo y en nuestros pensamientos por las palabras, nos sostenemos en la vida con nuestros pequeños delirios, y sin llegar a ser psicóticos estamos todos un poco locos.

Según se aborde la cuestión del síntoma en los niños, se puede aliviarlo a cronificarlo. Es común que si un chico presenta problemas en la escuela se diga apresuradamente: síndrome de hiperactividad, sin que nadie le pregunte antes al niño: ¿qué te está pasando? En cambio, se medica y re-educa a todos los niños por igual.

Desde las neurociencias y las psicoterapias cognitivistas y del adiestramiento de la conducta, la salud mental se organiza excluyendo la subjetividad del paciente. De allí que se quiera abortar al síntoma: anorexia, bulimia, problemas de aprendizaje escolar, adicciones tóxicas, fenómenos psicosomáticos, angustia de pánico, autismo infantil, degradándolo a un trastorno (TDAH, TOC, síndrome de Asperger) a una disfunción o a alteraciones de la conducta, de la inteligencia, de la alimentación, etcétera.

Dichos rótulos sobre los fenómenos disfuncionales, al prescindir de la interrogación al niño sobre su padecimiento, no son diagnósticos, en tanto el arte de diagnosticar se apoya en el caso por caso.

Como al niño lo traen sus padres a la consulta, ellos nos hablan angustiados o desesperados sobre lo que consideran el síntoma de su hijo. Pero también tendremos que localizar qué dice el niño sobre cuál es su padecimiento.

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Abel: del autismo a la ética del sujeto.

Liora Stavchansky.

Creciendo

Esta Cosa siempre será representada por un vacío, precisamente porque no puede ser representada por otra cosa –o más exactamente, porque solo puede ser representada por otra cosa-.

Jacques Lacan, Aun.

En el 2010 el actor mexicano Diego Luna dirige y produce la película Abel. Abel, un niño de nueve años (que la crítica lo propone como autista) interno en un hospital psiquiátrico a causa de su extraño comportamiento. Cecilia, madre soltera, está segura de que lo mejor para su hijo es regresar a casa con el resto de la familia. Convence al doctor para que deje salir a Abel por una semana, tiempo en el que intentará probar que no es necesario transferirlo a un hospital infantil en la Ciudad de México. Con su padre ausente, Abel se convierte una figura paternal poco convencional que, de una u otra manera, consigue unir a su familia pero esto no es posible puesto que el padre después de dos largos años de ausencia supuestamente regresa de Estados Unidos.

Esta cinta en cierto sentido surrealista resulta especial por diversos motivos. Es una historia que podría ser real, pero que sobrepasa esos límites, para llegar a un nivel de irrealidad que sólo es posible en el mundo de Abel y en el cine. En primer lugar, porque es una película con niños, de las cuales hay pocas en México. Pero por otro lado, si nos movemos por los caminos de la psicología y la psiquiatría, Abel resulta ser la mirada a una familia que padece del mismo autismo que el personaje: viven en un fraccionamiento apartado, retrata una célula que ha parado su desarrollo, aislada de la sociedad con serios problemas de comunicación, e incapaz de mantener un asertiva interacción emocional entre sus integrantes. Éstas son exactamente las mismas características conductuales del autismo: asilamiento, falta de comunicación y emocionalidad. Los pocos momentos en los que se deja ver un ligero "funcionamiento" en la familia suceden justo cuando Abel logra poner en armonía, través de su nuevo

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Poesía.

Marian Pipitone.

TIEMPO'CONTADO '' I Son'las'cinco'en'la'luz'de'la'tarde es'hora'de'poner'las'manos sobre'la'masa'que'el'sueño serenó'por'varias'lunas. ' II''''''''''''''''''''''''''''''' Cuentos'chinos al'mojo'y'en'su'tinta en'obra'negra con'y'sin'paternidad. ' III Había'una'vez que'miles'y'millones'de'años estaban'por'llegar y'eran'felices'para'siempre.' ''''''''''''''''''''''''''''''''' ' IV !¿Quién(será(de(mí? una'pregunta'confusa suplicará'por'su'respuesta desorientada'entre'los'siglos.

Tristeza

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' V A'la'imaginación'del'Universo se'le'ocurren'las'galaxias al'sol'de'la'tarde'la'cálida'solana sobre'el'pan'serenado entre'lunas'y'visiones.

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Un bebé que crecerá solo.

Entrevista a Pablo Ben!iure.

Un bebé que crecerá solo, nos relata Pablo, está inspirada un poco en la melancolía, la soledad, la imaginación e incluso la felicidad, que vuela en la inocencia. Es algo de introspección, algo muy personal, y el nombre me surgió cuando la obra estaba en proceso, ya que las imágenes que proyecte me remitieron a eso.

Crear, en general se trata de sentimientos, recuerdos, vivencias, muy personales que de algún modo han marcado mi ser y es entonces cuando me surge la necesidad de expresar de alguna manera todos esos pensamientos y plasmarlos en mi obra.

Crear una obra nueva, siempre es diferente, algunas obras se ven influenciadas por momentos en particular, o por una experiencia más amplia con alguna persona, así como proyecciones que viven en mí.

El Lazo: ¿Hay algo en particular que te desees transmitir en tu obra?

Así como los factores pueden ser diferentes, igual lo que deseo transmitir puede variar, pero siempre se trata de expresar un sentimiento personal para cada quien ya sea esperanza, soledad, tristeza, melancolía, felicidad, fantasía, etc.

Creo que el público debe intentar internarse en la obra y así darle una interpretación personal, de alguna manera volverla suya.

El Lazo: Arte y cultura, ¿qué relación?

Arte y cultura están íntimamente relacionadas, el arte es un reflejo de cómo cambia la cultura con los años, es el mayor exponente y evidencia de las transformaciones humanas.

En el arte, lo importante es expresar lo que realmente se siente, y hacer lo que nos nace, aunque para ello se tengan que romper algunas reglas.

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De la librería...

Las sirenas sueñan con trilobites.

De Martha Riva Palacio Obón.

Es un hecho que todos nos parecemos a un pez. Algunos, a una sardina: otros a una anguila eléctrica, y otros más (como el novio de la mamá de Sofía) a una amenazante barracuda. Sofía, en cambio, es toda una sirena, solo que su especie esta en peligro de extinción: únicamente queda otra como ella en el mundo. Esta historia no trata sobre el mar, pero se le parece: a veces abraza con su calma, y otras devasta con sus tempestades.

Las sirenas sueñan con trilobites, es “Una obra de extraordinaria elegancia imaginativa, con un tratamiento sutil del universo mítico marino, así como de dramáticos temas de actualidad que requieren de una urgente reflexión. Descuella asimismo por la hondura en la construcción de personajes”.

Martha Riva Palacio Obón, estudió psicología, una maestría en artes visuales y ha trabajado en el medio editorial como articulista de fondo, columnista y guionista por más de 10 años. Publicó el libro infantil Haikú: todo cabe en un poema si lo sabes acomodar (Ediciones El Naranjo). Actualmente trabaja como guionista en Televisión.

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PRÓXIMO NÚMERO:

El psicoanálisis y la mujer.

Misterio, enigma, amor y odio.

Julio 23 de 2012

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